INSTITUTO TEOLÓGICO DIOCESANO DE ALBACETE ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL LOS PROFETAS ENTRE LA MÍSTICA Y LA JUSTICIA José Mª MELERO MARTÍNEZ Curso 2011/2012. 1 BIBLIOGRAFÍA BÁSICA ALONSO SCHÖKEL, L., Los profetas. Comentario I, II, Cristiandad, Madrid 1980. SICRE, J.L., Los dioses olvidados. Poder y riqueza en los profetas preexilicos, Cristiandad, Madrid 1979. ID., Los profetas de Israel y su mensaje, Cristiandad, Madrid 1986. ID., El profetismo en Israel, Verbo Divino, Estella 1992 (2 ed.) ID., Introducción al Antiguo Testamento, Verbo Divino, Estella 2011, pp. 227-311. ABREGO DE LACY, J. Mª., Los libros proféticos, Verbo Divino, Estella 1993. JARAMILLO RIVAS, P., La injusticia y la opresión en el lenguaje figurado de los profetas, Verbo Divino, Estella 1992. MORLA, V., “Algunas imágenes vegetales en los profetas” en: Estudios Biblicos 51 (1993) 287-321. BARRIOCANAL, J. L., Diccionario del profetismo bíblico, Monte Carmelo, Burgos 2008. KASPER, W., “Profecía, Profetas” en: Diccionario enciclopédico de exégesis y teología bíblica, Herder, Barcelona 2011, vol. II, col. 1303-1308. RAMIS, F., Que se sabe de…los profetas, Estella, Verbo Divino 2010. SKA, J-L., Los enigmas del pasado. Historia de Israel y relato bíblico, Verbo Divino, Estella 2009. 2 LA COMPLEJA IMAGEN DEL PROFETA. Diferencias entre los profetas. en: Existen diferencias entre los profetas, las más destacables se dan En el tiempo que dedican a la actividad profética. La de Is duró cuarenta años, algo parecido ocurre con Jr o Ez. Abdias se le atribuyen 21 versículos que para componerlos y proclamarlos bastan unas horas. En el modo de entrar en contacto con Dios. Mucha gente piensa que el profeta establece una relación íntima con Dios, o una manifestación sobrecogedora de la divinidad como ocurre en el capítulo 6 de Is. “Visiones” “audiciones” son términos frecuentes para referirse a los cauces con los que se les comunica el Señor. Pero existen otros medios muy distintos: el trance provocado por la música y la danza (1 Sm 19, 23-24). En el modo de transmitir el mensaje. El medio usual es la palabra modelada desde los diversos géneros de la sabiduría tribal y familiar, del culto, del ámbito judicial, de la vida diaria. En ciertas épocas adquieren gran importancia las acciones simbólicas, que hacen que el mensaje se meta por los ojos. Algunos se expresan con tremenda sobriedad como Ezequiel. En la función que desempeñan en la sociedad. Los estudios más recientes se han centrado en el aspecto sociológico de este movimiento distinguiendo dos tipos: el profetismo central y el periférico. Nosotros aplicamos un solo término “profeta” (de origen griego), a lo que los antiguos israelitas designaban con varios títulos: “el hombre de Dios”, “vidente”, “visionario”, “profeta”. Estas diferencias terminológicas revelan diferentes concepciones del profetismo según el papel que desempeñan los protagonistas dentro de su sociedad. 3 Diversas imágenes del profeta. Para la mayoría de la gente, el profeta es el hombre que “predice” el futuro, una especie de adivino. Un hombre capacitado para conocer cosas ocultas y adivinar el futuro. Incluso en el NT seguía en vigor esta idea, como lo demuestra el diálogo de Jesús con la samaritana. Esta mentalidad se encuentra también difundida en ambientes cultos. El autor del Eclesiástico escribe a propósito de Isaías: “Con espíritu poderoso previó el futuro y consoló a los afligidos de Sión; anunció el futuro hasta el final y los secretos antes de que sucediesen” (Eclo 48, 24-25). Se trata de una concepción muy divulgada pero que debemos superar. Las referencias al futuro brotan de un contacto íntimo con el presente, como respuesta a los problemas que plantea. Los profetas no son adivinos. La imagen de adivino cedió el puesto a la del profeta como anunciador del Mesías. En el fondo es una idea actualizada de la anterior. El profeta sigue volcado hacia el futuro, pero solo una cosa acapara su atención: la venida de Jesús y la formación del nuevo pueblo de Dios. Es la imagen de san Jerónimo para Isaías, que la mayoría de los cristianos considera válida para todos los profetas. Sin embargo, por