DOCUMENTO DE DEBATE DE LA OMS

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DOCUMENTO DE DEBATE DE LA OMS
Proyecto de declaración de Shanghai sobre la promoción de la salud en la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible: garantizar la salud y el bienestar sostenibles para todos
Proyecto de declaración (en proceso de elaboración) para su consideración por los participante en la
Novena Conferencia Mundial de Promoción de la Salud (Shanghai, 21-24 de noviembre de 2016)
Primer borrador (versión de 20 de mayo de 2016) para una consulta en la web
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible: una agenda en pro de la transformación
1.
Nos hemos reunido del 21 al 24 de noviembre de 2016 en Shanghai (China) con ocasión de la
Novena Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, organizada conjuntamente por el Gobierno de
la República Popular China y la Organización Mundial de la Salud, para configurar el futuro de la
promoción de la salud y reivindicar con determinación su carácter fundamental para el cumplimiento de
la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) 2016-2030. En la presente Declaración expresamos nuestro firme compromiso con la
salud para todos, sobre la base del inextricable vínculo entre la salud de la próxima generación y la salud
del planeta. Nosotros, los participantes en esta Conferencia, reconocemos la salud como un valor
universal, un objetivo social compartido y una meta política para todos los países. Estamos
determinados a no dejar a nadie atrás.
2.
Los conceptos y enfoques relativos a la promoción de la salud han ido evolucionando con el
tiempo. Treinta años después de la adopción de la trascendental Carta de Ottawa para el Fomento de la
Salud en 1986, nuestra experiencia nos permite decir con total seguridad que el hecho de permitir que
las personas tengan un mayor control sobre su salud y sus determinantes contribuirá al logro de un
futuro más próspero, justo y sostenible. Hay mucho en juego y se precisa la plena implicación de todos
los sectores gubernamentales y toda la sociedad.
3.
Nuestros compromisos reiteran el carácter transformador de las cinco principales nociones
relacionadas con el desarrollo —la innovación, la coordinación, el respeto por el medio ambiente, la
apertura y compartición—, presentadas en forma de orientaciones por la República Popular China. La
innovación tiene como objetivo resolver el problema del poder de desarrollo; la coordinación tiene
como finalidad lograr un desarrollo equilibrado; el respeto por el medio ambiente posibilita la armonía
entre el hombre y la naturaleza; la apertura permite resolver el problema de la conectividad interna y
externa del desarrollo; y, por último, la compartición tiene como objetivo lograr la equidad y la justicia
social. También se sustentan en los cinco pilares propuestos como marco para los ODS: las personas, el
planeta, la prosperidad, las alianzas y la paz.
Promoción de la salud: una estrategia de transformación
4.
La adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus ODS en 2015 tiene el
potencial de transformar el desarrollo humano. En ella se reconoce que la salud y el bienestar son
fundamentales para el desarrollo sostenible, ya que constituyen las condiciones previas, los resultados y
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los indicadores de una sociedad sostenible. Desde 1986, una serie de ocho conferencias mundiales de
promoción de la salud han contribuido a transformar la salud pública y a fortalecer la adopción de
enfoques innovadores basados en la cooperación y el empoderamiento. Esta Conferencia de Shanghai
ha puesto de manifiesto la potente contribución que la promoción de la salud puede realizar para
garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, tal y como se pide en
el ODS3.
5.
La promoción de la salud contribuye plenamente a la realización de la Agenda para el
Desarrollo Sostenible de las siguientes maneras:
a) evidenciando la interdependencia entre la salud y el bienestar sostenibles y la salud del planeta.
b) empoderando a las personas para que tengan un mayor control sobre su salud y garantizando su
inclusión y visibilidad;
c) reduciendo las inequidades sanitarias provocadas por la distribución desigual de los fondos, el poder
y los recursos;
d) abordando los determinantes transversales de la salud los ámbitos político, económico, social,
cultural y ambiental;
e) obteniendo beneficios para la sociedad gracias a la colaboración con los distintos sectores, en
diferentes niveles de gobernanza y con un amplio abanico de agentes sociales.
