Teoría de Goethe

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Goethe y “Las desventuras del joven Werther”
GOETHE Y SU ÉPOCA
Johann Wolfgang von Goethe nació en 1749 en Frankfurt del Main (Alemania), hijo de un
oficial del gobierno alemán con un carácter fuerte y autoritario. Tuvo una estricta educación a cargo de
profesores privados y llegó a acumular una amplia cultura en los más diversos ámbitos (literatura,
ciencia, filosofía, moral…). Goethe estudió Derecho en Leipzig (1765), pero una grave enfermedad lo
obligó a dejar los estudios en 1768 y volver a su ciudad natal; durante su convalecencia estudió filosofía
y se introdujo en el misticismo religioso. De 1770 a 1771, estuvo en Estrasburgo para proseguir sus
estudios de Derecho, donde conoció a Friederike Brion, que más tarde le serviría de modelo para
personajes femeninos de sus obras, y al filósofo y crítico literario Herder, quien lo enseñó a apreciar la
poesía popular alemana, y con el que creó un nuevo movimiento literario de carácter rebelde que de
denominará Sturm und Drang («Tormenta e ímpetu»), considerado el preludio del Romanticismo en
Alemania. Tras graduarse en Derecho y volver a Frankfurt para ejercerlo, leyó profundamente a
Rousseau y escribió varias obras. En 1772, como resultado de un desdichado enamoramiento con
Charlotte Buff, prometida de uno de sus amigos, Goethe ofrecería su primera muestra de romanticismo
con su novela Las desventuras del joven Werther (1774). El año 1775 se trasladó a Weimar, por entonces
uno de los centros intelectuales y literarios de Alemania, invitado por el duque Carlos Augusto. Entre
1786 y 1788 vivió en Roma. De nuevo en Weimar inició una convivencia sentimental con la joven
Christiane Vulpius, con la que se casaría en el año 1806 y comenzó un periodo de gran creatividad
literaria, hasta su muerte en 1832.
La obra de Goethe se sitúa en un momento de transición entre dos épocas históricas y artísticas
diferentes: el racionalismo clásico del siglo XVIII y la agitación revolucionaria del Romanticismo. La
Alemania del siglo XVIII no existía como estado unitario, sino que estaba dividido en distintos
principados, donde la clase dominante seguía siendo la nobleza. La política gira en torno al dualismo
entre la monarquía Habsburgo de Austria y el Reino de Prusia. En 1806, el imperio fue invadido y
disuelto como consecuencia de las Guerras napoleónicas.
En toda Europa se impone a fines del XVIII un tipo de gobierno que concedía al rey, de ideas
racionalistas e ilustradas, poderes absolutos sobre el pueblo (“Despotismo ilustrado”). Cabe destacar
entre estos soberanos a Federico el Grande de Prusia (1740-1786), Catalina de Rusia, José II de Austria o
Carlos III de España. Las consecuencias más inmediatas de sus mandatos fueron la centralización de la
administración y una serie de reformas económicas para favorecer la productividad. También se
dedicaron grandes presupuestos a obras públicas con el objeto de modernizar las ciudades y se
promovieron especialmente la cultura y la enseñanza popular. Paradójicamente, fueron los déspotas
ilustrados quienes, al ofrecer educación y otras herramientas al pueblo, sembraron las semilla de la
Revolución Francesa (1789).
De manera progresiva, el deseo de libertad se extendió a la cultura y la literatura, que
lentamente va rompiendo con las barreras, reglas y preceptos neoclásicos. La reacción contra el
racionalismo fue encabezada por Rousseau, que propugnaba un retorno a la naturaleza. Esta nueva
sensibilidad, denominada prerromanticismo, se caracteriza fundamentalmente por el mayor peso dado
a los sentimientos y la emoción frente a la razón, el abandono del didactismo, la exaltación la libertad
creadora y el interés por la naturaleza.
En Alemania, se trata de un periodo de enorme florecimiento cultural, atestiguado por la presencia
de figuras universales como Mozart, Beethoven, Goethe, Kant, Fichte, Hegel… Alrededor de 1770 surge
en la literatura alemana el Sturm und Drang, un movimiento prerromántico de rebeldía juvenil frente a
los convencionalismos, cuyos lemas son: naturaleza, genio y originalidad. No reconoce ninguna ley por
encima de la conciencia individual y su producto más peculiar es el drama, hasta el punto de
considerarse al movimiento el creador del teatro nacional alemán. Las grandes figuras de este
movimiento serán Herder, Goethe y Schiller.
