música, teatros, salones.

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Nüm. 4 6 ,
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15 de Mayo de 1 8 6 7 .
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EL ARTISTA
MÚSICA, TEATROS, SALONES.
Con el presente número repartimos á nuestros suscritores de la segunda sección de música una preciosa reveriemazourka para piano, de Ketterer, titulada Violetta.
Esta bellísima fantasía á la que acompaña una elegante cubierta de color, y que en el almacén de D. Antonio
Romero se vende á DOCE reales, únicamente cuestaá nuestros suscritores DOS reales.
SUMARIO.—TEATRO REAL (ARTÍCULO PRIMERO), por Vicente Cuenca.
—BIOGRAFÍA DE BEETHOVEN.-f-Correspondencia. — Miscelánea.—
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TEATRO REAL.
Don Oiovanni, drama jocoso en dos actos de Lorenzo de Ponte, música del maestro Wolfango Mozart.
ARTÍCULO PRIMERO.
La dirección de nuestro regio coliseo para terminar de
un modo digno las obras que ha presentado en esta temporada, puso el sábado 4 del actual en escena la creación sublime del maestro salzburgués, titulada Don Giomnni.
Al examinar una á una las escenas del libretlo, descúbrese en ellas al primer golpe de vista una incoherencia y estrañeza tales, que no parece sino que los elementos heterogéneos de la poesía dramática han sido revueltos y confundidos y trastrocados por una fantasía calenturienta, á fin
de desvanecer las ilusiones concebidas por la obra mas colosal que ha producido hasta ahora el arte músico de todos
los tiempos.
En efecto, en este vése una boda alegre y un cadáver
ensangrentado interpuesto á su paso; el deseo que deja escapar su primera confesión y la agonía de un moribundo; una
orgía en la morada de los vivos, y en el cementerio una
estatua que-habla sobre una tumba; por otro lado farsas tri-
viales mezcladas do quiera á tentativas de violación, al asesinato, á los gritos de angustia, á los juramentos de venganza, á las palabras de amor y á las apariciones sepulcrales; una comida regada de Champagne, sazonada de música, rellena de bufonadas, y la muerte por único convidado;
Melpómene y Arlequín que muestran alternativamente sus
cabezas; hombres y demonios que pasan impulsados por no
sabemos qué fuerza misteriosa y que bailan juntos en la
misma bacanal; después, cuando toda esta multitud ha pasado y repasado ante nuestras miradas, cuando todos se han
divertido hasta el vértigo en este círculo fantástico, cuando
todos los contrastes de la naturaleza humana han agotado
sus fuerzas en estas saturnales de la imaginación que apenas
concebiría un romano del Bajo Imperio, poco á poco se van
retirando, sin saber á punto fijo á donde, escepto el héroe
de la fiesta que anda al infierno.
Todos los críticos han lanzado sus mas punzantes sátiras
contra el poema, aunque confesando que el libreltoún la música es un absurdo, y sin embargo, el testo absurdo y las
notas sublimes con que están cubiertas sus palabras forman
un cuerpo y un alma, que no tendrían razón de existir uno
sin la otra.
Y no podía suceder de otro modo ante la gran creación de
don Juan, ese tipo españolqueadunaensuegoismoy orgullo
monstruoso una organización volcánica y una imaginación
sin freno como solo fuera dable crear al delirio.
Ahora añádase á ese tipo de nuestro siglo xvi las perfecciones del cuerpo, los dones mas brillantes del espíritu
y algunas de las mas altas cualidades del alma; añádase
una mirada magnética que turbe y enloquezca, que domine
y fascine al mismo tiempo, que atraiga maquinalmente como el ojo de la serpiente fijo en su presa; añádase una voluntad sin otra regla que la pasión, y una pasión que abrace
á todo el sexo como si fuera una sola mujer, y se tendrá
EL ARTISTA.
el tipo exacto de don Juan, variante moderna de un mito
tan antiguo como el mundo.
Queremos hablar de la fábula de los titanes.
En un principio hubo los titanes de la ambición y del
orgullo; Prometeo fué el titán de la inteligencia activa;
Fausto, el de las especulaciones filosóficas; don Juan es el
titán de la sensualidad, la personificación del sensualismo.
Así es que, mírese ya en uno ú otro sentido esta creación, siempre se contemplará en ella el desencadenamiento
derrumbado y envuelto en la misma catástrofe, porque
la poesía que se anticipa á la filosofía en la interpretación de las grandes verdades fundamentales, siempre
ha fijado un castigo providencial al crimen del genio, que
se atreve á dirigir contra Dios el poder que de él ha recibido.
La razón es obvia. Toda acción desordenada y violenta
que se ejerce contra la sociedad en masa, llama hacia sí
una reacción proporcionada al grandor del desorden que ha
producido.
Cuando la humanidad ha sido mas ultrajada en sus creencias y afecciones mas queridas, mas debe protestar por sus
creencias y afectos mas estimados; cuanto mas lo infinito en
nosotros y fuera de nosotros ha sido sacrilegamente desconocido, mas debe ponerse en evidencia dentro y fuera.
De este modo, el amor brutal é implacable de don Juan
exalta por compensación la ternura del amor mas puro, culto
y apasionado pero casto que personifica al conde Ottavio; el
egoísmo absoluto pone en actividad y saca á luz el sacrificio
que todo lo arrostra de doña Elvira; el valor altivo que procede
de la sangre y que trata de combatir el heroísmo del alma,
se encarna á doña Ana, y los triunfos del crimen se detienen
ante la energía moral estraordinaria que la desgracia ha
desarrollado en una joven.
Así, pues, el asunto del Dissoluto punito, estraido de sus
profundidades por la intuición de la música, cambia de aspecto, se desenvuelve, se generaliza y se entraña en el alma
como un hecho permanente y universal, como una cosmogonía musical, según la feliz espresion de un crítico distinguido; cosmogonía, repetimos, en la que se hallan poética y
lógicamente reunidos, lo alto y lo bajo de la naturaleza humana, lo trágico y lo bufón, lo sublime y lo ridículo, el sensualismo y lo espiritual, la fantasía mas esquisita y la realidad mas desconsoladora, la vida y la muerte, en una palabra, presentadas bajo todas las fases imaginables.
¿Cómo se pretende que tan complicados caracteres estén
on un punto al alcance de nuestra época mas apegada á los
golpes de efecto teatrales, que á la encantadora sencillez tan
díícantada por los estéticos antiguos y modernos?
En cuanto á la música... escuchemos los primeros acordes de la overtura, atacados con fuerza por toda la orquesta.
