Emigración española y movilización antifranquista en Alemania en

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DOC 4/2005
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MOVILIZACIÓN
ANTIFRANQUISTA EN ALEMANIA EN LOS AÑOS
SESENTA
Carlos Sanz Díaz
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D. L.: M-35453-2004
ISSN: 1698-3289
Madrid, C/ Arenal 11, 1º 28013
Documento de Trabajo 4/2005
Fundación 1º de Mayo
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MOVILIZACIÓN ANTIFRANQUISTA
EN ALEMANIA EN LOS AÑOS SESENTA*
Carlos Sanz Díaz
Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN
En este trabajo se analiza el fenómeno de la movilización política y sindical contra la dictadura del
general Franco surgida entre los emigrantes españoles en la República Federal de Alemania.
Partiendo del examen de las características específicas de la emigración española a Alemania y del
asociacionismo emigrante en este país, se analizan a continuación las distintas tendencias y
organizaciones, políticas y sindicales, activas entre los emigrantes españoles en los años sesenta:
socialistas, comunistas, católicas y anarquistas. Tras realizar un recorrido cronológico por el
desarrollo de las principales acciones antifranquistas españolas en Alemania, con los años 1962,
1963, 1965 y 1969-70 como momentos de mayor conflictividad, se aborda, por último, el análisis
de las distintas políticas adoptadas por el Estado español y alemán en respuesta este fenómeno de
movilización política.
Palabras clave: España; Franquismo (1939-1975); Emigración; Movimientos Políticos; República
Federal de Alemania.
ABSTRACT
In this essay, we shall analyse the phenomena of political and trade union mobilization against
general Franco’s dictatorship which arose amongst Spanish emigrants in the Federal Republic of
Germany. Starting with the examination of the specific characteristics of Spanish emigration to
Germany and the rise of emigrant associations in that country, we continue by analysing the
different trends and organisations, political and trade-unionist, active amongst Spanish emigrants in
the 1960’s: socialist, communist, Catholic and anarchist. After a chronological tour through the
development of the main Spanish anti-Francoist activities in Germany, with 1962, 1963,1965 and
1969-70 being the moments of greatest conflict, we finally approach the analysis of the various
policies adopted by the Spanish and German states in response to the phenomena of this political
mobilization.
Key Words: Spain; Francoism (1939-1975); Emigration; Political Movements; Federal Republic of
Germany.
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«Toda nuestra actividad entre la emigración obrera está orientada hacia el
reforzamiento del Partido y de la lucha en el interior de España».
Partido Comunista de España, Comisión para la
Emigración Obrera en Europa Occidental, 19631
«Ni es suficiente ni posible una mera neutralización. La política de
despolitización de la masa, muy indicada en la España de la posguerra, no
tiene aquí aplicación posible. Sin el menor dominio de los medios de
expresión y formación de la opinión, estamos simplemente ante el dilema de
politizar nosotros a nuestros compatriotas o dejar que nos los politicen».
El embajador español en Bonn, marqués de Bolarque, 19612
En 1965, la multitudinaria manifestación del 1º de Mayo de Berlín Oeste organizada por los
sindicatos alemanes contó con una presencia hasta entonces inhabitual. Grupos de emigrantes
españoles que enarbolaban banderas de la República, senyeras catalanas e ikurriñas, desfilaron
entre los 400.000 manifestantes convocados por el DGB (Deutscher Gewerkschaftsbund, la
Federación Sindical Alemana) y las Juventudes del SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschlands,
el Partido Socialdemócrata Alemán). Los españoles, a los que se unió posteriormente un grupo de
estudiantes hispanoamericanos, coreaban gritos de «¡España sí, Franco no!» y «¡Democracia!», y
portaban pancartas con lemas como «Libertad para los presos políticos en España», «Libertad para
España», «Yankees fuera de España», «Abajo la dictadura fascista en España», y en contra de que
se permitiera el ingreso del régimen de Franco en la Comunidad Económica Europea. Los
organizadores del evento saludaron a los manifestantes españoles por megafonía cuando llegaron a
la Plaza de la República, frente al edificio del Reichstag y a sólo unos metros del muro que separaba
a las dos Alemanias, donde ya se congregaban decenas de miles de trabajadores alemanes. Varios
españoles portaron hasta la zona de la tribuna de honor reservada a los oradores las pancartas
*
Este trabajo se inscribe en el proyecto de investigación titulado La transición y consolidación democrática en España
y la formulación del modelo de política exterior democrática (proyecto de investigación BHA2002-01909), financiado
por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. En su redacción he podido beneficiarme de los comentarios realizados sobre
una versión preliminar del mismo por los participantes en el Seminario de Discusión Acción colectiva y protesta
sociopolítica de los emigrantes españoles en la Europa de los años sesenta, organizado por el Centro de
Documentación de la Emigración Española de la Fundación 1º de Mayo (Madrid) y celebrado el 14 de julio de 2004.
1
«Resolución adoptada por la Comisión para la Emigración obrera en los países de Europa Occidental, en la reunión
celebrada el 19 enero [19]63», Fondo Emigración Política, Europa Occidental (microfilms), Jacq. 960, Archivo
Histórico del Partido Comunista de España (en adelante AHPCE).
2
Carta del marqués de Bolarque, embajador de España en Bonn, al ministro de Asuntos Exteriores Fernando Mª
Castiella, 17 octubre 1961, AMAE R 7651/2.
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antifranquistas y tres banderas de la República, que ondearon durante el resto de la jornada junto a
las banderas de otros países y las enseñas de los sindicatos. Las protestas del cónsul español en
Berlín, Antonio Espinosa, que se hallaba presente al igual que el director general de Información,
Carlos Robles Piquer, solo lograron que los manifestantes españoles redoblaran sus gritos en contra
del régimen de Franco3.
Una escena como ésta habría sido imposible, y era incluso difícil de prever, solo cinco años antes,
cuando el 29 de marzo de 1960 España y la República Federal de Alemania (RFA) firmaron un
acuerdo sobre contratación de trabajadores que permitió al gobierno español encauzar por medio del
Instituto Español de Emigración (IEE) a centenares de miles de españoles a Alemania a lo largo de
casi década y media, entre 1960 y 1973. Y sin embargo, las manifestaciones antifranquistas de
emigrantes españoles en las calles de Berlín, Frankfurt, Colonia o Düsseldorf con motivo de las
huelgas mineras de Asturias (1962), del asesinato de Julián Grimau (1963), de la condena del
militante comunista Justo López de la Fuente (1964-1965), de la proclamación del estado de
excepción (1969), del proceso de Burgos contra miembros de ETA (1969-1970) o del proceso 1001
contra dirigentes de Comisiones Obreras (1973-1975), y la participación de trabajadores españoles
en las manifestaciones del 1º de Mayo en diversas ciudades alemanas, especialmente desde la
segunda mitad de los años sesenta, atestiguan el surgimiento de un fenómeno de movilización
política entre la emigración española en Alemania, de perfiles propios, que merece un análisis
específico4.
En las páginas siguientes se trata de mostrar los rasgos más destacados de este fenómeno. Desde un
punto de vista temático, el foco de atención se centra en la participación de los trabajadores
españoles en actividades políticas, sindicales y asociativas de signo reivindicativo y antifranquista,
durante su permanencia como emigrantes en Alemania, así como en las reacciones del gobierno
español y alemán ante las mismas. Para poder abordar esta temática, hemos recurrido
principalmente a la documentación inédita de tipo oficial producida por los Ministerios de Asuntos
Exteriores de España y la RFA, a los fondos de la Organización Sindical Española y a los de
diversos organismos alemanes, así como a los documentos de varios partidos políticos y sindicatos
españoles, y a publicaciones periódicas y literatura secundaria5.
3
La reconstrucción de este episodio se basa en las informaciones contenidas en el despacho de Helmut Allardt,
embajador de la RFA en Madrid al AA, 29 mayo 1965, PAAA Ref. IA4/318; y en la Nota informativa de la Dirección
de Europa del MAE «Actividades contra el régimen español en Alemania durante el año 1965 y lo que va de 1966», 22
marzo 1966, AMAE R 8607/8. Sobre la importancia y cambiante significado de la fiesta del 1º de Mayo como rito de
protesta en la RFA, vid. RUCHT, Dieter: «“Heraus zum 1. Mai!“ - Ein Protestritual im Wandel», en RUCHT, Dieter
(Hg.): Protest in der Bundesrepublik. Strukuren und Enwicklungen. Frankfur/New York: Campus Verlag, 2001, pp.
143-172, de donde procede (p. 156) la estimación de asistentes a la cita de 1965.
4
Vid. a este respecto, los testimonios fotográficos de estas movilizaciones de emigrantes españoles en diversos países
europeos recogidos en ALBA, Susana; BABIANO, José; FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana: Miradas de emigrantes.
Imágenes de la vida y cultura de la emigración española en Europa en el siglo XX. Madrid: Centro de Documentación
de la Emigración Española (CDEE), Fundación 1º de Mayo, 2004, pp. 116-157, así como el texto de las pp. 113-115.
5
En las referencias documentales de las páginas siguientes se utilizan las siguientes siglas: AA (Auswärtiges Amt,
equivalente al Ministerio de Asuntos Exteriores español), PAAA (Politisches Archiv des Auswärtigen Amtes o Archivo
Político del AA, Berlín), MAE (Ministerio de Asuntos Exteriores), AMAE (Archivo del Ministerio de Asuntos
Exteriores, Madrid), BA (Bundesarchiv o Archivo Federal, Koblenz), AGA AISS-SRE (Archivo General de la
Administración, Alcalá de Henares; Fondo de la Administración Institucional de Servicios Socio-Profesionales Servicio de Relaciones Exteriores de la Delegación Nacional de Sindicatos), AFLC (Archivo de la Fundación Largo
Caballero, Madrid), AHPCE (Archivo Histórico del Partido Comunista de España; Madrid), CDEE/DE-CC.OO (Centro
de Documentación de la Emigración Española, Fundación 1º de Mayo, Madrid / Fondo Documental de la Delegación
Exterior de Comisiones Obreras), OID (Oficina de Información Diplomática, Madrid), BPA (Presse- und
6
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Desde un punto de vista cronológico, el análisis se centra en la década de los años sesenta, lo que
permitirá seguir con cierto detalle el surgimiento y primeros pasos de este fenómeno y abarcar un
periodo dotado, por otra parte, de cierta coherencia interna en cuanto a las características del
antifranquismo español en la emigración y, sobre todo, en cuanto a la actitud de las autoridades
alemanas ante el mismo. La coincidencia, al final de la década, de la «revolución» de 1968 y el
surgimiento en el espacio político de la RFA de movimientos de izquierda representantes de una
nueva oposición extraparlamentaria; la formación del gobierno socialdemócrata de Willy Brandt en
19696 y el consiguiente inicio de una era reformista liberal de izquierdas que modificó las
relaciones laborales vigentes en la RFA desde el comienzo de los años cincuenta7; la entrada del
franquismo en su declive final y el paralelo fortalecimiento de la oposición política y sindical
española en el interior y el exterior8; son, todos ellos, hechos que marcaron el final de una era y
permiten, por sus efectos sobre las movilizaciones antifranquistas en la RFA, hablar del ingreso en
una nueva etapa en el tránsito de la década de los sesenta a la de los setenta.
La historia de la movilización antifranquista entre los emigrantes españoles en Alemania y en los
demás países europeos es, como la de la emigración española a Europa en general, en gran parte
una historia por escribir9. Como han señalado, en recientes estudios que han comenzado a arrojar
Informationsamt der Bundesregierung o Bundespresseamt; Oficina de Prensa e Información del Gobierno Federal);
además de las siglas usuales de partidos, sindicatos y grupos cristianos, como CNT, CC.OO., HOAC, JOC, PCE, PSOE,
UGT, etc. Igualmente se emplean las siguientes abreviaturas y referencias: Abt. (Abteilung o Departamento), desp.
(despacho), Ref. (Referat o Sección), s.f. (sin fecha; se ofrece a continuación entre corchetes una datación aproximada),
tel. (telegrama), VS-NfD (confidencial).
6
Para el significado de 1968 en la RFA, vid. SCHMIDTKE, Michael: Der Aufbruch der jungen Intelligenz. Die 68erJahre in der Bundesrepublik und den USA. Frankfurt am Main: Campus, 2003. Sobre la década de los sesenta como
periodo de cambio social y político en la RFA, vid. FRESSE, Matthias; PAULUS, Julia; TEPPE, Karl (Hrsg.):
Demokratisierung und gesellschaftlicher Aufbruch. Die sechziger Jahre als Wendezeit der Bundesrepublik. Paderborn,
2003. De manera general, para la historia política de la RFA en los años sesenta siguen siendo útiles los obras clásicas
de SCHWARZ, Hans-Peter: Die Ära Adenauer, 1957-1963. Epochenwechsel. Stuttgart: Deutsche Verlags-Anstalt;
Wiesbaden: Brockhaus, 1983, y HILDEBRAND, Klaus: Von Erhard zur Großen Koalition, 1963-1969. Stuttgart:
Deutsche Verlags-Anstalt; Wiesbaden: Brockhaus, 1984.
7
BERGHAHN, Volker; KARSTEN, Detlev: Las relaciones laborales en Alemania Occidental. Madrid: Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, 1993 (Colección Informes y Estudios; Serie Relaciones Laborales, nº 4), p. 246.
8
Para los problemas políticos de la etapa final del franquismo vid. SOTO CARMONA, Álvaro: ¿Atado y bien atado?
Institucionalización y crisis del franquismo. Madrid: Biblioteca Nueva, 2005; especialmente las pp. 223-291 para un
análisis de la oposición antifranquista; vid. también, en cuanto al fortalecimiento de la contestación a la dictadura desde
distintos grupos –estudiantes, intelectuales, obreros y eclesiásticos- YSÀS, Pere: Disidencia y subversión: la lucha del
régimen franquista por su supervivencia, 1960-1975. Barcelona, Critica, 2004.
9
Como ejemplo de ello puede consultarse el estado de la cuestión que establece J. Farré sobre la emigración española a
Europa desde 1945, en el que se constata la práctica ausencia del fenómeno de la movilización sociopolítica de los
emigrantes entre las materias que han atraído la atención de los investigadores. FARRÉ, Joseph: «L’émigration
espagnole vers l’Europe pendant la deuxième moitié du XXe siècle. Remarques sur le phénomène de l’émigration et de
la recherche», en MORGENROTH, Klaus; VAISS, Paul ; FARRÉ, Joseph (éds.) : Les migrations du travail en Europe.
Bern : Peter Lang, 2003, pp. 135-154. De forma general sobre la emigración española a Europa bajo el franquismo, vid.
FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana: «La emigración como exportación de mano de obra: el fenómeno migratorio a
Europa durante el franquismo», en Historia Social, nº 30, 1998, pp. 63-81; VILAR, Juan Bautista, y VILAR, María
José: La emigración española a Europa en el siglo XX. Madrid: Arcos Libros, 1999; KREIENBRINK, Axel:
Einwanderungsland Spanien. Migrationspolitik zwischen Europäisierung und nationalen Interessen. Frankfurt am
Main/London: IKO-Verlag für Interkulturelle Kommunikation, 2004, pp. 45-66.
7
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luz sobre esta temática, S. Farré para el caso de Suiza10, y J. Babiano y A. Fernández Asperilla para
Francia11, se ha dado, por parte de la historiografía, un marcado olvido de las actividades políticas
de los emigrantes. Olvido que estaría íntimamente conectado con la mayor atención que ha atraído
el exilio político de 1939 y su contraposición con una emigración llamada «económica»,
supuestamente apática y despolitizada, cuando no francamente conformista con la dictadura
franquista12.
A través de las investigaciones de estos autores, y de algunas contribuciones sobre el caso de
Alemania13, en los últimos tiempos se está mostrando la inconsistencia de una imagen del exilio
como refugio único de la conciencia la movilización política entre los españoles en el exterior. Por
el contrario, desde comienzos de los años sesenta hallamos evidencias de movilizaciones y
testimonios de activismo sociopolítico entre los emigrantes «económicos» españoles en los
diferentes países europeos de acogida. La aparición de este tipo de fenómenos transcurrió de forma
paralela, y en muchos casos en conexión directa, con el surgimiento y desarrollo en el interior de
España de una nueva oposición antifranquista que se desarrolló de forma cada vez más autónoma
respecto a las organizaciones del exilio, cuando no se situó en una línea francamente crítica respecto
a las mismas14.
Entre los emigrantes españoles en Europa, el surgimiento de diversas formas de movilización y
protesta antifranquista debe ponerse en relación, además, con el significado que la emigración
adquirió como experiencia de libertad. Esta experiencia vino subrayada por una cuestión
generacional, al constituir los emigrantes una población predominantemente joven, cuya
socialización había tenido lugar en muchos casos, por tanto, enteramente bajo la dictadura de
Franco. De esta manera, para muchos trabajadores españoles, emigrar a Europa significó la primera
toma de contacto con sistemas democráticos y con las libertades de expresión, asociación política,
sindicación y reunión, y con las libertades religiosas, entre otras. Del mismo modo, en la biografía
de muchos españoles, la emigración fue la primera experiencia vital situada más allá de los
10
FARRÉ, Sebastián: Spanische Agitation: emigración española y antifranquismo en Suiza, Madrid, Fundación 1º de
Mayo, Documento de Trabajo 3/2001.
11
BABIANO, José; FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana: El asociacionismo como estrategia cultural: los emigrantes
españoles en Francia (1956/1974). Madrid, Fundación 1º de Mayo, Documento de Trabajo 3/1998; BABIANO, José:
«El vínculo del trabajo. Los emigrantes españoles en la Francia de los treinta gloriosos», Migraciones & Exilios (2001),
nº 2, pp. 9-37.
12
Los primeros pasos de la conexión entre el mundo del exilio y el de la emigración han sido analizados por MARTÍN
SÁNCHEZ, Isabel.: «La conexión entre exilio político y emigración económica», Cuadernos Republicanos, nº 29
(1997), pp. 29-42.
13
SANZ DÍAZ, Carlos: «Emigración económica, movilización política y relaciones internacionales. Los trabajadores
españoles en Alemania, 1960-1966», Cuadernos de Historia Contemporánea, nº 21 (2001), pp. 315-341; SANZ DÍAZ,
Carlos: «El PCE y la emigración. Notas sobre la organización y actividades del Partido Comunista entre los
trabajadores españoles en Alemania en los años sesenta», Actas del I Congreso sobre la Historia del PCE, 1920-1977.
Oviedo: Fundación de Investigaciones Marxistas, 2004 (CD-Rom). También aporta datos sobre esta cuestión
ASCHMANN, Birgit: Treue Freunde...? Westdeutschland und Spanien 1945-1963, Stuttgart, Franz Steiner, 1999, pp.
325-332.
14
Vid. FUSI, Juan Pablo: «La reaparición de la conflictividad en la España de los años sesenta», en FONTANA, Josep
(ed.): España bajo el franquismo. Barcelona: Crítica, 2000, pp. 160-169 (1ª ed. 1986).
8
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mecanismos de control, encuadramiento y represión de los trabajadores instaurados por el régimen
franquista veinte o treinta años atrás15.
Siendo estas dos últimas afirmaciones generalizables a la mayoría de los casos, deben ser, sin
embargo, matizadas con la consideración de dos restricciones. Por una parte, en los países de
destino, la participación política estaba, por lo general, vetada o restringida para los emigrantes, lo
que excluía a los mismos del disfrute pleno e inmediato de los derechos y libertades democráticos
de que gozaban los ciudadanos de la sociedad receptora. La toma de contacto con la democracia y
el Estado de derecho no equivalía exactamente, por tanto, a la participación en los mismos, sino
que a menudo se traducía, más bien, en una combinación de participación y de exclusión de sus
mecanismos. En segundo lugar, el régimen franquista trató de ejercer el mayor control político
posible sobre «sus» emigrantes en Europa, desplegando en los países de destino estructuras de
asistencia y control que trataban de prolongar, adaptándolos a las circunstancias, los mecanismos
represivos existentes en el interior de España.
El proceso de aprendizaje político y transformación social que la experiencia migratoria estaba
suponiendo para los trabajadores españoles en Europa atrajo cierta atención en los años sesenta y
setenta16 y ha sido desde entonces objeto de varios estudios específicos, cuyos resultados, aunque
de indudable interés, distan de ser concluyentes y completamente generalizables17. Entre los
observadores contemporáneos en España, el vínculo entre el aprendizaje político de los primeros
obreros españoles en Europa, retornados a España muchos de ellos, y fenómenos como la erupción
huelguística de 1962, parecía evidente: en mayo de aquel año, el embajador alemán en Madrid,
Wolfgang von Welck, apuntaba en un informe esta opinión extendida de que «la emigración de
numerosos españoles a Alemania y a otros países europeos, así como las experiencias acumuladas
15
Sobre las relaciones laborales bajo el franquismo vid. BABIANO MORA, José: Emigrantes, cronómetros y huelgas.
Un estudio sobre el trabajo y los trabajadores durante el franquismo (Madrid, 1951-1977), Madrid, Siglo
XXI/Fundación 1º de Mayo, 1995; también MOLINERO, Carmen; YSÀS, Pere: Productores disciplinados y minorías
subversivas. Clase obrera y conflictividad laboral en la España franquista. Madrid, Siglo XXI, 1998.
16
Vid. por ejemplo SAGRERA, Martín: España peregrina. La influencia de las migraciones actuales en la
transformación sociocultural de España. México D.F., Costa-Amic Editor, 1970; también MOLL MARQUÉS, José:
«Die Rückkehr in die Heimat. Politische und gesellschaftliche Auswirkungen», en KLEE, Ernst (Hrsg.): Gastarbeiter.
Analysen und Berichte. Frakfurt am Main, Suhrkamp, 1972, pp. 137-146. Este tipo de reflexiones coincidía, en el caso
de la RFA, con el nacimiento de un interés amplio, inexistente hasta entonces en la opinión pública alemana, por la
creciente oposición política y sindical a la dictadura en el interior de España, como atestiguan libros como el de
SCHÜTZE, Bernhard: Rekonstruktion der Freiheit. Die politische Oppositionsbewegungen in Spanien. Frankfurt am
Main, Suhrkamp, 1969. En las páginas siguientes se encontrarán además referencias, procedentes de diversas
publicaciones de los años setenta en Alemania y España, que contienen informaciones sobre los primeros fenómenos de
movilización política entre la emigración.
17
Vid. entre otros: KADE, Gerhard, y SCHILLER, Günter: «Los trabajadores andaluces en Alemania: resultados de una
investigación», Anales de Sociología, nº 4-5, año IV (1968/1969), pp. 159-188; PASCUAL, Ángels: El retorno de los
emigrantes. ¿Conflicto o integración? Barcelona, Nova Terra, 1970; CAZORLA PÉREZ, J., Retorno al sur. Madrid,
Siglo XXI, 1989, especialmente pp. 151-170; PRADA RODRÍGUEZ, Julio: «Conflicto y consenso: la emigración
como instrumento de cambio ideológico y transformación social», en TRUJILLANO SÁNCHEZ, José Manuel, y
GAGO GONZÁLEZ, José María: IVª Jornadas «Historia y fuentes orales». Historia y memoria del Franquismo 19361978, Ávila, Fundación Cultural Santa Teresa, 1997, pp. 315-337. De forma general, de estos estudios se desprende que
la experiencia de la emigración contribuyó, en la mayoría de los emigrantes, a una mayor concienciación social y a un
cambio de valores en torno a cuestiones políticas, sociales y a las relaciones entre sexos, aunque no está claro de qué
forma este cambio se reflejaría en la sociedad española tras el retorno de la mayoría de estos trabajadores. De gran
utilidad resulta también, pese a su orientación más bien centrada en la emigración a América, el trabajo de NÚÑEZ
SEIXAS, Xosé M.: «Emigración de retorno y cambio social en la Península Ibérica. Algunas observaciones teóricas en
perspectiva comparada», en Migraciones & Exilios (2001), nº 1, pp. 27-66.
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allí, han contribuido de manera no desdeñable al estallido de la huelga»18. Más llamativo aún fue,
para las autoridades españolas, el carácter temprano de las primeros signos de movilización
antifranquista entre la emigración. Ya en septiembre de 1960, por ejemplo, el embajador español en
Bonn advertía de la intensa actividad de infiltración y propaganda de «elementos comunistas o
socialistas» españoles que se observaba entre los trabajadores recién llegados a Alemania19. A partir
de este momento, no habría prácticamente año en que no se registraran entre los emigrantes
españoles acciones de protesta contra la dictadura, manifestaciones, y colectas y actos de
solidaridad con los presos antifranquistas, que se sumaban a las actividades, más constantes, de toda
una red de Centros y Círculos culturales y obreros, de orientación antifranquista, surgidos en los
ambiente de la emigración.
Para comprender la naturaleza de este fenómeno, vamos a referirnos en las páginas siguientes, en
primer lugar, a las características generales de la emigración española a la República Federal de
Alemania y a algunos rasgos de este país como lugar de destino. A continuación trataremos de
establecer el lugar que ocupaba el antifranquismo dentro del fenómeno, más amplio y diverso, del
asociacionismo emigrante español en Alemania. El siguiente apartado estará dedicado a repasar los
rasgos más destacados de las movilizaciones antifranquistas de los emigrantes a lo largo de la
década de los sesenta, lo que nos permitirá analizar las modalidades de protesta, las reivindicaciones
planteadas y su evolución temporal. Por último nos referiremos a la reacción de los gobiernos
español y alemán a este fenómeno de movilización política.
1. La emigración española a Alemania y la RFA como país de acogida de la emigración
española.
A pesar de no definirse como un «país de inmigración», ningún otro país de Europa occidental
ejemplifica como la República Federal de Alemania la dinámica de atracción de mano de obra
extranjera que desencadenó, a partir de los años cincuenta, el éxodo de millones de trabajadores
procedentes del «Sur» (la Europa mediterránea y el Maghreb, principalmente) hacia el «Norte»
europeo, próspero e industrializado. Para satisfacer la creciente demanda de mano de obra de su
economía en plena expansión, el gobierno alemán firmó acuerdos de contratación de trabajadores
con Italia (1955), España y Grecia (1960), Turquía (1961), Marruecos (1963), Portugal (1964),
Túnez (1965) y Yugoslavia (1968), que facilitaron la entrada a la RFA, desde 1955 hasta 1973, de
catorce millones de inmigrantes que permanecieron en el país periodos más o menos largos de
tiempo. La crisis económica de 1973 motivó un parón en la recluta de nuevos «trabajadores
retornados» y la adopción de medidas tendentes a la expulsión (el retorno) del «excedente» de mano
18
Desp. de Welck, Embajada RFA Madrid al AA, 22 mayo 1962, PAAA Ref. 206/161.
19
Carta nº 109 de Bolarque a Castiella, 6 septiembre 1960, AMAE R 7651/2.
10
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de obra extranjera. Para entonces vivían en la RFA casi 4 millones de extranjeros, que constituían el
6,4% de la población del país20.
En el caso de España, aproximadamente 600.000 trabajadores emigraron a la RFA entre 1960 y
197321. La mayoría lo hicieron a través del mecanismo institucionalizado por el Estado español a
través del Acuerdo sobre migración, contratación y colocación de trabajadores españoles en la RFA
firmado por ambos gobiernos el 29 de marzo de 1960. El mecanismo creaba un proceso de
emigración asistida, controlada por el por el Instituto Español de Emigración (IEE) en colaboración
con el Instituto Federal de Colocación y Seguro de Paro (Bundesanstalt für Arbeitsvermittlung und
Arbeitslosenversicherung) donde estaban representados la Administración, los empresarios y los
sindicatos alemanes, y que actuaba en España por medio de una Comisión delegada en Madrid22.