WERTHER Y LA OBRA LITERARIA DE GOETHE
La obra literaria de Goethe es inmensa y abarca todos los géneros. Se suele dividir en tres
grandes periodos:
a)
Prerromanticismo: hasta su viaje a Italia (1767 a 1785). La obra más importante de este período es
Werther (1774). Ese mismo año publicó un drama, Clavijo, inscrito también en el Sturm und Drang.
b)
Clasicismo: tras su viaje a Italia (1786-1805). Después de dos años en Italia, Goethe encontró el
fondo auténtico de su naturaleza; se hace clásico y buscará la armonía en tragedias como Ifigenia en
Táuride (1787) o Torcuato Tasso (1790). También escribe versos inspirados en Italia. De este momento son
además su novela Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796) obra en la que retrata la sociedad
alemana de su tiempo, y el poema épico Hermann y Dorotea (1798).
c)
Simbolismo: desde 1806 a 1832. De este período son Las afinidades electivas (1809), sobre el tema
del matrimonio, y su obra cumbre Fausto, (1808 y 1832), que tardó casi sesenta años en escribir. El pacto
del hombre con el diablo (Mefistófeles) a fin de recuperar la juventud y alcanzar el amor de la joven
Margarita, es el tema central de Fausto, convertido en uno de los mitos de la literatura universal.
Además de sus obras literarias, Goethe fue autor también de textos científicos sobre diversos temas,
manifiestos, libros de viajes y una autobiografía, Poesía y verdad.
Las desventuras del joven Werther (1774), se convirtió en la obra emblemática del Romanticismo
europeo y la primera en lengua alemana en ser reconocida internacionalmete. En 1787, Goethe corrigió
y aumentó esta obra, que había escrito en apenas cuatro semanas. La novela, dividida en dos libros, nos
narra a través de una serie de cartas dirigidas por parte de Werther a su amigo Guillermo (Wilhelm) la
historia de este joven apasionado y sentimental. Werther abandona su ciudad para retirarse a la
soledad de Wahlheim, una tranquila e idílica aldea donde se dedica a la pintura y a la lectura. En esta
aldea será donde conozca a Carlota (Lotte), una hermosa muchacha de la que queda absolutamente
prendado. Pero Carlota está prometida con Alberto, un honrado lugareño. El amor brota del corazón
del joven Werther, que se entrega a una rutina de visitas y anhelos amorosos. La vida del joven
discurre, desde entonces, entre la esperanza de una posible relación con Carlota y la desesperanza ante
la imposibilidad real de dicha relación. Werther intenta enderezar su vida, cambiar de rumbo
alejándose de Carlota, pero sus sentimientos son más fuertes que su razón. La noticia de la inminente
boda de Alberto y Carlota lo sume en un profundo desasosiego. A través de sus cartas, el lector aprecia
el enamoramiento del protagonista, así como el aumento de su desesperación por el dolor y el desgarro
por este amor imposible que acabará con el suicidio del joven.
La inspiración del Werther la encontró su autor a mediados de 1772 cuando, mientras era
practicante como abogado en el tribunal de Wetzlar, se enamoró de Charlotte Buff, la novia y
prometida de su colega, Kestner, y además recibió la noticia del suicidio de un amigo suyo, que,
depresivo por el amor imposible a una mujer casada, se había suicidado disparándose un tiro con una
pistola que había pedido prestada a Kestner.
Goethe adopta la modalidad epistolar de moda en la literatura europea de su tiempo,
perfeccionando la senda marcada por sus modelos: Richardson y Rousseau. El autor alemán supo
proyectar en su novela las inquietudes de la época: exagerado sentimentalismo, angustia vital,
comunión con la naturaleza… Eso explica su enorme éxito, su repercusión en las modas (vestidos,
perfumes, abanicos, objetos de regalo…) y hasta en el comportamiento de los jóvenes (la novela fue
condenada por la Iglesia porque su publicación desencadenó una ola de suicidios). Como el propio
Goethe declaró, su libro no había sido inventado, sino que, en los años que precedieron a la Revolución
francesa, corría sutilmente por las venas inquietas de casi todos los jóvenes.
