52. Las Parábolas de Jesús

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Las Parábolas de Jesús
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Las Parábolas de
Jesús
INTRODUCCION:
Durante los tres años y medio que Jesucristo estuvo
ejerciendo su magisterio enseñando a los hombres el
Reino de Dios, puso en moda esta figura literaria;
presentó su Evangelio a las personas que no
pertenecían a la incipiente organización que Él había
venido a edificar, y les presentó su doctrina envuelta en
esta figura que se llama parábola por una razón
poderosa, de la cual hablaremos más adelante: “Todo
esto habló Jesús por parábolas a las gentes, y sin
parábolas no les hablaba: para que se cumpliese lo
dicho por el profeta: abriré en parábolas mi boca;
rebosaré cosas escondidas desde la fundación del
mundo” Mateo 13:34 – 35.
Jesús inició su anuncio del Reino de Dios en el oscuro
pueblo de Capernaum, jurisdicción de Galilea de los
gentiles. Este poblado era uno de los tantos que se
encontraban bañados por las aguas del mar de Galilea;
y en las riberas de este lago Jesús sentado en una
barca disertó la mayoría de sus parábolas: “Y aquél día,
saliendo Jesús de casa se sentó junto a la mar y se
allegaron a él muchas gentes, y entrándose Él en el
barco se sentó, y toda la gente estaba a la ribera. Y les
habló muchas cosas por parábolas…” Mateo 13:1 – 3.
La primera parábola que les disertó fue la del
Sembrador. Después de esta disertación hubo una
especie de receso; se hicieron algunos comentarios:
“Entonces, llegándose los discípulos le preguntaron,
¿Por qué les hablas por parábolas?” Mateo 13:9
Los Apóstoles no estaban conformes por esa nueva
forma de predicar de Jesús, habían oído antes el
sermón del monte y el Maestro lo hizo con toda
transparencia, pero de repente, sentado en la barca,
meciéndose al compás de las olas y la gente ávida de
oírle, comenzó a hablarles en parábolas. Después de
terminar la exposición de la parábola del sembrador, los
apóstoles se acercaron manifestándole sus inquietudes:
“Él les dijo: a vosotros es dado saber el misterio del
Reino de Dios; mas a los que están fuera por parábolas
todas las cosas; para que viendo, vean y no echen de
ver; y oyendo, oigan, y no entiendan: porque no se
conviertan y les sean perdonados los pecados” Marcos
4:11.
La inquietud de los apóstoles quedó contestada: quizá
le parezca a usted sorprendente la respuesta, pero esa
fue la que dio Jesús. A los de adentro, los que habían
sido llamados personalmente por Él, a ellos sí les daba
a conocer el misterio del Reino de Dios; pero a los que
estaban afuera, a las grandes multitudes que se
agrupaban, estas que no tenían ningún compromiso
con Jesús, para ellos eran las parábolas. Gente de
diversos pensamientos, como espías del gobierno de
Roma, críticos religiosos, personas interesadas
solamente porque les satisficiese el estómago, y no
faltaba entre ellos muchos resentidos políticos que
buscaban un líder que los dirigiera para pelear contra
las águilas de Roma, a todos estos el Evangelio les
llegó envuelto en parábolas; intencionalmente lo hizo
Jesús para que no le entendieran. Ahora bien, si había
algún interesado, se tendría que acercar y preguntar
sobre la parábola: “Cuando estuvo solo le preguntaron
los que estaban cerca de Él con los doce, sobre la
parábola” Marcos 4:10
Por esta razón la gente poderosa que pertenecía a la
sociedad pudiente de Israel no le dio importancia al
Maestro de Capernaum, ellos esperaban un libertador,
un hombre beligerante que tomara las armas para
derrocar al gobierno de Roma. Pero de repente lo que
escuchaban decir de aquel extraño Maestro era que:
“Un sembrador salió a sembrar”, o que “el Reino de los
cielos era comparado a un insignificante grano de
mostaza”. Ninguna de todas estas palabras sencillas
pero de significado profundo, los petulantes fariseos y
los sabiondos saduceos pudieron comprenderlas,
mucho menos el trasfondo de su significado. Solo unos
pocos como Nicodemo y José de Arimatea tuvieron la
estatura moral de acercársele y preguntarle por el
verdadero significado de sus enseñanzas.
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La Parábola del
Sembrador
Esta fue la primera
parábola que Jesús
disertó. Sentado en la
barca Jesús empezó
diciendo: “He aquí el
que sembraba salió a
sembrar;
y
sembrando, parte de
la semilla cayó junto
al camino; y vinieron
las aves y la
comieron” y después
dice: “Otra semilla
cayó en pedregales,
pero como no había mucha tierra; nació luego, pero al
salir el sol se quemó porque no tenía raíz. Y otra parte
cayó en espinas; y las espinas crecieron y la ahogaron.
Y parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cual a ciento,
cual a sesenta y cual a treinta” y finalmente les dice: “El
que tiene oídos para oír oiga” Mateo 13:1 – 9
La parábola del Sembrador es la más fácil de entender,
y sirve como un medidor para evaluar la capacidad de
entendimiento en los oyentes, por esto Jesús les
preguntó: “¿No sabéis esta parábola?, ¿Cómo, pues
entenderéis todas las parábolas?” Marcos 4:13. En el
correr de los días, Jesús les diría parábolas muy
profundas, así que los oyentes tenían que ejercitar sus
cerebros para poder entender lo que Él les quería decir.
El que sembraba salió a
sembrar
El sembrador es Jesucristo, Él mismo lo revela: “El que
siembra la buena semilla, es el hijo del hombre” Mateo
13:37 Jesucristo ha sido el sembrador en todos los
siglos. Él ha trabajado arduamente en el corazón de los
hombres sembrando la buena Palabra del Reino de
Dios; no lo hizo solamente en los tres años y medio de
su ministerio, lo ha hecho desde el principio de los
tiempos, enviando a los profetas, y lo sigue haciendo
hoy.
En todas las edades el Eterno Sembrador ha usado
diferentes medios para sembrar su buena semilla, la
cual es la Palabra de Dios (Lucas 8:11). Esta santa
simiente ha caído en cuatro tipos de terrenos, y el
Santo sembrador ha regado esta semilla con las
lágrimas de sus ojos: “Irá andando y llorando el que
lleva la preciosa simiente; mas volverá a venir con
regocijo, trayendo sus gavillas” Salmo 126:6
La Semilla junto al
Camino
Tal pareciera que el sembrador no conocía nada de
siembra, pues, ¿A quién se le ocurre sembrar junto al
camino? Este símbolo se desprende de aquella antigua
manera de sembrar, cuando los sembradores tomaban
en sus manos la cantidad de semilla esparciéndola al
aire para que el viento se encargara de colocarla en
cualquier lugar. Igual ha sido la siembra del Evangelio,
y de esa forma: “una parte cayó junto al camino, y
vinieron las aves y se la comieron” Mateo 13:4. El
parabolista nos revela que estas personas son
aquellas: “que oyen la palabra del Reino y no
entendiéndola viene el malo y arrebata lo que fue
sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado
junto al camino” Mateo 13:19
El no entender la Palabra nos indica que esta persona
no comprende el valor del mensaje de Dios, no
cuantifica la riqueza de tenerla en el corazón, entonces
se descuida, no pone atención ni cuidado cuando la
palabra le llega; por eso viene el Diablo y la arranca de
su corazón para que no crea y no sea salvo. Note
estimado lector que en este terreno, la semilla ni
siquiera germinó, porque las aves malignas se la
comieron, y esas negras avecillas que se comen la
siembra son los instrumentos que el enemigo usa para
arrancar de nuestro corazón la Palabra de Dios
sembrada. Muchas veces puede usar a un aparente
buen amigo, que nosotros suponemos tener,
desanimándonos para que no sigamos en este camino
del Evangelio. Nos podrá presentar de repente un buen
trabajo para absorbernos el tiempo, pero todo eso
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solamente son argucias del enemigo para comernos la
semilla. Estimado amigo, tienes que aprender a
espantarte todas esas malignas aves que quizá por
mucho tiempo te han estado comiendo la siembra del
Evangelio, y eso ha impedido tu crecimiento espiritual.
Los Pedregales
El terreno donde cayó esta semilla no tenía mucha
tierra; nació luego, pero al salir el sol se quemó y se
secó porque no tenía raíz (Mateo 13:5)
Literalmente la germinación de una semilla tiene su
proceso, en algunas requiere más tiempo que otras
para nacer, pero toda semilla al germinar, primero crece
hacia la profundidad de la tierra y después brota sobre
la superficie. Pero cuando la semilla cae
desafortunadamente entre las piedras no puede
esconder su raíz en tierra, queda al descubierto, y
cuando sale el sol la quema. El mismo proceso es con la
semilla del Evangelio: “El que fue sembrado en
pedregales, este es el que oye la palabra y luego la
recibe con gozo. Mas no tiene raíz en sí, antes es
temporal, que venida la aflicción o la persecución por la
Palabra luego se ofende” Mateo 13:20 – 21 Aquí se
señalan a las personas que con una o dos ocasiones
que oyen el Evangelio se emocionan, hasta lloran y
quedan extasiadas, la semilla contra naturaleza nació
muy pronto, pues para que germine una semilla
solamente se ocupa humedad; pero como el corazón es
de piedra la fe de ellos no puede profundizarse y con el
primer problema que les venga se quema, como dice el
Maestro: “Pero al salir el sol se quemó porque no tenía
raíz”. Los problemas son el sol que seca la descubierta
raíz de su fe; la siembra morirá y nunca dará fruto. No
sucede así cuando una semilla germina en buena tierra,
al aparecer el sol, en vez de quemarla le sirve de
alimento y fortalece su crecimiento. Justamente así es la
persona en la cual la semilla del Evangelio profundiza
en su corazón, el sol de las pruebas le sirve para
afianzar su fe y el crecimiento de aquella siembra.
La Semilla entre las
Espinas
El tercer terreno, es la semilla que cayó entre espinas:
“Y las espinas crecieron y la ahogaron” Mateo 13:7
Jesucristo nos explica: “Y la que cayó entre las espinas,
estos son los que oyeron; mas yéndose son ahogados
de los cuidados y de las riquezas, y de los pasatiempos
de la vida, y no llevan fruto” Lucas 8:14. Los afanes de
la vida, las exigencias sociales, la ambición por las
riquezas materiales se tornan como hirientes espinas,
que no permiten que la semilla del Evangelio germine
en el corazón de los hombres: “Porque el amor al
dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando
algunos, se descaminaron de la fe y fueron traspasados
de muchos dolores” 1 Timoteo 6:10. Los hombres
atraídos por tantos embelesos que el carnaval del
mundo ofrece haciendo brotar como malas hierbas
esos pasatiempos, jamás dejarán que la semilla del
Evangelio se desarrolle en esos corazones que se
vuelven una jungla de tantas ocupaciones de la vida; el
hombre jamás tendrá tiempo para pensar en Dios, para
ir al culto, para leer la Palabra, siempre estará
ocupado, a no ser que se ponga en pie, y con carácter
firme decida aplastar y arrancar de raíz esas malas
hierbas que han estado ahogando la siembra y
entorpeciéndole para que no le sirva a Dios, porque el
engaño de las riquezas, los compromisos sociales lo
tendrán entretenido y se irá al sepulcro sin ese grano
de rubio trigo en su corazón. Todas las opulencias y
oropeles de este mundo son pura vanidad: “Porque
nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada
podemos sacar” 1 Timoteo 5:7. Lo único que si
pudiéramos llevarnos es la buena semilla sembrada y
germinada en nuestro corazón.
La Buena Tierra
El cuarto terreno, el que fue sembrado en buena tierra:
es el que oye y entiende la Palabra, y produce fruto: “Y
lleva a ciento y otro a sesenta, y otro a treinta” Mateo
13:23
Es de absorbente interés que hagamos una revisión de
nuestra vida, y nos evaluemos para que podamos
descubrir qué clase de terreno somos. Dios permita y
quiera ayudarnos a espantar las aves que pretenden
comernos la Santa Siembra. Que el Señor arranque las
piedras de nuestro corazón, o que su hoz poderosa
separe de nosotros las hirientes espinas que nos
impiden que prospere la semilla en nuestro ser. Que
envíe su Espíritu Santo para que haga más fértil
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nuestra tierra, y si no podemos dar fruto a ciento, ni a
sesenta, si quiera que lo podamos dar a treinta.
Así ha sido regada la semilla del Evangelio, fue abonada
por la sangre de Jesús y la de todos los mártires para
que produjera el fruto deseado, hoy tenemos la dicha
de ver la simiente del Evangelio próspera en el mundo.
La Parábola de
la Siega
Esta Parábola
es una de las
pocas
que
Jesús explicó;
lo hizo cuando
regresó a su
casa (Mateo
13:24 – 30)
Se trata de un
hombre que
sembró buena semilla en el campo, y cuando sus
trabajadores se durmieron un enemigo sembró cizaña y
se fue; los obreros se sorprendieron cuando vieron que
entre el trigo había cizaña, ellos querían arrancarla
inmediatamente, pero el dueño de la labranza les dijo
que no, había que dejar ese trabajo a los segadores
cuando se recogiera la cosecha; porque los obreros
podían arrancar el trigo queriendo arrancar la cizaña.
Cuando terminó aquella reunión en las riberas del mar
de Galilea, que seguramente duró varias horas,
Jesucristo regresó a su casa acompañado de sus
apóstoles, y ellos impresionados le preguntaron por
esta parábola y ¡gracias al Maestro que la explicó!
(Mateo 13:36 – 43) ¡Que maravillosa explicación!
El sembrador es Jesucristo, el campo es el mundo, la
buena semilla son los hijos del Reino, la cizaña los hijos
del malo, el enemigo que la sembró es el Diablo, la
siega es el fin del mundo, y los segadores son los
ángeles.
Satanás se aprovecha del descuido de los obreros del
Señor para sembrar su mala semilla, la cual se
manifiesta de muchas maneras, por ejemplo: pueden
ser doctrinas engañosas: “Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus
engañadores y a doctrinas de demonios” 1 Timoteo
4:1. A la Iglesia de los Gálatas el enemigo le sembró
muy sutilmente otro evangelio, Pablo lo detectó y
quedó sorprendido y les dijo: “Estoy maravillado de que
tan pronto os halláis alejado del que os llamó por la
gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente”
Gálatas 1:6. A este tiempo, ¿Cómo han crecido los
abrojos y espinos que el enemigo ha sembrado? Eso
no se puede arrancar, dejemos que vengan los
segadores, los ángeles harán ese trabajo, ellos ya
tienen la hoz en sus manos para arrancar todo lo que
no sirve de este mundo.
El Anciano Juan nos presenta el momento preciso de la
Siega, cuando los ángeles hagan el trabajo: “Miré, y he
aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado,
semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza
una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del
templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que
estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz y siega;
porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la
tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la
nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada…
y el ángel arrojó su hoz en la tierra y vendimió la viña
de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de
Dios” Apocalipsis 14:14 – 19. Tiempo vendrá que los
ángeles del Señor llegarán a esta tierra para hacer esa
extraña operación, arrancarán las uvas y las lanzarán
en el grande lagar de la ira de Dios.
LAGAR: es una batea donde se vaciaban las uvas para
triturarlas y hacer vino. El Señor tiene una batea, o sea
un lagar, donde meterá a los hijos del malo y los
destruirá, y ese lagar es el valle de Josafat Joel 3:11 –
14. Josafat: es un valle que tiene forma ovalada,
rodeado por montañas, en este lugar se han librado
grandes batallas. Allí entrarán los hombres perversos
que ha vomitado la tierra y serán triturados en aquel
día. Las Escrituras revelan un número de los que serán
llevados al lagar (Apocalipsis 9:14 – 16) Esto será la
batalla del gran día del Señor (Apocalipsis 16:16) Las
aves de los cielos están invitadas para comer estos
cadáveres (Apocalipsis 19: 17 – 18) ¡Mucho cuidado
con servir de cena a las aves de los cielos!
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La Parábola del
Reino de los
Cielos
Después que Jesús presentó la parábola del sembrador,
en las siguientes parábolas Él siempre utilizó la
expresión “Reino de los Cielos”, comparó a este Reino
como el trigo y la cizaña; como un diminuto grano de
mostaza, o como una red lanzada a la mar: “y decía: ¿A
qué haremos semejante el Reino de Dios? o ¿Con que
parábola le compararemos?” Marcos 4:30. Este Reino
de los Cielos no es otra cosa más que el gobierno
mismo de Dios que había venido del Cielo, es el
conjunto de leyes que sirven para regir la conducta de
los hombres.
Cuando Jesucristo vino, los que manejaban este Reino
aquí en la tierra eran los fariseos: “Mas ¡hay de
vosotros escribas y fariseos hipócritas!, porque cerráis
el Reino de los cielos delante de los hombres…” Mateo
23:13. Jesús vino para revivir el anuncio de ese Reino
que los fariseos habían silenciado: “Desde entonces
empezó Jesús a predicar y a decir: arrepentíos, porque
el Reino de los Cielos se ha acercado” Mateo 4:17. Ese
Reino que se les había acercado a los oscuros galileos
era el anuncio de las buenas nuevas, las refrescantes
noticias que Jesús iba a presentarles: “Y rodeó Jesús
toda Galilea, enseñando en la sinagoga de ellos, y
predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo” Mateo 4:23
La política del Reino de Dios es el Evangelio, la gran
proclama fue el Sermón de la Montaña, allí Jesús
condensó su plan de gobierno, y en aquél momento la
gente se admiró de su doctrina. El gran despliegue que
Jesucristo haría durante su ministerio y que después
sería continuado por sus seguidores hasta las centurias
de los tiempos en que él tardaría en volver, ese gran
anuncio es el Reino de los cielos, el cual comparó de
tantas maneras, parábolas preciosas que perdurarán
hasta la consumación de los tiempos.
