Economía mundial e integración de América Latina - Inter

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Alfredo Fuentes
Javier Villanueva
.
Instituto para la Integración de América Latina - INTAL
Banco Interamericano de Desarrollo - BID
Economía
Mundial
je
Integración
America
Latina
A
S
#
Econom ía
Mundial£
Integración
America
Latina
i
Alfredo Fuentes
Instituto para la Integración de
América Latina
S
i
Javier Villanueva
Instituto Torcuato Di Telia
Universidad Católica Argentina
Buenos Aires, 1989
Instituto para la Integración de América Latina / BID-INTAL
Esmeralda 130, (1035) BUENOS AIRES
Casilla de Correo 39, Sucursal 1 (1401) BUENOS AIRES
República Argentina
Los autores son responsables de las ideas y opiniones expuestas y las mismas no
necesariamente reflejan políticas o posiciones del BID o del INTAL.
EDITORIAL TESIS S.A.
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Primera edición: abril 1989
Impreso en la Argentina
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I.S.B.N. 950-9109-86-X
BID. INTAL
Economía Mundial e Integración de America Latina
por Alfredo Fuentes y Javier Villanueva
Buenos Aires, 1989. 277 pp.
(BID. INTAL / DP 1, Publ. Nro. 1)
DESCRIPTORES - 1. Autores
Coordinación y Supervisión General: Silvia Costa
Diseño de Tapa: Juan Pablo Ribciro
Corrección: Alberto Bernades
Impresión: Talleres Gráficos LITODAR
ECONOMIA MUNDIAL E INTEGRACION DE AMERICA LATINA
CONTENIDO GENERAL
PROLOGO
PRESENTACION
AGRADECIMIENTOS
PRIMERA PARTE:
Introducción
SEGUNDA PARTE: El marco externo de América Latina: Un resumen
de las principales corrientes económicas interna­
cionales
TERCERA PARTE: Tres décadas de integración: avances y limitaciones
CUARTA PARTE:
Integración de América Latina y apertura al mun­
do: dos estrategias complementarias
ANEXO ESTADISTICO
BIBLIOGRAFIA
INDICE
XV
PROLOGO
XVII
XXI
PRESENTACION
AGRADECIMIENTOS
PRIMERA PARTE
INTRODUCCION
3
SEGUNDA PARTE
E L MARCO EXTERNO DE AM ERICA LATINA: UN
RESUMEN DE LAS PRINCIPALES CO RRIEN TES
ECONOMICAS INTERNACIONALES
21
I. LA DECADA DEL SESENTA................................ .....................
21
A. La primera etapa de la posguerra.......... ............................
B. Culminación de los "treinta gloriosos": 1946-75 ............
21
23
II. LA DECADA DEL SETENTA.......................................................
33
A. El cambio de clima en la nueva d écad a............................
B. La preocupación por la concertación de políticas....... .
C. Algunas evidencias empíricas de la reestructuración
industrial de los años setenta..............................................
33
44
III. UN BALANCE DE LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA
A. Principales acontecimientos..................................................
B. Ajustes en las relaciones económicas internacionales ...
52
58
58
61
XI
IV. LA DECADA DEL OCHENTA:
¿CRISIS O TRANSFORMACION?
A.
B.
La desestabilización financiera internacional y la
redefinición de los ajustes .................................................
67
Hacia una nueva división internacional del trabajo ...
74
1.
2.
74
Principales tendencias.........................................
Las corrientes subyacentes para la nueva in­
serción en el mundo.......... ..................................
a.
3.
79
Avances tecnológicos y creación de
ventajas com petitivas..........................
79
b.
Nuevos modelos em presariales.........
82
c.
Integración de los mercados finan­
cieros.................. ....... ...............
84
Desregulación, privatización e internacionalización del estad o.................
85
d.
XII
66
Balance de las transformaciones y de la
interdependencia................................................
88
TERCERA PARTE
TR ES DECADAS DE INTEGRACION:
AVANCES Y LIMITACIONES
95
I. FUNDAMENTOS DE LA INTEGRACION ECONOMI­
CA REGIONAL.............................................................................
95
II. ALGUNAS EXPERIENCIAS OBTENIDAS DE LA IN­
TEGRACION LATI NOAMERICANA....................................
101
A. Principales tendencias observadas
B. Algunas explicaciones de los limi tados avances de
la integración.................................................................
101
113
1. La heterogeneidad latinoamericana..................
114
2. Evolución de la economía internacional y sus
efectos en las políticas económicas e integra­
ción ...........................................................................
118
a. Los años sesenta.......................................
b. Los años setenta ............................. .........
c. Los años ochenta ......................................
118
122
130
3. Tensiones entre políticas nacionales e instru­
mentos comunitarios .. .........................................
142
a. La formación de mercados ampliados:
el caso andino ...........................................
143
b. Mecanismos de pagos en el comercio
r e c í p r o c o .................;............... .....
147
III. SITUACION PRESENTE DE LOS PROGRAMAS DE IN­
TEGRACION Y SU PAPEL DENTRO DE LAS "NUEVAS
ESTRATEGIAS" NACIONALES........................................... .
151
XIII
CUARTA PARTE
INTEGRACION DE AMERICA LATINA
Y APERTURA AL MUNDO: DOS ESTRATEGIAS
COMPLEMENTARIAS
165
I. UNA VISION SOBRE EL NUEVO CONTEXTO ECONO
MICO REGIONAL E INTERNACIONAL PARA LA INTE­
GRACION ........................................................................................
165
II. LA RENOVACION DE LAS MOTIVACIONES Y OBJETI­
VOS DE LA INTEGRACION.....................................................
174
A.
Integración y replanteamiento de las políticas comer­
ciales ........................................................................................
174
1. Integración Latinoamericana e integración al mun­
do ........................................................................................
174
2. Hacia una estrategia de promoción regional de ex­
portaciones ......................................................................
177
B . Integración y espccialización productiva regional.......
181
C. Integración y articulación con el comercio y finandamiento internacional....................................................
190
III. LOS INSTRUMENTOS COMUNES PARA LA NUEVA
INTEGRACION DE LAS ECONOMIAS LATINOAMERI­
CANAS ...........................................................................................
197
A. Instrumentos de pagos y cooperación financiera y
monetaria...............................................................................
197
B. Los márgenes de preferencia y otros mecanismos com­
plementarios de la apertura intralatinoamericana.......
202
IV. CONCLUSIONES.........................................................................
211
ANEXOS............................................................... ................................
213
BIRI.IOGRAFIA..................................................................................
243
XIV
PROLOGO
Esta publicación responde al permanente popósito del INTAL de re­
afirmar la idea de la integración como cuestión de máximo Ínteres para
la región y de presentar propuestas para fortalecer los procesos de inte­
gración de Améria Latina y el Caribe. El trabajo de Alfredo Fuentes y
Javier Villanueva constituye un esfuerzo valioso, orientado a mostrar
cuál ha sido la racionalidad y las dificultades de los programas de
integración y cuál puede ser su posible contenido estratégico hacia fines
de este siglo. Estimamos que esta investigación contribuirá al debate
sobre la modernización y el cambio estructural en los países de la región.
Los interrogantes que abordan los autores, partiendo de la conside­
ración de un mundo en transformación, con cambios en la posición
relativa de las naciones y en las estructuras de la economía mundial son,
entre otros: ¿Cuáles serían las ventajas y desventajas de desmontar el
proteccionismo intralatinoamericano?; ¿en qué medida los instrumentos
de integración podrían ayudar no sólo a elevar el intercambio mutuo sino
también a incrementar y diversificar el comercio con terceros?; ¿qué
pasos habría que dar para impulsar una nueva y más aceptada división
regional del trabajo?; ¿qué obstáculos habría que superar en este proceso
para mejorar la competí ti vidad de las economías regionales?; ¿qué
interrelaciones surjen entre solucionar los acuciantes problemas del peso
y asimetría de la deuda externa y lograr la vigorización de la integración,
de las importaciones de la región y de las inversiones en general?; ¿cómo
ayudaría la mayor apertura dentro de América Latina a mejorar la
capacidad de negociación externa?
Ciertamente, está pendiente el desafío de otorgarle mayor trascen­
dencia a la integración económica con respecto al pasado en forma tal que
ella pueda contribuir a la recuperación del crecimiento perdido en la
década actual. A ello parece apuntar la concertación política según lo han
expresado los países de la región en las recientes reuniones de Presiden­
tes y Cancilleres.
Eduardo A. Zalduendo
Director INTAL
XV
PRESENTACION
La sensación de perplejidad con que se ha recibido el "shock de los
años ochenta" ha quedado expuesta, en forma manifiesta, en la genera­
lización de las dudas acerca de cómo afrontar el desafío que las nuevas
realidades trajeron consigo. Lentamente, sin embargo, junto con las
preocupaciones del decenio, ha ido creciendo en la región (y fuera de
ella) una literatura destinada a imaginarse las nuevas estrategias que
pudieran implementarse en America Latina para responder a las condi­
ciones existentes, que amenazan con prolongarse durante buena parte de
lo que resta del siglo.
A medida en que transcurre la década, los diagnósticos parecen irse
haciendo más precisos y, los caminos pensados para salir del estanca­
miento, más concretos. Es interesante señalar que, aún proveniendo de
ángulos de observación distintos, se va observando una cierta conver­
gencia, entre los analistas internacionales, en la definición de algunos
temas de fondo. A ellos se refieren, con un sentido estratégico, Javier
Villanueva y Alfredo Fuentes en esta investigación sobre economía
mundial e integración de América Latina. Parecería que, poco a poco, la
región va encontrando algunas respuestas viables y necesarias, acordes
con la profundidad de los problemas y transformaciones que enfrenta.
La crisis, la deuda externa, la escasez de divisas, los problemas
experimentados por el sector manufacturero en las economías del área,
volvieron a darle vida a las ideas preexistentes sobre el Mercado Común
regional, sobre la cooperación, sobre la necesidad de unir voluntades
para contrarrestar la vulnerabilidad externa de los países latinoamerica­
nos y, finalmente, sobre los problemas de dar apoyo adecuado a la
industrialización y a la modernización de la región. Las ventajas que la
integración puede proporcionar al área han sido discutidas a lo largo de
los años y requieren, otra vez, ser exploradas a la luz de las reorientacio­
nes de política que exige el nuevo contexto internacional y de los atrasos
productivos y sociales que se han venido ampliando en los úl timos años.
XVII
En los años ochenta, se destaca en el trabajo, la lucha por atraer y
retener el capital (humano y financiero), destinado a los cambios estruc­
turales, se tiende a generalizar y abarca, tanto a los países industrializa­
dos, como a los países en desarrollo. También, se va perfilando con más
fuerza la imagen de un sistema "schumpeteriano" en el que debiera
buscarse la convergencia del innovador con la del que financia las
inversiones. Además de ello, la descentralización productiva a la que se
ha ido tendiendo (relocalización regional e internacional) contribuye,
junto con las nuevas tecnologías, a ofrecer alternativas de especialización
selectiva que no se consideraban viables para los países de la región. En
la aproximación a estas nuevas realidades la integración económica
regional podría jugar un papel decisivo en un mundo donde, aun los
actores más poderosos, buscan asociaciones y convergencias preferenciales, en especial en ámbitos continentales.
Pero integrarse económicamente, subrayan los autores, implica recu­
perar la preocupación por una mayor apertura de las economías regio­
nales y por eliminar los obstáculos que han configurado el proteccionis­
mo intralatinoamericano. La profundización de los acuerdos de integra­
ción ofrecería amplios puntos de encuentro para ensanchar y mejorar la
calidad de las relaciones económicas internacionales de los países de la
región. Ello obligaría a adoptar instrumentos, tanto comunitarios como
nacionales, que ayuden a instaurar una política de promoción regional
de exportaciones, cuyos beneficios apunten hacia una nueva división re­
gional del trabajo y mejora de la competitividad externa de los bienes y
servicios regionales. Así, la integración de América Latina y el Caribe
podría llegar a ser complementaria con una mayor integración al mundo.
El INTAL ha seguido con interés la evolución de la economía interna­
cional y sus principales connotaciones para los procesos de integración
regional. Entre las distintas actividades previstas para este efecto, en
Septiembre de 1987 iniciamos un proyecto sobre integración y moderni­
zación de América Latina en un contexto internacional de cambios
acelerados, cuyo desarrollo estuvo a cargo de los dos economistas
latinoamericanos mencionados, quienes abordaron la tarea de explorar
rigurosamente las corrientes más significativas de la situación interna­
cional desde mediados de los sesenta; la racionalidad e implicaciones de
las principales políticas económicas que fueron adoptando los países
industrializados y en desarrollo; los complejos y disímiles procesos de
ajuste seguidos desde entonces por las economías latinoamericanas; y las
connotaciones estratégicas y efectos que ha tenido la integración regional
XVIII
durante las tres últimas décadas, en función de los acontecimientos
estudiados.
El INTAL aspira contribuir con este esfuerzo a enriquecer el análisis
de las orientaciones para el futuro de la integración económica de
América Latina y al inicio de otras investigaciones y estudios sobre
distintos tópicos de tan vasta problemática, acerca de los cuales los
autores señalan la convcnencia de disponer de conocimientos más
profundos que puedan conducir al establecimiento de políticas operati­
vas, necesarias para el logro de las metas de progreso y desarrollo a las
que aspira nuestra región.
Juan Mario Vacchino
AGRADECIMIENTOS
La integración económica de los países de América La tina
y el Caribe ha ido transitando, a través de los años, diferentes contextos
en función de los acontecimientos y políticas nacionales y regionales, y
en relación al mutante marco internacional. La substitución de importa­
ciones; las estrategias de industrialización exo-dirigidas; más reciente­
mente las transformaciones acaecidas en la economía mundial y las
nuevas respuestas que intentan los países latinoamericanos, han sido,
entre otros, telones de fondo presentes en el desarrollo de las concepcio­
nes integracionistas.
En este trabajo hemos procurado recoger, a la vez, las ex­
periencias de períodos previos, las circunstancias presentes y las pers­
pectivas imaginables para el futuro de la integración de las economías
regionales. Todo ello dentro de las condiciones más fluidas del presente
clima internacional. En este esfuerzo conjunto, los autores tuvimos
amplios intercambios de ideas y múltiples oportunidades para examinar
e influir mutuamente los trabajos e investigaciones que hemos realizado,
tanto sobre los temas relacionados con la integración económica, sus an­
tecedentes, sus justificativos y sus mecanismos de concreción, como
sobre el desarrollo latinoamericano y la situación económica mundial
desde la posguerra en adelante. El propósito fue el tratar de detectar las
tendencias de fondo que se pudieran expresar en nuestros días y que
tendrían significación para el futuro de las economías nacionales y de su
mayor integración.
XXI
Son muchos aquellos a quienes tenemos que agradecer la
colaboración que, de una manera u otra, brindaron a nuestro trabajo. La
amplia bibliografía consultada con el soporte de la biblioteca del INTAL
y del Instituto Torcuato Di Telia, nos hace por cierto deudores de muchos
analistas que recorrieron temas en los cuales nos hemos detenido. Los
comentarios que hemos recibido, también nos han permitido perfilar
mejor algunos tópicos y adentramos adicionalmente en otros. Agradece­
mos por ello los comentarios de Juan Mario Vacchino y de todos los
funcionarios del Instituto para la Integración de América Latina; como
también el apoyo recibido de Miguel Urrutia y de Félix Peña durante
nuestra tarea de investigación. Asimismo, deseamos agradecer las suge­
rencias oportunas de Klaus Esser del Instituto Alemán de Desarrollo. Y,
naturalmente, queremos expresar nuestro reconocimiento a Silvia
Fernández y a Rafael Cornejo por su ayuda en la elaboración de estadís­
ticas, y a Olga Di Paola quien se encargó de la tipografía e impresión de
millares de papeles durante los últimos meses.
Alfredo Fuentes
Instituto para la Integración de
América Latina
XXII
Javier Villanueva
Instituto Torcuato Di Telia
Universidad Católica Argentina
PRIMERA PARTE
In tro d u cció n
Primera parte
3
INTRODUCCION
Aunque con explicable lentitud y resistencia, los analistas de la situa­
ción económica mundial van aceptando que desde los años setenta en
adelante hemos penetrado en una zona de serios conflictos económicos,
más estructurales que cíclicos, que afectan tanto a los países desarrollados
como a los de menor adelanto relativo. Las nuevas situaciones y la
creciente interdependencia internacional han reclamado esfuerzos de
adaptación, coordinación y ajuste, no siempre fáciles de concretar sin que
se produzcan fricciones sociales y políticas, internas y entre los países.
Dentro de este contexto, la política económica de los países industrializa­
dos y en desarrollo se ha encontrado, con frecuencia, atrapada por los
tironeos de distintos grupos de interés, lo que, a su vez, ha limitado las
posibilidades mismas de lograr el crecimiento económico necesario para
evitar que las fricciones se transformen en desgarramientos.
Algunos identifican las situaciones de los últimos quinquenios como
semejantes a las de los años de la Gran Depresión Según esta óptica
estaríamos todavía en medio de un período convulsivo como el de los años
treinta, que reclamaría profundos cambios estratégicos, tanto en el mundo
desarrollado como en el que se encuentra en desarrollo. En otros casos, se
habla de la existencia de tendencias cíclicas relacionadas con la típica
"destrucción creativa" del sistema económico existente. El bache cíclico
presente recién tocaría fondo a comienzos de la década del noventa para,
desde allí, iniciar un proceso de resurgimiento o de revitalización que se
haría mas evidente al concluir el presente siglo 2.
Otros, mas cautos, observan que ya se ha iniciado un proceso de
transformaciones destinadas a contrarrestar los signos de estancamiento
. de nuestros tiempos. Estas transformaciones, si bien reclaman la realiza1 Véase, como ejemplo de la mas reciente literatura catastrofista: Ravi Batra: The Great
Depression of 1990; New York, 1987; Peter Jay and Michaele Stewart: Apocalypse 2000:
Economic Breakdown and the Suicide of Democracy; London, 1987;
2 Véase, por ejemplo, Merman Kahn: The Corning Boom, New York, 1982.
4
Economía mundial e integración de América Latina
don de demorados ajustes, aseguran el comienzo del camino hacia una re­
cuperación económica sostenida y reclamada desde los años setenta en
adelante. Como ya lo hemos señalado, dentro de este ángulo de observa­
ción el problema consistiría en lograr las suficientes coincidencias como
para poder realizar las transformaciones requeridas, con el menor desor­
den posible.
Lo cierto es que, desde mediados a fines de la década del setenta, se
fueron revelando en muchos países importantes del mundo, una serie de
desequilibrios que contribuyen a explicar la presencia de tendencias decli­
nantes. En la década del ochenta la convicción de estar frente a una crisis
de extensas dimensiones también se ha ido extendiendo en el Tercer
Mundo. En la búsqueda de soluciones se ha hecho evidente que la mayor
libertad en los movimientos de capitales y transacciones de divisas, le ha
quitado efectividad y autonomía a las políticas nacionales, lo cual ha
obligado a buscar una creciente cooperación entre las naciones en el
diseño y la implementación de las políticas económicas entre las nacio­
nes 3. Además, el sistemático proceso de internacionalización de las eco­
nomías desde la posguerra, pese al incremento de las barreras no
tarifarias a partir de los setentas, ha hecho más notoria la necesidad del
comercio internacional para especializarse y de mejorar la competiti vidad
del aparato productivo para atender, directamente o mediante subcontrataciones, la creciente diversificación de las demandas externas.
Ahora, como en los primeros años de la segunda postguerra, vuelven
una vez más a reaparecer las presiones generalizadas para que se
encuentren los caminos que faciliten el crecimiento económico simultáneo
de países industrializados y en desarrollo. Si a ello se agrega la búsqueda
de algún orden monetario internacional que reemplace al de Bretton
Woods, que desapareciera a principios de los setenta, este "nuevo clima"
que estamos viviendo reclama, como en aquel entonces, un nuevo pensa­
miento y diseño de instrumentos de política tanto internacionales como
nacionales. La premura por encontrar soluciones adecuadas se justifica,
entre otras cosas, por el hecho de que algunas de las frustraciones econó­
micas existentes pueden claramente convertirse en desbordes políticos y
tal vez geopolíticos4.
3 Claus Kóhlcr: "Liberalization and International Cooperation"; Intereconomics; Vol. 23
N° 2, Hamburg, March/April, 1988.
4 B. Lictaei: Le Grand Jeu F,urope-Amérique Latine; Paris, 1981. Según este autor, "a mediano
plazo, las tensiones entre regiones en vías de desarrollo y las regiones industrializadas se
tornarán en el factor geopolítico mundial dominante".
Primera parte
5
El crecimiento y la reestructuración económica conjunta de países in­
dustrializados y en desarrollo reclama la presencia masiva de capital y la
aplicación eficiente del mismo. El estímulo para promover el ahorro
propio en cada país, la atracción del capital externo y el desarrollo de
climas sociales, políticos y económicos favorables a la inversión, parece­
rían ser algunas de las condiciones contemporáneas para lograr el avance
económico deseado y necesario. Estamos ahora lanzados a una carrera, a
una competencia generalizada por absorber capital; reteniendo el propio
o atrayendo el externo. En esta carrera, seguramente todos no podrán
ganar. Todos no han de lograr la estabilidad, la seguridad, las alianzas, los
ajustes ordenados y la flexibilidad, necesarios para atraer o retener el
capital y la inversión que reclaman las presentes tendencias de reestruc­
turación e innovación 5.
La batalla por el crecimiento a que nos hemos lanzado, en nuestros
días, se encuentra acompañada por la resurrección de temas que habían
ido perdiendo auditorio en las décadas del sesenta y parte del setenta. Se
ha reabierto, por ejemplo, el debate entre los que suponen que lo que debe
lograrse es un desarrollo extendido y sincrónico (mundial o regional)
mutuamente estimulante, y los que insisten en el arrastre que puede
producir un país "locomotora", o el empuje que puede generar, a nivel
microeconómico, el "empresario innovador".
Como en los años treinta, algunas de las preguntas más incisivas sobre
estos tópicos, van dirigidas al examen de las condiciones necesarias para
el avance de las naciones industrializadas. Así, la pregunta más frecuente
es la relacionada con la definición de cuál ha de ser la "locomotora" que
conduzca en sentido positivo a un país dado, y por arrastre al resto de la
comunidad internacional. Las posibilidades de confiar en la presencia de
"locomotoras" de envergadura internacional, que por su propio peso
puedan lanzar hacia adelante a todo el sistema, frecuentemente, como se
está viendo, se han visto frustradas por la aparición de problemas de
coordinación, de cooperación, de armonía entre las políticas de los países
de mayor poder relativo en el juego internacional6. Desde otro ángulo de
5 C. Fred Bergsten: "Corning Investment Wars"; Foreign Affairs; Oct., 1974.
6 La inflación, o los temores a ella, los exagerados défici ts fiscales, los desbalances externos,
han sido cargas que los países con potencial de movilizar la economía internacional, han de­
seado compartir con los demás beneficiarios del "arranque económico". Las controversias
entre naciones avanzadas sobre estos temas son bastante conocidas para insistir en ellas.
Véanse, por ejemplo, los conflictos que están en juego alrededor de la posibilidad de que
Alemania asuma un papel de liderazgo en la revitalización de la economía mundial, en
* Heinz-Jurgen Scheid "Current Account Balances and International Economic Policy Coordination"; Intereconomics; Vol. 23, NQ2; ITamburg, March/April, 1988.
6
Economía mundial e integración de América Latina
observación, el interrrogante de más difícil respuesta es: ¿Cuál ha de ser
el mecanismo impulsor del avance económico de los países en vías de
desarrollo? ¿Deberán aguardar la aparición de la "locomotora" central o
deberán apelar a otras fórmulas y mecanismos propulsores propios?.
"Desde fines de los años setenta en adelante, también ha cobrado
espacio la búsqueda de "locomotoras" de crecimiento, no solo entre los
países, sino también entre los distintos sectores y agentes de la economía.
Como en la década del treinta, se ha vuelto a recurrir, una vez más, a
Schumpeter7. El empresario schumpeteriano, su acompañante financie­
ro (y en algunos autores el Estado estratega) son hoy las fuerzas, la "loco ­
motora" que muchos desearían poner en marcha para que se inicie la
esperada época de cambio y auge.
En general, los problemas del déficit fiscal y de la temida inflación, del
excesivo peso del Estado de Bienestar, la necesidad de aumentar la
eficiencia y la competitividad de las economías, y por sobre todo la
creencia de que la salida hacia el crecimiento, sólo puede apoyarse en la
creatividad y la innovación de tecnologías no sofocadas por la excesiva
intervención regulatoria del Estado, han llevado al desarrollo de fórmulas
poco proclives a asignar al sector público un papel autónomo y determi­
nante en las inversiones productivas. Ello sin descartar las funciones que
el Estado pudiera cumplir dando apoyo a los sectores más retrasados,
suavizando los procesos de reajuste y, en general, proporcionando orien­
taciones y estrategias generales para el crecimiento. Precisamente,el rol de
la política económica, tanto en la versión japonesa del MITI, como en la
versión neo-liberal, parece haberse convertido en un tema obligado de los
analistas.
El empresario innovador schumpeteriano (el creador de nuevas alter­
nativas económicas, acompañado y apoyado por el inversor-financista)
. parecería estar hoy ganando la partida en las concepciones sostenidas
para lograr el avance económico de las naciones. Es decir, según los puntos
de vista de Schumpeter, el empresario innovador, aventurero, sería el
encargado de extraer a la sociedad del circuito de estancamiento ("kreislauf") en la que se encuentra empantanada8.
7 Christophcr Frccman: "Innovation as an Engine of Economic Growth: Retrospect and
Prospects"; en H.Gicrsch (edit.): Emerging Technologies; Tubingen, 1982.
8 Joseph A. Schumpctcr: The Theory of Economic Development (primera edición alemana:
Leipzig, 1912). Véase además, C. Freeman (opus cit.).
Primera parte
7
Si a los cambios que forman la parte central del esquema señalado, se
le agrega la circunstancia de que los mismos pudieran irse concretando
dentro de una economía internacional de creciente interdependencia y
competi ti vidad, se logra delinear una imagen más clara de los desafíos que
parecerían irse acumulando en el cielo de la próxima década9. Interdepen­
dencia manifiesta, no sólo en el campo de las realidades políticas y
económicas, sino también en el mismo campo de las ideas, cualquiera
fuera la óptica de origen de las mismas.
En los años de la primera posguerra (años cincuenta y sesenta) pare­
cían haberse logrado ciertas convergencias mundiales de conceptos y ob­
jetivos. El pleno empleo, el crecimiento económico sostenido y generaliza­
do, la ampliación del mercado internacional de mercancías, el movimien­
to internacional de capitales de riesgo, eran todos elementos de una
concepción que, aunque no carecía de confrontaciones, tendía sin embar­
go a producir cierto consenso respecto del desenlace optimista de las
tensiones que pudieran existir dentro de los países industrializados y en
.desarrollo, y de todos ellos entre sí. La substitución de importaciones in­
dustriales, con inversión externa directa y destinada esencialmente a los
mercados locales, tendía a modernizar los países de mayor retraso relati­
vo, contribuyendo a facilitar la difusión de los avances tecnológicos. El
Primer Modelo de Desarrollo Económico de Posguerra era el resul tado de
una cierta convergencia de propósitos lograda en aquellos años. El éxito
de esta concepción se expresó en más elevadas tasas de crecimiento
económico en el conjunto de las naciones del mundo.
Desde fines o mediados de los años sesenta, por múltiples razones que
hemos de puntual izar más adelante, los países más desarrollados comien­
zan a experimentar dificultades para continuar con la corriente expansiva
que se fuera concretando en años anteriores. A partir de entonces, parece­
ría que el consenso social en materia de opciones de política económica,
internas y externas, que prevaleciera en el lapso previo, tendió a desinte­
grarse 10. En los setenta, por otro lado, países en desarrollo se sintieron
9 Ver sobre estos temas: Mancur Olson: The Rise and DeclineofNations; Yale Univ., 1982; Ralf
Dahrendorf: Die Chancen der Krise: über die Zukunft des Liberalismus; Stuttgart 1983; (Publi­
cado en español con el título: Las Oportunidades de la Crisis).
10 James N. Rosenau and Ole R. Ilolsti: 'The Breakdown of Consensuses and the Emergence
of Conñicting BeÜef Systems"; World Politics, April, 1983; VVilfred Beckerman: "Last Straw
or Turning Point" en John ITicks (et al.): Crisis'75...; London, 1975; Stephen R. Graubard
(edít.): "The end of consensus", Daedalus; Summcr, 1980; Alíen 11. Bar ton: "Consensus and
Conflict among American Leaders"; Public Opinión Quarterly; Winter, 1974/75.
8
Economía mundial e integración de América Latina
tocados por la fortuna con las posibilidades de que se concretara el Nuevo
Orden Internacional, apoyado por la aparición de la OPEP y el desarrollo
del Movimiento de los No-alineados.
Las presiones salariales ligadas con las políticas de pleno empleo de
aquellos años tendieron a expresarse en los países más desarrollados; o
bien a través de la "importación de mano de obra" (inmigración de zonas
de mano de obra abundante); o bien a través de la relocalización regional
dentro de los mismos países; o bien por medio de otra relocalización
basada en la salida de capitales y actividades productivas para promover
el desarrollo de la industrialización exo-dirigida en los países menos des­
arrollados donde abundaba el factor trabajo11. La "importación de mano
de obra", aunque contribuyó en cierta medida a refrenar las excesivas
presiones salariales, por un tiempo por lo menos, creó, sin embargo,
difíciles condiciones de "digestión" e integración cultural, tanto institu­
cionales, como urbanas y sociales. Con el tiempo, el descenso en el ritmo
de crecimiento económico y el desempleo en los países industrializados,
tendieron a hacer más difícil la "digestión" de los inmigrantes y la
competencia desarrollada por los países de nueva industrialización.
La salida de capitales destinada a la inversión en la industrialización de
los NICS (países de nueva industrialización) cuyas manufacturas se
orientaban a competir en los mercados de las naciones más avanzadas, dio
apoyo al segundo modelo de crecimiento e industrializción de la posgue­
rra para los países en desarrollo. Aunque no todos captaron las posibilida­
des de la nueva estrategia, algunos de ellos lograron realizar avances
relevantes. Pero, es necesario aceptar que esta nueva oleada de difusión
industrializadora encontró resistencias en los mismos países exportado­
res del capital, los que debieron enfrentar con frecuencia dificultades y
obstáculos, para concretar los ajustes que la nueva división internacional
del trabajo reclamaba12.
En efecto, la salida misma de los capitales despertó en algunos sectores
11 Adriana Marshall: The Importof Labour: The Case of the Netherlands; Rotterdam, 1973; Peter
J.Katzenstoin: "Domestic Structures and stratégies of foreign economic policy"; Internatio­
nal Organization; Autumn, 1977; Kiyoshi Kojima: ]apan and a New World Economic Order;
London, 1977.
12 Folker Fróbel, Jürgen I Ieinrichs and Otto Kreye: Die Neue internationale Arbeitsteilung;
Ilamburg, 1977. Véase sobre este tema: Javier Villanueva: Perspectivas del Desarrollo Indus­
trial latinoamericano; BID-INTAL; Buenos Aires, 1978.
Primera parte
9
de las naciones industrializadas la firme oposición de los organismos sin­
dicales y aun de algunas de las empresas afectadas por la nueva compe­
tencia. La crítica se manifestó en la oposición a la "exportación de puestos
de trabajo" y en la búsqueda de contener la oleada competitiva a través de
mecanismos "neo-proteccionistas" 13. Por otra parte, el "angst", el temor
de que el capital quedara atrapado en las mismas fuentes de recursos
naturales y en los "depósitos" de mano de obra barata y abundante de
que disponía el mundo, fue frecuentemente expresado en aquellos
tiempos u.
Desde el comienzo de los años ochenta las estrategias de desarrollo
parecieron dar un vuelco. Un Tercer Modelo de Desarrollo, que hemos
insinuado en los primeros párrafos de esta introducción, parece haber
comenzado a tomar cuerpo. Sobre las características del mismo iremos
dando cuenta en las diferentes secciones del libro. Aun cuando los
conflictos y cambios a que el mismo pudiera dar origen todavía no
resultan plenamente explícitos, está claro que se han abierto los caminos
para concretar una nueva división internacional del trabajo.
En esta nueva división, algunos entienden, que de lo que se trata es
consolidar el poder de los países a través del logro de una mejora
substancial en la eficiencia productiva de las economías de los mismos. El
avance tecnológico, la retención y transformación de actividades existen­
tes, el mejoramiento de las aptitudes estratégicas del Estado, etc., son
todas partes de estas corrientes nuevas destinadas a la "recuperación", a
la "modernización" y a la detención del proceso de declinación en el que
muchos países se encuentran atrapados. Otros estrategas entienden que
los avances deseables estarán necesariamente ligados a la concreción de
un nuevo sistema global e integrado ("world economy") en el que la
13 Véanse sobro estos temas: Peggy B. Musgrave: Direct Investment Abroad and the
Multinationals: Effect on the USA Economy; US Senate; Committee on Foreign Relations;
Wash; Aug. 1975; Folker Fróbel, Jurgen Heinrichs y Otto Kreye: Opus cit. Edgard Pisani: La
France dans le Conflit Economique Mondial; Paris, 1979.
14 El avance del "fordismo" internacional despertó en los países industrializados las
resistencias de los grupos más ligados con las actividades manufactureras basadas en
tecnología "standard" y mano de obra barata. Tal resistencia fue expresándose en corrien­
tes de ideas que a menudo hallaron acogida en el Tercer Mundo. Tal vez el modelo del Club
de Roma sea una de las manifestaciones más claras de los recelos que las nuevas condiciones
del mundo y la difusión de las actividades industriales iban despertando.
10
Economía mundial e integración de América Latina
información y los servicios podrán (y deberán necesariamente) movilizar­
se por sobre las fronteras1S.
Pues bien, es dentro de este cambiante, aunque incierto contexto
global,que América Latina debe encontrar los caminos más adecuados
para crecer e integrarse, dentro de sí y a nivel m undial16. Un problema a
considerar es el de que la región ha perdido poder de negociación a nivel
internacional. El atractivo que ofrecía su mano de obra "barata" y abun­
dancia de materias primas tiende, por lo menos, a disminuir ante los
avances de la robotización y sustitución de dichas materias primas por
unidad de producto industrial en los países desarrollados. El financiamiento bancario, la inversión extranjera directa y los propios capitales
latinoamericanos se alejaron de la región en búsqueda de las altas renta­
bilidades de los mercados financieros internacionales y, también, en
búsqueda de mercados de gran tamaño y en relativa expansión como el de
los Estados Unidos y el de la China. Por otra parte, dada la naturaleza de
la deuda regional, los acreedores aparecen en forma más coordinada que
los deudores, con mayor poder de negociación para hacer efectivos los
voluminosos pagos que han erosionado marcadamente el crecimiento
presente y futuro de los países del área. También, otros países en desarro­
llo que introdujeron reformas internas y aprovecharon el "boom" del
comercio internacional, se distanciaron notablemente de la mayoría de los
latinoamericanos en el comercio manufacturero y en otros indicadores de
desarrollo y bienestar social. Por último, en un momento en el cual la
relación económica y política externa se tiende a hacer, crecientemente, a
través de bloques con tratamientos recíprocos y preferenciales, la integra­
ción de América Latina, aparte de sus dificultades tradicionales para
lograr conformar los llamados mercados ampliados, iniciará la próxima
década con el retroceso que representó para sus metas el fuerte ajuste
macroeconômico a que se vieron obligados sus actores.
Por otra parte, la presión angustiante de la deuda y los conflictos
sociales y económicos internos, tal vez no han permitido fijar la atención
15 Exponentes representativos de ambas escuelas serían, por un lado, Stephen Cohen y John
Zysman: Manufacturing Matters, The Myth of the Post Industrial Economy; New York, 1987; y
por otro, R. Kromonackcr, World: Traded Services, The Challenge for the Eighties; Massachussets, 1984.
16 Véanse distintos enfoques sobre estrategias alternativas para los países de la región, en
Revista de la CEPAL, Número 34, Abril, 1988, Santiago de Chile.
Primera parte
11
necesaria en la discusión de políticas que demandan ciertas tendencias in­
ternacionales ya palpables17. El sistema de producción "difuso", junto con
la concentración, en distintos lugares del mundo, de otras actividades más
relacionadas con la obtención de economías de escala; la globalización de
los mercados de capital; los cambios en la importancia relativa de los
mercados (Pacífico vs Atlántico); los efectos esperables del "Glasnost so­
viético"; la descentralización; la difusión de las pequeñas empresas y de
las tecnologías flexibles; el desarrollo acelerado de sistemas comerciales y
de información, etc., son algunas de las corrientes que merecen detenida
observación y reajustes estratégicos.
Desde luego, los caminos generales a seguir han sido objeto de consi­
deración, tanto a nivel interno, como por parte de los analistas internacio­
nales. Ello ha permitido delinear algunos lugares comunes que tienen que
ver con la naturaleza del ajuste con crecimiento que debería seguirse en los
años noventa; el desarrollo de las capacidades productivas existentes en
base a la selectividad, la competí ti vidad y el potenciamiento de las
interrelaciones sectoriales; la búsqueda de recuperar y ensanchar el
poder de negociación de la región en el campo comercial y del financiamiento; y, por último, la insistencia en el propósito de lograr una mayor
articulación de los mercados regionales.
Esteúltimocamino, debería ser nuevamente recorrido para ampliar las
alternativas de especialización productiva internacional, coadyuvar a la
mejora de la calidad de las políticas económicas regionales y reforzar los
lazos para actuar conjuntamente en el escenario externo.
Como quiera que fuera, ya sea por razones ligadas a las tendencias
mundiales previamente indicadas; sea por la necesidad de reducir la
vulnerabilidad de los países de la región; sea por mejorar la eficiencia e
incrementar la competí ti vidad; sea por buscar mecanismos que permitan
reducir las inestabilidades políticas y económicas características del área,
parecería que, en la antesala del nuevo siglo, se presentan renovados
fundamentos y posibilidades de avanzar en la integración de los países de
la región.
17 El monto de la deuda con relación al PIB de los países de la región permite identificar
elevados niveles de gravedad en cuanto a la posibilidad de servirla, tanto por el nivel do ia
tasa de interés real como por el comportamiento de los ingresos de exportación. Véase un
completo tratamiento sobre el tema en Eduardo Zalduendo: La Deuda Externa; Dcpalma,
Buenos Aires, 1988.
12
Economía mundial e integración de América Latina
La integración regional, que fuera vista en sus primeras etapas, como
mecanismo imprescindible para la ampliación de los mercados, no logró
contener y reorientar a las íuerzasde la substitución estrecha de importa­
ciones industriales que predominara a fünesde los cincuenta, la cual, como
es sabido, se apoyaba en los mercados internos y conducía a la repetición
de las actividades en los distintos países de la región18.
Desde mediados de tos años sesenta, pero en especial durante la
década del setenta, la ''substitución" comenzó a perd er prestigio y en
algunas instancias fue reemplazada por la estrategia de la "industrializa­
ción exo-dirigtda". Esta última estrategia seencontraba basada en la abun­
dancia de recursos naturales y de mano de obra; apoyada por estímulos
adecuados generados por el Estado local; destinada a los mercados de
países industrializados (aunque sin descuidar por completo los mercados
propios y de la región) y frecuentemente contaba con el apoyo del capital
y tecnología de las empresas multinacionales que procuraban por esta vía
compensar las presiones en los costos experimentadas en los países de
origen. Luego de la primera crisis del petróleo, la abundancia y bajo costo
del financiamiento internacional contribuyeron a acabar de definir el
juego principal de los años setenta.
Sin embargo, tampoco bajo las nuevas estrategias "exo-dirigidas" y de
crecimiento con deuda fué posible concretar el proceso integracionista de
América Latina. Así, desde mediados de los años sesenta, y en adelante,
las metas trazadas de eliminar trabas para instaurar la libre circulación de
bienes y servicios, personas y capitales dentro de la región, se vieron
limitadas, o recurrentemente postergadas, por diversos factores coyunturales y de estructura registrados en las economías nacionales.
La coyuntura de los países de la región ha estado marcada por los
vai venés que implican para las políticas nacionales la modificación de los
precios de los principales productos básicos de exportación y lo sucedido
con el financiamiento internacional. En las épocas de bonanza de los "com­
modities", aparentemente mejoran los procesos integracionistas al crecer
18 La estrategia substitutiva, con énfasis en el mercado interno y el apoyo de la inversión
internacional, ya tenía antecedentes de larga data en los países de América Latina. Había
dado un paso importante en la década dd treinta como consecuencia de la crisis y de las dos
últimas guaras mundiales. La substitución se convirtió en la aspiración general de todas las
naciones de! área y sus avances demostraban la imperiosa necesidad de formas progresivas
de integración económica. Véase CEPAL: Estudio Económico de América Latina 1949; ONU,
E/CN.12/164Rev.l.
Primera parie
13
el comercio recíproco. Pero ello tiende a suceder por la mayor capacidad
de compra obtenida de las ventas a países desarrollados y no porque los
países impulsen políticas de apertura inherentes a cualquier programa de
integración de las economías regionales- Más bien, las bonanzas traen,
generalmente,, presiones inflacionarias que son enfrentadas con progra­
mas temporales de liberación y desgravación de las importaciones y, de
esta manera, indirectamente, se benefician sobretodo aquellos socios lati­
noamericanos qpe> por su esfuerzo interno, cercanía geográfica y aplica­
ción de políticas comerciales razonables, pueden ingresar a competir en
los mercados vecinos. Igual comportamiento tendería a observarse cuan­
do se dan circunstancias de abundancia de crédito externo. Además,
trátese de bonanzas o de crédito externo disponible y barato, se observa
con frecuencia que ello lleva a que los países dejen atrasar su tipo de
cambio real, lo cual favorece los precios relativos de las importaciones y
desvirtúa, en buena parte, las intenciones de aplicar estrategias exodirigidas u orientadas hacia las exportaciones.
Ahora bien, si la situación es la de escasez de divisas, la integración
deseada de los mercados regionales tampoco se tiende a concretar. Las
frecuentes crisis de balanza de pagos llevan a elevar las barreras de
protección de los mercados internos en forma tal que, incluso se retiran los
beneficios preferenciales a los socios de la integración, generándose así los
ampliamente conocidos y temidos "incumplimientos de compromisos".
Por otra parte, las situaciones de desequilibrios estructurales vigentes en
las relaciones comerciales intralatinoamericanas, usualmente implican
que, en las épocas de iliquidez, se trate de corregir drásticamente el
desbalance conlos socios persistentemente superavitarios, a veces impo­
niéndole a los mismos restricciones más fuertes que las establecidas para
el resto del mundo. Igualmente, las dificultades del sector externo gene­
ralmente conllevan rápidas devaluaciones cambiarias que modifican
bruscamente los tipos de cambio bilaterales, de manera tal que se inte­
rrumpen las todavía reducidas corrientes de intercambio manufacturero
que pudieran haberse creado con el esfuerzo de muchos años.
Con ciertas excepciones, los modelos de crecimiento basados en la pro­
tección de los mercados domésticos (parcialmente reorientados con los
esfuerzos de promoción de exportaciones) y la estrategia de desarrollo
basada en el endeudamiento, han implicado una inserción pasiva de
América Latina en la economía mundial, que no ha permitido superar la
excesiva depen d en cia regional de las ex p o rta cio n es de p ro d u cto s b á sico s
ni avanzar, selectiva y eficientemente, en el deseado proceso de industria-
14
Economía mundial e integración de América Latina
lización. Al haber transcurrido tres décadas de integración, pareciera que
los países no hubieran dado los pasos necesarios para permitir que estos
procesos surtieran los efectos deseados de configurar una división más
eficiente del trabajo entre las economías de America Latina, la que, a su
vez, pudiera ayudara mejorar la naturaleza de la inserción externa. Pero,
integrarse significa eliminar obstáculos y para ello enfrentar las fuertes
resistencias a abrir las economías entre las partes que se integran, aún
reconociendo que es preciso enfrentar las dificultades que generadlos
desequilibrios en favor de uno o de otro. Hoy en día se reconoce que, en
general, se han tendido a mantener los privilegios de los mercados
internos.
Los consensos necesarios para adoptar los instrumentoscomunesde la
integración regional, se han visto muy limitados por las diferentes y
asincrónicas respuestas macroeconômicas y por las distintas estrategias
de inserción ex terna, resultantes tanto de las posiciones que se detentan en
los mercados de productos básicos, especialmente en el del petróleo,
como de las diferencias en el tamaño de los mercados internos. O no se han
encontrado los consensos requeridos para poner en vigencia los instru­
mentos previstos en los Tra tados de integración, o éstos se han desvirtua­
do o incumplido luego de puestos en aplicación. Así, no extraña que el
crecimiento del comercio manufacturero intrarregional entre 1965 y 1980
resultó, mayormente, explicado por factores ajenos a los compromisos de
apertura recíproca. No obstante, en algunas instancias se puede compro­
bar el poder explicativo de las rebajas arancelarias pactadas.
Existe, sin embargo, un potencial significativo de aumento del comer­
cio recíproco con respecto al total, sobretodo si se exploran las amplias
posibilidades de comercio y especializaáón iniraindustrial, para lo cual, por
un lado, habrá que retomar los principios básicos de buscar abrirse entre
aquellos socios que encuentren más coincidencias estratégicas y mejorar,
por otro lado, nacionalmente, la calidad de las políticas económicas. Una
nueva etapa, de recuperación y de recomposición del comercio intralatinoamericano, implicaría configurar, otra vez, progresivamente, los mer­
cados ampliados, fuertemente afectados por la crisis de los ochenta. En
esta tarea, pensamos que habría que proporcionarle más atención a
mejorar la competitividad interna para lograr vender al vecino, antes que
a buscar el obtener altas protecciones respecto de los socios del área.
Dentro de esta óptica adquirirían creciente relevancia algunas medidas
comunes que pudieran permitir el poder enfrentar adecuadamente las
distorsiones en la competencia derivadas de las distintas políticas de
Primera parte
15
promoción de exportaciones. Al monos mientras se avanza en un lento,
pero necesario, proceso de armonización de políticas a más largo plazo.
En cuanto al reto de proporcionarle más certidumbre a los mercados de
integración en la región, habría que hacerlos menos vulnerables a los
vaivenes de las coyunturas nacionales, determinadas en buena parte por
las crisis de los precios de las exportacionesprimarias y del endeudamien­
to externo. Un componente esencial de las políticas de estabilización de los
mercados regionales, creemos que resultaría del intento de "aislar", en
mayor medida, las operaciones de pagos y financiamiento del comercio
recíproco, de lo que suceda con la balanza de pagos global. En este campo,
los abundantes diagnósticos y algunas experiencias recientes, indicarían
la necesidad de aplicar esquemas o acuerdos para aliviar la deuda intralatinoamericana acumulada, financiar saldos comerciales por plazos más
prolongados, apoyar a los países colocados en situaciones de iliquidez
global transitoria. Habrá que insistir en fortalecer los mecanismos de
pagos y créditos vigentes a nivel regional y subregional, buscando am­
pliar sus recursos. También, sería de importancia complementarlos con
esquemas que eviten la utilización de monedas duras en el intercambio.
Así, entonces, las posibilidades de convertir a la integración en una
herramienta de cambio y modernización de las economías latinoamerica­
nas a partir de la próxima década dependerá del logro de ciertos objetivos
en varios frentes. A nivel doméstico la mayoría coincide en que es
preciso desarrollar selectiva y más competitivamente la capacidad
productiva19. En segunda instancia, a nivel de los mercados compartidos
habría que poner de presente, una vez más, la necesidad de aprovechar los
efectos dinámicos de la integración, tales como las economías de escala y
las externalidades derivadas del aprendizaje tecnológico y empresarial.
Este propósito implicaría reinstalar las preferencias intrarregionales y
aplicar protecciones arancelarias más bajas y menos dispersas que las del
pasado, frente a las importaciones provenientes del resto del mundo. Las
preferencias regionales, se ha visto con los años, no solamente proven­
drían de las tradicionales rebajas de tarifas, sino, crecientemente, de la
prclación que se pueda conceder a los socios en las licitaciones y compras
internacionales de bienes y servicios, piSblicas y privadas, agrícolas e
19 Aunque con distintos enfoques, so considera que la situación internacional obliga a
introducir mejoras a la eficiencia do las producciones desarrolladas al amparo de 1\
sustitución do importaciones. Véanse las distintas ponencias presentadas ai Seminario
sobre América Latina en la Economía Internacional, en homenaje a Raúl Prebisch, Buenos
Aires, Septiembre de 1987. Publicación INTAL ŒPAL, en preparación.
16
Economía mundial e integración de América Latina
industriales, sin que ello implique desmejorar la calidad y el precio de las
adquisiciones20.
En tercer lugar, en cuanto a otros mecanismos que deberían acompañar
la formación de espacios más amplios, tendrían especial peso aquellos
destinados a evitar la competencia comercial inequitativa a medida que se
desmontan totalmente los aranceles y obstáculos al comercio, así como
aquellos de financiamiento, pagos y créditos recíprocos que ayuden a
amortiguar los efectos desestabilizadores de las crisis globales de balanza
de pagos sobre los programas de liberación del intercambio.
Por último, y no menos importante, los progresos de una estrategia
de apertura intralatinoamericana dependerán de los avances que se
puedan ir registrando en la corrección parcial de los desequilibrios obser­
vados en la magnitud y en la composición del comercio de mercaderías,
sobre todo con respecto a los países de menor desarrollo relativo. Tenien­
do en cuenta que la búsqueda de alcanzar un comercio "equilibrado"
podría significar injustificados costos para las economías de la región y el
desvirtuar los esfuerzos realizados en pro de una mayor competí tividad,
la meta de una distribución equitativa de los beneficios podría intentar
alcanzarse en un contexto más amplio, introduciendo otra serie de medi­
das. Entre ellas, los flujos de capitales hacia los países más atrasados de la
región, la formación de empresas conjuntas de producción y comerciali­
zación, el desarrollo de proyectos multinacionales en infraestructura y
transporte, la preparación de programas de asistencia técnica y transfe­
rencia de tecnologías, la apertura comercial más acelerada por parte de las
economías superavitarias y, otras acciones que pudieran alejar progresi­
vamente la atención del propósito de colocarse siempre en situación de
equilibrio o superávit con los vecinos.
Por otra parte, la experiencia parece demostrar que la programación
centralizada de producciones, mediante asignaciones de plantas entre
varios países, no solamente genera desarrollos de cuestionable eficiencia,
sino expectativas contraproducentes sobre un acelerado proceso de in­
dustrialización que, cada vez menos, depende de la protección y, cada vez
más, del esfuerzo innovador y competitivo de las empresas con el apoyo
de políticas gubernamentales estables, y de Estados negociadores que
20 La Declaración de Quito de 1984 contiene un amplio menú de alternativas para este nuevo
concepto de preferencias intralatinoamericanas en el campo de los bienes y servicios.
Primera parte
17
busquen ensanchar mercados y canalizar capitales y cooperación técnica
del exterior.
Se exige una renovación del pensamiento que ponga énfasis especial,
tanto en los argumentos racionales de apoyo como en las características de
los mecanismos requeridos para persistir en un deliberado
aprovechamiento de los mercados regionales. Se trata de apoyar los
esfuerzos de desarrollo y modernización de las economías nacionales y
ampliar, al mismo tiempo, las posibilidades de inserción y negociación en
el nuevo escenario productivo y comercial internacional. Ello obliga a
plantear posibles soluciones a ciertos problemas que han restringido la
formación de mercados preferenciales para exportar y para substituir
eficientemente importaciones de terceros, así como alternativas para
avanzar en la integración bajo condiciones económicas adversas en los
países de la región. Hemos incluido a lo largo de este libro algunas
propuestas sobre estos temas.
La crisis económica, social y política de largo alcance por la que
atraviesan los estados regionales, no pasó ni pasará a convertirse en un
tema prioritario de la agenda de los principales países industrializados.
Habrá que "arreglárselas solos" en muchos sentidos. Pero, los condiciona­
mientos del desarrollo económico de las últimas décadas en América
La tina y las nuevas oportunidades que ofrecen el progreso tecnológico, los
cambios en el capital humano y otras alternativas para especializarse y
crecer, hacen aconsejable impulsar una estrategia, complementaria, de
integración latinoamericana y de apertura al mundo, cuyo potencial
económico y de política exterior contribuiría a mejorar la posición interna­
cional y las condiciones económico sociales en la región.
La integración de América Latina tenderá a concretarse cada vez más
a través de polos o bloques caracterizados por sus articulaciones
comerciales reveladas, mayor homogeneidad de sus miembros, cercanía
geográfica y lincamientos más coincidentes de política económica e inter­
nacional, factores que en las últimas décadas han demostrado no coincidir
necesariamente con los acuerdos formales de alcance multilateral. Los
avances que se vayan concretando en este proceso multidimensional
permitirán, en el próximo siglo, una convergencia hacia el anhelado
mercado común, siempre y cuando las generaciones a cargo de la conduc­
ción de América Latina, logren los compromisos políticos necesarios para
abrir y hacer más competitivas sus economías. Entre tanto, el entrelaza­
miento multilateral se verá fortalecido por la necesidad de defender las
18
Economia mundial e integración de América Latina
democracias regionales, fortalecer la seguridad y la paz regionales, apoyar
a los países más atrasados y buscar establecer un sistema internacional
más justo, abierto y libre de proteccionismos.
SEGUNDA PARTE
E l m arco e xte rn o de A m erica L a tin a :
un resu m en de las p rin cip ales co rrie n ­
te s eco n ó m icas in te rn acio n a les
Segunda parte
21
EL MARCO EXTERNO DE AMERICA LATINA:
UN RESUMEN DE LAS PRINCIPALES CORRIENTES
ECONOMICAS INTERNACIONALES
I. La década del sesenta
La situación económica internacional, con frecuencia, se ve afectada
por los conflictos que se producen en y entre los países de mayor peso
relativo en el mundo; tanto por las transformaciones de las condiciones
internas de cada nación, como por las que tienen lugar en el área de las
relaciones internacionales. Las estrategias y medidas que se adoptan
para dar respuesta a las urgencias de cada instancia contribuyen a
completar el perfil del "horizonte externo" dentro del cual deben desen­
volverse las economías de países en desarrollo, entre ellas las de América
Latina.
Conviene, pues, examinar con cierto detalle las características del
contexto internacional y las posibilidades de interrelación fructífera que
pudieran generarse; captar el sentido de las corrientes profundas que se
van expresando en el contexto externo; e intentar entender a tiempo las
tensiones que pudieran generarse en los hechos concretos y en el clima
ideológico. Estas reflexiones son especialmente relevantes para el perío­
do que se inicia a fines de la década del sesenta, por una serie de
acontecimientos cuyas implicaciones se extienden a lo largo de los años
setenta y hasta el presente. Desde entonces, aparentemente, van toman­
do cuerpo en los países industrializados situaciones económicamente
conflictivas que adquieren creciente consistencia en la década del ochen­
ta.
A. La primera etapa de la posguerra
En las décadas de la primera posguerra (años 50 y 60) parecían
haberse logrado ciertas convergencias mundiales de ideas y objetivos.
Existía cier ta "condescendencia" generalizad a, pro d u cto sin d u d a d e las
duras lecciones y devastaciones de la guerra. El pleno empleo y las
políticas keynesianas que lo acompañaban; el crecimiento económico
22
Economía mundial e integración de América Latina
sostenido, generalizado y posible; la libera!ización y ampliación del
intercambio comercial entre los países industrializados; el movimiento
internacional de capi tales de riesgo; eran todos elementos de una concep­
ción que, aunque no carecía de oposición, tendía sin embargo a producir
un cierto consenso respecto del desenlace optimista de las tensiones que
pudieran existir. Tensiones, a menudo iatentes en el interior de los países
desarrollados, entre éstos entre sí y con los paísesconsiderados de menor
desarrollo relativo. La hegemonía incuestionada de los Estados Unidos
y la convicción de que existía un declive convergente en los países del
mundo occidental, contribuían a cerrar el circuito relativamente optimis­
ta de aquellos años. Las posibilidades de crecimiento económico, apoya­
das por el complemento de la asistencia internacional y el íinanciamiento
"blando" de proyectos de largo aliento eran, en fin, "la luz al final del
túnel" de que hablara Albert Hirschman. Luz prometida que permitía
avanzar, a pesar de las viscisi ludes que pudieran presentarse circunstancialmente.
Por otra parte, la substitución de importaciones industriales enm in­
versión externa directa y destinada a los mercados locales de bienes de
consumo tendería, se señalaba, a modernizar los países de retraso
económico relativo, contribuyendo al mismo tiempo a facilitar la difu­
sión de los avances tecnológicos logrados por los industrializados,
cerrando así una brecha que, en cierta medida, era la trampa en la que
había quedado retenido el progreso del Tercer Mundo21. Esta estrategia
también se suponía contribuía a "despertar" al empresario local latente,
extrayéndolo del círculo vicioso del estancamiento (se trataba, en reali­
dad, de una versión adaptada del "kreislauf" de Schumpeter), a través
del impulso schumpeteriano inducido por las inversiones externas y por
los "eslabonamientos" anteriores y posteriores. Además, las industrias
para el mercado local, características de la difundida substitución de
importaciones, tenían la ventaja de no producir situaciones conflictivas
con el aparato industrial de los países de origen del capital (ya se tratara
de la mano de obra organizada o de las empresas que pudieran verse
afectadas). No competían las economías en vías de desarrollo en los
mercados de los países de origen de capital, y por el contrario, absorbían
25 Véanse sobre estos tenias los argumentos que acompañaron al Punto IV del Discurso
Inaugural del Presidente Trunían. Con respecto a la adopción de tecnologías externas,
característica de la substitución de importaciones de las primeras etapas de posguerra,
comienza a recibir fuertes críticas a fines de los años sesenta y especialmente en la década
del setenta. Con frecuencia se comienza a hacer mención en este período a la necesidad de
buscar la “tecnología apropiada"; es decir, la tecnología que mejor responde a ia natura­
leza y cantidad de los recursos de que se dispone.
Segunda parte
23
algunas materias primas, técnicas y equipos de producción.
B. Culminación de los "treinta gloriosos": 1946-75
En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y culminando
en la década del sesenta, la economía internacional fue dando manifes­
taciones expansivas de magnitudes nunca antes experimentadas. La
convergencia de varios factores permitió la concreción de los avances
comentados. Estos fueron, en líneas generales, los siguientes: consolida­
ción de un orden monetario internacional aceptable, estructurado dentro
del esquema creado por el Pacto de Bretton Woods; la ampliación del
comercio internacional de bienes y del mercado internacional
de
capitales; la paulatina absorción de un stock de tecnología disponible
desde los años de la guerra y tal vez antes; la existencia de una oferta de
mano de obra abundante.
El norte de la política económica de aquellos años, como ya hemos
señalado, se había fijado en el mantenimiento del pleno empleo, el logro
de la reconstrucción de los países ex-beligerantes y la difusión general
del crecimiento econômico. El optimismo de aquellos años acerca de las
posibilidades de lograr un desarrollo económico generalizado era
ampliamente compartido. La disponibilidad y facilidad de acceso a los
recursos naturales, a precios razonables, constituyó un factor más para
dar respaldo a las expectativas positivas. Los datos del cuadro 1 sugieren
claramente que los avances logrados en esos años fueron substanciales.
Cuadro 1: Evolución de la producción y el capital en los países
industrializados.
(Promedio aritmético de datos de 16 países industrializados)
Producto
Producto per cápita
Stock de capital
(no incluye construc­
ción residencial)
1870-1913
2.5
1.5
2.8
1913-1950
1.9
1.1
1.6
1950-1970
4,9
3.8
5.6
Fucntc: Angus Maddison: "Phases of Capitalist Development"; Banca Nazionale del
Lavoro; Quarterly Review; 1987.
24
Economía mundial e integración de América Latina
En la década del 60 se mejoran los mecanismos de manejo de la
demanda agregada y se hace del pleno empleo y del crecimiento econó­
mico objetivos casi universales. La intervención del Estado, a través de
fórmulas e instrumentos keynesianos para expandir la demanda, redu­
cir el desempleo y promover el crecimiento económico, era una concep­
ción frecuentemente sostenida en aquellos años22. También, el Estado se
orientaba en forma creciente hacia lo que se ha dado en llamar el Estado
de Bienestar o Estado Benefactor, bajo el cual "las demandas de la
democracia y de los sentimientos humanitarios se combinaban con los
propios intereses de la comunidad de negocios"23. La disponibilidad de
un stock de conocimiento tecnológico acumulado en los años de la
guerra, especialmente en Estados Unidos, permitió a muchos países
avanzar rápidamente en un proceso de "atrapado" ("catching up") de los
que habían logrado previamente avanzar más, no sólo desde el punto de
vista de la tecnología de producción, sino en lo que respecta a la
organización empresarial 24. Dos factores adicionales contribuían a
ampliar las rutas del crecimiento económico de las economías occiden­
tales. Por un lado, los precios de los bienes primarios no avanzaron
respecto de los precios de los bienes industriales y, en algunos casos,
especialmente en el del petróleo, retrocedieron 25. Por otro lado, la
libertad de comercio y la movilidad internacional del capital ayudaban
en buena medida a asegurar el dinamismo económico, mientras que la
disponibilidad de una relativamente amplia oferta de mano de obra
facilitaba el progreso con un mínimo de conflictos salariales. Completan­
do el panorama, las viscisitudes vividas durante la guerra, como se
indicó más arriba, habían permitido el desarrollo de una relativa aquies­
cencia social y política, tanto dentro de los países de Occidente como entre
los m ismos26.
Desde el punto de vista económico, todo lo antedicho se fue expresan­
do en la concreción de elevadas inversiones, alzas en la productividad,
22 Señala Theodor Praeger: "Socialism, Capitalism and Economic Growth" en C.H.
Feinstein, (edit): Socialism, Capitalism and Economic Growth; Cambridge, 1987) "el desarro­
llo económico se había convertido en una necesidad política más que nunca antes".
® Joan Robinson: Freedom and Necessity; London, 1970.
24 Servan Schreiber: Le Défi Americain; Paris, 1966.
25 Michael Bleaney: The Rise and Fall of Keynesian Economics; N.Y.,
1985.
76 Mancur Olson ( The Rise and Decline ofNations; Yale University, 1982) ha sugerido que
el consenso social y político de aquellos años se encontraba favorecido por el hecho de que,
con la guerra, habían desapárecido (o deteriorado substancialmente) los grandes grupos
corporativos y de interés. Entiende este autor que al volver a desarrollarse los mismos, con
el paso del tiempo, las fricciones y pujas que se producen entre ellos terminarían por
conducir las economías a juegos de suma cero; Véase, también Lester C. Thurow: The ZeroSum Society; N.Y., 1980.
Segunda parte
25
altas demandas y estimulantes beneficios. Con aspiraciones salariales
contenidas, la demanda de trabajo fue elevándose paulatinamente. Así,
cerca de la mi tad de los años sesenta se llegó a un ni vel de empleo cercano
al máximo posible. Se inician entonces lentamente, y por obra de las
mismas fuerzas expansivas, presiones en los costos, tanto de los bienes
primarios como de la mano de obra, y tensiones inflacionarias que fueron
diluyendo paulatinamente el consenso social.
Crecen pari-passu las aspiraciones y la mili tanda política se hace pro­
gresivamente más agresiva. En mayo de 1968 se produce la conocida
explosión política francesa, y en el mismo año, la rebelión estudiantil en
Estados Unidos. En 1969, sobreviene el "autumno caldo" en Italia, y la
serie de violentas huelgas de Alemania. Así, desde fines del 60 las
escaceses se fueron haciendo sentir en el frente laboral y en el de las
materias primas. Con tecnología constante, la situación tendía a la
creación de conflictos.
Algunos autores, siguiendo concepciones similares a las de A. Lewis,
señalaban que, en gran medida, la disponibilidad de amplias reservas de
mano de obra desocupada o subempleada que existían, tanto en Europa
como en Japón, habían permitido a estos países ir desarrollando un
fuerte dinamismo económico desde 1950 71. La mano de obra provenía,
principalmente, de una alta tasa de crecimiento natural, de transferen­
cias de la agricultura a los servicios y a la industria, y de la inmigración
de refugiados de la guerra. La abundancia del factor trabajo, al expresar­
se en la reducción de las presiones salariales, contribuía a facilitar la
inversión y el crecimiento. Pero, con el progresivo agotamiento del
exceso de oferta en la primera parte de la década del sesenta, las altas
tasas de crecimiento económico se fueron haciendo más lentas.
En el caso japonés, también se observa (apoyándose igualmente en las
ideas de Lewis sobre el crecimiento económico) que dicho país disponía
de un sector económico tradicional proveedor de mano de obra y
frenador por lo tanto de presiones salariales. Sin embargo, enfrentó las
viscisitudes del "punto de inflexión" o "tuming point" a fines de los años
27Charles P. Kindleberger: Europe s Postwar Growth: The Role ofLabour Supply; Mass., 1967;
Ryoshi Minami: The Tuming Point in Economic Development: Japan s Experience: Tokyo, 1973.
Las tesis comentadas de Arthur Lewis se encuentran en su trabajo sobre desarrollo bajo
condiciones de oferta ilimitada de mano de obra: "Economic Development with Unlimited Supplies of Labour" The Manchester School of Economics and Social Studies; XXII May
1954. Véase, además, Ragnar Nurkse: Problems of Capital Formation in Underdeveloped Areas;
N.Y., 1953. Ambos modelos, de origen clásico, fueron también aplicados al examen del
desarrollo económico de los países menos avanzados.
26
Economía mundial e integración de América Latina
50
y comienzos del 602*. El "punto de inflexión" se producía, señalan los
analistas, cuando la oferta de la mano de obra excedente (con "desocu­
pación disfrazada") quedaba totalmente integrada en el sector "avanza­
do", o cuando por un fenómeno de "mimesis salarial", relacionado con
la sindicalización, se acentuaban las tendencias a la igualación generali­
zada de las remuneraciones al factor trabajo aun entre actividades de
diferente productividad29.
En la década del sesenta comenzaron, pues, a manifestarse alzas sa­
lariales y una declinación en las diferencias de salarios entre los sectores
tradicionales y los modernos de la economía. Con tecnología constante y
uniforme entre los países productores, lo que pasaba a constituirse en
factor determinante de las posibilidades de competir internacionalmen­
te eran, o bien el acceso a insumos más baratos, o bien avanzar en la
producción "diferenciada" intra-industria3 Desechando la posibilidad
de lograr materias primas o mano de obra a mas bajo precio, la tendencia
de aquellos años fue la de depositar la confianza en el comercio
íntraindustrial entre países industrializados.
Como ya se ha sugerido, además de los temas expuestos, a fines de la
década del sesenta, la oleada expansiva finalmente se expresó también
en tendencias alcistas en los precios de las materias primas de que se
abastecían los países más desarrollados. Finalmente, los problemas de la
financiación de la guerra de Vietnam junto a los proyectos de la "socie­
dad de abundancia" de la época de Johnson, contribuyeron a desarrollar
un clima de desorden en el sistema monetario internacional existente, el
que derivaría en una verdadera crisis al comienzo de la década siguiente.
La acumulación de problemas que hemos mencionado tal vez en­
cuentran su expresión más cabal en las explosiones sociales de fines del
sesenta, a que nos referimos previamente, y en el desarrollo de las
concepciones del Club de Roma. Las felices expectativas de los "treinta
gloriosos", te rminaban así en la oleada pesimista que se reflejaba en las
ideas de los "límites del crecimiento". La convergencia social de la
primera postguerra concluyó, como lo hemos señalado, en el 68 en
Francia; en el "verano caliente" de Italia, en las huelgas "salvajes" de
Alemania y en la rebelión estudiantil de Estados Unidos de los mismos
años. Las crecientes presiones inflacionarias y el avance del Estado de
21 Rvoshi Minami: The Turning Point in llconomic Development: Japan's llxperience; Tokyo,
1973.
79 Véase Javier Villanueva: Crecimiento y Coyuntura en América Ijitina: Un enfoque sectorial;
Documento de Trabajo, Instituto T. Di Telia; 1987.
30 No era el caso de los "substituidores de importaciones" del Tercer Mundo.
Segu nda parte
27
Bienestar, en respuesta a los reclamos de una sociedad cargada de
expectativas, fueron manifestaciones adicionales de los conflictos que
iban tomando cuerpo. Más tarde, en los años de la contracción, la carga
del Estado de Bienestar llegaría más allá de lo que se podía soportar sin
poner en peligro la rentabilidad privada y la estabilidad económica del
sistema. Las posibilidades, o no, de desmantelar el Estado de Bienestar
se convirtirían en un tema obligado en los años ochenta.
De esta manera, al alcanzarse el "punto de inflexión" a fines de los 60,
las naciones debieron efectuar transformaciones en su esquema produc­
tivo destinadas a contrarrestar las influencias conflictivas. Las orienta­
ciones que se fueron adoptando como respuesta a los fenómenos mencio­
nados resultaron de extrema importancia para determinar lo que luego
sucedería en los años setenta y ochenta.
