25 de marzo de 1987 Trigésimo aniversario de la firma de los

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Boletín
de las Comunidades Europeas
Suplemento 2/87
25 de marzo de 1987
Trigésimo aniversario
de la firma de los Tratados de Roma
Comisión de las Comunidades Europeas
ES
Suplementos 1987
1/87 Llevar a buen término el Acta Única: una nueva frontera para Europa
2/87
25 de marzo de 1987
Trigésimo aniversario de la firma de los Tratados
de Roma
Boletín
de las Comunidades Europeas
Suplemento 2/87
25 de marzo de 1987
Trigésimo aniversario
de la firma de los Tratados de Roma
Conmemoración
Eurobaròmetro 2000
Cronología
COMUNIDADES EUROPEAS
Comisión
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92-825-7284-6
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92-825-7290-0
Una ficha bibliográfica figura al final de la obra
Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, 1987
ISBN 92-825-7282-X
N° de catálogo: CB-NF-87-002-ES-C
Se autoriza la reproducción, citando la procedencia.
Printed in Belgium
Sumario
Página
S. 2/87
Conmemoración
Extractos de los discursos pronunciados el 25 de marzo en Roma
por sir Henry Plumb, presidente del Parlamento Europeo; el Sr.
Tindemans, presidente del Consejo de las Comunidades Europeas; el Sr. Delors, presidente de la Comisión de las Comunidades
Europeas; lord Mackenzie Stuart, presidente del Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas, y el Sr. Craxi, presidente
del consejo de la República Italiana, durante la celebración oficial
del trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma en
el Capitolio
Apertura del coloquio del grupo de enlace de los profesores de
historia contemporánea sobre «la reactivación de Europa y los
Tratados de Roma», extractos de los discursos pronunciados por
el Sr. Cattanei en nombre del Sr. Andreotti, ministro de Asuntos
Exteriores de la República Italiana, y el Sr. Delors, presidente de
la Comisión de las Comunidades Europeas. Roma, 25 de marzo
de 1987
Declaración adoptada por el Comité de Acción para Europa el 24
de marzo de 1987
5
19
Eurobaròmetro 2000
Edición especial del Eurobaròmetro para el trigésimo aniversario
de la firma de los Tratados de Roma
21
Cronología 1957-1987
27
6
15
Conmemoración
Extractos de los discursos
pronunciados durante la
celebración oficial del
trigésimo aniversario de la firma
de los Tratados de Roma
el día 25 de marzo de 1987
en el Capitolio, Roma
Sir Henry Plumb,
presidente del Parlamento Europeo
[...] ¡Treinta años, es una generación! Desde
luego, somos conscientes de los considerables progresos realizados en el transcurso de
esta generación, pero también es nuestra tarea procurar que la próxima generación sea
aún más brillante, más creativa. ¡Creemos
Europa !
Pero, ¿qué representan treinta años? ¡Amigos míos, apenas nos hemos puesto en marcha!
Hace cinco años, se oía un poco por todas
partes esta banal frase : « Europa está en una
encrucijada». Hoy sabemos que Europa ha
superado esta encrucijada y que ahora, a
grandes pasos, avanza enérgicamente en el
camino del progreso.
Pero, ¿qué tipo de progreso deseamos? Los
europeos no han estado siempre de acuerdo
sobre sus aspiraciones y objetivos como
tampoco lo han estado sobre los medios que
hay que poner en acción. No debemos partir
de la hipótesis de que las buenas ideas serán
aceptadas universalmente ni de que las malas serán rechazadas sistemáticamente.
Hay momentos —por ejemplo, hace cinco
años— en los que el optimismo puede parecer falso, en los que una verdadera duda e
incluso temor pueden descomponer los planes más sólidos y amenazar con destruir la
confianza en el porvenir.
Sabemos que Europa ha sobrevivido a estas
primeras oleadas de escepticismo. Ha salvado con éxito esta prueba y ha salido de ella
fortalecida y mejorada.
Ciertas razones particulares refuerzan mi esperanza y me hacen tener más confianza que
hace apenas cinco años.
Europa está en el camino de convertirse
—algunos dicen que esto ya es cierto— en
una superpotência política a escala mundial.
La Cooperación Política Europea es algo
más que vanas palabras —es una estructura
y una realidad. Es la voz de Europa en el
mundo. Y esta voz habla de paz con fuerza y
seguridad.
Pocos acontecimientos han mostrado con
más claridad la potencia de esta identidad
política como las recientes discusiones que
han tenido lugar entre la Comunidad y los
Estados del CAEM.
Debe estimularse globalmente la creación
eventual de relaciones entre la Comunidad y
el CAEM, pero no olvidemos nunca que estas dos organizaciones son de naturaleza
muy diferente.
El CAEM se inspira en la Union Soviética.
La Comunidad se inspira en la Unión Europea.
La economía de los países de Europa del
Este es objeto de una planificación centralizada. En general, el sistema económico de
los países de Europa occidental tiene su fundamento en el mercado libre. Los principios
económicos y políticos del CAEM son diametralmente opuestos a los del Tratado de
Roma, cuyo aniversario hoy festejamos.
¡Sin embargo, nuestro trabajo consiste en
realizar negocios! Desde un punto de vista
económico, el CAEM tiene interés en reconocer a la Comunidad. Los países de Europa
del Este precisan de capitales y cooperación
económica con Occidente.
Digámoslo sin rodeos, Gorbachov necesita
estos intercambios con Occidente. El CAEM
debería saber que se encuentra en el lado
malo de la ecuación capitalista clásica: el
CAEM se encuentra ante países vendedores
mientras él mismo es un comprador.
Comprometámonos, por todos los medios
posibles, a cooperar económicamente, pero
sigamos siendo unos socios decididos y no
actores que se limitan a adulaciones políticas recíprocas.
Del mismo modo asistimos en el campo institucional a una evolución alentadora.
Desde que es elegido por sufragio directo, el
Parlamento Europeo ha realizado progresos
en el ámbito institucional a los que ha sido
difícil resistirse.
S. 2/87
Como decía Altiero Spinelli, y yo comparto
su opinion totalmente, no serán los diplomáticos quienes creen la Unión Europea
sino un Parlamento Europeo elegido directamente.
El Parlamento Europeo continuará inspirándose en temas recogidos por Spinelli en su
proyecto de tratado de Unión Europea.
Los gobiernos no son los únicos en decidir
sobre la futura estructura política de Europa.
Muchos proyectos e ideas prácticas que
examinamos actualmente en el Parlamento
Europeo tienen treinta años o más.
El informe Spaak, sobre el que se basa el
Tratado de Roma, subrayaba la imperiosa
necesidad de un gran mercado interior si
Europa deseaba competir con Estados Unidos de América. Es de lo que actualmente
hablamos en el contexto del mercado interior que ha de realizarse para el año 1992.
No podemos fracasar si queremos competir
con Japón.
En su discurso inaugural, Jean Monnet, presidente de la Alta Autoridad, subrayaba el
carácter federal de la Comunidad Europea
del Carbón y del Acero, y hacía notar la
necesidad de una aplicación común y directa
de leyes e impuestos. Es el problema que
actualmente examinamos en el marco del
procedimiento presupuestario anual cuando
pasamos revista al conjunto de medidas propuestas por el presidente Delors y cuando
discutimos la futura financiación de la Comunidad.
Hacia mediados de los años 50 estuvimos a
punto de asistir a la creación de la Comunidad Europea de Defensa incluso antes del
Tratado de Roma. Volvemos a hablar de
esto hoy en día en el contexto de la OTAN.
Del mismo modo, tienen lugar discusiones
en otros contextos europeos. Mes tras mes
Europa refuerza la confianza en sí misma. Y
ustedes pueden percibir este espíritu, esta
confianza en sí misma, aquí en Roma, la
más europea de todas las ciudades.
Durante largos años, el papel del Consejo de
Ministros ha sido objeto de controversias.
Sin embargo, creo que, en el ánimo de Jean
Monnet, el Consejo de Ministros no debía
ocupar una posición tan dominante en el
marco institucional como sucede actualmente. Desde luego, se han transferido poderes
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de los Estados miembros a la Comunidad.
Sólo el Parlamento puede asegurar de forma
democrática la responsabilidad de estos poderes.
Una vez más, estimo que la idea de la
Unión Europea debe ser defendida por el
Parlamento Europeo, consultando y cooperando con el Consejo de Ministros.
Nuestras discusiones sobre la aplicación del
Acta Única nos permiten tener más conocimiento sobre esta cooperación. Me alegro al
ver que las instituciones trabajan en estrecha
cooperación con el fin de asegurar el buen
cumplimiento del Acta Única.
Me complace especialmente presidir la comisión temporal cuyo mandato es examinar
el contenido de la comunicación de la Comisión sobre el éxito del Acta Única. Plantea
algunos asuntos clave que determinarán el
porvenir de la Comunidad. El Parlamento
hará oír su voz y estoy dispuesto a presentar
personalmente nuestro informe al Consejo
Europeo de junio.
En mi opinión, este ejercicio no deja de ser
preparatorio. El Parlamento se apresta a dar
a la Unión Europea un nuevo impulso que
suscribo totalmente.
Dentro del marco institucional, podemos esperar más de que lo que el Acta Única nos
aportaría.
La primera vocación del Parlamento Europeo es la de representar a las personas, ya
que sin esto no es nada. En este día memorable, estoy orgulloso de representar a los
habitantes de Europa.
Sé que una mayoría de europeos es partidaria de una unión mayor. De hecho, son partidarios de la Unión Europea. Tienen paciencia, pero no la tendrán siempre.
¡ Feliz cumpleaños, Europa ! Y ahora intentemos construir los Estados Unidos de Europa
en el transcurso de los próximos treinta
años.
Sr. Tindemans, presidente del Consejo
de las Comunidades Europeas
[...] ¿Qué deseaban los que firmaron el Tratado en 1957?
¿Qué deseamos nosotros, los que asumimos
hoy en día una responsabilidad?
Habíamos puesto indiscutiblemente grandes
esperanzas en la primera tentativa de gran
amplitud realizada para enmendar o completar el Tratado de Roma después de treinta años de experiencia.
Los primeros trabajos del Comité Dooge
fueron prometedores.
El inicio de la Conferencia intergubernamental fue ya más difícil.
Ustedes conocen el resultado: recibió el
nombre de «Acta Única Europea».
Por desgracia, el Acta Única aún no ha entrado en vigor en el momento en el que celebramos el trigésimo aniversario de la firma
del Tratado de Roma.
No obstante, percibo numerosos elementos
positivos como la realización de un verdadero y gran mercado interior, la posibilidad de
encomendar a la Comisión la competencia
de ejecución de las medidas necesarias a este
fin, la referencia a una unión monetaria europea, la mención explícita de la necesidad
de conseguir nuevas relaciones con el Parlamento Europeo, la elaboración de un programa de tecnología y medio ambiente. Todos
estos puntos representan de modo indiscutible un progreso importante con respecto a la
situación actual.
Sin duda, la mayor parte de nosotros hubiésemos deseado algo más. De modo que experimentamos cierto desengaño debido a
que a veces el ánimo de las decisiones de
Luxemburgo daba fe de una falta de convicción europea.
Ello impidió que se tomaran las decisiones.
Ahora, están a la espera de ser ejecutadas. A
veces alguien ha podido mostrar ironía con
respecto al contenido de los comunicados
publicados al término de las cumbres europeas. Su contenido y formulación a menudo
han sido objeto de discusiones interminables. ¿No se ha anunciado la creación de una
unión económica y monetaria para antes del
final de la década? ¿No se ha hecho pública
la realización de una Unión Europea propiamente dicha además de preverse la fecha
límite de su aplicación?
No hay que reservar al Acta Única Europea
el mismo destino experimentado por otros
proyectos de gran envergadura.
La aplicación del Acta Única tampoco debe
hacerle perder su originalidad y su impacto.
El inicio de una evolución llena de promesas
no debe estancarse en procedimientos difíciles y en realizaciones insignificantes de nuevas potencialidades.
Tampoco debe ocurrir que el esbozo de una
evolución llena de promesas se estanque en
pesados procedimientos y en insignificantes
realizaciones de nuevas potencialidades.
La aplicación de buena fe del Acta Única
Europea en su totalidad constituye hoy en
día la primera ocasión tangible de responder
al desafío europeo.
Sin embargo, no es suficiente el Acta. Incluso sin el Acta Única, la Comisión está destinada hoy en día a tomar medidas radicales.
Ustedes las conocen. Se podrían resumir en
tres capítulos: los medios financieros de la
Comunidad, la reforma de la política agrícola común, la cohesión de la Comunidad
[...]
Si consiguiésemos asociar el Acta Única a
las tres reformas evocadas hace un momento
y hacer realidad este conjunto de modo que
no tenga nada que envidiar al de nuestros
predecesores de 1957, el porvenir de la idea
europea se presentaría tal vez bajo un prisma favorable. En este período algo sombrío
aparecería al menos un potente foco luminoso [...]
Europa podría ser una construcción conjunta; sabemos perfectamente dónde se encuentra nuestra solución, sabemos muy bien lo
que no somos capaces de realizar aisladamente, declaramos lo que deberíamos hacer
de forma conjunta; pero cuando los Doce
nos hallamos de cara a una decisión a veces
nos cuesta mucho pensar en dicha Europa.
Ya ahora, los historiadores afirman que se
han considerado o llevado a cabo las realizaciones europeas tan sólo bajo el imperio del
miedo. Para tomar decisiones hacía falta que
la presión fuese importante, presión externa,
naturalmente. ¿Entonces, dónde hallar una
política europea conjunta cuando falta de
modo evidente dicha presión? ¿No hemos
oído decir que el marco europeo existente
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no se prestaba a iniciativas nuevas? Si ello
es verdad, ¿no es nuestro deber el modificarlo a fin de que la edificación europea y su
realización ulterior no se vean obstaculizadas?
Se supone que nuestra generción es la que
suministra el esfuerzo. No podemos permitir
que sea o pueda ser la generación del estancamiento europeo, ni la del ocaso europeo.
Por consiguiente, debe ser la del progreso
europeo.
