REALIDAD SOCIO – POLÍTICA Y ECLESIAL DE VENEZUELA 1. EL DETERIORO SOCIOECONÓMICO DE VENEZUELA EN 2014 Orlando Ochoa P. Economista, MSc. PhD [email protected] Las dificultades económicas de Venezuela en 2014 han tomado mayor notoriedad y cobertura internacional en medio de las protestas estudiantiles y la represión con uso excesivo de fuerza por parte del Gobierno de Nicolás Maduro. Un total de 48 economistas venezolanos dimos a conocer una percepción común, con gran preocupación, sobre el cuadro de alta inflación, desabastecimiento y estancamiento económico del país, en un documento de finales de enero 2014. Esta ponencia recoge el fondo de este análisis reciente, el cual tuve la responsabilidad de coordinar. Fue un esfuerzo de análisis realizado con el objetivo de divulgar y advertir sobre una situación económica muy adversa, que ha empeorado por la falta de acciones de política económica efectivas del Gobierno. La causa del deterioro socioeconómico es la política económica y petrolera iniciada por Hugo Chávez en 2003, la cual ha causado una serie de problemas críticos que ahora enfrenta Venezuela y que han hecho imposible atender tres problemas muy visibles: Abastecer al país con una mayor producción nacional, estabilizar precios con fuertes alzas y contar con un mercado cambiario funcional que permita normalizar las relaciones comerciales con el resto del mundo. El deterioro de las cuentas externas de Venezuela, a pesar de los altos ingresos petroleros, ha originado un grave problema de desabastecimiento y de escasez generalizada de productos alimentarios, medicamentos, equipos, maquinaria, repuestos y otros insumos para las distintas actividades productivas del país. La medición de escasez del Banco Central de Venezuela indica que, en promedio, los productos de la canasta de consumo familiar no se encuentran en 31% de los establecimientos; pero los productos alimenticios como la leche, el azúcar, el aceite comestible, han llegado a tener niveles superiores al 60%. La paralización de cadenas de producción nacional, por falta de insumos importados, viene creando elevando el desempleo, el cual asciende rápidamente como problema y angustia social junto al alto costo de la vida y la inseguridad personal en las encuestas de opinión pública. Las estadísticas oficiales han venido dejando de reflejar la realidad social al ser usadas en el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) como la base de propaganda de un presunto éxito de un modelo político. Los desequilibrios acumulados en materia fiscal, monetaria y cambiaria de la última década se manifiestan también en una tasa de inflación anual de las más altas del mundo, 61,4% es la medición anualizada a abril 2014. Este cuadro se presente en medio de un déficit del sector público consolidado excesivamente alto, estimado en 2013 en 15% del PIB, y el indebido e inconstitucional financiamiento monetario del Banco Central de Venezuela (BCV) de gran parte de déficit público, junto a una severa restricción en la entrega de divisas petroleras por parte de PDVSA para pagar las importaciones del país, debido a sus compromisos externos acumulados a lo largo de varios años. Estas divisas petroleras, a su vez, se administran bajo un régimen de control de cambio propenso a la corrupción, en medio de un amplio diferencial cambiario entre la tasa oficial y la tasa no oficial, promovido por la misma política de gasto público deficitario con financiamiento monetario. Se trata de un auténtico círculo vicioso de prácticas gubernamentales, incapaces de proveer estabilidad económica a Venezuela. La situación socioeconómica actual se deriva de una conducción política seguida por el Gobierno de Maduro, con pautas previamente fijadas por Hugo Chávez. Se han esforzado en mantener una base de apoyo popular y militar al régimen a través de un fuerte gasto social y la ideología socialista del siglo XXI. Para eso ha usado, primero, el pilar de la economía subsidiada y altamente regulada, financiada de todas las maneras posibles con alto endeudamiento e incluso financiamiento monetario, violando imperturbablemente los artículos 314, 318 y 320 de la Constitución; segundo, ha usado el control militar como base de la llamada “unión cívico-militar” que ha pretendido imponer la visión ideológica del socialismo chavista sobre la Fuerza Armada, violando también abiertamente la Constitución en los artículos 328 y 330. El control sobre la economía se comenzó a ejercer en forma creciente a partir 2003, con nacionalizaciones, expropiaciones, control cambiario y fijación de precios. La base de la expansión de los beneficios sociales fueron fondos presupuestados y otros provenientes de operaciones de crédito con China, la tesorería de la estatal petrolera (PDVSA) y el sometimiento del BCV; pero también estos medios de control económico y militar crearon una gigantesca red de corrupción cambiaria, negocios turbios dentro del Estado, así como llevaron a la rápida decadencia de cientos de empresas públicas tradicionales y de las nuevas empresas “socialistas”. El control militar se expandió dentro y fuera de la Fuerza Armada Nacional, hasta colocar a militares activos o retirados al frente de los entes financieros y de ejecución de gasto en obras públicas más importantes del Estado. 1.1. Los serios problemas económicos del 2014 no son coyunturales, se han acumulado y agravado El gobierno de Hugo Chávez y el de Nicolás Maduro han presentado como resultados favorables de su gestión el crecimiento de la economía, la reducción del desempleo, de la pobreza y de la desigualdad en la distribución del ingreso. Los problemas económicos que se mantuvieron sin resolver, como la inflación y la sobrevaluación de la tasa de cambio oficial (que condujeron mayores importaciones, en reemplazo de la producción nacional y a la pérdida de valor del bolívar ante el dólar en el mercado no oficial), fueron atribuidos por el gobierno a desviaciones capitalistas, campañas de opositores políticos y especuladores. A partir de 2012, a los problemas de alta inflación y mayor dependencia de las importaciones de toda clase de productos, antes elaborados en el país, se sumaron una ampliación de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el no oficial, además de escasez persistente de alimentos, medicinas e insumos básicos para producir bienes de primera necesidad y para el sector construcción. La parálisis parcial de cadenas de producción por falta de insumos ha venido creando además de desabastecimiento de bienes de consumo, un elevación de la preocupación de la población manifiesta por la población respecto al desempleo (aunque las estadísticas oficiales no la muestra) y una creciente tensión social que alimenta las protestas en las calles de las grandes ciudades del país. Aunque el gobierno ha preferido presentarse como víctima de una presunta “guerra económica” del sector empresarial, existen bien conocidas y documentadas razones económicas para esta difícil situación socioeconómica de Venezuela. Desde el 2010 el acentuado deterioro de sectores productivos públicos y privados, las fallas del régimen de control de cambio y los manejos fiscales-monetarios distantes de la sensatez y las pautas de la Constitución, se han hecho sentir sobre la población. Hay cuatro aspectos centrales de la problemática económica no resueltos desde entonces y que ahora ejercen una influencia muy adversa sobre la situación económica del país. Primero, es evidente que ya no existe la simple relación directa entre un precio del petróleo más alto y una mayor actividad económica venezolana, ni