Ariel FARM 1 1

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Acta Farmacéutica Bonaerense 1 ( 1 ) :53- 9 (1982)
Recibido el 27 de Agosto de 1982
Reseiia de la Farmacia y de la Medicina
europeas y americanas
en la época del descubrimiento de América.
MYRTA R. TOFFOLI DE MATHEOS
cátedra de Fannacotecnia, Departamento de Ciencias ~ i o w c a s ,
Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Nacional de La Plata,
cal& 4 7 y 115, L a ~ h t a1900, Argentina.
Para captar el verdadero espítiru de la Farmacia hispanoamericana
es necesario conocer una etapa fundamental de su historia : aquélla en que
se produce el descubrimiento de América, tierra de asombro, "dorado paraíso". Lo haremos buscando en las huellas dejadas por los hombres que fueron sus protagonistas, en libros antiguos y en recuerdos transmitidos de
generación en generación.
Cuando Cristóbal Colón pisó tierra americana, ésta ya tenía dueños,
llegados a ella -de acuerdo a modernas investigaciones- a través del Estrecho de Behring y de las Islas Aleutianas y, a favor de las corrientes marinas, por el Océano Pacífico. Llegaron
en grupos de distinto origen racial,
distanciados en el tiempo y se aposentaron o expandieron, fundando comunidades humanas con distinto grado
de evolución cultural1. Estas corrientes
huinanas que poblaron América trajeron un patrimonio cultural que, en
algunos aspectos, permite comprender
la semejanza existente entre la cultura
oriental y la de los pueblos americanos.
Razones geográficas, económicas,
sociales y políticas influyeron poste-
riormente en el nivel de evolución alcanzado por los distintos grupos étnicos, asentados en territorio americano, coexistiendo los que vivían en un
atraso total con aquellos que habían
alcanzado una cultura superior. La ú1tima oleada migratoria dio origen a las
civilizaciones maya, azteca e inca, que
deslumbraron a los españoles a principios del siglo XVI.
Así como no fue homogénea la
llegada a América de sus primeros
habitantes, tampoco la colonización europea fue inmediata y total, sino que
duró varias décadas.
En el terreno médico-farmacéutico y aún considerando que la enfermedad acecha al hombre constantemente y que, en consecuencia, éste desenvuelve su actividad acompañado de medios terapéuticos, no parece probable
-dados los fines de la conquista en esa
instancia- que se estableciera un intercambio importan te de conocimientos
entre ambas culturas2
.
Después del descubrimiento de
América, el predominio de la cultura
autóctona se mantiene aún durante 5
Toffoli de Matheos, M.R.
o 6 décadas, hasta que la influencia
de los conquistadores es dc tal importancia que va imponiéndose, sobre
todo el advenimiento a estas tierras de
Iioinbres con u11 caudal mayor de conociinien tos.
Europa dejaba atrás la Edad Media, que cn su última etapa gestaba
ya cl Renacimiento, el que se constituiría en una búsqueda del saber por
sí mismo, en un reencuentro con el antiguo mundo griego y romano, en una
entronización del individualis1110 y el naturalismo, desprendiéndose
de lo puramente teológico y sobrenatural.
La caída del Imperio Romano de
Oriente, que marca el comienzo de la
Edad Moderna para algunos historiadores, permite el aporte de un valioso
caudal humano que, huyendo de los
turcos y llevando manuscritos de los
grandes autores de la antigüedad, se
radica en Europa. La invención casi
simultánea de la imprenta de tipos
movibles acrecienta esta renovación en
el aspecto artístico, político e ideológico e influye decididamente en el terreno ~nédico-farmacéutico,al permitir
la difusión de una enorme cantidad de
obras aeulcadas a esta disciplina. Folch
J O U ~ menciona 800 incunables editados antes del año 1500.
El acopio de dispersos conocimientos antiguos se hizo generalmente
a través de copias de los libros de HipÓcrates, Dioscórides, Galeno, Averroes y muchos otros cuya mención
constituiría una lista interminable,
que contribuyeron con sus aportes a
la expansión de la Farmacia como arte
y como ciencia. Estas copias, aceptadas
y retrasmitidas sin discusión, con un
contenido raramente sometido a un
juicio crítico o a una experimentación,
distorsionadas, llenas de errores pero no
por ello menos valiosas, mostraron que
la Farmacia era una mezcla de ciencia
incipiente y empirismo.
