Diana Ross debuta en Chile con un elegante

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LATERCERA Martes 9 de julio de 2013
Cultura&Entretención
RR La cantante Diana Ross, durante su primer show en Chile en Movistar Arena. FOTO: ANDRES DIAZ
Diana Ross debuta en Chile
con un elegante concierto e
impone su trayectoria
R La cantante realizó ayer un show
cercano a la hora y 20 minutos de
duración, ante cerca de cuatro mil
asistentes en Movistar Arena.
Marcos Moraga
“¡Oh, Dios mío, qué gran audiencia son ustedes, tanta
energía!”, concede la cantante Diana Ross (69 años),
durante uno de los últimos
interludios instrumentales,
cuando lleva cerca de una
hora de concierto y la gente,
finalmente, está de pie y bailando. Y para que el halago
no durmiera en las palabras,
la diva del Motown asumió
su papel como anfitriona de
la fiesta, hasta terminar, con
I will survive de fondo, descalza, bailando sobre el escenario de Movistar Arena.
Esa fue la postal de despedida del primer concierto que
Diana Ross ha ofrecido en
Chile: cerca de una hora y 20
minutos de un repertorio imponente, que la paseó por el
legado de The Supremes
(Baby love, cuarta en el set y
primera oportunidad para
estrenar las palmas), en su
faceta disco con la muy bailada Upside down y en la elegancia jazz de Don’t explain,
uno de los momentos más
altos del show, cuando Ross
prescinde del apoyo de sus
tres coristas y demuestra la
vigencia de sus capacidades.
El concierto partió cerca
de las 21.10 horas, ante cerca de cuatro mil personas,
según cifras entregadas por
la producción. La asistencia
fue resuelta con el escenario
en la mitad de la cancha de
Movistar Arena y con 22 filas de asientos entre el escenario y el comienzo de las
plateas. El público que llegó
hasta el recinto del Parque
O’Higgins fue mayoritariamente adulto y prefirió estar
sentado y abrigado durante
la mayor parte del show.
Desde el principio -y durante el bloque consagrado
a The Supremes-, la disposición del escenario repercutió en algunas fallas de sonido, percibidas principalmente desde los costados y
las plateas, con una amplificación que escondía la voz
de Ross por bajo la de sus coristas. Pero vestida de fucsia,
con una estola llena de velos,
la cantante entró a imponer
su carisma contra el frío de
la noche capitalina, con 12
R Santiago fue la última plaza en la
primera gira sudamericana de la
diva del soul, que hoy tenía
programado abandonar el país.
músicos preparando el terreno para el primer embate de la noche: I’m coming
out, el mismo tema con que
la cantante viene abriendo la
gira dentro de la cual agendó su debut en Chile.
Un gesto a Jackson
Le siguieron cuatro cambios
de vestuario, varios interludios musicales y una comunicación fundada principalmente en una sonrisa inextinguible. Diana Ross se
apoyó en sus canciones y entremedio, prefirió saludar
con las palmas y los gestos
coquetos que completaba
con un abanico. En Where
did our love go, cuando llevaba cerca de 15 minutos de
música, saludó hacia un sector de la platea donde colgaba la única pancarta que
adornaba el Movistar Arena: una que decía friends forever (“amigos por siempre”), con la foto de Michael
Jackson junto a Ross. En otro
gesto hacia el fallecido músico (Ross es madrina de sus
hijos), el guitarrista esbozó
por breves segundos el riff de
Billie Jean, cuando ya se despedían, con I will survive.
Atrás del escenario se distinguía un automóvil con sus
luces encendidas, esperando
a la cantante.
Ross arribó al país el domingo, cerca de las 13.15 horas, proveniente desde Buenos Aires, para dirigirse al
Hotel Sheraton, donde alojó durante su primera visita
a Santiago. Allí pernoctó con
parte de su familia y no reportó actividades: ayer, cerca de las 16.30 horas abandonó el recinto con dirección a Movistar Arena,
donde lideró una prueba de
sonido que se extendió entre
las 18.00 y la 19.00. Desde su
familia provino la única actividad fuera del libreto artístico: su hija Rhonda (41
años) aprovechó el lunes en
la capital para visitar el Buin
Zoo junto al nieto de la diva
del soul, Raif, de tres años de
edad. De acuerdo con la
agenda de su estadía en Chile, la cantante abandonaría
el país hoy cerca de las 18.00,
dando fin a su primer periplo sudamericano.b
COLUMNA
CLASE E HISTORIA
Por Marcelo Contreras
A
RTISTAS DE este tipo, las leyendas, no hacen aspavientos. Se instalan y dejan que la
obra fluya. En el caso de Diana Ross, es una
parte considerable del pop femenino del
último medio siglo, antes de la sexualidad de borde
pornográfico hecha single, cuando la voz, la gracia –
el talento en definitiva- cimentaba el cancionero
masivo. Lo de anoche fue una clase. Es la escuela de
la coquetería hecha melodía y coro inolvidable.
Aunque al comienzo la banda estuvo ligeramente
por sobre la voz de Ross –un asunto de la mesa de
sonido, no de su caudal-, la imparable seguidilla de
éxitos que inscribió junto a The Supremes fue soberbia. Canciones como My world is empty without
you, Where did our love go, Baby love, Stop! In the
name of love y Come see about me, no sólo evocaron sus primeros años, sino la magnificencia de la
factoría Motown en los 60.
Tras el primer cambio de vestuario, donde sus músicos se lucieron sobrios con ese peso y soltura propia
de los artistas estadounidenses, Diana Ross se adentró en la siguiente década con éxitos propios y también versiones. Bajó ligeramente las revoluciones con
Lo de anoche fue una clase. Es la
escuela de la coquetería hecha
melodía y coro inolvidable.
la sensual Touch me in the morning, presentó a su
banda, y retomó el ritmo con Upside down. Con ese
tema, el público se levantó de sus asientos entre
aplausos y bailes. Siguió la cadencia disco con Love
hangover enlazada con Take me higher. Entre los covers, se lució con Don’t explain de Billie Holiday,
donde su voz se escuchó fuerte y clara mientras se
abanicaba con todo el gesto de una estrella legendaria. Luego regresó nuevamente en el tiempo para
rendir tributo a Frankie Lymon & The Teenagers con
Why fools fall in love?, la trágica banda pop adolescente afroamericana de los años 50.
En el final, otra versión cerró con propiedad la noche. I will survive de Gloria Gaynor, a modo de declaración de principios, para una estrella que escribió el pop hace mucho, pero aún vigente cuando
toma el escenario.
Crítico de música
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