El ritmo, dividido en dos mitades iguales, tiembla por
sacudidas sobre la modulación mística que conduce; las mínimas, repercutidas en octavas fúnebresjpor los instrumentos
de viento, surgen de todos lados como los objetos en una
cámara oscura, quedibujan un momento sus contornosy después se desvanecen para dar paso á otras sombras. De tiempo en tiempo gimen los timbales como un trueno subterrá-
neo, como una contestación á las quejas que en notas sincopadas exhalan los primeros y segundos violines, á los que
se reúnen por último ios instrumentos de cobre que consuman la agonía sobre el acorde de la sesta aumentada y cuyos prostreros suspiros murmuran los violines en tremolo.
Después de este exordio sublime, viene el allegro de la
overtura, que puede muy bien llamarse propiamente la narración. En su principio atrae la atención el re sostenido de los
violines contrarestando el re natural de los bajos; apoco la
serie de prodigios que en él se efectúan traspasan los límites
de todo lo conocido en el arte hasta abora, y que hacen de
esta composición una obra única. En vano el oido trata de
sustraerse al armonioso laberinto canónico que este forma;
en vano procura coger los infinitos hilos que se cruzan por
su trama admirable; solo le queda el recurso de abandonarse á su mágico encanto, al efecto total.
Por último, después de reproducir en la tónica lo que
anteriormente habia espuesto en la dominante, la modulación cambia en fa mayor; cálmase la orquestación; á la energía de que antes ha dado muestras, sucede un voluptuoso
murmullo hasta que se estingue en brazos de la introducción.
El principio de la ópera es de una sencillez verdaderamente clásica. La melodía que canta Leporello al enviar
á su amo á todos los diablos, se pasea sobre los intervalos
del acorde sin armonía alguna. Una violenta esplosion de
la orquesta nos trae á doñaAnna y á don Juan; él cubriéndose
la cara y queriendo huir mas retenido por la mano que quiere por fuerza descubrir su incógnito; ella temblando de emoción, medio cubierta por una bata tan blanca como sus megillas, pero fulminando en sus miradas, como el ángel esterminador, el odio que encierra su corazón de mujer.
El magnífico terzetto:
Non sperar se non m'uccide,
es una pieza de lo mas acabado que presenta el arte, la melodía contiene un vigor y una energía solo comparable al
final del spartito.
Pero henos aquí ante el padre de doña Anna que llega
con la espada en la mano y en la otra una luz á pedir como
un caballero español la reparación que puede dar la sociedad á su honra ultrajada. Las espadas se cruzan al mismo
tiempo que las escalas de los violines; los dos combatientes
alargan los brazos esquivando el cuerpo á los tajos del contrario; el hierro al chocar contra el hierro, hiela de horror.
Uno, dos, tres golpes de la orquestación dan el duelo por terminado. La espada de don Juan ha encontrado á su paso el
pecho del Comendador. Cámbianse el tono y el movimiento;
de re menor estamos, por una transición imperceptible aunque rápida, en fa me.nor; á los tresillos lentamente modulados suceden las triples corcheas fulminantes, y la octava de
las trompas se prolonga como un sollozo que saliera del pecho del anciano.
Este terzetto entre don Juan, el Comendador y Leporello,
es una de las piezas mejor pensadas de la obra. La imponente figura áel protagonista se dibuja en la composición, inmóvil, pensativa, desdeñosa, si se quiere, pero conmovida.
A sus pies el Comendador apoyado en una mano, la otra
EL ARTISTA.
llena de sangre, pidiendo con voz dolorida socorro contra
la muerte que descompone sus facciones y le priva de movimiento. Allá, mas lejos, á Leporello, en cuyas facciones se
ven pintadas con una cómica exageración la sorpresa, el espanto, el horror y la piedad.
Estas tres melodías se destacan en un grupo sublime,
de un fondo de acompañamiento unido. El canto vocal ya no
se escucha, y los últimos restos de vida se evaporan en el
ritornello.
Al volver doña Anna acompañada de don Ottavio, no encuentra mas que el cadáver de su padre. La voz de alarma
de las violas al que contesta la orquesta con acordes de espanto, llama la atención sobre este espectáculo de horror,
iluminado únicamente por la luz de las antorchas de los
criados. Al grito de desesperación que lanza la desgraciada,
y de una gran belleza lírica, se une el duetlo en re menor que
canta después con su prometido, y que es una de las páginas
mas admirables de Mozart. El canto de Ottavio, divinamente
modulado eneltonomenor déla qvünta y eltono mayor de la
tercera, lleno de una indecible tristeza, hace volver en sí á
su amada. Después de las infinitas frases que este encierra,
como el pasaje del juramento en el que dos notas de los violines, repetidas por la flauta en octava, brillan cual relámpagos sobre un horizonte en el que luchan las mas violentas
pasiones, acordes de un encanto indecible por las réplicas de
la orquesta, y que después se ven reproducidos bajo diverso
aspecto, vienen las frases finales, el pasage imitativo
Vammi ondegiando il cor,
cuya espresion en las sincopadas enérgicas de los compases
siguientes y la tempestad que ruge en todos los instrumentos
desde los primeros compases de la peroración, hacen de este
trozo un conjunto lleno de maravillas.
Cambia la decoración y con ella los sublimes detalles de
la partitura. Un ritornello en mi bemol anuncia la llegada de
doña Elvira. El aria que canta espresa con gran propiedad
los efectos que en aquellos momentos luchan en el corazón
de la mujer abandonada del bárbaro don Juan. La frase final
de la peroración de esta preciosísima aria, escrita en notas
sincopadas, género de espresion de que tanto gustaba Mozart, contiene una ternura encantadora.
Don Juan, que con Leporello habia escuchado oculto en
la espesura las quejas de doña Elvira, y poco gustoso de
comenzar su conquista descubierto ya por esta, la deja sola
con su criado. Y aquí da principio la famosa aria de Madamina, hasta ahora sin rival en el arte. En efecto, el aria del
catálogo es el modelo mas acabado del estilo buffo, al decir,
según "un crítico, de los italianos mismos, jueces naturales y
Jos mas competentes en esta materia, ya que el estilo bufo
forma como parte integrante de su lengua.
Pero echémonos á un lado si no queremos formar parte de
un grupo de gentes alegres, que llegan vestidos con la ropa
de los domingos á festejar el casamiento de Zerlina con Masetto y cuyo coro en sol mayor y compás de seis por ocho es
un verdadero canto popular.
