SEMINARIO INTERNO: PROYECTO UBAC YT 049 "EVALUANDO EL DESEMPEÑO DEMOCRÁTICO DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS ARGENTINAS" GRUPO SISTEMAS ELECTORALES INTEGRANTES: Flavio Fuertes, Celeste Ratto, Luciana Cingolani y Ulises Pallares AVANCES Y RETROCESOS EN MATERIA DE SISTEMAS ELECTORALES EN LAS PROVINCIAS ARGENTINAS ABSTRACT Este artículo presenta, analiza y evalúa en qué medida las reformas de los sistemas electorales de las provincias argentinas desde 1983 hasta hoy han favorecido y/o permitido una mayor pluralización de los actores políticos. Por ello, nos centraremos en la realización de una estudio histórico comparado de la principales tendencias en materia de reformas electorales provinciales y trataremos de evaluar el impacto que las mismas han tenido en el sistema partidario. Las evidencias muestran que si bien las instituciones provinciales han tendido a complejizarse e incorporar mecanismos que tienden a la dispersión del poder, las mismas no han sido suficientes para reflejar los cam bios en las preferencias del electorado. Así, las provincias han mantenido estable la dinámica de sus sistemas de partidos, y se han mantenido como reductos de poder poco susceptibles al cambio. 1 1.0 Introducción En los últimos años, el debate sobre los sistemas electorales ha desbordado los ámbitos académicos para introducirse en el centro del debate de la sociedad civil. En este sentido, no sólo se discute en las revistas especializadas de ciencia política la influencia de los patrones que estipulan los procedimientos de selección de nuestros representantes, sino que habitualmente es posible leer en fuentes periodísticas las ventajas y desventajas de eliminar alguna cámara del congreso, reducir el número de legisladores, eliminar las listas sábana o implementar un voto preferencial, por mencionar sólo algunos ejemplos. La inclusión de estas temáticas en la agenda pública se relaciona, en gran medida, con la ola de reformas de las 1 normativas institucionales distritales durante los últimos años (Tula, 2001) . Si bien la literatura especializada se ha encargado de analizar estos contenidos, consideramos que poco se ha estudiado el impacto general de tales reformas en la calidad de nuestra democracia. Sin pretender abordar el debate sobre el significado mismo de la democracia –lo cual no es objeto del presente trabajo-, es posible reconocer que la garantía de derechos civiles y la realización de elecciones libres, competitivas y limpias (Schumpeter, 1968) no asegura un desempeño democrático. Por el contrario, en el presente trabajo consideramos que existen dos factores que todo entramado institucional debiera contemplar a la hora de potenciar su contenido democrático. Por un lado, se considera que la aparición en escena de un mayor número de actores políticos que encuentran lugar en la arena ejecutiva o parlamentaria es un indicador de una mayor democratización del sistema. En este sentido, creemos que tanto una mayor alternancia en los cargos ejecutivos provinciales, como un mayor número de partidos que ocupan escaños en las legislaturas provinciales son características que van en la línea mencionada anteriormente. Este artículo presenta, analiza y evalúa en qué medida las reformas en los sistemas electorales de las provincias argentinas han favorecido y/o permitido una mayor pluralización de los actores políticos. Por ello, nos centraremos en la realización de un rastreo histórico de la principales tendencias en materia de reformas electorales provinciales y trataremos de evaluar el impacto que las mismas han tenido en el sistema partidario. La selección del análisis de tales conductas se fundamenta en que consideramos que el nivel electoral es el requisito mínimo inicial de cualquier intento de estudio de participación ciudadana. De esta forma, el presente anális is adquiere un carácter exploratorio y se constituye en el puntapié inicial de una agenda de investigación mucho más rica e intensa en lo que respecta al alcance de los sistemas electorales como herramienta de control ciudadano y canal de promoción de la participación civil. Como hemos adelantado, suponemos que las reformas en los sistemas electorales tienden a aumentar los niveles de democratización en dos aspectos principales, a saber: la apertura del sistema de partidos y el incremento de la participación política institucionalizada. El 1 Durante los últimos 20 años las provincias argentinas se han constituidos en verdaderos laboratorios de reformas institucionales, debido a la gran cantidad de cambios introducidos en sus sistemas electorales. Esta tendencia se contrapon e a lo ocurrido a nivel nacional, cuya principal característica ha sido la de mantener prácticamente inalteradas sus pautas institucionales. 2 primero de tales elementos se relaciona con el grado en que los sistemas electorales incentivan la ampliación de los canales institucionales de participación política, permitiendo que nuevos sectores puedan ser representados en los ámbitos de toma de decisiones. El segundo, involucra el estudio del comportamiento real del sistema político, en tanto por medio de la tasa de alternancia pretendemos evaluar en qué medida estos nuevos actores que intervienen en la contienda electoral han podido acceder a los cargos. La organización del artículo responde a la mencionada selección de conceptos. Por ello, comenzaremos con el estudio de la variable independiente, es decir de los cambios sufridos en los sistemas electorales provinciales. Este apartado se basa fundamentalmente en el estudio de la dimensión histórica de los procesos de reforma, apelando a la utilización del método histórico-comparado. Luego nos ocuparemos de la variable dependiente, o bien, los escenarios partidarios resultantes de las reformas electorales. En este sentido, nos ocuparemos, en segundo lugar, de analizar los cambios evidenciados en el sistema de partidos durante el mismo período. En este caso la técnica seleccionada es de corte cuantitativo, y apunta a mensurar las variaciones sufridas en los sistemas de partidos de cada una de las provincias argentinas desde la transición democrática hasta hoy. Por último, plantearemos algunas conclusiones que triangulan los resultados obtenidos en las diferentes etapas. 2.0 Las modificaciones de los sistemas electorales provinciales Como mencionamos anteriormente, pese a existir un importante caudal de estudios sobre las reformas electorales experimentadas a nivel provincial, consideramos que existe un significativo vací o respecto de la evaluación de tales cambios y su relación con la calidad de nuestra democracia. Las preguntas que surgen en tal sentido implican estudiar si las reformas electorales conllevaron a un acercamiento entre el electorado y los representantes o si simplemente tales reformas responden a intereses particularistas que intentan consolidar su poder político en los ámbitos de poder regional. En este sentido, lo primero que deberíamos averiguar es en qué dirección giraron los cambios introducidos en los sistemas electorales provinciales. 