profunda y justificada que aparezca esta imagen, es tan limitada como la anterior. La mayoría de los profetas no anunciaron nada sobre el Mesías. La imagen anterior se mantuvo en vigor durante siglos, y no ha desaparecido por completo. Pero en el siglo XIX surge una imagen distinta, romántica como la época, que presenta al profeta como un solitario. Lo esencial de esta concepción no es la soledad física, sino esa vivencia espiritual que sitúa al profeta muy por encima de sus contemporáneos, aportando una nueva idea de Dios y de la religión. Nadie se atrevería hoy a hablar de él como un solitario que descubre en lo íntimo de su corazón la idea más sublime de Dios y del bien. Hoy el profeta aparece enraizado en una tradición, hijo de una cultura y de una época, marcado, para el bien y para el mal, por el lenguaje, los gustos, las instituciones del momento en que vive. El reformador social muy relacionado con la imagen anterior es esta otra, que surge en el siglo XIX y que ha adquirido enorme difusión en 4 nuestros días, incluso con el matiz concreto de “revolucionario social”. La lucha por la justicia sin miedo a oponerse a los más poderosos, es el principio motor de profetas como Amós, Miqueas, Isaías, Oseas, Jeremías y Ezequiel, cada uno desde perspectivas y presupuestos distintos. Consciente o inconscientemente, en esta valoración del profeta como “reformador” o “revolucionario” social late el deseo de muchos cristianos de justificar determinadas opciones políticas e incluso atacar la institución eclesiástica. En estas circunstancias, lo que llama la atención del profeta no son sus anuncios futuros, ni tampoco (incluso menos) su carácter de hombre solitario. El profeta es un gigante admirable, pero no por retirarse a una que le pone en contacto con ideas sublimes, sino que se compromete de lleno con la sociedad de su tiempo y lucha por cambiarla, Dadas implicaciones actuales y políticas de esta imagen no debe extrañarnos que haya sido combatida con la misma energía con que otros la defienden. Conviene indicar desde ahora que esta imagen del profeta corre dos peligros: olvidar o silenciar la profunda experiencia religiosa de los hombres, convirtiéndolos en meros líderes sociales o políticos; y, en segundo lugar, dar pie a contrapropuestas muy peligrosas. El funcionario en el siglo XIX es la época del romanticismo, el XX la de la burocracia. Quizá por ello se ha propuesto ahora una imagen muy distinta de las anteriores, que ancla el profeta en el culto y lo convierte en funcionario del mismo. La idea se difunde especialmente a partir del estudio de Mowinckel sobre los Salmos. En un momento determinado escuchamos un oráculo divino, la respuesta del Señor que da seguridad y esperanza. Este elemento profético no puede explicarse como simple imitación literaria, responde a una finalidad cultual: la comunidad, o el individuo, hace una pregunta y espera que la persona dotada de don profético le transmita la respuesta divina. Por consiguiente, la liturgia israelita reservaba un puesto capital a los profetas. Ciertos datos de la tradición bíblica sugieren que la actitud de los profetas ante el culto no es de pura y radical oposición, como muchas veces se ha dicho. Los defensores más sensatos de esta teoría reconocen que no se puede vincular de igual modo a todos los profetas con el culto, y distingue entre los profetas cultuales y los profetas escritores. Solo Joel y Habacuc pertenecen al primer grupo. Pero otros autores convierten a todos los profetas en funcionarios del templo, con la única misión de impartir oráculos en estado de éxtasis. 