ENE.-ABR. Vol. 21, n.º 1 2 0 1 4 Editorial L. A. Moreno El uso de probióticos: el difícil caso de la enfermedad inflamatoria intestinal G. Pérez Martínez, C. Bäuerl Componentes bioactivos de la leche materna: el mejor alimento funcional E. Conde-Puertas, I. Hernández-Herrerías, M. Parra-Herrero Influencia de la alta presión en la capacidad de gelificación de la proteína miofibrilar de pescado D. Cando, H.M. Moreno, B. Herranz, A.J. Borderías Noticias EQUIPO DE REDACCIÓN: Director: Prof. M. Serrano Ríos Jefe de Redacción: Dra. A. Sastre Comité Editorial: Presidente: Prof. M. Foz Sala Prof. R. Carmena Secretaria de Redacción: Prof. M. Juárez Prof. M. Bueno Prof. A. Mariné Font Comité Asesor: Sra. Dña. I. Ávila Prof. J. Cabo Soler Sra. Dña. P. Cervera Prof. F. Guarner Sra. Dña. C. López-Nomdedeu Prof. J. M. Ribera Casado Prof. L. Moreno Dr. J. A. Mateos Sr. D. M. Sarrias © Copyright 2014. Instituto Danone. C/. Buenos Aires, 21. 08029 Barcelona. 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Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Valencia3 Componentes bioactivos de la leche materna: el mejor alimento funcional E. Conde-Puertas1, I. Hernández-Herrerías2, M. Parra-Herrero3 Hospital Materno-Infantil Granada. Servicio Andaluz de Salud. Granada. 2 Hospital Huércal-Overa. Servicio Andaluz de Salud. Almería. 3 Hospital Torrecárdenas. Servicio Andaluz de Salud. Almería11 1 Influencia de la alta presión en la capacidad de gelificación de la proteína miofibrilar de pescado D. Cando, H.M. Moreno, B. Herranz, A.J. Borderías Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición (ictan). Consejo Superior de Investigaciones Científicas (csic). Madrid Noticias 18 25 1136-4815/14/1-2 Alimentacion, Nutricion y Salud Copyright © 2014 Instituto Danone Alim. Nutri. Salud Vol. 21, N.º 1, pp. 1, 2014 Editorial E l pasado 23 de julio de 2013 resulté elegido como nuevo Presidente del Instituto Danone España, del que formo parte de su Consejo Científico desde el año 2006. Durante el año 2014 deberían consolidarse las nuevas líneas estratégicas que se han asumido en esta nueva etapa y que ha propuesto el Instituto Danone Internacional. En ellas se deberían enmarcar las futuras actividades de los Institutos en todo el mundo. La primera está relacionada con la alimentación y nutrición, en general, y su relación con la salud pública. La segunda se refiere a la difusión de los efectos beneficiosos para la salud, del yogur y las leches fermentadas dentro del contexto de los productos lácteos como grupo de alimentos básicos en nuestra dieta. En ambos casos el Instituto Danone España coordinará sus actividades con las del resto de Institutos de todo el mundo. En el ámbito de la línea estratégica de alimentación y nutrición se pretende continuar con dos de las actividades señeras del Instituto Danone España, como son la concesión del Premio a la Trayectoria Científica “Carlos Martí Henneberg” y la Escuela de Nutrición “Francisco Grande Covián”, que se celebra anualmente en la Universidad Menéndez Pelayo en su Campus de Santander. También se pretende continuar con la divulgación científica de la investigación en alimentación y nutrición a través de la revista de nuestro Instituto Alimentación, Nutrición y Salud. En la actualidad nuestra revista se publica en formato electrónico y en acceso abierto (“open access”) para toda la comunidad científica. Además de consolidar las actividades existentes se pretenden reforzar y desarrollar otras. Los hábitos de alimentación de los distintos grupos de la población española están lejos de ser los más saludables. Por otra parte, las enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición se en- cuentran entre las principales causas de mortalidad y morbilidad en nuestro país. Por estas razones es necesario implementar programas de promoción de la salud que tengan como objetivo mejorar los comportamientos relacionados con la alimentación. Recientemente, el Instituto Danone Internacional ha elaborado una guía que debe servir de referencia a los programas para mejorar la alimentación y los estilos de vida relacionados con la misma. En este contexto se pretende desarrollar un programa educativo para mejorar la alimentación de los escolares, teniendo también en cuenta los materiales que el Instituto Danone España elaboró hace ya unos años con esta misma finalidad. Este programa se ofertará a distintas instituciones, con lo que se pretende contribuir a la mejora de la alimentación de este importante grupo de la población. La administración sanitaria debe basar sus decisiones en la evidencia científica y también en el análisis coste-beneficio de las intervenciones a proponer. Por ello, las intervenciones nutricionales se deben justificar también desde el punto de vista de su rentabilidad en términos de ganancia de salud para la población. En los últimos años cada vez se hace un mayor énfasis en el análisis económico de la nutrición. En los próximos meses nuestro Instituto también debería comprometerse a abordar el análisis económico de la nutrición en nuestro país en el contexto de la prevención de las enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición y alimentación. En el marco de la segunda línea estratégica, el Instituto Danone Internacional ha establecido un convenio con la Sociedad Americana de Nutrición y la Sociedad de Nutrición (británica), para la creación de lo que se ha denominado “Yogurt in Nutrition Initiative” (YINI, http://yogurtinnutrition.com). El objetivo general de esta iniciativa es la difusión de los efectos saludables del yogur y las leches fermentadas en el contexto de una dieta equilibrada. En la última reu- 1 L. A. Moreno ALIM. NUTRI. SALUD nión de la Sociedad Americana de Nutrición (Boston, abril 2013) se celebró un simposio organizado por la misma. Las ponencias de dicho simposio se publicarán en texto completo en un próximo número de la revista American Journal of Clinical Nutrition. En los próximos meses el Instituto Danone España debería establecer iniciativas semejantes en colaboración con las principales sociedades científicas vinculadas con la alimentación y nutrición en nuestro país. cluido el Internacional, nuestro futuro se presenta lleno de proyectos ilusionantes que contribuirán a la difusión de la información sobre alimentación y nutrición y, en definitiva, a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos a través de una buena nutrición, que es el objetivo final de nuestras actividades. Nuestra revista Alimentación, Nutrición y Salud, seguirá siendo nuestro principal activo para difundir la información científica a un gran número de profesionales interesados en estos temas. No me cabe la menor duda de que, teniendo en cuenta la trayectoria del Instituto Danone España, la contribución de sus miembros y las oportunidades que nos ofrece la colaboración con el resto de Institutos de todo el mundo, in- L. A. Moreno Presidente Instituto Danone España 2 1136-4815/14/3-10 Alimentacion, Nutricion y Salud Copyright © 2014 Instituto Danone Alim. Nutri. Salud Vol. 21, N.º 1, pp. 3, 2014 El uso de probióticos: el difícil caso de la enfermedad inflamatoria intestinal G. Pérez Martínez, C. Bäuerl Laboratorio de Bacterias Lácticas y Probióticos. Departamento de Biotecnología. Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Valencia RESUMEN E Abstract T ste artículo examina el estado actual de la investigación sobre probióticos, a partir del estudio del caso de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Los nuevos avances científicos sobre la flora (microbiota) intestinal muestran que hay una fuerte relación entre la microbiota y la salud humana. Existen evidencias científicas para la aplicación en medicina de probióticos para prevenir o tratar diversas enfermedades. Así, una mezcla comercial de bacterias probióticas (VSL#3®) y una cepa de Escherichia coli (Nissle 1917) no patógena mejoran la remisión de colitis ulcerosa y pouchitis. Las últimas tecnologías genómicas han permitido el análisis del metagenoma intestinal en sanos y enfermos de EII, identificando especies presentes sólo en sanos que podrían actuar como probióticos, tal es el caso de Faecalibacterium prausnitzii. Estudios en curso permitirán conocer mejor las interacciones bacteria/huésped para poder definir tratamientos y probióticos a medida para enfermedades graves como EII. his work analyses the state of the art in probiotic research, from the case study of the inflammatory bowel disease (IBD). The new scientific advances have shown the strong relationship between gut microbiota and human health. There are sufficient scientific evidences for the use of probiotics in medicine for prevention or treatment of different diseases. Hence, a commercial probiotic mix (VSL#3®) and a non-pathogenic strain of Escherichia coli (Nissle 1917) have shown to improve remission of ulcerative colitis and pouchitis. Recent genomic technologies allowed the analysis of the intestinal metagenome in healthy volunteers and patients with IBD. Species only present in healthy individuals have been identified that could be used as probiotics, such as Faecalibacterium prausnitzii. Ongoing studies will allow a better understanding of the bacteria/host interaction to define tailor-made treatments and probiotics for severe diseases such as IBD. Palabras clave: Probióticos. Microbiota intestinal. Enfermedad inflamatoria intestinal. Key words: Probiotics. Gut microbiota. Inflammatory bowel disease. INTRODUCCIÓN: PROBIÓTICOS Y MICROBIOTA INTESTINAL La Organización Mundial de la Salud define los probióticos como “organismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, confieren beneficios para la salud del huésped” (1). El término probiótico parece que fue utilizado por primera vez en 1965 para describir microorganismos vivos no patógenos, como bacterias mutualistas del intestino, con efectos beneficiosos para el huésped, prevención o tratamiento de enfermedades (2). Sin embargo, en los últimos 10-15 años su consumo se ha universalizado gracias a su inclusión en numerosos productos lácteos fermentados. Los probióticos se pueden proponer como una forma natural y directa de influir sobre el perfil de poblaciones bacterianas del intestino. La microbiota intestinal, también llamada “flora intestinal”, se define como el conjunto de especies microbianas 3 G. Pérez Martínez y C. Bäuerl presentes en el intestino. En los últimos años se están produciendo grandes avances que aportan una nueva perspectiva al papel de la microbiota intestinal en la función digestiva, de su incuestionable relación con enfermedades gastrointestinales crónicas, pero también con dolencias que tienen poca relación aparente con el intestino como obesidad, enfermedad atópica, enfermedad cardiovascular, esquizofrenia o autismo, pues se han encontrado