Algunas de las opciones que se presentaron fueron las siguientes:
1
)iniciar una corriente inmigratoria proveniente de países con abundantem ario de obra y destinada esencialmente al sector industrial. Es decir
extender las concepciones del modelo de Levvis al terreno internacional.
Esta absorción de mano de obra se intensificó, especialmente en muchos
países de Europa a través de los años setenta en adelante (en Estados
Unidos, a partir de la segunda mitad de la década del sesenta)
(Cuadro 2 )31. Necesario es reconocer que, desde un principio, los sectores
laborales procuraron contener (o absorber dentro del propio movimien­
to) y contrarrestar las presiones descendentes en los salarios que pudie­
ran acompañar a la ampliación de la oferta laboral inmigratoria. Como
quiera que fuera, la mayoría de los países de Europa se pronunciaron
predominantemente por la vertiente inmigratoria a que nos estamos
refiriendo.
2)
Otra de las alternativas consideradas fue la de trasladar el
capital y ciertas acti vidades o procesos industriales intensivos en el uso
31 Refiriéndose al caso alemán, Charles I\ Kindleberger (Europe's Post war Growth: The Role
of Labor Supply; Mass., 1967) señala que 'lentamente hasta 1960 y rápidamente desde allí
en adelante, se fueron reclutando trabajadores extranjeros...". Adriana Marshall ( The
Import afí abour: The case of the Netherlands; Rotterdam, 1973) señala, para el caso de
I Iolanda, que la política migratoria fue el resultado de que a comienzos de los setenta la
maño de obra comen /ó a hacerse escasa. La "explosión salarial" que se produjo hizo que
se-difundiera la idea de absorber trabajadores extranjeros. Véase, además, sobre estos
temas: United Nations; Economic Survey of Europe; N.Y., 1965.
28
Economía mundial e integración de América Latina
Cuadro 2: Total de migrantes en varios países de Europa
(Estimaciones para 1974)
R.F.A.
2.600.000
Franda
2.600.000
Reino Unido
1.800.000
Total Europa
7.535.000
Fuentes: OECDMigration, Growth and Development, París, 1979; Revista Internacional del
Trabajo, Abril, 1975; W.R. Bohning: "Migración Internacional en Europa Occidental en los
últimos cinco años"; en Revista Internacional del Trabajo; Julio-Sep.; 1979. Existe la presun­
ción de que, en general, los datos sobre las migraciones existentes son solo aproximadones. Por ejemplo, en 1973, el Ministerio del Interior de Francia calculaba un total de
3.800.000 trabajadores inmigrantes en el país. En Estados Unidos, a partir de la Inmigration Act of 1965 comienza una importante corriente migratoria legal. La "nueva" inmigra­
ción estaba compuesta esencialmente de asiáticos y latinoamericanos. Véanse Richard A.
Easterlin: "American Population sinee 1940"; en Martin Feldstein (edit.): The American
Economy in Transition; N.Y., 1980 y Barry R. Chiswick: "Inmigrants in the U.S. Labor
Market"; en Annals of the American Academy ofPolitical and Social Sciences; March, 1982.
de mano de obra, hacia países con abundancia de dicho factor. Los
japoneses, inicialmente en los sesenta, dieron mayor importancia que
Europa a este camino de acción. Años más tarde, en la década del setenta,
con el shock petrolero, la "relocalización de industrias" fue difundiéndose
y adquiriendo mayor peso internacional. Las exportaciones de capital y
el movimiento internacional de actividades manufactureras, realizados
predominantemente a través de la inversión directa, tendieron a modi­
ficar la estrategia de desarrollo industrial de algunos países de la perife­
ria, reemplazando (o complementando) la "sustitución de importaciones",
característica de las etapas previas de la post guerra y destinada a los
mercados locales, por la industrialización "exo-dirigida" ("outward looking"), destinada a competir en los mercados de los países más
desarrollados. También, en el caso de la relocalización de las industrias,
el rechazo a la "exportación de empleos" fué haciéndose sentir con
creciente fuerza tanto en las agrupaciones laborales, como entre los
estrategas económicos.
De otro lado, los países más desarrollados procuraron, en el signifi­
cativo comercio que mantenían entre sí, dar mayor cabida a la "diferen­
ciación" del producto y al intercambio y especialización intraindustrial.
A veces este intercambio se apoyaba en el empleo de partes y componen-
Segunda parte
29
tes obtenidos, a través de la subcontratados de proveedores Bel Tercer
Mundo.
3)
La tercera de las posibilidades que pudiera haberse concretado era
la de apelar a la innovación tecnológica como mecanismo para compensar
las presiones sobre los costos originadas en ios mercados de la mano de
obra y de las materias primas. Pero, por un lado, la apelación a las
fórmulas que ya hemos mencionado (la inmigración y la "relocalización"
de las actividades manufactureras) y, por otro, el desarrollo de tensiones
tecnológicas entre países industrializados, restaron en aquellos años
posibilidades ciertas a esta alternativa. En efecto, los desniveles en el
grado de avance tecnológico que separaban a los países más avanzados,
tanto en la producción como en la organización empresarial, tendían a
producir cierta desconfianza en cuanto a las posibilidades de mejorar las
condiciones competitivas de los países, por la vía tecnológica. La contro­
versia entre Europa y Estados Unidos sobre estos temas aparece con
frecuencia en la bibliografía de la época32.
Así, entonces, al final de la década comentada el agotamiento del
stock de tecnología disponible, la difusión de su aplicación y utilización,
y las diferencias de acceso a la innovación entre los distintos países indus­
trializados, añadieron conflictos en materia de competitividad a los ya
existentes por otras vías. En aquellos países industrializados en los que
k innovación tecnológica permitía disfrutar de ciertas ventajas oligopólicas para la colocación de sus productos en el ámbito internacional, las
alzas de precios de los insumos podían ser superadas. El estar en las
etapas iniciales del "ciclo del producto" (como en el caso de Estados
Unidos) era una ventaja. En los países que quedaban relegados a las
etapas finales de dicho ciclo (donde primaba el empleo intensivo de
mano de obra) las presiones salariales y de los insumos constituían un
serio problema que afectaba la competitividad.
La visión pesimista del Club de Roma expresaba muy bien los
temores y angustias de la época; temores por las escaceses, temores por
las posibilidades de acceso a los recursos, temores por el desarrollo tec32 Los desniveles entre los países desarrollados aparecen ilustrados, por ejemplo, en las
tesis de Peccei sobre el "abismo", Aurelio Peccei: The Chasm Ahead; Toronto, 1969; S.
Schreiber: Le Défi Americain; París, 1966; Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows et al:
The Limits to Growth, Washington, 1972; OECD: Gaps in Technology between Member Countries; París, 1968. Véase resumen de estos problemas en Javier Villanueva: "Los límites del
Crecimiento: Material para la Reflexión"; Revista Argentina de Relaciones Internacionales;
Buenos Aires, Año 1, N° 2, mayo-agosto, 1975.
30
Economía mundial e integración de América Latina
nológico, etc. El Club de Roma encontraba que, con la difusión y univer­
salización déla producción manufacturera, junto al crecimiento substan­
cial de la población en el Tercer Mundo (lugar de origen del abasteci­
miento del mundo industrializado), las escaseces de recursos,entre ellas
la de la energía, se harían sentir irremisiblemente. Tarde o temprano, las
referidas escaseces de recursos se irían expresando en tensiones entre na­
ciones por el acceso a los mismos33. La reducción en la tasa decrecimiento
déla población y la contención en la difusión de las actividades industria­
les eran, a menudo, recetas que acompañaban a los puntos de vista del
Club de Roma.
Las posibilidades de superar, por la vía de la innovación tecnológica,
las limitaciones originadas en el uso extensivo de los recursos naturales
no renovables del Planeta Tierra, se consideraba, eran contraproducen­
tes. La tecnología era contaminante y la contaminación se extendía a toda
la ''nave espacial" que tripulábamos; la contaminación, así, requería que
la tecnología quedara limitada a alguna forma de planificación interna­
cional entre los países eventuales creadores de la misma. La cooperación,
la consulta, la división del trabajo entre naciones originadoras de tecno­
logía era algo que se entendía necesario para evitar la contaminación
global. La tecnología y la contaminación que pudiera resultar de ella,
eran temas claves en el análisis de la interdependencia m undial34.
Resumiendo, entonces, el clima intelectual de la primera postguerra
hasta la segunda mitad de los años sesenta era de apoyo y convicción en las
posibilidades del crecimiento. Las fórmulas de los años optimistas
entendían que las oportunidades del progreso se basaban en las siguien­
tes premisas:
Véase Na/.ii Choucri: "Populatíon, Resources and Technology: Political Impiications of
the Environmental Crisis"; International Organization, N° 2, Spring 1972.
MLas ideas pesimistas do fines de los años sesenta continuaron con frecuencia extendién­
dose en los períodos siguientes. La visión de que el crecimiento era algo no necesariamen­
te deseable continuó persistiendo en muchos autores. Las concepciones de los "entropis­
tas"' no dejaron de ser expuestas y remarcadas (Véanse, por ejemplo, K.E. Bouiding: Environment and Economics"; en Environment, Resources, Pollution and Sacie ¿y: Stanford,
1971; Nicholas Ceorgescu-Roegen: The Entropy Law and Economic Process, Cambridge,
Mass., 1971). Es interesante observar el caso de los libros que escribiera Benjamín 1 iiggins
para captar el cambio en los puntos de vista de la época. Este autor publicó en 1959 un
conocido manual de desarrollo económico (Economic Developmcnt; N.Y. 1959). Ei shock de
1970 lo llevó a revisar su antiguo tratado para incluir la idea de que "En la mitad de los años
setenta se había hecho claro que estábamos inmersos en un estado de escaseces críticas".
El nuevo libro resultante se llamaba Economic Developmcnt o f a Smali Plañet (Benjamín
I Iiggins y Jean Dovvning 1 Iiggins; Ottawa, 1979).
Segunda parte
31
-Una agricultura con tecnología avanzada, mecanizada de ser posi­
ble, tendría el reto de incrementar su productividad y abastecer a la po­
blación creciente que se esperaba. Con suficiente alimentación se podría
dar apoyo a la formación de los grupos urbanos que sustentarían el
avance de la producción manufacturera;
-La abundancia de la población era en realidad una bendición, es­
pecialmente para los países menos desarrollados. Dicha abundancia
permitía, aun con poco capital, experimentar alzas en la productividad.
La población, en realidad, era el ahorro de los menos desarrollados;
-La difusión de la industria manufacturera era imperativa. Con em­
presas grandes y modernas, con eslabonamientos anteriores y posterio­
res, se promovía el crecimiento industrial que daría ocupación a la mano
de obra en actividades de alta productividad;
-La utilización y difusión de la tecnología que se había acumulado en
los decenios anteriores, sobre todo en los Estados Unidos, eran las piezas
centrales del crecimiento. La imaginación del hombre y sus expresiones
tecnológico-productivas, eran recursos infinitos que permitían ser opti­
mistas respecto del futuro. Con la progresiva liberalización ciel comercio
intramanufacturero entre los países industrializados y las transferencias
de tecnologías y capitales apoyadas por las corporaciones, se fueron
sentando las bases para una especialización intraindustrial, a medida
que se iban cerrando las brechas de productividad entre las economías
más avanzadas.
-Los recursos naturales eran abundantes y, si no lo eran, se debía en
última instancia o bien a que no se los explotaba, o bien a que el comercio
internacional no era lo suficientemente amplio como para facilitar el
intercambio. En última instancia, aun aquellos que aconsejaban cautela
en el uso de los recursos, señalaban que las brechas podrían cerrarse a
través de la difusión de los progresos tecnológicos alcanzados por los
países industrializados, para lo cual las inversiones directas jugarían un
papel crucial. Con respecto a los alimentos, se suponía que la tierra era
fértil y lo suficientemente abundante como para proveerlos, especial­
mente con la ayuda de la tecnología.
Estos supuestos fueron revisados, desde una óptica pesimista, en el
periodo subsiguiente. En efecto, los temores de fines del sesenta por los
recursos, por la difusión de la industrialización, por la tecnología,
pusieron grandes dudas en muchos estrategas acerca de las verdaderas
32
Economía mundial e integración de América Latina
posibilidades de promoverei desarrollo económico generalizado. El
"estado estacionario" de Stuart Mili volvió a ser recogido por algunos
au tores, no solo como factible, sino también como deseable. Los años de
la abundancia habían llegado a su fin. En cierto sentido puede decirse
que muchas de las dificul tades y temas que hoy son de fondo, encuentran
su origen en las situaciones económicas descritas y en las consecuencias
de las medidas que se fueron tomando para superarlas. Conviene, pues,
efectuar acá un resumen de algunos tópicos cuya evolución iremos
siguendo más adelante.
En primer término, desde mediados de la década del sesenta, pero
con mayor énfasis a fines de la década, comenzaron a expresarse una
serie de conflictos que indicaban que el consenso preexistente en materia
de opciones de política económica interna y externa tendía a desintegrar­
se, dentro de los países industrializados y entre éstos (y con respecto a los
países de menor desarrollo relativo). En muchas instancias, las transfor­
maciones mencionadas trajeron consigo cambios en la concepción del
mundo y la aparición de modelos económicos alternativos a los de años
anteriores35. Estas nuevas fórmulas cayeron, en muchos casos, en casca­
da sobre las concepciones estratégicas de desarrollo que se habían ido
consolidando en muchas naciones del Tercer Mundo. Desafortunada­
mente, dichas naciones tardaron en captar el hecho de que, extinguidas
las fuerzas del Primer Modelo de Postguerra, se encontraban frente al
nacimiento de nuevas concepciones y nuevas alternativas que domina­
rían el escenario en las próximas etapas.
En segundo lugar, las presiones salariales desencadenadas en los
años sesenta, ligadas con las políticas de pleno empleo delineadas desde
los primeros escalones de la postguerra, tendieron finalmente a expre­
* Woifgang Hager ("Europe's Economic Security"; The Atlantic P a p e r 'Paris, 1975) señala
que lo que se estaba resquebrajando era el "sistema de postguerra centralizado alrededor
de los Estados Unidos". En los años 70 esto había llevado a la "crisis constitucional del
sistema económico mundial". Peter J. Katzenstein ("Domestic Structures and Strategies of
Foreign Economic Policy"; International Organization; Autumn, 1977), Ole R. Holsti ("The
Break Down of Consensuses and the Emergence of Conflict Belief Systems"; World Politics;
April, 1983), Stephen R. Graubard (edit., "The End of Consensus"; Daedalus; Summer,
1980) se han referido a los temas de la generación del disenso. Antes de los años setenta,
aunque decayendo al aproximarse a este decenio, los principales factores de poder
económico del mundo: estado, empresa y trabajo organizado, tendieron a operar re­
forzándose mutuamente. Desde fines de los años 60 en adelante se van distinguiendo
sucesivas divergencias. Por ejemplo, "reindustrializadores" versus defensores de la
"calidad de vida"; intemacionalistas de la "guerra fría" (Este-Oeste), los de la "post­
guerra fría" (Norte-Sur) y los "neo-aislacionistas"; "liberales" versus los "intervencionis­
tas"; etc.
Segunda parte
33
sarse, o bien en la importación de mano de obra, reteniendo los "talleres
de manufactura"; o bien en la relocalización de actividades o procesos
industriales en busca de la mano de obra barata. La relocalización
industrial tuvo dos manifestaciones, una de ellas la relocalización regional,
lejos de los centros urbanos que acumulaban el poder sindical, tendió
a dispersar las actividades manufactureras dentro de los países. La
descentralización, la industria "diffusa" la combinación de la pequeña
industria y la producción agrícola, fueron varias de las alternativas que
se jugaron dentro de este esquema 36. La otra manifestación fué la
relocalización internacional, que dispersó las actividades en países menos
desarrollados con abundante mano de obra (y cierto "orden político
interno"), mediante el apoyo de inversiones directas; la adopción de
mecanismos de "subcontratación"; la intervención de "trading compa­
nies" y; la modificación o reemplazo, en los países receptores, de las
estrategias de substitución de importaciones industriales para el merca­
do interno, por estrategias de industrialización para exportaciones des­
tinadas a abastecer los mercados de los países industrializados37.
II. La década del setenta
A. El cambio de clima en la nueva década
En los años setenta se hacen más evidentes algunos de los factores que
tendían a entorpecer la marcha expansiva de las primeras etapas de la
postguerra. Por un lado, se desploma el orden monetario heredado de
años anteriores. Por otro, el primer shock petrolero contribuye a acelerar
las tensiones inflacionarias iniciadas previamente y a incrementar los
desajustes internos, especialmente en los países industrializados. La in­
migración trae consigo problemas de integración y adaptación social y la
* Japón, y especialmente Italia han sido ejemplos de esta opción de relocalización
regional. Véase Giorgio Fuá: "Rural Industrialization in Later Developed Countries: The
Case of Northeast and Central Italy"; Quarterly Review, Banca Nazionale del Laboro; Dec.,
1983.
* Señala Katzenstein, que los gobiernos tendían a favorecer la exportación de capitales
como una alternativa a la "importación de trabajo", debido a que se estimaba que los
trabajadores extranjeros habían alcanzado magnitudes tales que excedían la capacidad
integrativa de la sociedad alemana....Más aún, la "exportación" de líneas de producción
intensivas en mano de obra hada los países en desarrollo, se esperaba que ayudara a
estimular el cambio estructural de la economía de Alemania Ocddental y a un progreso
de la división intemadonal del trabajo. Véase Peter J. Katzenstein: "Domestic Structures
and Strategies of Foreign Economic Policy"; International Organization; Autumn, 1977.
34
Economía mundial e integración de América Latina
"relocalización" de actividades despierta fuertes recelos en los organis­
mos laborales de los países exportadores de capital. En muchas naciones
del Tercer Mundo, sobre todo en aquellas que lograron captar las nuevas
posibilidades que emanaban del reemplazo (o complementación) de la
estrategia de substitución de importaciones, por una "exo-dirigida" de
promoción de exportaciones manufactureras, el período resultó, en
cambio, relativamente positivo. A continuación se resumen algunos de
los principales factores que marcan el devenir económico del decenio del
setenta.
Un primer factor que tiende a modificar la etapa de expansión pro­
ductiva y comercial es el colapso del Pacto de Bretton Woods. Desde el
promediar de la década anterior y acelerándose a fines de la misma, los
problemas inflacionarios en los países más desarrollados fueron creando
motivos de preocupación. Para algunos, la clave de todo era que el
financiamiento de Vietnam y de la "Great Society" era transferido por
Estados Unidos al resto del mundo por la vía de aumentos en la liquidez
mundial más allá de lo que la cautela pudiera aconsejar38. Para otros, la
inflación era esencialmente la resultante de las presiones laborales a que
hemos aludido previamente; presiones más desestabilizadoras por el
hecho de producirse dentro de un ambiente en el que pu jaban los grupos
de interés por mantener su posición relativa39.
Estas situaciones, que se profundizaron después del primer "shock”
petrolero, condujeron a que el Sistema Monetario Internacional se de­
rrumbara en 1971 (al declarar Estados Unidos la inconvertibilidad del
dólar). La transición de un sistema de tasas de cambio fijas a uno de tasas
flotantes ("manejadas") aumentó las causas de inestabilidad e incertidumbre del comercio y la producción internacional. Con políticas econó­
* Robert Triffin (/ inope and the Money Middle; N.Y., 1957; Gold and the Dollar Crisis; N.Y.,
1960; "I low to Arrest a Threatening Relapse into the 1930's"; Bulletin of the National Bank
of Belgium; nov.; 1971) ri ;ura entre los que insistieron siempre en la inestabilidad intrínseca
del sistema de Bretton Woods.
* Véanse, por ejemplo: Theodore J. L.owi: The l'.nd of Liberalism; N. Y., 1968; Mancur Olson:
The l.o$ic of Collective Action; Cambridge, 1965; Lester C. Thurow: The Zero Sum Society;
USA, 19S0; jean Saint Geours: "The Social Contract under Stress in Western Europe", on
D. Yergin y M. I Iillenbrand (edits): Clabal Insecurity; Boston, 1982; Abraham F. Lowcnthal:
"Changing Patterns in Interamorican Relations"; The Washington Quarterly, winter, 1981;
y C. Crouch y A. Piz/orno: The Resurgence of Class Conflict in Western Europe since 1968;
London, 1978. Jacques Attali (Les Trois Mondes; Paris, 1981) menciona además la "crisis del
trabajo", es decir, la crisis relacionada con los problemas de la ruptura del consenso
laboral.
Segunda parte
35
micas nacionales independientes y con tendencias a expresarse en pre­
siones inflacionarias variables y diferentes entre países, las tasas de
cambio quedaron sujetas a modificaciones persistentes. Las expectativas
y la movilidad internacional del capital contribuían a dar estímulo
adicional a las variaciones cambiarias. Así, el fuerte debate teórico que se
manifiesta en esos años alrededor del tema de los factores determinantes
de la tasa de cambio y su incidencia macroeconômica, refleja las altera­
ciones del escenario económico de la época40.
Un segundo determinante de fondo de la época se relaciona con el
"boom" de los precios de los bienes primarios y y del petróleo en 1973 y
74. En estos años, que ya se los va considerando la verdadera línea
divisoria de las aguas entre los años expansivos de la post-guerra y el
comienzo de las restricciones posteriores, la guerra de Octubre conduce
a un aumento de cuatro veces en el precio del petróleo. Cinco años
después (1979) el precio del petróleo vuelve a aumentar, esta vez en dos
veces y media. El aumento en los precios de la energía en una "civiliza­
ción apoyada precisamente en el empleo abundante de energía", condu­
jo a fuertes presiones inflacionarias.
La elevación de los costos energéticos, junto a las presiones que ya
hemos mencionado previamente, sometieron a muchos países de Occi­
dente a una dura prueba. En busca de mecanismos para superar las
crecientes escaceses, los países volcaron un mayor esfuerzo al desarrollo
tecnológico en materia de substitución de la energía. Se trató de avanzar
en las actividades que menos pudieran insumirla. Los servicios comien­
zan así a ganar posiciones en el empleo de los recursos humanos.
Además de ello, el reciclaje de los petrodólares da estímulo al crecimien­
to de las actividades bancarias y financieras.
40 Las variaciones cambiarías, junto con la ampliación tic los mercados internacionales de
capital contribuyeron a la formidable expansión experimentada en el mercado mundial
del dinero. Según Albert Bressand (Beyond interdependence: The Changing Nature of Econo­
mic Activity and Economic Relations; INTAL, 1987, mimeo) desde la ruptura del sistema de
cambio fijo las operaciones mundiales de dinero se han elevado a 200 mil millones de
dólares comercializados por día. Es decir, 25 veces el comercio mundial de bienes y
servidos. En contraste, hoy en día se ha demostrado que alrededor de un 20% de la
disminución de la tasa de crecimiento del comercio internacional entre los países indus­
trializados desde los primeros años de la década del 70, puede ser atribuida al incremento
sustancial do la variabilidad a largo plazo de sus tasas reales de cambio. (Paul Grawe:
"Exchange Rate Variability and the Slowdown in Growth of International Trade"; IMF.
Staff Papers; March, 1988).
36
Economía mundial e integración de América Latina
En tercer lugar, es importante señalar que "pari-passu" con las tasas
mas satisfactorias de desarrollo y como resultado de las pujas distribu­
tivas entre grupos, la intervención del Estado fue cobrando creciente di­
mensión. Ante las presiones de los grupos y las crecientes demandas de
una masa inmigratoria que iba reclamando ascendente apoyo para su
adecuada integración, la respuesta fue la de ampliar las dimensiones y
los campos de interés del Estado de Bienestar 4l.
Posteriormente, ya a fines de la década del setenta y principios del
ochenta, se hizo evidente el sobredimensionamiento de éste y es así como
surgen resistencias, tanto por la centralización de decisiones como por la
ineficiencia, la interferencia en las opciones privadas y el peso sobre la
economía que el mismo significaba. También, la búsqueda forzada y
permanente del necesario consenso entre los grupos sociales provocó
reacciones que se fueron haciendo evidentes años más tarde, a medida
que disminuía el crecimiento económico y aumentaba el desempleo
(Cuadro 3J42.
Hoy, como se analizará más adelante, se habla con frecuencia del
avance del "Estado Negociador", capaz de negociar hacia dentro y hacia
afuera de los países. En lugar de otorgar beneficios particulares a los
grupos en pugna —beneficios que recargan el gasto público—, elabora,
diseña, implementa los medios micropolíticos necesarios para lograr la
absorción y digestión que los cambios requieran; es decir, un Estado que
contribuye al manejo de la flexibilidad social, política y económica 43. De
lo que se trataría hoy es de hacer ganar terreno a las tareas de asimilación
41 Dice Attali refiriéndose a la "crisis del Trabajo": "La aceptación de la jerarquía, tan
necesaria producir la oferta y, el rechazo de jerarquía, tan necesario para producir la
demanda, conducen al trabajador a protestar contra tal contradicción a través del
ausentismo y de la no aceptación de las exigencias de la productividad". Respecto de la
"crisis urbana" señala la necesidad de calmar la rebelión social a través de gastos consi­
derables para mejorar la calidad de la vida urbana, financiados por impuestos locales y
federales. (Jaques Attali: Les Trois Mondes; París, 1981).
a En opinión frecuente de autores y analistas la economía japonesa no fue afectada tan
severamente por las tensiones a que nos hemos estado refiriendo. Según el Instituí
Francais des Relations Internationales, tres factores hicieron posible la expansión japone­
sa:... Una estabilidad política casi continua; una concertadón permanente entre los
poderes públicos y los hombres de empresa; y un clima favorable en las relaciones entre
empleadores y asalariados. Además, la concurrencia muy acentuada que reina entre las
empresas en sus propios mercados internos (a falta de mayor concurrencia externa) juega
un papel implacable de selección (Rajrport Annuel Mondiel sur le Systems Economique et les
Strategies; 1982; William Ouchi; The M. Form Society; USA, 1984.
° Richard Rosecrance: The Rise ofthe Trading State; USA; 1986; Pat Choate y J.K. Linger:
The High-Rex Society; N.Y., 1986.
Segunda parte
37
política por sobre las de planificación. Las múltiples transformaciones
existentes van requiriendo mayor flexibilidad a medida en que se avanza
en los años ochenta.
Cuadro 3: OECD: Indicadores sobre las transferencias, el creci­
miento y el desempleo.
A) Proporción del PBI (a precios corrientes) de los gastos del sector
público (promedio países OECD)
1955/57
28.5%
1967-69
34.5%
1974-76
41.4%
B) Transferencias del Gobierno a hogares (promedio OECD) como
por ciento del PBI
1960
7.5%
1976
13.9%
C) Crecimiento y desempleo en países de OECD
1962-73
Crecimiento del
PBI real a precios
de mercado % anual
Tasas de desempleo %
1974-81
5.0
2.4
3.0
5.3
Fuente: OECD: Econotnic Outlook; 1978 y 1982.
Un cuarto conflicto económico de los años mencionados fué el incre­
mento del desempleo a medida que por la vía monetaria y fiscal se fue
procurando contener las presiones inflacionarias. En especial, después
del segundo impacto petrolero comenzó a ganar pie la convicción de
muchos analistas de que la prioridad número uno debería ser la de
contener la amenazante inflación. Para hacerlo, era necesario desarmar
las expectativas inflacionarias mediante la aplicación de shocks restric­
tivos en materia de política monetaria44.
44 Christian Lutz: "Crise économique intemationale: spectre ou réalité?" Bulletin de la
Société de Baryue Suisse; Dic. 11 1974; William Fellner, Stanley Fischer, et al.: "Schock
Therapy or Gradualism? A Comparative Approach of Anti-Inflationary Polides"; Group
of thirty; Occasioncd Paper, N° 8, N.Y., 1981.
38
Economía mundial e integración de América Latina
Posteriormente, los avances tecnológicos introducidos y forzados a
menudo por la competí ti vidad internacional, contribuyeron a acentuar
los problemas de desocupación en muchos países desarrollados. Ya en
el decenio presente se manifiestan tendencias a mejorar la productividad
de las actividades industriales tradicionales por la vía de la introducción
de nuevas técnicas, a fin de retener las que previamente se desplazaban
al Tercer Mundo en busca de una oferta de mano de obra más abundante.
En quinto lugar es necesario referirse a la preocupación por la competitividad en el campo internacional que fue tomando cuerpo a fines de los
años setenta y se magnificó en los ochenta. La atención de los analistas
fue recayendo entonces sobre aquellos temas que pudieran explicar la
pérdida de posición relativa de cada uno de los países. Así, se fue
examinando el papel de las fricciones sociales, las connotaciones de las
dificultades de la educación, la estructura productiva y la gestión de las
empresas, la conducción de la política económica, la significación de
la aparición de los NICS (donde se "relocalizó" la industria) en el
escenario mundial y el "shock japonés" 4\
Un sexto tema que adquirió central importancia en la segunda mitad
de los años setenta fue la preocupación por las migraciones, considerán­
dose que era necesario reducir la opción "inmigratoria" de mano de obra
por los problemas de integración cultural, social, etc. que se iban presen­
tando 46. En esos momentos, la idea fue la de acentuar la relocalización
industrial ("redespliegue") con desplazamiento de actividades hacia paí­
ses del Tercer Mundo que hubieran adoptado estrategias "exo-dirigi45 Report of the U.S. President's Commission on Industrial Compctitiveness: Clobai
Competition: The New Reality; 1985. Véanse también Mancur Olson: The Riseand Decline of
Nations: Yale Univ., 1982; Ralf Dahrendorf: Die Chancen der Krise: über die Zukunft des Liberalismus; Stuttgart, 1983.
46 Al principio, los trabajadores incorporados ingresaban al mercado laboral devengando
bajos salarios (mercado dual); con el correr del tiempo, los mismos comenzaron a compe­
tir con los locales d e sp e rta n d o celos y resen tim ien tos ("au slan d er r a u s "). E n tre los años
1973 a 1975 se tiende a detener el proceso de incorporación masiva de mano de obra barata.
Pero los problemas culturales continuaron de manera tal que con frecuencia se hablaba de
la "islamización" de Europa o la "hispani/ación" de Estados Unidos. En ios años 1983 a
1986, cuando los problemas de desempleo se hicieron más agudos, los trabajadores inmi­
grantes se tornaron en "Konjunkturpuffers". Es decir, absorbieron una parte mayor del
desempleo que los nacionales. Véanse VVilliam Safran: "Islamizaron in Western Europe:
Política! Consequences and I listorical Parailels"; The Annals of the American Academy of
Political and Social Sciences; May, 1986; James F. I Iollifield: "Inmigration Policy in Franco
and Germany: Output versus Óutcomes"; ut supra; Gary P. Freeman: "Migration and the
Political Economy of the Wolfare State"; ut supra.
Segunda parte
39
das". Como ya hemos señalado, osla tendencia está siendo hoy reempla­
zada, en algunos países "exportadores de actividades industriales", por
la de innovar tecnológicamente para retener y realizar un "redespliegue
invertido".
Al promediar los años setenta, como ya se señaló, en lugar de absorber
inmigrantes se hace muy frecuente la relocalización de las actividades
industriales intensivas en el uso de mano de obra desplazándolas hacia
aquellos países en vías de desarrollo que supieron y pudieron aprove­
char la oportunidad de insertarse en las corrientes manufactureras
internacionales. Estos, reorientando su inicial industrialización substi­
tutiva, reacomodaron sus estrategias de crecimiento para producir bie­
nes destinados a ser colocados competitivamente en los mercados de los
países más avanzados. La*estrategia de producción industrial "exodirigida", ya mencionada, dio origen realmente a una nueva división in­
ternacional del trabajo realizada sobre las bases de la movilidad interna­
cional de uno de los factores, el capital, que se desplazaba en busca del
trabajo complementario. Los Países de Nueva Industrialización, N1CS, y
su ascenso en el escenario internacional, fueron la consecuencia de esta
orientación.
No cabe duda que este desafío competitivo del Tercer Mundo desper­
tó muchos recelos entre las firmas y trabajadores en los países afectados
por la nueva competencia47. Las inquietudes de los países industrializa­
dos se expresaban en comentarios como los siguientes: "el problema pre­
sente no es solo de balance de pagos. Es más vasto y universal: se trata de
una nueva e inevitable repartición de tareas en este mundo diferente que
hemos recibido... los países en desarrollo quieren ingresar a toda la gama
de industrias... Así, una parte de las fábricas que vemos ahora (en Francia
y Europa) querrán desplazarse a otras regiones del Tercer Mundo. No
sólo querrán irse para allá, sino que también querrán enviar sus produc­
tos a nuestros mercados y nosotros no estaremos en condiciones de com­
* En los países exportadores del capital y de las actividades productivas se hablaba de "ex­
plotación de trabajo", de "competencia desleal", de "fordismo internacional". Las multi­
nacionales subcontratadoras eran miradas con resistencia y en algunas instancias se
procuró contener la salida de capital. En Japón las tensiones parecían ser menos preocu­
pantes. Después de todo este país recibía a través de la subcontratación internacional el
aporte de materias primas en form a de productos scmifabricados, y al mismo tiempo con­
ducía al reajuste y el avance tecnológico las actividades manufactureras que no eran ex­
portadas. Véase Kiyoshi Koyima: Japan and a New World Economic Order; London, 1977.
40
Economía mundial e integración de América Latina
petir... Los sindicatos de Europa tratarán, como hoy lo hacen los
sindicatos americanos, de detener esta transferencia de recursos../'48.
Con frecuencia el trabajo organizado de los países relocalizadores se
pronunciaba por la deseabilidad de que los países en desarrollo insistie­
ran en un crecimiento industrial no-competitivo, concentrado en la pro­
ducción de bienes para el mercado interno y para la satisfacción de las
"necesidades básicas" de la población. Algunos analistas insistían en
lincamientos como los siguientes: hacer un mayor esfuerzo agrícola (con
técnicas no excesivamente avanzadas) para retener la mano de obra en
el sector rural de las economías menos desarrolladas; estimular la
producción de bienes destinados a la propia cultura ("cultures vivrieres"); atender primero que todo a las propias necesidades; crear empleo
localmente procurando la aplicación de tecnologías mano de obra inten­
sivas; evitar la formación de élites urbanas dedicadas a la producción in­
dustrial de exportación; o mejorar el salario real para crear demanda
interna para la industria; continuar con programas de apoyo financiero
externo en vez de la ampliación del comercio manufacturero (Aid not
Trade)49. Sería larguísimo intentar resumir la literatura que fue lanzada
** Véanse Jean Claude Chesnais: La Revanche du Tiers Monde; París, 1987; Maurice Laure:
Reconquérir L'Espoir; Paris 1982; Yves Berthelot y Gérard Tardy: Le Défi Economique du Tiers
Monde; Paris 1978. Algunos autores señalaban en la época que el desempleo de los
industrializados era el resultado de la presión competitiva de los NICs (Peter Gray,
Thomas Pugel e Ingo Walter: international Trade Employment and Structural Adjustment: The
United States; International Labor Office; Geneve, 1986). En sentido similar, Michel
Beenstock (The World Economy in Transition), la Comision Willy Brandt (Commission on
International Development Issues: North South: a program for Survival; London, 1980),
Bernard Lietaer (he Grand Jeu Europe-Amérique Latine; Paris 1981), Folker Fróbel, Jürgen
Heinrichs y Otto Kreye (The New international Division of Labour; Hamburg, 1977), Alan
Lipietz ("Towards Global Fordism"; The New Left Review; april, 1982), Elizabeth R. Jaeger.
"Labor's approach to World Trade"; en W. Moorehause (edit.) American Labor in a
Changing World Economy; N.Y., 1978),Philippe Herzog (L'Economie a bras-le-corps; Paris,
1982) y Joseph Grunwald y Kenneth Flamm (The Global Factory; The Brookings Institu­
tions; Wash. D.C., 1985) señalan que la desaceleración de la economía mundial, durante
los años 70, contribuyó a aumentar las fricciones económicas entre países "ricos" y países
’’pobres”. Sobre el mismo tema decía Gottfried Harbeler (’The Economic Malaise of the
1980's: A positive Program for a Benevolent and Enlightened Dictator”; en Essays in
Contemporary Economic Problems; Wash. D .C, 1985) ’’existe una creencia muy compartida
de que la confrontación Norte-Sur es un problema más serio que la inflación y la baja pro­
ductividad”
* Véanse, entre otros, Cías-Eric Odhner: "Jobs and Trade: A European Trade Unionist's
View"; en W. Moorehause (edit): American Labor in a Changing World Economy; N.Y., 1978;
Francois Perroux: Dialogue des Monopoles et des Nations; Grenoble, 1982; John W. Mellor:
"New Directions in Aid and Development and their Implications for American Labor", en
W. Moorehause, op.cit.; y Colin Gonze: "Meeting Basic Human Needs: Third World
Demands and American Labor's Respons;"en W. Moorehause; op.cit
Segunda parte
41
con destino a morigerar o cuestionar al avance del modelo de industria­
lización "exo-dirigido" que parecía avanzar en el Tercer Mundo en los
años setenta.
Dentro de estas condiciones, algunos países en desarrollo desataron
verdaderas "guerras" por la atracción del capital que así se ponía a
disposición de aquellas naciones que hubieran podido transformar la
"substitución de importaciones" de los años cincuenta en la exportación
exo-dirigida", especialmente los NICS que fueron ganando espacio en el
comercio mundial de manufacturasso. El "shock" de los NICs, sumado
al del Japón, tendieron sin duda a conmover muchas de las creencias
acerca de las capacidades relativas de competir en la arena internacional.
En algunas instancias se ha sugerido que la relocalización industrial no
es sino el resultado de un conjunto de factores vinculados a la crisis
industrial de los países desarrollados que tenderá a persistir en los años
ochenta y noventa51. En ciertos casos, los problemas sociales y cultura­
les que se habían desarrollado con la inmigración de trabajadores, se
unieron a los que causaba la relocalización para crear una verdadera sen­
sación de pesimismo y de angustia frente a la nueva invasión de los
"bárbaros"52.
Relacionado con lo anterior, es necesario referirse a un séptimo ele­
mento de los años setenta, que se ha denominado e l "nuevo protecctonismo". En alguna medida la resistencia a la competencia originada en los
países del Tercer Mundo condujo a la acentuación de prácticas proteccio­
nistas arancelarias y, sobre todo, no arancelarias, destinadas en muchos
casos a contener la ofensiva económica de los países de nueva industria­
50 Según la OECD (Development Cooperation, Review; Paris, 1982) los NICs serían: Hong
Kong y Taiwán, Corea del Sur, Yugoslavia, México, India, Israel, Brasil y Singapur.
Existirían además otra serie de eventuales "trepadores" que podrían incluir a Pakistán,
Argentina, Malasia, Filipinas, Tailandia, Colombia, Egipto, Turquía, Chile, Perú, etc. Para
Juergen B. Donges y L. Müller Ohlsen (Aussenwirtschaftsstrategien und Industrialisierüng in
Entwicklungslándem; Tübingen, 1978) la lista solo incluye a: Brasil, Egipto, FIong-Kong,
India, Israel, Yugoslavia, Colombia, Malasia, México, Pakistán, Singapur, España, Corea
del Sur, Taiwán y Turquía. Algunos de los NICs son, en realidad, "Zonas para el proce­
samiento de exportables" ("Export processing zones"). Respecto del modelo y del
impacto de los NICs, véanse C. Fred Bergsten ("The Threat from the Third World"; Foreign
Policy; Summer, 1973; "Coming Investment Wars"; Foreign Affairs; Oct., 1974) y Colin I.
Bradford Jr. ("The NICs: Confronting U.S. 'autonomy'"; en R. E. Feinberg y V. Kallab
(edits.): Adjustment Crisis in the Third World; Wash., 1984).
51 Véase OECD: L/Incidence des Nouveaux Pays Industriéis; Paris, 1987; Hollis B. Chenery: "Transitional Growth and the World Industrialization"; en Bohlin (edit.), Internatio­
nal Allocation of Economic Activities; London, 1977.
52 Véase, por ejemplo, Julien Freund: La Fin de la Renaissance; Paris, 1980.
42
Economia mundial e integración de América Latina
lización. Estas barreras se fueron imponiendo en contra de las importa­
ciones que afectaran la estabilidad y el crecimiento de ciertas actividades
productivas internas53. Ya desde antes de la recesión de 1975 se venía
también discutiendo la necesidad de que los países industrializados
adoptaran políticas de ajuste más apropiadas, por ejemplo, instaurando
sistemas educativos que promovieran el movimiento de población de
bajos ingresos desde el campo hacia la industria, o facilitando el movi­
miento de recursos humanos desde ciertas actividades manufactureras
hacia industrias más eficientes.
Sin embargo, y a pesar del inicio de algunos programas de reconver­
sión y asistencia industriales, el nuevo conjunto de decisiones proteccio­
nistas adoptadas indicaba una firme resistencia al reajuste, en parte por
las presiones de los sectores privados que clamaban por soluciones inme­
diatas. Algunosalertaban que la protección era contraproducente puesto
que la resistencia al reajuste, al posponer las mejoras de productividad,
se consti tuía en otra de las causas de la i nflación y el reducido crecimien­
to. Por otra parte, en términos agregados, el nivel de empleo tendía a ser
afectado mucho más por el menor crecimiento y los cambios tecnológicos
que por las importaciones de países en desarrollo y; por último, el empleo
que podría preservarse con la protección, podía ser ampliamente com­
pensado por la pérdida paralela de puestos de trabajo en las industrias
que exportaban a los países objeto de restricciones54.
Si
bien la presencia del proteccionismo no era un hecho nuevo, el
hecho es que desde 1974 se generó un aumento en las presiones y
medidas favorables a la protección en los países desarrollados. Estas
presiones surgían de la lenta recuperación de la economía y el comercio
mundiales junto con el aumento del desempleo. Pero, también, de otros
problemas "estructurales" ya mencionados, como la competencia cada
día mayor del Japón y de algunas países de nueva industrialización; la
falta de paralelismo entre productividad y salarios; las distorsiones de
crecimiento en la productividad entre sectores; y la bastante limitada
movilidad de recursos entre actividades productivas55. Se argumentaba
55 Nowzad B. "Resurgimiento del proteccionismo; Revista finanzas y Desarrollo; FMI, Scpt.
1978. Véanse también David Greenway (edit.): Current íssues in International Trade; N.Y.,
1985 y discurso del Ministro de 1 lacienda de Korea, boletín I Ml, Octubre 23,1978.
54 Véase un análisis sobre las iniciales connotaciones del ajuste de los 7üs, en I larry
Johnson: "World Trading and Monetarv Arrangements"; en Jagdish Bhagwati; Lconomics
and World Order; N.Y. 1972.
MIackhurst et al.; ¡.iberalización del comercio, proteccionismoe interdependencia; GATT; Nov.
Segunda parte
43
en favor de la protección con base en la creencia de su eficacia en el corto
plazo confiando, además, en que la pronta recuperación de las tasas de
crecimiento haría supcrflua la continuación de las barreras comerciales.
Las medidas del "nuevo proteccionismo" abarcaban una serie prácti­
cas tales como cuotas y licencias de importación; los llamados acuerdos
de mercadeo organizado; precios mínimos de importación como en el
caso del hierro y productos agrícolas; restricciones "voluntarias" a las ex­
portaciones; derechos anti-dumping; derechos compensatorios; obstá­
culos administrativos a las importaciones; y subsidios internos a indus­
trias domesticas para sostener niveles de producción en exceso a aque­
llos justificados por la demanda. Adicionalmente, otras medidas no
directas generaban efectos discriminatorios tales como los requerimien­
tos técnicos de estandarización, regulaciones sobre salud, requisitos de
empaque, prácticas de valoración en aduana, disposiciones sobre com­
pras estatales, etc. La aplicación de este conjunto de medidas llevaba a
instaurar el llamado "comercio libre organizado", que pasó a negociarse
y, en cierta medida, a institucionalizarse en la Rueda Tokio del GATT.
Por último, es necesario mencionar entre los elementos que caracte­
rizan esta década, el hecho de que las presiones ejercidas por los grupos
laborales y la búsqueda de alternativas para lograr la reducción de
costos, condujeron, como ya hemos señalado, no sólo a la relocalización
internacional de actividades industriales, sino también a su mayor
redespliegue "regional", dentro de ios propios países. Esta nueva ten­
dencia de la época comienza a permitir mayores posibilidades produc­
tivas a las pequeñas industrias. El "cinturón del sol" en Estados Unidos,
la empresa "diffusa" en Italia son, entre otros, casos que ejemplifican
estas alternativas, cuyo surgimiento también se relaciona con la búsque­
da de compensar la militancia política y las tensiones originadas por las
agrupaciones sindicales urbanas que se hicieron fuertes dentro de las
grandes empresas de producción masiva. Se procuró, entonces, apelar a
la descentralización de las actividades y a la "subcontratación" regional
con pequeñas empresas, en algunos casos ligadas lateralmente con la ex­
plotación rural, más flexibles y con menores posibilidades de sindicalización56.
56 Véanse Giorgio Fuá: "Rural Industrialization in Later Developed Countries: The Case
of North East and Central Italy"; Quarterly Review; Banca Nazionale del Lavoro; Dec., 1983
y Michael Piore y Charles F. Sabel: The Second Industrial Divide: N.Y., 1984, En la
Universidad de Góttingen un grupo de estudiosos (Peter Kricdte: Spatfeudalismus und
Handelskapital; Góttingen, 1980) se dedicó, a fines de la década del setenta, a examinar la
historia del capitalismo comercial ("handelskapitalismus") en los siglos XVI y XVII. La
44
Economía mundial e integración de América Latina
La industria "diffusa", además, se apoyaba con más fuerza en los
mecanismos de solidaridad local que en lo que pudiera brindar el Estado
de Bienestar. La "piccola" empresa, apoyada como en Japón por las
"trading companies", fue no solo capaz de efectuar tareas de "subcontratación" interna, sino que además logró, aparentemente, competir
en los mercados internacionales especialmente con productos dotados
de alguna "diferenciación". Más adelante, especialmente en los años
ochenta, la estrategia de las pequeñas empresas adquirió mayor enver­
gadura, sobretodo con el apoyo de la nueva tecnología flexible.
B. La preocupación por la concertación de políticas
La combinación de los factores mencionados contribuyó a que, luego
de la recesión 1974-75, la más grave en cuatro decenios, se diera un insa­
tisfactorio proceso de recuperación de las economías de los países indus­
trializados, reflejado principalmente en la falta de dinamismo de la
producción y el comercio y el considerable desempleo. Promediando la
década, los porcentajes de desocupación de la fuerza de trabajo comen­
zaban a registrar niveles no observados en los veinte últimos años.
(Cuadro 4 )S7.
Varias razones se han mencionado para explicar la evolución poco
satisfactoria de la economía mundial. Por una parte, las autoridades de
los países industrializados parecen haberse mostrado temerosas de
impulsar políticas expansionistas debido a la conciencia bastante gene­
ralizada de que los estímulos sustanciales a la demanda podrían tradu­
cirse en una reaceleración de la inflación. No obstante la reducción en el
ritmo inflacionario desde un máximo anual de 13.5% en el segundo
atención de estos analistas se concentró en todo lo relacionado con las pequeñas industrias
familiares ubicadas en zonas rurales con las cuales mantenían fuertes conexiones comer­
ciales los "traders" de la época.
57 Es interesante observar que, en contraste con el lento crecimiento en los PID, los países
en desarrollo no productores de petróleo presentaron una tasa media de crecimiento del
producto relativamente buena. Esta se redujo hasta aproximadamente un 4% en 1975 para
luego subir a cerca de un 5% en los años siguientes. En todo caso, con respecto a los
promedios registrados en el período 1967-72 dichas tasas mostraron un deterioro que
significó una mengua relativamente considerable del aumento del ingreso real per-cápita
en dichos países. Las proyecciones del Informe sobre Desarrollo Mundial 1978, del Banco
Mundial, indicaban además que la aceleración prevista del ritmo de crecimiento en los
países de ingresos bajos dejaría prácticamente intacto el problema de la pobreza absoluta.
Segunda parte
45
Cuadro 4: Tasas de desempleo en países de la OECD (1)
(% fuerza de trabajo civil, ajustado estacionalmente)
Tasas máximas
1.955-73
1.975
1.976
1.977
ESTADOS UNIDOS
7.5
(Julio 58)
8.5
7.7
7.0
JAPON
1.9
(Oct. 55)
1.9
2.0
2.0
ALEMANIA
4.9
(Marzo 55)
4.8
4.7
4.6
FRANCIA
2.4
(Sept. 72)
3.8
4.2
4.8
REINO UNIDO
3.9
(Abril 72)
3.9
5.4
5.7
CANADA
7.9
(Junio 58)
6.9
7.2
8.1
ITALIA
5.5
(Abril 59)
3.3
3.7
7.1
AUSTRIA
—
—
2.1
2.0
1.8
AUSTRALIA
2.6
(Ag. 72)
4.4
4.4
5.6
BELGICA
4.0
(Febr. 59)
4.5
5.8
6.6
DINAMARCA
----
6.0
6.1
7.7
FINLANDIA
5.0
2.3
4.0
6.1
IRLANDA
—
12.2
12.3
11.9
HOLANDA
2.8
(Nov. 72)
4.7
5.1
4.9
NORUEGA
2.1
(Dic. 58)
1.2
1.1
0.9
ESPAÑA
—
—
3.8
4.9
5.7
SUECIA
2.9
1.6
1.6
1.8
—
(Enero 68)
—
(Nov. 73)
Fuente: OECD: Outlook, julio, 78. (l)Tasas no comparables entre países.
46
Economía m undial e integración de América Latina
semestre de 1974, a porcentajes cercanos al 7% en 1977 y 1978, dichas
tasas se encontraban, en muchos casos, por encima del nivel medio de
la década de 1960 y principios de 1970. Por otra parte, se detectaban
considerables diferencias en los niveles de inflación entre países y la
dirección de las variaciones en los precios no era uniforme. En los
Estados Unidos, por ejemplo, la tendencia dominante era hacia la alza,
encontraste con una baja en los índices para Japón y Alemania, lo
que en parte reflejaba las divergencias en las tasas de crecimiento del pro­
ducto 58.
Otro factor que aparentemente se constituyó en un obstáculo para la
aplicación de políticas expansionistas, era la debilidad en la posición
externa de un número considerable de países, ante todo en los países
industriales "menores". En éstos la formulación de las políticas económi­
cas durante la segunda mitad del decenio se centró en sus posiciones
externas, afectadas negativamente, junto con el nivel de empleo interno,
por el relativo estancamiento de las exportaciones, originado a su vez en
la demanda inesperadamente baja del comercio mundial. Sin embargo,
algunos de los problemas en la gestión de balanza de pagos tendieron a
aminorarse temporalmente debido a la activación importadora de parte
de los principales países exportadores de petróleo (Cuadro 5).
Un tercer factor que preocupaba a los gobiernos de países desarrolla­
dos acerca de una eventual mayor activación de sus economías, era el
bajo crecimiento de la inversión privada en capital fijo59. Este factor
parecería ser crucial en la definición del ritmo lento y desigual de la
reactivación económica. La debilidad de los niveles de inversión obede­
cía en parte a factores coyunturales, pero también tenía causas más
* En general las políticas fiscales de los países industrializados a partir de 1975 fueron pre­
dominantemente restrictivas y, las monetarias, bastante moderadas pese a la atonía de la
demanda. La expansión de los agregados monetarios debía ser algo inferior a la del valor
nominal del PNB para mantener una presión hacia la baja en los precios. De otro lado,
surgían dudas sobre la naturaleza de la relación global entre desempleo e inflación bajo
las circunstancias de aquel presente. Los estímulos macroeconómicos tendrían que
hacerse mas coordinadamente, en función de ia situación de cada país y las medidas
fiscales orientarse crecientemente a reducir presiones más estructurales en costos y
precios. Véase OECD: Outlook; Julio 1978.
S9La evolución desfavorable de la inversión privada en capital fijo reflejaba posiblemen­
te cambios estructurales en las economías de los países industriales y afectaba la relación
entre crecimiento e inflación. Los bajos niveles de inversión podían conllevar el riesgo de
generar cuellos de botella de oferta antes de que se alcanzaran niveles de pleno empleo de
mano de obra; también dificultaban la generación de suficiente demanda agregada para
sostener la recuperación. Véase OECD; Outlook; jul. 1978.
(miles de millones de dólares)
Principales países
exportadores de petróleo
Países Industriales
1.974
1.975
1.976
1
68
35
41
35
20
19
-4
26
7
1
14
-15
-15
-14
-13
-11
-25
-22
-30
1
-7
Países de producción primaria
más desarrollados
Países en Desarrollo no
productores de petróleo
-11
-30
-38
TOTAL 3/.
16
19
8
1.977
1.978 21.
1.973
Fuente: FMI Informe anual; 1978
1 /. Bienes, Servicios y transferencias privadas
2 / . Proyecciones FMI
3 / . Incluye errores, omisiones y asimetrías de los datos estadísticos de balanza de pagos notificados, más el saldo de los grupos aquí enu­
merados con otros países.
Segunda parte
Cuadro 5: Balanza de pagos en cuenta corriente V.
<1
48
Economía mundial e integración de América Latina
profundas originadas en cambios estructurales que afectaban los costos
de las empresas. Los empresarios veían reducir sus utilidades debido a
que los aumentos salariales no parecían reflejar la presencia de creci­
mientos paralelos en la productividad; a que la competencia de las
importaciones procedentes del Japón y de varios países en desarrollo era
creciente; a que el mayor ritmo de inflación y la mayor inestabilidad de
los tipos de cambio se hacían sentir60. En general, los niveles de u tiliza­
ción de la capacidad instalada manufacturera se compararon desfavora­
blemente con los del anterior decenio, pero la solución no era simplemen­
te activar en forma generalizada la demanda agregada (Cuadro 6).
El pausado ritmo de recuperación productiva se tradujo también en
una marcada desaceleración del crecimiento en el volumen del comercio
mundial, luego de un promedio anual de crecimiento de cerca de 9% en
el decenio que terminó en 1.972. Pero en este comportamiento también
influían el crecimiento relativamente modesto de la demanda de países
no productores de petróleo, la desaceleración que sufrió el ritmo impor­
tador de los países de la OPEP, las presiones proteccionistas y la rapidez
y magnitud de las fluctuaciones cambiarías. No obstante, bajo este
contexto se estaba configurando una nueva dinámica del intercambio
manufacturero impulsada por los NICS, según se ilustra en la siguiente
sección.
Así, entonces, se comienza a abrir camino una noción de interdepen­
dencia basada en la concreción de"políticas concertadas". A medida que
avanzaba la década, los países industriales coincidían en que era necesa­
rio adelantar la concertación para impulsar un crecimiento no inflacionario
y ajuste en la balanza de pagos, como fórmula para solucionar los comple­
jos problemas de la economía mundial. La discusión de la época, inme­
diatamente antes del segundo choque del petróleo, reflejaba la intencio­
nalidad de lograr las siguientes políticas y medidas concertadas61:
60 La productividad también se veía afectada por la desaceleración del crecimiento del
producto y la búsqueda de contribuir a la solución de la cesantía de trabajadores. Así, en
algunos años como en 1977 el incremento de la productividad, medida como porcentaje
del PIB por empleado, fue de los más bajos de los últimos veinte años (2% aproximada­
mente). Si la productividad hubiese mantenido su tendencia de 3% entre 1.966-76, el
empleo habría sido inferior en cerca de 1.8 millones de trabajadores. Véase OECD, ut supra.
61 Las principales reuniones adelantadas en 1978 para tratar lo relativo a la estrategia
coordinada de recuperación fueron la del Comité Provisional del FMI en México durante
el mes de Abril; la reunión ministerial del Consejo de la OECD, en Junio; la conferencia
cumbre de Bonn, en la cual participaron los jefes de estado de los siete principales países
industriales; y la última del Comité Provisional a fines de Septiembre. Véase un análisis
detallado de los problemas de la economía mundial lo mismo que acerca de las soluciones
que correspondería instrumentar en el Discurso del Director Gerente del FMI ante la Junta
de Gobernadores del Fondo, en Septiembre de 1978. FMI: Boletín; Oct. 9, 1978, p. 313.
Cuadro 6: Utilización de capacidad instalada manufacturera en un grupo de países industriales
(% ajustado)
ESTADOS UNIDOS
(Federal Reserve Board)
Promedio
1.964-1.973
85.4
I
1.977
II
III
IV
81.2
82.7
83.0
82.9
JAPON
(Indice MITI) a.
92.6
85.8
84.3
83.1
83.1
ALEMANIA
(IFO) b.
86.3
83.6
82.9
81.7
82.6
FRANCIA
(INSEE) c.
84.8
83.5
83.7
REINO UNIDO
(CBI) b.d.
45.3
34.0
33.0
32.0
30.0
8.8
84.0
84.1
83.4
83.3
78.5
75.1
73.1
71.6
71.5
CANADA
(Stadistics Canada)
ITALIA
(ISCO)e.
Fuente: OECD: Outlook; Jul. 1978.
a. Promedio 1.973 = 100
b. Primer mes del período
c. Marzo, Junio y Noviembre;
total de la industria
83.1
d. Porcentaje de firmas a plena capacidad
e. Ultimo mes del periodo, el promedio
cubre 69-73; total de la industria.
50
Economía mundial e integración de América Latina
1) Mejorar las tasas de crecimiento asumiendo cada país una parte
equiproporcionada en la expansión general, de acuerdo a la fortaleza
relativa de sus monedas y niveles internos de inflación. Así, los países
supera vitados (la mayoría salvo ios Estados Unidos) debían fijarse tasas
superiores de crecimiento, pues su ritmo de expansión no guardaba
relación con la firmeza de su posición económica. Se consideraba que
países con monedas más sólidas (especialmente Alemania, Japón, Bélgi­
ca, Suiza y Holanda) tenían tasas moderadas de inflación y márgenes
importantes de capacidad subutilizada, pudiendo por lo tanto admitir
un aumento en la demanda, suficiente para reducir el desempleo. Por
otra parte, países como el Canadá, Francia, Italia y el Reino Unido que se
encontraban en una situación intermedia, no estaban en la posición de
expandirse por sí solos, pero podrían acelerar su ritmo de expansión si
sus socios industriales y por lo tanto sus exportaciones crecían; siempre
que su situación de inflación interna lo permitiera62.
También, los países superavitarios debían tomar medidas para con­
trarrestar los efectos deflacionarios de la apreciación de sus tipos de
cambio, en tanto que aquellos que sufrían depreciaciones cambiarías
debían estar atentos a limi tar los efectos expansionistas resul tantes. Todo
esto con el fin de que las variaciones en los tipos de cambio pudiesen
surtir los efectos deseados en el ajuste global de las balanzas de pagos.
2) Combatir las tasas de inflación si se quería lograr una estabilización
relativamente duradera. Los países con tasas de inflación más altas y que
solían tener posiciones externas débiles, no podían lograr la recupera­
ción mediante una simple expansión de la demanda interna para evitar
realimentar el proceso inflacionario y agudizar las dificultades de balan­
za de pagos. Para estos países, según su situación, se recomendaban
teóricamente medidas que podrían traducirse en una mejora de la
situación a plazo medio, tales como la reducción del crecimiento del
gasto público; moderación de las tasas de aumento de salarios; nuevos
incentivos a la inversión; acciones en el terreno de la energía; y evitar
® La búsqueda de una mayor coordinación partía del reconocimiento de una alta
interdependencia comercial entre los países de la OECD si se tiene en cuenta que las
importaciones por ellos adquiridas del resto del mundo solo significaban cerca de un 5%
del total del gasto regional. Un estímulo en la demanda desde cualquier país miembro
tendría además efectos sustanciales en la demanda y producto del área, para la cual se
estimaba un multiplicador superior al 2.5%. Ver OECD, Outlook; jul. 1978.
Segunda parte
51
acudir a políticas que afectaran la eficiencia, tales como subvenciones,
precios artificiales y restricciones a la im portación63.
3)
Alcanzar a una mayor estabilidad en los mercados cambiarios
dados los efectos perturbadores de las variaciones excesivas de los tipos
de cambio en la inversión y niveles internos de precios. A este respecto,
se hacía claro que el nuevo artículo IV del Convenio del Fondo Monetario
Internacional establecía que una mayor estabilidad de los mercados de
divisas debía basarse principalmente en la corrección de los desequili­
brios de la economía interna, y que las medidas e intervención moneta­
rias podían desempeñar una función útil solo si las políticas más funda­
mentales eran las apropiadas.
En aquellas circunstancias, se estimaba que el FMI podía desempeñar
una función activa en la solución de los desequilibrios de pagos, propor­
cionando montos adecuados de fmandamiento y sin recurrir indebida­
mente a la obtención de préstamos; para ello se aumentaron las cuotas en
el Fondo y se convino también duplicar el "stock" de los Derechos
Especiales de Giro, DEG, y mejorar su rentabilidad mediante nuevas
asignaciones. La intención era regresar al objetivo del Convenio enmen­
dado del Fondo de convertir a los DEG en el activo principal de reserva
del sistema monetario internacional, que en 1978 representaban sólo al­
rededor de un 4% de la liquidez internacional, siendo que en 1969, al
efectuarse la primera asignación, se decidió que al cabo de tres años
deberían representar un 16% o 17% del total de reservas oficiales,
deducido el oro. En el sentir de los organismos financieros internaciona­
les, el nuevo tipo de creación de reservas, a saber, el déficit de balanza de
pagos de los Estados Unidos, no constituía la mejor manera de satisfacer
las necesidades mundiales 64. Además, la posibilidad de satisfacer las
• En agosto de 1978, el Presidente Cárter declaraba con relación a la baja del dólar en el
mercado de cambios: "un problema fundamental, por supuesto, es la inflación y estamos
combatiéndola en varios frentes.... Hay que evitar un aumento del déficit federal.....
Estamos eliminando el gasto excesivo y demostrando al país y al resto del mundo nuestra
firme determinación de frenar la inflación.... la mejor medida que puede adoptar el
congreso para controlar la inflación, y también para reducir la presión sobre el dólar así
como nuestro grave déficit comercial, es aprobar un proyecto de Ley sobre la energía".
Véase FMI: Boletín; Sep. 11,1978, p. 263.
64 Este punto se relaciona con el argumento de que no obstante existía una liquidez
adecuada o excesiva en el mundo en su conjunto, esta no se encontraba distribuida
adecuadamente, lo cual podría corregirse a través de distribución de DEG. Por otra parte,
la creación de reservas a través del déficit de los Estados Unidos no solo no podría
considerarse como un mecanismo de largo plazo, sino que se verificaban los riesgos de una
serie de perturbaciones en el volúmen y distribución del comercio mundial. Finalmente,
seguir dependiendo de la acumulación de dólares implicaría relegar al DEG a una
participación cada vez más pequeña.
52
Economía mundial e integración de América Latina
necesidades de divisas en los mercados internacionales de capital (en ese
momento caracterizados por su libertad y buen abastecimiento de fon­
dos) no era, en ciertos casos, la mejor forma de lograr los incrementos de
reserva, debido a los eventuales problemas que pudieran resultar del
aumento de los niveles de endeudamiento. Los países que obtenían
fondos de los mercados libres para ser mantenidos como reservas
enfrentaban la necesidad de refinanciarse periódicamente, mientras que
con asignaciones de DEG no se precisarían estas refinanciaciones.
C. Algunas evidencias empíricas de la reestructuración industrial de
los años setenta.
Antes de pasar al decenio presente, conviene detenerse a examinar
varias informaciones que nos permitan ilustrar en más detalle el
proceso de "relocalización" de industrias que se fue dando simultánea­
mente a los conflictos y desequilibrios económicos y sociales de los años
setenta. Aunque, en algunas instancias, dicho proceso había iniciado a
fines de la década anterior. En el Cuadro 7 puede observarse una serie de
datos sobre la producción industrial mundial entre 1705 y 1 9 7 8 , Entre
1960 y 1970 se produjo la expansión más elevada, lo que tendería a
confirmar que en los años de esa década se aceleró la presión sobre los
recursos y sobre la mano de obra disponible, lo que, a su vez, contribuyó
en parte a plantear el fenómeno referido de reestructuración industrial
mundial.
Entre 1960 y 1970 la producción industrial de los países en desarrollo
tendió a crecer a una tasa promedio anual del 7.2% y mantuvo su proceso
de ascenso hasta por lo menos 1978 con una tasa del 7.1% (Cuadro 8).
Antes de efectuar interpretaciones arriesgadas, conviene recordar que
el punto de partida de estos países era relativamente muy bajo y que, por
lo tanto, las elevadas tasas tienen un distinto significado del que pudie­
ran exhibir los países más desarrollados. Pero también, es necesario
reconocer que se mantuvo el crecimiento durante 18 años a una tasa de
alrededor de siete por ciento. Además cabe observar que, en conjunto, los
países en desarrollo presentaron un dinamismo del PBI relativamente
* Es posible que para un período tan amplio los datos no sean todo lo exactos que se
hubiera deseado, pero, con todo, las cifras pueden ser apoyadas con la idea de que el
mundo en el período cubierto aceleró su expansión y fue absorbiendo paulatinamente en
el proceso industrial a regiones y áreas nunca antes incluidas.
Segunda parte
53
estable desde 1960. No fue este el caso de los países más desarrollados,
para los cuales se comprueba un cierto grado de inestabilidad en las tasas
de crecimiento del PBI, y a diferencia de los países en vías de desarrollo,
dicha inestabilidad se extiende también a la producción industrial.
Cuadro 7: Crecimiento de la producción industrial mundial,
1705-1978
Tasas anuales promedio
Años
%
Años
%
1705-1785
1785-1850
1.5
1913-1929
1929-1938
1938-1948
1948-1971
2.7
2 .6
1820-1840
1840-1860
1860-1870
1870-1900
1900-1913
2.9
3.5
2.9
3.7
4.2
2 .0
4.1
5.6
------------------ ------5.2
1950-1960
1960-1970
6 .8
4.7
1970-1978
Fuente: Walter W. Rostow: The World Economy; N.Y, 1978 United Nations; Statistical
Yearbook. Véase, además, Michael Beenstock: The World Economy in Transition; London,
1983.
Cuadro 8: Crecimiento comparativo entre países industrializados
y en desarrollo
(Tasas promedio anuales)
En desarrollo
PBI Prod.Ind.
1950-60
1960-70
1970-78
4.5
5.4
5.5
6 .8
7.2
7.1
Desarrollados
PBI Prod.Ind.
4.0
4.9
3.4
4.4
5.8
3.1
Fuente: United Nations; Statistical Yearbook, varios números.
Economía mundial e integración de América Latina
54
En el Cuadro 9 se procura mostrar la participación de un subgrupo
países en el valor agregado de la producción manufacturera de 74 países
en vías de desarrollo (ingresos medios y bajos). Los datos expuestos
corresponden al año 1975. Solo cinco países, tres de los cuales — Brasil,
México y Argentina— son de América Latina, dan cuenta del 52.4% del
total. Los datos expuestos indican, además, que los conocidos exportado­
res del Sudeste Asiático no eran por cierto los mayores productores de
bienes industriales entre los 74 países examinados. Corea. Taiwan y
Hong Kong reunían el 6.7 del total; Argentina, Brasil y México represen­
taban el 32.3.
Cuadro 9: Participación en el valor agregado de la producción
manufacturera de 1975
(% sobre total de 74 países en desarrollo de altos y bajos ingresos)
Brasil
España
México
Argentina
India
Yugoslavia
%
14.9
13.0
10.0
7.4
7.1
5.3
Corea
Taiwan
Turquía
Irán
Venezuela
Grecia
Portugal
%
2.9
2.9
2.9
2.8
2.1
2.0
1.9
Filipinas
Chile
Tailandia
Egipto
Colombia
Pakistán
%
1.8
1.6
1.5
1.4
1.4
1.4
%
Perú
1.2
Indonesia 1.2
Hong Kong 0.9
Fuente: Banco Mundial: Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1979.
Observando, por otra parte, los datos correspondientes a la exporta­
ción de manufacturas de 1976 de un grupo de países en desarrollo, como
porciento de un total de ochenta y cinco países (de ingresos bajos y
medianos), queda claro que, al revés del caso presentado en el Cuadro
previo, son los países del Sudeste Asiático los que tenían una participa­
ción mayor en la exportación de bienes manufacturados. Hong Kong,
Corea y Taiwan, explican el 38.6 del total; Brasil aparece en el puesto
octavo, detrás de, por ejemplo, España, Yugoslavia, India, etcétera;
Argentina y México aparecen en los puestos 12 y 13 con porcentajes,
sobre el total, de 1.7 y 1.8, respectivamente (Cuadro 10). Aparentemente,
en lo que se refiere a los países latinoamericanos incluidos, tanto Argen­
tina como México orientaban buena parte de su producción industrial al
abastecimiento del mercado interno. Brasil, por su lado, presentaba una
participación que permitía suponer un cierto despegue en el sentido de
que, aún abasteciendo al mercado interno, estaba logrando conquistar
ciertas posiciones en los mercados mundiales de manufacturas.