tampoco existe un mínimo control gubernamental sobre la presión inflacionaria, ni han podido organizar un mercado cambiario funcional y estable. Las consecuentes distorsiones en las actividades económicas (entre ellas la sobrefacturación de importaciones y el contrabando de extracción a países vecinos), asociadas un control cambiario con amplia corrupción y la caída de reservas internacionales del BCV, debido a compromisos externos de PDVSA cercanos a un 50% de los ingresos brutos en divisas por exportación petrolera, comenzaron a deteriorar aún más el panorama económico del país a partir de la segunda mitad del 2012. Estas desviaciones de divisas petroleras fuera del BCV, se explican por grandes transferencias a fondos gubernamentales con cuentas en el exterior, al pago de los compromisos financieros adquiridos con China; y, entre otros factores, en la caída de ingresos de PDVSA por el financiamiento preferencial en ventas petroleras a largo plazo otorgado a Petrocaribe, Petrosur, Petroandina y Cuba. Segundo, esta crisis no obedece exclusivamente a políticas económicas desacertadas sino a una conducción gubernamental sin respeto a límites legales en el área económica-financiera y a una concepción ideológica radical, con ambiciones explícitas de hegemonía sobre las instituciones del Estado, la cual justifica el fin revolucionario y los objetivos políticos-electorales por encima de cualquier otra consideración de interés nacional; es muy difícil tener una verdadera democracia cuando además del control partidista sobre los poderes públicos, el poder económico del estado petrolero se usa para fines sociales, partidistas y electorales, simultáneamente, bajo distintos mecanismos de coerción. Tercero, desde 2009 la pérdida de la eficacia productiva y del potencial de producción en prácticamente todos los sectores de la economía, agravada por restricciones al acceso oportuno de divisas, se ha convertido en un impedimento más para el amplio y normal abastecimiento con producción nacional; también impide la generación de empleos estables y mejores remuneraciones a los trabajadores que no sean menguadas por la inflación. En Guayana, las empresas básicas han reducido alarmantemente su producción y su capacidad potencial en los últimos años. Siguen operando con fuertes pérdidas y baja calidad gerencial, lo que en conjunto impide la nueva inversión y renovación tecnológica. Algunas empresas estatales subsisten con transferencias de recursos desde el Gobierno Central, el Fondo Chino (préstamo a ser pagado con petróleo) y el inflacionario financiamiento monetario del BCV. El sector eléctrico también refleja la debilidad y vulnerabilidad de las empresas públicas antes mencionadas y no puede haber desarrollo sostenido de actividades económicas sin alta inversión y gerencia eficaz en el sector eléctrico. Cuarto, el sector agrícola, base de la producción nacional de alimentos, sigue seriamente golpeado por la política de expropiaciones, confiscaciones e importaciones masivas de alimentos por parte del Estado; por los controles de precios, rezagados respecto a la presión inflacionaria sobre los costos y por la nacionalización de Agroisleña, empresa clave de servicios al sector agrícola privado; además, el potencial productivo del sector agrícola también se ha reducido drásticamente. En este sector la absoluta mayoría de las nuevas unidades estatales de producción socialistas han fracasado, luego de la expropiación por parte del Estado de casi 5 millones de hectáreas de tierras agrícolas. La política gubernamental no sólo no ha resuelto estas dificultades, sino que ha permitido que se agraven con el tiempo. 1.2. Los problemas en la industria petrolera y su impacto sobre la crisis económica Entre 2012 y 2013 las exportaciones petroleras representaron 96,3% del total de exportaciones del país, la más alta tasa de dependencia jamás registrada desde que en 1950 se comenzaron a llevar las cuentas nacionales. El precio del petróleo promedio anual ha mantenido una trayectoria alcista desde 2002 hasta 2012, con la excepción de 2009 y 2010. En 2013 el precio de la canasta de exportación venezolana fue de US$99,49. Aun así, el Plan Siembra Petrolera anunciado en 2006 con una meta de producción de 5.800.000 de barriles diarios (b/d) para 2012 no avanzó en sus objetivos. La petrolera estatal produjo en 2013, según cifras provistas por empresas internacionales que siguen el comercio petrolero, unos 2.645.000 b/d de crudo, más unos 100.000 b/d de condensados. Es decir, menos de la mitad de la meta del Plan Siembra Petrolera. Este monto de producción de 2013 cayó 1,7% respecto a 2012. Distintos entes internacionales han alertado sobre la sistemática diferencia entre las cifras observadas en el comercio internacional y las provistas por el gobierno venezolano, que ha mantenido un alto perfil de noticias manejadas con sentido político y propagandístico. Las exportaciones petroleras del 2013 fueron según las fuentes señaladas, de 1.928.000 b/d, lo cual revela un significativa caída de 6,4% respecto a las exportaciones del 2012. Por otra parte, el deterioro de las grandes refinerías venezolanas por falta de mantenimiento y experticia, corroborado por la frecuencia de los accidentes que paralizan parcialmente algunas instalaciones; y el aumento del consumo nacional, incluyendo un elevado contrabando de extracción a países vecinos, tuvo como consecuencia que las importaciones de derivados se elevaran a 165.000 b/d en 2013, un aumento de 8,2% respecto a 2012; adicionalmente, las importaciones de crudo para ser usado como diluyente de petróleo extra-pesado se estiman en 15.000 b/d en el 2013; estas importaciones tuvieron un costo total estimado en US$8.400 millones. Estas crecientes cifras de importaciones de productos y crudo en nuestra actividad económica dominante, reducen el ingreso neto por exportaciones petroleras. Son notorios los reclamos de los socios internacionales sobre la falta de recursos humanos calificados y fondos en PDVSA para mantener los planes de inversión conjuntos, necesarios para elevar la capacidad de producción de crudo y productos refinados. Por el contrario, las fuentes de comercio internacional indican una tendencia a caer en la producción y exportación propia de PDVSA de crudos ligeros y medianos, compensada parcialmente por la mayor producción de crudos extra-pesados en los consorcios de la Faja del Orinoco; aunque sin contar con nuevos mejoradores de estos crudos, que son los que elevan su valor agregado y su precio internacional. Otra señal inequívoca de dificultades financieras en PDVSA, es que no ha podido cumplir con las obligaciones fiscales con sus propios recursos financieros, a pesar de altos precios del petróleo; y desde 2010 recurrió a entregar pagarés al Tesoro Nacional como medio de pago de sus obligaciones fiscales. Este ente los ha intercambiado por efectivo en el BCV, autorizado por otra modificación a la Ley del BCV en 2010, que claramente viola el artículo 320 de la Constitución que establece que el BCV no convalidará políticas fiscales deficitarias. La consecuencia, universalmente conocida, del financiamiento monetario del banco central al gasto deficitario de empresas del sector público, es la presión alcista en el mercado cambiario (no oficial) e inflación más alta. Es aquí donde la crisis cambiaria o de balanza de pagos se comienza a tornar en una crisis social, además de deteriorar aún más el aparato productivo nacional, bajo un asfixiante régimen de control de precios y de cambio, muy rezagado en suplir divisas al sector privado; además, con