5 Todas estas imágenes son “caricaturas”, deformaciones de la realidad. Nadie estaría dispuesto a afirmar que los profetas reproducen una sola de estas imágenes. Solo pretendo dejar claro la complejidad de la figura del profeta, que se presta a interpretaciones muy diversas. Los rasgos esenciales del profeta. Ahora bien, ¿es posible detectar un sustrato común, que nos permita hablar de lo profético? Si por común entendemos algo que aparezca de forma indiscutible en todos ellos, la respuesta es “no”. Pero si podemos hablar de líneas de fuerza comunes al movimiento. Estas líneas las resumiría en los siguientes puntos: El profeta es un hombre inspirado, en el sentido más estricto de la palabra. Esta inspiración le viene de un contacto personal con él Señor, que comienza en el momento de la vocación. Su único punto de apoyo, su fuerza y su debilidad, es la palabra que el Señor le comunica personalmente, cuando quiere, sin que él pueda negarse a proclamarla. Palabra que a veces se asemeja al “rugido del león” (Am 1, 2), y en ocasiones es “gozo y alegría íntima” (Jr 15, 16). Palabra con frecuencia imprevista e inmediata, pero que en momentos decisivos se retrasa (Jr 42, 1-7). Palabra dura y exigente en muchos casos, pero que se convierte en “un fuego ardiente e incontenible encerrado en los huesos”, que es preciso seguir proclamando (Jr 20, 9). Palabra de la que muchos desearían huir, como Jonás, pero que termina imponiéndose y triunfando. Este primer paso resulta desconcertante a muchas personas. La seguridad con que el profeta afirma “palabra de Dios”, “oráculo del Señor”, “esto me hizo el Señor”, extraña al hombre contemporáneo. Sugieren una comunicación directa, casi física, entre el profeta y el Señor. Pero, si evitamos la literalidad, sus fórmulas expresan una verdad profunda, bastante comprensible. Dios me ha hablado; no en sueños ni visiones, pero sí de forma indiscutible, a través de los acontecimientos de las personas que me rodean, del sufrimiento y la angustia de los hombres. Y esta palabra externa se convierte luego en palabra interior, “encerrada en los huesos”, como diría Jeremías, que no se puede contener. El hombre corriente pondrá en duda la validez de este convencimiento del profeta. Lo atribuirá a sus propios deseos y fantasías. El profeta sabe que no es así. Y actúa de acuerdo con esa certeza. 6 El profeta en un hombre público. Su deber de transmitir la palabra de Dios lo pone en contacto con los demás. No quiere retirarse a un lugar sosegado de estudio o reflexión, ni reducirse al limitado espacio del templo. Su lugar es la calle y la plaza pública, el sitio donde la gente se reúne, donde el mensaje es más necesario y la problemática más acuciante. El profeta se halla en contacto directo con el mundo que le rodea; conoce las maquinaciones de los políticos, las intenciones del rey, el descontento de los campesinos pobres, el lujo de los poderosos, la despreocupación de muchos sacerdotes. Ningún sector le resulta indiferente porque nada es indiferente para Dios. Aune distingue cuatro tipos de profetas en el antiguo Israel: 1) profetas chamanes (Samuel, Elías, Eliseo); 2) profetas cultuales y del templo; 3) profetas de la corte (Gad, Natán); 4) profetas libres. Petersen tras analizar los distintos títulos que se aplican a los profetas de AT llega a las siguientes conclusiones: el “vidente” (ro´eh), es un personaje urbano, que presta sus servicios y es recompensado por ello. El ejemplo típico es Samuel. El “hombre de Dios” (îs´elohîm) y los “hijos de los profetas” (benê nebi´im), son los ejemplos de lo que se llama “profecía periférica”, con estas características: a) surge en tiempos de crisis, motivada por problemas como hambre, sequía, tensiones políticas y sociales, pobreza, guerra; b) los individuos que aparecen con el título “hombre de Dios” están oprimidos o en relación con miembros periféricos de la sociedad (Elías, Eliseo); c) la manera en que el “hombre de Dios” desempeña su rol implica actividad de grupo (Eliseo está relacionado con los “hijos de los profetas”; d) el dios de la profecía periférica es, durante el siglo IX, por raro que parezca, un dios periférico; e) el dios de la profecía periférica es amoral; su rasgo dominante no es la bondad sino el poder. Los otros dos títulos (hozeh y nabî) los relaciona Petersen con la “profecía central”. Sus características son las siguientes: a) surge por presiones que vienen de fuera de la sociedad y que la sociedad percibe como un todo (p. ej., la amenaza de la invasión asiria); b) el profeta central normalmente legitima o sanciona la moralidad pública; no se trata de moralidad individual, sino de algo básico para toda la sociedad; c) la profecía central se limita a pocos individuos y no