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La Parábola de la
Buena Perla
“También el
Reino de los
Cielos(o sea el
Evangelio) es
semejante a un
mercader que
busca buenas
perlas,
que
habiendo
hallado una
perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la
compró” Mateo 13:45 – 46.
El parabolista está presentando en su predicación, a un
próspero negociante el cual no es otro más que
Jesucristo; Él empezó este negocio desde muy
temprana edad, cuando a sus doce años se perdió en
el templo, la primera vez que fue a ver la celebración
de las pascua, cuando sus padres lo encontraron les
dijo: “¿Qué hay? ¿Por qué me buscáis? ¿No sabéis que
en los negocios de mi Padre me conviene estar? Lucas
2:49. Claramente Jesús se presenta aquí como un
hombre de negocios.
La buena perla que el gran negociante vino a comprar
fue al hombre, ¿Y a quien se la compró? El hombre se
había vendido a otro negociante, al diablo. Este lo
compró por una bagatela. ¿Sabe con qué compró
Satanás al hombre?: ¡Con el pecado!, “… Pero yo soy
carnal vendido al pecado” Romanos 7:14. Satanás ha
devaluado a la humanidad, ha convertido este mundo
en un bullicioso y sucio mercado, en el cual se vende
de todo, incluyendo a los hombres (Apocalipsis 18:11
– 13).
Antiguamente existían mercados donde se compraban y
vendían esclavos; los griegos le llamaban fórum. Jesús
vino a ese mercado de esclavos a comprar a los
hombres (Las buenas perlas) para darles el verdadero
valor: “Porque comprado sois con precio: glorificad
pues a Dios…” 1 Corintios 6:20. El hombre cuando es
comprado con la sangre preciosa de Cristo Jesús,
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adquiere un incalculable precio, y el nuevo dueño le
pone su sello de propiedad: “… fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa” Efesios 1:13 Después
que esta buena perla ha estado sumergida en ese mar
de pasiones, y al ser comprado por Cristo, se convierte
en un especial tesoro para el Señor y se transforma en
esa perla brillante, valiosísima y poco a poco este va
descubriendo el infinito potencial que Dios puso en su
mente, sus ojos espirituales se le van abriendo, su
visión se desarrolla tanto que alcanza a mirar hasta la
Eternidad. Bien escribió el profeta: “Haré más precioso
que el oro fino al varón, y más que el oro de ofir al
hombre” Isaías 13:12
Las primeras piedras preciosas sacadas de las
oscuridades de Galilea que el negociante compró fueron
los apóstoles, y en la nueva Jerusalén se deja ver que
están comparados como piedras preciosas: “Y el muro
de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce
nombres de los doce apóstoles del cordero.”
Apocalipsis 21:14 y agrega el verso 19: “y los cimientos
del muro de la ciudad estaban adornados con toda
piedra preciosa. El primer cimiento era Jaspe; el
segundo, zafiro; el tercero ágata; el cuarto
esmeralda…” En estos versículos se clasifican las
piedras tomando el orden en que fueron llamados los
apóstoles, por eso leemos en el verso 19: “El primer
cimiento era Jaspe” Este corresponde a Pedro, en el
orden de llamamiento leemos: “Los nombres de los
apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro…”
Mateo 10:2. El Jaspe tiene que ser una piedra brillante y
fuerte, lo que hoy conocemos como diamante, esta
piedra se enseñorea de todos los metales, y no es
quebrantada por ninguno, así fue el sólido carácter de
Pedro, piedra brillante que compone el fundamento de
la Iglesia del Señor.
Finalmente el parabolista dice: que aquel negociante
para comprar la perla, tuvo que vender todo lo que
tenía y hacer la gran inversión. Justamente eso hizo
Jesús para salvar al hombre: “Porque ya sabéis la
gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre siendo rico; para que vosotros
con su pobreza fueseis enriquecidos” 2 Corintios 8:9
Por lo cual debemos tener siempre presente que
nosotros somos perlas preciosas al haber sido
comprados con la sangre de Jesús, por lo tanto no nos
dejaremos dejarnos devaluar por el Diablo. ¡Nunca nos
vendamos al pecado!
La Parábola del
Tesoro Escondido
Recuerde que Jesús
estaba sentado en un
barco, y en la ribera
había una gran
cantidad de gente
completamente ávida
por oírle su mensaje;
y
entre
otras
parábolas
que
pronunció dijo esta:
“Además el Reino de
los Cielos (El Evangelio) es semejante al tesoro
escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo
encubre. Y de gozo de ello va, y vende todo lo que
tiene y compra aquel campo” Mateo 13:44
Aquí Jesucristo nos presenta en primer lugar que la
verdad de Dios, su preciosa doctrina, encontrar el elixir
de la vida, es descubrir un tesoro, la riqueza más
valiosa en este mundo, y por ello compara su
predicación como un Tesoro Escondido.
Literalmente, la búsqueda de tesoros escondidos es
para gente dinámica, no perezosa; gente con deseo de
encontrar algo importante en la vida. Justamente así
nosotros debemos ser diligentes y con gran constancia
hasta encontrar ese tesoro escondido.
Salomón escribió: “Si clamares a la inteligencia, y a la
prudencia dieres tu voz, si como a la plata la buscares,
y la escudriñares como a tesoros; entonces entenderás
el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios”
Proverbios 2: 3 – 5 Al remitirnos nuevamente a la
parábola leemos que el tesoro está escondido en un
campo y ya el Maestro Jesús nos revela: “Que el campo
es el mundo” Mateo 13:38. El Reino de los cielos, la
Santa Verdad de Dios está en este mundo, nos toca a
nosotros buscarla como un tesoro hasta encontrarla.
El Todopoderoso Dios dejó su Santo Evangelio en
depósitos insignificantes para el hombre: “Tenemos
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empero este tesoro en vasos de barro, para que la
alabanza del poder sea de Dios, y no de nosotros” 2
Corintios 4:7. ¡Sorprende esta realidad!; esos vasos de
barro depositarios del gran tesoro escondido fueron los
apóstoles, y todos aquellos hombres y mujeres que a
través de las edades han ido heredando por la
inspiración divina este conocimiento que solo viene del
Señor.
El Reino de los Cielos hoy está siendo manejado por
seres de barro, por hombres comunes y corrientes
como lo fueron los pescadores de Galilea. Esto fue
chocante para los cultos y sabios fariseos que en
ningún momento aceptaron ser sustituidos por los
incultos galileos de Nazareth, Capernaum, y de
Betzaida, por eso Jesús en una plegaria dijo: “Te alabo,
Padre, Señor del Cielo y de la tierra, que hayas
escondido estas cosas de los sabios y de los
entendidos, y las hayas revelado a los niños” Mateo
11:25
El Único sabio y verdadero Dios, el que desecha la
sabiduría de los entendidos de este siglo, escogió la
hez de este mundo, la clase más baja de la sociedad de
Israel, a Galilea de los Gentiles, pueblos que moraban
en tinieblas, de estos llamó para entregarles el tesoro
del Reino. Uno de ellos fue a Pedro, a quien le dijo: “A ti
daré las llaves del Reino de los cielos” Mateo 16:19
El hombre que descubre el gran tesoro de Dios,
aprende a vivir en paz consigo mismo y con lo que lo
rodea, el que llega a entenderle a Dios a través de la
Palabra de su Reino, esta persona se convierte en un
ser feliz en la tierra, aunque no tenga nada
materialmente es rica en el espíritu: “Como
entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas
enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas
poseyéndolo todo” 2 Corintios 6:10
Al volver a la parábola en la segunda parte de Mateo
13:34 dice que cuando el hombre: “halla el tesoro lo
esconde, y de gozo va, vende lo que tiene y con ello
compra el campo donde está el escondido tesoro”
¿Para qué encubre el tesoro este hombre? ¡Porque
alguien se lo puede robar!, y como él valora lo que ha
descubierto, lo esconde profundamente, no así aquel
que no entiende lo que vale encontrarse con este divino
tesoro traído del cielo y dejado escondido entre los
hombres más pequeños de la tierra, el que nos puede
robar el tesoro de Dios es el maligno: “Oyendo
cualquiera la Palabra del Reino y no entendiéndola,
viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su
corazón” Mateo 13: 19.
Amigo, si usted ha encontrado la riqueza del Reino de
Dios, yo le aconsejo que la esconda profundamente en
su corazón, de tal manera que el enemigo no se la
pueda robar y lo deje otra vez pobre, sin fe y sin
esperanza en el mundo.
Pero atención a esta parte de la parábola: para llegar a
obtener este tesoro, además de haberse esforzado
buscándolo hasta encontrarlo, hay que hacer una
buena maniobra, vender todo lo que tenemos para
comprar el lugar donde está el tesoro y adquirirlo. Esto
significa deshacerse de todas las cosas mundanas, que
es el capital que poseemos en esta tierra, y media vez
desechos de esas engañosas vanidades podremos
tener acceso al Reino de Dios. El apóstol nos da un
gran ejemplo: “Pero las cosas que para mi eran
ganancia, las tengo como pérdida por amor de Cristo
Jesús y ciertamente tengo todas las cosas como
pérdida por el eminente conocimiento de Cristo, mi
Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo
por basura para ganar a Cristo” Filipenses 3:7 al 8.
Desechemos todas las cosas mundanas que dan la
impresión de ser ganancia para nosotros, como son
nuestro ego, nuestra justicia, nuestros pobres
argumentos de la razón humana, posiciones sociales,
todos esos embelesos de este mundo, simbólicamente
mal vendamos todo eso, y así nos estaremos ganando
el Gran Tesoro del Reino de los Cielos el cual ya dijimos
que es el Santo Evangelio.
La Parábola de la
Red
“Así mismo el Reino
de los Cielos es
semejante a una
red, que echada en
el mar, recoge de
toda clase de peces;
y una vez llena la
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sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en
cestas y lo malo echan fuera.
Así será el fin del siglo; saldrán los ángeles y apartarán
a los malos de entre los justos” Mateo 13: 47 al 49 .
Todas estas parábolas que están registradas en el
Evangelio de Mateo capítulo 13 el Maestro las dictó
usando como púlpito una barca de pescar, y Mateo, el
que antes se sentaba en el banco de los tributos
públicos cobrando los impuestos de Roma, hombre con
cierto nivel de educación pudo registrar toda jota y tilde
de lo que el Maestro habló en esta oportunidad. A
juzgar por el panorama que Mateo nos describe
podemos imaginarnos que en ese lugar había muchos
pescadores, y Jesús tomó ese ejemplo para
presentarles la parábola de la red. Empieza
comparando el Evangelio como una red que es lanzada
al mar. Las redes de pescar son tejidas de cuerdas de
cáñamo, otras con nailon u otros materiales, pero la red
que Dios tejió fue elaborada de un material muy
especial: “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas
de amor…” Oseas 11:4
gentes de todos los estratos sociales, culturales,
económicos y raciales, pero aunque hayan muchos
dentro de la red esto no quiere decir que todos
seremos trasladados al Reino. ¡No!, llegará un tiempo
que los peces serán escogidos: “Y una vez llena, la
sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en
cestas, y lo malo echan fuera” Mateo 13:48, “Y
estando llena…”, esta frase señala el fin de la
predicación del Evangelio, el fin de la pesca, cuando ya
no quepan más hombres en la red: “Y será predicado
este Evangelio del Reino en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el
fin” Mateo 24:14. Y luego dice que: “Se sentarán y
escogerán lo bueno en vasos y lo malo echarán fuera”
Esto nos lleva al juicio final, el Dios se sentará y mirará
quienes son los hombres buenos para el Reino y a los
malos botará. Aquí Jesucristo está basándose en el
precepto de la ley de la alimentación donde se nos
enseña que no todos los peces son comibles,
solamente aquellos que reúnan estas dos
características: “Esto comeréis de todos los animales
En esta parábola Dios está comparando a los hombres
como los peces: “Y haces que sean los hombres como
los peces de la mar…” Habacuc 1:14. Los hijos de
Adán vagan en este mundo de aquí para allá, como los
peces en el mar son llevados por las impetuosas
corrientes marinas. Dios viendo a la humanidad en esta
condición, tejió la santa red del Evangelio para pescar a
los hombres y la hizo a base de su Eterno Amor y del
sacrificio santo de Jesucristo. Por esta razón uno de los
grandes objetivos del Maestro Jesús cuando estuvo en
la tierra fue enseñar esa nueva profesión de pesca:
que viven en las aguas; todos los que tienen aletas y
escamas en las aguas del mar y en los ríos, estos
comeréis” Levítico 11:9
“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos
hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano,
que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
Y les dijo: venid en pos de mi y os haré pescadores de
hombres” Mateo 4:18 – 19.
y tener la fe de Jesús”: “Así será el fin de este mundo:
Saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre
los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será
el lloro y el crujir de dientes” Mateo 13:49 – 50.
Jesucristo traía la red de Dios y llamó a ciertos hombres
para enseñarles a manejarla, algo muy duro y difícil es
este trabajo, porque el hombre es más liso que el bagre
y más astuto que un tiburón.
Pero aun con toda esta adversidad la red de Dios se
tiene que llenar. Al leer nuevamente el verso 47 dice
que en la red cayeron diferentes clases de peces, al
Evangelio de Jesucristo han entrado diversidad de
La identificación para que sea buen pez es que tenga
escamas y aletas; así en el sentido espiritual, el pez
bueno para el Reino debe tener dos características:
“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan
los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” Apocalipsis
14:12. Si solo tiene una de las señales no será
catalogado como buen pez; es necesario que tenga las
dos características: “Guardar los mandamientos de Dios
Los ángeles harán su trabajo, se encargarán de hacer
la separación entre los hombres buenos para el Reino y
los que serán desechados: “Entonces os volveréis, y
discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre
el que sirve a Dios y el que no le sirve.” Malaquías3:18
Esta parábola pudieron haberla entendido muy bien los
que estaban escuchando al Maestro pues todos
conocían la profesión de la pesca.
9
Mi estimado hermano, luchemos por ser un pez bueno
para ser tomados en cuenta en el Reino de Dios.
morir Cristo Jesús en la cruz, despojó de todos los
poderes que ilegalmente este personaje se había
apoderado: “Y despojando a los principados y
La Parábola del
Fuerte Armado
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre
ellos en la cruz” Colosenses 2:15. Jesucristo mismo
dijo: “Ahora es el juicio de este mundo: ahora el
príncipe de este mundo será echado fuera” Juan 11:31.
Además de las parábolas
que Jesús expuso en el
mar de Galilea también
en otras oportunidades
Jesús habló usando esta
figura
literaria.
El
Maestro presentó la
parábola del fuerte
armado debido a que los
judíos lo acusaban que
Él echaba fuera demonios por Beelzebú: “Cuando el
El demonio mediante sus falacias ha tomado como
rehén a los hombres, los tiene secuestrados, pero
gracias a Dios que envió a Jesucristo para expulsar a
este prepotente fuerte del corazón de los hombres.
Cuando estaban destronando de su poder al príncipe
de este mundo, las virtudes de los cielos se
conmovieron, se produjo un gran eclipse, y la tierra
tembló, esto sucedió cuando Jesús murió en la cruz: “Y
fuerte armado guarda su casa, en paz está todo lo que
posee. Mas si sobreviniendo otro más fuerte que él, le
venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y
reparte sus despojos” Lucas 11:21 – 23.
Este fuerte armado que ha cuidado su casa es el diablo;
Satanás se ha introducido en el corazón de los hombres
y de esa manera los convirtió en su morada, el demonio
solo puede vivir cómoda y reposadamente en el
corazón de nosotros los humanos, pero de repente vino
uno más fuerte que él para echarlo de nuestras vidas y
lógicamente que este presentó batalla. Satanás tiene
sus armas y ha estado bien fortificado en el corazón de
los hombres; y lucha para que no lo echen de allí, él
tiene muchas armas para defenderse: “Sobre todo,
tomando el escudo de la fe con que podáis apagar
todos los dardos de fuego del maligno” Efesios 6:16.
Por eso lo presenta Jesús en la parábola como un
fuerte armado, enquistado en el corazón del hombre,
no es tan fácil echarlo de esa casa, a no ser que venga
otro más poderoso que él, como lo es Jesucristo, y con
el omnipotente poder del Evangelio le quiebre sus
armas, sus artimañas y supercherías, y lo expulse del
corazón. “Mas sobreviniendo otro más fuerte que él le
venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y
reparte sus despojos” Lucas 11:22
Es esta justamente la obra de Jesús; para eso apareció:
“… para deshacer las obras del Diablo” 1 Juan 3:8; al
ellos le han vencido por la sangre del cordero y por la
palabra de su testimonio; y no han amados sus vidas
hasta la muerte” Apocalipsis 12:11. El hombre que hoy
es esclavo de Satanás es porque quiere serlo, este
fuerte es un gigante vencido, el hombre solo necesita
recurrir al poder de Jesús, escudarse tras esa preciosa
sangre, y será liberado de todas las opresiones de este
maligno. Muchos han sido declarados libres: ¿Y usted
porque no disfruta de esta libertad?
“Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda
por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo
dice: me volveré a mi casa de donde salí” Lucas 11:24
Que interesante todo esto, el demonio cuando sale del
corazón humano anda atorrante por lugares estériles y
no encuentra reposo. Es que Satanás solo puede vivir
cómodamente en el corazón de los hombres, él es un
parásito viviendo en nuestra mente donde puede
alimentarse y satisfacer todos sus sucios deseos.
Jesucristo así lo dejó ver cuando reprendió a los
fariseos: “Vosotros de vuestro padre el Diablo sois, y
los deseos de vuestro padre queréis hacer, él, homicida
ha sido desde el principio y no permaneció en la
verdad; cuando habla mentiras de suyo habla: porque
es mentiroso y padre de la mentira” Juan 8:44. ¿De
cuantos deseos no se sacia el diablo morando en el
corazón de los hombres?; por eso es que cuando viene
el Evangelio del Señor a nuestra vida, y penetra hasta
lo más profundo de la mente y del corazón, le vuela en
pedazos sus armas, vicios, drogas, fornicaciones,
idolatrías, etc. Se las tira a la basura, al pobre y
10
mentiroso Diablo lo echan a la calle, anda errante y
desesperado por los lugares secos, buscando consuelo
pero no lo halla.
Miremos uno de esos lugares estériles donde este
sujeto tiene permiso de meterse; son lugares
improductivos donde él no puede cebar su
concupiscencia ni saciar sus deseos: “Saliendo Él a
tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que
tenía demonios ya de mucho tiempo; y no vestía
vestidos, ni estaba en casa, sino por los sepulcros. El
cual como vio a Jesús exclamó: ¿Que tengo yo contigo
Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Ruégote que no me
atormentes. Porque mandaba al espíritu inmundo que
saliese del hombre porque ya de mucho tiempo le
arrebataba y le guardaba preso con cadenas y grillos;
mas rompiendo las prisiones era agitado del demonio,
por los desiertos, y le preguntó Jesús, ¿Qué nombre
tienes? Y él contestó: LEGION. Porque muchos
demonios habían entrado en él; y le rogaban que no les
mandase ir al abismo. Y había allí un hato de muchos
puercos que pacían en el monte; y le rogaron que les
dejase entrar en ellos y les dejó” Lucas 8:27 – 32
Este es un cuadro dramático, y en la lectura se ve
claramente como expulsaron del pobre hombre aquel
prepotente armado (Satanás). Lo echaron de su
corazón y le dieron permiso de refugiarse en aquellos
lodosos cerdos. Qué diferencia, después de estar en el
cerebro de un hombre, haciendo y deshaciendo de él,
comiéndoselo poco a poco, luego lo echan a unos
sucios cerdos donde no pueden hacer más que echarse
en un charco de agua. Es por ello que al Diablo no le
gusta vivir en esos lugares donde no le alimentan su
concupiscencia, sus vicios y su mala vida. A él le
interesa vivir en el hombre, porque de esa manera se
burla de Adán quien fue hecho a la imagen de Dios,
pero llega un momento que este personaje cansado de
andar por esos infecundos lugares, decide volver a su
casa de donde lo echaron, él sigue creyendo que el
corazón del hombre es su casa, así lo dice Jesús en la
parábola: “Cuando el espíritu inmundo saliere del
hombre, anda por lugares secos buscando reposo; y no
hallándolo dice: Me volveré a mi casa de donde salí”
Lucas 11:24.
Permítame hacerle énfasis, constantemente Satanás
piensa en tomar, sea por asalto o de cualquier otra
forma nuestro corazón, porque cree que le
pertenecemos. Es por ello que siempre debemos estar
alerta, vigilando con los ojos del Espíritu todo zig zeo
de esta antigua serpiente: “No deis lugar al Diablo”
Efesios 4:27. No le dejemos ningún espacio,
cerrémosle todos los portillos y esperémosle siempre
con la armadura de Dios, con la espada del Espíritu en
nuestra mano y el escudo de la fe, para que podamos
repeler cualquier asalto que nos haga en el día
inesperado: “Porque no tenemos lucha contra carne ni
sangre; sino contra principados, contra potestades,
contra señores del mundo, gobernadores de estas
tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. Por
tanto, tomando toda la armadura de Dios, para que
podáis resistir en el día malo, habiendo acabado todo,
estad pues firmes; ceñidos vuestros lomos de verdad y
vestidos de la coraza de justicia, calzados los pies con
el apresto del Evangelio de paz; sobre todo, tomando
el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los
dardos de fuego del maligno; y tomando el Yelmo de la
salvación y la espada del espíritu; que es la Palabra de
Dios” Efesios 6:12 – 17
Este enemigo aprovechará de nosotros cualquier
descuido espiritual que tengamos y él empezará a
empujar la puerta de nuestro corazón para ver si puede
meterse en nuestra vida, Jesús dijo: “Mas durmiendo
los hombres, vino su enemigo. Y sembró cizaña entre el
trigo y se fue” Mateo 13:35. Dormirse significa
descuidarse en la vida espiritual, perder el contacto con
Dios, no hacer uso de la meditación en la Palabra,
sumergirse profundamente en las cosas materiales, o
en esas codicias locas y dañosas; todo esto significa
descuidarse, despojarse de aquella armadura del
escudo de la fe y de la espada del Espíritu, y entonces
este personaje que siempre está al asecho, de repente
nos asalta, empieza a entrar a nuestro corazón, y
descubre que nuestra casa está barrida y adornada.
Por ello Jesucristo nos advierte: “Velad y Orad, para
que no entréis en tentación” Mateo 26:41, por eso
dice: “Y viniendo la halla barrida y adornada”. Como allí
ha estado el Señor, se encuentran vestigios de
limpieza, pero el astuto Satanás solamente observa
aquel panorama que está limpio y adornado, no se
queda inmediatamente: “Sino que va y toma otros siete
11
espíritus peores que él, y entrados, habitan allí: y lo
postrero del hombre es peor” Lucas 11:26.
Cuando el hombre se aparta de Dios y le da lugar otra
vez al Diablo, su situación es peor que la primera, por
eso amigo, no caminemos confiados en este mundo, no
nos descuidemos ni tan solo un instante en nuestra vida
espiritual. Velemos y oremos como recomendó Jesús,
seamos como el águila que con sus poderosos ojos ve
desde muy lejos el ataque de la serpiente.
La Parábola de las
Bodas
también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a
los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su
imagen, y su marca, y el número de su nombre, en pie
sobre el mar de vidrio con las arpas de Dios, y cantan
el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del
Cordero…” Apocalipsis 15: 2 – 3. Con toda razón el
anciano Juan describe este único momento histórico
así: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria.
Porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa
se ha aparejado y le fue dado que se vista de lino fino y
brillante, porque el lino fino son las justificaciones de
los santos. Y él me dijo: escribe: Bienaventurados los
que son llamados a la cena del cordero, y me dijo:
estas palabras son verdaderas” Apocalipsis 19:7 – 9.
Jesucristo, el
parabolista por
excelencia,
presentó esta
parábola en la
ciudad
de
Jerusalén en los
últimos días de
su ministerio, y
se la expuso a
personas incrédulas, de mentalidad herméticamente
cerrada. Está registrada en Mateo 22:1 – 13. Toda esta
preciosa Escritura de por sí impresiona a cualquiera,
aun mirándola solamente desde el punto de vista
literario; y que decir cuando la persona logra ahondar y
extraer la esencia de esta enseñanza: “El Reino de los
Así que esta invitación a la gran boda real del Hijo del
Supremo Rey del Universo es verdadera. El Dios
Todopoderoso ha estado invitando al hombre a este
gran coloquio: “Y envió a sus siervos para que
Reino de los Cielos es equivalente al Evangelio mismo
que Jesús trajo a la tierra. Entonces ese rey que le hizo
bodas a su hijo no es otro más que el Padre Dios.
El Supremo Rey del Universo, muy pronto le celebrará
una gran boda a su Hijo, boda en que habrá derroche
de alegría y de lujo. Ninguna de las bodas reales que se
han celebrado le igualará a esta; será el acontecimiento
más grande en la historia del Universo, y Él está
invitando al hombre a tan grandioso momento.
El Magno acontecimiento será presidido por ángeles y
arcángeles; en la boda del Hijo del gran Rey se
escuchará música inspirada, cánticos acompañados de
dulces acordes que saldrán de las arpas de Dios: “Vi
A través de sus siervos, por más de dos mil años, el
Rey ha extendido a la humanidad la invitación, pero
como dijo el profeta: “¿Quién ha creído a nuestro
cielos es semejante a un rey, que hizo bodas a su hijo”
Mateo 22:2, como ya hemos estudiado que la expresión
llamasen a los llamados a las bodas; mas no quisieron
venir. Y volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a
los llamados: He aquí, mi comida he aparejado; mis
toros y animales engordados son muertos y todo está
prevenido; venid a la boda” Mateo 22:3. Este ha sido el
continuo llamamiento de Dios a los descendientes de
Adán, el Dios que no tiene ningún ápice de egoísmo
sino que todo Él es amor, y ese amor que no conoce
final desea que el hombre disfrute de esta eterna fiesta,
de una vida cómoda e inmortal en su Santo Reino, y a
eso justamente le llama la gran boda; porque una boda
es sinónimo de alegría, de felicidad; amigo, no olvide
que el anhelo de Dios es que usted sea feliz.
anuncio?” Isaías 53:1
Realmente casi nadie ha querido creerlo. No obstante
la incredulidad del hombre, el Rey sigue interesado en
que usted participe de esa gran Cena de Boda, y le dice
nuevamente: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si
alguno oyere mi voz y abriere la puerta entraré a él y
cenaré con él, y él conmigo” Apocalipsis 3:20. Pero los
hombres se han hecho los desentendidos. No tienen
interés de participar en el banquete de la Vida Eterna.
“Mas ellos no pusieron atención y se fueron, uno a su
12
labranza, y otro a sus negocios; y otros tomando a sus
siervos los afrentaron y los mataron” Mateo 22:5
rechazaron la invitación: “Entonces dijo a sus siervos:
Los primeros que recibieron
la invitación a la gran boda
fueron los israelitas
las bodas a la verdad están aparejadas; mas los que
eran llamados no eran dignos. Id pues a las salidas de
los caminos, y llamad a las bodas a cuantos hallareis. Y
saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos
los que hallaron, juntamente malos y buenos, y las
bodas fueron llenas de convidados” Mateo 22: 8 – 10.
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” Juan 1:11
Esto se cumplió cuando los israelitas despreciaron la
invitación de Dios, ellos pensaban como está escrito:
Ellos rechazaron deliberadamente a Jesús y a sus
siervos que se dedicaron a invitar a la gran boda.
Aquella generación de hijos contumaces y rebeldes
desafortunadamente no entendió lo que despreciaron.
“Y comenzaron todos a excusarse. El primero le dijo: he
comprado una hacienda y necesito salir a verla: te
ruego que me des por excusado. Y el otro dijo: He
comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te
ruego que me des por excusado. Y el otro dijo: acabo
de casarme y por tanto no puedo ir” Lucas 14:18 – 20.
De esta manera se ha disimulado el hombre y no ha
puesto atención a la dulce y atenta invitación de Dios,
pasa ocupado de sol a sol en las cosas que hoy son y
mañana no serán. Así se mostraron los judíos,
indiferentes. El mismo Jesucristo les dijo bajando del
monte de las olivas: “Cuantas veces quise juntarte como
la gallina junta a sus pollos debajo de sus alas, pero no
quisiste.” Lucas 13:34
Amigo, no te pierdas en la jungla del dinero, del trabajo
y la ambición, pon cuidado ahora mismo a la invitación
de Dios; no cometas el error de los judíos en el pasado
que por varias veces desatendieron esta invitación.
Los hijos de Adán no se imaginan lo que están
rechazando; el carnaval del mundo los tiene
hechizados, no han podido valorizar la invitación
de Dios a su gran Cena. Pero el Rey mantiene esa
disposición todavía a pesar de tanto rechazo
porque lo hace con ese amor que no tiene límite, y
le anima a que haga los arreglos necesarios para
estar presente en la gran boda de su Hijo.
Esperamos que usted no sea como aquellos que
menospreciaron la invitación.
Al principio dijimos que los primeros invitados a tan
regio evento fueron los hijos de Israel, pero ellos
“… Yo soy rico y no tengo necesidad de ninguna
cosa…” Apocalipsis 3:17. En vista a este disimulo el
Señor giró invitación a la gente que no conocía a Dios,
salieron a las calles tal como dice: “… Mete a la cena a
los pobres, mancos y ciegos” Lucas 14:21. Todo esto
tuvo su cumplimiento cuando después de haberles
ordenado que primeramente fueran a la casa de Israel,
el Señor cambió el decreto: “Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura…” Marcos 16:15
Las naciones gentiles que antes solo conocían la
adoración de la piedra y el palo hoy están siendo
llamadas para el banquete: “A todos los sedientos
venid a las aguas, y los que no tienen dinero, venid,
comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” Isaías
55:1 Pero el mundo aparentemente está satisfecho,
alimentándose de mentiras, de filosofías huecas y
huérfanas de verdad, por el momento siente que no
necesita la invitación de Dios. Pero cuando vuelvan en
sí se darán cuenta que están hambrientos: “Y les
sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le
parece que come, pero cuando despierta su estomago
está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece
que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y
sediento...” Isaías 29:8.
Tiempo vendrá cuando los hombres contemplen con
sus mortales ojos la instalación de la gran boda del
Rey, cuando inaugure el Señor su santo gobierno en
esta tierra. Entonces los que despreciaron las cosas
Eternas quedarán asombrados, se sentirán
hambrientos de la Eternidad, querrán participar de la
gran gloria de las glorias, que por muchos años
rechazaron: “Allí será el lloro y el crujir de dientes,
cuando viereis a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y a todos
los profetas en el Reino de Dios, y vosotros excluidos. Y
vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur,
y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios” Lucas
13
13:28 – 29. Los grandes hombres, aquellas
connotadas figuras que trabajaron febrilmente
anunciando el Reino de Dios, los que pusieron su cuota
de sacrificio para esta causa, estarán disfrutando de
aquél Eterno banquete. Cuan duro será para los que
despreciaron la invitación, tendrán que contemplar de
lejos toda esta grandeza; ¡Sí!, los incrédulos mirarán las
esplendidas instalaciones del Reino y a todos sus
integrantes regiamente vestidos. Jesús dijo: “…Miraréis
a Abrahán, a Isaac y a Jacob en la mesa del Reino, y
vosotros excluidos.”
No permita que lo eliminen de esta gran bendición en el
día postrero, tan solo por haber sido en esta vida reacio
a las cosas del Señor, la Palabra dice: “… Si oyereis
hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón” Hebreos
4:7
Al volver de nuevo a la parábola encontramos un detalle
bien interesante: “Y entró el Rey, para ver a los
convidados, y vio allí a un hombre no vestido de boda, y
le preguntó: amigo; ¿Cómo entraste aquí no estando
vestido de boda? Mas él cerró la boca, entonces el rey
dijo a los que le servían, atadlo de pies y manos,
tomadle y echadle a las tinieblas de afuera: allí será el
llanto y el crujir de dientes” Mateo 22:11 – 13.
En aquella boda solo entrarán los que vistan un traje
especial, quien no lo tenga será echado fuera, igual que
al hombre que menciona la parábola. Llega el Rey y con
toda nobleza le dice: amigo, ¿Cómo entraste no estando
vestido de boda? Es obvio, que los incrédulos cuando
miren las lujosas instalaciones del Reino de Dios
desearán entrar, el Señor permitirá que entren por un
momento para que se convenzan que era una realidad
la invitación, pero una vez convencidos, tendrán que ser
expulsados por no estar vestidos de boda.
Mucho cuidado con aparecer en aquella reunión
con nuestros mugrientos vestidos de carne y
sangre: “Carne y Sangre no pueden heredar el
Reino de Dios” 1 Corintios 15:50
El Señor te extiende hoy la invitación para que
confecciones ahora mismo tu traje, a fin de que puedas
entrar a la gran fiesta de Dios; que no es otra cosa más
que su Santo Reino, para disfrutar de las glorias sin par.
El Vestido de Boda
“Y le fue dado que se vista de lino fino y brillante;
porque el lino fino son las justificaciones de los Santos”
Apocalipsis 19:8.
