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Gerente: LUIS Q. BILBAO
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Ofrector: LUIS ARAQUISTAIN
31 DK EKK.O SEMANARIO DE LA VIDA NACIONAL Núm. 2 0 ~ ü n t s .
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Núm. 247.—2.
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SEMANARIO DE LA VIDA NACIONAL
CINCO A Ñ O S D E S P U É S
EL CASO
pOR estos días ha cumplido ESPAÑA cinco
años de existencia. Al cabo de este
'^stro, no es tan senecta que no pueda ilusionarse ya con el futuro, pero tampoco tan
joven que no sienta a sus espaldas el pasa*^0- En este aniversario —previa la venia
'^^l lector para que la revista, por una vez,
hable de sí misma— preferimos, en verdad,
•conmemorarlo con unas cuantas reflexiones
Sobre lo que ha sido y es ESPAÑA, en vez de
ender las alas de la imaginación hacia el
porvenir. Sea cual sea su futuro destino,
^ste hecho es innegable: que la existencia
•^ ESPAÑA se ha debido y se.debe a razoes demasiado profundas para que una par^ de la opinión española pueda pasarse en
o Sucesivo sin una publicación de este lina|f "-esta u otra—. No se tome est6 a inmo^stia. No es nuestra virtud, ni la de los"
'í'^e nos sucedan, la causa de este fenóme'^o. La causa es de orden histórico. Más
concretamente aún: la causa ha de buscar^> fundamentalmente, en la nueva técnica
^e hacer periódicos.
aunque ESPAÑA ha tenido antecesores de
'.'^ estirpe, todos ya extintos —sin ir más leJ s de un cuarto de siglo, recordamos Vida
^eva. Alma Española, La República de
s Letras y la más próxima a nosotros, en
tiempo y en espíritu, Europa, de Luis
'o—, puede afirmarse, en general, que
•carácter íntimo de esta Revista es autóomo e inconfundible. H a y dos clases de
^^icaciones: unas, en que el pensamiento
^ sometido a fines privados de interés
nomico, de interés político o simplemen. *^ vanagloria; otras, en que el pensa^i^iento
no" tiene
con
_1
t-iv-liV^ más
l i l t i O fin
l i l i que
UU»». expresarse
C A . U Í U O C l i OV-- V^WIX
oluto desinterés: el pensamiento por el
^nsamiento. Acaso no sea fácil hallar tim" ^'^™^- "^n una publicación de pensabe
privadamente interesado puede hamóviles o componentes desinteresados,
p
^^ otra de pensamiento desinteresado
SÍP ^ haber partes interesadas ; p e r o
.
Pre domina un carácter sobre el otro y
Xim , c^^'o'^ puede aceptarse como aprontadamente justa.
"ESPAÑA,,
Las revistas de tipo desinteresado que ha
habido en España sólo lo han sido muy parcialmente. Nos referimos, sobre todo, a las
de carácter literario. Publicaciones de juventud, son como aldabonazos que se dan
en las puertas de la «gran prensa»; son plataformas para darse a conocer. Consumada esta función preparatoria, y una vez que
la gran prensa u otros órganos de publicidad —el libro, el teatro— han recogido a
los más aptos y eliminado a los menos aptos, estas publicaciones no tienen razón de
ser y desaparecen. Son embrionarios peldaños de publicidad para encaramarse a los
superiores. Son publicaciones de ida. ¿Pero
no podremos concebir otro tipo de publicación que sea como un retorno de los grandes órganos de publicidad, un género de
publicación en que el pensamiento desinteresado se refugie y se busque a sí mismo
después de persuadirse de su limitación ext e m a en las grandes publicaciones? E S P A ÑA fué esto —y lo sigue siendo: un órgano
para expresar pensamientos desinteresados
que no pueden hallar cabida, en general, en
la prensa de tipo capitalista, esto es, de técnica costosa. Algunos de los que fundaron
ESPAÑA —pensamos sobre todo en D . José
Ortega y Gasset, a quien esta revista saluda afectuosamente en este quinto aniversario de su aparición^ vieron cerradas a sus
opiniones, por heterodoxas frente a la política tradicional, las puertas de los periódicos diarios más difundidos. ESPAÑA fué una
necesidad espiritual. No era una empresa
de lucro ni de vanidad literaria, sino un órgano que un hombre a quien no queremos
sonrojar con ningún calificativo, L u i s
G. Bilbao, nuestro gerente, forjó para que
en él se dijera lo que podía decirse en ninguna otra parte. Y esa sigue siendo la misión de ESPAÑA
Por una parte, el pensamiento desinteresado halla cada vez más trabas. Hasta hace
poco, las ideas, sobre todo las ideas políticas, no sugerían terror. En saliéndose de
los tópicos de la vulgar política al uso, todo
parecía quimérico. Socialismo, sindicalismo, comunismo: inocentes utopias, expansiones líricas que servían, como la música.
AÑO VI.—NÚM.
•
248
para abstraer los ánimos cansados de los
viejos parlamentarios y de los lectores de
periódico. Pero de pronto las quiméricas
doctrinas se hacen reales o adquieren terrible inminencia de realidad. El pensamiento libre se hace sospechoso, se le examina
con lupa, se le escudriña hasta lo más recóndito, se le somete a cuarentena, se le
persigue, se le destierra. ¿No es un signo
de los tiempos que un hombre de temperamento tan moderado y circunspecto como
D. Eugenio de Ors se vea expelido de la
dirección de enseñanza de Cataluña por
haber pensado libremente sobre sindicalismo?
Por otra parte, la gran prensa ha de cerrarse más y más a todo examen crítico del
régimen social de que ella es espléndida expresión y defensa. Es natural. Un periódico moderno exige millones para constituirse
y consolidarse. Su técnica, sus máquinas
gigantescas, sus enormes masas de papel,
sus inmensos servicios de información, el
ejército de su personal, todo esto le impone
fabulosos gastos. Estos millones no pueden
aportarlos hombres de pensamiento desinteresado, generalmente más provistos de
ideología que de riqueza. Tampoco es frecuente que los suministren los filántropos.
Los millones de un periódico moderno sólo
pueden darlos los capitalistas. Pero con una
doble condición, tácita o expresa: que no
ataque, y si es posible defienda, sus negocios particulares; y que defienda, y si es posible acreciente, el capital invertido en el
periódico. Pero un gran periódico moderno
no vive del público sino indirectamente; el
lector paga mucho menos de lo que vale el
periódico; la diferencia y la ganancia las
paga el anunciante. Pero el anunciante no
quiere anunciarse en un periódico que no
acepte como dogma cerrado el sistema capitalista, ni en un periódico que no cuente
con un gran número de lectores. De modo,
en suma, que un g r a n periódico moderno,
por ley de su existencia, a causa de su origen y de su costosísima técnica, está encadenado por sus accionistas, por sus anunciantes y por la opinión media de una gran
masa de lectores, que por ser grande, precisamente, no es probable que tenga una
opinión muy independiente. Por necesidad,
un gran periódico es un servidor de intereses creados y de prejuicios tradicionales.
En periódicos así, todo pensamiento desinteresado y crítico está fuera de lugar, salvo como ornamento o como actividad marginal.
i^
Es posible que se retorne al tipo de periódico pequeño, de cuatro páginas, y no muy
grandes, en que lo esencial no sea la cantidad de papel ni la información supérflua o
innecesariamente hinchada, sino el pensamiento desinteresado, la vivacidad de estilo, la independencia y la gracia. El éxito
sin precndei^te de La Libertad es una prueba de que no todo el público va necesariamente tras los mastodontes de la prensa.
Acaso venga un resurgimiento del periódico modesto en lo material, pagado por el
público, no por capitalistas ni anunciantes,
libre de toda tiranía económica y de toda
rutina mental. Pero mientras esto no ocurra, la revista sostenida, al precio necesario, por su público, sin estar condicionada
por grandes capitales iniciales ni por un voluminoso anuncio, será una exigencia para
cierto número de escritores de pensamiento
desinteresado y para cierto número de lectores que requieren desinteresados pensamientos. La revista ESPAÑA nació respondiendo a esta necesidad y espera que, al
cabo de cinco años de existir, la haya acrecentado en cuantos la escriben y la leen.
Su mayor orgullo es su colaboración al incremento de esa necesidad.
El problema de sostener una publicación
de este linaje es difícil en todas partes. Lo
es hasta en países como Inglaterra y los
Estados Unidos, donde el público necesita
de esta prensa independiente más que en
ninguna otra parte, por lo mismo que la
prensa de empresa o encadenada es más de pendiente que en ninguna otra parte también . En estos países no es raro encontrar
capital desinteresado para sostener tal género de publicaciones, aun sabiendo que va
a perderse económicamente, aunque espiritualmente no sea pérdida: el sostenimiento
de una publicación así se equipara, por
ejemplo, al de una escuela u otra institución cultural cualquiera. El público, por su
parte, es bastante desinteresado para pagar
con creces el lujo, si así puede denominarse,
de sostener una prensa que, equivocada o
no, no mentirá a sabiendas, ni ocultará la
verdad intencionadamente, ni subordinará
su pensamiento a fines privados de interés
o vanidad. Todas las revistas inglesas de
tipo análogo al de ESPAÑA cuestan medio
chelín, sesenta céntimos. Las norteamericanas como The Nevo Republic y The Naiion, 15 centavos, 75 céntimos de peseta, a
la par. L'Europe Nouvelle francesa, 75 céntimos de franco. Y cuando esto no basta,
transitoria o permanentemente, no falta el
filántropo o el donante que supla la deficiencia. The New Wituess, de G. K. Chesterton, ha estado viviendo a pérdida de los
donativos de sus lectores. L a independencia es tan rara y necesaria que siempre hay
quien asegura su libertad económica.
En España el problema es más difícil que
en ninguna parte. No hay tradición de generosidad en los ricos, y los lectores están
demasiado habituaaos a pagar a bajo precio
las publicaciones para sostenerlas con su
exclusivo esfuerzo. Pero ESPAÑA no está
dispuesta a depender del capital interesado:
si tuviera que depender -^-y para ello sólo
necesita quererlo— no tendría razón de
existir. Confía en la cooperación voluntaria de sus lectores para hacer frente, al
enorme aumento de precios en los componentes de papel e imprenta, j porqne confía,
tiene el valor de discutir públicamente este
problema. Hasta ahora bastaba el precio
de 20 céntimos. En lo sucesivo y a partir
de la semana próxima, a causa del encarecimiento de las imprentas y del papel, derivado de las últimas huelgas y del término
del anticipo reintegrable a la prensa, E S PAÑA costará 30 céntimos. Y si fuera menester, lo elevaríamos a 40 o a 50 o a una peseta, hasta que para el público la necesidad
espiritual de sostener la revista sea menor
que el costo requerido.
Volviendo los ojos a nuestro pasado, con
mirada de balance, de nada tenemos que
arrepentimos. ESPAÑA ha sido un pioneer,
un explorador y un divulgador de todas las
creaciones universales del espíritu. En arte
y en literatura, hemos dado a conocer y defendido valores nuevos permanentes. En
política, nuestro pensamiento no ha tenido
ni tiene límites; no sólo no nos ha asustado
ninguna doctrina, sino que ha sido tanto
más consustancial con nosotros cuanto más
radicaí y libre. Extremistas por posición
mental, nuestra oposición ha sido y es oportunista: revolucionaria cuando la reforma
parecía imposible y e s t é r i l ' , reformista
cuando la revolución era mero' flato retórico. No nos importa la monarquía o la república,—sobretodo, una monarquía y una
república burguesas —con tal que no sean
obstáculo a la transformación de la sociedad
española. Libres de todo prejuicio, de todo
interés creado, de todo dogma de partido y
de toda ambición personal —nuestro lema:
la crítica por la crítica, el pensamiento desinteresado por el pensamiento— hemos podido hacer justicia a toda idea y a todo
hombre en quien hemos creído ver que representaba un paso hacia la renovación española, y así pusimos nuestro entusiasmo
de parte del bando de los aliados cuando
combatían a l o s imperios germánicos y
nuestro desvío cuando han combatido al comunismo ruso; apoyamos al autonomismo
catalán cuando creímos que iba a llevar
hasta la última consecuencia su lucha contra el centralismo, y le abandonamos al
convencernos de que todo era bluff; hemos
simpatizado con el sindicalismo catalán
como fuerza de agitación y progreso y dejaremos de simpatizar si no acierta a organizar el caos producido; hemos contemplado
constantemente en el reformismo la más
alta posibilidad de eficacia e inteligencia
dentro de la monarquía, pei"o seríamos sus
más encarnizados enemigos si no hiciera honor a sus promesas y a nuestras esperanzas. Libres de todo compromiso, hemos
prestado el concurso de nuestra modesta
voz a toda causa a la que hemos creído vinculada la verdad, la justicia y el interés público'. Y en adelante, mientras existamos,
seguiremos obrando de la misma manera.