Los historiadores emitirán un juicio sobre
los errores y las lagunas del pasado. Con
motivo de esta celebración podemos legítimamente preguntarnos: ¿han actuado bien
los pioneros de la idea europea al lanzar iniciativas tales como la CECA y la CEE? la
respuesta es sin duda afirmativa. Eligieron
probablemente el único camino posible por
aquel entonces para conseguir realizaciones.
Mi compatriota P.H. Spaak decía hace treinta años en este mismo lugar: «Esta vez, a
los hombres de Occidente no les ha faltado
audacia y no han actuado demasiado tarde ».
Las imperfecciones tienen su origen en la
imposibilidad por parte de los Estados
miembros, cuyo número quedó fijado en
seis durante largo tiempo, de aceptar algo
más.
Los puntos débiles de la Comunidad eran
los puntos débiles de los Estados miembros.
Lo único que se puede echar ahora en falta
es que en aquellos tiempos heroicos no se
haya llevado a cabo algo más, que no se
haya ido más lejos en el camino de la integración.
Los problemas con los que debemos enfrentarnos hoy en día afectan a nuestro porvenir : nuestro porvenir económico, nuestra estabilidad monetaria y nuestra seguridad
[...]
Ahora a los Estados miembros de la Comunidad les incumbe establecer las políticas y
desarrollar las cooperaciones que darán más
esperanzas a los europeos, sobre todo a los
jóvenes. De este modo se preparará un futuro que valga la pena.
Una democracia que ya no deja nacer la
esperanza está destinada al fracaso. Esto
constituye una trágica verdad. Si lo hacemos
de forma aislada no podemos preparar este
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porvenir y lo haremos ciertamente para
nada. Para que ello suceda la interdependencia ha llegado a ser demasiado grande en un
mundo caracterizado por la internacionalización de la vida económica y el impacto de
tentativas de menor importancia resulta insuficiente para que revista alguna significación.
Las ambiciones de los pioneros siguen siendo válidas. Europa sigue siendo un concepto
que puede resumirse en una identidad específica a través de la convergencia de una
multitud de elementos. Es evidente que debe
dotarse esta escala de valores culturales, políticos, económicos y sociales de una estructura capaz de reunir a los europeos. También debe permitirse que todos los elementos positivos así reunidos y protegidos confirmen su derecho a existir.
Todo ello constituye la unificación europea,
así como la política europea. Cuando Schuman comunicó su proyecto, los tiempos eran
tan difíciles como ahora. Las heridas de la
guerra aún no habían cicatrizado. La economía de nuestro continente aún dependía de
las aportaciones extranjeras. Nunca se había
debilitado tanto todavía la significación política de Occidente. El contexto en el que
tenía que trabajar el político francés era decepcionante, difícil y desalentador. No obstante, perseveraba porque, al igual que otros,
estaba convencido de que la idea europea
era la idea liberadora y que la unificación
europea era la mayor y más entusiasmante
iniciativa política del siglo XX.
Los autores del Tratado de Roma han perseguido este esfuerzo, con la misma inspiración y con el mismo ánimo. El preámbulo
del Tratado de París estipula con claridad
que los jefes de Estado de los futuros Estados miembros estaban «decididos a sustituir
las rivalidades seculares por una fusión de
sus intereses esenciales, a poner, mediante la
instauración de una comunidad económica,
los cimientos de una comunidad más amplia
y más profunda de pueblos opuestos desde
hace mucho tiempo por divisiones sangrientas y a instaurar las bases de unas instituciones que puedan orientar un destino compartido de ahora en adelante».
Los padres fundadores del Tratado de Roma
han entendido este compromiso y han comprendido su alcance. Han aportado nuevas
piedras angulares y han desarrollado las bases de las instituciones que han de dar una
orientación al destino común.
Cuando celebramos todos juntos en Roma el
Tratado firmado aquí mismo hace treinta
años, se impone la reflexión sobre el destino
europeo común, así como sobre los medios
que puedan asegurar su éxito.
Evocamos el año 1957 casi con nostalgia o
emoción. Sin embargo, no es el modo de
conseguir construir nuestro futuro. Si no
controlamos estos sentimientos, éstos pueden debilitar nuestra voluntad de enfrentamiento a las dificultades que representan un
obstáculo a la realización de la Unión Europea.
Al evocar los ideales ya encarnados de forma parcial en el Tratado de Roma de 1957,
el único juramento que debemos prestar
consiste en que no hallaremos reposo hasta
que no se realice la Unión Europea. Esperemos que nuestra conmemoración nos lleve a
prestar juramento entre nosotros con el fin
de alcanzar esta Unión: el juramento del
Capitolio.
Sr. Delors, presidente de la Comisión
de las Comunidades Europeas
[...] Mientras que de cuando en cuando se
presentan dudas sobre la personalidad europea, sobre la diversidad tan grande de nuestras culturas y de nuestras costumbres políticas, tanto que Europa presenta la figura de
un mosaico abstracto y carente de sentido
alguno, estas tres décadas muestran por el
contrario la importancia de la base europea
común.
Más allá de las modas ideológicas y de las
corrientes de pensamiento efímeras, llegadas
a veces de otros horizontes, se ha asentado
un modelo de civilización original fundamentado en el equilibrio de las relaciones
existentes entre el individuo y la sociedad,
en la preservación y expansión de valores
democráticos y de aplicación escrupulosa de
los derechos humanos, en las relaciones particulares que mantienen los europeos en su
entorno natural. También se ha forjado una
convicción que hoy en día nos parece evidente; es decir, que ningún país europeo
puede pretender asegurar su destino de forma aislada y garantizar su porvenir. Somos
10
una comunidad y tenemos una comunidad
de destino, ¿esto no hace fútiles y vanas
nuestras lentitudes, así como nuestras discusiones técnicas en torno a cuestiones secundarias que algunos quieren convertir en
apuestas de suma importancia para la época?
Las dificultades encontradas se incluyen en
el ritmo particular de Europa, compuesto de
impulsos, crisis, y a continuación de nuevos
avances; ¿no resulta extraordinario que se
haya podido continuar este movimiento a
pesar de los obstáculos encontrados, a pesar
de los desafíos que nos hemos lanzado como
esas ampliaciones sucesivas a otros países
hermanos que ilustran la generosidad y audacia de los países interesados?
Si Europa sigue en movimiento, también se
lo debemos a la edificación institucional tan
original como genial que han sabido realizar
los autores del Tratado de Roma. Junto a un
órgano de decisión formado por los ministros de los Estados miembros y una asamblea representativa, éstos han deseado crear
esta instancia estratégica, que es la Comisión. Es estratégica, porque hacía falta asegurar la continuidad de la acción en el juego
institucional y de cara a las incertidumbres
políticas o geopolíticas; hacía falta un guardián del interés europeo, una memoria, a la
vez que una visión siempre presente del objetivo que hay que alcanzar. Para situar el
conjunto institucional, también hay que hacer hincapié sobre el papel eminente del Tribunal de Justicia que participa en la formación de la comunidad de derecho.
En los períodos de debilidad y duda, es de
buen tono denunciar la pretendida carencia
de esta edificación institucional. Sin embargo, las crisis pasan y permanecen las instituciones que han permitido superarlas y que a
menudo salen de ellas reforzadas. ¿Cómo no
podría notarse hoy en día la vitalidad de un
parlamento que se asienta e influye en el
curso de los acontecimientos, el despertar de
un consejo de ministros que duda menos en
recurrir al voto mayoritario, la determinación manifestada por la Comisión a través
de sus iniciativas, que quiere coherentes y
dinámicas, a fin de promover nuevos progresos y realizarlos a continuación?
Este nuevo vigor está vinculado precisamente a la adopción del Acta Única Europea que
reforma y prolonga el Tratado de Roma,
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exactamente treinta años después de su firma. Al ser una reforma sustancial que anuncia una frontera nueva para Europa, el Acta
Única permite establecer el vínculo entre los
grandes desafíos que deben afrontar los países miembros y la contribución de la dimensión europea a la solución de los problemas
planteados así. Todas las decisiones que vamos a tomar —y cuenten con la Comisión
para imprimir al movimiento un ritmo
constante—, todas las decisiones, digo, facilitarán la vuelta a la confianza, el dinamismo de nuestros productores, y el empleo,
por supuesto.
Hoy en día lo que está en juego es lo siguiente : encontrar juntos los caminos de la prosperidad y el empleo, asegurar conjuntamente
el dominio de la revolución tecnológica y,
además de ello, permitir a Europa ser una
fuerza de equilibrio y solidaridad en el mundo, capaz de responder a las numerosas llamadas, a menudo angustiadas, que le han
dirigido los países del tercer mundo, capaz
igualmente de movilizar nuestra juventud.
Por otra parte ¿estamos lo suficientemente
atentos a lo que expresan las nuevas generaciones, a la inquietud y generosidad que manifiestan? Bajo el efecto de la crisis y la
carencia de perspectivas a corto plazo se
habría podido creer que la juventud europea
se replegaría sobre sí misma, sería individualista, no deseando comprometerse en las
grandes apuestas de la sociedad.
Sin embargo, he aquí que piensa y actúa en
términos comunitarios, defendiendo una solidaridad a través de una cultura y expresiones que quizás se nos escapan en parte; ¿entendemos su mensaje? Verdaderamente no
desearía que estas nuevas generaciones pudiesen reprocharnos un día nuestra inactividad o nuestra ceguera, de la misma manera
que nosotros hemos podido reprochar a las
que nos han precedido el haber dejado desviar a Europa hacia las tragedias que todos
conocemos.
Al igual que los padres fundadores de la
Comunidad Europea en los años 50, tenemos hoy en día la capacidad de decidir sobre nuestro porvenir común. Pero ¡atención!, el mundo va más rápido de lo que
ustedes piensan y demasiadas veces Europa
da la fastidiosa impresión de charlar en el
andén de la estación mientras se precipitan
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los nuevos trenes de la historia. ¿Quién
toma hoy en día las iniciativas en el ámbito
vital de la seguridad y la estrategia? ¿Dónde
están los nuevos polos de crecimiento económico, de descubrimientos científicos y
tecnológicos? ¿Cuáles son los nuevos equilibrios de fuerza políticos? ¿Quién cuenta y
quién actúa hoy en el mundo?
Seremos juzgados, ustedes serán juzgados
por su capacidad de reunir todas las fuerzas
de Europa hacia un gran designio común, no
nos durmamos en la ilusión; las lentitudes
de la construcción europea nos serían, les
serían, imputadas ya que ésta es la responsabilidad que ustedes han tomado. La historia
no multiplica ni las citas ni las oportunidades.
No ignoro las dificultades de esta ambición
europea, que requiere hombres políticos, valor y a veces abnegación, pero hay que elegir
entre agradar o construir. Agradar y no hacer nada o darse a las justas de la oratoria de
la Europa de la palabra. No, vale más construir estando en la brecha, preparado para
reaccionar ante cada iniciativa que podría
debilitar a Europa y rebajar su categoría.
Aquí no hablamos únicamente de nosotros
mismos. Nuestra responsabilidad está también comprometida con las jóvenes naciones
a las que no satisface el actual reparto del
mundo entre los más poderosos y que ven
en Europa una fuente de equilibrio, una comunidad con la que son posibles otro tipo
de relaciones. Nuestra responsabilidad existe
también con respecto a nuestros hermanos
del Este, con los que nos unen tantos lazos
culturales. Querría decirles aquí que no tenemos nosotros el monopolio de Europa.
Gracias al impulso de algunos hombres y al
trabajo de todos, Europa ha podido levantarse y existir de nuevo. Saludamos una vez
más su acción y su genio, deseando simplemente con ocasión de este trigésimo aniversario que podamos mostrarnos dignos de su
ejemplo ante los plazos que se acercan.
Lord Mackenzie Stuart,
presidente del Tribunal de Justicia
de las Comunidades Europeas
Resultaba perfectamente lógico que el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea se firmase en Roma hace treinta
11
años. A lo largo de su historia, el imperio
romano fue una comunidad fundada en el
derecho. Si bien es cierto que, como la mayoría de los imperios, conoció períodos de
anarquía, de rebelión y de declive, también
lo es que, desde las «Doce tablas» hasta el
Institutes de Justiniano, la estructura subyacente reposó en el triple concepto del legislativo encargado de hacer las leyes, del ejecutivo encargado de ejecutarlas y del judicial
encargado de asegurar su respeto. De Trebisonda a Tréveris, de Leptis Magna a Newcastle-upon-Tyne, los rescriptos del emperador constituían el derecho.
Las enseñanzas de esta gran época siguen
acompañándonos. Aunque debamos a la
Universidad de Bolonia, que pronto celebrará su 900 aniversario, la difusión del derecho romano, no deja de ser cierto que la inspiración venía de Roma y de la capital de
oriente, Constantinopla.
La Comunidad constituida por el Tratado
de Roma también es una comunidad fundada en el derecho. En ello consiste su originalidad como forma de relaciones internacionales. El Tratado de Roma no solamente
creó derechos y obligaciones recíprocos entre los Estados miembros, sino que es mucho más que eso. Se trata de un Tratado que
confiere a las instituciones por él creadas
poderes legislativos que prevalecen, en los
ámbitos en que se aplican, sobre los poderes
de los parlamentos nacionales y que no afecta únicamente a los propios Estados miembros sino también a cada uno de sus 320
millones de habitantes.
El poder por sí solo resulta insuficiente o,
visto desde otro ángulo, puede resultar excesivo. «El poder tiende a corromper», como
dijo un día el historiador inglés italófilo,
lord Acton : « El poder tiende a corromper y
el poder absoluto corrompe absolutamente». En toda sociedad bien organizada el
poder debe estar controlado. En este caso
también, los autores del Tratado de Roma,
que se basaban en el tratado anterior constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón
y del Acero, eran conscientes de esta necesidad y por ello constituyeron un Tribunal de
Justicia encargado de velar porque las instituciones políticas de la Comunidad no se
excediesen en sus competencias, porque las
competencias se ejerciesen de forma equitativa y lícita y porque los numerosos dere12
chos que la Comunidad confiere a sus ciudadanos se encontrasen adecuada y juiciosamente protegidos.
El Tribunal de Justicia de las Comunidades
Europeas adopta generalmente, como corresponde a un órgano judicial, un «perfil
bajo » ; se abstiene de cualquier tipo de debate público y espera que se le juzgue por la
calidad de sus sentencias.
