Ver/Abrir - Repositorio Institucional de la Universidad de La Habana

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UNIVERSIDAD DE LA HABANA
FACULTAD DE FILOSOFÍA E HISTORIA
TESIS PRESENTADA EN OPCIÓN AL GRADO CIENTÍFICO DE DOCTOR EN CIENCIAS
FILOSÓFICAS.
TÍTULO: EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE JESÚS CASTELLANOS VILLAGELIÚ A
TRAVÉS DE SU OBRA LITERARIA.
AUTORA: MSc: KENIA ABREU CUENCA. PA.
TUTOR: Dr. C. JORGE GONZÁLEZ RODRÍGUEZ. PT.
Dr. C. ALEJANDRO TORRES GÓMEZ DE CÁDIZ HERNÁNDEZ. PT.
LA HABANA
2014
I
INDICE:
PÁGINAS
INTRODUCCIÓN
1
CAPÍTULO I: REFERENTES TEÓRICOS DEL PENSAMIENTO
FILOSÓFICO DE JESÚS CASTELLANOS.
1.1-Contexto histórico y biográfico.
12
1.2 – Fuentes teóricas y filosóficas.
12
22
1.3- Modernidad y Liberalismo.
31
1.4 –El electivismo crítico y el positivismo en Cuba.
35
CAPÍTULO II:
CASTELLANOS:
FILOSÓFICA.
54
EL PENSAMIENTO SOCIAL DE JESÚS
ESPECIFICIDADES DE SU COSMOVISIÓN
2.1 - Cambio social y político en el contexto cubano: las mediaciones
político-filosóficas: la virtud doméstica, el plattismo, el panhispanismo y
el panamericanismo.
2.2 –El sujeto reflexivo: el intelectual, las instituciones sociales y la
Sociedad de Conferencias.
2.3 – La sociedad de Conferencias: Pensamiento Crítico de Castellanos.
2.4 - Centralidad axiológica en la cosmovisión filosófica de Jesús
Castellanos
54
73
83
94
Conclusiones
117
Recomendaciones
120
Bibliografía
121
136
Anexos
II
RESUMEN
El estudio de las dos primeras décadas del siglo XX cubano conduce a estudiar uno de los
momentos más complejos en toda la historia de la cultura y la nación cubana. El proceso de
formación nacional se sumerge en una frustración general, como consecuencia del carácter no
soberano de la república recién surgida.
Jesús Castellanos es un pensador de transición filosófica, portador de un electivismo crítico,
para lo cual es necesario comprender el cambio social que se opera en Cuba en el siglo XX,
una República mediada por la dependencia y el subdesarrollo, por lo que insiste, como sujeto
reflexivo, en una nueva modalidad de filosofar. Es un intelectual de ruptura parcial con el
positivismo, que expresa la filosofía en función de un proyecto que cobra vida como cuerpo
filosófico en un pensamiento político y social; utiliza la filosofía para pensar en términos políticos
y culturales. Propone un cambio de mentalidad donde el sujeto valore las vías necesarias para
quitarnos la hispanidad. La libertad individual del hombre moderno será el elemento esencial en
la contraposición entre el conservadurismo y el liberalismo, sobre la base de mediaciones
filosóficas-políticas que expresaron la realidad de su época, y un logos literario y pictórico, como
uno de los grandes aportes de Castellanos al pensamiento cubano; y así efectúa un llamado a
la necesidad de formar sujetos activos y una conciencia crítica a escala nacional, serán ellos el
hilo conductor de un hombre moderno que aspire al progreso y a hacer realidad un
pensamiento crítico para lograr la futura transformación moral y política de Cuba.
III
Agradecimientos
Una tesis doctoral es el resultado de muchos años de investigación, a ello hay que añadir,
que mi carguita de amor, mi única hija Ana Laura, nació con una enfermedad genética
(Esclerosis Tuberosa). Por consiguiente, para llevarlo a término necesité de un número
inusualmente grande de personas que me regalaron su tiempo, sus libros, su experiencia,
sus conocimientos y otras su apoyo y comprensión.
En primer lugar quiero agradecer a mis tutores de tesis, Jorge González y Alejandro Torres
Gómez de Cádiz, al primero sus valiosas sugerencias, con el segundo tengo una deuda de
gratitud, su generosidad sin límites, que lo llevó incluso a ofrecerme su PC para que me
dedicara a la investigación. Ariel Zaldívar leyó con paciencia la tesis en varias ocasiones y
aportó valiosas sugerencias.
A Rita María Buch y Maximiliano Trujillo, que en su papel de oponentes ayudaron a perfilar
los tópicos centrales de la investigación. Continuaron conmigo hasta el final, y se
convirtieron en refugio seguro para mis preocupaciones.
Con Odalis Méndez y su familia tengo una deuda especial: su apoyo moral y también
material, brindado de manera incondicional permitió que tuviera una casa en la Habana y
que ella y Armando llevaran la tesis a los lugares más insospechados.
Debo especial agradecimiento a mis compañeros de la Universidad Médica de Holguín:
Zaida Hechavarría, jefa y amiga por su inagotable capacidad de comprensión. Beatriz Cruz y
Zoraida Concepción, siempre dispuestas a brindarme sus medios técnicos y su amistad. Le
doy las gracias a Elier Córdova, por los textos e ideas compartidas y el afecto demostrado a
lo largo del tiempo. Al igual que a Julio Estévez por sus valiosos consejos. A Elena Rivas le
agradezco la confianza que a pesar de los años siempre depositó en mí.
Debo reconocer a Jorge Luis Cuba y Luis Frías quienes asumieron mi docencia mi docencia
para que yo me dedicara a la investigación.
A mis compañeros del departamento de informática que me ofrecieron tanta ayuda en todos
estos años: María Emilia Rodríguez, Yamilia Cruz, Kenia Cuenca, Liudmila Menchero, María
del Carmen Expósito, Jaime Cruz, Edgar Peña y Manuel Cabrera.
No puedo dejar de mencionar la ayuda ofrecida por mis compañeros del departamento de
Historia de la Universidad de Holguín, en especial a Paul Sarmiento y Leydis Góngora que
en más de una ocasión leyeron estás páginas y me hicieron valiosas consejos.
No puedo dejar de reconocer el apoyo brindado por mi prima hermana Liliana Marrero y su
esposo Javier Jomarrón, siempre con los brazos abiertos para cerrarlos conmigo dentro.
Debo un reconocimiento especial a socios a toda prueba en las buenas y las malas: Liuska
Bao, María Meriño, Diana Segreo, Rubiceida Hernández, Andria Torres, Odalis Pupo,
Clartiza, María Victoria Stuart, Iliana Fernández, Carmen Rodríguez, Pedro Martínez,
Armando Escobar, Pedro Pablo Ramírez, Laritsa Peña, Elizabeth Leyva, Teresa González,
Norge Armas, Edilio Reynaldo. Elmis García.
Para el estilo y redacción del texto siempre tuve un clan de maestros dispuestos a
ayudarme, mi gratitud para: Denis Rabel, Inés Salazar, Bárbara Almarales y Margarita París.
Finalmente quiero agradecer a mi familia. Sin su ayuda y comprensión no hubiera llegado
hasta aquí. Mi madre, Esther Cuenca, fue quien cuidó a mi hija y llevó el peso de la casa en
todos estos años. Mi padre, Gustavo Abreu, al que la vida se llevó demasiado pronto y no
pudo ver este sueño. Eugenia Doimeadiós, bisabuela ejemplar, estuvo siempre que mi hija
la necesitó. A Iraldo Labrada, mi compañero, toda mi gratitud por su dedicación. Considero
que a ellos en buena medida esta tesis les pertenece. Como también le pertenece a
Rigoberto Segreo Ricardo y a su eterna compañera Margarita Segura; fue él quien sugirió el
tema y hasta en los últimos momentos de su vida me animó a seguir adelante. También es
propiedad de mi hija, quien con solo una pregunta, a pesar de su retraso mental. ¿Mami y la
tesis qué? Me alentó a seguir cada vez que pensé dejar la empresa.
INTRODUCCIÓN.
El siglo XX cubano se inaugura con un cambio de entorno. La Guerra Hispano Cubano
Americana introduce una nueva época histórica. El país deja de ser colonia de España, para
convertirse en neocolonia de los Estados Unidos y ello no solo trae aparejadas grandes
transformaciones en las estructuras económicas, sino que a su vez genera implicaciones
supraestructurales en las formas de pensar de los individuos.
Se considera este momento como un período de ruptura 1, continuidad y transición en el
pensamiento filosófico cubano, donde se produce un replanteo dentro de la sociedad cubana
en el orden estructural y esto se manifiesta dentro del pensar filosófico, a partir del papel que
ejerce el pensamiento y los grandes problemas que tiene que enfrentar.
El discurso filosófico de la primera generación republicana surge a partir de dos sustentos
claves. Por una parte las insuficiencias del pensamiento positivista, sobre todo en el orden
ontológico, gnoseológico y axiológico y por otra, el impacto de nuevos pensamientos (los
paradigmas emergentes del siglo XX) que se abre paso en el continente comienza a
cuestionar el abordaje del problema del hombre desde coordenadas puramente cientificistas
y racionalistas, para acercarse más a la individualidad humana que reconoce la razón, pero
como fuerza espiritual perdurable que pone en primer plano el sujeto, y este elemento es
un punto clave para la problemática nacional de principios del siglo XX.
Adentrarse en el estudio del pensamiento de las dos primeras décadas republicanas significa
estudiar uno de los momentos más traumáticos en la historia de la cultura cubana. El proceso
de formación nacional2 se sumerge en una frustración general, como consecuencia del
carácter no soberano de la nación recién surgida y se expresará en la pérdida de confianza
Ruptura el fin del dominio colonial español en la Isla, continuidad, pues sobre los moldes del
conservadurismo hispánico, comienza la transición hacia un nuevo modelo de sociedad, la modernidad,
que en Cuba significaría la contraposición entre el conservadurismo y el liberalismo capitalista.
2 La formación nacional constituye un proceso que comienza a expresarse desde los siglos XVI y XVII y
que luego en los siglos XVIII y XIX se consolida, el inicio de la Guerra Grande (1868-1878) se convierte
en el crisol donde se da un paso importante hacia la nacionalidad cubana y el 10 de abril en la Asamblea
de Guáimaro se funde jurídicamente este anhelo.
1
1
del cubano para regir su propio destino: el pesimismo y la frustración expresarán la
dispersión estructural del pueblo-nación, es decir la contracción de la sociedad cubana.
Por una parte, el conservadurismo hispano había permeado las instituciones sociales, la
enseñanza y la cultura en general. La escolástica contrareformista había funcionado como un
baluarte de la monarquía española, sin negar que fuera, en visiones más liberales, también el
gran telón de fondo del pensamiento ilustrado.
Es en el periodo de la Tregua Fecunda (1878-1895) cuando el positivismo se consolida en el
pensamiento filosófico cubano, la ilustración dotó a los naturales de la Isla de un método
científico: aprender, y el positivismo enseñaría cómo hacerlo.
Jesús Castellanos Villagueliú (La Habana 1879-1912) y los pensadores de su generación no
se proponen elaborar un sistema filosófico como el que estamos acostumbrados a observar,
donde la teoría del conocimiento, la teoría del ser y la responsabilidad axiológica que esto
significa, constituyen la base de una filosofía determinada. Considero que la filosofía es eso y
mucho más. La filosofía también incorpora como medios expresivos de aprehensión de la
realidad, imágenes, metáforas, ensayos y símbolos. Solo se exige, y la praxis lo corrobora,
que a través de estas diversidades se refleje y construya el ser esencial del hombre, con sus
necesidades, intereses y fines en relación con la naturaleza y la sociedad; ese proceso
infinito de la naturalización del hombre y la humanización de la naturaleza a través de la
praxis.
En el caso de Jesús Castellanos (1879- 1912) la autora se refiere a una reformulación del
discurso filosófico donde tiene vital importancia el carácter electivo 3 del pensamiento cubano.
Ante la nueva realidad, la república neocolonial mostraba un sujeto social disperso y agónico.
El rol de Jesús Castellanos (1879-1912) sería contribuir a la reformulación de la conciencia
El pensamiento cubano de todos los tiempos no es una excepción auténticamente cubana, en él se
conjugan las concepciones teórico-universales de cada época, con las necesidades y exigencias que se
derivan de la realidad cubana e intenta ofrecer respuestas con el fin de transformarla. E Torres Cuevas:
Proposiciones restringidas para una historia de las ideas en Cuba. Editorial Ciencias Sociales, La
Habana. pp. 75-79.
3
2
nacional, sobre la base de un cambio en el papel que deben jugar los intelectuales, las
instituciones ante el advenimiento de una forma de pensamiento impregnada de una carga
axiológica , el cual suple las insuficiencias clásicas del positivismo en el ámbito natural.
Propone Jesús
Castellanos(1879-1912)
un cambio de mentalidad, donde el sujeto
considere cuáles son las vías necesarias para cuestionarse los excesos de la hispanidad; la
libertad individual del hombre moderno será condición ineludible en el autor de Rodó y su
Proteo, al contribuir a realizar una labor imprescindible a comienzos del siglo XX cubano: el
cambio de mentalidad, la contraposición entre el conservadurismo y el liberalismo; para ello
se hace necesario una conciencia crítica a escala nacional, su propuesta constituyó una
alternativa en la formación de una nueva personalidad que aspiraba, a través de sus cuentos
y ensayos, a convocar un proyecto moral y político que condujera a la formación de
ciudadanos activos.
La complejidad del tema de estudio se torna más aguda si tenemos en cuenta que no existe
un consenso entre los estudiosos del mismo, dado en lo esencial por los escasos abordajes
de rigor filosófico que encontramos.
Los estudios históricos y filosóficos realizados en Cuba acerca de la primera generación
republicana y de Jesús Castellanos, son hasta ahora dispersos y con un enfoque literario.
Una de las primeras aproximaciones al tema la realiza el historiador cubano Ramiro Guerra
quien considera:
“(…) que dicha generación criticó los males de la República y con ello defendió el espíritu
nacional de los mecanismos de dominación. La cual en el plano institucional preconiza la
intensificación de la gestión educativa del estado y el desarrollo de las tareas culturales que
alcancen a las capas más desvalidas, además se esfuerza contra la discriminación racial
(…)” 4
Ramiro Guerra: Historia de la Nación Cubana 1902-1925. Capítulo VIII. Ideas y aspiraciones de la
primera generación republicana. Editorial Historia del Nación Cubana. La Habana, 1952. pp.330-331.
4
3
Se coincide con Ramiro Guerra en los primeros planteamientos, pues esta generación se
orienta en la idea de que ante la injerencia extranjera se debe oponer la virtud doméstica, o
sea, portarnos bien (domesticación/subordinación) y de esta forma evitar la intervención; sin
embargo, no se considera que la misma tuviera interés hacia los sectores subalternos
(desposeídos, hacia el negro), pues no constituyen fuente de atención, dada su posición
clasista.
Otro autor que aborda el problema será Humberto Piñera LLera, el cual plantea:
“(…) que la etapa del siglo XX debió transcurrir completamente desatendida de la filosofía.
Las dos primeras generaciones que sobreviven con el siglo XX se entregan preferentemente
al cultivo de la literatura, teatro, novela, crítica, la historia, la abogacía, la política. No es
posible dar cuenta de una sola gran figura intelectual realmente preocupada por la filosofía
de modo que esta solo se manifiesta en la simple actividad rutinaria de la docencia
universitaria (…)” 5
La autora es del criterio que, si bien no es menos cierto que durante las dos primeras
décadas republicanas no existe una escuela filosófica estable, la primera generación
republicana utiliza la filosofía para pensar en términos políticos y culturales, la utilizan como
instrumento de interpretación de la realidad, pues la filosofía solo es entendible como
expresión de una realidad estructural completa; además, no se expresa siempre por ella
misma, sino como pensamiento artístico, religioso, político, ético, vinculado con la realidad.
Por su parte Raymundo Lazo expresa que hacia 1900 nacen los hombres de la primera
generación republicana, señalando algo interesante:
“(…)se organizan en dos grupos sucesivos , el que inicia sus actividades hacia 1900 y el que
las desarrolla con mayor gusto exigente, hacia 1910, el primer grupo demasiado cerca de la
proeza de los finiseculares, sin tiempo para las sutilezas y especializaciones, predomina el
lirismo, la admiración por los antecesores inmediatos, el gusto por la oratoria y la afición por
el tema histórico, en el segundo grupo hay tendencia a la crítica, mayor sobriedad y la nota
Humberto Piñera LLera: Sobre la filosofía y la primera mitad del siglo XX. Revista Cubana de Filosofía.
La Habana, enero-marzo 1951. Vol I, N 7 Pág. 4-18.
5
4
cosmopolita, sin prejuicio del sentimiento americanista, de los tiempos felices del arielismo,
que permiten cultivar el optimismo sin gran esfuerzo(…)” 6
Lazo establece la diferenciación entre estos dos grupos, lo que resulta pertinente, pues
además de valorar el papel de las instituciones culturales, analiza la tendencia a la crítica en
esta producción intelectual, lo reconoce de manera formal, además de la influencia del
optimismo arielista 7, fuente directa en la conformación del pensamiento de esta generación.
Enrique Ubieta autor consultado en este proceso investigativo reconoce que:
“(…) la primera generación de intelectuales en la Cuba republicana de inicios del siglo XX,
se asumía todavía como consejera del poder. La Patria en que desplegaban sus esfuerzos
renovadores era una Neocolonia, pero confiaban en que la educación corregiría todas las
desviaciones del programa libertador. Más que ensayistas solían ser analistas de la realidad
social. Prevalecía en ellos cierto “espíritu crítico” descriptivo y reformista y la confianza en la
capacidad transformadora de la cultura, no exenta de duda y suspiros de impotencia (…)
pero una sociedad culta no es la suma de individuos cultos (…)”. 8
No se supone que esta primera generación de intelectuales se asumía a sí misma como
consejera del poder, ellos trataban de mantenerse alejados del caudillismo político, de ahí su
antipatía a la politiquería de los gobiernos de turno, se mantuvieron más bien como
“francotiradores” del orden republicano. Se coincide en el hecho de que eran analistas de un
orden social, donde prevalecía un espíritu crítico y reformista, nunca rebasaron el reformismo
liberal. Sin embargo, se revelaron como una burguesía nacionalista, constituyéndose como
iniciadores, en minoría, de un proceso mucho más profundo que se desarrollaría en la
llamada década crítica.
Por su parte, Luis Toledo Sande en Tres escritores agonizantes, tanteos acerca de la obra de
Miguel de Carrión, Carlos Loveira y Jesús Castellanos, los define como tres escritores
agonizantes:
Raymundo Lazo. Cuaderno de Estudios Literarios de México. Capitulo 7 La teoría de las generaciones y
su aplicación al estudio de la literatura cubana.
7
Metáfora filosófica que se refiere al optimismo del hombre libre, según la referencia Shesperiana.
8 Enrique Ubieta. ¿Revolución o Reforma? Editora Política, La Habana, 2012. Pág. 43.
6
5
“(…) la generación agonizante fue oprimida por el afianzamiento de la realidad, que lo mejor
de nuestro pueblo arrancó para instaurar la república actual, donde alcanza vigencia mayor
el pensamiento martiano” 9
En esta obra de Toledo, de la década de los ochenta del siglo pasado, sobresale el espíritu
histórico teleológico de algunos escritores de ese contexto, de considerar que solo la última
etapa de lucha de nuestro pueblo era genuina y no comprendía la dinámica cultural y social
de etapas anteriores. No es capaz de observar en la burguesía cubana de inicios del XX una
postura moral y política frente a la realidad neocolonial, que rediseña el papel del intelectual
en la cultura cubana, y revela la primera generación republicana y a Jesús Castellanos como
contestatarios al régimen neocolonial.
En relación con Jesús Castellanos, uno de sus cuentos más conocidos es La Conjura, del
que afirma Toledo:
(…)Se convierte en una conjuración de los necios contra los sabios, expresión de un
exagerado intelectualismo, lo cual constituye una marca de nietzschenianismo en el
pensamiento. (…) 10
El propio nombre de la novela es una metáfora del enfrentamiento al poder neocolonial y en
la misma se realiza una crítica consecuente a la República, no se considera acertada la
afirmación del exagerado nietzschenianismo en el pensamiento, pues Castellanos asume lo
mejor de él mismo, en lo concerniente al papel que debe jugar la voluntad en el ser humano.
Es conveniente recordar que el pensamiento de Nietzsche llega a Cuba después que pasa
por el filtro de José Enrique Rodó.
La investigadora Cira Romero en La agonía de la garza y otras narraciones, agrupa la
cuentística de Castellanos. En su prólogo realiza importantes afirmaciones:
“(…) Me place leer la obra de este autor pretérito, pero no olvidado, en cualquiera de las
manifestaciones que cultivó (…) se muestra su ejercicio para la prensa cubana (…). En
Castellanos percibo al artista, al más artista de esta tropa un tanto aturdida y, sobre todo,
9 Luis Toledo Sande. Tres escritores agonizantes, tanteos acerca de la obra de Miguel de Carrión, Carlos
Loveira y Jesús Castellanos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1980. Pág. 56.
10 Ibídem. Pág 56.
6
frustrada, admiro al intelectual culto, refinado (…) y veo a quien, a pesar, de haber muerto
con apenas treinta y tres años, vivió plenamente su tiempo en el sentido, quizás estrecho
para algunos, de la cultura. Fue y lo afirmo con una certeza que, admito, puede ser
discutible, el escritor cubano de mayor sensibilidad en los años iníciales del siglo XX, y fue así lo aprecio- el más ilustrado de todos, no el más culto, ni el mejor formado, sino, insisto,
ilustrado, porque como los criollos burgueses de la segunda mitad del XVIII y los primeros
años del XX, quiso para bien de Cuba, transitar por los caminos de la cultura en su sentido
más amplio(…) 11”
En este comentario de Cira Romero observamos la vocación de Castellanos por aunar
voluntades, por incitar la conciencia nacional y en cierto modo contribuyó a superar el
carácter abúlico de una época llena de frustraciones, la autora plantea algo importante: es el
escritor cubano más ilustrado de su generación, enseñó cómo aprender a asumir los males
de Cuba en los hombres de su generación.
Problema de la Investigación
¿Cuál es el rol del pensamiento filosófico de Jesús Castellanos en el contexto social de las
primeras décadas republicanas?
Hipótesis
El pensamiento filosófico de Jesús Castellanos, construido a través de su obra literaria y
ensayística, abre una brecha a la reformulación de la conciencia nacional sobre la base de la
crítica al positivismo y al conservadurismo hispánico
Objetivo General
Demostrar a través de un estudio crítico-analítico el rol del pensamiento filosófico de Jesús
Castellanos en la reformulación de la conciencia nacional cubana de las dos primeras
décadas republicanas.
Cira Romero .La agonía de la garza y otras narraciones. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Pág.
12.
11
7
Objetivos específicos
-
Caracterizar los cambios estructurales que ocurren en la sociedad cubana y su
impacto en el pensamiento social en las primeras décadas del siglo XX.
-
Explicar la concepción antropológica del pensamiento positivista en el contexto del
pensamiento cubano en las primeras décadas del siglo XX.
-
Determinar los aspectos fundamentales que asume Jesús Castellanos como
perspectiva teórica para replantearse la problemática antropológica.
-
Revelar las dimensiones filosóficas y rol de Jesús Castellanos en los marcos de la
cultura cubana.
Objeto de la Investigación
El pensamiento filosófico cubano en las dos primeras décadas del siglo XX.
Campo de Investigación.
El pensamiento filosófico de Jesús Castellanos a través de su obra literaria.
Aportes y Novedad Científica de la Investigación
El aporte de esta investigación se encuentra en revelar el discurso filosófico de Jesús
Castellanos que permite definirlo como portador de un pensamiento político-cultural
comprometido con los destinos de la nación a partir de la renovación axiológica y
antropológica.
Se revelan además las limitaciones del positivismo en la cultura cubana durante las dos
primeras décadas del siglo XX. Revela un aspecto poco estudiado o tratado en la historia del
pensamiento
cubano,
y su contenido filosófico, el autor estudiado representa una
controversia polémica en el seno del pensamiento filosófico cubano.
8
Este análisis supera los abordajes ceñidamente literarios que hasta el momento habían
predominado en la historiografía cubana sobre este autor y las visiones de estudios de
figuras o parcelas del pensamiento, en un intento de interpretación contextual que se asume
en la obra de Jesús Castellanos.
Actualidad del tema
La actualidad del tema radica en el abordaje crítico de las bases fundacionales de nuestro
pensamiento filosófico y el rescate de las polémicas en torno al problema nacional. Revisitar
críticamente estas propuestas son una estrategia para fundamentar el pensamiento cubano
actual, dotarlo de solidez y funcionabilidad. La actualidad de sus aportes filosóficos radica en
el hecho de que ella forma parte de una alternativa de la praxis y la teoría filosófica, cuya
función esencial es la liberación social del hombre.
Buscar alternativas axiológicas, hurgar en nuestro pensamiento filosófico autóctono es de
vital actualidad. La problemática del hombre y la reformulación de los valores humanos no
han dejado de existir a partir de una concepción filosófico- antropológica.
La presente tesis está estructurada de manera temática en dos capítulos. El primero,
“Referentes teóricos del pensamiento filosófico de Jesús Castellanos”; se introduce en
aquellos elementos básicos para entender cómo el surgimiento de la República Neocolonial
ocasiona cambios estructurales en la sociedad cubana y en la forma de pensar de los
individuos.
El segundo capítulo: “El pensamiento social de Jesús Castellanos: especificidades de su
cosmovisión filosófica”, trata del cambio social y político que se realiza con la República y de
la mediaciones político-filosóficas que se expresan en el pensamiento social y filosófico
cubano de principios del siglo XX y el aporte filosófico de Jesús Castellanos.
9
Se realizó un amplio análisis bibliográfico sobre las fuentes principales que conforman el
pensamiento de Jesús Castellanos, así como de la realidad histórica y filosófica de la etapa
que le tocó vivir. Se trabajó con una muestra representativa de ensayos, cuentos y novelas
escritas por el autor, y que constituyen fuentes primarias de la investigación las cuales
aparecen referenciadas en la tesis, así como bibliografía actualizada de los últimos cinco
años sobre el pensador objeto de estudio y la etapa estudiada.
10
CAPITULO I: REFERENTES TEÓRICOS DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE JESÚS
CASTELLANOS.
Epígrafe: I.I- Contexto histórico y biográfico.
Con el advenimiento de la República Neocolonial en la primera mitad del siglo XX cubano, la
isla atraviesa una situación compleja. Resultaba difícil explicar desde el punto de vista de las
expectativas populares, el hecho de que después de treinta años de lucha contra España, se
pasará del status de colonia metropolitana a neocolonia de los Estados Unidos. Esto creó un
estado particular en la conciencia del pueblo cubano. Se está frente a uno de los procesos
más traumáticos en toda la historia de la cultura cubana, expresada en la pérdida de
confianza del cubano en su capacidad para regir su propio destino.
El surgimiento de la República Neocolonial implicaba una nueva realidad, la modernidad que
había realizado su apertura en Cuba en la segunda mitad del siglo XIX, se veía ahora
lastrada por el status neocolonial, que abría sus puertas a cambios estructurales dentro de la
sociedad cubana, lo cual traía aparejado los desengaños de la Enmienda Platt y de la
reciprocidad comercial, pero además, el uso de una política muy racional e inteligente en lo
concerniente al saneamiento de la Isla: Cuba parecía hermana gemela de la Cuba colonial;
esta había significado una injusticia, pero no un engaño. La república significaba ambas
cosas 12.
Los Estados Unidos, en pocos meses articulan un proyecto acelerado de higienización
(vacunación, recogida de basura, censo poblacional, órdenes militares), que España no
12
Cintio Vitier : Ese Sol del Mundo Moral. Ediciones Unión, La Habana, 2002. Pág. 122- 124.
11
había podido alcanzar en varios siglos de dominación colonial, lo que hacía más solapados
sus verdaderos designios en Cuba.
Esto provoca que el problema medular de la sociedad cubana, la independencia nacional,
durante estas primeras décadas republicanas se desfocalize, lo que origina un sujeto social
disperso, impactado espiritualmente por la frustración nacional.
Aparecieron instituciones con un marcado carácter moral y cívico, que pretendieron
fundamentar una república, pues no existía un programa político o moral coherente con
representación oficial para ordenar la vida nacional. Era una necesidad lograr el credo moral
de la República, a costa de cualquier sacrificio para solidificar los cimientos de la Patria, los
cuales descansaban en los jóvenes intelectuales 13.