2.1 Dos preguntas iniciales Tradicionalmente, la discusión sobre los efectos de los sistemas electorales giraba en torno al grado y la dirección de tal influencia, pero sin poner en discusión el rol de dichos mecanismos como factor independiente y moldeador del sistema de partidos. Actualmente, el debate ha dado un importante vuelco, replanteando estos supuestos. El presente trabajo procurará desentrañar dos cuestiones recientemente esgrimidas por Joseph Colomer (2004), a saber: que el propio sistema de partidos estructura las características de los sistemas electorales, y en segundo término, que los sistemas electorales han evolucionado históricamente desde sistemas más simples a otros más complejos. El primer supuesto señala que la adopción de un sistema electoral depende del número de partidos existente dentro del arco político. Es decir, que el sistema partidario es la variable que explica la existencia de un sistema electoral, y no al 3 revés como había sido interpretado por Duverger (1992). Por lo tanto, el diseño electoral es resultado del sistema de partidos, el cual se ve cristalizado, consolidado o reforzado por el primero. La segunda premisa, implica que la mayorías de los países evidenciaron cambios que los llevaron desde reglas de decisión de ganador único 2 a reglas de ganadores múltiples3, permitiendo la ampliación de la participación mediante la inclusión de diversos sectores sociales en la esfera de la toma de decisiones. Teniendo en cuenta las direcciones de los principales cambios en materia de sistemas electorales a nivel mundial y los debates teóricos que han rodeado estos procesos, debemos formular, entonces, un primer interrogante en relación a lo sucedido con las reformas electorales provinciales de nuestro país: ¿dichos cambios se pueden enmarcar en los postulados previamente esgrimidos?. De no ser así, ¿cuál fue el motor de las transformaciones? Responder a este interrogante nos permitirá tener un panorama más claro para desentrañar la pregunta fundamental de nuestro trabajo sobre si las transformaciones en los sistemas electorales provinciales incentivaron (o no) una mayor participación ciudadana. Asimismo, y como lo adelantáramos al comienzo del presente apartado, un segundo interrogante a dilucidar consistirá en evaluar en qué medida la idea de que los sistemas electorales evolucionan desde formas más simples a otras más complejas tiene asidero en los sistemas políticos de las provincias argentinas. 2.2 La reforma política en las provincias Luego de la primera alternancia del gobierno democrático nuevos temas en torno a la reforma política se activaron en la agenda pública, en particular, aquellos referidos a la calidad de la representación política -asociada ésta con la participación del elector en la confección de las listas partidarias y con el conocimiento directo de los candidatos- que en muchos casos fue llevado hasta el punto del cuestionamiento mismo del principio de representación proporcional y su sustitución por otro de tipo mayoritario. Así, se fue forjando un amplio consenso en la dirigencia política acerca de la necesidad de reformar el sistema electoral tanto en la jurisdicción nacional como en las jurisdicciones provinciales. El consenso difuso sobre la necesidad de la reforma electoral es el resultado del generalizado descrédito de los partidos políticos (nacionales y/o provinciales) en su doble tarea de representar intereses y de ofrecer capacidad de gobierno. Como resultado, la ciudadanía reclamó redefiniciones drásticas en los partidos políticos, en los mecanismos de selección de los candidatos, en las fórmulas de escrutinio, en el control de los procesos electorales, en la organización de la vida partidaria en su conjunto y en los mecanismos de accountability sobre la gestión de g obierno. 2 Estas reglas son propias de países donde existen dos partidos o coaliciones mayoritarias. Allí la lógica por la que se mueven los distintos actores es “no crear un partido” (Colomer; 2004), sino que la tendencia es coordinar esfuerzos de modo tal que puedan ganar los escaños en juego. Si no fuera así, los partidos verían seriamente reducidas sus posibilidades de éxito, ya que un partido o coalición mejor coordinada tendría mayores posibilidades de ganar la elección. 3 En lo que concierne a la fórmula de RP, ésta existe en contextos aun más heterogéneos, por lo que la coordinación y unificación de esfuerzos se vuelve más complicada. La estrategia de los partidos aquí es distinta. Si bien pueden coordinar sus esfuerzos, también cabe la posibilidad de “crear un nuevo partido”. 4 Este consenso obtuvo diferentes respuestas por parte de los actores políticos según se tratase del ámbito nacional o provincial. Por un lado, a pesar de una demanda ciudadana ampliada con el apoyo de los principales medios de comunicación, las reglas electorales para la elección de diputados nacionales permanecen, hasta nuestros días, intactas 4. Semejante continuidad contrasta, sin embargo, con los cambios ocurridos en los mapas políticoelectorales de las provincias donde se han adoptado estrategias que van desde el doble voto simultáneo o ley de lemas (Tula, 2001; Tula y De Luca; 2001) pasando por el sistema de tachas (Tula y De Luca; 2001) hasta la implementación de sistemas electorales mixtos (Fuertes, 2001). En consecuencia, resulta un punto importante de análisis estudiar en detalle las principales consecuencias que estas reformas político-institucionales han tenido sobre los patrones de competencia partidaria a fin de descubrir si las mismas han favorecido (o no) un mayor involucramiento de la sociedad civil en la vida política. La estructura federal del Estado argentino dota a sus unidades políticas de la suficiente 5 autonomía como para legislar en materia electoral . En virtud de ello, el mapa de los sistemas electorales provinciales es amplio y variado. Para clasificarlos a los sistemas electorales podemos seguir la recomendación de Nohlen (Nohlen; 1994) en el sentido de pensar los términos “representación proporcional” y "representación mayoritaria", no como sistemas sino como principios que señalan dos concepciones fundamentales de la representación política. De esta manera, el mapa de los sistemas electorales en nuestro país hacia 1983 se presentaba de la siguiente forma: 10 provincias contaban con un sistema de representación proporcional y 13 con uno mayoritario. Dentro del primer grupo, las provincias de Misiones, Mendoza y Corrientes establecían la utilización de un sistema proporcional a través de la Constitución mientras que Chaco, Salta, Buenos Aires, La Pampa, Santa Cruz, Jujuy y Tucumán lo hacían a través de una ley electoral. Dentro del segundo grupo, las Constituciones que establecieron el principio de representación mayoritaria eran las de Catamarca (60%-40%), Córdoba (2/3-1/3), Chubut (60%-40%), Santiago del Estero (2/3-1/3), Neuquén (3/5-2/5), Santa Fe (28 bancas a la mayoría y 22 para las minorías distribuidas en forma proporcional), Entre Ríos (mayoría absoluta al partido ganador), Formosa (2/3-1/3), San Luis (2/3 -1/3) y San Juan (uninominal). Río Negro establecía el mismo principio pero a través de una ley provincial (60%40%). A principios de los ‘80 el mapa electoral provincial se presentaba, como vemos, bastante equilibrado aunque con una leve tendencia hacia los sistemas mayoritarios. Esto no resulta llamativo si tenemos en cuenta que casi todas las provincias apelaron a los diseños electorales vigentes en sus territorios antes de la clausura democrática de principios de la década del ’70. 