INDICE Año Nº 2 Edición Nº 11 Noviembre 2013 Ecuador 2013 SECRETARIO EJECUTIVO DEL CONSEJO 1 USOS DE DROGAS: NACIONAL DE CONTROL DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTRÓPICAS Rodrigo Vélez Valarezo 5 PROFESIÓN: “CONEJILLOS DE INDIAS”. DIRECTOR DEL OBSERVATORIO NACIONAL DE DROGAS Diego Vaca Enríquez 8 OBSERVATORIOS ESCOLARES: COMITÉ EDITORIAL Daniela Ocaña Gordillo 10 DROGAS Y UNIVERSIDAD: Anabel Guerrero Una mirada diferente. Plinio Hidalgo Roberto Abadie DIAGRAMACIÓN, DISEÑO E IMPRESIÓN GM LÁSER Industria Gráfica Telfs.: 2449 195 COMENTARIOS Y SUGERENCIAS: [email protected] @OND_Ecuador USOS DE DROGAS: PENAS VS. CANTIDAD En el Ecuador, como en la mayor parte de los países de América Latina, las políticas de drogas han tenido y tienen un marcado corte interdictivo. Este tipo de política que no distingue ni a las drogas, ni a quienes las poseen, criminaliza como grandes DELITOS Ley 108 narcotraficantes a microcomerciantes y consumidores imponiéndoles altas penas, incluso superiores a delitos tales como el homicidio o la trata de personas, recordando además que todas las penas por drogas se pueden acumular hasta 25 años. PENAS - AÑOS (Las penas se acumulan hasta 25 años) Cultivo ilícito (Art. 57) 12 a 16 años Fabricación ilícita (Art. 58) 12 a 16 años Tráfico ilícito (Art. 60) 12 a 16 años Transporte ilícito (Art. 61) 12 a 16 años Tenencia y posesión ilícitas (Art. 62) 12 a 16 años Destinación de bienes para depósito o consumo (Art. 66) 12 a 16 años Enriquecimiento ilícito por drogas (Art. 73) 12 a 16 años Fuente: La (des)proporcionalidad de la ley y la justicia antidrogas en el Ecuador, Jorge Paladines, 2012 Elaboración: CONSEP – Dirección Nacional de Planificación Institucional Es a partir de este razonamiento que en el Ecuador surgió la necesidad de establecer una tabla de cantidades máximas admisibles para la tenencia y consumo de drogas de una persona, misma que sirva de guía a los operadores del sistema judicial: jueces, juezas y fiscales, para discernir entre un usador o consumidor y un traficante. Esta tabla recogida en la Resolución 001 CONSEP-DC-2013, publicada en DELITOS Código Penal PENAS - AÑOS Terrorismo (Art. 169) 4 a 8 años Tráfico ilegal de órganos (Art. 190) 3 a 5 años Homicidio (Art. 449) 8 a 12 años Violación (Art. 513) 12 a 16 años Secuestro express (Art. 552.1) 3 a 6 años Trata de personas (Art. 190 agregado) 6 a 9 años Plagio -secuestro con liberación de la víctima (Art. 189.1) 6 meses a 2 años Registro Oficial el 20 de junio de 2013, fue presentada por el Consejo Directivo del CONSEP, presidido por el Procurador General del Estado e integrado por siete Ministerios y la Secretaría Ejecutiva del CONSEP. Esta Resolución y la tabla fueron construidas sobre la base de un informe técnico del Ministerio de Salud Pública, en el cual se establecen criterios biológicos, psicológico, sobre toxicidad, entre otros. 1 La Resolución indica que cada sujeto-consumidor, sin cometer algún tipo de delito, pueda portar las siguientes cantidades de droga: TIPO DE DROGA CANTIDAD MÁXIMA ADMISIBLE Marihuana 10 gramos Pasta base de cocaína 2 gramos Clorhidrato de cocaína 1 gramo Heroína 0,1 gramo MDA-N-etil-a-metl-3,4metilendioxi-fenetilamina 0,15 gramos MDMA-N-a-dimetil-3,4metilendioxi-fenetilamina (Éxtasis) 0.015 gramos Anfetaminas 0.040 gramos Según los parámetros establecidos en esta tabla, entre 1992 y 2013 (octubre), en el Ecuador existen aproximadamente 12.322 personas procesadas por delito de posesión de marihuana entre 0 a 10 gramos, con una posible condena de hasta 16 años, y que presuntamente son consumidores. Los 12.322 procesados representan el 30% del total de personas procesadas por delito de tenencia de marihuana. 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 0 Total 1992 Total 1993 Total 1994 Total 1995 Total 1996 Total 1997 Total 1998 Total 1999 Total 2000 Total 2001 Total 2002 Total 2003 Total 2004 Total 2005 Total 2006 Total 2007 Total 2008 Total 2009 Total 2010 Total 2011 Total 2012 Total 2013 PROCESADOS PROCESADOS POR MARIHUANA (0-10 gramos) 1992 - 2013 (octubre) Fuente: Datos tomados del Sistema SISBIENES - CONSEP Elaboración: CONSEP – Dirección Nacional de Planificación Institucional 2 Respecto de otras drogas encontramos los siguientes casos: PROCESADOS ENTRE 1992 - 2013 TIPO DE DROGA NÚMERO DE PROCESADOS POR CANTIDAD MÁXIMA ADMISIBLE TOTAL DE PROCESADOS Clorhidrato de