una amplia demanda de divisas, alimentada por la rápida expansión de la masa monetaria (creada para financiar el déficit de PDVSA y de otras empresas) y un creciente diferencial cambiario sobre la tasa no oficial. Esta especie de círculo vicioso, de centrífuga muy perjudicial, de déficit público, restricción en entrega de divisas petroleras al BCV, emisiones de dinero sin respaldo del BCV, depreciación del bolívar, elevación de la inflación y caída de salario real; para luego tener un nuevo impacto alcista sobre el déficit del sector público, constituye un gran desafío a la política económica actual, de escasa coherencia y renuente a atacar las causas de estos graves problemas. De hecho, la profundización y ampliación de controles cambiarios, de precios y de las ganancias en 2014, desconoce toda la experiencia internacional en contra de dicha respuesta gubernamental a una crisis cambiaria, de más controles distorsionantes, y refleja más bien los prejuicios ideológicos provenientes de la llamada “lucha de clases”, citada con frecuencia por voceros oficiales y promovida por el fracasado socialismo marxista del siglo XX. La estabilidad económica y social de Venezuela se ve seriamente amenazada en 2014 en medio de este perverso círculo de políticas erradas. 1.3. Se requiere rectificar en las políticas gubernamentales El impacto de la devaluación del bolívar de febrero 2013 y de enero 2014 sobre los precios al mayor y al consumidor, acompañados por la limitada e irregular entrega de divisas al sector privado y la rápida depreciación del bolívar en los mercados no oficiales de las fronteras, llevó a elevar los precios en bienes importados o nacionales con componentes importados; se dispararon de tal manera, que el poder de compra del venezolano comenzó a caer rápidamente desde el año pasado. Van 11 años desde el establecimiento del régimen de control de cambio y las distorsiones inducidas en los sectores productivos han sido muy negativas para el desarrollo económico del Venezuela. Cambiar el nombre a la misma plataforma tecnológica y cuerpo de funcionarios, no va a hacer al Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX) menos propenso a prácticas de corrupción, ni permitirá detectar la fallas de suministros de decenas de miles de insumos y productos, cuya ausencia o retraso detienen líneas de ensamblaje y paralizan el abastecimiento a las redes de distribución nacional. Detener este proceso de deterioro económico y social debería ser la prioridad de un Gobierno con genuina sensibilidad social. En una economía abrumada por controles cada vez más ineficaces en sus objetivos, la corrupción florece y crea grandes fortunas compartidas entre funcionarios y oportunistas del sector privado; todo esto ocurre bajo los perversos incentivos originados en la ineficiente asignación de recursos, fomentada por la misma política oficial de controles, para fines más políticos y electorales que económicos. La inflación en alza y las amplias distorsiones cambiarias empobrecen más a los pobres y aumentan la riqueza de los pocos que tienen acceso a ahorros en moneda dura, lo cual deteriora rápidamente la distribución del ingreso nacional. De continuar el Gobierno en el presente curso, los problemas económicos de los venezolanos se agravaran en forma dramática. El alza sostenida de los precios, la caída del ingreso real, las limitadas oportunidades de empleos bien remunerados y la escasez de alimentos, medicinas y una variedad de bienes de uso frecuente, harán de la vida de los venezolanos un proceso de empobrecimiento y padecimiento por pesadas dificultades económicas, todas relacionadas entre sí. El camino a la solución de los problemas petroleros y económicos descritos, la verdadera causa, se puede iniciar con la reorganización del flujo de divisas de PDVSA, liberándolas de obligaciones de carácter político, nacional e internacional, lo cual debe facilitar recursos financieros para el aumento de la capacidad de producción petrolera y elevar el suministro de divisas al BCV, el cual fue de 98% del total de las exportaciones petroleras antes de 1999; y fue disminuyendo hasta representar sólo 53% de las exportaciones en los tres primeros trimestres de 2013. Las políticas aisladas, tomadas únicamente por razones fiscalistas, tales como devaluar o incrementar el precio de la gasolina, sólo generan malestar en la población sin resolver el problema de fondo del desbalance fiscal y sin frenar el círculo vicioso de más controles, menor producción, más contrabando y corrupción, causando mayor inflación y escasez, lo cual impide el desarrollo de una economía productiva y una sociedad próspera. Es necesaria una política económica coherente, sin prejuicios ideológicos arrastrados del siglo XX, que enfrente de modo gradual y decidido los problemas económicos acumulados en los últimos 10 años. Un sector petrolero fuerte y en crecimiento, una política cambiaria adecuada y sostenible, conjuntamente con un sólido balance fiscal transparente (sin fondos públicos en divisas en el exterior para gasto extra-presupuestario discrecional) es compatible con una amplia política social contra la pobreza, un banco central autónomo y distante de financiar el déficit público, lo cual permite defender el poder adquisitivo del salario real. Instituciones sólidas y respetadas, con políticas sanas y transparentes, son condiciones esenciales para reducir la inflación y el endeudamiento, elevar el salario real y estimular el crecimiento de la producción nacional y el empleo, para así alcanzar una estabilidad económica duradera. Cuando se alcanza la estabilidad económica, las políticas sociales pueden cumplir con mayor efectividad sus objetivos, en particular sobre la pobreza extrema, la cual no es superable sólo con crecimiento económico y estímulo a la creación de empleo; esta combinación de política económica y social coordinadas pueden mejorar efectivamente la calidad de vida y a protegernos de los males que nos agobian hoy en Venezuela. Inculcar el valor de vivir del ingreso provisto por el trabajo propio y no de la renta petrolera administrada por el Estado y le partido de gobierno, exige un marco de política económica, petrolera y social muy distinta al actual. Confiamos en que la actual crisis económica y política, con serias y dolorosas consecuencias sociales, lleve a Venezuela a buscar un camino de grandes cambios y esfuerzos para rectificar. El bienestar presente y futuro de los venezolanos depende de combinar la sensatez económica y la sensibilidad social con un ánimo político de rectificación, con apego sincero a la democracia y el respeto a los derechos humanos de quienes protestan y cuestionan la conducción actual del gobierno de Venezuela. 2. REALIDAD SOCIO – POLÍTICA EN VENEZUELA Genry Vargas Contreras Para enmarcar nuestro análisis sobre la realidad sociopolítica en Venezuela debemos establecer como premisa que el hombre se organiza en grupos sociales con la finalidad de lograr la mayor eficiencia en la satisfacción de las necesidades de quienes conforman ese grupo social en la búsqueda del bienestar colectivo e individual, y que estos grupos han evolucionado hasta constituirse en naciones. Así mismo, queremos establecer que este proceso evolutivo dejó atrás la visión aislada de país y cada vez más se hace imprescindible tomar en cuenta el fenómeno de la globalización en la explicación del comportamiento de las sociedades nacionales. Por lo antes expuesto, podemos concluir que las relaciones que se derivan de la organización de la producción y distribución de bienes y servicios para satisfacer las necesidades en la búsqueda del bienestar individual y colectivo de los integrantes de esos grupos sociales son un factor importante para determinar las bondades y efectividad de la organización social del mismo. 