Guia_2015 - EL MUNDO EN CRISIS

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Liceo Camilo Henríquez
Depto. de Historia y Ciencias Sociales
Primero Medio – GUIA TEÓRICA
EL MUNDO EN CRISIS DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y EL MUNDO ENTREGUERRAS.
Nombre:____________________________________________________Curso:___________________
¡Bienvenida y bienvenido! Junto con saludarte, el Departamento de Historia, Geografía y Ciencias Sociales
del Liceo Camilo Henríquez espera que tengas un muy buen año lectivo 2015. La guía que se te acaba de
entregar, forma parte de un dossier de documentos que serán entregados a lo largo del año, y por lo mismo, es
importante que lo guardes en una carpeta. Las actividades propuestas para cada guía debes desarrollarlas de
acuerdo a las indicaciones entregadas por tu profesor. Recuerda que el esfuerzo y la perseverancia son
fundamentales para alcanzar las metas que te propongas. Estudia clase a clase y ante cualquier duda, pregunta
a tu profesor. Y ahora, te invitamos a revisar los episodios históricos recientes de la sociedad internacional
contemporánea.
En esta unidad aprenderás:
- Los principales antecedentes de la Primera Guerra Mundial, incluyendo el nuevo orden
europeo, la carrera imperialista, el colonialismo y reparto del mundo.
- La magnitud de la Primera Guerra Mundial y su impacto social, cultural y político,
incluyendo: potencias y alianzas en conflicto, el alcance planetario y capacidad
destructiva, la pérdida de primacía absoluta de Europa en el orden mundial, la alteración
de la sociedad a través de la participación masiva de hombres en los frentes de batalla y
de mujeres en las fábricas, y la importancia de la Revolución Rusa.
- Las principales transformaciones políticas y económicas en el mundo de entreguerras,
considerando: el rediseño del mapa europeo, la Unión Soviética comunista como nueva
forma de organización política, económica y social, la creciente influencia de Estados
Unidos y el impacto de la gran crisis económica de 1929.
“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños.”
Marco Tulio Cicerón, orador, político y filósofo romano.
1.LA EXPANSIÓN DEL MUNDO OCCIDENTAL: IMPERIALISMO Y COLONIALISMO EN EL SIGLO XIX.
1.1. Imperialismo y colonialismo.
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El Mundo en crisis durante la primera mitad del siglo XX. La Primera Guerra Mundial y el Mundo Entreguerras. Primer
semestre de 2015.
En la base del imperialismo esta el capitalismo que mueve el proceso de la gran industrialización. Se buscan nuevas fuentes
de materias primas, nuevos mercados y áreas de influencia económica. Inglaterra y Francia van a la cabeza de este proceso
y logran redondear, sobre todo la primera, sendos imperios.
El imperialismo del siglo XIX se caracteriza por la concentración industrial y financiera, y la lucha constante por el reparto del
mundo entre las grandes potencias. Ante la incesante carrera por la producción y búsqueda de nuevos mercados, va a
plantearse la necesidad de tener garantizado el suministro de materias primas y la venta normal de los productos para evitar
la competencia entre los distintos países capitalistas.
Desde 1870, los industriales y hombres de empresa llegarían a la conclusión de que no podían triunfar en actividad
económica particular sin dominar también las demás industrias complementarias. Por ejemplo, si un industrial sólo era
dueño de las máquinas, pero no de las materias primas ni de los medios de transporte, le interesaba asociarse con los
demás hombres de empresa para tener aseguradas las ganancias en todo el proceso de producción de las mercancías
mediante el acuerdo mutuo de intereses. Ello va a originar la aparición de los monopolios, formados por la agrupación o
convenio de capitalistas que concentran y controlan una gran parte de la producción y la venta de mercancías con el fin de
asegurarse ganancias.
A pesar de los acuerdos establecidos entre las diversas empresas que formaban los monopolios, la rivalidad de intereses
entre las grandes potencias no va a desaparecer, sino que se va a intensificar. Estos grandes monopolios no sólo
controlaban la producción de una determinada rama de la industria y del propio mercado nacional, sino que tenían también
el control de los mercados extranjeros, lo que hacía inevitable el enfrentamiento con los intereses de otros países que no
podían competir con ellos. Aquellos países donde la industrialización había alcanzado un mayor desarrollo eran los que
tendían a ampliar sus áreas coloniales y a apoderarse de las posesiones de otros más débiles.
Finalmente, a fines del siglo XVIII, con las necesidades surgidas de la industrialización, las colonias (entendidas como las
posesiones territoriales donde el país colonizador impone unas instituciones económicas, políticas y administrativas, con el
objetivo de explotar las riquezas naturales) van a desempeñar una doble función: como áreas de mercado y como fuentes
de materias primas.
1.2. Causas del Imperialismo.
Entre sus causas se cuentan:
Económicas: La crisis de 1873 (una profunda crisis industrial y agraria provocada por la incorporación de países europeos y
fuera de Europa a la nueva economía industrial. La producción había crecido tanto que en algunos sectores se crean
situaciones de exceso de oferta. En tanto que la agricultura europea sufre la competencia de productos más baratos que
llegan desde Ultramar, a bordo de transportes cada vez más baratos) provocó el descenso de los precios, y con ello el
proteccionismo. Esto dio lugar a la necesidad de encontrar nuevos mercados que no estuvieran controlados por dicho
sistema. Por otra parte, potencias capitalistas europeas como Inglaterra, Países Bajos y Bélgica necesitaban dar salida a su
excedente de capital y lo hicieron invirtiéndolo en países de otros continentes estableciendo préstamos, implantando
ferrocarriles, instalando puertos, etc. Además, estos países necesitan buscar materias primas para sus industrias ya que
empiezan a agotarse o a escasear en Europa.
Demográficas: En Europa, entre 1850 y 1914, se produjo un espectacular aumento demográfico, llegando incluso a
duplicarse su población, por lo que en algunos países empezaban a escasear los recursos. Gran parte de la población, unos
40 millones de europeos, no tenía otra salida que marcharse a las colonias de su respectivo país ya que no contaban con
trabajo ni con alimentos suficientes para abastecerse.
Ideológicas: Las potencias europeas quieren expandirse más allá del viejo continente y para ello utilizan la religión como
pretexto. Por ello, muchos europeos se marchan para cristianizar a los indígenas encabezados por la Iglesia, con su misión
evangelizadora. También se proclamó la misión que el hombre blanco civilizado debía cumplir con los pueblos atrasados y
primitivos. Rudyard Kipling, Premio Nobel de Literatura británico, al tiempo que subrayaba la grandeza británica hablaba de
la responsabilidad del hombre blanco para con las poblaciones de color.
Darwinismo social: Tras conocer las recientes teorías de Darwin sobre la evolución de las especies por selección natural,
sostenía que, al igual que las distintas especies o razas, las sociedades más avanzadas tenían derecho a imponerse y a
seguir creciendo aunque fuera a costa de las más inferiores o retrasadas.