cocaína 98 15.758 Pasta base de cocaína 7.636 51.351 Heroína 6 3.074 Fuente: Datos tomados del Sistema SISBIENES - CONSEP Elaboración: CONSEP – Dirección Nacional de Planificación Institucional Por clorhidrato de cocaína en el período comprendido entre 1992 y 2013 (octubre), existen 98 personas que fueron procesadas por tener entre 0 y 1 gramo de esta sustancia. Quienes, según lo estipula la Resolución, podrían ser considerados consumidores. Total 2012 Total 2013 Total 2011 Total 2010 Total 2009 Total 2007 Total 2006 Total 2004 Total 2002 Total 2001 Total 2000 Total 1998 Total 1996 Total 1995 Total 1994 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Total 1993 PROCESADOS PROCESADOS POR COCAÍNA (0-1 gramo; 1992 - 2013 / octubre) Fuente: Datos tomados del Sistema SISBIENES - CONSEP Elaboración: CONSEP – Dirección Nacional de Planificación Institucional En el mismo sentido, vemos que 7.636 personas de un total de 51.351 han sido procesadas por tenencia de pasta base de cocaína, lo que significa que el 13% de los procesados por esta sustancia posiblemente son consumidores, y muchos otros podrían ser microtraficantes. Como se puede observar en el siguiente gráfico, existe una marcada constante según el número de procesados por pasta base de 3 cocaína, se puede ver que los procesados, presumiblemente consumidores, fluctúan entre 200 a 400 personas. Diferenciándose del número de procesados por otras drogas, por ejemplo en el caso de la marihuana, se nota un crecimiento en el número de procesados a partir del año 2011, y en el caso de la cocaína un pico en el año 2007. 500 400 300 200 0 Total 1992 Total 1993 Total 1994 Total 1995 Total 1996 Total 1997 Total 1998 Total 1999 Total 2000 Total 2001 Total 2002 Total 2003 Total 2004 Total 2005 Total 2006 Total 2007 Total 2008 Total 2009 Total 2010 Total 2011 Total 2012 Total 2013 PROCESADOS PROCESADOS POR PASTA BASE DE COCAÍNA (0-2 gramos; 1992 - 2013 octubre) Fuente: Datos tomados del Sistema SISBIENES - CONSEP Elaboración: CONSEP – Dirección Nacional de Planificación Institucional Datos como estos demuestran que la actual Ley 108 de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, no diferencia entre usadores o consumidores, microtraficantes o narcotraficantes a gran escala, al tiempo que expone la falta de sentido de las leyes de drogas (desproporción). Existe en el país y en varios Estados de América, la necesidad y voluntad de instaurar nuevos modelos sociales y de salud pública para abordar el fenómeno social de las drogas. Tales como las leyes penales con umbrales para la tenencia personal en Perú y Colombia, los procesos de regulación de mercado de cannabis en Uruguay y en el estado de Columbia y Washington en Estados Unidos, el uso de marihuana medicinal bajo ley estatal en 17 estados y el Distrito de Columbia en ese país. Se debe considerar que si estos cambios no se comienzan a dar, se seguirán aceptando como únicas las leyes punitivas que sancionan al poseedor de cierta cantidad, 4 y no se iniciará un proceso de comprensión de las motivaciones sociales, psicológicas o económicas de los consumidores y microtraficantes, continuando con el círculo de la estigmatización del uso y del usador. En este sentido, es preciso recordar la actual Constitución de la República del Ecuador, que en su Artículo 364 indica que: Las adicciones son un problema de salud pública. Al Estado le corresponderá desarrollar programas coordinados de información, prevención y control del consumo de alcohol, tabaco y sustancias estupefacientes y psicotrópicas; así como ofrecer tratamiento y rehabilitación a los consumidores ocasionales, habituales y problemáticos. En ningún caso se permitirá su criminalización ni se vulnerarán sus derechos constitucionales. Según datos proporcionados por el Estudio en Centros de Rehabilitación Social del Ecuador en 2008, realizado por el Observatorio Nacional de Drogas del CONSEP, del 100% de los delitos de drogas, el 40.7% fue por tenencia, evidenciando la posible existencia de consumidores en las cárceles de nuestro país. A pesar de que éstos por ley no pueden ir a las cárceles, la situación es distinta cuando solo se ve el delito como tal: la tenencia. Entonces existe una línea muy delgada que separa un problema de salud pública con un delito. Es por todas estas razones que el Ecuador, a través de varios organismos y en conjunto con la Asamblea Nacional, trabajó