CENTRAL AMERICA SECURITY WORKING PAPER Seguridad en Nicaragua: ¿la excepción en Centroamérica? ROBERTO CAJINA Consultor Civil en Seguridad, Defensa y Gobernabilidad Democrática Introducción En las últimas cuatro décadas del siglo pasado, Nicaragua, El Salvador y Guatemala vivieron guerras civiles de naturaleza, intensidad y duración distintas. Al finalizar éstas era lógico suponer que a la violencia política seguiría una “paz firme y duradera” (Esquipulas II 1987) para hacer de Centroamérica una “Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo” (Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica 1995). Sin embargo, la violencia delictiva se apoderó de El Salvador y Guatemala, además de Honduras, mas no así de Nicaragua, que ha logrado mantener niveles relativamente bajos de inseguridad en una región que, se asegura, es “la más violenta del mundo”. ¿Por qué? ¿Qué factores marcaron la diferencia? ¿Fue la irrupción de la violencia delictiva un fenómeno inédito en el Triángulo Norte? ¿Han estado los países del Triángulo Sur ajenos a la violencia? ¿Es este fenómeno algo nuevo en los países del istmo? Éstas son algunas de las preguntas que este ensayo busca responder. Violencia en Centroamérica Las estadísticas de la ONUDD muestran que la violencia ha sido una constante diferenciada en la región, y que desde antes de la irrupción del crimen transnacional organizado la tasa de homicidios por 100.000 habitantes ha partido en dos a Centroamérica: Triángulo Norte y Triángulo Sur. Saliendo del conflicto armado, El Salvador acusaba la mayor tasa de homicidios, hasta que fue superado por Honduras en 2007. La tendencia incremental de los homicidios en Guatemala es clara, aunque menos pronunciada. Hasta 2006, Panamá acusó tasas más bajas que las de Nicaragua, y Costa Rica las más bajas de la región. Contrario a lo que pudiera pensarse, la violencia homicida en el Triángulo Norte no es un fenómeno nuevo, como lo muestran sus altas tasas de homicidios entre 1995 y 2006. Entre 1995 y 1997 El Salvador registró una media de 123 homicidios por 100.000 habitantes, entonces la más alta de América Latina y el Caribe1. El efecto derrame de la “guerra contra las drogas” en México disparó esa tendencia a partir del 2007. Acosados por la presión militar, los cárteles mexicanos trasladaron parte de sus operaciones a Centroamérica, especialmente Guatemala y Honduras. El crimen transnacional organizado se instaló así en dos estados débiles, próximos a México, con autoridades maleables, fronteras porosas y sin presencia en extensas zonas de sus territorios. “El incremento de la narcoviolencia en ambas naciones centroamericanas está íntimamente ligado al traslado de las bases de operaciones”, según Bruce Bagley de la Universidad de Miami2. Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), “2011 Global Study on Homicide,” octubre de 2011, disponible en www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/homicide.html. 2 Bruce Bagley, “Drug Trafficking and Organized Crime in the Americas: Major Trends in the Twenty-First Century,” 11 August 2012, Woodrow Wilson Center Update on the Americas, en www.wilsoncenter.org/publication/drug-trafficking-and-organized-crime-the-americas-major-trendsthe-twenty-first-century. 1 ENERO 2013 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER PRESENTACIÓN El Diálogo Interamericano se complace en publicar el informe de Roberto Cajina, experto nicaragüense en temas de seguridad, defensa y gobernabilidad democrática y miembro de la Junta Directiva de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL). La publicación de estudios como éste pretende alentar un debate público amplio e informado sobre temas complejos de interés tanto para analistas y autoridades como para ciudadanos interesados en la agenda latinoamericana de políticas públicas. El estudio de Cajina ofrece una visión sistemática de las distintas características del panorama de seguridad en Nicaragua y analiza los desafíos políticos de hoy y los posibles riesgos que Nicaragua se enfrentará en el futuro. Mirando más allá de la tasa de homicidios y explorando otros indicadores de la violencia, Cajina examina la aseveración de que Nicaragua es el país más seguro de Centroamérica, una región frecuentemente referida como “la más violenta del mundo”. Además, Cajina ilustra la trayectoria de la Policía Nacional de Nicaragua y argumenta que su visión preventiva, proactiva y comunitaria ha sido relativamente exitosa en contener la violencia juvenil, pero la politización creciente de las fuerzas plantea un considerable riesgo institucional. Finalmente, el estudio destaca la situación de los territorios abandonados en la costa Atlántica, los cuales se convierten en un refugio para el narcotráfico internacional y podrían generar niveles de violencia e inseguridad aún más profundos. Este estudio es el primero en una serie llevada a cabo por la Iniciativa de la Seguridad y Migración en Centroamérica y México liderada por el Diálogo Interamericano. El proyecto trabaja con centros de políticas públicas e investigación y periodistas independientes en México y Centroamérica para abordar estos dos desafíos apremiantes. Nuestro trabajo busca influir en las comunidades políticas y mediáticas en los Estados Unidos, México y los países de Centroamérica; introducir las perspectivas de México y Centroamérica a los debates y discusiones en Washington; y promover ideas novedosas y prácticas que faciliten una mejor cooperación para enfrentar estos problemas. Esta iniciativa del Diálogo ha incluido tres importantes reuniones. La primera reunión se llevó a cabo en Washington, en julio de 2011 y examinó las posibilidades de moldear la política estadounidense en estos temas. La segunda reunión se realizó en Guatemala en febrero de 2012 y contó con la presencia de distinguidos invitados como el Presidente Otto Peréz Molina y la Fiscal General Claudia Paz y Paz. El evento abordó la violencia criminal creciente en los países del Triángulo Norte y estrategias cooperativas para posibles acciones futuras. En octubre de 2012, se llevó a cabo la tercera reunión en la ciudad de Managua para explorar los distintos niveles y formas de violencia en Nicaragua y su modelo policial único. Como parte de este esfuerzo, el Diálogo lanzará en enero de 2013 un portal web para contribuir con datos, análisis, legislación y otros recursos relacionados a la seguridad en Centroamérica. Agradecemos el generoso aporte de la Tinker Foundation en la producción del presente estudio. Michael Shifter Presidente 2 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE Pero tomar la tasa de homicidios como único indicador de la violencia y hacer comparaciones sobre esa base es tanto un reduccionismo peligroso como un error metodológico y de política. Los niveles de seguridad de un país no pueden estar determinados por un solo indicador, haciendo abstracción de los delitos que, de hecho, son los que generan más inseguridad en la población, entre ellos: lesiones, violaciones, violencia sexual e intrafamiliar, hurto, robo con fuerza, robo con intimidación y robo con violencia. Lo único que puede afirmarse con certeza es que en el Triángulo Norte se cometen más homicidios por 100.000 habitantes que en el Triángulo Sur, lo que no refleja el nivel real de violencia ni indica que Centroamérica sea “la región más violenta del mundo”. En Nicaragua, El Salvador y Guatemala la guerra civil dejó un funesto legado: buena parte de la población con preparación militar, base social, conocimiento del terreno y buzones de armas a disposición, todos ingredientes esenciales de la violencia. Esto obliga a buscar respuestas a otras preguntas clave: ¿Por qué Nicaragua tiene una menor tasa de homicidios que el Triángulo Norte? Condicionantes históricos y culturales de la violencia en Nicaragua Hasta 1990 la violencia política fue el instrumento por excelencia para resolver diferencias y tomar el poder o perpetuarse en él, como lo evidencia una sucesión casi interminable de guerras civiles, revoluciones, dictaduras, regímenes autoritarios, guerrillas y levantamientos armados efímeros, conjuras fracasadas, conspiraciones fallidas, cruentos golpes de Estado, asesinatos políticos e intervenciones extranjeras. Nicaragua continúa siendo uno de los países más pobres y menos desarrollados de América Latina y el Caribe. “El crecimiento por persona de Nicaragua en los últimos 100 años ha sido mínimo, cuando mucho el 1% anual,” según un estudio elaborado por la organización FUNIDES3. El PIB WORKING PAPER per cápita era de US$1.526 en 1920 y de apenas US$2.183 en 2007, un aumento promedio de míseros US$7.3 al año4. ¿Cómo se explica entonces que un país azotado por la violencia política, con significativos niveles de pobreza y desigualdad y limitado desarrollo económico y social no presente elevados índices de violencia delictiva? Parte de la respuesta parece estar en la violencia política misma. A cada guerra civil o revolución le sucedieron férreas dictaduras o rígidos regímenes autoritarios. Edelberto Torres-Rivas asegura que Nicaragua heredó “dos tradiciones antidemocráticas recientes; ‘el sentido del orden’ de la dictadura somocista y el ‘sentido del cambio’ de la revolución