PRESENTACIÓN Revista digital El rubi

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Esta publicación se ha llevado a cabo como resultado de la formación de
un grupo Grupo de Trabajo organizado por el Centro de Formación,
Innovación y Asesoramiento en Materia Educativa (CEFIAME) de la
Consejería de Educación, Cultura y Turismo del Gobierno de La Rioja,
para el curso 2013-2014.
El Título del Grupo de Trabajo es “ Diseño de una tarea multidisciplinar
en ESO”
Los alumnos de 2º ESO de IES Comercio, Logroño del curso académico
2013-2014 han elaborado los artículos que aquí se presentan dirigidos
por los siguientes profesores:
María Celeste Cilla Alonso (Geografía e Historia)
Ana María Lara Díez (Inglés)
Pedro López Rodríguez (Geografía e Historia)
Fidel Torcida Fdez-Baldor ( Biología y Geología)
Logroño, mayo de 2014
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PRESENTACIÓN
Debido a un descubrimiento fortuito, Arturo -un alumno apasionado por los
enigmas históricos- descubre que una de las coronas de la familia real inglesa
alberga un “rubí”, que fue un preciado botín en una de las más célebres batallas
libradas en la Edad Media en la ciudad de Nájera (La Rioja).
Su agudo ingenio le convence de que no puede hacerlo él sólo, así comienza a
cavilar como resolver este intrincado misterio. Sabe que sus profesores no le van
a fallar e informa de su proyecto a la profesora de inglés, pues hay muchas
páginas en este idioma que necesitará leer. Pero a la vez tiene dudas sobre las
propiedades de la piedra preciosa que acaba de descubrir, por lo que será
conveniente involucrar al especialista de Ciencias Naturales. En última instancia,
el navegar por estos siglos oscuros de la Edad Media, exigirá también contar con
los profesores de Historia.
Esta idea disparataba, en un principio, despierta no solo el interés de sus
profesores, sino también de todos sus compañeros. El proyecto recorre el
Instituto, pero finalmente serán los alumnos de 2º de la ESO de IES COMERCIO en
Logroño, los que acaben patrocinando esta búsqueda del conocimiento, para
desentrañar las claves de cómo un rubí presente en la ciudad de Nájera terminó
en la testa de la Corona inglesa.
Tan importante descubrimiento merece ser publicado y presentado al resto de
compañeros, padres, profesores y público en general. La investigación llevada a
cabo por medio de una “webquest” ha concluido con estos artículos que espero
te ayuden a desentrañar este enigma del rubí de la Corona y te anime a seguir
investigando otros misterios por resolver de tiempos pasados
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El Rubí de la Corona Imperial
Londres, la capital del Reino Unido, esconde grandes tesoros entre sus
edificios más emblemáticos y la Torre es uno de estos lugares donde
podemos encontrar una interesante Historia que nos une con La Rioja en
el tiempo.
Una visita a Londres
Cualquier turista que visita Londres
incluye la Torre como atracción turística de
primer orden, ya que es uno de los
edificios más antiguos de la ciudad.
Construida por el rey normando William
“the Conqueror” en 1066 cuando se
instala como rey de Inglaterra para frenar a
los londinenses que se le oponían. Este
edificio que hoy podemos admirar al lado
del Támesis y del famoso Puente de la
Torre está formado por diferentes
dependencias que se han ido construyendo
a lo largo de los siglos y que ha sido
“home” (hogar) de los diferentes reyes
que han regido Inglaterra.
Como un grupo de turistas más, nos
dirigimos a visitar este magnífico lugar y
nos interesamos por ver y admirar las joyas
de la monarquía inglesa que se exponen en
uno de los edificios interiores.
Las filas para visitar este tesoro son
larguísimas y el tiempo
que tienes para admirar
todo ello es escaso. Sin
embargo, no deja de
llamarnos la atención una
corona en la que destaca una gran piedra
roja, un rubí. Es la llamada “Imperial State
Crown”.
Esta corona está considerada como el
“regalia” o adorno más importante para los
reyes de Inglaterra, ya que es la que llevan
en la salida de la ceremonia de coronación
cuando el nuevo monarca sale de
“Westminster Abbey” (la Abadía de
Westminster). El diseño de la corona es
moderno pero las gemas son muy
antiguas.
¿Cuál es el origen del rubí central?