un proyecto de ley para reformular el Código Penal, develando por sí mismo que la ley punitiva de drogas ha sido inefectiva y que poco ha logrado en su objetivo eliminar (meta imposible) el fenómeno en cuestión. Fuentes: -Jorge, Paladines, La (Des) proporcionalidad de la ley y la justicia de drogas en el Ecuador, Defensoría Pública del Ecuador y Colectivo de Estudios Drogas y Derechos, Quito, 2012. -Datos de procesados del Sistema SISBIENES – CONSEP. . ” s a i d n I e d s o l ejil n o C “ : n ó i s e f Pro gos a p , n ó i c a g ti s e Sujetos de inv Farmacéutica. y la Industria Cada año el tabaco y el alcohol matan a millones de personas en todo el mundo. Estas sustancias son mucho más dañinas que las llamadas “drogas ilegales” como la marihuana, cocaína, heroína, éxtasis, LSD, crack, bazuco o pegamento. En medio del debate de por qué algunas sustancias son legales y otras no, a veces desconocemos que cada año millones de personas mueren por consumir medicamentos recetados. Promocionados frecuentemente como “milagros médicos”, los fármacos son poderosos químicos cuya toxicidad –sobre todo en condiciones crónicas-, que suponen dosis elevadas durante años, presentan también serios riesgos para la salud. La retórica de medicamentos “salva vidas” frecuentemente obscurece los aspectos negativos como alergias o efectos adversos. Estos discursos fomentados de forma interesada por la industria farmacéutica y sus departamentos de marketing, llevan al público consumidor a tener una visión distorsionada y poco realista de los medicamentos y de lo que realmente pueden hacer, y sobre todo, de sus riesgos. A veces tenemos un pensamiento mágico en el que la fe en la tecnología y la ciencia que respaldan los medicamentos que consumimos nos llevan a pensar que esas pequeñas píldoras pueden devolvernos la vida, la energía, el buen ánimo, las ganas de vivir, la felicidad, entre otros. Pero no solo como consumidores tenemos a veces expectativas desmesuradas respecto a nuestra medicación, tampoco sabemos mucho –o quizás por eso mismo– acerca de cómo se producen los medicamentos 5 en los que ponemos tanta fe y también una buena parte de nuestros ingresos individuales, familiares y por supuesto estatales. Nuestra actitud sobre los medicamentos no es muy diferente a la relación que tenemos con otros bienes de consumo como IPads, IPods, teléfonos celulares o televisores de pantalla plana. Al final, lo que los consumidores quieren es tener acceso a estos bienes sin pensar demasiado en cómo se produjeron, si fue con trabajo esclavo en países de África o con trabajadores explotados en países de Asia o América Latina. Tampoco reflexionamos mucho sobre lo que sucede una vez que nos cansamos de un objeto y queremos reemplazarlo con una versión último modelo. Una vez que ponemos la televisión vieja en la basura ya no nos preocupamos de si su pantalla va a ser abierta a pedradas para retirarle los componentes valiosos, mientras el resto se queda tirado, contaminando a todo y a todos. 6 Este artículo explora entonces un aspecto poco conocido de la producción de medicamentos en Estados Unidos: el uso de “conejillos de indias” pagados para testear la toxicidad de los medicamentos experimentales siendo desarrollados por la industria farmacéutica en Filadelfia. Inicialmente, cuando un compuesto es considerado prometedor se realizan pruebas químicas en laboratorio. Si estas resultan positivas se realizan entonces tests llamados pre-clínicos, usualmente en ratas y perros (porque son abundantes, baratos y genéticamente no tan diferentes a nosotros). Estas pruebas miden la toxicidad del compuesto para asegurarse de que éste no sea demasiado tóxico. Si es seguro para animales,el siguiente paso es la fase I conducida en un pequeño grupo de sujetos saludables que son pagados para probar la toxicidad de estos compuestos, luego de que estos hayan sido probados en la fase pre-clínica. A veces también estos tests miden la bio-equivalencia, es decir, 4 se aseguran que un compuesto tenga esencialmente las mismas propiedades y sea absorbido y metabolizado en el cuerpo de la misma forma que otra sustancia con la que se la compara. Si esta fase muestra que la sustancia es segura, entonces pasa a las fases II y III donde grupos mucho mayores de voluntarios, frecuentemente cientos o incluso miles, a veces en varios lugares o países diferentes, la prueban para establecer