al pié de los Apeninos.

Anuncio
deja á los Bolseos vencidos,
y establece sus reales
al pié de los Apeninos.
Por la Saboya en los Alpes
para, en lo alto de sus picos
mira de Italia los campos,
y, como el alcon sombrío,
sobre ellos se precipita,
vence en Trevia y el Tesino
á Sempronio y á Escipion,
en Trasimino á Flaminio;
luego se entra en la Campania,
traspasa valles y riscos,
todo lo arrasa y destruye,
y á Cápua estrechó con sitio,
consiguiendo al fin rendirla
v hacerla su domicilio.»
El sol, protector de Roma
oscureciendo su brillo,
aparece entre tinieblas
envuelto en fúnebre disco;
la Fama de las desdichas
entre aquel celaje humbrío
dejó ver su faz siniestra
en la cumbre del Empíreo;
las Furias á su semblante
visten de aspecto maligno,
sus ojos arrojan fuego,
y sus pómulos undidos,
y su boca amoratada
de espuma arrojando ríos,
y ¡muerte! gritando fiera,
cruza el Éter de improviso,
surca la región del viento
y se posa en el Quirino.
Con satánico placer,
¡venganza! repite á gritos,
y ¡venganza! el aire zumba
¡venganza! ha reproducido
el monstruo, y ¡venganza!
se cierne de la ciudad
en el estenso recinto,
y el cáliz de los furores
derramó en los oprimidos:
de las derrotas las nuevas
tienen los ánimos tibios,
todo es quejas, y lamentos
y sollozos, y suspiros; ;
la esposa llora al esposo,
la madre llora á sus hijos
los jóvenes sin valor,
la virgen el rostro lívido,
el anciano sin consejo,
de miedo tiemblan los niño;
Los Senadores, en medio
del estupor indecisos,
se juntan en el Senado,
convocan los adivinos,
mandan aplacar los dioses
con votos y sacrificios;
las víctimas se preparan,
brilla en la mano el cuchiL
examina las entrañas
el augur con fervor pió,
y los votos se cumplieron.
Luego se investiga el giro
de las aves, y su canto.
En busca del vaticinio
van emisarios á Delfos,
van á Júpiter Olímpico
Elmiedo todo lo abulta,
se ven infaustos prodigios,
y en todas partes resuena:
¡La ciudad está en peligro!
El Genio del mal entonce
convocando sus ministros,
llama al odio y la soberbia,
y
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esparcen
por toda Italia,
Se
y, animándola estos vicios,
dan al anciano consejos,
dan á los jóvenes bríos.
Ya se nombra un dictador
que con prudencia y con tino,
ponga diques al furor
de tan terrible enemigo,
que en las delicias de Cápua
enerva su poderío; ,
y con su prudencia Fabio,
Marcelo luchando activo,
del grande Annibal detienen
el genio audaz y atrevido.
Así las cosas de Italia
para España parte un niño,
mecido por el ambiente ¡ ¡
de un venturoso destino.
La nave surca ligera
del Océano el cristal limpio,
y en alas de la esperanza
va por dioses conducido.
Es la fortuna su estrella; ..."
es la victoria su signo;
vence por mar ypor tierra,
guerrero, como político,
quita aliados á Cartago,
de adversarios hace amigos,
y desde Calpe al Pirene :
acatan su poderío.
Aunque tarde, allá en Cartago
lamentan su error maligno,
y, aunque tarde, al grande. Anníbal
mandan por fin los auxilios;
sin ellos triunfó en Italia,
y en Roma entrara de fijo,
si, cuando en Canas venció,
no se hubiera detenido
esperando los refuerzos,
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mas vio su laurel marchito,
pues, al mandarlos su patria,
llegan tarde y son vencidos.
Invade Escipion el África,
ven entonces su peligro,;
Annibal vuela de Italia,
el pecho de rabia henchido,
por salvar la ingrata patria,
que escucharle jamás quiso,
y allá en los campos de Zama
por Escipion destruido,
él se contempló humillado
su patria sin poderío.
De la:civilización
apareció en el olimpo
el Ángel triste y lloroso,
y sus alas de zafiro,
y sus cambiantes colores,
que engalanó el sol más lindo,
plegáronse, y no voló
en el espacio tranquilo;
y la humanidad gimió,
y el monstruo vil y mezquino
de la Guara sonrió
al ver su intento cumplido.
