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VIVIENDA Y ARQUITECTURA TRADICIONAL
EN EL PACÍFICO COLOMBIANO
PATRIMONIO CULTURAL AFRODESCENDIENTE
Catalogación de tipologías arquitectónicas y urbanísticas
propias de la región Pacífica colombiana
Gilma Mosquera Torres
EMBAJADA
DE ESPAÑA
EN COLOMBIA
VIVIENDA Y ARQUITECTURA TRADICIONAL EN EL PACÍFICO
TABLA DE CONTENIDO
PATRIMONIO CULTURAL AFRODESCENDIENTE
Catalogación de tipologías arquitectónicas y urbanísticas
propias de la región Pacífica colombiana
UNIVERSIDAD DEL VALLE
RECTOR
Iván Enrique Ramos Calderón
DECANO FACULTAD DE ARTES INTEGRADAS
Comunicador Social Hernán Toro
DIRECCIÓN GENERAL DEL PROYECTO Y EDICIÓN
Arq. Ángela María Franco Calderón
Profesora Escuela de Arquitectura
Líder Grupo de Investigación
Observatorio de Arquitectura y Urbanismo Contemporáneos
GRAFICACIÓN Y DIBUJOS:
Arq. Andrés Quintero Rojas
COLABORADORAS:
Arq. Diana Carolina Villegas Casanova
Arq. Karen Martínez Caicedo
Arq. Ángela Patricia Martínez Bedoya
Arq. Jennifer Mera Serna
FOTOGRAFÍAS Y MATERIAL GRÁFICO:
Arq. Gilma Mosquera Torres
Introducción, portadillas cap.1,4, 5 y bibliografía:
Juan Carlos Dávila
Otras fuentes indicadas en el texto
5
AGRADECIMIENTOS
7
ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
9
INTRODUCCIÓN
DIRECCIÓN Y TEXTOS:
Arq. Gilma Mosquera Torres
Profesora Honoraria de la Escuela de Arquitectura
Directora del Taller de Vivienda Social
Grupo CITCE - Hábitat Pacífico.
RECOPILACIÓN Y CATALOGACIÓN:
Arq. Andrés Quintero R.
Profesor de la Escuela de Arquitectura
Profesor Universidad del Pacífico sede Buenaventura
Grupo CITCE - Hábitat Pacífico.
PRESENTACIÓN
CAPÍTULO 1
23
HÁBITAT RURAL Y URBANO DEL PACÍFICO
25
I. La configuración del hábitat rural y urbano
//
CITCE - OBSERVATORIO DE ARQUITECTURA Y
URBANISMO CONTEMPORÁNEOS
DISEÑO GRÁFICO Y DIAGRAMACIÓN
// Julieta Ruiz Sinisterra
// Diana Marcela Otero Castañeda
// Óscar Javier Echeverry Rodríguez
[email protected]
// Oscar Javier Echeverry Rodríguez
13
25
Poblamiento y hábitat
29
Tipología de asentamientos rurales y urbanos
40
Descripción de prototipos
41
II. Tipología de la vivienda rural y urbana
63
Descripción de prototipos
66
Conclusiones
95
CAPÍTULO 2
107
CATÁLOGO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA
109
CAPÍTULO 3
119
EL PATRIMONIO URBANO EN LAS
ALDEAS DEL PACÍFICO
121
Ordenamiento espacial
123
Tipología de los espacios libres de uso colectivo
128
Los espacios públicos construidos
131
Los vecindarios parentales
134
PRESENTACIÓN
CAPÍTULO 4
149
HÁBITAT Y VIVIENDA EN EL
MUNICIPIO DE BUENAVENTURA
151
Situación general de la vivienda en el Pacífico
151
Aldeas costeras
154
La vivienda urbana
156
Tipología arquitectónica de la vivienda popular
163
CAPÍTULO 5
169
EXPERIENCIAS, PROPUESTAS Y PROYECTOS
171
Experiencias del centro de investigaciones CITCE
173
Proyectos del Taller de Vivienda Social
176
Mejoramiento integral en Buenaventura, ONGD Solidaridad
Internacional
190
BIBLIOGRAFÍA
Teniendo como objeto central la puesta en valor del patrimonio
arquitectónico y urbanístico de las poblaciones afrodescendientes
del Pacífico colombiano, la Universidad del Valle, a través del
Centro de investigaciones Territorio, Construcción y Espacio
-CITCE-, ha venido impulsando a lo largo de varias décadas
diversos proyectos y trabajos de investigación sobre hábitat y
tecnologías apropiadas que han contribuido en la construcción de
una memoria y divulgación de las tipologías propias de una región
caracterizada por su riqueza paisajística y cultural.
Este interés particular, promovido en sus inicios por los
profesores Gilma Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset,
ha alcanzado un alto grado de consolidación y reconocimiento a
través del desarrollo de nuevos trabajos de investigación con la
participación de un grupo más amplio de profesionales y el Taller
de Proyectos de Vivienda Social de la Escuela de Arquitectura,
produciendo importantes resultados en términos proyectuales y
de desarrollo local, que han hecho aportes en el reconocimiento
externo del valor del patrimonio afrodescendiente del Pacífico,
así como en el fortalecimiento de comunidades diversas que
gradualmente han venido comprendiendo y valorando su legado.
Este trabajo sistemático y riguroso, que promueve la valoración y amplia difusión de las manifestaciones arquitectónicas y
urbanísticas de una región exuberante y diversa, ha estimulado
nuevos desarrollos canalizados a través de entidades del orden
nacional e internacional que, con sus intervenciones exitosas, han
demostrado la importancia de los desarrollos locales y la viabilidad de la aplicación de la arquitectura tradicional en proyectos de
gran envergadura y alto impacto social.
195
En este contexto, la participación activa y decidida de la
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
-AECID-, entidad que en Colombia, por iniciativa del arquitecto
Ignacio Martín Eresta, ha dado vida y apoyo financiero para la
realización del proyecto “Reconocimiento de los valores culturales
5
de los afrodescendientes del Pacífico Colombiano y fortalecimiento
de su identidad” en el marco del Programa de Cooperación con
Poblaciones Afrodescendientes, ha sido una pieza fundamental
para generar un impacto directo en el Gobierno Nacional, las
entidades regionales y las comunidades, sobre la importancia
de la preservación del patrimonio del Pacífico colombiano y ha
permitido difundir a través de talleres, recorridos locales y medios
masivos de comunicación, las diversas formas de aplicación de
las tipologías propias de esta región en proyectos tangibles que
cuentan con un gran valor estético y un desarrollo técnico basado
en la innovación.
Esperamos que a través de esta publicación, que hace parte
de una estrategia más amplia de difusión, y que sintetiza las
modalidades populares de producción y organización de la
vivienda en la región Pacífica, el Gobierno Nacional, los gobiernos
locales, los gremios, universidades y entidades que invierten en
construcción y mejoramiento de vivienda popular, reconozcan y
utilicen en sus proyectos los elementos propios de la arquitectura
y el urbanismo tradicional, adquiriendo un compromiso más
directo con la defensa del patrimonio y la preservación de la
riqueza cultural del Pacífico colombiano.
ÁNGELA MARÍA FRANCO C.
Profesora de la Escuela de Arquitectura
Universidad del Valle
AGRADECIMIENTOS
Si bien el trabajo que aquí se presenta compila los resultados de
muchos años de investigación de la Universidad del Valle sobre el
hábitat del Pacífico colombiano, en cabeza de los profesores Gilma
Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset integrantes del Centro
de Investigación CITCE, este nuevo aporte al conocimiento,
iniciativa del arquitecto Ignacio Martín Eresta en el marco del
Programa de Cooperación con Poblaciones Afrodescendientes,
ha sido posible gracias a la contribución decidida de la Agencia
Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
-AECID-, entidad que ha financiado en su totalidad el proyecto
“Reconocimiento de los valores culturales de los afrodescendientes
del Pacífico colombiano y fortalecimiento de su identidad”, del cual
se deriva esta publicación.
A la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, la Dirección de la AECID, la Dirección de Cooperación con América
Latina, la Oficina Técnica de Cooperación Internacional de la
Cooperación Española en Bogotá y al coordinador del proyecto, Manuel Ruiz, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento por su interés en contribuir con el desarrollo de las
comunidades de nuestro país, con un proyecto que apunta hacia
acciones de largo plazo a partir de la construcción de bases sólidas
para la formulación de políticas nacionales para el desarrollo de
vivienda en la región Pacífica. Así mismo, queremos reconocer el
importante papel del equipo del área administrativa de la AECID
en Colombia, que, en conjunto con el área administrativa de la
Universidad del Valle, se ha encargado, con rigor, de hacer posible
el proyecto en términos de ejecución presupuestal.
De igual manera, queremos agradecer a la Universidad del
Pacífico por sus importantes aportes, los cuales, a través de
la arquitecta Luz Stella Díaz y su equipo de trabajo, han sido
fundamentales para construir la información sobre hábitat urbano
y patrimonio en el caso específico de Buenaventura.
6
7
Expresamos también nuestro agradecimiento a los profesores
y estudiantes del Taller de Proyectos de Vivienda de Interés
Social la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle por
los aportes concretos sobre proyectos realizados en el contexto
académico, que muestran semestre a semestre alternativas
creativas para el diseño del hábitat en el Pacífico, los cuales
son ejemplos que vale la pena tener en cuenta como prototipos
acordes con las particularidades de una región con características
ambientales y culturales de gran riqueza.
Finalmente, queremos destacar la colaboración de la ONGD
Solidaridad Internacional que hizo posible que se pudieran
presentar aquí experiencias prácticas de inclusión de tipologías
populares en proyectos de vivienda nueva. A los promotores de
esta iniciativa, que trabajan en Colombia desde hace más de una
década con generosidad y entrega, les expresamos nuestro más
sincero reconocimiento por su trabajo responsable en el desarrollo
del hábitat del Pacífico a través de proyectos que reivindican los
modelos arquitectónicos y urbanísticos tradicionales.
ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
El inventario, los textos, ejemplos, representaciones gráficas
y fotografías, que se presentan en esta publicación en forma
de Catálogo de Arquitectura, corresponden a la última fase de
aplicación de un sostenido trabajo de investigación sobre los
hábitats rurales y urbanos del Pacífico, realizado durante más
de 30 años en la Universidad del Valle por los arquitectos Gilma
Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset, vinculados al Centro
de Investigaciones CITCE.
Numerosas publicaciones y distintos reconocimientos académicos dan cuenta de los aportes que estos investigadores han hecho
al conocimiento de las sociedades del Pacífico colombiano, particularmente en lo concerniente a los procesos de poblamiento, la
organización del territorio y la tipología de la vivienda.
En 1988 su propuesta de investigación “Modelos de planeamiento y diseño para aldeas del Pacífico” mereció el Premio
Corona Pro-Arquitectura 1988, Capítulo Profesionales. Los enunciados, objetivos y alcances de este proyecto se fundamentaron
en registros y estudios precedentes realizados en el Río Atrato
(1985) y en la Bahía de Solano (1979). Inicialmente su ejecución
nos permitió definir programas básicos de vivienda y criterios de
diseño apropiados al contexto ambiental y social de los centros
poblados del Atrato, involucrando en los diagnósticos y propuestas algunas comunidades locales. De esta manera se estableció un
modelo sistemático y replicable, considerado eficaz para mejorar
las bajas condiciones de habitabilidad dominantes, mediante intervenciones estatales sucesivas. Posteriormente los resultados se
probaron en otros ríos y zonas del Litoral.
En los veinte años siguientes se extendieron las indagaciones
sistemáticas a la zona sur del litoral (municipios de Buenaventura y
Tumaco) y se aplicaron los conocimientos adquiridos en el diseño y
ejecución de varios proyectos de vivienda y equipamiento comunal
que buscaban elevar la calidad de vida material en las veredas,
centros poblados y cabeceras urbanas. Las obras resultantes se
8
9
llevaron a cabo en los ríos Atrato y San Juan, la bahía de Solano y
el municipio de Buenaventura.
Son variados y numerosos los productos de este trabajo
constante que integra indagaciones y acciones directas sobre
los hábitats del Pacífico. Los primeros resultados se presentaron
en la Revista Proa número 319/1983, dedicada a la Arquitectura
Marítima, la Revista Codechocó número 3 (1987) y las Cartillas
del Premio Corona Pro-Arquitectura (1989). Desde entonces y a
medida que se avanzaba en el conocimiento, se fueron sumando
diversos libros, artículos, ensayos, videos y materiales docentes.
Por otra parte, los procesos de recuperación de identidad
cultural, territorial y étnica que impulsó la promulgación de la Ley
70 fomentaron la difusión de los resultados de la investigación
sobre los hábitats, los pobladores y las viviendas. En los
últimos años, su exposición mediante conferencias articuladas
a la “Feria del Patrimonio del Pacífico” (versiones 2006, 2007,
2008) promovida por la Universidad del Pacífico en la ciudad de
Buenaventura suscitó la definición hipotética de la vivienda y el
urbanismo tradicionales de la región, como patrimonio valioso de
los afrodescendientes colombianos.
El interés de la AECID sobre esta hipótesis permitió en 2009
formular el proyecto “Reconocimiento de los valores culturales de
los afrodescendientes del Pacífico Colombiano y fortalecimiento de
su identidad”, cuyo principal objetivo es el rescate, valoración
y difusión de dicho patrimonio cultural, partiendo de una
recopilación, síntesis y clasificación de la información existente
sobre las tipologías del hábitat y la vivienda en las áreas rurales y
urbanas del Litoral Pacífico.
La materia prima esencial utilizada fue el copioso e invaluable
archivo conformado por fotografías, planos, levantamientos y
dibujos a mano alzada, representación en medio digital, encuestas
y registros, entrevistas y dibujos hechos en talleres por las
comunidades participantes, que se fueron acumulando a lo largo
de los años y las investigaciones.
Desde 1988 hasta 1999 colaboraron en estas labores jóvenes
arquitectos y estudiantes de la Universidad del Valle. Entre ellos
se destaca Andrés Quintero vinculado al grupo hacia el año 2000,
actualmente investigador y profesor de las Universidades del
Valle y del Pacífico, a quien en este proyecto se le debe reconocer
especialmente tanto la recopilación y clasificación detallada de la
información existente, como la reelaboración, complementación
y organización de la totalidad del material gráfico y digital que
ilustra el catálogo.
GILMA MOSQUERA TORRES
Grupo Hábitat Pacífico
Centro de investigaciones CITCE, Universidad del Valle
En la catalogación de los elementos espaciales que pueden
ser considerados como patrimonio urbano y arquitectónico del
Pacífico, se utilizaron las categorías del hábitat (rural y urbano)
y la tipología de vivienda analizadas por primera vez en el Atrato
Medio (1985), las cuales se fueron decantando en los sucesivos
estudios sobre el sistema urbano-aldeano y los asentamientos que
lo configuran, incluyendo desde la vivienda rural dispersa hasta
la vivienda urbana en las ciudades de Buenaventura, Tumaco y
Quibdó.
10
11
INTRODUCCIÓN
CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO URBANO Y
ARQUITECTÓNICO AFRODESCENDIENTE EN EL PACÍFICO
l proyecto “Reconocimiento de los valores culturales de los
E
afrodescendientes del Pacífico Colombiano y fortalecimiento
de su identidad” pretende como objetivos generales el rescate,
valoración y difusión del patrimonio urbano y arquitectónico de la
región del Pacífico colombiano, el cual incluye desde la vivienda
y su arquitectura hasta los modelos urbanos y los componentes
del ordenamiento territorial que son específicos del Litoral
Pacífico. Entendiendo este patrimonio cultural como expresiones
materiales de los modos de vida y producción, los sistemas de
valores, las tradiciones y las creencias de la población. Entre esas
manifestaciones se encuentran los asentamientos y viviendas
construidos por las comunidades rurales y urbanas con el propósito
de satisfacer necesidades habitacionales.
En la región las tipologías arquitectónicas autóctonas, o sea
aquellas que son propias de las colectividades locales, tienen
una estrecha relación con el paisaje, sus elementos, su ritmo y
equilibrio; así mismo con otras manifestaciones culturales como
lo musical, oral y literario, los utensilios y objetos de la vida
doméstica, las costumbres, mitos, ritos y lo lúdico en la sociedad
y sus grupos.
En otras palabras el patrimonio urbano y arquitectónico se
refiere a hábitats humanos que expresan tanto valores culturales
como unos ideales y aspiraciones de sus moradores con respecto
a la vivienda y la calidad del espacio residencial.
En este proyecto se hace énfasis en los elementos del hábitat
rural y urbano que pueden considerarse como patrimonio
arquitectónico de las comunidades afrodescendientes del Pacífico
colombiano y en sus manifestaciones en la ciudad de Buenaventura,
señalando unas rupturas y persistencias.
15
Por otra parte, los objetivos específicos del proyecto
establecieron:
»»
Diseñar una estrategia para generar un reconocimiento,
valoración y divulgación del patrimonio cultural urbano y
arquitectónico de la población afrodescendiente del Pacífico
colombiano y de sus manifestaciones concretas en el
municipio de Buenaventura. Y contribuir a que el Estado
y las entidades encargadas de promover proyectos de
vivienda de interés social reconozcan las tipologías y formas
de construcción tradicionales del Pacífico colombiano.
Esta estrategia comprende la catalogación de tipologías arquitectónicas y urbanísticas propias de la región, labor que consiste en recopilar, complementar y hacer síntesis de la información
existente sobre el patrimonio cultural urbano y arquitectónico de
la población afrodescendiente del Pacífico y sus manifestaciones
en el municipio de Buenaventura. Específicamente aquella concerniente a las tipologías arquitectónicas y urbanísticas propias
de la región.
Los resultados obtenidos en la catalogación se organizan y
presentan en un documento técnico que por sus contenidos
tomó la forma de un catálogo que presenta las categorías de
asentamientos rurales y urbanos característicos del sistema
regional, las modalidades de creación y evolución de poblados
y las formas de habitar y construir locales, incluyendo tipos de
organización espacial y modelos de vivienda. Comprende un
texto de síntesis y ejemplos específicos ilustrados con planos,
fichas y dibujos técnicos, fotografías, esquemas y otras formas de
representación gráfica de la información analizada y sistematizada.
Impreso y difundido, este producto servirá para apoyar actividades de recuperación del patrimonio arquitectónico de la ciudad
de Buenaventura y de reconocimiento y apropiación de los distintos componentes por sus habitantes e instituciones y organismos gubernamentales y no gubernamentales de orden municipal
y nacional.
Zonas estudiadas CITCE,
Universidad del Valle:
1. Bahía Solano.
2. Costa de Nuquí.
3. Atrato Medio.
4. San Juan Medio.
5. Costa de Buenaventura.
6. Guapi.
7. Tumaco.
16
17
Así mismo será la base para la producción de materiales
didácticos y de difusión del patrimonio identificado y catalogado,
que se utilizarán en:
»»
Eventos de sensibilización de la comunidad de Buenaventura
sobre su patrimonio arquitectónico y a su valoración como
parte de la identidad cultural, particularmente por los niños
y adolescentes, población que es la más susceptible frente
a la pérdida de la memoria colectiva y de valores propios de
los afrodescendientes. Formación de Vigías del Patrimonio,
programa adelantado por el Ministerio de Cultura y la
Universidad del Pacífico. La difusión regional, nacional e
internacional del patrimonio afrodescendiente urbano y
arquitectónico del Pacífico, mediante publicaciones de amplia
distribución, audiovisuales y programas de radio y televisión.
La metodología empleada para la catalogación comprendió
inventario, análisis y síntesis de la información existente,
particularmente proveniente de los estudios realizados en
la Universidad del Valle sobre los procesos históricos de
poblamiento, el sistema de hábitat fluvial y marítimo y la tipología
de los asentamientos humanos y la vivienda rural y urbana en los
ríos y costas del Chocó, Nariño y el Valle del Cauca (bibliografía
y mapa de zonas estudiadas). Esta información se complementó
con nuevos registros en la cabecera urbana del municipio de
Buenaventura y en sus áreas rurales, entre ellos los realizados
por estudiantes del Taller de Vivienda Social de la Universidad
del Valle en el desarrollo de sus Proyectos de Grado. Además se
catalogaron imágenes digitales de diversas fuentes citadas en la
Bibliografía.
Sistematizada la información básica, se precisaron categorías
de asentamientos, prototipos de vivienda según su tecnología y
modelos de organización espacial, para establecer una clasificación consecuente con la jerarquía del sistema urbano regional que
había sido determinada mediante las investigaciones precedentes.
Así, considerando los distintos tipos de hábitat y de modelos arquitectónicos, se caracterizó una tip+++ología general para la
vivienda rural y urbana, que reúne los arquetipos autóctono, tradicional, moderno y de transición entre estos.
18
En el caso de la vivienda urbana se contemplaron las categorías
superiores de aldeas, los centros urbanos menores y aquellos que
actúan como cabeceras de municipio o polos de influencia regional.
El análisis de los elementos patrimoniales presentes
actualmente en la vivienda de la ciudad de Buenaventura confirmó
lo siguiente.
La historia espacial de los poblados y centros urbanos del
Pacífico nos enseña que la implantación de las casas “palafíticas”
sobre el lecho del mar o el río no corresponde a la tradición. Las
comunidades fluviales o marítimas se cuidaron siempre de edificar
la vivienda en las zonas altas y protegidas de las crecientes del
río y de las mareas máximas, empleando plataformas levantadas
sobre pilotes para separarlas del suelo. El poblado típico no se
construye sobre el mar.
La construcción urbana en palafitos es un fenómeno nuevo y
moderno, resultado de una penuria de suelo urbano para la vivienda
popular. La cartografía histórica sobre la ciudad de Buenaventura
muestra que, en la Isla de El Cascajal, fueron muy contadas hasta
los años sesenta del siglo XX las construcciones que se adentran
más allá de la línea máxima de marea.
En las zonas de bajamar en Tumaco, Buenaventura, Guapi
y otras cabeceras municipales del Pacífico, se reproduce la
vivienda tradicional en madera (redonda, aserrada, o de desecho)
como adaptación cultural a unas circunstancias espaciales y
sociales nuevas, que más que ideales son de precariedad física
e inestabilidad social. El mismo fenómeno se observa en Quibdó
sobre los ríos y quebradas que delimitaron la ciudad y que hoy
en día se encuentran integrados al espacio urbano, conformando
digitaciones y barrios anfibios.
Los asentamientos palafíticos originales evolucionaron y fueron
configurando calles y barrios asentados sobre terrenos ganados
mediante rellenos espontáneos, que se integraron a la ciudad y a sus
modalidades de desarrollo físico. Incluso las autoridades de nivel
municipal hacen intervenciones e inversiones para mejorarlas y
dotarlas de servicios, para lo cual legalizan las viviendas.
Vivienda palafítica, Quibdó.
19
Por tanto, en el área urbana de Buenaventura se examinó para
su catalogación la vivienda tradicional en madera, englobando la
que se localiza en las zonas de bajamar, de la Isla del Cascajal y la
zona continental, y que se reconoce como “palafito”, como la que
persiste en áreas centrales y que en otras épocas fue sinónimo de
prestigio social y de éxito económico.
El palafito se entiende como una manifestación urbana de
la tipología arquitectónica predominante en las áreas rurales,
pero en unas condiciones donde su construcción responde a
unas circunstancias muy distintas y negativas en las formas de
apropiación del suelo residencial, que en este caso es la orilla del
estero o del mar, o el relleno que hace la misma gente. Consiste
entonces en la adaptación urbana de la casa rural típica como
respuesta a una necesidad de vivienda que no logra ser satisfecha
en sitios con mejores perspectivas debido a los escasos recursos
económicos de sus moradores.
El palafito es homólogo de precariedad y marginalidad urbana
de la población afrodescendiente. Al contrario del campesino
ribereño, el habitante del palafito precario carece de medios de
producción propios, no tiene tierras de cultivo y tampoco goza de
la solidaridad familiar o colectiva; sólo cuenta con su capacidad
de trabajo material. Migrante reciente o no, se integra al sector
terciario callejero del rebusque y de servicios domésticos y
personales. No obstante lo anterior, la vivienda de bajamar
expresa valores culturales y costumbres relacionadas con las
maneras de habitar y de construir las viviendas. Además, tanto
en Buenaventura como en Tumaco o Quibdó forman parte de las
modalidades de vida cotidiana de numerosos habitantes y son
parte esencial de la imagen urbana de estas ciudades.
ejemplo vanos, ornamentaciones, calados o rejillas de ventilación,
empleo y manejo del color como elemento decorativo de las
fachadas, empleo de maderas; también y por último las modalidades
de uso y amoblamiento del espacio público.