Entre los primeros libros publicados podemos mencionar el Liber
servitoris de Albucacis, el Antidotarium de Nicolás de Salerno y las Opera
de Mesué el Joven, que datan de 1471
y la Materia Médica de Pedacio Dioscórides Anazarbeo y De Re ~ é d i c a
de Aulo Cornelio Celso, ambos editados en 1478. La farmacopea más antigua que se conoce aparece en 1498:
el Ricettario Fiorentino, así llamado generalmente desde la tercera edición.
A través de ellos tenemos acceso a la materia médica empleada en
esa época, representada por sustancias
naturales de origen vegetal, animal y
mineral y a las formas farmacéuticas
obtenidas con clla. Junto a fármacos
antiquísimos provistos por las civilizaciones china, india, persa, mesopotámica, hebrea, egipcia, griega y romana tenemos otros m&s recientes
aportados por los árabes, acrecentándose así paulatinante el arsenal terapéutico.
Entre las drogas de origen vegetal podemos mencionar -entre otras- a la efedra, el sen, el opio, la belladona, el beleño, el ricino, el granado,
la mandrágora, el alcanfor, e1 azúcar,
la mostaza, vinos, aceites y esencias.
La materia médica provista por el reino animal estaba constituida princi-
Acta Farmacéutica Bonacrcnsd - Yql. 1 NO 1 Aiia 1882
palrnente por leche, m i d , bilis, grasas,
piedra bemar, unicornio, castóceo, almizcle, cantáridas, alacranes, lumbrices,
sanguijuelas y orina de diversos orígenes, en tanto que el reino mineral
aporta el bórax, .el azufre, sales de cobre, hierro, mercurio, antimonio y piedrss preciosas, por citar las más importantes,
Para su administració
raban formas farmacéuticas diversas,
:entre las que pueden. rnencionarse ungüentos, jarabes, electuaxios, juicpes,
pildoras, trociscos, polvos, loochs y
clístcres3 .
Mcticianareiiios algunas recetas
curiosas .r mastuerzo remojada con unto
de.anadon u hojas de higuera e n vinagre para el tratamiento de la sarna, hojas de lechuga machacadas para el dolor
de oídos, cabellos humanas quemados
para despertar a los doxmilones, polvos
para. la limpieza de los dientes a,base de
cuerno de ciervo, sal cacbán cquemado
molido y tamieado, así cama baños
minerdes artificiales para las afeeciones de la piel3 .
S
Algunos de los kedicairientos de
más frecuente eran ia triaca (polifármaco que llegó en algunos casos a
tener más de 100 ingredientes y cuyo
componente esencial era la carne de
víbora), 'el jarabe de las cinco raíces,
el rnitridato, vinos medicinales y en
particular aquél en el que se ha ayagado varias veces ana lámina de oro
iandente (una de laá'formas de obtención del denominado oro potable),
el emplasto de higos, aguas aromáticas, aceite de escorpión, el bálsamo de
Fioravanti y las píldoras de Barbarroja.
USO
entras Espaila descubre América y consolida su conquista, irrumpe
en el escenario ,europeo u n cspíritu
desmesurado,
revolucionario,
un
innovador ,que condensa la verdadera
esencia del Renacimiento. Medita,
botánico y astrónonzo, Aurcl i ~Felipe Teofrasto Bornbasto ,va11
Hohenheim (1493 - 154L), llamado
Paracclso, declara que cl atraso cii que
se encontraba el arte de curar radicaba
en al qxcesiva respeto a los autores mtiguas, aricgos, y árabes, permitibndos e , qucniar pÚblicdiiiente sus libras
y (algo peor aún) Iiablar cii nlcriiáii
-idioma del vulgo- y no cii latiii,
palabra de los doctos. Loco, vahabuiido, brujo o borracho, conlo lo tiidclbdn
sus enemigos, contribuyó 3 la iriodificación del concepto de cluiinica y iiicdicina que se tenia eti la &poca n i c d i ~ val, Recorrió distintas univcrsidadcs,
buscatido una sabidur,ía que no ciicontró en ellas y que fue extraycndo en
su largo peregrinar por casi toda Europa,
Constantinopla y Alejandría, cii contacto con la naturaleza, el hoinbre y sus
enfermedades.