está abierta a amplios grupos, aunque los profetas tengan discípulos; por los datos que tenemos, raras veces había 7 más de un profeta en el mismo espacio y tiempo; cuando lo había, era fácil que surgieran conflictos y uno quedase como falso; es lo que ocurre en el caso de Ananías y Jeremías; d) el Dios de la profecía central es predecible y moral; Yahvé siempre responde al mal de la misma manera. Según Petersen la diferencia de títulos dentro de la profecía central se debe a que nabî es título del Norte (Israel) y hozeh del Sur (Judá). La diferencia de títulos implica también otras diferencias, ya que están legitimados de manera distinta. En Israel, el nabî aparecía como portavoz de la alianza, mientras que en el Sur el hozeh era percibido como heraldo del Consejo divino (Is 6; 1 Re 22). En cuanto a la amoralidad del Dios de la profecía periférica, recordemos que el episodio de la viña de Nabot (1 Re 21) sitúa a Elías en la misma línea que cualquiera de los grandes profetas de la justicia (Amós, Isaías, Miqueas). Por otra parte las tradiciones sobre los profetas centrales no hablan de castigo con osas, pero amenazan de castigos terribles tanto a los individuos como al pueblo. El profeta es un hombre amenazado. En ocasiones solo le ocurrirá lo que dice Dios a Ezequiel “Acuden a ti en tropel y mi pueblo se sienta delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las practican (…) Eres para ellos coplero de amoríos, de bonita voz y buen tañedor. Escuchan tus palabras pero no las practican” (Ez 33, 3033). Es la amenaza del fracaso apostólico, de gastarse en una actitud que no encuentra respuesta en los oyentes. A veces se enfrenta a situaciones más duras. A Oseas lo tachan de “loco” o “necio”; a Jeremías, de traidor a la patria. Y se llega incluso a la persecución, la cárcel y la muerte. Elías debe huir del rey en muchas ocasiones; Miqueas termina en la cárcel; Amós es expulsado del reino del Norte; Jeremías pasa en prisión varios meses de su vida; Zacarías es apedreado y tirado a la fosa común (Jr 26, 20-23). Esta persecución no es solo de los reyes y poderosos; también intervienen en ella los sacerdotes y los falsos profetas. E incluso el pueblo se vuelve contra ellos, los critica, desprecia y persigue. En el destino de los profetas queda prefigurado el de Jesús de Nazaret. Silenciaríamos un detalle importante si no dijésemos que la amenaza viene también de Dios. Le cambia la orientación de su vida, lo arranca de su actividad normal, como le ocurre a Amós (7, 14s.) o a Eliseo (1 Re 19, 19-21); 8 le encomienda a veces un mensaje muy duro, casi inhumano, teniendo en cuenta la edad o las circunstancias en las que se encuentra. Es el caso de Samuel. Todavía niño debe transmitir al sacerdote Elí, con quien se ha criado desde pequeño, su condena personal y la de sus hijos(1 Sm 3). Con razón dice el narrador que, a la mañana siguiente, Samuel “no se atrevía a contarle a Elí la visión” (v. 16). O el caso de Ezequiel, que ni siquiera en el momento de la muerte de la esposa podrá llorarla tranquilamente; más importante que su pena es la palabra de Dios, y el Señor le fuerza a transmitirla mediante una dolorosa acción simbólica (Ez 24, 1425). Estos ejemplos, que podrían multiplicarse, bastan para demostrar que la existencia del profeta no solo está amenazada por sus contemporáneos, sino también por el mismo Dios. No es extraño que alguno de ellos, como Jeremías, llegaran a rebelarse en ciertos momentos contra esta coacción. Por último, conviene recordar que la profecía es un carisma. Como tal, rompe todas las barreras. Las del sexo, porque en Israel existen profetisas, como Débora (Jue 4) o Hulda (2 Re 22). La de la cultura, porque no hacen falta estudios especiales para transmitir la palabra de Dios. La de las clases sociales, porque personas vinculadas a la corte, como Isaías, pequeños propietarios como Amós, o simples campesinos, como Miqueas podían ser llamados por Dios. Las barreras religiosas, porque no es preciso ser sacerdote para ser profeta; más aún, podemos afirmar que bastantes profetas no eran sacerdotes. La barrera de la edad, porque Dios encomienda su palabra lo mismo a adultos que a jóvenes1. 