Hoy por hoy, por muy fino que sea el vestuario que
usemos, este es opaco y triste, pues debido al pecado
que heredamos de nuestros padres nos cubrimos con
hojas de higuera (Génesis 3:7) Desde que el hombre
pecó fue despojado del ropaje de gloria que su Creador
al principio le hizo, y desde aquel momento la
humanidad se ha venido inventando y confeccionando
sus propios vestidos, para no ver sus vergüenzas. Pero
por más vestimentas que los hijos de Adán hagamos
seguiremos desnudos, aunque el pobre Adán
últimamente ha caído tan bajo, que cree estar bien
vestido, por eso el Señor lo exhorta: “Porque tú dices:
yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad
de ninguna cosa; y no te das cuenta que eres un
cuitado, miserable, pobre, ciego y desnudo” Apocalipsis
3:17
Los descendientes de Adán siempre han querido
vestirse de tantas doctrinas y filosofías manufacturadas
en esta tierra, pero delante del Señor todas las cosas
están desnudas. Solo poniéndonos el vestuario que
Dios nos ofrece podemos entrar a la gran boda del Hijo
del Rey. Todos nosotros, tenemos cuentas pendientes
con la Justicia Divina; si nos quitamos los sucios
vestidos mundanales y nos vestimos con el traje de
Justificación, podremos entrar en el banquete de Dios.
Ese brillante vestuario de boda significa vestirse de
Cristo: “Porque todos los que habéis sido bautizados
en Cristo; de Cristo estáis vestidos” Gálatas 3:27. ¡Qué
espléndidas vestiduras las que se lucirán en esta boda!
“Vestirse del ropaje de Cristo”, envolverse en ese
manto precioso de misericordia y de bondad
inmerecida. Ponerse el traje de Jesús implica renunciar
a todos los deseos mundanos. Si queremos participar
de la mesa del Señor en aquel glorioso día, tenemos
que dejar hoy de participar de la mesa de los
demonios, pues: “No podéis beber la copa del Señor y
la copa de los demonios, no podéis ser partícipes de la
mesa del Señor y de la mesa de los demonios” 1
Corintios 10:21.
Es ahora cuando debemos envolver nuestro cuerpo de
carne y de sangre con el precioso manto del Nazareno.
Es indispensable cubrir nuestro cuerpo con su
14
ensangrentada capa de sacrificio y bondad, con la cual
ganó nuestra justificación, porque únicamente de esa
manera la inmortal vestimenta podrá absorber nuestra
mortalidad de carne y de sangre, pudiéndonos así
presentar en el Reino vestidos de inmortalidad, y no
llegar envueltos con esta misma carne enfermiza,
arrugada y triste: “Es necesario que esto corruptible
sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido
de inmortalidad. Y cuando esto corruptible fuere vestido
de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de
inmortalidad, entonces se efectuará la palabra que está
escrita: sorbida es la muerta con victoria” 1 Corintios
15:53 – 54
Hoy nosotros nos vestimos de mortalidad, ¡Sí!, una
mortaja es nuestro vestuario final, y con esto no
podemos entrar a la gran boda del Hijo del Rey, porque:
“Carne y Sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni
la corrupción hereda la incorrupción” 1 Corintios 15:50
Al levantarnos en la gran resurrección, lo haremos con
un cuerpo radiante, no opaco, ni triste o arrugado como
el que tenemos en esta vida, sino que nos levantaremos
con el traje de la inmortalidad, seremos entonces
bienaventurados, gozaremos la dicha y la gloria de las
glorias, miraremos a todos los connotados hombres,
que con un ánimo batallador combatieron por la causa
del Reino de Dios. Unámonos al sentir del poeta cuando
escribió:
Otra reunión como esta No hay,
Do contemple a los profetas no hay,
Los apóstoles también, junto a Cristo allí veré
Y con ellos cantaré, no lo hay.
Pero lo horrible será, levantarse de la tumba con este
mismo cuerpo mortal, entonces el hombre entenderá
cuan equivocada decisión tomó al desechar durante su
vida la invitación de Dios.
Será tanto el deseo de entrar a esa reunión de Dios,
que el Diablo inspirará a los hombres impíos para que
invadan el Santo gobierno: “Y subieron sobre la
anchura de la tierra y rodearon el campo de los santos,
y la ciudad amada, y de Dios descendió fuego del cielo,
y los devoró” Apocalipsis 20:9.
Amigo, las manos del Señor se abren hoy para ti,
estamos dejando en tu corazón una invitación muy
especial para la gran boda del Hijo del Rey, has ahora
mismo preparativos, alista tu traje, vístete del ropaje de
Jesucristo, renuncia a todos los deseos humanos,
decídete ahora para que tu cuerpo mortal sea vestido
de inmortalidad en el fin de los días.
La Parábola de la
Viña
Esta parábola
fue dedicada
específicame
nte a los
Fariseos,
Sacerdotes y
demás
que
conformaban
la
clase
gobernante
religiosa en el Israel de aquel entonces. Aquí
sucedió lo contrario a las parábolas que el Maestro
expuso en el mar de Galilea, ¿Recuerda que a
aquellas no les entendió la gente?, pero estas que
fueron disertadas en el atrio del templo de
Jerusalén los doctos sí las entendieron, y se dieron
por aludidos: “Y oyendo los príncipes de los
fariseos sus parábolas, entendieron que hablaba
de ellos” Mateo 21:45.
Esta parábola está registrada en el Evangelio de
Mateo 21: 33 al 45; leemos en el verso 33: “Oíd
otra parábola: hubo un hombre, padre de familia,
el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó
en ella un lagar, edificó una torre, y la dio a renta
a labradores” Esta parábola también tiene un
significado profético, del cual hablaremos más
adelante.
¿Quién es el padre de familia que plantó esta
simbólica viña? “¿No tenemos todos un mismo
Padre, no nos ha creado un mismo Dios?”
Malaquías 2:10. No queda duda que fue el Padre
Dios quien plantó esta viña, Jesucristo está
desentrañando
una
profecía
de
Isaías:
“Ciertamente la viña del Eterno es la casa de
Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa
suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y
15
he aquí clamor.” Isaías 5:7. El Eterno Padre
plantó esa viña de uvas muy escogidas, Él
esperaba que “salieran uvas dulces pero
aparecieron uvas ácidas” Isaías 5:2. Israel fue un
pueblo escogido por Dios, fue su especial tesoro,
la niña de sus ojos, sólo a ese pueblo Dios
organizó, Él mismo se los dice: “A vosotros
solamente he escogido de todas las familias de la
tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras
maldades.” Amós 3:2.
Fue en la tierra de Gosen en las riberas del río Nilo
donde Dios empezó a sembrar su viña y allí creció
silenciosamente y después la trasplantó al Jordán
en la tierra del Canaán. Así cantaba David:
“Hiciste venir una vid de Egipto, echaste las
gentes y la plantaste…” Salmo 80: 8 al 11.
¡Que maravilloso canto! ¡Cuán melodioso han de
haberse escuchado los acordes que Asaf el músico
principal de David le arrancaba a su arpa cuando
cantaba este Salmo, recordando que el Padre Dios
arrancó aquella viña de las riberas del rio Nilo, y la
trasplantó más allá del río Jordán, la trajo con todo
cuidado por los ardientes desiertos de Sim, Elim,
Sinaí, y la plantó en la fértil tierra de Canaán,
como leemos lo dicho por el salmista: “… Echaste
las gentes y la plantaste” Salmo 80: 8, y otro de
los profetas agrega: “… Para dar la tierra del
Cananeo, del Heteo, del Amorreo, del Jebuseo, y
del Gergeseo” Nehemías 9:8.
Al mando del General Josué, Dios echó a estas
perversas naciones que estaban ocupando esta
tierra de balde y allí sembró a Israel su viña. Por
eso Dios mediante su profeta dice: “¿Que más se
podría hacer a mi viña, que yo no haya hecho por
ella?" Isaías 5:4.
Dios abonó los corazones de los hijos de Abraham,
Isaac y Jacob, con refrescantes lluvias de
enseñanza: “Goteará como la lluvia mi doctrina”
les prometió Dios Deuteronomio 32: 2, estas
enseñanzas servirían para que aquel pueblo se
desarrollara sabio y bien docto en el conocimiento
de Dios y en el seglar, y por consecuencia lógica
ellos servirían para civilizar al mundo en todas las
áreas de la vida.
El parabolista al decirnos de los cuidados que tuvo
el dueño de la viña resalta esto: “La cercó de
vallado” Mateo 21:23. Este cerco que Dios le
puso a su viña era su santa protección, millares de
ángeles cuidaron a Israel, muchos países quisieron
invadirlo para estrujar su gloria, y robar sus
riquezas; pero mientras estuvo el vallado de Dios,
jamás entró en aquella viña ningún ejército por
poderoso que fuera. Y el día que fue destruida por
el mal comportamiento de los hijos de Israel, un
profeta de Dios entre sollozos y llantos escribió
así: “Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad,
han profanado tu santo templo, redujeron a
Jerusalén a escombros” Salmo 79: 1; y leemos
en el Salmo 80: 13 “La destroza el puerco montés,
y la bestia del campo la devora”. Esto le sucedió
a la viña cuando Dios le quitó su protección.
Después leemos en el verso 33 de Mateo 21 que:
“Dios puso en ella un lagar”
¿Qué es un lagar? Es una especie de batea donde
se llevaban las uvas que se arrancaban de la viña
para ser molidas y extraer el jugo de uva. Dios
quería sacar vino dulce de aquella viña y no ácido,
Nehemías 8:10, no lo quería fermentado o agrio,
este vino que Israel como viña tenía que dar era la
enseñanza, la doctrina de Dios, tenía que ser el
ejemplo entre todos los pueblos de la tierra, para
civilizarlos sobre todo en materia de religión, pues
todos los pueblos de alrededor eran politeístas,
adoraban a tantos diosecillos, por eso de Israel
tenía que salir la enseñanza de la adoración a un
solo y verdadero Dios.
El lagar donde se fabricaría el vino dulce o sea la
enseñanza divina fue la ciudad de Jerusalén y con
especialidad el Templo, de ese lugar saldrían las
grandes enseñanzas que el mundo debía beber y
de esa manera aprendería la educación de Dios,
Israel fue puesto como Maestro para educar a los
pueblos que le rodeaban. Isaías 55:4.
Pero el resultado fue otro, solo unas pocas uvas
salieron dulces, muy pocos de los hijos de Israel
fueron plantas deleitosas, la mayoría fueron uvas
amargas: “Porque de la vid de Sodoma es la vid
de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de
ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos
tienen. Veneno de serpientes es su vino y ponzoña
cruel de áspides” Deuteronomio 32: 32 al 33. El
Maestro en su parábola menciona que en aquella
viña: “se edificó una torre” Mateo 21:33. En las
viñas se edificaban torres de donde los vigilantes
estaban atentos para cuidar las vides que no fueran
devoradas por las zorras y todos los animales
dañinos, esa torre representaba el sumo cuidado
que tenía Dios para su pueblo: “Torre fuerte es el
16
nombre del Señor; a Él correrá el justo, y será
levantado” Proverbios 18:10.
Al seguir con la lectura de la parábola que estamos
meditando, dice que el dueño de la viña se la dio
en arrendamiento a unos labradores, estos se
encargarían de hacer prosperar el fruto de aquella
labranza, Mateo 21:33. Y ahora leamos los versos
34 y 35: “Cuando se acercó el tiempo de los frutos
envió a sus siervos a donde los labradores para
que recibiesen su fruto. Mas los labradores
tomando a sus siervos, al uno hirieron, al otro
mataron, y a otro apedrearon.”
Aquellos labradores encargados de trabajar en el
corazón de los hijos de Israel eran los sacerdotes y
todos los guías religiosos. Pero ellos trabajaron
mal la viña, confundieron al pueblo con un sin
número de huecas tradiciones y mandamientos de
hombres, y los dirigentes religiosos mataban a
cuanto profeta el dueño de la viña mandaba para
reclamar los frutos de su labranza. A Juan el
Bautista le quitaron la cabeza, porque fuertemente
les
decía:
“Haced
frutos
dignos
de
arrepentimiento” Mateo 3: 8.
¿Cuántos santos profetas no lapidaron los guías
religiosos de Israel entre el pórtico y el altar?
Jesucristo se los recuerda en la tremenda exhortada
que les dio en el pórtico del templo. Mateo 23: 37.
Los fariseos se habían apoderado de aquella viña
del Padre de familia, se enriquecieron explotando
las almas de los incautos que no conocían nada de
las Escrituras porque los mismos guías religiosos
se las escondieron, y aunque el pueblo pueblo
quería conocer el camino ellos se lo entorpecieron
con sus tradiciones y ritos mudos que se
inventaron, para entretener al pueblo hacían largas
y repetitivas oraciones en las calles, actos estos
que Jesucristo los calificó como hipocresía. Jesús
siguió refiriéndoles la parábola: “Finalmente les
envió a su hijo, diciendo: tendrán respeto a mi
hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo,
dijeron entre sí: este es el heredero; venid,
matémosle apoderémonos de su heredad. Y
tomándole, le echaron fuera de la viña y le
mataron” Mateo 21: 37 al 39. Es obvio que el
Hijo del dueño de la viña es Jesucristo, quien se
hizo carne y personalmente se presentó a reclamar
su heredad. “... El Hijo es el heredero de todo... ”.
Hebreos 1: 2.
Y finalmente el Maestro pregunta a los oyentes
incluyendo a los sacerdotes y fariseos que le
escuchaban: “Cuando venga el Señor de la viña
¿Qué hará a aquellos labradores?” Mateo 21: 40;
y los que oyeron contestaron: “A los malos
destruirá sin misericordia y arrendará su viña a
otros labradores que le paguen su fruto a su
tiempo” Mateo 21: 41.
Y esto fue lo que sucedió, el gobierno de Dios se
le quitó a los fariseos, aunque ellos se sentaban
cómodamente en la cátedra de Moisés fueron
echados de su pedestal por no haber hecho bien su
trabajo, y ese poder se lo dieron a hombres
comunes y corrientes para avergonzar a los sabios,
los doctores de la ley. El Señor llamó a
pescadores, publicanos, como dijo Pablo después:
“… la hez del mundo… ” Y Jesucristo mismo les
dijo en el atrio del templo: “Por tanto os digo, que
el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será
dado a gente que produzca los frutos de él”
Mateo 21: 43. Por esta razón cuando los fariseos
oyeron estas palabras entendieron que hablaba de
ellos, pero al buscar como echarle mano, no se
atrevieron hacerlo por temor al pueblo, porque lo
tenían por profeta, Mateo 21: 45 al 46.
Quiera Dios que nosotros leamos bien el mal
resultado de la viña que el Señor destruyó por el
pésimo comportamiento de sus dirigentes
religiosos, no vayamos a cometer el mismo error
de los sacerdotes del pasado, que se enriquecieron
con la labranza del Señor, hicieron mercadería con
las almas, mientras el pueblo moría en la
ignorancia.
Dios al destruir aquella viña plantó otra y esa es la
Iglesia de Dios, sí, Pablo escribe: “Porque
nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros
sois labranza de Dios, edificio de Dios.” 1 de
Corintios 3:9. Pero el apóstol enfatiza por si
alguien pretende hacerse dueño de esta viña: ¿Qué
pues, es, Pablo, y qué es Apolos? Servidores por
medio de los cuales habéis creído; y eso según lo
que a cada uno concedió el Señor. Yo planté,
Apolos regó; pero el crecimiento lo da Dios. Así
que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino
Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el
que riega son una misma cosa; aunque cada uno
recibirá su recompensa conforme a su labor” 1 de
Corintios 3:5 al 8.
17
La Parábola de la
Higuera
“Y
dijo
esta
parábola:
tenía uno
una
higuera
plantada
en
su
viña,
y
vino
a
buscar
fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñero: He
aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta
higuera, y no lo hallo; córtala, ¿Para qué ocupará
aún la tierra? Él entonces respondió, le dijo:
Señor, déjala aún este año, hasta que la excave y
abone. Y si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás
después” Lucas 13: 6 al 9. En el sentido
puramente literal la higuera es un árbol muy
común en el Medio Oriente, el cual produce frutos
exquisitos para alimento del hombre, y el Señor
usó este árbol para presentar un gran ejemplo,
leímos en Lucas 13: 6 “Y dijo esta parábola”.
Con esto comprendemos que no se está refiriendo
a una higuera común y corriente; esas palabras que
Jesús dijo de la higuera tienen un trasfondo
profético, en las profecías que dictó en el monte de
las Olivas Mateo registró estas palabras: “De la
higuera aprended la parábola: cuando ya su rama
está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el
verano está cerca.” Mateo 24:32. Leamos
nuevamente lo que expuso Jesús sobre la higuera,
Lucas 13: 6 al 9. ¿Quién es esta simbólica
Higuera? ¿Quién es el que vino a buscar frutos y
no encontró? ¿Quién es el viñero que ruega que la
dejen por un año más? ¿Cuáles eran esos tres años
que menciona el parabolista? A todas estas
preguntas daremos respuesta en la medida que
ahondemos en esta meditación.
Existe un pueblo en esta tierra cuyo fundador le ha
comparado como una Oliva, como Uva, y como
una Higuera. Y este es el pueblo de Israel:
“Ciertamente la viña del Eterno es la casa de
Israel”, escribió Isaías en su capítulo 5:7, en el
capítulo 11 de la carta a los Romanos la revelación
de Dios compara a Israel como una Oliva, y otro
profeta dice: “Como uvas en el desierto hallé a
Israel: como fruto temprano de la higuera en su
principio vi a vuestros padres” Oseas 9:10. “Así
ha dicho el Eterno Dios de Israel: como a estos
buenos higos, así conoceré la transportación de
Judá, el cual eché de este lugar en tierra de
caldeos, para siempre” Jeremías 24:5. Esta es la
constante en las Escrituras, comparar al pueblo de
Israel con esta clase de árboles, y en esta parábola
son comparados como una Higuera, ellos fueron
plantados en la media luna fértil de la tierra del
Canaán, Moisés les dijo estas palabras: “¿Así
pagáis al Eterno, pueblo loco e ignorante? ¿No es
Él tu padre que te poseyó? Él te hizo y te ha
organizado” Deuteronomio 32:6.
