Pregón de las Fiestas en honor al Santísimo Cristo del Calvario Icod

Anuncio
Pregón de las Fiestas en honor
al Santísimo Cristo del Calvario
Icod de los Vinos – Septiembre de 2010
Laura Izquierdo Guzmán
¡Buenas noches!, Excma. Corporación Municipal, Ilmo. Sr. Alcalde, Sr. Cura
Párroco Arcipreste de San Marcos, Ilmo. Sr. Presidente del Excmo. Cabildo Insular de
Tenerife, Dignísimas autoridades, Señoras y Señores.
Agradezco las amables palabras de presentación; no obstante, quisiera añadir
que ningún mérito sería suficiente para ocupar esta digna tribuna si me faltara el amor
y admiración que siento por Icod, donde sigo descubriendo rincones cargados de
significación pues, hasta el presente he conocido con mirada crítica este lugar, que es
donde nací y donde mis raíces profundas de afecto y agradecimiento me unen, me
unen tanto que, recordando al gran poeta de la generación del 27, Antonio Machado,
he recorrido los caminos de Icod con la emoción que emana del corazón, de tal modo
que he sentido vivir las piedras del camino, el árbol viejo y carcomido…, en fin,
necesito - parafraseando a Gilberto Alemán - “descubrir Icod”, la viva realidad del
presente de este lugar que nos hace mirar, con gran curiosidad, hacia atrás, para
conocer nuestro pasado y poder seguir superándonos en el futuro. Por eso, he
aceptado el digno reto de ser pregonera, no sin antes experimentar unos
sentimientos encontrados: por una parte sentí alegría, emoción y hasta orgullo de que
se acordaran de mí de una manera tan concreta; por otra, sentí la responsabilidad de
responder a este alto honor que se me ofrecía para pregonar el anuncio festivo con la
dignidad que se merece. Así que, espero y deseo que las palabras que pronunciaré hoy
ante ustedes sean acogidas con el mismo cariño con el que yo las he escrito para Icod.
Pero, antes doy las gracias a la Excma. Corporación del Ayuntamiento de esta
ciudad, así como a la Comisión de Fiestas, responsable de la programación de estos
festejos, por sus desvelos y trabajo ilusionado; y, de manera destacada, doy las
gracias a la Concejalía de Cultura por ponerse en contacto conmigo y, especialmente,
por la constante buena acogida que propicia a toda manifestación cultural propuesta
en beneficio de Icod. Ante esta convicción, siento que mi voz es la de todos los
icodenses que aman su terruño y sus tradiciones; la de todo un pueblo que necesita
con júbilo ofrecer al Santísimo Cristo lo mejor de cada uno al sonar el “toque de
fiestas” o repique de campanas que llama anunciando sus festejos.
Festejos que, como es tradición, cada año se convocan en honor al Santísimo
Cristo del Calvario, venerada imagen rescatada en su historia, traída desde La Habana
en 1723, donada a la Iglesia de San Marcos por el emigrante Marcos Francisco Padrón.
En 1870 se traslada la imagen desde la parroquia Matriz de San Marcos a la ermita del
Calvario, que será su nueva y definitiva morada. Desde que se establece allí el Cristo se
inician sus Fiestas con especial relevancia y participación ciudadana; pues, con
anterioridad, desde 1857, existían las celebradas en honor al Nazareno de la Parroquia
(Martín de Andújar Cantos, 1637), que desde allí era trasladado a la ermita del Calvario
el viernes anterior al último domingo de septiembre. En la procesión del retorno a la
parroquia, pasaba por artísticos arcos confeccionados con musgo, ramas del monte,
madroños, piñas y flores. Tradición ornamental que se mantendrá hasta principios del
siglo XX.
En los siglos XVII y XVIII, con especial esplendor se celebraban las fiestas de la
Cruz, el 3 de mayo, se sacaba en procesión la monumental Cruz de Plata con el apoyo
económico de una Hermandad, que sufragaba los gastos. Se vinculaba esta festividad
al entorno de la Plaza de la Pila. En La Comarca del 6 de mayo de 1923 nos recuerda
otra celebración de la Cruz, en la calle de los Reyes, con festejos populares y fuegos
artificiales.
En la actualidad, el último domingo de septiembre sigue considerándose el día
grande del Cristo y el tres de mayo las fiestas de la Cruz, que sólo perduran en el
antiguo Calvario de la Centinela, en el Molino. Estas devociones del pueblo,
celebradas en fechas distintas, son fiestas aparentemente diferentes; pero, ante la
relación metonímica existente entre sus advocaciones, se unen las devociones con la
intersección del signo de la Cruz.
