pensamiento_y_cultura_ensayo

Anuncio
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA
PREPARATORIA GUASAVE DIURNA…
GUASAVE; SIN…01 DE MARZO DEL 2013
Integrantes:
Carlón Orta Yolanda
Rubio López Cecilia Itzamara
Espinoza Luque Yolidabey
Ortiz Ahumada Valeria
Soto Cruz Jesús María.
Cruz Verdugo Jennifer.
Lugo Inzunza Jesús Alondra.
Castro Camacho Paulina Judith
Gámez Valle Ana Karen
Salazar Camacho Astrid Lizet
ENSAYO
MASCARAS MEXICANAS
Octavio Paz.
Presentación…………………………………………………………1
Integrantes……………………………………………………………..2
Índice………………………………………………………………………2
Introducción…………………………………………………………..3
Desarrollo del ensayo……………………………………………..4
Conclusión grupal……………………………………………………5
Bibliografía………………………………………………………………6
MASCARAS MEXICANAS
Las mascaras tradicionales mexicanas tienen funciones rituales,
artísticas y religiosas.
Dado a que la mayoría de las poblaciones tienen santos patrones
verdaderos en un día especifico del año. Existen innumerables
festivales donde se emplean máscaras y que cambian las tradiciones
cristiana e indígena.
Estos festivales incluyen con frecuencia los desfiles y teatros en
madera, pintadas a mano y con ornamentos de ixtle, cuerda, cuernos,
dientes o animales.
En este ensayo de “MASCARAS MEXICANAS” de Octavio Paz, se
trata de mostrar de como es el hombre mexicano, en estos tiempos
era un hombre heredero de indio y español.
No se habla sobre la hombría del hombre, en que consiste no rajarse
no echarse para atrás.
Trata de explicar que un hombre que pasa a fingir es un traidor.
Con esto el mexicano toma la vida como una lucha ya que es un
constante combate demostrando su regionalidad.
Este tipo de personas son capaces de guardarse y guardar lo que se
confía.
Nuestras relaciones con los hombres también están teñidas de recelo.
Cada vez que el mexicano se confía a un amigo o a un conocido, cada
vez que se “abre” abdica. Y teme que el desprecio del confidente siga
su entrega.
Por eso la confidencia deshonra y es tan peligrosa para el que hace
como para el que lo escucha; no nos ahogamos en la fuente que nos
refleja, como Narciso, sino que cegamos. Nuestra cólera no se nutre
nada mas del temor de se utilizados por nuestros confidentes- temor
general a todos los hombres- sino de la vergüenza de haber
renunciado a nuestra soledad. El que se confía, se enajena: “me he
venido con fulano”, decimos cuando no confiamos a alguien que no lo
merece. Esto es, nos hemos “rajado”, alguien ha penetrado en el
castillo fuerte. La distancia entre el hombre y hombre, creadora del
mutuo respeto y la mutua seguridad, ha desaparecido. No solamente
estamos a mereced del intruso, sino que hemos abdicado.
Todas estas expresiones revelan que los mexicanos considera como
lucha, concepción que no distingue del resto de los hombres
modernos.
El “macho” es un ser hermético, encerrado en sí mismo, capaz de
guardarse y guardar lo que se confía.
La hombría se mide por la invulnerabilidad ante las armas enemigas o
ante los impactos de mundo exterior. El estoicismo es la más alta de
las nuestras virtudes guerreras y políticas. Nuestra historia está llena
de frases y episodios que revelan la indiferencia de nuestros héroes
ante el dolor o el peligro.