Dios plantó esa simbólica Higuera para que
produjese buenos frutos. Ahora recuerde que en
la parábola el Maestro dice: que por espacio de
tres años el dueño de la higuera vino a buscar
frutos y no los encontró; al leer en Lucas 13:7
encontramos la siguiente información: “Y dijo al
viñero: He aquí, hace tres años que vengo a
buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo;
córtala; ¿Para qué inutiliza también la tierra?”.
En los últimos cuatro años de oportunidad que le
dieron a la higuera para que diera frutos, el primer
profeta que Dios comisionó para reclamar la
cosecha fue a Juan el Bautista: “Y tenía Juan su
vestido de camello y una cinta de cuero alrededor
de sus lomos: Y su comida eran langostas y miel
silvestre…
Haced
frutos
dignos
de
arrepentimiento” Mateo 3: 4 al 8. El enigmático
profeta que llevó una vida muy excéntrica,
envuelto en ese grueso cuero de camello, y con
una potente voz como la de un beduino, sacudió a
la higuera pero no encontró los deseados frutos en
aquel pueblo, con su fuerte mensaje como
poderoso vendaval sacudiendo a la estéril higuera
les decía: “Y ya también el hacha está puesta a la
raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no
de buen fruto es cortado y echado en el fuego.”
Mateo 3:10.
Este profeta era mayor seis meses de Jesucristo,
en el nacimiento humano por supuesto, porque
cuando Elizabeth, madre de el Bautista Juan, Dios
mediante su Espíritu embarazó a María, el ángel le
dice: “Y he aquí, Elizabeth tu parienta, también
ella ha concebido hijo en su vejez; y este es el
18
sexto mes para ella, la que llaman la estéril”
Lucas 1:36. Juan el Bautista tenía que empezar su
ministerio cuando tuviera la edad de treinta años,
porque él era un levita hijo de sacerdote: “De
treinta años arriba hasta cincuenta años, todos los
que eran en compañía para hacer servicio en el
tabernáculo del testimonio” Números 4: 3.
Juan empezó su ministerio a esa edad de treinta
años cuando la vida del hombre está en plenitud,
igual Jesucristo inició su ministerio a esa edad: “Y
aconteció que como todo el pueblo se bautizaba
también Jesús fue bautizado… Y el mismo Jesús
comenzaba a ser como de treinta años, hijo de
José, como se creía, que fue hijo de Elí” Lucas 3:
21 al 23.
Sabemos bien que cuando Jesús fue bautizado por
Juan el ministerio del bautista estaba expirando,
siguiendo Jesucristo en la misma dirección de
Juan, tres años y seis meses duró el ministerio de
Jesucristo más los seis meses del ministerio de
Juan, completándose exactamente los “cuatro
años” que señala la parábola de la higuera.
Jesucristo trabajó arduamente en la primera
mitad de la última semana profética que por
cierto era la septuaginta semana, profecía
esta que se le había dado al pueblo de Israel,
donde se marcaba la última oportunidad para
la higuera, después de todo esto si ella no
producía buenos frutos sería desarraigada de
aquella tierra, Daniel 9:27.
Por cuatro consecutivos años le reclamaron a la
higuera, que ya dijimos es el pueblo Israel. Dios
buscó frutos de arrepentimiento; pero cuando iban
a buscarlos, solo encontraba en ella hojas; así lo
presenta Jesucristo en aquel ejemplo literal
relacionado con la higuera: “Y dejándoles, se salió
de la ciudad, a Bethania: y posó allí. Y por la
mañana volviendo a la ciudad, tuvo hambre y
viendo una higuera cerca del camino, vino a ella,
y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le
dijo: nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y
luego se secó la higuera. Y viendo esto los
discípulos maravillados decían: ¿Cómo se secó la
higuera? Mateo 21: 17 al 20. ¿Por qué iba Jesús a
maldecir la higuera sin razón? Él había venido
exclusivamente para buscarle frutos buenos a la
higuera y solo encontró hojas, y aunque le rogó a
su Padre un año más de prórroga para abonarla,
hasta con las lágrimas de sus ojos la estéril
higuera solo dio hojas.
Las hojas de un árbol solo dan apariencia; pero no
da más que eso, igual Israel no tenía frutos de
arrepentimiento, solamente hojas: todo lo que la
clase sacerdotal practicaba en sus liturgias
dedicadas a Dios era pura apariencia, lo hacía por
una muda rutina, en su corazón no había nada. Los
ritos que practicaban eran vacíos; todo tenía que
ser quemado, el hacha ya estaba puesta, era
inevitable aquella dolorosa situación. Los fariseos,
considerados como los doctos en la ley solo eran
el flotante manto blanco, por lo cual el Maestro
acertadamente los comparó como sepulcros
blanqueados. ¡Pobre higuera, solo producía hojas!
Mucho tiempo pasó Israel con ese follaje, pero
cuando llegó el momento de recoger los frutos ya
sabemos lo que se encontró. Pablo tomando esta
misma figura escribió: “Y si alguno edificare
sobre este fundamento, oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de
cada cual será probada: el fuego hará la prueba”
1 Corintios 3: 12 al 13.
La obra de la simbólica higuera la cual ya dijimos
era el pueblo de Israel no era de oro ni plata; fue
puramente hojarasca, por lo cual tuvo que ser
desmantelada, pues el Bautista se los había
profetizado: “el hacha ya estaba puesta”.
Recordemos que el dueño de la viña dijo que por
espacio de tres años había venido a buscar frutos y
no los encontró, el viñero que no es otro más que
Jesucristo le ruega al dueño de la higuera que la
deje por un año más: “Yo la abonaré, y si hiciere
fruto bien, y si no la cortarás después”. Él se
compromete en abonarla, en hacer todo tipo de
trabajo para que la higuera diera los frutos
deseados, y si no resultaba pues que procedieran a
lo ya determinado. Jesucristo trabajó duramente
abonando la higuera. Predicación tras predicación
fue dada en las plazas y sinagogas de aquel pueblo
duro de cerviz; exhortación tras exhortación les
fue advertida; pero ellos se taparon los oídos para
no escuchar. ¡Pobres aquellos descendientes de
Abraham! De norte a sur, de este a oeste, el
Maestro hundió los pies en las polvorientas o
lodosas calles de las ciudades de Israel. Sin
embargo el pueblo no atendió a quien intercedía
por ellos para que no fueran echados de la tierra
19
donde Dios los había plantado. Los seis meses del
tormentoso ministerio del Bautista más los tres
años y medio del Maestro Jesús fueron dedicados
única y exclusivamente para aquellos duros de
cerviz; Jesucristo dio órdenes estrictas a sus
apóstoles diciéndoles: “Por el camino de los
gentiles no iréis, y en ciudad de samaritanos no
entréis, mas id antes a las ovejas perdidas de la
casa de Israel” Mateo 10: 15.
Con gran esmero, el que amaba con pasión santa la
viña hundió profundamente el arado, le puso toda
clase de abono como le había prometido al dueño,
por último hasta la regó con las lágrimas de sus
ojos; pero esta se negó a dar el fruto que se
esperaba. Solamente ciento cuarenta y cuatro mil
israelitas se convirtieron a la justicia, los demás
fueron de corazón estéril. Cuando la oportunidad
para aquella higuera estaba por expirar, el viñero
lloró amargamente porque Él sabía lo que le
esperaba a aquel pueblo, a través de su invidencia
el Maestro vio la hecatombe que se le avecinaba a
la ciudad del gran Rey: “Y como llegó cerca,
viendo la ciudad, lloró sobre ella diciendo: Oh si
tu también conocieseis, a lo menos en este tu día
lo que toca a tu paz, mas ahora está encubierto de
tus ojos, porque vendrán días sobre ti que tus
enemigos te cercarán con baluartes, y te pondrán
cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho, y
te derribarán a tierra, a tus hijos sobre ti; y no
dejarán piedra sobre piedra; por cuanto no
conocisteis el tiempo de tu visitación” Lucas
19:41 al 44.
Cuando Jesucristo lloró sobre la higuera fue en los
días que se avecinaba la gran fiesta de la Pascua,
miles y miles de peregrinos israelitas estaban
llegando a la ciudad sacerdotal como ovejas para
quebrantar su sed, seguían esperando al hijo de
David, Él estaba entre ellos pero no se dieron
cuenta de su visitación por la mala interpretación
de las profecías, lo que sus maestros les habían
enseñado en las sinagogas no era cierto, los
confundieron, y la gran mayoría como inocentes
ovejas no identificaron a su Pastor. Para todos
aquellos peregrinos y los que moraban en aquella
tierra todas las cosas seguían igual, traían su
cordero para que el sacerdote se los bendijera y
después sacrificarlo y recordar así la gran noche de
su liberación de la esclavitud de Egipto, solo un
hombre sabía que la misericordia de Dios para
ellos estaba terminando, que unos cuantos días
después las empedradas calles de Jerusalén se
mancharían con la sangre del verdadero Cordero,
por esta razón el viñero Jesucristo lloró sobre la
ciudad, Él conocía que el Dios ya estaba cansado
de sus vanos sacrificios: “¿Quien demanda esto
de vuestras manos, cuando venís a presentaros
delante de mí para hollar mis atrios? No me
traigáis mas vana ofrenda; el incienso me es
abominación, luna nueva y días de reposo, el
convocar asambleas no lo puedo sufrir; son
iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras
lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene
aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado
estoy de soportarlas” Isaías 1: 12 al 14.
Como la higuera no dio lo que se esperaba, se
cumplió la parte más triste de la parábola, “Si
hiciere fruto, bien, y si no, la cortarás después”
Lucas 13:9.
Cuando Jesús salió del templo de Jerusalén
después de decirles a los doctores de la ley y a los
sacerdotes las últimas sentencias: “… se
acercaron sus discípulos para mostrarle los
edificios del templo. Respondió Jesús y les dijo:
¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no
quedará piedra sobre piedra, que no sea
derribada” Mateo 24: 1 al 2
El gran templo con su lujoso minarete color de
bronce, cuando los perpendiculares rayos del sol
caían sobre Jerusalén aquello resplandecía y era el
orgullo de todo buen judío, pero la gloria de Dios
ya no se manifestaba en ese lugar, Dios ya no
hablaba con el sumo sacerdote en el solemne día
del perdón, todo era pura hojarasca, de nada servía
el Efod, la Mitra y todos aquellos atuendos
sacerdotales, ahora el Sumo sacerdote lo ponían
los Romanos. Negociaban con la avara cúpula
sacerdotal según los intereses políticos y
económicos, justamente por esta razón poderosa
cuando los discípulos salieron del templo y le
mostraron a Jesús aquel monumental edificio Él
les contestó: “¿Veis todo esto?, de cierto os digo
que no será dejada sobre esto piedra sobre
piedra que no sea derribada” Mateo 24: 1 y 2.
¿Quién sería capaz de creer semejante presagio?
Para los judíos era absurdo que su Dios les
destruyera aquel templo construido por Esdras, y
Zorobabel, por último reformado por Herodes el
Grande, pero Uno mayor que todos estos estaba
20
dando la sentencia: “No quedará piedra sobre
piedra que no sea destruida”.
La higuera tenía que ser cortada, ya estaba
ocupando la tierra de balde. Jesucristo advirtió
seriamente a su Iglesia: “Cuando viereis a
Jerusalén cercada de ejércitos, sabed que su
destrucción ha llegado” Lucas 21:20. Los
apóstoles estaban bien conscientes de la
hecatombe que se le avecinaba a su gran ciudad,
el tiempo inexorablemente había pasado y los
verdaderos seguidores del Cristo viviente estaban
expectantes viendo el tic tac del reloj profético.
Jesucristo les había dicho que estuvieran atentos a
todo el mover político y religioso en Jerusalén, y
que no se prestaran para defender la ciudad; ha de
haber sido algo muy doloroso para los cristianos
de ese tiempo, el consejo fue: “Entonces los que
están en Judea huyan a los montes, y el que esté
sobre el tejado no descienda a tomar algo a su
casa, y el que esté en el campo no vuelva atrás a
tomar sus vestidos. Más hay de las preñadas y de
las que crían en aquellos días, orad, pues que
vuestra huida no sea en invierno ni en sábado”
Mateo 24: 16 al 20.
Los discípulos quedaron bien informados
sobre el momento cuando llegaran a cortar
la higuera, la orden específica era huir y no
ver para atrás, porque la suerte estaba
echada sobre la ciudad de los profetas. El
mover de la Iglesia en esos días era intenso.
Todos los que se iban añadiendo
voluntariamente vendían sus posesiones y
las traían a los pies de los apóstoles, porque
ellos sabían que muy pronto tenían que huir
y no podrían cargar con nada. Hechos 2:41.
Las palabras de Jesús se cumplieron al pie de la
letra. La historia seglar narra la terrible destrucción
de Jerusalén, el primer general romano que la sitió
fue Cestio Galo, este hombre fue enviado junto a
sus legiones con el propósito de sofocar la revuelta
que hicieron los Zelotes, un partido político que
luchaba por la liberación de Jerusalén, Jesús les
había dicho: “Cuando viereis a Jerusalén cercada
por ejércitos, sabed que su destrucción ha
llegado” Lucas 21: 20.
Cuenta la historia que cuando este general llegó
con sus ejércitos, los cristianos que quedaron
dentro de la ciudad sintieron la misericordia de
Dios; la historia describe que Cestio Galo se retiró
de los muros de Jerusalén sorpresivamente. El
General se vio impotente para vencer la
resistencia de los judíos y emprendió la retirada,
fue entonces cuando los judíos abrieron las
puertas de la ciudad para perseguir a Galo. De esta
forma los discípulos tuvieron la oportunidad de
huir y refugiarse en una ciudad llamada Pella. Los
equivocados judíos creían que Dios estaba aun
con ellos, pero esto solamente fue una oportunidad
que el Eterno les brindó a los discípulos para que
pudieran escapar.
En la primavera del año setenta D.C. llegaron
otras legiones romanas al mando de los generales
Tito y Vespasiano. Sitiaron la ciudad y fueron
derribando piedra tras piedra de los inaccesibles
muros de Jerusalén. Cuando Jesucristo era llevado
al patíbulo caminando por las calles de la ciudad
muchas mujeres se conmovieron al ver aquel
cuadro tan dramático y Él pronuncio esta endecha:
“Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas
llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque
he aquí, vendrán días en que dirán:
Bienaventuradas las estériles, y los vientres que
no engendraron y los pechos que no criaron”
Lucas 23: 27 al 29.
El asedio con que sometieron a Jerusalén
los romanos fue sin precedentes al extremo
¡que las propias madres se comieron a sus
hijos! Esta era una maldición escrita por
Moisés y se cumpliría si Israel se rebelaba
contra su Dios:
“Y te pondrá cerco en todas tus ciudades, hasta
que caigan tus muros altos y encastillados en que
tu confías, en toda tu tierra: Te cercará, pues, en
todas tus ciudades y en toda tu tierra que el
Eterno te ha dado. Y comerás el fruto de tu
vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que tu
Dios te dio, en el cerco y en el apuro en que te
angustiará tu enemigo” Deuteronomio 28: 52 al
53.
Esto se cumplió con exactitud, solamente las
mujeres que eran estériles no sufrieron este
castigo. ¡En ninguna parte del mundo ha existido
semejante barbarie!, solamente en los sitios
terribles que ha sufrido la ciudad sacerdotal. El
21
primero fue cuando la destruyeron los babilonios
por los años 600 antes de Cristo y la segunda
destrucción fue cuando los romanos en el año 70
después de Cristo: “... Las manos de las mujeres
piadosas cocieron a sus hijos; sus propios hijos
les fueron por comida en el quebrantamiento de la
hija de mi pueblo” Lamentaciones 4:10. Entre
sollozos y llantos Jeremías escribió: “Cumplió el
Eterno su enojo: derramó el ardor de su ira, y
encendió fuego en Sion que consumió su
fundamento. ¡Nunca los reyes de la tierra y
especialmente los de Israel, creyeron que entraría
el enemigo a Jerusalén!” Lamentaciones 4:11 –
12 Pero la suerte ya estaba echada, si la higuera no
daba fruto después de haberla abonado en el
tiempo que solicitó el viñero o sea Jesucristo, sería
cortada.
La higuera fue desarraigada y esparcida por todas
las partes de la tierra, así estaba predicho por el
Maestro: “Y caerán a filo de espada, y serán
llevados cautivos a todas las naciones: y Jerusalén
será hollada de las gentes, hasta que los tiempos
de los gentiles se cumplan” Lucas 21: 24.
Los israelitas por desobediencia a su Dios, y
no dar los frutos dignos de arrepentimiento
se quedaron sin patria ni hogar. Anduvieron
errantes de aquí para allá, la comunidad
hebrea quedó reducida a un montón de
huesos secos esparcidos en el mundo.
Después de la destrucción de su templo la
dirigencia religiosa se reorganizó en la
ciudad de Jamnia, donde hicieron un
concilio para poner las nuevas bases del
judaísmo.
