Las Parábolas de Jesús www.esperanzadeisrael.org 1 Las Parábolas de Jesús INTRODUCCION: Durante los tres años y medio que Jesucristo estuvo ejerciendo su magisterio enseñando a los hombres el Reino de Dios, puso en moda esta figura literaria; presentó su Evangelio a las personas que no pertenecían a la incipiente organización que Él había venido a edificar, y les presentó su doctrina envuelta en esta figura que se llama parábola por una razón poderosa, de la cual hablaremos más adelante: “Todo esto habló Jesús por parábolas a las gentes, y sin parábolas no les hablaba: para que se cumpliese lo dicho por el profeta: abriré en parábolas mi boca; rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo” Mateo 13:34 – 35. Jesús inició su anuncio del Reino de Dios en el oscuro pueblo de Capernaum, jurisdicción de Galilea de los gentiles. Este poblado era uno de los tantos que se encontraban bañados por las aguas del mar de Galilea; y en las riberas de este lago Jesús sentado en una barca disertó la mayoría de sus parábolas: “Y aquél día, saliendo Jesús de casa se sentó junto a la mar y se allegaron a él muchas gentes, y entrándose Él en el barco se sentó, y toda la gente estaba a la ribera. Y les habló muchas cosas por parábolas…” Mateo 13:1 – 3. La primera parábola que les disertó fue la del Sembrador. Después de esta disertación hubo una especie de receso; se hicieron algunos comentarios: “Entonces, llegándose los discípulos le preguntaron, ¿Por qué les hablas por parábolas?” Mateo 13:9 Los Apóstoles no estaban conformes por esa nueva forma de predicar de Jesús, habían oído antes el sermón del monte y el Maestro lo hizo con toda transparencia, pero de repente, sentado en la barca, meciéndose al compás de las olas y la gente ávida de oírle, comenzó a hablarles en parábolas. Después de terminar la exposición de la parábola del sembrador, los apóstoles se acercaron manifestándole sus inquietudes: “Él les dijo: a vosotros es dado saber el misterio del Reino de Dios; mas a los que están fuera por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no echen de ver; y oyendo, oigan, y no entiendan: porque no se conviertan y les sean perdonados los pecados” Marcos 4:11. La inquietud de los apóstoles quedó contestada: quizá le parezca a usted sorprendente la respuesta, pero esa fue la que dio Jesús. A los de adentro, los que habían sido llamados personalmente por Él, a ellos sí les daba a conocer el misterio del Reino de Dios; pero a los que estaban afuera, a las grandes multitudes que se agrupaban, estas que no tenían ningún compromiso con Jesús, para ellos eran las parábolas. Gente de diversos pensamientos, como espías del gobierno de Roma, críticos religiosos, personas interesadas solamente porque les satisficiese el estómago, y no faltaba entre ellos muchos resentidos políticos que buscaban un líder que los dirigiera para pelear contra las águilas de Roma, a todos estos el Evangelio les llegó envuelto en parábolas; intencionalmente lo hizo Jesús para que no le entendieran. Ahora bien, si había algún interesado, se tendría que acercar y preguntar sobre la parábola: “Cuando estuvo solo le preguntaron los que estaban cerca de Él con los doce, sobre la parábola” Marcos 4:10 Por esta razón la gente poderosa que pertenecía a la sociedad pudiente de Israel no le dio importancia al Maestro de Capernaum, ellos esperaban un libertador, un hombre beligerante que tomara las armas para derrocar al gobierno de Roma. Pero de repente lo que escuchaban decir de aquel extraño Maestro era que: “Un sembrador salió a sembrar”, o que “el Reino de los cielos era comparado a un insignificante grano de mostaza”. Ninguna de todas estas palabras sencillas pero de significado profundo, los petulantes fariseos y los sabiondos saduceos pudieron comprenderlas, mucho menos el trasfondo de su significado. Solo unos pocos como Nicodemo y José de Arimatea tuvieron la estatura moral de acercársele y preguntarle por el verdadero significado de sus enseñanzas. ********************************* 2 La Parábola del Sembrador Esta fue la primera parábola que Jesús disertó. Sentado en la barca Jesús empezó diciendo: “He aquí el que sembraba salió a sembrar; y sembrando, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron” y después dice: “Otra semilla cayó en pedregales, pero como no había mucha tierra; nació luego, pero al salir el sol se quemó porque no tenía raíz. Y otra parte cayó en espinas; y las espinas crecieron y la ahogaron. Y parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cual a ciento, cual a sesenta y cual a treinta” y finalmente les dice: “El que tiene oídos para oír oiga” Mateo 13:1 – 9 La parábola del Sembrador es la más fácil de entender, y sirve como un medidor para evaluar la capacidad de entendimiento en los oyentes, por esto Jesús les preguntó: “¿No sabéis esta parábola?, ¿Cómo, pues entenderéis todas las parábolas?” Marcos 4:13. En el correr de los días, Jesús les diría parábolas muy profundas, así que los oyentes tenían que ejercitar sus cerebros para poder entender lo que Él les quería decir. El que sembraba salió a sembrar El sembrador es Jesucristo, Él mismo lo revela: “El que siembra la buena semilla, es el hijo del hombre” Mateo 13:37 Jesucristo ha sido el sembrador en todos los siglos. Él ha trabajado arduamente en el corazón de los hombres sembrando la buena Palabra del Reino de Dios; no lo hizo solamente en los tres años y medio de su ministerio, lo ha hecho desde el principio de los tiempos, enviando a los profetas, y lo sigue haciendo hoy. En todas las edades el Eterno Sembrador ha usado diferentes medios para sembrar su buena semilla, la cual es la Palabra de Dios (Lucas 8:11). Esta santa simiente ha caído en cuatro tipos de terrenos, y el Santo sembrador ha regado esta semilla con las lágrimas de sus ojos: “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” Salmo 126:6 La Semilla junto al Camino Tal pareciera que el sembrador no conocía nada de siembra, pues, ¿A quién se le ocurre sembrar junto al camino? Este símbolo se desprende de aquella antigua manera de sembrar, cuando los sembradores tomaban en sus manos la cantidad de semilla esparciéndola al aire para que el viento se encargara de colocarla en cualquier lugar. Igual ha sido la siembra del Evangelio, y de esa forma: “una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron” Mateo 13:4. El parabolista nos revela que estas personas son aquellas: “que oyen la palabra del Reino y no entendiéndola viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino” Mateo 13:19 El no entender la Palabra nos indica que esta persona no comprende el valor del mensaje de Dios, no cuantifica la riqueza de tenerla en el corazón, entonces se descuida, no pone atención ni cuidado cuando la palabra le llega; por eso viene el Diablo y la arranca de su corazón para que no crea y no sea salvo. Note estimado lector que en este terreno, la semilla ni siquiera germinó, porque las aves malignas se la comieron, y esas negras avecillas que se comen la siembra son los instrumentos que el enemigo usa para arrancar de nuestro corazón la Palabra de Dios sembrada. Muchas veces puede usar a un aparente buen amigo, que nosotros suponemos tener, desanimándonos para que no sigamos en este camino del Evangelio. Nos podrá presentar de repente un buen trabajo para absorbernos el tiempo, pero todo eso 3 solamente son argucias del enemigo para comernos la semilla. Estimado amigo, tienes que aprender a espantarte todas esas malignas aves que quizá por mucho tiempo te han estado comiendo la siembra del Evangelio, y eso ha impedido tu crecimiento espiritual. Los Pedregales El terreno donde cayó esta semilla no tenía mucha tierra; nació luego, pero al salir el sol se quemó y se secó porque no tenía raíz (Mateo 13:5) Literalmente la germinación de una semilla tiene su proceso, en algunas requiere más tiempo que otras para nacer, pero toda semilla al germinar, primero crece hacia la profundidad de la tierra y después brota sobre la superficie. Pero cuando la semilla cae desafortunadamente entre las piedras no puede esconder su raíz en tierra, queda al descubierto, y cuando sale el sol la quema. El mismo proceso es con la semilla del Evangelio: “El que fue sembrado en pedregales, este es el que oye la palabra y luego la recibe con gozo. Mas no tiene raíz en sí, antes es temporal, que venida la aflicción o la persecución por la Palabra luego se ofende” Mateo 13:20 – 21 Aquí se señalan a las personas que con una o dos ocasiones que oyen el Evangelio se emocionan, hasta lloran y quedan extasiadas, la semilla contra naturaleza nació muy pronto, pues para que germine una semilla solamente se ocupa humedad; pero como el corazón es de piedra la fe de ellos no puede profundizarse y con el primer problema que les venga se quema, como dice el Maestro: “Pero al salir el sol se quemó porque no tenía raíz”. Los problemas son el sol que seca la descubierta raíz de su fe; la siembra morirá y nunca dará fruto. No sucede así cuando una semilla germina en buena tierra, al aparecer el sol, en vez de quemarla le sirve de alimento y fortalece su crecimiento. Justamente así es la persona en la cual la semilla del Evangelio profundiza en su corazón, el sol de las pruebas le sirve para afianzar su fe y el crecimiento de aquella siembra. La Semilla entre las Espinas El tercer terreno, es la semilla que cayó entre espinas: “Y las espinas crecieron y la ahogaron” Mateo 13:7 Jesucristo nos explica: “Y la que cayó entre las espinas, estos son los que oyeron; mas yéndose son ahogados de los cuidados y de las riquezas, y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto” Lucas 8:14. Los afanes de la vida, las exigencias sociales, la ambición por las riquezas materiales se tornan como hirientes espinas, que no permiten que la semilla del Evangelio germine en el corazón de los hombres: “Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores” 1 Timoteo 6:10. Los hombres atraídos por tantos embelesos que el carnaval del mundo ofrece haciendo brotar como malas hierbas esos pasatiempos, jamás dejarán que la semilla del Evangelio se desarrolle en esos corazones que se vuelven una jungla de tantas ocupaciones de la vida; el hombre jamás tendrá tiempo para pensar en Dios, para ir al culto, para leer la Palabra, siempre estará ocupado, a no ser que se ponga en pie, y con carácter firme decida aplastar y arrancar de raíz esas malas hierbas que han estado ahogando la siembra y entorpeciéndole para que no le sirva a Dios, porque el engaño de las riquezas, los compromisos sociales lo tendrán entretenido y se irá al sepulcro sin ese grano de rubio trigo en su corazón. Todas las opulencias y oropeles de este mundo son pura vanidad: “Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podemos sacar” 1 Timoteo 5:7. Lo único que si pudiéramos llevarnos es la buena semilla sembrada y germinada en nuestro corazón. La Buena Tierra El cuarto terreno, el que fue sembrado en buena tierra: es el que oye y entiende la Palabra, y produce fruto: “Y lleva a ciento y otro a sesenta, y otro a treinta” Mateo 13:23 Es de absorbente interés que hagamos una revisión de nuestra vida, y nos evaluemos para que podamos descubrir qué clase de terreno somos. Dios permita y quiera ayudarnos a espantar las aves que pretenden comernos la Santa Siembra. Que el Señor arranque las piedras de nuestro corazón, o que su hoz poderosa separe de nosotros las hirientes espinas que nos impiden que prospere la semilla en nuestro ser. Que envíe su Espíritu Santo para que haga más fértil 4 nuestra tierra, y si no podemos dar fruto a ciento, ni a sesenta, si quiera que lo podamos dar a treinta. Así ha sido regada la semilla del Evangelio, fue abonada por la sangre de Jesús y la de todos los mártires para que produjera el fruto deseado, hoy tenemos la dicha de ver la simiente del Evangelio próspera en el mundo. La Parábola de la Siega Esta Parábola es una de las pocas que Jesús explicó; lo hizo cuando regresó a su casa (Mateo 13:24 – 30) Se trata de un hombre que sembró buena semilla en el campo, y cuando sus trabajadores se durmieron un enemigo sembró cizaña y se fue; los obreros se sorprendieron cuando vieron que entre el trigo había cizaña, ellos querían arrancarla inmediatamente, pero el dueño de la labranza les dijo que no, había que dejar ese trabajo a los segadores cuando se recogiera la cosecha; porque los obreros podían arrancar el trigo queriendo arrancar la cizaña. Cuando terminó aquella reunión en las riberas del mar de Galilea, que seguramente duró varias horas, Jesucristo regresó a su casa acompañado de sus apóstoles, y ellos impresionados le preguntaron por esta parábola y ¡gracias al Maestro que la explicó! (Mateo 13:36 – 43) ¡Que maravillosa explicación! El sembrador es Jesucristo, el campo es el mundo, la buena semilla son los hijos del Reino, la cizaña los hijos del malo, el enemigo que la sembró es el Diablo, la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Satanás se aprovecha del descuido de los obreros del Señor para sembrar su mala semilla, la cual se manifiesta de muchas maneras, por ejemplo: pueden ser doctrinas engañosas: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” 1 Timoteo 4:1. A la Iglesia de los Gálatas el enemigo le sembró muy sutilmente otro evangelio, Pablo lo detectó y quedó sorprendido y les dijo: “Estoy maravillado de que tan pronto os halláis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente” Gálatas 1:6. A este tiempo, ¿Cómo han crecido los abrojos y espinos que el enemigo ha sembrado? Eso no se puede arrancar, dejemos que vengan los segadores, los ángeles harán ese trabajo, ellos ya tienen la hoz en sus manos para arrancar todo lo que no sirve de este mundo. El Anciano Juan nos presenta el momento preciso de la Siega, cuando los ángeles hagan el trabajo: “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado, semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada… y el ángel arrojó su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios” Apocalipsis 14:14 – 19. Tiempo vendrá que los ángeles del Señor llegarán a esta tierra para hacer esa extraña operación, arrancarán las uvas y las lanzarán en el grande lagar de la ira de Dios. LAGAR: es una batea donde se vaciaban las uvas para triturarlas y hacer vino. El Señor tiene una batea, o sea un lagar, donde meterá a los hijos del malo y los destruirá, y ese lagar es el valle de Josafat Joel 3:11 – 14. Josafat: es un valle que tiene forma ovalada, rodeado por montañas, en este lugar se han librado grandes batallas. Allí entrarán los hombres perversos que ha vomitado la tierra y serán triturados en aquel día. Las Escrituras revelan un número de los que serán llevados al lagar (Apocalipsis 9:14 – 16) Esto será la batalla del gran día del Señor (Apocalipsis 16:16) Las aves de los cielos están invitadas para comer estos cadáveres (Apocalipsis 19: 17 – 18) ¡Mucho cuidado con servir de cena a las aves de los cielos! 