Nuestro único dolor es el dolor que, en la
i.
jn.
i--* 1 i.
lucha, hayamos engendrado. Nuestra conciencia no tiene que reprochai-nos el haber
herido a nadie por el placer de herirle;
nuestros adversarios han sido siempre o
desconocidos para nosotros o personas con
las que nunca'tuvimos ningún resentimiento privado. Nuestros'ataques se han fundado siempre en alguna razón de verdad, de
convicción íntima, de salud pública o de
respetos a la cultura. Las personas no nos
han importado nada sino en sus relaciones
con los valores espirituales. Y, sin embargo, hubiésemos preferido evitar todo dolor.
Pero, desgraciadamente, lo subjetivo y lo
objetivo van unidos en los hombres de forma
indisoluble, y el dolor, cuando hay lucha,
es inevitable. Sirva esta explicación de lenitivo.
No hemos querido influir sobre nadie ni
sobre nada, no hemos querido conquistar
nada, no hemos querido ser más ni menos
de lo que somos: hombres de pensamiento
desinteresado compelidos a expresarlo por
necesidad personal y en servicio público.
Este ha sido el sentido de ESPAÑA y este
seguirá siendo. Tal es nuestro pasado, 1
hecho el balance moral, volvemos nuestros
ojos al presente y nuestra imaginación al
porvenir.
NI MENDIGOS
NI MILLONARIOS
Sol publicó días atrás uno de esos af
ELtículos
de Julio Camba —uno de sus vífi'
jores— en que bajo la máscara de la chaU'
za y la paradoja se dicen verdades de ^
puño. Todo humorismo verdadero es grit"
de justicia. El de Camba lo es. Habland"
de lo que podrá llamarse manía mendigoli^'
gica o de cura de la mendicidad, dice el eS'
célente articulista de El Sol:
«Por lo demás, yo no veo por qué la exli''
bición de mendigos ha de constituir un b"'
chorno mayor que la exhibición de millón^'
ríos. Si la miseria es una vergüenza, la f'l
queza tiene, forzosamente, que ser otra. ^
se oculta a los pobres, que se esconda taf
bien cuidadosamente a los ricos.
Y esta es la idea que yo propongo des''
aquí: asilarlos a todos, ricos y pobres,'
más lejos posible de las grandes ciudadeSi •
no asilar a ninguno. Sería idiota el que afl'
un mendigo cubierto de pústulas pensáJ'
mos que nuestra sociedad está muy mal ^
ganizada, y que ante el propietario de vei*^
te millones de pesetas, la creyéramos org'
nizada perfectamente. Los extranjei'os''
es fácil que incurran en semejante con*''
dicción. Sobre todo, los rusos.
„
P a r a acabar con la miseria no hay í^'
que ün procedimiento: acabar con la i'il'l'i)«
za. Y mientras no se acabe con la misef'
hay que dejar tranquila a la mendicidad- ^
mendicidad es algo así como la libertad
imprenta de los pobres. Algunos dicen 1
hay pobres muy ricos. Puede ser. Puede,
que haya quien se las eche de pobre, co
hay quien se las echa de rico; pero lo i^\
dable es una cosa: que si lospobres prefi^''
la calle al asilo, ; ^
que en el asilo se
encuentran peor c ¡¡^^^ a la calle. Que se les
proponga hospedarlos en el Ritz y veremos
cómo ninguno protesta.
Por lo que respecta a los pobres, la verdad es que deben mendigar y que a nosotros no nos conviene que mendiguen. Mendigando nos sacan más dinero que asilados,
y nos lo sacan sin darnos, a cambio, ningún placer más que ese placer tan vago y
tan relativo de hacer buenas obras. Asilados, les daríamos menos dinero y se lo
daríamos comiendo grandes comidas benéficas, bailando elfox-tyoto
jugando al bacari'at. Y si les decimos a los pobres que los
asilos son muy cómodos, no es pensando en
la comodidad de ellos. Los asilos de pobres, en efecto, sólo son cómodos para los
ricos.
Julio Camba»
gobernante demócrata es reconocer que «la
democratización económica es la consecuencia de la democratización política, y que así
como ésta, ennobleciendo la soberanía del
pueblo, ha llegado a destruir un régimen
feudal y de privilegios, así aquella, al transcender al taller, tendrá que afirmar, frente
al privilegio exclusivo del capital, la soberanía legítima del trabajo». ¿Puede afirmarse de manera más clara y categórica el
principio de la democracia industrial? ¿Y
aún hay necios que califican de retóricas
estas profundas palabras?
GLOSAS A UN DISCURSO
í A actualidad parlamenraria de la semana
^ ha sido la intervención de D. Melquíades Alvarez en el debate sobre el sindica'smo. Bajo su noble pasión política y su
conocimiento teórico y práctico del proble'^^•i el debate dejó de moverse a ras de tie^ra y ganó las purificadas alturas de los
principios. Ha sido la suya obra de estaista. En el ámbito gubernamental de la
política española, no conocemos más que
os hombres capaces de reducir a concepos y resolver conforme a pensamiento pro'emas como el del sindicalismo catalán: el
^r. Sánchez de Toca y D. Melquíades Alarez. Queremos glosar el primer discurso
del jefe reformista, el del 26 de Enero. Los
posteriores, de polémica con Cierva, repre^ntan t a m b i é n extraordinario i n t e r é s ,
orno que son arpones hundidos en las en'"añas del ballenato catastrófico: esos dis^'"sos simbolizan la lucha de la historia
contemporánea con la prehistoria y creeos que el triunfo inequívoco y definitivo
'a primera sobre la segunda; pero, doc'nalmente, el discurso grande es el priero, y como la prensa —si se exceptúa La
ertad, que lo ha publicado íntegro, así
onio los sucesivos— sólo ha dado, en ge^^h una información muy fragmentaria o
tica, no parecerá supérflua una glosa de
Ideas, enjuiciamientos y proposiciones,
guiremos un orden lógico más bien que
esarrollo del discurso en el tiempo.
El comunismo
|y|ELQuiADES Alvarez no se asusta de nirt. guna idea. «Para la obra de colaboran Social, ¿qué nos importan las ideas?».
Ideología, como la de todo pensador críes ilimitada. Prácticamente, no retrocede
Sino ante el comunismo, que, a su juila h "^^^"^^ arrastrar hasta los linderos de
arbarie» y «es el ideal propio de los pue„;, '^^^ están en la infancia de la civilización» pi
.
,
• c i comunismo es malo porque en él
yj^^^P^rece el principal estímulo de la actides
'^"^^iia, que es el interés, y no puede
cu ^'^^'^^^ el interés mientras no se enig /^^^ para el trabajo otros m ó v i l e s
;,
mente fecundos, de carácter ético».
com .'^^^'^ estos móviles, no sería malo el
Mel^^'^'""' ^^^^^ luego, a juicio de don
^ent^í^^^^ Alvarez, no es malo, fundaPorn ^ ^^"^^' —está implícita esta idea—,
chos ^ "^^gue la propiedad privada. Mu^
roso ^^^^'^^^'^^^^t^^s no han sido más genej^jg
'^^^ él en la comprensión del comu-
^(í/Zj
Las dos dictaduras
UÁL es la alternativa que se ofrece a esa
manera liberal y democrática de goberSindicalismo
nar
frente
al movimiento sindicalista? Se
y socialismo
habla
de
«gobiernos
dictatoriales, sin comARA D . Melquíades Alvarez, hay dos
prender
que
la
dictadura
es ridicula cuando
clases de sindicahsmo: uno, que «persino
se
vislumbra
por
ninguna
parte, como
gue a veces ideas disolventes, perturbadosucede
en
España,
el
hombre
excepcional,
ras, anárquicas, que sueña en ocasiones con
un comunismo libertario»; «es una utopia, de tales méritos y virtudes que pueda diguna utopia revolucionaria, peligrosa, disol- namente ejercerla, y sin observar, además,
vente». Otro, que es «una organización pro- que esa idea de la dictadura es peligrosa,
letaria, un movimiento obrero de carácter porque en estos tiempos de turbulencias,
esencialmente conservador, como era el toda desviación del Gobierno en este sentimovimiento de las Trade Unions, que se li- do legitimaría, a la postre, esa dictadura
mitaban a buscar soluciones de armonía en del proletariado a que a veces aspiran las
la vida práctica entre el capital y el traba- masas proletarias». «Sobre todo, señores
jo» —tomamos esta cita de su primera rec- ministros,—tenedlo en cuenta— fortalecetificación o segundo discurso.— «¿Pero no ríais (con la represión) la desesperanza de
sabéis —dice en su primer discurso— que los pesimistas que creen que en este régila organización sindical es la fuerza más men burgués actual, el Estado, aunque
conservadora del elemento obrero? ¿Igno- quiera, no puede ser el órgano social de la
ráis que los verdaderamente revoluciona- vida jurídica, sino que tiene que ser, por
rios son estos otros elementos socialistas fuerza, un instrumento de opresión contra
porque tienen un ideal político, y el ideal la clase trabajadora, puesto siempre al serpolítico siempre lleva consigo una virtuali- vicio de las ambiciones y de los egoísmos de
dad revolucionaria?» Como se ve, a Don la clase capitalista».
Melquíades Alvarez no se le escapan las diEl «loclí-ouí» revolucionario
ferencias entre comunismo, sindicalismo revolucionario, sindicalismo conservador y
ERO esa política sería, además, injusta,
socialismo. Esto, en un español que está a
porque significaría que se arrojaba
punto de ser gobernante y en un Parlamen- «toda la responsabilidad del conflicto social
to como el de España, tan desconocedor de de Cataluña sobre la clase trabajadora, }"
las doctrinas políticas que agitan al mundo, la razón se rebela contra esta injusticia,
nos parece sorprendente.
pues ni siquiera la clase patronal de Cataluña se atreve a suscribir esas afirmacioManeras de gobernar nes». La clase patronal de Cataluña —seAY dos maneras de gobernar: una repre- gún Cambó— tien2 una pasión: «la de gasiva, como quieren las derechas espa- nar dinero»; según Melquíades Alvarez,
ñolas, y otra tolerante e inteligente, como «peca de falta de generosidad y de incomquiere D. Melquíades Alvarez. Aun en el prensión»; «no se ha dado cuenta de que la
caso de que el sindicalismo catalán fuera evolución económica acusa constantemente
«una utopia revolucionaria, peligrosa, di- la necesidad de una ma3'or intervención del
solvente», no ha)' que olvidarse, sin embar- trabajador en la reglamentación y organigo, de «que han sido utopias la mayoría de zación de.la industria, y no se ha percatado
los anhelos que determinaron los grandes tampoco de que los progresos que han traímovimientos sociales de la humanidad, y do consigo las leyes sociales, unidos al senque a ellas se debe el que el camino del pro- timiento igualitario de la vida moderna, van
greso se haya abierto en la historia». Con- corrigiendo las injusticias del régimen de
secuencia tácita: la primera regla del buen salario y van pidiendo la cooperación, la
gobernante será no sofocar ningún movi- asociación armónica y fraternal de todos
miento social, aunque tenga fisonomía de los elementos de la producción». La clase
utópico. Lo que debe hacer el buen gober- patronal catalana es revolucionaria; «los
nante liberal es «darle vida legal (al sindi- manifiestos de los pitronos tenían el aire
de proclamas revolucionarias»; tan revolucato único), ampararle, fortalecerle, traerle
cionario como una huelga general es un
a los cauces jurídicos, sacarle de la clandeslock-out general, porque «paraliza, por votinidad, obligarle a que ofrezca garantías
luntad de los patronos, toda la vida induspúblicas para que represente en la vida sotrial de una región» y porque los patronos
cial moderna el papel que está representanhan utilizado «la fuerza del lock-out como
do ya, por fortuna, en todos los pueblos culamenaza para imponer determinadas solutos de Europa». Lo que debe hacer el buen
C
P
P
H
ciones políticas, pretendiendo así mediatizar la voluntad de la Corona». En caso de
huelga general, «se clausuran los centros,
se detiene a los representantes obreros, se
denuncia su prensa, se suspenden las garantías y se emplean todos los medios para
asegurar la tranquilidad pública social».
En caso de lock-out general, ¿qué debe hacerse? La consecuencia —está implícita en
el discurso de D. Melquíades Alvarez— es:
obrar, por lo menos, del mismo modo.
Realmente, un centenar de patronos llevados a Monjuich o metidos en un barco de
guerra haría remitir de manera bien perceptible la fiebre de los lock-outs generales.
Los atentados
EBEN castigarse todos los crímenes sociales, lo mismo los de abajo que los de
arriba; los de los terroristas como los que
«puedan cometer las autoridades y la fuerza
pública». Pero al mismo tiempo hay que
tener «corazón para ver que las obras de-
D
CRÓNICA
lictivas no siempre son producto de la maldad individual, sino fruto lento de negligencias gubernamentales, de injusticias sociales, de defectos de educación».