Científicas: El enorme desarrollo experimentado en todos los
órdenes se tradujo en un gran interés geográfico. Muestra de
él fue el gran número de Sociedades Geográficas que
surgieron en toda Europa y los viajes y proyectos que éstas
organizaron, impulsadas por un afán de conocimiento que no
estuvo libre de deseo de aventuras. Por ejemplo, el camino
del Níger fue recorrido por las exploraciones de los ingleses
Park y Clapperton. El Nilo fue remontado hasta sus fuentes
por Speke y Burton. Todo quedó superado por los viajes de
Stanley y Livingston en el río Zambeze y el Congo. Los
secretos del continente negro eran descubiertos. De esta
manera, los exploradores abrieron el camino y luego llegaron
las grandes compañías comerciales y financieras, apoyadas
por los Estados y los ejércitos. Y los nuevos territorios se
convirtieron en áreas de dominación de las potencias
colonizadoras.
Técnico-políticas: Algunos políticos quieren hacer olvidar rápidamente sus derrotas consiguiendo nuevos territorios. La
navegación también fue un factor importante, ya que los barcos de vapor, ahora capaces de llegar mucho más lejos,
necesitan disponer de puntos costeros por todo el mundo para poder reponer las existencias de carbón.
Militares: Como en Europa habían cesado la mayoría de los conflictos bélicos, los soldados de los distintos ejércitos
necesitan actuar en otros territorios y por ello aprovechan la expansión colonial de las empresas para servir militarmente a
su país.
1.3. Desarrollo del Imperialismo.
Inglaterra: Iniciadora de la Revolución Industrial, fue también la primera en formar un Imperio basado en el dominio del mar y
de los accesos a las grandes vías de comunicación marítima. Declaró “colonia de la Corona” a la India y se apoderó de
Afganistán, Birmania y la Península Malaya. Adquirió la mayoría de las acciones del Canal de Suez, extendiendo su dominio
sobre Egipto y luego sobre Sudán, Uganda y Kenya; Cecil Rhodes, entretanto, desde el Cabo se dirigió al norte, tratando de
unir toda la costa oriental de África, lo que casi logró tras la sangrienta guerra contra los Boers (1899 – 1902). Sólo la
colonia alemana del África Oriental se interponía entre las posesiones inglesas. En China, la Guerra del Opio (1839 – 1842),
le otorgó el dominio sobre Hong-Kong; este puerto y las colonias de Canadá, Australia y Nueva Zelanda, completan el
Imperio inglés que alcanzó su apogeo durante el largo reinado de la reina Victoria (1837 – 1901). Las colonias con altos
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El Mundo en crisis durante la primera mitad del siglo XX. La Primera Guerra Mundial y el Mundo Entreguerras. Primer
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porcentajes de población blanca se transformaron en dominios: Canadá (1848), Australia (1901), Nueva Zelanda (1907) y
Unión Sudafricana (1910).
El dominio gozaba de autonomía política interna, pero la representación exterior y defensa incumbía a la corona inglesa. En
otras colonias dejaron subsistir las autoridades nativas sujetas a un poder central inglés o, simplemente, crearon
protectorados.
Francia: El Imperio francés es el segundo más importante del
siglo XIX, por su tamaño y por su influencia económica. Se trata
de un imperio joven, pues aunque Francia había tenido un
imperio colonial en el siglo XVII, el que ahora posee es nuevo,
creado en el siglo XIX durante la revolución industrial. Es el
segundo imperio colonial: la segunda expansión. En 1847
Francia conquista Argelia, pretende dominar el Magreb. En
1881 conquista Túnez, en 1905 Marruecos y en 1896
Madagascar, en el océano Índico. En 1881 intenta la
penetración en el África negra. Esta obra de expansión está
avalada por Napoleón III, que pondrá un empeño especial en la
penetración en Asia, por lo que se conquista Indochina y Nueva
Caledonia en el Pacífico. El Imperio francés se caracteriza por
una fuerte centralización del poder en París y por una falta de
autonomía de las colonias.
Alemania e Italia: Ambos países estuvieron ocupados en sus
propios procesos de unidad nacional hasta 1870, y se
incorporaron tarde a la empresa imperialista. Alemania tuvo
territorios dispersos, como Togo y Camerún, África
sudoccidental Alemana y África Oriental Alemana, que
comprendía a los actuales países de Kenia y Namibia. Italia
fracasó en sus intentos de apoderarse del viejo imperio de
Abisinia, y se tuvo que contentar con Eritrea, Somalia (parte
italiana) y Libia, territorio de escaso valor por aquel tiempo.
Bélgica: El rey belga Leopoldo II fundó una sociedad internacional para la conquista y exploración de la cuenca del Congo.
En el año 1898, el Estado de Bélgica se hizo cargo de la administración de la Colonia, pasando a denominarse Congo
Belga.
España y Portugal: Obtuvieron posesiones coloniales menores. Así, España se quedó con Marruecos español, el Sahara
occidental y Guinea Ecuatorial. Portugal pasó a dominar Angola, África Oriental Portuguesa, Guinea Portuguesa (Guinea
Bissau), Isla Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe.
1.4. Los imperialismos no europeos.
Estados Unidos de Norteamérica: Al independizarse, su territorio se extendía desde el Atlántico al Missisipi. En 1850 tenía
23 millones de habitantes y 36 Estados. La expansión se realizó, a través de colonización, compra, cesión y conquista. En
las primeras décadas del s. XIX compraron la Luisiana a Francia y a España la península de Florida estableciendo así las
bases de su influencia en el Caribe. Colonos norteamericanos instalados en Texas (territorio mexicano), proclamaron la
República de Texas y se integraron a la Unión Norteamericana, lo que llevó a la guerra con México (1846 – 1848).
Triunfantes los EE.UU., obtuvieron Texas, Nuevo México y California. La expansión imperialista, que se inicia en la segunda
mitad del siglo XIX tuvo por finalidad “hacer del Océano Pacífico un lago americano” (expresión del Presidente Teodoro
Roosevelt) y controlar el Caribe. En 1867, compraron a Rusia el territorio de Alaska. Como resultado de la Guerra con
España de 1898 (y que dio la Independencia a Cuba), recibió de España, Puerto Rico y las Filipinas. Luego, en 1898
anexaron Hawai. A inicios del siglo XX ayudó a la independencia de la provincia colombiana de Panamá en 1903 y así
obtuvo la construcción del canal (1914) y la cesión del mismo canal y zona adyacente hasta fines del siglo XX. Este
imperialismo, ahora con influencia política y económica, lo continuó EE.UU., en 1902 en Venezuela, en 1905 en Sto.
Domingo, Nicaragua en 1909, México en 1913; esta política fue llamada “la diplomacia del dólar”.
Japón: La rapidísima modernización e industrialización del Japón, llevada a cabo a partir de 1868, lo lanza a su expansión
en Asia. Se concreta a través de dos guerras. La primera es contra China, finalizada en la paz de Shimonoseki de 1895, que
le permite la posesión de Formosa y la Independencia de Corea. En la guerra contra Rusia (1904-1905), que se extendía
por Manchuria, logra el protectorado sobre Corea, su dominio en Port Arthur, la mitad sur de la isla de Sajalín y la
hegemonía sobre Manchuria. Con todo ello se inicia la presencia del Japón en el mundo como primera potencia asiática.