Segunda parte
55
Cuadro 10: Participación de los principales exportadores de
manufacturas en el total de exportaciones manufactureras de 85
países en desarrollo de altos y bajos ingresos en 1976.
%
Hong Kong
Corea
Taiwan
España
Yugoslavia
14.1
12.1
12.4
10.8
6.0
Singapur
India
Brasil
Israel
Sudáfrica
%
5.4
5.0
4.5
3.3
3.0
Greeia
Portugal
México
Argentina
%
2.2
2.2
1.8
1.7
Nota: Se incluyen solamente los porcentajes más elevados. Véase también: Lawrence
G. Franko: A Survey of the Impact of Manufactured Exports from Industrializing Countries in
Asia and Latin America; Washington D.C., 1979.
Fuente: Banco Mundial: Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1979.
En efecto, es posible inferir que los grandes productores industriales
de América Latina tenían su organización productiva esencialmente
orientada hacia el aprovisionamiento del mercado interno. Dicha situa­
ción no difiere de muchos de los casos de gran desarrollo industrial que
ha conocido la historia. En efecto, el mercado interno ha sido con
frecuencia el escalón inicial para poder tener luego acceso al mercado
internacional, conquistando así economías de escala y cierta diferencia­
ción en los productos que a la postre contribuyen a afirmar las posibili­
dades de consolidación manufacturera. Pero, la historia de los grandes
países industriales también enseña que para poder salir de los mercados
internos y acceder a los internacionales se requieren condiciones de
competí tividad, de avance tecnológico y de comercialización adecuada
y estable, que no resulta sencillo alcanzar. El problema es cómo hacer
para que en algún momento dado de la evolución manufacturera, se
logre una transformación tal de las actividades, que éstas puedan salir al
mercado internacional para participar del mismo en forma fructífera.
Los Estados Unidos representaron una fracción muy importante del
mercado internacional importador de manufacturas originarias de los
países semi-industrializados (Cuadro 11). Sin embargo, esta tendencia
sólo pareció configurarse para México entre el grupo latinoamericano.
Por otra parte, pese al crecimiento del comercio manufacturero de
algunos países en desarrollo, sus ventas continuaron significando por­
centajes muy bajos dentro del total de importaciones de manufacturas de
los siete principales países industrializados.
56
Economía mundial e integración de América Latina
Cuadro 11: Indicadores sobres los principales países exportado­
res de manufacturas
A) Importación de los Estados Unidos como % de las exportaciones
de estos países
1974
1977
Hong Kong
Taiwan
Corea del Sur
Singapur
Brasil
India
México
Argentina
26
37
33
15
22
13
57
8
32
39
31
15
17
14
63
6
B) Exportaciones manufactureras como % de las importaciones de
manufacturas de siete países industrializados
Hong Kong
Singapur
Corea del Sur
Taiwan
Argentina
Brasil
Colombia
México
1969
1978
1.33
0.00
0.42
0.59
0.62
0.71
0.09
0.98
1.55
0.40
1.89
2.02
0.47
1.02
0.08
0.95
Fuente: A) Lawrence G. Franko: A Survey of the Impact of Manufactured Exports from Indus­
trializing Countries in Asia and Latin America; Wash. D.C., 1979. B) William R. Cline: Exports
of Manufactures from developing Countries: Brookings Institution, Wash. D.C., 1984.
Por último, en el Cuadro 12 se observan los datos de la dinámica de
la producción industrial por sectores (1970-1978), para varios grupos de
países. Sobre la base de estas cifras, se pueden efectuar algunas observa­
ciones. Por ejemplo: a) Los países industrializados presentaron índices
de crecimiento anual inferiores al mundial en todos los productos; b) los
Tipos de
bienes
Grupos
de países
Alimentos
bebidas
tabaco
Textiles
Indust.
cuero y
calzado
Madera
trabajada
Papel e
Imprenta
Químicos
Petróleo
crudo sint.
Productos
Minerales
no metálicos
Metales
Básicos
Productos
Metálicos
Trabajados
Mundo
3.7
2.7
3.3
3.4
3.2
5.8
4.5
2.9
5.6
Países industriales
3.1
1.4
2.0
2.8
2.6
5.0
3.5
1.6
3.9
Países en desarrollo 5.1
3.6
4.7
2.2
6.5
7.2
7.0
6.4
7.8
3.8
3.1
3.1
1.7
3.3
5.5
6.1
6.0
6.6
6.4
4.1
6.4
2.5
5.9
9.3
9.2
7.7
10.4
América Latina,
América Central y
Meridional
Asia (excl. Israel y
Japón)
Fuente: United Nations: Monthly Bulletin of Statistics; Feb. 1980, Vol. XXXIV, NQ2.
Nota: (*) Calculado sobre la base de los números índices año por año.
Segunda pane
Cuadro 12: Producción industrial por sectores (1970 -1978).
Varios grupos de países - Indice base 1975=100
(Tasa de crecimiento promedio anual) (*)
58
Economía mundial e integración de América Latina
países en desarrollo registraron tasas superiores a la mundial en todos los
bienes salvo en: madera trabajada y muebles; c) América Latina mostró
índices superiores a los mundiales en alimentos y bebidas, textiles, papel
e imprenta, minerales no metálicos, metales básicos, metal trabajado;
aunque no superior a la mundial, la producción de químicos fué también
elevada en el área; d) salvo en el caso de madera trabajada, los países del
Asia (excepto Israel y Japón) presentaron índices superiores a los del
mundo; los índices más elevados se dieron en alimentos y bebidas,
industria cuero y calzado, químicos, minerales no metálicos, metales
básicos y productos de metal trabajado; e) si se compara el índice de la
producción de textiles y de cuero y calzado de los países del Asia con el
de los países industrializados, se entiende rápidamente el porqué
existen fuertes tendencias proteccionistas en los países más desarrolla­
dos que procuran cubrir a estos rubros.
III. U n b alan ce de los años sesen ta y seten ta
A. Principales acontecimientos
Recapitulando, algunos de los temas centrales que conmovieron a las
economías occidentales desde fines de los años sesenta en adelante y que
se han constituido en una herencia obligada para la década del ochenta
son las siguientes:
1) Conflictos culturales, inicial aceptación y luego rechazo de la inmigra­
ción de mano de obra utilizada como mecanismo para contener las
presiones de las organizaciones laborales. La educación, la búsqueda de
recapturar los verdaderos principios de la propia cultura se convierten
poco a poco en temas de suma relevancia. Los esfuerzos por lograr
predominio en materia de avance tecnológico se generalizan sobre todo
a partir del primer choque del petróleo.
2) Auge de la relocalización internacional de industrias con inversión
directa, aunque con la oposición y los temores de muchas instituciones
ligadas con la producción local. La relocalización no sólo despierta las
preocupaciones mencionadas, sino que al descentralizar muchas de las
actividades (subcontratación, intervención de comercializadoras; dis­
persión geográfica de la actividad productiva; etc.) la empresa misma
tendió a transformarse, convirtiéndose paulatinamente en un centro
Segunda parte
59
estratégico66. La empresa, sus funciones, el desarrollo de la capacidad
innovativa dentro de ella comienzan a constituirse en prioridades nacio­
nales, y más con el impulso de las comparaciones internacionales. La
descentralización internacional de la industria contribuye también a
crear lazos globales de producción e información que tienden a consoli­
darse (y a entrar en profundo conflicto con las visiones nacionales de las
economías) en ios años ochenta.
3) Relocalización regional (de connotaciones mundiales, en algunas
versiones) con pequeñas empresas, descentralizadas, ligadas muchas
veces a la existencia de la economía informal y a la pérdida de vigor de
los gobiernos centrales, y con posibles articulaciones a redes de comer­
cialización internacional. En cierta forma ellas constituyen la expresión
de un regreso al "capitalismo comercial", donde el pequeño taller, los
comerciantes y algunos servicios nacionales e internacionales juegan un
papel significativo en la actividad económica. La fisonomía que van
adquiriendo estos temas en la década del ochenta tiene ya sus raíces en
la década anterior67.
4) "Shocks" petroleros que, por un lado acentúan el crecimiento de los
precios, profundizan el disenso prexistente, y conducen a la búsqueda de
innovaciones tecnológicas y de organización destinadas a reducir el
consumo de energía. Asimismo, tales "shocks" ponen a dura prueba las
políticas económicas imaginadas para contener la inflación con el menor
desempleo posible. También, el reciclaje de los petrodólares (resultado
de superávits imposibles de digerir por los países exportadores de
petróleo), expande el papel de la banca privada internacional y contribu­
ye a la expansión de los países de ingresos medios del Tercer Mundo, con
tasas de interés reales muy bajas.
5) Desarrollo excesivo de un Estado de Bienestar que, destinado a con­
tener las fricciones por la distribución de los beneficios de las economías
modernas, comienza a ser visto como una carga difícil de manejar en una
sociedad cuyos costos de producción se elevan y cuya productividad
tiende a declinar.
66 La idea más reciente de la "corporación hueca" ("hollow Corporation") constituiría la
máxima expresión de esta tendencia. N. Joñas: "The Hollow Corporation; the Decline of
Manufacturing Threatens the Entire U.S. Economy; Business Week, March 3,1986.
& En algunas instancias, el sistema mencionado da origen en nuestros días a paradigmas
tales como el propuesto por Hernando de Soto (El otro sendero; Lima, 1986) o por la
Fundación Dag Hammarsjóld: Desarrollo a escala humana; una opción para el futuro; Santiago
de Chile, 1986.
60
Economía mundial e integración de América Latina
6) Aparición de fuertes pujas competitivas en el área internacional. El
"shock japonés", el desarrollo de Alemania y más recientemente los
avances de la economía "diffusa" de Italia, junto a los éxitos de algunos
países del sudeste asiático, son expresiones que comienzan a poner en
tela de juicio el sistema hegemónico preexistente y abren las puertas a
nuevas alternativas y conflictos68.
7) Colapso del sistema monetario internacional y su reemplazo por
mecanismos de ajuste inestables y acuerdos temporales que acentúan la
incertidumbre económica internacional. Todo ello contribuye a poner un
peso excepcional sobre las capacidades de aceptación y de negociación
de las interrelaciones económicas pre-existente entre las naciones del
mundo.
8) Desarrollo de una profunda discusión acerca de la "desindustrializa­
ción" de los países y acerca del enfrentamiento entre los servicios y las
actividades manufactureras. Los servicios, que van conquistando posi­
ciones, dan lugar a que muchos conciban un mundo con amplia desregu­
lación, descentralización global a nivel productivo y su entrelazado
informativo, financiero y estratégico proporcionado por redes de servi­
cios en las que se concentran los esfuerzos de los países antes industria­
lizados. En sentido contrario, también se observa en el escenario la
voluntad de retener nacionalmente las actividades industriales mejoran­
do su competiti vidad por la vía del avance tecnológico. La difusión de las
actividades y la retención de las mismas son tendencias coexistentes,
aparentemente antagónicas69.
9) Creciente desarrollo y búsqueda de acceso a la tecnología y a la inno­
vación hacia fines del setenta, para sobreponerse a las rigideces en los
costos, a las rigideces de las fricciones entre grupos, y a la fuerte
competencia internacional. La substitución de mano de obra y de mate­
rias primas por la vía tecnológica, tienden a modificar las condiciones de
las ventajas comparativas tal como se habían planteado hasta entonces.
El surgimiento de la producción flexible en escala relativamente reduci­
da, de un "ciclo del producto" cada vez más corto y el avance de las
"economías de la diferenciación" (en lugar de las economías de escala),
*
Michael Piore y Charles F. Sabel: The Second Industrial Divide; N.Y., 1984.
m Albert Bressand {Beycmd Interdependence: The Changing Nature of Economie Activity and
Economie Relations; INTAL, 1987, mimeo) y Stephen S. Cohen y John Zysman (Manufacturing Matters: The Myth of the Post Industrial Economy; N.Y., 1987) estarían entre los que ar­
gumentan por las tesis globalistas o de retención de actividades, respectivamente.
Segunda parte
61
fueron factores que contribuirían, se dice, a desarmar los sistemas de pro­
ducción masivos ("fordianos") basados en las economías de escala. Estos
sistemas, predominantes en etapas previas de la industrialización
mundial, fueron siempre acompañados del desarrollo de grandes orga­
nizaciones laborales y de la aplicación de fórmulas macroeconômicas
destinadas a mantener la demanda elevada.
B. Ajustes en las relaciones económicas internacionales
Los conflictos y nuevas tendencias mencionadas, sobre todo la profundización de la alternativa del cambio tecnológico que se había posterga­
do en la segunda mitad de los sesenta, son el resultado de una transición
de décadas de prosperidad a otra de gran subempleo de recursos y
alteración de los fundamentos de la competitividad. La búsqueda de
superar concertadamente estas estrecheces y los mecanismos disponi­
bles para lograrlo llevarían a una modificación de las interrelaciones
económicas mundiales.
Si, en primera instancia, damos un vistazo a la forma tradicional de
articulación entre las naciones -el comercio internacional de bienes- se
puede corroborar la alteración sufrida con respecto al período compren­
dido entre el fin de la guerra y 1973, cuando se logró liberalizar y
dinamizar. Desde entonces el crecimiento del volúmen transado pasó a
ser más lento, notablemente errático, con pérdida de participación de los
países industriales y cambios en el papel de los principales actores
(Cuadro 13). En lo referente a países en desarrollo, aunque las tasas de
incremento de sus exportaciones se mantuvieron más altas con relación
a la expansión del comercio mundial -principalmentecomo resultado del
peso que pasaron a adquirir los exportadores de petróleo y de manufac­
turas- se comenzaron a registrar grandes disparidades entre dichos
países, sobre todo con relación a las economías de los países menos
adelantados.
El lenguaje del diálogo entre los principales países industriales en la
post-recesión 1974-75, permite afirmar que existía la esperanza de que,
gracias a la estrategia coordinada de política económica mejorara la
situación de la economía mundial en 1979 y 1980 y que en la década
siguiente podría volverse a ritmos de actividad económica, tal vez no
iguales, pero sí similares a los registrados en la tendencia de largo plazo.
No obstante, existían algunas dificultades para alcanzar la recuperación
propuesta de la economía mundial. Por un lado, las situaciones de
desajuste que experimentaban los países desarrollados no parecían ser
Economía mundial e integración de América Latina
62
Cuadro 13: Comercio mundial: producción, productos básicos y
composición por grupo de países
Í963 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 19811
(porcentaje)
Aum ento de la
producción
mundial
5,4
8,7
2,8
-1,1
7,1
4,6
4,4
3,7
1,0
1.0
(miles de millones de dólares de EE.U U .)
E xp ortación
mundial
154
574
836
873
991 1.125 1.303 1.638 2.000
1.970
(proporción porcentual en las exportaciones mundiales)
Productos
agrículas
29,0
M inerales no
combustibles
Combustibles
18,0
6,0 6,0
18>0
P roductos m anufacturados
Aum ento del
volumen de la
exportación
m undial
21,0
7,1
11>0
17,0
17,0
16,0
16,0
5,0
4 ,0
4 ,0
4 ,0
16,0 15,0
4 ,0
2 0,0 19,00 2 0 ,0 19,00
17,0
53 0 61>0 55>0 57 0 57t0 5 8 ,0
60,0
58,0
5,6
5 ,6
11,1
3,5
-2,9
11,2
4,3
5*0
20,0 2 4,0
5 5 ,0
1,0
...
-------
Composición del comercio mundial por grupo de países
(proporción porcentual en el total de las exportaciones e importaciones mundiales)
Países industriales
E xp ortación
64,1 68,0
63,0 63,8 62,7
Im portación
64,2 69,6
69,0 64,7 66,5
Países en desarrollo exportadores de petróleo
E xortación
20,4 2 7,3
13,0 12,9 13,6
Im portación 20,93 3,6
6,6
4,5
6,6
Países en desarrollo no petroleros
E xp ortación
20,4 2 11,9
12,0 11,3 12,0
Im portación
20,9 3 14,5
16,0 15,8 14,9
Países del Este
E xp ortación
12,2 10,0
9,8
9,0
9,5
Im portación
11,7
9,9
9,0 10,5 9,7
62,6
65,8
64,9
65,3
63,2
66,9
61,7
67,6
61,7
64,8
13,2
7,4
11,2
7,6
13,0
6,1
13,7
7,6
13,7
7,6
12,6
15,3
12,2
15,5
12,6
16,2
12,5
15,1
13,5
16,3
9,6
9,4
9,7
9,7
9,3
9,0
8,8
8,5
9,1
8,8
1 Estimaciones.
2 Exportación agregada de los países en desarrollo exportadores y no exportadores de
petróleo en 1963.
3 importación agregada de los países en desarrollo exportadores y no exportadores de
petróleo en 1963.
Fuente: GATT, 111 comercio internacional, 1969, 1977/78 y 1980/81, y GATT. Comunicado
de prensa, 23 de m arzo de 1982.
Segunda parte
63
de un carácter simplemente coyuntural, dados ciertos problemas como
los generados por la modificación de los precios de la energía; las
variaciones resultantes en la estructura de costos de producción y
demanda interna; y los cambios de los precios relativos de la mano de
obra y del capital que trajo la inflación y la competencia creciente de las
exportaciones provenientes de algunos países en desarrollo y del Japón.
Por otro lado, los gobiernos mantenían dudas sobre la activación de sus
demandas nacionales debido a la posibilidad de acelerar el proceso
inflacionario, generar desbalances en sus sectores públicos y en sus
balanzas de pagos. La falta de claridad acerca de las relaciones entre
desempleo e inflación bajo el nuevo contexto, llevaba a que algunos
países de la OECD no adelantaran políticas expansionistas por el temor
de generar expectativas en el sector privado sobre la subsecuente adop­
ción de políticas anti-inflacionarias, que harían inefectivas o contrapro­
ducentes a las iniciales. Paralelamente, las empresas enfrentaban restric­
ciones, entre ellas, la reducción en las tasas de beneficios junto con los
mayores riesgos de invertir debido a las variaciones inesperadas en sus
economías; la poca claridad en cuanto al negocio exportador no sólo por
las nuevas barreras comerciales entre las economías industriales sino por
las fluctuaciones cambiarías; y las dudas aún persistentes en cuanto al
precio y disponibilidad de la energía.
También, el proceso de ajuste que post-Bretton Woods debía lograrse
a través de las fluctuaciones en los tipos de cambio, sufría de ciertas
limitaciones. Por una parte, algunas entidades nacionales se mostraban
reacias a permitir que los tipos de cambio actuaran como instrumento
principal de ajuste y, por otra, la evaluación del papel desempeñado por
los movimientos del tipo de cambio hasta 1978 indicaba que el instru­
mento no proporcionaba, por sí solo, el equilibrio en balanza de pagos a
corto plazo y que, inclusive, sus efectos in temos podrían hacer más di fícil
que se produjera un crecimiento conducente a una mejora de los saldos
en cuenta corriente70. Para alcanzar las mejoras deseadas en la distribu­
ción de saldos en cuenta corriente entre los países industrializados (PID),
era tam bién esencial adoptar m edidas apropiadas a nivel
interno,orientadas a compensar el impacto de los movimientos del tipo
de cambio en la producción. Más específicamente, los países supera vi tarios deberían tomar medidas para contrarestar los efectos deflacionarios
70 Las preocupaciones básicas de los países que se mostraban reacios a permitir que los
tipos de cambio actuaran como instrumento principal de reajuste eran el efecto de las
variaciones cambiarías en la inflación y el empleo, en el volúmen del comercio exterior y
en la inversión interna.
64
Economía mundial e integración de América Latina
de la apreciación de sus monedas, mientras que los estados que confron­
taban depreciaciones cambiarías debían estar dispuestos a compensar
los efectos expansionistas en sus economías71.
Igualmente, es notorio que en la discusión de las medidas orientadas
a mejorar la marcha de la economía mundial, parece no habérsele dado
la suficiente importancia a la interrelación entre las economías de los
países desarrollados y en desarrollo, al papel que el fortalecimiento de
estas últimas podía jugar en solución de los problemas económicos, ni al
conjunto de medidas concertadas que podrían favorecer un desarrollo
más equitativo de estos países en el contexto internacional72. Las proyec­
ciones de Leontief elaboradas a fines de los setentas, permitían apreciar
que, para evitar que la brecha de ingreso entre estos grupos de países se
ampliara de sus niveles vigentes de aproximadamente 12 a 1 y lograr que
esta se redujera a una relación de 7 a 1 en el año 2.000, se requerían tasas
sustancialmente más altas de crecimiento- per-cápita del producto a las
establecidas por la Estrategia Internacional de Desarrollo para los países
en desarrollo, (Cuadro 1 4 )73.
La prioridad era lograr éxito en la estrategia de reactivación a media­
no plazo de los países industrializados, la cual, se suponía, generaría
71 La evaluación del papel de los tipos de cambio fluctuantes después de 1973 indicaba
que sus efectos en las variaciones de costos y precios se reflejaban muy rápidamente, en
tanto que los efectos en flujos físicos de comercio tenían ciertos retrasos. En este sentido,
el cambio hacia políticas cambiarías más flexibles redujo la trasmisión de los efectos de los
precios de un país a otro, pero difícilmente aminoró la trasmisión de los efectos de
demanda entre países en el corto plazo. Ver al respecto los comentarios de la OECD
Outlook, 1978.
72 En general los acuerdos económicos más importantes en tre PID durante los setenta para
superar los problemas derivados de la recesión, no consideraron a la situación del mundo
en desarrollo. En el discurso del nuevo director del FMI, en Septiembre de 1978, llama la
atención encontrar la sugerencia de tomar medidas para fortalecer las economías de los
PED no productores de petróleo debido a la insuficiencia de los aumentos reales en sus
ingresos per-cápita; problemas de financiamiento externo y servicio de la deuda, el
proteccionismo y los movimientos divergentes y rápidos de las principales monedas. Pero
al mismo tiempo se dice que no puede exagerarse la importancia de tomar medidas para
mejorar el acceso de las exportaciones de los PED y de ampliar el flujo de ayuda para el
desarrollo. FMI: Boletín; Oct. 9,1978, p. 315.
73 Las perspectivas planteadas exigían un considerable esfuerzo de desarrollo interno por
parte de los PED lo mismo que de una estrategia a nivel mundial que contemplara un
regreso a las condiciones más abiertas del comercio internacional y un fortalecimiento de
la asistencia financiera y técnica requeridas para acelerar el proceso de desarrollo hacia
finales del siglo. Véanse entre otros, Wassily Leontief: Thefutureofthe World Economy. N.Y.,
1977; y Paul Rosen stein Rodan: ’The Ha ve and Have -not's Around the year 2.000”; en
Jagdish Bhagvvati: Economics and World order; N.Y., 1972.
Segunda parte
65
Cuadro 14: Escenarios del desarrollo económico mundial
Escenarios
Países
Países en
Desarrollados Desarrollo
Tasas de crecimiento del
Producto Interno Bruto
I
II
4.5
3.6
6.0
6.9
Población
I
II
1.0
0.6
2.5
2.0
I
II
3.5
3.0
3.5
4.9
PIB per cápita
Brecha de ingreso en
el año 2.000 1/.
I
II
12 a l
7a1
Fuente: Leontief W., The fuíu re o f the World Econom y. Oxford University Pres, New
York, 1977.
I = Escenario basado en una extrapolación hacia el año 2 .0 0 0 de las metas de la estrategia
Internacional de Desarrollo de la ONU del crecimiento del PIB en los PED, y en una
extrapolación de las tasas históricas de largo plazo en los PID.
II = Escenario basado en la suposición de una reducción sustancial de la brecha del PIB
per cápita entre PED y PIB.
1/. Promedio del PIB per cápita de los PID en relación al mismo promedio de los PED.
subsecuentes beneficios apreciables para los países en desarrollo
(PED )74. Así, entonces, las medidas coordinadas tenderían, más tarde, a
mostrar sus limitaciones ante la presencia cada vez más evidente de pro­
blemas estructurales y de coordinación entre las economías industriali­
zadas y ante las implicaciones de la posición más vulnerable en que
debieron situarse la mayoría de los PED ante las nuevas modalidades
que adquirió el financiamiento del desarrollo; como se explica en el
capítulo siguiente.
El repaso de las posiciones planteadas por los países en desarrollo a fines
de la década,-nos permite recordar su preocupación por el deterioro de
7< Véanse, por ejemplo, las deliberaciones del Comité Provisional de la Junta de Gober­
nadores del FMI. FMI: Boletín; Oct. 9,1978, p.306.
66
Economía mundial e integración de América Latina
sus relaciones de intercambio, el aumento del déficit en cuenta corriente,
los niveles de ayuda inferiores a los acordados internacionalmente y el
recurso creciente a medidas proteccionistas. Estos países instaron a la
comunidad internacional a tomar mayor conciencia acerca de sus aspi­
raciones y preocupaciones y sugirieron ciertas medidas específicas tales
como la puesta en práctica del programa integrado de productos básicos,
incluido el fondo común para financiarlo; un aumento sustancial de las
corrientes de capital oficial junto con mejoras en las condiciones de
acceso y financiación; y el fortalecimiento del Banco Mundial e institucio­
nes regionales de financiamiento del desarrollo7S.
Por último, es necesario enfatizar que, a pesar del inicio de acciones
para mejorar la competi ti vidad a largo plazo de las economías industria­
les, uno de los recursos que tendió a ser utilizado crecientemente en el
proceso de recuperación fué el proteccionismo, que tendería a empeorar
los problemas existentes al reducir la eficiencia económica. Este se carac­
terizó por la intensificación de las restricciones comerciales a nivel de
sectores, en detrimento de las normas generales; la preferencia creciente
por afrontar los problemas de competencia de las importaciones adop­
tando medidas difíciles de objetar bajo las disposiciones que regulan el
comercio mundial; e inclinación a solucionar las tensiones comerciales
mediante acuerdos bilaterales y arreglos de corto plazo. Aparentemente,
se produjo un cambio de actitud hacia el comercio por parte de los
formuladores de las políticas económicas, expresado en una mayor
preocupación por alcanzar el equilibrio comercial bilateral76.
IV. La década del och enta: ¿C risis o T ran sfo rm ació n ?
En los párrafos previos se ha proporcionado al lector un resumen de
las principales tendencias desde fines de los años sesenta y su extensión
a los ochenta. En esta sección nos ocuparemos de recoger algunos puntos
expresados previamente con el objeto de definir mejor las características
del ochenta.
75 Comunicado del Grupo de los 24 para Asuntos Monetarios Internacionales. Reunión
Anual del FMI, 1978. (FMI: Boletín; ed. 9, 1978). Por otra parte, entre las políticas
contempladas en la Declaración para el establecimiento de un Nuevo Orden Económico
Internacional de las Naciones Unidas, se incluía también la conveniencia de reducir la
dependencia por parte de los PED de la importación de manufacturas, aumentar su
participación en estas exportaciones, generar mayores flujos de ayuda y modificar la
composición de las inversiones de capital en forma tal que se favorecieran los aumentos
de préstamos e inversiones "portfolio".
7* FMI "Devclopmcnts in International Trade Policy"; Serie Estudios; N° 16,1982.
Segunda parte
67
Al iniciarse esta década, e inmediatamente después del segundo
"shock" petrolero, comienzan a desarrollarse una serie de circunstancias
que, aunque muy ligadas con las situaciones iniciadas en años anteriores
van adquiriendo, sin embargo, mayor dimensión y complejidad al
avanzar los años ochenta. La interdependencia entre naciones se hace
más aguda y conflictiva; la puja por el poder hegemónico más recia,
aunque también más encubiertaba competitividad comercial y financie­
ra más generalizada y dura; la búsqueda de atracción de capitales
(propios y externos) más difundida. El avance tecnológico, la discusión
sobre los temas relacionados con la "reindustrialización" y con la "desindustrialización"; la competitividad de las empresas y las formas de
adquirirla; la expansión del sector servicios, del sistema financiero y de
los mecanismos computarizados de información; el desarrollo de estra­
tegias para avanzar en la conquista de los mercados; la descentralización
y la regionalización de las economías unidas entre sí por los servicios co­
merciales e informativos etc., son todos ellos temas que en el ochenta
pueblan las paginas de las bibliografías técnicas junto a la amenaza
pendiente de la deuda externa del Tercer Mundo.
Todo lo antedicho supone la necesidad de reajustes, de flexibilidad,
de adaptación; pero, por otra parte, siempre los cambios traen consigo
inestabilidad, desorden, exageración. Cada fracción quiere tomar la
representación del todo, cada actividad quiere extenderse hasta el infini­
to, y con esto se crean condiciones de inestabilidad que precisamente
conspiran contra las posibilidades de sacar buen partido de las transfor­
maciones posibles. Tal vez, las naciones que más puedan sostener la
concordia, la convergencia y la paz interna son aquellas que más podrán
avanzar.
A. La desestabilización financiera internacional y la redefinición de
los ajustes.
Después del segundo shock petrolero que transformó el clima económi­
co de la época, debido a las nuevas políticas económicas aplicadas en
importantes países (política monetaria restrictiva y fiscal expansiva), se
elevaron substancialmente las tasas internacionales de interés real, espe­
cialmente si se compara con la marcha descendente de los precios de los
bienes primarios exportados por los países en desarrollo. Al iniciarse la
década del ochenta, Estados Unidos comienza a aplicar una nueva
combinación de políticas: se incrementan los gastos fiscales (especial­
mente en materia de defensa), se reducen los impuestos y se aplica una
estrategia monetaria restrictiva.
68
Economía mundial e integración de América Latina
La adopción de una política monetaria de tal naturaleza, en un
contexto de expectativas inflacionarias arraigadas, junto con la aplica­
ción de políticas fiscales poco rigurosas -los déficit presupuestarios de la
administración central de los siete principales países industriales subie­
ron, en promedio, de alrededor de un 2% en 1972 a cerca de un 4% en
1981- llevaron a un aumento significativo y prolongado de las tasas
reales de interés y a un incremento de su variabilidad. En los Estados
Unidos, por ejemplo, a fines de 1982 los tipos de interés reales ya habían
superado el 6% en varias ocasiones. En contraste, el promedio pondera­
do de los intereses en términos reales a corto plazo de los siete mayores
industrializados, fué negativo en todos los años, salvo en uno, entre 1971
y 1978 y el mismo promedio, pero a largo plazo, fué inferior al 1% y en
ocasiones negativo77.
De esta manera, luego de varios años de estanflación, el nuevo
período se inicia con una economía mundial caracterizada por el mante­
nimiento del temor acerca de las tasas de inflación que, aunque menores,
continuaron siendo altas y desiguales; lento crecimiento del producto y
estancamiento del comercio mundial; problemas con la deuda externa de
los países en desarrollo y alto desempleo. En efecto, los elevados tipos de
interés reales y nominales y su variabilidad, una vez integrados al
proceso económico, tienden a generar importantes efectos en el nivel y
la composición de la demanda agregada de los países industrializados;
en el costo de la deuda de los países en desarrollo no petroleros y en las
características de la financiación internacional78.
Entre 1980 y 1983 el muy bajo crecimiento del PIB de los países indus­
trializados incidió en que el correspondiente al volúmen del comercio
mundial fuera de sólo 0.7% en ese cuatrienio79. A partir de entonces, este
indicador tendió a recuperarse pero con un ritmo inestable y a niveles
77 También, durante el período 1962-70 el nivel medio de los tipos de interés reales a corto
plazo en las economías de los Siete, fué de cerca de 1.5%, y a largo plazo, 2%. Se argumenta,
entonces, que los altos niveles observados desde comienzos de los ochenta obedecieron,
en parte, a la existencia de una "prima de riesgo" que surgió para contrarrestar las tasas
anormalmente bajas de los últimos años. Véase el discurso del Director Gerente del FMI
ante la Cuarta Conferencia Monetaria Internacional, en Filadélfia, Noviembre de 1982.
FMI: Boletín; Nov. 22 de 1982.
71 Jacques de Larosiere; en FMI: Boletín; nov. 1982
79 El principal factor determinante de los cambios en el volumen de importación mundial
es la variación del ingreso real de las economías importadoras. Los PID dan cuenta de
aproximadamente dos tercios de la importación en el comercio internacional.
Segunda parte
69
discretos en comparación con las décadas anteriores. Vistos en su conjun­
to, los países en desarrollo comenzaron a crecer por debajo del promedio
del comercio mundial de exportación e importación, por lo que han
tendido a disminuir su participación en el comercio internacional en los
años ochenta. En contraste, a mediados de la década era posible observar
la continua subida de participación del Japón y de algunos países en
desarrollo (principalmente los exportadores de manufacturas) en el co­
mercio de exportación, y el mayor peso importador mundial de los
Estados Unidos (Cuadro 15). También, a lo largo de los ochenta se hizo
evidente el surgimiento comercial de la China y la pérdida de significa­
ción exportadora de la OPEP.
Los exportadores de bienes primarios resultaron, en general, fuertemen­
te perjudicados por el alza de los tipos de interés, dados los costos de
almacenamiento y mantenimiento y por la mayor rentabilidad relativa
de otras alternativas financieras. En lo que se refiere a la deuda externa
de los prestatarios no petroleros, ésta se había adquirido a un costo real
negativo, si se tiene en cuenta que los intereses nominales del período
1973-78 eran bajos con respecto a la inflación y al aumento de sus precios
de exportación, lo cual se modificaría radicalmente desde 1979 con el
debilitamiento de estos precios, la firme apreciación del dólar y la subida
de los intereses. Por último, el cambio y las fluctuaciones enormes en los
mercados financieros que ya venían configurándose desde la década
pasada, llevarían a una modificación de las características de rentabili­
dad, vencimiento y distribución del riesgo de los instrumentos financie­
ros, abandonándose, por ejemplo, los préstamos y depósitos a tipos de
interés fijos, que se sustituyeron por instrumentos financieros con inte­
reses variables entre corto y mediano p lazo80.
Las altas tasas de interés, junto con la concepción generalizada de que
Estados Unidos era un refugio seguro para el capital ("safe ha ven ef fect")
contribuyeron a atraer capital internacional, el que contribuyó en buena
medida a financiar el déficit fiscal vía absorción de valores del Tesoro. La
atracción de inversión directa también se elevó (posteriormente al deva­
luarse la divisa estadounidense). Muchos países en desarrollo, deudores,
80 A principios del setenta el vencimiento medio de los bonos en eurodólares era de 15 años,
aproximadamente. Hacia 1980 se había acortado a unos 7 años. Dichos instrumentos
fueron también objeto de innovaciones destinadas a transferir del comprador al emisor del
bono, los riesgos derivados de las variaciones de los tipos de interés (FMI: Boletín; Nov. 22,
1982).
70
Economía mundial e integración de América Latina
Cuadro 15: Comercio mundial 1970-1985: Participación relativa de
grandes bloques en las exportaciones (FOB) e importaciones (CIF) (%)
1970 1980 1984 1985
Exportaciones mundiales 100,0 100,0 100,0 100,0
Importaciones mundiales
1970 1980 1984 1985
100,0100,0 100,0 100,0
Países desarrollados
72,52 62,43 64,13 65,72 73,5669,02 67,81 68,30
Estados Unidos
Japón
CEE
Canadá
13,83 10,8011,12
6,18 6,38 8,66
36.28 32,5829,84
5,34 3,31 4,61
Países en desarrollo (b)
OPEP
Otros
16.29 27,2623,38 21,44
5,41 14,63 8,70 7,08
10,88 12,63 14,68 14,35
Países Socialistas (c)
URSS
Europa Oriental
Otros
11,17
4,09
5,82
0,70
10,72 13,2012,41 16,92 16,95
5,84 6,82 6,75 6,48
8,83
30,87 36,6735,22 29,73 29,81
4,66 4,39 3,03 3,89 3,90
9,8712,4712,83
3,74 4,67 5,00
4,21 5,16 5,14
0,92 1,40 1,40
10,8821,29 21,04 19,42
1,98 6,42 6,56 5,53
8,9014,87 14,48 13,89
6,96
2,47
3,58
0,55
9,68 11,13 12,26
3,30 3,99 4,59
4,40 4,70 4,61
1,00 1,32 1,83
Fuente: Annual Report of ihe Council of Economic Advisers, Washington, 1986. Tomado
de Cuadernos del CLAEH, Revista Uruguaya de Ciencias Sociales, 1987/1.
a) Incluye los países de la OCDE, Sudáfrica, Israel y los países de Europa Occidental que
no integran la OCDE.
b) Incluye Argelia, Ecuador, Gabón, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria. Qatar,
Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos y Venezuela.
c) Incluye a Corea del Norte, Vietnam, Albania, Cuba, Mongolia y Yugoeslavia.
frente al clima de inestabilidad e inflación que ocasionara la nueva
situación, experimentaron fugas de capital que se alojaron en los países
acreedores. La entrada de capitales contribuyó a revaluar la divisa
americana, llevándole a aquel país un substancial problema en el balance
comercial. Así, el tema del déficit fiscal americano y la necesidad de
devaluar junto al reclamo de que países como Japón o Alemania expan­
dieran en forma complementaria, sus economías, se convirtió en esta
década en un tema de gran importancia.
La revaluación del dólar (o la baja tasa de crecimiento de la produc­
tividad en aquel país, según algunos analistas) facilitó d avance de las
exportaciones japonesas, de Europa (especialmente Alemania Federal e
Segunda parte
71
Italia) y de algunos NICS. Los desequilibrios monetarios y reales que se
fueron produciendo dentro del contexto mencionado tuvieron su expre­
sión en la frecuente búsqueda de mecanismos de cooperación, pero ello
no logró evitar que se acentuaran las presiones proteccionistas, así como
los mecanismos de subsidio a la producción de bienes primarios, espe­
cialmente alimentos (Cuadro 16). Estas últimas medidas contribuyeron
a la generación de excedentes cuya colocación subsidiada en los merca­
dos externos incrementó la participación de los países desarrollados en
mercados normalmente abastecidos por los países en desarrollo.
Cuadro 16: Gastos en subsidio de precios e ingresos
en la Agricultura
(1977-1987 - billones de dólares)
Estados
Unidos
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
3.8
5.6
3.6
2.7
4.0
11.6
18.8
7.2
17.6
25.7
24.6
CEE
8.0
11.5
14.9
16.6
12.9
12.8
14.7
15.0
15.7
21.8
26.2
Fuente: U.S. Commerce Dept.; Budget Office, 1987.
En lo que respecta a la desocupación de la mano de obra en las economías
industriales, los problemas de los años setenta tendieron a acentuarse en
los ochenta debido al comportamiento del producto, a la introducción de
innovaciones tecnológicas substituidoras de trabajadores y a la exacervación de la competencia internacional (Cuadro 17).
Economía mundial e integración de América Latina
72
Cuadro 17: Desocupación - Países de la OECD
Número de desocupados
(en millones)
1973
Tasa de desempleo en % de
la población activa
1985
1973
1985
Estados Unidos
Japón
OECD (Europa)
4.4
0.7
5.6
8.3
1.6
19.4
4.7
1.3
3.8
7.1
2.6
11.0
Total OECD
11.3
31.2
4.5
8.0
Fuente: OECD: Perspectives pour l'emploi; Paris, 1986; también véase
OECD: The Observer; N° 130, Sept. 1984.
Así, desde el comienzo de la presente década, marcada por la inestabili­
dad, la profundización de los desequilibrios entre países, el más lento
crecimiento con respecto al pasado, la acentuación de la competencia y
la pesada carga de la deuda externa de los países en desarrollo, se fueron
delineando en el lenguaje internacional las nuevas propuestas para el
ajuste internacional, sobre todo entre los países industrializados. Por un
lado, se mantiene la preocupación por la inflación, lo que llevaría a que
la restricción monetaria continuara como un elemento central de las
políticas nacionales; por otro, se hacen reclamos explícitos para mejorar
la disciplina presupuestaria y reducir los déficit; tercero, se da mayor
importancia al tema de combatir las rigideces y desequilibrios estructu­
rales para introducir mayor flexibilidad a los precios y a los salarios, y por
último se señala la necesidad de que los países en desarrollo apliquen sus
propias medidas de ajuste para cumplir con los compromisos de la
deuda.
Bajo una estrategia de esta naturaleza se buscaba atenuar los desequi­
librios, reducir las tasas de interés y revitalizar el crecimiento. Nueva­
mente, se estimaba que los países en desarrollo se beneficiarían indirec­
tamente, puesto que la recuperación contribuiría a reducir las presiones
de la cuantiosa deuda externa. Por otro lado, en contraste con los plan­
teamientos del anterior decenio, aumentó aparentemente la preocupa­
Segunda parte
73
ción en pro de políticas comerciales más abiertas y de un incremento de
la ayuda financiera para los países de más bajos ingresos81.
Lo cierto es que, en la antesala del último decenio del presente siglo,
se mantienen las previsiones de un lento crecimiento del producto real
de los países de la OECD; altas tasas de desempleo aunque tiende a
disminuir en los Estados Unidos; todavía significativos desbalances de
pagos con respecto a este país y riesgos de aceleración de la inflación y
de las tasas internacionales de interés. A mediano plazo existen temores
de que los ajustes comerciales y de pago de la deuda que debe realizar la
economía norteamericana, contribuyan a una nueva recesión, depen­
diendo de la conducta que adopten Japón y Alemania82. Sin embargo, la
mayor necesidad de introducir reajustes tecnológicos y de gestión a nivel
empresarial, han contribuido a fortalecer la posición financiera de las
empresas, cuyos mayores beneficios estarían mejorando las condiciones
para invertir.
Las fricciones originadas en los desbalances han dado origen a es­
porádicas tensiones entre países más desarrollados. Es fácil
entender,entonces, que la competencia entre países desarrollados y la de
éstos con algunos países de nueva industrialización constituyan, junto
con la necesidad de reestructurar las economías y las empresas para
ponerlas en condición de enfrentar el desafío competitivo, uno de los
puntos básicos de la situación internacional. Las fuerzas de esta transfor­
mación que parece ir tomando fuerza en lo que resta del siglo, vienen,
desa fortunadamen te, concretándose en un marco de masivas transferen­
cias de ingresos de ios países deudores del Tercer Mundo, a los países (y
bancos) que reciclaron los dólares del boom del petróleo en los años
setenta.
" Este contraste con las propuestas de los años setenta, dicha preocupación parecería estar
expresándose en nuevas situaciones como los progresos en la Rueda Uruguay para
desmantelar el proteccionismo agrícola y en la reciente declaración de la Cumbre de los
Siete (Canadá, Junio 1988), donde se contemplaron soluciones específicas para el endeu­
damiento de los países de más bajos ingresos.
82 Véase Lester C. Thurow "La Economía Mundial y la necesidad de c a m b io Presentación en
foro realizado en Buenos Aires, en Junio de 1988, organizado por la Fundación Banco de
Boston, el BLADEX y la Fundación Banco de la Ciudad.
74
Economía mundial e integración de América Latina
B. Hacia una nueva división internacional del trabajo
1. Principales Tendencias
Existe una división de opiniones entre los que suponen posible (tal
vez inevitable) el avance hacia una sociedad post-industrial (primero la
agricultura, después la industria y finalmente los servicios) y los que
encuentran que esta idea es sólo un mito, ya que la dinámica sectorial
puede no solo coincidir, sino que además la producción de bienes y
servicios se encuentra entrelazada a través de "eslabonamientos" entre
manufacturas y servicios. Los que sostienen esto último, entienden la
conveniencia de regresar a la formulación de políticas industriales que
eviten la "desindustrialización" de los países. Entre los cambios que se
imaginan necesarios para mejorar la posición relativa de las actividades
manufactureras, están la promoción del desarrollo de nuevas técnicas y
evitar la relocalización internacional de las actividades industriales. La
revitalización de las industrias se señala, dará estímulo a la consolida­
ción y renovación del sector servicios83.
Los que imaginan el advenimiento de una sociedad post-industrial
visualizan un mundo en el que las empresas verticalmente desintegra­
das se comportan, esencialmente, como centros estratégicos manejados
con el apoyo de servicios y de tecnología nueva y flexible. Se daría una
globalización de las relaciones económicas en la que podría jugar un
cierto rol la existencia, diseminada y descentralizada, de pequeñas
empresas en todas partes del mundo que pudieran competir por la vía de
la "subcontratación mundial". Las diferencias de opinión con los que
reclaman preservar las industrias en el Norte (aunque mejorándolas téc­
nicamente) están muy ligadas con la consideración de los servicios como
un "m ito", entre tanto no se logre fortalecer y transformar las actividades
manufactureras.
Lo más relevante a destacar es que, en cierto sentido, lo que se está
procurando es lograr una "nueva división internacional del trabajo" que
reemplace a la que se concretó en los años sesenta y setenta. No existen
ahora fórmulas claras y aceptadas para definir esta nueva
"Internationale Arbeitsteilung", pero continúa en vías de definición el
® Véanse por ejemplo, Daniel Bell (The Corning of Post-Industria)_$ociety: A Venture in Social
Forecasíing; N.Y., 1973) y Stephen Cohén y John Zysman (Manufacturing Matters: The Myth
of the Post industrial Economy; N.Y., 1987), estos dos últimos sostenedores de la tesis de
fortalecer al sector manufacturero y retener actividades y el primero de la correspondien­
te a la sociedad post-industrial.
Segunda parte
75
problema de la relocalización internacional que presenta un interés vital
para el mundo en desarrollo. En muchas instancias se mantiene la
opinión de que la industrialización de exportaciones competitivas de los
países en desarrollo ha constituido un factor contribuyente al desempleo
y la caída del ingreso en los países más desarrollados M. La deuda externa
de los países del Tercer Mundo ha de requerir, sin duda, que las
exportaciones de éstos a los países acreedores continúen y aun se eleven.
Esto es causa de preocupación en muchos analistas. La resistencia a este
tipo de solución es la continuación de la resistencia a la industrialización
del Tercer Mundo que se experimentara en períodos previos.
En los últimos años se han visto crecer los justificativos y mecanismos
destinados a "retener" las industrias en los países industrializados, por
la vía del avance tecnológico substituidor de la mano de obra. En muchas
instancias no sólo se busca "retener" sino volver a atraer, recuperar,
actividades manufactureras previamente desplazadas, generando lo
que se ha denominado el redespliegue invertido. Algunas propuestas
señalan la posibilidad de retener únicamente las actividades de alta
tecnología, intensivas en el uso de capital y con "diferenciación" (flexi­
ble) de la producción y ceder las actividades de tecnología más estable,
y producción masiva con mano de obra de menor entrenamiento, a los
países en desarrollo.
84 Muchos autores en países desarrollados (Véanse Alfred Pfaller: "International Employment Competition"; en B. Gross y A. Pfaller (edits.): "Unemployment: a Global Change";
The Annals ofthe American Academy ofPolitical and Social Science; july, 1987; H. Peter Gray:
"The internacionalization of Global Labor Markets"; en B. Gross y A. Pfaller (edits.); idem,
y I lartmut Elsehans: "Absorbing Global Surplus Labor"; en B. Gross y A. Pfaller; idem.)
sostienen que la industrialización del Tercer Mundo, basada en la abundancia de mano de
obra, tiende a desplazar a trabajadores del mundo industrializado, a reducir los salarios
y por lo tanto a producir el sub-consumo generalizado. Con frecuencia, estas convicciones
llevan a los estrategas del mundo más desarrollado a diseñar alternativas para la re­
estructuración del sistema productivo del Tercer Mundo, dando mayores posibilidades
a la producción agraria, a la producción masiva de bienes destinados a satisfacer a las
modalidades de la demanda local. En fin, una reestructuración orientada a la eliminación
del "surplus" de mano de obra que pudiera existir (Elsenhans, op.cit.). Dice Lionel
Stoleru (La Trance a Deux Vitesses; Paris, 1982): "La Francia obrera está en camino de
desplazarse a la derecha y la Francia rural de desplazarse a la izquierda". Es que el obrero,
señala el mismo autor, se encuentra concien te de los riesgos que pesan sobre los empleos
y las empresas por la competencia internacional y lo que busca es "una victoria económi­
ca". La agricultura, protegida, tiende como grupo a alejarse de los combates económicos
y a preservar su posición.
76
Economía mundial e integración de América Latina
En cualquier caso, la tendencia contemporánea sobresaliente es la de
substituir la mano de obra con más uso de capital y mayores inversiones
tecnológicas. Esto "hace volar en pedazos el espejismo del bajo costo de
la mano de obra en los países en desarrollo". Ahora cuando es menor el
empleo de trabajo, los costos de transporte se hacen sentir más fuerte­
mente y reducen el incentivo a comerciar con los NICs. Algunos señalan
inclusive la posibilidad de que se formen "triadas" entre empresas de
distintos países industrializados, las que desarrollarían sus propias
concepciones estratégicas85.
También parece constituir una tendencia relevante el hecho de que la
inversión directa en las actividades de "subcontratación" en el Tercer
Mundo estaría contenida; o bien porque los problemas de la deuda
existente (y de los reajustes económicos que la misma requiere) hacen
poco estables y "seguros" los países que eventualmente pudieran ser los
receptores; o bien porque muchas de las grandes empresas industriales
se encuentran ellas mismas envueltas en profundos cambios de organi­
zación y de conducción; o bien porque existe el temor de que las
presiones proteccionistas pudieran adquirir niveles extremos en los
países más desarrollados. También, es posible que exista mucha resisten­
cia a la salida de capital para instalarse en forma competitiva en el Tercer
Mundo. Por otra parte, algunos países superavitarios como el Japón,
parecen estar insistiendo más en colocarse, vía inversiones, "dentro" de
los Estados Unidos —aprovechando la devaluación del dólar de los
últimos tiempos y en previsión de cierres futuros al acceso comercial.
Igualmente configuran una tendencia destacable las nuevas actitudes
que se están observando frente al tema del empleo de la mano de obra.
A medida que la búsqueda de atraer capitales internacionales ha reque­
rido la existencia de un clima estable y de convergencia, no sólo econó­
mica sino política y social, la existencia de cierta homogeneidad en las
sociedades ha ido tomando una prioridad elevada. La heterogeneidad
cultural se ha convertido en un tema frecuente y algunos estrategas han
sugerido que, para reducir las presiones de la heterogeneidad y el
excedente de mano de obra (especialmente en caso de avanzar la revolu­
ción tecnológica contemporánea), podrían imaginarse, además del freno
de nuevas y rígidas leyes de inmigración, mecanismos de "retro-emigra­
ción" que lleven a la ocupación de los "espacios vacíos" existentes en el
Tercer Mundo. Es decir, se ha llegado a pensar en la recuperación de la
85 Kenichi Ohmae: Triad Power; The Corning Shape of Global Compétition; N.Y., 1985.
Segunda parte
77
homogeneidad por la vía de las emigraciones de regreso hacia los países
de origen, o de avance en otros territorios que pudieran ser posibles re­
ceptores. La desocupación existente en muchos países en desarrollo hace
difícil el "retroceso" mencionado. En muchos casos, se observa una cierta
persistencia en la emigración, a menudo, entre los mismos países en
desarrollo, tema que se caracteriza por la falta de investigaciones econó­
micas, al menos entre los países de América Latina.
Como se ve, la configuración de una nueva macroeconomia mundial,
que modifica e introduce inestabilidad a las ventajas adquiridas en el
comercio internacional, sumada a la dinámica de la relocalización de las
actividades industriales, dentro de una estrategia "exo-dirigida" hacia
los mercados de los países industriales, han sido elementos claves para
impulsar profundas transformaciones y reajustes tanto por parte de los
receptores industrializados como por parte de los propios países en
desarrollo. Entre los países desarrollados existen evidentes tensiones a
raíz de los reacomodos competitivos en los mercados internos, especial­
mente en el de los Estados Unidos. En cuanto a los países en desarrollo,
la situación de la deuda acumulada parece requerir que los fuertes
reajustes que se están introduciendo internamente, se acompañen no
sólo de la esperada reactivación, sino de una apertura adicional de los
mercados internacionales que continúan resistiendo la competencia, así
como también de nuevas corrientes de capital que coadyuven a recupe­
rar el crecimiento económico. La situación aún incierta de la economía
mundial y la búsqueda de homogeneidades e intereses comunes ha
llevado a mirar con creciente interés la integración y la formación de
bloques comerciales.
Así, un elemento esencial de esta "nueva división internacional" estaría
constituido por el fortalecimiento de la capacidad negociadora y la
formulación de convenios de "reciprocidad", de forma tal que el inter­
cambio de bienes, servicios y capitales se profundice entre aquellos
países (o aquellas regiones) que pudieran formar acuerdos y convergen­
cias. De más está decir que los tironeos que pudieran producirse por
lograr la adhesión de eventuales miembros a los distintos "clubs" de
países, han de ser parte de la historia contemporánea. Es de suponer que
hasta que no se concreten las negociaciones que se están llevando a cabo
en el GATT, dentro de la Ronda del Uruguay, no se podrá tener una idea
muy clara sobre cuál ha de ser el rumbo que finalmente ha de tomar la
división internacional del trabajo en lo que resta del siglo.
78
Economía mundial e integración de América Latina
Estas negociaciones comerciales parecen revestir mayores complejida­
des que las anteriores debido a la consideración de los servicios que dan
cuenta de una magnitud creciente de la producción y el comercio
internacional, aunque con diferencias entre países desarrollados y en
desarrollo86. La intensidad en el uso de tecnología y de capital humano
y físico que suponen los servicios otorga ventajas al primer grupo de
países, pero las experiencias de algunos NICs demuestran también las
posibilidades de desarrollar algunas ventajas de exportación no sólo en
los clásicos financieros, de transporte y turismo, sino también en áreas
como los servicios de salud, legales y profesionales, construcción, edu­
cación, comercialización, diseño y asistencia técnica. Los flujos globales
de exportación entre ambos grupos de países se ilustran en el Cuadro 18.
La profunda interrelación existente entre la movilidad internacional
de factores de producción y las transacciones de servicios hace que las
negociaciones de estos temas se orienten al logro de "desregulaciones"en
las economías receptoras, lo cual no deja de presentar dificultades para
los distintos actores. En efecto, la irrelevancia de tradicionales medidas
de protección, como las tarifas, hace que surjan demandas para convenir
derechos de "establecimiento", o de "presencia" o de "acceso a merca­
dos". Ello tiende a reabrir discusiones sobre emigración y relocalización
de trabajadores, sea esta temporal o más permanente, y los temores sobre
pérdida de control de sectores considerados como estratégicos para las
economías nacionales87. De cualquier manera, la tendencia es hacia una
liberalización de los servicios, tanto a nivel multilateral (posibles princi­
pios generales y excepciones a definir en la Rueda Uruguay) como
bilateral debido al creciente uso de mecanismos comerciales unilaterales
para presionar la flexibilización de las regulaciones preferenciales en
ciertas ramas de los servicios. La dinámica comercial de los servicios es,
hoy en día, incuestionable (Cuadro 19).
86 El sector de los servicios representa dos tercios del PNB norteamericano y las economías
de la CEE y el Japón muestran indicadores similares. En cuanto al comercio internacional,
los industrializados explican más del 80% de las transacciones de exportación y alrededor
del 70% de las de importación. El aporte de los servicios al P1B de los países en desarrollo
es tan importante como en el caso de los P1D, pero diferente su composición sectorial; por
ejemplo, es muy escasa la importancia de los servicios y actividades de punta. En el
comercio estos países presentan déficit. Véanse UNCTAD: Los Servicios y el proceso de
desarrollo; TD/B/1008, 1984; CEE: Etude sur les Echantes Internacionaux des Services;
documento GATT, 1984. M. Rodríguez, América Latina y la Ronda Uruguay de Negociacio­
nes Comerciales Multilaterales; Seminario INTAL/East West Center, I Ionolulu, Abril 1988.
v Algunos de estos temas se discuten en Jagdish Bhagvvati: "Services'"; en World Bank: The
Uruguay Round; "A llandbook on the Multilateral Trade Negociations", Wash., 1987.
Segunda parte
79
Cuadro 18: Comercio entre países industrializados
y en desarrollo en 1980
US$ (miles de millones)
Exportaciones de países Exportaciones de países
industrializados a países en desarrollo a países inen desarrollo
dustrializados
A exportadoDe exportadores
res de petróleo A otros ^ petróleo tradi- Deotros
tradicionales Países eionales
Países
Comercio de Mercaderías
Combustibles
Otros primarios
Manufacturas
Comercio de Servicios
Transporte
Viajes
Otros privados
97
2
13
82
180
4
31
145
158
40
60
58
227
218
7
2
72
30
35
10
14
23
12
8
Nota: Tornado de Jagdish Bhagwati: '’Services"; en World Bank: The Uruguay Round: A
Handbook on the Multilateral Trade Négociations, Wash., 1987. La fuente original es A. Sapir
"North South Issues on Trade in Services"; en The World Economy 1985. Las cifras iniciales
provienen del GATT, International Trade 1982-83.
2. Las corrientes subyacentes para la nueva inserción en el mundo
Entre las principales corrientes que contribuyen a hacer de nuestros
tiempos una etapa crucial para la redefinición de la división internacio­
nal del trabajo, se encuentran las siguientes:
a) Avances tecnológicos y creación de ventajas competitivas
El fuerte avance tecnológico que comenzó a expresarse en forma de
substitución energética y en una ampliación y difusión de la computa­
ción en los años setenta, parecería ahora avanzar hacia una nueva
revolución industrial. Uno délos temas más importantes en este contexto
es el creciente desarrollo y difusión de maquinaria reprogramable
(máquinas de control numérico). Se está también haciendo frecuente
referencia a las posibilidades de lograr la automatización total de las
Economía mundial e integración de América Latina
80
Cuadro 19: Crecimiento del Comercio internacional
de servicios (1984)
Tasa de crecimien­ Participación de Tasa de crecimiento
to de la exporta­ exportación de ser­ de ingresos resultan­
ción de bienes
vicios sobre el total tes de exp. servicios
Japón
EUA
Canadá
Reino Unido
Alemania Occ.
Francia
Italia
Total Mundo
9.5
7.3
10.9
5.5
3.2
3.5
4.6
6.6
9.6
12.3
5.1
5.3
9.7
5.5
4.1
100
18.5
14.3
13.0
9.4
7.5
9.5
10.7
12.3
Nota: Tasas de crecimiento anuales: 1978-1984. Participación: año 1984.
Fuente: FMI, Estadísticas Financieras y de pagos.
operaciones industriales y el entrelazado automático de cada operación
con la oficina estratégica central ("Computer Integrated Manufactu­
ring"). En todo este campo las innovaciones pueden ser muy importantes
en el futuro88.
Los avances presentes tienden, entre otras cosas, a reducir las
ventajas comparativas del Tercer Mundo ya que substituyen a la mano
de obra y reemplazan, con frecuencia, a las materias primas. Además,
tienden a facilitar la producción "diferenciada" con reducción del ciclo
“ Véase Ivés Berthelot: "Tecnología y Comercio Internacional en los años Ochenta
¿Evolución o Revolución?" y Plaetzer K. "Avances de tecnologías de Información y sus
influencias en sistemas de producción de bienes de Ingeniería"; en separata Revista
Economía Colombiana; Nov.,1986. La introducción de sistemas integrales CAD y CAM tiene
fuerte aplicación en las industrias de bienes de ingeniería de países industrializados, tanto
en empresas grandes como, con un cierto retraso, en medianas y pequeñas. Se estima que
hasta 1988 el 50% de las plantas de bienes de capital serán concebidas por estos sistemas
y que hasta 1995 se llegará a producir el 50% de componentes por medio de CAD y CAM.
Estos sistemas cambiarán aun más las inversiones desde el área de tangibles (maquinaria,
equipos, etc.) hacia el área de intangibles (planificación, organización y recursos huma­
nos, diseño, software de procesos, etc.), es decir, hacia inversiones en tecnología.
Segunda parte
81
del producto; todo ello, naturalmente, contribuye a imaginar el desarro­
llo de una fuerte competencia entre países desarrollados por lograr ma­
yores avances en el campo tecnológico, y a pensar en los nuevos terrenos
en que se deben concretar las estrategias de crecimiento del Tercer
Mundo. En gran medida, la competitividad se ha desarrollado entre los
países más desarrollados y con algunos semi-industrializados. En mu­
chos sentidos, la capacidad competitiva del Japón ha resultado de
extrema importancia para conmover el status quo existente en las econo­
mías avanzadas; también la presencia de los NICs, como hemos visto, ha
añadido aristas a las fricciones competitivas.
Una de las principales consecuencias de la transición hacia un am­
biente más competitivo ha sido el reexamen de las empresas, en la
búsqueda de lograr una mayor flexibilidad y adaptación en las nuevas
guerras comerciales 89. Ello implica buscar y aplicar mecanismos que
permitan liberar la capacidad innovativa dentro de cada una; algo así
como desencadenar las fuerzas "schumpeterianas" dentro de las empre­
sas. La competitividad se expresará, a veces, en verdaderos conflictos co
merciales en los que el proteccionismo, abierto o encubierto, se podrá
consolidar, y en los que las empresas deberán optar por la selectividad
y la renovación para conquistar y mantener su "ventaja competitiva".
Con frecuencia se repite la necesidad de que las empresas logren crear
dichas ventajas, sea por la vía de los costos o por la vía de la diferenciación
del producto (las "economías de variedad"; un producto para cada
necesidad)90. También, en lo que se refiere a la organización, las reflexio­
nes han coincidido en señalar que para lograr competitividad las empre­
sas deben poseer (como en Japón) una organización flexible, favorecer el
89 Señalan Pat Choate y J.K. Linger (The High-Tlex Society; N.Y., 1986): Se va acelerando el
cambio económico debido a la nueva tecnología, a los nuevos bienes, servicios, competen­
cia y relaciones de mercado existentes. Se está ante la "destrucción creativa" de Schum­
peter. Existen verdaderas guerras comerciales que hay que enfrentar. Para poder preva­
lecer, sugieren los autores, la única solución es facilitar el ajuste y el desarrollo de la
flexibilidad.
90 Véase Richard R. Nelson y Sidney E. Winter (An Evolutionary Theory of Economic Change;
Cambridge, Mass., 1982), Pat Choate y J.K. Linger ( The High-Flex Society; N.Y., 1986) y
Michael Porter (Competitive Advantage; N.Y., 1985). En esencia, la ventaja competitiva re­
sulta fundamentalmente del valor que una firma es capaz de crear para los compradores,
sea mediante precios más bajos que la competencia para beneficios equivalentes, o a través
del ofrecimiento de beneficios únicos o exclusivos para el consumidor, que compensen la
aplicación de precios más elevados.
82
Economía mundial e integración de América Latina
trabajo en equipo, y procurar que todos puedan realizar varios tipos de
trabajo.
b) Nuevos modelos empresariales
La subcontratación y descentralización industrial de los años setenta,
junto a los nuevos avances tecnológicos (especialmente en materia de
información y telecomunicaciones) habrían dado lugar a la creación de
nuevos tipos de empresas, en las que se distinguirían las funciones de
decisión, comercialización, diseño (los servicios), de las funciones de
producción directa que pueden ser distribuidas entre un cierto número
de abastecedores intercambiables y cuyos productos incompletos po­
drían ser después ensamblados en formas diversas por el armador final.
El "núcleo" central empresarial que define las opciones estratégicas,
equipado con los últimos adelantos de la información y de las comuni­
caciones, capta servicios de diseño, comercialización, financiamiento, y
distribuye pedidos entre numerosos proveedores descentralizados,
colocándose finalmente con productos diferenciados en los mercados
correspondientes. Las empresas descentralizadas (e instaladas en varias
partes del mundo, en algunas instancias como consecuencia de las
políticas "exo-dirigidas" de la década del setenta, y conectadas a las
"redes" ("net works") de producción y comercialización, pueden apro­
vechar las situaciones favorables que pudieran desarrollarse aún en el
corto plazo. Naturalmente, esta modalidad de operación requiere gran
flexibilidad y velocidad de reacción. Es precisamente este modelo de
nueva empresa el que, para algunos, refleja los adelantos posibles en
materia de servicios y conduce a la sociedad post-industrial; para otros,
lleva dentro de sí los gérmenes de la destrucción de la empresa manufac­
turera, (lo que finalmente conduciría a hacer inútiles las posibilidades
generadas por los "servicios") y conduce a la "desindustrialización" y el
avance de la "empresa hueca" ("hollow enterprise").
Junto al modelo descrito suele marchar el que supone el desarrollo de
empresas descentralizadas (a menudo pequeñas) provistas de "maqui­
narias de control numérico", que permitirían a dichas empresas producir
bienes diferenciados en cantidades relativamente pequeñas. Así, seña­
lan algunos, perderían espacio (aunque no totalmente) los grandes
emporios de producción masiva. De esta manera, las manufacturas, en
lugar de disfru tar de economías de escala, aprovecharían las "economías
de la diversificación", por algunos denominadas "economies of scope".
Segunda parte
83
El modelo relacionado con las pequeñas empresas suele ser examina­
do desde distintos puntos de vista 91. Desde el ángulo tecnológico se
sostiene que el fenómeno de la pequeña empresa competitiva a nivel in­
ternacional está relacionado con las posibilidades de incorporar máqui­
nas programables que permitan racionalizar costos y adaptarse con
facilidad a los pedidos del consumidor, a las nuevas tendencias de la
moda, etc. Es decir, se trata de empresas especializadas en la producción
en escala reducida de bienes "diferenciados" que aunque no disfrutarían
de las economías de escala, obtendrían las ventajas que acompañan a la
diferenciación o personalización del producto. Desde otra perspectiva,
la de comercialización, se supone que el desarrollo de las pequeñas y
medianas empresas va acompañado de la presencia de compañías
comercializadoras y financieras. En algunos casos se habla de una
separación entre la producción y la comercialización financiera; ello
correspondería a la experiencia italiana o la japonesa de las sogoshoshas.
Desde el punto de vista de su organización social, estas empresas
tienden a apoyarse en comunidades sociales pequeñas, relativamente
alejadas de los centros habituales y con escasas posibilidades de afilia­
ción sindical. Muchas de ellas con localización urbana, también tienen
acceso a parcelas de tierra o vinculaciones rurales, sea para trabajo en
épocas que escasean los pedidos o sea para abastecerse de algunas
materias primas. En cuanto a su relación con los entes reguladores, la
presión del Estado Central tiende a disminuir como consecuencia de la
descentralización y de la relativa informalidad bajo la cual operan. La
desregulación o los mayores grados de libertad para su acción, estimulan
frecuentemente al empresariado naciente y la creación de solidarida­
des en forma de "familias" o grupos étnicos o culturales alrededor de
ellas92.
91 La obra de Michael Piore y Charles F. Sabel The Second Industrial Divide (N.Y., 1984) tal
vez constituye el estudio más integral sobre estas materias. Véase además, Giorgio Fuá
("Rural Industrialization in Later Developed Countries: The Case of Northeast and
Central Italy"; Quarterly Review; Banca Nazionale del Lavoro: Dec., 1983), cuyo trabajo
incluye bibliografía sobre el caso italiano.
n Estos temas van apareciendo con frecuencia en la literatura contemporánea. En muchos
casos las referencias se relacionan con las experiencias japonesa e italiana desde mediados
de la década del setenta. Las pequeñas industrias fueron adquiriendo importancia en la
industria italiana en los últimos veinte años, especialmente en las regiones del Nordeste
y del Centro. Hoy en día tienen mayor significado en sectores de grandes empresas
afectadas por las crisis de los años setenta (textiles, vestimenta, pieles, cueros, alimentos).
En este país se desarrolló la descentralización productiva "a raíz de las estrategias de las
grandes empresas para enfrentar, por un lado, los crecientes conflictos sindicales y el
84
Economía mundial e integración de América Latina
c) Integración de los mercados financieros
Durante la década del 80, los mercados financieros han experimenta­
do transformaciones de fondo que han contribuido, por lo pronto, a la
aceleración de la movilidad del capital. En general, lo que se ha experi­
mentado es una erosión de las fronteras de dichos mercados entre las
naciones más desarrolladas. Los países en vías de desarrollo han queda­
do frecuentemente al margen de estos procesos, aunque recientemente
pareceria que se está avanzando en la idea de incorporarlos. Las fuerzas
que han contribuido a esta integración de los mercados financieros han
tenido que ver con los cambios tecnológicos, las tendencias hacia la
desregulación y las innovaciones financieras.
En primer lugar, los nuevos medios de telecomunicación y sistemas
de computación permiten la transmisión inmediata de información a
través de redes internacionales y a costos cada vez más reducidos. La
nueva tecnología informática hace, además, posibles los movimientos
instantáneos de fondos y de instrumentos financieros y cambiarios en
todo el mundo, las 24 horas del día. Ello ha traído consigo una gran in­
terdependencia entre los diferentes mercados nacionales, entre las tasas
de interés y tasas de cambio.
En segundo lugar, las actividades financieras y bancadas tienden en
general a escapar a las regulaciones debido a su movilidad internacional.