que es segura y eficaz terapéuticamente. La mayor parte de los compuestos son muy tóxicos o no consiguen comprobar su eficacia y son descartados durante el proceso. Aquellas que consiguen pasar todas las pruebas, luego de muchos años llegan al mercado donde millones de personas las consumen. Hasta inicio de los años 80 en Estados Unidos la primera fase de tests clínicos era llevada a cabo en prisioneros, pero entonces las preocupaciones éticas llevaron a su cancelación. En su lugar, la industria farmacéutica comenzó a pagarle a gente pobre, estudiantes, desocupados, artistas y a cualquiera con tiempo disponible que quisiera intentarlo para que fueran sus “conejillos de indias”. Algunos se habituaron a participar en estos tests y se convirtieron en “conejillos de indias” profesionales. Para ellos, los tests clínicos se volvieron un trabajo, una nueva profesión. Para entender mejor sus experiencias y motivaciones asi como su comprensión de los riesgos que enfrentan como sujetos de pruebas profesionales, viví con un grupo de ellos en Filadelfia. Esta ciudad en la costa este de Estados Unidos concentra a la mayoría de compañías farmacéuticas Profesión: “Conejillos de Indias”. mas grandes del mundo, lo que le provee de amplias oportunidades a personas que quieran convertirse en “conejillos de Indias” y ganarse la vida probando medicación experimental siendo desarrollada por la industria farmacéutica. Los “conejillos de Indias” que participaron en mi estudio realizan entre 8 y 10 tests clínicos por año, algunos han participado en esta economía de 5 a 10 años y han completado 80 pruebas o incluso más. Un día como “conejillo de indias” no paga menos de 250 dólares y frecuentemente puede llegar a los 400 dólares o más si es un estudio en el que el participante tiene que pasar el día y la noche en el hospital. Algunos estudios duran solo unos días mientras que otros estudios pueden llegar al mes o incluso más. Si bien algunos de los participantes en mi estudio realizaban algún tipo de trabajo como pintores, constructores, mensajeros o cocineros, muchos de ellos se dedicaban a hacer los tests clínicos a tiempo completo. La mayoría eran hombres ya que las mujeres tienen menores oportunidades de participar. Para ellos, ser un “conejillo de Indias” es como alguno me dijo una vez, “un trabajo raro” que se parece un poco a la “economía de la tortura moderada”. Según este participante, este es un trabajo parecido al de un guardia de seguridad al que le pagan, según el, no para hacer algo sino para hacer de cuenta que trabaja, para aburrirse. Ser un “conejillo de Indias” es igual, me dijo, “me pagan para tener el control sobre mí”. Entonces no debemos extrañarnos que estos sujetos se sientan explotados y deshumanizados por la industria farmacéutica que los trata no como personas sino como “conejillos de Indias”. Algo que me preocupaba entender era que tanto ellos entienden y se preocupan por los riesgos, presentes y futuros, de su profesión. En verdad, ellos tienden a pensar que los tests no son muy riesgosos ya que en su experiencia, eventos adversos y severos como la muerte, son muy raros. Su preocupación se concentra en los tests psicotrópicos o de experimentos que cambian su sistema inmunológico o de tests del sueño. Pero como la industria los quiere reclutar y les paga mejor que en otros tests todos ellos terminan haciéndolos igual. Y sobre el futuro, no quieren ni pensarlo. Así como lo dijo alguien: “en cinco años me va a dar cáncer”. Por ello, se concentran en los beneficios y el dinero que van a ganar, de lo contrario, dejarían de participar en estas pruebas. Este es un estudio preocupante porque muestra cómo la industria farmacéutica abusa de participantes pobres que solo hacen los tests porque necesitan subsistir. En la medida en que los “conejillos de Indias”les mienten a las farmacéuticas para así poder participar en tantos tests como sea posible y para ganar más dinero, esto termina cuestionando la validez de los tests clínicos. En Ecuador no se realizan tests de fase I con sujetos pagos, pero esto no quiere decir que no sea un problema ya que importamos muchos de los medicamentos que consumimos y en los que confiamos plenamente. Así que quizás sea hora de empezar a preguntarnos: ¿De dónde vienen y cómo se producen los medicamentos que consumimos?. Y ya que estamos haciendo preguntas incisivas, porque no preguntarnos también, ¿De dónde viene y cómo se produce nuestra televisión de plasma? Roberto Abadie Ph. D. City University of New York. Autor de “El Conejillo de India Profesional”: la industria farmacéutica y el peligroso mundo de los sujetos de investigación. Editado por CONSEP y La Universidad Andina Simón Bolívar. 