interacciones entre la microbiota intestinal y el sistema nervioso central (3). Debido a este rápido avance, algunos conceptos han evolucionado desde la última revisión sobre “Alimentos probióticos y salud intestinal” aparecida en esta misma revista en el año 2009 (4). Además de la función digestiva (5), las bacterias intestinales o bien sus componentes o sus metabolitos, “señales” derivadas de ellas, mantienen la homeostasis del epitelio intestinal (6), modulan el metabolismo de la grasa (7), promueven la función nerviosa entérica y angiogénesis (8,9), y protegen frente a infecciones (10), inhiben patógenos por “desplazamiento” o producen sustancias antibacterianas, como ácido láctico o las bacteriocinas (11,12). El tracto gastrointestinal está colonizado por unos 1014 microorganismos pertenecientes a más de 1.000 especies (13,14) de tres reinos –Eukarya, Archea y Bacteria (15)-, entre las que predominan las especies bacterianas. En los últimos años se han desarrollado potentes proyectos para el análisis del “microbioma”, esto es el genoma colectivo de las especies microbianas que viven asociadas al ser humano, principalmente en el hábitat intestinal (16). Cuando el microbioma se organiza (agrupa) por genomas discretos pertenecientes a diversas especies, se denomina “metagenoma”. El metagenoma intestinal de individuos sanos de diferentes poblaciones humanas puede agruparse en tres “enterotipos”, según posean la microbiota significativamente enriquecida en Ruminococcus, Bacteroides o Prevotella, siendo en todos los casos los géneros más abundantes Bacteroides, Faecalibacterium y Bifidobacterium (17). Posteriores trabajos han relacionado directamente los enterotipos con la dieta, concretamente el enterotipo Bacteroides se relaciona con dietas ricas en proteína y grasa animal y el enterotipo Prevotella con una dieta rica en carbohidratos (18). Además de la dieta, el estado de salud condiciona la colonización del tracto gastrointestinal. Las bacterias intestinales y sus señales en el intestino tienen un papel preeminente para la salud intestinal pues, como se ha comentado, diversas enfermedades conllevan cambios notables en la microbiota (3). Para la selección de probióticos se buscan cepas no patogénicas del contenido intestinal o de heces de individuos sanos con alta capacidad de supervivencia en el tracto intestinal (resistencia al pH ácido, sales biliares y enzimas pancreáticos) y por su potencial colonizador, y también es deseable que 4 ALIM. NUTRI. SALUD produzcan compuestos antibacterianos y que compitan con otras bacterias (patógenas) por receptores de la superficie de la mucosa. Actualmente, además, consideran criterios de seguridad (no patogenicidad y ausencia de resistencias a antibióticos) y otros efectos como la estimulación del sistema inmune o el efecto antiinflamatorio. La mayoría de los probióticos comerciales son bacterias fermentativas, principalmente de los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium, porque producen ácidos orgánicos de cadena corta, como ácido acético, láctico, butírico o propiónico que, por un lado, limitan el crecimiento de bacterias Gram-negativas y potencialmente patógenas, y por otro estimulan el crecimiento y regeneración de las células epiteliales intestinales (12). Dado su largo historial de uso en alimentación se considera a estas especies seguras, incluso en las listas más exigentes, como la descrita por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de organismos para los que se otorga el “Supuesto Cualificado de Inocuidad” (Qualified Assumption of Safety) (19). En los últimos años ha crecido considerablemente nuestro conocimiento sobre los beneficios para la salud de los probióticos (20), tanto en lo que concierne sus mecanismos de acción a nivel molecular, en parte gracias al uso de sistemas modelo que no utilizan seres vivos (21), como especialmente por los numerosos estudios clínicos controlados publicados (ver más adelante), en los que se pone de manifiesto que cuando un probiótico ejerce un efecto positivo sobre la salud, este depende mucho de la cepa utilizada (22). Existen normativas y reglamentos que limitan la publicidad y etiquetado de las Alegaciones Saludables (Health Claims) de los alimentos en la Unión Europea (Reglamento EC1924/2006) y otros países (21). Estas tienen como finalidad la protección del consumidor frente a publicidad engañosa. Sin embargo, ningún probiótico obtuvo la aprobación de la EFSA, porque los informes tenían defectos, como no haber definido correctamente el beneficio para la salud, o falta de caracterización detallada de sus mecanismos de acción pero, sobre todo porque, al tratarse de alimentos o suplementos nutricionales, deberían beneficiar a la población general (individuos sanos) y no sólo a un grupo que sufre una enfermedad. En contraposición, numerosos ensayos clínicos han demostrado su efecto beneficioso en terapia o prevención de diversas enfermedades, por lo que organismos científicos independientes se han reunido con el fin de recoger toda la información disponible y establecer si es posible la utilización de (ciertos) probióticos según los más estrictos criterios de evidencia científica. Puesto que los ensayos realizados no son iguales en todos los casos, partiendo de las directrices de la “Medicina Basada en la Evidencia” (23), se les ha dado una puntuación “A, B o C”, que va desde “A”, extremadamente recomendable si las evidencias se basan en meta-análisis de ensayos aleatorizados con placebo de doble o triple ciego, sin apenas evidencias en contra, a “C”, como Vol. 21, N.º 1, 2014 El uso de probióticos: el difícil caso de la enfermedad inflamatoria intestinal recomendación favorable no concluyente, si está respaldada por estudios comparativos en los que hay casos y controles suficientes (pero sin estudios clínicos de intervención). Cada uno de estos niveles de puntuación puede dividirse en 1 y 2. Bajo estas premisas se han publicado las recomendaciones de uso (terapia o prevención de una enfermedad) de probióticos y su correspondiente nivel de evidencia científica. Las más recientes son: la confeccionada en el seminario sobre probióticos, celebrado en la universidad de Yale (EE. UU.) en 2011 (24), la publicada por un grupo de trabajo sobre probióticos de la Organización Mundial de Gastroenterología, más completa que incluye el sector de población (25), y también hay listados menos exhaustivos pero en los que se hace referencia incluso a dosis recomendadas (26). Estos análisis coinciden en que existe una sólida evidencia para recomendar el uso de probióticos, entre otros, para el tratamiento y prevención de la diarrea infantil causada por rotavirus y por tratamiento con antibióticos, la diarrea del viajero, el estreñimiento, la atenuación de los efectos laterales y reinfección de Helicobacter pylori en niños, así como en la remisión y mantenimiento de colitis ulcerosa (CU) o pouchitis (tras tratamiento quirúrgico de CU) (ver más adelante) (24-28). También hay evidencias de su efecto beneficioso en la prevención de desórdenes inmunológicos, como la enfermedad atópica (29) o para mejorar síntomas de la rinitis alérgica (30). ¿QUÉ ES LA INFLAMACIÓN? Con el fin de comprender las enfermedades intestinales inflamatorias crónicas que luego se describen, es importante saber cuál es el fundamento biológico de la inflamación. La inflamación es la respuesta biológica a una lesión física o a la presencia de estímulos dañinos y que servirá para reparar tejidos dañados y para combatir patógenos. Tras un estímulo inflamatorio en cualquier tejido, los macrófagos, células dendríticas y también las células epiteliales secretan citoquinas y quimioquinas en el lugar de la inflamación, que provocarán la atracción de leucocitos. En los sitios de inflamación, los leucocitos secretarán más mediadores inflamatorios, como las especies reactivas con oxígeno (ROS), enzimas como proteasas de la matriz y citoquinas. Algunos de estos mediadores también amplificarán la señal inflamatoria. Lógicamente la respuesta inflamatoria está muy bien controlada de forma que se autolimita para no extenderse provocando excesivo daño al organismo. Esto lo gestiona el organismo mediante diferentes mecanismos, que incluyen la secreción de citoquinas antiinflamatorias y la activación de células reguladoras (31,32). Pero, cuando los mecanismos de autorregulación o de feed-back negativo no funcionan correctamente se da un proceso de inflamación patológica. Se ha demostrado que componentes de los alimentos como antioxidantes, vitaminas, flavonoides vegetales, ácidos grasos ω-3 de cadena larga, pre- y probióticos, poseen un efecto protector frente a condiciones inflamatorias crónicas. Estos beneficios incluyen el mantenimiento de la barrera intestinal, modulación de la función de las células inmunitarias (por ej. manteniendo el equilibrio Th1/Th2) y la disminución de la producción de mediadores inflamatorios, al tiempo que aumentan la respuesta antiinflamatoria. Los mencionados componentes de la dieta han demostrado tener efectos beneficiosos sobre diversas enfermedades de tipo inflamatorio, como la enfermedad celiaca, la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), asma, psoriasis, aterosclerosis, artritis reumatoide y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (31). ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL (EII) La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) comprende la colitis ulcerosa (CU), que se manifiesta como inflamación crónica con ulceración del colon, y la enfermedad de Crohn (EC), que afecta a zonas más extensas del intestino. En esta revisión se incluyen también datos sobre pouchitis, un modo de inflamación que ocurre tras la solución quirúrgica en enfermos de CU cuando no responden al tratamiento con medicamentos. Se trata de dos desórdenes inmunológicos crónicos, con periodos muy activos (relapsos), que están directamente relacionados con el desarrollo socio-económico y que afectan cada vez con más frecuencia a los países que progresivamente adoptan el modo de vida “occidental” (33). Hoy en día se postula que la EII es consecuencia de la interacción anómala del sistema inmune del individuo (huésped) con la microbiota comensal y otros agentes del lumen en individuos genéticamente susceptibles (34), al tiempo que factores ambientales también influyen sobre su inicio. Así, se ha probado que la EII depende de cuatro factores para su desarrollo: el ambiente, la microbiota, el sistema inmune y la genética. Estos se regulan entre sí de muy diversas maneras y de forma cruzada (35). La mayor incidencia de EII en regiones nórdicas respecto a meridionales, tanto en Europa como en Norte América, sugiere que uno de los factores ambientales está relacionado con la exposición solar o la falta de vitamina D (36). Basándonos en que en modelos de inflamación de colon en ratón esta no ocurre en ausencia de microbiota intestinal, y otras manifestaciones y síntomas tanto de la CU como de la EC, es posible que ambas manifiesten una notable disfunción en el sistema que hace a la mucosa insensible a los organismos intestinales comensales (tolerancia inmu- 5 G. Pérez Martínez y C. Bäuerl nológica) (37). El aumento de su prevalencia en países que han adoptado el estilo de vida occidental, subraya la importancia de la microbiota intestinal, pues existe una fuerte correlación entre la dieta occidental (alto contenido en carbohidratos y grasa) con una menor diversidad bacteriana y un sesgo hacia el enterotipo vinculado a Bacteroides (38). La genética parece tener un papel importante en la patogénesis de la EII, ya que se han identificado numerosas variantes genéticas ligadas a la EII, algunas de estas son comunes y otras específicas de la CU o EC (39,40). La mutación del gen conocido como CARD15 fue uno de los primeros factores que se asociaron a la EC. Este gen es responsable de la síntesis de la proteína NOD2 cuya función es el reconocimiento de componentes de la superficie bacteriana (muramil dipéptido), y con ello, la activación de la principal ruta inflamatoria celular (NF-κB) (41,42). Estas alteraciones de NOD2 podrían impedir discernir la flora patógena de la comensal, lo que explicaría por qué en EII la flora comensal induce respuesta inflamatoria (43). Además, tanto en la CU como en la EC está activada la respuesta inmune innata y la adaptativa, hay un gran número de macrófagos y células dendríticas en la lámina propia de la mucosa intestinal que aumentarán la expresión de citoquinas y quimioquinas pro-inflamatorias de tipo Th1 y Th17 en EC, y de tipo Th2 en CU (44). MICROBIOTA INTESTINAL ALTERADA EN EII Manichanh y cols. (45) describen de forma didáctica los últimos métodos de secuenciación masiva utilizados en la investigación del metagenoma intestinal pero, sobre todo, sintetizan muy bien la caracterización de la microbiota intestinal de pacientes con EII en diversos estudios, entre los que se incluyen trabajos con gemelos univitelinos. En términos microbiológicos, la EII se caracteriza porque en ningún caso se ha encontrado un patógeno específico responsable, aunque existe un marcado desequilibrio de las poblaciones bacterianas (disbiosis). Una característica común es la menor diversidad de especies. En estudios con gemelos univitelinos, la disminución en diversidad encontrada en los enfermos con CU también afecta a sus gemelos sanos, lo que sugiere una causa heredable, algo que no ocurre en EC. A pesar de ello, la diversidad reducida puede ser un carácter secundario, pues también se ha encontrado en casos de diarrea por colitis infecciosa, y no se puede determinar si se debe a los medicamentos que habitualmente se utilizan en esto pacientes (como mesalazina, azatioprina, esteroides y antibióticos). De forma que los cambios más notables en la microbiota se manifiestan en forma de la mencionada disbiosis, pues aumentan las bacterias dañinas o potencialmen- 6 ALIM. NUTRI. SALUD te dañinas, al tiempo que hay una marcada disminución de las bacterias potencialmente beneficiosas. En general incrementan las poblaciones proteobacterias, aunque con diferencias: en CU son diversas cepas de E. coli y Desulfovibrio, mientras que en EC se ha caracterizado una nueva variante de E. coli adhesiva-invasiva (AIEC) en Crohn de intestino delgado. En CU también se ha descrito el incremento de especies de Fusobacterium que tienen marcado efecto tóxico por la liberación de sulfitos. En cuanto a la disminución de bacterias potencialmente beneficiosas, la especie Faecalibacterium prausnitzii, a la que se atribuye efecto antiinflamatorio (46) está siempre marcadamente reducida o ausente. En caso de CU, también se reducen las poblaciones de Bacteroidetes, debido al descenso de la familia Prevotellaceae, mientras que en EC disminuyen los Firmicutes, por la disminución de Faecalibacterium y también por la reducción del género Roseburia, del phylum Firmicutes, familia Lachnospiraceae, típico de la microbiota humana sana. La pouchitis también se asocia a una marcada disbiosis que conlleva el incremento de Proteobacteria (enterobacterias y E. coli) y disminución de Bacteroides y Firmicutes (particularmente F. prausnitzii). En resumen, cuando se habla de EII no se trata de procesos infecciosos trasmisibles, sino que son enfermedades que muestran una relación anormal entre la microbiota y el huésped, con un marcado factor de susceptibilidad genética. Manichanh y cols. (45) proponen que existen diferentes grupos bacterianos patógenos y también comensales que se verán implicados en la inducción de cascadas inmuno-inflamatorias que llevan a la destrucción del tejido en EII. Ciertos géneros bacterianos de bacterias residentes simbiontes ancestrales en el intestino humano contribuyen notablemente a la homeostasis inmunológica de la mucosa, es decir, que inducen rutas inmuno-reguladoras que mitigan las respuestas inmuno-inflamatorias (6). Por tanto, el origen del desequilibrio encontrado en EII, podría provenir de una hipotética composición microbiana anormal, con ausencia de bacterias que promueven la homeostasis. El uso masivo de antibióticos durante la infancia podría ser una de las causas, ya que se sabe que aumenta el riesgo de EII, y que estaría relacionado con la reducción en la diversidad bacteriana. EFECTO DE LOS PROBIÓTICOS EN ESTUDIOS CLÍNICOS CON EII Estos estudios sobre la microbiota intestinal en enfermos de EII llevan a proponer que la readministración de las bacterias que mantienen la homeostasis de la mucosa intestinal y que están ausentes en Vol. 21, N.º 1, 2014 El uso de probióticos: el difícil caso de la enfermedad inflamatoria intestinal enfermos, será una vía más que prometedora para el desarrollo de probióticos. De hecho, ya se han realizado experimentos en modelos de inflamación de colon aguda en ratón que muestran una notable recuperación de la colitis tras la administración de Faecalibacterium prausnitzii (47), pero hasta que se pueda aplicar a humanos deberán hacerse numerosos ensayos. Sin embargo, con anterioridad a los estudios de microbiota, se habían realizado ensayos clínicos con probióticos en enfermos de EII. Gran parte de la investigación clínica con probióticos en la que se utilizaron voluntarios con EII ha sido publicada entre los años 2000 y 2005, y desde entonces ha habido pocas publicaciones, posiblemente debido al reglamento de la UE que rige el uso de atributos para la salud (health claims) en etiquetado y publicidad de alimentos y suplementos nutricionales (EU 1924/2006) y que, como mencionamos anteriormente, considera su utilización exclusivamente para la población sana (21). Hay pocos estudios bien diseñados, aleatorizados, con placebo y doble ciego que describan el uso eficaz de probióticos para el mantenimiento de la remisión en la EC y, los que existen, no han logrado probar ningún beneficio o mejora ni siquiera combinados con corticosteroides (48). El caso de CU es diferente. Puesto que se ha visto que en algunos casos la EII está asociada a un aumento de Lactobacillus y Bifidobacterium (49), algunos autores desaconsejan el uso de probióticos de estos géneros. No obstante, no hay datos experimentales que los relacione con la enfermedad. En la tabla I se muestran diversos probióticos que han mostrado algún efecto beneficioso a través de estudios con placebo y doble ciego, y con numerosos voluntarios que aportan suficiente potencia a estos estudios. Aunque algunos probióticos no dieron resultados positivos, se detectó una mejora significativa en varios ensayos clínicos con voluntarios utilizando la mezcla probiótica VSL#3 que contiene 8 especies bacterianas (Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus paracasei, Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus, Lactobacillus plantarum, Bifidobacterium breve, Bifidobacterium infantis, Bifidobacterium longum y Streptococcus thermophilus). Este producto alarga significativamente el tiempo entre relapsos en casos de CU leve y moderada (19,50) y el mismo efecto se ha determinado con Lactobacillus rhamnosus GG (51). Sin embargo, el primer probiótico que demostró un efecto notable en caso de la CU fue una cepa de Eschericia coli no patógena (E. coli Nissle 1917) (51). Saccharomyces boulardii, un probiótico clásico, induce la remisión en pacientes con CU (17 de 24), aunque se ensayó en un número limitado de pacientes (52). Hay autores que desaconsejan el uso de levaduras en el caso de individuos immunodeprimidos por el riesgo de generar fungemia (53). La Organización Mundial de Gastroenterología recomienda el uso de la mezcla VSL#3 y E. coli Nissle 1917 para la remi- sión de CU y de pouchitis para los que existe nivel de evidencia 1b (25). Aunque fisiopatológicamente no esté relacionada con EII, el síndrome de colon irritable es una enfermedad prevalente con gran incidencia social que también tiene un origen inflamatorio múltiple. Diversos probióticos han mostrado mejoras en sus síntomas, normalmente cepas de Bifidobacterium infantis (35624), Bifidobacterium animalis subsp lactis (DN-173 010) (en formato de yogur), Lactobacillus acidophilus SDC 2012, 2013, Lactobacillus rhamnosus GG, Lactobacillus rhamnosus LC705, Bifidobacterium breve Bb99, Propionibacterium freudenreichii ssp shermanii, Bifidobacterium longum 101, Lactococcus lactis 103, Streptococcus thermophilus 104 (25,26). Para este uso médico, sin embargo, el nivel de evidencia científica es ligeramente menor (nivel 1b a 2b) (25). CONCLUSIONES La investigación ha avanzado los últimos años a una velocidad hasta ahora desconocida y, gracias a la aplicación de las tecnologías de secuenciación y análisis de datos masivos, se ha puesto de manifiesto el importantísimo papel de la microbiota intestinal en el mantenimiento de la salud. La legislación vigente trata de defender al consumidor de la publicidad y comercialización indiscriminada de alimentos (incluidos los posibles probióticos) con dudosos beneficios para la salud del individuo normal y sano. Sin embargo, ha quedado bien demostrado con abundantes y sólidos estudios clínicos que los probióticos pueden mejorar los resultados clínicos de infecciones de diarrea aguda, diarrea asociada a antibióticos, enterocolitis necrotizante, colon irritable, pouchitis y posiblemente CU, si bien, aún falta por demostrar con datos experimentales que los probióticos puedan remodelar la microbiota (en casos de tendencia a enfermedad) para hacerla más robusta y elástica, como forma de intervención o prevención. Este trabajo versa en torno al difícil caso de la enfermedad intestinal inflamatoria (EII), en realidad, una familia de procesos crónicos de difícil curación y en cuyo origen