6.
La promoción de la salud funciona. Ha dado resultados sorprendentes. Los enfoques
normativos varían desde enfoques basados en derechos hasta el énfasis en los determinantes sociales
de la salud. Entre las herramientas normativas figuran las evaluaciones de las repercusiones sanitarias,
las medidas de reglamentación, las medidas fiscales, y nuevos métodos de medición de la equidad. La
evidencia muestra que se han aplicado con éxito estrategias de promoción de la salud para abordar un
amplio espectro de desafíos sanitarios, las cuales han consistido, por ejemplo, en la promoción del uso
de preservativos, el fomento de la lactancia materna, la prevención de los accidentes de tránsito, el
control del tabaco, la prevención del VIH/sida, y la adopción de medidas destinadas a las poblaciones
desfavorecidas. Las repercusiones pueden consistir no solo en la mejora de la salud y el bienestar, sino
también en la reducción de las desigualdades y en el logro de importantes beneficios económicos. En
aquellos ámbitos donde no hemos aplicado estrategias de promoción de la salud, hemos constatado
retrocesos, como en la agenda relativa a las emergencias y los brotes o en la esfera del control del
alcohol y las drogas, lo que conlleva un enorme coste humanitario y monetario para las personas, las
familias y las sociedades.
Reacción ante una senda de desarrollo no sostenible
7.
La salud y el bienestar contribuyen al logro de todos los demás ODS y se benefician de ellos. Por
ejemplo, los ODS relativos a la educación y al género contribuyen enormemente a la promoción de la
salud. Sobre la base de la cooperación multisectorial, la promoción de la salud constituye una potente
plataforma de cooperación y aumenta las oportunidades para alcanzar los ODS. En un contexto de
interdependencia y desafíos sanitarios mundiales, la respuesta a enfermedades infecciosas emergentes
y reemergentes y a estilos de vida poco saludables no es de ninguna manera una cuestión simplemente
técnica. Es una cuestión política, económica y de relaciones exteriores.
8.
Reconocemos que los cambios fundamentales que se están produciendo tienen efectos tanto
negativos como positivos sobre la salud y el bienestar. Millones de personas han salido de la pobreza y
disfrutan de bienes y servicios a los que no podían acceder a principios de siglo. Sin embargo, nos sigue
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preocupando —tal y como se señala en los ODS— que la desigualdad mundial, el aumento de la
violencia, la fuerza de la producción y el consumo no sostenibles y el efecto negativo de las amenazas
climáticas, la migración y la urbanización puedan entorpecer el camino hacia una vida y una salud
mejores para todos. Por ejemplo, la epidemia de obesidad requiere exactamente el mismo tipo de
enfoque transformativo que se precisa para alcanzar los ODS, a saber, abordar la naturaleza transversal
de un sistema alimentario mundial no sostenible.
9.
Concluimos que se debe ampliar el ámbito de aplicación de la Carta de Ottawa y las
declaraciones ulteriores e incluir en él con carácter de urgencia determinadas respuestas colectivas a
cuestiones transversales de especial importancia política, todas las cuales dependen de la buena
gobernanza:
a) La relación entre la salud y la riqueza: En los ODS se insta a que se compartan los beneficios del
crecimiento. Sin embargo, en la actualidad, el desarrollo socioeconómico desigual crea condiciones
que favorecen el aumento de las enfermedades mentales, ambientales y no transmisibles, así como
el incremento de todas las formas de malnutrición en todos los países, independientemente de su
nivel de PIB. Esto conlleva sufrimiento humano, considerables pérdidas en materia de PIB y un
empeoramiento de las condiciones de vida. En particular, en la mayoría de los países, los entornos
sociales, económicos y físicos confieren a la población un nivel mucho menor de protección contra
los riesgos y las consecuencias de las enfermedades que en algunos países donde las personas gozan
de sistemas bien articulados de cobertura sanitaria y bienestar universales.