Las clases medias que preconizan una línea crítica elaboran un nuevo pensamiento. Ante la
frustración republicana, cobran certeza de que la República no es soberana; por lo que no
quedarán satisfechas con el clásico discurso positivista, pues su fundamentación expresada
en el sentido de progreso, en su cientificismo progresista y en su rígido determinismo que
anula la acción del sujeto sofoca a las clases medias cubanas, por lo cual saltan por encima
de estos presupuestos, que articulan un discurso nacionalista en consonancia con las tesis
de la “virtud doméstica”, y asumen el positivismo como una de las variantes de crítica a las
relaciones neocoloniales.
La sociedad neocolonial cubana no era homogénea, ni siquiera es homogéneo el bloque
oligárquico latifundista que asume el poder a partir de 1902. Esto nos permite plantear que
en la conciencia social de las clases medias existe una doble lectura del positivismo que a su
vez incide en la cultura cubana.
Jorge Ibarra Cuesta : Un Análisis Psicosocial del Cubano. Editorial Ciencias Sociales, La Habana,
2004. Pág. 202.
13
12
Este es de corte nacionalista, en consonancia con las tesis de la ‘’virtud doméstica”,
corriente ideológica de las clases medias cubanas, que en las dos primeras décadas
republicanas plantean la opinión de criticar de forma cautelosa la relación con los Estados
Unidos, y toman como base el criterio de que la virtud de los cubanos es “portarse bien” para
que los Estados Unidos no intervengan en Cuba.
La segunda lectura asume una función desnacionalizante en consonancia con las tesis del
“plattismo”, corriente ideológica predominante en Cuba en las dos primeras décadas
republicanas. Que refleja los intereses de la oligarquía cubana, la cual justifica la relación
neocolonial con los Estados Unidos, mediante una defensa total o parcial a la Enmienda
Platt; además, el plattismo preconiza la tesis del fatalismo geográfico y la apología al sistema
político norteamericano.
De este modo, desde los orígenes de la República, el pensamiento jurídico se convertirá en
la base sobre la cual se levanta el orden institucional que establece una relación neocolonial.
El discurso que domina la conciencia jurídica del bloque de poder cubano-español de la
primera República es de variante plattista. Esta tiene una profunda raíz de naturaleza
estructural. El bloque de poder que sustenta este tipo de discurso, que es además el dueño
del poder político, legitima el orden neocolonial impuesto por medio de un discurso plattista
triunfalista.
El bloque de poder de la oligarquía cubana, sustenta como fundamento del orden oligárquico
conservador republicano, una relación con el positivismo, puesto que la defensa de los
principales presupuestos teórico-filosóficos de esta corriente de pensamiento, legitima la
preponderancia económica de la oligarquía cubana, y establece una correlación entre el
positivismo y el mantenimiento de una República al servicio de la clase dominante, que es
dueña del poder económico y político y diseña correspondencia de subordinación con los
Estados Unidos.
13
El positivismo como expresión filosófica significa la modernización que requiere la oligarquía
cubana en el poder, pero bajo los términos de la dependencia económica y política a los
Estados Unidos, traza una relación de completa armonía que constituya la base de la más
absoluta dependencia, asume una función desnacionalizante para la cultura cubana, pues
defiende el positivismo como vía para mantener el estatus neocolonial y su preponderancia
económica y política.
Hay otra lectura del pensamiento jurídico que tiene un alto contenido nacionalista y
evoluciona en las primeras décadas republicanas; proviene del bloque social que no ejerce el
poder político, arruinado con la llegada de la república y que no goza de los mismos
beneficios económicos que el bloque de poder, un bloque social que se encuentra disperso
por la coyuntura estructural. Está representado por las clases medias, las cuales desarrollan
el llamado nacionalismo jurídico, el cual se inserta en el marco de la “virtud doméstica”.
Este grupo social importante en la sociedad neocolonial cubana cuestiona las relaciones
neocoloniales desde una plataforma positivista. En consonancia, las clases medias cubanas
elaboran un discurso teórico fuera del poder como alternativa al discurso conservador.
Es válido asumir el criterio de Raúl Roa cuando asevera:
“(…) en que la disyuntiva es república sin apéndice o lucha abierta para extirparlo, es
cuando precisamente, comienza a percibirse hasta qué punto ha avanzado el proceso de
dispersión de la conciencia nacional”. 14
De esta manera, el positivismo asumirá dos funciones esenciales en los marcos de la cultura
cubana; por un lado una postura nacionalista y otra desnacionalizante, que origina un debate
que asumirá una línea crítica liberal y una línea conservadora en la cultura cubana.
14Cintio
Vitier. Ese Sol del Mundo Moral. Ediciones Unión, La Habana, 2002. P 115.
14
Precisan de nuevas posiciones, creyendo que el rígido determinismo positivista y su reflexión
antropológica eran insuficientes para enfrentar el biologicismo exagerado pues tenían una
marcada preocupación axiológica y creían en la superioridad cualitativa del hombre como ser
humano.
La mediana burguesía se arruina con la llegada de la República, y advierte cómo después de
la Independencia, el pueblo al cual se aspiraba en la manigua, había caído en una postración
inmoral inconcebible, lo que muestra signos de un movimiento con vistas a la regeneración
nacional, que se entroniza en amplios sectores de la sociedad cubana sobre la premisa de
“portarnos bien para que no intervengan los Estados Unidos”. Constituyen estas las bases de
la formulación de la “virtud doméstica” como teoría.
Este nacionalismo que se referencia asoma en el interés constante de salvar al cubano como
conjunto étnico, cubanizar a Cuba, porque ya el sentimiento cubano, por lo menos el de los
hombres de 1868 se ha perdido y los que aún lo conservan son pocos y no tienen ya fuerzas
para inculcarlo.
Sin embargo, esta corriente de pensamiento sustentada en las clases medias es capaz de
reconocer lo que queda de España en la República. Pero en su mayoría no logran advertir
que el verdadero peligro está en los Estados Unidos, pues parte de este sector intelectual
participa del mito del favor norteamericano que según ellos “nos ayudó a la postre en nuestro
largo y doloroso pleito con España”. 15
Contra esta transformación pugnan los intereses creados a la sombra de la colonia y los
desarrollados admirablemente en la República, también una gran parte del capital extranjero
invertido en Cuba, asimismo el desarrollo del comercio, fundamentalmente el elemento
15Carlos
de Velasco. Biblioteca de Autores Cubanos Contemporáneos. Aspectos Nacionales, La Habana.
Librería Stadium. Neptuno, 62. Año 1915. pp. 221- 228.
15
español que combatía la República; se opone, en fin, casi todo el que se enfrentó a la
Independencia.
Esta claridad de las clases medias cubanas en cuanto a los males que aquejan al país es
meridiana para entender su liberalismo burgués, nada radical en lo concerniente a un
pensamiento articulado a escala nacional. Sin embargo, se observa en determinadas figuras
de la época un radicalismo liberal.
Las reflexiones y consejos que aun siendo óptimos, no podían pasar de la “ciencia” a una
realidad social que precisamente por su condición primaria y convulsa, solo respondía a
emociones originales. Al respecto plantea Medardo Vitier:
“(….) las clases medias cubanas no habían comprendido el necesario equilibrio martiano
entre razón y corazón, tensos ambos sobre el eje de la autoctonía telúrica, de un humanismo
ecuménico, histórico y espiritual que de momento se había perdido 16.
La honradez intelectual y el patriotismo de las clases medias cubanas salvaban el honor y
mantenían la continuidad de las mejores tradiciones de la Isla, en medio de la creciente
corrupción y explotación que se apoderaba rápidamente del país 17.
La disyuntiva entre un positivismo que ejerce una doble función dentro de la cultura cubana:
nacionalizadora y desnacionalizadora, provocará una acre polémica en el plano del
pensamiento, pues el debate se materializará entre quienes sustentan un pensamiento
conservador, justificativo de los mecanismos de dominación y una línea crítica que asumirá
una postura de profundo compromiso social con los problemas nacionales. Como planteara
el historiador cubano Julio Le Riverend:
“(…) Pudiera pensarse que la virtud doméstica constituye una retirada si la comparamos con
el programa revolucionario de 1895, y lo fue, en cierto sentido, pero como apela a la
conducta ejemplar del pasado y compara la república frustrada con los ideales que la
16
17
Vitier Cintio. Ese Sol del Mundo Moral. Ediciones Unión, La Habana, 2002. P 119- 120.
Ibídem.Pág 124.
16
concibieron pura y la prefiguraron libre, fue también una adición positiva al pensamiento
cubano.”18
El nacionalismo presente en la virtud doméstica como expresión de la continuidad histórica
del pensamiento nacionalista cubano de todos los tiempos, es capaz de adaptarse por sus
principales actores a la situación concreta de una República lastrada por la dependencia y
está ausente en el pensamiento plattista de la oligarquía cubana. Por lo que comienzan a
realizar nuevas propuestas en el campo intelectual cubano, que significan la aspiración de
los pensadores de las primeras décadas republicanas por articular un nuevo sujeto
antropológico que se afianza en la razón positivista y defiende la espiritualidad humana o
sea, preocupación positiva del ser humano.
La investigadora Álvarez Martens sostiene como criterio propio una tesis polémica, que
comparte la autora de esta investigación, (…) “la década del veinte es como la Ilustración de
la modernidad cubana de esos años” 19. Puede afirmarse por tanto que el espacio políticocultural de Cuba no es solo el espacio del país y el contorno insular. Cuba tiene ya desde el
siglo XIX su espacio propio; es universal. La Cuba de la década del XX es una Cuba nacional
y universal; y no es universal porque las ideas lleguen o no; es universal porque el proceso
interno propio, particular, que es el único que vale, tiene en sí mismo la universalidad de los
problemas globales.
El debate de las primeras décadas republicanas, responde a cómo deben ser la escuela, la
política, las instituciones sociales y los hombres que actúan en esa sociedad, por lo que la
intelectualidad de las primeras décadas no fue ni tan nueva, ni tan desvalida a pesar de lo
Julio Le Riverend: Prologo en Julio César Gandarilla, Contra el Yanqui. Obra de protesta contra la
Enmienda Platt y contra la absorción y el maquevialismo norteamericanos, La Habana, Editorial Ciencias
Sociales, 1973, pp. 1-9.
19 Compiladora Ana Suárez. Retrospección Crítica de la Asamblea Constituyente de 1940. Editorial
Ciencias Sociales, la Habana, 2011, pp. 216- 232.
18
17
que significó la Enmienda Platt: limitó la soberanía nacional, pero no logró impedir la
vertebración nacional.
La frustración que dominó la conciencia nacional en las primeras décadas republicanas tiene
su origen en la incapacidad de las clases medias para revertir la situación de pérdida de las
posibilidades históricas de restituir el problema de la dominación económica y la dependencia
a los Estados Unidos; el choteo, la frustración y el utilitarismo nacen de la impotencia ante
una realidad que los desconoce y los aplasta.
Si bien el llamado utilitarismo jurídico encuentra sus raíces en el siglo XVIII. Las condiciones
sociopolíticas que permiten su formulación acabada se registran solo en el siglo XIX, en los
momentos en que la burguesía instalada en el poder, comienza a sentir que se trata de una
sociedad practicista y utilitaria, guiada por la ley de la ganancia y la competencia.
El utilitarismo se representará también como parte de la desorientación por el criterio de que
las cosas tienen valor solo a través de su utilidad, y a nivel social expresará una
descalificación de las obras de arte y de su calidad estética, pues considera que no es
oportuno el refinamiento intelectual, si este no se comercializa en una sociedad que se
derrumba y donde no se reconoce la valía del intelectual.
Los cuentos de Castellanos recrean un sujeto social disperso, que coquetea con la
frustración y el utilitarismo y lo realiza a través de un lenguaje simbólico donde sus
personajes denotan el conocimiento del autor sobre el pensamiento humanista
latinoamericano, el final de sus personajes es la evasión, como es también la vida del autor,
que no tiene posibilidades históricas de cambiar la realidad, sin embargo, esboza
tempranamente, el ideal de ciudadano comprometido con los destinos de su Patria.
En este contexto sociohistórico e ideopolítico se produce el proceso de restauración y
reanimación de la actividad filosófica en Cuba. Sobre los factores que condicionaron este
18
proceso apunta Humberto Piñera Llera en su trabajo «Sobre la filosofía y la primera mitad del
siglo veinte»:
«En la restauración de la filosofía en Cuba intervienen por lo menos tres factores, los cuales
son: 1) una generación inequívocamente atraída por el saber principal; 2) el ambiente
propicio, tanto en América como en Europa; 3) el desplazamiento ya señalado de un
considerable número de pensadores europeos, que contribuye al robustecimiento de la
filosofía en nuestro Continente. […]» 20
Y prosigue:
[…] este resurgimiento de la preocupación por la filosofía no es, ni mucho menos, un
fenómeno restringido al área de nuestra nación. Muy por el contrario, se trata, en el caso
nuestro, de la repercusión en toda América de ese regreso a la filosofía que caracteriza el
clima intelectual europeo desde hace ya cuarenta años […]. Y tal resurrección de la filosofía
[…] obedece en Europa a dos causas primordiales. Una de ellas es la crisis de los
fundamentos de todas las ciencias, de modo especial la matemática, la lógica, la física y la
psicología; crisis que sobreviene como el resultado del progreso alcanzado por las mismas
en las postrimerías del pasado siglo. […] Y la crisis de los fundamentos de las ciencias
positivas […]. De esta suerte, allá por los años inmediatos a la terminación de la primera
guerra mundial, el resurgimiento filosófico posee todo el vigor que se requería para echar a
un lado la faramalla del positivismo caduco e inoperante. […] De lo ocurrido a este respecto
en el curso de unos treinta años a la fecha, no es preciso hablar, pues el cambio de
concepción de la filosofía y el retorno a su temática esencial, a la que constituye su objeto
propio, es decir, a la ontología, la metafísica, la gnoseología y la axiología resultan
indiscutibles. En el presente vuelve a ser la filosofía lo que ha sido siempre en los grandes
momentos de su historia. […] 21
Y concluye:
« […] Es preciso, sin embargo, insistir en el detalle, en mi concepto de gran importancia, de
que el ambiente americano estaba ya preacondicionado para el resurgimiento filosófico, sin
duda porque la inquietud y el desasosiego producidos por la crisis de la cultura occidental no
Humberto Piñera LLera: Sobre la filosofía y la primera mitad del siglo XX. Revista Cubana de Filosofía.
La Habana, enero-marzo 1951. Vol I, N 7 Pág. 4-18.
20
21
Ibídem. Pág. 15
19
podía dejar de afectarnos en cierta medida. También es preciso tener en cuenta, como
valiosos aportes, la Revista de Occidente, que extendía hasta América el más sazonado fruto
de la nueva filosofía […].» 22
Este punto entra ampliamente en los predios filosóficos latinoamericanos, en el valor de los
problemas del espíritu, del irracionalismo, en su modalidad existencialista principalmente,
que abre brecha a favor de la razón, del perfeccionamiento del sujeto, del papel de las ideas
y la vida espiritual, de la formación humanista sociológica del intelectual.
En el positivismo el hombre ve reducidas sus posibilidades en el orden espiritual, en tanto
que las leyes naturales y las ciencias imponen su imperio, reduciendo la acción personal,
conduciéndolo a asumir un designio fatalista, determinista. Las ciencias del espíritu se abren
paso en América como una reacción liberadora del espíritu frente al positivismo y en un
momento en que el sujeto nacional se siente anulado en el plano social constituye un
elemento esencial en la consolidación del espíritu nacional.
I.II--- Fuentes teóricas y filosóficas.
No hay dudas, de que la fuente inspiradora en el pensamiento de Castellanos lo fue José
Enrique Rodó. El hecho de ser Rodó un escritor, ha impedido que se profundice en su obra
desde el punto de vista filosófico. Según Jorge González Rodríguez hay que partir del
análisis de su obra literaria con una óptica de trascendencia filosófica. Considera que las
influencias positivistas en el uruguayo lo hicieron reflexionar sobre su realidad social, aunque
no tratara de cambiarla totalmente, sino solo, reformarla. Su concepción de lo real: “(…)
como aquello que abarca tanto los aspectos objetivos como el desconocido mundo de la
subjetividad humana” 23 es el punto de partida para llegar a su axiología
Ibídem. Pág. 16
González Rodríguez : José Enrique Rodó, Prolegómenos de un siglo para la ética y la política.
Centro Félix Varela, La Habana, 2003. Pág. 117.
22
23Jorge
20
Toda la obra de Rodó no es original, pero hay aspectos que sí lo son, como por ejemplo, su
indagación sobre el inconsciente, sobre los valores éticos y políticos, por lo menos desde su
perspectiva. En cuanto a su profundidad ideológica plantea:
(…) pienso que no puede ser más profunda para su época y lugar. Se está planteando
reformas sociales importantes, encaminadas a la formación de ciudadanos modernos, desde
posiciones ideológicas liberales que lucha contra tradiciones éticas y políticas retrógradas y
fuera de contexto
24.
Para la Cuba de la época de Castellanos, la recepción del pensamiento rodoniano,
significaba la asimilación del presente estado de postergación moral y la posibilidad de su
reformación.
Plantea el investigador Jorge González:
“(…) Rodó no se propuso como pilar de su pensamiento resolver un problema gnoseológico y
ontológico puros, sino que los abordó en función de un proyecto de trasformación
humana(…) por ello el hombre constituye el centro de su preocupación, pero no el hombre
entendido en un sentido racionalista abstracto que propiciaron las corrientes que lo
antecedieron. Para Rodó el hombre tiene, en primer lugar, una concreción el individuo, pero
al intentar rescatar la individualidad como factor edificante de la sociedad, reivindica también,
su carácter único. Cada ser humano es una personalidad y en este sentido (…) establece
sus relaciones racionales y sentimentales. 25
Esta responsabilidad del sujeto para transformar la realidad, incluyendo la propia superación
individual y con ello contribuir a la transformación de la sociedad que le tocó vivir es
indispensable para entender la realidad que está dispuesto Castellanos a transformar.
Expresa Jorge González que existe en Rodó una relación entre lo racional y lo sentimental y
ambos constituyen componentes de los móviles humanos:
” (…) el hombre tiene que conocer su mundo externo, la naturaleza y la sociedad(...) el
conocimiento de sí tiene como propósito la búsqueda de la subjetividad propia y única de
24
25
Ibídem, Pág., 145.
Ibídem, Pág, 146.
21
cada individuo por sí mismo, de sus sentimientos, de sus instintos potenciales, una vez auto
conocidas y auto valoradas pueden exteriorizarse y ser conducidas por la conciencia y la
voluntad hacia la vida exterior, es decir hacia la práctica y la acción para cambiar la relación
humana favorable a la armonía interpersonal. 26
Al igual que Rodó, Castellanos confía en la voluntad del individuo para hacer frente a la
realidad, de sus instintos, elementos que el positivismo no había explotado en la región y que
ambos pensadores consideraban imprescindibles para las realidades de sus respectivos
países, se habla de un proceso de renovación ética y axiológica que se abría paso en la
región. Afirma Jorge González:
“(…) cada individuo establece según Rodó, los límites de su acción a través del valladar del
desinterés (...) si cada individuo busca en su interior la potencialidad de amor, de
comprensión, de armonía, de conciliación, de tolerancia que posee y través de su voluntad,
lo transforma en sentimiento y acción hacia los demás, la sociedad se equilibra
espontáneamente.” 27
Castellanos asimiló como ningún pensador del siglo XX cubano, el hecho de que la sociedad
podía equilibrarse espontáneamente a partir de sus fuerzas éticas y morales, que no
condujeron en Castellanos a un cambio social en el sentido de una radicalización del proceso
independentista que se había empañado con la República; pero resultaba un elemento
imprescindible desde el punto de vista axiológico, no solo para la evolución histórica de la
República, sino también para los valores intrínsecos, que la misma aportaría al pensamiento
cubano y que la historiografía filosófica cubana apenas reconoce. Plantea el citado
investigador:
“(…) Rodó no incluye en sus análisis los condicionamientos económicos los cuales no le
interesa cambiar, sino reformar, renovar, atenuar(…) pero la solución para él no era la
revolución de las relaciones sociales, sino la reforma de los mecanismos políticos y del
26
27
Ibídem, Pág., 147.
Ibídem, Pág., 149.
22
sistema de valores éticos de los individuos, que actúan dentro de esos mecanismos sociales
como ciudadanos.”28
Castellanos tiene su proceso de formación en una época de tránsito y polémicas rupturas
dentro de la filosofía occidental. A finales del siglo XIX y principios del XX la filosofía
occidental va a ser sometida a una autocrítica que va a generar rupturas definitivas.
La modernidad como proyecto comenzaba a mostrar grietas en su discurso de legitimación.
No se trataba solo de una crisis amparada en los desniveles del progreso y la geopolítica. En
el campo epistemológico se quebrantaban los pilares de la física mecánica, la matemática
Euclidiana y con ella, los soportes del racionalismo de raíz cartesiano y newtoniana.
Se generaba así un cuestionamiento a los grandes sistemas filosóficos, lo que F.
Hinkelammert llama los relatos de legitimación de la modernidad, nacidos en la iluminación
inglesa y solidificados en la filosofía clásica alemana estaban en juego. En la conferencia
Rodó y su Proteo Castellanos expresa:”(…) abatimos justamente en estos tiempos a una
crisis de la filosofía sistemática”. 29
Tal desbalance cuestionador de los grandes sistemas incluía al positivismo que tanto había
incidido en Latinoamérica. La critica y en el intento de desmonte de estos paradigmas era
innegable y Castellanos era consciente de que lo efímero de un sistema filosófico no podía
permitir dogmatismos en un pensador de estas tierras y plantea:
” (…) los más robustos sistemas filosóficos han visto su ocaso en menos tiempo que la vida
de su autor, y el mismo honrado positivismo, único que podía complacer al descontento
espíritu moderno.” 30
Partimos de una ubicación múltiple, de las fuentes que bebió Castellanos, por un lado es
heredero de una tradición electiva que le permite ser crítico y heterodoxo en cuanto a
28Ibídem,
Pág., 149.
Jesús Castellanos. Discurso pronunciado en la inauguración de la Sociedad de Conferencias el 6 de
noviembre de 1910. Imprenta Comas y López, La Habana, 1910, Pág., 3.
30 Ibídem. Pág. 4.
29
23
afiliación filosófica se trata. Su fuente nutricional es básicamente de base positivista, ese
positivismo latinoamericano y cubano que en generaciones pasadas desempeñó fuertes
polémicas dentro de las transformaciones del pensamiento cubano.
Sin embargo, independientemente del reconocimiento al positivismo como un sistema que
genera una racionalidad clave para el progreso y de poseer un método congruente para
interpretar la realidad, Castellanos bebió de fuentes disidentes al positivismo como F.
Nietzsche y A. Shopenhauer. Es asombrosa la capacidad de Castellanos para realizar un
cartograma de la crisis finisecular de la filosofía. Su dominio sobre las escuelas emergentes y
el centro crítico de las polémicas dan a entender que fue un hombre no solo instruido en los
saberes filosóficos de su tiempo, sino con la agudeza filosófica para balancear críticamente.
Castellanos dominaba las bases fundamentales del positivismo anglosajón, tanto Herbert
Spencer como Stuard Mills. Su conciencia clara logró determinar que esta polémica naciente
tenía entre sus claves una esencia determinada sobre la teoría del conocimiento, no por
gusto su énfasis en la cuestión del método.
El antipositivismo o la reacción ante los excesos de objetivismo, de empirismo se realizaban
desde un redescubrimiento de Kant, de lo cual Castellanos era consciente.
Además valora la emergencia de la escuela norteamericana, la crítica neokantiana alemana
e incluso a teóricos de la historia como T. Carlyle. Es de resaltar el peso de la psicología que
subyace en el pragmatismo norteamericano que está presente en Castellanos. Podemos
afirmar que este pragmatismo psicologisante fue una fuente importante en su cosmovisión
que legó y contribuyó a la aguda construcción literaria de los contextos y en el perfil de sus
personajes literarios.
24
Este cartograma polémico de la filosofía de su época, Castellanos lo encierra en una
metáfora filosófica con cierto sarcasmo de incertidumbre que la llama el misterio de la
esfinge.
En la interrogante de la esfinge. Castellanos plantea que el positivismo:
“(…) único que podía complacer al descontento espíritu moderno, puesto que real sinceridad
y se aplicaba solo a la experiencia, vino a tener su confesión de impotencia para explicar el
origen de las cosas en las conclusiones de dos grandes apóstoles ingleses. Hebert Spencer
que pone un valladar a la búsqueda tormentosa, marcando un mas allá incognoscible y Stuar
Mills, que en su doctrina espiritualista conviene en que no hay más que la crítica de Kant con
la demostración de la subjetividad en todo conocimiento” 31 .
Solo una lectura profunda de estos clásicos podría delimitar cierto resquebrajamiento en el
imponente edificio objetivista del positivismo inglés, el reconocimiento de que, los excesos
del objetivismo no pueden borrar las verdades del subjetivismo muestran la necesaria clave
del equilibrio. Como el mismo Castellanos dice: “sin que exista un absoluto derecho para
estimar como realidad del mundo su fenomenología traducida por nuestras sensaciones” 32.
Castellanos parte de la incapacidad del pensamiento humano para poder explicar su propia
realidad, es aquí donde vemos su sentido electivo que puede crear una imagen de equilibrio
entre la racionalidad instrumental del positivismo y la incognosibilidad del irracionalismo que
se le opone, metafóricamente nos dice: “(…) la humanidad se ha rendido al trabajo de
cuarenta siglos de interrogación perenne al esfinge, apenas vencidas en la leyenda “por el
viejo Edipo “ 33
El autor es partícipe de que el filosofar tiene un marcado carácter relativo y existencial propio
de sus lecturas sobre Nisztche, el mismo afirma: “(…) No hay sistema aparente pero en cada
Ibídem. Pág. 6.
Ibídem. Pág. 7.
33 Ibídem. Pág. 8.
31
32
25
espíritu, como si en el fermentara el sedimento de cada palabra, cuaja una robusta y
homogénea filosofía “ 34.
Nietzsche que atacó con fuerza irracional el cosmos ético de tradición judeocristiana y la
racionalidad filosófica que sobre él se montó afirmaba: “(…) tenemos el arte para no morir de
la verdad (…)” 35y Castellanos encontró en la literatura su modo de expresión filosófica, es
por eso “(…) que el sedimento de cada palabra cuaja una robusta y homogénea filosofía
(…)“ 36
Como diría Hinkelamert: “(…) Nietzsche encarna la modernidad, de ahí su gran importancia.
En cierto sentido Nietzsche es la modernidad. Por eso mismo es la catástrofe de la
modernidad” 37
Castellanos independientemente del reconocimiento a la reflexión:
“(…)Ni es consciente que esa nueva filosofía implica exageraciones criticas y toma de
distancia : la fórmula de Nietzsche , la conocida fórmula de Nietzsche es la implacable, la
cruz de justicia del más fuerte : el ideal súper humano está lejos para preparar su
advenimiento es preciso ayudar a la selección de los tipos humanos por una espantosa
reconstrucción de las hecatombes espartanas : guerra a los débiles , a los tristes, a los
desheredados , devastación de su raza para extirpar la familia de los cloróticos y los
irresolutos, la caridad es un instrumento de empobrecimiento” 38
Apoyado en Rodó, Castellanos atizaría contra estas tesis las cuales considera no solo
antihumanas sino zona de cultivo para el egoísmo.
Por otra parte llama la atención que Rodó siendo un positivista, sostiene el sentido idealista
de la vida como reacción frente a la concepción puramente material y utilitaria de la
Ibídem. Pág. 9.
Ibídem. Pág. 9.
36 Ibídem. Pág. 10.
37 Frant Hinkelamert,. El sujeto y la Ley. El retorno al sujeto reprimido. Editorial Caminos, La Habana,
2006.Pág 157.
38 Ibídem. Pág. 221.
34
35
26
civilización y la cultura, es uno de los signos del espíritu nuevo que ha sucedido al auge del
positivismo.
El filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset, uno, de las más grandes influencias en
el pensamiento cubano consideraba la ciencia positivista como malograda explicación del
hombre y la sociedad:
“(…) Cuando la razón naturalista se ocupa del hombre, busca poner al descubierto su
naturaleza. Repara en que el hombre tiene cuerpo –que es una cosa- y se apresura a
extender a él la física, y, como su cuerpo es además un organismo, lo entrega a la biología
“ 39
Y añade posteriormente:
“(…) ¡Muy bien! Pues esto quiere decir simplemente que debemos desasirnos con todo
radicalismo de tratar al modo físico y naturalista lo humano […] el fracaso de la razón física
deja vía libre para la razón vital e histórica. “ 40
Otra fuente llamativa es la presencia de Eduardo Von Hartmann, este autor al igual que
Castellanos, combinó con excelencia la actividad literaria con la filosófica. No es casual si
entendemos que Hartmann es un ecléctico que se mueve entre el racionalismo hegeliano y la
voluntad de Shopenhauer. Su espiritualismo metafísico fue importante en este período,
Castellanos que lo consideraba un nihilista metafísico obviamente bebió de él.
