¿Quién miente? - Gabriel Masfurroll

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LA VANGUARDIA 25
O P I N I Ó N
MIÉRCOLES, 10 NOVIEMBRE 2010
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se atenderán visitas o llamadas telefónicas sobre originales no publicados.
EL RUNRÚN
Ventura & Coromina
Joana Bonet
Arte-facto
U
Hace unos meses, antes de ser
nombrado vicepresidente de la
fundación del Futbol Club Barcelona, recibí unas duras críticas a
raíz de unas declaraciones en el
programa Els matins de TV3 en
las que afirmé que el coste de espionaje en el que había incurrido
la junta directiva del señor Laporta era de 367.000 euros. Cuando
fui vicepresidente del club y portavoz de la junta directiva, aprendí que en el mundo del fútbol cada palabra que pronuncias en público suele llevar un lastre importante. Jamás había sorteado (y
caído) en tantas trampas, propias
y ajenas.
Por eso, todo lo que hice fue
con exacto conocimiento de causa. Desde Laporta hasta, y muy
en especial, Joan Oliver, me tacharon de mentiroso. ¿Qué opción tenía? Para nada entrar al
trapo. Sólo esperar y, por fin, el
momento ha llegado. La due diligence desveló que el importe
exacto fue de 371.000 euros. Me
equivoqué de 4.000. El 1 de noviembre La Vanguardia publicó
esta noticia y quedó demostrado
quiénes son realmente los mentirosos.
GABRIEL MASFURROLL
Barcelona
Presidente
JAVIER GODÓ, CONDE DE GODÓ
Consejero Delegado:
Carlos Godó Valls
Director General de Presidencia:
Josep Caminal
Director General Corporativo:
Jaume Gurt
Director de Comunicación:
Màrius Carol
Director de Desarrollo Estratégico:
David Cerqueda
m Los apellidos
m Algunos dicen que es una cor-
tina de humo, yo me lo tomo como algo divertido. Aunque tiene
bemoles que la preocupación del
gobierno de un país en crisis sea
el orden de los apellidos de los hijos. Debido a que en caso de desacuerdo de los padres primará el
orden alfabético, se especula con
la posible extinción de los últimos apellidos del alfabeto. Les
propongo rizar un poco más el rizo. Que el orden sea de la A a la Z
los años pares y a la inversa los
impares. Así esta ley de la igualdad será todavía más igual. Parecemos los conejos de la fábula de
Iriarte, discutiendo si los perros
que nos persiguen son galgos o
podencos. Dejemos esta cuestión
para más adelante, cuando los españoles no tengan que debatirla
en la cola del Inem.
MANUEL VARGAS RAMÍREZ
Zaragoza
m La seguridad de Renfe
m El 4 de noviembre llego a la
estación de Renfe de Barcelona
Passeig de Gràcia a las 5.50 de la
mañana para coger el Catalunya
Express que sale a las 5.56 hacia
Tarragona. Las taquillas están ceEdita LA VANGUARDIA EDICIONES SL
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rradas y me encamino a la puerta
no automática para acceder al andén y sacar el billete en el mismo
tren. Dos vigilantes de seguridad
me impiden el paso arguyendo
que no tengo billete. Les explico
que las taquillas están cerradas y
que sacaré el billete en el tren como ya he hecho muchas veces.
Me contestan de mala manera
que vaya a la estación de Sants a
sacarlo. No me queda más remedio que esperar a que abran las
taquillas, perder el tren y coger el
de media hora más tarde. Mientras tanto, les pido a los vigilantes que se identifiquen para poder poner una queja. Con los
mismos malos modos, sólo acceden a identificarse si yo les doy
mi número de DNI para poderme denunciar por “intentar viajar sin billete”. Una vez en el
tren, el revisor me confirma que
si las taquillas están cerradas los
vigilantes de seguridad tienen la
obligación de permitir el acceso a
los andenes. También me aconseja que ponga una denuncia en
Renfe. Espero que se tomen las
medidas necesarias en la contrata de vigilantes de seguridad para
evitar estos perjuicios.
Catalunya y Baleares
Trimestre ......................... 114 euros
Semestre .......................... 219 euros
Anual.................................. 414 euros
Defensor del lector
España y Andorra Correo (trimestre) ................. 169,21 euros
Europa - Zona 1 Correo (trimestre).................... 428,94 euros
Resto de países - Zona 2 Correo (trimestre) .. 552,93 euros
PRECIO DE VENTA EN EL EXTRANJERO
Francia: 2,05 euros. Italia: 1,80 euros. Gran Bretaña: 1,20 libras. Suiza: 3,50 francos suizos.