b) Las repercusiones de la globalización de la mercadotecnia y el comercio: En muchos de los ODS se
hace un llamamiento para que se mejoren las condiciones de vida y de trabajo y para que se
contrarresten los factores que pueden poner en peligro tanto la salud de las personas como el
medio ambiente. Cabe referirse aquí a la función del sector privado como asociado en el proceso de
desarrollo y a la respuesta normativa necesaria para lograr inversiones en esferas esenciales para el
desarrollo sostenible y para virar hacia patrones de consumo y producción más sostenibles. En
cuanto a la promoción de la salud, esto conlleva la adopción de medidas encaminadas a reducir los
efectos perniciosos sobre la salud del tabaco y el alcohol, así como de los productos alimenticios y
las bebidas azucaradas que no contribuyen a una dieta saludable. Todos estos productos tienen un
efecto considerable sobre la salud y la esperanza de vida y generan un aumento insostenible de los
costos de la asistencia sanitaria, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos.
c) El aumento de las desigualdades sanitarias: Vivimos en un mundo en el que un gran número de
personas están desatendidas, tanto en países ricos como en países pobres. Las desigualdades en
materia de niveles de ingresos, oportunidades y resultados sanitarios, tanto entre países como
dentro de ellos, son ahora mayores que en ningún otro momento de los últimos decenios. La rápida
modernización y reestructuración de las sociedades pueden generar desorientación e impotencia y
nuevas formas de marginación. Actualmente las mayores desigualdades —tanto entre países como
dentro de ellos— se dan entre aquellas personas que viven en entornos políticos estables y aquellas
que viven en situaciones de desplazamiento, conflicto y violencia. Esto requiere la adopción de
medidas firmes para hacer frente a los determinantes sociales de la salud, como la pobreza y el
género, y a las desigualdades y vulnerabilidades étnicas, así como a las desigualdades provocadas
por factores externos o estructurales como los conflictos, la migración y la fragilidad de los estados.
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Apoyar la aplicación de los ODS mediante la promoción de la salud
10.
Esta Conferencia de Shanghai se ha centrado en la relación entre la salud, sus determinantes y el
empoderamiento de las personas. Habida cuenta de la solidez de los métodos de promoción de la salud
basados en la evidencia que se han puesto a prueba, nos comprometemos a dar prioridad a la
promoción de la salud en el desarrollo y aplicación de los ODS a nivel nacional, mundial y local durante
los próximos 15 años. Para ello priorizaremos las actividades de promoción de la salud en tres esferas:
I.
Reforzar la buena gobernanza en pro de la salud
II.
Mejorar la salud en entornos urbanos y promover las ciudades y comunidades saludables
III.
Reforzar los conocimientos sobre la salud
11.
Para nosotros, estas tres esferas constituyen puntos de partida cruciales para incidir de manera
significativa, mediante enfoques que abarquen a todos los sectores gubernamentales y a toda la
sociedad, en el entorno vital y los ámbitos cotidianos de las personas y en la capacidad de estas para
tener un mayor control sobre su propia salud y los determinantes que influyen en ella. En cada una de
estas esferas podemos adoptar enfoques innovadores de la coordinación, la respeto por el medio
ambiente, la equidad y la inclusión, la transparencia y la rendición de cuentas, la participación de la
comunidad y el aprovechamiento del potencial de una sociedad digital mundial.
I. Reforzar la buena gobernanza en pro de la salud
12.
Reconocemos que la promoción de la salud requiere decisiones políticas audaces frente a otros
intereses. La mejora de la gobernanza en pro de la salud y, en especial, las medidas para contrarrestar
los determinantes más generales de la salud requieren un compromiso político de alto nivel y medidas
legislativas, así como la creación de estructuras y mecanismos que propicien la equidad.
13.