sandinista”5, ambas con su respectiva estela de represión que abarcó todos los espacios de la vida nacional, en una especie de control y corrección de conductas de los elementos potencialmente peligrosos que pudieran afectar al “orden” impuesto, o a la naturaleza, dirección y velocidad del “cambio” determinado por quienes detentaban el poder. Todo sugiere que 136 años -de 1854 a 1990- en los que se escenificaron siete cruentas guerras -cinco civiles, una nacional y otra de liberación nacional- cuatro décadas de dictadura de la familia Somoza (1937-1979) y el régimen autoritario del FSLN (1979-1990) se amalgamaron para moldear de alguna forma la conducta social del nicaragüense. Francisco Bautista Lara, subdirector de la Policía Nacional (2001–2005), ensaya una hipótesis a tres bandas para explicar el porqué de la relativa contención de la violencia en Nicaragua. Primera: la violencia política que ha saturado el ambiente y ocupado casi todos los espacios de la vida nacional en los últimos 200 años ha “sustituido parcialmente formas de violencia criminal en la conducta social e histórica del país”6. Segunda, “la reducción de los niveles de desigualdad en la distribución del ingreso de los años 80, así como un conjunto de medidas económicas, sociales (y) políticas han tenido consecuencia en el comportamiento de (las) aún relativamente reducidas expresiones de la violencia delictiva”7. Tercera: “factores Ídem. E. Torres-Rivas. “La gobernabilidad centroamericana en los noventa. Consideraciones sobre las posibilidades democráticas en la postguerra”, 6 de febrero de 1996, p. 19, disponible en www.raco.cat/index. php/papers/article/viewFile/25406/60570. 6 Francisco Javier Bautista Lara. Policía, seguridad ciudadana y violencia en Nicaragua (PAVSA, Managua, 2003), pp. 99 y 136. 7 Ídem, p. 136. 4 5 Mario A. De Franco, “Causas del (de)crecimiento económico de largo plazo de Nicaragua”, Series de Estudios Especiales, FUNIDES, junio de 2011, p. 1, disponible en www.funides.com/documentos/estudios_especiales/crecimiento_economico_largo_plazo/Causas_del_de-crecimiento_economico_de_largo_plazo_de_Nicaragua.pdf 3 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 3 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER institucionales y culturales, particularmente la existencia de una institución policial estable y profesional, no carente (…) de críticas y limitaciones; y, por otro lado, una cultura social (…) ‘parroquial’ o ‘pueblerina’ que permite que todo mundo se conozca y que de alguna forma limita el desarrollo de la violencia criminal en sus manifestaciones públicas y más graves”8. La realidad refuta la segunda. En la década de 1980 hay dos etapas diferenciadas en el comportamiento de la actividad delictiva: una de breve y drástica reducción (19801983) y otra de crecimiento progresivo (1984 a 1991). En la primera, la tasa de crecimiento fue negativa (-77.7%) y en la segunda positiva, con un aumento del 194.9%9. Si bien entre 1979 y 1990 el gobierno del FSLN aplicó algunas medidas económicas y sociales de beneficio para la población, éstas fueron asistencialistas y de corto y muy limitado efecto. A medida que la guerra civil ganaba intensidad, la crisis económica crecía de forma exponencial y con ésta las demandas de una población desabastecida hasta de lo básico. Para comprender por qué la violencia delictiva se dispara a partir de 1984 es preciso reconocer que decenas de miles de jóvenes fueron reclutados para cumplir con el servicio militar obligatorio, lo que permitió a los sobrevivientes regresar con preparación y experiencia militar a hogares ahogados por la crisis económica. Sin establecer una relación mecánica con lo anterior, es importante señalar que entre 1983 y 1991 las tasas de crecimiento global de los delitos contra las personas y la propiedad se incrementaron 233.9% y 314% respectivamente10, lo que evidencia el poco o nulo impacto de las medidas económicas y sociales en el comportamiento de la actividad delictiva. La tercera hipótesis complementa la primera. Ambas resumen de forma lógica una explicación de la violencia delictiva y sus condicionantes históricos y culturales, y constituyen una respuesta plausible al por qué ésta es relativamente baja en Nicaragua en comparación con otros países del istmo. No es definitiva, pero sí una certera aproximación a la realidad. Modelo Policial de Nicaragua En teoría, el Modelo Policial de Nicaragua “es único y se define como comunitario y proactivo, en lo comunitario por la presencia policial dentro de la comunidad y en lo proactivo enfocado en [el] monitoreo de forma anticipada de los fenómenos de competencia policial”11. Es además preventivo y de “responsabilidad compartida” y se tiene como “el sistema de funcionamiento policial que contribuye a asegurar que la institución cumpla su misión constitucional con la mejor calidad profesional y humana”12. La primera comisionada Aminta Granera, directora general de la Policía, asegura que el modelo “está vinculado a dos acontecimientos históricos que nos han condicionado como institución policial: nuestros orígenes y el contexto histórico internacional en que se funda y da sus primeros pasos”13. Granera retrocede tres décadas en el tiempo y establece una solución de continuidad entre la Policía Sandinista, al servicio de un régimen autoritario de izquierda, y la actual, de la democracia, al menos hasta los primeros días de 2007. El contexto histórico es complejo: una revolución armada triunfante en el complicado escenario de la Guerra Fría y el enfrentamiento del FSLN con Estados Unidos. Granera también se ha referido a la “mística” que insufla el espíritu de servicio de los efectivos policiales: aunque difícilmente puede ser la de los primeros años de la revolución sandinista, llama la atención que Tomás Borge, uno de sus fundadores y ex Ministro del Interior, asegurara que luego de la derrota electoral de 1990, él y Daniel Ortega recomendaban “a la Policía a no cambiar, que fueran la misma Policía de siempre”. Según Borge, “La Policía logró sobrevivir a los intentos de la ultraderecha de convertirla en una Policía asesina […], pero no lograron cambiar la esencia, la Policía sigue siendo buena, a pesar de todos estos esfuerzos por transformarla, sigue siendo una Policía con mística sandinista”14. ¿A qué “mística” se refiere entonces Policía Nacional de Nicaragua, Sistematización del modelo policial proactivo de Nicaragua, 2011, disponible en www.policia.gob.ni/cedoc/ sector/revistas/sistematizacion.pdf. 12 Ídem. 13 Ídem. 14 Pedro Ortega Ramírez, “Tomás Borge: La mística revolucionaria sigue intacta en la Policía”, El 19, 3 de septiembre de 2009, disponible en www.el19digital.com/index.php?option=com_content&view=artic le&id=6176:tomas-. 11 Ídem. 9 Roberto Cajina. “De la seguridad del estado a la inseguridad ciudadana”, Managua, Nicaragua, febrero de 2000, inédito, pp. 21-26. 10 Ídem. 8 4 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER Granera? ¿A la partidaria, ideologizada de la década de 1980, o a la genuina mística que toda Policía profesional debe tener? Más contundentes son las palabras de Doris Tijerino, jefa de la Policía Sandinista (1985-1990): “Para mí sigue siendo la misma Policía, no importa que le hayan quitado el sandinista y puesto el nacional”15. Y lo preocupante es que ante tan ominosas confesiones, la Policía calla. como una voluntad de consenso nacional, se convirtió en una Policía del partido de gobierno y no en una Policía de la nación,” según Bautista Lara20. La principal consecuencia de la matrícula partidaria fue la conformación y existencia de una Policía que si bien alcanzó un relativo grado de pericia, el espíritu de cuerpo no estaba determinado por el quehacer policial sino por la condición de militante del FSLN: eran “políticos uniformados”. Orígenes de la Policía Nacional Reconversión del Sector Seguridad Pública Derrocada la dictadura de la familia Somoza en 1979, la revolución sandinista desmantela el Estado somocista y disuelve las estructuras formales e instituciones del poder real: Guardia Nacional, Oficina de Seguridad Nacional, Servicio de Inteligencia Militar y Servicio Secreto Anticomunista16. El Estatuto Fundamental de la República de Nicaragua17 prescribía la existencia de una “Policía Nacional” sujeta a un régimen especial que tomaría en cuenta la naturaleza de sus funciones cívicas y de protección de la ciudadanía. Esa “Policía Nacional” nunca existió, y al denominársele “Sandinista” quedó atada a su matriz ideológica: el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). La Policía Sandinista surgió separada del Ejército y adscrita al Ministerio del Interior. En su etapa inicial se procedió a la creación, organización y despliegue territorial y a la definición de sus normas operativas básicas y administrativas18, tras lo cual surgieron las especialidades que marcan la división del trabajo policial19. Pero la guerra civil de la década de 1980 interfirió en su desarrollo institucional, limitó su desempeño y exacerbó aún más su carácter partidario. “La guerra y la influencia partidaria que se institucionalizó en esta reciente organización comenzó a ser una limitación de su desarrollo. Aquello que comenzó Pedro Ortega Ramírez. “Doris Tijerino Haslam, primera mujer jefa policial: La Policía sigue siendo sandinista”, 4 de septiembre de 2009, disponible en el19digital.com/index.php?option=com_conten t&view=article&catid=21:politica&id=6196:la-policia-sigue-siendosandinista-&Itemid=14. 