deja á los Bolseos vencidos, y establece sus reales al pié de los Apeninos. Por la Saboya en los Alpes para, en lo alto de sus picos mira de Italia los campos, y, como el alcon sombrío, sobre ellos se precipita, vence en Trevia y el Tesino á Sempronio y á Escipion, en Trasimino á Flaminio; luego se entra en la Campania, traspasa valles y riscos, todo lo arrasa y destruye, y á Cápua estrechó con sitio, consiguiendo al fin rendirla v hacerla su domicilio.» El sol, protector de Roma oscureciendo su brillo, aparece entre tinieblas envuelto en fúnebre disco; la Fama de las desdichas entre aquel celaje humbrío dejó ver su faz siniestra en la cumbre del Empíreo; las Furias á su semblante visten de aspecto maligno, sus ojos arrojan fuego, y sus pómulos undidos, y su boca amoratada de espuma arrojando ríos, y ¡muerte! gritando fiera, cruza el Éter de improviso, surca la región del viento y se posa en el Quirino. Con satánico placer, ¡venganza! repite á gritos, y ¡venganza! el aire zumba ¡venganza! ha reproducido el monstruo, y ¡venganza! se cierne de la ciudad en el estenso recinto, y el cáliz de los furores derramó en los oprimidos: de las derrotas las nuevas tienen los ánimos tibios, todo es quejas, y lamentos y sollozos, y suspiros; ; la esposa llora al esposo, la madre llora á sus hijos los jóvenes sin valor, la virgen el rostro lívido, el anciano sin consejo, de miedo tiemblan los niño; Los Senadores, en medio del estupor indecisos, se juntan en el Senado, convocan los adivinos, mandan aplacar los dioses con votos y sacrificios; las víctimas se preparan, brilla en la mano el cuchiL examina las entrañas el augur con fervor pió, y los votos se cumplieron. Luego se investiga el giro de las aves, y su canto. En busca del vaticinio van emisarios á Delfos, van á Júpiter Olímpico Elmiedo todo lo abulta, se ven infaustos prodigios, y en todas partes resuena: ¡La ciudad está en peligro! El Genio del mal entonce convocando sus ministros, llama al odio y la soberbia, y \u25a0g'; esparcen por toda Italia, Se y, animándola estos vicios, dan al anciano consejos, dan á los jóvenes bríos. Ya se nombra un dictador que con prudencia y con tino, ponga diques al furor de tan terrible enemigo, que en las delicias de Cápua enerva su poderío; , y con su prudencia Fabio, Marcelo luchando activo, del grande Annibal detienen el genio audaz y atrevido. Así las cosas de Italia para España parte un niño, mecido por el ambiente ¡ ¡ de un venturoso destino. La nave surca ligera del Océano el cristal limpio, y en alas de la esperanza va por dioses conducido. Es la fortuna su estrella; ..." es la victoria su signo; vence por mar ypor tierra, guerrero, como político, quita aliados á Cartago, de adversarios hace amigos, y desde Calpe al Pirene : acatan su poderío. Aunque tarde, allá en Cartago lamentan su error maligno, y, aunque tarde, al grande. Anníbal mandan por fin los auxilios; sin ellos triunfó en Italia, y en Roma entrara de fijo, si, cuando en Canas venció, no se hubiera detenido esperando los refuerzos, \u25a0 \u25a0 mas vio su laurel marchito, pues, al mandarlos su patria, llegan tarde y son vencidos. Invade Escipion el África, ven entonces su peligro,; Annibal vuela de Italia, el pecho de rabia henchido, por salvar la ingrata patria, que escucharle jamás quiso, y allá en los campos de Zama por Escipion destruido, él se contempló humillado su patria sin poderío. De la:civilización apareció en el olimpo el Ángel triste y lloroso, y sus alas de zafiro, y sus cambiantes colores, que engalanó el sol más lindo, plegáronse, y no voló en el espacio tranquilo; y la humanidad gimió, y el monstruo vil y mezquino de la Guara sonrió al