Afirmo que la base de la inedicina es d conocimiento de la iiatutaleza y s w leyes, la comprensión de los
fenómenos biológicos y la preparacibn
de los medicamentos mediante la química y contribuyó a ello tratando los
minerales, redescubriendo medicamentos, modificándolos, obteniendo productos químicos nuevos y aceptando
solamente aquellos con los cuales
obtenía buenos resultados en la prác#
.
En esta investigación
desechá por inGtiles las viejas formu-
Toffoli de Matheos,M. R.
laciones de polifármacos, afirmando
su concepto de que "el cuerpo huma.no en estado de salud es una combina. ción de sustancias químicas; cuando
éste sufre un cambio cualquiera aparece
la .enfermedad y ésta no puede ser
curada sino por los remedios químicos"
y agregaba que "el fin real de la química no es hacer oro sino preparar
medicamentos". Simplificó la terapéutica utilizando sustancias minerales poco usuales por ser consideradas tóxicas, como sales de mercurio, plomo,
cobre, antimonio, hierro y azufre,
debiendo ser considerado con justicia
el fundador de la iatroquímica.
Muclios otros personajes merecen
ser recordados, tales como Leonardo
da Vinci (1452 - 1519, filósofo, artista, matemático y biólogo), Nicolás
H O U C ~botánico,
,
importante representante de la ciencia farmacéutica del
siglo XVí y responsable de la creación
del prinier jardín botánico, o comentaristas como Leonardo Fuclis (1501 1566), Pedro Andrés Mattioli (1501 1577) o Andrés Laguna (1494 - 1560)
que perfeccionan los textos antiguos
con estudios profundos y sagaces
observaciones. Otros adquirirían importancia como protagonistas en la Conquista y colonización de América.
En Europa, en los años que rodean este acontecimiento, la Farmacia afianza los conocimientos adquiridos desde los tiempos remotos y sigue creciendo, perfilándose el farmacéutico como hombre de ciencia. América jugará un rol importante en esa revolución. En la etapa precolombina
los conocimientos médico - farmacéuticos más evolucionados estaban centra-
dos en tres grandes civilizaciones: la
de los mayas, la de los aztecas y la de
los incas y en menor grado en otros
grupos étnicos de menor relevancia
cultural, como los -guaraníes, araucanos,
matacos, diaguitas, tobas y puelches.
No hay separación entre Medicina y
Farmacia, ni práctica ni legalmente,
como sucedía -ya en Europa-desde el
siglo XIII.
Es lógico pensar que el hombre
primitivo, enfrentado a la naturaleza
y dependiendo de ella, con su espíritu moviéndose entre el temor y el
asombro, supusiera en cada cosa que lo
rodeaba la existencia de un alma (buena o mala, según su experiencia al
afrontarla) y estableciera jerarquías: un
cielo mágico (con un dios sol, la diosa
luna y las estrellas), la tierra y sus
criaturas, seres demoníacos y dioses
nefastos capaces de constituirse en jueces de sus actos y enviarle enfermedades como castigo por las faltas cometidas. Con poder& adquiridos por medios
que escapan a la comprensión humana,
magos, adivinos, hechiceros, brujos y
sacerdotes, intercedían para solicitar el
perdón o para quebrar las fuerzas del
mal. Su medicina era teúrgica o sacerdotal y no exenta de un racionalismo
empírico de acuerdo a la evolución
alcanzada.
Cuando se produjo la llegada de
lo españoles a América, la civilización
maya prácticamente había desaparecido
destruída por las epidemias, las guerras
internas y la dominación azteca. Este
último pueblo, esencialmente guerrero,
establece su capital en ~enochtitlán.