Esta nueva cita de septiembre, este gran acontecimiento de pasado tradicional
y anual supone la manifestación colectiva de Icod de los Vinos, en cuya realización se
plasma la genuina idiosincrasia de este pueblo, en la que se percibe la definición social
que el acontecimiento supone Por ello, como una icodense más, templo mi voz para
emitir el mensaje pregonero al anhelo de mi pueblo y mi corazón, para anunciar que
¡Icod inicia hoy, oficialmente, sus fiestas, sus fiestas mayores en honor al Santísimo
Cristo del Calvario!. Con humildad le decimos:
Señor, cautiva el alma de pasiones piratas,
a Ti vengo implorante, ¡ que en la Cruz nos rescatas
igual que rescataron tu efigie de la mar!
Domingo Fleytas Díaz
Se inician con la programación de festejos propios y diferentes a los ofrecidos
en las Fiestas Patronales, programadas en honor a San Marcos, celebrada efemérides
en el mes de abril (25) con actos cargados de tradiciones derivadas de su historia;
diferentes son también estas fiestas a las dedicadas a San Juan, en honor al cual Icod
enciende en la noche sus luminarias mágicas cargadas de misterio, los hachitos;
diferentes son estas fiestas de otras celebradas en honor a las advocaciones que
popularizan los núcleos de sus barrios y pagos rurales, donde se concentra la
expresión social, religiosa-festiva-lúdica de cada pequeño ámbito territorial: El
Amparo, San Felipe, Santa Bárbara, Buen Paso, La Vega, San Antonio, Las Cañas con
Angustias, etc. Unos veintidós pagos localizados a lo largo y ancho del tapiz de la
jurisdicción de Icod.
Si establecemos un paralelismo entre la base estructural de nuestras fiestas y
la existente en las estructuras lingüísticas de relaciones léxicas, notamos cierta
semejanza: se sabe que una archilexía o palabra más extensa, portadora de rasgos
sémicos comunes en su contenido semántico, engloba a otras lexías o palabras más
intensas por los rasgos marcados y pertinentes que las definen. Así, cotejando esa base
científica lingüística con la festiva, nos atrevemos a decir que nuestras Fiestas
Mayores en honor al Santísimo Cristo del Calvario son las archifiestas de Icod de los
Vinos por ser, por definición: las más extensas, las más importantes, las que ganan el
interés general de todo el municipio, aunque por antonomasia, sin demérito de estas
y de las demás, sean menos localistas, menos particulares y con menor intensidad de
tradiciones y exhibición del tipismo folklórico que caracterizan a otras fiestas
celebradas en Icod.
Y, son así por pleno convencimiento popular, por ser en honor al Santísimo
Cristo del Calvario, cuyo adyacente morfosintáctico “del Calvario” es una variante
designativa de diferente localización, si la comparamos con las designaciones de
otras imágenes cristológicas veneradas y popularizadas en el Norte de la Isla. Esta
expresión lingüística, al no ser geográfica, su extensión es más amplia y general,
quizás, porque, desde sus inicios, a finales del Siglo XIX, la participación festiva se
extendía a toda la antigua Comarca. Considerada esta observación, no parece que esta
celebración fuera localista ni, por ello, sea aconsejable que se acote su extensión e
importancia popular.
Esta noche estamos aquí para exponer el pregón, término que, según las
fuentes lexicográficas, data de 1140 (Del latín praeco, -onis ´pregonero`)
El pregonero municipal solía tocar una trompeta antes de leer su anuncio, para llamar
la atención de los vecinos.
Evidentemente, no será este nuestro cometido sino el de la 2ª acepción:
- Discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se
le incita a participar en ella.
Ese discurso elogioso es el que deseo exponer desde este momento y para ello
me dispongo a exaltar aspectos de las peculiaridades icodenses, divulgando algunos
pensamientos que me han trascendido al meditar sobre esta efeméride de
celebrada tradición.
