El análisis de un texto filosófico

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El análisis de un texto filosófico
El análisis, según la definición que podemos encontrar en cualquier diccionario, consiste básicamente
en "la distinción y separación de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o
elementos." El análisis filosófico se atiene, por lo tanto, a dicha definición, consistiendo básicamente
en dicha operación; pero hay una característica que ha constituido desde siempre una de las partes
fundamentales de todo análisis filosófico: el conocimiento de la estructura argumentativa del texto
objeto de análisis.
A diferencia del resumen, que consiste básicamente en transmitir abreviadamente el contenido
esencial de un texto, el análisis consistirá en explicar dicho texto. Es decir, básicamente, en explicar
su significado y su estructura argumentativa (lo que se dice y cómo se dice). El análisis no es todavía
un comentario de texto sino, junto con el resumen, el paso previo a todo comentario de texto (o una
parte del comentario de texto, según la escuela metodológica que se siga).
1) Analizar es, pues, explicar los contenidos de un texto, es decir, las ideas y conceptos que en él se
expresan; y también explicar las relaciones que existen entre esas ideas, conceptos, es decir, explicar
su estructura argumentativa.
2) En primer lugar hemos de fijar el sentido del texto, lo que podemos hacer apoyándonos en la
técnica del resumen, hasta estar seguros de lo que el autor nos quiere transmitir. Hemos de distinguir
lo esencial de lo secundario; y ser capaces de discernir las razones en las que se apoya para afirmar
lo esencial del texto. Esta distinción nos orienta, por supuesto, respecto a la estructura argumentativa
del texto.
3) En el análisis hemos de dejar clara la distinción entre las partes del texto, explicando su significado
y su papel en la argumentación de conjunto, dando las referencias precisas de las líneas en que se
encuentran y añadiendo todas las observaciones que consideremos necesarias para aclarar tanto su
significado como el papel que juegan en el conjunto.
4) La estructura lógica de un texto, su estructura argumentativa, no tiene por qué coincidir con su
presentación literaria. Ésta responde a la presentación de una idea o de un conjunto de ideas, pero
puede que nos confunda sobre su estructura lógica: la estructura lógica es un "todo" en el que,
partiendo de determinadas premisas, y por lo general a través de un razonamiento intermedio, se
llega a una determinada conclusión. La recursos retóricos y literarios pueden hacer que sea
conveniente presentar de modos muy diversos los elementos de la argumentación.
Cuestiones prácticas
A) Para realizar un análisis debemos comenzar la lectura del texto buscando el significado y la
estructura lógica del mismo. Por lo que respecta a la estructura, hemos de prestar atención a los
párrafos en que se divide el texto, así como a los signos de puntuación y a todas aquellas partes del
lenguaje -conjunciones, adverbios...- que ponen en relación las distintas partes del texto. Hemos de
atender igualmente a todas las expresiones utilizadas por el autor para fijar el orden y la importancia
de los contenidos, así como la naturaleza propia de su discurso.
B) Hay que releer el texto tantas veces como sea necesario hasta estar completamente
seguros de haber determinado su sentido y estructura.
C) Al tiempo que hacemos este trabajo podemos ir anotando todas las sugerencias que se
nos vayan ocurriendo: aunque la mayoría no vayan a resultar fructíferas siempre habrá
algunas que podrán sernos útiles, ya para fijar el sentido del texto o su estructura, ya para un
posible y ulterior comentario (si el análisis que estamos realizando forma parte de un
comentario de texto).
D) Resumir el texto nos permite, por supuesto, comprobar el grado de comprensión del
mismo que hemos alcanzado.
E) Hemos de dar todas las explicaciones que consideremos necesarias para fijar con
precisión el significado del texto y su estructura argumentativa.