Y yo pregunté á la Muerte
la causa de aquel delirio,
y con sarcástica risa
me habló, y cruel ludibrio:
«Si Cartago dominara
«adelantara eidestino
«de la industria y de las artes,
«y con su comercio activo
«civilizara los pueblos
«en un progreso infinito,
«y las ciencias florecieran,
«la agricultura su asilo
«encontrara en sabias leyes,
«que la dieran fuerza y brillo,
«y de libertad la aurora
.
«paz nos diera y regocijo:
«pero vencedora Roma
«muertes, horror, latrocinios,
«esclavitud y cadenas
«serán del hombre el castigo.»
¡Perezca la humanidad!
Bese estraviada el ídolo,
que ella misma se forjara,
impregnada en el hálito
del ángel de la maldad,
del ángel del esterminio,
que con su triunfo se goza...
y al hundirse en los abismos
con Cartago el grande Annibal
la Muerte sonríe. Impío
irradió su negra faz
el Genio del mal, y un grito
lanzó de gozo y placer,
que oyó el mundo estremecido,
XVI
Entre negros y oscuros nubarrones
que cubren el espacio,
rugientes los furiosos aquilones
los cimientos agitan
de las altivas rocas seculares,
y sus verdes oleajes precipitan
embravecidos los hirvientes mares;
y se oye el trueno cuyo son se aleja,
y en tan horrible y fúnebre concento,
cual elegiaca y desprendida queja,
al rasgarse los olmos por el viento,
y al rodar por los hondos barrancales
se oye perdido un fúnebre lamento,
que al través de malezas y zarzales,
repite el eco quejumbroso y lento.
El rayo brilla y traza
una huella de sangre,
cual la que viera de Moisés la raza,
con humillada y abatida frente,
sobre el desierto; el Sinaí candente,
asustando al hebreo,
ásus ojos preséntase imponente...
Las águilas huyendo,
baten las alas, y ante el son tremendo
las rocas abandonan temerosas,
y queriendo mirar las altas cimas,
en pedazos partidas, polvorosas,
cubriendo hondos abismos,
por los restos formados de los mismos.
Soberbia sombra vaga,
y se mece en las nubes espantosas,
cual del infierno la iracunda maga
al dejar sus regiones cabernosas,
es su rostro sañudo y turbulento,
blande el rayo en la diestra soberana,
y del volcan en el fulgor sangriento
del fuego irradia su mirada insana,
después con rabia atroz vuela furiosa,
dirigiendo del uno al otro polo
la faz feroz, terrible y ominosa.
Era la cruel [Discordia
horrible y fea;
aterrando se muestra y espantosa,
sangre y desolación solo desea;
luto y muerte sembrando,
de crímenes y horror el mundo llena,
los pueblos incendiando,
los hombres oprimiendo su cadena;
recorre el Asia audaz,
África y Grecia,
intrigante, cruel, vily sagaz;
arma al hermano contra el mismo herma:
gloria, honor y virtud luego desprecia,
por saciar su rencor y su odio insano.
Vuelan en su redor, cual huracanes,
los vicios, y terrible
alzó su voz y dijo:
«Yo hasta armo al padre contra el mismo
sin derecho, y sin orden,
despotismo, anarquía, el cruel desorden
con cetro fiero, horrible,
rigieron á los pueblos: mil desmanes
se vieron por do quier,
sin paz ni leyes,
solo la voluntad fué el soberano;
y cuantos ves fantasmas voladores,
sombras de emperadores
son, que del mundo sugetaron reyes
con furor inhumano,
los que mil pueblos dominaban bravos,
de los vicios que ves fueron esclavos.
A su lujo, á su fausto, á su opulencia
sirvió del mundo entero
el trabajo, las artes y la ciencia,
los productos del suelo;
la virtud, el honor y la decencia,
con hórrido cinismo
á su capricho y liviandad sirvieron;
se explotó el pauperismo,
y los vicios triunfaron,
el trono y el poder envilecieron,
y el tálamo imperial amancillaron.