El origen de las gemas o piedras
preciosas que forman esta corona es muy
diverso. Nos centramos en el rubí situado
en el centro y que tiene como nombre “ El
rubí del Príncipe Negro” y averiguamos
sobre su exótica procedencia.
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El rubí del Príncipe Negro
¿Cómo llegó este rubí hasta el rey
castellano?
El nombre de esta piedra se debe a que
fue Edward de Woodstock, príncipe de
Gales de 1362 a 1372 , hijo de Enrique III
quién la llevó a Inglaterra. Edward de
Woodstock fue conocido como “The Black
Prince” o príncipe negro debido al color de
su atuendo y armadura.
Cómo caballero medieval participó en las
contiendas de la guerra de los cien años
entre las coronas de Francia e Inglaterra,
pero también tomó parte en la guerra que
mantuvo Pedro I de Castilla contra su
hermano Enrique de Trastámara. Gracias a
su intervención en la batalla de Nájera el
3 de abril de 1367 Pedro I el Cruel
recuperó el trono de Castilla y como pago a
sus servicios el rey castellano le entregó
entre otros pagos este rubí.
Según los historiadores este rubí fue
propiedad de los reyes moriscos de
Granada cercanos a Sevilla donde residía el
rey Pedro I el Cruel. El rey Muhammad fue
expulsado de Granada por su cuñado Abu
Zaid y se refugió en Sevilla. Así Pedro
encontró un motivo para atacar Granada y
anexionarse su territorio. Hizo que Abu
Zaid se rindiera y como sabía que dicho rey
tenía joyas de gran valor, incluyendo un
gran rubí, durante el banquete hizo que
mataran a todos sus asistentes hasta
llegar al propio Abu Zaid al que asesinó el
propio Pedro I. Al registrar el cadáver
encontraron este rubí tan espectacular.
Más allá de Granada, se cree que este rubí
tiene su origen en las minas de
Badakhshan en Afghanistan. Está
considerado como un rubí espinela y su
valor es tanto por su tamaño como por los
momentos históricos en los que ha estado
envuelto hasta llegar a ser parte principal
de la “Imperial State Crown”.
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INVESTIGACIÓN: ¿RUBÍ O ESPINELA?.
El auténtico valor de una joya enigmática
El denominado rubí de la corona imperial británica es una joya que ha
“engañado” a sus poseedores durante años. Su valor económico no es tan
alto como se pensaba
En los grandes fastos del imperio británico,
la reina Isabel II luce la corona imperial, en
la que llama la atención en su centro el
destello de un enorme rubí color sangre,
del tamaño del huevo de una paloma. Se
trata de una joya que fue sacada del tesoro
real de la Alhambra de Granada en 1362 y
que llegó unos años después a manos
inglesas. Hoy conocemos, por los últimos
estudios, que su origen más probable se
halla en las minas de Mianmar, o quizás
Tailandia. Fue el monarca Pedro I de
Castilla quien se la regaló al Príncipe de
Gales, Eduardo de Plantagenet, más
conocido por el Príncipe Negro por
ayudarle en la batalla de Nájera (La Rioja).
Pedro I no pudo recompensarles con más
botín que unas cuantas joyas personales.
Entre ellas iba el rubí….
Esa joya en realidad no es un rubí, sino una
espinela. El rubí tiene como característica
principal un intenso y brillante color rojo
que su propio nombre indica. Por su parte,
las espinelas pueden tener varios colores,
del blanco al azul, pasando por el verde,
aunque la más apreciada es la piedra de
color rojo. No es raro que, a la luz del día,
una espinela roja de calidad supere en
belleza a los propios rubíes, que aparecen
más violáceos. Para disntinguir ambas
piedras preciosas, hay que recurrir a la luz
artificial, bajo la cual los rubís recobran su
esplendor, mientras que las espinelas se
muestran más apagadas y más parecidas a
los granates. No es de extrañar entonces
que durante siglos se confundió la espinela
de la corona imperial británica.
Un rubí rojo comparado con la gran
espinela roja de la corona inglesa
La monarquía inglesa siempre ha
manifestado una gran inclinación por la
ostentación de joyas. Las gemas o piedras
preciosas son rocas o minerales al ser
cortados y pulidos se pueden usar en la
confección de joyas u objetos artísticos.