F) Como se ha dicho más arriba, prestar atención a los términos en los que se expresan las
distintas transiciones lógicas es fundamental para obtener rápidamente la comprensión de la
estructura lógica. A continuación presentamos aquellas expresiones más comúnmente
utilizadas relacionadas con su valor lógico:


1) La expresión de la continuidad lógica entre dos proposiciones.
o — Para recalcar la identidad o equivalencia: es decir, o sea, en otras palabras,
en una palabra, brevemente, en resumen, del mismo modo, lo mismo ocurre,
así, así como, como, etc.
o — Para recalcar el fin: por esto, por ello, a fin de que, con este fin, en esta
perspectiva, en vistas a, etc.
o — Para recalcar la causa: a causa de, por este motivo, por el hecho, lo que
hace que, etc.
o — Para recalcar la consecuencia: pues, de ahí, de donde, en consecuencia, por
consiguiente, por lo que, por lo tanto, etc.
o — Para recalcar la simultaneidad o implicación lógica: al mismo tiempo,
correlativamente, por lo mismo, teniendo en cuenta el hecho, etc.
o — Para recalcar la idea de medida o proporción: en tanto que, tanto como,
tanto más que, etc.
2) La expresión de la divergencia lógica entre dos proposiciones.
o — De carácter concesivo: bien que, aunque, a pesar de, de todos modos, sea
como fuere, etc.
o — De carácter restrictivo: al menos, por lo menos, cuando menos, todavía
menos, aún menos, solo, solamente, etc.
o — De oposición: pero, por contra, al contrario, por el contrario, a la inversa, no
obstante, sin embargo, etc.
o — De elección: sea... sea, bien... bien, o... o, o bien... o bien, etc.
Libro I República
(354ª-357ª)
-Y así, el justo es dichoso; y el injusto, desgraciado.
-Sea ---dijo.
-Por otro lado, no conviene ser desgraciado dichoso.
-¿Qué duda tiene?
-Por tanto, bendito Trasímaco, jamás es la injusticia más provechosa que la justicia.
-Banquetéate con todo eso, ¡oh Sócrates!, - en las fiestas Bendidias ---dijo.
-Banquete que tú me has preparado, ¡oh, Trasímaco- --observé yo-, pues te aplacaste conmigo y cesaste en tu enfado.
Mezquino va a ser, sin embargo, no por tu culpa, sino por la mía; y es que, así como los golosos gustan siempre con
arrebato del manjar que en cada momento se les sirve sin haber gozado debidamente del anterior, así me parece que yo,
sin averiguar lo que primeramente considerábamos, qué cosa sea lo justo, me desprendí del asunto y me lancé a investigar
acerca de ello, si era vicio e ignorancia o discreción y virtud; y presentándose luego un nuevo aserto, que la injusticia es
más provechosa que la justicia, no me retraje de pasar a él, dejando el otro, de modo que ahora me acontece no saber
nada como resultado de la discusión. Porque no sabiendo lo que es lo justo, difícil es que sepa si es virtud o no y si el que la
posee es desgraciado o dichoso.
Descartes
(Discurso del método)
El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo; pues cada uno piensa estar bien provisto de él....Por lo que no es
cierto que todos se engañen; sino más bien eso atestigua que la capacidad de juzgar bien, y de distinguir lo verdadero de lo
falso, que es lo que propiamente se denomina el buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres; y así
que la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino solamente de que
conducimos nuestros pensamientos por vías diversas....Porque, no basta con tener buen espíritu, sino que lo principal es
aplicarlo bien.
Kant
(Prólogo a la 2ª edición de la Crítica de la razón pura)
Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos
realizados bajo tal supuesto con vista a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre dichos objetos -algo que
ampliara nuestro conocimiento- desembocaban en el fracaso. Intentaremos, pues, por una vez, si no adelantaremos más
en las tareas de la metafísica suponiendo que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento cosa que concuerda
ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos....Ocurre aquí como con los primeros
pensamientos de Copérnico. Este, viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que las estrellas
giraban alrededor del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las
estrellas en reposo. En la metafísica se puede hacer el mismo ensayo en lo que atañe a la intuición de los objetos. Si ésta se
rige por la naturaleza de los objetos, no veo como podría conocerse algo a priori.