Recorre bien la historia,
y desde Rómulo, el sagaz bandido,
hasta Augusto Clemente,
si buscando vas gloria,
la virtud hallarás en triste olvido;
y la sangre aun hirviente
de mil generaciones,
desde el rapto feroz de las Sabinas
hasta las populares conmociones,
por todas las naciones
solo sangre hallarás, solo ruinas;
pueblos opresos, campos desolados
verás, sus habitantes
ó muertos ó arrastrando la cadena;
las vírgenes los rostros demacrados,
del hambre las matronas espirantes,
los niños en dolor, angustia y pena;
muertos joven y anciano,
al azote ó puñal de su tirano.
Esas sombras, que ves vagar inciertas
alrededor de mi figura impía,
son los héroes de Roma
que al César el camino prepararon,
y que en cenizas yertas,
ciudades florecientes otro dia,
convirtieron, y en ruinas las tornaron.
¡Y el mundo ensalza su fatal memoria!
Contempla tú su historia,
y mira, si de Dios á la ley santa
arreglada es su vida,
si merece loor y gloria tanta
quien, á la humanidad esclavizando,
vivió muertes y horror solo causando.»
XVI
Dijo, y cayó á mis píes un pergamino,
me apoderé de él, y en su portada:
«Aquí, leí, los vicios y los crímenes
«encontrarás de Roma: la que canta
«con tanto ardor Virgilio,no es el pueblo
«de los héroes, que absorto el mundo acata,
»es pueblo de verdugos y tiranos,
ȇ cuya vista se estremece el alma;
»mira sus hojas, lee, mortal, despacio
«el cuadro que describe cada página,
«y verás que los dioses no fundaron
»el pueblo que de horror hoy nos espanta.
»Es vilpatraña cuanto en buenos versos,
«por adular á Augusto en dulce fabla,
«en la Eneida nos dice, arrebatado
«del estro en alas el cantor de Mantua,
«queriendo entre bellezas, que admiramos,
«encubrir las verdades más amargas.»
Contémplalos, siguió, que nunca Eneas
de Troya fugitivo paró en Alba;
ni Ascanio, de su Venus protegido ,
con su padre pisó la bella Italia;
nilos dioses quisieron preservarlos
de Juno vengativa y desalmada;
niDido fué celosa, niCartag-o
en ruina se vio por la venganza
de diosas, que en sus odios y rencores,
la reina en celos y en furor inflaman,
para que, al ver de Eneas el olvido,
en ira ardiendo le persiga insana;
niEolo feroz y alucinado
los vientos desató de sus montañas,
para que en los abismos de los mares
sepultasen de Troya las escuadras;
ni en Creta, niEstreofes las arpías
los persiguen con cólera y con rabia;
ni en Accio á Apolo edificaron templo;
ni del Etna los cíclopes le asaltan;
ni Caribdis ni Scila promovieron
la tempestad que los impele al África;
Juno y Venus jamás se convinieron
para que Elisa con Eneas casara;
los compañeros no le abandonaron
al rugir la tormenta estando en casa,
ni hay tal cueva; tampoco va Mercurio
mensajero de Júpiter con alas,
á noticiar á Eneas que deje á Dido,
ni éste la abandonó, ni ella se mata.
Lo de Duretes y Eurision es cuento;
ni las naves incendian las troyanas;
Júpiter no interviene; ni á la cueva
de las Sibilas el troyano baja;
nilos dioses jamás protejer pueden
de Roma tan atroz y cruda saña,
que á pueblos y naciones en cenizas,
en escombros, ó en fuego sepultaran;
ni vendieron sus tristes moradores
cual se venden de obejas las cabanas,
pues la Diva bondad nunca autoriza
que el hombre se ensangriente con su raza
Ni á la de Cumas, ni de Apolo al templo
llegó para saber que se le manda.
En cuanto á la bajada á los infiernos
y las sombras que allí tétricas vagan,
el horrible Aqueronte, el lago estigio,
y el cancerbero, que la puerta guarda,
la mansión de Pluton do Proserpina
consuela su dolor y su desgracia,
los jueces Minos, Radamanto, Eaco
de inexorable faz, torva y aciaga,
los tormentos de Ixion y Polifemo,
y otros mil que nombrarlos solo espanta,
los héroes de esa Roma venideros
que os electrizan hoy y vos exaltan,
los Fabricios, los Furios y Camilos,
del humano verdugos sin entrañas,
los Fabios, los Horacios, los Marcelos,
que el mundo imbécil con delirio aclama,
los Césares, Pompeyos, Cincinatos,
y esa turba, terrífica pléyada
de guerreros feroces que la tierra
con fuego y hierro sin piedad abrasan;
Escipion el prudente y Emiliano,
con cuantos hoy publica rauda fama,
y en la Eneida Virgilionos refiere,
cual los astros de Roma y su alabanza,
y hace de Augusto los progenitores,
su ascendencia, su gloria y su prosapia,
que en el Elíseo conociera Eneas,
y en las sombras su gloria divisara,
en quien tantas virtudes reconoce
sin encontrar del vicio leve mancha,
es solo adulación y villisonja
al poder y al imperio tributada.
