Untitled - Festival Internacional de Música y Danza de Granada

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Goldmund Quartett
Florian Schötz violín
Pinchas Adt violín
Christoph Vandory viola
Raphael Paratore violonchelo
Joseph Haydn (1732-1809)
Cuarteto en Sol mayor, op. 33 núm. 5 (18 min)
Vivace assai
Largo cantabile
Scherzo
Finale. Allegretto
Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Cuarteto en Do menor, op. 18 núm. 4 (24 min)
Allegro, ma non tanto
Andante scherzoso, quasi Allegretto
Menuetto: allegretto
Allegro
Wolfgang Rihm (1952)
Cuarteto núm. 4 (17 min)
Agitato, allegro alla marcia, allegro ma non troppo
Con moto, allegro, andante. allegro molto
Adagio
Una polifonía de cuerdas: juventud y madurez artística
Juventud y madurez son las claves que sustentan este concierto. La juventud
la aportan los componentes del extraordinario Cuarteto Goldmund, ninguno
de los cuales supera los veinticinco años de edad. Esta formación, creada en
el seno del Conservatorio de Múnich en 2009, ha cosechado ya importantes
éxitos tanto en su Baviera natal como en el resto de Alemania, Europa y
Norteamérica. El pasado año obtuvieron el primer premio del prestigioso
concurso Gasteig de Múnich y fueron invitados a participar en el famoso
Certamen de Cuartetos de Cuerda MISQA de Montreal (Canadá). La
madurez y plenitud artística nos llega de la mano de los tres compositores
centroeuropeos que protagonizan el programa de hoy: dos grandes nombres
del clasicismo vienés en el cenit de su trayectoria (Haydn y Beethoven) y un
autor germano contemporáneo, Wolfgang Rihm, que a comienzos de la
década de los ochenta despuntaba en el panorama europeo, liderando aquel
movimiento musical de vanguardia que dio en llamarse Nueva Simplicidad.
Con justicia se considera a Franz Joseph Haydn (1732-1809), quizá junto al
italo-español Luigi Boccherini, como uno de los padres del cuarteto de
cuerda clásico. Compuso un total de sesenta y ocho cuartetos a lo largo de
su vida. Durante el periodo en que estuvo al servicio de los príncipes
Esterházy, entre 1761 y 1790, Haydn tuvo la oportunidad de experimentar y
desarrollar al máximo las posibilidades de su lenguaje musical, tanto en sus
óperas y sinfonías como, especialmente, en el terreno de la música de
cámara. Los seis cuartetos del opus 33 fueron compuestos entre junio y
noviembre de 1781, poco después de que Haydn conociera en Viena a
Mozart quien, junto al primer Beethoven, se convertiría en heredero de su
tradición cuartetística. De hecho, el genio de Salzburgo cita el motivo
inicial del núm. 5, la obra que escucharemos esta noche, en el tercer
movimiento de su Cuarteto en Sol KV 387 (1782), el primero de los seis
que dedicó a Haydn. Curiosamente, en el op. 33 Haydn usa por primera vez
el término Quartett aplicado a una obra musical de este género (hasta
entonces llamado Divertimento o Quatuor). A veces estos cuartetos son
llamados «Rusos», por la dedicatoria que figura en una de sus ediciones al
Gran Duque Pablo de Rusia (futuro Zar Pablo I), si bien otros intérpretes
prefieren llamarlos “Gli Scherzi”, por la denominación de Scherzo que se le
da a los Minuettos. El primer movimiento, Vivace assai aplica sutilmente la
forma de sonata y, tras el segundo movimiento en tiempo lento, llega ese
peculiar Scherzo allegro imbuido de un espíritu de jovialidad. El final es un
tema Allegretto con ritmo de siciliana al que le siguen tres variaciones y una
coda a gran velocidad.
Si la personalidad de Haydn fue trascendental en la configuración del
género del cuarteto de cuerda, la figura inigualable de Ludwig van
Beethoven (1770-1827) lo fue para su renovación y sublimación, más allá
de los convencionalismos impuestos por el canon vienés. Partiendo de la
herencia de Haydn y Mozart, Beethoven revoluciona la escritura de este
género hasta llegar a la cima insuperable de sus últimos cuartetos. El opus
18 es su primera serie de cuartetos, compuesta entre 1798 y 1800, en un
momento álgido de su madurez clásica, previo a su periodo “heroico”, en el
que Beethoven triunfaba con Viena a sus pies bajo el patrocinio de diversos
aristócratas de la ciudad. Precisamente a uno de ellos, el Príncipe
Lobkovitz, le dedica el compositor esta serie de seis cuartetos. Según
algunos analistas, el núm. 4 que escucharemos esta noche, consiste en una
recapitulación de las convenciones clásicas previa al nuevo impulso que
estaba por llegar. Compuesto en la tonalidad de Do menor, al igual que otra
de sus célebres obras de este momento –la Sonata Patética–, este cuarteto
obtuvo el favor del público vienes, que vio reflejado en él al Beethoven más
clásico, muy a pesar del músico, que ya miraba a nuevos horizontes. La
obra se inicia con un emocionante tema a cargo del violín primero marcado
por grupettos y bruscos sforzandos. El segundo movimiento remite
formalmente a la estructura de sonata, si bien su construcción se basa en el
fugato o imitación de las distintas voces, que van repitiendo un
característico motivo de tres corcheas picadas sobre la misma nota. En el
Menuetto: allegretto del tercer movimiento, Beethoven recurre a efectos ya
explotados en el tema inicial del cuarteto: los sforzandos a contratiempo. En
el Trío, el primer violín recrea la célula rítmica del movimiento precedente,
mientras que el resto de instrumentos dialogan sobre un motivo ágil. El
Allegro final es un rondó, cuyo tema estribillo es propuesto por el primer
violín. El musicólogo Joseph Kerman consideraba este movimiento como
«uno de los finales más insípidos de todas las obras importantes de
Beethoven». Sin desacreditar su juicio, no podemos negar el vértigo que
suscitará en el oyente el Prestissimo con el que concluye este cuarteto.