1.5. Las relaciones entre las potencias imperialistas: El Congreso de Berlín.
La colonización creó continuos problemas internacionales. Esto se hizo evidente, sobre todo, en el caso del reparto de
África. Se trataba de todo un inmenso continente nuevo, inexplorado, si se exceptuaban los enclaves costeros. Los países
europeos procedieron a su rápida incorporación y ello produjo tensiones y enfrentamientos.
Con el fin de ordenar la actuación europea en África se reunió en Berlín una magna conferencia en 1885, a instancias del
canciller alemán Otto von Bismarck. Allí se establecieron los principios básicos de ocupación del continente negro, que
intentaban fijar las reglas de su reparto que, resumidas, eran éstas:
-Quien ocupara un tramo de la costa tenía derecho a una zona interior correspondiente, el llamado hinterland.
-La navegación por los ríos Congo, Níger y Zambeze, se internacionalizaba.
-Para poseer un determinado territorio era necesario ocuparlo efectivamente. No valían otros títulos teóricos, ni siquiera
derechos históricos.
A partir de entonces, el sueño de las potencias era redondear la posesión de zonas transcontinentales: los ingleses tienden
a la unión de El Cairo (Egipto) – El Cabo (Sudáfrica); los portugueses, a la fusión entre Angola y Mozambique; los franceses,
a unir la costa Atlántica y Djibuti, en el Mar Rojo.
Lógicamente no era posible todo ello. Así surgieron enfrentamientos y tensiones graves. El derecho, la razón, se dejaron a
un lado. Se impusieron la fuerza y el hecho consumado. Ingleses y franceses chocaron en Egipto. La presencia de los
franceses en el Nilo Blanco imposibilitaba los intentos de unir el eje norte-sur, al que tendían los británicos. Así ocurrió en el
incidente de Fachoda de 1898, por el que los franceses resignaron, frente a los ingleses, sus pretensiones de unir la costa
atlántica con el Mar Rojo. También Portugal cedía ante Inglaterra su idea de unión Mozambique-Angola. No debe extrañar
que este ambiente propiciara una guerra general.
2. LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. ANTECEDENTES.
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El Mundo en crisis durante la primera mitad del siglo XX. La Primera Guerra Mundial y el Mundo Entreguerras. Primer
semestre de 2015.
En los albores del siglo XX, los países de Europa se vieron envueltos en una carrera por conquistar, crecer y dominar. Esto
los llevó a combatir entre sí por los territorios y las riquezas ubicadas fuera de su marco geográfico, pero al final tuvieron que
luchar por aquello que estaba dentro de sus fronteras. El siglo XX vio crecer con rapidez un proceso que se denominó la
paz armada, en el cual las grandes potencias de Europa se prepararon para contrarrestar el poderío de los países vecinos.
Sin embargo, el asesinato del archiduque Francisco
Fernando, detonó un conflicto que los grandes líderes no
pudieron resolver, desembocando en el enfrentamiento
bélico más grande de esa época conocido con el nombre de
Primera Guerra Mundial. En esta conflagración intervinieron
casi todos los países europeos y algunos estados de Asia y
de América, las potencias se organizaron en alianzas
conocidas con el nombre de Triple Alianza y de Triple
Entente.
La tecnología y los avances de la ciencia permitieron que
como nunca antes se enfrentaran combatientes de
diferentes razas, se combatiera en diversos lugares, se
enfrentaran en el aire y aun debajo del agua y se
utilizaran armas de las cuales el propio ser humano debió
arrepentirse y comprometerse a no volverlas a usar.
El nombre de Primera Guerra Mundial calza fundamentalmente porque las consecuencias que genera se hacen sentir en
todo nuestro planeta. Sin ir más lejos la crisis económica de 1929 no es más que una de las tantas consecuencias
generadas por este conflicto.
2.1. Antecedentes de la guerra.
Fueron muy diversas las causas que originaron la Primera Guerra Mundial, pues todo un conjunto de circunstancias
contribuyeron durante varias décadas a crear un ambiente de gran tensión bélica en Europa. Entre las causas preparatorias
del conflicto encontramos la rivalidad política y comercial entre las grandes potencias; lucha por el dominio colonial; un
Nacionalismo mal orientado y la política de poder de los Estados; la carrera armamentista conocida como Paz Armada; la
formación de Alianzas y las rivalidades particulares, entre Alemania y Francia, Alemania e Inglaterra y Rusia con AustriaHungría.
2.1.1.Imperialismo Económico.
El capitalismo, a causa del nivel de desarrollo al que había llegado, obligaba a que las burguesías de las grandes potencias
industriales (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Estados Unidos fundamentalmente) compitieran ferozmente entre sí por:
- Conseguir materias primas para su industria a un precio más bajo. Por lo tanto, había que conseguir colonias. (Recuerda
el reparto de África).
- Vender más productos industriales. Había que acceder a mercados que pudieran comprar estos productos.
2.1.2.Imperialismo político.
Las burguesías de cada una de las potencias determinaban la política. Les interesaba que su Estado se mostrase fuerte
y arrogante para conseguir esos beneficios económicos. Esto llevó a una exacerbación del nacionalismo: el odio hacia la
nación enemiga estaba muy extendido.
Intencionalmente, se manipulaba a la opinión pública, sobre todo por medio de la prensa, para que apoyase posturas
ultranacionalistas y patrióticas.
2.1.3. Imperialismo militar.
Los Estados tenían ejércitos cada vez más grandes (el servicio
militar era obligatorio durante uno o dos años) y con más
armamento, ya que se destinaron grandes cantidades de dinero para
la fabricación de armas. Era evidente que las potencias se
separaban activamente para la guerra. Además, estaban alineadas
en dos grandes bloques enfrentados.
- La triple Alianza, formada por Alemania, el Imperio Austrohúngaro
e Italia
- La triple Entente, formada por Gran Bretaña, Francia y Rusia.
Cualquiera de estos conflictos podía haber desencadenado la
guerra; finalmente, fue la cuestión de los Balcanes la que la produjo.
2.2. Antagonismo de intereses.
Al empezar el siglo XX Europa era la dueña del mundo. Cuando nos referimos a Europa estamos hablando de cinco
grandes potencias: Gran Bretaña, Alemania, Francia, Rusia y Austria-Hungría. Los tres primeros eran países muy
industrializados. Además, Gran Bretaña y Francia, eran también grandes imperios coloniales.
Aquí se planteó el primer problema. El imperio colonial de Alemania era mucho más reducido. Este país era consciente de
que su desarrollo futuro, dentro del sistema capitalista, necesitaba mayores zonas de expansión. Pero el mundo estaba ya
prácticamente repartido, y Francia y Gran Bretaña, que habían sido las grandes beneficiadas no deseaban un nuevo
reparto.
2.3. Los nacionalismos europeos.
Había otros problemas. Uno de los más graves, que acabó desencadenando la guerra, era el de los nacionalismos. Aunque
en el siglo XIX alemanes e italianos se habían unificado en dos grandes Estados, el ideal nacionalista de que cada
nacionalidad que formara un Estado independiente no se había realizado en toda Europa.
Existía todavía dos grandes imperios multinacionales: Rusia y Austria-Hungría. El segundo, sobre todo, era un verdadero
puzzle; incluía, bajo el poder austrohúngaro, a checos, eslovacos, rumanos, croatas, serbios, italianos, etc. Gentes con
lenguas, religiones, tradiciones, economías y hábitos sociales distintos. Un lugar de Europa se convirtió en centro de
choques nacionalistas que, al coincidir con otros intereses políticos y económicos, agravó la situación hasta límites
insostenibles: los Balcanes.