Donjuán, que no se habia apartado mucho de aquel sitio,
adivina lo que sucede al coro de paisanos que canta tan sin
cuidado las dulces alegrías de la vida. ¿Cómo es posible que
tan noble caballero permita que una belleza tan encantadora como la de Zerlina se trasforme en mujer de un rústico
labriego? tíl cambio es propuesto en frases galantes. Solo se
trata de mudar de esposo. El dueítino que forma esta situación
La ci darem la mano
la mi dirai di si,
aunque en su allegro es algún tanto trivial, es de una melodía seductora y de las mas deliciosas de las infinitas que componen la obra.
Doña Elvira viene inesperadamente áarrancar la paloma
do las garras del gavilán.
Pero como en este mundo las desgracias se suceden unas
á otras con mas precipitación de lo qua menester fuera, á su
mujer hay que añadir la llegada de doña Anna y don Ottavio que vienen á suplicarle que les ayude á descubrir al asesino del Comendador. El quartteto que forman, en vano se
buscarla otro semejante por su faltara y espresion. La frase
contenida en los dos primeros compases,
te vuol tradir ancor,
es el motivo principal, formando la desinencia obligada de
los otros períodos vocales. Hasta la forma de las cadencias
y conclusiones finales de los trozos es original y variada
como si el salzburgués hubiera querido que todo fuese único
en la ópera de las óperas. El quartteto termina por el motivo
con que principia.
A estese une como un nudo mágico una figura de orquestación que abre un recitativo que se interrumpe y se repite como un prolongado grito de desesperación y de horror.
La melodía parece que sufre una espantosa sacudida, una
sincopada convulsiva, acompañada de partes de espera y de
punzantes disonancias; porque á escepcion de los violines,
los demás instrumentos siguen una marcha rítmica natural,
sin notas de puntillo ni ligaduras". El aria que sigue á este
responde al exordio sublime.
Mientras todo parece preparado para la ruina del causante de tantas desgracias, don Juan no piensa mas que en
bacanales, en orgías y conquistas amorosas. Así es que el
delirio del protagonista se trasmite á la orquesta. Este es el
efecto del aria.
Fin c' han dal vino
• calda la testa,
en la que se respira la triple embriaguez del licor, del amor y
del movimiento rítmico.
<•
A esta cuyo efecto prodigioso radica en la melodía y el
ritmo, y cuya sencilla armonía se une con una instrumentación casi idéntica, sucede otra
Batti, batli, o bel Masetto,
opuesta por completo á la anterior, tanto por su fattura como
por la verdad de la espresion, pues semeja en su forma orquestal un concertante. Con respecto á lamelodía vocal, es la
sencillez misma y el candor de una villanela en toda su pureza.
EL ARTISTA.
Llegamos al final del primer acto, obra maestra, sin mo- nía imponente á los furores armoniosos del coro y de la ordelo antes ni después. En este la acción está desarrollada questa, estallando en un formidable conjunto :
con un arte que no desecharía el autor dramático de mayor
Trema, trema scelerato,
Hombradía. Las situaciones nacen naturalmente unas de
otras; lo grave se mezcla con lo dulce, lo gracioso á lo seve- que forma el coronamiento final. Este huracán de voces é
ro, lo bufón á lo trágico, lo sencillo con lo terrible sin es- instrumentos se adelanta siempre, no por pasos seguidos,
sino á saltos de tercera y de quinta, elevándose mas y mas
fuerzo ni obstáculo alguno.
con
ayuda de la modulación como si quisiera escalar las nu-Después de algunas frases que canta don Juan para animar los convidados á su fiesta, viene un andante en fa mayor bes y reunirse al trueno con los últimos compases de la peroen el que este trata de engañar de nuevo á Zerlina. Una ración, en los cuales huye don Juan con su mayordomo
modulación llega á tiempo para romper el encanto. Es Ma- desafiando aun á sus enemigos aterrados por tanta audacia.
Así termina el primer acto de la obra de Wolfango Mosetto que se presenta y se lleva á su desposada consigo. Al
amor puro de estos sucede la buena compañía que anuncia zart, y nuestra tarea hasta el próximo número por habernos
estendido bastante mas de lo razonable.
un allegretto en dos por cuatro, lejano eco del baile.
VICENTE CUENCA.
Doña Anna, doña Elvira y el conde Ottavio, llegan enmascarados y envueltos en dóminos negros, El tono menor
que les anuncia manifiesta que no es para divertirse á lo que
BEETHOVEN.
han venido. La voz del baile llega hasta ellos. Es el famoso
(Continuación) (1).
tninuetto sobre el que se establece un diálogo bufón de un
lado, serio del otro, entre don Juan y Leporello, que se preCumplidos los trece años apenas, ya un periódico de música (2) citaba
su nombre con elogio. «Si este jáven, decia, continúa en
sentan en la ventana y las tres máscaras al pió. Estas son
su
carrera,
llegará á ser ciertamente un nuevo Mozart.» El redacinvitadas para la fiesta.
Antes de pasar el dintel de perdición que la inocen- tor del artículo fué un verdadero profeta. Sin embargo, Luis se
quejaba mas tarde de las críticas severas de Neefe, con respecto á
cia, como dice un poeta, no traspasa jamás impunemente, los sus composiciones, y pretendía haber aprendido poco de este maesvengadores del Comendador invocan al cielo á fin de que los tro. Pero mas tarde formuló mas de una vez las mismas quejas, porcontenga y ampare en aquella hora suprema de prueba. En que era uno de esos rarísimos sores que se instruyen solos y buscan
el adagio en si bemol mayor y compás de dos por cuatro que en su naturaleza enérgica y absoluta, sin aceptar las lecciones de
entonan, conducido por los acordes de los instrumentos nadie.
Desgraciadamente, fuera de la enseñanza musical su instrucción
de viento, las voces se elevan y se desenvuelven en una
era muy incompleta: nunca -íscribia su idioma correctamente, y
armonía diáfana. La parte de Ottavio, la m^nos saliente cuando componía sus misas, ya fuera sobre un testo parafraseado,
de las tres, está dispuesta de modo que solo da relieve á las ya traducido literalmente, los restos del Litin que babia aprendido en
demás. El acompañamiento, en acordes sostenidos, no la escuela eran insuficientes. En cuanto al francés, siempre lo habló
contieno otra figura que los arpegios del clarinete, com- y escribió muy mal. Sin embargo, su espíritu no quedó sin cultivo,
binados en algunos compases con la modulación del gracias á la lectura de los poetas y filósofos, particularmente de la
antigüedad, que prefería á los demás, pero la base primordial fué
canto.
siempre escasa.
La escena cambia, y nos hallamos en medio de la fiesta.
Bajo el punto de vista do la educación propiamente dicha, el inTres puertas conducen al salón, á cada lado de ellas se ve terior de su familia no podía ofrecerle tampoco ningún recurso. Comprimido por la disciplina violenta de su padre; entristecido por las
una orquesta; la principal es la conocida del proscenio.