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n museo de arte contemporáneo no debe
ser un contenedor de objetos preciosos, sino un espacio que mueva las ideas y cree
un debate entre el conocimiento y la opinión, la mirada y la imaginación. También entre la realidad y el absurdo. Ahí están los ensayos plásticos, las
expresiones de pensamiento sobre asuntos universales o cotidianos, esos artefactos agitadores que preguntan, conmueven o se rebelan. Pocas veces el diálogo con el espectador se limita a lo contemplativo. Lo
no explícito emerge en forma de interrogante para
quien se sitúa frente a la obra conceptual. De la misma manera que la literatura trata asuntos raramente
abordados por la filosofía, intentando descubrir nuevos pliegues del sentido de las cosas, el lenguaje del
arte contemporáneo transforma imágenes en valores
y actuaciones, favoreciendo un diálogo con el mundo.
Pero a veces, ese diálogo se establece tan sólo con uno
mismo. Puede que en ocasiones haya nobleza en el
afán de irritar. No siempre. Desde el dadaísmo y el
surrealismo, los actos de los artistas devinieron extensiones de su obra, a veces ingeniosas, otras puras
boutades no exentas de publicidad y exhibicionismo.
Estos días, en las páginas de cultura de los periódicos destacaba un titular escandalosamente sonoro.
Me refiero al rechazo de Santiago Sierra al premio Nacional de Artes Plásticas. No hubo carta oficial, sino
un post: “El Estado son ustedes y sus amigos; no me
cuenten entre ellos. Yo soy un artista serio”. En su renuncia, Sierra arremetía contra un Estado que participa en guerras, empeñado en el desmontaje del Estado
de bienestar y que se entrega a la banca. Los premios
son para el empleado del mes, dijo. Dura bofetada a
una larga tradición entre el mérito y la recompensa, o
más bellamente, el reconocimiento. A Sierra le quisieron recompensar y reconocer. Algunos de sus méritos: querer llenar con monóxido de carbono una sinagoga en Alemania o invitar a un grupo de hombres y
mujeres de raza blanca y negra a mostrar todas las formas posibles de penetración anal frente a una cámara.
El jurado ministerial realizó un gesto propio de la hipermodernidad, estimado Enric Juliana, esa que, a pesar de su defunción anunciada por el posmodernismo,
nunca llegó a morir y
en su lugar exageró
sus códigos. Se premiaOjalá el arte,
ba a un autor que, seincluso el
gún el fallo, “intenta
evidenciar lo absurdo
impertinente
de las relaciones de poy contestatario,
der establecidas y destaca los problemas que
estuviera
acarrea para la poblalibre
ción la economía capitalista”. Parecía cohede politiqueos
rente, pues, el acto de
Sierra, autor de obras
reivindicativas, turbador y perturbador, renunciando
a los honores oficiales y a los 30.000 euros.
Pero el relato de los hechos no lo era tanto: la ministra González-Sinde le había comunicado la noticia al
artista, por teléfono, y este se mostró “contento y agradecido”. Entonces hicieron público el veredicto. Tal
vez porque se filtró que no había habido unanimidad
entre el jurado. O porque se lo pensó mejor. O por esa
perversa relación entre política, arte y marketing. El
caso es que el rechazo vino a posteriori. Hace unos
días conversaba con Bartomeu Marí, director del
Macba, sobre ese sentimiento que proporciona el arte
al hacerte sentir mejor persona. Y ahora me intrigaba
conocer su opinión acerca del plantón de Sierra. “Me
parece un gesto propagandístico, gratuito e hipócrita.
¿No representó Santiago Sierra a España en la Bienal
de Venecia del 2003? ¿No utiliza Sierra los mismos
abusos del poder que critica en su obra?”, me respondió. En Venecia, Sierra exigía a todo visitante que
mostrara un DNI español. Ahora varios museos exhiben una escultura gigante suya con la palabra no. Y
algunos, que convivimos diariamente con la etapa del
no de los niños de dos años, sonreímos pensando
aquello de que es mejor ser bueno que original. Y que
ojalá el arte, incluso el impertinente y contestatario,
estuviera libre de politiqueos.
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