Todos ellos con crímenes horrendos,
con incendios, con sangre, con infamia,
sin decoro, ni honor, cuando cumpliere,
por saciar su ambición y de su patria
los verás, aunque el mundo los admire,
siendo gloria aparente, vily vana;
ficciones son tan solo, del poeta
creadas en la mente acalorada;
que la poesía de ayer todo es mentira,
y la de hoy también mentiras canta,
hasta que las ficciones se disipen,
y la virtud se ostente en lontananza,
y en buenos versos el poeta cante,
y lleve la virtud á nuestras almas.»
Virgilio,dije, en su poema tuvo
de sacro numen inspiración santa,
y, queriendo adular tan solo á Augusto,
del porvenir rasgó quizá la malla,
de Genserico vislumbró las huestes,
y de Atila las hordas desbordadas,
y vio el manto romper de aquella Roma,
que dique á su valor nunca encontraba;
y reponerse vio el pueblo latino,
y la raza teutónica, y la eslaba
observarse, cual suelen en el bosque
al cordero acechar las alimañas. "i
¡Quién sabe si por fin en aquel tiempo
la lucha preveyó que hoy amenaza! ,
Vaticinó tal vez lo que no quiso,
y algún dia quizá la bella fábula
cumplida se verá, que en los designos
de la Divinidad el hombre es nada;
el genio limitado del -humano
ante el poder de Dios siempre se para,
y sirve á los decretos del Eterno
que el hombre en su ruindad jamás alcanza
Así pensaba yo, volví la hoja,
y en vez de escrita me la hallé pintada;
el cuadro es en verdad triste y sombrío,
mas cumplo al trasladarle mi palabra.
protegidos por los bosques,
unos cuantos foragidos
de continentes feroces.
Nila propiedad respetan,
nilas canas los imponen;
la virtud, niñez, y honor
siempre desprecian, y donde
su planta dirigen, dejan
la señal de sus furores.
Por fin en el Palatino
su estancia fijan, conformes
en fundar una ciudad
de muro cercada y torres.
Ya el sacerdote sus bueyes
unce al arado y recorre,
circundando con un surco,
el terreno que propone.
Al llegar á cierto sitio
una cabeza de hombre
sale prendida á la reja ,
de sangre tiñendo el borde.
Los cimientos de estos muros,
que han de sujetar el orbe,
con sangre humana amasados
su larga historia disponen;
sangrientos son sus principios,
en muertes serán sus goces.
Muypronto por la ambición
la paz entre ellos turbóse;
sobre cuál ha de mandar
los dos jefes se indisponen,
y á pesar de ser hermanos
el parentesco desoyen.
En el cuadro Remo muerto
venganza pide á los dioses;
mas, impune el fratricida
Rómulo, reinó de entonces.
Careciendo de mujeres
el robo se las dispone,
y entre ellos y los Sabinos
la cruda guerra encendióse.
Rómulo muere en la lid;
gritos, lamentos y voces
de las mujeres robadas
término al combate ponen,
quedando con los romanos
tan solamente las jóvenes.
A otro lado, cual la aurora,
la dulce paz bislumbróse;
era de Numa el reinado
que el pueblo gobernó en orden
Pero viene Tulo Hostilio;
cual torrente desbordóse;
los Etruscos y Sabinos
sometidos á sus órdenes
nos presenta, y Albalonga
destruida; sus moradores,
con los Etruscos reunidos,
aumentan de Roma el nombre.
Anco Marcio en otra parte
en los latinos cebóse
allá en Veyes y Fidenas
sangre vertiendo y desorden,
hasta que en Ostia la mar
dique opuso á sus rencores.