2.1. ANTECEDENTES La economía venezolana desde la época colonial hasta mediados de la tercera década del siglo XX era un país agrícola. Presentaba una realidad económica sustentada en una organización social con preeminencia de los terratenientes y la existencia de la esclavitud hasta 1854, año en que el presidente José Gregorio Monagas decretó su abolición. Todo este período se caracteriza por el caudillismo que se genera en la gesta independentista y que por su prolongada existencia deriva en el militarismo presente hasta nuestros días. A partir de la segunda década del siglo XX con la aparición del petróleo, Venezuela se convierte en un país rentista petrolero y se transforma en un corto período toda la organización social, política y económica del país. En este período y en un plazo muy corto Venezuela pasa de ser un país rural a ser un país urbano. En los albores del siglo XX, el sistema político es una larga dictadura militar encabezada por los Generales Cipriano Castro (1899-1908) y Juan Vicente Gómez (1908-1935), que determinó la extinción del caudillismo, la organización de las fuerzas armadas nacionales como base de sustento del régimen, la organización de las finanzas públicas, que permitió el pago de la deuda externa, con el manejo de los dineros de la nación como un patrimonio personal. Con el auge de la actividad petrolera y sobre la legislación que asigna al Estado la propiedad de los recursos del subsuelo y por ende de la renta que ellos generen, el financiamiento de la actividad gubernamental cada vez se sustenta en mayor cuantía en la renta petrolera, y el Estado se hace independiente del aporte de los ciudadanos. Así, los recursos de esa renta petrolera son tan abundantes que el gobierno puede financiar el desarrollo de infraestructura en forma acelerada, y la clase política, por su poder de decisión en materia petrolera y fundamentalmente en la distribución de su renta, se convierte en la clase preponderante con el apoyo de los militares. Este período se caracteriza por un período de transición hacia la democracia pero con inestabilidad política, hasta que en 1948 se produce un golpe contra el Presidente Rómulo Gallegos a lo que sigue la dictadura militar, la cual culmina con la caída de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez en el año 1958. A partir de ese momento se inicia el período democrático con dos incidentes importantes: a) el denominado Caracazo (27 de febrero de 1989), estallido social producto de las desigualdades y desequilibrios económicos y sociales que venía acumulando el país desde la década de los 70 y la difícil coyuntura derivada de las medidas de orden económico que instrumentó el gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez; y b ) el intento fallido de golpe de estado (04 de febrero de 1992) encabezado por Hugo Chávez Frías, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos y Jesús Urdaneta por el campo militar y Douglas Bravo jefe de uno de los movimientos guerrilleros por el campo civil. En este período democrático, la ingente renta petrolera determinó un conjunto importante de avances en el orden social, pero el hecho de que la gestión pública se financia con la renta petrolera, en cuya generación participa sólo un pequeño grupo de la población, generó un divorcio entre las expectativas de la ciudadanía y las de la dirigencia de los partidos políticos que además ejercían la administración de la renta petrolera. Las condiciones antes descritas definen la relación esencial de Venezuela como país rentístico petrolero en el que se producen: Hechos frecuentes de corrupción. Deterioro importante de las condiciones socio-económicas de los grandes grupos de la población. Diferencia abismal entre las condiciones de los sectores más vulnerables (el porcentaje más importante de la población) y los grupos económicos que en general se forman y se consolidan a la sombra de la renta petrolera y por ende de sus administradores: la dirigencia política. Desaceleración del crecimiento y fortalecimiento de la clase media. Deterioro de los partidos políticos tradicionales y del sistema político en general. Como consecuencia lógica de este panorama aparece un discurso con un alto contenido de antipolítica, el consecuente deterioro de los partidos, por parte de la ciudadanía y los grupos económicos creados por esa clase política que consideraron que podían ejercer con mayor eficiencia la dirección política del país, culminando con la llegada al poder en diciembre de 1998 de los líderes del fallido golpe del 04 de febrero de 1992 por la vía electoral. 2.2. SITUACION ACTUAL 2.2.1. Ámbito Político La realidad venezolana en los últimos 55 años en el ámbito político podemos dividirlo en dos etapas, la primera (40 años) se inicia en enero del año 1958 con la caída de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez y finaliza con la elección de Hugo Chávez Frías en diciembre de 1998. La segunda etapa comienza a partir de enero de 1999 con la toma de posesión de Hugo Chávez hasta hoy, por lo que el análisis de esta última etapa, autodenominada “revolución bolivariana” es el elemento determinante para caracterizar la actual situación social, política y económica de Venezuela. Esta división la realizamos por cuanto los lineamientos que se incorporan a partir de 1999 en la actividad social, política y económica del país cambian radicalmente, aun cuando en los comienzos de la segunda etapa, en lo declarativo se planteara este cambio como no radical en cuanto al modelo económico y sociopolítico. Sin embargo, el análisis de los hechos indica lo contrario, pues se inicia este período con el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente con una participación casi exclusiva de militantes del nuevo sector oficialista (sólo 6 de los 131 miembros no eran partidarios del oficialismo). Esta Asamblea produce ese mismo año el proyecto de la nueva Constitución (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) que es aprobada en diciembre de 1999. La Nueva Constitución establece un conjunto de cambios entre los cuales podemos mencionar: Democracia participativa y protagónica en sustitución de la representativa Institución del Poder Moral y Electoral Pasar el periodo presidencial de 5 a 6 años La reelección inmediata del Presidente por una sola vez Pasar de un Congreso bicameral a una Asamblea unicameral Incluye el referéndum revocatorio para los cargos de elección popular Se establecen un conjunto de derechos para la población indígena Se cambia el nombre de República de Venezuela por República Bolivariana de Venezuela. El 30 de Julio del año 2000 se realiza la denominada mega elección, pues el proceso electoral incluía la Presidencia de la República, las Parlamentarias, las Regionales y las Municipales, según lo establecido en la nueva Constitución. También se inició un período de revisión de la legislación venezolana a los fines de compatibilizar las leyes con la nueva Constitución. El Partido del Presidente Chávez obtiene la mayoría parlamentaria (92 de 165, esto es 55,76% de los diputados), la mayoría de las gobernaciones (14 de 23, esto es 60,87% de los gobernadores) y ocupa el segundo lugar como fuerza electoral en materia de alcaldías (80 de 335, esto es 27,16% de los alcaldes). Además, la mayoría obtenida en la Asamblea Nacional le permite al nuevo gobierno decidir unilateralmente