Al terzello de las máscaras sucede un allegro en seis por privaciones, por las que veía sufrir á su madre, á la que amaba tiernaocho. El baile se anima y con él la instrumentación; pero un mente, nada favoreció en él el desarrollo de las facultades amables
ni la espansion de los sentimientos afectuosos, y quizás es preciso
maestoso en dos por cuatro, tono de do mayor, en la orquesta, atribuir en parte á estas tristes condiciones de su infancia las aspeanuncia algún acontecimiento en la escena; son las máscaras rezas, las estrañezas y la concentración de un carácter naturalmente
que conduce Leporello con la pomposa gravedad de un terco y reservado.
maestro de ceremonias. Apenas las frases viva la liberta son re- Felizmente había entonces en Bonn una familia que debía ejerpetidas por el coro, cuando la primera orquesta del baile cer en el joven Beethoven la mejor influencia, la del difunto consede Breuning, compuesta de su viuda, de sus tres hijos y de una
ataca el tninuetto, cuyos compases hemos oido á lo lejos, pero jero
liija. Llamado para dar lecciones á uno de los jóvenes de Breuning y
esta vez un tono mas alto, ensoL Mientras se repiten las á su hermana Eleonora, Luis, al poco tiempo fué tratado por estos
figuras del baile, la orquesta principia una contradanza deli- como un hermano, buscando en su entidad las primeras y dulces
ciosa, al paso que la orquesta de la izquierda, apremiada por alegrías de su edad y donde conoció esas amistades de la juventud
otro grupo, se ve obligada á romper el silencio con un wals que duran toda la vida. Así, muchos años después, le vemos aun
del infierno que no puede menos de hacer perder la cabeza llamarles sus ángeles de la guarda, hallando en su lecho de muerto
á Esteban de Breuning, prodigándole los últimos cuidados. ¡Qué do
hasta á los mas pacíficos. Pero de repente se oyen gritos entre paciencia, cuanta solicitud le demostró la señora de Breuning; cómo
los bastidores. Detiénense las tres orquestas á un tiempo, y se esforzó en pulir su carácter, vencer sus repugnancias, como por
la orquesta principal ataca con impetuosidad un allegro en ejemplo la q)ae sufria cuando tenia que dar una lección! No siempre
mi bemol mayor, que principia con un unísono formidable. La
tempestad que amenazaba por todos lados se desencadena
(1) Véase el número anterior.
en un punto, y los truenos de esta vienen á mezclar su armo(2) El Magasi'A de musique de Kramer.
EL ARTISTA.
alcanzó su objeto, es verdad; con frecuencia el joven profesor, impulsado pir sus exhortaciones, salia para dirigir á la casa de un
discípnlo, pero en el camino el disgusto, un disgusto insoportable le
acometía, al punto se volvia y entraba de nuevo en la casa prometiendo para escusarse dar dos horas al dia siguiente en lugar de una.
Esta repugnancia duró toda su vida, y Ries, solo con el duque
Eodolfo, al que daba el título de su discípulo, cuenta que durante
cuatro años, apenas si le dio cincuenta lecciones completas. Unas
veces permanecía absorbido en su trabajo mientras el discípulo tocaba solo al otro estremo del cuarto; otras estaba el tiempo tan hermoso, el campo tan florido, que á jas ocho de la mañana, en vez de ponerse al piano, daba un paseo que se prolongaba hasta la tarde. No
se crea que las lecciones que dio al archiduque Rodolfo, su protector,
su ami"0, le fueran menos antipáticas; llamábalas irónicamente un
servicio ie la corte, y se ponia muy triste cuando se aproximaba el
momento de darlas.
Los grandes genios son precoces: á los ocho años, Hsendel improvisaba en el órgano sin haber nunca tomado una lección; á los trece
años, Mozart componía una ópera; á los once, Beethoven escribía tres
sonatas que dedicó al Elector de Colonia, con una carta cuyo estilo
atildado no era de seguro de él. El nombre que adquirió le atrajo un
primer protector, el conde de Waldstein Wartemberg que, habiendo
organizado un baile caballeresco con algunos amigos, le confió la
música. Todo salió admirablemente, y desde este dia tuvo un apoyo
que le fué de grande utilidad al principio de su carrera. A los quince años, el conde, que entonces tenia veintiuno, le hizo nombrar organista adjunto del príncipe Elector, y para obviar la insuficiencia
del sueldo de 600 florines anejos á este empleo, al mismo tiempo que
adular el amor propio de su protegido, tuvo cuidado de enviarle de
parte del Elector de tiempo en tiempo, y á título de gratificación,
socorros que en realidad procedían de su iniciativa generosi.
Apenas tomó el joven organista posesión de sus funciones, se sirvió de estas para dar á comprender el talento que debia poseer desde
entonces en un grado muy alto, el talento de improvisador.
Encargado de acompañar al piano, instrumento solo en aquella
época permitido en la Semana Santa, las Lamentaciones de Jeremías
cantadas por Heller, pidió permiso para derrotarle, y obtenido este,
se compuso tan bien, que á pesar de ser un músico escelente lo
hizo salir de tono, y encolerizado, no pudo encontrar, por mas que
hizo, la cadencia final. Sin embargo, Beethoven no habla cesado de herir con el dedo la nota que el artista d?bia dar.
Cítanse en su vida numerosos ejemplos de esta maravillosa facultad. Un dia, con la familia de Breuning, estaba al piano Ries, padre
del autor de las Noticias, toma su violin y los dos se ponen á improvisar juntos con gran sorpresa y contento de sus oyentes. Otra vez,
hacia 1802, se ejecutaba en casa del príncipe de Lobkowitz su qwi7itetto para piano é instrumentos de viento, cuando durante uno de los
compases de espera del último allegro, toma de pronto por tema el
rondó y se pone á improvisar con gran gusto del auditorio, pero sobre
todo do los artistas, los que creyéndole próximo al final, llevaban continuamente sus instrumentos á la boca y los retiraban furiosos.
Estos momentos en que la inspiración salia libre, grave y apasionada do su alma, eran quizás los mas bellos de este genio admirable que encontraba en la música la verdad , único lenguaje
capaz de traducir sus sentimientos y aspiraciones. Sus contemporáneos han alabado mucho la riqueza de sus ideas, la inagotable
fecundidad de los desarrollos y la variedad infinita de las dificultades
que se reunían bajo sus dedos y do las que sabia salir vencedor. Pero
para que se entregase á la improvisación, sacada por decirlo así de lo
mas íntimo de su ser, érale preciso recogimiento y silencio, tenia precisión de creerse solo; sus oyentes debian mantenerse en una pieza
vecina, y si alguno de ellos mas atrevido se acercaba furtivamente al
piano, al punto se detenia Beethoven turbado, levantábase y, cogien- '
do su sombrero, salia precipitadamente sin dejarse conmover por ningún ruego.