Sin embargo, de vez en cuando nos ocurre
que nos vemos obligados a despojarnos de
nuestra tradicional modestia. Creo, señor
presidente, que quizás éste es el momento de
hacerlo.
La Comunidad Económica Europea puede
sentirse orgullosa por más de una razón. A
menudo recaen sobre ella muchas críticas, a
veces justificadas, lo cual tiende a ocultar su
formidable acervo. El hecho de que este
acervo haya sido posible se debe en una parte considerable —me complace creerlo— a la
actividad del Tribunal de Justicia. Mediante
sus sentencias, este último no ha permitido
jamás a los Estados miembros o a las instituciones comunitarias perder de vista lo que
constituye el corazón mismo del Tratado de
Roma. Ha actuado de manera que las competencias se ejerzan con arreglo a derecho y
que las ventajas del Tratado beneficien por
entero a los ciudadanos de los doce Estados
miembros.
Pero eso no es todo, el Tribunal ha desempeñado un papel que va más allá de los límites geográficos de la propia Comunidad y
que se extiende a los países asociados por
acuerdos o tratados así como al Tercer Mundo. Quizás el ejemplo más chocante a este
respecto sea aquél en el que tuvo que dilucidar litigios en los que eran parte agencias
comerciales de los países del Este en una
época en que detrás del telón de acero se
mantenía una postura de no reconocimiento
de la existencia de la Comunidad.
Me permito recordar, por temor a ser acusado de vanidad, que las bases de la contribución del Tribunal a la obra de la Comunidad
se sentaron hace muchos años y que mis
colegas y yo mismo no hacemos hoy día otra
cosa que intentar seguir el camino trazado.
Por otro lado, somos conscientes de que el
Tribunal no constituye más que un elemento
de un conjunto más vasto, que, con nuestras
S. 2/87
instituciones hermanas y con los Estados
miembros, seguimos intentando alcanzar el
objetivo primordial de la Comunidad tal y
como aparece en el preámbulo del Tratado y
que consiste en la promoción « de una unión
cada vez más estrecha entre los pueblos europeos ».
rativos prospectivos, ineluctables para que
Europa esté a la altura de sus responsabilidades. Quiero referirme especialmente a la
ampliación de competencias en los sectores
de futuro, de una mayor eficacia de acción,
de un mejor funcionamiento de las instituciones, de mayores garantías de equidad y
democracia en el interior del sistema.
Sr. Craxi, presidente del Consejo
de Ministros de la República Italiana
Habrá y todavía hay un vínculo indisoluble
entre los progresos de un verdadero proceso
de integración y el refuerzo institucional.
[...] En el transcurso de estos tres últimos
decenios hemos conocido dificultades, retrasos, diferencias, pero siempre hemos ido hacia adelante, paso a paso, en un camino que
a partir de este momento hay que considerar
irreversible.
La Europa comunitaria es todavía una construcción incompleta, pero hoy en día se
muestra bien equilibrada en sus componentes históricos, geográficos y culturales.
No ignoramos ni subestimamos los problemas y obstáculos con los que todavía vamos
a encontrarnos y que tendremos que superar, pero somos cada vez más conscientes de
estar ligados por un destino común, sabemos que, a la larga, ninguno de nuestros países podría conocer la prosperidad y el poderío fuera de un desarrollo común, de un crecimiento común.
Ante todo, es esta toma de conciencia la que
deberá guiarnos para volver a dinamizar el
proceso de unificación, superando las oposiciones de intereses y de concepciones que a
menudo constatamos.
Vamos a tener que hacer elecciones cruciales
de métodos y estrategias. Nos obliga a ello la
rapidez de los cambios en curso. Los padres
fundadores se inspiraron en principios que
en estos momentos hay que adaptar a la
época histórica que atravesamos y a la complejidad de las nuevas tareas que vamos a
tener que cumplir para mantener en la carrera a la Europa comunitaria.
No hemos creído y seguimos sin creer en la
intangibilidad de los tratados, pero tampoco
hemos imaginado nunca que fuese necesario
renovar las instituciones en vez de perfeccionarlas.
Que se me permita recordar que en el Consejo Europeo de Milán nos movieron impeS. 2/87
La realidad actual es que la Comunidad corre el peligro de entrar en un nuevo período
de crisis.
Tenemos sobre el tapete problemas y objetivos de gran importancia como la reforma de
la política agrícola común, la realización de
la cohesión económica y social, la reforma
de los fondos estructurales, el aumento de
los recursos presupuestarios. Se trata de
asuntos ligados e interdependientes.
Se impone una reforma de la política agrícola, no sólo a causa de las contradicciones
internas sino también por el diferente contexto internacional en el que se encuentra la
agricultura europea. Por otra parte, la limitación de los gastos agrícolas parece indispensable para introducir una disciplina presupuestaria sana y garantizar que las nuevas
aportaciones de recursos propios se destinen
efectivamente a reforzar un proceso de consolidación, que tenga por objeto superar los
desequilibrios regionales e intervenir con
eficacia sobre todo en favor de los ciudadanos más modestos, de los parados y de los
jóvenes que buscan su primer empleo. Espero un fuerte impulso político en sectores cruciales para el porvenir de la Comunidad
como la investigación, la innnovación tecnológica, las realizaciones industriales, los
transportes y el medio ambiente. Un verdadero espacio social es indispensable para
mejorar la seguridad del trabajo; es necesario reforzar la cooperación monetaria en el
marco de una coordinación más amplia de
los comportamientos económicos.
También hay que reforzar los medios de
acción dando una dimensión estratégica al
espíritu comunitario, acercando la Europa
de los gobiernos a la Europa de los ciudadanos, liberándonos de la incertidumbre y de
las dudas a menudo motivadas solamente
por los egoísmos nacionales.
13
El papel de los hombres de gobierno es sobre todo favorecer la mediación, repartiendo
y dosificando las exigencias, sacrificios y
ventajas de cada uno de los Estados miembros, intentando aportar respuestas apropiadas a los problemas de hoy y a la necesidad
de hacer avanzar la integración comunitaria.
Así, además de en las diversas situaciones
sociopolíticas y político-institucionales de
los países miembros, será posible profundizar en la identidad europea, llenar la zanja
entre «lo ideal y lo real», entre «lo que es y
lo que podría ser».
Nos sentimos obligados a no decepcionar la
espera de los ciudadanos europeos y de los
numerosos países que, con confianza y esperanza, ven en Europa un punto de referencia
para el progreso, el desarrollo y la paz mundial.
Un número creciente de ciudadanos, pertenecientes a las más diversas categorías sociales, se dan cuenta de los efectos que pueden
tener en su vida cotidiana las decisiones tomadas en el ámbito comunitario. Ideales europeos y nuevas aspiraciones se extienden
14
entre los ciudadanos europeos, sobre todo
entre las jóvenes generaciones, lo que nos
obliga a continuar en el camino de la Europa
de los ciudadanos. La Europa de los ciudadanos es sobre todo la libertad para todo
europeo de circular, de vivir y ver reconocidos sus diplomas en todas partes. Es la libertad de vivir como ciudadano europeo.
Tampoco debemos olvidar que el desarrollo
que queremos dar a la Europa unida debe
servir no sólo para incrementar el bienestar
interior sino también para responder con
más eficacia a los desafíos que el mundo nos
presenta: desarrollo de los países menos
avanzados, relaciones constructivas entre el
Este y el Oeste, búsqueda de la paz.
Rindamos homenaje a aquéllos que han introducido en nuestros pueblos este proceso
de integración, tengamos la voluntad, la
imaginación, la motivación y la firmeza moral necesaria para construir una patria europea común donde todos los ciudadanos puedan reconocerse como tales y para continuar
representando en la historia mundial el papel que en ella las naciones europeas han
desempeñado de forma tan gloriosa desde
hace siglos.
S. 2/87
Extractos de los discursos
pronunciados con ocasión de la
ceremonia de apertura
del coloquio de historiadores
sobre «La reactivación de
Europa y los Tratados
de Roma».
Roma, 25 de marzo de 1987
Señor Cananei, subsecretario
de Estado para Asuntos Exteriores,
en nombre del señor Andreotti,
ministro de Asuntos Exteriores
de la República Italiana
Considero particularmente apropiada la celebración de una reunión de historiadores
tan eminentes con ocasión del trigésimo aniversario de los Tratados de Roma y me alegro aún más por este encuentro. En efecto,
los juicios que se hacen sobre la construcción de Europa no tienen siempre en cuenta
de manera suficiente la perspectiva histórica
que existe más allá del trabajo cotidiano e
incluso llegan a subestimar los importantes
resultados conseguidos desde hace treinta
años.
El nacimiento de la Comunidad ha puesto
punto final a los antagonismos históricos.
Permítaseme recordar que es a De Gasperi a
quien se debe la ampliación del proyecto inicial franco-alemán de una Europa renana
para convertirse en una Europa carolingia a
partir de la unidad de sus elementos, el hierro y el acero, que dividían Europa desde
mucho tiempo atrás. Por otra parte, en este
acercamiento franco-alemán, De Gasperi ha
tenido un papel nada despreciable y no
siempre reconocido como debería serlo.
La Comunidad de los Seis se ha constituido
y ampliado más tarde a medida que los países unidos por intereses y solidaridades exteriores a nuestro continente se han dado
cuenta de que, para no perder su papel historio, desde aquel momento y en adelante
les era necesario dirigir su política hacia Europa.
Hoy en día y por primera vez, la Europa
comunitaria se reconoce como un todo en
los valores de la democracia, y el pertenecer
a la Comunidad ofrece a este respecto un
anclaje adicional. Por otra parte, los partidos
S. 2/87
que, en principio, eran indiferentes u hostiles a esta idea, también han vuelto sus miras
hacia la Europa comunitaria. Incluso algunos de ellos han recorrido un largo camino
para acercarse a opciones políticas e ideológicas de nuestro continente.
La democracia fundada en la representatividad está bien enraizada en las estructuras de
nuestros Estados; sin embargo, tiene dificultades para encontrar su lugar en las instituciones multilaterales creadas en los últimos
treinta años. Si Italia insiste en el papel del
Parlamento Europeo, es precisamente porque querría ver llenar el vacío de legitimidad democrática de la Comunidad y hacerla
más parecida a los países que la componen.
En el plano económico y social, la integración ha contribuido a crear una sociedad
homogénea, en todo caso más homogénea
que la de la posguerra. Por así decirlo, no
existe más que una Europa de comportamientos, de valores, de modo de vida, una
sola sociedad civil. El ciudadano europeo
tiene bastantes posibilidades de existencia,
incluso si no existe Europa, porque surge de
la sociedad mientras que Europa depende de
los Estados. Ésta es la razón por la que queremos que la Europa de los ciudadanos encuentre también una forma jurídica cercana
a esta condición colectiva.
*
*
*
Si la Europa económica ha alcanzado importantes progresos, la Europa política se ha
quedado lejos del proyecto de los padres
fundadores. A menudo y con demasiada frecuencia ha faltado la solidaridad indispensable a una nueva aventura nacida de la superación de particularismos de todo tipo; una
aventura de libertad para todos pero sostenida por la cohesión económica y social, en el
interior de los diferentes Estados y en sus
relaciones mutuas.
Los gobiernos tampoco han sido capaces de
explotar plenamente los elementos supranacionales contenidos en los Tratados de
Roma. Se han convertido en los prisioneros
de una concepción de soberanía inadaptada
a los problemas del mundo contemporáneo,
han frenado la marcha de Europa, mientras
que otros han mostrado diversos caminos
para responder a los desafíos del mañana
15
que en realidad son ya los desafíos de hoy.
Los europeos deben ajustar su actitud en
función de la marcha impuesta por Estados
Unidos y Japón y no en función de su historia.
Por consiguiente, hemos visto una Comunidad a menudo demasiado dividida, replegada en ella misma, agotándose en el intento
de resolver problemas menores, incapaz de
encontrar el hálito necesario. A veces se tiene la impresión de que la integración funciona como una máquina de rendimiento decreciente: cada avance es irreversible, pero
cada paso menor que el anterior cuesta
siempre más. Algunos ven la integración
como un juego en el que cada uno gana sólo
lo que pierde el otro y no como una estructura capaz de producir, precisamente gracias
a tal integración, resultados positivos de un
tipo nuevo.
En el período de posguerra, Europa no tenía
precio. Hoy se calculan los costes bajo una
óptica contable y mezquina. Pero, el coste
de la no existencia de Europa para los consumidores, los contribuyentes, los agentes
económicos, a causa de la división fiscal,
monetaria y administrativa es, según los
cálculos de la comisión institucional del Parlamento Europeo, de cien mil millones de
ECUS.
En el fondo, el Acta Única es el reflejo de
esta situación ambigua y decepcionante. Representa lo máximo que ciertos países están
dispuestos a conceder hoy a la idea de Europa. Como ustedes saben, lo hemos aceptado
con reticencia y no renunciamos a su realización integral, ni ante todo a un mercado
único; quedamos convencidos de que no
debe ser más que una etapa hacia objetivos
más ambiciosos.
Hasta el momento, bajo pretexto de crisis
económicas repetidas y a pesar de la aspiración inicial a un mercado integrado y abierto, a menudo se ha visto a nuestros Estados
replegarse sobre opciones proteccionistas camufladas tras normas de inspiración nacionalistas que deben ser eliminadas a fuerza de
tenacidad jurídica y de clarividencia política.
El mercado único es paso obligado hacia formas más avanzadas de cohesión política.
Esto hace que corramos el riesgo de ir hacia
nuevas hegemonías si en los próximos siete
16
años no reforzamos de manera paralela la
cohesión de la Comunidad Europea ayudando a las economías menos prósperas, indispensable para que algunos países miembros
no conozcan un grave subdesarrollo. Sería
peligroso para el porvenir de la Comunidad
que se crease un contraste Norte-Sur, que
por otra parte se manifiesta ya en las dificultades presupuestarias que privan a la Comunidad de recursos indispensables.
*
*
*
Las motivaciones de la opción europea son
las mismas desde hace numerosos años : aspiración al bienestar y la concordia, y temor
a la marginación, pero ha cambiado el contexto económico y social. La agricultura no
ocupa el puesto que tenía en otra época, el
acero ya no tiene el mismo papel en nuestra
defensa ni el carbón en nuestro aprovisionamiento de energía.