ver su intento cumplido. Y yo pregunté á la Muerte la causa de aquel delirio, y con sarcástica risa me habló, y cruel ludibrio: «Si Cartago dominara «adelantara eidestino «de la industria y de las artes, «y con su comercio activo «civilizara los pueblos «en un progreso infinito, «y las ciencias florecieran, «la agricultura su asilo «encontrara en sabias leyes, «que la dieran fuerza y brillo, «y de libertad la aurora . «paz nos diera y regocijo: «pero vencedora Roma «muertes, horror, latrocinios, «esclavitud y cadenas «serán del hombre el castigo.» ¡Perezca la humanidad! Bese estraviada el ídolo, que ella misma se forjara, impregnada en el hálito del ángel de la maldad, del ángel del esterminio, que con su triunfo se goza... y al hundirse en los abismos con Cartago el grande Annibal la Muerte sonríe. Impío irradió su negra faz el Genio del mal, y un grito lanzó de gozo y placer, que oyó el mundo estremecido, XVI Entre negros y oscuros nubarrones que cubren el espacio, rugientes los furiosos aquilones los cimientos agitan de las altivas rocas seculares, y sus verdes oleajes precipitan embravecidos los hirvientes mares; y se oye el trueno cuyo son se aleja, y en tan horrible y fúnebre concento, cual elegiaca y desprendida queja, al rasgarse los olmos por el viento, y al rodar por los hondos barrancales se oye perdido un fúnebre lamento, que al través de malezas y zarzales, repite el eco quejumbroso y lento. El rayo brilla y traza una huella de sangre, cual la que viera de Moisés la raza, con humillada y abatida frente, sobre el desierto; el Sinaí candente, asustando al hebreo, ásus ojos preséntase imponente... Las águilas huyendo, baten las alas, y ante el son tremendo las rocas abandonan temerosas, y queriendo mirar las altas cimas, en pedazos partidas, polvorosas, cubriendo hondos abismos, por los restos formados de los mismos. Soberbia sombra vaga, y se mece en las nubes espantosas, cual del infierno la iracunda maga al dejar sus regiones cabernosas, es su rostro sañudo y turbulento, blande el rayo en la diestra soberana, y del volcan en el fulgor sangriento del fuego irradia su mirada insana, después con rabia atroz vuela furiosa, dirigiendo del uno al otro polo la faz feroz, terrible y ominosa. Era la cruel [Discordia horrible y fea; aterrando se muestra y espantosa, sangre y desolación solo desea; luto y muerte sembrando, de crímenes y horror el mundo llena, los pueblos incendiando, los hombres oprimiendo su cadena; recorre el Asia audaz, África y Grecia, intrigante, cruel, vily sagaz; arma al hermano contra el mismo herma: gloria, honor y virtud luego desprecia, por saciar su rencor y su odio insano. Vuelan en su redor, cual huracanes, los vicios, y terrible alzó su voz y dijo: «Yo hasta armo al padre contra el mismo sin derecho, y sin orden, despotismo, anarquía, el cruel desorden con cetro fiero, horrible, rigieron á los pueblos: mil desmanes se vieron por do quier, sin paz ni leyes, solo la voluntad fué el soberano; y cuantos ves fantasmas voladores, sombras de emperadores son, que del mundo sugetaron reyes con furor inhumano, los que mil pueblos dominaban bravos, de los vicios que ves fueron esclavos. A su lujo, á su fausto, á su opulencia sirvió del mundo entero el trabajo, las artes y la ciencia, los productos del suelo; la virtud, el honor y la decencia, con hórrido cinismo á su capricho y liviandad sirvieron; se explotó el pauperismo, y los vicios triunfaron, el trono y el poder envilecieron, y el tálamo imperial amancillaron. Recorre bien la historia, y desde Rómulo, el sagaz bandido, hasta Augusto Clemente, si buscando vas gloria, la virtud hallarás en triste olvido; y la sangre aun