David Hume
(Tratado de la naturaleza humana)
Toda creencia en una cuestión de hecho.....deriva meramente de la unión de algún objeto presente a la memoria o a los
sentidos y de una conjunción habitual entre éste y algún objeto, o, en otras palabras: habiéndose encontrado, en muchos
casos, que dos clases cualesquiera de objeto, llama y calor, nieve y frío, han estado siempre unidos; si la llama y la nieve se
presentaran nuevamente a los sentidos, la mente sería llevada por la COSTUMBRE a esperar calor y frío, y a CREER que tal
cualidad realmente existe...Esta creencia es el resultado forzoso de colocar a la mente en tal situación. Se trata de una
operación del alma inevitable....Es como una especie de instinto natural que ningún razonamiento o proceso de
pensamiento puede evitar.....Y es que en los fenómenos referidos a cuestiones de hecho siempre se presupone la CREENCIA
en el objeto correlativo....La proximidad a nuestra casa jamás puede excitar nuestras ideas si no creemos que realmente
existe. Ahora bien, mantengo que esta creencia....sobrepasa la memoria y los sentidos....Cuando tiro al fuego un trozo de
madera seca, inmediatamente mi mente es llevada a concebir que la llama aumentará y no que disminuirá. Esta transición
del pensamiento de la causa al efecto no procede de la razón. Tiene su origen exclusivamente en la costumbre y en la
experiencia....La costumbre hace a la idea o representación de la llama como más potente y vivaz que cualquier ensueño
indisciplinado y fluctuante de la imaginación....Cuando una espada apunta a mi pecho, ¿no me alterará más vivamente la
idea de herida y dolor que cuando se me presenta un vaso de vino, aún cuando se me ocurriese casualmente aquélla idea
tras la aparición de este objeto?
"El progreso de la mente y la evolución de la cultura"
"Ciertamente, el primitivo razona de una forma muy distinta a como lo hacemos nosotros, y, en muchos aspectos su
pensamiento es, sin duda, inferior al nuestro, en el sentido de que acepta más fácilmente, creencias falsas y comete más
errores objetivos. Pero esto, en rigor, no constituye una cuestión exclusivamente psicológica. En rigor, el problema de la
evaluación de la mente humana es inseparable del de la evolución de la cultura. Evidentemente los razonamientos
primitivos resultan prelógicos para quienes los enjuician desde un nivel cultural como el nuestro; pero son bastante lógicos
si se enjuician desde la situación cultural en que se ejercen. De hecho, si a unos niños de nuestro mundo se les situara
desde los primeros meses de la vida en una comunidad primitiva, acabarían por razonar de una manera muy semejante a
la descrita; y, al revés, un niño primitivo incorporado desde el comienzo de su vida a nuestra civilización acabaría por
razonar como cualquiera de nosotros.
Lo que se deduce, pues, de todo esto es que la "mente" y su nivel constituyen el resultado de una larga evolución, biológica
primero y cultural después. La mente humana no puede explicarse sólo a partir de unos principios anímicos y unas
facultades que despliegan sus potencialidades en abstracto; la mente humana ha de explicarse también como resultado de
una interacción social y de la participación de cada individuo en una cultura que es transpersonal."
J.L. Pinillos, "La mente humana", (p.41), Salvat ed., Madrid, 1969
"La memoria y el olvido"
"Hasta ahora nos hemos ocupado sobre todo del aspecto adquisitivo del aprendizaje, prescindiendo casi por completo de
otros aspectos que, como la retención y el recuerdo, forman parte esencial del mismo, Un aprendizaje cabal comporta, no
obstante, la retención de lo adquirido y la posibilidad de poder recordarlo en alguna manera, Nuestros hábitos
adaptativos, la vivencia de nuestra identidad personal y la continuidad del mundo que nos rodea, procesos todos ellos
relacionados con el aprendizaje, dependen esencialmente de esta capacidad de relacionar el pasado con el presente que se
manifiesta en el recuerdo. Básicamente, recordar y olvidar pueden considerarse como el anverso y el reverso de un mismo
proceso; el olvido consiste en la diferencia entre lo que se retiene y lo que se aprendió y, aunque no puede medirse de
forma directa, no puede ser considerado como -una simple pérdida sino como el resultado de procesos activos, adquiriendo
así cierta substantividad frente a la memoria. El recuerdo, a su vez, consiste en la evocación de contenidos fijados en un
tiempo pasado, evocación que se apoya básicamente en procesos mentales de reconocimiento y reproducción de dichos
contenidos.