4 Para Calvo y Abal Medina (2001), esta continuidad se explica porque las reformas electorales son procesos conflictivos, inestables y con alta dosis de incertidumbre mientas que para De Riz (1992) la cuestión radica en que los sistemas electorales no son neutrales y entonces las diversas alternativas que ofrece la sistemática electoral descansan en una voluntad política capaz de instaurarlos. 5 Como sabemos la Constitución ha adoptado la forma federal de Estado. En este esquema, el artículo 5 de la CN establece que “cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano (...) y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal (...) bajo estas condiciones el gobierno federal garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones”. 5 A tan sólo 22 años del retorno de la democracia encontramos que son diecisiete (17) los distritos que aplican el sistema proporcional: Tierra del Fuego, Formosa, Jujuy, Mendoza, Catamarca, Corrientes, La Pampa, La Rioja, Misiones, Salta, San Luis, Tucumán, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Neuquén y Chaco aplican la fórmula electoral D´Hondt y la provincia de Buenos Aires realiza su distribución de escaños por medio del cociente electoral. Por su parte, las provincias de Entre Ríos, Chubut y Santa Fe conservan en sus Constituciones una referencia al sistema mayoritario. El resto de las provincias (San Juan, Río Negro, Santa Cruz, Santiago del Estero y Córdoba) han reformado sus Constituciones y establecido un sistema mixto para la elección de sus diputados provinciales convirtiéndose en una de las 6 novedades más importantes del período en estudio . Los sistemas electorales mixtos ofrecen un buen intento por dar respuesta a distintos problemas y por ello han desempeñado un papel importante en un sinnúmero de reformas tanto en el plano internacional (Venezuela, Bolivia, Panamá, México) como en el provincial (San Juan, Río Negro, Santa Cruz, Santiago del Estero y Córdoba). En términos generales, podemos afirmar que los sistemas mixtos son aquellos que aplican en forma simultánea dos fórmulas electorales (la mayoritaria y la proporcional) en dos distritos de tamaños diferentes (uninominales y plurinominales), o bien, cuando se emplea una sola fórmula electoral (por ejemplo, D’Hondt) pero en cuyo caso el reparto de bancas se realiza en distritos de diversa magnitud (uninominal vs. plurinominal). En otras palabras, en estos casos estamos en presencia de sistemas electorales que, en palabras de Nohlen, combinan principios de representación mayoritarios y proporcionales en, al menos, dos arenas electorales distintas y que le otorgan dos o más votos a cada ciudadano (Blais y Massicotte; 2000; Shugart y 7 Wattemberg; 2002) . En el siguiente gráfico (nº 1) se presenta el mapa de las modificaciones que se produjeron en los sistemas provinciales en el período 1983-2005. 6 Para autores como Nohlen (1994), los sistemas electora les mixtos corresponden a una categoría residual que “según cada autor puede tener una extensión muy diferente” (Nohlen; 1994:87). El sistema electoral alemán es, a todas luces, un ejemplo del lugar marginal que Nohlen le otorga a los sistemas electorales mixtos desde el momento que lo clasifica como un “sistema proporcional personalizado” (recordemos que en su teoría los sistemas son proporcionales o mayoritarios). Pero, además del carácter residual, para este autor los sistemas mixtos representan o bien una dificultad de clasificación o bien son una contradicción en sí mismo (“se presentan dificultades para clasificar un sistema electoral cuando éste contiene en sí mismo elementos contradictorios” (Nohlen, 1994:88). Que 16 países utilicen un sistema electoral mixto cuestiona el papel marginal que Nohlen intenta atribuirle a estos sistemas electorales en el mundo. A favor del autor, debemos reconocer que sólo recientemente la teoría comparativa comenzó a prestarle atención a estos sistemas en la medida que muchos consideraron que su adopción permitiría alcanzar lo “mejor de los dos mundos (Shugart y Wattemberg; 2002). Es decir que estos sistemas asegurarían, al mismo tiempo, la personalización y la proporcionalidad. 7 Para más detalles sobre los alcances del sistema electoral mixto véase Fuertes, F., “El sistema electoral del Siglo XXI”, Tesis de Maestría, Universidad de San Martín -Instituto de Altos Estudios Sociales, 2003. 6 Gráfico n°1 Evolución de sistemas electorales provinciales Mapa de los Sistemas Electorales Provinciales (1983-2005) 16 16 13 14 12 10 Cantidad de provincias 10 8 5 6 3 4 2 0 RP 0 Mayoritarios Mixtos 1982 2005 Fuente: elaboración propia De lo aquí expuesto se observa que en el plano provincial se han producido, al igual que en la experiencia internacional, pasajes de sistemas mayoritarios a otros proporcionales y mixtos. De las trece provinci as que originalmente tenían sistema mayoritario sólo tres lo han mantenido (Chubut, Santa Fe y Entre Ríos); cuatro provincias (Catamarca, Neuquén, Formosa y San Luis) han optado por la opción proporcional y tres (San Juan, Santiago del Estero, y Córdoba) por la variante del sistema electoral mixto. Dentro de este último grupo encontramos actualmente también a Santa Cruz, que proviene de un diseño electoral proporcional. Entre los casos paradigmáticos que ameritan un estudio más profundo podemos mencionar el caso de Santiago del Estero que pasó de un sistema mayoritario a principios de los ’80 a otro mixto (aunque con efectos supramayoritarios) a fines de los ’90 y todo parece indicar que recalará, 8 finalmente, en un sistema proporcional . En lo que respecta a los sistemas de RP, todos se han mantenido, excepto el caso de Santa Cruz recién mencionado. Cuadro Nº 1 Sistemas electorales y formato del legislativo, 2001 Distrito Formato Magnitud Sistema electoral CABA Unicameral 60 Representación proporcional D’Hondt sin piso en distrito único. A partir de 2005 renovación por mitades cada 2 años. 92 Diputados Bs. As. 8 Bicameral 46 Senadores Representación proporcional del cociente. Los diputados son elegidos en 8 secciones de magnitud variable. Renovación por mitades cada 2 años. 41 Diputados Representación proporcional D’Hondt, piso de 3% en distrito único*. Se renuevan 20 o 21 cada 2 años. Para un análisis profundo, véase Fuertes, F., 2001. 7 Catamarca Córdoba Bicameral Unicameral Corrientes Bicameral Chaco Unicameral Chubut 16 Senadores 16 departamentos, mayoría simple. Renovación por mitades cada 2 años. 70 Diputados Mixto. 