sobre las designaciones en el poder Moral, Judicial y Electoral). Se estableció con mayor regularidad una modalidad utilizada hasta este período sólo en forma excepcional, como lo es el otorgamiento al Presidente de leyes habilitantes, por medio de las cuales la Asamblea Nacional comparte por delegación la potestad legislativa con el Presidente de la República, habilitándolo para legislar bajo la figura de los denominados decretos leyes. En el período inmediatamente anterior esta figura se utilizó excepcionalmente y en áreas de competencia específica. Sin embargo, en este último período se viene aplicando la mayor parte del tiempo y en forma genérica, incluyendo la potestad de promulgar decretos leyes con la jerarquía de leyes orgánicas. El Ejecutivo Nacional desde sus inicios en el año 2000 instrumenta un proceso para asumir el control hegemónico de los restantes poderes públicos (Legislativo, Judicial, Moral y Electoral) y de las principales instituciones de la economía del país. En el año 2002 se presentó el denominado paro petrolero que culminó con el despido de más de 18.000 trabajadores de la industria fundamental del país y la reforma de la ley del Banco Central de Venezuela, que vuelve a ser reformada en los años 2005, 2010, y 2011. 2.2.2. Ámbito Económico Como puede observarse en los distintos programas de gobierno presentados por el actual gobierno a partir de 1999: Programa Económico de transición 1999-2000 (Junio 1999) Programa Económico 2000 (Marzo 2000) La propuesta de Hugo Chávez para continuar la Revolución (Mayo 2000) Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007 (Septiembre 2001) Proyecto nacional Simón Bolívar (Primer plan socialista 2007-2013) (Septiembre 2007) Programa de la Patria –Ley del Plan de la Patria (2013-2019) (Junio 2012) En el ámbito Económico la estrategia gubernamental en los últimos 15 años ha estado signada por una creciente intervención estatal en toda la actividad económica del país y luego de los sucesos del 2002 (huelga petrolera) se organiza una estrategia para ejercer el control total del aparato productivo y partir del 2005 se oficializa el objetivo de instaurar el modelo socialista que el Presidente bautizó como “socialismo del siglo XXI” y aun cuando no existe explícitamente una definición del término, se ha venido utilizando esta ambigüedad como respaldo y justificación de cualquier acción gubernamental violatoria del marco legal vigente, especialmente en lo relacionado con la propiedad o cualquier forma de actividad privada. La instauración del modelo socialista propuesto encuentra en la Constitución de 1999 (calificada inicialmente por el oficialismo como la mejor del mundo) serias limitaciones, razón por la cual en el 2007 el Presidente planteó a la Asamblea Nacional su modificación. Esta propuesta incluía la modificación de 33 artículos y la Asamblea Nacional la amplió proponiendo la modificación de 69 artículos. La esencia de la propuesta inicial permitía la conformación de Venezuela como Estado Socialista y la reelección indefinida del presidente de la República y en la ampliación propuesta por la Asamblea Nacional, se incluye entre otras adicciones, la reelección indefinida para todos los funcionarios electos por votación popular). Esta propuesta fue sometida a referéndum nacional y resultó negada por la mayoría de los venezolanos. A título de ejemplo podemos citar algunas de las características de la acción gubernamental en el área económica: Expropiación de empresas para la creación de empresas de producción social Expropiación de alrededor de 4 millones de Hectáreas de tierras productivas hasta el 2013 y los organismos estatales que rigen la materia proyectan alrededor de 400.000 Hectáreas más para el 2014. Incremento en el número de empleados públicos en más del 80% en los último 10 años colocando el número de empleados públicos directos en alrededor de 2.450.000 trabajadores. Controles de precios Control cambiario Control de la tasa de interés y del comercio exterior. Es importante destacar que independientemente de los resultados del referéndum a partir de esa fecha por leyes sancionadas por la Asamblea Nacional o en ejercicio de las leyes habilitantes concedidas al Presidente de la República se han establecido cambios en el marco legal vigente que apuntan al control del Banco Central de Venezuela y al establecimiento de un modelo socialista, en abierta contradicción con el texto Constitucional, con el respaldo de todas las instancias del poder judicial, incluyendo el Tribunal Supremo de Justicia. Se ha consolidado un Estado donde no hay separación de poderes y el poder ejecutivo es el que orienta las decisiones judiciales y legislativas del país. La inseguridad jurídica planteada en todos los órdenes de la vida nacional y el poco respeto por los derechos de propiedad privados, así como los desequilibrios macroeconómicos deriva en una disminución drástica de la inversión privada (nacional y extranjera), lo que aunado a la política de expropiaciones para la creación de empresa de producción social cuyos resultados hasta ahora son muy negativos, ha disminuido sustancialmente nuestra capacidad productiva. Esta se compensó hasta el 2012 con las importaciones masivas de bienes y servicios que son distribuidas fundamentalmente a través de los mecanismos subsidiados, creados por el ejecutivo (MERCAL, PDVAL, BICENTENARIO, etc.) y la asignación de divisas a miembros del sector privado afectos al oficialismo. Como es fácil de comprender, este mecanismo se convirtió en caldo de cultivo para el crecimiento desmesurado de la corrupción, con niveles de impunidad alarmantes. La conjunción de la política interna descrita, la política internacional de convenios de cooperación tan onerosos como los existentes con Cuba, los importantes auxilios financieros a Argentina y la asignación de cuotas de petróleo a países del Caribe y Suramérica con descuentos importantes, con periodos de gracia en general entre 17 y 25 años de plazo y un interés del 1% anual, el manejo ineficiente y politizado de la empresa petrolera única generadora de divisas y de gran parte del presupuesto nacional, hace aún más difícil la situación económica interna. Así, se ha deteriorado la posición financiera y la capacidad productiva de PDVSA, la cual ha aumentado su endeudamiento para respaldad los programas sociales del gobierno, teniendo que incurrir en morosidad y en endeudamiento para financiar su propia operación. Este endeudamiento es cada vez más oneroso, pues el alza en el índice de riesgo país, gracias al mal desempeño fiscal de nuestra administración pública, que hemos descrito parcialmente, ha derivado en acuerdos especiales como el Fondo Chino (deuda pagadera en petróleo a precios preferenciales) y un incremento sustancial de la deuda internaEsto se traduce en una deuda pública total de 115. 