Siempre han sido muy valiosas por su
escasez, su durabilidad, su belleza y su
perfección. Cuando hablamos de la belleza
y perfección de una piedra, ya sea preciosa
o semipreciosa, nos referimos a su color,
brillo,
transparencia
y
pureza.
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La corona imperial británica es una de las
más suntuosas y espectaculares de cuantas
joyas poseen los reyes del planeta. Es una
pieza de casi tres kilos de oro en los que
hay engarzados 2.783 diamantes, 277
perlas, 4 esmeraldas, 17 zafiros y 5 rubíes.
O mejor dicho 4 rubís y la espinela. Con sus
170 kilates (34 gramos), es la gema de su
tipo más famosa del mundo. Su precio en
el mercado podría alcanzar la cifra de 750
euros. Una cifra elevada. Claro que si fuera
un rubí auténtico podría alcanzar los 5.000
euros de precio. Si además sumáramos el
valor del resto de la corona, la cifra sería
tan elevada que seguro que nos temblarían
las manos si llegásemos a tener esta
corona fabulosa en nuestras manos.
Reyes ingleses exhibiendo sus valiosas
coronas.
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EL RUBÍ VIAJERO
Historia de cómo el rubí llegó a la corona imperial británica pasando por ájera y otros
lugares.
Quizás nuestros lectores se hayan fijado alguna vez en una de las más famosas joyas de la
corona británica, la corona imperial, que luce gran cantidad de diamantes, perlas,
esmeraldas, zafiros y rubíes. Uno de esos rubíes es el tema de este artículo. Les
contaremos su historia y cómo logró llegar a coronar la cabeza de los monarcas
británicos.
La corona imperial es una de las piezas
más valiosas de las llamadas joyas de la
corona. Pesa casi tres quilos y en ellas
destaca el rubí al que se le ha llamado
“del Príncipe Negro”, “de Pedro I el
Cruel” y también “del rey Bermejo de
Granada”. Antes de aclarar la
procedencia tenemos que advertir a
nuestros lectores que el rubí, no es en
realidad un rubí sino una espinela. Se
confundió con un rubí debido a que
algunas de las espinelas rojas se
parecen mucho a un rubí.
Volvamos con nuestra Historia. ¿Cómo
logró llegar a formar parte de las joyas
de la corona británica?
Se cree que se encontró en las minas
de Myanmar o de Tailandia, pero no se
sabe cómo la joya llegó al Reino de
Granada. En el s. XIV este reino tenía
muchos problemas y vivía una guerra
civil entre varios candidatos al trono.
Uno de ellos era Muhammad V, que fue
depuesto del trono pero lo quería
recuperar. Para lograrlo pidió ayuda al
rey de Castilla Pedro I el Cruel. El otro
candidato que se había proclamado
monarca era Muhammad VI, el cual fue
a Sevilla también a buscar el apoyo del
rey castellano. Para convencerle de su
ayuda llevaba muchas joyas y gemas
como ofrenda de paz. Pero Pedro
acabo asesinando a Muhammad VI.
Con la muerte de Muhammad, se
saquearon los tesoros y se encontraron
tres grandes gemas, entre ellas un rubí.
Ya tenemos el rubí o más bien la
espinela en manos del rey castellano.
Pasaron los años y ahora era el rey de
Castilla al que le tocaba protagonizar
una guerra civil contra su hermano
Enrique de Trastámara. Éste, exiliado a
Francia, volvió a Castilla en 1366
apoyado por tropas aragonesas y varias
tropas
mercenarias
francesas
comandadas por Bertrand du Guesclin.
Pedro I contó con la ayuda de Eduardo
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de Plantagenet, príncipe de Gales, hijo
y heredero de Eduardo III y apodado
“Príncipe Negro” parece que por el
color de su armadura. Eduardo entró
en Castilla y logró una gran victoria
frente a las tropas de Enrique de
Trastámara en la batalla de Nájera de
1367. Pedro I le había prometido tierras
y dinero, pero el rey no cumplió su
promesa. El Príncipe Negro volvió a
Francia, sin más compensación que
joyas y piedras preciosas, que Pedro le
había entregado personalmente. Entre
ellas el enorme rubí que le había
robado a Muhammad VI.
Es por toda esta historia por la cual al
famosos rubí (aunque ya sabemos que
es una espinela) se le conoce como “el
rubí del Príncipe Negro”.