LOS TEMAS DE WERTHER
Werther es un llamamiento a la libertad, al amor y al sentimentalismo frente a la rigidez de la
sociedad clasicista. Los principales temas de la obra que anuncian la nueva sensibidad romántica son:
EL AMOR Y EL SENTIMIENTO: Un corazón sensible y enamorado, desbordante de pasión, se nos
revela en este diario. En el Romanticismo, una nueva sensibilidad se impuso sobre el racionalismo. Las
personas como Werther que mostraban una especial predisposición al amor eran consideradas como
"almas bellas", ennoblecidas por el sentimiento. Cuando Werther exclama: "¡Ay, lo que yo sé, todos
pueden saberlo!... ¡Sólo mi corazón es mío!" está proclamando la primacía del ser que ama frente al ser
que piensa.
El hombre razonable, representado por Alberto, el prometido y esposo de Carlota, estaría en el
polo opuesto. Si el lector adopta el punto de vista del hombre razonable, se asustará como Alberto con
los gestos wertherianos; pero si se identifica con Werther encontrará vulgar y fría la figura de Alberto.
Como dice Carmen Villasante, para entender a Werther hay que haber amado.
EL ARTE Y LA NATURALEZA: Werther y Carlota comienzan a amarse con el recuerdo de un gran
poeta -Klopstock- en una tarde irisada de lluvia, y terminan exaltados con la lectura de los cantos de
Ossian, iluminados por la nocturna luz lunar. Las melodías preferidas embellecen los momentos más
líricos del sentimiento. Carlota al piano, tocando aquella música perturbadora, hace resonar las más
íntimas vibraciones musicales del alma de Werther.
La Naturaleza también se encuentra en consonancia con el alma del poeta, del genio, del artista.
El hombre romántico busca ecos a su propio espíritu en la soledad de los bosques, en la belleza de los
paisajes idílicos. En Werther destacan los lugares intactos y la inocencia de los habitantes del mundo
rural. La naturaleza puede ser un locus amoenus o sus tormentas son indicio de algún mal presagio.
EL HÉROE ROMÁNTICO: El héroe romántico es un ser complejo, diferente al héroe tradicional ya que
no tiene nada que ofrecer a los demás ni va a destacar por su valentía y coraje. No es elegido para
salvar a la colectividad. De hecho, su inadaptación lo conduce a la soledad y el suicidio. Este es el
concepto de héroe romántico.
RECHAZO DEL MUNDO Y LA SOCIEDAD: Werther se presenta también como un alma solitaria en
una sociedad que no le gusta. Le molestan las relaciones burguesas y la burocracia. Él es feliz en su
retiro campestre: siguiendo a Rousseau, se esconde para gozar de la soledad y confundirse con la
naturaleza. Valora la naturalidad y la espontaneidad frente al rígido corsé de las convenciones sociales.
Se interesa por los niños y las sencillas estampas protagonizadas por las gentes del pueblo.
El descontento con la sociedad le lleva a entregarse con más fuerza a la pasión del amor. El
hastío de la vida, el tedio vital, la desesperación que ahonda en el alma de Werther no sólo provienen
de un amor desgraciado, sino de un descontento general que sentía la juventud alemana por entonces.
EL SUICIDIO: Werther representa a la perfección la angustia vital que devora al hombre romántico.
Mediante el suicidio Werther consigue deshacerse del mundo y la sociedad de la que es rechazado,
además de dejar de sufrir por su desventura amorosa. En realidad, lo que imposibilita a Werther lograr
su amor son las convenciones sociales (Lotte es una mujer casada). A lo largo de la novela, acuden con
frecuencia al personaje pensamientos desesperados, pesimistas, asesinos y suicidas que anuncian la
desgracia final. La naturaleza idílica realzan el efecto dramático del suicidio del joven.
RELIGIÓN : Werther, a diferencia de otros personajes románticos (Don Juan, D. Álvaro) no llega a
enfrentarse con la religión y con Dios: él, aunque con ciertas reticencias que le hacen ser crítico con las
creencias, aún respeta la Biblia. Hay que recordar que no todos los románticos fueron exaltados y, aún,
que muchos de ellos, como nuestro José de Zorrilla, vieron en la tradición y el conservadurismo otra
posible vía de escape al "mal du siècle".
ASPECTOS TÉCNICOS Y FORMALES
La estructura: La novela está dividida en dos libros. El Libro Primero comprende las cartas escritas entre
el 4 de mayo 1771 y el 10 de septiembre de 1771. El Libro segundo comprende las cartas escritas entre el
20 de octubre de 1771 y el 6 de diciembre de 1772. El Editor al Lector incluye el relato del final de la
relación entre Werther y Carlota, además de sus últimas cartas, escritas en diciembre de 1772, así como
la traducción del poema del supuesto autor Ossián, titulado Songs of Selma.