Otro gran espiritualista del cual Castellanos hizo lecturas fue Henry Bergson, el cual se
convirtió en uno de los grandes críticos de las ciencias positivas. Aun cuando Castellanos no
se apropiara de posicionamientos evolucionistas como la duración real, indiscutiblemente
bebió de él.
Castellanos, que en su obra da muestras de un decisivo sentido pragmático bebió de fuentes
filosóficas de la filosofía de la acción. En la época de su formación en América Latina y Cuba
39
40
José Ortega y Gasset: «Historia como sistema», en: Revista de Occidente S.A., p. 22.
Ibídem., p. 24.
27
el pragmatismo norteamericano tenía seguidores y detractores. Particularmente la filosofía de
W. James. En este autor coinciden tanto el espiritualismo contemporáneo, la reacción
pragmática y la psicología.
Ya pensadores cubanos como José Martí y Enrique José Varona habían disertado
críticamente sobre las teorías de James y muchos pedagogos se habían hecho eco de estos
métodos. Castellanos le llama nueva ciencia de la psicología positiva y asegura que es una
de las fuentes científicas del pensamiento de Rodó.
De forma general, como Martí, Castellanos no toma partido ortodoxo con ningún paradigma.
Su balanceada crítica al positivismo partió de un reconocimiento entre las luces y sombras de
esta cosmovisión y afirma:
“(…) pero el positivismo, que abarca todo el dominio de las ciencias y por eso no puede
decirse que esté en su ocaso, dejó a la humanidad el regalo de un método y por ello, si no ha
adelantado un paso en la demostración del origen de las cosas, si abrió amplios campos al
origen del ser humano, sustituyéndose a la vaga y clásica ontología “41.
Por otro lado los nuevos y emergentes paradigmas fueron acogidos críticamente por
Castellanos, de ellos dijo:
“(…) en el fondo no son verdaderos sistemas por cuanto no entrañan como fue siempre
norma clásica de la filosofía, una hipótesis del cosmos , sino más bien críticas de los valores
antecedentes, cuya fuerza negativa ayuda a la desorientación y al cansancio”. 42
Otro factor importante lo es Shopenhauer, este autor es la síntesis de la afirmación
legitimada del alcance limitado de la racionalidad humana y la existencia de un sustrato
irracional que él identifica y centra como voluntad marcadas por las estructuras apriorísticas
de la subjetividad .De este modo, entendemos en Castellanos cuestionar el orden racional
hasta ahora admitido en su mundo de raíz positivista y con ella se subvierta las reservas
41.
Jesús Castellanos. Discurso pronunciado en la inauguración de la Sociedad de Conferencias el 6 de
noviembre de 1910. Imprenta Comas y López, La Habana, Pág. 22.
42 Ibídem, Pág. 23.
28
sobre lo absoluto de ese orden , marcado por las características del contexto cubano es decir
el escepticismo, la frustración y la búsqueda de legitimar la voluntad.
I.III--- Modernidad y Liberalismo.
La modernidad realiza su apertura en Cuba en la segunda mitad del siglo XIX, el nacimiento
de la República Neocolonial, el 20 de mayo de 1902, bajo el apéndice constitucional de la
Enmienda Platt, significó que esa modernidad estaría lastrada por el status neocolonial. El
cambio de dominación política y económica trae consigo cambios estructurales y ello se
expresa en el interior de la sociedad cubana. El liberalismo y el positivismo como tendencias
de la modernidad se expresaran en el pensamiento de Jesús Castellanos.
La revista Fin de Siglo43 (1875-1910) constituyó un modo de expresión del liberalismo 44 y la
modernidad 45 latinoamericana. Por lo que las revistas de manera general en esta etapa
reflejaban, en su conjunto, los sentimientos, valores, inclinaciones del público lector.
José Martí captó con exactitud la esencia de la época: (…) todo era expansión,
comunicación, florescencia, contagio 46. Este movimiento hacia la perfección era parte de un
Fin de Siglo fue una de las revistas que trasmitía en Hispanoamerica las ideas Modernistas, además de
otras como: La Sociedad, Papel Períodico Ilustrado, Revista Azul,El Album del Hogar, La Montaña,
Revista del Salto, El Modernismo, El Iris, La Revista Espiritista, Habana Literaria, Revista Nacional de
Literatura y Ciencias Sociales.
44 La época modernista no tenía una estrecha visión bipartita de la realidad (lo bueno y lo malo, lo blanco
y lo negro, la luz y sombra). Más bien era una época de fusión que buscaba una “feliz combinación” de
los extremos. Favorecía el libre cambio, pero algunos críticos perspicaces aconsejaban que, para no
malograr la economía nacional, sería sensato templar el libre cambio con cierta dosis de proteccionismo.
El modelo que citaban estos críticos era la Alemania de Bismarck, país que marchaba a la cabeza, por el
desarrollo de la industria y el poder comercial, lo cual se debía, según ellos a la perspicacia del líder
alemán; que vendía barato y daba facilidades de pago. Ver Revista Fin de Siglo, Economía, Introducción,
Pág. 17.Canadian Academy of the Arts, 1999.
45Modernidad era el adjetivo que se empleaba durante esos años para señalar la nueva sensibilidad
formada en América como consecuencia de los grandes cambios que habían afectado todos los aspectos
de la vida humana durante el siglo XIX y que seguían transformándola radicalmente entre 1875 y 1910.
“Modernista también era el término que se usaba para designar a los miembros de la generación
finisecular y sus innovadoras expresiones artístico-literarias. Ver Revista Fin de Siglo, Modernidad,
Introducción, Pág. 1.Canadian Academy of the Arts, 1999.
43
Fin de Siglo. El poema del Niágara de Juan A Pérez Bonalde: Prólogo, José Martí, 1882, Pág 46.
Reproducido posteriormente en Revista de Cuba
46
29
fenómeno general, todo estaba en movimiento. Eran un movimiento físico que transportaba
objetos o individuos, donde todo estaba en movimiento, barcos, submarinos en las
profundidades, por la tierra los ferrocarriles, tranvías, automóviles, por el aire los globos,
helicópteros, aeroplanos. Era un movimiento del conocimiento humano, de ideas, imágenes,
sonidos, por el mundo aterrador de los microbios a través del microscopio. Era un
movimiento de lenguas, una invasión de extranjerismos, un golpe de experimentos, una
avalancha de novedades modernistas.
Todo esto implicaba una transformación en el paisaje espiritual de los Hispanoamericanos.
Gracias al vertiginoso desarrollo de las ciencias, nuevos valores empezaron a derrumbar los
ídolos viejos. Primero en Europa y luego en América surgió un deseo de experimentarlo todo,
analizarlo todo, descubrir la verdad de todo, las convicciones que antes habían aparecido
indestructibles, cedían el paso al escepticismo, que contagiaba hasta la atmósfera moral.
En un artículo publicado en Fin de Siglo bajo el título “El Modernismo y el Americanismo” se
analiza como el inicio del siglo XX muestra “la neurosis general de la rebeldía” revoluciona
las formas y el fondo literario, lo que pretende trasladar la libertad de forma. Por lo que el
carácter americano debía:
(…) emanciparse literariamente, quebrantar los tutelaje insostenibles, que al cabo siempre
son una tiranía, el período de la imitación en la infancia, es hora que concluya. La savia
juvenil nos caldea. Somos ya capaces de pensar sin auxilio paterno y emprender nuestras
correrías sin necesidad de andaderas47
Por lo que las páginas de Fin de Siglo muestran como las perspectivas han cambiado.
Causales históricas, sociológicas y etnológicas nos han separado de nuestras antiguas
metrópolis. Por lo que las aspiraciones son otras. Hoy vivimos una heterogeneidad de
elementos que nos enlazan en un fondo común de origen y tradición. Pero ahora con una
fisionomía propia; esto es lo que deben cultivar los Hispanoamericanos .Por lo que asumen
47
Fin de Siglo. El modernismo y el americanismo. Francisco Mostajo. Número 20 (1895-96), pp. 203-210.
30
que el artista americano, no necesita salir de su tierra para cultivar su intelecto o para
obtener originalidad. Llegan a una conclusión importante:(…) Todo lo que es nuestro, por no
haber sido aún debidamente contado, conserva aire de exotismo 48
El modernismo brindó a los americanos la posibilidad de emancipar el espíritu creador sobre
la base del rescate de la autoctonía, como el liberalismo ofrecía la posibilidad del desarrollo
comercial sobre la base de una política económica de la libre empresa, con protección
estatal; el positivismo por su parte ofrecía un método en la comprensión de los factores
sociales. Pero todo ello lastrado por una República que nacía con una soberanía cercenada;
sobre esta base tendría Castellanos que articular un proyecto de resistencia y de creación y
para ello, la literatura, el ensayo, el cuento, la pintura, se convertirían en sus formas
filosóficas expresivas de y para la realidad.
José Enrique Rodó captó en su Ariel el alma americana del modernismo:(…) nuestro lema
debe ser mantener la integridad de nuestra condición humana. 49
Ante ello opone la concepción utilitaria, por la cual nuestra actividad está encaminada a una
finalidad: el interés. Para hacerle frente a esta actitud hay que partir de una gran autoridad
moral, que Rodó reclama para nuestros pueblos.
La propuesta de Rodó como alternativa americana es la de modular la actitud originaria y de
nuestra gente con la constancia de la vida, actitud relacionada con la necesidad de la acción
social del hombre americano ante su realidad, comprometida con su situación social y
política, a través de su acción individual, lo cual le otorga una nueva visión a la forma de
hacer cultura como proyecto emancipatorio a esta parte del continente.
48
49
Ibídem, Pág. 218.
José Enrique Rodó. Fin de Siglo. Ariel. Dornaleche y Reyes. Número 30 (1900-01), pp. 283-290.
31
Se inserta Rodó en este sentido en la historia del las Ideas en Cuba y Latinoamérica, ya Félix
Varela, en sus Cartas a Elpidio, se había dirigido a los jóvenes como la esperanza de la
nación.
Por la propia evolución del pensamiento cubano y las coyunturas socio-políticas se
conformaron
sus estructuras, el hombre, se convirtió en el protagonista de las luchas
americanas, se convirtió en el centro de su quehacer filosófico, pero no solo en su acción,
sino también relacionado con sus leyendas, mitologías, su poesía, su forma peculiar de
narrar su realidad. Por lo que el panorama filosófico se abre y diversifica en las formas de la
cultura: el ensayo, el cuento, la novela, la pintura, la poesía, para denominar formas
originales de decir, al acentuar un logos filosófico que se descubre como nuevo paradigma.
I.IV. El electivismo crítico y el positivismo en Cuba.
La tradición de la filosofía electiva cubana se mantendrá viva a lo largo de todo el siglo XIX.
El iniciador de esta forma de pensamiento lo sería sin dudas, José Agustín Caballero y
Rodríguez de la Barrera (1762-1835), entre sus discípulos más connotados estarían Félix
Varela y Morales ( 1788-1853) y José de la Luz y Caballero (1800-1862), y José Martí (18531895) se mostrará como heredero e integrador de lo más puro de esta tradición. Considero
que Jesús Castellanos, tesis que luego demostraré, es portador de un electivismo crítico,
afincado en la realidad nacional.
Recordemos que la primera obra filosófica cubana, Philosophia Electiva 50, fue escrita en
latín, en 1797, por el presbítero José Agustín Caballero para el curso de filosofía que
comenzaría a impartir el 14 de septiembre de ese mismo año, en el Real y Conciliar
Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Guardada en su forma original en distintos
Rita María Buch: José Agustín Caballero, iniciador de la reforma filosófica en Cuba, Editorial Félix
Varela, La Habana, 2001. Pág. 32.
50
32
archivos privados, y solo vio a la luz en su primera edición de 1944 51. Casi ciento cincuenta
años nos vimos los cubanos privados de poder leer sus páginas.
Caballero sentó las bases de un nuevo método de pensar, que enseñó sobre todo
verbalmente a sus discípulos. Su labor diaria, paciente y su actividad educativa y divulgadora
como destacado colaborador del Papel Periódico de la Habana, donde sus escritos sobre la
necesaria reforma en la educación y la instrucción mostraban su actitud antiescolástica y con
una crítica consecuente a la falta de libertad que existía en las cátedras, que limitaba la
iniciativa del maestro, y como miembro activo de la Sociedad Patriótica moldeó poco a
poco nuevas conciencias filosóficas y patrióticas.
Uno de los elementos más interesantes, a mi juicio, en la forja del principio del electivismo
filosófico de Caballero, lo constituye, su oposición al principio de autoridad escolástico y la
libertad de elección entre las diversas escuelas de pensamiento, que es también libertad de
readecuación de estas escuelas y doctrinas.
A juicio del investigador Edelberto Leiva, Caballero constituye (…) el último de los
pensadores criollos, en el sentido pleno que tuvo el criollismo como expresión integral del ser
de la comunidad insular52
Por lo que contribuyó a la renovación de la enseñanza de la filosofía en Cuba, y su
electivismo filosófico constituyó un aporte en la conformación de un pensamiento nacional,
además de ser portador de una actitud crítica ante la esclavitud, con profundo trasfondo ético
cristiano.
El sublime Caballero como lo llamó la investigadora Rita María Buch representa el
pensamiento ilustrado cubano en las fronteras de los siglos XVIII y XIX, el maestro de
espíritu reformador que supo asestar los primeros golpes al escolasticismo y trasmitir a sus
51
52
Ibídem, Pág. 45-48.
Edelberto Leiva Lajara: Revista Honda, número 25 del 2009, Pág. 7.
33
discípulos un nuevo método de pensar y hacer la filosofía en y desde Cuba, el electivismo,
que permitía elegir de entre todos los sistemas, lo mejor y adaptarlo a las necesidades que
reclamaba nuestra Isla.
Electivismo y eclecticismo en el pensamiento cubano.
Considero importante establecer, la diferencia entre electivismo y eclecticismo en la filosofía
cubana. El electivismo según la investigadora Rita María Buch 53 se refiere al nuevo método
de pensar y hacer filosofía en Cuba, cuyo iniciador fue José Agustín Caballero a partir de las
Lecciones de Filosofía Electiva, que impartió a sus discípulos del Seminario de San Carlos y
San Ambrosio a partir del 14 de septiembre de 1797.
La filosofía electiva de Caballero, fue una muestra de que esa era la actitud que mejor se
ajustaba a su empeño de escoger lo mejor de todos los sistemas, sin adscribirse a ninguno
de ellos. Se mostraba en plena lucha contra el método escolástico de corte aristotélicotomista, condujo a Caballero a escoger lo mejor del pensamiento moderno europeo, que
resultó ser por una parte, la idea de Francis Bacón sobre la necesidad de la experimentación
para el avance de la ciencia y el dominio de la naturaleza, y por otra la duda y el método
cartesiano, como arma indiscutible contra la escolástica.
Por su parte, el eclecticismo en filosofía, además de aparecer desde el punto de vista
cronológico, posterior al método fundado por Caballero, está asociado a la influencia recibida
de Europa, de una escuela de pensamiento francés, conocida también como eclecticismo
espiritualista, cuyo máximo exponente fue Víctor Cousin (1792-1867). Los presupuestos
teóricos-filosóficos de esta corriente de pensamiento, distan sustancialmente de los del
electivismo cubano.
Rita María Buch: Aprehensión de l Historia de la Filosofía con sentido ético-cultural. Su concreción en el
pensamiento cubano electivo .Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2011, Pág. 308.
53
34
La filosofía de Cousin significó un intento de revivir la especulación, en detrimento del avance
que había alcanzado el pensamiento sensualista-materialista al calor del progreso científico
experimentado en Europa entre los siglos XV y XVII , por cuanto Cousin partía de los
llamados hechos de la conciencia, sin considerar su base objetiva, por lo que bajo el nombre
de eclecticismo proponía un tratado de paz a todos los sistemas, a lo que quiere conciliar, y
retener lo más valioso de ellos, en su obra Fragmentos de Filosofía Moderna, se advierte un
convencimiento de que en la filosofía se han producido todos los sistemas posibles, por lo
que no queda otro camino que renunciar a toda filosofía o según sus propias palabras:
“(…) agitarse en un círculo de sistemas gastados recíprocamente, en cuyo caso hay que
extraer lo que hay de verdadero en cada uno de los sistemas y componer una filosofía
superior a todos los sistemas y que gobierne a todos, dominándolos a todos”54
La investigadora Rita María Buch demuestra que cuando los escritos de Cousin comienzan a
circular por Europa hacía 1815, ya hacía tres décadas que nuestro presbítero había ocupado
la cátedra de filosofía del Seminario Habanero. La fama de Cousin solo llegó a La Habana
hacía 1830-1840 y encontró unos pocos adeptos, fundamentalmente en La Universidad de
La Habana, entre los que cabe mencionar a los hermanos Manuel y José Zacarías González
del Valle. Contra el Eclecticismo Espiritualista de Víctor Cousin, se pronunciaría por escrito,
lo impugna con sentido polémico, José de La Luz y Caballero, en una de las obras más
críticas que haya conocido la bibliografía latinoamericana del siglo XIX. 55
En 1798 a medio año de escrita su Filosofía Electiva, en el discurso filosófico declara
Caballero:
Ibídem, Pág. 309.
Para profundizar en el tema consultar 55 Rita María Buch: Aprehensión de la Historia de la Filosofía con
sentido ético-cultural. Su concreción en el pensamiento cubano electivo .Editorial Ciencias Sociales, La
Habana, 2011, Págs. 310-315.
54
55
35
“(…) murió para siempre el horrísimo escolasticismo en Europa. Tal guerra le hicieron Feijoo,
el apologista universal y el Padre Centeno. Desaparecieron con él las viejas sombras que
oscurecían sus delicados entendimientos. Entró en su lugar la antorcha de la verdad.” 56
Como lo primero que hace falta es que los cubanos aprendan a pensar claramente; Varela se
encarga de proveer esta disciplina. Barre con los latinajos escolásticos y propugna en
español, la lógica de los nuevos tiempos y les brinda a los cubanos la posibilidad de
reconocer en qué deben pensar los mismos. Con este aporte de técnica intelectual, se cierra
esta etapa de preparación en que, leal a las instituciones, el cubano se ha adiestrado sin
embargo para disentir.
Según Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y García-Menocal, en Varela:
“(…) la aprehensión de la filosofía se expresaba como una conjunción bien articulada de
saberes: de los antiguos y de los modernos y de las diversas escuelas sin exclusión. De ahí
el calificativo de electiva a su filosofía 57. ’’
Se considera que Varela fue, en Cuba, un innovador, en cuanto a su clamor por la abolición
de la esclavitud, en cuanto a su proyección sociopolítica, en relación con España y cualquier
otro país y por el régimen democrático de corte parlamentario, como meta para la sociedad
cubana independiente.
Es probable que antes que él, nadie hablara en Cuba con tanta convicción y lenguaje tan
articulado,
con razonamientos eminentemente filosóficos, éticos y teológicos que hoy
calificaríamos como antropológicos.
El patriciado incipiente de nuestra cultura: “(…) Hechevarría, Caballero, Espada y Landa,
Varela, habían sido a la vez, hombres de iglesia y del Iluminismo.” 58 Se dio junto a ellos la
idea y el afán de construir un pueblo. Luz y Caballero con una formación personal de doble
signo: religioso y científico contribuye a acumular uno de los tipos de fuerza necesaria para el
glorioso empeño: la energía moral y es que a lo largo de su vida logró conciliar: “la ciencia y
Ibidem. Pág, 235.
Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y García-Menocal: Revista Honda número 25 del 2008. Pág 16.
58Jorge Mañach : Luz y el Salvador. Discurso pronunciado por Jorge Mañach el 27 de marzo de 1948.,La
Habana, Imprenta El Siglo, Pág. 4.
56
57
36
la conciencia.” 59 A los jóvenes les promete inculcarles: “un gusto insaciable por el estudio
de la naturaleza”60. Y aquel liberalismo del espíritu que la filosofía da se manifiesta en la
tolerancia. Para los cubanos de entonces, saturados de autoritarismo, tolerancia no significa
sumisión, sino independencia crítica.
En cuanto a la educación, lo que importa para Luz es formar hombres: hombres más bien
que académicos, la escuela de maestros dice: “(…) será el medio más eficaz de alcanzar una
educación realmente nacional”. 61
Según la investigadora Alicia Conde, Luz precisaba así su concepto de filosofía:
(…) un sistema de doctrinas y dogmas que así se ocupa de la exposición de las leyes del
hombre y del universo (…) todo sistema que aspire al nombre de filosofía ha de ofrecer
respuesta plausible a esta triple pregunta: ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?
(…) problema siempre renovado que presenta la humanidad 62.
El electivismo filosófico de Don Pepe se reflejaba en esta cavilación filosófica, o sea ¿Qué
función social cumples en la sociedad?, ¿Qué compromiso tienes con la escuela y maestro
que te formó?, ¿A qué sociedad aspiras y que ciudadanos quieres formar? En la Cuba
colonial que le tocó vivir a Luz la respuesta a esta problemática filosófica significaba un
elemento esencial en el propósito de fundar la nación.
Para el padre Varela y para el propio Luz, electivismo no significa más que el liberalismo en
filosofía, un modo de barrer con la escolástica y todo el autoritarismo pedagógico, cultural y
hasta político a que estaba adscrita. A la vez que reconocieron la necesidad de fomentar al
país para la civilización, necesitaban sensibilizar una sociedad para la cultura y para una
existencia moral responsable.
Si para ellos no hubiese sido tan vivo, la problemática de la patria, se hubieran podido
entregar a la polémica ideológica y filosófica, pero al decir de Mañach: (…) eran fundadores
Ibídem. Pág., 12.
Ibídem. Pág., 12.
61 Ibídem. Pág., 16.
62 Alicia Conde Rodríguez: José de la Luz. La filosofía y la polémica de la emancipación cubana. Revista
Honda, número 25 del 2008, Pág. 34.
59
60
37
de pueblos, y no doctrinarios y sacrificaron la coherencia filosófica a la doble necesidad
histórica 63.
Varela había librado y ganado la primera batalla de la enseñanza cubana, que rehabilitó la
inelegancia frente a la memoria, la libertad crítica frente a la rutina autoritaria. Luz y Caballero
libraría la segunda, y exalta la conciencia junto a la inteligencia, la disciplina moral junto al
riguroso saber, bajo idéntica consigna:” de ciencia y conciencia.” 64
Así, con aquella disciplina exigente y paciente, donde el énfasis del método explicativo no
estaba puesto tanto en, lo que hoy llamamos impartir, como en el compartir, en suscitar la
colaboración comprensiva del estudiante. Así se llegaba, sin dudas a una gran
independencia de carácter, a una fijeza muy notable de convicción y de principios, como
dijese Mañach:
“(…) los pueblos nunca se logran de un solo empeño (…) el 68 representó el pensamiento
patrio de Luz como el 95 había de representar el pensamiento republicano de Martí. Por
delante del apóstol de masa había tenido que ir el apóstol de hombres. 65”
José Martí no solo intenta nutrirse de lo mejor del pensamiento filosófico de su época, al
margen de cualquier posición ecléctica, sino que lo hace de manera original. Un punto de
partida para el análisis de su filosofía lo será sin dudas la armonía, y recibe así una
influencia del pensamiento cubano que concebía la plena armonía entre: naturalezasociedad-hombre.
Martí es portador de una filosofía con numen ensayístico y vocación ecuménica 66, expresada
en las diferentes formas de la producción espiritual del hombre y permeada de sentido lógico,
artístico literario y humano. La política y la axiológica convierten la filosofía martiana en un
Ibídem. Pág., 18
Ibídem. Pág., 23.
65 Ibídem. Pág.35.
66 Elena Rivas Toll. Pensamiento filosófico de José Martí. Un estudio desde las dimensiones políticoaxiológicas. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2008, Pág. 148.
63
64
38
programa científico de lucha y resistencia para lograr el reino de la libertad, sobre la base de
una cultura del ser que una los sentimientos del hombre y la sociedad, que aspira a construir.
Pensamiento electivo crítico de Castellanos y el positivismo en Cuba.
Como se ha planteado con anterioridad, Castellanos es portador de un pensamiento electivo
crítico; el punto de partida para comprender su idea de una propuesta de reformulación
axiológica a los intelectuales, las instituciones sociales y con ello, la renovación ética del
sujeto axial, es precisamente el cambio social que se opera en Cuba a principios del siglo
XX, o sea, el nacimiento de una República lastrada por la dependencia y el subdesarrollo.
Para poder comprender el pensamiento filosófico electivo crítico de Castellanos es necesario
comprender, que su reflexión filosófica, se encuentra diluida en sus ensayos y obra literaria,
o esa es un sujeto reflexivo, que insiste en una nueva modalidad de filosofar, pues realiza
una crítica axiológica desde la virtud doméstica, como aspiración intelectual-cultural de su
ideal, el Sujeto Axial, como nuevo sujeto de la actividad intelectual, que aspira a una imagen
más abarcadora e integradora de la función del intelectual: intelectualidad artístico-literaria,
poetas, novelistas, periodistas y pintores.
Sus concepciones reflejan, que los valores deben insertarse en el corpus de la cultura del
ser para penetrar con fuerza en el modo de actuar y pensar del hombre. Hay, por tanto, que
cultivarlos para pertrecharnos de toda una serie de conocimientos, valores y métodos para
conocer el entorno, hacerlo humanamente aprehensible y transformarlo (en los márgenes de
la virtud doméstica). De esta forma, la mediación axiológica enriquece su filosofía porque
demuestra que:
•
Castellanos, como pocos intelectuales del continente en su época, concreta su filosofía
en una axiología crítica electiva de honda raíz latinoamericanista y universal.
•
Su filosofía se convierte en un sistema dinámico de valores para poder realizar el ser
esencial del hombre, que encamina su accionar hacia el deber-ser, que nace de la
39
tradición política, filosófica y pedagógica de Caballero, Varela y Luz, proyectada en una
doctrina de valores que comienza con la filosofía electiva de la libertad de pensar,
después el conducir cubano a, en qué pensar, para luego poder formar el “todo hombre”
de pensamiento y acción.
•
Su teoría axiológica propone un conjunto de metas al hombre que sirven de vehículos
movilizadores de lo mejor que encierra la naturaleza humana.
•
Las claves filosóficas de Castellanos devienen ideario cultural o una filosofía de la cultura
expresada en un logos literario y pictórico. Es un proyecto alternativo del que emergen
valores para la humanidad, en un momento en que el continente atraviesa una
renovación axiológica, que le otorga una cualidad peculiar a su filosofía. Es un programa
para sembrar ciencia y conciencia en tierras latinoamericanas y con ello, forjar una rica
espiritualidad que se aparta de otros modelos de colonización mental ajenos al nuestro.
•
Se desprende de su filosofía una profunda concepción humanística-axiológica, donde el
hombre es sujeto-agente del devenir histórico, producto de las circunstancias. Se puede
afirmar que desde su teoría axiológica siembra una cultura de la liberación, la resistencia
y la lucha para no dejar de ser.
Su ideal axiológico es inspirador de fe y justicia, en él se funden ciencia y conciencia, es
ejemplo de universalidad y cubanía. De él emana un proyecto político y social más armónico
con la naturaleza humana, que asume lo mejor de la herencia del pensamiento de todos los
tiempos, y por ello, trasmite valores que trascienden en el camino de la búsqueda constante
del perfeccionamiento humano.
Si es cierto que en la obra de Castellanos no existe una teoría axiológica sistematizada, su
concepción sobre los valores está lógicamente estructurada, posee coherencia interna y un
sistema de categorías centrales y operativas que revelan la espiritualidad del hombre. Lo
40
más relevante dentro de la misma radica en el carácter concreto que le imprime a los valores.
Son modos a través de los cuales se expresa la conducta de los hombres ante las más
disímiles esferas de la realidad. Prioriza los valores éticos y los relaciona con el arte y la
política, como elementos que determinan la actuación de los hombres. Por último, asume los
valores insertados en la cultura como realidad social humanamente aprehensible.
Como intelectual vive Castellanos una etapa de transición societal general que se despliega
en dos niveles: ruptura y continuidad; ruptura con las herencias históricas-culturales
negativas de la dominación colonial hispana, entre las que se destacan: el mimetismo
intelectual, el tradicionalismo cultural y la mentalidad colonial. Con el fin del dominio colonial
español en Cuba se rompen estas formas de dominación para montarse nuevas formas de
dominación, ahora neocoloniales.
La continuidad se expresa en las herencias históricas positivas: la tradición del pensamiento
electivo cubano, crítico-humanista, emancipatorio y nacionalista; es difícil y vano en términos
definitorios reducir a Castellanos en una u otra escuela de pensamiento, cuando él mismo
criticó lo efímero de los sistemas filosóficos. Lo cierto es, que capta el momento de
complejización y diversificación de los sujetos de la producción intelectual en la Cuba de su
época y para ello desde el electivismo se manifiesta a la hora de escoger de todos los
sistemas, sin adscribirse a ninguno de ellos.