16 Roberto J. Cajina. Transición política y reconversión militar en Nicaragua, 1990–1995 (Managua: CRIES, 1997), pp. 81-82. 17 La Gaceta, Nº 1, 22 de agosto de 1979. 18 Christian Munguía, “Las relaciones de trabajo e interacción Policía-comunidad en Nicaragua”, Exposición a los Jefes de Policía de Municipios (s.l., s.f., s.p.). Fotocopia. 19 Flor de María Pichardo, “Origen de la Policía Nacional”, Visión Policial, Año I, Nº 6, Managua, septiembre 1999, p. 8. 15 La derrota electoral del FSLN (febrero 1990) fue un duro golpe para la Policía Sandinista, por las debilidades estructurales que arrastraba y la falta de un liderazgo con visión de futuro, competente y flexible que la condujera en medio de los graves conflictos que se desataron en una sociedad altamente polarizada en la que antisandinistas radicales exigían su desmantelamiento. El sustento político de la reconversión del Sector Seguridad Pública es el “Protocolo para la Transferencia del Poder Ejecutivo de la República de Nicaragua” (marzo 1990), acordado entre los gobiernos entrante y saliente. Se conviene en respetar el profesionalismo del cuerpo policial, sus grados, escalafón y mandos; la despartidización de la Policía Sandinista, su redimensionamiento, fuertes recortes al presupuesto de seguridad y el reconocimiento de la supremacía de la autoridad civil. Jurídicamente la reconversión tiene dos etapas. La primera se inicia con la promulgación del Decreto No. 1-90, Ley Creadora de los Ministerios de Estado21 que crea el Ministerio de Gobernación en remplazo del Ministerio del Interior22, y el Decreto No. 64-90, Ley Orgánica del Ministerio de Gobernación, que “restablece el nombre de Policía Nacional al órgano policial e identifica sus especialidades”23. Esta etapa culmina con una profunda reforma parcial a la Constitución Política (1995), la aprobación de la Ley 228 de la Policía Nacional (1996), y la aprobación de la Ley 290 de Organización, Competencia y Procedimientos del Poder Francisco Bautista Lara, “La utopía posible de la nueva Policía”, Visión Policial, Año I, Nº 6, Managua, septiembre de 1999, p. 31. 21 La Gaceta Nº 87, Managua, 8 de mayo de 1990. 22 Munguía, op. cit. 23 Discurso del Primer Comisionado Franco Montealegre, Director General de la Policía Nacional, en la celebración del XX Aniversario de la Policía, septiembre de 1999. Fotocopia. Archivo propio. 20 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 5 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER Ejecutivo que lista 12 funciones específicas del Ministerio de Gobernación (MINGOB) y establece la estructura y lógica funcional de la cadena de mando. Contrarreforma Las leyes 228 y 290 parecían haber cerrado una etapa fundamental de la reforma del sector, pero no fue así. Antes de una semana de haber iniciado su mandato, el presidente Daniel Ortega introdujo ante la Asamblea Nacional un proyecto de reforma y adición a la Ley 290 que incluía una reforma a la Ley 228. En consonancia con la involución autoritaria impulsada por el presidente Ortega, se iniciaba la contrarreforma y con ello la partidización de la Policía y la seguridad pública. entonces los aprueba? ¿Quién ejerce el control civil esencial en todo régimen democrático? La invisibilización del MINGOB y los nuevos espacios de autonomía funcional de la Policía, muy cercanos a la autonomía institucional, fracturaron el proceso de construcción de institucionalidad democrática en Nicaragua. ¿Policía-Comunidad o Policía-Partido? En diciembre de 2007 la Directora General de la Policía Aminta Granera declaró que se había reunido con “la compañera Rosario” (forma en que los partidarios del FSLN se refieren a la esposa del presidente Ortega) “para ver cuál era la mejor forma de relacionar el trabajo de la Policía con el trabajo de los Consejos del Poder Ciudadano…el fin es una mejor seguridad ciudadana; ese fin es común, tanto para la Policía Nacional como para los Consejos del Poder Ciudadano. El vínculo —entre la Policía y los CPC— es la prevención social del delito.”26 Tres años después, al referirse al Consejo o Comisión Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Granera le atribuye a Ortega la autoría del mismo27, aunque lo que éste hizo fue reformar un decreto de 200428, no para fortalecer y hacer funcionar al Consejo, sino para incluir representantes de los Consejos y Gabinetes del Poder Ciudadano29, estructuras partidarias paraestatales del FSLN. La invisibilización del MINGOB y los nuevos espacios de autonomía funcional de la Policía, muy cercanos a la autonomía institucional, fracturaron el proceso de construcción de institucionalidad democrática en Nicaragua. La Ley 612 de Reforma y Adición de la Ley 290, Ley de Organización, Competencia y Procedimientos del Poder Ejecutivo24 elimina cuatro de las 12 funciones del MINGOB directamente relacionadas con el control civil y la subordinación de la Policía a la autoridad civil25, reduce la estatura institucional del MINGOB y abre mayores espacios de autonomía funcional a la Policía. La reforma de la Ley 228 es demoledora. Las leyes 290 y 228 establecían el carácter intermediador del MINGOB entre el Presidente de la República y el Director General de la Policía Nacional, pero la reforma la redujo a Presidente de la República-Director General de la Policía. Además, releva al Director General de la obligación de presentar al Ministro de Gobernación los planes anuales de la Policía. ¿Quién La Gaceta Nº 20, 29 de enero del 2007. Roberto Cajina, “Reforma del sector seguridad ciudadana, transición política y construcción democrática. Ley 290 y Ley 228”, en: IEEPP, Mirador de Seguridad, Managua, febrero de 2009, p. 42, disponible en www.enlaceacademico.org/uploads/media/desafios_institucionales_policia.pdf. 24 25 6 Título de la presentación que la Directora General de la Policía Nacional hizo al presidente Ortega en 2007, disponible en www. conamornicaragua.org.ni/documentos_4/NOVIEMBRE/Presentacion%20Presidente.pdf ; Eduardo Marenco, “CPC harán ‘vigilancia revolucionaria,’” El Nuevo Diario, 5 de diciembre de 2007, disponible en www.elnuevodiario.com.ni/politica/3049. 27 “ Entrevista a Aminta Granera, Directora General de la Policía Nacional”, La Lucha Sigue, 8 de septiembre de 2010, disponible en www. laluchasigue.org/index.php?option=com_content&view=article&id=5 05:estudio-tn8-con-erving-vega&catid=81:nicaragua&Itemid=198. 28 Creación de la Comisión Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana y sus Reformas, Decreto Presidencial Nº 83-2004, 3 de agosto de 2004, disponible en www.policia.gob.ni/cedoc/sector/leyes/ DECRETO%2083-2004.pdf. 29 Reformas al Decreto Nº 83-2004 de Creación de la Comisión Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Decreto Nº 1102007, Aprobado el 21 de noviembre del 2007, La Gaceta Nº 226 del 23 de noviembre del 2007, disponible en legislacion.asamblea.gob.ni/ Normaweb.nsf/bbe90a5bb646d50906257265005d21f8/c90d3d8ec03 524ab062573d700651360?OpenDocument 26 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE Así, los Comités de Prevención Social del Delito, creados y organizados por la Policía Nacional bajo la genuina relación Policía-comunidad, quedaron bajo el control de una estructura partidaria, trocándose esta relación en Policía-partido y atentando contra uno de los pilares del modelo policial. La contrarreforma alcanzó su límite máximo en septiembre de 2011. El 5 de ese mes vencía el mandato de Aminta Granera como Directora General; sin embargo, el presidente Ortega decidió prolongar su permanencia en el cargo, violando ambos el artículo 88 de la Ley de la Policía Nacional que taxativamente establece un período de cinco años para el Director General, cumplidos los cuales pasará a retiro. La institucionalidad de la Policía Nacional quedó en ruinas y desde esa fecha Granera “ejerce como Directora General de facto. A pesar de ello, Nicaragua continúa vendiendo al mundo su ‘modelo policial′ como algo digno de imitar, y lo irónico es que hay quienes se lo creen”30. Términos nuevos, práctica antigua Para el comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar, los términos que ahora se usan para definir el modelo policial nicaragüense son nuevos, mas no la práctica: “Cuando la Policía Sandinista surgió en 1979, pero sobre todo para 1980, se fue desarrollando el concepto del ‘policía jefe de sector’; éste era visto como la presencia integral de la Policía en un determinado territorio que, entre otras funciones, tenía la obligación de visitar a los vecinos del sector, conocer sus problemas, invitarlos a integrarse a las labores de vigilancia y a denunciar conductas que afectaran la tranquilidad de la comunidad. Ése es el modelo preventivo-proactivo: ir logrando que desde el seno de la comunidad salieran las preocupaciones, las necesidades, y que además la comunidad se integrara a las labores de prevención. Todo lo que surge de una acción coordinada entre la Policía y la comunidad es lo que recoge la esencia