Por estas razones también se impone un
proceso de redistribución de los recursos comunitarios del que la Comisión ha hecho la
defensa. La política agrícola ha sido un importante elemento de estabilidad, un factor
de empleo y de defensa del medio ambiente,
ha protegido a los consumidores europeos
contra las fluctuaciones del mercado internacional, pero ahora los agricultores representan menos del 8% de la población mientras que la política agrícola absorbe hasta el
momento el 64% de los recursos y casi toda
la energía política de Europa, i además de no
evitar desequilibrios entre las producciones
mediterráneas y las de Europa del norte! Por
consiguiente no se trata de desmantelarla,
sino de corregirla a fin de reducir sus incidencias sobre el presupuesto y repartir los
gastos con más equidad.
En la investigación científica y tecnologías
de punta, Europa deja prevalecer el peso de
tradiciones y estructuras separadas. De ello
resultan las dispersiones y pérdidas de eficacia. Ésa es la razón por la que desde hace
tiempo pedimos a Bruselas una política integrada de investigación que sea orgánica, permanente y sistemática. El paro que afecta a
tantos jóvenes es consecuencia en parte de
las rigideces de nuestras sociedades, que se
derivan de la incapacidad por parte de los
Estados de coordinar sus políticas económicas y de dotarse de instrumentos aptos a
seguir el movimiento de mutación de las
S. 2/87
técnicas y métodos de producción. El presupuesto de la Comunidad se adapta aún de
forma demasiado lenta a esta nueva realidad.
A más largo plazo, no podría separarse la
Europa de mercado de la Europa monetaria.
Puede compararse la existencia de tantas
monedas en el continente con la persistencia
de diferentes pesos y medidas en un mercado único. El ÉCU se ha convertido paulatinamente en una moneda que ha vuelto a
encontrar el camino por el que se han creado
todas las demás monedas: un instrumento
de referencia e intercambio que los agentes
económicos utilizan espontáneamente antes
de asignar un poder de emisión a una institución central. ¿Por qué no fijar también el
año 1992 como fecha límite para establecer
un sistema monetario europeo integrado que
otorgue al ECU un gran papel internacional
junto a las demás monedas europeas? De
esta forma, si una moneda europea fuese
capaz de representar un papel estabilizador
frente a las monedas de las otras dos grandes
zonas de economía de mercado, también en
las consultas europeas habría menos ocasión
para polémicas y para los malentendidos.
*
*
La integración precisa de instituciones que
permitan salvar la distancia entre una necesidad ya real de la unidad europea y la lentitud excesiva con la que se realiza, y que
también permitan no perder de vista las
grandes orientaciones del proyecto inicial en
los trabajos diarios. En efecto, no hay que
confundir la sustancia de Europa con la producción y circulación de sus mercancías. Se
trata de saber si debemos seguir considerando la construcción europea como una confrontación entre varias soberanías que se
apoyan en las viejas estructuras nacionales,
o conseguir, por el contrario, una nueva soberanía europea común. Nos gustaría que
apareciese con más claridad esta segunda
fórmula cuyo símbolo e instrumento a la vez
es el Parlamento Europeo.
La reforma del Acta Única no ha llegado a
conferir al Parlamento Europeo el peso que
le es debido, por el hecho de ser elegido por
sufragio universal. Sin embargo, la Asamblea de Estrasburgo había tenido mucho mérito en elaborar el proyecto de Tratado del
mes de febrero de 1984 a partir de confusas
S. 2/87
aspiraciones. Las terceras elecciones por sufragio directo serán la ocasión de acosar a
los hombres políticos, de exigir una mayor
atención para los cambios en curso, de poner en paralelo las reticencias y dinámicas
del mundo contemporáneo, de mostrar las
contradicciones entre las grandes declaraciones europeas y los comportamientos concretos.
Es conveniente que se hagan oír las sugerencias realizadas bajo diversas formas que
tiendan a asignar al próximo Parlamento
unos poderes constituyentes, con el fin de
liberarlo de los límites estrechos en los que
permanece encerrado, a pesar de los siete
años de legitimidad democrática. Hagamos
de modo que estas elecciones europeas favorezcan la constitución de un poder europeo.
[-.]
Querríamos que se reforzasen también los
vínculos entre la Comisión y el Parlamento.
Por ejemplo, ¿por qué no elegir a los comisarios entre los miembros de la Asamblea de
Estraburgo?
*
*
Sin embargo, tendrán que darse otros pasos
para que Europa aparezca como verdadero
protagonista en la escena internacional. Ya
en la difícil situación de hace treinta años,
los padres fundadores no consideraron que
sus economías eran demasiado débiles, su
peso político demasiado reducido, demasiada pesada la herencia de la historia para
tener grandes ambiciones. [...]
Por lo tanto, la Europa comunitaria no sólo
debe definirse en sí, sino también definir sus
relaciones con los otros. Está unida a Estados Unidos por una solidaridad que va más
allá de la delicada alquimia armamentista y
que reposa sobre todo en una comunidad de
valores. [...]
Sin embargo, Europa debe ser capaz de contribuir a armonizar, en ambas partes del Atlántico, unos intereses no opuestos aunque
no siempre idénticos y más a menudo complementarios.
Es de este modo como podremos refutar
mejor las repetidas afirmaciones, según las
cuales Europa intentaría hacer pagar a América el coste de su seguridad mientras que
América, gracias a las fluctuaciones momen17
táneas, haría soportar a Europa las vicisitudes de su economía. Se sale de este dilema al
hacerse una idea más elevada de la moneda
y de la seguridad europea.
La necesidad que tiene Europa de definir su
propia seguridad, no de forma autónoma
sino siempre en el marco atlántico, se expresa a veces de manera confusa por los resentimientos y las decepciones; sin embargo,
muchos perciben su existencia, y aún más al
tener en cuenta que las perspectivas de
acuerdos entre la Unión Soviética y Estados
Unidos necesitan nuestra participación. Italia ha propuesto siempre, aún recientemente
en las negociaciones del Acta Única, un
compromiso a favor de defensas comunes
más explícito que el de Luxemburgo. Debemos confirmar de nuevo nuestra intención
de acción para llegar a una mayor homogeneidad de las situaciones entre los países
europeos sin olvidar que la Europa política y
la Europa de la defensa sólo pueden progresar de forma paralela.
La Europa comunitaria está vinculada a Estados Unidos por la comunidad de valores,
pero geográficamente tiene como vecina a la
Unión Soviética. No puede ignorar el destino político de Europa del Este en el espíritu
tolerante que caracteriza a nuestra civilización y que, desde luego, no tiene la aspiración de crear o consolidar bloques antagonistas. Incluso en el Este se reconoce cada
vez más a la Europa comunitaria como una
entidad política. He podido constatarlo durante mi último viaje a Moscú. En esta ocasión, Gorbachov me ha dicho que la URSS
había corregido su error y que ya no consideraba a Europa como una simple entidad
económica o, todavía peor, como un anexo
de Estados Unidos. Me parece que ya es
momento de responder a estas señales y de
establecer con los países del CAEM, de for-
18
ma separada y colectiva, relaciones menos
precarias procediendo a un reconocimiento
recíproco.
Por otra parte, a la Europa de los Doce le
afectan en el más alto grado las crisis regionales, las zonas atormentadas como el
Oriente Medio, no puede permanecer indiferente a las tragedias del subdesarrollo, en las
que, a veces, las dos superpotências no piensan más que en términos demasiado condicionados por su propio peso. Ha nacido
también por un impulso a favor de la justicia, de la protección a los débiles y perseguidos. La experiencia misma de nuestras propias tragedias, comenzando por la violación
de los derechos humanos, había suscitado el
proyecto inicial. No olvidemos los momentos en los que, desde otras partes del mundo,
nos llegan llamadas a la solidaridad política
y material, sobre todo cuando se trata de
apoyar a democracias todavía frágiles. El
peso político y la autoridad moral de la Europa comunitaria dependerán de la contribución que sepa aportar a los problemas del
desarrollo, una contribución que, más que
en cualquier otro campo, debe ser original.
Éstas son las tareas de una Europa por fin
adulta, tareas que los Doce no pueden cumplir de manera dispersa si quieren ser parte
integrante de la vida internacional y no una
mera expresión geográfica, fatalmente fragmentaria y por lo tanto inevitablemente subordinada. Han establecido medios que todavía obedecen a una lógica intergubernamental, aunque son eficaces, como la Cooperación Política. Me pregunto si no podría irse
más allá de las estructuras actuales, creando
en Bruselas algo semejante a un consejo permanente de los Estados miembros, tomando
como modelo el que ya existe para la cooperación económica o, dentro del campo de la
defensa, en la OTAN.
S. 2/87
Declaración del Comité de Acción
para Europa en su reunión
celebrada en Roma los días
23 y 24 de marzo de 1987
Reunidos en Roma por invitación del presidente Cossiga, la víspera del trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de
Roma, los miembros del Comité de Acción
para Europa expresan su admiración por
aquellos que, a los treinta años de una guerra civil europea que había asolado a todas
las naciones participantes, han roto el círculo vicioso del odio y de la violencia poniendo los cimientos de una «unión siempre
más estrecha entre los pueblos europeos». '
Saludan los esfuerzos realizados desde hace
treinta años en numerosos ámbitos, así
como los progresos conseguidos. Sin embargo, el detenerse comprometería el mismo
porvenir de la construcción europea, cuyos
cimientos se fundamentan en la aplicación
de una solidaridad activa entre todos sus
miembros en todos los campos. Por consiguiente, no podría existir a largo plazo una
solidaridad económica y social si esta solidaridad no se ampliase también a cuestiones
de seguridad por medio de una política de
defensa común.2
Han visto con satisfacción el inicio de una
política de reducción de armamentos nucleares de todo alcance, concretada en la
opción cero, y confían en el éxito de las
negociaciones en curso sobre este tema, así
como en su extensión a todas las demás
fuerzas armamentistas, en particular convencionales y químicas. Recuerdan que,
para lograr el éxito, deberán respetar el equilibrio de fuerzas que hasta ahora ha constituido en Europa el fundamento de la paz.
Por último, comprueban que estas circunstancias han puesto de relieve la necesidad de
construir con determinación el pilar europeo
de la Alianza Atlántica, con el fin de que sus
naciones puedan dominar mejor sus destinos.
1
2
Preámbulo del Tratado por el que se constituye
la Comunidad Económica Europea,firmadoen
Roma el 25 de marzo de 1957.
Los miembros irlandeses indican que, al no pertenecer su país a la Alianza Atlántica, no pueden aceptar en su declaración las referencias a
una política de defensa común.
S. 2/87
Junto a la aplicación de su solidaridad en lo
que respecta la paz y la seguridad, nuestros
países deben continuar de un modo más activo con los objetivos de progreso económico y social que eran el fundamento del Tratado de Roma.
Durante la reunión de Bonn, el Comité había hecho hincapié en la necesidad de acción
por parte de la Comunidad en tres campos,
subrayando su carácter de interdependencia:
a. crear un mercado interior sin fronteras
para el año 1992;
b. reforzar el sistema monetario europeo;
c. desarrollar la actividad de la Comunidad
en lo referente a investigación y desarrollo.
Los problemas urgentes con los que se enfrenta la Comunidad han convencido al Comité que hoy en día su desarrollo exige una
estrategia global que tenga en cuenta las interacciones entre la totalidad de sus políticas
económicas, monetarias y sociales. Sobre
todo, esta estrategia debe integrar los imperativos conjuntos de crecimiento y cohesión
económica y social a fin de combatir el paro
de forma eficaz. Además, supone el refuerzo
del diálogo social, iniciado por suerte en un
momento en el que las mutaciones económicas y tecnológicas lo hacen particularmente
indispensable.
El Acta Única Europea facilita la base jurídica y política que permite a la Comunidad
la aplicación de esta estrategia de conjunto.
Los miembros del Comité piden con insistencia a las instituciones competentes que lo
apliquen sin tardar con determinación.
Consideran que la comunicación titulada
« Llevar a buen término el Acta Única : una
nueva frontera para Europa», que la Comisión europea acaba de enviar al Consejo,
representa un paso importante hacia la definición de esta estrategia.
Más allá de las declaraciones de principios,
el Comité es consciente de su deber de presentar propuestas concretas. Con este fin, ha
decidido crear dos grupos de trabajo, el primero sobre el desarrollo de la Comunidad y
el segundo sobre la edificación del pilar europeo de la Alianza Atlántica, cuyas conclusiones serán objeto de la reunión que tendrá
lugar en París los días 19 y 20 de enero próximo por invitación de los Sres. Alain Poher
y Jacques Chaban-Delmas.
19
« Europa 2000 »
Edición especial del Eurobaròmetro
para el trigésimo aniversario
de la firma de los Tratados de Roma
Sondeo exclusivo realizado por la Comisión
Sobre el relativo valor
de los aniversarios
ses fundadores (o sea, el 86% de opiniones
expresadas).
Si se toma en consideración un período que
corresponde a la duración normal de la vida
de un hombre o de una mujer, se descubren
analogías entre los cumpleaños de esta persona y los aniversarios celebrados por una
institución política. El que celebra su 75
cumpleaños procura recordar, poner en orden sus recuerdos y trazar un balance. Pero
cuando se celebra su 30 cumpleaños, la situación resulta completamente diferente.
Desde luego, aunque de forma breve, se recuerda. Después de todo, los sueños juveniles que han ilusionado nuestros trece o dieciocho años no se han hecho realidad en su
totalidad. Hemos madurado y nos hemos
hecho adultos. Pero, ante todo, cuando se
tienen trenta años, se mira hacia adelante,
hacia el futuro. Nos sentimos llenos de energía, de ideas nuevas, de proyectos y nuevos
objetivos. Además, sabemos que, si estos
proyectos no se hacen realidad antes de los
cincuenta o sesenta años, no se realizarán
nunca.
Las conclusiones que pueden sacarse de este
balance son decididamente positivas a escala
europea (el 53% de las personas interrogadas
estiman que su país ha sacado provecho de
ello, es decir, en una proporción de dos de
cada tres opiniones expresadas). Entre los
ciudadanos que pertenecen a los seis Estados
fundadores, es decir, los que han experimentado treinta años de Comunidad, es aún más
elevado este resultado: el 65% (es decir, tres
de cada cuatro respuestas obtenidas). Desde
que se ha incluido esta pregunta en los sondeos del Eurobaròmetro, no ha cesado de
aumentar el número de respuestas positivas;
sin embargo, todavía siguen mostrando más
reservas los súbditos de los nuevos Estados
miembros.