hirviente de mil generaciones, desde el rapto feroz de las Sabinas hasta las populares conmociones, por todas las naciones solo sangre hallarás, solo ruinas; pueblos opresos, campos desolados verás, sus habitantes ó muertos ó arrastrando la cadena; las vírgenes los rostros demacrados, del hambre las matronas espirantes, los niños en dolor, angustia y pena; muertos joven y anciano, al azote ó puñal de su tirano. Esas sombras, que ves vagar inciertas alrededor de mi figura impía, son los héroes de Roma que al César el camino prepararon, y que en cenizas yertas, ciudades florecientes otro dia, convirtieron, y en ruinas las tornaron. ¡Y el mundo ensalza su fatal memoria! Contempla tú su historia, y mira, si de Dios á la ley santa arreglada es su vida, si merece loor y gloria tanta quien, á la humanidad esclavizando, vivió muertes y horror solo causando.» XVI Dijo, y cayó á mis píes un pergamino, me apoderé de él, y en su portada: «Aquí, leí, los vicios y los crímenes «encontrarás de Roma: la que canta «con tanto ardor Virgilio,no es el pueblo «de los héroes, que absorto el mundo acata, »es pueblo de verdugos y tiranos, »á cuya vista se estremece el alma; »mira sus hojas, lee, mortal, despacio «el cuadro que describe cada página, «y verás que los dioses no fundaron »el pueblo que de horror hoy nos espanta. »Es vilpatraña cuanto en buenos versos, «por adular á Augusto en dulce fabla, «en la Eneida nos dice, arrebatado «del estro en alas el cantor de Mantua, «queriendo entre bellezas, que admiramos, «encubrir las verdades más amargas.» Contémplalos, siguió, que nunca Eneas de Troya fugitivo paró en Alba; ni Ascanio, de su Venus protegido , con su padre pisó la bella Italia; nilos dioses quisieron preservarlos de Juno vengativa y desalmada; niDido fué celosa, niCartag-o en ruina se vio por la venganza de diosas, que en sus odios y rencores, la reina en celos y en furor inflaman, para que, al ver de Eneas el olvido, en ira ardiendo le persiga insana; niEolo feroz y alucinado los vientos desató de sus montañas, para que en los abismos de los mares sepultasen de Troya las escuadras; ni en Creta, niEstreofes las arpías los persiguen con cólera y con rabia; ni en Accio á Apolo edificaron templo; ni del Etna los cíclopes le asaltan; ni Caribdis ni Scila promovieron la tempestad que los impele al África; Juno y Venus jamás se convinieron para que Elisa con Eneas casara; los compañeros no le abandonaron al rugir la tormenta estando en casa, ni hay tal cueva; tampoco va Mercurio mensajero de Júpiter con alas, á noticiar á Eneas que deje á Dido, ni éste la abandonó, ni ella se mata. Lo de Duretes y Eurision es cuento; ni las naves incendian las troyanas; Júpiter no interviene; ni á la cueva de las Sibilas el troyano baja; nilos dioses jamás protejer pueden de Roma tan atroz y cruda saña, que á pueblos y naciones en cenizas, en escombros, ó en fuego sepultaran; ni vendieron sus tristes moradores cual se venden de obejas las cabanas, pues la Diva bondad nunca autoriza que el hombre se ensangriente con su raza Ni á la de Cumas, ni de Apolo al templo llegó para saber que se le manda. En cuanto á la bajada á los infiernos y las sombras que allí tétricas vagan, el horrible Aqueronte, el lago estigio, y el cancerbero, que la puerta guarda, la mansión de Pluton do Proserpina consuela su dolor y su desgracia, los jueces Minos, Radamanto, Eaco de inexorable faz, torva y aciaga, los tormentos de Ixion y Polifemo, y otros mil que nombrarlos solo espanta, los héroes de esa Roma venideros que os electrizan hoy y vos exaltan, los Fabricios, los Furios y Camilos, del humano verdugos sin entrañas, los Fabios, los Horacios, los Marcelos, que