26 diputados son elegidos en departamentos por mayoría simple y los 44 restantes son elegidos en distrito único mediante sistema D’Hondt sin piso. Lista preferencial. Renueva la totalidad cada 4 años 26 Diputados Representación proporcional D’Hondt, piso de 3% en distrito único. Renueva mitad cada 2 años. 13 Senadores Representación proporcional D’Hondt, piso de 3% en distrito único. Renovación parcial por tercios cada 2 años. 32 Diputados Representación proporcional D’Hondt, sin piso en distrito único. Renovación por mitades cada 2 años. 27 Diputados Sistema de lista incompleta: 16 bancas al partido más votado (mayoría simple) y las 11 restantes se reparten según el método D’Hondt sin piso en distrito único. Renovación completa cada 4 años. Unicameral 28 Diputados Entre Ríos Formosa Bicameral Unicameral La Pampa Unicameral La Rioja Mendoza** 16 Senadores Departamentos uninominales, mayoría simple. Renovación completa cada 4 años. 30 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 3% en distrito único. Rige la ley de lemas (entre los sublemas el D’Hondt se aplica sin piso). Renovación por mitades cada 2 años. 48 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 5% en distrito único. Rige ley de lemas (barrera legal del 5% para los lemas y del 10% del lema para los sublemas). Renovación por mitades cada 2 años. 26 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 3% en distrito único. Renovación completa cada 4 años. Unicameral Jujuy Unicameral Sistema de lista incompleta en distrito único. El partido mayoritario se asegura una mayoría absoluta de la representación y el resto por cociente de minoría. La ley determina la forma de distribuir el resto, según la cual no participan los partidos que no alcancen el cociente electoral. Renovación completa cada 4 años. 23 Diputados Representación proporcional D’Hondt, con piso del 3%. Rige ley de lemas. Se eligen en 18 distritos electorales de tamaño variable pequeño (entre 1 y 4), a excepción del distrito Capital (7). Se renuevan 11 o 12 cada 2 años. 48 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 3%, en 4 secciones electorales de magnitud variable. Renovación por mitades cada 2 años. 38 Senadores Representación proporcional D’Hondt con piso del 3%, en 4 secciones electorales de magnitud variable. Renovación por mitades cada 2 años. Bicameral Misiones Unicameral 35 Diputados Representación proporcional D’Hondt, sin pi so en distrito único. Se renuevan 17 o 18 cada 2 años. Neuquén Unicameral 35 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 3%, en distrito único. Renovación completa cada 4 años. Río Negro Unicameral 43 Diputados Mixto: 19 diputados en distrito único con el sistema de representación proporcional D’Hondt con piso del 5%. Los 24 restantes se eligen en 8 secciones electorales trinominales, bajo sistema D’Hondt con piso del 22%. Renovación completa cada 4 años. 8 Salta 60 Diputados Representación proporcional D’Hondt, con piso de 5% en distritos de magnitud variable. Rige ley de lemas. Renovación por mitades cada 2 años. 23 Senadores Mayoría simple por departamento. Rige ley de lemas. Renovación por mitades cada 2 años. 34 Diputados Mixto: 19 diputados son elegidos a simple pluralidad (a razón de 1 por departamento) y rige ley de lemas. Los 26 diputados restantes se eligen en distrito único, D’Hondt, 3% y donde no rige ley de lemas. Renovación completa cada 4 años. 43 Diputados Representación proporcional D’Hondt sin piso en 9 distritos electorales de pequeña y mediana magnitud (entre 2 y 10). Se renuevan 21 o 22 cada 2 años. 9 Senadores Mayoría simple, por departamento. Renovación por mitades cada 2 años. 24 Diputados Mixto: 14 diputados se eligen a simple pluralidad de sufragio a razón de 1 por cada municipio mientras los 10 restantes se eligen en distrito único, D’Hondt, 3%. Rige la ley de lemas. Renovación por mitades cada 2 años. 50 Diputados Se eligen en distrito único por lista incompleta: 28 bancas corresponden a la mayoría y las 22 restantes se reparten por D’Hondt, 3%. Se derogó Ley de Lemas en 2004. 19 Senadores 19 departamentos, a simple pluralidad. Rige la ley de lemas. Se derogó Ley de Lemas en 2004. Bicameral San Juan San Luis Santa Cruz Santa Fe S. del Estero Unicameral Bicameral Unicameral Bicameral Unicameral 50 Diputados Tucumán Unicameral 40 Diputados Tierra del Fuego Unicameral 15 Diputados 28 diputados se eligen en 6 circunscripciones de tamaño pequeño variable (entre 5 y 8). Se asignan 20 bancas para la mayoría y 8 para la primera minoría. Los 22 diputados restantes se eligen en distrito único bajo sistema de lista incompleta según la regla de 2/3 para la mayoría y 1/3 para las minorías. Renovación por mitades cada 2 años. Representación proporcional D’Hondt, sin piso, en 3 secciones electorales de magnitud variable. Se derogó Ley de Lemas en 2004. Renovación completa cada 4 años. Representación proporcional D’Hondt, 5% en distrito único. Se aplica el sistema de tachas. Renovación completa cada 4 años. *cuando del procedimiento establecido no se obtenga la representación de la minoría, a ésta le corresponde un miembro en todos los caos siempre que la lista respectiva haya alcanzado el 2% del padrón correspondiente. ** Si bien los diputados y los senadores en Mendoza son elegidos bajo la misma fórmula de representación, el tamaño del distrito difiere entre sí. En conclusión, podemos afirmar que la tendencia mundial enunciada por Colomer también se cumple, en gran medida, respecto de las reformas institucionales llevadas a cabo en las provincias argentinas. Las reglas electorales han evolucionado desde diseños relativamente sencillos (sistema de mayoría) a otros más complejos y evolucionados (proporcionales en primer lugar y mixtos en segundo lugar). El caso testigo que confirmaría esta tendencia está representado, como dijimos, por Santa Cruz que ha evolucionado desde un sistema electoral proporcional (los legisladores se elegían en distrito único mediante la fórmula electoral D’Hondt) hacia un sistema mixto segmentado (donde 14 legisladores se eligen en distritos uninominales y, simultáneamente, 10 son elegidos en distrito único mediante el sistema D’Hondt). Confirmando que las reformas electorales provinciales de nuestro país adscriben al segundo presupuesto de Colomer sobre la tendencia histórica a la complejización 9 de los sistemas, nos que da por evaluar el segundo enunciado sobre la dirección de la relación entre sistema electoral y de partidos. A continuación analizaremos si la adopción de sistemas electorales de RP y mixtos ha permitido la ampliación de los canales institucionales de participación política o si en su defecto se constituyeron estrategias de consolidación de los poderes partidari os existentes. 3.0 Las reformas electorales y los efectos sobre el sistema de partidos Los sistemas partidarios, al constituirse en las normas que regulan la interrelación entre los actores políticos, son uno de los termómetros básicos que nos permiten conocer el grado de apertura de una sociedad. Por ello, abordaremos su análisis a fin de poder evaluar qué grado de permeabilidad han tenido los sistemas partidarios provinciales, ante la participación e incorporación de nuevos partidos políticos. Con ello estaremos mesurando el impacto de las reformas en el aspecto institucional de la participación ciudadana. Los indicadores que utilizaremos en este caso son el índice del número efectivo de partidos, a nivel electoral y a nivel parlamentario; y el cálculo de la tasa de alternancia provincial. El primero de ellos, nos permitirá estimar la intermediación introducida por el diseño electoral y ver si se han incorporado realmente nuevos actores a la arena partidaria. Por su parte el cálculo de la alternancia nos otorgará mayor conocimiento sobre la distribución real del poder, es decir si el poder se ha mantenido en mano de los actores tradicionales o si se ha dado lugar a la retención de fracciones de poder por los nuevos actores. 