5 La Parábola del Reino de los Cielos Después que Jesús presentó la parábola del sembrador, en las siguientes parábolas Él siempre utilizó la expresión “Reino de los Cielos”, comparó a este Reino como el trigo y la cizaña; como un diminuto grano de mostaza, o como una red lanzada a la mar: “y decía: ¿A qué haremos semejante el Reino de Dios? o ¿Con que parábola le compararemos?” Marcos 4:30. Este Reino de los Cielos no es otra cosa más que el gobierno mismo de Dios que había venido del Cielo, es el conjunto de leyes que sirven para regir la conducta de los hombres. Cuando Jesucristo vino, los que manejaban este Reino aquí en la tierra eran los fariseos: “Mas ¡hay de vosotros escribas y fariseos hipócritas!, porque cerráis el Reino de los cielos delante de los hombres…” Mateo 23:13. Jesús vino para revivir el anuncio de ese Reino que los fariseos habían silenciado: “Desde entonces empezó Jesús a predicar y a decir: arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado” Mateo 4:17. Ese Reino que se les había acercado a los oscuros galileos era el anuncio de las buenas nuevas, las refrescantes noticias que Jesús iba a presentarles: “Y rodeó Jesús toda Galilea, enseñando en la sinagoga de ellos, y predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” Mateo 4:23 La política del Reino de Dios es el Evangelio, la gran proclama fue el Sermón de la Montaña, allí Jesús condensó su plan de gobierno, y en aquél momento la gente se admiró de su doctrina. El gran despliegue que Jesucristo haría durante su ministerio y que después sería continuado por sus seguidores hasta las centurias de los tiempos en que él tardaría en volver, ese gran anuncio es el Reino de los cielos, el cual comparó de tantas maneras, parábolas preciosas que perdurarán hasta la consumación de los tiempos. ********************************* La Parábola de la Buena Perla “También el Reino de los Cielos(o sea el Evangelio) es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” Mateo 13:45 – 46. El parabolista está presentando en su predicación, a un próspero negociante el cual no es otro más que Jesucristo; Él empezó este negocio desde muy temprana edad, cuando a sus doce años se perdió en el templo, la primera vez que fue a ver la celebración de las pascua, cuando sus padres lo encontraron les dijo: “¿Qué hay? ¿Por qué me buscáis? ¿No sabéis que en los negocios de mi Padre me conviene estar? Lucas 2:49. Claramente Jesús se presenta aquí como un hombre de negocios. La buena perla que el gran negociante vino a comprar fue al hombre, ¿Y a quien se la compró? El hombre se había vendido a otro negociante, al diablo. Este lo compró por una bagatela. ¿Sabe con qué compró Satanás al hombre?: ¡Con el pecado!, “… Pero yo soy carnal vendido al pecado” Romanos 7:14. Satanás ha devaluado a la humanidad, ha convertido este mundo en un bullicioso y sucio mercado, en el cual se vende de todo, incluyendo a los hombres (Apocalipsis 18:11 – 13). Antiguamente existían mercados donde se compraban y vendían esclavos; los griegos le llamaban fórum. Jesús vino a ese mercado de esclavos a comprar a los hombres (Las buenas perlas) para darles el verdadero valor: “Porque comprado sois con precio: glorificad pues a Dios…” 1 Corintios 6:20. El hombre cuando es comprado con la sangre preciosa de Cristo Jesús, 6 adquiere un incalculable precio, y el nuevo dueño le pone su sello de propiedad: “… fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” Efesios 1:13 Después que esta buena perla ha estado sumergida en ese mar de pasiones, y al ser comprado por Cristo, se convierte en un especial tesoro para el Señor y se transforma en esa perla brillante, valiosísima y poco a poco este va descubriendo el infinito potencial que Dios puso en su mente, sus ojos espirituales se le van abriendo, su visión se desarrolla tanto que alcanza a mirar hasta la Eternidad. Bien escribió el profeta: “Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de ofir al hombre” Isaías 13:12 Las primeras piedras preciosas sacadas de las oscuridades de Galilea que el negociante compró fueron los apóstoles, y en la nueva Jerusalén se deja ver que están comparados como piedras preciosas: “Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del cordero.” Apocalipsis 21:14 y agrega el verso 19: “y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era Jaspe; el segundo, zafiro; el tercero ágata; el cuarto esmeralda…” En estos versículos se clasifican las piedras tomando el orden en que fueron llamados los apóstoles, por eso leemos en el verso 19: “El primer cimiento era Jaspe” Este corresponde a Pedro, en el orden de llamamiento leemos: “Los nombres de los apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro…” Mateo 10:2. El Jaspe tiene que ser una piedra brillante y fuerte, lo que hoy conocemos como diamante, esta piedra se enseñorea de todos los metales, y no es quebrantada por ninguno, así fue el sólido carácter de Pedro, piedra brillante que compone el fundamento de la Iglesia del Señor. Finalmente el parabolista dice: que aquel negociante para comprar la perla, tuvo que vender todo lo que tenía y hacer la gran inversión. Justamente eso hizo Jesús para salvar al hombre: “Porque ya sabéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico; para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” 2 Corintios 8:9 Por lo cual debemos tener siempre presente que nosotros somos perlas preciosas al haber sido comprados con la sangre de Jesús, por lo tanto no nos dejaremos dejarnos devaluar por el Diablo. ¡Nunca nos vendamos al pecado! La Parábola del Tesoro Escondido Recuerde que Jesús estaba sentado en un barco, y en la ribera había una gran cantidad de gente completamente ávida por oírle su mensaje; y entre otras parábolas que pronunció dijo esta: “Además el Reino de los Cielos (El Evangelio) es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre. Y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene y compra aquel campo” Mateo 13:44 Aquí Jesucristo nos presenta en primer lugar que la verdad de Dios, su preciosa doctrina, encontrar el elixir de la vida, es descubrir un tesoro, la riqueza más valiosa en este mundo, y por ello compara su predicación como un Tesoro Escondido. Literalmente, la búsqueda de tesoros escondidos es para gente dinámica, no perezosa; gente con deseo de encontrar algo importante en la vida. Justamente así nosotros debemos ser diligentes y con gran constancia hasta encontrar ese tesoro escondido. Salomón escribió: “Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz, si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros; entonces entenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios” Proverbios 2: 3 – 5 Al remitirnos nuevamente a la parábola leemos que el tesoro está escondido en un campo y ya el Maestro Jesús nos revela: “Que el campo es el mundo” Mateo 13:38. El Reino de los cielos, la Santa Verdad de Dios está en este mundo, nos toca a nosotros buscarla como un tesoro hasta encontrarla. El Todopoderoso Dios dejó su Santo Evangelio en depósitos insignificantes para el hombre: “Tenemos 7 empero este tesoro en vasos de barro, para que la alabanza del poder sea de Dios, y no de nosotros” 2 Corintios 4:7. ¡Sorprende esta realidad!; esos vasos de barro depositarios del gran tesoro escondido fueron los apóstoles, y todos aquellos hombres y mujeres que a través de las edades han ido heredando por la inspiración divina este conocimiento que solo viene del Señor. El Reino de los Cielos hoy está siendo manejado por seres de barro, por hombres comunes y corrientes como lo fueron los pescadores de Galilea. Esto fue chocante para los cultos y sabios fariseos que en ningún momento aceptaron ser sustituidos por los incultos galileos de Nazareth, Capernaum, y de Betzaida, por eso Jesús en una plegaria dijo: “Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las hayas revelado a los niños” Mateo 11:25 El Único sabio y verdadero Dios, el que desecha la sabiduría de los entendidos de este siglo, escogió la hez de este mundo, la clase más baja de la sociedad de Israel, a Galilea de los Gentiles, pueblos que moraban en tinieblas, de estos llamó para entregarles el tesoro del Reino. Uno de ellos fue a Pedro, a quien le dijo: “A ti daré las llaves del Reino de los cielos” Mateo 16:19 El hombre que descubre el gran tesoro de Dios, aprende a vivir en paz consigo mismo y con lo que lo rodea, el que llega a entenderle a Dios a través de la Palabra de su Reino, esta persona se convierte en un ser feliz en la tierra, aunque no tenga nada materialmente es rica en el espíritu: “Como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” 2 Corintios 6:10 Al volver a la parábola en la segunda parte de Mateo 13:34 dice que cuando el hombre: “halla el tesoro lo esconde, y de gozo va, vende lo que tiene y con ello compra el campo donde está el escondido tesoro” ¿Para qué encubre el tesoro este hombre? ¡Porque alguien se lo puede robar!, y como él valora lo que ha descubierto, lo esconde profundamente, no así aquel que no entiende lo que vale encontrarse con este divino tesoro traído del cielo y dejado escondido entre los hombres más pequeños de la tierra, el que nos puede robar el tesoro de Dios es el maligno: “Oyendo cualquiera la Palabra del Reino y no entendiéndola, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón” Mateo 13: 19. Amigo, si usted ha encontrado la riqueza del Reino de Dios, yo le aconsejo que la esconda profundamente en su corazón, de tal manera que el enemigo no se la pueda robar y lo deje otra vez pobre, sin fe y sin esperanza en el mundo. Pero atención a esta parte de la parábola: para llegar a obtener este tesoro, además de haberse esforzado buscándolo hasta encontrarlo, hay que hacer una buena maniobra, vender todo lo que tenemos para comprar el lugar donde está el tesoro y adquirirlo. Esto significa deshacerse de todas las cosas mundanas, que es el capital que poseemos en esta tierra, y media vez desechos de esas engañosas vanidades podremos tener acceso al Reino de Dios. El apóstol nos da un gran ejemplo: “Pero las cosas que para mi eran ganancia, las tengo como pérdida por amor de Cristo Jesús y ciertamente tengo todas las cosas como pérdida por el eminente conocimiento de Cristo, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a Cristo” Filipenses 3:7 al 8. Desechemos todas las cosas mundanas que dan la impresión de ser ganancia para nosotros, como son nuestro ego, nuestra justicia, nuestros pobres argumentos de la razón humana, posiciones sociales, todos esos embelesos de este mundo, simbólicamente mal vendamos todo eso, y así nos estaremos ganando el Gran Tesoro del Reino de los Cielos el cual ya dijimos que es el Santo Evangelio. La Parábola de la Red “Así mismo el Reino de los Cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena la 8 sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas y lo malo echan fuera. Así será el fin del siglo; saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos” Mateo 13: 47 al 49 . Todas estas parábolas que están registradas en el Evangelio de Mateo capítulo 13 el Maestro las dictó usando como púlpito una barca de pescar, y Mateo, el que antes se sentaba en el banco de los tributos públicos cobrando los impuestos de Roma, hombre con cierto nivel de educación pudo registrar toda jota y tilde de lo que el Maestro habló en esta oportunidad. A juzgar por el panorama que Mateo nos describe podemos imaginarnos que en ese lugar había muchos pescadores, y Jesús tomó ese ejemplo para presentarles la parábola de la red. Empieza comparando el Evangelio como una red que es lanzada al mar. Las redes de pescar son tejidas de cuerdas de cáñamo, otras con nailon u otros materiales, pero la red que Dios tejió fue elaborada de un material muy especial: “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor…” Oseas 11:4 gentes de todos los estratos sociales, culturales, económicos y raciales, pero aunque hayan muchos dentro de la red esto no quiere decir que todos seremos trasladados al Reino. ¡No!, llegará un tiempo que los peces serán escogidos: “Y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera” Mateo 13:48, “Y estando llena…”, esta frase señala el fin de la predicación del Evangelio, el fin de la pesca, cuando ya no quepan más hombres en la red: “Y será predicado este Evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” Mateo 24:14. Y luego dice que: “Se sentarán y escogerán lo bueno en vasos y lo malo echarán fuera” Esto nos lleva al juicio final, el Dios se sentará y mirará quienes son los hombres buenos para el Reino y a los malos botará. Aquí Jesucristo está basándose en el precepto de la ley de la alimentación donde se nos enseña que no todos los peces son comibles, solamente aquellos que reúnan estas dos características: “Esto comeréis de todos los animales En esta parábola Dios está comparando a los hombres como los peces: “Y haces que sean los hombres como los peces de la mar…” Habacuc 1:14. Los hijos de Adán vagan en este mundo de aquí para allá, como los peces en el mar son llevados por las impetuosas corrientes marinas. Dios viendo a la humanidad en esta condición, tejió la santa red del Evangelio para pescar a los hombres y la hizo a base de su Eterno Amor y del sacrificio santo de Jesucristo. Por esta razón uno de los grandes objetivos del Maestro Jesús cuando estuvo en la tierra fue enseñar esa nueva profesión de pesca: que viven en las aguas; todos los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar y en los ríos, estos comeréis” Levítico 11:9 “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: venid en pos de mi y os haré pescadores de hombres” Mateo 4:18 – 19. y tener la fe de Jesús”: “Así será el fin de este mundo: Saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” Mateo 13:49 – 50. Jesucristo traía la red de Dios y llamó a ciertos hombres para enseñarles a manejarla, algo muy duro y difícil es este trabajo, porque el hombre es más liso que el bagre y más astuto que un tiburón. Pero aun con toda esta adversidad la red de Dios se tiene que llenar. Al leer nuevamente el verso 47 dice que en la red cayeron diferentes clases de peces, al Evangelio de Jesucristo han entrado diversidad de La identificación para que sea buen pez es que tenga escamas y aletas; así en el sentido espiritual, el pez bueno para el Reino debe tener dos características: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” Apocalipsis 14:12. Si solo tiene una de las señales no será catalogado como buen pez; es necesario que tenga las dos características: “Guardar los mandamientos de Dios Los ángeles harán su trabajo, se encargarán de hacer la separación entre los hombres buenos para el Reino y los que serán desechados: “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.” Malaquías3:18 Esta parábola pudieron haberla entendido muy bien los que estaban escuchando al Maestro pues todos conocían la profesión de la pesca. 