Nos comprometemos a:
a) convertir la salud en uno de los ejes centrales de la política gubernamental e incluir la salud en un
mecanismo multisectorial gubernamental en materia de colaboración, coherencia de políticas y
responsabilidad mutua para alcanzar los ODS en todos los niveles. Esto supone implicar a todos los
niveles de gobierno para aprovechar las sinergias y los beneficios asociados, los cuales conllevan un
aumento de la eficacia y la eficiencia y representan puntos de partida para abordar los
determinantes de la salud. En particular supone crear el marco fiscal necesario a nivel nacional para
establecer sistemas sólidos de salud pública gravando los productos de tabaco y considerando la
posibilidad de gravar otros productos que provocan enfermedades no transmisibles y discapacidad.
b) adoptar medidas para armonizar mejor las iniciativas del sector privado con los objetivos de salud
pública y, en particular, reforzar la legislación, la reglamentación, el gravamen y los precios de los
bienes no saludables, así como la prohibición o la restricción de su publicidad, promoción y
patrocinio, según proceda. También es necesario establecer incentivos para que el sector privado
cambie los patrones de consumo que repercuten en la salud y la equidad sanitaria y promover
inversiones de calidad a largo plazo que contribuyan al logro de los objetivos sanitarios nacionales.
También es preciso proteger las políticas de salud pública frente a las injerencias indebidas
provocadas por cualquier forma de conflicto de intereses real, aparente o potencial, especialmente
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de entidades del sector privado que producen bienes o servicios que pueden ser perniciosos para la
salud. Igualmente importante es reconocer el conflicto fundamental de intereses entre la industria
tabacalera y la salud pública.
c) apoyar estas medidas nacionales reforzando la coherencia y la solidez de los acuerdos bilaterales y
regionales en materia de comercio e inversiones para apoyar las tres dimensiones del desarrollo
sostenible. Esto también incluye resaltar la importancia y la solidez de los sistemas internacionales
financieros, monetarios y comerciales y su contribución al desarrollo y reforzar las instituciones
sanitarias mundiales.
II. Mejorar la salud en entornos urbanos y promover las ciudades y comunidades saludables
14.
Abordar el vínculo entre las personas y el planeta ha sido uno de los factores transformativos de
las medidas de promoción de la salud. En un mundo cada vez más urbano, la contribución de las
ciudades a la salud y el bienestar es esencial. Los programas de promoción de ciudades saludables
pueden tener un efecto transformador no solo porque hacen frente a los efectos de una rápida
urbanización, sino también porque garantizan el desarrollo sostenible de las ciudades en su conjunto,
incluido el desarrollo de industrias saludables. Las ciudades constituyen una plataforma fundamental
para aplicar las estrategias de promoción de la salud, y muchas ciudades y sus líderes políticos ya han
contribuido a la salud y la sostenibilidad mediante muchas redes e iniciativas. La existencia de ciudades
saludables repercute en el desarrollo regional, y las zonas urbanas deben abordar el reto de tomar en
consideración su impacto sobre el desarrollo rural.
15.
Nos comprometemos a:
a) reforzar y expandir una iniciativa mundial sólida a favor de las ciudades saludables en la que las
interacciones y beneficios mutuos entre la salud de las personas y las medidas que inciden en los
entornos edificados y naturales y las condiciones climáticas se conviertan en la fuerza motriz de las
políticas urbanas.