2.4. Las alianzas y la carrera de las armas.
Las rivalidades entre los imperialismos y las ansias nacionalistas llevaron a los Estados a una carrera armamentista y a
la búsqueda de alianzas ante una posible guerra. Francia, resentida de la derrota de 1871 (Guerra franco-prusiana),
deseaba recuperar Alsacia y Lorena. Aunque potencia de segunda categoría, Italia pretendía ocupar territorios donde vivían
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El Mundo en crisis durante la primera mitad del siglo XX. La Primera Guerra Mundial y el Mundo Entreguerras. Primer
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minorías italianas (Trentino, costa Dálmata) y crearse también un imperio colonial. Estos son dos ejemplos de los múltiples
intereses que empujaban a los Estados a la búsqueda de alianzas. Se firmaron dos:
- La Triple Alianza. En el siglo XIX
Alemania consiguió su unificación bajo
el gobierno del canciller Otto Von
Bismarck. Una vez alcanzada la
unificación, Bismarck se propuso que
Alemania se convirtiera en una gran
potencia europea. Toda su actividad
diplomática persiguió desde entonces
ese objetivo y para lograrlo eran
necesarias dos cosas: aislar a Francia,
principal enemigo de Alemania,
y
quitarle a Inglaterra el liderazgo
político-económico de Europa. Con este
fin era preciso buscar alianzas. El viejo
canciller logró crear la primera, en 1882,
formada por Alemania, Austria-Hungría
e Italia. Se la conoció con el nombre de
Triple Alianza.
- La Triple Entente. Por su parte Francia, que se sentía militarmente más débil que Alemania, buscó un aliado en Rusia,
que se había enfrentado a Austria-Hungría en los Balcanes. Todo cambió a partir de 1890, fecha de la caída de Bismarck. La
línea seguida por el nuevo emperador Guillermo II, provocó un rotundo giro en la política alemana. En 1892 se firmó el
primer tratado de colaboración militar entre rusos y franceses, acercamiento que Bismarck nunca quiso, pues iba en contra
de su objetivo que era aislar a Francia. Luego, Francia solucionó sus problemas coloniales con Gran Bretaña, que a su vez
se sentía amenazada por el desarrollo industrial y las ambiciones coloniales de Alemania. Finalmente, en 1907 rusos y
británicos, que aún tenían muchas zonas de disputa, acabaron firmando un acuerdo. Y aunque los ingleses eran reacios a
hablar de alianza, es evidente que desde 1907 se puede hablar de Triple Entente como de la otra gran alianza militar.
Esta división en bloques provocó una gran inestabilidad en Europa. Lentamente se caminaba hacia la guerra: las potencias
emprendieron una carrera de armamentos y de construcciones navales. Esa Europa de “Paz Armada” era un auténtico
polvorín que podía estallar en cualquier momento.
Convenio militar entre Francia y Rusia, agosto de 1892.
2.5. El atentado de Sarajevo.
Francia y Rusia (...) han convenido las disposiciones El asesinato, el 28 de junio de 1914, del heredero del
siguientes:
Imperio Austro-Húngaro, archiduque Francisco Fernando y
1º. Si Francia es atacada por Alemania, Rusia utilizará su esposa, en Sarajevo, perpetrado por un joven fanático
todas sus fuerzas disponibles para combatir a Alemania. Si bosnio Gavrillo Princip. El atentado fue planificado en
Rusia es atacada por Alemania, Francia utilizará todas sus Belgrado por el servicio secreto serbio, perteneciente a una
fuerzas disponibles para combatir a Alemania.
sociedad secreta llamada la Mano Negra, que se oponía al
2º. En el caso que las tropas de la Triple Alianza, o de una llamado Trialismo (Austria-Hungría se había anexado a los
de las potencias que forman parte, se movilizasen, Francia eslavos de Croacia, Eslovenia y Bosnia-Herzegovina). Esto
y Rusia, ante la primera noticia del hecho, y sin que sea no lo aceptaban los nacionalistas serbios, que pretendían
necesario un acuerdo previo, decretan la movilización constituir la “Gran Serbia”, la patria de todos los eslavos.
inmediata y simultánea de la totalidad de sus fuerzas.
El gobierno de Viena acusó a Belgrado (Serbio) de proteger
3º. Estas fuerzas se utilizarán a fondo, con la máxima y fomentar los movimientos nacionalistas que habían
diligencia, de manera que Alemania haya de luchar a la vez causado el crimen y pensó en aprovechar la ocasión para
en el Este y el Oeste.
destruir Serbia y acabar con el peligro nacionalista para
4º. Los Estados Mayores de los ejércitos de los países se siempre. Se mandó un ultimátum con unas condiciones muy
consultarán siempre que sea necesario.
duras. Entonces intervino Rusia apoyando a Serbia.
5º. Francia y Rusia no acordarán la paz por separado.
De las amenazas se pasó a la movilización de los ejércitos.
El emperador alemán Guillermo II, incitó a Austria. Hungría a, mantener su postura frente a Rusia que no podía perder
prestigio abandonando a Serbia. Por otra parte, Francia y Gran Bretaña no querían ir a una guerra a causa de los Serbios,
pero no podían permitir que Rusia fuera vencida. Una Alemania vencedora resultaría un enemigo más peligroso todavía.
Entre el 28 de junio y el 4 de agosto las
grandes potencias europeas de la Triple
Entente y la Triple Alianza se declararon la
guerra. De momento Italia se mantuvo al
margen. Sólo algunos dirigentes sociales
(Lenin) intentaron convencer a los sindicatos
de la II Internacional que aquella no era la
guerra de los obreros. El espíritu
nacionalista fue más fuerte. Alemania y
Austria-Hungría se enfrentaron en un primer
momento contra Gran Bretaña, Francia y
Rusia.
Una ola de patriotismo inundó Europa. Ni
siquiera la II Internacional Obrera consiguió
evitar que las masas de los distintos países antepusieran su nacionalismo al ideal internacionalista del movimiento.
Los soldados marchaban contentos al frente convencidos de la justicia de su causa. Para mantener este espíritu unánime
los gobiernos tendieron a crear Uniones Sagradas, es decir, acuerdos entre las diversas fuerzas políticas y sociales para dar
al gobierno respectivo, el apoyo unánime que fuera necesario mientras durase la guerra. La prolongación de ésta y su
crueldad espantosa acabaron con estos óptimos del principio.
Los bandos en guerra quedaron así fijados:
- Imperios centrales: Alemania y Austria-Hungría. A ello se unieron más tarde el Imperio otomano y Bulgaria
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El Mundo en crisis durante la primera mitad del siglo XX. La Primera Guerra Mundial y el Mundo Entreguerras. Primer
semestre de 2015.
- Aliados: Gran Bretaña, Francia y Rusia, junto con Serbia y Bélgica. Más tarde se les sumaron Italia (primero se declaró
neutral y después se unió a los aliados), Japón, Rumania, Grecia y finalmente los Estados Unidos, cuya participación fue
determinante.
