CO LOM BIA GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: abriel García Márquez es sin duda el escritor más conocido que ha dado eso que solía llamarse Tercer Mundo, y el ejemplo más famoso de un estilo literario –el ‘realismo mágico’–, que ha demostrado ser contagioso en otros países en vías de desarrollo y en los novelistas que escriben sobre ellos, como Salman Rushdie, para citar solo el ejemplo más conocido. García Márquez es el novelista latinoamericano más ampliamente admirado de todos los tiempos en la misma América Latina, e inclusive en el Primer Mundo. En una época en la cual es difícil encontrar escritores que sean universalmente reconocidos como grandiosos, su reputación en los últimos 30 años ha sido inigualable. Su obra cumbre, ‘Cien años de soledad’, publicada en 1967, es quizá la única novela del último medio siglo que ha encontrado un público entusiasta en prácticamente todos los países y todas las culturas del mundo. En ese sentido, en términos de su tema principal –el choque entre tradición y modernidad– y de su recepción, probablemente no sea exagerado asegurar que es la primera novela global en el mundo. SERIO, PERO POPULAR García Márquez es un escritor serio pero popular –como Dickens, Víctor Hugo o Hemingway– que vende millones de libros y cuya celebridad es comparable con la de deportistas, músicos, o estrellas de cine. En 1982 se convirtió en el ganador más popular del Premio Nobel de Literatura de los últimos tiempos. En América Latina, una región que nunca ha sido la misma desde que García Márquez se inventó la pequeña comunidad de Macondo, se le conoce en todas partes por su apodo, Gabo, como a Chaplin se le conocía como Charlie, o como a Pelé. Aunque es una de las cinco o seis personalidades latinoamericanas más conocidas del siglo veinte, nació en la ‘mitad de la nada’, en un pueblo de menos de diez mil habitantes, la mayoría de los cuales era analfabeta, con calles sin pavimentar, sin acueducto, y con un nombre, Aracataca (alias ‘Macondo’), que da risa a quien lo oye por primera vez. Y sin embargo se convirtió en un hombre adinerado, con siete casas en lugares glamorosos de cinco países diferentes. Ha podido exigir (o más comúnmente, rechazar) 50.000 dólares por una entrevista de media hora. Ha podido publicar sus artículos en prácticamente cualquier periódico del mundo y recibir grandes sumas de dinero por ellos. Como en el caso de Shakespeare, los títulos de sus libros aparecen de forma fantasmal en numerosos idiomas en los titulares de periódicos de todo el planeta (‘Cien horas de soledad’, ‘Crónica de una catástrofe anunciada’). Los ricos y famosos han buscado su aprobación y su amistad: Fidel Castro, François Mitterrand, Felipe González, Bill Clinton, la mayoría de los presidentes más recientes de Colombia, y muchas otras celebridades. Sin embargo, a pesar de su rutilante éxito literario, ha sido a través de su vida un defensor de causas benéficas, un constructor de empresas positivas, y un miembro de la izquierda progresista. GABITO Y SU ABUELO Durante sus primeros siete años de vida, Gabito se convirtió en el orgullo y la alegría de su abuelo, y el niño en cambio veía en Don Nicolás a su ídolo. A través de los ojos del anciano aprendió de la vida en general y de Aracataca en particular. De este aprendizaje le quedaron especialmente dos lecciones sobre hechos históricos que se convirtieron en mitos posteriormente en su vida y en su trabajo: la Guerra de los Mil Días, en la que su abuelo había tenido una responsabilidad heroica, y la masacre de los trabajadores en huelga de la United Fruit Company en Ciénaga por parte del Ejército colombiano en diciembre de 1928, que ocurrió cuando el niño tenía un año y medio de edad. Los dos eventos se convirtieron en puntos de referencia claves en su trabajo literario. Su excéntrica abuela también fue una fuerte influencia en su Adiós al maestro vida. Su forma de ver el mundo era una mezcla de folclor católico y superstición local, lo que le permitió a Gabito combinar la visión racional de Nicolás con la perspectiva mitológica de Tranquilina. Dos décadas más tarde, García Márquez volvería a crear Aracataca en ficción bajo el nombre Macondo, utilizando