Clase de Dirección Orquestal//Ecole Normale de Musique de Paris

Anuncio
Clase de Dirección Orquestal//Ecole Normale de Musique de Paris “Alfred Cortot”
2012/13// Escuela Municipal de Música de la Ciudad de Guatemala// Gabriel Paredes Gil.
El 6 de noviembre de 2012 a las 7 de la mañana salí de Guatemala
hacia Europa en un vuelo largo y cansado. Llegué al día siguiente a
las 8 de la mañana, en la hora local. En el aeropuerto me esperaba
Brigitte, una amiga que me alojó en su casa por dos meses en lo
que yo conseguía un lugar para vivir por mi cuenta. El clima era
distinto, un poco más frío que los inviernos guatemaltecos y
definitivamente más gris.
El otoño empezaba a tomar forma, las hojas cambiaban su color y
muchas de ellas caían ya. Paisajes de postales y libros, no podía
creerlo. Llegué en época de vacaciones de otoño, el curso de
dirección ya había dado inicio. Así que aproveche esos días para
conseguir algunas cosas que me iban a ser necesarias durante mi
estadía (una línea telefónica, tarjetas de transporte público,
bancos, contactos etc.). Visité los monumentos más emblemáticos
de la ciudad, la Torre Eiffel, la pirámide del Louvre, la Catedral de
“Sacre Coeur” y de “Notre Dame” etc. Los días eran cortos y grises, fríos también y con cada día crecían más
fríos aún. Me costaba acostumbrarme a ellos.
Entonces vivía afuera de París, en “Noisy le Grand” una ciudad pequeña
y acogedora en los alrededores de la gran ciudad, y a las orillas del rio
“Marne”, recuerdo bien pues la casa donde me alojaba estaba a pocos
metros de este enorme río. Me tocaba caminar bastante para llegar a
la estación de tren y poder llegar a París. A los tres días de haber llegado
a París tome el tren para llegar a la oficina de administración de la
Escuela Normal de Música de París. Me atendieron amablemente,
diciéndome que me esperaban y entonces empezamos los trámites de
inscripción.
A la semana siguiente, el lunes 12 de noviembre tuve mi primer clase de
dirección en la sede de la Orquesta de la Opera de “Massy” de la cual
es director titular mi maestro Dominique Rouits. También está en las
afueras de París. Recuerdo que mi mayor preocupación era el idioma.
Recuerdo haber practicado incluso lo que iba a decir para poder darme
a comprender. Estaba bastante nervioso aunque comprendía la mayor
parte de cosas, me costaba mucho pensar y hablar en
francés. Ese día habíamos dos alumnos nuevos, un alumno
de composición de la escuela normal de origen italiano que
iba a llevar el curso como auditor y yo. ¡Por lo menos no
estaba solo!
Al llegar me recibieron muy cordialmente, era la primera vez
que recibiría una clase de ese tipo. Todos me saludaron y lo
mejor de todo fue ver que no era diferente, hay tanta gente
de tantos países distintos que la clase puede describirse
como cosmopolita. Mi consuelo fue un compañero brasileño
que podía ayudarme con alguna traducción, de cualquier
forma el portugués se entiende más que el francés, aunque
Clase sobre Madama Butteffly. Puccini/ alumno Zack
Goodman siendo guiado por Dominique Rouits.
no haya sido necesario. Ese día era la primera sesión de
trabajo de mesa de la Ópera “Madama Butterfly” de
Puccini.
Mis compañeros italianos estaban muy
emocionados y a decir verdad el resto también. Con la ayuda del maestro, pianista, compositor y musicólogo
Bruno Gousset analizamos cada detalle de la partitura, y es con él con quien hemos trabajado conferencias y
detalles sobre las otras obras del programa de la clase 2012/13. Es un prodigio de la música, serio y de
apariencia lejana pero de un gran corazón y generosidad.
Recuerdo muy bien esa clase preparando la partitura y al llegar a la clase me di cuenta que había trabajado de
más en cuestión técnica sobre la dirección, pero mis lagunas en los aspectos teóricos, académicos y analíticos
de la música eran muy grandes, debía empezar a trabajar y mejorar sobre ello.