En suma: «así hay que gobernar: sin poderes dictatoriales, sin estados excepcionales, sin persecuciones, con justicia y mirando siempre al porvenir».
¿Discurso de un utópico, de un iluso? Más
bien de un agudísimo observador de la realidad, de uno de los poquísimos hombres de
la política española atentos a las palpitaciones de la historia en acción. Es uno de los
discursos más densos y a la vez más conservadores que se han pronunciado en todo
el tiempo en el Parlamento español. Es la
alternativa más firme y seria que se le ha
ofrecido al dominante caos social. La otra
alternativa es la dictadura de un Cierva o
de un Miláns del Bosch. Pero, en la dialéctica sin fin, la alternativa a esta alternativa
no podría ser sino la dictadura del proletariado, como ha indicado el propio Sr. Alvarez.
INTERNACIONAL
RUSIA, ALIVIO DE EUROPA
Contra una solución
intermedia
ocH parece no estar conforme con la decisión del Consejo Supremo de reanudar las relaciones económicas con la Rusia
de los Soviets. Tampoco el Times, que recuerda a Lloyd George sus palabras de «no
pactar con los asesinos». Los partidarios
del astuto Primer ministro dicen que éste
no ha mudado de opinión. El concierto con
la Unión cooperativa rusa para el intercambio de mercancías no supone trato político
con Lenin. Ahora recoge el gobierno inglés una proposición de las cooperativas rusas, hecha en Febrero de 1919 al Departamento británico de Negocios extranjeros,
de cambiar primeras materias contra productos fabriles. Pero los irreductibles afirman, como argumento contra el concierto
que detrás de las cooperativas están los soviets. Por otra parte el negociador bolchevista en Copenhague Litvinov ve en la designación de las sociedades cooperativas un
intento de obligar a Rusia a cambiar su sistema económico. Todo el comercio de Rusia —dice— ha sido nacionalizado y se hace
por la Comisaría del Comercio y de la Industria que trabaja en armonía perfecta con
las cooperativas. Y a veremos que estrecha
es esta unión aunque el celo táctico de los
que pretenden hacer creer que es posible
comerciar con Rusia sin entenderse con el
bolchevismo asigne a las cooperativas casi
un carácter de neutral Cruz Roja. Lo importante es consignar que si por una parte
Foch o Francia, y un grupo de reaccionarios,
quieren la guerra, Litvinov y los Soviets no
se declaran satisfechos con soluciones intermedias. Esta supone que el Consejo Supremo ha de dar un paso más en el arreglo
de la cuestión rusa. Y que los tratos polí-
F
30f~^0
ticos entre Inglaterra y los Soviets han de
concluirse y obtener la adhesión de todos
los Estados.
Es, sin embargo, interesante puntualizar
la actitud francesa como obstáculo a este
plan, o cuando menos el consejo de Foch:
Ayuda sólo a Polonia y Rumania. Apoyo
ligero a los Estados bálticos y al Cáucaso, sin compromiso de reconocer su independencia para no herir susceptibilidades de
los reaccionarios de la Rusia única. Foch
no cree en el éxito de las operaciones militares en grande escala contra los bolchevistas. Se limita su táctica'a la persistencia
de la hostilidad hasta que el régimen de los
Soviets se derrumbe. Esta esperanza no es
nueva. Alienta hace tres años a los enemi
gos del bolchevismo.
Gran cosecha. Mucho trigo
R. Roberts, el comisario inglés de la
alimentación, ha declarado que recientemente sometió a Lloyd George un memorándum llamando su atención sobre las
grandes existencias en comestibles y primeras materias de que Rusia dispone. Estas existencias podían contribuir a mejorar
el coste de la vida en Inglaterra. He aquí
un detalle de importancia. Alexander Beckenheim, vicepresidente de la oficina de la
Unión central de las cooperativas rusas en
Londres lo complementa. «Hay en Rusia
—dice-^ grandes reservas de trigo, otros
cereales, ganados y lino, que unido a la
suspensión de la importación en los últimos
dos años y a la cosecha record de 1919, hacen que las existencias son hoy mayores
en Rusia que antes de la guerra».
Esta declaración, hecha por persona tan
autorizada, desmiente l a s leyendas del
hambre en Rusia y del desquiciamiento
M
económico del sistem; oolchevista. Pero
además hace abrir los c^bs a Europa y es
buena prenda en manos de Lenin. Los gobernantes burgueses y los economistas, que
a gusto de ellos escriben, achacan la penuria y la carestía que el mundo sufre a cierta
pereza en la producción. Pero es cierto que
también se debe a la exclusión de Rusia
del intercambio mundial. Y ahí está Rusia
con sus graneros llenos y sin embargo cercada por los aliados o sus mandatarios que
sufren penuria y que impiden por un santo
temor a la revolución que Rusia la alivifi'
Es sin embargo, más fácil esta solución de
momento de abrir el comercio con Rusia^
que no poner en práctica los remedios para
sacudir al trabajo su actual pereza organ'-'
zando racionalmente la producción. Y e^
asunto este de la capacidad exportadora de
Rusia que interesa no sólo a los aliados
sino a todo el mundo. Por eso es el trig"
buen triunfo en manos de Lenin. La fam^',
lica Rusia dará de comer a Europa a cambi"
del reconocimiento del bolchevismo y de
jenvío de máquinas y paños para pagar s"
alimento.
. La Unión central d'
cooperativas rusa'
L Consejo supremo la ha elegido como ii'
termediaria para el intercambio coJ
Rusia. La Unión central no es contraria a'
gobierno de Lenin. Integra la vida ecorií'
ca de los soviets. Están representadas jui>'
to con los sindicatos y delegados de tallerey fábricas en el Soviet de distrito de coi'
trol obrero, que fija el máximo y mínimo d*
la producción en su territorio. El Banco d'
las cooperativas, el Banco Narodny, h''
sido nacionalizado por el gobierno bolcK
vista asumiendo las funciones del Banco ^^
Estado. En cada cooperativa tiene el g"
bierno de los soviets un comisario.
F u é organizada la Unión hace cincueD"
años y hoy está compuesta de 500 federací"
nes y 50.000 sociedades locales con 25 miU"
nes de adheridos. Su obra en la Rusia de 1"
Soviets es muy importante, pues dada la ca
rencia de numerario ha organizado un si?
tema de bonos que autoriza a los campes'
nos proveedores de primeras materias '
cambiarlos por otros productos. Este sist^
ma seguirá en vigor y con más intensida'
al ponerse en práctica el intercambio coo^'
exterior. L a Unión de Cooperativas tie'^'
representaciones en París, Londres, Est"
colmo y Shangai. Hará sus compras en ^^
tas plazas contra créditos garantizados p''
las grandes existencias de sus almacenes'
Rusia. Pues no se limitará la «Unión'
importar mercancías sino que también 1''
exportará.
E
Según el representante de las coopera'
vas rusas Berkeeheim son tres los poblen'',
del intercambio económico con Rusia: 1."
transporte de las primeras materias ÍÜ^\
de Rusia, que tendrá que hacerse en bar'- :
aliados porque Rusia carece de tonel:'"
2° El modo del pago, al cual ya nos heU' ;
referido, y 3.° La distribución de los oW i
tos importados, que se hará en principio P <
el sistema de bonos. A cambio de las pi'i'''
ras materias que suministren, solicitarán 1
cooperativas trajes, tejidos, calzado, i"'^ '
mm. 24;:
motoras, automóviles, máquinas y material
^•grícolay medicamentos.
Estas son las bases del arreglo económico y un primer paso para una inteligencia
7017^
pacífica con Rusia que tendrá que ser realidada pesar de la resistencia de todos los
reaccionarios del mundo a quienes la palabra bolchevismo produce espanto.
EN CATALUÑA
RUPrURA ENTRE LA INTELIGENCIA
Y LA POLÍTICA
las corrientes del mundo la atmósfera encalmada y sensata del pensamiento catalán,
cuya sentencia de mediocridad, en forma de
elogio, se encuentra en «La Tradición Catalana» de Torras y Bages; que se había
permitido pensar y pensar filosóficamente,
un sistema no pasado por la censura del
Ha querido dársele el carácter de una obispo ni por las aduanas de Lovaina; que
'^'niple dimisión, de una cuestión adminis- había difundido con Bibliotecas y fundacio'"ativa sin importancia. Ello convenía a nes una aufkliirung impetuosa por los peJia cierta política local. Pero esta simple queños pueblos de Cataluña; que en cualmisión tiene hoy ya la significación de una quier circunstancia y momento había pro!>tura, larga sino definitiva, entre la Inte- nunciado una palabra desligada de los compromisos y aún de las más urgentes exigen'gencia y la Política en Cataluña.
Una transitoria unión entre ambas había cias de partido; que en 1915 vio conjurarse
. "^o a la política catalana legítimo presti- paraprivaríe d e una cátedra las más oscu'='°- Era esa bella elevación política de un ras fuerzas del conformismo local; que había
Ciento, que mereció despertar una co- tomado sobre sí la defensa celosa de los fueente de curiosidad y simpatía entre los sos sociales de la inteligencia y aún de la
^Jores espíritus de España, en algunos ex- mejora y dignidad de las condiciones profeiijeros bien informados y en algún grupo sionales de la misma; que, acentuando últimamente por reunión de nuevas preocupa•'alecto de amigos del Sud América.
y _^ alianza entre Inteligencia y Política ciones de justicia a las suyas habituales de
la producida y simbolizada por las rela- cultura, un sentido contrario a la paralela
^ 'les habidas entre dos hombres de men- acentuación que el regionalismo iba hacien^ load diversa, de edad distanciada y de do de su conservadurismo latente había putetu Paramento distinto: eran Eugenio d'Ors blicado unas glosas que el diario de / a Lliga se hubiera negado a publicar, y que pro;'ir'que Prat de la Riba.
nunciaba últimamente las conocidas confe,. p*^^ de las relaciones, entre Inteligencia
rencias en la Academia de Jurisprudencia en
¡n' • .'-^ de donde surgieron las mejores
Madrid, en el «Casal Cátala» de Olot y en
. ativas y las dichosas y rápidas realiza- la «Escola Elemental de Treball» de Barai -^^' ^ ^^'•^ daba a la política catalana celona.
, ^J^"^ prestigio a la vista imparcial del exPero la ruptura se ha producido en una
'^no.
forma
que nos obliga a todos a la más viva
^^^^ ^ cuando la muerte de P r a t de la Riba
protesta.
Bajo el carácter personal de la
;,,3' ''agedia íntima se desplegó en el coraruptura,
se
ha inferido un agravio a la sade 1 ^ ^^'^^ catalán amante de la primacía
grada
libertad
del pensamiento. Olvidemos
j^°s Valores intelectuales.
detalles
que
sólo
importaban al señor Puig
Un P^5^i<5n que tenía que ejercer sobre
y
Cadafalch
para
enturbiar los puros hechos
labo •^'^ "^^^ deseara sinceramente la cocon
insinuaciones
calumniosas, hoy ya por
to ^ ,^^'^^ de la Inteligencia, el descontenél
mismo
y
por
la
Asamblea de la Mancolií^m ^ °^i"guesía agravado por el sindicamunidad,
desvanecidas
completamente; olhor[,L ^*^derno, no ha podido resistirla un
videmos detalles que, en el transcurso de
i^or p ^ '^'^ ía cerrada intransigencia del seocho días, nosotros mismos olvidaríamos.
la M ""^ y Cadafalch, actual presidente de
Los términos de la lucha se han puesto, en
y^^ncomunidad.
realidad, sólo entre la intolerancia dogmadesc}p ^^ '""linente esta ruptura aparecía,
tica conjurada con la inconciencia burguesa,
iiie^. 1 "fomento en que la mezquindad
y la sagrada libertad de la inteligencia.
• '^''^ga ^ P^'ítica se armaba con la brutal y
Para describir el espectáculo que dio la
'^°iiiat' ^^^^^ "í*^^ simboliza la escopeta del Asamblea última de la Mancomunidad, fuep N esa Cataluña agitada por conflictos sociales y políticos de una profundidad
4Ue le llegan al alma, un acontecimiento
s^avísinio ha ocurrido estos días últimos,
•^ acontecimiento no muy deslindado ni
"^^y independiente de los conflictos aludidos.
sigencj^^^^""^ tenía que llegar. Y la intrancritor
^^^^ que ser mayor contra el esOeorgg^'^J había hablado ya en 1906 de
1908 haV
^ '^'^^ sindicalismo; que en
J^Ultjjq '^ pedido la revisión del proceso
'^^oloff^fl^*^ agitado con las más nuevas
^gias
y con las resonancias de todas
ra necesaria la pluma y el amargo humor
de un Flaubert. Con sólo ese espectáculo,
sin más información,'ya nos hubiéramos decidido a una protesta contra una Asamblea
gregaria que nunca más podtía, sin vergüenza nuestra, atribuirse la representación íntegra de Cata.luña. Por esto hace-
mos también nuestras las palabras con que
Eugenio D'Ors habla, citando detalles lamentables del aire que tomó esta Asamblea.