Se dice que se conoce a un pueblo mejor en los días de fiestas, porque suele ser
una seña de identidad de esa colectividad, dado que la diversidad laboral de su vida
cotidiana no le deja manifestar sus valores sociales, distanciados de los surgidos en los
días festivos cuando cambia el ritmo diario. Y en Icod, pueblo noble y prospero, es
tradición que, en sus Fiestas de septiembre, rezuma fe y cultura, porque Icod es un
pueblo que ha dado testimonios de ello a través de su historia:
El doctor Rafael Delgado, Consejero Provincial de Bellas Artes desde 1973 y
con reconocido curriculum, nos comentaba que en Icod, en las primeras décadas del
XX, se notaba tal inquietud intelectual que el ambiente cultural era como el de una
“segunda Universidad Canaria”, pues del bagaje de conocimientos de reconocidos
grupos del pueblo se desprendían sus actuaciones. Por ejemplo, don Arturo Delgado y
Pérez emigró a América y su inquietud, adquirida en Icod, lo llevó a fundar en Cuba la
Revista Alma, en la que colaboraron selectos escritores. Juan Reyes Bartlet, director
de la Banda de la ciudad, al poco tiempo de estrenarse (1928) en Francia el Bolero de
Maurice Ravel ya lo dirigía y se conocía esa obra musical en Icod.
Si repasamos su historia, si analizamos los legados que nos han dejado: los
periódicos locales, las colaboraciones de poetas, literatos, políticos, músicos, etcétera Manuel Verdugo, Diego Crosa (Crosita)- los contactos con Cuba, Venezuela, Inglaterra,
donde escritores foráneos se sienten honrados por participar en nuestra prensa, La
Voz de Icod, La voz Icodense, La Comarca.
La Revista Gráfica Semanal Hespérides, Santa Cruz de Tenerife, 22 de agosto
1926, Núm. 34, publica ese número monográfico dedicado a Icod. Fue etapa de
progreso con la consecución de actividades que promocionan a Icod. Se consiguen los
símbolos de identidad del municipio: El Escudo heráldico, pintado al óleo por el
gaditano López Ruiz (aprobado el 9 de octubre de 1921) y el Pendón de la Ciudad,
bordado por las religiosas y alumnas del colegio del Buen Consejo de Icod (otorgado
por el rey Alfonso XIII el 29 de septiembre de 1921). Se bendicen en 1925, año clave
en el devenir histórico de la ciudad, pues desde esa fecha se exponen y desfilan en sus
actos de mayor relieve. Símbolos que se completarían ochenta años después
-16 de
septiembre de 2001, fecha histórica por ser la conmemoración del 500 aniversario del
origen de la ciudad - cuando se bendice e iza la Bandera Municipal, diseñada por el
heraldista Pascual González Regalado, basándose en la simbología histórica y liturgia
de la ciudad.
En septiembre de 1927 se funda el Patronato Artístico en Icod, constituido
como soporte cultural y difusión de importantes citas festivas del municipio y su
comarca. Según publicación de Díaz Medina: (El Día, 24 de enero de 1999)
El Patronato se revela como un instrumento ineludible, activo, vanguardista, creativo e
intencionado que incita y prestigia la tarea intelectual de aquellos años.
Fue indiscutible la
tendencia de la opinión pública de la Isla para reconocer su excelente labor, la cual se
realizaba, sobre todo, gracias al decidido apoyo de la Corporación presidida por el señor
alcalde don Felipe Guzmán y Cruz […] derramaría sus conocimientos de arte y cultura sobre los
ciudadanos del municipio. El origen de esta seducción cultural quedó plasmado en su
primera fiesta de arte, celebrada el sábado 17 de septiembre de 1927 en el Salón-Teatro de la
Ciudad de Icod.
Esa primera Fiesta de Arte, fue una velada lírico-musical, dirigida por maestro
Reyes Bartlet, joven artista, músico, literato y poeta, promotor de creación artística
que con la orquesta, los coros y la participación de los jóvenes de Icod, supo dar forma
al acto.
Todo fue y es así, porque hay valores eternos que en este pueblo brotan y se
derraman: hay poesía, hay empeño cultural, hay elegancia, hay fe en sus gentes, son
impulsos vitales existentes en esta noble y acogedora Ciudad de Icod, tan llena de
prósperas inquietudes que con amor y humildad parece decirle a su Cristo: “Santísimo
Cristo del Calvario, te pedimos que las puertas de este pueblo estén abiertas para
todos, porque soñamos con un mundo mejor”. Al mismo tiempo que deja paso a la
sensibilidad evocadora cuando se escucha el sonido de una campana que suena a lo
lejos porque su sonido está en el trasfondo de nuestros sueños, de nuestro mar
interior. Así, como nos lo dijo Luis Diego Cuscoy, también exclamamos:
No sé por qué Icod nos sigue convirtiendo poco a poco en islotes
apasionados sobre los cuales las campanas hacen más confiado y tranquilo nuestro
sueño.
