Universidad Autónoma Metropolitana UAM

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Universidad Autónoma Metropolitana
UAM-I
HISTORIA GENERAL DE LA EMPRESA Y
SOCIEDADORGANIZACIONAL
Clave: 2211076
Grupo: HA01
Horario: 10:00 a 12:00
Profesor:
Dr. Pedro C. Solís Pérez
TEMA II
La idea de la empresa en el pensamiento
Económico social
Reportes:


La riqueza de las naciones
Manifiesto de partido comunista; sierra
Lara Yoandris (2010)

La ética protestante y el espíritu del
Capitalismo, primera y segunda parte
Nombre de los integrantes del equipo:
Pérez Montoya Esveidy Mayte
Pérez Salazar Mariana
Sánchez González Jesús
Valencia Serrano Emmanuel
Zamitiz de la Luz Juan Carlos
Equipo: 6
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE CARLOS MARX SOBRE LAS CRISIS DEL
CAPITALISMO.
La historia de la crisis económica antecede a la historia del capitalismo, por lo tanto, no es este
sistema quien tiene el “mérito” histórico de su génesis. Pero existen al menos dos diferencias
radicales entre las crisis del capitalismo y las crisis económicas de las formaciones pre capitalistas.
En la primera de ellas la crisis pre capitalistas eran prácticamente todas ellas crisis de su producción,
o de crisis por escasez. Las crisis del capitalismo son regularmente crisis de superproducción, o de
superabundancia relativa.
La segunda diferencia radica en que las crisis de su producción es el resultado de sucesos
naturales, climatológicos, bélicos.
Tales crisis no eran un momento necesario de la vida económica en las formaciones precapitalistas,
era un hecho hasta cierto punto casual, fortuito. Por su parte, las crisis de superproducción que se
suceden en el capitalismo son el resultado necesario de la funcionalidad capitalista, de su proceso
de reproducción, y enfáticamente de la reproducción en escala ampliada.
Marx se refiere a la crisis como “..., el momento en que el proceso de reproducción se altera y se
interrumpe”. De la misma manera también refiere que “Las crisis son siempre soluciones violentas
puramente momentáneas de las contradicciones existentes, erupciones violentas que restablecen el
equilibrio roto”.
Así, para Marx las crisis son sólo un momento del ciclo capitalista de producción, no un estado
crónico ni permanente de la economía capitalista.
La posibilidad de las crisis se deriva de la existencia del dinero, dado que este es el que provoca la
ruptura en el tiempo del acto de compra – venta en su función del medio de circulación; y posibilita
además la inmovilización de un valor de capital, si está asociado a movimientos de dinero.
La cuestión es que la economía capitalista presenta dos características esenciales:
“la anarquía de la producción” por un lado y “un sistema cuya racionalidad objetivo es el lucro”.
En el contexto de una economía capitalista la crisis de posibilidad formal pasaría a realidad efectiva
concretamente cuando sucedieran algunas de las dos siguientes alternativas: 1) Problemas de
Acumulación, 2) Problemas de realización.
Los problemas de acumulación o de “transformación del dinero nuevamente en capital”, en lenguaje
de Marx; pueden estar dados en dos factores. El primero de ellos dado en un incremento del valor
del capital constante sin que medie necesariamente un incremento de su masa, principalmente en su
parte fija.
Con la situación del capital variable y el elemento trabajo. Debido al incremento en el valor del
capital constante fijo y del incremento de su volumen físico, se produce una disminución proporcional
en la inversión en V y con ello de la demanda física de fuerza de trabajo. Según Marx, “En estas
condiciones, la reproducción no podrá repetirse en la misma escala de antes. Una parte del capital
fijo quedará paralizada; un cierto número de obreros quedará en la calle”. De esto se deriva
entonces la presencia de superproducción de capital y de fuerza de trabajo.
