la obra de los ultimos dias

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Conferencia General Octubre 1982
LA OBRA DE LOS ULTIMOS DIAS
por el presidente Spencer W. Kimball
Mis queridos hermanos y hermanas: Me siento sumamente agradecido por el
privilegio de reunirme con vosotros una vez mas en una conferencia general de la
Iglesia de nuestro Señor. Espero con ansia estas conferencias porque me fortalecen v
me encuentro anheloso por recibir el consejo y las instrucciones que se nos dan por
medio de la inspiración del Señor. Sé que si escucho detenidamente y sigo lo que se
nos aconseja, mi espíritu se enriquece v mi alma se nutre con el "pan de vida".
El magnifico Coro del Tabernáculo acaba de cantar, y agradecemos que
contribuya tanto al espíritu y al gozo de las sesiones. Recientemente celebró otro
aniversario y lleva mas de cincuenta años transmitiendo el programa "Música y
palabras de inspiración", la transmisión de radio (y ahora de T.V.) que ha durado mas
tiempo en el mundo libre. Al escuchar las hermosas canciones del coro y la música
del órgano, me conforma la seguridad de que también en el cielo habrá música
hermosa, y me siento agradecido.
Dicen que en el infierno no habrá música, pero hay algunos sonidos a los que
llaman con ese nombre y que parecen pertenecer a ese lugar.
Los últimos seis meses no han sido muy activos para mi esposa ni para mí. Como
sabréis, nuestras actividades han sido restringidas debido a una condición muy
común llamada vejez. Creo que ahora comprendo un poco mejor lo que quiere decir
perseverar hasta el fin. Es difícil y desalentador no poder hacer todo lo que uno
quisiera. A pesar de eso, todavía hago muchas cosas. Casi todos los días me reúno
con las Autoridades Generales en las oficinas de la Iglesia y todos los jueves me reúno
con la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce en el templo.
También he disfrutado de algunas diversiones. Durante el verano mi esposa y yo
fuimos al festival de danza del Valle del Lago Salado. Participamos en el desfile del 24
de julio, Día de los Pioneros, y también fuimos al rodeo. El sábado pasado fuimos a
ver el partido de fútbol americano entre BYU y la fuerza aérea, en el estadio
recientemente ampliado de la Universidad Brigham Young en Provo, al que asistieron
unas 60.000 personas.
Me siento muy agradecido por la capacidad y devoción de mis consejeros, el
presidente Tanner, el presidente Romney y el presidente Hinckley. A1 pensar en la
gran lealtad v amor que estos hombres me demuestran a diario, recuerdo una
experiencia que tuvo Moisés cuando era ya anciano. Los israelitas batallaban contra
los del pueblo de Amalek y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel
prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalek. Y las manos de Moisés
se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él y se sentó
sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así
hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol." (Exodo 17:11-12.) Estoy seguro
de que Moisés no tuvo mas apoyo que el que yo recibo de mis queridos hermanos.
Estoy agradecido también por el presidente Benson y los demás miembros del
Conferencia General Octubre 1982
Consejo de los Doce, y las otras Autoridades Generales, los cuales trabajan con tanta
diligencia en la viña del Señor. Lamento que mi querido amigo, el élder LeGrand
Richards, que ha ocupado un asiento en este estrado desde 1938, no se encuentre
con nosotros en esta ocasión.
Me siento satisfecho con el progreso de la Iglesia en el mundo, con las cincuenta
nuevas estacas que han sido aprobadas o creadas desde que nos reunimos en la
Conferencia General de abril de 1982, y con la construcción de cinco templos más.
Estas son buenas señales del crecimiento del reino. Siempre ruego que el progreso
espiritual acompañe al aumento numérico de la Iglesia de nuestro Señor.
Mis hermanos y hermanas, hay una iniquidad general en el mundo en esta época
tan difícil y a la vez tan importante. Pero a pesar de los disturbios, podemos
conservar la paz interior. Somos muy bendecidos y tenemos mucho que agradecerle
a Dios. Al meditar acerca de estas cosas, recuerdo las palabras del Señor:
". . . Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le
demandara..." (Lucas 12:48.)
El Señor espera de nosotros fidelidad y obediencia a sus mandamientos a cambio
de las abundantes bendiciones que nos ha dado. La iniquidad abunda y el adversario
esta aprovechando al máximo el tiempo que le queda en esta época en que puede
valerse de su poder. Los lideres de la Iglesia continuamente nos hablan en contra de
lo que es intolerable para Dios: en contra de la corrupción de la mente, del cuerpo y
de lo que nos rodea; en contra de la vulgaridad, el robo, la mentira, el engaño, el
falso orgullo, la blasfemia y la borrachera; en contra de la fornicación, el adulterio, la
homosexualidad, el aborto y todos los demás abusos del sagrado poder de la
procreación; en contra del asesinato y todo lo que se le parece; en contra de toda
clase de degradación y pecado.
Como Santos de los Últimos Días debemos estar siempre alerta. La forma en que
todas las personas pueden protegerse de los ataques del adversario y prepararse
para el gran día del Señor es mantenerse asidas a la barra de hierro, tener mas fe,
arrepentirse de los pecados y equivocaciones, y dedicarse de lleno a la obra del reino
de Dios sobre la tierra, o sea, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos
Días. En esto radica la verdadera felicidad para todos los hijos de nuestro Padre
Celestial. Invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de todas
partes del mundo, a unirse a nosotros en esta obra divina y redentora de los últimos
días.