Por último, se plantean unas preguntas sobre la validez de este
trabajo con respecto al significado cultural que tiene la vivienda
tradicional entre los habitantes del Pacífico y sobre su valoración
como patrimonio urbano y arquitectónico afrodescendiente que
merece ser destacado y reconocido.
¿Qué considera patrimonio cultural inmueble la población
implicada? ¿qué piensa en este sentido sobre la vivienda ubicada
en zonas de bajamar?
¿Qué elementos o componentes de la casa popular moderna
reproducen o reelaboran elementos de la vivienda tradicional
rural o urbana, y pueden definirse como patrimonio cultural?
Desde luego, estas preguntas sólo podrán ser elucidadas
por la población nativa y residente en Buenaventura y otras
ciudades del Pacífico.
De otra parte, observaciones directas y registros fotográficos
hechos en la Isla del Cascajal y en algunos sectores del continente
demuestran que la tipología edilicia predominante en la vivienda
es la casa moderna, sea unifamiliar, bifamiliar o multifamiliar. Lo
cual es confirmado por la información sobre la calidad de vivienda
registrada en el POT y que se presenta más adelante.
Vivienda palifítica
en Buenaventura.
Fuente: DIMAR Buenaventura.
20
Desde el punto de vista del patrimonio que interesa a este trabajo
se deduce que es necesario identificar en la vivienda moderna los
elementos de orden arquitectónico que expresen pertenencia étnica
y cultural, e identifiquen valores arquitectónicos tradicionales. Por
Mapa de Buenaventura 1953.
Fuente: Robert West.
21
CAPÍTULO 1
HÁBITAT RURAL Y
URBANO DEL PACÍFICO
I. LA CONFIGURACIÓN DEL HÁBITAT RURAL Y URBANO
s necesario destacar la singularidad de los hábitats urbanos
E
del Pacífico, su difícil inscripción en una geografía adversa,
su organización física, su diseño, su forma, su producción arqui-
tectónica, y algunos rasgos de su papel económico y de su fisonomía social.
Las distintas modalidades de localización y radicación de la
población rural del Litoral Pacífico están atravesadas por un sistema
tradicional de relaciones parentales que se manifiestan en las
formas de habitar y de ordenar el espacio residencial y productivo,
relaciones que se fundamentan en la familia extensa constituida por
los primeros pobladores de un lugar, sus descendientes y allegados.
Desde mediados del siglo XIX fueron surgiendo numerosos hábitats
parentales originados en el desmonte y cultivo de predios ribereños
selváticos que escaparon al sistema de propiedad legalizado con
títulos y escrituras, inscribiéndose en el régimen de posesión de la
tierra mediante el trabajo y la herencia.
Las parcelas productivas originales evolucionaron social y espacialmente siguiendo el ritmo de la producción y el crecimiento
de las familias pioneras, se transformaron en vecindarios agrícolas y más tarde en caseríos de desarrollo lineal. Partiendo de
este proceso socioespacial se configuraron dos modelos de asentamiento, el de tipo fluvial, a orillas de los ríos y quebradas, y el de
tipo costero, en las playas y esteros del litoral (R. West, Las tierras
bajas del Pacífico).
La parcela productiva selvática (tallo, finca o colino) y el vecindario parental son el origen de
la aldea típica y están en la base del sistema urbano regional actual.
(Mosquera y Aprile-Gniset. Cuadernos CITCE No. 2, 1999).
De esta manera, en la primera mitad del siglo XX, surgieron
miles de caseríos lineales y algunos poblados incipientes, de
dos o tres calles, que más tarde se convertirían en cabeceras de
corregimiento (centro de varias veredas) o en cabeceras urbanas
de un territorio elevado a la categoría de municipio.
25
Con frecuencia la población urbana de una jurisdicción municipal representa únicamente un 10, 20 o 30 por ciento de los habitantes, mientras que la población rural se encuentra dispersa en
corredores fluviales o marítimos, privilegiando la concentración
en los centros poblados y en veredas configuradas por pequeñas
unidades productivas contiguas.
Los modelos de organización espacial y la morfología de los
asentamientos negros sencillos expresan con fuerza los estrechos
nexos que se dan entre los sistemas socioculturales y el medio
ambiente natural. Demuestran además la incidencia determinante
del parentesco, de la familia extensa y de la solidaridad vecinal en
las modalidades de distribución y ordenación del espacio colectivo
y en la tipología de la vivienda.
»»
¿Cómo se realiza esta adaptación citadina? ¿Cómo se inserta
en la ciudad el sistema residencial parental de las aldeas
costeras o fluviales?
»»
¿Qué elementos de la organización social y espacial predominante en los asentamientos rurales subsisten en la
ciudad?
Desde la segunda mitad del siglo XX es creciente el fenómeno
de traslado y concentración de la población rural dispersa en el
territorio selvático a las principales poblaciones y centros urbanos.
Esta manifestación del proceso general de urbanización del país
opera con un ritmo lento y con bajos volúmenes poblacionales
y afecta primordialmente los ámbitos urbanos internos, lo que
revela una tendencia demográfica de urbanización interna.
»»
¿Qué rupturas provoca, en los modelos espaciales tradicionales, el paso del hábitat lineal desarrollado en amplios predios de patrimonio parental, a la casa urbana edificada en
diminutos predios con propiedad privada titulada?
»»
¿Qué cambios provoca lo anterior en la concepción y construcción de la morada y en las condiciones de vida y de
habitabilidad?
Un grupo reducido de asentamientos urbanos fue concentrando una masa numerosa de población y hoy presentan los rasgos
espaciales, la diversidad social, un ámbito de dominio territorial
y un papel económico que permiten clasificarlos como ciudades.
Istmina y Guapi, con más de 10.000 habitantes en sus áreas urbanas cada una, son pequeñas ciudades en formación en términos
de concentración demográfica, aunque de reducidas dimensiones
territoriales y con persistencia de muchos rasgos rurales o pueblerinos, tanto en su fisonomía como en su cultura. En estas cabeceras urbanas son mínimos las obras construidas y los atributos
que identifican y hacen reconocer una ciudad. Por el contrario,
estas propiedades se consolidaron en Tumaco o Quibdó, con cerca
de los 100.000 habitantes cada una, y desde luego en Buenaventura, la metrópoli regional costera que superó el umbral de los
300.000 habitantes.
Los flujos poblacionales procedentes de poblados y veredas
rurales siguen reforzando el crecimiento del sistema regional
de ciudades. Por lo tanto es pertinente pensar que en las urbes
26
se produce una adaptación de las formas de vida y de residencia
que operan en las aldeas, cuestionándolas y modificando los
comportamientos campesinos. Frente a lo anterior quedan unas
inquietudes y preguntas cuyas respuestas solo se pueden dar
mediante investigaciones y análisis realizados con participación
de las comunidades involucradas.
En resumen:
»»
¿Cómo opera en las prácticas sociales y en las mentalidades
la sustitución de la aldea por la ciudad? ¿Qué significa para
la población del Pacífico su tránsito de una formación socioespacial tradicional y de larga duración histórica, hacia otra,
nueva y desconocida?
Por último, las características que se describen en este trabajo
merecen ser tenidas en cuenta en el ordenamiento territorial de
escala urbana y municipal, asimismo en programas y proyectos
concernientes a la vivienda, el espacio público y la infraestructura
de servicios colectivos.
Son de igual importancia para el fortalecimiento de la identidad
cultural y el rescate, valoración y preservación del patrimonio
construido, ambiental y paisajístico.
27
Las tipologías de asentamientos rurales y urbanos y de vivienda
que se describen en las páginas siguientes fueron identificadas y
estudiadas detalladamente en diversos lugares rurales y urbanos.
Trabajos de Gilma Mosquera y Jacques Aprile-Gniset realizados
en el Atrato Medio (1985-1991), la Bahía de Solano (1978-19972009), Costa de Nuquí (1993-1997), Costa de Buenaventura
(1991-1998), Río San Juan (1991-1997), Municipio de Tumaco
(1994-1998). Se complementó con observaciones más recientes
(2006-2009) en la ciudad de Buenaventura, las playas cercanas
y el Río Naya, en Tumaco y Guapi y en los poblados de la Bahía
de Solano, realizadas en el marco de la ejecución de proyectos de
Grado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle.
Poblamiento y hábitat
Río Atrato.
En el proceso histórico de poblamiento de las tierras bajas del
Pacífico colombiano se distinguen cuatro grandes ciclos, cada
uno con sus respectivas formas de ocupación del territorio y de
configuración de hábitats humanos.
1) Hábitats aborígenes
El primero corresponde a los asentamientos americanos
existentes antes de la ocupación y Conquista española.
2) Hábitats mineros de colonización española
El segundo ciclo comienza a fines del siglo XVII con la instalación
de Reales de Minas durante la Colonia española y perdura hasta
principios del siglo XIX. Se caracteriza por la concentración de
los escasos habitantes alrededor de los centros mineros de mayor
prosperidad económica: Quibdó, Barbacoas, Nóvita, Tadó y Lloró,
los que tenían un papel administrativo y de acopio de la producción
del oro. La “mano de obra”, esclavizada e indígena, que sumaba
unas 20.000 personas, se aglutinó en cortos tramos de los ríos
configurando enclaves reducidos y platanares.
3) Hábitats de colonización negra
El tercer ciclo corresponde a la dispersión territorial de la
población descendiente de los esclavos africanos mediante
la colonización de tierras baldías y sin dueño reconocido,
que se potencializó en los últimos años del siglo XIX con el
establecimiento de numerosas colonias agrícolas, y persiste hoy
en día. Este sistema de poblamiento fundamentado en el desmonte
y puesta en producción de pequeñas parcelas agrícolas ribereñas
por afrodescendientes se desplegó y consolidó durante las últimas
décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, cuando tuvo
su mayor auge y la población negra se esparció a lo largo de los
principales ríos y sus afluentes.
Miles de familias se establecieron en los ríos y costas con el
propósito de “hacer finca” y “tomar posesión”, cultivaron plátano,
banano, maíz, coco, recolectaron tagua y caucho silvestre, y cortaron
maderas para el consumo nacional. Las actividades agrícolas y
forestales sobre tierras adquiridas mediante el trabajo actuaron como
28
29
factor de desarrollo y fomentaron la conformación de numerosos
asentamientos dispersos configurados por parcelas productivas.
A partir de la radicación de uno o dos hogares pioneros (fundadores del lugar) en un predio ribereño virgen surgieron hábitats
dispersos con cultivos y albergues provisionales muy rudimentarios. La multiplicación de los hogares y de las casas, ya sea por
constitución de uniones maritales de sus descendientes o por el
establecimiento de más colonos que con frecuencia pertenecen a
la familia ampliada o son compadres, va configurando un vecindario
rural donde las viviendas coexisten con los cultivos, y que debido a
su estructuración física y su organización social basada en lazos de
parentesco se identifica como “vecindario parental”.
Pasando el tiempo y dos o tres generaciones, de estos asientos
primarios fueron brotando centenas de villorrios a orillas de los
ríos quebradas y en los esteros y playas del litoral. En primer
lugar, la demanda permanente de nuevas viviendas por parte de los
descendientes de los colonos pioneros, y de familias residenciadas
en el entorno que desean vivir en el lugar, suscita la subdivisión
de los predios originales, la compactación de las casas y la anexión
de terrenos aledaños.
Interactuando estos dos factores se estructura un asentamiento
concentrado de organización lineal, que se distingue como
“pueblo-calle” y es la categoría más corriente de asentamientos
rurales del Pacífico.
El avance de la producción campesina basada en agricultura, pesca,
extracción de oro y madera, como la introducción de actividades
terciarias vinculadas a su acopio y comercialización de excedentes
en los mercados locales, como a la prestación de servicios estatales
(educación primaria, inspección de policía, puesto de salud),
impulsan el desarrollo económico de la aldea lineal. Ocurren
unas transformaciones de orden social y económico que inducen
cambios espaciales; con la implantación de nuevas casas se abre
una segunda calle paralela al río, se conforma una plaza o plazoleta
donde se ubican la escuela, un puesto de salud, y quizá una capillita,
se abren senderos perpendiculares al río o la playa.
Modelo de
hábitat colonial
español.
30
Este desarrollo espacial expresa tanto la multiplicación de los ramales
de los troncos fundadores, como la diversificación de los apellidos a
través de uniones maritales con cónyuges de origen externo.
31
Aldea El Tigre, río Atrato.
Aldea Huaca, Bahía Solano.
exitosa trayectoria demográfica los fue dilatando, hasta configurar
un pequeño centro urbano donde crece y es dominante el sector
terciario de la economía (Mosquera y Aprile-Gniset).
Aldea Mallorquín,
Buenaventura.
Si las condiciones políticas y económicas externas favorecen su
desarrollo, la aldea agrícola da un salto cualitativo y se convierte en
una cabecera rural que actúa como polo de atracción y servicios de
una cuenca o amplia zona costera. Así, pasando por distintas fases
de estructuración física, alcanza las categorías de centro urbano
menor y cabecera urbana de un municipio.
Se fundan en los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo
pasado varios municipios: Istmina, Nuquí, Alto Baudó, Bojayá,
Juradó, Lloró, Sipí, Bahía Solano, Unguía, El Charco, Francisco
Pizarro-Salahonda, Olaya Herrera, con cabeceras del mismo
nombre.
No obstante, factores exógenos a la comunidad aldeana o
fenómenos naturales que la ponen en riesgo pueden cambiar la
trayectoria socioespacial descrita. Por ejemplo, la instalación de
un aserrío en un sitio poco poblado suscita la congregación de
trabajadores con sus familias y siguiendo la trayectoria descrita
se consolida un pequeño poblado, pero su origen lo hace muy
vulnerable a los aconteceres económicos de la planta, de tal modo
que si esta se traslada a otro lugar o fracasa económicamente el
nuevo pueblo se estanca y hasta desaparece.
Otra forma muy parecida de generación de hábitats concentrados
y desarrollo posterior de caseríos y aldeas es aquella donde los
En los años noventa se crea Bajo San Juan y Docordó, poblado de
unas 200 viviendas, se convierte en su cabecera. Actualmente las
mismas perspectivas se vislumbran en Puerto Merizalde, con sus
300 viviendas, y en Chaguí (Tumaco), con algo más 400 casas.
En todos los casos se trata de un asentamiento que se inició
con pocas familias en un ámbito de producción primaria. Su
32
Aldea Huina, Bahía Solano.
33
Puerto Merizalde, río Naya.
Ciudad de Nuquí, 1998.
vecinos dispersos en el río se ponen de acuerdo para “hacer un
pueblo organizado”, con el propósito colectivo de obtener unos
servicios estatales mínimos, casi siempre una escuela con su
maestra y un salón o kiosco comunal. Entonces uno de ellos dona
un predio productivo que reúne las mejores condiciones para su
fundación y desarrollo. En este caso cambia el inicio de la aldea
pero no cambia su trayectoria social y territorial.
Comarca costera de Nuquí.
34
35
Por otra parte, las comunidades Embera y Waunaná también
han llevado a cabo procesos similares de colonización fluvial, que
igualmente constituyeron un hábitat disperso y agrupaciones
residenciales, formando pueblos que se destacan por la continuidad
de las construcciones tradicionales de la cultura aborigen.
Actualmente en múltiples lugares del litoral y en los valles de
los ríos se comprueba la persistencia y vigencia del proceso de
colonización agraria por afrodescendientes y como resultado concreto la fundación de pueblos fluviales y marítimos; asimismo se
siguen desarrollando caseríos en zonas sin uso definido anexas a
las carreteras y antiguas carrileras.
Vecindario parental, río
Atrato.
4) Hábitats de redes aldeanas
La cuarta fase, más reciente y aún vigente, consiste en la organización de redes aldeanas.
En las distintas cuencas y zonas costeras del litoral algunas
aldeas se consolidan como centros rurales de prestación de
servicios a vastos territorios y pasan a desempeñar un papel
administrativo a escala municipal. En su área de influencia se
concatenan varios villorrios y aldeas menores, conformándose
una red de asentamientos de distintos tamaños y categorías y con
estrechas relaciones e intercambios económicos y demográficos,
que constituye un subsistema local o de nivel comarcal. En muchos
casos los subsistemas fluviales y sus áreas rurales configuran
subregiones geoeconómicas que pueden cobijar varios municipios
o zonas importantes de ellos, con múltiples intercambios entre las
aldeas y los centros urbanos más importantes.
Al mismo tiempo que se desarrollaron los hábitats de
colonización y los subsistemas aldeanos, se fortalecieron unos
centros urbanos importantes que actualmente funcionan como
polos regionales o subregionales: Buenaventura, Quibdó, Tumaco,
Guapi. Estos centros dominan el territorio regional e influyen
diferenciadamente los diversos subsistemas fluviales y marítimos.
Guayabal, Buenaventura.
36
37
Subsistema
urbano aldeano del
Atrato Medio.
Subsistema
urbano- aldeano
del Medio San
Juan.
38
39
TIPOLOGÍA DE ASENTAMIENTOS
RURALES Y URBANOS
En el siglo XXI persiste con vigor el sistema aldeano de origen
parental, expresado en miles de hábitats dispersos, caseríos y
centros poblados de baja densidad, mientras que se ha consolidado
una variada gama de concentraciones urbanas con densidades
relativamente altas, entre ellas tres polos subregionales que atraen
población e inversiones del sector estatal y del sector privado:
Buenaventura, Quibdó y Tumaco. Una veintena de cabeceras
municipales con cierta complejidad urbana completa el sistema.
Las modalidades particulares de creación y evolución de
los pueblos aseguraron un sistema de hábitat regional, donde
las aldeas lineales y los centros urbanos incipientes son piezas
importantes del ordenamiento del territorio, su administración y
la distribución de bienes y servicios a los habitantes del área rural,
como en la recolección y comercialización de la producción. El
singular proceso de transformación del hábitat productivo disperso
en hábitat residencial nucleado de mayor o menor complejidad
origina distintas categorías de asentamientos, diferenciadas
básicamente por el tamaño demográfico y físico, el trazado y
organización espacial, el rol que juega local y regionalmente cada
asentamiento.
1. Hábitat disperso.
a. Unidades productivas aisladas
b. Vecindarios rurales
2. Núcleos veredales.
DESCRIPCIÓN DE PROTOTIPOS
Todos los datos referidos a número de viviendas y de habitantes
se basan en registros del SEM y el DANE. Se consideraron los
asentamientos más representativos de cada categoría.
1) Hábitat disperso
Ya se vio que en la fase inicial de colonización agrícola se
configuran:
»»
Pequeñas unidades productivas unifamiliares de tipo
disperso, reconocidas según el lugar como tallos o rozas,
donde se construyen albergues muy rudimentarios y
trabajaderos temporales, con palos obtenidos del primer
desmonte y hojas de palma del entorno próximo, son
albergue provisional y temporal de la familia durante las
labores de pesca y minería artesanal del oro.
»»
Vecindarios rurales, agrupaciones lineales de varias parcelas
unifamiliares en producción con sus respectivos cultivos y
viviendas.
En el hábitat productivo-residencial el colono levanta una
vivienda de carácter estable ubicada en un sitio limpio a la orilla
del río, la quebrada o el camino. Alrededor de la casa organiza
diversas áreas dedicadas a la huerta, los frutales, el gallinero,
la “barbacoa”, el trapiche, las trampas para peces, cobertizos
o “volados” para almacenar la cosecha. Las fuentes de agua se
integran a las actividades domésticas con un embarcadero, el baño
y el lugar para lavar la ropa y la loza.
3. Aldeas.
a. Menores
b. Mayores
4. Cabeceras rurales.
5. Polos de cuenca, comarca o sub-área.
6. Polos regionales internos.
7. Epicentros externos.
40
41
1
2
2
4
3
1
4
5
Hábitat disperso. Finca de
Ventura Mosquera en el Brazo
de Murindó, río Atrato, 1985.
Parcela en el río Atrato.
42
3
5
6
1. Arroz
1. Marranera
2. Yuca
2. Secadero de Pescado
3. Vivienda Principal
3. Barbacoa, Hortalizas
4. Árbol de Pan
4. Embarcadero
5. Maíz, Plátano, Caña
5. Trapiche
6. Aserradero
Hábitat disperso. Finca de
Mateo Heredia en el Brazo
de Murindó, río Atrato, 1985.
Vivienda dispersa, río Atrato.
43
2) Núcleos veredales
Caseríos o aldehuelas de desarrollo lineal que albergan entre diez
y veinte familias. Los Núcleos de Vereda expresan la densificación
y consolidación física de un vecindario disperso que se convierte en
el lugar de residencia permanente de los cultivadores que explotan
predios cercanos y construyen viviendas definitivas (o estables)
y abandonan los trabajaderos y ranchos del monte. Entonces se
esboza el divorcio entre la vivienda y los lugares de producción, no
obstante estos poblados en ciernes mantienen su base económica
agrícola y unas actividades forestales y pesqueras temporales.
Los pobladores configuran una comunidad solidaria y
establecen un reglamento que fija normas sobre la implantación
de las viviendas y el trazado de la calle única, pues pretenden
construir un “pueblo urbanizado”. Los cultivos entre viviendas se
transforman en solares residenciales con “patios” traseros cuyas
dimensiones permiten ubicar el gallinero, sembrar algunas matas
de plátano y árboles frutales y realizar actividades como el corte
de leña y el secado de la ropa, que las mujeres lavan en el río. La
parte posterior del predio familiar deja un sendero que permite
circular fácilmente entre las viviendas y que en una fase posterior
se vuelve una calle.
La comunidad logra el reconocimiento estatal del caserío
y consigue una infraestructura de servicios muy reducida,
rudimentaria y bastante deficiente, integrada por una escuela de
una o dos aulas, donde los niños cursan hasta segundo o tercero
primaria con una maestra pagada por la Alcaldía, un puesto de salud
y su promotora, un salón comunal, denominado “Casa Comunal”,
y ocasionalmente una capillita en madera. Los moradores deben
desplazarse a los centros de mayor importancia para abastecerse,
realizar gestiones administrativas, buscar atención médica y
educación de nivel primario más avanzado y secundario. Si la
vereda es elevada a la categoría de corregimiento, se instala una
Inspección de Policía que funciona en la casa de uno de los vecinos.
Económicamente actúa como lugar de acopio y venta local de la
producción agrícola y pesquera.
Guayabal, vecindario parental,
Buenaventura, Bocas río
Cajambre, 1997.
Amaya, vecindario
parental, río Atrato.
44
45
3) Aldeas
Con la construcción de algunas edificaciones institucionales los
caseríos más estructurados adquieren el papel de centro de varias
veredas. Los equipamientos citados anteriormente, ampliados o
mejorados, y algunas tiendas bien surtidas y estables suscitan un
incremento de las relaciones entre los habitantes dispersos en el
entorno y el núcleo veredal. Este adquiere la importancia de un centro
de comercio y prestación de servicios estatales de varias veredas.
La categoría de aldea indica el divorcio definitivo entre el
espacio de producción y el espacio de la vivienda en las áreas
rurales. En las dos categorías anteriores la comunidad es bastante
homogénea, con iguales condiciones productivas y situaciones
sociales. En este nivel de desarrollo se manifiestan los primeros
indicios de diferenciación social y del modelo arquitectónico rural.
La Boba, Atrato, 1989.
Según el momento de desarrollo físico y demográfico en que se
encuentran las aldeas se distinguen dos tipos.
• Aldeas menores
46
Sencillas y pequeñas, cuentan entre 30 y 50 casas. Las viviendas
se alinean de manera compacta sobre una calle en la ribera de un
río o una playa. La mayoría de moradores son agricultores que
producen sus alimentos básicos, pero la presencia de algunos
comerciantes y de varios asalariados de los aparatos estatales
origina una diversificación económica y social, que se manifiesta
espacialmente mediante cambios en los modelos arquitectónicos.
Taparal, río San Juan, 1995.
Programa CITCE.