En sus novelas es palpable el naturalismo, pues así podía reflejar con soltura la realidad de
Cuba. Del pragmatismo norteamericano asume la concepción de una pedagogía renovada
que busca superar los elementos escolastizantes, además de una educación progresista:
autonomía del individuo; de Miguel de Unamuno, una preocupación existencial sobre la
condición humana y su capacidad de sobreponerse a las crisis sociales; de Nietzsche, la
crítica al puritanismo moral y el valor del voluntarismo individual como vía de transformación
de la realidad; de Rodó e Ingenieros la posibilidad de mostrar su obra literaria con
41
transcendencia filosófica, además del optimismo antropológico. Del positivismo como él
mismo expresara (…) dejo a la humanidad el regalo de un método (…) sustituyendo a la
vaga ontología 67. Desde el método positivista aspira a un sujeto axial como idealización de
sus aspiraciones ante una realidad ante la cual reflexiona-valora. Reflexiona sobre su
realidad, no para cambiarla, sino para transformarla en la formación de ciudadanos
modernos, el hombre constituía el centro de su preocupación, el rescate de la individualidad,
como factor edificante de la sociedad.
El positivismo en Cuba.
Tras el fracaso de la guerra grande, el pensamiento positivista comienza a penetrar en la Isla
presidido de ciertas libertades y sobre todo, de una viva conciencia de la personalidad
cubana. La guerra había quebrantado mucho el dominio criollo de la economía insular; pero
no lo ha desplazado todavía. Sobre ese doble cimiento de tolerancia política inherente y de
relativa prosperidad económica, se asienta un período enérgico de la cultura, en que esta se
desarrolla con varios pensadores, algunos de la pauta española, y adquiere cierto sentido
europeo en su atención y disciplina.
El tono de la nueva época, que la “Revista de Cuba” de Cortina y la “Revista Cubana” de
Varona, imprime, desde su primer momento, es crítico, cientificista y escéptico. En lo político,
se tiende a aceptar el aplazamiento de la solución cubana desde una filosofía evolucionista
que toma en Varona un sentido mesiánico, de esperanza cultural y en Montoro un sentido
dialéctico, de militancia autonomista.
El positivismo en Cuba, como en el resto de América Latina, opera como una filosofía de
vanguardia, si se considera que la necesidad histórica objetiva del continente y la Isla era
abrirle paso a la sociedad burguesa y al proceso de modernización cultural que le acompaña.
Jesús Castellanos. Rodó y su Proteo. Discurso pronunciado en la inauguración de la Sociedad de
Conferencias el 6 de noviembre de 1910. Imprenta Comas y López, La Habana, 1910, Pág. 16.
67
42
En Cuba esta filosofía constituyó, en la segunda mitad del siglo XIX, un cuerpo teórico
enfrentado a la vieja tradición escolástica colonial. La Ilustración había dado la primera
batalla, por lo que constituyó en el país el mecanismo más científico para abrirse paso el
positivismo.
La sociedad insular de la segunda mitad del siglo XIX estaba precedida por la necesidad
objetiva de superar las relaciones coloniales y forjar la nación independiente, como condición
ineludible para el desarrollo de una sociedad burguesa moderna. En ese camino debía
producirse la abolición de la esclavitud y el paso al trabajo asalariado, todo bajo la égida del
pensamiento liberal y la aspiración a una democracia burguesa 68. El debate filosófico en este
período no puede entenderse al margen de esas grandes necesidades de la sociedad
cubana.
La Revista de Cuba, dirigida por José Antonio Cortina, y la Revista Cubana, que es su
continuadora, bajo la dirección de Enrique José Varona, fueron órganos de prensa
fundamentales en la divulgación de las nuevas ideas. Solo en ese contexto de oposición de
estos dos frentes culturales, con su intenso contenido político, se comprende la verdadera
significación del debate filosófico entre escolástica y positivismo, entre una lógica deductiva y
una inductiva, entre la metafísica que recurre a lo absoluto y el determinismo que defiende el
hecho natural concreto; al decir de Cintio Vitier el iluminismo se había convertido fácilmente
en positivismo 69.
Se caracterizó, entre otros elementos, por su reacción antiespeculativa, es decir, su apego al
hecho positivo, al hecho demostrado, al conocimiento de las ciencias naturales, que
establece como norma el conocimiento científico como teoría dominante, por lo que
desarrolla un cientificismo gnoseológico: el culto a la ciencia.
68 Diana Abad, María del Carmen Barcia y Oscar Loyola : Historia de Cuba II. La Guerra de los Diez
Años: La Tregua Fecunda. Ministerio de Educación Superior, La Habana, 1989. Pág. 134.
69 Vitier Cintio. Ese Sol del Mundo Moral. Ediciones Unión, La Habana, 2002. Pág. 131.
43
Se basa en la utilización de métodos empíricos como la observación y la experimentación. Es
marcadamente determinista, al reconocer que en la realidad los fenómenos están
determinados por causas naturales, reconoce la realidad objetiva. Expresa una filosofía
optimista en defensa del orden y el progreso burgués, y se identifica con las ideas
democráticas y liberales 70.
De manera que el positivismo, en el caso de América Latina y especialmente en Cuba, fue
considerado por muchos una corriente progresista que intentaba ser el fundamento filosófico
para el completamiento de cambios económicos, políticos, sociales y culturales en esta
región.
Castellanos reconoce la valía del método positivista, y el aporte que realizó el mismo para el
desarrollo de las ciencias, su objetivo no era demostrar el origen de las cosas, sin embargo
dotó al hombre moderno de métodos científicos en la interpretación de la realidad.
Los esfuerzos del autor objeto de investigación y los jóvenes intelectuales que conforman la
primera generación republicana se encaminaron a fomentar la dialéctica iluminista del
positivismo (rigurosamente científica) en la enseñanza general y en la Universidad; a
encauzar la juventud talentosa hacia las disciplinas particulares, sin desechar al mismo
tiempo, la formación moral y cívica de las nuevas generaciones, armonizada con el desarrollo
de los conocimientos y el fomento de las ciencias positivas.
Se pretendía poner en manos de la ciencia y la instrucción, la función de transformar a los
hombres y las circunstancias: todo bajo la fe en la posibilidad de la evolución social.
Los factores socioeconómicos, políticos y sociales que condicionaron la asimilación de
Castellanos, y de la joven intelectualidad al positivismo, son harto conocidos. Solo es
necesario destacar la importante idea del historiador y filósofo Antonio Sánchez de
70
Ibídem. Pág. 133.
44
Bustamante, en lo que a los motivos del escritor habanero y los jóvenes intelectuales se
refiere, para optar por la asimilación y disfunción del positivismo:
“(…) Era el mensaje de la cultura occidental, con los naturales lustros de tardanza con que
cruzaba el Atlántico. Pero era también la mejor forma que dársele a una cultura en ciernes,
para que iniciara en los temas gravísimos de la filosofía (…)”. 71
Aunque Castellanos y los intelectuales de
las primeras décadas no compartieran
completamente las doctrinas positivistas europeas, ya por sus inconsecuencias teológicas,
teleológicas y metafísicas que tendían a restablecer la posibilidad de la religión, o por el
ultraoptimismo de Spencer en las posibilidades de la evolución social y moral, sí fue
partícipe de la ingenua fe en el valor de la ciencia positivista, la racionalidad humana y la
cultura, para reorganizar la sociedad y brindar mayor cantidad de felicidad posible a mayor
cantidad de personas, a través del mejoramiento social.
En los pensadores de las primeras décadas republicanas, según las ideas de Varona,
predominó el aliento positivista de Hebert Spencer, pero en sus concepciones se
entremezclan las concepciones de diferentes autores europeos y del continente, y se
conforma un pensamiento cubano para abordar la realidad.
Sería incorrecto deducir su adhesión a los puntos de vista casi metafísicos del autor inglés.
La pretendida validez del principio metafísico no fue aceptada por estos intelectuales, puesto
que el fundamento de la evolución sería incognoscible y por tanto era dudoso su carácter de
principio, es a lo sumo la descripción más general de los fenómenos al alcance de la
experiencia y el intelecto.
Tampoco compartieron el carácter teleológico del evolucionismo. Según Spencer, el ascenso
evolutivo de la homogeneidad indefinida hacia la heterogeneidad definida, marca la pauta de
todo posible devenir hacia un máximo de estructuración y organización, que hacía posible
71Citado
por Vitier Medardo: Las Ideas en Cuba. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1970. Págs.
241 y 242.
45
todo ulterior desarrollo. Es contra esta concepción, que Varona y los jóvenes intelectuales, se
afianzan aún más en la idea de la perennidad del cambio, de la transformación y el devenir
de lo real, que no reconoce finalidad alguna, aunque sí, un sentido progresivo.
Los ensayos de los jóvenes intelectuales ilustran uno de los pensamientos que por su
carácter implícito, desbordan el credo positivista y reafirman la dualidad entre credo filosófico
e intuición del mundo, ella es consecuencia de los límites autoimpuestos por la concepción
positivista, que le impedía calar en los hechos, es decir, aceptan la existencia de valores y
sentimientos eternos y además, la relación entre lo eterno en el hombre y su expresión
histórica e individual en toda época 72
Si desde la postura positivista, se enfoca la creación espiritual, la psiquis humana y las
relaciones morales con la perspectiva metodológica científico – naturalista, en la intuición del
mundo se acentúa la valoración y la penetración de individuos, hechos humanos, de sus
conflictos, sus miserias y virtudes, desde la perspectiva axiológica, que no podía ser
entendida en el credo positivista, sino bajo el prisma evolutivo, donde se difumina la
complejidad de todo desarrollo histórico y no se puede concebir, a través del cambio, la
universalidad de ciertos valores humanos para enjuiciar la vida en toda época 73
Pero el alcance de la hermenéutica como procedimiento interpretativo, no circunscribe su
validez a los temas histórico – literarios, sino que mediante él se amplía la interpretación
filosófica del hombre, el valor del poderío cognoscitivo, de la correlación entre lo instintivo y lo
espiritual. Este es, a juicio de la autora de este trabajo, un punto decisivo para comprender la
trayectoria intelectual de los pensadores de las primeras décadas republicanas y el
Enrique José Varona , El idealismo y el naturalismo en el Arte. Obras. Editorial Miguel de Vida, La
Habana 1980, Pág. 34.
73 Jorge Luis Villate Díaz. Antología de Historia de la Filosofía Cubana y Latinoamericana. Positivismo y
Weltanachaung en el pensamiento de Enrique José Varona. Universidad de la Habana. Facultad de
Filosofía e Historia. Editorial Universitaria. Pág. 234- 302.
72
46
entrelazamiento de su credo positivista, y una intuición del mundo que se expresa como
síntesis cosmovisiva de la emergencia de un nuevo sujeto antropológico.
La crítica a la concepción comteana de la evolución general del espíritu humano, dice
también de la repulsa de Varona y la juventud intelectual que le seguía, a cualquier forma de
teologismo y al intento de restaurar la religión por muy científica que se le quisiera presentar.
Es revelador el rechazo a la conciliación entre ciencia y religión, propugnada por las dos
figuras paradigmáticas del positivismo europeo: Augusto Comte y Herbert Spencer.
Desde este posicionamiento, se ve al hombre como la única fuente y la responsabilidad de la
imperfección y del mal, pero no por ser algo relativo en la actuación humana, sino como
condición natural eterna de su acción y como elemento eliminable, debido a la superación de
la inmadurez moral e intelectual de la humanidad
Se considera que en los artículos y ensayos de los pensadores de 1910 en lo adelante, a
pesar de la posición positivista que domina su pensamiento, ya afloran elementos
relacionados con la concepción humanista, intuitiva y valorativa (axiológica); no se puede
pensar que esta concepción tenga el mismo nivel de maduración en todos los pensadores
que conforman las primeras décadas republicanas, pero en el caso de Jesús Castellanos, es
un hecho consumado.
La hermenéutica como método interpretativo es otro elemento, es un presupuesto que
funcionó en el análisis interpretativo de personajes y hechos históricos y literarios, de hechos
vitales que junto a la perspectiva axiológica condicionan una visión del mundo extra
positivista; en los análisis realizados sobre la realidad humana y de su repercusión histórica,
fluye el diálogo vivo que Castellanos establece entre autores, personajes y hechos vitales de
épocas diferentes, que se ven relacionadas bajo la mirada escrutadora del crítico, por lo que
se establece la comprensión de la reconstrucción de las condiciones epocales, que
condicionan la personalidad histórica o la obra en cuestión. Es por eso, que Castellanos
47
admite la necesidad de reconstruir el medio histórico para comenzar a comprender al hombre
como personalidad.
Los pensadores de 1910-1920 se expresarán en el plano filosófico con un pensamiento que
se puede definir como de articulación o síntesis cosmovisiva entre un pensamiento científico
– positivo y el otro, el intuitivo – humanístico, para lo cual tomarían como referente intelectual
a la figura del filósofo cubano Enrique José Varona y pretenderían como él, encauzar a las
nuevas generaciones hacia la formación moral y cívica, armonizada con el desarrollo de los
conocimientos y el fomento de las ciencias positivas
48
CAPÍTULO
II:
EL
PENSAMIENTO
SOCIAL
DE
JESÚS
CASTELLANOS:
ESPECIFICIDADES DE SU COSMOVISIÓN FILOSÓFICA.
II.I --- Cambio social y político en el contexto cubano: las mediaciones políticofilosóficas: la virtud doméstica, el plattismo, el panhispanismo y el panamericanismo.
Se considera que con el inicio de la República Neocolonial (20 de mayo de 1902) se produce
dentro de la sociedad cubana un cambio social o de la dinámica social importante, a partir de
los cambios estructurales que se realizan dentro de la sociedad. Si se entiende por sociedad
la totalidad unitaria y la estructura económica de la misma, o sea, la estructura básica de la
sociedad y los elementos no estructurales y su núcleo central: entramado con principios u
estructuras axiales.
Existen dos niveles esenciales para el cambio social: el estructural, relativo a la sociedad y el
nivel paraestructural, como institución particular de la estructura social. Es importante
determinar que no es lo mismo, que haya cambiado el núcleo estructural de una sociedad, a
que lo hayan hecho determinados elementos institucionales periféricos.
Toda teoría del cambio social debe discriminar su propio ámbito de aplicación (la estructura y
la paraestructura) para entender, no lo que cambia , sino cómo lo hace; para ello es
elemental descender por debajo de la propia articulación institucional de la sociedad, por
donde transita la acción individual, por lo que otro elemento cardinal en el cambio social
consiste en la transformación estructural o paraestructural que resulta de la acción individual
situada en el seno de ese marco institucional. Si las estructuras sociales son susceptibles de
cambio y tienden a perpetuar su existencia, se produce una inercia institucional en la vida
social, expresión de la resistencia al cambio del cuerpo social; para que se produzca la
reproducción institucional y su transformación, una clave importante lo es la socialización del
49
individuo, cómo el mismo es capaz de aprender a interiorizar el complejo de normas de
conductas y valores culturales.
La autora coincide con el criterio del hecho, de dejar de ser colonia de España para ser
neocolonia de los Estados Unidos, se produce un cambio social o de la dinámica social
importante, o sea, se desmonta un sistema de dominación, con sus consecuentes formas
axiológicas, por otro, pues cada hegemonismo político o cultural presupone una determinada
carga axiológica. En la Cuba de principios del siglo XX con el fin del dominio español se
reemplaza la dominación directa, por la dominación económica: tendremos bandera, himno,
una República, pero siempre que se comercie con los norteamericanos.
Las nuevas relaciones que se establecen con la nueva metrópoli se realizan sobre la base de
la dependencia; y lo que es aún más complejo, sobre los moldes del pensamiento
conservador y mimético de los intelectuales, heredado de España, del retraso de las
instituciones, según Castellanos (…) que colecciones de esa fragmentaria labor compilada
acaso por terceras y piadosas manos, entrarían a robustecer la pobre y frívola biblioteca
nacional 74.
El inicio de la labor intelectual será arduo, será necesario preparar un país para la vida
republicana, el cual no cuenta ni con ciudadanos, ni con instituciones acordes para la labor
social que el país demanda; la aspiración de Castellanos de un sujeto axial, es básica, para
realizar la transformación social de la joven república.
Según el investigador Rigoberto Segreo:
(…) la dependencia condicionaba el carácter antinacional de la oligarquía, mientras que la
desarticulación económica determinaba la invalidez de las clases medias frente a la
dominación extranjera. La anestesia colectiva que observa Márquez Sterling paralizaba las
fuerzas de la nación 75.
Jesús Castellanos.Rodó y su Proteo. Discurso pronunciado en la inauguración de la Sociedad de
Conferencias el 6 de noviembre de 1910. Imprenta Comas y López, La Habana, 1910. Pág. 5.
75 Rigoberto Segreo Ricardo. Cautivos de la Virtud Doméstica. Inédito. Pág. 347.
74
50
Como alternativa a la solución de la problemática nacional surgirán mediaciones políticofilosóficas: la virtud doméstica 76 la endeblez de las clases medias no era ideológica, sino
estructural, las mismas habían asumido el liderazgo de la contienda revolucionaria de 1895
(la guerra necesaria), pero llegaron arruinadas al inicio de la República. Cuando España se
va de Cuba, se queda la burguesía española que disfrutará de sus propiedades, la burguesía
cubana sin capacidad para interferir en los asuntos económicos, situarán sus soluciones en
la esfera de la política, la moral y la cultura.
Un núcleo fuerte de la Virtud Doméstica lo será el nacionalismo, las clases medias cubanas
creyeron con inocencia que la preservación institucional republicana, garantizaba la
soberanía nacional. Equívoco que venía del hecho de que sus soluciones se situaban en el
espacio de la cultura, la moral y la política, no penetraban en las verdaderas estructuras de la
dependencia.
El investigador Rigoberto Segreo logra plasmar con claridad meridiana los ejes centrarles de
la Virtud Doméstica:
(…) Defendieron la independencia de la nación desde sus posibilidades históricas y estas no
los favorecían. El mérito está en no haberse rendido cuando todo a su alrededor era ganado
por la frustración y el pesimismo. Construyeron un ideal de nación contra viento y marea y lo
defendieron con una sinceridad conmovedora. El desgarramiento sobrevino cuando se
percataron de que luchaban contra molinos de vientos. La convivencia con el vecino del
Norte no era posible sino bajo la más absoluta subordinación.
No fue, sin embargo, una generación improductiva. Nos legaron el desacuerdo con el orden
impuesto a Cuba por los Estados Unidos, la dignidad cívica ante el latrocinio y el mal
gobierno, la reivindicación del derecho de Cuba a la independencia. Fueron hombres cultos,
La Virtud Doméstica es un sistema de pensamiento diseñado para evitar la injerencia norteamericana.
Su lógica partía de la imposición del derecho de intervención, frente al cual las clases medias se
reconocían impotentes. Esa incapacidad hacia fuera los obligaba a concentrarse hacia adentro. Su única
posibilidad de salvar la República era evitar a toda costa los motivos que pudieran desencadenar la
aplicación del artículo tercero de la Enmienda Platt. Virtud, moralidad, orden interior, es todo lo que esta
intelectualidad puede esgrimir en defensa de los intereses nacionales. Ver Rigoberto Segreo Ricardo.
Cautivos de la Virtud Doméstica. Inédito. Pág. 357.
76
51
de refinado entendimiento, gestores de una obra intelectual muy aportativa a la cultura
nacional. No lograron evitar la injerencia; la Virtud Doméstica era un sueño imposible, pero
no dependía de ellos. La dispersión estructural los invalidaba para contrarrestar el poderío
norteño. Representaron la izquierda liberal nacionalista, alternativa con escasas posibilidades
de éxito frente al conservadurismo antinacional de la oligarquía plattista 77.
Su crítica al caciquismo político y a la corrupción administrativa, sus afanes moralizantes y
educativos, su intensa labor en el campo de la cultura, y su patriotismo indiscutible,
contribuyeron a la creación de una conciencia nacional de inconformidad ante el status
republicano 78.
El papel de transición que le tocó jugar a Castellanos y a los hombres de su generación, se
expresa en la determinación de mantener redivivo el sueño de la nación independiente, ante
uno de los momentos más difíciles para la cultura cubana.
La autora considera a la primera generación republicana, como la primera generación
filosófica 79 del siglo XX, vive desde su espacio crítico desde las coordenadas positivistas,
pero es capaz de advertir que el mismo ya no resuelve todas las expectativas, principalmente
comienza el desmontaje del determinismo biológico y se abre a las primeras influencias de
otras corrientes de pensamiento. Es como si esta generación se quedara sin motivos
filosóficos y sufre la angustia de la búsqueda.
“Fin de Siglo”, Retrato de Hispanoamérica en la época Modernista (1875- al segundo lustro
del siglo XX), tiene la virtud de ser una revista que enuncia el modo de expresión del
modernismo y del liberalismo latinoamericano. Es este, precisamente el nuevo pensamiento
al cual se hacía referencia.
Un elemento esencial de la virtud doméstica, lo constituía la educación, Las revistas que se
han usado como fuentes para Fin de Siglo tienden a referirse a las escuelas públicas más
bien que a las privadas. Después de 1870, crecía el descontento con este tipo de escuelas,
Rigoberto Segreo Ricardo. Cautivos de la Virtud Doméstica. Inédito. Pág. 456.
Segreo Ricardo. Cautivos de la Virtud Doméstica. Inédito. Pág. 459.
79 Kenia Abreu Cuenca. Tesis de Maestría. La Generación del Diez: Crítica al conservadurismo positivista.
Pág. 62.
77
78Rigoberto
52
porque el plan de estudios y el sistema pedagógico que se empleaba parecía no formar
hombres verdaderamente instruidos y útiles al país:
(…) se enseñaba algo de lectura, gramática, aritmética, geografía, catecismo católico, historia
sagrada y del país- todo esto a base de ejercicios teóricos, analíticos y pasivos en lugar de
trabajos que requiriesen una actividad intelectual creadora fundada en las reglas y el manejo
práctico de la información enseñada. 80
Lo anterior ilustra la necesidad de cambiar el espíritu de la educación de escolástico a
científico en todos los niveles, lo más difícil sería encontrar profesores capaces de enseñar
los nuevos cursos .Respecto a este último punto, las revistas finiseculares revelan dos
cosas:(…) primero que en todas partes se pedía primero la educación científica, y segundo,
que nadie estaba seguro de cómo esta debía impartirse 81
Entre las reformas se destaca realizar menos énfasis en las reglas del estilo y la teoría de la
composición y más práctica en el uso de la lengua hablada y escrita; la necesidad del uso de
las lenguas extranjeras , una ampliación del estudio del francés y del inglés; además de
solicitar la ayuda de profesores extranjeros, esta última opción se aceptaba al inicio de la
época modernista, cuando el libre cambio era todavía la política de moda, pero no a fines del
período, cuando el proteccionismo empezó a reinar en todas partes. Es un planteamiento
que realista o no, se erguía de este modo (…) no necesitamos de profesores importados
para formar una juventud robusta de conocimientos prácticos técnicos de nuestro país 82
Quizás el mejor ejemplo de esta visión pedagógica se encuentra en José Enrique Rodó el
cual:(…) quería desarrollar en lo posible, no un solo aspecto, sino la plenitud del individuo 83
Rodó creía que era posible realizar esta tarea con la implementación del principio
democrático de la educación universal, en una sociedad que reconociera el valor de todo ser
Fin de Siglo. Número I (1875-76), pp. 51-58.
Juan Enrique Lagarrigue. Necesidad de una gran reforma en la enseñanza, Revista Chilena, 1878: 38393.
82 Pedro A Labarthe, El Ateneo. Congreso Higiénico Escolar del Perú .diciembre 1899: 586-607.
83 José Enrique Rodó .Ariel. Montevideo: Dornaleche y Reyes, 1900.
80
81
53
humano y concedería igual respeto a cada uno. José Martí apoyaba el concepto de la
enseñanza obligatoria y agregó la de la libertad de enseñanza.
Es interesante observar el criterio de los finiseculares sobre la incapacidad de las teorías
pedagógicas de proporcionar el deseado equilibrio de nuestras tierras de América, al
respecto plantean:
(…) al examinar las teorías pedagógicas que se defendían en Hispanoamérica en la época
modernista y los sistemas de educación que existían allí durante ese período, es obvio que
eran incapaces de establecer las bases necesarias para realizar el sueño fundamental de
casi todo el mundo: paz, prosperidad y progreso dentro de una sociedad libre. En gran parte,
esa incapacidad se debía al hecho de que, en educación como en la mayoría de los campos,
los hispanoamericanos, confrontados con una situación económica, político y social
extremadamente complicada en que operaban una abundancia de intereses creados y
prejuicios, se dejaron influir demasiado por teoría extranjeras y no dieron suficiente
importancia a la invención de sistemas apropiados para la realidad en que vivían 84.
Lo más importante para Nuestra América, era el estudio correcto de los factores reales en
que vivían nuestros países, era necesario revelar toda la verdad, hacerlo a medias
significaba hipotecar los destinos de Nuestra América. En el fondo el debate se circunscribía
al problema de la dependencia económica y política a los Estados Unidos.
En relación con el estudio de la lengua, los lingüistas habían buscado la forma de proteger la
pureza del castellano, cuyo lema era: limpia, fija y da esplendor.
Durante la primera mitad del XIX, el purismo seguía siendo un ideal de los hispanos. La
oposición al purismo se expresa durante la época modernista. El antipurismo se expresa en
la siguiente afirmación que hizo Francisco Montajo en Modernismo y Americanismo (1896):
(…) el lenguaje, como todo, está sujeto al fatalismo de la evolución. Se muda, se cambia, se
transforma. Querer cristalizarlo es locura de necio o intransigencia de fanático. Lo que se
estanca se corrompe; lo que libre corre conserva frescura y limpidez 85
84
85
Fin de Siglo. Número 12 (1899-90), pp. 139-146.
Fin de Siglo. Número 19 (1894-94), pp. 203-210.
54
De hecho, varios factores subvertían la posibilidad de conservar la pureza del castellano,
entre los que se destacan los regionalismos que se formaban en España y América, los
extranjerismos que se importaban al azar de todas partes del mundo y los neologismos que
cada usuario de la lengua se creía libre de inventar.
En resumen, el lenguaje expresaba un elemento de naturaleza estructural: el desorden
ortográfico era expresión del desorden político y social. Los evolucionistas creían en la
depuración, como una ley natural y en la perfección como el inevitable término del progreso.
Modernistas, juntaban la fe en el poder del individualismo con una fuerte dosis de altruismo.
Ciudadanos de un país, distantes de los centros hispánicos del conservadurismo, se sentían
suficientemente independientes para retar a la tradición; los jóvenes se creían invencibles.
El mérito histórico de los intelectuales que defendían esta forma de pensamiento (virtud
doméstica) es no haber dejado vacía, desde el punto de vista filosófico, las dos primeras
décadas del siglo XX cubano. Como tradicionalmente ha planteado la historiografía-filosófica
cubana, esta funcionó en la situación concreta de la República como un pensamiento de
continuidad histórica nacionalista. Consideraban que la preservación de la paz a toda costa,
era fundamental para el mantenimiento de la República.
En las diferentes etapas de nuestro proceso histórico han existido diferentes tendencias o
corrientes de pensamiento que provienen de la cubanía y se orientan en favor de la defensa
de nuestro perfil nacional, de su completamiento y profundización; y ha habido también, sin
dudas, tendencias que se nutren de la cubanidad castrada, parten de aceptar lo más
superficial y externo de la cultura cubana, para subordinarse o ser cómplices de la
desnacionalización de Cuba.
La cultura plattista 86 atraviesa como línea de sombra los empeños de los cubanos de su
emancipación y el afán de completar el proyecto nacional. El término”cultura” es
Asumimos el término de Cultura Plattista planteado por Abel Prieto. Ponencia pronunciada en la
conferencia “La nación y la emigración”. Editora Política, La Habana, Abril 22, 23 y 24 de 1994.
86
55
indispensable, porque se trata de algo que va más allá de una posición política; abarca todo
un complejo de símbolos, mitos, actitudes, estados de ánimos y modos de pensar y
representación peyorativa del ser nacional, conjugada con una exaltación de lo extranjero,
especialmente de los Estados Unidos.
La estructura de la cultura plattista está sostenida por una mediocre filosofía de la vida,
opuesta a la capacidad del cubano para generar proyectos individuales y colectivos en la
concreción de la nación soberana. La visión de un cubano frustrado, pesimista, calculador,
bicho, utilitarista, pragmático, se dedicó a minar las bases del pensamiento de la
independencia.
La imagen de la cubanidad utilizada por la metrópoli española y todo su hegemonismo
axiológico expresado en un pacto colonial arcaico, monárquico, atrasado, pasó a Estados
Unidos expresado ahora, en un renovado pacto neocolonial sobre la base del progreso, la
civilización y la modernidad capitalista.