el mundo imbécil con delirio aclama, los Césares, Pompeyos, Cincinatos, y esa turba, terrífica pléyada de guerreros feroces que la tierra con fuego y hierro sin piedad abrasan; Escipion el prudente y Emiliano, con cuantos hoy publica rauda fama, y en la Eneida Virgilionos refiere, cual los astros de Roma y su alabanza, y hace de Augusto los progenitores, su ascendencia, su gloria y su prosapia, que en el Elíseo conociera Eneas, y en las sombras su gloria divisara, en quien tantas virtudes reconoce sin encontrar del vicio leve mancha, es solo adulación y villisonja al poder y al imperio tributada. Todos ellos con crímenes horrendos, con incendios, con sangre, con infamia, sin decoro, ni honor, cuando cumpliere, por saciar su ambición y de su patria los verás, aunque el mundo los admire, siendo gloria aparente, vily vana; ficciones son tan solo, del poeta creadas en la mente acalorada; que la poesía de ayer todo es mentira, y la de hoy también mentiras canta, hasta que las ficciones se disipen, y la virtud se ostente en lontananza, y en buenos versos el poeta cante, y lleve la virtud á nuestras almas.» Virgilio,dije, en su poema tuvo de sacro numen inspiración santa, y, queriendo adular tan solo á Augusto, del porvenir rasgó quizá la malla, de Genserico vislumbró las huestes, y de Atila las hordas desbordadas, y vio el manto romper de aquella Roma, que dique á su valor nunca encontraba; y reponerse vio el pueblo latino, y la raza teutónica, y la eslaba observarse, cual suelen en el bosque al cordero acechar las alimañas. "i ¡Quién sabe si por fin en aquel tiempo la lucha preveyó que hoy amenaza! , Vaticinó tal vez lo que no quiso, y algún dia quizá la bella fábula cumplida se verá, que en los designos de la Divinidad el hombre es nada; el genio limitado del -humano ante el poder de Dios siempre se para, y sirve á los decretos del Eterno que el hombre en su ruindad jamás alcanza Así pensaba yo, volví la hoja, y en vez de escrita me la hallé pintada; el cuadro es en verdad triste y sombrío, mas cumplo al trasladarle mi palabra. protegidos por los bosques, unos cuantos foragidos de continentes feroces. Nila propiedad respetan, nilas canas los imponen; la virtud, niñez, y honor siempre desprecian, y donde su planta dirigen, dejan la señal de sus furores. Por fin en el Palatino su estancia fijan, conformes en fundar una ciudad de muro cercada y torres. Ya el sacerdote sus bueyes unce al arado y recorre, circundando con un surco, el terreno que propone. Al llegar á cierto sitio una cabeza de hombre sale prendida á la reja , de sangre tiñendo el borde. Los cimientos de estos muros, que han de sujetar el orbe, con sangre humana amasados su larga historia disponen; sangrientos son sus principios, en muertes serán sus goces. Muypronto por la ambición la paz entre ellos turbóse; sobre cuál ha de mandar los dos jefes se indisponen, y á pesar de ser hermanos el parentesco desoyen. En el cuadro Remo muerto venganza pide á los dioses; mas, impune el fratricida Rómulo, reinó de entonces. Careciendo de mujeres el robo se las dispone, y entre ellos y los Sabinos la cruda guerra encendióse. Rómulo muere en la lid; gritos, lamentos y voces de las mujeres robadas término al combate ponen, quedando con los romanos tan solamente las jóvenes. A otro lado, cual la aurora, la dulce paz bislumbróse; era de Numa el reinado que el pueblo gobernó en orden Pero viene Tulo Hostilio; cual torrente desbordóse; los Etruscos y Sabinos sometidos á sus órdenes nos presenta, y Albalonga destruida; sus moradores, con los Etruscos reunidos, aumentan de Roma el nombre. Anco Marcio en otra parte en los latinos cebóse allá en Veyes y Fidenas