Dos hombres y un armario

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Escrituras
ESCRITURAS
Miércoles, 21 noviembre 2007
Cultura|s La Vanguardia
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Narrativa ‘Mil cretins’ representa un fin de etapa.
Pasamos revista a la fecunda trayectoria cuentística
de Quim Monzó, con fotos de Pedro Madueño
Dos hombres
y un armario
Quim Monzó
Mil cretins
QUADERNS CREMA
174 PÁGINAS
11 EUROS
JULIÀ GUILLAMON
El primero de los Vuitanta-sis contes
de Quim Monzó, Història d'un amor,
relata el caso de una pareja que se
dispone a copular. Tan pronto el tipo empieza a acariciar los muslos de
la chica y a musitarle palabras melifluas, empieza a aparecer gente inoportuna que interrumpe el coito.
Uno de los cuentos de Mil cretins,
Dissabte, me ha recordado esta historia. La protagonista es una mujer de
edad que acaba de perder a su marido y que se dispone a vaciar la casa
de recuerdos. Igual que en Història
d'un amor, el cuento se estructura en
función de una compleja coreografía: la señora recorta fotos y las tira a
la basura, vacía un armario, arranca
los azulejos del cuarto de baño; lo ba-
ja todo a un contenedor y cada vez,
antes de volver a casa, se obsequia
con un refrigerio en el bar de la esquina. Cuando se publicó Història
d'un amor en Uf, va dir ell (1978), muchos vieron en Monzó a un autor divertido y moderno. Error: Monzó es
trágico y contemporáneo. Detrás del
juego dinámico y ocurrente, del deseo que no llega a consumarse y de
los personajes vestidos de época, se
puede adivinar la influencia de Be-
Muchos han visto en
Monzó a un autor
divertido y moderno.
Error: es trágico y
contemporáneo
ckett (la interpretación mecanicista
de las relaciones humanas de sus películas Quad I & II), de Brossa y Carles Santos (el gusto por el transformismo, el disfraz que trastoca las categorías sociales), del grupo pánico
de Topor y Arrabal (el gesto absurdo
y cruel). La primera parte de Mil cretins se abre con una frase de uno de
los primeros cortometrajes de Polanski, Interrumpiendo la fiesta
(1957), en la segunda la cita es de Topor. “Mis películas son la expresión
de deseos momentáneos”, dice Polanski en la carátula del DVD Cortometrajes 1957-1963. “Sigo mis instintos pero de una manera disciplinada”. ¡Exacto!
Desde 1978 hasta hoy, a Monzó se
le han colgado varios sambenitos.
Unos le acusan de frívolo y chistoso,
otros esperaban que escribiera lo
que nunca prometió. Si se toma la
obra en su conjunto resulta de una
extraordinaria coherencia. Este fin
de etapa que representa Mil cretins
vuelve a echar por tierra las proyecciones de admiradores y detractores,
y presenta a Monzó como un puro
espíritu de contradicción. De un lado, conecta con los orígenes. Rescata
la mirada sobre el absurdo contemporáneo, el juego que lleva a desarrollar la historia siguiendo el instinto,
de manera disciplinada, como en los
cortos de Polanski que admiraba en
su juventud (dos tipos salen del mar
acarreando un armario y lo pasean >
Poema sobre la nada
JORDI GALVES
PATROCINADO POR
El discurso inaugural de Quim Monzó en la feria de Frankfurt sirvió para presentar la cultura catalana con
su mejor rostro, el de la modernidad
más pura. Hubo quien no lo entendió y quien no lo quiso entender;
quien desconfía del poder civilizador del humor y de la creatividad,
quien no ve ahí más que extravagancias y ocurrencias vanas, quien prefirió otros tantos posibles discursos,
ajados ya irremediablemente por el
tiempo, colapsados por el exceso de
palabrería y de murga ideológica –le
llaman mensaje– sin comprender
que todo eso ya no sirve, no nos sirve
como nación, como colectividad. ¿Se
imaginan que Monzó hubiera dicho
directamente, seriamente ante los
periodistas internacionales, que “Catalunya ha estat la nació més gran
del món” sin recurrir prudentemente a la cita de Pau Casals? ¿O que
abordara en Mil cretins la espantosa
experiencia de la enfermedad y la
muerte, de la inconsistencia física y
moral del ser humano sin el contrapunto de la ironía, sin el distanciamiento de la risa, sin el ingenio de la
mirada autocrítica? La ley de la modernidad es inexorable y exigente
porque sospecha de todo, como nos
enseñó Nathalie Sarraute: necesita
de la humildad que supone ponerse
a uno mismo siempre en la duda, en
la paradoja, en la contradicción y el
contraste. Porque desconfía de los
sermones y del sentimentalismo, de
los trucos manidos. De la lágrima caída en la arena y del índice enhiesto y
pretencioso de Bin Landen. Su fuerza y su verdad están ahí, en su aparente fragilidad, en su falsa banalidad.