La segunda alternativa para la crisis son los problemas de realización o de reversión de la mercancía
en dinero. Para el caso de un capitalista individual no poder realizar la plus valía contenida en sus
mercancías significa no lograr la valorización de su capital y su perecimiento como tal capitalista si
esta situación es sostenida. A nivel de sistema es igual en este punto, pero infinitamente más
complejo cuando se sabe que la realización del capital social descansa en proporciones
intersectoriales e intrasectoriales en alto grado complejas y que en la sociedad capitalista no se
planifican conscientemente y de antemano.
Cuando estas proporciones dejan de cumplirse, el proceso de reproducción se detiene.
Marx devela: “La contradicción entre el poder social general en que el capital se convierte
y el poder privado del capitalista individual sobre estas condiciones sociales de producción
se desarrolla de un modo cada vez más clamoroso y entraña, al mismo tiempo, la supresión
de este régimen, ya que lleva consigo la formación de las condiciones de producción
necesarias para llegar a otras condiciones de producción colectivas, sociales. Este proceso
obedece al desarrollo de las fuerzas productivas dado el régimen de producción capitalista y
al modo como este desarrollo se opera”.
EL PENSAMIENTO
ECONÓMICO DE CARLOS
MARX SOBRE LAS CRISIS
DEL
CAPITALISMO.
Analiza las diferencias de la
crisis
La crisis pre capitalistas eran
prácticamente todas ellas
crisis de subproducción, o de
crisis por escasez. Las crisis
del capitalismo son
regularmente crisis de
superproducción, o de
superabundancia relativa.
Las crisis de subproducción es
el resultado de sucesos
naturales, climatológicos,
bélicos.
Para Marx las crisis son sólo
un momento del ciclo
capitalista de producción, no
un estado crónico ni
permanente de la economía
capitalista.
La cuestión es que la economía
capitalista presenta dos
características esenciales:
“la anarquía de la producción”
por un lado y “un sistema cuya
racionalidad objetivo es el
lucro”.
Max sugiere dos
alternativas
Problemas de Acumulación
Problemas de realización.
“Transformación del dinero
nuevamente en capital”,
Para el caso de un capitalista
individual no poder realizar la plus
valía contenida en sus mercancías.
A nivel de sistema es igual en este
punto, pero infinitamente más
complejo.
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES
La División del Trabajo. El aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo número
de personas puede confeccionar, como consecuencia de la división del trabajo, procede de tres
circunstancias distintas: 1) De la mayor destreza de cada obrero en particular, 2) Del ahorro de
tiempo que comúnmente se pierde de pasar de una ocupación a otra. 3) De la invención de una
gran numero de maquinas.
Principio que motiva la División del Trabajo. Lo que motiva principalmente a la división del trabajo es
la necesidad del hombre de permutar, cambiar y negociar una cosa por otra. Un ejemplo uno nunca
ha visto a dos perros intercambiar justamente un hueso, ni los seres humanos, ni ninguna otra clase
de persona hace eso. Cuando uno necesita algo va donde la persona lo tiene y lo persuade para
obtenerlo. Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas, es el principio de cualquier oferta. Como
necesitas permutar o comprar cosas es que lo que origino la división del trabajo.
Del origen y uso de la moneda. Una vez implantada la división del trabajo, el hombre vive en
régimen de intercambio. Las dificultades del trueque inducen a adoptar un bien económico como
dinero. Tan pronto como se estableció la división del trabajo solo una pequeña parte de las
necesidades de cada hombre se pudo satisfacer con el producto de su propio trabajo.
El precio real y nominal de las mercancías, o de su precio de trabajo y de su precio de moneda. El
valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y quiera cambiarlo por otros, es igual a la
cantidad de trabajo que pueda adquirir por mediación de ese bien. El trabajo, por consiguiente, es la
medida real del valor en cambio de toda clase de bienes. El dinero contiene el valor de una cierta
cantidad de trabajo, que nosotros cambiamos por las cosas que encierran la misma cantidad de
trabajo. El trabajo fue el precio primitivo, la moneda originaria que sirvió para pagar y comprar todas
las cosas.