Junto a los trabajadores «asistidos» un porcentaje importante de los que emigraron a Alemania,
alrededor del 30% en los años sesenta, marchó a aquel país al margen del IEE, a través de los
consulados alemanes en España, atravesando la frontera alemana en calidad de supuestos turistas, o
por otros medios23. Teniendo en cuenta el efecto de los retornos que se iban produciendo
simultáneamente, dando lugar a un cierto fenómeno de rotación de la mano de obra, la cifra de
emigrantes españoles en la RFA, incluyendo a los trabajadores y sus familiares, se elevaba a
206.900 en 1969 y a 286.100 en 1973. Constituían para entonces los emigrantes españoles la quinta
colonia extranjera más numerosa en la RFA, por detrás de turcos, yugoslavos, italianos y griegos24.
20
Para una contextualización del fenómeno migratorio en la Europa de la guerra fría, vid. BADE, Klaus J.: Europa en
movimiento. Las migraciones desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días. Barcelona: Crítica, 2003, pp. 245-307.
Para la política de recluta de trabajadores extranjeros de la RFA, vid. BADE, Klaus J.: Ausländer, Aussiedler, Asyl in
der Bundesrepublik Deutschland. Hannover, 1994 (3ª ed.); HERBERT, Ulrich: Geschichte der Ausländerpolitik in
Deutschland. Saisonarbeiter, Zwangsarbeiter, Gastarbeiter, Flüchtlinge. München: C.H. Beck, 2001, especialmente las
pp. 191-229 para el periodo de crecimiento económico de 1945-1973; STEINERT, Johannes Dieter: Migration und
Politik. Westdeutschland-Europa-Übersee 1945-1961. Osnabrück: Secolo Verlag, 1995; BADE, Klaus J.; OLTMER,
Jochen: Normalfall Migration. Bonn: Bundeszentrale für politische Bildung, 2004, entre otros.
21
La cifra de emigrantes se ha calculado a partir de los datos estadísticos oficiales aportados por DOHSE, Knuth:
Ausländischer Arbeiter und bürgerlicher Staat. Genese und Funktion von staatlicher Ausländerpolitik und
Ausländerrecht. Vom Kaiserreich bis zur Bundesrepublik Deutschland. Berlín: Express Edition, 1985 (2ª ed.), p. 196.
Sobre la emigración dirigida a Alemania, vid. ALONSO ANTOLÍN, María Cruz: La emigración gallega asistida a la
República Federal de Alemania, Francia y Suiza. Madrid: Instituto Nacional de Emigración/Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, 1983; BREITENBACH, Barbara von: Italiener und Spanier als Arbeitnehmer in der Bundesrepublik
Deutschland. Eine vergleichende Untersuchung zur europäischen Arbeitsmigration. Grünewald: Kaiser, 1982;
GARCÍA DE CORTÁZAR, Carlos: «La emigración española en la República Federal de Alemania», en Hispanorama,
nº 50 (1988), pp. 15-18; GARMENDIA, José Antonio: Alemania: exilio del emigrante. Barcelona: Plaza y Janés, 1970;
ídem: «Emigración española a Alemania», en GARMENDIA, José Antonio (comp.): La emigración española en la
encrucijada…, op. cit., pp. 245-286.
22
Acuerdo entre el Gobierno del Estado Español y el Gobierno de la República Federal de Alemania, sobre migración,
contratación y colocación de trabajadores españoles en la República Federal de Alemania». Madrid: MAE, 1960.
Puede encontrarse una descripción del procedimiento seguido en la emigración asistida en los años sesenta y primeros
setenta en DÍAZ PLAJA, Guillermo: La condición emigrante. Los trabajadores españoles en Europa. Madrid, Edicusa,
1974, pp. 151-163; también en SORRIBES, Luis Enrique: «Die Auswahl spanischer Arbeitskräfte für Deutschland und
ihr Einsatz in deutschen Betrieben», en HESSISCHES INSTITUT FÜR BETRIEBSWIRTSCHAFT e.V. (Hrsg.):
Ausländische Arbeitskräfte in Deutschland. Düsseldorf: Econ-Verlag, 1961, pp. 69-80.
23
Vid. sobre este fenómeno SANZ DÍAZ, Carlos: «Clandestinos», «ilegales», «espontáneos»… La emigración
irregular de españoles a Alemania en el contexto de las relaciones hispano-alemanas, 1960-1973». Madrid, Comisión
Española de Historia de las Relaciones Internacionales, 2004.
24
Según los datos recogidos en HERBERT, Ulrich: Geschichte der Ausländerpolitik..., op. cit., pp. 198-199.
11
Documento de Trabajo 4/2005
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La mayoría de estos emigrantes experimentaron en realidad no un único, sino un triple proceso
simultáneo de emigración y adaptación: de España a Alemania, del campo a la ciudad, y del trabajo
agrícola al industrial25. Procedentes mayoritariamente de las regiones más atrasadas de España –la
mitad, de Andalucía y Galicia-, ocuparon puestos de trabajo principalmente en la industria
metalúrgica (40%) y en las industrias colaboradoras de ésta (29%), mientras que tuvieron menor
presencia en el sector de la construcción (10%), minería e industria (7%) y transportes (4%), siendo
el empleo agrícola francamente insignificante (1%)26. Entre las mujeres (el 31% de los emigrantes
españoles en la RFA en 1966) la concentración en trabajos industriales era aún mayor, en torno al
84%, repartido entre la industria siderometalúrgica (30,9%), la textil (21,8%) y diversas industrias
transformadoras (alrededor de un 30%)27. Su nivel de cualificación profesional era, por lo general,
bastante baja: entre los españoles varones emigrados a la RFA, ocho de cada diez eran trabajadores
no cualificados y semicualificados, en 1968; entre las mujeres, estas dos categorías comprendían, en
el mismo año, a la práctica totalidad de la población emigrada a este país28.
Los emigrantes españoles se concentraron mayoritariamente en las regiones más intensamente
industrializadas, como eran Renania del Norte-Westfalia (donde estaba asentado el 36%, tomando
1963 como año de referencia), Baden-Wurttemberg (19%) Hessen (18%), y en menor medida Baja
Sajonia (10%); dentro de ellas, habitaron en los núcleos urbanos y periurbanos de ciudades como
Frankfurt, Stuttgart, Düsseldorf, Colonia, Hannover o Hamburgo29. En muchos casos,
especialmente en los primeros años de la emigración, en los que imperaba la idea de la
provisionalidad, el ahorro y el rápido retorno a España, los emigrantes fueron alojados en
alojamientos colectivos y barracones proporcionados por las propias fábricas y empleadores30. La
25
Como ha mostrado Barbara Sonnenberger en el caso de los trabajadores españoles de la fábrica Opel de Rüsselsheim,
en Hessen –como un grupo de 240 trabajadores llegados en enero de 1965 de la provincia de Málaga- , para muchos de
ellos, procedentes del campo, «la producción industrial en masa en una fábrica significaba una experiencia de
extrañeza masiva». No todos los emigrantes de la Opel carecían, sin embargo, de experiencia laboral en la industria.
Vid. SONNENBERGER, Barbara: «Gastarbeit oder Einwanderung? Migrationsprozesse in den Fünfziger- und
Sechzigerjahren am Beispiel Südhessen», en Archiv für Sozialgeschichte (2002), nº 42, pp. 81-104, p. 95. Sobre los
comienzos de la migración económica a la zona sur de Hessen entre 1955 y 1967, la misma autora ha publicado una
monografía, que no he podido tener en cuenta en el momento de redactar estas páginas: SONNENBERGER, Barbara:
Nationale Migrationspolitik und regionale Erfahrung. Die Anfänge der Arbeitsmigration in Südhessen 1955–1967.
Darmstadt, 2003.
26
Estos datos se refieren al año-tipo 1963. Los porcentajes han sido redondeados a la unidad. Vid. Informe confidencial
«Los trabajadores españoles en Alemania. Estadísticas y gráficos informativos» (julio 1963), elaborado por la
Agregaduría Laboral a la Embajada de España en Bonn; consultable en AGA AISS-SRE R 2514.
27
Fuente: Ministerio federal de Trabajo, Informe sobre «Beschäftigung spanischer Arbeiter in Deutschland», s.f.
[febrero 1967], BA B 149/22388.
28
Según los datos recogidos en KLEE, Ernst: Die Nigger Europas. Zur Lage der Gastarbeiter. Eine Dokumentation.
Düsseldorf: Patmos Verlag, 1971, p. 119. Los porcentajes exactos del otoño de 1968 eran: para los varones españoles,
38% de trabajadores no cualificados; 44% semicualificados; 15% trabajadores cualificados (la media de todos los
trabajadores extranjeros en la RFA era, para cada una de las categorías, de 24, 36 y 20% respectivamente, a las que se
añadía un 8% de empleados y un 2% de aprendices, estudiantes en prácticas y voluntarios). Las mujeres españolas se
repartían entre un 59% de trabajadoras no cualificadas y un 34% de semicualificadas (en el conjunto de trabajadoras
extranjeras, estos porcentajes eran del 53 y 30% respectivamente, junto a un 3% de trabajadoras cualificadas y un 12%
de empleadas).
29
Informe confidencial «Los trabajadores españoles en Alemania. Estadísticas y gráficos informativos» (julio 1963),
elaborado por la Agregaduría Laboral a la Embajada de España en Bonn; consultable en AGA AISS-SRE R 2514.
30
Vid. OSWALD, Anne von; SCHMIDT, Barbara: «“Nach Schichtende sind sie immer in ihr Lager zurückgekehrt...“.
Leben in “Gastarbeiter“-Unterkünften in den sechziger- und siebziger Jahren», en MOTTE, Jan; OHLIGER, Rainer;
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división por sexos en estas residencias y la existencia de residencias sólo para mujeres hacía que
muchos matrimonios emigrantes tuvieran que vivir en alojamientos separados antes de poder
acogerse a la reagrupación familiar o de poder disponer de dinero suficiente para alquilar un piso
para los dos31.
El conjunto de estas características nos proporciona un panorama en el que, -sin olvidar todas la
diversidad de situaciones existentes- predomina la imagen de una emigración española fuertemente
concentrada en la fábrica y la ciudad como escenarios de relación social y laboral. Un entorno, por
otra parte, fuertemente sindicalizado, en el que tenía una importante presencia la Federación
Sindical Alemana (DGB, Deutscher Gewerkschaftsbund) a través de sus sindicatos sectoriales
constituyentes, en especial el poderoso IG Metall que constituía, con sus dos millones de afiliados,
el sindicato más importante del mundo occidental32. Esta situación, unida a la concentración de los
alojamientos, y a la tendencia a crear redes de intercambio de información, servicios y ayuda entre
emigrantes de una misma nacionalidad –tendencia especialmente fuerte en un país cuya lengua
ignoraba la práctica totalidad de los emigrados españoles a su llegada-, favoreció el surgimiento de
vínculos organizativos entre los emigrantes españoles desde los primeros años sesenta33.
Por otra parte, tanto el sistema de recluta de mano de obra extranjera creado por la RFA –basado en
el concepto del «trabajador invitado» (Gastarbeiter, eufemismo que se acuñó para evitar,
precisamente, la designación «emigrante») y en la rotación de los trabajadores en los puestos de
trabajo a los pocos años34- como la propia orientación de los emigrante al retorno –la esperanza de
permanecer unos pocos años en Alemania, ahorrar en ese tiempo lo máximo posible, y regresar al
cabo a España con una cantidad suficiente como para comprar una vivienda, un vehículo, establecer
un negocio propio, etc.- situaba a éstos en un horizonte de provisionalidad especialmente
pronunciado en los primeros años de la emigración. El Estado español alimentará, por su parte, este
mito del retorno, porque la conservación de fuertes vínculos de los trabajadores con España era una
garantía de que las remesas enviadas por los emigrantes a sus familiares continuarían inyectando
divisas en la economía española35.
OSWALD, Anne von (Hrsg.): 50 Jahre Bundesrepublik – 50 Jahre Einwanderung. Nachkriegsgeschichte als
Migrationsgeschichte. Frankfurt am Main/New York, pp. 184-214.
31
32
33
GARCÍA MESEGUER, José: Los emigrantes. ¿Nuevos ciudadanos de Europa? Madrid: Forma, 1978, p. 54.
BERGHAHN, Volker R., y KARSTEN, Detlev: Las relaciones laborales…, op. cit., pp. 60-61 y 73-96
Vid. a este respecto GUALDA CABALLERO, Estrella: Los procesos de integración social de la primera generación
de «Gastarbeiter» en Alemania. Huelva: Universidad de Huelva, 2001.
34
Sobre el modelo migratorio alemán, descrito aquí sólo en sus rasgos más generales, puede verse: KORTE, Hermann:
«¿La cuestión del trabajador invitado o el asunto de la inmigración? Las ciencias sociales y el debate público en la
República Federal de Alemania», en BADE, Klaus J. (comp.), Población trabajo y migración en los siglos XIX y XX en
Alemania, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1992, pp. 241-276; MARTÍNEZ VEIGA, Ubaldo: La
integración social de los trabajadores inmigrantes extranjeros en España, Madrid, Trotta/Fundación 1º de Mayo, 1997,
pp. 245-255 y 268-278.
35
Vid. a este respecto BABIANO, José y FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana: El asociacionismo como estrategia
cultural…, op. cit., pp. 14-17. A comienzos de los años setenta, el millón de emigrantes españoles que residían en
Europa proporcionaba el 80% de las reservas de divisas españolas, gracias a las cuales España podía pagar el 50% de
sus importaciones de bienes de equipo, según CAZORLA PÉREZ, J., Retorno al sur, op. cit., p. 171. Se ha estimado
que en 1971-1972 cada emigrante español en la RFA enviaba mensualmente a España una media de 7.358 pesetas,
frente a las 3.764 que enviaban quienes había emigrado a Francia: vid. OPORTO DEL OLMO, Antonio: Emigración y
ahorro en España, 1959-1986, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1992, p. 72.
13
Documento de Trabajo 4/2005
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Desde la perspectiva del régimen español, dos elementos sin duda importantes a la hora de canalizar
emigrantes a la RFA fueron el anticomunismo predominante en la vida política de este país, y la
inexistencia de núcleos de exiliados españoles en Alemania Occidental, a diferencia de lo que
ocurría, por ejemplo, en Francia. Aunque sí había algunos grupos de exiliados en la República
Democrática Alemana (RDA)36, el anticomunismo compartido, como objetivo de Estado, por los
demócratacristianos (con Adenauer como canciller de 1949 a 1963 y Erhard entre 1963 y 1966), los
socialdemócratas del SPD y los liberales del FDP, ofrecía a Madrid, en principio, la garantía de que
el gobierno alemán colaboraría en el impedimento de la politización de signo comunista de los
emigrantes españoles. La RFA, hija de la guerra fría y en primera línea del Occidente contra el
comunismo en el centro de Europa, se desenvolverá, de hecho, en un clima predominante de
restauración y conservadurismo, sólo roto en 1968 con el movimiento estudiantil y el surgimiento
de la oposición extraparlamentaria. No fue hasta esta última fecha, por ejemplo, que se reconstituyó
–bajo nuevas siglas- el partido comunista alemán (KPD), que había sido ilegalizado en 1956.
Estas fueron, en conjunto, las condiciones generales sobre las que surgieron en los años sesenta los
primeros fenómenos de movilización antifranquista de la emigración española en la RFA. En las
páginas siguientes trataremos de establecer los rasgos más destacados de los mismos, integrándolos
en primer lugar en el contexto del asociacionismo español en aquel país.
2. El lugar del antifranquismo en el asociacionismo español en Alemania.
Las movilizaciones antifranquistas de los trabajadores españoles en la RFA surgieron en un
contexto más amplio, como era el que proporcionaba el fenómeno del asociacionismo emigrante en
sus más variadas formas. En los años sesenta, este fenómeno se hallaba en sus primeros pasos,
especialmente en los años 1962 y 1963, cuando se producen las primeras protestas contra la
dictadura en suelo alemán. En términos generales, el periodo 1960-73 ofrece rasgos bastantes
homogéneos en cuanto a las características sociales de los emigrantes españoles, sus problemas en
relación con la sociedad alemana y sus estrategias asociativas37. Algún estudio ha introducido, sin
embargo, en este periodo una interesante subdivisión, estableciendo dos fases en el desarrollo de un
movimiento asociativo español38.
36
Sobre estos grupos, formados por españoles –miembros, en su mayoría, del PCE- exiliados en diversas fases desde el
final de la guerra civil y residentes en Leipzig, Dresden, Chemnitz y Berlín Este, vid. HEINE, Hartmut. «El exilio
republicano en Alemania Oriental (República Democrática Alemana-RDA)», Migraciones y Exilios, nº 2 (2001), p.
111-121.
37
Vid. para este primer periodo GUALDA CABALLERO, Estrella: Los procesos de integración…, op. cit.
38
Para la periodización del movimiento asociativo español en la RFA y para las características básicas de los distintos
tipos de centros que van surgiendo en cada periodo, sigo a ÁLVAREZ BORJA, Nahum: Spanische Selbsthilfegruppen
in der Bundesrepublik Deutschland. (Tesis de Diplomatura no publicada), Gesamthochschule Wuppertal, 1982, pp. 149
ss. Resulta también informativo, a este respecto, DÍAZ PLAJA, Guillermo: La condición emigrante..., op. cit., pp. 216227.
14
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En una primera etapa, que podemos situar entre 1960 y 1967, los emigrantes que comenzaban a
llegar a las ciudades alemanas constituyeron las primeras asociaciones y centros de reunión propios.
Eran éstos típicos centros de Gastarbeiter, en el sentido de que se centraban en ofrecer a los
trabajadores, al término de su jornada laboral y en los fines de semana, un lugar de encuentro y
esparcimiento «orientado hacia el hogar» y basado en la recreación de la cultura de origen. Algunos
de estos centros contaron con el apoyo económico de la Iglesia católica alemana a través del
Deutscher Caritasverband, que frecuentemente cedía los locales, y de los consulados españoles,
estando generalmente bajo la protección de las misiones católicas y capellanías católicas de
emigración. Un segundo tipo de centros eran las Casas de España y los Hogares Españoles que el
régimen de Franco fue creando en Alemania por medio de la embajada y de los consulados en las
ciudades con mayor presencia de españoles. Los centros integrados en estas dos primeras
categorías, que frecuentemente colaboraban entre sí, concentraban su actividad en la oferta de ocio
al término de la jornada laboral y se caracterizaban, en principio, por un presunto apoliticismo que
en la práctica equivalía a que fueran identificados como centros «del régimen». No en vano, el
principal motivo del Estado español para impulsar su creación fue, junto con el aspecto asistencial,
el objetivo de apartar a los trabajadores españoles del tercer tipo de centros: los identificados como
«de izquierdas», creados sin el apoyo de Cáritas ni del Estado español o alemán, pero sostenidos en
cambio, frecuentemente, por los sindicatos alemanes. Estos centros –con denominaciones usuales
como Casa del Pueblo, Círculo Democrático, Centro Popular o Círculo Cultural- solían añadir, a
la oferta de ocio, otro tipo de actividades de carácter educativo y cultural –tales como conferencias,
cine-fórum, lecturas poéticas, etc.-, que abrían un cauce para la formación política y sindical de los
emigrantes. Completaba el panorama de este primer asociacionismo el surgimiento de asociaciones
deportivas radicadas indistintamente en los distintos tipos de locales.
Sobre este panorama incidieron, a partir de los años 1966-1967, algunos cambios de trascendencia
para el movimiento asociativo y, más en general, para la emigración española a Alemania. Una
breve crisis económica en la RFA interrumpió temporalmente la recluta de trabajadores españoles
en 1967, año en que el número de retornados superó por primera vez al de nuevos emigrados. Desde
1968 a 1973 se recuperó y aceleró el ritmo de llegada de emigrados. Es estos años comenzó a
producirse un cambio psicológico entre los que habían permanecido en Alemania durante la crisis,
al abandonarse paulatinamente la idea de que la emigración era una experiencia de «dos o tres
años» en los que se ahorraba y se efectuaba un rápido retorno, para pasar a asumir que la de
emigrante era una «condición» que se prolongaba de forma indefinida hacia el largo plazo. En
contraste con las expectativas iniciales de la gran mayoría, el 38,3% de los casi 140.000 españoles
que en 1981 seguían viviendo en la RFA llevaban en el país entre diez y quince años, y otro 35,3%
estaban establecidos desde hacía más de quince años en Alemania39. Aunque muchos otros
regresaron a España a partir de 1973 –expulsados por la crisis económica que atravesaba la RFA o
por decisión propia, el 80% de los emigrados a Alemania retornó en los años setenta y ochenta-, lo
fundamental era el cambio que la perspectiva que una permanencia más prolongada en el país
introdujo en la orientación del asociacionismo emigrante en el último tercio de los años sesenta y en
el tipo de movilización y reivindicaciones de los emigrantes españoles.
39
La prolongación del tiempo de estancia en la RFA obedeció tanto a una reconsideración de las estrategias personales
de los propios emigrantes como a las preferencias del empresariado alemán, para el que era más económico contar con
mano de obra ya experimentada que tener que asumir los costes que se derivarían de la sustitución de ésta por
trabajadores recién llegados en aplicación del principio de rotación.
15
Documento de Trabajo 4/2005
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En su conjunto, el periodo 1967-1973 estaría caracterizado por la llegada de una segunda oleada
migratoria de españoles –que se añadía a los que habían logrado «invernar» en la RFA durante la
crisis-, entre los que comienza a ser más frecuente la reunión familiar de los hijos y cónyuge con los
trabajadores y trabajadoras llegados en primer lugar a Alemania. En consonancia con la
prolongación de la estancia en el país, la actividad de los centros y asociaciones de españoles
comenzó a desvincularse de la idea del retorno y se fue reorientando hacia la vida en la RFA y a la
lucha contra la discriminación de los emigrantes. En este proceso, la escolarización de los hijos será
un impulso fundamental para que los emigrantes constituyan las primeras asociaciones de padres,
cuyo protagonismo en el universo asociativo de la emigración española resultará incuestionable ya
desde los años setenta. En cuanto a los centros, casas y círculos preexistentes, los marcados por la
fidelidad al régimen de Franco entran en declive en estos años, mientras que los de tendencia
antifranquista se verán reforzados por el creciente vigor de la oposición política en el interior de
España, que tuvo su correspondiente reflejo en las movilizaciones de la emigración. A pesar de que
muchos centros autogestionados por los emigrantes españoles en la RFA continuaron orientando en
gran medida sus reivindicaciones al retorno y la instalación en España40, en esta etapa las
reivindicaciones de los emigrantes comenzaron a centrarse más directamente con las condiciones de
trabajo, vivienda, asistencia, educación de los hijos, etc., en Alemania41.
Además de este marco asociativo, para comprender cómo surgieron las primeras movilizaciones
antifranquistas en la RFA debemos examinar el papel de las organizaciones políticas y sindicales
del exilio –especialmente el PSOE, la UGT y el PCE-, así como el papel que desempeñaron los
sindicatos alemanes en el encuadramiento y asistencia de los emigrantes españoles. Respecto a la
primera cuestión, los partidos y sindicatos del exilio consideraron a los emigrantes en Alemania un
campo de expansión que debía ser aprovechado. La posibilidad de realizar, lejos de la persecución a
que estaban sometidos en España, labores de propaganda y captación entre los emigrantes, ofrecía
condiciones favorables para ello. Las organizaciones del exilio, por lo tanto, apelaron a los
emigrantes para fortalecer sus estructuras y expandir su militancia; para mejorar su base económica
y obtener apoyos a sus acciones reivindicativas en España –mediante colectas en las fábricas y
residencias de emigrantes, fondos de solidaridad, suscripciones, donativos, etc.-; para incrementar
su presencia internacional y llamar la atención de las opiniones públicas de los países de acogida
sobre la falta de libertades bajo el régimen de Franco; y para propagar su ideología en España por
medio de los emigrantes que retornaran tras haber adquirido en la emigración una experiencia
política y sindical42.
40
Pueden citarse a este respecto las peticiones de los emigrantes españoles en la RFA que el presidente del Centro
Español de Cultura, Oficios y Deportes de Stuttgart exponía en 1968 en carta abierta dirigida al vicepresidente del
gobierno Luis Carrero Blanco (publicada en La Vanguardia Española, 29 de mayo de 1968, cit. por PASCUAL, Á.: El
retorno…, op. cit., p. 44).
41
Continúo basándome para lo que antecede en ÁLVAREZ BORJA, Nahum: Spanische Selbsthilfegruppen…, ibídem.
Aparte de los cambios introducidos con la prolongación de la estancia de muchos emigrantes españoles en la RFA, la
crisis económica de 1966-67 contribuyó de otras maneras a modificar la orientación de muchos centros de emigrantes y
a fortalecer la conciencia, entre los mismos, de que era necesario recurrir a la autoorganización para defender sus
intereses específicos, insuficientemente atendidos por los sindicatos alemanes. Aunque sin éxito, las intervenciones de
los emigrantes para compensar los efectos de la crisis de 1966-67 sobre sus empleos permitieron a sus las
organizaciones de Gastarbeiter crear «canales de comunicación que hicieron posible una articulación de sus propios
intereses». SONNENBERGER, Bárbara, «Gastarbeit oder Einwanderung?», art. cit., p. 102.
42
MARTÍN SÁNCHEZ, Isabel.: «La conexión entre exilio político…», art. cit.
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Respecto a la segunda cuestión, fue decisiva la cooperación que la UGT estableció desde 1960 con
el DGB para coordinar la extensión de su influencia sobre los emigrantes españoles. En los
primeros años sesenta, Rodolfo Llopis acordó con los dirigentes de esta organización que la UGT
animaría a los españoles a ingresar en los sindicatos alemanes43. A cambio, el sindicato español
obtuvo facilidades para operar bajo el manto del DGB y sus sindicatos sectoriales y para llegar, de
este modo, a los trabajadores españoles. Como resultado de la cooperación establecida, el IG Metall
comenzó a publicar en 1961 en castellano el boletín IG Metall – Noticias para los compañeros
españoles, al que seguiría algo después El Noticiero, con el objetivo de darse a conocer entre los
emigrantes españoles, mostrarles su compromiso con sus problemas laborales, de vivienda, etc. y
atraerles a la afiliación al sindicato alemán44. Del mismo modo, comenzó la celebración de cursillos
de capacitación sindical para trabajadores españoles, impartidos en la Escuela del IG Metall en Lohr
am Main45. El DGB, por su parte, creó en 1962 una oficina central de atención para los trabajadores
españoles46 y proporcionó, desde comienzos de la década de los sesenta, asesoramiento a los
emigrantes españoles sobre cuestiones laborales, así como la posibilidad de participar en las
actividades culturales y de ocio de su red de centros de asistencia y hogares de tiempo libre47. El
DGB contó con su propia publicación informativa en castellano, Grito, que dejó de publicarse en
1967 y que, como El Noticiero y el Servicio de Prensa, se distribuía directamente en las fábricas,
empresas, hogares colectivos, y en los centros y círculos españoles.