Y nuestro sueño real es que Icod celebra sus mejores fiestas, fiestas muy
nombradas y conocidas más allá de la Comarca desde tiempos pasados. Si revisamos
las hemerotecas comprobamos con gran satisfacción las reseñas redactadas sobre sus
reiteradas celebraciones, cuando a finales de septiembre Icod se viste de gala, cuando
engalana sus calles, cuando los actos religiosos se celebran con más fastuosidad y
fervor y cuando el pueblo se acompaña de ciertas actividades religiosas y profanas, no
abandona el homenaje a algún hijo de su pueblo, porque Icod es y ha sido un lugar,
una villa, un pueblo y una ciudad dinámica y próspera que rezuma cultura, ha sido
cuna de grandes hombres, preclaros patricios del linaje icodense en diversas áreas del
saber y ser :
Emeterio Gutiérrez Albelo, celebrado poeta, su nombre figura en la
programación de estas fiestas de 2010 por: XXIII Premio de Poesía “Emeterio Gutiérrez
Albelo” y por el estreno de la Composición musical de don Alberto Roque Santana,
basada en su obra poética El Enigma del Invitado. Cecilio Montes, pintor. Los
hermanos Key Muñoz: Santiago, Rector de la Universidad de Sevilla y Diputado por
Tenerife en las elecciones a Cortes cuando Icod adquiere la capitalidad del partido de
Daute; Domingo, Alcalde de Icod y miembro de las Comisiones de Escuelas; Fernando
que emigrado a Venezuela y allí fue primer Ministro de Hacienda cuando la
Independencia. Cristóbal Pérez del Cristo, escritor clásico e historiador de nombre.
Fray Andrés de Lorenzo Delgado Cáceres , consumado teólogo, escritor de estilo
clásico, con grandes conocimientos de la historia de Tenerife y muy destacado en la
historia local, junto al primer Marqués de Santa Lucía, don Francisco de León Huerta,
otro patriota ilustre. Fray Antonio Bermejo, importante estudioso de las Genealogías
de las familias de Icod, profesó en el Convento agustino de La Laguna y allí, desde
1785, su nombre figura en la imprenta de Miguel Ángel Bazzanti de la Real Sociedad
Económica de Tenerife, donde graba El Primer Mapa Impreso en las Islas Canarias,
que se repartió con el Semanario Misceláneo Enciclopédico Elemental de Amat de
Tortosa y cuyo ejemplar cartográfico fue solicitado a la Biblioteca de París y rescatado
recientemente por don Juan Tous Meliá y custodiado en el Museo Militar Regional de
Canarias ( Almeida, Santa Cruz de Tenerife). Rafael Fleitas Lemus, catedrático en La
Habana. Emeterio Gutiérrez López, hombre culto, ejemplo de Secretario de
Ayuntamiento y de Cronista Oficial, ha legado gran parte de la historia e intrahistoria
de Icod, a través de sus escritos en los periódicos locales que dirigió y otros periódicos
y revistas en las que participó. Una selección de sus artículos ha sido publicada por el
Instituto de Estudios Canarios con el título Historia de la ciudad de Icod de los Vinos.
En la isla de Tenerife, 1941 y en 2008 reedita y amplía la segunda edición. La mayor
parte de estos nombres figuran, como homenaje, en el Callejero de la Ciudad.
Fray Juan de Jesús, el Siervo de Dios, aureolado fraile franciscano, posibles
santo, conocido por su alto grado de humildad en San Diego del Monte, La Laguna, y
admirado por gran parte de sus contemporáneos como: Sor María de Jesús, la Sierva
de Dios, monja incorrupta del Convento de Santa Catalina de la misma ciudad. Fray
Andrés de Abreu, el Padre Abreu, fue su confesor espiritual y biógrafo. Desde el
Convento de San Diego del Monte, el Padre provincial le pide que hiciera anotaciones
sobre su excepcional vida. Con los datos recogidos, solicita un retiro, 1690-1694, en la
quietud del pequeño convento de Buenavista, donde redactó Vida del Venerable
Siervo de Dios, Fray Juan de Jesús, que publicó en 1701. Otro coetáneo, Cristóbal Pérez
Cristo, debido a la admiración que le profesaba, tuvo varios encuentros con Fray Juan
en La Laguna. Escriben sobre él: Viera y Clavijo, Agustín Álvarez Rixo sobre su estancia
en el Puerto de la Cruz, y José Rodríguez Moure lo nombra en Cuadros históricos de la
admirable vida y virtudes de la Sierva de Dios, Sor María de Jesús León Delgado.