Lo elementos componentes del precio de las mercancías. Originariamente la cantidad de trabajo es
la única norma de valor, pero se ha de tener en cuenta el mayor esfuerzo requerido y el nivel
desusado (poco usual) de destreza o ingenio. En consecuencia el producto entero corresponde al
trabajador, pero cuando se utilizan bienes acumulados, algo debe abonarse como ganancia del
empresario, y el valor de la obra se resuelve en salarios y beneficios. Los beneficios no son
simplemente salarios de inspección y dirección.
El precio natural y del precio de mercado de los bienes. En toda sociedad existe una tasa corriente
de salarios y de beneficios en cada uno de los empleos distintos del trabajo y del capital. Dicha tasa
corriente se regula por el trabajo.
Los Salarios del Trabajo. A medida que la tierra se convierte en propiedad privada, el propietario
exige una parte de casi todo el producto que el trabajador pueda levantar, o recoge de ella a cambio
de este pago. Cuáles son los salarios, depende del contrato hecho generalmente entre empleador y
trabajador, intereses que no son de ninguna manera iguales: los trabajadores desean conseguir
mucho, los empleadores dar lo menos posible.
De los beneficios del capital. Los beneficios dependen del aumento y de la disminución de la
riqueza. El aumento del capital, que hace subir los salarios, propende a disminuir el beneficio. El
beneficio varia de tal modo, que es difícil averiguar cual es el beneficio promedio de todos los
negocios. Sin embargo formamos alguna idea de ello por el interés del dinero.
La Renta de la Tierra. La renta a pagar por el uso de la tierra, por un inquilino al dueño, es
naturalmente la más alta que éste pueda pagar. El dueño exige una renta equivalente a toda la
producción, salvo lo mínimo necesario para que el inquilino viva, trabaje la tierra y obtenga una
pequeña ganancia.
La Riqueza de las Naciones, se tiene como el fundamente de la economía moderna al
defender en un ataque frontal al mercantilismo imperante en su época, el principio de la
división del trabajo y la libertad de comercio. También Adam Smith dice que la satisfacción
del propio interés individual, limitado por el de los demás, era el mejor medio para conseguir
el mayor beneficio para el mayor número de gentes.
LA ÉTICA PROTESTANTE Y EL ESPÍRITU DEL CAPITALISMO
Capitulo 1
Confesión y estructura social. Weber comienza estableciendo una serie de paralelismo para
relacionar la sociedad occidental de principios del siglo XX, centrándose en elementos de carácter
económico (en concreto, en concepto de capitalismo). De este modo, plantea la existencia de unas
diferencias que, en su opinión, suponen un mayor y/o mejor desarrollo, por parte de la cultura
occidental, de las distintas realidades comparadas. Desde el punto de vista económico, entiende el
capitalismo como el punto de mayor desarrollo en esos tiempos y como su principal objetivo.
También el autor busca identificar la razón de dichas diferencias, recurriendo a una serie de
variables, enfocadas todas ellas con la iglesia protestante como eje principal. Atribuye a la Iglesia
este carácter hegemónico tras el análisis de estadísticas que informaban de que la mayor
concentración de capital, así como la ocupación de los puestos más altos de las empresas de mayor
categoría, pertenecía a personas del protestantismo.
Establece una crítica con respecto a las características que le son otorgadas al “capitalismo” (o
como tal categoría adquirió un significado negativo). En cambio propone dejar todos aquellos
aspectos característicos del capitalismo, como la ambición, a las personas que son actores
principales dentro de esta construcción social. Por el contrario, sugiere que el capitalismo es todo lo
contrario de esos deseos desmedidos, ya que trata de moderar racionalmente la acción individual.
También trata de argumentar que el capitalismo es tan viejo y universal como el mismo ser humano,
explica que alrededor del mundo existe evidencia de la existencia de empresas comerciales y del
mercado. Aunque asegura que las prácticas antiguas y las no occidentalizadas son más
rudimentarias y menos especializadas; sin embargo contienen en su esencia elementos del
capitalismo actual. La diferencia entre las diversas manifestaciones demuestran que “en occidente
existe un tipo de capitalismo desconocido en cualquier otra parte del mundo: la organización
racional-capitalista del trabajo básicamente libre. Weber asegura que “la organización racional
moderna del capitalismo europeo no se hubiera logrado sin la intervención de dos factores
determinantes de su evolución: la bifurcación de la economía doméstica y la industria (que
actualmente es un principio básico de la vida económica de hoy) y la consecuente contabilidad
racional”.