Si por un lado el apoyo de los sindicatos alemanes a las movilizaciones antifranquistas fue claro, y
la creación de mecanismos de asesoramiento a los trabajadores españoles y de otras nacionalidades
merece resaltarse, por otra parte, en cambio, la defensa de los derechos e intereses laborales de los
emigrantes por parte del DGB fue mucho más ambivalente. En la década de los sesenta, el
sindicalismo alemán consideró a los emigrantes como huéspedes temporales que regresarían pronto
a su país y cuya presencia quedaba subordinada a la defensa prioritaria de los puestos de trabajo de
los obreros alemanes48. Por este motivo, su defensa de los intereses de los Gastarbeiter no llegó, en
43
ORTUÑO ANAYA, Pilar: Los socialistas europeos y la transición española (1959-1977). Madrid: Marcial Pons,
2005, p. 168.
44
IG Metall Noticias para los compañeros españoles (editado por la Junta Directiva del sindicato IG Metall para la
República Federal alemana [sic]), nº 1, s.f. [1961], p. 3 (AFLC).
45
Escrito de Sorribes a Pedro Lamata Megías, Secretario General de la Organización Sindical, 21.10.1964, (AGA
AISS-SRE R 2524).
46
Vid. RICHTER, Heinz: «DGB und Ausländerbeschäftigung», en Gewerkschaftliche Monatshefte, vol. 25, nº 1 (1974),
pp. 35-40, p. 37
47
Comunicación de la DGB al Ministerio federal de Trabajo y Orden Social, de 8-11-1962 (BA B 149/22343). Un gran
número de Gastarbeiter, españoles pero también italianos, griegos y de otras nacionalidades que trabajaban en
Nordrhein-Westfalen, Baden-Württemberg, Rheinland-Pfalz, Hessen y Baviera eran visitantes permanentes de la red de
centros de asistencia y hogares de tiempo libre que mantenía la DGB, donde además de participar en diversas
actividades entraban en contacto con otros trabajadores alemanes. Nota de 24 enero 1964 del Servicio de Prensa e
Información del Gobierno federal (BA B 145/6647).
48
La exigencia, por parte de los sindicatos de la RFA, de iguales obligaciones y derechos para los trabajadores
extranjeros en cuanto a seguridad social, salario, etc., pretendía evitar la competencia desleal contra la mano de obra
alemana. Vid. KÜHNE, Peter: «The Federal Republic of Germany: Ambivalent Promotion of Immigrants’ Interests», en
PENNIX, Rinus; ROOSBLAD, Judith (ed.): Trade Unions, immigration, and immigrants in Europe, 1960-1993. A
comparative study of the attitudes and actions of trade unions in seven West European Countries. New York: Berghahn
Books, 2000, pp. 39-63, p. 43 y 45. Sobre la política de los sindicatos alemanes ante la inmigración informan también:
KAIKIS, Stavros: «Zur Praxis der gewerkschaftlichen Ausländerpolitik. Ein Diskussionsbeitrag aus der Sicht der
17
Documento de Trabajo 4/2005
Fundación 1º de Mayo
esta década, hasta el punto de cuestionar sustancialmente el status jurídico y social de los
«trabajadores invitados» en la RFA49.
Aunque no existió una concepción homogénea, entre los diferentes sindicatos integrados en el
DGB, en cuanto a la política a seguir hacia los emigrantes, los sindicatos alemanes lograron al
menos un cierto prestigio entre los trabajadores españoles –también portugueses y, posteriormente,
griegos- más críticos con la dictadura, mediante el apoyo público a las protestas, la organización de
seminarios de discusión en los que se trataban las condiciones políticas del país de origen, la
creación de un cuerpo de personas de confianza entre los emigrantes y la intervención, en defensa
de los emigrantes, en casos de atropello de sus derechos laborales y políticos. Españoles que habían
sido detenidos en Alemania por participar en manifestaciones fueron puestos en libertad gracias a la
presión sindical, del mismo modo que el sindicato de la industria química (IG Chemie-PapierKeramik) logró impedir en 1964 la expulsión de un grupo de españoles que había protestado contra
sus condiciones laborales y salariales en una empresa de Bad Homburg50. El 25 de enero de ese
mismo año, el IG Metall nombró por primera vez a tres españoles delegados sindicales, que pasaron
a ser funcionarios del sindicato metalúrgico51. Antes de esta fecha, el IG Metall llevaba ya varios
años fomentando que los trabajadores españoles eligieran delegados, sin rango oficial, que les
representaran ante el consejo de la empresa y el sindicato52, y celebrando reuniones informativas
con trabajadores españoles e italianos en pequeñas ciudades y pueblos de la RFA53. En mayo de
1964, el DGB acogió en su sede de Stuttgart la constitución de un Parlamento de la Emigración
para documentar las necesidades y reclamaciones de los trabajadores extranjeros e impulsar la
igualdad de derechos de los emigrados. Formaban parte del mismo once emigrantes españoles y
veintitrés italianos, bajo la presidencia del sindicalista italiano A. Maspoli54.
Ausländer», Gewerkschaftliche Monatshefte (1977), nº 8, pp. 515-522; y DÍAZ PLAJA, Guillermo: La condición
emigrante..., op. cit., pp. 173-183.
49
ANAGNOSTIDIS, Homer: «Gewerkschaften und Ausländerbeschäftigung», art. cit., p. 109 y 117.
50
Ibídem, pp. 114-116.
«Los primeros funcionarios extranjeros de la IG Metall!», I.G. Metall-Information para las compañeras y
compañeros metalúrgicos españoles (IG-Metall, Administración local del de Stuttgart), nº 1 (mayo 1964), p. 4.
51
52
IG Metall Noticias para los compañeros españoles (editado por la Junta Directiva del sindicato IG Metall para la
República Federal alemana [sic]), nº 1, s.f. [1961], p. 3 (AFLC).
53
Como ocurrió en 1961 en Oberhausen, donde 350 españoles de la empresa Gutehoffnungshütte Sterkrade asistieron a
una reunión informativa con representantes del IG Metall. IG Metall Noticias para los compañeros españoles (editado
por la Junta Directiva del sindicato IG Metall para la República Federal alemana [sic]), nº 3, s.f. [1961], p. 4 (AFLC).
54
Al acto constitutivo de este Parlamento de la Emigración acudieron personalidades diplomáticas, políticas y
sindicales, incluyendo diputados del Bundestag y el director de la Oficina de Empleo (Arbeitsamt) de Stuttgart.
«Parlamento de la Emigración en Alemania UEG», I.G. Metall Information para las compañeras y compañeros
metalúrgicos españoles (IG-Metall, Administración local del de Stuttgart), nº 1 (mayo 1964), p. 3. A lo largo de los
sesenta fueron surgiendo en otras ciudades alemanas Parlamentos de la Emigración, como foros de carácter
representativo y consultivo en los que los emigrantes tenían la oportunidad de exponer sus problemas a las autoridades
municipales. En estos parlamentos podían estar representados, junto con delegados elegidos por los emigrantes,
miembros de los ayuntamientos, sindicatos e Iglesias. La mayor parte de los Parlamentos de Emigrantes tuvieron una
existencia breve, como atestigua MOLL MARQUÉS, José: «Die Selbstvertretung der Ausländer», en KLEE, Ernst
(Hrsg.): Gastarbeiter. Analysen und Berichte. Frakfurt am Main, Suhrkamp, 1972, pp. 175-183, p. 180. En 1976, por
ejemplo, sólo quedaba uno en activo, en la ciudad de Porz, según FILGUEIRA, J.B.: Los Emigrantes. Barcelona, Plaza
y Janés, 1976, p. 123.
18
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Fundación 1º de Mayo
Este tipo de actividades produjo un rápido aumento de la afiliación de emigrantes españoles a la
DGB y al IG Metall, que a finales de 1966 contaban cerca de 10.600 españoles entre sus
miembros55. Un número importante, si lo consideramos sobre el trasfondo de la ausencia de libertad
sindical en España, pero que equivale a una tasa de afiliación bastante baja, de sólo el 6,6% entre
los emigrantes españoles, contra una media de afiliación del 15% entre el conjunto de los
emigrantes, y de más del 35% entre los trabajadores en la RFA. Durante la segunda mitad de los
años sesenta y los primeros años setenta, la sindicación de los emigrantes españoles en Alemania
experimentó un notable incremento, alcanzándose en 1971 la cifra de 54.406 españoles afiliados a
las organizaciones integradas en el DGB, es decir, un 29% de los 186.585 trabajadores españoles
residentes en Alemania en ese año56. Con ello, los españoles se situaban, al comenzar la década de
los setenta, entre los emigrantes con un mayor nivel de afiliación a sindicatos alemanes. En 1973, la
tasa de sindicación entre los emigrantes –de todas las nacionalidades- en la RFA alcanzaba el 20%
(500.000 sindicados de un total de 2,5 millones de trabajadores extranjeros), lo que continuaba
siendo inferior a la media de los trabajadores alemanes57.
Varios son los factores que se señalan habitualmente para explicar el menor nivel de sindicación de
los emigrantes –en particular los españoles- en Alemania, en comparación con los trabajadores
autóctonos: la desconfianza de muchos emigrantes hacia las instituciones de los países de acogida,
el rechazo de los mismos hacia los partidos políticos y sindicatos, la información insuficiente, la
mentalidad de ahorro y la escasez de recursos económicos y de tiempo libre disponibles para
invertirlos en actividades sindicales, las dificultades lingüísticas, o la opinión de que los sindicatos
alemanes no intervenían con suficiente energía en defensa de los emigrantes, entre otros58. También
actuó, indudablemente, el temor a sufrir represalias al regresar a España o a perder el puesto de
trabajo en Alemania por «meterse en líos». Como expuso Kunath, miembro del Comité Ejecutivo
Central del Sindicato alemán de la Industria de la Construcción, Tierras y Piedras, a Sorribes,
muchos trabajadores españoles no se decidían a ingresar en sindicatos alemanes porque temían
sufrir «dificultades personales» a su regreso a España59.
A finales de 1961, el IG Metall creó un departamento específicamente dedicado a los trabajadores
extranjeros, bajo la dirección de Max Diamant, funcionario de este sindicato y uno de los más
destacados en el compromiso con la sindicación y la organización política de los españoles en
Alemania. En este aspecto, destacó también la actividad de Hans Matthöfer, en su doble condición
de jefe de los servicios educativos del IG Metall y de diputado en el Bundestag por el SPD.
55
Informe “Viaje realizado a Alemania los días 22 de octubre al 1 de noviembre de 1966 por los compañeros Nicolás
Redondo, del interior, y Miguel Armentia, en representación de la UGT y del PSOE”, firmado por M. Armentia el 4
noviembre 1966, en AFLC, Comisión Ejecutiva, carpeta 299-3.
56
La cifra de sindicados en 1971, en DÍAZ PLAJA, Guillermo: La condición emigrante..., op. cit., p. 180; el número de
trabajadores españoles en Alemania en ese año, en FILGUEIRA, J.B.: Los emigrantes, op. cit., p.117.
57
La tasa de sindicación de extranjeros en 1973, en KÜHNE, Peter: «The Federal Republic…», art. cit., p. 55; la
correspondiente a 1966, en ANAGNOSTIDIS, Homer: «Gewerkschaften und Ausländerbeschäftigung», en KLEE,
Ernst (Hrsg.): Gastarbeiter. Analysen und Berichte. Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1972, pp. 104-136, p. 114; para las
tasas de sindicación en la RFA, vid. BERGHAHN, Volker; KARSTEN, Detlev: Las relaciones laborales…, op. cit., p.
280.
58
ANAGNOSTIDIS, Homer: «Gewerkschaften und Ausländerbeschäftigung», art. cit., pp. 118-121.
59
Este problema fue planteado al menos en dos ocasiones por Kunath a Sorribes; vid. escrito del primero (Sección
Jurídica, Comité Ejecutivo Central, Sindicato Alemán de la Industria de la Construcción, Tierras y Piedras) al Agregado
laboral español, s.f. (finales de 1960), AGA AISS-SRE R 4884.
19
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Matthöfer se desplazó a Madrid en julio de 1966 para testificar a favor de varios miembros de la
ASO que estaban siendo juzgados por la dictadura; viajó a Barcelona en marzo de 1969 para
informarse sobre la situación del país bajo el estado de excepción, denunció en diciembre de 1969
en el Bundestag las práctica de la tortura bajo el régimen de Franco, y se desplazó en abril de 1970
para asistir, en nombre del SPD, al juicio abierto contra trece socialistas vascos60.
A partir del nombramiento de Diamant como responsable de los trabajadores extranjeros, el IG
Metall realizó un giro cualitativo en su enfoque de los problemas de los emigrantes, abandonando la
idea de la temporalidad de su estancia en la RFA, promoviendo la modificación de la Ley de
Extranjeros de 1965, preocupándose por los problemas de escolarización de los hijos de los
emigrantes, etc. Dentro de este nuevo enfoque, se abrieron las primeras Oficinas de Asesoramiento
del sindicato para trabajadores extranjeros: en Berlín a comienzos de 1970, en Frankfurt y Stuttgart
en 197161. El avance decisivo llegaría, sin embargo, con la nueva Ley de Elección de los Consejos
de Empresa de 1972, que abrió a los ciudadanos extranjeros la posibilidad de ser elegidos para estos
órganos. Hasta entonces, los emigrantes españoles se veían limitados a elegir como representantes
en los comités de empresa a trabajadores de países de la CEE –habitualmente, y por razones
lingüísticas, emigrantes italianos-. Desde 1964 el gobierno español trató en vano de obtener para los
españoles el mismo derecho a ser elegidos62, apelando incluso al argumento de que los delegados
italianos defendían a menudo la ideología comunista y que debía darse a los trabajadores españoles,
que «no simpatizan con el comunismo», la posibilidad de elegir sus propios delegados63.
Centrándonos en los fenómenos de movilización de signo antifranquista, podemos partir de la
hipótesis inicial de que el mapa del activismo antifranquista en Alemania reprodujo durante los
años sesenta el panorama de los partidos, sindicatos y organizaciones antifranquistas en España.
Como en un espejo, los grupos de oposición del interior tuvieron su correspondencia en grupos
organizados en los centros y círculos de la emigración desde comienzos de la década. Ahora bien, la
imagen especular estaba sometida a algunas distorsiones. La más evidente fue la situación de
privilegio de que gozaron UGT y PSOE entre la emigración en Alemania a través de sus vínculos
con el DGB y el SPD, establecidos antes de la llegada masiva de emigrantes españoles, en el seno
de organizaciones como la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicatos Libres
60
ORTUÑO ANAYA, Pilar: Los socialistas europeos…, op. cit., p. 180, 188, 190 y 191.
61
ANAGNOSTIDIS, Homer: «Gewerkschaften und Ausländerbeschäftigung», art. cit., pp. 131-134; DÍAZ PLAJA,
Guillermo: La condición emigrante..., op. cit., pp. 177-178.
62
El gobierno español pidió en 1964 que se extendiera a los trabajadores españoles en la RFA el derecho a ser elegidos
para los Comités de Empresa, derecho que disfrutaban los trabajadores de los países de la CEE (nota verbal nº 112 de la
Embajada de España en Bonn al AA, de 23 julio 1964, PAAA Ref. V6 /1519). A la negativa de Bonn siguieron, en
1965, 1967 y 1970, nuevas peticiones formuladas por las autoridades españoles, todas ellas rechazadas (Nota verbal de
la Embajada de España en Bonn al AA, 6 junio 1967; nota verbal del AA a la Embajada de España en Bonn, 8 agosto
1967; nota verbal nº 258 de la Embajada de España en Bonn al AA, 16 octubre 1967; nota verbal del AA a la Embajada
de España en Bonn, 23 febrero 1968; nota verbal nº 79 de la Embajada de España en Bonn al AA, 22 mayo 1970; nota
verbal del AA a la Embajada de España en Bonn, 21 agosto 1970; todas ellas en PAAA Ref. V6/1519). Sobre el papel,
los trabajadores extracomunitarios –españoles, portugueses, griegos, yugoslavos, turcos, etc.- podían ser elegidos para
los comités de empresa si la mayoría de los trabajadores y los directivos de la empresa daban su aprobación a esta
posibilidad, un hecho que en la práctica no solía darse. (Escrito IIIa7-1074/65 del BMArbeit al AA, 9 junio 1965,
PAAA Ref. V6/1519)
63
Carta de Sorribes, Agregado Laboral de la Embajada de España en Bonn, al ministro federal de Trabajo, Theodor
Blank, 5 marzo 1965, BA B 149/6238.
20
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(CIOSL). En situación de técnica inferioridad y abocado a otras prácticas de bien probada eficacia –
la infiltración sistemática de movimientos y organizaciones, y la apelación a estrategias unitarias-,
el PCE fue, en cambio, la organización más activa y en pocos años la más poderosa en términos de
militancia y de capacidad de movilización.
La UGT y el PSOE contaron en su actividad entre los emigrantes españoles, como hemos indicado,
con la ventaja que le otorgaba la cooperación con el SPD y, sobre todo, con el DGB y sus sindicatos
integrantes, especialmente el sindicato metalúrgico IG-Metall, que cedieron locales donde se
crearon Círculos obreros y donde la UGT pudo crear una red de secciones propias. Pese a este
apoyo, el sindicato socialista alcanzó unas cifras de militancia muy bajas: en julio de 1963 tenía
sólo 84 afiliados repartidos en siete secciones de la RFA: Frankfurt, Colonia, Mainz, Essen,
Wiesbaden, Düsseldorf y Hannover. En febrero de 1965 había descendido a 59 afiliados repartidos
en cinco secciones. Ese año la sección de Frankfurt, por ejemplo, contaba con solo 16 miembros,
para una población de 25.000 españoles en la ciudad. Estos niveles de militancia tan bajos se
explican por varios motivos: la mayor capacidad de atracción de otras organizaciones, como el
PCE; la acción paralizante que la dirección de la UGT ejercía desde Toulouse (vid. infra); y la
estrategia adoptada tanto por el PSOE como por el UGT, consistente en fomentar, en una primera
fase, el ingreso de los españoles en la DGB, y sólo una vez familiarizados éstos con la vida política
y sindical, tratar de atraerlos, en una segunda fase, como afiliados a sus propios cuadros64.
La UGT estableció en enero de 1963 una organización territorial específica para Alemania, la
Federación de Secciones domiciliadas en la República Federal de la Unión General de
Trabajadores en el Exilio (FUGTA), con Carlos Pardo, Castells y Manuel Fernández Montesinos
como secretarios65. La FUGTA nació con el apoyo de dirigentes del SPD como Hans Matthöfer y
Max Diamant, pero tuvo que enfrentarse a la férrea oposición de la dirección de la UGT en
Toulouse, de la que técnicamente dependía66. El motivo de esta oposición se hallaba en las
simpatías de muchos miembros de la FUGTA hacia la Alianza Sindical Obrera (ASO). La ASO
había surgido en octubre de 1962 en Madrid y Barcelona como un intento de constituir en el interior
de España una organización sindical única, de base amplia, e independiente de los partidos. Este era
exactamente el modelo del sindicalismo alemán de la posguerra67, por lo que no extrañará que esta
organización contara con el decidido apoyo de los sindicatos alemanes. Del mismo modo es
sintomático que entre los impulsores más destacados de la ASO se contaron personas como
Fernández Montesinos y otros sindicalistas españoles en Alemania, próximos al DGB y al IG
Metall. El enfrentamiento entre las secciones alemanas de UGT cercanas al sindicalismo alemán y
la dirección de Toulouse sería constante entre 1963 y 1966, año en que la ASO comienza ya su
64
«Reunión de la FUGTA en Francfort del Meno – 6 y 7 julio 1963»; e «Informe de M. Armentia a la Comisión
Ejecutiva de la UGT», de 15 de diciembre de 1965. AFLC, Comisión Ejecutiva, carpeta 299-1.
65
Vid. los estatutos de la FUGTA, aprobados en la primera asamblea de la nueva organización celebrada en Colonia el
20 de enero de 1963, en AFLC, Comisión Ejecutiva, carpeta 299-1. Cfr. ORTUÑO ANAYA, P.: European socialists…,
op. cit., p. 144.
66
Para una defensa de las secciones «rebeldes» de la FUGTA en su pugna contra la dirección de la UGT en Toulouse
véase el artículo del propio DIAMANT, Max: «Diktaturländer und Gewerkschaften in Westeuropa», en
Gewerkschaftliche Monatshefte, vol. 24, nº 7 (1973), pp. 440-445.
67
Vid. BERGHAHN, Volker R., y KARSTEN, Detlev: Las relaciones laborales en Alemania Occidental, Madrid,
Ministerio de Trabajo, 1993, pp. 60-61 y 73-96.
21
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imparable declive antes de desaparecer en 196868. La propia FUGTA tuvo una vida breve, al
disolverse en marzo de 1965 para ser sustituida por un Comité de Coordinación de las secciones de
la UGT en Alemania69.
La desaparición de la ASO permitió a la UGT acaparar desde 1966 todo el apoyo del DGB y del IG
Metall. En un congreso de las secciones en Alemania de UGT celebrado el 26 y 27 de febrero de
1966 en Bad Neuheim (Essen), el sindicato español logró convencer a los alemanes de la fortaleza
de su implantación en la RFA, al congregar a delegados de diez secciones y a representantes
procedentes de otras ocho localidades70. Superada la crisis de mediados de la década, la UGT logró
en los años siguientes dar continuidad a su presencia y actividades en Alemania, a la vez que
consolidaba su red de secciones y de afiliados directos. De ello daban cuenta las distintas
conferencias y reuniones del Comité Coordinador que celebró la UGT a partir de 1966, con la
colaboración de los sindicatos alemanes. Así, a la Conferencia de Secciones de UGT en Alemania
celebrada en la escuela sindical de Lohr am Main los días 20 y 21 de septiembre de 1969 acudieron
34 delegados, en representación de 11 secciones y de los afiliados directos residentes en varias
localidades71. Tres de estas secciones (Ahlen, München y Stuttgart) publicaban sus propios
boletines informativos, que se distribuían a nivel local junto con los boletines de difusión más
generalizada, que editaban el Comité de Coordinación de las secciones de UGT en Alemania y la
dirección del sindicato en Toulouse72. En 1971, la UGT contaba ya con 14 secciones en Alemania,
localizadas en Ahlen, Bocholt, Colonia, Düsseldorf, Frankfurt, Munich, Nuremberg, Remscheid,
Siegen, Stuttgart, Versmold, Winhein-Hemabach, Wetzlar y Berlín73.
68
En palabras de Gillespie, «la ASO fue el conducto de las primeras tentativas germano-occidentales de obtener
influencia en España. El patrocinio venía de IG Metall y de la Fundación Friedrich Ebert, vinculada al SPD». Vid.
GILLESPIE, Richard: Historia del Partido Socialista Obrero Español. Madrid: Alianza, 1991, p. 256.
69
El Comité de Coordinación de las secciones de UGT en Alemania estaba integrado, desde octubre de 1969, por José
María Arche, Francisco Gelada, Adolfo Llopis Brave, José Muñoz Ariño y Norberto Sanchidrián. Las labores de
Secretariado de dicho Comité fueron asumidas por los miembros de la sección de UGT en Düsseldorf. Acta de la
reunión del Comité de Coordinación celebrada el día 11 de octubre de 1969 en Düsseldorf; AFLC, Comisión
Ejecutiva, carpeta 300-03.
70
Se reunieron representantes de las secciones de UGT en Ahlen, Bonn, Duisburg, Düsseldorf, Esslingen, Frankfurt,
Hildesheim, Kassel, Stuttgart y Weinheim; delegaciones de Hamburgo y Hannover; y representantes de afiliados
directos de Balingen, Bremen, Munich, Schweinfurt, Heidenheim y Mainstickheim. ORTUÑO ANAYA, Pilar: Los
socialistas europeos…, op. cit., p. 178. Según la información que recabaron las autoridades españolas, entre los planes
inmediatos de la UGT en Alemania que se debatieron en estas jornadas se contaba pedir que se obligara a las fábricas a
distribuir «Grito» y «Noticiero», que se crearan más puestos de asesores para los españoles que trabajaban en la RFA y
que se aumentara la asistencia a los emigrantes españoles en materia de vivienda. Vid. Nota informativa de la Dirección
de Europa del MAE, «Actividades contra el régimen español en Alemania durante el año 1965 y lo que va de 1966», 22
marzo 1966, en AMAE R 8607/8.
71
Acudieron representantes de, al menos, las siguientes secciones de UGT: Düsseldorf, Munich, Stuttgart, Ahlen,
Esslingen, Siegen, Frankfurt, Bocholt, Weinheim-Hemsbach y Wetzlar, así como delegados directos de Heidenheim y
Osnabrück; en esos momentos había también, como mínimo, secciones de UGT en Colonia, Kassel, Remscheid,
Hannover y Hamburgo. Nota Conferencia de secciones UGT de Alemania, s.f. [septiembre 1969]; y Acta de la
Conferencia de secciones UGT en Alemania celebrada bajo la presidencia del compañero Miguel Armentia Juvete,
vicepresidente de la Comisión Ejecutiva, durante los días 20 y 21 de septiembre de 1969 en la Escuela del IG Metall,
sita en la ciudad de Lohr, ambas en AFLC, Comisión Ejecutiva, carpeta 300-03.
72
Acta de la reunión del Comité de Coordinación celebrada el día 11 de Octubre de 1969 en Düsseldorf, AFLC,
Comisión Ejecutiva, carpeta 300-03.
73
UGT, Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XI Congreso en el exterior de la Unión General de
Trabajadores de España. Toulouse, 5, 6, 7 y 8 de agosto de 1971. Toulouse, 1971, p. 15. Esta red de secciones no era
comparable a la densidad organizativa con que contaba el sindicato en Francia, pero sí muy superior a la existente en
Bélgica y Suiza (cuatro secciones en cada país), Holanda o el Reino Unido (una sección en cada país). Ibídem.
22
Documento de Trabajo 4/2005
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También el PSOE, por su parte, en vista del número creciente de emigrantes repartidos por Europa
y de las posibilidades de actuación que con ello se abrían al partido, creó hacia 1964 una Comisión
para la Emigración, integrada en el seno de su Comisión Ejecutiva del partido74. Las juventudes del
PSOE, por su parte, establecieron en junio de 1963 contactos con los Jusos, los jóvenes socialistas
del SPD. Fruto de la cooperación entre las dos organizaciones fue la creación de una Federación
Nacional de Juventudes Socialistas de España en Alemania, que contaba a finales de 1964 con
nueve secciones locales75. Durante el estado de excepción de 1969, el SPD respondió a las llamadas
de solidaridad de Rodolfo Llopis proporcionando financiación al PSOE que sirvió para asegurar la
labor del partido y ayudar a los militantes socialistas presos en España y a sus familias76. El
compromiso del SPD y su entorno, en particular la Fundación Friedrich Ebert, con el PSOE y la
causa de la democracia en España se hizo más intenso a partir de este año y se concretó, entre otras
acciones, en la creación en Frankfurt, el 22 de junio de 1970, de la Comisión Alemana para la
Defensa y Apoyo de los Demócratas Españoles, presidida por Hans Matthöfer77.