Lo más significativo de este pensamiento plattista es que no considera al pueblo cubano
capaz de sostener su independencia sin la tutela extranjera. J. N. Aramburu, articulista del
Diario de la Marina, que comenta el libro El pesimismo cubano de José Sixto de Sola,
expresó:
(…) “ni consideré apto a mi pueblo para ser libre y feliz con la independencia absoluta sin
haber pasado por el crisol de la autonomía, ni creo aún, ni podré jamás creer, en esa actitud
y en esa competencia cívica de mi pueblo, si se borra el Apéndice Constitucional y se nos
deja entregados a tiranuelos a lo SubAmérica y a revoluciones y cuartelazos a lo dominicano
o centroamericano.” 87
La cultura plattista trasmite la idea de la incapacidad del cubano para regir su propio destino,
además de que este es solo bueno para: (…) el negrito, la mulata, la hamaca, el tabaco, la
guajira, la rumba, el chévere cantúa y el pasmo de admiración y acatamiento por todo lo
Diario de la Marina, La Habana, 8 de agosto de 1917, Edición de la tarde. Citado por Cuba
Contemporánea, febrero de 1918, pp. 161-162.
87
56
extranjero. 88 El hecho de vivir solo a 90 millas de los Estados Unidos condena a los cubanos
a desarrollarse de acuerdo con las expectativas del vecino del Norte, este arquetipo
degradado del cubano no se limitó al campo de la elaboración propagandística, actuaron con
toda conciencia en la práctica para corromper a los sectores políticos de la República y
lamentablemente encontraron en ellos una entusiasta acogida: el soborno, la corrupción
político administrativa, el robo de los fondos públicos, la botella se convirtieron en sutiles
mecanismos de los Estados Unidos para que el pueblo cubano abandonara sus
reclamaciones nacionalistas.
“Somos la sombra de un pueblo”, será la amarga percepción del poeta José Manuel Poveda
en su Elegía al Retorno, de 1918 y será también un ruido triste en las conciencias de la
burguesía nacional y del pueblo cubano:
(…) no somos independientes. No somos sino una factoría colonial, obligada a trabajar, y a dar
sus cosechas y sus frutos compelida por el látigo. Estamos desorganizados y envilecidos,
como una mala mesnada; no podemos defendernos. Un soplo de dispersión ha barrido las
conciencias y todo cuanto había de dignidad, pureza y valentía en las conciencias; un soplo de
disolución ha disgregado todas las energías creadoras del alma nacional. 89
Poveda es la expresión de la frustración republicana y caldo de cultivo de las apetencias
norteamericanas, disgregar las energías creadoras del alma nacional y para ello como refiere
el poeta, el problema de la dependencia y la dispersión han cercenado la conciencia nacional.
La labor de Castellanos, abrió una brecha en la reformulación de la conciencia nacional. Todo
sobre la base de un cambio de mentalidad desde el punto de vista moral y político; o sea, el
modelo que Castellanos aspiraba a formar en la joven República era la de ciudadanos activos.
Otra alternativa a la solución de la problemática nacional lo será la polémica panhispanismopanamericanismo, expresada como mediación político-filosófica en los marcos de la cultura
cubana.
José Antonio Ramos. Manual del perfecto fulanista. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002, Pág.
123.
89 José Manuel Poveda. Elegía al retorno, El Fígaro, enero de 1918.
88
57
Fernando Ortiz, intelectual de la primera generación republicana definió el panhispanismo de
aquellas décadas como:
“(…)”El panhispanismo [...] significa la unión de todos los países de habla cervantina no sólo
para lograr una íntima compenetración intelectual, sino para, también, conseguir una fuerte
alianza económica, una especie de zollverein (asociación), con toda la trascendencia política
que ese estado de cosas produciría para los países unidos y en especial para España, que
realizaría así su misión tutelar sobre los pueblos americanos de ella nacidos”90.
Ortiz aclara que esas palabras no son suyas, sino de los catedráticos de Oviedo, informantes
a un Congreso Hispanoamericano de 1900. Explica cómo el panhispanismo abarca la
defensa y expansión de todos los intereses morales y materiales de España en los otros
pueblos de lengua española: influencia intelectual y moral, conservación del idioma,
proteccionismo aduanero, privilegios económicos, legislación obrera para sus emigrantes,
etc.
Pero enfatiza que aunque el panhispanismo sea fundamentalmente intelectual y
económico no deja de ser un imperialismo. “Se trata, y bien claro lo dijo Rueda en su delirio
poético, de crear la inmensa Hispania” 91
La obra de Fernando Ortiz en este ámbito proporciona respuestas concretas a todas las
aristas de la polémica, fue Ortiz quien mejor articuló una respuesta cubana al panhispanismo,
que abarcaba “la defensa y expansión de todos los intereses morales y materiales de España
a los otros pueblos de lengua española, influencia intelectual y moral, conservación del
idioma, proteccionismo aduanero, privilegios económicos, etc”92. Porque, tal y como plantea,
“(…)Esa cruzada española por la raza y el idioma es una conquista espiritual de América
encubriendo una campaña de expansión mercantil, es una paradoja impotente aunque
90Citado
en Mely del Rosario González Aróstegui: «Fernando Ortiz y la polémica del panhispanismo y el
panamericanismo en los albores del siglo XX en Cuba», Revista de Hispanismo Filosófico, vol. 8
91 Idem,p.
92 Fernando Ortiz., La reconquista de America. Reflexiones sobre el panhispanismo. Librería de Paul
Ollendorf, París, 1912, p. 7
58
engañosa, es un mimetismo imperialista, es una utopía internacional, es un egoísmo
idealizado, es la triste figura de Sancho con celada y con lanzón” 93.
Otra proyección del enfrentamiento de Fernando Ortiz a la corriente panhispanista fue su
fundamentación de la deshispanización del clero y la enseñanza, porque observa el peligro
que corría la República al poner a los niños en manos de curas españoles y franceses,
enemigos de la libertad y la civilización moderna. 94
La obra de reespañolización de América promulgada por los panhispanistas podría ser una
obra muy patriótica para España, pero nada útil para los pueblos que necesitan para salvarse
de una fuerte integración de fuerzas. Pero Ortiz puntualiza que el espíritu cubano al
proyectarse de esta manera está libre de todo sentimiento hispanófobo, y sí inspirado en:
“(…) la más castiza hidalguía criolla que es orgullo cubano y que todos reconocemos deber
a la buena gente de Castilla y en el convencimiento adquirido por nuestra experiencia de que
así España como Cuba, como los pueblos todos de Iberoamérica, que toda la familia está
bastante atrasada por defectuosidad troncal, debemos subir a los estratos de cultura
contemporáneos con nuestro propio y constante esfuerzo.” 95
A diferencia de otros autores, que solo verán ventanas en las relaciones con los Estados
Unidos, Ortiz logra captar el espíritu de dominación que podía penetrar al asumir una cultura
foránea en su totalidad. Esbozada la idea impedir la penetración imperialista desde el punto
de vista económico, sin llegar a ser antiimperialista, como afirma la investigadora Mely de
Rosario González, y lo inútil que sería enfrentarla solo desde posiciones jurídicas: (…) “El
imperialismo –dice- no es una cuestión de derecho (…) es una cuestión social. Querer evitar
la absorción imperialista con declaraciones jurídicas, es como detener la marcha de la
ciencia contemporánea con parábolas bíblicas”96
Ortiz fue quien mejor articuló una respuesta cubana al panhispanismo y tiene el mérito
histórico de haberse adentrado en la polémica panhispanismo-panamericanismo,
estableciendo los límites que podrían significar perjudiciales para el proyecto republicano,
Fernando Ortiz. “La paradoja”, en La reconquista...”ob.cit, p.104
Ver: “La deshispanización del clero” en La Reconquista...” ob.cit. p.205
95 Ver: “La reespañolización de América” ...en: La reconquista....ob .cit, p.79
96 Fernando Ortiz. Entre Cubanos, p.77
93
94
59
que era sin dudas el logro de una integración social de todos los cubanos. Fue crítico de
panhispanismo, pero defensor del establecimiento de nuevas relaciones entre España y sus
antiguas colonias, sobre la base de principios modernos.
El autor califica al pan hispanismo como:
“(…)”un movimiento de regresión sostenido en América por una deliciosa combinación de
poetas criollos y tenderos peninsulares (…) no se trata ya en América de promover una raza
que nunca existió de manera homogénea, sino de fortificar y hacer perdurables un tipo de
civilización, o lo que es lo mismo, una ideología moral y religiosa, una sensibilidad, un modo
general de entender la vida”97 .
Lo que América necesita es forjarse una personalidad original y no vivir del reflejo,
pagándose de la raza y la deuda moral con la madre patria, opina Castellanos. Sin embargo,
se aleja de la postura de Ortiz frente al problema. Para él la respuesta al intento de
reconquista
española
no
es
la
cubanización
que
demanda
Ortiz,
sino
el
panamericanismo:(…) panamericanismo y no panhispanismo: con éste ya sabemos que no
podemos resistir, si algún día viene el empuje de la ola del Norte.”98
Sobre el libro de Fernando Ortiz, la postura de Castellanos es otra: se pronuncia en contra de
que España siga rigiendo el destino moral y cultural de América:
(…) El panhispanismo, según él, no puede ser una herramienta válida para contrarrestar la
influencia del Norte. En su opinión, ese es un “movimiento de regresión sostenido en América
por una deliciosa combinación de poetas criollos y tenderos peninsulares. La discusión de la
idea de raza es simplemente abrumadora, y es preciso convenir a su término en que no se
trata ya de fomentar en América una raza, que nunca existió de una manera homogénea,
sino de fortificar y hacer perdurable un tipo de civilización, o lo que es lo mismo, una
ideología moral y religiosa, una sensibilidad, un modo general de entender la vida.” 99
Ibidem. Pág. 86.
Ibídem, p. 87.
99 Ibídem., p. 224.
97
98
60
La investigadora Mely del Rosario González Aróstegui quien defiende la idea de la
prevalencia de un pensamiento antingerencista durante las primeras décadas del siglo XX
cubano, sostiene al respecto:
“(…) Algunos intelectuales absolutizaron la necesidad de negar los viejos valores que
España aún exhibía, para llegar a una posición de rechazo absoluto de la vertiente hispana
de nuestra identidad, como ocurre con Jesús Castellanos. La confusión propia del sector al
cual pertenecía, en relación con los verdaderos propósitos de Estados Unidos en aquel
momento, le lleva a asumir el panamericanismo a ultranza, aunque siempre previendo la
posibilidad de un expansionismo cultural por parte de este país. Enrique Ubieta comenta lo
paradójico de la afirmación de Castellanos: "panamericanismo y no panhispanismo", si se
tiene en cuenta que asumía el panamericanismo para poder "resistir" el empuje de "la ola del
Norte" 100.
Para Castellanos la idea de las estrechas relaciones con nuestro vecino del Norte pueden
promover en el país una personalidad propia, sin embargo, rechaza toda relación con
España, los ejes centrales de la virtud doméstica matizan el pensamiento de Castellanos, y
toma como base el criterio de la necesidad de portarse bien para que los norteamericanos no
intervengan. Además, que el fundador de la Sociedad de Conferencias no advierte el peligro
de los Estados Unidos sobre nuestras tierras de América y no es capaz de imaginar siquiera
el significado del expansionismo del imperialismo, (en las primeras décadas del siglo XX en
Cuba la posición más radical con relación a los EEUU es la del antingerencismo) 101 se
queda en la vertiente del ejemplo republicano y no es capaz de desentrañar todos los
peligros que se ciernen sobre Cuba.
La revista Fin de Siglo, mostró desde sus páginas su preocupación política sobre los destinos
de Cuba, con respecto a la Guerra Hispano Cubano Americana, sus opiniones están
100Mely
del Rosario González Aróstegui. Antinjerencismo y antimperialismo en los inicios de la
República en Cuba.. Premio de Ensayo de la Revista Temas año 2000. La Habana, pág. 5
101 Mely del Rosario González Aróstegui.
Antinjerencismo y antimperialismo en los inicios de la
República en Cuba.. Premio de Ensayo de la Revista Temas año 2000. La Habana, pág. 5
61
divididas en dos partes desiguales; la mayor, casi la totalidad a favor de España, por otra
parte los Estados Unidos defienden la causa de la civilización y la justicia.
Con relación a la situación de Hispanoamérica plantean:
(…) Nuestra divisa debe ser: América para los americanos y la independencia en toda la
América. Los que no comprenden su noble y decidida actitud, júzguenla con la razón o de pie
junto a la estatua de la libertad. 102
Como es observable esa América es para los Americanos del Norte, no es la idea bolivariana
de América como integridad continental; considera que España:(…) oculta móviles egoístas
en un grosero recurso para aparecer con derecho a Cuba ante los ojos de la civilización 103.
Relaciona, Fin de Siglo, el articulado de la Resolución Conjunta, admirable, plantean:
(…) que los escritores que atacan con insultos a los Estados Unidos están ciegos, como en
los españoles, el patriotismo y la pasión amorosa se convierte en uno de sus excesos y
también se convierte en cuestión de razas. 104
Es observable una crítica a los autores que cuestionan la posición de los Estados Unidos en
la guerra, además de reconocer que en el fondo de la idea del panhispanismo, se esconde
no solamente la defensa de la tradición española en América, que desde el punto de vista
cultural es aceptable; lo que no es aceptable es la posición de mimetismo cultural, es
necesario reivindicar la herencia criolla, autóctona en nuestras culturas.
A comienzos del siglo XIX, durante el período de la guerra por la liberación del dominio
español (1810-1825), surgen dos tendencias, o dos niveles de unificación del continente. El
primero procedía de los revolucionarios latinoamericanos, que levantaron la consigna de
lucha contra España y preveía la unificación de las repúblicas hispanoamericanas, el
Fin de Siglo. Guillermo Stock. Preocupaciones políticas, España y Estados Unidos. Número 25,
(1897-1898). Pág 251.
103 Ibídem, Pág. 251.
104 Ibídem, Pág. 251.
102
62
propulsor más convencido de esa orientación fue Simón Bolívar en la Carta de Jamaica en
1815 plantea:
“(…) es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con
un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una
lengua, unas costumbres y una religión, debería tener, por consiguiente, un solo gobierno
que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse (…)” 105
Simultáneamente en los Estados Unidos surge la idea del panamericanismo, como la
unificación de todo el continente americano y como parte de la política exterior
norteamericana; su primer propulsor fue Alexander Hamilton el cual considera:
“(…)” que el sistema americano estuviera dirigido por los Estados Unidos, pues la situación
geográfica de sus país lo obligaba a ocupar la posición suprema en el continente americano
(…)” 106
En 1820 Henry Clay, secretario de estado norteamericano consideraba oportuno”.
“(…)” crear un sistema en que los Estados Unidos deben ser el centro y toda Suramérica
estaría junto a nosotros. Coloquemos a nuestro país a la cabeza del sistema americano
(…)” 107
La intervención de los Estados Unidos en la Guerra Hispano Cubana Norteamericana ponía
a la orden del día los intereses norteamericanos en Cuba.
Lo primero que salta a la vista, es lo que es común a la mayor parte de la conciencia cubana
durante las dos primeras décadas republicanas: la asunción de Estados Unidos como el
artífice de nuestra independencia, el agradecimiento al pueblo norteamericano por su
colaboración, la admiración por la gran potencia, por su desarrollo, por su sistema político y
democrático, la asunción a los Estados Unidos como un aliado de Cuba, garante de su
independencia y orden interior.
Selected Writings of Simon Bolivar, Vol. I. New York, 1903, p. 108.
Works of Alexander Hamilton, Vol. XI. New York, 1903, p. 88.
107 Whitaker A. The United States and the Independence of Latin America, Baltimore, 1941, p 184.
105
106The
63
Se aprecia en Castellanos cierta desmesura, pero no es de extrañar en un contexto que
considera las relaciones con los Estados Unidos como inevitables y beneficiosas, lo cual es
propio de la época histórica que le tocó vivir, además del hecho de su prematura muerte en
el año 1912, fecha en la cual el proceso de dominio imperialista en Cuba está en manos de
grupos de poder norteamericanos, pues la oligarquía financiera yanqui aún está en ciernes
dentro del proceso de dominio imperialista. Otros aprecian el peligro político y algunos
aspectos del peligro económico, pero el autor, menos alerta, ni siquiera eso capta y hace
perfectamente compatibles el dominio económico de los yanquis con la independencia
nacional.
Se considera en Castellanos una particular disposición a aceptar y a defender “el derecho”
de los Estados Unidos a expandirse sobre los países de Latinoamérica. Se sitúa en este
aspecto en la parte más rezagada de la conciencia cubana, pero en definitiva está es una
posición desde la virtud doméstica, no rebasa los límites de esta teoría como forma de
pensamiento.
La otra fuerza centrípeta estaba centrada en la influencia norteamericana, la herencia pro
americana y anexionista unido, a la rápida estructuración económica y cultural de la sociedad
neocolonial, implicaba situar a lo norteamericano, como refugio de nuestra incapacidad de
ejecutar los proyectos modernos.
Fin de Siglo muestra en sus páginas cómo los Estados Unidos promovían el
panamericanismo a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, su derrota de España en la
guerra de 1898 alarmó a muchos hispanoamericanos. Temían a un nuevo imperialismo, uno
que no estaba radicado en Berlín o Londres, sino en Washington. Rubén Darío reflejó ese
temor en su poema “A Roosevelt”, escrito en 1904. Allí le advirtió al Nemrod estadounidense
que, si tenía ambiciones en Hispanoamérica, debía tener cuidado, porque:
64
(…) ¡Vive la América Española! Hay mil cachorros sueltos del León Español. Se necesita,
Roosevelt, ser, por dios mismo, el Riflero terrible y el fuerte Cazador, para poder tenernos en
vuestras férreas garras (…) 108.
Rubén Darío precursor del Modernismo Hispanoamericano, advierte al presidente de los
Estados Unidos que le será difícil el dominio de nuestras tierras, además de tener que contar
con la ayuda de dios, necesitará la fuerza de las armas.
Desde las páginas de Fin de Siglo se muestran las características del imperialismo en los
Estados Unidos:
(…) caracterizase el imperialismo yanqui por su carácter eminentemente comercial y
mercantil, que en el prima en la mayor proporción que en los otros. Siente que el poder lo
obliga, su fuerza le crea un derecho, el derecho se cambia en pretensión y la pretensión se
resuelve el deber de pronunciarse en todas las cuestiones que antes solucionaba el acuerdo
de las potencias europeas. 109
Este análisis le hace totalmente el juego a la Doctrina Monroe y la Doctrina de la Fruta
Madura, el poder obliga a los (Estados Unidos) sobre la base de su prosperidad económica a
controlar no solo el Continente Americano, sino también a sustituir a Europa en estos
menesteres, es esta la visión que una parte de la intelectualidad de la región tiene sobre las
relaciones con el vecino del Norte.
Para ellos, la guerra por Cuba, la hicieron por pura necesidad:
(…) porque Cuba, como escribió John Quincy Adams en 1823, tenía una vez rotos los lazos
que la unían con España, que gravitar hacia a la Unión como la manzana desprendida del
árbol que cae al suelo. 110
Fin de Siglo. A Roosevelt. Número I (1875-76), p 22.
Fin de Siglo. El imperialismo en los Estados Unidos. Cesar V idal. Número 32 (1901-02) pp. 299-306.
110 Ibídem, Pág. 300.
108
109
65
Este pensamiento se entrecruza con la cultura plattista y con la idea del panamericanismo y
está sostenida por una mediocre filosofía de la vida, opuesta radicalmente a un pensamiento
autóctono que se pueda generar desde las tierras de América y forma parte de una política
muy bien articulada por parte de los Estados Unidos, de que el habitante de estas tierras es
solo bueno: para el ron, el gallo y la mulata.
En lo que respecta al futuro de las repúblicas hispanoamericanas:
(…) los Estados Unidos nunca han manifestado otras intenciones que hacerlas tributarias
comerciales suyas, queriendo, habrían con mil pretextos, atentado eficazmente contra la
integridad territorial de estos países, pero nunca lo han hecho, los hispanoamericanos
solemos ser injustos con los yanquis. 111
Aquí es papable la muestra de una cultura de la dependencia, porque se trata de algo que va
más allá de una posición política, abarca como se ha reiterado en este trabajo una expresión
peyorativa del ser nacional, conjugada con una exaltación de todo lo extranjero. Estos
elementos como principios culturales se difuminaron en la conciencia colectiva
peligrosamente en la conciencia colectiva, sobre todo en los primeros años de la República
Neocolonial.
La cultura plattista, la virtud doméstica, el panhispanismo y el panamericanismo funcionaron
como mediaciones político-filosóficas en las primeras décadas del siglo XX cubano y fue la
respuesta cubana ante la dependencia impuesta por los Estados Unidos. La República
mediada por la Enmienda Platt, en medio de su agonía, comenzó a articular su propia razón
particular, y de esta forma integrarse a la razón de Occidente, desde posiciones unas más
nacionalistas, otras que comprometían el proyecto de nación, pero todas como aspiración de
un sujeto reflexivo que lo convierte en un elemento participativo en la evolución de un
pensamiento reflexivo y filosófico en Cuba.
111
Ibídem. Pág. 300.
66
II.II El sujeto reflexivo: el sujeto axial, el intelectual y las instituciones sociales.
Se utiliza metodológicamente el concepto de tiempo axial acuñado por Karl Jaspers y
expuesto en su libro Origen y meta de la historia (Ursprung und Ziel der Geschiste). Sabido
es a qué se refiere Jaspers bajo la categoría de tiempo axial: entre los siglos VIII y V, a. C.
(aproximadamente) surge en diferentes zonas de la Humanidad el pensamiento filosófico y
religioso del que de alguna manera todavía hoy se vive. Según Jaspers, en ese corto lapso
de tiempo (visto desde una perspectiva histórica más global) se puede comprobar la
emergencia de un pensamiento autorreflexivo, de un sentido ético y político universal, de una
noción metafísica de unidad, de un sentimiento religioso de lo inmutable.
Lo que puede resultar cuestionable de la noción de tiempo axial tal como la entiende
Jaspers, es la pretensión de que la época determinada por esa categoría se presente como
la emergencia o el nacimiento del pensamiento autorreflexivo.
El principal lastre que lleva consigo la teoría jaspersiana del tiempo axial, es la de considerar
(implícita o explícitamente) la creencia en una supuesta etapa de confusión de la conciencia
con la naturaleza, oscura noche de la evolución humana de la que se saldría precisamente
en el alba del despertar de la autorreflexión. Pero, no obstante, hay que reconocer que el
tiempo axial representa un novum respecto a lo anterior, y este novum es además, una de
sus características principales: todas las corrientes de esta época crucial que estamos
tratando surgen, de una u otra forma, como reacción ante una situación precedente
considerada como anquilosamiento, negatividad o esclerotización que no propicia el pensar y
sentir vivos. Así, pues, el tiempo axial se presenta como una novedad, pero novedad en la
medida en que quiere ser, y es, una rectificación de concepciones y situaciones anteriores.
Pero como decíamos antes, fuera lo que fuera, la noción de tiempo axial acuñada por
Jaspers nos es válida metodológicamente y como punto de partida, porque de hecho posee
67
una cierta comprobación histórica, y lo que es más importante, porque aglutina una serie de
corrientes y sistemas que fenomenológicamente responden a criterios y experiencias
semejantes.
Cada cultura integrante del tiempo axial incide en la visión unificadora de la realidad de un
modo peculiar, según sus propios intereses y sus motivaciones existenciales. En opinión de
la autora de esta investigación, el individuo de las primeras décadas republicanas ante el
desmembramiento axiológico que significó la realidad estructural de inicios del siglo XX, se
impuso una etapa de renovación axiológica, por lo que la aspiración de Castellanos sería un
sujeto axial que concretaría sus aspiraciones.
La otra disyuntiva radica en una triada que forma parte de la preocupación de Castellanos
por la estructura y los sujetos de la sociedad cubana, esa triada compuesta por: el sujeto
axial el intelectual 112 y las instituciones sociales 113.
Se parte del criterio, que la renovación ética contenida en la reflexión filosófica de Jesús
Castellanos, va más a un intento de formular los espacios para esa renovación, que a
generar discursos filosóficos que funcionen como meta relatos.
Todos los hombres son intelectuales, pues en cada actividad humana, existe un mínimo de actividad
intelectual creadora, pero no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales. El
intelectual aparece ligado a la construcción de una cultura cuyos símbolos ideológicos son la ciencia, el
progreso y la razón, los tres bastiones del naciente positivismo y de la cosmovisión burguesa que cada
vez dominaba más las fuentes productoras en la economía y en la cultura. Su potencial creador o
desmitificador- de la palabra reside en su capacidad de alterar la percepción del mundo, de poner en
duda lo conocido, de tomar distancias de la realidad social que las genera. El intelectual es un educador
social a través de una comprensión global de la realidad y del principio de la crítica como método
hermenéutico y epistemológico. En Cuba en las primeras décadas del siglo XX el intelectual tiene que
abrirse paso ante condiciones adversas, no existe un reconocimiento oficial de su papel en la cultura
cubana y las instituciones sociales que le pueden servir para su realización no responden al nuevo poder
hegemónico : la modernidad capitalista. Ver Antonio Gramsci. Los intelectuales y la organización de la
cultura. Editorial Latauro- Sánchez de Bustamante, Buenos Aires, Argentina, 1960.
113 Forman parte de la superestructura política de la sociedad. Constituyen un modelo de relaciones
sociales, que ejerce una acción reguladora sobre el comportamiento humano, la existencia de las
mismas permite la hombre contar con una pluralidad de pautas de rol interdependientes; la diversidad de
estos roles puede contribuir a dar estabilidad, seguridad e integración a la sociedad. En los primeros
veinte años de la República, las instituciones sociales no constituyen una red de expectativas recíprocas
de comportamiento indispensables para el funcionamiento de la sociedad. Ver Teoría Sociopolítica.
Selección de temas, Tomo I. Tema V Lógica funcional del sistema político. La Habana, 1992. Págs. 2245.
112
68
Su obra literaria es un complejo simbólico que a través de proposiciones deficientes y
axiológicas dibuja al sujeto axial cubano. Sin la utilización de categorías éticas definidas,
Castellanos apela a una codificación donde interaccionan el bien, el mal, lo sublime y lo
ridículo.
En su obra se muestra un sujeto éticamente agónico, frustrado y marcado por un nihilismo
inconsciente que lo lleva a la indefinición social y a la falta de proyectos existenciales válidos.
Por otro lado, muestra otra parte de ese sujeto axial, que consciente de su status, juega en
un mundo amoral, oportunista y pragmático pero cubierto de un discurso filosófico en lo que
Rodó llamaría más tarde alta cultura.
Estas dos caras del mismo sujeto se presentan en un ambiente bucólico y caricaturesco. La
indefinición moral es el motivo que construye las bases de un sujeto, que Castellanos
considera causa posible del desmembramiento axiológico de nuestro proyecto nacional.
El contexto de pensamiento filosófico en el que se produce la obra de Castellanos marca las
coordenadas de su cosmovisión. Castellanos, como se ha planteado, forma parte de la
tradición electiva del pensamiento filosófico cubano que se va gestando desde el siglo XIX,
además de formar parte de toda una singularidad que denota el logos del pensamiento
americano de la época.
En este sentido, una primera dificultad podía parecer el hecho de que Castellanos no haya
centrado su producción intelectual en una obra ceñidamente filosófica. No se encuentra en él
polémicas, debates o reflexiones “puramente” metafísicas como las producidas por Varela,
José de la Luz o Varona
La reflexión filosófica de Castellanos se encuentra diluida en sus ensayos y obra literaria.
Ubicarlo dentro de un posicionamiento filosófico sería extraordinariamente difícil y vano en
términos definitorios. Para esta tesis se utiliza un concepto que define la clave hermenéutica
69
de lo que Castellanos encierra como intelectual cubano en un contexto de transición
compleja. Él es un sujeto reflexivo que parte de una proposición definiente, como diría Raúl
Fornet Betancourt:
” (…) es el sujeto que insiste en una nueva modalidad de filosofar, un apetre vivificador y
dinámico del pensamiento. Este posicionamiento lo diferencia de la posición definiente de un
sujeto reflexivo con actitud contemplativa que predominó en el mundo intelectual de las
primeras décadas republicanas marcadas por la frustración y la inculturación, es decir una
posición mimética, sin participación activa y dialógica que a fuerza de negación
sobrevaloraron el mundo occidental norteamericano y se refugió en la inercia de un
positivismo retrógrado y reduccionista en términos axiológicos”.
114
Por lo tanto, el análisis de la obra de Castellanos precisa de una hermenéutica
desprejuiciada y contextualizada al hecho cubano. Salvando la distancia, con el autor ocurre
el dilema de la interpretación filosófica sobre Martí marcada por una obra sistemática y sin
intención explícita de posesionar juicios filosóficos.