Tras el Clasicismo de Haydn y Beethoven, el concierto se cierra con una
obra contemporánea muy peculiar en su construcción: el Cuarteto núm. 4 de
Wolfgang Rihm. El catálogo de este compositor nacido en Karlsruhe
(suroeste de Alemania) en 1952 cuenta con más de una docena de cuartetos
de cuerda estrenados por los más prestigiosos conjuntos, como el Arditti
String Quartet o el Kronos Quartet. El núm. 4 fue compuesto durante el
invierno entre 1980 y 1981, y estrenado dos años después por el también
destacado Alban Berg Quartett. Es una obra intensa, cargada de emoción y
de fuertes contrastes. Su inusual estructura en tres movimientos –los dos
primeros ágiles y el tercero Adagio– nos anticipa un claro alejamiento de las
convenciones formales. El primer movimiento (Agitato, allegro alla marcia,
allegro ma non troppo) se inicia con una sección en unísono que no dejará
indiferente al espectador. El segundo movimiento tiene un diseño bipartito
con una introducción predominantemente acordal a la que sigue una especie
de “aria” breve de carácter cantabile. Tras una larga pausa, el último
movimiento Adagio se inicia de manera etérea y se va reactivando antes de
su inminente extinción definitiva. Una definición oportuna de la intensidad
emotiva de esta obra la encontramos en unas palabras del propio
compositor: «este cuarteto es cualquier cosa menos alegre».
La dialéctica entre clasicismo y vanguardia, al igual que el contraste entre
juventud y madurez, son el motor que activa la evolución de la creación
artística. Y la música de cámara, especialmente el cuarteto de cuerda, ha
sido vehículo privilegiado de esa evolución. No suele ser frecuente reunir en
un único programa esta riqueza de contrastes. Disfrútenlo.
© Joaquín López González
GOLMUND QUARTETT
El cuarteto Goldmund, formado por Florian Schötz, Pinchas Adt, Christoph
Vandory y Raphael Paratore, fue creado en el 2009. Son cuatro jóvenes
músicos que se conocieron durante sus años de estudio en la Academia
Joven de la Escuela Superior de Música de Múnich, donde compartieron su
entusiasmo por la música de cámara y decidieron formar un cuarteto de
cuerda. Su inspiración y talento musical se apoya en las clases magistrales
que reciben de André J. Roy, del cuarteto Vogler, Heime Müller del
cuarteto Artemis, Michael Tree del cuarteto Guarnieri, Günter Pichler del
cuarteto Alban Berg. En el 2013, el cuarteto asistió a la McGill International
String Quartet Academy (MISQA) de Montreal.
En la actualidad, el joven Cuarteto trabaja con el profesor Hariolf
Schlichting del cuarteto Cherubini en la Escuela Superior de Música y
Teatro de Múnich, así como con el profesor Gerhard Schulz del cuarteto
Alban Berg en la Escuela Superior de Música y Artes Escénicas de
Stuttgart.
El cuarteto Goldmund hizo su debut en el Prinzregententheater (Teatro del
Príncipe Regente), en Múnich. Desde entonces, han ofrecido conciertos por
toda Alemania: en el Festival Fränkischer Musiksommer Alzenau, en el
ciclo de conciertos «Vier im roten Kreis» organizado por Harald
Eggebrecht, en el Nuevo Palacio de Stuttgart; en el Palacio de
Nymphenburg y en el Centro Cultural Gasteig en Múnich. Además, han
realizado giras por Canadá y Estados Unidos.
El cuarteto recibió el apoyo de la Fundación Theodor Rogler, entre otros, y
desde el 2011 está patrocinado por la Fundación Yehudi Menuhin «Live
Music Now». En el 2013, ganó el primer premio en el concurso Kulturkreis
Gasteig Musikpreis (premio musical del círculo cultural Gasteig) en
Múnich.
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