“Máscaras mexicanas” es un ensayo sobre el mexicano. Desentraña
muchas de las interrogantes que sobre el carácter y la personalidad
del mexicano se pueden hacer: el mexicano se oculta tras una
máscara y es en sí mismo una máscara “máscara el rostro y máscara
la sonrisa”, dice Paz que esto representa una defensa motivada por
las circunstancias hostiles del ambiente que lo ha rodeado y de los
acontecimientos históricos que lo marginaron y oprimieron durante
largo tiempo. Su carácter y personalidad están fuertemente
influenciados por las dos herencias culturales de México: la indígena y
la española. Esta influencia se conjuga en “nuestra predilección por la
ceremonia,
las
fórmulas
y
el
orden”.
El mexicano es un ser enigmático: se caracteriza por ser hermético
(esto como arma defensiva para repeler el ataque); este hermetismo
así como el recelo, la desconfianza y la reserva son resultado del duro
y hostil ambiente y del temor a la entrega “porque la confidencia
deshonra”. Es también un ser estoico que se manifiesta en su
“indiferencia ante el dolor o el peligro” y en su “sufrir con dignidad las
derrotas”. El mexicano –dice Paz-, tiene “predilección por la
ceremonia, las fórmulas y el orden”. El ser formal le proporciona el
orden y seguridad jurídica, social, religiosa y artística. El pudor
también es una característica suya, tiene “vergüenza ante la desnudez
propia o ajena” y la reserva es su “virtud más admirada”.
La mujer es definida por Paz como un ser inferior “por su naturaleza
sexual”, es un “ser oscuro, secreto. Nunca es ella misma. No tiene
deseos propios ni voluntad”. En nuestra opinión la mujer es vista como
negación. Es considerada como un instrumento, es un ser pasivo y
sólo es el “reflejo de la voluntad y querer masculinos”. Representa a la
vez todos los roles y estereotipos que la mujer puede asumir en su
vida en este tipo de sociedad: gran señora, diosas, prostituta y
amante, pero siempre le está negado el papel de mujer simplemente,
un ser humano que puede expresarse al margen de los estereotipos.
Mientras que su más grande virtud es el recato, su “centro de
atracción es su sexo”. De ahí se crea el mito de la “sufrida mujer
mexicana
como
compensación”.
Por lo anterior, el amor es visto por el mexicano como “falsedad y
mentira en las canciones populares, refranes y conductas cotidianas”.
El mexicano “concibe el amor como conquista y lucha”.
Esta característica que se define tan bien en el título de “Máscaras
mexicanas”, la de la mentira refleja la enorme inseguridad del
mexicano ya que –dice Paz-, “el mentiroso se miente a sí mismo.
Tiene miedo de sí mismo”. Mentir es un goce, un placer, pero también
motivo de ficción y fantasía de querer ser lo que no somos. Paz
menciona como origen del disimulo a la época colonial. Este disimulo,
a veces llega a ser en ocasiones extremas, mimetismo: “el indio se
funde con el paisaje”. El hermetismo del mexicano se manifiesta en
esta disimulación mimética. Por último, Paz concluye que todo esto
nos lleva a “ningunearnos” y que en el arte del “ninguneo” el mexicano
es un experto. La disimulación mimética es una forma de negar, de
disimular “la presencia de los demás” y esto equivale a “ningunearlos”.
Por último, aborda también, en forma general, el tema de la muerte, en
un aspecto que tiene que ver con el mimetismo y la disimulación,
características del mexicano. El mimetismo es también la inercia en un
espacio determinado, quizá por eso “el mexicano está fascinado por la
muerte, por la inercia en el espacio”.
Las máscaras tradicionales mexicanas tienen funciones rituales,
artísticas y religiosas. Dado que la mayoría de las poblaciones tienen
santos patronos venerados en un día específico del año, existen
innumerables festivales donde se emplean máscaras y que combinan
las tradiciones cristiana e indígena. Estos festivales incluyen con
frecuencia los desfiles y teatro callejero. Estas máscaras son talladas
en madera, pintadas a mano y con ornamentos de ixtle, cuerda,
cuernos o dientes animales.