intervienen factores ambientales, genéticos, inmunológicos y especialmente microbianos. La microbiota de EII manifiesta una marcada disbiosis, con aumento de especies dañinas y disminución de otras potencialmente beneficiosas. Una de ellas es la bacteria Faecalibacterium prausnitzii que una vez caracterizada se ha ensayado en ratón con éxito como posible probiótico. Sin embargo, con anterioridad se habían ensayado cepas de diferentes especies. Aunque no se ha podido demostrar el efecto beneficioso de los probióticos para la enfermedad de Crohn (EC), en el caso de la colitis ulcerosa (CU), se 7 G. Pérez Martínez y C. Bäuerl ALIM. NUTRI. SALUD Tabla I Listado de efectos beneficiosos descritos para diversos probióticos en caso de CU y pouchitis Efecto Probiótico Referencia Reducción significativa del relapso en el grupo tratado con probiótico, cuando se evalúa el tiempo de remisión VSL#3 Se extiende el tiempo entre relapsos, pero no su incidencia Lactobacillus rhamnosus GG (51) Menor número de relapsos en el grupo tratado con probióticos junto con tratamiento estándar, cuando se evalúa el mantenimiento de remisión Leche fermentada con Bifidobacterium breve, Bifidobacterium bifidum y Lactobacillus acidophilus (54) Mejora de coeficientes de enfermedad y mayor remisión en el grupo que toma probiótico junto a su tratamiento con balsalazida o mesalamina VSL#3 (54) Reducción significativa de ocurrencia de pouchitis en el grupo VSL#3 tratado con probióticos, cuando se evalúa profilaxis (55) El probiótico mantiene la remisión con el mismo efecto que la mesalamina (19,50) E. coli Nissle 1917 (51,56) La ingesta del producto probiótico induce mejoras significativas en Leche fermentada con el índice de actividad clínica y de Bifidobacterium bifidum y histología, cuando se evalúa induc- Lactobacillus acidophilus 1 ción de remisión (52) En pacientes con CU suave a moderada, el grupo tratado con probióticos alcanza remisión proporcionalmente antes y tiene un índice de actividad de la enfermedad significativamente superior con reducción de síntomas (55) VSL#3 tiene un altísimo grado de evidencias que permiten recomendar probióticos como E. coli Nissle 1917 y la mezcla VSL#3 para mantener la remisión y para la prevención de pouchitis. Sin embargo se requieren más estudios que permitan comprender la interacción entre las bacterias intestinales y el huésped, especialmente en el huésped genéticamente susceptible, para definir estrategias y probióticos a medida para cada individuo● 8 CORRESPONDENCIA: Gaspar Pérez Martínez Laboratorio de Bacterias Lácticas y Probióticos Departamento de Biotecnología Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos Consejo Superior de Investigaciones Científicas Avda. Agustín Escardino, 7 46980 Paterna (Valencia) e-mail: [email protected] Vol. 21, N.º 1, 2014 El uso de probióticos: el difícil caso de la enfermedad inflamatoria intestinal BIBLIOGRAFÍA 1. Araya M, Morelli L, Reid G, Sanders ME, Stanton C, Pineiro M, et al. Guidelines for the Evaluation of Probiotics in Food. In: Food, Agriculture Organization of the United Nations WHO, editors. London, Ontario, Canada: Food and Agriculture Organization of the United Nations, World Health Organization; 2002. 2. Lilly DM, Stillwell RH. 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Almería 1 2 RESUMEN E Abstract T l presente trabajo describe la presencia y propiedades de una gran variedad de componentes con actividad biológica presentes en la leche materna, los cuales ejercen una influencia decisiva no sólo durante el periodo de lactancia sino también en la salud a largo plazo. Estos componentes afectan a diferentes procesos biológicos, interviniendo en el óptimo desarrollo físico e intelectual del niño, así como en la disminución de la incidencia de enfermedades futuras. Con este objetivo, se realizó una revisión bibliográfica sobre estos compuestos bioactivos de diversa naturaleza descubiertos en los últimos años en la leche humana, gracias a los cuales la leche materna actuaría como el mejor de los alimentos funcionales. his paper describes the presence and properties of a variety of biologically active constituents present in breast milk, which exert a decisive influence not only during lactation but also in the long-term health, since they affect different biological processes. They intervene in the optimal physical and intellectual development of the child and reduce the incidence of future illness. With this aim we carried out a literature review on these bioactive compounds of different nature, discovered in breast milk in recent years, through which breast milk can be considered the best of functional foods. Palabras clave: Leche humana. Componentes bioactivos. Péptidos bioactivos. Ácidos grasos poliinsaturados (AGPI). Oligosacáridos. Probióticos. Key words: Human milk. Bioactive components. Bioactive peptides. Polyunsaturated fatty acids (PUFA). Olygosacharides. Probiotics. INTRODUCCIÓN La Organización Mundial de la Salud y diversas sociedades científicas pediátricas señalan a la lactancia materna exclusiva como la alimentación ideal desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad (1-3). La alimentación durante los primeros meses de vida tiene una influencia decisiva no sólo durante ese periodo, sino también para la salud a largo plazo, pudiendo jugar un papel clave en el óptimo desarrollo físico e intelectual del niño, así como en la dis- minución de la incidencia de enfermedades futuras (1,3-5). La leche humana no es sólo un alimento, es un fluido vivo y cambiante que aporta la energía y nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo, con la capacidad de adaptarse a los diferentes requerimientos del niño a lo largo del tiempo (modificando su composición y volumen), facilitando de esta manera su adaptación a la vida extrauterina (3). Pero además, contiene toda una serie de componentes bioactivos o funcionales, de naturaleza muy distinta, que afectan a los procesos fisiológicos y que, en 11 E. Conde-Puertas ET AL. consecuencia, influyen en la salud del individuo. Este tipo de compuestos será clave en la modulación de distintas rutas metabólicas, de la respuesta inflamatoria e inmune (4-6). En ocasiones, la actividad biológica aparece tras la modificación de un componente predecesor. Además, muchos de los efectos atribuidos a la lactancia materna resultan de la acción sinérgica de diversas sustancias diferentes (2). La mayoría de los estudios muestran que hay considerables diferencias entre los niños amamantados y los que reciben leche de fórmula, incluso cuando la composición de las fórmulas infantiles ha cambiado en las últimas décadas para asimilar sus componentes a los de la leche humana (4). Los patrones de crecimiento, estado nutricional, prevalencia de infecciones y microbiota intestinal de los niños amamantados son diferentes (3). La mayoría de estudios encuentran además ventajas a largo plazo, con efectos positivos que pueden tener una gran repercusión por su frecuencia en la sociedad actual, como a nivel de prevención de la obesidad o enfermedad cardiovascular (1,3). Precisamente, las diferencias entre los niños alimentados con fórmula y los alimentados con leche humana se pueden atribuir, al menos en parte, a estos compuestos con actividad biológica que, en general, no están en las leches de fórmula o se encuentran en una concentración distinta a la existente en la leche materna (2). Actualmente se siguen identificando nuevos componentes de la leche humana y, gracias a las técnicas analíticas y novedosas herramientas biotecnológicas que se están desarrollando, se podrán ir determinando la mayoría de sus constituyentes y sus posibles mecanismos de acción. OBJETIVO El objetivo del presente trabajo ha sido describir la presencia y distintas propiedades de los compuestos bioactivos descubiertos en los últimos años en la leche humana, debido a su gran relevancia para la salud del individuo tanto a corto como largo plazo. METODOLOGÍA Revisión de bibliografía sobre componentes bioactivos presentes en la leche humana en las bases de datos PubMed, Scopus y Tripdatabase con las palabras clave: human milk, bioactive components, bioactive peptides, lactoferrin, LC-PUFA, DHA, 12 ALIM. NUTRI. SALUD polyamines, nucleotides, olygosacharides, probiotics y con un límite temporal de 15 años. RESULTADOS La tabla I muestra los principales componentes con actividad biológica presentes en la leche humana, de diversa naturaleza, entre los que encontramos desde proteínas, lípidos y glúcidos a otros componentes como poliaminas, nucleótidos, hormonas, factores del crecimiento e incluso bacterias encontradas de forma natural en la leche materna con un papel clave como probióticos. Proteínas, péptidos y aminoácidos de la leche materna Además de las principales proteínas de la leche, pequeñas cantidades de otras proteínas menores y péptidos son constituyentes naturales de la leche humana con actividad hormonal, enzimática u otras funciones biológicas. Muchas de ellas ejercen funciones como facilitar la digestión o absorción de nutrientes, desarrollo del intestino, maduración del sistema inmune y protección frente a patógenos (6). Proteínas séricas como la lactoferrina, lactoperoxidasa, lisozima e inmunoglobulinas son consideradas proteínas antimicrobianas (4,7,8). La lactoferrina es una proteína del suero que se encuentra en cantidades elevadas en el calostro y, aunque luego desciende, su presencia sigue siendo constante a lo largo de toda la lactancia, siendo su concentración hasta diez veces mayor que la existente en la leche de vaca (9). Posee diversas funciones fisiológicas para el organismo de gran importancia, por lo que se ha incorporado a las fórmulas para lactantes (2). Juega un papel clave en relación al hierro en el intestino, favoreciendo su absorción (3,4,10). Interviene en el sistema de defensa primario frente a patógenos bacterianos, pues posee actividad antimicrobiana, antiviral y antiinflamatoria. Además, ejerce otras funciones biológicas: actúa como factor de crecimiento y proliferación de la mucosa intestinal y ejerce una función inmunomoduladora y anticarcinogénica (2,7,10). Otro de los componentes que ha cobrado interés en los últimos años es la taurina, el aminoácido libre más abundante en el cerebro humano durante el periodo fetal y primeros meses de vida. Posee una gran capacidad osmorreguladora, por lo que podría proteger al sistema nervioso de efectos adversos debidos a la hipo o hiperosmolaridad. Su aporte exógeno en la dieta a través de la lactancia materna es imprescindi- Vol. 21, N.