El Partido Comunista de España carecía del apoyo institucional que recibieron UGT y PSOE por
parte del DGB, lo que compensó gracias a una militancia activa y disciplinada y a una eficaz
estrategia marcada por la dirección del partido. Los comunistas captaron pronto las oportunidades
que se les abrían con la presencia en Alemania, así como en otros países de emigración, de decenas
de miles de emigrantes españoles, en los que el Partido vio un campo propicio sobre el que extender
sus actividades para cumplir una serie de objetivos propios: difundir la ideología comunista,
aumentar la militancia en el partido, fortalecer y ampliar sus estructuras organizativas, mejorar su
base económica y, en definitiva, aprovechar las excepcionales condiciones creadas por la
emigración para reforzar la lucha antifranquista e impulsar el cambio en el interior de España. Ya
en julio de 1962, el periódico Die Welt alertaba en un artículo titulado «La roja red de Dolores
Ibárruri» sobre los progresos que estaban haciendo los agentes del PCE entre los 100.000
emigrantes españoles en Alemania78.
Por delegación del Comité Central dirigido por Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri, la coordinación
de las actividades del PCE en Alemania recayó en la denominada Comisión de Francia. Esta
comisión, con sede en París, coordinaba las actividades del Partido en todos los países con
presencia significativa de emigrantes españoles, y en particular Suiza, Bélgica, Holanda,
Luxemburgo y Gran Bretaña, además de la propia Francia y de Alemania. El propio Comité
Ejecutivo creó en los primeros años sesenta una Comisión para la Emigración dirigida por José
74
MARTÍN SÁNCHEZ, Isabel: «La conexión entre exilio político y emigración económica», en Cuadernos
Republicanos, nº 29 (1997), pp. 29-42, pp. 32-33.
75
«Acta de la Asamblea de delegados de las secciones de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas de España
en Alemania, celebrada en Bad-Godesberg los días 5 y 6 de diciembre de 1964», AFLC, Comité Ejecutivo, carp. 299-1.
La solidaridad de las organizaciones socialistas juveniles internacionales tuvo su expresión en 1964 con la proclamación
de este año como «Año de España» por el Secretariado Internacional de Juventudes Socialistas, reunido en Roma el 8
de marzo. Crónica «Die Spanien-Debate im EWG-Ministerrat vertagt», Frankfurter Allgemeine Zeitung, 9 marzo 1964.
76
77
78
ORTUÑO ANAYA, Pilar: Los socialistas españoles…, op. cit., p. 187.
Ibídem, pp. 193-194.
«La roja red de Dolores Ibárruri», Die Welt, 3 julio 1962.
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García Meseguer y centrada en el trabajo con los emigrantes españoles en Europa79. Dependiente de
esta comisión habría surgido, según algunas informaciones, la sección específica República Federal
de Alemania, con sede en Berlín Este e integrada por funcionarios del PCE, trabajadores
dependientes del Comité Central del Partido Socialista Unificado alemán (SED) y comunistas
alemanes veteranos de la guerra civil española80.
Con estos instrumentos, el Partido Comunista se dotó de los elementos organizativos
imprescindibles para infiltrarse en los ambientes obreros españoles en la RFA. Pese a ello, gran
parte de la labor de captación de nuevos militantes y simpatizantes para el PCE en dichos ambientes
se realizó no bajo la coordinación directa de estos organismos, sino mediante el proselitismo
realizado de forma semiautónoma por militantes más o menos veteranos en función de las
oportunidades que se presentaban en cada localidad, en cada centro de trabajo y en cada momento
determinado81.
La estrategia del PCE incluía infiltrarse en todos los ámbitos culturales, asociativos y sindicales
posibles, de forma similar al modo de actuar del partido en España. A comienzos de 1965 la
Comisión de Francia remitió una circular a sus funcionarios en la RFA en la que les exhortaba a
redoblar los esfuerzos para formar a «miles de militantes y antifascistas en la emigración»,
utilizando todos los medios legales y disponibles: sindicatos, asambleas de trabajadores en las
fábricas a nivel local o de comarca, centros de cultura y esparcimiento, grupos de jóvenes y de
mujeres, etc. La labor de formación en un sentido comunista era designada como la principal tarea
del partido entre los emigrantes, y para desarrollarla todos los medios se consideraban apropiados:
organizar en cada club, centro o círculo español conferencias sobre historia, geografía y economía
de España, difusión de la literatura «progresista» española, coloquios con escritores y artistas,
actividades folclóricas, exposiciones de arte, cine-clubs, etc. Igualmente estimaba vital la dirección
del PCE aumentar el número de sus militantes en Alemania, como se desprendía del contenido de
79
MARTÍN SÁNCHEZ, Isabel: «La conexión entre exilio político…», art. cit., pp. 36-37.
80
Crónica «La roja red de Dolóres Ibárruri», Die Welt, 3 de julio de 1962.
81
El contacto con los posibles militantes futuros se basaba habitualmente en las relaciones personales en las fábricas y
en las residencias colectivas de trabajadores en las que vivían miles de emigrantes. Los obreros más receptivos,
potenciales militantes, recibían por lo general de miembros del partido encargos sencillos como repartir folletos,
octavillas y publicaciones del PCE en sus lugares de trabajo o residencia. Publicaciones del PCE como Mundo Obrero,
Nuestra bandera, Libertad para España o La voz del campo se introducían y circulaban así por los ámbitos de la
emigración española, donde también se seguían las emisiones de Radio España Independiente (la conocida
«Pirenaica»). También era frecuente que se encargara a los simpatizantes la realización de colectas de solidaridad entre
los demás trabajadores, cuyo fruto se remitía a la Comisión de Francia, en París. En una fase más avanzada de
compromiso e identificación con el partido, los más interesados podían recibir cursillos de instrucción que impartían
instructores del PCE, procedentes a veces de París. A través de estas y otras actividades, que incluían la organización de
manifestaciones, protestas laborales, etc., los simpatizantes se familiarizaban con la ideología y las actividades del
partido y probaban el grado de compromiso con el mismo que estaban dispuestos a asumir, de forma que al alcanzar
determinado nivel numérico y de actividad estos grupos de simpatizantes pudieran constituirse en agrupaciones del
Partido. Sobre los métodos de captación de militantes y simpatizantes empleados por el PCE en la RFA, véase:
Comisión para la Emigración Obrera (PCE), «Resolución adoptada por la Comisión para la Emigración obrera en los
países de Europa Occidental, en la reunión celebrada el 19 enero [19]63», e Industriewarndienst (Servicio de Alerta a la
Industria), «Informe confidencial nº 23/24», RFA, agosto de 1967, ambos en AHPCE, Fondo Emigración Política,
Europa Occidental (microfilms), Jacq. 960 y 988 respectivamente. Vid. también I. Grosse Strafkammer des
Landgerichts Dortmund, «Strafsache gegen den Maurergehilfen Juan Liébana Ríos», Dortmund, 19 abril 1966, BA B
149/6238.
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una circular de enero de 1965 titulada «¡Se trata de fortalecer nuestras filas para la lucha por la
victoria de las libertades democráticas!»82. Según una información facilitada confidencialmente al
Consulado español en Munich por la Cancillería de Estado de Baviera, en junio de 1965 el PCE dio
a todos los simpatizantes comunistas de Hannover la consigna de pedir en bloque su ingreso en el
IG Metall83. A este sindicato se incorporó, de hecho, en los años sesenta un significativo número de
comunistas españoles dirigidos por Leónides Montero, uno de los primeros organizadores del
Partido Comunista español en Alemania84.
La política de infiltración de todas las estructuras útiles, la formulación de la propaganda del partido
en términos amplios, la apelación a estrategias unitarias, y su buena organización, permitieron a los
comunistas convertirse en el grupo más activo y numeroso entre los emigrantes españoles. En pocos
años, el PCE logró crear una estructura que abarcaba todo el territorio de la RFA, con especial
intensidad en las regiones industriales del suroeste de Alemania y la cuenca del Ruhr, las que
contaban con mayor concentración de emigrantes españoles. El número de militantes del PCE en la
RFA se acercaba, a mediados de los años sesenta, a los 670, agrupados en casi 70 asociaciones
locales y en una treintena de comités comarcales que se coordinaban desde los comités de zona de
Hannover, Frankfurt, Stuttgart, Nuremberg y Düsseldorf/Remscheid85. La fuerza del PCE en la
emigración en toda Europa era, sin duda, importante. Algunas estimaciones indican que, a través de
la rotación de trabajadores en los puestos de trabajo de los países de destino, más de 15.000
españoles pasaron por las filas del PCE, de los cuales la mitad habría regresado a España en los
primeros años de emigración86. La capacidad de convocatoria del PCE quedó ampliamente
demostrada en el multitudinario mítin del 30 de abril de 1972 en la explanada de la Universidad de
Frankfurt, en la que se congregaron entre 3.000 y 7.000 trabajadores españoles, procedentes de más
de 40 ciudades y pueblos de la RFA, para escuchar a Santiago Carrillo, en la que fue la mayor
concentración política, hasta ese momento, de la emigración española en Alemania87.
Para el PCE, la existencia de la República Democrática Alemana vino a compensar en cierto modo,
la ausencia de un interlocutor político en el interior de la RFA como el que tenían los socialistas
82
Circular de la “Comisión de Francia” titulada «La labor de formar al Partido y a las masas», s.f. [principios de 1965],
BA B 149/6238.
83
Anexo «Die Lage der spanischen Arbeiter in Nürnberg» a la carta muy confidencial de Erice, Embajador de España
en Bonn, al Secretario de Estado Hans von Hase, Presse- und Informationsamt er Bundesregierung, 5 julio 1965, BA B
145/6642.
84
MANCHO, Santiago. Emigración y desarrollo español. Madrid, IEE, 1978, p. 106. Leónides Montero fue uno de los
principales dirigentes comunistas entre la emigración española en Alemania hasta 1967. Este año, la dirección del PCE
lo envió a Suiza, donde puso la experiencia adquirida al servicio de la Asociación de los Trabajadores Españoles en
Suiza (ATEES), en cuya creación participó. Vid. FARRÉ, Sebastián: Spanische Agitation..., op. cit., p. 25.
85
Según los datos contenidos en: I. Grosse Strafkammer des Landgerichts Dortmund: «Strafsache gegen den
Maurergehilfen Juan Liébana Ríos», Dortmund, 19 abril 1966, BA B 149/6238. Puede consultarse el organigrama de la
estructura creada por el PCE en Alemania Occidental a mediados de los años sesenta en SANZ DÍAZ, Carlos: «El PCE
y la emigración», art. cit., p. 24.
86
GARCÍA MESEGUER, José: Los emigrantes…, op. cit., p. 111.
87
Crónica de M. Segura «7000 españoles en Francfort con Santiago Carrillo», Información Española, nº 76 (2ª
quincena mayo 1972), pp. 3-4. La cifra de «seis a siete mil» es la que ofrece el propio cronista, que señala, no obstante,
que diversos periódicos alemanes cifraron la asistencia entre 3.000 y 5.000 personas.
25
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españoles con sus contactos con el SPD, el DGB y la Fundación Friedrich Ebert. Ciertamente, el
PCE estableció contactos con el Partido Comunista de Alemania (KPD), ilegalizado en la RFA en
1956, con el fin de coordinar su trabajo entre los emigrantes españoles en Alemania88. Sin embargo,
nada indica que los comunistas españoles obtuvieran alguna ventaja de estos contactos con una
organización que, debido a su debilidad e inoperatividad, no podía aportar apenas nada a la labor
del PCE entre los emigrantes de la RFA89.
La RDA hizo las funciones de retaguardia y apoyo para los comunistas españoles en suelo
alemán90. El PCE aprovechó el hecho de poder contar con bases de acción en la Alemania Oriental
y en Berlín Este y con vínculos institucionales con los partidos y asociaciones comunistas situados
al otro lado del «telón de acero» para desplegar sus actividades en la RFA. Un punto nodal en la red
de contactos del partido lo constituía la Oficina de Relaciones establecida en Berlín Este bajo la
dirección del comunista español Bautista Banqué. Desde esta oficina se conducía la colaboración
del PCE con el SED, con el Partido Comunista de Alemania (KPD, Kommunistische Partei
Deutschlands), con la Federación Sindical Libre Alemana (FDGB, Freier Deutscher
Gewerkschaftsbund) y con el Comité de Solidaridad con el Pueblo Español creado en 1963 en la
RDA91. Un año antes, en plena oleada huelguística de España, el aula magna de la Universidad
Humboldt de Berlín (Este) había acogido una «manifestación de solidaridad en apoyo a la lucha
huelguista en España» celebrada el 24 de mayo de 1962 con la presencia de altos funcionarios del
SED, de los sindicatos y ex brigadistas, en el que pronunció un discurso Celestino Uriarte, miembro
del Comité Central del PCE92.
88
«Informe sobre la entrevista del 25 de abril 1962 entre la delegación del PCA y la delegación del PCE para examinar
las posibilidades de colaboración para la actividad entre los trabajadores emigrantes en la RFA». Fondo Relaciones
Internacionales, Jacq. 60, AHPCE (citado por FARRÉ, Sebastián, Spanische Agitation…, op. cit., p. 15.)
89
Corrobora esta idea la ausencia de menciones al KPD en la documentación española y alemana que hemos analizado.
El KPD fue ilegalizado en la RFA por el Tribunal Constitucional en 1956 y se reconstituyó en 1968 bajo el nombre de
Partido Comunista Alemán (DKP, Deutsche Kommunistische Partei).
90
Los comunistas españoles se beneficiaron del hecho de que el recuerdo de la Guerra Civil y de las Brigadas
Internacionales constituía en la RDA, más que en ningún otro país, en mito fundador y fuente de legitimación
antifascista del nuevo Estado socialista. Numerosas celebraciones, homenajes y conmemoraciones, que abarcaban hasta
las denominaciones de calles, unidades del Ejército, pasajes en los libros de texto escolares, etc., conformaron una
particular «política de la memoria» impulsada por el Comité Central del SED y enraizada en la guerra española de los
años 1936 a 1939. El culto a la guerra civil permitía además a la RDA reafirmarse y perfilarse como entidad política
antifranquista por oposición a la RFA, sobre la que se proyectaba el estigma de la continuidad con los tiempos del
nacionalsocialismo, ejemplificada en las excelentes relaciones de los gobiernos de Adenauer y Erhard con la España de
Franco. Vid. UHL, Michael: Mythos Spanien. Das Erbe der Internationalen Brigaden in der DDR. Bonn: J.H.W. Dietz
Nachf., 2004; McLELLAN, Josie: Anti-Fascism and Memory in East Germany. Remembering the International
Brigades 1945-1989. Oxford: Clarendon Press, 2004; KRAMMER, Arnold: «The Cult of the Spanish Civil War in East
Germany», en Journal of Contemporary History, vol. 39(4), 2004, pp. 531-560.
91
Indistriewarndienst (Servicio de Alerta a la Industria), «Informe confidencial nº 23/24», RFA, agosto de 1967. Fondo
Emigración Política, Europa Occidental (microfilms), Jacq. 988. AHPCE. Este comité, impulsado por brigadistas
internacionales alemanes, se dedicó a la preservación de la memoria histórica de la guerra civil insertando el recuerdo
de la lucha, pasada y presente, contra el régimen de Franco, en la tradición más amplia del movimiento obrero y
revolucionario alemán que desembocaba en la RDA.
92
BERNECKER, Walther L., y FREISINGER, Hubertus: «Las huelgas mineras asturianas de 1962 y su repercusión
mediática en Alemania», en VEGA GARCÍA, Rubén (coord.): El camino que marcaba Asturias. Las huelgas de 1962
en España y su repercusión internacional. Oviedo: Fundación Juan Muñiz Zapico/Ediciones Trea, 2002, pp. 395-421,
p. 415.
26
Documento de Trabajo 4/2005
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El apoyo de la RDA a los comunistas españoles constituyó a la vez una ayuda y una carga para los
mismos. Esto fue así porque, de todos los grupos antifranquistas activos entre los emigrantes, los
comunistas aparecían distinguidos por su identificación con la RDA, rival y enemiga formal de la
RFA. Para el gobierno de Bonn, las actividades comunistas podían afectar a intereses vitales de su
política exterior relacionadas con la «cuestión alemana». Por este motivo, los comunistas españoles
fueron sometidos a un seguimiento y, llegado el caso, una represión que no sufrieron, en tan gran
medida, las demás fuerzas políticas de la oposición antifranquista en la emigración, como veremos
más adelante.
Junto con socialistas y comunistas, los católicos fueron otro de los grupos que atrajeron la atención
de las autoridades franquistas por su labor de concienciación y movilización de los emigrantes
españoles en Alemania. En unos momentos en que un sector de la Iglesia Católica española
comenzaba a distanciarse del régimen franquista, muchos capellanes de emigración desempeñaron
un papel clave entre las comunidades de emigrantes93. Como ocurría en España, en los años del
Concilio Vaticano II comenzaba a apreciarse entre los católicos españoles de la emigración en
Alemania, tanto laicos como religiosos, tensiones y una creciente división entre leales al régimen y
antifranquistas. Este tipo de tensiones se evidenció, por ejemplo, en el 79º Congreso Católico
Alemán, celebrado en Hannover del 22 al 26 de agosto de 1962, en el que se coincidieron
representantes de la jerarquía católica española con delegados de las Hermandades Obreras de
Acción Católica (HOAC) y de las Juventudes Obreras Católicas (JOC)94. Redactores a esta última
organización editaban en Essen, ya en estos años, la revista Avanzada, que contaba, a finales de
1963, con una tirada de 5.000 ejemplares, que se distribuían por Suiza, Francia y norte de Italia,
además de en la propia RFA95. La orientación de Avanzada, crítica con la dictadura desde
planteamientos cristianos muy progresistas y por ello especialmente irritante para el régimen de
Franco96, era un reflejo de las transformaciones que estaba experimentando un sector de la Iglesia
católica española en contacto con los problemas de los emigrantes.
Al hilo de esta transformación, algunos capellanes de emigración encabezaron las reivindicaciones
sociales de esos mismos emigrantes en los años sesenta y setenta. Puede mencionarse a este
respecto el memorándum que en 1970 elevó a la Conferencia Episcopal Alemana el padre Javier
Lacarra, delegado de los capellanes de emigración españoles en la RFA, en el que denunciaban los
problemas de vivienda (alojamientos inadecuados, prácticas abusivas en los alquileres, necesidad de
vivienda social) y de educación de los trabajadores extranjeros y sus familias97.
93
Hasta qué grado llegó la implicación de estos sacerdotes lo muestra el hecho de que en mayo de 1962 Bolarque
indicara que «algunos de los capellanes muy en contacto con los sindicatos católicos de España» habían tenido
responsabilidades en las recientes manifestaciones antifranquistas en suelo alemán. Carta nº 225 de Bolarque al MAE,
23 mayo 1962, AMAE R 7651/3.
94
Carta nº 232 de Bolarque a Castiella, 21 agosto 1962, AMAE R 7651/3.
95
Bolarque advirtió ya en octubre de 1961 a Castiella de que una denominada Juventud Cristiana, que muy
probablemente no es otra que la JOC, difundía en Alemania una publicación en castellano de tendencia antifranquista.
Carta de Bolarque a Castiella de 17 octubre 1961, AMAE R 7651/2.
96
Informe muy confidencial elevado por José Luis de los Arcos, Director General de Asuntos Consulares, a Fernando
María Castiella, 18 noviembre 1963, AMAE R 7651/3.
97
El memorándum sobre la situación material y pastoral de los emigrantes fue suscrito de forma conjunta por el
delegado de los capellanes italianos, monseñor Silvano Ridolfi. Vid. «Pro memoria der Seelsorger der italienischen und
spanischen Gastarbeiter an die Deutsche Bischofskonferenz 16. Februar 1970 (Auszug)», reproducido en
27
Documento de Trabajo 4/2005
Fundación 1º de Mayo
El panorama de las organizaciones antifranquistas no estaría completo sin una mención a los
militantes anarquistas, que aunque en menor número y en un plano de visibilidad inferior, también
formaron parte activa de las movilizaciones entre la emigración española en Alemania,
contribuyendo así a reproducir en esta colonia la pluralidad de tendencias (y la división)
característica de la oposición, interior y exterior, a la dictadura de Franco98.
Todas estas fuerzas políticas y sindicales actuaron por medio de los diversos centros y círculos
culturales y obreros de la emigración. El primero y uno de los más activos fue el Centro Cultural
Obrero Español de Frankfurt, creado con el apoyo del IG Metall y dirigido por el ugetista y
funcionario de aquel sindicato Manuel Fernández Montesinos99. También con el apoyo del IG
Metall se creó en Hannover en mayo de 1963 un Centro Cultural y Democrático Español
notablemente activo100. Düsseldof contó asimismo con un Centro Obrero Español ubicado en
locales cedidos por el DGB y en el que afloraron fuertes disensiones entre los miembros de UGT y
los del PCE, en pugna por el liderazgo entre los emigrantes españoles de esta ciudad101. Hamburgo
tuvo también su Centro Cultural Recreativo Español financiado por los sindicatos alemanes desde
comienzos de los años sesenta102. En Nuremberg se desarrollaron también actividades de signo
antifranquista en los dos centros culturales españoles existentes en la ciudad, el Círculo Cultural
Obrero Español creado en 1964 con ayuda de los sindicatos alemanes, y el Centro Español de
Nuremberg, bajo la dirección de un emigrante español que trabajaba para el IG Metall como asesor
para los trabajadores españoles103. En conjunto, puede afirmarse que prácticamente todas las
grandes ciudades alemanas que contaran con la presencia de trabajadores españoles albergaban al
LUEDESDORF, René; ZILLESSEN, Horst: Gastarbeiter = Mitburger. Bilder, Fakten, Gründe, Chancen, Modelle,
Dokumente. Gelnhausen, Burckhardt-Verlag, 1971, pp. 354-355.
98
En general, resulta más difícil documentar las actividades anarquistas entre los emigrantes que las de otros grupos,
debido a su menor número y a sus particularidades organizativas. Algunos indicios de actividades de anarquistas
españoles se registran en la RFA, no obstante, desde muy pronto. La Federación Ibérica de Juventudes Libertarias
(FIJL), por ejemplo, trató de sumar a los emigrantes españoles a sus filas desde comienzos de los sesenta. Un panfleto
interceptado en octubre de 1962 y que estaba siendo difundido entre los trabajadores españoles residentes en la comarca
de Hamm/Westfalia, se dirigía en concreto «a los jóvenes españoles salidos a trabajar al extranjero», a los que invitaba
a sumarse a la lucha contra la dictadura. «Información dirigida a los jóvenes españoles salidos a trabajar al
extranjero», panfleto de la FIJL (Federación Ibérica de Juventudes Libertarias), en AGA AISS-SRE R 2508.
99
Escrito de L.E. Sorribes a P. Lamata Megías, Secretario General de la OSE, 21 octubre 1964, AGA AISS-SRE R
2524. Sobre Montesinos y el Centro Cultural de Frankfurt, vid. GILLESPIE, Richard: Historia del Partido Socialista
Obrero Español, Madrid, Alianza, 1991, p. 254 y ss.
100
Desp. personal y reservado de Miguel Ángel Ochoa Brun, cónsul de España en Hannover, a Fernando Mª Castiella, 1
agosto 1964, AGA AISS-SRE R 2524.
101
Vid. Nota informativa de la Dirección de Europa del MAE, «Actividades contra el régimen español en Alemania
durante el año 1965 y lo que va de 1966», 22 marzo 1966, en AMAE R 8607/8.
102
Despacho de Emilio Beládiez, Cónsul General de España en Hamburgo, nº 41 de 19 febrero 1966, AMAE R
8327/23.
103
Anexo «Die Lage der spanischen Arbeiter in Nürnberg» a la carta STRENG VERTRAULICH de Erice, Embajador
de España en Bonn, al Secretario de Estado Hans von Hase, Presse- und Informationsamt er Bundesregierung, 5 julio
1965, BA B 145/6642.
28
Documento de Trabajo 4/2005
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menos un centro de tendencia antifranquista, que en la mayoría de los casos coexistía con la
correspondiente Casa de España subvencionada por los consulados o la embajada española.
Con el tiempo, los centros españoles de inspiración democrática y antifranquista no solo
aumentaron en número, sino que comenzaron a coordinarse. Los días 25 y 26 de abril de 1964, en
reunión celebrada en Düsseldorf, los Círculos Culturales obreros españoles constituyeron una
asociación denominada Alianza de Círculos Españoles Democráticos Independientes (ACEDI), que
estableció su sede en la misma ciudad. Pese a que la ACEDI parece haber caído rápidamente en la
inactividad, excepto en el área de Frankfurt, donde continuó coordinando algunas actividades104, su
creación debe valorarse como una muestra del grado de madurez y efectividad que estaban
alcanzando, al mediar la década de los sesenta, las corrientes antifranquistas dentro de la emigración
española en Alemania.
Al panorama político y sindical de la emigración española se incorporó, en el último tercio de los
años sesenta, la creciente presencia de las Comisiones Obreras a través de las comisiones y peñas de
solidaridad creadas, bajo el impulso del PCE, por los emigrantes españoles a finales de la década. El
punto de partida de este fenómeno estuvo en la difusión en Alemania, en junio de 1967, del
Comunicado Final de la primera Asamblea Nacional de las Comisiones Obreras, primera ocasión en
que los planteamientos de estas organizaciones se daban a conocer entre los emigrados a aquel
país105. Al comenzar 1970 había ya Comisiones de Solidaridad con las Comisiones Obreras en trece
ciudades alemanas: Colonia, Kassel, Düsseldorf, Hannover, Stuttgart, Offenbach, Dieburg, Stuttgart
(Asociación de Mujeres), Rüsselheim, Frankfurt (Círculo Cultural Español y Comités de
Solidaridad de la Fábrica Meuser y de la Barriada de Höscht), Weinheim (Centro Español), Bergen
y Darmstadt. Los delegados de estas comisiones se reunieron los días 28 y 29 de marzo de 1970 en
Frankfurt con un representante de la Delegación Exterior de las Comisiones Obreras españolas y
constituyeron una Coordinadora de Alemania de Comisiones Obreras de Solidaridad, que
estableció su secretaría provisional en el mismo Frankfurt. Entre los acuerdos adoptados en esta
cita, los delegados acordaron «propiciar el ingreso» en los sindicatos democráticos alemanes
integrados en la DGB de «todos los españoles en Alemania, invitándoles a integrarse dentro de las
estructuras sindicales como forma óptima para defender sus intereses». Se comprometieron, por lo
demás, a apoyar la lucha de las Comisiones Obreras en el interior de España por la libertad sindical,
por el cese de la represión y la amnistía, y la adhesión a todas sus reivindicaciones; a buscar el
reconocimiento de las autoridades alemanas y demás organismos representativos para las CC.OO; y
a divulgar entre los emigrantes españoles y en la opinión pública alemana –mediante prensa, radio y
otros medios- el desarrollo de las Comisiones106.
104
Escrito de Sorribes a Pedro Lamata Megías, Secretario General de la Organización Sindical, 21-10-1964, (AGA
AISS-SRE R 2524). Según un miembro de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas de España en Alemania,
que era miembro del comité coordinador de la ACEDI, ya finales de 1964 «esta Alianza se encuentra en punto muerto».
Vid. «Acta de la Asamblea de delegados de las secciones de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas de
España en Alemania, celebrada en Bad-Godesberg los días 5 y 6 de diciembre de 1964», AFLC, Comité Ejecutivo,
carp. 299-1.
105
Escrito de C. Cerdá a A. Espinosa Poveda, Secretario General de la Organización Sindical Española, 16 septiembre
1967, AGA AISS-SRE R 2618.