7 OBES En la actualidad, el consumo de drogas consideradas “ilegales” se ha convertido en una de las principales situaciones que preocupa a la sociedad contemporánea. Con el transcurso de los años, los Estados han ido perfeccionado mecanismos dirigidos a combatir un fenómeno social que hasta el momento parece no tener control ni final. Sin embargo, queda claro que las distintas acciones deben tener un carácter de integralidad, y deben necesariamente contar con la participación de las diferentes esferas en las cuales interactúa el niño, es decir la familia, la escuela y el entorno inmediato y cercano como barrio, grupo de amigos, etc. La niñez y adolescencia se muestran como las etapas más vulnerables de la vida de una persona. El hombre (animal político) es un ser social por excelencia. Mientras crecemos vamos sintiendo la necesidad de descubrir nuevos mundos, de comunicarnos con otras personas, y en este sentido nos sometemos a ciertas presiones sociales que van formando nuestra personalidad y concibiendo una identidad que varía en el tiempo hasta consolidarse de manera definitiva. Por este motivo, el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas -CONSEP- implementó el proyecto denominado Observatorios Escolares (OBES), los cuales enfocaron su atención y esfuerzo precisamente en los niños de escuelas públicas de Quito, 8 Guayaquil, Cuenca, Loja y Tulcán, además de contar con la participación de padres de familia y docentes. Mediante la implementación de Grupos Focales se pudieron obtener importantes resultados alrededor de la temática sobre el uso y el consumo de drogas. Con la puesta en escena de estrategias colectivas de participación, como por ejemplo el Árbol de Problemas, en las cinco ciudades los padres de familia coincidieron en señalar como las principales causas que motivan a niños a introducirse en el mundo de la droga ilícita la violencia y maltrato familiar, así como al alcoholismo, tabaquismo y consumo de drogas de los padres. Otras respuestas destacables tienen que ver con el poco tiempo que los padres comparten con sus hijos. Situaciones como la migración, mucho tiempo dedicado al trabajo, ausencia de valores, falta de comunicación, influyen en el comportamiento individual proyectando situaciones negativas. Las soluciones posibles según los padres de familia deben ser, entre otras, que papá y mamá mejoren la calidad de tiempo con sus hijos, que se mejore la comunicación en el hogar, predicar y educar con el ejemplo, buscar ayuda profesional si fuera necesario, brindar confianza, seguridad y demostrar mayor afecto y emociones de cariño a los niños. OBES Los docentes participantes de los Grupos Focales consideran como las principales causas que conducen al consumo de drogas la desintegración de la familia (hogar disfuncional), la violencia o maltrato intrafamiliar y también el alcoholismo de los padres. Observamos que la violencia y el consumo de alcohol de los padres son respuestas que coinciden como las más frecuentes, pues los docentes también asumen un rol de padres, que seguro muchos de ellos lo experimentan. El bullying, los nuevos ingresos económicos familiares, una mala infraestructura escolar, los embarazos adolescentes, son posibles causas que podrían conducir a los chicos a experimentar nuevas vivencias o retos sociales, entre ellas el consumo de drogas. las distintas escuelas públicas de las cinco ciudades. Conocer de voz de los niños y desde dos aspectos concretos, lo que les gusta y les disgusta de la escuela, contribuyó a descubrir importantes resultados. Por ejemplo, se pudo constatar que a los niños les gusta en su mayoría las canchas, el aula de clases y computación, y también las zonas verdes. Deporte, aprendizaje y tiempo compartido con los amigos son factores de placer y entretenimiento en su vida cotidiana. En cambio, no les gustan los baños ni el bar de su escuela. El primero porque es sucio, desaseado, huele mal o está en mal estado; y el segundo porque es desordenado, caro o les tratan mal a los más pequeños. Cabe destacar que padres de familia y docentes de tres