Recientemente, se han producido, además, movimientos deliberada­
mente desregulatorios de estas actividades en varios países, para evitar
su desplazamiento y para atraer posibles capitales financieros hacia el
propio país. Frente a esta tendencia desregulatoria se ha presentado otra,
consistente en reglamentar los procedimientos de préstamos bancarios,
en vista de los problemas surgidos por la crisis de la deuda externa; por
ejemplo, se ha requerido que los bancos establezcan niveles prudentes de
reservas. Crecientemente, estas entidades han demostrado marcada
preferencia por obtener beneficios a través del cobro de variados servi­
cios de intermediación, ("fee-earning) en vez de las actividades ligadas
con los préstamos.
Una tercera fúerza integradora de mercados tiene que ver con las
innovaciones financieras. Las actividades de préstamos bancarios tenaumento del costo de la mano de obra y, por otro lado, sus propias rigideces estructurales
que se adaptaban mal al aumento de la variabilidad y de la personalización de la demanda.
En varios casos se produjo la desintegración vertical de muchos procesos productivos".
Véase: G. Alberti; V.Donato; F.M. Castiglioni; P. Munini: "Pequeña industria e
industrialización" Boletín Informativo de Techint, Julio-Agosto, 1987).
Segunda parte
85
dieron a caer desde 1980 en adelante. La emisión internacional de bonos
se ha elevado en términos absolutos y más aun todavía con relación al
volúmen declinante de los préstamos internacionales. Los países en
desarrollo, por cierto, han continuado con poco acceso a tales mercados.
A esta nueva orientación de los bancos se la ha llamado "securitization".
Bajo este esquema, una proporción creciente de los flujos financieros
internacionales (y aun dentro de los mercados nacionales) va tomando la
forma de transacciones en "securities" (tales como los bo n o s)93. Los
préstamos bancarios correspondieron a sólo 35% del total de las finanzas
internacionales en 1984. En 1985 fueron el 20%. A comienzos de la década
del setenta, estos porcentajes eran del 60 al 70%.
Buena parte del comportamiento de las actividades de préstamo de
los bancos internacionales está relacionada con la reducción de los prés­
tamos a los países en desarrollo. De hecho, una de las fuerzas que ha
conducido a la "securitization" ha sido la huida de los bancos respecto de
la exposición en los países en desarrollo; la otra fuerza ha sido el deseo
de ganar altos ingresos (vía "fees") con bien conceptuados clientes en los
países industrializados. Otra de las fuerzas ha sido la presencia de
importantes desbalances de cuenta corriente en el panorama mundial.
Países superavitarios como Japón o Alemania han tenido preferencia (a
diferencia de los árabes) por retener "securities" en lugar de depósitos
bancarios. En especial, los Estados Unidos, con amplio déficit presupues­
tario, se han ido financiando vendiendo papeles en los mercados de
capital94.
d) Desregulación, Privatización e Internacionalización del Estado
La presencia de un Estado regulador, sobreexpandido, se ha entendi­
do que conspiraba contra la competitividad de las empresas, las que se
® Los bonos internacionales son emitidos por un tomador de préstamo que es de
nacionalidad diferente de la del país en la que los bonos son emitidos. Tales emisiones, son
usualmente suscritas (underwritten) y vendidas por un grupo de bancos del país donde
está el mercado y son denominados en las monedas de tal país. Los bonos de Eurodinero
son aquellos suscritos y vendidos simultáneamente en varios mercados nacionales nor­
malmente a través de sindicatos de bancos internacionales.
94 Entre los principales instrumentos en el sistema de financiación de "securities" están:
a) cartas de crédito stand by; b) mecanismos para emisión de notas (Note issurance
facilities; NIFS); c) "swaps" de tasas de interés y de divisas. Con las letras stand by los
bancos garantizan a un tercero las obligaciones financieras de un tomador de préstamo.
Con los NIFS, los bancos acuerdan comprarle a un emisor notas de corto plazo que no
hubiera podido vender a un precio pre-establecido, en cada fecha (roll over) por un
número especificado de años. En un "swap" de tasas de interés, dos deudores se ponen
de acuerdo en enfrentar las obligaciones del otro, mientras que cada uno continúa
haciendo los pagos que le corresponden del capital.
86
Economía mundial e integración de América Latina
encontraban limitadas en su operación. Por otra parte, la personificación
de un Estado productor tendía a restar oportunidades al sector privado.
Todo ello ha llevado a que se difundieran las ideas sobre la desregula­
ción, al mismo tiempo que se difundían planes para procurar la privati­
zación de muchas actividades del sector público. A menudo, tal privati­
zación supuso la participación obrera por la vía del acceso a las acciones
de la empresa.
Lo cierto es que la alta movilidad internacional de los factores de la
producción (capital y trabajo), la comercialización de servicios y su
mayor dinámica en el mundo económico, la descentralización física de la
producción industrial para su armado y convergencia posterior ("justo
a tiempo" como señala la nueva jerga empresarial), la fuerte y persistente
variación en modelos y técnicas de producción para una mayor diferen­
ciación del producto, la cotización en las Bolsas de Valores de comunica­
ción global de los activos de las empresas y papeles gubernamentales,
son todos temas contenidos en las nuevas concepciones lanzadas a
discusión. Ellos suponen una mayor desregulación y privatización de las
actividades y la presencia de un Estado comprometido solamente en
cuestiones de bienestar para casos extremos, en materia de salud, justicia
y educación, y de señalamiento de pautas solo indicativas para la
actividad económica.
Este Estado nuevo, atrapado en las oscilaciones causadas por las
fuertes transformaciones ya iniciadas, pasaría de ser un "Estado de
Bienestar" a un "Estado Negociador"; es decir, un Estado que puede, a
través de la "negociación", ir absorbiendo los shocks internos y externos
y conservando, en la medida de lo posible, la paz, la organización, la
estabilidad que reclama la posibilidad de atraer el capital que requiere el
desarrollo. Las sociedades flexibles, capaces de absorber y generar
cambios, forman parte de la aspiración, por cierto muy discutida, que
caracteriza a los tiempos presentes. Pero, por otra parte, se mantiene el
reto de la superación del Estado de Bienestar, difícil de ser mantenido efi­
cientemente con los solos principios de solidaridad que le dieron origen
(Cuadro 20). Este, precisamente, es uno de los conflictos que deberá
superar el Estado "negociador".
A la versión del Estado mínimo "negociador" se va oponiendo otra
fórmula que, aunque se aproxima a la primera en muchos sentidos, se
apega más a las posibles estrategias de un Estado que cumple el papel de
orientador. Un Estado que logra efectuar avances en materia de comercio
y prestigio internacional, mediante la concreción de acuerdos preferen-
Segunda parte
87
cíales con grupos de países de su mayor interés; el mayor aprovecha­
miento de las oportunidades o "nichos" que pudieran presentarse en los
mercados mundiales; y el diseño de políticas industriales y comerciales
consecuentes. En lo interno, este otro "estado negociador" iría dando
apoyo a las empresas para que éstas, respaldadas por el mercado interno
pudieran también salir simultáneamente con éxito a la arena internacio­
nal. Correspondería al sector privado y productivo de la economía, hacer
esfuerzos de inversión y transformación estructural para hacer frente a
los problemas de la guerra competitiva que se ha desatado entre las
empresas de varias partes del mundo.
Cuadro 20: Gastos Sociales en varios países de la OECD
(Porciento sobre PBI)
EUA
Japón
Alemania Fed.
Francia
Inglaterra
1960
1981
10.9
8.0
20.5
13.4
13.9
20.8
17.5
31.5
29.5
23.7
Fuente: OECD: Social Expenditure, 1960-1990; Paris, 1985.
En suma, la reciente preocupación por la competitividad internacio­
nal, ha traído consigo discusiones muy profundas acerca de las mejores
estrategias nacionales para enfrentar contrincantes eficientes y persis­
tentes como los señalados; la organización de las grandes empresas y sus
aptitudes estratégicas; la misión, dimensión y capacidad regulatoria del
Estado; el carácter dinámico de las ventajas comparativas y su eventual
conexión con el avance tecnológico y la "diferenciación" de los produc­
tos; la homogeneidad étnica de los países y la capacidad de mantener
cierta cohesión frente a la adversidad o al cambio; la interdependencia
internacional y sus efectos sobre la conducción de la política macroeco­
nômica. Son todas ellas respuestas características a las nuevas situacio­
nes que se han ido generando a lo largo de los años que hemos cubierto
en los párrafos previos. Las distintas maneras de acomodarse y las
diferencias vigentes en los niveles de desarrollo, acaban por configurar
un marco de extrema complejidad, con profundos replanteamientos
88
Economía mundial e integración de América Latina
económicos y políticos para los integrantes de la comunidad internacio­
nal.
3. Balance de las transformaciones y de la interdependencia
En el marco de las transformaciones enunciadas, resulta claro que, a
diferencia de los años setenta, ahora las expectativas de crecimiento
yacen, por un lado, en la posibilidad de atraer capitales propios y
externos y, por el otro, en el estímulo de la innovación técnica y organi­
zativa, tanto dentro de la empresa, como fuera de ella 95.(E1 personaje
empresarial "schumpeteriano" vuelve una vez más a acicatearlas expec­
tativas de crecimiento del mundo. Así, las empresas flexibles, innovativas y liberadas de regulaciones inhibitorias, serían los agentes básicos
del crecimiento^
El acceso al capital, de gran movilidad internacional y en cuyo manejo
va creciendo la intermediación al tamente tecnificada, se va convirtiendo
en una clave política-económica alrededor de la cual juegan con frecuen­
cia las estrategias del crecimiento y el poder. Aquellas [naciones que
logran una mayor estabilidad sociopolítica y económica y un más amplio
acceso a los mercados correspondientes, disponen en mayor medida del
factor clave para avanzar en las reestructuraciones de fondo)que recla­
man el crecimiento y la competí tividad.
Pues bien, dentro de este contexto la educación juega un papel
fundamental; Los centros más importantes del mundo se encuentran
envueltos en una controversia sobre cuáles deben ser los métodos, las
orientaciones y los contenidos de la educación contemporánea. Además
de los efectos que pudieran derivarse para las ventajas económicas de los
países, la educación también es un área importante en la mencionada
búsqueda de mantener cierto grado de homogeneidad en las culturas de
los diferentes países. Así, entonces, la educación, junto con la desregula­
ción del aparato estatal, la abundancia de la información y el estímulo de
la inventiva, son aspectos fundamentales de la estrategia schumpeteriana de desarrollo en este fin de siglo.
95 La atracción de capitales o su retención se vinculan estrechamente a la tasa de interés
y a las "seguridades" que se puedan ofrecer. Es difícil dejar de reconocer que la paz y la
estabilidad social, política y económica presentes y esperadas, constituyen uno de los
principales mecanismos para atraer capitales en nuestros tiempos. La» incertidumbre
contribuye, al mismo tiempo, a acentuar la movilidad del capital y a reforzar las
posibilidades del "arbitrajista".
Segunda parte
89
Al mismo tiempo, parecería que en el mundo se está manifestando, con
fuerza creciente, la presencia de corrientes globalizantes, de interdepen­
dencia mundial, que afectan, y a la vez son afectadas, por las decisiones
que cada país procura tomar en respuesta a las presiones que están
afectando a todos los participantes en el juego internacional^ Los conflic­
tos internos y externos, así entrelazados, parecen ser el reflejo de la lucha
entre el "parochialism" y el "internationalism" 96. "Cooperar" vs "no
cooperar" son otras de las alternativas que se presentan en este campo y
que suscitan la atención de los estrategas.
/E l rol del comercio internacional, de las empresas internacionales y de
las transacciones financieras parece ser fundamental en las tendencias
hacia la interdependencia económica, ,/éon respecto al comercio, el
incremento de las relaciones entre países, el desarrollo competitivo del
Japón y de los países de nueva industrialización, la entrada creciente de
los servicios en el comercio internacional, son otros de los tantos temas
que sugieren la expansión de todo lo internacional y su avance sobre lo
nacional, pon relación a las multinacionales, su papel sigue siendo clave
en la toma de "cabezas de puente" de mercado, para ganar espacios en
la "guerra" de empresas por el accesoj a veces a través de "joint ventures"
o de agrupaciones de empresas de varios países. En algunas instancias,
la empresas "globales" (que subcontratan todo) solo serían agrupaciones
estratégicas apoyadas por servicios adecuados. Finalmente, en lo que se
refiere a los factores financieros (que cada vez más se desligan de la
llamada economía real) resulta claro que los excedentes que se mueven
con rapidez en el sistema internacional permiten, por la vía de la
intermediación, redistribuir internacionalmente el capital, de áreas con
menor rendimiento a áreas con mayor rendimiento y de áreas económi­
cas y socialmente inestables a zonas de mayor estabilidad.
La internacionalización referida pone en evidencia una de las más
importantes preocupaciones de nuestros tiempos: la competitividacíyta
innegable influencia la primera en la segunda, y viceversa) han dado
lugar a toda una discusión sobre temas tales como la formación de
"redes" de intercambio. Dichas redes podrían expresarse en la formación
de bloques que tendrían un cierto sentido de pertenencia o de convergen­
cia de intereses recíprocosj.jSe habla así de las relaciones de Europa con
96 Los que insisten en la idea intemacionalista del "village planetarie", señalan las
tendencias a la descentralización, ("cupio dissolvi") y al individualismo extremo liberado
de solidaridades domésticas, como ejemplos del avance de las corrientes globalistas.
Algunos analistas, sin embargo, prefieren ver detras del internacionalismo la presencia de
núcleos nacionales que buscan expresar mejor por esa vía los intereses propios.
90
Economía mundial e integración de América Latina
el Este; de la formación de un bloque americano (USA-Canadá-América
Latina); de las relaciones entre el Tercer Mundo, ampliamente, y a través
de agrupaciones regionales; de la Relación Atlántica (USA-Europa); de
la Relación del Pacífico, o "nichibei" (USA-Japón-Asia). Con frecuencia
se imagina la posibilidad de que las regiones separadas sean entrelaza­
das por la vía de las "trading companies". También se entiende la
posibilidad de desarrollar países "intermediarios", tanto en el terreno
financiero como en el terreno real, que pudieran negociar el acceso a
regiones que, de otra manera, se encerrarían dentro de sí.
Desde el punto de vista interno, la competí tividad, señalan muchos
estrategas, requiere que el Estado libere a las empresas para que sea el
accionar de éstas, su mayor eficiencia e innovación, lo que permita
triunfar en la arena internacional. La guerra comercial debe recaer sobre
las espaldas de los que pueden triunfar (aunque, sugiere la experiencia
japonesa, con la presencia de un Estado orientador que actúa en conver­
gencia con los intereses empresariales). La competitividad empresarial
se apoya o bien en los precios (acceso a recursos baratos) o bien en el
cambio tecnológico. Este cambio se procura sea originado dentro de la
propia empresa, captando así los beneficios de la innovación. El empre­
sario "schumpeteriano" debe surgir dentro de la empresa.
Así, entonces, aparece un campo de disenso importante y es el rela­
cionado con cuáles deben ser las características de flexibilidad de unaempresa para ser mejor caldo de culti vo de las innovaciones. Un paradig­
ma frecuentemente mencionado sobre estos temas es el de la "pequeña"
empresa, dotada de maquinarias flexibles, descentralizada y con capaci­
dad de competir en la escena internacional (con el apoyo de "tradings y
financiamiento). En muchos sentidos, la idea es la de ofrecer bienes
"diferenciados" producidos en cantidades relativamente reducidas y
alejándose de los esquema "tayloristas" de la producción masiva.
Siempre en relación a estos temas se observa una revisión de los con­
ceptos de las ventajas comparativas de la teoría tradicional. La incorpo­
ración de nuevas técnicas (de organización y de producción), la "diferen­
ciación" de los productos, ponen más énfasis en la "competitividad" de
la empresa que en las "ventajas" del país exportador. De las "ventajas
comparativas" se ha pasado así a discutir las "ventajas competitivas", y
la posibilidad de que éstas, sistemáticamente explotadas, lleguen a
convertirse en "comparativas".
La referencia que hemos hecho en ios párrafos previos a los temas
relacionados con el mundo internacional que con más frecuencia se
Segunda parte
91
tratan en la bibliografía respectiva, debe complementarse con un breve
exámen de los tópicos que, vinculados con las opciones nacionales, se
suelen plantear. Pareciera, primero que todo,/ígue la necesidad de armar
algún sistema de consenso es fundamental para lograr el éxito económi­
co. La concertación y la flexibilidad son esenciales en este contexto. La
política económica, por otra parte, debe poder actuar dentro de los
condicionamientos políticos frecuentemente experimentadas en las
democracias. La política coyuntural, frecuentemente presionada por las
situaciones que el entrelazado con lo internacional le va planteando,
debería prestar primordial atención a evitar la inflación y cuidar las
políticas monetarias y de presupuesto 975 Por el lado de la política
estructural, el Estado va procurando establecer las alternativas para
acercarse a objetivos nacionales de más largo plazo, por ejemplo, el logro
de mayor flexibilidad, la desregulación, etc.
Lo antedicho se expresa, finalmente, en el desarrollo de incertidumbres y en la necesidad de especular, prever permanentemente cuales han
de ser las reacciones "internas" y "externas" frente a cualquier movi­
miento ofensivo o defensivo, propio o ajeno, que se intente.ÍLa acción
estratégica, estataU) empresarial parece ser la regla básica de los juegos
contemporáneoilla capacidad negociadora y el estudio de "escenarios",
antes que la planificación tradicional, parecen ser los temas obligados del
fin de siglo.
La necesidad de desarrollar adecuadamente esta capacidad negocia­
dora y de manejo flexible, que parecen reclamar los tiempos presentes,
constituye un gran desafío para América Latina. Sobre todo si se preten­
de que la región logre el diseño y la implementación de una estrategia
adecuada para navegar con provecho los últimos tramos de este siglo y
penetrar con buenas perspectivas económicas en el siguiente. El crecimiento con integración es una de las opciones abiertas para A m érica^
Latina y de ello nos ocuparemos en las partes siguientes de este trabajo.
Ciertamente, la integración ha de requerir flexibilidad y capacidad
negociadora para lograr su implementación.jPero, también, ella ha de
proporcionarle a la región mejores perspectivas en sus posibilidades de
manejo de las relaciones económicas extra regionales.
v Existe un replanteamiento de ideas acerca del significado de las políticas monetarias y
fiscales en un mundo altamente internacionalizado. El manejo del Estado de Bienestar, en
momentos en que se hace crecientemente difícil de manejar financieramente, es otro de los
puntos de preocupación en la mayoría de los países: la transferencia de solidaridades, el
compartir el rol distributivo entre el Estado, los privados y las asociaciones, son algunas
de las soluciones que se van dando al problema.
TERCERA PARTE
T res décad as de in tegració n : a v a n ce s y
lim itacio n es
Tercera parte
95
TRES DECADAS DE INTEGRACION:
AVANCES Y LIM ITACIONES
I. Fundamentos de la integración económica regional
Las motivaciones de la integración económica entre países en desa­
rrollo como los de América Latina, se han sustentado conceptualmente
en la teoría de los bienes públicos o colectivos, partiendo del plantea­
miento de que la integración tiene el potencial de modificar la estructura
económica, particularmente mediante la industrialización. Es bien cono­
cido que la provisión óptima de bienes públicos con relación a la
integración, resulta de la interacción de dos factores que operan en
sentido contrario; por un lado, la presencia de factores tecnológicos como
las economías de escala, las externalidades y, la posible estabilización
económica, justificarían la formación de espacios ampliados entre varias
economías, discriminando respecto de otras jurisdicciones; y por otro, el
intento de satisfacer simultáneamente una diversidad de preferencias
sociales entre países, tendería a dificultar la formación de grupos regio­
nales como los previamente mencionados.
En el caso latinoamericano, la principal preferencia compartida o el
bien colectivo que motivó los esfuerzos de integración fué, desde un
comienzo, la industrialización. Para alcanzarla se precisaba ensanchar
las dimensiones de las economías nacionales, pero manteniendo la
discriminación con respecto a otras regiones más avanzadas industrialm ente98.
La búsqueda de este bien público justificaba la adopción de ciertos
sacrificios de eficiencia en los países que se comprometían a construir
una base productiva conjunta. Dicha pérdida de eficiencia derivada de
98 Véase una completa discusión al respecto en Richard Cooper: "World wi de vs. Regional
Integration; Is there an Optimun sizc of the integrated Area?"; en Fritz Machlup: Economic
Inlegration Worldwide, Regional Sectorial; London, 1976; p. 41. Véase también el comentario
de Germánico Salgado al trabajo de Cooper en la misma obra.
96
Economía mundial e integración de América Latina
la protección, podría ser compensada con la mayor estabilidad resultante
del área integrada y la posibilidad de que los miembros llenaran sus
expectativas de alcanzar niveles más elevados de desarrollo industrial y
tecnológico. También, la presencia de otro elemento motivante reforza­
ría las bases conceptuales para la formación de grupos regionales lati­
noamericanos. Este sería la preferencia por una mayor autonomía de
decisión para el área, como resultado del fortalecimiento del poder
conjunto de negociación internacional. La reducción de la vulnerabili­
dad, así obtenida, también tuvo que ver con la formación de las Comu­
nidades Europeas, a fines de los cincuenta.
Frente a las limitaciones explicativas de los modelos convencionales
de creación y desviación de comercio para justificar la integración
regional, los desarrollos teóricos han demostrado, igualmente, que en el
contexto de preferencias por bienes públicos dentro de la función de
bienestar social, la unión aduanera puede ser más eficiente para satisfa­
cer esas preferencias que las reducciones arancelarias no discriminato­
rias o que la autarquía para las industrias protegidas". Más específica­
mente, sería posible alcanzar la especialización mediante la formación de
uniones aduaneras dados los diversos efectos dinámicos que justifica­
rían la protección ante terceros, tales como las economías de escala, la
inducción de la inversión extranjera, las externalidades derivadas del
aprendizaje y del cambio tecnológico y la eficiencia obtenida de la mayor
competencia en productos manufacturados. Estos efectos dinámicos
tendrían en común la virtud de incidir positivamente en el crecimiento
económico por la estrecha correlación entre la tasa de incremento de la
producción manufacturera y de la productividad en general l0°.
La presencia de la industrialización como el bien público fundamen­
tal de la integración regional, aparece nítidamente desde fines de los años
50 en la fórmula del mercado común latinoamericano planteada por la
CEPAL. Dicho mercado debería contribuir al desarrollo regional me­
diante el logro de tasas más satisfactorias de crecimiento económico
M Véase, por ejemplo, el análisis y el desarrollo de los aportes de HJohnson (1960) y
Cooper y Massel (1965) en Peter Robson: The Economies of international Intégration; London,
1980; cap. 4.
100 El tema de los efectos dinámicos de la integración se ha analizado, entre otros, por
Jacques Pelkmans "Economie Theories of Intégration Revisited"; Journal of Common
Market Studies; Vol. XVIII, N.4, Junio 1980; N. Kaldor, 'The Dynamic effects of European
intégration" en D. Evans: Destiny or Desillution; London, 1971. A nivel de la integración
de América Latina véase William Cline: "El interés de América Latina en la integración
económica"; Revista INTAL; N° 62, Oct. 1981; p. 23.
Tercera parte
97
derivadas de la industrialización conjunta de ciertos bienes en los
mercados ampliados, por una parte, y la atenuación de la vulnerabilidad
exterior de los países latinoamericanos, por otra101. Adicionalmente, se
esperaba que la rebaja de costos y elevación de la productividad que
resultarían de la mayor competencia y especialización, ayudarían a
desarrollar las exportaciones industriales hacia el resto del mundo. En
todo caso, el incremento del comercio manufacturero con países más
avanzados dependería de tratamientos arancelarios adecuados y políti­
cas de restructuración dentro de éstos que diesen perspectivas a las
exportaciones latinoamericanas.
En lo que respecta a la aceleración del ritmo de crecimiento económi­
co, se consideraba necesario contrarrestar, tanto la tendencia de las
exportaciones primarias a crecer por debajo del producto (frente a la de
las importaciones que lo hacían con mayor intensidad), como la limitada
capacidad de absorción de capital extranjero. Ante las limitaciones de
aumentar las exportaciones al resto del mundo y no poder pagar las
importaciones necesarias de bienes industriales, se recomendaba prose­
guir regionalmente la política de sustitución de importaciones con toda
intensidad, poniendo acento en aquellos bienes que, como los de capital,
automotores y algunos duraderos de consumo e intermedios, requerían
de mercados más amplios para alcanzar la especialización. El desarrollo
de estas producciones permitiría, además, mejorar la contribución del
capital extranjero a la capitalización regional, en la medida en que los
cambios estructurales que sería necesario introducir en la producción in­
dustrial, ofrecerían un campo propicio a los empresarios internacionales.
En lo que respecta a la atenuación de la vulnerabilidad, la integración
podría ir compensando los efectos de la disminución del coeficiente de
importaciones globales a medida que avanzaba la sustitución, mediante
el incremento del coeficiente de importaciones recíprocas. De esta
manera, el mercado común permitiría ensanchar las importaciones y
exportaciones recíprocas y, simultáneamente, daría márgen para volver
a diversificar las compras que se hacían en el resto del mundo.
El principio esencial para instaurar el tráfico interlatinoamericano
dentro del mercado común era el de la reciprocidad, según el cual era
101 El mercado común se concebía como una política de largo alcance que permitiera que
bienes, servicios, personas y capitales circularan libremente, sin trabas de ninguna
naturaleza. Vease CEPAL: El Mercado Común Latinoamericano; México, 1959: primera
parte. El ánalisis incluido en los párrafos siguientes se basa en este documento.
98
Economía mundial e integración de América Latina
posible adquirir en otros países de la región algunos bienes industriales
que antes se importaban del resto del mundo, pero pagándolos con un
incremento de exportaciones a los socios. La ventaja del espacio amplia­
do resultaba, entonces, de la oportunidad de especializarse en algunas
industrias sustitutivas (de acuerdo a recursos naturales, aptitudes de la
población y tamaño del mercado) que permitieran exportar a otros países
de América Latina, a fin de poder adquirir en ellos bienes que de otro
modo habría sido necesario sustituir en los estrechos mercados naciona­
les. De esta manera, tras el principio de reciprocidad se configuraba en
realidad una estrategia de promoción de ventas recíprocas que permiti­
ría desarrollar industrias de exportación y aumentar el producto para
alcanzar las mayores tasas de crecimiento propuestas.
Ahora bien, el modelo integracionista de la CEPAL planteó desde un
comienzo la necesidad de establecer distinciones según grupos depaíses
y categorías de productos para que, mediante reducciones no uniformes
de derechos y aceptación de ciertas excepciones, se pudiesen reconocer
las diferencias de grado de desarrollo económico y las dificultades
prácticas de aplicar desgravaciones en todo el universo arancelario. En
tal sentido el mercado común podría dar iguales oportunidades para
acelerar el desarrollo a todos los países latinoamericanos, siempre y
cuando se tuvieran en cuenta las siguientes especificidades:
- A nivel de categorías de productos, el objetivo era doble. Primero,
desarrollar las exportaciones industriales de cada país al resto, especia­
lizándose en las que se juzgaran más convenientes y, segundo, dar fuerte
estímulo al comercio tradicional de productos primarios. Dentro de las
producciones manufactureras se distinguía entre: rubros con demanda
creciente y amplio margen de sustitución, donde la eliminación de
derechos no debería encontrar obstáculos poderosos; y aquellos otros ar­
tículos con demanda relativamente lenta y escaso margen para sustituir
importaciones, para los cuales se recomendaba un ritmo más contenido
de apertura, previendo dificultades de reajuste y especialización. Dentro
de los productos primarios sería posible, en general, eliminar graváme­
nes y restricciones, con la salvedad de aquéllos agrícolas para el mercado
interno, dadas las características diferenciadas de las economías campe­
sinas y los posibles desajustes de relocalización de recursos que podrían
derivarse de una indiscriminada competencia.
- A nivel de categorías de países, se ponía énfasis en la situación de los
de desarrollo incipiente, y en segunda instancia en los de desarrollo
intermedio, para los cuales era necesario intentar contrarrestar las previ­
sibles tendencias hacia la concentración de beneficios en las economías
Tercera parte
99
más desarrolladas de la región. El llamado tratamiento diferencial sería
principalmente el resultado de excepciones a la aplicación del principio
de la nación más favorecida (NMF), por medio del otorgamiento de
concesiones no extensivas a los países de menor desarrollo relativo. Con
ello las economías menos desarrolladas podrían generar exportaciones
para compensar la compra de productos industriales en los más
avanzados, sin perjuicio de que también pudiesen especializarse en la
producción de algunos bienes de capital.
- En el evento de que algunos países no pudiesen desarrollar correla­
tivamente sus exportaciones se concibieron medidas correctivas a posteriori. En estos casos, en vez de aplicar medidas restrictivas que equilibraran
el comercio por lo bajo, lo pertinente era incentivar las importaciones de
los países más favorecidos por el mercado acelerando su ritmo de
desgravación o, también, estimular las transferencias de capital hacia los
países deficitarios. Sólo en caso de tornarse persistentes las situaciones
de desequilibrio comercial, los países rezagados podrían disminuir,
temporalmente, el ritmo de reducción de gravámenes y restricciones.
- Para favorecer los objetivos de especialización dentro del mercado
común también sería justificable exceptuar, en ciertos casos, la aplicación
de la cláusula NMF cuando se tratara de suscribir arreglos de complementación y especialización industrial Algunos países podrían suscribir estos
arreglos excluyentes para otorgar tratamiento preferencial a ciertas
partes o piezas de industrias nuevas o existentes. El propósito sería
buscar un desarrollo más eficiente de ciertas líneas para ponerlas en con­
dición de reducir o eliminar su protección aduanera y evitar que la
industria se viese forzada a integrarse en un solo país a costos elevados.
En resumen, los movimientos de integración regional en América
Latina encontraron sustento en los desarrollos de la teoría del comercio
internacional y, principalmente, en el pensamiento impulsado por la
CEPAL bajo el liderazgo de Raúl Prebisch. La solución a problemas
estructurales obligaba a un esfuerzo integracionista centrado en la
producción de bienes de capital e instalación de industrias de bienes
intermedios que requerían estos países. Tres supuestos básicos dieron
lugar al planteamiento inicial de un desarrollo con integración102:
m CEPAL "La influencia del mercado común en el desarrollo económico de América
Latina"; en El Mercado Común Latinoamericano; México, 1959: pp. 45-68.
100
Economía mundial e integración de América Latina
1) América Latina encontraría desde fines de los años 50 condi­
ciones externas semejantes a las que confrontó después de la
crisis de los 30 por lo que, aún en condiciones muy favorables
de financiamiento externo, era necesario acelerar notoriamen­
te la sustitución de importaciones para seguir creciendo al
ritmo de la postguerra.
2) Realizada la sustitución "fácil", las nuevas etapas no podrían
llevarse a cabo en toda su extensión necesaria para mantener el
ritmo de desarrollo, a menos que se hiciera dentro de un
mercado común.
3) El crecimiento de la demanda por aquellos productos que po­
drían afectar más severamente el equilibrio de la balanza de
pagos, era de tal magnitud que no habría dudas sobre la
posibilidad de abastecerse regionalmente, en una proporción,
importante sin sacrificar las ventajas de economías de escala103.
El punto era lograr el desarrollo de estas industrias dinámicas con un
comercio protegido ante terceros y desgravado y razonablemente equi­
librado entre las economías regionales, pagando un cierto costo para que
todos los países participantes obtuviesen las ventajas de la especialización. De acuerdo con las estimaciones iniciales de la CEPAL, el producto
global de América Latina hacia 1975 crecería en cerca de 50% más si se
establecía el mercado común y, gracias a éste, los países pequeños serían
los que se beneficiarían relativamente más, siempre que se les reconocie­
ran y compensaran de algún modo sus desventajas competitivas.
Debemos por último destacar que, contrariamente a lo que se cree, la
CEPAL proponía que la iniciativa privada tuviese un rol central en la
instauración del tráfico interlatinoamericano, para decidir en última
instancia qué industrias establecer, en qué país y con qué grado de
especialización. Además, el mercado común tendería a la larga a reducir
los costos de producción y, por tanto, la necesidad de protección frente
al resto del mundo. Así, entonces, dicho mercado ofrecería la oportuni­
dad de negociar la disminución recíproca de tarifas entre los países de
América Latina y el resto del mundo, con efectos favorables para la
103 La proporción de abastecimiento regional proyectada para 1975 en algunos de los
sectores más dinámicos era de 60% en maquinaria y equipo; 73% automóviles para
pasajeros; alrededor de 85% para acero, cobre y sus semimanufacturas y para papel y
carton; 89% productos químicos; y aproximadamente un 100% para textiles e hilados de
algodón y productos agropecuarios principales. ibicL. pág. 59.
Tercera parte
101
expansión del comercio internacional. Estas negociaciones para desarro­
llar gradualmente una corriente de exportaciones industriales al resto
del mundo, podrían constituirse en uno de los objetivos de la política
comercial latinoamericana.
II. A lg u n as exp eriencias o b ten id as de la in teg ració n latin o am e­
rican a
A. Principales tendencias observadas
En las tres décadas transcurridas desde la concepción del mercado
común han proliferado los modelos institucionales para la promoción de
la integración de América Latina y el Caribe. Los principales han sido dos
zonas de libre comercio (Asociación Latinoamericana de Libre Comer­
cio, ALALC, en 1960, y Asociación de Libre Comercio del Caribe,
CARIFTA, en 1965); cuatro convenios con rasgos de mercado común
(Mercado Común Centroamericano, MCCA, en 1961; Grupo Andino,
GRAN, en 1969; Mercado Común del Caribe Oriental, MCCO, en 1968 y
el Mercado Común del Caribe, CARICOM, en 1973) y un convenio
esencialmente previsto para la suscripción de convenios de alcance
parcial y establecimiento de una preferencia arancelaria regional, pero
sin plazos preestablecidos (Asociación Latinoamericana de Integración,
ALADI, en 1980)104.
El avance de la articulación de las economías involucradas en estos
acuerdos ha sido dispar, en función de las características de los países y
de las políticas que han aplicado para enfrentar en el tiempo los cambios
acaecidos en la economía internacional. Pese a los progresos alcanzados,
puede decirse que las diversas modalidades y combinaciones instru­
mentales utilizadas hasta el presente no han generado un volumen y
estructura del comercio suficientes para incidir en el proceso de asigna­
ción de recursos nacionales, impulsar significativamente la actividad
económica general y modificar la inserción externa de estas economías.
Sin embargo, es destacable que los mercados regionales han jugado un
104 Además se han creado cuatro bancos multinacionales de desarrollo (BID, BCIE, CAF
y BDC); dos arreglos de cooperación subregional (Cuenca del Plata y Amazonia); dos
organizaciones de consulta y coordinación (SELA y OLADE); varias empresas públicas
multinacionales y un número significativo de asociaciones y organismos de carácter pri­
vado. Véase BID "Progreso Económico y Social en América Latina"; Informe 1984; Capítulo
1. Wash. D.C.
102
Economía mundial e integración de América Latina
papel importante en el crecimiento y di versificación de las exportaciones
de manufacturas.
A continuación presentamos un apretado resumen de los principales
patrones observados en el comercio intralatinoamericano, algunos de los
cuales se han constituido en obstáculos al avance de la integración
comercial y a la búsqueda de especialización productiva regional10S.
1. El comercio intrarregional aumentó su participación en el comer­
cio global de los países hasta comienzos de los años ochenta, pese
a los problemas de los sistemas formales de integración. Dicho au­
mento fue más evidente para los países no exportadores de com­
bustibles. Sin embargo, a partir de los años iniciales de década, en
buena parte como consecuencia de las políticas de ajuste externo,
esta tendencia sufrió un marcado retroceso para el conjunto de
América Latina y el Caribe (Cuadro 21).
La importancia de los mercados regionales varía mucho entre
países y grupos de países. El más alto coeficiente promedio de in­
tegración, de alrededor de un 25% se alcanzó en centroamérica en
los años setenta. El caso de los países miembros de ALADI se
ilustra en el Cuadro 22, donde se observa que los porcentajes de
suministro (ventas regionales/totales) y de abastecimiento (com­
pras regionales/totales) son muy importantes para Bolivia y
Paraguay, (dos países mediterráneos), y Uruguay y Argentina
(fuertemente articulados entre ellos y con el Brasil); en tanto que
se encuentran por debajo del promedio para los principales países
exportadores de petróleo, dado el peso comercial de los combus­
tibles exportados a terceros. El contraste entre los coeficientes de
suministro y abastecimiento está en que el primero disminuyó y
el segundo aumentó en los últimos diez años, como consecuencia
de que, ante la contracción del comercio exterior, las importacio-
105 Véanse evaluaciones de JUNAC Análisis del comercio 1969-1980; Lima 1982; Francisco
Thoumi: "Intrarregional Trade of the Least developed members of Latin American
Integration Systems"; Journal of Interamerican Studies; Vol. 27, N° 4.1986 y "Bilateral Trade
Flows and Economic Integration in Latin America and the Caribbean; Inter-American De­
velopment Bank; 1987; BID, Informe 1984, Cap. 2 Ibid; Albert Fishlow: "La crisis de la Deuda
Externa: ¿Es posible su solución a través de la integración económica?"; en BID-INTAL:
La integración latinoamericana en la década de los 80; Buenos Aires, 1984; Miguel Urrutia:
"Colombia and the Andean Group: Economic and Political Determinants of regional
integration Policy"; Quarterly Review of Economic and Business; Vol. 21, N° 2.
Tercera parte
103
Cuadro 21: América Latina y el Caribe: exportaciones entre
esquemas de integración, intrarregionales y totales
(Millones de dólares, FOB)
ALADI
Exportaciones totales
Exportaciones a Améiica latina
Porcentajes exportaciones América Latina/Total
Exportaciones dentro de la ALADI
Porcentajes exportaciones ALADI/Total
Porcentajes exportaciones ALADI/exp. América Latina
1960
1965
1970
1975
7,344.8
9,388.7
566.6
7.7
841.9
9.0
13,786.7
1,583.5
11.5
1,266.0
9.2
79.9
29,664.2
5.031.2
17.0
4.010.2
13.5
79.7
5,419.1
569.0
10.5
91.6
1.7
161
12,897.8
2,055.3
15.9
477,1
3.7
23.2
1,105.4
313.7
28.4
287.1
26.0
91.5
2,309.4
645.9
28.0
541.3
23.4
83.8
1,000.1
63.2
6.3
42.3
4.2
66.9
3,028.5
259.7
8.6
216.8
7.2
83.5
15,212.2
1,969.7
12.9
36,182.8
5,964.8
16.5
Grupo Andino a)
3,586.8
Exportaciones totales
Exportaciones a América Latina
Porcentajes exportaciones América Latina/Total
Exportaciones dentro del Grupo Andino
24.5
Porcentajes exportaciones Grupo Andino/Total
0-7
Porcentajes exportaciones Grupo Andino/exp. América Latina
Mercado Común Centroamericano
Exportaciones totales
Exportaciones a América Latina
Porcentajes exportaciones América Latina/Total
Exportaciones dentro del MCCA
Porcentajes exportaciones MCCA/Total
Porcentajes exportaciones MCCA/exp. América Latina
52.7
1.2
444.2
762.5
30.9
7.0
132.8
17.4
CARICOM b)
543.7
Exportaciones totales
Exportaciones a América Latina
Porcentajes exportaciones América Latina/Total
21.3
Exportaciones dentro del CARICOM
3.9
Porcentajes exportaciones CARICOM/Total
Porcentajes exportaciones CARICOM/exp. América Latina
América Latina y el Caribe c)
Exportaciones totales
Comercio intrarregional
Porcentaje intrarrcgional/total
4,346.0
8,532.5
749.9
8.8
750.2
27.1
3.6
11,518.6
1,275.3
11.1
Economía mundial e integración de América Latina
104
Cuadro 21 (Cont.): América Latina y el Caribe: exportaciones
entre esquemas de integración, intrarregionales y totales
(Millones de dólares, FOB)
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985 d) 1985 d)
44,630.1 60,729.0 78,133.5 85,817.2 80,888.1 83,130.1 91,733.9 89,061.2 69,924.3
7,174.3 10,011.8 12,858.3 13,408.5 11,689.7 9,000.2 10,163.4 9,096.7 9,106.7
16.1
16.5
16.5
15.6
14.5
10.8
13.0
11.1
10.2
5,838.4 8,574.6 10,921.2 11,335.6 9,712.6 7,015.3 8,167.5 7,148.4 7,605.2
8.4
13.1
14.1
14.0
13.2
12.0
8.0
8.9
10.9
80.4
78.6
83.5
81.4
85.6
84.5
83.1
77.9
84.9
16,293.4 23,937.5 29,324.9 28.464.8 27,060.2 22,697.9 25,164.3 25.741.9 18,530.4
2,404.2 3,412.9 4,826.5 4.847.3 4,426.1 3,123.2 3,063.5 2,964.3 2,433.0
14.8
14.3
16.5
17.0
16.4
13.8
12.2
13.1
11.5
826.7 723.3 704.1
687.3
684.5 1,075.1 1,189.3 1,262.7 1,177.7
4.1
4.4
4.4
3.6
2.7
3.7
4.2
4.5
2.9
28.5
31.5
24.6
26.0
26.6
26.5
23.6
23.8
28.2
3,974.0 4,462.5
965.7 1,034.2
24.3
23.2
898.7
862.8
21.7
20.1
89.3
86.9
3,190.2
297.6
9.3
204.7
6.4
68.8
3,908.1
439.6
11.2
255.7
6.5
58.2
3,423.4 3,549.1 3,806.4 3,504.2
971.8
867.3 656.0
935.3
28.4
26.4
22.8
18.7
765.4 766.8
719.3 488.3
22.4
21.6
18.9
13.9
78.8
82.0
74.4
82.9
4,032.5
584.4
14.5
410.3
10.2
70.2
5,470.5 5,269.1 4,362.6 3,538.2 3,519.4 3,337.5
602.2 703.8
718.5 438.7
382.8 325.1
12.4
9.7
13.4
16.5
10.9
11.0
390.8
325.0 278.5 278.2
350.3 385.7
6.4
9.0
9.2
8.3
7.3
7.9
58.2
54.8
54.4
74.1
72.8
85.6
2,470.2
186.1
7.5
148.0
6.0
79.5
4,444.1 3,820.7
1,263.1 1,167.7
28.4
30.6
1,129.3 936.6
25.4
24.5
89.4
80.2
52,712.2 70,265.6 89,587.4 96,563.8 90,167.4 91,740.7 100,634.3 97,399.1 77,675.9
8,536.5 11,583.3 14,889.8 15,429.3 13,479.2 10,466.9 11,504.8 10,138.7 9,947.8
16.2
16.5
16.6
16.0
11.4
11.4
10.4
12.8
14.9
Fuente: CEPAL, sobre la base de estadísticas oficiales.
a) Excluye Chile.
b) Sólo incluye Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago.
c) Incluye once países de la AL ADI, cinco del MCCA, cuatro de la CARICOM, Panamá, República Dominicana y Haití.
d) Estimado.
Nota: Cifras estimadas, en 1983 HAITI; 1984 HAITI y GUYANA; 1985 BOLIVIA, PERU, VENEZUELA, MCCA, GUYAN A y
HAITI; 1986 ARGENTINA, BOLIVIA, BRASIL, ECUADOR, URUGUAY, MCCA, PANAMA, HAITI y REPUBLICA DOMI­
NICANA. Tomado de E. Gana: La promoción y el financianúento del comercio exterior para el desarrollo y la integración
latinoamericana: Desafios, requerimientos y políticas. Ponencia presentada en Asamblea AL1DE, Buenos Aires, mayo de 1988.
Tercera parte
105
Cuadro 22: ALADI: Coeficientes de suministros y abastecimientos
por países: promedio 1978-84 y años 1985 y 1986
(Porcentajes)
Suministros
Venta
Regional/Total
1978-84 1985
Abastecimientos
Com pra
1986 Regional/Total 1978-84
1985
1986
Argentina
Bolivia
Brasil
Colombia
Chile
Ecuador
México
Paraguay
Perú
Uruguay
Venezuela
20.1
41.2
16.9
13.3
19.5
13.0
3.9
40.8
13.7
30.5
7.4
17.7
59.9
8.7
8.1
14.2
4.9
2.7
31.9
10.9
27.9
4.5
18.7
51.0
11.1
6.7
16.2
3.4
3.8
65.2
7.4
38.4
6.5
Argentina
Bolivia
Brasil
Colombia
Chile
Ecuador
México
Paraguay
Perú
Uruguay
Venezuela
24.4
31.6
13.3
19.1
25.4
13.6
4.0
46.6
14.2
40.0
8.5
33.9
36.1
12.0
21.4
28.6
20.6
4.2
54.4
24.3
31.8
8.9
34.9
46.3
12.3
17.2
23.2
15.3
3.0
46.4
25.6
48.9
8.4
ALADI
11.7
8.1
10.1
ALADI
13.7
14.3
14.9
Fuente: BADECEL y Secretaría de la ALADI.
Nota: Tomado de E. Gana: La promoción y el financiamiento del comercio exterior para el
desarrollo y la integración latinoamericana: Desafíos, requerimientos y políticas; Ponencia pre­
sentada en Asamblea ALIDE; Buenos Aires, mayo de 1988.
nes originarias de la región se contrajeron relativamente menos, y
las exportaciones se orientaron cada vez más hacia terceros mer­
cados.
2. Los mercados latinoamericanos favorecieron un acelerado creci­
miento de las exportaciones manufactureras, aunque este patrón
también se registró para el conjunto de países en vías de
desarrollo entre 1963 y 1981 (Gráfico 1). El comercio intra-ALADI
mostró, por ejemplo, un aumento de esos productos desde un 11 %
en 1960 hasta un 43% en 1980, con lo cual se contribuyó a que las
manufacturas elevaran su peso en las exportaciones totales de
estos países de 3.4% a cerca del 16% entre esos años.
En el período de los ochenta los eventos externos y las políticas
seguidas implicaron un mayor dinamismo relativo de las expor­
taciones manufactureras hacia el resto del mundo, no sólo debido
a la simultaneidad de las restricciones impuestas para tratar de
obtener superávits con los socios, sino a la simultaneidad de las
fuertes políticas de devaluación que tendieron a mejorar más la
posición competitiva con terceros que con respecto a América
Economía mundial e integración de América Latina
106
Gráfico 1: Destino exportaciones manufactureras de países
en desarrollo 1963-85
%
Exportaciones Mundiales de Manufacturas
14
12
EZZ)
10
4
2
0
1963
1973
'79
'80
'81
'82
'83
n
A economías centralmente planificadas
□
A países industriales
'84
'85
E23 A países en desarrollo
Fuente: GATT. Tomado del World Development Report 1987.
Latina. Además, el desequilibrio externo y recuperación de la
economía norteamericana promovieron fuertemente sus importa­
ciones de países desarrollados y en desarrollo, y América Latina
volvió a concentrar sus ventas en ese mercado. Así, entre 1980 y
1986 de cada dólar exportado al mundo, las manufacturas subie­
ron del 16% al 24%, pero los mercados de ALADI perdieron
importancia como area de destino de estas ventas (38% a 22%),
aunque ello fue altamente influido por el comportamiento de
Brasil y México que subieron en forma muy importan te el compo­
nente manufacturero de sus colocaciones en el resto del mundo
(Ver Gráficos 2 y 3 y Anexos 1 y 2)
3. Entre 1965 y 1979 los conjuntos de productos que presentaron una
mayor dinámica en las exportaciones dirigidas a los mercados de
América Latina y el Caribe fueron los químicos, las manufacturas
Tercera parte
107
U $g
(miles de millones)
Gráfico 2: Exportaciones de manufacturas
de ALADI (1980-1986)
Expo. intraALADI
"
\//y\
Expo, al resto mundo
U$s
□
(miles de millones)
Gráfico 3: Exportaciones de manufacturas
de ALAD! (1980-1986)
ALADI al mundo
Fuente: INTAL
X
Brasil al mundo
+
ALADI a ALADI
^
Mcxico al mundo
108
Economía mundial e integración de América Latina
clasificadas según el material usado (papel, textiles, cuero, cau­
cho, hierro y acero, metales no ferrosos y minerales no metálicos)
y los aceites y grasas animales y vegetales. Los grupos de maqui­
naria y equipo de transporte y el de artículos manufacturados
diversos (muebles, confecciones, calzado, línea blanca, plomería y
otros), si bien presentaron disminuciones en su coeficiente de
integración durante esos quince años, puede considerarse que este
indicador era todavía elevado al iniciarse esta decada 106. Sin
embargo, en los siete primeros años de esta década, se modificó
sustancialmente el rol manufacturero del mercado intrarregional.
En el caso de ALADI, de cada cien dólares exportados al mundo
de maquinaria y equipo la significación del comercio recíproco
cayó de 44% a 20%, entre 1980-81 y 1985-86. Las manufacturas
diversas y las clasificadas según material también disminuyeron
su coeficiente de integración de niveles superiores al 30% hasta
aproximadamente 15% entre esos años (Cuadro 23).
4. Las exportaciones extrarregionales de ALADI difieren notoria­
mente de las intraregionales por incluir relativamente menos
productos manufacturados y más productos basados en recursos
naturales, principalmente combustibles y minerales conexos y
alimentos y animales vivos (Anexo 1). Las exportaciones manu­
factureras también ganaron participación en el comercio con
terceros a partir de 1960, hasta alcanzar un 12% en 1980, pero lo
hicieron en menor proporción que dentro del intercambio
regional107. Como se vió, esta tendencia se alteró en la presente
década, cuando los productos manufacturados casi llegaron a
duplicar su participación en las ventas dirigidas al resto del
mundo -12% a 21%-, según se aprecia en el mismo Anexo.
Por otra parte, la comparación de los patrones de comercio de
manufacturas, dentro y fuera de ALADI, muestra que el comercio
recíproco ha seguido siendo relativamente más intensivo en pro­
ductos químicos pero lo dejó de ser en maquinaria y equipo
durante los ochenta (Cuadro 24). No obstante, los químicos ven106 Entre 1965 y 1979 el coeficiente de integración pasó de 36% a 43% en productos
químicos; 16% a 30% en manufacturas según material; 13% a 20% en aceites y grasas; 70%
a 46% en maquinaria y equipo y 70% a 39% en manufacturas diversas. BID: Informe 1984;
p. 106.
107 Entre 1965 y 1980, sin embargo, la comparación entre patrones de exportación intra y
extrar región al de manufacturas indica que algunos países latinoamericanos como Brasil
crecieron más rápidamente en terceros mercados.
Tercera parte
109
Cuadro 23: ALADI: Participación del mercado regional sobre el
mundial por tipo de producto
(coeficiente de integración %)
Productos
químicos
1980
Participación del
mercado regional
sobre el mundial
Manuf. clasif Maq. y Equip. Art. manuf.
Total de
s/matcrial
Transporte
diversos manufacturas
38.21
29.90
44.56
32.47
37.64
1981
Participación del
mercado regional
sobre el mundial
33.88
30.24
44.19
33.31
37.13
1983
Participación del
mercado regional
sobre el mundial
34.63
26.21
30.55
28.60
29.89
26.37
15.72
18.47
17.25
18.98
27.87
15.99
20.55
12.89
19.65
26.74
15.14
18.10
12.76
18.06
35.63
17.70
21.67
15.41
21.87
1983
Participación del
mercado regional
sobre el mundial
1984
Participación del
mercado regional
sobre el mundial
1985
Participación del
mercado regional
sobre el mundial
1986
Participación del
mercado regional
sobre el mundial
Fuente: INTAL - Unidad de Estadística e Informática
Economía mundial e integración de América Latina
110
Cuadro 24: ALADI: Exportaciones por tipo de manufacturas:
composición según destino
Productos Manuf. dasif Maq. y equip. Art. manuf.
Total de
químicos
s/inatcriai
transporte
diversos manufacturas
1980
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
16/71
16 31
16-46
22-04
31 18
27/74
48.34
36.30
40.83
12.91
16.21
14.97
100
100
100
1981
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
15-30
17-64
16/77
22-16
30-19
27-21
49.85
37.17
41.88
12*69
15.00
14.14
100
100
100
1982
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
21-31
17-15
18-40
22-88
27*47
26-10
42.32
4L03
41.41
13.48
14 35
14-09
100
100
100
1983
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
27-12
17/75
19 53
26-10
32/79
3152
34.60
35.78
35.56
12.11
13.68
13.39
100
100
100
1984
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
3004
19 01
2U 8
21 83
28 05
26 83
37.57
35.50
35.91
10.55
17.44
16 ^8
100
100
100
1985
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
2728
16*48
18 44
22.52
27*82
26-&7
39.15
39.05
39.07
11.04
l 6-64
15.63
100
100
100
1986
ALADI •
R. MUNDO
T. MUNDIAL
27-25
13/78
16/72
22-22
28 91
27-45
38.70
39.14
39.04
H-83'
18.18
16.79
100
100
100
Fuente: INTAL
Tercera parte
111
didos a los países de ALADI, apenas lograron mantenerse entre el
5% y el 6% del total de productos manufactureros exportados al
mundo (Cuadro 25). En el caso de la maquinaria y equipo vendida
a los socios de ALADI, esta había llegado a representar el 18% del
total de exportaciones mundiales de manufacturas de los países
miembros en 1980. Seis años después solo significaron alrededor
del 8%.
5. Los países de mayor ingreso y nivel de desarrollo han tenido en
general más éxito en exportar que los demás, generándose situa­
ciones crónicas de superávit y déficit bilaterales que crean resis­
tencias a la apertura (Anexos 3 y 4). Las situaciones de desequili­
brio están fuertemente influidas por el comercio de combustibles
y por la posición favorable del Brasil y deficitaria de Colombia y
Chile. Entre los grupos de integración, la ALADI presenta superá­
vits con relación al Grupo Andino y Centroamérica es fuertemente
deficitaria frente a ALADI y al GRAN.
Por otra parte, los patrones de especialización muestran que las
economías de mayor desarrollo de la región realizan principal­
mente importaciones intensivas en recursos naturales y exportan
manufacturas a los de menor desarrollo y a los intermedios. Los
déficit sustantivos en manufacturas no han podido corregirse en
la mayoría de los casos con el solo otorgamiento de preferencias
arancelarias. Esta falta de reciprocidad en la composición relativa
de las importaciones y exportaciones tiende a repetirse entre
países de desarrollo intermedio y los de menor desarrollo.
6. El comercio intralatinoamericano está segmentado de acuerdo a
ciertos bloques de países, siendo predominante el comercio entre
países vecinos. Estos patrones de integración "revelada" no co­
rresponden precisamente a los esquemas institucionales de inte­
gración, y pueden evidenciarse en cuatro agrupaciones, a saber,
un bloque austral configurado por Argentina, Brasil, Uruguay,
Chile, Paraguay y Bolivia; un bloque grancolombiano integrado
por Venezuela, Colombia y Ecuador; y dos bloques de países
miembros del MCC A y del CARICOM. Perú, Panamá, Venezuela
y México presentan mayor diversificación geográfica. En la confi­
guración de estos patrones tendrían gran importancia factores
como los menores costos de transporte, el importante papel del
comercio fronterizo y las mejores posibilidades que existirían de
112
Economía mundial e integración de América Latina
Cuadro 25: Exportaciones por tipo de manufacturas y mercado:
participación (%) en totales manufactureros.
Productos Manuf. clasif. Maq. y equip, Art. manuf. Total anual de
exportaciones de
químicos
diversos
s/matcrial
transporte
manufacturas
U$S
%
1980
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
6.29
10.17
8.29
19.45
18.19
22.64
4.86
10.11
4673498
7744174
12417672
37.64
62.36
100.00
1981
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
5.68
11.09
8.23
18.98
18.51
23.37
4.71
9.43
5120547
8671036
13791583
37.13
62.87
100.00
1982
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
6.37
12.03
6.84
19.26
12.65
28.76
4.03
10.06
3568930
8370643
11939573
29.89
70.11
100.00
1983
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
5.15
14.38
4.95
26.57
6.57
28.99
2.31
11:08
2383930
10175224
12559154
18.98
81.02
100.00
1984
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
5.90
15.28
4.29
22.54
7.38
28.53
2.07
14.01
3002940
12282716
15285656
19.65
80.35
1985
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
4.93
13.51
4.07
22.80
7.07
32.00
1.99
13.63
2761032
12523073
15284105
1986
ALADI
R. MUNDO
T. MUNDIAL
5.96
10.76
4.86
22.59
8.46
30.58
2.59
14.20
3404628
12164839
15569467
Fuente: INTAL
100.00
18.06
81.94
100.00
21.87
78.13
100.00
Tercera parte
113
establecer flujos de comercio intraindustrial, dada la cercanía
geográfica.
7. En general, las corrientes del comercio que han gozado de tarifas
preferenciales dentro de los acuerdos formales de integración, han
tendido a aumentar más lentamente que las intrarregionales
totales. Entre los factores explicativos del dinamismo comercial,
diferentes de la apertura recíproca, se encuentran, además de los
mencionados, la variabilidad del tipo de cambio, el valor absoluto
y el crecimiento del producto y del ingreso per cápita, y el rol que
han jugado las empresas extranjeras en la generación de una
magnitud relevante de las exportaciones intra-empresa.
8. Los programas pactados de liberalización del comercio recíproco
no han progresado o han tendido a minimizarse cuando se trata de
bajar la protección a una gama importante de productos manufac­
turados de sustitución avanzada de importaciones, en los cuales
se hubiese podido registrar competencia entre capacidades insta­
ladas domésticas (i.e. textiles, confecciones, alimentos procesa­
dos, bienes de consumo duradero y algunas líneas de maquinaria
y equipos de la industria metalmecánica).
B. Algunas explicaciones de los limitados avances de la integración
Si bien hasta el presente no se han producido grandes resultados de
la integración, tampoco se han generado costos de importancia para las
economías regionales 108. Los mecanismos previstos en los tratados se
han aplicado muy parcialmente o se han desvirtuado luego de puestos
en vigencia, como resultado de factores tales como las diferencias de
opinión respecto de los objetivos económicos que deben cumplir los
instrumentos comunitarios; inestabilidad transferida a las políticas
nacionales como consecuencia de la situación de la economía mundial y
de la evolución de los precios de las exportaciones latinoamericanas de
productos primarios; desequilibrios en el nivel y estructura del comercio
recíproco y temores a una mala distribución de los beneficios entre los
países;altos costos del transporte; resistencias a la competencia por parte
108 Pese a las limitaciones de las mediciones cuantitativas puede decirse que en Centroamérica se habrían generado, hasta mediados de los 70, las mayores ventajas dinámicas
medidas como porcentaje del producto. Véase un completo resumen sobre evaluaciones
de costos y beneficios adelantados a nivel internacional y en América Latina en Germánico
Salgado: Lecturas sobre Economía de la Integración; en preparación, INTAL, 1988.
114
Economía mundial e integración de América Latina
de sectores protegidos; distorsiones introducidas por las políticas do­
mésticas en la medida que avanza la apertura y dificultades de armoni­
zarlas; e imperfecciones en los mercados reflejadas en factores como la in­
suficiente información sobre las posibilidades que ofrecen los mercados
ampliados.
En esta forma, o bien los avances en la determinación de los márgenes
de preferencia y en la creación de competencia han sido limitados, o
cuando se ha logrado avanzar en la apertura, las restricciones no arancela­
rias han quitado importancia a las preferencias. El efecto de lo anterior
ha sido transmitirle inestabilidad a los mercados regionales e inhibir
decisiones de inversión de los agentes económicos que intentan realizar
operaciones aprovechando los mercados ampliados. No extraña, enton­
ces, que el comercio con preferencias haya crecido mas lentamente que
el que fué excluido de los programas de liberación.
A nuestro criterio, tres factores, estrechamente vinculados, parecen
tener especial importancia en la explicación de las limitaciones de la
integración para generar los beneficios esperados. Ellos han sido la
heterogeneidad presente entre los países de la región; las implicaciones
de la evolución de la economía internacional sobre las balanzas de pagos
y las políticas económicas nacionales adoptadas para ajustarse a ese
contexto; y las tensiones generadas a raíz de la puesta en vigencia o la
aplicación de instrumentos comunitarios. Estos factores reflejan, a su
vez, las percepciones sobre una distribución equitativa de beneficios; las
diferencias de opinión acerca de las estrategias de desarrollo a largo
plazo, y los distintos juicios sobre la relevancia de los instrumentos
comunes que se negocian e intentan aplicar para integrar las económías
de América Latina.
1. La heterogeneidad latinoamericana
X a s disparidades económicas y sociales entre los países de la región
han llevado a que en todos los acuerdos de integración se prevea un
tratamiento especial para los países de menor desarrollo relativo
(PMDR) y a que los países conocidos como de desarrollo intermedio
intenten, asimismo, instaurar mecanismos para salvaguardarse de la
posible concentración de beneficios en los países más desarrollados de la
región. Los Anexos 5,6,7 y 8 ilustran las diferencias todavía vigentes en
cuanto á producto global y per cápita, grado de urbanización y de indus­
trialización, y esperanza de vida al nacer, con respecto a los países
designados como de menor desarrollo relativo en los grupos de integra­
Tercera parte
115
ción, así como los contrastes entre las economías de ALADI y las de
Centroamérica y el Caribe.
Es conocido que los beneficios de creación de comercio que podrían
alcanzar aquellos países con una estructura industrial más diversificada,
pueden constituir desviación de comercio para otros países que no gozan
de esa diversificación y que se ven obligados a abastecerse en el mercado
común a costos superiores a los del mercado mundial. Asimismo, las
economías externas derivadas de la infraestructura física, social, tecno­
lógica y de capaci tación, tenderían a favorecer la localización de inversio­
nes en las regiones más industrializadas.
Los países de ALALC reconocieron que la consecución de los objeti­
vos del Tratado de Montevideo serían facilitados por el mayor crecimien­
to de los PMDR y adoptaron varios mecanismos para el efecto, el
principal de ellos las listas de ventajas no extensivas que contribuyeron
en las primeras etapas del proceso a equilibrar las balanzas deficitarias
de estos países. Sin embargo la paralización del proyecto de libre
comercio restringió las posibilidades de que dichas listas llegasen a tener
consecuencias en la mayor actividad de los países menos adelantados. El
estancamiento de ALALC y los desequilibrios que se confirmaron en la
segunda mitad de los sesenta para los PMDR y los llamados de mercado
insuficiente, contribuyeron a la práctica fragmentación de esta Asocia­
ción a raíz de la suscripción del Acuerdo de Cartagena109.
Elemento clave para alcanzar el desarrollo equilibrado y armónico en
el Pacto Andino era la programación conjunta del desarrollo industrial
para evitar la concentración geográfica de inversiones al eliminarse las
barreras al comercio. Los de menor desarrollo recibirían asignaciones
prioritarias de producciones en sus territorios, tratamientos preferenciales dentro de cada programa sectorial y otras ventajas respecto de los
mecanismos de liberación del comercio. No obstante, los resultados de
este modelo son conocidos en cuanto se refiere a las dificultades econó­
micas y políticas de asignar centralizadamente plantas industriales para
intentar equilibrar el desarrollo de las producciones subregionales en sus
ramas más dinámicas.
109 En las discusiones del Comité Ejecutivo Permanente de la ALALC en 1969 se señalaba
que el objetivo primordial del Acuerdo de Cartagena era contribuir a la solución de los
problemas derivados del desequilibrio existente entre los miembros de la Asociación,
desde el punto de vista de los diversos niveles de su desarrollo económico. También había
insatisfacción por el escaso dinamismo que la integración le había imprimido a los sectores
manufactureros. Véase Acta Sesión Extraordinaria CEP-ALALC. Julio 1969.
116
Economía mundial e integración de América Latina
Factores tales como el carácter negociado que se le dió a la especialización por ramas y la tendencia a asignar un conjunto amplio de
producciones a los PMDR, mas allá de lo que aconsejaría un mínimo de
eficiencia; la discusión sobre los niveles de protección comunitaria
aceptables para las plantas asignadas; las restricciones financieras para
la ejecución de proyectos específicos; y la modificación de las condicio­
nes externas bajo las cuales se diseñaron los programas, dieron lugar no
sólo a ciertos desarrollos ineficientes, sino, principalmente, a que no
fuese viable la programación110.
Pese a la insatisfacción existente con la participación de los PMDR en
el Grupo Andino, lo interesante a destacar bajo esta experiencia sería el
supuesto implícito de que los beneficios de la integración latinoamerica­
na se podían distribuir más equitativamente si el proceso de integración
se realizaba entre países cuyas características de desarrollo no fueran tan
dispares. Inclusive, cuanto menores fuesen las diferencias entre las
economías a integrarse, se consideraba que podrían concretarse compro­
misos más avanzados de integración, en la medida en que países con
niveles de ingreso similares tendrían industrias manufactureras más
similares, suceptibles de articularse mediante acuerdos intrafirma de
división sectorial del trabajo.
Sin embargo, el hecho de que las características de los miembros de
un proceso de integración fueran similares, no establecería las condicio­
nes suficientes para que los beneficios se generaran y distribuyeran más
equitativamente. En el caso centroamericano, por ejemplo, el trato pre­
ferencial a Honduras y el régimen de industrias de integración, no logró
evitar que este país se marginase de la zona de libre comercio en 1974,
restableciendo barreras arancelarias y convenios bilaterales para tratar
de obtener por este medio el trato buscado. La OECO en el Caribe, esta­
blecida en 1981 para encarar con mayor eficiencia las relaciones con los
países de mayor desarrollo del CARICOM, contribuyó, sin embargo, a
110 Se argumenta que sería más razonable y viable para estimular el desarrollo industrial
de la subregión, la alternativa de realizar evaluaciones más precisas de costos y beneficios
de localizar proyectos muy específicos en los PMDR y liberar el resto de la industria para
que se tomen decisiones de inversión conforme a las fuerzas del mercado, sin perjuicio de
los arreglos de subcontratación que puedan impulsarse para favorecer la especializadón.
Véase un análisis de la experiencia andina y de alternativas para lograr los tratamientos
preferenciales en Alfredo Fuentes y G. Perry: "Participación de los PMDR en la integra­
ción económica subregional andina"; Revista integración Ijztinoamericana; N° 110, Mar.
1986.
Tercera parte
117
reportar en los años setenta evidentes beneficios de la cooperación
funcional a sus siete miembros, en lo cual fue de notoria importancia el
papel del Banco de Desarrollo del Caribe.
El hecho es que las diferencias en el nivel de ingreso y en el desarrollo
relativo de los sectores manufactureros, seguirán constituyendo un reto
al avance de la integración multilateral. Resulta de importancia la
instrumentación de convenios más avanzados entre grupos más reduci­
dos de países caracterizados por su mayor homogeneidad, pero igual­
mente lo son el tipo de mecanismos seleccionados para la distribución de
costos y beneficios y las políticas comerciales aplicadas individualmente
por los países para sacar ventajas del ensanche de los mercados. Algunas
experiencias exitosas de cooperación e integración económica diseñadas
para corregir o prevenir concentraciones de beneficios, destacarían las
ventajas de las aperturas efectivas de mercado, en vez de los esquemas
de asignación forzosa de plantas pertenecientes a ramas del sector
manufacturero; la conveniencia de concentrarse en la evaluación econó­
mica y localización de proyectos específicos de exportación en los
PMDR, y las bondades de los mecanismos financieros de fomento para
facilitar la gestación de proyectos de integración en los países menos
avanzados111.
Ahora bien, la búsqueda de una mayor homogeneidad entre socios de
integración en América Latina podría verse contrariada por la pérdida
de eficiencia derivada del menor espacio económico ampliado que
podría configurarse entre países de menor dimensión y grado de desa­
rrollo. Así, el deseo de ganar poder de negociación a más largo plazo
frente a países relativamente más desarrollados, reñiría con la menor
disponibilidad de espacios más eficientes que ofrecerían las asociaciones
con economías más desarrolladas. Por ello adquiere creciente importan­
cia la suscripción de acuerdos inter-regionales entre aquellos grupos de
países de menor desarrollo que han conformado subgrupos más homo­
géneos y otros países de mayor desarrollo relativo, lo que también
debería contribuir a mejorar cuantitativa y cualitativamente los déficit
111 Conviene al respecto revisar las experiencias de exportación de Ecuador al Grupo
Andino y de Uruguay a la Argentina a través de ios mecanismos de apertura previstos en
el Acuerdo de Cartagena y el Convenio Argentino-Uruguayo de cooperación económica
CAUCE. En el campo financiero, el menor tamaño económico de ciertos países tiende a
redoblar la importancia marginal de los recursos dirigidos hacia ellos y es así como, por
ejemplo, en los años 70 los PMDR del Caribe recibieron seis veces más recursos por
habitante procedentes del Banco de Desarrollo del Caribe que los países más desarrolla­
dos del CARICOM.
118
Economía mundial e integración de América Latina
crónicos que sufren los primeros con respecto a los segundos. Ello podría
lograrse mediante aperturas unilaterales, pero, sobre todo, haciendo
énfasis en una de las propuestas iniciales del mercado común latinoame­
ricano, consistente en efectuar transferencias de capitales e inversiones
de los países superavitarios a los deficitarios, recursos que se podrían
orientar a la generación de proyectos de exportación y desarrollo de
ofertas exportables112.
