guadalupe victoria preclaro insurgente, liberal y duranguense

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“GUADALUPE VICTORIA PRECLARO INSURGENTE,
LIBERAL Y DURANGUENSE EJEMPLAR”
Arq. Jesús Castañeda Arratia
Cronista de la Facultad de Arquitectura y Diseño
Me declaro admirador de personajes de ideales liberales, que han
puesto el honor de México por encima de sus intereses personales y estoy
convencido de que uno de estos seres señeros, lo fue Don Guadalupe Victoria,
originario del Estado de Durango. Por lo que he decidido dedicar mi humilde
aportación a este congreso, rindiendo un homenaje a nuestros anfitriones,
recordando a este insigne insurgente.
José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Felix. Nació el 16 de
septiembre de 1786 en la Villa de Tamazula, Durango. Su muerte, acaecida en
Perote, Veracruz, el 21 de marzo de 1843, pasa con cierta indiferencia ya que
se ve opacada por la conmemoración del natalicio de Benito Juárez.
Guadalupe victoria es más recordado como el primer presidente del
México independiente (octubre de 1824 – marzo de 1825) que por su actuación
pública y su brillante y muy heroica actuación en la lucha insurgente.
Por circunstancias familiares su primera instrucción la recibe de su tío el
cura Agustín Fernández e ingresa al Seminario en Durango, para
posteriormente terminar estudiando la carrera de jurisprudencia en la Real y
Pontificia Universidad de México. Sus biógrafos afirman que fue un alumno
destacado y que llegó a formar parte de de un grupo político estudiantil
nombrado “chaquetas”, quienes estaban prestos a servir al gobierno virreinal
en caso de revueltas. No obstante leal a su formación liberal, abandona no solo
el grupo mencionado sino también sus estudios para unirse a los insurgentes
Su participación en la guerra de Independencia, convierten a José
Miguel Ramón en un caudillo valeroso y en un elemento valioso para la causa,
lo que pronto le valió el reconocimiento de sus superiores.
Al extenderse la revolución hacia otras provincias, es en Acasónica, una
jurisdicción de Huatusco, donde José Miguel recibe el nombramiento de
coronel.
Al ser ascendido a coronel, adopta el nombre de Guadalupe Victoria: el
primero, en
nombre de la virgen que sirve de estandarte a los
independentistas y Victoria como muestra del desmedido anhelo de triunfo.
Ya como teniente general, su excelente organización militar le permite
tomar el mando de la revolución en Veracruz y ganarse el respeto, no sólo de
su ejército sino también de los realistas, quienes le consideraban un líder
peligroso.
Al aplicarse el Plan de Iguala con un sistema de gobierno monárquico,
encabezado por Agustín de Iturbide como emperador, Victoria es hecho
prisionero por pertenecer al grupo conspirador, sin embargo, poco después,
logra evadirse de la prisión.
La inconformidad contra Iturbide crece al disolver éste el Congreso y
Santa Anna proclama el Plan de Veracruz, el que exigía la restitución del
congreso.
Fue durante esa etapa cuando don Guadalupe Victoria recibe el
nombramiento de jefe del movimiento revolucionario.
Tras la abdicación de Iturbide, Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y
Celestino Negrete formarían parte del Supremo Poder Ejecutivo.
Dada la importancia estratégica del puerto de Veracruz, don Guadalupe
Victoria es designado comandante general de dicho puerto, al que mejora
materialmente, más tarde sería sustituido por José María Michelena en este
emplazamiento.
La habilidad diplomática, militar y política de don Guadalupe Victoria se
puso de manifiesto en diversas acciones, entre ellas: La respuesta que dio a
una comisión española, como representante de México, en el sentido de que
no podría haber entendimiento alguno con España mientras ésta no
reconociera la independencia de México y la decisión de resolver por la vía
política y no por las armas, el levantamiento antiespañol de Oaxaca, entre
otras muchas. Tales acciones le hicieron cobrar gran popularidad, motivo por el
cual se le veía como un candidato a la presidencia de la república.
Para entonces, 1824, la Constitución Federal de los Estados Unidos
Mexicanos declaraba en su artículo cuarto que "la forma de gobierno será una
república, representativa, popular y federal”.
Los candidatos con mayor representatividad popular eran Don
Guadalupe Victoria y don Nicolás Bravo, correspondiéndole el triunfo al
primero. Don Nicolás Bravo ocuparía la vicepresidencia.
El 10 de octubre de 1824, don Guadalupe Victoria asumió el cargo de
mayor responsabilidad en la joven nación. Al tomar posesión de la presidencia,
en su discurso aludió a las dificultades que enfrentaría su gobierno pero con la
firme convicción de consolidar la independencia y la libertad.
La política seguida por don Guadalupe Victoria pretendía establecer un
gabinete de carácter plural que incluía al conservador Lucas Alamán, al liberal
Pablo de la Llave y a su enemigo durante la guerra de Independencia, Manuel
Mier y Terán entre otros.
Su intención era rodearse de los hombres más valiosos, en bien del
país, sin embargo, no faltaron detractores que lo criticaron severamente
aduciendo que cada nombramiento estaba relacionado con los intereses
personales de los titulares y no en función de las necesidades de la nación.
Las presiones a que se ve sujeto Victoria y su gabinete dieron por
resultado: Las continuas renuncias de sus colaboradores. Las diferencias entre
el presidente y el vicepresidente.
La rebelión de 1827, secundada por don Nicolás Bravo, cuyo objetivo
era la muerte del presidente.