Muy a menudo el dueño de la tienda se distancia de la
arquitectura autóctona y adopta materiales y tecnología avanzados
para el contexto, o decora la fachada de la casa en madera con
pinturas químicas comerciales, rompiendo la unidad arquitectónica
existente. Asimismo desconoce las normas comunitarias de
respeto de las áreas de uso público, y para facilitar el cargue y
descargue de productos agrícolas locales y mercancías foráneas
o ampliar el negocio, construye sobre el talud bodegas y espacios
adicionales. Esta tendencia se fortalece con la instalación de
otros tenderos y comerciantes pequeños que van ocupando
privadamente el terraplén de uso y disfrute colectivo; resultando
una calle primera interna, estrecha y sin visuales sobre el
paisaje acuático. Por otra parte, en la construcción de la escuela
o el puesto de salud se emplea una tecnología de tipo moderno
(bloques de cemento y tejas de origen industrial), que se difunde
posteriormente a la arquitectura de la vivienda doméstica.
Taparal, río San Juan, 1995.
Programa CITCE.
47
• Aldeas mayores
Las aldeas más complejas y extensas y con un trazado urbano
incipiente alcanzan generalmente cincuenta a cien viviendas,
aunque las más desarrolladas reúnen hasta doscientas.
En el umbral intermedio el poblado ocupa linealmente
una extensión próxima a un kilómetro y demanda nuevos
equipamientos colectivos. Como no caben más construcciones en
el frente se transforma el modelo lineal mediante el surgimiento
de una segunda calle paralela a la primera, donde se ubican
edificaciones de uso colectivo y nuevas casas. Cortos senderos
perpendiculares que permiten la vista y la comunicación con el río
o la playa esbozan un trazado reticular que perfila una organización
por manzanas de tipo urbano.
Estas manifestaciones espaciales acompañan un proceso social
caracterizado por el peso creciente de las actividades terciarias y el
surgimiento de un primer nivel de diferenciación socioeconómica,
ocasionada por la presencia de algunos comerciantes y varios
asalariados del sector estatal (educación y atención de salud). Sin
embargo, la mayoría de vecinos siguen siendo agricultores que
producen alimentos básicos para el consumo familiar.
Finalmente, la arquitectura estatal insiste en los materiales
foráneos y comerciales como cemento, tejas Eternit, bloque de
concreto, hierro y ladrillo, contribuyendo a su generalización en
la edificación de las casas. La creciente influencia exógena en la
arquitectura civil verifica el papel de transmisores de ideología
estética foránea asumido por los agentes institucionales.
Plazoleta en Playa de Murri,
Atrato Medio.
48
Aldea Boca de Bebará, Atrato.
49
4) Cabeceras rurales
Generalmente aldeas mayores con 100 o 200 casas que se
vuelven las principales poblaciones de un tramo del río o de
una zona costera, debido a sus funciones tanto en el acopio
y comercialización de la producción campesina como en la
administración y prestación de servicios de nivel terciario a los
habitantes de caseríos y viviendas dispersas aledañas. Lo hace
posible un equipamiento social, comunal y administrativo mínimo,
un conjunto de pequeñas tiendas, graneros y algunos almacenes
especializados, excepcionalmente una sucursal de un banco o una
cooperativa. También se instalan pequeñas empresas artesanales
(aserríos o carpinterías) y servicios técnicos de mantenimiento
o reparación de equipos sencillos (motores fuera de borda,
motosierras, grabadoras y equipos de sonido).
A menudo se trata de las cabeceras urbanas de un municipio y
a veces de simples corregimientos que subordinan un territorio
rural de cierta importancia en el ámbito local. Presentan una
estructura urbana sencilla, con trazado reticular en consolidación.
Las funciones citadas contribuyen a la diversificación laboral
y social de la aldea, hecho que se expresa principalmente en la
constitución de una zona central arquitectónicamente diferenciada
y con especialización de una o varias calles en usos comerciales e
institucionales; igualmente se generan pequeñas agrupaciones de
vivienda con características tecnológicas y formales distintas a las
habituales y se introduce la noción de “barrio” ligado a una clase o
grupo social, o para denominar un lugar que se distingue por algo
y es hito que orienta, aunque el barrio consiste en estos casos en
una calle o un conjunto de viviendas con tipología similar.
5) Polos de cuenca y de comarca
Son aquellas cabeceras municipales que dominan una cuenca,
una zona marítima, o una franja terrestre definida por una
carretera, y que, fusionando elementos y funciones de tipo urbano
con rasgos de tipo rural, están pasando a la categoría de ciudades
pequeñas. Según los registros del DANE (1993) y el SEM (1994)
pueden alcanzar un tamaño variado, 1.000 a 11.000 moradores, con
excepciones llamativas por su reducida población, como la vieja
Bellavista (481 antes de la “tragedia” y reubicación), Docordó
(194) y Juanchaco.
Estos polos de nivel terciario desde el punto de vista de su
influencia territorial (una comarca o una cuenca) están dotados de
un equipamiento social, comercial y administrativo sencillo, pero
acorde con sus funciones: alcaldía, iglesia, oficina de Telecom,
tiendas diversas y almacenes con cierta especialización; un
hospital, varias escuelas y un colegio de bachillerato, inspección
de Policía; distintas dependencias del nivel regional y municipal; la
sucursal de un banco, una cooperativa; uno o dos parques, canchas
de deportes y cementerio. A ellos acuden para abastecerse, vender
productos agrícolas, hacer trámites administrativos y acceder a
los servicios diversificados de salud y educación, los habitantes
de los poblados y zonas productivas localizados en un radio de
acción cuya amplitud depende de los medios de comunicación y
transporte disponibles: canoas, lanchas con motor fuera de borda,
transporte terrestre y acuático colectivo.
Presentan una organización espacial y un trazado reticular bastante configurado, donde se mantienen algunos rasgos espaciales
propios de las aldeas.
Aunque persiste el reconocimiento de familias e individuos por
sus apellidos y origen, la comunidad pierde en gran parte la identidad
y solidaridad colectiva propia de los asentamientos primarios.
50
51
6) Epicentros subregionales
Centros urbanos que alcanzaron el máximo desarrollo social
y económico en el ámbito regional, que atraen población e
inversiones privadas y estatales.
Salahonda, Nariño.
Fuente: Corporación OSSOUniversidad del Valle.
Tres ciudades intermedias presentan los mayores grados
de complejidad dentro del territorio, operando como polos
subregionales con influencia y atracción sobre una serie
de asentamientos menores y pequeños centros urbanos en
consolidación. Administrativamente cumplen el papel de cabeceras
municipales o de departamento, económicamente son centros de
acopio o transferencia de las materias primas destinadas a las
metrópolis regionales.
Con distintos niveles de especialización socioproductiva, los tres
epicentros están afectados por flujos migratorios significativos en
la escala regional, y por una gran demanda de servicios diversos
Bocas de Satinga, Nariño.
Fuente: Corporación OSSOUniversidad del Valle.
El puerto de Buenaventura es el centro urbano de mayor
importancia en la región, con 290.457 habitantes en 2005 según
el Censo del DANE. En el nivel local actúa como centro de acopio
de maderas y productos agrícolas destinados a los mercados
nacionales. Aunque su campo de influencia se extiende hasta la
altura de la bahía de Solano, influye con mayor intensidad los
asentamientos menores o caseríos localizados en la zona costera
sur, entre Guapi y Nuquí.
Quibdó, que contaba con algo más de 100.000 habitantes en
2005 (DANE), influye la cuenca del río Atrato, pero padece una
dependencia significativa de Medellín, hecho que se manifiesta en
un intenso tráfico aéreo y terrestre.
Tumaco presenta características similares a las de Buenaventura,
aunque es de menor tamaño, unos 85.885 habitantes en 2005,
pero tiene un radio de acción territorial proporcionalmente más
amplio. El área urbana actúa como centro de relevo de Pasto y Cali,
ciudades a las que está conectada por vía aérea y terrestre, y con
las que tiene estrechas relaciones comerciales y administrativas.
El Charco, Nariño.
Fuente: Corporación OSSOUniversidad del Valle.
52
53
Tamaño de los centros urbanos, Censo 2005
PRINCIPALES POBLACIONES DEL PACÍFICO
Nombre
POBLACIÓN CENSO 2005
Cabecera
Área Rural
Buenaventura
290.457
34.633
Quibdó
100.113
9.919
Tumaco
85.885
75.605
Istmina
18.081
5.330
Barbacoas
11.939
18.717
Tadó
11.178
6.347
Condoto
8.983
3.750
El Charco
6.917
19.246
Guapi
6.573
12.076
La Tola
5.844
2.727
Franciso Pizarro
5.263
5.920
Mosquera
3.822
8.248
Puerto Mutis, Bahía Solano.
Fuente: Censo DANE 2005.
Número de habitantes en las cabeceras municipales
3
0
Más de 60.000
1
Número de habitantes
0
10.001 a 12.000
Quibdó.
3
0
8.001 a 10.000
0
6.001 a 8.000
1
4
0
4.001 a 6.000
9
0
2.001 a 4.000
12
0
Menos de 2.000
0
5
10
15
Número de municipios por rango de habitantes
Fuente: Censo DANE 2005.
Tumaco.
Fuente: Corporación OSSOUniversidad del Valle.
54
55
Por último, el dominio de las regiones aledañas se manifiesta
en el rol que juegan, en el contexto nacional y con respecto a la
región, los polos metropolitanos de Medellín, Cali y Pasto y la
ciudad de Turbo.
»»
El Área Metropolitana de Medellín opera sobre la parte
central del Chocó y hacia el Golfo de Urabá, influyendo
decisivamente la cuenca del río Atrato y la parte alta de la
cuenca del río San Juan.
»»
La ciudad de Cali, metrópoli regional del Suroccidente,
subyuga las zonas costeras de los departamentos de Nariño,
el Municipio de Buenaventura, y un corredor fluvial que
involucra al río San Juan hasta la altura de la población de
Istmina (Chocó).
»»
La ciudad de Pasto, principal centro urbano del sur del país,
avasalla un espacio bastante amplio que va hasta la costa
nariñense, actuando como centro de relevo de Cali. Capta
gran cantidad de productos y servicios para distribuirlos en
su área de influencia.
»»
Además, desde el Noroeste Antioqueño incide Turbo, puerto
marítimo con cerca de 32.500 habitantes (Censo Dane de
1993) que depende de Medellín y domina en el Chocó la
zona norte del Atrato.
Resumiendo
En las tierras bajas del Pacífico colombiano se configuró
un sistema de hábitat constituido por cuatro centros urbanos
importantes en la escala nacional y regional, una veintena
de centros urbanos menores que corresponden a cabeceras
municipales y polos de prestación de servicios a la población rural,
y diversos conjuntos de pequeños asentamientos y aldeas que se
originaron en la colonización agrícola desarrollada por familias
afrodescendientes desde mediados del siglo XIX. Este sistema
urbano aldeano integra distintas categorías socioespaciales.
Esquema del sistema de
hábitat fluvial en el Atrato.
56
57
Vecindario Rural Disperso
Aldeas Mayores
Aldea Lineal
Polo de Cuenca o Comarca
o calle
Esquema de formas de hábitat
rural y urbano.
58
59
Esbozo tipológico del hábitat rural
HÁBITAT DISPERSO
1. Primer hábitat de colonización.
Desmonte y siembra de colinos
Minifundio disperso
Unidades productivas aisladas
con trabajaderos ocasionales.
HÁBITAT CONCENTRADO
1. Aldea menor.
Caserío lineal con vivienda continua
paralela al río, el estero o el mar.
Solares familiares amplios con
huertos. Plazoleta principal, escuela
primaria, salón comunal y una capilla.
Residencia y servicios básicos.
2. Hábitat sedentario unifamiliar.
Consolidación de las unidades
productivas y sedentarización del colono
en una de ellas. Parcela productiva
con vivienda estable y permanente.
Minifundio disperso.
3. Hábitat parental asociado.
Dos o tres hogares emparentados.
Parcelas productivas vecinas y relaciones
de cooperación y parentesco.
Producción y residencia permanente.
2. Aldea menor en expansión.
Vivienda continua y servicios mínimos
dispuestos sobre un eje transversal.
3. Aldea mayor.
Trama reticular con manzanas incipientes
configuradas por viviendas continuas
dispuestas sobre lotes de tipo urbano,
pequeños y con patios posteriores.
Senderos o calles perpendiculares
y equipamientos colectivos en
expansión y diversificación.
4. Vecindario rural.
Varias parcelas familiares contiguas con
viviendas permanentes y cultivos.
Producción y residencia.
5. Núcleo veredal.
Caserío de parientes consanguíneos,
compadres y amigos. Viviendas
discontinuas y aisladas con cultivos
y huertos en los espacios libres
entre ellas. División de las parcelas
productivas familiares en varios solares
residenciales. Producción y residencia.
60
4. Aldea de confluencia o esquinera.
Localizada en la desembocadura de un
río en otro principal o en el mar, reúne
distintos tamaños de asentamientos.
Por su amplia difusión territorial
es una categoría muy importante
del sistema regional.
61
II. TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL Y URBANA
Del trabajadero a la ciudad y del rancho en palma a la casa
en material
s difícil establecer una tipología de la vivienda del Pacífico
territorialmente generalizada, pues los modelos y tendenE
cias dominantes son cambiantes según las circunstancias y los
lugares. Las diversas situaciones de orden geográfico, social y
económico inciden de manera determinante en la adopción de tipos arquitectónicos y de formas de construir la casa. Algo similar
sucede con la tipología espacial de los asentamientos, su localización en una cuenca, río, costa o zona de carretera, y las relaciones
que establece cada lugar con los centros urbanos que dominan la
región desde su interior y desde las regiones vecinas.
Así, mientras que en un sitio recóndito a orillas de una quebrada
se está construyendo un albergue sencillo con cubierta en hojas de
palma y palos del monte, en un caserío o en un aldea cercanos se
están edificando una casa en maderas aserradas y otra con elementos
que utilizan cemento, y en polo regional se construye un edificio
multifamiliar tecnología moderna, a veces de vanguardia o novedosa,
otras veces respondiendo a las exigencias del desarrollo progresivo.
Se desecha la tecnología ancestral para adoptar aquellas que
parecen más avanzadas, pero al mismo tiempo se recrean los
elementos decorativos y las maneras de organizar y usar los
espacios de descanso, relación y trabajo doméstico.
La vivienda es el único objeto arquitectónico que se puede identificar como
manifestación espacial propia de la población afrodescendiente del Pacífico colombiano.
62
En las áreas de producción agrícola la vivienda se consideró
generalmente como un albergue que resguardaba de las inclemencias
del clima y de los peligros provenientes de la selva; se construyó
con maderas y vegetales extraídos del bosque y con muy poca
63
transformación, hojas y cintas de palma para la cubierta, palos
redondos para la estructura y pilotes rudimentarios, a veces labrados
con hacha, cerramientos y pisos en palma abierta.
En la primera mitad del siglo XX se hicieron comunes el
corte de piezas estructurales y de tablas para pisos y paredes
con sierras manuales y motosierras, su producción en aserríos
artesanales, y se inició la importación de láminas metálicas,
primero para los campamentos de las compañías mineras, luego
los comerciantes las popularizaron en los poblados, para techar la
casa hecha con maderas durables y bien construida, provista de
balcones, barandas y rejillas de ventilación decorativas. Protegida
y enlucida su fachada con pinturas de aceite en colores vivos y
contrastantes, este tipo de vivienda se convirtió en símbolo de
estabilidad residencial y de prestigio social.
Al mismo tiempo se produjo en las principales áreas urbanas
de la región una modernización de la construcción mediante la
utilización del cemento, hierro, cerámicas y otros materiales
exógenos. Actualmente destaca su amplia difusión en toda la
región, y la de la edificación de la vivienda urbana con tipologías
y técnicas que se utilizan en los centros urbanos del interior del
país.
Tipo de casa rural negra.
Las modalidades de construcción de las moradas han evolucionado desde el uso de materiales endógenos sin procesar extraídos
del bosque cercano (troncos de árboles y palmas duras, hojas y
esterillas de palma, cortezas y lianas), el de maderas aserradas
manual o mecánicamente para convertirlas en piezas manejables
(palos cuadrados, tablones y tablas), hasta el empleo dominante
de materiales importados y de procedencia industrial, pasando por
tecnologías que combinan piezas aserradas con componentes en
cemento, hierro o ladrillo, láminas metálicas y en fibrocemento.
Estas formas de construir definen una tipología arquitectónica
que integra cinco prototipos, tres de ellos básicos, correspondiendo
cada uno a la introducción de materiales de construcción innovadores
en relación con el contexto regional y local, los que en su momento
pretendieron la modernización de poblados y viviendas. Los otros
dos son el resultado de la sustitución progresiva, y a veces lenta,
de un modelo vigente por otro más nuevo, por tanto híbridos que
combinan elementos del sistema constructivo más antiguo con
elementos del que se está implantando.
Casa urbana tipo español.
Fuente: Robert West.
Fuente: Robert West.
64
65
DESCRIPCIÓN DE PROTOTIPOS
La diversidad de modelos arquitectónicos depende del tamaño,
importancia y desarrollo económico y social alcanzado en cada caso.
1) Vivienda autóctona
a. Vivienda indígena americana
La estructura de la cubierta y el piso elevado configuran tres
niveles con usos claramente diferenciados:
»»
Debajo de la casa y a ras del suelo se guardan herramientas,
leña y canoas, se instala el gallinero o la marranera.
»»
En el espacio abierto definido por el piso y las vigas
que sostienen la cubierta se desarrollan las actividades
familiares cotidianas y de relación con los vecinos, las que
tienen asignados lugares específicos aunque no existan
separaciones físicas: en la parte posterior un fogón de leña
alto o colocado directamente sobre el piso aislándolo con
hojas y tierra arcillosa identifica la cocina; en el resto del
espacio se trabaja, juegan los niños y se recibe a los vecinos;
se descansa en hamacas; por la noche el dormitorio se
concentra en la parte central. Con frecuencia se agregan
barbacoas externas para el cultivo de plantas medicinales y
aromáticas, y algunas veces pequeñas tarimas en esterillas
de palma para separar un dormitorio conyugal.
»»
Debajo de la techumbre se instala el altillo o zarzo para
almacenar productos agrícolas y víveres, guardar ropa, herramientas y utensilios domésticos. Los emberá distinguen
un cuarto nivel, “el fin de la vivienda, su cabeza, constituido
por el ápice y el remate que lo cierra, sea este de cerámica
o madera”, y señalan que los seres extraordinarios como los
“mohanas” pueden llegar hasta el espacio debajo de la vivienda y que en el zarzo guardan los “jais” (Luis Guillermo
Vasco Uribe, Colombia Pacífico).
Las viviendas de las comunidades indígenas contemporáneas se
organizan a orillas de ríos y quebradas, sea dispersas en unidades
productivas familiares o concentradas en pequeños caseríos que
se ubican en zonas altas y donde se implantan alrededor de un
espacio central o plaza.
Las construcciones mantienen los rasgos esenciales del tambo
ancestral y constituyen un excelente ejemplo sobre la adaptación
de una edificación a las condiciones del medio natural. Una plataforma de piso cuadrada u octogonal elevada sobre pilotes altos y cubierta por un amplio techo cónico de hojas de palma que desciende
hasta poca distancia de la plataforma para proteger el interior de la
lluvia, el viento y el sol, sin necesidad de cerramientos exteriores.
El espacio bajo la cubierta se organiza según actividades sin divisiones físicas. Se accede por una escalera elaborada en un tronco
con muescas (Luis Guillermo Vasco Uribe, Robert West, Jacques
Aprile-Gniset, Gilma Mosquera).
El tambo original es de planta
circular y con techo cónico.
Se supone que la planta
cuadrada fue introducida por
los españoles o los negros.
El Tambo, río Nuquí.
66
Grabado de Manuel María Paz,
Comisión Corográfica, 1850.
Vivienda indígena.
67
El Tambo, río Nuquí.
Actualmente, a pesar de la notable resistencia del modelo aborigen embera o waunaná, en los sitios más expuestos a influencias
culturales externas, éste sufre transformaciones que pretenden
modernizarlo e incluso adaptarlo para su construcción con cubiertas metálicas y de fibrocemento. En unos casos toma elementos
de la casa campesina afrocolombiana, tales como la estructura
portante única, la techumbre a cuatro aguas, la planta ortogonal,
el cierre progresivo de los espacios y la generalización de las paredes (Robert West, Virginia Gutiérrez de Pineda, Luis Guillermo
Vasco Uribe).
Hábitat embera, río Nuquí.
Plano de la aldea El Tambo.
68
69
b. Rancho negro en palma
El albergue humano más elemental que se encuentra en las
zonas selváticas de producción primaria es el “trabajadero”,
enramada provisional construida con palos del monte y hojas de
palma sin trabajar, levantada del suelo o del agua por pilotes de baja
altura constituidos por troncos gruesos. Es refugio temporal de la
familia en el predio que se acaba de desmontar para establecer un
cultivo, asimismo del pescador o aserrador.
El prototipo vernáculo negro sucede al tambo precolombino.
Siguiendo las instrucciones de los encomenderos y dueños de
minas, los aborígenes reducidos a la condición de servidumbre
construyeron las chozas destinadas a la población negra esclavizada
en los rancheríos de minas, teniendo como referencia el sistema
constructivo del tambo que adaptaron a las nuevas circunstancias.
Resultó un modelo híbrido con cubierta en palma a dos o cuatro
aguas, planta ortogonal y cuadrada, algunos cerramientos, pilotes
altos que protegen de la humedad y las inundaciones.
Cimarrones y colonos descendientes de africanos construyeron
su morada sobre este modelo de síntesis étnica y cultural, que
en el siglo XX se regó en los vecindarios y poblados parentales
que fueron surgiendo a orillas de los ríos. Su persistencia a lo
largo de más de 150 años ha sido registrada por historiadores y
antropólogos (Virginia y Roberto Pineda, West, Nina, etc.).
Techando con hojas de palma.
Huina, Bahía Solano.
70
El precario rancho de la parcela ha sufrido mejoras técnicas y
de sus materiales. Aunque mantiene la cubierta y cerramientos en
palma, emplea maderas de buena calidad en la estructura y tablas
aserradas en la fachada frontal, pues muchas veces su dueño aspira a
tener una casa con cubierta industrial. No obstante, los altos costos
de las tejas y las dificultades para su transporte hasta las aldeas y
veredas favorecen la resistencia del modelo autóctono. Además en
muchas ocasiones se constata que la choza es la vivienda provisional
o de emergencia, que construye una pareja mientras logra conseguir
las maderas aserradas o los bloques de concreto.
Consiste en un módulo pequeño levantado sobre pilotes y
techado en palma, con estructura en palos redondos, pisos y
cerramientos exteriores e interiores en latas y esterillas (troncos
de palma abiertos con machete). Generalmente de forma cuadrada,
integra una alcoba y una sala de uso múltiple, la cocina con un
fogón de leña y una azotea rudimentaria, espacios que se organizan
sobre un corredor central. Este núcleo inicial crece por medio de
adiciones posteriores y laterales que conservan los materiales
originales; la cocina con su área de oficios se independiza en
un nuevo espacio logrado por la prolongación de la cubierta o
mediante la construcción de un nuevo volumen unido a la casa
por un puente, adelante o a un lado se agregan una o dos piezas
pequeñas. Las principales herramientas para la construcción son
hacha, hachuela y machete.
Trabajadero en el río Atrato.
71
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL
Buenaventura / Aldea Guayabal
Según sistema constructivo: AUTÓCTONO
Materiales
72
Estructura
madera rolliza,
madera labrada
Cubierta
hojas de palma
Cerramiento
esterilla, plástico,
palmiche
Viviendas autóctonas
en el área rural de
Buenaventura, el río Atrato
y la Bahía de Solano.
73
2. Transición de autóctono a tradicional
Hacia 1940 las compañías mineras creadas para la explotación
industrial del oro importan tejas metálicas destinadas a la construcción de las casas que albergarían obreros y personal administrativo y técnico. Prontamente esta innovación es adoptada en las
ciudades para reemplazar las cubiertas en palma y minimizar el
riesgo de incendio. Sigue una modernización basada en el concepto de “higiene”.
Al mismo tiempo se intensifica el corte de maderas con
motosierra y la producción artesanal de piezas estructurales y
tablas burdas para el piso y las paredes, cuyas dimensiones se
ajustan a las especificaciones comerciales. Con esos materiales se
transforma tecnológicamente el rancho rudimentario, aunque no
deja de ser muy poco confortable y conserva algunos cerramientos
en esterilla de palma o guadua. Al mismo tiempo se modernizan
las herramientas y al hacha y machete con los que se construye se
agregan el serrucho y el cepillo manual que se emplea para pulir
las tablas de la fachada principal.
