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Pueblos afrodescendientes y derechos humanos:
Del reconocimiento a las acciones afirmativas
Una perspectiva jurídica, antropológica, sociológica e histórica
de los derechos humanos de los afrodescendientes en el Ecuador
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SERIE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS
NEOCONSTITUCIONALISMO Y SOCIEDAD
Pueblos afrodescendientes y derechos humanos:
Del reconocimiento a las acciones afirmativas
Una perspectiva jurídica, antropológica, sociológica e histórica de
los derechos humanos de los afrodescendientes en el Ecuador
Viviana Jeanneth Pila Avendaño, Jhon Antón Sánchez
y Danilo Caicedo Tapia
Editores
1 Primeras Afrodescendientes:Maquetación 1 16/09/11 18:43 Página iv
Johana Pesántez Benítez
Ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos
Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos
Av. Amazonas y Atahualpa
Edif. Anexo al ex Banco Popular
Tels.: (593-2) 2464 929 / 2464997 ext. 230
Fax: 2469914
Editores
Viviana Jeaaneth Pila Avendaño ([email protected]; [email protected])
Jhon Antón Sánchez ([email protected])
Danilo Caicedo Tapia ([email protected])
Equipo de Apoyo
Subsecretaría de Desarrollo Normativo del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos
Mercedes Amanda Cóndor Salazar ([email protected]; [email protected])
Byron Ernesto Villagómez Moncayo ([email protected])
Mirian Raquel Borja Borja ([email protected])
Tatiana Hidalgo Rueda ([email protected])
Olga Remache ([email protected])
Yolanda Pozo ([email protected])
Equipo de Apoyo de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas
para los Derechos Humanos
Guillermo Fernandez-Maldonado ([email protected])
Christel Drapier ([email protected])
Lieselotte Viaene ([email protected])
Corrección de estilo
Miguel Romero Flores ([email protected])
ISBN: 978-9942-07-047-0
Derechos de autor: 036512
Imprenta: V&M Gráficas (02 3201 171)
Quito, Ecuador
1ra. edición: agosto 2011
Las opiniones contenidas en este libro son de exclusiva responsabilidad de sus autores, por lo
tanto no representa necesariamente la posición del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos
y Cultos.
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Contenido
Presentación .......................................................................................................vii
Johana Pesántez Benítez, Ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos
Prólogo................................................................................................................ix
Viviana Jeanneth Pila Avendaño, Editora
Introducción .....................................................................................................xiii
Jhon Antón Sánchez, Editor
I. Perspectiva nacional
Informe sobre derechos humanos y afrodescendientes en Ecuador .....................3
Grupo de trabajo de expertos sobre afrodescendientes
del Alto Comisionado de Naciones Unidas
II. Diáspora africana y raza
Hilos descoloniales. Translocalizando los espacios de la diáspora africana ........35
Agustín Lao-Montes
Panorama general de los afrodescendientes .......................................................75
Jhon Antón Sánchez
III. Derechos humanos y discriminación
Apuntes para un análisis de la discriminación .................................................103
Gersán Joseph Garzón
Instrumentos internacionales de derechos humanos
y los afrodescendientes.....................................................................................129
Jhon Antón Sánchez
El sistema de administración de justicia penal
y los afroecuatorianos.......................................................................................167
Viviana Jeanneth Pila Avendaño
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IV. Acciones afirmativas y reparatorias
Acción afirmativa en perspectiva afrorreparativa .............................................197
Catherine Walsh
Las medidas de acción afirmativa o medidas especiales:
para reparar las injusticias históricas y la discriminación.................................243
Pastor Murillo
Acciones afirmativas para afrodescendientes:
¿un reconocimiento de justicia o redistribución de recursos?...........................283
Olivia Cortez
V. Pluralismo jurídico
Los sistemas regulatorios del pueblo afroecuatoriano
en la Constitución 2008.
¿Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes? ...............................................319
Gina Chávez
VI. Instrumentos internacionales
Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial,
la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia .........................................343
Convención Internacional sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial.................................................441
64/169. Año Internacional de los Afrodescendientes ......................................461
Nota biográfica de autoras y autores................................................................463
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Presentación
Johana Pesántez Benítez
Ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos
E
n el contexto de la Proclamación del año 2011 como Año Internacional
de los Afrodescendientes, resuelto por la Asamblea General de Naciones
Unidas el 19 de marzo del 2010, surge este nuevo aporte académico Pueblos
Afrodescendientes y Derechos Humanos: Del reconocimiento a las acciones
afirmativas, como un claro homenaje al pueblo afroecuatoriano y afrodescendiente de la región latinoamericana y del Ecuador en su lucha por alcanzar un mundo sin racismo, discriminación racial, xenofobia y otras formas
conexas de intolerancia que los afecta. De esta forma pretendemos fortalecer
las medidas nacionales y la cooperación regional e internacional en beneficio
de este colectivo.
Los pueblos afrodescendientes de América Latina y en especial el pueblo
afroecuatoriano gracias a inconmesurables esfuerzos han logrado un reconocimiento constitucional y legal; sin embargo, consideramos que aún el trabajo no ha culminado porque sigue siendo un reto arduo y constante por
alcanzar una sociedad más justa e igualitaria. Por esta razón consideramos
imprescindible el acompañamiento en la lucha y la generación de doctrina
jurídica, sociológica y antropológica que sostenga y persuada de la obligación
que tienen los estados y sobre todo nuestro país, como estado constitucional
de derechos y justicia, satisfacer derechos colectivos previstos en el ordenamiento constitucional que persigue la eliminación de la brecha existente
entre el reconocimiento de dichos derechos y su efectiva aplicación.
Ecuador como país plurinacional e intercultural reconoce y reivindica la
diversidad étnica y se encuentra en la lucha por el posicionamiento y fortalecimiento de los sectores vulnerables, lo cual, sin duda, es un trabajo duro
y constante en favor de visibilizar el respeto a las identidades, el derecho a
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J OHANA P ESÁNTEZ B ENÍTEZ
la igualdad y participación ciudadana como base fundamental para la creación de relaciones de confianza política que construyan una comunicación
armónica.
Es así, que los núcleos familiares de ascendencia africana que conforman
el pueblo afroecuatoriano se encuentran presentes en todo el territorio nacional, con una historia en común y como base de su existencia según sus propios patrones culturales ancestrales, instituciones sociales y sistemas legales;
y el Estado ecuatoriano como país plurinacional e intercultural tiene el deber
fundamental de preservar, fortalecer, desarrollar y transmitir a las futuras
generaciones este acervo cultural.
En este marco, la presente obra constituye el resultado de un acercamiento investigativo en el que reunimos a exponentes de varios países que
entregan una contribución y reflexión de problemas comunes de los afrodescendientes en América Latina. Por lo tanto, ofrece un panorama sobre las
poblaciones de origen africano en la construcción de sociedades mestizas.
Finalmente, es valioso señalar que los autores de esta obra tienen un
común denominador que nosotros como Ministerio de Justicia, Derechos
Humanos y Cultos compartimos, y es precisamente el compromiso serio y
firme con los derechos y la plena vigencia de los derechos humanos.
Por ello, es preciso agradecer a todas las personas que han participado en
esta obra, quienes desinteresadamente comprometieron sus aportes he hicieron posible su existencia.
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Prólogo
Viviana Jeanneth Pila Avendaño
E
l presente volumen recoge una selección de trabajos realizados por
investigadoras e investigadores en torno a los pueblos afrodescendientes
de América Latina. La intención del libro es de rendir un merecido homenaje al pueblo afroecuatoriano al declararse este año 2011, como el Año
Internacional de los Afrodescendientes, lo cual sin duda constituye una
oportunidad para concienciar de las injusticias históricas de las que fueron
sujeto, además de evidenciar la necesidad de pasar del reconocimiento histórico y cultural a las acciones afirmativas para promover la igualdad económica y social en la patria incluyente por la que trabajamos.
De esta forma, el libro inicia con la presentación del panorama general
de la situación de los pueblos afroecuatorianos, se describe la posición en que
se encuentran y las situaciones que los exponen a la discriminación, así como
las medidas adoptadas a distintos niveles en pro de su bienestar, esto se logra
a través de la presentación Informe sobre derechos humanos y afrodescendientes
realizado por el Grupo de Trabajo de Expertos sobre Afrodescendientes del
Alto Comisionado de Naciones Unidas.
Seguidamente, Agustín Lao-Montes en Hilos descoloniales. Trans-localizando los espacios de la diáspora africana desarrolla un argumento teórico y
metodológico sobre cómo analizar y transformar la modernidad capitalista
a partir de una conceptualización de la diáspora africana, además establece
un diálogo político epistémico entre el feminismo de las mujeres afrodescendientes con la teoría y la crítica de la modernidad a partir del concepto
de colonialidad del poder.
El trabajo de Jhon Antón Panorama general de los afrodescendientes ofrece un breve análisis de las condiciones históricas, sociales y políticas más
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V IVIANA J EANNETH P ILA AVENDAÑO
relevantes de los afrodescendientes en América Latina y el Caribe. Así también nos brinda aspectos sobresalientes de su presencia histórica, condiciones sociodemográficas y causas del racismo estructural y del contexto político, jurídico e institucional. Argumenta que los afrodescendientes en las
Américas son la expresión de una nueva cultura forjada bajo cosmovisiones,
matices y condiciones muy diferentes a otros pueblos como los indígenas y
mestizos. El autor defiende que la cultura afrodescendiente obedece a un
proceso histórico de larga duración mediado por circunstancias propias de
la negación de derechos ciudadanos por más de medio milenio, en el cual
fueron sujetos de actitudes estigmatizantes, enfrentando desigualdad y la
pobreza como obstáculos para un desarrollo integral.
Por su parte, Gersán Joseph Garzón en el ensayo Apuntes para un análisis de la discriminación nos presenta un análisis del fenómeno constituido
por el racismo, la discriminación racial y la exclusión de la población afrodescendiente y el impacto ocasionado históricamente sobre esta población.
Para el autor, esta realidad debe ser superada pues constituye un vacío en el
sistema democrático.
En el análisis del marco internacional de los derechos humanos y los
afrodescendientes, Jhon Antón, en el ensayo Instrumentos internacionales de
derechos humanos y los afrodescendientes, nos enfatiza sobre la carencia de un
reconocimiento explícito en cuanto pueblo afrodescendiente como categoría
jurídica. Y se convence de que esta falta de reconocimiento en el escenario
jurídico internacional obstaculiza el desarrollo normativo adecuado y específico sobre la realidad sociocultural de los descendientes de africanos en las
Américas. Sin embargo, para él y pese a estas dificultades, los afrodescendientes, han logrado conquistas importantes dentro de las demandas de reconocimiento de sus derechos humanos, bien como sujetos individuales, expuestos a situaciones estructurales de desigualdad y de negación de derechos ciudadanos, o bien como colectividad capaz de fundamentar bajo principios
antropológicos y sociológicos su autodeterminación como pueblo.
Este bloque de ensayos, se lo hace con El Sistema de Administración de
Justicia Penal y los Afrocuatorianos, en donde analizo el problema estructural
de la discriminación étnica que convierte a la población afroecuatoriana en víctimas del sistema penal a través de la manifestacón real de estereotipos y discrímenes por su condición étnica que impiden un real acceso a la justicia.
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P RÓLOGO
A continuación nos adentramos en las acciones afirmativas y reparatorias con Catherine Walsh en el aporte académico titulado como Acción afirmativa en perspectiva afrorreparativa, quien parte de la perspectiva (afro)
reparativa y pretende contribuir a su desarrollo y conceptualización además
de su concreción en las políticas del Estado. De tal forma, parte del análisis
de la condición diferencial de los afroecuatorianos para lograr una comprensión de la acción afirmativa en el contexto ecuatoriano.
Inmediatamente avanza Pastor Murillo con Medidas de acción afirmativa
o medidas especiales: para reparar las injusticias históricas y la discriminación.
Este trabajo inicia por la conceptualización de las medidas de acción afirmativa o medidas especiales y las define como el conjunto de acciones legislativas y administrativas de carácter temporal a fin de remediar desventajas o
exclusión de un grupo humano. Continúa con un análisis de las opiniones a
favor y en contra de estas medidas para concluir señalando que son un mecanismo dirigido a corregir prácticas sociales que generan condiciones de inequidad y no una medida de paternalismo estatal. Prosigue con los fundamentos jurídicos y argumentos de legitimidad de las medidas de acción afirmativa y finalmente termina señalando las iniciativas relevantes que marcan
hitos para el avance y desarrollo de la población afrodescendiente.
Seguidamente, Olivia Cortez Bonilla analiza las realidades socioeconómicas, políticas y culturales de los afroecuatorianos para fundamentar la
pertinencia de las acciones afirmativas como estrategia política del estado
ecuatoriano en respuesta a las demandas de igualdad de opotunidades del
grupo étnico afroecuatoriano.
Cierra esta gama de interesantes ensayos académicos, Gina Chávez
Vallejo, con Los sistemas regulatorios del pueblo afroecuatoriano en la
Constitución del 2008. ¿Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes?, contribución académica en la que analiza el pluralismo jurídico y sostiene que éste
no se agota en su formulación constitucional, sino por el contrario, responde a otras expresiones fácticas, siendo formas jurídicas subordinadas que
conviven y disputan la producción y eficacia del derecho hegemónico.
La última parte del libro corresponde a dos instrumentos internacionales que son relevantes en la temática y que proponen medidas concretas para
combatir el racismo, la discrminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.
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V IVIANA J EANNETH P ILA AVENDAÑO
Finalmente, invitamos a investigar en el cd que se adjunta a esta publicación, pues en éste se hace una valiosa compilación de los instrumentos
internacionales más importantes y otros documentos de gran valía y que
fueron seleccionados minuciosamente por la Oficina del Alto Comisionado
de Naciones Unidas como una herramienta didáctica que ayude a la mejor
comprensión y profundización de la materia.
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Introducción
Jhon Antón Sánchez
Afrodescendientes y derechos humanos
Se entiende por “afrodescendiente” a todos los pueblos y personas descendientes de la diáspora africana en el mundo. Se trata de un concepto de connotaciones sociológicas que “se refiere a las distintas culturas “negras” o
“afroamericanas” que emergieron de los descendientes de africanos, las cuales sobrevivieron a la trata o al comercio esclavista que se dio en el Atlántico
desde el siglo XVI hasta el XIX” (Antón, 2007). Diríamos que el término
significa una ruptura epistemológica con el pasado colonizador que denotó
e impuso el epíteto de “negro” a los esclavizados africanos y sus herederos.
En general, “afrodescendientes” hace parte de los procesos de politización
de la identidad étnica de los afroamericanos en el nuevo derrotero cultural
de la modernidad alternativa en la región.
El concepto de afrodescendiente es usado hoy en día como una nueva
forma de expresión identitaria de las poblaciones de la diáspora africana en
América. Esto podría incluir las recientes comunidades africanas migrantes
a países como Argentina, tal es el caso de la comunidad caboverdiana, aunque podrían ser más bien “africanos-descendientes.
El uso de afrodescendiente comenzó a tomar fuerza política en el año
2000, cuando las organizaciones sociales de la diáspora africana se movilizaron en torno a la preparación de la III Cumbre Mundial contra el racismo.
De acuerdo con Romero Rodríguez (2004), en Santiago de Chile, donde se
realizó la conferencia regional preparatoria, “entramos negros y salimos afrodescendientes”. Pero habría que anotar que antes de usar políticamente este
concepto, ya muchos años atrás, incluso desde los años sesenta, en países
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
como Ecuador y Colombia se utilizaba el concepto de “afroamericano” o
“afroecuatoriano” o “afrocolombiano”, con igual carga política y cultural que
aludía a los descendientes de africanos que desde la trata esclavista habían
nacido en América y sus posteriores estados nacionales.
En suma, cuando hablamos de “afrodescendientes” se hace referencia a
una manera concreta de politización de la identidad de la diáspora africana
y a la construcción autodeterminada como pueblo. Por tanto, se entiende
por “afrodescendiente” a todos los pueblos y personas descendientes de la
diáspora africana en el mundo. En América Latina y el Caribe el concepto
“se refiere a las distintas culturas “negras” o “afroamericanas” que emergieron de los descendientes de africanos, las cuales sobrevivieron a la trata o al
comercio esclavista que se dio en el Atlántico desde el siglo XVI hasta el
XIX” (Antón y Del Popolo, 2008).
Pese a que todavía no existe un consolidado demográfico, varias fuentes
institucionales estiman que en Latinoamérica y el Caribe los afrodescendientes alcanzan los 200 o 150 millones de personas, lo que representaría casi el
30 % de total regional (Bello y Hopenhayn, 2001). Otras cifras más conservadoras hablan de 80,4 millones, lo que representa un total de 15,6 % de la
población de la región (Consulta Interagencial Sobre Afrolatinoamericanos,
2003). Los datos de la ronda censal del 2000 para 8 países de la región, recogidos por Fabiana del Popolo (2008), demuestran que la población afrodescendiente alcanza los 84,9 millones, lo que representa el 32,8 % del conjunto
de dichas naciones.
Los afrodescendientes están dispersos en todos los países de la región.
Según las fuentes censales, en ciertos países como Brasil, Colombia, Cuba y
Panamá alcanzan una población significativa entre el 51 % y el 10 %. En
Ecuador, Perú, Venezuela, Uruguay alcanzan entre el 3 y el 6 %; en cambio
en Bolivia, Honduras y Chile son una minoría que no supera el 1,7 %
(UNICEF-Mundo Afro, 2007).
Los afrodescendientes en América Latina y el Caribe se han autodeterminado como un “pueblo” compuesto por comunidades que comparten
características étnicas y culturales comunes1, bien sean estas continuas o dis1 En Ecuador los afrodescendientes son reconocidos constitucionalmente como “pueblos”. En el
artículo 83 de la Constitución Política de 1998 se les denomina “los pueblos negros o afroecuatorianos”. Esta condición fue mantenida en la actual Constitución del 2008 (art. 56).
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I NTRODUCCIÓN
continuas (Bastides, 1969). Esta condición política y sociológica les ha permitido conquistar reivindicaciones colectivas sustentadas dentro de varios
instrumentos jurídicos internacionales vinculantes con los países en los cuales son ciudadanos.
Además de compartir una cultura, identidad y reivindicaciones políticas,
los afrodescendientes en la región han construido una historia enmarcada en
procesos de larga duración cuyas características centrales han sido la esclavización, la colonización, la discriminación y la exclusión (Antón, 2010).
Producto de estas circunstancias, los hijos de la diáspora africana en las
Américas han sufrido una serie de privaciones en el alcance de sus derechos
humanos, en especial los derechos económicos sociales y culturales. De allí
que la pobreza, la desigualdad socioeconómica y la marginalidad se conviertan en una condición oprobiosa compartida. Todo este fenómeno es conocido
como “racismo estructural”, quizás el principal desafío que los afrodescendientes deben superar para alcanzar un adecuado desarrollo humano.
Sobre esa base, este libro se propone analizar el contexto de los derechos
humanos y los afrodescendientes en América Latina, al menos en los países
de habla hispana de una manera general. Se trata de conocer en forma precisa las barreras que impiden la satisfacción de tales derechos de la población afrodescendiente. Igualmente se busca presentar un marco analítico
que oriente a los Estados en implementar medidas institucionales o de políticas públicas que permitan garantizar los derechos humanos a los afrodescendientes.
Desde los años noventa en países como Colombia, Ecuador, Venezuela,
Costa Rica, Honduras, Panamá, Uruguay, Perú y Brasil, los afrodescendientes, como sociedad civil, han logrado un salto importante en la esfera pública. Sus manifestaciones y acciones colectivas acerca de una serie de derechos
ciudadanos han logrado convertirse en políticas públicas capaces de aportar
a la transformación de la cultura política excluyente y racista que caracteriza
a la región. Se trata, además, de propuestas, demandas y reivindicaciones
que se enmarcan dentro de los paradigmas de la teoría de las políticas multiculturales aplicadas en las democracias liberales y modernas (Wade, 2000).
Esas propuestas obligan una reflexión sobre el modelo de democracia y
de nación que los afrodescendientes imaginan, el tipo de ciudadanía que
pretenden ejercer y las demandas de políticas culturales y de acción afirma-
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
tivas exigidas en el marco de una estrategia de inclusión. La inclusión social
que se interpreta como una estrategia global de ruptura con los siglos de
exclusión social, económica, política y cultural, determinada por el período
de la esclavitud y que luego fue prolongado por el sistema del racismo y la
discriminación (García J., 2001).
Las movilizaciones de los afrodescendientes con respecto a la inclusión
ciudadana en los entornos democráticos multiculturales, se desarrolla en
medio de un contexto de desafíos que van desde la discriminación étnica y
racial hasta la desigualdad socioeconómica, pobreza y marginalidad.
Factores que se han convertido en obstáculos verdaderos para el desarrollo
y el goce pleno de sus derechos sociales, económicos y culturales.
La movilización afrodescendiente
en contra del racismo y la exclusión
En América Latina la pobreza y la desigualdad de los afrodescendientes
toman una dimensión estructural demarcada, no solo en el contexto de
exclusión social sino en el racismo, la discriminación racial y la negación de
las identidades étnicas y raciales.
Este fenómeno ya ha sido ampliamente estudiado por Peter Wade
(2000, 129), quien considera que en América Latina, justamente la cuestión
de raza y clase, o de etnicidad o colonialismo interno, ha suscitado movimientos sociales de resistencia y de continuidad cultural por parte de afrodescendientes e indígenas, quienes desde sus organizaciones y mediante distintas
acciones colectivas han interpelado al Estado, demandando la aplicación de
políticas multiculturales de reconocimiento.
Frente a este agudo panorama, en América Latina, desde finales de los
ochenta y durante los años noventa, los afrodescendientes han implementado importantes movilizaciones sociales. Los casos de Colombia y
Ecuador, por mencionar solo dos, son ejemplares, donde se han alcanzado
reivindicaciones que buscan orientar las políticas públicas al contexto de los
estados multiculturales.
¿Cuál ha sido entonces el resultado de las movilizaciones ciudadanas
afrodescendientes en América Latina? Durante los últimos 16 años es nota-
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I NTRODUCCIÓN
ble que en materia de legislación, medidas de acción afirmativa y de políticas públicas, la ciudadanía afrodescendiente haya alcanzado buenos logros.
Se trata de instrumentos legales orientados a garantizar la inclusión política
y los derechos de las ciudadanías diferenciadas. Un paso necesario en la
lucha por la igualdad y la instauración de una democracia incluyente y multicultural no tendría éxito (Murillo, 2010).
Muchos países, entre ellos Brasil, Ecuador y Colombia, han adoptado
bases jurídicas necesarias y han modificado sus constituciones para incluir
referencias más claras al carácter multiétnico o pluricultural del Estado.
(PNUD, 2010).
En el plano internacional la situación es alentadora. La acción transnacional de los nuevos movimientos sociales ha logrado incidencia en organismos multilaterales como Naciones Unidas o la Organización de Estados
Americanos (OEA) buscando un marco que le dé un tratamiento más global a la discriminación y el multiculturalismo (0EA, 2010). Por ejemplo, la
mayoría de los países han firmado la Convención Internacional contra la
Eliminación de la Discriminación Racial (CERD). Sin embargo, en los últimos 40 años el índice de éxito de su aplicación ha sido variable.
Recientemente, la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la
Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia
celebrada en Durban, Sudáfrica, en 2001, creó las condiciones para una
nueva serie de iniciativas orientadas al logro de la igualdad racial. Producto
de esta Conferencia se aprobó la Declaración Mundial contra el Racismo y
el Plan de Acción contra el Racismo. Hoy a diez años de su aprobación, las
organizaciones continentales de afrodescendientes desarrollan el proceso de
evaluación del impacto de tales medidas. En abril de 2009, en la ciudad de
Ginebra los Estados nacionales evaluaron en Naciones Unidas el impacto de
Durban. A raíz de esta evaluación poco satisfactoria las organizaciones realizaron varias demandas puntuales y estratégicas para revivir el mandato de
Durban. Producto de todo esto las Naciones Unidas declararon el 2011
como año internacional afrodescendiente.
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
El impacto de los instrumentos internacionales
y nacionales de derechos humanos a favor de los
afrodescendientes en los estados nacionales
Del análisis atento se desprende que en materia de legislación, de medidas
de acción afirmativas y de políticas públicas, la ciudadanía afrodescendiente
ha tenido logros significativos. En Colombia, además de la ley 70 de 1993
o ley de comunidades negras, se han aprobado decretos reglamentarios de
la titulación de tierras colectivas para comunidades afrocolombianas del
Pacífico. En Ecuador, en el 2006, el Congreso aprobó una ley de derechos
colectivos del pueblo afrocolombiano, en el 2009 el gobierno nacional
aprobó un decreto que institucionaliza un plan plurinacional contra el
racismo y la discriminación. En el 2009, en el Perú el gobierno firma una
resolución de perdón histórico a los afroperuanos por el crimen de lesa
humanidad que significó la esclavización; en años recientes en Brasil se han
aprobado varias acciones legislativas sobre políticas públicas para afrobrasileros, incluyendo un Ministerio de Igualdad Racial. Pero es evidente que las
leyes no son suficientes, pues estos instrumentos legales aún no logran
garantizar la inclusión política y los derechos de las ciudadanías diferenciadas, la lucha por la igualdad y la instauración de una democracia incluyente
y multicultural, por tanto los balances de la efectividad de las políticas
públicas no resultan ser satisfactorios en el sentido de que sean suficientes
para garantizar la inclusión ciudadana de estas comunidades afrodescendientes en las sociedades modernas y en estos estados liberales.
Desde la apreciación de Peter Wade, estas estrategias de inclusión y
reconocimiento hacen parte de una celebración posmoderna de la diversidad,
lo que podría llamarse un nacionalismo posmoderno que define a la nación en
términos de multiculturalidad. Y desde de la perspectiva de Amartya Sen
(2004), se trata de medidas que los estados nacionales deben trazar para
contrarrestar los efectos de dominación cultural y de poder que un grupo
social podría generar contra otros dentro de las diferenciaciones y encuentros asimétricos culturales que determina la globalización.
En efecto, Sen considera que en el juego de las interrelaciones culturales
de la modernidad se corre el riesgo de las asimetrías culturales, de la intolerancia y del irrespeto a la diversidad y la libertad cultural de los ciudadanos.
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I NTRODUCCIÓN
Por ello propone la necesidad de que las democracias propicien el respeto por
la diversidad y la creación de sociedades más incluyentes mediante la adopción
de políticas que reconozcan en forma explícita las diferencias culturales, es decir:
políticas multiculturales…
De modo que la propuesta de analizar el impacto de los instrumentos
nacionales e internacionales de derechos humanos a favor de los afrodescendientes debe pasar por la política pública de los estados nacionales hacia el
desarrollo de estas comunidades. Esto implica hacer una reflexión académica sobre el modelo de democracia multicultural que se busca que desde un
Estado ideal se ofrezcan mecanismos eficaces para que los grupos culturalmente diversos y racializados se sientan incluidos y compartan el beneficio
de los derechos culturales que les merecen.
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1 Primeras Afrodescendientes:Maquetación 1 16/09/11 18:43 Página xxi
I
Perspectiva nacional
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2 Informe Naciones Unidas:Layout 1 16/09/11 18:46 Página 3
Informe del Grupo de Trabajo de Expertos
de Naciones Unidas sobre los Afrodescendientes
Asamblea General Distr. general de 6 de enero de 2010. Consejo de Derechos
Humanos, 13º período de sesiones. Tema 9 de la agenda: Racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia; seguimiento y aplicación
de la Declaración y Programa de Acción de Durban.
Visita al Ecuador (22 a 26 de junio de 2009).
Resumen
Por invitación del Gobierno del Ecuador, el Grupo de Trabajo de Expertos
sobre los Afrodescendientes realizó una misión oficial al país los días 22 a 26
de junio de 2009. En el presente informe, el Grupo de Trabajo examina la
situación general de los afrodescendientes en el Ecuador, describe la posición
en que se encuentran los afrodescendientes y las situaciones que los exponen
a la discriminación, y explica las medidas adoptadas a distintos niveles en
pro de su bienestar. El informe concluye con una serie de recomendaciones
que el Grupo de Trabajo formula en el entendimiento de que, de aplicarse,
producirán mejoras tangibles en la situación de los afrodescendientes en el
Ecuador.
Durante su visita al Ecuador, el Grupo de Trabajo constató que los problemas con que se enfrentaban los afrodescendientes en el país estaban principalmente relacionados con la falta de acceso a servicios básicos como una
vivienda adecuada, la atención de la salud y la educación, unos niveles desproporcionadamente altos de desempleo y de representación en los centros de detención, una valoración insuficiente de su contribución a la identidad nacional
y su representación negativa en los medios de comunicación. El Grupo de Trabajo atribuye esos problemas, en gran parte, al racismo estructural que existe
3
2 Informe Naciones Unidas:Layout 1 16/09/11 18:46 Página 4
N ACIONES U NIDAS
como consecuencia del pasado colonial del Ecuador, que sigue influyendo en
su psique colectiva.
En ese sentido, el Grupo de Trabajo agradece al Gobierno del Ecuador
que se muestre abierto, sea consciente de los problemas existentes y esté determinado a superarlos con programas innovadores e iniciativas legislativas.
El Grupo de Trabajo valora particularmente la nueva Constitución aprobada
en 2008, que permitirá realizar avances en la protección y promoción de los
derechos humanos de todos los grupos vulnerables, incluidos los afrodescendientes. Algunos elementos, como el reconocimiento y la protección de los
derechos colectivos de los afrodescendientes, son iniciativas con visión de futuro que contribuirán en gran medida a reparar las injusticias históricas y la
exclusión de ese sector de la sociedad.
El Grupo de Trabajo elogia la creación de la Corporación de Desarrollo
Afroecuatoriano (CODAE) y la labor que ha venido realizando de asesorar
al Gobierno en lo relativo a las políticas destinadas a la población afrodescendiente del Ecuador. Los expertos confían en que la nueva institución que
la sustituya, de conformidad con la amplia reestructuración institucional introducida con la aprobación de la nueva Constitución de 2008, seguirá orientando eficazmente al Gobierno para superar los problemas que enfrentan los
afroecuatorianos, asegurar su participación en pie de igualdad en todos los
aspectos de la sociedad y promover el desarrollo económico del país.
El Grupo de Trabajo toma nota de la ingente cantidad de recursos que
el Gobierno ha invertido en los servicios sociales en los dos últimos años para
ayudar, en particular, a los sectores más pobres de la sociedad y estima que
esa iniciativa beneficiará de manera sostenida a muchos afrodescendientes.
Sin embargo, los expertos indican que también es necesario realizar inversiones dirigidas específicamente a las comunidades afrodescendientes para
aliviar el grave déficit de servicios fundamentales que soportan algunas de
ellas.
El Grupo de Trabajo acoge con satisfacción las medidas incluidas en el
Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 que tienen por objeto fomentar el
desarrollo institucional de las organizaciones afroecuatorianas, promover la
integración de la población afrodescendiente mediante, entre otras cosas, la
introducción de cupos en las instituciones del Estado, y mejorar la situación
de las afroecuatorianas. Los expertos alientan al Gobierno a que redoble sus
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esfuerzos para que se apliquen efectivamente todas las medidas contempladas
en el Plan Nacional de Desarrollo en beneficio de la población afroecuatoriana.
Las medidas concretas recomendadas por el Grupo de Trabajo comprenden la adopción de leyes específicas de lucha contra la discriminación; la creación de una campaña nacional para promover el multiculturalismo y el
respeto de la dignidad de los afroecuatorianos; la adopción de medidas para
reducir la brecha educativa existente entre los afroecuatorianos y el resto de
la población; la introducción de la etnoeducación para los afrodescendientes;
el fortalecimiento de la sociedad civil afroecuatoriana; la adopción de medidas para eliminar el racismo y la discriminación en los medios de comunicación; la continuación de las iniciativas para fomentar la participación de los
afrodescendientes en la administración pública; el establecimiento de un centro de estudios afroecuatorianos; un mayor desarrollo de los servicios de asistencia jurídica gratuita; el establecimiento de una subdivisión de la
Defensoría del Pueblo dedicada a las cuestiones relacionadas con los afrodescendientes; y la creación de programas especiales para promover la educación de las afrodescendientes.
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Índice
Párrafos
I. Introducción
II. Contexto de los afrodescendientes en el Ecuador
A. Situación general
B. Marco para la protección de los derechos humanos
de los afrodescendientes
III. Los afrodescendientes en el Ecuador: generalidades
A. Participación de los afrodescendientes en todos los
aspectos políticos, económicos, sociales y culturales
de la sociedad y en la promoción y el desarrollo
económico del país
B. Políticas para la integración de los afrodescendientes
C. Medidas para promover un conocimiento y respeto
mayores del patrimonio
y la cultura de los afrodescendientes
D. La violencia y los afrodescendientes
E. Perspectiva de género
IV. Conclusiones y recomendaciones
I.
1–4
5–17
5–11
12–17
18–50
18–37
38–40
41–43
44–47
48–50
51–82
Introducción
1.
Teniendo en cuenta su condición de procedimiento especial de la
antigua Comisión de Derechos Humanos, el Grupo de Trabajo de Expertos
sobre los Afrodescendientes decidió, en su cuarto período de sesiones, realizar
visitas a los países como medio de cumplimiento efectivo de su mandato. El
Grupo de Trabajo consideró que esas visitas facilitaban la comprensión en
profundidad de la situación de los afrodescendientes en las distintas regiones
del mundo1.
1
Véase E/CN.4/2005/21, párr. 98.
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2.
Por invitación del Gobierno del Ecuador, el Grupo de Trabajo realizó
una visita a ese país los días 22 a 26 de junio de 2009. La delegación, encabezada por Joe Frans, Presidente del Grupo de Trabajo, también incluyó a la
experta Mirjana Najcevska. Durante su misión, los expertos visitaron Quito,
Guayaquil, Chota y San Lorenzo.
3.
En Quito, el Grupo de Trabajo se reunió con el Director General de
Derechos Humanos y Asuntos Sociales del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Viceministro de Coordinación de Seguridad Interna y Externa, el
Director Ejecutivo de la CODAE, el Presidente de la Asamblea Nacional, el
Ministro de Justicia y Derechos Humanos, un asesor sobre asuntos interculturales del Ministerio Coordinador de Patrimonio Natural y Cultural, el Subsecretario de Análisis, Información y Registro Social del Ministerio de
Coordinación de Desarrollo Social, el Subsecretario y otros funcionarios de
la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, el Fiscal General del
Ecuador, el Director del Programa de Desarrollo Afroecuatoriano de la Dirección Metropolitana de Inclusión Social de Quito, el Presidente de la Corte
Nacional de Justicia, el Defensor del Pueblo Nacional y la Ministra de Inclusión Económica y Social. También se reunió con representantes de organismos de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales,
organizaciones no gubernamentales (ONG), personal académico y miembros
de las comunidades afroecuatorianas de Guayaquil, Chota y San Lorenzo.
En San Lorenzo visitó también una escuela primaria en la que predominaban
los estudiantes afroecuatorianos.
4.
Los expertos agradecen al Gobierno del Ecuador por su invitación y
su ayuda y asistencia antes y durante su visita al país. También agradecen a
los representantes de las organizaciones internacionales, ONG, el personal
académico y los afrodescendientes con quienes se reunieron durante su misión. En el presente informe, los expertos examinan la situación de los afrodescendientes que viven en el Ecuador. Describen los hechos que observaron
y la información que recibieron durante su visita.
7
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II.
Contexto de los afrodescendientes en el Ecuador
A.
Situación general
5.
Los antepasados africanos de los afroecuatorianos comenzaron a llegar al Ecuador como consecuencia de la trata de esclavos y la consiguiente
diáspora africana en América que comenzó en el siglo XVI. Su marginación
durante el período de la esclavitud excluía toda posibilidad de ascenso social
o integración en la población general. La esclavitud fue abolida en el Ecuador
en 1851 y los esclavos fueron liberados progresivamente durante los cinco
años siguientes. Sin embargo, la emancipación de los afroecuatorianos no
supuso que obtuvieran acceso inmediato a los derechos políticos, económicos
o de propiedad. Para ello, durante los siglos XX y XXI se organizaron diversos
movimientos con el objetivo de conceder derechos a la población afroecuatoriana, pero aún no se ha cumplido el objetivo de que ese grupo de población disfrute plenamente de todos los derechos en igualdad de condiciones
con el grupo de la cultura mayoritaria del Ecuador.
6.
En la actualidad hay afrodescendientes en todo el Ecuador, pero son
más numerosos en ciertas regiones. En la provincia noroccidental de Esmeraldas, el 39,9 % de la población es afrodescendiente. El censo nacional de
2001 estimó la población afroecuatoriana en el 4,97 % de la población nacional y, cinco años después, la Encuesta de Condiciones de Vida en el Ecuador fijó esa cifra en el 5,7 %. Esta última encuesta constató que el nivel de
vida de los afrodescendientes era inferior al promedio nacional y que ese
grupo enfrentaba múltiples problemas en las esferas de la vivienda, la educación, la salud y otros servicios fundamentales. Por ejemplo, los ingresos medios mensuales de los hogares en el Ecuador son de unos 522 dólares de los
EE.UU., mientras que los de los hogares afroecuatorianos se elevan a 400
dólares. Los ingresos medios mensuales personales de los afroecuatorianos
ascienden a 210,80 dólares, mientras que los de la población blanca se elevan
a 316,60 dólares y el promedio nacional es de 268 dólares. Por otra parte,
según la encuesta, mientras que el 12,9 % de los ecuatorianos viven por debajo del umbral de la extrema pobreza, esa cifra se sitúa en el 13,7 % para
los afroecuatorianos.
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7.
En el ámbito de la educación, las tasas de asistencia muestran que
los afroecuatorianos estudian, en promedio, menos años que los blancos.
Según la encuesta de 2006, el 12,63 % de los afroecuatorianos son analfabetos, en comparación con el 9,13 % del resto de la población. Los afrodescendientes del Ecuador comienzan con niveles más bajos de asistencia y
finalización de la enseñanza primaria, se sitúan progresiva y exponencialmente por debajo de los niveles del grupo étnico mayoritario en la enseñanza
secundaria y terminan por tener una representación aún más insuficiente en
la enseñanza terciaria. La tasa de asistencia en la enseñanza secundaria de los
afroecuatorianos es del 38,8 %, mientras que la del resto de la población es
del 55,3 %. Solo el 8 % de los afroecuatorianos asisten a la universidad,
mientras que el porcentaje de la población general es del 18 %.
8.
La desigualdad que soportan los afroecuatorianos es también evidente en la esfera del trabajo. A menudo tienen una remuneración menor
que la de la mayoría de la población, son empleados como mano de obra no
calificada y su seguridad en el empleo es precaria. La naturaleza del trabajo
que desempeñan está estrechamente relacionada con su bajo nivel medio de
educación, por lo que están menos representados en los puestos profesionales.
Esa situación es aún más dramática en el caso de las afroecuatorianas, que
también son objeto de discriminación a causa de su género y cuya tasa de
desempleo es del 17,5 %.
9.
En cuanto a la esfera de la atención de la salud, los afroecuatorianos
también tienen dificultades de acceso. Las enfermedades más comunes de
ese grupo de población están relacionadas con las condiciones de vida insalubres, que a menudo se caracterizan por los altos niveles de contaminación
ambiental, la falta de acceso al agua potable y la mala eliminación de los residuos.
10.
La pobreza que suele caracterizar las condiciones de vida de los afrodescendientes en el Ecuador está estrechamente relacionada con varios factores, que van desde las profundas raíces históricas de su marginación durante
la construcción de la nación hasta la incapacidad del Estado para aplicar adecuadamente las políticas destinadas a integrar a ese sector de la población.
9
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Además, su situación se ve agravada por la discriminación racial y el racismo
estructural de que son objeto.
11.
La nueva Constitución que fue aprobada en 2008 contiene varias
disposiciones destinadas a mejorar la situación de los afrodescendientes y,
una vez que se promulguen las leyes de aplicación necesarias, ofrecerá una
oportunidad real de corregir la discriminación histórica y estructural de que
son objeto los afrodescendientes en el Ecuador.
B.
Marco para la protección de los derechos humanos
de los afrodescendientes
1.
Marco jurídico internacional para la protección de los derechos
humanos de los afrodescendientes
12.
El Ecuador ha demostrado su determinación de luchar contra el racismo y la discriminación firmando y ratificando una serie de convenciones
internacionales que se ocupan de esas cuestiones, a saber: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus dos Protocolos Facultativos, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer y su Protocolo Facultativo, y la Convención
sobre los Derechos del Niño. El Ecuador también votó a favor de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.
A nivel regional, el Ecuador también ha firmado y ratificado la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y su Protocolo Adicional en materia
de derechos económicos, sociales y culturales.
13.
En el año 2000, el Ecuador adoptó la Declaración del Milenio de
las Naciones Unidas, que comprende los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM). El Gobierno pasó a elaborar el Plan Nacional de Desarrollo 20072010 para cumplir los ODM, y dicho plan incluye diversas disposiciones
destinadas a mejorar la situación de la población afroecuatoriana. El Ecuador
también se basó en las recomendaciones y los compromisos contenidos en
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la Declaración y el Programa de Acción de Durban al formular su Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010, especialmente en lo que se refiere a la situación de los afrodescendientes y los problemas que enfrentan.
2.
Marco jurídico nacional
14.
En 2008, el Ecuador aprobó una nueva Constitución que contiene
muchas garantías contra el racismo y la discriminación y en favor de la integración de las minorías, incluidos los afrodescendientes. Es importante destacar que su primer artículo afirma que el país es, entre otras características,
“intercultural” y “plurinacional”. El artículo 11 dispone que “[n]adie podrá
ser discriminado por razones de etnia..., identidad cultural [o] idioma” y que
“[l]a ley sancionará toda forma de discriminación”. Ese mismo artículo también incluye la importante iniciativa de que “[e]l Estado adoptará medidas
de acción afirmativa que promuevan la igualdad real en favor de los titulares
de derechos que se encuentren en situación de desigualdad”. La Constitución
también establece que “[l]os derechos y garantías establecidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales... serán de directa e inmediata
aplicación por y ante cualquier servidora o servidor público”. El artículo 58
de la Constitución establece específicamente que el pueblo afroecuatoriano
tiene derechos colectivos. El artículo 57 comienza a caracterizar esos derechos, al señalar que las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas
(entre ellos, el pueblo afroecuatoriano) tienen el derecho a no ser objeto de
racismo y de ninguna forma de discriminación fundada en su origen, identidad étnica o cultural. Además, el artículo 57 afirma que las colectividades
afectadas por el racismo, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia
y discriminación tienen derecho al reconocimiento de la violación y la reparación.
15.
Los expertos toman nota de que el Código Penal del Ecuador contiene disposiciones sobre los delitos motivados por prejuicios que establecen
como circunstancia agravante el móvil racista. Sin embargo, no hay ninguna
ley específica de lucha contra la discriminación. La Ley de derechos colectivos
de los pueblos afroecuatorianos, promulgada en 2006, reconoce a las comunidades afroecuatorianas como pueblo con derechos económicos, políticos,
11
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sociales, culturales, civiles, territoriales y colectivos. Esa ley también crea el
Consejo Nacional de Desarrollo Afroecuatoriano, encargado de formular políticas para mejorar la situación de la población afroecuatoriana.
16.
La Corporación de Desarrollo Afroecuatoriano (CODAE) también
depende de la Presidencia de la República. Quedó patente para los expertos
que la CODAE desempeña un papel fundamental en la lucha contra la discriminación de los afrodescendientes mediante sus políticas, programas y actividades de divulgación a la sociedad civil. Una de las más importantes
iniciativas contra la discriminación en curso es el Proyecto de Plan Nacional
contra el Racismo y la Discriminación. Su objetivo principal es eliminar las
diferentes formas y prácticas de discriminación racial y exclusión etnocultural, promoviendo una sociedad pluralista, intercultural e incluyente. El plan
combatirá la discriminación racial centrándose en los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y colectivos consagrados en
diversos instrumentos internacionales.
3.
Marco de la ciudad de Quito
17.
En Quito se han adoptado también diversas medidas para promover
la inclusión de la población afroecuatoriana. En 2001, la ciudad de Quito
creó la Unidad de Desarrollo del Pueblo Afroecuatoriano, jerárquicamente
dependiente de la Dirección Metropolitana de Desarrollo Social y Económico, y le otorgó el mandato de elaborar y aplicar políticas públicas de desarrollo del pueblo afroecuatoriano que estuvieran destinadas a reducir la
pobreza, fortalecer la autogestión y lograr la integración democrática de los
afroecuatorianos. Esos objetivos se debían cumplir con el debido respeto al
propio concepto de desarrollo de los afrodescendientes y a la mejora de sus
recursos existentes, es decir, su capital humano y social. Mediante esa iniciativa, la ciudad de Quito ha aplicado una amplia gama de medidas, entre las
cuales cabe mencionar una ordenanza municipal para la inclusión social, con
un enfoque etnocultural, de la comunidad afroecuatoriana que obliga a la
ciudad de Quito a incorporar a la población afrodescendiente en sus planes,
programas, proyectos y servicios.
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III.
Los afrodescendientes en el Ecuador: generalidades
A.
Participación de los afrodescendientes en todos los aspectos
políticos, económicos, sociales y culturales de la sociedad y en la
promoción y el desarrollo económico del país
18.
Los expertos del Grupo de Trabajo recibieron la información de que
la CODAE era la institución nacional que formulaba las políticas del Estado
relacionadas con los ecuatorianos afrodescendientes. Se informó también al
Grupo de Trabajo que el Gobierno estaba trabajando en el Proyecto de plan
Nacional contra el Racismo y la Discriminación y que, una vez finalizado
este, las iniciativas de todas las instituciones del Estado tendrían que ser conformes con el plan. Tanto las políticas formuladas por la CODAE como el
contenido del plan señalan y abordan los problemas más importantes que
enfrentan los afrodescendientes en el Ecuador. Tras las múltiples reuniones
que celebraron con funcionarios del Estado y del Gobierno y con las comunidades afrodescendientes, los representantes de la sociedad civil, el personal
académico, la comunidad internacional y los organismos de las Naciones
Unidas, los expertos determinaron que los problemas más apremiantes en
cuanto a la participación de los afrodescendientes en todos los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales de la sociedad y en la promoción y
el desarrollo económico de su país eran los siguientes.
1.
Acceso a la educación
19.
En las reuniones del Grupo de Trabajo con las autoridades del Estado
se destacó que, por primera vez, la enseñanza primaria era gratuita en el Ecuador, con inclusión de los uniformes, libros de texto y almuerzos escolares.
Sin embargo, los expertos tomaron nota de que el nivel de analfabetismo de
la población afroecuatoriana era más alto que la media nacional2 y el acceso
a la educación seguía constituyendo un problema para ese grupo de población. Tradicionalmente, los niveles de asistencia escolar de la población afroecuatoriana han sido inferiores a la media nacional, pero las políticas del
2
Según la Encuesta de Condiciones de Vida en el Ecuador (ECV) realizada en 2006, el 9,13 % de
la población ecuatoriana era analfabeta, en comparación con el 12,63 % de los afroecuatorianos.
13
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Gobierno, en particular la supresión de las tasas de matrícula, han tenido un
efecto positivo en el acceso a la educación de los niños afroecuatorianos. Recientemente, el Ecuador ha venido incorporando un aspecto intercultural en
su sistema educativo, lo cual ha permitido impartir a las comunidades indígenas enseñanza en sus propios idiomas y asignaturas de particular relevancia
cultural para ellas. Sin embargo, el Estado aún no ha extendido sistemáticamente la educación intercultural a los afroecuatorianos. Se informó a los expertos que la historia de los afroecuatorianos y las contribuciones que habían
hecho a la cultura del Ecuador no tenían apenas lugar en los programas escolares.
20.
Según la información recibida, pocos niños afroecuatorianos terminan la enseñanza primaria, aún menos pasan a la enseñanza secundaria y un
número excepcionalmente bajo de ellos se matriculan en la universidad.
Menos del 1 % de los graduados universitarios son afrodescendientes, aun
cuando los afroecuatorianos constituyen el 5,5 % de la población3. Los altos
niveles de pobreza y la consiguiente atracción de ingresar en el mundo laboral
lo antes posible contribuyen en gran medida al escaso número de afroecuatorianos que estudian en la universidad. Se informó también a los expertos
que los profesores de universidad tendían a considerar a los estudiantes afroecuatorianos intelectualmente inadecuados para el estudio en profundidad.
Se indicó la necesidad de adoptar medidas de discriminación positiva (como
un sistema de cupos en las universidades para los estudiantes afrodescendientes) y crear una estructura de apoyo en las universidades que ayudase a los
estudiantes afroecuatorianos a moverse en un ambiente con el que no solían
estar muy familiarizados.
21.
Durante su reunión con las autoridades de Quito, estas informaron
a los expertos que, si bien la enseñanza se gestionaba a nivel nacional, estaban
elaborando una ordenanza municipal que otorgaría plazas en las escuelas locales a los estudiantes procedentes de grupos desfavorecidos como la población afroecuatoriana. La ordenanza también allanaría el camino para el
3
El censo más reciente se realizó en 2001 y determinó que la población afroecuatoriana constituía
el 4,97 % del total. La Encuesta de Condiciones de Vida realizada en 2006 determinó que ese
grupo representaba el 5,7 % de la población.
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programa gratuito de almuerzos escolares, que contribuiría a evitar el abandono escolar. Para mejorar aún más el acceso de los grupos vulnerables a la
educación, la ciudad de Quito tiene la intención de proporcionar becas a los
estudiantes de entornos desfavorecidos y exigir a las escuelas que comuniquen
el número de estudiantes afroecuatorianos matriculados y el número de ellos
que terminan sus estudios.
22.
En su reunión con distintas ONG en el Valle del Chota, los expertos
recibieron información sobre un proyecto que estaba ejecutando la Federación
de Comunidades y Organizaciones Negras de Imbabura y Carchi para producir módulos educativos sobre la historia de los ecuatorianos afrodescendientes con la esperanza de incluirlos en el plan de estudios de las escuelas
locales. Durante su reunión con personal académico, los expertos recibieron
la información de que, aunque se habían llevado a cabo iniciativas oficiosas
de etnoeducación (afroeducación), se debía oficializar un programa educativo
que atendiera las necesidades específicas de los estudiantes de las comunidades
afrodescendientes. Ese programa no debía ser una copia de las iniciativas de
etnoeducación desarrolladas para las comunidades indígenas, sino estar adaptado a la situación y las necesidades particulares de los estudiantes afrodescendientes. En las reuniones que los expertos mantuvieron con distintas ONG
y miembros de la comunidad de San Lorenzo, en la provincia de Esmeraldas,
los participantes subrayaron también que en los libros de historia del Ecuador
y en otros libros de texto no se daba cuenta suficientemente del papel y la
contribución de los ecuatorianos afrodescendientes. Se señaló que, además de
los beneficios obvios de enseñar a los niños afrodescendientes la historia de
sus antepasados, se debía enseñar a todos los niños del Ecuador la contribución que los afroecuatorianos habían hecho al país a lo largo de su historia.
2.
Acceso a los servicios fundamentales
23.
En los dos últimos años, el Gobierno del Ecuador ha invertido una
ingente cantidad de recursos en servicios sociales concebidos especialmente
para beneficiar a los sectores más pobres de la sociedad. No obstante, durante
muchas de sus reuniones, los expertos fueron informados de que los afroecuatorianos seguían teniendo un acceso limitado a servicios fundamentales
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como la atención de la salud, la educación y una vivienda adecuada. Se informó a los expertos que las estrategias para reducir la pobreza y mejorar el
acceso a los servicios fundamentales se ejecutaban sobre la base de la necesidad geográfica definida y no se dirigían a sectores específicos de la sociedad,
como los afrodescendientes. Los expertos consideran que, si bien ese planteamiento es positivo para aumentar el nivel de vida en una zona geográfica
determinada, sería conveniente contar con programas específicamente dirigidos a las comunidades afroecuatorianas, dondequiera que se encuentren.
24.
Se informó a los expertos de las dificultades que enfrentaban las familias afroecuatorianas al buscar viviendas de alquiler a causa de las actitudes
racistas de los propietarios. Esa situación se producía particularmente en el
caso de las familias numerosas. También se señaló el acceso al agua potable
como un problema para muchas comunidades afroecuatorianas, incluidas
las que visitaron los expertos en Guayaquil. En una de esas comunidades se
informó a los expertos que el agua potable solo había llegado recientemente,
y únicamente gracias a los esfuerzos colectivos de los propios residentes. El
acceso al agua también fue señalado como un problema por los afroecuatorianos residentes en el Valle del Chota con quienes se reunieron los expertos;
en su caso, el problema radicaba en la cantidad insuficiente de agua para
regar los cultivos.
25.
Durante su visita a las comunidades de Cenepa, en la Isla Trinitaria,
y Portete de Tarqui, ambas en la provincia de Guayas, los expertos quedaron
muy impresionados por la pobreza extrema de esas comunidades y la necesidad de una reparación inmediata. La condición de las viviendas era precaria.
La mayoría de las carreteras estaban sin asfaltar, unas inestables pasarelas de
madera conectaban muchas casas que se alzaban sobre un río y se había tendido un cableado eléctrico improvisado por la calle, delante de las casas, que
constituía un peligro para todos los transeúntes. Es urgentemente necesario
invertir para elevar el nivel de las viviendas de que disponen las comunidades
visitadas por los expertos en Guayaquil. Se informó a los expertos que no
había clínicas de salud, escuelas o servicios públicos de guardería en ninguna
de las comunidades visitadas y que los propios residentes, con la ayuda de
distintas ONG, atendían sus necesidades básicas como podían.
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26.
Los expertos alientan al Gobierno a que elabore programas para proporcionar a las comunidades afroecuatorianas los servicios fundamentales de
que carecen y examine la labor que están realizando las ONG en las comunidades afroecuatorianas marginadas, como Cenepa y Portete de Tarqui, para
determinar la mejor forma de colaborar con esas organizaciones y mejorar el
acceso de los afrodescendientes a los servicios fundamentales.
3.
Participación en la vida pública
27.
La CODAE desempeña un papel importante al determinar y destacar las discriminaciones que enfrentan los afroecuatorianos y orientar las políticas del Estado destinadas a eliminar esas discriminaciones. Los expertos
quedaron gratamente impresionados por la forma en que la CODAE comprendía los problemas que enfrentaban los afrodescendientes y por su intención de asegurar la realización de los derechos que otorga la nueva
Constitución a la población afrodescendiente. Sin embargo, la CODAE no
debe sustituir la participación de los afrodescendientes en la vida pública.
Los expertos destacan la necesidad de aumentar dicha participación en todas
las esferas de la vida pública, incluidos los partidos políticos, el poder judicial,
la policía y determinadas profesiones, como las relacionadas con la enseñanza,
la abogacía y el mundo académico.
28.
Se informó a los expertos que los afroecuatorianos carecían de un
movimiento asociativo fuerte y cohesionado que representara y defendiera
sus intereses. La sociedad civil y el Gobierno deben hacer esfuerzos para fortalecer la sociedad civil de manera que pueda abogar efectivamente por el
progreso de la situación de los ecuatorianos afrodescendientes y contribuir a
la lucha contra la discriminación de que son objeto. Los expertos reconocen
las numerosas y diversas medidas que el Gobierno ha adoptado —y tiene la
intención de adoptar— para mejorar la situación de los afrodescendientes,
pero creen firmemente que a ese respecto la sociedad civil debe desempeñar
un papel vital que las instituciones del Estado no deben eclipsar.
29.
Los expertos, al tiempo que alientan al Gobierno a proseguir sus planes para transformar sus instituciones y programas de manera que reflejen la
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sociedad intercultural y plurinacional mencionada en la nueva Constitución,
lo instan a adoptar medidas activas para reforzar la participación de los grupos y movimientos de la sociedad civil afrodescendiente en la vida pública.
En el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 se prevé que la CODAE y el
Ministerio de Bienestar Social promuevan el desarrollo institucional de organizaciones afroecuatorianas por medio de la cooperación técnica y la capacitación en las esferas de la planificación, la presentación, el seguimiento
y la evaluación de los programas y proyectos. Los expertos celebran ese compromiso y alientan a las autoridades pertinentes a dedicar todos los recursos
necesarios para ese fin.
30.
Se informó a los expertos que en las últimas elecciones al Parlamento
habían resultado elegidos cuatro ecuatorianos afrodescendientes; sin embargo, esa cifra no es representativa del porcentaje de la población ecuatoriana
afrodescendiente. Según el censo nacional de 2001, alrededor del 5 % de la
población es afrodescendiente, mientras que esos 4 parlamentarios suponen
solo el 3 % del total de 124. Los expertos acogieron positivamente la información de que se iba a crear un Consejo Electoral y que uno de sus cinco
puestos se reservaría a un ecuatoriano afrodescendiente. Los expertos apoyan
la adopción de más iniciativas de acción afirmativa como esa, que fortalecerán
la participación de los afroecuatorianos en la vida pública. Otra iniciativa de
ese tipo es la creación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que deberá incluir al menos a un representante de la comunidad afroecuatoriana.
4.
Representación en los medios de comunicación
y actitudes de la sociedad
31.
Los expertos fueron informados en varias ocasiones de que los medios de comunicación solían caricaturizar y ridiculizar a los ecuatorianos afrodescendientes. El hecho de que los medios de comunicación suelan reducir
a la población afroecuatoriana a estereotipos bidimensionales y humillantes
es un indicio preocupante no solo de la falta de sensibilidad de los medios
de comunicación, sino también de las actitudes racistas que subyacen en la
sociedad ecuatoriana. En varias reuniones se informó a los expertos que en
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la sociedad existía una tolerancia general de las actitudes racistas hacia los
afrodescendientes y que los estereotipos poco favorecedores que se representaban en los medios de comunicación eran un mero reflejo de ese fenómeno
generalizado. Los expertos alientan al Gobierno a que lleve a cabo una campaña de sensibilización para educar a la población sobre el racismo dirigido
a los afrodescendientes. En esa campaña, los medios de comunicación deben
ser un participante activo.
32.
Los miembros de la administración pública forman parte de la sociedad y las actitudes racistas de esta hacia los afrodescendientes son comunes
también en los miembros de instituciones como la Policía. Un caso de particular resonancia que se señaló a la atención de los expertos en varias ocasiones es la detención y los presuntos malos tratos a 23 jóvenes
afrodescendientes por parte de la Policía en un parque público el 13 de abril
de 2008. Según la información recibida, la razón alegada por la Policía para
la detención de los jóvenes fue que estaban comportándose de manera sospechosa. La misma fuente explicó que, de hecho, los jóvenes se estaban preparando para un partido de fútbol. Mucha gente considera ese caso, que fue
muy controvertido, un ejemplo de la utilización de perfiles raciales contra
los afrodescendientes por la Policía. Cabe señalar que la policía llevó a cabo
la operación acompañada por los medios de comunicación. La consiguiente
cobertura informativa de los hechos no fomentó en modo alguno la causa
de la lucha contra los estereotipos negativos de los afrodescendientes. Se informó a los expertos que un comisario de policía había sido sancionado por
el incidente, pero no así el agente que estaba a cargo de la operación. Los expertos recomiendan que se encargue a un organismo independiente la investigación de ese caso y de cualquier otro caso de supuesta utilización de perfiles
raciales por la Policía.
33.
El Plan Nacional contra el Racismo y la Discriminación que está elaborando el Gobierno debe incluir medidas que eliminen la representación
de estereotipos negativos de los afrodescendientes en los medios de comunicación y promuevan cambios positivos en las actitudes de la sociedad hacia
ese sector de la comunidad ecuatoriana. Se informó a los expertos que la Defensoría del Pueblo Nacional había tomado medidas en el caso de un anuncio
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racista emitido por la radio en el período previo a las últimas elecciones y
había remitido el caso al organismo electoral pertinente. La Defensoría del
Pueblo debe desempeñar un papel vital en la promoción de la lucha contra
la discriminación en el Ecuador, y los expertos la alientan a participar activamente en la elaboración del Plan Nacional contra el Racismo y la Discriminación.
5.
Pobreza
34.
Los expertos encontraron que de todos los problemas que afectan
negativamente a los ecuatorianos afrodescendientes, la pobreza era uno de
los más perniciosos. Durante su visita a las comunidades afroecuatorianas en
la provincia de Guayas, los expertos detectaron unas condiciones de pobreza
en que el nivel de vida estaba por debajo de las normas internacionales. De
acuerdo con el censo de 2001, el 70,3 % de afroecuatorianos vive en la pobreza, mientras que la media nacional es del 61,3 %. También hay una notable diferencia entre el grado de pobreza en los centros urbanos y los
entornos rurales. Si el nivel de pobreza de los afroecuatorianos en los centros
urbanos es del 62,6 %, el de esas mismas personas en las zonas rurales es del
87,2 %4.
35.
La pobreza entre los afroecuatorianos está causada en gran medida
por los altos niveles de desempleo que padecen. En caso de que encuentren
empleo, con frecuencia no es cualificado y está mal remunerado. Una gran
cantidad de hogares se compone de una madre soltera con hijos, que sobreviven con el único pequeño sueldo que obtiene. Se informó a los expertos
de que más del 50 % de las mujeres afrodescendientes que tienen empleo se
dedican a trabajos inestables en el sector no estructurado. Algunas de esas
mujeres expresaron a los expertos su preocupación por que las nuevas leyes
que luchan contra la economía no estructurada (importación ilícita de bienes) ponen en peligro sus medios de vida y su capacidad de mantener financieramente a sus familias. Aunque los expertos reconocen que el Gobierno
es responsable de la reglamentación de las importaciones, sugiere que se ex4
Secretaría Técnica del Frente Social. Los afroecuatorianos en cifras. Quito, 2006, p. 43.
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ploren proyectos para la generación sustitutiva de ingresos como forma de
minimizar las consecuencias para las familias afrodescendientes que han dependido de la economía no estructurada para su sustento.
36.
Durante su reunión con las autoridades de Quito, se informó a los
expertos que los afrodescendientes que viven en la capital de la nación también padecen de los altos niveles de pobreza. Si bien la proporción de la población general que vive en la pobreza (calculada sobre la base de las
necesidades básicas no satisfechas) es del 33,5 %, el número de afrodescendientes que viven en la pobreza en Quito es del 44 %. En algunos barrios
esa proporción aumenta notablemente: hasta el 45 % en Calderón, el 56,6
% en Tumbaco y el 77 % en Quinche. En Quito, se determina también que
el desempleo entre los afrodescendientes es una de las causas principales de
la pobreza.
37.
La pobreza tiene efectos negativos sobre el disfrute de muchos derechos (tales como la educación, la vivienda y la salud) y refuerza los estereotipos negativos de los afrodescendientes en la conciencia pública más amplia.
Los expertos alientan al Gobierno a continuar aplicando programas que mitiguen la pobreza que padecen las familias afroecuatorianas y a explorar proyectos nuevos e innovadores de generación de ingresos. Los expertos tomaron
nota de que el Gobierno está desarrollando un plan para la redistribución de
la tierra, en particular la tierra no utilizada que es propiedad del Gobierno.
Sería un estímulo económico importante para las familias afrodescendientes
que se beneficiarían de este plan y encierra la posibilidad de contribuir de
forma notable a mitigar la pobreza en las zonas rurales. Los expertos sugieren
que todo programa de redistribución de esa índole debería estar acompañado
de la asistencia técnica necesaria para permitir que la tierra sea una fuente de
ingresos viable para el beneficiario.
B.
Políticas para la integración de los afrodescendientes
38.
En el Ecuador el racismo no se manifiesta abiertamente en la sociedad. Por ejemplo, no hay movimientos racistas. El Gobierno reconoce, sin
embargo, que el racismo existe, y ha adoptado y sigue adoptando medidas
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para luchar contra él. La creación de la CODAE representa una iniciativa
encomiable que demuestra el compromiso del Gobierno con la tarea de mejorar la situación de los afrodescendientes, en particular ocupándose del racismo y la discriminación a que hacen frente. De acuerdo con el plan del
Gobierno para aplicar la nueva Constitución aprobada, la CODAE será sustituida por un Consejo de Equidad para los Afrodescendientes. Los expertos
confían en que ese Consejo de Equidad siga haciendo importantes contribuciones estratégicas a la lucha contra el racismo a que hacen frente los afroecuatorianos. Los expertos destacan también con satisfacción que el Plan
Nacional contra el Racismo y la Discriminación que se está desarrollando
actualmente incluirá cupos para el número de funcionarios afroecuatorianos
que deberán estar empleados en la administración pública.
39.
Los expertos se enteraron con satisfacción que las autoridades municipales de Quito habían adoptado numerosas medidas a favor de la población
afroecuatoriana, en particular un foro internacional de la Coalición Latinoamericana y Caribeña de Ciudades contra el Racismo, una campaña para fomentar la alfabetización y la conclusión de los estudios por los alumnos
afrodescendientes y el plan municipal estratégico para el desarrollo general de
la población afrodescendiente. Cabe mencionar en especial el Consejo Social
Metropolitano para la Eliminación de la Discriminación Racial, creado por las
autoridades de Quito para luchar contra la discriminación y promover la coexistencia armoniosa y la interculturalidad. Forman parte del Consejo representantes tanto del Gobierno como de la sociedad civil. De la misma manera,
cabe encomiar la orden municipal de inclusión social, centrada en el aspecto
étnico y cultural, de la comunidad afroecuatoriana. Esta orden estipula que la
ciudad de Quito debe, de forma equitativa, incorporar a la población afrodescendiente en los planes, programas, proyectos y servicios que ejecuta.
40.
A escala nacional, el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 contiene muchos programas, políticas y otros elementos que promueven la integración de la población afroecuatoriana. Por ejemplo, el Ministerio de
Trabajo tiene un programa titulado “Trabajar sin discriminación” que garantiza que al menos el 3 % de los puestos y contratos en los sectores público y
privado serán para afrodescendientes.
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Medidas para promover un conocimiento y respeto mayores del
patrimonio y la cultura de los afrodescendientes
41.
En varias ocasiones se informó a los expertos que en los programas de
estudios de las escuelas no había información sobre la historia y la cultura de
los afroecuatorianos, y que era una de las razones de los escasos conocimientos
y aprecio entre la población general de la contribución que habían aportado
los afroecuatorianos a la historia y a la cultura del país. En una reunión con
profesores universitarios, se informó a los expertos que desde 1988 se habían
estado reconociendo sistemáticamente la cultura y las necesidades educativas
especiales de las poblaciones indígenas, pero no de los afrodescendientes, que
por lo general se habían considerado desde el punto de vista de su proximidad
a las culturas indígena o mestiza. El Ministerio de Educación ha mostrado interés por introducir educación étnica para los afrodescendientes, pero todavía
no se ha desarrollado el programa correspondiente. Un programa de esa índole
deberá diseñarse teniendo en cuenta las características y las necesidades específicas de la población afroecuatoriana y no debería ser una simple adaptación
del que se utiliza para las comunidades indígenas.
42.
Se informó a los expertos que, aunque en la Universidad Andina
Simón Bolívar hay un fondo de documentación afroecuatoriana, que contiene una colección de testimonios orales y fotografías que se podrían utilizar
en el futuro como base para la investigación y la educación, actualmente no
existe un centro de investigación dedicado al estudio de la cultura y la historia
afroecuatorianas. La creación de un centro de este tipo impulsaría considerablemente los conocimientos y el respeto por el patrimonio y la cultura de
los afrodescendientes. En el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 está estipulado que el Ministerio de Educación y Cultura creará un centro de estudios, investigación, producción y difusión del pensamiento y los
conocimientos afroecuatorianos. Además, el Ministerio de Educación tiene
previsto crear una comisión afroecuatoriana para la educación étnica y un
curso universitario de estudios afroecuatorianos. No obstante, sobre la base
de sus entrevistas, los expertos tienen la impresión que esas tres medidas todavía no se han aplicado, y alentarían a los ministerios competentes a que
las pusieran en práctica lo antes posible.
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43.
La mencionada orden municipal para la inclusión social, centrada
en el aspecto étnico y cultural, de la comunidad afroecuatoriana estipula también que las instituciones docentes en Quito deben incorporar la historia y
la cultura afroecuatorianas en sus programas de estudios.
D.
La violencia y los afrodescendientes
44.
Durante su visita a la provincia de Esmeraldas, los expertos recibieron información sobre los alarmantes niveles de violencia que afectaban allí
a algunas comunidades, en particular a los jóvenes afroecuatorianos, debido
a la influencia de los agentes armados ilegales de Colombia y el tráfico ilícito
de drogas. Se informó a los expertos que miembros de grupos armados ilegales de Colombia cruzan al Ecuador y presionan a los agricultores para que
les vendan tierras y reclutan a jóvenes de las comunidades afrodescendientes.
Además, jóvenes ecuatorianos cruzan a Colombia para trabajar en el cultivo
y la recolección de la coca. Esa situación es una fuente de violencia que requiere atención urgente por parte de las autoridades ecuatorianas.
45.
De acuerdo con la información recibida, en el Ecuador existe la violencia en el hogar, en particular en la comunidad afrodescendiente. Parece
que hay una aceptación cultural tácita de esa situación, y se recurre a la violencia también en otros medios, tales como en las escuelas, donde algunos
maestros utilizan los castigos corporales para reprender a los niños. Se explicó
a los expertos que las pautas de violencia que se aprenden en casa se repiten
en otros ámbitos de la vida diaria y, aunque puede que sea el caso de la sociedad ecuatoriana en general, se destacó que era motivo de preocupación
dentro de la comunidad afrodescendiente.
46.
Además del mencionado caso de detención y malos tratos infligidos
a 23 jóvenes afrodescendientes por la Policía en el parque La Carolina, los
expertos recibieron informes anecdóticos de diversos casos de violencia por
motivos raciales dirigida contra afrodescendientes. Se les informó que ninguno de esos casos había llegado a la etapa de ser dirimido en un tribunal.
Un obstáculo para tratar de forma adecuada los casos de racismo y discriminación racial, de acuerdo con los entrevistados, es que el Ecuador no tiene
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legislación que prohíba el racismo o la discriminación por sí mismos. La presencia del racismo es una circunstancia agravante en la comisión de un delito
punible, pero de por sí no constituye un delito. Los expertos sugieren que el
Gobierno considere la posibilidad de promulgar leyes que prohíban explícitamente el racismo y la discriminación.
47.
En el Ecuador los afrodescendientes están excesivamente representados en los centros de detención en comparación con la población general.
Se informó a los expertos que más del 11,6 % de la población reclusa es afrodescendiente, cuando, como ya se ha observado, los afrodescendientes constituyen algo más del 5 % de la población ecuatoriana. En la ciudad de Quito,
el 18,4 % de la población reclusa son afrodescendientes, cuando constituyen
solamente el 3,1 % de los habitantes de la ciudad. Se explicó a los expertos
que esas cifras desproporcionadas pueden deberse a los altos niveles de desempleo, los bajos ingresos, los bajos niveles de educación y el racismo predominante de que son objeto los afrodescendientes.
E.
Perspectiva de género
48.
El Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 contiene varias disposiciones destinadas a promover la situación de las mujeres afrodescendientes.
Entre otras cosas, se requiere que la CODAE lleve a cabo campañas de educación para el público general y las autoridades con el fin de erradicar el racismo, la discriminación y el sexismo. Se estipula en el Plan que el Consejo
Nacional de las Mujeres promoverá la formulación de políticas para mitigar
la pobreza entre las mujeres afroecuatorianas e integrará una perspectiva de
género y étnica en todos sus programas y políticas. Se afirma también que el
Ministerio de Salud, junto con la Organización Panamericana de la Salud,
estimulará la adopción de medidas especiales para garantizar el derecho a la
salud de las mujeres afroecuatorianas.
49.
Los expertos consideran que queda mucho por hacer para cumplir
esos compromisos, ya que sigue estando difundida la discriminación contra
las mujeres afrodescendientes y la negación de sus derechos fundamentales.
Las mujeres afrodescendientes padecen particularmente de la pobreza, los
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bajos niveles de educación y los problemas de salud. Se informó a los expertos
que las mujeres afrodescendientes se ven especialmente afectadas por determinadas enfermedades de la piel. Las autoridades sanitarias competentes deberían investigar ese fenómeno y aplicar programas para ocuparse de dicho
problema de salud.
50.
Los expertos expresaron preocupación por el número de hogares
afroecuatorianos encabezados por madres solteras y por las difíciles circunstancias económicas en que se encontraban. Las madres solteras afroecuatorianas con frecuencia están empleadas en trabajos mal remunerados y no
cualificados, especialmente como trabajadoras domésticas, en que con frecuencia no están registradas, no tienen seguro médico ni jubilación y padecen
otras formas de explotación. Frecuentemente empiezan a tener hijos a una
edad muy temprana, reduciendo sus posibilidades de terminar los estudios
y la formación que les permitirían tener más oportunidades en el mercado
de trabajo. Se dijo a los expertos que, al igual que en muchos países, en Ecuador las mujeres tienen una retribución menor que los hombres por el mismo
trabajo. Esta diferencia afecta a las mujeres afrodescendientes incluso más
cuando está acompañada de la discriminación racial a que hacen frente.
IV.
Conclusiones y recomendaciones
Conclusiones
51.
Los expertos toman nota con satisfacción de los esfuerzos del Gobierno del Ecuador por proteger los derechos humanos de los afrodescendientes y ocuparse de los problemas relacionados con su bienestar. Los
expertos pudieron establecer un diálogo sincero y abierto con las autoridades
gubernamentales sobre ámbitos de preocupación y recopilar información
sobre las actividades, las medidas y las políticas promulgadas para superar los
problemas a que hacen frente los afrodescendientes que viven en el país.
52.
Los expertos están preocupados por la existencia de una tolerancia
general en la sociedad hacia las actitudes racistas dirigidas contra los afrodes-
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cendientes. Los expertos observan que el Gobierno es muy consciente de los
problemas de los afrodescendientes en el Ecuador y reconoce que en el país
existe el racismo.
53.
Los expertos celebran la nueva Constitución, aprobada en 2008, que
contiene varias disposiciones destinadas a mejorar la situación de los afrodescendientes. Los expertos observan que el artículo concreto en la Constitución,
según el cual los afrodescendientes tienen derechos colectivos, puede desempeñar una función positiva en la tarea de abordar la discriminación contra los afrodescendientes mejorando el disfrute del derecho a no ser objeto del racismo ni
otras formas de discriminación basadas en su origen, identidad étnica o cultura.
54.
Los expertos consideran que la situación actual es un período de
transición en que todavía quedan por percibirse los resultados de los cambios
legislativos e institucionales. Los expertos alientan al Gobierno a que continúe aprobando las leyes necesarias que ofrezcan una verdadera oportunidad
de reparar la discriminación histórica, estructural y hace tiempo sufrida por
los afrodescendientes en el Ecuador.
55.
Durante la visita, los expertos observaron la existencia de un sentimiento generalizado entre los afrodescendientes de ser discriminados (discriminación estructural y cotidiana ampliamente difundida) que, según ellos,
está basada en estereotipos y prejuicios muy comunes. Durante la visita, los
expertos determinaron también ámbitos en que los afrodescendientes se sienten marginados en relación con la comunidad en general. Esos ámbitos son:
acceso al empleo, vivienda, educación, acceso a los servicios fundamentales
y participación en la vida pública.
56.
Los expertos apoyan la creación de la CODAE bajo la jurisdicción
del Presidente. Los expertos están convencidos de que la CODAE desempeña
una función crucial en la lucha contra la discriminación de los afrodescendientes mediante el desarrollo de políticas y programas y la divulgación en
la sociedad civil. Los expertos consideran que la sustitución de la CODAE
por el Consejo de Equidad para los Afrodescendientes es un paso adelante
en la lucha contra la discriminación.
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57.
Los expertos también destacan con satisfacción que el Plan Nacional
contra el Racismo y la Discriminación que se está desarrollando en estos momentos incluirá cupos para los funcionarios afroecuatorianos en la administración pública.
58.
Los expertos encomian los esfuerzos de las autoridades ecuatorianas
por proporcionar enseñanza primaria gratuita que permite a los afrodescendientes un mayor acceso a la educación. Los expertos expresaron su preocupación porque las tasas de analfabetismo entre la población afroecuatoriana
son superiores al promedio nacional y sus tasas de asistencia a la escuela tradicionalmente son más bajas. Los expertos están especialmente preocupados
por el escaso número de niños afroecuatorianos que concluyen la enseñanza
primaria, el número más bajo que continúa en la enseñanza secundaria y el
número excepcionalmente reducido de los que se matriculan en las universidades.
59.
También inquieta a los expertos la falta de un planteamiento multicultural de la educación que exprese la historia, la cultura y la tradición
afroecuatorianas. Toman nota de los esfuerzos de la sociedad civil por elaborar
módulos educativos sobre la historia de los ecuatorianos afrodescendientes
con la esperanza de que esos módulos se incluyan en los programas de estudios de las escuelas locales. Los expertos invitan al Gobierno a que apoye
esos esfuerzos y asuma una función rectora.
60.
Los expertos celebran la determinación del Gobierno del Ecuador
de luchar contra la pobreza y, al mismo tiempo, quieren destacar que de
todos los problemas que afectan negativamente a los ecuatorianos afrodescendientes, la pobreza es uno de los más perniciosos. Cuando encuentran
empleo, con frecuencia no es cualificado y está mal remunerado. Los expertos
alientan al Gobierno a continuar aplicando programas para mitigar la pobreza que padecen las familias afroecuatorianas y explorar proyectos nuevos
e innovadores de generación de ingresos.
61.
Los expertos toman nota de la inversión de las autoridades ecuatorianas de una cantidad de recursos sin precedentes en los servicios sociales
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destinados particularmente a beneficiar a los sectores más pobres de la sociedad. No obstante, recomiendan que se adopten medidas adicionales para
permitir a los afroecuatorianos la igualdad de acceso a los servicios fundamentales, tales como la salud, la educación y la vivienda adecuada.
62.
Los expertos están preocupados por la aplicación de la estrategia
para mitigar la pobreza y aumentar el acceso a los servicios fundamentales
sobre la base de una necesidad geográfica determinada, y no centrándose en
sectores específicos de la sociedad, tales como los afrodescendientes. Los expertos consideran que ese planteamiento debería estar complementado por
programas específicos destinados a beneficiar las comunidades afroecuatorianas, independientemente de dónde se encuentren.
63.
Se informó a los expertos que los afroecuatorianos carecen de un
movimiento fuerte y cohesionado de la sociedad civil que represente y promueva sus intereses. De la misma manera, están preocupados por la aparente
falta de comunicación sistemática y continua entre las ONG, así como entre
las ONG y el Gobierno.
64.
Los expertos toman conocimiento de los esfuerzos de las autoridades
ecuatorianas para apoyar la participación de los afrodescendientes en la vida
pública y los procesos de adopción de decisiones por medio de diversas iniciativas a escala central, regional, municipal y de la comunidad. Insisten en
la necesidad de aumentar esa participación en todos los ámbitos de la vida
pública, incluidos los partidos políticos, la judicatura, la policía y profesiones
tales como la enseñanza, la abogacía y los profesores universitarios. Los expertos instan al Gobierno a que adopte medidas para fortalecer la participación en la vida pública de los grupos y movimientos afrodescendientes de la
sociedad civil.
65.
Los expertos apoyan también la creación de un fondo de documentación afroecuatoriana en la Universidad Andina Simón Bolívar. Los expertos
están preocupados por la ausencia de un centro de investigación dedicado al
estudio de la cultura y la historia afroecuatorianas.
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66.
Los expertos están especialmente preocupados por los alarmantes
niveles de violencia que afectan a algunas comunidades, la violencia en el
hogar en las familias afrodescendientes y los casos de detención y malos tratos
de que son objeto los afrodescendientes por parte de la policía ecuatoriana.
Los expertos destacan la situación actual de excesiva representación de afrodescendientes en los centros de detención en comparación con la población
general.
67.
Los expertos están preocupados por la representación de los afroecuatorianos en los medios de comunicación, en especial por la presencia de
estereotipos y prejuicios relacionados con ellos. Se informó a los expertos en
varias ocasiones que en los medios de comunicación con frecuencia los afrodescendientes eran caricaturizados y ridiculizados.
68.
Los expertos toman nota de las medidas contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 para mejorar la situación de las mujeres afroecuatorianas. Los expertos tienen la impresión que la discriminación de
género es excepcionalmente corriente en los ámbitos de la protección, la pobreza, la educación, el trabajo y la igualdad de remuneración. Los expertos
están especialmente preocupados por la situación de las madres menores de
edad y cabezas de familia y por las trabajadoras domésticas.
Recomendaciones
69.
El Grupo de Trabajo insta al Gobierno a que se ocupe de la situación
de pobreza generalizada de los afrodescendientes destinando inversiones en
particular a ese grupo.
70.
El Grupo de Trabajo exhorta al Gobierno a que apruebe una ley específica para luchar contra la discriminación étnica, racial y de género y a
que establezca un mecanismo de supervisión para examinar los casos de discriminación dirigida contra los afrodescendientes.
71.
El Grupo de Trabajo insta al Gobierno a que intensifique sus esfuerzos por promover el respeto por los afrodescendientes, por su cultura, tradi-
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ciones y contribución a la sociedad ecuatoriana. Con este fin debería iniciarse
una campaña para promover el multiculturalismo y el respeto por la dignidad
de los afroecuatorianos, su cultura y sus tradiciones.
72.
El Grupo de Trabajo exhorta al Gobierno a que adopte medidas para
reducir las diferencias educativas que existen entre los afroecuatorianos y la
población general y combatir la desigualdad en el rendimiento académico.
73.
El Grupo de Trabajo destaca que hay que ofrecer lo antes posible un
fácil acceso a los servicios de salud y otros servicios básicos a todos los afroecuatorianos.
74.
El Grupo de Trabajo considera que la educación étnica es necesaria
para dar a conocer a los afrodescendientes su propia historia y cultura y también
exponer a la comunidad más amplia la historia y las culturas de los demás.
75.
El Grupo de Trabajo destaca que las organizaciones de la sociedad
civil afroecuatoriana, así como los propios afroecuatorianos, están llamados
a desempeñar una función esencial en la construcción de una sociedad justa,
democrática y multicultural. El Grupo de Trabajo recomienda que las asociaciones de afrodescendientes diseñen estrategias para cooperar y establecer
una plataforma común que sirva de nexo con las autoridades gubernamentales para expresar las preocupaciones y necesidades de los afrodescendientes
en el Ecuador. También deben planificar medidas concertadas con el fin de
mejorar la situación de los afrodescendientes en el país.
76.
El Grupo de Trabajo considera que los medios de comunicación tienen una responsabilidad especial y una función importante en la lucha contra
la discriminación y el racismo dirigidos hacia la población afroecuatoriana.
A falta de una legislación adecuada, el Grupo de Trabajo insta a los medios
de comunicación a que adopten medidas de supervisión y autocontrol, a fin
de eliminar todos los vestigios del racismo y de la discriminación étnica en
sus programas y otros contenidos. Al mismo tiempo, el Gobierno debería
apoyar la formación específica de los medios de comunicación sobre la superación de la discriminación contra los afroecuatorianos.
31
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77.
El Grupo de Trabajo insta al Gobierno a que redoble sus esfuerzos
por garantizar la plena participación de los afroecuatorianos en los asuntos
públicos y a que dé instrucciones a las autoridades competentes para que
adopten medidas apropiadas que aseguren la participación de los afroecuatorianos en todos los niveles de la administración pública.
78.
El Grupo de Trabajo alienta a las universidades y a las instituciones
de investigación a que desplieguen mayores esfuerzos para estudiar la cultura
de los afroecuatorianos. Deberían desarrollarse políticas institucionales para
incluir el número mayor posible de investigadores y profesionales afroecuatorianos en esos proyectos. El Grupo de Trabajo pide al Gobierno que apoye
el establecimiento de un centro de estudios afroecuatorianos como instrumento para preservar la historia, las tradiciones y la cultura de ese pueblo.
79.
El Grupo de Trabajo insta al Gobierno a que siga apoyando el desarrollo actual de la asistencia jurídica gratuita como medida para combatir la
representación excesiva de afroecuatorianos en los centros de detención.
80.
Como medida para ocuparse de los estereotipos y prejuicios dirigidos
contra los afroecuatorianos, el Grupo de Trabajo destaca la necesidad de una
formación pertinente para grupos profesionales concretos (policía, abogados,
jueces y profesores).
81.
El Grupo de Trabajo insta al Gobierno a que fortalezca la Defensoría
del Pueblo, en particular mediante la creación de una subdivisión separada
dedicada a los afroecuatorianos.
82.
El Grupo de Trabajo insiste en que debe prestarse especial atención a
la situación de las mujeres afroecuatorianas (en relación con cuestiones tales
como la educación y el empleo y como víctimas de la violencia). Se requieren
programas especiales para educar a las mujeres y proporcionarles la oportunidad
de conseguir las calificaciones necesarias para lograr un empleo más satisfactorio. También existe la necesidad de establecer un sistema de cupos y mecanismos especiales de protección que sean de fácil acceso para las mujeres.
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II
Diáspora africana y raza
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3 Agustín Laos Montes:Layout 1 16/09/11 18:53 Página 35
Hilos descoloniales. Trans-localizando
los espacios de la diáspora africana1
Agustín Lao-Montes
La negritud es visible y sin embargo invisible... La negritud no
puede darme la dicha, pero muchas veces encuentro mi alegría en
ella. La negritud no puede separarse de mí, pero muchas veces me
puedo situar fuera de ella... En la negritud, entonces, he sido
borrado, ya no puedo decir mi nombre, ya no puedo señalarme y
decir «yo». En la negritud mi voz es silencio. Primero, entonces, he
sido mi ser individual. Proscribiendo escrupulosamente el azar de
mi existencia, soy consumido en la negritud para ser uno con ella.
Jamaica Kincaid
El negro americano debe reconstruir su pasado
para construir su futuro.
Arturo Alfonso Schomburg
Los estudios sobre lo negro requieren una reorganización completa
de la vida intelectual y la perspectiva histórica de los Estados
Unidos, y de la civilización mundial en su conjunto.
C.L.R. James
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Una versión anterior de este artículo ha sido publicada anteriormente en Cultural Studies Vol. 21,
núms. 2-3 March/May 2007, pp. 309-338 ISSN 0950-2386 print/ISSN 1466-4348 online-2007
Taylor & Francis, Internet: http://www.tandf.co.uk/journals DOI: 10.1080/09502380601164361
(la traducción al español ha sido realizada por María Luisa Valencia).
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Sumario
I. Resumen. II. Diáspora africana/Atlántico negro y el disputado terreno de
la negritud. III. Una perspectiva de género para los discursos de la diáspora
africana. IV. Diásporas y fronteras: feminismos de mujeres de color/mujeres
del Tercer Mundo. V. Afro-latinidades: la pluralización de los espacios de la
diáspora africana. VI. Afro-latinidades y constelaciones histórico-mundiales
de identidad y diferencia. VII. Por una genealogía de Afroamérica. VIII. Diásporas entrelazadas en «las entrañas del monstruo»: negros, latinos, afro-latinos. IX. Movimientos descoloniales: afro-latinidades y la descolonización del
poder y el conocimiento. X. Bibliografía.