Para obtener una visión completa del aprendizaje debemos saber, pues, no solo cuánto retenemos de lo que hemos
aprendido, sino también por qué olvidamos el resto, cómo deformamos nuestros recuerdos y por qué olvidamos
precisamente unas cosas más que otras."
J.L. Pinillos, "La mente humana", (p.41), Salvat ed., Madrid, 1969
MITOS Y "MASS-MEDIA"
"Recientes investigaciones han puesto en claro las estructuras míticas de las imágenes y de los comportamientos
impuestos a las colectividades por la vía de los mass-media. Este fenómeno se da, sobre todo, en los Estados Unidos. Los
personajes de los comics strips (historietas ilustradas) presentan la versión moderna de los héroes mitológicos o folklóricos.
Encarnan hasta tal punto el ideal de una gran parte de la sociedad, que los eventuales retoques impuestos a su conducta o,
aún peor, a su muerte provocan verdaderas crisis entre los lectores; éstos reaccionan violentamente y protestan, enviando
millares de telegramas a los autores de los comics strips y a los directores de los periódicos. Un personaje fantástico,
Superman, se ha hecho extraordinariamente popular gracias, sobre todo, a su doble identidad: descendido de un planeta
desaparecido a consecuencia de una catástrofe, y dotado de poderes prodigiosos, Superman vive en la Tierra con la
apariencia modesta de un periodista, Clark Kent; se muestra tímido, eclipsado, dominado por su colega Lois Lane. Este
disfraz humillante de un héroe cuyos poderes son literalmente ilimitados repite un tema mítico bien conocido. Si se va al
fondo de las cosas, el mito de Superman satisface las nostalgias secretas del hombre moderno que, sabiéndose frustrado y
limitado, sueña con revelarse un día como un "personaje excepcional", como un "héroe".
La novela policíaca se prestaría a observaciones análogas: por una parte, se asiste a la lucha ejemplar entre el Bien y el
Mal, entre el Héroe (= el detective) y el criminal (encarnación moderna del demonio). Por otra parte, por un proceso
inconsciente de proyección y de identificación, el lector participa del misterio y del drama, tiene la sensación de participar
personalmente en una acción paradigmática, es decir, peligrosa y heroica."
Mircea Eliade, "Mito y realidad"
El origen de la supremacía masculina
"Todo esto conduce a una conclusión: el complejo de Edipo no fue la causa de la guerra; la guerra fue la causa del complejo
de Edipo (recordemos que la guerra misma no fue causa primera sino un producto del intento de controlar las presiones
ecológica y reproductora). Aunque parezca un problema sin solución como el del huevo y la gallina, existen excelentes
motivos científicos para rechazar las prioridades freudianas. Si comenzamos con el complejo de Edipo, no podemos explicar
las variaciones de intensidad y de alcance de la guerra: ¿por qué algunos grupos son más belicosos que otros y por qué
algunos practican formas externas y otros formas internas de guerra? Tampoco podemos explicar por qué el conjunto de
las instituciones que forman el sistema de la supremacía masculina varía en esencia y en fuerza. Partiendo del complejo de
Edipo, tampoco podemos explicar el origen de la agricultura, los caminos divergentes de las intensificaciones y los
agotamientos en el Viejo y el Nuevo Mundo ni el origen del Estado. Pero si comenzamos con la presión reproductora, la
intensificación y el agotamiento, podemos comprender los aspectos constantes y variables de la guerra. Y a partir de un
conocimiento de las causas de las variaciones bélicas, podemos llegar a una comprensión de las causas de las variaciones
de la organización familiar, las jerarquías sexuales y los papeles sexuales y, desde esta perspectiva, a una comprensión de
las características constantes y variables del complejo de Edipo. Un principio admitido en la filosofía de la ciencia establece
que si uno debe elegir entre dos teorías, merecerá prioridad aquella que resuelva más variables con el menor número de
suposiciones independientes y no explicadas.