Cada potencia poseía colonias, por lo que el conflicto fue mundial, aunque los combates se centraron en Europa. Pocos
países permanecieron neutrales, entre ellos España.
3. FASES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
El desarrollo de la primera guerra mundial tuvo diferentes matices o características que nos permiten hablar de una
evolución a través de distintas fases, entre las cuales cabe destacar: La Primera Guerra de Movimientos; La Guerra de
las Trincheras; La guerra en otro Frentes; La guerra submarina; Segunda Guerra de Movimientos. A continuación
presentamos algunas características que desarrolla este conflicto en cada una de sus fases.
3.1. Primera Guerra de Movimientos.
Los alemanes tomaron la ofensiva,
violando la neutralidad belga e
invadiéndola para lanzarse contra
Francia,
pensando
apoderarse
rápidamente de París y para luego
enviar tropas a Prusia oriental,
amenazada por Rusia. El avance
germano fue detenido a orillas del río
Marne, en las afueras de la capital
francesa. En el frente oriental, los
alemanes derrotaron a los rusos,
salvando la Prusia oriental. La guerra
en 1914 se extendió a África, al
Océano Pacífico (Batalla naval de
Coronel) y al Atlántico (Batalla naval de
las Malvinas) de donde escapó el
crucero alemán Dresden, autohundido
en la isla Robinson Crusoe (Chile).
3.2. La Guerra de Trincheras.
La guerra se amplió a una vasta superficie. Los combatientes se enterraban en trincheras protegidas por alambradas, para
guarecerse de la artillería enemiga y de los ataques sorpresivos. La guerra de trincheras (1915 – 1918) fue cruenta y
mortífera; escuadrones de aviones los atacaban mientras éstas se extendían cada vez más. Ningún bando lograba
imponerse al otro. En 1916 los germanos concentraron sus ataques sobre Verdún, iniciando la batalla más larga de la
guerra (siete meses), sin lograr romper las defensas francas. En el otro frente las tropas, al mando de Hindenburg,
conquistaban casi toda Rumania.
La guerra en las trincheras.
“Después de una batalla, enterrabas a tus camaradas y
cuidabas que sus tumbas quedasen señaladas con una
cruz de madera y un nombre. Si tenías tiempo, y si no era
demasiado peligroso, hacías otro tanto por otros muertos
británicos. El enemigo tenía la prioridad más baja, y más de
una vez libré a una trinchera de sus inquilinos difuntos
lanzándolos por encima del parapeto…Al avanzar los
ejércitos dejaban atrás zonas desiertas, donde nadie tenía
necesidad ni inclinación alguna por ir; en el invierno,
deprimente más allá de toda descripción, habitadas sólo por
ratas gigantes engordadas con carne de cadáveres…
En tu madriguera, sin espacio para moverte, sin comida
caliente ni posibilidad de conseguirla, nada podía ser peor
que una lluvia invernal…La vida estaba totalmente
adormecida; nada podíamos hacer. No podía haber batalla
porque los combatientes no podían alcanzarse
mutuamente, ni mejora alguna a las trincheras porque toda
obra nueva sería demolida al instante por una tormenta de
fuego de artillería.” Charles Carrington.
3.3. La Guerra en otros Frentes.
Comenzada la guerra, los bloques en pugna quedaron conformados por países europeos y por otros no europeos que
llevaron la guerra a otros frentes. Cada bando trató de conquistar nuevos aliados y de luchar en otros territorios para romper
el equilibrio al que había llegado dentro de Europa. De esta manera dentro de los principales episodios que se pueden
mencionar en otros frentes no tradicionales encontramos:
- Lucha cerca de los Balcanes, en el continente, asiático, los turcos se enfrentaron a los aliados en tres frentes distintos: a
los rusos en Armenia, al ejército franco-británico en la zona en la zona de los Dardanelos y a los británicos, que contaban
con el apoyo árabe (Lawrence de Arabia), en el Próximo Oriente. Fue difícil por los aliados vencer al ejército turco.
- Un ejército compuesto por ingleses e hindúes ayudó a los árabes que se habían levantado contra los turcos.
- En Libia, Mesopotamia y Palestina, se vivieron violentos levantamientos, en contra del Imperio Turco.
- En la frontera austro-italiana se llevó a cabo una violenta lucha en donde Italia abandonando su neutralidad, se había
unido a los aliados para obtener territorios a expensas de los austríacos.
- Las colonias alemanas en África y el Pacífico, sufrieron ataques de las potencias aliadas.
3.4. La Guerra Submarina.
Las flotas inglesas y germanas se batían en Jutlandia (31 de mayo de 1916). A partir de ello Alemania, y ante el bloqueo que
sufría por parte de Inglaterra, proclamó la guerra submarina amenazando con hundir cualquier nave que violase su zona de
seguridad. El presidente de EE.UU. Woodrow Wilson, sostuvo que su país, neutral en ese entonces, tenía derecho a la
libre navegación constituyendo el bloqueo submarino de los alemanes una violación del “derecho de gentes”. Meses
después de romper relaciones diplomáticas, el Congreso norteamericano aprobó la declaración de guerra a Alemania (abril
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de 1917) pretextando el hundimiento del Lusitania, trasatlántico inglés que transportaba pasajeros norteamericanos y que
había sido hundido dos años antes.
3.5.- Segunda Guerra de Movimientos
Los generales Hindenburg y Lüdendorff, que dirigían el ejército alemán, comprendieron que debían realizar el último
esfuerzo atacando rápidamente el frente occidental en una guerra de movimientos. Se pretendía separar a los aliados
franceses de los ingleses, para vencerlos aisladamente antes que Estados Unidos enviara sus refuerzos. Siguiendo esta
estrategia, atacaron la región de Picardía, en Francia, utilizando armas como los gases, la niebla artificial y la artillería de
larga distancia. Logrando llegar bastante cerca de París, los aliados al mando del General francés Foch, resistieron
magníficamente utilizando los ataques y la aviación, con la cual vencieron finalmente a los alemanes en la llamada Segunda
Batalla del Marne.
3.6. Término de la guerra en el frente oriental.
En marzo de 1917, Rusia fue escenario de la revolución que derrocó al Zar Nicolás. El poder quedó en manos de los
Soviets, comités elegidos por obreros y soldados pertenecientes al Partido Comunista o bolchevique encabezado por Lenin
y Trotski, quienes se rindieron ante Alemania y firmaron la paz de Brest Litovsk un año después.
3.7. El fin de la Guerra
Desde 1917 se hablaba de la necesidad de la paz. El Papa Benedicto XV hizo una propuesta: Devolución de territorios
ocupados, renuncia a indemnizaciones, reducción de armamentos, arbitraje internacional, pero sus ideas fueron
rechazadas. El Presidente Wilson, en enero de 1918, propuso los llamados “Catorce Puntos”, basados en el principio de
las nacionalidades, para buscar una paz justa. También fue rechazado. El armisticio, que representaba la rendición del
ejército alemán se firmó el 11 de noviembre de 1918 en el bosque de Compiégne. Guillermo II huyó a Holanda y en
Alemania se proclamó la Republica. El 18 de enero de 1919, se inició la Conferencia de Paz en Versalles, presidida por
George Clemenceau, en la que se firmaron 5 tratados.
4. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.