2. Evolución de la economía internacional y sus efectos en las políticas económi­
cas e integración
a) Los años sesenta
La modificación favorable de las condiciones de la economía interna­
cional y precios de los productos básicos en los años sesenta, contrastó
con los supuestos inicialmente pesimistas acerca del contexto que debe­
rían enfrentar los países latinoamericanos e hizo perder prioridad a la
estrategia de ahorrar divisas y especializarse a través de la integración.
Los términos de intercambio tendieron a estabilizarse, las exportaciones
tradicionales crecieron en los mercados mundiales y el mayor acceso al
financiamiento externo presentaron un nuevo panorama de balanza de
pagos para mantener un ritmo adecuado de importaciones.
Al iniciarse la segunda mitad de los 60 se constataba en la ALALC una
reducida apertura efectiva de las economías latinoamericanas al comer­
cio recíproco; las concesiones habían favorecido básicamente el aumento
del comercio tradicional e importaciones no competitivas con las pro­
ducciones domésticas; y la falta de reciprocidad en la balanza comercial
y estructura del comercio recíproco hacían difícil extender y profundizar
las preferencias. Además, se hicieron notorias las implicaciones de no
haber complementado los programas de liberación del comercio con un
cierto grado de armonización de políticas vinculadas al sector externo.
En estas circunstancias, los esfuerzos de industrialización se conti­
nuaron realizando dentro de los estrechos mercados nacionales, sin que
112 Los 18 países de menor grado de desarrollo relativo de América Latina y el Caribe
(países C-D del BID) importan bienes y servicios por unos 17.000 millones de dólares
anuales de los cuales alrededor de 5.000 provienen de América Latina. Los saldos
negativos que acumularon con respecto a Brasil, México, Argentina y Venezuela en la
última década, se estiman cercanos a 13.000 millones. Véase Domingo Cavallo y A. Dadone: "Cooperación económica y comercio entre los países A y los C-D"; BID (mimeo); mayo, 1987
Tercera parte
119
un número importante de firmas de sustitución más avanzada de impor­
taciones pudiesen aprovechar las ventajas de escala y demandaran,
entonces, altos niveles de protección arancelaria y no arancelaria para
poder subsistir. Dados los requerimientos de capital y tecnología de las
nuevas industrias, se tendieron a elevar los costos y la intensidad en
capital de las economías regionales, se gestaron posiciones monopólicas
u oligopólicas en algunos sectores, y se estimuló la presencia de subsidia­
rias de empresas transnacionaies para obtener los beneficios derivados
de este esquema de sustitución a cualquier costo.
Encontramos, así, que la falta de una apertura efectiva entre los
mercados latinoamericanos, no permitió que se obtuvieran las ventajas
atribuidas a la sustitución ampliada de importaciones y, más bien, se
tendieron a configurar los factores negativos asociados con la exagerada
protección: (i) Utilización de tecnologías no adecuadas a la disponibili­
dad de recursos de los países, ya que en su gran mayoría eran capitalintensivas en lugar de serlo mano de obra intensivas; (ii) Menores
posibilidades de ocupación de lo esperado, por la razón expresada en el
punto anterior; (iii) Producción orientada hacia un mercado interno y
estrecho, que hacía difícil recoger los beneficios de las economías de
escala; (i v) Especialización en la producción de bienes según un esquema
de gustos que, originado en países de más elevados niveles de ingresos,
mal respondía a los requisitos de los grupos más numerosos y necesita­
dos de la sociedad; (v) Mantenimiento del flujo de importaciones porque
dependía esencialmente de insumos y equipos provenientes del exterior;
(vi) Configuración de un aparato de protección arancelaria fuertemente
distorsionado y poco conducente a la inversión y mejoramiento de la
eficiencia de las unidades económicas m .
Al mismo tiempo, las políticas económicas castigaron el desarrollo de
las exportaciones manufactureras y de las primarias, sin que fuese
posible superar la fragilidad del sector externo. En efecto, como resulta­
do de los tipos de cambio sobrevaluados, tasas de interés negativas, altas
protecciones nominales y efectivas, e impuestos a las exportaciones
tradicionales que deterioraban los términos internos de intercambio, el
crecimiento de la productividad se redujo considerablemente, se regis­
traron pérdidas de participación en los mercados mundiales de produc­
113 Véase una consideración de estos factores en: Javier Villanueva: Perspectivas del
desarrollo industrial latinoamericano: una compleja transformación; INTAL, Buenos Aires,
1979.
120
Economía mundial e integración de América Latina
tos básicos e incluso las importaciones de alimentos comenzaron a cobrar
importancia114.
De esta manera, el aprovechamiento de los mercados de integración
se vio afectado, desde entonces, no sólo por la limitada apertura recípro­
ca sino por los sesgos antiexportadores y también por las modificaciones
constantes en los precios relativos del intercambio debido a las fuertes
devaluaciones que, con frecuencia, era necesario realizar. Al mismo
tiempo, como era de esperarse, había cambios frecuentes en las condicio­
nes de acceder a los mercados regionales, en función de la disponibilidad
de divisas obtenidas de exportaciones primarias y de la periódica intro­
ducción de restricciones generalizadas a las importaciones, en épocas de
crisis de balanza de pagos11S.
En la segunda mitad de los sesenta, al ir ganando terreno la nueva
ortodoxia internacional en materia de estrategia económica, es decir, la
industrialización exodirigida, varios países latinoamericanos comenza­
ron a introducir reformas
a sus sistemas de incentivos a través de
o
medidas tales como, una liberalización gradual de sus importaciones; la
aplicación de tasas de cambio realistas; el soporte directo a las exporta­
ciones por medio de créditos, excenciones impositivas, desgravación de
insumos y otros incentivos; el aporte de capital externo y el compromiso
de apoyo del estado a este proceso. Sin embargo, y a pesar de la
disminución de la discriminación en contra de las exportaciones en
países como Brasil, Colombia, Argentina y México, la industrialización
latinoamericana siguió primordialmente sustentada en los mercados
internos116.
114 B. Balassa, G. Bueno, P. Kuczynsky, y M. Simonsen: Towards a renewedeconomicgrowth
in Latín America; Institute for International Economics;Wash. D.C.; 1986; cap. 1.
115 La experiencia colombiana sobre los efectos de la disponibilidad de divisas obtenidas
de las bonanzas cafeteras y la liberación o cierre de importaciones, puede consultarse en
A. Fuentes y R. Villaveces "La liberación actual de importaciones y su perspectiva
histórica; Coyuntura Económica, FEDESARROLLO; Jul. 1976.
116 En algunos países con mercado interno amplio (población mayor) las dificultades
fueron relativamente digeribles, especialmente en aquellos casos en que se logró captar
con mayor prontitud los problemas de la sustitución. Pero, en aquellos otros de población
reducida y baja tasa de crecimiento; avanzado proceso de desarrollo de instituciones y
actitudes proclives a extender lo más ampliamente posible el bienestar económico a todos
los sectores de la población; y variaciones frecuentes en los esquemas de política econó­
mica, la situación se hizo difícil de manejar, ya que la inversión se retuvo o no marchó al
paso requerido y la renovación de equipos y tecnología sufrió pausas más prolongadas
que lo deseable. Con productividad contenida, con problemas de acceso al mercado
externo -políticos o reales- y de distribución inequitativa del ingreso, se establecieron las
condiciones para la aparición de conflictos profundos. Javier Villanueva: Perspectivas del
desarrollo industrial latinoamericano: una compleja transformación; INTAL, Buenos Aires,
1979; p. 58.
Tercera parte
121
A diferencia de la sustitución de importaciones que se apoyaba en
industrias modernas y dinámicas (automóviles, refrigeradores, etc.) —es
decir, las mismas que se desarrollaban en los países industrializados
con los que, por retraso tecnológico (y diferencia de costos) era imposi­
ble competir por esta vía—, la industrialización exo-dirigida se basaba
en sus primeras etapas en la expansión de las actividades "maduras"
(textiles, indumentaria, etc.), o sea en las actividades más atrasadas de los
países más adelantados. Sin embargo, la nueva estrategia no se desarro­
lló a nivel latinoamericano en reemplazo total de la anterior, sino que
actuó en forma complementaria.
En efecto, la orientación de la producción hacia las exportaciones
tendió a concretarse por dos canales. En parte, se promovió la exporta­
ción de bienes de actividades dinámicas (a menudo bajo esquemas intraempresa de división del trabajo) ligadas con la sustitución de importacio­
nes previamente desarrollada; y en parte se expandieron industrias
maduras o se estimuló la creación de nuevas del mismo tipo con
propósitos de exportación hacia los países desarrollados.
Los mercados latinoamericanos ayudaron a esta expansión de expor­
taciones de manufacturas, pero ello estuvo más asociado a la mejora de
las políticas económicas nacionales que a una eliminación de obstáculos
para acceder a dichos mercados y ponerlos al servicio de la nueva
industrialización exo-dirigida. En el caso del Pacto Andino, por ejemplo,
se restringieron en el diseño de sus políticas, a fines de los sesenta,
aquellos aspectos que tenían que ver con la apertura del comercio.
Evidencia de ello es que en solo tres de los cinco países se asumieron
claros compromisos para iniciar la desgravación automática. Los pro­
ductos reservados para la programación industrial (sectores dinámicos)
se excluyeron del programa de liberación y, a la larga, dados los proble­
mas de aprobación y puesta en vigencia de los Programas Sectoriales de
Desarrollo Industrial, PSDI, no se configuraron en general para dicha
nómina márgenes de preferencia que estimularan un mayor intercam­
bio. También, las llamadas listas generales y dirigidas de excepciones
permitieron a los países excluir de la competencia intrasubregional un
alto grado de sus producciones industriales desarrolladas al amparo de
la protección sustitutiva de importaciones117.
117 A comienzos de los 80 las excepciones al programa de liberación de los cinco países
seguían siendo significativas y aglutinaban 2770 ítems NABANDINA que abarcaban
principalmente las secciones de textiles, metales comunes y sus manufacturas, máquinas
y aparatos, químicos, plástico y caucho, y productos alimenticios y bebidas y tabaco.
Alfredo Fuentes: La crisis del comercio andino y sus perspectivas de reactivación; Documento
de Trabajo BID-JUNAC; nov. 1984.
122
Economía mundial e integración de América Latina
La otra cara de la moneda, es decir, las producciones que pasaron a
gozar de las ventajas de la liberación entre las cinco economías andinas,
se caracterizaron en términos muy agregados por su relativa menor
participación dentro de los diversos sectores productivos de los países
miembros; la no existencia de producción o la insuficiencia de ésta en
algunos de los países, lo que restringía las posibilidades de competencia;
las altas importaciones provenientes de terceros países que daban pié a
un potencial de sustitución y complementación; y la presencia de venta­
jas comparativas y flujos de exportaciones al resto del mundo en varias
de las líneas desgravadas. Tal fué el caso, p>or ejemplo, de los productos
mineros y pesqueros con sus manufacturas derivadas; algunos alimen­
tos procesados del cacao, azúcar y pescado; materiales de construcción;
maderas y sus manufacturas; ciertas líneas poco sofisticadas de máqui­
nas-herramientas y aparatos eléctricos; rubros seleccionados del sector
agropecuario; y una variada gama de materias primas y bienes interme­
dios para la agricultura y la industria. En muchas de estas mercaderías,
por efecto de la aplicación de ios aranceles externos, se instalaron altos
márgenes de preferencia que probablemente no se hubieran requerido
para generar los flujos de comercio, dados los efectos negativos en los
sectores usuarios de estas importaciones y ias facilidades para los
productores de obtener rentas monopólicas ante la poca competencia en
el mercado am pliado1JS.
b) Los años setenta
Los esfuerzos de racionalización de las políticas del sector externo de
fines de los años sesenta tuvieron su efecto favorable hasta 1973 en
cuanto al incremento de las exportaciones no tradicionales que aumen­
taron su participación en la producción manufacturera de aquellas
economías que introdujeron mayores modificaciones a su estructura de
precios relativos. Se registró, además, un período de crecimiento econó­
mico apoyado en el endeudamiento externo que contribuyó a que el
volumen de importaciones de América Latina pudiese crecer a una tasa
anual superior al 9% entre 1967 y 1972 119.
118 Cálculos y análisis sobre los márgenes de preferencia y su relación con el incremento
del comercio respectivo, pueden consultarse en JUNAC Análisis sobre costos y beneficios del
comercio en el proceso de integración andina;]! PE / 139, oct. 1981, y Javier Fernández: "Colom­
bia y el Grupo Andino: Análisis de Estrategias": Revista Desarrollo y Sociedad; Universidad
de los Andes; Bogotá, 1980.
119 En esos cinco años la deuda latinoamericana de mediano y largo plazo se incrementó
de 15 mil a 37 mil millones (excluyendo Venezuela), equivalentes a un aumento anual de
3.2% si se deflactan esas cifras en relación a los cambios en el ingreso e inflación. Véase
Albert Fishlow: "La crisis de la deuda externa: ¿Es posible su solución a través de la inte­
Tercera parte
123
A raíz de la primera crisis del petróleo en 1973, el crecimiento de los
países de la región sufrió una desaceleración con respecto al quinquenio
anterior, no sólo por los mayores costos de importar combustibles sino
por el enlentecimiento de las exportaciones hacia los países industriales,
debido al descenso de su actividad económica. Igualmente, las conno­
taciones de inflación y desempleo de la cuadruplicación de los precios
del petróleo, hicieron más evidente el movimiento hacia el mencionado
"nuevo proteccionismo" en los países desarrollados de economía de
mercado, movimiento que había venido gestándose desde comienzos de
los setentas, ante la creciente competitividad demostrada por los nuevos
países industrializados.
En tales circunstancias, se escucharon nuevamente argumentos que
favorecían una profundización de la integración regional para amorti­
guar los efectos de la caída de la demanda externa y para adquirir un
mayor poder de negociación que permitiera enfrentar lo que se interpre­
taba como un movimiento hacia el aislamiento económico de ios países
industriales. Se consideraba, además, que el costo de la desviación de
comercio que podría generarse al reducirse los aranceles intralatinoamericanos, sería muy bajo o nulo, dada la situación de capacidades instala­
das ociosas derivada de la rccesión inducida por el sector externo120.
No obstante, por distintas razones, no fue posible lograr un ahonda­
miento de los procesos de integración, la mayoría de ellas vinculadas, por
una parte, a las respuestas adoptadas por los países latinoamericanos en
función de su distinta posición en los mercados de productos básicos,
especialmente del petróleo (Anexo 9) y, por otra, a lo sucedido con el
endeudamiento externo.
Estos condicionantes generaron distintas políticas macroeconômicas
para intentar ajustarse al nuevo contexto internacional, las que pusieron
nuevamente en discusión el rol de la integración para impulsar el
desarrollo económico regional.
Tres factores contribuyeron, inicialmente, a disminuir los efectos
negativos del primer choque petrolero y el deseo de volcarse sobre los
gración económica?"; en BID-INTAL: La integración latinoamericana en la década de los 80:
Buenos Aires, 1984; p. 95.
120 BID, Informe 19S4; p. 29.
124
Economía mundial e integración de América Latina
mercados de América Latina. Primeramente, se dió un auge temporal de
productos básicos que mejoró la relación de precios de intercambio de
ciertos países de la región; segundo, el comercio internacional tendió en
general a recuperarse luego de la caída en 1975 y; por último, lo más
importante, el reciclaje de los petrodólares a tasas de interés reales
negativas creó un fuerte incentivo a financiar con endeudamiento los dé­
ficit en cuenta corriente.
Pero tampoco fué posible ahondar la integración a medida que fueron
tomando fuerza en los países las orientaciones de la industrialización
orientada a las exportaciones, que asignaba mayor peso al avance en los
mercados internacionales, debido a la adopción de instrumentos nacio­
nales que significaron "tensiones" para los modelos integracionistas
sustitutivos. En efecto, en la mayoría de los casos, las estrategias exodirigidas iban acompañadas, además de una preocupación por lograr tasas
de cambio más realistas, de fórmulas, tales como, el estímulo a la entrada
de empresas multinacionales y de capital de riesgo; desgravaciones a
insumos y regímenes de zonas francas; subsidios fiscales y crediticios a
ciertas actividades intensivas en trabajo y valor agregado nacional, y
otras medidas que ponían en cuestión la intensidad de la sustitución y el
tipo de sectores o actividades a promover mediante la intervención del
estado121.
En algunos casos, como el de Chile, lo que se proponía era el reempla­
zo total del modelo sustitutivo, concentrándose en la estrategia "exodirigida", mientras que en otras instancias se estimaba conveniente
mantener cierta co-existencia entre ambas fórmulas (México, Brasil, Co­
lombia). Algunos países lograron avances notables en las exportaciones,
pero otros quedaron atrapados en las resistencias que suscitaban los
121 Anne O. Krueger (Liberalization Attemps and Consequences; NBER, 1978) señalaba que la
experiencia de países como Corea del Sur, Brasil, Colombia, Israel, etc. era clara en el
sentido de que mantener tasas de cambio realistas no era suficiente para desencadenar el
proceso de exportaciones industriales, sino que se requería extender también los tipos de
incentivos dados en otros países con propósitos de sustitución de importaciones, a los
exportadores de los países de rápido crecimiento. Sobre estos temas véanse: F.E. Thoumi:
International Trade Strategies, Employment and Income Distribution; Wash. D.C., 1977; Vittorio Corbo y Patricio Meller: Estrategias de comercio exterior y su impacto sobre el empleo: Chile
en la década del 60; Santiago de Chile, 1977; Guillermo Pcrry, JJ. Echevarría y Luis J. Caray:
Subsidios a las exportaciones industriales, empleo y ventajas comparativas en Colombia; Bogotá,
1977; Leopoldo Solís: Equilibrio interno y externo en la economía mexicana durante la década de
los setenta; México, 1977; y Julio Berlinski: La estructura de protección de actividades
seleccionadas; evidencias y reflexión sobre el caso argentino; Buenos Aires, 1977.
Tercera parte
125
reajustes exigidos por las nuevas estrategias. En muchos casos, las
diferencias entre quienes defendían la sustitución basada en las posibi­
lidades de expandir la producción local para alcanzar los mercados
internacionales y los que se apoyaban en las fórmulas ortodoxas de
la estrategia "exo-dirigida", no dejaron de continuar a lo largo de los
años122.
Las modificaciones de políticas fueron especialmente significativas
en el cono sur (Argentina, Chile y Uruguay) que impulsaron programas
integrales de estabilización y apertura simultánea al comercio interna­
cional de bienes, servicios y capitales para buscar la especialización de
acuerdo a las ventajas comparativas y modificar radicalmente las estruc­
turas económicas creadas bajo la sustitución de importaciones. Sin
embargo, la forma abrupta como se intentaron eliminar las distorsiones,
sin tomar en cuenta las características sectoriales de la economía; la
utilización coyuntural del instrumento cambiado para propósitos anti­
inflacionarios; el contraste de este modelo con la intensificación del
proteccionismo en los países industrializados; y las limitaciones de
mantener un acelerado endeudamiento para financiar indefinidamente
las importaciones y las grandes inversiones públicas fueron, entre otros,
factores que llevaron al fracaso y reconsideración de esta alternativa de
apertura e inserción exportadora.
A fines de la década una serie de factores comienzan a hacer más
cautelosas las perspectivas exo-industrializantes. Por un lado, el protec­
cionismo no arancelario de los países desarrollados se hace cada vez más
notorio y tiende a formalizarse en la Rueda Tokio del GATT. También,
se manifiestan las presiones para que los países exportadores reduzcan
los susidios y apoyos del Estado. Asimismo, se insiste en la necesidad de
que se logre la mejora (igualación internacional) de los salarios en los
países participantes en la nueva estrategia. Además, muchos de los
países industrializados dan mayor importancia al desarrollo de nuevas
tecnologías y al fomento de industrias de punta y de alta calidad que
tenderían a limitar las posibilidades competitivas de los países de nueva
industrialización. Por último, la resistencia de los grupos organizados y
122 Véase, por ejemplo, Marcelo Diamand: "Tener o no tener industrias"; Informe Industrial;
Buenos Aires, 1977. La Asociación de Industriales de Colombia (ANDI) señalaba la
necesidad de basar la estrategia industrial en: a) ampliar el mercado interno con redistri­
bución del ingreso; b) sustituir importaciones con eficiencia internacional; c) estimular el
desarrollo tecnológico; d) armonizar y coordinar las políticas de desarrollo industrial de
los países de América Latina (ANDI, 1977).
126
Economía mundial e integración de América Latina
de las industrias amenazadas se fue haciendo sentir con presión cada vez
más intensa a lo largo de la década en referencia.
En promedio los países latinoamericanos mantuvieron altos ritmos
(cercanos al 10%) de expansión del volumen de exportaciones manufac­
tureras, pero algo inferiores a los del período 1965-73; sin embargo, el
menor crecimiento real de las ventas de productos primarios no permitió
financiar las más costosas importaciones que pasaron a cubrirse con
créditos internacionales baratos. La deuda se triplicó desde 37 mil a 113
mil millones y la relación de pago de intereses sobre exportaciones se
duplicó, entre 1973 y 1978. Con ello, el aumento real de las importacio­
nes fue suficiente para permitir unas tasas de crecimiento económico
similares a las del promedio de países en desarrollo de 5.4% en 1973-80,
pero inferiores a las de países del este asiático, que comenzaron a
distanciarse marcadamente de los latinoamericanos (Cuadro 2 6 )123.
Por otra parte, el acceso amplio a financiamiento internacional permi­
tió postergar los ajustes que exigían tanto los síntomas de desaceleración
industrial en la región, como la mayor competitividad que se requería
para penetrar mercados más sutilmente protegidos y con competidores
más agresivos. Para el total de América Latina la participación de la
industria manufacturera en la generación del producto había subido de
17.5% a 23.6% entre 1950 y 1975 y tendió a estancarse en esos niveles
debido a las disminuciones en el ritmo de crecimiento sectorial durante
la segunda mitad de los setenta. Sin embargo, el incremento de las
exportaciones manu factureras fué para muchos países substancialmente
más elevado que el crecimiento del sector (Cuadro 27).
Esta etapa coincide con el aumento referido de las exportaciones de
productos manufacturados sobre el total de exportaciones de los países
de ALADI, a cerca del 17% alcanzado en 1980. Las ventas intra-regionales
de estos productos influyeron en este resultado y llegaron a significar
más del 37% de cada dólar manufacturero, pese a que las exportaciones
123 Antes de 1975 los ingresos provenientes de exportaciones de bienes eran suficientes
para cubrir los costos de importaciones y parte de los balances de servicios. Factores tales
como el alto costo del petróleo, facilidad de acceso a financiación y la necesidad de
importar equipos de capital para las nuevas estrategias de desarrollo, llevaron a que el
aumento de importaciones fuese crecientemente financiado con expansión de deuda
externa. Véase Florencio Ballestero: "Determinantes de las tasas de interés": er. S. Roca
(edit.): Estabilización y ajuste estructural en América Latina; Lima, 1987.
Tercera parte
127
Cuadro 26: Crecimiento del producto interno bruto,
por región, 1965-86
Grupos
PIB en 1980 Población PIB per
(miles de
en 1980 cápita en
(en
1980
millones
de US$)
millones) (US$)
Cambio porcentual medio al
año del PIB
1965-73 1973-801980-83 1984 1985 1986*
3.123
680
6.5
5.4
2.5
5.1
4.8 4.2
187
604
211
331
1.300
921
560
470
230
6.4
7.9
3.8
3.2
6.6
4.5
-0.8 -1.7
6.2 10.1
5.5 4.0
2.2 0.5
7.3 6.8
6.3 4.7
329
706
198
344
1.670
2.050
6.6
6.6
5.9
5.4
2.8
-0.9
2.8 2.9
3.7 3.0
Grupo de ingresos
Países de bajos ingresos
564
Países grandes
449
Países pequeños
115
Países de ingresos medianos 1.552
2.118
1.667
451
1.005
270
270
260
1.540
5.5
6.1
3.4
7.0
4.6
4.9
3.3
5,7
Grupos diversos
Exportadores de manufacturas*1 958
Exportadores de petróleo*
522
Países muy endeudados*
890
L 886
405
492
510
1.290
1.810
7.4
6.9
6.9
6.0
6.0
5.4
4.1
0.8
-0.9
7.8
2.3
2.0
7.8 7.0
2.2 -1.1
3.1 2.5
716 10.570
4.7
2.8
1.0
4.6
2.8 2.5
16 13.500
8.3
7.9
-1.9
Todos los países en desarrollo
2.115
Grupo regional
Africa al Sur del Sahara6
Asia Oriental
Asia Meridional
Europa, Oriente Medio y Norte
de Africa'
América Latina y el Caribe
Países industriales
7.570
Exportadores de petróleo de
ingresos al los
216
3.0
3.2
6.0 8.9 9.1 6.5
6.8 10.4 10.3 6.9
2.8 2.4 3.6 4.7
1.2 3.6 2.8 3.2
1.2 -3.8 9.4
Nota: Los "países en desarrollo" son los incluidos en un grupo de 99 de ellos que se utili­
za para fines analíticos en el informe sobre el Desarrollo Mundial y otros documentos del Ban­
co.
a. Cifras preliminares.
b. Excluida Sudáfrica.
c. Excluidas Hungría, Polonia y Rumania.
d. Incluyen Brasil, Corea, China, I íong Kong, India, Israel, Portugal, Singapur y Yugos­
lavia.
e. Incluyen Argelia, Camerún, Congo, Ecuador, Egipto, Gabón, Indonesia, México,
Nigeria, Siria, Trinidad y Tabago y Venezuela.
f. Incluyen Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cote dTvoire, Chile, Ecuador,
Filipinas, Jamaica, Marruecos, México, Nigeria, Perú, Uruguay, Venezuela y Yugoslavia.
Fuente: Banco Mundial, Informe 1987.
128
Economía mundial e integración de América Latina
Cuadro 27: Producción y Exportaciones de bienes
manufacturados
(Tasas de crecimiento compuesto)
Manufact. Export, de Manuf. Export, como
% del sector
(1978/80)
Argentina
1.0
13.2
17
Brasil
9.5
20.6
10
Colombia
6.4
18.4
15
Chile
6.2
8.6
10
México
6.7
7.2
7
Perú
4.0
17.2
3
Uruguay
6.5
21.9
30
Venezuela
5.4
6.6
4
Período
1970/1978
1970/1979
1970/1979
1970/1978
1970/1978
1970/1977
1975/1979
1970/1979
Fuente: World Bank, Trade tapes (Michael Anderson, INTAL 1986)
Datos del Banco Mundial, Véase Mimeo de Michael Anderson; INTAL, 1986.
Notas:
1) Exportaciones medidas en valor bruto. Producción de manufacturas medida en
términos de valor agregado.
2) La tasa compuesta de crecimiento se ha calculado entre la primera y la última
observación.
3) Exportaciones como % del sector se refiere al valor de las exportaciones (dólares
constantes de 1980) como % del valor agregado del sector (dólares, 1980). Valores
medios calculados para el período 1978/80.
al resto del mundo también registraron alzas en su contenido de bienes
no tradicionales. Dicha situación contribuyó a que los países de ALADI
ganaran espacios como destino del comercio internacional de la región,
hasta los más altos niveles observados en la historia de los procesos de
integración.
En resumen, a partir del primer choque del petróleo se experimenta­
ron tasas satisfactorias de crecimiento económico en la mayoría de los
países latinoamericanos. Aunque el crecimiento fué relativamente ele­
vado entre 1975 y 1980, se observó el comienzo de una cierta tendencia
declinante. De todas maneras, comparando con la situación internacio­
nal despuésde 1975, puede decirse que a las economías latinoamericanas
Tercera parte
129
les fue en forma relativamente aceptable en la segunda mitad de los años
70. El desarrollo industrial basado en la exportación de manufacturas fue
reemplazando en algunos casos, o dándole menos intensidad en otros, al
modelo de sustitución de importaciones, en forma tal que las ventas in­
ternacionales de esos productos fueron tomando estatura, sobre todo
intrarregionalmente. El comercio recíproco se fue constituyendo en un
importante, aunque todavía muy reducido, componente de la estrategia
de crecimiento de la región.
Pero el comercio intralatinoamericano subió su participación en el
total hasta fines de los setenta, sustentado especialmente en algunas
mejoras de las políticas nacionales y, sobre todo, en la mayor capacidad
de compra proporcionada por la disponibilidad de financiamiento exter­
no y divisas obtenidas de las bonanzas de algunos productos básicos, sin
que realmente se hicieran esfuerzos exitosos de apertura competitiva
intrarregional que promovieran una mayor complementariedad entre
los países del área. Las políticas domésticas adoptadas trajeron consigo
conflictos para el funcionamiento de los acuerdos de integración, tales
como el retiro de Chile del Pacto Andino por sus nuevas políticas en
materia de comercio e inversiones y la profundización de los desequili­
brios comerciales entre países con tipo de cambio fijo y otros que
devaluaban. Por otra parte, se modificaron las premisas de algunos de los
convenios de especialización productiva intralatinoamericanos, debido
a la variación de lqs precios relativos de la energía y sus consecuencias
en industrias como la automotriz y la petroquímica.
De manera muy suscinta, a partir de 1973-74 los países exportadores
de petróleo buscaron asegurar su futuro mediante fuertes inversiones en
infraestructura y, ante la afluencia de divisas y recursos fiscales prove­
nientes del sector externo, dejaron sobrevaluar fuertemente sus mone­
das nacionales; otros, como Brasil, buscaron disminuir su dependencia
energética y modificaron sus prioridades de inversión pero lograron
mantener los incentivos a las exportaciones; Colombia, favorecida por el
aumento sostenido de los precios del café y escasa dependencia del
petróleo importado, no se endeudó al ritmo de los demás países, mantu­
vo algunos instrumentos de promoción de exportaciones, pero dejó
atrasar su tipo de cambio real y diseñó un ambicioso plan de inversiones
públicas en infraestructura que se financiaría con préstamos; otros países
que se vieron afrontados a seguir dependiendo a largo plazo de compras
significativas de petróleo, intentaron reajustar sus incentivos internos y
políticas para compensar la incidencia macroeconômica de los combus­
tibles y, mientras tanto, elevaron su endeudamiento. En general, los
130
Economía mundial e integración de América Latina
países coincidieron en aumentar el endeudamiento, mas no en las
prioridades de inversión ni en la búsqueda de mejorar la competiti vidad
a largo plazo de las industrias latinoamericanas, todo lo cual tendría su
incidencia en la prioridad asignada a la integración.
Pese a las diferencias entre países, es posible identificar algunos
resultados relativamente comunes de las estrategias de crecimiento con
deuda aplicadas en la segunda mitad de los setentas y que podrían
resumirse bajo un patrón de "integración pasiva de América Latina a los
mercados mundiales", caracterizado por un estilo de desarrollo
intensivo en importaciones que no promovió con ia necesaria intensidad
el incremento de las exportaciones de manufacturas124. Con el financiami en to fácil abundaron los proyectos sobredimensionados de discutible
prioridad y se expandieron industrias intensivas en capital, con lo cual
el "capital output ratio" se elevó de 2.8 en 1966-73 a 4.4 en 1973-78.
También, los recursos externos ayudaron a mantener los tipos de cambio
sobrevaluados y el rezago de la tasa de devaluaciones nominales tendió
a compensarse con aumentos de las medidas no arancelarias cuando se
trataba de proteger a las producciones domésticas, todo lo cual reforzó
los sesgos antiexportadores.
c) Los años ochenta
La segunda crisis del petróleo en 1979 generó una nueva fase de
crecimiento con deuda bajo condiciones externas adversas para los
países de la región, como resultado de la recesión en la producción de los
países industriales y la caída del volumen del comercio internacional.
Estos factores contribuyeron a una marcada declinación de los precios
reales de los productos básicos a partir de 1980. En conjunto los países en
desarrollo no exportadores de combustibles vieron disminuir su ritmo
de importaciones y exportaciones y su relación de intercambio (Cuadro
28).
Pero, el impacto crucial en la actividad económica regional estuvo
dado por la ya comentada modificación de las tasas de interés internacio­
nales que se tornaron reales a niveles sin precedentes, como consecuen­
cia de las políticas monetarias restrictivas y fiscales expansivas en los
124 El crecimiento basado en la deuda suponía que la financiación externa permitiría un
alto ritmo de desarrollo económico que aseguraría el reembolso del dinero barato. El
ajuste y la reestructuración del sector productivo se descuidaron en favor de un crecimien­
to inducido por grandes proyectos. K. Esser: "La inserción de America Latina en la
economía mundial: ¿Integración pasiva o activa?"; Revista integración Ijatinoamericana; N°
126, Ag. 1987.
Tercera parte
131
Cuadro 28: Resumen del volumen y los precios
del comercio mundial, 1969-861
(En porcentaje)
Promedio
1969-782 1979
1980
1981
1982
1983
6.7
6.4
1.2
0.8
-2.2
3,0
8.8
3.1
4.9
108
8.3
18.6
14.9
20.1
19.3
-1.2
9.1
-4.2
2.3
-4,8
-1,7
-2.4
1.8
-2.2
-1.3
4.4
-9.7
7.2
4.3
1.9
3.9
-4.2
-13.5
3.6
-6.0
-15.1
-2.1
-7.6
-16.2
3,0
3,2
-3,2
9.9
7.1
0.7
4.3
0.9
-5.8
2.6
8.6
11.0
6.8
8.4
5.3
1.2
8,2
11.5
5.0
7.8
8.9
3.4
-4.6
-1.6
7.3
13.4
-2.0
7.8
18.6
-0.6
-4.0
-1.5
4,7
-2,3
-10,1
12.6
2.0
-6.2
7.2
5.0
3.2
-5.3
1,6
5.7
4.5
11.7
25.0
39.9
123
36.5
62.0
5.8
15.4
23.1
2.6
1.9
3.1
-10
-4,5
-8,7
1.2
3.9
2.7
-0.2 -1.7
-3.9 -25.9
-3.3 -49.3
13.1
12.4
7.2
0.6
-0,9
4.8
-4.3 -12.8
8.1
8*1
15.0
13.6
20.8
17.3
7.7
11.5
0.7
3.0
-2.4
-1.1
0.9
2.7
-1.0 -9.8
-2.4 -11.1
7.6
10.8
12.4
10.7
3.1
-0.2
2.1
-0.5
8.1
14.9
19.4
11.9
2.9
-1,5
3.0
-3.2 -13.7
1984 1985 1986
Comercio mundial3
Volumen
Valor unitario
(en dólares de EE.UU.)
(en DEG)4
Volumen de intercambio
Exportación
Países industriales
7.1
Países en desarrollo
4.6
Exportadores de combustibles 3.1
No exportadores de combusti­
bles
6. 1
Importación
Países industriales
6.9
Países en desarrollo
7-2
Exportadores de combustibles! 5-0
No exportadores de combusti­
bles
4-8
4.6
8.4
-0.3 -2.5
-11.9 -21.C
4.6
Valor unitario del comercio
(en DEG)4
Exportación
Países industriales
7.6
Países en desarrollo
12.1
Exportadores de combustibles 19.6
No exportadores de
combustibles
7.3
Importación
Países industriales
Países en desarrollo
Exportadores de combusti
bles
No exportadores de
combustibles
-3.6
132
Economía mundial e integración de América Latina
Cuadro 28 (Cont.): Resumen del volumen y los precios
del comercio mundial, 1969-861
(En porcentaje)
Promedio
1969-78 1979
1984 1985 1986
1980
1981
1982
1983
-2.9
10.1
26.3
-7.1
16.3
44.0
-1.8
3.5
11.2
1.9
-1.0
-
1.4
-3.5
-8.5
0.3
1.2
0.7
9.0
0.8
-1.5 -16.7
-2.7 -47.4
-1.6
-5.8
-4.2
-2.2
0.5
1.7
-1.2
9.6
22.8
13.6
46.0
10.4
63.6
-3.9
9.8
-2.1
-4.1
-2.8
-11.7
10.3
17.9
5.5
-13.5
-9.9
6.9
Relación de intercambio
Países industriales
-0.5
Países en desarrollo
3.7
Exportadores de combustibles 11.2
No exportadores de combusti­
bles
-0.8
1.1
Partida informativa:
Precios del comercio mundial
(en dólares de EE.UU.) de los
principales grupos de produc­
tos5
Manufacturas
Petróleo
Productos primarios no
petroleros
-3.0 1.2 17.9
-2.4 -4.8 -49.8
4.2 -12.9
-1.1
1 Excluida China con anterioridad a 1978.
2Tasa compuesta de variación anual.
3 Promedios de la tasas de crecimiento de la exportación y la importación mundial, basados
en los datos correspondientes a los dos grupos de países indicados separadamente más
abajo y en datos parcialmente estimados para la U.R.S.S. y los países de Europa oriental
no miembros del Fondo.
4 En los años anteriores a 1970 se imputa al DEG un valor de $ 1,00.
5 Representados por: para las manufacturas de los países industriales, el índice de valor
unitario de la exportación; para los países exportadores de petróleo (de acuerdo con
criterios analíticos pasados), el valor unitario de la exportación de petróleo, y, para los
productos primarios no petroleros exportados por los países en desarrollo, el índice de las
cotizaciones del mercado.
Nota: Tomado del FMI: Informe Anual 1987.
Estados Unidos (Cuadro 29). Los países latinoamericanos no petroleros
habían continuado endeudándose, principalmente en la banca comer­
cial, a una tasa anual real cercana al 10% entre 1979 y 1981 para cubrir los
déficit en cuenta corriente inflados por los mayores costos de los intere­
ses y para compensar las salidas de capital. Estas salidas se daban sobre
todo en las principales economías de la región, debido a los desequili-
Tercera parte
133
Cuadro 29: Precios de los productos básicos y tipos
de interés, 1973-86
(variación porcentual media al año)
1973-80
1982
1983
1984
1985
1986
8.9
9.2
-10.8
-11.6
4.8
11.9
6.9
-6.4
-11.8
-17.1
6.1
-8.2
Metales y minerales
8.0
-10.5
3.5
-5.7
-6.0
-7.7
Total de productos distintos del petróleo
9.0
-10.6
4.8
2.3
-12.2
1.3
Petróleo
40.9
-8.9
-9.8
-2.0
-3.0
-49.0
Precios de los productos básicos
en términos reales “
Total de productos distintos del petróleo
Petróleo
-2.3
26.3
-9.3
-7.6
7.6
-7.4
4.1
-0.3
-13.0
-3.9
-14.8
-57.1
Tipos de interés*
LIBOR en dólares a seis meses
En términos reales'
9.3
1.4
13.5
7.1
9.8
5.8
11.2
7.1
8.6
5.1
6.8
4.1
:
10.3
18.2
8.9
11.6
8.9
10.1
8.3
11.5
7.2
8.6
Precios de los productos básicos
en dólares nominales
Alimentos y bebidas
Materias primas agrícolas no alimentarias
Costo medio de los fondos4
En términos nominales
En términos reales*
a. Deflactados según el índice del valor unitario de las manufacturas del Grupo de los
Cinco.
b. Porcentaje anual.
c. Deflactada según la tasa de variación del deflactor del PNB de los Estados Unidos.
d. El tipo de interés efectivamente pagado por 31 países, expresado como una proporción
de su deuda pendiente a mitad del año.
e. Deflactado según la tasa de variación de los precios de exportación de las mercancías
de los países en desarrollo.
Fuente: Banco Mundial: Informe 1987.
brios macroeconômicos y menor confianza en la posibilidad de que
pudiesen pagar sus obligaciones125.
A partir de 1982, el nuevo endeudamiento fue insuficiente para poder
cubrir los pagos netos de utilidades e intereses al exterior, haciéndose
necesario un fuerte ajuste para generar superávit en cuenta corriente y
125 Albert Fishlow: "La crisis de la deuda externa: ¿Es posible su solución a través de la
integración económica?"; en BID-INTAL: La integración latinoamericana en la década de los 80:
Buenos Aires, 1984; p. 96. De acuerdo a la CEPAL, entre 1979 y 1982 la relación entre deuda
externa total desembolsada y las exportaciones de bienes y servicios pasó de 230% a 321 %
y la relación éntre intereses totales pagados y dichas exportaciones se elevó de 18% a 41%
en promedio para los países latinoamericanos.
Economía mundial e integración de América Latina
134
Cuadro 30: América Latina y el Caribe: ingreso neto de capitales y
transferencias de recursos
(Miles de millones de dólares y porcentajes)
Año
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987**
Ingresos
netos de
capitales
Pagos netos Transferencias
de recursos
de utilidades
e intereses
(3)—(1 )-(2)
(!)
(2)
(3)
7.9
11.4
14.3
17.9
17.2
26.2
29.1
29.7
37.6
20.4
3.0
9.3
3.3
8.7
14.4
4.2
5.0
5.6
6.8
8.2
10.2
13.6
18.2
27.2
38.8
34.4
36.3
34.8
30.5
30.1
3.7
6.4
8.7
11.1
9.0
16.0
15.5
11.5
10.4
-18.4
-31.4
-27.0
-31.5
-21.8
-15.7
Exportaciones
de bienes y
servicios
Transferencias de
recursos/ exportacio­
nes de bienes y
servicios*
(5)=(3)/(4)
(4)
(5)
28.9
43.6
41.1
47.3
55.9
61.3
82.0
107.6
116.1
103.2
102.4
114.1
108.9
94.2
105.9
12.8
14.7
21.2
23.5
16.1
26.1
18.9
10.7
9.0
-17.8
-30.7
-23.7
-28.9
-23.1
-14.8
Fuente: 1973-1986: CEPAL, sobre la base de datos proporcionados por el FMI, 1987; CEPAL,
sobre la base de informaciones nacionales. Véase: Balance Preliminar Economía Latinoameri­
cana 1987. Notas sobre la economía y el Desarrollo N® 455/56, Dic. 1987.
a. En porcentajes.
b. Estimaciones preliminares.
pagar a los acreedores. Desde entonces, las transferencias de recursos se
volvieron persistentemente negativas para la región en un monto anual
promedio equivalente acerca de un 4% del PIB latinoamericano (Cuadro
30); este porcentaje sería superior en aproximadamente un 2% anual del
PIB debido al impacto del deterioro de los términos de intercambio, el cual
hizo necesario un mayor volumen de exportaciones para generar los
requerimientos de superávit comercial126.
Desde el punto de vista macroeconómico, los países latinoamericanos
reaccionaron ante estos desajustes contrayendo los niveles reales de inver­
126 Véanse cálculos sobre el efecto en el PIB de las transferencias, en E. Bacha: "Latin
America's Economic Stagnation: Dornestic and External F a c t o r s Conferencia INTAL-East
West Center sobre experiencias de desarrollo Asia-América Latina; ITonolulu, Abril, 1988.
Tercera parte
135
sión, reduciendo los gastos en servicios sociales e infraestructura y no
tuvieron, en general, éxito en elevar los recaudos tributarios o contraer
el consumo, ni en elevar la productividad. Además, dados los cuantiosos
préstamos bancarios y de los mercados locales de capitales para financiar
los gastos crecientemente deficitarios del gobierno y sus empresas fuer­
temente endeudados, se comprimió la participación de la inversión
privada y se configuró un desarrollo recesivo inflacionario en lo que va
corrido de la década (Gráfico 4). El proceso inflacionario se vio además
aumentado por los rígidos mecanismos de indexación para intentar
mantener paridades entre precios relativos ante el crecimiento de los
precios127.
Lo anterior no es ajeno al hecho de que América Latina asumió la crisis
de los años ochenta con la debilidad de una altísima dependencia en la
exportación de productos primarios (aproximadamente un 80% de sus
exportaciones) y pese al extraordinario esfuerzo en el crecimiento del
volumen de las mismas, superior al mundial en 1980-86, este se compen­
só por la caída de los precios (Anexo 10). Ello no sólo afectó las posibili­
dades de importar, sino también los recursos fiscales de los países de la
región, marcadamente dependientes de los impuestos a las exportacio­
nes y tributación aduanera. Ante la mencionada reversión del flujo de
capitales, exacerbada por el "efecto términos de intercambio", los aho­
rros internos no se elevaron lo suficiente como para compensar la expor­
tación de capitales y se contrajo necesariamente la formación bruta de
capital de los gobiernos, con las referidas consecuencias en la inversión
del sector privado (Anexo 11).
Los déficit del sector público de las principales economías de la
región, que ya habían dado un salto en 1975 (Cuadro 31), se mantuvieron
altos o tendieron a aumentar en la primera mitad de la década, no sólo
por las limitaciones observadas para elevar los ingresos tributarios sino
por la inflexibilidad demostrada de los gastos públicos de funcionamien­
to y de algunos programas de inversión capital intensivos, como los de
energía eléctrica, cuyos recortes significativos son muy difíciles de hacer
de un día para o tro128.
En este contexto de contracción de la demanda interna que contribuía
127 Ut supra. Dichos mecanismos de indexación automáticos y retrospectivos suelen
afectar a precios claves como el tipo de cambio, salarios, tarifas públicas, precios contro­
lados por el sector público y tasas de interés.
125 Jorge Ospina: "Política económica y comportamiento exportador en América Latina";
Seminario JNTAL-East-West Center sobre experiencias de desarrollo Asia-América Lati­
na; Honolulu, abril, 1988.
Economía mundial e integración de América Latina
136
Gráñco 4: América Latina: principales indicadores
económicos
V
Producto interno bruto3
•••\
—■/". A
------ S
Producto interno bruto
por habitante2
-
1
1970
1975
1980
1
-L
__i ------------L ------1
1985
1987
Fuente: CEPAL, sobre la base de informaciones oficiales.
*Tasa anual de crecimiento. ’Tasa anual media ponderada de 18 ciudades incluidas en las
25 ciudades más pobladas de America Latina. 'Variación porcentual de diciembre a
diciembre.
Nota: Tomado de Cepal: Balance preliminar de la Economía Latinoamericana 1987. Notas sobre
la Economía y el Desarrollo; NQ455/456, dic. 1987.
Cuadro 31: América Latina: Déficit sector público / PIB
1973
1974
1970
1971
1972
Argentina
-1.1
-3.8
-4.6
-6.6
-6.9
Brasil*
-2.4
-2.1
-1.4
0.4
-0.1
1975
1981
-3.5
-7.3
-15.9
-1.7
-3.0
-2.4
-2.7
-3.5
-4.1
nd
nd
-2.6
-2.5
-3.9
-1.9
-1.7
-7.6
-6.7 -4.3
0.3
1977
1978
1979
-14.0
-9.8
-3.2
-3.8
-2.3
-2.6
-1.8
-3.4
1982
1983 1984 1985 1986
1980
1976
-15.1 -16.8 -12.8
-5.9
Chile
-5.2
-12.4
-16.7
-15.8
-6.8
-1.7
3.7
1.3
1.7
5.2
2.9
0.8
Colombia
-4.0
nd
nd
nd
nd
nd
nd
nd
nd
-1.4
-2.8
-5.9
-7.6
México
-1.9
-2.3
-4.1
-5.3
-5.8
-9.1
-7.5
-5.2
-5.5
-7.5
-7.9
-12.4
-14.6
-7.6
-6.7
Perú
-0.8
-1.4
-2.9
-4.5
-6.8
-9.6
-10.0
-9.8
-6.2
-1.1
-6.5
-4.9
-3.9
-8.9
-5.0 -2.7
-1.5
-2.3
Venezuela
-2.6
-2.6
-7.1
-5.1
2.2
-7.6
-13.2
-11.4
-12.9
-11.5
-13.5
-2.0
* Déficit del Gobierno Central
1970-80 Contabilidad de causación. 1981-86 contabilidad de caja.
Véase Jorge Ospina: "Política económica y comportamiento exportador en América Latina"; INTAL, Mar. 1988.
3.6
-3.6
-8.3 -•15.2
2.3
-4.4
-1.2
138
Economía mundial e integración de América Latina
a comprimir la demanda por bienes extranjeros, los países reforzaron sus
políticas de ajuste con violentas devaluaciones en términos reales e
imposición de controles a las importaciones, buscando cubrir los crecien­
tes requerimientos del pago del servicio de la deuda y mantener un nivel
mínimo de importaciones (Cuadro 32). Este manejo cambiario y de la
política comercial incidiría fuertemente en la integración ya que la
generación de superávit comercial se logró esencialmente mediante la
reducción de importaciones, pero al hacerlo todos los países a la vez y sin
distinguir entre comercio recíproco y el efectuado con terceros, las
exportaciones intrarregionales se contrajeron con relación al total expor­
tado por América Latina y el Caribe.
En algunos casos se comprobaron restricciones discriminatorias a las
importaciones aplicadas en contra de los países de la propia región, sea
por la sensibilidad de los desequilibrios que se arrastraban del pasado,
actitudes de retaliación, problemas con la formación de los mercados
ampliados que venían sin solución desde los años setenta, o limitaciones
de los mecanismos de pagos para saldar los flujos de comercio no
equilibrado en las compensaciones cuatrimestrales, según se analiza más
adelante. Además, la estructura que se fué configurando del comercio re­
gional, más fácilmente prescindible que el proveniente de países indus­
trializados, contribuyó a su tratamiento discriminatorio cuando se agu­
dizaron los problemas externos. Se obtuvo, así, un efecto contrario al
objetivo inicialmente trazado de disminución de la vulnerabilidad de los
países mediante la integración.
En resumen, al iniciarse los años 80 se generalizó la idea entre los
analistas de que se había penetrado en un período histórico plagado de
tensiones y de complejidades extremas, tanto por cuestiones puramente
económicas como por factores de carácter político y social. A media en
que fue transcurriendo la década se hizo evidente que la na turaleza de 1so
austes requeridos y el avance de la incertidumbre en el panorama
externo, estaban cargados de mayores dificultades de las que se i magua­
ron al iniciarse el período129. En la crisis convergieron los problemas
129 La idea de que se está enfrentando una verdadera crisis de magnitud no igualada
desde los años treinta se va convirtiendo en un lugar común de la bibliografía relacionada
con temas de la región. Véanse algunos ejemplos: Sergio Bitar: "El pensamiento latinoa­
mericano ante la crisis económica"; Integración Latinoamericana; Buenos Aires, 1986; Rene
Villarreal: "La estrategia de industrialización y comercio exterior en América Latina”; en
Economía de América Latina; Buenos Aires, 1985; Miguel Urrutia: "Latin America and the
Crisis of the 1980's; OECD; Paris, 1987; Andrés Bianchi: "América Latina en los 80: Crisis,
Ajuste y Recuperación"; en: S. Roca (edit): Estabilización y Ajuste Estructural en América
Latina; Lima, 1987; Reunión de Expertos de CEPAL (1985); Reunión de Presidentes en Acapulco, México (1987); CEPAL: Relaciones económicas internacionales y la cooperación regional
Cuadro 32: Tasa de cambio real efectiva
(1976-78=100)
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
110.2
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
Argentina
92.1
105.2
93.6
87.2
118.9
90.3
99.4
75.7
67.5
75.6
115.2
ic r v ,
95.7
129.4
106.9
Brasil
92.0
95.6
103.9
103.0
103.3
98.6
97.9 103.5
114.9
127.6
103.8
98.3
115.7
109.2
109.6
101.3
Chile
67.3
51.1
44.3
86.7
113.2.
99.4
92.7 107.8
98.5
83.8
75.3
83.9
90.5
91.4
103.8
106.2
112.6
114.1
115.8
109.7
112.6
106.8
96.1
97.1
94.7
95.9
88.9
81.1
83.8
89.5
115.0
124.3
91.9
94.9
95.4
92.1
90.4
93.9
105.2
10.9
96.7
89.0
80.1
115.0
121.0
100.3
98.0
144.5
94.4 125=9 124.1
114.0
96.5
92.4
100,3
101.1
121.0
94.6
100.7 104.2
98.6
89.5
81.8
76.6
106.7
96.3
95.5
Colombia
México
Perú
74.5
75.7
83.0
82.5
74.6
79.8
Venezuela
98.2
99.5
106.7
109.3
104.6
101.2
98.1
Indice de liberalización
Importaciones de bienes y servicios no factoriales/PBI
Argentina
7.4
5.1
3.6
4.1
10.9
6.4
9.2
7.5
8.1
8.5
9.3
11.4
9.0
7.8
7.9
7.5
Brasil
8.5
9.2
9.9
14.3
11.6
9.6
8.3
8.2
9.7
11.6
10.2
9.2
9.5
8.4
7.7
6.0
20.5
Chile
11.6
11.1
15.9
21.4
28.4
20.1
21.5
23.5
25.2
25.5
25.3
20.6
23.9
24.5
25.4
Colombia
26.4
14.1
13.7
16.7
15.3
14.9
14.0
14.6
14.0
16.3
16.5
17.2
14.9
13.9
14.9
15.0
8.7
8.9
9.5
10.6
9.6
9.3
9.4
11.0
12.4
13.8
14.0
11.8
8.9
9.4
10.4
11.9
Perú
14.9
14.5
16.0
21.1
22.3
19.2
21.4
19.3
18.1
22.6
24.3
23.7
22.8
17.6
19.4
18.2
Venezuela
19.3
20.7
19.8
19.2
25.8
29.9
36.2
38.5
29.3
25.5
25.7
28.9
13.4
19.9
19.4
21.9
México
Fuente: FMI, IFS, BID. Véase Jorge Ospina: "Política económica y comportamiento exportador en América Latina"; INTAL, Mar. 1988.
140
Economía mundial e integración de América Latina
económicos de la coyuntura y los de la estructura; los atrasos producti­
vos y tecnológicos dentro de cada país y los desafíos de las transforma­
ciones que provenían del marco internacional; las consecuencias desestabilizadora de las tensiones econe las naciones industrializadas y entre
los socios latinoamericanos de los procesos de integración; y la acentua­
ción de los conflictos sociales no resueltos en las décadas anteriores. A
continuación hacemos un breve repaso de las situaciones adversas acu­
muladas y sus efectos en la región.
i. La inicial prolongada recesión de los países industrializados en los
años 1980 y 1982 y las incertidumbres posteriores trajeron consigo
la sofocación de los mercados, en parte por los efectos mismos de
la desaceleración del crecimiento del producto y, en parte, por la
imposición de medidas proteccionistas adicionales, de carácter no
tarifario130.
ii. La deuda externa se constituyó en una enorme carga sobre las
economías de la región por el impacto de la elevación sustancial
de las tasas de interés real. Los créditos ajustados por intereses
fotantes se extiendan a la mayoría de las naciones deudoras y la
deuda y su servicio van ascendiendo en los años comentados,
como porciento del PBI y de las exportaciones (Véanse Anexos 12
y 14).
iii. Las inversiones extranjeras directas declinan en el período cubier­
to, especialmente a partir de 1982; los préstamos externos dismi­
nuyen, además de que las corrientes financieras de mercado
ganan posiciones respecto de las que proporcionan mayores faci­
lidades; y el ingreso neto de capitales no sólo cae fuertemente, sino
que además se experimentan fuertes transferencias netas hacia el
exterior. Las fugas de capitales también se hacen mayores en estos
años.
en América Latina; Santiago de Chile, 1987, etc. En muchos casos se señala que aunque la
diversidad de situaciones entre los países de la región es amplia, el "shock de los ochenta"
ha afectado a todos sin distinción (Gert Rosenthal: Alternativas para el futuro de las relacio­
nes económicas internacionales de América Latina; INTAL, 1987, (mimeo).
130 La desaceleración en el crecimiento de las importaciones de manufacturas provenien­
tes de los países en desarrollo según algunos autores, puede ser atribuida más a la
declinación del crecimiento del PIB que a la imposición de una mayor rotección. Véase
Bela Balassa: Trade between developed and developing countries: The Decade+Ahead; Wash.
1984. En todo caso, los datos muestran que los productos manufacturados provenientes
de los países en desarrollo fueron sometidos a mayores obstáculos no tarifarios para su
acceso a los mercados de lso países industrializados (Julio J. Nogués, Andrés Olechowski
y Alan Winters: The EstablishmentofNon-tarifBarriers to Industrial Countriesl Imports: World
Bank, Dpt. of Research, Dis. Paper, N 115, Jan., 1985).
Tercera parte
141
iv. Los precios de los bienes primarios, aunque con altibajos, tienden
a declinar fuertemente y los términos del intercambio se despla­
zan en sentido descendente.
v. El PBI de la región tiende a mostrar tasas de crecimiento en
descenso (cae de alrededor del 5% en los años 70 a 0,5% en 1980/
85). El PBI per cápita desciende, lo mismo que la inversión. Las
presiones inflacionarias se hacen difíciles de contener, con la
amenaza permanente de caer en las hiperinflaciones. La produc­
ción industrial decae y declina la participación del sector corres­
pondiente en el P B I131.
vi. Las importaciones se contraen y se incrementan las exporta­
ciones 132. En lo que se refiere al comercio intra-regional se retroce­
dió 10 a 15 años y el coeficiente de integración declinó de 14% en
1980 a cerca de 8% en 1985, año a partir del cual ha comenzado a
recuperarse. Los países aplicaron medidas de restricción a las
importaciones sin distinción de origen y, en ocasiones, fueron más
severos en la limitación a las compras provenientes de países ve­
cinos.
vii. La lluvia de acontecimientos coyunturales subyacentes requirió
la aplicación de políticas altamente resistidas por las sociedades.
Las presiones inflacionarias extremas y el deterioro del poder de
compra, la huida del capital, el desempleo y el subempleo han sido
repetidas y amargas figuras de estos tiempos. El clima, así, se ha
poblado de conflictos de intereses, de penurias para los sectores
menos protegidos, de peligros para la paz social y política y
estabilidad de las democracias. Dentro de estas condiciones, los
problemas de coyuntura han dificultado el enfrentamiento de los
desajustes estructurales subyacentes. Y sin corregir éstos ha resul­
tado poco menos que imposible superar las turbulencias del corto
plazo.
Así, entonces, no es casual que en estos años se haya procurado volver
a examinar la estrategia del desarrollo de la región procurando encontrar
caminos para recorrer los años ochenta, y también para colocarse apro­
piadamente y poder avanzar en las décadas subsiguientes. A veces las
131 Varios autores hablan de un proceso de "desindustrialización".
132 Aumenta la proporción de las exportaciones destinadas a los Estados Unidos, en tanto
que descienden las intra-regionales, así como las destinadas a Eurppa y a otros países en
desarrollo (GATT: Internacional Trade; 1986).
142
Economía mundial e integración de América Latina
reflexiones volvieron a recoger anteriores expresiones (el neo-estructuralismo); otras veces se inspiraron en discusiones contemporáneas de
mayor amplitud que las latinoamericanas (por ejemplo, los temas de la
pequeña empresa y la desregulación); pero, en general, lo que se ha
procurado es apelar a las mayores dosis posibles de pragmatismo y de
realismo en la búsqueda de caminos para el progreso de la región. A
pesar de las diferentes ópticas recorridas, se encuentra una remarcable
convergencia en el estudio de algunos temas de gran importancia. Por
ejemplo: la búsqueda de mecanismos de conciliación y concertación; la
reforma del papel del Estado; la descentralización administrativa y
productiva; la pequeña y mediana empresa, la existencia de persistentes
hetereogeneidades y, por lo tanto, la necesidad de insistir en la selectivi­
dad; las ventajas del comercio exterior; el avance tecnológico, temas que
se comentan más adelante.
3. Tensiones entre políticas nacionales e instrumentos comunitarios
Se ha visto como la situación internacional peso, en forma contunden­
te, en el devenir de la integración latinoamericana. Especialmente, es
posible verificar la mayor o menor prioridad que adquieren estos proce­
sos, en función de las políticas nacionales adoptadas conforme a la
posición que se tenga, tanto en los mercados de productos básicos, como
en el acceso al financiamiento externo. En las dos primeras décadas de
integración, el comportamiento favorable del comercio mundial reforza­
do con el financiamiento internacional, inicialmente público y luego de
la banca privada, permitieron a los países mantener una demanda
adecuada por importaciones e hicieron perder prioridad a la profundización eficiente de la sustitución de importaciones. Algunas economías
avanzaron en racionalizar estos procesos pero, en general, la región
mantuvo fuertes distorsiones en la asignación de recursos que contra­
jeron la productividad y restringieron la posibilidad de insertarse en las
corrientes más dinámicas del comercio mundial.
Sin embargo, los mercados de integración registraron un crecimiento
superior al del comercio total hasta comienzos de los ochenta. Pero, esto
se debió más al apoyo de la disponibilidad de divisas y al dinamismo que
lograron imprimirle a la exportación intrarregional de manufacturas
algunos países que introdujeron mejoras a sus políticas comerciales. Los
avances parciales de los programas de liberación del comercio recíproco
no fueron el factor explicativo de la dinámica comercial intralatinoamericana. En general, tanto en las épocas de restricciones de divisas, como
en las de bonanza, se postergaron decisiones de liberar sectores protegí-
Tercera parte
143
dos y de introducir modificaciones más estructurales a las economías
regionales en la búsqueda de propiciar una especialización regional que
ayudara a corregir las ineficiencias del pasado.
Esta limitada integración tiene que ver, a su vez, con las dificultades
de poner en aplicación los mecanismos que se previeron para el funcio­
namiento de los mercados ampliados o con el hecho de haberse desvir­
tuado aquellos luego de puestos en vigencia. Tal como se ha sugerido,
cuando se comentaron las implicaciones del comportamiento de la
economía internacional, el escaso perfeccionamiento y aún retroceso de
los instrumentos de los mercados ampliados en los años 80, tuvo que ver:
Por una parte, con los efectos contradictorios que, en épocas de dificul­
tades externas, genera el manejo de corto plazo de las políticas macroe­
conômicas sobre los márgenes de preferencia y sobre el comercio en
general y, por otra, con las dificultades o imposibilidad de acomodar en
los instrumentos comunitarios las diferencias de opinión que se han
venido delineando acerca de las estrategias relacionadas con el desarro­
llo a largo plazo.
Para ilustrar más detenidamente estas tensiones entre políticas nacio­
nales e instrumentos comunitarios, se presenta a continuación el resu­
men de dos experiencias significativas obtenidas a raíz de los esfuerzos
por lograr instalar un proceso avanzado de integración económica entre
los países del Grupo Andino, y lo sucedido con los sistemas de pagos y
créditos recíprocos durante la crisis externa de la presente década.
a) La formación de mercados ampliados: El caso andino 133
En 1982 la integración andina atravesaba una difícil situación, refle­
jada principalmente en el incumplimiento de compromisos adquiridos,
falta de toma de decisiones, crisis de expectativas sobre los beneficios que
debe reportar la integración y su forma de distribución, y un escepticis­
mo creciente de las fuerzas sociales de los Países Miembros sobre si el
modelo de integración contemplado en el Acuerdo tendría posibilidades
de concretarse y de propiciar las transformaciones deseadas en las eco­
nomías andinas.
No era, sin embargo, la primera vez que el Pacto Andino enfrentaba
problemas que hacían poner en duda la viabilidad, aunque no la necesi­
133 Véase Alfredo Fuentes: La crisis del comercio andino y sus perspectivas de reactivación;
Documento de Trabajo BID-JUNAC; nov. 1984.
144
Economía mundial e integración de América Latina
dad, de la integración. A lo largo de la vida del Grupo subregional se
mantuvieron vigentes conflictos de política económica que afloraron en
las discusiones sobre el énfasis que debería darse a la liberación del
comercio y /o a la programación industrial, discrepancias en cuanto al
grado de apertura frente a la inversión privada extranjera y problemas de
cumplimiento derivados de las reorientaciones económicas en los Esta­
dos miembros. Estas dificultades obligaron, desde la adopción del
Acuerdo, a ir introduciendo ajustes a algunos de los instrumentos
inicialmente previstos, tales como al concepto de arancel "común" y al
tratamiento al capital extranjero.
Posiblemente, el principal obstáculo que se identificaba a comienzos
del ochenta para hacer viable la integración convenida entre los países,
era la imposibilidad de perfeccionar adecuadamente el denominado
mercado ampliado, debido a las diferencias de apreciación sobre las
estrategias productivas nacionales, y sobre el papel de asignación de
recursos y de ajuste del sector externo que deben cumplir ciertas políticas
domésticas -especialmente aquellas vinculadas al comercio exterior,
tales como la arancelaria y para-arancelaria, el tipo de cambio y los
subsidios (producción y exportaciones)- que determinan la competí tividad relativa del aparato productivo y la magnitud y dirección de los
beneficios, cuando se intenta avanzar hacia una apertura comercial
plena dentro del esquema de integración. Asimismo, las dificultades
para conformar el mercado subregional obedecían a la falta de acuerdo
sobre los derechos y las obligaciones correspondientes a los PMDR en los
diversos instrumentos del proceso.
Más que una oposición a la adopción de ciertos instrumentos inheren­
tes a cualquier proceso de integración relativamente avanzado (desgravación, protección ante terceros y armonización de algunas políticas), lo
que se constataba eran las dificultades de ponerlos en vigencia ante los
esfuerzos infructuosos de reducir a un mínimo aceptable las diferencias
de orientaciones económicas. Este empantanamiento decisorio ya venía
afectando el dinamismo del comercio intrasubregional, puesto que los
avances en la desgravación de un número importante de productos, se
tendían a cuestionar por la imposibilidad de contar con otros mecanis­
mos que establecieran condiciones de competencia no distorsionada en
el mercado. Estos cuestionamientos se reflejaban en los conocidos in­
cumplimientos de compromisos134.
134 Las soluciones a los incumplimientos de compromisos no eran solamente de tipo
jurídico (Tribunal o esquema de sanciones) sino que requerían nuevos mecanismos y
reformas instrumentales que mejoraran la capacidad gubernamental de cumplirlos.
Además, la inoperancia de ciertas obligaciones tuvo que ver con la inacción de los órganos
Tercera parte
145
No extraña, entonces, que en medio de estas tensiones, a raíz de las
políticas de ajuste global introducidas en 1982-83, la caída del comercio
intra-andino sin combustibles entre esos dos años, de US$ 859 a US$ 461
millones, haya sido tan drástica, en términos relativos, a nivel de proce­
sos de integración de América Latina. En el momento de la crisis se
introdujeron restricciones y trabas no autorizadas al comercio intrarregional, caracterizadas por su cobertura casi generalizada a nivel de
ítems, configurándose un proteccionismo intra-andino en el cual los
países fueron más allá (aplicaron restricciones adicionales) de las medi­
das cambiarias que se requerían para enfrentar el comportamiento
adverso de la economía internacional13S.
Esta experiencia permite apreciar, también, una de las causas del
porqué el comercio intralatinoamericano que hace parte de aquella
porción desgravada del universo arancelario, tiende a ser más vulnera­
ble que el comercio no desgravado. En el caso del Acuerdo de
Cartagena, pese a las limitaciones que desde un comienzo se le introdu­
jeron a la apertura recíproca, muchos de los productos que sí gozaron de
preferencias alcanzaron cifras importantes de intercambio mostrando
inclusive una correlación positiva con sus márgenes de preferencia 136.
Sin embargo, aparte de las conocidas resistencias de sectores protegidos
a disputar los mercados internos con exportaciones de países vecinos,
sobre todo en épocas recesivas, lo cierto es que, ante el avance de la desgravación automática137 y la indefinición de otros instrumentos como el
arancel externo, existían bases para que se generara una competencia
comercial inequitativa.
del Acuerdo al no adoptar definiciones dentro de los plazos previstos y dejar interpreta­
ciones pendientes sobre conceptos, como el de gravámenes y restricciones, que no
permitieron definir reglas claves para las transacciones de muchos productos. JUNAC
Incumplimiento de los compromisos contraidos en el Acuerdo de Cartagena; Doc. J/P E /D /2 3 9 ,
Lima, nov. 1980.
135 Venezuela y Ecuador aplicaron, por ejemplo, en 1982-83 drásticas devaluaciones (300%
y 70% respectivamente) para corregir la fuerte caída de los precios internacionales del
petróleo, sobrevaluación de sus monedas nacionales, peso del servicio de la deuda y otras
distorsiones de precios generadas por el déficit fiscal. Esta sola variación de precios
relativos implicó una sustancial modificación de la tradicional ventaja relativa que tenían
los productos colombianos en esos países. El impacto se dió también en las actividades
comerciales de las zonas de frontera de Colombia por la interrupción de la afluencia de
visitantes y una caída dramática, del importante comercio no registrado. Simultáneamen­
te, se generó un fuerte contrabando de alimentos e insumos hada Colombia reforzado por
los efectos de los controles de precios y tasas diferenciales de cambio aplicados en los
países que devaluaron. Un análisis de los efectos de estas devaluaciones puede consultar­
se en Alfredo Fuentes: La crisis del comercio andino y sus perspectivas de reactivación:
Documento de Trabajo BID-JUNAC: nov. 1984.
136 JUNAC Análisis del comercio 1969-1980; Lima, 1982.
m La nómina de desgravación automática se integró con cerca de 3000 ítems NABANDINA y logró aperturas significativas especialmente en los mercados de Colombia, Perú y
Venezuela.