de ese modelo preventivo, proactivo y comunitario, y además la acción de la comunidad en la corrección de la conducta de los WORKING PAPER elementos potencialmente peligrosos, es decir, que la comunidad aborde al padre, a la madre, al hermano, al familiar de alguien que anda en riesgo y que lo conminen a enderezar su conducta. Ésa es la labor comunitaria-preventiva-proactiva. Eso, repito, no es nuevo, hoy se dice eso, antes se decía el jefe de sector, el Policía de la comunidad”31. Lamentablemente, esta práctica se fue perdiendo. En el contexto de la guerra civil de la década de 1980, el Policía jefe de sector se dedicó más a buscar información sobre aquello que atentaba contra la revolución y se fue alejando de la comunidad. Esto se acentuó a inicios de los años 90, ya que al enfrentar las conmociones sociales de esa época “la Policía comenzó a ser vista como represiva y la figura del jefe de sector fue perdiendo importancia y utilidad en el territorio”32. Identidad policial en Centroamérica Teóricamente las policías de Centroamérica tienen la misma misión, y las diferencias en sus estructuras son más formales que sustantivas. Las dos excepciones son Costa Rica y Panamá. En el primero, la fuerza pública cuenta con el Servicio de Vigilancia Aérea, el Servicio Nacional de Guardacostas, dos unidades que cumplen misiones de defensa nacional, y recientemente ha organizado una “Policía de Fronteras” que cumplirá misiones militares. Panamá, por su parte, dispone del Servicio Nacional Aeronaval y del Servicio Nacional de Fronteras, ambos con misiones propias de la defensa nacional. Cuatro diferencias Entre Nicaragua y los países del Triángulo Norte hay al menos cuatro diferencias básicas. La primera: el ethos policial. “Las policías del Triángulo Norte no son policías, lo son sólo de nombre. La naturaleza de ser Policía no está interiorizada en ellas, se llaman Policía pero tienen una concepción militar de lo que están haciendo; se sitúan fuera Entrevista al comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar, jefe de la Policía de Managua (1993-1998) y jefe antidrogas (1998-2002), Managua, Nicaragua, 4 de agosto de 2012. 32 Ídem. 31 Roberto Cajina, “Los réditos de una crisis”, Atenea Digital, 6 de agosto de 2012, disponible en www.revistatenea.es/revistaatenea/revista/articulos/GestionNoticias_6002_ESP.asp. 30 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 7 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER de la población, fuera de la comunidad, y sus estructuras no están adecuadas para desarrollar esa relación; hacen vida cuartelaria, salen a patrullar nada más. No hay un concepto policial interiorizado”33. La Policía de Nicaragua, en cambio, tiene una identidad policial definida; “en general no se hace vida cuartelaria, tiene un horario más administrativo; sólo las fuerzas operativas hacen cierta forma de vida cuartelaria. Éstas son las unidades de patrulla y las fuerzas antimotines o fuerzas especiales, es decir, cerca de un 10% del total de las fuerzas; el resto sólo hace turnos operativos conforme a un rol de trabajo que significa quedarse trabajando durante la noche o en fines de semana. Por lo demás, este personal va a su casa todas las noches y descansa los fines de semana a menos que esté de turno, según el rol”34. que en Nicaragua y Costa Rica es donde más estabilidad hay en el cargo de los directores de Policía, lo que genera estabilidad institucional. En cambio, entre 2011 y lo que va de 2012, los directores de Policía de Guatemala, El Salvador y Honduras fueron removidos de sus cargos. Esto provoca inestabilidad y movimientos en el eslabón inmediato, un movimiento en cascada a lo interno que impacta en la ejecución de los planes de corto, mediano y largo plazo”35, según el ahora Inspector General de la Policía, comisionado general Juan Ramón Grádiz. En Nicaragua, al menos hasta 2011, conforme a la ley el cambio de Director General se hace cada cinco años, un plazo razonable que da estabilidad a la institución. La tercera: la Policía nicaragüense es la única en Centroamérica que cuenta con una Comisaría de la Mujer y la Niñez, como una especialidad nacional “que funciona con un modelo de atención especializada a la violencia contra las mujeres y la niñez. Actualmente existen 61 comisarías en todo el país, con un modelo integrado de atención que está comenzando a implementarse y policías preparadas para atender este tipo de casos […] La Comisaría es la puerta de entrada de las mujeres a la justicia”36. La cuarta diferencia: el hecho de que no existan maras en Nicaragua no significa que no haya violencia juvenil. La diferencia con el Triángulo Norte está en el enfoque preventivo, proactivo y comunitario que la Policía nicaragüense ha dado a la seguridad pública, y cuya expresión más emblemática es lo que podría calificarse como política de juventud. Cuando los gobiernos de El Salvador y Honduras refinaban la aplicación de sus políticas de cero tolerancia, mano dura y súper mano dura, en Nicaragua se implementaba una de mano inteligente, sustentada en una comprensión diferenciada de las agrupaciones juveniles locales: grupos juveniles en alto riesgo social y pandillas juveniles. Esto Cuando los gobiernos de El Salvador y Honduras refinaban la aplicación de sus políticas de cero tolerancia, mano dura y súper mano dura, en Nicaragua se implementaba una de mano inteligente, sustentada en una comprensión diferenciada de las agrupaciones juveniles locales: grupos juveniles en alto riesgo social y pandillas juveniles. Regresar cada día a casa y descansar los fines de semana le da otra dimensión a la relación Policía-comunidad, más personal, ya que el Policía participa con su familia de la vida de la comunidad. La vida de cuartel, propia de los militares, conlleva el aislamiento de la comunidad. Las policías que hacen ese tipo de vida son policías “acuarteladas”: patrullan y regresan a sus cuarteles, y su contacto con la población es relativamente limitado. La segunda diferencia está relacionada con dos conceptos institucionales básicos: permanencia y estabilidad. “Si se analiza la rotación de las jefaturas superiores de las policías de la región, puede constatarse, por ejemplo, Entrevista al comisionado general Juan Ramón Grádiz, Inspector General de la Policía Nacional, Managua, 22 de agosto de 2012. 36 Ídem. 35 33 34 8 Entrevista al comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar. Ídem. SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER llevó a la Policía a crear la Dirección de Asuntos Juveniles (DAJUV). Ambos grupos tienen características comunes pero también diferencias notables, particularmente que en las pandillas hay consumo habitual de alcohol y drogas, cometen delitos y se enfrentan con otros grupos o pandillas en defensa de su “territorio”, haciendo uso de armas de fuego y armas blancas. Penalmente son tipificadas como asociación para delinquir y generan “un gran sentimiento de inseguridad en las zonas en las que operan”37. Pero el trabajo con jóvenes en riesgo social y pandillas no lo inicia la Policía, sino la Fundación Nicaragua Nuestra (FNN). Las autoridades policiales reconocen que ésta “juega un papel determinante porque es la que entra al territorio ya que la Policía por sí no puede entrar por el hecho que hay un rechazo a la autoridad [y que fue el] enlace, el eslabón perdido entre la comunidad y la Policía [de tal forma que] logra engarzar a ésta con una nueva visión para que se integre en la comunidad, y que a su vez la comunidad confíe en la Policía”38. El ahora subdirector de la Policía, comisionado general Francisco Díaz, reconoció que la FNN les “ayudó muchísimo, no solamente a trabajar con los muchachos, hombres y mujeres o ‘chavalos’ que estaban involucrados en las pandillas, y con su familia y con los vecinos, sino también nos ayudó a sensibilizarnos a nosotros mismos, los policías, porque había unos compañeros policías… igual en la concepción del gobierno de ese entonces, que la respuesta debía de ser la represión policial”39. El trabajo de la FNN en el territorio y la diferenciación de las características de las agrupaciones juveniles condujeron a dos políticas también diferenciadas: el esfuerzo articulado de la Policía, organizaciones de la sociedad civil y la comunidad para evitar que los jóvenes en riesgo traspasen la delgada línea roja que les separa de las pandillas; y para éstas, lograr su desmovilización y reinserción en la sociedad. Hasta 2007, los logros de la DAJUV fueron extraordinarios. En junio de ese año, el entonces jefe de la DAJUV declaraba: “A nivel nacional en la actualidad contabilizamos cerca de 4 mil jóvenes integrados, reinsertados, trabajando, eran de aquellos jóvenes que participaban en las 268 agrupaciones juveniles denominadas pandillas en todo el país. Estos grupos en la actualidad se han reducido apenas a 35 pandillas juveniles y 171 agrupaciones. Lo que significa que los jóvenes cada día han sido más protagonistas en el sentido positivo y no en la parte negativa como se vio reflejada en algún momento”40. Pero la interferencia de la política partidista comenzó a socavar el trabajo de la Policía con la juventud en riesgo. El FSLN ha reclutado a jóvenes desmovilizados y