3.1 Midiendo la cantidad de partidos políticos en las provincias Históricamente, la arena provincial partidaria se caracterizó por la coexistencia de patrones diferenciados de agregación política. Esto implica que en el nivel subnacional es posible identificar en principio tres modelos de articulación partidaria. Un primer grupo lo constituyen las provincias que se caracterizan por repetir las tendencias experimentadas en el plano nacional de gobierno. Un segundo grupo de provincias se concentra en torno a gobiernos que son encabezados por fuerzas partidarias provinciales. Un tercer y último grupo lo conforman aquellas provincias donde las pautas organizativas de los partidos los convierten en verdaderos sistemas cartelizados. Allí la alternancia en el poder no implica un verdadero cambio de políticas ni del modo de gestionar la cosa pública (Katz y Mair, 1995). En principio, ninguno de los patrones de competencia partidaria aquí presentados deberían ser valorados de manera positiva o negativa per se. Repetir las pautas de comportamiento del nivel nacional está muy bien siempre y cuando esas acciones se encausan en la búsqueda del bien colectivo y están encaminadas a mejorar la calidad de vida de quienes aquí habitan. Posicionarse como una fuerza política provincial, también está bien si es que su objetivo es contribuir al legítimo crecimiento de la provincia. Por último, pensar la cartelización de partidos que obran en la misma dirección que en los ejemplos anteriores tampoco estaría mal. 10 Sin embargo, la ciudadanía argentina en su conjunto no tiene esta percepción de los partidos políticos. En general estos últimos son percibidos como un espacio de corrupción donde se reparten prebendas a cambios de favores y donde lo que prima es el interés personal y/o de un grupo reducido de personas sobre el interés de la mayoría. Por lo tanto, ya sean partidos del mismo color que en el plano nacional o, que tengan una raigambre netamente provincial o bien, se trate de partidos donde la diferencia entre oficialismo y oposición es difusa; los partidos en su conjunto son sujeto de críticas y de apatías. A pesar de las ya comentadas divergencias en los patrones de competencia y de la realidad política recién descrita, observamos que a lo largo de los años los escenarios provinciales muestran un alto grado de estabilidad y que en general se caracterizan por la presencia de pocos actores partidarios importantes en la toma de decisiones. A fin de evaluar la estabilidad política en las provincias argentinas y su grado de apertura, el primer indicador que utilizaremos, será el índice del Número Efectivo de Partidos 9 (NEP) , diseñado por Laakso y Taagapera (1979) (N = 1/∑ p2i) para mesurar el nivel de fraccionamiento partidario. Para hacer el análisis de los datos que nos arroja el presente estudio (que se encuentran expuestos en el anexo del presente trabajo) debemos tener presente que: a) Existen dos tipos de índices NEP. Está, por un lado, el número efectivo de partidos electorales, que mide la cantidad de partidos que son considerados relevantes en determinada contienda electoral, y por el otro, el número efectivo de partidos parlamentarios, que mide la cantidad de partidos relevantes que encuentran representación en la arena parlamentaria luego de determinada elección. b) El aumento del NEP electoral para una unidad dada implica que el caudal de los votos ha sido repartido entre un número mayor de fuerzas. El aumento del NEP parlamentario implica que más fuerzas ocupan escaños en el parlamento. c) Sin embargo, no necesariamente un aumento en el NEP electoral implica un aumento en el NEP parlamentario, lo cual depende lógicamente de los efectos reductores del sistema electoral que esté en vigencia. Es decir, que cuanto mayor sea la diferencia entre los NEP electoral y parlamentario para una misma unidad, en un mismo momento, mayor será el efecto reductor del sistema electoral. d) Entonces, para los fines del presente análisis, se considerará que los sistemas electorales en que un aumento del NEP electoral también se ve reflejado en el NEP parlamentario han respondido más democráticamente a los cambios esperados por el electorado. 9 Durante un largo período el criterio numérico ha sido uno de los atributos mayormente utilizados para caracterizar a los sistemas partidarios (Blondel, 1968; Duverger, 1950; Sartori, 1976). Si bien hoy en día tal propiedad se encuentra en discusión, creemos que la aplicación del criterio numérico nos permitirá obtener un primer acercamiento a la evolución de los sistemas partidarios, a la luz de los cambios producidos en los sistemas electorales.(Lo pasé a pie de página) 11 De los datos observados en la evolución de los NEP electorales y parlamentarios 10 provinciales argentinos se desprenden algunas conclusiones generales : -El promedio de NEP electoral de los 24 distritos se mantiene relativamente estable hasta el año 1999, cuando empieza a subir sostenidamente hasta las últimas elecciones de 2003. -El promedio de NEP parlamentario se mantiene aún más estable entre los años 1983 y 2001. En el año 2003, es cuando se produce un sensible aumento del mismo. -Como consecuencia de lo anterior, la diferencia entre ambos NEP se mantiene constante hasta el año 1999. Entre los años 1999 y 2001 cuando se incrementa considerablemente, y mientras que entre los años 2001 y 2003 se reduce levemente. -El aumento del NEP electoral en los años 2001 y 2003 se hace especialmente notorio para los casos de la provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, Tucumán, y Tierra del Fuego. -Asimismo, la constricción impuesta por el sistema electoral puede verse claramente en distritos como Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Jujuy, Mendoza, Salta y San Luis. -Las provincias que históricamente han tenido una mayor brecha entre el NEP electoral y el legislativo son Buenos Air es, la Ciudad de Buenos Aires, La Rioja, Salta, y San Luis. -Las diferencias entre el NEP electoral y el legislativo son menores los años en que se llevaron a cabo elecciones nacionales (especialmente en 1995 y 1999). -En lo que respecta al impacto inmediato de las reformas constitucionales, puede observarse que el mismo no ha sido significativo para los índices NEP de los años subsiguientes, excepto en algunos casos, en que la diferencia entre los NEP (o el efecto constrictor del sistema electoral) se reduce. Pero los datos muestran que no existe una correlación entre las reformas electorales y un aumento de los NEP parlamentarios, así como tampoco muestra una correlación entre reformas y reducción de la diferencia de los NEP. De todos modos, cabe destacar que la falta de datos afecta las conclusiones que pueden derivarse de la lectura. La conclusión más significativa del presente análisis consiste en que ha existido un aumento en la pluralización de los actores provinciales que emergieron en la arena electoral en los últimos años, aunque el efecto constrictor del sistema electoral no ha permitido que la misma se vea reflejada en las conformaciones de las legislaturas provinciales. Esto es así para los años 1999, 2001 y 2003. En este sentido, este dato parecería indicarnos que si bien las reformas han seguido la pauta general de mayor complejización, la restricciones impuestas por los diseños electorales no permitieron obtener una mayor pluralización política. Indudablemente, trabajar con promedios encierra algunas dificultades metodológicas, ya que 24 es un número pequeño para realizar generalizaciones, especialmente, siendo que hay varios datos faltantes. Aun así, la conclusión anteriormente esbozada permite entrever una tendencia clara. 