Muchos pianistas renombrados como Woelfl, Himmel, Steibelt,
creyeron poder luchar con él, ninguno salió sin heridas; Steibelt es-
pecialmente, llegaba de París en 1799 ó 1800, precedido de una i n mensa reputación, y que se consideraba de tal modo superior al artista vienes, que hasta se desdeñó de hacerle una visita. Encontráronse
los dos una tarde en casa del conde de Frios, donde Beethoiren hacia
oir por primera vez su terzetto obra 11. Steibelt le escuchó con amabilidad, le hizo algunos cumplimientos y se puso al piano seguro de
su victoria. Tocó un qiiintetto de su gusto, improvisó y produjo mucho efecto con su tremolando, cosa entones nueva. Ocho días mas
tarde tuvo efecto un sfígando eacuontr) en la misma casa, segundo
qmntettoioc2i.áo por Steibelt con gran éxito, y segunda improvisación,
estudiada esta vez y prep irada sibrí el mismo tema del tercetto. I n dignados los amigos de este le obligaron á ponerse al piano é improvisar á su vez. En un principio empezó á tocar casi con un aire
distraído, hiriendo con un solo dedo el tema sacado del quintetto de
Steibelt, pero bien pronto cediendo á su inspiración, improvisó de
tal manera que su rival avergonzado ab indonó la sala sin esperar el
fin, y desde entonces jamás quiso encontrarse con él.
Otra de las escelencias del joven artista era la facilidad con que
modificaba su ejecución según sus deseos. Aun no habia oido á
los grandes pianistas cuando en una escursion que hizo á Aschaffenbour con la orquesta del Elector fué presentado ilabite Sterkel, cuya
ejecución era estremadamente agradable y ligera, mientras que la de
Beethoven era dura, desigual, sin claro oscuro ni delicadeza, lo que
atribuía á su necesidad de tocar el órgano con fncuencia.
Cuando el maestro de capilla se sentó al piano, se colocó junto á
él serio y atento; cuando fué llamado para reemplazarle, admiró átodo
el mundo al ejecutar con la misma ligereza y finura unas variaciones
compuestas por él sobre el aria Vieni amore, de Righini. Mas tarde eu
las hermosas sonatas que son su gloria, producía siempre efectos admirables, ya agitando un paco el movimiento, ya haciendo un ritardando en el crescendo, ya c )raunicando á la una ó á 'a otra mano una
espresion inimitable; pero sin añadir casi nunca notas ó adoraos.
Con respecto á su manera do leer á primera vista uoo ó dos ejemplos, nos dará una idea de ello un dia que en casa del príncipe de
Lichnowski se le presentó un manuscrito de Bach, muy difícil, y lo
ejecutó como lo hubiera podido hacer su misma autor. Otra vez, un
compositor de Viena, Forster, le remitió un cuarteto que apenas habia tenido tiempo de copiar en limpio, y al tocarlo se echó de ver q u e
faltaba la parte del violoncello, Boethoven la improvisa cantando y
sin dejar de tocar la del piano, particularmente a\ presto, con una velocidad tal que nadie hubiera podido seguir las notas en detalle. Habiéndoselo advertido uno, dio esta contestación: lo mismo sucede
con la música que con la escritura impresa; u.ia porción de faltas
pueden escaparse á la lectura rápida, pero no se pionsa en ello con
tal que la lengua sea conocida.
Sin embargo, nunca quiso tocar en público; en todos tiempos tuvo
una gran repugnancia para ir á las iuvttaeioaJs que se le habian h e cho como para dar lecciones, viéndosele con frecuencia volver de una
reunión sombrío, desanimado, quejándose que la sangre le hervía
hasta en las uñas.
*
(Se continuará.)
CORRESPONDENCIA.
PARÍS 7 de mayo.— La tan anunciada ópera de Gonnod, Romeo
y Julieta, se ha cantado por fia en el teatro Lírico.
Si se leen algunos periódicos y se escucha la opiuion de los amigos del autor, que son muchos, la partitura es de lo mas acabado que
de imaginación humana ha salido desde hace tiempo.
Zingarelli, Vaccaj, Bellini no han escrito sobre el mismo asunto
mas que canzonetas sin interés y lánguidas melodías. Shakspeare no
ha encontrado un buen intérprete de su pensamiento hasta que á
Gounod se le ha ocurrido ponerlo eu música.
Pero la opiuion general no es esta, ni mi parecer, humildísimo
por supuesto, tampoco.
El público que solo va á oir y á juzgar, que aplaude lo que le parece bueno y guarda silencio cuando uo le agrada lo que escucha,
EL ARTISTA.
•dio muy pocas muestras de entusiasmo la noche de la apertura y muchas menos las noches siguientes.
Primero y segundo acto pasaros en silencio. En el tercero se
aplaudió el dúo; en los actos cuarto y quinto muy pocas piezas.
Como obra de armonía la partitura es digna de elogio. Gounod
ha probado en mas de una ocasión que es un contrapuntista de mérito. La instrumentación está perfectamente estudiada y muy bien
combinados los efectos dejando adivinar los profundos conocimientos
musicales y el talento que posee el autor del Fausto. Pero la parte
melódica, escepto dos ó tres piezas, no satisface, resultando un conjunto lánguido y pesado.
El tipo poético de Julieta no está bien desarrollado. La música
que Gounod ha escrito para esta hermana de Ofelia y Margarita, es
en algunas ocasiones mas propia de Zerlina ó Anneta.
En los labios de la hija de Capuleto sienta muy mal un wals del
género de los de Arditi. La que ama como Julieta no canta jamás/i!
Baccio.
Gounod es muy dado á estos contrastes que hacen imposible la
buena interpretación de sus personajes, pues necesitan artistas que
posean á la perfección los dos géneros de canto tan opuestos, ligero
J dramático.
El libretto es de MM. Barbier y Garre.
Después de un corto preludio, comienza la acción por un coro de
un ritmo lento, en el cual se hace saber al público el triste drama
que ya á presenciar.
Se levanta el telón de nuevo y nos encontramos en un salón de
baile del palacio de Capuleto, en Verona, donde el padre de Julieta
da una magnífica fiesta.
Los invitados, reunidos ya, cantan un coro de poco mérito al que
sigue un dúo de dos tenores de poco efecto también entre Tebaldo y
Páris.
Capuleto presenta á los convidados su hija Julieta.
