El Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles

Anuncio
El Hijo del hombre vendrá en la
gloria de su Padre, con sus ángeles,
y entonces pagará a cada uno
conforme
f
a sus obras
b
(Mt 16,27)
16 27).
El que se avergüence de mí y de
mis palabras en esta generación
adúltera y pecadora, también el
Hijo del hombre se avergonzará de
él cuando venga en la gloria de su
Padre con los santos ángeles (Mc
8,38).
Que él afirme vuestros corazones,
que os haga irreprochables en
santidad delante de Dios nuestro
Padre en la venida de nuestro
Padre,
Señor Jesucristo con todos sus
santos (1 Tes 3,13).
« Cuando el Hijo del hombre venga en su
gloria acompañado de todos sus ángeles,
ángeles
entonces se sentará en su trono de gloria.
Serán congregadas delante de él todas las
naciones...
i
E t
Entonces
di á ell Rey
dirá
R a los
l de
d su
derecha: "Venid, benditos de mi Padre,
recibid la herencia del Reino preparado
para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer;
tuve sed,, y me disteis de beber;; era
forastero, y me acogisteis; estaba desnudo,
y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis;
verme." ...
en la cárcel, y vinisteis a verme.
Entonces dirá también a los de su izquierda:
"Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el Diablo y sus ángeles.
ángeles
Porque tuve hambre, y no me disteis de
comer... E irán éstos a un castigo eterno, y
l justos
los
j t a una vida
id eterna.
t
» (Mt 25,31-46).
25 31 46)
12) Y su reino no tendrá fin.
fin
Pilato... llamó a Jesús y le dijo: «
¿Eres tú el Rey de los judíos? »
R
Respondió
dió Jesús:
J ú « Mi Reino
R i no es
de este mundo. Si mi Reino fuese
de este mundo, mi gente habría
combatido para que no fuese
entregado a los judíos: pero mi
Reino no es de aquí. » Entonces
Pilato le dijo: « ¿Luego tú eres
Rey? » Respondió Jesús: « Sí,
como dices, soy Rey. Yo para esto
he nacido y para esto he venido al
mundo: para dar testimonio de la
verdad Todo el que es de la
verdad.
verdad, escucha mi voz » (Jn
18,33-37).
Luego el fin,
fin cuando entregue el Reino al Dios y Padre,
Padre cuando
haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo poder,
porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos
b j sus pies.
bajo
i
El último
últi
enemigo
i en ser destruido
d t id será
á la
l Muerte.
M
t
Porque ha sometido todas las cosas bajo sus pies. Mas cuando
diga que « todo está sometido », es evidente que se excluye a
Aquel que ha sometido a él todas las cosas. Cuando hayan sido
sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se
someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para
que Dios sea todo en todo. (1 Cor 15,24-28).
QUÉ IMPLICA
CREER EN
JESUCRISTO
1. Compartir su filiación. Nuestra vocación
es ser hijos en el Hijo
Por lo demás, sabemos que en todas las cosas
interviene Dios para bien de los que le aman; de
aquellos que han sido llamados según su
designio. Pues a los que de antemano conoció,
t bié los
también
l predestinó
d ti ó a reproducir
d i la
l imagen
i
d
de
su Hijo, para que fuera él el primogénito entre
muchos hermanos (Rom 8,28-29).
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase
de bendiciones espirituales, en los cielos, en
Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de
la fundación del mundo, para ser santos e
inmaculados en su presencia, en el amor;
eligiéndonos de antemano para ser sus hijos
adoptivos por medio de Jesucristo, según el
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la
gloria de su gracia con la que nos agració en el
Amado (Ef 1,3-5).
Al llegar la plenitud de los tiempos,
envió Dios a su Hijo, nacido de
mujer nacido bajo la ley,
mujer,
ley para
rescatar a los que se hallaban bajo
la ley, y para que recibiéramos la
filiación adoptiva.
adoptiva La prueba de
que sois hijos es que Dios ha
enviado a nuestros corazones el
Espíritu
í i
d su Hijo
de
Hij que clama:
l
¡Abbá, Padre! De modo que ya no
eres esclavo, sino hijo; y si hijo,
también heredero por voluntad de
Dios (Gal 4,4-7).