pandilleros activos para convertirlos en fuerzas de choque del gobierno del presidente Ortega que agreden a sus adversarios ante la mirada impasible de la Policía. Otro factor que explica en parte la ausencia de maras en Nicaragua, y por tanto un tipo diferente de violencia juvenil, es el geográfico, ya que este país no comparte fronteras terrestres con El Salvador, y aunque sí las comparte con Honduras, los pocos intentos de infiltración han sido frustrados, esencialmente por la población que informa a la Policía Nacional de la presencia de desconocidos en las comunidades. Pero las posibilidades de expansión de las maras a Nicaragua no están fuera del cálculo de las autoridades nicaragüenses. A la porosidad de las fronteras se suma la flexibilización del tránsito de personas y mercancías entre Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, países que en junio de 2005 suscribieron el Acuerdo Regional de Procedimientos Migratorios CA-4. La Directora General de la Policía reconoció que puede haber un desplazamiento de maras y de la violencia del Triángulo Norte hacia Nicaragua, y que por ello tienen “un trabajo de inteligencia muy fuerte en el Golfo de Fonseca (que comparten El Salvador, Honduras y Nicaragua)”41. Desde otra perspectiva, culturalmente el nicaragüense no es muy inclinado a someterse a formas rígidas de organización y prefiere actuar sin órdenes ni imposiciones. En alguna medida eso explica, por ejemplo, los relativamente bajos niveles de afiliación partidaria formal —lo que no Véase: Dirección de Asuntos Juveniles de la Policía Nacional, “Categorías”, disponible en www.policia.gob.ni/dajuv/categoria.html. 38 Fundación Nicaragua Nuestra. Metodología comunitaria para adolescentes y jóvenes en riesgo social, disponible en https://docs.google. com/file/d/0B28AOHotrqeuMzA0M2QxZTUtZjhiZi00M2UyLWI4NW EtODA3OThhODkzYTll/edit?hl=es. 39 Ídem. 40 37 Moisés González Silva, “Asuntos Juveniles Incansable Rescatando Muchachos”, Diario El Informativo, 24 de junio de 2007, disponible en elinformativonica.com/index.php?option=com_content&task=vie w&id=207&Itemid=40. 41 “Granera teme desplazamiento de maras hacia Nicaragua”, La Prensa, 14 de febrero de 2012, disponible en www.laprensa.com. ni/2012/02/14/ambito/90702/imprimir. SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 9 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER quiere decir que no tenga preferencias políticas—, el rechazo de formas cooperativas de asociación, particularmente en el campo, y el predominio del minifundio individual o a lo sumo familiar. Pero además existe otro factor, difícil de cuantificar y de precisar su impacto en la conducta social: el estado de desmovilización social que embargó a la sociedad nicaragüense luego de la derrota electoral del FSLN y el fin de la guerra civil en 1990. Es una suerte de “desgano vital social”. Cooperación internacional Con una deuda externa en ascenso, superior al PIB, y una balanza comercial deficitaria, Nicaragua depende considerablemente de la cooperación internacional, incluso para equilibrar su presupuesto, más aún después de perder buena parte de los recursos de la Cuenta Desafío del Milenio (2009) y el soporte del Grupo de Apoyo Presupuestario (2010), por el fraude en las elecciones municipales de 2008. Quizás esto explica por qué es el único de los países de la ALBA que mantiene relaciones con Estados Unidos en materia de seguridad y defensa. Cooperación de Estados Unidos La asistencia de Estados Unidos al Ejército y la Policía de Nicaragua (2008-2013) asciende a US$27.842.219, 10.9% del total a Centroamérica, ligeramente superior a la otorgada a Costa Rica, cerca de la mitad de las de Panamá, El Salvador y Honduras, y tres veces menor que la de Guatemala42. Es claro que las prioridades de Washington en la región son el Triángulo Norte y Panamá. En el decenio 2001-2010, Estados Unidos entrenó a 21.282 militares y policías centroamericanos: 83.3% del Triángulo Norte y Panamá, y 16.6% de Nicaragua y Costa Rica.43 Del total de la asistencia a Nicaragua, la lucha antinarcóticos acapara 60.1%44. Just the Facts, “Military and Police Aid, All Programs, Entire Region, 2008-2013”, consultado el 7 de noviembre de 2012, disponible en justf.org/Print_All_Grants_Country?country=&year1=&year2=&s ubregion=&funding=&x=296&y=12. 43 Just the Facts, “U.S. Military and Police Trainees Listed By Country, All Programs, Central America, 1999-2010”, consultado el 7 de noviembre de 2012, disponible en justf.org/All_Trainees_Country?yea r1=1999&year2=2010&funding=All+Programs&subregion=Central+ America&x=87&y=17. 44 Just the Facts, “U.S. Aid to Nicaragua, All Programs, 2008-2013”, consultado el 7 de noviembre de 2012, disponible en justf.org/ Country?country=Nicaragua. CARSI y ESCA Nicaragua es parte de la Iniciativa de Seguridad Regional de Centroamérica (CARSI) y de la Estrategia de Seguridad de Centroamérica (ESCA) del Sistema de Integración Centroamericana (SICA). De la primera sólo se conocen montos globales, información parcial en comunicados ocasionales de la Embajada de Estados Unidos en Managua, y datos dispersos en los medios de comunicación. De la segunda, que tiene cuatro componentes entre los que distribuyen 22 proyectos, ocho de ellos priorizados. La limitada política de comunicación del SICA no permite conocer los montos de cada proyecto ni cómo éstos se ejecutan. Más de la mitad de los fondos CARSI están destinados a las fuerzas de seguridad45. “El grueso de la asistencia suministrada a través de CARSI provee a las naciones centroamericanas de equipos, mantenimiento, apoyo técnico y entrenamiento para apoyar la interceptación de narcóticos y otras operaciones policiales. Además de la entrega y reacondicionamiento de aeronaves, lanchas y otros vehículos, CARSI provee equipos de comunicación, inspección fronteriza y de seguridad tales como radios, computadoras, equipos de rayos X para inspección de carga, sets de identificación de narcóticos, armas, chalecos antibalas y visores nocturnos”46. Por sólo presentarse montos globales por año y programa, no hay forma de determinar cómo se distribuye la asistencia, cuánto y que tipo de equipo corresponde a cada país, cuánto personal ha sido entrenado y menos aún qué capacidades institucionales se han creado a nivel regional y nacional, como tampoco cuántos programas comunitarios han sido beneficiados o cuáles han sido sus resultados. Asistencia en riesgo El presidente Ortega ha calificado como “migajas” la asistencia de Washington, reclamando más ayuda para fortalecer al Ejército y la Policía47. “No nos sentimos 42 10 U.S. Department of State, Executive Budget Summary, Function 150 & Other International Programs, Fiscal Year 2013, February 13, 2012; U.S. Department of State, FY 2010 Spending Plan for the Central America Regional Security Initiative, July 29, 2010. 46 Peter J. Meyer and Clare Ribando Seelke, Central America Regional Security Initiative: Background and Policy Issues for Congress, Washington, February 21, 2012, p. 25, disponible en www.fas.org/sgp/crs/ row/R41731.pdf. 47 “Ortega acusa EEUU de impulsar cooperación militar desigual en Latinoamérica”, El Economista, 12 de septiembre de 2009, disponible en ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/1535586/09/09/ Ortega-acusa-EEUU-de-impulsar-cooperacion-militar-desigual-enLatinaomerica.html. 45 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE satisfechos con esta suma que están aprobando Estados Unidos, son centavos, con eso es muy poco lo que se puede hacer; no nos queda más que decirle al presidente Obama (...) que mande recursos para Centroamérica […]. Con dos millones, ¿qué se puede hacer?”, se preguntó, demandó a Washington “más recursos, sobre todo a Nicaragua que está contribuyendo de manera efectiva en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”48. Con una de las economías más débiles de Centroamérica, Nicaragua necesita de la asistencia de Washington, pero el presidente Ortega la está poniendo en riesgo. Por la falta de transparencia de su gobierno en el manejo de la “cooperación venezolana”, en junio de 2012 Washington declinó concederle el waiver de la transparencia fiscal, lo que le significará no recibir unos US$3.0 millones en ayuda directa, parte de la cual estaba destinada al Ejército y la lucha antinarcóticos. Al perder este año la asistencia directa de Estados Unidos al Ejército y la Policía, podría estarse marcando el inicio de una peligrosa tendencia si Ortega continua manejando, como hasta ahora, los millonarios recursos que le provee Hugo Chávez, los que por cierto no se invierten en la seguridad pública de Nicaragua. Igual de inquietantes son las declaraciones hechas por la Directora General de la Policía el 23 de agosto de 2012 tras la inauguración de la XXXI Reunión Extraordinaria de la Comisión de Jefes y Directores de Policía de Centroamérica, México, el Caribe y Colombia: “La estrategia de seguridad regional del SICA —aseguró— ya tiene fondos para los ocho proyectos priorizados; sin embargo, los cuerpos policiales dijimos: no vamos a depender de la ayuda internacional, como no hemos dependido hasta ahora”49, al tiempo que contradictoriamente aseguraba que el escenario de violencia WORKING PAPER en Centroamérica “es una responsabilidad compartida con los países del mundo”. Pero en la lucha contra el crimen transnacional organizado, Centroamérica en general y Nicaragua en particular no son autosuficientes y dependen en buena medida de la cooperación internacional. Si no, ¿por qué reclamar mayor asistencia de Estados Unidos? ¿Para qué fue entonces la Conferencia Internacional de Apoyo a la ESCA, si no para conseguir recursos de la cooperación internacional y poder implementarla? Al perder este año la asistencia directa de Estados Unidos al Ejército y la Policía, podría estarse marcando el inicio de una peligrosa tendencia si Ortega continua manejando, como hasta ahora, los millonarios recursos que le provee Hugo Chávez, los que por cierto no se invierten en la seguridad pública de Nicaragua. “C.A. inconforme con ayuda de EE.UU. contra narcotráfico”, Diario CoLatino, 1 de septiembre de 2010, disponible en www.diariocolatino. com/es/20100901/internacionales/83825/CA-inconforme-con-ayudade-EEUU-contra-narcotráfico.htm?tpl=69. 