sus extraordinarias experiencias infantiles, para darle vida mágica a su representación de ese pequeño pueblo olvidado; y así nacería su personaje más famoso, el incorregible coronel Aureliano Buendía. Había empezado a escribir poesía en Zipaquirá, y en ese momento comenzó a escribir cuentos cortos, uno de los cuales, La tercera resignación, fue publicado en septiembre de ese año en El Espectador, uno de los principales periódicos de la capital. A los veinte años se convirtió de repente en una de las promesas literarias del país, una experiencia extraordinaria para un joven de un origen como el suyo, que además estaba pasando muchas dificultades para sostenerse en la fría e intimidante capital. A ‘La tercera resignación’ le siguieron otras historias, pero en 1948 el Bogotazo, esa insurrección extraordinaria que siguió al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el político más carismático de Colombia, terminó súbitamente con su estadía en Bogotá. Con ocasión de la partida del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, se publicó el perfil sobre él, en el Especial de la revista Semana, Edición de Colección, Abril de 2014. El artículo fue escrito por Gerald Martin, profesor británico especializado en Literatura Suramericana, biógrafo oficial del Nobel. Agradecimientos a la Revista Semana de Colombia de cuyo artículo hacemos un extracto. EL BOGOTAZO El Bogotazo dio origen a casi 20 años de guerra civil no declarada conocidos como La Violencia. Se cerró la universidad, y García Márquez volvió a la costa, a la antigua ciudad colonial de Cartagena, de una grandiosidad desvanecida. Cartagena resultó ser muy tradicional y conservadora para su gusto, y en 1950 se fue a vivir a Barranquilla, que en esa época era la ciudad más dinámica de Colombia, para trabajar en el periódico El Heraldo. Allí encontró un grupo literario que más tarde se llamó el Grupo de Barranquilla, que se convirtió en un sustrato estimulante y divertido para su desarrollo intelectual. Llevaba un tiempo trabajando en una novela titulada ‘La casa’ –que nunca terminó- pero desde ese momento comenzó a escribir una nueva obra que se llamaría La hojarasca. Era la historia de un hombre similar a su abuelo que se ve envuelto en un conflicto por un asunto moral con los habitantes del pequeño pueblo en el que vive (el pueblo se llama Macondo y está basado directamente en Aracataca); los otros personajes tienen un parecido innegable con García. Años después comenzó a trabajar en una obra que luego se llamaría La mala hora, pero la dejó a un lado para trabajar en una novela más específica que tituló El coronel no tiene quien le escriba, que terminó al final de ese año, pero que solo vio publicada en 1961. La novela, que se desarrolla en un pueblo sin nombre ligeramente basado en Sucre, se demoró muchos años en convertirse en el clásico que es hoy. OBRAS CONSUMADAS Más tarde comenzó a escribir lo que se convertiría en Cien Años de Soledad, una de las novelas más importantes del siglo XX y sin duda el libro más celebrado que se haya publicado en América Latina. Le tomó un año escribirlo trabajando a tiempo completo, mientras Mercedes, su señora, empeñaba la mayoría de las pertenencias de la familia. Al darse cuenta de que de ahí en adelante podría vivir de su escritura (uno de los primeros escritores latinoamericanos en hacerlo), García Márquez se fue con su familia a Barcelona, España, donde vivía su agente literario y donde la dictadura de Franco estaba en su década final. Un nuevo amigo, el novelista peruano Mario Vargas Llosa, lo siguió a esta ciudad poco tiempo después. Ahora convertido en celebridad, García Márquez comenzó a escribir su siguiente novela acerca de un anciano dictador latinoamericano. En 1975 se publicó El otoño del patriarca, con cientos de miles de lectores esperándolo impacientes. En 1981 ya había reconocido que su contribución debía ser más en 1982 el Premio Nobel de Literatura le ayudó a hacer esta transición. En 1989, al tiempo que empezaban a desarrollarse los acontecimientos que llevaron a la caída del Muro de Berlín, García Márquez publicó uno de sus libros más arriesgados y ambiciosos, una novela titulada El General en su Laberinto, acerca