El profeta de Dios en una extraña visión así los
miró: “Y la mano del Eterno fue sobre mí, y me
sacó en Espíritu y me puso en medio de un campo
que estaba lleno de huesos… Díjome luego: Hijo
de hombre, todos estos huesos son la casa de
Israel. He aquí ellos dicen: Nuestros huesos se
secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del
todo talados” Ezequiel 37: 1 al 11. Los israelitas
los expulsaron a la diáspora, la heredad de sus
padres quedó en poder de los gentiles, por la
maldición han tenido que carecer de la gloria de
Dios, pues la gracia del cielo se apartó de ellos y
por esa razón con la mente entenebrecida han
tenido que adorar al palo, a la piedra, y al metal.
Siglos tras siglos han transcurrido en el inexorable
correr del tiempo, y muchos han sido los
descendientes de Abraham que han llorado
amargamente su destierro, todo por no haber
escuchado la voz de sus profetas. Las
generaciones presentes de ellos han sufrido las
tremendas consecuencias de la rebeldía de sus
padres, pero en medio de esta tristeza y soledad
espiritual para ellos se levanta una poderosa voz
que pregunta: “¿Ha desechado Dios a su pueblo?
A esos descendientes de Abraham según la carne
que se convirtieron en atorrantes por el mundo
¿Del todo se olvidó el Eterno de ellos? ¿Han
tropezado para que cayesen?” Preguntó Pablo a
los cristianos romanos en el capítulo 11 de su
carta, verdaderamente se había vuelto un misterio
que el apóstol desentrañó en este capítulo.
Antes de 1950 la cristiandad predicaba que Israel
había sido desarraigado para siempre y que por lo
tanto nunca sería restaurado en su tierra, y otros
muy pretenciosamente han predicado que el Israel
que se menciona en el Nuevo Pacto recibiendo
promesas, son los gentiles que se han convertido
al Evangelio, y que Israel según la carne no tiene
ninguna esperanza, pero Pablo nos deja escrito:
“Porque no quiero hermanos que ignoréis este
misterio, para que no seáis acerca de vosotros
mismos arrogantes; que el endurecimiento en
parte ha acontecido en Israel, hasta que haya
entrado la plenitud de los gentiles” Romanos
11:25.
Al leer este texto con el espíritu de profecía
podemos entender que para el pueblo de Israel
endurecido se espera una nueva oportunidad. Esto
nos revela que para la Higuera arrancada y seca,
viene un tiempo de florecimiento después que
termine su castigo de endurecimiento. Una de las
grandes señales de la venida de Cristo fue el
retoñar de la Higuera, en forma alegórica
Jesucristo dijo: “De la higuera aprended la
parábola: cuando su rama se enternece, y las
hojas brotan sabéis que el verano está cerca: Así
vosotros, cuando viereis estas cosas, sabed que
está cercano, a las puertas. De cierto os digo, que
no pasará esta generación que todas estas cosas
acontezcan” Mateo 24:32
El retoñar de la higuera no es otro más que la
resurrección de este pueblo como nación en el
22
mundo, en todas las edades los ministros del
pueblo santo han predicado el resurgir de Israel y
tiene que ser recogido a la tierra de sus mayores,
entre los años 1935 al 1945 esta profecía no era
fácil de entenderla y mucho menos de creerla. Este
pueblo fue masacrado en el mundo, les
expropiaron todos sus bienes en Europa y los
dejaron arruinados en los campos de concentración
que levantaron los Nazis, en términos humanos era
increíble que los errantes judíos como les llamaban
en ese tiempo volvieran a recuperarse y mucho
menos llegar a tener una porción de tierra donde
vivir; Pero nuestros ojos están viendo como el
cumplimiento de esta profecía se está dando. En la
actualidad Israel es un estado libre, su
independencia fue proclamada el 14 de Mayo de
1948. Desde el mes de abril del año 70 D.C. hasta
Mayo de 1948 Israel fue un pueblo atorrante; no
tenía un lugar donde asentar su pie. Pero en ese
año este pueblo resurge del olvido y de la
indiferencia mundial, asombrando con su
resurrección a las naciones, confirmando de esta
manera la profecía del próximo retorno de Cristo.
Con este cumplimiento profético el
tictac de la profecía se ha escuchado
más aceleradamente
La ciencia empezó a multiplicarse a partir de la
década de los cincuenta del siglo pasado, como se
lo habían revelado al profeta: “Pero tú, Daniel,
cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo
del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la
ciencia se aumentará” Daniel 12: 4, el despegue
de la ciencia ha tenido que ver con este mover
profético, nadie puede negar que antes de los años
50’s la ciencia no aumentaba de la manera tan
acelerada como hoy ha ido avanzando, y con el
aumento de la ciencia vino consigo para este
mundo, crisis, dolor, angustia. Como estaba
presagiado en los Documentos Sagrados: “Porque
en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y
quien añade ciencia añade dolor” Eclesiastés
1:18, y esto sucedió cuando la Higuera empezó a
retoñar, nosotros somos la generación de la
Higuera, a la generación del año de 1950 hasta
nuestros días nos ha tocado vivir la época más
angustiosa que generación alguna haya vivido en
este planeta, ¡Qué ironía! Disfrutamos de avances
tecnológicos increíbles, pero adolecemos de
problemas morales y espirituales más que las
generaciones anteriores; la ciencia nos trajo
tristeza y dolor, Jesucristo vaticinó que al retoñar
la Higuera venía un Verano, pasaremos un tiempo
de sequedad espiritual y material, tiempo de
angustia.
Cuando Jesucristo vuelva tiene que encontrar al
pueblo de Israel reunido en la tierra de sus
mayores, pues está escrito: “Vendrá de Sion el
libertador que quitará de Jacob la impiedad; y
este es mi pacto con ellos, cuando quitare sus
pecados” Romanos 11: 25 al 27 ¿Cree usted esto?
Esta es la promesa de Dios, ante nuestros ojos se
perfila una nueva era, después de pasar algunos
desérticos momentos. ¡La higuera ya brotó! este es
el punto de referencia en la profecía más
importante para ir midiendo el tiempo del retorno
de Cristo, hermano, rescatemos el tiempo que nos
queda, no podemos seguir con indiferencia ante
los acontecimientos que nos rodean porque esto
sería peligroso: “Si Dios no perdonó a las ramas
de la Higuera, a nosotros tampoco perdonará”
Romanos 11: 21.
Por eso el pueblo de Dios debe trabajar
tesoneramente por anunciar este mensaje como la
potente voz de una Trompeta y no como el débil
sonido de un violín, y así la gente no podrá
defenderse en el gran tribunal que no hubo
profeta en su tierra.
La Parábola de las Diez
Vírgenes
Pudiéramos decir que esta
parábola fue la última que
Jesucristo
expuso,
se
encuentra registrada en
Mateo 25: 1 al 11. Fue la
conclusión del sermón
profético
que
dictó
solamente a sus apóstoles
en el monte de los Olivos,
recuerde que Jesucristo
había estado en el templo y después partió hacia el
monte del Olivar, allí se reunió en privado con sus
apóstoles y estos le hicieron varias preguntas a las
23
cuales Jesús dio respuestas, y una de las preguntas
giraba sobre el tiempo de su regreso a la tierra y
debido a ello Jesús expone la parábola de las diez
vírgenes, señalándonos con eso como sería el
estado espiritual del pueblo que lo esperaría.
“Entonces el Reino de los cielos será semejante a
diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron
a recibir al esposo” Mateo 25:1, Jesucristo se
representa aquí como el esposo de estas vírgenes
que lo están esperando, Pablo nos enseña: “Porque
os celo con celo de Dios; porque os he desposado
a un marido, para presentaros como una virgen
pura a Cristo” 2 de Corintios 11:2, De este texto
sacamos dos símbolos, que el esposo es Cristo y la
virgen es la Iglesia, y también puede representar a
cada persona en particular que espera la segunda
venida de Cristo. En la parábola leemos que estas
vírgenes (Iglesias) para salir a recibir al esposo
tomaron cada una sus lámparas, esta es la Palabra
de Dios: “Lámpara es a mis pies tu Palabra y
lumbrera a mi camino” Salmo 119:105.
Pero de aquellas diez vírgenes cinco eran
prudentes y cinco insensatas Mateo 25:2, veamos
ahora cuales son las características de estas
congregaciones, las insensatas tomaron sus
lámparas pero no le aplicaron aceite, y las
prudentes tuvieron el gran cuidado de ponerle
aceite a sus lámparas Mateo 25:4 al 5, en aquel
tiempo el aceite era el combustible para hacer
arder la lámpara, de nada sirve tener una lámpara
si no hay combustible para que alumbre, el aceite
para hacerla arder que ya dijimos es la Palabra del
Santo, es su Espíritu, energía esta que fluye del
Padre y de su Hijo Jesús, a David lo ungieron con
ese precioso Óleo del aceite santo, Dios dice:
“Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa
unción” Salmo 89:20.
Solamente Dios mediante su inspiración puede
hacer que esta lámpara proyecte luz, enseñanza,
que rompa las tinieblas de la ignorancia espiritual
del lector y así pueda entender el camino por
donde transita en esta tenebrosa noche plagada de
peligros, el hombre puede leer la Palabra, pero si
no hay luz de entendimiento la lámpara está
apagada; el Maestro dijo: “El que lea, entienda”
Mateo 24: 15.
En todo tiempo han existido dos clases de
cristianos esperando a Jesús, pero el Maestro
advierte que su venida será en un tiempo cuando el
mundo estará viviendo en tinieblas, y bien que
dejó dicho: “El que está en tinieblas no sabe para
donde va”, esta es la situación de la humanidad, y
más los que tienen la lámpara apagada, andan a
traspiés en medio de estas tinieblas, la reflexión a
estas alturas de la parábola es: ¿Cómo tengo yo mi
lámpara? ¿Tengo entendimiento sobre lo que está
sucediendo en el mundo, o estoy en tinieblas?, no
olvide lo que dijo nuestro Maestro: “El que
anduviere en tinieblas no sabe para donde va”
Juan 12:35 y ¿usted sabe para donde va? Son
muchas las Iglesias que debido a su emoción y
vacías de conocimiento han sufrido muchos
chascos en la espera de Jesús por no tener esa
visión profética, las tinieblas no les permiten ver
ni el momento en que estamos viviendo, la visión
es muy corta porque la lámpara está apagada: “Y
tardándose el esposo cabecearon todas y se
durmieron” Mateo 25:5. Tanto las prudentes
como las insensatas, cabecearon y se durmieron.
Debido a la tardanza de Jesucristo según el tiempo
de los hombres, el cristianismo entró en un
somnoliento estado espiritual, igual el remanente
santo ha entrado en ese estado, ¡Que peligroso es
dormirse espiritualmente! Dijo el Maestro en una
parábola: “Mas durmiendo los hombres vino el
malo y sembró cizaña entre el trigo y se fue”
Mateo 13:25.
“Y a la media noche fue oído un clamor; el
esposo viene, salid a recibirle” Mateo 25: 6
Este clamor de media noche ha despertado a todo
el mundo religioso, el cual puede ser la crisis
económica social y espiritual que empezamos a
sentir, y hoy vemos al mundo, sobre todo la parte
de occidente, en un efervescente mover religioso,
pero recuerde, aunque todos tengan la lámpara no
todos tienen aceite. Jamás en la historia se había
visto al mundo tan revuelto con la Biblia, hoy han
aflorado poderosos movimientos apostólicos y
proféticos, se han despertado en medio de tanta
oscuridad que con una vacía emoción piensan que
van arreglar el problema socio económico del
mundo, no pueden leer ni oír el tictac del reloj
profético, todo mundo está corriendo de aquí para
allá, los poderes económicos del mundo se están
conmoviendo, la sociedad ya casi llega a los
niveles de violencia de los tiempos antediluvianos,
24
y el Maestro dice que cuando llegara la media
noche: “... Todas aquellas vírgenes se levantarían
cada quien con su lámpara, y las insensatas le
dirían a las prudentes: dadnos de vuestro aceite,
porque nuestra lámpara se apaga” Mateo 25:7 al
8.
Todo mundo anda buscando como hacer arder su
lámpara, la gente intuye que Jesús está por venir
pero no han aprendido como esperarle. Mientras
las fatuas se fueron a buscar aceite, el Maestro
vino y no entraron a la boda o sea al Reino, para
las vírgenes fatuas Jesús vendrá como ladrón
porque no saben cómo será su venida: “Mas,
vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para
que aquel día os sobrecoja como ladrón; porque
todos vosotros sois hijos de luz é hijos del día. Por
tanto no durmamos como los demás; antes
velemos y seamos sobrios” 1 Tesalonicenses 5: 4
al 5.
Cuán importante es velar y mantener nuestra
lámpara encendida, cuidemos que ningún viento
de doctrina nos apague la luz de nuestra lámpara.
El Maestro Jesús nos dice: “Esto empero sabed,
que si el padre de familia supiese a cual vela el
ladrón había de venir, velaría y no dejaría minar
su casa. Por tanto, también vosotros estad
apercibidos; porque el hijo del hombre ha de venir
a la hora que no pensáis” Mateo 24: 43 al 51.
No queda duda que esta parábola nos inspira a que
continuamente pidamos a Dios de su Espíritu para
que recibamos de su entendimiento en su Palabra,
y poder comprender los acontecimientos del futuro
cercano que nos marca el retorno de Cristo:
“Tenemos la palabra profética mas permanente, a
la cual hacéis bien de estar atentos como a una
antorcha que alumbra en el lugar oscuro hasta
que el día esclarezca, y el lucero de la mañana
salga en vuestros corazones” 2 de Pedro 1:19.
Solamente los que se encuentren atentos a la
Palabra entrarán a las bodas, los imprudentes que
serán encontrados con la lámpara apagada, es decir
sin entendimiento en las cosas santas serán presa
fácil de los falsos profetas y falsos mesías que se
levantarán en los momentos más álgidos que
precederán a la venida de Jesús.
***************************
Mi Dracma
Perdido
Este es un mensaje
especial para la Iglesia del
Señor de los últimos
tiempos. A causa del
peregrinar en la vida cruzando este valle de
sombra y de muerte estaba profetizado que la
Iglesia de Dios de los postreros días perdería
una de las diez dracmas que el Señor le dio para
negociar su Reino.
“¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde
una dracma, no enciende la lámpara, y barre la
casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y
vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he
encontrado la dracma que había perdido”
Lucas 15:8-9.
Todo buen estudioso de la Biblia entiende que
en esta santa simbología mujer es igual a Iglesia,
“Porque os celo con celo de Dios: pues os he
desposado con un solo esposo, para presentaros
como una virgen pura para Cristo” 2 de
Corintios 11:2. Esta es una regla en Las
Escrituras, “mujer” siempre significará Iglesia,
pueblo o congregación.
Jesucristo dio a su Iglesia un capital de diez
dracmas (Dracma, era una moneda que se usó
en
la
antigua
Grecia),
el
Maestro
hipotéticamente habla de un capital que le deja a
su pueblo, en otra Escritura le dice diez minas o
diez talentos para que su pueblo negociara en el
anuncio del Reino, aunque su valor no es el
mismo, el sentido simbólico si: “Dijo, pues: Un
hombre noble se fue a un país lejano, para
recibir un Reino y volver. Y llamando a diez
siervos suyos, les dio diez minas y les dijo:
Negociad entretanto que vengo” Lucas 19:1213.
¿Considera usted tener esos diez dracmas? En la
parábola dice que la Iglesia perdió uno y por lo
tanto está descapitalizada no puede hacer bien el
25
negocio con las almas, le falta fuerza, le falta
capital. ¡Busquemos ese dracma que se nos ha
perdido, seguramente el enemigo nos lo
escondió y mientras no lo hallemos no podremos
trabajar como se debe en la obra del Señor!
¿Por qué la Iglesia perdió esa dracma? Porque
está viviendo en la más oscura noche de la vida,
en algún momento de la historia a la Iglesia se le
apagó la luz de la razón y perdió el camino,
perdió el objetivo y los propósitos por los cuales
ella fue creada, la enseñanza está bien clara en el
mensaje de las diez vírgenes, dice que: “…ellas
salieron a recibir al esposo (Jesucristo) tomaron
sus lámparas, pero de las diez cinco eran
prudentes y cinco insensatas, las insensatas
aunque tomaron sus lámparas no tomaron
consigo aceite pero las prudentes si lo hicieron,
y el esposo tardó y todas cabecearon y se
durmieron” Mateo 25:1-5. Tanto prudentes
como insensatas descuidaron la lámpara y se
durmieron.
Esto es lo que esta presagiado para el pueblo de
Dios de los últimos tiempos, pero en medio de
esta oscuridad y descuido espiritual hay un
remanente que enciende la lámpara y busca su
dracma perdido, por ello es que leemos en Lucas
15:8 que aquella mujer enciende la lámpara, y
barre la casa y busca con diligencia hasta
encontrarla.
¿Qué será encender la lámpara? La lámpara es la
Palabra de Dios, pero aunque la tengamos esta
puede estar apagada, es necesario encenderla
con la llama del Espíritu Santo. Esa ardiente
llama se traducirá en visión, en profecía, nos
daremos cuenta de todo lo que está sucediendo
alrededor y de lo que pronto vendrá, “Tenemos
también la palabra profética más segura, a la
cual hacéis bien en estar atentos como a una
antorcha que alumbra en el lugar oscuro, hasta
que el día esclarezca y el lucero de la mañana
salga en vuestros corazones” 2 de Pedro 1: 19.