1 SICRE, J. L., Introducción al Antiguo Testamento, Verbo Divino, Estella 2011, “La compleja imagen del profeta” pp. 231-242. 9 Los géneros literarios de los profetas Los profetas emplean una gran variedad de géneros literarios, tomados de ámbitos muy distintos. Géneros tomados de la sabiduría popular. Desde antiguo, la familia, la tribu, el clan, han empleado los recursos más diversos para inculcar un recto comportamiento, hacer reflexionar sobre la realidad que rodea a niños y adultos: exhortaciones, interrogación, parábola, alegoría, enigmas, bendiciones y maldiciones, comparaciones. De todos ellos encontramos ejemplos en los profetas: Paráboloa: 2 Sm 12, 1-7. Alegoría; Ez 17, 1-9. Bendición y maldición: Jr 17, 5-8. Comparación: Jr 17, 11. Pregunta: Am 3, 3-6. Géneros tomados del culto. En este apartado podemos clasificar: himnos, oraciones, instrucciones y, oráculos de salvación. Himno al poder: Am 5, 8-9; 9, 5-6; Is 12. Instrucciones: Am 4, 4-5. Oración: Jr 32, 16-25 (la respuesta de Dios Jr 32, 43). Oración de salvación: Is 41, 8-16. Géneros tomados del ámbito judicial. Cantos que surgen de las más variadas situaciones de la vida: amor, trabajo, muerte. Canción de amor, como la “canción de la viña” de Is 5, 1-7. Canción del trabajo doméstico realizada por un ama de casa: Ez 24, 3- 5. 9-10 que después aplicará a Jerusalén. “Canto a la espada” Ez 21, 13-21. Elegía: Am 5, 2-3 para presentar la trágica situación del pueblo. Ayes, ¡Ay! ¡Ay! Los gritos de las plañideras que acompañan al cortejo fúnebre: Is 5, 7-10; 5, 20; Hab 2, 7-8. Géneros estrictamente poéticos. 10 Dos géneros merecen especial atención: el oráculo de condena dirigido a un individuo y el oráculo de condena contra la colectividad. Ambos constan de diversos elementos, pero que son esenciales para la denuncia del pecado y el anuncio del castigo. “¿Has asesinado y encima robas? Por eso, así dice el Señor: en el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, también a ti los perros te lamerán la sangre” 1 Re 21, 17ss. ¿Es que no hay Dios en Israel para que mandes a consultar a Belcebú? Por eso, así dice el Señor: No te levantarás de la cama donde te has acostado. Morirás sin remedio” 2 Re 1, 3-4. “Escucha la palabra del Señor. Tú dices: “No profetices”. Pues bien, así dice el Señor. Tu mujer será deshonrada, tus hijos y tus hijas caerán a espada, tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra pagana” Am 7, 16-17. Se emplea siempre la misma estructura. Denuncia (“asesinar y robar”, “consultar a Belcebú”, “prohibir profetizar”) y anuncio de castigo (que siempre es la pena de muerte), precedido por la llamada fórmula del mensajero (“así dice el Señor”). Metáforas: Is 22, 15-18. Acusación abarca una multitud o una serie de faltas. Generalmente de dos miembros: el primero denuncia de forma general, el segundo ataca un pecado concreto. “A Damasco, por tres delitos y por cuatro, no la perdonaré. Porque trilló a Galaad con trillos de hierro” Am 1, 3. Anuncio de castigo también tiene dos partes: “Romperé los cerrojos de Damasco/y aniquilaré a los jefes de Valdelito/ y al que lleva cetro en Casa Delicias./Y el pueblo sirio será desterrado a Quir” Am 1, 5. El oráculo individual es vivo, inmediato; el colectivo se vuelve más literario y, con ello, más libre y extenso. La creatividad del profeta le induce a introducir cambios en la estructura fundamental2. 2 SICRE, J. L., Introducción al Antiguo Testamento, pp. 242-252; ID., Profetismo en Israel, Verbo Divino, Estella 1991, capítulo 6 con abundante bibliografía sobre cada uno de ellos. 11 INSTITUTO TEOLÓGICO DIOCESANO DE ALBACETE ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL Curso 2011/2012. LAS VOCACIONES PROFÉTICAS 1. DIVERSAS VOCACIONES PROFÉTICAS. Samuel: 1 Sm 3; 2 Sm 7, 4-16. Eliseo: 1 Rey 19, 16. 19-21. Amós: Am 7, 10-17. Un extranjero, Balaam: Num 22, 8-13. 19.20. 35. 38; 23, 12; 24, 34. 16. 2. LAS VOCACIONES DE LOS PROFETAS MAYORES. Is 6, 1-13. Jr 1, 4-19. Ez 2, 1-10. 3. CUATRO MOMENTOS EN LA VOCACIÓN PROFÉTICA. a) b) c) d) Llamada divina. El elegido se siente indigno. Capacitación. Realización de la misión. 