9 Mi estimado hermano, luchemos por ser un pez bueno para ser tomados en cuenta en el Reino de Dios. morir Cristo Jesús en la cruz, despojó de todos los poderes que ilegalmente este personaje se había apoderado: “Y despojando a los principados y La Parábola del Fuerte Armado potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” Colosenses 2:15. Jesucristo mismo dijo: “Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” Juan 11:31. Además de las parábolas que Jesús expuso en el mar de Galilea también en otras oportunidades Jesús habló usando esta figura literaria. El Maestro presentó la parábola del fuerte armado debido a que los judíos lo acusaban que Él echaba fuera demonios por Beelzebú: “Cuando el El demonio mediante sus falacias ha tomado como rehén a los hombres, los tiene secuestrados, pero gracias a Dios que envió a Jesucristo para expulsar a este prepotente fuerte del corazón de los hombres. Cuando estaban destronando de su poder al príncipe de este mundo, las virtudes de los cielos se conmovieron, se produjo un gran eclipse, y la tierra tembló, esto sucedió cuando Jesús murió en la cruz: “Y fuerte armado guarda su casa, en paz está todo lo que posee. Mas si sobreviniendo otro más fuerte que él, le venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y reparte sus despojos” Lucas 11:21 – 23. Este fuerte armado que ha cuidado su casa es el diablo; Satanás se ha introducido en el corazón de los hombres y de esa manera los convirtió en su morada, el demonio solo puede vivir cómoda y reposadamente en el corazón de nosotros los humanos, pero de repente vino uno más fuerte que él para echarlo de nuestras vidas y lógicamente que este presentó batalla. Satanás tiene sus armas y ha estado bien fortificado en el corazón de los hombres; y lucha para que no lo echen de allí, él tiene muchas armas para defenderse: “Sobre todo, tomando el escudo de la fe con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” Efesios 6:16. Por eso lo presenta Jesús en la parábola como un fuerte armado, enquistado en el corazón del hombre, no es tan fácil echarlo de esa casa, a no ser que venga otro más poderoso que él, como lo es Jesucristo, y con el omnipotente poder del Evangelio le quiebre sus armas, sus artimañas y supercherías, y lo expulse del corazón. “Mas sobreviniendo otro más fuerte que él le venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y reparte sus despojos” Lucas 11:22 Es esta justamente la obra de Jesús; para eso apareció: “… para deshacer las obras del Diablo” 1 Juan 3:8; al ellos le han vencido por la sangre del cordero y por la palabra de su testimonio; y no han amados sus vidas hasta la muerte” Apocalipsis 12:11. El hombre que hoy es esclavo de Satanás es porque quiere serlo, este fuerte es un gigante vencido, el hombre solo necesita recurrir al poder de Jesús, escudarse tras esa preciosa sangre, y será liberado de todas las opresiones de este maligno. Muchos han sido declarados libres: ¿Y usted porque no disfruta de esta libertad? “Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo dice: me volveré a mi casa de donde salí” Lucas 11:24 Que interesante todo esto, el demonio cuando sale del corazón humano anda atorrante por lugares estériles y no encuentra reposo. Es que Satanás solo puede vivir cómodamente en el corazón de los hombres, él es un parásito viviendo en nuestra mente donde puede alimentarse y satisfacer todos sus sucios deseos. Jesucristo así lo dejó ver cuando reprendió a los fariseos: “Vosotros de vuestro padre el Diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis hacer, él, homicida ha sido desde el principio y no permaneció en la verdad; cuando habla mentiras de suyo habla: porque es mentiroso y padre de la mentira” Juan 8:44. ¿De cuantos deseos no se sacia el diablo morando en el corazón de los hombres?; por eso es que cuando viene el Evangelio del Señor a nuestra vida, y penetra hasta lo más profundo de la mente y del corazón, le vuela en pedazos sus armas, vicios, drogas, fornicaciones, idolatrías, etc. Se las tira a la basura, al pobre y 10 mentiroso Diablo lo echan a la calle, anda errante y desesperado por los lugares secos, buscando consuelo pero no lo halla. Miremos uno de esos lugares estériles donde este sujeto tiene permiso de meterse; son lugares improductivos donde él no puede cebar su concupiscencia ni saciar sus deseos: “Saliendo Él a tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que tenía demonios ya de mucho tiempo; y no vestía vestidos, ni estaba en casa, sino por los sepulcros. El cual como vio a Jesús exclamó: ¿Que tengo yo contigo Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Ruégote que no me atormentes. Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre porque ya de mucho tiempo le arrebataba y le guardaba preso con cadenas y grillos; mas rompiendo las prisiones era agitado del demonio, por los desiertos, y le preguntó Jesús, ¿Qué nombre tienes? Y él contestó: LEGION. Porque muchos demonios habían entrado en él; y le rogaban que no les mandase ir al abismo. Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que les dejase entrar en ellos y les dejó” Lucas 8:27 – 32 Este es un cuadro dramático, y en la lectura se ve claramente como expulsaron del pobre hombre aquel prepotente armado (Satanás). Lo echaron de su corazón y le dieron permiso de refugiarse en aquellos lodosos cerdos. Qué diferencia, después de estar en el cerebro de un hombre, haciendo y deshaciendo de él, comiéndoselo poco a poco, luego lo echan a unos sucios cerdos donde no pueden hacer más que echarse en un charco de agua. Es por ello que al Diablo no le gusta vivir en esos lugares donde no le alimentan su concupiscencia, sus vicios y su mala vida. A él le interesa vivir en el hombre, porque de esa manera se burla de Adán quien fue hecho a la imagen de Dios, pero llega un momento que este personaje cansado de andar por esos infecundos lugares, decide volver a su casa de donde lo echaron, él sigue creyendo que el corazón del hombre es su casa, así lo dice Jesús en la parábola: “Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos buscando reposo; y no hallándolo dice: Me volveré a mi casa de donde salí” Lucas 11:24. Permítame hacerle énfasis, constantemente Satanás piensa en tomar, sea por asalto o de cualquier otra forma nuestro corazón, porque cree que le pertenecemos. Es por ello que siempre debemos estar alerta, vigilando con los ojos del Espíritu todo zig zeo de esta antigua serpiente: “No deis lugar al Diablo” Efesios 4:27. No le dejemos ningún espacio, cerrémosle todos los portillos y esperémosle siempre con la armadura de Dios, con la espada del Espíritu en nuestra mano y el escudo de la fe, para que podamos repeler cualquier asalto que nos haga en el día inesperado: “Porque no tenemos lucha contra carne ni sangre; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. Por tanto, tomando toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, habiendo acabado todo, estad pues firmes; ceñidos vuestros lomos de verdad y vestidos de la coraza de justicia, calzados los pies con el apresto del Evangelio de paz; sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno; y tomando el Yelmo de la salvación y la espada del espíritu; que es la Palabra de Dios” Efesios 6:12 – 17 Este enemigo aprovechará de nosotros cualquier descuido espiritual que tengamos y él empezará a empujar la puerta de nuestro corazón para ver si puede meterse en nuestra vida, Jesús dijo: “Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo. Y sembró cizaña entre el trigo y se fue” Mateo 13:35. Dormirse significa descuidarse en la vida espiritual, perder el contacto con Dios, no hacer uso de la meditación en la Palabra, sumergirse profundamente en las cosas materiales, o en esas codicias locas y dañosas; todo esto significa descuidarse, despojarse de aquella armadura del escudo de la fe y de la espada del Espíritu, y entonces este personaje que siempre está al asecho, de repente nos asalta, empieza a entrar a nuestro corazón, y descubre que nuestra casa está barrida y adornada. Por ello Jesucristo nos advierte: “Velad y Orad, para que no entréis en tentación” Mateo 26:41, por eso dice: “Y viniendo la halla barrida y adornada”. Como allí ha estado el Señor, se encuentran vestigios de limpieza, pero el astuto Satanás solamente observa aquel panorama que está limpio y adornado, no se queda inmediatamente: “Sino que va y toma otros siete 11 espíritus peores que él, y entrados, habitan allí: y lo postrero del hombre es peor” Lucas 11:26. Cuando el hombre se aparta de Dios y le da lugar otra vez al Diablo, su situación es peor que la primera, por eso amigo, no caminemos confiados en este mundo, no nos descuidemos ni tan solo un instante en nuestra vida espiritual. Velemos y oremos como recomendó Jesús, seamos como el águila que con sus poderosos ojos ve desde muy lejos el ataque de la serpiente. La Parábola de las Bodas también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca, y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio con las arpas de Dios, y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero…” Apocalipsis 15: 2 – 3. Con toda razón el anciano Juan describe este único momento histórico así: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria. Porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado y le fue dado que se vista de lino fino y brillante, porque el lino fino son las justificaciones de los santos. Y él me dijo: escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena del cordero, y me dijo: estas palabras son verdaderas” Apocalipsis 19:7 – 9. Jesucristo, el parabolista por excelencia, presentó esta parábola en la ciudad de Jerusalén en los últimos días de su ministerio, y se la expuso a personas incrédulas, de mentalidad herméticamente cerrada. Está registrada en Mateo 22:1 – 13. Toda esta preciosa Escritura de por sí impresiona a cualquiera, aun mirándola solamente desde el punto de vista literario; y que decir cuando la persona logra ahondar y extraer la esencia de esta enseñanza: “El Reino de los Así que esta invitación a la gran boda real del Hijo del Supremo Rey del Universo es verdadera. El Dios Todopoderoso ha estado invitando al hombre a este gran coloquio: “Y envió a sus siervos para que Reino de los Cielos es equivalente al Evangelio mismo que Jesús trajo a la tierra. Entonces ese rey que le hizo bodas a su hijo no es otro más que el Padre Dios. El Supremo Rey del Universo, muy pronto le celebrará una gran boda a su Hijo, boda en que habrá derroche de alegría y de lujo. Ninguna de las bodas reales que se han celebrado le igualará a esta; será el acontecimiento más grande en la historia del Universo, y Él está invitando al hombre a tan grandioso momento. El Magno acontecimiento será presidido por ángeles y arcángeles; en la boda del Hijo del gran Rey se escuchará música inspirada, cánticos acompañados de dulces acordes que saldrán de las arpas de Dios: “Vi A través de sus siervos, por más de dos mil años, el Rey ha extendido a la humanidad la invitación, pero como dijo el profeta: “¿Quién ha creído a nuestro cielos es semejante a un rey, que hizo bodas a su hijo” Mateo 22:2, como ya hemos estudiado que la expresión llamasen a los llamados a las bodas; mas no quisieron venir. Y volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los llamados: He aquí, mi comida he aparejado; mis toros y animales engordados son muertos y todo está prevenido; venid a la boda” Mateo 22:3. Este ha sido el continuo llamamiento de Dios a los descendientes de Adán, el Dios que no tiene ningún ápice de egoísmo sino que todo Él es amor, y ese amor que no conoce final desea que el hombre disfrute de esta eterna fiesta, de una vida cómoda e inmortal en su Santo Reino, y a eso justamente le llama la gran boda; porque una boda es sinónimo de alegría, de felicidad; amigo, no olvide que el anhelo de Dios es que usted sea feliz. anuncio?” Isaías 53:1 Realmente casi nadie ha querido creerlo. No obstante la incredulidad del hombre, el Rey sigue interesado en que usted participe de esa gran Cena de Boda, y le dice nuevamente: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oyere mi voz y abriere la puerta entraré a él y cenaré con él, y él conmigo” Apocalipsis 3:20. Pero los hombres se han hecho los desentendidos. No tienen interés de participar en el banquete de la Vida Eterna. “Mas ellos no pusieron atención y se fueron, uno a su 12 labranza, y otro a sus negocios; y otros tomando a sus siervos los afrentaron y los mataron” Mateo 22:5 rechazaron la invitación: “Entonces dijo a sus siervos: Los primeros que recibieron la invitación a la gran boda fueron los israelitas las bodas a la verdad están aparejadas; mas los que eran llamados no eran dignos. Id pues a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos hallareis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos, y las bodas fueron llenas de convidados” Mateo 22: 8 – 10. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” Juan 1:11 Esto se cumplió cuando los israelitas despreciaron la invitación de Dios, ellos pensaban como está escrito: Ellos rechazaron deliberadamente a Jesús y a sus siervos que se dedicaron a invitar a la gran boda. Aquella generación de hijos contumaces y rebeldes desafortunadamente no entendió lo que despreciaron. “Y comenzaron todos a excusarse. El primero le dijo: he comprado una hacienda y necesito salir a verla: te ruego que me des por excusado. Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me des por excusado. Y el otro dijo: acabo de casarme y por tanto no puedo ir” Lucas 14:18 – 20. De esta manera se ha disimulado el hombre y no ha puesto atención a la dulce y atenta invitación de Dios, pasa ocupado de sol a sol en las cosas que hoy son y mañana no serán. Así se mostraron los judíos, indiferentes. El mismo Jesucristo les dijo bajando del monte de las olivas: “Cuantas veces quise juntarte como la gallina junta a sus pollos debajo de sus alas, pero no quisiste.” Lucas 13:34 Amigo, no te pierdas en la jungla del dinero, del trabajo y la ambición, pon cuidado ahora mismo a la invitación de Dios; no cometas el error de los judíos en el pasado que por varias veces desatendieron esta invitación. Los hijos de Adán no se imaginan lo que están rechazando; el carnaval del mundo los tiene hechizados, no han podido valorizar la invitación de Dios a su gran Cena. Pero el Rey mantiene esa disposición todavía a pesar de tanto rechazo porque lo hace con ese amor que no tiene límite, y le anima a que haga los arreglos necesarios para estar presente en la gran boda de su Hijo. Esperamos que usted no sea como aquellos que menospreciaron la invitación. Al principio dijimos que los primeros invitados a tan regio evento fueron los hijos de Israel, pero ellos “… Yo soy rico y no tengo necesidad de ninguna cosa…” Apocalipsis 3:17. En vista a este disimulo el Señor giró invitación a la gente que no conocía a Dios, salieron a las calles tal como dice: “… Mete a la cena a los pobres, mancos y ciegos” Lucas 14:21. Todo esto tuvo su cumplimiento cuando después de haberles ordenado que primeramente fueran a la casa de Israel, el Señor cambió el decreto: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura…” Marcos 16:15 Las naciones gentiles que antes solo conocían la adoración de la piedra y el palo hoy están siendo llamadas para el banquete: “A todos los sedientos venid a las aguas, y los que no tienen dinero, venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” Isaías 55:1 Pero el mundo aparentemente está satisfecho, alimentándose de mentiras, de filosofías huecas y huérfanas de verdad, por el momento siente que no necesita la invitación de Dios. Pero cuando vuelvan en sí se darán cuenta que están hambrientos: “Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta su estomago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento...” Isaías 29:8. Tiempo vendrá cuando los hombres contemplen con sus mortales ojos la instalación de la gran boda del Rey, cuando inaugure el Señor su santo gobierno en esta tierra. Entonces los que despreciaron las cosas Eternas quedarán asombrados, se sentirán hambrientos de la Eternidad, querrán participar de la gran gloria de las glorias, que por muchos años rechazaron: “Allí será el lloro y el crujir de dientes, cuando viereis a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y a todos los profetas en el Reino de Dios, y vosotros excluidos. Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios” Lucas 13 13:28 – 29. Los grandes hombres, aquellas connotadas figuras que trabajaron febrilmente anunciando el Reino de Dios, los que pusieron su cuota de sacrificio para esta causa, estarán disfrutando de aquél Eterno banquete. Cuan duro será para los que despreciaron la invitación, tendrán que contemplar de lejos toda esta grandeza; ¡Sí!, los incrédulos mirarán las esplendidas instalaciones del Reino y a todos sus integrantes regiamente vestidos. Jesús dijo: “…Miraréis a Abrahán, a Isaac y a Jacob en la mesa del Reino, y vosotros excluidos.” No permita que lo eliminen de esta gran bendición en el día postrero, tan solo por haber sido en esta vida reacio a las cosas del Señor, la Palabra dice: “… Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón” Hebreos 4:7 Al volver de nuevo a la parábola encontramos un detalle bien interesante: “Y entró el Rey, para ver a los convidados, y vio allí a un hombre no vestido de boda, y le preguntó: amigo; ¿Cómo entraste aquí no estando vestido de boda? Mas él cerró la boca, entonces el rey dijo a los que le servían, atadlo de pies y manos, tomadle y echadle a las tinieblas de afuera: allí será el llanto y el crujir de dientes” Mateo 22:11 – 13. En aquella boda solo entrarán los que vistan un traje especial, quien no lo tenga será echado fuera, igual que al hombre que menciona la parábola. Llega el Rey y con toda nobleza le dice: amigo, ¿Cómo entraste no estando vestido de boda? Es obvio, que los incrédulos cuando miren las lujosas instalaciones del Reino de Dios desearán entrar, el Señor permitirá que entren por un momento para que se convenzan que era una realidad la invitación, pero una vez convencidos, tendrán que ser expulsados por no estar vestidos de boda. Mucho cuidado con aparecer en aquella reunión con nuestros mugrientos vestidos de carne y sangre: “Carne y Sangre no pueden heredar el Reino de Dios” 1 Corintios 15:50 El Señor te extiende hoy la invitación para que confecciones ahora mismo tu traje, a fin de que puedas entrar a la gran fiesta de Dios; que no es otra cosa más que su Santo Reino, para disfrutar de las glorias sin par. El Vestido de Boda “Y le fue dado que se vista de lino fino y brillante; porque el lino fino son las justificaciones de los Santos” Apocalipsis 19:8. Hoy por hoy, por muy fino que sea el vestuario que usemos, este es opaco y triste, pues debido al pecado que heredamos de nuestros padres nos cubrimos con hojas de higuera (Génesis 3:7) Desde que el hombre pecó fue despojado del ropaje de gloria que su Creador al principio le hizo, y desde aquel momento la humanidad se ha venido inventando y confeccionando sus propios vestidos, para no ver sus vergüenzas. Pero por más vestimentas que los hijos de Adán hagamos seguiremos desnudos, aunque el pobre Adán últimamente ha caído tan bajo, que cree estar bien vestido, por eso el Señor lo exhorta: “Porque tú dices: yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no te das cuenta que eres un cuitado, miserable, pobre, ciego y desnudo” Apocalipsis 3:17 Los descendientes de Adán siempre han querido vestirse de tantas doctrinas y filosofías manufacturadas en esta tierra, pero delante del Señor todas las cosas están desnudas. Solo poniéndonos el vestuario que Dios nos ofrece podemos entrar a la gran boda del Hijo del Rey. Todos nosotros, tenemos cuentas pendientes con la Justicia Divina; si nos quitamos los sucios vestidos mundanales y nos vestimos con el traje de Justificación, podremos entrar en el banquete de Dios. Ese brillante vestuario de boda significa vestirse de Cristo: “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo; de Cristo estáis vestidos” Gálatas 3:27. ¡Qué espléndidas vestiduras las que se lucirán en esta boda! “Vestirse del ropaje de Cristo”, envolverse en ese manto precioso de misericordia y de bondad inmerecida. Ponerse el traje de Jesús implica renunciar a todos los deseos mundanos. Si queremos participar de la mesa del Señor en aquel glorioso día, tenemos que dejar hoy de participar de la mesa de los demonios, pues: “No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios, no podéis ser partícipes de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios” 1 Corintios 10:21. Es ahora cuando debemos envolver nuestro cuerpo de carne y de sangre con el precioso manto del Nazareno. Es indispensable cubrir nuestro cuerpo con su 14 ensangrentada capa de sacrificio y bondad, con la cual ganó nuestra justificación, porque únicamente de esa manera la inmortal vestimenta podrá absorber nuestra mortalidad de carne y de sangre, pudiéndonos así presentar en el Reino vestidos de inmortalidad, y no llegar envueltos con esta misma carne enfermiza, arrugada y triste: “Es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad. Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se efectuará la palabra que está escrita: sorbida es la muerta con victoria” 1 Corintios 15:53 – 54 Hoy nosotros nos vestimos de mortalidad, ¡Sí!, una mortaja es nuestro vestuario final, y con esto no podemos entrar a la gran boda del Hijo del Rey, porque: “Carne y Sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” 1 Corintios 15:50 Al levantarnos en la gran resurrección, lo haremos con un cuerpo radiante, no opaco, ni triste o arrugado como el que tenemos en esta vida, sino que nos levantaremos con el traje de la inmortalidad, seremos entonces bienaventurados, gozaremos la dicha y la gloria de las glorias, miraremos a todos los connotados hombres, que con un ánimo batallador combatieron por la causa del Reino de Dios. Unámonos al sentir del poeta cuando escribió: Otra reunión como esta No hay, Do contemple a los profetas no hay, Los apóstoles también, junto a Cristo allí veré Y con ellos cantaré, no lo hay. Pero lo horrible será, levantarse de la tumba con este mismo cuerpo mortal, entonces el hombre entenderá cuan equivocada decisión tomó al desechar durante su vida la invitación de Dios. Será tanto el deseo de entrar a esa reunión de Dios, que el Diablo inspirará a los hombres impíos para que invadan el Santo gobierno: “Y subieron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campo de los santos, y la ciudad amada, y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró” Apocalipsis 20:9. Amigo, las manos del Señor se abren hoy para ti, estamos dejando en tu corazón una invitación muy especial para la gran boda del Hijo del Rey, has ahora mismo preparativos, alista tu traje, vístete del ropaje de Jesucristo, renuncia a todos los deseos humanos, decídete ahora para que tu cuerpo mortal sea vestido de inmortalidad en el fin de los días. La Parábola de la Viña Esta parábola fue dedicada específicame nte a los Fariseos, Sacerdotes y demás que conformaban la clase gobernante religiosa en el Israel de aquel entonces. Aquí sucedió lo contrario a las parábolas que el Maestro expuso en el mar de Galilea, ¿Recuerda que a aquellas no les entendió la gente?, pero estas que fueron disertadas en el atrio del templo de Jerusalén los doctos sí las entendieron, y se dieron por aludidos: “Y oyendo los príncipes de los fariseos sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos” Mateo 21:45. Esta parábola está registrada en el Evangelio de Mateo 21: 33 al 45; leemos en el verso 33: “Oíd otra parábola: hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la dio a renta a labradores” Esta parábola también tiene un significado profético, del cual hablaremos más adelante. ¿Quién es el padre de familia que plantó esta simbólica viña? “¿No tenemos todos un mismo Padre, no nos ha creado un mismo Dios?” Malaquías 2:10. No queda duda que fue el Padre Dios quien plantó esta viña, Jesucristo está desentrañando una profecía de Isaías: “Ciertamente la viña del Eterno es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y 15 he aquí clamor.” Isaías 5:7. El Eterno Padre plantó esa viña de uvas muy escogidas, Él esperaba que “salieran uvas dulces pero aparecieron uvas ácidas” Isaías 5:2. Israel fue un pueblo escogido por Dios, fue su especial tesoro, la niña de sus ojos, sólo a ese pueblo Dios organizó, Él mismo se los dice: “A vosotros solamente he escogido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.” Amós 3:2. Fue en la tierra de Gosen en las riberas del río Nilo donde Dios empezó a sembrar su viña y allí creció silenciosamente y después la trasplantó al Jordán en la tierra del Canaán. Así cantaba David: “Hiciste venir una vid de Egipto, echaste las gentes y la plantaste…” Salmo 80: 8 al 11. ¡Que maravilloso canto! ¡Cuán melodioso han de haberse escuchado los acordes que Asaf el músico principal de David le arrancaba a su arpa cuando cantaba este Salmo, recordando que el Padre Dios arrancó aquella viña de las riberas del rio Nilo, y la trasplantó más allá del río Jordán, la trajo con todo cuidado por los ardientes desiertos de Sim, Elim, Sinaí, y la plantó en la fértil tierra de Canaán, como leemos lo dicho por el salmista: “… Echaste las gentes y la plantaste” Salmo 80: 8, y otro de los profetas agrega: “… Para dar la tierra del Cananeo, del Heteo, del Amorreo, del Jebuseo, y del Gergeseo” Nehemías 9:8. Al mando del General Josué, Dios echó a estas perversas naciones que estaban ocupando esta tierra de balde y allí sembró a Israel su viña. Por eso Dios mediante su profeta dice: “¿Que más se podría hacer a mi viña, que yo no haya hecho por ella?" Isaías 5:4. Dios abonó los corazones de los hijos de Abraham, Isaac y Jacob, con refrescantes lluvias de enseñanza: “Goteará como la lluvia mi doctrina” les prometió Dios Deuteronomio 32: 2, estas enseñanzas servirían para que aquel pueblo se desarrollara sabio y bien docto en el conocimiento de Dios y en el seglar, y por consecuencia lógica ellos servirían para civilizar al mundo en todas las áreas de la vida. El parabolista al decirnos de los cuidados que tuvo el dueño de la viña resalta esto: “La cercó de vallado” Mateo 21:23. Este cerco que Dios le puso a su viña era su santa protección, millares de ángeles cuidaron a Israel, muchos países quisieron invadirlo para estrujar su gloria, y robar sus riquezas; pero mientras estuvo el vallado de Dios, jamás entró en aquella viña ningún ejército por poderoso que fuera. Y el día que fue destruida por el mal comportamiento de los hijos de Israel, un profeta de Dios entre sollozos y llantos escribió así: “Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad, han profanado tu santo templo, redujeron a Jerusalén a escombros” Salmo 79: 1; y leemos en el Salmo 80: 13 “La destroza el puerco montés, y la bestia del campo la devora”. Esto le sucedió a la viña cuando Dios le quitó su protección. Después leemos en el verso 33 de Mateo 21 que: “Dios puso en ella un lagar” ¿Qué es un lagar? Es una especie de batea donde se llevaban las uvas que se arrancaban de la viña para ser molidas y extraer el jugo de uva. Dios quería sacar vino dulce de aquella viña y no ácido, Nehemías 8:10, no lo quería fermentado o agrio, este vino que Israel como viña tenía que dar era la enseñanza, la doctrina de Dios, tenía que ser el ejemplo entre todos los pueblos de la tierra, para civilizarlos sobre todo en materia de religión, pues todos los pueblos de alrededor eran politeístas, adoraban a tantos diosecillos, por eso de Israel tenía que salir la enseñanza de la adoración a un solo y verdadero Dios. El lagar donde se fabricaría el vino dulce o sea la enseñanza divina fue la ciudad de Jerusalén y con especialidad el Templo, de ese lugar saldrían las grandes enseñanzas que el mundo debía beber y de esa manera aprendería la educación de Dios, Israel fue puesto como Maestro para educar a los pueblos que le rodeaban. Isaías 55:4. Pero el resultado fue otro, solo unas pocas uvas salieron dulces, muy pocos de los hijos de Israel fueron plantas deleitosas, la mayoría fueron uvas amargas: “Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. Veneno de serpientes es su vino y ponzoña cruel de áspides” Deuteronomio 32: 32 al 33. El Maestro en su parábola menciona que en aquella viña: “se edificó una torre” Mateo 21:33. En las viñas se edificaban torres de donde los vigilantes estaban atentos para cuidar las vides que no fueran devoradas por las zorras y todos los animales dañinos, esa torre representaba el sumo cuidado que tenía Dios para su pueblo: “Torre fuerte es el 16 nombre del Señor; a Él correrá el justo, y será levantado” Proverbios 18:10. Al seguir con la lectura de la parábola que estamos meditando, dice que el dueño de la viña se la dio en arrendamiento a unos labradores, estos se encargarían de hacer prosperar el fruto de aquella labranza, Mateo 21:33. Y ahora leamos los versos 34 y 35: “Cuando se acercó el tiempo de los frutos envió a sus siervos a donde los labradores para que recibiesen su fruto. Mas los labradores tomando a sus siervos, al uno hirieron, al otro mataron, y a otro apedrearon.” Aquellos labradores encargados de trabajar en el corazón de los hijos de Israel eran los sacerdotes y todos los guías religiosos. Pero ellos trabajaron mal la viña, confundieron al pueblo con un sin número de huecas tradiciones y mandamientos de hombres, y los dirigentes religiosos mataban a cuanto profeta el dueño de la viña mandaba para reclamar los frutos de su labranza. A Juan el Bautista le quitaron la cabeza, porque fuertemente les decía: “Haced frutos dignos de arrepentimiento” Mateo 3: 8. ¿Cuántos santos profetas no lapidaron los guías religiosos de Israel entre el pórtico y el altar? Jesucristo se los recuerda en la tremenda exhortada que les dio en el pórtico del templo. Mateo 23: 37. Los fariseos se habían apoderado de aquella viña del Padre de familia, se enriquecieron explotando las almas de los incautos que no conocían nada de las Escrituras porque los mismos guías religiosos se las escondieron, y aunque el pueblo pueblo quería conocer el camino ellos se lo entorpecieron con sus tradiciones y ritos mudos que se inventaron, para entretener al pueblo hacían largas y repetitivas oraciones en las calles, actos estos que Jesucristo los calificó como hipocresía. Jesús siguió refiriéndoles la parábola: “Finalmente les envió a su hijo, diciendo: tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: este es el heredero; venid, matémosle apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña y le mataron” Mateo 21: 37 al 39. Es obvio que el Hijo del dueño de la viña es Jesucristo, quien se hizo carne y personalmente se presentó a reclamar su heredad. “... El Hijo es el heredero de todo... ”. Hebreos 1: 2. Y finalmente el Maestro pregunta a los oyentes incluyendo a los sacerdotes y fariseos que le escuchaban: “Cuando venga el Señor de la viña ¿Qué hará a aquellos labradores?” Mateo 21: 40; y los que oyeron contestaron: “A los malos destruirá sin misericordia y arrendará su viña a otros labradores que le paguen su fruto a su tiempo” Mateo 21: 41. Y esto fue lo que sucedió, el gobierno de Dios se le quitó a los fariseos, aunque ellos se sentaban cómodamente en la cátedra de Moisés fueron echados de su pedestal por no haber hecho bien su trabajo, y ese poder se lo dieron a hombres comunes y corrientes para avergonzar a los sabios, los doctores de la ley. El Señor llamó a pescadores, publicanos, como dijo Pablo después: “… la hez del mundo… ” Y Jesucristo mismo les dijo en el atrio del templo: “Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él” Mateo 21: 43. Por esta razón cuando los fariseos oyeron estas palabras entendieron que hablaba de ellos, pero al buscar como echarle mano, no se atrevieron hacerlo por temor al pueblo, porque lo tenían por profeta, Mateo 21: 45 al 46. Quiera Dios que nosotros leamos bien el mal resultado de la viña que el Señor destruyó por el pésimo comportamiento de sus dirigentes religiosos, no vayamos a cometer el mismo error de los sacerdotes del pasado, que se enriquecieron con la labranza del Señor, hicieron mercadería con las almas, mientras el pueblo moría en la ignorancia. Dios al destruir aquella viña plantó otra y esa es la Iglesia de Dios, sí, Pablo escribe: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.” 1 de Corintios 3:9. Pero el apóstol enfatiza por si alguien pretende hacerse dueño de esta viña: ¿Qué pues, es, Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo da Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor” 1 de Corintios 3:5 al 8. 