Sabinos, Etruscos, luego
latinos, á sus pendones
unió, y las tres tribus forma
que á Roma sirven de norte.
Servio Tulio, en otro cuadro ,
su hijo Tarquino conoce
con el puñal en la mano
que de la vida privóle;
y á Julia, la ingrata hija,
furia inhumana y feroce,
y el paso al trono los abre
crimen tan grave y enorme.
Nada importa que los Volscos,
los plebeyos, y los nobles
ásu cetro sujetara,
y que esto proporcione
al Mediodía de Italia
el paso de sus legiones:
Que sitie á Árdea, pues Sexto
en sus planes atajóle,
manchando el lecho nupcial
por saciar sus vicios torpes,
dando ocasión de este modo
á que los odios se enconen,
pues deshonrada Lucrecia
el hierro en su pecho esconde;
y Colatino burlado,
y Bruto en saña pregonen
tal crimen y desacato.
El pueblo á las armas corre;
los reyes son destronados
y la república alzóse.
Por el fatricidio empieza
esta lámina deforme,
y de delito en delito
la violación finle pone.
Atónito al contemplar
el cuadro, mi vista hundióse,
la mente se despejó,
comprendí que el mundo torpe
juzga por las apariencias,
se alimenta de ilusiones,
y dá el nombre de virtud
á los vicios más atroces,
sin ver que en gloria aparente
triste realidad se esconde.
Malos, dije, los principios >
los fines serán peores, que el árbol plantado en sangre,
en sangre el fruto nos done,
es muy corriente en el mundo
donde solo habitan hombres.
Bajo tan triste impresión
mi espíritu se dispone,
á seguir hojas volviendo,
que mi corazón destrocen
con cuadros de horror y luto,
que el alma en llanto sofoquen
Los reyes fueron malvados,
cónsules y dictadores,
los decembiros y ediles,
los fementidos procónsules,
y los dumbiros soberbios,
los virtuosos censores,
y hasta las mismas patricias
serán en vicios atroces;
que allíreina la soberbia
y la virtud se desoye.
XVIII
Doblé la abatida frente
y entre las manos la hundí;
cruzando van por mi mente
horrores, que fieramente
me atormentaban allí.
La Muerte en torno volando
con semblante placentero,
mientras la Vida llorando,
y la Virtud suspirando,
y al Vicio miré altanero.
Plegó sus alas la Paz
que al mortal hace feliz ,
mientras, sangrienta yaudaz,
mostró la Guerra su faz
sobre su erguida cerviz.
Y miraba en lontananza
contra tales desacatos,
y se nubló mi esperanza.
Turbóse mifantasía
y en el caos se envolvió;
todo oscuro lo veía,
no viendo la luz del dia,
con las tinieblas luchó.
Y entre tanta lobreguez,
cuando el alma se anegaba,
y entre errores fluctuaba,
cual la del tremendo juez,
una voz así me hablaba:
«¡Kábur, valor! el poeta
»no es una raza precita,
«el cielo su mente agita,
«sin él saberlo es profeta
«de la palabra bendita.
»Deja ese mundo ideal
»donde solo vive el loco;
» estudia el mundo real,
«habla del bien y del mal
«siempre con mesura, y poco
«Déjate de contemplar
«las hadas y las náyades,.
»y nial céfiro arrullar,
»ni á la aurora veas llorar,
»ni á las ninfas y pléyades
»Ni veas elprado reír,
«ni á la fuente murmurar,
«ni á las auras veas besar
«los pétalos que en Abril
«la flor pretende brotar.
»Que la ficción ya pasó,
«pasó la mitología,
«y la mentira se huyó,
«y laverdad empezó.
«¡Reina la filosofía!
»E1 mundo tu escuela es,
«y lo es la naturaleza,
»do costumbres y belleza
»mira el poeta al través
»de tan sublime grandeza
«Cántelas con dulce lira;
«pues son bellas por demás,
«y su vista tanto admira...
»¿á qué cantar la mentira
«sin elevarnos jamás?
»De la verdad á la esfera
»el alma debe volar;
el poeta en su carrera
«es el sol, que rebervera
«la luz eterna al hablar.
»En sueños de su ilusión
»Dios á su mente ilumina;
»para llevar le destina
»la verdad al corazón,
»que el negro dolo fascina.