La próxima vez que vean a un monarca
inglés con la corona imperial ya sabrán
más de cómo esta piedra preciosa tan
viajera llegó a tan real cabeza.
En la imagen, Isabel II y la
Corona Imperial en la apertura del
Parlamento
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MÁS DE UN SIGLO DE RIVALIDAD
“Después de más de un siglo, la guerra entre Francia e Inglaterra por el trono,
termina.”
Durante más de un siglo Francia e Inglaterra han mantenido una guerra que se inició
por una disputa por un problema sucesorio y por las intenciones del monarca inglés
de ser reconocido como rey de Francia. La guerra se complicó al ser el rey de
Inglaterra al mismo tiempo que rey, vasallo del monarca francés.
Hacia 1.337 se inició un conflicto
armado entre Francia e Inglaterra
conocido con el nombre de guerra de
los Cien Años. Durante cerca de un
siglo y medio se sucedieron periodos de
actividad bélica y etapas de paz, y la
implicación de otras potencias en el
conflicto motivó que en ocasiones la
guerra cambiara de escenario.
Por ejemplo, la Guerra Civil en Castilla
entre los hermanastros Pedro I y
Enrique de Trastámara se puede
considerar como un episodio de la
Guerra de los 100 Años porque cada
uno contó con el apoyo de un bando,
Pedro de Inglaterra y Enrique de
Francia.
Intentaremos aclarar a nuestros lectores
cómo se inició esa guerra tan
interminable.
Con la muerte de Carlos IV de Francia,
acabó la dinastía de los Capetos. En
Francia se aplicaba una ley conocida
como “Sálica” que no permitía a las
mujeres ni heredar, ni transmitir el
trono. Carlos IV no dejaba herederos
varones y este hecho originará un
conflicto sucesorio. Por una parte,
reclamará el trono Eduardo III de
Inglaterra, sobrino del rey e hijo de
Isabel de Francia. Si se aplicaba la ley
sálica no se le podía reconocer como
heredero y éste es el argumento que
utilizó Felipe de Valois para
proclamarse rey e iniciar una nueva
dinastía.
Tenemos que aclarar que el problema
entre Francia e Inglaterra era todavía
más complicado porque intervenían
cuestiones de tipo feudal. El rey de
Francia tenía como vasallo al rey de
Inglaterra, que era por tanto rey y
vasallo al mismo tiempo. Recordaremos
que los vasallos estaban ligados a sus
señores por un pacto de fidelidad y les
tenía que rendir homenaje. ¿Cómo es
esto posible? ¿Un rey al mismo tiempo
puede ser vasallo? Pues sí y semejante
lío de relaciones de dependencia se
remontan a las posesiones que los reyes
ingleses tenían en Francia y en las
cuáles actuaban como señores feudales
pero eran vasallos del rey de ese país
Además de problemas sucesorios y
territoriales, otros asuntos aumentaban
la rivalidad entre Francia e Inglaterra.
La guerra tuvo también intereses
económicos, hasta el punto de que a
veces se la ha denominado “la guerra de
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la lana” o del “vino”. Se le llamaba así
por los vínculos comerciales de los
territorios franceses del rey inglés desde
los que se exportaba a Inglaterra vino y
sal e importaban lana.
La Guerra de los 100 Años empezó con
dominio inglés y
como batallas
significativas podemos destacar la de
Crécy (1346) y la de Poitiers (1356), en
la que fue capturado el rey francés. La
guerra parecía terminar porque Eduardo
III era reconocido como duque de
Aquitania y a cambio renunciaba al
trono de Francia.
Está claro que la guerra no terminó,
porque no se llamaría de los 100 Años.
Continuó una fase de dominio francés
en la que casi lograron expulsar de su
territorio a los ingleses. Pero los
problemas internos de los franceses
permitieron a Enrique V de Inglaterra
volver a ocupar zonas de Francia como
Bretaña y Normandía. Este rey estuvo a
punto de ser nombrado rey de Francia y
de Inglaterra, pero al morir no pudo
cumplir su sueño.
La muerte de Enrique V abrió una
nueva fase de enfrentamientos en la que
destacó el asedio a la ciudad de Orleans
y la figura de Juana de Arco.