Las consecuencias políticas, sociales y económicas de la Primera Guerra Mundial fueron de enorme importancia para el
futuro desarrollo de la historia de Europa.
-En términos territoriales, Europa, de 24 países
pasa a tener 32. Se forman Finlandia, Lituania,
Letonia, Estonia, Polonia (todos ellos nacen de la
partición
del
Imperio
Ruso);
Irlanda,
Checoslovaquia y Yugoslavia. Desaparecen los
imperios ruso, alemán, austro-húngaro y turco.
-El costo humanitario fue 14 millones de muertos y
varios millones de heridos, en su mayoría jóvenes,
principalmente de Rusia, Alemania, Francia y el
Reino Unido.
-Hubo un profundo desorden económico, inflación
y cesantía. Hubo además un enorme
endeudamiento de los países beligerantes. Se
tuvieron que aumentar los impuestos y dedicar la
mayor parte de los presupuestos a la guerra. Al
terminar la guerra, todos estaban endeudados con
EE.UU. en unos diez mil millones de dólares.
-En casi toda Europa, los medios de
comunicación, el transporte, los cultivos, los
edificios, etc. quedaron destruidos. Se hundieron
300 millones de toneladas de barcos.
-Exaltación de nacionalismos por minorías insatisfechas por los Tratados.
-Punto de partida de movimientos totalitarios en Alemania e Italia.
-Debilitamiento de la democracia en Europa especialmente del liderazgo inglés. Junto con ello, el mundo es testigo del auge
de EE.UU. y Japón y la pérdida definitiva de la hegemonía europea en el terreno económico.
-Cambio en la vida familiar y laboral: la mujer ingresa al mundo laboral y se crea la Organización Internacional del Trabajo.
-Hubo una intensa participación de la sociedad civil implicándose en operaciones bélicas, de igual forma participaron
instituciones como la Cruz Roja donde la mujer desempeñó una gran labor.
5. LOS TRATADOS DE PAZ.
A principios de 1919 se inauguró en París la Conferencia de la Paz. Esta reunión se inspiró en los Catorce Puntos que el
presidente norteamericano W. Wilson consideraba básicos para cimentar dicha paz, siendo los más destacables el
reconocimiento de las nacionalidades y sus derechos y la consolidación del sistema democrático en todos los países.
De todos estos tratados que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial, el más importante fue el de Versalles. En él se acordó
el futuro de Alemania. Las condiciones que se le impusieron fueron tan duras, especialmente por presión de Francia, que los
alemanes lo consideraron no una negociación, sino una imposición, un dictado. Incluyó pérdidas territoriales, coloniales,
indemnizaciones monetarias, desmilitarización casi total, condenas penales. Debió aceptar tropas de ocupación en sus
fronteras. Todos los territorios que perdía Alemania tenían importancia económica, industrial o minera. Alemania aparecía
como la única culpable de la guerra. Esta humillación a la que fue sometida Alemania fue el inicio de un largo camino que
terminó en la Segunda Guerra Mundial. Aspectos rescatables fue la creación de la Liga de las Naciones y la Organización
Internacional del Trabajo (OIT). EE.UU., no ratificó el Tratado y en 1921 firmó la Paz por separado.
Alrededor de París (Versalles, Saint-Germain, Trianon, Neuilly, y Sevres) se firmaron los tratados de paz.
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Tratado de Saint Germain: Pérdidas
territoriales para Austria: Bohemia y Moravia
servirían para crear Checoslovaquia. Croacia,
Eslavonia,
Bosnia-Herzegovina
formarían
Yugoslavia.
Tratado de Neully: Referente a Bulgaria.
Pérdida de las costas en el Mar Negro, Grecia
adquirió Tracia.
Tratado de Trianón: Referente a Hungría:
Entrega de Eslovaquia a Checoslovaquia;
Transilvania a Rumania.
Tratado de Sevres: Referente a Turquía,
completado por el tratado de Lausana de 1923.
Se desintegra el Imperio Turco. Siria queda
bajo mandato de Francia; Palestina e Irak bajo
mandato inglés.
6. LA SOCIEDAD DE NACIONES.
Siguiendo el último de los Catorce Puntos del presidente W. Wilson se dedicó a fundar un organismo internacional para
evitar una guerra: la Sociedad de Naciones (SDN).
Podrían formar parte de ella los Estados firmantes del Tratado de Versalles, los neutrales y más adelante ampliarse a otros.
Pero nació con una grave deficiencia, pues Estados Unidos no se adhirió (aunque la idea partía de su propio Presidente)
porque el Senado norteamericano votó en contra, ya que temía perder su libertad de acción en los asuntos internacionales,
sobre todo en lo referente a Iberoamérica.
7. LA REVOLUCIÓN RUSA.
Contra las profecías de Marx de que el capitalismo
engendraba las fuerzas de su propia destrucción, la
primera revolución comunista vino a producirse en Rusia,
un país débilmente industrializado y donde la burguesía
capitalista no había alcanzado el poder. Rusia no había
evolucionado como las demás potencias de Europa.
Mientras en el mundo occidental existían gobiernos
constitucionales, la monarquía absoluta del Zar impedía la
difusión de las ideas liberales, prohibía la formación de
partidos políticos y no concedía ningún tipo de derecho ni
libertades a los súbditos. Socialmente, Rusia era una
nación de campesinos sometidos aún a la servidumbre.
Los nobles propietarios de tierras y el clero de la Iglesia
Ortodoxa constituían los sectores privilegiados. A diferencia de los demás países europeos, en Rusia no se había formado
una burguesía de importancia, ni numerosa. La industrialización comenzó tardía y débilmente a fines de siglo por la
inversión de capitales franceses. El Zar apoyó y estimuló la construcción de vías férreas, siendo la más importante el
ferrocarril transiberiano que unía la capital Petrogrado (o San Petersburgo) con el puerto de Vladivostock en el Pacífico.
La industrialización permitió el desarrollo de la burguesía, pero sin grandes libertades de actuación y la formación de un
proletariado que si bien no era tan numeroso como el campesinado, estaba en mejores condiciones para organizarse y
hacer huelgas, por su concentración en las fábricas. La revolución estalló en 1917, pero desde antes venía preparándose
por caminos convergentes.
7.1. El desprestigio internacional de Rusia.
Desde mediados del s. XIX quedó aislada diplomáticamente, ya que su expansión en Asia Central y China fue vista con
recelo por las potencias europeas. En 1904, se desató la guerra entre Rusia y Japón por la ambición de ambas sobre
Manchuria. La derrota naval y terrestre de Rusia a manos de Japón, un país oriental que cincuenta años antes vivía en el
mayor atraso, desacreditó al Imperio Ruso en el exterior. Pero el efecto fue peor en el interior, pues el pueblo y los soldados
perdieron la imagen que tenían de su Zar. Incluso hubo una sublevación de la armada rusa.
El desarrollo industrial se aceleró a comienzos del siglo XX, lo que aumentó el número de obreros y la problemática social.