Merece la pena insistir en este punto porque de cada teoría se infieren consecuencias filosóficas y prácticas distintas. Por
un lado, la teoría freudiana se parece mucho al enfoque de la guerra como aspecto de la naturaleza humana. Hace que la
agresividad homicida parezca inevitable. Al mismo tiempo, encadena tanto a los hombres como a las mujeres a un
imperativo biológico ("la anatomía es el destino"), con lo cual enturbia y estrecha el movimiento para alcanzar la igualdad
sexual. Aunque he sostenido que la anatomía destina a los varones al entrenamiento para ser feroces y agresivos en caso
de guerra, no he dicho que la anatomía, los genes, el instinto o cualquier otra cosa torne inevitable la guerra. El simple
hecho de que todos los seres humanos del mundo de hoy y del pasado conocido hayan vivido en sociedades machistas y
belicistas no es razón suficiente para adjudicar a la naturaleza humana la imagen de las características salvajes necesarias
para librar una batalla con éxito. El hecho de que la guerra y el machismo hayan desempeñado y sigan desempeñando
papeles tan destacados en los asuntos humanos no significa que deban seguir haciéndolo en cualquier tiempo futuro. La
guerra y el machismo dejarán de practicarse cuando sus funciones productivas, reproductoras y ecológicas se satisfagan
mediante alternativas menos costosas. Por primera vez en la historia tales alternativas están a nuestro alcance. Si no
somos capaces de utilizarlas, no será un fracaso de nuestra naturaleza, sino de nuestra inteligencia y voluntad."
Marvin Harris, "Caníbales y reyes", capítulo 6, "El origen de la supremacía masculina y del complejo de Edipo"
ESTADOS DE CONCIENCIA
"Por lo general, creemos que la conciencia es la percepción sensorial de las escenas, sonidos y olores que están cerca de
nosotros. Pero nuestra conciencia incluye muchas más percepciones. Cualquier persona que mire dentro de sí misma se
volverá consciente de, primero, cierto número de sensaciones corporales. Notará el ritmo de la respiración y los latidos del
corazón, sentirá movimientos del estómago, la saliva en la boca, la textura y el peso de las ropas, pequeños dolores,
picores e, incluso quizás, dolores pasajeros. Además de estas sensaciones físicas, la persona, con la introspección, se vuelve
consciente de emociones vagas - corrientes de placer, irritación o de aburrimiento. Y, según su estado emocional, una
persona puede ser consciente, perfecta o vagamente, del paso del tiempo, del futuro, de su propia mortalidad, de la
continuidad de su conciencia y de la individualidad imprescindible de su yo consciente.
Aunque les es difícil a los individuos describir su propia conciencia con cierto grado de precisión, la sensación del propio ser
está, sin embargo, animada de una sensación cálida, de inmediatez y de riqueza. Esta percepción de uno mismo, compleja
y a menudo intensa, es particularmente evidente en los estados de plenitud emocional, como cuando se hace el amor o
cuando se siente una pena muy grande. Sin embargo, está siempre presente, hasta cierto punto, en los momentos más
corrientes e incluso más aburridos de nuestra vida. Hace poco tiempo que la psicología desarrolla métodos para observar y
registrar estos aspectos de la conciencia. Nos basamos todavía, en gran parte, en descripciones verbales, complementadas
con registros relativamente sencillos de la frecuencia cardiaca, la respiración, las secreciones glandulares y la actividad
eléctrica global del cerebro.
El nivel corriente de la conciencia es el del pensamiento consciente. Una persona siempre está pensando, incluso aunque
esté sentada tranquilamente, en un estado introspectivo. Las ideas, aunque sean triviales, pasan continuamente por su
conciencia. Además, la mayor parte del pensamiento normal, va acompañado por reacciones en el comportamiento generalmente, cada vez que una persona piensa, la lengua y los músculos de la garganta hacen pequeños movimientos -.Si
no se está pensando activamente, se está probablemente soñando. Una persona normal tiene al día, aproximadamente,
200 sueños diurnos (Singer, 1966).