En las dos últimas décadas del siglo XX se vuelven comunes
las cubiertas metálicas y de asbesto-cemento, identificadas por
la población como Zinc y Eternit respectivamente, aunque en las
zonas más alejadas su uso es bastante reducido pues resultan
demasiado costosas para la mayoría de familias. Entonces los
comerciantes locales introducen tejas onduladas fabricadas con
Transición autóctono a
tradicional, aldea La Boba, río
Atrato.
74
cartón asfaltado, alternativa económica para sustituir los techos
en palmiche de las áreas rurales, que fue bien aceptada por los
moradores de campos y aldeas, e incluso por los habitantes más
pobres de los principales centros urbanos.
Resulta un modelo de transición tecnológica ampliamente
difundido en los ríos costas, que mantiene las características
esenciales del rancho autóctono (volumen, espacios, organización).
No obstante, las nuevas tejas no tardan en demostrar sus
debilidades en el medio selvático húmedo, por lo cual su uso se
limita a la construcción de albergues provisionales.
Progresivamente se mejora la calidad constructiva de la casa
aldeana. Se van sustituyendo esterillas y palos redondos o labrados
por tablas y piezas aserradas en maderas finas y se impone la
cubierta en “zinc” o “eternit”, como elemento indispensable
para tener una casa durable, bonita y bien construida. Cuando
la familia no tiene recursos suficientes para construirla de una
vez lo va haciendo por partes, primero instala la cubierta y luego
va haciendo cerramientos y divisiones interiores con esterillas,
tablas.
El resultado es un modelo de transición. Una variación de
este modelo consiste en un volumen principal cuidadosamente
construido y cubierto en láminas metálicas y paredes en tablas
aserradas, que aloja las alcobas y la sala, y otro secundario, la
cocina, adosada o separada, que en muchos casos está cerrada con
esterillas y cubierta con hojas de palmas.
Transición autóctono a
tradicional, área urbana de
Nuquí.
75
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL
Buenaventura / Aldea de Punta Bonita
Según sistema constructivo: AUTÓCTONO A TRADICIONAL
Materiales
76
Estructura
madera labrada
Cubierta
hojas de palma
Cerramiento
tabla sin cepillar,
esterilla, plástico,
palmiche
77
3. Vivienda tradicional
La casa aldeana en madera es actualmente el modelo tipológico
de uso más frecuente en las aldeas y pequeñas cabeceras rurales
como en el hábitat disperso; es la alternativa de modernización que
emplea maderas aserradas y cubiertas de procedencia industrial.
Se construye por etapas sucesivas de desarrollo, que comienzan
con un núcleo básico, cuyo tamaño y materiales dependen de las
posibilidades económicas del propietario, quien en la mayoría de
las veces es también el constructor, y de los aportes en trabajo
que este logre conseguir, ya sea solidario o por medio del pago
de jornales y pequeños contratos por labores muy especializadas.
De acuerdo con la disponibilidad de recursos se van agregando
aposentos en la parte posterior del primer volumen, o a un lado, y
haciendo las divisiones internas.
Puede desarrollarse en una o dos plantas, partiendo
generalmente de un módulo básico configurado por una o dos
alcobas y un área de actividades múltiples sin cerramientos. En
el segundo caso, el propietario de la vivienda adecua primero un
cuarto en el segundo piso y luego por medio de cerramientos
sucesivos le va sumando nuevas habitaciones; por último ocupa
la primera planta. Al final del proceso la casa cuenta posiblemente
con tres o cuatro alcobas, sala y comedor, una cocina separada y
hasta un baño, pero es frecuente que este proceso constructivo
dure varios años o que nunca sea terminada por sus dueños.
La vivienda tradicional en madera tiene un carácter persistente
y estable en el hábitat rural disperso y en los caseríos y aldeas. En
los centros urbanos constituye sobre todo un albergue transitorio
o una vivienda provisional, que se asimila al tugurio o a la vivienda
de mala calidad.
De planta cuadrada o rectangular y con varios espacios
diferenciados que se organizan en torno a un eje-corredor, central
o lateral, que une la fachada con el solar o “patio” posterior: la
sala, dos o tres alcobas pequeñas y la cocina, esta ubicada atrás,
casi siempre en un volumen distinto adosado o separado y unido
al cuerpo principal por un puente. Cada vez es más frecuente la
presencia de un pequeño cuarto anexo a la paleadera o de una
caseta en madera, que alojan una taza sanitaria y complementan la
zona de servicios, denominada de “oficios húmedos”.
Viviendas nuevas, Charambirá.
Programa CITCE.
78
Vivienda tradicional, río
Atrato.
79
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA URBANA
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL
Centro urbano menor / Nuquí
Según sistema constructivo: TRADICIONAL
Buenaventura / Aldea de Punta Bonita
Según sistema constructivo: TRADICIONAL
Materiales
80
Materiales
Estructura
madera aserrada
Cubierta
laminas de zinc
Cerramiento
tabla cepillada,
bloque de
concreto en la
unidad sanitaria
Estructura
madera labrada,
madera aserrada
Cubierta
laminas de zinc
Cerramiento
tabla cepillada,
plástico, chonta,
esterilla
81
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL
Bahía Solano / Aldea de Huina
Según sistema constructivo: TRADICIONAL
Materiales
Estructura
madera aserrada
Cubierta
asbesto cemento
Cerramiento
Acabados
madera aserrada,
chonta
pintura
Aldea de Mallorquín,
Buenaventura.
Casa tradicional en Huina,
Bahía Solano.
82
83
4. Transición de tradicional a moderna
Este prototipo manifiesta la tendencia más reciente y está
definido por un sistema tecnológico híbrido que comporta
elementos bastante rudimentarios de la construcción moderna,
que implica el uso de cemento, hierro, gravillas y tejas de factura
industrial, los que se combinan con componentes portantes y de
cerramiento en maderas aserradas de procedencia artesanal.
Se origina en la sustitución de los pilotes en maderas por un
basamento, de unos 40 o 50 centímetros, enmarcado por un
cordón de concreto simple que se rellena con piedras y grava.
Sobre éste se levanta una casa en un piso de tipo tradicional en
madera o se colocan muros periféricos en bloque de cemento o
ladrillo, que pocos constructores confinan con varillas de hierro,
pero que muchos insertan entre columnas en madera.
Una segunda expresión de esta tendencia es la terminación de la
vivienda de madera en dos plantas, con la instalación en la primera
planta de un piso en cemento afinado, sobre una losa similar a
la descrita y empleando bloques de cemento como cerramientos
entre las columnas de madera que sostienen la construcción.
Viviendas tradicionales.
84
Vivienda de transición
tradicional a moderna, Puerto
Mutis, Bahía Solano.
85
La última variación de este prototipo de transición entre la
tecnología tradicional y la moderna se produce por la intensificación
del uso de los materiales exógenos e industriales, o de producción
artesanal en el sitio pero con insumos industriales (bloques de
cemento), hasta eliminar las maderas.
Vivienda de transición a
moderna. Puerto Mutis, Bahía
Solano.
Cuando la construcción se desarrolla en dos plantas, la primera
se levanta en mampostería de bloque de concreto y la segunda en
maderas.
Este sistema combinado se ha convertido en referencia para el
mejoramiento de la vivienda y en paradigma formal y tecnológico
que se difunde rápidamente. El salto hacia la tecnología moderna
depende de las posibilidades económicas que brindan al jefe de
hogar, y a sus hijos hombres, la vinculación de los poblados a los
mercados locales y a actividades relacionadas con un turismo
elemental, que hoy denominan “ecológico”.
En las cabeceras municipales esta tendencia tiene su máxima
expresión en las casas de algunos comerciantes y funcionarios
de las entidades estatales, con más recursos económicos y
aspiraciones sociales que las del conjunto de la población. O sea
que se expresa una diferenciación social de las comunidades
campesinas.
Playa Huina, Bahía Solano.
86
Playa Huina, Bahía Solano.
87
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL
Bahía Solano / Aldea de Huina
Según sistema constructivo: TRADICIONAL A MODERNA
Bahía Solano / Aldea de Huina
Según sistema constructivo: TRADICIONAL A MODERNA 2
Materiales
Materiales
Estructura
madera aserrada, bloque
de concreto, contrapiso en
concreto
Estructura
madera aserrada,
contrapiso en
concreto
Cubierta
asbesto cemento
Cubierta
asbesto cemento
Cerramiento madera aserrada, chonta
Acabados
repello, pintura
88
Cerramiento
Acabados
madera aserrada,
chonta
repello, pintura
89
5. Vivienda moderna. La casa urbana
La última modernización de la vivienda se produce principalmente a través del empleo de cemento en losas corridas o basamentos, sin refuerzos de hierro o deficientemente armadas,
bloques de cemento de fabricación artesanal en paredes interiores y exteriores, y tejas metálicas (zinc) y de fibrocemento
(Eternit o Tejalit) en las cubiertas.
El uso del cemento requiere gravillas y arena, que a veces
son de difícil consecución y baja calidad; en poblados marinos los
constructores recurren a “material de playa endulzado” mediante la
acción de la lluvia, dejándolo a la intemperie varios días.
Los ladrillos cocidos se usan eventualmente en poblaciones
donde los medios de transporte permiten llevarlos, por tanto el
modelo que denominamos “moderno”, está edificado en bloques
o placas de concreto sobre losas o pilotes del mismo material y
techo en fibrocemento reconocido como Eternit o Tejalit. A veces
presenta enlucidos con pañetes y pinturas, pisos en baldosa o
cemento afinado. Puede ser en una o dos pisos, en este caso con
cubierta entrepisos en losa armada o madera.
Los servicios públicos
Tazas sanitarias conectadas a pozos sépticos individuales y
técnicamente deficientes, o a un alcantarillado colectivo, muchas veces
defectuoso, que vierte las aguas negras directamente al mar o al río.
Construcción de acueductos rurales sencillos en las poblaciones
más pequeñas, con distribución domiciliaria que proporciona un punto
de agua por vivienda (una llave en la paleadera o el patio posterior).
En la cabecera municipal es otro el caso: se construye uno con
diseño y especificaciones normales. En ambos casos el servicio
presenta diversos problemas.
Instalación de una planta colectiva de energía eléctrica,
para alumbrado nocturno por pocas horas, o de generadores
individuales pequeños en algunas casas. Pero el funcionamiento
de estos sistemas es intermitente y esporádico debido a los altos
costos del combustible.
En los centros urbanos más complejos, como Buenaventura o
Tumaco, la tipología dominante en la vivienda y en las construcciones
destinadas a los equipamientos y servicios estatales y privados
obedece más a los parámetros de las ciudades del interior del país
que a los modelos adoptados en las aldeas.
En esas ciudades, la vivienda de tipo tradicional en madera, que
tiene en las aldeas y áreas rurales un carácter estable y un cierto
prestigio social, se convierte en vivienda de tipo provisional; en la
mayoría de casos su dueño la construye como albergue transitorio,
mientas logra levantar una casa “en material”.
Vivienda de tipo moderno en
Quibdó.
90
91
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA URBANA
Centro urbano menor / Nuquí
Según sistema constructivo: MODERNA
Materiales
Estructura
muros en ladrillo
Cubierta
asbesto cemento
Cerramiento
Acabados
muros en ladrillo,
contrapiso en concreto
repello, cerámica, baldosas,
pintura
Área urbana de Nuquí.
Tumaco. Viviendas diseñadas por Fernando Martínez
Sanabria. Plan Piloto para la nueva ciudad de Tumaco,
1948.
92
Vivienda moderna.
93
CONCLUSIONES
1. Sobre la vivienda rural
Incluye la vivienda dispersa en unidades productivas aisladas,
los vecindarios rurales y las aldeas menores. Es muy significativa
la persistencia del rancho en palmiche en las áreas rurales, tanto
en veredas como en las aldeas, donde se sigue construyendo
hoy en día como vivienda estable que reemplaza el trabajadero o
como primer hogar de una pareja recién constituida. Sin embargo
tan pronto el campesino cuenta con los recursos económicos
necesarios edifica una casa en madera aserrada con techo industrial
(fibrocemento, metálico).
En el vecindario rural o el núcleo de vereda todas las edificaciones
son casas, construcciones con otro destino surgen únicamente
cuando del crecimiento demográfico nacen necesidades colectivas,
tales como una capillita, un salón comunal o las aulas de una
escuela primaria, no obstante su arquitectura poco se distingue de
las viviendas. Aunque en muchos casos estos equipamientos son
construidos en madera y otros materiales vegetales, manifiestan
imposición o reflejo de ideologías que pretenden cambiar la
mentalidad y prácticas campesinas.
Viviendas de tipo moderno en
Mallorquín, Huina y Puerto
Mutis.
94
Barbacoa y paleadera, río
Atrato.
95
En los poblados de mayor jerarquía los equipamientos de
carácter institucional proporcionados por la Alcaldía Municipal
se convierten en factor de cambio tecnológico y formal, dando
respuesta a las aspiraciones de progreso de los moradores y a
intereses externos a la comunidad originaria.
Estos cambios han estado articulados a transformaciones en la
morfología general de los asentamientos, su mosaico predial y el
entorno natural, que corresponden tanto a transformaciones de la
base económica de los poblados como a mutaciones en la sociedad
campesina original.
La casa tradicional en madera adquirió un cierto prestigio social
y se construye para durar varios años; no obstante la tendencia
actual es su sustitución progresiva por construcciones que emplean bloques de cemento fabricados en el sitio o ladrillos cocidos.
Factores como la durabilidad de la vivienda, la exigencia de mantenimiento permanente, la creciente escasez relativa de maderas
finas originada en la explotación comercial y el significado de éxito
económico y símbolo de desarrollo o progreso que ha adquirido
la casa en material hacen que tener esta última se convierta una
aspiración legítima de las familias nativas. De tal manera que a
medida que se hace más complejo un asentamiento va desapareciendo la construcción tradicional, para dar paso a la construcción
de tipo moderno.
Lo anterior significa que en las aldeas típicas el abanico
tipológico de la vivienda es proporcional al grado de diversificación
y complejidad de la sociedad.
La modernización de la casa va acompañada de acciones de
saneamiento básico en los predios familiares, tales como la
instalación de sanitarios con desagüe a pozos sépticos, la provisión
de agua a domicilio mediante un acueducto y la construcción de
alcantarillados colectivos rudimentarios. Con estas mejoras se
transforma la costumbre atávica de bañarse, lavar la loza y la ropa
en el río o la quebrada, labores que se trasladan a la paleadera,
donde también se desplaza la usual tertulia de las mujeres en el río.
Vivienda en el Atrato.
96
Los principales factores de cambio registrados son:
»»
La vinculación de los moradores de un caserío a la economía
de mercado por medio de la venta de excedentes de la
producción agrícola y pesquera.
»»
La diversificación del abanico sociolaboral con un incremento
de las actividades del sector terciario correspondiente a
los servicios estatales, el comercio menor y al detal, y el
turismo centrado en la hotelería de bajo costo.
»»
El mejoramiento de los medios de transporte y comunicación
con las regiones vecinas y el interior del país.
»»
La emigración de la población joven hacia las grandes
ciudades en busca de mejores oportunidades de trabajo
y estudio, su retorno después de una experiencia urbana
donde experimentaron formas de habitar distintas, los
movimientos pendulares que se establecen entre las
cabeceras urbanas y su área de influencia inmediata.
»»
Las aspiraciones de las familias que, según sus ingresos y
estatus social, desean tener una casa mejor y más durable,
más resistente a la humedad, al paso del tiempo y ataques
de insectos y hongos.
»»
La ideología dominante que a través de programas y
proyectos estatales y de organizaciones no gubernamentales
induce en las comunidades locales cambios de tipo cultural
que afectan sus modos de habitar y construir.
»»
Factores de localización geográfica que propician o frenan la introducción de materiales y sistemas constructivos modernos.
97
2. Sobre la vivienda urbana
La vivienda urbana integra desde centros urbanos menores
(cabeceras de municipio, polos de cuenca o comarca) hasta los
polos regionales, que son las ciudades más importantes.
La mayoría de los principales centros urbanos y cabeceras
de municipio se originaron a orillas del mar o en las riberas de
un río o estero y en su proceso de evolución física vivieron la
evolución arquitectónica y tecnológica descrita. Las primeras
manifestaciones de la tecnología moderna datan de principios
del siglo XX y se introdujeron en obras públicas, puertos y
edificios institucionales. Luego siguieron las casas de la élite
local conformada por comerciantes enriquecidos, unos hoteles
localizados en la calle principal, del comercio. Mientras tanto, la
vivienda popular mantuvo la tecnología anterior, que se expandió
en las zonas de bajamar y en las orillas de los ríos y quebradas
que fueron afectados por procesos de ocupación ilegal, individual
o colectiva, construcción de vivienda pirata (sin permiso o
aprobación de las autoridades locales) en terrenos periféricos.
Actualmente domina la tecnología moderna, perduran algunas
de las casas prestigiosas en madera que fueron construidas en la
primera mitad del siglo pasado que Robert West identificó como la
casa española en “Las tierras bajas del Pacífico colombiano” (1957).
Hoy en día casi todas fueron abandonadas por sus propietarios
originales y afrontan procesos de deterioro o cambiaron de uso.
Vivienda en Quibdó.
98
Por otra parte, la ocupación de los bordes de ríos (zonas inundables)
y zonas de bajamar por la población urbana más pobre solo se puede
hacer recurriendo a la vivienda levantada sobre pilotes. Entonces se
reproduce la casa rural, aunque en unas condiciones muy distintas
y desfavorables que la convierten en una vivienda provisional y de
mala calidad, que en muchos casos constituye el primer albergue
urbano de una familia que ha migrado de las áreas rurales, o es
la primera vivienda de una pareja recientemente conformada.
Este rancho urbano puede evolucionar y convertirse en una casa
de madera del tipo tradicional, incluso en dos pisos y con balcones
adornados, pero está amenazada y condenada a desaparecer por
asentarse en “zonas consideradas de alto riesgo”.
En los barrios periféricos de origen reciente y en las zonas
aledañas al centro representativo y de servicios, las viviendas
son muy semejantes a las que se construyen en cualquier
ciudad colombiana mediante procesos de autoconstrucción y
progresividad de la casa. Los mismos procesos de edificación y
materiales, con iguales resultados en la tipología, aunque en un
contexto social muy distinto y en un contexto físico-espacial con
grandes deficiencias de servicios y equipamientos.
Quibdó. Persistencia de la
casa prestigiosa en madera.
99
3. Sobre las moradas y el patrimonio construido
En cuanto a las rupturas y persistencias en la arquitectura y el
urbanismo como expresiones culturales de las comunidades del
Pacífico, podemos afirmar que los elementos más representativos
y con mayor autenticidad se encuentran en los hábitats rurales
y los pequeños centros urbanos, donde la arquitectura de la
vivienda (doméstica o “no monumental”) se manifiesta como un
patrimonio y memoria colectiva que forman parte esencial de la
identidad cultural.
En las veredas y villorrios, distintos prototipos formales y
constructivos manifiestan la persistencia del modelo tecnológico
heredado de las comunidades aborígenes, y su hibridación con las
formas y sistemas tecnológicos importados. En las aldeas parentales
típicas sobresale la hegemonía de la vivienda tradicional en maderas
aserradas, mientras que en las aldeas y centros urbanos incipientes
que influyen amplios territorios rurales, unos factores de cambio de
origen externo inducen la sustitución de la construcción endógena
con materiales del lugar poco transformados por modalidades
artesanales de tipo moderno y con un uso intensivo de materiales
de procedencia industrial.
Estas variaciones tecnológicas y formales se articulan a mutaciones
en la estructura y morfología general de los asentamientos, que
resultan del paso de una categoría sencilla de hábitat a otra más
compleja. Destacan asimismo los estrechos nexos que tienen los
cambios tecnológicos con las transformaciones de orden social,
económico y cultural que van operando en las comunidades aldeanas.
En los pequeños centros urbanos que actúan como cabeceras de
un municipio, por ejemplo Nuquí o Puerto Mutis, domina la construcción con materiales modernos, aunque persiste como modelo
de transición la casa en madera sobre losa y no se ha descartado el rancho rudimentario en palmiche, aunque este adquiera el
carácter de tugurio. En estos hábitats de transición rural-urbano
y parental-individual, coexisten en el espacio residencial grupos
sociales distintos, muchas veces con aportes de población inmigrante mestiza, y en muchas ocasiones la diferenciación social se
afianza en las diferencias étnicas.
Por otra parte, en las primeras fases de estructuración de la
aldea parental las modalidades de acceso al espacio productivo
y residencial (la parcela y la casa) se circunscriben al trabajo
correspondiente a los primeros desmontes, la herencia y cesión
por familiares y vecinos o compadres; pasando el tiempo y
configurándose un pequeño centro de servicios, las formas de
adquisición de la vivienda (solares y casas) se vinculan al sistema
de mercado del suelo. Se practica entonces la compraventa de
lotes de tipo urbano, con pequeñas dimensiones que expulsan los
cultivos, y surge el alquiler de casas y cuartos para responder a
una nueva demanda de vivienda planteada por personas foráneas
y sin vínculos parentales con los moradores originales.
Creciendo y diversificándose socialmente el asentamiento humano, puede surgir la ocupación ilegal de predios como expresión
de contradicciones sociales y de una diferenciación socioeconómica con presencia de un sector social sin arraigo y sin recursos para
adquirir un terreno para construir su vivienda.
En las ciudades principales y en las metrópolis regionales, los
trazados urbanos y la arquitectura de la vivienda de los barrios y
sectores urbanos donde se aloja la población que emigró de los
campos responden sobre todo a las condiciones de marginalidad
del conjunto de los sectores populares urbanos con respecto
al consumo y al acceso a la vivienda. Igualmente, las maneras
de edificar la vivienda se asimilan a los procesos típicos de la
autoconstrucción urbana.
Vivienda palafítica: esquema
y casa en transición a
moderna en el río Mallorquín,
Buenaventura.
100
El traslado, voluntario o forzado, desde el hábitat rural separa
a los emigrantes de sus medios naturales de producción del
albergue. Se produce una ruptura drástica con los modelos
tradicionales de acceso al suelo residencial de construcción de
la morada familiar. El inmigrante recién llegado, que en la aldea
parental era integrante conocido y beneficiario de una sociedad
101
Por otra parte, las oleadas cíclicas de desterrados que llegan
a la ciudad expulsados a la fuerza y con las armas o amenazas de
sus parcelas productivas y poblados producen nuevas situaciones:
»»
»»
»»
“Desterritorializados”, huyendo para salvar sus vidas, desposeídos de sus medios de subsistencia y atemorizados, los
mal llamados “desplazados” se ven obligados a acomodarse
en muy precarias condiciones en hábitats urbanos hostiles
a sus costumbres y concepciones espaciales. Son considerados —y se consideran— , como moradores en tránsito,
como habitantes temporales que tienen la esperanza regresar a sus lugares de origen. Además, aquellos pobladores
arraigados desde tiempo atrás en los lugares donde se refugian los miran como un peligro potencial.
Rotos los vínculos con sus espacios vitales, perdido el apoyo
que da la solidaridad colectiva y familiar, quebrado su ámbito
cultural y social, y sin posibilidades laborales, las familias
de desplazados no logran (y en muchos casos tampoco lo
desean) integrarse a la vida y cultura urbana.
Marginados en barrios de baja calidad habitacional, en
medio de múltiples contradicciones con su nuevo entorno
construido, y con la esperanza permanente del retorno, su
subsistencia en la ciudad se vuelve muy incierta.
Se presenta a continuación una síntesis gráfica sobre la
tipología de la vivienda rural en el Pacífico y la vivienda urbana en
Buenaventura.
Nota al impresor
Inserto impreso
cara1
TIPO MODERNO
TIPO AUTÓCTONO
Hábitat disperso vecindarios rurales
SISTEMA COMARCAL DEL HÁBITAT FLUVIAL
solidaria, se convierte en la ciudad en un individuo anónimo y
desubicado en un ámbito hostil donde todo se compra. Su nuevo
hábitat hogareño refleja con bastante fidelidad su capacidad (o su
incapacidad) de ingreso e integración a la economía monetaria
urbana.