106
En cuanto a los intereses de los trabajadores en Alemania, se comprometieron a su defensa, identificando las
siguientes necesidades: ayuda a los emigrantes españoles recién llegados en sus trámites legales y laborales, para
solventar sus dificultades idiomáticas con el alemán; pedir de las autoridades soluciones para los problemas de vivienda,
escuelas con profesores españoles para los hijos de los emigrantes, reagrupación familiar, etc.; garantías de percepción
29
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Las distintas formaciones políticas y sindicales coexistían en medio de una rivalidad más o menos
abierta por la atracción de los emigrantes españoles. El panorama del asociacionismo político entre
la emigración española fue llamativamente plural, e incluso abigarrado. En una ciudad como
Kassel, por ejemplo, coexistían, al comenzar la década de los setenta, una Comisión de Solidaridad
con las CC.OO., un grupo de la HOAC, otros grupos católicos, socialistas-ugetistas, y comunistas
del PCE, entre otros107. Por citar sólo un ejemplo más, en Hannover había en 1969 una sección de
UGT, un grupo del PCE, varios miembros de la USO y un grupo de entre 15 y 20 miembros de la
JOC108.
En muchos casos se produjeron fuertes tensiones, especialmente entre socialistas-ugetistas y
comunistas, por el control de los centros y círculos españoles antifranquistas, lo que situaba en
ocasiones al DGB y al IG Metall ante la difícil situación de tener que mediar entre las distintas
tendencias enfrentadas. Así ocurrió, por ejemplo, en el Centro Cultural Obrero Español de
Frankfurt dirigido por Manuel Fernández Montesinos y sostenido por el IG Metall. En 1964, los
socialistas quedaron en minoría en este centro ante los comunistas, mejor organizados109. La central
sindical alemana se vio así confrontada con el problema de que, al apoyar la organización de los
emigrantes españoles, podía verse rebasada por los militantes del PCE, más activos y numerosos
que los del PSOE. El DGB impulsó entonces la creación de una institución alternativa de
trabajadores españoles, denominada Ateneo Sindical y dedicada a los estudios sindicales110. En
torno a 1966, un denominado Club Voltaire, relacionado con el Centro Obrero, obtuvo la concesión
de locales en un centro deportivo de la ciudad para organizar su sección de Juventudes Comunistas
españolas bajo el título de Sección Deportiva. Desde enero de 1966, además, funcionaba una nueva
sección del PSOE que, con el apoyo del DGB y bajo el nombre de Sección de Estudios Socialistas,
comenzó sus actividades en un local cedido por el sindicato alemán en su propio edificio111.
del seguro de paro, vivienda y asistencia médica en caso de tener que regresar un trabajador a España por causa mayor.
Comunicado de la Coordinadora de Alemania de las Comisiones Obreras españolas, s.f. [29 marzo 1970], DECC.OO/CDEE Sign. 21/26.
107
Escrito a la dirección del PCE remitido en octubre de 1971 por Rogelio G. Barroso, presidente del Centro Español de
Kassel y responsable de Propaganda de la Comisión de Solidaridad local (además de «ex responsable en Alemania del
PSOE/JSE/UGT»); y de Juan de la Cruz González, miembro de la Comisión de Solidaridad de Kassel y ex ugetista.
AHPCE, Fondo Emigración Política. Europa Occidental (microfilms), Jacq. 1013.
108
UGT, Comité de Coordinación (Düsseldorf), 15 enero 1969: Circular a las secciones y a los afiliados directos. AFL,
Comité Ejecutivo, carpeta 300-03.
109
Escrito de L.E. Sorribes a P. Lamata Megías, Secretario General de la OSE, 21.10.1964, en AGA AISS-SRE R 2524.
Sobre Montesinos y el Centro Cultural de Frankfurt, vid. GILLESPIE, Richard: op. cit., p. 254 y ss.
110
111
Escrito de L.E. Sorribes a P. Lamata Megías, Secretario General de la OSE, 21.10.1964, en AGA AISS-SRE R 2524.
Vid. Nota informativa de la Dirección de Europa del MAE, «Actividades contra el régimen español en Alemania
durante el año 1965 y lo que va de 1966», 22 marzo 1966, en AMAE R 8607/8.
30
Documento de Trabajo 4/2005
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3. Las movilizaciones políticas de los emigrantes.
La proliferación de centros de emigrantes españoles de orientación izquierdista, y la labor de los
partidos y sindicatos del exilio, prepararon el terreno para las primeras movilizaciones de signo
antifranquista protagonizadas por emigrantes españoles en Alemania, que se produjeron en la
primavera de 1962 como reflejo y expresión de solidaridad con las huelgas de Asturias y otros
lugares de España112. La experiencia adquirida en estas movilizaciones fue puesta de nuevo en
acción en 1963, cuando la ejecución del dirigente comunista Julián Grimau generó una oleada de
expresiones de indignación y rechazo contra la dictadura de Franco en toda Europa. A partir de este
momento, la creciente capacidad de organización de acciones de protesta dirigidas contra la
dictadura en la RFA se expresó en los años siguientes en manifestaciones por las libertades políticas
y sindicales en España, peticiones de amnistía (como en el caso de Justo López en 1965), protestas
contra el estado de excepción en 1969, y participación en las manifestaciones obreras del 1º de
Mayo.
En solidaridad con el movimiento huelguístico en España de 1962, el sábado 19 de mayo se
manifestaron grupos de españoles en Nuremberg y Hamburgo. El domingo 20 de mayo fueron ya
entre 2.000 y 3.000 personas, según las estimaciones más moderadas, y hasta 6.000, según medios
como Le Socialiste, españoles y alemanes, las que desfilaron por las calles de Frankfurt con idéntico
motivo. La convocatoria de esta movilización había correspondido al IG-Metall, y en particular de
miembros jóvenes de este sindicato que reunía, según el embajador Bolarque, a «los más activos y
virulentos, con tendencia muy acusada hacia la izquierda filo-comunista»113. El sábado 26 de mayo
se celebraron nuevas manifestaciones en Frankfurt, Hamburgo y Bonn en solidaridad con los
huelguistas españoles. El mismo día, el SPD inauguraba su congreso en Colonia con una elocuente
escenificación de su apoyo a la oposición antifranquista. El secretario general de la Internacional
Socialista, Albert Carthy, dedicó unos minutos de su discurso de apertura del Congreso a
testimoniar la admiración y la solidaridad de los socialistas de todo el mundo hacia el pueblo
español114. En la sesión de la tarde Rodolfo Llopis se dirigió, en calidad de Secretario General del
PSOE en el exilio, a los asistentes para realizar un análisis del movimiento huelguístico resaltando
el aspecto político de las reivindicaciones y la diversidad de fuerzas que se oponían a la
dictadura115. A continuación el tesorero del SPD, Alfred Nau, entregó a Llopis en nombre de los
112
Vid. VEGA GARCÍA, Rubén (coord.): Hay una luz en Asturias. Las huelgas de 1962. Oviedo: Fundación Juan
Muñiz Zapico/Ediciones Trea, 2002; y VEGA GARCÍA, Rubén (coord.): El camino que marcaba Asturias. Las huelgas
de 1962 en España y su repercusión internacional. Oviedo: Fundación Juan Muñiz Zapico/Ediciones Trea, 2002.
113
La manifestación de Frankfurt, según informó Bolarque, «fue pacífica, no pasó por delante del Consulado y las
pancartas no eran agresivas contra el régimen (…). Fueron obreros españoles, bastantes mujeres, incluso con sus
hijos, y se pasearon pacíficamente por las calles de Frankfurt». Carta nº 225 de Bolarque a Castiella, 23 mayo 1962,
AMAE R 7651/3.
114
Parteitag der SPD vom 26. bis 30. Mai 1962 Köln. Protokoll der Verhandlungen und Anträge, Bonn, Vorstand der
SPD (Hrsg.), 1962, p. 47.
115
Ibídem, pp. 88-89.
31
Documento de Trabajo 4/2005
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socialdemócratas alemanes la muy respetable suma de 100.000 DM, recaudados, según se anunció,
en 48 horas entre todas las agrupaciones locales y en la propia directiva federal del partido, como
fondo de apoyo a los huelguistas asturianos116.
El 3 de junio de 1962 se anunció una nueva manifestación, silenciosa, de los trabajadores españoles
en Colonia en solidaridad con los huelguistas asturianos, organizada con apoyo del DGB117. La
federación sindical alemana había enviado un mes antes, el día 2 de mayo, una carta de protesta al
embajador español en Bonn por las detenciones de huelguistas por parte de la policía franquista. En
julio de 1962, con motivo de la celebración del Congreso de la Confederación Internacional de
Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), se celebró en Berlín Oeste un acto que contó con la
participación de trabajadores españoles que portaban la bandera de la República Española, la
senyera catalana y la ikurriña, así como la bandera asturiana118. El día 15 de julio, el secretario
general de los sindicatos alemanes Walther Sickert, el representante del IG Metall Max Diamant y
Albert Preuss expresan la solidaridad de los trabajadores alemanes con los huelguistas de España y
con la UGT. Nuevas cantidades de dinero recaudadas por los sindicatos metalúrgicos y mineros se
entregan al sindicato socialista español para socorrer a los trabajadores de Asturias y otras regiones
de España119. En general, la opinión pública alemana siguió con gran atención los hechos de
España, a lo que ayudaron varios factores, como la extensión y duración del movimiento
huelguístico, la impresión de crisis en el seno del régimen de Franco, la irrupción de las primeras
manifestaciones de emigrantes españoles antifranquistas en suelo alemán, y la multiplicidad de
lecturas de los hechos de España desde el punto de vista de los partidos, sindicatos y medios de
comunicación alemanes120.
La condena a muerte e inmediata ejecución por el régimen español del dirigente comunista Julián
Grimau por supuestos delitos cometidos durante la Guerra Civil, veinticinco años atrás, provocó la
siguiente oleada de movilizaciones antifranquistas en la RFA, en la primavera de 1963. La muerte
de Grimau desató una ola de indignación y movilizaciones contra Franco en contra en toda
Europa121. En Berlín, Frankfurt y Hamburgo tuvieron lugar diversos brotes de protesta callejeros al
116
Parteitag der SPD 1962..., op. cit., p. 92. El SPD aprobó como colofón de estos gestos de solidaridad una resolución
de tres puntos en la que se saludaba el rechazo, por parte del Grupo parlamentario socialista en el Parlamento Europeo,
a la aceptación de España en la CEE; se rechazaba la colaboración parlamentaria de diputados elegidos
democráticamente con las «figuras de los Gobiernos fascistas» de España y Portugal, así como la colaboración a nivel
sindical con los «delegados de sindicatos fascistas»; y se exigía que no se realizara nada que pudiera fortalecer la
tiranía existente en los dos países ibéricos. Resolución nº 12, Parteitag der SPD 1962..., op. cit., p. 586.
117
Nota del Ref. 206 del AA, de 1 junio 1962, PAAA Ref. 206/161.
118
Nota del Ref. 206 del AA sobre «Vorstellungen der spanischen Botschaft wegen Zeigens der Flagen der Spanischen
Republik, Asturiens und Kataloniens auf dem Kongress des IBFG in Berlin», 13 julio 1962; y Fernsch. nº 476 de la
Dienststelle Berlin al AA, 18 julio 1962, PAAA Ref. 206/162.
119
GORDON, Carlos: «De palabras y obras. Notas sobre el impacto internacional de las huelgas», ambos en VEGA
GARCÍA, Rubén (coord.): El camino que marcaba Asturias. Las huelgas de 1962 en España y su repercusión
internacional. Oviedo: Fundación Juan Muñiz Zapico/Ediciones Trea, 2002, pp. 441-473, p. 458.
120
BERNECKER, Walther L., y FREISINGER, Hubertus: «Las huelgas mineras asturianas…», op. cit.; y GORDON,
Carlos: «De palabras y obras…», op. cit.
121
32
CARVAJAL, Pedro: Julián Grimau. El último muerto de la guerra civil. Madrid: Aguilar, 2003, pp. 221-238.
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ejecutarse la sentencia el día 20 de abril de 1963122, y en esta última ciudad se registraron avisos,
que resultaron ser falsos, de colocación de artefactos explosivos en el Consulado General español.
El lunes 22 de abril, un grupo de unas diez personas depositó un ramo de flores ante la puerta del
Consulado en Hamburgo y entregó una carta a un funcionario del consulado123. Una semana más
tarde continuaban produciéndose lo que el cónsul Emilio Beládiez despachaba como «ciertas
esporádicas y ridículas manifestaciones en honor del comunista Grimau». El domingo 28, un grupo
de entre doce y catorce jóvenes españoles depositó un gran ramo de flores en el jardín delantero del
Consulado, dispersándose apresuradamente cuando apareció la policía, reclamada por el personal
consular124. Si desde el punto de vista numérico las movilizaciones en Alemania no parecen
comparables a las del año anterior, el impacto emocional y el valor simbólico de la repulsa contra el
régimen por el asesinato de Grimau fue, en cambio, indeleble125.
Las movilizaciones de protesta por el asesinato de Grimau enlazaron, casi sin solución de
continuidad, con la nueva oleada huelguística en España del verano de 1963. Como había
ocurrido un año antes, en 1963 las huelgas en España tuvieron su reflejo en acciones de
solidaridad de emigrantes españoles y trabajadores alemanes en la RFA. En Colonia, Frankfurt y
Hannover se celebraron manifestaciones de este tipo durante el verano, y para el 25 de agosto de
1963 el DGB convocó una nueva manifestación en solidaridad con los huelguistas en Düsseldorf
en la que se exigió libertad sindical, derecho de huelga y amnistía para los huelguistas presos en
España126. El 8 de septiembre fue Frankfurt el lugar donde se manifestaron, bajo convocatoria
del IG Metall, unas 600 personas pidiendo libertad sindical y expresando su apoyo a los
huelguistas de Asturias127.
La tercera oleada de movilizaciones llegaría en 1965, tras la condena, en diciembre del año anterior,
del veterano dirigente comunista español Justo López de la Fuente por el Tribunal Militar de
Madrid a una pena de 23 años de prisión. Tanto el PCE como la UGT, en conexión con el DGB,
promovieron protestas por este motivo: unas 100 personas se manifestaron frente al consulado
122
Carta nº 300 de Bolarque a Castiella, 22 abril 1963, AMAE R 7651/3.
Desp. nº 90 de Emilio Beládiez, Cónsul General de España en Hamburgo, a la D.G. de Política Exterior del MAE, 23
abril 1963, AMAE R 7303/21.
123
124
Desp. nº 89 de Emilio Beládiez, Cónsul General de España en Hamburgo, a la D.G. de Política Exterior del MAE, 29
abril 1963, AMAE R 7303/21.
125
Como subrayó Tierno Galván años más tarde en sus memorias, «… en el exterior, el caso Grimau sirvió para que
muchos emigrantes cobrasen conciencia de que la palabra política tenía significado en España, que no era la pura
administración por el Gobierno del general Franco, que política significaba también lucha contra la Dictadura» .
TIERNO GALVÁN, Enrique: Cabos sueltos. Barcelona: Bruguera, 1981, p. 309. Sobre las movilizaciones de
emigrantes con motivo de la muerte de Grimau, vid. también MANCHO, Santiago. Emigración y desarrollo español.
Madrid, IEE, 1978, p. 108; y CARVAJAL, Pedro: Julián Grimau. El último muerto de la guerra civil. Madrid: Aguilar,
2003, pp. 221-238 para la fulminante reacción condenatoria internacional; pp. 224-225 para la condena expresada por
Willy Brandt contra el asesinato de Grimau.
126
La convocatoria oficial presentada a la policía de esta ciudad, firmada por el secretario del sindicato, Josef Lahaye,
especificaba que el responsable del acto era Adolfo Llopis, director de la oficina de asesoramiento a los trabajadores
españoles del DGB. Fernsch. (offen) del Ministerio federal del Interior al AA, 19 agosto 1963, PAAA Ref. 206/181.
127
La manifestación, que la televisión alemana recogió con imágenes en sus informativos, concluyó con un discurso de
un dirigente sindical alemán. Carta nº 319 de Bolarque a Castiella, 10 septiembre 1963, AMAE R 7651/3.
33
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español en Düsseldorf el 20 de febrero pidiendo la liberación de López de la Fuente y exigiendo
libertades políticas y sindicales128, y al día siguiente se celebró una manifestación semejante en
Hannover, bajo la convocatoria del Centro Cultural Democrático español y con apoyo del DGB129.
En Frankfurt, el Círculo español logró movilizar a 1.000 españoles en una nueva manifestación, que
tuvo lugar el 7 de febrero de 1965. Los manifestantes recorrieron la ciudad hasta la sede de la
Central sindical socialista en Frankfurt, donde el diputado del SPD Hans Matthöfer pronunció un
discurso. Todavía en septiembre de1 1965, en vísperas de las elecciones federales alemanas, un
grupo de españoles cubrió de pintadas en contra del régimen de Franco los muros del Consulado
General, de la Cámara de Comercio española, de la Oficina de Turismo de España, del Centro
Obrero y de Iberia. En uno de los puentes sobre el río Main inscribieron una gran pintada con el
texto «Viva López», en referencia a Justo López de la Fuente130.
Al mismo tiempo, la fiesta del 1º de mayo se fue convirtiendo, desde mediados de los sesenta, en
una cita fija en la que cada año se manifestaban, junto con los trabajadores alemanes, emigrantes
españoles, especialmente en las grandes ciudades industriales como Frankfurt, Hannover,
Düsseldorf o Colonia, y en Berlín Oeste. Con motivo de esta fiesta solían producirse lo que la
Embajada y consulados españoles calificaban invariablemente de «actos hostiles
antiespañoles», generalmente con distribución de propaganda por parte del IG Metall, el DGB y
los Centros Culturales antifranquistas131.
El 1º de mayo de 1965, por ejemplo, en la manifestación correspondiente realizada en Colonia
marchó un grupo de españoles que portaba una bandera roja y cantaba La Internacional. En
Berlín Oeste se produjeron los hechos que hemos señalado ya al comienzo de estas páginas.
También en 1966 la celebración del 1º de mayo motivó una nueva manifestación de inmigrantes
españoles en Frankfurt. Como en ocasiones anteriores, algunos de los manifestantes llevaban
banderas de la República española que exhibieron, entre vivas a la República, al llegar ante el
Consulado de España, sin que la policía alemana actuara para impedirlo132. Con motivo del 30º
128
I. Große Strafkammer des Landgerichts Dortmund: «Strafsache gegen den Maurergehilfen Juan Liébana Ríos»,
Dortmund, 19 abril 1966, BA B 149/6238.
129
Nota informativa de la Dirección de Europa del MAE, «Actividades contra el régimen español en Alemania durante
el año 1965 y lo que va de 1966», 22 marzo 1966, AMAE R 8607/8.
130
Carta del Embajador en Bonn J. de Erice a Ramón Sedó, 20 septiembre 1965, AMAE R 8607/7.
131
Vid. las fotografías que reflejan la participación de emigrantes españoles en manifestaciones del 1º de Mayo en
distintas ciudades de la RFA en ALBA, Susana; BABIANO, José; FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana: Miradas de
emigrantes…, op. cit., p. 134 (Frankfurt, 1965), p. 136 (Kassel, 1966), p. 137 (Heidelberg, 1967), p. 138 (Ahlen,
segunda mitad de los años sesenta), p. 139 (Nuremberg, 1967), así como en otros países europeos.
132
En esta ocasión, a las reivindicaciones tradicionales de libertad para España, los manifestantes españoles unieron la
protesta contra la política de los EEUU en Vietnam. De este modo se incorporaba una temática nueva, la crítica a la
política exterior de los EEUU, dentro de los mensajes de la movilización antifranquista en Alemania. La crítica venía
precedida por el accidente de Palomares y la consiguiente manifestación, en febrero de ese mismo año, de entre 350 y
500 manifestantes –principalmente emigrantes españoles- por las calles de Frankfurt en contra de las bases de EEUU en
España. Despacho de la Embajada RFA Madrid al AA de 4 marzo 1966; Informe del Ministerio federal del Interior al
AA, 25 abril 1966; ambos en PAAA Ref. IA4/387; nota informativa de la Dirección de Europa del MAE, «Actividades
contra el régimen español en Alemania durante el año 1965 y lo que va de 1966», 22 marzo 1966, AMAE R 8607/8; y
carta confidencial nº 181 de J. de Erice a Fernando María Castiella, 19 julio 1966, AMAE R 8327/24.
34
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aniversario del comienzo de la guerra civil, el 18 de julio de 1966, grupos de emigrantes
españoles antifranquistas, con apoyo de algunos miembros del PCE venidos de Francia para la
ocasión, prepararon algunos actos políticos en diversas ciudades alemanas. En Frankfurt, por
ejemplo, se celebraron algunos encuentros de ex combatientes de las Brigadas Internacionales133.
Ese mismo año, la visita oficial que realizó Castiella a la RFA del 24 al 26 de octubre estuvo
acompañada por la convocatoria de manifestaciones de protesta por parte de las Juventudes
Socialistas de España y del DGB134.
La declaración por el régimen de Franco del estado de excepción en toda España desde el 24 de
enero hasta el 25 de marzo de 1969 proporcionó un nuevo impulso para el movimiento
antifranquista en suelo alemán. Ello ocurría, además, en un clima político transformado. Por
primera vez en la historia de las relaciones entre la RFA y España, la opinión pública alemana
comenzó a ejercer una cierta presión por prensa, radio y televisión sobre el gobierno de Bonn para
que «enfriara» su política de amistad hacia el régimen de Franco. El gobierno alemán adoptó una
línea pragmática ante el estado de excepción, guiándose, en cuanto a los emigrantes españoles en
Alemania, por el principio de tratar de «evitar que la política española se disputara en suelo
alemán»135.
Esta pretensión se mostró vana. El mismo día 24 de enero de 1969, unos 200 españoles tomaron al
asalto el consulado español en Frankfurt y arrojaron desde las ventanas del edificio materiales de las
oficinas consulares, hasta que fueron desalojados por la policía. Las vitrinas del Banco Español en
Alemania fueron destrozadas esa misma noche, y nuevamente atacadas el día 27 siguiente por
estudiantes alemanes, que apedrearon también la sede local de Iberia. Una nueva manifestación, el
jueves 30 de enero, pasó ante el consulado, el Banco Español y la Casa Americana de Frankfurt.
Los actos en esta ciudad culminaron en una manifestación de protesta, no autorizada, de 2000
estudiantes alemanes y trabajadores españoles, durante la cual la policía alemana detuvo a tres
alemanes y un español que fueron puestos en libertad poco después. Similares acciones,
protagonizadas por estudiantes alemanes y trabajadores españoles, se repitieron en otras ciudades.
En Stuttgart cerca de un millar de manifestantes realizaron una marcha de varios kilómetros desde
el centro urbano hasta el consulado español, protegidos por vallas y fuerzas de policía, para
presentar al cónsul su protesta por el estado de excepción. En Colonia, unos 600 estudiantes y
trabajadores se manifestaron el día 30 de enero, produciéndose el apedreamiento de diversos centros
consulares. En Düsseldorf se manifestaron 300 españoles, procedentes de la región circundante,
frente al consulado, protegido por fuertes medidas policiales136.
133
Carta confidencial nº 81 de J. de Erice a Fernando María Castiella, 19 julio 1966, AMAE R 8327/24; y desp.
reservado nº 219 de José Luis López Schümmer, Cónsul General de España en Frankfurt am Main, al MAE, 19 julio
1966, AMAE R 8327/24.
134
Nota de Von Krosigk, Sección de Protocolo del AA, 19 octubre 1966; y Apunte de Welczeck, Subdirector de
Protocolo del AA, «Protestkundgebung anläβlich des Besuches des spanischen Auβenministers Castiella in Bonn vom
24.-26.10.1966», 28 septiembre 1966; ambas en PAAA Ref. IA4/342.
135
Hansen, Ref. IA4 del AA, apunte sobre «Unsere Haltung gegenüber Spanien nach Verhängung des
Ausnahmezustands durch die spanische Regierung», VS-NfD, 26 febrero 1969, PAAA Ref. IA4/387.
136
Informe «La participación de la emigración en la lucha contra el Estado de Excepción y la represión», 17 febrero
1969, remitido por José García Meseguer a Santiago Carrillo el mismo día, AHPCE, Fondo Emigración Política.
Europa Occidental. Documentación en Microfilm, Jacq. 38.
35
Documento de Trabajo 4/2005
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Poco después se constituía en Frankfurt un Comité Permanente de unidad contra el estado de
excepción, con españoles de diversas tendencias, y delegados del PCE, la HOAC y el PSOE
procedentes de diversas localidades de la cuenca del Ruhr se congregaban en Bonn para organizar
una acción de protesta de los emigrantes españoles en el centro de la capital137. A mediados de
febrero de 1969 se creaba asimismo el Frente Obrero Democrático Español, integrado por una
veintena de agrupaciones locales de la RFA. El portavoz del frente, Francisco García, explicó en
una conferencia de prensa en Bonn el 21 de marzo que la nueva organización, en contacto con los
dirigentes de la oposición antifranquista en el interior, se creaba con el objetivo de organizar
acciones en Alemania contra la dictadura franquista y de difundir informaciones sobre la oposición
española. Para ello contaba con la colaboración de los sindicatos, a nivel local, y de la Liga de
Asociaciones Estudiantiles Alemanas (Verband deutscher Studentenschaften). Su primera acción de
relieve fue la convocatoria, para el 23 de marzo de 1969, de una gran concentración en la plaza de
la catedral de Bonn contra el estado de excepción en España138. No solo en Alemania, sino en toda
Europa los emigrantes españoles impulsaron acciones de protesta, muchas de ellas de sentido
unitario, con la participación de comunistas, católicos y socialistas reunidos en asambleas de las que
surgieron Comisiones de Solidaridad139.
Todavía bajo el impacto del estado de excepción, en el mítin del 1º de Mayo de 1969 que se celebró
en Frankfurt, Hans Matthöfer se dirigió a los asistentes –pronunció parte de su discurso en
castellano- para condenar el régimen de Franco y expresar la solidaridad de los trabajadores
alemanes con la lucha de los españoles por las libertades políticas y sindicales140. La recién lograda
armonía entre la dirección de UGT y los sindicatos alemanes permitió este año una importante
presencia de ugetistas en diversos actos de la DGB y el IG Metall. Rodofo Llopis se dirigió también
a los trabajadores españoles en el mítin del 1º de Mayo en Munich, y dos días más tarde concedía
una entrevista al programa en español de Radio Baviera141. Otro representante de UGT intervenía
como orador en mítin correspondiente de Düsseldorf. Entre tanto, grupos de izquierda de la
oposición extraparlamentaria alemana y españoles críticos con la UGT –posiblemente comunistasorganizaron un acto paralelo en Munich142.
137
Informe «La participación de la emigración en la lucha contra el Estado de Excepción y la represión», 17 febrero
1969, remitido por José García Meseguer a Santiago Carrillo el mismo día, AHPCE, Fondo Emigración Política.
Europa Occidental. Documentación en Microfilm, Jacq. 38.
138
Se esperaba que a la concentración en Bonn acudieran de 4.000 o 5.000 trabajadores españoles de toda Alemania.
Noticia «Beziehungen zu Franco abbrechen. Spanier in Deutschland formieren sich – Kundgebung am Sonntag in
Bonn», Frankfurter Rundschau, 22 marzo 1969. La convocatoria, en Información Española, nº 19 (2ª quincena de mayo
de 1969), p. 17.