Las ciudades que se sumen a esta iniciativa darán prioridad a las cuestiones sanitarias, pondrán
énfasis en la estrategia de la «Salud en todas las políticas» y mejorarán los conocimientos de sus
ciudadanos sobre la salud. Se comprometen a tener en cuenta la salud a la hora de adoptar
decisiones a nivel urbano, aplicar las políticas y monitorear el éxito de sus estrategias de desarrollo;
a establecer metas, objetivos y planes de acción multisectoriales sobre la salud y el medio ambiente,
así como sobre los determinantes sociales de la salud, la legislación y los sistemas de información; a
velar por una rendición de cuentas integrada que combine, por ejemplo, declaraciones y medidas
sobre el impacto sanitario, social y ambiental; a aumentar los conocimientos de los ciudadanos
sobre la salud; y a adoptar medidas especiales para atajar las desigualdades sanitarias y la exclusión
social.
b) ayudar a las ciudades a aprovechar los conocimientos, las competencias y los mecanismos para
crear sinergias entre la salud pública y las políticas urbanas y, en particular, para adoptar medidas
encaminadas a solventar los problemas críticos que plantea el desarrollo urbano, como las
deficiencias en el abastecimiento de agua y el saneamiento, los asentamientos informales, la
contaminación del aire, el cambio climático, la congestión del tráfico y la vulnerabilidad de los
usuarios de la red vial, así como para promulgar políticas sociales, educativas y de bienestar.
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c) empoderar a los ciudadanos y reforzar la colaboración con la comunidad con el fin de construir
ciudades saludables con una fuerte participación de la sociedad civil, incluidos los colectivos
desfavorecidos. Las nuevas tecnologías e innovaciones móviles y digitales pueden propiciar una
mayor participación de los ciudadanos.
III. Reforzar los conocimientos sobre la salud
16.
Los conocimientos sobre la salud constituyen un determinante esencial de la salud. Los
ciudadanos tienen derecho a ser informados de los posibles riesgos y beneficios para la salud. El
empoderamiento de las personas está estrechamente ligado a sus niveles de conocimientos generales y,
en especial, a sus niveles de conocimientos sanitarios esenciales. El cumplimiento de los ODS también
requiere altos niveles de conocimientos sanitarios entre los encargados de adoptar decisiones y los
actores de sectores ajenos al de la salud. Es necesario contrarrestar la creciente concentración de
medios de información y su dependencia de la mercadotecnia. Debemos velar por que las instituciones
de la sociedad valoren la salud y creen entornos propicios que promuevan el refuerzo de los
conocimientos sanitarios.
17.
Nos comprometemos a:
a) formular y aplicar una estrategia y un plan nacionales intersectoriales para reforzar los
conocimientos sobre la salud, obtener financiación y apoyar su base de datos probatorios mediante
encuestas periódicas sobre los conocimientos sanitarios. Esto permitirá realizar comparaciones
mundiales de los niveles de conocimientos sobre la salud;
b) intensificar nuestros esfuerzos por garantizar que los entornos de consumo propicien elecciones
saludables mediante la implantación de un sistema de información transparente y un etiquetado
claro y la reglamentación de la mercadotecnia y la publicidad, en particular a través de estrategias
basadas en las redes sociales;
c) invertir en las instituciones de atención de la salud para hacerlas más comprensibles, accesibles y
centradas en las personas mediante el establecimiento de estándares relativos a los conocimientos
sanitarios de las organizaciones.
d) mejorar los conocimientos sanitarios de los encargados de la adopción de decisiones y los
inversores, así como de otros sectores;
e) invertir en el aumento del acceso de los ciudadanos a los conocimientos y la información para que
puedan realizar elecciones saludables y adoptar decisiones fundamentadas en el ámbito de la salud,
incluido el fortalecimiento de los conocimientos sanitarios en las escuelas y el pleno
aprovechamiento de la revolución digital.
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Enfoques estratégicos transformativos para contribuir al cumplimiento de los ODS a través de la
promoción de la salud
I. Participación de toda la sociedad
18.
Los ODS se sustentan en alianzas que implican a toda la sociedad. Para lograr resultados
sanitarios equitativos se precisa la participación de todos los sectores gubernamentales y toda la
sociedad. No se debería dejar a nadie atrás. Ningún actor tendrá por si solo un impacto suficiente. En
muchos países y también a nivel mundial, los movimientos sociales que promueven el cambio han
cobrado impulso. La movilización social puede llevar a los ciudadanos a demandar una mejora de la
salud y el bienestar y a visibilizarse de manera significativa. Los medios de comunicación, las ONG, las
instituciones académicas y las organizaciones filantrópicas pueden contribuir a la promoción de la salud.