La literatura de Monzó no es tan
comprensible como parece a simple
vista. Todo el mundo la puede leer,
cierto, pero ocurre lo mismo que con
el Quijote o con Madame Bovary,
hay quien la ve sólo como la historia
de un loco gracioso o como la narración de las calenturas de una señora
de provincias. Mil cretins se construye del mismo modo discreto y hondo, con la modestia del juego intrascendente. Su fuerza está precisa- >
ESCRITURAS
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UNA SESIÓN
ESPECIAL
El señor Beneset es
un anciano que
vive en un geriátrico, se viste de
mujer y protagoniza el primer cuento
de ‘Mil cretins’.
Quim Monzó se ha
puesto su maquillaje (realizado por
Lluïsa Gasch) para
este retrato, en
una sesión de fotos
con Pedro Madueño para ‘Cultura/s’
FOTOS PEDRO MADUEÑO
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> por la ciudad, hasta que de improviso vuelven a meterse en el agua).
Al mismo tiempo hurga con todos
los dedos en la llaga. Dos de los cuentos más fuertes (El senyor Beneset y
L'arribada de la primavera) tratan
del envejecimiento y de la relación
de dependencia de los padres enfermos y enloquecidos. Dissabte es una
glosa terrorífica de lo que significa
vaciar un piso. Como en La magnitud de la tragèdia, Monzó saca a la
luz de manera terrible su angustia vital. Estos tres cuentos contienen una
novela que no escribirá pero que quedará para siempre flotando en la atmósfera de sus cuentos: la historia
de un chico de Les Corts, con una familia encerrada en una vida de caracol, que se entrevé en relatos como
El meu germà o El nen que s'havia de
morir de El millor dels mons, y que
aquí termina en el geriátrico.
En tercer lugar: los cuentos breves de la segunda parte no son la estilización del chiste de sobremesa como dijo el otro día Ponç Puigdevall,
sino observaciones contundentes,
fragmentos de realidad viva, que conectan con las historias cortas de cama de El perquè de tot plegat, que
son de lo mejor que ha escrito. Finalmente, Dos somnis representa la
apertura de un nuevo espacio literario. Aunque ha utilizado a menudo
elementos autobiográficos, nunca había sido tan directo como ahora. Beristain y Brugat apenas consiguen
ocultar a Barnils y Vendrell, los dos
amigos muertos que encarnan en el
otro mundo dos ideas contrapuestas
de la vida que emanan del propio
Monzó: el placer, la libertad, el gozo,
frente a la felicidad simple y ordenada de la paternidad. En los cuentos
geriátricos se nota el esfuerzo por enmascarar el shock emocional, mezclando observaciones precisas y dolorosas, como los comentarios del padre sobre las enfermeras que le manipulan el sexo en la ducha, con soluciones extremadas, como el travestismo del señor Beneset. En Dos som-
Monzó no se repite ni
se acomoda, sino que
cada vez va más a
fondo en su análisis de
la naturaleza humana
nis, Monzó se muestra en su desnuda humanidad, algo azorado, pero
dispuesto a dar la cara.
Història d'un amor era un cuento
que enamoraba. Era tan sencillo, tan
luminoso, uno se imaginaba tan guapa a la chica, tan gentil al caballero,
daba tanta risa pensar que, mientras
la ensartaba, llamaba a la puerta una
representante de los productos
Avon... el chico le sacaba la minga y
se oía blop. Me imagino que la señora a la que se le ha muerto el marido
y que protagoniza Dissabte es aque-
lla chica. Y veo la dimensión que en
todo este tiempo ha tomado la obra
de Monzó, que no se repite, ni se acomoda, que cada vez va más a fondo
en su análisis de la naturaleza humana. También a la señora la interrumpen continuamente: un vecino que
encuentra en el ascensor, la guardia
urbana. En Història d'un amor, que
era un cuento muy 68, los condicionamientos sociales impedían la realización de los amantes. Dissabte es la
historia de una progresiva renuncia,
de la destrucción de lo que un día
fue un mundo, que al final lleva a la
mujer a arrancarse la piel. El ritual
de su inmolación disgusta al vecindario. En los parámetros del mundo actual, la viuda de Dissabte es un lastre,
un estorbo. El punto de vista se ha
invertido: del vitalismo a la agonía.
Otras lecturas
Maurice Barrès
El Greco o el secreto de Toledo
Rescate de un conjunto de
textos dedicados a España
por un clásico de las letras
francesas. Barrès (1862-1923),
como Rilke, encontró en Toledo una caja de resonancia a
su estética mística y en sucesivos viajes armó una visión
del carácter español que influyó en pensadores, escritores
y artistas finiseculares
ALMUZARA
218 PÁGINAS
15 EUROS
Texturas
Ternura y crueldad
Si tuviera que escoger un cuento de
Mil cretins me quedaría con L'amor
és etern que, desde que lo leí por vez
primera hace unos meses, me hace
pensar en L'animal moribund de Philip Roth. Es la segunda oportunidad
de un hombre que no quiere comprometerse y que deja pasar el amor de
su vida por miedo a la convivencia.
