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RESEÑAS
ren a la compresión y producción de
discurso a nivel nativo.
Goretti Prieto Botana
Universidad de Maryland
[email protected]
Tirso de Molina
Don Gil de las calzas verdes. Ed. Enrique
García Santo-Tomás. Madrid: Cátedra,
2010. 2.ª edición. 218 pp. (ISBN: 978-84376-2520-1)
Don Gil de las calzas verdes es una de
las comedias del teatro clásico español
con mayor éxito entre el público actual. El espectador disfruta del virtuosismo técnico con que el autor regula la variedad de matices empleados
para definir a sus personajes, tales
como los juegos de identidad conseguidos gracias a cambios de vestuario,
voz y movimientos, etc. Sin embargo,
parte del gusto de esta obra proviene
también del vívido ambiente urbano
que pinta Tirso de Molina y que sorprende al patio de butacas por su naturalidad y valor dramático.
El texto de la comedia ha sido ya
editado por, entre otros, Alonso Zamora Vicente e Ignacio Arellano y, no
obstante, esta nueva edición de Enrique García Santo-Tomás resulta muy
pertinente, pues incrementa la atención otorgada al estudio de la realidad
material y el paisaje urbano, aspectos
que habían sido obviados o poco tratados en las anteriores ediciones.
También, por primera vez, se ha hecho un esfuerzo por equilibrar algo
más la balanza entre la atención prestada al texto literario y la práctica escénica, de forma que su habitual clasificación dentro las “comedias urbanas” no se quede únicamente en una
etiqueta vacía, sino que se convierta
en el eje en torno al cual giran la lectura y orientaciones interpretativas.
Sin lugar a dudas, aquí reside la gran
virtud de esta edición de Don Gil de las
calzas verdes que, esperemos, se convierta en modelo de otras muchas.
Al contrario de los anteriores
editores, que dedicaron incisivas páginas a un estudio más o menos meticuloso al desarrollo literario de la
trama, a cómo Caramanchel se aleja
del gracioso lopesco, o a los brillantes
logros formales de Tirso, etc., aquí se
apuesta por una aproximación menos
literaria y más teatral, con un gran conocimiento de la tradición teórica y
crítica tanto dentro como fuera de
España.
El primer paso que se da es el de
tratar la ciudad de Madrid, no como
un fondo en el que se suceden los engaños y desengaños, sino como una
geografía necesaria y co-creadora de
la divertida y alambicada trama. Esta
valiente posición del editor no se reduce a la “Introducción”, sino que se
sostiene con gran coherencia a lo
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largo de todo el aparato con que se
acompañan los versos del fraile mercedario. Más allá de la mera aclaración de vocablos en desuso o de oscuro significado, las notas a pie de página resultarán también de gran
ayuda para el lector que busque comprender la relevancia cultural de la realidad material de que se nutre la comedia, así como la importancia simbólica de la geografía y ciertos elementos del paisaje urbanístico, como
medios para matizar la clase social y
las ambiciones de los personajes.
La “Introducción” está dividida
en siete apartados de los cuales, el primero, como es habitual, se ocupa de
la semblanza biográfica del autor,
mientras que otro recoge un resumen
del argumento de la representación.
Las otras cinco partes del estudio resultarán de mayor interés para el investigador. En la sección denominada
“Madrid como motivación escénica”,
se invita al lector a conocer el Madrid
de la época y se mencionan algunas de
las estampas y material gráfico –gran
parte del cual se encuentra en la colección del Museo Municipal de Madrid– aunque, desgraciadamente, no
se reproduce ninguna de estas imágenes en el libro. A pesar de ello, Enrique García Santo-Tomás logra un
evocador cuadro del barrio en que vivió Gabriel Téllez, que resume como
un “magnífico trazado de calles y plazoletas [que] se convierte en un ren654
table recurso dramático cuando se
identifica el espacio físico con el literario” (23-24).