«Siempre seremos unos cuantos hombres
—dice— que no queremos ser representados por una Asamblea en que un político
pueda invocar, como favor que obliga al
agradecimiento, el encargo de una tabla
académica; en que, sin correctivo, sin sanción , se pueda tratar crudamente de loco a
un hombre de estudio y befar impíamente
los fueros más delicados de la Inteligencia».
Es por esta incompatibilidad entre el pensamiento libre de un filósofo, y la estrechez
despótica de una política mediocre, que se
ha producido la dimisión de Eugenio d'Ors,
y que nos hemos visto precisados algunos
más a abandonar nuestros puestos.
No podemos creer que la tradicional insensibihdad en tie rras hispániscas aún persistiera hasta el punto que una vejación de
esta naturaleza contra los fueros de la Inteligencia no levantara una protesta por parte de todos cuantos imperiosamente queremos ver respetada la libertad del pensar, de
todos cuantos deseamos ver intangibles los
sacratísimos derechos que condicionan la
existencia misma del pensamiento.
José María Capdevila
Profesor dimisionario
de los Estudios Normales de la Mancomunidad
de Cataluña.
UKRANIA
B
IEN merecería Ukrania un estudio detenido de su política durante la guerra.
El país de una cultura primitiva, sin clase
social llamada inteligenta, sin tradicciones
de una existencia política p r o p i a , supo
—guiada únicamente por la apasionada fe
en la razón de sus aspiraciones y el seguro
instinto de realidad,— encontrar en cada
momento de la gran contienda, el camino
más apropiado para manifestar con éxito su
propia personalidad nacional y su firme voluntad de independencia. Los jefes ukranianos se dan cuenta perfecta de las privilegiadas condiciones de su país. Saben muy
bien que éste por su situación geográfica,
por la riqueza de su suelo y sobre todo por
el número de su población homogénea, está
llamado a desempeñar un papel de primer
orden en la fntura organización del Oriente
eslavo. Esto solo bastaría para que aquellos a quienes interesa lo que entre el Vístula y el Ural sucede, dediquen algo de su
atención a los acontecimientos en las inmensas Sierras Ukranianas.
Pero hay algo más. Ukrania es en alto
grado un país representativo. Su evolución
durante la guerra y en el transcurso del
primer año de la paz constituye como un
proceso abreviado de la política de todas
otras nacionalidades, ex-componentes de la
Rusia antigua: deLituania, Estonia, Lettónia, etc. En Ukrania, pues, puede estudiarse en grande todo lo que en aquellas
nacionalidades, más reducidas y de una exteriorización menos significativa,ipo.dirí^,PS capar a la penetración del observador. ' Y
esto contribu)^e mucho a aumentar nuestro
Núm.
interés, por el pueblo ukraniano y movernos a un estudio detallado de la política.
Otro día podré tal vez exponer aquí el
asunto dedicándole la debida atención. Por
el momento me propongo limitarme solo a
la fase más reciente de la política ukraniana,
y apresurarme a apuntar las consecuencias
que la última derrota de Denikín no tardó
en producir respecto a las relaciones entre
los centralistas y los separatistas ukranianos.
Sabido es que la parte oriental de Galitzia
está poblada por tres millones de Rutenos
que desde el punto de vista etnográfico no
se distinguen en nada de los treinta millones de Ukranios que habitan la parte meriodinal de Rusia. En cuan o a sus aspiraciones nacionales los Rutenos de la Galitzia
Oriental se dividen en tres grandes grupos
políticos: el primer grupo, el más numeroso
y el más importante, desea la unión completa de la Rutenia con la Ukrania y adopta para el organismo político, formado por
esa unión, el programa de Petlura de la
Ukrania independiente y separada de Rusia; otro grupo prefiere la unión con Polonia a base de una vasta autonomía; el grupo tercero, rusóñlo, aspiraba hasta hace
poco a formar junto con Ukrania parte integral de la Rusia, unida y centralizada.
Los rusófilos, por su gravitación hacia la
Rusia centralista, eran, como se comprende, partidarios de Denikin. Pero mientras
la situación general no lo permitía, ocultaban cuidadosamente sus simpatías y disimulando su solidaridad con el programa de independencia de Petluva se unieron a sus
ejércitos y tomaron parte en sus operaciones militares contra el general ruso. No ha
durado mucho tiempo la unión. En el primer momento en que los Rutenos rusófilos
pudieron manifestar sus verdaderos sentimientos, traicionaron a Petluva y con un
ejército de unos 20.000 soldados pasaron al
lado de Denikin (Octubre 1919).
Entonces Petluva dirigió a sus ejércitos
una proclamación que, por constituir una
verdadera curiosidad histórica, merece ser
reproducida en su integridad. El atamán
ukraniano habla o los suyos en estos términos?
I ¡Oficiales y soldados del glorioso ejército de la Ukrania Unida! Un puñado de los
rusófilos rebeldes nos traicionó del modo
más infame. Entendiéndose con el general
zarista Denikin, el enemigo más sanguinario de Ukrania, consintieron prestarle ayuda para ahondar su puñal criminal en el corazón de la Madre-Ukrania.
Con las fieras opresoras comenzaron estos rebeldes a emplear el lenguaje humano
de la concordia y tratar de la entrega de
nuestro ejército y de nuestra hacienda al
capricho y provecho de los caníbales moscovitas.
¡Oficiales y cosacos! Os llamo a todos a
una lucha sin tregua por el bien y la libertad de Ukrania. Exijo de todos los ciuda
danos el sacrificio ininterrumpido de todas
sus fuerzas para realizar nuestra grande tarea, que es la de arrancar a nuestra dolorida Ukrania de las garras de los malditos
verdugos. Tengo la seguridad que esta tarea será cumplida, porque es preciso que se
ESPAÑA
Uo(7-iL
248.-8.
cumpla. Las fuerzas unidas de los soldados
y de los ciudadanos barrerán toda esta basura moscovita de que infecta nuestras tierras. ¡Alarma! ¡A la Unión! ¡A la espléndida victoria!»
Esta proclamación constituye un valioso
documento histórico. Su forma y su fondo
son igualmente característicos. L a sans
gSne de su vocabulario, lo ruidoso de su
tono están lejos de sugerir una idea muy
ventajosa sobre el nivel cultural de la escena en que se desarrolla la acción. Y el fondo, dirigido más bien contra la persona de
Denikin que contra la de los traidores, dice
mejor el verdadero carácter de las luchas
entre los independistas ukranianos y los generales zaristas, que todos los telegramas y
artículos de prensa que han sido dedicados
al asunto o podrían dedicársele. Pero lo
que debe notarse de dicha proclamación es
el hecho de que hace poco hubo un momen-
to en que un grupo de los Rutenos galitzianos no estaba conforme con el separatismo
de Petleva y buscaba la colaboración de los
defensores de la Rusia unida.
Vino la derrota de Denikin. La situación
cambió. Los centralistas rutenos se quedaron sin su centro. Y a no podían contar con
la fuerza de los ejércitos blancos ni soñar
con el apoyo de sus jefes. ¿Qué hacen?
Vuelven otra vez a Petluva. Otra vez negociaciones, promesas de leal cooperación,
paz, unión, fraternidad. Si el tiempo renuncia a obrar destruyendo esta aproximación
de los dos grupos adversarios, el campo de
los independistas ukranianos aumentará sensiblemente en número y poder. Y esta es
la primera consecuencia que la derrota de
Denikin ha tenido para la vida política de
Ukrania.
T. PcJper
LITERATURA
CHECA
Por
Julio Alvarez del Vayo
batir el desarrollo de la cultura nacional
Del fracaso de su empeño es buena prueba el apogeo alcanzado por la literatura
tcheca.
Del siglo XVII al xvaí no se produce nad»
OMO mejor se comprende la injusticia co- de interés. Con la guerra de los Treinta
metida con el pueblo tcheco es leyendo Años, el pueblo tcheco pierde a la vez qü^
su literatura. Leyéndola se convence uno, su independencia política su independencia
además, de que con esta guerra o sin ella, literaria. Existen vestigios de una literatU'
la República Independiente Tcheca era un ra protestante y puritana, inspirada en eS'
hecho inevitable. Sólo el cerrilismo habs- trecho criterio moral y de escaso valor ai"
burguiano y militar pudo suponer que una tístico. L a única obra de gran belleía líf'
raza tan sensible a las emociones del arte, ca que hubiera podido cubrir el vacío de es^
iba a continuar por tiempo indefinido bajo período, los célebres «Manuscriptos de Krá'
el yugo de Austria. Pero, aún ellos mis- volé Dour y Zeléna Hora», descubiertos e"
mos, los señores de Viena, no las tenían to- 1817, eran falsos; en su ardor nacionalista
das consigo. Creían en las virtudes de la un poeta llamado Venceslas Hanka los escf
fuerza, y no obstante temían al espíritu. bió e hizo pasar por viejos Manuscripto^'
Toda la labor de Estado se redujo a cerrar Se les tradujo a todos los idiomas y mef^'
escuelas, a encarcelar escritores y a com- cieron la admiración de Chateaubriand )
y de Goethe. Años más tarde la crítica o*
Masaryk y otros eruditos ponía en evideH'
cia su carácter apócrifo.
{k Otto Piok, que ha dado
a conocer en alemán lo mejor
de la literatura tcheca, y que
ha sido para mí en Praga
amigo y guía.)
C
F R A N A SR.4MEK
L a literatura moderna tcheca comien?*
pues, en el siglo xix. Al principio los escf
tores de aquella época se encuentran con''
dificultad de la lengua. L a instrucción h^
bía sido monopolizada por los jesuítas y
tcheco había caído en desuso. Lo quelS^'
tral hizo con el provenzal tuvieron que h^
cer los primeros literatos tchecos con '
idioma: renovarlo por completo. No ob,
tante ese período produce ya algunos esc*
tores notables. Entre ellos sobresal^,
J. Kollár e Ignacio Carlos Macha. El V^..
mero, eslovaco de origen, es una especie
evangelista del pan eslavismo; sueña coo
emancipación de todos los eslavos y su ^^^
unión en una gran familia En su ^Hij» í
Eslavia», obra poética compuesta de '''^
chos cientos de sonetos, Kollár llor»
suerte de sus hermanos de raza esclaV
H AiN A
JAROSLAV VRCHLICKY
(Retrato por
/7S
Svabinsky).
cesivamente poseído de la misión del poeta
sobre la tierra. Pero, en el fondo todo es
bondad generosa. Y amor hacia la naturaleza. Nadie ha sabido cantar con tanta sencillez y emoción como él la vida de los campesinos de Bohemia. «Los cuentos de mi
aldea» gozan todavía de gran popularidad.
En el orden del pensamiento Halek significa una reacción contra el patrioti.smo exclusivista.
A su lado encontramos a Neruda. El es
de todo el grupo «Mayo» el que ha alcanzado mayor fama^ F i g u r a entre los maestros de la literatura Tcheca. Su primer libro «Las flores del cementerio» pasó desapercibido. F u é casi un fracaso como poeta.
Años después aparecieron sus «Baladas»
que tuvieron un éxito inmenso. Entre tanto,
Neruda trabajaba en pro de la educación
del pueblo. No se encontrará ningún literato Tcheco de importancia que no sienta
ante todo el deber hacia su raza. Preocupación estética e ideal nacional armonizan
y se completan. Deseoso de contribuir a la
educación popular Neruda entró a formar
parte del «Narodni, Listy» (El Nacional)
tan pronto como comenzó a publicarse. Era
el primer diario liberal de Bohemia, destinado a jugar un papel importantísimo en las
luchas por la Independencia. De la labor
de Neruda en el «Narodni Listy» nadie, ni
sus propios compatriotas, se ha formado
justa idea. Con un desinterés poco corriente entre escritores de altura, Neruda
fué dejando allí día tras día, muchas veces
anónimamente, lo mejor de su talento. Él
solo dio al periódico el prestigio intelectual
de que hoy aun goza. Era un escritor' concentrado, de extraordinaria justeza y dominio de la palabra. Coa lo que otros hubieran
hecho un libro en dos volúmenes, escribía
él un cuento de veinte páginas. Sus «Cuentos de Mala» le acreditan de excelente prosista.
°s. Ha tenido gran influencia sobre el moiniiento romántico posterior. Menos aprelado por sus contemporáneos, que ven en
su byronismo una deserción del ideal nacional, Ignacio Carlos Macha representa en la
iteratura tcheca el alborear del espíritu
oderno. D e no haber muerto tan joven
^guramente hubiera sido uno de los granp s - escritores tchecos. Su poema «Mayo»
Sobrevive y sirve de lema al renacimiento literario del 60. Influido por Byron se
]a llevar por el pesimismo y canta la universalidad del dolor.