La producción intelectual de Castellanos se centra, y es producto de una época de cambios
y transición en dos direcciones básicas. Primero, el contexto cubano, que es en sí, periodo
transitivo de status jurídico, de colonia a república, pero marcado por una frustración del
proyecto independentista, que tira con saldo negativo al proceso dinámico de pueblo-nación.
Segundo, época de transición en cuanto a los paradigmas filosóficos que rigen la reflexión
latinoamericana, es decir, entre la decadencia de un positivismo retrogrado que predominó
en una posición universalista de la comprensión axiológica , de reduccionismo antropológico
y determinismo, cuyas insuficiencias teóricas ya no satisfacían las demandas de los actores
renovadores de la época de cambios y el preámbulo de una nueva etapa, marcado por la
asunción de paradigmas axiológicos que significaron un ruptura
y que ha recibido
Citado por Ivet de la Fuente. Filosofía y Poesía. Ediciones Ciencias Políticas, la Habana, 1987. Pág.
156.
114
70
denominaciones diversas como fenomenológica objetivista, antipositivismo, humanismo
axiológico, idealismo antropológico.
En conclusión este contexto de transición y cambio social en el que se produce la obra de
Castellanos se puede calificar como una etapa de renovación axiológica.
El planteamiento fundamental de la investigación es, que la producción intelectual del autor
de La Conjura, como sujeto reflexivo, es decir de proposición definiente se genera en un
contexto de crisis, afincado en un posicionamiento de continuidad. Castellanos no implica
una ruptura definitiva de la tradición filosófica electiva que conserva elementos básicos del
positivismo, su crítica al reduccionismo antropológico está afincada en la incapacidad de ese
positivismo de resolver la crisis ética que ha sobrevenido con la joven República.
La preocupación filosófica esencial de Castellanos radica en la necesidad de reanimar las
bases del cosmos axiológico de las generaciones presentes y crear las bases filosóficas y
estructurales de una sociedad que sea capaz de superar la frustración, la corrupción, la
mediocridad, la insensibilidad y la inoperancia de sus estructura políticas.
En ese sentido es que se parte del criterio, de que Castellanos como sujeto reflexivo, está
inserto en la transición y la continuidad crítica de las épocas de crisis. El filósofo Michel
Dobry resume este aspecto conceptual como hipótesis de continuidad y afirma:
“(…) desde este punto de vista continuidad quiere decir simplemente que los resortes
sociales de las crisis políticas no se sitúan exclusivamente, ni siquiera en la patología y los
desequilibrios sociales, en las decepciones o frustraciones, por muy relativas que sean, en la
desviaciones sicológicas ni tampoco en los arranques de irracionalidad. En este sentido la
problemática aquí esbozada pierde legítimamente relacionarse con todo una serie de
trabajos vinculados a las perspectivas de la movilización o de la gestión de recursos” 115.
Michel Dobry: Sociología de las crisis políticas. Ediciones Ciencias Políticas, La Habana, 1987. Pág.
231.
115
71
En efecto, lo que se plantea, es que la producción filosófica de Castellanos se centra en una
actividad más marcada por el cambio, la movilización, la gestión de recursos, con el objetivo
de remover las bases axiológicas de la conciencia colectiva y clamar por derivar las
estructuras decadentes en un desplazamiento del interés teórico en detrimento de formular
juicios filosóficos globales. Es aquí donde Castellanos prefiere utilizar la literatura y el ensayo
como medios de su reflexión filosófica, una producción simbólica de mayor alcance social y
que al mismo tiempo resultara evasiva de la censura epocal.
La primera disyuntiva a la que se enfrenta es a la presencia desdibujada de un sujeto axial,
capaz de renovar el pensamiento y el comportamiento de la joven República. Castellanos se
enfrenta a un pensamiento agónico y a un sujeto socialmente desmovilizado. La segunda
disyuntiva es como consecuencia de lo anterior, es lo que calificara Rodó como nordomanía,
es decir, el mimetismo y sobrevaloración afincado en esa patología destructiva de las
naciones de copiar modelos políticos y forma de pensamientos extranjeros siempre
considerados superiores.
Entre las fuentes del pensamiento filosófico de Castellanos se encontraban, como se ha
analizado toda una generación de latinoamericanistas como A. Caso, J. Vasconselos y más
directamente J. Ingenieros y J. E. Rodó. Independientemente de la sistematicidad de estos
pensadores, todos coincidían en la urgente necesidad de autoreconocimiento cultural y la
creación de un sujeto colectivo capaz de llevar a cabo el proyecto moderno. El problema
radicaba en que el modelo social y cultural en que se
gestaba la modernidad
latinoamericana no coincidía con los patrones que en Europa y Estados Unidos se habían
legitimado como una lógica del desarrollo coherente, una racionalidad tecnocrática, un
modelo universalista que se oponía o no encontraba espacios en un filosofía simbólica,
mística y gestual propia de los modelos tradicionales latinoamericanos. Castellanos, como
72
sus antecesores, se enfrentó a la interrogante de cómo reivindicar una modernidad en el
seno de una sociedad tradicional, dependiente, heterogénea, desintegrada y plutocrática.
La tesis de D. Sarmientos de que la incapacidad del sujeto social latinoamericano era una de
las causas de la imposibilidad de un proyecto moderno eficiente, homogéneo al modelo
norteamericano lastró no solo buena parte de la conciencia colectiva, sino también la
esencia del pensamiento de los gestores políticos económicos de América. La nordomanía
que Rodó acusa en su Ariel, es un espacio de discusión al cual Castellanos se enfrenta.
Cuba y su joven sociedad republicana se enfrentaba a dos fuerzas centrípetas que atentaban
contra la consolidación del proyecto nacional. Castellanos estaba consciente de la influencia
cultural y simbólica de España en Cuba, en un período donde ya fenecía la dominación
colonial. Sobrevino una inmigración que estuvo a punto de desbalancear el equilibrio étnico
de la nación y que afianzó una clase media de comerciantes hispánicos.
Aunque Castellanos forma parte de las aspiraciones de un sector intelectual, representante
de los intereses nacionales en un momento en que la dirigencia política aceptaba las
imposiciones del capital financiero, no estaba ajeno de las influencias culturales de la
generación española del noventa y ocho, para ilustrar este hecho dice Jorge Ibarra:
“(…) La Habana se convertiría durante las tres primeras décadas del siglo XX, en una plaza
de las letras hispánicas. en las tertulias del café Alambra se podía reconocer a los más
destacados escritores cubanos que departían animadamente con figuras relevantes de la
generación española del 98: “Jacinto Benavente , Blanco Ibáñez, Antonio y Manuel Machado,
Miguel de Unamuno, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Zamacoi, Zuluaga, Jiménez,
Valle Inclan, Marañón y otros hombres de la cultura española que visitaron alguna que otra
vez La Habana para impartir conferencias( …) invitados en ocasiones por instituciones o
amigos cubanos 116 .
116
Jorge Ibarra : Patria, Etnia y Nación. Editorial Ciencias Sociales, La Habana. Pág. 245
73
Filosóficamente M. Unamuno jugó un papel fundamental como lo jugaría Ortega y Gasset a
partir de 1923 en las generaciones posteriores. Castellanos está inserto en esta polémica de
hondo rigor ético filosófico.
El desmonte crítico de la modernidad, ya iniciado tiempo atrás por F. Nietzsche 117, incluía
iguales pilares sobre las cuales descansaban los paradigmas naturalistas, como la
racionalidad técnico instrumental iluminista, la idea de progreso, civilización, el triunfo del
hombre sobre la naturaleza.
La deshumanización del ser humano es un dilema tan antiguo como la misma conciencia
internalizada de ser-humano-en-el-mundo. Tradiciones mucho más antiguas que las
helénicas ya hacían referencia a lo que luego la racionalidad euro occidental llamaría
cosificación de la naturaleza humana. Desde otros lenguajes, conceptos y significados, las
culturas orientales poseen un cúmulo impresionante de cuestionamientos sobre la
desnaturalización o los procesos de mediaciones que convierten al ser humano en objeto.
La ética de Castellanos también responde como un saber que intenta re - encantar a ese
mundo, con una propuesta integradora, no marcada por la incertidumbre, sino por una
certidumbre que ubica al sujeto moral en un estar-en-el-mundo consciente y rescatado de la
angustia de la no significación.
Desde Unamuno, Castellanos reincorpora sentido moral en el diálogo entre los presupuestos
biológicos de la vida y el rescate del derecho pleno a la dignidad humana. Los referentes
filosóficos son variados, no está afincada a un sistema metafísico uniforme, intenta no caer
en los pensamientos únicos, unidimensionales.
Esta ética de Castellanos tiene referentes filosóficos diversos, en dependencia de los
contextos
e intereses dentro los que se mueve. Ya basado en la tradición inglesa,
Ver las tesis de F. Hinkelmmert sobre esto en “El sujeto y la Ley. El retorno del sujeto reprimido.”
Publicado en Cuba por Editorial Caminos en 2006
117
74
norteamericana y otras, incluye los referentes de la filosofía española con la cual nutren sus
reflexiones muchos de sus textos.
Independientemente del electivismo crítico filosófico de Castellanos, algo que traza un locus
en el pensamiento filosófico cubano, sus propuestas lo convirtieron en uno de los ensayistas
más influyentes de su generación y sus presupuestas impactaron los más diversos saberes,
desde la ética, la política hasta el derecho.
La concepción básicamente axiológica del autor, alimentada desde Unamuno pero mediada
por sus estudios filosóficos y jurídicos y sobre sus maestros cubanos, fundamentó una
percepción ética sobre el sujeto como conciencia del mundo, el sujeto como posibilidad y
libertad. Indiscutiblemente sobre Castellanos influyó la obra de Nietzsche en la búsqueda de
la autenticidad del sujeto ante la angustia del ser-en-el-mundo y la muerte.
La capacidad de desprenderse de lo inauténtico como ser evadido de un mundo que lo
proyecta y lo reprime, que lo esclaviza y destruye, sienta la renovación ética del respeto a la
libertad del sujeto en eso que él llamaba la praxis de la acción radical humana.
La "logificación de la inteligencia" y una consecuente "entificación de la realidad" es lo que
Castellanos pretende para evitar los excesos del subjetivismo existencialista, una ética
mediada por una praxis lógica donde el sujeto “esté en el mundo” y cobre conciencia de su
autonomía como ser.
75
II. III La Sociedad de Conferencias: Pensamiento Crítico de Castellanos.
En mayo de 1910 en una de las reuniones de carácter íntimo que celebraban algunos
intelectuales bajo la guía de Castellanos y Max surgió la iniciativa de fundar La Sociedad de
Conferencias 118, de la cual dijo Max Henríquez Ureña: “Oasis de paz y de consuelo fueron
para nosotros aquellos test literarios “ 119.
Allí se presentaron las novelas de José Antonio Ramos, los capítulos de Bernardo Barros y
los cuentos más sugestivos de Jesús Castellanos, eran verdaderas tertulias de hombres
libres, de hombres que comenzaban a trazar las pautas en la conducción del destino
nacional, que sirven como catalizadoras de una problemática social que se mostraba ya en
El 6 de noviembre de 1910 se funda en la Habana la Sociedad de Conferencias y ese mismo día
Castellanos pronuncia la primera: Rodó y su Proteo, Jesús Castellanos le pide a Max Henríquez Ureña
su ayuda para fundar está en la Habana, por la experiencia que tenía este, junto a su hermano Pedro en
la fundación de la de México. En la propia casa de Castellanos expusieron cada uno su plan. Utilizaría
para sus actos los salones del ateneo o La Sala Espadero, del conservatorio de Hubert de Blanck, pues
los dos locales habían sido puestos amablemente a nuestra disposición Los primeros directores fueron
Jesús Castellanos Villagueliú y Max Henríquez Ureña. Los socios fundadores, actuarían como comité
organizador de las conferencias, eran los siguientes: Enrique José Varona, Evelio Rodríguez Ledían,
Ramón A Catalá, José Antonio Gonzales Lanuza, Orestes Ferrara, Alfredo Zayas, Fernando Sánchez de
Fuentes, Fernando Ortiz, Bernardo G Barros, Miguel de Carrión, Hubert de Blanck, Conrado W
Messeguer, Manuel Márquez Sterling. Contábamos con el concurso valiosísimo de la prensa en general
y en particular, La Discusión y La Lucha. En primer lugar había que eliminar los factores que podían
hacer aburrida una conferencia, los disertantes debía de ser personas de reconocida capacidad, entre
sus propósitos estaba que la tribuna de la Sociedad de Conferencias fuera ocupada por las grandes
figuras intelectuales de Cuba como: Varona, Giberga, González Lanuza, Montoro, con ellos podían ir
alternando algunos jóvenes, cuya selección se haría con el mayor tino posible. En segundo lugar, nos
proponíamos desterrar la conferencia leída, que no es la verdadera conferencia, puesto que la lectura
debe quedar reservada para el discurso académico, que es cosa muy distinta. La verdadera conferencia
ha de ser hablada; con ayuda, en todo caso; de un sílabo; porque al cabo, no es más que una lección
dictada en cátedra libre. En tercer lugar aspirábamos a organizar series de conferencias sobre un mismo
asunto o una misma disciplina del saber, a modo de cursos, en que cada lección esté encomendada a un
profesor diferente. Propongo –dijo Castellanos- que la Sociedad actué sin reglamento. ¿Para qué lo
necesitamos mientras la voluntad de todos sea la misma? Véase en conferencia pronunciada en el
Ateneo de la Habana el 11 de noviembre de 1953 en Cuadernos de Historia Habanera, N 58, Oficina del
Historiador de la Ciudad, 1954, Agradezco a Rigoberto Segreo y Margarita Segura la consulta de estos
documentos.
119 Ibídem pág., 11- 70.
118
76
el plano de la cultura, y que años más tarde se expresaría en las grandes reivindicaciones de
la década crítica.
Al hablar sobre el origen de la Sociedad de Conferencias, Castellanos se refería a aquellos
tés domingueros del Vedado, donde en plática desinteresada de arte, se reunía lo que Cátala
llamaba la “baja literatura”. De aquí arrancó este movimiento, que por su forma parece haber
arraigado en la opinión, pues siempre fue prenda de los humildes el entusiasmo por la baja
literatura, la cual soñó con el milagro de reunir de un modo útil al país algunos hombres
inteligentes de la capital, que según Jesús Castellanos:”(…) no opuestos realmente por
ningún odio político o social, andan de hechos dispersos y sin señal de vida en lo que de
ellos pudiera dar más provecho y honrar a la Patria (…). 120
La obra de la Sociedad de Conferencias tuvo enorme repercusión en el exterior. Votos de
simpatía y adhesión recibieron sus organizadores por parte del Ateneo de la Juventud de
México. Aplausos entusiastas llegaron en las hojas de periódicos de toda América y aún de
Europa. Incluso un espíritu tan alto y equilibrado como el de José Enrique Rodó en carta al
director del periódico El Fígaro, plantea:
“(…)el pensamiento generador de esta institución, que yo quisiera ver imitada en todas
partes de América, me parece hoy más que nunca oportunísimo, pues el momento actual
ofrece un aspecto interesante en la vida intelectual de estos pueblos: algo nuevo se prepara
y anuncia en lo que se refiere a la producción literaria y sus vínculos con la sociedad( …) el
movimiento modernista americano adoleció de pobreza de ideas, de insignificante interés por
la realidad social( …)llegamos a tiempos en América en que la actividad literaria ha de
manifestar clara y enérgica conciencia de su función social(…)hay por lo menos dos
tendencias una la vigorosa reanimación del sentimiento de la razón y la otra en la creciente
manifestación del sentimiento idealista de la vida en reacción contra el concepto puramente
utilitario de la civilización y la cultura .” 121
120 Conferencia pronunciada en el Ateneo de la Habana el 11 de noviembre de 1953 por Max Henríquez
Ureña .En “Cuadernos de Historia Habanera “, N 58.Oficina del Historiador de la Ciudad.
121 Carta enviada por José Enrique Rodó al director del diario El Fígaro, 14 de marzo de 1911. Pág. 23.
77
Rodó anuncia que algo nuevo se prepara y define procede del movimiento literario, pues
América ha llegado a un momento donde los responsables de organizar la actividad literaria
han asumido su función social. Es visible en el autor de Ariel la influencia positivista al definir
la razón y el sentimiento idealista como reacción contra el utilitarismo de la civilización. Pero
en este caso se habla de un positivismo renovado y adaptado a las nuevas circunstancias
latinoamericanas, capaz de valorar la necesaria unidad entre razón e idealismo.
Una de las conferencias más interesantes y donde se percibe con mayor claridad su
pensamiento filosófico lo será la que inaugura la Sociedad de Conferencias, pronunciada el 6
de noviembre de 1910. “Rodó y su Proteo”. La cual se considera como una revelación para
los intelectuales de su época, pues precisamente en ella deja claro cuáles a su juicio son las
tareas de un intelectual que todavía la sociedad y el gobierno de la joven República no
valoran como tal. Comienza la conferencia proclamándose como grupo: “(…) los jóvenes que
componen el grupo de escritores, artistas y llanos devotos de las letras han creído oportuno
declarar las líneas de nuestro programa”122.
Planea Castellanos la necesidad de esbozar los alcances de sus designios, cuáles son los
horizontes de sus esperanzas, pues por largo tiempo considera, los ha caracterizado el
“indiferentismo”.
Es a él precisamente y al grupo de intelectuales que le rodean a quienes les corresponde
iniciar esta cruzada, por lo que él mismo cataloga de sencillo el plan propuesto. Plantea con
inteligencia:
“(…) a los locos literatos los mueve su necesidad de acción, su candorosa fe en el evangelio
de la belleza. Todo este movimiento se concentra en un simple deseo de expansión, pero no
es la expansión de nuestros apetitos materiales, sino la de nuestros credos y nuestras
Jesús Castellanos Villageliú. Rodó y su Proteo, discurso pronunciado en la inauguración de la
Sociedad de Conferencias el 6 de noviembre de 1910. Imprenta Comas y López, La Habana, 1910.
122
78
inquietudes, aplicadas a implantar en nuestra tierra Patria un sistema de comunicación y de
ideas que el moderno espíritu de propaganda ha combinado” 123.
Uno de los aspectos de Rodó que más impacta en Castellanos y a otros intelectuales
cubanos es su menosprecio del arte por el arte, su defensa del compromiso del intelectual
con la sociedad en que vive y para la cual tiene el deber moral de reciprocar su inteligencia,
la confianza en las ideas, el optimismo y la fe en la juventud.
Esta conferencia revela a Castellanos como un generoso moralista. Con esta denominación
está claro que no se trata de un frío analista del bien y sus orígenes como lo ha sido en los
tiempos modernos Nietzsche o Renouver; sino de un amable asesor de dudas prácticas de la
realidad republicana que frustra a los intelectuales de las dos primeras décadas, se puede
catalogar a Castellanos como un “verdadero profesor de energía”.
En esta conferencia reclama Castellanos:”(...) es hora ya de que se toque en la puerta de
nuestros intelectuales y se les exija el cumplimiento de su misión social. Cuba no posee
intelectuales sino hombres inteligentes”. 124
Considera además, que en Cuba la denominación de intelectual se utiliza con notoria
impropiedad. Este elemento no es solo circunstancial de Cuba en aquellos años, sino que
esta denominación estrecha es propia del positivismo, que solo le otorga el título de
intelectuales a los hombres dedicados a la experimentación del hecho fáctico y olvida de
integrar a esta categoría a los hombres dedicados al arte, al cultivo del espíritu, pero es una
realidad propia del espiritualismo que comienza a irrumpir la modernidad, y que a pesar de
que Cuba se inserta doscientos años más tarde a la misma, la sensibilidad propia de sus
intelectuales ha comenzado a percibir, por lo que Castellanos realiza un llamado a favor de
los hombres dedicados a las letras.
123Ibídem.
124
Pág. 30
Ibídem. Pág. 30.
79
A juicio del autor de Rodó y su Proteo, el intelectual debe repartir sus ideas y debe
distinguirse por su apostolado perenne e indirecto, escribe libros, organiza academias,
entra en las polémicas ideológicas, contesta a los periódicos, y vive una vida que
trascienda a la conciencia pública y contribuya a su más recta dirección, es por ello, que
plantea:
(…)” lo que aquí llamamos intelectual, por causas económicas es al brillante médico o
abogado que cuando tiene tiempo se lee un volumen, la nostalgia de un profesional que anda
siempre a pleito con las horas de su reloj, sin que ninguna le quede para vivir espiritualmente
un poco con su pueblo” 125
La tribuna de la primera generación republicana debe propiciar que salgan a la superficie
cuánto hay de original y propio en el pensamiento nacional. No se debe sentir temor ante
tareas que la sociedad hasta ese momento ha catalogado como inmorales o disolventes. Si
son bien intencionadas y sentidas no serán inmorales, al decir de Anatole France ¿Qué es
generalmente la inmoralidad actual, sino la fórmula de la moralidad futura?
Castellanos comparte el criterio de Rodó de no afiliarse a ninguna escuela filosófica que
limite la creación espiritual y científica del intelectual, lo más importante depende de la
voluntad individual.
Es interesante su afirmación:
”(…) Rodó es tal vez un positivista en cuanto a la estricta base filosófica de sus premisas,
pero no es un estrecho determinista hasta el punto de suprimir toda intervención de la
voluntad en la dirección de nuestras acciones y someterlo todo a nuestra ley de herencia” 126.
Tanto en la obra de Rodó como la forma en que la recepciona Castellanos, lo fundamental es
la confianza en el hombre, la no aceptación del fatalismo de ninguna clase. El optimismo se
convierte en norte de sus preocupaciones, el combate a la inercia, el enfrentamiento a las
125
126
Ibídem. Pág. 31.
Ibídem. Pág. 31.
80
cosas y las tareas que parecen imposibles, pero todo desde una óptica reformista. Es esta,
una de las causas que determina el impacto de Rodó dentro de la Generación del Diez, que
también se manifiesta como reformista.
La confianza en el hombre era una idea sumamente revolucionaria para la primera
generación republicana, en medio de un ambiente intelectual abúlico y un panorama político
ideológico dominantemente escéptico que denigraba al cubano y lo descalificaba como ser
competente para gobernar al país y llevarlo por senderos que no fueran el sometimiento a los
Estados Unidos.
Al respecto señala Castellanos:
”(…) no es de extrañar que quede algo a la acción personal dirigida por la conciencia y que
en definitiva pueda ser materia de cambio nuestra, ser por la obra de la voluntad, que pone a
contribución todos los elementos de sugestión moral y cívicas”. 127
Esta conferencia es una invitación al cambio, a la capacidad de los cubanos para los
cambios de todo tipo; es un llamado al valor de la individualidad, de la capacidad de cada
cual para luchar por sus aspiraciones, y esto es un elemento esencial por cuanto fortalece al
individuo para enfrentar con ánimo la realización de sus aspiraciones y sueños personales,
pero también tiene un valor social en tanto trasmite optimismo, confianza en el cubano para
enfrentar sus problemas cuando estos coinciden con la solución del principal problema de
Cuba” la falta de soberanía” .
Es una reflexión que invita a la superación de la apatía individual y colectiva tanto en el plano
cultural como el político; aunque este último esté solo implícito. Solo se comprende el valor
de este enfoque para la cultura y la vida del país si se conoce el contexto de escepticismo y
frustración del pueblo cubano en ese periodo. La idea central es un llamado al accionar en
todos los órdenes de acuerdo con los presupuestos morales de la conciencia.
127
Ibídem. Pág. 31.
81
Para Castellanos, que los hombres prácticos constituyen la negación de todo avance social,
pues son la máquina de ganar dinero, sin trascendencia para la sociedad. Considera que
contra este feroz mercantilismo que nos incapacita para saber de nuestros propios destinos,
hay que reaccionar a tiempo, pues nuestra sociedad está necesitada de desintereses, de
vistas largas al mañana, por lo que plantea:
“(…) hora es ya que deje de desdeñar a los poetas, a los filósofos, a los hombres de gabinete
como partículas inútiles del conglomerado social (…) en Cuba hoy asaltada de peligros, los
poetas y filósofos deben ser cuidadosamente cultivados. En su obra de idealismo lenta y
persistente está la señal de nuestra trasformación moral y política”128 .
El autor de Rodó y su Proteo considera que es hora ya de que el intelectual cubano asuma
con responsabilidad la fortuna del talento en función del bien social, por lo que su obra debe
salir del gabinete para insertarse en la acción práctica de fundar una nación que aunque a
medias soberana tenga al menos la posibilidad de lucir ciudadanos en pleno ejercicio de sus
funciones y obligaciones morales y cívicas.
En la citada conferencia reflexiona:
“(…) No; no es preciso ser artista de la forma oral para tener derecho a ser oído; no es
preciso, porque de lo que está en ayuno el país es de ideas, de ciencia, de observaciones:
no de palabras. Cuba acaso el país América de más brillantes tribunos (…) a esos espíritus
de selección, que en la íntima elocuencia de los soliloquios, allí donde la majestad del
pensamiento no necesita del torpe vestido del vocablo se reconocen capaces de dar un
impulso pequeño a la labor de fundación moral de la patria, a ellos va en especial dirigida
nuestra invitación. De su torpe palabra, de su denso pensar que ya sabremos traducir, de
eso es de lo que estamos hambrientos129.
Realiza un reclamo al papel que debe jugar el intelectual en la cultura cubana y no solo el
profesional de la palabra; para el autor de Rodó y su Proteo el país está en ayuno de ideas,
128
Ibídem. Pág. 31.
129
Ibídem, Pág. 32.
82
de ciencia y para ello es imprescindible el concurso de todas las voluntades con el noble
empeño de la fundación moral de la patria.
Al igual que critica la falta de instituciones de prestigio, como es el caso de una (biblioteca
nacional sin libros) .Se queja también de la impropiedad con que en Cuba se habla del
intelectual y la falta de reconocimiento del mismo, se reconoce el que demuestra en la
práctica su sapiencia, estos son los elementos retrógrados que el autor critica del método
positivista. Por lo tanto, la preocupación del intelectual en la cultura cubana sigue siendo una
preocupación del autor de Rodó y su Proteo.
Sobre la disyuntiva positivismo—voluntad afirma:
“(…) Sí pues luchan en los individuos dos corrientes antagónicas: una la de conservar el
modelo primitivo, otra la de reformarlo, según las condiciones del clima, de higiene, de
alimentación a que se halle sometido el organismo, no es de extrañar que quede algo a la
acción personal dirigida por la conciencia, que en definitiva pueda ser materia de cambio
nuestro ser por la obra de la voluntad, que pone conscientemente a contribución todos los
elementos externos de influencia si se trata de cultivo físico, sugestión moral, prácticas
cívicas, observación de la naturaleza y medios superiores de cultura si se trata de reforma
psíquica. 130
Es observable en Castellanos algunos elementos propios del positivismo, los principios más
progresistas, sin embargo discurre sobre la inmensa influencia que la voluntad y la
conciencia ejercen en la conducta de los individuos.
Sobre este elemento reflexiona:
“(…) el querer, el desear constante es algo dado por la Naturaleza al hombre como un
corolario del instinto de conservación, puesto que si ansiamos algo, es porque lo pide nuestra
economía para restablecer el equilibrio. Ahora bien ¿cómo puede encauzar la voluntad, que
no otra cosa es este querer, determinante de nuestras acciones, hacia el bien y no hacia el
130
Ibídem. Pág. 32.
83
mal? Ah, para eso está la conciencia, la conciencia que puede indicarle a este ciego apetito
de mejora, cual es el interés mediato, superior y más sabroso que el inmediato 131
Se refiere el autor a los elementos biológicos naturales que el hombre necesita, en su propio
instinto de conservación. Sin embargo, reseña que en la voluntad humana hacia el bien o
hacia el mal está nuestra conciencia, que es capaz de determinar el interés inmediato.
Sobre la necesidad de la conformación de una sociedad interesada en el desarrollo social y
cultural, alejada del mercantilismo se rebela:
“(…) contra este feroz mercantilismo que nos incapacita para saber cuáles son nuestros
propios destinos, hay que reaccionar a tiempo. Nuestra sociedad está necesitada de
desinterés, de vistas largas al mañana; nuestra sociedad se muere de provisionalismo, de
paciencia ignorante para hacer el negocio rápido y sobre andamios. 132
Castellanos se rebela ante una sociedad preocupada sobre todo en ganar dinero fácil,
incapacitada para designios superiores, por lo que reaccionar ante ello es uno de sus
grandes objetivos, vuelve sobre una idea en él recurrente, el desinterés del intelectual y su
compromiso con su país y su cultura, la necesidad de formar ciudadanos activos, pues en
ello observa un hilo conductor, en la formación de un hombre moderno que aspire al
progreso.