º 1, 2014 Componentes bioactivos de la leche materna: el mejor alimento funcional Tabla I Compuestos bioactivos de la leche materna y sus principales funciones biológicas Proteínas y péptidos Lípidos Glúcidos Otros Caseínas Transporte minerales (2,7,8) Precursor péptidos bioactivos (6,11) Glicomacropéptido Antiviral, factor bifidogénico, precursor de péptidos bioactivos (2,6) Lactoferrina Absorción hierro (3,4,10) Actividad antimicrobiana e inmunomoduladora (2,10) Antioxidante. Anticarcinogénica (2,10) Lisozima Actividad antimicrobiana (4,7) Inmunoglobulinas Protección inmunológica (2,7) Lactoalbúmina alfa Síntesis de lactosa, transporte de calcio, anticarcinogénica (2) Otras enzimas Actividad antioxidante (2) AGPI-CL: DHA y AA* Desarrollo función visual y cognitiva (3,5,14,15) Oligosacáridos Prebióticos (18,19,23) Antiinfecciosos (18,22,24) Poliaminas Maduración y desarrollo epitelio intestinal (2,13) Prevención alergias alimentarias (2,13) Nucleótidos y nucleósidos Inmunomodulación (25,26) Desarrollo y funcionamiento epitelio intestinal (2,3,26) Metabolismo lipídico (2,26) Hormonas y factores del crecimiento Regulación de distintas funciones (2,3,31-33) Probióticos Colonización intestinal (2,29) Protección frente a infecciones (28,29) Desarrollo sistema inmune (2) Desarrollo cognitivo (2) *AGPI-CL: ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga; DHA: ácido docosahexaenoico; AA: ácido araquidónico. ble, ya que el recién nacido no es capaz de sintetizar suficiente taurina. La leche de vaca, a diferencia de la materna, presenta una concentración prácticamente nula de este aminoácido, por lo que es necesaria la suplementación de las leches para evitar un estado carencial (3). Las proteínas de la leche son actualmente la principal fuente de una gran variedad de péptidos bioactivos beneficiosos para la salud. En los últimos años se ha puesto de manifiesto la existencia de gran variedad de estos péptidos procedentes de las proteínas de la leche, liberados como consecuencia de la hidrólisis producida por las enzimas digestivas y que actúan de forma positiva a muchos niveles (2,7,11). Prácticamente todas las proteínas mayoritarias de la leche materna son capaces de liberar péptidos bioactivos tras la digestión gastrointestinal (6,12). La caseína parece ser la mayor fuente de estos péptidos, pero las proteínas del suero también contienen fragmentos con actividad biológica (6,11). Una vez producidos, estos péptidos bioactivos pueden actuar en el cuerpo como componentes reguladores con una actividad similar a la de una hormona (10). Pueden dividirse en las siguientes categorías basándose en sus efectos fisiológicos sobre el organismo: —Péptidos con efectos sobre el sistema cardiovascular: antihipertensivos y antitrombóticos, como las casoquininas, albutensina, caseinglicopéptido-k y casoplatelinas (6,7,10,12). —Péptidos con función opioide: caseomorfinas. Actúan como moduladores exógenos de la motilidad, permeabilidad y liberación de hormonas a nivel gastrointestinal, favoreciendo la digestión del lactante y ejerciendo un papel beneficioso para las diarreas en esta etapa (6,7). Por otro lado, debido a la mayor permeabilidad de la mucosa intestinal, estos péptidos podrían alcanzar la circulación sistémica y llegar al cerebro donde modulan el comportamiento social y emocional. Regulan la ingesta y producen un efecto sedante y analgésico, que se ha relacionado con la tranquilidad y el sueño profundo que caracteriza a los niños cuando son amamantados (2,10,11). 13 E. Conde-Puertas ET AL. —Caseín-fosfopéptidos: son producidos tras la digestión de la caseína y favorecen la absorción de calcio intestinal por su capacidad de secuestrar el calcio y otros minerales, actuando como biotransportadores (4,7,8). —Péptidos con actividad antimicrobiana, citomoduladora e inmunomoduladora: algunos péptidos pueden contribuir a la defensa frente a patógenos, actuando directamente como antimicrobianos o bien modulando el sistema inmune (7). Este efecto parece estar en parte relacionado con la carga neta positiva de estos péptidos, que producen la formación de canales iónicos en la membrana de los microorganismos, alterando su permeabilidad y provocando la muerte celular. Entre ellos destaca el glicocromapéptido humano, casocidina y lactoferricinas (derivadas de la lactoferrina) (2,6). —Péptidos reguladores gastrointestinales: al comienzo de la lactancia y en las primeras semanas tras el parto, la leche humana también contiene cantidades significativas de péptidos que regulan la función gastrointestinal, participando en su maduración y crecimiento. Entre ellos se encuentra la gastrina, péptido intestinal vasoactivo, bombesina, péptido inhibidor gástrico, neurotensina y péptido YY (2). Poliaminas Son una familia de compuestos nitrogenados, cuyas principales funciones se encuentran relacionadas con la maduración y desarrollo del epitelio intestinal y su sistema inmune, desempeñando funciones relacionadas con la diferenciación celular y la proliferación. Además, ejercen un papel preventivo sobre las alergias alimentarias. Aunque las células puedan sintetizarlas, la dieta parece ser una fuente fundamental, ya que la capacidad de síntesis no es suficiente para satisfacer los requerimientos totales, como sería el caso del tracto gastrointestinal. En los neonatos, esta necesidad la cubre la leche materna, donde se detectan en cantidades elevadas, mientras que en las leches de fórmula su contenido es alrededor de 10 veces menor (2,13). Ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI-CL) Entre los lípidos destacan los AGPI-CL, principalmente el ácido araquidónico (AA) y docosahexaenoico (DHA). Son componentes estructurales de las membranas celulares, participando en su permeabilidad, fluidez y elasticidad. AA y DHA son los principales AGPI-CL que se encuentran en las membranas del cerebro y, particularmente el DHA, es un 14 ALIM. NUTRI. SALUD componente esencial de la membrana neuronal y de los fotorreceptores de la retina, siendo por ello fundamental para el desarrollo neurológico y agudeza visual (14,15). Los estudios sobre los beneficios de los AGPICL en la función visual, el desarrollo cognitivo, la función inmunitaria y el crecimiento de los RN a término y prematuros son muy numerosos. Los lactantes alimentados con leche humana tienen una agudeza visual y un desarrollo intelectual superior al de los lactantes alimentados con fórmula convencional (3,5). La biodisponibilidad fetal es mediante transferencia materna vía placentaria en el último trimestre de gestación. Después del nacimiento, el neonato obtiene este ácido graso de la leche materna (16,17), siendo fundamental para el recién nacido su aporte, ya que la capacidad de síntesis endógena es limitada. Por ello, se consideraría como esencial en etapas tempranas de la vida, más importante aún en el caso de prematuros (2,14). Oligosacáridos Dentro de la fracción glucídica de la leche se encuentran los oligosacáridos, un componente importante objeto de numerosas investigaciones en los últimos años por sus beneficios para el lactante. Los más de 130 oligosacáridos distintos que se han ido descubriendo en los últimos años en la leche materna presentan características únicas en cuanto a sus diversos tipos, cantidades y funcionalidades (18,20). Actúan como prebióticos y antiinfecciosos, además de ejercer una función de maduración del sistema nervioso central por ser fuente de ácido siálico y galactosa, esenciales para el desarrollo cerebral y cognitivo del lactante (2,18,21). Su efecto prebiótico se debe a que realizan un papel fisiológico similar a la fibra soluble de la dieta. Son mínimamente hidrolizados en el tracto gastrointestinal del niño y la fracción no digerida en la leche materna sirve como sustrato alimentario, estimulando el crecimiento de flora intestinal beneficiosa (bifidobacterias y lactobacilos), colaborando en la prevención de infecciones bacterianas y en el desarrollo del sistema inmune del lactante (18,19,23). Su papel antiinfeccioso se debe a que actúan como receptores competitivos sobre la superficie celular del huésped, previniendo la adherencia de determinados patógenos externos a las células de la mucosa intestinal, constituyendo de esta manera un mecanismo de defensa adicional. En consecuencia, pueden ser los responsables de que las tasas de diarrea, enfermedades respiratorias y otitis medias sean inferiores en los niños lactantes (7,18,22,24). Vol. 21, N.º 1, 2014 Componentes bioactivos de la leche materna: el mejor alimento funcional Nucleótidos materna intramamaria era estéril, aún a pesar de la inexistencia de evidencia científica que lo avalara. Desempeñan un papel esencial en la colonización del intestino, reflejando la microbiota intestinal del lactante la existente en la leche materna (2,29). La mayor relevancia de este componente presente en la leche materna radica en que presenta efectos beneficiosos sobre el desarrollo de la microbiota intestinal bifidogénica, sobre la inmunidad humoral y celular y en las lipoproteínas plasmáticas, además de facilitar la maduración intestinal (3,25-27). Las células utilizan gran cantidad de nucleótidos, especialmente en condiciones de crecimiento. Pueden sintetizarlos de forma endógena, pero el aporte exógeno a través de la dieta puede resultar esencial cuando esta vía es insuficiente para cubrir las necesidades del organismo, como sucede en etapas de rápido crecimiento, prematuridad o crecimiento intrauterino retardado (2). Los tejidos de proliferación rápida, como el intestino, médula ósea o sistema inmunológico, no son capaces de satisfacer las necesidades celulares de nucleótidos exclusivamente a través de la síntesis de novo. Por ello, en la primera infancia podrían considerarse nutrientes semiesenciales o condicionalmente esenciales (27). De hecho, en los primeros meses de vida, la leche humana representa la única fuente de nucleótidos para el recién nacido. Es relativamente rica en nucleótidos en comparación con otras leches como la de vaca, encontrándose la mayor concentración en el calostro. Actualmente han sido por ello introducidos en las leches de fórmula infantiles, intentando imitar su concentración en la leche materna (2). La renovación del epitelio del intestino es un proceso que requiere la presencia de nucleótidos. Además de favorecer la renovación del epitelio intestinal, reducen la duración de la diarrea, disminuyen el estreñimiento y regurgitaciones y tienen un efecto beneficioso sobre la flora intestinal (2). Son elementos necesarios para la correcta función del sistema inmune, destacando entre sus funciones la maduración, activación y proliferación de linfocitos, potenciación de la actividad de las células natural killer, estimulación de la función fagocítica, modulación de la respuesta de hipersensibilidad cutánea retardada y mayor resistencia a infecciones bacterianas y fúngicas. Afectan a la capacidad de síntesis de inmunoglobulinas y dan lugar a una mayor producción de diferentes factores que modulan la respuesta inmune, como citoquinas (26). Bacterias mutualistas y probióticas Recientemente se ha demostrado la presencia de bacterias probióticas en la leche humana, siendo la leche materna la principal fuente de bacterias comensales para el intestino del lactante en crecimiento (28). Se trata de un hallazgo relevante ya que tradicionalmente se había considerado que la leche Esto podría explicar, en parte, las diferencias entre la microbiota intestinal de los niños que son amamantados respecto a los que reciben alimentación artificial (2). En cuanto al origen de estas bacterias encontradas en la leche humana es objeto de controversia. Los estudios recientes sugieren que al menos una parte sustancial de las bacterias comensales existentes en la leche materna podrían proceder de la microbiota intestinal de la madre y accederían al epitelio de la glándula mamaria a través de una ruta interna, una supuesta ruta enteromamaria (2). Así, la modulación de la microbiota intestinal materna durante el embarazo y lactancia podría tener un efecto directo en la salud infantil. Estas bacterias intestinales son uno de los estímulos más importantes para el desarrollo del tejido linfoide asociado a la mucosa intestinal, pudiendo promover procesos antiinfecciosos y antialérgicos. Ejercen un papel clave en la reducción de la incidencia y gravedad de las infecciones del recién nacido y niño lactante (28,29). Entre las bacterias aisladas en la leche humana normalmente aparecen especies que se incluyen habitualmente entre las potencialmente probióticas, como diferentes cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium (2,29). El principal mecanismo utilizado por estas bacterias probióticas para inhibir la capacidad infectiva de los posibles patógenos es probablemente su capacidad para competir con las bacterias enterotoxigénicas por los nutrientes, impidiendo su crecimiento, así como por su capacidad de adhesión a los receptores de unión del epitelio intestinal. Es el principio de exclusión competitiva por el que estas bacterias no patógenas se imponen sobre las patógenas al competir por el mismo nicho ecológico (28). Hormonas y factores del crecimiento Numerosas hormonas y factores del crecimiento están presentes en la leche humana, con concentraciones en general mayores en las primeras etapas (calostro) que en la leche madura. Estas hormonas podrían desempeñar un importante papel en la función endocrinológica necesaria para la nutrición, crecimiento y desarrollo adecuados del niño hasta que su organismo posee un sistema endocrino maduro (2,3). De esta manera, la glándula mamaria tomaría el relevo a la placenta como fuente de hormonas y factores del crecimiento para el neonato en estas 15 E. Conde-Puertas ET AL. etapas tempranas de la vida. Entre las hormonas identificadas en la leche materna a las que se asigna un importante rol en esta etapa están las hormonas involucradas en la regulación del balance energético, ingesta de alimentos y metabolismo, como leptina, grelina y adiponectina (31). Se ha hipotetizado que las diferencias en la composición corporal entre los niños amamantados y los alimentados con biberón podría deberse a una diferente respuesta endocrina a la alimentación o a sustancias bioactivas presentes en la leche materna que podrían influenciar la respuesta del niño al consumo de energía y a su metabolismo. Varios estudios apoyan el papel protector de la alimentación al pecho cuando se compara con la alimentación con fórmula en el riesgo de sobrepeso a largo plazo (5). Dentro de estas hormonas, la leptina funciona como hormona anoxerígena. Los niños amamantados poseen mayores niveles de leptina sérica con respecto a los alimentados con fórmula. Su ingesta a través de la leche materna, junto a la ghrelina y adiponectina podría proporcionar una cierta protección frente a una ganancia excesiva de peso, protegiéndolos del sobrepeso y obesidad en etapas posteriores de la vida, a diferencia de los alimentados con fórmulas (2,31). En cuanto a los factores del crecimiento presentes en la leche humana, representan una de las mayores diferencias existentes en la actualidad entre la leche materna y la artificial. Encontramos factor de crecimiento epidérmico, factores del crecimiento similares a la insulina tipo I y II, factores de transformación del crecimiento α y β y factor del crecimiento neuronal (2,32). Poseen un amplio rango de efectos fisiológicos sobre el tracto intestinal, sistema vascular, sistema nervioso y endocrino (33). Entre sus funciones más destacadas, contribuyen junto a otros componentes mencionados anteriormente a la maduración y mantenimiento del intestino, pero en este caso actúan a través de receptores específicos en la superficie celular. Actualmente, se ha valorado incluso la posibilidad de utilizar estos factores del crecimiento en el tratamiento de enfermedades intestinales como el Crohn o la celiaquía, por sus importantes funciones (2). CONCLUSIONES Gracias a toda esta amplia gama de componentes presentes en la leche materna con actividad biológica, esta podría ser considerada como el mejor de los alimentos funcionales. Sus propiedades únicas hacen que sea el alimento ideal para el recién nacido y lactante, adaptado a sus necesidades especiales de crecimiento y desarrollo, y jugando un papel clave en su salud a corto y largo plazo● 16 ALIM. NUTRI. SALUD CORRESPONDENCIA: Esther Conde Puertas Hospital Materno-Infantil Virgen de las Nieves Servicio Andaluz de Salud Calle Ribera del Beiro, s/n 18014 Granada e-mail: [email protected] BIBLIOGRAFÍA 1. Britton C, McCormick FM, Renfrew MJ, Wade A, King SE. Apoyo para la lactancia materna. En: La Biblioteca Cochrane Plus; 2008 Nº 1. 2. Rodríguez Gómez JM. La leche humana, un alimento vivo: bacterias probióticas en la leche humana. Puleva Food; 2010. 3. Lactancia materna: Guía para profesionales. Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. Madrid: Editorial Ergón; 2004. 4. Lönnerdal B. Bioactive proteins in human milk: Mechanisms of action. J Pediatr 2010;156(2):S26-30. 5. Robinson S, Fall C. Infant nutrition and later health: A review of current evidence. Nutrient 2012;4: 859-74. 6. Baró L, Jiménez J, Martin- Ferez A, Bouza JJ. Bioactive milk peptides and proteins. Ars Pharmaceutica 2001;42:135-45. 7. Séverin S, Wenshui X. 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Por este motivo, el músculo de pescado de algunas especies, y especialmente el surimi que es un concentrado de dichas proteínas, resulta ser una excelente materia prima para la obtención de geles y la elaboración de productos reestructurados. Sin embargo, existe un gran interés industrial en el aprovechamiento de músculo procedente de subproductos de la industria pesquera o de especies de bajo valor comercial, que no siempre tienen propiedades gelificantes apropiadas. Normalmente, en estos casos se incorporan almidón y otros auxiliares de la gelificación que aportan calorías al producto. Por ello se considera fundamental la búsqueda de métodos tecnológicos que mejoren el proceso de gelificación de proteínas miofibrilares de funcionalidad reducida, de tal forma que sirvan de materia prima en la elaboración de productos reestructurados de pescado, evitando el uso de procedimientos que aporten calorías al producto. La alta presión sería una de las tecnologías emergentes más prometedoras a fin de aumentar la posibilidad de gelificación, debido a que se ha demostrado que modifica la estructura de las proteínas y potencia su funcionalidad facilitando el proceso de gelificación. Además, una ventaja esencial de esta tecnología es que conserva casi intactas las propiedades organolépticas y el valor nutricional del producto tratado. Palabras clave: Alta presión. Pescado. Proteínas miofibrilares. Gelificación. INTRODUCCIÓN El consumo de pescado y derivados de la pesca es de gran importancia a nivel nacional. Según un estudio realizado por la Agencia Española de Sani- 18 Abstract F ish muscle myofibrillar proteins possess considerable gel forming ability. For that reason, fish muscle of some species —and especially surimi, which is a protein concentrate— is an excellent raw material for the preparation of fish gels and restructured products. However, the industry has considerable interest in making use of fish by-products and fish species of scant commercial value, which do not always possess appropriate gel-forming properties. In these cases, starches and other coadjuvants are normally added to improve the gel-forming process while augmenting the caloric value of the product. It is therefore extremely important to develop technological methods that improve the gel-forming capacity of low-functionality fish muscle proteins for use as raw materials to manufacture restructured products without raising their calorie content. One of the most promising emerging technologies to assist gel formation is high isostatic pressure, which modifies the protein structure and enhances the gel-forming process. A major advantage of this technology is that the sensory properties and nutritional value of the product are not affected. Key words: High pressure. Fish. Myofibrillar protein. Gel formation. dad y Alimentación (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) en 2011, el consumo de productos del mar por persona y por día fue de 89,19 gramos, lo que supone el 15 % del consumo total de productos de origen animal. Dentro de esta categoría, los productos del mar procesados ocupa- Influencia de la alta presión en la capacidad de gelificación de la proteína miofibrilar de pescado Vol. 21, N.