sangre vertiendo y desorden, hasta que en Ostia la mar dique opuso á sus rencores. Sabinos, Etruscos, luego latinos, á sus pendones unió, y las tres tribus forma que á Roma sirven de norte. Servio Tulio, en otro cuadro , su hijo Tarquino conoce con el puñal en la mano que de la vida privóle; y á Julia, la ingrata hija, furia inhumana y feroce, y el paso al trono los abre crimen tan grave y enorme. Nada importa que los Volscos, los plebeyos, y los nobles ásu cetro sujetara, y que esto proporcione al Mediodía de Italia el paso de sus legiones: Que sitie á Árdea, pues Sexto en sus planes atajóle, manchando el lecho nupcial por saciar sus vicios torpes, dando ocasión de este modo á que los odios se enconen, pues deshonrada Lucrecia el hierro en su pecho esconde; y Colatino burlado, y Bruto en saña pregonen tal crimen y desacato. El pueblo á las armas corre; los reyes son destronados y la república alzóse. Por el fatricidio empieza esta lámina deforme, y de delito en delito la violación finle pone. Atónito al contemplar el cuadro, mi vista hundióse, la mente se despejó, comprendí que el mundo torpe juzga por las apariencias, se alimenta de ilusiones, y dá el nombre de virtud á los vicios más atroces, sin ver que en gloria aparente triste realidad se esconde. Malos, dije, los principios > los fines serán peores, que el árbol plantado en sangre, en sangre el fruto nos done, es muy corriente en el mundo donde solo habitan hombres. Bajo tan triste impresión mi espíritu se dispone, á seguir hojas volviendo, que mi corazón destrocen con cuadros de horror y luto, que el alma en llanto sofoquen Los reyes fueron malvados, cónsules y dictadores, los decembiros y ediles, los fementidos procónsules, y los dumbiros soberbios, los virtuosos censores, y hasta las mismas patricias serán en vicios atroces; que allíreina la soberbia y la virtud se desoye. XVIII Doblé la abatida frente y entre las manos la hundí; cruzando van por mi mente horrores, que fieramente me atormentaban allí. La Muerte en torno volando con semblante placentero, mientras la Vida llorando, y la Virtud suspirando, y al Vicio miré altanero. Plegó sus alas la Paz que al mortal hace feliz , mientras, sangrienta yaudaz, mostró la Guerra su faz sobre su erguida cerviz. Y miraba en lontananza contra tales desacatos, y se nubló mi esperanza. Turbóse mifantasía y en el caos se envolvió; todo oscuro lo veía, no viendo la luz del dia, con las tinieblas luchó. Y entre tanta lobreguez, cuando el alma se anegaba, y entre errores fluctuaba, cual la del tremendo juez, una voz así me hablaba: «¡Kábur, valor! el poeta »no es una raza precita, «el cielo su mente agita, «sin él saberlo es profeta «de la palabra bendita. »Deja ese mundo ideal »donde solo vive el loco; » estudia el mundo real, «habla del bien y del mal «siempre con mesura, y poco «Déjate de contemplar «las hadas y las náyades,. »y nial céfiro arrullar, »ni á la aurora veas llorar, »ni á las ninfas y pléyades »Ni veas elprado reír, «ni á la fuente murmurar, «ni á las auras veas besar «los pétalos que en Abril «la flor pretende brotar. »Que la ficción ya pasó, «pasó la mitología, «y la mentira se huyó, «y laverdad empezó. «¡Reina la filosofía! »E1 mundo tu escuela es, «y lo es la naturaleza, »do costumbres y belleza »mira el poeta al través »de tan sublime grandeza «Cántelas con dulce lira; «pues son bellas por demás, «y su vista tanto admira... »¿á qué cantar la mentira «sin elevarnos jamás? »De la verdad á la esfera »el alma debe volar; el poeta en su carrera «es el sol, que rebervera «la luz eterna al hablar. »En sueños de su ilusión »Dios á su mente ilumina; »para llevar le destina »la verdad al