Enseguida me puse a buscar los otros cursos que debía llevar. Análisis
(armónico y formal), Historia, Armonía, Solfeo, etc. y pensé, “debería
aprovechar a llevar la mayor cantidad de cursos que pueda, dado a
que estaré solo un año” y por ello en algunos cursos como Análisis e
Historia estoy haciendo 2 divisiones, abarcando desde la pre-historia
hasta nuestros días (en 2 clases distintas) y el análisis desde el Barroco
hasta nuestros días (también en 2 clases distintas). Fue en esta clase
donde redescubrí y reafirme mi gusto y amor por la música del Siglo
XX (sin dejar a un lado el resto). El profesor de análisis es Dominique
Pasquet, organista, compositor y musicólogo. Sinceramente una
eminencia. Con él he aprendido muchas cosas, muchas cosas que en
Guatemala, según mi experiencia, no habría encontrado. Me ha
guiado a lo largo de todo este tiempo y hemos llegado a tener incluso
una amistad. En las últimas clases hizo unos exámenes “blancos” para
ver cómo íbamos en nuestro estudio y fui el único en lograr reconocer
las composiciones que nos puso a escuchar. (una forma de análisis es
el análisis auditivo; reconocer la pieza, la escuela, la melodía, el ritmo,
la armonía o entorno armónico, la forma, el compositor etc. solo al
escuchar). Ese día me sentí muy bien conmigo mismo. Esta clase la
llevo en la “Cité Internationale des Arts” (Ciudad Internacional de las
Artes). Este lugar está muy cerca del “Hotel de Ville” y de la Catedral
de “Notre Dame”, lo que me ha permitido frecuentar y almorzar cerca
de: el río Sena, de la catedral que tiene 850 años y donde nació la
polifonía del Ars Nova; de “Saint Paul”, de la “Bastilla”; siento que
con solo caminar para ir a tomar mi almuerzo a donde sea, aprendo
mucho.
Después de esa primera clase todo fue tomando su curso poco a
poco. Siempre sufría con el francés, pero mis amigos me ayudaban y
la gran diversidad de nacionalidades hace muy divertido convivir con
los compañeros. En la clase hay 4 americanos: una chica argentina, un
brasileño, un estadounidense y yo; 2 italianos, un turco, un taiwanés,
un japonés, un ruso y 10 franceses. Jóvenes y mayores. Todos grandes músicos. Por lo general, se habla en
francés, pero no hay día que no se escuchen por lo menos 4 idiomas distintos.
Paisaje al atardecer, luego de clases en la “Cite
Internationale des Arts” al costado del río Sena.
París 2013
He tenido la suerte de recibir clases y hacer ensayos, asistir a
conciertos en la “Salle Cortot” (a la izquierda), la sala de la escuela.
Es una sala muy importante en París. Ha tenido a grandes músicos
en ella como Dukas, Boulanger, Cortot, Schaffer y Messiaen entre
otros, y a muchos de los alumnos de este año. Fue en esta sala
donde el primer concierto de música concreta se llevó a cabo.
También he podido asistir a otras grandes salas de concierto como
la Gran Sala de la Ópera de la Bastilla, de la Ópera de Garnier, la
Salle Pleyel, la Gran Halle de la Cité de la Musique, la sala de la
Opera de Massy, etc. donde he visto grandes músicos, orquestas,
solistas e intérpretes (Orquesta de París, Orquesta Nacional de
París, Orquesta de la Opera de la Bastilla, Massy, Garnier, Orquesta de
la Radio France; además de directores como, Pavo Jarvi, Sir Simon
Rattle, Dominique Rouits, Julien Massmondent, Gustavo Dudamel y
próximamente Claudio Abbado. Interpretes de todo tipo y estilo
musical).
Lo mejor de todo esto es que he podido ver, a los mismos alumnos de la
escuela, a intérpretes de diplomas superiores y a concertistas que
hacen recitales gratuitos en la Sala Cortot, quienes tienen un nivel muy
alto y gran profesionalismo y quienes son iguales a mí, a nosotros; no
hay diferencia.
(En fotografías a la derecha se observan la Gran Sala de la Opera de
Garnier y la Gran Sala Opera de la Bastilla).
Con cada semana que pasa aprovecho a ver nuevos paisajes y parques.
Nuevas experiencias. A principios del 2013 conseguí un cuarto en un
apartamento al norte de París, arrendamiento 19, a unas calles de la
Ciudad de la Música. El tiempo ha cambiado mucho desde que llegué.
Recuerdo que al llegar el invierno se hacía más fuerte, y vinieron las primeras nevadas. Algo nuevo para mí.
Dicen que me ha tocado vivir uno de los inviernos más fríos en los últimos años y uno de los más largos. Se
supone que ya estamos en primavera y a un par de meses del verano y todavía hay climas de baja
temperatura. Esta semana de mayo ha estado lloviendo y entre 10 o 20 grados con una media de 14°. Ya me
acostumbré al frío, y también al francés.