146
Economía mundial e integración de América Latina
En efecto, el potencial de una competencia distorsionada provendría
de situaciones, tales como, los distintos niveles arancelarios aplicables a
los insumos y bienes finales; aplicación diferenciada de instrumentos
para-arancelarios frente a terceros y diversos mecanismos nacionales de
fomento a la industria y a las exportaciones, entre ellos, los regímenes
arancelarios de excepción. Los efectos de esta aplicación unilateral de
instrumentos del sector externo, tendían a hacer muy dispares las
condiciones de acceso de los distintos oferentes al mercado subregional
y a afectar la magnitud y la distribución de los beneficios esperados por
cada país miembro.
Aquellos mecanismos andinos que debían cumplir el papel de regu­
lación de las condiciones de competencia, o no se habían adoptado, o
mostraron muchas deficiencias en su aplicación, como fue el caso de la
práctica inaplicabilidad de la denominada Decisión 45 sobre correctivos
a las distorsiones en la competencia, que le daba a la Junta el papel de
intervenir cuando se presentaran reclamos. En cuanto al Arancel Externo
Común, que tenía la función de completar el espacio económico subre­
gional y regularizar la competencia, no fue posible adoptarlo debido a los
desacuerdos sobre los objetivos que debía cumplir el instrumento y el
nivel y estructura de protección aceptable para cada país138. En el caso de
los requisitos de origen de las mercaderías, dada la falta de aprobación
de las llamadas normas especiales, no se habían despejado diversos
.vacíos de las normas existentes de ALALC, ni se habían podido utilizar
estas disposiciones para instar a los países a cumplir con ciertos compro­
misos.
No es tarea fácil lograr un acuerdo para poner en funcionamiento los
mecanismos de una unión aduanera entre países con niveles muy
diferentes de desarrollo industrial. La pérdida del manejo nacional de
ciertos instrumentos claves del sector externo y la magnitud de las
transferencias que se generan entre países y entre productores y consu­
midores, dependiendo de la forma como se diseñen los aranceles
comunes, requieren de un mínimo de consenso sobre la compatibilidad
deseada entre sustitución regional de importaciones y promoción de
exportaciones. Están de por medio apreciaciones nacionales sobre los
costos de encarecer ciertas importaciones que se desvían hacia el merca­
do subregional, los beneficios de compensar dichos costos con mayores
exportaciones recíprocas, y el grado de sobrevaloración cambiaría que se
138 Algunas implicaciones del debate sobre el AEC andino y los conflictos a nivel
protección industria-agricultura pueden consultarse en Jorge García: Desarrollo Agrícola
y Programación Industrial: Objetivos incompatibles en el Grupo Andino; Bogotá, 1980.
Tercera parte
147
considera aceptable a raíz de la adopción de un nuevo régimen de
derechos de importación. Esta sobrevaloración incidirá en la viabilidad
de una estrategia de promoción de exportaciones no tradicionales al
mundo139.
En el Grupo Andino, como se ha señalado, los cambios en las
orientaciones económicas de los países desde fines de los sesenta, moti­
vados por los planes antiinflacionarios y búsqueda de equilibrar la
balanza de pagos, contribuyeron a una mayor apertura hasta comienzos
de los ochenta si se miran las estructuras arancelarias vigentes en 1969 y
1982. Sin embargo, esta conclusión no contempla el importante rol de los
mecanismos para-arancelarios, de los aranceles específicos, y de los
subsidios a la producción y a las exportaciones que contribuyeron a
delinear marcadas diferencias en el manejo nacional del sector externo.
Cuando las posiciones de apertura llegaron hasta el tipo de reformas
introducidas en Chile, este socio fue apartado del proceso, pero, aún los
otros participantes mantuvieron discrepancias en las negociaciones
arancelarias pues, por un lado, Colombia abogaba por aranceles bajos y
poco dispersos para no discriminar excesivamente su comercio con
terceros y evitar castigar a sus sectores primarios, posición que acom­
pañaría Perú más adelante; Bolivia, por su situación geográfica y de
desarrollo industrial, también demandaba aranceles bajos para no enca­
recer sus compras de insumos y de bienes de capital; Venezuela, al estar
determinando su tipo de cambio por el sector petróleo de mayor produc­
tividad, exigía aranceles altos para nivelar la competitividad de su
industria y; Ecuador, igualmente requería aranceles elevados por la
situación de su tipo de cambio y para favorecer la exportación de
productos de su interés, pero también solicitaba excepciones a la aplica­
ción del AEC para mercaderías producidas por los demás, apoyándose
en el tratamiento preferencial concedido en el Acuerdo de Cartagena140.
Discrepancias como las descritas contribuirían a que, finalmente, los
gobiernos disminuyeran los compromisos de integración, mediante el
Protocolo de Quito, suscrito en Mayo de 1987.
b) Mecanismos de pagos en el comercio recíproco
Situaciones como la restricción global de divisas, la inconvertibilidad
de monedas de países que comercian entre sí, la falta de alineación de las
139 Respecto de los aspectas conceptuales inherentes al diseño de aranceles comunitarias
puede consultarse JUNAC: Orientaciones vara la elaboración del arancel Externo Común; Doc.
J / P E / 1 0 7 ,1979; y D. Morawetz: The Andean Group: A Case Stuáy in Economic Integration
among Develo-ping Countries; Cambridge, Mass., 1974.
140 J.A. Morales: "Problemas del Arancel Externo Común: el caso del Grupo Andino"; en
BID-INTAL: La Integración Latinoamericana en la década de los ochenta; Buenos Aires, 1984;
p. 257.
148
Economía mundial e integración de América Latina
tasas de cambio reales bilaterales y las sobrevalilaciones frente a mone­
das duras, han dado lugar a un amplio desarrollo teórico y práctico de
sistemas regionales de pagos y créditos, financiamiento del comercio y
apoyo a las balanzas de pagos, orientados a evitar que dichas situaciones
disminuyan el comercio preferencial y restrinjan las posibilidades de
integrar las economías de países en desarrollo141. Uno de los elementos
esenciales concebido en el lanzamiento de la idea del mercado común
latinoamericano fue el de establecer, simultáneamente, un régimen de
pagos y créditos que permitiera compensar multilateralmente todas las
operaciones de intercambio y evitar que los saldos deudores inhibieran
la apertura 142.
Los arreglos de pagos bilaterales tienen una larga historia en América
Latina y han coexistido inclusive con la adopción de sistemas multilate­
rales de pagos desde la década del sesenta. En la ALADI los convenios
de crédito entre pares de Bancos Centrales adquieren un carácter comu­
nitario cuando los saldos son compensados multilateralmente cada
cuatro meses, y aquellos países que terminan con cuentas negativas, si
exceden los créditos concedidos, deben proceder a cancelarlos en mone­
das duras a los países superavitarios.
Por la circunstancia vigente, de tener que desembolsar dólares para
cubrir los saldos negativos, se argumenta, con razón, que la solidez de
estos mecanismos requiere por lo menos dos condiciones básicas. La
primera, que en el largo plazo tienda a haber posiciones equilibradas de
superávit y déficit entre los países que participan en el esquema y; la
segunda, de carácter operativo, que los acreedores que se supone son
vendedores netos dentro del comercio interregional, tengan suficientes
medios -divisas- para financiar temporalmente a los deudores los saldos
que deben pagar143.
Con este último propósito de ayudar al financiamiento a corto plazo
de los saldos deudores resultantes de la compensación, se adoptó el
llamado Acuerdo de Santo Domingo que permitía a los países con saldos
negativos mantenerse dentro del sistema con el apoyo de una refinancia­
ción colectiva. Además, se reforzó este acuerdo con la posibilidad de
141 Un trabajo clásico sobre estas materias es el de J. Vanek: "Payment Unions among
developing countries"; Journal ofCommon Market Studies; Vol. 5, N 2,1966.
142 En 1961 se estableció la Cámara de Compensación Centroamericana, en 1965 el Sistema
de Pagos de la ALALC y en los años setenta el del Caribe.
143 González del Valle: "El financiamiento del comercio intrarregional y subregional", en
BID-INTAL El financiamiento de la integración subregional en América Latina; ponencia
presentada a la Reunión Técnica INTAL i ONPLATA, Buenos Aires, Mayo de 1985.
Tercera parte
149
Cuadro 33: Resumen de la evolución del convenio
de pagos 1966-1987
(En millones de dólares)
Bancos
Centrales
Líneas de Montos de Importacio­ %
Divisas
% Transfe­
Año
crédito operaciones nes intra
4/5 transferidas 7/4 rencias
participantes acordadas cursadas
ALADI
anticipa
das
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(1)
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
7
7
9
10
11
11
11
12
12
12
12
12
12
12
12
12
12
12
12
12
12
12
16
16
22
25
35
38
42
44/2
46/2
47/2
52/4
52/5
53/7
54/7
54/7
54/8
54/8
54/8
54/8
54/8
54/8
54/8
106
333
377
479
560
708
984
1403
2288
2396
2926
3936
4459
6421
8663
9331
7772
6234
6780
6723
6673
7595
985
1008
1062
1301
1354
1485
1664
2312
3930
4006
4641
5793
5772
8439
10464
12296
10562
7636
8356
7434
7 660
8627
11
33
35
37
41
48
59
61
58
60
63
68
77
76
83
76
74
82
81
90
87
88
31
94
129
81
109
136
188
280
387
660
652
887
1134
1629
2020
2553
2245
1809
2052
1499
1069
1374
30
28
34
17
20
19
19
20
17
28
22
23
25
25
23
27
29
29
30
22
16
18
15
24
9
9
78
52
105
170
56
300
682
869
633
309
155
62
17
64
Fuente: Secretaría General de la ALADI.
Nota: En la columna (3), a partir de 1973, la primera cifra corresponde al número de líneas
de crédito recíproco vigentes entre los Bancos Centrales de los países de la ALADI y la
segunda a las que mantiene el Banco Central de la República Dominicana con algunos de
aquéllos.
Fuente: Boletín ALADI; 7/87, Julio 87 y documento ALAD I/CA FM /XIV /di,2, Feb. 1988.
ofrecer recursos para desequilibrios globales de balanza de pagos, aun­
que este segundo mecanismo no tuvo efectividad por la falta de fondos
para atender dichos desequilibrios.
Tanto el sistema multilateral de pagos de la ALADI como el Acuerdo
de Santo Domingo, permitieron canalizar y saldar buena parte del
intercambio interregional de los países participantes, reduciendo los
150
Economía mundial e integración de América Latina
requisitos de reservas para las transacciones respectivas (Cuadro 3 3 )144.
Sin embargo, desde comienzos de este decenio, el esquema empezó a
mostrar sus limitaciones por la renuencia de los países deficitarios, dada
su situación de iliquidez global, a saldar sus operaciones dentro del con­
venio, prefiriendo arreglar sus créditos a través de acuerdos bilaterales.
Incluso, la insuficiencia de las líneas de crédito venía obligando, desde
1979, a efectuar cuantiosas transferencias de divisas con anticipación a la
compensación y, a partir de ese año, se produjeron los primeros casos de
incumplimiento en la cancelación cuatrimestral. Ello tuvo que ver con la
situación de déficits comerciales estructurales de varios países dentro de
la Asociación, manejables en situación de disponibilidad de divisas,
pero que en época de crisis (presión por las exigencias de la deuda)
trataron de corregir, e incluso de revertir en su comercio recíproco.
Los saldos negativos del intercambio se comenzaron a pagar con
apreciable retardo y cuando las necesidades de financiación de éstos se
dieron simultáneamente para varios países y se prolongaron por 12 o
más meses, un mecanismo como el de Santo Domingo dejó de funcionar.
Los países trataron de exportar por fuera del convenio regresando a los
acuerdos bilaterales para obtener divisas en pago y no quedar en situa­
ción deudora a raíz de la compensación, o en situación de acreedores
impagos. Pero lo más relevante a destacar es que esta pugna desatada
para lograr balanzas comerciales superavitarias o equilibradas, dejó una
secuela contraproducente de restricciones no arancelarias que contribu­
yeron al cercenamiento del comercio regional.
La crisis de los mecanismos de pagos fué especialmente grave en
Centroamérica, donde los incumplimientos de las compensaciones
practicadas por la Cámara de Compensación Centroamericana, implica­
ron que las remesas cursadas pasaran de US$ 779 millones en 1981 (100%
de las ventas) a US$ 30 millones en 1987 (7% de las ventas); es decir, se
sustituyó el mecanismo multilateral por diversas modalidades bilatera­
les de pago, tales como el trueque, monedas nacionales y los dólares
estadounidenses. Estos nuevos acuerdos contribuyeron recientemente
a revertir la tendencia contractiva, pero la reactivación estable del
comercio implicará encontrar soluciones a la deuda intrarregional, que
alcanzó un valor de US$ 732 millones a fines de 1987, monto que alcanzó
un valor de US$ 732 millones a fines de 1987, monto que requerirá la ma­
terialización de la cooperación financiera externa hacia la subregión14S.
144 Hacia fines de 1986 se cursaron pagos por cerca de 80.000 millones de dólares, de los
cuales sólo se transfirió un 25%, es decir, se disminuyó la utilización de divisas converti­
bles en alrededor de 60.000 millones de dólares.
145 O. Castro Pérez: Estrategia para incrementar el comercio intracentroamericano y notas sobre
la adopción de una moneda común latinoamericana; Reunión de expertos sobre sistemas de
pagos y unidades de cuenta en Améru a Latma; Wash., Feb. 1988, BID-INTAL.
Tercera parte
151
Se hace necesario convenir que, en las actuales circunstancias de
presión de los acreedores externos y acumulación de saldos impagos
entre los países de la región, difícilmente el comercio del área proporcio­
nará a los países intervinientes el incentivo de conseguir monedas
fuertes. Tratar de obtenerlas allí, como ha sido observado, es embarcarse
en una búsqueda de fondos donde no existen, por lo menos en cantidades
relevantes para el conjunto de países endeudados146. En consecuencia, se
requiere de mecanismos que refuercen y complementen los sistemas de
pagos, disminuyendo el incentivo a conseguir dólares con el intercambio
regional, pero también ayudando a que los países deudores obtengan el
apoyo necesario cuando sus desequilibrios tienden a prolongarse. De
otra forma, las políticas de ajuste intralatinoamericanas, reforzadas por
los problemas pendientes de solución en los mercados ampliados, culmi­
nan empequeñeciendo las relaciones comerciales.
Pese a los ajustes en algunos instrumentos y creación de otros en años
recientes (Peso Andino y Derechos de Importación Centroamericanos
DICAS, por ejemplo) las dificultades se han mantenido, requiriéndose de
recursos financieros externos adicionales para el incremento del comer­
cio y ajustes en la aplicación de los instrumentos de compensación;
nuevos dispositivos para ahorrar divisas en el intercambio; y de un
fortalecimiento de mecanismos regionales y subregionales para enfren­
tar dificultades de balanza de pagos global. Ello se desprende de las
distintas iniciativas que se han elaborado desde comienzos de los 80 por
parte de las autoridades de ALADI, Bancos Centrales y, en general, todos
los agentes involucrados en la integración económica147.
III. S itu a ció n p resen te en los program as de in teg ració n y su
p ap el dentro de las ,fnuevas estrateg ias" n acio n ales
En los años ochenta los programas formales de integración se tendie­
ron a reestructurar o adecuar con un menor grado de compromiso de
políticas económicas entre los distintos países de la región. Ello no fué
ajeno a las dificultades mencionadas de compatibilizar en los instrumen­
tos comunitarios las reorientaciones de la sustitución de importaciones,
la insatisfacción con el régimen de los países de menor desarrollo
relativo, y la fuerte caída de la interdependencia comercial debido al
146 Domingo Cavallo y A. Dadone: Cooperación económica y comercio entre los países ‘A ' y los
países 'C-D'; BID(mimeo), mayo, 1987; p. 19.
147 Un resumen de las propuestas planteadas en los años ochenta puede consultarse en
CEMLA: Seminario sobre Cooperación Financiera y Monetaria en América Latina - Informe de
Relatoría; México 24 y 25 de Agosto de 1987.
152
Economía mundial e integración de América Latina
ajuste y a las dificultades con los saldos deudores. Las estrategias
nacionales recientes se orientan a favorecer el crecimiento de las expor­
taciones para mejorar la posición externa; sin embargo, no se le estaría
otorgando la importancia necesaria a la aceleración de la liberalización
y expansión del comercio intrarregional.
En el caso de ALADI, se ha visto como más fecunda la alternativa del
bilateralismo para definir instrumentos y concesiones comerciales, en­
frentar desequilibrios regionales o sectoriales entre socios y evitar difi­
cultades con los plazos de adopción de medidas de liberación del
comercio. La flexibilización del Acuerdo de Cartagena, mediante el
Protocolo de Quito, restringe evidentemente el alcance de la apertura
que se pretendía alcanzar entre las economías andinas, mediante fórmu­
las tales como excepciones indefinidas, esquemas de administración del
comercio y entendimientos bilaterales que llevarán el proceso a un ritmo
más pausado y orientado en los próximos años a tratar de recuperar los
niveles previos de comercio sin crear conflictos entre los productores
subregionales. Al mismo tiempo, se buscaría iniciar un proceso de
cooperación en otras áreas e intentar nuevas aproximaciones a la distri­
bución equitativa de beneficios. La situación ha sido algo diferente para
los procesos de integración entre economías y estrategias de inserción al
mundo menos dispares. En efecto, el MCCA ha logrado mantener un
esquema de integración avanzada, aprobando recientemente la tarifa
externa común, pero la crisis financiera de los países del área, la deuda
intrazonal y las tensiones políticas no resueltas continúan atentando
contra la recuperación de la violenta caída del comercio. En el CARICOM, también se han mantenido e intentado fortalecer las reglas del
mercado común previstas en el tratado, pero ante la aguda escasez de
divisas se le ha seguido otorgando prioridad a las compras extrarregionales en lugar de los bienes de consumo en su mayoría producidos en la
región.
Con el retorno a la democracia en Argentina, Brasil y Uruguay se han
identificado marcadas coincidencias económicas y de política exterior
entre dichos gobiernos, que han facilitado la firma de varios protocolos
de integración y cooperación bilateral. Estos contienen nuevos enfoques
acerca de la manera de enfrentar los desequilibrios resultantes de la
liberación del comercio, así como alternativas instrumentales para avan­
zar intrasectorialmente en la búsqueda de una mayor especialización
comercial y productiva148.
148 El Programa de Integración y Cooperación entre Argentina y Brasil, ha quedado
plasmado en veinte protocolos y sus anexos, cuyos alcances pueden consultarse en M.
Vacchino: "El programa de integración Argentino-Brasileño y las relaciones entre Amé­
rica Latina y Europa". IV Coloquio América Latina-Europa; Milán, Feb. 1988. Un resumen de
la ponencia aparece en Revista Integración Latinoamericana N 133, Ab. 1988.
Tercera parte
153
Se ha visto con relativo optimismo su instrumentación debido tam­
bién a las ventajas de la cercanía geográfica y redes de transporte, las
escalas que ofrecen los mercados involucrados, el hecho de tratarse del
comercio recíproco más significativo entre países latinoamericanos y la
relativa mayor homogeneidad de los participantes como elemento para
facilitar la adopción y cumplimiento de compromisos. A más largo
plazo, el papel de tercer protagonista que ha pasado a jugar Uruguay,
pone de presente las posibilidades de incorporación de otros países
democráticos miembros de la ALADI.
El papel político y de relaciones externas de la integración latinoame­
ricana se ha visto, por otra parte, fortalecido con la suscripción del
llamado Compromiso de Acapulco para la Paz, el Desarrollo y la Democracia,
entre ocho Mandatarios representativos de las principales economías de
la región, en Noviembre de 1987. Este acuerdo descansa en cuatro
propósitos básicos, el primero de ellos referente al reconocimiento de
una comunidad política de intereses basada en la democracia; el segun­
do, al desafío conjunto de recuperar unas tasas de desarrollo económico
sostenido sobre bases más justas; el tercero, al imperativo de evitar la
exclusión de América Latina de las nuevas tecnologías y división inter­
nacional del trabajo; y el último, a la necesidad de fortalecer la seguridad
regional, concepto éste que se extiende tanto a los aspectos de la paz
y la estabilidad regionales, como a la disminución de la vulnerabilidad
política, económica y financiera de la región.
Las propuestas de Acapulco se enmarcan dentro de un proyecto
político para el desarrollo conjunto de América Latina y el Caribe, que se
forjaría a través del fortalecimiento de los mecanismos de integración y
cooperación regional y mediante la presencia más activa de la región en
las relaciones internacionales. Concretamente, se propone la necesidad
de converger hacia un mercado común latinoamericano como uno de los
instrumentos claves para crecer con equidad y adaptarse a las transfor­
maciones de la economía m undial149.
Es notorio, pues, que a raíz de la crisis de este decenio, los gobiernos,
organismos internacionales y de integración, así como tratadistas de esta
temática, han venido estudiando modificaciones a los mecanismos integracionistas y a las políticas nacionales conexas, basados en la conside­
ración de que la integración, pese a sus dificultades, puede constituir un
instrumento de cambio y modernización y reforzar la capacidad de
negociación ante terceros.
149 Alcances sobre el Compromiso de Acapulco pueden consultarse en Alfredo Fuentes:
"Concertación política para el desarrollo de América Latina"; Revista integración
Latinoamericana; N 133, Ab. 1988.
154
Economía mundial e integración de América Latina
Sin embargo, la presentación de alternativas concretas para incre­
mentar las relaciones económicas recíprocas, de manera consistente con
una mayor articulación con la economía mundial, parece presentar
mayores complejidades que en el pasado debido a la naturaleza de la
crisis, tanto regional, como internacional.
En efecto, los países de América Latina están inmersos en un proceso
de redefiniciones internas para encontrar respuestas a interrogantes
económicos y políticos como los siguientes:
-Dado el trasfondo más estructura! de la crisis presente, ¿cuáles serían
los atrasos económicos y sociales a superar en las economías nacionales?,
¿cuáles las políticas de corto y largo plazo que se podrían impulsar
internamente?, ¿cuál el perfil mundial, de relaciones internacionales que
podría apoyar más promisoriamente los objetivos de desarrollo traza­
dos?
-¿Cómo lograr que las nuevas inversiones, por las cuales se compite
afanosamente, puedan impactar favorablemente en el crecimiento eco­
nómico, en función del papel esperado de los factores de producción, el
progreso tecnológico, los cambios en el capital humano y las decisiones
de cambio técnico ya adoptadas por otros países?
-¿Cuáles serían los caminos para modificar la inconveniente articula­
ción al comercio mundial y, en particular, la inserción comercial todavía
ajustada al viejo patrón de división internacional del trabajo?
-¿Hasta qué punto la modificación de dicha inserción implica insistir
en la industrialización a cualquier costo, o concentrarse en objetivos
económicos más específicos, como la mejora en la competitividad de la
oferta de grupos de productos e insumos de distintos sectores, atendien­
do a las interrelaciones productivas entre ellos? ¿Cuál es el alcance de
esta nueva especialización y cuál el papel de la integración regional?
-Dadas las modificaciones en la economía mundial y regional, en
adición a los enfoques tradicionales de integración con énfasis en las
transacciones de bienes finales y pagos que las faciliten, ¿cómo podría
extenderse la apertura al movimiento preferencial de personas, capita­
les, servicios?
Las respuestas a estos interrogantes han venido configurando lo que
se ha denominado las "nuevas estrategias" para el desarrollo de América
Latina, sólo de uno de cuyos elementos importantes sería la integración.
En efecto, las orientaciones generales de las "nuevas estrategias" parece­
Tercera parte
155
rían ir convergiendo en la consideración de variados y complejos temas
como los siguientes:1S0
1) Las reformas estructurales y los reajustes que reclama el avance de
América Latina y la superación de los desequilibrios presentes
deben hacerse en paz y dentro de un clima de conciliación y concer­
ta d o s Es necesario lograr, pragmáticamente, la formación de
alianzas amplias, de consensos extendidos (por ejemplo entre el
Poder Ejecutivo y el Congreso) y de pactos sociales. La flexibilidad
es un requisito esencial para el logro de lo antedicho: es decir, para
impulsar las reformas necesarias dentro de un clima de paz y
estabilidad. La inflación, que es una expresión y una causa de
conflictos, debe ser contenida. Es imprescindible alcanzar la con­
tinuidad de las políticas económicas, dejando al mercado un
amplio campo de juego, para que proporcione flexibilidad y des­
centralización, aunque dentro de las orientaciones generales que
establezca la política del Estado. Por todo lo señalado resulta claro
que las negociaciones internas en cada país y las que pudieran
sostenerse con el resto del mundo (otros países o regiones), resul­
tan la clave y el desafío para la transformación estructural que se
desea realizar151.
150 Algunos de los autores e instituciones cuyas ideas sobre las nuevas estrategias se
intenta reflejar son los siguientes: María C. Tavares: "Auge y declinación del proceso de
sustitución de importaciones en el Brasil"; CEPAL; Boletín Económico de América Latina;
mayo, 1984; CEPAL: Relaciones económicas internacionales y cooperación regional de América
Latina; y el Caribe; Santiago de Chile, 1987; Sergio Bitar: "El pensamiento latinoamericano
ante la crisis económica”; Integración Latinoamericana; Buenos Aires, 1986; Albert Fishlow:
"The State of latín American Economies"; IDB; Economicand Social progress in Latin A?nerica
(External Debt: Crisis and Adjustment) Wash., D.C., 1985; René Villarreal: "Del proyecto de
crecimiento y substitución de importaciones al de desarrollo y substitución de
exportaciones"; Comercio Exterior; mayo, 1975; FEDEMETAL: Un nuevo impulso a la
industrialización; Colombia, 1987; Carlos Geraldo Langoni: "Enfim as novas negras"; Jornal
do Brasil; 19 nov., 1987; Alejandro Rofman: Descentralización y democracia; Fundación
Friedrich Ebert, Buenos Aires, 1986; Luis G. Flores E. y Alfredo Fuentes H.: "Posibilidades
de una nueva estrategia de industrialización"; Economía Colombiana; nov./dic., 1986;
Miguel Urrutia: "Latin America and the Crisis of the 1980's”; OECD, Paris, 1987; Homero
Cuevas: "Dinámica del proceso de industrialización en Colombia"; Economía Colombiana;
Bogotá, 1987; Mario Henrique Simonsen: "O Brasil va contramano"; Veja; 14 octubre, 1987;
Klaus Esser: "La transformación del modelo de industrialización en América Latina";
Revista de la CEPAL; N 26,1985; CEPAL: Notas sobre la economía y el desarrollo: Santiago de
Chile N 451, sept, 1987; Banco Interamericano de Desarrollo Progreso económico y social de
América Latina, 1987; Carlota Pérez: "Las nuevas tecnologías: una visión de conjunto"; en
C. Ominami (edit.): La Tercera Revolución Industrial; RIAL, 1986; P. Gerchunoff y A.
Guadagni: Las regulaciones en la Argentina: Elementos para un programa de reformulación
económica del Estado; Buenos Aires, 1987.
131 Algunos autores, (Bela Balassa et al.: Towards a Renewed Economic Growth in Latin
America; México, 1986, por ejemplo) suponen la existencia de un marco internacional
razonablemente favorable y una cierta predisposición de los países industrializados para
acompañar y apoyar las transformaciones estructurales que se postulan necesarias.
156
Economía mundial e integración de América Latina
2) Es necesario reconocer la heterogeneidad de las situaciones exis­
tentes. La especificidad debe ser la regla antes que la excepción,
tanto para la consideración de problemas y posibilidades de cada
país, como en la evaluación de las perspectivas de cada sector
dentro de las economías. La selectividad es la palabra de orden. Las
diferencias de tamaño de mercado interno, países flexibles y
países rígidos, sectores en el ocaso y núcleos dinámicos, etc.,
pueden ser el resultado de la falta de selección oportuna de
prioridades económico-sociales. El estímulo promocional a las ac­
tividades, la vinculación entre países, dentro y fuera de la región,
deben ser establecidos sobre la base de la selectividad. La inser­
ción externa de cada país (con otro país o con una región) requie­
ren negociaciones específicas, por separado o por grupos.
3) La sociedad Latinoamericana enfrenta la necesidad de efectuar
transformaciones de fondo en las economías de la región. La
escasa disponibilidad de recursos externos reclama, no sólo un
mayor énfasis en el ahorro propio, sino también un aumento en la
eficacia de las propias disponibilidades. Dentro de este contexto
suele argumentarse la necesidad de introducir reformas en el papel
que cumple el Estado, y de otorgar mayores posibilidades de acción
a la iniciativa privada. Esencialmente, la idea es la de que el Estado
debe proporcionar un marco orientador para el desarrollo del
sector privado. Las operaciones burocráticas deben ser reducidas
al mínimo; la eficiencia es el propósito compartido. El gasto público
debe concentrarse en la atención de las necesidades más urgentes
de los grupos menos privilegiados (salud, vivienda, educación).
Reconstruir el Estado, haciéndolo eficiente y destinado a facilitar
y no a entorpecer el desarrollo, es la idea de muchos autores.
Deben crearse lazos nuevos entre el Estado y los sectores produc­
tivos en los que se dé apoyo a la acción privada. La acción de
fomento de algunas actividades por parte del Estado es deseable,
pero ésta debe estar ligada con algún sistema de premios y castigos
y con la idea de que todo apoyo debe ser específico, selectivo y
temporal. El déficit fiscal debe ser eliminado para no entorpecer la
inversión privada. El estado debe ser guía, orientador, no produc­
tor. La desregulación y la privatización, señalan algunos analistas, es
una alternativa que debe ser explorada.
4) La descentralización es otro de los tópicos relacionados con el
Estado sobre el que van aumentando las convergencias. Descen­
tralización económica, administrativa y geopolítica. En ciertas in­
stancias, algunos analistas insisten en la necesidad de descentra­
Tercera parte
157
lizar la atención de algunos servicios sociales trasladándolos a
la acción solidaria de los pequeños grupos familiares, comunales,
etc.. La autoayuda, el desarrollo de la propia iniciativa, el apoyo
local, son todos mecanismos de esta óptica que, en última instan­
cia, procurarían reducir las cargas del "Estado de Bienestar" trans­
firiéndolas, en alguna medida, al esfuerzo privado y de la comu­
nidad. La idea parecería ser la de "descentralizar las solidarida­
des".
5) La necesidad de apelar al ahorro interno y de asignarlo en forma
eficiente es algo sobre lo que existe coincidencia general. Para que
el ahorro interno se expanda y no emigre deben existir una serie de
estímulos adecuados: continuidad y estabilidad de políticas; y tasa de
interés real positiva. Además del ahorro interno, debe tratarse de
absorber inversiones internacionales. Algunos son más pesimistas
sobre este tema partiendo de que el capital es atraído por los países
industrializados. Otros más optimistas, suponen que el capital está
disponible y que éste debe ser adecuadamente atraído. La cuestión
es competir por él. La cohesión social, el consenso, la claridad de
horizontes podrían contribuir a traer las inversiones directas que
se requieren y necesitan absorber.
6) En lo que se refiere a la organización productiva, la referencia al
deseo de promover el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas
descentralizadas, es algo que se ha generalizado. La pequeña
empresa, se entiende, facilita el desarrollo de la creatividad indivi­
dual, es más flexible, da más oportunidades para el empleo y
estimula la innovación. La dispersión geográfica y la desconcen­
tración urbana deberían ser fenómenos deseables que podrían
acompañar al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. El
progreso de las telecomunicaciones, la adopción de nuevas tecno­
logías flexibles, la formación de "redes" de producción de pe­
queñas empresas deberían facilitar la subcontratación y la produc­
ción en escala menor de productos diferenciados. Algunas empre­
sas pequeñas y medianas podrían concentrarse en la producción
de bienes tradicionales; otras podrían organizarse a través de los
mecanismos comercializadores de las "trading companies"; otras,
finalmente, podrían ser proveedoras de grandes empresas expor­
tadoras.
7) El tema de la tecnología y de las posibilidades de la región de
superar la "brecha" respectiva que estaría ya generalizándose, es
158
Economía mundial e integración de América Latina
algo sobre lo que la .mayoría de los estrategas suelen detenerse a
reflexionar, aunque en estos tópicos las coincidencias son menores
que en otros de los presentados. Para algunos, lo mejor es incorpo­
rar técnicas "maduras", empleando la abundancia de recursos
especialmente los laborales y la posibilidad de acceder a las
tradicionales economías de escala para mantener la competitividad. Otros añaden a la anterior, la necesidad de poder desarrollar
la propia tecnología en algunas áreas y la condición de que las
tecnologías deben ser las "apropiadas" a los recursos locales,
aunque ello se enfrenta con el problema de la competencia inter­
nacional debido a los recursos que son fácilmente substituidos por
los avances tecnológicos. También, se sostiene la conveniencia de
incorporar lo más rápidamente posible las tecnologías de "punta"
ya que en éstas es posible realizar el aprendizaje al mismo tiempo
que los demás. La educación, el desarrollo de técnicos y
profesionales, la promoción del capital humano y de la innovación, son
todas postulaciones que acompañan con frecuencia a las nuevas
estrategias cien tífico-tecnológicas.
8) Con relación al desarrollo industrial existe amplio consenso en
considerar que la industrialización substitutiva "eficiente" no es
necesariamente antagónica con la industrialización exo-dirigida.
En general, se distinguen dos grandes áreas. La industria ya
existente que, según algunos, debiera destinarse en buena parte a
la producción masiva (con economías de escala) de bienes destina­
dos a cubrir las necesidades básicas ("basic needs") y en cuya
producción, de ser posible, convendría utilizar recursos disponi­
bles localmente en abundancia. Además de la producción previa­
mente mencionada, deberían elegirse selectivamente algunas
actividades adicionales o "núcleos dinámicos de excelencia"
(bienes de capital-agroindustria) que pudieran exportar y hacer
avanzar al resto de la producción manufacturera. Otros sostienen
que el verdadero potencial exportable está en las industrias exis­
tentes. En lo que hay acuerdo es en la selectividad.
Además, en estos temas, como en otros aquí tratados, cabe recor­
dar la heterogeneidad de América Latina. Por lo tanto, las reglas
generales no son de curso fácil en estas nuevas fórmulas. La
protección efectiva moderada (transitoriamente aceptada aún por
los más reacios a las medidas protectivas) y la reducción de la
dispersión de los aranceles, son temas que tienen la aprobación
general de la mayoría, aunque siempre recordando lo dicho
Tercera parte
159
respecto de la selectividad. Finalmente, los autores suelen señalar
la conveniencia de incluir la industrialización dentro de un marco
de integración regional, pero tomando en cuenta la conveniencia
eliminar los posibles antagonismos entre la agricultura y la industria.
Ambas, se entiende, debieran integrarse y respaldarse mutua­
mente.
9) La agricultura debería modernizarse absorbiendo equipos y nue­
vas técnicas disponibles. Algunos insisten en la necesidad de
lograr una cierta autonomía alimentaria (la seguridad alimenta­
ria). La disponibilidad de alimentos "baratos" contribuiría a en­
sanchar los mercados para los bienes masivos producidos por la
industria. En apoyo de la autonomía alimentaria, ciertos estrategas
proponen que, sin trastornar a los cultivos para la exportación, se
efectúe una reforma en profundidad de las leyes de tenencia y
propiedad de la tierra para facilitar el acceso a la misma por un
mayor número de campesinos (eventualmente descongestionan­
do los centros urbanos y mejorando el abastecimiento de éstos).
Avanzando aun más en estos temas, se ha señalado la posibilidad
de crear, junto con las pequeñas y medianas empresas descentra­
lizadas, "redes integradas de producción agro-industrial. A este
respecto las reminiscencias de los modelos japonés e italiano son
palpables.
10) Las dimensiones de los mercados internos y el acceso a los mer­
cados externos son frecuentes temas de las "nuevas estrategias".
Con respecto del mercado interno es idea generalizada el que éstos
son, normalmente, estrechos. Para superar esta limitación, como
se ha visto, lo que se propone es: a) el abaratamiento de los
alimentos para dejar libre parte del ingreso para la adquisición de
bienes manufacturados; b) ampliar la producción masiva de bie­
nes destinados a los grupos más numerosos de la población. Las
economías de escala premiarían el esfuerzo.
Fuera del mercado interno, la opción es exportadora. Sobre el te­
ma de la colocación en los mercados externos, muchos analistas
encuentran inconvenientes exógenos para avanzar en las ventas
internacionales: El bilateralismo, la reciprocidad, la protección no
arancelaria, la falta de dinamismo de los países industrializados,
los adelantos tecnológicos que descolocan las tradicionales venta­
jas comparativas de los países de América Latina, la movilidad y
rápida rotación del capital, entre otros. Otros dan por existente
160
Economía mundial e integración de América Latina
una situación razonable en el mercado mundial. Con todo, se
habla con frecuencia de las posibilidades que ofrecen una intensi­
ficación de las negociaciones y los vínculos que pudieran estable­
cerse con países o grupos de países, tanto dentro como fuera de la
región.
La mayoría propone la profundización de la promoción selectiva de
las exportaciones (incentivos, crédito accesible, insumos importa­
dos libres de gravámenes, recuperación y mantenimiento de tasas
de cambio "realistas" o "competitivas", información adecuada y
eliminación de trabas burocráticas). Muchos autores encuentran
que el comercio compensado ("countertrade") debiera merecer
especial atención en todo lo relacionado con el comercio intrare-gional. Por último, entre los rubros que podrían ser elegidos para
la exportación se mencionan; a) bienes con mercado interno masi­
vo y economías de escala; b) bienes con mercado estrecho interno,
pero alta demanda internacional (por razones de alta elasticidad
ingreso o por razones de "diferenciación" o empleo de alta tecno­
logía).
11) La mayor articulación de los mercados internacionales segura­
mente ha de alcanzar a las economías latinoamericanas, con
amplios movimientos de capital y de información por sobre las
fronteras, mayor acceso mutuo a las bolsas de valores, incremento
de las fusiones empresariales y "joint ventures". América Latina,
señala la mayoría, deberá prepararse para las transformaciones
que se manifiestan sobre estos temas, por lo pronto introduciendo
reformas a las legislaciones nacionales para tomar mayores venta­
jas, por ejemplo, de los mercados de futuros, colocación interna­
cional de papeles o bonos, facilitación del ingreso de empresas y
tecnologías extranjeras a ciertos sectores, subcon tratación interna­
cional.
12) Aunque en la sección siguiente se contempla más específicamente
el tema de la integración regional latinoamericana, conviene seña­
lar que dicho tópico figura generalmente como algo posible y
deseable. Integración, sin embargo, construida a veces sobre la
base de negociaciones bilaterales o parciales. El poder de compra
del Estado, el congelamiento de las restricciones no arancelarias y
su eliminación posterior en forma gradual, los sistemas de prefe­
rencias regionales, el intercambio compensado, el mejoramiento
de los mecanismos de pagos, son, entre otras, instancias que se van
Tercera parte
161
planteando para el avance de la integración regional.
Pero, como muchos señalan, tal vez, el principal obstáculo que
enfrentan los programas integracionistas de América Latina es el
de cómo enfrentar la falta de credibilidad en los mismos. A nivel in­
ternacional, por una parte, se proclama todavía la idea de que los
mercados preferenciales conllevan efectos ambiguos sobre el
comercio y el bienestar mundial, discriminan contra los oferentes
externos, generan desviaciones importantes de comercio, y limitan
las posibilidades de exportar a los mercados de los países
industrializados152. A nivel regional, por otra, lo que parece existir
es más que todo cierto escepticismo sobre las posibilidades reales
de que, en el entorno económico actual y ante la notoria flexibilización de compromisos en los procesos de integración (luego de la
caída del comercio en 1982-83), los países logren profundizar su
apertura recíproca como medio para ensanchar el comercio, espe­
cializarse y lograr índices más satisfactorios de crecimiento.
Sin embargo, cabe enfatizar las respuestas políticas más recientes
a la crisis internacional y regional, (Plan de Acción de Quito y Com­
promiso de Acapulco) han revalorizado a la integración y a la
cooperación como instrumentos de desarrollo y modernización, e
incluso la meta integracionista vuelta a plantear por los Presiden­
tes, es la del establecimiento gradual y progresivo de un espacio
económico ampliado que permita converger hacia un mercado
común latinoamericano. Es preciso evitar nuevos distanciamientos entre las aspiraciones políticas y la integración efectiva que
pueda alcanzarse mediante la eliminación o minimización de
obstáculos entre las economías de América Latina y el Caribe.
En esta tarea, es inaplazable renovar los aportes que pongan de
presente la racionalidad y los mecanismos para persistir en un de­
liberado aprovechamiento de los mercados regionales, como
medio para apoyar los esfuerzos de desarrollo de las economías
nacionales y ampliar, al mismo tiempo, las posibilidades de inser­
ción y negociación en el nuevo escenario productivo y comercial
internacional. Ello obliga a plantear posibles soluciones a los
principales problemas que han restringido la formación de merca­
dos preferenciales para substituir eficientemente las importacio­
nes de terceros y, también, alternativas para avanzar en la integra152 Véanse, por ejemplo, comentarios en el Informe del Banco Mundial de 1987,
Capítulo 8.
162
Economía mundial e integración de América Latina
ción bajo las condiciones económicas adversas que enfrentan los
países de la región.
Por lo pronto, luego de varios años de crisis del sector externo, es
preciso hacer frente a las tentaciones de continuar aplicando las
medidas protectivas no tarifarias que han dado lugar al referido
"proteccionismo intralatinoamericano". Las resistencias a com­
partir los mercados internos y a buscar una nueva especialización
de las firmas en mercados más amplios, así como los intentos de
continuar equilibrando a cualquier costo los flujos bilaterales, se
han traducido en la adopción de medidas administrativas que ex­
cluyen posibilidades de introducir mayor competitividad a las
producciones domésticas. Es probable que las aproximaciones
más selectivas entre países contribuyan con mayor eficacia a su
desmonte, lo mismo que al logro de una distribución equitativa de
los beneficios que podrían obtenerse en las próximas décadas de
la integración latinoamericana.
CUARTA PARTE
In teg ració n latin o a m e rica n a y ap ertu ­
ra al m undo: dos e stra te g ia s com p le­
m e n ta ria s
Cuarta parte
165
INTEGRACION DE AMERICA LATINA Y APERTURA
AL MUNDO: DOS ESTRATEGIAS COMPLEMENTARIAS
I. U na visión sobre el nuevo contexto económ ico regional e
internacional para la integración
Los países latinoamericanos tienen necesidad de pasar de un ajuste
recesivo a otro de naturaleza expansiva bajo el cual se amplíe el acceso a
nuevos recursos financieros externos y se generen excedentes de expor­
tación, no sólo para hacer frente a los compromisos de la deuda sino para
recuperar un nivel de importaciones acorde con el funcionamiento del
aparato productivo y disminución del desempleo. La generación de tales
excedentes se fundamentaría, sobre todo, en una expansión acelerada de
las exportaciones hacia terceros países, por una parte y, por la otra, en la
intensificación de aquél comercio intrarregional que implique una efi­
ciente sustitución de importaciones a nivel regional o subregional. El
fortalecimiento, en general, de la capacidad de exportación aparece, por
lo tanto, como un requisito que necesariamente deberán satisfacer estos
países en los próximos años.
En la década de los ochenta se ha hecho presente una brusca dismi­
nución del financiamiento internacional para el desarrollo. Además, las
posibilidades de incrementar sustancialmente los ingresos reales por
exportaciones están afectadas por la incertidumbre todavía reinante
sobre la actividad económica mundial, la exacerbación de la competencia
internacional, la evolución de los ingresos de exportación por ventas de
materias primas y las crecientes demandas por protección en los países
industrializados. Igualmente, hay que poner de presente que existen hoy
en día fuertes limitaciones para exportar a los mercados de América
Latina, sobre todo por la marcada erosión de las preferencias otorgadas, el
manejo administrado del comercio y los problemas de liquidez y pagos.
En lo que respecta a la economía mundial, es un hecho que a
comienzos de los años ochenta, cuando se hizo evidente la crisis de la
deuda y el racionamiento del crédito, el pensamiento en materia de
166
Economía mundial e integración de América Latina
política económica internacional apuntaba a la introducción de medidas
de ajuste que aliviaran las presiones del pago de intereses y aumentaran
la competitividad de las economías regionales, basados en un relativo
optimismo exportador y un favorable y juicioso desempeño macroeco­
nômico de los países industriales. Sin embargo, transcurrida la mitad de
la década, los precios reales de los productos básicos, excluido el petró­
leo, llegaron en 1986 a ser inferiores a los de cualquier otro momento
desde la segunda guerra mundial y el deterioro sin precedentes de los
términos de intercambio contrarrestó con creces las ventajas que habrían
podido obtenerse con la ligera disminución de los tipos de interés que se
presentó en algunos tramos de la década. Por otra parte, las corrientes de
financiamiento externo hacia los países endeudados fueron insuficientes
para apoyar las inversiones productivas, las tasas reales de interés reales
permanecieron altas con respecto a sus niveles históricos y la carga de la
deuda, en vez de disminuir, aumentó. En los países industriales, si bien
se tuvo éxito en el control de la inflación hasta 1987, el agudo déficit fiscal
norteamericano y los cuantiosos y asimétricos desbalances en los pagos
internacionales, elevaron las tasas de interés, introdujeron inestabi­
lidad a las tasas de cambio y corrientes de inversión y dieron lugar a
la imposición de medidas proteccionistas, no arancelarias especial­
mente 153. Así, se transmitió la inestabilidad al ya de por sí discreto cre­
cimiento de la producción y del comercio internacionales. El "crash" de
Octubre de 1987 en el mercado de valores y el desorden sobreviniente en
los mercados cambiados, si bien fueron contrarrestados parcialmente
con políticas macroeconômicas de corto plazo para neutralizar el alza en
los intereses, han introducido una evidente incertidumbre acerca de los
efectos recesivos de depreciaciones adicionales del dólar, sobre todo, por
los todavía insuficientes compromisos de coordinación entre Japón,
Alemania y Estados Unidos, lo que dejaría a los mercados cambiarios el
papel de ajustar desequilibrios macroeconômicos de carácter más funda­
mental.
Las negociaciones comerciales multilaterales del G ATT, actualmente
en curso, van a jugar un papel crítico en la redefinición del sistema de
comercio, dado el conjunto de materias que se están considerando y el
deseo de las Partes desarrolladas y en desarrollo de alcanzar resultados
153 El sentimiento en contra de las importaciones competitivas se ha hecho palpable a raíz
de la discusión sobre la nueva ley de comercio norteamericana, que pese a haber sido
opuesta por la administración de dicho país, es de esperarse que un nuevo estatuto que
ofrece mas alternativas para restringir el acceso de importaciones al mercado interno y
para presionar el acceso de exportaciones norteamericanas de bienes y servicios a terceros
mercados, sea aprobado a fines de 1988 o comienzos de 1989.
Cuarta parte
167
balanceados que le impriman mayor estabilidad y eficacia a las discipli­
nas multilaterales. Se señala que la Ronda Uruguay es única en los
cuarenta años de historia del GATT, entre otras razones, por referirse a
prácticas en la agricultura, textiles, subsidios y salvaguardias, que han
erosionado el multilateralismo; el examen de la efectividad del funciona­
miento del sistema jurídico institucional del GATT; la elaboración de
nuevas disposiciones aplicables a las relaciones entre comercio y dere­
chos de propiedad intelectual y comercio e inversiones; y por tratarse de
la primera vez que se intentan aprobar disciplinas en el campo de las
transacciones de servicios154.
Hacia 1990 las variables externas más relevantes para América Lati­
na, es decir, la tasa de crecimiento del producto y del comercio mundial,
la evolución en los términos de intercambio y las variaciones en la tasa
de interés internacional, registrarían, de acuerdo a algunos informes
internacionales, una mejoría con respecto a la primera mitad de la
década, pero siguen siendo inciertas y desfavorables con respecto al
decenio anterior. La recuperación del precio del petróleo y otros produc­
tos básicos a partir de sus niveles de 1986 contribuirían a una moderada
aceleración de la inflación internacional, y el mantenimiento de desequi­
librios todavía significativos en la cuenta corriente de los principales
países industrializados conllevaría alzas en las tasas de interés155.
No obstante, estas perspectivas deben evaluarse en conjunto con las
transformaciones internacionales de los últimos años, que aportan
mayores elementos sobre las posibilidades reales de inserción comercial
y financiera de la región. Por una parte, las políticas de incrementar por
todos los medios el volumen de productos primarios exportado de
América Latina se ven limitadas, entre otras razones, por la significativa
concentración de las exportaciones de la región en algunos productos en
los cuales se detenta una proporción importante del mercado internacio­
nal; por la demanda externa todavía limitada dada la discreta actividad
económica de países industrializados; y ante la menor preferencia por
154 Véase UNCTAD: Review of Developments in the Uruguay Round. Situation as ofl January
1988; Documento UNCTAD/INT/CB/2., Febrero 19 de 1988.
155 Los pronósticos de informes como LINK, CEE, OECD y FMI son coincidentes en que
en los tres últimos años de la presente década el producto y el comercio mundiales
crecerían alrededor del 3% y 4% en promedio anual, respectivamente. El producto en los
países industrializados se situaría en rangos vecinos al 2% y entre el 3% y el 4% para los
países en desarrollo. Véase CLEPI: Informe sobre la economía mundial 1988-89: Perspectiva
Latinoamericana; Santiago de Chile, Jun. 1988.
168
Economía mundial e integración de América Latina
stocks debido a las altas tasas de Ínteres reales y especulación en los
mercados de divisas. A más largo plazo, el proteccionismo en la OECD
y los cambios estructurales existentes a nivel de la oferta y la demanda,
están desvinculando la economía de las materias primas de las econo­
mías industriales, poniendo en tela de juicio la teoría de la "locomotora”
a que ya hemos hecho referencia y que supone un arrastre de los países
en desarrollo a partir de la expansión económica en la OECD 156. En el
Anexo 14 se aprecia que, durante los años ochenta, los países industriales
están importando cada vez menos de los en vías de desarrollo, con
respecto a sus adquisiciones totales.
Por otra parte, a nivel manufacturero, se ha presentado, tal como lo
describimos en capítulos anteriores, un fuerte cambio en la naturaleza de
la competencia internacional. Los países en desarrollo mejoraron en
general su participación en la producción y sobre todo en las exportacio­
nes mundiales manufactureras entre 1965 y 1985. Sin embargo, esta
situación reflejó, principalmente, el comportamiento de un grupo de
países clasificados como exportadores de manufacturas, la mayoría de
ellos asiáticos, los cuales registraron las más altas tasas de crecimiento de
volúmenes de comercio y de producción real (Cuadros 34 y 35). Adviér­
tase que estos países lograron incrementar sus exportaciones manufac­
tureras y primarias, no sólo luego del primer choque del petróleo, sino
durante la presente década, superando en ambas etapas a latinoamérica.
Lo alcanzado por estas economías refleja, en buena parte, un ajuste rela­
tivamente exitoso al haber ofrecido incentivos similares para las ventas
en los mercados domésticos e internacionales y^haber incorporado
los cambios en las tecnologías de producción, organización e
información157.
Otra circunstancia, en la cual cabe insistir, se relaciona con la forma
como se ha arraigado el "nuevo proteccionismo" originado en el decenio
pasado. Es conocido que, luego de significativos avances de la desgravación de tarifas al comercio mundial entre 1947 y 1974, las barreras no
tarifarias de carácter discriminatorio pasaron a convertirse en el princi156 Ver discusión al respecto en Osvaldo Rosales: "Plan Baker, Deuda Externa latinoame­
ricana y reordenamiento de la economía mundial"; en Cuadernos del CLAEH, Revista
Uruguaya de Ciencias Sociales: N° 41 1987/1. p. 88.
157 Una perspectiva comparativa de los NICS asiáticos con los países mayores de América
Latina puede consultarse en B. Balassa y J. Williamson: "Adjusting to Success: Balance of
Payments Policy in the East Asian Nics"; Institute for International Economics; Policy
Analysis in International Economics; N° 17. Wash. D.C., Jun., 1987.
Cuarta parte
169
Cuadro 34: Participación en la producción y exportaciones de
manufacturas 1965-73-85
% Producción
1965
1973
% Exportaciones
1985
1965
1973
1985
Países industriales
85.4
83.9
81.6
92.5
90.0
82.3
Países en desarrollo
14.5
16.0
18.1
7.3
9.9
17.4
Bajo ingreso
7.5
7.0
6.9
2.3
1.8
2.1
Ingreso medio
7.0
9.0
11.2
5.0
8.1
15.3
0.1
0.1
0.3
0.2
0.1
0.3
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
Exportadores de petróleo
Total
Fuente: Banco Mundial, Informe 1987.
pal instrumento de protección en los países industrializados 158. Este
nuevo proteccionismo, inicialmente puesto en vigencia por la creciente
competitividad intensiva en trabajo de los NICS, rigideces en los merca­
dos laborales de la OECD y efectos de la recesión y desalineaciones
cambiarias, ha sido más intenso contra las exportaciones de países en
desarrollo y ha tendido a incrementarse, si se mira la cobertura de las
importaciones sujetas a las restricciones no arancelarias durante la pre­
sente década (Anexo 15).
Mas recientemente, los argumentos utilizados para extender esta
protección han sido, entre otros, la defensa del empleo nacional, de los
ingresos de ciertos grupos (i.e. agricultores) y de industrias "estratégicas"
(i.e. automóviles, aeronáutica); la asistencia a ciertas industrias de alta
tecnología durante un período de aprendizaje; la búsqueda de abrir otros
mercados cerrando o amenazando cerrar los propios para presionar
negociaciones; y las demandas en aras de un comercio "equitativo"159.
La liberación del sistema económico mundial aparece también califi­
cada, tal como se analizó anteriormente, por la tendencia a la formación
de bloques comerciales, caracterizados por las preferencias otorgadas
158 La progresiva liberalización de aranceles estuvo, sin embargo, restringida por las
distorsiones tales como las que introducen al comercio agrícola las políticas de los países
desarrollados; las barreras al intercambio de textiles y confecciones de países en desarrollo
impuestas por los sucesivos acuerdos internacionales en la materia; y la llamada escalación de tarifas que desincentiva la generación de valor agregado doméstico en los países
exportadores.
159 Véase World Bank: " World Development Report 1987" Oxford University Press, Was­
hington DC, june 1987; cap. 8. Se observa que si bien los países en desarrollo han podido
superar parcialmente las medidas no arancelarias y mantener un crecimiento en los
mercados industrializados, las restricciones han generado costos importantes en bienes­
tar, especialmente para los países que las imponen.
Cuadro 35; Crecimiento del comercio exterior de países
en desarrollo 1965-1995
O
(% crecimiento promedio anual)
Período
de
manufacturas
Exportación
de
Productos
primarios
PED
Bajos
ingresos
PED
Medianos
ingresos
PED
Exportadores de
Petróleo
PED
Exportadores de
Manufacturas
PED
Altamente
endeudados
65-73
11.6
2.4
14.9
10.1
11.6
13.4
73-80
13.8
8.2
14.8
3.4
14.0
10.2
80-86
86-95 A
B
8.4
8.4
8.4
20.9
9.0
5.9
10.3
11.3
10.2
13.4
10.3
10.9
5.1
6.0
4.9
7.3
5.1
5.5
65-73
3.7
1.7
3.9
73-80
1.2
2.8
1.1
-
4.0
1.0
5.5
2.4
3.4
-0.4
80-86
1.3
3.1
1.1
-1.1
6.0
0.0
86-95 A
3.6
2.6
3.7
3.3
3.6
4,4
B
2.2
1.6
2.3
1.6
2.5
3.0
Fuente: Cifras del World Development Report 1987, del Banco Mundial.
Economía mundial e integración de América Latina
Exportación
Países en desa­
rrollo (PED)
Cuarta parte
171
entre grupos de países por razones económicas y geopolíticas. Los
Estados Unidos y el Canadá, mediante el acuerdo de libre comercio
concluido en 1987, se orientan a una progresiva complementación de sus
economías y a nadie escapa la futura visión de un mercado común de
norteamérica que incluiría a México. Las Comunidades Europeas (CEE)
cuyo comercio regional representa cerca del 17% del intercambio mun­
dial, consolidará en 1992 la formación de su mercado único eliminando
las barreras y distorsiones remanentes que afectan la libre competencia.
Los NICS y algunos países del Sudeste asiático, incluida la China, están
concentrando sus energías en el Japón y este país está contribuyendo con
sus políticas de inversión e importaciones a crear una especialización
regional. Los países socialistas de Europa, liderados por la "perestroika"
soviética, están planteando la necesidad de fortalecer el COMECON,
abriendo sus fronteras económicas a la competencia de cada uno de los
países que lo integran 16°.
Esta estructura multipolar de la economía internacional no excluye,
por supuesto, una fuerte y creciente interdependencia comercial y finan­
ciera, especialmente entre los polos de economía de mercado. La red
trasnacional de vínculos se fortalece por los avances en las tecnologías de
información y permite transacciones tales como las de divisas, que
mueven un volumen de dinero doce veces superior a los 2.5 a 3 billones
de dólares al año de comercio mundial de bienes y servicios. En lo que
respecta a las relaciones que se mantienen con los países en desarrollo
(PED), la CEE ha disminuido relativamente, desde 1973 hasta 1986, sus
importaciones provenientes de los países en desarrollo. Sin embargo,
estos han ganado importancia como destino de las exportaciones de la
Comunidad. El Japón, con respecto a sus importaciones globales, se
mantuvo como el más significativo importador de los PED (especialmen­
te los asiáticos de su zona de influencia), y basó su dinámica exportadora
en las ventas a países desarrollados, con productos de mayor sofistica­
ción tecnológica, intensivos en capital y trabajo calificado. Por último, los
Estados Unidos tendieron a elevar relativamente su relacionamiento
comercial con los PED. Sin embargo, dados los problemas de inserción
comercial de latinoamérica, la mayor penetración en este mercado la
alcanzaron los países del este asiático, de rá pido crecimiento económico,
que aprovecharon la coyuntura fuertemente importadora en dicho país.
En el ámbito del financiamiento, de nuevo, en la década del setenta se
comenzaron a producir transformaciones de fondo en el sistema finan­
ciero internacional. El reciclaje de los petrodólares, las incertidumbres
cambiarias ligadas con el colapso del sistema de Bretton Woods, la
160 F. Peña: "Sólo un sueño del futuro: La integracum económica y los desafíos actuales de América
L a t in a Asamblea General de ALIDE; Buenos Aires, mayo de 1988; p. 14.
172
Economía mundial e integración de América Latina
creciente movilidad del capital internacional y la mayor participación de
la banca privada en el financiamiento de los países en vías de desarrollo,
contribuyeron a modificar el marco externo dentro del que América
Latina fué desenvolviéndose. Además, cabe recordar, las favorables
expectativas de los inversionistas internacionales sobre el crecimiento y
capacidad de pago de la región, combinadas con las tasas de interés real
muy bajas hasta fines de los setenta, propiciaron un crecimiento de la
deuda que alcanzó un saldo de US$ 388.000 millones a fines de 1986,
equivalentes a un 41.6% del saldo de países que reportan al Sistema de
Registro de Deuda Externa del Banco Mundial.
La deuda regional del presente decenio, respecto a la total de países
en desarrollo, es 7 a 15 puntos porcen tuales superior a la correspondiente
participación del PIB en el total, y 14 a 19 puntos (dependiendo del año)
más alta que la respectiva participación latinoamericana en las exporta­
ciones totales de bienes y servicios. Estos indicadores influyeron en el
hecho de que los prestamistas internacionales, además de contraer el
financiamiento al conjunto de países en desarrollo, otorgaran proporcio­
nalmente menos préstamos a la región. Fué así como la participación de
la deuda regional en el total se redujo de un máximo de 45.2% en 1983 al
41.6% en 1986161.
El hecho es que las dos principales fuentes recursos para los países de
América Latina -préstamos privados e inversiones directas- bajaron
sustancialmente en los años ochenta, sin que los créditos oficiales o las
donaciones públicas pudiesen compensar este deterioro. Desde la crisis
de comienzos del decenio, el financiamiento externo neto -medido en
cuanto al crecimiento de la deuda externa- decreció constantemente
hasta alcanzar unos US$ 15.000 millones en 1986,luego de un flujo anual
de US$ 52.000 en 1981 para los países latinoamericanos. La inversión
directa también se replegó de la región, pasando de un promedio anual
de unos US$ 6.300 millones de 1979 a 1982 a cerca de US$ 3.800 de 1983
a 1986, lo que comparado con las utilidades remitidas representó trans­
ferencias netas negativas de recursos financieros por este concepto desde
1982. Esta situación coincidió con el mayor flujo de inversión directa
hacia los Estados Unidos (Anexo 16).
Durante estos años el financiamiento oficial (créditos del FMI y*los
que los organismos multinacionales o bilaterales otorgan al sector públi­
co -o con su garantía- de los países deudores) ha tendido a convertirse en
la única fuente de financiamiento incremental de América Latina. Sin
embargo, estos préstamos sólo se acercaron a los US$ 10.000 millones, en
promedio, entre 1982 y 1985 (Cuadro 36). En lo que respecta a la ayuda
pública para el desarrollo, la destinada a América Latina y el Caribe
aumentó en los años ochenta, principalmente, por la asistencia de
Estados Unidos a los países de América Central. Pero, vistas en un
161 BID, Informe 1987
Cuarta parte
173
Cuadro 36: Flujos de fínanciamiento externo neto a la
América Latina1, 1981-1985
(millones de dólares)
Oficial
Año
Total
Otros
Porcentaje
Porcentaje
1981
51.617
4.464
8.6
47.153
91.4
1982
36.526
6.255
17.1
30.271
82.9
1983
33.442
13.479
40.3
19.963
59.7
1984
6.995
8.428
120.5
-1.433
-20.5
1985
10.451
10.952
104.8
-501
-4.8
1 Fínanciamiento en forma de crecimiento de la deuda externa. (Excluye a las Bahamas,
Panamá y Suriname). El fínanciamiento oficial significa que está dado por los organismos
multilaterales o bilaterales de crédito o por el FMI, en contraposición al fínanciamiento
dado por proveedores y bancos comerciales al sector público, o el otorgado a corto o largo
plazo al sector privado del país deudor.
Fuente: Banco Mundial y estimaciones propias del BID, 1987.
contexto más amplio, las corrientes de ayuda oficial a los países en
desarrollo se tendieron a estancar en alrededor de un 0.35% del PIB de los
países del Comité de Ayuda al Desarrollo, manteniéndose lejos de la
meta del 0.7% a la cual se comprometieron.
Bajo estas nuevas realidades externas, si se pretende recuperar el cre­
cimiento regional, sería necesario que los países latinoamericanos intro­
duzcan reformas en el plano interno y adelanten activas negociaciones
internacionales que contribuyan a un mayor consenso entre acreedores
y deudores sobre la deuda, mayor fínanciamiento externo y sobre la in­
aplazable introducción de reformas de carácter más estructural. Algunos
elementos estratégicos que, a este respecto, interesarían a los países de la
región serían: 1) Coordinación efectiva de las políticas macroeconômicas
entre los principales países industriales para resolver en forma simétrica
los desequilibrios vigentes, alcanzar mayor estabilidad cambiaria y más
bajos tipos de interés reales, acordes con la vigorización y la estabilidad
del crecimiento; 2) Compatibilización del servicio de la deuda con los
valores de la misma en el mercado; 3) Aplicación de políticas macroeco­
nômicas y estructurales en los países endeudados que eviten desbordes
inflacionarios, estimulen el ahorro productivo y las exportaciones y
ayuden a la ampliación y modernización de la oferta, acompañando
174
Economía mundial e integración de América Latina
dichas políticas con acceso a mercados más abiertos y nuevos recursos
financieros externos; 4) Instrumentación de medidas para revertir el
proteccionismo y eliminar di storsiones al comercio agrícola; y 5) Búsque­
da de exportar a otros países en desarrollo de crecimiento dinámico y
profundización de la apertura intralatinoamericana de bienes, servicios
y factores de producción 162.
Es decir, la integración latinoamericana, en tendida como un conjunto
de esfuerzos para aumentar la interdependencia comercial y productiva
entre las economías regionales, se constituiría en sólo uno de los elementos
estratégicos de estos países para contribuir a aliviar su crisis económica y social
de largo alcance. La mayor o menor importancia que reciba la integración
dependerá de la posibilidad de compatibilizar ciertos objetivos e instru­
mentos nacionales de política económica, y que los países coincidan en
que, bajo las actuales realidades externas e internas, integrarse podría
significar un refuerzo a más largo plazo de las ostra tegias para recuperar
el crecimiento con equidad y modernizar las estructuras de producción
y comercio.
Lo cierto es que luego del ajuste recesivo basado en la generación de
excedentes para efectuar las transferencias reales al exterior, existiría una
mayor conciencia regional sobre orientaciones como la necesidad de
racionalizar los modelos de sustitución de importaciones, atenuando o
eliminando sesgos antiexportadores; concentrar los esfuerzos redistributivos en los grupos más desprotegidos de la población; mejorar los
procesos de ahorro/inversión y facilitar la innovación para elevar la
productividad. El desafío principal parece estar en diseñar estrategias
alternativas de crecimiento que, basadas en expectativas más realistas
sobre las inciertas condiciones internacionales, permitan impulsar los
ajustes deseados en forma más selectiva y con el sustento de una mayor
interrelación económica regional.
II. La renovación de las m otivaciones y objetivos de la inte­
gración
A. Integración y replanteamiento de las políticas comerciales
1. Integración latinoamericana e integración al mundo
A nuestro criterio,|i se lograra profundizar la sustitución selectiva y
eficiente de importaciones mediante la integración económica, esta
162 INTAL: Revista Integración Latinoamericana; N° 133, Editorial; abril de 1988.
Cuarta parte
175
podría constituir uno de los pilares básicos de la nueva estrategia de
ajuste y crecimiento en America Latina./ Es decir, consideramos que
áumentar en general el grado de apertura de las economías de la región,
pero otorgando simultáneamente preferencias latinoamericanas, consti­
tuiría una mejor política que la au tarquía nacional o el abrirse indiscrimi­
nadamente al mundo.! Una intensaQiberación preferencial dentro de la
región, que acompañe a un proceso de racionalización de las políticas del
sector externo, no sólo ayudaría a aumentar el intercambio mutuo, sino
a disminuir las ineficiencias que se han opuesto al incremento y diversi­
ficación del comercio con terceros.
Este planteamiento pro-integración debe ser examinado a la luz de
dos tipos de argumentos que tienen que ver, unos, con la alternativa de
no integrarse y, otros, con las posibilidades de hacerlo. En cuanto a los
primeros, son conocidos los planteamientos que reclaman una apertura
indiscriminada de las economías latinoamericanas.(Entre los puntos de
vista para sustentar la integración al mundo en los próximos años, se
mencionan: i) las ventajas de asignación de recursos que implicaría un
desmantelamiento acelerado de los mecanismos de protección arancela­
ria y no arancelaria a las producciones nacionales163; ii) el ejemplo exitoso
de industrialización e insersión externa de un grupo de países asiáticos
que siguieron estrategias de crecimiento hacia afuera (Anexo 17);164 y iii)
las políticas que vinculan el pago de la deuda y obtención de nuevos
recursos a la necesidad de adoptar fuertes procesos de liberación comer­
cial y aplicar si muí táneamente devaluaciones de la moneda nacional que
mejoren la situación relativa de los bienes transables, particularmente de
las exportaciones no tradicionales165.J
163 Los costos "ortodoxos" de los sistemas protectivos se asodan a la disminución del
ingreso nacional de un país derivado del exceso de producción sustitutiva de importacio­
nes con respecto a la producción para exportaciones y de las distorsiones de protección
efectiva al interior del sector que compite con las importaciones. A estos costos se añaden
otros como los vinculados a la administración de aranceles y medidas no arancelarias y
ios costos de buscar obtener protección o levantar medidas proteccionistas ("rent sccking
costs"). W. Max Corden: "Protection and Liberalization: A Reviow of Analytical Issues";
I.M.F., Occasional Paper 54; Wash. D.C., Aug. 1987; p. 14.
164 Con respto a las críticas planteadas a la argumentación del Banco Mundial (Informe
1987) para recomendar en forma generalizada políticas de inserción como las seguidas por
Korea, véase H.N. Singer: "The World Development Report 1987 on the Blessings of
Outward Orientation: A nocessary Correction”; The Journal of Development Sludies". Vol.
24, Nd Jan 1988; y II. Dehn "Externai orientation and domestic market promotion";
Intereconomics. Vol. 23, Hamburgo, March/Ap. 1988.
165 Las políticas de ajuste convenidas internacionalmente se oponen a la utilización de
medidas directas de control de importaciones y subsidios a las exportaciones, demandan­
do un apego estricto a los mecanismos de mercado y utilización del tipo de cambio real
como instrumento básico para modificar los precios relativos. Véase una completa
discusión al respecto en Jaime Estévez: América Latina bajo la condicionalidad del FMI: El
ajuste de 1983-87 y sus consecuencias; CLEPI; Santiago de Chile, 1987.