En el estudio efectuado en nuestro Eurobaròmetro, editado especialmente con ocasión
del trigésimo aniversario de los Tratados de
Roma, hemos adoptado el mismo enfoque :
miramos hacia atrás, aunque lo hacemos
brevemente con el fin de establecer un balance. Sin embargo, sobre todo, miramos
hacia el porvenir. Hemos aprovechado la
ocasión para preguntar a los ciudadanos europeos qué es lo que esperan y cuáles son sus
proyectos, sus deseos y objetivos, así como
sus sueños.
Diez guiones para el año 2 0 0 0
Después de esta breve aunque alentadora
mirada hacia el pasado, hemos pedido a las
personas sondeadas que se vuelquen hacia el
porvenir. Les hemos presentado diez guiones que resumen el entorno que tendrán
nuestros hijos y nosotros mismos, en enero
del año 2000. Les hemos pedido que nos
digan si creen que «esto» podría realizarse o
no hasta entonces.
Una gran mayoría de ciudadanos de la Comunidad Europea considera que el hecho de
formar parte de la Comunidad es «bueno»
para su país: el 62% (67% de opiniones
expresadas, el 62% en los seis Estados fundadores).
Los temas evocados se referían en términos
muy concretos a la vida diaria (el dinero, la
televisión, las lenguas habladas, la libertad
de circulación dentro de la CE), a la acción
europea para acrecentar la seguridad (la lucha contra las catástrofes ecológicas, contra
el terrorismo, una defensa común contra
eventuales amenazas exteriores), al lugar y
estatuto de Europa en el seno de las relaciones intercontinentales (por ejemplo, de cara
a Estados Unidos y la URSS), y por último a
la posibilidad de expresarse en referéndum
sobre una constitución europea o en el marco de la elección de un jefe de gobierno de
Europa.
Los europeos creen en su mayor parte que el
hecho de ser miembro de la Comunidad es
importante e incluso es muy importante
para su país. Esta es la opinión del 64%
(80% de las respuestas), e incluso del 80%
de las personas que pertenecen a los seis paí-
Ante todo, hay que subrayar que es muy
reducido el número de personas que no creen
que algunos de estos guiones se realicen
antes de principios del próximo siglo (una
de cada veinte personas interrogadas), y que
un europeo de cada dos considera que casi
Balance de treinta años
22
S. 2/87
todos los guiones se harán realidad dentro
de los próximos trece años.
De diez británicos, nueve consideran que la
lucha contra el terrorismo se hará a nivel
europeo. Además, lo descubriremos más
adelante, están a favor de un gobierno europeo, investido de los poderes necesarios en
el seno de los Estados Unidos de Europa.
Más de tres daneses de cada cuatro comparten la misma opinión en lo que se refiere a la
lucha contra el terrorismo, aunque siguen
sin confiar en una unión política que pudiese, según sus temores, provocar una pérdida
de su identidad nacional.
En agosto de 1954, fue la Asemblea Nacional francesa la que puso freno a la voluntad
de unificación política de Europa al rechazar
la idea de una Comunidad Europea de Defensa (entre los seis miembros de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero) y de
una comunidad política correspondiente.
En enero de 1987, el 51 % de los franceses (es
decir, el 59% de las opiniones expresadas)
desean que nazca una Comunidad Europea
de Defensa antes de enero del año 2000.
Sin embargo, los británicos son los más numerosos en considerar este guión: el 58% de
ellos creen que a principios del próximo siglo, es decir, dentro de trece años, «todos
nuestros soldados tendrán en el seno de la
Comunidad Europea las mismas armas y el
mismo equipamiento y asegurarán juntos la
seguridad de la Comunidad Europea contra
las amenazas exteriores». Esta cifra del 58%
de las personas interrogadas corresponde al
66% de las respuestas dadas a esta pregunta
(no han expresado su opinión a este respecto
sólo el 13% de las personas interrogadas).
Por desgracia no pueden reproducirse aquí
por falta de espacio otros detalles interesantes relativos a los resultados de este estudio
por guiones. Por otra parte, merecen comentarse o analizarse más detenidamente otras
cifras; volveremos a ello más adelante. Una
buena manera de resumir todo esto consiste
en comparar en cada Estado miembro el
número de respuestas afirmativas con los
diez guiones propuestos.
Francia
Luxemburgo
Italia
Reino Unido
S. 2/87
6.47
6.44
6.23
6.15
Bélgica
6.08
Grecia
5.89
R.F. de Alemania 5.85
España
5.79
Países Bajos 5.42 Dinamarca
4.89
Irlanda
5.42 Portugal
4.23
Francia, Italia y el Reino Unido figuran entre los mayores países miembros que desean
ver antes del año 2000 una Europa realmente edificada. Entre los doce países miembros, Francia es la que está en cabeza.
Los ciudadanos de Europa
desean la unión política
En lo que respecta a la importancia de la
pertenencia de su país a la Comunidad Europea y a los beneficios que hayan podido
disfrutar con ello, hemos pedido a las personas interrogadas una apreciación de su percepción de la realidad presente y pasada. Les
hemos preguntado si creían que podrían realizarse antes de enero del año 2000 los guiones que habíamos imaginado. Además, les
hemos pedido que nos comunicasen sus preferencias referente a la futura unificación de
Europa. Por ejemplo, les hemos presentado
la idea de «los Estados Unidos de Europa».
En estos últimos años, eran bien raras las
ocasiones en las que se podía leer o discutir
un documento que tratase de «los Estados
Unidos de Europa». Incluso evitaban cuidadosamente este tema, por lo anticuado y arcaico que parecía, los que se preocupaban en
hacer avanzar la integración europea. No
obstante, nos pareció interesante comprobar
estas aserciones con ocasión del trigésimo
aniversario del Tratado de Roma, presentando esta «fórmula» al público europeo de
los años 1986-1987. El resultado fue más
bien sorprendente.
«¿Está usted personalmente a favor o en
contra del hecho de que la Comunidad Europea siga una evolución tal que llegue a ser los
Estados Unidos de Europa?»
De cada tres europeos, dos están «a favor»
o «un tanto a favor» de los Estados Unidos
de Europa (tres de cada cuatro respuestas
obtenidas). El público sondeado en los países fundadores de la Comunidad se declara a
favor de los Estados Unidos de Europa en
un 70% (es decir, el 83% de respuestas conseguidas).
«¿Cuándo confiaría usted al gobierno de Europa la responsabilidad en el campo econó23
mico, de asuntos exteriores, y de defensa?:
¿en seguida, en los próximos diez años, dentro de diez a veinte años, dentro de veinte a
treinta años, dentro de varias generaciones,
nunca?»
El 47% de los ciudadanos de la Comunidad
Europea «confiarían al gobierno de Europa»
la responsabilidad en estos campos de primera importancia (un 65% de las opiniones
expresadas) de aquí a veinte años. El 58%,
es decir, el 78% de las respuestas) lo harían
de aquí a treinta años, es decir, en el momento del sexagésimo aniversario del Tratado de Roma. El 16% están en contra, al
menos durante su propia vida. El 26% ha
optado por no contestar.
« En caso de elección de un jefe de gobierno
europeo, ¿sería posible o no que votase a
favor de un candidato que no tuviese su misma nacionalidad?»
El 66% de los franceses dicen que podrían
votar por un candidato no francés, es decir
el 70% de las respuestas conseguidas. Es una
cifra impresionante, habida cuenta de la
postura de este país anteriormente.
Europa y los jóvenes :
¿qué porvenir?
Si se clasifican por grupo de edad las respuestas obtenidas a nuestras preguntas, aparece una evidencia un tanto alarmante. Para
los jóvenes, aunque Europa les parezca más
importante y ventajosa para su propio país,
no les dice nada y les parece que ofrece un
potencial de protección menor que a los grupos de edades superiores. (El grupo de edad
más elevado también parece relativamente
más reservado.)
Los que tenían veinticuatro años o más en
1957, en el momento de la firma del Tratado, son claramente más «europeos» que los
jóvenes. Esto es tanto más preocupante
cuanto que los jóvenes reciben hoy una educación más elaborada que la de sus padres.
Y, como queda bien sentado que cuanto
más elevado es el nivel de instrucción más
sólido es el «sentimiento» europeo, más
aún debemos tomar en serio los resultados
de esta encuesta (cuadro 1).
24
Unidad europea e identidad nacional
Con el fin de medir las actitudes fundamentales de las personas interrogadas frente a la
idea misma de unificación europea, les hemos pedido que determinen su postura en
una escala que se extiende entre dos opiniones «extremas» (gráfico en p. 26).
El análisis de las respuestas obtenidas muestra claramente que los europeos se orientan
más hacia la opinión B. El 55% han elegido
las casillas 5, 6 y 7 de la escala. El 15% se
sitúa en el centro de la casilla 4, es decir, que
prefieren no elegir su campo. Podemos añadir a este último grupo el 9% de personas
que no han querido manifestar su opinión.
Él 21 % de los europeos, es decir, una persona de cada cinco, creen que la unidad europea implica el sacrificio de la identidad nacional y de los intereses económicos.
Al volver a examinar las respuestas dadas a
las diversas preguntas de nuestra encuesta
con el objeto de trazar las diferencias entre
los públicos nacionales, encontramos la confirmación de numerosos indicios que ya
aparecían en muchas otras encuestas del Eurobaròmetro.
Por ejemplo, los luxemburgueses están ampliamente a favor de una unidad europea
más estrecha. En cuanto a los daneses, son
claramente escépticos, siendo muchos de
ellos francamente hostiles a esta idea. Los
nuevos miembros son siempre menos entusiastas que «los seis antiguos». Pero España
y Portugal se muestran más «europeos» que
Grecia e Irlanda (sobre todo durante estos
últimos años). Ya hace mucho tiempo que
los italianos se muestran fieles partidarios de
la integración europea.
Sin embargo, lo más sorprendente radica en
la postura de británicos y franceses por una
parte y, por otra, de neerlandeses y alemanes.
Los británicos evolucionan cada vez más y
de modo más regular hacia posturas «pro
europeas». Aún no han alcanzado la media
de los países que han firmado los Tratados
de Roma hace treinta años, pero se ha invertido por completo la tendencia fundamental
de su opinión pública frente a la Comunidad.
S. 2/87
Si comparamos sus respuestas actuales a la
pregunta relativa a los «Estados Unidos de
Europa» con las que se daban a la misma
pregunta hace diecisiete años, encontramos
un cambio fundamental.
Mientras que, en 1970, el 30% de los británicos estaba a favor de los Estados Unidos
de Europa y el 48% estaba en contra, hoy en
día se puede observar que el 52% de los británicos (es decir, el 58% de las opiniones
manifestadas) está a favor y tan sólo un 37%
permanece hostil a esta idea (es decir, el
42% de las opiniones manifestadas).
Si neerlandeses y alemanes son más escépticos y vacilantes que en el pasado frente a la
Comunidad y a los planes que prevén su
evolución hacia la Unión Europea, esto es
debido al menos en parte a que el público
neerlandés y alemán ha quedado muy decepcionado por la lentitud de los progresos
realizados.
Europa para los jóvenes: más importante y más ventajosa
pero menos inspiradora y protectora
15-24
25-39
40-54
55 +
Todavia en
la escuela
Participación en CE
importante
no importante
no sabe
79
14
7
78
17
6
75
18
7
66
21
13
85
10
5
Participación en CE
ventajosa
no ventajosa
no sabe
59
23
18
56
31
14
54
32
14
46
34
20
62
22
16
Gobierno europeo
antes de 30 años
más adelante, nunca
no contesta
56
18
26
59
18
23
61
16
23
54
13
33
62
15
23
Estados Unidos de Europa
a favor
en contra
no sabe
62
23
15
65
20
14
68
18
14
60
18
21
62
20
13
Unidad europea e identidad nacional
contradictorio
indeciso
complementario
no sabe
12
43
38
7
12
41
41
6
13
35
44
8
16
32
39
13
13
40
42
5
Los diez guiones de «Europa 2000»: media del «sí»
57
61
62
59
58
S. 2/87
Unidad europea e identidad nacional: ¿contradictoria o complementaria?
(porcentaje de entrevistados en la CE 12 y por países)
Hay mucho que decir sobre lo que tienen en común
los países de la Comunidad Europea γ lo que les
distingue unos de otros. (Véase el cuadro de opi­
niones y los siete puntos.)
Algunos dicen (A): si algún día los países de Euro­
pa se uniesen de verdad, ello constituirá el final de
nuestra identidad nacional histórica y cultural, sacri­
ficándose nuestros propios intereses económicos
nacionales.
Otros dicen (B) : la verdadera unión de los países de
Europa representa la única manera de proteger
nuestras identidades nacionales, históricas y cultu­
rales y nuestros intereses económicos nacionales
contra el reto planteado por las superpotências.
¿Se acerca usted más a la primera o a la segunda
de estas opciones? Por favor, indique cuál es su
opinión, eligiendo una de las casillas de esta esca­
la.
2
3
4
5
6
J Texto '
7
S. 2/87
Cronología
de la Comunidad Europea 1957-1987
1957
25 de marzo
En el Capitolio, Roma, se firman los Tratados que constituyen la
Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de
la Energía Atómica (Euratom). Los seis parlamentos aprueban los
Tratados a lo largo del año. Las mayorías son más amplias de lo
que lo eran para el Tratado CECA.
1958
1 de enero
Entran en vigor los Tratados CEE y Euratom.
7 de enero
Los gobiernos de los Estados miembros nombran a los miembros
de las Comisiones de la CEE y Euratom.
El Sr. Walter Hallstein preside la Comisión de la CEE, y el Sr. Louis
Armand la Comisión de Euratom.
19 de marzo
El Sr. Robert Schuman es elegido presidente del Parlamento Europeo.
3-11 de julio
La conferencia agrícola de Stresa pone las bases de la politica agricola común.
1959
1 de enero
Se emprende la eliminación progresiva de los derechos de aduana y
de los contingentes en el interior de la CEE.