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL
EN EL PACÍFICO
Río o mar
Aldea mayor
Río o mar
Aldea costera
Polo de cuenca
Aldea lineal
TIPO TRANSICIÓN
AUTÓCTONO
A TRADICIONAL
TIPO
TRADICIONAL
(Hábitat disperso o
concentrado)
depósito
TIPO TRANSICIÓN
TRADICIONAL
A MODERNA
EN DOS PISOS
(Dos pisos)
A
rural
A
Hábitat de
esteros
Y
A
(Dos pisos)
102
Centro urbano menor
(Dos pisos)
TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA POPULAR
URBANA EN BUENAVENTURA
SECTOR 2
VIENDA PALAFÍTICA
DE BORDE Y CALLES URBANAS
Nota al impresor
Inserto impreso
cara2
SECTOR 3 Y 4
VIVIENDA DE TIPO MODERNO
SECTOR 1
VIVIENDA PALAFÍTICA
CORTE GENERAL
Sin Escala
SECTOR 1
Vivienda Palafítica
Área de estudio
Barbacoa y paleadera en
Huina, Bahía Solano.
SECTOR 2
Vivienda Palafítica de
Borde y Calles Urbanas
SECTOR 3
Vivienda de Tipo moderno
SECTOR 4
Vivienda de Tipo moderno
Vivienda de las zonas de
bajamar en Buenaventura.
105
CAPÍTULO 2
CATÁLOGO DE
LA IMAGINACIÓN CREATIVA
Manejo de elementos de ventilación, iluminación y protección de las maderas
en la vivienda autóctona, tradicional y moderna
n los diferentes recorridos por los ríos y costas del Litoral
E
Pacífico se evidencia fácilmente el peso que tienen los
elementos naturales en la concepción y el tratamiento de la
vivienda tradicional. Durante el proceso de construcción y en
las acciones posteriores que realiza para mejorarla y hacerla más
agradable, su propietario y constructor está obligado a enfrentar
tres elementos naturales:
»»
»»
»»
El aire y la brisa
El sol y la sombra.
La lluvia.
»»
A la necesidad de aire y brisa en la casa corresponden
búsquedas para lograr su ventilación. La captación y
control de la luz y calor del sol aseguran la iluminación y
el calentamiento de la vivienda en las temporadas y días
más húmedos. La lluvia es benéfica para los cultivos y
proporciona agua para el consumo doméstico, sin embargo
es un factor de deterioro de las maderas y materiales de
construcción.
»»
Las necesidades de ventilación, iluminación y protección de
las moradas son imperativos que se resuelven a partir de la
posibilidad de consecución de los elementos que permiten
solucionarlos, pero también interviene la misma capacidad
del hombre en términos de la destreza manual, los conocimientos técnicos y el saber empírico.
»»
Por último, en las respuestas encontradas se manifiestan
su sensibilidad artística, su imaginación y creatividad. La
articulación de estos elementos concluye en muchos casos
en un producto estético. El resultado es una casa más
hermosa, que hace la vida más agradable y saludable.
Resumido, el esquema sería el siguiente:
109
Necesidad
Producto
arquitectónico
Expresión
estética
Aire
Ventilación (celosías y
calados)
Forma y diseño
Combinación de
motivos geométricos
Sol
Iluminación y calor
Vanos, ventanas, puertas y
tragaluces
Forma, ubicación
Pinturas
Cromatismo en
fachada, combinación
de formas geométricas
y colores
Elemento
natural
Lluvia
Protección de la construcción
El desarrollo teórico de este boceto tiene implícitos unos
postulados muy claros, que no resulta pertinente desplegar aquí:
»»
La inmensa capacidad de los hombres para superar lo
meramente útil de un objeto de uso diario, introducir
sensibilidad y por medio del sentido estético elevarlo a la
categoría de obra artística.
»»
Las relaciones entre la sensibilidad individual y la expresión
artística frente a las posibilidades y exigencias más triviales
o elementales de la vida material.
»»
El soporte que encuentra toda cultura en el nivel tecnológico
alcanzando, el apoyo que le proporcionan los medios
disponibles y la retroalimentación constante de las prácticas
de la vida diaria.
Rejillas, calados, barandas, puertas y ventanas decoradas son
prácticamente los únicos elementos ornamentales de la arquitectura doméstica de la vivienda propia del Pacífico, y se asocian a
las posibilidades tecnológicas que proporciona al constructor el
empleo de tablas cepilladas y achaflanadas y de pinturas de origen
industrial. Sin embargo, en muchos casos para adornar la fachada
el campesino emplea latas de guadua, palos redondos, cañabrava,
o cualquier pedazo de tabla sin trabajar, con lo cual logra producir
unos efectos estéticos y formales sorprendentes.
de las actividades económicas en un caserío, particularmente
la presencia de cantinas, tiendas, graneros y misceláneas, y del
establecimiento de algunos servicios estatales de nivel municipal,
como colegio de bachillerato o unidad educativa, alcaldía, Oficina
de teléfonos (Telecom), puesto de malaria, entre los más comunes.
Por tanto, los efectos de la imaginación creativa en la construcción de la casa se registran en mayor grado en poblados que
presentan el mayor desarrollo y diversificación socioproductiva y
física, generalmente pequeñas cabeceras municipales.
En contraste, el interior de la vivienda se destaca por una escasa
decoración. En las salas y alcobas se cuelgan de la pared relojes
de un mismo modelo, falsos gobelinos que llevan los cacharreros
antioqueños trashumantes y que adquieren las familias de mayor
prestigio, uno que otro certificado de aprobación del año escolar o
del bachillerato, fotografías del estudiante y de su grado, a veces
la foto del abuelo o la abuela. En contraste, en las cocinas de mejor
calidad arquitectónica destacan la abundancia y el colorido de los
utensilios de cocina, plásticos y metálicos, y en las más precarias
las ollas brillantes colgadas en la pared.
Múltiples ejemplos que reúnen desde vanos muy sencillos hasta
sofisticadas combinaciones de dibujos en madera y pinturas de
colores, con posibilidades ilimitadas de elaboración y combinación,
atestiguan la riqueza estética, la infinita variedad de las formas y
modalidades de expresión, y la extensa imaginación creativa de
los moradores de las aldeas del Atrato Medio y otras zonas de la
región Pacífica.
Desde otro punto de vista, las casas de una o dos plantas
ornamentadas con juegos de colores o barandas y rejillas de
ventilación que adornan profusamente las fachadas toman
importancia en la medida en que se mejora la vivienda y crecen
los ingresos de sus moradores, expresan espacial y formalmente
las diferencias laborales y sociales que produce la diversificación
110
111
Muestra de calados y rejillas
ornamentales, Atrato Medio,
1988.
Vivienda rural, corregimiento
de Zacarías en Buenaventura.
Fotografía cedida por Juan Carlos Dávila.
112
113
Casa nueva, Charambirá.
Programa CITCE.
Calados en viviendas de
Buenaventura.
Salón comunal en Charambirá.
Programa CITCE.
Fotografías cedidas por Juan Carlos Dávila.
114
115
Carpinteros elaborando una
pared interior, Huina.
Vivienda en Napipí, río Atrato.
Interior de capilla en Cupica.
Abundancia y brillo, elemento
ornamental de la cocina.
116
Vivienda moderna, Quibdó.
117
CAPÍTULO 3
EL PATRIMONIO URBANO EN LAS
ALDEAS DEL PACÍFICO
Elementos del patrimonio urbano en las aldeas del Pacífico
ntre las manifestaciones que constituyen el Patrimonio
“E
Cultural se encuentran el paisaje, sus elementos, su ritmo
y equilibrio; lo musical, oral y literario; los bienes muebles, las
bellas artes, los utensilios y objetos creados por la mano y mente
del hombre; las costumbres, mitos, ritos y lo lúdico en la sociedad
y sus grupos; vestigios arqueológicos, prehistóricos o históricos;
y los elementos o espacios construidos por el hombre, surgidos
siempre con la doble y simultánea condición de satisfacer una
necesidad y de expresar unos ideales y aspiraciones, elementos
que van desde lo arquitectónico hasta lo urbano” (Política cultural
para Centros Históricos y el Patrimonio Inmueble, documento de
Colcultura-PNUD. Bogotá, junio de 1990).
Por su parte la UNESCO define la cultura como “el conjunto
de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y
afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ello
engloba, además de las letras y las artes, los modos de vida, los
derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores,
las tradiciones y las creencias”.
Aquí trataremos de sintetizar unos elementos que podemos
considerar como integrantes del Patrimonio Inmueble en los
poblados y centros urbanos menores del Pacífico colombiano.
El paisaje selvático en el cual se desarrollan es componente
primordial e inseparable de los hábitats aldeanos típicos y
constituye el patrimonio ambiental y paisajístico.
El modelo de organización espacial de las aldeas y las distintas
manifestaciones arquitectónicas de la vivienda edificada con
materiales vegetales extraídos de la selva cercana o con maderas
aserradas son expresiones auténticas del patrimonio cultural de
los afrodescendientes. Responden a concepciones y prácticas
arraigadas sobre los modos de habitar y de construir en medio de
la selva húmeda tropical usando los recursos que esta proporciona
y de acuerdo con las costumbres familiares y colectivas.
121
No obstante, hasta ahora solo han sido reconocidos o identificados
como Patrimonio Inmueble (nacional o local) algunas iglesias,
capillas, escuelas y edificios de uso institucional que representan
ideas e intereses externos y de cierta manera extraños para el
pensamiento y los hábitos de las comunidades locales.
ORDENAMIENTO ESPACIAL
1. La simbiosis entre espacio natural y espacio construido es un
elemento de identidad en la vivienda rural del Pacífico. La creación
y evolución del caserío primario se relacionan estrechamente con la
presencia dominante del agua (río/agua dulce, mar/aguasal y lluvia);
esta característica es destacable como elemento cultural del hábitat
en general y del espacio residencial en particular.
El caserío típico puede surgir y crecer rápidamente y desaparecer de la misma manera pues su localización “de orilla” lo hace
muy vulnerable con respecto a las crecientes cíclicas, la erosión
del suelo, avalanchas y terremotos.
Las primeras viviendas se instalan en un sitio protegido y alto
dejando un amplio espacio para configurar la calle única y alejarse del
río o del estero. Inicialmente el pueblo crece mediante el relleno de
los aislamientos y espacios libres entre las casas, luego se desdobla
en una segunda calle paralela y aparecen senderos perpendiculares,
y posteriormente se conforma un trazado reticular basado en
pequeñas manzanas.
Papayal, costa de
Buenaventura.
122
Primera calle en Mallorquín.
123
2. Elemento vital para el desarrollo físico-espacial y social de
los caseríos son los vínculos de parentesco consanguíneo o ritual.
Estos fomentan la solidaridad de los vecinos para realizar las
distintas actividades productivas (agricultura de pancoger, pesca y
minería, recolección) y hacer frente a las adversidades familiares
y eventos naturales.
1. Régimen que fue reconocido por la Ley
70 y las titulaciones colectivas posteriores, sin
embargo hoy en día se encuentra cuestionado
por el denominado “conflicto armado” y los
intereses económicos de la industria y otros
agentes externos.
Calle y terraplén, Amaya, río
Atrato.
124
El vecindario de parientes se origina en el asiento de desmonte,
cuando el primer poblador ofrece a un pariente compartir el lugar
y se genera un hábitat productivo bifamiliar, unos años más tarde
los hijos e hijas constituyen hogares y al lado de la vivienda de la
pareja pionera se van levantando las casas de los descendientes.
El régimen de tenencia de la tierra basado en la apropiación por
medio del trabajo y su trasmisión a través de la herencia, que se
hace generalmente “en vida”, la cesión y el usufructo aseguran a
los nuevos hogares la obtención de parcelas o tallos para cultivar
y de solares para construir casas1. Tres o cuatro generaciones
después la morfología de la aldea típica expresa una familia
ampliada que se multiplicó y albergó los herederos mediante la
partición de los predios selváticos originales, distinguiéndose
varios de estos vecindarios parentales.
Crece este vecindario al ritmo de la multiplicación de la progenie
y de los hogares consanguíneos con aportes de cónyuges foráneos
y se apoya económicamente en una producción de tipo doméstico
destinada al consumo familiar. (Distintos trabajos de Gilma
Mosquera y Jacques Aprile-Gniset anotados en la Bibliografía.)
En la aldea, con frecuencia las agrupaciones de parientes se
distribuyen alrededor de un espacio libre de uso común, o ambos
lados de una calle o sendero.
En los centros urbanos las condiciones de acceso a la vivienda
popular dificultan la configuración del vecindario parental, no
obstante se identificaron algunos en Buenaventura, Tumaco o
Quibdó. Además los vínculos familiares y la solidaridad tradicional
de vecinos y familiares se manifiestan en la presencia de redes de
apoyo entre parientes y coterráneos.
Vecindario Rivas, Huina.
125
3. La casa y el solar se consideran como bienes de uso. Este
concepto se mantiene mientras no cambia la estructura económica
y la composición social de la aldea. La comunidad en general
respeta la propiedad-posesión de sus vecinos y parientes, por lo
que no se requieren linderos físicos para demarcarla.
Primando los intereses colectivos sobre los individuales, las
áreas libres de beneficio comunal son muy generosas, dándole al
hábitat residencial un carácter de espacio compartido colectivamente.
El modelo de organización de la aldea lineal, fluvial o marítima,
integra tres zonas claramente diferenciadas:
a) La zona pública estructurada por el talud y la
explanada o calle. Su ancho corriente es de unos 20
metros.
b) La zona de dominio privado familiar, configurada
por la hilera de casas con sus cocinas y paleaderas,
incluyendo los aislamientos, y “patios” posteriores y
delanteros, puede sumar otros 20 metros de ancho.
Estos patios consisten en un espacio de actividades
ubicado dentro del solar, libre, limpio y adyacente a
la casa, y que se usa para ejecutar distintas labores
domésticas, elevar una barbacoa o azotea, criar las
gallinas y eventualmente sembrar unas plantas y
flores ornamentales. En unos casos un aislamiento
lateral suficientemente ancho cumple estas funciones.
c) Detrás de las viviendas y sus patios traseros, corre
una franja de posesión familiar pero de libre tránsito
para los vecinos, donde se encuentran los gallineros,
huertas y cultivos de plátano y frutales, que alcanza
otros 20 metros.
Espacio público en la aldea de
Huina, Bahía Solano.
126
Reparto social del espacio
aldeano
127
TIPOLOGÍA DE LOS ESPACIOS
LIBRES DE USO COLECTIVO
La jerarquía, cantidad y tipos del espacio público existentes
en un determinado poblado o aldea dependen de su categoría.
Pueden ser provisionales, permanentes o complejos; se agregan
unas calles internas paralelas al malecón, y unos caminos y calles
transversales. Puede aparecer una caseta para venta de gasolina y
una tienda o cantina.
1. La calle del terraplén y el talud del río o la playa
La calle de la aldea ribereña constituye un espacio fundamental
en todos los aconteceres de la vida cotidiana, es el eje de todas las
relaciones sociales y se convierte en patrimonio colectivo. Todos
los moradores tienen acceso al río o al mar a través del talud o
la playa. Allí se realizan distintos oficios domésticos, para lo cual
se adecuan diversos espacios: lavaderos de ropa y ollas, casetas
sanitarias flotantes de uso colectivo, caseta o kiosco comunal,
puerto de canoas, aserradero, entre otros.
La calle del pueblo en hilera domina el paisaje, es el espacio
predilecto para el encuentro, el descanso después del trabajo y los
eventos colectivos. Está arborizada con distintos frutales y plantas
nativas, y bajo aquellos árboles más frondosos se adecuan con
bancas unos sitios especiales para el juego de dominó y la tertulia.
Se utiliza asimismo para actividades ligadas a la economía agrícola
que requieren espacios abiertos: secado de arroz y de pescado
salado para el consumo hogareño y local o la comercialización en
los centros urbanos próximos, labrado de canoas, aserrado y otros
oficios artesanales.
El talud que desciende al río es modificado constantemente
por los efectos de la lluvia, las inundaciones y los periodos secos.
Dependiendo del comportamiento de estos factores ambientales
y climáticos, es amplio o estrecho, se “deshace” o desaparece en
unos tramos. Es el lugar de mayor concentración de las labores
femeninas de lavado y aseo de utensilios de cocina y mesa, del baño
y el sanitario flotante de uso colectivo o familiar, hasta que se instala
un acueducto con distribución a cada casa. Es espacio lúdico para
los niños y jóvenes, lugar de llegada y salida pues anexos funcionan
puertos de canoas; a veces llegan barcos de cabotaje.
Primera calle de las aldeas.
128
2. La plaza o plazoleta principal
Casi siempre se abre sobre el frente del caserío y es de tamaño
reducido (unos 30 x 30 metros), no presenta un tratamiento
del suelo, ni elementos formales o un amoblamiento espacial
que la diferencien del resto de espacios libres de uso colectivo.
Raramente sirve para el mercado semanal, el comercio, o a la
representación del poder estatal o religioso; por el contrario su
carácter es modesto.
Está delimitada por casas en su mayoría de un solo piso, y por
edificaciones sencillas que alojan algunos servicios administrativos, de salud, educación primaria o secundaria, aunque en numerosos casos estos se extienden a otras zonas del asentamiento
con mejores condiciones para su funcionamiento. Es posible que
en muchos poblados la existencia de la plaza obedezca a la reproducción sin convicción de una práctica urbana acostumbrada en
otros lugares.
3. Las plazoletas
Corresponden a pequeñas áreas libres que fueron definidas
como de uso público, y que respetadas por los vecinos adquirieron
un carácter permanente. Frecuentemente acompañan una escuela
o edificación institucional, una caseta o un kiosco para reuniones
y eventos de la comunidad. A veces estas placitas se configuran
como una prolongación de la plaza principal. En unos ocasiones se
construyó un piso duro con cemento, que es aprovechado para el
secado de arroz y otros granos en tiempos de cosecha.
Plazoleta y patio de
vecindarios parentales en
Huina, Bahía Solano.
Ocasionalmente, unos solares o lotes vacíos pertenecientes a
una familia operan como espacios públicos, donde los vecinos más
cercanos instalan barbacoas de hierbas aromáticas y medicinales
y tendederos de ropa, cortan leña, labran canoas o asierran tablas.
4. Espacios libres semipúblicos o de vecindario
Corresponden a terrenos sin ocupar en los vecindarios
parentales. Juegan un papel importante en la cohesión del grupo
familiar ampliado y la habitual solidaridad para la crianza de los
niños. Los constituyen unos solares sin construir, convertidos por
acuerdos mutuos y costumbres en lugares de circulación entre
casas, o en pequeñas plazoletas donde las mujeres y los niños
realizan algunas de las labores cotidianas de la vida doméstica.
129
En ocasiones de fiestas o velorios reciben a la parentela y amigos
que llegan desde distintos puntos del río. Aunque no se encuentran
delimitados con cercas, y aparentemente están abiertos a todos los
moradores del poblado, se reconoce el dominio del grupo parental
sobre ellos, y pasa a ser una especie de “indiviso” o “comunero”.
De tal manera que la colectividad aldeana acepta tácitamente una
cierta restricción para su disfrute.
5. Calles y senderos y aislamientos entre viviendas
En las primeras fases de desarrollo de los hábitats concentrados,
las calles y senderos consisten en espacios herbosos y sin obras
de adecuación que se inundan cuando crece el río. Los moradores
levantan pasarelas en madera y puentecitos que son sustituidos
por elementos en concreto con ayuda de las administraciones
municipales y otras instituciones. Los aislamientos entre casas
dan paso a nuevas viviendas de frente estrecho, o a ampliaciones
de las existentes, lo que deja unos senderos muy exiguos, donde
no puede penetrar el sol, y que se convierten en corredores
lodosos, focos de mosquitos y plagas, y en basureros y orinales
para los hombres.
6. Espacios libres de posesión privada y disfrute colectivo
Se incluyen en esta categoría los aislamientos amplios entre
viviendas y unas franjas laterales y posteriores de los solares familiares que las costumbres convierten en zonas para circular y
adquieren el estatus de vía pública, lo mismo que los predios sin
construir que los vecinos usan libremente para las actividades domésticas y productivas ya señaladas. Con la conformación de manzanas en los asentamientos más complejos, esta categoría de espacios
libres tiende a desaparecer cuando crece el poblado y se configuran un
trazado reticular con manzanas.
Vale la pena señalar aquí que los vínculos consanguíneos y
de amistad o compadrazgo que mantienen los moradores evitan
los conflictos que podrían originarse en esta ambigüedad (o
indefinición) en la propiedad y utilidad de un espacio. No obstante,
el proceso de configuración de los espacios libres de uso público
no está exento de conflictos e intereses particulares. Por ejemplo,
unos vecinos que realizan una actividad comercial, como la venta
de gasolina o el acopio y distribución de productos agrícolas, que
exige una relación espacial directa con el río, construyen sobre el
terraplén y el talud, ocupando lugares que antes eran de disfrute
colectivo, desconociendo así las normas consuetudinarias.
130
LOS ESPACIOS PÚBLICOS CONSTRUIDOS
Los cobertizos de uso comunitario, espacios cubiertos y sin cerramientos son muy importantes en las celebraciones religiosas,
las fiestas patronales y las asambleas para tratar asuntos de interés para todos los habitantes del pueblo, es decir una especie de
auditorios rústicos. Excepcionalmente los vecinos usan la cubierta para recoger aguas lluvias.
En todos los caseríos y aldeas, los equipamientos comunales
son marcadamente escasos y precarios. Se van construyendo lentamente durante años, de tal manera que no es raro encontrar
unos muy deteriorados, generalmente por falta de mantenimiento, al lado de otros nuevos o aún en proceso de edificación.
Por otra parte, tanto las condiciones geográficas y ambientales
(topografía, suelos, régimen de lluvias, crecientes del río, escollos
naturales, etc.), como la misma trayectoria espacial de los caseríos y sus posibilidades de expansión, generan una dispersión territorial irracional de las construcciones dedicadas a la prestación
de los servicios básicos de salud, educación, y administración y
control. Únicamente en algunos casos se produjo un bloque de
equipamientos agrupados alrededor de un espacio abierto o plaza.
La respuesta a la creciente necesidad de equipamientos colectivos
que es inherente al crecimiento demográfico y espacial de los
poblados va ocupando los lotes disponibles y en muchos casos las
áreas libres de vocación y utilidad social. No es raro por ejemplo
que una escuela, un puesto de salud o un centro comunitario se
tome la plaza principal, parte de esta, o una plazoleta.
Aldea Punta Bonita, río
Cajambre.
Río Beté, Atrato.
El listado siguiente indica los servicios más frecuentes en los
caseríos.
»»
»»
»»
»»
»»
»»
Inspección de Policía.
Escuela primaria oficial, o concentración escolar.
Kiosco de reuniones o caseta.
Puesto de atención de malaria.
Puesto o centro de salud.
Centro de atención integral al preescolar de Bienestar
Familiar (CAIP).
Quibdó.
131
»»
»»
»»
»»
»»
Capilla.
Caseta para la planta eléctrica.
Casas de pasaje o de la comunidad.
Centro de acopio agrícola.
Cobertizo de uso múltiple. A veces con tanques para la
recolección de aguas lluvias.
»» Casetas para sanitarios y lavaderos flotantes.
»» Cancha de deportes.
»» Parquecito infantil.
Resumiendo, la configuración del espacio público en las aldeas
del Atrato, al igual que en otras zonas del Chocó Biogeográfico,
surge de las prácticas cotidianas que les imprimen a determinados
espacios o lugares una vocación y uso colectivos. Estos atributos
se consolidan con el reconocimiento —expreso o tácito— de la
comunidad, y se convierten en tradiciones que orientan el reparto
del suelo urbano-aldeano. Entonces, cuando un grupo de vecinos
asentado en una vereda rural decide hacer pueblo, las replica y
toma como modelo de ordenamiento espacial, y las aplica a manera
de códigos de uso y manejo del espacio residencial privativo y del
espacio público.
La instalación de una llave de agua en la casa, sobre la paleadera
(terraza descubierta usada para los “oficios húmedos” que prolonga
la cocina sobre el patio de atrás), rompe con el hábito de la tertulia
de las mujeres en el río o la quebrada. No obstante, la costumbre
de “conversar entre ellas” se traslada a la cocina, la paleadera o un
lavadero recién instalado y que a veces tiene dos sitios de trabajo,
y se mantiene mientras no se delimite la propiedad con cercos o
muros divisorios entre medianeras y patios.