corazón, »que el negro dolo fascina. «Al hombre sacar de errores «entre armonías cantando, «y corregir, deleitando, »los vicios fascinadores, «la sacra lira pulsando, »Tal es su vida en el mundo, »y es de su misión la gloria «descubrir el cieno inmundo, »que, con encono iracundo, «cual bien disfraza la historia »Cumple, cumple tu destino; »los hombres miren pasmados, «que los héroes celebrados, «juguete pobre y mezquino »son de los vicios malvados. »Y ardiendo en saña y^orror »con ferocidad astuta, »llaman virtud al rencor, «la procacidad honor, «derecho la fuerza bruta. «Y las leyes atrepella, «y dispone de la vida, «la santa propiedad huella, »ni respeta la doncella, »ni la matrona afligida, »Y se ceba en el anciano, «en el joven y en el niño, «con espada ó tea en la mano, «muertes, incendios, insano, «siembra en cruel desaliño. «Entre escombros y ruina »su sombra alzarse se ve, «como fantasma malina, «que pisa con fiero pié »á la humanidad mezquina. »Y eleva su pedestal, «con sangre y llanto amasado, «y se postra amedrentado «ante el ídolo infernal »el humano esclavizado. »Del letargo es justo ya, «que salga el mundo, y así «vuelve la hoja, que allí »el cuadro se encontrará »de cuanto te digo aquí.» La terrible voz cayó y los Genios se alejaron, solo la Muerte quedó, llantos, lamentos sonaron y el mundo se estremeció. Yme dijo, no hayas susto, lo que veas, velo despacio, sabrás que el crimen adusto se eterniza en un palacio de magnificencia y gusto. Pirámidas elevadas de pueblos sobre ruinas, glorias del mundo mezquinas con llanto y sangre amasadas solo de desprecio dinas. y sombras vi en derredor Y entre densa oscuridad, en nubes de llama ardiendo, muchos espectros saliendo, cruzaban la inmensidad, el espíritu abatiendo. Suspenso quedé, intuitivo, y sin poderme mover, el miedo turbó mi ser; viví sin saber que vivo, sin energía nipoder. XIX. La sorpresa al fin cedió, y al volver de mi letargo la muerte fijó su dedo sobre el uno de los cuadros. Los vapores, e] olor y nubes se disiparon; á mi vista se presentan, el corazón desgarrando, los hijos del primer cónsul; por su padre sentenciados, por el lictor conducidos son al hórrido cadalso; á su golpe las cabezas caen del tronco sobre el tajo... y dimitió Colatino, Bruto se anega en su llanto, la conspiración concluye en luto, muerte y escándalo. Tarquino á Veyes alarma, Tarquinia le presta amparo; en sangre anegado Bruto muere, y vence á los contrarios corre Porsena en su auxilio. Cocles y Escébola osados Clelia le deja asombrado, teniendo al fin que ceder la dulce paz anhelando; el partido de Tarquino los latinos abrazaron; por el hambre y la miseria los plebeyos agobiados, las armas tomar rehusan; y un dictador el Senado nombra que venció en Regilio, y aseguró á Roma el mando. Volscos, Equos y Sabinos fueron también sujetados; los plebeyos se alborotan, el Aventino ocuparon, y en medio de aquel desorden se estableció el tribunado; la nobleza le resiste, se destierra á Coriolano, pone en un conflicto á Roma: la ley agraria, por Casio se propone, es aprobada, y después marchan los Fabios contra Veyes, allí mueren, y Boleron, y Apio Claudio con sus disturbios completan desórdenes tan aciagos. La ley Tarentina luego viene, y elDecenbirato, con la sangre de Virginia envilecido y manchado. Camilo destruye á Veyes, por la Etruria se abre paso para conquistar la Italia, cuando Breno con sus Galos cercó á Roma, y al pillaje la entregó más inhumano. el Samnita vence en Caudio, mas en Saucion y Perusa triunfan Decio y Rutiliano; y sometidas á Roma Campania, Sabinia, el Samnio, la Umbría, Etruria, el Piceno, Senónes, los Boios bravos ciudades milentre escombros, de