1960
13 de febrero
El Consejo de la CEE aprueba la tarifa aduanera común a la que
deben aproximarse de manera progresiva las tarifas de los Estados
miembros durante el período de transición.
3 de mayo
Entra en vigor el convenio por el que se crea la Asociación Europea
de Libre Cambio (AELQ.
12 de mayo
El Consejo de la CEE decide acelerar el establecimiento del Mercado Común.
17 de mayo
El Parlamento Europeo presenta un proyecto de convenio sobre la
elección por sufragio universal directo (según informe del Sr. Dehousse).
30 de junio
Tomando como base las conclusiones de la conferencia de Stresa y
los debates sobre las « primeras orientaciones » que había presentado en noviembre de 1959, la Comisión hace saber al Consejo sus
propuestas referentes a la puesta en marcha de la política agrícola
común.
20 de septiembre
19-20 de diciembre
Entra en vigor el reglamento del Fondo Social Europeo.
El Consejo de la CEE da su acuerdo a los principios básicos de la
política agrícola común.
1961
10-11 de febrero
Una conferencia «en la cumbre» de los jefes de Estado y de gobierno reunida en París, decide crear una unión política de los Seis.
18 de julio
Los jefes de Estado y de gobierno, durante la « cumbre » de Bonn,
adoptan una declaración sobre la cooperación cultural y otra sobre
la cooperación política. En esta última se comprometen a reforzar la
cooperación de los Seis en materia política y mantener, con regularidad, reuniones de concertación.
28
S. 2/87
Finales de julio
Principios de agosto
Solicitudes de adhesión por parte de Irlanda (31 de julio), Reino
Unido (9 de agosto) y Dinamarca (10 de agosto).
1 de septiembre
Entra en vigor el primer reglamento sobre la libre circulación de
trabajadores en el interior de la Comunidad.
2 de noviembre
El gobierno francés presenta un proyecto de tratado que instituye
una unión política de los Seis (plan Fouchet).
Noviembre
Apertura de las negociaciones de adhesión con Reino Unido (8-9 de
noviembre) y Dinamarca (30 de noviembre).
6-7 de diciembre
Una conferencia ministerial entre los Estados miembros y el Consejo de la CEE, por una parte, y, por la otra, los Estados Africanos y
Malgache Asociados (EAMA) (antiguos países y territorios de ultramar asociados a la CEE que consiguieron la independencia tras la
conclusión del Tratado de Roma), define los principios de un convenio de asociación.
Diciembre
Suécia (12 de diciembre), Austria (12 de diciembre) y Suiza (15 de
diciembre) piden la apertura de negociaciones con vistas a la conclusión de acuerdos «económicos» con la CEE compatibles con la
neutralidad de estos países.
1962
14 de enero
— El Consejo hace constar que se ha alcanzado lo esencial de los
objetivos fijados por el Tratado CEE para la primera etapa del establecimiento del Mercado Común.
Esta constatación permite pasar a la segunda etapa (con vigencia 1
de enero de 1962).
Simultáneamente, el Consejo fija los reglamentos básicos del mercado común agrícola (organización común de mercados para un
cierto número de productos, creación del Fondo Europeo de Orientación y de Garantía Agrícola.
18 de enero
— El gobierno francés presenta una nueva versión del plan Fouchet.
1 de febrero
— Los cinco miembros asociados con Francia presentan un proyecto
alternativo de Unión política.
9 de febrero
— España pide la apertura de negociaciones con vistas a una asociación con la CEE.
17 de abril
— Las negociaciones sobre la Unión política fracasan durante una conferencia de ministros de Asuntos Exteriores, sobre todo ante la
imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre la participación del Reino Unido.
30 de abril
— Noruega pide la adhesión a la Comunidad.
15 de mayo
— Los Seis deciden acelerar de nuevo el ritmo de realización del Mercado Común.
1963
14 de enero
S. 2/87
El general De Gaulle, presidente de la República Francesa, declara
en una conferencia de prensa que el Reino Unido no está « preparado» para incorporarse a la CEE.
22 de enero
Francia y la República Federal de Alemania firman en París un
tratado de amistad y cooperación.
29 de enero
Se suspenden las negociaciones para la adhesión del Reino Unido a
petición del gobierno francés, lo que entraña la suspensión de las
negociaciones con los demás países candidatos a la adhesión o asociación.
2 de abril
El Consejo de la CEE se declara dispuesto a concluir acuerdos de
asociación con los países africanos cuya estructura y producción son
comparables a los EAMA.
11 de julio
El Consejo de Ministros de la CEE propone al Reino Unido contactos regulares en el marco de la Unión de Europa Occidental
(UEO).
20 de julio
El Convenio de asociación entre la CEE y dieciocho Estados africanos y malgache se firma en Yaunde (Camreún).
1964
15 de abril
— Según propuesta de la Comisión, el Consejo de la CEE decide elaborar una política económica de la Comunidad a medio plazo.
4 de mayo
— Se abren en Ginebra («Kennedy Round») las negociaciones arancelarias multilaterales en el marco del GATT (Acuerdo General sobre
Aranceles Aduaneros y Comercio).
1 de junio
— Entra en vigor el Convenio de Yaunde.
1 de julio
— Entrada en vigor de los reglamentos que instituyen las primeras
organizaciones comunes de mercado para los productos agrícolas y
el Fondo Europeo de Orientación y de Garantía Agrícola (FEOGA).
1 de octubre
— En una comunicación denominada «Iniciativa 1964», la Comisión
de la CEE propone una agenda con vistas a acelerar la conclusión de
la unión aduanera.
15 de diciembre
— Por primera vez, el Consejo de la CEE adopta precios comunes para
los cereales.
1965
31 de marzo
La Comisión de la CEE presenta al Consejo sus propuestas para la
financiación de la política agrícola común, acompañadas por propuestas con idea de sustituir las contribuciones financieras de los
Estados miembros al presupuesto comunitario por recursos propios
de la Comunidad y a reforzar los poderes presupuestarios del Parlamento Europeo.
8 de abril
Los Seis firman el tratado para la fusión de los ejecutivos de la
CECA, de la CEE y de Euratom, instituyendo un Consejo único y
una Comisión única de las Comunidades Europeas.
30 de junio
El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Sr. Couve de MurviUe, presidente en ejercicio del Consejo de la CEE, pone fin a los
debates del Consejo sobre las propuestas de la Comisión referentes
a la financiación de la política agrícola, los recursos propios y los
poderes presupuestarios del Parlamento, haciendo constar que el
Consejo no ha llegado a un acuerdo sobre el régimen de financia-
30
S. 2/87
ción en el plazo convenido (en efecto, al tener en cuenta las decisiones de enero de 1962, el reglamento financiero debería haberse
terminado antes del 1 de julio de 1965).
1 de julio
Comunicado del gobierno francés en el que se declara el «estado de
crisis» de la Comunidad.
6 de julio
El gobierno francés informa a los demás Estados miembros que
París ha llamado al representante permanente de Francia ante las
Comunidades y que la delegación francesa no participará en las
reuniones del Consejo, del Comité de Representantes Permanentes,
ni en los trabajos de comités y grupos que preparan proyectos o
efectúan estudios para la realización de la unión económica o la
continuación de las negociaciones anteriores.
26-27 de julio
Por primera vez el Consejo de la CEE se reúne sin la participación
de Francia. Hace constar que la ausencia de una delegación no es un
impedimento para reunirse y deliberar.
9 de septiembre
El general De Gaulle expresa, durante una conferencia de prensa,
sus preocupaciones por el funcionamiento de las instituciones de la
Comunidad, sobre todo en lo referente al procedimiento de votación por mayoría en el Consejo, y las relaciones entre el Consejo y
la Comisión.
26 de octubre
En una declaración del Consejo, los cinco asociados de Francia reafirman su fidelidad a los Tratados y la invitan a volver a ocupar su
puesto en el seno de las instituciones comunitarias. Para resolver
los problemas de la Comunidad, proponen una sesión extraordinaria del Consejo sin la presencia de la Comisión.
1966
1 de enero
La CEE pasa a la tercera y última etapa del período transitorio del
Mercado Común (lo que entraña, sobre todo, el reemplazar la unanimidad por la mayoría en las numerosas decisiones del Consejo).
17-18 de enero
El Consejo, con ausencia de la Comisión, celebra una reunión extraordinaria en Luxemburgo. Francia participa en ella.
28-29 de enero
Al final de una segunda reunión extraordinaria, el Consejo adopta
resoluciones sobre las relaciones entre el Consejo y la Comisión y el
procedimiento de voto por mayoría (llamadas normalmente «compromiso de Luxemburgo»).
Francia vuelve a ocupar su lugar en las instituciones comunitarias.
11 de mayo
El Consejo de la CEE fija una fecha límite (1 de julio de 1968) para
la realización de la unión aduanera y el establecimiento anticipado
del Arancel Aduanero Común para los productos industriales, así
como un calendario para realizar la libre circulación de los productos agrícolas en la misma fecha.
1967
9 de febrero
S. 2/87
El Consejo de la CEE comienza la armonización de impuestos sobre
el volumen de negocios, fijando, a propuesta de la Comisión, el
sistema común de impuesto sobre el valor añadido, así como las
fórmulas de su aplicación (primera y segunda directiva IVA).
31
Mayo
Los gobiernos del Reino Unido e Irlanda (10 de mayo), así como el
de Dinamarca (11 de mayo), presentan nueva solicitud de adhesión
a las Comunidades.
30 de junio
La Comisión (en nombre de la Comunidad) y las demás partes
contratantes firman en Ginebra el acta final de las negociaciones
multilaterales del GATT («Kennedy Round»).
1 de julio
Entra en vigor el tratado de fusión de los ejecutivos de las Comunidades Europeas.
6 de julio
Entrada en funciones de la Comisión de las Comunidades Europeas
compuesta por catorce miembros y presidida por le Sr. Jean Rey.
25 de julio
Noruega presenta nueva solicitud de adhesión a las Comunidades.
26 de julio
Suécia pide la apertura de negociaciones con la Comunidad con
idea de participar en ella de forma compatible con su neutralidad.
29 de septiembre
La Comisión da un dictamen favorable a la adhesión del Reino
Unido, Irlanda, Dinamarca y Noruega.
27 de noviembre
En conferencia de prensa, el general De Gaulle se manifiesta en
contra de la adhesión a la Comunidad del Reino Unido.
19 de diciembre
El Consejo no consigue llegar a un acuerdo para la reapertura de las
negociaciones con los países candidatos a la adhesión.
1968
1 de julio
Establecimiento de la unión aduanera con dieciocho meses de adelanto sobre el calendario previsto por el Tratado. Son abolidos los
derechos de aduana entre los Estados miembros. El Arancel Aduanero Común sustituye los derechos nacionales de aduana para intercambios con el resto del mundo.
29 de julio
Adopción del reglamento que establece de manera completa la libre
circulación de los trabajadores en el interior de la Comunidad (con
más de un año de adelanto sobre el calendario establecido por el
Tratado CEE).
18 de diciembre
La Comisión presenta al Consejo el «plan Mansholt», que trata de
la reforma de la agricultura en la Comunidad, con miras a modernizar las estructuras agrícolas.
1969
23 de julio
El Consejo vuelve a examinar las solicitudes de adhesión del Reino
Unido, Irlanda, Dinamarca y Noruega.
15 de octubre
La Comisión propone al Consejo dotar a la Comunidad de los
medios necesarios para aplicar una política de desarrollo regional.
1 y 2 de diciembre
32
Conferencia en La Haya de jefes de Estado y de gobierno. En ella se
ponen de acuerdo, por una parte, sobre la rápida adopción del reglamento definitivo relativo a la financiación de la política agrícola
común, sobre la asignación de recursos propios de la Comunidad y
el refuerzo de los poderes presupuestarios del Parlamento, y, por
otra parte, sobre la apertura de negociaciones con los cuatro países
candidatos, así como sobre el lanzamiento de la unión económica y
monetaria y, por fin, sobre la aplicación de un sistema de cooperación en el campo de la política extranjera.
S. 2/87
31 de diciembre
1970
9 de febrero
22-29 de abril
30 de junio
2 de julio
7-8 de octubre
Final del período de transición de doce años previsto en el Tratado
CEE para el establecimiento del Mercado Común.
Los gobernadores de los bancos centrales firman un acuerdo por el
que instituyen el sistema de apoyo monetario a corto plazo en la
Comunidad, que entra en vigor el mismo día.
En conformidad con los compromisos de La Haya, el Consejo fija el
reglamento definitivo relativo a la financiación de la política agrícola común, así como la decisión relativa a la sustitución de las
contribuciones financieras de los Estados miembros por recursos
propios de la Comunidad.
Los ministros firman el «Tratado que conlleva la modificación de
ciertas disposiciones presupuestarias de los Tratados que instituyen
las Comunidades», que acrecienta los poderes presupuestarios del
Parlamento Europeo.
Se abren, con solemnidad, en Luxemburgo las negociaciones con los
cuatro países candidatos a la adhesión.
Se hace cargo de sus funciones una nueva Comisión, compuesta por
nueve miembros y presidida por el Sr. Franco Maria Malfatti.
El comité presidido por el Sr. Pierre Werner, presidente del gobierno de Luxemburgo, adopta el informe sobre la realización por etapas de la unión económica y monetaria, que el Consejo le había
encargado a continuación de la conferencia «cumbre» de La
Haya.
27 de octubre
Los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembros
adoptan en Luxemburgo el informe sobre «los progresos realizables
en el campo de la unificación política de Europa » (« informe Davignon »).
19 de noviembre
Primera reunión, en Munich, de los ministros de Asuntos Exteriores de los Seis en el marco de la cooperación política.
1971
1 de enero
22 de marzo
— Entran en vigor los segundos convenios de Yaunde y de Arusha.
— El Consejo y los representantes de los gobiernos de los Estados
miembros adoptan una resolución relativa a la realización por etapas de la unión económica y monetaria. Se fija el 1 de enero de
1971 como comienzo de la primera etapa. Del mismo modo, el
Consejo decide la coordinación de las políticas económicas a corto
plazo de los Estados miembros y reforzar asimismo la colaboración
entre los bancos centrales y el establecimiento de un mecanismo de
contribución financiera a medio plazo.