17 La Parábola de la Higuera “Y dijo esta parábola: tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿Para qué ocupará aún la tierra? Él entonces respondió, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que la excave y abone. Y si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás después” Lucas 13: 6 al 9. En el sentido puramente literal la higuera es un árbol muy común en el Medio Oriente, el cual produce frutos exquisitos para alimento del hombre, y el Señor usó este árbol para presentar un gran ejemplo, leímos en Lucas 13: 6 “Y dijo esta parábola”. Con esto comprendemos que no se está refiriendo a una higuera común y corriente; esas palabras que Jesús dijo de la higuera tienen un trasfondo profético, en las profecías que dictó en el monte de las Olivas Mateo registró estas palabras: “De la higuera aprended la parábola: cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.” Mateo 24:32. Leamos nuevamente lo que expuso Jesús sobre la higuera, Lucas 13: 6 al 9. ¿Quién es esta simbólica Higuera? ¿Quién es el que vino a buscar frutos y no encontró? ¿Quién es el viñero que ruega que la dejen por un año más? ¿Cuáles eran esos tres años que menciona el parabolista? A todas estas preguntas daremos respuesta en la medida que ahondemos en esta meditación. Existe un pueblo en esta tierra cuyo fundador le ha comparado como una Oliva, como Uva, y como una Higuera. Y este es el pueblo de Israel: “Ciertamente la viña del Eterno es la casa de Israel”, escribió Isaías en su capítulo 5:7, en el capítulo 11 de la carta a los Romanos la revelación de Dios compara a Israel como una Oliva, y otro profeta dice: “Como uvas en el desierto hallé a Israel: como fruto temprano de la higuera en su principio vi a vuestros padres” Oseas 9:10. “Así ha dicho el Eterno Dios de Israel: como a estos buenos higos, así conoceré la transportación de Judá, el cual eché de este lugar en tierra de caldeos, para siempre” Jeremías 24:5. Esta es la constante en las Escrituras, comparar al pueblo de Israel con esta clase de árboles, y en esta parábola son comparados como una Higuera, ellos fueron plantados en la media luna fértil de la tierra del Canaán, Moisés les dijo estas palabras: “¿Así pagáis al Eterno, pueblo loco e ignorante? ¿No es Él tu padre que te poseyó? Él te hizo y te ha organizado” Deuteronomio 32:6. Dios plantó esa simbólica Higuera para que produjese buenos frutos. Ahora recuerde que en la parábola el Maestro dice: que por espacio de tres años el dueño de la higuera vino a buscar frutos y no los encontró; al leer en Lucas 13:7 encontramos la siguiente información: “Y dijo al viñero: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿Para qué inutiliza también la tierra?”. En los últimos cuatro años de oportunidad que le dieron a la higuera para que diera frutos, el primer profeta que Dios comisionó para reclamar la cosecha fue a Juan el Bautista: “Y tenía Juan su vestido de camello y una cinta de cuero alrededor de sus lomos: Y su comida eran langostas y miel silvestre… Haced frutos dignos de arrepentimiento” Mateo 3: 4 al 8. El enigmático profeta que llevó una vida muy excéntrica, envuelto en ese grueso cuero de camello, y con una potente voz como la de un beduino, sacudió a la higuera pero no encontró los deseados frutos en aquel pueblo, con su fuerte mensaje como poderoso vendaval sacudiendo a la estéril higuera les decía: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no de buen fruto es cortado y echado en el fuego.” Mateo 3:10. Este profeta era mayor seis meses de Jesucristo, en el nacimiento humano por supuesto, porque cuando Elizabeth, madre de el Bautista Juan, Dios mediante su Espíritu embarazó a María, el ángel le dice: “Y he aquí, Elizabeth tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y este es el 18 sexto mes para ella, la que llaman la estéril” Lucas 1:36. Juan el Bautista tenía que empezar su ministerio cuando tuviera la edad de treinta años, porque él era un levita hijo de sacerdote: “De treinta años arriba hasta cincuenta años, todos los que eran en compañía para hacer servicio en el tabernáculo del testimonio” Números 4: 3. Juan empezó su ministerio a esa edad de treinta años cuando la vida del hombre está en plenitud, igual Jesucristo inició su ministerio a esa edad: “Y aconteció que como todo el pueblo se bautizaba también Jesús fue bautizado… Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de treinta años, hijo de José, como se creía, que fue hijo de Elí” Lucas 3: 21 al 23. Sabemos bien que cuando Jesús fue bautizado por Juan el ministerio del bautista estaba expirando, siguiendo Jesucristo en la misma dirección de Juan, tres años y seis meses duró el ministerio de Jesucristo más los seis meses del ministerio de Juan, completándose exactamente los “cuatro años” que señala la parábola de la higuera. Jesucristo trabajó arduamente en la primera mitad de la última semana profética que por cierto era la septuaginta semana, profecía esta que se le había dado al pueblo de Israel, donde se marcaba la última oportunidad para la higuera, después de todo esto si ella no producía buenos frutos sería desarraigada de aquella tierra, Daniel 9:27. Por cuatro consecutivos años le reclamaron a la higuera, que ya dijimos es el pueblo Israel. Dios buscó frutos de arrepentimiento; pero cuando iban a buscarlos, solo encontraba en ella hojas; así lo presenta Jesucristo en aquel ejemplo literal relacionado con la higuera: “Y dejándoles, se salió de la ciudad, a Bethania: y posó allí. Y por la mañana volviendo a la ciudad, tuvo hambre y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Y viendo esto los discípulos maravillados decían: ¿Cómo se secó la higuera? Mateo 21: 17 al 20. ¿Por qué iba Jesús a maldecir la higuera sin razón? Él había venido exclusivamente para buscarle frutos buenos a la higuera y solo encontró hojas, y aunque le rogó a su Padre un año más de prórroga para abonarla, hasta con las lágrimas de sus ojos la estéril higuera solo dio hojas. Las hojas de un árbol solo dan apariencia; pero no da más que eso, igual Israel no tenía frutos de arrepentimiento, solamente hojas: todo lo que la clase sacerdotal practicaba en sus liturgias dedicadas a Dios era pura apariencia, lo hacía por una muda rutina, en su corazón no había nada. Los ritos que practicaban eran vacíos; todo tenía que ser quemado, el hacha ya estaba puesta, era inevitable aquella dolorosa situación. Los fariseos, considerados como los doctos en la ley solo eran el flotante manto blanco, por lo cual el Maestro acertadamente los comparó como sepulcros blanqueados. ¡Pobre higuera, solo producía hojas! Mucho tiempo pasó Israel con ese follaje, pero cuando llegó el momento de recoger los frutos ya sabemos lo que se encontró. Pablo tomando esta misma figura escribió: “Y si alguno edificare sobre este fundamento, oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada cual será probada: el fuego hará la prueba” 1 Corintios 3: 12 al 13. La obra de la simbólica higuera la cual ya dijimos era el pueblo de Israel no era de oro ni plata; fue puramente hojarasca, por lo cual tuvo que ser desmantelada, pues el Bautista se los había profetizado: “el hacha ya estaba puesta”. Recordemos que el dueño de la viña dijo que por espacio de tres años había venido a buscar frutos y no los encontró, el viñero que no es otro más que Jesucristo le ruega al dueño de la higuera que la deje por un año más: “Yo la abonaré, y si hiciere fruto bien, y si no la cortarás después”. Él se compromete en abonarla, en hacer todo tipo de trabajo para que la higuera diera los frutos deseados, y si no resultaba pues que procedieran a lo ya determinado. Jesucristo trabajó duramente abonando la higuera. Predicación tras predicación fue dada en las plazas y sinagogas de aquel pueblo duro de cerviz; exhortación tras exhortación les fue advertida; pero ellos se taparon los oídos para no escuchar. ¡Pobres aquellos descendientes de Abraham! De norte a sur, de este a oeste, el Maestro hundió los pies en las polvorientas o lodosas calles de las ciudades de Israel. Sin embargo el pueblo no atendió a quien intercedía por ellos para que no fueran echados de la tierra 19 donde Dios los había plantado. Los seis meses del tormentoso ministerio del Bautista más los tres años y medio del Maestro Jesús fueron dedicados única y exclusivamente para aquellos duros de cerviz; Jesucristo dio órdenes estrictas a sus apóstoles diciéndoles: “Por el camino de los gentiles no iréis, y en ciudad de samaritanos no entréis, mas id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel” Mateo 10: 15. Con gran esmero, el que amaba con pasión santa la viña hundió profundamente el arado, le puso toda clase de abono como le había prometido al dueño, por último hasta la regó con las lágrimas de sus ojos; pero esta se negó a dar el fruto que se esperaba. Solamente ciento cuarenta y cuatro mil israelitas se convirtieron a la justicia, los demás fueron de corazón estéril. Cuando la oportunidad para aquella higuera estaba por expirar, el viñero lloró amargamente porque Él sabía lo que le esperaba a aquel pueblo, a través de su invidencia el Maestro vio la hecatombe que se le avecinaba a la ciudad del gran Rey: “Y como llegó cerca, viendo la ciudad, lloró sobre ella diciendo: Oh si tu también conocieseis, a lo menos en este tu día lo que toca a tu paz, mas ahora está encubierto de tus ojos, porque vendrán días sobre ti que tus enemigos te cercarán con baluartes, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho, y te derribarán a tierra, a tus hijos sobre ti; y no dejarán piedra sobre piedra; por cuanto no conocisteis el tiempo de tu visitación” Lucas 19:41 al 44. Cuando Jesucristo lloró sobre la higuera fue en los días que se avecinaba la gran fiesta de la Pascua, miles y miles de peregrinos israelitas estaban llegando a la ciudad sacerdotal como ovejas para quebrantar su sed, seguían esperando al hijo de David, Él estaba entre ellos pero no se dieron cuenta de su visitación por la mala interpretación de las profecías, lo que sus maestros les habían enseñado en las sinagogas no era cierto, los confundieron, y la gran mayoría como inocentes ovejas no identificaron a su Pastor. Para todos aquellos peregrinos y los que moraban en aquella tierra todas las cosas seguían igual, traían su cordero para que el sacerdote se los bendijera y después sacrificarlo y recordar así la gran noche de su liberación de la esclavitud de Egipto, solo un hombre sabía que la misericordia de Dios para ellos estaba terminando, que unos cuantos días después las empedradas calles de Jerusalén se mancharían con la sangre del verdadero Cordero, por esta razón el viñero Jesucristo lloró sobre la ciudad, Él conocía que el Dios ya estaba cansado de sus vanos sacrificios: “¿Quien demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis mas vana ofrenda; el incienso me es abominación, luna nueva y días de reposo, el convocar asambleas no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas” Isaías 1: 12 al 14. Como la higuera no dio lo que se esperaba, se cumplió la parte más triste de la parábola, “Si hiciere fruto, bien, y si no, la cortarás después” Lucas 13:9. Cuando Jesús salió del templo de Jerusalén después de decirles a los doctores de la ley y a los sacerdotes las últimas sentencias: “… se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondió Jesús y les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada” Mateo 24: 1 al 2 El gran templo con su lujoso minarete color de bronce, cuando los perpendiculares rayos del sol caían sobre Jerusalén aquello resplandecía y era el orgullo de todo buen judío, pero la gloria de Dios ya no se manifestaba en ese lugar, Dios ya no hablaba con el sumo sacerdote en el solemne día del perdón, todo era pura hojarasca, de nada servía el Efod, la Mitra y todos aquellos atuendos sacerdotales, ahora el Sumo sacerdote lo ponían los Romanos. Negociaban con la avara cúpula sacerdotal según los intereses políticos y económicos, justamente por esta razón poderosa cuando los discípulos salieron del templo y le mostraron a Jesús aquel monumental edificio Él les contestó: “¿Veis todo esto?, de cierto os digo que no será dejada sobre esto piedra sobre piedra que no sea derribada” Mateo 24: 1 y 2. ¿Quién sería capaz de creer semejante presagio? Para los judíos era absurdo que su Dios les destruyera aquel templo construido por Esdras, y Zorobabel, por último reformado por Herodes el Grande, pero Uno mayor que todos estos estaba 20 dando la sentencia: “No quedará piedra sobre piedra que no sea destruida”. La higuera tenía que ser cortada, ya estaba ocupando la tierra de balde. Jesucristo advirtió seriamente a su Iglesia: “Cuando viereis a Jerusalén cercada de ejércitos, sabed que su destrucción ha llegado” Lucas 21:20. Los apóstoles estaban bien conscientes de la hecatombe que se le avecinaba a su gran ciudad, el tiempo inexorablemente había pasado y los verdaderos seguidores del Cristo viviente estaban expectantes viendo el tic tac del reloj profético. Jesucristo les había dicho que estuvieran atentos a todo el mover político y religioso en Jerusalén, y que no se prestaran para defender la ciudad; ha de haber sido algo muy doloroso para los cristianos de ese tiempo, el consejo fue: “Entonces los que están en Judea huyan a los montes, y el que esté sobre el tejado no descienda a tomar algo a su casa, y el que esté en el campo no vuelva atrás a tomar sus vestidos. Más hay de las preñadas y de las que crían en aquellos días, orad, pues que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado” Mateo 24: 16 al 20. Los discípulos quedaron bien informados sobre el momento cuando llegaran a cortar la higuera, la orden específica era huir y no ver para atrás, porque la suerte estaba echada sobre la ciudad de los profetas. El mover de la Iglesia en esos días era intenso. Todos los que se iban añadiendo voluntariamente vendían sus posesiones y las traían a los pies de los apóstoles, porque ellos sabían que muy pronto tenían que huir y no podrían cargar con nada. Hechos 2:41. Las palabras de Jesús se cumplieron al pie de la letra. La historia seglar narra la terrible destrucción de Jerusalén, el primer general romano que la sitió fue Cestio Galo, este hombre fue enviado junto a sus legiones con el propósito de sofocar la revuelta que hicieron los Zelotes, un partido político que luchaba por la liberación de Jerusalén, Jesús les había dicho: “Cuando viereis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed que su destrucción ha llegado” Lucas 21: 20. Cuenta la historia que cuando este general llegó con sus ejércitos, los cristianos que quedaron dentro de la ciudad sintieron la misericordia de Dios; la historia describe que Cestio Galo se retiró de los muros de Jerusalén sorpresivamente. El General se vio impotente para vencer la resistencia de los judíos y emprendió la retirada, fue entonces cuando los judíos abrieron las puertas de la ciudad para perseguir a Galo. De esta forma los discípulos tuvieron la oportunidad de huir y refugiarse en una ciudad llamada Pella. Los equivocados judíos creían que Dios estaba aun con ellos, pero esto solamente fue una oportunidad que el Eterno les brindó a los discípulos para que pudieran escapar. En la primavera del año setenta D.C. llegaron otras legiones romanas al mando de los generales Tito y Vespasiano. Sitiaron la ciudad y fueron derribando piedra tras piedra de los inaccesibles muros de Jerusalén. Cuando Jesucristo era llevado al patíbulo caminando por las calles de la ciudad muchas mujeres se conmovieron al ver aquel cuadro tan dramático y Él pronuncio esta endecha: “Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque he aquí, vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no engendraron y los pechos que no criaron” Lucas 23: 27 al 29. El asedio con que sometieron a Jerusalén los romanos fue sin precedentes al extremo ¡que las propias madres se comieron a sus hijos! Esta era una maldición escrita por Moisés y se cumpliría si Israel se rebelaba contra su Dios: “Y te pondrá cerco en todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y encastillados en que tu confías, en toda tu tierra: Te cercará, pues, en todas tus ciudades y en toda tu tierra que el Eterno te ha dado. Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que tu Dios te dio, en el cerco y en el apuro en que te angustiará tu enemigo” Deuteronomio 28: 52 al 53. Esto se cumplió con exactitud, solamente las mujeres que eran estériles no sufrieron este castigo. ¡En ninguna parte del mundo ha existido semejante barbarie!, solamente en los sitios terribles que ha sufrido la ciudad sacerdotal. El 21 primero fue cuando la destruyeron los babilonios por los años 600 antes de Cristo y la segunda destrucción fue cuando los romanos en el año 70 después de Cristo: “... Las manos de las mujeres piadosas cocieron a sus hijos; sus propios hijos les fueron por comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo” Lamentaciones 4:10. Entre sollozos y llantos Jeremías escribió: “Cumplió el Eterno su enojo: derramó el ardor de su ira, y encendió fuego en Sion que consumió su fundamento. ¡Nunca los reyes de la tierra y especialmente los de Israel, creyeron que entraría el enemigo a Jerusalén!” Lamentaciones 4:11 – 12 Pero la suerte ya estaba echada, si la higuera no daba fruto después de haberla abonado en el tiempo que solicitó el viñero o sea Jesucristo, sería cortada. La higuera fue desarraigada y esparcida por todas las partes de la tierra, así estaba predicho por el Maestro: “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones: y Jerusalén será hollada de las gentes, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” Lucas 21: 24. Los israelitas por desobediencia a su Dios, y no dar los frutos dignos de arrepentimiento se quedaron sin patria ni hogar. Anduvieron errantes de aquí para allá, la comunidad hebrea quedó reducida a un montón de huesos secos esparcidos en el mundo. Después de la destrucción de su templo la dirigencia religiosa se reorganizó en la ciudad de Jamnia, donde hicieron un concilio para poner las nuevas bases del judaísmo. El profeta de Dios en una extraña visión así los miró: “Y la mano del Eterno fue sobre mí, y me sacó en Espíritu y me puso en medio de un campo que estaba lleno de huesos… Díjome luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo talados” Ezequiel 37: 1 al 11. Los israelitas los expulsaron a la diáspora, la heredad de sus padres quedó en poder de los gentiles, por la maldición han tenido que carecer de la gloria de Dios, pues la gracia del cielo se apartó de ellos y por esa razón con la mente entenebrecida han tenido que adorar al palo, a la piedra, y al metal. Siglos tras siglos han transcurrido en el inexorable correr del tiempo, y muchos han sido los descendientes de Abraham que han llorado amargamente su destierro, todo por no haber escuchado la voz de sus profetas. Las generaciones presentes de ellos han sufrido las tremendas consecuencias de la rebeldía de sus padres, pero en medio de esta tristeza y soledad espiritual para ellos se levanta una poderosa voz que pregunta: “¿Ha desechado Dios a su pueblo? A esos descendientes de Abraham según la carne que se convirtieron en atorrantes por el mundo ¿Del todo se olvidó el Eterno de ellos? ¿Han tropezado para que cayesen?” Preguntó Pablo a los cristianos romanos en el capítulo 11 de su carta, verdaderamente se había vuelto un misterio que el apóstol desentrañó en este capítulo. Antes de 1950 la cristiandad predicaba que Israel había sido desarraigado para siempre y que por lo tanto nunca sería restaurado en su tierra, y otros muy pretenciosamente han predicado que el Israel que se menciona en el Nuevo Pacto recibiendo promesas, son los gentiles que se han convertido al Evangelio, y que Israel según la carne no tiene ninguna esperanza, pero Pablo nos deja escrito: “Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes; que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles” Romanos 11:25. Al leer este texto con el espíritu de profecía podemos entender que para el pueblo de Israel endurecido se espera una nueva oportunidad. Esto nos revela que para la Higuera arrancada y seca, viene un tiempo de florecimiento después que termine su castigo de endurecimiento. Una de las grandes señales de la venida de Cristo fue el retoñar de la Higuera, en forma alegórica Jesucristo dijo: “De la higuera aprended la parábola: cuando su rama se enternece, y las hojas brotan sabéis que el verano está cerca: Así vosotros, cuando viereis estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación que todas estas cosas acontezcan” Mateo 24:32 El retoñar de la higuera no es otro más que la resurrección de este pueblo como nación en el 22 mundo, en todas las edades los ministros del pueblo santo han predicado el resurgir de Israel y tiene que ser recogido a la tierra de sus mayores, entre los años 1935 al 1945 esta profecía no era fácil de entenderla y mucho menos de creerla. Este pueblo fue masacrado en el mundo, les expropiaron todos sus bienes en Europa y los dejaron arruinados en los campos de concentración que levantaron los Nazis, en términos humanos era increíble que los errantes judíos como les llamaban en ese tiempo volvieran a recuperarse y mucho menos llegar a tener una porción de tierra donde vivir; Pero nuestros ojos están viendo como el cumplimiento de esta profecía se está dando. En la actualidad Israel es un estado libre, su independencia fue proclamada el 14 de Mayo de 1948. Desde el mes de abril del año 70 D.C. hasta Mayo de 1948 Israel fue un pueblo atorrante; no tenía un lugar donde asentar su pie. Pero en ese año este pueblo resurge del olvido y de la indiferencia mundial, asombrando con su resurrección a las naciones, confirmando de esta manera la profecía del próximo retorno de Cristo. Con este cumplimiento profético el tictac de la profecía se ha escuchado más aceleradamente La ciencia empezó a multiplicarse a partir de la década de los cincuenta del siglo pasado, como se lo habían revelado al profeta: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” Daniel 12: 4, el despegue de la ciencia ha tenido que ver con este mover profético, nadie puede negar que antes de los años 50’s la ciencia no aumentaba de la manera tan acelerada como hoy ha ido avanzando, y con el aumento de la ciencia vino consigo para este mundo, crisis, dolor, angustia. Como estaba presagiado en los Documentos Sagrados: “Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia añade dolor” Eclesiastés 1:18, y esto sucedió cuando la Higuera empezó a retoñar, nosotros somos la generación de la Higuera, a la generación del año de 1950 hasta nuestros días nos ha tocado vivir la época más angustiosa que generación alguna haya vivido en este planeta, ¡Qué ironía! Disfrutamos de avances tecnológicos increíbles, pero adolecemos de problemas morales y espirituales más que las generaciones anteriores; la ciencia nos trajo tristeza y dolor, Jesucristo vaticinó que al retoñar la Higuera venía un Verano, pasaremos un tiempo de sequedad espiritual y material, tiempo de angustia. Cuando Jesucristo vuelva tiene que encontrar al pueblo de Israel reunido en la tierra de sus mayores, pues está escrito: “Vendrá de Sion el libertador que quitará de Jacob la impiedad; y este es mi pacto con ellos, cuando quitare sus pecados” Romanos 11: 25 al 27 ¿Cree usted esto? Esta es la promesa de Dios, ante nuestros ojos se perfila una nueva era, después de pasar algunos desérticos momentos. ¡La higuera ya brotó! este es el punto de referencia en la profecía más importante para ir midiendo el tiempo del retorno de Cristo, hermano, rescatemos el tiempo que nos queda, no podemos seguir con indiferencia ante los acontecimientos que nos rodean porque esto sería peligroso: “Si Dios no perdonó a las ramas de la Higuera, a nosotros tampoco perdonará” Romanos 11: 21. Por eso el pueblo de Dios debe trabajar tesoneramente por anunciar este mensaje como la potente voz de una Trompeta y no como el débil sonido de un violín, y así la gente no podrá defenderse en el gran tribunal que no hubo profeta en su tierra. La Parábola de las Diez Vírgenes Pudiéramos decir que esta parábola fue la última que Jesucristo expuso, se encuentra registrada en Mateo 25: 1 al 11. Fue la conclusión del sermón profético que dictó solamente a sus apóstoles en el monte de los Olivos, recuerde que Jesucristo había estado en el templo y después partió hacia el monte del Olivar, allí se reunió en privado con sus apóstoles y estos le hicieron varias preguntas a las 23 cuales Jesús dio respuestas, y una de las preguntas giraba sobre el tiempo de su regreso a la tierra y debido a ello Jesús expone la parábola de las diez vírgenes, señalándonos con eso como sería el estado espiritual del pueblo que lo esperaría. “Entonces el Reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo” Mateo 25:1, Jesucristo se representa aquí como el esposo de estas vírgenes que lo están esperando, Pablo nos enseña: “Porque os celo con celo de Dios; porque os he desposado a un marido, para presentaros como una virgen pura a Cristo” 2 de Corintios 11:2, De este texto sacamos dos símbolos, que el esposo es Cristo y la virgen es la Iglesia, y también puede representar a cada persona en particular que espera la segunda venida de Cristo. En la parábola leemos que estas vírgenes (Iglesias) para salir a recibir al esposo tomaron cada una sus lámparas, esta es la Palabra de Dios: “Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino” Salmo 119:105. Pero de aquellas diez vírgenes cinco eran prudentes y cinco insensatas Mateo 25:2, veamos ahora cuales son las características de estas congregaciones, las insensatas tomaron sus lámparas pero no le aplicaron aceite, y las prudentes tuvieron el gran cuidado de ponerle aceite a sus lámparas Mateo 25:4 al 5, en aquel tiempo el aceite era el combustible para hacer arder la lámpara, de nada sirve tener una lámpara si no hay combustible para que alumbre, el aceite para hacerla arder que ya dijimos es la Palabra del Santo, es su Espíritu, energía esta que fluye del Padre y de su Hijo Jesús, a David lo ungieron con ese precioso Óleo del aceite santo, Dios dice: “Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción” Salmo 89:20. Solamente Dios mediante su inspiración puede hacer que esta lámpara proyecte luz, enseñanza, que rompa las tinieblas de la ignorancia espiritual del lector y así pueda entender el camino por donde transita en esta tenebrosa noche plagada de peligros, el hombre puede leer la Palabra, pero si no hay luz de entendimiento la lámpara está apagada; el Maestro dijo: “El que lea, entienda” Mateo 24: 15. En todo tiempo han existido dos clases de cristianos esperando a Jesús, pero el Maestro advierte que su venida será en un tiempo cuando el mundo estará viviendo en tinieblas, y bien que dejó dicho: “El que está en tinieblas no sabe para donde va”, esta es la situación de la humanidad, y más los que tienen la lámpara apagada, andan a traspiés en medio de estas tinieblas, la reflexión a estas alturas de la parábola es: ¿Cómo tengo yo mi lámpara? ¿Tengo entendimiento sobre lo que está sucediendo en el mundo, o estoy en tinieblas?, no olvide lo que dijo nuestro Maestro: “El que anduviere en tinieblas no sabe para donde va” Juan 12:35 y ¿usted sabe para donde va? Son muchas las Iglesias que debido a su emoción y vacías de conocimiento han sufrido muchos chascos en la espera de Jesús por no tener esa visión profética, las tinieblas no les permiten ver ni el momento en que estamos viviendo, la visión es muy corta porque la lámpara está apagada: “Y tardándose el esposo cabecearon todas y se durmieron” Mateo 25:5. Tanto las prudentes como las insensatas, cabecearon y se durmieron. Debido a la tardanza de Jesucristo según el tiempo de los hombres, el cristianismo entró en un somnoliento estado espiritual, igual el remanente santo ha entrado en ese estado, ¡Que peligroso es dormirse espiritualmente! Dijo el Maestro en una parábola: “Mas durmiendo los hombres vino el malo y sembró cizaña entre el trigo y se fue” Mateo 13:25. “Y a la media noche fue oído un clamor; el esposo viene, salid a recibirle” Mateo 25: 6 Este clamor de media noche ha despertado a todo el mundo religioso, el cual puede ser la crisis económica social y espiritual que empezamos a sentir, y hoy vemos al mundo, sobre todo la parte de occidente, en un efervescente mover religioso, pero recuerde, aunque todos tengan la lámpara no todos tienen aceite. Jamás en la historia se había visto al mundo tan revuelto con la Biblia, hoy han aflorado poderosos movimientos apostólicos y proféticos, se han despertado en medio de tanta oscuridad que con una vacía emoción piensan que van arreglar el problema socio económico del mundo, no pueden leer ni oír el tictac del reloj profético, todo mundo está corriendo de aquí para allá, los poderes económicos del mundo se están conmoviendo, la sociedad ya casi llega a los niveles de violencia de los tiempos antediluvianos, 24 y el Maestro dice que cuando llegara la media noche: “... Todas aquellas vírgenes se levantarían cada quien con su lámpara, y las insensatas le dirían a las prudentes: dadnos de vuestro aceite, porque nuestra lámpara se apaga” Mateo 25:7 al 8. Todo mundo anda buscando como hacer arder su lámpara, la gente intuye que Jesús está por venir pero no han aprendido como esperarle. Mientras las fatuas se fueron a buscar aceite, el Maestro vino y no entraron a la boda o sea al Reino, para las vírgenes fatuas Jesús vendrá como ladrón porque no saben cómo será su venida: “Mas, vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sobrecoja como ladrón; porque todos vosotros sois hijos de luz é hijos del día. Por tanto no durmamos como los demás; antes velemos y seamos sobrios” 1 Tesalonicenses 5: 4 al 5. Cuán importante es velar y mantener nuestra lámpara encendida, cuidemos que ningún viento de doctrina nos apague la luz de nuestra lámpara. El Maestro Jesús nos dice: “Esto empero sabed, que si el padre de familia supiese a cual vela el ladrón había de venir, velaría y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis” Mateo 24: 43 al 51. No queda duda que esta parábola nos inspira a que continuamente pidamos a Dios de su Espíritu para que recibamos de su entendimiento en su Palabra, y poder comprender los acontecimientos del futuro cercano que nos marca el retorno de Cristo: “Tenemos la palabra profética mas permanente, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una antorcha que alumbra en el lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” 2 de Pedro 1:19. Solamente los que se encuentren atentos a la Palabra entrarán a las bodas, los imprudentes que serán encontrados con la lámpara apagada, es decir sin entendimiento en las cosas santas serán presa fácil de los falsos profetas y falsos mesías que se levantarán en los momentos más álgidos que precederán a la venida de Jesús. *************************** Mi Dracma Perdido Este es un mensaje especial para la Iglesia del Señor de los últimos tiempos. A causa del peregrinar en la vida cruzando este valle de sombra y de muerte estaba profetizado que la Iglesia de Dios de los postreros días perdería una de las diez dracmas que el Señor le dio para negociar su Reino. “¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido” Lucas 15:8-9. Todo buen estudioso de la Biblia entiende que en esta santa simbología mujer es igual a Iglesia, “Porque os celo con celo de Dios: pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura para Cristo” 2 de Corintios 11:2. Esta es una regla en Las Escrituras, “mujer” siempre significará Iglesia, pueblo o congregación. Jesucristo dio a su Iglesia un capital de diez dracmas (Dracma, era una moneda que se usó en la antigua Grecia), el Maestro hipotéticamente habla de un capital que le deja a su pueblo, en otra Escritura le dice diez minas o diez talentos para que su pueblo negociara en el anuncio del Reino, aunque su valor no es el mismo, el sentido simbólico si: “Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un Reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: Negociad entretanto que vengo” Lucas 19:1213. ¿Considera usted tener esos diez dracmas? En la parábola dice que la Iglesia perdió uno y por lo tanto está descapitalizada no puede hacer bien el 25 negocio con las almas, le falta fuerza, le falta capital. ¡Busquemos ese dracma que se nos ha perdido, seguramente el enemigo nos lo escondió y mientras no lo hallemos no podremos trabajar como se debe