El cuento crea un clima fantástico de
pasión y enfermedad, de indecisión
y remordimiento. La mayor de las
ternuras disimulada tras una inmisericorde crueldad. Qué grande es
Monzó. |
La revista Texturas, en su
tercera entrega, se sirve de
las drogas como leitmotiv y
metáfora de aquellos que
están enganchados a la lectura y a la creación literaria, y
las viven como adicción. Incluye diagnósticos sobre el
sector editorial (de André
Schiffrin, Fermin Vargas o
Jordi Nadal) y testimonios de
lectores empedernidos (Joan
Carles Girbés, Esteban Rottman, Luis María Eguiraun,
Xavier P. DoCampo) sobre
cómo contrajeron su vicio
TRAMA EDITORIAL
140 PÁGINAS
12 EUROS
Stendhal
La cartuja de Parma
> mente en su despoblamiento retórico, en su falta de pomposidad, en
su actitud serena, sin efectismos. La
importancia del texto no está en el
propio texto, sino en la complicidad
con el lector, en que el valor del libro
se revela entre los escombros, la basura y la ganga, en que su enorme
verdad humana se camufla significativamente entre el cretinismo más salvaje y más ambiental. Monzó no divide el mundo entre sabios –el escritor– e imbéciles –los demás– como
suelen hacer los pretenciosos habituales o los críticos literarios tristes y manicomiales. Los cretinos son siempre
mil –que es como decir “ponerse a
mil” o decir diez mil o un millón, o
infinitos–, empezando por el narrador mismo: “No he pensat per exemple en la vida que duc habitualment,
ni en com, per comptes d'assaborir
les coses tal com vénen, em passo el
dia rumiant com haurien de ser. Faig
tot el que puc per corregir el curs de
la realitat, i preveure-ho tot perquè, si
evito que hi hagi cap ensurt, l'ende-
mà resulti més suportable. (…) No
frueixo del petó sinó quan ja és passat; aleshores el recordo de grat. No
en frueixo en el moment perquè més
enllà de la tendresa, veig les ombres,
les possibilitats terribles que s'amaguen rere cada cosa agradable”.
Como Sócrates, Monzó sabe que
no sabe. Y no halaga al lector dicién-
La manera de escribir
de Monzó es la del
gran narrador que
construye desde la
insatisfacción y la duda
dole que sólo ellos dos son los únicos
seres inteligentes, sensibles y exclusivos. La manera de escribir de Monzó es la del gran narrador que construye sus historias desde la duda y la
insatisfacción más hirientes. Es el
gesto y la manera de un gran narrador porque el discurso de Frankfurt
y Mil cretins nos retrotraen a la raíz
misma de la modernidad literaria, al
nervio de la mismísima reticencia
con la que un Cicerón construyó sus
famosos discursos Contra Verres,
modelo retórico y literario donde los
haya mientras nuestro mundo sea este mundo. Monzó cree en la suspicacia y en la desconfianza, en el sentido crítico, en la libertad de consciencia y de pensamiento como centro
de la creatividad y del arte, como en
el famoso discurso de Antonio del Julio César de Shakespeare. Monzó
cree en lo mismo que creía Beckett,
Kafka, o por citar la tradición catalana, Guillermo IX de Aquitania, el primer trovador conocido, que se atrevió a escribir el primer poema sobre
la nada: “Farai un vers de dreit nien”
(“Haré un poema sobre nada”). Un
poema que se ha hecho a partir de la
nada y que no dice nada. Hablando
en serio, ¿qué podríamos decir?
¿Qué sabemos en realidad, qué conocemos más allá de nuestra propia incapacidad, nuestro cretinismo, nuestra imposibilidad de ser felices? |
Un clásico para leer de corrido, tal como lo dictó su autor
en apenas cincuenta días de
enfebrecida inspiración. La
novela narra, en pleno dominio napoleónico en Europa,
las intrigas en un imaginario
ducado italiano, donde el
joven Fabrizio del Dongo
oscila entre las solicitaciones
de una madura protectora y
los encantos de una tierna
muchacha. Traducción firmada por José Bianco
MONDADORI
538 PÁGINAS
22 EUROS
Libro de Amor
Antologado por Javier Azpeitia, se han reunido en este
libro-objeto dieciséis textos
de autores clásicos peninsulares (de Martorell a Cervantes) que giran alrededor del
amor y sus variantes. Cada
prosa va fundida con una u
otra pintura de la tradición
occidental, de Botticelli o
Patinir a Boucher o Benlliure
451 EDITORES
255 PÁGINAS
22,50 EUROS
C. B.
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