139
Informe «La participación de la emigración en la lucha contra el Estado de Excepción y la represión», 17 febrero
1969, remitido por José García Meseguer a Santiago Carrillo el mismo día, AHPCE, Fondo Emigración Política.
Europa Occidental. Documentación en Microfilm, Jacq. 38.
140
Metall-El Noticiero, 1969, nº 6 (1 junio 1969), p. 1; y Hoja Informativa DGB – UGT, Sección de Munich, nº 3 (mayo
1969), pp. 4-5 (AFLC).
141
UGT, Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XI Congreso en el exterior de la Unión General de
Trabajadores de España. Toulouse, 5, 6, 7 y 8 de agosto de 1971. Toulouse, 1971, pp. 29-31; y Hoja Informativa DGB
– UGT, Sección de Munich, nº 3 (mayo 1969), pp. 1-4 (AFLC). La participación de Llopis en el 1º de Mayo de 1969 en
Munich provocó la queja del consulado español en la ciudad ante el gobierno del Land. Escrito del Consulado general
de España en Munich a la Cancillería de Estado de Baviera, 2 mayo 1969, PAAA Ref. IA4/386
142
36
Hoja Informativa DGB – UGT, Sección de Munich, nº 3 (mayo 1969), pp. 1-5 (AFLC).
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En Münster se constituyó, también en torno a 1969, un muy activo Comité Español de
Trabajadores y Estudiante (CETE), que difundió propaganda llamando a la solidaridad con los
trabajadores españoles víctimas de la represión fascista del régimen de Franco. Los panfletos
llevaban la firma de la Kommunistischer Jugendverband Deutschland (KJVD, Liga Juvenil
Comunista de Alemania) y de otras organizaciones de izquierda alemanas y de otros países143. En la
misma ciudad, el 6 de noviembre de 1969, unos 300 estudiantes y trabajadores españoles y
alemanes se manifestaron en protesta por el reciente asesinato en España de un manifestante y por
la condena a muerte, conmutada luego a 30 años de cárcel, de Antonio Arrizabalaga144. Diversas
organizaciones católicas de Alemania, así como personalidades y grupos de la vida eclesiástica de
la RFA, entre ellas el obispo de Münster, intercedieron por Arrizabalaga en los días siguientes145.
Otro campo en el que destacó el activismo centrado en Münster fue la eficacia en la colecta de
dinero para enviarlo a los huelguistas asturianos encarcelados, despedidos o sancionados y a sus
familias, con el Gemeinderat der katholischen Studentengemeinde (Consejo de Comunidades de
Estudiantes Católicos) recaudando fondos para la «Ayuda a Asturias» en la Caja de Préstamos de la
Iglesia de Münster (Kirchliche Darlehnskasse Münster)146. En marzo de 1970, los trabajadores y
estudiantes de Münster aportaron 76.815 pts., y los de Essen otras 4.769, al Fondo de Solidaridad
Obrera de Asturias, frente a las 23.806 pts. que se había logrado recaudar en Gijón, La Felguera,
Mieres y otras localidades y empresas asturianas el mismo mes147. También en 1970, los sucesos de
Granada –donde tres manifestantes resultaron muertos, en el mes de julio, en enfrentamientos con la
policía- y el proceso de Burgos movieron al CETE de Münster a encabezar acciones de
movilización y protesta, incluyendo la recogida de firmas para enviar un escrito dirigido al
Ministerio de Justicia español y a la Embajada española en Bonn148.
Entre los apoyos que recibieron este tipo de acciones en Alemania destacó el del IG Metall, que
realizó una declaración pública de solidaridad con las protestas y pidió a la DGB que se sumara a
143
KJVD, «Francos Friede tötete drei Arbeiter!», Münster, s.f. [segunda mitad de 1970], CDEE/DE-CC.OO, Sign.
21/26.
144
CETE-Münster, «Demostración – Carta abierta – Carta del Obispo – Crítica», información elaborada con
informaciones del Münsterische Zeitung (7 noviembre 1969) y Westfälische Rundschau (8 noviembre 1969), entre otras
fuentes. DE-CC.OO/CDEE Sign. 21/26.
145
«Carta del obispo de Münster al presidente de la Conferencia Episcopal Española», 7 noviembre 1969, reproducida
en CETE-Münster, «Demostración – Carta abierta – Carta del Obispo – Crítica», DE-CC.OO/CDEE Sign. 21/26.
146
«Urlaub in Spanien», Gemeinderat der Kath. Studentengemeinde Münster, s.f. [principios de 1970]. En diciembre de
1969 se declaró una huelga minera en Asturias que afectó casi todo el sector y que se prolongó hasta 1970. Según los
datos del Ministerio de Trabajo, la conflictividad alcanzó este año «las cifras más elevadas de trabajadores en conflicto
y de horas de trabajo perdidas en Asturias desde el inicio del registro de estas variables». MOLINERO, Carmen;
YSÀS, Pere: Productores disciplinados…, op. cit., p. 182.
147
Dicho de otro modo, las aportaciones procedentes de Münster y Essen constituyeron el 77,4 % de toda la
recaudación del Fondo en aquel mes. Informe sobre la recaudación del mes de marzo de 1970 del Fondo de Solidaridad
Obrera, CDEE/DE-CC.OO Sign. 21/26.
148
Las acciones se dirigían no solo a los emigrantes españoles sino también a la población alemana, como lo demuestra
la difusión de un documento en lengua alemana, suscrito conjuntamente por el CETE y por ETA Lagunak (Amigos de
ETA), en el que se explicaban los antecedentes del proceso de Burgos, la situación en el País Vasco, y se llamaba a
movilizar a la opinión pública alemana, autoridades, sindicatos, políticos y organizaciones a hacer todo lo posible por
impedir el procesamiento de los 15 miembros de ETA imputados, para los que se pedían 6 penas de muerte y 754 años
de prisión. CETE y ETA Lagunak, «Neuer Schlag der faschistischen-Franco-Justiz», Münster, 14 octubre 1970, DECC.OO/CDEE Sign. 21/26.
37
Documento de Trabajo 4/2005
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esta declaración. El sindicato metalúrgico proporcionó, además, cobertura legal a varias
manifestaciones contra el estado de excepción. También fue importante el apoyo de los estudiantes
alemanes de izquierda, que participaron en gran número en las manifestaciones de Stuttgart,
Colonia, Frankfurt, etc., y que apoyaron, por medio del Parlamente de Estudiantes de Frankfurt, las
acciones de los trabajadores españoles149. El SPD, por su parte, protestó contra el estado de
excepción por medio de su grupo parlamentario en el Bundestag y de diversos grupos regionales del
partido150.
Todos estos hechos apuntan a una extensión e intensificación de la protesta antifranquista en
Alemania al finalizar la década de los sesenta y comenzar la de los setenta, así como a un fenómeno
paralelo de creciente apoyo de organizaciones sindicales, políticas y estudiantiles de izquierdas a la
protesta contra el régimen de Franco. En el otoño de 1970 se produjeron nuevas acciones de
protesta antifranquista en respuesta a la condena (dictada el 16 de octubre de 1970) de 16
antifranquistas (6 condenas de muerte, el resto a entre 5 y 90 años de prisión) acusados del asesinato
de Melitón Manzanas, el jefe de policía de San Sebastián. Un Comité de Solidaridad y Lucha
contra la Represión en España quedó constituido en Frankfurt151, donde la tarde del 25 de octubre
se manifestaron alrededor de 800 trabajadores, entre ellos algunas mujeres y sacerdotes, en contra
del régimen de Franco, en favor de la amnistía, y exigiendo la salida de España de los militares
norteamericanos152. El mismo día, pero por la mañana, celebró también una manifestación y un
mítin, con idéntico motivo, el cuerpo de enlaces sindicales del DGB, que no quiso sumarse a la
convocatoria del Comité de Solidaridad153. En septiembre de 1970, en la localidad de Remscheid
emigrantes españoles habían organizado charlas informativas y promovieron colectas y acciones de
protesta en solidaridad con los obreros granadinos154.
Es interesante constatar que en todas estas acciones, las reivindicaciones planteadas tenían que ver
con el combate contra la dictadura en España, pero no con los problemas que tenían los emigrantes
en su día a día en Alemania, salvo excepciones puntuales. Una excepción digna de mención la
constituyen la protesta organizada por miembros del PCE en Düsseldorf, Dortmund y otras
ciudades de Renania del Norte-Westfalia en 1965 por la decisión del gobierno regional de exigir a
cada trabajador extranjero el depósito de una fianza de 400 DM ante las autoridades alemanas, con
el fin de cubrir los costes del viaje de los emigrantes que fueran expulsados de vuelta a sus países
por la policía. Incluso en este caso, los comunistas españoles actuaron desde el cálculo
predominantemente político, al considerar que la impopular medida les ofrecía una oportunidad
149
150
Ibídem.
Metall-el Noticiero, 1969, nº 6 (1 junio 1969).
151
Panfleto del Comité de Solidaridad y Lucha contra la Represión en España «¡Emigrantes españoles – pueblo
alemán», s.f. [octubre 1970], DE-CC.OO/CDEE Sign. 21/26.
152
«Spanien ja – Franco nein. Demonstration gegen Verurteilung von Franco-Gegnern», recorte de periódico (sin
determinar) s.f. [26-27 octubre 1970]; la información contenida en este recorte se completa con observaciones
mecanografiadas anexas al mismo, en la copia que se conserva en DE-CC.OO/CDEE Sign. 21/26.
153
154
Según anotación manuscrita sobre el documento citado en la nota anterior.
«Granada, 21 de julio de 1970. Represión y crimen sobre una manifestación pacífica», panfleto suscrito por «Un
grupo de demócratas de esta localidad de Remscheid» [Antonio Oya, Antonio Moraleda, Antonio Morena, Diego
Piedro Pedrosa], Remscheid, 18 septiembre 1970, DE-CC.OO/CDEE Sign. 21/26. Sobre las huelgas de la construcción
de 1970 en Granada vid. MOLINERO, Carmen; YSÀS, Pere: Productores disciplinados…, op. cit., p. 177.
38
Documento de Trabajo 4/2005
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para impulsar una acción de masas unitaria que aunara a emigrantes de todas las tendencias
políticas y, por primera vez, de todos los países de emigración155. Otro ejemplo lo proporciona la
constitución en Frankfurt, en febrero de 1968, del Aktionskomitee gegen Ausländergesetz und
Notstandgesetze (Comité de acción contra la Ley de extranjeros y las Leyes de estado de
excepción), que fue impulsado por dos emigrantes españoles, miembros de los sindicatos IG Metall
y de IG Druck und Papier, junto con un sindicalista yugoslavo y otro alemán, y en el que los
trabajadores españoles desempeñaron, al parecer, junto con los emigrantes griegos, el papel
protagonista156.
Exceptuando ejemplos como los señalados, puede afirmarse que cuestiones como las condiciones
de trabajo y alojamiento de los emigrantes españoles, contratos, despidos, salarios, seguros,
asistencia social, formación, educación de los hijos, etc., parecieron ocupar, hasta finales de los
años sesenta, un lugar subordinado en la agenda reivindicativa del PCE, PSOE, UGT y otras
organizaciones sindicales y políticas entre la emigración157. Ello pudo responder a dos motivos. Por
una parte, la convicción de que la permanencia de los emigrantes en Alemania sería breve y la
urgencia por combatir al régimen de Franco confirieron prioridad a los objetivos políticos referidos
a España sobre los aspectos sociales y laborales relativos a la RFA. Por otra parte, la defensa de los
derechos laborales de los emigrantes había sido asumida por los sindicatos alemanes, lo que
eliminaba la conveniencia del recurso a acciones como manifestaciones, huelgas y protestas
específicas de los emigrantes españoles, en tanto en cuanto éstos consideraran que sus intereses
estaban bien representados por el IG Metall, DGB, etc.
Hasta qué punto efectivamente las reivindicaciones de carácter laboral, social y asistencial fueron
prácticamente inexistentes entre los trabajadores españoles en la RFA en los años sesenta, y hasta
qué punto, por el contrario, nos hallaríamos ante un fenómeno de «invisibilización» de los
conflictos colectivos de los emigrantes, es una cuestión que requiere una investigación más
155
Los militantes y simpatizantes del PCE hicieron imprimir miles de octavillas en el que se llamaba a los
«compatriotas, españoles, emigrantes, trabajadores todos» a oponerse a la medida hasta lograr su anulación por las
autoridades. Grupos de trabajadores enviaron escritos de protesta al Consulado español en Düsseldorf y a la Embajada
española en Bonn, así como una carta abierta al Embajador alemán en Madrid que fue enviada a la revista Triunfo; en
fábricas y viviendas de Gastarbeiter se recogieron firmas contra la medida. El 20 de febrero los emigrantes se
manifestaron ante el Consulado español. También se dirigieron a los sindicatos alemanes para que se unieran al rechazo
a esta resolución. La dirección del PCE tenía especial interés en ganar para este «gran movimiento de masas» a todo
tipo de personas y grupos afectados por la medida, sin importar si se trataba de españoles o italianos, católicos o
comunistas, etc., lo que constituía una muestra de la estrategia de concentración que los comunistas españoles
perseguían tanto fuera como dentro de España. «Strafsache gegen den Maurergehlfen Juan Liébana Ríos», Sala 1ª de lo
Penal del Tribunal de Justicia de Dortmund (I. groβe Strafkammer des Landgerichts Dortmund) el 19 abril 1966, BA B
149/6238, p. 30 y 35-40.
156
Comunicación del Bundesamt für Verfassungschutz al Ministerio federal del Interior, de 22-4-1968, sobre
«“Aktionskomitee gegen Ausländergesetz und Notstandsgesetze“ in Frankfurt/Main», BA B 106/69888. La aprobación
de las Leyes de estado de excepción fue una de las decisiones más polémicas del gobierno de «gran coalición» presidido
por K.G. Kiesinger, y topó con la oposición de la DGB, de ciertos sectores del SPD, de la oposición extraparlamentaria,
del movimiento estudiantil, etc.
157
El recurso a fuentes complementarias a las aquí empleadas, incluyendo las fuentes orales, y la concentración en
análisis de carácter regional, local o centrados en una o varias empresas, podría proporcionar respuestas a esta cuestión
y aportar una visión más detallada sobre algunas iniciativas que hemos podido documentar, y que previenen contra
generalizaciones apresuradas en torno a la ausencia de iniciativas más centradas en la mejora de las condiciones de vida
de los emigrantes en la RFA que en la lucha contra el régimen de Franco.
39
Documento de Trabajo 4/2005
Fundación 1º de Mayo
profunda158. El estudio de B. Sonnenberger sobre la región sur de Hessen indica que, para los años
sesenta, no se registra en las fuentes documentales ninguna forma de protesta colectiva entre los
emigrantes –entre ellos, españoles- de la fábrica Opel de Rüsselsheim159. Las primeras protestas
colectivas de emigrantes de esta fábrica se produjeron en torno a 1971 y, según esta autora, «deben
interpretarse sobre el trasfondo de una creciente politización y organización, en especial de los
emigrantes españoles y alemanes, así como de su colaboración con grupos alemanes como el
Revolutionärer Kampf [Lucha Revolucionaria]»160.
Es posible que los primeros fenómenos de autoorganización relacionadas con las reivindicaciones
de los emigrantes relativas a sus condiciones de vida y trabajo en la RFA hayan quedado
ensombrecidos por las protestas, más «espectaculares», que se desarrollaron a partir del cambio de
década, en especial las «huelgas salvajes» (es decir, no convocadas por los sindicatos) de
emigrantes españoles y de otras nacionalidades. Una de las primeras protestas de este tipo fue la de
las obreras españolas de la fábrica de galletas Bahlsen (H. Bahlsen Keksfabrik KG). Varios
centenares de trabajadoras españolas de la factoría de la empresa Bahlsen –que era la segunda
empresa del sector a nivel mundial- en Barsinghausen (Hannover) se declararon en huelga en 1969;
varias de ellas fueron despedidas, dando lugar a una serie de procesos judiciales, en los que los
servicios consulares españoles prestaron su apoyo a las trabajadoras afectadas. El caso las españolas
de la Bahlsen atrajo la atención de la prensa alemana e internacional161. A esta huelga –una de las
primeras de la historia de la emigración en Alemania- siguió la de la fábrica de carrocerías de la
Volkswagen de Karmann, en 1971162, y la protesta de los trabajadores españoles de la Fábrica Opel
de Bochum del 25 de abril de 1972. También en 1972, un grupo de emigrantes españoles, hombres
y mujeres con sus familias (127 adultos y 36 niños) protagonizaron en el barrio de Bergerhausen,
en Essen, una de las primeras ocupaciones de vivienda de la década, en protesta por las condiciones
158
Puede considerarse a este respecto los datos aportados por el estudio publicado en 1969 por Ángels Pascual, y
centrado en emigrantes españoles que habían trabajado en la industria metalúrgica en Alemania. La investigación de
esta autora arrojó el resultado de que, durante su estancia en la RFA, el 5’5% de los trabajadores encuestados había
participado en acciones reivindicativas relacionadas con cuestiones como salarios, primas y condiciones de trabajo,
protagonizadas exclusivamente por emigrantes españoles, mientras que un 14’4% había participado conjuntamente con
trabajadores alemanes en conflictos colectivos de este tipo. Todas estas acciones habían tenido lugar, lógicamente, en
los años sesenta; la dificultad para documentarlas nos pondría ante un caso claro de esta invisibilización. Por desgracia,
el estudio de Á. Pascual no incluye informaciones sobre la forma en que se originaron las reivindicaciones de los
emigrados, ni sobre si, en las mismas, desempeñaron algún papel los sindicatos alemanes o españoles. Vid. PASCUAL,
Á.: El retorno…, op. cit., p. 136.
159
Con la excepción de una situación cuasi huelguística en la residencia de la Opel, en marzo de 1965. OSWALD,
Anne von; SCHMIDT, Barbara: «“Nach Schichtende...», art. cit., p. 208.
160
SONNENBERGER, Barbara: «Gastarbeit oder Einwanderung?...», art. cit., p. 97. El grupo Revolutionärer Kampf
consideraba a los trabajadores extranjeros la auténtica vanguardia del movimiento obrero en la RFA por su situación de
emigrantes, su experiencia cotidiana de la dictadura del capital, y la tradición militante de los proletarios italianos y
españoles. Ibídem, p. 97 n. 96.
161
Cartas del abogado y notario Dr. Achim von Winterfeld, Hannover, en representación de la Firma H. Bahlsen
Keksfabrik KG, al Auswärtiges Amt (Spanienreferat), de 6 febrero 1970, 14 julio 1970, 14 agosto 1970 y 31 agosto
1970; en PAAA Ref. V6 Bd. 1519; vid. también DÍAZ PLAJA, Guillermo: La condición emigrante..., op. cit., p. 227;
cfr. GARCÍA MESEGUER, José: Los emigrantes…, p. 106.
162
DÍAZ PLAJA, Guillermo: La condición emigrante..., op. cit., p. 227; cfr. GARCÍA MESEGUER, José: Los
emigrantes…, p. 106.
40
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Fundación 1º de Mayo
de alojamiento que sufrían como trabajadores extranjeros163. Del mismo modo, también
participaron emigrantes españoles (unos 780, según estimaciones) en la huelga de la Dunlop, que
movilizó a 7.000 trabajadores, y en las huelgas del final del verano de 1973, como la de la fábrica
Ford de Colonia164.
El surgimiento de esta nueva conflictividad obrera, que ya no era un simple reflejo de las estrategias
de los partidos y sindicatos del exilio, que mostraba su capacidad de expresarse al margen de los
mismos, y que no ajustaba sus tiempos y objetivos a la lucha contra la dictadura en el interior de
España, sino que respondía a dinámicas propias enraizadas en los problemas de los emigrantes, fue
en todo caso un fenómeno característico ya de la década de los setenta, al menos por lo que respecta
a los emigrantes españoles. Se producirá, por otra parte, en paralelo con las protestas de otros
grupos de emigrantes en los mismos años, como atestiguan la «huelga salvaje» de trabajadores
turcos de la Ford en 1973 o la de mujeres de varias nacionalidades en Pierburg-Neuss, en el mismo
año.
4. La reacción de los gobiernos español y alemán.
En este último apartado nos referiremos a las actitudes y acciones de los gobiernos de España y la
RFA en relación con el surgimiento de los fenómenos de movilización y protesta antifranquista
reseñados en las páginas anteriores. Para una mayor claridad, nos ocuparemos en primer lugar de la
reacción del régimen de Franco para pasar a centrarnos después en la actitud de las autoridades
alemanas, aunque uno y otro aspecto se interrelacionan constantemente, como se comprobará.
Desde los primeros indicios de actividades de propaganda antifranquista entre los emigrantes recién
llegados a la RFA el régimen franquista desplegó diversas acciones con el objetivo común de
contrarrestar las influencias comunista, socialista, obrerista cristiana, etc. sobre los trabajadores
españoles en Alemania, especialmente la que se ejercía desde los centros y círculos de orientación
antifranquista. Estas acciones reactivas nacieron de la temprana constatación, durante el verano de
1960, de la rapidez con que comunistas y socialistas españoles habían comenzado a actuar para
ponerse en contacto con los primeros inmigrantes recién llegados a la RFA165. Para contrarrestar
estas influencias, así como las de los sindicatos alemanes, y para atender las necesidades de los
emigrantes, el régimen de Franco se propuso crear «estructuras totales de asistencia» para los
trabajadores españoles en suelo alemán166.
163
BOJADZIJEV, Manuela: Zwölf Quadratmeter Deutschland. Staatliche Maßnahmen und das Konzept der
Autonomie, <http://www.kanak-attak.de/ka/text/zwoelf.html> (30.3.05); SOREL, Andrés: 4º Mundo..., op. cit., p. 104.
164
165
SOREL, Andrés: 4º Mundo…, op. cit., p. 31.
Carta nº 109 de Bolarque a Castiella, 6 septiembre 1960, AMAE R 7651/2.
166
Nota informativa de la Dirección de Europa del MAE «Trabajadores españoles en Alemania», 17 noviembre 1961,
AGA AISS-SRE R 4886; carta nº 214 de Bolarque a Castiella, 28 marzo 1962, AMAE R 8607/7.
41
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En la creación de tales estructuras, la asistencia a los emigrantes por parte del Estado español y el
control político sobre los mismos por parte del mismo marchaban, las más de las veces, unidos.
Varias fueron las instituciones y organismos con atribuciones en este campo, cada una de ellas con
lógicas e intereses propios, que en ocasiones entraban en colisión con los de las demás instancias: el
Ministerio de Asuntos Exteriores, que actuaba a través de los consulados y la Embajada; la
Organización Sindical Española, que actuaba por medio de la Agregaduría laboral y la red de
asesores laborales, y el Instituto Español de Emigración, a los que había que añadir la Iglesia
Católica a través de la Comisión Episcopal católica de Emigración, que colaboraba estrechamente
con la Cáritas alemana, y de la que dependían los asistentes sociales españoles.
Por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, se procedió a una rápida reorganización de
consulados. Los ya existentes –Hamburgo, Bremen, Düsseldorf, Munich, Frankfurt, Berlín- vieron
reforzada su dotación de medios y personal, y a ellos se añadieron entre 1961 y 1964 ocho
consulados más de nueva creación ubicados en las zonas con mayor presencia de emigrantes
españoles167.
Paralelamente, la Organización Sindical Española (OSE) reforzó su presencia entre los emigrantes
españoles, por medio de una institución clave en la política de control y represión política sobre los
emigrantes españoles en Europa, como fue la Agregaduría Laboral de la Embajada española168.
Desde 1953, esta Agregaduría fue desempeñada en la Embajada en Bonn por Luis Enrique Sorribes
Peris. Éste logró extender la influencia de la OSE por toda Alemania mediante el nombramiento, en
octubre de 1962, de una primera hornada de ocho Asesores Laborales en las ciudades de Frankfurt
am Main, Stuttgart, Göppingen, Hannover, Dortmund, Essen, Düsseldorf y Bonn. A comienzos de
los años setenta eran ya 18 los asesores laborales españoles en la RFA169. Estos funcionarios de
nueva creación realizaban su labor bajo la autoridad de los cónsules pero coordinados por el propio
Sorribes y bajo el control del Ministerio de Trabajo170.
167
«Palabras de despedida del Marqués de Bolarque al Ministro de Asuntos Exteriores alemán, Sr. Schroeder, en el
almuerzo dado en su honor el 10 de diciembre de 1964», AMAE R 7651/4. El refuerzo de la red consular era una
necesidad imperiosa, derivada el vertiginoso aumento de la colonia española en la RFA. En una ciudad como Frankfurt,
por ejemplo, la colonia española había pasado de 3.000 a 30.000 personas en un solo año, de 1960 a 1961. Despacho nº
756 de Bolarque al MAE, 3 octubre 1961, AMAE R 6445/2. Sobre la reorganización de la estructura consular española
en la RFA, vid. Informe de Sorribes a Solís, 29 marzo 1963, AGA AISS-SRE R-2514; carta nº 232 de Bolarque a
Castiella, 21 agosto 1962, AMAE R 7651/3; desp. de la Embajada RFA Bagdad al AA, 1 agosto 1962, PAAA Ref.
206/162; carta de Bolarque a Ramón Sedó, 25 enero 1962, AMAE R 8607/7; desp. de Emilio Beládiez, Cónsul General
de España en Hamburgo al MAE, nº 78 de 16 abril 1963, y nº 271 de 5 diciembre 1963, AMAE R 7303/19; desp. nº 41
de Beládiez al MAE, 19 febrero 1966, AMAE R 8327/23.
168
Sobre las Agregadurías Laborales como elemento de control y represión de los emigrantes españoles, vid. BAEZA
SANJUÁN, Ramón, Agregados laborales y acción exterior de la Organización Sindical Española. Un conato de
diplomacia paralela (1950-1961). Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2000, PP. 209-229.
169
170
SOREL, A.: 4º Mundo…, op. cit, p. 50.
Nota Verbal nº 176 de la Embajada de España en Bonn al AA, 17 octubre 1962, PAAA Ref. 505/998.
Comparativamente, la OSE aspiraba a contar en Alemania con una red mucho más tupida que la de otros países
proveedores de mano de obra. El gobierno de Grecia, por ejemplo, tenía en febrero de 1963 solamente cinco oficinas de
asesoría laboral para sus compatriotas en la RFA, mientras que Italia mantenía entre cinco y seis: vid. Nota del Ref. 505
del AA, 7 febrero 1963, PAAA Ref. 505/998.
42
Documento de Trabajo 4/2005
Fundación 1º de Mayo
A esta red de asesores laborales se añadían, en las labores de asistencia, las Oficinas de
Asesoramiento para los trabajadores españoles que creó la Cáritas alemana (Deutscher Caritas
Verband). La cifra de estas oficinas, en las que desempeñaban su labor asesores españoles, se
elevaba a 24 al comenzar el año 1963171. En noviembre de 1964 el Deutscher Caritas Verband
poseía ya una red de 50 asistentes sociales específicamente para españoles, coordinados por Juan
Manuel Aguirre, director de Asistencia Social para Españoles en la central de aquel organismo de
Friburgo; en 1970 su cifra se elevaba a 68172. Apenas puede exagerarse la importancia de esta red,
dado que la Caritas alemana fue el organismo sobre el que el Gobierno federal descargó la labor
asistencial hacia los emigrantes españoles –y en general, hacia los emigrantes extranjeros
procedentes de países católicos como España, Italia y Portugal-, incluyendo la creación de centros
de reunión y recreo para emigrantes173.