Perdidas las antiguas relaciones directas con el río, estas se
quedan en la mente y en el recuerdo de los moradores de las
cabeceras rurales como de aquellas generaciones que se instalaron
en la ciudad. Pasan a formar parte de los imaginarios, y ocupan
un lugar privilegiado en el patrimonio cultural, que se expresa
mediante el paseo al río o a la playa más cercanos.
No obstante la nostalgia del pasado entra en clara contradicción
con el deseo y la idea de progreso. Por ejemplo las mujeres que
residen en las áreas rurales no quieren lavar más en el río o en la
quebrada, sueñan con una cocina moderna donde no se cocine con
leña y se pueda exhibir la vajilla; y aun los habitantes más viejos
y los niños de un pueblo o caserío veredal prefieren la privacidad
—y la seguridad— que proporcionan el tener un sanitario en la
casa y un lugar para bañarse distinto del río.
Las características ideales de implantación y desarrollo de
los pueblos lineales solo se pueden mantener con un número
relativamente bajo de casas, unas 40 o 50. Con el crecimiento
demográfico el pueblo-calle se convierte en un asentamiento más
complejo que se extiende hacia atrás mediante la conformación de
calles paralelas unidas por senderos transversales; la realización
de dichas actividades se hace difícil para los moradores que habitan
en los lugares más alejados de la orilla.
Calle de la aldea Mallorquín,
Buenaventura.
132
En los poblados configurados por varias calles organizadas
mediante manzanas o su esbozo, la mayoría de habitantes,
localizados en las calles posteriores, no pueden gozar de las
visuales sobre el cuerpo de agua y para el desarrollo de las
actividades domésticas que requieren agua han encontrado
formas alternas para su provisión, como son la recolección de
aguas lluvias, la excavación de pozos y en muy contados casos
la instalación de acueductos sencillos, con redes domiciliarias o
sirviendo un espacio de uso colectivo.
Ceremonia fúnebre en
la playa de Huina, Bahía
Solano.
133
LOS VECINDARIOS PARENTALES
En las aldeas como en algunos barrios de las principales ciudades
del Pacífico se encuentran frecuentemente unas agrupaciones de
casas pertenecientes a hogares del mismo grupo o tronco parental,
las que se identifican como vecindarios parentales y son una
manifestación espacial de los estrechos vínculos que caracterizan
el modelo de poblamiento y organización espacial adoptado por las
comunidades afrodescendientes tradicionales.
Vecindario parental de Calle
Larga, río Mallorquín.
El vecindario parental tiene su origen en la parcela de desmonte,
cuando se asientan en el lugar ribereño dos o más familias con
vínculos consanguíneos, de amistad o compadrazgo. Y estas familias
se multiplican por medio de uniones maritales de los hijos y nietos.
Las nuevas casas que albergan los hogares recién constituidos
se construyen en un pedazo del predio paterno o materno que es
cedido a manera de “herencia en vida”, con el propósito de que la
progenie o nueva generación tenga un lugar para vivir y levantar
familia, se quede en el sitio y acompañe a los “viejos”.
4. María Antonia Rentería
1. Zoraida Rentería - Elice Rentería
2. Eustacia Espinosa - José Álvaro Rentería
3. María Cuero - Silvano Rentería
5. Édgar Gamboa - Juana Rentería
6. Francisco Gamboa - María Reyes Angulo
7. Ovidio Rentería
8. Nidia Rentería - Fermín Rentería
9. Elvia Rentería - Manuel Valencia
11. Fidelina Grueso - Pascualino Rentería
Vecindario parental de los
Potes, río Anchicayá.
APELLIDOS DE LAS PAREJAS
PADRES:
1. Potes - Valencia
HIJOS:
2. Potes - Gamboa
3. Potes - Vidal
4. Potes - Granados
Vecindario parental río Atrato.
134
5. Potes - Valencia
135
Griseldina Cuesta, con 78 años en 1988 y dedicada a la
crianza de seis nietos huérfanos de madre, nos contó que
llegó al lugar “antes de la violencia”, hacia 1940, en compañía
de su marido Luis Mariano Salas y de sus primeros hijos.
En el paraje conocido como Cabeza de Negro, por medio de
“tumbas” sucesivas, la pareja fundó “aguas arriba” su primera
finca, una platanera permanente, ubicada en la mitad sur del
asentamiento actual.
Posteriormente su hija Idalides se unió con Luis Felipe
Delgado, hijo de colonos vecinos. Ambos tumbaron selva
sobre el talud en dirección norte, “río abajo”, y en 1961
construyeron allí su primera casa, la cual, en 1988, vetusta y
abandonada, distaba cien metros de la de Griseldina.
Vecindarios parentales en
Punta Bonita, bocas del río
Cajambre.
Al crecer el poblado y asumir el papel de un polo de cuenca
o de la cabecera urbana de un municipio, tanto la expansión
física como el siempre en aumento número de habitantes y la
residencia temporal o permanente de personas foráneas, algunas
con funciones administrativas o de servicios estatales y otras
comerciantes e intermediarios de la producción campesina, los
vecindarios de parientes van perdiendo su identidad. Aparece
entonces el concepto de barrio, entendido este como sector
diferenciado, ya sea por una característica física o geográfica o por
un acontecimiento o hito (La Lomita, La Virgen, etc.).
136
Durante más de veinte años solo estas dos parejas estuvieron
radicadas en el lugar. Luis Felipe recordaba que “no lo acompañó
nadie durante más de veinte años [...] y estar trabajando uno
solo es muy duro”. Por fin en 1984 logró convencer a Juan
de Dios Perea, quien se radicó en el lugar con su familia; en
este momento existían sobre el talud tres fincas en hilera,
que conformaron un hábitat discontinuo de producción con las
respectivas viviendas, construidas a 4 o 5 metros de la orilla.
Entre 1984 y 1987 creció el vecindario rural parental pues
llegaron “a formar pueblo” varios familiares de Griseldina que
vivían diseminados en parcelas cercanas ubicadas a lo largo del río.
En menos de tres años se sumaron al núcleo inicial unas 13 casas.
La Aldea Parental de Cabecinegro en el Atrato Medio
El origen de este pueblo, oficialmente denominado Santa
María de Antioquia pero reconocido en el Atrato Medio como
Cabecinegro, tipifica el proceso socioespacial seguido por las
aldeas de parientes.
En 1989 la aldea de los Cuesta-Salas experimentaba una
notable prosperidad fundamentada en el cultivo de plátano y
arroz. Atraídas por la calidad del asentamiento, 15 familias de
la vereda que residían en parcelas regadas a lo largo del río
estaban dispuestas a construir su vivienda en el caserío. Este
constituía lo que los moradores del Atrato llaman “un pueblo
urbanizado”, lo cual significa que las casas estaban dispuestas
en hilera continua respetando un paramento normalizado
mediante un retroceso aceptado colectivamente.
A principios de siglo XX llegaron de Condoto los primeros
Salas. Derribaron selva a lo largo del río Bebará y hacia 1950
fueron los motores del surgimiento del caserío de Boca de
Bebará, localizado en la confluencia de este río con el Atrato.
Al mismo tiempo otros familiares exploraron las áreas vecinas
y sembraron “colinos” río abajo.
El trazado orientado por un código impuesto por la
comunidad se inició hacia 1985, cuando el grupo pionero
acordó prescribir un retroceso de 15 metros desde el talud
natural, cuyo respeto garantizaba la protección de las viviendas
con respecto a la erosión de la orilla y el embellecimiento del
pueblo con una amplia avenida-paseo sobre la ribera.
Génesis y evolución de la
aldea de Cabecinegro, río
Atrato.
137
Un censo realizado en 1990 demostró que en cada uno de los
hogares de Cabecinegro el jefe o su esposa eran descendiente
de los fundadores, con los apellidos Cuesta o Salas. Asimismo,
regados los familiares de Griseldina Cuesta en la comarca del
Atrato Medio, se constató que en El Tigre dominan también
los Cuesta: Hipólito sembrando un platanal hacia 1950,
seguido por Lisandro y Fortunato hacia 1960; sus parientes
aseguraron que “el caserío arrancó solo hacia 1977”.
Aldea parental de
Cabecinegro, río Atrato, 1990.
Cabecinegro.
Apellidos
y jefes del hogar, 1990.
Cabecinegro Apellidos Jefes
Hogar. 1990
Lo cierto es que en estos parajes del río, en el transcurso
de cuatro generaciones, se multiplicó el apellido Mosquera,
que hoy en día llevan numerosos habitantes del caserío y de
la vereda. En los años noventa arribaron refugiados de Santa
Cruz y de El Lana, caseríos vecinos destruidos por grandes
crecientes del río.
Robledo
Arroyo
Cuesta Moreno
Delgado
Valoyes
Perea
0
1
2
3
Número de personas
De la misma manera y como resultado de procesos similares
de poblamiento y configuración de poblados, sobresale la
familia Romaña en La Playa de Murrí, los Salas en Boca de
Bebará, Moreno en San Miguel, Mosquera en Guadualito, los
Mayo en Napipí, etc.
138
Villanueva (Guadualito)
Circunstancias y procesos iguales a los vividos en
Cabecinegro se corroboran en el poblado de Guadualito,
localizado sobre la margen chocoana del río Atrato e
identificado por curas y funcionarios del gobierno como
Villanueva. En 1988 este caserío estaba conformado por un
corto núcleo de viviendas apoyado sobre una extensa zona
de cultivos en pequeñas parcelas ubicadas del otro lado del
río. Casimiro Mosquera, que tenía unos 73 años en 1988,
aseguró que la primera vivienda del lugar fue construida en
un desmonte platanero por sus padres, Víctor Mosquera y
Francisca Mosquera, nacidos ambos en el alto Atrato; también
señaló que durante su niñez nunca vio allí más de tres casas.
Posteriormente los colonos Dioniso Córdoba y Tomasa
Mosquera fundaron otro platanal, y de este modo surgió una
agrupación o vecindario rural que se extendió con la llegada
hacia 1950 de otros cultivadores provenientes del alto Atrato
y del San Juan. Los datos examinados evidenciaron que ambas
parejas tenían vínculos de parentesco.
La aldea parental de Huina en la Bahía de Solano
Hacia 1920 llegan a la playa de Huina dos colonos andariegos
que, procedentes del Baudó y el San Juan, venían recorriendo
la costa: José Ángel Pacheco y Secundino Rivas. Se instalan
y construyen sendos ranchos, el uno de planta cuadrada y el
otro de planta redonda, pues uno es de origen negro y el otro
de origen indígena.
Secundino llega con su esposa, José Ángel se une con una
hija de esta. Así se definen dos troncos familiares, de los
cuales a medida que los hijos e hijas toman mujer o marido van
surgiendo ramajes. En 1987 se distinguen claramente sobre la
playa la agrupación de las casas de los Pacheco y la agrupación
correspondiente a los Rivas.
139
Veinte años después (1989) son varios los vecindarios
parentales registrados. Están muy definidos:
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»»
»»
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Andréa "Cututa"
Rivas Bermúdez
1
Rivas - Bermúdez
Eladio
Erenio
Paneso Rivas
Ana Joaquina
Matías
Pacheco García
2
Rivas - Paneso
Inocencia
"Tía Bobo"
Pacheco Girón
Alcides "Cinquito"
(Tebada)
Hombre
Andrés
Mujer
Girón Zúñiga
Georgina
(El Valle)
Chutre
Reside en otro lugar
Lucelina (El Valle)
Grupo analizado
Luciano
5
Girón - Zúñiga
Huina. Fragmentación predial
de la herencia de Pablo
Pacheco, 1970-1997
Estéfana Tejada
(El Valle)
4
Pacheco - Girón
Estanislao
Otilia Zúñiga
(Sivirú)
Hermanos
Joaquín Girón
(Cupica)
Ventura Girón
(Cupica)
Emilia
María
Secundino
Paola
3
Pacheco - García
Crisanta
José Ángel
Melanio
(El Valle)
Graciela
(Curiche)
José Chiquito
Amalia
Limbanio
Toribia
Crisanta García
(Baudó)
Pablo
Eugenio Hurtado
(Pizarro)
Angelina
José Ángel Pacheco
(Río Cugucho, Baudó)
Petrona
Estanislada Valencia (+1936)
(Pangui-Nuquí)
Secundino Rivas (+1930)
(El Cajón, Alto San Juan)
FUNDADORES
140
Árbol genealógico de
Huina, Bahía Solano,
1979.
141
Linajes de Huina. Paneso / Rivas, 1998.
PLANO DE HUINA 1905-1920.
SECUNDINO RIVAS
ESTANISLADA VALENCIA
1. Casa de José Ángel Pacheco y Petrona.
2. Casa de Secundino Rivas y Estanislada.
FLORENTINO
LUCIANO RIVAS
ALCIDES PANESO
"Cinquito"
(Tebada)
INOCENCIA RIVAS
“Tía Bobo”
Casa A
CARMEN
ALBERTO
“Minita”
FLORENTINO
CELEDONIA
ALCIDES
“Pindonada”
JOAQUINA
GIRÓN
Hombre
Casa B
Mujer
1
Reside en otro lugar
2
JUAN CARLOS
MALEYDA
(Capurganá)
Casa C
Océano Pacífico
Linajes de Huina. Pacheco Girón / Girón Zúñiga, 1998.
JOSÉ A. PACHECO
PLANO DE HUINA 1930-1940
PETRONA VALENCIA RIVAS
1. Anacleto Rivas.
VENTURA
GIRÓN
(Cupica)
ESTANISLAO
PACHECO
Casa A
JOAQUÍN
GIRÓN “Ulalo”
(Cupica)
Hermanos
2. Estanislada Valencia.
OTILIA
ZÚÑIGA
(Sivirú)
Casa A
3. Luciano Rivas.
4. Angelina Rivas.
PETRO
NEREO
MIGUEL ZÚÑIGA
hermano de Otilia
(Sivirú)
5. Andrés Rivas.
JOAQUINA JOAQUÍN “Ñoño”HORACIO
Casa C
“Negro” JAIRO
HELDA
(Huaca)
Casa B
Casa D
6. Benedicto Rivas.
YENNY
(Coquí)
7. Eloísa Gutiérrez.
8. Estanislao Pacheco.
SANTOS
ESTANISLAO
“Puchungo”
LUZ MARÍA
(El Valle)
Hombre
Casa B
Casa C
LUZ
(Capurganá)
1
2
3
4
5
9. Petrona, Pablo y Crisanta Pacheco .
6
7
8
9
Mujer
Reside en otro lugar
142
Océano Pacífico
143
Océano Pacífico
Océano Pacífico
PLANO DE HUINA 1979
1. Linvanio y Graciela.
10. Cinquito y Tía Bobo.
2. Ulalo y Otilia.
11. Chutre y Eneida.
3. Estanislao y Ventura.
12. Minota y Joaquina.
4. Amalia y Melanio.
13. Joaquín y Delia.
5. Secundino y Maria.
14. Bienvenido y Emilia.
3. Abigail.
6. Jose Chiquito y Dominga.
15. Genaro y Bella.
4. Genaro (2 Pisos).
7. Eladio.
16. Abigail y Celedonia.
5. Desocupada (Bienvenido).
8. Georgina y Cututa.
17. Perico y Leonor.
6. Bienvenido (2 Pisos).
9. Erenio y Damiana.
18. Putaco.
7. Florentino.
PLANO DE HUINA 1986
1. Abandonada (Perico).
2. Desocupada.
8. Minota.
144
9. Chutre.
18. Secundino.
27. Clara.
10. Escuela.
19. Melanio.
28. Salamanca.
11. En construcción (Matías).
20. Crisanta.
29. Linvanio.
12. Erenio.
21. Luisa.
30. Gilma.
13. Eladio.
22. En construcción (Estanislao). 31. Cabañas Codechoco.
14. Georgina.
23. Estanislao.
15. Cututa.
24. Joaco.
16. Toribia.
25. Horacio (2 Pisos).
17. José Chiquito.
26. Rosa.
145
Nacida en una vereda rural del municipio de Barbacoas,
había llegado a la ciudad hacia 1965 con su marido Antonio
Quiñones y sus primeros hijos, compraron un lote ubicado en
un pasaje de la manzana catastral número 76, donde el esposo
construyó una casa de madera sobre losa en concreto; al lado
estaban las viviendas de sus familiares Paula Cabezas y Alba
Luz Quiñones, mientras que en las cercanías se radicaron
otros de sus hijos. En otro callejón del mismo sector urbano
se ubicaba la casa de la señora Teolinda Rivas, construida en
madera; en una franja del lote original su hija Amparo levantó
una vivienda en ladrillo y concreto, y como su hermana Mercedes aspiraba a construir posteriormente un segundo piso,
le reservó un espacio para una entrada independiente y la escalera de acceso.
VECINDARIOS PARENTALES.
ALDEA DE HUINA 1998.
Océano Pacífico
1. Rivas Bermúdez.
2. Paneso Rivas.
3. Pacheco García.
4. Pacheco Girón - Girón Zúñiga.
Los Vecindarios Parentales Urbanos
En las ciudades y centros urbanos menores se logra identificar
vecindarios de parientes. Se reconocen pequeños grupos de
vivienda pertenecientes exclusivamente a familias unidas por
lazos de parentesco consanguíneo que lograron acomodarse en
lotes contiguos o muy cercanos. Es muy corriente encontrarlos
en barrios de origen reciente y en sectores consolidados donde
está operando un proceso de densificación espontánea que va
rellenando calles y manzanas; este se produce con frecuencia
mediante la división del predio unifamiliar con el propósito de
ceder un pedazo a un miembro de la familia extensa. Estos
vecindarios parentales se complementan con redes familiares y
de paisanos de apoyo material y afectivo, que se extienden en el
conjunto del casco urbano.
En Tumaco distintas historias de vida registradas en 1995
ilustran la reconstrucción del vecindario rural en un contexto
urbano. Por ejemplo, Soledad Valencia Landázuri, de sesenta
años, vivía con su familia en el barrio “La Comba”.
146
También sobre un estrecho callejón se encontró en un pequeño predio el vecindario de la familia Cortés, conformado
por tres hogares consanguíneos; en una casa de madera vivían los padres, ya muy ancianos, con siete hijos e hijas adolescentes; una hija que conformó hogar estaba construyendo
su vivienda en el patio, en un pedazo de 4 metros de frente,
asimismo un hijo varón aspiraba a proceder de igual manera.
La señora Tenorio, quien tenía un predio con fachada sobre la
calle Padilla, cedió el fondo de su solar a su hijo César Angulo,
quien levantó una casa de madera sobre pilotes y con salida
a un callejón lateral en L; otras construcciones se fueron pegando a su frente quitándole toda posibilidad de iluminación y
ventilación, y quedando apenas el espacio de su puerta sobre
el callejón.
En otra manzana se formó la agrupación parental de la familia Quiñones, a partir de la subdivisión de un lote heredado
de 7 de frente por 16 de fondo, parcelado entre tres familiares.
Un lote de 4 metros de frente sobre el callejón, el segundo
de 3 metros y el tercero enclavado entre las construcciones
vecinas, con acceso por otro callejón.
Situaciones similares se identificaron en diversas manzanas
de la Isla, tanto en zona firme como en las franjas de palafito.
En el transcurso de este proyecto se comprobó la
reproducción y persistencia de los vecindarios de parientes
en el área urbana de Buenaventura.
Callejones de los Quintero.
Vecindarios parentales
urbanos en Tumaco, 1998.
147
CAPÍTULO 4
HÁBITAT Y VIVIENDA EN EL
MUNICIPIO DE BUENAVENTURA
SITUACIÓN GENERAL DE LA VIVIENDA EN EL PACÍFICO
os habitantes de los poblados y de muchos sectores urbanos
de la región viven hacinados en casas de mala calidad
constructiva y ambiental, poco confortables y sin equipamiento
doméstico. Los servicios de salud, educación o asistencia social a
los que pueden acceder presentan serias deficiencias. La mayoría
de comunidades rurales carecen de agua potable, a pesar de su
localización a orillas de ríos caudalosos o quebradas importantes; en
las principales poblaciones y ciudades son muy deficientes o escasos
los servicios públicos de alcantarillado, acueducto, recolección y
tratamiento de residuos sólidos. En estas condiciones, la población
rural y urbana utiliza los cuerpos de agua como sanitarios, o vierten
directamente en ellos las aguas grises provenientes de sistemas
sanitarios precarios, también arrojan los desperdicios domésticos y
residuos sólidos, o los acumulan en los solares de las casas y en los
espacios abiertos sin uso.
L
El Censo de 1993 indica que en el área cubierta por la Agenda
Pacífico XXI, cerca del 24% del total de viviendas registradas
disponía de los servicios de acueducto, alcantarillado y energía
eléctrica, y alrededor del 42% disfrutaba de alguno de los tres. Así,
57% de las viviendas no tenían ningún tipo de servicio; aquellos
existentes presentaban deficiencias serias en la calidad del agua,
la intermitencia y la contaminación por malos sistemas de manejo
de desechos líquidos (Plan Pacífico, 1997).
En 1997 la cobertura del servicio de acueducto en las cabeceras
municipales era del 48% y en alcantarillado el 10% (cifras muy
inferiores a los promedios nacionales: 76% y 64%). En las zonas
rurales la cobertura de acueducto era del 13% y en alcantarillado
2% (sin incluir Buenaventura). Los sistemas de recolección de
basuras presentan coberturas del 10% y se carece de mecanismos
de disposición de desechos sólidos (Agenda Pacífico XXI).
151
En el censo del año 2005 se registra una situación similar.
Estos factores, junto con la pobreza económica de la población,
generan gran movilidad intraregional y flujos migratorios importantes hacia los polos de desarrollo nacional, en busca de trabajo y
de mejores condiciones de vida.
La focalización de inversiones en los centros urbanos y
cabeceras municipales más importantes estimula esta dinámica
poblacional.
Además, los frecuentes fenómenos naturales (avalanchas,
inundaciones, deslizamientos, terremotos y maremotos o
marejadas) producen desplazamientos temporales o definitivos,
individuales y de familias completas a localidades cercanas o a los
centros urbanos. Asimismo, la violencia de los grupos armados se
manifiesta en expulsiones y desplazamientos masivos forzados,
que conllevan a la pérdida de las parcelas productivas y culminan
en el destierro de las familias afectadas, que posteriormente se
suman a los millones de habitantes urbanos que residen en zonas
marginadas del desarrollo urbano.
Aldea de Papayal,
Buenaventura.
152
Los indicadores muestran que los programas de desarrollo
realizados en los últimos 20 años por entidades estatales, no
gubernamentales o de cooperación internacional, no lograron
reducir los niveles de pobreza que alcanzan actualmente tasas
más altas que en el resto del país. Los datos muestran 84,87% de
población con NBI; tasa de mortalidad infantil por 1.000 nacidos
vivos equivalente a 110; 1,6 médicos por 10.000 habitantes;
41% del total de viviendas sin ningún servicio; el 38,8% de
analfabetismo; 60% de tasa de escolarización urbana en el nivel
de primaria, y 41% en las áreas rurales.
Las dinámicas poblacionales señaladas atrás agravan constantemente las condiciones descritas. Cabe recordar que las intervenciones del Estado en materia de vivienda e infraestructura para
la prestación de los servicios básicos resultan muy precarias con
respecto a las necesidades reales. Además de su baja cobertura, la
mayoría presenta deficiencias notables en su calidad arquitectónica y adecuación ambiental y cultural.
Aldea costera Mallorquín,
Buenaventura.
153
ALDEAS COSTERAS
En el extenso municipio de Buenaventura, al igual que en toda
la franja del Litoral, destaca hoy en día la continua concentración
de la población en el área urbana. A pesar de ello, la producción
campesina de desmonte y cultivos selváticos de pancoger y
excedentes para su venta en Buenaventura no ha perdido su
vigencia y permite la existencia de más de 400 localidades rurales
en las orillas de ríos, esteros, playas y carreteras, que de acuerdo
con los registros del SEM en 1994 albergaban el 25% de la
población total del municipio equivalente a 41.589 habitantes, sea
en viviendas dispersas, en vecindarios rurales agrupando hasta
10 casas, en caseríos con máximo 20 casas, y en aldeas de variado
tamaño, las menores con unas 20 a 50 casas y las mayores contando
hasta 400. La población urbana registrada por “los malarios” fue
igual a 241.992.