Durante la gestión de Victoria en la presidencia se logra la creación: Del
Distrito Federal como residencia de los poderes centrales. La Suprema Corte
de Justicia. La Tesorería General de la Nación. Se establecieron relaciones
diplomáticas con Gran Bretaña, Estados Unidos, América Central y Colombia.
Guadalupe Victoria termina su periodo presidencial, no sin antes afrontar
levantamientos originados por la sucesión presidencial que culminaron con las
elecciones, las cuales favorecieron a don Vicente Guerrero.
Después de retirarse por algún tiempo de la vida política, don Guadalupe
Victoria, a petición del presidente interino Anastasio Bustamante, entra en
pláticas de pacificación con Santa Anna.
Posteriormente asume los cargos de senador y comandante general de
Veracruz y más tarde, ocupa la gubernatura de Puebla.
Durante la "guerra de los pasteles" entre México y Francia, retoma el
mando militar para defender el puerto de Veracruz y firma el tratado de paz
que concluía el conflicto.
En 1841 contrae matrimonio con María Antonia Bretón. La delicada
salud del primer presidente de México, lo obligan a retirarse de la vida pública,
poco tiempo después, el 21 de mayo de 1843 muere en la fortaleza de Perote,
Veracruz.
El Congreso declara a Victoria benemérito de la patria y sus restos son
trasladados al monumento de la Independencia.
GUADALUPE VICTORIA, MASON
En su época existió la vicepresidencia de la República y la legislación
electoral la otorgaba al segundo lugar en las elecciones presidenciales.
Durante la administración de Guadalupe Victoria, tal honor le
correspondió al masón escocés Nicolás Bravo, mientras Victoria era yorkino,
uno centralista y el otro federalista. Un ejemplo de lo que los franceses de hoy
llaman cohabitación política.
Varios escritores (Lucas Alamán y Escalada, Lorenzo de Zavala, Carlos
María de Bustamante) afirmaron que Victoria estuvo comprometido con la
fundación del Rito Yorkino en septiembre de 1825 y que incitó a sus colegas y
aliados a que se hiciesen miembros de la asociación. El citado Bustamante
había anotado en su diario que Victoria se inició en la masonería yorkina el 30
de septiembre del año citado.
Suárez y Navarro, masón del Rito Nacional Mexicano asienta en su
"Historia de México y del general Antonio López de Santa Anna" (México, 1850,
t. I, p.78) que Victoria era Venerable Maestro de una de las logias yorkinas.
El embajador británico George Ward, en carta al canciller Canning, de
fecha 30 de septiembre de 1825, escribe que Victoria le había solicitado su
ingreso, pero que él había rehusado. José María Tornel y Mendívil, masón
yorkino, secretario particular de Victoria, sostenía que el presidente había
consentido de mala gana a la creación del Rito ("Breve Reseña Histórica",
1852, p.45). Michael Costeloe ("La Primera República Federal de México.- Un
estudio de los partidos políticos en el México Independiente, 1824-1835";
F.C.E., 1975) cita la versión de escritores en el sentido de que Victoria había
sido escocés hacia 1822-1823 pero que abandonó el rito para fundar una
nueva sociedad secreta conocida como "El Águila Negra".
José María Mateos, masón del Rito Nacional Mexicano, afirma que
Victoria, valiéndose de un fraile betlemita exclaustrado, Simón Cruz, fundó la
citada agrupación de "El Águila Negra". Cruz marcho después a Yucatán, quizá
desterrado por el presidente y allá murió. De manera similar se manifiesta
Zalce y Rodríguez ("Apuntes para la Historia de la Masonería en México",
México, 1950, t.I, p.57). El ya citado Tornel (Op. cit. p.28) negaba que Victoria
estuviese comprometido con "El Águila Negra".
Ministro de la Guerra en el gabinete de Victoria fue Manuel Gómez
Pedraza (yorkino, después fundador del Rito Anfictiónico Federalista de 4
grados, presidente de la República en 1832).
En diciembre de 1827 el vicepresidente escocés Bravo se rebeló contra
el presidente yorkino Victoria. Bravo era dirigente nacional de los escoceses.
Victoria envió al punto de reunión de los rebeldes (Tulancingo), a Vicente
Guerrero Saldaña (masón yorkino y, entonces, dirigente nacional de ese rito).
El combate tuvo lugar el 6 de enero de 1828 obteniendo Guerrero un triunfo
contundente en compañía de los yorkinos. En mucho influyó esto para que
Guerrero llegara a la presidencia un año después.
Salvador Borrego E. Escritor de la extrema derecha, llevando enorme
cantidades de agua a cierto molino católico, afirma que Victoria "abjuró de la
masonería, se retiró a la vida privada y, como creyente católico, se impuso
penitencia y oración hasta que murió en 1843".
Dentro o fuera de la rotunda madre iglesia, Victoria sacrificó toda su
existencia por hacer de México un país liberal. Lástima, porque los masones de
siglo y medio después, cierta vez escuchamos pasos en la azotea y de
inmediato doblamos la cerviz, mientras que otros "aplaudían sin reserva",
permitiendo que Carlos Salinas de Gortari, deshiciera de un solo plumazo todos
los logros de los liberales del Siglo XIX en materia de laicismo y separación
estado iglesia. Ante esto, estoy seguro, Guadalupe Victoria Habría, en defensa
de la patria y de los ideales de libertad. “dejado su espada en prenda, para
después, valientemente ir, por ella”
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