10 Las conclusiones se desprenden del análisis de los datos que consta en el anexo del presente trabajo, para mayor información remitirse al mencionado anexo. 12 Existen algunas particularidades que, sin embargo, merecen ser destacadas para algunos distritos en particular. El fuerte efecto constrictor se ve principalmente en dos tipos de distritos: aquellos de mayor población, como la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Ai res y Córdoba, a pesar de que cuentan con sistemas electorales que tienden a la dispersión del poder. Por otra parte, se ve este efecto en los distritos que cuentan con sistemas electorales mayoritarios, aún cuando la cantidad de partidos relevantes en la esfera electoral es comparativamente alta, como Jujuy, Salta y San Luis. En definitiva, los resultados nos advierten que si bien existe una tendencia hacia una mayor dispersión de los votos en el electorado, los arreglos institucionales provinciales se han mantenido, comparativamente, sin respuesta frente a los mismos. Decimos comparativamente, porque si bien la complejización de los sistemas electorales ha redundado en un aumento de los índices de NEP parlamentario, el mismo no se ha correspondido plenamente con el aumento en los NEP electorales. 3.2 Evaluando la alternancia en los poderes ejecutivos y legislativos provinciales A continuación y a fin de demostrar que son pocos y conocidos los actores que intervienen en la toma de decisión, apelaremos, al cálculo de la tasa de alternancia a nivel ejecutivo y legislativo provincial. Esto nos permitirá ver cuál es la distribución del poder realmente entre los partidos y qué capacidad de acción tienen frente a ello las nuevas agrupaciones. De esta manera, podremos obtener algunos indicios para evaluar la influencia de los tradicionales actores partidarios en los cambios del sistema electoral y poder concluir sobre la permeabilidad existente en las provincias argentinas, hacia una mayor pluralización política. La tasa de alternancia es un índice de medición del nivel de cambios producidos en los partidos de gobierno, tanto a nivel ejecutivo como legislativo. Se calcula a partir de la división del total de elecciones sobre la cantidad de cambios. Para evaluar el grado de renovación de las cámaras de legisladores provinciales, contabilizamos los cambios partidarios sufridos por cada una de las bancadas de los partidos, y luego tal número lo dividimos por la cantidad total de renovaciones. Cabe remarcar que al cons tituirse un juego de suma la repartición de las bancas, para poder contabilizar el número efectivos de cambios y evitar repeticiones, se tiene en cuenta la cantidad total de variaciones y a esa cuantía la dividimos por dos. De allí obtenemos un cociente que nos servirá como medida de comparación de la alternancia partidaria a lo largo del período de reformas electorales. Cuando el valor hallado se acerque al número 1 tenemos un nivel alto de alternancia, a medida que se van reduciendo los valores y nos acercamos al 0, la alternancia también disminuye. Esto nos indica que si tenemos niveles altos de alternancia, los nuevos partidos tiene muchas más pos ibilidades de obtener poder de decisión real, que en aquellos casos en que la alternancia sea muy baja y el poder se mantenga en manos de los partidos tradicionales. Asimismo, la continuidad de los partidos tradicionales en los puestos efectivos nos indicaría, en alguna medida, que pese a que las reformas electorales incluyeron diseños más inclusivos, en la práctica han ayudado a cristalizar a los poderes de turno en lugar de ampliar la pluralización político partidaria. 13 Cuadro n°2: Tasa de alternancia del ejecutivo a nivel provincial 1983- 2003 Elección 1987 N° de elecciones 22 Cambios de color 5 Tasa de alternancia 0.227 1988 1 0 0 1991 23 5 0.217 1995 23 3 0.131 1996 1 --- --- 1999 23 5 0.217 2000 1 1 1 2001-2003 22 5 0.227 Total 116 24 0.21 Fuente: Abal Medina (h), J. M. y Ratto, M. C. (2004) Una primer aproximación nos indica que si comparamos la evolución de la tasa de alternancia de los ejecutivos provinciales, observamos que los mismos se han mantenido bastante estables a lo largo de los años. Aun más interesante es notar cómo después de la profunda crisis política, económica y social del 2001, la tasa de alternancia ha permanecido casi invariable frente a las turbulencias que desafiaron la permanencia de la dirigencia política. En cuanto a cuales son los partidos que gobiernan las provincias tampoco se han registrado cambios importantes que demuestren la existencia de efectos de la crisis en la distribución del poder. En este sentido, cabe señalar que el partido radical que apenas tuvo un 2% de votos para la elección a presidente, retuvo el 22% de las gobernaciones del país. Frente a ello el PJ se hizo con el 64% de las mencionadas instituciones en la última elección de gobernadores. De los mismos datos se desprende que en la última elección el 86% de los gobernadores electos pertenecieron a agrupaciones políticas tradicionales. Estos datos nos hablan de un sistema muy poco permeable a los cambios y a la ampliación de la participación de nuevos sectores. Gráfico n°2: Evolución partido en el gobierno. Ejecutivos provinciales 80 70 60 50 PJ 40 30 20 10 UCR Otros 0 1983 1987 1991 1995 1999 2003 Fuente: Elaboración propias a partir de los datos de Abal Medina, J. M y Ratto, C (2004) Aquí es necesario introducir una pequeña aclaración en cuanto a la interpretación de los datos, al tratarse los ejecutivos debemos tener presente que las reformas electorales para tales ámbitos han sido menores en relación a la innovación de los diseños electorales en cuanto a la selección de representantes de los legislativos. Pese a ello no debemos desestimar 14 las tendencias que resultan del precedente cuadro. Como es posible observar el PJ evidencia una clara estabilidad, con un promedio de retención del 63% de las gobernaciones a lo largo de los años. En cuanto a la UCR, podemos decir que ha experimentado mayor variabilidad, con un promedio general del 22.20%. La principal caída fue en el año 1987, que pasó a retener solo dos gobernaciones de las 7 obtenidas en la elección anterior. En el año 1999, con la gestación de la alianza vuelve a las 7 gobernaciones iniciales y sorprendentemente luego de la caída presidencial del gobierno de De la Rúa, en el año 2003 mantuvo 5 de estas 7 provincias. En cuanto a los nuevos partidos que figuran en la categoría otros, el promedio general a sido de apenas el 14.7%. La tendencia a sido bastante inestable a los largo de los años con algunos altibajos de elección a elección, pero podemos concluir que pese a las reformas no ha existido un aumento de la participación de nuevos partidos en los