176
Economía mundial e integración de América Latina
En cuanto a los segundos, es evidente que para avanzar en la integra­
ción efectiva de las economías latinoamericanas, §s preciso recuperar la
preocupación básica por iabrir las economías a una mayor competencia
y búsqueda de especialización intraregional para potenciar los efectos
dinámicos buscados. Sin embargo, se observa que(Ta escasa actividad
económica regional, la aceleración de la inflación, las elevadas tasas de
desempleo urbano y la escasez de reservas internacionales derivada de
la alta transferencia de recursos al exterior, constituirían obstáculos
significativos a una rápida profundización de programas de apertura
recíproca166.
Sobre la argumentación de abrirse e integrarse al mundo, cabe señalar
que ílos programas de integración regional, subregional o bilateral, no
serían contradictorios sino complementarios con los esfuerzos de una
mejor inserción externa, sin que esta inserción implique abrirse en forma
indiscriminada al mundo ]167. Dadas las limitaciones internacionales de
acceso comercial y financiero, combinadas con la acentuación de la
competencia[la política a seguir para lograr insertarse más selectivamen­
te a nivel mundial contemplaría, tanto el ensanchamiento y aprovecha­
miento más eficiente de los mercados internos y regionales, como la
preocupación general por fortalecer la capacidad de competir global­
mente, mediante políticas que ayuden a disminuir los sesgos en contra
de las exportaciones derivados de los precios relativos e incentivos
nacionales vigentes^68. A este respecto,/los acuerdos de integración de
mercados en América Latina constituirían un paso necesario para ayu­
166 En general se reconoce que el alto desempleo y el bajo crecimiento hacen más difíciles
los procesos de liberalización comercial. Véase una discusión al respecto en W. Max
Corden:"Protection and Liberalization: a Revievv of Analitical Issucs; I.M.F., Occasional
Paper 54; Wash.D.C., Aug. 1987; p. 8.
167 Los desarrollos de la teoría del "second best" en el comercio internacional y, más
específicamente, las mejoras introducidas a la teoría convencional de la unión aduanera
han demostrado que la integración económica, dentro de cierto rango, también puede
fomentar las exportaciones a terceros, aun sin introducir argumentos de naturaleza
dinámica. Si se introducen también esos argumentos, como las economías de escala, y
además se combina la integración con acciones hacia una mayor liberalización unilateral,
se fortalecería esta compatibilidad entre uniones aduaneras c incremento de las exporta­
ciones al resto del mundo. Sobre este tema puede consultarse R. Ffrench Davis: "Distor­
siones del mercado y teoría de las uniones aduaneras"; Revista Integración Latinoamerica­
na; N° 44, mar. 1980.
168 Algunas implicaciones económicas de los sesgos antiexportadores en América Latina
pueden consultarse en Julio Berlinski: "La elección de una estrategia de crecimiento: Los
regímenes de comercio exterior y la promoción de exportaciones en América Latina"; en
A.M. Martirena, (cd.): Deuda externa, ahorro y crecimiento en América Latina; ponencia
presentada al Seminario F.M.I. - Instituto T. Cd Telia, Buenos Aires, oct. 1986. p. 93.
Cuarta parte
177
dar a disminuir las altas rentabilidades, en ocasiones monopólicas, de las
ventas en los mercados domésticos; Al abrirse las economías entre países
socios y comprometerse niveles arancelarios bajos frente a terceros, se
adoptarían esquemas implícitos de promoción de exportaciones entre
dichos países que permitirían introducir mayor competí tividad al apara­
to productivo.
En lo concerniente a las limitaciones de coyuntura para acelerar los
programas de liberación dentro de América Latina, estimamos que el
acceso de los oferentes regionales a los mercados ampliados en los
próximos años estará inicialmente más asociado a la aplicación general
de políticas cambiarias "realistas" y de promoción a las exportaciones
que contribuyan a corregir, al menos parcialmente, los tipos de cambio
sobrevaluados y las protecciones efectivas negativas a la exportación que
resultan de las elevadas barreras a los mercados internos. Por otra parte,
debe subrayarse, independientemente de su participación en cualquier
proceso de integración económica regional{los países latinoamericanos
deberían adoptar reformas orientadas a racionalizar los niveles y estruc­
tura de sus instrumentos nacionales de protección. Estas reformas no
sólo coadyuvarían a una mejora de la rentabilidad de las exportaciones,
sino que facilitarían el diseño y puesta en aplicación de mecanismos de
protección comunitaria que den mayor estabilidad a los mercados
ampliados, eficiencia a la sustitución regional de importaciones y meno­
res requerimientos de subsidios generales a las exportaciones^
2. Hacia una estrategia de promoción regional de exportaciones
Si bien la integración constituye un esquema de sustitución ampliada
de importaciones respecto de terceros, puede concebirse como un siste­
ma de estímulo a los exportadores de los países miembros, quienes, al
recibir los incentivos derivados de los márgenes de preferencia comuni­
tarios -aunque inferiores a los del pasado al liberalizarse las economíaspodrían dirigir y aumentar sus inversiones para el aprovechamiento de
los mercados ampliados, dejando de sustituir en compartimientos estan­
cos. El ensanche de la demanda y la competencia derivados de la
apertura preferencial, proporcionarían argumentos adicionales para
apoyar las políticas generales de racionalización de la protección en los
mercados domésticos y para adoptar compromisos comunitarios de
protección globales o sectoriales, que consoliden dicha racionalización.
De esta manera, los exportadores podrán seguir vendiendo en los
178
Economía mundial e integración de América Latina
mercados internos y regionales, pero con la mayor eficiencia originada
en la promoción regional de exportaciones169.
La concepción tradicional de los proyectos de sustitución regional de
importaciones es que ellos permiten llevar a cabo etapas intermedias de
aprendizaje en mercados más amplios y competitivos para luego poder
acceder hacia aquellos más desarrollados y sofisticados. Pese a la insu­
ficiencia de evidencias empíricas sobre esta concepción que podría
equipararse a la de un "ciclo del producto latinoamericano"170, lo cierto
es que no existe un divorcio y puede haber una relativa simultaneidad
entre el crecimiento hacia afuera y el crecimiento hacia adentro de los
mercados ampliados, salvo que se pretendiera mantener y traspasar a
nivel regional las políticas de elevada protección que separan a los
mercados internos del exterior m .
Con la adopción de esquemas de moderada protección a los merca­
dos ampliados, sería más factible acercarse a las denominadas ’’políticas
de neutralidad”, por medio de las cuales se buscaría que el costo social de
generar una divisa de exportaciones a terceros, tienda a ser igual al de
ahorrarla a través de la sustitución regional o subregional de importacio­
nes. Descartando la fórmula de alcanzar esta neutralidad mediante el
169 El mayor o menor incentivo a la promoción regional de exportaciones estará dado por
el nivel y estructura de la protección otorgada por el arancel externo y un programa de
liberación que tiende a cero; la protección nominal se referiría al incremento en el precio
del producto exportable y la efectiva a la rentabilidad relativa entre las distintas produc­
ciones. Véase Alfredo Fuentes: Las políticas de promoción de exportaciones y su armonización
en el Grupo Andino; Foro Promoción Exportaciones, La Paz, Julio 1982. Doc. J/P A B /18
Junta del Acuerdo de Cartagena.
170 Kaname Akamatsu ha desarrollado una teoría similar a la del ciclo del producto, pero
aplicable al conjunto de países de desarrollo. En una primera etapa los países exportan
solo bienes primarios. En una segunda etapa, el crecimiento de la demanda local permite
la substitución de importaciones industriales. En una tercera etapa se da el acceso a ios
mercados de los países vecinos similares a ellos. Posteriormente, se logra ingresar a otros
mercados. La "teoría del desarrollo semejante al vuelo de las ocas" fue expuesta en
Kaname Akamatsu: "A theory of un- balanced growth in world economy"; Weltwirtschaftliches Archiv; 1967.
171 Con aranceles externos comunes elevados, la magnitud de la discriminación entre las
rentabilidades para la producción domestica y la orientada hada terceros se trasladaría a
la integradón y, tendería a descartarse la viabilidad de alcanzar competitividad en
terceros mercados. Por otra parte, algunos trabajos han refutado la hipótesis de que el éxito
en las primeras etapas de penetración de los mercados regionales contribuyeron a una
mayor competitividad posterior en los mercados de países desarrollados. Véanse Albert
Fishlovv: "La crisis de la Deuda Externa: ¿Es posible la solución a través de la integración
económica?; en BID-INTAL: La integración latinoamericana en la década de los 80; Buenos
Aires, 1984; y Luis Garay: El Pacto Andino: creación de un mercado para Colombia?; Fedesarrollo, 1981.
Cuarta parte
179
comercio libre (con un tipo de cambio neto idéntico para cacia exporta­
ción e importación), sería económicamente sustentable aplicar estructu­
ras de incentivos a las exportaciones al mundo similares al perfil de la
protección de los mercados compartidos, para compensar de esta mane­
ra la discriminación que en todo caso podrían registrar las exportaciones
hacia terceros mercados m .
En esta tarea de intentar diseñar más racionalmente las estructuras
arancelarias y de incentivos a las exportaciones, una de las orientaciones
básicas de política sería lograr que la transición de la relativa autarquía
en que continúan muchos países de la región, hacia una mayor desgravación regional y protección de los mercados compartidos, represente
una mejora sustantiva de la eficiencia con respecto al pasado,
expresada en términos de los niveles y estructura de protección, nominal
y efectiva173.
En lo que respecta a los incentivos gubernamentales a las exportacio­
nes, éstos se vienen utilizando de tiempo atrás, con mayor o menor
intensidad, para acompañar en términos efectivos las devaluaciones o
los atrasos cambiarios. Con ellos se intentan corregir las distorsiones de
precios internos y promover la expansión dé la base de exportación. Sus
limitaciones son conocidas y tienen que ver, entre otras, con su diseño
(una estructura racional de subsidios supone que la protección arancela­
ria ha sido establecida adecuadamente); restricciones fiscales de los
gobiernos; efectos difíciles de precisar sobre la distribución del ingreso;
dilación de las decisiones empresarias de introducir cambios tecnológi­
cos; y reglamentación estricta a nivel internacional que hace a los países
en desarrollo particular y crecientemente vulnerables a la aplicación de
derechos compensatorios.
Si las medidas orientadas a racionalizar las protecciones a los merca­
dos domésticos se acompañan de nuevos compromisos -bilaterales o
multilaterales, globales o sectoriales- destinados a promover regional­
172 La discriminación se origina en la existencia de un tipo de cambio sobrevaluado (más
bajo que el necesario para equilibrar al sector externo sin restricciones a las importaciones)
y en la posible protección efectiva negativa a la exportación (por las tarifas aplicadas a los
insumos importados o por el alza de precios de los nacionales).
173 La protección no arancelaria, como se suele pactar en los acuerdos de integración,
debería erradicarse de las relaciones comerciales intralatinoamcricanas, salvo que se trate
de dispositivos orientados a administrar cuotas convenidas temporalmente. Más difícil es
lograr compromisos sobre para-arancelarios aplicables frente a terceros, dada la escasa
importancia del intercambio regional y el hecho de que, aún bajo la normatividad del
GATT, se pueden utilizar ciertas salvaguardias por motivos de balanza de pagos y para
apoyar el desarrollo económico de algunos sectores incipientes.
180
Economía mundial e integración de América Latina
mente las exportaciones de manufacturas a través de la integración,
habría razones también para racionalizar la utilización de subsidios, al
menos dentro de los mercados regionales. En efecto, al concretarse la
apertura en mercados de integración, los incentivos adicionales a las ex­
portaciones provendrían del arancel externo y de la liberación y solo
suele aceptarse el sistema de draw-back tributario. La coexistencia de
una apertura avanzada y de incentivos adicionales llevaría a la instaura­
ción de políticas de sobrecompensación que generan distorsiones en la
competencia y presiones sobre las normas de origen y otros mecanismos
de impuestos en frontera que, a la postre, terminan con el cierre de los
mercados.
A nadie escapa que los progresos en la apertura intralatinoamericana
precisarán de algunos compromisos de armonización de incentivos a las
exportaciones dentro de la región para evitar conflictos de competencia
entre exportadores y productores domésticos y prevenir una pugna de
incentivos en la región. Las normas convenidas deberían contemplar la
progresiva eliminación de los subsidios en los mercados de integración
a medida que se logren aplicar los márgenes de preferencia comunita­
rios. Por otro lado, antes que plantear una armonización cambiaría entre
los países de América Latina, que no sería realista bajo las condiciones
actuales de escasa magnitud del intercambio comercial latinoamericano,
lo pertinente sería replantear nacionalmente las políticas de tipo de
cambio y protección en la búsqueda de generar eficientemente las divisas
requeridas para el desarrollo. El resultado sería disminuir la inestabili­
dad de los tipos de cambio, imprimirle mayor crecimiento y estabilidad
al comercio recíproco y facilitar el inicio de un proceso hacia la armoni­
zación de políticas monetarias y cambiarías.
Un comentario final sobre el tema de la promoción de exportaciones
de productos considerados como básicos o tradicionales. Muchos de
estos suelen enfrentar marcadas inestabilidades en su oferta y precios,
demandas internacionales inelásticas y restricciones de acceso. América
Latina constituye un gran mercado y la región cuenta, en general, con
ventajas comparativas en estos rubros. Pese a estas ventajas, factores,
tales como, las dificultades de mercadeo y transporte; competencia de
terceros países que aplican subsidios, especialmente crediticios; e im­
puestos implícitos a las producciones internas derivados de la excesiva
preferencia por la industria, no han permitido desarrollar esta modali­
dad de intercambio. Ello podría justificar la aplicación de incentivos
temporales y preferencias estatales a las compras regionales.
Cuarta parte
181
Diversos estudios permiten comprobar que existen complementariedades importantes para productos agropecuarios de diferentes zonas
climáticas, así como posibilidades de beneficiarse de importaciones que
atenúen problemas de estacionalidad de cosechas en los mercados
internos. En el frente agroalimentario, hay acuerdo en que sería posible
sustituir, en condiciones competitivas, las crecientes ofertas de produc­
tos alimenticios provenientes de terceros países174. Además, el incremen­
to del comercio recíproco de estos productos podría ayudar a corregir los
efectos indeseables de la conocida inestabilidad de la oferta agropecua­
ria, tanto sobre los productores, como sobre los consumidores.
B. Integración y especialización productiva regional
Las políticas de cambio estructural en algunas ramas industriales
cobran gran importancia para mejorar la eficiencia, tanto en los mercados
internos, como en los externos. El nuevo contexto de creciente competen­
cia internacional, proteccionismo defensivo y aceleración del cambio
tecnológico, exige modernizar procesos y productos e introducir mejoras
en la gestión empresarial, para lograr bajar costos de producción y
ajustarse a las exigencias de la demanda. Esta búsqueda de competitividad podría apoyarse en una nueva fase de apertura de mercados en
América Latina y el Caribe. Habría no sólo ventajas de ensanchar la
demanda, sino beneficios de articular más intensamente las economías
regionales alrededor de procesos productivos ya existentes (que deben
reestructurarse) o de industrias nuevas con posibilidades de llegar a
competir internacionalmente.
Ahora bien, la profundización de los programas de liberación prefe­
rencial del comercio regional implicará impulsar procesos de restructu­
ración entre los países, que tomen en cuenta la necesidad de corregir
desequilibrios en el nivel y composición del comercio. También,la
búsqueda de alcanzar una nueva división regional del trabajo, apoyada
en el ensanche del mercado y la competencia, requerirá evaluar los
procesos de adaptación o ajuste en subsectores específicos de las econo­
mías involucradas y fortalecer mecanismos, como el financiamiento
para que acompañen al cumplimiento de los programas de apertura y
especialización intralatinoamericana.
174 INTAL, CASAR: El comercio intrarregional de alimentos básicos (Buenos Aires, 1986) y
Acciones para incrementar el comercio intrarregional de alimentos básicos (Buenos Aires, 1987).
Ambos estudios analizan los obstáculos que se oponen a un mayor abastecimiento
regional y plantean recomendaciones específicas para alcanzar una sustitución eficiente
de compras realizadas a terceros países.
182
Economía mundial e integración de América Latina
Los ajustes que implicaría la modernización y especialización dentro
de America Latina, podrían verse favorecidos a raíz de los cambios que
se han estado expresando en la lógica del comercio internacional. En
primera instancia, dado el patrón bastante similar de industrialización
sustitutiva de importaciones en la región, no parecería que los ajustes
derivados de un desmonte del proteccionismo intralatinoamericano se
derivarían hacia el viejo patrón de comercio inter-industrial, bajo el cual
se reasignan los recursos entre industrias de acuerdo a las ventajas
comparativas. Más bien, consideramos que los costos del ajuste tende­
rían a ser mucho menores y asimilables políticamente en los países de la
región, si las operaciones de inversión, racionalización industrial y
modificación de la composición de los productos de las firmas, que
suelen acompañar a los procesos competitivos, contribuyen a un mayor
desarrollo del intercambio de productos diferenciados, es decir a una
mayor especialización intraindustrial.
Desde la introducción del concepto de comercio intraindustrial hace
másdedosdecadas (Balassa 1966), en contraposición al comercio interin­
dustrial, se ha desarrollado una amplia literatura teórica sobre el tema lo
mismo que numerosos estudios tendientes a precisar sus factores causa­
les, algunos de los cuales vale la pena destacar por su verificación
empírica y relevancia para la mayor liberalización propuesta de las
economías latinoamericanas:175
a) A medida que se van alcanzando mayores niveles de desarrollo
económico (PNB y PNB per capita), el comercio exterior presen­
tará cada vez mas transacciones de productos diferenciados, es
decir, hay una correlación positiva entre grado de comercio in­
traindustrial y nivel de desarrollo económico.
b) Como consecuencia de las economías de escala, el número de
equilibrio de productos manufacturados diferenciados será
mayor cuando mayor sea la dimensión del mercado, es decir,
aumenta el grado de especialización intraindustrial con la dimen­
sión de los mercados internos.
c) La existencia de socios comerciales que estén geográficamente
próximos y la presencia de fronteras comunes contribuye también
175 Bela Balassa: "Intra industry Specialization: A Cross Country Analysis"; European
Economic Review; 30,1986. Esta investigación abarcó 38 países (18 desarrollados y 20 en
desarrollo) que son exportadores importantes de bienes manufacturados. Cuando se
estiman por separado las variables en función del nivel de desarrollo, el poder explicativo
de las regresiones y el significado estadístico de los coeficientes de las ecuaciones de los
países en desarrollo sigue siendo alto.
Cuarta parte
183
al comercio intraindustrial, es decir, este comercio estará correla­
cionado negativamente con la distancia media entre un país y sus
socios y, de otro lado, alcanzará mayores volúmenes en aquellos
países que tengan una frontera común con sus asociados.
d) El papel que puede asumir un país como depósito (variable Singapur) hace que aumente la intensidad de este tipo de comercio.
e) El volumen de comercio intraindustrial variará en sentido inverso
al del nivel de los aranceles y de las restricciones en general. A este
respecto, se encuentra que el avance hacia una mayor apertura de
las economías nacionales propiciará un mayor comercio intrain­
dustrial. La variable integración parece tener menor importancia,
pero sobre todo cuando se introducen simultáneamente los efec­
tos de la proximidad, comercio fronterizo y depósito internacio­
nal174.
Ahora bien, debe reconocerse que las posibilidades del comercio
intraindustrial presentan en la actualidad mayores complejidades que
en décadas anteriores cuando se asumía que los costos y las estructuras
de producción en los países industrializados tendían a converger, por lo
que la expansión del comercio llevaría a una mayor especialización
intrasectorial. Es decir, se asumía que, dados los mismos niveles de
inversión de capital, las tecnologías de producción eran las mismas en
todos los países y, consecuentemente, en la medida que convergían los
costos del capital y del trabajo, también lo harían los costos de produc­
ción. Así, los países avanzados fabricarían productos similares con
técnicas similares y el intercambio entre ellos resultaría en especializaciones al interior de industrias específicas177
176 En América Latina se requirían evaluaciones empíricas adicionales a las ya mencionadas, acerca del efecto de las rebajas arancelarias acordadas en los procesos de integración
sobre los flujos de comercio intraindustrial. Es probable, sin embargo, que se corrobore la
reducida importancia de la variable integración por las razones comentadas de escasos
avances en la apertura recíproca y mayor crecimiento efectivo de los flujos que no gozaron
de los programas de liberación. Lo que cabría explorar en más detalle es el significativo
potencial de especialización intraindustrial si tan sólo se lograran poner en vigenda las
rebajas arancelarias y la eliminadón de restriedones no arancelarias convenidas en el
pasado, sobre todo entre países no tan distantes y relativamente similares en cuanto a
tamaño y nivel de desarrollo.
177 Stephen Cohen y John Zysman: Manufacturing Matters: The Mylh of the Post Industrial
Economy; N.Y., 1987. En la industria de máquinas herramientas, por ejemplo, Alemania
capturaría una propordón importante del mercado para algunas herramientas, mientras
que los Estados Unidos se harían crecientemente dominantes en otras áreas del mercado.
Un aumento del intercambio estimularía una mayor espedalizadón de las firmas,
evitando así que se dieron despidos masivos de trabajadores y costos políticos de abrirse.
Sólo habría "ganadores" en el juego comercial.
184
Economía mundial e integración de América Latina
No obstante, en los años ochenta se hizo más evidente que las
tecnologías no son las mismas en todas las firmas ni en todos los países
y que la organización de los procesos manufactureros y el desarrollo de
habilidades pueden permi tir crear o retener la competí tividad. La expan­
sión de la producción y del comercio no sólo conllevarán las ventajas de
las economías de escala sino, principalmente, de moverse a lo largo de
una "curva de aprendizaje" 178. Así, antes que en los bajos costos del
trabajo, las denominadas "ventajas competitivas" de las empresas pue­
den crearse, mantenerse o desarrollarse, basados en una nueva organi­
zación social de la producción. Incluso estas ventajas, sistemáticamente
explotadas, pueden permitir adquirir y transformar las tradicionales
ventajas comparativas en el comercio internacional. En algunos casos las
ventajas competitivas pueden significar que mas actividades son contra­
tadas a firmas relacionadas pero independientes, y que menos activida­
des se siguen haciendo dentro de la empresa misma.
La viabilidad de profundizar la integración económica regional bajo
diversas alternativas intraindustriales, no podría dejar de apoyarse en
las oportunidades que ofrece esta nueva realidad productiva y comer­
cial, en la cual tiende a no haber más industrias obsoletas e industrias
modernas, sino industrias o firmas que logran incorporar con éxito las
nuevas tecnologías y la organización a sus procesos productivos, y
aquellas firmas que no lo logran. Se estima que la reorientación propues­
ta de las políticas comerciales nacionales y la creación de nuevos espacios
competitivos dentro de América Latina, podrían combinarse con la
introducción de mejoras tecnológicas y organizativas para no seguir
perdiendo terreno en el comercio internacional de manufacturas, y
ayudar a mejorar la composición y la estabilidad comercio intraregional.
A nivel de las economías nacionales debe tenerse presente que la
recuperación de la producción manufacturera latinoamericana a partir
de 1984 se ha constituido en el principal motor de la incipiente reactiva­
ción de la producción de bienes y servicios, así como de la expansión de
ingresos de exportación necesarios para crear los superávit comerciales.
Sin embargo, en el futuro inmediato este crecimiento será mucho más
difícil por depender de una fuerte y bien orientada reactivación de la
inversión y del inicio de un proceso de reestructuración y aumento de la
productividad sectorial que contrarreste el retraso que ha sufrido la
178 Ibid.. Los cambios tecnológicos hacen hoy en día, por ejemplo, rentables plantas de acero
con capacidades de alrededor de medio millón de toneladas, plantas eficientes en la
microelectrónica pueden ser mucho más pequeñas que las viejas ramas manufactureras.
Véase World Bank " World Development Report 1987". Oxford University Press. New York
1987, Cap. III.
Cuarta parte
185
región para introducir cambios que procuren una modernización de su
estructura productiva. Estos cambios se orientarían a mejorar la competitividad de las empresas; ajustar precios e incentivos relativos en la
economía; aumentar la productividad de los factores, especialmente de
la inversión; corregir distorsiones en la competencia de mercados de
productos y factores; introducir innovaciones en la infraestructura insti­
tucional y física, y otras acciones que contribuyan a mejorar la posición
competitiva de la industria a más largo p lazo179.
Muchas empresas latinoamericanas han iniciado adaptaciones im­
portantes para reducir costos, mejorar líneas de productos y alcanzar un
mayor acceso a los mercados externos. En general, los ojos de los estados
nacionales parecen estar puestos en preservar, en cierta medida, lo
alcanzado hasta ahora en materia de industrialización, tratando al mis­
mo tiempo de evitar la excesiva di versificación e ineficiencias gruesas
que pudieran existir. Estas acciones requerirán, dadas las condiciones
presentes de competencia internacional y la escasa complementariedad
manufacturera entre los países del área, de un esfuerzo de transforma­
ción más amplio y sostenido en el tiempo, así como de abundantes dosis
de negociación con países extrarregionales y entre socios latinoamerica­
nos, para asignarse roles económicos eficientes en la nueva división de
tareas en la región y asegurarse una proporción más amplia del comercio
de manufacturas con el resto del mundo.
El problema de fondo es que de lo que se trata, en general, no es de
iniciar un proceso de industrialización, sino que el desafío consiste en
introducir transformaciones a un aparato ya instalado, con el sustento de
una integración que contribuya a mejorar la dimensión de los mercados
y la competí tividad. Probablemente, lo que finalmente ha de pasar en la
mayoría de las naciones latinoamericanas, es que se procurará avanzar
selectivamente por varias rutas de acceso de comercio exterior y al
crecimiento. Es decir, reimpulsando actividades tradicionales descuida­
das; implantando nuevas industrias destinadas directamente a la expor­
tación; instalando nuevas actividades sustitutivas y haciendo más efi­
cientes a las que de este tipo ya existieran. Ante las actuales transforma­
ciones tecnológicas y productivas no resultaría ni factible, ni deseable,
intentar imitar las etapas de inserción seguidas en los modelos asiáticos
de industrialización exodirigida, no sólo por los presupuestos sociales
que esta fórmula reclama, sino porque implicaría introducir cambios
179 BID: Informe 1987, p. 56.
186
Economía mundial e integración de América Latina
fundamentales en el énfasis sectorial de la producción manufacture­
ra 18°.
En efecto, en las primeras etapas de la industrialización exodirigida
seguida por losNlCS, la producción para exportación se concentró en los
sectores más atrasados y suceptibles de competencia en los países
industrializados (i.e. zapatos, textiles, cuero, ropa). Desde la segunda
mitad de los sesenta, se fueron introduciendo bienes como productos
eléctricos y componentes electrónicos y, más recientemente, en los
setentas se incursionó cada vez más en el terreno de las actividades de
mayor intensidad en capital y tecnologías más elevadas, tales como,
química pesada, equipos de capital, bienes durables de consumo, arma­
mentos, construcción naval, etc. En América Latina, a raíz de la sustitu­
ción de importaciones, las manufacturas que más se desarrollaron en los
países de mayor desarrollo e intermedios fueron entre 1950 y 1970 las de
metalmecánica (metálicas básicas, productos metálicos, maquinarias
eléctricas no eléctricas y equipo de transporte) y las intermedias (papel,
caucho, químicos, petróleo, minerales no metálicos), industrias esencial­
mente intensivas en capital y que contribuyeron al desarrollo del comer­
cio intrarregional. Las actividades tradicionales bebidas, tabaco, textiles,
confecciones, madera, muebles y cuero) mantuvieron una participación
elevada pero decreciente en el producto industrial. Durante la década del
setenta las inversiones no representaron un cambio de estrategia, pues se
dirigieron en su mayoría a rubros utilizadores de capital y de mano de
obra calificada.
Para modelar el perfil manufacturero latinoamericano en función de
las transformaciones de la economía mundial y con la precondición de
tener que mejorar sustancialmente la eficiencia productiva, pensamos
que las reestructuraciones deben partir de la realidad de cada país y de una
aproximación altamente desagregada al estado de las actividades productivas.
Sin perjuicio de dichas realidades, es posible constatar que en ramas tales
como la siderurgia, cobre refinado, aluminio, fertilizantes, cemento,
petroquímica, industrias automotriz, construcción de buques y equipos
para plantas hidroeléctricas, se requieren reorganizaciones, reequipa­
mientos de plantas antiguas, y probablemen te en algunos casos, cierre de
plantas si se pretende penetrar mercados externos y abastecer eficiente­
mente a otras industrias nacionales. En actividades como tejidos, vestua180 Véase un análisis de los fundamentos y casos específicos de industrialización exodirigida en Javier Vilianueva: Perspectivas del desarrollo industrial latinoamericano: una
compleja transformación; ÍNTAL, Buenos Aires, 1979.
Cuarta parte
187
rio, artículos electrónicos de consumo y otras tradicionales, habría
también que reestructurar y modernizar procesos y líneas de productos
para no quedar dislocados con el redespliegue invertido de la industria
mundial. En cuanto a la producción de bienes de capital que, salvo en el
Brasil, ha tendido a quedar a la zaga en la industrialización de América
Latina, precisa también esfuerzos selectivos de readaptación de capaci­
dades y selección de nuevos segmentos que podrían abastecer eficiente­
mente a actividades básicas o pesadas como la minería, petróleo, gas
natural, papel y celulosa, siderurgia, energía y transporte ferroviario y
marítimo181.
Las alternativas de exportación intra y extrarregional son bastante
variadas y, de acuerdo a la dotación de cada economía acompañada de
innovaciones productivas y de comercialización, podrían comprender
desde exportaciones basadas en recursos naturales con cierto grado de
procesamiento; bienes tradicionales intensivos en mano de obra no
calificada; actividades intensivas en capital humano; algunos bienes de
capital e intermedios basados en mejora de eficiencia y adecuado reequi­
pamiento de capacidades instaladas, o nuevas líneas selectivas de estos
bienes con posibilidades de competir; hasta la exportación de piezas para
ensamblaje y armado por convenios intra empresa o con contratistas
independientes y "trading companies". Este enfoque, basado en la
flexibilidad productiva, implicaría que las nuevas políticas de industria­
lización exportadora estarían quitándole prioridad a la vieja aspiración
de priorizar a toda costa la sustitución de las industrias más dinámicas
y complejas y, más bien, la estrategia que proponemos sería corregir las
causas macroeconômicas, sectoriales y a nivel de firma, que atentan
contra las posibilidades de exportar tanto en los países grandes, como en
los medianos y en los de menor desarrollo relativo.
Este modelo de industrias y empresas eficientes y competitivas,
encontraría, como lo hemos señalado, un soporte significativo en la
integración regional, por diversas razones, entre ellas, permitiría ensan­
char la demanda, especialmente para países de mercado insuficiente -la
mayoría-; mejorar la productividad y la calidad mediante una inducción
de la competencia en empresas protegidas, sin que necesariamente éstas
deban retirarse del mercado; y crear mayores y más estables posibilida­
des de especialización intraindustrial entre países de diferente grado de
desarrollo. En las definiciones de especialización productiva que le
181 B1D, Informe 1987.
188
Economía mundial e integración de América Latina
permitan a las economías latinoamericanas insertarse tanto en las co­
rrientes de comercio mundial como a nivel regional, habrá que estar
atentos a la evolución de las corrientes manufactureras más dinámicas de
los países en desarrollo (especialmente de las denominadas no tradicio­
nales), aunque no puede perderse de vista que algunas manufacturas
tradicionales intensivas en trabajo y en recursos naturales han crecido
también en forma importante entre 1970 y 1984 (Cuadro 37).
Por último, uno de los temas relacionados con las implicaciones de
una nueva división regional del trabajo con integración, sobre el que
seguramente se han de requerir esfuerzos analíticos más profundos y
detallados que los realizados hasta ahora, es el que se refiere a las
economías de escala y el papel de la pequeña empresa en la producción
industrial. Normalmente, como se ha visto, uno de los beneficios de la
integración que frecuentemente aparece en los trabajos sobre el tema es
el que establece la importancia de la ampliación de los mercados. La
expansión de la demanda brinda oportunidades a los sistemas de pro­
ducción "fordistas", típicos de los años de la industrialización substitu­
tiva. Es decir, la ampliación de los mercados permite una utilización más
amplia de la capacidad ociosa y el disfrute de los beneficios de las
economías de escala. Además, se ha señalado que debido a que la
evolución de la demanda es clave para mantener las economías de escala
deseables, se requiere la presencia de políticas macroeconômicas inter­
nas estimulantes, y externas de acceso negociado a otros mercados. Pero,
al examinar muchas de las nuevas contribuciones al diseño de estrategias
económicas para el desarrollo de América Latina, se observa la insisten­
cia en la aparición de dos fenómenos frecuentemente asociados: la
descentralización productiva y el avance de las pequeñas empresas con
métodos de producción flexibles. Esta alternativa parecería, en princi­
pio, oponerse, en muchos sentidos, al modelo de la industrialización
sostenida por la versión manufacturera de la producción masiva.
Por un lado, se identifica a la pequeña empresa cuasi-artesanal,
cercana a los sistemas de producción medievales, que reposa sobre la
capacidad de los grupos dispersos de producir bienes en cantidades
limitadas y a pedido de los consumidores. A menudo, estas pequeñas
empresas combinan la producción industrial con otras actividades a fin
de compensar las fluctuaciones de ingreso que pudieran ocurrir. Por otro
lado, en la versión moderna de estas empresas, muchos autores insisten
en que las mismas van ahora acompañadas de la introducción de
máquinas modernas sumamente adaptables y de aplicación flexible, que
permiten enfrentar la producción limitada de distintos tipos de bienes.
Cuarta parte
189
Cuadro 37: Estructura de las exportaciones manufactureras
de países en desarrollo, 1970-1984
Descripción
Participación en exportaciones Ta de creci­
manufactureras de los PED a)
miento b)
1970-84
1970
1984
Manufacturas tradicionales
Intensivas en trabajo
Textiles y confecciones (84 y 65)
Calzado (85)
Otras trabajo intensivas (61 y 83)
Total
Basadas en recursos
Madera y corcho (63)
Manufacturas de papel (64)
Otras basadas en recursos (52 y 56)
Total
Manufacturas no tradicionales c)
Maquinaria eléctrica (72)
Químicos (5)
Maquinaria no eléctrica (71)
Equipo de transporte (73)
Hierro y acero (67)
Otras no tradicionales d)
Total
TOTAL
24.8
2.9
2.3
30.0
11.8
18.2
11.6
12.4
5.2
1.5
1.1
0.9
3.5
6.9
17.6
14.5
12.2
16.1
8.3
4.2
2.6
6.2
21.4
58.8
100.0
16.7
9.9
8.7
5.2
6.5
19.5
66.5
100.0
14.1
15.3
20.1
20.0
14.2
12.9
15.1
14.0
1.8
^.9
36.0
3.6
0.8
Nota: Categorías CUCI entre paréntesis.
a) El total de exportaciones manufactureras se define como las categorías CUCI 5, 6 ,7 y
8 menos 68.
b) Crecimiento en dólares constantes.
c) Exportaciones totales de manufacturas, menos las tradicionales.
d) Resto de exportaciones no tradicionales.
Fuente: Tomado del Word Development Report 1987.
La concepción a que nos estamos refiriendo, puede ir acompañada
de un cierto grado de "informalidad", descentralización de la produc­
ción y menor influencia del Estado Central. También, dentro de este
esquema resultan de suma importancia la aparición de las comercializadoras que ejercen la representación de los pequeños productores
y contribuyen a la financiación y mercadeo sus productos (local e
190
Economía mundial e integración de América Latina
internacionalmente). La "subcontratación" regional o internacional,
resulta a menudo una de las formas que adopta este tipo de sistemas.
En América Latina muchos estrategas han insistido en los tópicos
mencionados previamente, pero aun no se ha entablado la discusión de fondo
acerca de lo que éstos significan para el diseño de una política industrial
apropiada para la integración de la región. Es posible que, como ha pasado
con otros temas que fueron considerados de importancia en el pasado,
todo lo relacionado con la descentralización y la pequeña empresa tienda
a perder vigencia. Pero, hoy, estos tópicos son vistos con creciente y
razonable importancia en los textos relacionados con el desarrollo econó­
mico. El debate sobre las ventajas de las economías de escala versus las
de producción flexible en empresas de pequeño tamaño "informales" o
no, constituyen hoy el trasfondo de una discusión que todavía no se ha
lanzado abiertamente182.
C. Integración y articulación con el comercio y f mandamiento inter­
nacional.
Las iniciativas para superar la reducida importancia del comercio
intralatinoamericano y propiciar especializaciones selectivas con el
apoyo de la integración, nos obligan a considerar la naturaleza de las
relaciones comerciales y financieras con los países industrializados,
tanto desde el punto de vista de la necesidad de ampliar el acceso
selectivo a los mercados de estos países y obtener nuevos recursos para
invertir, especializarse y crecer, como desde la perspectiva del volúmen
considerable de importaciones de equipos, tecnología e inversiones que
demandará la intensificación del comercio recíproco y los procesos de
modernización de varias ramas de la industria regional.
En efecto* dada la actual inserción internacional de America Latina,
todavía ajustada al viejo patrón de división internacional del trabajo y
182 Es interesante señalar que temas como el de la pequeña empresa y la descentraliza­
ción están cargados de contenidos, no sólo económicos, sino que también sociales y
políticos. En derta medida se trata de un regreso a formas precapitalistas de produedón
y a vías mercantilistas de comerdalizadón. En muchos países desarrollados, estas
cuestiones han dado lugar a una cierta controversia sobre la política industrial de los
mismos. ¿Se trata de mejorar la flexibilidad de la producción masiva y de acelerar la
innovación tecnológica en la misma, o se trata de dar impulso a las pequeñas empresas
descentralizadas y con tecnología flexible? La discusión va tomando cierto impulso en los
últimos años. Véase por ejemplo, Michael Piore y Charles F. Sabel: The Second Industrial
Divide; N.Y., 1984.
Cuarta parte
191
con escasa importancia de la integración, se esperaría que la eficacia de
los programas de integración para aumentar la interdependencia econó­
mica regional dependa en alto grado de políticas y negociaciones extrarregionales que aumenten los recursos disponibles para inversión, me­
joren el acceso de las exportaciones de los países latinoamericanos a
terceros países y permitan reactivar en general sus niveles de inversión,
producción y comerciofA su vez, el comercio más abierto y los procesos
de cambio estructural entre los países de América Latina, darían bases
para un incremento de las importaciones de bienes, servicios y capitales
provenientes de los países de la OECD. Existen, pues, interrelaciones
económicas relevantes entre solución a problemas de pagos externos,
acceso a mercados más abiertos y reactivación de la integración y de las
importaciones a países desarrollados.
(En lo que respecta a las exportaciones, los mercados de países
industriales han ganado creciente importancia para las manufacturas de
países en desarrollo a partir de la presente década, habiendo alcanzado
un 65% en 19857(Cuadro 38). Para los países de ALADI, como se veía en
el Anexo 2, de cada dólar de exportación de 1986, sólo un 22%, en prome­
dio, se llegó a vender intrarregionalmcnte, en contraste con el 38% en
1980183. Pareciera entonces qu<^la profundización de la integración de
mercados en América Latina podría contribuir, por ahora, solo parcial­
mente a superar la muy débil articulación de los países de la región al
comercio exterior ./[Se hace necesario también negociar intensamente
para mejorar las condiciones de colocación del grueso de bienes manu­
facturados (como también agrícolas) de la región, en los países de la
OECD y otros en vías de desarrollo).
El comportamiento económico de los países industrializados será
todavía un elemento crucial para dar viabilidad a las estrategias de
exportación de países latinoamericanos e igualmente para poder atender
los compromisos de la deuda. Un crecimiento más vigoroso de aquellos
países, como se explicaba anteriormente,implicará que podrán contener
más fácilmente las presiones proteccionistas y afrontar sus desequili­
brios con una efectiva coordinación macroeconômica que establezca las
condiciones para una mayor estabilidad de los tipos de cambio y dismi­
nuciones en las altas tasas internacionales de interés real. Pruebas
empíricas acerca de los supuestos factores determinantes del comporta183 Sin embargo, en la gran mayoría de países latinoamericanos, exceptuando Brasil,
México, perú y Venezuela, los mercados de ALADI todavía significaban en 1985 porcen­
tajes superiores al 30% para la colocación de sus manufacturas.
Economía mundial e integración de América Latina
192
Cuadro 38: Valor y destino de las exportaciones
de manufacturas 1963-1985
Países
Países importadores
Exportadores
Países en
Desarrollo
Países
Industriales
%
Países en
Desarrollo
%
Países
Socialistas
%
1963
1973
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
67
67
62
59
58
59
63
65
65
33
29
36
38
39
38
34
31
29
0
4
2
3
3
3
3
4
6
Países
Industriales
%
Países en
Desarrollo
%
Países
Socialistas
%
MUNDO
Valor US$
Miles Mill.
72
77
71
70
67
68
70
73
74
25
19
24
26
29
28
25
23
21
3
4
5
4
4
4
5
4
5
67
289
777
896
881
843
833
893
943
Países
Industriales
1963
1973
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
MUNDO
Valor US$
Miles Mill.
3
24
86
106
116
114
123
147
149
Fuente: Elaborado con base en cifras del GATT, disponibles en el Inform e B an co
Mundial 1987.
Cuarta parte
193
miento de los saldos en cuenta corriente de 19 países de América Latina
entre 1973 y 1984, muestran que dichos saldos aumentaban sensiblemen­
te cuando la relación real de intercambio era más favorable y cuanto más
alto era el crecimiento económico de los países de la OECD. De otro lado,
disminuían significativamente cuanto más altos eran los tipos de interés
reales184.
Por otra parte, los patrones de crecimiento del comercio internacional
de las últimas décadas vienen mostrando una creciente interdependen­
cia en el comercio de manufacturas entre países industrializados (PID) y
en desarrollo (PED) pese al proteccionismo. Las elasticidades ingreso de
la demanda por bienes manufacturados transados entre estos grupos de
paíseá se han ensanchado, pero aún es muy baja la participación de las
manufacturas adquiridas a los países en desarrollo en los consumos de
los países de la OECD. (Cuadros 39 y 40) . Se estima que en 1983 la
totalidad de países en desarrollo sólo abastecía el 2.3% del consumo
aparente de manufacturas (producción más importaciones, menos ex­
portaciones) en las economías industriales, lo que indicaría que, de
lograrse las condiciones para una demanda más elevada por importacio­
nes en el hemisferio norte, habría todavía un márgen significativo para
incrementar la participación en los mercados de dichos países18S.
( El éxito que, en general, tuvieron los PED en aumentar su participa­
ción en la producción y el comercio mundial de manufacturas, sumado
a las divisas obtenidas con el endeudamiento externo, contribuyeron a
financiar crecientes compras de manufacturas a los PID a partir del
primer choque del petróleo hasta 1981, en forma tal que las exportaciones
manufactureras de los últimos hacia los PED incrementaron su partici­
pación en sus producciones internas. Por ello, la crisis del endeudamien­
to resintió actividades industriales de varios PID 18^L Así, entonces, de
lograrse concretar esquemas internacionales de ajuste que combinen la
184 Véase resumen de la presentación de Manuel Pastor en la reunión anual de Allied
Social Science Association grupo que comprende a la American Economic Association y
37 sociedades económicas afiliadas. Boletín del FMI. Io de Febrero de 1988. Pag. 24. La
reunión se celebró en Chicago en Diciembre de 1987.
185 Bela Balassa: Trade between Developed and Developing Countries: The Decade Ahead; World
Bank, Reprint Series, N° 321,1984.
186 Según cálculos recientes del Overseas Development Council, la recesión de los países
latinoamericanos habría representado para las industrias de exportación de Estados
Unidos una pérdida de 342.000 empleos directos en el período 1980-86. También, se
habrían dejado de crear 587.000 nuevos empleos.
194
Economía mundial e integración de América Latina
Cuadro 39: Cambios en el volumen de comercio manufacturero
entre países desarrollados y en desarrollo, con respecto
al producto nacional bruto
Crecimiento promedio anual
Importaciones
PNB
Elasticidad
Ingreso aparente 1/
Países industriales
1963-73
16.5
4.6
3.6
1973-78
10.2
2.5
4.1
1978-81
84
2.0
4.2
1973-81
9.5
2.3
4.1
Países en desarrollo (PED)
1963-73
8.2
6.2
1.3
1973-78
12.5
5.3
2.4
1978-81
8.3
2.4
3.5
1973-81
11.7
4.2
2.8
7.2
4.1
1.8
1978-81
9.5
4.3
2.2
1973-81
8.1
4.2
1.9
PED Importadores de petróleo
1973-78
PED exportadores de petróleo
24.2
8.2
3.0
1978-81
6.9
-1.6
-4.3
1973-81
17.4
4.4
4.0
1973-78
1/ Elasticidad ingreso aparente calculada respecto al PNB, en vez del ingreso nacional.
Cuando los términos de intercambio tienen variaciones sustantivas, caso de los países
exportadores de petróleo, los dos cálculos pueden diferir sustancialmente.
Nota: Tomado de Bela Balassa: Trade between D eveloped and Developing Countries:
The D ecade A head”. World Bank, Reprint Series; NQ321, 1984. Fuente original: Bela
Balassa. "Trends in International trade in Manufactures Goods and Structural Change in
the industrial Countries”. Trabajo preparado para: The 7th World Congress of the
International Economic Association on Structural Chage, Economic Interdependence,
and World Development; Madrid, España, Septiembre 5-9, 1983.
Cuarta parte
195
Cuadro 40: Importancia relativa de las manufacturas
adquiridas a los países en desarrollo
(Relación de importaciones a consumo de manufacturas, a precios corrientes)
IMPORTADOR
1973
1978
1981
1983
ESTADOS UNIDOS
Hierro y acero
Químicos
Otras semimanufacturas
Productos de Ingeniería
Textiles
Confecciones
Otros bienes de consumo
Todas las manufacturas
0.6
0.4
0.9
0.7
1.8
5.6
1.9
1.1
0.9
0.5
1.5
1.3
1.6
11.3
3.7
1.8
1.4
0.6
1.7
2.0
2.3
14.0
4.8
2.4
2.3
0.9
1.9
2.6
2.2
15.1
5.2
3.0
COMUNIDADES EUROPEAS
Hierro y acero
Químicos
Otras semimanufacturas
Productos de Ingeniería
Textiles
Confecciones
Otros bienes de consumo
Todas las manufacturas
0.4
0.5
1.3
0.3
2.6
5.7
1.1
0.9
0.4
0.6
2.5
0.9
3.7
11.4
1.6
1.6
0.6
0.8
1.9
1.3
4.1
16.4
2.9
2.0
0.7
1.1
2.3
1.4
4.4
16.0
3.1
2.1
JAPON
Hierro y acero
Químicos
Otras semimanufacturas
Productos de Ingeniería
Textiles
Confecciones
Otros bienes de consumo
Todas las manufacturas
0.2
0.3
1.0
0.2
2.2
7.6
0.8
0.7
0.3
0.5
0.9
0.3
2.3
7.4
1.1
0.8
1.0
0.8
0.9
0.5
2.1
8.9
1.3
0.9
1.6
0.9
0.9
0.4
1.9
8.2
1.5
1.0
Nota: Tomado de Bela Balassa: Toward a renew ed econ om ic growth, in Latin A m erica;
Institute for International Economics, Washington, 1986. Fuente original GATT: Inter­
national T rade; ONU: Y earbook o f Industrial Statistics; y OECD: Indicators o f
Industrial Activity. Varios años.
196
Economía mundial e integración de América Latina
actual búsqueda interna de competitividad en America Latina con un
mayor crecimiento de la demanda de los países desarrollados, una
disminución del proteccionismo no arancelario y nuevos recursos exter­
nos para el financiamiento del desarrollo, podrían generarse beneficios
importantes no sólo para las exportaciones regionales sino para las
exportaciones manufactureras de los PID.
Los países industrializados deberían, además, ver con interés la
profundización de la apertura de mercados dentro de América Latina ya
que podrían beneficiarse con los mayores volúmenes de comercio que
implicará el crecimiento de la producción manufacturera regional. El
sólo proceso de reestructuración y modernización requerirá de un volu­
men estimable de inversiones, importaciones de bienes de capital y de
tecnologías, que en buena parte no se encuentran disponibles en la
región.
Sería urgente hacer más explícitas estas interrelaciones de la integra­
ción la tinoamericana con el devenir económico de los países industriales,
como una fórmula para promoverla a nivel internacional y motivar
la canalización del capital que implicará su fortalecimiento(]La sustitu­
ción regional de importaciones, como lo señalara hace pocos años Raúl
Prebisch, no es para avanzar en una autarquía regional, sino que aquélla
implicará el tener que importar de los centros bienes tecnológicamente
más avanzados. Con la integración no habrá, en realidad, una disminu­
ción de las importaciones por debajo de las exportaciones a los centros,
sino un cambio de la estructura de las primeras! Así, tratar de despertar
el interés de los países industrializados en ayudar a una promoción intraregional de exportaciones, ofrecería un campo amplio a la venta de sus
tecnologías187.
/ Varios de estos temas se están debatiendo en la Ronda Uruguay del
GATT, donde se redefinirán en general las nuevas condiciones de acceso
de bienes y servicios a los mercados mundiales, así como el reforzamien­
to y mejora del sistema de comercio internacional. No extraña que los
Presidentes del Grupo de los Ocho hayan acordado la necesidad de
coordinar posiciones en las negociaciones de dicha ronda, buscando
particularmente eliminar barreras proteccionistas y subsidios agrícolas,
como también encontrar soluciones a los problemas monetarios y de
financiamiento del desarrollo. A este respecto, los Mandatarios han
señalado explícitamente la necesidad de asegurar la vinculación, o
"link", entre el pago de las obligaciones financieras y el acceso de las
exportaciones de los países deudores a los mercados internacionales.
187 Raúl Prcbisch: "Crisis Mundial y nuevas fórmulas para la integración''; Revista INTAL;
N° 98, 1985; pp. 50-55.
Cuarta parte
197
El relacionamiento y la negociación externa conjunta de grupos de
países que hacen parte de los procesos de integración adquiere un
sentido para la seguridad económica regional que no parecía tener en
décadas anteriores. América Latina y su mayor articulación económica
podrían jugar un papel más protagónico dentro de una posible estrategia
internacional negociada para mejorar las condiciones que contribuyan al
crecimiento de la economía y el comercio mundiales.
III. Los instrum entos com unes para la nueva integración de las
econom ías latinoam ericanas
Existen, como hemos observado, variadas dificultades que histórica­
mente se han opuesto a una mayor apertura competitiva entre los países
latinoamericanos. Adicionalmente, la situación coyuntural adversa de
las economías regionales dificulta un rápido desmonte de los obstáculos
que han configurado el proteccionismo intralatinoamericano; al menos,
mientras se logren avances en las negociaciones internacionales sobre
íinanciamicnto y comercio que permitan superar la crisis del sector
externo.
También, se ha visto que la eficiencia buscada con una estrategia de
promoción regional de exportaciones resultaría, por lo pronto, de una
combinación de los progresos en la remoción de sesgos antiexportado­
res, logrados a través de mejoras en las políticas económicas nacionales,
especialmente las vinculadas al comercio exterior; del mantenimiento de
incentivos temporales a la oferta exportable y a las exportaciones; y de los
avances que habrá que continuar impulsando en la aprobación y aplica­
ción de mecanismos y políticas comunes para la formación y funciona­
miento de los mercados regionales, sean estos entre grupos de países o
entre pares de ellos, con cobertura productiva amplia o solo a nivel de
ciertos sectores que se abrirían entre socios. En esta sección se hace
referencia, principalmente, a ciertos instrumentos que revisten un carác­
ter comunitario y que deberían fortalecerse o aprobarse con la meta de
ensanchar las exportaciones e importaciones intrarregionales.
A. Instrumentos de pagos y cooperación financiera y monetaria
Dentro de los mecanismos de aplicación comunitaria, son especial­
mente relevantes los que contribuyen a la solución de las dificultades de
198
Economía mundial e integración de América Latina
pagos en el comercio recíproco. En efecto, dada la naturaleza y el alcance
de las medidas proteccionistas intrarregionales, el propósito de aumen­
tar las corrientes del comercio dentro de América Latina, tendrá que
apoyarse en la adecuación, fortalecimiento o adopción de nuevos meca­
nismos de financiamiento, que ofrezcan soluciones a los problemas de
iliquidez transi toria y de acumulación de saldos deudores ene! comercio
intrarregional. Dichos instrumentos podrían, además, contribuir al ini­
cio de un proceso más estrecho de coordinación de políticas monetarias
y cambiarías.
Las propuestas planteadas a este respecto en América Latina, se han
orientado a encontrar soluciones a problemas específicos que restringen
el buen funcionamiento de los mecanismos de pagos y créditos. Se trata
de promover el comercio con menores incentivos a recibir pagos inme­
diatos en monedas duras. Al sistematizar las alternativas consideradas,
encontramos diversos mecanismos, sea para financiar desequilibrios de
balanza de pagos global (i.e. Fondo Andino de Reservas, Segundo
Mecanismo del Acuerdo de Santo Domingo, Fondo de Estabilización
Regional del CARICOM, Fondo Centroamericano de Estabilización
Monetaria y posible Fondo Latinoamericano de Reservas); corregir la
insuficiencia de recursos -monto y modalidades- que permitan a los
acreedores netos financiar los saldos deudores en divisas (i.e. Primer
Mecanismo del Acuerdo de Santo Domingo, Fondo Centroamericano
del Mercado Común, extensión del Peso Andino); e incrementar el
comercio a través cié monedas, documentos o pagos ad-hoc que contri­
buyan a equilibrar los flujos entre países o a evitar que se acumulen
saldos deudores entre éstos (Unidad Monetaria Argentino-Brasileña
"Gaucho", Moneda Latinoamericana, Derecho Centroamericano de
Importación "DíCA", emisión de certificados negociables de importa­
ción). Estas alternativas podrían complementarse entre sí, por ejemplo,
el "gaucho" ayudaría a cancelar las compensaciones en ALADI y, a su
vez, evitaría la acumulación de saldos entre Argentina y Brasil. Los
mecanismos para el financiamiento de las balanzas de pago se han visto
con renovado interés dada la escasez de financiamiento externo y la
posibilidad de contar con un esquema regional complementario al
Fondo Monetario Internacional. Con la excepción del Fondo Andino de
Reservas, FAR, recientemente ampliado para permitir la creación de un
posible Fondo Latinoamericano de Reservas, FLAR, los instrumentos
regionales de esta índole no han operado por falta de recursos para
financiar los desequilibrios globales. Dada la positiva experiencia regis­
trada con el FAR, así como el satisfactorio resultado de las primeras
evaluaciones económicas acerca de ia eventual rentabilidad de un fondo
Cuarta parte
199
para el manejo de reservas internacionalesy provisión de crédito de corto
plazo, para un conjunto amplio de países latinoamericanos, resalta la
conveniencia de avanzar hacia su puesta en funcionamiento188.
Para la concreción de propuestas sobre fmandamiento de saldos,
sería de suma importancia el acceso a financiamiento externo para
complementar los recursos que incrementen el comercio intrazona,
reduciendo el uso de las escasas divisas de los países. No obstante, en el
análisis de los distintos fondos financieros de apoyo al comercio sugeri­
dos en los últimos años, se ha puesto de presente la necesidad de
propiciar medidas equilibradoras del intercambio, para evitar que los
recursos adicionales se agoten en el corto p lazo189. Es decir, el financia­
miento adicional podría reactivar temporalmente el comercio pero no
modificar su estructura, por lo cual la creación de fondos o el fortaleci­
miento de los existentes deberían estar acompañados de otras medidas
coordinadas que inhiban la acumulación de saldos deudores.
A su vez, el tratamiento de la deuda que se ha acumulado durante la
crisis, requerirá de un tratamiento especial entre los Bancos Centrales
combinado con apoyo de financiamiento externo, especialmente para el
caso de Centroamérica. Dicho tratamiento especial podría comprender,
entre otras medidas, la compra de títulos de deuda a los países acreedo­
res o la compra misma de la deuda por parte de los países superavitarios
a los deficitarios.
Otra alternativa para el financiamiento de saldos que puedan resultar
de las liquidaciones dentro de los mecanismos de compensación, es la
liquidez adicional proveniente de la propia región, mediante el otorga­
miento de créditos de corto plazo o de mediano plazo con mecanismos
tales como el Peso Andino, PA, utilizado desde 1984 un medio de pago
188 Véase, entre otros, Javier Fernández: "Un Fondo Monetario Latinoamericano". Pu­
blicado en CEMLA, Boletín. Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos; MayoJunio de 1985. Pág. 143. Respecto al servicio de apoyo a las balanzas de pagos se examinó
que hubiese sucedido con un fondo latinoamericano en el período 1970-83, concluyéndo­
se que habría funcionado razonablemente bien de haberse iniciado con un capital
significativo aportado en forma diferencial por los países, con la política de capitalizar la
mayor parte de sus ingresos netos, y de haber otorgado sus créditos como un servicio
estrictamente monetario, garantizando una rotación rápida de los recursos, no subsidian­
do intereses y utilizando parámetros similares a los del FAR.
189 En el caso de Centroamérica, al crearse el FOCEM para ayudar a extender el financia­
miento de los saldos deudores, el BLADEX cooperó en la captación de US$ 50 millones que
se fueron en 48 horas.
200
Economía mundial e integración de América Latina
subregional entre los Bancos Centrales de los países del Grupo Andino.
El respaldo de liquidez primaria, el rendimiento y la seguridad de los
PAs contribuyeron a extender recientemente su aceptación automática a
cualquier pago y a que otros países de ALADI hayan comenzado a
interesarse en ser tenedores autorizados -caso de Chile-. Con la amplia­
ción del FAR y, eventualmente, de los tenedores autorizados de los PAs,
se ha planteado recientemente la posibilidad de que su circulación llegue
a un punto en el cual los tenedores pierdan el interés de cambiarlos por
divisas, de manera tal que los Bancos Centrales que hayan efectuado
pagos en pesos andinos no tengan la obligación de recomponer sus
tenencias comprándolos al FAR a cambio de monedas convertibles en un
plazo de 180 d ías190.
Bajo esta eventualidad, los PAs dejarían de operar como un mecanis­
mo de crédito rotatorio automático de corto plazo y se acercarían más a
las características de una moneda regional con respaldo en el FAR, cuyos
tenedores o países superavitarios recibirían un interés por el plazo en
que mantengan sus acreencias y los Bancos que han usado los títulos pa­
garían un interés correspondiente. Pero tampoco en este caso la liquidez
que ofrecerían los PAs podría solucionar los déficit crónicos con la
región, salvo que el país deficitario genere superávit con terceros.
La solución a más largo plazo de los desequilibrios se relaciona con
ciertas acciones, tanto en el campo productivo, como en el monetario. En
el primer caso, se trata de políticas de acceso preferencial y de incentivo
directo a las ofertas exportables de países deficitarios que ayuden a
corregir sus desbalances no sólo con la región, sino con el resto del
mundo. En el segundo caso, se trata de la posible puesta en vigencia de
medios de pago no convertibles, o respaldados en monedas nacionales,
que tendrían la virtud de alentar las importaciones en forma relativa­
mente equilibrada, siempre que los Bancos Centrales acreedores (tene­
dores de unidades de cuenta) tengan la garantía de que sus tenencias
mantienen valores monetarios reales y pueden adquirir con ellas merca­
derías en los demás países. Las fuerzas tendientes hacia el logro del
equilibrio comercial estarían dadas por la proclividad de los países
superavitarios a adquirir mayores cantidades de bienes en la región, para
evitar el costo de oportunidad de acumulación de títulos no convertibles.
190 Javier Fernández: Balatfza de pagos, liquidez y sistemas de pagos en América Latina; Reunión
Expertos BID-INTAL, Wash. D.C.; feb. 1988.
Cuarta parte
201
Se argumenta, sin embargo, que dado que el comercio intrarregional
no es equilibrado, las tenencias de moneda regional se concentrarían
fuertemente en aquellos países superavitarios que actualmente atravie­
san por dificultades globales de balanza de pagos, lo que presionaría su
conversión a divisas luego de ciertos límites, o la posibilidad de hacer
triangulaciones pagando a países extrarregionales191. También se seña­
la que, mecanismos de esta naturaleza no estimularían mayores adqui­
siciones dentro de América Latina, sino que los superavitarios dejarían
de comerciar con la región, equilibrándose así el comercio, pero a niveles
más reducidos.
Entre las propuestas de unidades de cuenta no convertibles debe
rescatarse la viabilidad de aquéllas que no pretenden suplantar sino
complementar los mecanismos vigentes, y cuya emisión inicial, sólo
representaría un porcentaje muy reducido del comercio. La única utili­
dad de estas unidades sería su capacidad constante de compra dentro de
los países que se han comprometido a aceptarla y al no requerir la
utilización de divisas facilitarían el levantamiento de restricciones cuan­
titativas impuestas por razones de economía de divisas. Además, la
posibilidad que los países adopten una cotización interna flexible para el
"stock" que les correspondería en la emisión inicial y circulación poste­
rior de la moneda regional, facilitaría la concreción de las fuerzas hacia
el equilibrio comercial. Una moneda latinoamericana que combinara
estos elementos podría contribuir a añadir progresivos volúmenes al
actual comercio zonal, debido al efecto de reciclaje continuo de estos
medios de pago192.
La adopción y perfeccionamiento de un conjunto de mecanismos
como los aquí planteados, que contribuyan al aumento de las exportacio­
nes recíprocas con una economía en el uso de las divisas, permitirían
avanzar en el proceso, aún primitivo, de coordinación de políticas
monetarias y cambiarías entre los Bancos Centrales latinoamericanos.
En efecto, desde el establecimiento de la Cámara de Compensación
Centroamericana en 1961, dicho proceso se ha limitado en la región a
obtener un mayor conocimiento recíproco, intercambiar informaciones
191 En la negociación del "Gaucho" la posición superavitaria del Brasil ha llevado a
plantear el interés de que esta unidad de cuenta también pueda ser utilizada en pagos a
terceros países, quienes triangularían con Argentina. Véase O. Da Rocha e Silva: O
Caminho para urna tnoeda regional: Concepcoes recentes; Reunión de Expertos BID-INTAL.
Wash. D.C., fcb. 1988.
192 Véase al respecto A. Dadone: Sistemas de pago y unidades de cuenta en latinoamérica;
Reunión de Expertos BID-INTAL, Wash. D.C. feb. 1988.
202
Economía mundial e integración de América Latina
sobre problemas monetarios y del sector externo de cada país, dialogar
acerca de dificultades generadas por las devaluaciones entre países
vecinos, debatir el funcionamiento de los mecanismos de pagos y crédi­
tos, y analizar las implicaciones de la inestabilidad financiera internacio­
nal sobre América Latina.
Los esfuerzos destinados a alcanzar una mayor apertura intrarregional se verían sustentados en un fortalecimiento de esta coordinación
monetaria y cambiaria. La experiencia reciente demuestra que las polí­
ticas de ajuste de balanza de pagos en América Latina requieren nuevas
fórmulas que partan del reconocimiento de que los desequilibrios exter­
nos no solamente afectan las variables monetarias de los países indivi­
duales, sino que inciden marcadamente en las relaciones entre grupos de
países. Ello es así, sobre todo, entre aquellos países que buscan abrir sus
economías a una mayor interdependencia comercial. La profundización
de la cooperación se apoyaría en mayores recursos crediticios y en ciertos
compromisos de coordinación de las políticas internas193.
Parece conveniente avanzar, por ejemplo, en la aplicación de metodo­
logías para: estimar, comunitaria y permanentemente, los grados de
sobrevaluación o subvaluación con respecto al dólar; definir las desali­
neaciones cambiarias permitidas y los mecanismos correctivos; evaluar
los efectos de las políticas cambiarias sobre los instrumentos arancela­
rios; y establecer las posibilidades de asistencia financiera y las condicio­
nes requeridas para su canalización. Además, sería de importancia una
redefinición de las relaciones de las autoridades monetarias regionales
con entidades financieras de terceros países, con el propósito de facilitar
la búsqueda de mecanismos destinados a complementar los recursos
crecientes que demandará el fortalecimiento de la integración.
B. Los márgenes de preferencia y otros mecanismos complementarios
a la apertura intralatinoamericana
Se ha comprobado que los programas de liberación recíproca del
comercio regional tendieron a estancarse a fines de los años setenta,
debido a las complicaciones existentes para formar los mercados amplia­
dos; a la insatisfacción con el tratamiento aplicado a los países de menor
193 Una completa discusión sobre el proceso de cooperación financiera monetaria y sus
interrelaciones con la creación de un fondo común de reservas puede consultarse en
Carlos Massad y Camilo Carrasco: "Problemas financieros y monetarios de la integración
latinoamericana"; en Osvaldo Sunkel: Integración Política y Económica; Ed. Universitaria,
Santiago de Chile; 1970.
Cuarta parte
203
desarrollo y, en general, a la escasa preocupación por hacer de la
integración de mercados un instrumento clave para mejorar la eficiencia
de las economías latinoamericanas. La mayor significación que alcanza­
ron las exportaciones de manufacturas dentro de la región, hasta comien­
zos de los ochenta, se apoyó en buena parte en la capacidad de compra
resultante de las distintas bonanzas de productos básicos a partir de
1973; en el acceso al financiamiento fácil; en las menores resistencias a la
competencia que suelen observarse en épocas de crecimiento económico;
en los elementos de cercanía geográfica; y en las políticas nacionales de
promoción de exportaciones que, desde fines de los sesenta, habían
comenzado a instrumentarse.
Ni en las dos primeras décadas de integración, ni tampoco en la
presente, las economías de América Latina han logrado abrir efectiva­
mente (gravámenes, restricciones) a la competencia de importaciones
recíprocas, una serie de sectores tradicionalmente protegidos de las
primeras etapas iniciales de la sustitución de importaciones. Sectores
que podrían beneficiarse de la racionalización que tendrían que introdu­
cir para poder ingresar a los mercados de países vecinos y a los mercados
mundiales. Su potencial de aprovechamiento de mercados ampliados y
especializadón intraindustrial sería significativo si se considera que,
pese a no haber gozado desde un comienzo de las ventajas de los
márgenes de preferencia, alcanzaron tasas importantes de incremento
del comercio.
Ahora bien, las condiciones para exportar manufacturas han tendido,
en general, a mejorar en este decenio, si se tiene en cuenta que, dadas las
fuertes devaluaciones a partir de 1982, un indicador clave como el tipo de
cambio efectivo real de la región en 1983-86 (118 de índice) llegó a ser
superior en 16 puntos porcentuales a su promedio 79-80 (Anexo 10).
Además, varios países de la región mejoraron sus incentivos directos a
las exportaciones para revertir rápidamente los procesos de sobrevaluación cambiaria observados en forma casi generalizada desde mediados
de los setenta. Sin embargo, las fuertes devaluaciones y restricciones ad­
ministrativas que los países impusieron simultáneamente desde 1982
para ajustarse a la escasez de divisas, afectaron a las exportaciones
intralatinoamericanas al menos por las razones comentadas. Es decir,
por el encarecimiento del acceso a los insumos, y a los bienes y equipos
necesarios para las producciones exportables; la inestabilidad de los
flujos recíprocos de comercio y fuertes cambios de dirección debido a las
modificaciones de los tipos bilaterales de cambio; y la disminución del
204
Economía mundial e integración de América Latina
volumen transado como secuela de las restricciones que trajo consigo el
intento de obtener superávit con el comercio de países vecinos.
Mejorar en forma sostenida las exportaciones al resto de América
Latina y al mundo implicará, entre otros requisitos, reanudar un flujo
estable de nuevo financiamiento internacional que facilite la liberación
de restricciones y una reactivación global de las importaciones necesa­
rias para crecer y modernizarse. También, un nuevo impulso a los
distintos programas concertados de apertura intrarregional -hasta ahora
restringidos y recientemente revertidos por la crisis- requerirá, como se
veía, de un fortalecimiento de los regímenes de pagos y créditos recípro­
cos. Pero, sobre todo, en contraste con la búsqueda de vender al vecino
con el apoyo de la protección, la estrategia para crecer y diversificarse
dentro de la región deberá apoyarse en la mejora de la eficiencia expor­
tadora, para lograr acceder, competir e insertarse en unas economías
regionales que tenderán a ser menos protegidas que en el pasado.
Es decir, el rol de los programas de liberación seguirá siendo impor­
tante en la medida en que haya que abrirse más intensamente entre socios
de similar grado de desarrollo, principalmente, desmontando las medi­
das no tarifarias. Pero, los márgenes de preferencia no serán en el futuro
el factor crucial para vender dentro de América Latina. No solamente se
registrarían avances unitalerales hacia una mayor liberación comercial,
sino que cabría esperar que a nivel comunitario se adopten gravámenes
externos bajos y poco dispersos frente a terceros países. Ello sin perjuicio
de que algunos países decidan participar en los mercados ampliados con
aranceles unilateralmente más altos para algunos productos194.