La revolución del .48 aporta un poeta^sa'^ico de primer orden: Karel Havlicék. E s
^«emás el
Y llegamos a Jaroslav Vrchlicky. Con él
primer gran periodista Tcheco. se "inicia la segunda época. Mientras sus
'el al evangeUo de Kollár, parte para Ru- predecesores están influidos por los litera' Pei"o el- viaje le cura de su pan eslavis- tos y filósofos alemanes, Vrchlicky marca
1 vuelve persuadido de que los Tchecos la orientación hacia la cultra latina. Su caen confiar únicamente en sus propias pacidad creadora es enorme. Poeta lírico
rzas. Solo de ellos vendrá la salud na- por excelencia, escribe poemas épicos, nog °'^^'- Dedica a la educación del pueblo velas, obras de teatro. Evoca las grandes
mejores esfuerzos. A eso se debe tal figuras del Renacimiento. Es el genio más
obst; JO reducido de su labor literaria. No
sat-^'^^^ ha escrito obras de mucha IHierza ^ fecundo de la literatura tcheca. Ha publiW^H*^^'- ^"^"^^ ^^'^^ ' ' ^ ' bautismo del Zar cado más de cincuenta volúmenes de poela T I "^''^^" contra el absolutismo político de sías originales; ha escrito treinta obras de
te esia. El gobierno le encarcela y des- teatro y traducido al Tcheco lo más imporr r a a l T i r o l . Tradujo Voltaire. Su vida tante de la literatura latina. Entre sus tra^'^ tambir
ducciones se cuentan varias de Calderón y
->ien como un? mueca volteriana.
A
lite ^^^'•^^ '^^ Is Revolución el movimiento entre sus estudios críticos uno bastante ex,jjg,.^^^°_se prosigue sin interrupción. Cabe tenso sobre el poema del Cid. El número
fial "1^^''" desde entonces tres Épocas. Se- de los poemas extranjeros por él traducidos
ci^ °® principios de la primera la apari- pasaba en 1893 de 2.300. Desde entonces
tity, ~^^ calendario o Manifiesto «Mayo», esa cifra ha aumentado considerablemente.
El conocimiento de los autores ,'de fuei-a le
^acVi-^ ^^^ ^^ recuerdo y desagrevio de
llevó a escribir varios libros de crítica litePoco 1
^ " gi'upo de poetas jóvenes un
raria, reconocidos unánimemente en'su país
Pirad^ Heine, influidos por Herder e inscomo los más sugestivos de su género. De
¡r^{ ^-^enel radicalismo filosófico de Hesus obras dramáticas la más famosa es la
íel(;' ' ^ ^ ' ' e n t e del movimiento figuran Hatrilogía «Hippodamie» y de sus ¡comedias
'•'•ife d
'^^^ Halek tiene a menudo un
«Una noche en el castillo de Karlstein». Al
Poeo .P™^eta que le hace a primera vista
aparecer Vrchlicky la lengua tcheca había
ninjj^ "^P^tico; penetrado, como acaso
sido renovada por el esfuerzo continuo de
sofíf^ "^ °tro de sus compatriotas de la filovarias generacienes, pero adolecía aun de
emana, se le encuentra a veces ex-
iNum. 2 4 8 . — 9 .
TAN NERUDA
cierta rigidez. Vrchlicky le da una sutilidad
y un encanto nuevos. Revoluciona el idioma. L a belleza de su estilo es tan grande
que ni en las traducciones pierde. Además
de renovar el idioma introduce en la lírica
tcheca las formas literarias más recientes.
Este hombre, apenas conocido en el extranjero, es sin duda uno]de los más grandes escritores del siglo xix.
Contemporáneos de Vrchlicky son Julius
Zeyer que representa en la literatura de su
país la predilección por lo erótico; Sládek,
que ha traducido al tcheco nuestro Galdós,
y Svatopluk Cech, el último de los poetas
populares romántico. De los tres Zeyer es
el más interesantes. Viajó mucho, estuvo
en España y guarda de Córdoba un recuerdo de luz.
La tercera época puede decirse que comienza con Joseph Svatopluk Machar, actualmente Inspector general del Ejército
theco. Machar encarna mejor que ningún
otro el espíritu crítico en que acaba el «elan»
de la generación anterior. En sus obras
juzga con gran severidad la sociedad actual; combate la burguesía y sus prejuicios.
El movimiento obrero y el feminismo encuentran en él un ardiente defensor. Enemigo encarnizado del catolicismo ha tratado
de reasumir en «Golgotha», su obra principal, sus opiniones filosóficas sobre la religión. Ha escrito, además, varios volúmenes de poesía histórica y algunos estudios
sobre la cultura clásica. Durante la guerra
fué perseguido y encarcelado por el Gobierno austríaco. -En «K. Kriminal», una novela interesantísima traducida al alemán por
Otto Pick, cuenta Machar sus aventuras y
sufrimientos. Es como una historia de la
lucha callada y heroica sostenida por el pueblo tcheco desde 1914 hasta su emancipación.
Al lado de Machar ocupan ¡j^estQS preferentes Otakar Biezina, considerado por muchos como el más grande poeta actual y
Núm. '24^- —10.
3
; propuesto últimamente para el premio Nobel; Jirasek, el novelista del pueblo, que
debe su popularidad a sus novelas episódi• cas, escritas en un estilo vivo y pintoresco:
Sezima e Ivan Olbracht menos populares
que Jirasek, pero mucho más artistas que
él; Petr Bezrue, autor del libro «Canciones
de Silesia» un apasionado himno de rebeli! día, y F r á ñ a Sramek, entre los más modernos, antimilitarista, iconoclasta, una perso• nalidad por todos conceptos sugestiva e in-
teresante. Su libro de novelas cortas «Llamas» («Flamen» en alemán) mereció de la
crítica alemana los mayores elogios.
Otro día hablaremos de Bozena Ñemeo va
la autora de «La Abuela» y creadora de la
novela tcheca. De ella y de Vrchlicky quisiéramos ocuparnos m á s detenidamente.
Basten por hoy estas notas de viaje.
Julio Alvarez del Vayo
Praga, Enero, 1920.
LA LEYENDA DE SALOME
Por
Rafael Sánchez de Ocaña
ti. .3 X' / \
ÍN
A.
familia Herodes nos da a conocer el nombre
de la hija de Herodías. El elegante historiador judío deshace el misterio suscitado
por los evangelistas: ella se llamaba Salomé.
Si a Josefo debemos esta preciosa aclaración, también le debemos un desencanto;
pero la veracidad es el primer deber del historiador. ¿Es posible que Salomé viviera
una vida vulgar?
Como posible si lo es, pero nuestra conciencia en constante sed de poesía y anhelo
de lo irreal, con invencible repugnancia
acepta la vardad, que corta las alas a la
imaginación y deja caer el objeto de nuestra ilusión desde la altura del ensueño a ras
de tierra. L a verdad es que Salomé casó
primero con Filipo, después con Aristóbulo,
y murió siendo reina de la pequeña Armenia en el eño 72 del nacimiento de aquél,
anunciado por los profetas, y de quien Yo
Kanaán se consideraba indigno de desatar
los correas de sus sandalias.
Origen y fuentes
Introducción
Yo Kanaán
de la leyenda
ITOS, leyendas, cuentos y fábulas, todo
ACIA el año décimo quinto del reinado
N aquel tiempo, Herodes el tetrarca oyó
lo que constituye- el «folk-lore» es ob^
de Tiberio se extendió por Palestina la
la fama de Jenis, y dijo a sus criados:
jeto en la actualidad de numerosos estudios
por parte de los curiosos del conocimiento, éste es Juan el Bautista; él ha resucitado de fama de un Yo Kanaán, joven y apasionado
que en su inagotable sed de sabiduría pre- , los muertos, y por eso sus virtudes obran asceta de raza sacerdotal.
F u é nazir, y los votos de someterse a detenden descubrir la historia del espíritu hu- en él. Porque Herodes había prendido a
mano, desde sus más ingenuas y primitivas Juan y le había aprisionado y puesto en la terminadas abstinencias los cumplía con tal
manifestaciones. Y al ponerse en contacto cárcel, por causa de Herodías, mujer de Fe- rigor que las gentes le tenían por modelo de
naestro espíritu con esos piadosos legados lipe, su hermano. Porque Juan le decía: no pureza y virtud.
de ensueño y religiosidad, sentimos un en- te es lícito tenerla, y quería matarle: más
El desierto era su lugar preferido; cubría
canto indefinible, revelación de la alegría temía al pueblo porque le tenían como a las carnes de pieles y telas groseras; aliinfantil con que el alma contemporánea, ya profeta. Más celebrándose el día del naci- mentaba su cuerpo de langostas y miel silalgo vieja, acoge los primeros brotes idea- miento de Herodes, la hija de Herodías vestre, el espíritu de esperanza, y de sus
danzó en medio y agradó a Herodes. Y labios, rojos como carbones encendidos, sales de la conciencia humana.
Un ligero análisis es suficiente para po- prometió él con juramento, de darla todo lo lían palabras impregnadas de misticismo.
der agrupar los mitos y leyendas como na- que pidiese, y ella, instruida primero de su «Haced penitencia —exclamaba— porque
rraciones objeto de creencia y producidos madre, dijo: Dame aquí en un plato la ca- se aproxima el reino de Dios». Por su
espontáneamente por el espíritu humano, beza de Juan el Bautista. Entonces el rey acento viril y austero, el pueblo judío veía
se entristeció; más por el juramento, y por en él una continuación de los antiguos prosegún demostró Tylor, mientras que las fá
bulas y cuentos no siendo objeto de creen- los que estaban juntamente a la mesa, man- fetas. Teníanle algunos como Elias resucicia pasan a la categoría de ficciones, en- dó que se le diese, y enviando degolló a tado, otros por el Mesías que con impacienJuan en la cárcel, y fué traída su cabeza en cia aguardaban. Yó Kanaán^ ajeno al patrando en el reino de los inverosímil.
Mito y leyenda, no obstante las analogías un plato y dada a la muchacha y ella la pre- pel que el pueblo le asignaba, veía en el
antes señaladas, son cosas distintas, y un sentó a su madre». (Evangeho, según Ma- fondo de su conciencia al Mesías con una
criba en la mano recogiendo el buen grano,
. examen, siquiera sea breve, determinará teo, capítulo XIV).
claramente su diferenciación. El mito se
La narración de San Mateo, de encanta- y arrojando la paja a los llanos.
relaciona con el mundo sobrenatural, y esta dora sencillez y una de las fuentes de la leFieles numerosos le seguían, y allá, en
relación se traduce en actos por los ritos; yenda, coincide en absoluto con la de San las orillas del Jordán recibían el bautismo,
es lo sagrado; la leyenda lo profano.
Marcos, guardando silencio los demás evan- práctica fundamental que caracterizaba a
gelios
sobre la muerte de Yó Kanaán o la secta de Juan. Su fama crecía tanto que
Hijos de un siglo escéptico, interpretaJuan.
llegó a oídos de Jesús. Este salió de Gali'
mos con nuestros sentimientos las inconscientes obras de arte y las más lejanas traLo primero que sorprende, es que en esas lea con sus discípulos y se dirigió hacia é l
diciones. Transportamos nuestras pasiones narraciones no aparece el nombre de SaYó Kanaán continuaba su predicación
a las narraciones viejas como el mundo; su- lomé. Se la llama hija de Herodías, y esta empleando contra sus adversarios expreponemos a las entidades legendarias nues- mujer sin nombre, que más tarde, por obra siones de extremada violencia. L a palabrí*
tras alegrías, nuestros dolores, nuestras du- de la imaginación popular, encarnaría el del anacoreta no encontró eco en los sacef
das, y mezclando nuestras sensaciones indi- amor o el odio, queda envuelta en la oscu- dotes ni doctores. Sólo los pobres y oprimí'
viduales al espíritu anónimo de la antigüe- ridad de los severos versículos del Nuevo dos creían en él.
dad, modelamos a nuestra imagen j seme- Testamento.
Al '¡llegar a las causas de la prisión }'
janza lodos los diosesvy todos los héroes.
Si conocemos su nombi^e no es por los muerte del Bautiata, nos encontramos coH
Mis manos pecadoras de historiador pro- evangelistas, que tal vez no vieron en ella dos versiones diferentes: la de los E v a n g c
fano, desearían tocar con amoroso cuidado más que una mujer perversa, y pensaron lios y la de Flavio Josefo. L a primera )''''
las figuras de héroes y santos que por su que por existir otras muchas de su condi- nos es conocida, y en los versículos de Sai'
vejez, al contacto menos brusco, se desha- ción no había motivo para señalarla. En la Mateo, anteriormente transcriptos, tiene si^
ligera silueta trazada por manos animadas, más exacta expresión. L a segunda es 1*
rían en pedazos.