El siguiente apartado –“La comedia urbana de Tirso de Molina”–
se centra en la habilidad del fraile
para crear atmósferas y paisajes urbanos teñidos de un “optimismo respecto a todo lo nuevo” (32), seña de
identidad de sus comedias de temática
madrileña. Asimismo, en este apartado se aborda la importancia de duplas conceptuales de cierto calado teórico, tales como centro y periferia –
siempre asociadas también al poder y
a la clase social–, así como la representación de la difícil transición de lo
antiguo a lo nuevo, de lo que da testimonio la distancia generacional entre
padres e hijos en la comedia. En las
páginas bajo el título “El viaje, el
mercado, el sentimiento”, vemos de
forma clara cómo las anteriores dualidades se encuentran simbólicamente
representadas en Valladolid, antigua
capital del reino y hoy “periferia” y
Madrid, nueva corte y “centro”,
adonde ha de viajar doña Juana para
salvar su honor. Dentro de la ciudad
madrileña –señalada como un gran
mercado– se construye la acción de
esta pieza, cuya economía depende en
gran manera de la eficacia de las primeras impresiones y de la realidad
material que ofrece Madrid para despertar sentimientos y definir a los
personajes. Por consiguiente, “los
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usos de la ropa, el maquillaje, el coche
o la bebida se convierten en marcas
de distinción obligadas” (53).
El sexto apartado lleva el título
de “Plata quebrada: la identidad
como desencuentro”. Aquí el editor
desafía fáciles lecturas del humor de
la obra como mero entretenimiento
para, por el contrario, proponer reflexiones más serias en torno a la
identidad personal, la ausencia de referencias religiosas a las que agarrarse, la consecuente adoración del
cuerpo ajeno y, sobre todo, la enseñanza principal de esta obra tirsiana
en la cual “nada es lo que parece ser,
todo se comprende a medias, todo
genera engaño. Desde el uso de la
vestimenta hasta lo más íntimo y particular del género de cada uno, la actuación fingida subraya el carácter artificial y artificioso de la conducta humana, su construcción compleja, su
comedia interna” (58).
La última sección de la “Introducción” está dedicada a la “Fortuna
escénica de Don Gil de las calzas verdes”. En ella, a pesar de admitir que
aún carecemos de un estudio diacrónico de la recepción crítica de Tirso,
así como de su canonización, se proporcionan algunas pautas con las que
podría iniciarse tal trabajo, para lo
cual hace especial hincapié en el valor
de las refundiciones de los textos clásicos por su “valor sin igual en la historia del teatro áureo, ya que sirven
de fiel barómetro del gusto popular y
erudito en una vertiente doble: hacia
el pasado, en lo que significa la selección y recuperación de estos clásicos,
y desde su propio presente, que exige
un cierto tipo de espectáculo con un
formato y una temática determinados” (61-62). También destaca la utilidad de las bases de datos del Centro
de Documentación Teatral para consultar la pervivencia de las piezas a lo
largo del siglo XX. A continuación, todavía en este mismo apartado, se realiza un breve recorrido por algunas de
esas representaciones de Don Gil en
diversas ciudades españolas (Madrid,
Sevilla, Barcelona, Pamplona, Murcia, Almagro, Bilbao, Santander, Salamanca y Cádiz). Como detalle de
dentro de esta enumeración, aunque
en cierta manera representativo del
espíritu de esta edición, para cada una
de estas representaciones, Enrique
García Santo-Tomás recoge los nombres y apellidos del director y los actores e incluso, cuando es pertinente,
también de aquellas personas encargadas de la escenografía, vestuario,
iluminación y música.
Una vez concluida la “Introducción”, se anticipa el texto de Tirso de
Molina con una tabla de versificación
y una breve explicación de los criterios de edición y el texto utilizado
como base que, como es ya habitual,
se trata de la primera impresión en la
Cuarta parte de las comedias del Maestro
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Tirso de Molina. Por último, se recoge
una selecta pero muy representativa
bibliografía dividida en tres partes:
“Estudios sobre el teatro del Siglo de
Oro”, “Estudios de Tirso de Molina y
su teatro” y “Estudios sobre Don Gil
de las calzas verdes” y, para finalizar,
una “Noticia bibliográfica” en la que
se incluyen los datos de las principales ediciones de la obra tanto en español como en otros idiomas, impresas
o digitalizadas y disponibles en la red.
Como ya hiciera Ignacio Arellano, el texto de Tirso de Molina ha
sido editado sin la división escénica
que incluyó Juan Eugenio Hartzenbusch y continuó Zamora Vicente.
Las notas al pie de página, en lo que
se refiere al vocabulario, no difieren
mucho de las de los anteriores editores. Sin embargo, aparecen muchas
otras que ayudan a contextualizar algunas referencias y que indican posi-
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bles caminos bibliográficos para
aquellos interesados en lograr una
mayor profundidad.
En conclusión, esta nueva edición de Enrique García Santo-Tomás
es una excelente herramienta para
todo aquel interesado en conocer Don
Gil de las calzas verdes dentro de su
contexto cultural y material, así como
su fortuna en las tablas hasta hoy.
Ignacio López Alemany
University of North Carolina, Greensboro
[email protected]
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