El narrador: Los dos libros presentan un narrador en primera persona central: el propio protagonista,
que cuenta en sus cartas sus sentimientos y lo que estos le provocan. Al final de la novela el narrador
pasa a ser el “editor”, que cuenta la historia en tercera persona omnisciente. En esta parte la narración
está contada de forma menos sentimental y más objetiva, con predominio de verbos de acción.
La técnica narrativa: Goethe construye el Werther como una novela epistolar: simula ser una colección
de cartas escritas en las que Werther expresa sus sentimientos con intimidad y un tono muy subjetivo.
Este recurso permite al autor destapar libremente el alma del protagonista, además de subrayar la
evolución psicológica del protagonista. Al final de la obra, Goethe emplea la técnica del narradoreditor: se trata de un nuevo recurso narrativo que refuerza la verosimilitud del texto, salvando el
obstáculo que supondría el que Werther fuese narrador de su propio suicidio y de su entierro.
Espacio y tiempo: El lugar donde tiene lugar la mayor parte de la acción no tiene nombre, aunque
Werther dice, en la carta del día 26 de mayo, que ha construido su cabaña a una legua de la aldea de
Wahlheim, un pueblo idealizado por Werther, cuyo entorno natural parece proporcionarle una gran
paz espiritual y motivar sus inquietudes artísticas. En general, las localizaciones espaciales concretas
son escasísimas, debido a que se da más importancia al desarrollo de la acción que al lugar donde se da
la misma. También se alude a varios espacios interiores como la casa de Werther o la de Carlota.
Cobra gran importancia el tratamiento de la naturaleza, que, como hemos dicho, conecta
frecuentemente con el estado de ánimo del protagonista.
El tiempo narrativo es lineal y discontinuo. Los períodos de tiempo transcurridos entre las
cartas no son siempre semejantes; lo que podría ser fruto del cambiante estado de ánimo de Werther.
En la primera parte se relatan detalladamente los acontecimientos de unos pocos días (ritmo narrativo
lento), mientras que en la segunda transcurre en un período más largo (ritmo rápido), probablemente
porque esta parte es menos significativa para el desarrollo de la historia sentimental.
Los personajes: Los personajes principales que participan en el libro son el triángulo amoroso formado
por Werther, Carlota y Alberto; pero, además de ellos, intervienen en el libro más personajes, como los
hijos de Carlota, distintos administradores y condes a los que Goethe no da nombre, etc. Como los
nombres de los lugares, también los de las personas son ostensiblemente ocultados tras iniciales o
apodos. Probablemente se trata de un recurso más para producir sensación de verosimilitud: si
jugamos con la ficción de que el personaje existió realmente y los lectores conocemos su historia por la
correspondencia que dejó, es lícito pensar que un joven tan exquisito, o su editor, quisieran proteger el
anonimato de las personas mencionadas en el libro.
WERTHER: es un joven artista, dotado de una gran cultura, sensible y apasionado, amante de la
naturaleza. Es una persona solitaria que vive en una sociedad que aborrece: no le gusta la burocracia,
las distinciones entre clases y el tener que mostrarse de una manera “políticamente correcta”.
CARLOTA: representa el ideal femenino del romanticismo. Es una mujer bella, culta, espontánea,
natural y sencilla, que personifica el papel de mujer-madre, responsable y atenta
ALBERTO: el futuro marido de Carlota es el contrapunto a la figura de Werther: es un hombre
razonable, moderado y reflexivo. A veces se muestra falto de sensibilidad y por eso no entiende la
manera de pensar y actuar de Werther.
Sin embargo, es buena persona y el propio Werther lo
reconoce: “es el mejor hombre bajo el sol. Se merece todo mi respeto”
El estilo: En esta obra vemos algunos de los rasgos característicos del movimiento romántico:
Confianza en la inspiración y abandono de las reglas. En Werther la unidad de estilo está bastante
lograda, pero observamos que cada nueva carta es, efectivamente, fruto de la inspiración y el estado de
ánimo del autor en el instante de su redacción. Goethe afirmó haber escrito el libro en tan sólo cuatro
semanas, a lo largo de las cuales habría dejado que su “genio” (concepto romántico) transformase las
penas que efectivamente lo abrumaban en una forma artística.