º 1, 2014 ron el tercer puesto representando un 16 % del total (Fig. 1). De ellos, el 89 % corresponde a conservas de pescado, el 7 % a productos reestructurados derivados de surimi y el 4 % restante a otros productos como huevas, salazones, precocinados, etc. él dependerá su capacidad de gelificación (1). Esta capacidad gelificante es la base del desarrollo de los productos reestructurados, ya que de ella dependen las características organolépticas del producto elaborado, sobre todo la textura. A pesar del alto consumo de pescado en España, este se ve cada vez más mermado por el incremento de su valor económico y la disminución del poder adquisitivo del consumidor. Por este motivo, el aprovechamiento de especies de bajo valor comercial o procedentes de las capturas incidentales, así como de subproductos generados como consecuencia del procesado de pescado, resulta de gran importancia. Además, la alta demanda de pescado, tanto a nivel nacional como a nivel mundial, hace que muchas especies se encuentren en riesgo de agotamiento debido a la sobreexplotación. Por este motivo, interesa potenciar el consumo de especies de bajo valor comercial que, a menudo, requieren de una manipulación previa, como puede ser la extracción de su músculo y la posterior reestructuración mediante la adición de ingredientes y la aplicación de diversos procesos, a fin de obtener productos de adecuado valor nutricional que posibilite su aceptación entre los consumidores. El surimi se obtiene principalmente de especies abundantes y/o de bajo valor comercial. Consiste en un concentrado de proteínas miofibrilares, habitualmente en estado congelado, estabilizadas mediante crioprotectores, que han sido extraídas de músculo recuperado mecánicamente, lavado y refinado (2). También se puede emplear como materia prima el músculo picado de cualquier especie, normalmente de bajo valor comercial, o el músculo picado constituido por subproductos musculares provenientes del fileteado de especies comerciales o a partir de especies difíciles de filetear. En la figura 2 se muestra un diagrama de flujo del proceso de obtención de surimi. En general, los productos reestructurados tienen una buena aceptación por parte de los consumidores españoles, aunque para un sector de la población aún siguen siendo desconocidos. La mayoría de estos productos se elaboran en base a la gelificación de las proteínas miofibrilares de pescado que provienen, bien de surimi, bien de músculo picado de pescado. Dichas proteínas se caracterizan por su capacidad gelificante. En función del procesado, de tratamientos previos o de la propia naturaleza del músculo del que se extraen dichas proteínas, su grado de funcionalidad, entendido como el conjunto de propiedades fisicoquímicas que afectan su comportamiento durante su procesamiento, almacenamiento o consumo en un sistema alimentario, variará y de Pescados grasos Pescados magros Otros pescados Crustáceos Gasterópodos Moluscos bivalvos En las últimas décadas, el empleo de alta presión hidrostática en el procesado de alimentos ha sido desarrollado extensamente, potencialmente dirigido a satisfacer los nuevos requerimientos de los consumidores occidentales, ya que las nuevas formas de vida en la mayoría de los países desarrollados han producido un profundo cambio en los hábitos alimentarios de los consumidores (3), demandando el desarrollo de nuevos productos como son los alimentos mínimamente procesados (4). Una gran ventaja de esta tecnología es que podrían aplicarse temperaturas más suaves y/o durante menos tiempo en la pasteurización, conservando de este modo los atributos Conservas 16 % 18 % 1% La gelificación de las proteínas miofibrilares se puede llevar a cabo por medio de varias técnicas, como son: la aplicación de temperatura, la gelificación en frío empleando determinados coadyuvantes tecnológicos, o la aplicación de altas presiones, o mediante la combinación de varios de estos procesos. Derivados de surimi 7% Otros 4% 7% 8% 4% 46 % 89 % Fig. 1. Proporciones del consumo de distintos tipos de productos del mar y derivados. Fuente: Encuesta Nacional de la Ingesta Dietética (ENIDE) realizada por la AESAN (2011). 19 D. CANDO ET AL. ALIM. NUTRI. SALUD emplea poco debido a que es una tecnología más costosa que la térmica en razón del precio de los equipos (11). Recepción y clasificación de pescado fresco Eviscerado/descabezado ALTA PRESIÓN HIDROSTÁTICA Fileteado/picado Lavado/tamizado Refinado/estrujado Eliminación de agua Mezclado Crioprotectores Congelación Almacenamiento congelado Fig. 2. Diagrama de flujo de la obtención de surimi. sensoriales y nutricionales de los productos. En el caso que nos ocupa de gelificación de proteínas, con la aplicación de altas presiones se pueden desarrollar geles con diversos tipos de textura. Actualmente, la alta presión hidrostática se emplea a nivel industrial principalmente para la pasterización de productos de alto valor comercial como zumos, guacamole, jamón, ostras, etc. El uso potencial de altas presiones para la obtención de productos reestructurados, tanto de carne como de pescado, se basa en la posibilidad de gelificación de las proteínas miofibrilares y ha sido demostrado en numerosos estudios (5-9). La aplicación de la alta presión a surimi o músculo picado de pescado, cuya proteína previamente se ha solubilizado mediante la mezcla con sal, afecta a las interacciones moleculares lo que conduce a la desnaturalización, agregación y/o gelificación de las mismas (1), con lo que se van a obtener geles de características muy diferentes. Además, permite la formación de geles de forma más rápida que en la gelificación por asentamiento (geles suwari), pudiendo incluso mejorar la capacidad de formar geles inducidos térmicamente (10). Por lo tanto, la alta presión resulta una alternativa potencial con muchas posibilidades para la elaboración de productos reestructurados de pescado (2), pero actualmente se 20 La presión hidrostática se transmite por medio de agua en un contenedor con paredes reforzadas. Al hacerse de este modo, es isostática, es decir, es idéntica en todos los puntos del volumen sometido a presión y además se transmite de forma instantánea. Estas características hacen que, al no existir un gradiente de presión, el producto presurizado no sufra deformaciones en el momento de aplicación del tratamiento y el grado de compresión del mismo dependa de su grado de compresibilidad. Al ser habitualmente el agua el fluido transmisor de presión, suele denominarse alta presión hidrostática, tecnología conocida por sus siglas en inglés como HHP (high hydrostatic pressure). La unidad internacional de presión es el pascal (Pa) que corresponde a una fuerza de 1 N/m2. Dado que en las aplicaciones industriales se emplean presiones muy altas, como unidad de medida se emplea el Mega-pascal (MPa = 106 Pa). El proceso de aplicación de altas presiones en la industria alimentaria es relativamente sencillo y consiste en someter a un alimento a alta presión hidrostática en un rango que puede ir desde 100 MPa a 800 MPa. Actualmente existen varias empresas que ofrecen equipos adecuados y adaptados a las necesidades de la industria alimentaria (Fig. 3). GELIFICACIÓN DE PROTEÍNAS Un gel suele definirse como una fase intermedia entre un sólido y un líquido, obtenido por entrecruzamiento de polímeros mediante enlaces covalentes o no covalentes, para formar una red capaz de atrapar las moléculas de agua y otras sustancias. Así, los geles están caracterizados por una predominancia de líquido y una matriz continua de material interconectado (la red de proteína en este caso) que lo mantiene en su seno (12). De las proteínas musculares, la miosina es considerada la principal responsable de la capacidad de gelificación y de la capacidad de retención de agua (2). La mayor parte de los geles proteicos elaborados a partir de proteínas miofibrilares, se obtienen mediante el calentamiento de dicha proteína previamente solubilizada, a una temperatura de alrededor de 80 °C. La formación de un gel implica un número Influencia de la alta presión en la capacidad de gelificación de la proteína miofibrilar de pescado Vol. 21, N.º 1, 2014 CARGA DE PRODUCTO LLENADO DE VASIJA Producto no procesado Baja presión PRESURIZACIÓN DESCARGA DE PRODUCTO Producto procesado Depósito agua Alta presión Alta presión Fig. 3. Esquema de funcionamiento de una unidad de HHP (33). consecutivo de reacciones: primero las moléculas de proteína se desnaturalizan, desplegándose y exponiendo un número crítico de grupos funcionales que permitirán la constitución de la red tridimensional (12). En una segunda fase las moléculas desnaturalizadas se agregan en partículas aproximadamente esféricas o alargadas, y finalmente estas partículas forman una red espacial rellena del resto de los componentes como son el agua y otros elementos. Los cuatro tipos de enlaces principales que tienen lugar en el proceso de gelificación son: puentes de hidrógeno, enlaces iónicos, interacciones hidrofóbicas y enlaces covalentes (2). Todas estas reacciones de interacción entre componentes y formación de enlaces ocurren de forma simultánea. Termodinámicamente la desnaturalización de las proteínas es un proceso reversible, aunque en la mayoría de los casos la proteína tiende a producir un gel estabilizado por enlaces intermoleculares, evitando el re-plegamiento a proteína nativa (13). La proteína, al desdoblarse cambia de estructura secundaria, pasando de α-hélice, más compacta, a estructura en β-lámina. La estructura en β-lámina deja expuestos grupos reactivos, como grupos sulfhidrilo (-SH) que son más susceptibles a la oxidación y forman puentes disulfuro (S-S), contribuyendo de manera más eficaz a la formación de la red (14). Por otra parte, un factor importante a tener en cuenta en la gelificación del músculo de pescado es que sus proteínas miofibrilares poseen la capacidad de gelificar tras un periodo de incubación o asentamiento a baja temperatura (0-40 °C) debido a la presencia de transglutaminasa endógena en el músculo. El gel que se obtiene como consecuencia de dicho proceso se denomina gel suwari. La transglutaminasa endógena es una enzima presente de forma natural en el músculo de pescado, que forma enlaces covalentes entre grupos ε-amino de la lisina y los grupos γ-carboxiamida de la glutamina, confiriendo mayor fuerza al gel formado. Gracias a la presencia de esta enzima, resulta posible la gelificación sin la aplicación de calor tras un tiempo de incubación en condiciones favorables para la enzima. Al aplicar temperaturas de 70-80 °C, tras el periodo de asentamiento, se generan geles particularmente fuertes dado que a los enlaces formados durante el periodo de asentamiento se suman los de tipo covalente como consecuencia del tratamiento térmico (2). QUÍMICA DE LA GELIFICACIÓN PROTEICA INDUCIDA POR ALTA PRESIÓN El uso de alta presión para inducir la gelificación de proteínas en alimentos empezó a despertar interés en los años 80 (15). Esta tecnología puede ser usada para crear nuevos productos de carne o pescado o crear análogos de productos existentes, en los cuales el color, sabor y valor nutricional se ven menos afectados que con la aplicación de temperaturas cercanas a los 80 °C (16). Como se ha dicho en el apartado anterior, el proceso de gelificación de las proteínas miofibrilares se produce por lo general por inducción térmica, pero la desnaturalización puede producirse, de igual forma, con la aplicación de presión. El límite de los valores necesarios de temperatura-presión para desnaturalizar una proteína se muestra en la figura 4 (13). La desnaturalización proteica bajo presión es un fenómeno complejo que depende de varios factores como la estructura y flexibilidad de la proteína, rango de presión empleado, temperatura, pH o la fuerza iónica (1). Respecto al nivel de presión adecuado, Macfarlane y McKenzie (17) concluyeron que la presurización a 100-150 MPa y baja temperatura, induce desnaturalización de las proteínas miofibrilares, 21 D. CANDO ET AL. ALIM. NUTRI. SALUD Presión (MPa) 400 Desnaturalizada ∆G > 0 300 