Se pueden establecer mecanismos destinados a incentivar al sector privado para que aporte recursos,
conocimientos especializados e innovaciones tecnológicas. Al mismo tiempo, se deben gestionar los
conflictos de intereses que puedan surgir.
19.
Nos comprometemos a:
a) adoptar enfoques comunitarios para ampliar el ámbito de participación de todas las personas, tanto
como consumidores en el mercado como a nivel político;
b) reforzar la interacción apropiada entre los diferentes sectores para apoyar las medidas de
promoción de la salud que requieren la colaboración de sectores distintos del sector de la salud, por
ejemplo estableciendo vínculos entre la salud y el comercio o la agricultura en el ámbito del control
del tabaco.
II. Transparencia y rendición de cuentas
20.
La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para la promoción de la salud. Los
políticos electos y los funcionarios públicos tienen que hacer de la salud y el bienestar su opción
preferida; las empresas del sector privado y sus directores ejecutivos deben actuar y rendir cuentas por
las repercusiones sanitarias de sus actividades ante la sociedad y sus accionistas; y los consumidores
deben actuar de manera responsable. Esto requiere datos sólidos y precisos sobre las repercusiones de
las políticas que promueven o perjudican la salud. Por tanto, para monitorear y evaluar los ODS, es
esencial contar con un entorno y mecanismos normativos que fomenten la rendición de cuentas y eviten
los conflictos de intereses aparentes o reales con empresas comerciales. La salud debería ser un
indicador vital para evaluar la gobernanza en todos los niveles.
21.
Los promedios no serán suficientes: el desglose de los datos y la información facilitará el
seguimiento de un amplio abanico de desigualdades. Asimismo se habrán de utilizar diversas fuentes de
datos y métodos de recopilación más allá de las encuestas nacionales, y se tendrá que tener en cuenta la
movilidad creciente de las personas. A la hora de poner en marcha estrategias de aplicación
transformativas tenemos que dar prioridad a las medidas que promueven el bienestar en un contexto
de sostenibilidad.
22.
Nos comprometemos a:
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a) incluir evaluaciones del impacto para medir los beneficios dimanantes de las inversiones en el sector
de la salud y otros sectores;
b) proporcionar mecanismos financieros sostenibles para promover la salud a lo largo del curso de la
vida y en todos los entornos;
c) proteger la salud pública frente a la injerencia indebida de cualquier forma de interés creado; se
deben reconocer y gestionar los conflictos de intereses reales, aparentes o potenciales;
d) invertir en sistemas de datos fiables y protegidos que permitan adoptar decisiones fundamentadas
en materia de salud y bienestar con miras a cumplir los ODS a nivel nacional y que garanticen el
monitoreo y la presentación de informes, así como en nuevos enfoques consistentes en recopilar
datos a través de los ciudadanos.
III. Nuevas competencias y capacidades
23.
Todos los actores requieren nuevas capacidades y competencias para facilitar y garantizar la
formulación de políticas que promuevan el apoyo a la salud por parte de todos los sectores
gubernamentales y toda la sociedad. Lograr que los distintos actores se unan para promover la salud
requiere competencias en el ámbito de la diplomacia sanitaria, especialmente para negociar y promover
la salud frente a otros intereses y para establecer relaciones y alianzas en pro de la salud. Estas
competencias, que deben estar presentes en todos los niveles del gobierno y la administración, son
imprescindibles para muchos actores, pero sobre todo para los profesionales de la promoción de la
salud.
24.
Nos comprometemos a:
a) reforzar la capacidad, los mecanismos y los mandatos de las autoridades pertinentes —
especialmente los ministerios de salud— para que ejerzan un liderazgo estratégico y coordinen y
faciliten la acción y las inversiones de todas las partes interesadas en la promoción de la salud.