Adoran a Tzapotlatenam como representante de la Medicina y la Farmacia,
Acta Farmacéutica Bonaerense -Vol. 1 No 1 Año 1982
a Tomantzin como diosa de la vida
-que trasmitía ciertas propiedades
medicinales a las plantas y cuidaba
de los niños- y a numerosos dioses y
diosas capaces de producir enfermedades y de cpitarlas, ofreciéndoles sacrificios humanos junto a ofrendas de
maíz y copal.
En el palacio del tlatecutli o
emperador manteníase un jardín botánico donde se realizaban experimentos
médicos y farmacológicos y que contenía una gran variedad de plantas medicinales' como jalapa, quina, áloes,
lobelia, guayaco, zarzaparrilla, ipecacuana, tabaco, estramonio, peyote y
el teonanacath u hongo del diablo,
que usaban como venenos o antídotos, diaforéticos, catárticos, laxantes
o purgantes, diuréticos, hemostáticos,
afrodisíacos, antiparasitarios, febrífugos, ocitócicos, emética, antisépticos,
anestésicos y narcóticos, empleados en
forma de tinturas, infusiones, maceraciones, bebidas alcohólicas y zumos.
Así, para ciertas cardiopatías usaban
la corteza y las flores de la magnolia
mejicana, que posee propiedades semejantes a la digital y como febrífugo
una infusión de hojas de sauce que
contenía ácido acetilsalicílico. En intervenciones quirúrgicas, partos, ceremonias religiosas y para alterar las facultades mentales de los enemigos utilizaban el peyote y ciertos hongos alucinógeno~.
Empleaban medidas terapéuticas
tales como sangrías, masajes, cataplasmas, baños minerales, enemas, succión,
extracción de muelas, trepanación, extirpación de cataratas y circuncisión,
entre otras. Los baños curativos y pre-
ventivos eran frecuentes. Antes y después del parto se enviaba a las mujeres
a los baños de vapor (temazcalli).
Tenían hospitales públicos para los guerreros y centros de aislación para los
que padecían enfermedades contagiosas.
Los conocimientos en cirugía
eran avanzados. Las incisiones realizadas con cuchillos de iztli u obsidiana,
materiales de gran dureza, eran suturadas empleando hebras de maguey
o cabellos humanos en agujas de huesos o espinas vegetales.
Junto a la materia médica predominantemente vegetal, prodigiosa, de
incalculable valor, encontramos aquella
otra que nunca falta en la medicina de
todos los tiempos, representada por orina, excrementos y vísceras generalmetite mezcladas con distintas hierbas, lagartijas y sanguijuelas.
Aún más fabuloso fue el imperio
de los incas, Tahuantinsuyo. Su capital
y ciudad sagrada, Cuzco, la casa de sus
dioses, era el centro de una sorprendente organización religiosa, ~ o l í t i c ay social. Tenían como Dios Supremo a
Pachacámac, siendo el Sol la demostración visible de su poder. Ejercían una
medicina mágica y empirica similar a
la de los aztecas.
Los historiadores de la medicina
admiten que los pueblos primitivos
enfrentaban terapéuticamente a la enfermedad basándose en la teoría de
que ésta era producida por un cuerpo
extraño o por emanaciones mágicas,
en contraposición al concepto topográfico de la localización del dolor o del
síntoma dominan te8 .
Toffoli dc Matheos, M. R.
El Ichuri, médico chupador y adivino, valiéndose de la succión trataba
de extraer el cuerpo extraño o el espíritu daiiino recurriendo a efectos
psicológicos, a través de danzas, gritos,
ruidos, exorcisinos e invocaciones conjuntameiitc con la aplicación de medicamentos. Había médicos para la nobleza (amautas) y para el pueblo (comascas), que utilizaban drogas vegetales
diversas : el niolle, la ratania, la granadilla, el tabaco, la coca, el cliainico,
el condurango, la quina y los bálsamos
de Tolú y de Perú, además de productos animales en una incipiente opoterapia, tales como sangre de distinto
origen para el tratamiento de las hemorragias y placenta para favorecer el
parto. Entre las drogas ininerales
pueden consignarse el sulfato de cobre
(usado en colirios), el azufre, el petróleo y las arcillas.