en la obra del Señor! ¿Por qué la Iglesia perdió esa dracma? Porque está viviendo en la más oscura noche de la vida, en algún momento de la historia a la Iglesia se le apagó la luz de la razón y perdió el camino, perdió el objetivo y los propósitos por los cuales ella fue creada, la enseñanza está bien clara en el mensaje de las diez vírgenes, dice que: “…ellas salieron a recibir al esposo (Jesucristo) tomaron sus lámparas, pero de las diez cinco eran prudentes y cinco insensatas, las insensatas aunque tomaron sus lámparas no tomaron consigo aceite pero las prudentes si lo hicieron, y el esposo tardó y todas cabecearon y se durmieron” Mateo 25:1-5. Tanto prudentes como insensatas descuidaron la lámpara y se durmieron. Esto es lo que esta presagiado para el pueblo de Dios de los últimos tiempos, pero en medio de esta oscuridad y descuido espiritual hay un remanente que enciende la lámpara y busca su dracma perdido, por ello es que leemos en Lucas 15:8 que aquella mujer enciende la lámpara, y barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla. ¿Qué será encender la lámpara? La lámpara es la Palabra de Dios, pero aunque la tengamos esta puede estar apagada, es necesario encenderla con la llama del Espíritu Santo. Esa ardiente llama se traducirá en visión, en profecía, nos daremos cuenta de todo lo que está sucediendo alrededor y de lo que pronto vendrá, “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en el lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” 2 de Pedro 1: 19. No en vano está escrito: “Sin profecía el pueblo se desenfrena” Proverbios 29:18, el pueblo no tiene visión y no entiende su misión, sin profecía el pueblo no sabe para donde va porque está en tinieblas y no puede encontrar el camino y esto no lo deja avanzar, por eso vemos muchas iglesias de Dios frías, sin deseos de crecer, falta de amor y sin objetivos que alcanzar. Pero aquella simbólica mujer prototipo del remanente, se recuperó, se puso en pie, encendió su lámpara, barrió la casa y encontró lo que había perdido. Si barrió la casa quiere decir que estaba sucia, casa también es prototipo de la Iglesia: “… la cual casa somos nosotros” Hebreos 3:6. La Iglesia se ensucia permitiendo el pecado, aceptando falsas doctrinas, etc. Y la suciedad de la Iglesia no se ve cuando la lámpara está apagada, y esta luz se nos apaga con los vendavales que el enemigo nos levanta, por ello Pablo nos advierte: “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera, de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres, que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” Efesios 4:14. Así que al encender la lámpara la Iglesia ve la neurálgica situación que está viviendo y se da cuenta que ha perdido un dracma, y se dispone a barrer la casa, a limpiar la Iglesia de idolatrías y de todas las vanidades que ensucian la santidad de la congregación del Señor y en medio de ese basural espiritual encuentra su dracma. En el pasado había una orden para el santuario: “Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas” Éxodo 27:20. Como ya dijimos, la casa de Dios es la Iglesia; y usted hermano y hermana debe traer el aceite para que la lámpara de Dios no se nos apague. Le animamos en el nombre del Señor para que nos ayude a hacer este trabajo; a medida que se acerque la venida del Señor Jesús la noche que estamos viviendo será más tenebrosa, los vendavales de las falsas doctrinas, Efesios 4:14, soplarán con más ímpetu, pero nosotros creemos que entre muchas iglesias de Dios somos una de las pocas que hemos encendido la lámpara y 26 estamos atentos a la profecía, por lo tanto luchemos todos por no apagarla, antes bien cooperemos para que esta llama crezca todavía más “No apaguéis el Espíritu” Efesios 5:19. Procuremos también mantenernos sin mancha y sin arruga, es decir limpiémonos de todo pecado de carne y espíritu para que la Iglesia no se nos ensucie, recuerde que los vendavales nos traen dos problemas: nos apagan la luz, y nos llenan de basura, por lo tanto mantengámonos despiertos, alimentando la lámpara y limpiándonos de cualquier mala levadura. El Rico y Lázaro E stimado Lector: Esta es otra de las preciosas y profundas parábolas de Jesús. Contiene misterios muy bien guardados en el trasfondo de estas letras, solo rogándole al Señor que nos enseñe a acomodar lo espiritual a lo espiritual, podemos encontrar una edificante enseñanza. La lectura de la parábola se encuentra registrada en el Evangelio de Lucas 16:19 – 31 (rogamos al lector leerlo unas dos veces). Todo se trata de dos hombres, uno era rico y el otro protagonista era un mendigo llagoso de nombre Lázaro. “Murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham, y el rico murió y fue sepultado” Lucas 16:22, desde aquí empieza el dilema, mostrando que esta historia no debe entenderse literalmente como está escrita, note bien que el mendigo al morir, los ángeles se lo llevaron, no lo sepultaron y al rico sí. Una historia de Infierno, Muerte y personajes simbólicos s necesario en primer lugar establecer que esta parábola trata de personajes simbólicos, para ello debe el lector estar atento a ciertos detalles que encontrará en el contenido de esta ESCRITURA. E Primer detalle: ¿Nota que el mendigo muere pero no lo sepultan y al rico si? Lea cuidadosamente los versos 22 y 23. Esto rápidamente nos hace pensar que el parabolista está señalando que estos personajes pasaron por muertes simbólicas. Segundo detalle: Ambos están en carne. El rico se está quemando en carne, con esto se derriba aquella idea religiosa, la cual enseña que es el espíritu de este el que está sufriendo. Ahora usted va a entender, que así como el rico se está quemando en carne, el mendigo Lázaro está en el seno de Abraham con su cuerpo de carne y no en espíritu. “Y en el infierno alzó sus ojos estando en los tormentos y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces dijo: Padre Abraham ten misericordia de mí y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua; porque yo soy atormentado en esta llama” Lucas 16: 23 – 24. Note que Lázaro tiene dedo y el rico dice que le mojen la lengua porque se está quemando. ¡Ambos están en carne! Ahora bien, amable lector, si fuera un infierno literal de fuego donde se está quemando el rico como enseñan los religiosos ¿En que pudiera aliviarle que Lázaro solo le mojara la punta de la lengua? Esto nos da claramente la idea que el parabolista señala un infierno simbólico, donde hoy, sí, ahora mismo se está quemando ese rico. 27 Tercer detalle: Este no era cualquier rico, era un Hijo de Abraham. Lea el versículo 24 que dice: “Padre Abraham, ten misericordia de mí... ” Y en el verso 25 Abraham le contesta: “Hijo acuérdate que en tu vida recibiste tus bienes…”, entonces Abraham acepta que este rico es su hijo. ¿Pero cómo es que Abraham está hablando con el rico, si ambos están muertos? En el libro de Isaías 63:16 leemos: “Abraham nos ignora…” y Salomón agrega: “Los muertos nada saben” Eclesiastés 9:5, “Si sus hijos son honrados el padre no lo sabrá” Job 14:21. Todo esto nos da la pauta que se trata de una parábola, de un infierno, de una muerte y de personajes simbólicos; tenemos que pensar que los dos protagonistas de la parábola, el mendigo y el rico, no son personajes cualquiera y que tampoco ambos hayan muerto literalmente. Así que sentémonos en el banco de la meditación y acomodemos lo espiritual a lo espiritual. ¿¿Q Quuiiéénn eess eell R Riiccoo eenn eessttaa P Paarráábboollaa?? H abía un hombre rico que se vestía de púrpura, de lino fino, y que hacía banquete todos los días con esplendidez” Lucas 16:19 – 20 Transportémonos al tiempo cuando Jesús dijo tales palabras. ¿Qué entendería la gente de aquel entonces al aludir Jesús a un rico vestido de púrpura y de lino fino? Era una indumentaria muy cara que no cualquiera la iba a usar. Ahora, si le dijeran en este momento; “En la esquina vive uno que se viste de verde olivo” ¿En quién pensaría usted? Pues entendería que están aludiendo a un militar. Así en los tiempos de Jesús, cuando dijo de un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino fino ¿A quien estaría aludiendo? ¡A un sacerdote judío! Esa era la clásica indumentaria para un sacerdote de Israel cuando iba al santuario. Esta era la orden: “Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos contigo de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes… Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura… Las vestiduras que harán son estas: El Pectoral, El Ephod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón. Hagan pues las vestiduras sagradas para Aarón tu hermano. Tomarán oro azul, púrpura, y lino torcido” Éxodo 28:1 – 5. De esta manera tan espléndida se presentaba el sacerdote a oficiar el culto al Eterno. Nadie se ha vestido tan lujosamente como lo hicieron los sacerdotes del linaje de Aarón en su tiempo, era la casta más alta entre los hijos de Israel. El sacerdote servía para representar al pueblo ante Dios. Así que este personaje descendiente de Aarón representa a Israel en esta parábola. Por eso es que el rico le dice: “Padre Abraham”, solo los israelitas se expresaban de esa manera del Patriarca. Era común oír decir entre ellos: “Nuestro Padre es Abraham”, así que conclusivamente decimos, este hombre rico vestido con esta regia indumentaria es un hombre simbólico. Zacarías 3: 3 – 8 No ha existido un pueblo más rico que los hijos de Israel mientras disfrutaban de las bendiciones de Dios. Los hijos de Abraham fueron prósperos en todas las formas, eran el especial tesoro de Dios: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” Éxodo 19:5. La fortuna más grande que Dios les confió fue que ellos administraran su Santa Palabra: “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? 28 ¿O de que aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios” Romanos 3:1 – 2. A ningún otro pueblo Dios le confió semejante riqueza. Fueron los hijos de Israel los que cuidaron celosamente las Sagradas Palabras de Dios, así que de los israelitas es la adopción, la gloria, el pacto, el culto, las promesas, y el mismo Cristo Romanos 9:4. Tuvieron la gloria de las glorias, ¡El hombre rico de la parábola son los hijos de Abraham! Ellos fueron el maestro para las naciones (Isaías 55:4) Este pueblo civilizó al mundo en la materia de religión, enseñándoles la adoración del verdadero Dios. H Haaccííaann B Baannqquueetteess ttooddooss llooss ddííaass ccoonn E Esspplleennddiiddeez z E l Maestro Jesús hablando de aquél que se vestía de púrpura y de lino fino, dice que: “Hacía banquete todos los días con esplendidez”. Los hijos de Abraham comieron los grandes manjares en la mesa de Dios, recibieron las enseñanzas de los profetas, como escribió David: “Preparas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores” Salmo 23:5. Ante los ojos de muchos pueblos que por envidia malquerían a Israel, estos comían los más exquisitos y confortantes banquetes de la palabra de Dios: “Porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta lo que uno come” Job 34:3 Ningún pueblo de la tierra disfrutó de tan grandes convites espirituales como el pueblo de Israel, que comía en la mesa de Dios. Imagínese usted: que el último banquete que le sirvieron al hombre rico de la parábola, se lo vino a servir el hijo de Dios. El propio Jesucristo les dijo: Que un hombre había hecho una gran cena y había convidado a muchos, y los invitados no le dieron importancia al banquete, pues estaban acostumbrados a saborear tantas bendiciones de Dios y despreciarlas por la riqueza y la abundancia de la que disfrutaban; pero por supuesto la mesa no iba a quedar servida, como los invitados no quisieron llegar (que eran los hijos de Israel) entonces invitó a otros: trajo a pobres, mancos, cojos y ciegos Lucas 14:16 – 24. Recuerde que la palabra dice “A lo suyo vino y estos no le recibieron” Juan 1:11 Y como ellos rechazaron el banquete, se hastiaron de la buena palabra, entonces Dios se volvió a los mendigos, a los cojos, invitó al simbólico Lázaro, porque los hijos de Abraham estaban menospreciando el convite. Esperamos que quede bien claro en su mente y mucho más allá de toda duda, que ningún pueblo de la tierra ha disfrutado de tanta grandeza y abundancia como la que disfrutó el pueblo de Israel ¡Simbólicamente ellos son el hombre rico de la parábola! A ¿¿Q Quuiiéénn eess eell M Meennddiiggoo?? hora vayamos al otro protagonista: “Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas” Lucas 16:20 Y en el verso 21 leemos: “Y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas”. Si el hombre rico representa a un pueblo es obvio que el mendigo representa a otro. En la Escritura Profética y simbólicamente se menciona a dos pueblos: Israel y a los Gentiles: “¿Es Dios, solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente también de los gentiles” Romanos 3:29, “… Al Judío primeramente y después al griego” Romanos 1:16. Ese mendigo que estaba a la puerta donde el rico comía sus grandes banquetes, se puede 29 entender claramente en la representación del templo en Jerusalén, donde los gentiles no podían entrar a adorar a Dios, ni disfrutar de aquellas célicas bendiciones Hechos 10:21 – 28. Los judíos no comían con los gentiles, solo les era permitido quedarse en el atrio (puerta) y de allí medio escuchaban, medio comían de las grandes ceremonias que se hacían en el santuario: “Pero el patio que está fuera del Templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles…” Apocalipsis 11:2 mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: despídela, pues da voces tras nosotros. Él respondiendo, dijo: no soy enviado sino a las ovejas pérdidas de la casa de Israel… Y ella dijo: Si, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” Mateo 15:21 – 27 Era impresionante contemplar en un marco de gran gloria al sacerdote hijo de Aarón, envuelto en aquella lujosa túnica de color púrpura carmesí, luciendo en su pecho aquellos doce diamantes, representando las doce tribus de Israel y escuchar la exquisita música que solo en el templo se tocó. Se dice que muchas veces el Dios mismo en una nube descendió al propiciatorio, y solamente los hijos de Abraham podían disfrutar de tan maravilloso coloquio. Muchos gentiles (personas que no eran israelitas) que habían oído la fama y la gloria del Dios de Israel, llegaban a observar aquella grandeza, pero solo podían estar en el atrio. No disfrutaban de la fresca unción que se derramaba por el sacerdote a través del sagrado hisopo, como cantaba el dulce cantor de Israel, que en el santuario enviaba Dios “Bendición y Vida Eterna” Salmos 133. Aquella cananea tenía hambre de Dios, necesitaba un milagro, cosas que eran muy especiales, solo para los hijos de Abraham, y estos las despreciaron. Pero la mujer cananea constriñó al Maestro y le dijo: aunque sea de las migajas dame, porque lo necesitaba. El pobre pueblo gentil, prototipo de Lázaro deseando comer de las migajas del rico estaba completamente arruinado, llagoso, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Los Gentiles deseaban comer de las Migajas P alpablemente se observa como una mujer que no era descendiente de Abraham deseaba comer del gran banquete de Dios, y el mismo que vino a servir la mesa por última vez al principio no le quiso participar de lo que se comía en aquella mesa sagrada, y claramente pidió que le dieran aunque sea de las migajas: “Y he aquí una Las Llagas del Mendigo stas son símbolo del pecado: “Desde la planta del pie hasta la cabeza, no hay en el cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga, no están curadas, ni vendadas, con aceite” Isaías 1:6 ¿Quién se las iba a vendar o suavizar con el aceite de la Santa Unción que es el Espíritu Santo? ¡Nadie! Lázaro no disfrutaba de estas bendiciones, sus dioses no lo pueden consolar. Entonces este pobre, necesitado espiritualmente, dejaba