49 Matilde Córdoba y Arlen Pérez, “No dependeremos de ayuda internacional”, El Nuevo Diario, 24 de agosto de 2012, disponible en www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/261878-no-dependeremos-deayuda-internacional. 48 Relaciones internacionales diversificadas de la Policía Nacional A pesar de lo anterior, la Policía Nacional tiene relaciones de cooperación internacional diversificadas que comprenden intercambio de información y asistencia técnica y financiera con distintos países del hemisferio, Europa y Asia, así como con la DEA, FBI, Interpol y AMERIPOL, la Comisión de Jefes y Directores de Policía de Centroamérica, México, Colombia y el Caribe, y la Asociación de Comisionados del Caribe. Asimismo, tiene vínculos de trabajo y obtención de financiamiento con organismos multilaterales adscritos a la ONU, OEA y Unión Europea, y recibe cooperación técnica y financiera de agencias internacionales de cooperación con objetivos afines a la institución50. Policía Nacional, División de Secretaría Ejecutiva Nacional, “Enfoque Criminológico”, Año II, Edición V, 2010, disponible en www. policia.gob.ni/cedoc/sector/revistas/EnfoqueV.pdf. 50 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 11 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER Los recursos aportados por la cooperación internacional a la Policía Nacional constituyeron el 15.3% de su presupuesto anual en 2009 y el 13.3% en el 201051. Pero desde 2007 las relaciones con Estados Unidos parecen deteriorarse: por un lado, no tiene relaciones con la DEA, y por otro, ni la Fuerza Naval ni la Policía intercambian información de inteligencia sobre narcotraficantes capturados con el Servicio de Guardacostas que opera en el Caribe, a pesar de que éste sí lo hace sobre operaciones marítimas del narcotráfico. Deterioro de la situación de seguridad: un riesgo latente De acuerdo al Informe Mundial sobre las Drogas 2012, seis países latinoamericanos aparecen entre los 10 que más cocaína incautan en el mundo. Nicaragua ocupa el noveno lugar (3%), superado por Panamá (8%) y seguido muy de cerca por Costa Rica (2%)52. La región incauta 12% del total mundial53, y de éste Nicaragua decomisa 13%54. Nicaragua ha tenido un buen desempeño relativo en la lucha contra el narcotráfico internacional. Entre 2002 y 2011 registra la incautación de un poco más de 64 toneladas de cocaína, con una tasa de crecimiento global de las incautaciones en el decenio de 213.8%. Éstas, sin embargo, han sido irregulares; de 2004 a 2008 hay una tendencia creciente, siendo los mejores años 2007 y 2008, con 44.9% del total del período. Si bien las incautaciones se redujeron en 2008–2009 y 2010–2011, esas caídas no significan disminución de los flujos de cocaína a través del país, ya que la tendencia es incremental. Más bien parecería indicar una baja de la capacidad operativa de la Policía y el Ejército, o bien que los cárteles están empleando modalidades no detectadas para el traslado de la droga. Cualquiera de los dos casos Policía Nacional de Nicaragua, Anuario estadístico 2010, 167, disponible en www.policia.gob.ni/cedoc/sector/estd/ae2010%20PN.pdf. 52 ONUDD, “Seizures 2006-2010”, disponible en www.unodc.org/ unodc/secured/wdr/Seizures.pdf. 53 ONUDD, “Global Seizures of Cocaine: 2000-2010”, disponible en www.unodc.org/unodc/secured/wdr/Graphs_Cocaine_globa_seizures_all.pdf. 54 Letzira Sevilla Bolaños, “No estamos a salvo”, El Nuevo Diario, 1 de julio de 2012, disponible en www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/256467. 51 12 es preocupante, ya que dicen relación con la efectividad del trabajo operativo y de inteligencia de las fuerzas de seguridad. En la lucha contra el narcotráfico la Policía cuenta con el apoyo de los servicios de inteligencia del Ejército y las fuerzas naval, aérea y terrestre. El Código Militar precisa que una de las funciones del Ejército es “coadyuvar con la Policía Nacional en la lucha contra el narcotráfico en el territorio nacional conforme lo dispuesto en las Leyes y de acuerdo a los planes e instrucciones emanadas del Presidente de la República” (Art. 2). Entre 2006 y 2011 el Ejército incautó un poco más de 35 toneladas, es decir, más de la mitad de la cantidad reportada por la Policía en 2002-2011. Entre enero y julio de 2012 ha ejecutado 11 operaciones en las que se han ocupado 3,467 kilos con 971 gramos de cocaína, 15 lanchas rápidas, 39 armas de guerra, US$31,280, C$13,200 y 11 personas vinculadas al narcotráfico55. Además de la incautación de drogas, la lucha de la Policía y el Ejército contra el narcotráfico internacional también está dirigida a evitar que los cárteles desarrollen estructuras locales de apoyo. Entre 2009 y 2010 la Policía puso énfasis en el desmantelamiento de redes logísticas de los cárteles que intentan instalarse en Nicaragua. El entonces subdirector de la Policía, comisionado general Carlos Palacios, declaró en agosto de 2010 que la Policía había incautado lanchas y medios automotores y desmantelado redes completas de las estructuras logísticas, agregando que “nosotros no hacemos nada con incautar droga y que las redes logísticas queden en el país”56. Un mes más tarde, la Directora General de la Policía aseguró que en 2010 “nos dispusimos quebrar la base logística que todavía quedaba en nuestro territorio; es decir, que más importante para la Policía que las dos toneladas y media que hemos incautado en estos primeros meses del año y los más de 700 vehículos que se le han quitado al narcotráfico y las más de 200 armas largas, más importante que eso es haber desmantelado su plataforma terrestre, Carlos Larios, “Narcos han creado pequeños grupos de apoyo en Nicaragua”, El Nuevo Diario, 31 de julio de 2012, disponible en www. elnuevodiario.com.ni/nacionales/259353-narcos-han-creado-pequenos-grupos-de-apoyo-nicaragua. 56 Elizabeth Romero, “Redes logísticas de narcos en la mira de la Policía”, La Prensa, 27 de agosto de 2010, disponible en www.laprensa.com.ni/2010/08/27/nacionales/35926-redes-logisticas-narcos-mira. 55 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE y hemos totalmente desarticulado la base social. Esto le dificulta y le impide cada vez más a los cárteles de la droga hacer uso de nuestro territorio como camino o paso de la ruta de la droga”57. Las declaraciones de Palacios y Granera plantean dos preguntas obligadas: ¿Qué debe hacer la Policía, incautar droga o desmantelar redes logísticas del narcotráfico? ¿Es correcto priorizar los desmantelamientos sobre las incautaciones? Esa dicotomía lleva a otra interrogante: ¿Existe en Nicaragua una política de Estado antidrogas, o la Policía funciona en base a eventualidades o planes de ocasión? En octubre de 2007, el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP) advirtió que Nicaragua no contaba con un plan de lucha contra el narcotráfico, ya que el aprobado para 2002–2006 no fue renovado en 2007, año en que Daniel Ortega inició su segunda presidencia58. La Policía y el Ejército continúan luchando contra el narcotráfico, pero sin un instrumento que articule a todas las agencias involucradas más allá de eventuales reuniones de coordinación. WORKING PAPER apoyado por habitantes del litoral que han encontrado en las drogas una alternativa de solución a sus problemas económicos. El Fiscal General de la República puso esta realidad de forma breve, pero cruda: “(los narcotraficantes) se apoyan en la miseria de nuestras etnias de la Costa Atlántica”59. Según Roberto Orozco, experto en seguridad y crimen organizado, en el Caribe existen “ocho grupos fuertemente desarrollados que colaboran con el narcotráfico internacional, dominan ciertas áreas geográficas, tienen sus rutas y brindan apoyo logístico; la droga va pasando de zona en zona hasta llegar al norte. Estos grupos han crecido por la falta de atención del Estado, la corrupción estatal y La ausencia del Estado, su porosa frontera con Honduras al norte y su proximidad al Caribe costarricense al sur la han convertido en paraíso del narcotráfico internacional… La costa Caribe: una bomba de tiempo Con 551 km de línea costera, un poco más de 60 mil km2 de superficie y aproximadamente 630 mil habitantes, el Caribe nicaragüense es la zona más extensa y menos poblada del país. Administrativamente está dividido en las regiones autónomas del Atlántico Sur (RAAS) y Atlántico Norte (RAAN), que ocupan casi la mitad del territorio nacional. Históricamente han sido regiones olvidadas y abandonadas cuyas principales vías de comunicación son los ríos. Aparte de unos pocos enclaves mineros de compañías extranjeras, de la pesca industrial y artesanal y de la explotación maderera, su economía es de subsistencia y el desempleo superior al 80% de la población económicamente activa. La ausencia del Estado, su porosa frontera con Honduras al norte y su proximidad al Caribe costarricense al sur la han convertido en paraíso del narcotráfico internacional, “Entrevista a Aminta Granera, Directora General de la Policía”, op. cit. 58 Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), Factores que generan el comercio de las drogas ilegales en Nicaragua: una antesala al estudio del narcomenudeo, Series de Defensa y Seguridad, 2011. 