Finalmente Carlos VII será coronado en
Reims y los franceses fueron
reconquistando todo el territorio,
aunque el país había quedado muy
empobrecido. Cuando los franceses se
hicieron con el dominio de Aquitania en
1453 la guerra se dio por terminada.
A partir de esa época el poder de los
señores feudales fue disminuyendo y
aumentando, por el contrario, el poder
de los monarcas. Era el final de la época
feudal.
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La Batalla de Nájera: un episodio decisivo de la guerra fraticida entre
Pedro I y Enrique Trastámara
La Batalla de Nájera un episodio de la Guerra Civil de Castilla que enfrentó al rey Pedro I de
Castilla con su hermanastro, Enrique de Trastámara, que pretendía el trono. Esta guerra
fratricida acontece en el marco general de la Guerra de los Cien Años, de rivalidad entre
ingleses y franceses. La recompensa final de un rubí engastado en la corona inglesa le ha
dado celebridad histórica.
Una primera batalla de Nájera tuvo lugar el
24 de abril de 1360 en Navarrete. En ella se
enfrentaron Pedro I, el legítimo heredero de
la corona castellana y su hermano bastardo
Enrique de Trastámara. Las tropas
castellanas de Enrique de Trastámara
fueron derrotados por su hermano. Al ser
derrotado, Enrique de Trastámara huyó a
Aragón y de ahí pasó a Francia.
Enfrentamiento
de la batalla de
ájera
entre Pedristas y
Enriquistas
La segunda batalla de Nájera tuvo lugar el
3 de abril de 1367, esta fue la más decisiva
e importante de los dos enfrentamientos
fraticidas. Enrique de Trastámara se
enfrenta nuevamente a su hermano tras la
anterior derrota en 1360. El enfrentamiento
armado se saldó con la derrota de Enrique,
apoyado por Francia y Aragón, a manos de
su hermanastro Pedro, a quién apoyaban
ingleses y gascones.
Esta batalla se convierte en conflicto
internacional porque el 23 de abril de 1366
Pedro sellaba el Tratado de Libourne con
Eduardo de Woodstock, el Príncipe egro
(heredero del rey inglés Eduardo III), este
último se comprometía a restablecer el
trono de Castilla a Pedro I, a cambio de una
sustanciosa suma de dinero y de la entrega
del rico señorío de Vizcaya. A este acuerdo
se sumó Carlos II de Navarra, que
obtendría territorios de Guipúzcoa, Álava y
las plazas de Logroño, Calahorra y
Navarrete, etc. De esta forma la guerra
civil castellana pasaba a convertirse en un
conflicto internacional, dentro del marco
general de la Guerra de los Cien Años.
Pedro I contaba con el apoyo del Príncipe
Negro, que llegó a Castilla cruzando el
Atlántico y por los Pirineos, fue a La Rioja,
pasó el Ebro por Logroño y cogió el
camino en dirección a Nájera; Jaime IV de
Mallorca y Juan de Gante (que formaban el
grupo de los Pedristas, los anglocastellanos). Enrique, por su parte, es
ayudado por tropas francesas y otros más:
Bertrand du Guesclin, Juan IV de
Mauquenchy, mariscal de Francia, marqués
de Villenay el rey Carlos V de Francia (el
grupo de los Enriquistas, los francocastellanos). El rey francés le aconsejó a
Enrique que no saliera a dar batalla sin
antes tener un plan de combate, ya que el
Príncipe Negro tenía consigo a los mejores
caballeros y guerreros ingleses, pero éste
imprudentemente, queriendo dar a sus
tropas un testimonio de su valor, renunció
al consejo de Carlos y avanzó.
Escenario de la Batalla de ájera
La batalla tuvo lugar en las proximidades
de Nájera, entre las localidades de Ventosa
y Navarrete. Por dejar el río desprotegido,
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los Enriquistas, fueron un blanco fácil para
las tropas inglesas y, nuevamente
consiguieron ganar las tropas de Pedro por
la superioridad de los arqueros del Príncipe
Negro. Las tropas restantes de Enrique II
huyeron a Nájera y muchos se ahogaron en
el Río Najerilla, cuando estaban a punto de
entrar en la ciudad. El desarrollo fue rápido
ya que, aunque duró varias horas, poco
después de empezar, se volvió caótica y
confusa por las deserciones y huidas del
ejército de Enrique por la inferioridad ante
el azote de los arqueros ingleses. Enrique
consiguió escapar, pero muchos de sus
hombres y sus más cercanos colaboradores
cayeron en la batalla o fueron apresados,
este fue el caso de Bertrand du Guesclin, y
cientos de soldados murieron, en la más
sangrienta de las batallas de la guerra civil
castellana.