Las máscaras fueron una herramienta central del teatro evangelizador
en la Nueva España, pero los indígenas las incorporaron a sus
tradiciones, haciendo de su fabricación un ejercicio escultórico mayor,
además de dotarlas de significados mágicos, satíricos, bélicos,
eróticos, didácticos. “Sorprende saber que estas hermosas máscaras escribe Víctor José Moya Rubio- salen de las manos de un simple
campesino, generalmente analfabeto, que labora en un taller que es
ante todo su habitación, hecha de muros de bajareque, techo de
palma y piso de tierra. A estos menesteres dedica el poco tiempo que
le permite el duro trabajo del campo que lo ocupa todo el día.”
En el Estado de Guerrero, se representan diversas danzas del "tigre",
en alusión al jaguar. Las representaciones cuentan la historia de la
cacería del felino que supuestamente devasta el ganado local. El
hacendado acude a su mayordomo para matarlo y éste, al no lograrlo,
acude a su vez al viejo lancero, al viejo arquero y, finalmente, al hábil
tirador. Algunos autores afirman que esta danza evocaba
originalmente en forma simbólica la victoria de los europeos sobre los
indígenas (considerados "salvajes" como el jaguar, su animal
venerado). En algunas poblaciones, la danza del tigre es acompañada
con el teponaztli, instrumento de origen mesoamericano.
El laberinto de la soledad parte de una opinión trágica e irrevocable:
en el ser mexicano está presente, aun después de muchas
generaciones, el hecho de que se trata de un pueblo surgido de una
violación. Dice Octavio Paz: "En todas sus dimensiones, de frente y de
perfil, en su pasado y en su presente, el mexicano resulta un ser
cargado de tradición que, acaso sin darse cuenta, actúa obedeciendo
a la voz de la raza..."
En esta obra, Octavio Paz realiza un análisis de la psicología y actuar
del mexicano a través de los etapas históricas más sobresalientes; la
conquista y la colonia, la reforma, la revolución y la época
contemporánea, señala que el mexicano, una vez consumada la
conquista, se encuentra huérfano, teniendo que volver a la naturaleza
para llenar ese vacío generado por la destrucción de sus dioses, sus
templos, su creencia; su ser. El mexicano no adopta al Dios traído por
los españoles, se deja adoptar por él.
Según el narrador y ensayista mexicano Enrique Serna (1959-), el
diagnóstico que hace en este libro Paz del mexicano "es duro y a
veces cruel, pero no pesimista, pues viene acompañado de un llamado
a la acción: 'La historia tiene la realidad atroz de una pesadilla; la
grandeza del hombre consiste en hacer obras hermosas y durables
con la sustancia real de esa pesadilla. O dicho de otro modo:
transfigurar la pesadilla en visión, liberarnos, así sea por un instante,
de la realidad disforme por medio de la creación.' En momentos de
baja autoestima, una lectura ontológica del Laberinto podría contribuir
a fomentar la apatía ciudadana, pues las dos actitudes que Paz
sometió a crítica, la del chingón y la del agachado, mantienen una
desoladora vigencia... El imperio de los chingones terminará cuando
los agachados dejen de admirarlos, pero mientras tanto ambos bandos
colaboran en la destrucción del país."
CONCLUCION
El autor Octavio paz en esta lectura nos plantea que es el
significado de “EL MEXICANO”, no se señala que aparece
como un encierro y se preserva: mascara, el rostro, marcara,
la sonrisa, esto es que el mexicano se esconde de su realidad
y esta plantado en su soledad y en su silencio mismo.
También nos platea que el mexicano siempre está lejos del
mundo y de sí mismo. Para este autor, todas estas
actividades, por diversas que sean sus raíces conforman el
carácter “cerrado” de nuestras reacciones frente al mundo o
frente a nuestros semejantes. Nos dice que nos ocultamos
detrás de esa mascara cuando mentimos por placer y
fantasía. Así como todos los pueblos imaginativos, pero
también para ocultarnos.
Descargar