I.
Resumen
Este artículo desarrolla un argumento teórico y metodológico sobre cómo
analizar y transformar la modernidad capitalista a partir de una conceptualización de la diáspora africana como categoría geo-histórica clave que significa, por un lado un proceso de larga duración dentro del cual se constituyen
sujetos históricos, expresiones culturales, corrientes intelectuales y movimientos sociales; por otro lado una condición moderna/colonial tanto de opresión
(en todas sus dimensiones: culturales, socio-económicas, políticas, epistémicas y existenciales) como de agencia histórica y auto-desarrollo de los sujetos
de la africanía moderna; y tercero como un proyecto descolonizador de liberación que se afirma y articula en el accionar de los sujetos, pueblos y movimientos afrodiaspóricos. El artículo esboza una genealogía de las diásporas
afroamericanas tanto en su pluralidad como en sus vínculos, enfocándose en
las diásporas afro-latinas. Como uno de los hitos principales de la perspectiva
afrodiaspórica descolonizadora que se elabora en el trabajo, se establece un
diálogo político epistémico entre el “feminismo de las mujeres de color” con
la teoría y la crítica de la modernidad a partir del concepto de colonialidad
del poder.
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LOS ESPACIOS DE LA DIÁSPORA AFRICANA
El reciente auge en la creación y comercialización de los estudios sobre la
diáspora africana aún necesita centrar e integrar por completo las historias,
culturas y políticas de las afro-latinidades. En este texto, situaré las afro-latinidades en escenarios más amplios de historia mundial, más específicamente
en perspectiva de la diáspora africana global como campo geohistórico central
en el sistema-mundo capitalista moderno/colonial. En dicho análisis, expondré argumentos sobre los valores teóricos y políticos de la diáspora africana
como formación histórico-mundial, mientras intento hacer una cartografía
de ella. Otro hilo conductor en este artículo será la importancia de la política
afroamericana y las corrientes intelectuales afrodiaspóricas para la descolonización del poder y el conocimiento desde una óptica feminista.
En un artículo seminal Tiffany R. Patterson y Robin D.G. Kelley intentan desarrollar «un marco teórico y una concepción de la historia mundial
que trata la diáspora africana como unidad de análisis»2. Sostienen ellos que
aun cuando las corrientes intelectuales, las formas culturales y los movimientos sociales negros han sido transnacionales desde la dispersión misma de los
pueblos africanos con el inicio de la modernidad capitalista y el establecimiento de la esclavitud, los lenguajes de la diáspora sólo se han usado desde
los años cincuenta. A su vez, Brent Edwards alega que no sólo la retórica de
«la diáspora es de uso reciente por parte de los afroamericanos», sino que
además sigue teniendo poco valor político, ya que no está completamente
integrada al discurso de los movimientos sociales y el activismo político
negro. Edwards afirma que los discursos de la diáspora africana surgieron en
los sesenta en parte como respuesta a las posiciones panafricanistas que definen el mundo negro en términos de la unidad racial y las similitudes culturales que dan por hecho la unidad cultural básica entre la gente negra.
En contraste, él aboga por «un sentido de la diáspora con perspectiva
histórica y política» y describe la diáspora africana como un «circuito transnacional de política y culturas que traspasa naciones e incluso océanos», y
que dadas las contradicciones y diferencias que lo caracterizan se analizaría
mejor usando el concepto de décalage3. En esta misma línea, argumentaré a
2
3
Ver Patterson y Kelley (2000), seguidos por varios comentarios sobre el artículo.
Para Edwards (2001: 65) el término francés «décalage es la esencia de justo lo que no puede transferirse o intercambiarse, los preconceptos recibidos que rehúsan a pasar desapercibidos cuando uno
cruza el agua. Es un núcleo cambiante de diferencia; es el trabajo de “las diferencias dentro de la
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favor de la importancia de categorías geohistóricas como la diáspora africana
y el Atlántico negro para analizar las redes translocales que tejen las diversas
historias de los pueblos de origen africano en el sistema-mundo moderno/colonial capitalista4.
Patterson y Kelley afirman que la diáspora puede interpretarse como proceso y condición. «Como proceso se está reelaborando constantemente mediante el movimiento, la migración, y re-imaginada por medio del
pensamiento, la producción cultural y el debate político. Sin embargo, como
condición está directamente ligada al proceso por el cual es construido y reconstruido... la diáspora africana existe en el contexto de las jerarquías globales de raza y de género.» El análisis que hacen de la diáspora africana como
condición ligada a los procesos histórico-mundiales de explotación capitalista, dominación de Occidente (geopolítica y geocultural) y formación es
de estado moderno/colonial; y como proceso constituido por prácticas culturales, resistencias cotidianas, luchas sociales y organización política de «la
gente negra como sujetos transnacional/translocales» tiene solidez y creatividad analítica. Yo añadiré una tercera dimensión, la diáspora africana como
proyecto de afinidad y liberación fundamentado en una ideología translocal
de hacer comunidad y en una política global de descolonización. La diáspora
africana puede concebirse como un proyecto de descolonización y liberación
insertado en las prácticas culturales, las corrientes intelectuales, los movimientos sociales y las acciones políticas de los sujetos afrodiaspóricos.
El proyecto de la diáspora como práctica de liberación y construcción
de comunidad transnacional se basa en las condiciones de subalternización
de los pueblos afrodiaspóricos y en su agencia histórica de resistencia y autoafirmación. Como proyecto, la diáspora africana es un norte, un horizonte
utópico para los sueños de libertad negra5.
4
5
unidad”, un punto inidentificable que es incesantemente tocado y señalado y presionado».
Edwards formula también una útil diferenciación entre la diáspora africana como categoría global
y el Atlántico negro como categoría regional transnacional. La denominación sistema-mundo capitalista moderno/colonial es usada por varios intelectuales como representación teórica de la modernidad capitalista como totalidad histórica en la que la colonialidad sirve como cara oculta de la
modernidad. Ver entre otros, Grosfoguel (2003), Grosfoguel y Cervantes (2002), Quijano (2000),
Mignolo (2000, 2006).
Uso el concepto de utopía como horizonte de futuros alternativos basados en las posibilidades del
presente que sirve como fuente de esperanza y como norte que nos indica qué dirección tomar.
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Existe una discusión en los estudios transnacionales negros sobre si deberíamos hacer una diferenciación tajante entre las perspectivas del panafricanismo y la diáspora africana. Algunos académicos sostienen que aunque el
internacionalismo panafricanista estaba basado en una política de identidad,
el mismo surgimiento de los discursos de la diáspora africana convergió con
el surgimiento de una política de la diferencia. Sin embargo, hay diferentes
versiones de panafricanismo (que van desde un nacionalismo panafricano
hasta un marxismo negro cosmopolita)6, así como una diversidad de discursos de la diáspora africana, como veremos más adelante.
II.
Diáspora africana/Atlántico negro
y el disputado terreno de la negritud
En el análisis de las teorías sobre la negritud global algunas preguntas cruciales son: ¿qué presencias de África y significados de africanía se perciben?;
¿cómo debemos analizar los lazos que unen y las fronteras que dividen a los
sujetos afrodiaspóricos (o negros)? Los conceptos de africanía y negritud tienen una amplia gama de significados, implicaciones ideológicas y trasfondos
políticos. Por ejemplo, ser negro no siempre implica una descendencia africana (en ciertas épocas y lugares el significado de la negritud en Inglaterra
puede incluir a personas de origen surasiático), mientras que la identidad de
la africanía no debe circunscribirse ni al África subsahariana ni a la negritud
(en el limitado sentido de piel muy oscura)7. De allí la necesidad de genealogías más complejas para mapear la multiplicidad de historias, identidades,
corrientes culturales-intelectuales y proyectos políticos que componen la diáspora africana y el Atlántico negro.
6
7
Ver Bloch (2000), Santos (2001) y Wallerstein (1998). Para el concepto de sueños de libertad
negra, ver Kelley (2003).
Un ejemplo clásico es la distinción entre la teoría y la política de Marcus Garvey (nacionalismo
negro transnacional) y C.L.R. James (marxismo negro). Ver Robinson (2000).
Una pregunta relevante es si África del norte hace parte de la definición de continente africano y
las implicaciones para las definiciones de negritud y africanía. Un ejemplo actual viene de Francia,
donde muchos jóvenes que se rebelaron en noviembre del 2005 tenían un ancestro norafricano y
se autodefinían como negros.
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En los discursos afrocéntricos de la africanía, el continente tiende a imaginarse como la patria original que provee las raíces de la unidad de todos
los pueblos africanos.8 En dicha óptica, la diáspora es constituida por personas de origen africano que viven fuera del continente. Aquí el continente se
concibe como la fuente primigenia y la patria última. En esta lógica identitaria, los lazos que unen son el origen común, la afinidad cultural y el destino
político. La africanía se define por nociones de tradición y autenticidad que
tienden a corresponder a discursos patriarcales de género y sexualidad. Sin
embargo, no todos los panafricanismos son afrocéntricos, y establecer una
simple ecuación de afrocentrismo, nacionalismo negro y panafricanismo implicaría un movimiento analítico reductivo que combinara diversas y distintas
tradiciones de pensamiento y política9.
El panafricanismo puede definirse como un movimiento histórico-mundial y como un marco ideológico liderado por activistas que buscan articular
una política racial transnacional de autoafirmación y liberación de las negritudes. El período de mayor auge del panafricanismo puede situarse desde el
período de las revueltas antisistémicas de los esclavizados en el siglo XVIII
(cuyo epítome fue la revolución haitiana) y el abolicionismo negro durante
el «largo» siglo XIX, hasta la aparición de una nueva ola de movimientos antisistémicos en los años sesenta. Dicho proyecto (político, cultural e intelectual) llegó a su cúspide durante los congresos panafricanos de comienzos del
siglo XX y con los movimientos por la descolonización de África en los cincuenta y sesenta. Sin embargo, reiteramos que dentro del panafricanismo
hay diversos análisis y proyectos políticos que involucran diferentes nociones
de justicia, libertad, democracia cultural y liberación negra.
8
9
El significado de afrocentrismo no es en modo alguno completamente claro. Hay una creciente
tendencia a usar de manera reduccionista términos, como afrocentrismo y nacionalismo negro, y
necesitamos activamente impugnar esos fáciles rechazos a complejas tradiciones políticas e intelectuales. En este ensayo por discursos afrocéntricos me refiero a esas narrativas que asumen una
unidad esencial de todos los pueblos de origen africano que pueden ser rastreados hasta orígenes
africanos comunes, un análisis basado en una lógica histórica monolítica en la que la civilización
moderna es simplemente un producto del continente africano. En el último significado, el afrocentrismo es la otra cara de la moneda del eurocentrismo, pero usando el mismo tipo de lógica
monocéntrica del desarrollo histórico. Ver Howe (1998). Para consultar teorías alternativas de la
historia basadas en enfoques policéntricos, ver Dussel (1996, 1998), Mignolo (1997), Prashad
(2001), Shohat y Stam (1994).
Un ejemplo visible de esto es Gilroy (1993).
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Los discursos de la diáspora africana también varían en cuanto a perspectiva teórica y proyecto ético-político. Una manera útil de distinguirlos es
la diferenciación que hace Mishra entre «diásporas del exclusivismo» y «diásporas de la frontera»10. Del mismo modo, James Clifford distingue «diásporas
multicentradas», caracterizadas por «redes transnacionales construidas a partir
de múltiples adhesiones» del «modelo de la diáspora centrada» en el que las
identidades diaspóricas sustentadas desde una historia de desarraigo y dispersión se basan en un mito de retorno a una tierra original. El cambio al
discurso de la diáspora en los estudios transnacionales negros y en las redes
cosmopolitas negras (y en menor medida en la política racial negra), para
muchos implicó una amplia división entre las narrativas afrocéntricas y de
nacionalismo negro, en contraste a las nociones multicentradas y posnacionalistas de la diáspora. Sin embargo, las diferencias no son tan tajantes, aun
cuando el rastreo de estas diferencias grosso modo puede ser analíticamente
útil y políticamente relevante.
Las evocaciones de la diáspora desde los puntos de vista afrocéntricos y
nacionalista negro tienden a reutilizar los análisis y políticas del internacionalismo panafricanista. En contraste, los análisis postnacionalistas de la diáspora africana critican el panafricanismo por mantener una visión esencialista
de las culturas africanas y afrodiaspóricas y una ideología nacionalista que
supuestamente pasa por alto las diferencias (de clase, género, sexo, etnia) y
que por ende minimiza la posibilidad de establecer alianzas más allá de las
divisiones raciales. Pero, como he dicho hay importantes diferencias en cada
campo, como lo revela un debate en el que Kobena Mercer critica a Paúl Gilroy por guardar un núcleo teórico básico que define las identidades en el
Atlántico negro (como se pone de manifiesto en el concepto de Gilroy del
«mismo cambiante»), mientras que Gilroy refuta que la noción «rigurosamente antiesencialista» de la diáspora defendida por Mercer, como un «lugar
de múltiples desplazamientos... sin privilegios de raza, tradición cultural,
clase, género o sexualidad», carece de un sentido de historicidad en tanto no
10 Según Mishra, las diásporas pueden seguir una lógica identitaria que podría ser exclusiva (p. ej.,
de otros géneros y razas) como las naciones, o en contraste podría seguir una lógica de la diferencia
que podría servir de premisa para prácticas de pertenencia más flexibles e inclusivas. Mishra (1994),
como aparece citado en Clifford (1997). La idea misma de las diásporas de la frontera rebate una
marcada diferenciación entre diásporas y zonas fronterizas, y por consiguiente entre estudios latinos
y estudios negros. Ver Milian (2006).
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enlaza con claridad las historias negras con el capitalismo, el racismo moderno y las culturas de la resistencia11.
Argumentamos que Stuart Hall fue capaz de trascender estos términos
de discusión distinguiendo entre dos momentos de identificación diaspórica.
El primero lo define como un momento de recuperación contra la pérdida
de memoria y de cultivo de una identidad colectiva a fin de desarrollar un
sentido de pertenencia y de adquirir la agencia para actuar políticamente. El
segundo es cuando se liberan las diferencias (de clase, género, sexo) para deconstruir los múltiples ejes de dominación (el capitalismo, el patriarcado, el
racismo, el colonialismo) que formulan las identificaciones (clase, género,
sexualidad, raza, etnia) y organizan los patrones de poder histórico-mundiales12. Para Hall, África no es ni el origen ni una cultura o civilización esencial,
sino más bien un marcador simbólico de historias compartidas de desplazamiento, opresión, resistencias, contramemorias y semejanzas en la producción cultural.
Como identidad político-cultural, la negritud es tan contextual y contingente como la africanía. Son asuntos contingentes y rebatidos si el identificador «negro/a» debe atribuirse a qué tipo de cuerpos y poblaciones, al
igual que los significados políticos y los valores de la negritud. La negritud
puede usarse como denominador común para las «razas oscuras del mundo»,
lo que podría promover propuestas para una «Revolución Mundial Negra»13.
Pero la denominación «negro» puede además restringirse a los cuerpos más
oscuros según los criterios pigmentocráticos racistas que representan la negritud como una señal del salvajismo absoluto y a África como el continente
oscuro sin historia. Al contrario, concibo la negritud como más que el solo
11 Ver Gilroy (1992) y Mercer (1988, 1990).
12 Hall analiza la política de la diferencia de este segundo momento usando el concepto de diferencia
de Derrida, como principio epistémico y político para la deconstrucción de identidades categóricas
sobre la base de la alteridad. La misma lógica teórica y política es utilizada por Rhadhakrishnan
para formular un argumento sobre las identidades étnico-raciales y la diasporicidad en los Estados
Unidos. Ver Hall (1990a, 1990b) y Radhakrishnan (1996). El análisis que hace Hall de las identidades mundo-históricas en relación con las constelaciones globales de poder y una lógica de la
alteridad epistémica y política de la alteridad se asemejan también a los análisis hechos por teóricos
críticos latinoamericanos como Enrique Dussel y Aníbal Quijano. Ver Hall (1993), Dussel 1996)
y Quijano (2000).
13 Para conocer más sobre el concepto de las «razas oscuras del mundo», ver Du Bois (1935). Por mi
colega y amigo John Bracey supe del proyecto de «Revolución Mundial Negra».
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color, como un terreno en pugna de memoria, identidad, cultura y política,
como una arena histórica en la que se enuncian y debaten diferentes proyectos políticos, relatos históricos, lógicas culturales y autodesignaciones14. Algunos ámbitos de estas variaciones de la negritud son la política del
autonombrarse («negro» o «afrodescendiente»), la cuestión del color (¿debemos distinguir entre negro y mulato?) y las imbricaciones y mediaciones con
las dimensiones locales, nacionales y transnacionales de las historias de los
sujetos de la africanía moderna.
En este análisis, una pregunta clave es ¿cuál es la relación entre naciones
y diásporas, y en consecuencia entre discursos nacionalistas y diaspóricos?
Clifford sostiene que aun cuando las diásporas siempre han sido parte integrante de los nacionalismos modernos, «las formas culturales diaspóricas
nunca pueden, en la práctica, ser exclusivamente nacionalistas», dada su historia y condición como «articulación de viajes, hogares, memorias y conexiones transnacionales» que las ponen en una «tensión imbricada» con los
lugares que los reciben y que los despiden (naciones, regiones, continentes).
Por ende, una comunidad diaspórica representa una «diferencia más fuerte
que una vecindad étnica» en la medida en que tienen un «sentido de ser “personas” con raíces históricas y destinos ajenos al tiempo y el espacio de la nación que los acoge».
La constitución misma de las diásporas se basa en el principio de la diferencia, y así definidas las identidades diaspóricas ponen en entredicho las
pretensiones nacionalistas de ser el discurso dominante de la identidad y el
marco principal de la cultura y la política. El argumento aquí no tiene como
objetivo desplazar las naciones con las diásporas o el nacionalismo con discursos posnacionalistas, sino mirar cómo una perspectiva afrodiaspórica
puede permitirnos repensar el ser, la memoria, la cultura y el poder más allá
de los confines de la nación como unidad de análisis (y la forma dominante
de la comunidad política) y desarrollar una política de la descolonización no
limitada al nacionalismo15. Elaboraciones analíticas como la diáspora africana
14 Esto es recogido con mucha sabiduría poética en la expresión de James Baldwin: «Negro es un
país» que sirve también como título del libro de Nikil Pal Singh. Ver Singh (2003).
15 La cuestión del nacionalismo es bastante complicada y va más allá del alcance de este artículo. Sin
embargo, quiero señalar que estoy en desacuerdo con una tendencia en la teoría posmoderna/poscolonial a simplemente desechar el nacionalismo como algo desfasado. Para abordar los nacionalismos,
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y el Atlántico negro podrían permitirnos repensar historias, culturas y políticas más allá de la nación, a la vez que desarrollamos «categorías geohistóricas
no occidentalistas y postimperialistas»16. En vista de la centralidad de la diáspora africana en las formaciones y transformaciones de las modernidades occidentales y las modernidades subalternas, una perspectiva afrodiaspórica
debe ser un componente esencial de cualquier teoría crítica del mundo
moderno.
En resumen, conceptualizo la diáspora africana como un campo histórico
multicentrado, como una formación geocultural compleja y fluida, y como
un espacio de identificación, producción cultural y organización política enmarcado en procesos histórico-mundiales de dominación, explotación, resistencia y emancipación. Si el campo histórico-mundial que ahora llamamos
la diáspora africana, como condición de dispersión y como proceso de desplazamiento está basado en formas de violencia y terror que son centrales a
la modernidad, ello también significa un proyecto cosmopolita de articulación de las diversas historias de los sujetos de la africanía moderna, a la vez
que la creación de corrientes intelectuales/culturales y movimientos políticos
translocales.
La diáspora afroamericana no es una formación uniforme, sino un montaje de historias locales entretejidas por condiciones comunes de opresión
racial, político-económica y cultural y por semejanzas familiares basadas no
sólo en experiencias históricas conmensurables de subordinación racial, sino
también en afinidades culturales y repertorios similares (a menudo compartidos) de resistencia, producción intelectual y acción política17.
debemos historizar los discursos y movimientos nacionalistas y sus articulaciones con otras ideologías
y movimientos como el socialismo, el feminismo y el panafricanismo dada la extensa variedad de nacionalismos. Dos intentos interesantes de desarrollar una sociología histórica de los nacionalismos y
de diferenciar sus diversos significados políticos son Lomnitz (2001) y Lazarus (1998).
16 Coronil.
17 Para el concepto de resemblanzas familiares, ver Wittgenstein (1968).
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Una perspectiva de género para los discursos
de la diáspora africana
La mayoría de los análisis de la diáspora africana tienden a marginalizar las
consideraciones de género y sexualidad18. Mirar desde el género el discurso
de la diáspora africana es necesario no sólo para trazar una imagen más compleja y concreta (que incluya a las mujeres) de las historias de las personas de
ascendencia africana en el mundo moderno, «para hacer visibles las vidas sociales que a menudo son desplazadas, despojadas de una geografía» o clasificadas como «personas sin historia», sino, de manera significativa, para realizar
una crítica feminista a las formas, mediaciones y prácticas patriarcales que
constituyen los regímenes de poder modernos/coloniales. Las feministas negras han redefinido la teoría, la historia y la política de la diáspora africana19.
Críticas culturales afrodescendientes, como Carol Boyce Davis, han proveído
grandes contribuciones hacia la redefinición de los parámetros de la literatura
negra dibujando un cuerpo diaspórico global de escritoras negras. Académicas feministas negras como Michelle Stephens y Michelle Wright han desarrollado críticas feministas de las tradiciones afrodiaspóricas culturales,
intelectuales y políticas no sólo lideradas por figuras masculinas sino también
caracterizadas por una mirada y un proyecto masculino. El haberle dado una
perspectiva de género a la diáspora africana ha redefinido su analítica y su
carácter mismo.
El libro de Michelle Stephens Black Empire se concentra en cómo los intelectuales y activistas caribeños panafricanistas residentes en los Estados Unidos de comienzos del siglo XX (C.L.R. James, Marcus Garvey y Claude
McKay) desarrollaron un «imaginario global masculino» en el que se concebía
18 Clifford (op. cit.) señala que es notable la ausencia del género en el discurso de la diáspora en términos generales. Patterson y Kelley (op. cit.) discuten la importancia de analizar desde el género la
diáspora africana. Pongo entre paréntesis la cuestión de la sexualidad en este artículo. Sin embargo,
esto no debe indicar que niego el carácter central de las mediaciones de la sexualidad en las constelaciones de poder mundo-históricas y por ende en los movimientos sociales, culturas expresivas
y formas de subjetividad. La absoluta ausencia para la mayor parte, con excepción de la crítica feminista y la teoría queer, de un análisis de la lógica sexual y las economías libidinales inscritas en
los discursos de la diáspora en general y de las trayectorias afro-diaspóricas en particular, implican
una urgente necesidad de erotizar la teoría crítica y el análisis histórico.
19 Ver entre otros, Boyce Davis (1994), Hill Collins (2000), Gunning et al. (2004), McKittirick
(2006) y Nassy Brown (2005).
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la diáspora africana como un proyecto transnacional en búsqueda de soberanía
e identidad histórica y, por consiguiente, en parte como una batalla entre las
masculinidades occidentales y afrodiaspóricas. Como en los discursos nacionalistas, en esta narrativa masculina de la diáspora africana, las mujeres tienden
a ser representadas como guardianas afectivas y culturales de la raza, mientras
que África tiende a ser feminizada como la madre patria que debe ser protegida
y rescatada. Stephens describe su obra como «un análisis, con particular énfasis
en el género, del transnacionalismo y el internacionalismo negros, configurado
por una crítica feminista de las formaciones imperiales y las construcciones
nacionalistas». Hace eco a la invitación de Jacqueline Brown a que «los estudios sobre la diáspora atiendan de manera más directa a la política del género
más que a las “experiencias femeninas”, (y a que) cuestionemos cómo prácticas
(como los viajes) y procesos específicos (como la formación de comunidades
diaspóricas) llegan a permearse de ideologías de género (o asumen una visión
de género)»20.
En el libro Becoming Black, Michelle Wright estudia «los contradiscursos
diaspóricos africanos de la subjetividad negra» haciendo lecturas críticas de
figuras canónicas (DuBois, Cesaire, Senghor, Fanon) entre la intelectualidad
cosmopolita masculina negra, contrastando su método y argumentos sobre
la modernidad negra con escritos de la modernidad Afrofeminista (Audrey
Lorde y Carolyn Rodgers). Sostiene la autora que las tradiciones intelectuales
negras tienden a construir el sujeto negro como masculino, y defiende que
dado que «la negritud como concepto no puede ser… producido separadamente del género y la sexualidad» hay una necesidad de reformulaciones feministas y homosexuales de la diáspora africana contra el «discurso
heteropatriarcal» del nacionalismo donde «no existen las mujeres negras».
Wright construyó su argumento por un método dialógico/diaspórico «para
recuperar lo negro femenino como tema» desde la noción de Audrey Lorde
de la negritud como originaria en la figura de la madre. Ella asevera que
«Lorde apunta a la diáspora africana como un espacio complejo en el que
existen diferentes tipos de intersujetos» y afirma que esto significa «moverse
desde las discretas fronteras de la nación al infinitamente más complejo espacio y tiempo combinados de la diáspora africana». Define ésta como «una
20 Esta cita de Brown viene de Stephens. Ver Nassy Brown (1998).
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serie de formaciones multivalentes en las que se entrecruzan lo histórico y lo
cultural» y afirma que «los discursos feministas y homosexuales negros están
íntimamente ligados en la producción de un discurso diaspórico africano».
Estas perspectivas feminista y homosexual negras de la diáspora africana responden al hecho de que «no todos los sujetos negros querrían escuchar hablar
a todos los subalternos» y revelan la particular profundidad de las formas de
subalternización experimentadas por las mujeres de color y los homosexuales
negros. En este sentido, la diáspora africana debe entenderse como un terreno
en pugna de políticas de género y sexuales donde entran en juego las definiciones mismas de identidad, agencia y proyecto histórico.
En suma, dar una perspectiva de género a los discursos de la diáspora africana implica una ruptura epistémica importante e imperativos políticos que
incluyen revisitar y cuestionar el carácter masculinista de las ideologías dominantes de la negritud global, poniendo en el centro las historias de las mujeres
y las perspectivas feministas, y reconociendo la importancia del género y la
diferencia sexual como claves entre las múltiples mediaciones que constituyen
los sujetos afrodiaspóricos. En general, la teoría y la política feministas proporcionan importantes herramientas para el análisis y la transformación de
las constelaciones modernas/coloniales de poder y conocimiento. Dicha perspectiva feminista implicaría una re-lectura de las constelaciones de poder a
partir de una hermenéutica de la intersección (por ejemplo de género, sexualidad y raza) en procesos e instituciones claves incluyendo la economía-mundo
capitalista, los imperios, los estados-nación, las lógicas culturales, las familias,
y las formaciones de intimidad y subjetividad21.
IV.
Diásporas y fronteras: feminismos
de mujeres de color/mujeres del Tercer Mundo
En los Estados Unidos una corriente intelectual y un movimiento social que
se autodefine como «mujeres de color» o «feminismo del tercer mundo»
abandera críticas teóricas y una oposición política a modos de dominación
globales, nacionales y locales, revelando el rodaje del patriarcado en todos
21 Ver, entre otros, Stoler (2002), McClintock (1995) y Mies (1998).
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los espacios e instituciones sociales (desde la economía-mundo capitalista y
el moderno estado-nación hasta la intimidad) a la vez que reconoce la agencia
de las mujeres subalternas en las luchas históricas y los movimientos sociales,
y en la construcción de mundos alternativos22. El feminismo de las mujeres
de color surgió de coaliciones intelectuales y políticas durables entre mujeres
latinas y afroamericanas.
Esta corriente de crítica y política participa en una «praxis feminista críticamente transnacional (internacionalista)» basada en «un marco feminista
antirracista, anclado en la descolonización y comprometido con la crítica anticapitalista»23. Dicho proyecto de transformación total se define como un
proyecto de descolonización que implica «profundas transformaciones de las
estructuras del ser, la comunidad y la autoridad». Esta «promesa ilimitada de
descolonización» implica la lucha contra todas las formas de opresión (de
clase, de raza, de género, sexual, geopolítica, epistémica) en todas las esferas
sociales y a todas las escalas (locales, nacionales, globales). Esta búsqueda de
descolonización de la economía, la organización política, el conocimiento,
la cultura y la subjetividad involucra un «imaginario descolonial» para cambiar nuestra perspectiva epistémica y configurar una praxis transformativa24.
La teoría crítica y la política radical del feminismo de las mujeres de
color/del tercer mundo convergen en formas decisivas con el análisis y el proyecto descolonial de los intelectuales-activistas que analizan y buscan transformar la modernidad capitalista desde la perspectiva de la colonialidad del
poder25. Ambas analizan la modernidad desde una perspectiva descolonial
histórico-mundial, y ambas ven el poder como un patrón complejo que integra la explotación de clase y la acumulación de capital con la dominación
étnico-racial, cultural-epistémica y de género-sexual. En suma, tanto el feminismo de las mujeres de color como la perspectiva de la colonialidad del
poder se desprenden de una «actitud descolonial» y actúan por una política
de la descolonización26.
22 Ver Moraga y Anzaldúa (1983), Grewal y Kaplan, Mohanty y Alexander (1996), Mohanty, Russo
y Torres (1991).
23 Mohanty (2003).
24 Para el concepto de imaginario descolonial, ver Pérez (1999).
25 Para el concepto de la colonialidad del poder, ver Quijano (2000).
26 Es importante anotar que importantes corrientes del feminismo latino y africano-americano no
abandonaron la elaboración de críticas anti/post-coloniales y la política de la descolonización para
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Los feminismos de las mujeres de color y de las mujeres del tercer mundo
habían también elaborado conceptos de las diásporas como espacios de diferencia y espacios para construir lo que María Lugones llama «unidad compleja» o solidaridad lograda en la intersección de múltiples cadenas de
opresión y de las estrategias de liberación correspondientes27. Este imaginario
descolonial de frontera/diaspórico ha configurado fructíferas coaliciones en
los campos político e intelectual entre las feministas negras y latinas de los
Estados Unidos, quienes persiguen metas de liberación y descolonización
comunes. En el sentido específico de la afro-latinidad como identidad política feminista, la diferencia afro-latina sirve como constituyente crucial para
trazar puentes dentro de este campo político y de crítica intelectual.
Uno de los principales aportes teóricos del feminismo de las mujeres de
color es el concepto de «política del lugar de enunciación»28, que relaciona
las «múltiples mediaciones» (género, clase, raza, etc.) que constituyen el sujeto, con diversos modos de dominación (capitalismo, patriarcado, racismo,
imperialismo), y con diferentes (pero entrelazadas) luchas y movimientos sociales29. A partir de este planteamiento, propongo el concepto de política de
la translocación para enlazar geografías de poder a diferentes escalas (local,
regional, nacional, global) con las posiciones de sujeto (de género/sexuales,
étnico-raciales, de clase, etc.) que constituyen la subjetividad30. Los sujetos
diaspóricos afro-americanos deben concebirse como translocales porque, aun
cuando estamos conectados con la nacionalidad, también nos inscribimos
en constelaciones geohistóricas más amplias (el Atlántico, el continente americano, la negritud global, el sistema-mundo capitalista moderno/colonial),
al mismo tiempo que las identidades negras están mediadas por una pluralidad de diferencias (clase, género, sexualidad, lugar, generación). Los sujetos
27
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30
abordar cuestiones de memoria, ser y poder en los Estados Unidos. La mayoría de los académicos
rechazaron las llamadas analogías coloniales que sirvieron de base a los estudios latinos en los años
60 y 70, mientras que las académicas desarrollaron críticas de las formas patriarcales de los nacionalismos anti-coloniales mientras desarrollaban sus propias versiones de la teoría y la política descoloniales. Ver Pérez (1999), Sandoval (2000) y Mohanty (2003). Para el concepto de actitud
descolonial, ver Maldonado Torres (2006).
Ver Lugones (2003).
Ver Alarcón (1989), Kaplan y Grewal (1994), Frankenberg y Mani (1993).
Para el concepto de mediaciones múltiples, ver Mani (1990).
Propuse una política de la translocación en la introducción al volumen coeditado Mambo Montage.
Ver Lao-Montes (2001).
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afrodiaspóricos pueden ser simultáneamente nacionales (afro-cubanos), locales (de Louisiana), regionales (afro-latinoamericanos) y globales (intelectuales o activistas cosmopolitas negros). En resumen, la noción de diáspora
africana implica un océano de diferencias y un terreno en pugna inscrito por
ideologías de género, intereses políticos y sensibilidades generacionales
diferentes.
En este sentido, podemos entender la diáspora africana como una Frontera Negra, como un campo geohistórico con múltiples fronteras y niveles
variados y complejos31. En este registro, otro avance importante es el intento
de Claudia M. Milian Arias de «reconceptualizar dos modelos fundacionales», a saber, las «zonas fronterizas» de Anzaldúa y la «doble conciencia» de
DuBois, como una manera de construir vínculos entre estudios negros y estudios latinos con base en una «teoría relacional de la raza». Su propuesta de
«una doble conciencia abierta» representa una extensión útil del valor político
y analítico del concepto en la medida en que «permite que la mezcla de la
negritud corresponda al mestizaje café, junto a la combinación de ideologías
que estas figuraciones crean por medio del género, la clase y la sexualidad».
La comparación que hace Milian de la doble conciencia de DuBois con la
«conciencia extranjera» de Anzaldúa podría relacionarse también con el concepto de «conciencia diferencial» de Chela Sandoval, pero no sin reconocer
que este último concepto supone e implica una praxis oposicional y transformativa32. A propósito de esta última propuesta cabe destacar la noción de
“tercera conciencia” Afro sugerida por el intelectual afrocubano Roberto Zurbano para significar una subjetividad emergente desde corrientes estéticas y
político intelectuales, donde lo negro irrumpe como fuerza creativa y transformadora en aras de una praxis de imaginación, justicia y libertad.
Para cerrar esta parte, sostendré que también es importante dirigir la mirada más allá de los horizontes epistémicos y políticos que ofrece una perspectiva afrodiaspórica. Patterson y Kelley señalan los límites del discurso de
la diáspora africana argumentando que la historia y la política afrodiaspórica
31 Clifford (op. cit.) distingue «zonas fronterizas» y «diásporas» como dos formaciones espaciales distintas y como marcos para la identificación y la política, al tiempo que se intersecan sus significados
y dinámicas.
32 Ver Sandoval (2000). También la rigurosa problematización del concepto de la doble conciencia
de DuBois elaborada por Allen (2003).
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siempre han estado basadas en algo más que consideraciones raciales y siempre han estado articuladas con otros procesos histórico-mundiales (con la
servidumbre bajo contrato de los surasiáticos en el siglo XIX), ideologías (el
socialismo, el islamismo) y movimientos antisistémicos (movimiento obrero,
el feminismo). Una perspectiva afrodiaspórica es insuficiente en términos de
análisis e indeterminada políticamente si no especificamos sus condiciones
histórico-mundiales de existencia y no exploramos sus posibilidades políticas
e ideológicas. Los discursos de la diáspora africana pueden también ostentar
definiciones de identidad excluyentes como ya lo vimos en relación con el
género, pero las exclusiones pueden también derivarse de definiciones civilizacionales (afrocéntricas) y mundo-regionales (anglocéntricas) de la negritud y la diáspora. De allí la necesidad de pluralizar nuestros conceptos y
cartografías de la diáspora africana para ver su diversidad, sus contradicciones
y sus particularidades locales, y para entender los límites y posibilidades de
la política afrodiaspórica.
V.
Afro-latinidades: la pluralización de los espacios
de la diáspora africana
Al mapear los espacios de la diáspora africana, necesitamos historizarlos especificando su diversidad y complejidad mientras analizamos sus articulaciones. El concepto de comunidades afroamericanas de Earl Lewis como
«diásporas que se superponen» es una herramienta de análisis útil para entender la diversidad y la articulación dentro de la diáspora africana. Aquí
acuño el concepto de diásporas entrelazadas para señalar que no sólo la pluralidad de historias y proyectos articulados en la diáspora africana, sino también la imbricación histórico-mundial de múltiples genealogías de formación
diaspórica (las diásporas africana, surasiática y de Asia oriental que componen
el espacio de la diáspora caribeña), así como el carácter transdiaspórico de
las poblaciones de las ciudades del mundo (clases trabajadoras y nuevos inmigrantes como modernidades subalternas).
Las afro-latinidades tienden a ser marginalizadas (e incluso borradas) de
la mayoría de los mapeos de la diáspora africana. De otro lado, las perspectivas de la diáspora africana deben ser más pertinentes para los estudios
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latino/americanos. Esto demuestra la marginalización de las afro-latinidades
de los estudios latinos al tiempo que muestra nuestra invisibilización en las
cartografías de la diáspora africana. La misma ideología eurocéntrica que coloca la negritud en el fondo de la gran cadena del ser e imagina a África como
un continente oscuro por fuera de la historia, sitúa a las Personas Negras en
la parte inferior o por fuera de las definiciones mundo-regionales y nacionales
latino/americanistas. A su vez, la geopolítica del conocimiento que surge con
la secuencia histórica anglosajona de la hegemonía británica a la estadounidense en el sistema-mundo capitalista moderno/colonial, crea mapeos cognitivos y recuentos históricos de la diáspora africana y del Atlántico negro
centrados en el mundo anglo.
No obstante, a pesar de esta doble subalternización de las afro-latinidades
(de los discursos latino/americanistas y de los recuentos anglocéntricos de la
diáspora africana), hay una larga historia de la conciencia diaspórica afro-latina que incluye la participación en redes translocales de la diáspora africana.
Un ejemplo convincente es la reciprocidad transdiaspórica de tres movimientos culturales en tres diferentes nodos de una red cosmopolita de intelectuales
negros, creadores culturales y activistas políticos a comienzos del siglo XX:
el Renacimiento de Harlem, el movimiento de las negritudes y el afrocubanismo. Una importante relación en este mundo negro diaspórico cosmopolita se dio entre los escritores Nicolás Guillén y Langston Hughes, cuya
amistad, intercambio intelectual y político, mutua traducción de poesía e introducción recíproca en sus respectivos contextos nacionales y lingüísticos
ejemplifica de manera elocuente la solidaridad afrodiaspórica dentro de una
red translocal de esferas públicas negras.
Otro ejemplo revelador que debería configurar nuestro proyecto de remapear la diáspora africana inscribiendo dentro de ella las historias afro-latinas es
la biografía de Arturo Alfonso Schomburg. La vida y el legado de Arturo
Schomburg, mulato nacido en Puerto Rico, fundador de lo que sigue siendo
el archivo de historia negra más importante del mundo, pilar del Renacimiento
de Harlem y presidente de la Academia Negra Americana, es una fuente pródiga para esta discusión. Las diferentes interpretaciones de la biografía de
Schomburg por parte de intelectuales puertorriqueños, afro-estadounidenses
y afro-caribeños son reveladoras de cómo los distintos discursos de la diáspora
definen su temática y su espacio. En Puerto Rico, Schomburg es casi descono-
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cido, mientras que en la memoria de los puertorriqueños de los Estados Unidos
él encabeza la lista oficial de grandes boricuas al tiempo que los historiadores
afro-estadounidenses lo recuerdan como el archivista negro Arthur Schomburg.
Algunos investigadores sostienen que Schomburg abandonó la militancia hispánica caribeña después de 1898 y con el paso del tiempo dejó de lado su identidad puertorriqueña para adoptar una identidad afrodiaspórica33. Pero si
ahondamos en la obra y los proyectos de Schomburg obtendremos una visión
más matizada de sus múltiples localizaciones y lealtades34. Su constante compromiso con las afro-latinidades puede verse claramente en su lucha por la inclusión de los afrocubanos y los afropuertorriqueños en organizaciones como
la Sociedad Negra para la Investigación Histórica y por la inclusión de escritores afrohispanos en antologías de literatura negra. Su investigación sobre los
africanos en la edad moderna temprana en España promovió la actual revisión
de la historia europea como multirracial. Su apoyo a la traducción de escritores
afro-latinos, como Nicolás Guillén, reveló su esfuerzo por articular una diáspora africana plural. En realidad, Schomburg no podía renunciar a su identidad
afro-latina, porque su negritud fue impugnada muchas veces a la luz de su origen puertorriqueño y su color mezclado. Tal vez debido en parte a su subjetividad de frontera y a su ubicación cercana, Schomburg fue la figura negra en
los Estados Unidos de comienzos del siglo XX que mantuvo buenas relaciones
con personajes rivales como W.E.B. DuBois, Marcus Garvey, Claude McKay
y Alain Locke. En resumen, el proyecto de un cosmopolitismo negro de
Schomburg, entendiendo la diversidad y complejidad de las formaciones raciales y las prácticas culturales en diferentes espacios de la diáspora africana,
cuestionó conceptos estrechos de la africanía y la latinidad. Schomburg representa al intelectual translocal que ejecuta un proyecto diaspórico en el que se
conciben y articulan la identidad y la comunidad a través y más allá de las diferencias.
Las afro-latinidades como sujetos y poblaciones transdiaspóricos tienden
a transgredir concepciones esencialistas del ser, la memoria, la cultura y la política que corresponden a definiciones categóricas de identidad y comunidad,
33 Ver, entre otros, Des Verney Sinnette (1989) y James (1999).
34 Ver Sánchez (2001). Arroyo (2005) también se involucra en un análisis no sólo de las características
significaciones raciales de Schomburg en diferentes contextos y según diferentes criterios, sino también sobre sus ubicaciones en materia de género y sexualidad.
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como en la reducción de los significantes «negros» y «latinos» en simples rótulos identitarios. Las afro-latinidades en su pluralidad y diasporidad demuestran los límites de definiciones categóricas como negritud y latinidad al tiempo
que revelan los límites de los mismos discursos de la diáspora. Esto a su vez
implica el historizar, el hacer un análisis genealógico de la categoría afro-latinidades y de los discursos dentro de los cuales se enuncia.
VI.
Afro-latinidades y constelaciones histórico-mundiales
de identidad y diferencia
El denominador compuesto afro-latino está empezando a ganar adeptos en el
discurso académico, en el lenguaje de los medios de comunicación y en cierta
medida en el habla popular. Su campo semántico es bastante amplio, abarcando desde la designación del tema de un campo de investigación sobre los
latino/americanos de origen africano y la identificación de una identidad racial/política para movimientos sociales emergentes de latinos negros en todo
el continente americano, hasta el servir como título comercial para una colección de música salsa en el continente africano. A la luz de este amplio rango y
esta diversa serie de significados, escribimos afro-latinidades en plural35. Pero
al buscar conceptualizar lo afro-latino como categoría requerimos la claridad
más ajustada sobre la definición. Afro-latinidad es una categoría étnico-racial
que se refiere a las historias, memorias, lugares sociales, culturas expresivas,
movimientos sociales, organización política y experiencias vividas por las personas de origen africano en Latino/América36. La afro-latinidad es una categoría de diferencia, en contraste con los discursos sobre identidad basados en
35 Sin embargo, por razones de estilo, en este artículo empleo los términos afro-latina/o y afro-latinidades de manera intercambiable.
36 La expresión conceptual Latino/América significa un constructo geohistórico que la designa como
una región-mundo que comprende no sólo los estados-nación al sur del Río Grande que surgieron
de la colonización y las posteriores caídas de los imperios portugués y español, sino que incluye
también las diásporas latinoamericanas en los Estados Unidos. Debe quedar claro que esos constructos geohistóricos están limitados y son exclusivos tanto en las maneras como se concibe la
región (p. ej., ¿hace Haití parte de Latino/América, lo que revela la pregunta de la ubicación de lo
caribeño así como el rol del latinismo como ideología inventada en el siglo XIX en el discurso imperialista francés?), como en quiénes son los sujetos/ciudadanos en cuestión (p. ej., ¿son latinoamericanos los aymara?; ¿es el aymara un idioma latinoamericano?). Ver Mignolo (2006).
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nociones hegemónicas de nacionalidad y raza en Latino/América. Plantear las
afro-latinidades como designación de la diferencia debe suponer un análisis de
los valores políticos y conceptuales de denominaciones relacionadas (nacionales, regionales, étnicas, raciales, civilizacionales) de identidad/diferencia.
El término afro-latino separado con guión denota un vínculo entre la
africanía y la latinidad, dos categorías histórico-mundiales complejas y disputadas en la geografía, la identificación y la producción cultural, que tienen
sus propias genealogías particulares, a la vez que están entramadas37. Más
precisamente, para deconstruir el carácter de categoría de las afro-latinidades
debemos analizar la relación histórica de tres marcos discursivos en las definiciones modernas/coloniales del espacio histórico y la identidad colectiva,
a saber: la africanía, la americanidad y la latinidad.
Tales construcciones han sido producidas y constituidas mediante un
proceso histórico-mundial de desarrollo capitalista, dominación imperial y
formación de los estados-nación, que conllevaron al establecimiento de definiciones modernas/coloniales del ser, jerarquías basadas en el género (y la
erotización) de la identidad (racial, étnica, nacional). Este patrón históricomundial de dominación y resistencia que llamamos la colonialidad del poder
es el marco general desde el cual analizamos la producción (o invención) histórica conjunta de África (y la diáspora africana), las Américas y Europa,
como discursos mundo-regionales de espacio social, memoria, cultura/civilización e identidad/ser38.
Considero las afro-latinidades desde una perspectiva históricomundial/descolonial. Si se elaborara como categoría para la crítica descolonial
y como identidad política crítica, la diferencia afro-latina revelaría y reconocería historias ocultas y conocimientos subalternizados a la vez que alteraría
y desafiaría nociones dominantes (esencialistas, nacionalistas, imperiales, patriarcales) de la africanía, la americanidad y la latinidad39. Dicho lente nos
37 Para los cimientos mundo-históricos de las categorías moderno/coloniales del ser, ver Hall (1991a,
1991b) y Quijano (2000).
38 Para el concepto de colonialidad del poder, ver Quijano (2000). Para la invención moderna de
África, ver Mudimbe (1988). Para la invención de las Américas, ver O’Gorman (1951, 1961),
Dussel (1992) y Rabassa (1993).
39 En este planteamiento, el concepto de diferencia afro-latina, en cuanto designa sujetos cuya experiencia
y conocimiento son alterizados y subalternizados por discursos occidentalistas hegemónicos, constituye
una forma de la categoría de diferencia colonial enunciada por Mignolo, ver Mignolo (2000).
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permitiría además conceptualizar el Atlántico Negro y Afroamérica como
una composición de diásporas entrelazadas en la que los afro-latinos han jugado importantes roles a lo largo de la historia, al tiempo que concebimos la
latinidad como categoría diaspórica trans-americana/translocal. De este
modo, debería redefinirse el latino/americanismo dando cuenta de las historias de los sujetos afrodiaspóricos, mientras que los discursos de la diáspora
africana deben hacerse más matizados y pluralizados a la luz de las historias
afro-latinas.
Dado que las afro-latinidades están marginadas de las narrativas hegemónicas de la africanía, la negritud, la latinidad y la hispanidad y, por ende,
de las correspondientes definiciones mundo-regionales (Atlántico negro, Latinoamérica, Afroamérica, afrocaribeño) y nacionales de identidad y comunidad; lo afro-latino como forma diaspórica subalternizada de la diferencia
debe transformarse en categoría crítica para deconstruir y redefinir las narrativas hegemónicas de geografía, memoria, cultura y el ser.
En este análisis, un ángulo fructífero para el análisis y la crítica es la cambiante y siempre debatida política de las designaciones. Por ejemplo, podemos preguntar a quién se incluye y se excluye de la designación
africano-americano que reemplazó a de color que a su vez desplazó a negro40
como autodesignación políticamente preferida entre los activistas e intelectuales estadounidenses de origen africano. ¿Es la delimitación afro-americano
en el norte una manera de promover la reducción imperial de América a los
Estados Unidos de Norteamérica? ¿En lugar de ello debemos redefinir la expresión afro-americano para designar a los africanos que viven en el continente americano? ¿Está este juego liberal de etnización unido con guión
(afro-americano) actuando en detrimento de la teoría crítica de la raza y la
política radical antirracista? En otro registro, ¿debemos escoger entre afrolatino y afro-hispano?, ¿o cada uno de estos significantes híbridos denota significados particulares que revelan genealogías específicas?
40 N. de la T. En inglés se usaron las denominaciones “African-American” (que conocemos como
afroamericano) en reemplazo de “Black” (Negro, que puede equivaler al calificativo «de color») y
«Negro» (considerado despectivo en el uso moderno).
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VII.
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Por una genealogía de Afroamérica
Podemos remontar la genealogía de las categorías étnico-raciales
modernas/coloniales al cambio histórico de las nociones religioso-lingüísticas
en la Baja Edad Media sobre la «pureza de la sangre» en la península Ibérica,
a las clasificaciones raciales de comienzos de la Edad Moderna (indio, negro,
mestizo, africano, europeo) desarrolladas en los contextos de la conquista de
América y a la aceptación de la esclavitud como institución importante de la
modernidad capitalista. La evidencia en archivos indica la presencia de personas de descendencia africana en la tripulación de Colón en los llamados
viajes de descubrimiento. Esto no debe sorprender dado que Córdoba era
uno de los principales centros del mundo islámico y que las plantaciones de
caña de azúcar basadas en el trabajo de esclavizados africanos fueron establecidas originalmente por españoles y portugueses en las islas Canarias y Madeira alrededor de 1450.
En esta zona de contacto mediterráneo centrada en la península Ibérica,
que posteriormente se extendió parcialmente al mundo atlántico tenemos
también registros escritos de intelectuales afro-hispanos como Juan Latino,
africano de nacimiento que se convirtió en gramático del latín y en poeta, y
quien a pesar de convertirse en miembro de la nobleza por matrimonio y lograr un gran reconocimiento afirmaba una identidad negra africana que contrastaba con la blancura hegemónica41. El lugar de enunciación y la política
de autodenominación de este fascinante personaje que llegó a ser catedrático
de poesía en la Universidad de Granada debe ser una plantilla histórica para
cualquier genealogía de las afro-latinidades. Desde Ladino, designación
común para los sujetos españoles de bajo estrato que demostraban buen desempeño en la lengua del imperio (castellano), tomó el nombre de Latino
para establecer «un linaje del antiguo imperio y una genealogía basada en
sus propios méritos lingüísticos»42 como maestro de latín clásico. A pesar de
ascender los escalones de raza y clase mediante un capital cultural adquirido,
Juan Latino no podía despojarse de su personificación de diferencia afrohispana.
41 Para el concepto de zona de contacto como espacio de dominación, hegemonía, resistencia y transculturación imperial/colonial, ver Pratt (1992).
42 Según aparece citado en Piedra (1991). Ver también Fra-Molinero (2005) y Lao-Montes (2005).
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Su relativo blanqueamiento mediante la latinización lingüística no podía
borrar su cuerpo negro de ser inscrito en el régimen somático-visual moderno/colonial de la pigmentocracia que enmarca la condición ontoexistencial que Fanon llama «el hecho de la negritud»43. Desde nuestra actual
perspectiva, en la medida en que esta historia muestra algunas correspondencias y contradicciones claves en la relación entre la latinidad, la hispanidad
y conceptos incipientes de la blancura occidental, Juan Latino podría ser
considerado una encarnación temprana de la especificidad de la diferencia
afro-latina y una primera expresión de la subjetividad afrodiaspórica a comienzos de la Edad Moderna.
Dado que el enfoque central de nuestro análisis es Afroamérica debemos
preguntar, ¿cuáles son los parámetros espaciotemporales de la diferencia afrolatina?44 El vasto territorio al sur del Río Grande conocido como Latinoamérica y el Caribe es el primer lugar donde se desembarcaron masivamente
personas provenientes del África negra o subsahariana en el siglo XVI, y
donde en la actualidad hay la mayor concentración de afro-descendientes en
el continente americano45. Pero como ya argumentamos, en el mundo anglófono hegemónico existe una tendencia a marginar a los afro-latinos de la
memoria histórica y los mapeos político-culturales de la diáspora africana.
En los Estados Unidos, cuando usamos el término africano-americano nos
referimos convencionalmente a los negros de Norteamérica como una designación étnico-racial específica de los Estados Unidos. Sin embargo, el uso
del sufijo «afro» para denominaciones mundo-regionales y nacionales se ha
usado en el lado sur del hemisferio americano desde comienzos del siglo XX.
El intelectual cubano Fernando Ortiz escribió sobre una cultura afrocubana en 1904 y hacia los años treinta fue uno de los fundadores de la Asociación de Estudios Afrocubanos. En México se estableció un Instituto de Estudios
Afroamericanos a comienzos de los años cuarenta, que publicó por corto
tiempo una revista llamada Afroamérica46. La Asociación y la revista fueron
lanzadas y sostenidas por un grupo transamericano de intelectuales desde (o
43 Ver Fanon (1967). Para una excelente lectura del significado onto-existencial del concepto de Fanon
sobre la experiencia de la negritud, ver Gordon (1995).
44 Para el concepto de Afroamérica, ver Luciano Franco (1961).
45 Andrews calcula 110 millones de afrodescendientes al sur del Río Grande (Andrews, 2004).
46 Ver Ortiz (1904) y Luciano Franco (1961).
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LOS ESPACIOS DE LA DIÁSPORA AFRICANA
por) la diáspora africana, entre los que se contaban el eurocubano Fernando
Ortiz, los afro-cubanos Nicolás Guillén y Romuro Lachatenere, el brasileño
Gilberto Freyre, el haitiano Jacques Roumain, el mexicano Gonzalo Aguirre
Beltrán, el martiniqués Aimé Césaire, el trinitense Eric Williams, los negros
estadounidenses Alain Locke y W.E.B. DuBois, y el antropólogo Melvin
Herskovitz47. No se trata aquí de establecer dónde se utilizó por primera vez
el lenguaje de Afroamérica o simplemente mostrar la conciencia negra en
América Latina, sino de discutir la necesidad de una perspectiva afrodiaspórica que nos permitiera analizar las diferencias y particularidades, así como
las articulaciones y comunes denominadores de las diversas historias de la
diáspora africana en el continente americano. Una perspectiva afrodiaspórica
así globalizada y pluralizada debería constituir la base para reformar los estudios negros y los estudios latinos.
El denominador común más general de los sujetos afrodiaspóricos en el
continente americano es la sujeción a regímenes modernos/coloniales de clasificación/estratificación racial como resultado de un sistema-mundo moderno/colonial basado en el capitalismo racial y en los racismos occidentales.
La institución de la esclavitud fue un elemento constitutivo clave de la modernidad capitalista y dejó profundas marcas en sus estructuras básicas y en
su psique. La «raza» se convirtió a la vez en un sistema de clasificación universal que configuraba todas las instituciones básicas y discursos de la modernidad occidental, así como una mediación básica en las configuraciones
de poder, cultura y subjetividad nacionales y locales. Lo que hay en juego
aquí no es sólo cómo la «raza» y el racismo construyeron el mundo moderno,
sino también cuál fue el universo de mundo que la raza construyó, o cómo
las divisiones raciales posibilitaron la producción de culturas expresivas, corrientes intelectuales y movimientos sociales negros48.
47 Hay una inconsistencia estratégica en la manera diferente como se presentan los intelectuales. La
intención es mostrar la composición diversa del grupo no simplemente en términos de nacionalidad, sino también de mostrar identidades étnico-raciales (y, en el caso de Herskovitz, identidades
intelectuales).
48 Existe una amplia cantidad de literatura sobre el tema. Para un intento relativamente reciente de
desarrollar una sociología histórica para explicar cómo son fundamentales las formaciones raciales
para las instituciones modernas (estados, mundo-economía, estructuras de conocimiento) y formas
culturales/políticas (identidades, culturas expresivas, movimientos sociales, ideologías políticas),
ver Winant (2001).
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En el continente americano, los procesos de nacionalización de la memoria, la lengua y la identidad provienen de una narrativa nacionalista en la
cual se asume que las élites euroamericanas masculinas de raza blanca representan la nación, mientras que los otros raciales subalternos (negros, indígenas, «orientales») son marginados o virtualmente borrados de los imaginarios
nacionales49. La perpetuación de estos modos de dominación étnico-racial y
de explotación de clase modernos/coloniales con posterioridad a la independencia de las naciones en el continente americano es una dimensión fundamental de lo que Aníbal Quijano denomina como colonialidad del poder.
En tal sentido, la condición existencial que DuBois caracteriza como
«doble conciencia» en referencia al «negro americano», de lidiar con una subjetividad escindida (americana y africana) y de negación de la ciudadanía sustantiva por parte de las naciones-estado debido a ser vistos y clasificados como
problema por un régimen racista dominante, debe extenderse a toda Afroamérica. A pesar de las diferencias locales, regionales y nacionales, esta condición histórica de exclusión relativa de las condiciones hegemónicas del sujeto
nacional, que implican una subestimación de la memoria, una folclorización
de la cultura y el sometimiento a regímenes económicos de dominación racial
y explotación de clases, enmarcan un denominador común diaspórico para
las personas de descendencia africana a través de las Américas50.
Estas prolongadas historias de subalternización y exclusión configuran
procesos históricos de construcción de comunidad, de constitución de públicos negros y culturas expresivas, y de luchas por el reconocimiento, la democracia y la justicia social. En vista de esto, debemos redefinir el concepto
de africano-americano, para denotar un campo diaspórico diverso y complejo
que abarque las historias, culturas e identidades de los afrodescendientes en
el continente americano. En este registro, la doble conciencia se refiere a las
expresiones afrodiaspóricas de pertenencia y ciudadanía basadas en identifi49 Es evidente que hay diferencias de fondo, por ejemplo entre los regímenes raciales de los Estados
Unidos y de Latinoamérica, y en diferentes contextos nacionales de hegemonía racial que se complican por particularidades locales y regionales y por cambios históricos a lo largo del tiempo. Sin
embargo, después de reconocer diferencias significativas y contingencias históricas, afirmaríamos
que la dinámica de dominación y representación racial anteriormente descrita caracteriza el patrón
general de formación racial en el continente americano.
50 Para la extensión transnacional/translocal del concepto de doble conciencia, ver también Gilroy
(1993) y Sawyer (2005).
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caciones afroamericanas con lugares y espacios localizados diferencialmente
dentro de (el Palenque de San Basilio en Colombia) y también más allá de
la nación (las geografías afro-andinas, entrelace de diásporas Afroamericanas).
Afroamérica puede representarse como un espacio de diáspora polifónica
creolizada, un cruce de caminos translocal, una zona fronteriza negra. El
juego de las diferencias dentro de la diáspora afroamericana exige una política
de traducción, no sólo en el sentido estrecho de las traducciones lingüísticas,
sino hablando de la necesidad de traducciones políticas y culturales para facilitar la comunicación y organización, para crear condiciones mínimas para
construir la diáspora como proyecto descolonial51.
En el mapeo de las múltiples genealogías de las comunidades afroamericanas debemos dar cuenta de su heterogeneidad y de sus múltiples conexiones. Por ejemplo, Afro-Norteamérica puede definirse como una
formación histórica cambiante, como un proceso continuamente recompuesto por una diversa constelación de diásporas africanas relocalizadas desde
los Estados Unidos, Canadá, el Caribe, Latinoamérica, Europa y el continente africano. A su vez, la región occidental de Cuba es en su mayor parte
de procedencia haitiana y del Caribe anglófono, mientras que las comunidades afro-descendientes en Centroamérica son en su mayoría descendientes
de inmigrantes del Caribe anglófono y de Garifunas que los ingleses habían
expulsado de San Vicente en 1789 después de entender su incapacidad para
colonizarlos. Además, ciudades globales, como Nueva York y París han sido
por muchos años cruces de caminos diaspóricos en los que afro-descendientes
de diferentes lugares se encuentran, establecen lazos y se relacionan con otros
sujetos y otras diásporas.
VIII. Diásporas entrelazadas en «las entrañas del monstruo»:
negros, latinos, afro-latinos
Los sujetos y poblaciones afroamericanas son diásporas entrelazadas en su
historia, su composición étnica, sus expresiones culturales y sus proyectos
políticos. Quizá, el más claro ejemplo de la diasporicidad y la translocalidad
51 Para las políticas de traducción, ver Santos (2003).
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de las afro-latinidades son los afro-latinos residentes en los Estados Unidos,
situados entre negros y latinos en el espacio nacional estadounidense a la vez
que vinculan a los afro-norteamericanos con los afrodescendientes al sur del
Río Grande52. No obstante, algunas perspectivas analíticas y políticas miopes
que intentan convertirse en sentido común, tanto en la academia como en
la cultura pública por todo el continente americano, siguen alimentando la
tendencia a dividir a negros y latinos (y los estudios negros y estudios latinos)
como terrenos de identidad, cultura y política marcadamente diferentes e incluso contrarios.
Al analizar las coaliciones negras-latinas en los Estados Unidos debemos
observar las múltiples identidades y afiliaciones afro-latinas. A Arturo Schomburg podríamos añadir la doble afiliación de Denise Oliver a las Panteras
Negras y a los Young Lords (una organización hermana en las comunidades
latinas, mayormente puertorriqueñas del noroeste de los Estados Unidos).
En sus principios, los Young Lords defendían la identidad afro-india. El
mismo Schomburg usaba el seudónimo Guarionex, que fue un jefe guerrero
Taíno53. Por su lado, el escritor afro-puertorriqueño Piri Thomas (quien inspiro los Young Lords) en su novela clásica Nuyorrican Down these means streets, articula con claridad cómo las marcadas diferencias entre negros y latinos
generan inquietantes dilemas a sujetos mulatos como él. Thomas narra cómo
después de atormentarse por si era «negro» o «puertorriqueño» se dio cuenta
de que era ambas cosas, afro-latino. Se dio cuenta de que su negritud y su
mulataje no estaban en contradicción, sino que eran parte constitutiva de
sus identidades puertorriqueña y afro-latina. En este contexto, el concepto
de mulato no representa un híbrido racial entre negro y blanco o un producto
café del mestizaje, sino que se usa más bien para indicar cómo la diferencia
afro-latina podría transgredir y trascender tales binarios étnico-raciales54.
52 Ver Márquez (2000).
53 Taínos es el nombre dado a los pueblos que habitaban Puerto Rico en la época de la llegada de
Colón.
54 Para dos elaboraciones bastante prometedoras de conceptos de la clase de «mulato», «mulataje»,
ver Arroyo (2004) y Buscaglia (2003). Ver también Martínez-Echezábal (1990). El significante
«mulato», de manera similar a lo que sucede con «mestizo», se usa convencionalmente para connotar una falsa imagen de «democracia racial» en Latinoamérica, el Caribe hispano y entre los latinos de los Estados Unidos. Sin embargo, de manera análoga a la manera como redefinió Anzaldúa
la «nueva mestiza» para desarrollar una teoría y una política de la identificación derivada del juego
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Si consideramos a los negros y los latinos como grupos distintos, debería
representarse su relación en su diversidad y complejidad. Esto significa reconocer los «patrones de cooperación, conflicto y ambivalencia», como lo plantea
el politólogo Mark Sawyer. Hay un creciente número de estudios sobre las relaciones negras y latinas que analizan los roles potenciales y reales de los afrolatinos como «identidades en contacto»55. Esta corriente de investigación ha
dado pasos importantes en la identificación de fuentes de conflicto mientras
analiza vínculos y formas potenciales de construcción de coaliciones.
Los investigadores han mostrado cómo las historias similares y las condiciones de vida de los sectores subalternos negros y latinos (y hasta cierto
punto los estratos medios) explican sensibilidades compartidas que sirven de
base para campañas contra la discriminación racial (por la Acción Afirmativa,
contra la encarcelación en masa de jóvenes negros y latinos), gestiones conjuntas contra injusticias urbanas (en vivienda, educación y atención médica)
y luchas en oposición a la desigualdad económica (salario mínimo, organización sindical)56.
Esto no debería negar cómo las diferentes formas de racismo (el racismo
antinegro en las comunidades latinas) y xenofobia (nativismo de los ciudadanos estadounidenses negros y latinos), y cómo las diferentes ideologías e
intereses políticos (la competencia étnico-racial de las clases políticas negra
y latina) son fuentes de conflicto entre negros y latinos. Las ambigüedades y
el carácter cambiante de las coaliciones negro-latinas se aprecian en la carrera
electoral de Antonio Villaraigosa, quien fue elegido alcalde de Los Ángeles
en el 2004 con una votación mayoritaria de la población negra, pero no había
sido apoyado por ellos en las elecciones anteriores. Nuestra tarea es desarrollar
marcos analíticos para entender las expresiones de poder y cultura que hacen
parte de diferentes definiciones de negritud y latinidad y de diferentes formas
de hacer política negra y latina.
La óptica étnica liberal que orienta los términos de la política en los Estados Unidos produce conceptos simplistas de justicia, comunidad y creación
de diferencias, el concepto de mulato puede servir como herramienta conceptual y política para
debatir razonamientos raciales y analizar la «raza» a través de sus múltiples mediaciones y la miríada
de articulaciones históricas.
55 Ver Sawyer (2005).
56 Ver, entre otros, Dzidzienyo y Oboler (2005), Betancur y Gills (2000) y Jennings (1994).
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de coaliciones. Si la base principal de la afinidad cultural y política es la etnicidad desracializada, las diferencias de clase y género son irrelevantes y la
organización feminista y a favor de la justicia social sustantiva llegan a ser de
importancia marginal.
En esta lógica, las coaliciones que cuentan son étnicas y se realizan en el
ámbito electoral, mientras que las organizaciones de movimientos sociales,
como las coaliciones comunitarias-obreras, las alianzas de base amplia para
la justicia racial, las alianzas de las feministas de color, las redes de gays y lesbianas negro-latinos y la multiplicidad de instituciones y redes informales
que componen una ola emergente de acción colectiva al norte y al sur del
Río Grande son borradas. Las formas del poder y la diferencia (clase, género,
raza, ideología) que distinguen las identidades e intereses latinos son suprimidas, produciendo así un falso sentido de identidad y una noción superficial
de comunidad. Esto tiene como consecuencia un concepto mínimo de democracia en tanto representación formal y de justicia entendida como obtener una porción de la torta para la comunidad étnica. Las inquietudes sobre
la relación entre democracia, diferencia, libertad y justicia, que dan sustancia
a estos principios ético-políticos, son inexistentes. Las diferencias fundamentales entre las tradiciones políticas latinas, las ideologías del poder y los proyectos son también ignorados.
Por ejemplo, la crítica de Nicolás Vaca al discurso de los sesenta sobre
las alianzas entre los estadounidenses de color y la relación entre las luchas
de las minorías en los Estados Unidos y los movimientos de liberación tercermundistas tiene grandes implicaciones negativas para los estudios negrolatinos y sus políticas raciales, de clase, género y sexuales. En esta perspectiva,
las coaliciones feministas de mujeres de color/del tercer mundo son desechadas como desfasadas. El feminismo de las mujeres de color criticó y desafió
el carácter patriarcal de los discursos nacionalistas de los sesenta, al tiempo
que enmarcan sus análisis de la dominación en una perspectiva históricomundial/descolonial. Esto va en clara contravía con la interpretación de Vaca
sobre la comunidad y la política latina como un grupo interés étnico, así
como con su visión del mundo como una suma de naciones donde los latinos
son un grupo étnico dentro de los Estados Unidos. La mirada liberal de Vaca
ignora la dominación (el imperialismo, el racismo, las estructuras patriarcales)
y la explotación (el capitalismo neoliberal) en el plano global y sus relaciones
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con regímenes de desigualdad (de clase, étnico-racial, de género, sexual) en
las escalas nacional, regional y local en los Estados Unidos. En contraste, el
feminismo del tercer mundo basa su política de descolonización en un análisis crítico de las articulaciones del capitalismo, el imperialismo, el racismo
y el patriarcado desde lo local hasta lo global57. Su política de hermandad
coalicionista promueve alianzas entre mujeres de color (negras, latinas, nativas americanas, asiáticas) como parte de un movimiento de base amplia para
la democracia radical y la justicia social. Éste es también el tipo de crítica
descolonial y política de la descolonización posibilitada por el concepto de
la colonialidad del poder planteado por Quijano.
IX.
Movimientos descoloniales: afro-latinidades
y la descolonización del poder y el conocimiento
La difusión global de las doctrinas y políticas imperiales neoliberales desde
los años ochenta se confrontó con el surgimiento de una nueva ola de movimientos antisistémicos, cuyo epítome estuvo representado por las campañas
contra el neoliberalismo organizadas por los zapatistas, manifestaciones en
masa de alcance global (Seattle, diciembre 1999; contra la guerra mundial,
febrero 2003) y el boom de los foros sociales (mundiales, regionales, nacionales). En este contexto histórico-mundial, hemos de situar el crecimiento
de la política transnacional afro-latina desde finales de los años setenta y comienzos de los ochenta. La aparición de corrientes culturales/intelectuales y
movimientos sociales/políticos explícitamente negros (o afro) en Brasil,
Cuba, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Ecuador, República Dominicana,
Honduras, Panamá, Perú, Puerto Rico, Nicaragua, Uruguay, Venezuela y
Argentina, y sus relaciones cada vez mayores con los afro-latinos estadounidenses revelan el surgimiento de un movimiento afro-latino hemisférico.
La colonización por parte del capital transnacional y estados-nación de
regiones afroamericanas previamente subexplotadas, como la costa Pacífica
en Colombia, Esmeraldas en Ecuador, el litoral caribeño de Honduras, y Piñones en Puerto Rico, da forma a la aparición de movimientos sociales que
57 Para las «imbricaciones» de las jerarquías modernas/coloniales en la lógica mundo-sistémica, ver
Grosfoguel (2003).
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afirman identidades afrodiaspóricas y combaten el racismo a la vez que reclaman un lugar territorial y una integridad ecológica, y reivindican las culturas negras y los conocimientos locales contra los arrolladores efectos
negativos de la globalización neoliberal. El aumento de los movimientos afrolatinos está además íntimamente relacionado con el surgimiento de fuertes
y vibrantes movimientos amerindios en Latino/América. La importancia de
tales movimientos ha llevado a instituciones del capital global (p. ej., el Banco
Interamericano de Desarrollo, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo
Internacional y el Banco Mundial) a reconocer las condiciones de desigualdad
de la mayoría de los afro-latinos y a desarrollar proyectos en estas comunidades. Estas intervenciones de entidades centrales del capitalismo transnacional incitan debates que desencadenan los diferentes aspectos sociales,
económicos, culturales, intelectuales y políticos en juego.
A pesar de las diferencias y contradicciones, el impulso para la auto-afirmación afro-latina ha producido organizaciones locales y nacionales con un
liderazgo efectivo dentro de los movimientos populares, y que articulan identidades y alianzas regionales (afro-andinas), convocan encuentros mundoregionales (congresos de mujeres latinoamericanas negras) y participan de
encuentros hemisféricos (afro-americanos en Durban y sus desarrollos posteriores). Los afro-latinos de los Estados Unidos son actores protagonistas en
estas redes hemisféricas al tiempo que sirven de puente en las coaliciones
negro-latinas en los Estados Unidos. Un ejemplo importante en el frente cultural son los intercambios entre artistas hip-hop politizados afro-cubanos y
afro-norteamericanos, quienes en la teoría y en la práctica han rebatido algunas versiones de rap comercializadas, a la vez que proponen una estética
radical de la cultura hip-hop como expresión de la diáspora africana en el terreno de las culturas juveniles.
El alcance y escala de tales movimientos les da el potencial de contribuir
de manera significativa a cuestionar y rebatir los regímenes racistas y los procesos de dominación en todo el continente americano. Una característica
importante de muchos de estos discursos emergentes de la afro-latinidad es
una perspectiva diaspórica-translocal que une la democracia racial con la
lucha de clases y en la que las mujeres negras están defendiendo demandas
feministas con campañas contra el imperialismo y el capitalismo neoliberal.
En estas políticas afrodiaspóricas explícitamente subalternistas, la cuestión
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del poder se enlaza claramente con la cuestión del conocimiento. De manera
similar a los movimientos sociales de los años sesenta y setenta que crearon
los estudios latinos y transformaron los estudios negros, las prácticas culturales y los movimientos sociales afro-latinos están reclamando no sólo un espacio en el mundo académico, sino también demandando autoridad y
reconocimiento para sus modos de conocimiento vernáculos. Las afro-latinidades son una fuente importante para la descolonización del poder y el conocimiento. La diferencia afro-latina puede plantear un reto a los estudios
negros y los estudios latinos para revitalizar los derroteros críticos y radicales
que los originaron, y podría evitar que perdieran su carácter transformador
descolonial.
El cosmopolitismo radical negro ha sido desde su concepción misma una
fuente de conocimiento y política descoloniales. Parafraseando a Nelson Maldonado Torres, sostenemos que los estudios africanos representan una de las
principales tradiciones de cosmopolitismo crítico en la modernidad y siempre
han sido un campo de producción de teorías críticas basadas en una actitud
descolonial58. En este registro, las tradiciones críticas de los estudios negros
y los estudios latinos convergen en la medida en que ambas están basadas en
una política de liberación descolonial radical (antiimperialista, y con frecuencia también anticapitalista) enmarcada por perspectivas histórico-mundiales
y transnacionales.
Las perspectivas feministas afrodiaspóricas suponen marcos analíticos
particularmente complejos y proyectos políticos en los que el poder imperial,
la dominación étnico-racial y la explotación de clases se conectan de forma
sistemática con la opresión sexual y de género. Por consiguiente, si entendemos la diáspora no sólo como condición y proceso, sino también como proyecto radical para la descolonización del poder y el conocimiento, esta
reciprocidad de los estudios críticos negros y latinos podría ser un recurso
crucial de liberación en los frentes epistémico y ético-político.
Si concebimos la descolonización como un proceso desigual a largo plazo,
derivado del efecto histórico combinado de las resistencias cotidianas, las luchas
sociales y los movimientos antisistémicos, y dada la centralidad de los regímenes
raciales en la colonialidad del poder y el saber, las luchas negras y las políticas
58 Ver Maldonado Torres (2006).
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raciales son cruciales en el longue durée de la descolonización mundial. Esto
tiene una larga trayectoria desde la revolución haitiana del siglo XIX hasta el
movimiento estadounidense por la libertad negra en los años sesenta y el movimiento anti-Apartheid en África del Sur. El actual ascenso de las afro-latinidades pone la diferencia afro-latina en el centro de procesos mundiales de
resistencia cultural y política y de construcción de futuros alternativos. Esto
claramente incluye las luchas por la reconfiguración de las estructuras, lógicas
y categorías de conocimiento. En consonancia con esto, un imaginario descolonial afrodiaspórico podría servir de base para una nueva alianza político epistémica entre los estudios negros y estudios latinos, una alianza trans-diaspórica
para la cual las afro-latinidades debemos servir de puente.
X.
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Panorama general de los afrodescendientes
Jhon Antón Sánchez
Sumario
I. Resumen. II. Afrodescendientes. III. Contexto histórico de los afrodescendientes en la región. IV. Negación de la ciudadanía y el período posesclavista. V. El racismo estructural en la configuración del fenómeno
afrodescendiente. VI. Perfil demográfico de los afrodescendientes. VII. Problemáticas sociales de los afrodescendientes: exclusión, pobreza y discriminación. 7.1. Las causas estructurales de la pobreza en los afrodescendientes.
7.2. Estrategias para enfrentar la exclusión y la discriminación en los afrodescendientes. 7.3. Los afrodescendientes y su movimiento social. VIII. Bibliografía.
I.
Resumen
A continuación un breve análisis de las condiciones históricas, sociales y políticas más relevantes de los afrodescendientes en América Latina y el Caribe.
Se trata de una apretada síntesis sobre aspectos sobresalientes de la presencia
histórica, de las condiciones sociodemográficas y de las causas del racismo
estructural y del contexto político, jurídico e institucional de los hijos de la
diáspora africana en la región. Nuestro argumento defiende que los afrodes-
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
cendientes en las Américas son la expresión de una nueva cultura que se ha
conformado bajo cosmovisiones, matices y condiciones muy diferentes a
otros pueblos como los indígenas y mestizos. Defenderemos que la cultura
afrodescendiente obedece a un proceso histórico de larga duración mediado
por circunstancias propias de la negación de derechos ciudadanos por más
de medio milenio. Durante este largo tiempo, los afrodescendientes han sido
sujetos de actitudes estigmatizantes, y han tenido que enfrentar las barreras
del racismo estructural, de la desigualdad y la pobreza que obstaculizan un
desarrollo integral (Antón, 2007).
II.
Los afrodescendientes
Afroperuanos, afroecuatorianos, afrovenezolanos, afrocolombianos. Etnónimos que establecen una doble pertenencia a los descendientes de africanos
en las Américas. Por un lado alude a la pertenencia de país o nación de origen. Por otro, denota nociones lingüísticas que se desprenden del etnónimo
afrodescendiente. Este concepto, ya lo hemos dicho, señala a los descendientes
de africanos que sobrevivieron a la trata esclavista en las Américas, así mismo
busca abarcar a todos los pueblos descendientes, directa o indirectamente de
la diáspora africana en el mundo. En su extensión el vocablo fue políticamente acuñado como característica de autoidentificación de los descendientes
de africanos en América durante la conferencia regional de Santiago de Chile,
realizada entre el 5 y 7 de diciembre de 2000, preparatoria de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y
las Formas Conexas de Intolerancia, organizada por la ONU en Durban, Sudáfrica en el año 2001 (Antón, 2010: Cepal-INEC).
El concepto afrodescendiente como construcción de una entidad social
es relativamente nuevo. Incluso muchas personas a las que el término hace
referencia, aún no se identifican con él. Diríamos que se trata de un neologismo político que intenta reemplazar el concepto de “negro” que de manera
indiscriminada e histórica ha venido siendo aplicado como connotación descriptiva de las poblaciones negras y mulatas o de los descendientes de la diáspora africana en el mundo. Cuando hablamos del concepto “negro” nos
estamos refiriendo a un contexto colonial y a un concepto relacional que
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
alude tanto a condiciones raciales de los sujetos como a la síntesis de procesos
de identidades colectivas e individuales. Se trata de un concepto ambiguo
que simplifica igualmente lo racial con lo étnico en la configuración de la
identidad cultural de los afrodescendientes.
III.
Contexto histórico de los afrodescendientes en la región
El intelectual afrovenezolano Jesús “Chucho” García explica que lo que hoy
se conoce como “cultura afroamericana” o “cultura afrodescendiente” de las
Américas y el Caribe es “resultado de un largo proceso de conservación, recreación y transformación de acuerdo con las condiciones sociohistóricas y
económicas que les ha correspondido vivir” a los hijos de la diáspora africana
en las Américas y el Caribe (García, 2001: 49). Así vistas las cosas, la cultura
afrodescendiente representa una complejidad sociohistórica neotérica que
emerge originariamente en América en medio de un crisol de aportaciones
propias del Atlántico Negro como lo describe Paul Gilroy (2001).
En efecto, durante el período esclavista americano originariamente emergió una nueva cultura o civilización de carácter afrodiaspórico. Según lo anota
Zapata Olivella (1989), esta nueva cultura se construye en medio de un proceso de larga duración con sus “rupturas y continuidades”. Rupturas por
cuanto el comercio negrero, la trata trasatlántica y el régimen esclavita le significó al africano un rompimiento violento y doloroso con sus raíces y su
propia sociogénesis. Continuidad, en tanto, pese a todo, el africano tuvo la
suficiente creatividad para recrear una nueva civilización en América a partir
de los legados ancestrales. De allí que Rogers Bastides (1969) identifique la
cultura afrodiaspórica en América dentro de un contexto neotérico que se
alimentó sincréticamente de distintas cosmovisiones, incluso no africanas,
dando como resultados heterogéneas sociedades como las “africanizadas o
cimarronas” (Surinam, Guayanas, San Basilio de Palenque en Colombia, o
las quilombo en Brasil), “las afroamericanas” (como Cuba, Brasil y Haití) y
las “sociedades negras” como las de Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela,
entre otras.
Desde Wade (1993), son muchas las características sociales que conjugan
a la cultura afrodescendiente en las Américas, siendo la principal de ellas la
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
esclavización. La cual no solo fue la empresa económica más grande de la
historia occidental que dio lugar a la economía capitalista (Fraginalis, 1978),
sino que además permitió que los cimientos de la modernidad eurocéntrica
construyeran una estructura social de jerarquías raciales superiores e inferiores
que luego incubarían una sociedad basada en el racismo, la exclusión ciudadana y la desigualdad social (Burds, 1990).
Para los afrodescendientes de hoy hablar o rememorar la esclavitud, más
que la catarsis de un hecho traumático, tiene un significado político y de reparación histórica. De acuerdo con J. Le Goff (1991), recordar la esclavitud
involucra un problema de conciliación y reparación. Y para los afrodescendientes esto es una cuestión clave. Al menos ya Stuar Hall (1996) lo había
planteado: retomar la memoria como un elemento clave de la cultura posee
ciertas intencionalidades. Pese a los adelantos historiográficos, aún no hay
una cifra concreta de cuántos africanos fueron esclavizados entre el período
de la trata (siglos XVI y XIX). El historiador colombiano Germán Colmenares (1979) plantea al menos unos 13 millones de africanos fueron esclavizados por las empresas negreras de Francia, Inglaterra, Portugal y Holanda.
Cifras más conservadoras hablan de 9 millones para el mismo período, sin
contar los miles que no sobrevivieron la travesía por el Atlántico1. De este
total, se estima que entre 1521 y 1865 unos 1,5 millones de negros fueron
introducidos a Hispanoamérica, de los que se calcula que a Cartagena entre
1585 y 1640 pudieron haber entrado al rededor de 89 mil esclavizados2.
Pero la esclavitud no es la única característica compartida de la originaria
civilización afrodiaspórica en las Américas. Según García (2001), dentro del
proceso de larga duración que significó la cultura afrodescendiente hubo
otras dos características esenciales: la resistencia y la autoconciencia. Según
palabras del autor “la africanía resistió dignamente en un acto de cimarronaje
silencioso, buscando mecanismos de sobrevivencia”. Este fenómeno obligó
romper con la conciencia ingenua y colonizada, para asumir una conciencia
crítica y decolonial, la misma que sería la semilla para la revaloración cultural,
1
2
Los principales puertos de embarque de los esclavizados en África fueron: Isla Goré, Accra, Quibdah, El Mina, Cabinda y Luanda (véase Guía Afrodescendiente).
Los principales puertos de desembarque en América fueron: Charleston y New Orleans (Estados
Unidos), Santo Domingo, La Habana, Cartagena, Portobello, El Callao, Valparaíso, Montevideo,
Río de Janeiro, Salvador de Bahía, Pernambuco y Buenos Aires.
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
la búsqueda de la libertad, la conquista de la ciudadanía, la politización de
la identidad y luego la lucha frontal contra el racismo y la pobreza.
La resistencia, la libertad y la autonomía marcaron los procesos de autoconciencia de la cultura afrodescendiente tanto en el tiempo como en el espacio. Ya desde 1522 en Cuba se dieron las primeras sublevaciones. Para
1553 en Ecuador los africanos Antón, Illescas y Pedro de Arobe habían fundado el reino de los Zambos en las costas de Esmeraldas (Savoia, 1990). Para
1597 los esclavizados en Brasil comienzan a huir hacia el Quilombo de Palmares, liderado por el legendario Rey Zumbí. Así los palenques, kumbes, rebeliones y sublevaciones se dieron a lo largo de todo el continente americano
y hasta bien adentrado el siglo XIX.
Justamente en esa época del siglo XXI los países andinos celebran su Bicentenario de la Independencia, pero no se debe olvidar que el ejemplo de
la semilla de la libertad y el establecimiento de repúblicas autónomas del régimen colonial fueron sembradas por los mismos africanos y sus descendientes antes que las élites criollas lograran sus propósitos emancipadores. En
1801, Toussain Louverture declara la libertad en Santo Domingo. Para 1804,
Jean Jackes Dessalines y Henry Christopher proclaman la independencia de
Haití. Más tarde, Alexandro Petión apoya la campaña libertadora de Simón
Bolívar, bajo la condición de que este otorgara la libertad a todos los esclavizados en los territorios del Virreinato de la Nueva Granada y del Perú
(James, C. L. R., 2003).
El papel de los afrodescendientes en el período revolucionario que vivió
América Latina durante el siglo XIX no ha sido reivindicado. Más bien la
historiografía oficial muestra los procesos emancipatorios como un proyecto
burgués y liberal propio de las élites ilustradas y mestizas (Burds, 1990). Incluso, investigadores más contemporáneos con un enfoque menos conservador (Ayala, 1988; Hale, 1972; Haber, 1997; Hilda, 2000 o Guerra, 1999)
no alcanzan a vislumbrar totalmente el aporte afrodescendiente a la construcción de las naciones americanas. Pero poco a poco la historia de los sujetos subalternos como los afrodescendientes va tomando su lugar. Marixa
Lasso (2007) destaca a los afrocolombianos tanto en la Independencia en
Cartagena (1811) como en la independencia de la Nueva Granada (1819),
allí el papel del “negro” Almirante Prudencio Padilla fue decisivo. En Ecuador
los historiadores Costales (1980) nos destacan la presencia del general “negro”
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Juan Otamendi Anangonó en las filas del Mariscal Sucre. En Venezuela sucede lo mismo con el general Piar. Y casos como estos se podrían describir
para otros países de la región, dejando claro que la participación de los descendientes de africanos en la independencia de América no solo fue crucial
como soldados que abrazaron la causa liberal, sino como líderes intelectuales,
legisladores y políticos.
IV.
Negación de la ciudadanía y el período posesclavista
Durante el siglo XIX, al tiempo en que avanzaba el proyecto independentista
de las colonias españolas y francesas en la región, la esclavización ya comenzaba a agotarse como sistema económico y social. El desarrollo del capitalismo mercantil y la ideología liberal que caracterizaban el rostro de la
modernidad europea obligó a que la institución de la esclavitud fuera reemplazada por otras formas de explotación. Ya en 1804, Haití había abolido la
esclavitud. Desde 1807 y 1808, cuando Inglaterra y Estados Unidos prohíben
el tráfico de esclavos, los vientos abolicionistas del régimen se imponen. Primero se comenzó con la declaratoria de la libertad de vientres en Chile
(1811), Antioquia (1814) y la Gran Colombia (1821). Luego para el decenio
de los cincuentas del siglo XIX la mayoría de los países abolen definitivamente la esclavitud. Solo Brasil y Cuba lograron la abolición en 1889 y 1890.