282 millones de dólares al cierre del año 2013, observándose el mayor incremento en los últimos cuatro años. Las condiciones en que todas estas operaciones y convenios internacionales se realizan son aprobadas generalmente en condiciones poco transparentes para los venezolanos, con el respaldo legal de las leyes habilitantes y en algunos casos por la mayoría circunstancial en la Asamblea Nacional. En el ámbito interno se acude a la creación de gobiernos regionales y locales paralelos, financiados generosamente, utilizando entre otros mecanismos el de la subestimación de los ingresos ordinarios para ejecutarlos como recursos extraordinarios, violentando las asignaciones a la administración pública descentralizada formal y los controles previstos en las leyes para los recursos presupuestarios ordinarios. Por todo lo antes expuesto podemos concluir que en Venezuela el control político determina el control económico y por ello la estrategia adoptada en los últimos quince años deriva en la conformación de una economía dependiente casi totalmente de la renta petrolera controlada por el Estado, como se evidencia en la evolución de las principales variables macroeconómicas presentada en cuadro anexo. Las consecuencias negativas que se generan con la fuerte contracción del sistema productivo se minimizaron con la sustitución de la importante disminución de la producción nacional con la importación masiva de bienes y servicios por parte del gobierno y su distribución con altas tasas de subsidio financiadas por esa renta petrolera. Sin embargo, las crecientes exigencias de financiamiento de este modelo político y la reducción en las divisas aportadas por la Industria Petrolera producto del manejo ineficiente, las exigencias del financiamiento a sus aliados políticos internacionales, la venta a futuro de petróleo para hacer frente al servicio de la impresionante deuda externa que luce inexplicable en el periodo más largo de bonanza en los ingresos petroleros, obligan a una serie de medidas como macro devaluaciones disfrazadas que encarecen sustancialmente los productos importados. Todos estos elementos explican que un país con los recursos naturales más cuantiosos de Latinoamérica y de buena parte del mundo, en los últimos años presente un deterioro acelerado en materia de bienestar social. El 2013 cierra con una inflación anual del 56,15% (para el rubro de alimentos es muy superior) y un índice de escasez del 22,2% y para el mes de marzo del presente año se ubica la tasa anualizada de inflación en 59,4% (la más alta de América Latina y el Caribe) y el de escasez 26,9%. Frente a este evidente deterioro de las condiciones socio económicas, las expectativas se cifraron en los acostumbrados anuncios del primero de mayo por parte del Ejecutivo, quien anunció un incremento del 30% en el salario mínimo que aunado al 10% vigente desde enero para compensar parcialmente y a posteriori la inflación del 2013, reflejan un deterioro importante del salario real del trabajador venezolano. Este deterioro se verá reforzado por el efecto de las devaluaciones disfrazadas, como el caso de la aparición del SICAD II, cuyos efectos sobre los niveles de precios y la escasez se sentirán a partir de segundo trimestre del 2014. 2.2.3. Ámbito Social En el ámbito social, los lineamientos de trabajo están enmarcados en: Ampliación en el reconocimiento del derecho a las pensiones de las personas de la tercera edad e incremento de los montos. Un incremento de la transferencias de recursos a los sectores más vulnerables de la sociedad, fundamentalmente a través de las denominadas misiones (programas sociales) destacando la misión “Barrio Adentro” en convenio con el gobierno cubano. Estas misiones no forman para el trabajo productivo ni lo estimulan y se convierten en un mecanismo de proselitismo político. Un incremento cuantitativo formal de la matricula estudiantil, con el acoso al sistema educativo existente y la creación de un sistema paralelo de carácter ideologizante y de dudosa calidad. Un discurso agresivo culpando a la clase empresarial y a la clase media como responsables de la situación de minusvalía de las clases populares. Subsidios importantes a los servicios públicos, pero sin una política de calidad de los que orienten la inversión para su mantenimiento y desarrollo y la pasividad de quien recibe gratuitamente los mismos, colapsando la mayoría de ellos y aduciendo como respuesta que es el producto de un plan desestabilizador de los sectores que mayoritariamente no apoyan el proceso revolucionario y por supuesto apoyados por los centros capitalistas y los gobierno que tienen el atrevimiento de criticar algunas de las situaciones descritas. Sobre la base de estos principios y la elaboración de estadísticas se logran reconocimientos en algunos casos engañosos, como el de ser un país libre de analfabetismo, el de suponer un incremento en el bienestar colectivo minimizando la desigualdad social al reducir sustancialmente el coeficiente de Gini (indicador de desigualdad), siendo esta reducción el producto del empobrecimiento de una buena parte de la población, el aplanamiento de los salarios y prácticamente la desaparición de la clase media. Otro elemento importante es la creciente inseguridad (más de 25.000 homicidios para el 2013) cuyos factores determinantes son: el deterioro de la educación integral y la consecuente pérdida de valores, el deterioro de los servicios públicos y el consecuente deterioro de la calidad de vida, la impunidad, la justificación tácita de las instancias gubernamentales de la necesidad como justificación para la infracción de la ley y el uso de delincuentes para fines políticos. En general el abuso del poder que se materializa en la instauración de mecanismos paralelos, el incremento impresionante de la corrupción amparada en la evidente impunidad de quienes apoyan el modelo oficialista, la pérdida de valores, la falta de solidaridad y el resentimiento que deriva en la radicalización extrema son los elementos más resaltantes hoy de nuestra sociedad. Es importante señalar que según los sondeos de opinión pública, independientemente de sus inclinaciones políticas, las instituciones con el m mayor reconocimiento de la sociedad venezolana son el movimiento estudiantil, la iglesia católica y las universidades, al percibirlas como las únicas instituciones que han mantenido su posición frente al proceso de destrucción de la institucionalidad vigente en el país en la construcción de la nueva sociedad socialista CONCLUSION Aun cuando presentamos una dramática situación en el aspecto económico, cuya solución amerita trabajo y disciplina durante un largo periodo, consideramos que con la ingente cantidad de recursos naturales con que cuenta Venezuela podemos afirmar que no es éste el problema más difícil de resolver. Es el deterioro del sistema educativo y la emigración de personal de alta calificación por las condiciones adversas en todos los órdenes de la vida nacional, los aspectos que deben ser la prioridad en un acuerdo nacional que genere las condiciones favorables para definir el país deseable con un sistema educativo que garantice una educación integral de calidad con igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. El país deseable no es otro que aquel en el que podamos afirmar que los valores compartidos por todos los venezolanos hacen realidad la afirmación: En Venezuela cabemos todos. CUADRO ANEXO 3. REALIDAD ECLESIAL DE VENEZUELA RESPUESTA DE LA IGLESIA A LAS REALIDADES SOCIALES “UNA MIRADA A LA REALIDAD VENEZOLANA ACTUAL” ESTADISTICAS DE LA IGLESIA EN VENEZUELA AÑO Fuente: Secretaria Status. Rationarum Generale Ecclesiae. Annuarium statisticum ecclesiae. 2011 Librería Editrice Vaticana DATOS GENERALES Área (km₂) Población (nº de habitantes) Nº Católicos Circunscripciones eclesiásticas Parroquias Otros centros de evangelización Porcentaje de católicos por habitante Superficie media de las diócesis Habitantes por centro de pastoral Nº de Católicos por centros de pastoral Nº de Obispos Nº de sacerdotes diocesanos Nº de sacerdotes de Instituto de Vida Consagrada Total de sacerdotes Diáconos permanentes Nº de Religiosos profesos no sacerdotes Nº de Religiosas (votos temporales y perpetuos) Miembros de institutos seculares masculinos Miembros de institutos seculares femeninos Misioneros laicos Catequistas Promedio de sacerdote por habitante Promedio de sacerdote por católico Porcentaje de obispos y sacerdotes en relación al total de los agentes de pastoral 912.050 29.278.000 25.709.000 39 1.378 1.567 87,81% 23.386 8.183 7.185 55 1.816 904 2.720 231 189 3.270 3 163 9.676 30.656 10.764 9.452 5,9% 1.