2. En el bautismo recibimos la filiación de Jesús,,
compartiendo su vida filial, su muerte y resurrección
En efecto, todos los que son guiados
por el Espíritu
p
p
de Dios son hijos
j
de
Dios. Pues no recibisteis un espíritu
de esclavos para recaer en el temor;
antes bien, recibisteis un espíritu de
hijos
adoptivos que nos hace
exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu
mismo se une a nuestro espíritu para
dar testimonio de que somos hijos de
Dios (Rom 8,14-16).
Porque somos sepultados juntamente
con él para muerte por el bautismo, a
fin de que como Cristo resucitó de
los muertos por la gloria del Padre,
así también nosotros andemos en
vida nueva (Rom 6,4).
Le dice Jesús: « Tu hermano
resucitará. » Le respondió Marta: «
Ya sé que resucitará en la
resurrección,
ió ell último
úl i
dí » Jesús
día.
J ú le
l
respondió: « Yo soy la resurrección y
la Vida. El que cree en mí, aunque
muera, vivirá; y todo el que vive y
cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees
esto? » ((Jn 11,23-26)
,
)
3. Y se comparte su vida
Quien tiene al Hijo, tiene la vida;
quien
i
no tiene
ti
all Hijo,
Hij no tiene
ti
l
la
vida ( 1 Jn 5,12).
Así como me envió el Padre viviente
y yo vivo por el Padre, también el
que me come vivirá p
q
por mí ((Jn
6,57)
Aquel día comprenderéis que yo
estoy en mi Padre y vosotros en
mí y yo en vosotros (Jn 14,20)
4. Unidos a Jesús, único mediador, tenemos
acceso al Padre
Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo
haré, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo (Jn 14,13).
En verdad, en verdad os digo: lo que
pidáis al Padre os lo dará en mi
nombre Aquel día pediréis en mi
nombre...Aquel
nombre y no os digo que yo rogaré al
Padre por vosotros, pues el Padre mismo
os quiere,
i
porque me queréis
éi a míí y
creéis que salí de Dios (Jn 16,23.26-27)
Le dice Jesús: « Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí,
conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo
conocéis y lo habéis visto... El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre.. ¿No crees que yo estoy en el Padre y el
P d está
Padre
tá en mí?
í? Las
L
palabras
l b
que os digo,
di
no las
l
digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es
el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre
y el Padre está en mí.
mí Al menos,
menos creedlo por las obras
» (Jn 14,6-11).
5. Esto implica compartir sus sentimientos
Tened entre vosotros los
mismos
sentimientos
que
Cristo: El cual, siendo de
condición divina, no retuvo
á id
ávidamente
t ell ser igual
i
l a Dios.
Di
Sino que se despojó de sí mismo
tomando condición de siervo
haciéndose semejante a los
hombres y apareciendo en su
porte como hombre;
p
y se
humilló
a
sí
mismo,
obedeciendo hasta la muerte y
muerte de cruz (Flp 2,5
2,5-8)
8).
6 Agradecer la fe y amistad con él
6.
No me habéis elegido vosotros a mí, sino
que yo os he elegido a vosotros, y os he
destinado para que vayáis y deis fruto, y
que vuestro fruto p
q
permanezca;; de modo
que todo lo que pidáis al Padre en mi
nombre os lo conceda. (Jn 15,16).
No os llamo ya siervos, porque el siervo no
sabe lo que hace su amo; a vosotros os
he llamado amigos,
amigos porque todo lo que
he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer (Jn 15,15).
El que tiene
ti
mis
i mandamientos
d i t
y los
l
guarda, ése es el que me ama; y el que
me ame, será amado de mi Padre; y yo le
amaré y me manifestaré a él. » (Jn
14,21).
7. Amar a Jesús es hacer su voluntad
El que tiene mis
mandamientos y los
guarda ése es el que
guarda,
me ama; y el que me
ame será amado de mi
ame,
Padre; y yo le amaré y
me manifestaré a él.
él »
(Jn 14,21).
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