Pero la abolición de la esclavitud no significó gran cosa para los afrodescendientes. Incluso décadas antes muchos esclavizados ya habían conseguido
su libertad legal mediante procesos de coartación o manumisión alegados
por ellos mismos (Sergio Mosquera, 2002). Además, luego de abolido legalmente el sistema esclavista las élites criollas y blancas no generaron buenas
prácticas para la inclusión social de los libertos afrodescendientes. En los países de la Gran Colombia, por ejemplo, los gobiernos republicanos generaron
indemnizaciones a los amos por la pérdida de sus propiedades. En tanto se
inauguraron nuevas formas de explotación y sometimiento. En Ecuador al
abolirse la esclavitud en 1854, el Congreso de la reciente República reunido
en Guayaquil decreta nuevas formas de explotación a los libertos mediante
la obligatoriedad del servicio militar, o la servidumbre en las antiguas haciendas en la condición de conciertos o huasipungueros (Andrés Guerrero,
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
2000). Sin embargo, ante tal negación de derechos ciudadanos muchos afrodescendientes optaron por establecerse en territorios propios lejos de la influencia de la ideología liberal excluyente. Otros, como en Perú, buscaron
alternativas como asaltantes o bandoleros en las afueras de Lima (Galindo,
1984).
Abolida la esclavitud, la falta de garantía para el desarrollo por parte de
las élites para que los recién libertos se incluyeran en la vida plena significó
un retraso sustancial en las oportunidades y en el logro de la ciudadanía a
los afrodescendientes. Además de esta restricción fundamental en el plano
de los derechos ciudadanos, estas comunidades debieron enfrentarse a un
problema mayúsculo: una sociedad liberal que no renunció a los patrones
de dominación racial que se instauró desde la colonia (De la Torre, 2002) y
que más bien profundizó la desigualdades culturales y avivó el racismo y la
discriminación. Durante el siglo XIX, cuando el republicanismo abrazó al
liberalismo y sus modernas tendencias de nación y ciudadanía, no previó un
problema: la heterogeneidad de una población étnica, social, racial y sexualmente diferenciada que debía ser cobijada bajo el manto de la igualdad ciudadana. Las nacientes naciones independientes del antiguo régimen colonial
habían heredado una sociedad diversa y estratificada. Una sociedad profundamente desigual, en la que la escala social distinguía entre blancos y no
blancos, amos y esclavos, patrones y siervos. Muy pronto las élites blancomestizas se dieron cuenta de que aplicar los principios de igualdad a todos
presentaba un enorme peligro al statu quo. No era posible entonces garantizar
la ciudadanía a un inmenso grupo excluido de derechos políticos como los
negros, indígenas y mujeres, sobre todo si estos son esclavos, domésticos,
analfabetos, campesinos y pobres.
A medida que las ideas revolucionarias iban tomando fuerza, los derechos
ciudadanos comenzaban a otorgarse mediante poderosas estructuras de racialización y exclusión. En Ecuador, Perú, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y México, entre otros países, los indígenas, por ejemplo, pese a que
comenzaban a ser tomados en cuenta, sus derechos encontraban la barrera
de una poderosa estrategia identitaria fundada en el modelo del mestizaje.
De este modo había que dejar de ser “indio” para ser ciudadano. En Bolivia,
por ejemplo, desde 1839 hasta 1952 el modelo de ciudadanía se restringió
solo a los hombres alfabetos, censatarios y con patrimonio.
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El caso de la ciudadanía en el Brasil fue igualmente especial. Aquí los
negros y mulatos para 1872 eran las dos quintas partes de la población. Desde
1824 con la Constitución que promulgó el emperador Pedro I, se le otorga
el derecho ciudadano y del sufragio a todos los brasileños hombres con renta,
incluyendo a los negros libres. Luego para 1881 se impone el requisito de
saber leer y escribir a los electores. Y en 1889 cuando se abole la esclavitud,
se aplica la igualdad a todos los brasileños, sin importar el color de piel. Pero
las élites blancas respondieron practicando el racismo científico, la discriminación bajo el mito de la democracia racial.
En suma, luego de la independencia, en América Latina el hecho de reconocer la ciudadanía universal a los afrodescendientes y a otros grupos sociales subalternos constituyó fuertes controversias. El liberalismo no resolvió
las barreras de igualdad impuestas desde la dominación racial colonial. Incluso más tarde, ya en el siglo XX la cuestión étnica y la diferenciación cultural todavía se mantuvo como un paradigma bastante problemático incapaz
de garantizar un marco de igualdades ciudadanas para todos sin distinción.
Quizás en este contexto irresuelto descansen las agudas dificultades que en
términos de gozo y garantías de derechos económicos, sociales y culturales
experimentan cerca 180 millones de afrodescendientes en la región. Estamos
frente a las raíces del racismo estructural.
V.
El racismo estructural en la configuración
del fenómeno afrodescendiente
Desde la teoría sobre los movimientos sociales afrodescendientes, se tiene
que el principal obstáculo para la inclusión ciudadana de los hijos de la diáspora africana en las Américas es el racismo estructural. El racismo estructural
se materializa en un período histórico determinado por siglos de exclusión
social, económica, política y cultural. Este período ha pasado por momentos
como la esclavitud, luego el colonialismo y el sistema de discriminación institucional que caracterizó a los estados nacionales latinoamericanos.
Dadas las circunstancias de discriminación étnica y racial practicadas a
los descendientes de africanos en las Américas, los factores de desigualdad
socioeconómica, de pobreza y marginalidad se han convertido en los princi-
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
pales desafíos para el desarrollo de estos pueblos, que en América latina y el
Caribe superan los 150 millones de habitantes (Psachaopoulos y Patrinos,
1994; CEPAL, 1997; Banco Mundial, 2004).
Un informe de Naciones Unidas del 2004 revela que el 92 % de los afrolatinos vive por debajo de la pobreza y el 35,2 % es analfabeto3. Según
CEPAL, entre los factores originarios de su situación de pobreza se destaca
la negación al derecho a la educación que considere sus especificidades culturales, la pérdida progresiva de sus tierras, el quiebre de sus economías comunitarias, además de procesos de migración forzada que les obliga asentarse
en grandes cinturones marginales de ciudades donde acceden a trabajos precarios, bajos salarios, de mala calidad y de gran agotamiento físico (Bello y
Hopnehayn, 2001: 15).
El racismo estructural descansa en valores de dominación cultural como
son la raza y la etnicidad. Justamente estas dos categorías sociales son claves
para comprender la objetivación y subjetivación de los descendientes de africanos en las Américas. Se trata de poderosas variables conceptuales determinantes y movilizadoras de los procesos de identidad política de los
afrodescendientes. Desde estas nociones se han concretado no solo procesos
de construcción de las subjetividades, sino de construcción de políticas culturales hacia estas comunidades. Uno de los ejemplos más ilustrativos son
las estrategias de identificación censal de los afrodescendientes. A partir de
los años noventa, pero con mayor énfasis a principio del siglo XXI, la política
pública de los Estados nacionales declarados como multiétnicos o pluriculturales comienza a incorporar en sus instrumentos estadísticos la variable de
autoidentificación étnica y racial para pueblos y comunidades afrodescendientes. La cuestión era cómo identificar en las boletas censales a los hijos
de la diáspora africana en las Américas. El problema era utilizar una conceptualización, metodología y técnica adecuada que permitiera abarcar con suficiencia a la identidad afrodescendiente, de manera distinta a la indígena.
En países como Colombia, Brasil y Ecuador la discusión sobre la manera correcta de identificar la población afrodescendiente pasó por el debate al tema
de la raza y la etnicidad.
3
“La pobreza castiga al 92 % de los afroamericanos”. El Comercio (Quito), A7, septiembre 2004.
83
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Así mismo, raza y etnicidad son conceptos centrales en la construcción
de los movimientos sociales de grupos afrodescendientes de América (Wade,
2000). En la época contemporánea diversas organizaciones, intelectuales, activistas, redes comunitarias y demás actores afrodescendientes, alrededor de
los discursos sobre raza, etnicidad, e incluso identidad han construido estrategias de poder y movilización. Bajo estos paradigmas sus acciones colectivas,
demandas y propuestas sociales han logrado interesantes efectos tanto en la
cultura política como en las políticas culturales de los Estados nacionales.
En países como Estados Unidos, Brasil, Ecuador y Colombia, por ejemplo,
ciudadanos pertenecientes a la diáspora africana respaldándose en autoafirmaciones sobre su condición étnica y racial han demandado al establecimiento logrando para su beneficio e interés políticas públicas específicas.
Han logrado acciones que buscan potenciar condiciones particulares de desarrollo cultural, económico, social, territorial y político.
VI.
Perfil demográfico de los afrodescendientes
Sobre el número de afrodescendientes en América Latina aún no existe un
dato estadístico global confiable, esto por cuanto muchos países todavía no
incorporan la variable étnica y racial en sus estudios censales, mientras que
en otros solo existen aproximaciones cuestionables. Para el año 2000, la
CEPAL publicó estudios que a manera preliminar estimaban la población
negra y mulata) de América Latina y el Caribe en 150 millones. Cifra que
equivale al 30% de la población total de la región (CEPAL, 2001). Un estudio más reciente sobre aproximación demográfica de afrodescendientes en
la región, lo presenta en el 2003 la firma Consulta Interagencial sobre Raza
en América Latina (IAC) con sede en Washington4, donde se toman varias
fuentes incluyendo la misma CEPAL, tomando como término principal la
variable “afrodescendiente” entendida como el segmento de la población de
ascendencia africana. Del cálculo de población afrodescendiente que entrega
la IAC, se desprende un total de 80 420 000,07 de personas, lo que representa un total de 15,6 % de la América Latina y el Caribe.
4
Internet: www.thedialogue.org/iac/esp/pubs/index.html.
84
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
Pero lo concreto es que no hay un dato consolidado sobre el tamaño de
la población afrodescendiente en América Latina. Solo existen varias fuentes
institucionales de Naciones Unidas, BID, Banco Mundial, e incluso la
CEPAL, que estiman cifras que van desde los 80 a los 150 millones5. Sin
embargo, la Ronda Censal del 2000 nos permite una aproximación más
exacta de cuanto son los afrodescendientes al menos en los países que aplicaron la variable de autoidentificación étnica en sus censos. Trabajos recientes
de Antón y Del Popolo (2009) publicados por CEPAL, demuestran que en
8 de los 30 países de la región los afrodescendientes alcanzan 84 835 814
(véase cuadro 1). Cifra que equivale al 32,8% de los países contabilizados.
De los cuales Brasil y Cuba alcanzan una alta proporción de afrodescendientes entre el 45% y el 35%. Colombia y Ecuador, entre el 5 y el 10%, en tanto
el resto de los países con un 2%. Según CELADE, “[e]stos 8 países representan el52 % de la población de América Latina; en un rápido ejercicio utilizando las estimaciones que proveen otros organismos para los países
faltantes (…) se llegaría a un 23% de la población afrodescendiente en Latinoamérica (cerca de 120 millones de personas” (Antón y Del Popolo, 2009:
32).
5
Para el gobierno colombiano “se calcula que tan solo en América hay 200 millones de afrodescendientes. Brasil con 80 millones, Estados Unidos, 60 millones, Colombia, 10,5 millones” (Ministerio
del Interior y de Justicia, 2009: 2).
85
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Cuadro 1
América Latina (8 países): población afrodescendiente
según censos de la ronda del 2000
Censos ronda 2000
Afrodescendientes
%
Total (*)
País
Brasil (1)
Colombia (2)
Costa Rica (3)
Cuba (4)
Ecuador (5)
Guatemala (6)
Honduras (7)
Nicaragua (8)
Total
10,6
2,0
34,9
5,0
0,04
1,0
0,5
32,8
75.872.428
4.311.757
72.784
3.905.817
604.009
5.040
58.818
23.161
84.853.814
Total de la población
Total (*)
168.666.180
40.607.408
3.713.004
11.177.743
12.156.608
11.237.196
6.076.885
5.122.638
258.757.662
Tomado de Fabiana Del Popolo, 2008.
Fuente: Procesamiento de los microdatos censales en Redatam.
(1) Preto + Pardo, (2) Raizal + Palenquero + Negro
(3) Afrocostarricense o negro, (4) Negro + Mulato/Mestizo,
(5) Negro + mulato (6) Garífuna, (7) Garífuna + Negro inglés,
(8) Creole + Garífuna.
(*) Nota: Excluye la categoría “ignorado”.
Según las investigaciones de Marcelo Paixao de la Universidad Federal
de Río de Janeiro, según las distintas denominaciones clasificatorias étnicas
raciales encontradas en los registros censales actuales de 29 países, la población afrodescendiente podría alcanzar los 126,3 millones de personas. Según
Paixao (2010):
En 29 países en que tal información fue levantada por la institución local productora de datos estadísticos, se contabilizó cerca de 126,3 millones de personas, lo que correspondía al 20,5 % del contingente total del conjunto de
los 23 países. Según los mismos indicadores, las mayores concentraciones de
afrodescendientes de las Américas se encontraban en Brasil (79,7 millones),
86
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
Estados Unidos (36,2 millones), Colombia (4,3 millones), Cuba (3,9 millones), y Jamaica (2,5 millones). (Paixao 2010:29, ver cuadro 2.)
Cuadro 2
Población Afrodescendiente de países del Hemisferio Americano,
según número total de personas y peso relativo en la población (en %)
Denominações
Para os Grupos
Afrodescendentes
População
Afro-descendente (em nº
de pessoas)
Participação
Relativa da
População
Afro-Descendente no
Total (em %)
Ano do Levantamento
Tipo de Levantamento
Anguila
2001
Censo
African,
Negro, Black
10.296
90,1
Belize
2000
Censo
Black, African,
Garífuna
72.502
31,2
Bermudas
2000
Censo
Black, Black
and White,
Black and
Others
37.056
59,7
Brasil
2000
Censo
Preto, Pardo
75.872.424
44,7
Canadá
2001
Censo
Black
783.795
2,5
Colômbia
2005
Censo
Raizal Del Arquipélago de
San Andres y
Providencia,
Palenqueros
de San Basílio,
Negro, Mulato
o Afrodescendiente
4.311.757
10,6
Costa Rica
2000
Censo
Afrocostarricense o Negra
72.784
2,0
Cuba
2000
Censo
Negro, Mestizo, Mulato
3.905.817
34,9
País
87
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Denominações
Para os Grupos
Afrodescendentes
Ano do Levantamento
Tipo de Levantamento
El Salvador
2007
Censo
Negro
(de raza)
Equador
2001
Censo
Negro (Afroequatoriano);
Mulato
EUA
2000
Censo
Black, Black
and White,
Black and
Others
Guatemala
2002
Censo
Garífuna
Guiana
2002
Censo
Honduras
2000
Jamaica
País
População
Afro-descendente (em nº
de pessoas)
Participação
Relativa da
População
Afro-Descendente no
Total (em %)
5.744
0,1
604.009
5,0
36.213.467
12,9
5.040
0,04
African,
Negro, Black
221.680
29,9
Censo
Garífuna,
Negro Inglês
58.818
1,0
2001
Censo
Black, Mixed
2.539.834
97,4
Nicarágua
2005
Censo
Garífuna,
Creole
23.161
0,5
Peru (*)
2001
ENAHO
Origem
Negra, Mulato, Zambo
293.260
1,1
Porto Rico
2000
Censo
Black, Afroamerican,
Negro
302.933
8,3
Santa Lúcia
2001
Censo
Afro descendant, Negro,
Black
156.733
82,5
Suriname
2003
Censo
Maroon-Bushnegro, Creole
133.700
31,0
88
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
Denominações
Para os Grupos
Afrodescendentes
Ano do Levantamento
Tipo de Levantamento
Trinidad &
Tobago
2000
Censo
African,
Mixed
Turcos &
Caicós
2001
Censo
Uruguai
2006
ENHA
País
População
Afro-descendente (em nº
de pessoas)
Participação
Relativa da
População
Afro-Descendente no
Total (em %)
418.268
37,5
African,
Negro, Black
17.422
87,6
Ascendência
Afro o Negra
278.829
9,1
126.339.329
20,5
TOTAL
Fuentes: Belize, Santa Lucia e Trinidad & Tobago-CELADE-REDATAM
http://www.eclac.org/cgibin/getProd.asp?xml=/redatam/noticias/paginas/7/13277/P13277.xml
&xsl=/redatam/tpl/p18f.xsl&base=/redatam/tpl/top-bottom.xsl.
Brasil - IBGE, tabulações LAESER – Fichário das Desigualdades Raciais
(www.laeser.ie.ufrj.br). Para Colômbia, Costa Rica, Cuba, Equador, Guatemala, Honduras, Nicarágua, ver Del Popolo & Antón (2009). Honduras ver também González
(2006). Uruguai, ver Bucheli & Cabela (2007). Anguila: http://www.gov.ai/statistics/; Canadá: http://www.statcan.gc.ca/; El Salvador. http://www.digestyc.gob.sv/; EUA.
http://www.census.gov/; Peru http://www.inei.gob.pe/; Trivelli (2002) e Benavides e col
(2006); Porto Rico. http://www.census.gov/census2000/states/pr.html; Suriname:
http://www.statistics-suriname.org/; Turcos & Caicós http://www.depstc.org/.
Tomado de Paixao Marcello (2010:29)
VII.
Problemáticas sociales de los afrodescendientes:
exclusión, pobreza y discriminación
La revisión de las condiciones sociales de los afrodescendientes parte del entendido que estos pueblos históricamente vienen sufriendo problemas estructurales que impiden el logro de su desarrollo humano desde la perspectiva
de la equidad, y la garantía de derechos ciudadanos. Los fenómenos de discriminación y el racismo se han convertido en uno de los principales obstáculos para el desarrollo integral de los países de América Latina. Según
89
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
CEPAL (2002), su impacto ha traído secuelas de pobreza, exclusión y desigualdad a la vida de millones de personas, principalmente a los afrodescendientes e indígenas. Para esta entidad de las Naciones Unidas “estos pueblos
sufren problemas semejantes en términos de desigualdad económica, social
y política, principalmente cuando se les compara con otros grupos sociales,
especialmente los blancos”6. Además afirma que “el origen étnico-racial influye de manera importante en la posición que ocupan las personas dentro
de la estructura social, siendo la discriminación y la exclusión los mecanismos
a través de los cuales un grupo dominante mantiene y justifica la subordinación social y económica de otros, reproduciendo y perpetuando la inequidad”
CEPAL (2002:40).
La relación entre la pobreza y la discriminación racial y la exclusión social
fue analizada con preocupación durante la III Cumbre Mundial contra el
Racismo, celebrada en Durban durante el 2001. En el párrafo 18 de la declaración resultante, se lee claramente que “la pobreza, el subdesarrollo, la
marginación, la exclusión social y las desigualdades económicas están estrechamente vinculadas con el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las prácticas conexas de intolerancia y contribuyen a la persistencia de actitudes y prácticas racistas, que a su vez generan más pobreza”7.
Este fenómeno podría agravarse si se tienen en cuenta los efectos negativos que la globalización podría traer para el desarrollo humano con equidad
en aquellos países y sociedades que presentan desventajas comparativas a
nivel científico y tecnológico y donde se mantienen costumbres arraigadas
de racismo y discriminación. De acuerdo con la Declaración de Durban, los
efectos negativos de la globalización “pueden agravar, en particular, la pobreza, el subdesarrollo, la marginación, la exclusión social, la homogeneización cultural y las desigualdades económicas que pueden producirse
conforme a criterios raciales, dentro de los Estados y entre ellos” (párr. 11).
Recientemente, en el año 2003, el Banco Mundial en su informe sobre
“Desigualdad en América Latina y el Caribe” llamó la atención sobre la relación
estrecha entre pobreza, desigualdad y grupos culturales históricamente discriminados y víctimas del racismo. El Banco Mundial concluye que “las desigualdades raciales y étnicas tienen profundas raíces históricas que se remontan a
6
7
Revista CEPAL (Santiago de Chile), 76 (abril 2002): 40.
Declaración de Durban, párr. 18.
90
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PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
los períodos coloniales, cuando la demanda de mano de obra de los colonizadores europeos se satisfacía mediante la opresión de la población o la importación en gran escala de esclavos africanos” (Banco Mundial: 2003: 25-26).
Otra conclusión significativa de este organismo multilateral da cuenta
de que las diferencias de raza y origen étnico aun son más importantes para
determinar las condiciones de bienestar y las capacidades. “En la mayoría de
los pueblos de origen africano e indígena se encuentran considerable desventaja respecto a los blancos. Esta tendencia se interpreta como resultado de
prácticas de explotación y exclusión históricas que siguen en pie en el presente” (Banco Mundial, 2003: 25).
7.1.
Las causas estructurales de la pobreza en los afrodescendientes
En la actualidad los afrodescendientes representan entre el 15 % y el 30 %
de la población de la región, sin embargo en muchos países son tratados
como minorías, aunque tal vez no lo sean y por tanto no son tenidos en
cuenta como sujetos sociales relevantes en la dinámica socioeconómica de
los países, situación que permite profundizar su condición de excluidos históricos y por tanto relegados de las políticas sociales.
Los pueblos afrodescendientes y los indígenas presentan los peores indicadores económicos y sociales, y son en gran medida los más pobres de América Latina (Psacharopoulos y Patrinos, 1994, 1999). Según CEPAL la mayor
parte vive en condiciones de extrema pobreza, y entre los factores originarios
de su situación de pobreza se destaca la negación al derecho a la educación
que considere sus especificidades culturales, la pérdida progresiva de sus tierras, el quiebre de sus economías comunitarias, además de procesos de migración forzada que les obliga a asentarse en grandes cinturones marginales
de ciudades donde acceden a trabajos precarios, mal pagos y mala calidad y
de gran agotamiento físico.
Estos problemas estructurales que impiden el desarrollo humano de los
afrodescendientes en América Latina, tienen sus raíces más profundas en una
historia construida a partir de la negación del sujeto esclavizado como persona y como actor. Historia además caracterizada por la dominación y la exclusión colonial, por pretensiones de homogeneidad de los Estados
nacionales durante los siglos XIX y XX de su conformación, y por el funcio-
91
4 Jhon Anton, Panorama:Layout 1 16/09/11 18:57 Página 92
J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
namiento de la estructuras socieconómicas raciales operantes hasta nuestros
días (Wade, 1997).
Además de lo anterior, el problema de pobreza de los afrodescendientes
posee mayor dimensión si se tiene en cuenta que las sociedades latinoamericanas se han estructurado bajo un sistema de prejuicios raciales, de estereotipos y estigmatización a partir del color de la piel, la cultura o la religión.
En muchos países se sigue considerando al afrodescendiente como un ser del
mal, inferior, de segunda categoría y muchas veces condenado a vivir en la
pobreza, la delincuencia y la marginalidad. Esta situación ha traído como
consecuencia que estas comunidades presenten mayor déficit histórico respecto de sus posibilidades de acceso a los beneficios económicos y de reconocimiento de sus identidades y derecho colectivo.
7.2.
Estrategias para enfrentar la exclusión y la discriminación
en los afrodescendientes
Conscientes de su situación problemática de tipo estructural, los movimientos sociales de afrodescendientes han logrado avances importantes en sus demandas respecto a la necesidad de combatir la discriminación y la exclusión
como procedimientos tácticos para salir de la pobreza y la marginalidad. En
respuesta a ello, en los últimos años han surgido un conjunto de estrategias
para enfrentar el fenómeno a partir de la implementación de un marco regulatorio internacional que han permitido dar un tratamiento más eficaz y
global al tema del racismo, la discriminación, la inclusión, el multiculturalismo y la garantía al ejercicio pleno de los derechos humanos y colectivos
de los grupos culturales específicos.
Las Naciones Unidas han generado el mayor escenario para la promulgación y aplicabilidad de estos instrumentos que van desde la Declaración
de los Derechos Humanos en 1948 hasta la aprobación de varios pactos internacionales como: El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(1976) y su protocolo facultativo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1976), La Convención Internacional sobre
la Eliminación Racial8 (1965). A esta se le suman la declaración del año 1971
8
Fue aprobada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General de Naciones Unidas:
92
4 Jhon Anton, Panorama:Layout 1 16/09/11 18:57 Página 93
PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
como Año Internacional de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación
Racial, y los sucesivos tres decenios de las Naciones Unidas contra el racismo
y la discriminación racial (1973-83, 1983-1993 y 1994-2004).
En la región, tanto la promoción como la garantía de los derechos civiles
y políticos como los económicos, sociales y culturales de los pueblos indígenas y afrodescendientes se sustentan en el convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), en el protocolo adicional de la Convención
Americana sobre derechos económicos, sociales y culturales (protocolo de
San Salvador), que tiene como órgano vigilante a la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Pese a la existencia de un cúmulo de instrumentos jurídicos internacionales y nacionales para combatir el fenómeno de la discriminación racial y
la exclusión como fenómenos motores de la pobreza en los afrodescendientes,
se estima que tales medidas no son suficientes para modificar los patrones
vigentes de discriminación étnica y racial que subyacen en la estructuras mentales de los ciudadanos y por ende de sus instituciones sociales. Por tanto, se
hace necesario apuntar hacia otras medidas complementarias como la vigilancia y penalización de actos de racismo y discriminación, aplicación de políticas de acción afirmativas y la focalización directa de inversiones sociales
que amparen a los grupos marginados históricamente.
Como una acción importante, las Naciones Unidas en su Declaración y
Plan de Acción de Durban reconocen que es preciso tomar medidas a nivel
nacional e internacional de forma concreta para resarcir, evitar y combatir el
fenómeno. Una de esas medidas tiene que ver con la aplicación por parte de
los Estados nacionales del párrafo b del artículo 4 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial,
en la que se impone la obligación de mostrarse vigilantes y de tomar medidas
contra acciones o ideas basadas en la superioridad o el odio racial.
Igualmente, en el párrafo 107 de la Declaración de Durban se destaca
la necesidad de diseñar, promover y aplicar en el plano nacional, regional e
internacional estrategias, programas y políticas, así como legislación adecuada, que puede incluir medidas especiales y positivas, para promover un
resolución 2106ª (XX) del 21 septiembre 1965, y entró en vigor el 4 enero 1969, tras la ratificación
de adhesión de 27 estados.
93
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
desarrollo social equitativo y la realización de los derechos civiles y políticos,
económicos, sociales y culturales de todas las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, particularmente dándoles un acceso más efectivo a las instituciones políticas,
judiciales y administrativas, así como la necesidad de incrementar el acceso
efectivo a la justicia, y de garantizar que los beneficios del desarrollo, la ciencia
y la tecnología contribuyan efectivamente a mejorar la calidad de vida de
todos, sin discriminación.
Particularmente, el Plan de Acción de Durban aboga para que los estados
otorguen mejor y mayor acceso a las instituciones políticas, judiciales y administrativas, así como la necesidad de incrementar el acceso efectivo a la
justicia, y de garantizar que los beneficios del desarrollo, la ciencia y la tecnología contribuyan a mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos,
sin discriminación.
Otro paquete de medidas claves para el combate a la discriminación racial y el racismo tiene que ver con aquellas destinadas a lograr una representación apropiada en las instituciones de enseñanza, la vivienda, los partidos
políticos, los parlamentos y el empleo, en particular en los órganos judiciales,
la policía, el ejército y otros servicios civiles, lo que en algunos casos puede
exigir reformas electorales, reformas agrarias y campañas en pro de la participación equitativa.
7.3.
Los afrodescendientes y su movimiento social
Para los afrodescendientes la realización de la Cumbre Mundial contra el racismo que las Naciones Unidas celebraron en Durban —Sudáfrica— en el
año 2001 y su preconferencia regional de Santiago de Chile (2000) tuvo un
gran impacto político, social y cultural en la estructuración de un movimiento social con articulación y agenda regional. Esto por cuanto dichas reuniones se constituyeron en espacios de representación e interrelación social
estratégicos globales de posicionamiento político y fortaleza interna de las
organizaciones, en tanto lograron poner en el escenario una agenda programática para presionar transnacionalmente por demandas enfocadas a romper
con la invisibilidad, exclusión, racismo y marginalidad que, desde la trata
94
4 Jhon Anton, Panorama:Layout 1 16/09/11 18:57 Página 95
PANORAMA
GENERAL DE LOS AFRODESCENDIENTES
trasatlántica y la esclavización, golpea a más de 200 millones de afrolatinoamericanos.
Con el fin de preparar los temas de la Cumbre de Durban, desde el año
1994 desde Montevideo la organización Mundo Afro y otras agencias cooperantes desarrollan seminarios regionales sobre racismo, discriminación y
xenofobia. Se crea la Red de Organizaciones Afroamericanas con el objetivo
de coordinar las iniciativas en diferentes áreas, con enfoques integrados tanto a
nivel local como regional 9. Luego se estructuran redes importantes como Proceso Afroamérica Siglo XXI, la Alianza Estratégica Afrolatinoamericana y el
Caribe (Costa Rica, 2000), y la Organización Negra Centro Americana,
ONECA, entre otras, las cuales lograron participar en Durban permitiendo
una serie de planteamientos que se incorporaron tanto en el plan de acción
como en la Declaración.
Durban generó una coyuntura de articulación por intermedio de importantes redes de actores sociales transnacionales que a lo largo del continente
han logrado posicionar lo que Jesús García (2001) denomina Agenda Global
para la Construcción de una Ciudadanía Afrodescendiente, la cual pasa por la
deconstrucción del discurso teórico eurocéntrico sustentado sobre la base del
desprecio y la exclusión étnica para generarse desde el autorreconocimiento
y la inserción en el espacio público como sujetos culturales de derechos políticos, económicos y sociales y culturales
La Agenda Global afrodescendiente implica varios objetivos postulantes:
i) terminar con la invisibilidad epistemológica, ii) luchar contra el racismo,
la colonización y la enajenación del sujeto, iii) combate frontal al racismo y
la discriminación, iv) búsqueda del reconocimiento de la contribución de la
diáspora africana a la formación de la diversidad cultural de la humanidad.
A partir de estos principios la Agenda determina los siguientes temas de movilización: a) revaloración histórica y fortalecimiento de la identidad colectiva, b) conquista y defensa del territorio y la territorialidad, c) visión
ecológica de los recursos naturales y etnodesarrollo, d) participación política
e inclusión social, e) derechos de igualdad e inclusión, derechos colectivos y
no discriminación, f ) derechos humanos, no desplazamiento y respeto al derecho internacional humanitario. Para el logro de esta agenda se traza como
9
Centro Cultural Afroecuatoriano. Boletín Informativo Palenque (Quito), 22.4 (diciembre 2003): 6.
95
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
estrategias: la implementación de políticas de acción afirmativas, el fortalecimiento organizativo y la aplicación de legislación especial y planes de desarrollo (Antón, 2004).
La construcción de esta agenda global afrodescendiente no debe comprenderse en el plano solo coyuntural de Durban. Por el contrario, sus puntos
obedecen a un contexto de representación social en que los afrodescendientes
y sus procesos culturales han desarrollado en medio condiciones de conservación y transformación de sentidos y discursos de acuerdo con las condiciones sociohistóricas y económicas vividas. De modo que si bien la Agenda
refleja un sentido de conciencia de globalización, su valoración epistemológica se resalta en cuanto ella representa valores y principios encubados en lo
que García denomina Cultura de la Resistencia Afro, en la que la autoconciencia y el autorreconocimiento son los valores fundamentales. La resistencia
se entiende como un proceso dinámico de producción de ideas y cosmovisiones que se niegan al desplazamiento, al mestizaje y la desaparición, fenómeno que debe ser visto como estrategia de la modernidad propia, como un
mecanismo de inserción a las luchas globales, donde las organizaciones afrodescendientes se conectan en redes transnacionales capaces de responder a
los condicionantes e impactos propios de estos tiempos de globalización.
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4 Jhon Anton, Panorama:Layout 1 16/09/11 18:57 Página 97
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PANORAMA
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III
Derechos humanos y discriminación
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Apuntes para un análisis de la discriminación
Gersán Joseph Garzón
Sumario
I. Introducción. II. La esclavitud como descivilización de los esclavizados.
III. Discriminación racial y condiciones laborales en Panamá. IV. La invisibilización y exclusión social. V. Violencia y racismo. VI. Expresiones de discriminación y represión policial. VII. Reflexión final. VIII. Bibliografía.
I.
Introducción
El propósito de este artículo es analizar el fenómeno constituido por el racismo, la discriminación racial y la exclusión de la población afrodescendiente, y el impacto ocasionado históricamente sobre esta población.
En vista de la sustantiva pobreza, la histórica discriminación racial y la
exclusión social que afecta a la población afropanameña, resulta relevante
examinar dicha situación develando sus expresiones y los requerimientos de
los afropanameños, en el esfuerzo de constituirse en sujetos con derechos debidamente tutelados y con sus correspondientes deberes. Se trata de una realidad que debe ser superada, en tanto que representa un «hueco de ozono
en nuestra frágil capa democrática».
La discriminación y la intolerancia son dos caras de una misma moneda,
por ello la intolerancia expresa la ausencia de tolerancia de los puntos de vista
de otras personas. De allí que resulta ser, cualquier actitud irrespetuosa hacia
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las opiniones. Supone cierta dureza y rigidez en el mantenimiento de las propias ideas o características, que se tienen como absolutas e inquebrantables1.
II.
La esclavitud como descivilización de los esclavizados
Los africanos fueron secuestrados de sus hogares para ser esclavizados, descivilizados y despersonalizados, como lo señala Claude Meillassoux en su obra
Antropología de la Esclavitud, como sigue:
La característica de los esclavos, la que procede del modo de explotación esclavista, es pues la de ser primero y necesariamente sustraídos a su sociedad
de origen que los concibió y formó para ser introducidos y reproducidos
como extranjeros en el medio esclavista. Esta exigencia económica en su origen, se realiza a través de los procesos de despersonalización y de desocialización de los esclavos que proceden de su captura2.
Algo básico en esta situación de tráfico de esclavos, es la despersonalización y el aislamiento, los tornan vulnerables mediante el aislamiento y la desvinculación con sus familiares, todo esto conlleva una concepción de los
esclavizados como mercancías que son dispuestas conforme el dueño estipule
para su uso, abuso y desecho.
Para Ulrich Duchrow y Franz Hinkelammert, los derechos humanos han
sufrido la inversión por parte de los violadores de dichos derechos, que hábilmente lo han trastocado, así:
la historia de los derechos humanos modernos es a la vez la historia de su inversión, la cual transforma la violación de estos derechos en un imperativo
categórico de la acción política. La conquista española de América se basó
en la denuncia de los sacrificios humanos que cometían las civilizaciones aborígenes americanas. Más tarde, la conquista de América del Norte se justificó
por las violaciones de los derechos humanos por parte de los aborígenes. La
1
2
Ferrater Mora, José, Diccionario de Filosofía, Ariel, Barcelona, 1980, p. 3267.
Meillassoux, Claude, Antropología de la Esclavitud, Siglo XXI editores, México, 1990, p. 113.
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conquista de África por la denuncia de canibalismo, la de la India por la denuncia de la quema de las viudas, en tanto que la destrucción de China por
las guerras del opio se apoyó igualmente en la denuncia de la violación de
los derechos humanos en esa región. El Occidente conquistó el mundo, destruyó culturas y civilizaciones, cometió genocidios nunca antes vistos, sin
embargo todo eso lo hizo para salvar los derechos humanos.
Por eso, la sangre derramada por el Occidente no deja manchas. Esa sangre
más bien lo transmuta en el gran garante de los derechos humanos en el
mundo. Así, más de trescientos años de trabajo forzado de la población negra
en los EE.UU. mancharon a los negros, pero quienes cometieron ese crimen
conservaron el alma blanca como la nieve. La gigantesca limpieza étnica que
exterminó a la gran mayoría de la población indígena de ese país manchó a
lo que quedó de esta población […] Todos los países del Tercer Mundo tienen
que rendir cuentas de su situación de derechos humanos a aquellos países
que, durante siglos, arrasaron con los derechos humanos en todo el mundo.
Estos países que llevaron la tormenta de la colonización al mundo entero,
no aceptan ninguna responsabilidad por lo ocurrido, por el contrario, cobran
una deuda externa gigantesca y fraudulentamente producida a aquéllos3.
El resultado de todo esta tergiversación es que las víctimas se convierten
en culpables, y los victimarios se trasmutan en inocentes. No aceptan su responsabilidad en los delitos cometidos.
En relación a la divulgación de la historia de la trata de esclavos, la
UNESCO en un estudio titulado “De la Cadena al Vínculo. Una visión de la
trata de esclavos” destaca el mecanismo de impacto negativo en los afrodescendientes, expresado en la situación actual de postergación e invisibilización:
En 1993, el nigeriano Mosshood Olawale Abiola pedía que se indemnizara
a los pueblos negros por los daños sufridos por el continente como consecuencia de la trata… Las reparaciones debidas a África no se fundamentan
en la culpabilidad de Occidente, sino en su responsabilidad por haber
3
Duchrow, Ulrich y Franz Hinkelammert, La Vida o el Capital. Alternativas a la dictadura global de
la propiedad, Departamento Ecuménico de Investigaciones, San José, 2003, pp. 63-64.
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perpetuado, después de la abolición de la esclavitud, el racismo hereditario
de generación en generación.
Hay quien se cree que África debería olvidar los sufrimientos del pasado
(la esclavitud y la colonización) y mirar hacia el futuro. Pero quien así piensa
olvida que los daños causados por la esclavitud y la colonización son perceptibles aquí y ahora.
Esta es la razón por la cual la divulgación de la historia de la trata de esclavos es de un interés capital para los africanos y para los supervivientes de la
gran travesía, los africanos de la diáspora dispersados por el mundo. Lo que
hay que hacer primero y ante todo es hacerles cobrar conciencia del alcance
de este fenómeno que fue el tráfico de esclavos y sus consecuencias en la evolución del continente4.
La proyección del proceso de secuestro, esclavización y violación de derechos de los africanos, ha tenido consecuencias importantes para los afrodescendientes, ya que su condición actual es producto de la trata de esclavos
y el mantenimiento del racismo, a pesar de la desaparición de la esclavitud,
lo que se expresa en diversas formas de exclusión social, pobreza e invisibilización, denotada en el imaginario social y reproducida mediante el Sistema
Educativo mediante los textos escolares.
Hernán Porras destaca las virtudes del cimarrón y su lucha tesonera por
la libertad, es sumamente valedera su explícita radiografía del negro colonial
que pasó de una beligerancia real, a la invisibilización y marginación social.
El cimarrón o esclavo fugitivo constituyó, por razones muy explicables, la
primera gran amenaza a la incipiente nacionalidad. Su alianza con bucaneros
y la alianza paralela del indígena selvático con éstos, amenazó con dar al traste
con la colonización española en el Istmo y convertir a la hoy República en
un Belice o una Mosquitia. Su gesta heroica ilustra como pocas la lucha por
la libertad, pero, terminada la contienda, vegeta, se desintegra como grupo,
y pasa al limbo del anonimato al margen de la historia posterior… Terminada la esclavitud, los mulatos ex-esclavos sentaron sus reales en el arrabal
santanero, y comenzaron a participar en la vida económica y cultural del área
4
UNESCO, De la Cadena al Vínculo. Una visión de la trata de esclavos, París, 2001, p. 27.
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más activa del Istmo: la Zona de Tránsito, y, por ende, del país entero. Su
contribución a la industria pesquera y a los transportes, por ejemplo, todavía
perdura5.
Armando Fortune destaca la llegada de miles de negros de África a Panamá, de diversas procedencias, lenguajes, culturas, clases, sexos, razas y edades, desarraigados de su medio social y familiar, entre gente extraña y hostil.
Fueron molidos como la caña de azúcar para sacarles el jugo de su trabajo6.
Para la antropóloga Reina Torres, los grupos afrodescendientes en Panamá fueron los afrocoloniales y los afroantillanos, los primeros procedentes
del África durante la colonización en condición de esclavos, distribuidos en
territorios geográficamente marginalizados, descendientes de los cimarrones
que huyeron a la costa atlántica, a la selva del Darién, a la región selvática
del río Bayano y también al Archipiélago de las Perlas. Es clara su influencia
en las danzas folclóricas donde el ritmo dominante del tambor da el matiz
africano a los bailarines con variada vestimenta. Los negros antillanos, vinieron con la construcción del ferrocarril, en los trabajos de construcción del
canal interoceánico, tanto en la administración francesa primero, y luego,
bajo la administración norteamericana. Compañías fruteras ubicadas en las
provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, utilizaron sus fuerzas. De igual manera en la Zona del Canal y en las ciudades de Panamá, Colón y Puerto Armuelles. Debido a su pasado bajo colonización inglesa y francesa les proveyó
de otra lengua, religión y costumbres, que los constituyó en núcleos cerrados
de población antillana7.
Los alzamientos y fugas de esclavos, ocurridos en el Istmo de Panamá
fueron una realidad insólita en las colonias españolas. Las ciudades de Panamá, Nombre de Dios y Portobelo con posterioridad, rodeadas por impenetrables selvas, que constituían un excelente refugio para los negros alzados8.
5
6
7
8
Porras, Hernán, Papel Histórico de los Grupos Humanos en Panamá, Editorial Portobelo, Tomo XIII,
abril, 1998, Panamá, pp. 380-381.
Fortune, Armando, “El negro en la vida y cultura colonial de Panamá”, en Revista Lotería, Lotería
Nacional de Beneficencia, Ciudad de Panamá, 1970, p. 10.
Torres de Araúz, Reina, “Los grupos humanos de Panamá”, en Revista Lotería núm. 174, Panamá,
1970, pp. 32-33.
Castillo, Luis Diez, Los Cimarrones y los Negros Antillanos en Panamá, Segunda edición corregida
y aumentada, Panamá, 1981, p. 47.
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III.
Discriminación racial y condiciones laborales en Panamá
La práctica del racismo por parte de las tropas norteamericanas acantonadas
en la antigua “Zona del Canal”, territorio que constituyó un enclave colonial
desde 1903 hasta 1999. Esto queda expresado en el libro Emperadores en la
Jungla. La Historia escondida de los Estados Unidos en Panamá, de John Lindsay-Poland, quien expresa con claridad las condiciones laborales de los negros
antillanos las que eran deplorables.
Las causas de las enfermedades respiratorias de los antillanos no eran difíciles
de encontrar. Especialmente hasta el año 1907, vivían en condiciones muy
apretadas y a menudo trabajaban días enteros medio sumergidos en agua de
lluvia, bajo la insistencia de la Comisión del Canal. Sus viviendas, en mayor
parte sin mallas, eran barracas o vagones convertidos que albergaban a seis
docenas de hombres cada uno, a menudo lejos de las letrinas, en contraste
con los apartamentos cómodamente amoblados otorgados a los empleados
blancos9.
Las condiciones señaladas en la anterior cita, también se dieron en las
barriadas ubicadas en las ciudades de Panamá y Colón, básicamente en los
barrios obreros de casas de inquilinato construidas de madera, con una mayoritaria población afrodescendiente, como lo constituyeron los barrios
como El Chorrillo, con gran presencia de afroantillanos anglófonos y francófonos; El Marañón, barrio de trabajadores de Barbados, Martinica, Guadalupe, Jamaica, entre otros; Calidonia, San Miguel, Río Abajo; Parque
Lefevre, Juan Díaz, Chilibre, y algunos en las áreas de la Zona del Canal
como Balboa, La Boca, Red, Tank, Pedro Miguel, Paraíso; en Colón Rainbow City, entre otros.
Claramente las condiciones laborales de los trabajadores antillanos eran
desiguales y con un componente de exclusión, apartheid y de un claro racismo. Existía una visión prejuiciada de los médicos y autoridades con relación a la población negra proveniente del Caribe. Se evidencia la
9
Lindsay-Poland, John, Emperadores en la Jungla. La Historia escondida de los Estados Unidos en Panamá, Editorial Universidad de Panamá, Instituto de Estudios Nacionales, Panamá, 2003, p. 66.
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manipulación racial de la información por parte de los médicos encargados
de realizar informes de autopsias a los antillanos:
Empezando 1910, los doctores de la Zona recogieron datos sobre autopsias
de los trabajadores del canal para poder responder a preguntas sobre ciertas
facciones raciales. Los datos incluían el peso del cerebro, grosor del cráneo,
índice cefálico (forma del cráneo) y tendencias homicidas o de altercados,
divididos por categorías según la raza. La discusión del Dr. Herbert Clark
sobre los datos alcanzó unas conclusiones tautológicas, tales como el hecho
de que un gran número de accidentes violentos que afectaban a los antillanos
indicaba “una notable falta de apreciación de un ambiente peligroso” en “los
procesos mentales de los negros”10.
La toma de conciencia de la discriminación como un mal que es necesario combatir surgirá precisamente después de la II Guerra Mundial, a raíz
de las atrocidades cometidas por el régimen nazi que proclamó la superioridad de la raza aria.
El horror del holocausto, de los campos de concentración y muerte desarrollados por este régimen criminal y su ideología racista en una sociedad
supuestamente civilizada, fue con seguridad uno de los principales motivos
que impulsaron el reconocimiento proclamado en la Declaración Universal
de los Derechos del Hombre de 1948 de la igualdad fundamental de los seres
humanos.
En el libro de Renato Pereira, Panamá: Fuerzas Armadas y Política, expresa un interesante examen de la clase política y el racismo manifiesto, además del papel reproductor de la educación en la reproducción del prejuicio
en el imaginario social.
La oligarquía ha logrado convertir en eje de su ascendencia social la noción
que ella tiene de sí misma como clase y como individuo de su clase.
Ha erigido en modelo ideal del resto de las clases y capas sociales su prototipo
caucásico, sus usos, sus hábitos, costumbres, en suma su ser exterior, sus formas
de vida. De suerte que para las otras capas y estamentos económicamente
10 Ibíd., p. 69.
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educados en los Estados Unidos, tiene una fuerza de fascinación cuasi-mítica.
Para muchos de aquéllos, la pinta oligárquica jugó el papel de bulldozer, relativo ciertamente, de su movilidad en la escala social. En las categorías sociales
menos favorecidas, intensamente coloreadas, el respeto reverencial, la admiración y el amachinamiento frente a la personalidad del rabiblanco, entre otras
de sus reacciones, no son sino expresión de la amplitud del poder material e
ideológico que sobre ellas tienen las clases dominantes en su conjunto.
Esto se aprecia claramente en el plano educativo y cultural. Hasta fecha
muy reciente, por lo menos hasta la década 1940-1950, los textos oficiales
de la enseñanza primaria de geografía e historia contenían referencias a la superioridad del hombre blanco, a la pobreza de espíritu y a la pereza congénitas
del negro y a la apatía natural del indio. Personajes históricos de estas etnias
eran de tal manera deformados en las aulas que no poca gente aún vive con
la convicción de que Bayano, por ejemplo, el cimarrón que derrotó a los españoles al este de Panamá y Victoriano Lorenzo, el cholo guerrillero de
Coclé, no fueron sino simples bandidos11.
Pereira analiza la relación de apartheid en el área canalera y la clasificación
de gold roll y silver roll, que reguló las relaciones entre los grupos humanos
de indios y negros de la siguiente manera:
La implantación en la zona del canal de una microsociedad furiosamente racista, con su sistema de apartheid-establecimientos gold roll para blancos y
silver roll para no blancos revigorizó los resabios pigmentocráticos de la oligarquía urbana.
Verdaderamente, si las clases superiores no lograron transplantar de plano
el apartheid zoneíta al interior de la sociedad panameña no fue por falta de
voluntad. El bajísimo nivel de mercantilización de las relaciones de producción en el área urbana misma, es decir, la extremada pauperización no proletaria de las masas, hacían artificial la reproducción de tales privilegios
raciales. En otras palabras, le faltaba a las clases oligárquicas nativas esa capacidad de generar proletarios que en la sociedad canalera hacía tolerable el
11 Pereira, Renato, Panamá: Fuerzas Armadas y Política, Ediciones Nueva Universidad, Panamá, 1979,
pp. 48-49.
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sistema rol por un importante sector de las masas pigmentadas, arrancadas
por el enclave de la desocupación y del desamparo más absolutos12.
Existe una pluralidad de personajes y autores que han tratado temas sociales, la situación del negro colonial y antillano en Panamá, la discriminación, la identidad panameña, y tocantes a la población panameña como lo
fueron Federico Escobar, Gaspar Octavio Hernández, Carlos A. Mendoza,
Gil Blas Tejeira, Demetrio Korsi, Rogelio Sinán, George Westerman, Joaquín Beleño13, George Priestley, Alberto Barrow14, Carlos Cubena, Melvin
Brown15, Gerardo Maloney16, Melva Lowe17, el poeta José Carr18, Luis Pulido Ritter, el ensayista Víctor Rodríguez19, entre otros.
IV.
La invisibilización y exclusión social
Los esfuerzos de visibilización de la comunidad afrodescendiente en Panamá,
no han de superarse mediante iniciativas cosméticas, que hacen a los afropanameños destinatarios de proyectos, de poca incidencia, que no se orientan
a constituirlos en actores significativos en la tarea de construir nuevas formas
de inserción en la realidad nacional.
El concepto de exclusión social como diferente al de pobreza exige operacionalizar campos como las dificultades de acceso a la instrucción, al trabajo, al crédito, a la justicia, la mala calidad de las viviendas, la discriminación
política, institucional, étnico lingüística, entre otras20.
12 Ibíd., p. 50.
13 Joaquín Beleño con su trilogía Luna, Curundu y Gamboa Road Gang, rescata la presencia y aportes
de los inmigrantes antillanos, la discriminación y expresó claramente la realidad sociopolítica del
país.
14 Barrow, Alberto y George Priestley, Piel oscura Panamá: Reflexiones al filo del centenario, 2003.
15 Brown, Melvin, Legado Heritage, obra poética, Edición Bilingüe INAC, Panamá, 1988.
16 Maloney, Gerardo, Juega Vivo, Poesía, 1984, donde plasma pasajes de la vida del negro panameño.
17 Lowe, Melva, De Barbados a Panamá, Editora Géminis, Panamá, 1999.
18 José Carr, en 1991 gana el Concurso Ricardo Miró con el poemario La Rosa contra el Muro, Editorial Mariano Arosemena.
19 Víctor Rodríguez gana el concurso Ricardo Miró en ensayo en 1991 con “Libelo contra la muerte”,
y en el año 2000 con “La Palanca del Mal”, Editorial Mariano Arosemena.
20 Ziccardi, Alicia, “Ciudades Latinoamericanas: Procesos de marginalidad y de exclusión social”, en
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Jayan Cortéz expresa las condiciones de pobreza y exclusión de la población colonense y su marginación frente a los grandes intereses comerciales
de esa provincia.
El 21 de febrero de 1982 viajábamos hacia la ciudad de Panamá. A la altura
del kilómetro 20, poblado del Corregimiento Juan Demóstenes Arosemena
(Colón) fuimos detenidos por una larga columna automovilística. Los moradores del lugar habían bloqueado el paso transístmico en protesta por la
falta de agua potable.
Repentinamente, los allí presentes fueron arremetidos violentamente por
efectivos de la Guardia Nacional. Había que desocupar la vía para dar paso
a los containers que iban y venían de la Zona libre. Esta escena que retrata
una acción cotidiana, cada vez más frecuente en nuestra sociedad…21
El tejido social en Panamá ha ido vulnerándose en las nueve (9) provincias, pero principalmente en las comunidades afrodescendientes, de las provincias de Panamá, Colón, Darién, Coclé, Azuero y Bocas del Toro, ello
debido a los problemas de discriminación que sufre esta población, por las
ventajas sociales del fenotipo blanco que tiene mayor valoración en nuestra
sociedad, en tanto los afrodescendientes experimentan un prejuicio social
que los ubica como personas de poca laboriosidad, propensos a delinquir,
entre otros prejuicios que se ubican en el imaginario social, y que son reproducidos por la educación mediante los textos, en donde lo negro es negativo,
todo lo cual construye y reconstruye el circulo del prejuicio y la exclusión.
En relación con lo antes señalado, se plantea una situación de marginación,
invisibilización y discriminación estructural que experimenta esta población.
Franz Hinkelammert, investigador del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), con sede en San José, Costa Rica, expresa algunos puntos con relación al racismo:
la dimensión del racismo, que siendo una discriminación que sobrevivió a la
abolición de la esclavitud (al igual que la discriminación de la mujer
Pobreza, Desigualdad y Exclusión Social en la Ciudad del Siglo XXI, Siglo XXI Editores, México,
2008, p. 83.
21 Cortéz, Dorindo Jayan, Panamá: Militarismo y Elecciones, Editorial IUED, Panamá, abril 1989, p. 5.
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sobrevivió a la abolición del patriarcado), es un fenómeno muy especial: es
moderno, es un producto del siglo XVIII…
El racismo, surgido en el siglo XVIII, se vinculó enseguida con la esclavitud, la cual se transformó en racista, pero al ser abolida el racismo no desapareció. Éste, aparecido junto a la declaración de la igualdad humana, parece
una respuesta a la igualdad humana; siendo todos los humanos contractualmente iguales el racismo permite seguir sosteniendo desigualdades de hecho;
quienes no son «completamente humanos» no merecen la igualdad parece
ser la lógica subyacente. En una sociedad que considera sacrosanta la igualdad, el pensamiento racista cumple la función de relativizarla. Por la vía del
racismo se puede subvertir la propia declaración de la igualdad contractual22.
La negación de la heterogeneidad cultural en la génesis de los Estados
nacionales latinoamericanos y caribeños se perpetuó mediante sistemas de
reproducción social y cultural. Los currículos educativos, por ejemplo, comenzaron a recrear y transmitir, de generación en generación, contenidos
y formas de conocimiento sobre indígenas y negros que no sólo los desvalorizaban, sino que construían su imagen como figuras del pasado, sin existencia real en el presente. Los pueblos indígenas reales se mencionaban
como sociedades atrasadas y refractarias a los procesos de modernización y
cambio. La misma idea moderna de cultura tradicional —que la mayor
parte de las veces se refiere a la cultura de los grupos excluidos de la sociedad—refleja la imagen de pueblos estáticos, a históricos y resistentes a toda
modernidad.
Hopenhayn y Bello en el documento “Discriminación étnico-racial y
xenofobia en América Latina y el Caribe”, evidencian la exclusión y la precariedad económica de la población afrodescendiente que queda plasmada
en la siguiente cita:
La negación del otro como forma de discriminación cultural se transmuta
históricamente en forma de exclusión social y política. En la modernidad latinoamericana y caribeña el problema de la exclusión se expresa en el hecho
de que la región tiene la peor distribución del ingreso en el mundo; y en el
22 Hinkelammert, Franz, Solidaridad o Suicidio Colectivo, Ambientico Ediciones, San José, Costa
Rica, 2003, pp. 48-49.
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sesgo elitista en las relaciones de poder, que ha constituido un serio obstáculo
al desarrollo de las democracias liberales en la era republicana de muchos de
los países de América Latina y el Caribe. Por cierto, la exclusión social se asocia hoy a factores sociodemográficos, a las dinámicas (o insuficiencias dinámicas) de acumulación de la riqueza y de los factores productivos, y por las
brechas educacionales, entre otros factores. Sin embargo, la negación originaria de la cultura e identidad del otro constituye una estructura de discriminación étnico-racial en torno a la cual se adhiere, con mayor facilidad, la
exclusión que adviene en las dinámicas de modernización23.
En el Caribe Francés se expresa también el racismo y discriminación,
según señalan Hopenhayn y Bello:
La isla de Martinica es un caso clásico de racismo vertical y jerarquizado, con
una fuerte tendencia de los habitantes a asimilar los valores de los colonizadores franceses. La actual categorización de los individuos no blancos de Martinica (según el color de la piel, textura del pelo y trazos faciales) es herencia
directa de la racionalización colonial. Esta clasificación biológica sigue dividiendo a la población tanto en lo simbólico como en lo cotidiano. Resulta
sintomático que en el imaginario popular subsiste el sueño de tornarse mágicamente blanco como forma simbólica de salvación (Price, 1995)24.
Este llamado sueño de tornarse blanco, es una influencia ideológica que
expresa Renato Pereira, y que denomina como el amachinamiento, baja consideración o baja autoestima del negro con relación a su par blanco, aspecto
que fue reforzado mediante la educación y la hegemonía cultural.
Carlos Vilas en su libro Estado, clase y etnicidad: La Costa Atlántica de
Nicaragua, en referencia a los grupos afrodescendientes de la costa:
Creoles: Se denominan así los descendientes de africanos (esclavos, cimarrones y libertos), mezclados en diverso grado con otras poblaciones.
23 Hopenhayn, Martín y Alvaro Bello, Discriminación étnico-racial y xenofobia en América Latina y el
Caribe, Serie Políticas Sociales Número 47, División de Desarrollo Social, CEPAL, Santiago de
Chile, mayo 2001, p. 8.
24 Ibíd., p. 12.
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La inmigración de africanos se remonta posiblemente a la llegada de los
primeros barcos bucaneros europeos en el siglo XVI a Bluefields, Laguna de
Perlas y Cabo Gracias a Dios. La inmigración se hizo permanente tras la creación de la Compañía de la Isla de Providencia en 1633, que trajo esclavos
como fuerza de trabajo para sus plantaciones en la Costa…
Actualmente, la población de creoles tiene su centro principal en la ciudad
de Bluefields; otros centros importantes son Corn Island, Laguna de Perlas
y Puerto Cabezas. Los creoles son sobre todo trabajadores semicalificados y
administrativos y cuentan con un porcentaje alto de técnicos y profesionales,
en comparación con los grupos indígenas25.
Otro grupo afrodescendiente son los Caribes negros o garífunas, según
señala Carlos Vilas:
Poseen características culturales y lingüísticas de los amerindios que habitaban las Antillas menores en tiempos de la conquista europea, con rasgos fenotípicos africanos y habla garífona…
A principios del siglo XIX los caribes empezaron a establecerse en tierra
firme, en la costa norte de Honduras, atraídos por mejores oportunidades
de trabajo y de dinero. La migración de una parte de esta población hacia
Laguna de Perlas y Bluefields tuvo lugar durante 30 años a partir de la década
de 1880, por el auge de la extracción de caoba y de las plantaciones de banano
en esa área de Nicaragua26.
Manuel Garretón en su obra La Sociedad en que Viviremos. Introducción
sociológica al cambio de siglo, señala cuatro modelos de discriminación, que
generan distintas actitudes frente a ellos, a saber: El primer modelo comprende el reconocimiento para un conjunto de seres humanos de su condición humana, pero a otros grupos como las mujeres, los esclavos e indios no
se les reconocía. De allí la lucha es que los derechos reconocidos a todos,
también les sean reconocidos a los excluidos. El segundo modelo, según destaca Garretón, está referido a las formas de exclusión y expulsión que hace
25 Vilas, Carlos M., Estado, clase y etnicidad: La Costa Atlántica de Nicaragua, Fondo de Cultura Económica, México, 1992, pp. 29-30.
26 Ibíd., p. 31.
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que el sector excluido no tenga relaciones entre sí, lo que dificulta posibilidades de articulaciones que propicien una acción colectiva, ya que no tienen
una identidad común, lo anhelan es ser integrados, aunque esto implique se
explotados. El tercer modelo es el no reconocimiento de nuevos derechos, se
discrimina entre los que tienen recursos para defender un derecho virtual y
los que no lo tienen. El cuarto y último modelo está dado por los derechos
provenientes de una adscripción o identidad. Esta se convierte en la fuente
de los derechos y también de las discriminaciones27.
Arturo Rodríguez Bobb, en su obra Un siglo después de la abolición de la
esclavitud, con relación al racismo destaca:
El racismo es algo que circula, o más bien, que funciona en cadena. Está localizado aquí o allá, está en manos de personas que tienen el poder de imponer su saber, es susceptible de imitación o de interpretación. El racismo
doctrinario se origina en los intelectuales, se ejerce en red y sobre esa red circulan falsas interpretaciones28.
Bob deja en evidencia la enorme capacidad de la ideología racista, y de
allí se infiere, la necesidad de los autores afrodescendientes de escribir su historia, y su difusión a los jóvenes.
El negro africano esclavizado, poseía características físicas de extraordinario vigor, resistencia, sagacidad e inteligencia, aspectos que le ayudaron a
valerse en el medio selvático de América:
En cuanto al término cimarrón, este resultó ser una conclusión original del
colonialista blanco. A los esclavos rurales huidos se les llamó cimarrones y al
esclavo urbano que huía de la ciudad, le llamaban simplemente huido. Según
algunos estudiosos de la raza negra en América, el término cimarrón se empleó originalmente para referirse al ganado doméstico que se había escapado
a las montañas en la isla Española (en lo que es hoy República Dominicana
y Haití) y Palenque fue nombre que la sociedad esclavista de Hispanoamérica
27 Garretón, Manuel, La Sociedad en que Viviremos. Introducción sociológica al cambio de siglo, Colección Escafandra, Santiago de Chile, 2000, pp. 79-83.
28 Rodríguez Bob, Arturo, Un siglo después de la abolición de la esclavitud, Wissenschaftlicher Verlag,
Berlín, 2005.
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PARA UN ANÁLISIS DE LA DISCRIMINACIÓN
aplicó a la ciudadela fortificada, erigida por los cimarrones para su refugio y
defensa. Es vocablo occidental que en la Edad media traducía la voz de vallum (valla o estacada, empalizada o trinchera) y que como vallado, estacada
o empalizada defensiva llegó a América, identificándose pronto con los reductos de cimarrones, bajo el nombre genérico de palenque29.
A pesar de su evidente mayoría numérica, los afrodescendientes fueron
negados y relegados a las peores condiciones de vida, no sólo en Panamá,
sino en todo el Istmo Centroamericano y parte de Suramérica.
Sergio Ramírez, en el Tambor Olvidado expresa claramente la situación
de invisibilización de los negros nicaragüenses, situación similar a la realidad
de Panamá, de la siguiente manera:
Son dos componentes esenciales, sin duda, que se fundieron produciendo
diversas mutaciones no sólo durante la conquista, un hecho más bien fulminante, sino sobre todo, a lo largo de los siglos de la colonia. Casi nada se ha
hablado, sin embargo, del tercer componente clave, el africano, presente de
una manera no sólo perseverante durante ese período, sino abrumadora, a
tal punto que para finales del siglo XVII la población de Nicaragua en la
franja del Pacífico estaba compuesta en su mayor parte por negros, zambos,
mulatos, pardos, cuarterones, quinterones, requinterones, picholos, en toda
su variada gama de descendencia que recibía infinidad de nombres más en
América, morisco, albino, tornatrás, lobo, loro, zambaigo, cambujo, albarazado, barcino, coyote, allí te estás, no te entiendo, tente en el aire, jíbaro,
tresalbo, lunarejo, rayado, según la retahíla de Valle-Castillo, y que Aguirre
Beltrán documenta como asunto académico, más que de uso corriente como
veremos adelante.
La mutilación de nuestra historia para quitar de por medio el componente
africano resulta asombrosa…
Lo negro sigue siendo intolerable, en un sentido tácito. De eso no se habla.
Un silencio sepulcral cae alrededor de su presencia en nuestra historia, y en los
elementos culturales que componen nuestra vida diaria, al punto que todo
aquello que proviene de la herencia africana, es disfrazado como indígena...
29 Ibíd., pp. 127-128.
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En esta conspiración de olvido y de silencio, los propios silenciados han
tenido parte. De acuerdo a Gudmunson, las propuestas centrales sobre las
que se basó el Estado nacional liberal en el siglo diecinueve (igualdad del ciudadano, ejercicio de las armas, poder político, agricultura de mercado y propiedad de la tierra) se volvieron inseparables a las aspiraciones que las
poblaciones mulatas y negras vinieron consolidando a lo largo de la historia
en Centroamérica. Para los mulatos, y en menor medida para los demás grupos de origen mixto, la mejor forma de lograr esta igualdad jurídica como
importante paso hacia la igualdad social más amplia, parecía ser la de superar
a las categorías étnicas mediante su supresión, para que no se siguiera empleándolas para discriminar en su contra. Durante varias décadas después de
la independencia el término ciudadano reemplazo a cualquier designación
étnica, al menos en público.
Lo mejor era desaparecer y callar. No es de extrañar entonces que la herencia africana haya estado siempre bajo represión, y pasara a convertirse en
un mudo estigma. La manera de escalar, para los mulatos descendientes de
esclavos, era estableciendo el silencio alrededor de su procedencia, y dar a ese
silencio un carácter social, de modo que el triunfo estaba en volverse invisibles30.
Es importante esta clarinada de Sergio Ramírez, ante una situación que
ha pasado desapercibida para el contexto de Centroamérica y Panamá, pero
que nos vincula de manera más profunda, y nos identifica fortaleciendo la
conciencia común.
Figueroa Navarro expresa la composición étnica en la población colonial
panameña y las castas en el siguiente escrito:
Hacia 1790, el 66% de la población de la Ciudad de Panamá está compuesto
por negros libertos quienes viven en el extramuros. Además, el 22% está
constituido por esclavos teóricamente alojados en las residencias de sus amos.
Por último, los blancos frisan con el 12% restante. La acentuadísima disparidad étnica y económica, que separa el grupo de propietarios blancos respecto de los desposeídos, provoca no pocos conflictos dentro de aquella
30 Ramírez Mercado, Sergio, Tambor Olvidado, Editorial Aguilar, San José, 2008, pp. 9-12.
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alterada sociedad de castas. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, mulatos y negros libertos pretenden comerciar al por menor, hecho que enardece
al patriciado español y criollo.
A su turno, el gremio de los de color ansia gozar del privilegio de la venta
de géneros de Castilla (y no solamente de los frutos y de los productos locales). A tan insólita petición (si nos situamos en el seno de una sociedad de
castas), la burguesía embrionaria responde negativamente reiterando argumentos que legitiman la superioridad de la esfera social a la que ella pertenece,
en detrimento de las esferas inferiores, cuyos papeles mecánicos (herreros,
carpinteros, peluqueros, sastres, orfebres, plateros, etc.) son incompatibles
con el oficio del comerciante31.
En Panamá, gracias al proceso educativo ampliado en los años setenta,
y la posibilidad de acceder a la Universidad de Panamá, se permitió que un
número plural de panameños pobres y afrodescendientes, tuviéramos mayor
posibilidad en la sociedad, a pesar del proceso de discriminación y racismo.
No obstante, un grupo numeroso de panameños de raza negra, siguen en
condiciones de precariedad social, confinados a trabajos de recolección de
basura, trabajo en las construcciones, venta en los semáforos, labores de acarreo, pesca, trabajo en centros de llamada “Call Center”, barbería, cantantes,
bailarines, músicos, deportistas entre otros.
Es muy recurrente el problema de invisibilización de la situación de la
población negra, dándole mayor preponderancia al problema indígena, así
lo expresan Hopenhayn y Bello en la siguiente cita:
Una primera pregunta que surge ante este hecho es porqué se ha prestado
más atención, tanto política como académica, al “problema indígena” que a
los problemas relacionados con la población afrolatina y afrocaribeña. En
efecto, llama la atención la tenue presencia política o del acceso de esta población a instancias políticas, así como la falta de datos exhaustivos sobre su
situación económica y la “invisibilización del problema negro” y de sus condiciones de discriminación padecida. En contraste, el tema indígena tiene
31 Figueroa Navarro, Alfredo, Dominio y Sociedad en el Panamá Colombiano (1821-1903), Tercera
edición, Editorial EUPAN, Ciudad de Panamá, 1982, pp. 84-85.
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más presencia en el debate político, más reconocimiento en la opinión pública, más resonancia en los debates internacionales, y más tradición en la
investigación social32.
Montserrat Guibernau establece algunos comentarios importantes a
saber:
La identidad nacional es un sentimiento colectivo asentado en la creencia de
pertenecer a la misma nación y de compartir muchos de los atributos que la
hacen distinta de otras naciones. La identidad nacional es un fenómeno moderno de naturaleza fluida y dinámica…
Las personas que afirman compartir una identidad nacional específica invocan, si bien con grados variables, la creencia en una cultura y una historia
comunes, en un parentesco, en una lengua y una religión, en un territorio,
en un acto fundacional y un destino compartidos33.
Podemos ilustrar con Monserrat Guibernau, la conceptualización de la
guetificación, el caso de los afrodescendientes traídos a Panamá durante el
proceso de construcción del Canal de Panamá, y su exclusión por parte de
los gobiernos, por el uso de la lengua inglesa, y su sectorización en comunidades segregadas o marginadas, donde no se dan las condiciones de calidad
de vida, se señala:
La guetificación supone el aislamiento de comunidades étnicas en barrios o
zonas segregadas y su mínimo contacto con la sociedad receptora. Estas comunidades contribuyen al mercado de trabajo, actúan como consumidores
y se benefician de algunas prestaciones sociales, tales como la educación y el
sistema de sanidad nacional. Sin embargo, se mantienen alejados del resto
de la sociedad y forman comunidades cerradas. La guetificación suele ser una
consecuencia de la marginación socioeconómica y, con frecuencia, del racismo34.
32 Hopenhayn y Bello, op. cit., p. 22.
33 Guibernau, Monserrat, La identidad de las naciones, Editorial Ariel Ciencia Política, Barcelona,
2009, p. 26.
34 Ibíd., p. 104.
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PARA UN ANÁLISIS DE LA DISCRIMINACIÓN
En el caso panameño, la guetificación aconteció con los afrodescendientes traídos de las Antillas, para la construcción del Canal y ubicados en barrios
como El Chorrillo, El Marañón, Río Abajo entre otros. Con la invasión norteamericana a Panamá, el 20 de diciembre de 1980, el barrio de El Chorrillo
fue destruido por el fuego ocasionado por los soldados norteamericanos, y
muchos de sus habitantes fueron asesinados por la soldadesca norteamericana, por ello es denominado el barrio Mártir.
El barrio del Marañón fue desmantelado y sus habitantes trasladados a
diversas partes como las barriadas de San Joaquín, en Pedregal, que en la actualidad constituyen guetos de gente negra, donde se evidencian muchos
eventos de abuso policial por el llamado perfil racial de la policía, y la consabida frase con relación a los detenidos “de tez acostumbrada”, que consecutivamente expresan las unidades policiales al referirse a los detenidos de raza
negra. Es claro que la exclusión resquebraja, constriñe y aboca al resentimiento al excluido. En tanto que la inclusión es una consideración de derechos, que expande la autoestima del incluido y lo encauza a la procura de
una existencia digna, desde la ponderación de sus orígenes y el reconocimiento de su identidad, fortaleciendo la convivencia y cohesión social.
El proceso de invisibilización de la población negra, tiende a esconder
la verdadera situación de marginalidad, pobreza y exclusión que experimenta
este importante segmento de la población panameña. El poder económico,
expresa poca disposición para resolver la histórica exclusión. Es la movilización de las organizaciones y la beligerancia mostrada la que comienza a presionar en el cambio a esta forma de considerar la diversidad étnica y cultural.
Precisamente con referencia al poder, David Anisi expresa una reflexión
económica, concretando un análisis muy interesante:
la capacidad abstracta de movilizar a los otros se perfila como la capacidad
concreta de usar el tiempo de los demás para los propios fines.
Nadie en este planeta, dispone de más de veinticuatro horas diarias, ni
tampoco de menos. Y en esa restricción general radica nuestra igualdad básica. Nadie tiene, en principio, una dotación inicial distinta de ese tiempo.
Pero existen mecanismos para apropiarse del tiempo de los otros35.
35 Anisi, David, Jerarquía, mercado y valores, Alianza Editorial, Madrid, 1982, p. 14.
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La contratación laboral en condiciones precarias es una de esas formas
de apropiarse del tiempo de los demás, con una baja remuneración, que se
constituye en explotación laboral e inequidad y desigualdad social.
V.
Violencia y racismo
John Gray en su obra titulada Falso Amanecer. Los engaños del capitalismo global, destaca las consecuencias de la violencia y el racismo en Estados Unidos.
Las comunidades privadas valladas, cuyas altas paredes y mecanismos de seguridad electrónicos protegen a sus habitantes de los peligros de la sociedad
de la que han desertado, son la contrapartida de las cárceles estadounidenses.
Son un símbolo del vaciamiento de otras instituciones sociales (la familia, el
barrio, incluso la empresa), que en el pasado mantenían a la sociedad en funcionamiento36.
La pérdida de capital social y el deterioro de las comunidades, tanto en
el área urbana como en el área rural, es un elemento de preocupación que
ocupa muchas de las horas de discusión en los foros de seguridad ciudadana.
Los barrios pobres en la periferia de la ciudad, se han convertido en comunidades marginadas, donde la vida no vale nada y los jóvenes no encuentran
alternativas adecuadas frente a las pandillas, la drogadicción y el sicariato.
Esto en adición al perfil racista de la policía y los abusos policiales.
VI.
Expresiones de discriminación y represión policial
En Panamá, existen diversas expresiones de discriminación, en el ámbito laboral, mediante la exigencia de fotos para la contratación en un empleo, la
aplicación del denominado «Pele Police», un lector de información integrado
en un celular, que es aplicado en los barrios populares, con alta presencia de
36 Gray, John, Falso Amanecer. Los engaños del capitalismo global, Paidós, Madrid, 2000, p. 154.
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PARA UN ANÁLISIS DE LA DISCRIMINACIÓN
población negra, en los buses colectivos; pero estas acciones no son realizadas
en barrios de altos ingresos, tampoco en Centros Comerciales ubicados en
contextos del alto ingreso.
Las estadísticas de criminalidad han experimentado un alto número de
víctimas según se desprende de diario El Siglo37: señala que el Sistema Integrado de Estadísticas Criminales (SIEC) del Ministerio de Seguridad registra
que el año 2009 cerró con 806 homicidios. El 2010 culminó con 729 homicidios, de los cuales 567 (77,7%) se dieron con arma de fuego.
Los incidentes de Bocas del Toro en julio del año 2010, resultado de las
protestas contra la aprobación de la Ley 30 que otorga un velo de impunidad
a los policías, generaron víctimas mortales indígenas y un número plural de
heridos con pérdida de la visión en uno o ambos ojos. Esto abre la posibilidad
de futuras arbitrariedades amparadas en dicha ley.
Un acto de barbarie y violación a los Derechos Humanos, fue un trágico
suceso acaecido el domingo 9 de enero de 2011, en el Centro de Cumplimiento de Tocumen, donde siete (7) jóvenes privados de libertad, sufrieron
graves quemaduras por efectos de bombas lacrimógenas arrojadas a la celda
por policías, aspecto que está en investigación por parte del Ministerio Público, y que fuera filmado por las televisoras TVN Canal 2 y Telemetro Canal
13, que como saldo trágico cobro la vida a cinco menores, mayoritariamente
afropanameños.
En esta línea de represión de protestas, está la suscitada por indígenas
de la etnia Ngöbe-Buglé en contra de la aprobación del Código Minero, en
el mes de febrero de 2011.
Estos hechos revelan mayor intolerancia, deterioro de las condiciones de
los Derechos Humanos, y una creciente tendencia a la represión de población
indígena y afrodescendiente, los que mayoritariamente experimentan situaciones de pobreza, marginalidad, violencia, racismo y exclusión social. Destacan a su vez, el exagerado presidencialismo y la falta de consulta real, que
se reinstaura con cada nuevo gobierno, lo que revela la alta fragilidad de nuestra democracia y expresa los enormes intereses transnacionales en nuestros
recursos naturales, minerales, amén de la posición geográfica. La falta de consideración en las políticas de gobierno del interés nacional, se evidencia con
37 Diario El Siglo, Ciudad de Panamá, miércoles 12 enero 2011, Separata Reporte del Crimen.
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estos proyectos. Es precisamente esta elaboración de programas, proyectos y
políticas cada cinco años, de gobierno a gobierno, lo que no permite desarrollar políticas de Estado, especialmente para las poblaciones marginadas
del crecimiento y bonanza económica, como lo son los pueblos originarios,
indígenas y afrodescendientes.
En la Defensoría del Pueblo existe una instancia creada por la Ley núm.
16 de 10 de abril de 2002, que crea la Comisión Nacional contra la Discriminación, que tiene que ver con la obligación del Estado de promover la
aplicación de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación Racial, ratificada por la República de Panamá,
por Ley 49 de 1967. La aplicación de la política del Estado sobre el derecho
a la no discriminación y el respeto a los derechos humanos y la obligación
del Estado a promover campañas de educación que fomenten el respeto a los
Convenios Internacionales de Derechos Humanos ratificados por la República de Panamá.
VII.
Reflexión final
A manera de conclusión podemos señalar que existen diversos retos planteados, en torno al papel que juega la sociedad, ante las diversas formas de racismo, discriminación e intolerancia. En el caso de los pueblos originarios
indígenas y afrodescendientes, tienen que seguir con la tarea de concienciar
a sus comunidades, fortalecer los procesos de identidad y autoestima de la
población. Propugnar por el incremento de capital social en estas comunidades, al igual que las redes de colaboración y capacitación.
Deberán establecer estrategias, que coadyuven en esta labor, de fortalecimiento de los Derechos Humanos y la mejora en las condiciones ambientales y de salud, educación, nutrición, infraestructura social y actividades
productivas.
En la sociedad en general, se hace necesario reforzar campañas de concienciación sobre la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia de la
Conferencia Mundial 2001 en Sudáfrica, y la Conferencia de Evaluación de
Durban, en abril del año 2009, en Ginebra, Suiza, pero con especial énfasis
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PARA UN ANÁLISIS DE LA DISCRIMINACIÓN
en las comunidades indígenas, y afropanameñas, que se ubican a lo largo y
ancho del país, específicamente en las áreas de mayor vulnerabilidad tanto
ambiental como social y con riesgo de desastres.
Es importante establecer las coordinaciones interculturales e interétnicas
de los pueblos originarios, es decir, las comunidades indígenas y afropanameñas, para que promuevan propuestas de programas de erradicación de la
pobreza y discriminación, otorgando participación efectiva, empoderamiento
basados en sus necesidades y aspiraciones que se incluyan en la agenda país.
VIII. Bibliografía
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G ERSÁN J OSEPH G ARZÓN
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Instrumentos internacionales de derechos
humanos y los afrodescendientes
Jhon Antón Sánchez
Sumario
I. Resumen. II. La categoría “pueblo” y los afrodescendientes. III. Los derechos humanos y los afrodescendientes. IV. Los derechos colectivos y los afrodescendientes. V. Los afrodescendientes y el marco internacional de derechos
humanos. VI. Instrumentos internacionales de Naciones Unidas y los afrodescendientes. VII. El Sistema de Naciones Unidas y los afrodescendientes
en el siglo XXI. 7.1. La Cumbre del Milenio y los afrodescendientes. 7.2.
Programa de Acción de Durban. VIII. Órganos creados por Naciones Unidas
con el fin de apoyar la implementación y el seguimiento de la conferencia
de Durban. 8.1. Cuadro de órganos. IX. Observaciones al enfoque de las
Naciones Unidas y los derechos de los afrodescendientes. X. El Sistema Interamericano de Derechos Humanos y los Afrodescendientes. 10.1. Sistema
de la Organización de Estados Americanos y los Afrodescendientes. 10.2. El
Proyecto de Convención Interamericana contra el racismo y toda forma de
discriminación e intolerancia. 10.3. Relator especial sobre los derechos de
los afrodescendientes y sobre la discriminación racial. XI. Instrumentos internacionales de la OEA relativos a la discriminación racial. 11.1. Tabla de
instrumentos. 11.2. La Comunidad Andina de Naciones y los afrodescendientes. 11.3. Participación social y afrodescendientes. 11.4. Agenda social
andina y afrodescendientes. 11.5. Agenda ambiental y afrodescendientes.
11.6. Carta Andina para la promoción y protección y los derechos humanos.
11.7. Carta Social Andina. XII. Conclusiones. XIII. Bibliografía.
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
I.
Resumen
A continuación se analiza el marco internacional de derechos humanos y los
afrodescendientes. Se resalta que contrario a lo que sucede con los pueblos
indígenas, sobre el pueblo afrodescendiente se carece de un reconocimiento
explícito en cuanto pueblo como categoría jurídica. Esta falta de reconocimiento en el escenario jurídico internacional ha obstaculizado el desarrollo
normativo adecuado y específico sobre la realidad sociocultural de los descendientes de africanos en las Américas. Sin embargo, los afrodescendientes,
en tanto minoría cultural o étnica, o como un colectivo sometido históricamente a la esclavitud, al racismo y a la discriminación racial, han logrado
conquistas importantes dentro de las demandas de reconocimiento de sus
derechos humanos. Estas conquistas han sido alcanzadas bien como sujetos
individuales, expuestos a situaciones estructurales de desigualdad y de negación de derechos ciudadanos, o bien como colectividad capaz de fundamentar bajo principios antropológicos y sociológicos su autodeterminación como
pueblo.
Actualmente, desde el Sistema de Naciones Unidas, desde la Organización de Estados Americanos (OEA) y desde la Comunidad Andina de Naciones (CAN) existe una amplia normatividad o instrumentos jurídicos que
cobijan, tanto los derechos individuales como colectivos de los afrodescendientes de la región. Muchos de estos instrumentos, si bien están dirigidos
más directamente a los pueblos indígenas, sus contenidos normativos permiten interpretaciones jurídicas y políticas que aluden a derechos intrínsecos
de los afrodescendientes en tanto minoría cultural o étnica. Otros instrumentos están dirigidos de manera expresa y global a los derechos de las minorías culturales sin distinción alguna a un determinado grupo étnico o
cultural específico. Otro conjunto de normas son referidas a temas concretos
de antidiscriminación racial, campo en el que la alusión a los afrodescendientes como víctimas históricas de la discriminación racial es taxativa.
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I NSTRUMENTOS
II.
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
La categoría “pueblo” y los afrodescendientes
Uno de los puntos centrales de las demandas del movimiento social afrodescendiente en las Américas es el reconocimiento jurídico de los afrodescendientes en tanto pueblo. La categoría jurídica de “pueblo” en los
afrodescendientes descansa en el escenario antropológico y sociológico que
determina a los afrodescendientes como una nueva civilización que emerge
o se origina en las Américas, luego de cuatro siglos de trata esclavista (Gilroy,
2001).
La condición jurídica de pueblo en los afrodescendientes de las Américas
es clave para la reivindicación de sus derechos humanos tanto individuales
como colectivos. Pero el estatus de pueblo en los afrodescendientes pasa por
el reconocimiento primero de minoría étnica y de allí el reconocimiento de
sus derechos derivados. Para Carlos Rosero, el reconocimiento de este estatus
a los afrodescendientes de la región ha sido demorado, e incluso “ha tenido
un carácter retórico y poco práctico, y el impacto sobre la vida de los hombres
y las mujeres que integran las minorías (afrodescendientes) ha sido escaso”
(Rosero, 2003: 5).
Otro asunto es el reconocimiento político de los afrodescendientes como
minoría étnica o como grupo étnico. Desde la antropología jurídica para que
un grupo sea interpretado como minoría deberá tener una posición no dominante dentro de la sociedad en que se desarrolla. Pero además este grupo
debe sentirse así mismo como perteneciente a una raíz cultural o ancestral.
Esta pertenencia deberá estar concordante con una conciencia plena de identidad, situación que les permite al grupo autodeterminarse como un grupo
cultural que posee formas distintas de cosmovisión frente a otros. Esta conciencia de identidad le permite establecer reivindicaciones culturales como
grupo. Pero además la conciencia de identidad deberá estar determinada por
aspectos objetivos que los identifica y los une: la lengua (en algunos casos),
la historia, el territorio, el folclore, etc.
Para el caso afrodescendiente la discusión política para el reconocimiento
es si éstos obedecen a una minoría nacional o a un grupo étnico. Este debate
ha sido ya zanjado gracias a los aportes de teóricos liberales como Will Kymlicka (1996) quien distingue entre minorías nacionales y los grupos étnicos.
Una minoría nacional busca incorporarse a una comunidad política
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
mayoritaria a partir de reivindicaciones autonómicas. Estas minorías, como
es el caso de los indígenas, pretenden alcanzar estatus de autogobierno y a
diversas formas de autonomía. En cambio, hay otras minorías que no tienen
tal pretensión, ellas reivindican su etnicidad dentro de una configuración
multicultural de la sociedad. Sus reivindicaciones buscan estatus de igualdad
en la diversidad, mantener su cultura y garantía de derechos colectivos en
tanto grupo.
En el caso de los afrodescendientes su condición de minoría étnica es
claramente comprendida por elementos subjetivos y objetivos que ya están
determinados en el Convenio 169 de la OIT. Dicho convenio al referirse a
los pueblos tribales en países independientes establece el estatus de pueblos
mediante características políticas que se aplican intrínsecamente a los afrodescendientes:
Artículo 1
1. El presente Convenio se aplica:
a) a los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la colectividad
nacional, y que estén regidos total o parcialmente por sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial;
b) a los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el
hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la
colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que,
cualquiera que sea su situación jurídica, conserven todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
2. La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las disposiciones del presente Convenio.
De la definición de pueblos que establece el Convenio 169 para los indígenas se pueden establecer las siguientes relaciones frente a los afrodescendientes de las Américas:
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Pueblos que están regidos total o parcialmente por sus propias costumbres o tradiciones: Lo primero que se resalta es que los afrodescendientes son
una civilización o un pueblo originario de América. Ellos no son ni indígenas
africanos, ni indígenas amercianos, ni mestizos o europeos. Ellos son algo
distinto, genuino y originario a partir de los descendientes de esclavizados
que sobrevivieron a la trata esclavista en el Nuevo Mundo. Por qué son un
pueblo distinto los afrodescendientes? Si bien los afrodescendientes no son
“pueblos tribales”, sí poseen una raíz ancestral heredada de África, y cultivada
por más de cinco siglos en América. Esta raíz les permite distinguirse de otros
sectores de la colectividad nacional y se caracteriza, en algunos casos, por
manifestarse por medio de sus propias costumbres o tradiciones. Tal como
ocurre con comunidades rurales de la costa del Pacífico ecuatoriano y colombiano, las comunidades palenqueras, quilombolas y raizales, los pueblos
garífunas, las comunidades del Valle del Chota en Ecuador o los Yungas en
Bolivia, por solo dar unos ejemplos.
Pueblos que habitan el país en la época de la conquista o la colonización
o antes del establecimiento de las actuales fronteras nacionales. Los afrodescendientes provienen de africanos traídos a América en condición de esclavos
desde el siglo XIV hasta el siglo XIX cuando se abole la trata esclavista. Su
construcción como sociedad o pueblo y su afianzamiento en territorios de
América se dio antes de 1804 cuando se proclamó la primera república independiente de América Latina y el Caribe (Haití). Luego antes de que se
demarcaran las actuales fronteras nacionales de los países soberanos en la década del 20 al 30 del siglo XIX, los pueblos descendientes de africanos eran
una realidad cultural y conservaban su propia conciencia de identidad.
La conciencia de su identidad. Este es un hecho indiscutible de los hijos
de la diáspora africana en las Américas. Una conciencia de identidad mantenida pese a los estragos de la colonización, el racismo y la discriminación
racial, el cual generó procesos de enajenación en las identidades de los sujetos
afrodescendientes.