ámbitos de toma de decisiones, en lo que respecta a los cargos ejecutivos provinciales. Debemos tener presente que algunos de los partidos n i cluidos en esta categoría, corresponden a partidos provinciales, como el NPN, que ha mantenido la gobernación de la provincia de Neuquén desde 1983 hasta la fecha. Por ello, podemos decir que este tipo de partidos ya son más tradicionales que nuevos actores, con lo cual el caudal de nuevos partidos que obtienen gobernaciones es aún más reducido. Cuadro n°3 Tasa de alternancia del Poder Legislativo a nivel provincial, 1995-2003 PROVINCIAS/AÑO Buenos Aires 1995 1997 0.24 1999 0.09 2001 0.20 2003 0.22 Capital 0.35 0.35 0.27 Catamarca 0.14 0.05 0.05 0.10 Chaco 0.38 0.44 0.19 0.25 Chubut 0.30 0.04 Córdoba 0.03 0.29 Corrientes 0.23 Entre Ríos 0.07 0.38 0.26 0.21 0.38 0.07 0.23 0.11 Formosa 0.13 0.13 0.07 0.07 Jujuy 0.25 0.29 0.25 0.33 0.12 La Pampa 0.08 La Rioja Mendoza Misiones 0.05 Neuquén 0.28 Río Negro 0.19 0.07 0.20 0.25 0.21 0.13 0.05 0.05 0.10 0.31 0.12 Salta 0.03 San Juan 0.18 San Luis Santa Cruz 0.08 Santa Fe 0.06 Santiago Del Estero 0.21 0.18 0.24 0.08 0.17 0.14 0.17 0.27 0.18 0.19 0.25 0.04 0.18 0.26 0.14 Tierra Del Fuego 0.07 0.13 0.13 Tucumán 0.10 0.08 0.28 Totales 0.12 0.21 0.15 0.18 Fuente: Abal Medina (h), J. M. y Ratto, M. C. (2004) 0.21 15 La misma tendencia evidenciada en las elecciones de gobernadores, se repite con mayor intensidad en la composición de las cámaras legislativas. Como se desprende del precedente cuadro existe una gran estabilidad de quienes detentan los poderes legislativos provinciales, con un promedio que ronda los 0.17 y que solo aumenta muy levemente en los años 1997 y 2003. Al analizar los datos de las composiciones de las Legislaturas provinciales, es posible ver que el PJ tiene mayoría en 16 de las 24 provincias, concentrando el 49% del total de los cargos en juego a nivel legislativo provincial del todo el país. Le sigue la Alianza con el 22.25% de los legisladores, el 13.22% de partidos vecinales, el 8.27% de partidos de centroizquierda y el 7.20% que corresponde a otros partidos. Podemos concluir entonces que la estabilidad de los actores que veíamos en los cargos ejecutivos también se da en el plano legislativo. Tal como se observa de una lectura comparada de la tasas de alternancia del ejecutivo y del legislativo provincial, ambos poderes mantienen una importante correlación demostrando grados similares que rondan el valor de 0.21. Si complementamos estos datos con los obtenidos en el cálculo del número efectivo de partidos, podemos ver que ambos indicadores van en el mismo sentido: los sistemas políticos provinciales han tendido a privilegiar la permanencia de los actores en vigencia. Si a ello le agregamos la tendencia a la complejización de los sistemas electorales mediante las reformas electorales que tuvieron lugar en nuestro país, desde el retorno de la democracia, podemos ver que la inclusión de sistemas electorales de representación proporcional y sistemas mixtos, redundó fundamentalmente en la cristalización de los poderes partidarios preexistentes. Con ello podemos abonar asimismo, el primer presupuesto de Colomer que sostiene que son los sistemas partidarios los que producen cambios en los sistemas electorales. De los datos aquí presentados podemos confirmar tal hipótesis, en tanto los propios partidos propiciaron cambios que en la mayoría de los casos implicó una cristalización de los partidos tradicionales antes que una ampliación de la pluralización. Como conclusión, podemos señalar que en los últimos años y pese a la gran cantidad de cambios que se han registrado en los diseños electorales provinciales, no ha existido una gran apertura del sistema que implicara una mayor participación de nuevos actores partidarios. Por el contrario, el nivel de cambio registrado es sumamente bajo y si bien actualmente existen un interesante cupo de legisladores de partidos vecinalistas, que en principio podrían representar a nuevas formaciones, ello no alcanza a revertir la tendencia evidenciada por los datos aquí presentados. 16 4.0 Conclusiones preliminares Es preciso aquí recordar los interrogantes que hemos presentado al inicio del trabajo. La cuestión central a analizar ha sido cuál es la relación que ha existido en los sistemas políticos provinciales argentinos, entre sus sistemas electorales y sus sistemas de partidos. La idea fundamental fue la de desentrañar si los cambios en los sistemas electorales han permitido una progresiva apertura de los sistemas de partido, propiciando una mayor democratización. Dentro de esta pregunta general hemos puesto a prueba dos ideas de Joseph Colomer, que han servido de modo interpretativo para el presente abordaje. La primera es que los sistemas de partidos son en gran medida los que condicionan los cambios en los sistemas electorales. La segunda es que los sistemas electorales han tendido históricamente a una mayor complejización, a los fines de reducir la incertidumbre en futuras contiendas electorales. Los que hemos descubierto es que las reformas de los diseños electorales experimentadas a nivel provincial, avanzan en el mismo sentido señalado por Colomer, desde diseños simples hacia otros más complejos. Igualmente, debemos tener en cuenta que al evaluar los efectos de tales reformas, los sistemas mixtos implementados, en su mayoría, generan efectos mayoritarios. Eso en principio, nos podría indicar que las reformas no se han hecho para mejorar o ampliar la participación de la ciudadanía, sino que se hicieron a fin de cristalizar y asegurar la distribución del poder existente. En el mismo sentido, el bajísimo nivel de alternancia del poder, nos llevaría a la misma conclusión, al igual que los índices del número efectivo de partidos a nivel parlamentario. Como ha quedado demostrado con los datos recolectados, la mayor parte del poder tanto ejecutivo y legislativo, se mantiene en las mismas manos las cuales corresponden a los partidos tradicionales. También se ha demostrado que el efecto constrictor de los sistemas electorales ha hecho que aunque los electores hayan otorgado más votos a nuevas figuras, el ingreso de éstas a las legislaturas provinciales no se ha producido efectivamente. Estos factores indican que el grado de apertura de los canales institucionalizados de participación es muy poca. Recapitulando podemos decir que pese a haber experimentado reformas a los diseños electorales provinciales, que significaron la inclusión de sistemas de representación proporcional y mixtos, estos cambios no permitieron una mejora en la calidad de nuestras instituciones. Por el contrario, en lugar de ampliar la participación de nuevos actores, han servido para cristalizar los poderes partidarios existentes. En este sentido, cabría señalar que fueron los partidos que detentaban el poder los que en mayor medida han posibilitado las reformas. De esta manera, al igual que concluye Colomer, el sistema partidario es el que ha inducido los cambios en el sistema electoral. Como consecuencia, lo que podemos ver es que la participación política de nuevos actores es muy limitada, y que las reformas sirvieron al objetivo de consolidación de los poderes preexistentes antes bien que a la inclusión de nuevos