Con satisfacción comunicamos, en un inciso y como homenaje, que se ha
constituido recientemente una Asociación de amigos del Siervo de Dios. Apuestan por
el proceso de beatificación y futura canonización de este hijo de Icod. Para ello, buscan
el reconocimiento de este icodense para que su vida sea más conocida que el simple
recordatorio de la calle “Siervo de Dios”.
Si el objetivo se consigue entre todos, sería - según el historiador e hijo de este pueblo
Dr. Domingo Martínez de la Peña, autor de La iglesia de San Marcos Evangelista de
Icod y vida del Siervo de Dios Fray Juan de Jesús, Excmo. Ayuntamiento de Icod de los
Vinos, 2001- el primer santo de origen guanche e icodense. El Padre Antonio
Bermejo, en sus Genealogías, descubre que por vía materna, es descendiente de Diego
de Ibaute; por tanto, su filiación familiar sería aborigen convertida al catolicismo.
No hay que olvidar que la presencia de los conventos de los frailes agustinos y
franciscanos (1641) e incluso del desaparecido de las monjas Bernardas (1630-1798)
transmitió a este pueblo su religiosidad y fomentó la cultura. Los franciscanos, con su
labor en la enseñanza, sostienen la instrucción cultural en las escuelas de gramática,
oratoria, filosofía, teología y moral.
Más cercanos en el tiempo, recuerdos y vivencias de mi juventud son las
célebres Fiestas de Arte a la sombra del Drago, exponentes de belleza, finura y alto
grado de expresión cultural que han quedado grabadas en mí, porque con ellas
germinó mi vocación lingüística y admiración por el don de palabra. Todos los que
tuvimos la oportunidad de presenciarlas supimos que allí flotaba junto a la magia del
drago, la magia de la voz precisa y las frases bien construidas por maestros de la
poesía y de la expresión; la magia de la música bien armonizada y dirigida por la batuta
de destacados directores como Manuel Tricás; la magia de los excelentes decorados
de Grimaldi, a la sombra del vetusto drago. Si nuestro mito y símbolo de Icod pudiese
hablar, qué nos diría de lo vivido bajo su vuelo arbóreo…quizás, nos sorprendería,
quizás, nos dejaría a todos admirados y orgullosos de nuestro pueblo, de nuestra
gente.
El Drago de Icod, ejemplar de Dracaena draco figura en el Libro Guinness de
los Records como “El árbol más viejo de España”. Así consta en la certificación
acreditativa que guarda el Excmo. Ayuntamiento. Su protagonismo es tal que, desde
1790, se registra el sobrenombre “La Villa del Drago”, y, posteriormente, “Ciudad del
Drago”, porque, más importante que su discutida longevidad es lo que ha significado y
significa su presencia, desafiante del tiempo, no engaña a nadie, es espectador mudo,
cargado de historia, de leyendas, de misterios, de recuerdos, de imaginarios dragones,
porque es testimonio y supervivencia de tiempos pasados. Consta en las Actas de
sesiones municipales de Icod la preocupación de las Corporaciones anteriores para
rescatarlo de la propiedad privada, entre otros, del pequeño huerto de don Gabriel
Hernández del Castillo, para declararlo Sitio Nacional (30 de junio de 1919), y
perpetuarlo en el escudo de esta ciudad (1921-25), para buscar el apoyo económico y
construir el Parque del Drago, para comprar a don Telesforo Martín Luis un solar en
las inmediaciones del Parque, solar que ceden al Excmo. Cabildo Insular de Tenerife
que proyecta construir, para prestigio de esta ciudad y en honor al Drago, el segundo
Parador de Turismo en la Isla – el primero se ubica en las Cañadas del Teide- se
concede al que fue El Hostal del Drago de Icod. Deseamos que se mantenga la
concesión.
El Teide, presente en la vida y en el Escudo de la ciudad, con su grandiosidad
exuberante parece abrazar y cubrir todo nuestro espacio, aunque no pertenece
oficialmente al municipio, lo protege pues, desde su ámbito expansivo, por las
coladas de Pico Viejo ha regalado al valle icodense la Cueva del Viento, Patrimonio
Natural Civil, 5º tubo volcánico mayor del mundo de 17 Km, gran tesoro subterráneo,
que permite descubrir el asombroso mundo interior del volcán.