Los burgueses se sintieron fuertes para reclamar un gobierno constitucional de bases liberales, al estilo occidental. La débil
monarquía se fue quedando sola frente a la burguesía, los campesinos y los obreros de las fábricas. Los movimientos
socialistas encontraron ambiente favorable en Rusia. En 1898 se formó el partido socialdemócrata, de inspiración marxista,
que formó el soviet o consejo de obreros, organizó al proletariado y promovió huelgas. A partir de la derrota en la guerra con
Japón se agudizó la crisis económica y social. Se desataron movimientos hostiles y una alarmante huelga en todo el país
fue violentamente reprimida. Nicolás II se vio obligado a conceder libertades individuales, de prensa y reunión, así como la
creación de la Duma o asamblea legislativa.
7.2. Fin al régimen zarista.
La entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial precipitó la revolución. El imperio no estaba preparado militarmente y el
conflicto era impopular. Ante los avances alemanes, millares de soldados hambrientos y harapientos preferían rendirse. A
ello se agregó una carestía de alimentos, que provocó nuevas huelgas. El 14 de marzo, la Duma constituyó un gobierno
provisional que exigió la abdicación del Zar. Con la caída de Nicolás II terminaron los tres siglos de reinado de la dinastía
Romanov.
Esta primera revolución fue obra de partidos burgueses liberales y de socialistas moderados; por ello concedieron libertades
individuales y convocaron a una Asamblea Constituyente para decidir el sistema de gobierno que adoptaría el país. La
principal figura fue Alejandro Kerensky del partido social revolucionario, quien fue nombrado jefe de gobierno.
7.3. La revolución bolchevique de octubre.
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El partido bolchevique (mayoría, en ruso) era uno de los dos grupos en
que se había dividido en 1903 el partido social demócrata; los
mencheviques (minoría) querían seguir al pie de la letra las teorías de
Marx y afirmaron que hasta que Rusia no fuera un país capitalista, no
podría hacerse la revolución. Por el contrario, los bolcheviques, también
seguidores de las ideas de Marx, siguiendo la dirección de Lenin
(Vladimir Ilich Ulianov) y León Trotsky se propusieron convertir la
revolución burguesa en revolución socialista contra la monarquía y el
capitalismo a la vez.
El 17 de noviembre de 1917 (25 de octubre, según el calendario ruso), el
soviet de Petrogrado derrocó al gobierno provisional. En el golpe
participaron sobre todo soldados y marinos, con ayuda de obreros.
Kerensky huyó mientras que otros dirigentes liberales fueron
encarcelados y asesinados. Lenin proclamó el triunfo de “la revolución
de los obreros, soldados y campesinos”.
Los bolcheviques estaban organizados y, por ello, dominaron la situación en las ciudades y los campos. Una policía especial
o cheka, fue encargada de vigilar y castigar toda oposición al régimen.
7.4. Transformación de Rusia bajo Lenin.
En el poder, sus principales medidas fueron: Rendición ante Alemania (diciembre de 1917) y suscripción del Tratado de
Brest Litovsk. Rusia cedía Finlandia, Polonia, las costas bálticas, Ucrania y puertos del Mar Negro, reduciéndose
enormemente su acceso al mar. Esto, sin embargo, permitió a Lenin consolidar internamente el poder soviético. Abolió las
propiedades agrícolas y decretó que pasaran a los campesinos, bajo el control de los Soviets. Estatizó bancos, industrias,
ferrocarriles y demás servicios públicos. Estableció la separación del Estado y la Iglesia Ortodoxa, cuyos bienes fueron
expropiados, y prohibió toda instrucción religiosa, la cual fue remplazada por la educación marxista. Decretó la
obligatoriedad del trabajo y el servicio militar para hombres y mujeres. Concedió autonomía a las diferentes nacionalidades
del antiguo Imperio, pero sobre la base de los Soviets de cada localidad. Todo esto se llevó a cabo de manera drástica, en
medio de desavenencias con los demás partidos de izquierda y en plena lucha contra la reacción que provocó la revolución.
7.5. La Guerra Civil
Los nobles y demás propietarios de tierras, los altos oficiales del ejército, los partidos liberales y socialistas derrocados, los
capitalistas, parte del campesinado e incluso grupos socialistas extremistas, provocaron una contrarrevolución. Los
generales de la época zarista organizaron el llamado ejército blanco, que contó con la ayuda de Gran Bretaña, Francia,
Japón y Estados Unidos, quienes también desembarcaron tropas. Trotsky creó el ejército rojo, se proclamó el terror rojo
contra el “imperialismo internacional y sus cómplices internos”. Una ola de violencia, desatada desde el gobierno por la
cheka, exterminó a millares de rusos, entre ellos al Zar Nicolás II, la zarina, su hijo e hijas, quienes fueron asesinados con la
aprobación de Lenin. A fin de promover una revolución general en Europa, el partido comunista ruso y 19 partidos
comunistas de otros países, formaron la Tercera Internacional (1919).
Pero las revoluciones que provocaron en varias naciones fueron efímeras ante la represión de los respectivos gobiernos.
Hacia 1922, y con un saldo de varios millones de muertos, el ejército había triunfado sobre los blancos, consolidándose el
comunismo ruso frente a los demás partidos de izquierda, imponiéndose el partido único y oficial del Estado: el Partido
Comunista.
El naciente Estado se organizó sobre bases federales y pasó a denominarse Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS). Ante el hambre y la caótica situación de la agricultura y las industrias, Lenin tuvo que frenar el “comunismo de
guerra” y puso en práctica la nueva política económica (NEP) en 1921, mediante la cual permitió libertades comerciales,
algunas propiedades privadas de los medios de producción y hasta la inversión de capitales extranjeros. Parecía que el
comunismo había fracasado.
7.6. La dictadura de Stalin.
A la muerte de Lenin (1924), surgieron luchas de poder entre los jefes revolucionarios.
El sucesor parecía ser Trotsky, comisario de asuntos militares, pero su tesis de
propagar la revolución por todo el mundo fue desacreditada por José Stalin,
secretario del partido comunista, cuyo lema era “el socialismo en un solo país”,
quien hizo expulsar del partido y desterrar a Trotsky quien pereció asesinado años
después en México, según se sabe por órdenes secretas de Stalin. Hacia 1928 Stalin
fue reconocido como jefe del gobierno y mediante las grandes luchas políticas fueron
ejecutados y desterrados miles de militares comunistas peligrosos o enemigos de su
política. Su largo gobierno (1928–1953) fue una rígida dictadura personal y no la
dictadura del proletariado, como recomendaba Marx.
7.6.1. La obra de Stalin: Estructuró definitivamente el Estado, promulgando la
Constitución de 1936. Industrializó el país mediante planes quinquenales. A través de
estímulos y exigencias estatales se construyeron fábricas, vías férreas, máquinas y
plantas hidroeléctricas. Hacia 1938, la Unión Soviética logró colocarse después de
Gran Bretaña y Estados Unidos entre las potencias industriales. Colectivizó las
tierras. Toda propiedad privada sobre los campos desapareció y se organizó la
producción agrícola a través de granjas colectivas en las que los trabajadores se
repartían las utilidades según el rendimiento de cada uno; las tierras pertenecían al
Estado y los campesinos eran dueños únicamente de su vivienda, una huerta y unos
pocos animales. En las granjas del Estado los trabajadores ganaban un salario como
los obreros de fábricas. Tanto en unos como en otros se introdujeron máquinas y
métodos modernos de cultivo, pero hasta hoy la ex URSS afronta numerosos
problemas agrarios y no alcanza todavía a cubrir las necesidades de alimentos de su
gran población.