actores en la contienda electoral, y principalmente en los ámbitos de toma de decisiones. A partir del cálculo del nep electoral, podemos ver que existieron nuevas agrupaciones que intentaron participar del juego político. Con los datos del nep parlamentario y con la tasa de 17 alternancia, lo que podemos concluir es que el sistema electoral fue una importante barrera que limitó el efectivo acceso de las nuevas fuerzas a los recintos de toma de decisiones. Por el contrario lo que tenemos es una gran estabilidad en la retención de cargos en manos de los partidos tradicionales, y una casi nula renovación en manos de nuevos partidos. Estos datos deberían hacernos reflexionar sobre el accionar de nuestra clase dirigente y sus consecuencias sobre la calidad de nuestra democracia. Si bien hemos logrado consolidar normativamente al régimen democrático, somos conscientes que aún queda mucho camino por recorrer en la mejora de la calidad de nuestras instituciones. Los datos y las conclusiones aquí presentadas no hacen más que confirmarnos que los desafíos pendientes constituyen una de las principales cuestiones por resolver. Anexo NEP Electorales y legislativos provinciales en Argentina (1983-2003) A B C A 1985 1985 2,093 -0,398 3,885 2,827 1,975 -0,852 Catamarca 3,056 1,914 Chaco 2,332 2,000 Chubut 3,041 2,216 -0,825 Córdoba 2,175 1,800 -0,375 Corrientes 4,765 4,173 -0,592 Entre Ríos 2,487 1,990 -0,497 Formosa 3,170 3,000 -0,170 2,501 2,273 Jujuy 2,959 2,663 -0,296 4,174 3,814 La Pampa 3,266 3,000 -0,266 La Rioja 2,121 1,368 -0,753 2,262 1,180 Mendoza 2,687 2,366 -0,321 2,761 2,323 Misiones 2,121 1,995 -0,126 2,227 1,923 Neuquén 2,660 1,923 -0,737 Río Negro 2,499 1,946 -0,553 Salta 2,885 2,225 -0,659 San Juan 3,541 1,301 -2,240 San Luis 3,082 2,074 -1,008 2,233 1,923 Santa Cruz 2,228 2,133 -0,095 2,637 2,323 Santa Fe 2,932 2,224 -0,708 Santiago del Estero 2,848 1,965 -0,883 Tierra del Fuego 3,448 2,778 -0,671 3,896 2,922 -0,974 Tucumán 2,480 2,151 -0,329 2,556 1,980 -0,576 PROVINCIAS/AÑO 1983 1983 Buenos Aires 2,491 Capital Federal C A 1987 1987 2,336 -1,550 2,853 3,849 2,469 -1,380 -1,142 2,222 1,940 -0,332 2,348 2,000 2,918 3,253 B 2,522 1,998 C A 1989 1989 2,172 -0,681 2,844 2,356 -0,488 4,088 2,980 -1,108 4,038 2,304 -1,734 -0,282 2,176 1,906 -0,270 2,557 2,042 -0,514 -0,348 2,173 2,000 -0,173 2,677 2,462 -0,215 2,862 2,150 -0,711 2,445 2,238 -0,207 3,403 2,449 -0,954 3,071 2,770 -0,301 2,384 2,119 -0,265 -0,228 2,040 1,991 -0,049 2,054 1,923 -0,131 -0,360 3,032 2,300 -0,732 4,376 2,692 -1,684 2,341 1,960 -0,381 -1,082 2,451 1,409 -1,043 2,052 1,342 -0,709 -0,439 2,790 2,462 -0,328 3,282 2,743 -0,539 -0,304 2,253 2,000 -0,253 2,424 2,151 -0,273 3,021 1,923 -1,098 3,117 2,689 -0,428 2,681 1,965 -0,716 3,896 2,542 -1,353 s/d s/d -0,310 3,111 1,931 -1,180 3,116 2,172 -0,943 -0,314 2,138 2,000 -0,138 2,463 1,946 -0,517 3,525 2,505 -1,020 2,290 1,766 -0,524 3,308 1,883 -1,425 3,468 2,848 -0,620 3,768 2,922 -0,846 4,007 3,636 2,625 2,410 -0,216 -0,395 -1,255 B Min 2,121 1,301 -2,240 2,222 1,180 -1,550 2,040 -0,371 1,409 -1,180 Max 4,765 4,173 -0,095 4,174 3,814 -0,228 4,088 Promedio 2,903 2,278 -0,663 2,825 2,274 -0,576 2,776 B C 2,052 1,342 -1,734 3,636 -0,049 4,376 2,922 -0,131 2,230 -0,552 3,006 2,267 -0,721 A: NEP electoral B: NEP parlamentario C: B-A Reforma constitucional 18 S/d: sin datos NEP Electorales y legislativos provinciales en Argentina (1983-2003) (cont.) A B C A 1993 1993 2,713 -0,766 3,149 4,428 3,243 -1,185 2,611 2,469 -0,142 Chaco 3,074 2,723 -0,351 Chubut 2,653 2,138 -0,516 Córdoba 2,755 2,401 -0,354 Corrientes 3,078 2,600 -0,478 Entre Ríos 2,304 2,119 -0,185 Formosa 2,868 2,711 Jujuy 3,234 La Pampa La Rioja PROVINCIAS/AÑO 1991 1991 Buenos Aires 3,479 Capital Federal Catamarca B C A B C 1995 1995 2,285 -0,864 2,773 2,531 -0,242 5,140 3,237 -1,903 2,641 2,410 -0,231 2,224 2,000 -0,224 3,360 2,909 -0,451 3,273 2,612 -0,661 2,521 2,150 -0,370 2,760 2,401 -0,359 3,377 2,600 -0,777 2,681 2,253 -0,428 2,378 2,240 -0,138 -0,157 2,230 1,923 -0,307 1,964 1,923 -0,041 2,642 -0,592 3,425 3,032 -0,393 2,312 2,182 -0,131 2,909 2,549 -0,360 2,901 2,380 -0,521 1,619 1,133 -0,486 1,945 1,508 -0,437 1,636 1,133 -0,503 Mendoza 2,683 2,072 -0,611 2,793 2,323 -0,470 3,409 2,969 -0,440 Misiones 2,186 1,980 -0,206 2,216 1,980 -0,236 2,218 2,000 -0,218 Neuquén 2,741 1,923 -0,818 2,458 2,248 -0,211 Río Negro 3,279 2,220 -1,060 2,431 2,089 -0,342 Salta 2,445 s/d 2,465 1,685 -0,780 San Juan 4,183 3,354 -0,829 2,741 2,180 -0,561 San Luis 2,916 2,068 -0,848 3,313 2,750 -0,563 2,723 1,978 -0,746 Santa Cruz 2,160 1,800 -0,360 2,142 1,800 -0,342 2,059 1,946 -0,113 Santa Fe 2,784 2,294 -0,490 2,550 2,246 -0,304 Santiago del Estero 2,029 1,766 -0,263 2,676 1,996 -0,680 2,043 1,967 -0,075 s/d 2,419 3,279 2,711 -0,568 2,443 2,198 2,857 2,572 -0,284 Tierra del Fuego Tucumán 3,063 s/d -0,246 Min 1,619 1,133 -1,185 1,945 1,508 -1,903 1,636 1,133 -0,780 Max 4,428 3,354 -0,142 5,140 3,237 -0,231 3,409 2,969 -0,041 Promedio 2,739 2,264 -0,485 2,826 2,279 -0,513 2,568 2,180 -0,383 A: NEP elector al B: NEP parlamentario C: B-A Reforma constitucional S/d: sin datos 19 NEP Electorales y legislativos provinciales en Argentina (1983-2003) (cont.) A B PROVINCIAS/AÑO 1997 1997 C Buenos Aires 2,452 1,967 -0,486 Capital Federal 2,685 2,233 -0,452 Catamarca 2,169 2,110 -0,059 2,266 1,980 Chaco 2,257 2,032 -0,225 2,133 1,753 2,401 2,042 -0,359 s/d 2,512 4,662 3,930 -0,732 Chubut Córdoba Corrientes A B 1999 1999 3,076 2,172 C -0,904 A B 2001 2001 5,340 2,549 4,608 3,409* -0,286 s/d 2,358 -0,379 2,392 1,882 -0,510 4,231 2,365 -1,866 2,865 2,467 -0,398 3,149 2,770 -0,378 2,176 1,990 -0,186 Formosa 2,067 2,228 0,161 1,835 1,642 -0,192 s/d 1,923 Jujuy 2,697 2,268 -0,430 2,033 2,341 0,309 3,947 1,946 1,966 1,9 88 0,022 Entre Ríos La Pampa C -2,791 -2,001 A B 2003 2003 5,376 C 2,295 -3,081 10,510 8,955 -1,555 2,626 2,299 -0,328 2,905 2,000 -0,905 2,771 2,138 -0,633 s/d 2,497 s/d 2,086 2,831 2,435 -0,396 1,727 1,471 -0,257 2,440 2,072 -0,368 2,943 2,748 -0,195 La Rioja 2,629 1,556 -1,074 2,175 1,280 -0,895 1,246 1,153 -0,094 s/d 1,724 Mendoza 4,107 3,064 -1,043 3,369 2,909 -0,460 5,465 3,556 -1,910 4,439 2,462 -1,978 Misiones 2,232 2,000 -0,232 2,805 2,439 -0,366 2,843 2,273 -0,570 5,245 3,592 -1,653 s/d 2,645 2,112 1,980 -0,132 Neuquén 2,871 2,657 -0,214 Río Negro s/d 2,163 2,081 1,557 Salta 2,135 1,923 -0,212 s/d 1,976 San Luis 3,156 2,951 -0,205 s/d 2,845 Santa Cruz 2,516 2,182 -0,334 2,075 1,882 -0,192 2,624 2,546 -0,078 2,594 1,805 -0,789 2,749 1,855 -0,894 Tierra del Fuego 5,152 2,922 Tucumán 6,191 3,478 San Juan Santa Fe Santiago del Estero -0,524 s/d 1,495 4,483 2,727 s/d 2,418 s/d 1,716 3,404 1,677 s/d 1,180 s/d 3,687 s/d s/d -2,230 s/d 4,091 -2,712 s/d 2,292 2,675 1,805 -0,870 -1,755 -1,727 Min 2,067 1,556 -1,074 1,835 1,280 -2,712 1,246 1,153 -2,791 1,727 1,180 -3,081 Max 4,107 3,064 0,161 6,191 3,930 0,309 5,465 3,556 -0,094 10,510 8,955 -0,195 Promedio 2,706 2,251 -0,410 2,945 2,310 -0,627 3,234 2,130 -1,090 3,635 2,637 -1,003 A: NEP electoral B: NEP parlamentario C: B-A Reforma constitucional S/d: sin datos 20 BIBLIOGRAFÍA ABAL MEDINA & RATTO (2004) “El sistema de representación después del ‘diluvio’. 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