Desde las azuladas y verdes cumbres hasta la negra y volcánica costa, se
extiende el Valle de Icod. De su reconocida vegetación y abundantes cascadas de agua
dan testimonio los viajeros que, desde los siglos anteriores, nos visitaron. El erudito
botánico alemán Hermann Christ en Un viaje a Canarias en primavera, crónica de la
realidad canaria a finales del siglo XIX (1886), expone con gran detalle la grandiosidad y
hermosura de su flora, junto a otras e apreciaciones dignas de consideración:
[…], alberga varias fuentes en su ceñido lecho, de tal forma que los molinos de agua funcionan
allí durante todo el año, rareza que siempre muestra con orgullo al forastero.
Aquí, posiblemente, alude a los molinos de agua, de los que quedan restos: el
construido en 1602 por el Capitán don Cristóbal López de Vergara, cuya finca estaba
situada en las inmediaciones del río o barranco de Icod, localizable porque quedan
vestigios en la conocida «Casa de María del Molino» y la desaparecida «Tasca de Lucía
la del Molino», cerca de El Torreón. Se conserva el depósito de agua, construido en
mampostería con cuatro figuras prismáticas escalonadas, con apariencia de una
mastaba. Este forma nos recuerda la Pirámide de Piedra que se encuentra en unos
majanos de El Almendral, cerca de Santa Bárbara, nos invita a remontarnos al pasado
indígena. Otro molino de agua, dando señales evidentes del paso del tiempo, se
localiza en el entorno de la ermita de Las Angustias y la muy antigua calle Pez.
De la hermosa flora exaltamos por su belleza y protagonismo histórico: los
pinos y las palmeras. Los pinos, no sólo por la franja del monte del pinar que corona
con gran belleza y utilidad a Icod, sino por su protagonismo histórico, piensen en los
troncos que se arrastraban por los caminos reales de El Amparo y San Antonio para
ser trabajadas en El Aserradero sus preciadas maderas “teosas”, tanto para las
techumbres de sus Iglesias, conventos y edificios nobles de la villa o ciudad, como para
la pretendida construcción de fragatas que para el servicio de Su Majestad Felipe II se
hicieron en la Caleta de San Marcos. Operación Militar dirigida (S. XVI) por el capitán
general don Luis de la Cueva para defensa de las costas canarias de navíos de
diferentes nacionalidades que amenazaban la seguridad del archipiélago.
Mención especial tenemos para el viejo y solitario pino, el famoso Pino Santo o
Pino de Buen Paso del que Hermann Christ dice:
Es un gigante, anterior a la Conquista y marcado con tres cruces de madera,
una plataforma como un altar y una escalera que accede hasta ella. Nunca vi
hojas del pino canario de tan magníficas acículas y de tanta longitud.
El pequeño y tosco alta, simula un Calvario por las tres cruces de rústica
madera. En la actualidad, desde el 25 de julio de 1974 el Ayuntamiento de Icod
adjuntó una placa conmemorativa donde se lee:
«En este lugar, según la tradición, se ofició en Icod la primera misa por el capellán de las
tropas del Adelantado y su llegada al antiguo reino de Belicar el año 1496»
Ante su presencia, los versos de Luis Álvarez Cruz:
Oh pino del pinar en que, lejana,
sonó la dulce voz de una campana
fundida con el bronce de la historia!
*****************
Ya no eres árbol, sino historia pura
y, más que cronicón, áurea leyenda
más perdurable que la tea dura.
En nuestro valle, conviven pinos canarios con aisladas palmeras. La palmera
canaria, Phoenix canariensis, a las que el Dr. Christ las considera “el más bello adorno
de las islas”. José de Viera y Clavijo en su Diccionario de Historia Natural de las Islas
Canarias describe a esta singular especie.
Su utilidad es conocida; pero, más allá del provecho, las exaltamos y destacamos por
su belleza y porte, rasgos valorados por los viajeros que describen el municipio de
Icod, como “un bello valle lleno de palmeras”. Testigos de ese patrimonio botánico
nos confirman esa valoración:
El drago milenario está flanqueado por dos altivas y gráciles palmeras de la
especie, símbolos de la esbeltez femenil (G. Albelo) que parecen querer discutirle la
primacía de la atención del visitante (Alberto Vázquez Figueroa); el abundante
palmeral de La Furnia y Boquín, pulmón de Icod; o el palmeral de Valois y el palmeral
de los Alzola, al que perteneció la célebre palmera, atalaya de vigías para otear los
barcos piratas que asomaban, amenazadores, por nuestra costa.