4. TEXTOS Is 1, 14-17 “Fiesta” Am 5, 21-24. Is 58, 1-12 “Ayuno” Os 2, 1-25 “El amor” BIBLIOGRAFÍA SICRE, J. L., El profetismo bíblico, pp. 78-91. ID., Introducción al Antiguo Testamento, pp. 243-252. 12 INSTITUTO TEOLÓGICO DIOCESANO DE ALBACETE ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL Curso 2011/2012. EL PROFETA AMÓS. 1. La persona. Pastor, vaquero, cultivador de sicómoros. Pobre, humilde. 2. La época. Ozías de Judá (767-739) Jeroboán II de Israel (782-753) Coinciden en 767-753. Vocación del profeta entre 760-750. El reino del Norte con una prosperidad desconocida. Descomposición social. Corrupción religiosa (complejo de superioridad).. 3. El mensaje. 3.1. El castigo Am 7, 1-3; 7, 4-6; 7, 7-9; 8, 1-2; 9, 1-2. 3.2. Justificación del castigo. 3.3. Los responsables de la situación: Am 3, 14-15; 7, 9. 3.4. ¿Es posible salvarse? Am 5, 4-6; 14-15. Lujo de la clase alta: Am 6, 1-6. Injusticias Culto Am 5, 21-24. 13 4. Del profeta al libro de Amós. 1. Oráculos contra diversos pueblos: 1, 3-2, 16. 2. Oráculos contra Israel: 3, 1-6, 14. 3. Visiones: 7, 1-9, 10. 4. Oráculos de salvación: 9, 11-15. “Un debate entre el profeta y su auditorio”. 5. Amós en el Nuevo Testamento. Citas explícitas: Am 8, 9 (Mt 27, 45; Mc 15, 33; Lc 23, 44ss.) Hch 7, 42; 15, 16ss (Am 5, 25-27; 9, 11). Indirectas Rom 12, 9; Gal 4, 16 (Am 5, 15). Ef 5, 16 (Am 5, 13). Ap 10, 7 (Am 3, 7) Lc 16, 19-31 “rico y Lázaro”. BIBLIOGRAFÍA. SICRE, J. L., Introducción al profetismo bíblico, pp. 187-200. 14 INSTITUTO TEOLÓGICO DIOCESANO DE ALBACETE ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL Curso 2011/2012. EL PROFETA OSEAS. 1. La época. Situación política y religiosa. Años 767-698. Jeroboán II de Israel (782-753). Culto a Baal. 2. La persona. No sabemos ni el año de su nacimiento, ni de su muerte, ni su profesión. Tres hijos: a) “Dios siembra” b) “Incompadecida” c) “No-pueblo.mío”. Gómer ¿prostituta? 3. El mensaje. Denuncia de las injusticias: Os 4, 1-2. Culto y crítica a los sacerdotes: Os 5, 6; 6, 4-6; 8, 11.13; 4, 4-8; 5, 1-2. Política interior: Os 7, 3-7. Guerra fraticida: Os 5, 10; 13-14. Culto a Baal: Os 2, 6; 4, 13; 9, 1-2. Becerro de oro: Os 8, 4-6. Visión crítica del pasado: Os 8, 4; 13, 10-11; 14, 2-9. 15 La gran novedad de Oseas: el perdón antecede a la conversión. Dios perdona antes de que el pueblo se convierta, aunque no se haya convertido. Esta idea se repite en Rom 5, 8 “La prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores”; 1 Jn 4, 10 “En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados”. Lo más importante el símbolo conyugal aplicado a la relación de Dios con su pueblo. 4. División y contenido. Cap. 1-3 Relato autobiográfico. Cap. 4-11. Oráculos diversos centrados en la denuncia del culto y de la política; oráculos de salvación. Cap. 12-14. Requisitoria (12, 3) y oráculo de salvación (14, 2-9). 5. Influjo de Oseas y su uso en el Nuevo Testamento. La imagen del matrimonio la utilizaron: Jer, Ez, 2 Is será algo típico de la teología bíblica del Antiguo Testamento. La imagen paterna para expresar la relación de Dios con su pueblo: Os 11, cfr. Lc 15, 11-32 Dios prefiere la misericordia a los sacrificios (1 Sm 15, 22; Mt 9, 13; 12, 27 citan Os 6, 6. Mt 2, 15 (Os 11, 1). Rom 9, 25ss (Os 2, 2; 1, 10). 1 Pe 2, 10 (Os 2, 23). 1 Cor 15, 4 (Os 6, 2). Lc 23, 30, Ap 6, 16 (Os 10, 8) Hch 13, 10 (Os 14, 10). 1 Cor 15, 55 (Os 13, 14). BIBLIOGRAFÍA SICRE, J. L., Introducción al profetismo bíblico, pp. 201-212. 16 INSTITUTO TEOLÓGICO DIOCESANO DE ALBACETE ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL Curso 2011/2012. EL DEUTERO ISAÍAS. LOS CANTOS DEL “SIERVO DE YAHVÉ”. 1. De un gran profeta a un grupo de autores. Döderlein (1788) “un profeta que, en tiempos de exilio… añadió sus sentimientos y vaticinios a las colecciones de Isaías”. Duhm (1892) El “Deutero-Isaías” actuó entre los desterrados en Babilonia a finales del exilio. Vincent (1977) afirma: “Hay que renunciar definitivamente a la hipótesis deuteroisaíana”. Tres tendencias: 1) Quienes mantienen la idea del Deuteroisaías. 2) Los que atribuyen Is 40-55 a Deuteroisaías y sus discípulos (Albertz y Baltzer). 