También para el gobierno español la colaboración con la Iglesia católica fue fundamental a la hora
de crear una red asistencial para los emigrantes en Alemania. En abril de 1960 quedó acordado
entre el gobierno español y el alemán el envío a Alemania de sacerdotes españoles, que correría a
cargo del Estado español, en coordinación con la Comisión Episcopal de Emigración que dirigía el
padre Fernando Ferris. A las diócesis católicas alemanas y al Instituto Alemán de Colocación les
quedó encomendado apoyar la labor de los religiosos enviados desde España174. En virtud de este
mecanismo, en 1963 había ya capellanes de emigración españoles en 30 ciudades alemanas y
capellanes auxiliares en otras 22 localidades175. Como hemos indicado más arriba, entre los
capellanes españoles se dieron todo tipo de actitudes en relación con las luchas políticas de los
emigrantes, incluyendo el apoyo explícito que muchos de ellos –especialmente los más ligados a la
HOAC, la JOC y la revista Avanzada- prestaron a las mismas. Ello supuso una sorpresa y una grave
preocupación para las autoridades españolas, que habían creído poder exigir de los capellanes
españoles una actitud favorable o al menos acrítica respecto al régimen.
La institución clave al servicio de la asistencia, pero también del encuadramiento y control de los
emigrantes españoles, fue sin duda la red de Casas de España en Alemania, que el gobierno español
fue creando desde comienzos de los sesenta, muchas veces en colaboración con la Cáritas alemana.
Estas Casas buscaban proporcionar a los emigrantes un lugar de socialización, a la vez que les
mantenía alejados de los centros de tendencia antifranquista. En realidad, para el Estado español
constituía todo un reto estar al tanto de qué centros seguían siendo «de confianza» y merecían por
tanto financiación oficial, y cuáles no lo eran o habían dejado de serlo, debido la facilidad con que
171
Escrito del Ministerio federal de Trabajo al Ref. 505 del AA, 16 enero 1963; y nota del Ref. 505 del AA, 7 febrero
1963; ambos en PAAA Ref. 505/998.
172
Entre los asistentes sociales predominaban numéricamente las mujeres, muchas de ellas monjas españolas. Vid.
«Lista de Asistentes Sociales – Verzeichnis der sozialen Betreuungsstellen für spanische Arbeitnehmer in der
Bundesrepublik. Stand November 1964», del Deutscher Caritasverband e.V., consultable en AGA AISS-SRE R 2524.
El dato de 1970, en SOREL, Andrés: 4º Mundo…, op. cit., p. 37.
173
Despacho nº 75 de Miguel Ángel Ochoa-Brun, cónsul de España en Hannover, al MAE, reservado, 26 abril 1965,
AGA AISS-SRE R 2578.
174
Desp. de Werz, Embajada RFA Madrid al AA, 14 abril 1960, BA B 149/6237; y desp. del Dr. Lahn, Embajada RFA
Madrid al AA, 2 septiembre 1961, PAAA Ref. 206/87.
175
AGREGADURÍA LABORAL EN BONN: Los trabajadores españoles en Alemania. Comentarios de prensa en la
República Federal, Bonn, s.f. (julio 1967), consultable en AGA AISS-SRE R 2618.
43
Documento de Trabajo 4/2005
Fundación 1º de Mayo
solían producirse cambios en las juntas directivas de los centros de emigrantes españoles, con el
consiguiente giro en su orientación política, que podía producirse de la noche a la mañana176.
A finales de 1963, la red de Casas de España promovidas directamente por el Ministerio español de
Asuntos Exteriores contaba ya con 42 centros repartidos por toda Alemania, cifra que se elevaba a
84 en 1970177. En el caso de estos centros, financiados por el Gobierno español a través de la
Embajada y los consulados y muchas veces también cofinanciados por Cáritas alemana, el objetivo
de control político sobre los emigrantes era inseparable del meramente asistencial. De hecho, uno de
los principales objetivos de estos centros era lograr que los emigrantes que habían comenzado a
integrarse en los sindicatos alemanes los abandonaran para regresar al «redil» del Sindicato vertical
franquista. Así lo exponía Sorribes en enero de 1961:
«(...) en mi modesta opinión, una vez tengamos montados los Hogares en Alemania,
trabajadores españoles que se han afiliado a un sindicato alemán, cuando vean las
numerosas ventajas que les reporta afiliarse a nuestros Hogares, causarán baja en aquel
(cuya cuota sindical es casi siete veces mayor que la española) y se afiliarán al Hogar
español, donde la cuota de socio será de unos 2 DM mensuales, es decir, lo que cuesta una
entrada de cine»178.
Dentro de las políticas el gobierno español que podemos considerar como de asistencia y control
ideológico, ocupa un lugar destacado la pugna por el control de la información que recibían los
emigrantes en Alemania por los medios de comunicación. Esta pugna nació de la alarma por las
influencias ideológicas a que estaban sometidos los emigrantes en Alemania, en los que reinaba,
según afirmaba el embajador Bolarque en octubre de 1961, «una confusión ideológica, religiosa y
política para muchos, producida por el contacto inmediato con la democracia de partidos políticos,
el protestantismo, etc. etc.», así como por «la deliberada campaña de propaganda política que ya
hoy está en pleno desarrollo, interesada en captar a unas gentes que en su inmensa mayoría
regresarán a España y, convenientemente instruidas y disciplinadas, tanto por su número como por
su prestigio, pudieran constituir un eficaz núcleo de agitación social y política». Desde la
Embajada española en Bonn se buscó la cooperación del Gobierno federal alemán, al que también
interesaba la cuestión de la información que recibían los emigrantes a través de los medios de
comunicación como prensa, radio y televisión, y que mostró una actitud receptiva179.
176
Informe confidencial de Sorribes a Cerdá, 7 marzo 1963, AGA AISS-SRE R-2514.
177
Para la cifra de Hogares de España en 1963, vid. Informe «Los trabajadores españoles en Alemania», remitido por la
Agregaduría Laboral en Bonn 13 noviembre 1963, AGA AISS-SRE R 2514; para la de 1970, SOREL, Andrés: 4º
Mundo…, op. cit., p. 37.
178
Escrito de L.E. Sorribes al Secretario General de la Organización Sindical, 8 enero 1961, AGA AISS-OSE R 4844.
Se trataba de una visión que compartía el embajador Bolarque, quien consideraba que la mayoría de los emigrantes
españoles no estaba realmente interesada en cuestiones políticas y que, si acudían a centros creados por los sindicatos
alemanes o por españoles de izquierdas en connivencia con ellos, se debía a que el Estado español no les proporcionaba
una oferta de ocio suficientemente competitivo. Carta nº 391 de Bolarque a Castiella, 7 agosto 1964, AMAE R 7651/4.
179
Carta del embajador Bolarque al ministro de AA.EE. Fernando Mª Castiella, Bonn 17 octubre 1961, AMAE R
7651/2.
44
Documento de Trabajo 4/2005
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En el Gobierno alemán, la acción sobre los medios de comunicación destinados a la población
emigrante fue tomada directamente bajo el control de la Oficina de Prensa e Información del
Gobierno federal (Presse- und Informationsamt der Bundesregierung o Bundespresseamt, BPA),
directamente dependiente de la Cancillería federal. Bajo los auspicios de este organismo se
celebraron regularmente, desde comienzos de los años sesenta como muy tarde, reuniones de
trabajo sobre el trabajo publicístico destinado a los trabajadores extranjeros. Estas reuniones
perseguían el objetivo de supervisar la información que recibían los emigrantes a través de los
medios de comunicación y, cuando se considerara necesario, influir sobre la misma. En el seno de
estos foros, el Auswärtiges Amt pudo hacer valer su planteamiento político de que era necesario
ejercer algún tipo de influencia moderadora y de acciones de contrapropaganda sobre los
emigrantes que contrarrestara el riesgo de «comunistización» a que estaban sometidos por la acción
de grupos de izquierda en suelo alemán180.
Las acciones informativas coordinadas por el BPA en relación con los emigrantes se referían a una
multiplicidad de medios, que abarcaban básicamente la radio, televisión, prensa escrita, y películas
y documentales cinematográficos destinados a su exhibición en los centros de reunión de los
emigrantes. En el campo de las emisiones radiofónicas, en noviembre de 1961 Radio Baviera
comenzó a incluir espacios en castellano para los emigrantes, iniciativa a la que se sumó un mes
más tarde Radio Colonia181. La Westdeutsche Rundkfunk (WDR) radicada en Colonia emitía, a
finales de 1962, un programa semanal de 15 minutos de duración para los emigrantes españoles con
noticias de España y del resto del mundo, comentarios y música. Por las mismas fechas, Radio
Nacional de España (RNE) estaba emitiendo seis horas diarias dedicadas a los emigrantes españoles
en Europa, con una programación que incluía un servicio de enlace familiar, así como entrevistas,
reportajes, consultorios, etc.182
Estas emisiones tenían el objetivo explícito de contrarrestar la activa política radiofónica de los
países del bloque de Este dirigida a los emigrantes en Alemania, tanto españoles como de otras
nacionalidades. Desde el otro lado del telón de acero se radiaban cada día varias horas de
programación para estos emigrantes183, entre las que destacaban, para el caso español, las emisiones
de la estación comunista conocida como La Pirenaica desde Bucarest184. Según afirmaba el
180
A estas reuniones acudían generalmente representantes del Auswärtiges Amt, del Ministerio federal de Trabajo y
Orden social, y de la Oficina federal de Colocación; miembros de las Embajadas de aquellos países con mayor número
de emigrantes en la RFA, como Italia, Grecia y España; representantes de sindicatos alemanes como el DGB y los
sindicatos cristianos; de la patronal, representada por la BDA (Confederación de Asociaciones de Empleadores
Alemanes, Bund der deutschen Arbeitsgeberverbände); de organizaciones religiosas, como Caritas y el Landesverband
der Innern Mission; así como de algunos medios de comunicación, como la emisora radiofónica Westdeutscher
Rundfunk. El protocolo de la reunión de 28 noviembre 1962, «Protokoll der Arbeitsbesprechung über die publizistische
Betreuung der ausländischen Arbeitnehmer am 28. November 1962, 9.00 Uhr im Presse- und Informationsamt der
Bundesregierung», Bonn, 25 marzo 1963, puede consultarse en PAAA Ref. 206/181. El protocolo de la reunión de 2
junio 1964, fechado a 15 junio 1964, puede consultarse en BA B 145/6642.
181
Carta de Bolarque a Castiella, 17 octubre 1961, AMAE R 7651/2.
182
Escrito de Clemente Cerdá a J. Ramón Abad, 18 diciembre 1962, AGA AISS-SRE R 2508.
183
«Protokoll der Arbeitsbesprechung über die publizistische Betreuung der ausländischen Arbeitnehmer am 28.
November 1962, 9.00 Uhr im Presse- und Informationsamt der Bundesregierung», Bonn 25 marzo 1963, PAAA Ref.
206/181.
184
La Pirenaica, la estación radiofónica clandestina del PCE, atravesó su etapa dorada precisamente en los años entre
1962 y 1969, coincidiendo con la etapa de Manuel Fraga Iribarne al frente del Ministerio de Información y Turismo. El
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Documento de Trabajo 4/2005
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Agregado laboral español en octubre de 1964, las emisoras del bloque oriental cercanas a la RFA
emitían varias veces al día en español desde Praga, Varsovia, Budapest y Moscú, para llegar a los
170.000 emigrantes españoles en Alemania, lo que demostraba que «por parte del comunismo
internacional existe el mayor interés en adoctrinar a estos trabajadores». Mientras tanto, la señal
procedente de las emisoras oficiales españolas se recibía, a menudo, demasiado débilmente como
para posibilitar su escucha185.
El espacio radiofónico y televisivo ocupado por las emisiones para los emigrantes españoles fue
creciendo durante los años sesenta, mientras las cadenas alemanas creaban equipos especiales para
producir este tipo de programación y aumentaba la participación de los medios oficiales españoles
en la misma. Sin embargo, pese a la colaboración establecida con el régimen de Franco en este
terreno, algunas emisoras radiofónicas alemanas fueron girando a partir de 1966 hacia una línea
informativa crítica con la dictadura de Franco y comenzaron a prestar más atención a las actividades
antifranquistas de la oposición en España y de los emigrantes en Alemania186.
En este terreno destacó a partir 1968 Radio Baviera, donde trabajaron Josep Moll Marqués y
Manuel Moral. La emisora radiaba diariamente desde Munich parte de su programación en español
y daba cabida a comentarios e informaciones fuertemente críticos con el régimen de Franco. Radio
Baviera informaba además, puntualmente, sobre las convocatorias para actos manifestaciones
contra el gobierno español, señalando día y hora exacta de las mismas y alentando indirectamente la
organización de actos de este tipo187. Así, a través de Radio Baviera se anunciaron, por ejemplo, las
marchas de protesta contra el estado de excepción del 8 de febrero de 1969 en Mannheim, Berlín y
Düsseldorf; se informó sobre un acto semejante en Nuremberg previsto para el día 9 del mismo
mes188; se convocó a una «gigantesca concentración» de españoles y alemanes en Bonn y una
marcha de protesta hacia la Embajada española para el 23 de marzo de 1969, así como a un acto
para el mismo día en Núremberg189; y se emitieron sendas entrevistas con Hans Matthöfer190 y con
Gobierno español y muchos emigrantes creyeron durante muchos años que La Pirenaica emitía desde Praga o
Toulouse. Vid. ZARAGOZA FERNÁNDEZ, Luis: «”La única emisora española sin censura de Franco”: una
aproximación a la Historia de la Pirenaica». Actas del I Congreso sobre la Historia del PCE, 1920-1977. Oviedo 6, 7 y
8 de mayo de 2004 (CD-Rom).
185
Vid. escrito de Sorribes a Pedro Lamata Megías, Secretario General de la Organización Sindical, 21 octubre 1964,
AGA AISS-SRE R 2524.
186
La emisora bávara Radio Munich, por ejemplo, se hizo eco de un seminario organizado por el DGB en Berlín los
días 13 y 14 de marzo de 1966, con la participación de Rodolfo Llopis, y recomendó a los trabajadores españoles que se
afiliaran a los sindicatos alemanes. Otra emisora radiofónica, la Westdeutscher Rundfunk (WDR) de Colonia, había
emitido el 7 de enero de 1966 un programa sobre la guerra civil española bastante favorable al bando republicano que,
para el gobierno español, «prácticamente fue una glorificación del lado rojo». MAE, OID, Nota para el señor Ministro
sobre «Visita Agregado Prensa alemán sobre programa de la Emisora de Televisión alemana “Sender Freies Berlin”», 7
marzo 1966, AMAE R 8607/8.
187
Esto último se hacía, por ejemplo, informando en las emisiones para emigrantes españoles sobre lo sencillo que era
obtener una autorización para manifestaciones políticas. Vid. nota verbal nº 23 de la Embajada de España en Bonn al
AA, 4 febrero 1969, PAAA Ref. IA4/387.
188
Nota verbal nº 25 de la Embajada de España en Bonn al AA, 8 febrero 1969, PAAA Ref. IA4/387.
189
Nota verbal nº 52 de la Embajada de la RFA en Madrid al AA, 18 marzo 1969, PAAA Ref. IA4/387.
190
Metall-El Noticiero, 1969, nº 3 (1 marzo 1969), p. 1.
46
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el abad del monasterio de Montserrat, Casiano Just, en el mismo mes de marzo191. Las emisiones de
Radio Baviera provocaron, en los años 1968 y 1969, un rosario de quejas oficiales del gobierno
español ante el alemán por las críticas que difundía sobre el régimen de Franco, consideradas por
éste «una inaceptable intromisión en las cuestiones internas de España»192.
También en el terreno de la prensa escrita, la Embajada española y la Agregaduría laboral
mantuvieron una dura pugna por asegurarse de que sus emigrantes se nutrieran de noticias y
opiniones en publicaciones controladas ideológicamente, promocionando la difusión de prensa
adicta como El Informador, Vida nueva y 7 Fechas y tratando de obstaculizar la difusión de revistas
para los emigrantes españoles promovidas por los sindicatos alemanes, como era el caso de El
Noticiero, Grito o Avanzada193. Para el gobierno español, a mediados de los sesenta el problema
fundamental para combatir la «creciente politización adversa de las minorías más inquietas» entre
los emigrantes en Alemania residía, sobre todo, en garantizar la llegada puntual hasta la RFA de la
prensa española, sometida a la censura estatal194.
El BPA, por su parte, se encargó de subvencionar diversas publicaciones que trataran
predominantemente sobre cuestiones de interés para los emigrantes y, sobre todo, cuya línea
editorial correspondiera a los intereses políticos e ideológicos de la RFA. La política de
subvenciones del BPA fue, de este modo, un instrumento más para la orientación ideológica de los
emigrantes195. En 1961, esta oficina destinó fondos a financiar un par de números de El
Informador196, una publicación mensual creada específicamente para contrarrestar la propaganda
191
Despacho de la Embajada de la RFA en Madrid al AA, 25 marzo 1969, PAAA Ref. IA4/387.
192
Nota verbal nº 127 de la Embajada de España en Bonn al AA, 15 mayo 1968; nota verbal nº 204 de la Embajada de
España en Bonn al AA, 19 septiembre 1968; carta del ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, al
embajador alemán en Madrid, Hermann Meyer-Lindenberg, 4 octubre 1968; nota verbal nº 23 de la Embajada de
España en Bonn al AA, 4 febrero 1969; nota verbal nº 25 de la Embajada de España en Bonn al AA, 8 febrero 1969;
nota verbal nº 30 de la Embajada de España en Bonn al AA, 11 febrero 1969; desp. de Meyer-Lindenberg, Embajada
RFA Madrid al AA, 15 julio 1969; todos ellos en PAAA Ref. IA4/387. La expresión entrecomillada en el texto procede
de este último documento. En los días de más intensas protestas contra el estado de excepción, sendos artículos
editoriales publicados en Arriba los días 17 de marzo («Radio Baviera, al servicio de Pankow») y 11 de mayo de 1969
(«Exigencia inaplazable») denunciaban la cobertura que la emisora muniquesa prestaba a las actividades antifranquistas
de los emigrantes y amenazaba con represalias económicas y políticas contra Bonn si no se ponía coto a la misma. Los
artículos, que no llevaban firma, habían sido escritos al parecer por el Agregado Laboral de la Embajada en Bonn, Luis
Enrique Sorribes, según supo confidencialmente el director de programación de Radio Baviera. Vid. Ruhfus, Abt. L4
del AA, nota «Fremdsprachige Sendungen des B.R.», VS-NfD, 8 mayo 1969, PAAA Ref. IA4/387.
193
Escrito urgente del Instituto Español de Emigración, s.f. (entre 1959 y 1961), AGA AISS-OSE R 4884.
194
«Informe para los Excmos. Sres. Ministros de Asuntos Exteriores, Gobernación, Trabajo, Información y Turismo y
Secretario General del Movimiento», sobre «Información para los emigrantes españoles en Europa», Madrid, mayo
1966, AMAE R 8431/3.
195
Dicho esto, debe añadirse sin embargo que el BPA no intervino masivamente sino de forma selectiva, en concreto no
subvencionando más de una publicación al mismo tiempo. Este organismo no solía tomar la iniciativa, además, sino que
actuaba de forma reactiva, respondiendo a las solicitudes de financiación que le dirigían los propios responsables de las
publicaciones.
196
«Verwendungsnachweis zum Bewilligungsbescheid des Presse- und Informationsdienst der Bundesregierung vom
27.12.1961» nº 264-99 IV, BA B 145/6642.
47
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comunista entre los emigrantes españoles197. En 1963 el BPA decidió subvencionar la edición
alemana de Vida Nueva, publicada por la Propaganda Popular Católica y que contaba con el apoyo
de Cáritas de Frankfurt198, pero cambió de opinión al comprobar que la revista mantenía un punto
de vista crítico sobre la situación de los trabajadores españoles en Alemania199. En lugar de ello,
este organismo financió desde comienzos de 1964 hasta mayo de 1965 la edición alemana del
semanario falangista 7 Fechas que se publicaba en Colonia bajo la dirección de Teodoro Delgado
Pomata200. En mayo de 1965, el BDA suspendió su apoyo económico a 7 Fechas, debido a la
interpelación que dirigió Hans Matthöfer al gobierno alemán en el Bundestag por los continuos
ataques que, desde sus páginas, se realizaban contra el movimiento sindical alemán201. Un mes
después, y tras las quejas del gobierno español por los «ataques masivos» que el régimen de Franco
recibía desde las páginas de Grito y Noticiero, el director del BPA pidió al presidente del DGB que
ambas publicaciones moderaran sus críticas «al gobierno de un país con el que tenemos relaciones
diplomáticas amistosas»202.
En 1970 surgiría en el panorama de la prensa para los emigrantes españoles en Alemania la revista
Exprés Español, publicada mensualmente en Frankfurt y dirigida por Hans Matthöfer y con Carlos
Pardo (del IG Metall) como subdirector, con una línea crítica contra la dictadura de Franco. Las
peticiones de subvención que Matthöfer dirigió al BPA fueron rechazadas por el carácter
oposicional de la revista y por el deseo del gobierno alemán de evitar dar la sensación de querer
inmiscuirse en los asuntos internos de España203. A este conjunto de publicaciones se sumó también
el quincenal Información Española, que el Partido Comunista de España publicaba desde 1968 en
Bruselas, y que se difundía por Alemania y los demás países con presencia de emigrantes españoles.
En cuanto a las medidas represivas y de presión, el gobierno español trató puso en juego todos los
mecanismos a su disposición. Limitado por la incapacidad de actuar directamente en suelo alemán
contra las actividades políticas de los emigrantes, y por la inexistencia de canales de comunicación
entre la Organización Sindical Española y el DGB y sus sindicatos integrantes, el régimen de
Franco presionó constantemente sobre el gobierno alemán para que interviniera contra las acciones
–normalmente manifestaciones y actos de solidaridad- «antiespañolas» (es decir, antifranquistas)
de los mismos. De forma sistemática, la Embajada española en Bonn, los consulados repartidos por
toda la RFA, el agregado laboral, el Ministerio de Asuntos Exteriores, y otros departamentos,
presentaron protestas al Auswärtiges Amt, el Ministerio federal de Interior, las autoridades alemanas
en materia de recluta de mano de obra extranjera, etc. por este tipo de actividades, que Madrid
197
Escrito de Fritz Cramer, Volksbund für Frieden und Freiheit e.V. – Bundesleitung, 4 abril 1962, BA B 145/6642.
198
«Genehmigungsverfügung» del BPA nº 254-1-1-3/70-2 IV, VS-NfD, 22 abril 1963, BA B 145/6642.
199
Anotación de Bayer, Ref. IV/6 del BPA, 28 octubre 1963, BA B 145/6642. Según un representante del BPA, «Vida
Nueva ha ido cayendo bajo el control de grupos católicos de izquierda, en parte incluso de emigrantes españoles, que
utilizan la libertad política existente en la RFA para montar aquí una oposición contra el gobierno español».
Anotación de Stercken, Ref. IV/4 del BPA, 8 noviembre 1963, BA B 145/6642.
200
«Genehmigungsverfügung» del BPA, 12 diciembre 1963, BA B 145/6642.
201
Verhandlungen des deuschen Bundestages, 4º legislatura, 187ª sesión, Bonn, martes 25 mayo 1965, pp. 9381-9382.
202
Anotación de Diehl, BPA, 25 junio 1965, BA B 145/6642.
203
Carta de Matthöfer a Werner Müller, 14 agosto 1970, BPA; carta de Werner Ahren, jefe del Departamento Exterior
del BPA, a Matthöfer, 7 septiembre 1970; ambas en BA B 145/6642.
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calificaba indefectiblemente de «comunistas», para así tratar de obtener más éxito en sus presiones
sobre Bonn. Dentro de la administración alemana, el Auswärtiges Amt fue el departamento más
sensible a las demandas del gobierno español, actuando en ocasiones como cadena de transmisión
de los deseos del régimen ante otras instancias204.
Como medida de presión, el gobierno español esgrimió la amenaza de interrumpir el envío de
trabajadores españoles a la RFA205. En otras ocasiones, el gobierno español amenazó al alemán con
revisar su política de no reconocimiento de los símbolos y documentos de la RDA, si Bonn seguía
permitiendo en territorio germano-occidental la exhibición de banderas de la República española en
actos en los que participaban obreros españoles206. Este tipo de argumentos convenció en el
Auswärtiges Amt, que en la primavera de 1966 pidió al Ministerio federal del Interior que, en lo
sucesivo, se prohibiera la exhibición la bandera republicana española, con el argumento de que de
se estaba perjudicando las relaciones hispano-alemanas207. La petición fue atendida, no a nivel
federal, sino por el Ministerio del Interior de Hesse, donde se habían producido en febrero de 1966
y abril y mayo de 1966 varias manifestaciones antifranquistas. El Ministerio del Interior de Hesse
dio orden a la policía de prohibir en el futuro la exhibición de la bandera republicana en actos y
manifestaciones al aire libre208. Ello no impidió que continuaran produciéndose nuevos casos de
este tipo en otras ciudades, como ocurrió en mayo 1968 en Düsseldorf, en Renania del NorteWestfalia. Tras la correspondiente queja del gobierno español, los Ministerios federales de Interior
204
Así por ejemplo, en junio de 1962 surgió en el Auswärtiges Amt la idea de influir sobre el SPD, con el fin de lograr
una moderación de las acciones antifranquistas de los emigrantes españoles. Para el ministerio alemán de Asuntos
Exteriores, la fuerza motriz que se hallaba detrás de la «agitación» de los españoles en Alemania era el SPD, que
utilizaría al DGB como correa de transmisión para llegar a unos emigrantes a los que se suponía, por lo general, poco
politizados. Interesado en mantener las relaciones con el régimen español libres de conflictos, el Auswärtiges Amt
pensó en exponer al vicepresidente del SPD Fritz Erler su preocupación por las manifestaciones de españoles (AA, Ref.
AA, apunte «Besprechungspunkte für das Gespräch mit Herrn Erler, MdB», 13 junio 1962, PAAA Ref. 206/161). Este
plan fue, sin embargo, abandonado al producirse el contubernio de Munich, con la participación de miembros de la
oposición interior y del exilio español en el IV Congreso del Movimiento Europeo (5 al 8 de junio de 1962), y la
subsiguiente represión que la dictadura descargó sobre los participantes, que hacía muy difícil para Bonn prestarse a
mediar por los deseos de Madrid (AA, Ref. 206, nota sobre «Einstellung der SPD zum Spanien-Problem», 18 junio
1962, PAAA Ref. 206/161).
205
En junio de 1962, por ejemplo, un representante de la Embajada alemana en Bonn informó al Auswärtiges Amt de
que «el abuso sobre los Gastarbeiter españoles por parte de ciertos grupos políticos en el territorio federal podía llevar a
su gobierno a revisar la cuestión de los Gastarbeiter». Apunte del Ref. 206 del AA «Sympathiekundgebung spanischer
Gastarbeiter in Köln am Sonntag, den 3. Juni 1962», Bonn, 1 junio 1962, PAAA Ref. 206/161.