No en vano está escrito: “Sin profecía el pueblo
se desenfrena” Proverbios 29:18, el pueblo no
tiene visión y no entiende su misión, sin
profecía el pueblo no sabe para donde va porque
está en tinieblas y no puede encontrar el camino
y esto no lo deja avanzar, por eso vemos muchas
iglesias de Dios frías, sin deseos de crecer, falta
de amor y sin objetivos que alcanzar. Pero
aquella simbólica mujer prototipo del
remanente, se recuperó, se puso en pie, encendió
su lámpara, barrió la casa y encontró lo que
había perdido. Si barrió la casa quiere decir que
estaba sucia, casa también es prototipo de la
Iglesia: “… la cual casa somos nosotros”
Hebreos 3:6. La Iglesia se ensucia permitiendo
el pecado, aceptando falsas doctrinas, etc. Y la
suciedad de la Iglesia no se ve cuando la
lámpara está apagada, y esta luz se nos apaga
con los vendavales que el enemigo nos levanta,
por ello Pablo nos advierte: “Para que ya no
seamos niños fluctuantes, llevados por
doquiera, de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres, que para engañar
emplean con astucia las artimañas del error”
Efesios 4:14. Así que al encender la lámpara la
Iglesia ve la neurálgica situación que está
viviendo y se da cuenta que ha perdido un
dracma, y se dispone a barrer la casa, a limpiar
la Iglesia de idolatrías y de todas las vanidades
que ensucian la santidad de la congregación del
Señor y en medio de ese basural espiritual
encuentra su dracma.
En el pasado había una orden para el santuario:
“Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan
aceite puro de olivas machacadas, para el
alumbrado, para hacer arder continuamente las
lámparas” Éxodo 27:20.
Como ya dijimos, la casa de Dios es la Iglesia; y
usted hermano y hermana debe traer el aceite
para que la lámpara de Dios no se nos apague.
Le animamos en el nombre del Señor para que
nos ayude a hacer este trabajo; a medida que se
acerque la venida del Señor Jesús la noche que
estamos viviendo será más tenebrosa, los
vendavales de las falsas doctrinas, Efesios 4:14,
soplarán con más ímpetu, pero nosotros creemos
que entre muchas iglesias de Dios somos una de
las pocas que hemos encendido la lámpara y
26
estamos atentos a la profecía, por lo tanto
luchemos todos por no apagarla, antes bien
cooperemos para que esta llama crezca todavía
más “No apaguéis el Espíritu” Efesios 5:19.
Procuremos también mantenernos sin mancha y
sin arruga, es decir limpiémonos de todo pecado
de carne y espíritu para que la Iglesia no se nos
ensucie, recuerde que los vendavales nos traen
dos problemas: nos apagan la luz, y nos llenan
de basura, por lo tanto mantengámonos
despiertos, alimentando la
lámpara y
limpiándonos de cualquier mala levadura.
El Rico y Lázaro
E
stimado Lector: Esta es otra de las
preciosas y profundas parábolas de
Jesús. Contiene misterios muy bien
guardados en el trasfondo de estas letras, solo
rogándole al Señor que nos enseñe a acomodar
lo espiritual a lo espiritual, podemos encontrar
una edificante enseñanza.
La lectura de la parábola se encuentra
registrada en el Evangelio de Lucas 16:19 – 31
(rogamos al
lector leerlo
unas
dos
veces).
Todo
se
trata de dos
hombres,
uno era rico
y el otro
protagonista
era
un
mendigo llagoso de nombre Lázaro. “Murió el
mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de
Abraham, y el rico murió y fue sepultado”
Lucas 16:22, desde aquí empieza el dilema,
mostrando que esta historia no debe entenderse
literalmente como está escrita, note bien que el
mendigo al morir, los ángeles se lo llevaron,
no lo sepultaron y al rico sí.
Una historia de Infierno, Muerte y
personajes simbólicos
s necesario en primer lugar establecer
que esta parábola trata de personajes
simbólicos, para ello debe el lector
estar atento a ciertos detalles que encontrará
en el contenido de esta ESCRITURA.
E
Primer detalle: ¿Nota que el mendigo muere
pero no lo sepultan y al rico si? Lea
cuidadosamente los versos 22 y 23. Esto
rápidamente nos hace pensar que el
parabolista está señalando que estos
personajes pasaron por muertes simbólicas.
Segundo detalle: Ambos están en carne.
El rico se está quemando en carne, con esto se
derriba aquella idea religiosa, la cual enseña
que es el espíritu de este el que está sufriendo.
Ahora usted va a entender, que así como el
rico se está quemando en carne, el mendigo
Lázaro está en el seno de Abraham con su
cuerpo de carne y no en espíritu. “Y en el
infierno alzó sus ojos estando en los tormentos
y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su
seno. Entonces él, dando voces dijo: Padre
Abraham ten misericordia de mí y envía a
Lázaro que moje la punta de su dedo en agua
y refresque mi lengua; porque yo soy
atormentado en esta llama” Lucas 16: 23 –
24. Note que Lázaro tiene dedo y el rico dice
que le mojen la lengua porque se está
quemando. ¡Ambos están en carne!
Ahora bien, amable lector, si fuera un infierno
literal de fuego donde se está quemando el
rico como enseñan los religiosos ¿En que
pudiera aliviarle que Lázaro solo le mojara la
punta de la lengua? Esto nos da claramente la
idea que el parabolista señala un infierno
simbólico, donde hoy, sí, ahora mismo se está
quemando ese rico.
27
Tercer detalle: Este no era cualquier rico, era
un Hijo de Abraham.
Lea el versículo 24 que dice: “Padre
Abraham, ten misericordia de mí... ” Y en el
verso 25 Abraham le contesta: “Hijo
acuérdate que en tu vida recibiste tus
bienes…”, entonces Abraham acepta que este
rico es su hijo.
¿Pero cómo es que Abraham está hablando
con el rico, si ambos están muertos?
En el libro de Isaías 63:16 leemos: “Abraham
nos ignora…” y Salomón agrega: “Los
muertos nada saben” Eclesiastés 9:5, “Si sus
hijos son honrados el padre no lo sabrá” Job
14:21. Todo esto nos da la pauta que se trata
de una parábola, de un infierno, de una muerte
y de personajes simbólicos; tenemos que
pensar que los dos protagonistas de la
parábola, el mendigo y el rico, no son
personajes cualquiera y que tampoco ambos
hayan muerto literalmente. Así que
sentémonos en el banco de la meditación y
acomodemos lo espiritual a lo espiritual.
¿¿Q
Quuiiéénn eess eell R
Riiccoo eenn eessttaa P
Paarráábboollaa??
H
abía un hombre rico que se vestía de
púrpura, de lino fino, y que hacía
banquete todos los días con
esplendidez”
Lucas
16:19
–
20
Transportémonos al tiempo cuando Jesús dijo
tales palabras. ¿Qué entendería la gente de
aquel entonces al aludir Jesús a un rico vestido
de púrpura y de lino fino? Era una
indumentaria muy cara que no cualquiera la
iba a usar. Ahora, si le dijeran en este
momento; “En la esquina vive uno que se viste
de verde olivo” ¿En quién pensaría usted?
Pues entendería que están aludiendo a un
militar. Así en los tiempos de Jesús, cuando
dijo de un hombre rico que se vestía de
púrpura y de lino fino ¿A quien estaría
aludiendo? ¡A un sacerdote judío! Esa era la
clásica indumentaria para un sacerdote de
Israel cuando iba al santuario.
Esta era la orden: “Harás
llegar delante de ti a Aarón tu
hermano, y a sus hijos contigo
de entre los hijos de Israel,
para
que
sean
mis
sacerdotes…
Y
harás
vestiduras sagradas a Aarón
tu hermano, para honra y
hermosura… Las vestiduras
que harán son estas: El
Pectoral, El Ephod, el manto,
la túnica bordada, la mitra y
el cinturón. Hagan pues las
vestiduras sagradas para
Aarón tu hermano. Tomarán oro azul,
púrpura, y lino torcido” Éxodo 28:1 – 5. De
esta manera tan espléndida se presentaba el
sacerdote a oficiar el culto al Eterno.
Nadie se ha vestido tan lujosamente como lo
hicieron los sacerdotes del linaje de Aarón en
su tiempo, era la casta más alta entre los hijos
de Israel. El sacerdote servía para representar
al pueblo ante Dios. Así que este personaje
descendiente de Aarón representa a Israel en
esta parábola. Por eso es que el rico le dice:
“Padre Abraham”, solo los israelitas se
expresaban de esa manera del Patriarca. Era
común oír decir entre ellos: “Nuestro Padre es
Abraham”, así que conclusivamente decimos,
este hombre rico vestido con esta regia
indumentaria es un hombre simbólico.
Zacarías 3: 3 – 8
No ha existido un pueblo más rico que los
hijos de Israel mientras disfrutaban de las
bendiciones de Dios. Los hijos de Abraham
fueron prósperos en todas las formas, eran el
especial tesoro de Dios: “Ahora, pues, si
diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos
los pueblos; porque mía es toda la tierra”
Éxodo 19:5. La fortuna más grande que Dios
les confió fue que ellos administraran su Santa
Palabra: “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío?
28
¿O de que aprovecha la circuncisión? Mucho,
en todas maneras. Primero, ciertamente, que
les ha sido confiada la palabra de Dios”
Romanos 3:1 – 2. A ningún otro pueblo Dios
le confió semejante riqueza. Fueron los hijos
de Israel los que cuidaron celosamente las
Sagradas Palabras de Dios, así que de los
israelitas es la adopción, la gloria, el pacto, el
culto, las promesas, y el mismo Cristo
Romanos 9:4.
Tuvieron la gloria de las glorias, ¡El hombre
rico de la parábola son los hijos de Abraham!
Ellos fueron el maestro para las naciones
(Isaías 55:4) Este pueblo civilizó al mundo en
la materia de religión, enseñándoles la
adoración del verdadero Dios.
H
Haaccííaann B
Baannqquueetteess ttooddooss llooss ddííaass ccoonn
E
Esspplleennddiiddeez
z
E
l Maestro Jesús hablando de aquél que
se vestía de púrpura y de lino fino, dice
que: “Hacía banquete todos los días
con esplendidez”. Los hijos de Abraham
comieron los grandes manjares en la mesa de
Dios, recibieron las enseñanzas de los profetas,
como escribió David: “Preparas mesa delante
de mí, en presencia de mis angustiadores”
Salmo 23:5. Ante los ojos de muchos pueblos
que por envidia malquerían a Israel, estos
comían los más exquisitos y confortantes
banquetes de la palabra de Dios: “Porque el
oído prueba las palabras, como el paladar
gusta lo que uno come” Job 34:3
Ningún pueblo de la tierra disfrutó de tan
grandes convites espirituales como el pueblo
de Israel, que comía en la mesa de Dios.
Imagínese usted: que el último banquete que le
sirvieron al hombre rico de la parábola, se lo
vino a servir el hijo de Dios. El propio
Jesucristo les dijo: Que un hombre había
hecho una gran cena y había convidado a
muchos, y los invitados no le dieron
importancia al banquete, pues estaban
acostumbrados a saborear tantas bendiciones
de Dios y despreciarlas por la riqueza y la
abundancia de la que disfrutaban; pero por
supuesto la mesa no iba a quedar servida,
como los invitados no quisieron llegar (que
eran los hijos de Israel) entonces invitó a
otros: trajo a pobres, mancos, cojos y ciegos
Lucas 14:16 – 24.
Recuerde que la palabra dice “A lo suyo vino y
estos no le recibieron” Juan 1:11 Y como
ellos rechazaron el banquete, se hastiaron de la
buena palabra, entonces Dios se volvió a los
mendigos, a los cojos, invitó al simbólico
Lázaro, porque los hijos de Abraham estaban
menospreciando el convite.
Esperamos que quede bien claro en su mente y
mucho más allá de toda duda, que ningún
pueblo de la tierra ha disfrutado de tanta
grandeza y abundancia como la que disfrutó el
pueblo de Israel ¡Simbólicamente ellos son el
hombre rico de la parábola!
A
¿¿Q
Quuiiéénn eess eell M
Meennddiiggoo??
hora vayamos al otro protagonista:
“Había también un mendigo llamado
Lázaro, que estaba echado a la
puerta de aquel, lleno de llagas” Lucas 16:20
Y en el verso 21 leemos: “Y ansiaba saciarse
de las migajas que caían de la mesa del rico;
y aun los perros venían y le lamían las
llagas”. Si el hombre
rico representa a un
pueblo es obvio que el
mendigo representa a
otro. En la Escritura
Profética
y
simbólicamente
se
menciona a dos pueblos:
Israel y a los Gentiles: “¿Es Dios, solamente
Dios de los judíos? ¿No es también Dios de
los gentiles? Ciertamente también de los
gentiles” Romanos 3:29, “… Al Judío
primeramente y después al griego” Romanos
1:16.
Ese mendigo que estaba a la puerta donde el
rico comía sus grandes banquetes, se puede
29
entender claramente en la representación del
templo en Jerusalén, donde los gentiles no
podían entrar a adorar a Dios, ni disfrutar de
aquellas célicas bendiciones Hechos 10:21 –
28. Los judíos no comían con los gentiles, solo
les era permitido quedarse en el atrio (puerta)
y de allí medio escuchaban, medio comían de
las grandes ceremonias que se hacían en el
santuario: “Pero el patio que está fuera del
Templo déjalo aparte, y no lo midas, porque
ha sido entregado a los gentiles…”
Apocalipsis 11:2
mujer cananea que había salido de aquella
región clamaba, diciéndole: ¡Señor, hijo de
David, ten misericordia de mí! Mi hija es
gravemente atormentada por un demonio.
Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces
acercándose sus discípulos, le rogaron,
diciendo: despídela, pues da voces tras
nosotros. Él respondiendo, dijo: no soy
enviado sino a las ovejas pérdidas de la casa
de Israel… Y ella dijo: Si, Señor; pero aun los
perrillos comen de las migajas que caen de la
mesa de sus amos” Mateo 15:21 – 27
Era impresionante contemplar en un marco de
gran gloria al sacerdote hijo de Aarón,
envuelto en aquella lujosa túnica de color
púrpura carmesí, luciendo en su pecho
aquellos doce diamantes, representando las
doce tribus de Israel y escuchar la exquisita
música que solo en el templo se tocó. Se dice
que muchas veces el Dios mismo en una nube
descendió al propiciatorio, y solamente los
hijos de Abraham podían disfrutar de tan
maravilloso coloquio.
Muchos gentiles (personas que no eran
israelitas) que habían oído la fama y la gloria
del Dios de Israel, llegaban a observar aquella
grandeza, pero solo podían estar en el atrio. No
disfrutaban de la fresca unción que se
derramaba por el sacerdote a través del
sagrado hisopo, como cantaba el dulce cantor
de Israel, que en el santuario enviaba Dios
“Bendición y Vida Eterna” Salmos 133.
Aquella cananea tenía hambre de Dios,
necesitaba un milagro, cosas que eran muy
especiales, solo para los hijos de Abraham, y
estos las despreciaron. Pero la mujer cananea
constriñó al Maestro y le dijo: aunque sea de
las migajas dame, porque lo necesitaba.
El pobre pueblo gentil, prototipo de Lázaro
deseando comer de las migajas del rico estaba
completamente arruinado, llagoso, sin
esperanza y sin Dios en el mundo.
Los Gentiles deseaban comer de las
Migajas
P
alpablemente se observa como una
mujer que no era descendiente de
Abraham deseaba comer del gran
banquete de Dios, y el mismo que vino a servir
la mesa por última vez al principio no le quiso
participar de lo que se comía en aquella mesa
sagrada, y claramente pidió que le dieran
aunque sea de las migajas: “Y he aquí una
Las Llagas del Mendigo
stas son símbolo del pecado: “Desde
la planta del pie hasta la cabeza, no
hay en el cosa ilesa, sino herida,
hinchazón y podrida llaga, no están curadas,
ni vendadas, con aceite” Isaías 1:6 ¿Quién se
las iba a vendar o suavizar con el aceite de la
Santa Unción que es el Espíritu Santo?
¡Nadie! Lázaro no disfrutaba de estas
bendiciones, sus dioses no lo pueden consolar.
Entonces
este
pobre,
necesitado
espiritualmente, dejaba que los perros le
lamieran las llagas, o sea el pecado.
E
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on los líderes religiosos que con sus
falacias, mentiras religiosas, han hecho
soñar a los que no conocen del
30
verdadero Dios en una esperanza que no es
cierta: “Sus atalayas son ciegos, todos ellos
ignorantes; todos ellos perros mudos, no
pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el
dormir.
Esos perros comilones son
insaciables; y los pastores mismos no saben
entender, todos ellos siguen sus propios
caminos (o sea sus intereses) cada uno busca
su propio provecho, y cada uno por su lado”
Isaías 56:10 y 11. Este símbolo es bastante
fuerte, no lo hacemos con el fin de ofender a
nadie, tan solo queremos exponer la verdad.