3) Quienes atribuyen estos capítulos a una “pluralidad de autores” (Baltzer, Berges, Coggins, Werlitz, etc). Dificultades: a) Is 51, 9-11, común con los Salmos: 42-49; 84, 85; 87; 88. b) Los pasajes hímnicos de Is 40-55 recuerdan el Salmo 96 y 98 que alaban la realeza de Yahvé. Ideas teológicas. Is 40-55 ofrece un alto grado de elaboración literaria. Debió existir un autor, editor, o como se quiera llamar, que dio un toque final. “Un cantor que llevaba la voz cantante”. Ideas geniales y atrevidas como la de que Dios utiliza un rey pagano para salvar a su pueblo, que difícilmente se le ocurre a un grupo; surgen de un individuo y son aceptadas por el grupo. 17 Un gran cantor teólogo al inicio y un gran cantor literato al final del mismo. El primero en Babilonia y el segundo en Jerusalén; estuvieron en contacto durante el destierro y terminaron fusionándose cuando el primero volvió a la patria. 2. La época. El siglo VI a. C. Ciro 539 entra triunfalmente en Babilonia, aunque algunos relacionan al liberador de Is 40ss con Darío I (522). En el 597 hay una deportación y en el 586 un grupo de compatriotas fue trasladado “junto a los canales de Babilonia”. Fueron albergando odio, Jr 51, 34-35, deseos de venganza, nostalgia de la tierra prometida, ansias de liberación. Estos sentimientos van también acompañados de una crisis de fe y de esperanza. La victoria de Ciro ¿a quien hay que atribuírsela a Yahvé, dios de un pequeño grupo de exiliados, o a Marduk, dios del nuevo imperio?. Tensiones entre los diversos grupos judíos: 1) Los judíos desterrados en Babilonia y dispuestos a volver a su patria y los que prefieren quedarse por motivos económicos o psicológicos. 2) Entre los que retornan del exilio y los que han permanecido en Judá, que se sienten amenazados por estos inmigrantes que reivindican sus antiguas posesiones. 3. Estructura y mensaje. Prólogo 40, 1-11. Dos grandes bloques: 40-48 49-55 Epílogo 55, 6-13. Is 40-55 son conocidos como “Libro de la consolación”, por las palabras iniciales “Consolad, consolad a mi pueblo, dice el Señor”. ¿En qué consiste el consuelo? El libro responde en dos etapas: 18 1) Primera etapa. Is 40-48. Consiste en la liberación de Babilonia y la vuelta a la tierra prometida, que muchos autores interpretan como un “segundo éxodo”. ¿Es Yahvé quien maneja los hilos de la historia, o los dioses paganos?. 2) Segunda etapa. Is 49-55 centra el consuelo en la reconstrucción y restauración de Jerusalén. Jerusalén tiene diversos sentidos en el libro: a) Como esposa “el Señor me ha abandonado”. b) Como madre estéril y sin hijos. c) Como ciudad que solo puede ver un cúmulo de ruinas. La misión del Siervo de Yahvé contrasta con la de Ciro 40-48: 1) Ciro trae la salvación temporal, la liberación de Babilonia; y el Siervo la salvación eterna, el consuelo perpetuo de Sión. 2) Ciro basa su actividad en el poder de las armas; el Siervo en la debilidad y la no violencia, en el poder del sufrimiento. 3) Ciro se gana la admiración y la gloria; el Siervo arrastra el desprecio de todos, pero el dolor y la muerte le dan la victoria definitiva, más duradera que la de Ciro. 4. Cuestiones debatidas de Is 40-55. Algunos estudiosos piensan en una multitud de oráculos, sin relación entre ellos. Géneros condenatorios contra los pueblos y los dioses. Un drama cultual (Drma en dos actos, drama litúrgico, y también oratorio). 19 5. Los “cantos del Siervo de Yahvé”. Cantos: Is Is Is Is 42, 49, 50, 52, 1-4. 1-6. 4-9. 13-53, 12. Identidad del Siervo: 1) 2) 3) 4) Interpretación colectiva I: el pueblo. Interpretación colectiva II: un grupo. Interpretación individual. Interpretación mixta: el Siervo es el rey (individuo) que encarna al pueblo (colectividad). 5) Interpretación plural: no hablan de un siervo sino de varios (Israel, un grupo selecto, el profeta, Ciro). 6) Interpretación mesiánica: aplica todos los cantos a Jesús. 7) Interpretación eclesial: Jesús y sus discípulos. BIBLIOGRAFÍA. 315. SICRE, J. L., Introducción a la literatura profética, pp. 307- ALONSO SCHÖKEL, L-SICRE, J. L., Los profetas. I, Cristiandad, Madrid 1984. 20 INSTITUTO TEOLÓGICO DIOCESANO ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL Curso 2011/2012. EL PROFETA JEREMÍAS. 