El recitado de Capuleto es magestuoso y no está mal escrito. El
canto de Julieta es gracioso, lleno de tours ie forcé de agilidad, pero
no en carácter; es el wals de que ya he hablado.
Romeo se presenta en la fiesta acompañado de Mercutio, el cual
canta una preciosa ballata de la reina Mab. Esta ballata es un buen
trozo melódico, pero lleno de reminiscencias.
Sigue otro motivo de wals cantado por Julieta con sus correspondientes fioriture y adornos, y se llega á la primera entrevista de los
dos jóvenes en medio de la fiesta, en la cual comienza aquel apasionado amor que desde el balcón del jardin los conduce á la muerte.
El motivo del dúo está poco desarrollado, pero el andante que
canta Romeo tiene mucho mérito.
El concertante con que concluye el acto vale poco.
El segundo acto lo ocupa casi todo el dúo del balcón.
Romeo al salir de la fiesta escala el jardin del palacio de Capuleto para volver á ver á la que á la primera mirada ha hecho nacer
en su corazón tan grande amor.
La entrada de Romeo en el jardin es un buen trozo musical. El
canto del joven enamorado es interrumpido de cuando en cuando por
la voz de Mercutio y el coro que cantan dentro.
La situación recuerda la de Fausto cuando se presenta en el jardin de Margarita, solo que en la última ópera de Gounod la romanza
del tenor está escrita en una tessitura tan aguda que concluye por
fatigar al que la canta y á quien la oye.
La romanza de Julieta es bellísima, y el dúo pinta bien la situación, solo que es demasiado largo y lleno de una vaguedad que no
es dado apreciar sino á oídos muy inteligentes. Sin embargo, todo este
acto está magistralmente orquestado, y en el acompañamiento del
dúo se escuchan efectos obtenidos por las arpas y los violines, de mucha novedad y mérito.
El acto tercero tiene dos cuadros. El primero pasa en la celda del
monge Lorenzo. Julieta y Romeo vienen á buscar al monge para que
los una en secreto con los lazos del matrimonio. Gounod no ha estado
muy acertado en esta escena. La música que ha escrito para espresarla
no está en carácter, como dicen los pintores. Debia de haber en ella
mas unción religiosa, mas sencillez de detalles, mas recogimiento y
menos ruido.
El cuadro segundo pasa en una plaza de Verona. Esté fano, el
paje, canta una bella canción. Después mónteseos y capuletos se encuentran, comienzan por insultarse y acaban por sacar los aceros y
armir una verdadera batalla, hallándose á la cabeza del bando de los
capuletos, Tebaldo, y á la de los mónteseos. Romeo.
Romeo mata á Tebaldo.
Toda la música de e.sta escena es enérgica y vigorosa.
El acto cuarto pasa en la casa de Capuleto.
Romeo que ha sido desterrado de Verona, por haber dado muerte
á Tebaldo, viene á despedirse de Julieta. Este dúo es una buena inspiración, ó mejor dicho, la mas bella inspiración que se halla en esta
partitura.
Es el dúo llamado de la Alondra, y Gounod ha sabido espresar en
él el sentimiento, el dolor que hibia en los corazones de aquellos
amantes esposos que el mismo dia de su boda se separaban quizás para
no volver á verse jamás. El motivo del dúo es delicioso, de un ritmo
melancólico y triste, que encuentra eco en lo mas profundo del alma
del que lo escucha.
-•
En el segundo cuadro de este acto Gounod no ha estado tan feliz.
Capuleto obliga á Julieta á dar su mano á Páris. Lorenzo para
hacer huir á Julieta de casa de su padre y reuniría á su esposo Romeo, leda un narcótico con el cual todos la creen muerta. En este
cuadro hay bailables, coros, tatti atronadores que producen el efecto
contrario que se propuso el compositor al describirlos. El acto ter mina con la muerte simulada de Julieta que espira en los brazos de
su padre.
El acto quinto se compone de reminiscencias de las mas culminantes piezas de la partitura, sobre todo de aquellas que se encuentran en ios papeles de Julieta y Romeo.
Este procedimiento parece que es muy del agrado de Gounod,
pues lo emplea con frecuencia en sus obras.
Julieta duerme en su tumba, donde viene á buscarla Romeo después de haberse envenenado.
El acto cjmienzapor un preludio magestuoso, grave y lento que
produc.; muy buen efecto, y que anuncia la salida del desventurado
Romeo. El aria de este es muy inferior á la de Ziugarelli, Vaccaj y Beliiui, tres grandes maestras que comprendían y sabían espresar bastante mojur que Gounod el dolor y el sentimiento. Ombra adorata
aspett, tú serás siempre el verdadero grito del amor desgraciado de
Romeo, de aquella resignación desesperada, permítaseme la palabra,
que lo llevaba á morir tran|Uilo al pié dj la tumba de su esposa; tü
no tienes hasta el dia mas rival quj: Aíl se tu dormí svegliati! como
el poético amor de Julieta sencillo y candido, solo ha sido comprendido por Bellmi, por este autor de los idilios musicales.
La ópera termina con la muerte de Julieta que se mata al ver morir á su esposo.
La ejecución ha tenido de todo, bueno y malo.
La señora Miolan-Carvalho, artista inteligente y distinguida, no
está tan bien en la parte de Julieta como en la de Margarita, de la
cual hizo una verd;>aera creación. En el acto primero canta de una
manera admirable el wals, estilo de Arditi, venciendo con rara habilidad todas las dificultades de que está sembrado, pero en el resto de
la ópera seria de desear mas tranquilidad, menos vehemencia en el
cauto y en el accionado.
El tenor Sr. Michjt tiou; una bella voz que maneja con talento y
buen ^¿d sto, y ha sacado buen partido de su papel de Romeo.
Capuleto era el barítono Troy, que ha desempeñado con acierto
su cometido. Lorenzo el monje, era Cazaux, y el paje la señorita Darán, y ambos han cumplido bien.
La ópera ha sido puesta en escena con mucho lujo.
MISCELÁNEAS.
En el teatro del palacio de la señora condesa del Montíjo se efectuó por fin la función linca anunciada, la cual se compuso de tres
EL ARTISTA.
escenas del primer acto de la ópera. MartAa, do todo el acto segundo
de la misma partitura, y de la esceua y cuarteto del último acto del
Rígoletto.
Los iatérpretes fueron las señoras de Prend»rgast y baronesa de
Hortega, y los Sres. Tamberlick, Pareray Huut, desempeñando todos
sus respectivos cometidos con grande inteligencia y habilidad, y recogiendo buena cosecha de justos aplausos.