ciudades coincidieron en sugerir el mal uso de la tecnología (redes sociales) como causa para el consumo de drogas, lo cual es interesante en el sentido de los prejuicios y estigmas que genera la más importante revolución comunicacional de los últimos tiempos, lo cual sería fácil resolver con un mayor control del uso del internet. Al final, los docentes consideran que una solución apropiada sería implementar Escuelas para padres como mecanismo para prevenir y evitar el consumo de drogas en niños y adolescentes. También la mejora de la infraestructura escolar, adecuada utilización del tiempo libre de los niños, serían soluciones que ayudarían a prevenir el consumo de sustancias nocivas para la salud y el sano crecimiento. El proyecto Observatorios Escolares, a través de la técnica Mapa de Necesidades – Empleo del Tiempo Libre, direccionó sus mayores esfuerzos en los niños y niñas de En el caso de las niñas participantes, lo que más les gusta de su escuela es el aula de clases, el patio y las áreas verdes (bosque y/o parques). En estos espacios pueden compartir juegos y aprendizajes y descubrir nuevas vivencias. Aquello desagradable vuelven a ser los baños y el bar, y también aparece el patio de la escuela. Las malas condiciones disgustan a los niños y niñas, y estos aspectos sin duda influyen en su comportamiento y modo de sentir su vida. La investigación realizada contribuye con insumos que permiten visualizar aspectos comunes y similares en distintas ciudades, temas como la violencia intrafamiliar o el consumo y abuso de cualquier tipo de drogas afecta la vida personal e inevitablemente a la familia más cercana. La ausencia de la madre y/o el padre influye en la carencia de un referente adulto que le ayude a comprender ciertos aspectos en una etapa hermosa pero también difícil y llena de riesgos. La prevención se convierte entonces en el factor más importante a trabajar, 9 pues compartir información respecto a lo nocivo que resulta el consumo de drogas, más aún el abuso de las mismas, contribuyen a estructurar estrategias de acción e intervención de manera integral, es decir, contando con la participación de los tres ejes más importantes que se pudieron constatar: familia, escuela y entorno inmediato del niño. RETARIO C E S R O Ñ E S L IDO POR E C E R F ENTACIÓN O S E O R S P R E U D O T DISC C SEP EN EL A L CON ERSIDAD IV N U EJECUTIVO DE Y S A G DRO DEL ESTUDIO Permítanme iniciar esta breve intervención agradeciendo a la Universidad de Cuenca las facilidades y apertura que se nos ha brindado para la organización de este acto de presentación del estudio “Drogas y Universidad”, generado por el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas - CONSEP-. El objetivo general del presente estudio es establecer una tipología de clases de drogas, prácticas de consumo y usos socioculturales que orientan los sentidos de los consumidores. En función de este objetivo, la investigación identifica los tipos de droga usados en el ámbito universitario, la percepción que tienen los docentes sobre el uso de drogas en general y sobre las ofertadas en el ámbito universitario. De igual manera, atiende las prácticas de consumo y uso de las drogas que se han desarrollado en el espacio universitario, al igual que las significaciones que los consumidores tienen de las mismas. El hecho de que los estudiantes universitarios usen drogas ha sido una verdad pública que se ha tratado de mantener en las sombras, en secreto, para precautelar los valores de significación tan particulares que han caracterizado a la academia y que, en buena medida, la sostienen. En efecto, se ha pensado que la imagen social de la universidad debería ser protegida a toda costa porque en ello se sostiene también la parte más importante de lo que constituye el orden cultural del país. Sin embargo, es preciso reconocer que a las drogas, desde su propia prehistoria, 10 les pertenecen dos funciones fundamentales de las cuales la sabiduría fue siempre la más importante. Por ello, desde los tiempos del mito, se convirtieron en esa suerte de ruta mágica a través de la que se llega a los saberes, en especial a aquellos a los que no es posible acceder mediante las formas tradicionales. A cada respuesta de la ciencia le sucede un sistema inagotable de preguntas. Las universidades aparecieron cuando ya no fue posible seguir la ruta de la fe, ni la de la magia, ni la de los