En visitas recientes a la calzada de Alzola, al interesarme por la famosa
palmera, me informan que un temporal la había derribado. De esa histórica palmera
parece que sólo quedan vestigios, en un pequeño trozo de su gigante y altivo tronco,
algo carcomido e implorante de justicia, que se mantiene junto a los muros de la casa
de la Acequia donde tantos años vivió. Ante esa evidencia, tuve deseos de
pregonarlo, de hacer algo para que no quedara en el olvido, y para que la historia de
esa palmera fuese conocida y respetada.
Y, evocando palmeras, en este bello claustro del convento franciscano, sede de
religiosidad y cultura, podemos contemplar esa estilizada palmera que se yergue
hacia el cielo por encima de la techumbre, como deseosa de contemplar el exterior o,
del mismo modo que la palmera de los Alzola, servir de atalaya vigilante para
resguardar este emblemático e histórico reducto.
Los pinos y las palmeras forman parte no sólo del paisaje e historia del
municipio sino también de la intrahistoria de Icod, pues estas dos especies vegetales
canarias figuran en el blasón de dos apellidos de familias de honda y reconocida
raigambre en la historia de la ciudad: la familia Cáceres que ostenta, en la variante
de su escudo, la palmera canaria como símbolo central. Del mismo modo que el pino
natural será para los descendientes de Rodrigo Alonso. Ambos apellidos, AlonsoCáceres, se registran unidos, como unidos figuran los blasones del pino y la palmera.
Hasta aquí, hemos exaltado algunos aspectos identificativos de esta localidad,
para con ellos formar la orla que enmarque el signo de la Cruz que proclama nuestro
Santísimo Cristo del Calvario. Pues, si bien es devoción extendida en la Isla, en Icod se
aloja en lo más profundo de su ser. Cuántas promesas cumplidas o agradecimientos
merecen el recordatorio de exvotos, con el signo de la Cruz, en la historia local. Y, a
cuántos vecinos de Icod, en la aventura migratoria de Canarias-América, este signo de
fe los acompañó al partir buscando fortuna y dando testimonio de los valores del
hombre isleño.
Desde la antigüedad, Icod fue uno de los pueblos más industriosos de la Isla:
malvasías, vidueños y aguardiente de parra, ingenios azucareros, cristales,
manufacturas de seda, algodón y tafetanes adquirieron renombre en todas partes.
Con la exportación de las medias de seda hicieron frente para sobrevivir muchas
mujeres cuyos maridos habían emigrado en busca de mejor fortuna. En 1770 había
más de 70 telares de seda en las calles de San Antonio.
Entre los colonizadores se destacaron los portugueses como impulsores de la
agricultura y otras tantas aportaciones que se reconocen de su presencia. De lo que
fue su convivencia es fiel testigo el crisol de la lengua. Por citar algo, recogemos Ruy
Blas, nombre portugués del primer sacerdote que ofició misa en San Marcos a
principios del siglo XVI y que en la toponimia figura al convertirse en la designación de
un lugar.
La emigración fue fuente de riqueza e incremento del patrimonio artístico de
Icod. Las donaciones de los emigrantes dan testimonios de fe y amor a su terruño, por
ejemplo: El Cristo mejicano, imagen hecha de pasta de maíz, según la técnica de los
indios tarascos, que evangelizados por misioneros franciscanos, en su proceso de
transculturación los realizan con poco peso y dotados de brazos móviles. Es una
imagen similar al Cristo de la Misericordia de Garachico. Doña Inés de Montes de
Oca, al recibir esta figura desde Nueva España junto a los bienes de su difunto marido,
Gaspar de Torres, lo dona el 12 de diciembre de 1587 a los frailes del Convento de San
Agustín de Icod, fundado por entonces. Este fue el Cristo que conoció Fray Juan de
Jesús y hoy se conoce como El Señor Difunto, en la iglesia de San Marcos.