«Al hombre sacar de errores
«entre armonías cantando,
«y corregir, deleitando,
»los vicios fascinadores,
«la sacra lira pulsando,
»Tal es su vida en el mundo,
»y es de su misión la gloria
«descubrir el cieno inmundo,
»que, con encono iracundo,
«cual bien disfraza la historia
»Cumple, cumple tu destino;
»los hombres miren pasmados,
«que los héroes celebrados,
«juguete pobre y mezquino
»son de los vicios malvados.
»Y ardiendo en saña y^orror
»con ferocidad astuta,
»llaman virtud al rencor,
«la procacidad honor,
«derecho la fuerza bruta.
«Y las leyes atrepella,
«y dispone de la vida,
«la santa propiedad huella,
»ni respeta la doncella,
»ni la matrona afligida,
»Y se ceba en el anciano,
«en el joven y en el niño,
«con espada ó tea en la mano,
«muertes, incendios, insano,
«siembra en cruel desaliño.
«Entre escombros y ruina
»su sombra alzarse se ve,
«como fantasma malina,
«que pisa con fiero pié
ȇ la humanidad mezquina.
»Y eleva su pedestal,
«con sangre y llanto amasado,
«y se postra amedrentado
«ante el ídolo infernal
»el humano esclavizado.
»Del letargo es justo ya,
«que salga el mundo, y así
«vuelve la hoja, que allí
»el cuadro se encontrará
»de cuanto te digo aquí.»
La terrible voz cayó
y los Genios se alejaron,
solo la Muerte quedó,
llantos, lamentos sonaron
y el mundo se estremeció.
Yme dijo, no hayas susto,
lo que veas, velo despacio,
sabrás que el crimen adusto
se eterniza en un palacio
de magnificencia y gusto.
Pirámidas elevadas
de pueblos sobre ruinas,
glorias del mundo mezquinas
con llanto y sangre amasadas
solo de desprecio dinas.
y sombras vi en derredor
Y entre densa oscuridad,
en nubes de llama ardiendo,
muchos espectros saliendo,
cruzaban la inmensidad,
el espíritu abatiendo.
Suspenso quedé, intuitivo,
y sin poderme mover,
el miedo turbó mi ser;
viví sin saber que vivo,
sin energía nipoder.
XIX.
La sorpresa al fin cedió,
y al volver de mi letargo
la muerte fijó su dedo
sobre el uno de los cuadros.
Los vapores, e] olor
y nubes se disiparon;
á mi vista se presentan,
el corazón desgarrando,
los hijos del primer cónsul;
por su padre sentenciados,
por el lictor conducidos
son al hórrido cadalso;
á su golpe las cabezas
caen del tronco sobre el tajo...
y dimitió Colatino,
Bruto se anega en su llanto,
la conspiración concluye
en luto, muerte y escándalo.
Tarquino á Veyes alarma,
Tarquinia le presta amparo;
en sangre anegado Bruto
muere, y vence á los contrarios
corre Porsena en su auxilio.
Cocles y Escébola osados
Clelia le deja asombrado,
teniendo al fin que ceder
la dulce paz anhelando;
el partido de Tarquino
los latinos abrazaron;
por el hambre y la miseria
los plebeyos agobiados,
las armas tomar rehusan;
y un dictador el Senado
nombra que venció en Regilio,
y aseguró á Roma el mando.
Volscos, Equos y Sabinos
fueron también sujetados;
los plebeyos se alborotan,
el Aventino ocuparon,
y en medio de aquel desorden
se estableció el tribunado;
la nobleza le resiste,
se destierra á Coriolano,
pone en un conflicto á Roma:
la ley agraria, por Casio
se propone, es aprobada,
y después marchan los Fabios
contra Veyes, allí mueren,
y Boleron, y Apio Claudio
con sus disturbios completan
desórdenes tan aciagos.
La ley Tarentina luego
viene, y elDecenbirato,
con la sangre de Virginia
envilecido y manchado.
Camilo destruye á Veyes,
por la Etruria se abre paso
para conquistar la Italia,
cuando Breno con sus Galos
cercó á Roma, y al pillaje
la entregó más inhumano.
el Samnita vence en Caudio,
mas en Saucion y Perusa
triunfan Decio y Rutiliano;
y sometidas á Roma
Campania, Sabinia, el Samnio,
la Umbría, Etruria, el Piceno,
Senónes, los Boios bravos
ciudades milentre escombros,
de sangre henchidos los campos,
son del vencedor despojo,
son de Roma el entusiasmo.