7.7. Las repercusiones de la revolución.
La población, que durante siglos padeció el despotismo de los zares, pasó a un sistema de gobierno totalitario, donde el
Estado limita, vigila y controla toda actividad y el individuo es obligatoriamente soldado y trabajador exclusivo del Estado. El
comunismo internacional contó desde entonces, con la dirección y protección de una potencia.
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Desde la Unión Soviética se trazaron
las
consignas
a los
partidos
comunistas que comenzaron a
difundirse por Europa y América y se
orientaron
revoluciones.
Durante
muchos años, la revolución rusa fue el
modelo estratégico que debían seguir
los dirigentes marxistas en diversas
partes del mundo. Rusia quedó
nuevamente aislada de Europa, tanto
por el rechazo de los Estados
occidentales al régimen y el temor a la
propagación del comunismo, como
por la falta de comunicación con el
exterior que impuso el régimen de
Stalin a la población de la Unión
Soviética.
A nivel intelectual, las teorías de Marx se vieron complementadas y modificadas por el pensamiento y la acción de Lenin.
Desde entonces, comenzaron a precisarse dichas teorías integradas en el marxismo-leninismo.
8. EL MUNDO ENTRE LAS DOS GUERRAS.
8.1. Los años inmediatos de posguerra.
Los años posteriores al Tratado de Versalles fueron testigos de la desunión entre los vencedores de la guerra. Los Estados
Unidos adoptaron una posición aislacionista que les llevó a separase de la Sociedad de Naciones y a firmar un acuerdo por
separado con Alemania en 1921.
Por otro lado surgió el desacuerdo entre Inglaterra y Francia por las “reparaciones” de Alemania, fijadas en la Conferencia
de Londres en 33.000 millones de dólares, cifra imposible de pagar por Alemania. Además se impuso por los aliados la
ocupación de la orilla izquierda del Rin y de varias plazas fuertes en la orilla derecha, así como reducciones en el ejército
(100.000 hombres), y en la construcción de buques y aeroplanos.
Fue precisamente el no pago de las deudas de la guerra lo que llevó a Francia a ocupar en 1923 la rica región del Rhur.
Este acto de fuerza fue condenado por Inglaterra y seguido del repudio general de Europa.
En 1925 el clima de división disminuyó con la Conferencia de Locarno, celebrada en octubre de ese año. Alemania es
llamada a la mesa de conversaciones. Allí se comprometió a respetar las fronteras fijadas por el Tratado de Versalles e
ingresó en la Sociedad de Naciones. Europa parecía encaminarse, bajo la dirección de los cuatro grandes (Inglaterra, Italia,
Alemania y Francia), al entendimiento pacífico y constructivo. Locarno establecía la divisoria entre los años de guerra y los
de paz. El camino emprendido culminaba en el Pacto Briand-Kellog, firmado en París en 1928, de “renuncia general a la
guerra” y al que adherían casi todos los Estados, aunque no fueran miembros de la Sociedad de Naciones. Dentro de este
clima de distensión, se producía en 1929 otro hecho importante: el llamado Plan Young revisaba las deudas de Alemania
que quedaban rebajadas a 9.000 millones de dólares, casi la cuarta parte de lo establecido en 1921.
Sin embargo, la paz y prosperidad eran más aparentes que reales, como pronto quedó de manifiesto con los
acontecimientos posteriores.
8.2. La crisis económica de 1929.
Terminada la guerra, los aliados debían a EE.UU. miles de millones de dólares por préstamos. Alemania a su vez debía
pagar a Gran Bretaña y demás aliados. Pero llegó un momento en que Alemania no pudo pagar, lo que rompió la cadena.
Otro factor de la crisis fue el inmenso superávit de la producción industrial norteamericana y europea, ya que no hubo
mercados capaces de comprar. La especulación financiera también fue un factor asociado al crack de 1929. La gran
prosperidad norteamericana se basaba más en la expansión de los negocios especulativos que en el crecimiento de
inversiones realmente productivas. Es decir, gran parte de las empresas en las que se había invertido mucho dinero no
se dedicaban a la producción (no tenían fábricas), sino a comprar y vender todo tipo de bienes (tierras, edificios, etc.). Como
los precios subían continuamente, obtenían grandes beneficios.
En octubre de 1929 los valores de la bolsa de Nueva York bajaron bruscamente: miles de negocios y bancos quebraron y el
cierre de industrias y comercios dejó sin empleo a millones de hombres. EE.UU. suspendió los préstamos a Alemania y
Austria, cuyos bancos tuvieron que cerrar.
Los aliados, al no cobrar de Alemania, dejaron de pagar a Estados Unidos y abandonaron sus créditos a los países
compradores, generalizándose la paralización industrial, comercial y bancaria de todo Occidente. Las cosas llegaron al
extremo de que el Banco de Inglaterra dejó de garantizar con sus reservas de oro el valor de la libra esterlina, la moneda
más fuerte del mundo. La crisis de desempleo, que ya existía en Europa porque muchos veteranos de la guerra habían
quedado sin trabajo, se agudizó. Como resultado, la agitación obrera y el descontento aumentaron en toda Europa, Estados
Unidos y aun en Latinoamérica. La crisis se encaró con soluciones en dos niveles. En lo económico se planteó la revisión de
los fundamentos teóricos del capitalismo, o sea, de la doctrina del liberalismo económico. Los ingleses Keynes y Lippman
fueron los pioneros de la crítica al liberalismo económico clásico. Sus ideas y los aportes de otros dieron por resultado el
capitalismo dirigido, en él se acepta y recomienda la intervención del Estado en la economía. La economía keynesiana se
centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel
de empleo y de ingresos. El interés final de Keynes fue poder dotar a unas instituciones nacionales o internacionales de
poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el gasto
presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal.
La justificación económica para actuar de esta manera parte, sobre todo, del efecto multiplicador que se produce ante un
incremento en la demanda agregada. A nivel político, la respuesta fueron las teorías nazi fascistas que sostenían la
necesidad de crear regímenes fuertes, dictatoriales, en los cuales se controla a los sindicatos, se impidieran las revoluciones
comunistas y se frenara el exceso de libertad de los capitalistas.
8.3. La respuesta a la Crisis de 1929.
Las medidas que se establecieron en los distintos países coincidieron en asignar una mayor intervención del Estado en la
economía –producto de la desconfianza en los mecanismos propios del mercado– y fomentar la industrialización y el
desarrollo hacia adentro de las economías nacionales.
En Estados Unidos se adoptaron las recomendaciones del economista inglés John Maynard Keynes. Bajo la presidencia de
Franklin D. Roosevelt, EE. UU. emprendió la recuperación económica aplicando el denominado New Deal (Nuevo Trato).
Contempló la rearticulación del sistema financiero, un plan de obras públicas para absorber la cesantía, la entrega de
subsidios a la agricultura y el desarrollo de una política de reactivación industrial basada en la entrega de subvenciones y en
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la fijación de un salario mínimo. Pese al esfuerzo invertido, la recuperación económica fue lenta y el plan del gobierno fue
mirado con desconfianza por las élites económicas estadounidenses, que cuestionaban el excesivo rol del Estado.
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