que los perros le lamieran las llagas, o sea el pecado. E ************************ L Looss P Peerrrrooss qquuee L Laam mííaann ssuuss L Lllaaggaass S on los líderes religiosos que con sus falacias, mentiras religiosas, han hecho soñar a los que no conocen del 30 verdadero Dios en una esperanza que no es cierta: “Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender, todos ellos siguen sus propios caminos (o sea sus intereses) cada uno busca su propio provecho, y cada uno por su lado” Isaías 56:10 y 11. Este símbolo es bastante fuerte, no lo hacemos con el fin de ofender a nadie, tan solo queremos exponer la verdad. Dios compara a los falsos pastores, a tantos que se han enriquecido a costa de la necesidad espiritual del llagoso gentil y nunca le han enseñado la verdad porque estos guías religiosos también la desconocen y solamente se han dedicado a consolar al pecador con sus suaves y fríos argumentos. Los gentiles solamente han medio oído de Dios: “De oídas te había oído” Job 42:5; y es tanta la necesidad espiritual que con eso se sienten consolados y la lengua de muchos falsos pastores les han enseñado cosas ilusorias, NO SE DEJE USTED TIMAR POR UN FALSO EVANGELIO” Pablo advierte: “Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro Evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema (maldito)” Gálatas 1:8. El verdadero Evangelio de Dios contiene la medicina, no para suavizar las heridas del pecador, sino para curarlas; tiene un filoso bisturí para retirar lo malo del corazón del hombre: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que penetra hasta partir el alma y el espíritu; las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12. Deje mejor que la Palabra de Dios haga esa extraña operación en su vida, aunque al principio la sentirá dolorosa, pero al fin le traerá salud; ella puede extraer del hombre de una vez y para siempre el pecado, por supuesto cuando el enfermo se somete a esta cirugía espiritual. Y cuídese de esos perrillos que con esa fría y suave lengua, tiene al pobre Lázaro ilusionado, sobándole el pecado: “Guardaos de los perros” escribió Pablo en Filipenses 3:2, ellos estarán siempre afuera, nadie los invitará al banquete de Dios “Pero afuera se quedarán los perros, los que practican las artes mágicas…” Apocalipsis 22:15. La Muerte del Mendigo A l analizar el verso 22 del capítulo 16 de Lucas leemos que: “Murió el mendigo y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham” Lázaro murió al pecado: no en el pecado. Lázaro no murió de las purulentas llagas que tenía. ¿Cómo lo iban a llevar llagoso al seno de Abraham? La muerte de Lázaro significa la conversión a una verdadera vida en Cristo: “¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado ¿Cómo podemos seguir viviendo en Él? ¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una nueva vida” Romanos 6:1 – 4. Los ángeles lo llevaron al seno de Abraham, esos ángeles que están haciendo este trabajo con los pecadores arrepentidos son los hombres que hoy usa el Señor para la predicación de su verdadera Palabra. Pablo era un ángel de Dios y llevó a muchos gentiles al seno de Abraham: “Y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como un ángel de Dios, como a Jesucristo” Gálatas 4:14 Los ángeles de Dios, los verdaderos anunciadores del Evangelio, la función de 31 ellos es llevar al pecador al seno de Abraham, el cual es Jesucristo, y espantarle los perrillos al gentil, porque le están haciendo mucho daño. La preciosa sangre de Cristo ha limpiado sus pecados, al ser sepultado en las aguas del bautismo, y llevado al seno de Abraham, encontrándose ahora disfrutando del gran banquete de Dios que los judíos (hombre rico en la parábola) despreciaron. ¿Recuerda la parábola de la cena? los invitados no quisieron ir, entonces llamó a los cojos, a todos los mendigos (Lucas 14: 16 – 21) Eso éramos nosotros los gentiles antes de convertirnos a Dios, los judíos despreciaron el banquete, y el Eterno a través de sus ángeles, sus predicadores, nos trajeron a disfrutar de la mesa del Señor; ahora somos parte de ese pueblo escogido, disfrutando del seno de Abraham: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme a la promesa los herederos” Gálatas 3:29. Somos linaje del patriarca, tenemos derecho a disfrutar de la herencia: “La tierra Prometida” La muerte del Rico L a suerte del rico cambió para mal, él murió y fue sepultado, es que el pueblo judío murió en Pecado, se hundieron en sus vanidades, fueron sepultados en sus tradiciones, cuando Cristo vino les dijo a ellos que eran solo “sepulcros blanqueados”, se alejaron de Dios; dejaron las venas de aguas vivas y se les terminó su vida espiritual, sepultándose en ese infierno de tormentos simbólicos. Los Tormentos del Rico E l Pueblo de Israel ha estado sufriendo enormes torturas por haber dejado a su Dios y despreciar su santa palabra. * La Persecución: El fuego que atormenta al Rico. El fuego de la persecución ha tenido a los hijos de Israel en gran angustia desde que se alejaron de Dios. Jesucristo se los dijo: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado… y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será hoyada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” Lucas 21:24 Han sido atormentados en un infierno simbólico como dice la parábola, en la llama del desprecio y la persecución. Jesucristo comparó el fuego como persecución cuando explica la parábola del sembrador: “Y la que fue sembrada en pedregales, este es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra luego tropieza” Mateo 13:20 – 21. Cuando habla de la parábola del sembrador, dice que la semilla caída en las piedras el sol la quemó, y después explica que ese fuego es la persecución por la palabra. Desde que el Señor fue rechazado por los israelitas (hombre rico de la parábola) han estado sin profeta, sin sacerdocio y sin revelación. A partir del año 70 D.C. los israelitas fueron sometidos a las más ardientes y crueles persecuciones, en esta fecha los legionarios romanos demolieron la ciudad de Jerusalén, hasta el nombre le cambiaron y la llamaron AELIA CAPITOLIA, fue un terrible tormento para ellos al ver su templo y sacerdocio ultrajados, y ser enviados a la diáspora, y quedaron sepultados entre las naciones paganas justamente como el Señor se los había dicho. La última persecución que sufrieron fue la de los años 1940 – 1945 D.C., 32 los nazis los metieron a los horribles campos de concentración, y sufrieron durante todo ese tiempo sin tener profeta que los consolara, sin profecía y sin revelación, se les ha estado quemando su lengua, como dice la parábola, por falta de la preciosa agua que es la doctrina del Señor, porque para infortunio de ellos: “Dejaron la fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” Jeremías 12:13 * El Celo: Otro fuego de tormento. Otro fuego que los ha atormentado es el celo, al ver a los gentiles gozando del culto que ellos antes tenían: “El siguiente día de sábado se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando” Hechos 13:44 – 47 “Duro como el sepulcro los celos, sus brazas, brazas de fuego, fuerte llama” Cantares 8:6. Los hijos de Israel, después de disfrutar aquella magnificencia en el santuario, se convirtieron en un pueblo sin Dios y sin esperanza que lentamente se fue secando en el ardiente desierto de la vida Ezequiel 37:1 – 7(léalo). * La Sed: A Ezequiel le hicieron ver un inmenso campo lleno de huesos secos y le revelaron que esos huesos secos son la casa de Israel, no tiene agua que le refresque su lengua, o sea que no tiene profeta quien le pueda profetizar, no tiene doctrina, no tiene espíritu de revelación que le hable de Dios, no le cae la preciosa y refrescante lluvia de la enseñanza (Deuteronomio 32:2), ahora no saborean la buena palabra, los hijos de Israel se quedaron con el espinazo agobiado, y su cerebro embotado, solo medio practican unos ritos mudos que eran la sombra de lo que ya se realizó (el sacrificio de Cristo). Otro profeta les había dicho: “Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin Ephod y sin Theraphines” Oseas 3:4, entonces le ruega a Abraham que mande a Lázaro que moje su dedo para que le humedezca la reseca lengua. El agua que los judíos hoy necesitan es la doctrina que antes despreciaron, de la cual hoy bebe a torrentes el que antes fue mendigo y ahora es rico. * El Padre Abraham: Este Abraham en la parábola es el símbolo de Dios el Padre, sepa que en el perfil de la profecía a Isaac se compara como Cristo, es el único hijo de Abraham en la promesa, el patriarca lo iba a sacrificar justamente como Dios el Padre con su hijo (pida nuestro folleto Isaac y Jesucristo) Entonces si Isaac es Cristo en el símbolo, Abraham es el símbolo de Dios el Padre en la profecía “¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios?…” Malaquías 2:10. Grandes cantidades de los hijos de Abraham no pudieron disfrutar de la gracia de Dios, de eso que hoy disfruta el que antes era un mendigo viviendo sin Dios y sin esperanza, el gentil convertido comiendo en la mesa de Dios. Pero los israelitas no pudieron disfrutar de esa gracia y el Señor los dejó por un tiempo (Romanos 11:8 – 11) De manera que hoy tenemos a los hijos de Israel quemándose y desfalleciendo de sed espiritual, con un ministerio muerto, sin doctrina ni espíritu y sometidos a terribles persecuciones. * Una sima los separa: Lázaro no puede ir a darles doctrina, ni ninguna clase de orientación porque entre ambos hay una sima: “Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá” Lucas 16:26. Esto impide que se puedan comunicar. Note que esta palabra “sima” está escrita con “s” y sima con s significa hueco, profundo, o sea “sepulcro o muerte”. Lo que ha hecho irreconciliable al Evangelio de Jesús con los ritos judaizantes ha 33 sido la muerte de Cristo, los judíos cayeron en esa sima profunda porque nunca aceptaron que Cristo resucitó, bien escribió Pablo: “Así que en cuanto al evangelio son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres” Romanos 11:28. La resurrección es el punto de gran separación entre el judaísmo y los seguidores de Cristo Jesús, ni ellos pueden pasar para acá, ni nosotros para allá, hasta que el Señor les dé espíritu de gracia y oración (Zacarías 12:10). Mientras tanto, seguirán atormentados en la gran llama, lejos de Dios y sin profeta que los consuele. 5. Los Zelotes, no menciona nada la Biblia de los Zelotes, solo se hace alusión a un apóstol que antes perteneció a esa organización Hechos 1:13. La historia dice, que los Zelotes eran una clase social muy belicosa, que continuamente provocaban problemas a los romanos, quienes los habían conquistado. 6. Los Esenios. De los Esenios tampoco se habla en la Escritura, pero la historia revela que era una gran organización religiosa, que vivían en grutas o cuevas en los desiertos, se identificaban con los pobres, normalmente se vestían de blanco, eran gente bien santificada y pacífica. * Los 5 Hermanos: Ahora analicemos los versos 27 y 28 de Lucas 16. Dice el parabolista que el simbólico rico le pide a Abraham que envíe a su casa a alguien que les predique a sus cinco hermanos para que no caigan en ese tormento. El que está hablando es el sacerdote; dijimos que el sacerdocio significaba la representación del pueblo, en este caso, el sacerdocio de Aarón representa a Israel, y fue el primero que empezó a sentir la ausencia de Dios, y no quiso que sus cinco hermanos llegaran a ese lugar de tormento, ¿Quiénes son esos cinco hermanos? Cuando Cristo vino, la comunidad judía estaba dividida en seis clases sociales: 1. Los Sacerdotes, que eran los intercesores de los cinco hermanos, 2. Los Fariseos, 3. Los Saduceos, 4. Los Herodianos, Los Israelitas por último estaban tan confundidos que ni a Moisés ni a los profetas les creían, se volvió un pueblo duro y entenebrecido hasta hoy, por eso en la parábola les dice: “Y Abraham les dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos” Lucas 16:29 Ya dejamos explicado que este Abraham es el símbolo de Dios el Padre, y Él les está recomendando que oigan las profecías y los escritos de Moisés. Pero el atormentado rico en su confusión dijo: “No, Padre Abraham, pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos se arrepentirán” Lucas 16:30 Los judíos siempre añoraban que Dios les levantara algún profeta que ya había muerto, y que vendría a ellos para predicarles y vivían con ese pensamiento esperándole; a uno de esos profetas que esperaban era a Elías: “Entonces sus discípulos le preguntaron: ¿Porqué, pues dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?” Mateo 17:10. Desde luego los judíos estaban mal ubicados, Dios jamás iba a resucitar a un profeta para que les viniera a predicar, ese Elías que ellos esperaban ya había venido y lo decapitaron: “Mas os digo que Elías ya vino y no le conocieron, sino que hicieron con el todo lo que quisieron… Entonces los 34 discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista” Mateo 17:12 – 13 En los momentos finales, cuando Jesús expiró, los que estaban frente a la cruz manifestaron este pensamiento al oír que Jesús dijo Elí, Elí ¿Lama Sabacatani?: “Algunos de los que estaban allí decían al oírlo: a Elías llama este…Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle” Mateo 27:47 – 49. Por eso es que en la parábola el Padre Abraham le dijo: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levante de los muertos” Mateo 27:31. Ellos habían apedreado a todos los profetas, por eso la sentencia ya estaba determinada, si no creían a los escritos de Moisés y de los profetas, jamás podrían entender la gracia de Dios. Pero aunque los hijos de Israel, el hombre rico de la parábola tantas veces mencionado en este estudio, hoy por hoy atormentado en el infierno de la persecución, sin profeta y sin revelación manifiesta, con su espinazo agobiado y su cerebro embotado por la ausencia de Dios en sus vidas; ellos no se quedarán para siempre postrados, el Maestro Jesús les dijo, que esta sentencia duraría: “Hasta que los tiempos de los gentiles se cumplieran” Lucas 21:24 NOTA: Pida nuestro folleto “Israel en la Profecía” . Horario de Reuniones Miércoles y Viernes de 5:50 a 6:50 p.m. Sábados de 8:00 a.m. a 10:00 a.m. y de 3:00 a 5:00 p.m. Francisco Morazán: - Comayagüela: Centro América 4ta.Etapa, Calle # 26 y 27 - Santa Ana: Las Quebraditas, Calle Principal a Santa Ana. El Paraíso: - Güinope: Galeras, Calle Principal a Güinope Cortés: - - Cuando esto concluya, Israel volverá a ser lo que antes fue. Dios promete sacarlo de esa miseria y sequía espiritual: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos; que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el libertador que quitará de Jacob la impiedad” Romanos 11:25 – 26 Res. San Pedro Sula: Bo. Cabañas 17 calle, 13 y 14 Ave. Sureste Omoa: Bo. San Antonio Valle: - San Lorenzo: Comunidad de El Comercio, Carretera a Coyolito, Frente a la Escuela Choluteca: - Pespire: Río Chiquito y Cacautare Macuelizo, San Antonio de Flores 35 Comayagua: - Siguatepeque: Bo. Suyapita, Contiguo a Beneficio de Arroz Yoro: El Progreso, Las Minas Colón: - Tocoa: Zamora, Colonia Rivera. Santa Bárbara: - Gualala: Guacamaya Escuche “La Voz del Tercer Ángel” De Lunes a Viernes De 8:00 a 8:30 p.m. A través de 1450 AM Tegucigalpa Y 1420 AM Zona Sur de Radio Sabanagrande. Y Súper K 89.5 FM De Lunes a Sábado de 6:00 p.m. a 6:30 p.m. San Lorenzo, Valle, Choluteca y alrededores. Usted puede apoyar este ministerio con una ofrenda de amor, Nuestro número de Cuenta es 001100099496, de Iglesia Esperanza de Israel (Cta. de Cheques Bco. Atlántida) Y recuerde que: “El que trabaja para Dios, Dios trabaja para él” Nuestro Apdo. Postal 2185, Tegucigalpa, M.D.C. Honduras, C. A. Tel. 2209-0066, 2227-2680 y 2224-2526 Nuestro Sitio Web: www.esperanzadeisrael.org E-mail: [email protected] 36