T Frank Gehry, el arquitecto que transforma ciudades, premio

Anuncio
54
Diario T eruel
CULTURA• T
de
Jueves, 8 de mayo de 2014
Frank Gehry, el arquitecto que transforma
ciudades, premio Príncipe de las Artes
El Museo Guggenheim de Bilbao es uno de los edificios pensados por el estadounidense
EFE
Oviedo
El arquitecto estadounidense
Frank Gehry obtuvo ayer el Premio Príncipe de las Artes por una
obra "virtuosa e innovadora"
que, al margen de su excelencia
estética, incluye edificios como
el Museo Guggenheim de Bilbao,
generadores de una inmensa repercusión económica, social y
urbanística en su entorno.
Gehry, habitual candidato al
galardón desde hace años, se ha
convertido así en el sexto arquitecto en obtener el Premio de las
Artes, después de imponerse en
las últimas rondas de votaciones
del jurado al videoartista estadounidense Bill Viola y al compositor y director de orquesta español Cristóbal Halffter.
El jurado, presidido por el empresario José Lladó, reconoció la
relevancia y la repercusión de
sus creaciones "con las que ha
definido e impulsado la arquitectura en el último medio siglo" y
caracterizadas por un "juego virtuoso con formas complejas, por
el uso de materiales poco comunes, como el titanio, y por su innovación tecnológica, que ha tenido repercusión también en
otras artes".
Frank Owen Ghery (Toronto,
Canadá, 1929) reside desde los
15 años en Los Ángeles
(EE.UU.), por lo que está nacionalizado estadounidense, y, tras
graduarse, comenzó a trabajar en
el estudio Victor Gruen antes de
El presidente del jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2014, José Lladó, comunica el fallo
trasladarse a París, al estudio de
André Remonder, y estudió las
obras de Le Corbusier y otros arquitectos europeos que influyeron en sus primeros trabajos.
Representante destacado
Considerado uno de los más destacados representantes de la corriente deconstructivista de Estados Unidos, destaca de su particular estilo las formas semidescompuestas y su idea de que un
"edificio, una vez terminado, debe ser una obra de arte, como si
fuese una escultura". Utilizando
siempre materiales atípicos e innovadores que le llevaron a crear
líneas de mobiliario de cartón, en
la década de los años 70 comenzó a experimentar en la arquitectura con la yuxtaposición de materiales bastos en inusuales composiciones geométricas, como la
casa estudio de Ron Davis (Malibú, California, 1970-1972), que
cuenta con una cubierta trapezoidal.
Otras obras de los años 80, como el Museo Aeroespacial de Ca-
lifornia (1982-1984), le valió ya
en 1989 el Premio Pritzker, el máximo reconocimiento mundial de
arquitectura, y añadió a su currículo construcciones como el
Centro Americano en París
(1994) y el Museo de Historia de
los Judíos Polacos en Varsovia.
Prestigio
Sin embargo, el edificio que le reportó mayor prestigio internacional fue el Museo Guggenheim de
Bilbao (1991-1997), en el que
empleó cristal, acero inoxidable,
zinc y titanio, mezclados con
otros materiales autóctonos como la piedra.
Gehry, que pide ser considerado un creador "inacabado",
siempre en proceso de "experimentación", logró así en 1997
cambiar una ciudad con un edificio considerado el icono de la arquitectura moderna y ejemplo de
transformación urbana.
También hizo de él una celebridad mediática, y a la arquitectura, el nuevo objeto de deseo de
los políticos para evolucionar
una ciudad, también económicamente. A su juicio, sería un "milagro" repetir el "efecto Bilbao",
una ciudad a la que viaja por placer todos los años -la última, en
febrero para celebrar su 85 cumpleaños- y que, paradójicamente,
le gustaba más antes de la transformación que él impulsó, ya que
la "dureza industrial" se sustituyó por jardines "demasiado bonitos".
Aunque para la mayoría
Gehry es un genio de la vanguardia, el arquitecto más "cool", a
otros les parece que está muy
metido en el "star sistem", a pesar del coste de sus proyectos en
un momento de crisis y por el impacto de sus edificios en las ciudades donde construye.
Argumentos a los que contesta recalcando que los arquitectos
sirven exclusivamente a los
clientes: "Yo no puedo decidir
qué construir. Alguien decide lo
que quiere, y yo trabajo para
ellos".
Blecua levanta
la voz para pedir
presupuestos dignos
para la Universidad
El director de la Real Academia Española
de la Lengua, Medalla de Oro
de la Universidad de Zaragoza
EFE
Zaragoza
José Manuel Blecua, director de
la Real Academia Española de la
Lengua, recibió ayer la Medalla
de Oro de la Universidad de Zaragoza, en la que comenzó a forjarse como lingüista y después como maestro, condición que ha
aprovechado para "levantar la
voz" y exigir presupuestos dignos para las universidades españolas.
En un acto sencillo y cálido,
pero solemne y emotivo, José
Manuel Blecua Perdices (Zarago-
za, 1939) recibió la Medalla de
Oro de manos del rector de la institución académica zaragozana,
Manuel López, también presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas.
Desde el púlpito que le brindó
ayer la Universidad de Zaragoza,
Blecua mostró su preocupación
por la situación que atraviesa España, por una crisis "auténtica,
rápida y brutal" que afecta a los
servicios públicos y que "ha generado un modelo social que es
injusto, sobre todo para los jóvenes y para los mayores".
Por eso, los profesores, tarea a
Manuel López, rector de la Universidad de Zaragoza, entrega la Medalla de Oro a J.M. Blecua
la que Blecua ha dedicado gran
parte de su vida en la Universidad Autónoma de Barcelona, no
pueden "permanecer al margen"
y deben "levantar la voz" para
conseguir que las universidades
tengan "los presupuestos imprescindibles para su función".
Ésta no es otra que ser "un
factor democratizante" en aras
de conseguir "una sociedad
más justa", en tanto en cuanto
que la enseñanza es "un factor
fundamental para el futuro de
España". Blecua recibió la Medalla de Oro "pleno de emociones, recuerdos y efectos" y reconoció, él que es uno de los
más grandes estudiosos de la
lengua, que le faltaban incluso
las palabras para mostrar su
agradecimiento.
La emoción presidió su discurso, en el que recordó a "su patria", entendida como lugar donde uno nace, y su infancia, pero
también el instituto Goya donde
estudió sus dos primeros años en
la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Zaragoza.
Hacía 16 años que la Universidad de Zaragoza no concedía este reconocimiento, que ha sido
recuperado por el actual equipo
de gobierno pero con un "sentido
profundo", según el rector, puesto que reconoce a personas con
una "actividad sobresaliente y de
prestigio" en las artes, las ciencias, la docencia, la investigación, la creación o la dedicación
a los demás.
Descargar