El llamado de Castellanos es la mejor muestra de que la instauración de la república no
significó un cambio de mentalidad en relación con la función y el papel del intelectual, que el
cambio de Colonia a República no significó la modernización de la sociedad cubana. Reitera
una idea, que es recurrente en su pensamiento, en la obra de idealismo lento y persistente,
está la futura transformación moral y política de Cuba, pues lo esencial es crear una
conciencia crítica nacional para que los intelectuales logren reflexionar sobre su realidad y
131
132
Ibídem. Pág. 30.
Ibídem. Pág. 29.
84
para ello, se hace necesario viabilizar un pensamiento crítico para lograr la futura
transformación moral y política de Cuba.
85
II. IIII: Centralidad Axiológica en la cosmovisión filosófica de Jesús Castellanos.
Uno de los elementos más importantes para el desarrollo del pensamiento en América Latina
ha sido el hecho de comenzar a ser pensados por nosotros mismos y el punto de partida ha
sido una filosofía en situación. Hasta este momento habíamos sido pensados a partir de
categorías europeas. Entendernos como una particularidad reflexiva en la historia universal
de Occidente ha significado un verdadero desafío y encuentro para nuestras tierras.
El pensamiento reflexivo en América Latina expresa un sistema de conocimiento donde la
razón como logos133 filosófico, está permeada también por la literatura. En este caso se
habla del descubrimiento de un nuevo tipo de reflexión determinado por la razón literaria,
que se presenta como un nuevo modo de ver y aprehender del mundo.
La literatura como logos filosófico se expresa en nuestro pensamiento en situación como una
fuente no convencional del pensar filosófico, distanciada del clásico racionalismo y nacido de
una realidad social lastrada por las relaciones de la dependencia, pero como imagen de la
Cuba republicana.
Esta nueva perspectiva hermenéutica que es la expresión del logos literario se expresa en la
literatura cubana de la primera mitad del siglo XX y funcionará como una metáfora, y de esta
forma hacer frente al poder neocolonial que cierra las puertas a las expectativas creadoras y
críticas de la intelectualidad cubana.
Esta idea de cultura entendida como logos filosófico a partir de la literatura hace más
dinámicas el movimiento cultural de esta etapa, ante un intelectual frustrado y pesimista, que
encuentra un vínculo con la realidad a través de sus personajes, cargados de un gran
simbolismo.
Utilizamos el término logos de acuerdo con su acepción filosófica de asunto o sujeto. Otras acepciones
de la palabra la definen como relación o verbo.
133
86
La investigadora Ivette Fuentes, cita a José de la Luz y Caballero en medio de su polémica
contra el eclecticismo:(…) yo no le pedí a nuestros espiritualistas que fueran originales al
estilo de Platón o de Cartesio, sino que al menos supieran contar su cuento 134Luz definía
todo un quehacer en el campo de la reflexión filosófica en todo el Continente, y una
característica en todo el pensamiento humanista universal.
“Contar su cuento” es a lo que realmente aspira todo filósofo, pues ello, constituye el punto
de partida sobre el cual se ha erigido todo el edificio humano. El maestro del Salvador, más
allá, está definiendo las características particulares del modo de pensar de los
latinoamericanos y su consiguiente proyección en las diferentes manifestaciones de su
realidad. Por lo que aspira a una filosofía capaz de resolver los problemas de sus
circunstancias, que es, en fin, la de la humanidad.
Una característica de los iberoamericanos, base sobre la cual elaboran su pensamiento, será
la emotividad, por lo que el discurso de nuestros intelectuales en proposición definiente,
superan los sistemas tradicionales de la filosofía y el pensamiento y sitúan en primer plano al
sujeto, el nuevo sujeto antropológico, lo será el propio hombre americano. Sobre esta
condicionante argumenta el escritor Ernesto Sábato:
(…) el arte de cada época trasmuta una visión del mundo, la visión del mundo que tienen los
hombres de esa época y en particular, el concepto que de esa época tiene de lo que es la
realidad. A cada tipo de cultura le corresponde una diferente concepción de la realidad y en
definitiva esa concepción está asentada en una metafísica y hasta en un ethos diferente. 135
En este sentido se expresa la superación del positivismo en Castellanos que hacía del
conocimiento humano, una mera extrapolación de las leyes científicas, hasta en los planos
más humanos; la apertura hacia la dimensión espiritual del hombre, lo hará seleccionar
Ivette Fuentes de la Paz. La cultura y la poesía como nuevos paradigmas filosóficos. Editorial Oriente,
Santiago de Cuba, 2008, Pág. 31.
135 Citado en Ivette Fuentes de la Paz. La cultura y la poesía como nuevos paradigmas filosóficos.
Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2008, Pág. 40.
134
87
electivamente las fuentes del conocimiento, para de esta forma brindarle un asidero a la
nación, como proyecto intelectual que expresa la literatura como logos filosófico y es la forma
en que Castellanos asume para contar su cuento.
Es observable toda una concepción filosófica, en la cual descansa todo el accionar cultural
de Castellanos y de toda la generación de intelectuales cubanos de las dos primeras
décadas republicanas. Los cánones filosóficos del positivismo les quedan pequeños a la
primera generación republicana. Para ellos es capital el optimismo, la confianza en las
posibilidades del ser humano para cambiar su realidad y construir otra mejor, el poder de la
voluntad.
El perfeccionamiento individual como vía para el perfeccionamiento colectivo, el accionar
comprometido con los destinos de su patria y de su cultura. Todo esto como vía de superar
los fatalismos estrechos que niegan o minimizan las condicionantes sociales del desarrollo y
lo someten a estrictos moldes biológicos. No es el animal lo que predomina en el hombre, no
se piensa entonces de manera fatalista por invariables leyes biológicas. El hombre es un ser
con voluntad, con capacidad de autoperfeccionamiento y con gran fuerza de cambio sobre su
realidad y su propia vida.
Entre los caracteres predominantes en la obra de Castellanos se encuentra en su novela De
Tierra Adentro la verdadera novela nacional, hecha con almas y paisajes de la vida cubana.
Este propósito fue sostenido sin desmayos y robustecido, en cuanto el escritor llegó a la
madurez de su intelecto, con la preparación de varias novelas que habían de reflejar los
aspectos más sobresalientes del alma nacional. Su novela Los Argonautas debía ser la
primera obra de la serie.
En Cuba, Castellanos siguió la huella de predecesores valiosos como Cirilo Villaverde y
Nicolás Heredia, quien ha sabido señalar mejor, de manera más definida y precisa, el marco
de la novela típicamente cubana.
88
Siguió la tendencia de los autores realistas de la Francia contemporánea, aunque no puede
señalarse, en concreto, la influencia directa de determinados escritores de esa escuela sobre
su producción. A modo de ejemplo, sin embargo, puede tomarse a Mirbeau, cuya lectura
gustaba a Castellanos. El mismo procedimiento analítico, la misma tendencia de trasmitir a
través de un personaje, la visión de toda la obra.
Dos elementos son coherentes: el realismo, el naturalismo como propósito y la influencia de
la escuela francesa. Francia es el referencial cultural principal como alternativa de España.
Madrid o París, la postura literaria y artística comprometida con la cultura nacional no asume
a Madrid, sino a París. Esta afirmación no es absoluta, pero parece ser una tendencia. Por lo
menos en la literatura se observa una influencia de la escuela naturalista francesa. Tampoco
puede perderse de vista que la creación de estas décadas descansa sobre una fuerte base
filosófica positivista a la que le es consustancial la copia de la realidad lo más fielmente
posible.
El autor de Rodó y su Proteo era un optimista. El tenía fe y amor a la vida, por cuanto ella
encierra de noble y de útil. Despojado de toda alusión a la vida perdurable, de toda creencia
en la inmortalidad, base esencial del espíritu religioso de todos los tiempos cualquiera que
sea la forma en que se le encubra. Tenía sin embargo, confianza en la virtualidad de la obra
humana a través del tiempo y del espacio
Max Henríquez Ureña realiza serias críticas a algunas obras de Castellanos como por
ejemplo De Tierra Adentro: considera M Ureña que el ambiente en cualquier obra de
tendencia localista, debe estar en los personajes, ante todo. No sucede así en el libro de
Castellanos, que quiso reflejar el ambiente nacional, intercalando algunas palabras criollas y
diversas descripciones de la campiña cubana. En cambio, celebra mucho La Manigua
Sentimental, pero considera que el libro más hermoso de cuantos llegó a publicar fue su
manojo de novelas que reunió en 1909 con el título de la primera de todas: La Conjura.
89
En su novela Los Argonautas, Castellanos quiso describir la vida de la sociedad cubana, en
ella el autor trata nuevamente el tema del intelectual en su relación con el medio, solo que en
esta oportunidad le confiere al hombre de letras una importancia que va más allá de lo
planteado en La Conjura. Esta novela está llamada a tener extensa resonancia, no solo por
su significación literaria, sino también por su significación social, por la trascendencia
necesaria que tendría en el alma nacional.
A la par de los cuentos publicados, escribió múltiples artículos. Muchos de ellos son de
crítica pictórica. Es justo mencionar los trabajos que en más de una ocasión le mereció la
labor constante y meritoria del pintor cubano L. Romañach, que tenía en Jesús Castellanos
su ardiente defensor y su mejor amigo. Durante doce años, cada vez que Romañach produjo
una obra, Castellanos fue el primero en trasmitir al público la buena nueva.
De crítica literaria valiosa es la labor que dejó disgregada en las revistas, ya sea tejiendo una
corona sobre la frente de Mark Twain, o hablando del insigne Piñeiro en su casa, o trabajos
más extensos y documentados como sus conferencias Rodó y su Proteo y sobre el poeta
inglés R. Kipling, pronunciadas ambas en La Sociedad de Conferencias.
Estas conferencias, unidas a algunos artículos de crítica publicados en diversos periódicos y
en otros trabajos en gestación, estaban llamados a formar parte de un volumen titulado “Los
Optimistas“. En ese grupo de optimistas figurarían Emile Zola, Walt Whitman, Mark Twain,
Eca de Queiroz, Ruydard Kipling y José Enrique Rodó. El prólogo e introducción del volumen
sería la erudita disertación que sobre La Alborada de los Optimistas leyó Castellanos en una
de las sesiones literarias que cada mes celebraba La Academia Nacional de Artes y Letras.
El libro Los Optimistas fue publicado póstumamente por dicha Academia.
En La Alborada del Optimismo plantea que no es el hombre un esclavo absoluto de su signo
como entienden los musulmanes, dando un aspecto místico al cerrado determinismo de Ch
Darwin. Para contradecirlo está la ambiciosa demostración externa de la ley de la
90
perfectibilidad. Si no fuera por ello, no tendería la humanidad a progresar perennemente, la
historia del progreso es una prueba de que alguna energía sobre nosotros mismos y los
demás puede manifestar nuestra voluntad:
(…)”Y he aquí como la frase que en broma puso Voltaire en la boca del doctor Pangloss:
cultivemos nuestro jardín. Es una fórmula de savia filosófica y un programa de salvación
práctica”. 136
Castellanos realiza un llamado a las reservas morales, a las fuerzas morales como
enunciaba J Ingenieros, filosóficamente se aleja del determinismo positivista y se integra a
corrientes más espiritualistas que han penetrado el Continente y que manifiestan fe absoluta
en la reindivicación del sujeto Latinoamericano.
“(…) Reformarse es vivir, curioso optimismo que no contento con lo actual, muestra designios
de perfeccionarlo. De ellos es el reino del mañana, de ellos que predicaron que cada cosa
tenía su lado bueno y que era obra de piedad el buscarlo….cultivemos pues, señores,
cultivemos nuestro jardín”137
Es observable toda una concepción filosófica, en la cual descansa todo el accionar cultural
de Castellanos y de toda la generación de intelectuales cubanos de las dos primeras
décadas republicanas. Los cánones filosóficos del positivismo les quedan pequeños a
Castellanos . Para él es capital el optimismo, la confianza en las posibilidades del ser
humano para cambiar su realidad y construir otra mejor, el poder de la voluntad.
El perfeccionamiento individual como vía para el perfeccionamiento colectivo, el accionar
comprometido con los destinos de su patria y de su cultura. Todo esto como vía de superar
los fatalismos estrechos que niegan o minimizan las condicionantes sociales del desarrollo y
lo someten a estrictos moldes biológicos. No es el animal lo que predomina en el hombre. El
136 Jesús Castellanos Villageliú. Conferencia pronunciada en La Academia Nacional de Artes y Letras el
12 de febrero de 1912. En Revista Cuba Contemporánea Volumen XV, Tomo III . Pág. 21.
137 Ibídem. Pág. 22.
91
hombre es un ser con voluntad, con capacidad de autoperfeccionamiento y con gran fuerza
de cambio sobre su realidad y su propia vida.
En su conferencia sobre R. Kipling expone que además de admirar su calidad poética,
admira:
“(…) el tono general con que ha inflamado Kliping el patriotismo de sus coterráneos (…)
nadie como él ha podido palpar el poderío británico, porque nadie tampoco, lo ha conocido
como él hasta en sus últimas avanzadas”138
En estas líneas, a la par que reconoce y exalta la valía de Kipling como poeta y el aporte de
su lírica a la poesía inglesa, penetra en los fundamentos ideológicos de su creación poética y
revela la afiliación clasista del poeta. Qué significativos constituyen estos reproches de
Castellanos a Kipling para conocer el modo de pensar del cubano. No podía ser de otro
modo para un crítico perteneciente a la clase media de un país donde el capital inglés ejerce
su papel de dominación, en un país que apenas ha salido del poder colonial y donde la
colonia es aún una rémora implacable. Considera que la causa de su éxito no está en
decirles cosas gratas a los ingleses, sino en haberlas dicho bien, el haber sido con o sin
imperialismo un poeta genial.
Para comprender el pensamiento estético de Castellanos es importante el análisis de una
conferencia pronunciada en El Ateneo de La Habana sobre Heredia y el Parnasianismo, en
ella plantea:
(…) “el Parnaso brotó del Romanticismo como de la cabeza de Júpiter salió Palas Atenea. Y
ese fue su defecto congénito: el haber brotado de la cabeza y no del corazón. Toda línea
138 Jesús Castellanos Villageliú. Ruydard Kipling. Conferencia pronunciada el día 18 de febrero de 1912
en La Sociedad de Conferencias de La Habana. En Revista Cuba Contemporánea, tomo XVI, tomo III,
Pág. 324.
92
recta, toda ciencia, toda geometría, el programa del parnasianismo no era para hombres y
mucho menos para poetas” 139 .
Es evidente el rechazo del autor al arte por el arte, psicológicamente imposible, como él
asume. Para él, el arte verdadero es el producto de la interacción del artista con su mundo.
De aquí se desprende su afiliación estética realista y su idea sobre el compromiso del artista
con su medio social, es la función social del arte que defiende José Enrique Rodó y que
comparte Castellanos. Plantea además: “(…) No hay vida real, ni se pintan seres que sean
seres, ni hay fotografía exacta del mundo en ninguna época, si las obras no se salpican con
las exaltaciones de amor llameando como un volcán”140 .
A pesar de la formación filosófica positivista de Castellanos y de la crítica que realiza el
parnasianismo., 141 a la lírica romántica y la influencia en él, de la escuela naturalista
francesa, , las obras literarias no pueden brotar solo de las cabezas de sus autores, sino que
es hora ya que en ellas acuda el corazón, la espiritualidad humana, el sentimiento, la
voluntad personal, los valores del ser humano en función de un ideal más completo los de la
sociedad misma por lo que revalúa no solo el papel del intelectual durante las dos primeras
décadas republicanas, sino que también incluye entre ellos a los poetas, a los literatos, a los
periodistas, así rompe con los criterios positivistas de que el intelectual eran solo los hombres
de gabinete, el clásico abogado.
La rebelión de espíritu nacional contra la dominación foránea, se expresará en Castellanos
en el carácter que asumirán las distintas manifestaciones del arte que cultivó; la literatura y el
dibujo constituirían una denuncia a la falta de cohesión social, a una política estatal que
ahoga a los productores; por ello como aspiración cultural de su ideal, ante el
Jesús Castellanos Villagueliú. Heredia y el Parnasianismo. Conferencia leída el 30 de octubre de 1905
en el Ateneo de La Habana. Revista Cuba Contemporánea, tomo XVII, tomo III, Pág. 154
140 Ibídem. Pág. 156.
141Movimiento literario de los Parnasianos. Nombre dado a los poetas y a su estilo, que se caracterizaba
por su reacción contra el lirismo romántico desde 1850, se distinguieron por su clásica perfección de las
formas.
139
93
desmembramiento axiológico que vive la República, aspira un sujeto axial, como nuevo
sujeto de la actividad intelectual.
La Agonía de la Garza, es según criterio de Cira Romero el mejor cuento de Castellanos. El
título constituye un símbolo, el mismo pudiera ser perfectamente el de la Agonía de Cuba.
Narra la historia de una familia de carboneros que después de seis meses de trabajo, sale
con su carga de carbón de un intrincado pueblo rural hacia Cárdenas, naufragan, Pío el
cabeza de familia no solo pierde su preciada carga, sino también a sus hijos y esposa:
“(…) Pío, el carbonero, pudo ver claramente su situación de abandono. A corta distancia tal
vez había una tierra donde todos dormían sosegados, seguros de su suelo y de su techo, no
muy lejos tampoco surcaban el mar enormes transatlánticos, atestados de gente feliz, de
ricachones que hacían el amor sobre los mimbres de Popa. Solo él, en medio de la humana
cadena….era el eslabón perdido que a nadie hacía falta. Y de ningún puerto saldría a
buscarlo una barca de salvamento 142
La Garza fue directamente al desastre y el esbozo psicológico de los personajes los enfrenta
a una dura realidad; el hombre de trabajo duro colocado en una situación límite. Era esta,
también la situación de Cuba. Una república recién estrenada, que no tenía en cuenta ni a
sus productores. El abandono era hacia todas las esferas del conglomerado social.
El dibujo será otra mediación que denotará el logos filosófico de Castellanos, lo importante
aquí radica en la forma en cómo se expresa su filosofía, en este caso bajo las miras de su
logos pictórico, que es capaz de realizar una crítica de tal magnitud, que provoca el inicio de
un proceso correccional contra él y el director del periódico 143.
142 Selección y prólogo de Cira Romero La agonía de la Garza y otras narraciones. Instituto Cubano del
Libro. Editorial Letras Cubanas, 2011.Pág. 29
143 Ver detalles en epígrafe sobre Datos Biográficos de Jesús Castellanos.
94
En 1901, en pleno mandato del gobierno interventor del general Leonardo Wood (en la
semana santa) publica Castellanos una caricatura que titula: “el calvario cubano”:
“(…) Aparecía nuestro pueblo representado como Cristo crucificado entre dos ladrones, que
eran el presidente norteamericano Mckinley y el propio general Wood, frente a ellos, un
soldado, cuya cara era la del senador Platt, enarbolaba una esponja con vinagre, con el
objetivo de ungir a Cuba. El gobernador yanqui mandó a recoger la edición, clausuró el
periódico y se inició una causa correccional contra su director y el dibujante 144.
El nombre de la caricatura es ilustrativo de la percepción que tenía Castellanos de lo que
significaba la ocupación militar norteamericana para nuestro país, el logos pictórico es capaz
de revelar el papel de la cultura y en particular, del dibujo, para realizar su papel de
reformular las bases mismas de la nación cubana ante la abulia colectiva que significó la
República. La caricatura como logos filosófico, se convirtió en un mecanismo para que la
intelectualidad cubana mostrara un pensamiento nacionalista, crítico y reflexivo sobre la
realidad nacional
Resulta atrayente la forma en que Castellanos utiliza sus personajes y los pone a dialogar
para que de esta manera lo haga la propia sociedad
Es clave denotarlo desde una hermenéutica en su obra “Los Argonautas”. En ella narra la
historia de un joven, Camilo Jordán, que al regreso a Cuba por mar, solo lo espera un
amigo, había estudiado en París, al graduarse en Cuba como alumno eminente, su profesor
había dicho:
“(…) y es a vosotros, estudiantes, maestros del mañana, a quien toca tomar ejemplo(…) de
esta vida joven templada en el estudio y exornada por el desinterés(… ) Este hijo de poeta
parece amar el saber por el propio gusto de la ciencia y no por tener entre sus proyectos,
Enríquez Ureña Max. Panegírico leído en la sección solemne de la Sociedad de Conferencias,
celebrado en el Ateneo de La Habana, el 29 de junio de 1912, en Los Optimista Págs. 11 a la 70.
144
95
caramba, el de hacer dinero (…) de estos idealistas, de estos hombres de gabinete, es de lo
que está sedienta nuestra sociedad rabiosamente utilitaria (…) 145
En boca de Jordán se muestra la gran disyuntiva de la Cuba de principios del siglo XX, entre
un conservadurismo pragmático que arrastramos de la colonia, representado en el hombre
que solo aspira a ganar dinero y de un utilitarismo propio del capitalismo, expresado en el
gusto por la ciencia y de una vocación pública expresada en el desinterés en cuanto a una
conciencia individual.
En un malentendido en el puerto donde llega Jordán, había varias personas esperando al
Dr. Vicente Iñiguez, gran hacendado de Cienfuegos, providencia de los políticos, el cual no
venía. Es cuando Castellanos utiliza a su amigo Rosales para decirle a Jordán:
“(…) Deja correr las aguas y aprovéchalas, vas a tener un recibimiento de Cesar vuelto de
las Galias y rápidamente lo presenta a la muchedumbre. El doctor Camilo Jordán, hijo de
nuestro gran poeta Elías Jordán (…) regresa de Europa con cuatro años de beca de viaje
como alumno eminente (…) Una de nuestras más seguras glorias (…)” 146
Es impresionante observar cómo aquella sociedad se había constreñido en ella misma y las
personas convocadas para recibir al gran hacendado, reciben entonces al joven Jordán, sin
conocer en definitiva ni al uno ni al otro.
Es entonces cuando Castellanos sitúa a Jordán a reflexionar:
“Maldita pobreza (…) si él hubiese tenido una peseta (…) Oh cuán noble uso haría de su
riqueza. Desde su gabinete de trabajo, que soñara confortable, amurallado de libros (…) se
engarzaría en polémicas científicas, esparciría nuevas ideas libertarias, fundaría revistas,
encendería la chispa de las revoluciones con sus amplios conceptos de la misión
humana.” 147
Cira Romero. La agonía de la garza y otras narraciones. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2011.
Pág. 287.
146 Ibídem, Pág., 290.
147 Ibídem, Pág., 296.
145
96
Jordán en manos de la reflexión de Castellanos se debatía en una gran disyuntiva, tener
dinero para tener talento, era esa la clave de la sociedad que le tocó vivir, pero se hacía
necesario algo más, asumir, como decía Castellanos, la fortuna del talento en función del
bien de la sociedad.
En relación con el poder económico de la burguesía, Castellanos hacía recapacitar a
Jordán el cual argumentaba:
“(…) Contra esta otra coalición de jueces, gobierno y reyes del azúcar y el café, los únicos
que pueden algo son los intelectuales, los que explican cátedra y escriben periódicos, que al,
fin y al cabo mucho significan, en su privilegio divino de ser los que componen la moral y
desenvuelven el porqué de las instituciones…” 148
La expresión denota un reconocimiento del papel que debía jugar el intelectual en la cultura
cubana, en una sociedad que los desconoce y que solo acepta como válido el poder del
dinero, el linaje y no el mérito de la inteligencia. Medardo Vitier señalaba al respecto:”todo
adelantamiento en lo intelectual y en lo moral es siempre obra de minorías. 149 Vitier se refiere
a un elemento central en la tradición electiva del pensamiento cubano, las capas
intelectuales de la sociedad son las que protagonizan las transformaciones sociales, son las
preparadas para el comienzo de este proceso, que luego se extenderá por vía de las
instituciones al conglomerado social.
Sobre las diferencias del hombre de dinero y el intelectual la reflexión del autor de la Conjura
en boca de Jordán es la siguiente:
“(…) en fin mientras que duras realidades no te profanen, eres un hombre que vive de su
cerebro, o lo que es lo mismo un intelectual profesional y catalogado(…) siempre fueron
castas rivales la de los ricos hombres y la de los sabiondos(…) para todo potentado un
poeta es un tipo raro que no se baña(...) se temen y afectan desdeñarse, consecuencia
Ibídem, Pág., 312.
Medardo Vitier. Las ideas en Cuba. La filosofía en Cuba. Editorial Ciencias Sociales, La Habana,
2002. Pág. 148.
148
149
97
natural, es que se desconocen, no perdiendo minuto para denunciarse como elementos
perniciosos al buen engranaje social”. 150
Esto constituye una denuncia de los intelectuales, de la realidad que vive Cuba, en boca de
Jordán, pues no solo se les desconoce, sino también son objeto de burla e incluso
considerados perniciosos para el buen desenvolvimiento de la sociedad.
Reflexiona Castellanos a través de Jordán:
(….) “También yo he pensado que nunca el hombre inteligente se ha encontrado en más
difícil situación moral. Pero me resisto a creer que para el hombre de ciencias o de letras, fiel
a sus devociones, no haya caminos que cepillar faldones o reventar de hambre(…) ya llegará
el gran día en que nademos en oro y podamos dar a nuestra alma el alimento espiritual sin
el cual moriríamos. La cuestión es que llegue pronto” 151 VÍAS?
Aquí se muestra una crítica aguda a la situación que vive Cuba, y lo define como difícil
situación moral, por lo que constituye una denuncia ética e incluso se niega a asumir como
ser fiel a sus devociones (el ejercicio de su profesión) no le permitan pasar hambre. Todo es
muestra de una contracción moral y política que vive la república. Tiene esperanzas en el
cambio, pero incertidumbre de cuándo llegará.
Ante esta paradoja Castellanos pone a dialogar a Rosales el amigo de Jordán, quien le
aconseja:
“(…) la única forma para este caso de abandono a las propias fuerzas, es abrir batalla sin
piedad contra el mundo y su bolsa, con las mismas armas que de él se han sufrido, correr
con fanatismo de argonauta y con codicia de cada minuto en pos del oro…” 152
Es evidente que ante la postergación moral y ética se abre el camino de luchar con las
propias fuerzas, este
elemento es propio del capitalismo, del hombre moderno,
sin
embargo, esa batalla debe realizarse con fanatismo de argonauta, o sea desde de las
Ibidem, pág, 312.
Cira Romero. La agonía de la garza y otras narraciones. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2011.
Pág 261.
150
151
152Ibídem,
pág., 317.
98
profundidades (según la jerga del mar) y traducido al lenguaje social, esa batalla debe ser
con las mismas armas que se le han enfrentado, o sea consideramos, existe reconocimiento
de la importancia de la lucha, pero la misma debe realizarse de manera inteligente.
Considero que Castellanos nos trasmite una idea clave: conciencia clara de que Cuba no
está preparada todavía para esta lucha, pues el proceso de desnacionalización no se ha
completado, existe aún un margen tolerable, por la falta de madurez de los propios
intelectuales y la falta de reconocimiento de las instituciones sociales a esos propios
intelectuales, pues esas instituciones resultan estériles para Castellanos, por su inoperancia
social, su poco sentido de la labor a realizar, la falta de visión de quienes la dirigen para
seleccionar el mejor camino; aquí están evidenciados los graves problemas de la Cuba
republicana de principios del XX.
En efecto, lo que se plantea es que la producción filosófica de Castellanos se centra en una
actividad más marcada por el cambio, la movilización, la gestión de recursos, con el objetivo
de remover las bases axiológicas de la conciencia colectiva y clamar por derivar las
estructuras decadentes en un desplazamiento del interés teórico en detrimento de formular
juicios filosóficos globales.
Es aquí donde Castellanos prefiere utilizar la literatura y el ensayo como medio de su
reflexión filosófica, una producción simbólica de mayor alcance social y que al mismo tiempo
resultara evasiva de la censura epocal.
En La conjura 153 a juicio de Cira Romero, uno de los cuentos más celebrados de
Castellanos, muestra en la temprana fecha de 1909, el efectivo esbozo psicológico de los
La misma narra las peripecias de un joven médico, que se enamora de una nurse del hospital, que era
una prostituta, que había tenido relaciones íntimas con muchos médicos del hospital donde laboraba, y
Román no teme aún sabiéndolo, ponerle casa y vivir con ella una vida de pareja socialmente reconocida.
Su tío el Dr. Próspero Villarín político sinvergüenza, le aconseja lo que debe hacer para triunfar en la vida,
el fin es que la esposa lo traiciona y él se entrega a los convencionalismos de la sociedad para prosperar
en la vida
153
99
personajes, como es el caso de Augusto Román, el cual representa el sujeto axial al que
aspira el autor, que luego Miguel de Carrión perfeccionaría en 1919 y 1920 en Las Impuras y
Las Honradas respectivamente.