de los últimos meses del gran Libertador, Simón Bolívar, un líder latinoamericano aún más famoso e influyente que su amigo Fidel Castro. En 1992, para coincidir con las celebraciones del quinto centenario del ‘descubrimiento’ de América por España, publicó ‘Cuentos Peregrinos’, un compilado con un punto de vista irónico de la relación entre el Nuevo y el Viejo mundo. A este siguió en 1994 otra novela histórica sobre el amor, Del Amor y Otros Demonios, un drama sobre el romance entre una adolescente acusada de brujería y un sacerdote católico a finales del siglo XVIII en Cartagena. García Márquez, quien nunca tuvo mucha fe en que Colombia pudiera reformarse de la forma como México lo hizo, mucho menos hacer una revolución como Cuba, rompió el hábito de casi 40 años y escribió nuevamente una obra (como ‘La Mala Hora’ o ‘El coronel no tiene quien le escriba’) acerca de la situación contemporánea. Noticia de un Secuestro fue una especie de novela documental sobre la ola de secuestros políticos que barrió al país al comienzo de los años noventa y se convirtió en otro éxito internacional para su autor. LA NOSTALGIA EL MERCURIO G 7 iete [email protected] SANTIAGO DE CHILE JUEVES 17 DE JULIO DE 2014 El fallecido Premio Nobel colombiano dejó una huella imborrable en la literatura universal. sutil: publicó una nueva novela corta, Crónica de una Muerte Anunciada, aparentemente desprovista de militancia política, cuya primera edición vendió más ejemplares que cualquier otra novela en la historia y cuyo título aparece en titulares de noticias todos los días. Haber recibido En 1999 le diagnosticaron linfoma –ya había tenido un encuentro con el cáncer en 1992– y se retiró de la vida pública por casi tres años mientras se recuperaba de la enfermedad. Empezó a escribir una obra más nostálgica, inspirado en parte por el sentimiento de que su trayectoria vital estaba llegando a su fin, y en parte por su renuncia tácita al activismo político en una época de globalización postsocialista. Por décadas había hablado de escribir sus memorias y se concentró en el primer volumen, que tituló Vivir para contarla. La obra se convirtió en un best-seller internacional cuando fue publicada en 2002. Durante los años siguientes, García Márquez empezó a aparecer nuevamente en público, pero dejó de dar entrevistas a una prensa eternamente insaciable. Trabajó en la que parece ser su última novela, Memoria de mis putas tristes. AUTOR MUNDIAL En retrospectiva, podemos decir que Gabriel García Márquez tiene uno de los estilos literarios más rápidamente reconocidos y una de las identidades retóricas más coherentes de la historia de la literatura mundial. Pero también tiene algo aún más importante: un cuerpo de temas consistente, que ha explorado desde el comienzo de su trayectoria literaria, y que puede resumirse en dos palabras: poder y amor. Durante la primera mitad de su carrera –de La Hojarasca (1955) a El otoño del patriarca (1975)–, un García Márquez involucrado con la política se concentró en los temas del poder, la soledad y la muerte. Cada uno de estos temas, naturalmente, era el núcleo de un grupo de motivos relacionados, y de la misma forma, cada uno de ellos también encerraba a su opuesto: el poder sugería la vulnerabilidad, la victimización o la injusticia; la soledad insinuaba la comunidad, el socialismo o el amor; y la muerte insinuaba la vida, la creatividad o el arte. En la segunda mitad de su carrera –de Crónica de una muerte anunciada (1981) a Memorias de mis putas tristes (2004)–, un García Márquez menos político (o inclusive postpolítico), consciente de que el Premio Nobel de 1982 le daba al mismo tiempo más influencia y más responsabilidad, empezó a escribir obras que, al tiempo que exploraban los mismos temas, empezaban a investigar su lado ligero y optimista. Ningún otro escritor ha comunicado los elementos involucrados en esta ecuación existencial más efectivamente que García Márquez, razón por la cual lo leemos y por la cual, seguramente, lo leerán generaciones futuras mucho después de que la nuestra haya pasado su única oportunidad en la tierra. EL ARTÍCULO COMPLETO EN http://www.semana.com/especiales/gabriel-garcia-marquez/adios-al-maestro.html