arrebatos para resolver los misterios. Las universidades crecen y se sostienen en el mundo porque a ellas se les encargó la tarea de la construcción de los saberes y de las verdades. Es decir, la tarea de hacerse cargo de los conflictos del saber. Pese a que, curiosamente, nacen adscritas a la iglesia, tempranamente se secularizan y laicizan casi como condición inevitable para que su separación de la fe y de lo religioso sea más radical y eficaz. ¿Cómo caminar los caminos del saber, sino reconociendo que nada está hecho y que los saberes no se hallan en ninguna parte sino que deben ser construidos una y otra vez, con el convencimiento de que nunca se dirá la última palabra sobre algo? La respuesta se halla únicamente en el trabajo científico que pertenece a la universidad por derecho propio y en el que se halla íntimamente involucrado el estudiantado. La universidad constituye el lugar en el que convergen todos los caminos que recorren los saberes, igual que la problemática social y política. En efecto, no sería universidad si no se hiciese cargo de todo aquello que conforma las cotidianidades múltiples que viven las sociedades porque a ellas les corresponde, por derecho propio, el análisis de la complejidad social. Sin embargo, en nuestro medio, la academia ha guardo silencio sobre el tema de las drogas por años, y tan solo se irrumpió gracias a una invitación realizada por el CONSEP cuando se abordó el tema “Ecuador, academia y drogas”. Si bien en este evento se analizó el tema teórico y político de las drogas, no se dijo nada de lo que acontecía puertas adentro, en cuanto al uso y consumo de drogas. No se trató de un silencio cómplice sino de ese silencio que se guarda hasta que llega el tiempo de la palabra, ese tiempo que responde a las lógicas sociales que difícilmente pueden ser controladas desde fuera. Pero el tiempo llegó cuando se cumplieron las condiciones de las lógicas mágicas, aquellas que movilizan a las instituciones al borde de la palabra y, por ende, del análisis. Ese tiempo leído nuevamente por el CONSEP que se lanzó a la aventura de investigar el tema de los usos de drogas por parte del profesorado. Y éste constituye el punto fundamental de rompimiento con las prácticas comunes de investigación que ha orientado al estudiantado, dejando de lado al cuerpo docente. El CONSEP, a través de su observatorio, volvió a dar un paso más en este terreno cada vez menos prohibido. Entonces se lanzó a la aventura de investigar, mediante informantes calificados, los usos de drogas en el grupo de maestros universitarios. La verdad es que el trabajo fue menos complejo de lo que se creía porque es probable que el tiempo del CONSEP haya coincidido con el de la universidad y de sus maestros que no dudaron en hablar. Esos son los tiempos lógicos del decir y del saber. Un efecto problemático de la globalización económica capitalista, que enfrenta la sociedad mundial en la primera década del siglo XXI, es la expansión acelerada de un tipo de economía criminal articulada al tráfico ilegal de estupefacientes. La producción, circulación y consumo de drogas ilícitas es, sin duda, una de las actividades económicas transnacionales que hoy dominan grandes mercados a nivel planetario y que arroja niveles elevados de ganancia y acumulación de capital. Es importante puntualizar que la política de guerra contra las drogas no ha logrado frenar los efectos de esta economía criminal, menos aun atacar las causas estructurales de la misma. Este fracaso explica el repunte de los índices de violencia y del poder de las mafias relacionadas con el tráfico de droga, sobre todo en los países de producción y tránsito, como es el caso de Colombia, Bolivia, Perú, México y Ecuador. La dimensión y complejidad alcanzada por este fenómeno social han provocado el interés de las ciencias sociales por indagarlo desde sus distintas perspectivas disciplinarias e interdisciplinarias. Estos estudios han contemplado el análisis económico, político, social, simbólico y jurídico del fenómeno de las drogas, en su ámbito de producción, circulación y consumo. Se han producido estudios que han ayudado a una mejor comprensión de la problemática a partir de lo cual se han propuesto recomendaciones para su tratamiento, tanto desde el ámbito de las políticas públicas cuanto desde el ámbito de acciones individuales. Tomando en cuenta que este fenómeno social no solo que