Dios compara a los falsos pastores, a tantos
que se han enriquecido a costa de la necesidad
espiritual del llagoso gentil y nunca le han
enseñado la verdad porque estos guías
religiosos también la desconocen y solamente
se han dedicado a consolar al pecador con sus
suaves y fríos argumentos. Los gentiles
solamente han medio oído de Dios: “De oídas
te había oído” Job 42:5; y es tanta la
necesidad espiritual que con eso se sienten
consolados y la lengua de muchos falsos
pastores les han enseñado cosas ilusorias, NO
SE DEJE USTED TIMAR POR UN FALSO
EVANGELIO”
Pablo advierte: “Mas si aún nosotros, o un
ángel del cielo, os anunciare otro Evangelio
del que os hemos anunciado, sea anatema
(maldito)” Gálatas 1:8. El verdadero
Evangelio de Dios contiene la medicina, no
para suavizar las heridas del pecador, sino para
curarlas; tiene un filoso bisturí para retirar lo
malo del corazón del hombre: “Porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y más
penetrante que toda espada de dos filos; y que
penetra hasta partir el alma y el espíritu; las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón.”
Hebreos 4:12. Deje mejor que la Palabra de
Dios haga esa extraña operación en su vida,
aunque al principio la sentirá dolorosa, pero al
fin le traerá salud; ella puede extraer del
hombre de una vez y para siempre el pecado,
por supuesto cuando el enfermo se somete a
esta cirugía espiritual. Y cuídese de esos
perrillos que con esa fría y suave lengua, tiene
al pobre Lázaro ilusionado, sobándole el
pecado: “Guardaos de los perros” escribió
Pablo en Filipenses 3:2, ellos estarán siempre
afuera, nadie los invitará al banquete de Dios
“Pero afuera se quedarán los perros, los que
practican las artes mágicas…” Apocalipsis
22:15.
La Muerte del Mendigo
A
l analizar el verso 22 del capítulo 16
de Lucas leemos que: “Murió el
mendigo y fue llevado por los ángeles
al seno de Abraham”
Lázaro murió al pecado: no en el pecado.
Lázaro no murió de las purulentas llagas que
tenía. ¿Cómo lo iban a llevar llagoso al seno
de Abraham? La muerte de Lázaro significa la
conversión a una verdadera vida en Cristo:
“¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en
el pecado, para que la gracia abunde? ¡De
ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto
al pecado ¿Cómo podemos seguir viviendo en
Él? ¿Acaso no saben ustedes que todos los
que fuimos bautizados para unirnos con
Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados
para participar en su muerte? Por tanto,
mediante el bautismo fuimos sepultados con él
en su muerte, a fin de que, así como Cristo
resucitó por el poder del Padre, también
nosotros llevemos una nueva vida” Romanos
6:1 – 4. Los ángeles lo llevaron al seno de
Abraham, esos ángeles que están haciendo
este trabajo con los pecadores arrepentidos son
los hombres que hoy usa el Señor para la
predicación de su verdadera Palabra. Pablo era
un ángel de Dios y llevó a muchos gentiles al
seno de Abraham: “Y no me despreciasteis ni
desechasteis por la prueba que tenía en mi
cuerpo, antes bien me recibisteis como un
ángel de Dios, como a Jesucristo” Gálatas
4:14 Los ángeles de Dios, los verdaderos
anunciadores del Evangelio, la función de
31
ellos es llevar al pecador al seno de Abraham,
el cual es Jesucristo,
y espantarle los
perrillos al gentil,
porque
le
están
haciendo
mucho
daño.
La preciosa sangre
de Cristo ha limpiado sus pecados, al ser
sepultado en las aguas del bautismo, y llevado
al seno de Abraham, encontrándose ahora
disfrutando del gran banquete de Dios que los
judíos (hombre rico en la parábola)
despreciaron.
¿Recuerda la parábola de la cena? los invitados
no quisieron ir, entonces llamó a los cojos, a
todos los mendigos (Lucas 14: 16 – 21) Eso
éramos nosotros los gentiles antes de
convertirnos a Dios, los judíos despreciaron el
banquete, y el Eterno a través de sus ángeles,
sus predicadores, nos trajeron a disfrutar de la
mesa del Señor; ahora somos parte de ese
pueblo escogido, disfrutando del seno de
Abraham: “Y si vosotros sois de Cristo,
ciertamente la simiente de Abraham sois, y
conforme a la promesa los herederos” Gálatas
3:29. Somos linaje del patriarca, tenemos
derecho a disfrutar de la herencia: “La tierra
Prometida”
La muerte del Rico
L
a suerte del rico cambió para mal, él
murió y fue sepultado, es que el pueblo
judío murió en Pecado, se hundieron en
sus vanidades, fueron sepultados en sus
tradiciones, cuando Cristo vino les dijo a ellos
que eran solo “sepulcros blanqueados”, se
alejaron de Dios; dejaron las venas de aguas
vivas y se les terminó su vida espiritual,
sepultándose en ese infierno de tormentos
simbólicos.
Los Tormentos del Rico
E
l Pueblo de Israel ha estado sufriendo
enormes torturas por haber dejado a su
Dios y despreciar su santa palabra.
* La Persecución: El fuego que atormenta
al Rico. El fuego de la persecución ha tenido a
los hijos de Israel en gran angustia desde que
se alejaron de Dios. Jesucristo se los dijo:
“Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de
ejércitos, sabed entonces que su destrucción
ha llegado… y caerán a filo de espada y serán
llevados cautivos a todas las naciones y
Jerusalén será hoyada por los gentiles, hasta
que los tiempos de los gentiles se cumplan”
Lucas 21:24 Han sido atormentados en un
infierno simbólico como dice la parábola, en
la llama del desprecio y la persecución.
Jesucristo comparó el fuego como persecución
cuando explica la parábola del sembrador: “Y
la que fue sembrada en pedregales, este es el
que oye la palabra, y al momento la recibe
con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es
de corta duración, pues al venir la aflicción o
la persecución por causa de la palabra luego
tropieza” Mateo 13:20 – 21.
Cuando habla de la parábola del sembrador,
dice que la semilla caída en las piedras el sol
la quemó, y después explica que ese fuego es
la persecución por la palabra.
Desde que el Señor fue rechazado por los
israelitas (hombre rico de la parábola) han
estado sin profeta, sin sacerdocio y sin
revelación. A partir del año 70 D.C. los
israelitas fueron sometidos a las más ardientes
y crueles persecuciones, en esta fecha los
legionarios romanos demolieron la ciudad de
Jerusalén, hasta el nombre le cambiaron y la
llamaron AELIA CAPITOLIA, fue un terrible
tormento para ellos al ver su templo y
sacerdocio ultrajados, y ser enviados a la
diáspora, y quedaron sepultados entre las
naciones paganas justamente como el Señor se
los había dicho. La última persecución que
sufrieron fue la de los años 1940 – 1945 D.C.,
32
los nazis los metieron a los horribles campos
de concentración, y sufrieron durante todo ese
tiempo sin tener profeta que los consolara, sin
profecía y sin revelación, se les ha estado
quemando su lengua, como dice la parábola,
por falta de la preciosa agua que es la doctrina
del Señor, porque para infortunio de ellos:
“Dejaron la fuente de agua viva, y cavaron
para sí cisternas, cisternas rotas que no
retienen agua” Jeremías 12:13
* El Celo: Otro fuego de tormento.
Otro fuego que los ha atormentado es el celo,
al ver a los gentiles gozando del culto que ellos
antes tenían: “El siguiente día de sábado se
juntó casi toda la ciudad para oír la palabra
de Dios. Pero viendo los judíos la
muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían
lo que Pablo decía, contradiciendo y
blasfemando” Hechos 13:44 – 47 “Duro como
el sepulcro los celos, sus brazas, brazas de
fuego, fuerte llama” Cantares 8:6. Los hijos
de Israel, después de disfrutar aquella
magnificencia en el santuario, se convirtieron
en un pueblo sin Dios y sin esperanza que
lentamente se fue secando en el ardiente
desierto de la vida Ezequiel 37:1 – 7(léalo).
* La Sed: A Ezequiel le hicieron ver un
inmenso campo lleno de huesos secos y le
revelaron que esos huesos secos son la casa de
Israel, no tiene agua que le refresque su
lengua, o sea que no tiene profeta quien le
pueda profetizar, no tiene doctrina, no tiene
espíritu de revelación que le hable de Dios, no
le cae la preciosa y refrescante lluvia de la
enseñanza (Deuteronomio 32:2), ahora no
saborean la buena palabra, los hijos de Israel
se quedaron con el espinazo agobiado, y su
cerebro embotado, solo medio practican unos
ritos mudos que eran la sombra de lo que ya se
realizó (el sacrificio de Cristo). Otro profeta
les había dicho: “Porque muchos días estarán
los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin
sacrificio, sin Ephod y sin Theraphines” Oseas
3:4, entonces le ruega a Abraham que mande a
Lázaro que moje su dedo para que le
humedezca la reseca lengua. El agua que los
judíos hoy necesitan es la doctrina que antes
despreciaron, de la cual hoy bebe a torrentes el
que antes fue mendigo y ahora es rico.
* El Padre Abraham:
Este Abraham en la parábola es el símbolo de
Dios el Padre, sepa que en el perfil de la
profecía a Isaac se compara como Cristo, es el
único hijo de Abraham en la promesa, el
patriarca lo iba a sacrificar justamente como
Dios el Padre con su hijo (pida nuestro folleto
Isaac y Jesucristo)
Entonces si Isaac es Cristo en el símbolo,
Abraham es el símbolo de Dios el Padre en la
profecía “¿No tenemos todos un mismo
Padre? ¿No nos ha creado un mismo
Dios?…” Malaquías 2:10. Grandes cantidades
de los hijos de Abraham no pudieron disfrutar
de la gracia de Dios, de eso que hoy disfruta el
que antes era un mendigo viviendo sin Dios y
sin esperanza, el gentil convertido comiendo
en la mesa de Dios. Pero los israelitas no
pudieron disfrutar de esa gracia y el Señor los
dejó por un tiempo (Romanos 11:8 – 11) De
manera que hoy tenemos a los hijos de Israel
quemándose y desfalleciendo de sed espiritual,
con un ministerio muerto, sin doctrina ni
espíritu y sometidos a terribles persecuciones.
* Una sima los separa:
Lázaro no puede ir a darles doctrina, ni
ninguna clase de orientación porque entre
ambos hay una sima: “Además de todo esto,
una gran sima está puesta entre nosotros y
vosotros, de manera que los quisieren pasar
de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá
pasar acá” Lucas 16:26. Esto impide que se
puedan comunicar. Note que esta palabra
“sima” está escrita con “s” y sima con s
significa hueco, profundo, o sea “sepulcro o
muerte”. Lo que ha hecho irreconciliable al
Evangelio de Jesús con los ritos judaizantes ha
33
sido la muerte de Cristo, los judíos cayeron en
esa sima profunda porque nunca aceptaron que
Cristo resucitó, bien escribió Pablo: “Así que
en cuanto al evangelio son enemigos por
causa de vosotros; pero en cuanto a la
elección, son amados por causa de los
padres” Romanos 11:28. La resurrección es el
punto de gran separación entre el judaísmo y
los seguidores de Cristo Jesús, ni ellos pueden
pasar para acá, ni nosotros para allá, hasta que
el Señor les dé espíritu de gracia y oración
(Zacarías 12:10). Mientras tanto, seguirán
atormentados en la gran llama, lejos de Dios y
sin profeta que los consuele.
5. Los Zelotes, no menciona nada la Biblia de
los Zelotes, solo se hace alusión a un apóstol
que antes perteneció a esa organización
Hechos 1:13. La historia dice, que los Zelotes
eran una clase social muy belicosa, que
continuamente provocaban problemas a los
romanos, quienes los habían conquistado.
6. Los Esenios. De los Esenios tampoco se
habla en la Escritura, pero la historia revela
que era una gran organización religiosa, que
vivían en grutas o cuevas en los desiertos, se
identificaban con los pobres, normalmente se
vestían de blanco, eran gente bien santificada
y pacífica.
* Los 5 Hermanos:
Ahora analicemos los versos 27 y 28 de Lucas
16.
Dice
el
parabolista
que
el
simbólico
rico le pide
a Abraham
que envíe a
su casa a
alguien que
les
predique a
sus cinco hermanos para que no caigan en ese
tormento. El que está hablando es el sacerdote;
dijimos que el sacerdocio significaba la
representación del pueblo, en este caso, el
sacerdocio de Aarón representa a Israel, y fue
el primero que empezó a sentir la ausencia de
Dios, y no quiso que sus cinco hermanos
llegaran a ese lugar de tormento, ¿Quiénes son
esos cinco hermanos?
Cuando Cristo vino, la comunidad judía estaba
dividida en seis clases sociales:
1. Los Sacerdotes, que eran los intercesores de
los cinco hermanos,
2. Los Fariseos,
3. Los Saduceos,
4. Los Herodianos,
Los Israelitas por último estaban tan
confundidos que ni a Moisés ni a los profetas
les creían, se volvió un pueblo duro y
entenebrecido hasta hoy, por eso en la
parábola les dice: “Y Abraham les dijo: A
Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”
Lucas 16:29
Ya dejamos explicado que este Abraham es el
símbolo de Dios el Padre, y Él les está
recomendando que oigan las profecías y los
escritos de Moisés. Pero el atormentado rico
en su confusión dijo: “No, Padre Abraham,
pero si alguno fuere a ellos de entre los
muertos se arrepentirán” Lucas 16:30
Los judíos siempre añoraban que Dios les
levantara algún profeta que ya había muerto, y
que vendría a ellos para predicarles y vivían
con ese pensamiento esperándole; a uno de
esos profetas que esperaban era a Elías:
“Entonces sus discípulos le preguntaron:
¿Porqué, pues dicen los escribas que es
necesario que Elías venga primero?” Mateo
17:10. Desde luego los judíos estaban mal
ubicados, Dios jamás iba a resucitar a un
profeta para que les viniera a predicar, ese
Elías que ellos esperaban ya había venido y lo
decapitaron: “Mas os digo que Elías ya vino y
no le conocieron, sino que hicieron con el
todo lo que quisieron… Entonces los
34
discípulos comprendieron que les había
hablado de Juan el Bautista” Mateo 17:12 –
13
En los momentos finales, cuando Jesús expiró,
los que estaban frente a la cruz manifestaron
este pensamiento al oír que Jesús dijo Elí, Elí
¿Lama Sabacatani?: “Algunos de los que
estaban allí decían al oírlo: a Elías llama
este…Pero los otros decían: Deja, veamos si
viene Elías a librarle” Mateo 27:47 – 49. Por
eso es que en la parábola el Padre Abraham le
dijo: “Si no oyen a Moisés y a los profetas,
tampoco se persuadirán, aunque alguno se
levante de los muertos” Mateo 27:31. Ellos
habían apedreado a todos los profetas, por eso
la sentencia ya estaba determinada, si no
creían a los escritos de Moisés y de los
profetas, jamás podrían entender la gracia de
Dios.
Pero aunque los hijos de Israel, el hombre rico
de la parábola tantas veces mencionado en este
estudio, hoy por hoy atormentado en el
infierno de la persecución, sin profeta y sin
revelación manifiesta, con su espinazo
agobiado y su cerebro embotado por la
ausencia de Dios en sus vidas; ellos no se
quedarán para siempre postrados, el Maestro
Jesús les dijo, que esta sentencia duraría:
“Hasta que los tiempos de los gentiles se
cumplieran” Lucas 21:24
NOTA: Pida nuestro folleto “Israel en la
Profecía”
.
Horario de Reuniones
Miércoles y Viernes de 5:50 a 6:50 p.m.
Sábados de 8:00 a.m. a 10:00 a.m. y de 3:00 a 5:00
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Francisco Morazán:
- Comayagüela:
Centro América
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- Santa Ana:
Las Quebraditas, Calle
Principal a Santa Ana.
El Paraíso:
- Güinope:
Galeras, Calle Principal a
Güinope
Cortés:
-
-
Cuando esto concluya, Israel volverá a ser lo
que antes fue. Dios promete sacarlo de esa
miseria y sequía espiritual: “Porque no quiero,
hermanos, que ignoréis este misterio, para que
no seáis arrogantes en cuanto a vosotros
mismos; que ha acontecido a Israel
endurecimiento en parte hasta que haya
entrado la plenitud de los gentiles y luego todo
Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de
Sión el libertador que quitará de Jacob la
impiedad” Romanos 11:25 – 26
Res.
San Pedro Sula:
Bo. Cabañas 17 calle, 13 y 14
Ave. Sureste
Omoa:
Bo. San Antonio
Valle:
-
San Lorenzo: Comunidad de
El Comercio, Carretera a
Coyolito, Frente a la Escuela
Choluteca:
- Pespire:
Río Chiquito y
Cacautare
Macuelizo, San
Antonio de Flores
35
Comayagua:
- Siguatepeque:
Bo. Suyapita, Contiguo a
Beneficio de Arroz
Yoro:
El Progreso, Las Minas
Colón:
-
Tocoa:
Zamora, Colonia Rivera.
Santa Bárbara:
- Gualala: Guacamaya
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A través de 1450 AM Tegucigalpa Y 1420 AM Zona
Sur de Radio Sabanagrande.
Y Súper K 89.5 FM
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San Lorenzo, Valle, Choluteca y alrededores.
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trabaja para él”
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