El cuerpo de coros de señoras se componía de las distinguidas aficionadas señoritas de Nueros, de Alaminos, de Figueras, de Biso, de
Polo, de Godinez, de Alvear, de Carvajal, de Ochoa y de Navarro.
La orquesta la formaban varios profesores del teatro Real.
El domingo 5 del corriente á las doce del dia celebró la Sociedad artístico-mnsical de socorros mutuos, en el pequeño salón del
Conservatorio, la junta general del sétimo año social.
Este acto fué de grande importancin para el arte mú.sico-español,
no solo por la demostración de que su filantrópica asociación ha llegado á constituir ya el capital de 500,000 rs. de títulos del 3 por 100
para atender á sus benéficos fines, sino por la circunstancia de que á
propuesta de su digno presidente el señor marqués de Viluma, acordó la junta general elevar una representación al gobierno ea consonancia con las justas é importantes cousid;pacioiies espuestas en la
Memoria de la comisión directiva, acerca del destruido salón de es •
pectáculos del Conservatorio, tan necesario para esta escuela, base
de los adelantos músicos en España, y que es de interés general engrandecer, por ser la sola institución en que este arte tiene representación oficial. La reunión terminó con un entusiasta voto de gracias á su ilustrado presidente.
Cuando esté impresa la Memoria, escrita, como todas, por el secretario general D. Rafael Hernando, nos ocuparemos con detención
de ella v daremos á conocer á nuestros lectores todas las mejoras
erectuadas en esta asociación, que tantos beneficios está llamada á
prestar á los artistas.españoles.
Esta noche se efectuará en el teatro Real una función estraordinaria á beneficio del cuerpo de coros y de los profesores de la orquesta de '^ste coliseo.
El orden de la función será el siguiente: Acto primero de la ópera Guglielmo Tell, por las señoras Sonnieri y Marco y los señores
Tamberlick, Palermi, Bonnehée, Smtes, Becerra y Ferri.—Sinfonía de
la Gazza Ladra, Ave María de Gounod, cantada por el señor Tamberlick.—Sinfonía de Oberon.—La Juanita, canción española, por la
señora Nantier.—Acto cuarto del Trovatore, interpretado por las señoras Penco y Nantier, y los señores Tamberlick y Bonuehée.
En la noche del domingo pasado han terminado en el regio coliseo las funciones líricas de la temporada de 1866 á 1867, con la ópera
de Mozart Don Qiovanni.
En el teatro de Novedades se va á poner en escena dentro de pocos dias, el drama de grande espectáculo titulado Los'perros del monte de San Bernardo, para el cual los distinguidos pintores escenógrafos señores Ferri y Bussato, están pintando las dácoraciones
Los filarmónicos de París no seocupan mas que de la nueva dper*
de M. Ambrosio Thomas, Hamlet, de la cual se prometen maravillasM. Perrin, el director del teatro de la Grande Opera, donde ha de e s trenarse la partitura de M. Thomas, está haciendo grandes preparativos para la mise en scene. Además de la señora Nilsson, que como ya
hemos anunciado ha sido contratada para crear el papel de Ofelia,
han ajustado también otros varios artistas. La parte de Hamlet estaba
escrita para tenor, pero M. Thomns que vé que los virtuosi propietarios de los sis y de los dos de pecho desaparecen rápidamente y no
se reemplazan y temiendo que su obra no fuese bien interpretada por
el protagonista en todas partes, la ha arreglado para voz de barítono.
Los barítonos, pues, están de enhorabuena, porque si á los compositores les da ahora por escribir para esta clase de voz los papeles de
protagonistas, se les presenta un porvenir envidiable, ó sea de
aquellos de dos mil quinientos francos por función.
La apertura del teatro de S. M. de Londres, se ha efectuado con
Le Nosze di Fígaro y no con / Lomóardi como estaba anunciado.
Los intérpretes de la obra de Mozart han sido la señora Tietjens, Condesa; la señorita Sínico, Suzzana; el Sr. Santley, Conde, y el Sr. Gassier, Fígaro.
M. Mapleson ha contratado para el teatro de S. M., de Londres, á
la señora Simons Muzio, que dicen es una cantante muy distinguida.
Naudin ha cantado en el teatro de Covent-Garden, de Londres,
/ / Másamelo, ó sea la Muta di Portici.
La Favorita, de Donizetti, cantada en el teatro Principal de Barcelona por la señora Bárbara Marchisio y los Sres. Corsi, Rota y
Ordinas, ha alcanzado un éxito mediano.
Van á comenzar en Monaco los ensayos de la ópera de Ricardo
Wagner, Ibantori di NorJ,mberga.
Se dice que las hermanas señoras Marchisio han sido contratadas
para cantar en el teatro de San Carlos de Lisboa el próximo invierno.
M. Offenbach ha marchado á Viena para presidir los ensayos de
su última ópera La duquesa de Gerolstein.
Parece que la señorita Carlota Patti ha gustado poco en el teatro
Lírico de París donde ha dado algunos conciertos.
Nuestro colega la Prance Musical, dice acerca de esta artista:
«Mlle. Carlota Patti no habría debido cantar nunca en París, porque
jamás tendrá buena acogida, como tampoco la ha tenido ni en Italia
ni en Londres. Cuanto mas, añade, es una curiosidad digna de espíotarse en provincias, donde la aconsejamos que vuelva.»
La última ópera que se ha cantado en el teatro Italiano de París
ha sido II Trovatore.
La María di Rohan, cantada en el teatro de San Fernando de Sevilla, ha tenido un éxito mediano, según nos escriben de aquella capital. La señora De Lagrange en la parte de protagonista estuvo muy
acertada y fué muy aplaudida; pero el tenor Sr. Stechi en la de conde
de Chaláis, y el barítono Sr. Storti, en la de duque de Chevreux, dejaron mucho que desear, sobre todo el Sr. Storti, que ni como cantante ni como actor está á la alturu de la importancia de este papel,
escollo de los barítonos, y que solo es dado abordar á artistas de m u cho mérito.
En el teatro Principal de Barcelona se ha cantado el Otello, interpretado por las señoras Marchisio y los Sres. Villani, Corsi y Ordinas, habiendo recibido todos muchos aplausos.
El sábado en la noche hizo su primera salida en el teatro de San
Fernando de Sevilla la señora Borghi-Mamo, con la ópera de Dcnizetti La Favorita.
ELteuor Fancelli hará su debuten el teatro de Covent-Garden, de
Londres, con la Lucia.
El tenor Niemanu, que habia sido ajustado para cantar en el teatro Real de Munich el Lokengrin, de Ricardo Wagner, ha roto su contrato en el primer ensayo por obligarle la dirección á cantar toda su
parte entera, lo cual asegura el dicho tenor que es de todo punto imposible á garganta humana.