206
El argumento que ligaba ambas cuestiones, y que emplearon representantes del régimen franquista, era que para el
Estado español la República española era tan inexistente o más como lo era para el gobierno de Bonn la RDA. Si
seguían mostrándose banderas republicanas en la RFA, lo que implicaba un cierto reconocimiento de la República
española, el gobierno español podía reconsiderar a su vez su actitud de no reconocimiento de los símbolos y
documentos de la RDA, como su bandera o los pasaportes expedidos por el gobierno de Pankow (Despacho de la
Embajada RFA Madrid al AA de 4 marzo 1966; Informe del Ministerio federal del Interior al AA, 25 abril 1966; ambos
en PAAA Ref. IA4/387). Este tipo de razonamiento era apto para influir al gobierno alemán, en la medida en que la
RFA había basado su política exterior en el no reconocimiento de la RDA y en lograr que ningún país del mundo
reconociera a este Estado, dentro de lo que se suele denominar como «doctrina Hallstein».
207
Escrito de Schwörbel, Ref. IA4 del AA al Ministerio federal del Interior, 28 junio 1966, PAAA Ref. IA4/387.
208
Escrito de Pioch, Ministerio federal del Interior, al AA, 4 junio 1966, PAAA Ref. IA4/387.
49
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y Asuntos Exteriores examinaron la cuestión, llegando a la conclusión de que no era perseguible la
exhibición de banderas de la República española en la RFA209.
Junto a la presión directa sobre el gobierno alemán, el régimen español ejerció una presión más o
menos difusa sobre los emigrantes para disuadirles de participar en actos contra la dictadura, de
ingresar en los sindicatos alemanes, de acudir a los centros y círculos no oficialistas, etc. El efecto
disuasorio de tales medidas es difícil de determinar, pero parece lógico pensar que tuvieran alguna
efectividad, y que una parte de los emigrantes rechazara implicarse en acciones de tipo político y
sindical en Alemania por el temor a sufrir represalias al regresar a España, a poner en peligro su
puesto de trabajo en la propia RFA, o a ser, incluso, expulsado del país. A este respecto ejercerían,
en la intención del régimen de Franco, una acción ejemplarizante casos como el de Carlos Pardo,
secretario sindical para los trabajadores españoles en el IG-Metall desde 1965 y subdirector de
Exprés Español, que fue detenido el 15 de mayo de 1971 por la policía española en el aeropuerto de
Barajas bajo la acusación de realizar en la RFA acciones ilícitas de propaganda contra instituciones
españolas, y puesto en libertad el 18 de junio siguiente bajo la presión del SPD, el DGB y la
CIOSL210.
Del mismo modo, en la RFA la figura del delator o el infiltrado de las fuerzas del orden del régimen
franquista entre los ambientes más politizados de la emigración, y el temor a las «listas negras» que,
se afirmaba, elaboraban los consulados con los nombres de quienes se hubieran destacado por su
actividad sindical o política de izquierdas, desempeñarán un papel disuasor semejante al que les
tuvieron en otros países con fuerte presencia de trabajadores españoles, como era el caso de
Suiza211.
En cuanto a la actitud de los gobiernos de la RFA ante las actividades y movilizaciones
antifranquistas protagonizadas por los emigrantes españoles en su territorio, éstos se encontraron
ante la necesidad de conjugar tres imperativos. El primero fue el del respeto a las garantías
constitucionales y legales vigentes en la RFA; el segundo, el de la salvaguarda de los intereses
esenciales del país, o dicho de otro modo, la determinación de si las movilizaciones de los
emigrantes dañaban esos intereses esenciales, tales como el orden público, la seguridad de la RFA,
el sistema democrático, etc. En general, las actividades y organizaciones de los emigrantes
españoles en la RFA, como las de los emigrantes de cualquier otra nacionalidad, podían prohibirse
209
Para el Ministerio del Interior, la exhibición de esta bandera no constituía amenaza alguna para el orden y la
seguridad públicos en la RFA, mientras que el Auswärtiges Amt consideraba que este hecho no infringía las leyes
internacionales, siendo considerable, como mucho, un «acto inamistoso» contra un gobierno con el que se tenían
relaciones diplomáticas. Nota verbal nº 109 de la Embajada de España en Bonn al AA, 3 mayo 1968, PAAA Ref.
IA4/387; escrito de Pioch, Ministerio federal del Interior, al AA, 4 junio 1968, PAAA Ref. IA4/387; escrito del Abt. V3
del AA al Ministerio federal del Interior, 30 enero 1969, PAAA Ref. IA4/387.
210
Carlos Pardo firmaba además habitualmente artículos de opinión contra el régimen de Franco en la publicación
mensual del IG Metall para los trabajadores españoles. Vid. sobre el «caso Pardo»: ORTUÑO ANAYA, Pilar: Los
socialistas españoles…, op. cit., pp. 194-198.
211
Los sindicatos alemanes denunciaron desde los años sesenta la actividad de los servicios secretos de las dictaduras de
España, Grecia y Turquía en la RFA, y la función represiva que ejercían las embajadas y asesores enviados por estos
países,
sobre
sus
respectivos
emigrantes.
ANAGNOSTIDIS,
Homer:
«Gewerkschaften
und
Ausländerbeschäftigung…», art. cit., p. 116. El DGB, en su VIII Congreso (Munich, 18 al 23 mayo 1969), exigió al
gobierno alemán que interviniera para que los servicios secretos extranjeros no pudieran proceder contra extranjeros en
la RFA, y para que los trabajadores extranjeros no sufrieran represalias por sus actividades en los sindicatos alemanes.
Metall-El Noticiero, 1969, nº 7 (1 julio 1969), p. 1.
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Documento de Trabajo 4/2005
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por las autoridades alemanas en los siguientes casos: ser incompatibles con el derecho
internacional; poner en peligro la ordenación democrática y las libertades de la RFA; poner en
peligro la seguridad interior o exterior de la RFA; poner en peligro el orden público; o poner en
peligro «otros intereses esenciales» de la RFA.
En tercer lugar, entraba en juego el imperativo de mantener buenas relaciones con el gobierno
español, un deseo que se derivaba del diseño general de la política exterior de la RFA en los años
sesenta y que incluía intereses muy diversos212. Entre ellos, destacaba el hecho de que la España de
Franco estaba integrada en la defensa occidental por sus acuerdos con EEUU de 1953, renovados en
1963 y renegociados en 1968-1969, y compartía el anticomunismo programático de la RFA, donde
tanto democristianos como socialdemócratas y liberales temían la extensión de la ideología
comunista entre sus emigrantes. El régimen español apoyaba además a Bonn en el objetivo de la
reunificación y el no reconocimiento de la RDA; y era un interesante socio comercial y objetivo de
las inversiones alemanas, que desde 1961 recibía ayuda al desarrollo de los fondos oficiales de la
RFA y cuya asociación a la CEE, solicitada en 1962, era fuertemente defendida por Bonn. Las
buenas relaciones con España de los gobiernos democratacristianos de Adenauer y Erhard, y del
presidido por Kiesinger (de coalición entre democratacristianos y socialdemócratas) no conocerían
un cambio de tendencia hasta que Willy Brandt alcanzara la cancillería, al frente del SPD, en
octubre de 1969. Incluso este último hecho no puso fin a las buenas relaciones entre los gobiernos
de la RFA y España, sino que representó una simple «ralentización» en el proceso de aproximación
que los dos países habían ido completando en las dos décadas anteriores213.
Con respecto a la consideración jurídica de las actividades políticas de los extranjeros, el marco
proporcionado por la Ley Fundamental de Bonn de 1949214, la Ley de Asociaciones215 y la Ley de
212
En este sentido, el Ministerio federal del Interior planteó en julio de 1965 la cuestión de si las actividades de los
comunistas españoles entre los emigrados a Alemania perjudicaban las relaciones exteriores de la RFA. La respuesta de
la sección correspondiente del Auswärtiges Amt no era concluyente y rehuía dar una opinión clara, aunque se refería a la
preocupación con que observaba el MAE estas actividades y a las quejas al respecto del régimen español, incluyendo al
propio Franco –que se había quejado porque los tribunales alemanes no consideraran como ilegal la actividad de
organizaciones comunistas extranjeras en suelo de la RFA-. Vid. Escrito del Ref. IA4 del AA al Ref. V6, 15 julio 1965;
y escrito del Dr. Werner, Ref. V6 del AA al Ref. IA4, 28 julio 1965; ambos en PAAA Ref. IA4/319.
213
Para las relaciones hispano-alemanas en los años sesenta, vid. ASCHMANN, Birgit: Treue Freunde...?, op. cit;
COLLADO SEIDEL, Carlos: «En defensa de Occidente. Perspectivas en las relaciones del régimen de Franco con los
gobiernos democristianos de Alemania (1949-1966)», en TUSELL, Javier, et alii (eds.): El régimen de Franco (19361975), Madrid, UNED, 1993, pp. 475-492; COLLADO SEIDEL, Carlos, Die deutsch-spanischen Beziehungen in der
Nachkriegszeit: Das Projekt deutscher Militärstützpunkte in Spanien 1960, Saarbrücken, Breitenbach, 1991; y
NIEHUS, Gerlinde Freia: Außenpolitik im Wandel. Die Außenpolitik Spaniens von der Diktatur Francos zur
parlamentarischen Demokratie. Frankfurt am Main: Vervuert, 1989, pp. 462-469.
214
Las libertades de reunión, asociación, movimiento dentro de la RFA, el derecho a la libre elección de la profesión, y
la garantía contra la expulsión del país, quedaban garantizados por la Ley Fundamental de Bonn de 1949 a los
ciudadanos alemanes, pero no explícitamente a los extranjeros residentes en la RFA.
215
La Ley de Asociaciones desarrolló los artículos 8º (sobre la libertad de reunión) y 9º (sobre la libertad de asociación)
de la Ley Fundamental de Bonn, al establecer que las organizaciones de extranjeros (aquellas cuyos miembros o
dirigentes son en su mayoría extranjeros) podían ser prohibidas «cuando realicen actividades políticas que amenacen la
seguridad interior o exterior, el orden público u otros intereses esenciales de la RFA o de uno de sus Estados
constituyentes. De este modo, la autorización de las organizaciones de extranjeros quedaba sometida a las mismas
condiciones que regían para las asociaciones alemanas; no se excluía de forma general ni a priori la actividad política
de los extranjeros.
51
Documento de Trabajo 4/2005
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Extranjeros de 1965216, dejaba un amplio margen de decisión a las autoridades alemanas217. Estaban
legalmente permitidos, por ejemplo, los sindicatos de extranjeros en la RFA, aunque en la práctica
la DGB bloqueó cualquier atisbo de formación de organizaciones sindicales propias de los
Gastarbeiter. Del mismo modo, no estaba prohibido por principio ningún tipo de asociación u
organización política de los extranjeros. La efervescencia asociativa y movilizadora de signo
político que hemos descrito en las páginas precedentes muestra que, en la práctica, los emigrantes
españoles dispusieron en la RFA de un gran margen de acción para manifestarse políticamente, sin
ser objeto de una represión sistemática por parte de las autoridades alemanas. En este sentido, el
contraste con la situación que se vivía en España en los mismos años era gigantesco.
El uso que en la práctica los emigrantes hicieron de este margen de acción estuvo, sin duda,
fuertemente condicionado por la situación de inseguridad jurídica institucionalizada en que se
desarrollaba su vida en la RFA218. Diversos autores han llamado la atención especialmente sobre el
potencial de amenaza e inseguridad que jugaba, a este respecto, la posibilidad de que las
autoridades alemanas denegaran a un emigrante la renovación de su permiso de estancia en el país.
Junto a ello, desempeñaba una función similar el temor de muchos emigrantes a ser despedidos por
los empresarios y perder su puesto de trabajo por participar en protestas colectivas.
La interrelación de estos tres imperativos que hemos señalado antes, con las presiones del gobierno
español, y con los demás elementos en juego, se tradujo en dos políticas básicas del gobierno
alemán ante las movilizaciones antifranquistas de los emigrantes españoles. La primera fue la
política de orientación ideológica de los emigrantes a través de los medios de comunicación, a la
que ya nos hemos referido. En este campo, el gobierno alemán actuaba obligatoriamente dentro de
los límites del respeto a la libertad de opinión y prensa vigente en la RFA, lo que favoreció la
pluralidad de publicaciones y emisiones que recibían los españoles.
La segunda política del gobierno alemán puede calificarse como una política de vigilancia tolerante
de las actividades políticas de los emigrantes españoles. A este respecto, el gobierno alemán actuó
de forma diferenciada ante las asociaciones y movilizaciones inspiradas por la UGT y el PSOE,
como manifestaciones, establecimiento de centros, círculos, etc., que contaban con la influencia
moderadora del DGB y el SPD, y ante aquellas inspiradas por el PCE, más amenazantes por
situarse este partido en la línea de la RDA y de la URSS. Las actividades de los comunistas
216
Hasta 1965 se mantuvo vigente la normativa nacionalsocialista recogida en la Ausländerpolizeiverordnung
(Reglamento Policial de Extranjeros) de 1938. La Ley de Extranjeros de 1965 estableció que la actividad política de los
extranjeros podía ser restringida o prohibida cuando así lo exigiera la defensa contra alteraciones de la seguridad o del
orden público, y contra perjuicios a la formación de voluntad política (Willensbildung) en la RFA y a otros intereses
esenciales de la RFA (art. 6.2.). Quedaba en general prohibida la actividad política a los extranjeros, cuando esta
actividad a) no fuera conciliable con el derecho internacional público; b) amenazara el orden democrático de la RFA; o
c) se dirigiera a fomentar a partidos, otras asociaciones, instituciones o persiguiera fines, situados fuera del marco de
vigor de esta ley, que no fueran conciliables con los principios constitucionales del orden democrático liberal de la
RFA.
217
Desde el punto de vista jurídico, las autoridades de la RFA disponían de un gran potencial en sus manos para
controlar todos los aspectos de la vida de los emigrantes, incluyendo el control de sus actividades políticas. Vid.
DOHSE, Knuth: Ausländischer Arbeiter…, pp. 278-300.
218
Sobre la situación jurídica de los Gastarbeiter en la RFA vid. SENFFT, Heinrich: «Arbeitsmarktpolitik, Migration
und rechtliche Stigmatisierung von Fremden. Von Weimar nach Bonn», 1999. Zeitschrift für Sozialgeschichte des 20.
und 21. Jahrhunderts, (1999), vol. 14, nº 1, pp. 98-107; cfr. Fritz FRANZ: «Die Rechtsstellung der ausländischer
Arbeitnehmer in der Bundesrepublik Deutschland», en Ernst KLEE (Hrsg.): Gastarbeiter. Analysen und Berichte.
Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1972, pp. 36-57.
52
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españoles en la RFA fueron examinadas, por ejemplo, por el Koordinierungsauschuβ zur
Bekämpfung verfassungsfeindlicher Bestrebungen (Comisión de coordinación para la lucha contra
las tendencias constitucionales) en una reunión celebrada los días 11 y 12 de noviembre de 1965.
En ella se estimó que no existían pruebas suficientes de que el PCE en el exilio hubiera alcanzado,
sobre suelo alemán, un grado de organización tal que hiciera posible ni necesario emprender
acciones legales contra el mismo. Dictámenes como éste alimentaron durante los años sesenta
frecuentes acusaciones del gobierno español de que Bonn estaba «dejando hacer» a los comunistas
españoles, una acusación de la que en 1965 se defendía el Ministerio federal del Interior, en una
comunicación al Auswärtiges Amt, asegurando que seguía cuidadosamente las actividades
comunistas entre los emigrantes. Si no se había procedido en contra era, se afirmaba, porque no se
habían hallado indicios delictivos, ni a la luz de la Ley de Asociaciones ni de la Ley de
Extranjeros219.
El ejecutivo federal alemán contaba, en cualquier caso, con un margen de acción limitado, por el
hecho de que las competencias en materia de policía e interior se hallaban en gran medida en manos
de los Estados federales. En la práctica, la RFA se atuvo en la mayoría de los casos a una política
garantista y tolerante respecto a la actividad política de los emigrantes españoles. No se prohibieron
de forma general y sistemática estas actividades, aunque las autoridades alemanas actuaron en
algunos casos específicos220. A este respecto, la vigilancia y, eventualmente, la represión, se
concentraron sobre los comunistas españoles y de otras nacionalidades, de quienes siempre podía
sospecharse que servían a los intereses de la RDA, mientras que socialistas, católicos de izquierda y
otros grupos de oposición no sufrieron ni siquiera una vigilancia comparable.
Tres casos de represión alcanzaron notoriedad en la primera mitad de los años sesenta. El primero
ocurrió en mayo de 1962, cuando la policía alemana detuvo y entregó a la policía franquista a dos
trabajadores españoles de la empresa Henschel, de Kassel, que hacían circular listas de suscripción
en apoyo de los huelguistas de Asturias221. El segundo fue la investigación que en 1962 emprendió
la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (Bundesamt für Verfassungsschutz) sobre
un grupo de emigrantes españoles e hispanoamericanos de la empresa Rheinstahl Hanomag AG de
Hannover por difusión de propaganda comunista. Como resultado de las diligencias, que se
extendieron a otras supuestas actividades comunistas entre los trabajadores españoles de
219
Escrito del Ministerio federal del Interior al AA (IB 2-125 782 – S 11/1) de 8 febrero 1966, BA B 149/22388.
220
Un ejemplo de las situaciones que, a este respecto, podían producirse en los años sesenta lo proporciona el siguiente
caso. En junio de 1962, la Embajada española trató de que el gobierno alemán prohibiera una manifestación de
solidaridad con los huelguistas españoles convocada por el DGB en Colonia. El Auswärtiges Amt trasladó las
objeciones del gobierno español al ministro del Interior del Estado de Renania del Norte-Westfalia, pidiéndole la
prohibición del acto convocado. La policía de Colonia trató entonces de «descafeinar» la manifestación por diversos
medios, entre ellos prohibir la exhibición de pancartas en español. Sin embargo, las autoridades no podían ir mucho más
allá: con la ley en la mano, las manifestaciones de extranjeros en territorio de la RFA sólo podían ser prohibidas en caso
de que amenazaran el orden y la seguridad públicos. La buena marcha de las relaciones de Bonn con otros países
quedaba excluida de este supuesto y no podía ser invocada por este motivo. No obstante, el Ministerio federal de
Interior no excluía la posibilidad de proceder al menos contra algunos de los cabecillas de la manifestación, aunque no
hay constancia de que finalmente se actuara en este sentido. Vid. apuntes del Ref. 206 del 206, sign. 206-82.50/94.26431/62, «Sympathiekundgebung spanischer Gastarbeiter in Köln am Sonntag, den 3. Juni 1962», de 1 y 2 junio 1962,
PAAA Ref. 206/161; y nota del Ref. 206 del AA, sign. 206-82.50/94.26-431/62, de 5 junio 1962, «Demonstration
spanischer Gastarbeitr im Bundesgebiet», ambos en PAAA Ref. 206/161.
221
Vid. BERNECKER, Walther L., y FREISINGER, Hubertus: «Las huelgas mineras asturianas…», op. cit., p. 414; y
GORDON, Carlos: «De palabras y obras…», op. cit., p. 457.
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Fundación 1º de Mayo
Grevenbroich222, en junio de 1963 fueron detenidos dos trabajadores de la Hanomag por sus
actividades comunistas, bajo la acusación formal de delito contra la seguridad del Estado. Uno de
los detenidos era Miguel Collados Martínez, uno de los dirigentes del Centro Democrático Español
de Hannover. Aunque fueron puestos en libertad sin cargos a los pocos días y la empresa se avino a
un acuerdo para readmitir a Collados, que había sido despedido fulminantemente, el caso, que
alcanzó relevancia en la prensa local y sindical, dio pie al DGB y al IG-Metall para denunciar casos
de violación del secreto de la correspondencia de los emigrantes223.
La doctrina que siguió el tribunal que juzgó a Miguel Collados en 1963 fue la seguida en adelante:
las actividades de organizaciones comunistas extranjeras en la RFA, en la PCE, no fueron
consideradas ilegales si no perseguían directamente fines que perjudicaran los intereses de la RFA.
La aplicación de esta doctrina explica que en tantas ocasiones el Gobierno federal permaneciera
pasivo ante las quejas españolas, si éstas se referían a actividades que no amenazaban seriamente
los intereses del Estado alemán occidental.
El tercer caso notable fue el llamado proceso de Dortmund, en el que durante dos años las
autoridades judiciales alemanas investigaron a un total de 29 españoles a los que se consideraba
sospechosos de ser miembros, fundadores o dirigentes de una organización clandestina del PCE en
la RFA. A la mayoría de ellos se les investigó por un presunto delito de asociación ilícita, aunque
casi todos los sumarios acabaron siendo finalmente archivados por falta de pruebas224, con la
excepción de Juan Liébana Ríos, sobre el que recayó en abril de 1966 una condena de dos meses de
cárcel por asociación ilícita y el pago de una multa por resistencia a la autoridad. Otro de los
encausados, Melquesidez Rodríguez Chaos («Melque»), se dio a la fuga en 1966 antes de ser
llamado a juicio225. Un tercer español investigado por sus actividades contra el régimen de Franco y
posiblemente vinculado al PCE, Manuel Campanario Frías, fue expulsado en julio de 1966 a
España por la policía alemana, a pesar de que había sospechas razonables de que en territorio
español sería objeto de persecución por la policía franquista, como denunciaron diversos medios de
comunicación226.
222
Bundesamt für Verfassungschutz, informe confidencial remitido al Ministerio federal de Interior sobre
«Kommunistische Infiltrationsversuche unter spanischen Arbeitern im Bundesgebiet», Colonia, 16 de abril de 1962,
PAAA Ref. 206/161.
223
Escrito del BAA al Ministerio Federal de Trabajo, Nuremberg, 12 de mayo de 1964; escrito del presidente de la
Oficina de Baja Sajonia al presidente de la BAA, Hannover, 6 de noviembre de 1963; ambos en BA B 149/6238. Vid.
también «Man bespitzelt spanische Gastarbeiter», Welt der Arbeit, 20 de septiembre de 1963.
224
Escrito del Fiscal Jefe del Tribunal del Land de Renania del Norte-Westfalia al ministro de Justicia del mismo Land,
Dortmund, 2 de enero de 1967, BA B 149/6238.
225
I. Strafkammer des Landgerichts Dortmund: «Beschluss in der Strafsache gegen den Zeichner Melquesidez
Rodríguez Chaos, geboren am 14. April 1919 in Cerniza/Orense (Spanien), zuletzt wohnhaft gewesen in Dortmund,
Körnebachstraβe 73», Dortmund, 28 de noviembre de 1966, BA B 149/6238. Melquesidez Rodríguez Chaos,
«Melque», comunista encarcelado por el régimen franquista desde 1939 hasta 1963, había emigrado a Francia este
último año bajo el nombre falso de Pedro Sánchez López. En febrero de 1965, por mandato del PCE, realizó un viaje de
inspección a distintas ciudades de la RFA con el fin de pasar revista a los grupos del partido existentes en el país e
impulsar sus labores organizativas. Fue detenido en Dortmund por la policía alemana. I. grosse Strafkammer des
Landgerichts Dortmund: «Strafsache gegen den Maurergehilfen Juan Liébana Ríos», Dortmund, 19 abril 1966, BA B
149/6238. Véase para los datos biográficos de «Melque»: RODRÍGUEZ CHAOS, Melquesidez: 24 años en la cárcel.
Madrid: Forma, 1977.
226
Escrito del Fiscal Jefe del Tribunal del Land de Renania del Norte-Westfalia al ministro de Justicia del mismo Land,
19 agosto 1966, BA B 149/6238. Campanario argumentó en su defensa que la Ley Fundamental de Bonn garantiza la
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Las movilizaciones antifranquistas de los emigrantes españoles en la RFA, como las que tuvieron
lugar en los demás países de emigración española bajo el franquismo, constituyen sin duda un
fenómeno destacable y digno de tenerse en cuenta tanto si se trata de trazar las características y
desarrollo de la emigración española a Europa, como al abordar la conflictividad sociopolítica
española en los tres últimos lustros de la dictadura. Lejos de la imagen de una emigración
desmovilizada y pasiva, las iniciativas que hemos podido documentar nos ofrecen el panorama de
un indudable activismo entre una parte de la población emigrante.
Los emigrantes más comprometidos en la acción antifranquista por medio de la militancia política,
la afiliación sindical, la participación en manifestaciones y acciones de protesta, etc. constituyeron,
bien es cierto, una minoría dentro del universo de la emigración española. Las cifras de afiliación a
sindicatos, militancia en partidos y presencia en actos políticos recogidas en las páginas precedentes
son significativas a este respecto y corroboran las opiniones de observadores como A. Sorel o G.
Díaz Plaja que calificaban de muy baja la participación de los emigrantes españoles en Europa en
organizaciones políticas a mediados de los años setenta. A este respecto, debe observarse que, como
ocurría en Francia o Suiza, la actitud de rechazo a la dictadura de Franco entre una parte de los
emigrantes no se traducía necesariamente en términos de militancia formal en organizaciones,
sindicatos y partidos políticos.
Por ello, las movilizaciones políticas españolas entre la emigración deben valorarse no sólo en
términos numéricos, sino que deben considerarse también desde el punto de vista del desafío que
supusieron a las pretensiones del régimen de Franco de mantener un control político total sobre los
trabajadores españoles más allá de las fronteras españolas. La atención y alarma con que la
dictadura española siguió, y trató de reprimir, acciones como las descritas en las páginas anteriores,
dan un indicio de la importancia que estas acciones podían llegar a tener, considerándolo al menos
desde el punto de vista de las propias autoridades franquistas.
Otro elemento que merece destacarse es la creciente capacidad que demostró la causa antifranquista
entre la emigración para conectar con movimientos de oposición de izquierdas en la RFA y en
particular con los movimientos de estudiantes. La coyuntura de 1968 parece, a estos efectos,
decisiva. Del mismo modo, cada vez con más nitidez desde finales de los años sesenta y en los
primeros setenta, comienza a añadirse, a las protestas políticas referidas a la situación política en el
interior de España, las reivindicaciones planteadas por los emigrantes sobre sus condiciones de vida
en la propia Alemania. Lo cual ofrece pistas sobre la naturaleza evolutiva y plural de las
movilizaciones de los emigrantes españoles, y apunta a la necesidad de análisis más detallados
sobre la relación entre activismo político y reivindicación socio-laboral de los emigrantes españoles
en Alemania.
Por último, debe hacerse una mención a la importancia que, en principio, cabe atribuir a la
experiencia de la movilización y el asociacionismo, en sus más variadas formas, como vía de
aprendizaje político, para un gran número de emigrantes españoles en Alemania y en los demás
libre expresión de opiniones políticas, argumento que no disuadió a las autoridades alemanas que ordenaron su
expulsión a España. Vid. KLEE, Ernst: Die Nigger Europas..., op. cit., p. 23.
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países europeos de emigración, durante los años de la dictadura franquista. Cuestión ésta que ha
sido ya señalada –que no despejada, ni mucho menos, en toda la amplitud que se requeriría- en las
páginas precedentes, y que es sin duda merecedora de investigaciones específicas, que arrojen luz
sobre el debate en torno a la relación entre la emigración española a Europa y el cambio social y
político en España en las últimas décadas.
septiembre de 2005
Carlos Sanz Díaz
[email protected]
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