12 de mayo
— Como continuación a la flotación de las monedas de varios países
miembros, el Consejo establece un sistema de montantes compensatorios monetarios para los intercambios de productos agrícolas
entre los Estados miembros con vistas a mantener la unidad del
mercado común agrícola.
21-22 de junio
— El Consejo adopta las propuestas de la Comisión dirigidas a otorgar
preferencias de arancel generalizadas a noventa y un países en vías
de desarrollo.
S. 2/87
33
15 de agosto
El gobierno de Estados Unidos suspende la convertibilidad en oro
del dólar.
1972
22 de enero
— Se firma en Bruselas el Acta de adhesión del Reino Unido, Irlanda,
Dinamarca y Noruega a las Comunidades Europeas.
21 de marzo
— Establecimiento de la «serpiente» monetaria: el Consejo de la
Comunidad y los gobiernos de los Estados miembros deciden limitar a un 2,25% la diferencia máxima entre las monedas de los Estados miembros. Los países candidatos a la adhesión se unen también
a la «serpiente».
24 de marzo
— El Consejo adopta tres directivas para la modernización de las
estructuras agrícolas como continuación a las propuestas de la Comisión sobre la reforma de la agricultura.
19 de abril
— Firma del convenio por el que se crea en Florencia el Instituto
Universitario Europeo.
23 de junio
— La libra esterlina y la libra irlandesa salen de la «serpiente».
25 de septiembre
— Con un 53,5% de noes en el referéndum, los noruegos se manifiestan contra la adhesión a la Comunidad. Como consecuencia, Noruega pedirá la negociación de un acuerdo de libre cambio con la
Comunidad.
19-21 de octubre
— Los jefes de Estado y de gobierno de la Comunidad ampliada celebran en París una conferencia « cumbre ». Definen para la Comunidad nuevos campos de acción (medio ambiente, política regional,
política social, política industrial...) y piden a las instituciones
comunitarias que establezcan programas de acción. Reafirman la
voluntad de los Estados miembros de realizar de manera irreversible la unión económica y monetaria. Se comprometen a transformar «el conjunto de relaciones de los Estados miembros en una
unión europea» desde esta fecha a 1980.
1973
1 de enero
Adhesión a las Comunidades Europeas del Reino Unido, Irlanda y
Dinamarca.
Entran en vigor los acuerdos de libre cambio con Austria, Suiza,
Portugal y Suécia. Más tarde entran en vigor los acuerdos con otros
tres países interesados (Islândia, 1 de abril; Noruega, 1 de julio;
Finalandia, 1 de enero de 1974).
16 de enero
Tras la ampliación, primera reunión del Parlamento Europeo. El
Partido Laborista británico no se hace representar en el Parlamento.
Asimismo, los sindicatos británicos no ocupan sus escaños en el
Comité Económico y Social.
13 de febrero
La lira italiana sale de la «serpiente».
11-12 de marzo
Sesión del Consejo para tratar la situación monetaria.
Mientras el Reino Unido, Irlanda e Italia deciden dejar flotar libremente sus monedas, el resto de los Estados miembros (Alemania,
Bélgica, Dinamarca, Francia, Luxemburgo, Países Bajos) permanecen en la « serpiente », que de ahora en adelante flotará con relación
al dólar.
34
S. 2/87
3-7 de julio
Apertura en Helsinki de la Conferencia de Seguridad y Cooperación
Europea (CSCE).
23 de julio
Los ministros de Asuntos Exteriores presentan el segundo informe
sobre la cooperación política («informe de Copenhague»). Este
informe, que tiene previsto una intensificación de la cooperación
política, es aprobado a continuación por los jefes de Estado y de
gobierno.
25-26 de julio
Conferencia ministerial entre la Comunidad, por una parte, y, por
la otra, los países en vías de desarrollo de la Commonwealth mencionados en el Acta de adhesión, así como algunos países africanos.
Esta conferencia abre las negociaciones con vistas al futuro convenio de Lomé con los países de África, del Caribe y del Pacífico
(ACP).
12 de septiembre
Se abre en Tokio («Tokyo Round») una nueva serie de negociaciones comerciales multilaterales en el marco del GATT.
6-27 de octubre
Guerra del Yom-Kipur. Los países árabes productores de petróleo
anuncian una reducción o prohibición de sus exportaciones de
petróleo a diversos países occidentales. La Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decide un alza masiva de los
precios del petróleo.
6 de noviembre
Declaración de los Nueve sobre los principios de una solución pacífica al conflicto del Próximo Oriente que será la base de su política
en los años sucesivos.
14-15 de diciembre
— Reunión en Copenhague de los jefes de Estado y de gobierno de los
Estados miembros. Gestión de los ministros de Asuntos Exteriores
de cuatro países árabes ante la conferencia por delegación de la
«cumbre» árabe celebrada en Argel durante los días 26-28 de
noviembre. Decisión de establecer rápidamente los primeros elementos de una política común de energía y de establecer el Fondo
Europeo de Desarrollo Regional antes del 1 de enero de 1974.
En los días siguientes, el Consejo de la Comunidad no consigue dar
continuación a estas directivas políticas, lo que conduce a una situación de tensión en la Comunidad.
1974
21 de enero
— El franco francés sale de la «serpiente».
8 de febrero
— En el transcurso de la campaña electoral, el Partido Laborista anuncia que pedirá « la renegociación » de la adhesión del Reino Unido a
las Comunidades.
18 de febrero
— El Consejo no consigue tomar la decisión de pasar a la segunda
etapa de la unión económica y monetaria.
1 de abril
— El nuevo gobierno británico pide la « renegociación » de la adhesión
del Reino Unido a las Comunidades.
25 de abril
— En Portugal, cae la dictadura que había estado en el poder desde
1928.
— En Grecia, cae la «dictadura de los coroneles».
24 de julio
31 de julio
S. 2/87
— En París, apertura del diálogo «euro-árabe». Los presidentes del
Consejo y de la Comisión representan a la Comunidad.
35
28 de julio
14 de septiembre
17 de septiembre
11 de octubre
9-10 de diciembre
1975
14 de enero
4 de marzo
10-11 de marzo
18 de marzo
5 de junio
36
Se decide crear una comisión general euro-árabe y un cierto número
de grupos de trabajo.
Grecia pide la reactivación del acuerdo de asociación (congelado
por la Comunidad después del golpe de Estado de «los coroneles ».
Conversaciones informales en el Eliseo de los jefes de gobierno de
los Nueve, reunidos con el presidente de la Comisión, por invitación del Sr. Giscard d'Estaing, presidente de la República Francesa.
Francia renuncia a sus objeciones de fondo a la elección del Parlamento Europeo y expone un conjunto de sugerencias sobre la organización política de Europa.
El Consejo vuelve a aplicar el acuerdo de asociación con Grecia.
La Asemblea General de las Naciones Unidas concede el estatuto
de observador a la Comunidad.
París, conferencia «cumbre» de la Comunidad. Los jefes de Estado
y de gobierno toman varias decisiones importantes de orden institucional :
— a partir de 1978, el Parlamento Europeo tendrá que ser elegido
por sufragio universal directo;
— de ahora en adelante, los jefes de gobierno mantendrán reuniones regulares en el Consejo de la Comunidad y con referencia a la
cooperación política («Consejo Europeo»);
— el Sr. Tindemans, primer ministro belga, establecerá a finales de
1975 un informe de síntesis sobre la unión europea;
— la reunión da lugar a numerosas decisiones políticas y conduce a
un compromiso sobre la estructura y la dotación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (para los próximos tres años).
El Parlamento adopta un nuevo proyecto de convenio que instituye
la elección de sus miembros por sufragio universal directo a partir
de 1978.
Firma de una declaración común del Parlamento Europeo, del Consejo y de la Comisión que instituye un procedimiento de concertación entre el Parlamento y el Consejo, con el concurso de la Comisión para los actos comunitarios de alcance general que tengan
implicaciones financieras notables.
El Consejo Europeo celebra su primera reunión en Dublin. Sobre
todo, y tomando como base una propuesta de la Comunidad, consigue resolver los problemas levantados por el Reino Unido referentes a su contribución al presupuesto comunitario. Este acuerdo permite finalizar la «renegociación».
Ante los Comunes, el gobierno británico anuncia, después de la
conclusión de la renegociación, la organización de un referéndum
sobre la pertenencia del Reino Unido a la Comunidad.
En el resultado del referéndum, gran mayoría para la permanencia
del Reino Unido en la Comunidad: 67,2% de «síes» (de ellos
68,7% en Inglaterra, 64,8% en País de Gales, 58,4% en Escocia y
52,1 % en Irlanda del Norte). En el escrutinio, la participación es de
un 64,5%.
S. 2/87
12 de junio
— Grecia pide su adhesión a las Comunidades Europeas.
Junio-julio
— El 21 de junio, la Comisión adopta su informe sobre la unión europea. El Parlamento adopta el suyo el 10 de julio. Ambas conclusiones caminan en el mismo sentido.
7 de julio
— Como consecuencia de la votación positiva en el referéndum, el
Partido Laborista decide tener representación en el Parlamento
Europeo. Llegada de dieciocho parlamentarios laboristas británicos.
Del mismo modo, los sindicatos británicos ocupan sus puestos en el
Comité Económico y Social.
10 de julio
— Vuelta del franco francés a la «serpiente».
22 de julio
— Firma en Bruselas del tratado que conduce a un nuevo fortalecimiento de los poderes presupuestarios del Parlamento y que lleva a
la creación de un Tribunal de Cuentas.
1 de agosto
— Los treinta y un Estados participantes firman en Helsinki el acta
final de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa; en
calidad de presidente en funciones del Consejo y en nombre de las
Comunidades la firma igualmente el Sr. Moro, primer ministro italiano.
16 de septiembre
— Se establecen relaciones oficiales con China. Se acredita un embajador de este país ante la Comunidad.
18 de noviembre
— Primera «conferencia tripartita» sobre la situación económica y
social, que reúne a los representantes de la Comunidad (Comisión y
Consejo), a los ministros responsables de la política económica y de
empleo de los Estados miembros, y los interlocutores sociales.
29 de diciembre
— El Sr. Tindemans, primer ministro belga, transmite a los demás
jefes de gobierno de la Comunidad y al presidente de la Comisión
su informe sobre la unión europea.
1976
28 de enero
— La Comisión da un dictamen favorable a la solicitud de Grecia para
la adhesión; sin embargo, teniendo en cuenta los cambios estructurales necesarios, sugiere un plazo de preparación antes de la adhesión.
9 de febrero
— El Consejo se pronuncia a favor de la solicitud de adhesión de
Grecia a la Comunidad. Las negociaciones se abrirán el 27 de
julio.
16 de febrero
— El Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAEM) propone a la
Comunidad la conclusión de un acuerdo entre el CAEM y sus Estados miembros por una parte, y por la otra la Comunidad y sus
Estados miembros.
14 de marzo
— El franco francés sale de nuevo de la «serpiente».
1 de abril
— Entrada en vigor del Convenio ACP-CEE, firmado en Lomé el 28
de febrero de 1975 entre la Comunidad y cuarenta y seis Estados de
África, del Caribe y del Pacífico.
25-27 de abril
— Firma de los acuerdos de cooperación global entre la Comunidad y
los países del Maghreb (Argelia el 26; Marruecos el 27, y Túnez el
25 de abril).
S. 2/87
37
20 de septiembre
— Firma en Bruselas de los textos relativos a la elección del Parlamento Europeo por sufragio universal directo.
30 de octubre
— En La Haya, los ministros de Asuntos Exteriores deciden que los
Estados miembros extenderán a partir del 1 de enero de 1977 sus
zonas de pesca a 200 millas a lo largo de las costas que bordean el
mar del Norte, y fijan un cierto número de orientaciones y procedimientos comunes. Estas decisiones, adoptadas formalmente por el
Consejo el 3 de noviembre, son el comienzo de la política comunitaria de pesca.
29-30 de noviembre
— Resolución del Consejo Europeo (La Haya) sobre el informe Tindemans. Los ministros de Asuntos Exteriores y la Comisión prepararán anualmente un informe sobre los resultados conseguidos y los
progresos realizables a corto plazo hacia la unión europea.
1977
18 de enero
Firma de los acuerdos de cooperación con tres países del Machrek
(Oriente árabe) : Egipto, Jordania, Siria. El acuerdo con el Líbano se
firmará el 3 de mayo.
28 de marzo
Portugal presenta su solicitud de adhesión a las Comunidades Europeas.
5 de abril
Firma de una declaración común del Parlamento Europeo, del Consejo y de la Comisión sobre el respeto a los derechos fundamentales.
7 y 8 de mayo
Tercera cumbre económica occidental en Londres (cumbre de Downing Street) : por primera vez la Comunidad como tal participa en
una parte de los debates.
17 de mayo
El Consejo adopta la sexta directiva referente al impuesto sobre el
valor añadido (IVA), que crea una base uniforme para la percepción
de este impuesto, lo que permitirá el establecimiento del régimen
íntegro de «recursos propios» de las Comunidades.
1 de julio
Realización de la unión aduanera dentro de la Comunidad ampliada.
28 de julio
España presenta su solicitud de adhesión a las Comunidades Europeas.
25 de octubre
El Tribunal de Cuentas de las Comunidades Europeas, que sustituye
a la Comisión de Control de la CEE y de Euratom así como al
Comisario de Cuentas CECA, celebra su sesión de constitución en
Luxemburgo.
27 de octubre
El Sr. Jenkins, presidente de la Comisión, expone en Florencia las
perspectivas de la Unión monetaria.
1978
3 de abril
Firma del acuerdo comercial entre la Comunidad y la República
Popular China, que entrará en vigor el 1 de junio.
7-8 de abril
El Consejo Europeo, reunido en Copenhague, decide que las primeras elecciones al Parlamento Europeo por sufragio universal directo
se desarrollen en el período comprendido entre el 7 y el 10 de junio
de 1979. Previo dictamen del Parlamento, el 25 de julio el Consejo
fijará esta fecha formalmente.
38
S. 2/87
19 de mayo
La Comisión emite un dictamen favorable a la solicitud de adhesión de Portugal. El Consejo se pronuncia a favor de la solicitud
portuguesa el 6 de junio. El 17 de octubre se abren formalmente las
negociaciones.
6-7 de julio
El Consejo Europeo reunido en Bremen se pone de acuerdo sobre
una acción común con vistas a un aumento sensible del crecimiento
económico y sobre el principio de creación de un sistema monetario
europeo.