Pedro había ofrecido al Príncipe Eduardo
una recompensa valorada en una cantidad
incalculable de dinero, pero como no quiso
cumplirla, éste le pago su ayuda con un rubí
precioso, que en realidad es una espinela de
color rojo que contiene en su interior un
rubí con forma de lágrima. Éste tenía
origen en el reino Nazarí de Granada, más
recientemente había sido llevado al
monasterio de la Santa Real de Nájera y
había sido confiscado por Pedro por su
fidelidad a su hermano. Eduardo de
Woodstock no quedó muy satisfecho
porque las tropas inglesas tuvieron un
importante papel en la batalla, así que se
dedicaron a saquear ciudades y después
regresaron a su reino por la frontera.
La Guerra Civil en Castilla termino tras la
Batalla de Montiel (1359), que fue decisiva
para el trono castellano, Bertrand du
Guesclin, que ayudaba a Enrique II en la
lucha, engañó a Pedro y ambos entraron a
su tienda, Pedro fue asesinado a sangre fría
por Enrique, con el apoyo de du Guesclin,
que pronunciaba la celebre frase, que ha
pasado a los anales de la historia: “ni quito,
ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”.
Enrique II, instauraba la dinastía de los
Trastámara en Castilla.
Otros documentos complementarios:
- Vídeo: La Guerra Civil Castellana
- Presentación: La Batalla de Nájera: el
trono de Castilla está en juego.
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LO QUE
O LE PUEDE FALTAR A U
CABALLERO MEDIEVAL PARA IR A LA GUERRA
Las armas ofensivas y defensivas más importantes de la
Edad Media.
Si tienes previsto ir a la guerra o que tu señor feudal te
llame para para ofrecerle servicios militares, echa una
ojeada a este artículo para ver si tienes todo lo
necesario.
Entre las armas que un caballero medieval
podía utilizar en la guerra estaban las que
servían para atacar (ofensivas) y con las
que se defendía (defensivas).
La espada es una de las armas ofensivas
más importantes y podían ser de muchos
tamaños y formas. Había algunas bastante
grandes, pero sólo se utilizaban para luchar
a pie. En ellas se diferenciaban la hoja, la
empuñadura y el pomo. La parte más
decorada, a veces con joyas, era la
empuñadura. Las espadas se solían
heredar de los padres y algunos caballeros
hasta les ponían nombre. Los lectores
quizás se acuerden de la espada Tizona del
Cid.
El estoque es más corto que la espada.
Otra arma ofensiva muy utilizada en la
Edad Media fueron las lanzas que solían
llevar los caballeros a caballo. Se
elaboraban con madera y en la parte
inferior con hierro. Mientras se camina se
lleva en posición vertical y en combate,
cuando se hicieron más largas, se llevaban
bajo axila o encima del hombro, a la altura
de la cabeza o de la
cintura,
en
posición
horizontal u oblicua.
Éstas eran las armas de los
caballeros, pero había
otras armas menos nobles
como la maza, un asta de
madera con una esfera de puntas en un
extremo, el hacha y la pica, hecha de un
palo largo con un garfio de hierro ancho y
puntiagudo en el extremo.
En la guerra se podían utilizar también
armas arrojadizas como el arco y la
ballesta. El arco podía ser de madera o
metal y era capaz de lanzar una flecha a
más de 200 metros. La ballesta era un arco
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rígido fijado a un soporte de madera que
lanzaba flechas más cortas y anchas que las
del arco.
Queremos resaltar a nuestros lectores la
importancia que tuvieron los arqueros
ingleses en la época de la Guerra de los
100 Años en el s. XIV. El arco inglés era
muy largo, medía cerca dos metros de
altura. Fue decisivo en algunas batallas
como la de Nájera de 1367 de la que quizás
hayan oído hablar.