Pero si bien, las características de pueblo que en este sentido establece el
Convenio 169 de la OIT se ajustan a la interpretación sociológica, jurídica y
política para la autoadscripción de pueblos en los afrodescendientes, es importante tener en cuenta que nos encontramos con una definición poco práctica y
con usos que pueden confundir. Al respecto, Carlos Rosero (2003: 2-5) señala:
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Aunque los afrodescendientes tienen un reconocimiento como pueblo, comúnmente aparecen en la literatura institucional o social como grupos étnicos. Encontramos que sus demandas son las reivindicaciones levantadas por
el movimiento social afrodescendiente a partir de la década de los noventa y
apuntan a su reconocimiento como pueblo dentro del Estado-Nación.
Visto así las cosas, al entenderse a los afrodescendientes como una minoría cultural o como un pueblo, ellos pasar a tener una condición jurídica
de derechos en tanto pueblo. Aquí nos adentramos al marco general de los
derechos humanos y los afrodescendientes.
III.
Los derechos humanos y los afrodescendientes
Los derechos humanos se interpretan como un conjunto de principios, valores y normas basadas en la dignidad del ser humano. Los derechos humanos
buscan garantizar a todas las personas sin distinción alguna las libertades fundamentales, la igualdad, y las protegen contra los abusos del poder. Así
mismo pretenden una convivencia más justa y equilibrada para todos y todas.
Ahora bien, los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes. De modo que no hay derechos con jerarquía, ni exclusivos.
Más bien los derechos poseen el mismo valor y unos y otros están relacionados entre sí. Los Derechos Humanos han ido evolucionando y se han agrupado para una mayor comprensión: Derechos civiles y políticos; Derechos
económicos, sociales y culturales y Derechos colectivos.
La Carta de los Derechos Humanos en sus apartados reza:
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, sin distinción de ningún tipo en particular de raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional, nacimiento o
cualquier otra condición (10 diciembre 1948).
Pese a este postulado universal, se ha demostrado en la práctica que los
derechos humanos de los pueblos, los grupos étnicos o las minorías culturales
como los afrodescendientes han sido los más vulnerados, pues como se ha
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
manifestado en varios episodios históricos, sobre estas sociedades han recaído
acciones negativas que han impedido el goce definitivo de tales derechos. En
efecto, sobre las minorías culturales han incurrido fenómenos de esclavitud,
discriminación, segregación, racismo, colonialismo, apartheid, y otras formas
conexas de exclusión que en muchas circunstancias ha conllevado al etnocidio y al exterminio total. De modo que al momento de garantizar los derechos humanos a las minorías culturales, el asunto se vuelve complejo, esto
por cuanto dichas sociedades, en su carácter de identidades colectivas, tratan
de defender sus visiones del mundo que los hacen diferentes y por ello demandan del Estado el cumplimiento, no solo de los derechos humanos de
primera generación o fundamentales, sino otro tipo de derechos concebidos
como el único instrumento garante de la supervivencia como pueblo.
IV.
Los derechos colectivos y los afrodescendientes
La discusión sobre los derechos colectivos, considerados como derechos de
tercera generación dentro de la teoría de los derechos humanos, ha tomado
fuerza en los últimos treinta años, dentro del marco filosófico que garantiza
los derechos de una colectividad. Dentro de la gama de éstos se mencionan:
los derechos de los pueblos (indígenas y afrodescendientes), el derecho a la
paz, al medio ambiente sano y el derecho de los consumidores.
De acuerdo con Cruz Parcero (1998), los derechos colectivos logran distinguirse de los derechos individuales en la medida en que ellos protegen
bienes o patrimonios no individualizables, tales como la identidad, la cosmovisión, el conocimiento tradicional, las prácticas y costumbres ancestrales.
Jacobo Levi (1999) hace un intento de síntesis de los tipos de derechos culturales o colectivos que suelen estar presentes en las discusiones teóricas como
las políticas culturales de los Estados, y subraya: i) Exenciones a leyes que
penalizan o dificultan las prácticas culturales; ii) Asistencia para realizar una
serie de acciones que la mayoría puede realizar sin ayuda: se trata de pedir
subvenciones públicas para impulsar la difusión de su cultura; iii) Autogobierno para las minorías étnicas, culturales o nacionales; iv) Reglas externas
consistentes en la restricción de ciertas libertades para los no miembros de la
comunidad, establecidas para la protección de la misma; v) Reglas internas
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
que buscan normar hacia dentro del grupo la conducta de sus miembros; vi)
reconocimiento-obligatoriedad de sus prácticas jurídicas por el sistema jurídico de la mayoría; vii) Representación adecuada de las minorías en los cuerpos legislativos de las mayorías; viii) Demandas simbólicas que identifican a
una determinada comunidad.
Pero pese a estas interpretaciones hay críticas en cuanto que los derechos
colectivos no son ilimitados, por lo que Will Kymlicka (1996) sostiene:
Esos derechos deben respetar dos restricciones: a) los derechos de las minorías
no deberían permitir que un grupo oprimiese a otros grupos; y b) tampoco
deberían permitir que un grupo oprimiese a sus propios miembros. En otras
palabras, se debería intentar asegurar que exista igualdad entre los grupos,
así como libertad e igualdad dentro de los grupos1.
Para algunos juristas arraigado en la teoría del derecho liberal subjetivo,
la aplicación de los derechos colectivos descansan en un marco poco práctico
e incómodo de las democracias liberales que tienen como fin último garantizar la libertad plena del sujeto, puesto que al reconocer derechos colectivos
a las minorías étnicas se está rompiendo el principio de universalidad de los
derechos subjetivos fundamentales; otros consideran que con este reconocimiento se está fracturando el derecho a la igualdad, pues de acuerdo con este
derecho no es posible ni deseable hacer de las características personales (la
pertenencia de una minoría sería una de ellas) rasgos determinantes para la
asignación de derechos diferenciados a nivel constitucional2.
1
2
Kymlicka, Will, op. cit.
Rosero (2003) anota que sobre este punto han debatido varios teóricos, entre otros: Neus Torbisco,
publicado en lengua castellana, “El debate sobre los derechos colectivos de las minorías culturales.
Una reflexión sobre la adecuación de las premisas teóricas”, en Carbonell, Miguel, Juan Antonio
Cruz Parcero y Rodolfo Vázquez (eds.), Derechos sociales y derechos de las minorías, 2004; Ferrajoli,
Luigi, “Derechos fundamentales”, en Pisarello, Gerardo y Antonio De Cabo (eds.), Los Fundamentos de los Derechos Fundamentales. Trotta, Madrid, 2001. Estos autores que apuntan a decir que
más allá de la defensa del principio de la igualdad y de los relativos derechos fundamentales puestos
como garantía del multiculturalismo, debemos aprender a conocer las culturas diversas y, de alguna
manera, a superar nuestros prejuicios que definitivamente nos llevan al analfabetismo cultural.
Condición indispensable para iniciar un proceso de afirmación de los derechos sobre el plano
cultural.
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Para Jürgen Habermas (1998), las democracias liberales se amparan en
Constituciones basadas en el derecho racional, positivo y subjetivo, donde
los ciudadanos son considerados sujetos individuales con derechos libres e
iguales. Estas teorías sobre el universalismo del derecho igualmente han sido
defendidas por teóricos liberales como John Rawls (2000) y Ronald Dworkin
(1984), quienes sustentan la necesidad de instaurar un orden jurídico éticamente neutral que garantice la igualdad de todos los ciudadanos en un Estado
de Derecho.
Contrario a este posicionamiento, Charles Taylor (1993) considera necesario ampliar el debate respecto al principio universal del derecho subjetivo
con el fin de darle cabida legítima al aseguramiento de las libertades colectivas, las cuales no constriñen con el derecho a iguales libertades subjetivas,
pues las exigencias colectivas se basan en el principio de igualdad de trato, el
cual se aplica mediante políticas contrapuestas y complementarias: a) una
política de la universalización del derecho subjetivo, y b) una política que
considera las diferencias culturales. Aparece entonces la teoría de la diferencia,
defendida por comunitaristas como Michael Walter (1990), quien considera
poner en tela de juicio la neutralidad ética del derecho y demanda por un
Estado de derecho más amplio y activo que fomente determinadas concepciones de la vida buena.
Charles Taylor (1993) valora la necesidad de que en cualquier democracia liberal, amparada bajo un marco normativo de derechos subjetivos, siempre y cuando existan heterogeneidades culturales o identidades colectivas
vulnerables o minoritarias, se debe legislar en términos de proteger tales identidades culturales que ante la imposición del proyecto hegemónico nacional
pueden terminar asimiladas, homogenizadas, relegadas, sometidas o colonizadas, incluso con el riesgo de desaparecer o sublevarse.
Para Taylor el centro de este debate estriba en la manera cómo en las sociedades multiculturales de debe aplicar una política del reconocimiento del
“otro”, entendido el otro como el sujeto o el conjunto de sujetos diferentes
del común ciudadano. Entonces surgen varias situaciones problemáticas:
¿Cómo puede darse o entenderse una política de reconocimiento en los estados democráticos modernos? ¿Cómo una política del universalismo del derecho subjetivo puede ampliarse al derecho colectivo?
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Taylor observa que la política del reconocimiento y del universalismo en
su afán de luchar por la no discriminación, la libertad y la igualdad de todos
los sujetos individuales logró, en efecto, instaurar una política del respeto
igualitario mediante la aplicación uniforme de reglas para todos los ciudadanos a partir del respeto a la identidad intransferible de cada ciudadano por
fuera, incluso, de su condición de raza, sexo o etnia. Situación de dejó de
lado consideraciones de mando que son objeto de grupos en desventajas.
Pero fue precisamente esta necesidad de respeto a la identidad intransferible
de cada sujeto lo que llevó al reclamo de que cada Estado debe asegurar tal
derecho incluso en medio de las diferencias culturales ciudadanas.
A principio del siglo XX, por ejemplo, en los Estados Unidos los ciudadanos afroamericanos se movilizaron por la necesidad de que se les reconociera y protegiera su identidad individual intransferible a partir de una
política de la diferencia, dado que se demandaba que cada ciudadano fuera
reconocido por su identidad única, con la oportunidad igualitaria de ser aceptado como distinto por encima de la identidad dominante hegemónica
blanca y nacional. Esta situación permitió luego las bases para el tratamiento
diferencial a favor de grupos marginales y excluidos como los afroamericanos,
a quienes luego del período de la esclavización sus derechos civiles y políticos
fueron negados; antes por el contrario, una vez abolido el sistema esclavista
sobre los descendientes de africanos en América recayeron fenómenos de segregación, discriminación y racismo.
Los afronorteamericanos, gracias a sus luchas ciudadanas, lograron el reconocimiento de sus derechos civiles y políticos, fundamentados en la no
discriminación y en la instauración de políticas de acción afirmativas que tuvieran por objeto recortar las asimetrías en las oportunidades igualitarias de
acceso al desarrollo integral y como compensación por los efectos negativos
de la esclavitud y el racismo. Pero estas políticas de la diferencia de inmediato
fueron puesta en tela de juicio por los defensores de la política del universalismo y de la igualdad ciudadana, toda vez que se veía como peligroso y contradictorio dar tratamiento preferencial a grupos culturales distintos en una
democracia liberal amparada en el derecho subjetivo, además cualquier acción
afirmativa violaría el principio democrático de la no discriminación, incluso
darle tratamiento diferencial a una persona podría obligarla a encasillarla a
determinado molde cultural definido por la cultura hegemónica.
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
No obstante el debate terminó afectando la política de universalismo y
la perspectiva liberal la cual obliga a comprender los mundos de la vida que
actúan en el tejido de las intersubjetividades. Es decir, se ve la necesidad de
respetar la diversidad de los grupos y el carácter heterogéneo de las identidades ciudadanas. Además no podría negarse o esconderse la ausencia de neutralidad de las culturas dominantes hegemónica (proyecto nacional), la cual
termina manifestándose como imposición del colonizador sobre pueblos subyugados, según Frantz Fanon (1964).
Esta realidad y posición crítica a la teoría del universalismo ha dado paso a
la perspectiva multiculturalista, la cual exige dar tratamiento especial a más de
una comunidad cultural dentro de un Estado nacional, esto como un franco reconocimiento a los derechos culturales de los ciudadanos a más del natural derecho individual ciudadano que por la misma naturaleza humana les consigna.
Superada la discusión sobre el reconocimiento de pueblo y de derecho
colectivo a los afrodescendientes, planteamos ahora el conjunto de instrumentos internacionales que cobijan los derechos individuales y colectivos de
los descendientes de africanos en las Américas.
V.
Los afrodescendientes y el marco internacional
de derechos humanos
Las Naciones Unidas a lo largo de su historia han aprobado resoluciones, declaraciones y demás instrumentos internacionales atinentes a los afrodescendientes. Si bien, no hay una tradición muy larga de reconocimiento de
derechos para los afrodescendientes, de modo particular se han adoptado un
conjunto de derechos en materia de lucha contra el racismo y la discriminación racial en general.
Temas como la esclavitud, el derecho a la no discriminación, la discriminación racial, y la protección de los derechos de las minorías han sido las
características principales. Un primer hecho importante fue la aprobación
de la Convención contra la Esclavitud celebrada por la Sociedad de Naciones
el 25 de septiembre de 1926. Se trató de un hito importante que buscaba
ponerle fin a un flagelo del cual fueron víctimas millones de africanos durante
la trata esclavista entre los siglos XVI y XIX.
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Luego con la Declaración Universal de los Derechos Humanos se introduce el principio de igualdad sin distinción alguna y el principio de no discriminación para todos los seres humanos. La declaración fue adoptada y
proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III) el 10 de
diciembre de 1948. Esta declaración en su artículo 1 reza: “Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
en razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros”. Así mismo, en su artículo 2 expresa: “Toda persona tiene todos los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento, o cualquier
otra condición”. En tanto, en el artículo 7 se introduce el principio de igualdad vinculado a la igualdad ante la ley: “Todos son iguales ante la ley y tienen,
sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a
igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y
contra toda provocación a tal discriminación”
El derecho a la igualdad y el principio de la no discriminación, junto
con los principios de la libertad, la solidaridad y el debido proceso aseguran
la vigencia del principio de la dignidad humana. Estos son elementos básicos
para cualquier sistema jurídico occidental. El derecho a la igualdad implica
la igualdad formal ante la ley, pero también la igualdad material lo que exige
la implementación de medidas diferenciadas enfocadas a eliminar los factores
que no permiten la igualdad real a sectores excluidos.
A partir de estos estándares para los derechos humanos, muchos sistemas
políticos incorporan políticas y legislaciones antidiscriminatorias, acciones
afirmativas, planes, programas, proyectos que pretenden eliminar las condiciones de discriminación a los grupos que históricamente son víctimas del
racismo y la discriminación. De este modo, los derechos humanos extienden
su accionar hacia el combate a las desigualdades raciales y étnicas
El principio de no discriminación y el derecho a la igualdad se rompe
cuando existe un acto discriminatorio. Según Rosero (2003: 6):
“hablamos de un acto discriminatorio cuando estamos en presencia de una
conducta, actitud o trato que pretende —consciente o inconscientemente—
anular, dominar o ignorar a una persona o grupo de personas, con frecuencia
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
apelando a preconcepciones o prejuicios sociales o personales, y que trae
como resultado la violación de sus derechos fundamentales”.
Un acto de discriminación no solo se concreta en el trato desigual e injustificado que la ley hace de personas situadas en igualdad de condiciones,
también se manifiesta cuando las autoridades administrativas, pese a la irrazonabilidad de la diferenciación, se escudan bajo el manto de la legalidad
para consumar la violación del derecho a la igualdad.
De forma general cualquier persona puede ser objeto de discriminación.
Sin embargo, en muchos sistemas sociales y de gobierno determinados grupos
de personas pueden ser más vulnerables ante el trato desigual dada sus características culturales y el prejuicio racial que recae sobre ellos, tales como
los afrodescendientes.
Pero la discriminación no es solo eso. También se comprende cuando
el Estado niega los derechos humanos, en especial los fundamentales a una
persona. La concepción de la no discriminación fue ampliada a partir de
la Convención Internacional sobre Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial (ICERD, por su denominación en inglés). Esta convención fue aprobada por la Asamblea de Naciones Unidas en su resolución
2106 A del 21 de diciembre de 1965 y entró en vigor el 4 de enero de
1969.
En el artículo 1 de la Convención se describe la discriminación como:
toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de
raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en
las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de
la vida pública.
Antes de esta convención ya las Naciones Unidas habían dado pasos importantes en materia de condena a la discriminación racial. Fue en 1958
cuando la Organización Internacional del Trabajo firma el Convenio relativo
a la discriminación en materia de empleo y ocupación. En 1960, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
141
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
(UNESCO) aprueba la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza.
En 1960, las Naciones Unidas adopta la resolución 1514 (XV) en contra
del colonialismo y todas las prácticas de segregación y discriminación que lo
acompañan, cualquiera que sea su forma y dondequiera que existan (Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales).
Para el 20 de noviembre de 1963, la Asamblea General de Naciones Unidas emite la Declaración sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, (ICERD) resolución 1904 (XVIII). Allí se afirma la
necesidad de eliminar rápidamente en todas las partes del mundo la discriminación racial en todas sus formas y manifestaciones, y de asegurar la comprensión y el respeto de la dignidad de la persona humana.
Ya en 1965 con la aprobación de la ICERD la legislación internacional
contra la discriminación racial toma una fuerza inusitada y de cumplimiento
obligatorio para todos los estados miembros de las Naciones Unidas. De allí
que en su artículo 2 reza:
Los Estados partes condenan la discriminación racial y se comprometen a
seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a promover
el entendimiento entre todas las razas.
Además de esta dimensión global de la discriminación racial, entendida
como negación de derechos humanos, la Convención crea mecanismos institucionales para el seguimiento y aplicación de la misma convención. En
su artículo 8 constituye el Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial (CERD, por sus siglas en inglés) “compuesto de dieciocho expertos
de gran prestigio moral y reconocida imparcialidad, elegidos por los Estados
partes entre sus nacionales, los cuales ejercerán sus funciones a título personal”.
El CERD se ha convertido en el principal organismo de Naciones Unidas
para hacer seguimiento a las acciones en contra de la discriminación racial.
La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (OACNUDH) presta apoyo secretarial al CERD mediante un
142
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
conjunto de expertos independientes que supervisan la aplicación de la convención por sus Estados Partes.
VI.
Instrumentos internacionales de Naciones Unidas
y los afrodescendientes
En esta sección se presentan algunos instrumentos jurídicos que protegen
los derechos humanos de los pueblos afrodescendientes. Muchos acuerdos y
decisiones jurídicas de carácter internacional se les ha ido reconociendo o
atribuyendo a los afrodescendientes, en especial aquellas comunidades que
han mantenido unos vínculos muy estrechos con sus raíces ancestrales y con
sus territorios, pero también con aquellas personas o comunidades víctimas
históricas de la discriminación racial.
A continuación, se hace referencia a los instrumentos internacionales de
Naciones Unidas.
Instrumento
Concepto
Referencia
Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos
Basado en la Declaración Univer- http://www2.ohchr.org/s
sal de Derechos Humanos y adop- panish/law/ccpr.htm
tado por la Asamblea General de
las Naciones Unidas en 1966. La
Comisión de Derechos Humanos
es el organismo encargado de monitorear la implementación de este
pacto en los Estados firmantes.
Pacto Internacional sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales
Adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1966.
Vincula los Estados a promover y
proteger un amplio conjunto de
derechos económicos, sociales y
culturales, incluido el derecho a
condiciones laborales adecuadas, a
143
http://www2.ohchr.org/s
panish/law/ccpr.htm
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Instrumento
Concepto
Referencia
la protección social, a la educación, a la libertad cultural. La implementación de este pacto es
monitoreada por el Comité sobre
Derechos Económicos Sociales y
Culturales, que es un organismo
independiente de expertos.
Convención Internacional sobre la
Represión y el Castigo del Crimen de
Apartheid
Entró en vigor el 18 de julio de
http://www.unhchr.ch/sp
1976. Esta Convención Internaanish/html/menu3/b/11
cional sobre la represión y el Cas- _sp.htm
tigo del Crimen de Apartheid ha
sido aprobada por los siguientes
países americanos: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Bolivia, Colombia, Costa
Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Guyana, Haití, Jamaica, México,
Nicaragua, Panamá, Perú, San Vicente y las Granadinas, Surinam,
Trinidad y Tobago, y Venezuela
Convención Internacional contra el
Apartheid en los
Deportes
Entró en vigor el 3 de abril de
http://www.unhchr.ch/sp
1988. Los Estados americanos que anish/html/menu3/b/d_i
han ratificado la Convención Inlo111_sp.htm
ternacional contra el Apartheid en
los Deportes son: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Bolivia, Cuba, Ecuador, Guyana,
Jamaica, México, Perú, Saint Kitts
y Nevis, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
144
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I NSTRUMENTOS
Instrumento
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Concepto
Referencia
Convenio relativo
a la discriminación
en materia de empleo y ocupación
(No. 111)
Entró en vigor el 15 de junio de
http://www.unhchr.ch/sp
1960. Los Estados americanos que anish/html/menu3/b/d_i
han ratificado el Convenio relalo111_sp.htm
tivo a la discriminación en materia
de empleo y desocupación son:
Antigua y Barbuda, Argentina,
Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba,
Dominica, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
Saint Kitts y Nevis, Santa Lucia,
Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
Convención Relativa a la Lucha
Contra las Discriminaciones en la
Esfera de la Enseñanza
Entró en vigor el 22 mayo 1962.
El único Estado miembro americano que ha ratificado la Convención relativa a la lucha contra las
discriminaciones en la esfera de la
enseñanza es Cuba.
http://www.unhchr.ch/sp
anish/html/menu3/b/d_c
_educ_sp.htm
Convención Internacional sobre la
Eliminación de
todas las Formas de
Discriminación
Racial (CERD,
por su sigla en inglés)
Este instrumento que fue adoptado por la Asamblea General de
la ONU el 21 de diciembre de
1965 y entró en vigor el 4 de
enero de 1969. Los Estados americanos que han ratificado la Convención son: Antigua y Barbuda,
Argentina, Bahamas, Barbados,
Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, República Dominicana, Ecuador, El
http://www2.ohchr.org/s
panish/law/cerd.htm
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Instrumento
Concepto
Referencia
Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Jamaica,
México, Nicaragua, Panamá, Perú,
Santa Lucia, San Vicente y las
Granadinas, Surinam, Trinidad y
Tobago, Uruguay y Venezuela.
Convención sobre
Derechos del Niño
Adoptada por la asamblea General http://www2.ohchr.org/s
de naciones Unidas en 1989, se
panish/law/crc.htm
refiere expresamente a los niños y
niñas indígenas o de minorías étnicas, en varios artículos. Particularmente importante el artículo
30, base de la educación intercultural bilingüe.
Convención sobre
la Diversidad Biológica (CDB)
Aprobada en el marco de la Cum- http://www.cbd.int/doc/l
bre de la Tierra de Río de Janeiro egal/cbd-un-es.pdf
en 1992. De particular importancia para los pueblos afrodescendientes es el artículo 8 inciso J de
la CDB que se refiere a los conocimientos tradicionales, es decir a
los conocimientos, innovaciones y
prácticas de las comunidades indígenas y locales en todo el mundo.
Convención para
la prevención y la
sanción del delito
de genocidio
Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
1948.
http://www2.ohchr.org/s
panish/law/genocidio.ht
m
Convención sobre
la Eliminación de
todas las formas de
Convención adoptada por la
Asamblea General de las Naciones
Unidas en 1979. Consiste de un
http://www2.ohchr.org/s
panish/law/cedaw.htm
146
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Concepto
Referencia
Discriminación
contra la Mujer,
CEDAW
preámbulo y 30 artículos, establece un marco de definición de la
discriminación contra las mujeres
y establece una agenda para la acción a escala nacional para la eliminación de este tipo de
discriminación.
Convenio No. 169 de la
Organización Internacional del Trabajo
(OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales
Convenio No. 169
de la Organización
Internacional del
Trabajo (OIT)
sobre Pueblos Indígenas y Tribales
Adoptado en junio de 1989 y entrado en vigencia en septiembre
http://www.ilo.org/ilode 1991, este convenio tiene
lex/cgi-lex/ratifce.pl?
como filosofía adoptar normas in- (C169)
ternacionales para los pueblos y
minorías étnicas como medidas
tendientes a evitar la asimilación
cultural y a garantizar su supervivencia. El convenio parte de reconocer el derecho de los pueblos a
asumir sus propias instituciones,
formas de vida y su desarrollo económico y el fortalecimiento y
conservación de su identidad y
cultura.
Declaración de
Viena sobre el Derecho al Desarrollo
Declarada en 1986 por la Asamblea General de las Naciones. Allí
se confirma que el derecho al desarrollo es un derecho humano
inalienable y que “la igualdad de
oportunidades para el desarrollo
es una prerrogativa tanto de las
naciones como los individuos que
la componen”.
Instrumento
147
http://www2.ohchr.org/s
panish/law/crc.htm
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 17/09/11 10:29 Página 148
J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Instrumento
Declaración de las
Naciones Unidas y
Programa de Acción contra el Racismo, la
Discriminación, la
Xenofobia y otras
formas de intolerancia.
VII.
Concepto
Referencia
http://www2.ohchr.org/s
La Declaración y el Programa de
Acción constituyen un docupanish/law/crc.htm
mento integral orientado a la acción que propone medidas
concretas para combatir el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de
intolerancia. Su visión es holística,
aborda una amplia gama de
temas, y contiene medidas prácticas y recomendaciones trascendentales. Consagra el firme
compromiso de la comunidad internacional para combatir el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de
intolerancia en el plano nacional,
regional e internacional
El Sistema de Naciones Unidas y los afrodescendientes
en el siglo XXI
A comienzos del siglo XXI, las Naciones Unidas celebraron dos conferencias
mundiales de suprema importancia para los afrodescendientes: la Cumbre
del Milenio realizada en el mes de septiembre del año 2000 en Nueva York,
y la III Cumbre Mundial contra el Racismo, la Discriminación, la Xenofobia
y otras formas de intolerancia, llevada a cabo en Durban (Sudáfrica) en el
2001. Ambas conferencias inauguraron no solo los comienzos del nuevo milenio, sino que además los países miembros se propusieron establecer acuerdos universales para construir un futuro más esperanzador para la
humanidad. Se buscaba hacer de la globalización un hecho positivo para
todos los seres humanos. Tanto la Conferencia del Milenio como la Conferencia de Durban aluden de manera directa a temas como la lucha contra el
148
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 16/09/11 19:06 Página 149
I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
racismo, la exclusión y la inequidad. Luchas necesarias para garantizar el bienestar, la igualdad y la ciudadanía a todos los hombres y mujeres dentro de
un escenario de democracia y hegemonía de los derechos humanos. De este
modo ambas conferencias coinciden estratégicamente en que el Desarrollo
debe darse dentro de un enfoque de derechos para todos.
7.1.
La Cumbre del Milenio y los afrodescendientes
En Nueva York los países miembros de las Naciones Unidas realizaron la
Cumbre del Milenio del 6 al 8 de septiembre de 2000. Producto de la reunión se firmó una declaración, la cual se trazó como objetivo la democratización del desarrollo. La meta sería que al 2015 la mayoría de la humanidad
caminará segura hacia los beneficios sociales con equidad. Hacia el 2015
todas las naciones deberían intentar eliminar la pobreza, el camino principal
para llegar a la meta.
Para alcanzar tal filosofía la Cumbre se trazó 8 objetivos enmarcados en
un contexto optimista del desarrollo humano, la democracia y la libertad
cultural. Estos objetivos obligarían a los gobiernos aplicar una agenda para
reducir la pobreza y mitigar el hambre, garantizar la educación básica para
todos los niños, erradicar el analfabetismo, encontrar la equidad entre los
sexos, reducir drásticamente la mortalidad infantil, detener el avance del
VIH-Sida, combatir la malaria y la tuberculosis, garantizar la sostenibilidad
ambiental y construir una alianza global para el desarrollo.
7.2.
Programa de Acción de Durban
La lucha de las Naciones Unidas contra el racismo y la discriminación ha pasado por varios ejercicios de promoción política y jurídica del derecho a la
igualdad y el principio a la no discriminación.
Para 1971 el ICERD promovió el Año internacional de la Lucha contra
el Racismo y la Discriminación Racial. Luego, las Naciones Unidas habían
decretado tres decenios de la lucha contra el racismo y la discriminación racial. Los dos primeros fueron decretados en 1973 y 1983. El tercero (19932003) fue proclamado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20
de diciembre de 1993. Así mismo las Naciones Unidas han celebrado dos
149
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 16/09/11 19:06 Página 150
J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Cumbres Mundiales contra el Racismo y la Discriminación Racial. Ambas
sesionaron en Ginebra los años 1978 y 1983. La primera se dedicó al tema
de mecanismos contra la discriminación racial y la segunda sobre mecanismos
para eliminar el apartheid y la segregación racial. Antes de la Tercera Cumbre
Mundial contra el racismo, en 1993 las Naciones Unidas firman la Declaración y Programa de Acción de Viena, aprobada por la Conferencia Mundial
de Derechos Humanos donde se exige la rápida y completa eliminación de
todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. Así mismo mediante resolución 1997/74 de 18 de abril
de 1997 de la Comisión de Derechos Humanos, y la resolución 52/111 de
12 de diciembre de 1997 de la Asamblea General y las resoluciones posteriores de esos órganos se pronuncian sobre la convocatoria de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y
las Formas Conexas de Intolerancia.
Para garantizar el éxito de la III Cumbre Mundial contra el racismo, las
Naciones Unidas decretaron el año 2001 como el Año Internacional de la
Movilización contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y
las Formas Conexas de Intolerancia. El propósito fue lograr la atención del
mundo sobre los objetivos de la Conferencia Mundial y dar nuevo impulso
al compromiso político respecto de la eliminación de todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. De
igual forma se establece al 2001 como Año de las Naciones Unidas del Diálogo entre Civilizaciones, poniendo de relieve la tolerancia y el respeto por
la diversidad, así como la necesidad de encontrar elementos comunes dentro
y entre las civilizaciones a fin de hacer frente a los desafíos comunes de la
humanidad que amenazan los valores compartidos, los derechos humanos
universales y la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia
y las formas conexas de intolerancia mediante la cooperación, la colaboración
y la inclusión.
Bajo todo ese preámbulo, del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001
las Naciones Unidas celebraron en Durban (Sudáfrica) la III Cumbre Mundial contra III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación
Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia (en adelante Conferencia de Durban). Producto de esta conferencia se expidió una Declaración y un Programa de Acción de combate mundial contra el racismo. Para
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
el caso de la región, antes de Durban, en el año 2000 se celebró en la ciudad
de Santiago de Chile, la Conferencia Regional Preparatoria.
En los documentos de la conferencia regional de Santiago y mundial de
Durban se hace un reconocimiento expreso a la erradicación del racismo y
la discriminación. Se precisa que el racismo y la discriminación racial constituyen graves violaciones a los derechos humanos, niegan la verdad de que
todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos,
constituyen un obstáculo a las relaciones pacíficas y de amistad entre los pueblos y las naciones. Así mismo se reconoce que el racismo, la discriminación
y el prejuicio racial son temas que “afectan a los afrodescendientes, toda vez
que estos pueblos han sido históricamente afectados por un fenómeno producido, entre otras cosas, por motivos de raza, color, linaje u origen nacional
o étnico” (párr. 2); además, una de las causas del racismo y la discriminación
racial se atribuye al proceso de la esclavitud (párr. 14).
VIII. Órganos creados por Naciones Unidas
con el fin de apoyar la implementación
y el seguimiento de la conferencia de Durban
8.1.
Órganos creados por las Naciones Unidas
Antes y después de la conferencia de Durban las Naciones Unidas han adoptado los siguientes órganos de seguimiento, evaluación y recomendación
sobre la aplicación del programa de acción contra el racismo.
151
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 16/09/11 19:06 Página 152
J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Organismo
Misión
Oficina del Alto
Comisionado
para los Derechos Humanos
de las Naciones
Unidas
(OACNUDH)
Esta oficina fue creada en 1993. Su mandato permitió reforzar la labor de las Naciones Unidas en materia de derechos
humanos y la protección de víctimas del racismo, la discriminación racial, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia. Su fin es dirigir el movimiento internacional de los
derechos humanos, desempeñando la función de autoridad
moral y portavoz de las víctimas.
Grupo de expertos sobre las minorías
Creado en 1995, en reemplazo de la Subcomisión sobre la
Promoción y Protección de los Derechos Humanos, antes
llamada Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y
Protección de las Minorías. Este grupo está destinado a examinar la aplicación de la declaración sobre derechos de las
personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas o lingüísticas.
Experta independiente en las
cuestiones de las
minorías
El 29 de julio de 2005 la Comisión de Derechos Humanos
crea el cargo de Experta Independiente en Asuntos de las Minorías. La experta independiente desempeña una función muy
similar a la de un relator especial. Los miembros del Consejo
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas le solicitan a la
experta que examine a cabalidad ciertos asuntos vinculados a
los derechos de las minorías. El objetivo consiste en examinar
cuestiones relativas a las minorías y promover la Declaración
sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías
nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas, aprobada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en 1992.
El foro sobre
cuestiones de las
minorías
El Foro nace de las reformas al Consejo de Derechos Humanos. Pretende fortalecer mecanismos de protección a Cuestiones de las Minorías. El Foro se celebra anualmente y sirve
de plataforma de diálogo y cooperación sobre asuntos relativos a las minorías. También aporta competencias temáticas
sobre los derechos de las minorías y contribuye a definir y
analizar prácticas idóneas de orígenes muy diversos.
152
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 16/09/11 19:06 Página 153
I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Organismo
Misión
Grupo de eminentes expertos
independientes
sobre la Declaración y Programa
de Acción de
Durban
Adoptado mediante resolución A/RES/56/266 del 27 de
marzo del 2002. En esta resolución se pide a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
establecer una dependencia de lucha contra la discriminación para combatir el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia y promover
la igualdad y la no discriminación.
Relator Especial
sobre todas las
formas contemporáneas de racismo,
discriminación
racial, xenofobia
y otras formas
conexas de intolerancia
Esta figura fue creada en 1993 por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Entre sus funciones
el Relator se encarga de presentar informes sobre formas directas e indirectas institucionalizadas de racismo y discriminación contra minorías nacionales, raciales, étnicas,
lingüísticas, religiosas y contra trabajadores migratorios en
todo el mundo. Su mandato también incluye diagnosticar
nuevas formas de discriminación y xenofobia que a diario
van emergiendo.
Grupo de trabajo intergubernamental sobre
la aplicación
efectiva de la
Declaración y
Programa de Acción de Durban
Este grupo es creado en el año 2002. Se encarga de formular
recomendaciones respecto de la aplicación efectiva de la Declaración y Programa de Acción de Durban, y preparar normas internacionales complementarias que fortalezcan y
actualicen los instrumentos internacionales contra la discriminación racial.
Grupo de trabajo de expertos
sobre personas de
descendencia
africana
Este grupo está formado por cinco expertos independientes
encargados de estudiar los problemas de discriminación racial que sufren las personas de la diáspora africana en el
mundo. Así mismo el grupo debe proponer medidas para
garantizar el acceso pleno y efectivo al sistema de administración de justicia, el cual ha sido identificado como uno de
los escenarios donde más se manifiesta el racismo.
153
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 16/09/11 19:06 Página 154
J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
IX.
Observación al enfoque de las Naciones Unidas
y los derechos de los afrodescendientes
Una de las observaciones críticas que las organizaciones afrodescendientes
hacen a las políticas del Sistema de Naciones Unidas frente a los Afrodescendientes tiene que ver con la ausencia manifiesta del tema del racismo en los
Objetivos y Metas del Milenio (ODM). Se observa con preocupación que
los 8 ODM no explicitan un problema de la convivencia humana: el racismo
y la discriminación. Incluso, las organizaciones y activistas reclaman la ampliación de los 8 Objetivos en uno adicional referido exactamente al combate
al racismo, la discriminación y la intolerancia cultural. Esta demanda generada por los movimientos sociales de la diáspora africana ha sido atendida
por las Naciones Unidas en el sentido de que se diseñen estrategias generales
para la inclusión de la perspectiva de las personas de ascendencia africana en
los planes para la consecución de los ODM. Al menos así lo recomendó el
Informe del Grupo de Trabajo de Expertos sobre las personas africanas de la
Comisión de Derechos Humanos, en su quinto período de sesiones celebrado
en Ginebra del 29 de agosto al 2 de septiembre de 2005.
Del informe del grupo de expertos en mención se resalta la estrecha conexión que existen entre la Declaración del Milenio y la Declaración y el
Plan de Acción de la Conferencia Mundial contra el Racismo, celebrada en
Durban (Sudáfrica) en el 2001, un año después de firmados los ODM por
los países miembros de las Naciones Unidas. En efecto tanto Durban como
los ODM fijan su atención en un objetivo central y compartido: la necesidad
de la lucha global contra la pobreza y hacer realidad el desarrollo en el siglo
XXI. En ambas declaraciones, de manera transversal se alude a temas como
la no discriminación, la inclusión social y la participación de las minorías
culturales, temas que son necesarios para garantizar que los ODM se alcancen
aplicando un enfoque basado en los derechos, en especial en el derecho a la
no discriminación y en derecho de las minorías pertenecientes a la diáspora
africana.
154
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 16/09/11 19:06 Página 155
I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
X.
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos
y los Afrodescendientes
10.1.
Sistema de la Organización de Estados Americanos
y los Afrodescendientes
Hasta el presente la Organización de Estados Americanos y su sistema jurídico regional no contemplan normativa específica sobre los afrodescendientes. Más bien se destacan esfuerzos por parte de los Estados Americanos en
el sentido de adoptar diferentes instrumentos internacionales relativos a la
protección y promoción de los derechos humanos, el combate a la discriminación racial y a la protección de los derechos de los pueblos indígenas. Sin
embargo, vale anotar que la OEA ha venido realizando esfuerzos importantes
en el sentido de establecer mecanismos concretos atinentes a la problemática
social de los afrodescendientes, en especial aquellas relacionadas con el racismo y la discriminación racial.
El tema del racismo y toda forma de discriminación e intolerancia no es
nuevo en la OEA. La Carta de la Organización de los Estados Americanos
establece en su artículo 3, l que los Estados americanos proclaman los derechos fundamentales de la persona humana sin hacer distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo. Así mismo el artículo II de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada en Colombia
en mayo de 1948, establece que todas las personas son iguales ante la ley y
tienen los derechos y deberes consagrados en dicha declaración sin distinción
de raza, sexo, idioma, credo ni otra alguna3. Por su parte, en el artículo I de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) se prohíbe la
discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones
políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social4.
3
4
A la fecha 25 países han ratificado la Declaración: Argentina, Barbados, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Grenada, Guatemala,
Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
“RACISMO Y TODA FORMA DE DISCRIMINACIÓN E INTOLERANCIA” EN LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS. (Documento de trabajo presentado por
el señor Dante M. Negro, oficial jurídico principal de la Oficina de Derecho Internacional, en la
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
En 1994 la Asamblea General de la OEA mediante resolución
AG/RES.1271 (XXIV-O/94) establece el principio de “No discriminación
y tolerancia”. Allí consideró que el racismo y la discriminación en sus distintas
formas atentan contra los principios y prácticas de la democracia como forma
de vida y de gobierno y, en definitiva, persiguen su destrucción. Además,
condenó enérgicamente toda forma de racismo, discriminación racial o religiosa, xenofobia e intolerancia y declaró que tales conductas violan los derechos humanos y en especial los referentes a la igualdad racial y a la libertad
religiosa. (Dante M. Negro, 2005: 1).
En 1996 la Asamblea General, mediante resolución AG/RES.1404
(XXVI-O/96) “Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos”, instó a los Estados miembros a que garanticen y den especial vigilancia a la protección de los derechos humanos de, entre otros, las víctimas
de discriminación racial, y a que creen condiciones que promuevan la armonía y la tolerancia entre ellos y todos los sectores de la sociedad. Para 1997,
la Asamblea General hizo el mismo llamado mediante resolución
AG/RES.1478 (XXVII-O/97) “Observaciones y recomendaciones al Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.
En el año 1999, la Asamblea General, mediante resolución
AG/RES.1695 (XXIX-O/99) “Conferencia Mundial contra el Racismo, la
Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia”,
instó a los Estados miembros a que respalden las actividades para organizar
dicha Conferencia e invitó a los Estados miembros a que cooperen con el
Instituto Interamericano de Derechos Humanos en sus esfuerzos encaminados a apoyar los trabajos preparatorios de la reunión interamericana previa a
la Conferencia Mundial (ibíd.).
Ya en el 2000, la Asamblea General, mediante resolución AG/RES.1712
(XXX-O/00) “Elaboración de un proyecto de convención interamericana
contra el racismo y toda forma de discriminación e intolerancia”, encomendó
al Consejo Permanente que estudie la necesidad de elaborar un proyecto de
convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar el racismo y
toda forma de discriminación e intolerancia, con vistas a someter este tema
a la consideración del XXXI período ordinario de sesiones de la Asamblea
sesión inaugural del Grupo de Trabajo realizada el 23 septiembre 2005.).
156
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
General. Esta es la primera vez que se hace una mención a un eventual proyecto de convención. También instó a los Estados miembros a que respalden
las actividades para organizar la Conferencia Mundial para Combatir el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, a celebrarse en Sudáfrica en el año 2001. Por último recomendó
a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que continúe dando
especial atención a este tema.
Bajo el contexto de la preparación de la III Cubre Mundial contra el Racismo, del 5 al 7 de diciembre de 2000 se celebró la Conferencia Regional
de las Américas en Santiago de Chile, preparatoria de la Conferencia Mundial de Sudáfrica, la cual aprobó una Declaración y un Programa de Acción.
Acto seguido, en abril de 2001, los Jefes de Estado y de Gobierno en la III
Cumbre de las Américas (ciudad de Quebec, Canadá), se comprometieron
a erradicar todas las formas de discriminación, incluido el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia en las
sociedades.
10.2.
El Proyecto de Convención Interamericana contra el racismo y
toda forma de discriminación e intolerancia
Desde el año 2000, la OEA se ha propuesto realizar una de Convención Interamericana contra el racismo y toda forma de discriminación e intolerancia.
Un informe del señor Dante M. Negro, oficial jurídico principal de la Oficina de Derecho Internacional de la OEA (2005) da cuenta de todos los antecedentes administrativos y legales que desde el 2001 hasta el 2005 ha
pasado este proyecto de Convención, sin que a la fecha se haya realizado.
En el año 2005, la Asamblea General de la OEA encomendó al consejo
permanente incluir un grupo de trabajo encargado de recibir contribuciones
para la elaboración de un proyecto de Convención Interamericana; una vez
constituido un grupo de trabajo, posteriormente la presidencia del mismo,
presentó un anteproyecto de Convención Interamericana contra el racismo
y toda forma de discriminación racial e intolerancia, elaborado sobre la base
de recomendaciones de los Estados miembros, órganos, organismos y entidades de la OEA, así como de las naciones unidas y organizaciones regionales
y representantes de la sociedad civil. Para la población afrodescendiente de
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
América, esta convención es muy importante, ya que comprometerá a los
Estados del continente a diseñar e impulsar políticas públicas para enfrentar
la discriminación.
10.3.
Relator especial sobre los derechos de los afrodescendientes y
sobre la discriminación racial
En el período 2004-2005, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, durante su 122 período de sesiones, estableció un Relator Especial sobre
los Derechos de los Afrodescendientes y sobre la Discriminación Racial. Mediante un comunicado de prensa N° 3/05, la CIDH afirmó:
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tiene el agrado
de anunciar la creación de una Relatoría Especial sobre los derechos de las
personas afrodescendientes y sobre la discriminación racial. Las funciones de
Relator Especial en la materia han sido asignadas al Comisionado Clare K.
Roberts, recientemente elegido Presidente de la CIDH.
La Relatoría Especial sobre los Derechos de los afrodescendientes se dedicará a estimular, sistematizar, fortalecer y consolidar la acción de la Comisión Interamericana en lo referente a dicha materia.
XI.
Instrumentos internaciones de la OEA
relativos a la discriminación racial
11.1
Tabla de Instrumentos
158
6 Jhon Anton, Instrumentos:Layout 1 16/09/11 19:06 Página 159
I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Instrumento
Interpretación
Carta de la Organi- En el Artículo 45 de la carta la OEA establece los sización de los Estados guientes principios y para garantizar la convivencia soAmericanos
cial: a) Todos los seres humanos, sin distinción de raza,
sexo, nacionalidad, credo o condición social, tienen derecho al bienestar material y a su desarrollo espiritual, en
condiciones de libertad, dignidad, igualdad de oportunidades y seguridad económica; (art. 45)
5
6
Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre
En su artículo 2 reza: Todas las personas son iguales ante
la Ley y tienen los derechos y deberes consagrados en
esta declaración sin distinción de raza, sexo, idioma,
credo ni otra alguna.
Convención Americana sobre Derechos
Humanos5.
En el artículo 1 establece que los Estados Partes se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer
“Convención de
Belem do Para” 6
En su artículo 4 dice que toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los
derechos humanos y a las libertades consagradas por los
instrumentos regionales e internacionales sobre derechos
humanos.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos fue adoptada en San José, Costa Rica en
1969 y entró en vigor a partir del 18 de julio de 1978.
Esta Convención fue adoptada en Belem do Para, Brasil en 1974 y entró en vigor el 5 de marzo
de 1995.
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
Instrumento
Interpretación
Protocolo Adicional
a la Convención
Americana sobre
Derechos Humanos
en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
“Protocolo de San
Salvador (1988)
En su artículo 3 determina que los Estados partes en el
presente Protocolo se comprometen a garantizar el ejercicio de los derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de otra índole.
Primera Cumbre de
las Américas,
Miami, Florida, 9
al 11 diciembre
1994; Segunda
Cumbre de las Américas. Santiago de
Chile, Chile, abril
18-19-1998; Tercera Cumbre de las
Américas, Quebec,
abril 2001
En las tres Cumbres la OEA reafirma su compromiso
de proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los ciudadanos. Así mismo se enfatiza
en el compromiso de erradicar todas las formas de discriminación, incluido el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia.
11.2.
La Comunidad Andina de Naciones y los afrodescendientes
Diferente a las Naciones Unidas y la OEA, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que agrupa a Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, posee una
legislación donde consagra la garantía de diversos derechos específicos a los
afrodescendientes de la región. Así mismo, en estos momentos se desarrolla
un proceso de institucional para establecer un espacio de concertación y participación para los afrodescendientes.
En materia de instrumentos jurídicos andinos la CAN posee algunas Decisiones que se han dictado con el propósito de cobijar derechos colectivos
160
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
de los afrodescendientes relacionados con la propiedad intelectual, el acceso
a los recursos genéticos y a la propiedad del conocimiento tradicional. Así
mismo, desde el año 2008, la Secretaría General de la CAN ha comenzado
un proceso de acercamiento a las organizaciones afrodescendientes para crear
institucionalmente un espacio de concertación tal como ya existe con los
pueblos indígenas.
11.3.
Participación social y afrodescendientes
Con el apoyo de la AECID, la Secretaría General de la CAN ha promovido
la creación de tres foros con el fin de abrir camino a la constitución de un
mecanismo dentro del Sistema Andino de Integración (SAI) para la representación, decisión y participación de la sociedad civil afrodescendiente de
la región. El propósito ha sido fomentar su integración activa mediante la
creación y fortalecimiento de redes que faciliten la incorporación de los temas
prioritarios de estos grupos en la agenda de la CAN. Más de 100 organizaciones de la sociedad civil afrodescendiente participaron en los procesos.
El primer encuentro de organizaciones de la sociedad civil afroandina se
celebró en Lima, los días 21, 22 y 23 de mayo de 2008. Este evento denominado “Seminario Taller de las Comunidades Afrodescendientes” tuvo
como propósito recoger las propuestas de líderes y autoridades afrodescendientes de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú para establecer mecanismos
de participación en la integración andina. Al término del Taller, se adopto:
La Declaración del Palenque de San José El Carmen-Chincha, donde se propone crear una Mesa de Afrodescendientes de la Región Andina, que interactúe permanentemente con los Estados parte del Acuerdo de Cartagena.
El Segundo Encuentro Regional Afroandino fue celebrado en Bogotá,
del 14 al 15 de mayo de 2009. El encuentro afirmó la posición de las organizaciones afrodescendientes de la Región Andina respecto de la creación de
una Mesa Afrodescendiente Región Andina; el fortalecimiento de una Red
de organizaciones Afrodescendientes andinos, y la implementación de un
Plan de Acción para los Afrodescendientes de la región7.
7
El Plan de Acción Afroandina, diseñado de manera participativa con más de 100 organizaciones a
través del Primer Encuentro y los encuentros nacionales colectivos e individuales con afrodescendientes de la Región (véase la página web de la CAN), contiene una serie de propuestas concretas,
161
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
11.4.
Agenda social andina y afrodescendientes
El objetivo principal de la Agenda Social es contribuir con los esfuerzos nacionales para la superación de la pobreza, la excusión, la desigualdad y las
asimetrías existentes en los niveles de desarrollo dentro de la subregión, buscando siempre la participación social. La Agenda Social Andina obedece a
un conjunto de Programas a saber: a) Políticas Sociales (el Plan Integrado de
Desarrollo Social (PIDS) y Estrategia Andina de Cohesión Social), b) Participación Social (la participación ciudadana en el proceso andino de integración se manifiesta por medio de la formulación y presentación de las
opiniones de los Consejos Consultivos; c) Educación para la Integración, d)
Migraciones y sus Aspectos Sociolaborales, e) Desarrollo Fronterizo.
11.5.
Agenda ambiental y afrodescendientes
La Agenda Ambiental Andina contiene acciones de carácter subregional que
agregan valor a los esfuerzos nacionales y contribuyen a fortalecer las capacidades de los países miembros en materia de medio ambiente y desarrollo
sostenible. Su objetivo es guiar las acciones tanto del Consejo de Ministros
de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible como del Comité Andino de
Autoridades Ambientales y, de esta manera, facilitar la labor de los países
miembros de la CAN en dicha materia.
Para llevar a cabo las políticas medioambientales y de desarrollo sostenible, los países miembros de la CAN se pusieron de acuerdo en tener un documento orientador que contenga una visión y un conjunto de acción
concreta que agreguen valor a los esfuerzos nacionales. Este documento es la
Agenda Ambiental Andina 2006-2010, que incluye los siguientes programas:
biodiversidad, cambio climático, recursos hídricos, prevención y atención de
desastres. El tema de la Biodiversidad es de vital importancia para el pueblo
afrodescendiente de la región Andina.
como: armonización de las leyes nacionales sobre los derechos colectivos de los afrodescendientes;
reglamentación del Programa de Acción y Declaración de Durban; creación y el fortalecimiento de
Institutos de Equidad Racial; elaboración de estadísticas desagregadas realistas; conocimiento de la
contribución del pueblo afrodescendiente en diferentes ámbitos, y en particular por medio de la
(etno) educación, el (auto) desarrollo, el apoyo a las manifestaciones culturales y su difusión en la
región a través de los medios de comunicación y el currículo escolar y universitario.
162
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Los países de la CAN han avanzado con relación al tema de los conocimientos tradicionales referidos a la biodiversidad, principalmente mediante
las decisiones 391 (de 1996) y 486 (de 2000).
11.6.
Carta Andina para la promoción y protección
y los derechos humanos
La Carta Andina fue adoptada por el Consejo Presidencial Andino en Guayaquil, Ecuador, el 26 de julio de 2002. La Carta Andina hace referencia a
los afrodescendientes en la Parte II: Discriminación e Intolerancia: los artículos 10, 11, 12 y en la Parte VIII: Pueblos indígenas y comunidades de
afrodescendientes.
11.7.
Carta Social Andina
La Carta Social es el instrumento prioritario de la agenda social de la Comunidad Andina. Permite garantizar la construcción de una dimensión social
al interior del proceso de integración. En el marco del XV Período Ordinario
de Sesiones del Parlamento Andino celebrado en la ciudad de Lima-Perú en
diciembre de 1999, fue aprobada la Carta Social Andina con la inclusión de
un eje temático específico para los afrodescendientes ( Capítulo IX: CAPÍTULO IX. PUEBLOS NEGROS O AFROANDINOS)
XII.
Conclusiones
A lo largo de este capítulo hemos analizado el marco internacional de los
derechos humanos y en relación con los afrodescendientes. Si bien no existe
una legislación de tipo específica que englobe los derechos colectivos de la
diáspora africana en el mundo, si se resalta una gama extensa de instrumentos relativos al protección de los derechos de los mismos afrodescendientes, en especial derechos a la igualdad ciudadana, la no discriminación,
al disfrute de su identidad cultural y la protección de sus derechos colectivos, en especial los relacionados a su territorio, al goce de los recursos naturales en sus territorios ancestrales, a la consulta previa, consentida e
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J HON A NTÓN S ÁNCHEZ
informada, al ejercicio de sus propias prácticas tradicionales de producción,
entre otros.
De la gama de instrumentos internacionales relacionados con los afrodescendientes, de manera particular se resaltan cuatro: a) La convención internacional contra todas las formas de discriminación racial, b) el convenio
111 de la OIT sobre la no discriminación en el mercado laboral, c) el convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, y d) la Declaración
y el Plan de Acción de Durban sobre el combate a todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia. Estos cuatro instrumentos, junto con otros que se resaltan en ese capítulo
constituyen un jugoso catálogo de normas internacionales que protegen no
solo los derechos humanos más elementales, como también los que demandan mayor complejidad, bien sea por el poco conocimiento de su existencia
o por la poca jurisprudencia internacional que al respecto se haya podido
ejecutar.
En el año 2008 el Ecuador aprobó su nueva Constitución. De manera
particular las acciones afirmativas y las reparaciones a las victimas históricas
de la discriminación y el racismo, como son los afroecuatorianos, fueron
constituidas como nuevos derechos colectivos (art. 11 y art 57). Esta sin duda
es una excelente noticia pues en el campo del derecho y de la sociología se
abre un nuevo escenario clave para la interpretación y la aplicación de dos
grandes demandas políticas globales del movimiento social afrodiaspóricos,
necesarias para la garantía de sus derechos humanos.
XIII. Bibliografía
Carta de los Derechos Humanos. 10 diciembre 1948. Naciones Unidas
Convención Internacional sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (ICERD, por su denominación en inglés). 21 de diciembre de 1965 y entró en vigor el 4 de enero de 1969
Cruz Parcero, Juan Antonio, “Sobre el Concepto de Derechos Colectivos”,
en Revista Internacional de Filosofía Política núm. 12, Madrid, 1998.
Fanon, Franz. 1967. Black skin, white masks. Grove Press. New York:
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I NSTRUMENTOS
INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS Y LOS AFRODESCENDIENTES
Gilroy, Paul. 2001. O Atlántico Negro. Editora 34. Sao Paulo
Habermas, Jürgen; Rawls, Jhon, Debate sobre el liberalismo político, Paidós,
Barcelona, 1998.
Kymlicka, Will, Ciudadanía Multicultural. Una Teoría Liberal Sobre el Derechos de las Minorías, Barcelona, Paidós, 1996.
Levi, Jacob, “Classifying Cultural Rights” o “El Multiculturalismo del Miedo”,
Universidad de Princeton, Princeton, 1999.
Rawls, John, 2000. Teoría de la Justicia, Fondo de Cultura Económica, México
Rosero, Carlos. 2003. Los Derechos Humanos de los afroecuatorianos. Consultoría BID. Documento mimeografiado. Quito.
Taylor, Charles, “La Política del Reconocimiento”, en El Multiculturalismo
y la Política del Reconocimiento, Fondo de Cultura Económica, México.
165
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El sistema de administración de justicia penal
y los afroecuatorianos
Viviana Jeanneth Pila Avendaño
Sumario
I. Introducción. II. Indicadores sociales de los afroecuatorianos. III. Estándares internacionales para el acceso a la justicia. IV. Limitaciones al acceso a
la justicia. V. “Sospechosos” una representación del imaginario social y otros
estereotipos en el Estado plurinacional e intercultural. VI. Los afroecuatorianos en la Constitución y en el ordenamiento jurídico nacional. VII. Acciones para el acceso a la justicia y aplicación del derecho a la igualdad
material y no discriminación. VIII. Reflexión final. IX. Bibliografía.
I.
Introducción
En el contexto del Estado constitucional de derechos y justicia, plurinacional
e intercultural, el acceso a la justicia como derecho justiciable mediante las
diferentes garantías constitucionales toma esencial importancia cuando analizamos a los pueblos culturalmente diferenciados como lo es el pueblo afroecuatoriano. Este ensayo pretende analizar la situación de este derecho de
protección con relación a los pueblos afroecuatorianos y el sistema de administración de justicia penal y demostrar que el Estado ecuatoriano tiene que
seguir trabajando ardua y específicamente en el acceso a la justicia de
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V IVIANA J EANNETH P ILA AVENDAÑO
afroecuatorianos en el sistema penal a fin de cumplir con la garantía del derecho a la igualdad material y no discriminación.
Para ello, el trabajo fue estructurado en siete partes. Comenzamos con
la relación que pueden tener los indicadores sociales al demostrar el grado
de exclusión social de los pueblos afroecuatorianos y su incidencia en el derecho al acceso a la justicia. Seguidamente abordamos el tema de acceso a la
justicia desde la fijación de los estándares internacionales para el ejercicio de
este derecho. Luego se determinan las principales causas de la limitación del
derecho al acceso a la justicia, señalando como causa principal la discriminación estructural. A continuación, encontramos el análisis del caso práctico
de la detención de 23 ciudadanos afroecuatorianos por discriminación étnica
(para realizar este análisis tomamos como referencia el video documental denominado “Sospechosos”). Después efectuamos un breve análisis del marco
constitucional y legal de los pueblos afroecuatorianos respecto al acceso a la
justicia y finalmente se añade una reflexión final que cierra el ensayo.
II.
Indicadores sociales de los afroecuatorianos
En este acápite mostramos los indicadores sociales que evidencian el grado
de exclusión de los afroecuatorianos, considerando que el problema fundamental para ello es la discriminación estructural1.
Según los resultados de autoidentificación poblacional del censo 2010,
corresponde al 7,2 por ciento quienes se identifican de la población ecuatoriana como afroecuatorianos, verificando un incremento del aproximadamente 2 % en nueve años desde el censo 2001, en número de personas se
verifica un incremento de 435 550 personas2.
Conforme estos estudios, constituyen la segunda población más afectada
por la incidencia de la pobreza en el Ecuador, luego de los indígenas. Así,
casi el 55 % de las y los afroecuatorianos viven en condiciones de pobreza y
1
2
Rodolfo Stavenhagen, citado por Antón Sánchez, Jhon. Afroecuatorianos y afronorteamericanos: dos
lecturas para una aproximación a su identidad, historia y lucha por los derechos ciudadanos. Serie Documentos Museo de la Ciudad. Ecuador, 2007, p. 16.
Internet. http://www.codae.gob.ec/index.php?option=com_k2&view=item&id=145:resultados-autoi
dentificación-de-población-del-censo-2010. Acceso: 31 agosto 2011.
168
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EL
SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PENAL Y LOS AFROECUATORIANOS
desigualdad que se profundiza al comparar la situación de las y los afroecuatorianos con la población mestiza. Esto demuestra las brechas sociales existentes y que se agudizan no solo por los factores económicos, sino por el
racismo y la discriminación que convierten la diferencia en desigualdad3.
Es innegable que el pueblo afroecuatoriano tiene una posición desfavorable en relación con el resto de la sociedad y esto se demuestra mediante los
indicadores sociales. El más analizado y que transversaliza todos los temas es
sin duda el concepto de pobreza, que salta inmediatamente cuando tratamos
la situación de los pueblos afroecuatorianos. Entendemos a esta categoría
como la incapacidad estructural de los hogares para satisfacer las necesidades
básicas de sus miembros, problema estructural básico junto con la discriminación étnica estructural degeneran en otros problemas que impiden un real
desarrollo de estos pueblos, así como un acercamiento y cumplimiento de la
igualdad material o real4.
Respecto a la inserción laboral, se anota al pueblo afroecuatoriano como
la población que sufre mayor subempleo y menor inserción en el sector moderno; también se verifica una discriminación salarial en tanto las remuneraciones que percibe la población afroecuatoriana empleada, ya que es
inferior al resto de los asalariados5.
En relación a los problemas del analfabetismo y falta de educación básica
se constata que para el 2008 estos mejoraron sustancialmente en el país. Pero
los niveles de alfabetismo entre la población afroecuatoriana en general, se
presentan bastante cercanos a la media nacional (92,38 %), y sin diferencias
significativas entre mujeres y hombres. La diferencia se marca sustancialmente entre las y los afroecuatorianos del área rural, en donde el 15% de
esta población mayor de 24 años aún es analfabeta. En cuanto al acceso a la
educación se indica que es masivo solamente para el nivel básico, superando
el 90 %, y aún en este caso es más reducido para los niños afrodescendientes.
En contraste, la asistencia a la educación media se encuentra por debajo del
3
4
5
Secretaría de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana. “Informe Final de Indicadores de Diversidad en el Ecuador y recomendaciones para las políticas públicas”. Consultora
Gloria Camacho, Universidad Andina Simón Bolívar, Centro de Planificación y Estudios Sociales.
Quito, marzo 2010.
Ibíd.
Ibíd.
169
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V IVIANA J EANNETH P ILA AVENDAÑO
40 %, y en el caso de la instrucción superior, alcanza solamente el 20 %. En
ambos casos los afrodescendientes tienen mayor afectación6.
En el ámbito de salud se han analizado dos aspectos básicos, por un lado
el acceso gratuito a servicios de salud y por otro la salud sexual y reproductiva.
Concerniente al primer punto de análisis se evidencia una desprotección de
la población femenina afroecuatoriana, y las cifras nos indican que bastante
más de la mitad (66 %) de mujeres afroecuatorianas tuvo que pagar dinero
para ser atendida el momento de su último parto, producto de la poca cobertura que ha tenido el programa de maternidad gratuita, y por consiguiente, la necesidad de fortalecerlo, difundirlo y expandirlo más allá de las
principales ciudades del país. Además, se agrega a esta realidad que el 1,75
% de las afroecuatorianas acudió al hospital del IESS para dar a luz, frente
al 4,60 % y al 3,50 % que se registra entre las mujeres autodefinidas como
mestizas y blancas, respectivamente. Con estas cifras confirmamos la crítica
situación que enfrenta la mayoría de las y los ecuatorianos en relación al tema
de la seguridad social, siendo las más afectadas las mujeres afroecuatorianas,
pues ese 1,75 % que acudió al IESS a atenderse el parto quizá corresponda
a la casi totalidad de las mujeres negras afiliadas a la seguridad social ecuatoriana7.
Igualmente en el tema de salud sexual y reproductiva, también hemos
de señalar que las cifras nos muestran que casi la tercera parte de las mujeres
afroecuatorianas de entre 16 y 19 años no utiliza ningún tipo de método anticonceptivo (73 %), lo que explicaría los altos índices de embarazos adolescentes (28 %) en esta población. De hecho, es entre esta población que se
encuentran los mayores porcentajes de embarazos adolescentes, en comparación tanto con las jóvenes indígenas como con las mestizas, quienes presentan el 23,30 % y 17 % de embarazo adolescente, respectivamente8.
Por otro lado, en aspectos relacionados con nutrición se evidencia que
en la región Costa —donde se encuentra parte de los pueblos afroecuatorianos—, la desnutrición está reducida en virtud de la disponibilidad de
6
7
8
Secretaría de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana. “Informe Final de Indicadores de Diversidad en el Ecuador y recomendaciones para las políticas públicas”. Consultora
Gloria Camacho, Universidad Andina Simón Bolívar, Centro de Planificación y Estudios Sociales.
Quito, marzo 2010.
Ibíd.
Secretaría de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana, op. cit.
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SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PENAL Y LOS AFROECUATORIANOS
alimentos —como pescado— a bajo costo; esto es muy importante en virtud
de que el problema desnutrición reduce irreversiblemente el rendimiento
posterior de los niños/as en la escuela y afecta también la productividad laboral y la salud en la vida adulta9.
En suma, se registran importantes avances en educación, empleo y salud
como fruto de la lucha por combatir las desigualdades sociales por etnicidad
existentes en el Ecuador, problemáticas profundamente arraigadas desde la
época colonial. Sin embargo a la existencia de este progreso, el trabajo aún
es arduo en la formulación de políticas de afirmación de los grupos más afectados y en el diseño de estrategias encaminadas a la superación de estas considerables diferencias sociales y étnicas.
En otras palabras, si el pueblo afroecuatoriano presenta indicadores sociales que lo sumergen en la pobreza es inevitable considerar que exista un
discrimen para acceder a la justicia porque todos estos factores inciden a la
postre. Por tanto, el reto frente a las cifras que se muestran a lo largo de los
siglos y de la historia, sin duda es desplegar una serie de estrategias institucionales que positivicen, visibilicen y pongan en alto a los pueblos afroecuatorianos, dejando de lado la típica categorización histórica de “otros”10, es
decir dejar de verlos desde la posición “blanco-céntrica” y “blanco-mestiza”
que ha justificado su histórica explotación y exclusión en todos los ámbitos
del convivir social11.
III.
Estándares internacionales para el acceso a la justicia
El derecho a la justicia fue reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 de ahí su desarrollo en la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre12; luego en el Pacto Internacional
9 Ibíd.
10 Término utilizado como una construcción política para referirse al grupo de individuos que están
fuera del grupo hegemónico de poder.
11 Ibíd.
12 Art. XVIII: “Toda persona puede recurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos. Así mismo,
puede disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra actos
de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, algunos de los derechos fundamentales consagrados
constitucionalmente”.
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de Derechos Civiles y Políticos de 1966 y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en la que se señala cuáles son las garantías judiciales y
lo que significa el derecho a la protección judicial13.
De ahí que, nace la obligación de los estados de organizar sus sistemas
judiciales sobre la base estos estándares internacionales. En forma específica
nuestro Estado14 tiene la obligación constitucional de garantizar el derecho
al acceso gratuito a la justicia y a una tutela efectiva, imparcial y expedita de
sus derechos e intereses. Con el derecho a una administración de justicia sin
discriminación y en igualdad de condiciones, así como también brindar la
protección especial a quienes hayan sido víctimas de infracciones penales. El
Estado deberá brindar acceso gratuito a la justicia, como regla estándar del
servicio público de administración de justicia, así como un debido proceso
que incluirá por lo tanto la defensa técnica gratuita. En consecuencia, la garantía constitucional tiende al pleno ejercicio de este derecho.
Por el contrario, la percepción general nos indica que el acceso a la justicia
en Ecuador es limitado15, po ello con mayor razón será sentida entre la población afrodescendiente que padecen de problemas estructurales y en especial
en su relación con el sistema de justicia penal por sus altos costos, carencia de
profesionales del derecho comprometidos en la defensa de los derechos humanos, distante ubicación geográfica de las judicaturas respecto de zonas de
afrodescendientes, por lo tanto la población afrodescendiente sería la de mayor
tendencia asufrir de la limitación real del derecho de acceso a la justicia como
resultado del factor de discriminación estructural que padecen el sistema.
13 García Alarcón, Elizabeth. “Prácticas judiciales, garantías de derechos y carrera judicial”. Transformación de la Justicia. Quito, Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, 2009, p. 224.
14 Derechos de protección.
Art. 75.- Toda persona tiene derecho al acceso gratuito a la justicia y a la tutela efectiva, imparcial
y expedita de sus derechos e intereses, con sujeción a los principios de inmediación y celeridad; en
ningún caso quedará en indefensión. El incumplimiento de las resoluciones judiciales será sancionado por la ley.
Art. 78.- Las víctimas de infracciones penales gozarán de protección especial, se les garantizará
su no revictimización, particularmente en la obtención y valoración de las pruebas, y se las protegerá
de cualquier amenaza u otras formas de intimidación. Se adoptarán mecanismos para una reparación integral que incluirá, sin dilaciones, el conocimiento de la verdad de los hechos y la restitución,
indemnización, rehabilitación, garantía de no repetición y satisfacción del derecho violado.
Se establecerá un sistema de protección y asistencia a víctimas, testigos y participantes procesales.
15 García Alarcón, Elizabeth, op. cit., p. 227.
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EL
SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PENAL Y LOS AFROECUATORIANOS
En resumidas cuentas, para que el sistema de administración de justicia
haga efectivos los principios universales de derechos humanos traídos a la
Constitución16, en que claramente se señala que los derechos de protección
—y de entre ellos el derecho al acceso gratuito a la justicia y tutela judicial
efectiva— se lo ejercerá en forma individual o colectiva y sin discriminaciones
por razones de etnia, el Estado deberá desarrollar la normativa suficiente que
tipifique y sancione toda forma de discriminación.
IV.
Limitaciones al acceso a la justicia
Con frases como: “Es extraña la celeridad con que la justicia actúa frente a
los afroecuatorianos” o “Si un afroecuatoriano es acusado de cualquier cosa
para cualquier persona es como si ya fuera cierto”, José Quinteros Caicedo
afirma que en Ecuador subsiste dentro del sistema de administración de justicia, una discriminación contra los pueblos afroecuatorianos17. La realidad
no aplica principios constitucionales, los principios de las relaciones internacionales que reconocen los derechos de los distintos pueblos que coexisten
dentro de los Estados, por ello surge y en forma especial la obligación del
Estado ecuatoriano de promover mecanismos que rechacen el racismo y toda
forma de discriminación18.
Lo anterior nos demuestra que el tema de igualdad material y no discriminación debe ser trabajado profundamente entre los operadores de justicia, quienes no han sido debidamente sensibilizado en estos temas. Además, este
desconocimiento acarrea sin duda respuestas inadecuadas a quienes son víctimas
de discriminación del servicio público de administración de justicia. Entonces,
es necesario llevar acciones afirmativas que fortalezcan y sean medios idóneos
de protección del pueblo afroecuatoriano frente a este servicio público19.
16 Constitución de la República del Ecuador, 2008. Principios de aplicación de los derechos, Art. 11.
17 Quinteros Caicedo, José. “La justicia si funciona pero contra los afroecuatorianos”. Internet.
http://nuevajusticia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=12:justicia-contra
-afroecuatorianos&catid=3:catnoticias&Itemid=4. Acceso: 31 agosto 2011. También artículos 11 y
416 de la Constitución de la República del Ecuador.
18 Constitución de la República del Ecuador, 2008. Artículo 11, en especial el numeral 2, y el artículo
416, numeral 5.
19 “Quince abogados afroecuatorianos se especializan en temas de discriminación e igualdad”. Inter-
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Aide Peralta Zambrano20 señala que Ecuador desde 1994 hasta el 2009
únicamente registró 7 procesos por discriminación racial; en la Fiscalía General del Estado verifica la existencia de varias denuncias. Sin embargo, indica
que ningún proceso ha concluido en sentencia, con ello explica que los casos
de discriminación racial son desconocidos por la administración de justicia
y los que llegan a su conocimiento reciben un tratamiento diferente al establecido para la discriminación racial. Para ejemplificarlo, la investigadora
narra el caso de Mireya Congo21, una mujer afroecuatoriana de 28 años de
edad y madre de dos hijos, quien fue maltratada verbalmente debido a su
color de piel, ante lo cual se defiende y su agresor le dispara, matándola.
Este caso fue conocido por el Tribunal Primero de lo Penal de Pichincha
que sancionó el acto como delito preterintencional, es decir, que dicha
muerte se produjo como una consecuencia que sobrepasaba la intención del
agresor, a quien condenaron a seis años de prisión. La investigadora explica
que si este acto hubiere sido calificado como discriminación racial, puesto
que su agresor expresó desprecio a la víctima por el color de piel, la pena sin
duda pudo ser de 12 a 16 años de reclusión. Sin embargo, del relato expresado la administración de justicia no actuó de esta forma.
De lo narrado, podemos confirmar y evidenciar lo que en líneas anteriores mencionamos, por un lado la falta de conocimiento de los principios
constitucionales e instrumentos internacionales de derechos humanos por
parte de los operadores de justicia al aplicar la ley penal en relación con actos
de discriminación; y, por otro, la insensibilización, falta de interés y actitudes
de discrimen que producen resultados desfavorables para la víctima de estos
hechos.
Consideramos importante insistir en que es fundamental la capacitación
y especialización de los servidores judiciales en estos temas y configurar como
una acción concreta en favor de los derechos de los afroecuatorianos el
net. http://discriminacionracial.wordpress.com/noticias-2/. Acceso: 31 agosto 2011.
20 Peralta Zambrano, Aide. Proyecto: “Promoción de la participación inclusiva y apoyo a políticas
públicas para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el Pueblo Afroecuatoriano”. “Discriminación racial: un mal que nos afecta a todos y todas (Ecuador)”. Internet.
http://www.justiciaenlosandes.org/contenido/discriminaci%C3%B3n-racial-un-mal-que-nos-afectatodos-y-todas-ecuador. http://www.justiciaenlosandes.org/el-observatorio. Acceso: 31 agosto 2011.
21 Este hecho, según la investigadora Aide Peralta Zambrano, se produjo el 6 de diciembre de 1996
cuando Mireya llegaba a su domicilio.
174
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EL
SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PENAL Y LOS AFROECUATORIANOS
reconocimiento real de los derechos de igualdad . La investigadora asegura
que el problema de la falta de acceso a la justicia en casos de discriminación
étnica se debe fundamentalmente a otro problema raíz —que es tratado en
el siguiente acápite— se refiere a la estigmatización del pueblo afroecuatoriano como personas proclives a delinquir. Así señala que: ser afroecuatoriano
es estar en riesgo constante de ser privado de su libertad personal, puesto que
la sociedad ecuatoriana ha construido un imaginario que estereotipa o imagina al pueblo afroecuatoriano como personas peligrosas, ociosas y esto hace
que se les ubique en el significante de “sospechos”22.
Por consiguiente, para los pueblos afroecuatorianos el acceso a la justicia
se encuentra seriamente limitado, entre otros factores, por la incomprensión
e inobservancia de los diferentes códigos culturales23 y la discriminación étnica, factores que son verdaderos obstáculos para el ejercicio de este derecho
en igualdad de condiciones dentro de un Estado plurinacional e intercultural24 como el nuestro.
De tal forma que, para que exista un real acceso a la justicia para los pueblos afroecuatorianos es necesario que se cumpla, por un lado, el mejoramiento de la calidad de los servicios de justicia ofrecidos por el Estado
mediante el respeto y la observancia de los operadores de justicia de sus particularidades culturales —tanto en el proceso como en los fallos y resoluciones—; y por otro, que exista respeto al principio de igualdad material y no
discriminación25.
Al mismo tiempo, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos reconoce la importancia del derecho de acceso a la justicia para garantizar los de22 Radio Iris (530 AM). Entrevista a Aide Peralta Zambrano. Tema: “Acceso a la justicia de la población afroecuatoriana”. Quito, 15 julio 2011. Internet. http://www.justiciaenlosandes.org/programaradial-andino. Acceso: 31 agosto 2011.
23 Clotaire Rapaille, citado por Salinas, Ricardo. El código cultural. Allí señala que este permite comprender los diferentes significados que las personas dan a las cosas de manera inconsciente. Nuestras
distintas culturas y costumbres nos llevan a procesar la misma información de distintas maneras,
por esta razón existe una infinidad de códigos culturales en el mundo. Internet. https://www.ricar
d o s a l i n a s . c o m / b l o g / b l o g m a s t e r. a s p x ? G U I D = A 4 D 1 4 7 1 6 - 3 8 6 9 - 4 1 2 4 - B 6 C F 44D204513D79&lang=es. Acceso: 31 agosto 2011.
24 Lema, María Mercedes. “El acceso a la justicia y derechos humanos en el Ecuador”. Módulo autoinformativo, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 2009.
Internet. http://www.justiciaenlosandes.org/biblioteca. Acceso: 31 agosto 2011.
25 Ibíd.
175
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V IVIANA J EANNETH P ILA AVENDAÑO
rechos fundamentales en general y los derechos sociales en particular. En busca
de la realización de este derecho fijan estándares que pretenden mejorar el funcionamiento de los sistemas judiciales de la región. Así, sus directrices se orientan a la obligación de proveer servicios de asistencia jurídica gratuita, bajar
costos del proceso, mejorar localización de los tribunales, evitar la exclusión
sistemática del acceso a diferentes grupos, de entre ellos a los pueblos afrodescendientes; además se plantea la capacitación y formación de jueces para la
comprensión de los derechos humanos, el derecho a la igualdad material y no
discriminación que originan la exclusión de los pueblos afroecuatorianos26.
Por esa razón, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos destaca la situación de ciertos sectores sociales que atraviesan procesos estructurales de desigualdad y exclusión y en consecuencia se ven imposibilitados de
acceder a la justicia, uno de estos grupos lo constituye el pueblo afrodescendiente. Para ejemplificar esta situación se toma de referencia un pronunciamiento emitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
denominado caso Simone André Diniz, Informe n.º 66/06, Caso 12.001,
del 21 octubre 2006, en el que se señala que a la denunciante se le había negado la posibilidad de obtener un empleo por ser afrodescendiente. La señora
Diniz denunció la discriminación racial sufrida, pero el Ministerio Público
decidió que no existía base para impulsar una acción penal por el delito de
racismo. El juez tomó los argumentos de la fiscalía y decidió el archivo de
las actuaciones27.
En consecuencia, la Comisión en el informe concluyó señalando que el
Estado no garantizó el pleno derecho al acceso a la justicia y al debido proceso, pues no condujo debidamente los recursos internos para determinar la
discriminación racial sufrida por la víctima y que con ello violó los derechos
consagrados en los artículos 8, numeral 1, y 25 en conjunción con el artículo
1, numeral 1 de la Convención Americana.
En el ámbito internacional, la Comisión destacó que en cuanto a la existencia de obstáculos económicos en Brasil, el autor de un insulto racista, en
la mayoría de los casos, queda impune y esto es confirmado por abogados de
26 Lema, María Mercedes. “El acceso a la justicia y derechos humanos en el Ecuador”. Módulo autoinformativo, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 2009. Internet.
http://www.justiciaenlosandes.org/biblioteca. Acceso: 31 agosto 2011.
27 Ibíd.
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organizaciones afrobrasileras: “el hecho de que el insulto racista no esté tipificado crea un obstáculo en la administración de justicia pues, según lo manifiestan, el insulto, de acuerdo con el Código Penal brasilero, es delito de
acción privada y depende de la iniciativa de la víctima para ser iniciado. Por
lo general, la mayoría de las víctimas de racismo en el Brasil son pobres y no
tienen recursos económicos para la contratación de la defensa profesional”28.
En el caso particular de Ecuador, existe gran dificultad y deficiencias en
la aplicación de derechos humanos y derechos de los pueblos afroecuatorianos en el ámbito judicial por parte de todos los operadores de justicia, lo que
hemos visto se refleja en la restricción considerable del acceso al derecho a la
justicia que podría ser combatido por la aplicación de garantías constitucionales, que sin embargo el factor económico también incidiría para seguir el
proceso constitucional respectivo29.
De ahí que, en el Estado constitucional de derechos y justicia, plurinacional e intercultural es necesario que los jueces sean reales garantes de los
derechos humanos de los pueblos afrodescendientes y fundamentalmente
del derecho al acceso a la justicia. Y así el Estado ecuatoriano cumpla con su
más alto deber de respetar y hacer respetar los derechos humanos garantizados constitucionalmente30 y reconocidos en los diferentes instrumentos de
derechos humanos ratificados por nuestro país31.
A todo esto, sumamos que el proyecto político constitucional gira en
torno al Buen Vivir o Sumak Kawsay y propone principios de aplicación de
todos los derechos ahora denominados como derechos del buen vivir, y además reconoce a los pueblos afroecuatorianos los derechos colectivos, de tal
forma que así queda establecido el marco constitucional que se muestra
mucha más favorable para hacer justiciables32 todos sus derechos el efectivo
28 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Acceso a la justicia como garantía de los derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los estándares fijados para el sistema interamericano de derechos humanos”. Aprobado por la Comisión el 7 de septiembre de 2007, pp. 17-18.
Citado por Lema, María Mercedes. “El acceso a la justicia y derechos humanos en el Ecuador”.
Internet. http://www.justiciaenlosandes.org/biblioteca. Acceso: 31 agosto 2011.
29 María Mercedes Lema, op. cit.
30 Constitución de la República del Ecuador, 2008, artículos 1, 3, 11, numerales 2 y 9, y 416, numerales 5, 7 y 8.
31 Convenio de la OIT 169.
32 Se denomina exigibilidad o justiciabilidad de los derechos a la posibilidad que tienen las personas
de acudir a mecanismos contenciosos o administrativos para reclamar del Estado su reconoci-
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ejercicio de estos derechos ya reconocidos, así como para el ejercicio de las
garantías constitucionales.
Dicho de otro modo, este marco constitucional nos extiende garantías
normativas para que la legislación nacional se acomode formal y materialmente a los principios constitucionales y tratados internacionales con el objeto de garantizar la dignidad del ser humano y en forma especial de las
comunidades, pueblos y nacionalidades. En ningún caso, la reforma de la
Constitución, las leyes, y los actos del poder público podrán atentar contra
los derechos reconocidos constitucionalmente33.
Cuando se trate de tratados e instrumentos internacionales de derechos
humanos se aplicarán los principios pro ser humano, de no restricción de
derechos, de aplicabilidad directa y de cláusula abierta establecidos en la
Constitución. Así también establece que cuando los tratados internacionales
de derechos humanos ratificados por el Estado reconozcan derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, prevalecerán sobre cualquier
otra norma jurídica o acto del poder público. Además, garantiza que los jueces, juezas y autoridades administrativas, así como todo servidor y servidora
pública, aplicarán directamente las normas constitucionales y las previstas
en los instrumentos internacionales de derechos humanos siempre que sean
más favorables a las establecidas en la Constitución, aunque las partes no las
invoquen expresamente. También precisa su aplicación inmediata y directa
a fin de favorecer a la plena vigencia de los derechos34.
Finalmente, es preciso recalcar que la Constitución35 determina entre
los principios de aplicación de todos sus derechos, el principio de igualdad
y no discriminación, y entre los derechos de libertad establece el derecho a
la igualdad formal, igualdad material y no discriminación, así también el derecho de toda persona a la correspondiente rectificación, réplica o respuesta,
miento, respeto y satisfacción de sus derechos en la forma establecida en del ordenamiento constitucional y jurídico respectivo. Según lo señalado por la Plataforma Sudamericana de Derechos
Humanos, Democracia y Desarrollo. “Una justicia al alcance de todos”. 5) Para aprender-enseñar.
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC). Bogotá, p. 10. Citado por María Mercedes
Lema, op. cit.
33 Constitución de la República del Ecuador, artículo 84. Garantías normativas.
34 Constitución de la República del Ecuador, artículos 417, 424, inciso segundo, 426, 427 y 428.
Supremacía constitucional.
35 Constitución de la República del Ecuador, artículo 66, numerales 3, 4 y 7, y artículo 11, numeral 9.
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de forma inmediata, obligatoria y gratuita en el mismo espacio u horario,
cuando ha sido agraviada por informaciones sin pruebas o inexactas emitidas
en medios de comunicación social, lo que veremos más adelante se aplica al
caso concreto. Además, propone la responsabilidad estatal en los casos de
detención arbitraria, inadecuada administración de justicia, violaciones a los
principios y reglas del debido proceso, lo cual es de vital importancia para
determinar los daños causados a quienes son víctimas de violaciones de sus
derechos.
V.
“Sospechosos” una representación del imaginario social
y otros estereotipos en el Estado plurinacional
e intercultural
“Sospechosos” es un video documental elaborado en el marco del Proyecto
“Promoción de la participación inclusiva y apoyo a políticas públicas para la
consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en el Pueblo
Afroecuatoriano”36. Este pone en evidencia el caso de privación de libertad
de 23 ciudadanos afroecuatorianos sancionados por “actitud sospechosa”.
También muestra otros casos de discriminación que ni siquiera llegan a ser
conocidos por la administración de justicia, mientras que los casos que llegan
a ser conocidos por las autoridades competentes, no reciben el tratamiento
adecuado37. Este documental tiene como objetivo fundamental desmontar
este estereotipo de “sospechosos” el cual hace de la población afroecuatoriana
un colectivo vulnerable ante la acción del sistema judicial penal, pues como
lo dice Aide Peralta “sobre ellos pesa muchísimo el estereotipo de delincuente, eres afro eres delincuente”38.
La categoría sospechosos constituye una realidad del pueblo afroecuatoriano en su cotidianidad en nuestro país; prueba de ello son los hechos
36 Liderado por CODAE y ayudado por PNUD y AECID.
37 Internet. http://discriminacionracial.wordpress.com/documental-%E2%80%9Csospechosos%E2%
80%9D/. Acceso: 31 agosto 2011.
38 Radio Iris (530 AM). Entrevista a Aide Peralta Zambrano. Tema: “Acceso a la justicia de la población afroecuatoriana”. Quito, 15 julio 2011. Internet. http://www.justiciaenlosandes.org/programaradial-andino. Acceso: 31 agosto 2011.
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ocurridos el 13 de abril de 2008, cuando mediante un operativo de la Policía
Nacional se priva de la libertad a 23 ciudadanos afroecuatorianos que se recreaban en el parque La Carolina de la ciudad de Quito. En este operativo se
detuvo a personas afroecuatorianas y pese de la diversidad que existía en el
lugar, se evidencia en el acto del operativo una diferenciación étnica realizada
por la Policía Nacional para llevar a cabo la detención. Una vez detenidos, la
autoridad pertinente, en este caso el Comisario Tercero, ordenó una sanción
privativa de libertad de tres días por presunta actitud sospechosa39.
¿Qué es o en qué consiste la actitud sospechosa? A decir de este caso, actitud sospechosa consiste simplemente en ser afroecuatoriano. El cuestionamiento queda plenamente contestado cuando se ingresa por ejemplo a un
medio de transporte público, como el sistema de Ecovía o Trolebus, en
donde se puede observar que al ingresar grupos de personas afroecuatorianas
inmediatamente el conductor del transporte anuncia públicamente y como
medida de seguridad: “Tenga cuidado con sus pertenencias”. Este hecho sin
duda refleja plenamente este imaginario social o representación que se ha
construido en el Ecuador sobre el pueblo afroecuatoriano.
Como bien lo señala el profesor Douglas Quintero Tenorio, en el imaginario social de nuestro país el afroecuatoriano o es delincuente, o es futbolista o, si es mujer, es empleada doméstica. No puede haber un espacio de
recreación —como el caso del parque La Carolina— pues ese espacio solo
puede ser para el blanco o para el mestizo40. Esto es lo que se pudo ratificar
a través de la actuación de quienes realizaron el operativo policial, así como
de quien ordenó la sanción por sospecha de los 23 ciudadanos afroecuatorianos.