En 1666 la gran joya de la orfebrería religiosa la Cruz de Plata, donada por
ilustre hijo de Icod, don Nicolás Estébez Borges, Deán que fue de la Catedral de La
Habana y más tarde Arzobispo de Santiago de Cuba. La remitió a la Capilla de la
Magdalena del Convento franciscano y desde allí pasaría a la Iglesia de San Marcos.
En 1758, Marcos Torres, regidor perpetuo en Campeche e importante
comerciante, erigió la capilla de Las Angustias.
Matías Sopranis, regidor del primer ayuntamiento caraqueño de la
independencia, fue uno de los más ricos y significados comerciantes de Caracas
durante la segunda mitad del siglo XVIII, dona a su pueblo natal como testimonio en
1792 una hermosa custodia de plata sobredorada que se conserva en la Parroquia de
San Marcos.
Y, en contraste, aunque no sea un emigrante, desde Icod sale la humilde cruz
de madera rústica que acompañó sobrepuesta en su hábito a Fray Juan de Jesús,
Siervo de Dios, y que dejó en La Laguna, en donde se cree que está esa preciada
reliquia y que nos gustaría se donara a Icod.
Este sagrado signo de la Cruz es el símbolo del triunfo redentor y protector del
mensaje que se celebra con estos festejos, festejos llenos de la alegría de un pueblo
que con agradecimiento y de manera misteriosa o mágica, desea tributar, cada año,
su conmemoración festiva.
Desde 1884, en un opúsculo “Recuerdos de la Villa de Icod”, al exponer los
antecedentes de las fiestas en honor al Santísimo Cristo del Calvario, se observa que
la distribución de la población era en forma de cruz latina: eI brazo mayor lo traza la
calle de San Agustín, unida a la de San Sebastián, y las del Chorro, calle Nueva y otras
que corren paralelas a la primera. Representando los brazos cortos, los barrios de San
Antonio y de Las Angustias, estando en el centro la Parroquia de San Marcos.
Esta original y metafórica distribución, cantada posteriormente por poetas…
Forma tienes de Cruz, ciudad de ensueños
forma de Cruz tendida en la llanura
(Emeterio Gutiérrez Albelo)
Pero sigues teniendo forma de Cruz
(Carlos Acosta García)
…nos incita a recordar a los visitantes dos importantes puertas para venir a
nuestras fiestas: una, frente a la ermita del Calvario, donde, desde 1888 la «Empresa
de Omnibus de Tenerife», empresa ‘de todos’ y ‘para todos’, símbolo de `movimiento,
indica la entrada y salida del coche-correo. Y otra, cerca del centro antiguo de Las
Angustias, en el Camino Real, el Tránsito, donde aún se indica la entrada y salida de
la «Villa de Ycod»
¡Ciudadanos de Icod! las Fiestas Mayores de septiembre han empezado con
toda su dimensión ya esbozada y, como son las Fiestas de Icod de los Vinos debo decir
que ya “brota el aroma de sus caldos mezclados en la fragancia de las evocaciones” (E.
Gutiérrez Albelo) porque “El vino que en los odres del alma no se agría: / añejo vino
isleño que sabe a malvasía” (Luis Álvarez Cruz: Brindis por Gutiérrez Albelo). Y nuestro
Santísimo Cristo del Calvario extiende su mirada y sus brazos en Cruz a todo su pueblo,
a los isleños de dentro y fuera de nuestras fronteras.
Y desde La Habana el poeta Osmany Pérez Avilés, después de estar en Tenerife
dando dos conferencias sobre Dulce M.ª Loynaz, quiso conocer nuestro pueblo y su
historia. Con la agradecida emoción del recuerdo
envió, en julio de 2010, a la
Asociación de amigos de Fray Juan de Jesús, un bello soneto como tributo personal a
Icod y que, como colofón, voy a leer:
Fray Juan de Jesús
Reza con devoción el franciscano
en la divina celda de un convento,
donde el culto a la cruz es su contento,
puro éxtasis de corazón cristiano.
Entre salmodias va su vuelo arcano
repasando su credo con el viento
y fúlgido contempla el firmamento,
esa playa en que Dios puso su mano.
Porque su rostro es ya la única calma,
los dones del espíritu él entrega
a parias, gentiles, sierpes y bravos.
La más grande pasión está en los clavos
que ceñida con orlas de amor, ruega
al madero traer la luz del alma.
(Osman Avilés. La Habana, julio de 2010)
Que la luz del alma nos ilumine y traiga la alegría y disfrute de estas fiestas.
Muchas gracias por vuestra presencia y atención.
Descargar