¿Y qué sería de un caballero sin su
caballo? Pues no sería un caballero para
empezar y si lo pierde en la batalla puede
morir. Algunos guerreros o personajes
literarios tienen caballos con un nombre,
igual que la espada. Quizás recuerden a
Babieca, Rocinante, Bucéfalo,… El caballo
también iba protegido con la testera para
la cabeza y el petral para el pecho.
También llevaba la gualdrapa, tela con
motivos heráldicos sobre la que va la silla.
Si no querían perder la vida a las primeras
de cambio, los caballeros debían
protegerse con una buena cota, que
estaba hecha con un tejido de anillas de
hierro o de acero que estaban unidas.
Podían pesar hasta 12 kilos porque las
mallas fueron cada vez más grandes y
tapaban las manos y las piernas.
La armadura completa se
l l a m a a rnés y estaba hecha de hierro o
acero. Había que estar en forma para
llevarla porque podía llegar a pesar 30 kilos
y eso hacía que los caballeros se movieran
de forma lenta y con dificultad.
La armadura se componía de diversas
piezas, como la coraza que cubre el tronco,
el faldaje que protege hasta el comienzo
de las piernas o las escarcelas que
protegen los muslos. Otras partes del
cuerpo se cubrían con rodilleras, coderas,
hombreas y escarpines para los pies.
Para protegerse la cabeza los caballeros se
ponían yelmos, que al principio se hacían
con cuero pero finalmente se hacían
enteramente de hierro. Los yelmos podían
tener una pieza móvil en la parte superior
que era la visera.
Hay otra pieza que es fundamental para
que un caballero pueda defenderse y es el
escudo, aunque con el uso de la armadura
el escudo se utilizaba sobre todo en las
justas. Sus dimensiones eran alrededor de
1'50 de alto y de 50 a 70 cm. de ancho. En
la parte superior lleva unas correas para
sujetarlo que se llaman braceras. Muchas
veces se decoraban con emblemas
heráldicos que simbolizaban el poder de su
dueño.
El tapiz de Bayeux
es un gran lienzo
bordado del siglo
XI que relata los
hechos
que
precedieron a la conquista de Inglaterra
por los normandos en la batalla de
Hastings. Es una fuente importante para
conocer cómo era la guerra en la Edad
Media.
Si en este artículo no ha encontrado todo
la información que necesitan, nuestros
compañeros
de
redacción
han
profundizado en el tema de las armas
medievales. La información la encontrarán
en estos enlaces y en soportes que
contienen muchas imágenes.
La dirección de la revista desea que los
tiempos de paz sean largos, pero en caso
de conflicto en esta época tan belicosa de
la Edad Media, esperemos que nuestra
información sea de utilidad.
Otros documentos complementarios:
- Presentación: Las armas en la Edad Media
- Mural colaborativo: Diccionario de
imágenes de armas medievales:
http://linoit.com/users/Guilleo2509/canv
ases/inbox
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GRAN EVENTO COMPETITIVO DE CABALLERÍA
ORGANIZADO POR LOS ARQUEROS “ÁGUILAS
DEL TIEMPO”
VALOR, LEALTAD
LEALTAD Y DIGNIDAD
El día 30 de enero de 1365 dará lugar el XVIII Torneo Medieval de los
Arqueros “Águilas del Tiempo”. El torneo se celebrará en Logroño, a
orillas del río Ebro, en el lugar donde se celebra el mercado semanal.
Este acto comenzará a mediodía.
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ACTOS PROGRAMADOS
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Los dos equipos participantes estarán capitaneados
por el caballero najerino Nicolás del Monte y por el
caballero Guillermo de Villamediana.
Los dos
equipos medirán su valor en este gran combate.
Cada equipo llevará su estandarte y los caballeros se
enfrentarán con su montura y su lanza.
Los caballeros que logren romper más lanzas se
enfrentarán
enfrentarán a pie con espadas y mazas.
Al caballero ganador se le entregará un premio a
mano de los jueces y las damas le homenajearán.
El jurado estará compuesto por los arqueros del
tiempo.
Tras la entrega de premios tendrá lugar un gran
banquete para rendir homenaje
homenaje al caballero
vencedor. Se servirán ricas viandas de la tierra y un
plato principal de cordero asado con patatas
panaderas al sarmiento. Todo ello regado con rico
vino de la tierra.
El banquete estará amenizado por juglares y
trovadores que alegrarán
alegrarán la fiesta con historias de
caballeros y damas.
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