Patetismo: En el Werther aparecen reflejados lo elementos más significativos de la exaltada iconografía
romántica y del Sturm und Drang. Sirven a este estilo recursos como las exclamaciones, exageraciones,
reticencias, preguntas retóricas, interjecciones y cierta tendencia al retoricismo que en ocasiones puede
resultarnos incluso pedante a pesar del ideal de sencillez tantas veces expresado por Werther. El
narrador a menudo trae a colación imágenes y metáforas para explicarse. A veces las figuras retóricas
se mencionan expresamente. Es frecuente el vocabulario lúgubre de connotaciones negativas y los
campos semánticos referidos a la pasión y el sentimiento, como las lágrimas, con las que
frecuentemente baña las manos de Carlota u otros personajes, o los suspiros incesantes por los que se le
escapa la vida.
VALORACIÓN E INFLUENCIA DE WERTHER
Las desventuras del joven Werther fue el primer gran triunfo de Goethe, que lo transformó de
un desconocido a un autor célebre prácticamente de la noche a la mañana.
Goethe tomó el modelo de la novela epistolar, que se hizo extremadamente popular durante el
siglo XVIII, gracias en gran parte a la obra Pamela o la virtud recompensada (1740) de Samuel Richardson,
en la tradición inglesa, y Julia o la nueva Eloísa(1761) del suizo Jean-Jacques Rousseau en la tradición
francesa. En el siglo XIX no puede dejar de mencionarse la primera novela del ruso Fiodor M.
Dostoyevski, Pobres Gentes, escrita entre 1844 y 1846, cuando el autor tenía veinticinco años de edad.
La novela de Goethe dio origen a un fenómeno llamado Werther-Fieber («Fiebre de Werther»).
El impacto de la historia fue tan grande que muchos adolescentes que vivían amores contrariados
siguieron el ejemplo del protagonista. Los hombres jóvenes en Europa vestían la ropa que Werther
usaba en la novela (chaqueta azul, chaleco amarillo, camisa abierta, pantalones blancos, botas altas,
sombrero redondo y pelo sin empolvar). Las mujeres se ponían el lacito rosa en el vestido como el que
llevaba Lotte el día que conoció a Werther. Poco tiempo después de que Goethe publicara su novela,
una ola de suicidios invadió Europa. Esto fue causa de preocupación para las autoridades y otros
autores. Uno de ellos, Friedrich Nicolai, decidió escribir una parodia, (Las alegrías del joven Werther), con
un final alternativo más agradable, según el cual Albert, reconociendo las intenciones de Werther, llena
las pistolas de sangre de pollo, evitando el suicidio de Werther y cediéndole gustosamente a Lotte.
Goethe encontró esta versión desagradable, y empezó una enemistad literaria con Nicolai de por vida.
Muy distinta fue la acogida de sus compañeros del Sturm und Drang. Uno de ellos, Lenz,
defendería la novela frente a las acusaciones de fomentar el suicidio. Para este escritor, con el mismo
razonamiento podría considerarse la Ilíada como un incentivo al odio o a la guerra.
Napoleón Bonaparte consideró esta novela como uno de los trabajos más importantes en
Europa. Esta novela le inspiró de joven a escribir un monólogo al estilo de Goethe, y de adulto, llevó
siempre consigo una copia del Werther en sus campañas. En la obra de Frankenstein o El moderno
Prometeo de la autora británica Mary Shelley, el protagonista, Frankenstein, aparece leyendo el Werther
mientras está en su cobertizo.
Más modernamente, diversos críticos literarios han enjuiciado la obra desde diversas
perspectivas: Georg Lukács, el filósofo marxista, presenta a Werther, a pesar de su marcado
subjetivismo, como reflejo de las circunstancias sociales de la época. Roland Barthes insiste en la
capacidad de Werther de identificarse con todos los amantes del mundo.
La obra ha sido llevada al teatro y al cine. Entre las adaptaciones cinematográficas destacamos
la del director francés Max Ophüls y la española de Pilar Miró (1986). Ésta última es una versión
bastante libre, protagonizada por un profesor de griego sin nombre, que después de años de ausencia
vuelve a su tierra materna y vive en una casita apartada del pueblo en medio de un bosque.Lo más
destacado es el cambio de época (la película está ambientada en la época actual) y de lugar (mientras
que en libro original la acción se desarrolla en una aldea de montañaa en la película la acción pasa en
una ciudad marítima). Aún así, la idea central y las principales características del romanticismo se
reflejan también en esta adaptación. Por ejemplo la idea del amor como el centro de la vida se sigue
viendo en el personaje del profesor, así como la frustración que siente al ver a Carlota con su ex-marido
y la muerte trágica del protagonista mediante el suicidio.
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