Por añadidura, en los medios de comunicación en diferentes programas
de la televisión nacional se registran frases como: “Los afroecuatorianos sirven
o para vender cocadas o para futbolistas”41. Este tipo de actos o hechos que
se encuentran plenamente tipificados e identificados como delitos de odio y
39 Ecuavisa, noticiero. Archivo del 13 abril 2008. Internet. http://www.youtube.com/watch?v=uK5PE5f
CZAY&feature=related. Acceso: 31 agosto 2011.
40 Documental “Sospechosos”. Internet. http://discriminacionracial.wordpress.com/documental%E2%80%9Csospechosos%E2%80%9D/. Acceso: 31 agosto 2011.
41 Ibid.
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discriminación étnica es lo que conforma el imaginario social de las y los
ecuatorianos. Es una realidad que debemos combatir. En consecuencia, el
sistema de administración de justicia penal toma un papel fundamental para
luchar contra estos estereotipos que convierten a los afroecuatorianos en víctimas de los delitos de discriminación racial y de odio tipificados en la vigente
legislación penal42.
En el caso que nos encontramos relatando, es preciso manifestar que los
23 ciudadanos afroecuatorianos una vez que recobraron su libertad denunciaron este caso (que constituye una flagrante violación al derecho a la igualdad y no discriminación, al derecho a la igualdad material) al Ministerio de
Gobierno, el que a su vez solicitó una investigación a la Defensoría del Pueblo, institución que por primera vez trataba este tipo de temas. Con fecha
septiembre de 2009 determinó mala actuación en los procedimientos de la
autoridad y sus recomendaciones fueron la remoción del Comisario Tercero,
así como la del jefe del operativo y la capacitación en derechos humanos para
el personal policial.
Con esta resolución de fecha 2009 —a casi un año de práctica del nuevo
ordenamiento constitucional—, verificamos una vez más cómo la actuación
de los operadores de justicia es insensible al tema de discriminación étnica y
derechos humanos de los pueblos afroecuatorianos. Procesal y penalmente
debió ser tratado como delito de discriminación racial o delito de odio con
el agravante que determina la ley penal en los casos de que dichos actos de
discriminación racial sean ordenados o ejecutados por funcionarios o empleados públicos, determinándoles en estos casos y con la excepción referida
la pena de prisión de uno a cinco años.
Pero como vemos el ordenamiento jurídico penal, más aún los principios
constitucionales, quedan inobservados con los hechos relatados pues simplemente el caso se resuelve con la recomendación ya señalada. Es necesario enfatizar que este tipo de actuaciones son precisamente las que impiden llegar
a la aplicación del derecho a la igualdad material y no discriminación. Con
ello recalcamos que estos resultados procesales igualmente son nefastos para
las víctimas de estos delitos43. Finalmente, es preciso anotar que el ministro
42 Código Penal, artículo 212-A. Capítulo de los Delitos de odio y sus artículos innumerados.
43 Capítulo VIII-A “De los delitos relativos a la discriminación racial”. Artículo 212-A. Será sancionado con prisión de seis meses a tres años:
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de Gobierno —a esa fecha Fernando Bustamante— ofreció disculpas públicas ante lo sucedido con los 23 ciudadanos afroecuatorianos44; con ello se
da cumplimiento al precepto constitucional45 al cual nos referimos en líneas
anteriores. Queda claro entonces, que una de las principales demandas del
pueblo afroecuatoriano es el acceso a la justicia por casos de discriminación
étnica, para lo cual es necesario pasar del reconocimiento que hoy tienen los
pueblos afroecuatorianos a las acciones concretas o acciones afirmativas.
Al hablar de estereotipos, podemos tomar en consideración lo que Edizon León Castro señala al respecto, basado en los análisis de Hall Stuart46.
“La realidad no existe si no está representada y esto tiene importancia en la
medida en que, mediante diversos regímenes de representación, se entretejen
relaciones de poder. Esto nos permite observar que existen estructuras y sistemas que controlan la producción de estas representaciones, su distribución
y consumo, que garantizan la permanencia de un statu quo de las relaciones
dominantes de poder”47.
Por lo tanto, a los afroecuatorianos se los ha representando desde los
tiempos de la colonia con discursos raciales que lo único que hacen es legi-
44
45
46
47
1) El que, por cualquier medio, difundiere ideas basadas en la superioridad o en el odio racial;
2) El que incitare, en cualquier forma, a la discriminación racial;
3) El que realizare actos de violencia o incitare a cometerlo contra cualquier raza, persona o
grupo de personas de cualquier color u origen étnico; y,
4) El que financiare, asistiere o ayudare cualquier clase de actividades racistas.
Si los delitos puntualizados en este artículo fueren ordenados o ejecutados por funcionarios o
empleados públicos, la pena será de prisión de uno a cinco años.
Ante las disculpas públicas, un ciudadano afroecuatoriano expresó: “Ya no podemos vivir de disculpas, tenemos que vivir de acciones reales”. Tomado del documental “Sospechosos”. Internet.
http://discriminacionracial.wordpress.com/documental-%E2%80%9Csospechosos%E2%80%9D/. Acceso: 31 agosto 2011.
Constitución de la República del Ecuador, artículo 66, numeral 7.
El autor Hall Stuart hace varios estudios sobre teoría social contemporánea, antropologías del
mundo, estudios culturales, políticas de la representación, articulaciones étnicas y raciales, etnografía digital y cibercultura, población afrodescendiente, región del Pacífico colombiano. Tiene un
Doctorado en Antropología (con énfasis en Estudios Culturales), Universidad de Carolina del
Norte-Chapel Hill. 2009. Magíster en Antropología, Universidad de Carolina del Norte-Chapel
Hill. 2002.
El autor cita a Gramsci para hablar de las hegemonías y su construcción e indica que para esta edificación requieren necesariamente de estos sistemas de representación que actúan desde las instituciones sociales, religiosas, educativas, identidades étnicas, de género, sexuales y organizaciones
culturales.
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timar la dominación y multiplicar la explotación. En este contexto colonial
es como se los denominó negros y esa denominación arrastró una serie de
cargas negativas, que subsisten a través de los siglos, de ahí que la representación que tenemos de los afroecuatorianos corresponde al estereotipo de
que son personas proclives a la delincuencia, a la vagancia, al fútbol, representaciones que han forjado el sentido común ecuatoriano48 y que invisibiliza
la cultura afro y representa solamente lo negativo estableciendo la negación
de su cultura a través de estos regímenes y sus articulaciones con las relaciones
de poder49.
En consecuencia, vemos claramente que existe una invisibilización de lo
afro y esto se lo hace mediante estereotipos, ejemplo de ello: “Los futbolistas,
los delincuentes, los sospechosos”. Estas imágenes contribuyen a los sistemas
de clasificación, jerarquización y subalternización de subjetividades, conocimientos, historias y procesos de los pueblos afroecuatorianos que a la larga
se demuestran en prácticas discriminatorias, lo que Quijano denomina como
colonialidad del poder50.
Por las consideraciones expuestas es necesario fortalecer la construcción
del pueblo afrodescendiente dentro del Estado plurinacional e intercultural
es necesario que dejemos de observarlos con miradas ajenas, es necesario darles la posibilidad de que sean ellos quienes construyan su propia representación y no la que en el sentido común se nos ha forjado.
Esto coincide plenamente con Leonardo Boff: la mayoría de investigaciones sobre la cuestión negra viene escrita por la mano blanca, con una epistemología marcada por los intereses de la dominación y sus aliados51.
Y es por ello que, Edizon León Castro propone una nueva práctica de
significación en tanto esto pueda romper con los estereotipos heredados
desde tiempos coloniales. Invita a mirar cómo se los ha representado y cómo
se los sigue representando; busca llamar a la conciencia colectiva para reinventar una nueva forma de producir sentido.
48 León Castro, Edizon. Representación de lo negro desde lo negro: prácticas de significación para la construcción de una memoria visual. Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, Área de Letras,
Maestría de Estudios de la Cultura Mención en Comunicación, 2003.
49 Ibíd.
50 Ibíd.
51 Ibíd.
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Como vemos, en la sociedad ecuatoriana la representación de lo afroecuatoriano es la representación del “sospechoso” pese a que Ecuador reconoce
su diversidad cultural, la identidad nacional. Siempre las representaciones
surgen desde el eje central del mestizo, marginado y subalternizando al resto
de grupos étnicos, bajo la justificación de minorías. En virtud del proyecto
político constitucional vigente se pretende construir un Estado incluyente,
brindar espacios de participación que eviten discrímenes y edifiquen el Estado plurinacional bajo un concepto de ciudadanía cultural y derechos colectivos52.
En el proceso de construcción histórico del estado-nación se hizo necesario un proceso de homogenización cultural para poder consolidarse. Es en
este proceso que se ha venido tratando a los pueblos afroecuatorianos como
atrasados, menos desarrollados, obstáculos al sentimiento de desarrollo que
tenía su referente en Occidente, expresado en la raza blanca, asumiendo nuestro país un eurocentrismo y con esto un blanqueamiento y la occidentalización de sus costumbres53.
VI.
Los afroecuatorianos en la Constitución
y en el ordenamiento jurídico nacional
Existe también un amplio desarrollo constitucional —esto fija el punto de
partida— al pasar el Estado pluricultural y multiétnico al actual Estado constitucional de derechos y justicia intercultural y plurinacional con la Constitución de 2008, documento que debemos evitar que se convierta en un
instrumento declarativo de derechos humanos, derechos colectivos, equidad,
diversidad y no discriminación por etnicidad. Por esa razón, nuestra lucha
se encamina a desaparecer la discriminación de todo tipo, el racismo, la violencia, está en nosotros exigir que el Estado adopte medidas en todos los ámbitos del convivir social, orientadas a promover la igualdad real a favor de
52 Sousa Santos, Boaventura de. “Plurinacionalidad y justicia indígena“. Conversatorio organizado
por el Instituto de Altos Estudios Nacionales. Quito, 8 septiembre 2011.
53 Edizon León Castro, op. cit.
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las personas y grupos sociales que se encuentren en situación de desigualdad.
Nuestra meta: enarbolar la bandera del SER HUMANO como la única clasificación social54 que debe existir.
En cuanto al desarrollo constitucional y legislativo que pretende romper
la invisibilidad y exclusión histórica de la cual han sido sujetos los afroecuatorianos, tenemos en primer lugar la acción de protección55 como medida
que ampara directa y eficazmente el cumplimiento de los derechos constitucionales.
Bajando al plano legislativo, actualmente tenemos un Código Penal que
tipifica y sanciona el delito de odio y de discriminación racial, sin embargo,
de los hechos nos consta que es insuficiente esta tipificación puesto que las
personas afroecuatorianas son inculpadas y procesadas en base a prejuicios y
estereotipos como lo es la famosa “actitud sospechosa”.
Así también, tenemos la Ley de Derechos Colectivos de los Pueblos Negros o Afroecuatorianos. Otra acción importante lo constituye la ordenanza
municipal expedida en el Distrito Metropolitano de Quito, mediante la cual
se trabaja en la erradicación de la discriminación racial y para ello se cuenta
con el debido presupuesto y el equipo de trabajo necesario56.
VII.
Acciones para el acceso a la justicia y aplicación del
derecho a la igualdad material y no discriminación
Cuando en la realidad existe desigualdad entre grupos de personas y se pone
a uno de ellos en desventaja frente al otro, o cuando esta desigualdad se origina por la pertenencia a un determinado grupo étnico, el Estado se ve en la
necesidad de trabajar en acciones u obras que permitan alcanzar esa igualdad
real o material en un tiempo determinado. Es así como nuestra Constitución
se empodera de las denominadas acciones afirmativas, de las cuales podemos
54 Ventura i Oller, Montserrat. “Fronteras y mestizajes. Sistemas de clasificación en Europa, América
y África”. Bellaterra, Universidad Autónoma de Barcelona, 2010. Internet. http://publicacions.uab.
es/pdf_llibres/ANT0026.pdf. Acceso: 31 agosto 2011.
55 Constitución de la República del Ecuador, artículo 88.
56 Radio Iris (530 AM). Entrevista a Aide Peralta Zambrano. Tema: “Acceso a la justicia de la población afroecuatoriana”. Quito, 15 julio 2011. Internet. http://www.justiciaenlosandes.org/programa-radial-andino. Acceso: 31 agosto 2011.
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enunciar varios conceptos, sin embargo, partiremos del enunciado en los instrumentos internacionales.
De tal forma, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial, adoptada por la Asamblea General de
la ONU en 1965, en el cuarto inciso del artículo 1, hace referencia a las acciones afirmativas y las define como:
Las medidas especiales adoptadas con el fin exclusivo de asegurar el adecuado
progreso de ciertos grupos raciales o étnicos o de ciertas personas que requieran la protección que pueda ser necesaria con objeto de garantizarles, en condiciones de igualdad, el disfrute o ejercicio de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales no se considerarán como medidas de discriminación racial57.
Así también, en los párrafos 11 y 12 de la Conferencia Mundial contra
el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de
Intolerancia, se señala que:
11. Alienta a los Estados a que determinen los factores que impiden el igual
acceso y la presencia equitativa de los afrodescendientes en todos los niveles
del sector público, incluida la administración pública, y en particular la administración de justicia; a que adopten las medidas apropiadas para eliminar
los obstáculos identificados, y a que alienten a su vez al sector privado a promover la igualdad de acceso y la presencia equitativa de los afrodescendientes
en todos los niveles de sus organizaciones;
12. Hace un llamamiento a los Estados para que adopten medidas concretas
que garanticen el acceso pleno y efectivo de todas las personas, en particular
los afrodescendientes, al sistema judicial.
Con razón, Michel Guinand58 sostiene que los principios de igualdad y
no discriminación son básicos para abordar y trabajar la equidad y la diver57 Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.
58 Licenciado en Historia, Universidad Libre de Bruselas. Estudiante de la Especialización Superior
en Derechos Humanos, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Oficial del Programa
en Derechos Humanos y Justicia, PNUD Ecuador.
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sidad, y sobre todo los derechos humanos de las minorías étnicas59. Y más
aún con las palabras de Boaventura de Sousa Santos, cuando dice que: “Tenemos derecho a ser iguales cada vez que la diferencia nos inferioriza; tenemos derecho a ser diferentes cuando la igualdad nos descaracteriza”60. Nos
queda claramente definido lo que son las acciones positivas y su eficacia para
incluir e igualar a los grupos afroecuatorianos.
Otra acción que podemos mencionar es la creación de la Confederación
Nacional Afroecuatoriana-Afroecuatoriano, también de la Corporación de
Desarrollo Afroecuatoriano (CODAE), la elaboración del proyecto de Ley
de los Derechos Colectivos de los Pueblos Negros o Afroecuatorianos.
A nivel internacional, organismos como Naciones Unidas trabajan fuertemente en la temática y buscan la elaboración de políticas públicas a fin de
insertarlas desde la CODAE en el marco nacional, y con estas atender las
desigualdades sociales y facilitar el ejercicio de los derechos. Por ello, otra acción que cabe resaltar es la facilitación del acceso a la educación de cuarto
nivel para personas afroecuatorianas y la creación de una especialización de
derechos humanos con mención en protección de pueblos afrodescendientes;
pensando en la necesidad de que se requieren profesionales en Derecho que
sean expertos en temas de discriminación étnica para que logren una participación activa dentro del sistema de administración de justicia penal.
Otros mecanismos importantes son el tratamiento preferencial para
mantener el acceso al trabajo en la función pública de todas las personas afrodescendientes, el cual consiste en que las personas afrodescendientes pueden
presentarse a concursos de méritos y oposición con ventaja de dos puntos
extras por su condición étnica, lo que les permite estar en mejores condiciones para acceder al trabajo61.
Además, del Decreto Ejecutivo n.º 60, dictado en septiembre de 2009,
en el que se puso en vigencia el Plan Plurinacional para eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural, que contiene la política
59 Guinand, Michel. “Acción afirmativa: el caso de la propuesta afroecuatoriana para la integración
de la nueva Corte Suprema de Justicia del Ecuador”. Internet. http://www.uasb.edu.ec/padh/re
vista17/actualidad/michelguinand.htm. Acceso: 31 agosto 2011.
60 Sousa Santos, Boaventura de. La caída del Ángelus Novus: Ensayos para una nueva teoría social y
una nueva práctica política. Bogotá, ILSA, Universidad Nacional de Colombia, 2003.
61 Ibíd.
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nacional contra la discriminación racial, e incluye, entre otrasacciones en legislación y acceso a la justicia. También podemos enunciar el trabajo que se
realiza en el Proyecto “Pro-ODMs” —apoyado por PNUD62 y AECID63—
en la campaña “Digamos NO a la Discriminación Racial” dentro del Plan
contra la Discriminación Racial ejecutado por la CODAE64.
Así también, es muy beneficioso que Naciones Unidas haya declarado a
este año 2011 como el año internacional de los afrodescendientes, lo cual
coadyuvará para que nuestro Estado ecuatoriano, en primer lugar, visibilice
la realidad de los afroecuatorianos y, algo muy importante, impulse acciones
concretas en favor de sus derechos. Más aún, sería interesante trabajar en
una declaración del decenio de los afrodescendientes lo cual aseguraría su visibilización y trabajo constante de por lo menos una década, como un intento
más por romper la brecha de desigualdad y discriminación.
Como vemos, el panorama al año 2011 es bastante positivo, pues nos encontramos con un nuevo marco constitucional que nos presenta grandes expectativas y que permitirá evitar actuaciones de los operadores de justicia
como las que señalamos, en virtud de que se ha dado un gran primer paso,
con el reconocimiento constitucional del Estado Plurinacional de derechos y
justicia. Por ello es necesario continuar avanzando en la construcción de este
gran proyecto político. La lucha y el reto ahora es pasar a la ejecución real del
estado prometido que ya no puede ser concebido como Estado colonialista,
sino por el contrario un Estado incluyente y de ciudadanía plural65.
Como hemos señalado, dentro de los principales instrumentos nacionales que intentan hacer frente a la discriminación, el racismo y la desigualdad
social tenemos a los programas, proyectos y acciones tales como el Plan Nacional para el Buen Vivir (2009-2013) y el Plan Plurinacional para eliminar
la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural (2009).
62
63
64
65
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Corporación de Desarrollo Afroecuatoriano.
Peralta Zambrano, Aide. Proyecto: “Promoción de la participación inclusiva y apoyo a políticas
públicas para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el Pueblo Afroecuatoriano”. “Discriminación racial: un mal que nos afecta a todos y todas (Ecuador)”. Internet.
http://www.justiciaenlosandes.org/contenido/discriminaci%C3%B3n-racial-un-mal-que-nos-afectatodos-y-todas-ecuador. http://www.justiciaenlosandes.org/el-observatorio. Acceso: 31 agosto 2011.
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En consecuencia, el Plan Nacional para el Buen Vivir plantea entre sus
doce objetivos centrales los siguientes:
•
•
•
•
•
•
Auspiciar la igualdad, cohesión e integración social y territorial en
la diversidad (objetivo 1);
Garantizar el trabajo estable, justo y digno en su diversidad de formas (objetivo 6);
Afirmar y fortalecer la identidad nacional, las identidades diversas,
la plurinacionalidad y la interculturalidad (objetivo 8);
Garantizar la vigencia de los derechos y la justicia (objetivo 9);
Establecer un sistema económico social, solidario y sostenible (objetivo 11), y
Construir un Estado democrático para el Buen Vivir (objetivo 12).
Por otro lado, y en busca del mismo objetivo (eliminar la exclusión que
afrontan los pueblos afroecuatorianos), se construyó el Plan Plurinacional
para eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural
(2009) enmarcado dentro del Programa “Desarrollo y Diversidad Cultural
para la Reducción de la pobreza y la inclusión social” (2008 – 2011)66, que
propone un conjunto de programas, proyectos y acciones desarrollados en
cinco ejes fundamentales de los cuales el eje de justicia y legislación, propone
trabajar en el acceso a la justicia en igualdad con acciones tales como la divulgación de derechos colectivos, la formación comunitaria en delitos relativos a la discriminación y, juzgados para la igualdad racial. Además, se
plantea la formación de operadores de justicia, con acciones como la escuela
judicial, formación en derechos humanos para la fuerza pública, y formación
de abogados en las escuelas de jurisprudencia en temas de discriminación racial. En forma concomitante se plantea el desarrollo de una legislación contra
el racismo en proyectos de ley para la igualdad racial y reforma al código
penal.
Como vemos el reto por eliminar la brecha existente por razones étnicas
amerita un duro trabajo que solo ha empezado y que requiere de una
66 Son contraparte de este programa: el Ministerio Coordinador de Patrimonio Natural y Cultural
(MCPNC), la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo del Ecuador (SENPLADES) y,
como apoyo para su ejecución, las Naciones Unidas.
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transverzalización de los enfoques de interculturalidad en las diferentes políticas, programas, proyectos y acciones a fin de lograr en forma real la eliminación del racismo y la discriminación social. Además se debe acoger como
eje fundamental para la construcción del Estado plurinacional e intercultural
la categoría de Pueblo como planteamiento y proyecto descolonizador planteado por los afroecuatorianos y deshacernos de la categoría discursiva de etnicidad, que lo único que persigue es profundizar más las desigualdades
sociales y étnicas.
VIII. Reflexión final
Tomando las palabras del maestro Juan García, se requiere de un plan de acción que permita cambiar las estructuras de racismo y sin duda para cambiarlas se requiere de la acción firme del pueblo afroecuatoriano a fin de que
produzca en el Estado una reacción favorable a sus derechos. Lo que es coincidente con el planteamiento de Juan Chalá Cruz cuando menciona que es
imprescindible rehumanizarnos. Por otro lado, si bien la población afroecuatoriana tiene acceso a presentar sus demandas ante la administración de justicia, estas no tienen el tratamiento debido según el ordenamiento
constitucional y jurídico vigente, por lo cual es necesario trabajar con los
operadores de justicia a fin de que cumplan con su servicio de justicia construyendo y discerniendo sobre el concepto de no discriminación. Por tanto,
es necesario que desarrollen destrezas y habilidades en su tarea de administrar
justicia sobre la base del concepto de discriminación étnica para forjar precedentes jurisprudenciales que protegan de manera real y adecuada el derecho
a la igualdad y no discriminación del pueblo afroecuatoriano. También es
necesario que encaminemos nuestro accionar para promover acciones afirmativas enfocadas a fortalecer el debido ejercicio de los derechos de la población afroecuatoriana en el sistema de administración de justicia penal.
190
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EL
IX.
SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PENAL Y LOS AFROECUATORIANOS
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IV
Acciones afirmativas y reparatorias
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Acción afirmativa en perspectiva afrorreparativa
Catherine Walsh
La libertad del hombre es imprescriptible.
Ni la sociedad ni la ley pueden legitimar
lo que es contra la razón, contra la justicia
y contra la naturaleza del hombre.
De consiguiente, la Asamblea está en su derecho
al dar una ley que trata de reparar el crimen de
nuestros antepasados y nuestro propio crimen.
Pedro Moncayo, 18521
Sumario
I. La condición diferencial de los afroecuatorianos. II. Acción afirmativa en
perspectiva afrorreparativa histórico-mundial-colonial. 2.1. Racialización y
la colonialidad aun vigente. III. El concepto y experiencia de acción afirmativa. 3.1. Experiencias nacionales de acción afirmativa del siglo XX. 3.2. Acción afirmativa en el siglo XXI: experiencias latinoamericanas post-Durban.
3.2.1. La experiencia de Brasil. 3.2.2. La experiencia colombiana. 1) Educación Superior. 2) Campo laboral. 3) El combatir de los racismos y discriminación racial. 4) Reparaciones simbólicas. IV. Conceptualizando la acción
afirmativa en el contexto ecuatoriano. 4.1. Antecedentes recientes. 4.2. Acción afirmativa en el marco de la Constitución Política de 2008. 4.3. Hacia
1
Citado en Robalino-Dávila, Luis, Orígenes del Ecuador Hoy. Vol. III. La reacción anti-floreana, José
Cajica, Puebla, México, 1967, p. 273.
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una propuesta de acciones afirmativas. V. Líneas gruesas. 5.1. Acción del ser
afirmativo o acciones afirmativas en el campo de la identidad. 5.2. Acción
de educación afirmativa, o acciones afirmativas en el campo de la educación.
5.3. Acción del saber afirmativo, o acción afirmativa en el campo de conocimiento. 5.4. Acciones de salud afirmativa, o acciones afirmativas en el
campo de salud. 5.5. Acciones de la naturaleza afirmativa, o acciones afirmativas de la naturaleza. 5.6. Acciones de trabajo y seguridad social afirmativos o acciones afirmativas en el campo de seguridad social y empleo. 5.7.
Acciones de políticas afirmativas, o acciones afirmativas en el campo de la
política. VI. Conclusiones. VII. Bibliografía.
La nueva Constitución de Ecuador de 2008 es la primera en las Américas en
responsabilizar al Estado a adoptar medidas de acción afirmativa en favor de
las personas y pueblos que históricamente se encuentran en situación de desigualdad. Este hecho es aún más histórico si consideramos que, a pesar de
ser el cuarto país de América del Sur con presencia afrodescendiente —después de Brasil, Colombia y Venezuela—, el primer reconocimiento oficial
de la existencia afroecuatoriana no fue hasta 1998, 189 años después de la
Independencia. No existe mención de negros o afrodescendientes en las Cartas Políticas o documentos oficiales del Estado ecuatoriano, incluyendo en
los decretos de abolición (1851) y manumisión (1852); la referencia es a los
esclavos y la esclavitud y no a la especificidad étnico-cultural-racial y la subjetividad, identidad y humanidad de los esclavizados. Es en este contexto,
que las palabras de Pedro Moncayo son particularmente significativas a reconocer la institución de esclavitud y la práctica de esclavización como crímenes, requiriendo una justicia de reparación.
Este artículo parte de esta perspectiva (afro)reparativa y pretende contribuir a su desarrollo y conceptualización y concreción en las emergentes
políticas del Estado. Su organización está en cuatro partes: la condición diferencial de los afroecuatorianos, la acción afirmativa en perspectiva afrorreparativa histórico-mundial-colonial, el concepto y experiencia de acción
afirmativa —tomando como casos centrales Estados Unidos, Brasil y Colombia—, y la acción afirmativa en el contexto ecuatoriano. Además y en su
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
elaboración hace un esfuerzo de pensar con los trabajos anteriores de instituciones y organizaciones afroecuatorianas y con sus pensadores.
I.
La condición diferencial de los afroecuatorianos
Cálculos recientes sugieren que los afroecuatorianos constituyen alrededor de
16% de la población nacional2; la mayoría (casi 70%) viven en zonas urbanas,
mientras poco más de 30% habitan las zonas rurales. A pesar de la existencia
desde 1998 de políticas públicas que reconocen la existencia de la población
afroecuatoriana y sus derechos colectivos, incluyendo la Constitución de 1998,
la Ley de los Derechos Colectivos del Pueblo Negro o Afroecuatoriano (2006)
y el Plan contra la Discriminación Racial y el Decreto 60 (2009), los afroecuatorianos todavía sufren de la inequidad y desigualdad social, particularmente en acceso a la educación superior, ingresos y empleo. En estas áreas, las
brechas entre blancos y mestizos frente a los afroecuatorianos son cada año más
grandes y las cifras tienden a empeorar3. Por ejemplo, con relación a la educación superior, la brecha entre blancos y afroecuatorianos subió de 46% en 2008
a 61% en 2009; el desempleo afroecuatoriano en 2009 fue 49 veces más grande
que el de los blancos y mestizos (sin cambio de 2007 a 2009) y en el campo
de los ingresos, la brecha blanco-afroecuatoriana fue de 33% en 2009.
Según la tasa neta de matrícula por niveles, apenas 9,8% de los jóvenes
afroecuatorianos de edad universitaria fueron registrados en 2009 en la educación superior (una mejora en comparación con el 6,9% en 2007), pero
aun mucho más baja del 20,1% a nivel nacional y 25,4% de la población
blanca. Solo siete de cada 100 afroecuatorianos tiene un nivel universitario.
Como afirma la Secretaría Técnica del Frente Social, “estos indicadores muestran el peso de la exclusión, la discriminación y la desigualdad que históricamente sufren los afroecuatorianos, incluso luego de la abolición de la
esclavitud”4. Por tanto,
2
3
4
Prueba piloto de la boleta censal. CODAE, Sistema Nacional de Información Inter Étnica, Boletín
Informativo núm. 2, Quito, septiembre 2010, p. 5.
CODAE, Sistema Nacional de Información Inter Étnica, Boletín Informativo núm. 1, Quito, junio
2010.
Secretaría Técnica del Frente Social, Los afroecuatorianos en cifras, 2006, p. 76.
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Se requiere […] mayor y mejor inversión el Estado en cobertura escolar y
mayor acceso a la educación superior. Se demanda implementar programas
especiales de acceso y financiamiento a la universidad. Igualmente, se requiere
adoptar medidas conducentes a garantizar la igualdad de oportunidades en
el acceso al empleo público y privado y a eliminar la discriminación racial
en el mercado laboral. Asimismo, el estado debería promocionar la igualdad
de oportunidades en el acceso laboral […], medidas de acción afirmativa a
favor de la población afroecuatoriana […]5
Sumado a su condición diferencial, es la problemática más específica que
sufren con relación a la vulnerabilidad de sus territorios ancestrales, problemática generalmente ausente en los documentos sobre la situación afroecuatoriana. Como bien señala Juan García, la acción afirmativa y reparación
tienen mucho que ver con la reclamación que las comunidades hacen de
unos territorios ancestrales donde trabajaron los esclavizados.
La apropiación, o mejor dicho la creación de derecho sobre unos espacios territoriales, a partir de apropiar los espacios donde se vivió la esclavización, es
algo que se tiene que explorar. Para el caso de Esmeraldas la gente apropió
por distintos medios culturales, creación de nuevos derechos —incluso la
compra—, los territorios en los que fueron esclavizados6.
No podemos olvidar que nuestro derecho a vivir en estas tierras del norte
de Esmeraldas nace como un acto de auto-reparación histórica del daño que
significó la dispersión de nuestra sangre africana por las Américas. Dispersión
que por la voluntad del otro tuvimos que vivir. Esto cientos de años antes
que se configuren los estados que ahora nos ordenan7.
García afirma que para los casos del Valle de Chota y Loja, asentamientos
también ancestrales, esta apropiación no fue posible: “el sistema de haciendas
tenía sus propias reglas, pero siempre está en el colectivo la visión que esos
territorios les pertenecen porque aquí trabajaron nuestros mayores, constru5
6
7
Ibíd., p. 107.
Comunicación personal, 17 junio 2009.
Abuelo Zenón, citado por Juan García en comunicación personal, junio 2009. Zenón, el abuelo materno de Juan García, es una figura importante en la memoria colectiva-ancestral afroecuatoriana.
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AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
yeron lo que esta tierra es en el ahora”. De esta manera y para García, las regiones “culturales” son apropiaciones colectivas de los pueblos.
El tema de detener la desterritorialización que sufren las comunidades negras
tiene que ser parte de su derecho a seguir siendo lo que ellos construyeron
con lo que les quedó de la esclavitud —reparación— permanecer —reparación— en esas tierras por ser ancestrales, mejor dicho ganadas como “derecho
mayor”, es algo que se tiene que pensar en esto de pensar acciones afirmativas
y reparaciones. Cuando por “descuido” o por la falta de voluntad de los Estados nacionales, los pueblos “reasentados” pierden sus derechos ganados —
como es el caso de los territorios para los pueblos negros del Pacífico— la
restitución del derecho ganado es una reparación8.
La destrucción de esta región del Pacífico (parte del gran bosque del
Chocó Biogeográfico) provocada desde los años noventa por el aumento de
la explotación comercial de manglares y camaroneras y de compañías mineras, madereras y palmicultores, pone en serio riesgo no solamente la salud
ambiental, sino también la economía, cultura, existencia, sobrevivencia y los
derechos mismos de las comunidades. “Declararlos y mantenerlos intangibles, es una buena acción afirmativa”9.
En su conjunto, estas condiciones —de racismo, inequidad, desigualdad,
de acceso, y destrucción de territorios y vida ancestrales, entre muchas
otras— son constitutivas y productos de la dominación histórica que nace
con la llamada conquista de las Américas como parte de un proceso de capitalismo global en el cual el comercio esclavista transatlántico y la misma institución de la esclavitud tuvieron funciones importantes. Es en este contexto,
y como bien señala José Chalá, que los pueblos de ascendencia africana han
vivido
Una historia de negación, ocultamiento, minimización, sumado a esto el racismo que por su parte sirve de justificativo al propio colonialismo. [Todo]
eso aconteció con el pueblo negro, su historia, su cultura, su esencia de seres
8
9
Comunicación personal, junio 2009.
Ibíd.
201
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humanos se ha nutrido permanentemente de relaciones violentas de negación
al derecho de la diversidad, de la existencia como pueblo10.
A partir de esta historia es lo que argumento a continuación, así pensando la acción afirmativa en perspectiva afrorreparativa.
II.
Acción afirmativa en perspectiva afrorreparativa
histórico-mundial-colonial
¿Qué implica pensar la acción afirmativa desde y con relación a la justicia
reparativa y dentro de un marco histórico-mundial-colonial? ¿Cuáles son las
condiciones histórico-estructurales de racismo, racialización y discriminación
puestas en escena con la acción afirmativa? ¿De qué manera la acción afirmativa puede ser considerada como parte de afrorreparaciones y una justicia
reparativa?
2.1.
Racialización y la colonialidad todavía vigente
No es posible entrar aquí en un análisis profundo sobre los factores históricos,
políticos y sociales que construyen y conducen al racismo, la racialización y
la discriminación racial. No obstante y con el afán de mostrar que no son
solo lacras actitudinales-individuales sino sistémico-estructurales, examinaremos en breve su fundación sociohistórica y colonial en América Latina, la
que queda claramente evidenciada en lo que Aníbal Quijano ha denominado
la colonialidad del poder:
La colonialidad es uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón
mundial de poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación
racial/étnica de la población […] como piedra angular de dicho patrón de
10 Citado en Walsh, Catherine y Juan García, “El pensar del emergente movimiento afroecuatoriano.
Reflexiones (des)de un proceso”, en D. Mato (coord.), Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, Buenos Aires, CLACSO, 2002, p. 319.
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
poder y opera en cada uno de los planes, ámbitos y dimensiones materiales
y subjetivas, de la existencia social cotidiana y a escala societal11.
Esta colonialidad configuró un patrón de poder basado en la idea de raza
como instrumento de estructuración social, directamente ligado a la explotación del trabajo y al capitalismo mundial, es decir al inicio de los nuevos
circuitos comerciales y de humanos, al desarrollo del capital y al orden imperial cristiano. Al establecer una escala de superioridad con el hombre
blanco europeo (y el criollo blanqueado) arriba, los mestizos en el intermedio
y los indios y negros en los peldaños más bajos, los colonizadores lograron
establecer un sistema de rígida racialización que aún permanece vigente. Tal
sistema se basó en la fijación de las categorías “indio” y “negro” como identidades homogéneas y negativas impuestas, borrando así las diferencias ancestrales al interior de estas poblaciones y, de manera aun más violenta,
quitando la cultura del “negro”, que de ahí en adelante sería nombrado simplemente como color12.
En su aplicación este uso de “raza” como sistema histórico de clasificación
y estructuración social encontró sustento en la dicotomía de la modernidad
entre civilizados y bárbaros: los blancos europeos establecieran la “norma”
de la civilización, a la que los criollos y mestizos han inspirado, y los indios
y negros sirvieron para ejemplificar la barbarie. Pero mientras los indios eran
considerados inferiores, su reconocimiento como seres humanos posiblemente “salvables” les colocaba por sobre los “negros”: los bárbaros puros, objetos de mercado para ser poseídos y/o comerciados.
Esta clasificación de los “negros” como los “últimos otros” asumía, según
Frantz Fanon13, que ellos no siguieron la evolución de la humanidad; eran
subhumanos, carentes de conocimiento, razón y humanidad. Tal perspectiva
se refleja de manera clara en los pensadores fundacionales de la patria ecuatoriana, incluyendo Juan Montalvo, Juan León Mera, Alfredo Espinosa
11 Quijano, Aníbal, “Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina”, en S. Castro-Gómez, O. Guardiola-Rivera y C. Millán de Benavides (eds.), Pensar (en) los intersticios. Teoría
y práctica de la crítica poscolonial, Colección Pensar, Centro Editorial Javeriano, Bogotá, 2000, p.
342.
12 La aplicación histórica de estas categorías es obviamente mucho más compleja que podemos describir aquí, incluyendo la indagación del cuándo y cómo de su uso.
13 Fanon, Frantz, Piel negra, máscaras blancas, Schapire Editor, Buenos Aires, 1974.
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Tamayo, entre muchos otros14. Para Montalvo, por ejemplo, el negro era
propenso a la revancha y la violencia sin escrúpulo. Para León Mera, el negro
no ofrecía aporte ninguno a la historia, cultura, conocimiento e identidad.
Similarmente, Tamayo —escribiendo sobre los inicios del siglo XX— sostenía que los negros eran la raza menos apta para incorporase a la civilización,
perspectiva también reflejada algunos años más tarde en Humberto García
Ortiz: “el negro pertenece al mundo de la naturaleza y que por ende, carece
de civilización y cultura”15.
Tales perspectivas representativas sirven como evidencia que las construcciones nacionales han dado sus espaldas a los pueblos afrodescendientes.
Como señala Nina de Friedemann con relación al contexto colombiano, de
hecho no tan distinto en este sentido del ecuatoriano, “la invisibilidad que
como lastre el negro sufría en su dignidad humana e intelectual desde la colonia quedó así plasmado en el reclamo de un americanismo y podemos añadir un ecuatorianismo sin negros”16.
El desplazamiento o destierro del afrodescendiente frente a lo indígena
es parte del legado histórico del país y de la región, una lucha constante contra el racismo y la racialización, y a la que Adolfo Albán llama la “re-existencia”, entendida como “los procesos de adaptación a un medio hostil y a un
poder colonial que intentaba a toda costa reducirlos y mantenerlos en su
condición de ‘cosas’ y/o mercancías”17. No debemos olvidar que incluso después de la manumisión de la esclavitud, el estatus de los negros se mantuvo
bajo sometimiento. Como dice Juan García, “en los años de 1852 llegó la libertad para los esclavizados y el Estado ecuatoriano pagó a los nuevos amos
(dueños de las minas, las haciendas), el precio de nuestros cuerpos”18. Según
14 Véase Walsh, Catherine, Interculturalidad, Estado, Sociedad: Luchas (de)coloniales de nuestra época,
UASB/Abya Yala, Quito, 2009; Maloney, Gerardo, “El negro y la cuestión nacional”, en Ayala
Mora, Enrique (ed.), Nueva Historia del Ecuador, vol. 13, Corporación Editora Nacional, Quito,
1995.
15 En De la Torre, Carlos, Afroquiteños, ciudadanía y racismo, CAAP, Quito, 2002, p. 20.
16 De Friedemann, Nina, “Negros en Colombia: Identidad e invisibilidad”, Bonfil Batalla, Guillermo
(ed.), Hacia nuevos modelos de relaciones interculturales, Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, México, 1992, p. 138.
17 Albán, Adolfo, “¿Interculturalidad sin decolonialidad? Colonialidades circulantes y prácticas de
re-existencia”, en Grueso Bonilla, Arturo y Wilmer Villa (eds.), Diversidad, interculturalidad y construcción de ciudad, Alcaldía Mayor de Bogotá y la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, 2008.
18 García Salazar, Juan, “Documento del Comuna de Playa de Oro”, inédito, Esmeraldas, 2007.
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
los abuelos y abuelas del Valle del Chota, esta esclavización permaneció dentro de las haciendas, por medio del concertaje y el huasipungo, hasta la reforma agraria de 1964. Las memorias de esta esclavitud no quedan en la
historia; están marcadas en los cuerpos, las conciencias y las identidades de
los afroecuatorianos hoy.
Esta continuación de la condición de sometimiento, reflejaba la visión
de las élites en sí de “la nación”, una visión en la cual la “liberación” de los
negros marcó nada más que un traslado “del lugar de esclavizado al lugar de
subcivilizados, al lugar en que el color de la piel se asoció a atraso, a semisalvajismo, a una situación que sólo podría ser redimida por medio de la intensa
mezcla con el elemento civilizador”19. De hecho, el uso de mestizaje como
“mejoramiento de la raza” y, a la vez, como ideología y discurso del poder
moderno-civilizatorio, consta como uno de los invariables en la historia e
identidad nacional ecuatoriana, lo que hace premiar el blanqueamiento, condenar la negritud y hacer parecer, a la vez, que no hay ningún problema de
asimetría racial-estructural. Pero mientras que los hijos y las hijas de la diáspora africana han buscado por varios medios y a lo largo de la historia integrarse a la nación, incluyendo por la vía del blanqueamiento20, esta
integración ha sido, en el mejor de los casos, marginal y parcial sin impactar
o afectar el orden racial-colonial establecido.
Como bien afirma Mosquera, las “memorias de la esclavitud” y las demandas de reparación histórica que las acompañan –ya cada vez más emergentes en la región—, hacen cuestionar y develar este orden socio-étnico
racial y vigente, a la vez poniendo en evidencia la complejidad de las estructuras y “construcciones sociales, históricas y culturales que pesan sobre la
raza negra”21. Comprender que estas estructuras y construcciones parten del
uso de raza como discurso, instrumento y patrón de poder, es necesario e
importante tanto en conceptualizar y posicionar el problema como en crear
19 Claudia Mosquera, Mauricio Pardo y Odile Hoffman (eds.), Afrodescendientes en las Américas. Trayectorias sociales identitarias, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2002, p. 16.
20 Al respecto del blanqueamiento, véase Carlos de la Torre, 2002, op. cit.
21 Mosquera, Claudia, “Introducción” en Afro-reparaciones: Memorias de la esclavitud y justicia reparativa para negros, afrocolombianos y raizales, en Mosquera, Claudia y Luiz Claudio Barcelos (eds.),
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2007, p. 14.
205
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C ATHERINE WALSH
e identificar estrategias para remediar, reparar, transformar, y también para
refundar el Estado mismo.
Como hemos argumentado en otro lugar22, asumir este problema como
un eje fundamental permite pensar la transformación del Estado en aras de
solucionar la desigualdad social y racial, no desde un posicionamiento multiculturalista de la diversidad étnico-cultural sino desde la diferencia del ser
cultural violentado y deshumanizado, entendido como proceso histórico.
Ante esta realidad histórica, los afrodescendientes hoy no simplemente reclaman un reconocimiento como pueblos; exigen políticas específicas que
permiten restaurar su dignidad como seres humanos y como miembros de
la nación. Eso implica, siguiendo a Mosquera, que el Estado repare el daño
hecho al proyecto de vida colectivo del grupo subalternizado afrodescendiente y que ese mismo Estado emprenda acciones de justicia reparativa23.
2.2.
La perspectiva de afroreparación
Pensar la acción afirmativa como medida política que pretende responder al
problema del racismo y de la discriminación racial, es ciertamente más fácil
y menos controversial que concebirla dentro del marco de la justicia afrorreparativa. Esto es porque la justicia reparativa implica aceptar la existencia y
pervivencia del racismo estructural-institucional-sistémico, y la complicidad
y responsabilidad del Estado nacional en su creación, manutención y perpetuación. Esta responsabilidad está reflejada en las palabras de Juan García
cuando dice que:
La sociedad, el Estado, tienen que interiorizar y aceptar el hecho de que ciertos eventos (sociales, políticos, etc.) nos postergaron y ahora es necesario reparar esa postergación y que la reparación tiene que venir de los que se
beneficiaron de esa postergación. Mucha gente cree que la “igualdad de oportunidades” siempre estuvieron ahí para todos/as. En ese camino la sociedad
civil tiene que participar en los procesos de entender las postergaciones y sostener las acciones que se orienten para reparar esas postergaciones. “Dicho
22 Walsh, Catherine, 2009, op. cit.
23 Mosquera, Claudia, 2007, op. cit., p. 221.
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AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
desde Zenón: Mucho de lo que tengo y soy, tiene que ver con lo que las leyes
mandaban que ellos dejaran de ser”24.
La perspectiva de afroreparación, utilizada cada vez más en el debate
sobre las acciones afirmativas en las Américas, provee un sentido histórico y
político a las demandas e iniciativas de acción afirmativa. Así, no solo se preocupa con la inclusión de sujetos tradicionalmente excluidos, sino también
con la necesidad de remediar, enfrentar y transformar el orden de desigualdad
e inequidad histórico-social. De esta manera, se sustenta en una política de
la memoria de la esclavización y sus consecuencias, en una postura ético-política que se refiere a la infinidad de medidas requeridas para buscar modos
de remediar y corregir los efectos negativos del racismo antinegro en la modernidad/colonialidad capitalista25.
Sin embargo, el uso de los términos y conceptos de reparación y justicia
reparativa todavía es nuevo. De hecho, las políticas de reconocimiento a los
pueblos indígenas y afrodescendientes creadas en la Constitución ecuatoriana
de 1998, no fueron pensadas con relación a una perspectiva reparativa. Más
bien, su orientación venía del afán de ampliar la democracia y avanzar la noción de un país multicultural, sin cambiar el enfoque, orientación o estructura estatal; es decir, manteniendo el Estado uninacional virtualmente
intacto. Tampoco fueron concebidas o planteadas en el marco de un orden
histórico de larga duración y el resarcimiento de errores del pasado26.
La afroreparación tampoco ha sido hasta ahora preocupación central del
movimiento o comunidades afroecuatorianas. Olvidar la institución de la esclavitud y las políticas y prácticas de la esclavización es lo que más caracteriza
gran parte de la colectividad afroecuatoriana.
No obstante, tanto en el contexto ecuatoriano como internacional (tomando en cuenta la relación entre ambos), los temas de la afroreparación y
las acciones afirmativas están cada vez tomando más fuerza.27 Desde nuestro
24 Comunicación personal, 22 junio 2009.
25 Mosquera, Claudia, 2007, op. cit.; Lao-Montes, Agustín, “Sin justicia étnico-racial no hay paz: las
afro-reparaciones en perspectiva histórico-mundial”, en Mosquera, Claudia y Luiz Claudio Barcelos
(eds.), op. cit.
26 Almario, Oscar, “Reparaciones contemporáneas: de la memoria de la esclavitud al cuestionamiento
de la exclusión social y el racismo”, en Mosquera, Claudia y Luiz Claudio Barcelos (eds.), op. cit.
27 Véase, por ejemplo el texto de Mosquera, León y Rodríguez sobre Afro-reparaciones de casi 800
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punto de vista, esta nueva atención no es un simple reflejo del interés de reproducir en el contexto local debates y medidas de otros lugares; tampoco es
hacer revivir el pasado. Más bien, la entendemos dentro del marco de transformación y refundación del Estado-nación y a partir de la ligadura de este
Estado-nación al sistema-mundo-moderno-colonial. Es decir, como perspectiva necesaria que hace pensar el problema del racismo, racialización y discriminación racial como histórico, estructural, institucional y sistémico.
Como parte de procesos histórico-mundiales complejos arraigados en una
matriz colonial-imperial, en el ocultamiento de las memorias de esclavización
y en los vínculos constitutivos de la diáspora africana. De esta manera, la
perspectiva de la afroreparación apunta a generar cambios profundos, siendo
la acción afirmativa una medida, entre otras, para que avancen estos cambios
y la justicia reparativa.
La noción de afrorreparaciones tiene su punto de arranque contemporáneo en la Conferencia Mundial contra el Racismo, Discriminación Racial,
Xenofobia y otras Formas de Intolerancia llevado a cabo en Durban, Sudáfrica en 2001. En esta conferencia, las organizaciones afrodescendientes del
mundo hicieron dos planteamientos centrales: el reconocimiento de la trata
esclavista transatlántica como crimen de lesa humanidad, y la demanda de
reparaciones o medidas compensatorias para las víctimas de esta trata28.
Mientras que el primero quedó explicitado en la Declaración y Plan de Acción
producidos en Durban, las reparaciones constaron como recomendación en
el marco de la acción afirmativa.
Por ejemplo, en el texto de la Declaración reconoce en el Artículo 108,
La necesidad de adoptar medidas afirmativas o medidas especiales a favor de
las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia para promover su plena integración en la sociedad.
Esas medidas de acción efectiva, que han de incluir medidas sociales, deben
estar destinadas a corregir las condiciones que menoscaban el disfrute de los
derechos y a introducir medidas especiales para alentar la participación igual
de todos los grupos raciales y culturales, lingüísticos y religiosos en todos los
páginas.
28 Antón Sánchez, John, “Afroecuatorianos: reparaciones y acciones afirmativas”, en Mosquera, Claudia y Luiz Claudio Barcelos (eds.), op. cit.
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sectores de la sociedad y para situarlos en pie de igualdad. Entre estas medidas
deberían figurar medidas especiales para lograr una representación apropiada
en las instituciones de enseñanza, la vivienda, los partidos políticos, los parlamentos y el empleo, en particular en los órganos judiciales, la policía, el
ejército y otros servicios civiles, lo que en algunos casos puede exigir reformas
electorales, reformas agrarias y campañas en pro de la participación equitativa29.
Similarmente en el capítulo “Remedios, reparaciones e indemnizaciones”
del Plan de Acción, hace referencia específica de las reparaciones en dos
artículos30:
Artículo 165. Insta a los Estados a que refuercen la protección contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, y las formas conexas de intolerancia garantizando a todas las personas el acceso a remedios eficaces y
adecuados y el derecho a dirigirse a los tribunales nacionales competentes y
otras instituciones nacionales para pedir una reparación o satisfacción justa
y adecuada por los perjuicios que les ocasionen esas formas de discriminación...
Artículo 166. Insta a los Estados a que adopten las medidas necesarias,
conforme a lo previsto en la legislación nacional, para garantizar el derecho
de las víctimas a obtener una reparación o satisfacción justa y adecuada a fin
de combatir los actos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas
conexas de intolerancia, y a que adopten medidas efectivas para impedir la
repetición de esos actos.
Dentro del Documento final de la conferencia de examen de Durban, llevada a cabo en 2009, reitera las necesidades explicadas arriba y exhorta a los
Estados que todavía no han establecido políticas públicas de erradicación del
racismo, a instituirlas. No obstante y según la “Declaración de representantes
de la sociedad civil de América Latina y el Caribe” a esta Conferencia de Evaluación, la reunión dio pasos atrás tanto en la participación de los que sufren
29 Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Oficina en Colombia,
Declaración y Programa de Acción de Durban, Bogotá, mayo 2002.
30 Ibíd.
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la discriminación como en sus demandas. Por tanto, en esta Declaración exigen “que las políticas universales reconozcan los principios de reparaciones
en vista de los legados de la esclavitud y colonialismo, y que se implanten
políticas de acción afirmativa”31.
Ubicar las acciones afirmativas dentro del marco de una perspectiva de
afroreparación permite, como hemos anotado anteriormente, llevarlas al terreno de la lucha no por políticas en sí, sino por el resarcimiento de los daños
causados a la vida. Como explica Juan García:
En ese camino las reparaciones tienen que empezar por apoyar los proyectos
vitales, sobre todo los que tienen significados para la construcción de la identidad. Los espacios para iniciar las “acciones que reparen el daño”, se tienen
que buscar el lo que la sociedad dominante dejó de lado, mejor dicho se tiene
que iniciar por reparar el olvido voluntario de los eventos que causaron el
daño: la esclavitud y sus repercusiones. El tema está olvidado, pero sus efectos
están vivos32.
Pensar la acción afirmativa desde una perspectiva afrorreparativa histórico-mundial-colonial, como hemos planteado aquí, permite entender que
el problema no es solo la discriminación racial, y la solución no es solo la
implementación de medidas políticas compensatorias. La cuestión, más bien,
descansa en los patrones del poder, construidos y fijados por la modernidad
y su lado oculto que es la colonialidad, sobre los cuales tanto la institución
de la esclavitud como los Estados nacionales han sido creados. Patrones de
poder que se fijaron en la idea de raza como instrumento para jerárquicamente clasificar, violentar y dominar, y para descartar la humanidad, cultura,
saber y vida misma de los abuelos y abuelas, padres, madres, hijas e hijos de
la diáspora africana.
Recordar —no olvidar— esta historia y memoria, incluyendo la manera
que aún sigue reconstruyéndose y empezar pedir cuentas con relación a ella,
es lo que pretende hacer la afroreparación, abriendo posibilidades no solo
31 Red de mujeres afrolatinoamericanas, afrocaribeñas y de la diáspora, “Declaración de representantes
de la sociedad civil de América Latina y el Caribe en la Conferencia de Evaluación de Durban,
2009 Ginebra”.
32 García Salazar, Juan, comunicación personal, 22 junio 2009.
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para remediar sino también para construir un futuro distinto. No obstante
y como veremos en el próximo apartado, el concepto y experiencia de la acción afirmativa, no siempre tienen este propósito o perspectiva.
III.
El concepto y experiencia de acción afirmativa
Al preguntarle a un joven afroesmeraldeño en Quito sobre la acción afirmativa, él responde con el interrogante: “¿Esa no es simplemente la discriminación en reversa?”
Desde luego, uno de los primeros desafíos para el estudio y comprensión
de acción afirmativa es su concepto y definición. Mientras muchos piensan
que la acción afirmativa es nada más que cuotas y tratamientos preferenciales,
su concepto es aun más abarcador porque, como argumentamos en el apartado anterior, parte necesariamente de un problema histórico estructural.
En ese contexto, las acciones afirmativas son entendidas como mecanismos o medidas positivas, racialmente conscientes, compensatorias y transitorias que pretenden remediar el pasado, llamar la atención sobre el racismo
y discriminación étnico-racial, y compensar y revertir formas de discriminación negativa que recayeron históricamente sobre las poblaciones afrodescendientes e indígenas, pero también sobre mujeres por la misma pervivencia
del sistema patriarcal. Son acciones institucionales especiales que se encaminan hacia la inclusión social, la justicia reparativa y la igualdad racial reconociendo, a la vez, las diferencias histórico-ancestrales de estos pueblos y
personas33. Son acciones que, aunque no siempre es el caso, deberían apuntalar el cambio estructural e institucional para que esta exclusión, racismo,
racialización y discriminación no sigan reconstruyéndose y reproduciéndose.
33 Segato, Rita Laura, “Racismo, discriminación y acciones afirmativas: herramientas conceptuales”,
Serie Antropología, Universidad de Brasilia, 2006; Raupp Rios, Roger, “Direito da antidiscriminação e ações afirmativas: perspectiva comparada Brasil-Estados Unidos”, inédito, s.f.; Mosquera,
Claudia, “Acciones afirmativas para negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros: ¿un paso hacia
la Justicia Reparativa étnico-racial negra?”, Universidad Nacional de Colombia/CES/IDCARAN,
Informe al Programa de ciudadanías y derechos Humanos, Fundación Ford, Bogotá, abril 2009.
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Por tanto, y como bien señala Claudia Mosquera,
Las acciones afirmativas son más una llamada de atención a la sociedad como
conjunto que ha practicado el olvido, y que ha permanecido en silencio o en
la indiferencia ante el hecho de que un buen número de ciudadanos y ciudadanas racializadas permanezcan en situaciones de exclusión pudiendo aportar mucho más al desarrollo, a la profundización de la democracia y a la
convivencia social en el país34.
El reconocimiento internacional de acciones afirmativas como medidas
“especiales” y como instrumento jurídico de remediación empieza con la
CERD, la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, adoptada por la ONU en 1965, que en su Artículo 2
señala:
Los estados partes tomarán, cuando las circunstancias los aconsejen, medidas
especiales y concretas, en las esferas social, económica, cultural; y en otras
esferas, para asegurar el adecuado desenvolvimiento y protección de ciertos
grupos raciales o de personas pertenecientes a estos grupos con el fin de garantizar en condiciones de igualdad el pleno disfrute por dichas personas de
los derechos humanos y libertades fundamentales.
Similarmente, en su Artículo 7 establece “la toma de medidas inmediatas
y eficaces en las esferas de la enseñanza, la educación, la cultura y la información”35.
En los años más recientes, la acción afirmativa recibe más atención y sustento desde la Conferencia Mundial Contra el Racismo, la Discriminación
Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia convocada por la
Asamblea General de UNESCO en 2001 en Durban, Sudáfrica, conocida
como la Conferencia de Durban mencionada anteriormente. Pero antes de
regresar a los planteamientos de Durban cuyo efecto se puede atestiguar en
los debates más recientes, particularmente en el contexto latinoamericano,
analizaremos en breve las experiencias previas del siglo XX.
34 Mosquera, Claudia, 2009, op. cit., p. 25.
35 Segato, Rita Laura, op. cit.
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A CCIÓN
3.1.
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
Experiencias nacionales de acción afirmativa del siglo XX
Como política pública a escala nacional, India fue el primer país en el mundo
en instituir medidas de acción afirmativa, estableciendo en su primera Constitución de 1948 una ley de cupos para los llamados “intocables” y grupos
tribales en las instituciones de enseñanza y el servicio público. Estas medidas
fueron concebidas como un tratamiento especial que apuntalaba hacia la descolonización36. Aunque la acción afirmativa también ha sido usada en otros
países como Canadá, África del Sur, Alemania, Australia, Nueva Zelanda,
Malasia37, y de manera más reciente, Brasil y Colombia, su referente central
sigue siendo los Estados Unidos donde se aplica desde 1964 particularmente
en las admisiones universitarias, el empleo y las esferas de negocios y
gobierno.
La acción afirmativa en el contexto estadounidense es resultado de demandas estudiantiles, organizaciones comunitarias y fuerzas políticas nacionales. Su meta: enfrentar los patrones históricos de degradación colectiva de
los afrodescendientes, mujeres y otros grupos de minorías; remediar la discriminación del pasado y eliminar el privilegio blanco y masculino, eje central
del sistema estructural social y sus instituciones, particularmente la institución educativa38.
En sus años de auge entre las décadas de los sesenta a noventa, la acción
afirmativa logró cambiar la cara de la educación superior y, en algunos casos,
las practicas de contratación; también, y en cierta medida, logró aumentar
la conciencia racial. Dentro del ámbito universitario, abrió plazos de admisión con el objetivo de llegar a tener una cierta proporción de estudiantes de
las llamadas “minorías”: los grupos históricamente excluidos. Para eso, utilizó
una serie de estrategias, incluyendo poner más peso en notas de colegio que
en los exámenes de entrada universitaria, o aceptar, en algunos estados, el
mejor 10% de todos los colegios, reconociendo que, por la segregación racial-residencial, los colegios de mayoría negra o hispana se podrían beneficiar.
36 Segato, Rita Laura, op. cit.; Carvalho, José Jorge de, Inclusão étnica e racial no Brasil. A questão das
cotas no ensino superior, Attar, Sao Paulo, 2005.
37 Carvalho, José Jorge de y Rita Laura Segato, “Uma proposta de cotas para estudantes negros na
universidade de Brasília”, Serie Antropologia #314, Universidade Brasília, Brasília, 2002.
38 Weinberg, Meyer, A Chance to Learn. e History of Race and Education in the United States, Segunda edición, University Press California State University, Long Beach, 1995.
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Estas mismas estrategias se extendían a la contratación laboral con empresas
y dentro del gobierno, apuntando hacia metas numéricas y de apartados o
partidas para minorías en contratos del gobierno.
No obstante y en los últimos años, estas medidas han sido abatidas por
las cortes por ser consideradas como discriminatorias en contra de los blancos. En los últimos años, la acción afirmativa ha tenido poco uso y acogida39;
su meta inicial se ha transformado en prácticamente nada más que la aceptación de la “diversidad”, eliminando de las esferas de la educación y contratación, seria consideración de la discriminación étnico-racial, el racismo, y
los patrones de poder aun racializados. Pero por los propósitos de nuestra
discusión aquí, vale la pena hacer una mirada breve a sus bases jurídicas y las
limitaciones de las mismas.
No hay nada particular en la Constitución de Estados Unidos que requiere acción afirmativa. En los años sesenta, el Congreso pasó Title VI y
Title VII de las actas de los derechos civiles para avanzar en eliminar la discriminación con organismos como la Oficina de Derechos Civiles, estableciendo reglamentación para su implementación. Desde este tiempo el debate
legal ha sido enfocado en una pregunta central: ¿hasta qué punto puede el
gobierno tener “conciencia racial” en su asignación de beneficios?
Algunos argumentan que la acción afirmativa estadounidense se encuentra enraizada en el derecho a la igualdad y el marco amplio jurídico de antidiscriminación (Anti-discriminación Law); pretende dar eficacia jurídica al
principio de la igualdad entendido como principio prohibitivo de la discriminación. Por eso, el campo de acción afirmativa ha dado atención a la manera en que la discriminación opera y a la formulación de medidas positivas
que pretenden compensar prácticas discriminatorias pasadas para así encaminarlas hacia la igualdad40. Llegar a esta igualdad requiere el establecimiento
de mecanismos que ayuden a corregir siglos de discriminación, opresión, esclavización y marginalización, romper estereotipos que han posicionado y
representado a los afroamericanos como menos capaces, atraer a personas a
campos de estudio y empleo donde han estado significativamente subrrepre39 No obstante, frente a la fuerte declinación de estudiantes negros en las universidades del país, actualmente existe una reconsideración; el ejemplo es la Universidad de Texas en Austin que pretende
retomar políticas de acción afirmativa.
40 Raupp Rios, Roger, op. cit.
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sentados, y dar incentivos a estudiantes en desventaja para así hacer más equitativa su presencia y participación. En el campo laboral, se encuentra ligada
al Acta de la Oportunidad de Empleo Igualitario que en 1972 fue revisada
para incluir empleo en la educación superior.
Mientras que el uso de estos principios legales tuvo su efecto en el campo
laboral entre los años sesenta a noventa (reflejado, en parte, en el número
alto de casos de discriminación41), en las instituciones de educación superior,
el efecto ha sido mixto. La acción afirmativa sí abrió acceso a las universidades
para muchos estudiantes negros y latinos; en el empleo de profesores y en el
conferir de permanencia (tenure), el impacto ha sido mucho menor. Y aunque las brechas entre la participación de afroamericanos y blancos disminuyó,
no logró cerrarse por todo en los años del auge; tampoco mejoró mucho las
condiciones de empleo de los graduados42.
Sin duda, este impacto limitado tiene que ver con el hecho de que la acción afirmativa estadounidense nunca logró —ni propuso desde su política
institucional— transformar las estructuras institucionales racistas y racializadas. El problema, por lo menos en parte, era también su misma conceptualización desde el concepto de (anti) discriminación. Como bien señala
Iris Marion Young, la discriminación como concepto único o central de justicia e igualdad es “inaceptablemente vago”.
Los argumentos en el sentido de que las políticas de acción afirmativa contrarrestan la corriente de visión sesgada y los prejuicios de quienes toman decisiones, son más convincentes […] Las mujeres y las personas de color siguen
estando sujetas a estereotipos, reacciones y expectativas a menudo inconscientes por parte de quienes toman decisiones, que siguen siendo personas
blancas u hombres, y generalmente ambas cosas. Los procedimientos de
41 Como anotó un experto legal, entre 1965 y 1984 hubo más de un millón de quejas legales de discriminación de empleo, más de 50.000 casos legales y más de 150.000 quejas resueltas al favor de
los demandantes (Weinberg, Meyer, op. cit.).
42 En 1990, 15,5% de la población afroamericana y 28,5% de la población blanca entre las edades
de 35 a 44 tenían cuatro o más años de educación superior. Sin embargo, los hombres negros
tenían un nivel de desempleo tres veces más grande, y un nivel salarial que era 72 a 79% de la ganancia de los hombres blancos (Weinberg, Meyer, op. cit.).
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acción afirmativa son un medio necesario y justo de combatir tales presupuestos y percepciones, que persisten en excluir y desaventajar […]43
Por tanto y para esta autora, la acción afirmativa debe ser considerada
como “una de las muchas políticas de conciencia de grupo que contribuyen
a socavar la opresión”. Así propone restringir el concepto de discriminación
a las políticas de exclusión o preferencia intencionales, reconociendo que ésta
no es el único ni necesariamente el principal mal. El principal mal es la opresión. Partir de este mal es cuestionar los modelos sociales de estratificación
racial (y de sexualidad y género), las estructuras sociales, económicas y de división de trabajo44 y el acceso a la educación y capacitación. También es imaginar propuestas políticas que quiebran esta opresión. De esta manera, la
acción afirmativa necesariamente va más allá del acceso e inclusión; se inserta
en las luchas por derrumbar las estructuras de poder.
La perspectiva de Young es importante en la medida que señala las limitaciones y tensiones alrededor de la conceptualización de la acción afirmativa
en los Estados Unidos, proporcionando una perspectiva más crítica para su
desarrollo, intervención y comprensión tanto en este país como en otras
partes.
3.2.
Acción afirmativa en el siglo XXI:
experiencias latinoamericanas post-Durban
A finales de los años noventa y debido a la coyuntura derechista en Estados
Unidos, la acción afirmativa empieza a desaparecer como política viable; su
debate a escala mundial entra en disminución. Pero es con la Conferencia
de Durban en 2001, que la acción afirmativa reemerge con fuerza, ayudando
a poner en evidencia mundial la pervivencia del racismo como problema
43 Young, Iris Marion, La justicia y la política de la diferencia, Traducción Silvina Álvarez, Ediciones
Cátedra Universitat de Valencia, Madrid, 2000, p. 327.
44 Para Young, “los términos en que se desarrolla el debate sobre la acción afirmativa define un conjunto de presupuestos que aceptan la estructura básica de división de trabajo y el proceso básico
de asignación de posiciones. […] En la medida en que el debate sobre la acción afirmativa limita
la atención pública a la cuestión relativamente acotada y superficial de la redistribución de posiciones dentro de un marco ya dado, tal debate contribuye a la función de apoyar el statu quo estructural”, op. cit., pp. 335-336.
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histórico, sociocultural, estructural y global, y la necesidad de “medidas afirmativas o positivas” incluyendo políticas nacionales, regionales e internacionales para combatirlo.
En su Declaración y Plan de Acción, se identificó cinco ejes claves para
la comprensión y eliminación de la discriminación racial y como parte de
una responsabilidad moral de los Estados45:
•
•
•
•
La indignidad de las situaciones de esclavitud, trata negrera transatlántica
de esclavos, colonialismo, apartheid, genocidios, xenofobia en contra de los
migrantes, desplazados internos, refugiados y solicitantes de asilo, y algunas
de las consecuencias que estas situaciones han producido, incluyendo pobreza, subdesarrollo, exclusión y marginación social, desigualdades económicas y estructuras e instituciones políticas y jurídicas que no corresponden
a las características multiétnicas y pluriculturales de la población.
El reconocimiento de los grupos que han sido víctimas del racismo y
discriminación racial, incluyendo, entre ellos, los grupos descendientes
de hechos históricos como la trata negrera transatlántica, es decir, los
afrodescendientes46 y los pueblos indígenas.
La necesidad de medidas de prevención, educación y protección y más
particularmente un programa de acción dentro de los Estados que contemplan medidas en los ámbitos jurídicos, administrativos, educativos
y comunicacionales, apuntando así a la generación de igualdad de oportunidades y la adhesión universal a la “Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial”, documento de obligatorio cumplimiento para los Estados que la han firmado
y ratificado (entre los cuales está el Ecuador).
El planteamiento de posibles “remedios, recursos, vías de reparación históricas” para las víctimas de racismo y discriminación racial, incluyendo
asistencia legal, leyes y programas y otros remedios e indemnizaciones a
escala nacional.
45 Mosquera, Claudia, Ruby Esther León y Margarita María Rodríguez, op. cit.
46 Como explican Mosquera, León y Rodríguez, “Afrodescendiente es, según Durban, una denominación internacional para hablar de las personas que conforman la diáspora africana en el mundo,
como producto de la experiencia de la trata trasatlántica. La Conferencia, por medio de esta denominación, las convirtió desde un punto de vista jurídico, en sujetos de derechos internacionales”,
p. 22.
217
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•
Estrategias desde acciones emprendidas por la cooperación y comunidad
internacional, los Estados y pueblos.
Es con relación a Durban, que empiezan a emerger iniciativas en la región impulsadas no por los Estados, sino por las organizaciones de descendientes africanos y sus aliados y dentro de un marco de reparación. La
experiencia más importante es la de Brasil.
3.2.1. La experiencia de Brasil
Brasil fue el primer país latinoamericano en promover una política de acción
afirmativa tomando, como el ámbito central de esta acción, la educación superior y su instrumentación: el uso de cuotas. Para José Jorge de Carvalho,
uno de los proponentes e impulsores centrales de esta política, existen cuatro
motivaciones principales para justificar y legitimar el uso de cuotas en las universidades brasileras. La primera es compensatoria dentro del marco de la reparación de más de 300 años de Esclavitud. La segunda es la cobranza de un
derecho de igualdad especificado en la abolición de la esclavitud y reflejado
de manera más concreta en la Constitución de 1988 que asegura el acceso a
los servicios públicos del Estado. La tercera tiene que ver con la dinámica
misma de la universidad, el enriquecimiento de la producción de saberes y la
revisión crítica de un eurocentrismo epistémico subalternizante. Finalmente,
la cuarta es para abrir el debate, anteriormente silenciado, sobre racismo y las
prácticas racistas de la academia y forzar una toma de posición para revertir
este cuadro y construir un ambiente universitario antirracista47.
Así se establece en el 2002 un programa de cuotas étnico-raciales en la
Universidad de Brasilia y luego en los años siguientes en más de 50 universidades públicas entre federales, estatales y municipales. Con una población
negra que oficialmente alcanzaba en este año un 47% del total de la población de cerca de 190 millones de habitantes, Brasil es el segundo país con
población negra más grande después de Nigeria. No obstante, antes de establecer cuotas, los afrobrasileños eran solo 2% del estudiantado de la educación superior; mientras que los llamados “blancos y amarillos” que
47 Carvalho, José Jorge de, Inclusão étnica e racial no Brasil. A questão das cotas no ensino superior, Attar,
Sao Paulo, 2005.
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constituyen un 52% de la población, mantenían en estas fechas 98% de las
plazas universitarias48.
Como afirma el Manifesto em defensa da justiça e constitucionalidade das
cotas49, la demanda por políticas compensatorias especificas para la población
afrobrasileña no es reciente. Tampoco pretende reproducir el modelo estadounidense, o simplemente ocasionar leyes raciales. Más bien es una manifestación de una larga lucha para la inclusión e integración social, étnica y
racial en un país cuya mayoría es de ascendencia africana.
De hecho, la primera propuesta formal de acción afirmativa surgió en la
Convención Nacional del Negro Brasilero realizada en Río de Janeiro en
1945 y 1946. El “Manifiesto a la Nación Brasilera” producido en esta Convención y luego publicado en la revista Quilombo, definió un programa de
acción enfocado en “trabajar para la valoración del negro brasilero en todos
los sectores: social, cultural, educacional, político, económico y artístico”
proponiendo, entre otros puntos, “admitir negros como pensionados del Estado, en todos los establecimientos particulares y oficiales de enseñanza secundaria y superior del país, inclusive en establecimientos militares”. Se
fundamentaba en la reparación de daños causados por el racismo de la Republica brasilera, “que había decretado la igualdad formal sin ofrecer ninguna
política concreta para ayudar a superar la desigualdad fundante de la condición sufrida por los negros como ciudadanos libres después de 1889”50. La
Marcha Zumbi dos Palmares Contra o Racismo por la Ciudadanía y Vida
en 1995 que convocó más de 50 000 manifestantes fue otro hito importante
en esta lucha. En la demanda presentada al presidente Fernando Henrique
Cardoso, los manifestantes exigieron el “desarrollo de acciones afirmativas
para el acceso de los negros a cursos profesionales, y a universidades en áreas
de tecnología de punta”51.
48 Segato, Rita Laura, 2006, op. cit. La población indígena, apenas 1% de la población total, tampoco
ha tenido acceso a la universidad, pero por ser una población mucho más pequeña y con una formación escolarizada muchas veces más limitada, su consideración dentro de las políticas de acción
afirmativa es distinta.
49 Manifesto em defensa da justiça e constitucionalidade das cotas, Brasília, Secretaria Especial de Políticas
de Promoçã de Igualdade Racial, 13 mayo 2008.
50 Ibíd., p. 10.
51 Ibíd., p. 12.
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Todas estas demandas finalmente tuvieron reconocimiento oficial en el
2000 como parte del proceso de preparación para la Tercera Conferencia
Mundial Contra el Racismo, dentro del Plan Nacional de Combate de Racismo e Intolerancia: la denominada “Carta de Río”. Ésta determina “que
serán implementadas acciones afirmativas en el área de educación como instrumento fundamental de la promoción de igualdad”, y más específicamente,
“que serán establecidas cuotas para la población negra en las universidades”52.
Es aquí y en adelante que las universidades públicas empezaron a establecer
porcentajes mínimos de cuotas y plazas para candidatos negros e indígenas
y otros mecanismos de acceso e inclusión53. Pero a diferencia del modelo de
Estados Unidos basado en criterios individualistas de competición entre los
mismos estudiantes negros —visionado hacia la formación de una minoría
de excelencia y su ascendencia social y con poca intervención estatal—, el
modelo brasilero es concebido como transformador, intervencionista y de
amplio acceso. Se basa en asegurar la entrada masiva de estudiantes negros
(e indígenas por números menores) una sola vez en cada vestibular o examen
de entrada54. “El sistema de cuotas brasilero así tiene un valor colectivo, está
más próximo a un valor socialista, dividida en etapas de absorción: la meta
es que todos los negros alcancen a la condición de frecuentar la educación
superior”55.
A pesar de sus opositores, como argumenta Segato:
La historia reciente muestra que hablar de acciones afirmativas para la población negra, así también para la indígena, hace sentido para la nación y
este camino de inclusión se muestra irreversible. Más allá de sus consecuencias prácticas, la fuerza de este proceso revela que la nación ha pasado a aceptar que el problema del racismo existe, y una cantidad de instituciones de
52 Ibíd., p. 13.
53 Dentro de estas políticas y tomando en cuenta la situación diferencial de poblaciones indígenas y
afrobrasileros, el uso de plazas o “vagas” dentro de programas específicos está contemplado para
los indígenas mientras que la inclusión de la población afro está promovido por un sistema de cuotas institucionales. Adicionalmente se establece en algunas universidades cuotas para estudiantes
de escuelas públicas (véase Manifesto).
54 Este programa varía regionalmente con relación a las proporciones de poblaciones negras e indígenas y, en algunos casos, cruzando pertenencia étnica y racial con factores económicos.
55 Carvalho, José Jorge de, 2005, op. cit.
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
educación superior viene mostrando su determinación para cambiar los índices de exclusión étnico-racial56.
De esta manera, la acción afirmativa empieza a emerger en América Latina como política y postura que hace cuestionar los fundamentos de los Estados nacionales monoculturales y excluyentes y sus estructuras
raciales-coloniales, abriendo paso y formando parte de reformas impulsadas
desde abajo.
3.2.2. La experiencia colombiana
Siguiendo el ejemplo de Brasil y en el marco de Durban y post-Durban, los
afrocolombianos empiezan también a exigir políticas que respondan a la asimetría de su situación socioeconómica, política y cultural con respeto a las
condiciones de las que gozan los blanco-mestizos. Como afirma Claudia
Mosquera:
Este desolador panorama, es el producto de una crónica situación de exclusión y discriminación racial que se remonta a la trata esclavista transatlántica
y la llegada de pobladores de “raza” negra al continente americano. Las huellas de este pasado no han sido abordadas de manera adecuada para poder
ser superadas y generar nuevos escenarios en los que se superan las brechas
existentes entre la población blanco-mestiza del país y la población étnicoracial negra57.
Las acciones afirmativas, como es el caso en los otros países ya mencionados, forman parte de una estrategia para enfrentar y remediar esta realidad.
Sin embargo, en su desarrollo y conceptualización, coexisten distintas interpretaciones dentro del contexto colombiano. Una es con relación a la Constitución de 1991 que pone al Estado en la obligación de garantizar
56 Segato, Rita Laura, 2006, op. cit., p. 17.
57 Mosquera, Claudia, “Acciones afirmativas para negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros:
¿Un paso hacia la justicia reparativa étnico-racial negra?”, Informe al Programa de Ciudadanías y
derechos Humanos, Fundación Ford, Universidad Nacional de Colombia/CES/IDCARAN, Bogotá, abril 2009, p. 6.
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“condiciones para que la igualdad sea real y efectiva” y adoptar “medidas a
favor de grupos discriminados o marginados”58. Aunque esta atención a la
“igualdad” (similar al contexto estadounidense ya mencionado) no explicita
el uso de medidas de acción afirmativa, existen pronunciamientos de la Corte
Constitucional que legitiman reconocimientos y tratos especiales para alcanzar la igualdad de oportunidades para mujeres, mujeres cabezas de familia,
adultos mayores, personas en situación de desplazamiento, indígenas y comunidades negras. No obstante, han sido principalmente las mujeres los beneficiarios directos59. Esto a pesar de un pronunciamiento de la Corte a
mediados de los años noventa que reconoce la discriminación positiva y el
tratamiento legal especial para responder a la situación de marginación social
de la población negra.
Según Mosquera, León y Rodríguez, para el pueblo afrocolombiano no
existen hasta el momento leyes nacionales que sustenten acciones afirmativas
en el campo de la educación superior o en los campos laborales o poder público, ni tampoco políticas nacionales que pretenden resarcir los efectos negativos de la discriminación racial. El documento 3310 del Consejo Nacional
de Política Económica y Social-CONPES de 2004, pese a su título: “Política
de Acción Afirmativa para la población negra o afrocolombiana” tampoco
cumple; responde más bien al interés de inversión social del gobierno en
áreas de educación básica, salud y vivienda para la población rural, enfocándose así en los sectores en condición de pobreza y no en las poblaciones impactadas por la exclusión e injusticia étnico-racial. En vez de acciones
afirmativas, son políticas asistenciales dirigidas a mejorar los niveles de subsistencia de determinados grupos; iniciativas orientadas a satisfacer derechos
individuales básicos sin importar la pertenencia étnico-racial60.
Similarmente, el gobierno colombiano junto con algunos gobiernos municipales ha intentado implementar acciones afirmativas como parte de programas de bienestar social. Otra vez el problema es que estos programas y
acciones no están pensados a partir del problema de racismo estructural, sino
58 Constitución Política de Colombia, Art. 13, citada en Mosquera, Claudia, Ruby Esther León y
Margarita María Rodríguez, Escenarios post-Durban. Para pueblos y personas negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2009, p. 51.
59 Mosquera, Claudia, Ruby Esther León y Margarita María Rodríguez, op. cit.
60 Díaz-Romero, Pamela, citada en Mosquera, León y Rodríguez, op. cit., p. 53.
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
como medidas para atender la pobreza urbana. Más preocupante y contraproducente aún es el hecho de que la mayoría de funcionarios y entrevistados
de estos programas se oponen el uso de cupos, medidas de preferencia o tratamiento especial o “discriminaciones” y sobreponen el problema de pobreza
sobre la histórica racialización, como sí la solución desarrollista-económica
resolviera prácticamente todo61.
A la diferencia de estas iniciativas, la de la Alcaldía Mayor de Bogotá decretada en 2008 parece establecer criterios claros y concretos para una política
de acción afirmativa. Su objetivo: “mejorar la calidad de vida de la población
afrodescendiente mediante la ejecución de acciones afirmativas de inclusión,
con fundamento en los criterios concertados de razonabilidad histórica y gradualidad para la aplicación del sistema de trato preferencial y del sistema de
cuotas”, con la intención de garantizar el acceso a mejores oportunidades de
desarrollo económico, social y cultural62. El Plan parte de cuatro estrategias
concretas dentro del ámbito distrital: (1) adecuación institucional para la
atención diferenciada a los afrodescendientes; (2) organización para la participación de afrodescendientes en las políticas y planes distritales; (3) comunicación para el entendimiento intercultural, incluyendo acceso a los
medios de comunicación, y (4) garantía de la inclusión del patrimonio cultural y cultura diversa desde la perspectiva de la ancestralidad africana mediante, entre otros componentes, la implementación de la Cátedra de
Estudios Afrocolombianos.
Pero mientras que este Plan representa un avance, no compromete al
Estado nacional; por eso, Mosquera, León y Rodríguez proponen la creación
de una “Consejería nacional de políticas para la promoción de la igualdad
racial y de las diferencias culturales”, con el objetivo de transformar en Estado, profundizar la nación pluriétnica y multicultural y radicalizar la democracia. Concretamente esta Consejería, cuya conceptualización podría
ofrecer elementos para la política ecuatoriana, tendría la misión de desarrollar
cuatro programas nucleares elevados a la categoría de programas de Estado:
61 Mosquera, Claudia, Ruby Esther León y Margarita María Rodríguez, op. cit.
62 Decreto 151 de 2008, “Por el cual se adoptan lineamientos de Política Pública Distrital y el Plan
Integral de Acciones Afirmativas, para el reconocimiento de la Diversidad Cultural y la Garantía
de los derechos de los Afrodescendientes”, el Alcalde Mayor de Bogotá, Artículo 6.
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1) Educación Superior
Se propone el ingreso masivo de estudiantes afrodescendientes (similar al
caso de Brasil) a las universidades de excelencia académica, considerando el
peso demográfico de esta población y, en el caso de la Universidad Nacional,
cupos especiales iguales al porcentaje de la población afrodescendiente del
país. Hace cruzar criterios relativos a la pertenencia étnico-racial, género, estratificación socioeconómica y territorio (rural y urbano) y garantiza un sistema de bienestar estudiantil diferenciado que incluye sistemas de apoyo y
tutorías para así neutralizar la deserción. Además exige la formación de centros, grupos y programas de investigación relacionados a los descendientes
africanos, el racismo y la discriminación racial que transversalizan la cátedra
de estudios afrocolombianos a nivel pregrado y posgrado. Como punto adicional considera el fortalecimiento del ámbito de la educación propia en universidades ubicadas en regiones de mayoría afrocolombiana.
2) Campo laboral
Pretende fortalecer los sectores ocupacionales y capacidades etnoempresariales
estableciendo una política nacional de acción afirmativa en mercados de trabajo que podría operar por medio de incentivos, cuotas y programas pilotos.
3) El combatir de los racismos y discriminación racial
Hace un llamamiento a enfrentar, penalizar, prevenir y trascender los racismos y discriminación racial, creando un observatorio nacional, centros de
atención, campañas de prevención, capacitación y divulgación de los derechos y mecanismos de protección.
4) Reparaciones simbólicas
Propone avanzar en la investigación sobre memorias de la esclavitud y postesclavitud en Colombia y desarrollar acciones que tengan un impacto simbólico intersubjetivo, incluyendo museos nacionales y comunitarios.
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AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
Adicionalmente, propone revisar y reescribir los manuales de la historia, impactar el espacio público y buscar otras formas de honrar la memoria de las
resistencias a la esclavitud.
En este contexto, las acciones afirmativas son consideradas como obligación ética, “parte de las opciones para abordar las desigualdades sociales
[…], como una medida acorde con la necesidad de reparar el daño histórico,
superar la vulnerabilidad socioeconómica y reconocer y visibilizar las diferencias culturales de esta población”, sin ser paso único para lograr la justicia
reparativa étnico-racial.
Sabemos que las Acciones Afirmativas necesitan ir más allá de la simple garantía de la igualdad de oportunidades en el mercado laboral y en el sistema
educativo, las políticas exclusivamente dirigidas a brindar igualdad de oportunidades, no necesariamente logran combatir los racismos y la discriminación racial, tampoco logran de manera automática elevar la autoestima
colectiva de identidades étnicas menospreciadas y subalternizadas, por eso es
necesario planes que se inscriban en un lógica de reparaciones simbólicas que
acompañen de manera simultánea las medidas para lograr la igualdad de
oportunidades63.
Aprendiendo de estas experiencias y perspectivas, consideramos a continuación cómo se podría conceptualizar y concretar las acciones afirmativas
en el contexto ecuatoriano.
VI.
Conceptualizando la acción afirmativa en el contexto
ecuatoriano
4.1.
Antecedentes recientes
La discusión pública sobre acción afirmativa en el Ecuador no inicia con la
Constitución de 2008. De hecho y como seguimiento de la encuesta sobre
discriminación racial hecha por INEC en 2004 donde 82% de los ecuato63 Mosquera, Claudia, Ruby Esther León y Margarita María Rodríguez, op. cit., p. 57.
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rianos indicaron su posición favorable a medidas de acción afirmativa64, la
Secretaría Técnica del Frente Social recomienda en 2006 políticas especiales
para promover la inclusión de los afroecuatorianos e indígenas en el empleo
y la educación superior. También existían en 2006-2007 propuestas de reparación que fueron sistematizadas en el Plan de Desarrollo Afroecuatoriano
ejecutado en 2003 y en el Plan Nacional de Derechos Humanos, ley de la
República65. Ninguno de esos esfuerzos tuvo aplicación nacional.
En 2007, el gobierno de Rafael Correa presenta el “Plan Nacional de Desarrollo Nacional 2007-2010: Planificación de la revolución ciudadana” en el
que se plantean algunas políticas y estrategias para el desarrollo del pueblo afroecuatoriano, algunas que apuntan el diseño e impulso de acciones afirmativas.
No obstante los esfuerzos mayores en este campo son los del Distrito
Metropolitano de Quito, que en julio de 2007 expide “La ordenanza metropolitana para la inclusión social con enfoque étnico-cultural del pueblo afroecuatoriano en el Distrito Metropolitano de Quito”, política que garantiza
el acceso de los derechos económicos, sociales y culturales. Entre otros aspectos, incluye la incorporación a la población afroecuatoriana en los proyectos, planes y programas de la municipalidad y en el Subsistema
Metropolitano de Educación, la incorporación a los contenidos de historia,
cultura afroecuatoriana y etnoeducación, a los niños y jóvenes afroecuatorianos —por medio de un programa de becas de acuerdo al principio de acciones afirmativas—, y a personal docente, administrativo y de servicio a
hombres y mujeres afroecuatorianos, previo concurso de merecimientos, a
partir del 1% hasta cubrir gradualmente el 3% como mínimo y, bajo los mismos criterios, la contratación de afroecuatorianos en la Municipalidad del
Distrito Metropolitano de Quito, estimulando a la vez su contratación laboral
en el sector privado. Adicionalmente, garantiza el acceso del pueblo afroecuatoriano de forma proporcional a su población en el Distrito Metropolitano,
dentro del Programa de Vivienda establecido por el Plan Equinoccio y a la
incorporación de nombres de personajes afroecuatorianos en la nomenclatura
de la ciudad. Además, establece el Consejo Social Metropolitano para la Eliminación de la Discriminación Racial. Esta política es, sin duda, la más grande
asumida en el campo de acción afirmativa en el país hasta el momento.
64 INEC, Encuesta sobre discriminación racial, Quito, 2004.
65 Antón Sánchez, John, op. cit.
226
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A CCIÓN
4.2.
