65 IURIS&LEX 8 JULIO 2016 [A fondo] El proceso concursal en el fútbol La reforma de la ley concursal quiso eliminar el beneficio deportivo de las SAD que se acogieran al concurso La naturaleza de los activos no corrientes es prácticamente la misma que la que pueda tener una empresa normal POR MARÍA AUXILIADORA BLÁZQUEZ GODOY Letrada de Iure Abogados L a mayoría de los equipos de fútbol españoles, a raíz de la aprobación de la Ley del Deporte de 1990, la cual fue el origen de la SAD (Sociedad Anónima Deportiva), tuvieron que adoptar esta forma jurídica como variante de las sociedades mercantiles. En principio, el objetivo era dotar a estas sociedades de un mayor control y transparencia a las estructuras del fútbol profesional, dado que sancionaba a las entidades endeudadas obligándolas a convertirse en este tipo de entidades, mientras que las entidades saneadas podían seguir compitiendo bajo la forma jurídica asociativa de Club Deportivo. Me llama la atención que la mayoría de los equipos que se convirtieron en SAD hayan pasado por procesos concursales dada su situación de dificultad, mientras que aquellos que no han pasado por dichos procesos es gracias a un reparto de los derechos televisivos y una larga serie de subvenciones, ayudas públicas, aplazamientos tributarios y laborales, y otros beneficios inalcanzables para las sociedades mercantiles, todas ellas fundamentadas en el enorme poder social y mediático y, por lo tanto político, de algunos clubes españoles. También hay que destacar que el concurso de acreedores, tan temible para las sociedades mercantiles, fuera tan bien acogido por las SAD, debido que para las primeras esta situación se encuentra mal vista, dado que arroja un estigma que dificulta el mantenimiento de la actividad ante proveedores y clientes. No obstante, las SAD veían cómo a pesar de tener dichas dificultades, la entrada en concurso de acreedores les eximía del descenso administrativo y, tras dicho proceso concursal, veían su deuda reducida considerablemente y el pago final aplazado durante varios años. En este contexto, la reforma de la ley concursal que entró en vigor con la Ley 38/2011 quiso eliminar el beneficio deportivo de las SAD que se acogieran a un proceso concursal, pudiendo descender administrativamente en caso de situación de insolvencia con independencia de su declaración en concurso, si bien para evitar dicho descenso tendrían que tener al día sus pagos con la plantilla y la Administración, lo que genera un agravio respecto de aquellos empleados no deportivos, los cuales pueden ver cómo no se les abona su nómina sin causar perjuicio deportivo al club. Es decir, nos encontramos con un proceso en el que por un lado hay que sancionar al club insolvente con el descenso administrativo, pero que si entra en concurso de acreedores debe protegerse su unidad productiva para gestionar su situación económica y lograr así que este proceso sea superado pudiendo satisfacer a los acreedores. No obstante, creo necesario que, para evitar estos sobreendeudamientos de las SAD y los problemas que ello conlleva, es necesario que se planteen diversas estrategias que permitan recuperar la rentabilidad de los clubes, las cuales pudieran ser: un reparto más equitativo de los derechos de televisión, pasando por imponer límites a los salarios de los jugadores y establecer importes máximos de presupuesto para fichajes en función del total de ingresos y, sobre todo, estable- La mayoría de los equipos de fútbol españoles, a raíz de la aprobación de la Ley del Deporte de 1990, la cual fue el origen de la SAD (Sociedad Anónima Deportiva), tuvieron que adoptar esta forma jurídica. El objetivo era dotar a estas sociedades de un mayor control y transparencia a las estructuras del fútbol profesional, dado que sancionaba a las entidades endeudadas obligándolas a convertirse en este tipo de entidades, mientras que las entidades ‘saneadas’ podían seguir compitiendo bajo la forma jurídica asociativa de Club Deportivo. Me llama la atención que la mayoría de los equipos que se convirtieron en SAD hayan pasado por procesos concursales. cer controles de presupuestos e inversiones realizados por la LFP y la RFEF. Teniendo en cuenta que reflotar un equipo de fútbol, al igual que el resto de sociedades, conlleva una mejor gestión de sus ingresos y gastos por parte de la dirección de las mismas, de forma que se sancione aquellas gestiones incorrectas de los presupuestos, todo ello sin entrar a valorar la capacidad de negociación que tienen estos clubes con sus principales acreedores, las Administraciones Públicas, debido a su impacto social -el fútbol en España tiene mucha importancia-. Otro aspecto, es el valor de un equipo de fútbol, la partida más importante del balance de estas sociedades es el inmovilizado intangible deportivo. La naturaleza de los activos no corrientes -activos cuya realización o permanencia en la sociedad dura más de un ejercicio económico- en un club deportivo es prácticamente la misma que la que pueda tener una empresa normal. La diferencia radica en ese inmovilizado intangible, que se disgrega en dos: intangible no deportivo e intangible deportivo. En el primero, destacan los aspectos usuales: patentes, concesiones, marcas, aplicaciones informáticas..., mientras que en el segundo entra en escena el valor económico global de los diferentes deportistas. Los derechos de traspaso de los jugadores se encuentran valorados a su coste de adquisición y deben ser amortizados linealmente, desde su contratación en función del tiempo de duración del contrato suscrito con dicho jugador, reconociéndose inicialmente en el momento en que entra en vigor el contrato de adquisición. Aquellos gastos necesarios para la renovación de los contratos de los jugadores solo se activarían cuando supusieran una mejora en los mismos -ampliación del plazo del contrato, incremento de la cláusula de rescisión…- y se amortizan de acuerdo con la duración del nuevo contrato, de igual forma que los pagos variables en función del cumplimiento de determinados hechos deportivos. Estos contratos de adquisición de derechos federativos de los jugadores incluyen, habitualmente, retribuciones variables que dependen del rendimiento deportivo del club, los cuales se registran en el momento en que se cumplen las condiciones a las que se encuentran sujetas y se amortizan a partir de la fecha de registro, y hasta la finalización del contrato laboral vigente con el jugador en ese momento. Los contratos de adquisición de derechos federativos de Todo esto hace que el valor de un jugador para un aficionado no tiene nada que ver con el valor que se los jugadores incluyen, habitualmente, retribuciones variarefleja en los libros contables de los equipos de fútbol, bles. Esto hace que el valor de un jugador para un aficionado no tiene nada que ver con el valor que se refleja en los dado que en ocasiones aunque la venta de un jugador libros contables de los equipos de fútbol, dado que en ocacontablemente arroje una plusvalía, desde el exterior siones aunque la venta de un jugador contablemente arrose interioriza como una pérdida en el caso de que se je una plusvalía, desde el exterior se interioriza como una venda a un jugador por un importe inferior al que costó su traspaso. pérdida en el caso de que se venda a un jugador por un importe inferior al que costó su traspaso. Por tanto, es Por tanto, para analizar el resultado económico de un club deportivo, es importante que se consigan venimportante que se consigan vender a los jugadores por un mayor valor que el que muestran los libros. Algo no muy der a los jugadores por un mayor valor que el que difícil de conseguir en el mundo del fútbol. muestran los libros. Algo no muy difícil de conseguir en el mundo del fútbol.