Si así sucediese, mito y leyenda se con- del soplo divino de la i-evelación, nos la del historiador judío, el cual asegura, ^^
vertirían en fábula de animales o cuento muestran c o m o h i j a amantísima, mujer como Herodes Antipas viese que mucho^
para niños;- pero recordemos que el encanto cruel y sanguinaria, que pide la cabeza de seguían a Juan, prendióle por temor a uH''
revuelta, y en Machero le mandó ;rnat.ar,„
del conocimiento sería muy pequeño sino Yo Kanaán por complacer a su madre.
hubiese en su recorrido tanto pudor.
¿Cuál es la verdadera? L o . ignoramoS'
Fravio Gosefo, al hacer la historia de la
M
E
H
mplpi^i
Pero sí podemos afirmar que la más trágica
y cercana al espíritu de la leyenda es la del
Evangelio, pues la de Josefo nos describe a
Juan como un agitador político algo visionario.
Hasta ahora Yo Kanaán muere por nioralista o por agitador. Para que muriese
por amor era menester que la imaginación
popular crease la figura hermosamente perversa de una mujer con el incentivo de la
lujuria y el atractivo de la virginidad: la
princesa Salomé.
La leyenda a través del día
y de la literatura
r\ESDE los primeros siglos del Cristianis.
nio hasta nuestros días pasando por la
Jidad Media y el Renacimiento, Salomé y
J^^ó Kanaán llenaron la imaginación de los
artistas.
Durante la Edad Media corrió por Alemania una lej^enda que parece reflejar un
fienzo que se haya en la galería antigua del
Museo de Bruselas. Cuando Salomé aproximó sus labios impuros para besar la cabera del Bautista, de la boca del muerto salió
una ráfaga de viento tan fuerte que la princesa fué lanzada al aire, y en los días invernales cuando el viento azota los bosques, la
princesa Salomé pasa con su Corte de brujas de que es reina...
Al llegar el Renacimiento, es el tema
obligado para los pintores. Tisiano tomó
como modelo a su hija Liviana. Salomé es
rubia, de torneadas carnes, nariz y labios
sensuales. Con sus robustos brazos sostie^ en alto una bandeja con la cabeza de Yó
f^anaán, en la que apenas se ve sangre, esumándose sus contornos en un fondo nes'^o. Los italianos del Renacimiento quel^ian hacer de la vida una hermosa fiesta, y
a sangre entristece por ser mensajera de
la muerte.
^stave Moreau, al inspirarse en Oriene, la tierra que ha creado los mitos y las
e igiones, consiguió dar nueva vida a ia
tradición, realidad plástica al ensueño y
fori
ma a la idea pura. Las Salomés que se
hall;
an en París en el Museo que lleva el
mbre del pintor, encarnan de un modo
^,,1^'rable el espíritu de la leyenda. En
ella s existe mayor refinamiento y perversidad
son como flores del vicio" con el aroma
del
amor. Wilde las encontró perfectas.
' Salomé fué un asunto obligado en los
Sf> • °^"^.^' ^°^ poetas en muy contados casos
j^j "aspiraron en esta, leyenda. En la Edad
'a parece ser que fué el argumento de
8 nos misterios que se representaron en
p ,'"*^ D^me de París y en la catedral de
anc'^^ Los espíritus ingenuos, preñados de
los ^
^° maravilloso, se deleitaban ante
cue ^^^^^^°s de la princesa judía, y según
que"*f ^^" piadoso cronista, era de extrañar
tjj , ^^
otorgase sus simpatías de ese
So f '^^^^^l'-o a esa mujer impúdica. AcapTQU^^f ^a belleza el único motivo de la reesca •, . '^'^nevolencia que tan justamente
avire l "
a las gentes sensatas, pero la
la p • ^
hermosura que rodeó siempre a
los n
^^^ Salomé hacía que se olvidasen
de sü r^ :^ '^^ ^^ alma ante las seducciones
o.i.yíj:j.i;j./t r
cuerpo.
5
Hace falta llegar a nuestros días para encontrar adaptación escénica.
En 1862, J. Convere Heywan publicó en
New York un poema dramático titulado
«Salomé* , y el poeta inglés Richard Hengis
Hume, escribió hacia el año 1830 dos tragedias bíbhcas con la historia de San Juan.
Por último recordaremos el drama de Sudermann, «San Juan Bautista», estrenado
en Munich en 1901.
Massenet y otros compositores musicaron
esta leyenda, pero la que más fama ha alcanzado, y a nuestro entender muy merecidamente, es la famosa ópera de Strauss, titulada «Solóme», traducción del hermoso
drama de Wilde.
ca. Herodes horrorizado al contemplar los
espasmos lúbricos con que Salomé besa unos
labios muertos la manda matar. Los soldados se precipitan sobre ella y la aplastan
con sus escudos como a una víbora.
P a r a la imaginación popular, a la muerte
de Salomé su cuerpo se fundió con la tierra,
su aliento se mezcló con el aire, el fuego de
sus miradas voló al sol.
Rafael Sánchez de Ocaña
La interpretación de Fnrique
Heine y de Osear Wilde
Q E llama Alfonsina Stoi'ni y es sumaO mente joven. Menuda, pequeña, gentilísima, se la tomaría, al verla pasar, por
una chicuela despreocupada y feliz. Y sin
embargo, toda la prensa argentina, uruguaya y chilena se h a ocupado de ella,
pues su originalidad sorprende y cautiva.
Lleva publicado tres libros de versos:
La Inquietud, El Dulce Daño e Irremediablemente; escribe crónicas satíricas, novelas cortas.
Hay en sus obras verdadero alcance filosófico ; pero su campo está en la poesía
amatoria. Los hmbres reposados no han
podido contener u n a sonrisa paternal y
bondadosa frente a sus arranques pasionales :
las modificaciones y vicisitudes
ALdenarrar
esta leyenda y su interpretación por
pintores y poetas, se ha de observar que la
parte esencial no varía: Salomé pide la cabeza del Bautista por complacer a su madre.
Esta interpretación pareció demasiado infantil al espíritu moderno.
L a musa irónica y sentimental de Enrique Heine se acordó de Herodías en su poema Atta Troll:
»Si era un ángel o un demonio, yo lo ignoro. ¿Acaso se sabe con exactitud dónde
comienza el ángel y cesa el diablo en una
mujer? Su pálida y ardiente mirada respiraba todo el encanto del Oriente. D e labios
dulces como panales, nariz de lirio y miembros ligeros como una palmera en el desierto, lleva siempre en sus manos la bandeja
donde se halla la cabeza de San Juan, y
besa con furor esta cabeza muerta, pues
ella amaba al profeta. L a Biblia no lo dice,
pero el pueblo ha guardado memoria de estos sangrientos amores, D e otro modo, el
deseo de esta mujer sería inexplicable. ¿Una
mujer pedirá nunca la cabeza de un hombre
que no ame?»
El genial y atormentado poeta inglés Osear Wilde escribió en francés «Salomé» y
publicó el drama en Londres en 1893. En
su pensamiento, el papel de Salomé estaba
destinado a Sarah Bernhardt que había
aceptado el interpretar esta creación. En
Londres se prohibió el drama porque trataba un asunto bíblico, y la obra comenzó a
ensayarse en París en 1895. Un acontecimiento inesperado vino a alterar los planes.
L a condena infamante que contra Wilde decretaron los tribunales ingleses, obligaron a
Sarah Bernhardt a abandonar su pro)^ecto.
Dos años más tarde, mientras el poeta vegetaba miserablemente en la prisión, algunos de sus amigos franceses hicieron representar «Salomé» en L'Oevre bajo la dirección de Lugné Poe. Después se estrenó en
Bruselas y Alemania.
La pasión que Salomé siente por el profeta, sus deseos de vengarse del que la despreció, y la seducción de su padrastro como
medio para besar la boca del enviado del
Señor constituye las variaciones más esenciales de la leyenda primitiva.
Un hálito de tragedia sopla al final de la
obra sobre la terraza del palacio del Tetrar-
UNA POETISA
ARGENTINA
Esto es amor, esto es amor, yo siento
En todo átomo vivo un pensamiento.
Y soy una y soy mil, todas las vidas
Pasan por mí, me muerden sus heridas.
Y no puedo ya más, en cada gota
De mi sangre hay un grito y una nota.
Y me doblo, me doblo bajo el peso
De un beso enorme, de un enorme beso.
Muchos se han preguntado cómo podría
esta muchacha escribir, a su edad, versos
de la profundidad de su poesía Eterna, en
la cual está reflejada toda la angustia femenina y su doliente sumisión ancestral.
A veces, semejante a una Safo moderna
conjuz'a a las divinidades del placer con
pagana elegancia, en versos finos, alados.
Tiene sonetos de u n a pasión cálida,
mordiente, angustiada. ¿Quién, al leer el
más abajo inserto, no piensa en una mujer de mejillas pálidas y ojos hundidos,
siguiendo a través de la tierra al hombre
soberbio y .fuerte que la vence, la subyuga y la enloquece?
ESCLAVA
Yo te seguí en la sombra como una
Sombra funesta de tu luz esclava.
Y eras en mí como una espina brava.
Y eras en mí como piedad de luna.
Yo te seguí feroz como ninguna
Por tierras muertas entre fuego y lava ;
Decía en llanto: si mi vida acaba
Tu espalda viendo lo tendrá a fortuna.
Dulce tu alma como fruta a punto
La vi exprimirse sobre un alma blanca
Que ahora vive, con la tuya, junto.
Dolor aullidos de mi pecho arranca,
Mas al impulso de una fuerza loca
Cuando la besas tú beso su boca;
Por veces es amarga, desesperada; su
exaltación no conoce límites. Entonces el
k ^
4 ^ I.A.M
•
I Qué diría la gente, recortada y vacía,
Si en un día fortuito, por extra-fantasía,
Me tiñera el cabello de plateado y violeta.
Usara peplo griego, cambiara la peineta
Por cintillo de flores : miosotis y jazmines.
Cantara por las calles al compás de violines
O dijera mis versos recorriendo las plazas
Libertado mi gusto de vulgares mordazas?
¿Irían a mirarme cubriendo las aceras?
¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?
En verdad que pensarlo me da un poco de risa.
verso mismo, descuidado en la forma,
comparte su exaltación. Tal ocurre en su
poesía:
ANIMAL CANSADO
Quiero un amor feroz de garra y diente
Que me asalte a traición en pleno día
Y que sofoque esta soberbia mía,
•Este orgullo de ser todo pudiente.
Quiero un amor feroz de garra y diente
Que en carne viva inicie mi sangría,
A ver si acaba esta melancolía
Que me corrompe el alma lentamente.
Quiero un amor que sea una tormenta
Que todo rompe y lo remueve todo
Porque vigor profundo la alimenta.
Que pueda renovarse allí mi lodo,
Mi pobre lodo de animal cansado,
Por viejas sendas de rodar hastiado.
Creo que con estos versos hay suficiente para dar idea del complejo temperamento de Alfonsina Storni, hoy por hoy,
la poetisa más completa de América, pues,
habiéndolas de primer orden, como Juana de Ibarbourou en el Uruguay, Gabriela Mistral en Chile y Rosa García Costa
en la Argentina, ninguna concentra en sí
«toda la gama» como este singular ejemplo de cerebro y alma femeninos.
Alfonsina Storni es argentina, de ideas
ampliamente liberales, y pertenece al grupo de los nuevos que, en aquel país, como
en todo el mundo, están rehaciendo la sociedad.
La muerte la obsesiona también; una
de sus composiciones más celebradas, m u y
larga para ser íntegramente transcripta,
es la titulada Silencio, donde ella se imagina morir, diluida, en u n supremo y voluptuoso abandono.
A pesar de su fibra pasional, son frecuentes en ella las poesías suavísimas, dulces, cuya melancolía se prende al alma
como un dulce sueño :
Se
Se
La
La
me va de los dedos la caricia sin causa,
me va de los dedos... en el viento, al rodar,
caricia que vaga sin destino ni objeto.
caricia perdida jquién la recogerá?...
NOTAS DE VIAJE
EN LA CARLSBERGS GLYPTOTHEK
También en el soneto El Hombre Sereno aparece este abandono infinito, este dejarse llevar, tan de mujer sentimental y
exquisita:
Cuando lo miro pierdo todo afán, todo empeño.
Cuando lo. miro siento la beatitud del sueño
Y caigo entre sus manos pequeña como el ave.
Con sus palabras hablo, su ventura es la mía,
Me infundo en sus deseos, me pierdo en su enerPorque todo lo puede, porque todo lo sabe.