Por consiguiente, la conciencia es la suma de todo lo que uno puede descubrir acerca de una experiencia propia en un
momento dado. Naturalmente, existen muchas más cosas en una persona aparte de su conciencia inmediata. Tiene
también muchos recuerdos - que están inconscientes, a menos que se les llame mediante una asociación o
intencionadamente - así como muchas motivaciones y proyectos inconscientes. Conjuntamente, estos factores constituyen
la identidad de una persona como un ser psicológico."
Garndner Lindzey, "Psicología"
De Revoutionibus orbium coelestium, Libro I, cap. 7
Por qué los antiguos creyeron que la Tierra permanece inmóvil en el centro del universo
"De forma generalizada, los antiguos filósofos establecieron que la Tierra permanece en reposo en el centro del universo,
apoyándose en diversos argumentos. Como principal razón, sin embargo, argüían la pesantez y la liviandad. La Tierra es,
de hecho, el elemento más pesado, y todo lo que pesa tiende hacia ella, en el esfuerzo de alcanzar su centro más profundo.
Siendo la Tierra esférica, los objetos pesados son llevados hacia ella, por su propia naturaleza, desde todas las direcciones y
ángulos rectos respecto a su superficie. Además, si no fueran detenidos por su superficie seguirían su camino hasta su
centro, al modo en que una perpendicular sobre el punto tangencial de otra recta sobre una esfera conduce al centro. Pero
las cosas que alcanzan el centro, parece seguirse, permanecen en reposo en el centro. Con mayor razón, entonces, la Tierra
permanecerá en reposo en el centro y, en cuanto recipiente de todo cuerpo pesado, deberá permanecer sin movimiento
gracias a su peso.
De modo similar, los antiguos filósofos analizaron el movimiento y su naturaleza con la intención de confirmar sus
conclusiones. Así, según Aristóteles, el movimiento de un cuerpo simple es simple; de los movimientos simples, uno es en
línea recta y otro circular; de los movimientos en línea recta, uno es hacia arriba y otro hacia abajo. Por consiguiente, cada
movimiento simple lo es, o bien hacia el centro, es decir, hacia abajo; o bien alejándose del centro, es decir, hacia arriba; o
bien alrededor del centro, es decir, circular. Pero ser llevados hacia abajo, hacia el centro, es una propiedad sólo del agua y
de la tierra, a las que consideramos pesadas; por otra parte, el aire y el fuego, que están dotados de liviandad, se mueven
hacia arriba, alejándose del centro. Parece razonable asignar, pues, a estos cuatro elementos el movimiento rectilíneo,
pero a los cuerpos celestes el movimiento circular alrededor del centro. Es lo que dice Aristóteles en Del cielo, (I, 2; II, 14).
Por consiguiente, señala Ptolomeo de Alejandría (Almagesto, 1, 7), si la Tierra se moviera, aunque sólo lo hiciera en
rotación diaria, tendría que ocurrir lo contrario de lo que se dijo anteriormente, ya que su movimiento tendría que ser
extremadamente violento y su rapidez insuperable para arrastrar a toda la circunferencia de la Tierra en veinticuatro
horas. Pero las cosas que se someten a una brusca rotación parecen totalmente incapacitadas para reunirse en
organismos, y parece más probable, si son el resultado de la combinación, que tiendan a dispersarse, a menos que se
mantengan unidos por algún lazo. Haría mucho tiempo que la Tierra hubiera reventado en pedazos, dice, y hubiera sido
arrojada fuera de los cielos (lo cual es un concepto bastante absurdo); y lo que es más, las criaturas vivas y las cosas
pesadas no hubieran permanecido íntegros o inquebrantables. Del mismo modo, los objetos que caen en línea recta no
descenderían perpendicularmente hacia el lugar esperado, ya que mientras caen dicho lugar se habría desplazado debido
al rápido movimiento. Por otra parte, las nubes y cualquier otra cosa que flote en el aire las veríamos desplazándose
siempre hacia el oeste."
(Según la versión de A. M. García López para "La Filosofía en el Bachillerato")
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