La adopción de gravámenes externos como los propuestos contribui­
ría, principalmente, a darle estabilidad y confiabilidad a los márgenes
que negocian los gobiernos, al hacer posible una gradual eliminación del
cúmulo de excepciones al pago de tarifas de importación. La cobertura
de estas excepciones es significativa y basada en objetivos conocidos,
tales como, la promoción del desarrollo de ciertas regiones, sectores
industriales y exportaciones; compras de empresas y organismos públi­
cos e instituciones sin fines de lucro, y otras que configuran notorias
discrepancias entre los aranceles teóricos y la recaudación. Es conocido
194 La adopción de aranceles externos mínimos comunes frente a terceros, debería técnica­
mente intentar acotarse en cuanto a los aranceles máximos que podrían aplicar aquellos
países que decidan no situarse en los niveles pactados, ello con el propósito de evitar
problemas tales como las distorsiones en los precios de algunos insumos y desequilibrios
en balanza comercial. Estos problemas tienden a solucionarse con las normas de origen
cuya administración tiende entonces a complicarse enormemente.
Cuarta parte
205
también que crean privilegios injustificables, reducen o eliminan los
márgenes de preferencia, generan inestabilidad para los negocios de
exportación en América Latina y representan fuertes costos de adminis­
tración en sus diferentes regímenes. Si bien en el pasado las propuestas
orientadas a la armonización o eliminación de estas excepciones tuvie­
ron un eco limitado, en la actualidad parece haber una mayor conciencia
sobre sus costos y es evidente que la racionalización de los instrumentos
de protección disminuiría la propensión a solicitar, otorgar y mantener
privilegios y beneficios especiales195.
Parece, pues, más importante la estabilidad que el tamaño de los
márgenes preferenciales. Sin embargo, ello tiende a variar de acuerdo a
la naturaleza de los productos. Por ejemplo, en el caso de los bienes de
origen agropecuario, la importancia de los márgenes es relativa si se tiene
en cuenta que la región es en principio competitiva a nivel internacional
y que los obstáculos a enfrentar para vender en América Latina serían,
principalmente, las políticas domésticas de precios que desestimulan a
los agricultores, los masivos subsidios de los países desarrollados a la
producción y a la comercialización internacional de sus excedentes y las
prácticas monopólicas u oligopólicas en el mercadeo externo de estos
productos. La coyuntura actual se presentaría como más favorable para
el comercio regional de productos primarios, dada la mejora relativa de
los precios de bienes transables- como resultado de los ajustes cambiarios y de las políticas internas de precios para obtener respuestas en la
oferta a corto plazo que ayuden a elevar las exportaciones o a sustituir im­
portaciones de terceros. También, se estarían registrando progresos en
las negociaciones internacionales de la Ronda Uruguay que apuntarían
a una mayor liberalización y menor intervención subsidiada en estas
actividades.
En todo caso, dada la fuerte participación estatal en el comercio
agropecuario latinoamericano, así como las políticas de protección a las
economías campesinas de la región, es conocido que el intercambio
recíproco suele llevarse a cabo mediante convenios de excedentes y
faltantes donde se adquieren materias primas o productos alimenticios
a precios competitivos, con lo cual, las fórmulas preferenciales tienen
más que ver con acciones tales como la coordinación gubernamental en
195 INTAL: Exenciones arancelarias e integración; Buenos Aires, 1986. El estudio presenta
empíricamente las dimensiones que han alcanzado las excepciones al pago de las tarifas
de importación en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, México, Ecuador, Panamá,
Paraguay y Guatemala, así como sus efectos en los esquemas de integración.
206
Economía mundial e integración de América Latina
materia de licitaciones, sistemas de información sobre condiciones y
calidades de excedentes y faltantes, mejoras en condiciones de financia­
ción y fórmulas que garanticen la participación, al menos parcial, de
oferentes regionales en compras que se han de efectuar a países desarro­
llados, a un precio no superior al del país ganador de la licitación
correspondiente196.
De cualquier manera, un mayor nivel de compromisos para suprimir
barreras al intercambio pone de presente el papel prioritario que jugará
el sector industrial en la búsqueda de modificar el patrón de especialización protegido del mercado interno por otro más competitivo, interrela­
cionado, armónico y ajustado a los patrones regionales. Las dificultades
previsibles en la apertura de mercados para ciertos sectores de la susti­
tución nacional de importaciones y la verificación de que para el desarro­
llo y aprovechamiento de las ventajas competitivas de las firmas no sería
suficiente la sola rebaja de aranceles, hacen recomendable la promoción
de medidas que complementen a la liberación del comercio en ciertos
sectores, para facilitar los procesos de competencia, así como la búsque­
da de una mayor reciprocidad en el nivel y la composición del
intercambiol97.
En efecto, tanto la realización de importaciones compensatorias por
parte de los países superavitarios, como los compromisos de abrir a una
mayor competencia sectores donde coexisten capacidades productivas,
demandarán la necesidad de ajustes cuya viabilidad dependerá de
políticas que busquen racionalizar o minimizar los costos de adaptación
y especialización intrasectores. Aparte de las reformas estructurales que
internamente corresponden a cada país para expandir su capacidad
productiva y eficiencia en la oferta, habría lugar para políticas comunes,
entre las que se destaca el financiamiento en apoyo al cambio estructural
en aquellas ramas que se abran a la competencia recíproca y exportacio­
nes.
196 Cabe destacar que las exportaciones globales agropecuarias de America Latina
subieron de USS 4.500 a USS 25.000 entre los promedios quinquenales 1961-65 y 1981-85;
las importaciones lo hicieron de USS 1.300 a USS 20.000. Es decir, que mientras las primeras
se quintuplicaron, las segundas se multiplicaron por ocho. Varios países se han situado en
situación de déficit en su comercio agropecuario, lo que no es ajeno a los desincentivos
resultantes del énfasis otorgado a la sustitución de importaciones.
197 Conviene enfatizar que el concepto de "competitividad" aquí utilizado es una mezcla
de "industrial policy" con la búsqueda de las empresas de competir, no en el sentido de
la competencia "perfecta", sino de competir en el campo oligopólico de las economías de
escala, diferenciación de productos, "learning by doing", disminución de escalas óptimas,
etc.
Cuarta parte
207
Flujos de financiamiento externo e interno deberían acompañar a los
programas de apertura dentro de América Latina, sobre todo los proce­
sos de innovación tecnológica, reconversión y ajuste que surgirían de la
búsqueda de reforzar la competitividad de productos e insumos en los
mercados ampliados. En particular, se requiere apoyar programas que
estimulen la eficiencia empresarial, renovación de equipos y tecnologías,
acciones de control de calidad, mejoras organizacionales, búsqueda de
escalas óptimas y, en general, tareas de investigación y desarrollo que se
hagan necesarias al abrirse a los mercados las diferentes ramas de la
industria regional198.
Por otra parte, para concretar una regionalización del proceso de
inversiones empresariales, no solamente sería necesario avanzar en el
desmonte preferencial de obstáculos al libre movimiento de mercade­
rías, sino propiciar, simultáneamente, una mayor liberalización para las
transferencias de capitales y movimientos de personas (naturales y
jurídicas) dentro de América Latina. Se trataría de hacer progresivamen­
te efectiva una mayor libertad para el traslado de bienes y factores de
producción, proporcionado, al mismo tiempo, igualdad de oportunida­
des, es decir, evitando la discriminación. La preocupación por estos
temas ha sido generalmente insuficiente en los programas de integración
regional.
En cuanto a la mano de obra, no sólo se requeriría una creciente
facilitación del movimiento de empresarios y de trabajadores calificados
y no calificados, sino acciones positivas para evitar su trato discrimina­
torio en otros estados miembros. A ello contribuirían acciones tales como
el reconocimiento de certificados de estudios en todos los niveles para
facilitar el traslado de estudiantes y profesionales; armonización del
aprendizaje de ciertos oficios; coordinación de planes de seguridad
social para trabajadores migrantes; adopción de normas sobre seguridad
198 Igualmente, América Latina debe ambicionar un rol en el campo del desarrollo
tecnológico, lo cual requerirá de la concertación estatal de intereses y de recursos
financieros y humanos de enorme cuantía. No sería suficiente promover la oferta poten­
cial de tecnología reforzando la infraestructura cien tífico-tecnológica, creando empresas
de experimentación, etc., sino sería necesario, también, influir en la demanda de tecnolo­
gía de los sectores público y privado; ello implicará estudiar campos en que la región
puede tener capacidad de acción a largo plazo. De otro lado, la adaptación y selectividad
en la asimilación de tecnología, es otra línea en la que los países deben intensificar
esfuerzos. Felipe Herrera: América Latina, desarrollo e integración; Santiago de Chile, 1986.
208
Economía mundial e integración de América Latina
laboral y facilitación de la transferencia de ingresos laborales y pensiones
a través de las fronteras nacionales199.
En el campo de la liboralización intralatinoamericana de los movi­
mientos de capital, su alcance sería necesariamente restringido en vista
de la escasa interdependencia comercial; las marcadas diferencias en
inflación, políticas de tasa de interés y desarrollo de los mercados de
capitales; y, sobre todo, por ser el capital un recurso relativamente escaso
que más bien ha tendido a fugarse hacia terceros países como resultado
de las políticas macroeconômicas aplicadas y de la inestabilidad política
regional. Sin embargo, algunos campos podrían ofrecer posibilidades de
acciones conjuntas, tales como, la adopción de disposiciones que facili ten
la oferta pública de acciones o títulos emitidos por un país en los
mercados de valores de otro y las medidas administrativas o estatutos
que faciliten las inversiones directas conjuntas entre socios latinoameri­
canos, como lo han intentado hacer en el Grupo Andino y en el programa
de integración argentino-brasileño.
En las condiciones actuales de articulación de las economías regiona­
les, adquiere más sentido la facilitación y el estímulo a los flujos y
operaciones financieras que acompañen al comercio, en la búsqueda de
su incremento. A este efecto, las instituciones financieras de fomento han
adquirido un papel crucial de movilización de recursos internos y
externos para promover y financiar, por un lado, la realización de
inversiones y proyectos vinculados a la exportación, particularmente los
comprendidos en el marco de la integración; y, por otro lado, la concre­
ción de operaciones de comercio exterior propiamente dichas, incluyen­
do operaciones "no convencionales" tales como el apoyo a la formación
de compañías de comercialización internacional, sociedades de capital
de riesgo, intercambio compensado, conversión de deuda en inversiones
para exportación, contactos comerciales en el exterior, difusión de
información sobre mercados y oportunidades comerciales 200. Estos
bancos, junto con la banca comercial, están prestando una serie de
199 Respecto a la racionalidad conceptual de liberalizar los movimientos de bienes y
factores, véase Jacques Pelkmans: Economie Theories of Intégration Revisited. Florencia, 1980.
El Compromiso de Ácapulco estableció varias acciones conjuntas en el frente educativo
y cultural, tales como intercambios en materia de alfabetización y en los distintos niveles
de enseñanza, y el desarrollo de experiencias conjuntas en áreas como la investigación,
formación de recursos humanos y la producción editorial.
200 ALIDE: Informe Final de la Reunión Ordinaria de la Asamblea General; Buenos Aires, Mayo
de 1988. De los préstamos délos 126 bancos de fomento de la región en 1984 -US$47.000
millones- 14% se destinó al financiamiento del comercio exterior. En el caso del
BLADEX, entidad especializada en el financiamiento de las exportaciones latinoamerica-
Cuarta parte
209
servicios integrados que acompañan las actividades de comercio exterior
que, por sus efectos de conexiones empresarias y estímulo a la expansión
efectiva de las operaciones internacionales, han configurado la denomi­
nada "ingeniería de negocios" en América Latina, necesaria para darle
contenido práctico a los marcos integracionistas que acuerdan los
gobiernos201.
En rigor, la mayor eficiencia en la asignación de recursos que se
pretende alcanzar mediante la progresiva liberación del movimiento de
bienes y factores de producción y la eliminación de discriminaciones
entre los países de la región, requiere, como en cualquier programa de
integración económica, de medidas adicionales destinadas a asegurar
que los mercados proporcionen las señales correctas y de un mínimo de
instituciones de una alta eficiencia que ayuden a que dicho mercado se
configure y funcione efectivamente. Las experiencias de integración
económica del presente decenio, harían aconsejable acoger los recientes
llamados para que se establezca una más clara división de tareas institu­
cionales, donde los organi smos de los procesos de integración recuperen
su tarea básica de estudiar, proponer y negociar instrumentos y políticas
comunes, o reformar los existentes, para configurar los mercados amplia­
dos, y lograr que se concrete su potencial integrador dejando en manos
de una red de instituciones privadas y públicas especializadas las
acciones que mejoren el grado de información de los agentes económicos
y los medios disponibles para realizar negocios al amparo de las ventajas
obtenidas.
El tema más sensible que seguirá gravitando sobre los efectos de una
mayor importancia de las fuerzas del mercado dentro de América Latina,
será el de la equidad distributiva cuando tienden a regionalizarse los
procesos de inversión. Aparte de las ventajas, que suelen subvalorarse,
de racionalizar las políticas comerciales nacionales, los países de menor
desarrollo económico relativo de la región podrían encontrar alternati­
vas a su difícil y, no en pocas ocasiones, costoso proceso de industriali­
nas, un 25% de los USS 2.050 millones desembolsados en 1987 financió el comercio
intrarregional y 60% de la primera cifra se dirigió a exportaciones no tradicionales. Véase
BLADEX: Memoria 1987. Cartagena, Abril de 1988.
201 Véanse algunos alcances sobre este concepto de ingeniería de negocios en F. Peña, Sólo
un sueño del futuro: la integración económica, los desafíos actuales de América Latina;
Asamblea General de Alide; Buenos Aires, marzo de 1988; p. 19.
210
Economía mundial e integración de América Latina
zación nacional, intensificando su grado de integración con los países
más avanzados de América Latina, a través de flujos de comercio de
materias primas, manufacturas, capitales, tecnología y trabajo. Las dife­
rencias de desarrollo industrial y la mayor inserción en el mundo que han
logrado los más avanzados, permitirían no sólo encontrar "espacios" en
sus mercados a medida que transitan hacia estadios superiores de la
industrialización, sino articularse con ellos a través de esquemas de
subcontratación internacional, así como generando exportaciones al
mundo desde los territorios de los PMDR con el apoyo de inversiones y
transferencias de tecnología y "know how" desde los mayores. Como se
vió anteriormente, existirían importantes ventajas de mercado y posibi­
lidades de mejorar cuantitativa y cualitativamente los déficit crónicos de
los PMDR mediante convenios que contemplen aperturas unilaterales y
transferencias de capitales e inversiones desde los países supera vitados.
Por último, la nueva etapa de la integración económica regional
precisa de acciones complementarias en el campo de la facilitación del
transporte, cuyos costos, está demostrado, pueden tener una incidencia
que desvirtúe la remoción de aranceles intrarregionales, sea por regla­
mentaciones nacionales que dificultan las operaciones, deficiente cali­
dad del servicio, aspectos de gestión empresaria, problemas de infraes­
tructura, monopolios gubernamentales y otros elementos que se consti­
tuyen en barreras restrictivas del comercio recíproco. En los primeros 25
años del Banco Interamericano de Desarrollo un alto porcentaje de la
cartera estuvo constituido por préstamos dedicados al fortalecimiento
de la infraestructura física regional. Es evidente que sin una red articu­
lada de transportes y telecomunicaciones, no se podrán continuar con­
trarrestando las tendencias deformantes de un desarrollo que se ha
centralizado en pocos polos conectados entre sí, lo que, a su vez, ha
dificultado los procesos de conquista de la América interior y los proce­
sos de integración regional y nacional 202.
202 Felipe Herrera: América Latina, desarrollo e integración; Santiago de Chile, 1986; cap. II (25
años del Banco Interamericano de Desarrollo)p. 165.
Cuarta parte
211
IV. Conclusiones
Las variables externas más relevantes para el desarrollo de América
Latina tienen una perspectiva incierta. La integración económica en
esquemas o subesquemas regionales parece ser una elección razonable
para estas economías, incluidas las de menor desarrollo económico
relativo, siempre que estos acuerdos sean compatibles con un modelo de
desarrollo que asigne también prioridad a persistir en los esfuerzos de
articularse más intensa y eficientemente con la economía internacional.
La integración que hoy en día intentan fortalecer los gobiernos
latinoamericanos puede constituirse en un mecanismo clave para mejo­
rar las políticas económicas nacionales y generar o ahorrar eficientemen­
te las divisas; especializarse en mercados ampliados y lograr influir
favorablemente en las inter-relaciones financieras y comerciales con los
países desarrollados. Hay un reto manifiesto en cuanto a la concreción de
políticas comunitarias y negociación conjunta de otras externamente,
que ayuden a eliminar el proteccionismo mundial e intralatinoamericano, combinando estas acciones con la eliminación de sesgos antiexporta­
dores al interior de los países. Además, la búsqueda de una mayor
apertura recíproca y simultánea racionalización de políticas domésticas,
tendrían que acompañarse de instrumentos complementarios que apo­
yen el incremento y diversificación del comercio, la especializadón, y el
desarrollo exportador de los países menos avanzados.
Es inaplazable hacer mayor esfuerzos de negociación para lograr un
mayor aprovechamiento de los mercados regionales. Ello coadyuvaría a
mejorar las posibilidades de inserción en el escenario productivo y
comercial internacional de fines de siglo. Pero la concertación intralatinoamericana deberá acompañarse de otros esfuerzos en el frente interno.
A nivel nacional se hacen inaplazables políticas de cambio de estructuras
caracterizadas, en general, por hacer más énfasis en el crecimiento a más
largo plazo que en el ajuste recesivo de la demanda interna para generar
excedentes en la balanza de pagos. La expansión de la capacidad produc­
tiva y la eficiencia en la oferta requerirán que el aumento del ahorro y de
las inversiones se canalice hacia sectores productivos y sociales priorita­
rios, lo que implicará, a su vez, mantener la preocupación por modificar
los precios relativos y los incentivos, que se ven distorsionados por si­
tuaciones como controles de precios, presencia de monopolios y una es­
tructura tributaria, de subsidios y de protección cuya redefinición
permitiría mejorar la inversión productiva y el empleo. Se ha visto que
212
Economía mundial e integración de América Latina
la integración económica poyaría significativamente este proceso de
reformas estructurales.
La integración ha pasado a tener una vigencia más universal, no sólo
por el ámbito de países, desarrollados y en desarrollo, que avanzan en la
actualidad hacia la definitiva configuración de "bloques” económico-políticos, sino por la mayor amplitud y complejidad de las negociaciones,
que hoy se extienden a movimientos de bienes, servicios, tecnologías,
capitales, empresarios, trabajadores, etc. En la hora contemporánea la
búsqueda de innovar, competir, especializarse y mejorar el nivel de vida
de las poblaciones de América Latina y el Caribe, implicará fortalecer las
interrelaciones con un mundo que tiende a la globalización y a la
tecnificación de los procesos económicos, políticos y sociales. Una mayor
integración regional ayudaría a participar más auspiciosamente en este
renovado orden económico mundial, con la solidez cultural y política
que ello demanda. También, ayudaría a buscar coordinadamente los
cambios que dicho orden requiere y que continúan oponiéndose a las
aspiraciones de un desarrollo más equitativo a nivel global.
ANEXOS
Anexo 1
1983
1980
T.MUNDIAL ALADI
AUDI
34.49
0.47
0.37
50.97
13.69
0.00
100.00
MKXICO
AUDI
2.73
2.43
61.87
38.40
49.56
0.00
100.00
34.07
46.20
0.00
0.00
19.73
0.00
100.00
AUDI
P.AUMnr
K.P.ACRIC
MUIRA»H
oomusni
r.NMRJPAC
oaos
11.57
5.71
42.56
6.02
34.14
0.00
100.00
1*80
R.MMDO T.MJND1AL AUDI
32.29
1.21
0.15
65.71
0.63
0.00
100.00
32.69
1.08
0.19
63.06
2.98
0.00
100.00
49.93
0.50
0.71
28.71
20.15
0.00
100.00
1980
R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI
13.76
2.36
3.93
67.98
11.11
0.86
100.00
13.25
2.37
4.06
66.61
12.86
0.82
100.00
1.49
0.43
2.S9
62.31
33.18
0.00
100.00
R.MflBO T. MUNDIAL AUDI
41.04
54.02
0.00
0.00
4.94
0.00
180.00
37.81
50.40
0.00
0.00
11.79
0.00
100.00
40.00
44.20
0.50
0.00
15.30
0.00
100.00
R.HUM» T.MUNDIAL AÜjpi
16.08
2.83
47.38
22.72
9.44
1.54
100.00
15.31
3.32
46.96
19.87
13.65
1.28
100.00
8.07
6.67
31.73
19.16
34.01
0.37
100.00
100 .0 0
100.00
1 00.00
1981
R.HUOO T.MWDIAL AUDI
30.30
1.60
0.09
«7.54
0.47
0.00
100.00
33.18
1.44
0.18
«1.89
3.33
0.00
100.00
28.53
0.19
0.22
61.98
11.72
0.00
100.00
1981
R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI
8.98
1.67
3.89
77.24
7.68
0.54
100.00
8.60
1.61
3.81
76.49
8.98
0.51
100.00
0.87
1.88
2.69
68.96
25.60
0.00
100.00
R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI
31.05
62.01
0.00
0.00
6.93
0.01
100.00
35.52
53.12
0.25
0.00
11.11
0.00
100.00
58.93
30.56
0.00
0.00
10.51
0.00
100.00
R.HUNDO T. HUNDIAL AUDI
10.43
5.62
46.52
24.54
10.31
2.58
100.00
10.12
5.76
44.57
23.83
13.42
2.29
100.00
10.05
9.68
32.91
20.06
26.70
0.60
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198)
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R.MUNDO T.MUNDIAL
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Economía mundial e integración de América Latina
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1984
R.MUNDO T.MUNDIAL ALADI
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C.ANDINO
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R .M
UNDO T.MONDIAL
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AUDI
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6.06
14.04
38.02
27.11
0.00
100.00
1905
R.MUNDOT.MUNDIAL AUDI
24.44
2.61
12.73
39.48
10.39
0.18
5.94
13.14
12.03
44.24
0.07
27.09
2.49
12.70
41.10
14.43
0.19
100.00
100.00
100.00
100.00
19.04
4.34
12.19
24.49
99.00
1984
R.MMDO T.MUWIAL
34.06
31.00
0.28
0.00
34.45
0.02
100.00
2.74
0.05
0.04
85.97
3.18
0.00
100.00
42.42
20.74
0.70
0.44
39.27
0.01
100.00
T.MUNOIAL
2.01
0.07
0.73
04.39
4.00
0.00
100.90
1904
1905
T.NMDIAL AUDI
1904
27.29
2.70
11.91
42.74
19.14
0.24
1985
R.MMDO T.MUNDIAL AUDI
if
vsœzuiLA
1902
1901
T.MUDIAL AUDI
22,99
0.02
R .M
UNDO T.NMDIAL
30.50
l f 53
0.75
53.09
5.9e
0.16
100.00
29.13
1.92
9.20
51.79
7.81
0.14
100.00
1986
R.MUNDO T.MUNDIAL
35.04
2.94
15.09
25.89
20.80
0.2 4
100.00
33.49
3.23
14.87
24.34
23.45
0.22
100.00
,
s
§
218
Anexo 2
U$S
741.19
BOLIVIA
20.66
BRASIL
2492.50
COLOMBIA
361.57
CHILE
203.22
ECUADOR
61.09
MEXICO
329.82
PARAGUAY
28.35
PERU
197.21
URUGUAY
180.43
VENEZUELA
57.66
G.ANDINO
698.19
ALADI
4673.50
ARGENTINA
Fuente:
1980
XPARTIC
s/GLOBAL
43.25
44.90
37.90
47.18
64.32
82.58
17.56
77.50
42.66
45.70
37.62
46.49
37.64
U$S
591.39
15.83
3136.38
418.93
160.59
63.61
349.10
22.57
141.94
155.86
64.37
704.67
5120.55
1981
\PARTIC
s/GLOBAL
35.91
17.96
39.05
52.35
58.71
88.07
18 .8 0
68.74
33.29
41.74
34.11
44.72
37.13
O N E S
DE
M A N U F A C T U R A S
I N T ? A * L A D I
-Participación sobre Totales Manufactureros-
uís
533.19
14.65
1885.97
375.53
141.25
60^62
256.17
17.33
98.67
134.74
50.83
600.29
3568.93
INTAL - Unidad de Estadística e Informática.
1982
*PARTIC
s/GLOBAL
35.41
45.44
28.71
50.42
50.63
70.47
14.42
56.19
25.07
41.07
26.34
41.41
29.89
uts
342.34
2.00
1365.94
175.73
104.99
16.35
176.94
17.09
52.16
95.52
34.88
281.12
2383.93
1983
*PARTIC
S/GLOBAL
29.32
17.28
18.36
35.22
46.06
80.11
8.11
66.80
10.39
30.87
20.05
23 .¿9
18.98
U$S
411.72
1.25
1745.26
152.83
109.61
12.76
283.39
4.86
81.51
131.50
68126
316.61
3002.94
1984
*PARTIC
s/GLOBAL
34.81
25.86
19.49
33.02
47.32
64.20
8.01
25.61
36.71
35.75
24.10
31.89
19.65
U$S
468.77
0.97
1579.32
221.25
113.59
14.53
127.67
7.12
56.63
L06.27
64.92
358.30
2761.03
19 8 0 - 1 9
1985
fcPARTIC
s/GLOBAL
31.52
22.99
17.04
31.23
U)S
598.23
13.23
1858.55
8 6
1986
%PARTIC
s/GLOBAL
•VARIACION % :1986/1980'
ALADI
39 .6 7 -1 9 .2 8 8 2
5 5 .7 9 -3 5 .9 5 3 1
2 0 .8 6 -2 5 .4 3 4 3
R.MUNDO T . MUNDO
- 6 .4 5
-5 8 .6 5
72 .6 3
-4 8 .4 6
35 .4 7
-1 2 .0 0
27 1.82
36 .7 2 -2 4 .8 2 0 5
1 5 .7
- 3 .4 2
4 5 .9 5 -3 1 .2 9 1 3
4 5 .6 9
62.98
139.63
18 .9 4
21 1.24
8 .8 3
7 9 .1
- 3 .8 2
-5 5 .4 4
4 .8 8
5 7 .4 5 -6 8 .9 9 5 4
7 .0 8 -3 5 .9 5 3 4
43.03
1 16.71
32.32
23.97
26.63
18.06
6 .5 6
31 .2 5 -76 .8 7 0 7
15 .8 7 -7 6 .0 0 8 0
3 9 .1 8 -13 .3 9 0 7
2 3 .7 8 4 3 .9 794 6
7 5 .3 2
5 1 .1 8
4 7 .3 2
156.10
8 3 .0 2
43 4.33
3404.63
30 .0 7 -37 .7 9 1 7
21 .8 7 -2 7 .1 5 0 3
Manufacturas abarca secciones 5 a 8 de la CUCI, menos capítulos 67 y 68.
- 5 .3 6
13 .1 6
5 8 .8 9
-4 2 .6 3
-3 5 .4 9
178.38
25 .6 5
1 .0 3
127.81
- 3 .8 4
5 7 .0 8
2 5 .3 8
Economía mundial e integración de América Latina
E X P O R T A C I
Anexo 3
EXPORTACIONES DE U>S PAISES LATINOAMERICANOS
En a l l a s da U$S - v a lo r F.O .B . - Por d astin o
DESTINO
ANO
ARG
BOL(+)
241525
3*2776
399657
362606
382332
375929
3*0711
286300
133379
125867
114516
56138
88174
69187
60402
90700
80
81
82
83
8*
Coloabia
764972
595061
567257
BRA
1091*53
88020*
66635*
654612
853030
*247*
18051
21638
30203
31882
32477
486*5
36700
1*2331
112477
109026
91062
96415
70213
94274
113200
584
1176
399
362
6
259
77
500
78387
335*1
22460
13367
24067
13161
8759
5800
1671
2108
986
1791
1413
1018
902
800
40250
541*6
83358
56616
53218
59996
91565
62200
1099#8
385*6
6298 ?
5141)
43218
52331
61887
84300
190969
170868
146286
121305
132450
151936
295347
204100
634
4SI
2493
2431 '
173
300
137
421
1437
8999
4524
446516
285355
309026
164570
227555
209682
294013
348200
34644
45087
279777
2747
1570
2455
33513
17900
411984
749191
710719
6)4001
589847
279700
86501
164071
76588
70631
46175
42319
42998
44758
40469
51000
93138
79583
89965
133287
44591
65033
29964
35300
47525
46143
47315
67776
94127
111296
93651
136932
143
115
234
5
0
886
235
1000
60487
119260
121718
41808
83284
76748
4529)
36300
220591
77534
23322
36379
26983
45538
52920*
33500
26503
39551
8510
16468
21273
9694
16180
45161
11307
11040
6946
8882
16752
13087
13557
21200
54908
67046
33608
38545
49818
51739
46282
26700
30238
21750
9797
11772
4637
7198
8800
9840
5910
5823
3805
4632
4082
1874
3000
135587
204380
271896
149808
170850
102314
1064*0
140900
•0
81
82
83
84
21M60
188867
163989
42455
8049
9449
6836
5021
5645
19912
12000
450661
642476
289043
192809
280437
236658
245968
354800
136725
146000
7*182
685*2
59151
321*3
40521
15602
34972
53600
26632
23780
11277
11037
14609
14243
30353
44500
38976
51130
69561
59282
60619
132719
60956
61200
87
URU
2149
3756
891
1586
1167
706
1278
1448
80
81
82
83
8*
85
86
87
86
PER
180276
255152
81441
107964
139960
170595
203556
224300
3693
5373
14228
5989
8071
18474
26037
17500
64317
28288
12027
11126
15824
20934
32298
99637
30962
3335*
25267
8615
15400
8727
23039
18000
DE
PAR
36650
67253
*1860
3572S9
478196
496237
697857
539300
188762
149SS9
110847
EXPORTACIONES
1CU
MEX
681299
831800
36057
12645
18198
39392
8139
3377
68082
51*18
36398
*2982
CHI
2791**
195432
16*559
119*50
116630
844SS
160549
174900
85
86
87
es
COL
211
*3193
33606
52608
37019
75527
23593
710*6
169378
VEN
5*319
GRUPO
ANDINO
TOTAL
ALADI
2801
3970
3315
1114
5914
11300
437362
459047
485761
448378
491577
454897
485562
394160
2067665
1749308
1537*59
1382664
1673700
1196842
1527702
1737038
35
1312
190
78
61
264
367
112000
81205
39090
23752
15130
25497
1*206
10577
119548
426240
449604
233035
192812
270327
269645
863371
2718062
2936909
3078547
1957407
13*48
673683
981496
306288
481785
251748
57689
135600
1082288
1261901
623656
558729
315900
187197
273774
2039995
1513451
1652480
1591645
3636
3231
3040
3649
4366
7433
5226
8100
286090
300381
293178
320906
320862
224546
121618
138300
449555
505134
510684
499806
453369
370409
198749
212900
752010
880764
948905
822645
826329
769815
505726
612032
23284
266208
232050
240706
188S59
225545
239729
110020
114500
648479
412967
319112
281445
323191
363585
261432
286337
137779*
1325139
809350
698163
803284
738608
681060
862298
897251
524731
491574
2*114
14)24
51183
33845
27776
34456
28061
32600
648639
324391
17*»*®
285113
221847
1562/1
1/1300
1988)
20961
17143
207*J
9591
6350
10943
8272
67819
71359
22330
1396
8902
51053
9716
2800
1)083
914
245
n
6/
191
1
0
188992
1690)1
145005
87411
94387
72164
67358
60900
7
11
8
0
0
0
383
100
409124
449509
324223
233308
331123
301197
290831
288700
548
659
431
203
47
60
52
152
7616
7206
7489
2422
4548
5792
5438
8900
314
274
73
60
49
57
78
80
81
82
83
84
85
86
87
112750
89052
109440
94532
127911
161928
189072
139100
26431
32730
23126
14771
9566
12630
22265
28000
130160
285101
222281
74699
124201
91626
156831
208500
29038
45400
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223
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*3 8 *6
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177
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4 78 4
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87
3 110 0
-2 **
12 5 4 0 0
•4 0 5 9 *
-3 7**
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600
-6 5 ***
76 0 0
32 3 0 0
-3 9 7 9 *
20 949 4
•3
3 4 *70
13 *9
Economía mundial e integración de América Latina
OOL
224
Anexo 4
1773 6
-2 8 3 6 4
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316224
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4672
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•2
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-175 S 7
-15 70
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10 2 0 9 9
•)
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-5 5 4 8
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6275
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596
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-78 4 S 2
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84
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• *2 0 6 3
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•5
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-2 7 a ?
-1 *3 6 4 *
•14 8 9 73
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•8 1? 5 1í
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-2 0 9 8
-72 9 5
-1 0 7 4 2 6
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-16 4
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•6 3 4 3 7
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87
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80
10 4 4 8 0
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81
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52953
81587
-90
-84
-32
-27
-14
-78
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s .d .
960
1585
3017
1486
s .d .
29
2545
558
1974
249
1913
4884
S .d .
-1051
-1454
-9247
-25825
-10949
-1922
-3721
s .d .
28683
51589
67248
54904
104594
74696
33851
102591
-5
-19
-14
-1
0
-8
0
s .d .
4329
3991
2116
3109
3430
3639
4450
-842
1454
34
168
21
511
388
12
-661
-2 8
-1325
178
571
-2461
13063
18542
7985
21662
48620
21163
18687
-19
0
0
-2 4
0
0
3774
2243
2422
4653
9395
3591
2801
2004
-700
22
1076
3
4
-396
42
s .d .
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398
-288
s .d .
52613
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129315
143615
65507
28899
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-14
0
-7
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0
0
0
s .d .
«
U 13
2023
6193
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0
18
11
4
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227
228
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0
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0
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0
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0
.0
-560
-1
138
-121
•22
2835
-22
-30
-3 8 *
-*2 0
-93795
•20*355
-38*53
10930
7*095
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*1 0 *9
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0
0
0
0
0
0
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0
0
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3892
5612
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1052
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1812
1799
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10*
0
286
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12*
311
280
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0
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0
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• .d .
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0
s .d .
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-763/5
-53879
-20173
-11668
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-8 * 3 /
-190*
-1*336
-11950
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1233
-2 *6 *6
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•225
15602
22*88
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-6 03*
-107762
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-28169
•5801*
21682
-11321
-179*0
-8298
-1*259
57*
*331
30*3
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8907
61168
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129615
-7103
-5658*
60*22
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1111*7
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-53
3882
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16*16
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17810
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63386
32*17
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81
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83
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85
86
66019
76766
*791*
128277
232963
28302*
810*7
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80773
60725
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14519
58*2
25159
1*281
-35
-6891
-*620
2978
-7685
31
-35
336
106
127
171
92
S .d .
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17035
*0236
•*193
*521
10675
-829
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•79
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68
88
63
*
53)8)8
285292
305553
317901
35*79*
37086*
1833*8
557122
292576
30)806
29*578
)67)69
*0*739
199*13
33658
8*2276
686562
690363
7*22*6
83*096
7205*1
*60521
327907
0
0
0
0
0
0
915
-6918
-3376
16370
92206
2022**
*08113
236353
22919
13670
230*5
8103*
199020
*07038
227119
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-*632
-1138*2
32505
2202*1
505517
755092
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0
0
0
0
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-1816
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305
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7808
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5361
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29*89
13*30
*0 7 *
-6325
-8699
-276
-3286
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-1281
-299
*0281
-*0830
-11609
79211
35295
12333
-97576
131591
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257825
1**531
165227
-115599
-*780
-5 0 9 /*
-139523
5703*
331826
2769**
27*803
- /O* 56
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Economía mundial e integración de América Latina
69812
1861*
13395
9272
2227*
26033
25970
19*3*
80
81
82
83
8*
85
86
Anexos
AMERICA
80
81
LATINA
82
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8*
85
86
87
-288253
-5 8 8 8 )
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-251538
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81 -28592)
82 22885*7
8 ) 3330082
8* 3523)00
85 *58160*
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RESTO DEL
HUNDO
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-1 7 1 *6
-1 1 *7 9 *
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1 *7)16
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-13082*
-36769*
2*9728
-23197
93300
87988
1 0 ***8
-3828
-■•61*86
-138)07
-56*0709 -590959 -268158
-208*211 -1 7 1 *6 *7 -15 0 8 5 **
-S 3 6 **9 •1681518
328112
5027988 -11**5S 7 1**9638
11*22515 -* * 6 1 * 0
79102*
10*135*2
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5 8 )0 0 )6 1*90859 1377*78
9987299
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*0 8 1 8 )
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275176
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119*81
-15675*
-199999
-5017*90 -7111*2 -692*53
- 1 1 * * 6 ) * -22354*8 -2127782
-1129597 -2366966
260115
*8189*5 -188*781 1150937
12188591 -1166229
*3 8 *5 5
110*525* •558177 118837*
6*9 *6 0 8 1255798 1)60)32
1117)200
796** 5 1078800
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-538930
-235061
-2 7 2 1 *
-*2 *2 9 5
-619238
•67997
-3 )9
-205
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-*)7
•69
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5)
-1)1007
16)150
1977)7
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2 7)6*7
122700
-125651
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100526*
61*78*
121*855
1182537
5*3209
1185*08
7655*6
113*69 -* 6 7 J92
-21009* -1055)12
1288668
5**008
831893
1027605
20582*3
20*5766
695087
* 3 5 )0 8
2 )78
183580
2)367
6276*3
1011012
981055
575025
151795
•3230*66
-3 4 *7 *2 6
5600576
119*1753
113793*3
79807*3
911117
-100009
-172716
•188*32
•126*20
-97 )0 8
•28)55
• 2*81*6
-131803
399516
■7060**
-271813
691152
9901*2
1*8677*
-)S080S
-2785*
6172*
)5*817
278897
177357
55*080
-208*08
2 7 0 ))*
2*M 95
678*278
71*0*20
*27887*
8166102
790731*
5823516
2*853
217009*
68**971
*8801*9
2*422*9
8 *2 8 )7 6
9566819
8287*01
2382869
2798857
-*950518
•2587607
9969995
)0657806
56828768
3 2 )099)5
12*80728
2 2 ) * )0 7 )
20**55
2*788*
33398*
7 6 **5 *
*2 )6 1 5
986566
* **2 0 1
•2158*9
•3168003
-318*753
662*787
132771*7
710706
-8 6 *1 *1
>*51776
509850
*88*93
1*9615*
23*111
-5 9 6 * * *
-580)83
-*2 1 *7 8
7935926
82055*9
85*8127 -)6 6 1 8 5 0
5*2*207 -20*3599
-8 * 8 )8
3)8*22
272375
185133
2651*3
*7200
528*138
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700892*
138322
1960000
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38087011
90529*7 3*355701
1915677 13175815
17*35*5 22770)81
729*506
12805*51
8 **8391
1)77*82
8 *))))6
0
-12
0
•258006
-307731
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-276781
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-1*6001
•36*9*1
•23889*
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1
1289
835
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*0 0 * 6
31863
9882
1 1 )* 3
s.d.
o
80
81
82
F3
84
85
86
8?
FUENTE: I N I A L - Unidad d* Estadística • Infonítica. La balanza se c a lc u la de acuerdo con la s c i f r a s que d e cla ra n los
p aíses lis ta d o s en la p r ia e ra f i l a del Anexo.
229
País
América Latina
Total (millones de dólares de 1986)
1970
1980
1984
1985
1986
Por habitante (dólares de 1986)
1960
1970
1980
1986*
40.053 60.101 77.394 72.616 69.313 73.261
nd.
nd.
1.897
1.779
1.963
2.003
416
760
896
851
853
893
2.822
4.587
7.099
6.412
6.300
6.119
75.850 128.721 295.983 297.436 322.003 348.407
11.627 19.365 33.110 35.887 36.760 38.638
1.545
2.752
4.764
4.797
4.843
4.987
14.077 21.299 27.344 26.177 26.818 28.296
3.021
4.859 11.401 12.117 12.572 12.790
1.985
3.437
4.723
4.215
4.298
4.343
3.766
6.435 11.151 10.601
10.499 10.503
444
622
736
607
612
569
1.127
1.221
1.939
1.839
1.856
1.859
1.224
2.097
3.234
3.326
3.416
3.520
2.743
4.620
4.263
4.504
4.279
4.373
49.193 96.893 183.604 193.592 198.976 191.506
1.405
2.836
2.739
3.052
2.928
2.915
1.297
2.784
4.759
5.228
5.443
5.597
1.694
2.684
6.222
6.696
6.962
6.963
10.167 16.954 23.809 22.821
23.266 25.252
2.468
4.050
7.917
8.739
8.543
8.654
nd.
nd.
1.201
1.177
1.117
1.118
1.601
2.250
3.762
3.321
3.134
2.934
5.619
6.552
8.820
7.555
7.553
8.029
18.981 34.175 51.199 47.919 47.988 49.473
1.943
nd.
1.811
857
1.049
747
1.171
1.853
682
746
960
735
315
616
1.631
1.327
935
1.063
953
979
717
nd.
1.901
2.214
2.384
2.531
nd.
3.169
1.068
1.382
926
1.595
2.275
815
971
1.236
869
289
774
2.472
1.940
1.390
1.803
1.172
1.264
998
nd.
2.356
2.421
3.066
2.752
7.941
3.591
1.268
2.486
1.277
2.149
2.463
1.416
1.032
1.613
974
387
873
1.999
2.734
1.025
2.434
1.964
1.374
1.432
3.363
3.439
3.085
3.408
2.361
7.884
3.530
926
2.525
1.330
1.971
2.306
1.326
892
1.282
714
342
780
1.869
2.407
862
2.513
1.829
1.250
1.319
2.767
2.484
2.738
2.762
253.125 429.957 779.946 783.381 812.298 842.997
1.223
1.615
2.288
2.140
Fuente: BID: informe 1987.
* Preliminar
Economía mundial e integración de América Latina
Argentina
Bahamas
Barbados
Bolivia
Brasil
Colombia
Costa Rica
Chile
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Guyana
Haiti
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Suriname
Trinidad y Tobago
Uruguay
Venezuela
1960
230
A n exo 5
P ro d u cto in te rn o b ru to to ta l y por h a b ita n te ,
I9 6 0 , 1 9 7 0 , 1 9 8 0 , 1 9 8 4 -8 6
Anexo 6
P o b la ció n u rb an a y ru ra l p o r p a ís e s , 1 9 6 0 - 1 9 8 6
(Miles de habitantes)
Tasas de crecimiento de la
población urbana
1960
Países
Urbana
Argentina
15.172
Bahamas
79
Barbados
66
Bolivia
887
Brasil
33.088
Colombia
7.467
Costa Rica
410
Chile
5.018
Ecuador
1.515
El Salvador
935
Guatemala
1.347
Guyana
160
Haiti
388
Honduras
438
Jamaica
381
México
18.815
Nicaragua
622
Panamá
441
Paraguay
605
Perú
4.630
Rcp. Dominicana 1.138
Sunname
137
Trinidad y Tobago 303
Uruguay
.1.947
Venezuela
5.104
1970
Rural %Urbana
5.439
40
164
2.407
39.257
8.090
910
2.578
2.914
1.726
2.574
444
3.187
1.550
1.301
18.258
881
779
1.173
5.755
2.303
153
539
591
2.859
73.6
66.4
28.7
26.9
45.7
48.0
31.1
66.1
34.2
35.1
34.4
26.5
10.9
22.0
22.7
50.8
41.4
36.1
34.0
44.6
33.1
47.2
36.0
76.7
64.1
Urbana
17.862
98
64
1.777
52.262
12.232
672
7.185
2.360
1.089
1.672
167
838
787
789
28.566
1.084
639
1.005
7.562
1.510
216
502
2.149
7.276
Rural %Urbana
5.886
78
176
2.518
40.877
8.675
1.054
2.178
3.600
2.450
3.534
549
3.393
1.922
1.080
21.375
886
905
1.285
5.851
2.549
153
453
557
3.872
75.2
55.7
26.8
41.4
56.1
58.5
38.9
76.7
39.6
30.8
32.1
23.3
19.8
29.1
42.2
57.2
55.0
41.4
43.9
56.4
37.2
58.6
52.6
79.4
65.3
Urbana
26.344
138
81
3.153
102.800
19.353
1.252
10.308
5.084
2.034
2.680
248
1.460
1.824
1.132
55.456
1.925
1.147
1.671
13.681
3.496
233
582
2.504
14.564
*
1961-1970 1971-1980 1981-1986
1986
Rural %Urbana
(Porcentajes)1
4.686
116
172
3.458
35.187
9.705
1.278
1.963
4.563
2.833
5.515
549
3.967
2.690
1.207
24.108
1.458
1.080
2.136
6.527
3.064
171
599
442
3.350
84.9
54.2
32.2
47.7
74.5
66.6
49.5
84.0
52.7
41.8
32.7
31.1
26.9
40.4
48.4
69.7
56.9
51.5
43.9
67.7
53.3
57.7
49.3
85.0
81.3
1.6
2.2
-0.3
7.2
4.7
5.6
5.1
3.7
4.5
1.5
2.2
0.4
8.0
6.0
7.6
4.3
5.7
3.8
5.2
5.0
2.8
4.7
5.2
1.0
3.6
2.4
2.3
1.5
3.7
4.4
2.8
4.2
2.3
4.9
4.2
3.0
2.0
4.2
5.4
1.9
4.5
3.6
3.7
3.2
3.9
5.5
0.0
1.0
1.0
4.4
2.6
1.5
2.2
3.6
4.1
2.3
1.7
4.0
4.9
3.8
3.0
3.4
2.4
5.3
2.9
3.9
3.7
3.7
3.2
3.6
5.1
1.0
0.8
0.9
4.5
América Latina 101.073 105.872
48.8
150.413 115.805
3.6
56.5
69.3
4.1 3.8
273.139 120.821
* Estimación preliminar
1 Crecimiento acumulativo
Nota: los datos se han revisado conforme a las informaciones suministradas por los países y por el Centro Latinoamericano de Demogra­
fía.
Fuente: BID: Informe 1987.
Economía mundial e integración de América Latina
232
A n exo 7
V a lo r ag reg ad o p o r e l s e c to r m a n u fa c tu re ro ,
p o r p a ís e s , 1 9 6 0 , 1 9 7 0 , 1 9 8 0 , 1 9 8 3 - 8 6
(Millones de dólares de 1986)
País
1960
1970
1980
1983
1984
14.374
nd.
55
567
35.747
4.143
512
5.260
819
629
1.015
53
159
275
813
22.944
572
347
493
4.031
751
nd.
543
1.282
5.578
16.880
192
100
1.038
84.328
7.410
1.047
5.893
2.070
842
1.857
88
352
427
656
45.731
727
496
1.094
5.833
1.445
186
645
1.769
9.220
14.972
204
94
773
70.630
7.192
939
4.925
2.254
704
1.673
68
315
423
723
44.061
792
482
1.053
4.692
1.556
145
609
1.304
9.197
15.576
206
95
682
74.960
7.622
1.037
5.406
2.212
713
1.681
64
297
438
687
46.167
795
479
1.100
4.824
1.510
140
586
1.341
9.616
51.933 100.961
190.327
1985
1986*
13.939
208
86
619
81.181
7.798
1.070
5.469
2.172
740
1.677
62
288
448
691
48.828
758
488
1.155
5.020
1.435
149
564
1.319
9.828
15.724
206
93
613
90.355
8.398
1.099
5.907
2.191
757
1.682
60
280
455
713
46.118
770
498
1.134
5.915
1.479
149
584
1.479
10.132
169.779
178.234 185.995
196.794
240.532 418.246 761.352 738.272
766.311 794.933
824.365
Argentina1
8.667
Bahamas2
nd.
Barbados1
29
B olivia
306
Brasil1
18.366
Colombia
2.309
Costa Rica3
219
Chile
3.133
Ecuador1
382
El Salvador
288
Guatemala
486
Guyana1
44
Haiti
151
Honduras1
139
Jamaica
458
México
9.527
Nicaragua
220
Panamá
125
Paraguay
261
Perú
2.214
República Dominicana 368
Suriname1
nd.
Trinidad y Tobago
409
Uruguay13
1.137
Venezuela
2.695
America Latina4
PIB Total
1. A costo de factores
2. Incluye minería, electricidad y agua.
3. Incluye minería.
4. Los totales regionales no son estrictamente comparables por falta de información
completa para algunos países de 1960 y 1970.
Fuente: BID, informe 1987.
* Preliminar
Anexos
233
A nexo 8
In d ica d o re s s e le c c io n a d o s de e s p e ra n z a de v id a a l n a c e r,
seg ú n g ru p o s de in te g r a c ió n , 1 9 7 5 , 1 9 8 0 .
Esperanza de vida
al nacer
Años
ALADI
Argentina
Brasil
Chile
México
Paraguay*
Uruguay
Grupo Andino
Bolivia *
Colombia
Ecuador *
Perú
Venezuela
MCCA
Costa Rica
El Salvador
Guatemala
Honduras *
Nicaragua
Miembros CARICOM
Bahamas
Barbados
Guyana
Jamaica
Trinidad y Tobago
Países no Asociados
Haití
Panamá
Rep. Dominicana
Suriname
Periodo
69,4
63,4
65,7
65,0
65,1
72,8
1975-80
1975-80
1975-80
1980
1982
1981
49,6
62,5
60,0
59,6
66,2
1982
1981
1975-80
1980-85
1975-80
72,2
62,0
57,8
59,9
57,6
1981
1980
1975-80
1982
1981
68,0
68,4
69,1
68,5
66,3
1981
1977
1975-80
1981
1980
54,5
69,6
60,4
64,5
1980-85
1975-80
1975-80
1980
* Países de menor desarrollo relativo, según han sido designados por los grupos de
integración a que pertenecen.
Fuente BID: Progreso Económico y Social en América Latina. Informes 1980-81 y 1983.
Anexo 9
Valor del com ercio en petróleo y derivados, por países, 1 9 7 3 -8 5
(Millones de dólares)
1981
1979
1983
1982
1984
1985*
(Importaciones netas)
172,4
nd.
8.0
710.8
31.5
78.9
16.1
33.2
25.1
6.6
26.0
62.5
262.6
23.6
91.5
12.5
46.3
42.3
nd.
54.7
1.704.6
Exportadores netos:
Argentina
Bolivia
Colombia
Ecuador
México
Perú
Trinidad y Tobago
Venezuela
SUBTOTAL
161.0
4.458.3
4.936.7
America Latina (Balance)
3.232.1
413.4
nd.
24.8
4.010.8
82.3
102.2
418.0
73.0
166.5
58.5
28.0
72.0
213.0
105.0
268.2
60.9
234.0
187.8
nd.
240.2
6.758.6
941.7
nd.
42.4
6.410.3
420.5
168.4
846.9
114.4
254.9
80.9
45.0
112.8
304.9
590.7
nd.
74.5
9.668.8
411.9
180.5
983.2
149.0
344.3
118.1
62.0
161.1
523,4
73.6
319.4
123.9
187,7
415,4
169,3
314.9
nd.
303.2
10.878.1
.
48.9
61.4
207.1
_
nd.
57.9
8.612.3
371.5
168.0
892.0
134.2
241.5
-
.
_
nd
63.5
5.074.0
62.0
167.0
452.6
nd.
38.7
6.791.2
239.0
157.0
482.7
126.6
195.7
97.6
60.0 a/
163.6
406.5
169.3’
399.2
180.6
159.6
263.3
145.7
141,0
288,6
93,5
155.1
242.0
114.6
497,4
451.6
nd.
nd.
493,5
416.0
15.030,8 12.886.8
461.3
nd.
240.6
9.969.1
504,7
nd.
260,1
8.110,0
426.8’
nd.
237.0
6.845.1
111.1
(Exportaciones netas)
.
nd.
58.2
4.306.0
.
43.8
151.3
158.9
452.1
495.0
133.0
130.3
240.6
254.5
99.5
92.8
60.0 a/
60.0 a/
163.6
179,4
395,1 350.0 a/
44.0
3.3
135.5
4.5
243.0
34.2
-
-
.
.
1.141.2
9.088.8
11.592.1
989.1
3.446.3
645.7
1.768.9
13.557.9
20.451.9
1.710.0 1.508.0
13.902.5 16.044.5
672.2
732.9
2.221.8 1.784.9
19.351.5 15.564,0
37.861.3 35.774.3
1.733.0
15.565.0
477.3
1.942.4
13.933.0
33.927.9
4.833.5
9.573.8
22.830.5 22.887.5
23.898.8 26.964,2 24.563.9
67.4
484.1
810.6
275,3
652.2
.
8,5
2,1
1.835,0
1.728.4
15.669,0 14.793.1
481.1
614,2
1.737,1
1.164.2
14.993,0 13.063.0
35.134,2 31.819.0
*/ Preliminar,
a/ Estimación del BID.
nd./ No disponible.
Fuente: BID (1986) con base en información oficial. Tomado de Ricardo F/rench Davis y Oscar Muñoz: El Desarrollo
Económico de América Latina y el Marco Internacional: 1950-86; Colee. Estudios CIEPLAN N9 23; Marzo de 1988, pp. 13-
Economía mundial e integración de América Latina
Importadores netos:
Argentina
Banamas
Barbados
Brasil
Colombia
Costa Rica
Chile
El Salvador
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Suriname
Uruguay
SUBTOTAL
1977
234
1973
Anexos
235
A nexo 1 0
A m é rica L a tin a 1: co m e rc io e x te r io r de b ie n e s , 1 9 7 0 - 1 9 8 6
TASAS DE CRECIMIENTO ANUAL (porcentajes)
_______________________________________ :______.____________ Tipo de
Exportaciones de bienes
Importaciones de bienes
Términos cambio
Valor
Valor
de inter­ efectivo
PeFÍodo Nominal2 unitario”1 Volumen4 Nominal2 unitario3 Volumen4 cambio5 real6
1980/70
1986/80
1981/80
1982/81
1983/82
1984/83
1985/84
1986/85*■
20.7
-2.3
7.6
-14.1
6.1
11.0
-5.2
-15.8
14.0
-6.2
-3.7
-10.4
-6.3
2.6
-6.0
-12.7
5.8
4.1
11.7
-4.1
13.3
8.1
0.8
-3.6
21.6
-7.0
7.8
-24.5
-24.0
4.7
-0.3
0.5
12.0
-2.0
5.7
-1.4
-5.5
-3.3
-1.1
-4.3
8.6
-5.0
2.0
-23.5
-18.1
8.3
0.8
5.5
1.8
-4.2
-8.8
-9.1
1.1
6.0
-4.9
-8.8
0.1
1.9
-6.4
17.2
11.2
-2.8
-1.9
-3.5
VALORES ABSOLUTOS E INDICES
Exportaciones de bienes
Importaciones de bienes
Indice de
Indice de
valor
valor
Período Nominal7 unitario Volumen8 Nominal7 unitario Volumen6
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986*
13616
14030
16328
23558
36435
33565
39072
46619
50082
67383
89157
95943
82452
87520
97119
92039
77465
100.0
101.9
111.3
148.0
233.1
219.6
237.5
263.2
253.5
306.6
371.1
357.4
320.4
300.4
308.2
289.7
252.9
13616
13765
14669
15918
15628
15285
16453
17713
19756
21977
24028
26841
25731
29144
31512
31770
30631
12774
14187
16147
21451
36859
39257
40743
46872
53325
67087
90545
97611
73658
55965
58579
58410
58723
100.0
104.7
111.3
130.5
177.5
193.3
200.0
208.9
225.1
262.1
309.8
327.3
322.7
299.3
289.4
286.2
273.9
12774
13555
14511
16433
20766
20309
20369
22429
23694
25596
29228
29821
22826
18699
20242
20409
21440
Indice de
los térmi­
nos de in­
tercambio
100.0
97.4
100.0
113.4
131.5
113.6
118.7
125.9
112.6
117.0
119.8
109.2
99.3
100.4
106.4
101.2
92.3
Indie de la
evolución
del tipo de
cambio
efectivo
real
100.0
100.6
106.7
103.5
98.8
109.9
104.1
109.2
108.8
104.0
100.8
94.4
100.7
123.0
119.6
117.2
113.1
* Preliminar
1 Sólo incluye 19 de los 25 países del BID. Están excluidos Bahamas, Barbados, Guyana, Jamaica,
Suriname y Trinidad y Tobago por falta de información del valor unitario de sus exportaciones e
importaciones.
2 Calculado en dólares corrientes.
3 Calculados del precio en dólares corrientes de una unidad de volumen.
4 Calculados en dólares de 1970.
5 Calculados del valor unitario de lasexportaciones sobre valor unitario de las importaciones.
6 Es el promedio ponderado del tipo de cambio efectivo de cada uno de los países, en unidades de
moneda nacional por unidad de moneda extranjera. El índice de precios al consumidor de los países
de América Latina y de los que comercian con ella, fue usado como deñactor. Incluye los 25 países
de América Latina y el Caribe miembros del BID.
7 Millones de dólares corrientes.
* Millones de dólares de 1970. Es el valor nominal dividido por el índice de valor unitario.
Fuentes: CEPAL, FMI y estimaciones propias.
Nota: Tomado de BID: Informe 1987.
Economía mundial e integración de América Latina
236
A nexo 11
A m é rica L a tin a
F in a n c ia c ió n de la fo rm a c ió n de c a p ita l
(com o porcentaje del PIB)
Formac.
de cap.
bruto
0)
Ahorros
extranj.
1979
1980
(2)
Servic.
dest.
a fact.
(3)
Transf.
neta
del ext.
(4)
23,4
4,7
-2,4
2,3
21,1
23,3
5,8
-3,0
2,8
20,5
1981
23,2
7,4
-4,2
3,2
20,0
1982
20,5
7,0
-5,7
1.3
19,2
1983
17,4
-3,5
20,9
17,4
1,8
0,4
-5,3
1984
-5,3
-4,9
22,3
1985
17,4
0,6
-4,6
-4,0
21,4
1986
18,8
2,3
-3,9
-1,6
20,4
Año
Ahorros
internos
(5)
Fuentes y notas:
a) La formación de capital bruto está tomada del FMI (1987), Cuadro A7, pág. 46, y
representa las medias aritméticas de las tasas nacionales, ponderadas por el valor medio del
PIB correspondientes a los tres años anteriores en dólares de los EE.UU.
b) Los ahorros extranjeros equivalen al saldo en cuenta corriente y los servicios
destinados a factores equivalen a los ingresos de la inversión neta, según apareen en
términos de dólar de los EE.UU. en el FMI (1987), Cuadro A 36, pág. 79. El valor dólar
EE.UU. del PIB de AL se calculó del siguiente modo: la base fue una estimación del valor
del PIB para 1984 en el BID (1986), Cuadro 3, pág. 408; las demás cifras son el resultado
de la aplicación del coeficiente de deflación de precios del PIB de los EE.UU. (en FMI,
1987) a la serie de productos reales en la CEPAL (1987). La serie estimada para el PIB de
AL en miles de millones de dólares de los EE.UU. es la siguiente:%1979 (453,0), 1980
(524,7), 1981 (578,8), 1982 (608,5), 1983 (614,9), 1984 (662,3), 1985 (706,8), 1986
(751,9).
c) Los valores para las transferencias netas del exterior fueron obtenidos como
resultados de la identidad: (4) = (3) + (2).
d) Los valores correspondientes a los ahorros internos fueron obtenidos como resultado
de la identidad: (5) = (1) - (4).
Nota: Tomado de E. Bacha: Estancamiento económico en América Latina: Factores
Externos e Internos. Reunión INTAL - East West Center sobre desarrollo en Asia y
América Latina 1988.
Anexo 12
C o m p o sició n de la deu d a p e n d ie n te , 1 9 7 0 - 8 5
(porcentajes de la deuda total a largo plazo)
Países
América Latina y el Caribe
* Argentina
* Bolivia
* Brasil
* Colombia
* Costa Rica
* Chile
* Ecuador
Guatemala
* Jamaica
* México
* Perú
* Uruguay
* Venezuela
Deuda de fuentes oficiales
Deuda de fuentes privadas
1970-72
1980-82
1985
1970-72
1980-82
1985
1973-75
12.6
58.4
30.6
68.2
39.8
47.1
51.8
47.5
7.4
19.5
15.6
48.5
29.8
9,0
52.7
11.8
46.0
37.5
10.9
29.3
71.0
68.8
10.8
40.6
21.1
2.4
10,3
65.7
15.4
47.2
44.1
12.6
27.3
60.1
81.4
9.4
40.3
15.9
0.6
87.4
41.6
69.4
31.8
60.2
52.9
48.2
52.5
92.6
80.5
84.4
51.5
70.2
91.0
47.3
88.2
54.0
62.5
89.1
70.7
29.0
31.2
89.2
59.4
78.9
97.6
89.7
34.3
84.6
52.8
55.9
87.4
.72.7
39.9
18.6
90.6
59.7
84.1
99.4
13,9
7.5
44.1
6.2
24.6
9.3
12.7
5.2
12.5
46.8
31.0
11.6
20.6
NotarEl asterisco indica que se trata de un país muy endeudado,
a. Porcentaje de la deuda pública a largo plazo.
Fuente: Banco Mundial: Informe sobre el Desarrollo Mundial 1987.
Deuda a tipos de interés flotanl
1980-82
1985
53.2
35.6
65.8
39.4
50.2
58.1
50.9
6.8
16.7
74.5
28.3
33.5
81.4
60.2
26.4
71.5
40.7
56.8
81.5
71.7
36.9
18.8
80.1
40.3
64.3
93.4
238
Economía mundial e integración de América Latina
A nexo 1 3
In d ica d o re s so b re la deuda e x te r n a
de v a rio s p a ís e s de A m é rica L a tin a
Deuda largo plazo
respecto al producto V
1970
1985
Servicio deuda largo plazo
respecto exportaciones v
1970
1985
Monto Total
Deuda en
1985 3/
Argentina
23.3
56.4
48.444
Brasil
12.2
43.8
2.8
34.8
106.730
Chile
32.2
24.4
44.1
20.221
Colombia
22.5
123.9
33.3
19.3
33.4
14.044
México
Perú
17.0
52.8
44.3
48.2
38.1
74.9
40.0
16.0
97.429
13.688
8.7
46.1
Venezuela
32.072
V Deuda (pública y privada) de largo plazo, desembolsada y pendiente, con respecto al
PNB.
2/ Servicio de la misma deuda de largo plazo, con respecto a las exportaciones de bienes y
servicios.
3/ Valor deuda de largo y de corto plazo y uso de facilidades del FMI (en US$ millones).
Fuente: World Development Report 1987.
Anexos
239
A nexo 1 4
C o rrie n te s de c o m e rc io e x te r io r e n tr e p a íse s
in d u stria le s y e n d esa rro llo
% Con los países
industriales
% Con los países en
desarrollo
Países industriales
Exp.
Imp.
Exp.
Imp.
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
65.2
66.2
68.4
70.1
71.6
74.1
75.0
63.8
65.6
67.1
65.5
69.4
73.7
73.4
30.1
29.1
26.8
25.3
24.1
21.8
20.9
32.3
30.1
28.4
27.8
26.1
21.9
22.0
60.8
62.2
59.7
60.2
59.9
60.3
61.7
61.5
62.2
61.2
60.6
60.9
63.5
63.1
30.4
32.6
30.4
30.0
30.0
29.1
28.4
29.6
29.5
30.3
30.9
30.5
27.6
28.0
64.2
67.8
70.8
70.1
71.2
71.8
75.5
62.0
63.5
60.7
62.1
66.6
71.8
73.0
30.1
25.5
23.3
23.2
23.7
23.6
19.9
35.2
33.8
35.8
34.8
30.9
25.9
24.6
Países en desarrollo (PED)
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
PED América y Caribe
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
PED Asia
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
56.2
56.6
38.9
37.7
56.4
56.3
38.9
38.3
56.7
57.0
38.7
37.3
58.0
57.3
37.4
36.7
57.0
58.8
37.8
35.0
58.4
60.5
36.5
32.7
58.7
58.5
36.6
34.3
Fuente: Cálculos basados en datos del FMI; Boletín 1 Agosto 1988, a su vez tomados de
FMI: Direction o f Trade 1988.
Economía mundial e integración de América Latina
240
A n exo 1 5
Im p o rta c io n e s de p a ís e s in d u s tria le s s u je ta s a r e s tr ic c io ­
n e s n o a ra n c e la r ia s de e f e c to s r e s tr ic tiv o s
s ig n ific a tiv o s , 1 9 8 1 - 1 9 8 6
(% )
Importador
CEE
Japón
Estados Unidos
Países Industriales
Países
Industriales
1981
1986
10
29
9
13
13
29
15
16
Países en
Desarrollo
1981
1986
22
22
14
19
23
22
17
21
Nota: Las restricciones incluyen prohibiciones de importación, cuotas, restricciones
voluntarias a las exportaciones, gravámenes variables, restriciones del acuerdo multifibras
y licencias no automáticas. Otras restricciones no incluidas en este caso contemplan
obstáculos técnicos al comercio, precios mínimos, investigaciones sobre precios (derechos
compensatorios y antidumping) y vigilancia de precios. El porcentaje de importaciones
sujetas a restricciones mide la suma del valor de un grupo de importaciones de un país
afectado por barreras no tarifarias, dividido por el valor total de las importaciones de ese
grupo. Los datos de las importaciones afectadas en 1986 se basan en la estructura de
comercio vigente en 1981. Así, las variaciones entre 1981 y 1986 pueden ocurrir solamente
si las barreras no tarifarias afectan a un conjunto diferente de productos importados.
Fuente: Banco Mundial: Informe 1987.
Anexos
241
A n exo 1 6
In flu jo de In v e rs ió n D ire c ta
(billones de SDR)
1980 %
1981 %
1982 %
1983 %
1984 % 1985 %
s/total
s/total
s/total
s/total
s/total s/total
Economías
desarrolladas
de mercado
31.6
EUA
13.0 (33.7) 21.6 (44.8) 12.6 (31.1) 11.2 (26.7) 24.7 (48.7) 17.7 (38.2)
Europa occid.
16.5
14.4
13.5
15.3
10.6
14.3
Países en
Desarrollo
7.0
12.2
13.3
10.6
12.0
12.8
A. Latina
4.8 (12.4)
6.1 (12.6)
6.8(16.8) 3.6 (8.5)
3.7 (7.3)
4.4 (9.5)
Total
38.6
48.2
40.5
50.7
46.3
36.0
27.2
31.3
41.9
38.7
33.5
Fuente: Centre on Transnational Corporations; 1987.
Nota: Con frecuencia en los Estados Unidos la inversión directa se relaciona con los "mer­
gers", adquisiciones de empresas, aumentos en el acceso a las acciones de las empresas, etc.
242
A nexo 1 7
C a ra c te riz a c ió n de la in d u stria liz a ció n de 4 1 e c o n o m ía s
en d esa rro llo , de a cu erd o a su e s tra te g ia c o m e rc ia l
Estrategia comercial
1963-73
1973-85
1963-73
1973-85
1963
1985
1963
1980
1963-73
1973
15.6
10.0
3.0
1.6
17.1
26.3
17.5
30.0
10.6
5.1
Moderada orientación hacia fuera
9.4
4.0
3.8
3.6
20.5
21.9
12.7
21.7
4.6
4.9
Promedio orientación hacia fuera
10.3
5.2
3.7
3.3
20.1
23.0
13.2
23.0
6.1
4.9
Moderada orientación hacia dentro
9.6
5.1
3.0
3.2
10.4
15.8
15.2
23.0
4.4
4.4
Fuerte orientación hacia dentro
5.3
3.1
2.4
1.4
17.6
15.9
12.1
12.6
3.0
4.0
Promedio orientación hacia dentro
6.8
4.3
2.6
2.1
15.2
15.8
12.7
14.1
3.3
4.2
Fuerte orientación hacia fuera
Nota: Promedios reflejan participación ponderada de cada país en el respectivo indicador.
Fuente: Tomado del World Development Report 1987; del Banco Mundial.
Economía mundial e integración de América L a tin a
Crecimiento
Crecimiento promedio Crecimiento promedio Promedio participación Promedio fuerza promedio del
anual del valor agrega­ anual del valor agregado del valor agregado ma- laboral en la Indus- empleo manu­
do manufacturero
de la agricultura
nufacturero en el PD3 b)
tria
facturero
BIBLIOGRAFIA
Bibliografía
Agarwal,}. P.: "Determinants of Foreign Direct Investment: A Survey";
Weltwirtschaftliches Archiv; 1980.
Aho, Michael y Jonathan D. Aronson: Trade Talks; N.Y., 1985.
Akamatsu, Kaname: "A theory of Unbalanced Growth in the world
Economy"; Weltwirtschaftliches Archiv; 1967.
ALADI: El comercio intrarregional en la primera mitad de la década del 80;
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