Honremos a nuestras familias y gocemos de la felicidad en nuestros hogares. Al
hablaros del hogar y la familia, desearía daros consejos acerca de la seguridad y el
bienestar de vuestros seres queridos. El rapto de niños es una iniquidad que aumenta
día a día en nuestra nación. Enviamos nuestro pésame y amor a todos los que han
sido privados de sus preciosos hijitos de esta forma. Os imploro, padres de Sión, que
vigiléis constantemente a vuestros hijos. Enseñadles a estar alerta y a cuidarse del
peligro que presentan las personas intrigantes e inicuas, y orad siempre por el
bienestar de vuestros hijos. El diablo no esta muerto, ni duerme.
Conferencia General Octubre 1982
El Salvador ama a los niños. A menudo hablaba de ellos y los llamaba a su lado,
como corderitos para bendecirlos. Además, dijo:
"Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mi,
mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le
hundiese en lo profundo del mar." (Mateo 18:6.)
Les pido a todos los que por una razón u otra hayan arrebatado a un niñito de los
brazos de su madre que se arrepientan y atiendan a mi súplica. Ruego que las
lagrimas y las súplicas de los familiares ablanden su corazón para que se sientan
compelidos a devolver a esos niños al seno de sus adoloridas familias.
Mis hermanos y hermanas, ha llegado el día de llevar el evangelio a mas
personas, en mas lugares. Debemos poner primero nuestra obligación de compartir
el mensaje del evangelio y después nuestra propia conveniencia. Los llamamientos
del Señor pocas veces son convenientes. Ha llegado el momento en que el sacrificio
tome un lugar más preponderante en la Iglesia. Nuestra devoción v dedicación deben
aumentar para que podamos realizar la obra que el Señor tiene para nosotros.
Tenemos que contar con mas misioneros ahora que la duración de la misión se ha
reducido, pero necesitamos a los que tienen deseos de servir en una misión y a los
que se han preparado cuidadosamente con la ayuda de la familia y de las
organizaciones auxiliares de la Iglesia. Los jóvenes deben comenzar desde niños, con
la ayuda de los padres, a prepararse aprendiendo a ahorrar dinero, a estudiar y a orar
acerca del evangelio, y asistiendo a las clases de seminario e instituto. Además, es de
gran importancia que se preparen viviendo en forma digna y pura. Las palabras de
despedida del Maestro a sus Apóstoles, poco antes de la ascensión, fueron:
". . . Id por todo el mundo • predicad el evangelio a toda criatura.
"El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado." (Marcos 16:1516.)
No debemos debilitarnos ni cansarnos de hacer el bien. Tenemos que alargar el
paso. No s610 nos estamos jugando nuestro bienestar eterno, sino también el de
muchos de nuestros hermanos y hermanas que todavía no son miembros de esta, la
Iglesia verdadera. Me emocionan las palabras del profeta José Smith en una carta
que mandó a la Iglesia desde Nauvoo el 6 de septiembre de 1842, y que dice:
". . . ¿No hemos de seguir adelante en una causa tan grande? avanzad, en vez de
retroceder. ¡Valor, . . . e id adelante, adelante a la victoria!...' (D. y C. 128:22.)
Y ahora, mis queridos hermanos, hay personas en el mundo que erróneamente
dicen que no somos una Iglesia cristiana, sino que somos un culto, y que adoramos a
José Smith y no a nuestro Salvador, Jesucristo. ¡Que equivocadas se encuentran!
¡Que herejía! El Señor declaró:
"Porque así se llamara mi Iglesia en los postreros días, a saber, La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días." (D. y C. 115:4.)
Depositamos nuestra confianza en Jesucristo. El murió por nuestros pecados.
Gracias a El y su Evangelio, se perdonan nuestras faltas al bautizarnos; el pecado y la
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iniquidad son quitados como con fuego de nuestra alma, y nos volvemos puros,
limpios de conciencia, y con una paz que sobrepasa el entendimiento.
Creemos, es nuestro testimonio, y lo proclamamos a todo el mundo, "que no se
dará otro nombre, ni otra senda ni medio, por el cual la salvación pueda llegar a los
hijos de los hombres, sino en y por medio del nombre de Cristo, el Señor
Omnipotente" (Mosiah 3:17).
Sabemos, y es nuestro testimonio, el cual también proclamamos a todo el
mundo, que para ser salvado el hombre debe creer "que la salvación fue, y es, y ha
de venir en y por medio de la sangre expiatoria de Cristo, el Señor Omnipotente"
(Mosíah 3:18).
"Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo,
profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos
sepan a que fuente han de acudir para la remisión de sus pecados." (2 Nefi 25:26.)
Durante los últimos 150 años, desde el momento de la Restauración, y
comenzando con el profeta José Smith, las voces de los profetas en los últimos días
se han elevado con claridad, autoridad y veracidad, testificando de la divinidad de
esta obra restaurada, y del poder redentor del Evangelio de Jesucristo.
Al testimonio de estos grandes hombres yo agrego el mío. Yo se que Jesucristo es
el Hijo del Dios viviente y que fue crucificado por los pecados del mundo. El es mi
amigo, mi Salvador, mi Señor y mi Dios. Ruego con todo mi corazón que los santos
sepan guardar Sus mandamientos, que tengan su Espíritu con ellos y que puedan
lograr una herencia eterna, con El, en la gloria celestial.
Al comenzar esta conferencia, esperemos que el Señor nos de Su aprobación y
sus bendiciones. A El le pido que os bendiga, y como siervo de El, yo os bendigo. En el
nombre de Jesucristo. Amén.
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