Pero sus dulzuras persisten hasta que
las gentes de mala voluntad van a turbar
con sus murmullos groseros su fino divagar ; entonces también la pluma se le vuelve látigo y lo sacude recio sobre las desnudas espaldas:
A pesar de todo esto donde muero de angustia
Oigo voces que dicen: date más, date más...
I Qué más puedo ya darte ? A los vientos mi alma.
Para quien la comprenda... a los vientos está.
Algunas voces siguen diciendo todavía :
El alma es poca cosa, date más, date más...
Oh, quisiera yo darte lo que tengo y no tengo,
Pero tú que lo pides. ¿Qué es lo que me darás?...
Pequeños somos, hombre, pequeños y mengua[dos;
Ah, por más que yo hable nunca me entenderán.
Vulgares por la calle se me saldrán al paso
Diciéndome sin tregua; date más, date más¡ ...
Fuera yo inagotable como mina de oro,
Fuera yo inagotable, generoso caudal,
Y oyera a cada paso como dicen las voces
Tranquilas y felices: date más, date más...
¿No sabes lo que arrancan las palabras que
[arrojo?...
La lengua se te caiga si dices al pasar :
Mujer que das el alma de tan fácil manera...
Es poco lo que ofreces : date más, date más.
O si no en esta maliciosa composición,
burlona y aguda, donde se mofa del mundo estulto que la rodea:
Julián H' Moreno.
ALFONSINA STORNI
Por
Juan de la Encina
OPENHAGUE. Sede septentrional de la escultura académica. Aquí reina y preside Thorwaldsen. Que Dios nos asista y
proteja a los que no tenemos paladar académico. ¿Es posible imaginar nada más incoloro, inodoro e insípido que una escultura
de Thorwaldsen? Tampoco nada más sabio.
A su lado, Cánova resulta el más patético
y gracioso d^ todos los escultores. Su helenismo por geometría, de cartabón y compás, no lo podemos gustar de ninguna manera. ¿Será que no acabamos de purgarnos
del barroquismo español? Pero es el caso
qu.e el helenismo verdadero, el que surgió
de puras y vivas intuiciones estéticas, y no
de la agrimensura, de día en día nos gana
gusto y voluntad; y así para aliviar nuestra
sensibilidad de la frígida pesadumbre thorwaldsiana hemos necesitado refugiarnos
por un momento en las salas que el mismo
Museo Thorwaldsen dedica a la escultura
griega. Son los oasis de ese desierto de
hielo.
C
Pero no es la escultura académica de
Copenhague, con su gran Museo Thorwaldsen, lo que solicita más nuestra atención
de críticos y viajeros diletantes. En lugar
delicioso de la graciosísima ciudad hay otro
gran museo de escultura antigua y moderna, la Carlsbers Glyptothek; y, aunque no
falta tampoco en su recinto el omnipresente
Thorwaldsen, tal vez sea el lugar donde
mejor se pueda hacer deslizar una mirada
sintética sobre algunos de los más distinguidos escultores de hace medio siglo a esta
parte. Allí Carpeaux, Falguier, Barye,
Bartholomé, Klinger, Dalou, Maillol, y, sobre todos, Rodin y Meunier. Las obras más
significativas de estos dos maestros estáp
allí reunidas. De Rodín: La Edad del Bronce, el San Juan, Los Burgueses de Calais»
La Primavera, El Pensador, los bustos d^
Dalou, Falguier, Puvis de Chavannes, el
proyecto de monumento a Víctor Hugo y
otras varías obras menores de tono erótico^
De Meunier: El Sembrador, El Cargadofi
El Pudelador, La Maternidad, El Viejo
Caballo de Mina, varios bustos de mineroSi
un auto-retrato y uno de los relieves de'
monumento al trabajo.
Buena ocasión para un paralelo efltraiH'
bos. Nunca hemos visto tan cerca al uo"
del otro, frente a frente, cara a cara,
tro gusto se decide en este paralelo V°^
Meunier. Nos parece más sincero, más pf'
fundo, más fuerte. Rodin tiene no poco d^
orador de decadencia: a las veces, de chai"
latan sibilino. Meunier no divaga nunca,i'^
afecta grandeza, no se deja seducir pof ^
literato parisiense y el editor. No hace p*
peles de santón, de ídolo asiático, de sand^
santórum.
Ni Simón el Mago ni CagH"'
tro. ¿Estuvo Rodin libre de esos pecad",
de mixtificación? Los libros que se le at'^
buyen y los que acerca de él tratan no s"
piezas que textifique a su favor.
Pero los documentos que tenemos ^
vista no son documentos escritos, son oÍ>i j
plásticas, esculturas. A ellas debemos *',
nernos en este momento. A Rodín \&T
k AA
cí ^/;
ocupó mucho la escultura al aire libre. Estaba en lo cierto cuando aseguraba que los
griegos construyeron la mayor parte de sus
estatuas en función de la luz y la atmósfera.
¿Consiguió, por su parte, construir obras
que se tuvieran firmemente al aire libre, es
decir, obras perfectamente arquitecturales?
Sospechamos que no del todo. En los jardines de este Museo están Los Burgueses de
Calais, El San Juan, La Edad del Bronce
y El Pensador. Los Burgueses —magnífica obra llena de vigor y elegancia, aunque
^|go confusa de composición— pierden al
a^ire libre no poco de su grandeza. No se
nos imponen de un modo categórico y siinPle, como una gran arquitectura, sino que
tenemos que ir descubriendo su fueraa y
drama en continuo tanteo visual y por lógica deducción. Algunas de sus figuras las
nemos visto en París en lugares cerrados,
i^uán distintas eran y cuanto más poderosa
ía inipresión que producían! Lo mismo sucede con las otras obras, aunque tal vez en
gfado menor. El San Juan es la que mejor
resiste el aire libre.
En cambio, las obr is de Meunier parecen
haber nacido a cielo abierto. Construyó sus
nguras con arquitectura más rigorosa que
^odin. AI aire libre nada pierden de su
grandeza. Se destacan por planos simples
y Simplemente coordinados. El Cargador
•^s un portento de arquitectura.
Se ha dicho que Meunier tiene no poco de
^í^natello. En efecto, la observación es
exacta, y en este lugar puede fácilmente
Comprobarse. Pero nosotros suponemos a
Meunier también muy influido por el rnodo
"e los egipcios. Prescíndase del hieratismo
^^ estos para evitar falsas interpretaciones
^ lo que de>:i nos. Y se verá cómo el gran
escultor belga les tomó sus amplísimos planos ricamente modulados. El torso y la caeza del C.irg iJor sirvan de ejemplo, aun*í^e puede hallarse este mismo rastro en
^^si toda la obra del autor. ¿Se comprende
^nora la calidad arquitectural de su obra y
que resista firmemente a la gran descomposición del aire libre?
*-*tro aspecto en que Meunier nos convence nías que Rodin: la precisión en el modo
de expresar. El autor de El Beso se deja
5^ar con harta frecuencia del vicioso pru"^0 de conseguir calidades aéreas, extre^uamente blandas, esponjosas. Su estilo
Padece entonces de bisantinismo, de sifis. quería, decadencia, de algo así como de
tentó de llevar a la solidez natural de la
scuitura la descomposición dé las formas
la luz que trajo consigo —como última
^°nsecuencia- el Impresionismo pictórico.
^ ese sentido, faltó no poco a las leyes fun^nientales de su arte. Aún en los casos en
e atiende con mayor rigor a lo arquitecral de la forma, sus construcciones tienen
§0 de flotantes. A fuerza de querer ex. ^sar impresiones complejas entra en las
^es de la imprecisión. El Balzac podría
j ^ ^ir de ejemplo de tantas intenciones de
uin no logradas. En una re/isión de los
Oles rodinianos habrá que hacer gran
*^2"^Jo de literatura.
eunier bebió en copa mucho más peque^ que Rodin. Limitó todo lo que pudo su
"^Po. Con magnífica probidad de artesa-
I/i
no medioeval castigó su estilo, lo simplificó,
lo depuró, le dio grandeza por la virtud de
su ajuste perfecto al pensamiento motor.
Sus líneas son magníficas, y aunque poseen
algo de la rigidez gótica, parece, que -han
nacido para concordar con las grandes lí-
neas de la naturaleza. Este Sembrador de
ceño adusto ¿no acuerda su rítmico gesto
categórico y movimiento con un horizonte
amplísimo y un cielo infinito?
Juan de la Encina
Copenhague, 1919.
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
Ay, ay, jaleo, jaleo! Castelar,
Labra, Salvador Rueda, Cavestany, Zamacois, Villaespesa —Pío BAROJA.' Las Horas Solitarias.
juergas inferoceánícas
A está armada la gran batuda americanista. Cuentanlos «jóvenes» organizadores del futuro Congreso de las Juventudes
hispano-americanas con el presupuesto o lo
que resulte, con un regio patronato, con
los Luises y con algún que otro militar: los
cuatro sustentáculos de la vida nacional.
No sabemos lo que piden, porque 'sólo se
oye de vez en cuando, entre estos múltiples
discursos preliminares aquello de estrechar
lazos, lo de hermanos de allende y aquende
de los mares, las hijas de España, la lengua
madre...
Estos lanza-tópicos son poco originales^
y eso que la ayuda el fértil ingenio senatorial de D . Luis Palomo, que ha prestado al
ibero-americanismo una nueva modalidad.
En el Liceo de América de su invención se
celebran los domingos unos bailes cursilitos
para estrechar lazos; hay allí una desmarrida biblioteca, a la que se llega por una
escalera interior, que comparte su soledad
con la inmediata peluquería y otros cuartos
de aseo personal; y allí hay —y esa es la
nueva modalidad a que aludía— unos cuantos tapetes verdes, ansiosos de la plata y de
los pesos del uno y otro confín.
Este es, junto con el precolombino espíritu de Rodríguez San Pedro, con la naciente
«juventud» de Cristóbal de Castro y con
algún otro centro de mortecina vida, todo
el cuadro hispano-americanista que dirige y
encauza las aspiraciones conquistadas que
España siente por las repúblicas ultramarinas.
Veremos si d e t r á s d e e s e Congi'eso
—cuando se hayan evaporado los fogosos
discursos, el champagne y el p r e s u p u e s t o ^
surge algo que nos haga creer en lo que,
hoy por hoy, no pasa de ser un^mito. Actualmente no vemos más que unos cuantos
señores y señoras que se exhiben con tan
plausible motivo, que van y vienen sin resultado alguno práctico, a no ser que ellos
perciban esos resultados y nos lo oculten
cuidadosamente a los demás.
Y
España no atrae a los .americanos, ni por
sus mercados ni por lo que en ella puedan
aprender. América no nos interesa tampoco a los españoles porque nada tenemos
que venderles, fuera del libro español y de
algunos comestibles, y porque, puestos a
buscar una Universidad extranjera, preferimos como los mismos americanos las del
resto de Europa o las de Norteamérica a
las de la América del Sur. Solo nos queda
a unos y a otros un sentimentalismo que no
sirve más que para eso: para discursear
humeramente.
Bien distinta es la táctica norteamericana. Ese pueblo de presa, bajo Ja propaganda del panamericanismo lleva un claro fin
práctico; y así aprende el español porque
los sudamericanos no saben el inglés, estudia su comercio, sitia sus minas, contempla
los yacimientos petrolíferos con ojos de ave
rapaz, y nunca disimula con humos intelectuales su avidez.
y si esa táctica de expansión —no de estrechamiento de lazos— es poco digna de
imitarse, dígasenos por tantas Juventudes,
Liceos, Centros y Uniones lo que debe ser
para nosotros ese chinchín del hispano americanismo.
Mientras tanto, bueno sería que nuestra
universidad se adecentase, que la Facultad
de Medicina no diese motivo a las acres censuras de los señores Lafora y Recasens,
que los profesores enseñasen bien, que los
libros de texto no fuesen una vergüenza...
Porque si no ¿qué van a aprender los estudiantes americanos? ¿Enseñaremos a los
médicos los laboratorios saqueados de la citada Facultad; a los abogados, letrados y
científicos las aulas sucias, los pasillos lóbregos y los catedráticos pintorescos de la
calle de San Bernardo? ¿Les acompañará
mayor fortuna a los seminaristas y cadetes,
que van a ser invitados a petición del padre
de los Luices y de un p-^blicista militar?
Como los alumnos de las Academias militares de allá aprendan el funcionamiento de
las «Juntas técnicas» de acá, medrados están los presidentes de aquellas repúblicas.
Un libro de fexto y su
aprovechamiento mauris a
E anunciaba, no hace mucho, en este mismo semanario el comienzo de unas opo siciones, que aunque desenvueltas dentro de
la legalidad más estricta, encerraban uno de
tantos escándalos producidos por el libro de
texto.
Don Antonio Ballesteros, autor de una
Historia de España —libro caótico e imposible de estudiar, con muchos monos y con
una portada catalana—, pretendía pasar,
por medio de estas' oposiciones sin oposición, de la tranquila cátedra de la licenciatura de';jHistoria —a la que asiste una mal
contada docena de alumnos—\ a la bulliciosa y estéril clase del pi^eparatorio de Derecho, qué cuenta con unos cientos de mati'iGuiados oficiales y libres.