Max Weber propone que Occidente posee una historia particular que le dio forma al capitalismo
moderno, por ello acude a dilucidar la transformación de los códigos éticos afianzados en la religión especialmente de la ética del protestantismo ascético-, y como estos dieron forma a una economía
racional.
Capitulo 2
LA ÉTICA PROTESTANTE Y EL ESPÍRITU DEL CAPITALISMO
El autor pretende establecer las premisas rectoras del capitalismo, expresarlas como un tipo de
racionalización distinta y separada de la religión. En este sentido, expone la esencia, no como aquel
aspecto metafísico de un cuerpo, sino, como un fenómeno reconocible que se configura a través del
tiempo y que adquiere significados culturalmente. Uno de los principales objetivos, explícito en el
capitulo, es plantear una crítica ante las descripciones satanizadas y exageradas que otros autores
hacen del capitalismo. Weber entra en defensa del modo de producción aduciendo imparcialidad y
objetividad -da la impresión de que el autor consideraba los demás escritos como ideológicos-,
además de ello, inserta la racionalidad científica al análisis de una ‘ética’ diferente que dio forma a
manifestaciones culturales específicas, estrictamente racionales.
La racionalidad y práctica del capitalismo adquiere su forma de acuerdo a la transformación de dicha
ética, en este sentido, la lógica de las relaciones sociales y materiales en la actualidad deben su
carácter –altamente- económico al devenir ético de los principios morales, que han dejado en el
olvido ciertas premisas para dar supremacía a otras. La religión no se separa de este proceso, es
más, para el autor la transformación de la ética religiosa encamina la transformación a dar
preferencia al individualismo y al raciocinio económico, y esto se manifiesta en la transición que
sufre la ética del cristianismo católico al parir al protestantismo. La re conceptualización y
readaptación de antiguos dogmas exponen precisamente la evolución de la ética en general. Para
Weber es imprescindible comprender las dinámicas “irracionales” de la religión, ya que estas dan fe
precisamente del ‘progreso’ humano.
También en este capítulo, explica más concretamente aquellas diferencias que observaba y
planteaba en el apartado anterior entre protestantes y católicos, afirmando que esta diferencia reside
en que los primeros tienen una ética más materialista que los segundos. Si bien los católicos buscan
la tranquilidad y rehúyen los riesgos, promoviendo la adquisición de bienes materiales tan solo para
la necesidad, con los protestantes sucede justo lo contrario.
Por otro lado, contextualiza el “espíritu del capitalismo” de modo que excluye a todos aquellos países
y culturas que no pertenecen a Europea-Occidental o Estados Unidos, afirmando que tan solo en
esos casos se ha dado un “verdadero ethos” del capitalismo, el cuál consiste en supeditar la
ganancia a la necesidad, interiorizando este principio en la conciencia de los protestantes a modo de
valor vital. Weber también afirma que las atribuciones del capitalismo en la sociedad se integran de
manera utilitarista en la moral: las virtudes son virtudes tanto si se es como si se finge, en tanto que
el fundamento último de la moral en la cultura capitalista es el utilitarismo, y las virtudes favorecen a
la función de obtención de crédito.
Además también, se menciona como posibilidad de la aceptación del capitalismo como ética la
racionalización de la economía y la técnica, y cómo ello afecta al ideal de vida. No obstante, solo
integra esta opción en el desarrollo del capitalismo como una complementación a la filosofía vital
protestante, supeditándola a la racionalización en la importancia del cambio, y manteniendo una
gran crítica a esta concepción determinista de la historia, en tanto que entra en muchas
controversias.
En conclusión habla sobre importancia en la consideración de multivariables con el fin de
explicar un fenómeno (religión, valores, economía, utilitarismo, competencia, etc.). También
se aporta una visión general de la aparición del capitalismo, así como una primera
contextualización a la ética protestante y calvinista.
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