16 de octubre
El Consejo crea un nuevo instrumento de empréstitos y préstamos
comunitarios. La Comisión queda habilitada para contratar empréstitos con límite de mil millones de ECUS y para asignar el
producto a los objetivos prioritarios de la Comunidad en los sectores energético, industrial y de trabajos de infraestructura.
29 de noviembre
La Comisión emite un dictamen favorable a la solicitud de adhesión de España. El Consejo se pronuncia a favor de la solicitud
española el 19 de diciembre. El 5 de febrero de 1979 se abrirán
formalmente las negociaciones.
4-5 de diciembre
El Consejo Europeo decide instaurar el Sistema Monetario Europeo
(SME), cuyo elemento central es la unidad monetaria europea
(ECU). Actualmente el Reino Unido se mantiene al margen del
conjunto del sistema (participación limitada a ciertos mecanismos
de crédito). Debido al vínculo establecido posteriormente por el
gobierno francés entre la aplicación del SME y la eliminación de los
montantes compensatorios monetarios de la política agrícola común, la aplicación del SME, prevista inicialmente para principios
de enero de 1979, no tiene lugar hasta el 13 de marzo.
4-5 de diciembre
El Consejo Europeo decide dirigirse a un comité formado por «tres
sabios » para sumirse en una reflexión sobre las adaptaciones de los
mecanismos y procedimientos necesarios ante la perspectiva de la
ampliación de la Comunidad. Estos «tres sabios» serán los Sres.
Biesheuvel, ex primer ministro de los Países Bajos; Dell, ex ministro británico, y Marjolin, ex vicepresidente de la Comisión de la
CEE.
1979
4 de abril
La Comisión adopta un memorándum sobre la adhesión de las
Comunidades Europeas al Convenio europeo de salvaguardia de los
derechos humanos y las libertades fundamentales.
28 de mayo
Se firma en Atenas el Acta de adhesión de Grecia a las Comunidades.
7-10 de junio
Primera elección de los 410 miembros del Parlamento Europeo por
sufragio universal directo conforme a los procedimientos electorales
adoptados por cada uno de los Parlamentos nacionales. La participación electoral media en la Comunidad supera el 60%.
17-20 de julio
Primera sesión del Parlamento Europeo en Estrasburgo salido de las
elecciones por sufragio universal directo.
31 de octubre
Se firma en Lomé el segundo Convenio ACP/CEE, que regirá las
relaciones de cooperación entre la Comunidad y cincuenta y ocho
países de África, Caribe y el Pacífico.
S. 2/87
39
29 de noviembre
El «comité de los tres sabios» remite al Consejo Europeo, reunido
en Dublin, su « informe sobre las instituciones europeas » en el que
hace sugerencias para la mejora del funcionamiento de las instituciones.
El gobierno británico solicita que se adopten medidas especiales
para corregir la considerable diferencia entre las cnatidades abonadas con arreglo a los recursos propios y las cantidades de las que se
beneficia el Reino Unido con arreglo a las políticas comunitarias.
13 de diciembre
Por primera vez el Parlamento Europeo rechaza el proyecto de presupuesto de la Comunidad para 1980. No será aceptado hasta julio
de 1980.
17 de diciembre
La Comunidad firma los acuerdos sobre las negociaciones comerciales multilaterales en el marco del GATT («Tokyo Round»).
1980
30 de mayo
El Consejo alcanza un acuerdo en torno a una solución provisional
y pragmática al problema de la contribución británica al presupuesto comunitario. Con vistas a una solución definitiva de este problema a través de modificaciones estructurales, el Consejo confiere un
mandato a la Comisión para que examine, antes del 30 de junio de
1981, el desarrollo de las políticas comunitarias con el fin de evitar
que vuelvan a presentarse situaciones inaceptables.
1 de octubre
Entrada en vigor del acuerdo de cooperación CEE/ANASE.
6 de octubre
La Comisión hace constar el estado de crisis manifiesta en la siderurgia (artículo 58 del Tratado CECA) y pide al Consejo su dictamen sobre la instauración de un régimen de cuotas de producción
para la siderurgia comunitaria. Se da el dictamen el 30 de octubre.
El 31 de octubre la Comisión toma su decisión instaurando cuotas
de producción.
1981
1 de enero
Adhesión de Grecia a la Comunidad Europea. Entrada en vigor del
segundo Convenio ACP/CEE firmado en Lomé el 31 de octubre de
1979.
16 de marzo
El Consejo adopta un sistema de empréstitos y préstamos comunitarios que permiten movilizar hasta seis mil millones de ECUS para
ayudas en caso de dificultades de la balanza de pagos de los Estados
miembros. Ya se habían aplicado unas primeras medidas a menor
escala desde 1975.
23 de junio
Los representantes de los gobiernos de los Estados miembros adoptan una resolución que establece un pasaporte uniformizado para
los Estados miembros.
24 de junio
La Comisión transmite a los jefes de Estado y de gobierno de los
Estados miembros su informe en ejecución del mandato del 30 de
mayo de 1980, orientado en torno a tres elementos : la reactivación
de las políticas comunitarias, la adaptación de la política agrícola y
las cuestiones presupuestarias.
7-9 de julio
El Parlamento Europeo decide, a iniciativa de Altiero Spinelli y de
un importante número de parlamentarios reunidos en el «club del
cocodrilo», la creación de una comisión institucional permanente
S. 2/87
con Altiero Spinelli corno ponente, encargada de elaborar modificaciones de los Tratados existentes.
13 de octubre
6 y 12 de noviembre
Los ministros de Asuntos Exteriores aprueban un documento que
contiene una serie de mejoras prácticas en el procedimiento existente en cuanto a cooperación política europea.
— Los gobiernos alemán e italiano someten a los demás Estados
miembros, así como al Parlamento Europeo y a la Comisión, un
proyecto de «acta europea» y un proyecto de «declaración sobre la
integración económica».
1982
23 de febrero
Por referéndum, la población de Groenlandia se pronuncia, por
escasa mayoría, a favor de la retirada de la isla de las Comunidades
y el establecimiento de nuevas relaciones con ellas.
22 de marzo
El gobierno griego transmite a los presidentes del Consejo y de la
Comisión un memorándum sobre las relaciones de Grecia y de la
Comunidad, solicitando a la Comunidad que introduzca disposiciones especiales en favor de Grecia.
30 de junio
Los presidentes del Parlamento, del Consejo y de la Comisión firman una «declaración común» tendente a asegurar un mejor desarrollo del procedimiento presupuestario.
16 de septiembre
Por primera vez, el Parlamento Europeo hace uso de las disposiciones del artículo 175 CEE y amenaza al Consejo con un recurso por
omisión en el ámbito de la política de transportes. El recurso se
interpondrá ante el Tribunal de Justicia en enero de 1983.
1983
25 de enero
Tras seis años de negociaciones, se alcanza un acuerdo sobre la
política común de pesca.
29 de marzo
En su respuesta al memorándum griego, la Comisión indica que la
Comunidad puede contribuir al desarrollo de la economía griega y a
la solución de los problemas específicos del país por la vía de la
aplicación de sus políticas y no por la vía de derogaciones a los
Tratados. A continuación se realizan actuaciones concretas, sobre
todo en el marco de los programas integrados mediterráneos.
17-19 de junio
En la reunión del Consejo Europeo de Stuttgart, los diez jefes de
Estado y de gobierno firman la «declaración solemne sobre la unión
europea», elaborada a continuación del proyecto de acta europea.
El Consejo Europeo establece un programa de trabajo con vistas a
un compromiso global para los expedientes en los que la Comunidad se atasca desde hace años : ampliación, financiación, reforma de
las política agrícola común y nuevas políticas.
4-6 de diciembre
A pesar de una intensa preparación, el Consejo Europeo de Atenas
no consigue llegar a un compromiso global sobre los grandes asuntos ante los que se enfrenta la Comunidad : financiación, adaptación
de la política agrícola común, refuerzo de la eficacia de los fondos
estructurales y desarrollo de nuevas políticas comunitarias.
S. 2/87
41
1984
14 de febrero
28 de febrero
25-26 de junio
8 de diciembre
1985
1 de febrero
9 de marzo
29-30 de marzo
22 de mayo
12 de junio
14 de junio
20 de junio
28-29 de junio
42
El Parlamento Europeo adopta por una amplia mayoría un proyecto de tratado por el que se instituye la unión europea, elaborado por
la comisión institucional (ponente/coordinador: Altiero Spinelli).
El Consejo adopta una decisión relativa a un programa estratégico
europeo de I & D, en el campo de las tecnologías de la información
(Esprit).
En el Consejo Europeo de Fontainebleau se realizan progresos
importantes en muchos asuntos difíciles, sobre todo la reforma de
la política agrícola común y el establecimiento de un compromiso
global sobre el contencioso presupuestario y financiero. Igualmente,
el Consejo Europeo decide la creación de dos comités ad hoc: uno
para asuntos institucionales (comité Dooge), el otro encargado de
preparar y coordinar las medidas que debe tomar la Comunidad
para la creación de la Europa de Tos ciudadanos (comité Adonnino).
Firma en Lomé del tercer Convenio de cooperación entre la Comunidad y sesenta y cinco países de África, Caribe y el Pacífico.
Groenlandia abandona la Comunidad, pero se asocia a ella como
territorio de ultramar.
El comité Dooge recomienda la convocatoria de una conferencia
intergubernamental encargada de negociar un proyecto de Tratado
de Unión Europea.
El acuerdo conseguido en el Consejo Europeo de Bruselas sobre los
programas integrados mediterráneos (PIM) permite hacer efectivo
el acuerdo sobre la adhesión de España y Portugal a la Comunidad.
En su sentencia sobre el recurso por omisión introducido por el
Parlamento, el Tribunal de Justicia manifiesta que el Consejo ha
violado el Tratado al no aplicar la libre prestación de servicios en el
ámbito de los transportes. Esta sentencia reviste una importancia
especial a dos niveles: por una parte, constituye una invitación
concreta a hacer que la política de transportes progrese y, por otra,
confirma la posibilidad efectiva de hacer intervenir al Tribunal
cuando una de las instituciones no cumple sus obligaciones recogidas en los Tratados.
Firma del Acta de adhesión de España y Portugal a la Comunidad.
La Comisión publica su «Libro blanco» sobre la realización del
mercado interior, que determina las acciones que aseguren la supresión de fronteras físicas, técnicas y fiscales de aquí a 1992. El Consejo Europeo de Milán acoge favorablemente el «Libro blanco».
En su informe anual al Consejo Europeo, el comité Adonnino presenta a la vez propuestas específicas y objetivos a plazo más largo
para hacer que la Comunidad sea más real para los ciudadanos.
El Consejo Europeo de Milán mantiene un amplio debate sobre la
convocatoria de una conferencia intergubernamental para la elaboS. 2/87
ración de un tratado sobre una política exterior y de seguridad
común y las modificaciones del Tratado CEE con vistas a una
mejora del sistema de toma de decisiones y a una extension a nuevos ámbitos de actividad. Al término del debate, el presidente Craxi
hace constar la existencia de la mayoría necesaria para la convocatoria de una conferencia intergubernamental con vistas a la modificación del Tratado CEE. El Consejo Europeo acuerda, asimismo,
negociar un Tratado sobre la cooperación política.
9 de septiembre
Primera reunión de la conferencia intergubernamental. La conferencia ha mantenido seis reuniones al nivel de ministros de Asuntos
Exteriores. La Comisión ha participado plenamente en la conferencia, estando asimismo representados España y Portugal. La Comisión ha presentado una serie de propuestas sobre las que se han
centrado los trabajos de la conferencia.
2-3 de diciembre
Reunido en Luxemburgo, el Consejo Europeo llega a un acuerdo
sobre una reforma de las instituciones de la Comunidad para mejorar su funcionamiento y ampliar sus competencias, así como sobre
una formulación jurídica de la cooperación en el campo de la política exterior. Los ministros de Asuntos Exteriores, reunidos en conferencia intergubernamental los días 16 y 17 de diciembre, han celebrado este acuerdo bajo la forma de «Acta Única Europea».
1986
1 de enero
17 y 28 de febrero
1 de mayo
29 de mayo
15-20 de septiembre
17 de septiembre
15-16 de diciembre
1987
15 de febrero
S. 2/87
— Adhesión de España y Portugal a la Comunidad.
— Firma del Acta Única Europea por los representantes de los gobiernos de los doce Estados miembros.
— Entrada en vigor del tercer Convenio ACP/CEE, firmado en Lomé
el 8 de diciembre de 1984.
— Se iza por primera vez en Bruselas la bandera europea adoptada por
las instituciones comunitarias (con tal motivo se toca el himno
europeo). La bandera y el himno inicialmente adoptados por el
Consejo de Europa representan a la Comunidad desde entonces.
— Los ministros de las noventa y dos naciones participantes en la
conferencia de Punta del Este (Uruguay) deciden el lanzamiento de
un nuevo ciclo de negociaciones comerciales multilaterales.
— La Comisión adopta un informe relativo al derecho de voto en las
elecciones municipales de los ciudadanos de los Estados miembros
de la Comunidad.
— El Consejo acuerda modificar su reglamento interior con vistas a
facilitar el recurso al voto por mayoría. En la práctica, el Consejo
votó en un centenar de casos a lo largo del año 1986, lo cual constituye una progreso considerable con respecto a la situación anterior.
En su comunicación: «Llevar a buen término el Acta Única: una
nueva frontera para Europa », la Comisión expone las condiciones
para la realización de los objetivos del Acta Única y presenta sus
propuestas para la realización de las reformas de la política agrícola
común, de los instrumentos estructurales y de la financiación de la
Comunidad.
43
Comunidades Europeas — Comisión
25 de marzo de 1987: Trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma
Suplemento 2/87 del Boletín de las CE
Luxemburgo : Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas
1987 - 43 pp. -
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PTA 500
El 25 de marzo de 1987 se celebró oficialmente en el Capitolio el trigésimo aniversario de
la firma de los Tratados de Roma. En este folleto se incluyen extractos de los discursos
pronunciados en esta ocasión, además de un sondeo exclusivo realizado por la Comisión
(« Europa 2000 ») y una cronología de los últimos treinta anos.
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