El hecho se ha perpetrado. El Sr. Ballesteros ha obtenido esta última clase por vo-
S
tación unánime de sus conapañeros. No lo
sentimos por la cátedra de Historia universal que deja, y- a la que puede venir un profesor mejor que sepa menos fechas, ni por
la cátedra que va a ocupar y en la que lo
mismo ,da un buen maestro o uno malo, por
ser infecundas las peroratas profesorales
ante un auditorio tan poco auditivo. Lo
sentimos por el incremento del maurismo.
El Sr. Ballesteros, que ha empezado su carrera política por el puesto de gobernador
civil de Sevilla —sin duda por haber escrito
un libro titulado «Sevilla en el siglo xiii»,
es decir, cuando no había sindicalistas —no
se va a contentar ahora menos que con una
diputación a Cortes o con algún alto cargo.
Y es que el libro de texto, cuando lo tiene
que aguantar y comprar una clase numerosa, es el medio más eficaz de echar automóvil. D e ahí las grandes disputas, con insultos gordos, que hubo en la Facultad de
Filosofía y Letras, al t r a t a r de la provisión
provisional de esta cátedra vacante que
ahora se le ha dado al Sr. Ballesteros. Entonces disputaron dos altos cargos: los señores Bullón y Zabala. Venció éste y enseguida puso el libro de texto qué su padre
explica en el Instituto de San Isidro. E n t r e
paréntesis diremos que el Sr. Zabala (hijo)
ha regalado al Ateneo sus obras completas:
la tesis doctoral y un discurso maurista.
Pero lo peor es que ande de por medio
ese maurismo de pechera ex-inmaculada.
El Sr. Ballesteros podrá pronto acudir, con
el producto del libro de texto, al mantenimiento de la pureza del voto maurista con
tanto dinero como Vitórica, y D . Antonio
le considerará como uno de los más apreciables becerros de oro de su rebaño. He
aquí como Viriato —cuyos hechos narrará
el Sr. Ballesteros con todo detenimiento en
su Historia de España— viene a ser un poderoso auxiliar de la política del hondero
mallorquín.
Los medios no importan cuando el fin es
tan ciudadano, Ya lo saben los padres de
los futuros abogados: a pagar sendos quince
duros por ese libro de texto, para que el señor Ballesteros y los mauristas tengan con
qué hacer unas elecciones.
Y eso no lo remediará la autonomía universitaria creada por otro maurista.
E-'OS í'e s o d e d a d
E habla mucho, y se hablará m á s , del
próximo enlace entre un joven, y precoz
profesor de cierta escuela magistral —para
el que se ha creado muy recientemente una
cátedra—, y la hija de un alto empleado del
Ministerio de Instrucción Pública.
No sabemos qué relación tendrá esta noticia con el exclusivo escalafón concedido a
la escuela aludida. Quizás sea uno de los regalos de boda que se hayan cruzado entre
novios y compadres.
El Arcediano de Toro
S
A los señores que nos honran
enviandonos espontáneamente
trabajos de colaboración, les recomendamos que guarden copia,
pues no respondemos de su devolución en
caso de no utilizarlos,
ni sostenemos correspondencia sobre ellos.
CORRESPONDENCIA
ADJUDICACIÓN DE UNA CÁTEDRA
A «Gaceta» del 9 del actual inserta una Real
)' oi'den nombrando catedrático de «Historia
antigua y media de España» de la Universidad
du Madrid, a D. Claudio Sánchez Albornoz.
Este joven, hijo de un senador del partido
datista, y conocido, más que por sus méritos
científicos (que los pocos años no le permitieron
reunir aún), por su influencia política, fué propuesto por el Consejo de Instrucción pública,
contra el parecer del Negociado y de la Comisión permanente, y contra tres votos particulares en la misma reunión del Consejo en pleno,
suscritos por cerca de la mftad de los consejeros que en ella tomaron parte ; y el Gobierno,
siguiendo el cómodo sistema de aceptar a ciegas las proposiciones de esa alta, pero no infalible corporación, le ha adjudicado la cátedra.
El nombramieiito, aunque previsto por los
que conocen las encrucijadas del ministerio de
Instrucción pública, no por eso deja de comentarse en todas partes en forma poco halagüeña
para el favorecido, cosa natural, pues, con los
textos legales en la mano, se demuestra que es
un caso del más arbitrario polaquismo.
Tanto la convocatoria del concurso («Gaceta»
de 22 Se Agosto anterior) como el reglamento
vigente dé provisión de cátedras (Real decreto
de 30 de Abril de 1915) exigen, como condición
indispensable para los catedráticos numerarios
que concursen cátedras, «desempeñar o haber
desempeñado en propiedad cátedra igual a la
vacante».
Entre los que se hallan en tal circunstancia
(pero no entre quienes carecen de ella) se reconocen como razones de preferencia los trabajos
«declarados eminentes» por corporaciones científicas, siempre que la declaración sea hecha
dentro del plazo de la convocatoria, o, en su defecto, y después de aquéllos, los trabajos que
no lleven tal informe. Y si tales circunstancias de preferencia no se acreditan, será preferido el más antiguo.
Pues bien, el Sr. Sánchez Albornoz no ha
desempeñado jamás cátedra igual a la vacante.
Y no se arguya sofísticamente que por ser catedrático de «Historia de España» se entiende que
1.1 es de cualquier curso especial de Historia
española, puesto que el plan de estudios vigente en la Facultad de Filosofía y Letras (Real
orden de 19 de Noviembre de 1900) establece
bien claramente el deslinde de cada curso como
asignatura distinta, con diverso profesor, programa, examen, etc. Pero, aun con tan graciosa
hipótesis, el Sr. Albornoz no estaría por eso en
mejores condiciones que los Sres. La Torre y
Palanco, catedráticos de la misma asignatura
que él, y menos aún que el Sr. Deleito, que lleva doce años seguidos desempeñando por acumulación la cátedra de «Historia antigua y
media de España» ; es decir, la evidentemente
igual a la vacante ; y trece de catedrático titular de «Histora Universal antigua y media»,
asignatura no menos análoga a la vacante que
el curso general de «Historia de España» (si la
analogía bastase).
En cuanto a publicaciones y trabajos, todos
los opositores los aportan ; pero, segiin las disposiciones legales, de no ser los de algún opositor oficialmente de índole eminente, decide la
antigüedad. Y resulta que los certificados en
pro del Sr. Albornoz por algunas corporaciones
científicas, están presentados un mes después
de terminar la convocatoria, y son en consecuencia nulos legalmente, y además, no contienen
ninguna declaración formal de inérito relevante para las obras de dicho señor.
Suponiendo que no se computen otros infor-
mes y declaraciones terminantes de mérito que
alegan los demás concursantes, y aun estando
el Sr. Albornoz (que no está) dentro del primero
y fundamental requisito, quedaría como elemento para decidir el concurso la antigüedad.
Y aquí ya no caben subterfugios ni sofismas,
pues el Sr. Albornoz ingresó en el profesorado
en 1918 y los otros señores lo hicieron en 1906
uno, y en 1911 dos. Luego el favorecido es, con
enorme desproporción, el más moderno.
Y al evidente atropello legal se une el efecto
moral de que, despreciando méritos y servicios
abundantes de profesores más hechos y experimentados, se encumbre hasta las alturas de
nuestro primer centro docente a quien se halla
todavía por sus pocos años en pleno período de
formación científica.
El ejemplo que con ello se da no es de lo más
edificante ni alentador para el profesorado.—UN
PEOTESOE.
EL PRIMITIVO DE
COVARRUBIAS
E. Director del semanario ESPAÑA.
Muy señor mío : En esa revista de su dirección, fecha 22 del actual, número 246, página 10,
se inserta un artículo suscrito por Ángel Sánchez
Rivero, en que, tratando de una preciosa tabla
de esta mi parroquia, dice así: «Llegan a nosotros rumores de que tan admirable cuadro está
en peligro de trasponer la frontera de España;
acaso haya ocurrido ya el percance. Conviene,
pues, que se ponga en claro este asunto.»
A eso voy, Sr. Director : por lo mismo teniendo ;.
en cuenta que la noticia resulta ofensiva par* ;
mí, reclamo de usted, en virtud del derecho qu* \
la Ley me otorga, tenga la bondad de declarar e" \
la forma debida en ese semanario que es fals" f
d(3 toda falsedad no sólo el peligro de referenciSi
y más aún la probabilidad del percance, sin" \
también el que por nadie se me hayan hecho pr"' j
posiciones de adquisición o compra, que yo e" '
ningún caso oiría.
Esperando ver estas líneas en el semanario
su digna dirección, quedo de usted atento seguí'"
servidor y capellán, q. s. m. b., PEIMITIVO RUI^'
S
Covarrubias (Burgos) 28 Enero 1920.
Todos los trabajos que publique la revi^'
ta ESPAÑA están escritos
expresamente
para la misma, salvo indicación.
El hecho de que esta revista
publiq^
un trabajo firmado, no significa necesaria'
mente que se solidarice con él.
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Compañía E s p a ñ o l a d e E s e n cias (S. A.)
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Óptica:
Walter, Berger & C."
Artículos de
propaganda:
Elias Borras.
Iníercambio
comercial:
Alfonso P o n j o a n .
L vigoroso impulso dado al intercambio comercial hispanoamericano por los acontecimientos europeos de los últimos cinco años, ha hecho que, tanto en España como en las
Repúblicas de habla española, se comenzara a trabajar seriamente en conseguir de una vez por todas la mayor difusión de
los productos españoles en aquellos mercados, y en hacer por
que las relaciones entre los productores y fabricantes españoles y los compradores hispano-americanos llegaran al grado (3c rapidez, confianza y eficacia necesarios a aquel fin.
Pero pai'a esto son precisos organismos de índole especial,
que trabajen constantemente en el sentido de relacionar, en
el mayor grado posible, a fabricantes españoles con compradores y consumidores hispano-americanos.
Uno de estos organismos es la Sociedad«Oli ver Company >,
de la República Argentina, la que, como indica el epígrafe de
estas líneas, se dedicará en gran escala, y provista de todos
los elementos, a labor de tanta trascendencia en el orden comercial, y de no escasa importancia en el de las relaciones
políticas con nuestras antiguas colonias de América.
«Oliver Company» ha de hacer conocer en España y resto
de Europa, por medio de su Sección de^ Publicidad y Propaganda y utilizando al efecto los
más poderosos órganos de la Prensa ilustrada
como las revistas ESPAÑA, La Esfera, Nuevo
Mundo, Mundo Gráfico, Vida (ruUega, etcétera, todo cuanto tiene de importante la industria, la producción y el comercio en las Repúblicas americanas, y muy especialmente lo
que ha sido creado y poseen actualmente nuestros compatriotas radicados en dichos países.
E
•
•f
Juguetería:
Mirias. " '
'
C.® E s p a ñ o l a d e J u g u e t e s .
-f
. Valls Obis.
Seix y Barra!.
Fábricas
de
Salazón:
Sacifrián y G ó m e z . «El P r o g r e s o » , S a n t o ñ a (Santander).
Sección C o m i s i o n e s
Vidal & Griers C o m p a n y , N e w
York.
Como Director-Jefe d é l a Sociedad «Oliver Company» se
halla personalidad tan conocida y reputada en la República
Argentina como el doctor don Rafael Valls y Valls, abogado
y hombre de negocios, cuya actuación en asuntos de gran
trascendencia profesional como la Sucesión del multimillonario y filántropo español Vila y Codina, y los cargos que en
importantísimas instituciones bancarias de aquella República viene desempeñando, constituyen la mejor garantía
del éxito, en todas las gestiones de la Sociedad «Oliver Company».
Como Gerente de la Sección Representaciones figura don
Joaquín Oliver, socio de la Empresa, ex jefe de la Sección
Productos Nacionales de la Casa Franklin y Herrera, Limitada, de Buenos Aires, persona inuy práctica en esta rama de
los negocios.
La Sección Publicidad y Propaganda es dirigida por un
personal de probada competencia técnica y de un conocimiento profundo de todos los países americanos, donde ha de desarrollarse la labor de la Sociedad «Oliver Company».
E n breve quedarán instaladas en las diferentes repúblicas
sud-americanas, s u c u r s a l e s do la Sociedad
«Oliver Company».
Hállase ya establecida la de Barcelona Q.n
Puerta del Aoigel, 23, 1.°, 3' próximamente
también lo será la de Madrid.
El domicilio social de la casa Matriz en la
República Argentina está instalado, provisionalmente, en la ciudad de Rosario, calle Santa
F e , 1578, donde puede dirigirse toda la correspondencia.
Marca de fábrica registrada
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