57 la que ellos mismos generan”60. La Policía Nacional asegura que Nicaragua es el país “más seguro de Centroamérica” sin embargo, recientemente ha tenido que reconocer que otra es la realidad que se vive en la RAAS, con 42.1 homicidios por 100.000 habitantes61. Para brindar seguridad a los 336.834 habitantes de los 11 municipios de la RAAS esparcidos en 24.407 km2 de superficie, en 2011 la Policía Nacional destinó 250 efectivos, es decir, un policía por cada 1.347 habitantes y por cada 110 km2. Si se consideran las limitaciones materiales de la Policía y que las principales vías de comunicación son fluviales, es evidente que los habitantes de la RAAS están en el desamparo. Como parte de la Estrategia “Muro de Contención”, en julio de 2012 la Fuerza Naval desarrolló la “Operación Fortaleza”, incautando 432.80 kilos de cocaína y pertrechos militares de uso restringido: “15 radios walkie-talkies con sus auriculares, 15 pasamontañas, 15 chalecos porta cargadores, Carlos Larios, “Narcos han creado pequeños grupos de apoyo en Nicaragua”, op. cit. 60 Entrevista a Roberto Orozco, Managua, 28 de julio de 2012. 61 Octavio Enríquez, “RAAS, la región más violenta del país”, Confidencial, 9 de mayo de 2012, disponible en www.confidencial.com.ni/ articulo/6518/raas-la-region-mas-violenta-del-pais. 59 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 13 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER 10 capas impermeables, 5 trajes impermeables, 15 gorras camufladas, 13 pares de botas Swat (tipo jungla), 4 visores nocturnos y 7 teléfonos celulares nuevos”62 procedentes de Colombia. Es evidente que se trata de pertrechos para pequeñas unidades de fuerzas comando. El Ejército advierte que éstos son “para realizar operaciones especiales, altamente peligrosas y efectivas para operaciones nocturnas, lo que deja al descubierto el nivel de avituallamiento y la intención en desarrollar este tipo de operaciones delictivas en la región centroamericana”63. Según Orozco, la violencia en el Caribe tiende a incrementarse. “Es la respuesta natural a las acciones de contingencia e interdicción de las autoridades en esa zona Los ocho grupos que operan en el Caribe aparentemente colaboran entre sí, y Orozco no ve la posibilidad de que la presión de la Fuerza Naval produzca un efecto derrame hacia el Pacífico, sino un “efecto dominó”. Los focos que se encuentran en las rutas internas del tráfico de drogas “se irán descomponiendo poco a poco. Ya explotó Bluefields, también explotarán Rivas (sur) y Chinandega (noroeste), y ya está explotando Bilwi (noreste), lugares en donde se han dado los casos más graves de corrupción policial y en los que se ha demostrado que sí ha habido penetración a nivel primario, penetración en los departamentos, policías locales”66. La descomposición en la RAAS fue constatada por InSight Crime: “Las disputas entre grupos rivales por el robo de mercancía han hecho de la otrora bucólica región la más peligrosa del país. En 2010, (…) la tasa de homicidios en la RAAS fue de 40 por 100.000 habitantes, en contraste con los 17 por 100.000 de Managua”67. En cualquier país el consumo de drogas es uno de los principales disparadores de la inseguridad, y en Nicaragua es relativamente poco lo que el Estado hace para frenar el narcomenudeo. Con el incremento del consumo aumentan los asesinatos, homicidios y robos en todas sus modalidades, situación que se agravará en la medida en que no se controle el tráfico interno. Otros factores que pueden incidir en el deterioro del relativo nivel de seguridad de Nicaragua están incrustados en el sistema de justicia penal: debilidades de la Fiscalía, un sistema penitenciario que sólo custodia a los privados de libertad y carece de programas de rehabilitación para su reinserción en la sociedad, y sobre todo un sistema de administración de justicia muy permisivo y proclive a la corrupción. En cualquier país el consumo de drogas es uno de los principales disparadores de la inseguridad, y en Nicaragua es relativamente poco lo que el Estado hace para frenar el narcomenudeo. Con el incremento del consumo aumentan los asesinatos, homicidios y robos en todas sus modalidades... y porque el Estado dejó desarrollar fuerza y músculo al narcotráfico local,” según él64. Es paradójico, agregó, porque al parecer “en la medida en que el Estado vaya operando y golpeando a estos grupos, la resistencia se irá incrementando. El desarrollo y fortalecimiento de la presencia disuasiva y operativa de la Fuerza Naval podría agravar el problema, ya que el Estado no está dando ningún acompañamiento a las acciones puramente militares. El Caribe continúa siendo una zona abandonada y el incentivo del narcotráfico es sumamente atractivo. No pagan en efectivo, sino con droga, pero ésta es dinero en efectivo en este país y en cualquier otro”65. Dirección de Relaciones Públicas del Ejército de Nicaragua. Nota de prensa Nº 107/2012, disponible en www.ejercito.mil.ni/contenido/ relaciones-publicas/publicaciones/docs/np2012107.pdf. 63 Ídem. 64 Ídem. 65 Entrevista a Roberto Orozco, op. cit. 62 14 Ídem. Jeremy McDermott, “Bluefields: Nicaragua’s Cocaine Hub”, Insight Crime, July 8, 2012, disponible en www.insightcrime.org/nicaragua-aparadise-lost/bluefields-nicaraguas-cocaine-hub. 66 67 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE La “Evaluación del progreso del control de drogas 2007-2009 del Mecanismo de Evaluación Multilateral de la CICAD”, ratifica lo anterior: de los 2.179 acusados por tráfico de drogas en 2009, sólo 17 fueron condenados. El Gobierno reconoce además que “no cuenta con una oficina centralizada en el ámbito nacional que organice, realice estudios, recopile y coordine las estadísticas y otra información relacionada con las drogas [ni con] los datos sobre el número de funcionarios públicos formalmente acusados y condenados por delitos relacionados con el tráfico ilícito de drogas, durante los años 2006–2009”68. Reflexiones finales El principal desafío para la democracia y la seguridad en Centroamérica es la violencia delictiva, fenómeno de larga data potenciado en 2007 por la irrupción del crimen transnacional organizado como efecto advertido de la “guerra contra las drogas” en México. Si se toma como único indicador de seguridad o inseguridad la menor o mayor tasa de homicidios por 100.000 habitantes, Nicaragua está en mejores condiciones que otros países de la región. En comparación con el Triángulo Norte, ha mantenido por tres lustros (1995–2011) bajos niveles de homicidios, lo que sin embargo no indica que sea la excepción ni “el país más seguro de Centroamérica”. Entre 2002 y 2011, Costa Rica y Nicaragua registraron respectivamente 10.6 y 13.2 homicidios por 100.000 habitantes, las tasas promedio más bajas. En 2011 Costa Rica marcó 10 contra 12.5 de Nicaragua. En consecuencia, afirmar que “Nicaragua es el país más seguro de Centroamérica” choca con la realidad y revela una conciencia de resignación: las autoridades nicaragüenses que se regocijan por ser el mejor entre los peores, sin reparar en que se está peor que los mejores. Aunque algunos son comunes, los factores desencadenantes de la violencia no son los mismos en los países de Centroamérica, como tampoco la identidad de las agencias encargadas de enfrentarla y la forma en que lo hacen. Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), “Nicaragua: Evaluación del Progreso de Control de Drogas, 2007-2009”, Organización de Estados Americanos, 2010, disponible en www.cicad.oas.org/mem/reports/5/Full_Eval/Nicaragua%20-%20 5ta%20Rd%20-%20ESP.pdf. 68 WORKING PAPER Las policías de El Salvador, Honduras y Guatemala tienen una identidad corporativa militar, defecto de origen del que al parecer aún no han podido librarse. La nicaragüense, en cambio, desde su etapa de policía partidaria en la década de 1980 surgió separada orgánica y funcionalmente del Ejército, con una identidad definida y certeza de su misión. También ha sido diferente el tratamiento de la violencia delictiva: en el Triángulo Norte predomina el modelo reactivo-represivo, en tanto Nicaragua ha optado por uno preventivo, proactivo y comunitario. Lo excepcional de la experiencia nicaragüense no son sus tasas relativamente bajas de homicidios, sino por qué, luego de cuatro décadas de dictadura militar, una revolución que dio inicio a un régimen autoritario de izquierda y una década de guerra contrarrevolucionaria, haya salido prácticamente indemne, a diferencia de sus vecinos del Norte. Una hipótesis informada explica cómo la persistente violencia política parece haber ocupado buena parte de los espacios naturales de la violencia delictiva, moldeando rasgos característicos de la conducta social del nicaragüense. A esto se suma la existencia de patrones culturales propios de una sociedad aldeana, en la que los mecanismos de control social son sencillos y aparentemente efectivos: “todo el mundo se conoce”, la población detecta comportamientos irregulares e informa a las autoridades, y la existencia de una institución policial profesional. Igualmente excepcional es la historia de la actual Policía. Como consecuencia de la derrota electoral del FSLN en febrero de 1990, la Policía Sandinista fue compelida por la necesidad de sobrevivir en un escenario adverso a entrar en un proceso de reconversión que la transformó en Policía Nacional. Sin embargo, con el retorno del presidente Daniel Ortega al poder en enero de 2007, está regresando a la anacrónica y peligrosa confusión EstadoPartido-Policía de la década de 1980, dañando así su identidad e institucionalidad y poniendo en entredicho su profesionalismo. Que Nicaragua mantenga una tasa de homicidios relativamente baja no significa que tenga menores niveles de violencia delictiva en general. Entre 2001 y 2011, la tasa de crecimiento global de los delitos fue de 67.8%, y al desagregarla por familias delictivas, la tendencia incremental se mantiene: los delitos contra las personas SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 15 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER crecieron 109.8%, contra la propiedad 26.6% y contra la salud pública 114%, lo que indica que el tráfico interno y el consumo crecen peligrosamente. En el mismo período los asesinatos y homicidios también mostraron una tendencia incremental: los primeros crecieron 27.7% y los segundos 42.2%, y en 2011 los delitos graves —homicidios, parricidios, asesinatos y lesiones graves— crecieron 2.4%. Centroamérica no cuenta con un sistema uniforme de registro estadístico de la actividad delictiva que permita comparar todos los ilícitos a nivel regional y determinar los reales niveles de violencia. La Subcomisión de Estadísticas Policiales de Centroamérica, México y el Caribe (Sepolcamc) no ha podido llenar ese vacío, a pesar de las innumerables reuniones y talleres realizados entre 1997 y 2011 y de contar con guías, manuales y formatos para su recopilación69. Aunque Nicaragua no está exenta de violencia juvenil, ésta no ha alcanzado los niveles del Triángulo Norte porque ha sido relativamente contenida como resultado de una inédita alianza entre organizaciones de la sociedad civil, la Policía y la comunidad. No obstante, la interferencia partidista, en particular del FSLN, está atentando contra este original esfuerzo al reclutar a jóvenes desmovilizados de las pandillas para convertirlos en fuerzas de choque contra sus adversarios. Al ver que la Policía no interviene cuando agreden a opositores al gobierno del presidente Ortega, estos jóvenes tienden a desarrollar una sensación de impunidad que les invita a regresar a las pandillas, porque asumen que no serán perseguidos ni reprimidos por la Policía. Los cárteles de las drogas han intentado, hasta ahora infructuosamente, establecer bases logísticas de apoyo en el territorio nacional, y el “efecto cucaracha” provocado por la política de “guerra contra las drogas” del Gobierno de México no le alcanzó por una razón muy simple: Nicaragua no comparte fronteras con México. Esto no significa que no sea eslabón clave en la cadena del tráfico de drogas, aunque la narcoviolencia por el control de rutas y territorios aún no estalla. A pesar de ello y de los severos golpes que la Policía y el Ejército han dado al narcotráfico, la droga continúa transitando con el apoyo de grupos locales autónomos que operan independientemente y sin articulación orgánica. Esta relativa tranquilidad podría no durar mucho. Un alto jefe policial en retiro ha manifestado su preocupación por las primeras manifestaciones de sicariato o ajuste de cuentas por encargo70. Un experto nicaragüense y un organismo especializado en crimen organizado han puesto sobre la mesa el tema del narcotráfico y la violencia en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), en donde las disputas entre grupos rivales por droga robada o “tumbada” están provocando un preocupante incremento de la tasa de homicidios. Prácticamente aislado del resto del país, el Caribe nicaragüense —zona históricamente olvidada y abandonada en donde la presencia del Estado es mínima o inexistente, con una población con grandes demandas económicas y sociales insatisfechas y altas tasas de desempleo— podría convertirse en el disparador de formas superiores de violencia delictiva. La causa es paradójica: en la medida en que la respuesta del Estado sea exclusivamente militar y cada vez más intensa, los grupos de apoyo logístico al narcotráfico responderán militarmente, como ya lo han hecho en algunos ocasiones, dando inicio a una espiral de violencia de resultados impredecibles71. Roberto Orozco ha advertido sobre lo que caracteriza como “efecto dominó”, es decir, la descomposición progresiva de los principales focos del narcotráfico, en particular, la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) y las ciudades cercanas a las fronteras sur y norte de Nicaragua, por donde entra y sale la droga. Igual o más grave aún es el efecto residual del narcotráfico internacional. Cada vez es mayor la cantidad de droga que se queda en el país, lo que aumenta el tráfico y el consumo internos, y en consecuencia, las posibilidades del incremento de la violencia y, correlativamente, de la inseguridad. Subcomisión de Estadísticas, Comisión de Jefes(as), Directores(as) de Centroamérica, México y el Caribe, julio de 2011, disponible en grupocisalva.univalle.edu.co/bpr2/esp/Descargas/Memorias/10_Reunion_Regional_con_Policias_Jul_2011/RRP%202011_Comision%20 Centroamericana_Saul%20Tobar.pdf. 70 69 16 71 Entrevista al comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar. Entrevista a Roberto Orozco. SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? INTER-AMERICAN DIALOGUE Sugerencias Como todo emprendimiento institucional, la experiencia de la Policía Nacional de Nicaragua muestra tanto buenas como malas prácticas. Las primeras podrían ser consideradas como insumos a considerar, pero nunca para replicarlas mecánicamente. Esto es obvio. Entre ellas sobresalen su identidad corporativa —el ethos policial—, condición que contribuye a su eficiencia y que implica la desmilitarización de las fuerzas de seguridad pública; su modelo preventivoproactivo y la relación sociedad civil-Policía-comunidad que ha contribuido a la contención relativa de la violencia y a desarrollar nuevas formas de abordar el problema de la delincuencia en general y de la violencia juvenil en particular; su modelo de atención a la violencia sexual e intrafamiliar a través de las Comisarías de la Mujer y la WORKING PAPER Niñez; hasta 2011, la observancia de tiempos razonables de rotación de la jefatura policial, y por último, su registro estadístico de la actividad delictiva y el desempeño policial. Las segundas —las malas prácticas— deben tomarse como advertencia de lo que nunca debe hacerse, como la politización de las policías, su subordinación partidaria y en consecuencia la partidización de la seguridad pública; y la violación a la Ley de la Policía y la entronización de una jefatura de facto. Finalmente, es preciso subrayar que el desempeño policial no puede estar regido por planes de corto plazo y que es preciso formular políticas de seguridad pública —como políticas de Estado que trasciendan gobiernos y partidos— que potencien en el mediano y largo plazo la efectividad del trabajo policial y permitan el uso racional y efectivo de los escasos recursos disponibles. SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 17 INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER Diálogo Interamericano Junta Directiva Michelle Bachelet, Copresidente, Chile Carla A. Hills, Copresidente, Estados Unidos Enrique Iglesias, Covicepresidente, Uruguay Thomas F. McLarty III, Covicepresidente, Estados Unidos David de Ferranti, Tesorero, Estados Unidos Peter D. Bell, Presidente Emérito, Estados Unidos Fernando Henrique Cardoso, Presidente Emérito, Brasil Ricardo Lagos, Presidente Emérito, Chile Alicia Bárcena, México Brian O’Neill, Estados Unidos Francis Fukuyama, Estados Unidos Pierre Pettigrew, Canadá L. Enrique García, Bolivia Jorge Quiroga, Bolivia Donna J. Hrinak, Estados Unidos Marta Lucía Ramírez, Colombia Marcos Jank, Brasil Eduardo Stein, Guatemala Jim Kolbe, Estados Unidos Martín Torrijos, Panamá Thomas J. Mackell, Jr., Estados Unidos Elena Viyella de Paliza, República Dominicana M. Peter McPherson, Estados Unidos Ernesto Zedillo, México Billie Miller, Barbados Michael Shifter Presidente 18 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?