Cambios en la función del sector de la salud
25.
Queremos que el sector de la salud sea el principal adalid de la promoción de la salud. Sin
embargo, actualmente los sistemas sanitarios en todo el mundo no contribuyen de manera óptima a la
salud de sus comunidades. Los sistemas de salud se siguen caracterizando por inversiones
desproporcionadas en soluciones médicas y atención hospitalaria y una inversión relativamente escasa
en servicios costoeficaces de atención primaria, prevención y promoción de la salud. No se han
eliminado las desigualdades fuertemente arraigadas que existen entre los países y dentro de ellos con
respecto al acceso a servicios sanitarios asequibles y apropiados. La tendencia hacia la comercialización
de la atención sanitaria está aumentando las desigualdades existentes. Este es el motivo por el que en el
ODS3 se aboga por la cobertura sanitaria universal.
26.
Nos comprometemos a:
a) reorientar los sistemas de salud para responder a la necesidad de promover la salud y prevenir las
enfermedades. Esto requerirá cambios sustanciales en las inversiones financieras de los
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proveedores de asistencia sanitaria gubernamentales y no gubernamentales, que habrán de ir
destinadas a reforzar los servicios y sistemas de atención primaria de la salud, de prevención y de
promoción de la salud. También requerirá un cambio en las relaciones de trabajo dentro de las
instituciones gubernamentales y entre ellas para optimizar las mejoras sanitarias y la equidad en el
marco de un sistema de cobertura sanitaria universal. Para ello, se deberá mejorar la forma en que
los encargados de la formulación de políticas se comunican las pruebas relativas a la rentabilidad de
las inversiones en la promoción de la salud a largo y corto plazo.
b) abandonar los modelos fragmentados y orientados al suministro y optar por servicios de salud
centrados en las personas y las comunidades, con independencia de la situación o el estadio de
desarrollo del país.
c) promover una colaboración significativa de las comunidades para que las personas puedan decidir
acerca de su propia salud y la atención sanitaria que desean recibir y tengan control respecto de las
decisiones sobre su salud y la de sus familias.
Llamamiento a la acción
28.
Nos comprometemos a adoptar un enfoque de la promoción de la salud acorde con el siglo XXI y
con los principios recogidos en los ODS de no dejar a nadie atrás y de promover la salud de las personas
sin poner en peligro los recursos del planeta. La salud es crucial para el logro de los ODS, y tenemos que
tratar de garantizar que las mejores opciones para la salud sean también las mejores opciones para el
planeta y que las opciones más éticas y respetuosas con el medio ambiente sean también buenas para la
salud. Reconocemos que la salud es una opción política, y declaramos nuestra disposición a actuar en
favor de la salud y el bienestar.
29.
Con la presente Declaración de Shanghai, nosotros, los participantes en la Conferencia, nos
comprometemos a acelerar el cumplimiento de los ODS mediante un mayor compromiso político y el
aumento de la inversión financiera en la promoción de la salud. Procuraremos respaldar la adopción de
las medidas prioritarias señaladas en la presente Declaración colaborando con los órganos deliberantes
de la Organización Mundial de la Salud para reforzar nuestros compromisos. Como primer paso
proponemos que la OMS ponga en marcha una estrategia y un plan de acción mundiales para promover
la salud de aquí a 2030, los cuales habrán de incluir opciones normativas para los Estados Miembros y
medidas para los asociados internacionales y la Secretaría, así como reflejar la labor de las políticas y los
programas en todos los niveles de la Organización.
30.
También proponemos que la OMS señale estos compromisos a la atención de los encargados de
realizar los exámenes temáticos de los progresos respecto de la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible en el foro político de alto nivel que se celebra anualmente bajo los auspicios del ECOSOC, y
con ocasión del proceso de preparación de la tercera Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de
las Naciones Unidas sobre la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles en 2018.
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