sangre henchidos los campos, son del vencedor despojo, son de Roma el entusiasmo. La Italia meridional de su codicia es el blanco, previsto por ella llama al griego Pirro en su amparo; este triunfó en Heraclea, pero fué tanto su estrago, que á Roma la paz pidió, mas el pedirla fué en vano, como lo fué el avanzar, porque le alcanza Dentato, y en Asculo y Benebento fué vencido y derrotado , postrándose toda Italia ante Roma con espanto. Sus ojos pone en Sicilia, por tierra vence á Cartago, y junto á Myla por mar y en Ecnomo, y ya sus naos fueron de los mares reinas, hizo en Clypéa un desembarco De Utica (1) se apoderó, luego amenaza á Cartago, derrotados por Jantipo el cónsul cae en sus manos. El África otra vez vuelve del Cartaginés al mando; pero ante Palermo sufren yperdidas sus escuadras completamente en Drepano, tienen que pedir la paz • que les concede el romano, si bien Córcega y Cerdeña y la Sicilia quedaron incorporadas á Roma, llenas de terror y espanto. El dominio de los mares unió al de tierra el Senado. Así después de tres siglos se cerró el templo de Jano, sin que un solo dia de paz lograsen sus legionarios. Siempre entre horrores y muertes siempre destrucción y llanto, el pueblo conquistador de ferocidad es pasmo, si bien por ley delEterno civiliza sin pensarlo. Esclavizar es su intento, libertar su resultado, pues los pueblos oprimidos, v al fin rompiendo su lazo, avanzan en una hora siglos y siglos de atraso. La paz duró poco tiempo; á las armas los contrarios vuelven; la guerra de Anníbal les abre de España el paso; vencen aquí, luego en Zama, y ya, Delenda est Cartago tan solamente pronuncia el Capitolio inhumano. Solo se busca un pretesto para que se lleve á cabo; en tanto la Macedonia es de sus iras el blanco: la acometen, y conquistan venciendo al fin los romanos, y después en Leucopetra. « Entre escombros sepultado Corinto, mira del arte los portentos y milagros, que encerraban sus murallas, trasladarse á los palacios de patricios orgullosos, y de Cónsules avaros. A Pergamo luego invaden para aumentar su boato; en Termopilas Antioco y en Magnesia es derrotado, y el reino vive sin vida después unos cuantos años, declarado al finprovincia cuando murió el rey Atálo. Llegó al África su turno; marcha Escipion Emiliano; cerca á la ciudad de Dido, y al preparar el asalto, por todas partes las llamas le hacen comprender que es vano su valor, pues los de dentro, á la ciudad incendiando, prefieren morir en ruinas, á seguir su triunfal carro. ¡Tal fin tuvo la que fué emporio, asombro y espanto del mundo, rival de Roma, . y un tiempo su sueño aciago! Los procónsules de España cometen mil atentados, tiranizan y degüellan y roban con tal descaro, que de tales tropelías al fin se indigna Viriato, no pudieron, no venciesen con un vilasesinato, ó si los pueblos de España se unieran contra el tirano Los segedanos dispersos, y también los arevacos, se refugian en Numancia, de aquí la guerra empezando; esta ciudad á las llamas, después de haber sido espanto de Roma, se entrega altiva, su nombre inmortalizando. Al fin gimió lapenínsula bajo el yugo del romano, si bien mientras su dominio víctimas milla ilustraron; los astures y gallegos, los de Lusitania y cántabros son vendidos en subasta, mientras otros se inmolaron en las hirvientes cenizas de su patria, como bravos. Despechados los plebeyos del perverso patriciado, á la rebelión acuden; en Sicilia los esclavos cometen mil desafueros, y al postre son sujetados, mientras que la ley Agraria en Roma proclama Graco ; esto le cuesta la vida , sigue en su puesto su hermano los patricios se alborotan y logran asesinarlo; así en todas partes brilla