La coca merece un comentario
especial, ya que fue considerada por los
incas como
sagrada y venerada
como tal. Era una verdadera panacea ;
símbolo de vigor y fuerza, consuelo de
los afligidos, alimento del hambriento,
caltiiaiite de la sed y del cansancio,
preventiva y curativa de las enfermedades, protectora contra el frío, el sueño
y el apunamiento en las gandes alturas.
Asociada al amor, a la vida en sus
múltiples facetas y a la muerte, ha formado parte de la historia americana en
todos los tiemposg.
Otros pueblos menos evolucionados, como los tupíparaníes, recurrían
a la magia para el tratamiento de las
enfermedades y el ritual era ejercido
por el médica hechicero (payé), despersonalizado con la ayuda de drogas
o eltabaco.
como el cevil; la pigcadenia
- Conocían la acción medicamentasa. de
la ipecacuanaj el jaborandi, la yerba
santa y las eritrinas, que administraban
bajo la forma de jugas, infusiones, maceraciones o cocimientos,
s
Los araucanos, poseedores
nocimientos empíricos importantes, dejaban el arte de curar en manos de un
elegido, el muchi que ejercía su profe;
sión entremezclado la magia: con ,la
experiencia. El caneloi a corteza de
Winter presidía sus ceremonias por ser
considerada planta sagrada./ C Q ~ O
todos los pueblas aborígenescsu arsenal
médico es taba constituida-f fuiidamentalilientc por drogas veg&ates de acción
variada (purgante, estimulante, cardiotónica) como por ejemplo el pellupellu, el inichay y la hualtata, aunque también xeeur~áanal uso de sustancias de origen animal< pie1 d e sapo
en infusión como reanimador , hígado
crudo p x a los estados.de desnutrkión
o estómago de avestruz para las afecciones gastrointestinales10 ,
'
,
Muchos otros pueblos a s c n t a d ~ s
en el inmenso territorio arnericmo
practicaron una medicina semejante,
pero ninguno- de ellos alcanzó un
grado de evolucián similar a la. de los
aztecas e incas.
del siglo XV, pero el reconocimiento,
la acomodación y la integración entre
Si bien es cierto qu
que acompañó a Colón e s sps viajes
Acta Farmacéutica Bonaerense -Vol. 1 N o 1 Aiio 1982
era en su mayoría inculta, también es
cierto que los Reyes de Espaíia, en
cuanto tuvieron conocimiento de la importancia del descubrimiento, recomendaron una cuidadosa observación y
recopiLción de datos de interés á
los conquistadores. Las crónicas de los
viajes, cada vez más completas a medida que avanza y se consolida la conquista, no dan referencias muy aniplias
sobre las condiciones médico-farmacéuticas de la época. Colón en sus diarios
de viaje menciona algunas plantas, pero
es el médico Diego Alvarez Chanca
-que lo acompaña en su segundo
viaje- el que da las primeras noticias sobre plantas medicinales de América".
Historiadores espaiioles, mestizos
o nativos americanos realizan posteriormente un aporte significativo que nos
permite hoy comparar la cultura europea de la época con la americana.
Podemos mencionar entre ellos a Fray
Bernardino Saliagún, a Garcilaso Inca
de la Vega o a Felipe HiamaÚ Poma de
Ayala. Garcilaso Inca de la Vega, cspañol en América e indio en España,
por su origen mestizo establece un
puente que ayuda al conocimiento
e intcracción de ambas culturas.12.
~1 Codex Badianus, escrito por
un médico franciscano indígena de
nombre Martíii de la Cruz y traducido
al latín por Fray Juan Badiario se
considera la priniera farmacopca aiiiericana.
Afiriiiaciones sobrc la mayor o
menor importancia de una u otra cultura se encuentran frecuentciiiente cn
la bibliografía. Si bien esta rcscíia
n o aporta un análisis exliaustivo dc todos los eleilientos existentes, su conocimiento ayuda a comprender la trascendencia de nuestra profesión sca
cual fuere la época de su historia que
se considere.
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