no es estático sino que tiende a su crecimiento, diferenciación y complejización, los estudios que se realizan 11 deberían ser permanentes para buscar mayores y mejores aproximaciones a su dinamismo y a sus permanentes modificaciones. Atendiendo a este desafío, los estudios sociales deben buscar nuevas entradas analíticas y otras formas de comprensión que puedan dar cuenta de la complejidad del fenómeno, entendiéndolo desde su globalidad y su movilidad. El cambio de eje en el énfasis de los estudios, desde el objeto droga hacia el sujeto consumidor, implica un desplazamiento que ha roto con muchos estigmas y prejuicios que han impedido una mejor aproximación a la problemática. El interés por el sujeto consumidor abre un campo mucho más rico para la compresión del fenómeno de la droga, pues comprende la pluralidad de sujetos consumidores, las relaciones que estos establecen entre sí y con el objeto. Este cambio abre la posibilidad de replantear las políticas públicas en función de una intervención que refiera a las causas del problema y no a los sujetos involucrados en el mismo. Es decir, priorizar las políticas de prevención y no las de represión, lo que implica no criminalizar al sujeto consumidor y garantizar el respeto a sus derechos humanos. Entendido así el fenómeno, se plantea la necesidad de alimentar los enfoques investigativos centrados en el sujeto consumidor, comprendido en su complejidad y heterogeneidad. Los estudios sobre el consumo se han realizado mayormente en sectores marginales y se han descuidado otros de igual importancia para la comprensión social del hecho planteado. Es la universidad un espacio donde se desarrolla una práctica de consumo de drogas con sus propias especificidades, lo que la convierte en un campo valioso de interés para la investigación sociocultural sobre el tema tratado. Dentro de este contexto universitario, hay una población que ha sido menos investigada en relación a los estudiantes, es el caso de los docentes universitarios. En tal razón, la 12 investigación del uso de substancias psicotrópicas en el ámbito universitario y particularmente en la población docente, aportará con insumos nuevos a una mejor comprensión de la problemática propuesta. Este conocimiento contribuirá con otras perspectivas analíticas desde donde será posible tratar este complejo tema, también con insumos para la construcción de políticas públicas y normativas legales que ayuden a prevenir la violencia y la inseguridad articulada a la venta y consumo de psicotrópicos, políticas amparadas en las garantías y derechos constitucionales. El Ecuador se encuentra aplicando una metodología innovadora que deja de lado el análisis clásico de la prevalencia y permite establecer categorías de usos basadas en variables como tiempo, cantidad y frecuencia del uso de drogas. Esto garantiza que las intervenciones en las distintas poblaciones sean eficientes y efectivas. La investigación en la temática también debe, por un lado, tomar en cuenta nuevos enfoques basados en la realidad social y cultural de cada país, y por otro, es necesaria la introducción de otras variables y mecanismos de análisis que permitan una mejor compresión de la magnitud del fenómeno, todo ello con la finalidad de que las intervenciones sean más efectivas. El CONSEP, como entidad rectora en el ámbito de las drogas, se caracteriza por sustentar su accionar en evidencias científicas, cuyos estudios son desarrollados por el Observatorio Nacional de Drogas, y éste es uno más de ellos. Estamos seguros que el estudio “Drogas y universidad” que hoy tenemos el orgullo de presentar a la comunidad nacional e internacional, desde esta hermosa ciudad Atenas del Ecuador, en donde se inserta la prestigiosa Universidad de Cuenca, será un aporte fundamental para analizar el fenómeno social de las drogas desde la perspectiva que me he permitido resumir. Reitero nuestro reconocimiento a las autoridades universitarias por la oportunidad que se nos ha brindado y por las evidentes muestras de una indispensable relación, como es la de la academia con el CONSEP. 1-800-CONSEP 266737 CONSEJO N ACIONAL DE C ONTROL DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTRÓPICAS OBSERVATORIO N ACIONAL DE DROGAS Robles E4-54 entre Amazonas y 9 de Octubre Teléfonos: (593 2) 2940 300 Ext. 2626 Quito- Ecuador www.drogasinfo.gob.ec www.consep.gob.ec [email protected] @OND_Ecuador