En la novela el tío se llama Dr. Próspero154 Villarín, el cual es utilizado como símbolo del
corrupto político republicano, Castellanos a través de este le aconseja a Román :“(…) vacíos
consejos sobre lo práctico y lo no práctico de la vida y sobre la imposibilidad de llegar a ser
algo en sociedad por medio de los libros y el microscopio. 155
Se evidencia claramente cómo para este hombre, la entrega al estudio, la meditación, la
ciencia, no llena el estómago, muestra de la influencia del utilitarismo en estos años, por lo
tanto, desdeña el papel del intelectual.
Es cuando Castellanos le propone a través del tío Próspero a un hombre que apenas da
para vivir:
“(…) qué te parecería un puesto de superintendente de inspectores sanitarios. Doscientos
cincuenta dólares (…) Gastos pagados cuando haya fiebre amarrilla (…) Es un puesto que te
conviene mucho, te hace entrar en contacto con senadores, representantes extranjeros. 156
No solo es evidente en Próspero la corrupción político administrativa de la República de la
cual él forma parte, sino también de algo que Rodó alertaría, la nordomanía, en Cuba se
154 En el siglo XVII se convirtió en una verdadera pasión poner las ciencias al servicio del hombre, como
legitimo derecho humano. Esta polémica adquiere forma simbólica en los personajes de Shakespeare. Su
expresión más acabada se produce a nuestro juicio en La Tempestad. En esta obra en una islita de
ensueño, Próspero dispone los sencillos menesteres de la vida. El salvaje Calibán, bajo su dominio férreo
pero no cruel. Trabaja mientras su amo piensa y sueña. El numencillo Ariel sirve de puente a Próspero
entre sus sueños y la realidad. En 1900 José Enrique Rodó publica su obra Ariel, de orientación filosófica
y axiológica, dedicada a la juventud de América, la cual comienza haciendo referencia al venerado
maestro Próspero. En 19OO, Jesús Castellanos publica su novela La Conjura, y utiliza en forma de
metáfora el personaje de Próspero Villarín. Pero en la Cuba de principios del XX, Próspero es el político
astuto, corrupto, falso, depravado, no identificado con el porvenir de la juventud. Es preciso tener en
cuenta que en el siglo XX cuando Europa estaba en pleno desarrollo capitalista, América latina vivía en
una serie de Repúblicas desmembradas, donde el orden constituía un anhelo y Cuba tenía una República
dependiente al capital norteamericano.
155 La agonía de la Garza y otras narraciones. Selección y prólogo de Cira Romero. Instituto Cubano del
Libro. La Habana, Pág 113
156 Ibidem, pág., 131.
100
traduce en portarnos bien, educar al pueblo, y el ideal de aspiración es el referente externo
(algunos autores lo califican como virtud doméstica o cultura de dominación) para que no
intervengan los americanos.
Augusto Román tenía en su misma calle a un ex profesor de la universidad, Pascual
Velasco, al cual le comenta que aspira a una plaza en la universidad, el propio Castellanos
le dice a través de Velasco: “(…) que aspiras a ser un miserable Pascual Velasco (…) la
ciencia, el arte, la investigación desinteresada (…) he aquí lo que nuestra sociedad no
consciente”. 157
Por lo que Castellanos realiza una importante denuncia social y responde en boca de
Román:
“(…) de sus razones se desprende que la sociedad ahoga a sus productores, a los únicos
que por mayor perspicacia y cultura pueden abrirle el camino hacia el porvenir, y que en
cambio, glorifica, la esterilidad, asegurando la vida al mediocre y al egoísta(…) Esto va
contra el instinto de conservación, innato en la sociedad como en el individuo”. 158
Aquí se presenta un individuo con conciencia de estar en una sociedad donde el verdadero
productor de los bienes es ahogado y sin embargo, glorifica al mediocre, en resumidas
cuentas, es casi imposible que el talento del individuo
se convierta en su vehículo de
autosuperación. Se pone de evidencia el conflicto entre el ideal de hombre al que aspira
Castellanos y el que la sociedad y la política de la época están formando.
Le dice Castellanos por medio de Velasco: “(…) nuestra sociedad no necesita de sabios. El
mercantilismo le ha impedido ver más allá del presente. Para luchas con el mundo son
pigmeos los sabios” 159
La conclusión de estas palabras se traducen: la necesidad de tener dinero y de saber
aprovecharlo es el bien más preciado de la sociedad cubana de principios del siglo XX
157
Ibídem, pág., 137.
pág., 138.
158Ibídem,
159Ibídem,
pág., 138.
101
cubano, por lo que no se piensa en el mañana como fórmula de futuro. Se necesita hombres
con dinero, no hombres con conocimientos.
Ante tal postergación moral Castellanos mediante Velasco, su antiguo profesor, le comenta
a Augusto Román:
“(…) Nada más peligroso que tratar de conciliar incompatibilidades; lo menos que te podría
pasar es que a lo mejor, te encontrases retrasado en el movimiento científico (…)! y cuán
doloroso es esto!“Hoy lo esencial es hablar recio, vivir en quinto acto de melodrama, dígase
que el pueblo, sordo de nacimiento, necesita que su música favorita sea ejecutada, por
banda. En resumen, que son términos incompatibles: estudio y comodidad, a uno es
necesario renunciar, o sabio con los codos rotos o el odio social encima, o rico farsante, buen
católico y disciplinado conservador”. 160
Es visible cómo la novela muestra la falta en los marcos de la joven república, de un sujeto
axial comprometido con los destinos de la nación, además de una dispersión estructural,
social y moral, expresión de la realidad ambivalente de la Cuba republicana.
Castellanos trata en todo momento de poner al personaje en situaciones de conflicto, al
tratar de obtener una plaza vacante en la Sociedad Médica, escribe Augusto Román un
libro al que titula Filosofía Médica, le pide a un amigo que interceda por él para ocupar la
plaza, la respuesta de Castellanos a través del amigo no se hace esperar, el cual, le
responde: “(…) parece que desconfían de tu medicina, te creen poco práctico. Dice que él
nunca ha visto que los filósofos den resultado a la cabecera de los enfermos. 161
Reflexiona Castellanos a través de Augusto:
“(…) Para él, adverso a ciertas orientaciones prácticas, el problema era, pues, de energía. Y
bien lo firme de su voluntad era en Augusto, algo incuestionable. ¿No lo había demostrado al
despejar con años de paciencia intrincados enigmas científicos? ¿No lo había revelado al
resistir a toda una conjuración empeñada en que desoyera a su corazón y olvidara sus
160
161
Ibídem, Pág., 140.
Ibídem, Pág., 144
102
sueños de gloria? Solo que aquella energía había sido desplegada en el sentido de la
reacción, y esta tendría que serlo en el de la acción. Recordó cierta página de Nietzsche, en
que el vidente imagina las prodigiosas hazañas del escepticismo, cuando por una
trasmutación de todos los valores “hubiese de invertir su voluntad hacia dentro en voluntad
hacia afuera”. 162
La referencia al pensador alemán, a través de la intertextualidad de este personaje, nos
remite al anhelo de superar escalas de valores heredadas que han perdido funcionalidad en
el contexto de la naciente República, la búsqueda de un sujeto activo y creador que remodela
las escalas de valores y transmuta a la usanza del “vidente” de Nietzsche
Castellanos pone siempre a Román en situaciones de apremios, utiliza a su tío Próspero
Villarín, el cual forma parte de una galería de personajes, que en sus diferentes cuentos,
integran los microorganismos sociales que impiden el sano desarrollo de la nación, y le
propone la dirección de un Hospital, pero para ello, se le imponía la ruptura con esa
muchacha (en este caso la amante): “(…) todo es a condición de que cambies de vida, a que
te vuelvas un hombre respetable y con aspiraciones, a que rompas con todo lo que hoy te
estorba y entres en la sociedad en que debes estar… 163
Ante Augusto se plantea un gran dilema sentimental y ético, no acepta dejar a su amante,
la que tiene por esposa, al regresar a su casa, la sorprende en la cama con su mejor amigo;
Castellanos lo hacía llegar a una conclusión: (…) Próspero le dictaba reglas para llevarlo a
lo que él creía, el ideal de todo joven animoso:“(…)la riqueza, el prestigio social, el
matrimonio convincente, lo que había sido antes su programa de vida, dichosamente
cumplido”. 164
El conservadurismo de aquella sociedad, expresado en sus costumbres, en sus instituciones
(en este, el caso del matrimonio) significaban un modelo a seguir y el único a opinión del tío
Ibidem, Pág., 169.
Ibídem, pág., 146
164 Ibídem, pág., 147.
162
163
103
Próspero que posibilitaría un exitoso desempeño social, ante esa disyuntiva tendría que
erguirse la decisión de Augusto Román y para ello Castellanos le abría una importante
reflexión: “(…) Había querido vivir naturalmente y sin complicaciones, ofrendándose a la
religión del saber y actuando por la lógica simple y candorosa de los sentimientos (…) Esa
era todo su delito.” 165
El autor de La Conjura muestra la existencia de un cuerpo social que se debate entre el
oportunismo y el indiferentismo, Augusto Román es el sujeto axial al que aspira
Castellanos; ante un mundo desarraigado, no tanto por la presencia extranjera, como por la
falta de voluntad patriótica de sus ciudadanos.
Ante el retraso científico de las instituciones, Castellanos denuncia la gravedad del asunto y
pone a Augusto a aspirar a una cátedra en la Universidad, se enfrenta de oponente a un
profesor de mayor edad, al presentar su programa lee:
“(…) el joven leyó su programa de la asignatura: los nombres de Lamarck, Trevinaris, Bichat,
Augusto Comte, sonaban extraños en el recinto y volaban sobre los bancos ocupados por
dos o tres alumnos aburridos, hasta impresionar los huecos oídos de los esqueletos (…)” 166.
Los miembros del tribunal de oposición a la cátedra de Biología expresaban, una conclusión
que mostraba lo que Castellanos denunciaba con vehemencia:
“(…) Entre un viejo y un joven, entre un hombre cuyo aspecto venerable le haría representar
dignamente a la Universidad y un joven que será lo que usted quiera, pero que no puede
tener práctica alguna científica, y que, por lo demás, anda con los codos zurcidos.”167
Lo anterior muestra el anquilosamiento de los conocimientos del tribunal de oposición, el
retraso de su preparación científica, que prefieren seguir con los viejos manuales y que no
posibilitan la renovación, ni de los planes de estudio, ni del personal docente, ello es muestra
Ibídem, Pág., 148.
Pág., 140.
167 Ibídem, Pág., 142.
165
166Ibídem,
104
también de la crisis social, de un país que ha experimentado un cambio importante de
Colonia a República, pero no ha sido capaz, de perfeccionar sus instituciones y su propia
dinámica social.
Castellanos entonces, expresa en Augusto Román una nueva fórmula:
“(…) Hacerse rico, para hacerse sabio(…) y sintiendo correr la sangre por sus venas, una
sangre nueva, se vio transportado a medios intelectuales, donde acudía a conferencias,
encontraba facilidades editoriales y se pasaba los días en la fiebre de portentoso laboratorios
El antiguo Augusto Román, macilento y alucinado, había muerto, abría los brazos potentes
a un nuevo Augusto Román, ávido de placeres sensuales y poco preocupado de averiguar
el desenvolvimiento de la manera(...) .La ciudad apoplética, egoísta, no podría imaginar que
en aquel momento, y por el peso feroz de su intransigencia, se cegaba para el progreso
humano una fuente, que quizá pudiera haber sido próvida; se tronchaba una espiga verde,
que tal vez podría haber satisfecho muchas hambres. 168
La reacción de Román que no es otra que la del propio Castellanos, denota el enfrentamiento
al medio improperio, a través de la literatura, es la forma que tiene de vengar a una sociedad
que no es capaz de brindar lo suficiente, al hombre de ciencias, para dedicarse este al noble
empeño .Pero muestra además la dicotomía entre el interés desmedido de la clase dominante
y el desinterés propio en cuanto a conciencia individual de un intelectual. En el fondo se
evidencia un conflicto social de clase. El final es una evasión de la realidad, no cuenta
Castellanos con los medios necesarios para enfrentar tal reto, la separación a esta disyuntiva
estaría en manos de la llamada década crítica, Castellanos sería un puente de transición en la
aspiración de un sujeto reflexivo en los marcos del la cultura y la filosofía en nuestro país.
168
Ibídem, Pág., 149.
105
CONCLUSIONES
El surgimiento de la República Neocolonial el 20 de mayo de 1902, significa para Cuba un
cambio importante en la estructura social, el país deja de ser colonia de España para
convertirse en neocolonia de los Estados Unidos. Un nuevo poder hegemónico expresado en
el neocolonialismo con el consiguiente hegemonismo axiológico que ello significa,
ensombrece la conciencia nacional; resulta uno de los momentos más traumáticos en la
historia de la cultura cubana, expresada en la frustración y el pesimismo del cubano para
regir su propio destino.
Jesús Castellanos (1879-1912), desde una plataforma electiva crítica, cuestiona las tesis
más conservadoras del positivismo; esencialmente el quietismo plomizo que preconiza el
evolucionismo social y el determinismo biológico. Paradoja que se sustentaba en el hecho de
que sin abandonar el positivismo como corpus teórico, científico- natural, el autor de Rodó y
su Proteo abrió una brecha en la reformulación de la conciencia nacional. Más que todo lo
que intentaba cambiar era la realidad.
Todo sobre la base de un cambio de mentalidad desde el punto de vista axiológico y político;
o sea, el modelo que Castellanos aspiraba a formar en la joven República era la de
ciudadanos activos y reflexivos.
El mecanismo establecido por el autor de Rodó y su Proteo para viabilizar este pensamiento
crítico; o sea, la forma en que los intelectuales reflexionan sobre su realidad, es a través de
lo que la filosofía llama fuentes no convencionales del pensar filosófico: el cuento, la novela,
el dibujo y el ensayo. Se puede afirmar que Castellanos funcionó en los marcos de la cultura
y el pensamiento cubano de principios del siglo XX como un ideólogo de la primera
generación republicana
106
Es expresión de una intelectualidad contestataria, que comienza a articular una nueva
responsabilidad del hombre con la sociedad que le tocó vivir, sobre la base de un electivismo
crítico como aspiración de un proyecto nacionalista viable a través de un logos filosófico,
literario y pictórico, donde plasma la aspiración de un sujeto reflexivo; que está inmerso en un
profundo cambio social.
Este es, a juicio de la autora un punto decisivo para comprender la trayectoria intelectual de
Castellanos y el entrelazamiento de su credo positivista y una intuición del mundo o
(weltanachauung) que se expresa como síntesis cosmovisiva en la emergencia de un nuevo
sujeto antropológico que pretendía encauzar a las nuevas generaciones hacia la formación
moral y cívica.
Exalta a través de toda su obra un sentimiento de conciencia individual para el mejor servicio
a la Patria, que convoque creatividad y crecimiento individual, que eleve espiritualmente a la
nación, lo que adquiere connotación, no solo cultural, sino también política.
Se enfrenta además a un pensamiento agónico y socialmente desmovilizado, sin embargo
impregnó fuerza y espiritualidad humana, que propició un carácter protagónico a la actitud
factual del hombre en correspondencia con el desmembramiento axiológico, que en Cuba
significó el advenimiento de la República Neocolonial
Para lo cual proclamó necesario formar ciudadanos activos y una conciencia crítica a escala
nacional, serán ellos el hilo conductor de un hombre moderno, que aspire al progreso y a
hacer realidad un pensamiento crítico para lograr la futura transformación moral y política de
Cuba en un contexto considerado como época axial, clave para este cambio social.
107
RECOMENDACIONES
Proponer la introducción de los resultados de la investigación a los centros de Educación
Superior del País.
Sugerir la introducción de los resultados fundamentales de la investigación, en las carreras
de Historia y Filosofía, en la asignatura de Pensamiento Cubano y si es viable la propuesta
por su conducto, se le proponga a la dirección de la enseñanza de Marxismo -Leninismo del
Ministerio de Educación Superior.
Continuidad de la investigación, con énfasis en otras figuras de la etapa, que conforman la
primera generación republicana, por la importancia de su pensamiento, en la conformación
de una intelectualidad contestataria, que principia articular un nuevo ideal antropológico
nacional ante el cambio social, en los marcos de las primeras décadas republicanas.
108
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Ureña Max Enríquez: Optimismo, Idealismo y Patriotismo en Cuba
Contemporánea, Tomo XXIV, Año 1920.
195.
Valdés García Félix: Influencia del Pensamiento Español en la filosofía
Cubana de la primera mitad del siglo XIX. Instituto de la Filosofía, La Habana, Cuba.
196.
Varela Félix: Metafísica. Ediciones Vitral, 2006.
197.
Varela Félix: Miscelánea filosófica. Editorial pueblo y educación. La Habana,
1986.
198.
Varona, E. J: Conferencias filosóficas. Lógica. Editorial Miguel de Villa. La
Habana. 1980.
199.
Varona, E. J: De la colonia a la república .Editorial Cuba Contemporánea. La
Habana. 1919.
200.
Vila Juan Alfredo: La Importancia del Estudio de la Historia de Cuba en Cuba
Contemporánea, Tomo III, Año 1913.
201.
Vilar Pierre: Historia de España. París, Librairie Espagnole, 1974.
202.
Zanetti, Oscar: El siglo del azúcar se fue: economía y azúcar en Cuba.:
Temas-Ideología-Sociedad, # 24-25, enero-junio, La Habana, 2001.
203.
Zanetti, Oscar: Los cautivos de la Reciprocidad, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1984.
121
ANEXO I
Breve reseña biográfica de Jesús Castellanos.
Jesús Castellanos Villagueliú, nació el 8 de agosto de 1879 en La Calzada de Galiano, La
Habana. Hijo del Doctor Manuel Sabrás Castellanos y Mercedes Villagueliú. Cuando contaba
seis años de edad su familia se trasladó al barrio de Jesús del Monte, en cuya escuelita
aprendió las primeras letras. Sus estudios de segunda enseñanza los inició en San José de
las Lajas, donde su abuelo materno Nicolás Villagueliú poseía algunas propiedades, y los
concluyó en La Habana, aquí pudo contar a Manuel de la Cruz entre sus maestros. En 1888
se inscribió en el Instituto de la Habana donde terminó el Bachillerato en 1893.
Jesús Castellanos ingresó en la Universidad de la Habana en octubre de 1893. Se matriculó
primero en la facultad de Filosofía y Letras, optó, poco después, por la carrera de Derecho,
colaboró con revistas confeccionadas por los propios universitarios, cuyos nombres,
revelaban de por sí, el contenido de las mismas “El Cubano Libre” y “Joven Cuba”. Una etapa
crucial de su vida es la que marca su estancia en México. Había cursado dos años de
estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, cuando sus padres
decidieron enviarlo fuera de Cuba, en febrero de 1896, un año después de iniciada la
revolución liberadora.
En México 169 vivía por entonces un tío, Pedro Calvo, quien de igual suerte que Nicolás
Domínguez Cowan, jefe del Partido Revolucionario Cubano en aquella ciudad, acogieron con
verdadero afecto al joven estudiante, quien tenía entonces dieciocho años.
El dibujo fue siempre su afición predilecta. En la Academia de San Carlos de México
prosiguió los estudios que al respecto había iniciado poco antes de su partida, en la
Academia de San Alejandro de La Habana. En la patria de Juárez también estudió
taquigrafía. Regresó a Cuba por breve tiempo, en febrero de 1898, para volver casi
En 1876 llega al poder en México el general Porfirio Díaz militar de fortuna que, junto a Benito Juárez,
se había destacado en la lucha contra el extranjero, y una vez que logra el triunfo, había intentado
hacerse del poder arrebatándoselo a este. A la muerte de Benito Juárez se despacha a sus anchas el
poder en México. Durante la etapa de Castellanos en México, donde llega en febrero de 1896, se agudiza
la lucha de clases, la burguesía nacional y un sector de las terratenientes, el alto clero y la casta militar
reaccionaria. El gobierno de Porfirio Díaz y las difíciles condiciones de vida y de trabajo imperantes en el
país a finales del siglo XIX, provocaron levantamientos campesinos, acompañados de las primeras
acciones del proletariado, fundamentalmente industrial. A pesar de la difícil situación que atraviesa el
país, la misma cuenta con clubes revolucionarios como filiales del Partido Revolucionario Cubano,
habían sido fundados por Martí en buena parte de América. La propaganda consumió en México gran
parte de los esfuerzos y recursos de Castellanos a al causa emancipadora. Contribuyó a las colectas
tanto ordinarias como extraordinarias de los clubes constituidos en México y en Cuba: “Morelos y Maceo”
e “Hijos de Baire”. En momentos de gran aflicción por la causa separatista, cedió íntegramente la
cantidad que recibía para sus gastos de todo el mes.
169
122
enseguida a México con sus padres, donde esperaron todo el desenlace de la Guerra
Hispano – Cubano – Americana.
Ya en Cuba, durante la primera intervención norteamericana, Castellanos ingresa
nuevamente a la Universidad. En un principio le sedujo la idea de ser arquitecto y emprendió
resueltamente el estudio de esta carrera, guiado por sus aficiones de dibujante. Cuando solo
le faltaban, para terminar, dos asignaturas que ofrecían pocas dificultades, se convenció de
que no era ese el camino que debía continuar y optó por la carrera de abogado, que había
iniciado casi adolescente y que concluye.
Jesús Castellanos inicia su labor periodística en el diario La Discusión, en 1901, donde se
destacó de tal modo, que bien pronto figuró en la primera línea del cuerpo de redacción, y
llegó a tener a su cargo la redacción editorial del periódico.
Castellanos fue un dibujante destacado. Publicó numerosas caricaturas en El Fígaro, La
Discusión y Patria. Max Henríquez Ureña refiere cómo una de esas caricaturas, publicada en
La Discusión durante la Semana Santa de 1901, se hizo célebre: “representaba a Cuba como
a Cristo entre dos ladrones, que semejaban ser el Presidente McKinley y el gobernador
Wood, frente a los cuales el senador Platt empapaba una esponja en el vinagre y la hiel de la
famosa Enmienda. Esta caricatura estuvo a punto de dar con él y con el director del periódico
en un proceso correccional, que por suerte fue sobreseído.”170
Según un artículo editorial aparecido al día siguiente en ese periódico, Manuel Coronado,
director del diario, y el autor de la caricatura fueron presos por orden del general Wood, que
disponía también el cierre del periódico. Los detenidos sostuvieron una reunión privada con
Wood, quien consideró la caricatura como “uno de los actos más graves contra la política
cubana y en perjuicio de las buenas relaciones entre Cuba y los Estados Unidos”. Coronado
y Castellanos negaron que en la caricatura hubiera injuria personal, pues se refería solo a “la
triste situación del país cubano, agriada por la enmienda Platt”. Finalmente, el conflicto se
resolvió con la liberación de los dos, bajo fianza, de mil dólares para el Director y quinientos
para el dibujante, y la autorización para que el diario continuara sus funciones. 171
Entre 1901 y 1902 escribió para el periódico Patria una sección titulada “Cabezas de
estudio”. De estas siluetas que se publicaron diariamente durante poco más de un año sin
Max Henríquez Ureña: La vida y obra de Jesús Castellanos (Panegírico leído en sesión solemne de la
Sociedad de Conferencias, celebrada en el Ateneo de La Habana el 29 de junio de 1912), en Jesús
Castellanos: Los optimistas (Colección póstuma publicada por la Academia de Artes y Letras), Talleres
Tipográficos del Avisador Comercial, La Habana, 1914, p. 22.
171 Luís Toledo Sande: Conjura y agonía en Jesús Castellanos, prólogo a La Conjura y otras narraciones,
Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1978, p. 33.
170
123
interrupción, Castellanos seleccionó las cincuenta y dos más celebradas pergeñando con
ellas un volumen que salió en septiembre de 1902; este fue su primer libro, siendo un
dibujante destacado, pues estas siluetas que componen el libro susodicho, van
acompañadas de sendos dibujos de los personajes a que estaban dedicados, todos
diseñados por él, se presenta como un magnífico caricaturista.
En el diario “La Discusión”, inició en agosto de 1902, una sección hebdomadaria, que
sostuvo durante algún tiempo, con el amargo y expresivo título de Una semana menos. Esta
sección consolidó definitivamente su credo intelectual, en la misma se hallaban condensadas
múltiples apreciaciones sobre el carácter nacional.
En 1904 recibe su diploma de Doctor en Derecho Civil en la Universidad de la Habana y es
nombrado abogado de oficio de la Audiencia de La Habana, se distingue en ese cargo por su
laboriosidad y competencia y no tardó en ser promovido a Abogado Fiscal de la Audiencia,
en junio de 1908. En ese mismo año contrae matrimonio con Virginia Justiniano.
En 1905 había dejado de escribir su sección semanal en el periódico La Discusión y se
consagró casi exclusivamente a la sección editorial, publicó trabajos de crítica literaria o de
política extranjera. Menciona Max H Ureña que todos los días llegaba con retraso inventado y
despachaba rápidamente las ocho o diez cuartillas que reclamaba el espacio editorial del
periódico. El día en que Castellanos se aparecía temprano en la redacción, no por eso
escribía a la hora más oportuna el espacio editorial del periódico. La idea de que tenía tiempo
le hacía calcular con exceso el número de minutos de que podía disponer y muchas veces
iba a charlar al departamento de Max H Ureña, entablaban de buenas a primeras una
discusión acalorada sobre literatura del día, con gran disgusto el director Manuel García
Coronado, quien se llevaba a Castellanos casi a viva fuerza exclamando: (…) hoy
perderemos los correos, mejor sería que todo eso en vez de hablarlo, lo escribieran para la
página del domingo(…) 172 Castellanos era, según se aprecia, una suerte de infante mimado
en aquella casa, donde todos proclamaban con orgullo, que había sido allí donde el joven
escritor había desenvuelto sus aptitudes, adquiriendo, al mismo tiempo, extenso renombre.
Era Castellanos el único a quien se le permitían todas las negligencias, incluso la de llegar
tarde y hacer perder los correos.
En 1906 publica “De tierra adentro”, una serie de cuentos sobre el campo cubano. En 1911
aparece en el Fígaro, su sección “El Norte y el Sur”, en esta escribió una síntesis de sus
172 Max Henríquez Ureña: La vida y la obra de Jesús Castellanos. Panegírico leído en la sección solemne
de la Sociedad de Conferencias celebrada en el Ateneo de la Habana el 29 de junio de 1912, en los
Optimistas, Pág. 11-70.
124
ideas en relación con el porvenir político de las repúblicas hispano americanas. Su manera
de pensar, en la cual predominaba una honrada simpatía por los Estados Unidos y una
confianza serena en la buena fe de sus propósitos, podrá ser discutida, pero la energía con
que el escritor sostenía sus convicciones y el hondo amor que revelaba por los destinos de
su patria, debieron ponerlo siempre a resguardo de ataques injustos y mezquinos.
Llama la atención que en 1910 surgen bajo su iniciativa La Academia Nacional de Artes y
Letras, La Sociedad de Conferencias, que junto al Ateneo de la Habana, fundado
posteriormente, constituyen la trilogía más significativa de instituciones culturales de la
primera generación republicana. Castellanos que había sido designado como Académico de
Número, se consagró verdaderamente a propiciarle relieve y prestigio a estas instituciones
constituyendo los mismos aportes de Castellanos al sujeto axial que aspiraba a formar en la
sociedad de su época.
Emilio Roig de Leuchsenring encontró en la gaveta del escritorio de Castellanos un
manuscrito inédito, que entregó a su viuda, después de su muerte el 20 de junio de 1912 y
esta lo donó a Cuba Contemporánea para su publicación. Salió en agosto de 1916, bajo el
título de “El alma americana”. Trata el tema de la inmigración blanca con un sentido bastante
peyorativo y racista del cubano: “No importa que se presente el fenómeno de que los
naturales no tengan trabajo mientras los extraños lo disfrutan: esto no significa más que la
superioridad individual que, por el momento, muestra el extranjero: esto es precisamente la
muestra de que la población autóctona, por su inferioridad de indios o de negros, ha
menester de refuerzos de raza blanca. El indio, aun más inadaptable a la civilización que el
negro, no aporta nada a la personalidad nacional; y al decir que México cuenta con 4
millones de blancos y 9 de indios, bien podemos admitirla como una nación de 4 millones.” 173
Reitera allí lo que ya ha definido antes: su posición frente a los Estados Unidos. Castellanos
lo hace todo para apartarse de la influencia española, indígena y africana, mientras busca el
acercamiento con los Estados Unidos. Considera a esa nación como el paradigma al que
deben aspirar los países latinoamericanos. Cree ventajosa una compenetración “entre los
pueblos manufactureros y los pueblos de materias primas del Nuevo Mundo.” Ve el peligro
en Europa, pero no en los Estados Unidos, que son precisamente los que nos protegen de
esos peligros. Eso explica su adhesión a la Doctrina Monroe.
Jesús Castellanos: El alma americana, Cuba Contemporánea, Año IV, No. 4, La Habana, agosto de
1916, T. XI, p. 290.
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