El censo de población del año 2005 registró 290.457 habitantes
en la cabecera urbana y 34.633 en el resto del territorio.
Con un origen similar, una trayectoria social y unos rasgos espaciales muy parecidos a los que se verifican en los poblados de
los ríos Atrato y San Juan, la Bahía de Solano y la costa de los municipios de Nuquí y Tumaco evolucionan progresivamente desde
la conformación de una parcela productiva a orillas de un río, un
estero o una quebrada importante, hasta la constitución de caseríos y cabeceras urbanas menores. En algunos casos se observa
una dinámica distinta, determinada por particularidades geográficas, productivas e históricas del sur del Litoral Pacífico.
En todos los lugares y poblaciones estudiados siempre se
evidencian estrechos nexos entre:
»»
Las peculiaridades del medio geográfico y el desarrollo
físico del caserío.
»»
»»
»»
La evolución de la producción y la de la familia.
La fuerza de los lazos familiares, de compadrazgo y amistad.
La persistencia de las relaciones solidarias de intercambio y
retribución propias de las comunidades domésticas.
Asimismo se comprueba que estos fenómenos propician distintas
etapas en la trayectoria demográfica de los asentamientos, como en
la expansión física que el crecimiento demográfico va exigiendo.
Aldea anfibia La Comba,
Buenaventura.
154
Población de Ladrilleros,
Buenaventura.
155
LA VIVIENDA URBANA
El área urbana es afectada por la constante movilidad
intrarregional de la población y por flujos migratorios provenientes
de las áreas rurales, tanto del municipio como de otras zonas
del Litoral Pacífico y de las regiones andinas vecinas, y por
movimientos pendulares originados en su condición de centro
de prestación de servicios de nivel subregional. Desde el año
2000 se manifiesta el efecto del desplazamiento violento de
la población rural, las cifras develan la llegada de 700 personas
desplazadas en un mismo año, y en cuatro años la acumulación de
5.000 refugiados, situación que disparó las demandas de servicios
sociales y de trabajo remunerado.
El equipamiento social y las fuentes de trabajo con que cuenta
la ciudad son insuficientes para cubrir estas demandas crecientes
de la población.
La ciudad se ha configurado en dos zonas: la isla de El Cascajal,
donde se concentra la mayoría de actividades económicas y de
servicios, y el continente, que tiene una vocación principalmente
residencial. La expansión urbana se produjo en forma longitudinal
a lado y lado de su vía principal, la Avenida Simón Bolívar, que
comunica a la ciudad con el interior del país y cuya extensión
aproximada es de 13 kilómetros.
En materia de vivienda y habitabilidad destacan la urbanización
en zonas no aptas, la multiplicación constante de las viviendas
precarias, los servicios públicos domiciliarios y colectivos deficientes, la ocupación del espacio público con ventas estacionarias
y todo tipo de actividades económicas callejeras, además del mal
manejo de residuos sólidos, basuras domésticas y aguas servidas
y negras.
Estos factores se manifiestan en crónicos problemas de salud
de la población, con intensa presencia de enfermedades gastrointestinales, malaria, leshmaniasis y paraparesia espástica.
Agudos problemas ambientales generados por la actividad
portuaria y por los impactos espaciales de los flujos de migración,
generan situaciones muy negativas en la calidad de vida urbana
y marginalidad social y territorial de la población recién llegada
que no logra insertarse en los sectores formales de la economía y
está obligada a desempeñar todo tipo de oficios para subsistir en
condiciones de pobreza.
En ambas zonas la vivienda se extendió sobre terrenos
anegables y de bajamar, en las orillas de esteros y caños interiores,
y sobre terrenos que están fuera de la cota de servicios, mediante
construcciones con características de subnormalidad y en condición
de riesgo con respecto a mareas, tsunamis y deslizamientos.
Es notable el contraste entre la isla, de configuración urbana
moderna en su mayoría, y la expansión en el continente con
vivienda de tipo disperso, provisional y en proceso de construcción.
En las zonas de nuevo desarrollo la tipología de la vivienda es
variada y reúne desde el tugurio en madera barata o de desecho,
hasta la casa en materiales modernos y de desarrollo progresivo.
Los suelos, arcillosos y saturados de humedad e inestables, son
de baja calidad para la construcción, lo cual restringe la edificación
en altura o la hace demasiado costosa.
Uso de la calle en la ciudad de
Buenaventura.
156
157
Además, la población está amenazada por fenómenos naturales
(maremotos, inundaciones, avalanchas, terremotos) y por explosiones, incendios y atentados. La contaminación atmosférica, del agua
potable y del paisaje, el ruido insoportable, la congestión vehicular
y el alto riesgo por accidentes de tránsito son factores que contribuyen notablemente a la baja calidad de vida en la ciudad.
Acelerado en los últimos 10 años el desplazamiento forzado
por acciones violentas contra la población civil en áreas rurales,
poblados y centros urbanos de la Costa Pacífica, la ciudad de
Buenaventura se convirtió en una ciudad con alto riesgo social,
donde la mayoría de los habitantes son pobres. Las familias
desplazadas se albergan en los sectores más marginados de la
ciudad, generalmente en asentamientos de desarrollo incompleto o
incipiente, compartiendo casas de familiares, invadiendo terrenos
periféricos sin urbanizar y alejados de las redes existentes,
viales y de servicios públicos, donde levantan ranchos y casas
provisionales.
La comuna 12 es una de las mayores receptoras de población
desplazada y de manera particular el barrio La Gloria, donde
han surgido distintos núcleos de recién llegados que intentan
reconstruir su vida familiar y colectiva, al lado de otras familias
pobres anteriormente asentadas.
Varios grupos de asistencia social y unas organizaciones no
gubernamentales prestan ayuda social a estas comunidades,
llevando a cabo proyectos de cooperación para el desarrollo y de
ayuda humanitaria, mediante atención de emergencia, gestión de
soluciones de vivienda definitivas, acceso a servicios y saneamiento
básico, fortalecimiento de los procesos organizativos comunitarios y
desarrollo de proyectos productivos, entre otros. Para el logro de estos
propósitos consolida relaciones comunitarias e interinstitucionales,
desarrolla procesos de autoconstrucción de viviendas y obras de
saneamiento básico y equipamiento comunal primario.
El déficit de vivienda
En 1996, fundamentado en un estudio y unos ajustes realizados
por el Comité Local de Estratificación, el municipio adopta una
clasificación de la población urbana que se confirma en 1998.
Estrato 1: 36,38%
Estrato 2: 23,65%
Estrato 3: 32,23%
Estrato 4: 7,74%
Estrato 5: 0,23%.
El estrato 5 reunía 606 viviendas, que se sumaron al estrato 4
pues se consideró atípico para la ciudad.
En 1999 la proyección del número de viviendas realizada por el
Inhurba arroja un total de 67.033 distribuidas así:
Proyecciones de vivienda, 1999.
1
2
3
4
TOTAL
No. de viviendas
24.387
15.853
21.605
5.161
67.033
Porcentaje
36,38%
23,65%
32,23%
7,74%
100%
ESTRATO
Vivienda palafítica en
Buenaventura.
158
Fuente: INHURBA-POT BUENAVENTURA.
“De esta información se concluye que
el 60% de las viviendas en Buenaventura
(40.240) están en estrato 1 y 2, los que
según la Ley de Servicios Públicos deben
ser subsidiados hasta por el 50% del valor
de su consumo y ser beneficiarios de los
programas de vivienda de interés social.
Esto lleva a concluir que Buenaventura
es una ciudad pobre, que refleja en
las condiciones de la vivienda su débil
situación económica, ambiental y social”
(Fuente: Inhurba)
159
El estrato 1 (bajo–bajo)
Presenta viviendas, que se clasifican como “ranchos”, chozas,
palafitos, de carácter provisional o permanente, generalmente
de invasión, en materiales no perecederos o en materiales más
durables como la madera aserrada pero en condiciones ambientales
inapropiadas para el hábitat humano.
Se localiza en las zonas marginales de bajamar, al lado de los
caños y quebradas, en terrenos públicos como franjas de desarrollos
viales, con grandes restricciones topográficas, geológicas y
sanitarias. Estas construcciones carecen de dos o más servicios
públicos y en ellas habita más de una familia, presentando un alto
grado de hacinamiento. Lo constituyen las zonas de bajamar de las
comunas 1, 3, 4, 5, 6, 7 y 8, y algunos sectores de las comunas 9,
10, 11 y 12.
El estrato 2 (bajo)
En general son edificaciones precarias y de baja calidad, en las
que predomina el uso de la madera combinada con materiales pocos duraderos, pero se observa una tendencia al mejoramiento
de la construcción mediante el empleo de materiales modernos,
lo cual incrementa considerablemente los costos de la vivienda y
genera mayor vulnerabilidad frente a las amenazas sísmicas.
Contribuyen al deterioro acelerado de la vivienda en madera su
construcción y modificación sin conocimientos técnicos; la lluvia,
el ambiente húmedo y salino que afectan fachadas, pisos, techos;
la falta de mantenimiento por el usuario y la acción de organismos
biológicos que horadan las columnas o pilotes de madera.
Desde el punto de vista cultural destaca la convivencia de varios
hogares o de personas con diversos parentescos en una vivienda,
como respuesta a una necesidad de albergue que se afianza en la
persistencia de la familia extensa, pero que produce hacinamiento
y promiscuidad.
Corresponde a viviendas en obra gris, por lo general al margen
de las normas de planeación y ubicación, en barrios que se
encuentran en proceso de iniciar su consolidación, en núcleos
clandestinos o de origen pirata. Pueden ser casas con alto grado
de hacinamiento, especialmente en la población infantil y juvenil.
Se localizan en zonas de bajamar, en terrenos deleznables
con pendientes fuertes, o cerca de quebradas sin canalizar; se
caracterizan por iniciar procesos de autoconstrucción acompañados
con programas de construcción de redes e instalación de redes de
servicios públicos. En este estrato los predios están generalmente
sin legalizar, se puede carecer de algún servicio público como
teléfono o alcantarillado, compartir otros como agua o teléfono.
El Inhurba estimó el déficit cuantitativo en 10.000 viviendas,
que corresponde a hogares de los estratos 1 y 2. Por su parte la
DIMAR estableció que más de 15.000 viviendas establecidas en
zonas de alto riesgo tenían condiciones palafíticas, con la siguiente
extensión:
»»
»»
160
Vivienda palafítica, de mala calidad y riesgo 413.8 ha
Vivienda en situación de riesgo físico
305.9 ha
Vivienda de origen palafítico
en Buenaventura.
161
En 1991 se inicia la intervención estatal con la ejecución de unos
programas de vivienda contemplados en el Plan de Desarrollo de
Buenaventura elaborado por la CVC. Posteriormente, la Oficina
de Planeación es encargada del control físico y de la orientación
del crecimiento de la ciudad.
A partir de 1992 se descentraliza esta labor, y se encarga al
Instituto de Vivienda de Buenaventura (Invibuenaventura) de la
titulación de los predios y construcciones existentes con el fin
de legalizar la tenencia, en cumplimiento de la ley 3ª de 1991
sobre vivienda de interés social. Este instituto es reformado en
1998, cuando se denomina Instituto del Hábitat Urbano y Rural
de Buenaventura —Inhurba—, y tiene como objetivo la “atención
en vivienda y a la población considerada en situación de miseria
y que encuentra clasificada en el estrato 1 y también la atención
de la población que requiere su apoyo clasificada en el estrato
socioeconómico número 2”.
La aprobación de las construcciones es responsabilidad de dos
Curadurías Urbanas, y el control físico lo ejerce la Secretaría de
Seguridad Ciudadana.
Todos estos organismos deben actuar según los parámetros y
planes de desarrollo diseñados por el Departamento de Planeación
y Ordenamiento Territorial. No obstante, la coordinación entre
estas instancias es bastante deficiente e inoperante.
Uso del espacio público.
162
TIPOLOGÍA ARQUITECTÓNICA DE
LA VIVIENDA POPULAR
La vivienda palafítica
Este nombre identifica la vivienda construida en las zonas de baja
mar y en los esteros como en las orillas inundables de los ríos y
quebradas que atraviesan las ciudades del Pacífico. Aquí se tratará el
caso de la Isla del Cascajal y las zonas continentales de la ciudad de
Buenaventura.
Es una vivienda precaria que emplea maderas aserradas,
generalmente de baja calidad o de desecho, en la estructura y los
cerramientos, con cubierta en lámina metálica o fibrocemento,
y levantada sobre pilotes apoyados en el fondo del mar. Se
construye a partir de un modulo básico que agrupa la zona social y
de relación con los vecinos, el área de habitaciones o de descanso
y una plataforma externa que conforma el patio (paleadera), donde
se ubica la zona húmeda o de servicios.
La casa se levanta por el sistema de autoconstrucción por los
miembros que conforman el núcleo familiar, en este caso ampliado
con la parentela cercana y con ayuda de vecinos. Lo cual demuestra
la solidaridad común entre las gentes del Pacífico. Posteriormente
y dependiendo de la disponibilidad de recursos se mejoran las
condiciones habitacionales, ampliando la vivienda y cambiando los
materiales de construcción y por tanto la tecnología empleada.
Vivienda palafítica en
Buenaventura.
163
El crecimiento de la vivienda es progresivo y horizontal por
adosamiento lateral de espacios según las necesidades familiares.
Por lo general se desarrolla solamente en una planta, debido a que la
precariedad de la técnica constructiva utilizada no permite agregar
un segundo piso.
Las casas más amplias son de forma cuadrada o rectangular.
Se ordenan mediante una circulación lateral o central, con una
sala-comedor que se relacionada directamente con la pasarelacalle, una cocina y 2 o 3 alcobas ubicadas en la parte central de la
construcción, y un área de servicios que da sobre el mar y se abre
sobre una plataforma denominada “patio o paleadera”.
Es corriente que en un momento posterior de desarrollo del
asentamiento palafítico se rellene la calle-pasarela, o senderopuente, con desechos domésticos, tierra y gravillas. Entonces
se accede directamente a la sala desde la calle. No obstante se
mantiene la relación posterior con el mar.
Este mejoramiento y adecuación del espacio público suscita el
mejoramiento de la vivienda con materiales de tipo moderno.
Vivienda palafítica.
164
La vivienda tradicional en madera
La vivienda tradicional que se encuentra en la ciudad de
Buenaventura es reflejo de los valores culturales y arquitectónicos
que perduran en barrios como Calimita, Calle Sor Vázquez, Calle
Naranjito y en el colindante Corregimiento de Zacarías.
En algunos casos es reflejo de precariedad física e inestabilidad
social y se construye con maderas de desecho o de baja calidad
que se deterioran rápidamente. En otros casos la casa en madera,
de una o dos plantas, subsiste como testimonio de épocas en
las que fue considerada como expresión de prestigio social y
riqueza familiar. Hoy, muy deteriorada en la mayoría de casos,
y excepcionalmente cuidada en algunos, espera su demolición y
sustitución por una vivienda de construcción moderna.
»»
Mantiene elementos arquitectónicos heredados de la vivienda
rural, que garantizan buenas condiciones ambientales,
pretenden generar un confort climático en el interior y
expresan los gustos y sentido estético de sus moradores,
formando parte de los rasgos de identidad cultural en lo
concerniente a la vivienda.
Vivienda tradicional en
madera.
Fotografía cedida por Juan Carlos Dávila.
165
»»
Vivienda de
tipo transición
a moderna.
Vivienda de tipo tradicional
con mejoras en materiales
modernos.
Fotografía cedida por Juan Carlos Dávila.
166
Grandes aleros en la cubierta y vanos de ventilación
provistos de calados y rejillas sobre la parte superior de
puertas y ventanas, elevación de la vivienda sobre pilotes.
»»
Ornamentación en puertas, ventanas y rejas; empleo de
pinturas de colores vivos en las fachadas, lo cual contribuye
a proteger la madera de los estragos causados por el
ambiente húmedo y salino.
»»
Un espacio de transición (porche) entre lo público, la
calle, y lo privado.
»»
Asimismo se distinguen las cortinas en telas vistosas en
puertas y ventanas.
»»
La altura de la casa popular en madera varía entre uno y
dos pisos. La construcción se inicia con un modulo pequeño que la familia va ampliando por etapas sucesivas, según
sus necesidades y posibilidades económicas. Las fachadas y
divisiones interiores se hacen con machimbre (tablillas en
madera), cantoneras (sobrante de la elaboración de trozas
para piezas cuadradas), o esterillas, materiales de fácil adquisición y manipulación técnica.
El modelo moderno
Se indicó anteriormente que este prototipo es dominante en la
vivienda popular urbana de las ciudades del Pacífico.
Se caracteriza por el cambio de los materiales de uso tradicional
por elementos y componentes en materiales de origen industrial
y en consecuencia en la forma de construcción empleada. Destacan el uso de concreto en losas de cimentación y de entrepiso
con refuerzos en hierro, muros en bloque de arcilla o concreto y
las cubiertas en lámina metálica o en fibrocemento y asimismo
su construcción de manera progresiva, comparable a los procesos
espontáneos de densificación que se registran en Cali y otras ciudades del Valle del Cauca, que comienzan con un modulo básico
en primer piso, que en muchas ocasiones presenta algunos cerramientos y divisiones en madera. A medida que van mejorando
las condiciones económicas del núcleo familiar, se reemplazan los
materiales y se mejora la forma de construcción.
De planta rectangular y con espacios diferenciados que se
ordenan a lo largo de un corredor que conecta la parte frontal
de la vivienda con la parte posterior, y puede ser central lateral
agrupando un área social (sala-comedor), la cocina directamente
relacionada con el comedor, 2 o 3 alcobas. Terminada dispone de
dos baños, uno sobre el corredor y otro junto a la alcoba principal
o dentro de ella; un patio en la parte posterior de la vivienda, en la
mayoría de casos cubierto para protección de la lluvia.
Además se dejan patios al interior para lograr la ventilación
e iluminación de los espacios centrales de la vivienda, los que
en muchos casos están totalmente cerrados y aislados. El
edificio multifamiliar espontáneo puede ser construido de forma
progresiva, agregando losas, cubiertas y cerramientos exteriores
sobre la primera planta, hasta alcanzar tres pisos de altura; en
ocasiones excepcionales se adiciona una cuarta planta. La otra
modalidad responde al sistema de construcción convencional que
fabrica la vivienda en una sola etapa.
Vivienda urbana de tipo
moderno.
167
CAPÍTULO 5
168
169
ALTERNATIVAS, EXPERIENCIAS Y
PROYECTOS
n cuanto a la calidad de la vivienda, los distintos prototipos
arquitectónicos y constructivos de la vivienda rural y
E
urbana adolecen de múltiples defectos que afectan la calidad
ambiental, durabilidad, seguridad y confort de la casa, de su
entorno inmediato y del espacio público. Son notables asimismo
las deficiencias en los sistemas domiciliarios de saneamiento
básico y en las edificaciones que alojan los servicios de salud,
educación y administración local.
En general la tecnología de edificación empleada es muy
precaria en las zonas rurales, y con frecuencia inapropiada en las
áreas urbanas.
Los constructores empíricos no están capacitados y no cuentan
con modelos y diseños arquitectónicos y constructivos que les
orienten en la construcción y mejoramiento de sus espacios de
vida familiar y colectiva. Lo mismo ocurre con las tecnologías para
el saneamiento básico. Aquellas basadas en el desarrollo de los
sistemas tradicionales de edificación han resultado muy frágiles
con respecto al medio geográfico y a su uso por parte de los
usuarios.
El predominio de condiciones habitacionales precarias, con
notables carencias en materia de servicios públicos básicos
y vivienda, tanto en las localidades rurales como en amplios
sectores urbanos, exige la acción coordinada de distintas entidades
estatales y privadas, con el objetivo de realizar planes municipales,
con metas a corto y mediano plazo, y articulados a programas de
desarrollo social y productivo.
Las prioridades de intervención en materia de vivienda y
desarrollo urbano deben ser determinadas de acuerdo con las
políticas estatales y las posibilidades de inversión de los entes
territoriales y del gobierno nacional, y concertadamente con las
comunidades involucradas.
171
Para resolver los problemas señalados se requieren nuevos
enfoques y respuestas tecnológicas innovadoras y respetuosas del
medio natural y de las condiciones sociales, culturales y económicas
de los asentamientos urbanos y rurales, que además incorporan
criterios de economía de recursos naturales, producción limpia,
ahorro de energía y eficiencia ambiental.
Se cuenta con un amplio catálogo de tecnologías tradicionales,
mejoradas y convencionales, que están disponibles incluso en el
mercado y reúnen estos requisitos, pero deben ser sometidas a
evaluación en las condiciones específicas, ambientales y sociales en
las que van a operar.
Asimismo, instituciones como la Universidad del Valle han
llevado a cabo proyectos y experiencias académicas que vale
la pena destacar por sus aportes conceptuales y técnicos y por
constituir alternativas posibles, viables y sostenibles ambiental,
social y culturalmente.
Se presentan a continuación algunas de estas experiencias
académicas que integran pautas de diseño fundamentadas en el
conocimiento e interpretación de los hábitats y de las comunidades
para las que fueron propuestos.
EXPERIENCIAS DEL CENTRO DE
INVESTIGACIONES CITCE
Entre 1989 y 1997 el Centro de Investigaciones CITCE
de la Universidad del Valle, dedicado a los estudios sobre
territorio, construcción y espacio, realizó distintos proyectos de
mejoramiento de la calidad de la vivienda en las aldeas y pequeños
centros urbanos de la región del Pacífico. Estos proyectos se
fundamentaron en las investigaciones de los profesores Gilma
Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset, quienes constituyeron
el grupo “Hábitat Pacífico” y en 1985 realizaron los primeros
diagnósticos sobre las condiciones de habitabilidad en los caseríos
del Río Atrato (Revista Codechocó, 1987), que concluyeron con un
conjunto de propuestas, programas y acciones de distinto nivel y
alcance, dirigidos a organismos estatales que operaban en la zona.
En 1988 el proyecto “Modelos de planeamiento y diseño para
aldeas del Pacífico” permitió verificar y consolidar las propuestas
de mejoramiento del hábitat con participación activa de tres
comunidades atrateñas (Guadualito, San Roque y Cabecinegro),
mediante “talleres de diseño concertado” en los que se produjo
un diálogo de saberes que conformó la base de los programas
efectuados posteriormente con apoyo de Codechocó, Embajada de
Holanda, PNR, Cinde-Plan Internacional, CVC y la Caja Agraria.
Casa comunal en El Tigre,
Atrato Medio.
Mejoramiento de vivienda en
Charambirá, río San Juan.
Los criterios de diseño y ejecución de obras valoraron la arquitectura vernácula, las modalidades tradicionales de construcción
de la vivienda, su tecnología y elementos estéticos. Privilegiaron
los recursos humanos y materiales locales, propiciando la sostenibilidad ambiental, el fortalecimiento de las prácticas solidarias
familiares y colectivas propias de las comunidades afrodescendientes. Se trabajó bajo el concepto de tipologías y prototipos,
tanto de problemas como de soluciones, desarrollando procesos
comunitarios de participación en las distintas etapas de diseño y
ejecución de los proyectos.
El programa básico de vivienda campesina comprendía acciones
indispensables para elevar la calidad arquitectónica, urbanística y
ambiental de los poblados:
Programa CITCE. Casa
comunal en Huaca, Bahía
Solano.
172
Provisión de agua potable y saneamiento básico de la casa y el solar.
Adecuación de los espacios libres de uso colectivo.
Caseta aguatera, Copomá, río
San Juan.
173
Equipamiento para prestación de servicios comunales y sociales
a escala veredal.
Construcción de nuevas viviendas y mejoramiento constructivo
y ambiental de las existentes.
Los reducidos presupuestos disponibles exigieron obras sencillas y de bajo costo, apropiadas al medio natural y social de la
región y fácilmente apropiables por las comunidades, a lo cual
contribuyó su vinculación al proceso de construcción y la capacitación técnica de los constructores empíricos durante el mismo.
Al mismo tiempo la Universidad planteó el desarrollo de
acciones estatales sostenidas que consideraran tanto los modelos
de vida y de organización de la población, como la formación de las
comunidades locales para la gestión y construcción concertada y
sostenible del hábitat urbano y rural.