¡En qué tessitura estará escrita la tal parte, y qué geroglíficos habrá en ella!
Liszt ha compuesto una misa para la coronación del emperador
de Austria como rey de Hungría.
La Adelina Patti ha sido contratada por M. Bagier para cantar en
la próxima temporada en el teatro Italiano de París.
En Praga se ha estrenado con buen éxito una ópera nueva del
maestro Kaessmayer, titulada La casa de campaña de Medun.
Director y editor, D.
VICENTE CUENCA.
MADRID: 1867.
Imprenta á cargo de J. E. Morete, calle de Preciado?, núm. 74.
EL ARTISTA.
DON ANTONIO ROMERO, EDITOR.
CALLK r>E PRECIADOS, NÓM.
1.—MADEID.
O B F t A S N U E V A S F»AR,A r»IA]>íO.
Rs. vn.
TALEXI.—Las primeras Rosas-Iteverie, (mediana dificultad)
12
BATTMANN.—Arpegios y velocidad.—Lindo estudio de salón,
en íormade wals, (fácil)
12
FALCÓ.—El recuerdo de una madre.—Nocturno sentimental (mediana dificultad)
•
12
METEA.—La Italia.—Tanda de walses (fácil)
14
NOTA.—Se remiten á provincias franco el porte y certificadas.
COLEGIO DE SEÑORITAS EN TORO,
PROVINCIA DE ZAMORA,
AVISO MUSICAL.
Tito de Gio Ricordi, editor de música en Milán, y León Escudier,
editor en Paris, participan á los editores de música, negociantes, impresores, direcciones y agencias teatrales en España, el haber adquirido la propiedad esclusiva de la partitura y libreto, tanto para las
representaciones como para las impresiones, y en general para las
publicaciones, reproducciones, y arreglos relativos á la ópera titulada:
DON CARLOS,
música del maestro Giusseppe Verdi. Libreto francés de Mery y Dulocle, traducción italiana de A. de Lauzieres.
Queriendo dichos editores que sea respetada la propiedad adquirida
y todos los derechos relativos, acordados por las leyes y por los tratados internacionales entre Italia y Francia con España^ por los cuales nadie podrá representar ni imprimir tanto el libreto como la partitura de dicha ópera, así como cualquiera publicación, reproducción
ó arreglo, ya en conjunto ó en partes separadas, absteniéndosp de
toda traducción, reducción, trascripción, introducción y venta de
ediciones que no sean de los citados editores y en general de todo lo
que pueda perjudicará sus legítimos derechos.
BAJO LA DIRECCIÓN DE LAS SEÑORAS HERMANAS DEL AMOR
DE DIOS.
Este colegio se halla establecido en un bonito y espacioso palacio.
La educación que se da en él, es la mas completa y esmerada que
desearse pueda. El trato es escogidísimo. El clima de la población es
de los mas sanos que se hallan en España.
La retribución de las niñas internas se reduce á 5 rs. diarios. Los
padres de familia que deseen aprovecharse de esta casa para proporcionar á sus hijas una educación sólida y brillante á la par que económica, pueden dirigirse á la misma superiora de dicho colegio, la
cual facilitará, á los que lo deseen, todos^los datos y noticias que se
le pidan.
OBRAS PARA PIANO
COMPUESTAS Y EJECUTADAS EN LOS CONCIERTOS DEL TEATRO REAL
Y CONSERVATORIO
por la célebre pianista americana
TERESA CARREÑO.
Rs. v n .
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del reputado pianista italiano
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Op. 24.—Preludios brillantes para piano, dedicados á Rossini.
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SimonBocanegra,Semiramis.—Las seis en un libro
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Op. 162.—Soluto al Mare, barcarola de salón. (Mediana dificultad)
12
Op. 163.—Fantasía lírica. (Mediana dificultad)
16
Op. 164.— Un momento feliz, mazurka de salón. (Mediana dificultad)
12
Op. 165.—Dulce coloquio, melodía. (Mediana dificultad). . . . 10
Op. 166.—El Buen humor, cstudio-Scherzo. (Mediana dificultad)
10
Op. 167.—Romanzaen la ópera i/a^^epa dePedrotti, Paráfrasis. 14
Op. 168.—Recuerdos campestres, fantasía original. (Mediana
dificultad)
18
Op. 169.—Canción para piano. (Mediana dificultad)
12
Op. 171.—Canto popular. (Fácil)
12
Op. V12.—Idilio. (Mediana dificu'tad)
14
Op. 173.—¡r« Amo\ melodía. (Mediana dificultad)
12
Op. 174.—Trascricion de laForsa del Destino, deVerdi. (Mediana dificultad)
12
Op. 175.—Z'^oPeráííií», melodía patética
10
Op. 177.—Veinticuatro preludios fáciles para manos pequeñas, sin octavas
16
Op. \M.—Adiós á Colomo (capricho)
10
Op. X^h.—Adiós á Oénova (capricho)
10
Se remiten á provincias y Ultramar, franco el porte y certificadas.
Almacén del editor D. Antonio Romero, calle de Preciados, número 1, Madrid.
Op. 2.—Capricho, polka
30
Op. 13.—Polka de concierto
20
Op. 14.—Reminiscencias de Norma. Gran fantasía de concierto
36
Op. 15.—Balada de salón
30
Se remiten á provincias, francas de porte, con una rebaja de un 50
por 100 á los suscritores de E L ARTISTA.
Almacén de música del editor D. Antonio Romero, calle de Preciados, núm. 1, Madrid.
GUIA TEÓRIGO-PRÁGTIGO-ELEMENTAL
PARA EL ESTUDIO DEL CANTO,
DEDICADA Á S . M . LA REINA DOÑA ISABEL U POR FRANCISCO LAMPERTI,
PROFESOR DE CANTO DEL REAL CONSERVATORIO DE MILÁN, E T C . , E T C . ,
VERTIDA AL ESPAÑOL POR LA SEÑORITA DOÑA ROSARIO ZAPATER, Y P U BLICADA POR SU PROPIETARIO D . ANTONIO ROMERO Y ANDIA, EDITOR DE
MÚSICA, CALLE DE PRECIADOS, 1 , MADRID.
Precio: 60 reales en Madrid y 70 en provincias, franco el porte.
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COMPUESTO POR
D . J O S É IMAFIÍA B B L T R A I V ,
músico mayor del regimiento de infantería de Zamora número 8.
Precio fijo en Madrid, 50 rs. ídem en provincias, 60 reales.
V(5ndese en el almacén de música é instrumentos del editor D. Antonio Romero, calle de Preciados, número 1.
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