- Basta abrir los ojos para ver. Vivimos en una Venezuela que lleva sobre sus hombros el escándalo de una gran contradicción: tenemos un país rico y un gobierno rico con una población pobre y empobrecida, que por macro indicadores sociales parece haber mejorado pero, La constatación cotidiana indica que se camina hacia un empobrecimiento formal, a causa de la implantación del modelo económico del socialismo del siglo XXI: control férreo de la actividad por parte del Estado, expropiación de empresas y hectáreas productivas, incremento exagerado del número de empleados públicos, control de precios, control cambiario, control del comercio exterior. Ante la dramática situación económica, social, política y ético cultural del país, la Iglesia en Venezuela se siente interpelada por las palabras del Señor: “En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” (CPV. CIGNS 77). “El compromiso solidario de la Iglesia con los pobres, con los marginados, con los oprimidos, con los débiles, con los tristes, con aquellos cuyos derechos han sido violados o amenazados, es también motivación, invitación y argumento para la fe del mundo en Cristo”, dicen los pastores de Venezuela en el Concilio Plenario (CPV. CIGNS 77). 2.- Empobrecidos y excluidos. La Iglesia siente como propia la difícil situación que atraviesan tantos hermanos sumidos en las redes de la pobreza, a veces extrema, reafirma siempre, por exigencia evangélica, su compromiso con los pobres como expresión del amor misericordioso que Jesucristo les manifestó. El alto costo de la vida, el desempleo camuflado en la buhonería y empleo informal, el desabastecimiento y la escasez son, entre otras, causas del empobrecimiento creciente. La capacidad adquisitiva del venezolano ha disminuido drásticamente en los tres últimos lustros. En la defensa de los derechos de los excluidos se juega la FIDELIDAD DE LA IGLESIA A JESUCRISTO” (Aparecida 257). No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio, hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres (EG 48). 3.- La misión evangelizadora de la Iglesia venezolana no puede quedar reducida al campo de lo cúltico, a los templos, a la liturgia y la administración de los sacramentos, sino que abarca todo lo que tenga que ver con el ser humano, su dignidad y sus derechos. El Papa Francisco nos insiste en que el kerigma tiene un contenido ineludiblemente social: en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros. El contenido del primer anuncio tiene una inmediata repercusión moral cuyo centro es la caridad (EG 177). Por eso el Concilio Plenario de Venezuela en su Documento sobre la Contribución de la Iglesia a la gestación de una Nueva Sociedad se planteó “Impulsar una Iglesia más solidaria especialmente con los más pobres, propiciando la justicia y la libertad, la fraternidad y la paz y comprometida con los Derechos Humanos para la gestación de una nueva sociedad”. 4.- Dignidad inviolable de la persona humana. Uno de los problemas más lacerantes y en aumento en nuestra sociedad es el creciente índice de criminalidad y muertes violentas que nos sitúa en el primer lugar negativo en este rubro en el subcontinente. 23.000 muertes violentas en el 2013. A ello hay que sumar el creciente uso indiscriminado y abusivo de la violencia policial contra la ciudadanía, llegando hasta casos de torturas, la criminalización de la actividad de disentir y la creciente presencia pública de grupos armados paramilitares que responden al oficialismo, causantes del miedo colectivo destruyendo bienes y vidas, bajo el manto de la impunidad oficial. En la misión de la Iglesia “redescubrir y hacer redescubrir la dignidad inviolable de cada persona humana constituye una tarea esencial; es más, en cierto sentido es la tarea central y unificante del servicio que la Iglesia, y en ella los fieles laicos, están llamados a prestar a la familia humana” (CL37). En fidelidad a Jesucristo, quien promovió y defendió la dignidad de toda persona sin excepción alguna, la Iglesia no puede dejar de promover los derechos humanos, tanto en la vertiente civil y política, como en la económica, social y cultural. 5.- Acción de la Iglesia frente a la situación social, económica y política. La Iglesia en Venezuela, su jerarquía, vive un vaivén de relaciones con el Estado en los últimos 15 años. La independencia y autonomía de la Conferencia Episcopal y otros organismos eclesiales en la denuncia de situaciones irregulares, ha encontrado un rechazo por parte de las autoridades que buscan la descalificación y la burla, unida al apoyo de otros movimientos religiosos de diversa denominación, que buscan debilitar la fe católica y sus instituciones. Esta postura contrasta con la alta credibilidad y confianza que la población en general tiene de la institución eclesial. Sin embargo, un bajo porcentaje de la población se ha fanatizado y ha hecho aflorar posturas xenofóbicas sobre la Iglesia. Nuestra Iglesia Católica desde siempre ha estado trabajando, en silencio y sin descanso, en todos los rincones del país, educando en valores humanos y cristianos a millones de niños y jóvenes, especialmente en los colegios católicos (donde las listas de inscritos son largas, porque allí los padres saben que sus hijos reciben una formación con valores); en las parroquias, donde cada día acuden más fieles para recibir ayuda espiritual y/o material. Y, en las diversas pastorales que intentan llegar a la mayor parte de la población. Sin embargo, también es cierto que tenemos una cierta debilidad institucional, la falta de recursos suficientes, -humanos y financieros-, condicionan una respuesta evangelizadora más proactiva, en una sociedad cada vez más plural, con un Estado cada vez más omnipresente, constituyéndose en un reto importante para la acción evangelizadora. 6.- Acciones de la Iglesia ante el conflicto en Venezuela La Iglesia venezolana no es ajena al conflicto que atraviesa el país, sino que, por el contrario, trabaja incansablemente en su solución. Los obispos han reiterado la necesidad de generar espacios de encuentro para caminar hacia la paz. Sin embargo, ante este panorama de descrédito y desesperanza, la Iglesia ha animado la imperiosa necesidad de testimoniar y acompañar pastoralmente los casos que impliquen violación a los Derechos Humanos, como veedores y garantes que somos de la vida de cualquier ciudadano, independientemente de su postura política o condición social. En estos años se han producido más de 50 comunicados entre pronunciamientos nacionales (CEV), diocesanos (Obispos locales), Departamentos de la CEV (Justicia y Paz Juventud, Conalai) y de religiosos (Conver, AVEC, Fe y Alegría), entre otros. Se está acompañando a las comunidades con jornadas de oración intensa y servicios directos en la defensa de DDHH de ciudadanos (estudiantes y otros). Contamos con Talleres, Redes sociales -aunque insuficientes-, que hacen llamados a la paz y reiteran la necesidad de generar espacios de encuentro entre los venezolanos; como también con voces enérgicas que le han exigido al Gobierno sanción para los responsables que usaron armas de fuego contra las manifestaciones pacíficas. 7.