Casa de la comunidad. Modelo
de vivienda en dos pisos,
Copomá, río San Juan.
Las experiencias más significativas se llevaron a cabo en los
ríos Atrato y San Juan, en la ciudad de Tumaco, su área rural,
los municipios de Bahía Solano, las zonas costeras de Nuquí y
Buenaventura.
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Programa “Mejoramiento del Hábitat Rural en el río Atrato”
(1989-1990).
Programa “Mejoramiento de vivienda y equipamiento
comunitario en el municipio de Bahía Solano (Chocó)”.
(1990-1993).
Programa de relocalización del barrio Onetti de la cabecera
municipal de Bahía Solano. (1991-1993).
Programa “Mejoramiento de vivienda en el río San Juan”.
(1991-1995).
Programa “Vivir Mejor” de la Caja Agraria (1995-1997).
Instituciones como “Antioquia Presente” repitieron el modelo
de intervención en programas de relocalización de poblados y
reconstrucción de viviendas en los ríos Atrato, Murindó y Bagadó,
cuando varios caseríos y aldeas fueron afectados seriamente por
los terremotos y avalanchas que se produjeron en 1993 y 1994.
Casa modelo, barrio Onetti,
Bahía Solano.
Todos los programas y proyectos señalados tienen logros,
aciertos, deficiencias, que han sido evaluados y sistematizados. De
esta forma, quedaron claros sus aportes tanto en las realizaciones
concretas como en los aspectos conceptuales y sociales, así como
la replicabilidad de los componentes técnicos y metodológicos en
contextos similares del Litoral Pacífico.
Izquiera: Viviendas nuevas en
Taparal. Derecha: Griseldina
Cuesta, fundadora de
Cabecinegro.
Imágenes de los talleres de
diseño participativo en Puerto
Mutis y El Valle, Bahía Solano.
174
175
PROYECTOS DEL TALLER DE VIVIENDA SOCIAL
El Taller de Vivienda Social de la Universidad del Valle (TVS)
fue creado en la Escuela de Arquitectura para desarrollar el Taller
del Premio Corona Pro Hábitat “Por una vivienda digna”, a partir
de una propuesta ganadora en la primera ronda de la Convocatoria
Estudiantil 2006-2007, enfocada a resolver necesidades de vivienda
rural y urbana en poblaciones del Valle del Cauca. Su ejecución
propició la continuación de valiosas experiencias docentes en la
temática de vivienda popular realizadas en años anteriores.
El TVS se ha afianzado con la realización de cursos de sexto
semestre hasta proyecto de grado, que integran un taller vertical
correspondiente a la línea Hábitat y Ciudad, dedicada al diseño de
obras de arquitectura y urbanismo, donde la vivienda popular se
asume como instrumento de desarrollo urbano comprometido con
las exigencias tecnológicas, arquitectónicas y urbanísticas.
Los objetivos académicos específicos se orientan a:
»»
176
Reforzar la capacidad de interpretar problemas urbanos
ligados a la arquitectura como medio para intervenir y
transformar una situación determinada en consonancia con
las demandas de la ciudad. Asimismo fortalecer las destrezas
para formular propuestas de intervención pertinentes,
viables y sostenibles dentro de una situación urbana y social
históricamente dada, con énfasis en la vivienda popular.
»»
Profundizar en la interpretación coherente de los problemas
urbanísticos como expresión de situaciones condicionadas
socialmente, confrontando los conocimientos adquiridos
con la capacidad de investigar más allá de lo aparente.
»»
Enfatizar la importancia de una práctica metodológica de
análisis de obras comparables de un amplio repertorio
nacional e internacional, como medio fundamental para
construir un repertorio formal propio.
»»
Preparar a los futuros profesionales para responder a
cualquier convocatoria de formulación de propuestas
urbanísticas y arquitectónicas de vivienda social asumiendo
problemas reales del contexto inmediato.
Mediante las siguientes actividades el método docente
contribuye a la formación de arquitectos con sensibilidad social
y herramientas para resolver problemas de vivienda de distinta
escala y complejidad:
»»
Aproximación conceptual al problema de vivienda de interés
social. Mediante consultas bibliográficas e institucionales,
observaciones en los sitios, conferencias dictadas por
los docentes de la Universidad del Valle y profesionales
invitados.
»»
Consultas e indagaciones urbanas. Particularmente: análisis
morfológico, identificación y caracterización de la tipología
de vivienda, estudio de proyectos comparables tomados
como referentes.
»»
Análisis de tecnologías constructivas disponibles y selección
de las más convenientes.
»»
Definición de lineamientos urbanísticos y pautas de diseño
urbano y arquitectónico.
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»»
»»
Diseño de agrupaciones y prototipos de vivienda.
Esquema básico, anteproyecto y proyecto arquitectónico.
Análisis de costos generales y esquema de financiación.
Eventualmente los proyectos estudiantiles hacen parte de
un proceso de selección interno que escoge los mejores y más
representativos para participar en convocatorias estudiantiles
nacionales y regionales como el Premio Corona Pro Hábitat, el
Concurso Universitario “ConvivE” y Colombianos Diseñando
Colombia, en los cuales han obtenido los premios y unas menciones
entre 2006 y 2010. Estos logros y éxitos generaron una creciente
importancia del tema de la vivienda social en la selección de los
cursos de proyectos por los alumnos de la Escuela de Arquitectura,
de manera que hoy en día semestralmente más de cincuenta
estudiantes lo eligen motivados por su interés particular.
177
Los trabajos se han aplicado a casos particulares del Valle
geográfico del Río Cauca, el Litoral Pacífico y las laderas andinas
del Suroccidente colombiano (Valle del Cauca, Cauca, Nariño y
Putumayo), entre otros:
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Recuperación, densificación y consolidación de barrios,
sectores urbanos y pequeñas cabeceras municipales.
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Mejoramiento integral y desarrollo de caseríos y centros
poblados.
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Vivienda nueva en áreas de expansión.
1. Mejoramiento integral de aldeas fluviales del litoral
pacífico. Puerto Merizalde, municipio de Buenaventura
Proyecto de Grado de arquitectura presentado por:
José Landázuri Cabezas y Viviana Rodríguez Trujillo.
Tercer puesto en la Convocatoria Estudiantil del Premio Corona Pro Hábitat
2007-2008.
Renovación urbana en áreas centrales.
Reasentamiento de población en alto riesgo.
Desarrollo de sistemas tradicionales de construcción de
vivienda
Como aporte del TVS al desarrollo del tema, se presentan
en este aparte del catálogo algunos proyectos de grado sobre
vivienda apropiada a las particulares condiciones del Pacífico, que
aportan alternativas interesantes para el análisis y valoración de
los elementos de la arquitectura vernácula que se han destacado
como patrimonio de la cultura afrodescendiente. La información
presentada está basada en los documentos escritos y gráficos
elaborados por los autores para presentar y sustentar su Trabajo
de Grado en Arquitectura. Los proyectos fueron aprobados en
2007, 2008 y 2009.
Vista general y fachadas tipo.
Este proyecto propone una alternativa para la consolidación y
futura expansión del centro poblado más importante del Río Naya,
la aldea mayor de Puerto Merizalde, aplicando un prototipo de
vivienda de desarrollo progresivo, que conserva los elementos
arquitectónicos esenciales de la vivienda tradicional en madera,
como su forma de implantación y desarrollo adaptada a las
características ambientales, geográficas y socioculturales. La
tipología propuesta valora las modalidades de vida y construcción
de vivienda propias de los moradores del sitio, afrodescendientes
e indígenas. El prototipo es replicable en las distintas condiciones
topográficas de Puerto Merizalde, asimismo en poblaciones del
Litoral Pacífico que presenten características similares.
178
179
Como particularidad, incorpora una tecnología de construcción
innovadora, la madera plástica, considerando que su uso en lugar
de la madera natural contribuye a la sostenibilidad ambiental y
económica. La producción de este material se basa en el reciclaje
de desechos domésticos que actualmente contaminan los cuerpos
de agua, lo que permite incorporar a la población local en el proceso
productivo y generar así una nueva fuente de ingresos familiares.
El montaje y funcionamiento de una planta de producción de
madera plástica puede ser objeto de un programa de desarrollo
social y comunitario apuntalado en la política estatal y de
cooperación internacional, como en las características culturales
y las modalidades de organización propias de las comunidades
negras e indígenas de Puerto Merizalde y el Río Naya.
Considerando tanto la producción de madera plástica en el sitio
como la participación de los usuarios en el proceso productivo de
la misma y en la construcción de la vivienda de costos de mano
de obra, se estima una reducción en el valor de la vivienda en
relación con la construcción tradicional en madera y la tendencia a
la edificación con materiales modernos llevados desde los centros
de producción asumiendo altísimos gastos en transporte.
PROPUESTA URBANA:
Se basa en la mitigación del riesgo por desbordamiento del río
Naya y de la quebrada La Tola y la construcción de viviendas en
las zonas anegadizas, el mejoramiento de los equipamientos y
servicios colectivos existentes, la optimización de las relaciones
entre el espacio público y el espacio privado, la superación de las
deficiencias de saneamiento ambiental y provisión de agua para el
consumo doméstico. Urbanísticamente su valor radica en que las
formas de agrupación de las viviendas nuevas siguen la lógica de
organización espacial de las aldeas del Pacífico.
el funcionamiento del mercado que se realiza los fines
de semana en la playa del río, garantizando el acceso de
diversas embarcaciones en todas las épocas del año.
»»
Accesibilidad peatonal: conexión de la zona central y de
equipamiento comunal con vías peatonales ordenadoras del
sistema urbano-aldeano.
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Materiales: producción de madera plástica (70% polipropileno, 30% polietileno de baja densidad) como elemento
constructivo durable, utilizando los residuos plásticos producidos en el poblado que actualmente son arrojados a la
quebrada La Tola.
»»
Equipamientos y servicios: mejoramiento de la cobertura de
los equipamientos y servicios urbanos con la construcción
de un colegio, un salón comunal y un hotel, ubicados
estratégicamente como articuladores del espacio público.
»»
Desarrollo sostenible: recuperación ambiental y paisajística
de la ronda de la quebrada La Tola y reubicación de las
viviendas aledañas, para superar los riesgos por inundación.
»»
Sistema de agrupación: la organización espacial se estructura
a partir de dos viviendas pareadas unidas por un módulo
de saneamiento básico, que definen franjas de manzanas
alargadas dispuestas en dos sentidos para conformar los
espacios internos del conjunto. La tipología de las casas
varía en las esquinas.
El proyecto de reordenamiento espacial y desarrollo físico se
sintetiza en las siguientes acciones:
»»
180
Accesibilidad fluvial: adecuación de los dos embarcaderos
existentes y construcción de uno nuevo para mejorar
181
Se entrega una vivienda básica de tamaño adecuado a la familia y
hábitos culturales que permite el desarrollo progresivo sin afectar
la calidad de la vivienda ni su composición formal. La vivienda
entre medianeras parte de 56 metros cuadrados repartidos en
dos pisos y puede alcanzar 86 metros cuadrados mediante adición
de espacios posteriores. La esquinera se inicia con 77 metros
cuadrados con cubierta y estructura completa (columnas, vigas
y viguetas), crece mediante colocación de pisos y cerramientos
y en dos etapas puede llegar hasta 107 metros cuadrados. Ambos
modelos contemplan la flexibilidad de la vivienda y la incorporación
de usos productivos, como talleres y tiendas.
Propuesta urbana e imágenes
generales del esquema de
implantación del proyecto.
182
PROPUESTA ARQUITECTÓNICA:
Partiendo del análisis de las deficiencias y valores que presenta la vivienda actual, de las necesidades y anhelos de quienes la
habitan, como de las dimensiones y especificaciones de la madera
plástica utilizada como material de construcción, que son iguales a
las de la madera natural, se diseña un prototipo basado en módulo
de 3 x 3 metros que permite la coordinación modular en las distintas escalas del proyecto y es adecuado a los diversos espacios
y usos de la vivienda. Este prototipo se desarrolla para la vivienda
medianera en lotes de aproximadamente 75 metros cuadrados con
un frente de 7,50 metros; dimensiones que responden a la coordinación modular y se consideran óptimas para la vivienda rural
del Pacífico agrupada en centros poblados. Los lotes de las casas
esquineras logran 84 metros cuadrados.
Posibilidades arquitectónicas
de la tipología, funcionamiento
bioclimático y planteamiento
de la red básica de
saneamiento.
La casa básica integra: un área social o múltiple; un módulo
de saneamiento básico que concentra las zonas húmedas (baño,
lavadero y cocina) provisto de un tanque de almacenamiento de
aguas lluvias para el consumo familiar, captadas a través de la
cubierta; la “paleadera” donde se desarrollan diversas labores
domésticas y se ubica un fogón ahorrador de leña diseñado para
disminuir las molestias ocasionadas por el humo y la ceniza del
fogón tradicional. La distribución de espacios garantiza permanente
iluminación y ventilación cruzada, reforzada en segundo piso con
el volumen de la cubierta.
Siguiendo la modalidad tradicional de construcción el prototipo
propuesto se levanta sobre pilotes y una plataforma de piso.
Variando la cimentación puede adaptarse a las distintas condiciones
de localización existentes en Puerto Merizalde y en otras aldeas
fluviales del Litoral Pacífico.
Etapas propuestas para el
desarrollo progresivo.
183
2. Renovación urbana y reubicación en el frente
de mar, isla de El Cascajal, Buenaventura
Proyecto de grado de arquitectura presentado por:
Diana Carolina Villegas Casanova
El proyecto, ubicado en la zona palafítica de la isla de El Cascajal,
presenta una alternativa diferente de desarrollo y apropiación del
territorio, a través de una exploración sobre la vivienda social en
áreas consolidadas con bajos niveles de calidad de vida, a través de
procesos de renovación urbana.
Localización del proyecto en
Buenaventura y detalle del
sector la isla de El Cascajal.
PROPUESTA URBANA:
Con el proyecto se busca incrementar la densidad poblacional
para lograr reubicar en el sitio las familias que ocupan las zonas
de alto riesgo y generar nuevos espacios públicos y zonas verdes,
mejorando así la calidad de vida y las relaciones del sector con el
resto de la isla.
La idea fundamental es el mejoramiento de la calidad ambiental, tanto en el manejo de residuos como en el aumento de la masa
arbórea mediante reforestación del borde con especies nativas,
conectando este sector con otras áreas verdes de la ciudad para
conformar corredores ecológicos. En cuanto a la movilidad, se
hace énfasis en la creación de un frente marítimo a lo largo de la
isla que pueda ser recorrido mediante diferentes modos de transporte, desde el parque Néstor Urbano Tenorio hasta el puente de
El Piñal. En lo referente al espacio público, es necesario aprovechar las condiciones del malecón y garantizar las cesiones de área
libre en los nuevos proyectos de vivienda.
Vista general del proyecto
de vivienda y espacio público
para el frente marítimo.
184
185
PROPUESTA ARQUITECTÓNICA:
El proyecto se resuelve con vivienda multifamiliar en altura y
formas de ocupación y disposición en el terreno que proporcionan
a cada apartamento una relación visual directa con la bahía,
ventilación e iluminación adecuadas al clima húmedo tropical de
Buenaventura.
Sección transversal tipo de la
vía perimetral del sur frente
al área de intervención.
Al logro del confort interior contribuyen la organización de los
espacios familiares, el empleo de calados y la generosa altura de
los pisos en los apartamentos que alcanza 2,60 metros, elementos
característicos de la vivienda tradicional que perdura en la Isla. El
área de cada unidad familiar es de 79,9 a 77,18 m2.
Las carácterísticas del proyecto de vivienda se convierten en
factor de arraigo y permanencia de las familias usuarias, las que ya
han generado lazos de vecindad y convivencia en el sector.
3. “VIDA Pacífico” (Vivienda Digna
Autoconstruible para el Pacífico colombiano)
Proyecto de grado de arquitectura presentado por:
Cristian David Lasso Vallejo y Carlos Alberto Palacio Hoyos.
Esta propuesta de diseño arquitectónico para la vivienda rural
del Pacífico aplicada al caserío de Guayabal y la aldea de Punta
Bonita localizados sobre las Bocas del río Cajambre en el municipio
de Buenaventura busca preservar los sistemas urbano-aldeanos
propios de la región realizando aportes técnicos, respetando las
tradiciones constructivas de las comunidades y mejorando en
gran medida los factores de habitabilidad en las viviendas.
Módulo básico de 9 metros
cuadrados.
PROPUESTA ARQUITECTÓNICA:
Con bajos costos de construcción y un sistema simple para la
recolección de aguas lluvias y el saneamiento básico, este proyecto
garantiza el cumplimiento del objetivo de mejoramiento de hábitat
para poblaciones desfavorecidas. Cuatro prototipos conforman la
propuesta arquitectónica, dependiendo del diseño de la planta y la
localización del acceso y las circulaciones. En todos los casos se
muestran las posibilidades para construir por etapas una vivienda
con tecnologías apropiadas para la región, aplicable en otras áreas
rurales de la zona que tienen problemáticas similares.
Inicialmente se desarrolla el sistema constructivo para un módulo básico de 9 m2 bajo cubierta, realizado con madera y uniones
metálicas que dan mayor resistencia a la construcción. El sistema
modular permite un fácil armado y no se requiere mano de obra
calificada, sino sólo un acompañamiento técnico, lo cual permite
el desarrollo progresivo por parte del usuario y garantiza la calidad del mismo.
Prototipo 1: con planta en cruz y 45 m2, se plantea como vivienda de emergencia conformada por el módulo básico ampliado
con espacios adicionales logrados con cerramientos en tela para
prevenir la entrada de mosquitos. La facilidad en el ensamblaje de
las piezas y la rapidez en la instalación resuelve eficientemente la
necesidad urgente de albergue después de un evento de desastre
natural. Superada la emergencia, se agregan otros módulos para
cocina, baño y alcobas hasta construir un área de 53 m2.
Esquemas de ventilación en
secciones transversales.
186
187
Prototipo 4: permite construir una vivienda que comienza con
un área básica de 27 m2 y puede llegar a 66 m2 con desarrollo en
dos pisos.
Prototipo 3: vestíbulo frente al
acceso.
Prototipo 1: albergue de
emergencia con planta en cruz a
partir del módulo básico de 9 m2
y desarrollo progresivo posterior.
Prototipo 2: con corredor lateral permite agregar módulos
laterales y frontales, de acuerdo con las posibilidades de las
familias hasta alcanzar 53 m2.
Prototipo 2: corredor lateral y
módulos adosados.
El sistema propuesto es muy versátil, flexible y ampliamente
replicable. Con el mismo módulo de 3 x 3 metros se pueden construir equipamientos comunales de pequeña escala, como escuelas, centros comunitarios, puestos de salud, hoteles, centros de
reciclaje, entre otros propuestos por los autores. Así mismo el sistema tecnológico es aplicable en la adecuación de embarcaderos.
Prototipo 4: a partir del
módulo básico es posible el
desarrollo de la vivienda en
dos pisos.
Prototipo 3: parte de una vivienda básica de 44 m2, con una
terraza o vestíbulo frente al acceso, de acuerdo con las tipologías
propias de la región. Puede llegar hasta 71 m2.
Módulo tipo utilizado como
baño, caseta comunal,
hotel o escuela.
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189
MEJORAMIENTO INTEGRAL EN BUENAVENTURA,
ONGD SOLIDARIDAD INTERNACIONAL2
Uno de los más recientes ejemplos de intervención de vivienda tradicional en el Pacífico es el proyecto de mejoramiento integral de barrios realizado por la Organización no Gubernamental
para el Desarrollo Solidaridad Internacional —SI—, entidad que
trabaja desde hace más de una década en Colombia y ha enfocado sus esfuerzos a estrategias integrales que vinculan la acción
humanitaria con procesos que pretenden el restablecimiento de
las comunidades y su desarrollo. En varias regiones del país ha
logrado concertar esfuerzos de las comunidades, los gobiernos locales y la cooperación internacional, para mejorar las condiciones
de vivienda y equipamientos básicos; en algunos proyectos tiene
el respaldo de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión
Europea (ECHO).
Desde hace más de ocho años Solidaridad Internacional viene
desarrollando acciones en los barrios de la Comuna 12 de la
ciudad de Buenaventura, donde ha posibilitado la construcción
y fortalecimiento de la estrategia integral de intervención
de la ONGD, a través de un trabajo continuo con los líderes y
comunidades de la zona.
ASENTAMIENTO NUEVO AMANECER:
Iniciado en 2003 el proyecto reúne 40 soluciones de vivienda
nueva en un predio aportado por la alcaldía municipal. El
planteamiento urbanístico y arquitectónico adoptó la tipología del
palafito urbano que los habitantes de la zona utilizaban en sitios
altos protegidos de la humedad, lo cual permitió implantar las
viviendas al terreno inclinado sin realizar movimientos de tierra,
reducir los costos de construcción y consolidar un asentamiento
con parámetros reconocidos por las familias usuarias y soluciones
de alternativas de saneamiento básico y abastecimiento de agua.
El proyecto demostró que era posible construir vivienda
socialmente apropiada a partir de la utilización de tipologías
y materiales propios de la región y superar los programas
inherentes a la atención humanitaria, poniendo en marcha una
estrategia integral que apuntó al restablecimiento y al desarrollo.
Esto significa que más allá de dar asistencia básica a la población,
se emprendieron acciones para incrementar el capital social,
mejorar el hábitat e incentivar la generación de ingresos, así
como gestionar con las entidades públicas otros aspectos como la
atención en salud.
Localización de los proyectos.
Matía Mulumba
Escuela La Esperanza
2. Las generalidades, datos e imágenes de los
proyectos de Solidaridad Internacional han sido
extractados del documento “La construcción del
hábitat como estrategia integral de vinculación
entre acción humanitaria, restablecimiento y
desarrollo”realizado por esta entidad.
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Asentamiento Nuevo
Amanecer, Buenaventura
La Gloria
El Esfuerzo
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ASENTAMIENTO EL ESFUERZO, BARRIO LA GLORIA:
Este proyecto para 120 soluciones de vivienda de 36 m2 por familia, realizado con financiación inicial de ECHO, recurrió nuevamente a la tipología del palafito en madera. Este barrio se destaca
por su carácter rural pues surgió en una vereda que fue absorbida
por el crecimiento de la ciudad de Buenaventura. Con el proyecto
se consolidaron sistemas alternativos para recolección y almacenamiento de agua lluvia y una red de saneamiento básico conectada a un alcantarillado comunal, construido en las vías definidas por
la implantación arquitectónica.
MEJORAMIENTO INTEGRAL EN EL ASENTAMIENTO MATÍA MULUMBA:
Con un bajo nivel de consolidación, originado en la pobreza de sus
habitantes, el trabajo en este asentamiento ofrecía la oportunidad
de realizar acciones profundas de mejoramiento relacionadas
tanto con la calidad de las viviendas como con su distribución
espacial. Fue posible entonces intervenir la estructura del barrio
a través de la modificación o reubicación de algunas casas para
garantizar organización, claridad sobre los espacios públicos y un
ancho mínimo de las vías internas. Lo anterior, acompañado de
un proceso de titulación promovido por la alcaldía distrital, con el
objetivo de legalizar las viviendas del asentamiento.
En síntesis, las acciones emprendidas por la ONGD Solidaridad
Internacional y otras entidades que hicieron parte de los procesos,
muestran de manera concreta la aplicación de tipologías y
materiales propios del Pacífico, en proyectos recientes. Asimismo,
el trabajo con la comunidad y la inclusión de sus rasgos culturales
a través de la arquitectura han sido fundamentales para garantizar
la aceptación y realización de los proyectos.
Asentamiento El Esfuerzo.
De manera paralela, y con la vinculación de la Gobernación del
Valle del Cauca, se realizaron otros proyectos de vivienda nueva en
áreas urbanas y rurales, y SI abrió un nuevo frente de trabajo con
el mejoramiento integral de vivienda y equipamientos de atención
básica en tres barrios tradicionales (La Gloria, Matía Mulumba,
Las Palmas), donde contó con el apoyo de socios estratégicos
como Juventud 500, la Organización Panamericana de la Salud e
Hidropacífico, a los que se sumaron otros aportes internacionales.
Vivienda antes y después del
mejoramiento.
192
Barrio Matía Mulumba.
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