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
Acción afirmativa en el marco de la
Constitución Política de 2008
Dos de los logros importantes conseguidos por los afroecuatorianos en la
nueva Constitución aprobada en referéndum público en septiembre 2008,
son el de prohibir el racismo y la discriminación racial y establecer medidas
de acción afirmativa como mecanismo efectivo de igualdad y al acceso a derechos humanos de personas y comunidades que se encuentran en situación
de desigualdad. De hecho, no hay otro país de la región que reconozca así
explícitamente la discriminación racial y la acción afirmativa, guardando relación expresa con el Plan de Acción de Durban66.
Así en su Artículo 11, numeral 2 reza:
Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y
oportunidades. Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de
nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural, estado civil,
idioma, religión, ideología, filiación política, pasado judicial, condición socioeconómica, condición migratoria, orientación sexual, estado de salud, portar
VIH, discapacidad, diferencia física, ni por cualquier otra distinción individual o colectiva, temporal o permanente, que tenga por objeto o resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos. La
ley sancionará toda forma de discriminación.
El Estado adoptará medidas de acción afirmativa que promuevan la igualdad real en favor de los titulares de derechos que se encuentren en situación
de desigualdad.
Similarmente, en los artículos relacionados a los medios de comunicación, prohíbe de manera clara el racismo y discriminación racial y abre acceso
a estos medios para los pueblos y nacionalidades en igualdad de condiciones
(artículos 16, 19).
El capítulo cuarto de los derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades, reconoce al pueblo afroecuatoriano como parte del Estado ecuatoriano, único e indivisible (art. 56), y garantiza, de conformidad con la
66 Véase CODAE, Los derechos ciudadanos de los afroecuatorianos en la nueva Constitución Política del
Ecuador, Quito, 2008.
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Constitución y con los pactos, convenios, declaraciones y demás instrumentos internacionales de derechos humanos, entre otros derechos colectivos
(art. 57):
1. Mantener, desarrollar y fortalecer libremente su identidad, sentido de pertenencia, tradiciones ancestrales y formas de organización social.
2. No ser objeto de racismo y de ninguna forma de discriminación fundada
en su origen, identidad étnica o cultural.
3. El reconocimiento, reparación y resarcimiento a las colectividades afectadas
por racismo, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia y discriminación.
En el Artículo 65 y con relación a la representación paritaria de mujeres
y hombres en los cargos de nominación o designación de la función pública
y en los partidos y movimientos políticos, establece que “el Estado adoptará
medidas de acción afirmativa para garantizar la participación de los sectores
discriminados”.
Finalmente en el Artículo 416, se extiende a esta política antirracista y
de no discriminación racial al contexto de las relaciones internacionales:
Reconoce los derechos de los distintos pueblos que coexisten dentro de los
Estados, en especial el de promover mecanismos que expresen, preservan y
protejan el carácter diverso de sus sociedades, y rechaza el racismo, la xenofobia y toda forma de discriminación (numeral 5).
Condena toda forma de imperialismo, colonialismo, neocolonialismo, y
reconoce el derecho de los pueblos a la resistencia y liberación de toda forma
de opresión (numeral 8).
Mientras que estos artículos son los más explícitos para referirse al racismo, la discriminación racial y la acción afirmativa, hay una serie de otros
artículos que también dan apertura a la conceptualización y creación de políticas de acción afirmativa en el nuevo Estado Plurinacional e Intercultural
ecuatoriano. Me refiero particularmente a los que hacen referencia a la memoria histórica (art. 21), la educación, la libertad de enseñanza y el derecho
de aprender en su propia lengua y ámbito cultural (arts. 28-29), la conser-
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
vación y desarrollo de formas propias de convivencia, organización social y
de territorios ancestrales (art. 57, numerales 9 y 11; arts. 242-243), el mantenimiento, protección y desarrollo de los conocimientos colectivos, ciencias,
tecnologías y saberes ancestrales (art. 57, numeral 12) y el establecimiento
de la importancia de estos conocimientos para el conjunto de los ecuatorianos
(arts. 385-388), los derechos de la naturaleza y su estrecho vínculo con el territorio, la cultura y la comunidad (arts. 71-73), y el Régimen del Buen Vivir,
particularmente los artículos que hacen referencia al sistema nacional de inclusión y equidad social (arts. 341-342), el sistema nacional de educación
(art.343), salud (arts. 360, 363), cultura (art. 377) y el sistema nacional de
ciencia, tecnología, innovación y saberes ancestrales mencionado arriba (art.
385).
4.3.
Hacia una propuesta de acciones afirmativas
Dar concreción a la acción afirmativa en un Estado declarado y autodefinido
como plurinacional e intercultural, como es el Ecuador de hoy, requiere consideraciones que van más allá del multiculturalismo, el contexto en que la
acción afirmativa ha sido tradicionalmente concebida y practicada. Es decir,
requiere contemplar cómo la acción afirmativa podría contribuir a la refundación misma del Estado y del país ecuatoriano, alentando una práctica de
justicia reparativa encaminada hacia la igualdad, equidad y articulación étnico-racial67 social.
Tal perspectiva o meta obviamente marca una distinción con las políticas
y medidas de acción afirmativa mencionadas anteriormente. Me refiero al
caso de Estados Unidos que pretendía exigir la inclusión de minorías en las
instituciones establecidas. Aunque estas políticas reconocían la histórica exclusión racial y la necesidad de remediarla, en su práctica hacían poco más
que “abrir” las instituciones educativas y el campo laboral sin transformación
institucional y estructural.
67 Hablar de lo “étnico-racial” es reconocer que la diferencia en el Ecuador no es solo étnico-cultural.
Aquí, como en todos los países latinoamericanos, sigue operando la racialización; el color de la
piel determina las oportunidades, el acceso y el grado de “ciudadanía” e inclusión o exclusión social.
Y en esta escala de clasificación racial, los afrodescendientes permanecen hasta hoy como los “últimos otros”.
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Las propuestas colombianas, aún sin base jurídica a nivel nacional, se
conciben dentro de un contexto similar; es decir, de “minorías” luchando
por la inclusión racial en instituciones de la mayoría criollo-blanco-mestiza.
Y aunque sus propuestas pretenden ir más allá de la inclusión multiculturalista en sí, evidenciando el problema histórico-estructural, las memorias de
la esclavización y la justicia reparadora, las posibilidades de implementación
e intervención siempre estarían limitadas, mientras que persistan gobiernos
de corte neoliberal y la estructura de Estado multiculturalista-neoliberal consignada en la Constitución Nacional de 1991.
El otro ejemplo es el de Brasil donde la acción afirmativa, concebida más
que todo a partir de cuotas, pretende promocionar la inclusión de la mayoría
subalternizada (afrodescendiente e indígena) en las instituciones históricamente concebidas para la minoría blanca dominante dentro de la llamada
“democracia racial” daltoniana, supuestamente ciega al “color”. La incorporación masiva de estudiantes afrobrasileños en las universidades públicas, y
en menor medida de estudiantes indígenas, es un paso importante que sí podría tener efectos mayores. No obstante, sin cambiar también el carácter de
estas instituciones, el profesorado, los contenidos y enfoques curriculares
(aún sumamente eurocéntricos) y su relación con la actual sociedad diversa
brasilera de mayoría afrodescendiente68, hace poco más que pluralizar el estudiantado, dejando las universidades —en perspectiva, visión y conocimiento— principalmente blancas.
En ninguno de estos casos, o en otros no descritos aquí, ha existido un
interés de pensar la acción afirmativa dentro de un proyecto más amplio de
plurinacionalización, interculturización y refundación. Tampoco ha sido ese
el enfoque central de las anteriores propuestas de acción afirmativa ecuatoriana69.
Ecuador así representa un caso y contexto completamente nuevo. Por
tanto, la conceptualización de la acción afirmativa en este contexto no puede
partir simplemente de conceptos y experiencias concebidos en otros lugares;
68 La incorporación de una materia sobre la historia de África y el Afro-Brasil es un paso positivo
pero todavía limitado.
69 Véase, por ejemplo, Consejo de la Coordinación de las Organizaciones de la Sociedad Civil Afroecuatoriana, Diagnóstico de la problemática afroecuatoriana y propuestas de acciones prioritarias,
Quito, 2004.
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AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
tiene que ser parte integral de los esfuerzos actuales de refundar, reconcebir
y reconstruir el Estado y la sociedad ecuatorianos, como parte de “una nueva
forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza,
para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay”70, y el bienestar colectivo que
orienta las comunidades afroecuatorianas71.
Al respecto, compartimos la perspectiva de Juan García que las acciones
afirmativas junto con las reparaciones tienen que ser pensadas como “proyectos vitales”, tanto en el campo como en la ciudad.
En ese camino las reparaciones tienen que empezar por apoyar los proyectos
que los colectivos definen como vitales, sobre todo los que tienen significados
para la construcción de la identidad. Los espacios para iniciar las “acciones
que reparen el daño”, se tienen que buscar en lo que la sociedad dominante
dejó de lado, mejor dicho se tiene que iniciar por reparar el olvido voluntario
de los eventos que causaron el daño: la esclavitud y sus repercusiones. El tema
está olvidado, pero sus efectos están vivos. El deber del Estado es medir, cuantificar y pensar las maneras para reparar ese daño72.
Pensar las acciones afirmativas desde una perspectiva afrorreparativa y
como parte de los “proyectos vitales” de los pueblos de ascendencia africana
cuya existencia, memoria, historia e identidad han sido negadas, no es simplemente asegurar que esta población ahora recibe parte de la “torta”. También es, como destaca García y como punto de partida aún más importante,
afianzar acciones que permitan revitalizar y fortalecer lo propio desde lo histórico, lo patrimonial, y lo identitario para dar continuidad a los proyectos
de vida, herencia para las generaciones futuras y fuerza interior para sostener
los diálogos y relaciones con los otros. “Así como se hicieron leyes para que
todo esto se cumpla, se tienen que hacer leyes para que todo esto se repare.
En estos tres espacios tenemos mucho que reparar y buscar dónde sería más
útil implementar algunas acciones [positivas]”73.
70
71
72
73
Preámbulo, Constitución de la República del Ecuador, 2008.
Para una descripción de este bienestar colectivo afro, véase Walsh, Catherine, 2009, op. cit.
Comunicación personal, 22 junio 2009.
Ibíd.
231
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Pero queda claro que el desafío aun más grande es no quedar solamente
en lo propio “casa adentro”, sino también visionar y encaminar hacia “casa
afuera”. Es decir, un país de futuro donde existiría la igualdad y equidad real
y concreta y donde las diferencias de los pueblos ancestrales —sus identidades, expresiones, saberes, seres y modos de vivir— se articularían con las diferencias de los indígenas, mestizos y blancos, constituyendo así
interculturalmente (y decolonialmente) la plurinación ecuatoriana. Pensada
así, la acción afirmativa no es simplemente una medida política para los afrodescendientes, sino una iniciativa que alentaría una perspectiva, comprensión
y convivencia de país radicalmente distinta.
A manera de propuesta inicial, presentamos a continuación algunos lineamientos gruesos para orientar y concretar estas nuevas acciones afirmativas en el ámbito ecuatoriano, pensando desde la perspectiva de
afroreparación, los espacios propios y las instituciones nacionales establecidas,
con miras a plurinacionalizar, interculturizar y refundarlas, alentando así medidas que también permitan descolonizar las mentes de los ecuatorianos. En
este ejercicio tomaremos en consideración las propuestas de acciones afirmativas presentadas en los últimos años por organizaciones e instituciones afroecuatorianas74, ampliando, extendiendo y reconceptualizándolas en el
contexto de la nueva Constitución, como también las perspectivas de algunos
intelectuales-activistas afroecuatorianos que hemos venido escuchando en
tiempos recientes.
74 Véase Consejo de la Coordinación de las Organizaciones de la Sociedad Civil Afroecuatoriana,
Diagnóstico de la problemática afroecuatoriana y propuestas de acciones prioritarias, Quito, 2004; Instituto para el pensamiento y desarrollo de los afrodescendientes, El Ecuador que pensamos y queremos
los afroecuatorianos, Quito, 2005; Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, Plan metropolitano estratégico de desarrollo integral del pueblo afrodescendiente de Quito, 2007-2015, Alcaldía Metropolitana, Quito, 2008; y Antón Sánchez, John, op. cit.
232
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
V.
Líneas gruesas
5.1.
Acción del ser afirmativo75 o acciones afirmativas
en el campo de la identidad
Como afirma Juan García, el ser —la identidad misma— “es puntal mayor
de los proyectos políticos y sociales […] Espina dorsal para montar los proyectos de educación, salud y todo lo que tiene que ver con el ser y el pertenecer a los orígenes”76. Para un pueblo cuyo ser e identidad han sido negados
y cuya humanidad ha sido cuestionada, una acción afirmativa y reparativa
tiene, por necesidad, que partir del fortalecimiento del propio ser y de su
pertenencia colectiva. Por ende la importancia de establecer en zonas rurales
y urbanas de mayor concentración afro, programas de etnoeducación, escuelas de tradición oral, centros de investigación y documentación, y museos
de historia afroecuatoriana.
5.2.
Acción de educación afirmativa o acciones afirmativas
en el campo de la educación
Como hemos anotado anteriormente, la población afroecuatoriana tiene niveles de acceso y asistencia educativa significativamente más bajos que los
sectores blancos y mestizos, particularmente a nivel de educación superior.
Sobre garantizar la educación superior gratuita, la nueva Constitución apuntala y enfrenta el problema de acceso. Pero debido a la permanencia hasta
ahora de patrones de poder racializado, es necesario considerar medidas más
allá de lo económico. Una medida básica es asegurar que los estudiantes tengan la preparación adecuada para poder acceder a los futuros estudios universitarios, la que implica mejorar las escuelas, colegios y docencia en zonas
de mayor concentración afro. Además, se debe establecer medidas concretas
de acceso universitario incluyendo, entre otras, medidas de proporcionalidad
75 Más que un juego de palabras, hablar de la “acción del ser afirmativo” (o más luego de la “acción
de educación afirmativa”, del “saber afirmativo”, etc.), es hacer resaltar el hecho de que para los
afrodescendientes, estos campos —de ser, saber, educación, naturaleza, etc.— han sido partes constitutivas de los patrones de poder, dominación, violencia y negación histórico-colonial. Darles un
sentido positivo es componente central de la reparación y acción afirmativa.
76 Comunicación personal, 22 junio 2009.
233
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en las matrículas y carreras, plazas o cuotas a nivel de posgrado propiciando
un programa de becas especialmente dirigido a la formación y capacitación
de docentes universitarios en las distintas carreras para así asegurar en un
plazo establecido la presencia proporcional de profesores universitarios afrodescendientes. Tales medidas deben contemplar la permanencia de los estudiantes afroecuatorianos en la educación superior mediante el apoyo de un
sistema de bienestar universitario que incluya servicios de salud, residencia
y cafetería estudiantil como también un programa de apoyo sociocultural y
tutoría académica y, en caso necesario, un semestre o trimestre cero de enfoque propedéutico.
5.3.
Acción del saber afirmativo o acción afirmativa
en el campo de conocimiento
La nueva Constitución hace un importante cambio de lógica al reconocer
que el conocimiento no es singular o único (arts. 57, 385-388). Al hablar de
conocimientos científicos y tecnológicos y sus enlaces con conocimientos
ancestrales —entendiendo también a los ancestrales como tecnológicos y
científicos— la Constitución permite superar la hegemonía eurocéntrica, el
monismo universal en las definiciones de ciencia y conocimiento y la violencia epistémica ejercida por los sistemas educativos, particularmente en la
educación superior. Este giro en la conceptualización y comprensión da las
bases para un sistema educativo distinto que —desde la escuela hasta la universidad— podría desafiar y pluralizar el actual modo geopolítico dominante
del conocimiento con sus disposiciones occidentales, imperiales y aún coloniales y reparar la violencia epistémica establecida.
Por tanto, es necesario tomar medidas que apuntalen el acceso a conocimientos históricamente excluidos y su difusión, y la incorporación de estos
conocimientos, sus bases epistemológicas, sus pensadores y sus agentes en el
sistema educativo. Entre otras consideraciones, deben estar como inmediatas
la incorporación en el sistema educativo de una cátedra afroecuatoriana, obligatoria y permanente, la revisión tanto de contenido como de representación
de todos los textos escolares y la renovación de la formación y capacitación
docente. También se debe contemplar a largo plazo y a escala nacional, la
transversalización curricular de conocimientos afro desde la educación básica
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
hasta la universidad. En zonas de mayor concentración afro, materias de Estudios Afroecuatorianos y de la Diáspora Africana, con enfoques en la memoria e historia, la literatura oral y escrita, los conocimientos ancestrales y
la experiencia de la diáspora en las Américas deben recibir atención especial.
A nivel universitario y además de las medidas ya mencionadas, se debe
establecer gradualmente, durante un período de dos a tres años, una política
epistémica descolonizadora que requiere, en todas las carreras, la inclusión
de bibliografía proveniente de intelectuales afrodescendientes, como también
de indígenas y mestizos latinoamericanos y del continente africano y asiático,
lo que actualmente no se encuentra en las universidades ecuatorianas, para
así enfrentar la hegemonía epistémica actual occidental y eurocéntrica. Incentivar y apoyar con becas, programas de investigación con relación a los
pueblos afroecuatorianos, la diáspora africana y la aplicación de la etnoeducación, establecer con financiamiento adecuado en por lo menos una universidad del país, una biblioteca y centro de documentación referente a los
afrodescendientes, y abrir programas de estudios afroecuatorianos y de la
diáspora africana a nivel de pregrado y posgrado, como también programas
de formación docente en la etnoeducación con enfoque particular en la afroepistemología, la memoria, historia y literatura, y los conocimientos y tradiciones filosóficas de la africania (entendida como de África y de la diáspora
africana), es también deber central.
5.4.
Acciones de salud afirmativa o acciones afirmativas
en el campo de salud
Los indicadores en el campo de salud muestran claramente la situación de
vulnerabilidad de los afrodescendientes, muchas veces resultado de las condiciones económicas, la falta de saneamiento básico y acceso de infraestructura en comunidades rurales y barrios marginales urbanos, como también
del racismo y discriminación practicados en los centros de salud hacia los
afrodescendientes.
En la nueva Constitución, “la salud es un derecho que garantiza el Estado, cuya realización se vincula al ejercicio de otros derechos, entre ellos el
derecho al agua, la alimentación, la educación, la cultura física, el trabajo, la
seguridad social, los ambientes sanos y otros que sustentan el buen vivir.
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C ATHERINE WALSH
[…] La prestación de los servicios de salud se regirá por los principios de
equidad, universalidad, solidaridad, interculturalidad […]” (art. 32). Así es
necesario contemplar medidas enfocadas en infraestructura hospitalaria y de
salud intercultural en las comunidades rurales y urbanas afroecuatorianas,
programas de investigación de la medicina ancestral afroecuatoriana, e investigación e intervención sobre enfermedades particularmente presentes en
la población afrodescendiente.
5.5.
Acciones de la naturaleza afirmativa o acciones afirmativas
de la naturaleza
Al reconocer la naturaleza —o Pachamama— como sujeto de derechos (art.
10), aceptar su derecho “a que se respete integralmente su existencia y el
mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y
procesos evolutivos (art. 71), y su derecho a la restauración (art. 72), destacándola como parte integral de la vida y no solamente como bien de uso
controlado por seres humanos superiores a ella —lógica baconiana y cartesiana—, la nueva Constitución hace un vuelco de racionalidad inédito en
América Latina y el mundo.
Tal perspectiva requiere una serie de reconceptualizaciones políticas por
parte del Estado que reconozcan la relación íntima y vital de los seres humanos con la naturaleza, relación que siempre ha sido al centro de las cosmogonías afrodescendientes e indígenas. Para los hijos de la diáspora africana
que todavía viven en sus territorios, la madre naturaleza es base central de lo
diaspórico-ancestral, la ligazón de sobrevivencia física y espiritual, del bienestar colectivo y derecho ancestral77.
Como medidas mínimas se debe impulsar iniciativas en los territorios
ancestrales del Valle del Chota y Esmeraldas (particularmente los palenques
territoriales del norte de Esmeraldas y los bosques secos del Valle del Chota)
que contribuyan a la protección de conocimientos, espiritualidad y naturaleza
y sus vínculos íntimos, promoviendo acciones hacia su intangibilidad y el
77 Para una discusión del derecho ancestral, véase García, Juan y Catherine Walsh, “Derechos, territorial ancestral y el pueblo afroesmeraldeño”, en ¿Estado constitucional de derechos? Informe sobre
derechos humanos Ecuador 2009, Programa Andino de Derechos Humanos (comp.), Universidad
Andina Simón Bolívar, Ediciones Abya-Yala, Quito, 2010.
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
detenimiento de la destrucción ambiental, la invasión (por colonos, empresas
y foráneos) y el desplazamiento. Adicionalmente se debe promover iniciativas
que documentan la historia de las comunidades que desde la época de la esclavitud están viviendo en territorios ancestrales y tienen bosques primarios.
5.6.
Acciones de trabajo y seguridad social afirmativos o acciones
afirmativas en el campo de seguridad social y empleo
En el Capítulo Sexto “Trabajo y producción”, la nueva Constitución garantiza el derecho a trabajo, sustentándose en el pleno empleo, la eliminación de subempleo y desempleo, la remuneración justa y salario digno, la
inserción y accesibilidad en igualdad de condiciones y la prohibición de
toda forma de discriminación. Similarmente en la sección de los derechos
del buen vivir, establece el derecho a la seguridad social, que regirá, entre
otros, los principios de solidaridad, obligatoriedad, universalidad, equidad
y para la atención de las necesidades individuales y colectivas. Además “el
Estado garantizará y hará efectivo el ejercicio pleno del derecho a la seguridad social, que incluye a las personas que realizan trabajo no remunerado
en los hogares, actividades para el autosustento en el campo, toda forma de
trabajo autónomo y quienes se encuentran en situación de desempleo” (art.
34). En el caso de los afroecuatorianos, para llegar a estas condiciones se requieren de acciones afirmativas.
Así y de manera general, se debe establecer medidas concretas para mejorar las condiciones de subempleo, desempleo y sobrecarga de trabajo buscando una mejora de porcentaje incremental incluyendo en las instituciones
de formación y capacitación laboral y de contratación pública, con cuotas
aun más agresivas en provincias de mayor presencia afro. Además y de forma
más general, se debe establecer programas de capacitación de empleados en
el campo de la diversidad cultural y requerir que las empresas debidamente
registradas en el país presenten anualmente un plan e informe de sus esfuerzos con relación a la acción afirmativa.
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C ATHERINE WALSH
5.7.
Acciones de políticas afirmativas o acciones afirmativas
en el campo de la política
En países pluriculturales y plurinacionales como el Ecuador, el sistema uninominal es el menos democrático porque efectivamente elimina o limita seriamente la participación de poblaciones consideradas como minoritarias.
Más apropiado sería considerar un régimen de proporcionalidad con base en
la designación de distritos de votación y elección afroecuatoriano o un sistema que asegure de otra manera la proporcionalidad de su representatividad
en los puestos electorales a nivel nacional, provincial y local, asegurando que
esta representatividad se extienda más allá de los individuos e intereses individuales; es decir, que tengan sentido a nivel de las comunidades y colectividades afroecuatorianas.
Además de establecer un sistema de proporcionalidad y cuotas en las instituciones políticas públicas, también es necesario considerar cómo estas acciones se pueden extender a las políticas de estas mismas instituciones,
asegurando que las iniciativas políticas y presupuestarias tengan como destino
o enfoque a esta población históricamente excluida.
Desde una perspectiva de justicia reparativa, llegar a la paridad en sí no
es suficiente. Más bien, se debe considerar en los próximos 5 a 10 años, medidas que permitan dar mayor atención e inversión a esta población en todas
las esferas del Estado, como política pública de afroreparación, estableciendo
a la vez instancias para el cumplimiento y vigilancia de esas medidas y todas
las mencionadas anteriormente.
VI.
Conclusiones
El objetivo central aquí ha sido contribuir a los debates actuales en el país en
torno a la conceptualización y concreción de la acción afirmativa, nombrada
como política obligatoria en la Constitución de 2008. Fundamentar la discusión, por un lado, en una perspectiva histórico-mundial-colonial, es decir,
en la pervivencia de una matriz racial-colonial de poder (la colonialidad) ligada al capitalismo, es aportar a la comprensión de que la acción afirmativa
—y por ende el racismo, racialización y discriminación racial— es parte de
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A CCIÓN
AFIRMATIVA EN PERSPECTIVA AFRORREPARATIVA
un problema estructural. Por otro lado, fundamentarla en una perspectiva
afrorreparativa, es evidenciar la violencia y daño sufridos por los hijos de la
diáspora africana y la complicidad y responsabilidad de los Estados nacionales
en su ejercicio y manutención.
Hoy, ante la nueva Constitución Política que abre camino hacia la plurinacionalización, interculturización y refundación del Estado y sociedad
ecuatorianos y una política de gobierno centrada en la “revolución ciudadana”, existe por primera vez en la historia, la voluntad y posibilidad no solo
de reparar esta violencia y daño causados, sino también de avanzar en un
nuevo proyecto social radicalmente distinto. Este proyecto social, asentado
en la filosofía y práctica de buen vivir y de bienestar colectivo, tiene que asumir por necesidad, acciones que encaminan hacia la equidad e igualdad racial.
Acciones que generen mayores oportunidades para la población afroecuatoriana en sus propios territorios ancestrales, en los espacios urbanos y en las
instituciones de la sociedad donde históricamente esta población ha sido excluida. Son estas oportunidades que, a la vez, permitirían mayor contacto e
interrelación social, epistémica, política, económica y laboral entre los afrodescendientes y los otros sectores de la plurisociedad ecuatoriana.
VII.
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Las medidas de acción afirmativa
o medidas especiales: para reparar las injusticias
históricas y la discriminación
Pastor Elías Murillo Martínez
Sumario
I. Resumen. 1.1. Palabras clave. II. Introducción. III. Las medidas de acción
afirmativa o medidas especiales. 3.1. Concepto. 3.2. Opiniones a favor y en
contra de las medidas de acción afirmativa. IV. Fundamentos jurídicos de
las medidas de acción afirmativa o medidas especiales. 4.1. Comité para la
eliminación de la discriminación racial, CERD. 4.2. Comité para la eliminación de la discriminación de la mujer, CEDAW. 4.3. Pacto de derechos
civiles y políticos. 4.4. Organización Internacional del Trabajo, OIT. 4.5.
UNESCO. 4.6. Unión Europea. 4.7. Sistema Interamericano. 4.8. Declaración y Plan de Acción de Durban. V. Argumentos de legitimidad de las
medidas de acción afirmativa: el derecho a la igualdad. 5.1. Enderezar o reparar injusticias históricas. 5.2. Reparar la discriminación social/estructural.
5.3. Crear diversidad o una representación proporcional de los grupos. 5.4.
Argumentos relativos a la utilidad social. 5.5. Evitar la agitación social. 5.6.
Un medio de construir la nación. 5.7. Contribuyen al logro de la igualdad
de oportunidades. VI. Iniciativas relevantes: la comisión intersectorial para
el avance de la población afrocolombiana, palenquera y raizal. VII. Conclusiones. VIII. Bibliografía.
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
I.
Resumen
La noción de medidas de acción afirmativas se refiere al conjunto de acciones
legislativas y administrativas de carácter temporal, coherentes con el propósito de remediar situaciones de desventaja o exclusión de un grupo humano,
discriminado en algún aspecto de la vida social. Dada su temporalidad y su
fin de alcanzar la igualdad efectiva de cierto grupo poblacional, su adopción
se sujeta a criterios de legitimidad, razonabilidad y proporcionalidad. Las
medidas afirmativas pueden ser un medio idóneo para lograr las reparaciones
históricas a que aspiran los hijos de la diáspora africana que sobrevivió a la trata
trasatlántica (Antón Sánchez, 2008-2007). La proclamación del 2011 como
Año Internacional para las Personas de Ascendencia Africana,
—A/RES/64/169 NACIONES UNIDAS— contribuirá a profundizar el
debate y a la implementación de nuevas acciones en estos ámbitos.
No obstante las abundantes y exitosas experiencias internacionales, las
medidas de acción afirmativa suelen estar sometidas a críticas. En parte, la
resistencia de algunos sectores, deviene de la confusión conceptual que se ha
generado por la utilización de la expresión discriminación positiva al respecto,
la doctrina del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial,
CERD, señala que el uso de dicha expresión constituye un contrasentido, y,
en consecuencia debe evitarse. Pues si es discriminación no puede ser positiva
y si es positiva no puede considerarse discriminación. Por supuesto, la principal barrera que enfrentan las medidas de acción afirmativa se encuentra en
quienes aún se resisten a admitir la vigencia de los postulados nodales de los
derechos humanos, en particular, los principios de igualdad y no discriminación.
Las medidas de acción afirmativa tienen rango constitucional en muchos
países, de todas las regiones del mundo. En América Latina, se destacan los
casos de Colombia (artículo 13, inciso 2) y Ecuador (artículo 11, inciso 2).
Con respecto a Ecuador, conviene adicionar que también goza de rango constitucional el derecho a la reparación colectiva, a favor de las colectividades
afectadas por racismo, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia y
discriminación, parcialmente desarrollado por el Decreto núm. 60 de septiembre 2009, mediante el cual se adoptó el Plan Plurinacional para Eliminar
la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural, que, entre otras
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
medidas, prevé el acceso a cargos públicos del Estado, de miembros de los
pueblos indígenas, afroecuatorianos y montubios, en un porcentaje no
menor a la proporción de su población. De hecho, el reciente nombramiento
de la líder afroecuatoriana Alexandra Ocles, en el Gabinete Ministerial se
inscribe en ese marco.
En Colombia, existen múltiples precedentes jurisprudenciales de la Corte
Constitucional y del Consejo de Estado alrededor del principio de igualdad
y no discriminación en los que se encuentran buenos insumos para el impulso de estas medidas. Algunos de esos pronunciamientos han sido emitidos
en casos hoy en aplicación, tales como el establecimiento de Circunscripciones Especiales en el Congreso de la República, a favor de las poblaciones indígenas, las cuales gozan de dos (2) escaños en el Senado y uno (1) en la
Cámara de Representantes, y las comunidades negras o afrodescendientes,
que cuentan con dos (2) escaños en la Cámara baja, y el Fondo de Créditos
Condonables para Estudiantes Afrocolombianos de Bajos Recursos Económicos y Buen Desempeño Académico. Carácter emblemático reviste la jurisprudencia derivada de la aplicación de la Ley de Cuotas a favor de la mujer.
No obstante lo anterior, aún hay mucho que aprender de las experiencias
de países como La India, Estados Unidos, Reino Unido, Sudáfrica, Filipinas,
entre otros. En el caso colombiano, la adopción y aplicación del Proyecto de
Ley de Igualdad de Oportunidades, derivado de las Recomendaciones de la
Comisión Intersectorial para el Avance de la Población Afrocolombiana, Palenquera y Raizal, lo ubicaría entre los países líderes en materia de medidas
de acción afirmativa.
Las medidas de acción afirmativa encuentran soporte universal en instrumentos internacionales relevantes, tales como la Convención Internacional sobre la Eliminación de la Discriminación Racial, y la Convención sobre
la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, y en la jurisprudencia
y la doctrina de los Órganos de Tratado de Derechos Humanos. Entre los
argumentos de legitimidad que con mayor frecuencia se invocan a favor de
las medidas de acción afirmativa se destacan los siguientes: buscan enderezar
o reparar injusticias históricas; se orientan a reparar la discriminación
social/estructural; son de gran utilidad social; tienden a crear diversidad o
una representación proporcional de los grupos, para el caso, de orden racial;
contribuyen a evitar la agitación social; son un medio de construir la nación,
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
y son un medio eficaz para garantizar la igualdad, en sus múltiples acepciones: igualdad ante la ley, igualdad de trato e igualdad de oportunidades.
La igualdad, no es un criterio vacío que mide mecánicamente a los individuos
de la especie humana equiparándolos desde el punto de vista formal pero dejando vigentes y aún profundizando las causas de la desigualdad e inequidad
sustanciales, sino un criterio jurídico vivo y actuante que racionaliza la actividad del Estado para brindar a las personas posibilidades efectivas y concretas
de ver realizada, en sus respectivos casos, dentro de sus propias circunstancias
y en el marco de sus necesidades actuales, la justicia material que debe presidir
toda gestión pública (Sentencia T-823 de 1999 Corte Constitucional. Tomado de El Derecho a la Igualdad, Defensoría del Pueblo, Imprenta Nacional,
Bogotá D.C., 2001).
Contrario a quienes ven en las medidas de acción afirmativa una suerte
de discriminación inversa, la aplicación del principio de igualdad no entraña
una equiparación o igualación matemática y ciega, que disponga exactamente
lo mismo para todos, sin importar las diferencias fácticas entre las situaciones
jurídicas objeto de consideración. Sino que, por el contrario, dichas circunstancias, según su magnitud y características, ameritan distinciones y grados
en el trato, así como disposiciones variables y adaptadas a los casos específicos,
sin que por el sólo hecho de tal diversidad se vulnere el postulado de la igualdad ni se desconozcan los mandatos constitucionales (Sentencia T-631 de
1999. Corte Constitucional).
“2011 - AÑO INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS
DE ASCENDENCIA AFRICANA”
A/RES/64/169 NACIONES UNIDAS
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
II.
Introducción
En el año 2000, la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, OEA, encomendó al Consejo Permanente estudiar la elaboración de
un Proyecto de Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar el racismo y toda forma de discriminación e intolerancia, decisión que
ha sido refrendada en diferentes foros de la OEA1.
En esa perspectiva, se integró un Grupo de Trabajo, que formuló un Proyecto de Convención. Entre los temas controversiales del citado proyecto se
encuentra el relativo a las Medidas de Acción Afirmativa. Con el objeto de
profundizar el debate en torno al tema, el Departamento de Derecho Internacional de la OEA, a instancias de la Secretaría de Asuntos Jurídicos, decidió
organizar un Taller de Expertos sobre la Temática Afrodescendiente en las
Américas, el cual tuvo lugar en Washington, D.C. el 22 de enero de 2010. El
presente documento tiene por objeto aportar elementos a dicho debate.
Son muchos los interrogantes que despiertan las medidas de acción afirmativa o medidas especiales, aquí se abordan algunos de ellos:
¿Qué son las medidas de acción afirmativa? ¿Cuál es la base jurídica para
la aplicación de las medidas de acción afirmativa o medidas especiales? ¿En
qué circunstancias se considera legítimo la adopción de medidas de acción
afirmativa o medidas especiales y con respecto a qué grupos o sectores sociales? ¿Son las medidas de acción afirmativa, en particular las cuotas, violatorias
del principio de igualdad? ¿Cuál es la práctica o la tendencia en América Latina, en materia de medidas de acción afirmativa o medidas especiales? ¿Qué
medidas de acción afirmativa o medidas especiales podrían considerarse en
el Proyecto de Convención Interamericana para la Eliminación del Racismo
y toda forma de Discriminación, para el caso, con especial relevancia a la población afrodescendiente de las Américas?
Este documento tiene como propósito entregar insumos para la elaboración del Proyecto de Convención Interamericana para prevenir, sancionar
y erradicar el racismo y toda forma de discriminación e intolerancia, para
1
Informe anual del Consejo Permanente a la Asamblea General (AG/doc.4548/06 add. 6), así como
las resoluciones AG/RES. 1712 (XXX-O/00), AG/RES. 1774 (XXXI-O/01), AG/RES. 1905
(XXXII-O/02), AG/RES. 1930 (XXXIII-O/03), AG/RES. 2038 (XXXIV-O/04) y AG/RES. 2126
(XXXV-O/05), entre otras.
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
ello, inicialmente abordo el concepto de medidas de acción afirmativa o medidas especiales; en un segundo término presento una síntesis de los debates
en torno al concepto de medidas de acción afirmativa, destacando algunas
de las opiniones a favor y en contra, en torno a dichas medidas. En un tercer
momento, se examina la cuestión de las medidas de acción afirmativa o medidas especiales, a la luz de los desarrollos jurídicos doctrinarios y jurisprudenciales, en las esferas internacional y en ciertos países; en particular, se hará
referencia a los desarrollos aportados por el Comité para la Eliminación de
la Discriminación Racial, CERD (por su sigla en inglés), por el Comité para
la Eliminación de la Discriminación de contra la Mujer, CEDAW (por su
sigla en inglés), por el Comité del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, por
la Organización Internacional del Trabajo, OIT, por la UNESCO y por la
legislación sobre este asunto en la Unión Europea y en el Sistema Interamericano, así como en algunos países, entre ellos, en el Reino Unido, Sudáfrica,
Brasil, Colombia y Ecuador, entre otros.
En cuarto lugar, se abordan los argumentos relevantes a la legitimidad
de las Medidas de Acción Afirmativa, o medidas especiales, entre los cuales
se mencionan los siguientes: buscan enderezar o reparar injusticias históricas;
se orientan a reparar la discriminación social/estructural; son de gran utilidad
social; tienden a crear diversidad o una representación proporcional de los
grupos, para el caso, de orden racial; contribuyen a evitar la agitación social;
son un medio de construir la nación, y son un medio eficaz para garantizar
la igualdad de oportunidades. El particular énfasis en torno al del derecho a
la igualdad, parte de reconocer que éste es el principio base para la adopción
de las Medidas de Acción Afirmativa.
De igual manera, se pone de presente la situación de racismo y exclusión
social en América, dada su relevancia al momento de examinar la legitimidad
de las acciones en concreto.
En quinto lugar se sugieren algunas medidas relevantes al Proyecto de
Convención Americana contra el Racismo y toda forma de Discriminación,
en particular, a la luz de las Recomendaciones de la Comisión Intersectorial
para el Avance de la Población Afrocolombiana, Palenquera y Raizal. Finalmente, se presentan algunas conclusiones generales.
Este texto, tiene como fuente principal el documento “El concepto y la
práctica de la Acción Afirmativa”, informe final presentado por el Relator
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
Especial en este tema, señor Marc Bossuyt2, y el texto “Medidas de Acción
Afirmativa”, elaborado por la Comisión Internacional de Justicia. El análisis
que aquí se hace, está destinado de manera especial a la población afrodescendiente en América Latina, y muy en particular, en la perspectiva de valorar
los esfuerzos que se adelantan en procura de combatir el racismo que los
afecta.
En efecto, entre los principales logros de la Tercera Conferencia Mundial
contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y demás formas
conexas de Intolerancia, realizada en Durban, Sudáfrica, en el año 2001, y
sus Conferencias Preparatorias, en particular, la Conferencia Regional de las
Américas, se encuentra el surgimiento de nuevos sujetos del derecho internacional, entre ellos, los afrodescendientes. En Durban, el concepto de afrodescendientes adquirió alcance universal, y fue adoptado para denominar a
los millones de personas de la diáspora africana, en especial la que surgió de
los descendientes de la trata transatlántica3.
Tras reconocer la existencia de un estrecho vínculo entre pobreza y pertenencia étnico-racial, que hace de la población afrodescendiente uno de los
sectores sociales más excluidos, los gobiernos y las organizaciones internacionales han redoblado sus esfuerzos, orientados a lograr la inclusión de dicha
población, que tan sólo en América Latina se estima supera los 150 millones
de personas, que, sin embargo, figuran entre las principales víctimas del racismo, tal como se observa en la siguiente gráfica.
2
3
De conformidad con la Resolución 1998/5 de la Subcomisión Naciones Unidas, Subcomisión de
Promoción y Protección de los Derechos Humanos, 53º período de sesiones, Tema 5 del programa
provisional, Prevención de la Discriminación.
Afrodescendiente: este concepto agrupa la comunidad humana en su conjunto, en tanto científicamente se reconoce que ésta desciende de África. No obstante, y como categoría jurídico-política,
la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y demás
Formas Conexas de Intolerancia, adoptó este término para referirse a la diáspora africana. Por afrodescendientes se denota a todos los grupos identificados como negros mulatos, morenos, zambos,
trigueños, niches, prietos, entre otros; algunos hacen parte de los eufemismos recreados en contextos
de racismo. Como categoría jurídica, el concepto afrodescendiente da estatus de sujeto de derechos
internacionales. Véase “Afrocolombia”, Ministerio del Interior y de Justicia, República de Colombia,
2009.
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
Los grupos más discriminados en la región, 2001.
Pobres
Pueblo indígenas
Afrodescendientess
Otros
No hay discriminación
Personas mayores
Inmigrantes
Personas con discapacidades
Analfabetos
Homsexuales
Jóvenes
Mujeres
Afiliados a un partido político determinado
Integrantes de determinado grupo de interés
Seropositivos
Mulatos, mestizos
Judíos
Chinos, japoneses, asiáticos
Grupos religiosos
Blancos
Árabes
0
5
10
15
20
25
Porcentaje de personas
30
Fuente: Latibarómetro (2001).
Nota: El gráfico presenta las respuestas a la pregunta “¿Qué grupos cree usted que sufren
más discriminación o cree usted uq eno hay discriminación
Entre los esfuerzos más destacados para combatir las consecuencias del
racismo y la discriminación, se encuentran las medidas de acción afirmativa,
o medidas especiales, cuyo análisis se aborda a continuación.
III.
Las medidas de acción afirmativa o medidas especiales
3.1.
Concepto
El concepto de Medidas de Acción Afirmativa hace referencia a las “políticas
o medidas dirigidas a favorecer a determinadas personas o grupos, ya sea con el
fin de eliminar o reducir las desigualdades de tipo social, cultural o económico
que los afectan4, bien de lograr que los miembros de un grupo subrepresentado,
4
Alfonso Ruiz, Miguel, “Discriminación Inversa e Igualdad”, en Valcárcel, Amelia (compiladora),
El Concepto de Igualdad, Editorial Pablo Iglesias, Madrid, 1994, pp. 77-93.
250
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
usualmente un grupo que ha sido discriminado, tengan una mayor representación” (Greenwalt, 1983). No obstante su aparente legitimidad, la doctrina y
la jurisprudencia no han sido pacíficas, ni siquiera al momento de definirlas,
con frecuencia el tema suscita arduos debates. En parte, la controversia deriva
del uso de la expresión “discriminación positiva” y la percepción generalizada
de que se trata de una “discriminación a la inversa”, lo cual, de plano hay
que señalar es erróneo.
De acuerdo con la doctrina del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD por su sigla en inglés), o el Comité, para efectos
del presente documento, “El término discriminación positiva es contradictorio en el contexto de las normas internacionales de derechos humanos, y
debe evitarse”. Fuente: CERD 2009, Recomendación General núm. 32.
En el mismo sentido se expresó Marc Bossuyt, relator especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, al señalar que:
Acción afirmativa es un término de uso frecuente, pero desgraciadamente no
siempre tiene el mismo significado. Aunque para algunos el concepto también encierra la —discriminación positiva—, es de suma importancia recalcar
que este término no tiene sentido.
De acuerdo con la práctica ya generalizada de utilizar la palabra discriminación exclusivamente para designar distinciones arbitrarias, injustas o ilegítimas, el término “discriminación positiva” es un contrasentido: la distinción
a que se refiere se justifica y es legítima pues no es arbitraria y no puede llamarse discriminación, o es injustificada e ilegítima por ser arbitraria y no
debe llamarse positiva. En cambio, el término acción positiva es equivalente
a acción afirmativa. El primero es de uso más frecuente en el Reino Unido.
En muchos otros países, se conoce con el nombre de políticas de preferencia,
reservas, justicia compensatoria o distributiva, trato de favor, etc. Como concepto jurídico, la acción afirmativa tiene su lugar en el derecho internacional
y en el ordenamiento jurídico interno. No obstante, es un concepto que no
tiene una definición legal de aceptación general… La acción afirmativa es un
conjunto coherente de medidas de carácter temporal dirigidas específicamente a
remediar la situación de los miembros del grupo a que están destinadas en un aspecto o varios aspectos de su vida social para alcanzar la igualdad efectiva (Bossuyt, 1998).
251
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
Como se observa más adelante, los cupos y las cuotas son las modalidades
de acción afirmativa que suscitan mayor controversia.
3.2.
Opiniones a favor y en contra de las medidas
de acción afirmativa
Una síntesis detallada de las opiniones a favor y en contra de las Medidas de
Acción Afirmativa, en particular aquellas que revisten la modalidad de cupos
o de cuotas, se encuentra en la Sentencia C-371 de 2000, de la Corte Constitucional de Colombia, mediante la cual declaró exequible la Ley de Cuotas
para la Mujer, tal como se observa a continuación.
Opiniones en contra. De acuerdo con la citada Sentencia C-371, para los
críticos de las medidas de acción afirmativa, en especial las cuotas, sus características principales son las siguientes:
a) Violan el derecho a la igualdad, en la medida en que ubican a sus destinatarios en circunstancia de inferioridad con respecto a las demás personas;
b) La cuota termina por discriminar. Sugiere que son inferiores o discapacitadas, porque por sus propios méritos no pueden llegar a ocupar los
cargos de mayor responsabilidad;
c) Promueven un mensaje de asistencialismo;
d) Contribuyen a perpetuar estereotipos de invalidez, discriminación y debilidad;
e) Desde el punto de vista económico, para determinar la participación de
un grupo en el mercado laboral debe hacerse con base en criterios, tales
como la preparación de los miembros de ese grupo, su disposición al trabajo, sus méritos laborales o su experiencia;
f ) Las cuotas imponen una carga injustificable sobre las personas que no
se benefician; y,
g) Las cuotas sugieren que sus destinatarios son personas inferiores o discapacitadas, porque por sus propios méritos no pueden llegar a ocupar
los cargos de mayor responsabilidad.
252
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
Opiniones a favor. En contraste con las posiciones anteriores, para los defensores de las Medidas de Acción Afirmativa o medidas especiales, entre las
ventajas que éstas ofrecen, se destacan las siguientes:
a) Contribuyen a garantizar una igualdad real y efectiva, de manera que las
situaciones de desventaja o marginalización en las que se encuentran ciertas personas o grupos puedan ser corregidas;
b) Sus destinatarios son grupos sociales discriminados que suelen enfrentar
más dificultades, carecen de apoyo y de recursos financieros para participar en los espacios de toma de decisiones o tienen que enfrentar varios
obstáculos para participar en la vida pública originados, principalmente,
en prejuicios y estereotipos culturales que les asignan roles;
c) Las cuotas de participación aseguran la presencia de las “minorías” en la
vida pública y actúan como dinamizador de las aspiraciones de los individuos que a ellas pertenecen. Por una parte, refuerzan la imagen social
de ese grupo al asegurarle una representación permanente y, por otra
parte, neutralizan los prejuicios y las resistencias que se oponen a que los
miembros de ese grupo, ya sea mayoritario o minoritario, lleguen a determinados niveles de presencia política; d) Las cuotas son un medio
adecuado para promover la equidad no sólo porque permiten garantizar
la participación de sectores excluidos de los niveles de decisión sino porque, además, lo hace sin perjudicar a la administración pública, ya que
no les da un trato preferencial permitiéndoles ejercer un cargo para el
cual no cuentan con los méritos suficientes (Sentencia C-371 de 2000).
En todo caso destaca la Corte Constitucional, la persona elegida para un
cargo debe cumplir con los méritos necesarios para llenar ese cargo. Las Medidas de Acción Afirmativa son un mecanismo dirigido a corregir las prácticas
sociales que generan condiciones de inequidad y no una medida de paternalismo estatal.
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
IV.
Fundamentos jurídicos de las medidas
de acción afirmativa o medidas especiales
El fundamento jurídico de las Medidas de Acción Afirmativa o Medidas Especiales descansa en varios tratados internacionales de derechos humanos,
en particular, en la Convención Internacional para la Eliminación de todas
las formas de Discriminación Racial, en el Pacto de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, y la Convención para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, entre otros
instrumentos relevantes. De igual manera, existe una importante legislación
adoptada por la Unión Europea. Así mismo, en todas las regiones del mundo
existen países que cuentan con legislación de rango constitucional y legal relativa a dichas medidas.
De igual manera, la importancia de las medidas de acción afirmativa,
como mecanismo idóneo para combatir las desigualdades, originadas, derivadas o asociadas al racismo y la discriminación, fue reconocida de manera
universal en la Conferencia de Durban y sus conferencias preparatorias.
Dado el carácter controversial que, en la teoría y en la práctica, suscitan
las Medidas de Acción Afirmativa, se ha desarrollado una abundante doctrina
y jurisprudencia sobre las mismas. A continuación se destacan algunas de las
disposiciones contenidas en los instrumentos internacionales relevantes, interpretaciones de los organismos de vigilancia de los tratados de derechos
humanos y se hace una breve referencia a los desarrollos que se han dado en
algunos sistemas jurídicos.
4.1.
Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, CERD
Su doctrina más reciente quedó plasmada en la Recomendación General núm.
32 sobre Medidas Especiales, adoptada en su 75º período de sesiones, de agosto
de 2009, en la que compendia todas las recomendaciones anteriores sobre la
materia. La citada Recomendación fue emitida con el objetivo de proporcionar,
a la luz de la experiencia del Comité, una orientación interpretativa y práctica
sobre el significado de las medidas especiales adoptadas con arreglo a la Convención, para ayudar a los Estados Partes a cumplir sus obligaciones previstas
en la Convención, incluidas las de preparación de informes.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
A los efectos del presente documento, conviene destacar, que de acuerdo
con la doctrina del CERD, ratificada en la citada Recomendación, los términos de la Convención —Medidas Especiales y Medidas Especiales y concretas— pueden considerarse como el equivalente funcional de —acciones
afirmativas— medidas afirmativas y acción positiva. No obstante, señala el
CERD, las medidas especiales a que se refiere el párrafo 4 del artículo 1 y el
párrafo 2 del artículo 2 tienen un significado autónomo que debe interpretarse en función del texto de la Convención y que puede diferenciarse del
uso que se hace en determinados Estados Parte.
En su Recomendación General, el CERD reiteró que de conformidad
con el párrafo 4 del artículo 1 de la Convención, las medidas especiales adoptadas con el fin exclusivo de asegurar el adecuado progreso de ciertos grupos
raciales o étnicos o de ciertas personas que requieran la protección que pueda
ser necesaria con objeto de garantizarles, en condiciones de igualdad, el disfrute o ejercicio de los derechos humanos y de las libertades fundamentales
no se considerarán como medidas de discriminación racial, siempre que no
conduzcan, como consecuencia, al mantenimiento de derechos distintos para
los diferentes grupos raciales y que no se mantengan en vigor después de alcanzados los objetivos para los cuales se tomaron.
También puso de presente el citado Comité, que el párrafo 2 del artículo
2 prevé que los Estados Partes tomarán, cuando las circunstancias lo aconsejen, medidas especiales y concretas, en las esferas social, económica, cultural,
entre otras, para asegurar el adecuado desenvolvimiento y protección de ciertos grupos raciales o de personas pertenecientes a estos grupos, con el fin de
garantizar en condiciones de igualdad el pleno disfrute por dichas personas
de los derechos humanos y de las libertades fundamentales. Esas medidas en
ningún caso podrán tener como consecuencia el mantenimiento de derechos
desiguales o separados para los diversos grupos raciales después de alcanzados
los objetivos para los cuales se tomaron.
Para el CERD, el concepto de medidas especiales se basa en el principio
de que las leyes políticas y prácticas adoptadas y aplicadas para cumplir las
obligaciones previstas en la Convención deben completarse, cuando las circunstancias lo aconsejen, con la adopción de medidas especiales temporales
destinadas a garantizar el disfrute pleno e igual de los derechos humanos y
las libertades fundamentales por los grupos desfavorecidos. Las medidas es-
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
peciales forman parte del conjunto de disposiciones de la Convención encaminadas a eliminar la discriminación racial.
Con cierta frecuencia suelen confundirse las Medidas de Acción Afirmativa con los derechos fundamentales de los grupos tradicionalmente discriminados, a ese respecto, de acuerdo con la doctrina del CERD, la obligación
de tomar medidas especiales es distinta de la obligación positiva general de
los Estados Partes en la Convención de garantizar los derechos humanos y
las libertades fundamentales de manera no discriminatoria para las personas
y los grupos sometidos a su jurisdicción; ésta es una obligación general que
se desprende de las disposiciones de la Convención considerada en su integridad y pertenece a todas ellas. Coincidente con la doctrina y la jurisprudencia internacional, el CERD destaca el carácter temporal de las medidas
especiales, y pone de presente que ello conlleva la necesidad de un sistema
continuo de seguimiento de la aplicación y los resultados que utilice, métodos
de evaluación cuantitativa o cualitativa, según proceda. En esa perspectiva,
el Comité le indica a los Estados Partes que en sus informes periódicos deben
proporcionar la información que proceda sobre los siguientes ámbitos:
•
•
•
•
•
•
•
•
La terminología aplicada a las medidas especiales tal y como se entiende
en la Convención.
Las justificaciones de la adopción de medidas especiales, con inclusión
de datos pertinentes, estadísticos y de otro tipo, sobre la situación general
de los beneficiarios.
Breve descripción del modo en que se produjeron las disparidades que
deben remediarse, y los resultados que cabe esperar de la aplicación de
las medidas.
Los beneficiarios de las medidas de acción afirmativa.
La serie de consultas celebradas para la adopción de las medidas, incluidas las celebradas con los beneficiarios y la sociedad civil en general.
La naturaleza de las medidas y la manera en que promueven el progreso,
el desarrollo y la protección de los grupos y los individuos a quienes se
aplican.
Las esferas de acción o los sectores en que se han adoptado las medidas
especiales, las instituciones que se encargan de aplicar las medidas.
Los mecanismos existentes para el seguimiento y evaluación de las
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
•
4.2.
medidas, y las razones de que estos mecanismos se consideren adecuados;
la participación de los beneficiarios en las instituciones que aplican las
medidas.
Los resultados provisionales o no de su aplicación, planes de adopción
de nuevas medidas y su justificación e información sobre los motivos
por los cuales no se han adoptado las medidas, teniendo en cuenta las
situaciones que parecían justificar su adopción.
Comité para la Eliminación de la Discriminación
de la Mujer, CEDAW
Uno de los órganos del Tratado de los Derechos Humanos que más se ha
ocupado sobre las Medidas de Acción Afirmativa, es el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. La doctrina de dicho órgano
se desprende de la interpretación de la Convención para la Eliminación de
todas las formas de Discriminación contra la Mujer, en particular del artículo
4, el cual prevé:
1. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales de carácter temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer
no se considerará discriminación en la forma definida en la presente Convención, pero de ningún modo entrañará, como consecuencia, el mantenimiento de normas desiguales o separadas; estas medidas cesarán cuando se
hayan alcanzado los objetivos de igualdad de oportunidad y trato.
2. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales, incluso las contenidas en la presente Convención, encaminadas a proteger la maternidad
no se considerará discriminatoria.
A este respecto, conviene señalar, que los amplios desarrollos legislativos
y jurisprudenciales en los diferentes sistemas jurídicos, muestran con elocuencia la amplia aceptación que tienen las medidas de acción afirmativa
como mecanismos idóneo y legítimo para superar las profundas disparidades
de las mujeres con respecto a los hombres, en particular, en materia de empleo y representación política.
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
Sin embargo, no se trata de dádivas otorgadas a las mujeres. Estos avances, son el resultado de un proceso sostenido y creciente, que ha permitido
que la mujer haya avanzado en el agotamiento de la etapa de reconocimiento
de su diversidad y de las diferencias con respecto al hombre.
En lo que respecta a la población afrodescendiente, en particular de América Latina, no obstante los importantes avances derivados del surgimiento
del “Movimiento Social Afrodescendiente”, con sus redes y articulaciones;
los importantes avances legislativos y la incorporación progresiva de la variable “afrodescendiente” en las estadísticas oficiales, y entre los indicadores
sociales de las organizaciones multilaterales, intergubernamentales y no gubernamentales, el agotamiento de la etapa de reconocimiento constituye un
reto aún vigente, que conspira en contra de la legitimidad de las medidas de
acción afirmativa otorgadas u otorgables en su beneficio.
4.3.
Pacto de Derechos Civiles y Políticos
Un estudio sobre medidas de acción afirmativa realizado por la Comisión
Internacional de Justicia, muestra de manera detallada la amplia doctrina
que en materia de medidas de acción afirmativa ha desarrollado el Comité
de Derechos Humanos, órgano responsable de la vigilancia del Pacto de Derechos Civiles y Políticos. Si bien dicho instrumento no cuenta con una disposición específica sobre la materia, al igual que los demás órganos de tratado,
la búsqueda del ideal de igualdad y no discriminación lo ha impulsado a pronunciarse en diversas oportunidades.
Para los efectos del presente documento, basta con destacar la Observación General núm. 18. En dicha Observación, el Comité del Pacto señaló
que:
El principio de la igualdad exige algunas veces a los Estados Partes adoptar
disposiciones positivas para reducir o eliminar las condiciones que originan
o facilitan que se perpetúe la discriminación prohibida por el Pacto. Por ejemplo, en un Estado en el que la situación general de un cierto sector de su población impide u obstaculiza el disfrute de los derechos humanos por parte
de esa población, el Estado debería adoptar disposiciones especiales para
poner remedio a esa situación. Las medidas de ese carácter pueden consistir
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
en otorgar durante un tiempo al sector de la población de que se trate un
cierto trato preferencial en cuestiones concretas en comparación con el resto
de la población. Sin embargo, en cuanto son necesarias para corregir la discriminación de hecho, esas medidas constituyen una diferenciación legítima
con arreglo al Pacto5.
4.4.
Organización Internacional del Trabajo, OIT
A la luz de Convenio núm. 111 de la OIT, relativo a la discriminación en
materia de empleo y ocupación, dichas medidas están expresamente autorizadas en su artículo 5, como “medidas especiales de protección o asistencia”.
En 1975, la OIT aprobó la Declaración sobre la igualdad de oportunidades
y de trato para las trabajadoras. En el párrafo 2 del artículo 2, se establece
que no se considerará como discriminatorio un trato especial positivo durante un período de transición a fin de lograr una igualdad efectiva entre los
sexos.
A la par que la educación, el empleo es uno de los mecanismos más idóneos para combatir la transmisión intergeneracional de la pobreza. Esto explica el peso tan importante que tiene el empleo en cualquier política de
inclusión social.
En el caso de la mujer, está probado que el acceso a una educación competitiva no es suficiente para que puedan acceder al empleo en igualdad de
oportunidades que los hombres, ni derivar un salario justo. En Colombia,
por ejemplo, no obstante los importantes avances, y la adopción de una Ley
de Cuotas que ya va a completar dos décadas de estar siendo aplicada, las
mujeres aún perciben un salario un veinticinco por ciento (25%) inferior al
del hombre, pese a tener la misma preparación y estar desempeñando las
mismas labores.
En lo que hace a la población afrodescendiente, si bien las circunstancias
fácticas son diferentes, el peso de la discriminación histórica, a la par que en
la falta de una educación competitiva, tiene en la cuestión del empleo, uno
de los ámbitos donde con mayor urgencia se requiere la adopción de medidas
de acción afirmativa.
5
Comité de Derechos Humanos, Observación General núm. 18, párr. 10, en HRI/GEN/1/Rev.4.
Tomado de Comisión Internacional de Justicia, Medidas de Acción Afirmativa, 2000.
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4.5.
UNESCO
La Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales de 1978 en el párrafo
2 del artículo 9 prevé que deben tomarse medidas especiales a fin de garantizar la igualdad en dignidad y derechos de los individuos y los grupos humanos donde quiera que ello sea necesario, evitando dar a esas medidas un
carácter que pudiera parecer discriminatorio en el plano racial.
4.6.
Unión Europea
La Unión Europea cuenta con importantes desarrollos en esta materia. Para
los efectos que nos ocupa, basta con destacar la Directiva relativa a la Aplicación del Principio de Igualdad de Trato de las Personas Independientemente de su Origen Racial o Étnico, que en su artículo 5 señala: “con el fin
de garantizar la plena igualdad en la práctica, el principio de igualdad, de trato
no impedirá que un Estado miembro mantenga o adopte medidas específicas,
para prevenir o compensar las desventajas que afecten a personas de un origen
racial o étnico”, y la Directiva relativa al establecimiento de un marco general
para la igualdad.
De igual manera, de acuerdo con el citado estudio de la Comisión Internacional de Justicia6, durante los años noventa, el Tribunal de Justicia de
la Comunidades Europeas ha desarrollado una jurisprudencia en materia de
acción positiva que establece el marco en el cual una preferencia por determinados candidatos para el empleo no infringe la prohibición de discriminación. Según dicho estudio, tales sentencias del Tribunal, así como otros
fallos subsiguientes en la materia, han establecido el siguiente marco en el
cual se pueden adoptar medidas positivas:
•
•
•
6
Debe existir una situación de desventaja real o de subrrepresentación que
la medida busca remediar;
Las dos personas deben poseer el mismo nivel de capacitación;
La medida no puede ser absoluta, sino que debe tomar en cuenta todos
los criterios relativos a la persona de los candidatos; y,
Medidas de Acción Afirmativa. Comisión Internacional de Juristas.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
•
La medida debe ser discontinuada cuando se acabe la situación fáctica
de discriminación.
Para la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) estos criterios pueden
ser trasladados a las cuestiones de discriminación positiva en materia de criterios raciales o étnicos, en particular en el marco del artículo 5 de la Directiva relativa a la discriminación racial, así como todos otros motivos de
diferenciación. Sin embargo, indica el estudio de la CIJ, que la Directiva
sólo permite, sin imponer obligación alguna, la adopción de medidas de discriminación positiva.
En el ámbito europeo, también se destaca el Reino Unido que cuenta
con legislación relevante y una abundante jurisprudencia, con la cual conmina a las autoridades a:
Considerar las implicaciones raciales de todos sus actos… La obligación requiere que las autoridades adopten medidas activas para: “1) Eliminar la discriminación racial ilícita, 2) promover la igualdad de oportunidades entre
personas de diferentes grupos étnicos, y 3) promover las buenas relaciones
entre personas de diferentes grupos étnicos”. (Fuente: CIJ, 2000)
4.7.
Sistema Interamericano
Los principales análisis que sobre las Medidas de Acción Afirmativa se han
realizado en el ámbito del Sistema Interamericano, tienen que ver con la aplicación de dicho mecanismo a favor de la mujer. Así, por ejemplo, un estudio
realizado por la Comisión Interamericana de derechos humanos, a solicitud
de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CCJSM), señala que:
Para identificar un trato discriminatorio, es necesario comprobar una diferencia en el trato entre personas que se encuentran en situaciones suficientemente análogas o comparables. Sin embargo, como ha señalado la Corte
Interamericana, las diferencias en el trato en circunstancias que son, por lo
demás, similares no son necesariamente discriminatorias. Una distinción basada en “criterios razonables y objetivos” puede servir un interés legítimo del
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
Estado de conformidad con los términos del artículo 24. Puede, de hecho,
ser necesaria para que se haga justicia o para proteger a las personas que requieren de la aplicación de medidas especiales. “No habrá, pues, discriminación si una distinción de tratamiento está orientada legítimamente, es decir,
si no conduce a situaciones contrarias a la justicia...” Una distinción basada
en criterios razonables y objetivos (1) tiene un objetivo legítimo y (2) emplea
medios que son proporcionales al fin que se persigue. “En otras palabras, se
espera un tratamiento equitativo de la ley para hombres y mujeres, a menos
que se hayan aducido motivos justos, legítimos y razonables imperiosos para
justificar una diferencia de tratamiento” (Comisión Interamericana de Derechos Humanos).
En el ámbito latinoamericano, vale la pena destacar los importantes avances que se han registrado en Brasil, Colombia, y, más recientemente, las decisiones administrativas adoptadas en Ecuador, cuyos resultados positivos se
espera se materialicen muy pronto. Sin embargo, en muchos países latinoamericanos, hoy son frecuentes las normas que otorgan derechos especiales a
favor de la mujer, en particular, mediante la modalidad de cuotas que promueven la equidad de género en el ejercicio de la administración pública y
la participación política.
En lo que hace a Brasil y Colombia, los logros más evidentes se observan
en la implementación de Medidas de Acción Afirmativa que favorecen el acceso de los afrodescendientes a la educación superior. Un ejemplo paradigmático en Colombia, lo constituye el establecimiento de Circunscripciones
Especiales en el Congreso de la República, a favor de las poblaciones indígenas, las cuales gozan de dos (2) escaños en el Senado y uno (1) en la Cámara
de Representantes, y las comunidades negras o afrodescendientes, que cuentan con dos (2) escaños en la Cámara baja.
En el caso de Ecuador, se destaca la expedición del Decreto núm. 60 de
septiembre de 2009, que prevé el acceso al empleo público de afrodescendientes, indígenas y otros sectores discriminados, en un porcentaje igual al
de la población que se autorreconoció como tal en el último censo nacional
de población.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
4.8.
Declaración y Plan de Acción de Durban
Si bien, en principio, las Declaraciones adoptadas por organismos multilaterales como las Naciones Unidas no tienen un efecto vinculante, los especialistas en derecho internacional reconocen el potencial jurídico de las
mismas, derivado de la fuerza de la costumbre. Así, por ejemplo, hoy nadie
discute el carácter vinculante de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.
En el caso que nos ocupa, la Declaración y el Plan de Acción adoptados
en Durban, constituyen la manifestación más elocuente de condena universal
contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y demás formas conexas de intolerancia, de allí su especial relevancia al momento de abordar
las medidas de acción afirmativa para los afrodescendientes.
En efecto, en la Declaración de Durban, se reconoció que la esclavitud
y la trata transatlántica son un crimen de lesa humanidad, y, a su vez, son
una de las principales fuentes y manifestaciones de racismo; se destacó el
valor y la diversidad del patrimonio cultural de los africanos y los afrodescendientes y la necesidad de asegurar su completa integración en la vida social, económica y política; se puso de presente que, en muchas partes del
mundo, los africanos y los afrodescendientes tienen que hacer frente a obstáculos como resultado de prejuicios y discriminaciones sociales que prevalecen en las instituciones públicas y privadas.
De igual manera, se reconocieron las consecuencias de las formas pasadas
y contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia
conexas como graves desafíos a la paz y la seguridad mundiales, la dignidad
humana y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales
de muchas personas en el mundo, en particular de los africanos, afrodescendientes, personas de origen asiático y pueblos indígenas. Para afrontar esta
situación, se aprobó el Plan de Acción de Durban que introdujo los siguientes
aspectos relevantes a las medidas de acción afirmativa a favor de la población
afrodescendiente:
•
Instó a los Estados a que faciliten la participación de los afrodescendientes en todos los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales de
la sociedad, y en el adelanto y el desarrollo económico de sus países, y a
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
•
•
•
•
•
•
•
que promuevan el conocimiento y el respeto de su patrimonio y su cultura.
Pidió a los Estados que, apoyados en su caso por la cooperación internacional, consideren favorablemente la posibilidad de concentrar nuevas
inversiones en sistemas de atención sanitaria, educación, salud pública,
electricidad, agua potable y control del medio ambiente, así como en
otras medidas de acción afirmativa o positiva en las comunidades integradas principalmente por afrodescendientes.
Pidió a las Naciones Unidas, a las instituciones financieras y de desarrollo
internacionales y a otros mecanismos internacionales competentes que
elaboren programas de fomento de la capacidad destinados a los africanos
y a los afrodescendientes de las Américas y de todo el mundo.
Pidió a la Comisión de Derechos Humanos establecer un grupo de trabajo sobre afrodescendientes.
Exhortó a las instituciones financieras y de desarrollo y a los programas
operacionales y organismos especializados de las Naciones Unidas a
que, de conformidad con sus presupuestos ordinarios y los procedimientos de sus órganos rectores: a) Atribuyan especial prioridad y destinen suficientes recursos financieros, dentro de sus esferas de
competencia y en sus presupuestos, a la mejora de la situación de los
africanos y los afrodescendientes, c) Elaboren programas destinados a
los afrodescendientes por los que se inviertan recursos adicionales en
sistemas de salud, educación, vivienda, electricidad, agua potable y medidas de control del medio ambiente, y que promuevan la igualdad de
oportunidades en el empleo, así como otras iniciativas de acción afirmativa o positiva.
Pidió a los Estados que refuercen las medidas y políticas públicas a favor
de las mujeres y los jóvenes afrodescendientes.
Instó a los Estados a que garanticen el acceso a la educación y promuevan
el acceso a las nuevas tecnologías, a favor de los africanos y los afrodescendientes.
Alentó a los Estados a que determinen los factores que impiden el igual
acceso y la presencia equitativa de los afrodescendientes en todos los niveles del sector público, incluida la administración pública, y en particular la administración de justicia.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
•
•
•
V.
Hizo un llamamiento a los Estados para que adopten medidas concretas
que garanticen el acceso pleno y efectivo de todas las personas, en particular los afrodescendientes, al sistema judicial.
Instó a los Estados a que, con arreglo a la normativa internacional de los
derechos humanos y a sus respectivos ordenamientos jurídicos, resuelvan
los problemas de la propiedad respecto de las tierras habitadas desde épocas ancestrales por afrodescendientes y promuevan la utilización productiva de la tierra y el desarrollo integral de esas comunidades, respetando
su cultura y sus modalidades particulares de adopción de decisiones.
Instó a los Estados a que reconozcan los problemas particularmente graves del prejuicio y la intolerancia religiosos con que tropiezan muchos
afrodescendientes, y a que apliquen políticas y medidas encaminadas a
prevenir y eliminar toda discriminación basada en la religión y las creencias que, combinadas con ciertas formas de discriminación, constituye
una forma de discriminación múltiple.
Argumentos de legitimidad de las medidas
de acción afirmativa: el derecho a la igualdad
El derecho a la igualdad, de la igualdad real o material, como piedra angular
de todos los derechos humanos, es el eje sobre el cual descansan las Medidas
de Acción Afirmativa. Con frecuencia, cuando se aborda dicho principio, se
invoca también el principio de no discriminación.
En opinión de Angelo Papacchini (1997) las demandas de los grupos
marginados que exigen una atención especial por parte del Estado, en respuesta a la carencia crónica de los medios de subsistencia, se sitúan todavía
en el paradigma de la igualdad, puesto que lo que reclaman es que la desigualdad en cuanto a disponibilidad de bienes sea tenida en cuenta a la hora
de distribuir la riqueza y asignar recursos. Tomar en serio las desigualdades
significa, en este caso, luchar para que éstas tiendan a desaparecer, gracias a
una intervención del Estado centrada en justicia social.
Para Papacchini, el problema de las desigualdades económicas y sociales
constituye un reto para el ideal moderno de dignidad y obliga en algunos
casos a violar el principio de la igualdad. Se trata sin embargo, continúa el
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autor, de una violación aparente, puesto que el objetivo de la “discriminación
inversa” hacia los grupos marginados es reducir las desigualdades excesivas,
que comprometen la valoración social y el autorrespeto.
Los principios de igualdad y de no discriminación cuentan con amplio
soporte en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos. En efecto,
dichos principios son:
Reconocidos en los artículos 3 (l) y 45 (a) de la Carta de la Organización de
los Estados Americanos, en el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el artículo II de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en el artículo 1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y en el artículo 9 de la Carta Democrática Interamericana consagran el respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales sin distinción alguna por motivo de raza, color, nacionalidad, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional
o social, propiedad, nacimiento u otra condición7.
Adicionalmente, los Órganos de Tratados de Derechos Humanos han
desarrollado una amplia doctrina que informa sobre los alcances de dicho
principio, a manera de ejemplo, vale la pena resaltar la Observación sobre
el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que
constituye una cláusula general de no discriminación. A este respecto, el
Comité de Derechos Humanos señaló que el principio de la igualdad exige
algunas veces a los Estados Partes adoptar disposiciones positivas para reducir o eliminar las condiciones que originan o facilitan que se perpetúe
la discriminación prohibida por el Pacto. Por ejemplo, en un Estado en el
que la situación general de un cierto sector de su población impide u obstaculiza el disfrute de los derechos humanos por parte de esa población, el
Estado debería adoptar disposiciones especiales para poner remedio a esa
situación. Las medidas de ese carácter pueden consistir en otorgar durante
un tiempo al sector de la población de que se trate un cierto trato preferencial en cuestiones concretas en comparación con el resto de la población.
Sin embargo, en cuanto son necesarias para corregir la discriminación de
7
AG/RES. 2168 (XXXVI-O/06). Organización de Estados Americanos, OEA.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
hecho, esas medidas constituyen una diferenciación legítima con arreglo
al Pacto.
Un detallado análisis de los argumentos en que descansan las medidas
de acción afirmativa, se encuentra en el citado estudio sobre “El concepto y
la práctica de la Acción Afirmativa” de Marc Bossuyt. Entre los argumentos
más importantes que se señalan allí, están: buscan enderezar o reparar injusticias históricas; reparar la discriminación social/estructural; son de utilidad
social; contribuyen a crear diversidad o una representación proporcional de
los grupos; ayudan a evitar la agitación social; son un medio de construir la
nación; contribuyen a la igualdad de oportunidades. A continuación se destacan los aspectos más relevantes de cada uno de tales argumentos.
5.1.
Enderezar o reparar injusticias históricas
El estudio de Marc Bossuyt resalta que el propósito es compensar las discriminaciones intencionales o específicas del pasado cuyas repercusiones todavía
se sienten hoy. Algunos grupos desfavorecidos han sido discriminados por
mucho tiempo, de modo que sus descendientes están en una situación desfavorable a causa, por ejemplo, de una educación o formación deficientes.
Sin lugar a dudas, este es uno de los argumentos más sólidos y que con
mayor frecuencia se invoca en los debates relativos a las medidas de acción
afirmativa. En el caso particular de la población afrodescendiente, Durban
dejó claro que los efectos de la esclavización y la trata transatlántica, son la
causa primigenia de la evidente situación de desventaja en que se encuentra
esta población.
En la defensa de esta justificación, se invoca con frecuencia al presidente
Lyndon Johnson, quien señaló:
No se puede tomar a alguien que ha estado encadenado, liberarlo, ponerlo
en la línea de arranque y decirle que ahora está libre para competir con los
demás y creer sinceramente que hemos actuado con toda justicia, hombres
y mujeres de todos los pueblos nacen con las mismas capacidades, pero la
capacidad no es sólo cuestión de nacimiento, la capacidad se ve ampliada o
impedida según la familia en la que se vive, la escuela a la que se asiste, el
grado de pobreza o de riqueza que a uno lo rodea, es el producto de cientos
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
de fuerzas invisibles que actúan sobre el pequeño infante, sobre el niño y finalmente sobre el hombre.
5.2.
Reparar la discriminación social/estructural
Este argumento guarda estrecha relación con el anterior. Sin embargo, enfatiza en las situaciones derivadas de legislaciones recientes que han permitido
recrear las desventajas históricas en que se han debatido los grupos tradicionalmente discriminados. Conforme al multicitado estudio del señor Bossuyt,
la noción de discriminación estructural encierra todo tipo de medidas, procedimientos, acciones o disposiciones legales que a primera vista son neutros
con respecto a la raza, el sexo, el origen étnico y otros aspectos, pero que sin
una justificación objetiva tienen consecuencias adversas desproporcionadas
para los grupos desfavorecidos.
Una valoración de los alcances de la discriminación estructural, remite a
las interpretaciones que ubican las Medidas de Acción Afirmativa para los
afrodescendientes en el plano de las reparaciones, o “afroreparaciones”, en
palabras de Catherine Walsh o de Claudia Mosquera, entre otros. En efecto,
en opinión de Catherine Walsh:
Centrar la acción afirmativa en un marco histórico-mundial-colonial y con
relación al tema de justicia reparativa permite llevarla más allá de una simple
política nacional de multiculturalismo e inclusión. Es decir, permite comprender que las afroreparaciones y la acción afirmativa son demandas y respuestas a la dominación histórica que nace con la llamada conquista de las
Américas como parte de un proceso de capitalismo global en el cual el comercio esclavista transatlántico y la misma institución de la esclavitud tuvieron funciones importantes (Walsh, 2009).
Para esta misma autora,
Pensar la acción afirmativa como medida política que pretende responder al
problema del racismo y de la discriminación racial, es ciertamente más fácil
y menos controversial que concebirla dentro del marco de la justicia afrorreparativa. Esto es porque la justicia reparativa implica aceptar la existencia y
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
pervivencia del racismo estructural-institucional-sistémico, y la complicidad
y responsabilidad del Estado nacional en su creación, manutención y perpetuación... (ibíd.)
Una visión integral de la justeza de las medidas de acción afirmativa, nos
la ofrece la profesora Claudia Mosquera, en un profundo estudio que acaba
de publicar, basado en una larga investigación de campo realizada en 8 ciudades de Colombia. Para la autora:
Durante el siglo XIX, la institución económica de la esclavitud se mantuvo
hasta 1851 a pesar del proyecto republicano que prometió igualdad, libertad
y fraternidad como ideales de ciudadanía abstracta y universal. Sabemos hoy
el ideal republicano no se cumplió en el caso de las personas de descendencia
africana. En el siglo XX, el pacto pluriétnico y multicultural de la Constitución de 1991 adhirió la equidad, la libertad y la solidaridad como principios
de las ciudadanías diferenciadas que el Estado y la sociedad civil deben concretar de manera dialógica.
Las cuantificadas desigualdades sociales concentradas en territorios de frontera y en personas de color y fenotipo negro, portadoras de una historia silenciada dentro de la Nación, muestra la presencia de desigualdades sociales
que perjudican los procesos de cohesión social y la democracia inclusiva, ellas
son fuente de un profundo malestar socio histórico que el Estado y la sociedad no han querido escuchar de manera franca. Del mismo modo, tampoco
han tratado de comprender su complejidad para actual al respecto (Mosquera, 2009).
El argumento de las Medidas de Acción Afirmativa como reparación encuentra bases jurídicas si se observa a la luz de las leyes que otorgaron la libertad a los esclavizados en América, las cuales profundizaron las desventajas
entre los esclavizados y sus descendientes, con respecto a la población criolla.
En efecto, con dichas legislaciones, paradójicamente, en lugar de adoptar
medidas de reparación y compensación a favor de la población que por tantos
siglos había sido esclavizada, se favoreció a los esclavistas, tal como se desprende de los dos primeros artículos de la Ley 21 de 1851, que otorgó la libertad a los esclavizados en Colombia. Tales disposiciones señalan:
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(…) Art. 1º. El día 1º de enero de 1852 serán libres todos los esclavos que
existan en el territorio de la República. En consecuencia, desde aquella fecha
gozarán de los mismos derechos y tendrán las mismas obligaciones que la
Constitución y las leyes garantizan e imponen a los demás granadinos.
Art. 2º. El comprobante de la libertad de esclavos será la carta de libertad
expedida en su favor con arreglo a las leyes vigentes, previos los respectivos
avalúos practicados con las formalidades legales, y con las demás que dictare
el poder ejecutivo.
Ningún esclavo menor de 45 años será avaluado en más de mil y seiscientos
reales si fuere varón, y de 1200 reales si fuere hembra: y ningún esclavo mayor
de 45 años será avaluado en más de 1200 reales si fuere varón y de ochocientos reales si fuere hembra…
5.3.
Crear diversidad o una representación proporcional de los grupos
De acuerdo con el estudio de Marc Bossuyt, los promotores de esta tesis sostienen que un entorno diverso desde el punto de vista racial y étnico es un
fiel trasunto de la sociedad en general y promueve un sentido de comunidad
más representativo y más rico. Les parece que la “diversidad positiva” es una
mejor manera de conseguir una justicia compensatoria para las minorías raciales y étnicas y, por tanto, afirman que hay que separar de la acción afirmativa la diversidad como argumento a favor de las preferencias raciales.
A ese respecto, conviene señalar que si bien el concepto de diversidad
tiene un significado autónomo, la búsqueda de una representación proporcional de los grupos en un contexto de discriminación histórica, en la práctica, responde a los mismos fines que persiguen las Medidas de Acción
Afirmativa.
En América Latina, cada vez son más frecuentes los nombramientos de
afrodescendientes en importantes instancias de decisión de los países. Entre
los casos más emblemáticos, se encuentran los de Brasil (Ministerios de Cultura y de Igualdad Racial, actual); Colombia, Ministra de Cultura, y ascenso
de un afrocolombiano a General de la República, en ejercicio; Ecuador, Ministerio de Cultura; Perú, General de la República, y Panamá, Ministra de
Educación, entre otros. Si bien, estas son las excepciones que confirman la
regla, no es aventurado afirmar que, tras cada una de estas experiencias, para
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
los ciudadanos de tales países les es o les sería extraño, no ver a personas de
descendencia africana en los gabinetes ministeriales o en otras altas dignidades como la Fuerza Pública.
5.4.
Argumentos relativos a la utilidad social
Según indica Marc Bossuyt en el multicitado estudio sobre la Práctica de la
Acción Afirmativa, los defensores de esta postura sostienen que:
Aumentaría el bienestar de muchas personas de distintas maneras; podría resultar en mejores servicios para los grupos desfavorecidos ya que los profesionales procedentes de los grupos desfavorecidos entienden y conocen mejor
los problemas de estos grupos. Por otro lado, cuando ocupen puestos de
poder e influencia miembros de grupos desfavorecidos, se podrá comprender
y proteger mejor los intereses de todos los grupos desfavorecidos. Una representación justa y visible de esos grupos en diversas esferas como el empleo o
la educación permitiría una acción social y política más eficaz en esas esferas… la acción afirmativa puede ofrecer modelos de conducta a las comunidades en desventaja que pueden darles incentivo y motivación considerables.
Además, el incremento de la participación de miembros de grupos desfavorecidos en distintos medios sociales acabará con los estereotipos y prejuicios
que siguen arraigados en muchas sociedades.
Sin duda, el argumento de la utilidad social trasciende el ámbito de los
grupos beneficiarios de las Medidas de Acción Afirmativa. Las mejoras en la
competitividad de un sector social, genera efectos multiplicadores en el desarrollo de un país, cualesquiera que sea. De hecho, este es uno de los retos
que enfrenta América Latina, para mantener una senda de crecimiento sostenido.
5.5.
Evitar la agitación social
Quienes defienden la utilidad social de las medidas de acción afirmativa consideran que no se puede desconocer que se están utilizando programas de
acción afirmativa, desde los programas especiales para zonas desfavorecidas
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y los programas de preferencia de género de la Unión Europea hasta los programas regionales de cupos en la India y Nigeria, para promover los intereses
de los más postergados y para superar las desigualdades internas de poder
económico y político con la esperanza de prevenir la agitación social.
Durante la década de 1960, los Estados Unidos enfrentaron diversos disturbios raciales que dejaron estupefactos a muchos norteamericanos no sólo
porque ocurrieron principalmente en las ciudades del norte, sino también
porque se produjeron después de la entrada en vigor en 1964 y 1965 de la
Ley de derechos civiles y de la Ley del derecho de voto, respectivamente. Por
fin en la sociedad norteamericana había quedado prohibido hacer distinciones de raza y se había concedido el derecho de voto a la comunidad negra,
pero para muchos dirigentes negros militantes aún no era suficiente.
Según el presidente Johnson, citado por Marc Bossuyt, “Si dan empleo
a esta gente, no harán una revolución porque han quedado incluidos. Si están
trabajando, no lanzarán bombas contra sus hogares y fábricas. Manténganlos
ocupados y no tendrán tiempo de incendiar sus automóviles”.
Este argumento cobró especial vigencia en la década del noventa, la cual
estuvo marcada por múltiples conflictos etnoculturales, asociados a la situación de exclusión social y de reconocimiento de la diversidad y de la diferencia.
En el hemisferio, las preocupaciones han estado centradas en las tensiones que se observa en más de nueve países, motivadas en las demandas de
pueblos indígenas y afrodescendientes que reclaman inclusión social y mayor
participación y autonomía en las decisiones que les afectan. Los casos más
relevantes remiten a las movilizaciones sociales realizadas en Ecuador, que
propiciaron la caída de dos Presidentes de la República, las tensiones en Perú,
en junio de 2009, que tuvieron como desenlace más de 30 muertes violentas,
incluidos 24 agentes de la Fuerza Pública, y la caída de gran parte del Gabinete de Gobierno, los fuertes enfrentamientos entre agentes del orden y comunidades indígenas mapuche en Chile, y las tensiones que, con frecuencia,
se presentan en Colombia, con el componente adicional que representa el
accionar de grupos armados ilegales, tanto de izquierda como de derecha, y
“el combustible” que aporta el narcotráfico.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
5.6.
Un medio de construir la nación
El mito de que el reconocimiento a la diversidad y a la diferencia atentaba
contra la unidad de los Estados, por mucho tiempo, se constituyó en uno de
los factores que recrearon las desigualdades en que se han debatido muchos
sectores sociales, en particular, los grupos étnicos. Sólo hasta comienzos de
la década del noventa, cuando la comunidad internacional pareció haber despertado del largo letargo en que se encontraba, y se percató de que la mayor
parte de las guerras y de los conflictos activos en ese momento tenían su origen en factores étnico-raciales, culturales o religiosos, los países iniciaron a
dimensionar los altos costos de tan grave omisión.
El obstinado propósito de buscar una sociedad homogénea, en un
mundo donde existen más de cinco mil grupos étnicos y se hablan más de
seiscientas lenguas, ha sido causa de grandes exterminios mediante el genocidio, la asimilación forzada y la segregación, entre otros vejámenes. Hoy,
por fortuna, existe una consciencia creciente acerca del valor de la diversidad,
y, por tanto, que “las diferencias no tienen que sucumbir ante el énfasis por
la humanidad común” y que, en lo que hace a la equitativa distribución de
los bienes esenciales, esta pasa por la adopción de medidas de acción afirmativa a favor de que aquellos grupos sociales históricamente discriminados.
Hoy, existe una mayor consciencia de que las identidades múltiples son
algo inherente a las personas y, que pueden coexistir sin desmedro de la unidad nacional. Si bien, el multiculturalismo del que habla Will Kimlicka
(1996), aún es un reto vigente, los cambios constitucionales que reconocen
los Estados Multiculturales, son un signo muy alentador. En América Latina,
entre los ejemplos más recientes se destacan Colombia, Venezuela, Ecuador
y Bolivia.
Las leyes que descansan en estos nuevos marcos constitucionales que redefinen el concepto de igualdad, han dejado de ser generales, impersonales
y abstractas. La búsqueda de la igualdad real, de la igualdad material y concreta hoy tiene rostro propio.
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5.7.
Contribuyen al logro de la igualdad de oportunidades
El estudio de Marc Bossuyt, y la inmensa mayoría de los análisis sobre la materia, observan que el objetivo principal de la acción afirmativa es establecer
una sociedad más igualitaria, para lo cual es necesario que todas las personas
gocen de igualdad de oportunidades para competir. Sin embargo, señala Bossuyt, existen muchos ideales de igualdad a veces contradictorios y conflictivos. La propia igualdad es esencialmente una categoría no determinada que
suele adquirir el significado que le dan los responsables de las políticas. Según
Bossuyt, los críticos de la igualdad de oportunidades consideran que el objetivo debería ser establecer los resultados de los procesos de decisión. Afirman que el propósito principal es la mejora de la situación relativa de los
grupos desfavorecidos. Este planteamiento por lo general se ocupa de la posición relativa de los grupos o las clases y no de los individuos. La igualdad
no puede depender de la actuación individual.