Nativa ∆G > 0 200 100 0 0 10 20 30 40 Temperatura (ºC) Fig. 4. Límite típico de presión-temperatura de desnaturalización para las proteínas. Fuente: Adaptado de Lanier (13). favoreciendo así su solubilización y desplegamiento, procesos que son necesarios como primer paso de la gelificación. Existen varias explicaciones sobre el proceso por el cual se produce la desnaturalización proteica por presión. Una de las teorías mantiene que las proteínas son flexibles y se comprimen cuando están sometidas a alta presión, produciéndose una reducción global del volumen, afectando a enlaces no covalentes, especialmente enlaces hidrófobos e interacciones electrostáticas (18). De esta forma, la presión induce cambios morfológicos y bioquímicos de los filamentos de miosina (19), además de la despolimerización de actina y miosina, y promueve la solubilización de las proteínas miofibrilares, por lo que se pueden esperar cambios evidentes en las propiedades de gelificación de estas tras la presurización (16). Por otra parte, se considera que la presión produce la desnaturalización proteica por un efecto en cascada. Inicialmente se verían afectadas las interacciones hidrofóbicas que estabilizan la estructura nativa de la proteína. La presión causaría una apertura de la estructura, permitiendo que los grupos hidrofóbicos queden expuestos al ambiente acuoso. Como resultado de la desestabilización de la proteína inducida por presión, el volumen decrece debido a la diferencia de potencial alrededor de los grupos cargados, por lo que se produce una estructuración del agua alrededor de los grupos polares expuestos y la unión de estos grupos a través de puentes de hidrógeno. Después de la liberación de presión, las interacciones hidrofóbicas intermoleculares darían lugar a la formación de una estructura de gel, siempre y cuando la concentración de proteína fuese suficiente (20). En este sentido, Refaee y cols. (21) constataron que la presurización produce una compresión con determinados puntos de expansión localizada produciendo cavidades que se llenan de agua, lo que lleva a la hidratación del interior y desnaturalización. El cambio de volumen bajo presión favorece la disociación de interacciones iónicas debilitando la estructura terciaria de las proteínas. 22 APLICACIÓN PRÁCTICA DE LA GELIFICACIÓN INDUCIDA POR ALTA PRESIÓN A PARTIR DE MÚSCULO DE PESCADO Respecto a la aplicación práctica de esta tecnología en músculos de pescado, numerosos estudios han corroborado las ventajas que ofrece el empleo de la presión per se, así como tratamiento previo a la aplicación de un tratamiento térmico, para la elaboración de geles (5,9,22,23). Para elaborar geles a partir de músculo de pescado empleando altas presiones se procede, en primer lugar, a la solubilización de las proteínas miofibrilares adicionando sal (NaCl) y amasando y, a continuación, se incorporan el resto de los ingredientes según el caso. Después se le da la forma deseada y se aplica el tratamiento de alta presión. Posteriormente, de manera opcional, se puede proceder a la aplicación de un tratamiento térmico (75-90 °C) durante un tiempo dado dependiendo del tipo de gel que se quiere obtener. En relación con el mecanismo de gelificación de pescado por alta presión (200-300 MPa), Carlez y cols. (24), PerezMateos y cols. (9) y Chapleau y cols. (25), mostraron que se veía favorecida la formación de enlaces hidrófobos. A su vez, Angsupanich y cols. (26) constataron que la aplicación de la alta presión da lugar a estructuras que contienen enlaces de hidrógeno estabilizados con enlaces disulfuro. De esta forma, el tipo y el número de enlaces formados hace que la red tridimensional que constituye el gel presente unas determinadas propiedades reológicas y estas a su vez determinarán las características de textura del gel obtenido (2). Debido a esto, uno de los parámetros estudiados para determinar cómo afecta la presión a las características del gel obtenido se basa en determinar sus propiedades mecánicas. En este sentido, Nagashima y cols. (27) observaron un considerable incremento en la resistencia a la rotura de geles obtenidos a partir de calamar, elaborados por presurización (> 400 MPa) a baja temperatura (< 40 °C). Por su parte, PerezMateos y cols. (9) observaron que parámetros tales como la resistencia a la deformación y a la rotura, la cohesividad y la elasticidad de los geles de músculo de bacaladilla (Micromesistius poutassou), eran significativamente más elevados cuando se aplicaba alta presión que al aplicar únicamente un tratamiento térmico. En el caso de surimi de abadejo de Alaska (Theragra chalcograma), la aplicación de presiones de 300 MPa, dio lugar a geles con mayor fuerza de gel y más translucidos comparándolos con los geles inducidos únicamente por calor (28). Por otra parte, la combinación del tratamiento de alta presión y tratamiento térmico da lugar a geles de características diferentes, variando estas según el Influencia de la alta presión en la capacidad de gelificación de la proteína miofibrilar de pescado Vol. 21, N.º 1, 2014 tiempo de aplicación y nivel de presión-temperatura (29). Como se puede observar en la figura 5, la aplicación de una temperatura de 50 °C tras la aplicación de alta presión (200 MPa) en músculo de tilapia (Oreochromis niloticus) da lugar a geles con mayor fuerza comparándolos con aquellos a los que solo se les aplica temperatura o presión (23). Este hecho fue también mencionado por Lanier (30) en su revisión bibliográfica de estudios relacionados con la gelificación de surimi tratadas por alta presión hidrostática. En este estudio se constata que se obtenían geles con mayor fuerza de gel, cuando se aplicaba presión (30 MPa durante 30 minutos) y posteriormente se dejaba un tiempo de incubación de dos horas a 25 °C, independientemente de si tras este tratamiento el gel era tratado térmicamente o no (90 °C), en comparación con geles calentados directamente tras el tratamiento de presión. En este estudio queda patente que la combinación de tiempo e intensidad de los tratamientos son parámetros críticos para la obtención de las características deseadas en un gel. Breaking strain (mm) Breaking force (g) Hay que tener en cuenta que el tratamiento dado también afecta a otras características de los geles como puede ser el color, que es una de las características fundamentales de un alimento. Concretamente, en pescado y/o geles de músculo de pescado tratados por presión, no se han observado cambios drásticos en el color a presiones inferiores a 200 MPa (31). 1000 800 400 b b 600 c d e 200 0 10 8 6 b b b a c 4 d 0 a 5000 b b 4000 3000 2000 c d 1000 0 control S P Por otra parte, dado que las proteínas miofibrilares no se encuentran aisladas, sino que interaccionan con una serie de componentes del músculo de pescado o del surimi, como enzimas, azúcares, proteínas sarcoplasmáticas, etc., que de algún modo interfieren en la gelificación, también todos estos componentes deben ser considerados en el proceso de gelificación por presión. Esos factores constituyen una importante línea de investigación, debido a que no se terminan de conocer con exactitud los mecanismos implicados en la formación de enlaces y cómo interaccionan entre sí todos los componentes. CONCLUSIÓN Parece evidente que la alta presión es capaz de inducir varios cambios estructurales en la proteína miofibrilar de pescado, y que estos cambios son dependientes de la combinación de los tratamientos de presión-temperatura, las magnitudes y la duración de los mismos. Por otra parte, el empleo de altas presiones supone un avance tecnológico importante a la hora de conseguir geles sin necesidad de aplicar tratamiento térmico alguno, lo que permite obtener geles con características sensoriales más naturales especialmente con vistas a su consumo en crudo o después de tratamientos como ahumado, vinagreta, etc. Igualmente estos geles “crudos” pueden ser calentados en orden a obtener características sensoriales mejoradas respecto a los que únicamente han sido inducidos térmicamente. Además, el empleo de altas presiones podría resultar una herramienta muy importante en la obtención de productos bajos en calorías, al poder mejorar la funcionalidad de proteínas miofibrilares con poca capacidad de gelificación, evitando así el uso de almidón y otros auxiliares de la gelificación que aporten calorías al producto. 2 6000 Gel strength (gmm) a Morrissey y cols. (32) confirmaron que al elaborar geles por inducción de alta presión (200-400 MPa) a partir de músculo de merluza del Pacífico (Merluccius sp.), estos eran más translucidos que los geles tratados únicamente con calor. En general, se puede decir que el color es un parámetro que se ve afectado en cierta medida por la presión, dependiendo de la intensidad y tiempo de tratamiento. d S-P P-S P/S Control: 90 ºC/20 min, S: 50 ºC/20 min, P: 200 MPa/60 min, P-S: 200 MPa 60 min + 50 ºC/60 min, P/S: 200 MPa a 50 ºC/60 min Fig. 5. Cambios en la capacidad de gelificación de proteínas de músculo de tilapia inducida por presión. Fuente: Hwang y cols. (23). AGRADECIMIENTOS Trabajo soportado por el Ministerio de Economía y competitividad bajo el Proyecto AGL 2011-24693 y la Beca FPI BES-2012-053420● 23 D. CANDO ET AL. CORRESPONDENCIA: A. Javier Borderías Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición (ICTAN) Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) C/ José Antonio Novais, 10 28040 Madrid e-mail: [email protected] BIBLIOGRAFÍA 1. Messens W, VanCamp J, Huyghebaert A. The use of high pressure to modify the functionality of food proteins. Trends Food Sci Technol 1997; 8:107-12. 2. Park JW. Surimi and Surimi Seafood. 2nd ed. Taylor & Francis; 2005. 3. Rosnes JT, Skara T, Skipnes D. Recent advances in minimal heat processing of fish: Effects on microbiological activity and safety. Food Bioprocess Technol 2011;4:833-48. 4. Tabilo-Munizaga G, Barbosa-Canovas GV. Ultra high pressure technology and its use in surimi manufacture: An overview. Food Sci Technol Int 2004;10:207-22. 5. 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Salud Vol. 21, N.º 1, pp. 25, 2014 T I C I A S El pasado 28 de enero, festividad de santo Tomás de Aquino, fue nombrada Doctora Honoris Causa, por la Universidad de Alicante, Consuelo López Nomdedeu, miembro del Instituto Danone. Recibió el nombramiento de manos del Rector Magnífico de la Universidad de Alicante Dr. D. Manuel Palomar Sanz. La nueva doctora agradeció la distinción otorgada y pronunció un discurso sobre su trayectoria profesional en el mundo de la nutrición, desde sus inicios en el programa EDALNU, auspiciado por UNICEF, FAO y OMS, y en el Ministerio de Sanidad hasta su definitiva ubicación como docente en la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, donde permanece actualmente en calidad de profesora emérita. 25