A lo largo de estos meses he podido estudiar música de grandes
compositores: Beethoven, Rachmaninov, Puccini, Verdi, Ravel,
Bizet, Brahms, Stravinsky, Bartok, Schoenberg, Webern, Berg,
Debussy, Haydn, Mozart, Bach, Händel, Corelli, Tchaikovsky,
Korsakov…; ha sido como trazar una línea a lo largo de la historia
de la música, aprendiendo cómo abordar, estudiar, comprender e
interpretar, estilos, formas, pensamientos, lenguajes, contextos
entre varios compositores, escuelas y períodos musicales. He
encontrado refugio en los libros, como siempre, teniendo la
facilidad de contar con librerías específicamente para nosotros los
músicos. He podido leer Historia, Filosofía, Sociología,
Antropología, Psicología, etc. todo ello aplicado a la música. Ha
sido un sueño tener todo esto a la mano y poder aprovecharlo.
Y al tener todo esto solo puedo pensar: esto debe suceder en mi
país.
Se acerca el fin del curso. Estamos ya preparando concursos y
exámenes, sintiendo nervios y nostalgias. Sin duda haber venido a
este lugar ha cambiado mucho mi forma de pensar. Me gusta
pensar que he mejorado como persona y que ahora puedo decir:
sé un poco de música, aunque sea tan grande y falte tanto por
aprender; solo soy un adolecente frente al universo inmenso de la
música.
Estar aquí me ha dado ideas, proyectos y demás. Pero lo que más
he pensado es que todo lo que aprendo no es Guatemala. Sin
embargo existe una historia y un legado artístico y musical que no
se celebra como debería. Es nuestra obligación encontrarlo y darlo
a conocer, así como crear nuevas cosas y hablar con nuestros
propios lenguajes, gritos e identidad. Si mucho nos quejamos del arte en
Guatemala no tiene su lugar, es por nuestra culpa.
La música es una disciplina, una ciencia, una filosofía un lenguaje, un
medio muy amplio que a lo largo de la historia ha estado omnipresente
en todos los aspectos de la vida. En más de una época se le ha atribuido
un costado espiritual, incluso se piensa y se pensaba que puede moldear
el carácter y forma de ser de las personas. Es un arte de los más
elevados, nobles e infinitos. La música no es algo que podamos hacer a
la ligera como se piensa hoy en día. Claro, existe y la encontramos en
publicidad, en la cultura pop, en las filosofías ligeras que nos demuestran
lo enfermo de nuestras sociedades, lo poco humano de nuestra
humanidad.
Nuestra época, nuestros años sufren una enfermedad que se mide por la
inteligencia de nuestros teléfonos. No hay necesidad de estudiar, de leer,
de crear,…. no hay necesidad de nada, pues todo está en nuestras manos
fácilmente. Particularmente en nuestro país sufrimos esto al doble,
porque existe también la enfermedad de no querer ser guatemaltecos y
buscar ser como los que salen en el internet o la televisión. Todo puede
ser creado sin necesidad de aprender y solo por tener.
Es contra esto que tenemos que luchar, ser quienes somos en la medida
en que trabajamos en ello. Ser alumnos, esmerándonos por aprender
cada día. Siempre me dijeron que uno es alumno toda la vida y solo lo comprendí al darme cuenta lo
diminutos que somos en un instante del Universo. Tenemos que tener claro que solo la educación constante
va a cambiar la forma de pensar de nuestras sociedades y nos librará de las personas que ensucian nuestro
país, esas por las cuales se dan adjetivos que nos afectan a todos. Un país no es nada sin su gente y es su gente
la que define qué y cómo es el país.
La música va más allá de viajar a otro país a trabajar o estudiar, va
más allá de asistir a conciertos y ver grandes intérpretes, va más allá
de simplemente tañer un instrumento. Es un estilo de vida, es una
forma de espiritualidad, es una filosofía que ha moldeado, así como la
literatura y la plástica, la vida y el espacio en el que convivimos. Es tan
necesaria la música como la religión y la salud. Así de necesario es el
arte, pues somos seres sociales y necesitamos decir las cosas. Un gran
maestro me dijo una vez que “uno es más creativo mientras más
conoce”, podemos decir más, mientras más conozcamos nuestro
idioma.
Dentro de poco estaré de vuelta en Guatemala, leo y he visto que
mucho ha cambiado. Lo que más celebro es la unión entre
instituciones que he visto en algunas fotografías, cosa que siempre
dije que era lo mejor.
Espero con ansias poder compartir con todos ustedes las cosas,
muchas o pocas, que pude aprender aquí y seguir aprendiendo de
ustedes cada vez más.
Gabriel Paredes Gil, París, mayo de 2013.
Descargar