De acuerdo con la Corte Constitucional de Colombia (2000), el principio de igualdad consagrado en el artículo 13 de la Constitución Política de
1991 permite conferir un trato distinto a diferentes personas siempre que se
den las siguientes condiciones:
•
•
•
•
•
En primer lugar, que las personas se encuentren efectivamente en distinta
situación de hecho;
En segundo lugar, que el trato distinto que se les otorga tenga una finalidad;
En tercer lugar, que dicha finalidad sea razonable, vale decir, admisible
desde la perspectiva de los valores y principios constitucionales;
En cuarto lugar, que el supuesto de hecho —esto es, la diferencia de situación, la finalidad que se persigue y el trato desigual que se otorga—
sea coherente entre sí o, lo que es lo mismo, guarden una racionalidad
interna;
Y en quinto lugar, que esa racionalidad sea proporcionada, de suerte que
la consecuencia jurídica que constituye el trato diferente no guarde una
absoluta desproporción con las circunstancias de hecho y la finalidad
que la justifican.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
En Colombia, una de las Medidas de Acción Afirmativa más controvertidas, en sus inicios, fue la adopción de la Ley 581 de 2000, conocida como
Ley de Cuotas, expedida en favor de la mujer. Dicha Ley fue declarada exequible por la Corte Constitucional mediante la Sentencia núm. C-371 de
2000, tras un examen en el que la Corporación escuchó en audiencia pública
las diversas posiciones de los sectores sociales, políticos y académicos del país.
No obstante la existencia de condiciones fácticas desfavorables a la mujer,
como el hecho de percibir un 26 por ciento menos del salario que reciben los
hombres y de la existencia de múltiples circunstancias culturales que, en la
práctica, apenas se encuentran en vía de ser superadas, la adopción de la Ley
de Cuotas aún se encuentra transitando el camino hacia su legitimidad, incluso ante un importante sector de la población femenina, que o bien no ha
logrado percibir la discriminación y la exclusión de la que históricamente han
sido víctimas o no cree que ese sea el camino para superar dichos flagelos.
En efecto, en dicho examen de constitucionalidad, la Corte puso en evidencia que, hasta 1954 se le reconoció a la mujer el derecho al sufragio, que
pudo ser ejercido por primera vez en 1957. La Ley 83 de 1931 permitió a la
mujer trabajadora recibir directamente su salario. Mediante el Decreto 1972
de 1933 se permitió acceder a la Universidad. La ley 28 de 1932 reconoció
a la mujer casada la libre administración y disposición de sus bienes y abolió
la potestad marital, de manera que el hombre dejó de ser su representante
legal. En 1938, se pusieron en vigor normas sobre protección a la maternidad, recomendadas por la OIT desde 1919. Mediante el Decreto 2351 de
1965, se prohibió despedir a la mujer en estado de embarazo. El Decreto
2820 de 1974 concedió la patria potestad tanto al hombre como a la mujer,
eliminó la obligación de obediencia al marido, la de vivir con él y de seguirle
adonde quiera que se trasladase su residencia; el artículo 94 decreto ley 999
de 1988 abolió la obligación de llevar el apellido del esposo. Igualmente, las
leyes 1ª de 1976 y 75 de 1968 introdujeron reformas de señalada importancia
en el camino hacia la igualdad de los sexos ante la ley.
Entre los argumentos señalados por la Corte Constitucional al desestimar
las criticas en contra de las cuotas en favor de las mujeres se tiene que:
Una cosa es la capacidad para disputar y ser nombrada en un puesto y otra
cosa es la capacidad para desempeñarse en ese puesto. Debido a la discrimi-
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nación que sufren las mujeres, no es cierto que las consideradas capaces para
desempeñar un puesto puedan acceder a éste sin mayores obstáculos. Por
ejemplo, muchas mujeres reconocidas como las mejores en sus áreas de especialización, nunca llegan a ocupar puestos de jefatura o de mayor rango,
debido a que se les imponen mayores requisitos en su hoja de vida, se les solicita una dedicación de horario que es incompatible con las tareas que la sociedad espera que cumplan como amas de casa, se espera que piensen y
reaccionen como los hombres y que dejen de lado cualquier manifestación
de sentimientos tildados como femeninos, etc.8
VI.
Iniciativas relevantes:
la comisión intersectorial para el avance
de la población afrocolombiana, palenquera y raizal
La Comisión Intersectorial para el avance de la población Afrocolombiana,
Raizal y Palenquera, fue creada por el gobierno colombiano mediante el Decreto 4181 de 2007. De acuerdo con el informe presentado: “Sus recomendaciones nacen de un arduo trabajo de consulta y reflexión, que incluyeron
18 talleres regionales, reuniones de la Comisión y de su Comité Técnico, y
estudios realizados por las universidades del Valle y de Los Andes”.
La Comisión, presidida por el Vicepresidente de la República, tuvo como
objetivo:
Evaluar las condiciones de vida de la población afrocolombiana, palenquera
y raizal, y presentar al Gobierno Nacional las recomendaciones tendientes a
la superación de las barreras que impiden el avance de dicha población, en
particular de las mujeres y de los niños, en los campos económico y social;
así como la protección y realización efectiva de sus derechos civiles.
La Comisión adoptó un esquema de trabajo que incluyó cuatro sesiones
plenarias, reuniones de nivel técnico, realización de estudios especializados
y talleres regionales con las comunidades negras y otros sectores relevantes.
8
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-371 de 2000.
276
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
Las recomendaciones y acciones que se presentan son el resultado de dicho
proceso.
La realización de talleres regionales como herramienta de debate y reflexión, se convirtió en un espacio donde la población afrocolombiana y otros
sectores relevantes pudieron expresar sus opiniones sobre las barreras críticas
que limitan su desarrollo. De paso, propusieron soluciones a las mismas, las
cuales enriquecen y legitiman las recomendaciones de la Comisión Intersectorial.
Entre las principales barreras identificadas por la Comisión que impiden
el desarrollo de la población afrocolombiana, se mencionan:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Racismo y discriminación racial.
Baja participación y representación de la población afro en espacios políticos e institucionales de decisión.
Débil capacidad institucional de los procesos organizativos de la población afrocolombiana, palenquera y raizal.
Mayores dificultades para el acceso, permanencia y calidad en el ciclo
educativo, lo cual limita el acceso a empleos de calidad y el emprendimiento, dificultando la superación de la pobreza.
Desigualdad en el acceso al mercado laboral y vinculación a trabajos de
baja especialización y remuneración (empleos de baja calidad).
Escaso reconocimiento y valoración social de la diversidad étnica y cultural como uno de los factores que definen la identidad nacional.
Deficiencias, en materia de seguridad jurídica, de los derechos de propiedad de los territorios colectivos.
Deficiencia en la incorporación e implementación de las iniciativas y
propuestas que surgen de la población afrocolombiana, palenquera y raizal.
Baja disponibilidad de información sobre población afro, lo cual limita
la cuantificación y focalización de beneficiarios, así como la definición
de una política pública ajustada a las particularidades étnicas y territoriales.
Acceso limitado a programas de subsidio.
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
Ante este diagnóstico, la Comisión formuló un conjunto de recomendaciones, entre las cuales se destaca la de adoptar un Proyecto de Ley de
Igualdad de Oportunidades, que expresa el interés de desarrollar medidas
afirmativas para enfrentar todas estas situaciones de discriminación.
El Proyecto de Ley de Igualdad de Oportunidades en su versión preliminar señala que tiene por objeto:
Garantizar la efectiva participación, la inclusión social y la igualdad de oportunidades a la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera; facilitando su participación en las decisiones del país y el acceso al ejercicio de
funciones públicas en todos los niveles de la administración nacional, territorial y local; así como su participación en la conformación y ejercicio del
poder político y el acceso de los mismos a la Educación Superior, a nivel de
pregrado, maestría y doctorado. Así mismo, tiene por objeto establecer incentivos para la empresa privada y beneficiarios de contratos estatales con el
fin de facilitar la vinculación laboral en el sector privado de los miembros de
las mencionadas comunidades9.
VII.
Conclusiones
La contradicción que encierra la expresión discriminación positiva, ha contribuido a socavar la legitimidad de las medidas de acción afirmativa o medidas especiales. No hay duda de que es un contrasentido.
Las medidas de acción afirmativa gozan de plena legitimidad a la luz del
derecho internacional de los derechos humanos, y cuentan con base constitucional o jurisprudencial en muchos países, incluidos los del hemisferio
norte.
En las Américas, y, en particular, en América Latina, están probadas las
condiciones fácticas que además de justificar, hacen impostergable la adopción de medidas de acción afirmativa a favor de los afrodescendientes y los
pueblos indígenas, entre otros sectores sociales.
9
Vicepresidencia de la República de Colombia, Ministerio del Interior y de Justicia, Informe de la
Comisión Intersectorial para el Avance de la Población Afrocolombiana, Palenquera y Raizal, mayo
2009.
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
Las medidas de acción afirmativa o medidas especiales, son obligatorias
a la luz de la Convención Internacional para la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, y, entre otros aspectos, se diferencian de las
obligaciones positivas de los Estados, por su carácter de temporales.
Las medidas de acción afirmativa descansan en el principio de igualdad.
Sin embargo, para constatar que estén acorde a dicho principio, la Corte
Constitucional colombiana ha indicado que es necesario aplicar el test de
constitucionalidad, a fin de determinar que, en el caso en concreto, se observen los siguientes presupuestos:
En primer lugar, que las personas se encuentren efectivamente en distinta situación de hecho; en segundo lugar, que el trato distinto que se les otorga
tenga una finalidad; en tercer lugar, que dicha finalidad sea razonable, vale
decir, admisible desde la perspectiva de los valores y principios constitucionales; en cuarto lugar, que el supuesto de hecho —esto es, la diferencia de
situación, la finalidad que se persigue y el trato desigual que se otorga— sean
coherentes entre sí o, lo que es lo mismo, guarden una racionalidad interna;
y en quinto lugar, que esa racionalidad sea proporcionada, de suerte que la
consecuencia jurídica que constituye el trato diferente no guarde una absoluta
desproporción con las circunstancias de hecho y la finalidad que la justifican
(Sentencia C-371 de 2000).
Entre los argumentos de legitimidad de las medidas de acción afirmativa
se destaca el que tiene como propósito “compensar por discriminaciones intencionales o específicas del pasado cuyas repercusiones todavía se sientan.
Algunos grupos desfavorecidos han sido discriminados por mucho tiempo
de modo que sus descendientes están en una situación desfavorable a causa,
por ejemplo, de una educación o formación deficientes”.
Entre las diferentes formas que revisten las medidas de acción afirmativa,
la más controversial es la modalidad de cuotas. Sin embargo, tal como lo
puso de presente la Corte Constitucional de Colombia, tras examinar la constitucionalidad de la Ley 581 de 2001, relativa a las cuotas para las mujeres,
son muchas las bondades de tales medidas. En esa oportunidad, la Corte
Constitucional destacó las siguientes: a) Contribuyen a garantizar una igualdad real y efectiva, de manera que las situaciones de desventaja o marginali-
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PASTOR E LÍAS M URILLO M ARTÍNEZ
zación en las que se encuentran ciertas personas o grupos puedan ser corregidas; b) Sus destinatarios son grupos sociales discriminados que suelen enfrentar más dificultades, carecen de apoyo y de recursos financieros para
participar en los espacios de toma de decisión o tienen que enfrentar varios
obstáculos para participar en la vida pública originados, principalmente, en
prejuicios y estereotipos culturales que les asignan roles; c) Las cuotas de participación aseguran la presencia de las “minorías” en la vida pública y actúan
como dinamizador de las aspiraciones de los individuos que a ellas pertenecen. Por una parte, refuerzan la imagen social de ese grupo al asegurarle una
representación permanente y, por otra parte, neutralizan los prejuicios y las
resistencias que se oponen a que los miembros de ese grupo, ya sea mayoritario o minoritario, lleguen a determinados niveles de presencia política; d)
Las cuotas son un medio adecuado para promover la equidad no sólo porque
permiten garantizar la participación de sectores excluidos de los niveles de
decisión, sino porque, además, lo hace sin perjudicar a la administración pública, ya que no les da un trato preferencial permitiéndoles ejercer un cargo
para el cual no cuentan con los méritos suficientes.
VIII. Bibliografía
Alfonso Ruiz, Miguel, “Discriminación Inversa e Igualdad”, en Valcárcel,
Amelia (compiladora), El Concepto de Igualdad, Editorial Pablo Iglesias,
Madrid, 1994.
Bossuyt, Marc, “El concepto y la práctica de la Acción Afirmativa”, Informe
final presentado por el Relator Especial, de conformidad con la resolución
1998/5 de la Subcomisión Naciones Unidas, Subcomisión de Promoción
y Protección de los Derechos Humanos. 53º período de sesiones. Tema
5 del programa provisional. Prevención de la Discriminación.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Organización de Estados
Americanos. Consideraciones sobre la Compatibilidad de las Medidas de
Acción Afirmativa, concebidas para Promover la Participación Política de
la Mujer, con los Principios de Igualdad y No Discriminación.
Comisión Internacional de Justicia, Medidas de Acción Afirmativa, 2000.
280
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LAS MEDIDAS DE ACCIÓN AFIRMATIVA O MEDIDAS ESPECIALES: PARA REPARAR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS Y LA DISCRIMINACIÓN
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-371 de 2000, magistrado
ponente Carlos Gaviria Díaz, 2000.
Greenwalt, Kent, “Discrimination and Reverse Discrimination”, Alfred A.
Knopf, New York, 1983, citado en Michel Rosenfeld, Affirmative Action
Justice. A Philosophical and Constitutional Inquiry, Yale University Press.
Kimlicka, Will, Ciudadanía Multicultural, Editorial Paidós Estado y Sociedad, España, 1996.
Mosquera Rosero-Labeé, Claudia; León Díaz y Ruby Esther (editoras y coautoras), “Acciones Afirmativas y ciudadanía diferenciada étnico-racial
negra, afrocolombiana, palenquera y raizal. Entre Bicentenarios de las Independencias y Constitución de 1991”. Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de
Trabajos Sociales-CES. Grupo de Investigación sobre igualdad racial, diversidad cultural, conflictos ambientales y racismo en las Américas negras,
Idcaran. Eje transversal, conflicto, violencia y ciudadanías, 2009.
Papacchini, Angelo, Filosofía y Derechos Humanos, Editorial Universidad del
Valle, Santiago de Cali, 1997.
Walsh, Catherine, “Acción Afirmativa, en perspectiva (afro)-reparativa: Hacia
la nueva constitucionalidad ecuatoriana”, Informe de consultoría preparado para la Corporación de Desarrollo Afroecuatoriano (CODAE),
Quito, C-No.010-DJ-CODAE-DQ-2009.
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Acciones afirmativas para afrodescendientes:
¿un reconocimiento de justicia
o redistribución de recursos?
Olivia Cortez Bonilla
Tenemos derecho a ser iguales
cada vez que la diferencia nos inferioriza;
tenemos derecho a ser diferentes
cuando la igualdad nos descaracteriza.
Boaventura de Sousa Santos
Sumario
I. Introducción. II. Antecedentes de la teoría de las acciones afirmativas. III.
A partir de estos referentes históricos y conceptuales, ¿cuáles son los elementos que conectan las acciones positivas con los afroecuatorianos? IV. Marco
histórico de los afrodescendientes/afroecuatorianos. V. Acciones afirmativas
y el Estado: contexto actual de los afroecuatorianos. Indicadores sociales. VI.
¿Qué factores son lo que justificaría la aplicación de las acciones afirmativas
o positivas para afroecuatorianos? VII. Acciones afirmativas como estrategias
estatales. VIII. Paradigma de la redistribución o del reconocimiento en las
acciones positivas para afrodescendientes. IX. Argumentos a favor de las acciones positivas. X. Perspectivas de las acciones afirmativas. XI. Bibliografía.
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O LIVIA C ORTEZ B ONILLA
I.
Introducción
Este ensayo tiene como objetivo analizar las realidades socioeconómicas políticas y culturales de los afrodescendientes1 a partir de la lectura de los indicadores sociales del penúltimo Censo de población en el Ecuador (2001),
que visibiliza un escenario de las desigualdades y exclusiones históricas que
vive el pueblo afroecuatoriano, y en este marco, fundamentar la pertinencia
de las acciones afirmativas como una estrategia política del Estado ecuatoriano, que da respuesta a las demandas de igualdad de oportunidades del
grupo étnico en mención.
Para tal efecto, vamos a tomar aportes teóricos que recogen los antecedentes de las acciones afirmativas durante las últimas dos décadas, para consolidar criterios respecto a su aplicación en el marco de las responsabilidades
del Estado ecuatoriano y las implicancias para los hombres y mujeres afroecuatorianos.
Vamos a partir de una breve síntesis que incluya el origen de las acciones
afirmativas, definiciones, objetivos, críticas, perspectivas, los dilemas que presentan estas en su implementación y aplicación para los destinatarios, el
marco histórico de los afrodescendientes en el Ecuador y el marco normativo
que favorece, justifica y garantiza la aplicación de estas medidas y su utilidad
práctica para enfrentar la desigualdad y la exclusión.
II.
Antecedentes de la teoría de las acciones afirmativas
El término acción afirmativa apareció en forma oficial, por primera vez, en
los Estados Unidos de Norteamérica, en una orden ejecutiva suscrita por el
presidente John F. Kennedy en 1961, en la cual instaba a las entidades del
Ejecutivo a tomar “acción afirmativa” para terminar con la discriminación
de los afroamericanos en la contratación de personal.
1
Para John Antón-Sánchez (CEPAL, 2010: 34) el concepto de afrodescendiente es usado hoy en
día como una nueva forma de expresión identitaria de las poblaciones de la diáspora africana en
América. . Significa una ruptura epistemológica con el concepto racial colonial de “negro”. El uso
de afrodescendiente comenzó a tomar fuerza en el año 2000, cuando las organizaciones sociales
de la diáspora se movilizaron en torno a la preparación de la III Cumbre Mundial contra el Racismo.
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
La creación de estas medidas es el resultado de las acciones desplegadas
por movimientos de derechos civiles y la reivindicación de justicia social de
los afroamericanos para conseguir la integración de la sociedad norteamericana.
En el Congreso se definieron unas de políticas orientadas a mejorar las
oportunidades de las minorías en el trabajo, la educación, la asignación de contratos públicos y la participación política; impulsadas por el movimiento de
masas en favor de los derechos civiles cobraron fuerza, logrando la aprobación
de la Ley de los Derechos Civiles (1964) y de la Ley de Derecho al Voto (1965),
que dan lugar a la creación de la Comisión de Igualdad de Oportunidades en
el Empleo y la Oficina Federal de Cumplimiento de Contratos para garantizar
la observancia de la ley. Así, estos instrumentos legales constituyen la primera
manifestación oficial en contra de la discriminación racial.
Luego, en 1964, la Ley de Derechos Civiles incorporó otra vez el término
en la sección de remedio del Título VII referido a la discriminación en el
empleo. El presidente Lyndon B. Johnson firmó la Orden Ejecutiva n.º
112462, en 1965, en la que se exhortaba a las compañías contratadas con
fondos federales al cabal cumplimiento de la acción afirmativa.
En realidad, la meta de los movimientos de reivindicación civil era obtener leyes “sin color”. El cese de la discriminación no parecía suficiente, por
ende era necesario, cuando fuere el caso, promover acciones para mejorar la
igualdad (OPS, 2003: 9).
¿Qué son las acciones afirmativas y su finalidad social? Según Osborne
(1995: 297), las acciones positivas consisten en establecer medidas (temporales) que permiten eliminar, cambiar o compensar actitudes o comportamientos y corregir situaciones que son el resultado de prácticas o de sistemas
sociales discriminatorios.
Se pretende cambiar “discriminaciones indirectas”, o sea aquellas que
están inmersas en la cultura o que pueden tener referencias legales y se expresan en un reparto tradicional de los roles entre mujeres y hombres en la
sociedad (Tolentino, 1999: 133).
Por su parte Alfonso Ruiz-Miguel señala que “las acciones positivas pueden ser definidas como un programa público o privado, diseñado para igualar
las oportunidades de omisión para los grupos históricamente desventajados,
tomando en consideración aquellas mismas características que han sido
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usadas para negarles un tratamiento igualitario” (Ruiz-Miguel, 1994: 80, citado en Arroyo (2006: 43).
Para Ruiz-Miguel, la discriminación positiva o inversa es una variedad
específica de las acciones positivas, se aplica a colectivos sociales concretos
(mujeres, negros, personas con discapacidades) con características externas
inmodificables y cuya valorización social es indicativa por parte de la ideología dominante.
Se trata de una forma de diferenciación —enfatiza el autor— para la
igualdad que por medio de políticas persigue que se traten “desigualmente a
quienes son desiguales” con el objeto de promover a los que se encuentran
en situaciones menos favorables por diversas causas y disminuir o modificar
las relaciones sociales, culturales y económicas (Ruiz-Miguel, 1989: 227,
348, citado en Arroyo 2006: 43).
Finalmente, la Organización de Estados Americanos al definir las medidas de acción afirmativa hace referencia a las:
Políticas o medidas dirigidas a favorecer a determinadas personas o grupos,
ya sea con el fin de eliminar o reducir las desigualdades de tipo social, cultural
o económico que los afectan, o bien para lograr que los miembros de un
grupo subrepresentado, usualmente un grupo que ha sido discriminado, tengan una mayor representación(Greenwalt, 1983, en OEA, 2010: 21).
No obstante su aparente legitimidad, la doctrina y la jurisprudencia ha tenido dilemas al momento de definirlas; con frecuencia el tema suscita arduos
debates. En parte, la controversia derivada del uso de la expresión “discriminación positiva” y la percepción generalizada de que se trata de una “discriminación a la inversa”, lo cual de plano hay que señalar es erróneo(OEA, 2010).
III.
A partir de estos referentes históricos y conceptuales,
¿cuáles son los elementos que conectan las acciones
positivas con los afroecuatorianos?
Los aportes teóricos que encontramos en las definiciones de acciones afirmativas, sostienen que estas están dirigidas a colectivos sociales concretos
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
(mujeres, negros, personas con discapacidades), con características externas
inmodificables y cuya valorización social es indicativa por parte de la ideología dominante” y, por otro lado, “para igualar las oportunidades de omisión
para los grupos históricamente desventajados”.
En el caso de los afroecuatorianos, sus características culturales, sociales,
étnico/raciales, su pasado colonial constituyen un colectivo que acredita el
perfil para que estas acciones sean implementadas a su favor por parte del
Estado.
Como una forma de recompensar su no reconocimiento, cuando se crea
el Estado ecuatoriano, y se funda la república del Ecuador (1830), éste, mantuvo una política de invisibilización social, política y económica, lo que acentúo su pobreza y exclusión y discriminación racial, por cuanto niega la
ciudanía de los afrodescendientes, que por cierto seguían siendo esclavos. En
esta primera constitución política (1830), Sección III - De los ecuatorianos,
de sus deberes y derechos políticos “Artículo 12. Para entrar en el goce de
los derechos de ciudadanía, se requiere: 1. Ser casado, o mayor de veintidós
años; 2. Tener una propiedad raíz, valor libre de 300 pesos, o ejercer alguna
profesión, o industria útil, sin sujeción a otro, como sirviente doméstico, o
jornalero; 3. Saber leer y escribir”2. (Constitución1830). Los afrodescendientes carecían de todos estos requisitos, no obstante que participaron en las
luchas por la libertad de España, sin embargo no calificaban como ciudanos,
y por lo tanto no existían.
Es así que la visibilización estadística de los afrodescendientes empieza
en el Ecuador en el año 2000, cuando el gobierno aplica a escala nacional la
“Encuesta de Mediación de Indicadores de Niñez y los Hogares” (Emedhino), que incorporó la pregunta sobre autodefinición étnica a partir de la
condición socio-racial del individuo (Afrocifras 2004: 18).
Al respecto, Antón Sánchez (2010: 9) en sus análisis y estudios afirma
que la “invisibilidad estadística” ha traído como consecuencia que gran parte
de las comunidades afrodescendientes e indígenas queden relegadas y poco
atendidas en sus demandas por el logro de mayores oportunidades y mejor
equidad en la distribución de los beneficios sociales. En el caso particular de
2
Political Database of the America. República del Ecuador, Constitución de 1830, http://pdba.geor
getown.edu/Constitutions/Ecuador/ecuador30.html, Visitado el 06.25.2011
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O LIVIA C ORTEZ B ONILLA
los afrodescendientes, la invisibilidad estadística ha tenido impacto negativo
en sus condiciones de vida.
En uno de sus informes, la CEPAL sobre pobreza determina que:
Las raíces de la pobreza estructural marcada en los afroecuatorianos devienen
de la misma sobrevivencia a la trata trasatlántica como del período de la esclavitud y la manumisión, y estas se han cimentado aun más durante el período de incubación de la república, donde prevaleció un criterio nacionalista
de tipo racial excluyente amparado en la ideología del mestizaje y el blanqueamiento como bases esenciales de la unidad nacional y por ende del desarrollo (CEPAL, 2010: 28).
IV.
Marco histórico de los afrodescendientes/afroecuatorianos
La trata esclavista empieza en los siglos XVI hasta el XVIII, período en el
cual “el negro/a” fue despojado de su condición de ser humano (Miranda,
2005) y fue reducido a una mercancía dentro del sistema del comercio de
esclavos. Así, “indio” y “negro” se constituyen en etiquetas estigmáticas (Whiten, 1999), funcionales al sistema colonial. Citado en Hernández (2010: 20).
Teniendo características similares la institución de la trata de esclavos en
toda América, el Reino de Quito no fue su excepción. La trata convierte a
los africanos/nas y su descendencia en seres humanos en estado de indefensión, y por tanto vulnerables, por el hecho de carecer de libertad y siendo
otros que disponen de sus vidas (Lucena, 1994: 11).
Siendo que la presencia de los afrodescendientes en Ecuador data desde
la misma fundación de Quito, en 1534, durante todos estos siglos los afrodescendientes han contribuido con su fuerza productiva al desarrollo de la
nación, sin embargo, les ha correspondido sobrevivir bajo la herencia de la
esclavitud —que apenas terminó hace 159 años— relegados a los estratos
sociales más bajos, donde sus características de desarrollo están asociadas con
los trabajos más duros y humildes, desde la minas hasta el servicio doméstico
(Secretaría del Frente Social, 2005: 5).
La etapa republicana no se caracteriza por ser un proceso lineal en la relación del Estado con los grupos étnicos, específicamente con los indígenas
existen concepciones ideológicas distintas, en cuanto a sumir a la diversidad
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
étnica y cultural por lo Maiguashca, en el artículo “dialéctica de la igualdad”
identifica las fases del “proceso de etnización de lo político” que abarcan los
umbrales de la independencia nacional de España hasta la actualidad siglo
XXI (Maiguashca, 2007: 6).
La apreciación de esta condición de subalternidad de los afrodescendientes en sus relaciones con el Estado ecuatoriano devela una política de marginación social, por lo que la desigualdad y exclusión como grupo étnico y
social es de tipo estructural y que hoy los afroecuatorianos a la luz de las herramientas jurídicas y de la ética humana, exigimos mayor inclusión y participación en la construcción del Estado desde los nuevos mandatos
constitucionales.
V.
Acciones afirmativas y el Estado: contexto actual de los
afroecuatorianos. Indicadores sociales
Para Claudia Mosquera la acción afirmativa llamada también acción positiva,
movilidad positiva, promoción positiva o diferenciación positiva:
Surgen como un tipo de intervención estatal para responder a las demandas
de igualdad en la diferencia sobre todo en Estados pluriétnicos y multiculturales y establecer el principio de igualdad real frente al de igualdad formal.
Además, aparecen como medios eficaces para combatir la racialización y la
degradación moral de las personas negras que obstaculizan el logro de la
igualdad real y como garantías para brindar igualdad de oportunidades a personas pertenecientes a grupos subalternizados. (Mosquera, 2009: 11).
La condición del pueblo afroecuatoriano3, en este temprano siglo XXI,
es diferente al pasado colonial o de inicios de la república en cuanto a sus
niveles de organización y presencia como colectivo, con demandas específicas
3
La Constitución reivindica al afroecuatoriano como un ciudadano con sus justos derechos culturales
y como “PUEBLO”. Esta categoría permite comprender el lugar de los afroecuatorianos como
parte del Estado plurinacional, y por tanto, un reconocimiento explícito de sus derechos colectivos,
esta vez ampliados y por fuera del apéndice de los indígenas. En el artículo 58 de la Constitución
se escribe: “Para fortalecer su identidad, cultura, tradiciones y derechos, se reconocen al pueblo
afroecuatoriano los derechos colectivos establecidos en la Constitución, la ley y los pactos, convenios…” (Antón Sánchez, CEPAL, 2010: 9).
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pues su actoría social le ha permitido contar con una agenda de necesidades
prioritarias y avanzar en la exigibilidad de sus derechos, en su relación con el
Estado ecuatoriano.
No obstante su profunda voluntad, la capacidad de resistencia y de lucha
es histórica que data desde el sistema esclavista, en el cual para los afrodescendientes el tema central era la defensa de su vida y la libertad, expresada
en la colonia mediante variadas estrategias, como rebeliones, huidas, ahora
ratificada contemporáneamente como pueblo afroecuatoriano que demanda
y exige al Estado el ejercicio de sus derechos. Sin embargo, las condiciones
socioeconómicas, políticas y culturales de los afroecuatorianos los ubica en
la base de la pirámide social, que corresponde a la pobreza y extrema pobreza,
que el Estado moderno empieza a reconocer su responsabilidad que permita
un cambio cualitativo y cuantitativo al conjunto de esta población.
La condición de esclavos/as de los afrodescendientes en el Estado colonial
generó profundas desigualdades por su condición de etnia/raza, clase y género, dimensiones que se desplazan a la vida republicana de la nación ecuatoriana, al considerarlos como ciudadanos/as de “segunda categoría” en la
república, luego de la abolición de la esclavitud.
En esta consideración una de las consecuencias históricas de la esclavitud
y de siglos de discriminación racial y violencias hacia la población afroecuatoriana, ha sido la falta de reconocimiento del pueblo que tiene derechos
fundamentales, lo que va ligado a su exclusión, discriminación y posterior
invisibilización del proyecto de nación ecuatoriana creado por las élites
cuando se fundó la República del Ecuador.
En ese contexto las categorías etnia/raza, clase y género que cruzan la
existencia de los afrodescendientes, creando intercepciones unas con otras
están obstaculizando alcanzar la igualdad social y por tanto continúan produciendo injusticias, como producto de relaciones de desigualdad y exclusión
que, parafraseando a Wade (2008: 41), donde existe una jerarquía social que
tiene dimensiones racializadas (es decir que se juega con imágenes y discurso
raciales), se constituyen y reproducen identidades raciales.
Al respecto la intercepción de las categorías mencionadas, Mac Clintock
(1995) afirma que las categorías género y clase emergen y toman forma por
medio de las relaciones que tienen entre sí, es decir, se produce una intercepción.
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
En este caso no privilegia un sistema por otro al referirse al racismo y sexismo como sistemas enlazados de dominación; además enfatiza que “las dinámicas de género fueron fundamentales para conseguir y mantener el
proyecto imperial” (Wade, 2008; Mac Clintock, 1995: 2-3; Wade, 2008:
43-44).
Entre tanto, Mara Viveros reafirma que “la historia de las desigualdades
sociales en América Latina, tiene, de maneras diversas, una dimensión racial
que se ha constituido a lo largo del tiempo desde el período colonial. Aporta
que el concepto de interseccionalidad ha sido muy útil para superar la conceptualización aritmética de las desigualdades socio-raciales” (Viveros, 2008:
7). Esta interseccionalidad de categorías tiene que ser considerada a la hora
de la construcción de políticas públicas, en sus planes y programas dirigidos
a la población afrodescendiente.
A cinco siglos de la forzosa llegada de nuestros ancestros africanos a América, el pueblo afroecuatoriano vive en desigualdad y exclusión social, que se
expresa en los indicadores desagregados por sexo y etnia4 que constan en los
resultados del Censo de Población, 2001, que reflejan las necesidades básicas
insatisfechas.
Es así que en el indicador de pobreza por necesidades básicas encontramos la incidencia y contribución al analfabetismo de afrodescendientes que
el resultado en hombres es 9,7 % (48,4 %) y en mujeres 11,0 % (51,3 %);
en cuanto a pobreza por ingresos los afroecuatorianos hombres 43 %, y mujeres 39 %, en zona rural los hombres 61 % y mujeres 34 %; la escolaridad
entre 18 y 24 años: afroecuatorianos hombres 26,6 %, indígenas hombres
2,1 %, con relación a los blancos que poseen 33,6 %; hacinamiento de hogares: afroecuatorianos 31 %, indígenas 40 %, mientras que hogares blanco
18 %; mortalidad infantil de menores de 5 años: afroecuatorianos 48,3 %,
indígenas 89,8 %; hogares blanco 30,8 %; matrícula superior: afroecuatorianos hombres 6,5 %, indígenas hombres 2,9 % (Afro cifras/SIISE, 2003:
69, 49, 81, 88.
4
La palabra etnia (que denota a grupo étnico o etnicidad) fue utilizada por la etnología y la antropología cultural ante la necesidad de sustituir el concepto popular de “raza”, que de manera estrecha
y con una visión colonialista buscaba determinar grupos humanos cuya principal característica de
identidad fuera la pigmentación y los rasgos físicos de las personas (Antón Sánchez, CEPAL, 2010:
37).
291
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Mientras que la brecha de pobreza por ingresos entre blancos y afroecuatorianos se situó en 64 % (2007), 69 % (2008), 63 % (2009), con una
diferencia del 60 % (SIET, 2010: 11) en cuanto al analfabetismo 11,5 %
(2006), 7,3 % (2009) del promedio nacional 7,8 %, baja un poco el cálculo
de indicadores a partir de las encuestas nacionales de desempleo 8,9 %
(2007), 11,7% (2009) (SIET, 2010: 5).
La situación de pobreza en que vive el pueblo afroecuatoriano es tangible,
como lo demuestran indicadores del penúltimo censo de población y vivienda realizado el 2001, así como otros más actuales que estamos presentando. Los afrodescendientes representan el 5 % (604 009) del total de los
ecuatorianos, que se encontraban y continúan en situación de pobreza por
necesidades básicas insatisfechas (61 %); mientras que los afrodescendientes
registraban un 70,6 %, lo que significaba que siete de cada diez afrodescendientes era pobre, y sigue pobre. La pobreza medida según los ingresos igualmente ubicaba a los afrodescendientes entre los más pobres del país
conjuntamente con los indígenas; la tasa de analfabetismo nacional correspondía al 9,0 % y los afrodescendientes presentaban un analfabetismo del
10,3 % (SISE, 2005).
La Organización de Estados Americanos OEA (2010: 21), con relación
a los temas centrales que afectan a la vida de los afroecuatorianos:
Reconoce la existencia de un estrecho vínculo entre pobreza y pertenencia
étnico-racial, que hace de la población afrodescendiente uno de los sectores
sociales más excluidos, los gobiernos y las organizaciones internacionales han
redoblado sus esfuerzos, orientados a lograr la inclusión de dicha población,
que tan sólo en América Latina se estima supera los 150 millones de personas,
que, sin embargo, figuran entre las principales víctimas del racismo.
En nuestro país persiste la discriminación racial pues según la encuesta
2004, realizada en veinte y dos provincias del Ecuador, el resultado fue: 65,6
% urbano y 34,4 % rural, siendo las mayores víctimas del racismo los afrodescendientes (88 %), seguidos por los indígenas (71 %) (SISPAE, 2004).
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
VI.
¿Qué factores son lo que justificaría la aplicación de
las acciones afirmativas o positivas para afroecuatorianos?
Las acciones afirmativas tienen una justificación y fundamentación ética y
jurídica; no obstante, ambas se encuentran en una sinergia jurídica. La ética
se encuentra fundamentada en la dignidad del ser humano, que nace de los
principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y por
tanto es inherente al pueblo. Podemos sostener que la existencia de una doctrina de las acciones afirmativas justifica su aplicación, que tiene como objetivo
la igualdad real de los seres humanos, cuya esencia está en el principio de igualdad y no discriminación.
Esta doctrina se encuentra nutrida por amplios desarrollos legislativos y
jurisprudenciales en los diferentes sistemas jurídicos internacionales que muestran con elocuencia la amplia aceptación que tienen las medidas de acción afirmativa como mecanismos idóneos y legítimos, para superar las profundas
disparidades de colectivos subalternizados y reducidos a la categoría de inferiores socialmente como mujeres, grupos étnicos, diversidad sexual, entre otros.
Se trata de una amplia legislación internacional de los derechos humanos
que se encuentra plasmada en los marcos jurídicos constitucionales de los
países de la región y de manera puntual la Constitución ecuatoriana del
2008, que entre sus mandatos prohíbe la discriminación de las personas, en
cualquiera de sus formas. Estos avances en materia de acciones positivas se
constituyen en un amplio proceso sostenido y creciente, que ha permitido
el reconocimiento de la diversidad humana y de sus diferencias.
En la región existe una amplia experiencia en medidas afirmativas que
favorecen los derechos de mujeres, afrodescendientes, indígenas, entre otros.
No obstante que las acciones afirmativas pueden tener una variada gama de
materias, su desarrollo se ha concentrado en educación, salud, trabajo, representación política para mujeres y grupos étnicos.
En lo que respecta a la población afrodescendiente, en particular de América Latina, la creación de acciones positivas constituyen un aporte que nace
de varias fuentes, como avances derivados del surgimiento del “Movimiento
Social Afrodescendiente”, con sus redes y articulaciones; los importantes desarrollos legislativos y la incorporación progresiva de la variable afrodescendiente en las estadísticas oficiales y, entre los indicadores sociales, en las
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organizaciones multilaterales, intergubernamentales y no gubernamentales.
Sin embargo, el agotamiento de la etapa de reconocimiento constituye un
reto aún vigente, que conspira en contra de la legitimidad de las medidas de
acción afirmativa otorgadas u otorgables en su beneficio (OEA, 2010: 28).
Particularizando estos aportes jurídicos a la doctrina de las acciones positivas o de medidas de acción afirmativa destacamos los desarrollados por el
Comité para la Eliminación de la Discriminación de la Mujer, CEDAW, que
facilito en nuestro país la creación de las cuotas para mujeres en materia de
política electoral, y ahora ampliadas a otros espacios gubernamentales según
el mandato constitucional del 2008.
Además se cuenta con los aportes desarrollados por el Comité de Derechos Humanos, órgano responsable de la vigilancia del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos. Si bien dicho instrumento no cuenta con
una disposición específica sobre la materia (acciones positivas), al igual que
los demás órganos del tratado, la búsqueda del ideal de igualdad y no discriminación lo ha impulsado a pronunciarse en diversas oportunidades, destacándose la Observación General n.º 18 que señala:
El principio de la igualdad exige algunas veces a los Estados Partes adoptar
disposiciones positivas para reducir o eliminar las condiciones que originan
o facilitan que se perpetúe la discriminación prohibida por el Pacto. Por ejemplo, en un Estado en el que la situación general de un cierto sector de su población impide u obstaculiza el disfrute de los derechos humanos por parte
de esa población, el Estado debería adoptar disposiciones especiales para
poner remedio a esa situación. Las medidas de ese carácter pueden consistir
en otorgar, durante un tiempo, al sector de la población de que se trate un
cierto trato preferencial en cuestiones concretas en comparación con el resto
de la población. Sin embargo, en cuanto son necesarias para corregir la discriminación de hecho, esas medidas constituyen una diferenciación legítima
con arreglo al Pacto.
En materia laboral la Organización Internacional del Trabajo, a la luz
del Convenio n.º 111 de la OIT, relativo a la discriminación en materia de
empleo y ocupación, sostiene que dichas medidas están expresamente autorizadas en el artículo 5, como “medidas especiales de protección o asistencia”.
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
En 1975 la OIT aprobó la declaración sobre la igualdad de oportunidades y
de trato para las trabajadoras, en cuyo artículo 2, párrafo2, se establece que
no se considerará como discriminatorio un trato especial positivo durante
un período de transición a fin de lograr una igualdad efectiva entre los sexos.
En lo que hace relación a la población afrodescendiente, si bien las circunstancias fácticas son diferentes, el peso de la discriminación histórica —
a la par que en la falta de una educación competitiva— tiene en la cuestión
del empleo uno de los ámbitos donde con mayor urgencia se requiere la
adopción de medidas de acción afirmativa.
Por su parte, la Unesco a partir de la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales de 1978, en el párrafo 2 del artículo 9 prevé que deben tomarse medidas especiales a fin de garantizar la igualdad en dignidad y
derechos de los individuos y los grupos humanos dondequiera que ello sea
necesario, evitando dar a esas medidas un carácter que pudiera parecer discriminatorio en el plano racial.
En el plano intercontinental la Unión Europea cuenta con importantes
desarrollos en esta materia. Para los efectos que nos ocupa, basta con destacar
la Directiva relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato de las
personas independientemente de su origen racial o étnico, que en el artículo
5 señala “con el fin de garantizar la plena igualdad en la práctica, el principio
de igualdad de trato no impedirá que un Estado miembro mantenga o adopte
medidas específicas para prevenir o compensar las desventajas que afecten a
personas de un origen racial o étnico concreto” (OEA, 2010: 27-29).
Esta doctrina de las acciones afirmativas también cuenta con el importante aporte de teóricos como Claudia Mosquera Rosero-Labbé y Rodríguez
Morales con razones para la existencia y aplicación de las acciones afirmativas
a favor de los afrodescendientes como la deuda histórica: “son una manera
de tramitar la deuda histórica que tiene la sociedad con la población afrodescendiente; se interpretaría como acciones encaminadas a reparar el hecho
histórico de la Trata Esclavista Trasatlántica, y los daños causados por la institución económica de la esclavitud” (Mosquera, 2009).
Además estas acciones afirmativas se convierten en mecanismos de reparación social que el Estado asume para favorecer a los grupos excluidos.
“Parten del supuesto jurídico de que la abolición de la esclavitud indemniza
al que ofende y se manda a la calle sin ningún tipo de recursos, sin ningún
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tipo de posibilidades a quienes han sido ofendidos por siglos” (Afro cifras:
2004).
Con respecto a la abolición esclavista en Ecuador, ocurrió de 1851 a
1856 en el gobierno de José María Urbina, quien consolidó la alianza del
sector comercial costeño y el Ejército; aplicó un programa de corte liberal
que incluyó la abolición de la esclavitud, siendo los esclavos liberados contratados para los trabajos en haciendas en condiciones inhumanas, y por
tanto no resolvió el problema de la igualdad y no discriminación. Según Maiguashca en este período se politizan las clases subalternas, especialmente los
indígenas serranos, también se le da dos sentidos al concepto de igualdad liberal: uno de clase y otro étnico (Maiguashca, 2007: 63-64).
VII.
Acciones afirmativas como estrategias estatales
Una argumentación que subyace a esta concepción se encuentra en la idea
de que el pasado no reparado se encuentra en la base de la discriminación
racial (Mosquera, 2009). Quienes conciben las acciones afirmativas como
estrategias para la garantía de los derechos privilegian la consideración de los
derechos universales y culturales relacionados con su pertenencia a un grupo
étnico racialmente diferenciado.
Como medidas para procurar un mejoramiento de las condiciones de
vida, adquiere un carácter geográfico o territorial en ciertas narrativas consideradas como estrategias para el mejoramiento de condiciones de vida en territorios habitados de forma mayoritaria por la población afrodescendiente.
Se dan para proteger a las comunidades que históricamente han sido desprotegidas o que han sido vulneradas, e históricamente se las ha desarrollado
como comunidades indígenas, mujeres, entre otras.
Estas medidas son para implementarse como reparación por el padecimiento histórico de desigualdad económica y exclusión de los beneficios de
la ciudadanía liberal. Representan acciones para dar fin a las condiciones de
inferioridad social y cultural reflejadas en los altos índices de vulnerabilidad,
pobreza y exclusión social y política.
El carácter de las mismas es reparativo, histórico, orientado a promover
la regulación de los grupos que han sido tradicionalmente excluidos, a pesar
de la existencia de leyes que han pretendido incorporar a esta población a la
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
nación. Se convierten en la forma concreta de modificar las condiciones históricas adversas de los afrodescendientes. Adquieren el carácter de acciones
de privilegio, con el objetivo de equiparar las condiciones socioeconómicas.
Parten del supuesto jurídico de que la abolición de la esclavitud se indemniza al que ofende y se manda a la calle sin ningún tipo de recursos, sin
ningún tipo de posibilidades a quienes han sido ofendidos por siglos. Estas
medidas tienen el carácter temporal por cuanto finalizarían con la invisibilización histórica de pueblos y personas.
También se entienden como herramientas que albergan dos posibilidades: el reconocimiento cultural de los grupos a los que se dirige y el reconocimiento histórico como sujetos activos y actuantes en la construcción no
oficial de la nación.
Un aspecto central de dicho reconocimiento cultural se convierte a su
vez en una forma especial de acciones afimativas, y se encuentra en la implementación de medidas para procurar un cambio sociocultural, operando en
las representaciones sociales, racistas que existen respecto de esta población
con el fin de combatir la discriminación racial de manera estructural (Mosquera, 2009).
VIII. Paradigma de la redistribución o del reconocimiento
en las acciones positivas para afrodescendientes
La aplicación de acciones afirmativas de manera particular cuando se trata
de afrodescendientes, necesariamente pasa por el reconocimiento jurídico
del derecho que asiste, que con el avance de la legislación interna y el desarrollo de los derechos humanos internacionales ya no se encuentran en discusión; además implicaría que por el hecho de no gozar de derechos, como
educación, vivienda, trabajo, salud, entre otros, el Estado se ve obligado en
el cumplimiento de sus deberes ineludibles a realizar una redistribución de
sus recursos para efecto de satisfacer estas necesidades y además implementar
su ejercicio mediante diversos mecanismos.
En esta dirección Nancy Fraser (1997) nos presenta su perspectiva teórica
respecto a las acciones afirmativas, que las denomina soluciones de redistribución y de reconocimiento. Esta perspectiva nace del análisis de las luchas
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de los grupos sociales por el reconocimiento que tiene lugar en un mundo
de exageradas desigualdades materiales en cuanto a ingresos y a propiedad,
acceso a trabajo remunerado, educación, salud, recreación.
Así, Fraser propone desarrollar una teoría crítica de reconocimiento que
defienda únicamente aquellas versiones de la política cultural de la diferencia
que pueden combinarse coherentemente con la política social de igualdad, y
propone que la justicia hoy en día requiere a la vez, la redistribución y el reconocimiento, lo que significa cómo debemos conceptualizar el reconocimiento
cultural y la igualdad social, y develar cómo se entrelazan y apoyan mutuamente
en la actualidad las desventajas económicas y el irrespeto cultural.
Las propuesta tiene como objetivo conectar dos problemáticas políticas
que se encuentran disociadas: integrar el reconocimiento y la distribución
para encontrar un marco adecuado a las exigencias actuales. No obstante esta
propuesta presenta un problema por lo que Fraser se cuestiona: ¿bajo qué
circunstancia puede la política de reconocimiento servir de apoyo a la política
de redistribución, sin que la primera desvalorice a la segunda? Las respuesta
está en los ejes de injusticia que son simultáneamente culturales y socioeconómicos, específicamente en el género la raza-etnia. Se vuelve a plantear
como necesidad actual la redistribución y el reconocimiento buscando que
las dos categorías mantengan una sinergia que genere un apoyo mutuo.
Su tesis es conectar la distribución y el reconocimiento como problemáticas políticas que actualmente se encuentran disociadas. De manera que al
integrar el reconocimiento podamos encontrar un marco teórico adecuado
a las exigencias. La ventaja de la propuesta de Fraser está en que las soluciones
transformativas reducen la desigualdad social sin crear clases estigmatizadas,
compuestas de personas vulnerables que se perciben como beneficiarias de
una generosidad especial.
En consecuencia estas categorías tienden a promover la reciprocidad y
la solidaridad entre las relaciones de reconocimiento y una aproximación
orientada a la reparación de injusticias distributivas, por consiguiente, puede
contribuir también a reparar injusticias de reconocimiento.
La diferencia de la redistribución afirmativa es que su práctica no tiende
a socavar esta concepción, entonces las dos propuestas generan diferentes lógicas de diferenciación de grupo: mientras que las soluciones afirmativas pueden tener el efecto perverso de promover la diferenciación de clases, y las
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soluciones transformativas tienden a borrarlas, los dos enfoques generan diferentes dinámicas subliminales de reconocimiento. La redistribución afirmativa puede estigmatizar a los menos favorecidos, de modo que al perjuicio
de la pobreza se añade el insulto de la falta de reconocimiento; la redistribución transformativa por el contrario puede promover la solidaridad, ayudando a reparar algunas formas de respeto (Fraser, 1997: 18, 24 25, 36, 43).
IX.
Argumentos a favor de las acciones positivas
Existen argumentos relevantes a la legitimidad de las medidas de acción afirmativa, o medidas especiales, entre los cuales se mencionan: buscan enderezar
o reparar injusticias históricas; se orientan a reparar la discriminación
social/estructural; son de gran utilidad social; tienden a crear diversidad o
una representación proporcional de los grupos —para el caso— de orden racial; contribuyen a evitar la agitación social; son un medio de construir la
nación, y son un medio eficaz para garantizar la igualdad de oportunidades
(OEA, 2010: 17).
El particular énfasis en torno al derecho a la igualdad parte de reconocer
que este es el principio base para la adopción de las medidas de acción afirmativa. Para los defensores de las medidas de acción afirmativa o medidas
especiales, entre las ventajas que estas ofrecen se destacan las siguientes:
•
•
•
Contribuyen a garantizar una igualdad real y efectiva, de manera
que las situaciones de desventaja o marginalización en las que se encuentran ciertas personas o grupos puedan ser corregidas.
Sus destinatarios son grupos sociales discriminados que suelen enfrentar más dificultades, carecen de apoyo y de recursos financieros
para participar en los espacios de toma de decisiones o tienen que
enfrentar varios obstáculos para participar en la vida pública originados, principalmente, en prejuicios y estereotipos culturales que les
asignan roles.
Las cuotas de participación aseguran la presencia de las “minorías”
en la vida pública y actúan como dinamizador de las aspiraciones de
los individuos que a ellas pertenecen.
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Por una parte, refuerzan la imagen social de ese grupo al asegurarle una
representación permanente y, por otra, neutralizan los prejuicios y las resistencias que se oponen a que los miembros de ese grupo, ya sea mayoritario
o minoritario, lleguen a determinados niveles de presencia política. Las cuotas
son un medio adecuado para promover la equidad no solo porque permiten
garantizar la participación de sectores excluidos de los niveles de decisión,
sino porque, además, lo hacen sin perjudicar a la administración pública.
No obstante existen argumentos en contra de las acciones positivas como,
para los críticos de las medidas de acción afirmativa, en especial las cuotas, sus
características principales son las siguientes: Violan el derecho a la igualdad,
en la medida en que ubican a sus destinatarios en circunstancia de inferioridad
con respecto a las demás personas; la cuota termina por discriminar.
Sugiere que son inferiores o discapacitadas, porque por sus propios méritos no pueden llegar a ocupar los cargos de mayor responsabilidad; promueven un mensaje de asistencialismo; contribuyen a perpetuar estereotipos
de invalidez, discriminación y debilidad.
Desde el punto de vista económico, para determinar la participación de
un grupo en el mercado laboral debe hacerse con base en criterios tales como
la preparación de los miembros de ese grupo, su disposición al trabajo, sus méritos laborales o su experiencia; las cuotas imponen una carga injustificable
sobre las personas que no se benefician; y, las cuotas sugieren que sus destinatarios son personas inferiores o discapacitadas, porque por sus propios méritos
no pueden llegar a ocupar los cargos de mayor responsabilidad. (OEA210:22).
9.1
Las acciones afirmativas y su relación
con el principio de igualdad
El derecho a la igualdad, de la igualdad real o material, como piedra angular
de todos los derechos humanos es el eje sobre el cual descansan las medidas
de acción afirmativas. Con frecuencia, cuando se aborda dicho principio, se
invoca también el principio de no discriminación (OEA 2010).
Al respecto Boaventura de Souza Santos (2010) ,vincula el principio de
igualdad, con la libertad y la ciudadanía, por lo que la desigualdad y exclusión
son consideradas como excepciones o incidentes de un proceso social, que
no les reconoce legitimidad alguna.
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Afirma que la desigualdad y la exclusión tienen en la modernidad un
significado distinto, del que tuvieron en sociedades del pasado. Como la sociedad colonial de América, que sus características fundamentales fueron la
desigualdad y exclusión de las poblaciones “negras e indígenas.
De Souza nos devela la lógica de los sistemas de la desigualdad y exclusión cuando nos dice que, ambos tienen una pertenencia jerarquizada, haciendo una distinción de ellos. El primero la desigualdad, implica un sistema
jerárquico de integración social, y además caracterizado como un fenómeno
socioeconómico que reposa en el esencialismo de la igualdad; por el contrario
la exclusión presupone un sistema igualmente jerárquico, pero dominado
por el principio de exclusión y sobre todo es un fenómeno de tipo cultural
y social, y la exclusión radica en la jerarquía de las razas y la integración desigual, que se manifiesta primero en la explotación colonial y luego por la
inmigración, y reside en el esencialismo de la diferencia (OEA.2010:4,5,6).
Las acciones afirmativas se convierten en mecanismo de política pública,
que de acuerdo al derecho moderno, los estados las asumen para favorecer el
ejercicio de los derechos fundamentales de los grupo excluidos históricamente, por etnia/raza, orientación sexual, género, sexo, clase).
En opinión de Angelo Papacchini (1997) las demandas de los grupos
marginados que exigen una atención especial por parte del Estado, en respuesta a la carencia crónica de los medios de subsistencia, se sitúan todavía
en el paradigma de la igualdad, puesto que lo que reclaman es que la desigualdad en cuanto a disponibilidad de bienes sea tenida en cuenta a la hora
de distribuir la riqueza y asignar recursos (OEA 2010).
Papacchini insiste que tomar en serio las desigualdades significa en éste
caso luchar para que éstas tiendan a desaparecer, mediante la una intervención del Estado centrada en justicia social. Para Papacchini, el problema de
las desigualdades económicas y sociales constituye un reto para el ideal moderno de dignidad y obliga en algunos casos a violar el principio de la
igualdad.
Larrea (2005:18) también nos aporta en el tema cuando nos dice que la
exclusión social constituye una realidad jerarquizante, que oculta las desigualdades, equiparando formalmente a los ciudadanos pero privando a la
mayoría de ellos de la real posibilidad de ejercer derechos.
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9.2
Fundamento jurídicos de las acciones positivas
Las acciones afirmativas se sustentan en un marco jurídico que comprende
un conjunto de instrumentos que descansan en varios tratados internacionales de derechos humanos a nivel internacional y nacional.
A nivel internacional
Naciones Unidas ha generado el mayor escenario para la promulgación y
aplicabilidad de estos instrumentos que van desde la Declaración de los Derechos Humanos en 1948 hasta la CEPAL, que nos aporta con una colección
de documentos de proyectos. La experiencia afrodescendiente y la visibilidad
estadística en el Ecuador.
Aprobación de varios pactos internacionales como: El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1976) y su Protocolo Facultativo; el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1976); la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965). A éstos se le suman la Declaración del año 1971
como Año Internacional de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación
Racial, y los sucesivos tres decenios de Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial (1973-1983, 1983-1993 y 1994-2004).
En la región, tanto la promoción como la garantía de los derechos civiles
y políticos como los económicos, sociales y culturales de los pueblos indígenas y afrodescendientes se sustentan en el Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), en el protocolo adicional de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos,
sociales y culturales (Protocolo de San Salvador), que tiene como órgano vigilante a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Una de esas medidas tienen que ver con la aplicación por parte de los
Estados nacionales del párrafo b) del artículo 4 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial,
donde se impone la obligación de mostrarse vigilantes y de tomar medidas
contra acciones o ideas basadas en la superioridad o el odio racial. Igualmente, en el párrafo 107, de la Declaración de Durban se destaca “la nece-
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sidad de diseñar, promover y aplicar en el plano nacional, regional e internacional estrategias, programas y políticas, así como legislación adecuada,
que puede incluir medidas especiales y positivas, para promover un desarrollo
social equitativo y la realización de los derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales de todas las víctimas del racismo y la discriminación
racial.(CEPAL2010: 43).
Durban y Medidas afirmativas:
La Conferencia de Durban es un instrumento clave, reconoce que el racismo
y la discriminación están estrechamente ligados a la pobreza, el subdesarrollo,
la marginación, la exclusión social y las desigualdades económicas, las cuales,
al mismo tiempo contribuyen a la persistencia de actitudes y prácticas racistas, que a su vez generan más pobreza. (Secretaria Técnica F.S 2005:11).
Consecuentemente como otros instrumentos jurídicos de las Naciones
Unidas reconocen que es preciso tomar medidas a nivel nacional e internacional para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia a fin de asegurar el pleno disfrute de todos
los derechos humanos, económicos, sociales, culturales, civiles y políticos,
que son universales, indivisibles, interdependientes e interrelacionados, y
para mejorar las condiciones de vida de los hombres, las mujeres y los niños
de todas las naciones.
Es así que Declaración de Durban (párrafo 108) reconocen la necesidad
de adoptar medidas afirmativas o medidas especiales a favor de las víctimas
del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia para promover su plena integración en la sociedad. Esas medidas
de acción efectiva, que han de incluir medidas sociales, deben estar destinadas
a corregir las condiciones que menoscaban el disfrute de los derechos y a introducir medidas especiales para alentar la participación igual de todos los
grupos raciales y culturales, lingüísticos y religiosos en todos los sectores de
la sociedad y para situarlos en pie de igualdad.
Entre estas medidas se orientan a lograr una representación, apropiada
en las instituciones de enseñanza, la vivienda, los partidos políticos, los parlamentos y el empleo, en particular en los órganos judiciales, la policía, el
ejército y otros servicios civiles (CEPAL 2005:12).
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Para Hurtado (2006)las formas de exclusión social, económica y política
se han traducido así mismos en exclusión socio espacial demográfica que se
refleja en la insuficiente, acumulación de riqueza, factores productivos, infraestructura, acceso a servicios públicos y en carencias de estrategias para
participar en los mercados de trabajo formales en condiciones de equidad en
las zonas donde es registran los grupos étnicos-raciales, manifestándose en la
baja calidad de vida, en la ampliación de brechas educacionales, en los bajos
indicadores de empleo y en los altos índices de pobreza. CEPAL, 2001 (Hurtado 2006.a 2008:344.)
Avances en la normativa nacional:
Las medidas de acción afirmativa tienen rango constitucional en muchos países, de todas las regiones del mundo. En América Latina, se destacan los
casos de Colombia artículo 13, numeral 2, inciso 3 y en Ecuador artículo
11, numeral 2, inciso 3. Con respecto a Ecuador, también goza de rango
constitucional el derecho a la reparación colectiva, a favor de las colectividades afectadas por el racismo, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia y discriminación, parcialmente desarrollado por el Decreto No. 60 de
septiembre de 2009, mediante el cual se adoptó el Plan Plurinacional para
Eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural, que,
entre otras medidas, prevé el acceso a cargos públicos del Estado, por parte
de miembros de los pueblos indígenas, afroecuatorianos y montubios, en un
porcentaje no menor a la proporción de su población (OEA. 2010:17).
La Constitución Política de 1998, reconoce las culturas, pueblos y nacionalidades que conforman la nación. En la Carta Política se hace un reconocimiento expreso a los derechos colectivos, al multiculturalismo y a la
interculturalidad.
La normativa nacional refleja un gran avance en la última década en la
creación de instrumentos jurídicos para combatir el racismo la discriminación exclusión, y propender al ejercicio de los derechos humanos, a partir de
las acciones de gobierno conjuntamente con la participación de las organizaciones y el pueblo afroecuatoriano.
La Constitución del Ecuador aprobada en octubre de 2008, en su artículo 1, declara al Ecuador como “Estado constitucional de derechos y justi-
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
cia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural,
plurinacional y laico, se ratifica el carácter multicultural del país, afianzando
la plurinacionalidad como principio rector del reconocimiento y la protección de la diversidad de los pueblos. Asimismo, se establece la interculturalidad como mecanismo necesario para la convivencia y el entendimiento
entre las diversas culturas de la nación.
Al respecto J. Ferajoli. (2008), analiza ésta innovación y expresa: “En el
Estado de derechos finalmente todo poder político, público y privado están
sometidos a los derechos es decir en el Estado de derechos, los derechos que
son creaciones y reivindicaciones históricas, anteriores y superiores al Estado
someten y limitan todos los poderes incluso al constituyente”.
Los factores “interculturalidad y plurinacionalidad” reconocen la diversidad cultural de la nación, vuelve a resignificar el principio de igualdad,
Ávila (2008:29) y no aquel principio de igualdad formal que se concebía en
la burgesía liberal y que se constituia como sinónimo de igualdad ante la ley,
por el contrario ahora consideramos a la igualdad real como el principio que
pondrá fin a las desigualdades de carácter económico y social y que la Constitución de 2008 incorpora.
Por lo que, el principio de igualdad se convierte en el elemento, ético
jurídico fundamental, para continuar transitando el camino que posibilite
la transición de la igualdad formal a la igualdad real de los oprimidos, dominados, subalternizados, de conformidad con el sumak kawsay o Buen
vivir. En proceso de implementación que se convierte en principios orientación del nuevo pacto social, como alternativa para el ejercicio pleno de
los derechos humanos, frente al modelo neoliberal imperante en las últimas
décadas que fracasó y nos dejó hambre dolor miseria y pobreza, Ávila
(2008:29).
Retomando el principio de igualdad R. Alexis, (2008) sostienen que los
principios son mandatos de optimización. Al decir que son mandatos, refuerzan la idea que los principios son normas jurídicas y, como tales, deben
ser aplicadas, al manifestar que son de optimización, quiere decir que su finalidad es alterar el sistema jurídico y también la realidad.
En relación a la aplicación del principio de igualdad, la Constitución de
2008 reconoce la igualdad formal, la igualdad material y la prohibición de
aplicación de discriminación. Desde esta posición la igualdad formal, signi-
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fica que, ante el sistema jurídico todas las personas deben ser tratadas de igual
manera, es decir tratar igual a los iguales y diferentes a los diferentes.
Tratar igual a los iguales y diferente a los diferentes es justo donde se
produce la distorsión social, cultural e histórica de la discriminación especialmente con los afrodescendientes y otros colectivos que comparten estas
desventajas sociales, las diferencias no son aceptadas y a la vez asumidas como
inferioridad ésta concepción es analizada por, Lorde Audre, cuando expresa
que: “buena parte de la historia euro-occidental, nos condiciona para que
veamos las diferencias humanas, como, oposiciones simplistas: dominante/
dominado, bueno/ malo, superior /inferior y la sociedad lo bueno lo define en
función de los beneficios y no de las necesidades humanas y que siempre va
a existir un grupo de personas a quienes, mediante la opresión sistemática,
se lleve a ser sentir, como si estuvieran de más y a ocupar el lugar de seres inferiores deshumanizados”, (Lorde Audre 1988:121).
Me pregunto ¿resultará difícil encontrar a personas que encajen en esta
percepción euro-occidental? claro que no, existen variables que intersecan la
vida de las personas como la raza-etnia, sexo, la clase, la orientación sexual
entre otras, que desde la mirada occidental estas personas son tratadas como
diferentes/inferiores invisibilizados y por lo tanto discriminados.
En cuanto a la igualdad material o, se introduce un análisis sustancial,
que pase por el sistema jurídico a la realidad de las personas; en este sentido
Boaventura de Souza contribuye a aclarar las consecuencias del trato igualitario en relación a la constatación de la diferencia: “todos tenemos derecho a
ser iguales cuando la diferencia oprime, y derecho a ser diferente cuando la igualdad descaracteriza.” (Avila2008:49), significa que la igualdad jurídica implica
que hay que proteger las diferencias personales y excluir las diferencias sociales, pues cada persona es, al mismo tiempo diferente a los demás, en
cuanto a su identidad, y es una persona como todas.
Continuando con el análisis de la Constitución, de los artículos 56 al 60
se detallan los derechos colectivos de los pueblos y nacionalidades indígenas,
afroecuatorianas y montubias y particularmente, el artículo 57 reconoce y
garantiza a las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades el derecho
colectivo a “no ser objeto de racismo y de ninguna forma de discriminación
fundada en su origen, identidad étnica o cultural” y establece “el reconocimiento, reparación y resarcimiento a las colectividades afectadas por racismo,
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
xenofobia y otras formas conexas de intolerancia y discriminación”. Además
prohíbe el racismo y la discriminación racial en los medios de comunicación
y establece que “el Estado garantizará la aplicación de estos derechos colectivos sin discriminación alguna, en condiciones de igualdad y equidad entre
mujeres y hombres”
En el Art. 11.2: establece las acciones afirmativas y el principio de igualdad. En el Art. 58 se reconocen expresamente los derechos colectivos del
pueblo afroecuatoriano; El Art. 60, por su parte, reconoce que “los pueblos
ancestrales, indígenas, afroecuatorianos y montubios podrán constituir circunscripciones territoriales para la preservación de su cultura”.
El Art. 65 dispone: “El Estado promoverá la representación paritaria de
mujeres y hombres en los cargos de nominación o designación de la función
pública, en sus instancias de dirección y decisión, y en los partidos y movimientos políticos. En las candidaturas alas elecciones pluripersonales se respetará su participación alternada y secuencial. El Estado adoptará medidas
de acción afirmativa para garantizarla participación de los sectores discriminados”.
El Art. 66 establece los derechos a la igualdad formal, la igualdad material
y la no discriminación. También, el derecho a la identidad personal y colectiva, que contempla el derecho a conservar, desarrollar y fortalecer las características materiales e inmateriales de la identidad, tales como la nacionalidad
y las manifestaciones espirituales, culturales, religiosas, lingüísticas, políticas
y sociales. Asimismo, prohíbe la esclavitud, la explotación, la servidumbre y
el tráfico y la trata de seres humanos en todas sus formas.
Por su parte, los artículos 156 y 157 y la disposición transitoria sexta
instituyen los Consejos Nacionales para la Igualdad, que son “órganos responsables de asegurar la plena vigencia y el ejercicio de los derechos consagrados en la Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos
humanos”
El Art. 156 señala que los Consejos Nacionales para la Igualdad “se integrarán de forma paritaria, por representantes de la sociedad civil y del Estado, y estarán presididos por quien represente a la Función Ejecutiva”.
El artículo 257, establece: “En el marco de la organización político - administrativa podrán conformarse circunscripciones territoriales indígenas o
afroecuatorianas, que ejercerán las competencias del gobierno territorial
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autónomo correspondiente, y se regirán por principios de interculturalidad,
plurinacionalidad y de acuerdo con los derechos colectivos. Las parroquias,
cantones o provincias conformados mayoritariamente por comunidades,
pueblos o nacionalidades indígenas, afroecuatorianos, montubios o ancestrales podrán adoptar este régimen de administración especial, luego de una
consulta aprobada por al menos las dos terceras partes de los votos válidos.
Dos o más circunscripciones administradas por gobiernos territoriales indígenas o pluriculturales podrán integrarse y conformar una nueva circunscripción. La ley establecerá las normas de conformación, funciona miento y
competencias de estas circunscripciones”.
Leyes secundarias: El avance de las leyes secundarias también se mantienen
en un avance e implantación, con acciones que valoricen o sancionen la discriminación. El decreto legislativo del 2 de octubre de 1997 declara el día
nacional del Pueblo Afroecuatoriano y recomienda incorporar su aporte e
historia al sistema educativo del país. También reconoce a Alonso de Illescas
como héroe nacional afroecuatoriano, que lidera a los Cimarrones, luego del
naufragio esclavista en las costas de Esmeraldas.
El Código Penal contemplaba hasta ese momento un capítulo sobre los
“crímenes raciales”, sin embargo el 11 de febrero de 2009 la Comisión Legislativa aprobó las reformas al Código Penal en las que se tipifica el delito
de odio con su respectiva sanción dentro de un capítulo denominado “De
los Delitos de Odio”, incorporando cuatro nuevos artículos.
Así mismo, el 30 de marzo de 2006 el Congreso Nacional aprobó la Ley
de los Derechos Colectivos del Pueblo Negro o Afroecuatoriano (Ley Nº
46). Este texto legal se fundamenta en el reconocimiento de los derechos de
los afroecuatorianos establecidos en la Constitución nacional de 1998.
Decretos ejecutivos: El Decreto Ejecutivo Nº 1747 de agosto de 1998 creó la
Corporación de Desarrollo Afroecuatoriano (CODAE).El Decreto Ejecutivo
Nº 279 de abril de 2007 estableció la liquidación de la CODAE para convertirla en el Consejo Nacional de Desarrollo Afroecuatoriano CONDAE, al que
refiere la Ley de Derechos Colectivos del Pueblo Afroecuatoriano. El Decreto
Nº 60 del 28 septiembre de 2009 aprueba el Plan Plurinacional para Eliminar
la Discriminación Racial la Exclusión Étnica y Cultural.
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ACCIONES AFIRMATIVAS PARA AFRODESCENDIENTES: ¿UN RECONOCIMIENTO DE JUSTICIA O REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS?
Ordenanzas locales: La Ordenanza Metropolitana Nº 216 del Concejo Metropolitano de Quito, aprobada en agosto de 2007, impulsa la inclusión social con enfoque étnico y cultural del pueblo afroecuatoriano en el Distrito
Metropolitano de Quito. Esta ordenanza creó el Consejo Social Metropolitano para la Eliminación de la Discriminación Racial, que se ha convertido
en un espacio de defensa de los ciudadanos víctimas de racismo en la ciudad
de Quito. Por su parte, el reglamento de la Ordenanza Metropolitana Nº
216 fue aprobado el 11 de diciembre de 2008.
En el plano institucional: Con el propósito de fomentar el cumplimiento
de los derechos de los ciudadanos y, en particular, la participación ciudadana
en la gestión del Estado, el actual gobierno creó la Secretaría de Pueblos,
Movimientos Sociales y Participación Ciudadana, con rango de ministerio,
mediante el Decreto Ejecutivo Nº 133 del 26 de febrero de2007.
Se crea la Corporación de Desarrollo Afroecuatoriano (CODAE).La
CODAE fue creada en agosto de 1998.Su misión es coordinar desde el gobierno, la política pública para el desarrollo del pueblo afroecuatoriano.
En 2004, en la Secretaría Técnica del Frente Social se instalaron el Sistema de Indicadores Sociales del Pueblo Afroecuatoriano (SISPAE) y el Sistema de Indicadores Sociales de las Nacionalidades y Pueblos (SIDENPE),
que constituye un mecanismo de visibilizarían socia de la población.
En los planes de acción de tipo estatal e inversión pública: El Plan Nacional
de Desarrollo y el componente afroecuatoriano, 2007-2013, para garantizar
la protección y el goce de los derechos económicos, sociales y culturales. Este
plan se constituye en el instrumento de planificación más importante con el
que cuenta el país. Como parte de este Plan, se contempla el componente
afroecuatoriano, que detalla la política pública diseñada por el gobierno para
garantizar los derechos humanos de los afroecuatorianos. Respecto de los objetivos, el documento reza:“La formulación de una Política de Desarrollo
Humano para el Pueblo Afroecuatoriano, a través de un conjunto de propuestas de acciones concretas, tiene como objetivo superar las condiciones
de pobreza, marginalidad, exclusión y discriminación de los afroecuatorianos
mediante la incorporación de medidas de inclusión y de afirmación positiva
a favor del desarrollo integral de estas comunidades de acuerdo al marco ju-
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rídico internacional y nacional al que está sujeto el Estado Ecuatoriano”(Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo y Corporación de Desarrollo
Afroecuatoriano, 2008).
Programa de Desarrollo y Diversidad Cultural para la Reducción de la Pobreza y la Inclusión Social: Entre las acciones concretas del Estado ecuatoriano para lograr la eliminación del racismo y de la exclusión social por
razones étnicas y culturales se destaca el Programa de Desarrollo y Diversidad
Cultural para la Reducción de la Pobreza y la Inclusión Social que promueve
la inclusión, el diálogo intercultural y la lucha contra la discriminación y la
exclusión por motivos étnicos y culturales. Este programa es implementado
por el Ministerio Coordinador de Patrimonio Natural y Cultural en articulación con el Sistema de las Naciones Unidas, para lo cual cuenta con recursos
provenientes del Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecido por el gobierno español.
Plan Plurinacional para Eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión
Étnica y Cultural (Ministerio Coordinador de Patrimonio Natural y Cultural
del Ecuador, 2009).En el marco del Programa de Desarrollo y Diversidad
Cultural, se ha elaborado el Plan Plurinacional para Eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural (Antón Sánchez .2010)
Como podemos apreciar existe en el Ecuador, un amplio marco jurídico
para la implementación de acciones positivas a favor de los afroecuatorianos,
sin embargo, ésta implantación requiere una fuerte participación de los beneficiarios, lo cual se constituye en un reto para avanzar en la igualdad e inclusión de los afroecuatorianos, para superar la pobreza y discriminación.
X.
Perspectivas de las acciones afirmativas
Es evidente que en los últimos quince años los grupos sociales que son parte
de la diversidad y entre ellos los afroecuatorianos estamos avanzando de manera progresiva en la construcción de políticas públicas como senderos para
afrontar temas que afectan de manera especifica, en el ejercicio y goce de nuestros derechos. Las medidas afirmativas pueden convertirse en mecanismos de
reparación de injusticias históricas que han sufrido los afroecuatorianos.
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Lo cual exige una participación ciudadana de éstos grupos que enfatiza
la relación con el Estado responsable de “Garantizar sin discriminación alguna el efectivo goce de los derechos establecidos en la Constitución y en
los instrumentos internacionales (…)”. (Constitución de la República del
Ecuador, Art. 3):
Las medidas de acción afirmativa se convierte una opción importante, que
exige una organización y participación plena de los ciudadanos, en la perspectiva de alcanzar la igualdad de oportunidades, respetando las diferencias
que nos caracteriza como pueblo.
La proclamación del 2011 como Año Internacional para las Personas de
Ascendencia Africana, - A/RES/64/169 Naciones Unidas contribuirá profundizar el debate y a la implementación de nuevas acciones en estos ámbitos.
Según indica el Sr. Bossuyt en el estudio sobre la Práctica de la Acción
Afirmativa, los defensores de ésta postura sostienen que “…aumentaría el
bienestar de muchas personas de distintas maneras; podría resultar en mejores
servicios para los grupos desfavorecidos ya que los profesionales procedentes
de los grupos desfavorecidos entienden y conocen mejor los problemas de
estos grupos.
Por otro lado, cuando ocupen puestos de poder e influencia miembros
de grupos desfavorecidos, se podrá comprender y proteger mejor los intereses
de todos los grupos desfavorecidos. Una representación justa y visible de esos
grupos en diversas esferas como el empleo o la educación permitiría una acción social y política más eficaz en esa esfera.
La acción afirmativa puede ofrecer modelos de conducta a las comunidades en desventaja que pueden darles incentivo y motivación considerables.
Además, el incremento de la participación de miembros de grupos desfavorecidos en distintos medios sociales acabará con los estereotipos y prejuicios
que siguen arraigados en muchas sociedades” (OEA 2010).
Concluiremos que las acciones afirmativas se convierten en la respuesta
del Estado a las demandas ciudadanas históricas de los afrodescendientes, que
les va permitir reparaciones histórica y a la vez corregir la injusticias históricas
sufridas como pueblo afroecuatoriano, no obstante en su construcción se
deben considerar criterios iluminadores como de Fraser (2000:163) cuando
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analiza los paradigmas de la de distribución y reconocimiento, enfatiza que
“afrontar el reto de la diferencias sin caer en esencialismo, culturalismo o simple multiplicidad; asumir principios normativos, sin politizar las diferencias,
en el marco del discurso publico de la justicia social y política, que amplié su
alcance, permitiendo que la diferencia sea valorada positivamente”.
Además dejamos para la reflexión de todos una aclaración que hace la
Corte Constitucional de Colombia respecto a las acciones afirmativas. Contrario a quienes ven en las medidas de acción afirmativa como una suerte de
discriminación inversa, la aplicación del principio de igualdad no entraña…
una equiparación o igualación matemática y ciega, que disponga exactamente
lo mismo para todos, sin importar las diferencias fácticas entre las situaciones
jurídicas objeto de consideración. Sino que, por el contrario, dichas circunstancias, según su magnitud y características, ameritan distinciones y grados
en el trato, así como disposiciones variables y adaptadas a los casos específicos, sin que por el sólo hecho de tal diversidad se vulnere el postulado de la
igualdad ni se desconozcan los mandatos constitucionales. Sentencia T-631
de 1999. Corte Constitucional. (OEA,2010:17).
X.
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V
Pluralismo jurídico
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Los sistemas regulatorios del pueblo
afroecuatoriano en la Constitución del 2008.
¿Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes?
Gina Chávez Vallejo
Sumario
I. Resumen. II. Introducción. III. La emergencia del pluralismo jurídico en
Ecuador. IV. El Estado constitucional de derechos y justicia y el pueblo afroecuatoriano. V. El pueblo afroecuatoriano y la diáspora persistente. VI. El
ordenamiento jurídico comunitario del pueblo afroecuatoriano. VII. Justicia
local y coordinación de facto. VIII. Retos y desafíos del Estado plurinacional
e intercultural. IX. Bibliografía.
I.
Resumen
La Constitución ecuatoriana vigente es prolífera en el reconocimiento de derechos colectivos de pueblos y nacionalidades, y también lo es en la adjudicación de competencias y facultades autonómicas para que estas fortalezcan
sus sistemas de vida y formas de organización social propias. Reconoce el derecho indígena en la dimensión de derecho de las comunidades, pueblos y
nacionalidades indígenas, pero también como facultad por parte de estas
para aplicarlo en la resolución de sus conflictos internos. No hace, sin embargo, ninguna referencia a que tal derecho y facultad puedan ser extensibles
al pueblo afroecuatoriano, por más que las indagaciones realizadas en Ecua-
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dor nos ofrecen datos acerca de que también en las comunidades afroecuatorianas operan formas propias de manejo y resolución de conflictos internos,
intercomunitarios e intracomunitarios. Todo lo cual nos habla de que, pese
a que el pluralismo jurídico instaurado en el Ecuador está conformado por
la justicia ordinaria, la justicia indígena y la justicia constitucional como instancia de cierre del sistema, el cual no se agota en la formulación constitucional, frente a una realidad más amplia y compleja de la sociedad
ecuatoriana.
Palabras claves: afroecuatorianos, derecho, pluralismo jurídico, interlegalidad, justicia.
II.
Introducción
Tanto el Convenio de la OIT como la Constitución ecuatoriana reconocen
derechos colectivos, o si se prefiere, derechos diferenciados en función de
grupo1, a favor de colectividades reconocidas como minorías nacionales o grupos étnicos, que han subsistido cobijadas por una organización social, política,
económica y cultural distinta a la de la sociedad hegemónica o mayoritaria.
A partir de la vigencia de la Constitución de Montecristi, estas colectividades hacen referencia a las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas y al pueblo afroecuatoriano y al pueblo montubio, a los que se
reconocen derechos específicos y diferenciados, con relación a los derechos
que se reconocen a otros grupos de la sociedad.
La matriz oligárquica, racista y excluyente del republicanismo ecuatoriano parecería haberse resquebrajado con la Constitución del 2008, al
1
Aunque los derechos étnicos son reivindicados y reconocidos bajo la categoría de “derechos colectivos”, autores como el filósofo canadiense Will Kymlicka (1999) sostienen que los derechos reconocidos a las minorías nacionales o grupos étnicos por las constituciones latinoamericanas
reformadas en la década de los noventa no son derechos colectivos —en el sentido usual del término—, sino derechos diferenciados en función de grupos. Desde su vertiente liberal, Kymlicka
entiende como derechos colectivos los asumidos por el Estado liberal, esto es, el derecho de asociación, de agremiación o de participación política. Sin embargo, la expresión “derechos colectivos”
para referirse a los derechos reconocidos a grupos poblacionales de base étnico-cultural que conviven dentro de las fronteras estatales se ha generalizado, tanto en el ámbito académico, en el lenguaje
social, como en el ámbito del derecho internacional y nacional, e inclusive en el jurisdiccional.
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SISTEMAS REGULATORIOS DEL PUEBLO AFROECUATORIANO EN LA
C ONSTITUCIÓN
DEL
2008
redefinir el Estado ecuatoriano como plurinacional e intercultural, al reconocer un amplio catálogo de derechos colectivos, y al establecer fuertes garantías institucionales, normativas, jurisdiccionales y de políticas públicas
para el ejercicio y vigencia de los derechos; sin embargo, hoy como ayer,
serán las reales condiciones de vida de estas colectividades las que nos revelen
si las formulaciones constitucionales representan un marco jurídico-político
óptimo para provocar modificaciones sustanciales de la realidad de exclusión
en que han vivido históricamente estos grupos.
Pero, los reajustes internos son a la vez ecos y respuestas a realidades más
complejas que ocurren en el ámbito de las sociedades actuales sumidas en
una crisis global de tipo civilizatorio que, entre otros aspectos, pone a debate
la propia forma de Estado2. De ahí que, al respondernos hacia dónde van
los reajustes del Estado ecuatoriano, estaremos de alguna manera respondiendo a interrogantes relacionados con las transformaciones actuales de los
Estados nacionales en la era de la globalización, en tanto unidades de fronteras y políticas difusas y descentralizadas.
Fronteras indefinidas en las que deja de ser trascendente la discusión de
la soberanía externa e interna, para colocar en primer plano temas como el
control del narcotráfico y el terrorismo, mercados globales y regionales, integración regional, hegemonía multipolar, etc. Juegos de poder en los que
caben los derechos colectivos pero no los derechos migratorios, por ejemplo.
Considerando que es aún pronto para definir lo que empíricamente es
el Estado ecuatoriano plurinacional e intercultural, el presente artículo propone reflexiones sobre el pluralismo jurídico, visto desde los estilos de vida
y prácticas normativas del pueblo afroecuatoriano, pese a no estar reconocidas constitucionalmente tales prácticas.
2
Para Antonio Negri y los posmarxistas, la forma Estado (institución propia de la modernidad burguesa) ha perdido su papel central como formación política primaria, y en su lugar se ha instaurado
un mecanismo global de poder difuso y descentralizado al que denomina Imperio. Al reconocer
que las luchas obreras, sociales y poscoloniales son los actores ocultos de las transformaciones del
poder y de la soberanía, reconoce también que el Imperio actúa en un sistema de red del poder
mundial de diversos actores hegemónicos (monárquicos, aristocráticos y democráticos), esto es,
que lo que hoy existe es un poder en red.
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III.
La emergencia del pluralismo jurídico en Ecuador
Sostenía en el 2004 que la vigencia real del pluralismo social y jurídico no
deja de ser complejo y difícil dentro de los Estados nacionales, y aunque para
los pueblos indígenas se han dado algunas salidas, los pueblos afroecuatorianos continúan sin rostro ni derechos propios, a pesar del reconocimiento
formal de la Constitución de 1998.
Esto parece no solo corroborarse sino haberse acentuado cuando la
Constitución del 2008 hace una delimitación más precisa entre los derechos
colectivos que reconoce para las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas con relación a los que reconoce para los pueblos afroecuatorianos.
En efecto, mientras el artículo 57 constitucional establece una amplia gama
de derechos para las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, el
artículo 58 hace un modesto compromiso para fortalecer la identidad, cultura, tradiciones y derechos, reconociendo al pueblo afroecuatoriano los derechos colectivos establecidos en la Constitución, la ley y los pactos,
convenios, declaraciones y demás instrumentos internacionales de derechos
humanos.
A diferencia de la Constitución de 1998 que disponía que todos los derechos colectivos reconocidos para los pueblos indígenas son aplicables, en
lo que cabe, para los pueblos afroecuatorianos, bajo la actual formulación
constitucional queda aún más vaga la posibilidad de reconocer y asegurar la
vigencia de prácticas jurídicas o prácticas de interlegalidad3 dentro de las comunidades afroecuatorianas, no obstante de ser una realidad fáctica4.
El pluralismo jurídico en la Constitución del 2008 conforma el campo
jurídico ecuatoriano y se compone por la justicia ordinaria y la justicia indígena, y tienen a la justicia constitucional como instancia de cierre del sistema
jurídico-político.
3
4
Constataciones que se realizaron durante la década del 2000, y parte de los resultados constan en
la obra El Derecho a ser: diversidad, identidad y cambio. Etnografía Jurídica indígena y afroecuatoriana,
de Gina Chávez y Fernando García (Quito, FLACSO, 2004).
La investigación referida, en la parte de los afroecuatorianos, se realizó en la parroquia Telembí,
del cantón Eloy Alfaro, provincia de Esmeraldas, ubicada a 25 km en línea recta de la parroquia
Borbón de donde se accede navegando por tres horas, más o menos, en lancha de motor, aguas
arriba del río Cayapas. Los resultados de la investigación aparecen en la obra.
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SISTEMAS REGULATORIOS DEL PUEBLO AFROECUATORIANO EN LA
C ONSTITUCIÓN
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Sin embargo, como la realidad no solo que supera la imaginación sino
también la normativa, no podemos dejar de considerar que la pluralidad jurídica en el Ecuador desborda el pacto constituyente.
Aunque hablar de pluralismo jurídico, pluralismo normativo o interlegalidad nos conduce a complejas y minadas realidades que abarca tanto formas democráticas como no democráticas5, lo interesante resulta el debate
desatado a partir de las luchas indígenas por su reconocimiento dentro de
las fronteras nacionales, y su cabida en las transformaciones de la forma del
Estado, del sistema de participación social y del sistema jurídico.
En este sentido, la convivencia de las diferencias en el campo jurídico es
vista por Antonio Carlos Wolkmer (2001), como la constatación empírica
de que las transformaciones de la vida social constituyen, a su vez, formaciones primarias de un “jurídico” que no se formula en proposiciones genéricas
y en reglas fijas formuladas para el control y solución de conflictos, sino que
se manifiesta como resultado de intereses y de necesidades de agrupaciones
asociativas y comunitarias asumiendo un carácter espontáneo, dinámico y
flexible.