- Incidencia de la Iglesia en la solución de los conflictos y en la construcción de una sociedad más justa y solidaria La realidad que vive Venezuela nos lleva a reiterar que la primera necesidad de nuestra patria es el re-encuentro de todos sus hijos, mediante el diálogo y la reconciliación nacional. La Iglesia católica sigue conservando un lugar privilegiado entre el pueblo venezolano como referente moral y son diversos los sectores que han invocado su mediación para la resolución de los conflictos, tarea que se dificulta dado el grado de polarización y desencuentro. Continuamos ofreciendo nuestro concurso para contribuir a sostener las mejores relaciones entre los diversos sectores de la sociedad. El Papa Francisco, en su mensaje del pasado 21 de abril 2013 a los venezolanos, ha pedido a las autoridades y a todos los ciudadanos buscar caminos de entendimiento, reconciliación y de paz. La Conferencia Episcopal Venezolana, independiente y políticamente autónoma, sigue comprometida con la propuesta de un diálogo nacional (Comunicado de la Presidencia, Noviembre 2013). 8.- Pero ¿Qué hemos hecho en concreto hasta ahora, desde el campo específico de Pastoral Social-Caritas? Hemos animado la formación de 30 Caritas Diocesanas (sobre 38 diócesis) con miras a responder a la labor social de la Iglesia Católica. Esta labor se hace gracias al servicio en varias áreas de trabajo: a) Movilidad Humana: brinda asistencia directa y defensa de los derechos humanos, atención jurídica a desplazados y refugiados en el país en convenio con ACNUR. Se ayuda a más de 5.000 refugiados a nivel nacional en caracas estamos atendiendo 2.500 refugiados anualmente a través de ayuda social y jurídica. b) Pastoral penitenciaria: es un campo urgente por la situación conflictiva y violenta de las cárceles, bajo el dominio de los “pranes” y no de las autoridades; incluye la acción evangelizadora de capellanes y voluntarios, para atender a 46 Centros Penitenciarios. Sin embargo, no ha sido posible concretar la aceptación de un capellán nacional por parte de las autoridades, como había sido tradicional. c) Pastoral de la Salud: se brinda atención médica de calidad a los más pobres a través de una red de centros asistenciales, atendidos en su mayoría por religiosos, religiosas y laicos de la Pastoral de la Salud, quienes además brindan apoyo sicológico y espiritual a los enfermos y al personal del sistema de salud. Contamos con 70 servicios de salud en espacios coordinados por la Iglesia católica, aunque de dimensiones modestas. En estos espacios se atienden el tema salud desde una atención integral. El trabajo se dificulta por la imposibilidad de acceder a los insumos necesarios por razón del estricto control de cambio y porque su campo de acción es limitado. En estos momentos existe un cuestionamiento fuerte hacia el servicio de salud a través de los hospitales, incapaces de atender el creciente número de pacientes y de ofrecer las medicinas y atención a ciertos tratamientos permanentes. d) Justicia y Paz: Defensa y promoción de los DDHH a través de Vicarías y Oficinas de Justicia Paz en diversas Diócesis. Contamos con 8 organizaciones de Iglesia trabajando en tan importante área (Caracas, Los Teques, Coro, Maracaibo, Ciudad Guayana, Puerto Ayacucho, Guasdualito y la Oficina Nacional de Justicia y Paz). Las Organizaciones de DDHH también promueven formación socio-política a los agentes pastorales y a los laicos en la línea de la construcción de la paz y la justicia, favoreciendo la participación política de los seglares como una opción de servicio y compromiso en la construcción de nuevos modelos de sociedad. Este año han obtenido el diplomado unos 1500 participantes de todo el país. Al mismo tiempo desarrollamos obras en el área de Promoción Humana Educación: se ofrece educación de calidad, integral, con énfasis en la formación en valores y para el trabajo, de millones de niños y jóvenes de sectores populares, campesinos e indígenas, a través de organizaciones como AVEC, APEP, INVECAPI, FE y ALEGRIA, HOGARES CREA, entre otras. Tenemos aproximadamente 794 Centros de Educación de Avec, 185 Centros de APEP y 14 Centros de Invecapi. La situación de la educación atraviesa un momento difícil y conflictivo ante la pretensión de imponer una educación socialista, con adoctrinamiento según la normativa del llamado “plan de la patria”, rechazado en el referéndum del 2007. Ancianatos y atención a menores: Existen 46 Ancianatos que atienden a 2.958 Abuelos; y contamos con 20 casas en todo el País atendiendo un aproximado de 250 niños en situación de riesgo. Comedores: Tenemos 60 comedores donde se atiende un promedio de 30 niños por comedor diariamente de lunes a viernes, de enero a diciembre. Se proporciona comida a cerca de 1.800 niños todos los días. Con la situación de desabastecimiento y escasez es una verdadera proeza mantener este servicio. Roperos: En innumerables parroquias, por lo menos en 700 Iglesias y capillas se tienen servicio de ropero, entrega de comida y medicamentos llegando a una población de más de 1.00.000 de ayudas al año. Se ha entregado 5000 kits de alimentos a familias necesitadas. Indigentes: Se atienden en cinco diócesis a 750 indigentes dándole comida, atención médica y aseo personal. Otros: Acompañamiento y promoción de actividades, programas y proyectos que llevan a los pobres a participar en la solución de sus problemas, siendo sujetos de sus propios procesos a través de organizaciones comunitarias, consejos comunales, condominios, fundaciones y asociaciones civiles que trabajan en los más diversos campos. Sirviendo a los damnificados y trabajando por una cultura del riesgo En los últimos años Venezuela ha sido duramente golpeada por fuertes lluvias que inundaron gran parte del territorio nacional, dejando cuantiosas pérdidas materiales y algunas vidas. La Iglesia también se activa y acompaña entregando toneladas de comida a los hermanos y hermanas que después de haber perdido su hogar, se encuentran en los albergues como refugiados. Este servicio no ha estado exento de trabas por parte de las autoridades. 9.- Líneas Pastorales de acción Profundizar nuestra opción preferencial por los empobrecidos y excluidos, sirviendo a Cristo en el rostro sufriente de los excluidos (DA 65) en los campos de la asistencia social, la promoción humana y la incidencia política. Intensificar la presencia evangelizadora de la Iglesia en los campos de la educación, la salud y la economía solidaria. Animar y acompañar programas de Promoción Humana y organización comunitaria en los sectores populares, urbanos, suburbanos, campesinos e indígenas. Propiciar una formación integral de los nuevos sacerdotes, laicos, religiosos(as) y agentes de pastoral, para que se impulse el interés en la dimensión profética social, que incluya la preocupación por los DDHH, la Reconciliación y la paz y que visibilice un compromiso a favor de la dignidad de los hombres y mujeres como hijos e hijas de Dios. Denunciar la impunidad que existe, y la criminalización de las luchas sociales: desacreditación, estigmatización, persecución de defensores de derechos humanos. Comprometerse con el mundo de la prisión, a través de la Pastoral Penitenciaria Católica, ofreciendo a internos, guardianes, post penados, familias y de ser posible, a las víctimas, la Buena Nueva. Profundizar en la atención humanitaria y promoción social de los desplazados, refugiados, víctimas de trata humana, exilados e inmigrantes. Defender la “Casa de todos” y promover programas de conciencia ecológica. Asumir como eje orientador el tema de la paz y la no violencia motivando jornadas y semanas de trabajo sobre el tema y que se deriven en acciones concretas en cada país.