1. Datos que ofrece el libro 627-586 ¿Jeremías o los redactores del libro?, p. 258. 2. Vida y actividad profética de Jeremías. Nacimiento 630 en Anatot (a seis Km de Jersualén). Hijo de un sacerdote. Él nunca ejerció de sacerdote. 586 Desaparece su huella. 3. La vocación (Jr 1, 4-10) Paralelo literario con la de Gedeón Jue 6, 11b-12ª. a) b) c) d) e) f) encuentro con Dios (4) discurso introductorio (5) objeción (6) orden (7) palabras de aliento (8) signo (9-10) 4. ¿Cuánto duró la actividad profetica de Jeremías? a) durante el reinado de Josías (627?-609. b) durante el reinado de Joaquín (609-598). c) durante el reinado de Sedecías (598-586). d) después de la caída de Jerusalén (586?). 5. El mensaje de profeta Jeremías. Conversión Relaciones entre Dios y su pueblo en clave matrimonial como Oseas. Conversión que abarca aspectos: cultuales, sociales, cambio de mentalidad y de actitud. Pero sobre todo el político. Anuncio de castigo si el pueblo no cambia. 21 Un reciente libro de Brueggemann cifra la teología de Jr en la soberanía de Dios: Dios como soberano, soberanía a través de la profecía, la soberanía de Yahvé como juicio, la soberanía de Yahvé como promesa 6. Lugar de composición del libro. Egipto Babilonia Judá (p. 273). 7. Estructura del libro. Distintos bloques: a) oráculos contra el propio pueblo. b) Oráculos contra las naciones extranjeras. c) Oráculos de salvación. d) sección narrativa (p. 273). 8. El uso de Jr en el Nuevo Testamento. Poco citado en todo el NT. Cuarto evangelio y Hechos no lo citan. Mt tres veces: 2, 18 (Jr 31, 15 Raquel llora por sus hijos); 21, 13 (Jr 7, 11 el templo cueva de ladrones) y 23, 38 (Jr 12, 7) (Dios abandona su casa y la deja desierta). Pablo: 1 Cor 1, 31, 2 Cor 10, 17 (Jr 9, 24; “el que se gloríe que se gloríe en el Señor”; Heb 8, 8-12. 33-34 (Jr 10, 16-17) Lc 22, 20; 1 Cor 11, 25; 12 Cor 3, 6 “la nueva alianza”. BIBLIOGRAFÍA SICRE, J. L., Introducción al profetismo bíblico, Verbo Divino, Estella 2012, pp. 257-275. SICRE, J. L., Introducción al Antiguo Testamento, Verbo Divino, Estella 2011, pp. 293-297. 22 INSTITUTO TEOLÓGICO DIOCESANO ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL Curso 2011/2012. EZEQUIEL 1. Contexto histórico. Año 609, Joaquín en el trono. Año 598 deportación a Babilonia. 586 Nabucodonosor destruye Jerusalén (p. 278). 2. Época de la actividad de Ezequiel. Los comentaristas no se ponen de acuerdo (pp. 278-279). 3. Lugar de la actividad. Babilonia Destierro Jerusalén Palestina (pp. 280-281). 4. El profeta: vocación y actividad. 4.1. Vocación Ez 1-3. Discurso de Dios 2, 1-2 Cinco secciones: a) 2, 3-5 pueblo b) 2, 6-7 ahuyentar al miedo c) 2, 8-3, 3 elegías, lamentos y ayes d) 3, 4-9 rebelión de Israel y la fortaleza de Dios e) 3, 10-11 escuchar atentamente y aprender de memoria todas las palabras que Dios diga. Final 3, 12-15, desgaste físico y psíquico producido por la tremenda experiencia de Dios, “lo importante es lo que Dios dice” (pp. 282-284). 4.2. Actividad profética de Ezequiel. a) Del destierro a la caída de Jerusalén (597-586). Carta a los desterrados. 23 Mensaje: muerte, deportación. Castigo a Judá y Jerusalén. Ayes: Burla Mentira Nostalgia Intercesión (pp. 284-288). b) Después de la caída de Jerusalén 585? Responsabilidad individual Paso de la condena a la salvación (pp. 290-292) 5. Del profeta Ezequiel al libro de Ezequiel. Vocación 1, 1-3, 15. I. Oráculos de condena contra Judá 3, 16-24, 27. II. Oráculos contra los países extranjeros 25-32. III. Oráculos de salvación 33-48. El mensaje: condena y salvación (p. 290-292). 6. Uso de Ezequiel en el Nuevo Testamento. Citas literales y explícitas ninguna. Mt 24, 29; Lc 13, 24-25 que citan Ez 32, 7. Jn 10, 7-16 “El Buen Pastor” Ez 34; cfr. Mt 25, 31-46; Lc 19, 10; Heb 13, 20; 1 Pe 2, 25. Alusiones: Mt 13, 32; Mc 4, 32, Lc 13, 19 a Ez 17, 22-23 “grano de mostaza”. Otras alusiones. Ezequiel inspira en cuanto a imágenes el libro de Apocalipsis: Ap 19-20, Ez 1 y 10; 27-28; 38-39. Ap 21-22, Ez 40-48. (pp. 292-293) 7. Bibliografía SICRE, J. L., Introducción al profetismo bíblico, Verbo Divino, Estella 2011, pp. 277-293. SICRE, J. L., Introducción al Antiguo Testamento, Verbo Divino, Estella 2011, pp. 299-303. 24