La Italia meridional
de su codicia es el blanco,
previsto por ella llama
al griego Pirro en su amparo;
este triunfó en Heraclea,
pero fué tanto su estrago,
que á Roma la paz pidió,
mas el pedirla fué en vano,
como lo fué el avanzar,
porque le alcanza Dentato,
y en Asculo y Benebento
fué vencido y derrotado ,
postrándose toda Italia
ante Roma con espanto.
Sus ojos pone en Sicilia,
por tierra vence á Cartago,
y junto á Myla por mar
y en Ecnomo, y ya sus naos
fueron de los mares reinas,
hizo en Clypéa un desembarco
De Utica (1) se apoderó,
luego amenaza á Cartago,
derrotados por Jantipo
el cónsul cae en sus manos.
El África otra vez vuelve
del Cartaginés al mando;
pero ante Palermo sufren
yperdidas sus escuadras
completamente en Drepano,
tienen que pedir la paz
•
que les concede el romano,
si bien Córcega y Cerdeña
y la Sicilia quedaron
incorporadas á Roma,
llenas de terror y espanto.
El dominio de los mares
unió al de tierra el Senado.
Así después de tres siglos
se cerró el templo de Jano,
sin que un solo dia de paz
lograsen sus legionarios.
Siempre entre horrores y muertes
siempre destrucción y llanto,
el pueblo conquistador
de ferocidad es pasmo,
si bien por ley delEterno
civiliza sin pensarlo.
Esclavizar es su intento,
libertar su resultado,
pues los pueblos oprimidos, v
al fin rompiendo su lazo,
avanzan en una hora
siglos y siglos de atraso.
La paz duró poco tiempo;
á las armas los contrarios
vuelven; la guerra de Anníbal
les abre de España el paso;
vencen aquí, luego en Zama,
y ya, Delenda est Cartago
tan solamente pronuncia
el Capitolio inhumano.
Solo se busca un pretesto
para que se lleve á cabo;
en tanto la Macedonia
es de sus iras el blanco:
la acometen, y conquistan
venciendo al fin los romanos,
y después en Leucopetra.
«
Entre escombros sepultado
Corinto, mira del arte
los portentos y milagros,
que encerraban sus murallas,
trasladarse á los palacios
de patricios orgullosos,
y de Cónsules avaros.
A Pergamo luego invaden
para aumentar su boato;
en Termopilas Antioco
y en Magnesia es derrotado,
y el reino vive sin vida
después unos cuantos años,
declarado al finprovincia
cuando murió el rey Atálo.
Llegó al África su turno;
marcha Escipion Emiliano;
cerca á la ciudad de Dido,
y al preparar el asalto,
por todas partes las llamas
le hacen comprender que es vano
su valor, pues los de dentro,
á la ciudad incendiando,
prefieren morir en ruinas,
á seguir su triunfal carro.
¡Tal fin tuvo la que fué
emporio, asombro y espanto
del mundo, rival de Roma, .
y un tiempo su sueño aciago!
Los procónsules de España
cometen mil atentados,
tiranizan y degüellan
y roban con tal descaro,
que de tales tropelías
al fin se indigna Viriato,
no pudieron, no venciesen
con un vilasesinato,
ó si los pueblos de España
se unieran contra el tirano
Los segedanos dispersos,
y también los arevacos,
se refugian en Numancia,
de aquí la guerra empezando;
esta ciudad á las llamas,
después de haber sido espanto
de Roma, se entrega altiva,
su nombre inmortalizando.
Al fin gimió lapenínsula
bajo el yugo del romano,
si bien mientras su dominio
víctimas milla ilustraron;
los astures y gallegos,
los de Lusitania y cántabros
son vendidos en subasta,
mientras otros se inmolaron
en las hirvientes cenizas
de su patria, como bravos.
Despechados los plebeyos
del perverso patriciado,
á la rebelión acuden;
en Sicilia los esclavos
cometen mil desafueros,
y al postre son sujetados,
mientras que la ley Agraria
en Roma proclama Graco ;
esto le cuesta la vida ,
sigue en su puesto su hermano
los patricios se alborotan
y logran asesinarlo;
así en todas partes brilla
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