Este planteamiento apunta a poner en cuestionamiento la exclusividad
del Estado moderno en la producción jurídica al constatar que esta constituye
solo una parcela del orden social, dentro de un mundo de prácticas jurídicas
vivas y concretas que ocurren al interior de la sociedad. Sostiene Wolkmer
que aunque el derecho protegido por la sociedad burguesa-capitalista, corporatizado por el centralismo estatal, impone un rígido sistema de fronteras
formales caracterizado por la supremacía del derecho escrito frente al derecho
consuetudinario o el derecho de los jueces, no es menos cierto que el derecho
no se reduce, de forma alguna, a las instituciones de los organismos representativos del monopolio del Estado, puesto que el derecho, por estar inserto
y ser fruto de prácticas sociales, genera variadas fuentes de producción normativa, tanto en la esfera supraestatal (organizaciones internacionales), como
al nivel infraestatal (grupos asociativos, organizaciones comunitarias, cuerpos
5
Bajo los conceptos de pluralismo jurídico, pluralismo normativo o interlegalidad caben tanto los
sistemas normativos de colectividades marginadas dentro del Estado nacional, como de determinadas barriadas de grandes ciudades compuestas por migrantes de comunidades etnoculturalmente
diferenciadas en las que se reproducen formas de vida y organización social de sus comunidades
de origen, como prácticas normativas de grupos paralegales, antiestatales o delincuenciales; por lo
que tales expresiones no tienen en sí una naturaleza ni democrática ni progresista.
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intermedios o movimientos sociales). A lo que hay que añadir el nivel paraestatal (grupos delincuenciales, mafias, grupos guerrilleros, etc.)
Con el planteamiento de Wolkmer estaríamos frente a la idea de la existencia de sistemas normativos de interacción dinámica, planteamiento que ya
fue sostenido por la Escuela de Manchester6, y que propone analizar el problema jurídico con relación a todos los actores sociales que participan del llamado “sistema normativo” observando las formas de suprasubordinación de
las relaciones sociales buscando la generación de leyes un poco más justas.
Otra lectura del pluralismo jurídico es la de Oscar Correas (1995), quien
lo concibe como la convivencia de dos o más sistemas normativos dentro de
las fronteras estatales, y dentro de las cuales entiende al derecho indígena
como un conjunto de normas que tienen eficacia en comunidades que han
sobrevivido a la opresión del Estado moderno.
El planteamiento de Correas, aunque crea problemas debido a que ata
la existencia del derecho al territorio, coloca un elemento importante que es
la eficacia del derecho indígena en las comunidades que lo practican, golpeando de esta manera uno de los argumentos centrales del derecho hegemónico, como es adjudicar eficacia exclusiva al Derecho del Estado central, a
partir de lecturas parcializadas de la teoría kelseniana.
Los planteamientos de Wolkmer y Correas nos abren la posibilidad de
no solo limitar el análisis a la realidad normativa, reconocida y admitida constitucionalmente de los pueblos indígenas, sino que nos vuelve a la realidad
social de las comunidades afroecuatorianas, en las que se generan dinámicas
normativas eficaces para resolver asuntos comunitarios, interpersonales, inter
e intracomunitarios y pluriculturales. Esto hace que el pluralismo jurídico
ecuatoriano no se agote en su formulación constitucional, sino que responda
a otras expresiones fácticas que, siendo formas jurídicas subordinadas, conviven y disputan la producción y la eficacia del derecho hegemónico.
6
Korsbaek Leif y Florencia Mercado Vivanco. La sociedad plural y el pluralismo jurídico: un acercamiento de la antropología del derecho. Versión electrónica, p. 11.
324
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IV.
SISTEMAS REGULATORIOS DEL PUEBLO AFROECUATORIANO EN LA
C ONSTITUCIÓN
DEL
2008
El Estado constitucional de derechos y justicia
y el pueblo afroecuatoriano*
Pese al reconocimiento que hace la Constitución y los instrumentos internacionales del pluralismo jurídico, y aunque en el marco del liberalismo ideológico se acepten las reivindicaciones de derechos diferenciados de minorías
étnicas y nacionales siendo que su compromiso fundamental es con la igualdad y libertades individuales7, tal reconocimiento no alcanza a permear los
discursos oficiales y los usos que hacen jueces y operadores jurídicos del derecho, y menos aún logra socavar el racismo social que emerge con fuerza y
agresividad cada vez que vemos reportajes televisivos sobre casos de justicia
indígena. Desde el poder existen resquemores respecto de los ámbitos de
competencia y los límites jurisdiccionales de la justicia indígena. Desde el
ejercicio jurisdiccional hay un desacato permanente al orden constitucional,
en tanto los jueces se resisten a remitir los casos a las autoridades indígenas
correspondientes. Desde la opinión pública, los reportajes periodísticos de
casos de justicia indígena alimentan visiones racistas y discriminatorias, creando un estado de opinión adverso al derecho indígena.
Pero, si eso sucede con el derecho indígena que tiene reconocimiento constitucional, los ordenamientos internos que rigen las comunidades afroecuatorianas pierden todo piso como mecanismos aceptados socialmente de justicia.
Esto resulta paradójico frente a una estructura que se declara como Estado constitucional de derechos y justicia, y que tiene como meta la justicia
social y el buen vivir.
El concepto constitucional de justicia es amplio y objetivo. El sistema
de garantías obliga a que las normas jurídicas, las políticas públicas, la gestión
institucional y las decisiones judiciales apunten no solo al cumplimiento
*
7
El Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos se encuentra trabajando en la propuesta
normativa que sirva para cooperar y coordinar entre los sistemas jurídicos indígenas y el sistema
jurídico ordinario en virtud del mandato constitucional que establece el artículo 171. Consideramos
que el reconocimiento constitucional que se hace del tema es un paso fundamental en el proceso
de construcción social de las identidades particulares y es así como la convivencia e interrelación
define y marca su ordenamiento jurídico. Por consiguiente, nos compete indicar que las opiniones
y críticas vertidas en el presente ensayo acádemico son de exclusiva responsabilidad de su autora y
por lo tanto no corresponden necesariamente a la posición de esta Cartera de Estado.
Kymlicka, Will. Ciudadanía multicultural. Barcelona, Ed. Paidós Ibérica S.A., 1996, p. 57.
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formal de la norma sino, y sustancialmente, a la vigencia de la justicia. Derecho y moral han acortado las distancias construidas por el positivismo jurídico; sin embargo, no alcanzan a topar las dramáticas dimensiones que
adquieren tales brechas en la vida de los culturalmente distintos.
La identificación y reconocimiento de estructuras sociales y políticas particulares no son un ejercicio intelectual ni tampoco un acto de filantropía;
es, fundamentalmente, la opción histórica por un ejercicio justo de la política, cuando la Constitución reconoce como valiosas para la sociedad ecuatoriana las diferencias culturales y étnicas.
V.
El pueblo afroecuatoriano y la diáspora persistente
René Depestre afirma que el hombre africano, deportado a las Américas o
colonizado, fue obligado por las circunstancias a formarse una conciencia racial. Esta conciencia, sostiene, se le ha producido, no porque tuviera desde
tiempos inmemoriales un “alma negra” o una “negritud” consustancial a su
“naturaleza”, sino a causa de las especificidades coloniales de la economía
mercantil. La situación de los africanos esclavizados o colonizados se definió
por las circunstancias americanas (el sistema de plantación) de un modo preciso de producción y de distribución de los bienes. La conciencia racial fue
impuesta a los trabajadores de las plantaciones por las estructuras estrictamente fechadas de la historia de la esclavitud y de la colonización8.
Por su parte Henry Louis Gates, Jr. considera que “inadvertidamente,
la esclavitud africana en el Nuevo Mundo cumplió con las precondiciones
para la emergencia de una nueva cultura africana, una cultura verdaderamente panafricana fabricada como un encaje lleno de colorido de hilos lingüísticos, institucionales, metafísicos y formales”9. Lo que deja en claro que
las configuraciones etnoculturales no responden a naturalezas ontológicas
sino históricas.
Esta cultura panafricana en Ecuador se ha vivido en la marginación a la
que el Estado central condenó a grandes poblaciones desde el momento
8
9
René Depestré, citado por Handelsman, Michael. Lo afro y la plurinacionalidad. Quito, Abya-Yala,
2001, p. 30. Internet. http://repository.unm.edu/
Henry Louis Gates, Jr., citado por Michael H. Handelsman, op. cit., p. 31.
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SISTEMAS REGULATORIOS DEL PUEBLO AFROECUATORIANO EN LA
C ONSTITUCIÓN
DEL
2008
mismo de su conformación. Generó comunidades excluidas en las que se articularon modos de vida particulares con sistemas normativos de orden interno y relacionamiento intercultural.
En el caso específico del pueblo afroecuatoriano del norte de la provincia
de Esmeraldas, al que nos acercamos en las indagaciones del 2003, estos
modos de vida y de organización se expresan en las comunidades tradicionales que permanecen relativamente aisladas de los servicios y acciones estatales, configurando su ser social tanto en la conflictiva relación con la
sociedad mayor y en las disputas territoriales con los indígenas Chachi con
quienes comparten su espacio de vida, como en su particular estilo de vida
al interior de las comunidades.
En tal sentido, si bien la ausencia de Estado ha facilitado la construcción
de identidades particulares, es la interrelación en el conflicto, la negociación
y la convivencia que las ha definido y marcado.
La población negra de Telembí, que conforma una parroquia, comparte
su historia de esclavitud, segregación racial, marginación económica, social
y política, y de resistencia del resto de negros del Ecuador. Descienden de
los grupos de esclavos que fueron traídos desde Europa a partir del siglo XVI
a reforzar el trabajo de los indios en las minas y en los monocultivos de la
época, así como de los grupos que huían de la esclavitud. Sin embargo, no
es posible hacer una identificación precisa de sus ascendentes puesto que la
población negra desde sus inicios provino de distintos lugares10.
Cuenta con 25 000 hectáreas legalmente reconocidas bajo título global,
en calidad de tierras comunitarias. En estas tierras, legalizadas entre 1991 y
10 En el siglo XVI la población negra provino de las Antillas en donde se consolidó primeramente la
esclavitud. Vinieron también esclavos, traídos con permiso de la Corona o mediante contrabando,
originarios del norte de África, de Guinea, Senegal, Costa de Oro, Sierra Leona, Camerún, el
Congo, de Angola y de la costa este del África (Liliana Benítez y Alicia Garcés, 1990). En 1536,
fueron traídos 500 negros esclavos desde Colombia para trabajar en las haciendas de los jesuitas,
para reemplazar a los indios que huyeron a la selva oriental y a la costa. En el siglo XVII, la mayor
parte de la población negra en Esmeraldas correspondía a esclavos que huían de las minas de oro
de Barbacoas. Hacia fines del siglo XVII se introdujeron esclavos provenientes de Colombia y el
Caribe al río Santiago para impulsar la búsqueda intensiva de oro. (Monografía “La cultura negra
esmeraldeña”. Unidad ambiental de Petroecuador, 2003). A finales del siglo XIX el gobierno de
Alfaro introdujo cuatro mil negros de Jamaica para los trabajos en el ferrocarril del sur, muchos de
los cuales terminaron asentándose en Esmeraldas. (Martha Escobar, 1990).
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1994, comparten su habitad con comunidades Chachi, con quienes llegaron
a arreglos de convivencia pacífica y delimitación territorial en 1998.
Los servicios públicos se limitan a pequeñas y desatendidas escuelas y
colegios, agua entubada, luz eléctrica que no llega a todas las comunidades
y un centro de salud, por lo general, desabastecido de insumos e instrumental
necesarios. Las principales actividades económicas de la zona son la agricultura, la pesca, la cacería, el comercio y la artesanía.
Con la producción local sostienen una economía de subsistencia, aunque
algunos productos como madera, plátano y otras frutas de temporada, así
como algunas artesanías llevan al mercado de Borbón, el centro poblado más
cercano, para comercializarlos. También han incursionado en la actividad turística ofreciendo guianza a la Reserva Cotacachi Cayapas.
La organización comunitaria está representada por los dirigentes de las
comunidades, los dirigentes de las organizaciones de segundo y tercer grado,
y por la junta parroquial.
La comuna es el espacio territorial de las familias asentadas desde la época
colonial y constituye la base organizativa. Es también el espacio de convivencia comunitaria que viene de las formas anteriores de organización. Las
formas que aún están en su memoria son el montón que representan una
agrupación pequeña de personas, y la montonera, que representa una agrupación más grande, también llamada Coséis. En términos actuales, el monto
equivaldría al espacio de la comuna, mientras que la asamblea, representa la
montonera. Por intermedio de estas formas de agrupamiento es posible llevar
a cabo tanto trabajos familiares como trabajos comunitarios.
El papá grande o bombero mayo, persona mayor de 50 años o más, que
representa la autoridad tradicional, es también considerado autoridad que
apoya y orienta a la comunidad. El papá grande es fundamentalmente, un
consejero, aunque ancestralmente impartía castigos por mal comportamiento
o desobediencia. En la actualidad es quien dirime conflictos de linderos dentro de las comunidades.
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VI.
SISTEMAS REGULATORIOS DEL PUEBLO AFROECUATORIANO EN LA
C ONSTITUCIÓN
DEL
2008
El ordenamiento jurídico comunitario
del pueblo afroecuatoriano
En las comunidades negras de Telembí es evidente que su exclusión del contexto nacional ha postergado históricamente sus posibilidades de vida social,
no obstante, ha generado usos y costumbres jurídicas para mantener su estructura cultural fundamental como pueblo.
Al interior de las comunidades afro de Telembí es difícil distinguir entre
espacios sociales y familiares. Su estructuración comunitaria es básica y se
asienta en un pequeño grupo de familias por comunidad que se ligan por
su identidad con la tierra comunitaria y los valores religiosos y familiares
que defienden. En el sistema de cargos y responsabilidades es evidente esto
último, en tanto se reconoce como autoridad tanto a los líderes religiosos
(rezandero, animero, maestro de capilla), como a los miembros de la familia
social o consanguínea: el papá grande, el compadre, el padrino, la mama
chiquita (tía), el ñañito (primo); así también a los líderes comunitarios (presidente del cabildo, palenquero mayo, presidente de la organización de segundo grado, etc.). La representación hacia fuera, sin embargo, está
claramente delegada a los dirigentes comunitarios, como en el tiempo de
los palenques estaba delegada solo a una persona que hablaba en nombre
de todos.
Los actos y las costumbres religiosas marcan la vida cotidiana y la vida social de la comunidad. No hay una distinción clara entre lo social y lo religioso.
Las ceremonias religiosas llenan la actividad social especialmente en los días de
celebración mayor —semana santa, difuntos, reyes—, al punto que en tales
eventos las autoridades religiosas toman a cargo el control de la comunidad
para asegurar el cumplimiento de la ceremonia así como para sancionar a quienes la infringen. Esta transferencia de funciones, que es una práctica muy antigua, se concreta simbólicamente en la entrega de la llave de la cárcel.
Para el pueblo afro de Telembí, la práctica de la religión católica es un
ritual propio que se realiza de manera autónoma de la autoridad católica. El
cura asiste por temporadas a celebrar algunas ceremonias, por lo general bautizos o misas especiales, mientras que los maestros de capilla y rezanderos
manejan todas las ceremonias y las letanías de manera regular, con gran fluidez y naturalidad.
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A parte del conjunto de creencias y prácticas sincréticas religiosas, la
construcción de su imaginario está basada en su diferenciación con los chachi
y los blanco-mestizos. “Nosotros, dicen, como afro, mantenemos nuestra
costumbre y tradiciones distintas a la de los indios y gente de la ciudad”.
En cuanto a los aspectos normativos, asumen y aceptan la regulación gubernamental, pero resaltan la existencia de normas internas que rigen a los
miembros, demostrando un uso simultáneo de los dos sistemas normativos,
el formal y el comunitario afro, en el ejercicio del control social interno. El
dirigente comunitario de Zapallo Grande, expresaba:
Los afro estamos bajo las leyes del Estado, y también tenemos nuestras propias costumbres que el Estado no nos la puede quitar porque nuestros antepasados, los viejos, arreglaban sus problemas sin cárcel y sin multa. (Entrevista
de 17 de febrero de 2003.)
Por su lado, el catequista de Telembí, refiriéndose a la época de sus abuelos, sostenía:
Cuando los delitos eran grandes, eran arreglados por el teniente político; los
sancionaba y los ponía a la cárcel, porque en ese tiempo había un cabildo en
donde se reunían los jefes comunitarios para arreglar los delitos y allí los sancionaban. (Entrevista de 10 de diciembre del 2002.)
Estos testimonios nos hablan del ejercicio de una justicia subsidiaria a la
justicia ordinaria, es decir, una suerte de justicia de menor cuantía, realidad
que ciertamente no se observa en las comunidades indígenas, en las que sus
autoridades ejercen justicia en todos los casos que ocurren al interior de las
comunidades.
La identificación de la realidad actual de los afros de Telembí, la hacen
recurriendo a referencias de conductas y normas de comportamiento anteriores. La memoria de su vida en los antiguos asentamientos o palenques aún
les acompaña y la definen como una vida con mayores autocontroles.
La memoria de la forma de vida de sus abuelos, celosos guardianes de sus
tradiciones, está también presente para identificar su vida actual llena de cambios y desafíos. En el espacio familiar se definían reglas de comportamiento
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familiar y social que eran estrictamente acatadas por todos. Estas reglas, muchas
de ellas basadas en valores religiosos, buscaban resguardar un sistema de parentesco y de compadrazgo como base para el sostenimiento de la comunidad.
La relación parental y de compadrazgo aún define tanto los sistemas de
cargos y representaciones como los mecanismos de control familiar-social de
la comunidad.
Los problemas más frecuentes dentro de la comunidad están relacionados
con peleas, bochinches, calumnias, conflictos de linderos entre comuneros y
con miembros de otras comunas; también raptos de novias, falta de respeto
a los mayores, problemas organizativos. En la actualidad, además enfrentan
varios problemas derivados de la emigración, como es la presencia de pandillas, violaciones, robos violentos y otros, frente a los cuales se sienten, muchas
veces, rebasados en sus capacidades de control interno.
Pero las comunidades se han visto en los últimos años enfrentados a problemas que rebasan su ordenamiento interno y los expone y hace dependientes al orden jurídico ordinario. Se trata del avance de actividades como la
explotación maderera, la minería ilegal y la presencia de grupos paraestatales
colombianos.
Esto ha significado un fuerte impacto en la seguridad interna de las comunidades amenazando con desarticularlas, pues, por las presiones, amenazas
y vacunas11 que sufren, la migración se ha incrementado y el liderazgo local
se ha visto afectado.
En suma, el ordenamiento jurídico afroecuatoriano de los pueblos del
norte de Esmeraldas se asienta en una base social con fuerte expresión religiosa, y en una estructura familiar y de compadrazgo que maneja, absorbe y
resuelve importantes conflictos internos. Se acerca, hace uso y coordina de
manera muy peculiar con el sistema jurídico formal en el mantenimiento de
su orden interno, pero también se somete, buscando alcanzar el mejoramiento de sus condiciones de vida, que nunca llega.
Aunque la Constitución del Ecuador no reconoce de manera expresa
para los pueblos afroecuatorianos facultades jurisdiccionales y tampoco existe
11 La vacuna es la técnica de extorsión que utilizan los grupos irregulares colombianos en territorio
ecuatoriano, por la cual han sido víctimas algunos líderes locales, sembrando un estado de pánico
y abandono en las poblaciones de frontera.
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norma secundaria que establezca parámetros de coordinación con los ordenamientos jurídicos locales en el marco del pluralismo jurídico constitucionalizado, la coordinación entre los dos sistemas se da en la práctica, basada
en un sistema de reciprocidad legitimante en el que participan las autoridades
afro y los representantes locales del Estado.
VII.
Justicia local y coordinación de facto
La histórica ausencia del Estado central en estas comunidades ha marcado
varios aspectos de la vida rural, en general, y la vida de los pueblos indígenas
y afroecuatorianos, en particular. El Estado se limitó a mantener como representante en los recintos y parroquias rurales al teniente político12, figura
que con las reformas constitucionales de 1998 quedó disminuida y en la
nueva Constitución del 2008 desapareció.
Las comunidades afro de Telembí, al igual que las comunidades indígenas, enfrentan continuos procesos de cambio y readaptaciones debido a factores externos e internos de estas comunidades, algunos de los cuales hemos
mencionado en este trabajo.
El procesamiento interno de dichos cambios, sin embargo, no siempre
es oportuno y efectivo; la invasión de sus espacios por parte del mundo exterior es continua y cada vez más frecuente, lo que provoca un incremento
de la conflictividad interna y el surgimiento de nuevas modalidades de problemas.
Entre los afro de Telembí, las relaciones parentales, el sistema de compadrazgo y las prácticas religiosas imprimen una dinámica de tratamiento y
manejo de conflictos que son observadas, no solo por sus líderes comunitarios
sino también por el representante de la función pública en la zona, que hasta
1998 fue el teniente político.
12 La presencia del teniente político como representante estatal y juez de menor cuantía en espacios
rurales se remonta a la primera Constitución de la República en 1830. Guerrero (1990:17-19),
nos recuerda la labor coordinada que estaba conminado a mantener este representante con los caciques y autoridades étnicas en los primeros años de la República, en aras de consolidar la autoridad
del estado en los espacios más alejados. Esta coordinación se daba, según este autor, a partir de la
legitimidad de las atribuciones consuetudinarias engarzadas a la legalidad estatal (que confiere legitimidad) del funcionario.
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Una de las características de este sistema tiene que ver con la identificación que se hace del “otro” como fuente de conflicto y pérdida de armonía
comunitaria. La vida familiar y comunitaria tradicional tiende a ser armónica13. Esta situación se complejiza a medida que se intensifican las relaciones
y la presencia del “otro”—en este caso la sociedad nacional y sus actores públicos y privados— haciendo difícil, muchas veces, el manejo y resolución
de los problemas y conflictos.
En el tratamiento de un problema o conflicto se busca la “mejor solución” que logre restituir el buen nombre, el prestigio, el respeto y la reintegración social de quien infringió una norma o un derecho particular o
comunitario. La noción de “mejor solución” tiene que ver con el hecho de
que la decisión que se adopte debe apuntar a que “todos pierdan algo”.
Entre los mecanismos para encontrar la “mejor solución” está, de partida,
la instauración de un diálogo entre las partes. Este proceso de diálogo, en
pocas ocasiones llega a involucrar únicamente a los actores en disputa; por
lo general, se vincula a parientes consanguíneos y políticos, compadres o personas prestigiosas (expresidentes de la comunidad), en la búsqueda de soluciones. Se vincula también a representantes estatales, sea para avalar las
decisiones tomadas previamente en el ámbito comunitario, o para apoyar la
búsqueda de soluciones.
Este “uso” que se hacía de la figura del teniente político permitía sostener
un estado de interlegalidad aceptado en los hechos por ambas partes: comunitarios y funcionarios públicos. Más aún, ocurría una suerte de legitimación
recíproca que operaba cuando, con apoyo del teniente político, alcanzaban
una “buena solución”. Esto hacía que, en estricto, los procesos que llevaban
dichos funcionarios no sean actos de autoridad estatal, sino de coordinación
intercultural con el objeto de restituir la armonía comunitaria.
13 El discurso armónico que sostienen estas comunidades sugiere, a primera vista, que se trata de comunidades ideales, carentes de conflicto; sin embargo, como sostiene la antropóloga norteamericana Laura Nader (1998:22,32) se trata más de discursos ideológicos que de circunstancias reales,
que pueden ser utilizados tanto como discursos de resistencia como de dominación. Considerando
que la ideología armónica es un producto tanto de más de quinientos años de encuentro colonial
como una estrategia para resistir a la hegemonía política y cultural del Estado, las poblaciones con
experiencia de dominación colonial la utilizan, por lo general, para tener a raya al Estado en su intento de incursionar en su interior.
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Esta interlegalidad que se alcanzó con la figura del teniente político, sin
embargo, es imposible mantener con los juzgados gubernamentales, a los
que les ven con autoridad, pero con distancia. En la investigación pudimos
comprobar que el discurso de reconocimiento de la autoridad judicial gubernamental no está en correspondencia con el número de causas que efectivamente van a parar en los juzgados. Lo que demuestra que el
reconocimiento y la sujeción al derecho estatal es más discursivo que real.
Pudimos percibir que para las comunidades el uso limitado de los juzgados no solo está relacionado con las distancias físicas, los costos, el desconocimiento de procedimientos judiciales, sino que tiene que ver con
diferencias conceptuales respecto del propio modelo de justicia. La entrega
del caso al juez y a los abogados es incompatible con sus modos de manejo
de conflictos en los que la participación de otros actores, más allá de las partes
involucradas, asegura una buena solución, por lo que las diferencias no solo
son fácticas sino también ideológicas.
VIII. Retos y desafíos del Estado plurinacional el intercultural
Revisando la historia constitucional en referencia al pueblo afroecuatoriano,
tenemos que el Estado ecuatoriano nace con una vocación formal antiesclavista. Las constituciones de 1845, 1852, 1961, 1969, 1884 y 1897 establecían que “nadie nace esclavo en la República, ni puede venir a ella en tal
condición sin quedar libre”. La Constitución de 1878 cambia la referencia
por una lacónica expresión que dice: “Se prohíbe la esclavitud”.
En los primeros años de la república, el evento más trascendental en el
tema es la abolición de la esclavitud decretada por el gobierno del general
Urbina Viteri, en 1851. Al firmar el decreto de manumisión expresa que la
esclavitud es “un contrasentido a las instituciones republicanas, un ataque a
la religión, a la moral y a la civilización, un oprobio para la República y un
reproche severo para los legisladores y gobernantes”. El decreto de manumisión de los esclavos creó la Junta Protectora de la Libertad de Esclavos, encargada de que se destinen fondos para otorgarles la libertad. No obstante,
mucho tiempo más habrá de pasar para que se erradiquen aquellas formas
de esclavitud.
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Con la Constitución liberal de 1906 pasamos a otra fase de la república.
La Carta Política deja de hacer referencia a la esclavitud, y en su lugar asume
el modelo de reconocimiento de derechos de libertad, como la libertad de
trabajo e industria, con lo que se da por hecho que la esclavitud está proscrita.
Esta misma fórmula constitucional la repetirá la Constitución de 1946.
Las constituciones de 1929 y 1945 vuelven a prohibir de manera expresa
la esclavitud. Por ejemplo, en la Constitución de 1929, artículo 151, numeral
2, se establece: “La igualdad ante la Ley. No habrá en el Ecuador esclavitud
ni apremio personal a título de servidumbre o concertaje.”
A partir de la Constitución de 1967 se observa una consolidación del
derecho de igualdad y de no discriminación, por lo que esta fórmula se repetirá en las siguientes constituciones. En el artículo 25 se establece:
Igualdad. No habrá discriminación alguna basada en motivos tales como raza,
sexo, filiación, idioma, religión, opinión política, posición económica o social.
No se concederá prerrogativa alguna ni se impondrá obligaciones que hagan a
unas personas de mejor o peor condición que otras. No hay dignidades ni empleos hereditarios, privilegios ni fueros personales. La honradez, la capacidad
y otros méritos serán los únicos fundamentos de valoración personal.
Pero, si el constitucionalismo tradicional adoptó como fórmula para resolver los problemas de exclusión histórica el reconocimiento de la igualdad
formal, desde las últimas décadas del siglo anterior viene ensayando otras
modalidades distintas al tradicional tutelaje e integracionismo14.
En el marco de estas transformaciones, si en la década de los noventas el
Ecuador se declaró como Estado pluricultural y multiétnico15, en el 2008 se
definió como plurinacional e intercultural. Si en 1998 asumió, en los términos de André Hockema (2002), un pluralismo jurídico de tipo unitario que
asume la coexistencia de formas diferentes de administración de justicia; la
14 Recordemos brevemente que la política estatal hacia poblaciones etnoculturales fue heredera del
tutelaje colonial que exigía la transculturalización del indígena y del negro hacia la cultura colonial,
como medio para alcanzar un estatus o privilegia. Conformado el Estado, el tutelaje fue adjudicado
por delegación estatal a la Iglesia. Más adelante, el integracionismo, el culturalismo étnico, el desarrollismo fueron las políticas ensayadas por el poder central para construir la cultura nacional y
el Estado unitario.
15 Reforma constitucional de 1996.
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Constituyente del 2008, al reconocer el derecho indígena, adoptó un pluralismo formal de tipo igualitario, que implica asumir que hay alguien más
que el Estado ecuatoriano: los pueblos indígenas, que también producen derecho y lo ejercen dentro de un orden social y político particular. Con esto
se pensaría que quedan saldados los debates sobre la vigencia objetiva de otras
formas de derecho distintas al derecho nacional, así como las dudas sobre la
eficacia de estas formas diferentes de derecho.
Sin embargo, la existencia de la norma no es suficiente frente a una historia
de postergaciones sociales, como tampoco lo es para abarcar otras realidades
que conviven en el espacio nacional —como las formas de manejo de conflictos
internos en las comunidades afroecuatorianas—, que tienen el potencial tanto
de democratizar el campo social como de contener los conflictos locales.
Por tanto, aunque en el Ecuador venimos discutiendo el pluralismo jurídico desde hace 20 años, y hemos transitado del multiculturalismo a la interculturalidad, y avanzado en su reconocimiento normativo, estamos lejos
de asumirlo como una realidad viviente.
En 10 años de vigencia de la Constitución de 1998, el reconocimiento de
derechos colectivos y de las facultades de administrar justicia en las comunidades
y pueblos indígenas, no generó los impactos esperados en las condiciones reales
de vida del grueso de la población en general, menos aún en la población indígena y afroecuatoriana. Esto ocurre porque una política multicultural, aunque
llega a admitir la diversidad cultural en el marco de la tolerancia: reconoce igual
dignidad a los pueblos16, implementa políticas de la diferencia17 y establece una
cierta eficacia jurídica18, no llega a modificar de manera sustancial la esencia de
la democracia y del derecho, formales. Sin embargo, se encuadra en la corriente
democrática que buscan aplacar demandas sociales emergentes, fruto de un
mundo conflictivo, cambiante y en transformación, cooptándolas.
16 Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo OIT referente a los Derechos de los
Pueblos Indígenas y Tribales.
17 Creación de espacios institucionales de representación propias de comunidades étnicas y la implementación de políticas de inversión clientelar, poco o nada redistributiva, desde dichos espacios.
18 Botero, al hacer referencia a la eficacia jurídica de las acciones de protección de los derechos colectivos, habla de aquella alcanzada mediante el ejercicio de la tutela colombiana que aplicada de manera edificante por parte de la Corte Constitucional de ese país, logró una protección real, no
simbólica, de los derechos de los pueblos indígenas.
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Este multiculturalismo crea espacios de construcción de identidades que
no afectan de manera sustancial al orden social nacional, y modifica la imagen del Estado con el objeto de sostener el establishment.
No ocurre igual con la interculturalidad19 que, en el campo jurídico, involucra modificaciones sustanciales para algunos de los elementos centrales
del derecho liberal.
El Estado intercultural posibilita la instauración de un pluralismo jurídico que reconoce el derecho de las comunidades, pueblos y nacionalidades
de “crear, desarrollar, aplicar y practicar su derecho propio o consuetudinario…” (art. 57, Numeral 10); y, a partir de allí, otorgar facultad a sus autoridades para ejercer funciones jurisdiccionales con base en sus tradiciones y
derecho propio, dentro del ámbito territorial, manteniendo su ejercicio sin
contrariar la Constitución y los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales (art. 171). Este tipo de pluralismo es calificado de
formal igualitario por A. Hockeman, debido a que el Estado cede a favor de
estos grupos sociales, el monopolio de la producción del derecho y del ejercicio jurisdiccional, obligándose a respetarlo y respaldarlo. Todo esto, a no
dudarlo, instaura en el Ecuador un orden jurídico plural que rompe no solo
con el lenguaje y discurso normativo tradicional, sino que replantea el derecho como orden social y jurídico, único y unificado.
La indagación realizada nos muestra la existencia de formas de derecho
que se componen tanto de hábitos jurídicos, muchos de ellos que datan de
tiempos remotos, como de normas exógenas incorporadas a sus dinámicas
de vida interna; así también, de normas elaboradas, intencionalmente, por
sus órganos de representación máximos, fruto de la voluntad política e ideal
comunitario que mantienen en la actualidad. Esto expresa una dinámica del
derecho que se adapta y reinventa ante las nuevas realidades sociales, así como
ante los cambios provocados por sus relaciones externas e internas.
La vieja discusión acerca de la ley, la norma y el derecho en pueblos y
comunidades indígenas, centrada hasta hoy en la disputa sobre su existencia,
ha dado un giro con el reconocimiento constitucional del derecho indígena.
No obstante, en el caso del pueblo afroecuatoriano, la disputa por el ejercicio
19 García Canclini (2004) sostiene que lo intercultural alude a un espacio de confrontación y entrelazamiento que no solo supone la aceptación del heterogéneo, sino que los diferentes son lo que
son en relaciones de negociación, conflicto y préstamos recíprocos.
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del derecho no ha sido planteada, pese a tener constataciones de su existencia
en los sistemas de vida de las comunidades.
El actual debate acerca del pluralismo jurídico en Ecuador tiene como
desafío enfrentar al positivismo jurídico que insiste en ratificar la supremacía
de la ley a pesar de que no existe “sentido estricto” alguno de la palabra ley.
Requiere poner en evidencia que la inexistencia de instituciones judiciales
formales dentro de pueblos y comunidades indígenas y afroecuatorianas no
implica la inexistencia de normas, procedimientos e instituciones que componen ordenamientos jurídicos propios; que el estudio del derecho no debe
limitarse a traducir los conceptos, procedimientos y reglas de una cultura a
otra, sino que implica una aproximación desde la propia cultura a los sentidos, principios y valores que esta encierra; que los sistemas de derecho indígena y afroecuatoriano son dinámicos, expuestos al cambio y capaces de
inventar y reinventar su propia tradición. Todo lo cual debe traducirse en
una nueva configuración del Estado plurinacional e intercultural.
Un Estado que por cierto trazó en el 2008 un rumbo desafiante orientado a recomponer la relación entre Estado y sociedad. A partir de una fuerte
redefinición de la soberanía, se espera que los actores sociales transformen
los tradicionales roles confrontativos con el Estado por acciones que tiendan
a incidir en la construcción de decisiones públicas y participen abiertamente
en el control de la gestión pública mediante novedosas y numerosas vías de
democracia directa, democracia deliberativa y democracia comunitaria.
Falta saber si Estado y sociedad logran encontrarse en este camino, y con
ello, garantizar que las colectividades participen de la sociedad en condiciones
de dignidad, equidad y calidad de vida, y que el Estado asuma que las particularidades asentadas en bases etnoculturales, como el derecho indígena y
las prácticas jurídicas vigentes en las comunidades afroecuatorianas, son eficaces mecanismos de orden socialmente democráticos que lejos de poner en
riesgo los altos valores del Estado, contribuyen a alcanzar la justicia histórica,
la justicia material.
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IX.
SISTEMAS REGULATORIOS DEL PUEBLO AFROECUATORIANO EN LA
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DEL
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Instrumentos internacionales
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Conferencia Mundial contra el Racismo,
la Discriminación Racial, la Xenofobia y
las Formas Conexas de Intolerancia
Declaración
Habiéndonos reunido en Durban (Sudáfrica), del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001,
Expresando nuestro profundo agradecimiento al Gobierno de Sudáfrica
por actuar de anfitrión de esta Conferencia Mundial,
Alentados por el ejemplo de la heroica lucha del pueblo de Sudáfrica
contra el sistema institucionalizado del apartheid y a favor de la igualdad y
la justicia en un clima de democracia, desarrollo, imperio de la ley y respeto
de los derechos humanos, recordando a este respecto la importante contribución de la comunidad internacional a esa lucha y, en particular, el papelcentral de los pueblos y gobiernos de África, y tomando nota de la importante
función de diferentes agentes de la sociedad civil, incluidas las organizaciones
no gubernamentales, en esa lucha y en los esfuerzos que se siguen desplegando por combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia,
Recordando que la Declaración y Programa de Acción de Viena, aprobada por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en junio de 1993,
exige la rápida y completa eliminación de todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia,
Recordando la resolución 1997/74 de 18 de abril de 1997 de la Comisión de Derechos Humanos, la resolución 52/111 de 12 de diciembre de
1997 de la Asamblea General y las resoluciones posteriores de esos órganos
sobre la convocación de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, y
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ONU
recordando asimismo las dos Conferencias Mundiales para Combatir el Racismo y la Discriminación Racial, celebradas en Ginebra en 1978 y 1983,
respectivamente,
Observando con grave preocupación que, pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, no se han alcanzado los principales objetivos de los
tres Decenios de Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, y que
aún hoy un sinfín de seres humanos siguen siendo víctimas del racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia,
Recordando que el año 2001 es el Año Internacional de la Movilización contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, año que tiene por objeto señalar a la
atención del mundo los objetivos de la Conferencia Mundial y dar nuevo
impulso al compromiso político respecto de la eliminación de todas las
formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de
intolerancia,
Celebrando la decisión de la Asamblea General de proclamar el año
2001 Año de las Naciones Unidas del Diálogo entre Civilizaciones, poniendo de relieve la tolerancia y el respeto por la diversidad, así como la necesidad de encontrar elementos comunes entre las civilizaciones y en el seno
de las civilizaciones a fin de hacer frente a los desafíos comunes de la humanidad que amenazan los valores compartidos, los derechos humanos universales y la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia
y las formas conexas de intolerancia mediante la cooperación, la colaboración y la inclusión,
Celebrando también la proclamación por la Asamblea General del período 2001-2010 Decenio de una cultura de paz y no violencia para los niños
del mundo, así como la aprobación por el Asamblea General de la Declaración y Plan de Acción sobre una Cultura de Paz,
Reconociendo que la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, junto
con el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, ofrece
una oportunidad única de examinar las inestimables contribuciones de los
pueblos indígenas al desarrollo político, económico, social, cultural y espiritual de nuestras sociedades en todo el mundo, así como los retos con que se
enfrentan, en particular el racismo y la discriminación racial,
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
Recordando la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Concesión
de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales, de 1960,
Reafirmando nuestra determinación de defender los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración
Universal de Derechos Humanos,
Afirmando que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia constituyen una negación de los propósitos
y principios de la Carta de las Naciones Unidas,
Reafirmando los principios de igualdad y no discriminación reconocidos
en la Declaración Universal de Derechos Humanos y alentando el respeto
de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento
o cualquier otra condición,
Convencidos de la importancia fundamental de la adhesión universal a
la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial, así como de su ratificación universal y del pleno cumplimiento de nuestras obligaciones que de ella dimanan como principal instrumento internacional para eliminar el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia,
Reconociendo la importancia fundamental de que los Estados, al combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia, consideren la posibilidad de firmar o ratificar todos los instrumentos internacionales de derechos humanos pertinentes, o de adherirse
a ellos, con miras a lograr la adhesión universal,
Habiendo tomado nota de los informes de las conferencias regionales
organizadas en Estrasburgo, Santiago, Dakar y Teherán y de otras aportaciones de los Estados, así como de los informes de los seminarios de expertos,
las reuniones regionales de organizaciones no gubernamentales y otras reuniones organizadas en preparación de la Conferencia Mundial,
Tomando nota con reconocimiento de la Declaración titulada “Visión
para el Siglo XXI”, hecha por el Sr. Thabo Mbeki, Presidente de Sudáfrica,
suscrita por el Sr. Nelson Mandela, primer Presidente de la nueva Sudáfrica,
por iniciativa de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los
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ONU
Derechos Humanos y Secretaria General de la Conferencia Mundial, y firmada por 74 Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y dignatarios,
Reafirmando que la diversidad cultural es un valioso elemento para el
adelanto y el bienestar de la humanidad en general, y que debe valorarse,
disfrutarse, aceptarse auténticamente y adoptarse como característica permanente que enriquece nuestras sociedades,
Reconociendo que la prohibición de la discriminación racial, el genocidio, el crimen de apartheid y la esclavitud, según se definen en las obligaciones que imponen los instrumentos de derechos humanos pertinentes, no
admite excepción,
Habiendo escuchado a los pueblos del mundo y reconociendo sus aspiraciones a la justicia, la igualdad de oportunidades para todos, el disfrute de
sus derechos humanos, incluido el derecho al desarrollo, a vivir en paz y libertad y a la participación en condiciones de igualdad y sin discriminación
en la vida económica, social, cultural, civil y política,
Reconociendo que la participación equitativa de todos los individuos y
pueblos en la formación de sociedades justas, equitativas, democráticas y no
excluyentes puede contribuir a un mundo libre de racismo, discriminación
racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia,
Destacando la importancia de la participación equitativa de todos, sin discriminación alguna, en la adopción de decisiones a nivel nacional y mundial,
Afirmando que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia, cuando equivalen a racismo y discriminación
racial, constituyen graves violaciones de todos los derechos humanos y obstáculos al pleno disfrute de esos derechos, niegan la verdad evidente de que
todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos,
constituyen un obstáculo a las relaciones pacíficas y de amistad entre los pueblos y las naciones, y figuran entre las causas básicas de muchos conflictos
internos e internacionales, incluidos conflictos armados, y el consiguiente
desplazamiento forzado de poblaciones,
Reconociendo que es preciso tomar medidas a nivel nacional e internacional para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia a fin de asegurar el pleno disfrute de todos
los derechos humanos, económicos, sociales, culturales, civiles y políticos,
que son universales, indivisibles, interdependientes e interrelacionados, y
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
para mejorar las condiciones de vida de los hombres, las mujeres y los niños
de todas las naciones,
Reafirmando la importancia de aumentar la cooperación internacional
para la promoción y protección de los derechos humanos y para el logro de
los objetivos de la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia,
Reconociendo que la xenofobia, en sus diferentes manifestaciones, es
una de las principales fuentes y formas contemporáneas de discriminación y
conflicto, y que para combatirla los Estados y la comunidad internacional
tienen que prestarle urgente atención y adoptar rápidamente medidas,
Plenamente conscientes de que, pese a los esfuerzos realizados por la comunidad internacional, los gobiernos y las autoridades locales, el flagelo del
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia persiste y sigue siendo causa de violaciones de los derechos humanos,
sufrimientos, desventajas y violencia, que deben combatirse por todos los
medios disponibles y apropiados como cuestión de la máxima prioridad, de
preferencia en cooperación con las comunidades afectadas,
Observando con preocupación que persisten los casos violentos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, y
que incluso hoy en día se siguen proponiendo, de una u otra forma, las teorías
de la superioridad de ciertas razas y culturas que fueron fomentadas y practicadas durante la era colonial,
Alarmados por el resurgimiento y la persistencia del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las manifestaciones conexas de intolerancia
en sus formas y manifestaciones contemporáneas más insidiosas, así como
de otras ideologías y prácticas basadas en la discriminación o la superioridad
racial o étnica,
Rechazando enérgicamente toda doctrina basada en la superioridad racial, así como las teorías que pretenden demostrar la existencia de razas humanas presuntamente distintas,
Reconociendo que el hecho de no combatir y denunciar el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, que
es tarea de todos, especialmente de las autoridades públicas y los políticos a
todos los niveles, es un factor que alienta su perpetuación,
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ONU
Reafirmando que los Estados tienen el deber de proteger y promover los
derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las víctimas, y que
deberían aplicar una perspectiva de género1 que reconozca las múltiples formas de discriminación que pueden afectar a las mujeres, y que el disfrute de
sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales es indispensable para el desarrollo de las sociedades en todo el mundo,
Reconociendo los retos y las oportunidades que presenta un mundo cada
vez más globalizado en relación con la lucha por erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia,
Resueltos, en una época en que la globalización y la tecnología han contribuido considerablemente a unir a los pueblos, a llevar a la práctica el concepto de una familia humana basada en la igualdad, la dignidad y la
solidaridad y a hacer del siglo XXI un siglo de los derechos humanos, la erradicación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y la realización de una auténtica igualdad de
oportunidades y de trato para todos los individuos y pueblos,
Reafirmando los principios de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos y recordando que todos los seres humanos nacen
iguales en dignidad y en derechos, subrayando que esa igualdad debe ser protegida como asunto de la máxima prioridad y reconociendo el deber de los
Estados de adoptar medidas rápidas, decisivas y apropiadas para eliminar
todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia,
Dedicados a combatir el flagelo del racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia de manera plena y eficaz y
con carácter prioritario, sacando al mismo tiempo las lecciones de las manifestaciones de racismo y las experiencias del pasado en todas las partes del
mundo con miras a evitar que vuelvan a repetirse,
Uniéndonos en un espíritu de compromiso y de renovada voluntad política respecto de la igualdad, la justicia y la dignidad universales para rendir
homenaje a todas las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xeno-
1
A los efectos de la presente Declaración y del Programa de Acción, queda entendido que el término
género se refiere a ambos sexos, varón y mujer, en el contexto de la sociedad. El término “género”
no indica ningún otro significado distinto del expuesto.
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
fobia y las formas conexas de intolerancia en todo el mundo, y adoptar solemnemente la Declaración y Programa de Acción de Durban2,
Cuestiones generales
1.
Declaramos que, a los efectos de la presente Declaración y Programa
de Acción, las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia son los individuos o grupos de individuos
que son o han sido afectados negativamente por esas plagas, sometidos a ellas
o blanco de las mismas;
2.
Reconocemos que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia se producen por motivos de raza, color,
linaje u origen nacional o étnico y que las víctimas pueden sufrir formas múltiples o agravadas de discriminación por otros motivos conexos, como el sexo,
el idioma, la religión, las opiniones políticas o de otra índole, el origen social,
la situación económica, el nacimiento u otra condición;
3.
Reconocemos y afirmamos que al comenzar el tercer milenio la lucha
mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia, en todas sus formas y manifestaciones odiosas y en
constante evolución, es un asunto prioritario para la comunidad internacional, y que esta Conferencia ofrece una oportunidad única e histórica de evaluar y determinar todas las dimensiones de esos males devastadores de la
humanidad con vistas a lograr su eliminación total, entre otras cosas mediante la adopción de enfoques innovadores y holísticos y el fortalecimiento
y la promoción de medidas prácticas y eficaces a los niveles nacional, regional
e internacional;
4.
Expresamos nuestra solidaridad con los pueblos de África en su lucha
incesante contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia y reconocemos los sacrificios que han hecho y los
2
Véase el capítulo VII del informe de la Conferencia, en el que figuran todas las reservas y declaraciones formuladas respecto de la Declaración y el Programa de Acción.
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esfuerzos que realizan para crear conciencia pública de estas tragedias inhumanas en el plano internacional;
5.
Afirmamos también la gran importancia que atribuimos a los valores
de solidaridad, respeto, tolerancia y multiculturalismo, que constituyen el
fundamento moral y la inspiración de nuestra lucha mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, tragedias inhumanas que durante demasiado tiempo han afectado a
lospueblos de todo el mundo, especialmente en África;
6.
Afirmamos asimismo que todos los pueblos e individuos constituyen
una única familia humana rica en su diversidad. Han contribuido al progreso
de las civilizaciones y las culturas que constituyen el patrimonio común de
la humanidad. La preservación y el fomento de la tolerancia, el pluralismo y
el respeto de la diversidad pueden producir sociedades más abiertas;
7.
Declaramos que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y están dotados de la posibilidad de contribuir constructivamente al desarrollo y al bienestar de sus sociedades. Toda doctrina de
superioridad racial es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa y debe rechazarse, junto con las teorías que tratan
de determinar la existencia de razas humanas separadas;
8.
Reconocemos que la religión, la espiritualidad y las creencias desempeñan un papel central en la vida de millones de mujeres y hombres, en el
modo en que viven y en el modo en que tratan a otras personas. La religión,
la espiritualidad y las creencias pueden contribuir a la promoción de la dignidad y el valor inherentes de la persona humana y a la erradicación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia;
9.
Observamos con preocupación que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia pueden verse agravadas,
entre otras cosas, por una distribución no equitativa de la riqueza, la marginación y la exclusión social;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
10. Reafirmamos que toda persona tiene derecho a un orden social e internacional en el que puedan realizarse todos los derechos humanos de todos,
sin discriminación de ningún tipo;
11. Observamos que el proceso de globalización es una fuerza potente y
dinámica que debería ser aprovechada para el beneficio, desarrollo y prosperidad de todos los países, sin exclusión. Reconocemos que los países en desarrollo tienen especiales dificultades para hacer frente a este problema
fundamental. Aunque la globalización brinda grandes oportunidades, en la
actualidad sus beneficios se distribuyen de forma muy desigual, lo mismo
que sus costos. Así, expresamos nuestra determinación de prevenir y mitigar
los efectos negativos de la globalización. Esos efectos pueden agravar, en particular, la pobreza, el subdesarrollo, la marginación, la exclusión social, la
homogeneización cultural y las desigualdades económicas que pueden producirse conforme a criterios raciales, dentro de los Estados y entre ellos, con
consecuencias negativas. Expresamos también nuestra determinación de ampliar al máximo los beneficios de la globalización, entre otras cosas mediante
el fortalecimiento y el mejoramiento de la cooperación internacional para
promover la igualdad de oportunidades para el comercio, el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, las comunicaciones mundiales gracias al
empleo de nuevas tecnologías, y el incremento de los intercambios interculturales mediante la preservación y la promoción de la diversidad cultural, lo
que puede contribuir a la erradicación del racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Sólo desplegando esfuerzos
amplios y sostenidos para crear un futuro común, basado en nuestra común
humanidad y en toda su diversidad, se podrá lograr que la globalización sea
plenamente incluyente y equitativa;
12. Reconocemos que la migración interregional e intrarregional, en particular del Sur al Norte, ha aumentado como consecuencia de la globalización
y subrayamos que las políticas relativas a la migración no deben basarse en
el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
351
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ONU
Orígenes, causas, formas y manifestaciones contemporáneas de
racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia conexa
13. Reconocemos que la esclavitud y la trata de esclavos, en particular la
trata transatlántica, fueron tragedias atroces en la historia de la humanidad,
no sólo por su aborrecible barbarie, sino también por su magnitud, su carácter organizado y, especialmente, su negación de la esencia de las víctimas,
y reconocemos asimismo que la esclavitud y la trata de esclavos, especialmente la trata transatlántica de esclavos, constituyen, y siempre deberían
haber constituido, un crimen de lesa humanidad y son una de las principales
fuentes y manifestaciones de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, y que los africanos y afrodescendientes, los asiáticos y las personas de origen asiático y los pueblos indígenas fueron víctimas
de esos actos y continúan siéndolo de sus consecuencias;
14. Reconocemos que el colonialismo ha llevado al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y que los
africanos y los afrodescendientes, las personas de origen asiático y los pueblos
indígenas fueron víctimas del colonialismo y continúan siéndolo de sus consecuencias. Reconocemos los sufrimientos causados por el colonialismo y
afirmamos que, dondequiera y cuandoquiera que ocurrieron, deben ser condenados y ha de impedirse que ocurran de nuevo. Lamentamos también que
los efectos y la persistencia de esas estructuras y prácticas se cuenten entre
los factores que contribuyen a desigualdades sociales y económicas duraderas
en muchas partes del mundo de hoy;
15. Reconocemos que el apartheid y el genocidio, en derecho internacional, constituyen crímenes de lesa humanidad y son fuentes y manifestaciones
principales de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de
intolerancia, reconocemos los indecibles males y sufrimientos causados por
esos actos, y afirmamos que dondequiera y cuandoquiera que ocurrieron,
deben ser condenados y ha de impedirse que ocurran de nuevo;
16. Reconocemos que la xenofobia contra los no nacionales, en particular
los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo, constituye una de las
352
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
principales fuentes del racismo contemporáneo, y que las violaciones de los
derechos humanos cometidas contra los miembros de esos grupos se producen ampliamente en el contexto de prácticas discriminatorias, xenófobas y
racistas;
17. Observamos la importancia de prestar especial atención a las nuevas
manifestaciones de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia a las que pueden estar expuestos los jóvenes y otros grupos
vulnerables;
18. Recalcamos que la pobreza, el subdesarrollo, la marginación, la exclusión social y las desigualdades económicas están estrechamente vinculadas
con el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las prácticas conexas
de intolerancia y contribuyen a la persistencia de actitudes y prácticas racistas,
que a su vez generan más pobreza;
19. Reconocemos las consecuencias económicas, sociales y culturales negativas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia que han contribuido en forma significativa al subdesarrollo
de los países en desarrollo y, en particular, de África, y resolvemos liberar a
todos los hombres, mujeres y niños de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema a la que en la actualidad están sometidos
más de mil millones de seres humanos, hacer realidad para todos el derecho
al desarrollo y librar a toda la humanidad de la necesidad;
20. Reconocemos que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia se encuentran entre las causas básicas de
conflicto armado, y muchas veces son una de sus consecuencias, y recordamos que la no discriminación es un principio fundamental del derecho internacional humanitario. Subrayamos la necesidad de que todas las partes
en los conflictos armados respeten escrupulosamente ese principio y de que
los Estados y la comunidad internacional permanezcan especialmente alerta
durante los períodos de conflicto armado y sigan combatiendo todas las formas de discriminación racial;
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21. Expresamos nuestra profunda preocupación porque el desarrollo socioeconómico esté siendo obstaculizado por conflictos internos generalizados
que se deben, entre otras causas, a violaciones manifiestas de los derechos
humanos, incluidas las derivadas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y a la falta de un gobierno democrático, inclusivo y participatorio;
22. Expresamos nuestra preocupación porque en algunos Estados las estructuras o instituciones políticas y jurídicas, algunas de ellas heredadas y
que hoy persisten, no corresponden a las características multiétnicas, pluriculturales y plurilingües de la población y, en muchos casos, constituyen un
factor importante de discriminación en la exclusión de los pueblos indígenas;
23. Reconocemos plenamente los derechos de los pueblos indígenas, de
conformidad con los principios de la soberanía y la integridad territorial de
los Estados, y recalcamos por lo tanto que deben adoptarse las apropiadas
medidas constitucionales, administrativas, legislativas y judiciales, incluidas
las que resulten de los instrumentos internacionales aplicables;
24. Declaramos que la expresión “pueblos indígenas” en la Declaración y
el Programa de Acción de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia se
utiliza en el contexto de negociaciones internacionales en curso sobre textos
que tratan específicamente de esta cuestión, y sin prejuzgar el resultado de
esas negociaciones, y no debe interpretarse en el sentido de que tiene repercusión alguna en cuanto a los derechos reconocidos por las normas jurídicas
internacionales;
25. Expresamos nuestro profundo repudio del racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia que persisten en algunos Estados en el funcionamiento de los sistemas penales y en la aplicación
de la ley, así como en las medidas y actitudes de las instituciones y las personas
encargadas de hacer cumplir la ley, especialmente en los casos en que esto ha
contribuido a que algunos grupos estén excesivamente representados entre
los detenidos o presos;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
26. Afirmamos la necesidad de poner fin a la impunidad de las violaciones
de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas y los
grupos que son víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia;
27. Expresamos nuestra preocupación porque, más allá del hecho de que
el racismo esté ganando terreno, las formas y manifestaciones contemporáneas del racismo y la xenofobia están tratando de volver a adquirir reconocimiento político, moral e incluso jurídico en muchas formas, entre otras
mediante las plataformas de algunas organizaciones y partidos políticos y la
difusión de ideas basadas en el concepto de la superioridad racial mediante
las modernas tecnologías de la comunicación;
28. Recordamos que la persecución de todo grupo, colectividad o comunidad con una identidad propia por motivos raciales, nacionales, étnicos o
de otra índole, que están universalmente reconocidos como inaceptables en
el derecho internacional, así como el crimen de apartheid, constituyen graves
violaciones de los derechos humanos y, en algunos casos, pueden ser calificados de crímenes de lesa humanidad;
29. Condenamos enérgicamente el hecho de que la esclavitud y las prácticas análogas a la esclavitud sigan existiendo hoy en algunas partes del
mundo e instamos a los Estados a que tomen con carácter prioritario medidas
inmediatas para poner fin a dichas prácticas, que constituyen violaciones manifiestas de los derechos humanos;
30. Afirmamos la urgente necesidad de prevenir, combatir y eliminar
todas las formas de trata de personas, en particular de mujeres y niños, y reconocemos que las víctimas de esa trata están especialmente expuestas al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia;
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Víctimas del racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia
31. También expresamos nuestra profunda preocupación por los casos en
que los indicadores en esferas como la educación, el empleo, la salud, la vivienda, la mortalidad infantil y la esperanza de vida de muchos pueblos revelan una situación de desventaja, en particular cuando entre los factores que
contribuyen a ello factores como el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
32. Reconocemos el valor y la diversidad del patrimonio cultural de los
africanos y los afrodescendientes y afirmamos la importancia y necesidad de
asegurar su completa integración en la vida social, económica y política con
miras a facilitar su plena participación en todos los niveles del proceso de
adopción de decisiones;
33. Consideramos esencial que todos los países de la región de las Américas y todas las demás zonas de la diáspora africana reconozcan la existencia
de su población de origen africano y las contribuciones culturales, económicas, políticas y científicas que ha hecho esa población, y que admitan la persistencia del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia que la afectan de manera específica, y reconocemos
que, en muchos países, la desigualdad histórica en lo que respecta, entre otras
cosas, al acceso a la educación, la atención de salud y la vivienda ha sido una
causa profunda de las disparidades socioeconómicas que la afectan;
34. Reconocemos que los afrodescendientes han sido durante siglos víctimas del racismo, la discriminación racial y la esclavización, y de la denegación histórica de muchos de sus derechos, y afirmamos que deben ser tratados
con equidad y respeto de su dignidad, y que no deben sufrir discriminación
de ningún tipo. Por lo tanto, se deben reconocer sus derechos a la cultura y
a la propia identidad; a participar libremente y en igualdad de condiciones
en la vida política, social, económica y cultural; al desarrollo en el marco de
sus propias aspiraciones y costumbres; a tener, mantener y fomentar sus propias formas de organización, su modo de vida, cultura, tradiciones y mani-
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
festaciones religiosas; a mantener y usar sus propios idiomas; a la protección
de sus conocimientos tradicionales y su patrimonio cultural y artístico; al
uso, disfrute y conservación de los recursos naturales renovables de su hábitat
y a participar activamente en el diseño, la aplicación y el desarrollo de sistemas y programas de educación, incluidos los de carácter específico y propio;
y, cuando proceda, a las tierras que han habitado desde tiempos ancestrales;
35. Reconocemos que, en muchas partes del mundo, los africanos y los
afrodescendientes tienen que hacer frente a obstáculos como resultado de
prejuicios y discriminaciones sociales que prevalecen en las instituciones públicas y privadas y nos comprometemos a trabajar para erradicar todas las
formas de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia conexa
con que se enfrentan los africanos y los afrodescendientes;
36. Reconocemos que, en muchas partes del mundo, los asiáticos y las
personas de origen asiático tienen que hacer frente a obstáculos como resultado de prejuicios y discriminaciones sociales que prevalecen en las instituciones públicas y privadas y nos comprometemos a trabajar para erradicar
todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia
conexa con que se enfrentan los asiáticos y las personas de origen asiático;
37. Observamos con reconocimiento que, a pesar del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia con que
se han enfrentado durante siglos, las personas de origen asiático han aportado
y siguen aportando una contribución importante a la vida económica, social,
política, científica y cultural de los países en que viven;
38. Instamos a todos los Estados a que examinen y, de ser necesario, revisen todas las políticas de inmigración que sean incompatibles con los instrumentos internacionales de derechos humanos, a fin de eliminar todas las
políticas y prácticas discriminatorias contra los migrantes, incluidos los asiáticos y los de origen asiático;
39. Reconocemos que los pueblos indígenas han sido víctimas de discriminación durante siglos y afirmamos que son libres e iguales en dignidad y
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derechos y no deberían sufrir ningún tipo de discriminación, particularmente
por su origen e identidad indígenas, y destacamos la necesidad de tomar
constantemente medidas para luchar contra la persistencia del racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia que
los afectan;
40. Reconocemos el valor y la diversidad de las culturas y el patrimonio
de los pueblos indígenas, cuya singular contribución al desarrollo y pluralismo cultural de la sociedad y cuya plena participación en todos los aspectos
de la sociedad, en particular en temas que les preocupan, son fundamentales
para la estabilidad política y social y para el desarrollo de los Estados en que
viven;
41. Reiteramos nuestra convicción de que la plena realización por los pueblos indígenas de sus derechos humanos y libertades fundamentales es indispensable para eliminar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia. Reiteramos firmemente nuestra determinación de promover el pleno disfrute, en condiciones de igualdad, de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, así como de los
beneficios del desarrollo sostenible, con pleno respeto de sus características
distintivas y de sus propias iniciativas;
42. Insistimos en que para que los pueblos indígenas puedan expresar libremente su propia identidad y ejercer sus derechos no deben ser objeto de
ningún tipo de discriminación, lo que necesariamente implica el respeto de
sus derechos humanos y libertades fundamentales. Se está haciendo actualmente un esfuerzo por garantizar el reconocimiento universal de estos derechos en las negociaciones acerca del proyecto de declaración sobre los
derechos de los pueblos indígenas, incluidos los derechos siguientes: a ser llamados por su propio nombre; a participar libremente y en condiciones de
igualdad en el desarrollo político, económico, social y cultural de un país; a
mantener sus propias formas de organización, sus estilos de vida, culturas y
tradiciones; a mantener y utilizar su propio idioma; a mantener su propia
estructura económica en las zonas en que habitan; a participar en el desarrollo
de sus sistemas y programas de educación; a administrar sus tierras y recursos
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
naturales, incluidos los derechos de caza y pesca; y a tener acceso a la justicia
en condiciones de igualdad;
43. Reconocemos también la relación especial que tienen los pueblos indígenas con la tierra como base de su existencia espiritual, física y cultural, y
alentamos a los Estados a que, siempre que sea posible, velen por que los
pueblos indígenas puedan mantener la propiedad de sus tierras y de los recursos naturales a que tienen derecho conforme a la legislación interna;
44. Celebramos la decisión de crear dentro del sistema de las Naciones
Unidas el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, que da expresión
concreta a los principales objetivos del Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo y de la Declaración y Programa de Acción de
Viena;
45. Celebramos el nombramiento por las Naciones Unidas del Relator
Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas y nos comprometemos a colaborar con el Relator
Especial;
46. Reconocemos las positivas contribuciones económicas, sociales y culturales de los migrantes, tanto para los países de origen como para los de destino;
47. Reafirmamos el derecho soberano de los Estados a formular y aplicar
su propio régimen jurídico y políticas de migración, y afirmamos asimismo
que esas políticas deben ser congruentes con los instrumentos, normas y principios de derechos humanos aplicables y deben estar formuladas de modo
que se asegure que no están contaminados por el racismo, la discriminación
racial, xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
48. Observamos con preocupación y condenamos enérgicamente las manifestaciones y actos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas
conexas de intolerancia contra los migrantes y los estereotipos que corrientemente se les aplican, reafirmamos la responsabilidad de los Estados de
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proteger los derechos humanos de los migrantes que se hallan bajo su jurisdicción y la responsabilidad de los Estados de salvaguardar y proteger a los
migrantes contra los actos ilícitos o violentos, en particular los actos de discriminación racial y los delitos cometidos por motivos racistas o xenófobos
por individuos o grupos, y destacamos la necesidad de que se les dé un trato
justo, imparcial y equitativo en la sociedad y en el lugar de trabajo;
49. Destacamos la importancia de crear condiciones que favorezcan una
mayor armonía, tolerancia y respeto entre los migrantes y el resto de la sociedad del país en que se encuentran, a fin de eliminar las manifestaciones
de racismo y xenofobia contra los migrantes. Subrayamos que la reunificación de las familias tiene un efecto positivo en la integración y destacamos
la necesidad de que los Estados faciliten esa reunificación;
50. Tenemos presente la situación de vulnerabilidad en que con frecuencia se hallan los migrantes, entre otras cosas porque están fuera de sus países
de origen y por las dificultades con que tropiezan en razón de las diferencias
de idioma, costumbres y cultura, así como las dificultades y obstáculos económicos y sociales para el retorno de migrantes indocumentados o en situación irregular;
51. Reafirmamos la necesidad de eliminar la discriminación racial contra
los migrantes, en particular los trabajadores migrantes, en cuestiones tales
como el empleo, los servicios sociales, incluidos los de educación y salud, así
como en el acceso a la justicia, y que el trato que se les da debe ajustarse a los
instrumentos internacionales de derechos humano, sin racismo, discriminación racial, xenofobia ni formas conexas de intolerancia;
52. Observamos con preocupación que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, entre otros factores,
contribuyen al desplazamiento forzado y a la salida de personas de sus países
de origen como refugiados y solicitantes de asilo;
53. Reconocemos también con preocupación que, pese a los esfuerzos por
combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
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conexas de intolerancia, sigue habiendo casos de distintas formas de racismo,
discriminación racial, xenofobia e intolerancia conexa contra los refugiados,
los solicitantes de asilo y las personas internamente desplazadas, entre otros;
54. Ponemos de relieve la urgencia de hacer frente a las causas básicas del
desplazamiento y de hallar soluciones duraderas para los refugiados y las personas desplazadas, en particular el regreso voluntario en condiciones de seguridad y dignidad a los países de origen, así como el reasentamiento en
terceros países y la integración local, cuando resulte apropiado y factible;
55. Reafirmamos nuestro compromiso de respetar y aplicar nuestras obligaciones humanitarias relacionadas con la protección de los refugiados, los
solicitantes de asilo, los repatriados y las personas internamente desplazadas,
y señalamos a este respecto la importancia de la solidaridad internacional, la
distribución de la carga y la cooperación internacional para compartir la responsabilidad de la protección de los refugiados, a la vez que reafirmamos
que la Convención de 1951 y su Protocolo de 1967 sobre el Estatuto de los
Refugiados siguen siendo la base del régimen internacional de los refugiados
y reconocemos la importancia de su plena aplicación por los Estados Partes;
56. Reconocemos la existencia en muchos países de una población mestiza
con diversos orígenes étnicos y raciales y su valiosa contribución a la promoción de la tolerancia y el respeto en esas sociedades, y condenamos la discriminación de que es víctima, especialmente porque la naturaleza sutil de esa
discriminación puede hacer que se niegue su existencia;
57. Somos conscientes de que la historia de la humanidad está repleta de
grandes atrocidades resultantes de violaciones manifiestas de los derechos
humanos y pensamos que puede aprenderse de la historia, rememorándola,
para evitar futuras tragedias;
58.
Recordamos que jamás debe olvidarse el Holocausto;
59. Reconocemos con profunda preocupación la intolerancia religiosa
contra algunas comunidades religiosas, así como la aparición de actos hostiles
y de violencia contra esas comunidades a causa de sus creencias religiosas y
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su origen racial o étnico en diversas partes del mundo, que limitan en particular su derecho a practicar libremente sus creencias;
60. También reconocemos con honda preocupación la existencia en varias partes del mundo de intolerancia religiosa contra comunidades religiosas
y sus miembros, en particular la limitación de su derecho a practicar libremente sus creencias, así como la aparición cada vez más frecuente de estereotipos negativos, actos de hostilidad y violencia contra esas comunidades
a causa de sus creencias religiosas y de su origen étnico o de su presunto origen racial;
61. Reconocemos con profunda preocupación el creciente antisemitismo
e islamofobia en diversas partes del mundo, así como la aparición de movimientos raciales y violentos basados en el racismo e ideas discriminatorias
contra las comunidades judía, musulmana y árabe;
62. Somos conscientes de que la historia de la humanidad está repleta de
terribles injusticias infligidas por la falta de respeto a la igualdad de los seres
humanos, observamos con alarma la intensificación de esas prácticas en diversas partes del mundo e instamos a las personas, sobre todo en situaciones
de conflicto, a que desistan de la incitación al racismo y del uso de expresiones despectivas y de estereotipos negativos;
63. Nos preocupan los padecimientos del pueblo palestino sometido a
ocupación extranjera. Reconocemos el derecho inalienable del pueblo palestino a la libre determinación y al establecimiento de un Estado independiente, reconocemos el derecho a la seguridad de todos los Estados de la
región, incluido Israel, y hacemos un llamamiento a todos los Estados para
que apoyen el proceso de paz y lo lleven a una pronta conclusión;
64. Pedimos una paz justa, general y duradera en la región, en la que todos
los pueblos coexistan y disfruten de igualdad, justicia y derechos humanos
internacionalmente reconocidos, y seguridad;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
65. Reconocemos el derecho de los refugiados a regresar voluntariamente
a sus hogares y bienes en condiciones de dignidad y seguridad, e instamos a
todos los Estados a que faciliten ese retorno;
66. Afirmamos que debe protegerse la identidad étnica, cultural, lingüística y religiosa de las minorías, cuando las haya, y que las personas pertenecientes a esas minorías deben ser tratadas en pie de igualdad y deben disfrutar
de sus derechos humanos y sus libertades fundamentales sin discriminación
de ningún tipo;
67. Reconocemos que los miembros de algunos grupos con una identidad
cultural propia se enfrentan a obstáculos atribuibles a un complejo conjunto
de factores étnicos, religiosos o de otra índole, así como a sus tradiciones y
costumbres, e instamos a los Estados a que se aseguren de que las medidas,
políticas y programas destinados a erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia aborden los obstáculos
que crea este conjunto de factores;
68. Reconocemos con honda preocupación las actuales manifestaciones
de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, así como de violencia, a que hacen frente los romaníes, gitanos, sintis y
nómadas, y reconocemos la necesidad de elaborar políticas eficaces y mecanismos de aplicación para lograr su plena igualdad;
69. Estamos convencidos de que el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia se manifiestan en forma diferenciada para las mujeres y las niñas, y pueden ser factores que llevan al deterioro de sus condiciones de vida, a la pobreza, la violencia, las formas
múltiples de discriminación y la limitación o denegación de sus derechos humanos. Reconocemos la necesidad de integrar una perspectiva de género en
las pertinentes políticas, estrategias y programas de acción contra el racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia a
fin de hacer frente a las formas múltiples de discriminación;
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70. Reconocemos la necesidad de elaborar un enfoque más coherente y
sistemático para evaluar y vigilar la discriminación racial contra las mujeres,
así como las desventajas, obstáculos y dificultades a que hacen frente las mujeres para el pleno ejercicio y disfrute de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales como consecuencia del racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
71. Deploramos los intentos de obligar a mujeres que pertenecen a ciertas
religiones y minorías religiosas a renunciar a su identidad cultural y religiosa
o a limitar su expresión legítima, o de discriminar contra ellas en lo que se
refiere a las oportunidades de educación y empleo;
72. Observamos con preocupación el gran número de menores y jóvenes,
particularmente niñas, que figuran entre las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y destacamos la necesidad de incorporar medidas especiales, de conformidad con el
principio del interés superior del niño y el respeto de sus opiniones, en los
programas contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, a fin de prestar atención prioritaria a los derechos y a la situación de los menores y los jóvenes que son víctimas de esas
prácticas;
73. Reconocemos que a un niño que pertenece a una minoría étnica, religiosa o lingüística o que es indígena no debe negársele el derecho, individualmente o en comunidad con otros miembros de su grupo, a disfrutar de
su propia cultura, a profesar y practicar su propia religión y a utilizar su
idioma;
74. Reconocemos que el trabajo infantil está relacionado con la pobreza,
la falta de desarrollo y las condiciones socioeconómicas conexas y que, en algunos casos, podría perpetuar la pobreza y la discriminación racial, al privar
de manera desproporcionada a los niños de los grupos afectados de la posibilidad de adquirir las aptitudes humanas necesarias para la vida productiva
y para beneficiarse del crecimiento económico;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
75. Observamos con profunda preocupación que en muchos países las
personas infectadas o afectadas por el VIH/SIDA, así como las presuntamente infectadas, pertenecen a grupos vulnerables al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, lo que incide
negativamente sobre su acceso a la atención de salud y los medicamentos y
lo obstaculiza;
Medidas de prevención, educación y protección destinadas
a erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia en los ámbitos nacional, regional e
internacional
76. Reconocemos que las condiciones políticas, económicas, culturales y
sociales no equitativas pueden engendrar y fomentar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, que a su vez
exacerban la desigualdad. Creemos que una auténtica igualdad de oportunidades para todos en todos los campos, incluido el desarrollo, es fundamental
para la erradicación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia;
77. Afirmamos que la adhesión universal a la Convención Internacional
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial y su
pleno cumplimiento tienen importancia primordial para la promoción de la
igualdad y la no discriminación en el mundo;
78. Reafirmamos el compromiso solemne de todos los Estados de fomentar el respeto universal, la observancia y la protección de todos los derechos
humanos, económicos, sociales, culturales, civiles y políticos, incluido el derecho al desarrollo, como factor fundamental para la prevención y eliminación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia;
79. Estamos firmemente convencidos de que los obstáculos para vencer
la discriminación racial y conseguir la igualdad racial radican principalmente
en la falta de voluntad política, la legislación deficiente, y la falta de estrate-
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gias de aplicación y de medidas concretas por los Estados, así como en la
prevalencia de actitudes racistas y estereotipos negativos;
80. Creemos firmemente que la educación, el desarrollo y la aplicación
cabal de todas las normas y obligaciones de derechos humanos internacionales, en particular la promulgación de leyes y estrategias políticas, sociales
y económicas, son fundamentales para combatir el racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
81. Reconocemos que la democracia y un gobierno transparente, responsable y participativo que responda a las necesidades y aspiraciones de la población, y el respeto de los derechos humanos, las libertades fundamentales
y el estado de derecho son esenciales para la prevención y la eliminación efectivas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia. Reafirmamos que toda forma de impunidad por delitos motivados por actitudes racistas y xenófobas contribuye a debilitar el Estado de
derecho y la democracia y tiende a fomentar la repetición de tales actos;
82. Afirmamos que el Diálogo entre Civilizaciones constituye un proceso
para lograr la identificación y la promoción de bases comunes entre las civilizaciones, el reconocimiento y la promoción de la dignidad inherente a todos
los seres humanos y de la igualdad de derechos de éstos y el respeto de los
principios fundamentales de justicia; de este modo, puede disipar los conceptos de superioridad racial basados en el racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y facilitar la construcción
de un mundo reconciliado para la familia humana;
83. Destacamos la función clave que los dirigentes y los partidos políticos
pueden y deben desempeñar en la lucha contra el racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y alentamos a los
partidos políticos a que tomen medidas concretas para promover la solidaridad, la tolerancia y el respeto;
84. Condenamos la persistencia y la reaparición del neonazismo, neofascismo y de ideologías nacionalistas violentas basadas en prejuicios raciales o
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nacionales y declaramos que esos fenómenos no se pueden justificar en ningún caso ni bajo ninguna circunstancia;
85. Condenamos las plataformas y organizaciones políticas basadas en el
racismo, la xenofobia o las doctrinas de la superioridad y la discriminación
raciales, así como la legislación y las prácticas basadas en el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, por ser
incompatibles con la democracia y la gobernanza transparente y responsable.
Reafirmamos que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia permitidos por las políticas gubernamentales
violan los derechos humanos y pueden poner en peligro las relaciones de
amistad entre los pueblos, la cooperación entre las naciones y la paz y la seguridad internacionales;
86. Recordamos que la difusión de todas las ideas basadas en la superioridad o en el odio racial deberá ser declarada delito punible por ley, teniendo
debidamente en cuenta los principios consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y los derechos expresamente enunciados en el
artículo 5 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial;
87. Observamos el párrafo b) del artículo 4 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial impone a los Estados la obligación de mostrarse vigilantes y de tomar medidas
contra las organizaciones que difunden ideas basadas en la superioridad o el
odio racial, cometen actos de violencia o incitan a cometer tales actos. Esas
organizaciones deberán ser condenadas y desalentadas;
88. Reconocemos que los medios de comunicación deben representar la
diversidad de la sociedad multicultural y desempeñar su función en la lucha
contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia. A este respecto destacamos la fuerza de la publicidad;
89. Tomamos nota con pesar de que algunos medios de comunicación,
al promover imágenes falsas y estereotipos negativos de grupos y personas
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vulnerables, en particular migrantes y refugiados, han contribuido a la difusión de sentimientos racistas y xenófobos entre el público y, en algunos casos,
han alentado la violencia por parte de individuos y grupos racistas;
90. Reconocemos la contribución positiva que el ejercicio del derecho a
la libertad de expresión, en particular por los medios de comunicación y las
nuevas tecnologías, incluida Internet, y el pleno respeto de la libertad de buscar, recibir y comunicar información pueden hacer a la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia. Reiteramos la necesidad de respetar la independencia de la
prensa y la autonomía de los medios de comunicación a este respecto;
91. Expresamos nuestra profunda preocupación por el uso de las nuevas
tecnologías de la información, como Internet, con fines contrarios al respeto
de los valores humanos, la igualdad, la no discriminación, el respeto por los
demás y la tolerancia, en particular para propagar el racismo, el odio racial,
la xenofobia, la discriminación racial y las formas conexas de intolerancia, y,
sobre todo, por la posibilidad de que los niños y los jóvenes que tienen acceso
a esa información se vean negativamente influidos por ella;
92. Reconocemos también la necesidad de promover la utilización de nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, particularmente Internet, para contribuir a la lucha contra el racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia; las nuevas tecnologías pueden ayudar a promover la tolerancia y el respeto de la dignidad humana, así
como los principios de la igualdad y la no discriminación;
93. Afirmamos que todos los Estados deberían reconocer la importancia
de los medios de información de la comunidad que permiten expresarse a
las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia;
94. Reafirmamos que la estigmatización de las personas de diferentes orígenes mediante actos u omisiones de las autoridades públicas, las instituciones, los medios de información, los partidos políticos o las organizaciones
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nacionales o locales no sólo es un acto de discriminación racial, sino que además puede incitar a la repetición de tales actos, resultando así en la creación
de un círculo vicioso que refuerza las actitudes y los prejuicios racistas, y que
debe condenarse;
95. Reconocemos que la educación a todos los niveles y a todas las edades,
inclusive dentro de la familia, en especial la educación en materia de derechos
humanos, es la clave para modificar las actitudes y los comportamientos basados en el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia y para promover la tolerancia y el respeto de la diversidad en
las sociedades. Afirmamos además que una educación de este tipo es un factor
determinante en la promoción, difusión y protección de los valores democráticos de justicia y equidad, que son fundamentales para prevenir y combatir el avance del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia;
96. Reconocemos que la calidad de la educación, la eliminación del analfabetismo y el acceso a la enseñanza primaria gratuita para todos pueden contribuir a promover sociedades menos excluyentes, la equidad, unas relaciones
estables y armoniosas y la amistad entre las naciones, los pueblos, los grupos
y los individuos, y una cultura de paz, favoreciendo la comprensión mutua,
la solidaridad, la justicia social y el respeto de todos los derechos humanos
para todos;
97. Hacemos hincapié en los vínculos entre el derecho a la educación y la
lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia y en la función esencial de la educación, en particular
la educación sobre los derechos humanos y la educación que reconozca y respete la diversidad cultural, especialmente entre los niños y los jóvenes, para
prevenir y erradicar todas las formas de intolerancia y discriminación;
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Establecimiento de recursos y medidas eficaces de reparación,
resarcimiento, indemnización y de otra índole a nivel nacional,
regional e internacional
98. Subrayamos la importancia y la necesidad de enseñar los hechos y la
verdad de la historia de la humanidad, desde la antigüedad hasta el pasado
reciente, así como de enseñar los hechos y la verdad de la historia, las causas,
la naturaleza y las consecuencias del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, a fin de llegar a conocer de manera amplia y objetiva las tragedias del pasado;
99. Reconocemos y lamentamos profundamente los masivos sufrimientos
humanos y el trágico padecimiento de millones de hombres, mujeres y niños
causados por la esclavitud, la trata de esclavos, la trata transatlántica de esclavos, el apartheid, el colonialismo y el genocidio, hacemos un llamamiento
a los Estados interesados para que honren la memoria de las víctimas de pasadas tragedias, y afirmamos que dondequiera y cuando quiera que hubieran
ocurrido deben ser condenados y ha de impedirse que ocurran de nuevo. Lamentamos que esas prácticas y estructuras, políticas, socioeconómicas y culturales, hayan causado el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia;
100. Reconocemos y lamentamos profundamente los indecibles sufrimientos y males infligidos a millones de hombres, mujeres y niños como resultado
de la esclavitud, la trata de esclavos, la trata transatlántica de esclavos, el
apartheid, el genocidio y pasadas tragedias. Observamos también que algunos Estados han tomado la iniciativa de pedir perdón y han pagado una indemnización, en los casos procedentes, por las graves y masivas violaciones
perpetradas.
101. Con miras a dar por clausurados estos negros capítulos de la historia
y como medio de reconciliación y cicatrización de las heridas, invitamos a la
comunidad internacional y a sus miembros a que honren la memoria de las
víctimas de esas tragedias. La Conferencia observa también que algunos han
tomado la iniciativa de lamentar lo sucedido, expresar remordimiento o pedir
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
perdón, y hace un llamamiento a quienes todavía no hayan contribuido a
restablecer la dignidad de las víctimas para que encuentren la manera adecuada de hacerlo y, en este sentido, expresa su agradecimiento a los Estados
que ya lo han hecho;
102. Somos conscientes de la obligación moral que tienen todos los Estados
interesados, y hacemos un llamamiento a esos Estados a fin de que adopten
medidas adecuadas y eficaces para hacer cesar e invertir las consecuencias duraderas de esas prácticas;
103. Reconocemos las consecuencias de las formas pasadas y contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia conexas
como graves desafíos a la paz y la seguridad mundiales, la dignidad humana
y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales de muchas
personas en el mundo, en particular africanos, afrodescendientes, personas
de origen asiático y pueblos indígenas;
104. Reafirmamos enérgicamente también que es requisito ineludible de
justicia que se dé acceso a la justicia a las víctimas de violaciones de los derechos humanos resultantes del racismo, la discriminación racial, la xenofobia
y las formas conexas de intolerancia, especialmente a la luz de su situación
vulnerable social, cultural y económicamente, así como asistencia jurídica si
procede, y protección y recursos eficaces y apropiados, incluso el derecho a
pedir y recibir justa y adecuada indemnización o satisfacción por los daños
sufridos de resultas de esa discriminación, de acuerdo con lo consagrado en
numerosos instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos,
en particular la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial;
105. Inspirada en los principios enunciados en la Declaración del Milenio
y en el reconocimiento de que tenemos la responsabilidad colectiva de defender los principios de la dignidad humana, la igualdad y la equidad y de
garantizar que la mundialización llegue a ser una fuerza positiva para todos
los pueblos del mundo, la comunidad internacional se compromete a trabajar
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ONU
en pro de la beneficiosa integración de los países en desarrollo en la economía
mundial y a combatir su marginación determinada a lograr el crecimiento
económico acelerado y el desarrollo sostenible y a erradicar la pobreza, la desigualdad y las privaciones;
106. Subrayamos que recordar los crímenes e injusticias del pasado, cuando
quiera y dondequiera que ocurrieron, condenar inequívocamente las tragedias racistas y decir la verdad sobre la historia son elementos esenciales para
la reconciliación internacional y la creación de sociedades basadas en la justicia, la igualdad y la solidaridad;
Estrategias para lograr una igualdad plena y efectiva que abarquen
la cooperación internacional y el fortalecimiento de las Naciones
Unidas y otros mecanismos internacionales en la lucha contra el
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia
107. Destacamos la necesidad de diseñar, promover y aplicar en el plano
nacional, regional e internacional estrategias, programas y políticas, así como
legislación adecuada, que puede incluir medidas especiales y positivas, para
promover un desarrollo social equitativo y la realización de los derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales de todas las víctimas del
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, particularmente dándoles un acceso más efectivo a las instituciones
políticas, judiciales y administrativas, así como la necesidad de incrementar
el acceso efectivo a la justicia, y de garantizar que los beneficios del desarrollo,
la ciencia y la tecnología contribuyan efectivamente a mejorar la calidad de
vida de todos, sin discriminación;
108. Reconocemos la necesidad de adoptar medidas afirmativas o medidas
especiales a favor de las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia para promover su plena integración en la sociedad. Esas medidas de acción efectiva, que han de incluir
medidas sociales, deben estar destinadas a corregir las condiciones que menoscaban el disfrute de los derechos y a introducir medidas especiales para
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
alentar la participación igual de todos los grupos raciales y culturales, lingüísticos y religiosos en todos los sectores de la sociedad y para situarlos en
pie de igualdad. Entre estas medidas deberían figurar medidas especiales para
lograr una representación apropiada en las instituciones de enseñanza, la vivienda, los partidos políticos, los parlamentos y el empleo, en particular en
los órganos judiciales, la policía, el ejército y otros servicios civiles, lo que en
algunos casos puede exigir reformas electorales, reformas agrarias y campañas
en pro de la participación equitativa;
109. Recordamos la importancia de fomentar la cooperación internacional
para promover a) la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia; b) la aplicación efectiva de los
tratados e instrumentos internacionales que prohíben esas prácticas; c) los
objetivos de la Carta de las Naciones Unidas a este respecto; d) el logro de
las metas establecidas por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en 1992, la
Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993,
la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo celebrada en
El Cairo en 1994, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en
Copenhague en 1995, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los
Asentamientos Humanos (Hábitat II) celebrada en Estambul en 1996 y la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación celebrada en Roma en 1996, velando por que esas metas beneficien en forma equitativa a todas las víctimas
del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia;
110. Reconocemos la importancia de la cooperación entre los Estados, las
organizaciones internacionales y regionales pertinentes, las instituciones financieras internacionales, las organizaciones no gubernamentales y los particulares en la lucha mundial contra el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y que para el éxito de esta
lucha se requiere específicamente tener en cuenta las quejas, opiniones y exigencias de las víctimas de esa discriminación;
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111. Reiteramos que la respuesta y la política internacionales, incluida la
asistencia financiera con respecto a los refugiados y las personas desplazadas
en diferentes partes del mundo, no deben basarse en la discriminación por
motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico de los refugiados y
las personas desplazadas de que se trate y, en este contexto, exhortamos a la
comunidad internacional a prestar asistencia suficiente, y equitativa a los países de acogida, en particular cuando se trate de países en desarrollo o de países en transición;
112. Reconocemos la importancia de unas instituciones nacionales independientes de derechos humanos que se ajusten a los Principios relativos al
estatuto de las instituciones nacionales de promoción y protección de los derechos humanos, anexos a la resolución 48/134 de la Asamblea General, de
20 de diciembre de 1993, y de otras instituciones especializadas pertinentes
creadas por ley para la promoción y protección de los derechos humanos,
como la del defensor del pueblo, en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, así como
para la promoción de valores democráticos y el Estado de derecho. Alentamos
a los Estados a que establezcan tales instituciones, según proceda, y exhortamos a las autoridades y a la sociedad en general de los países en que esas instituciones están desempeñando sus funciones de promoción, protección y
prevención a que cooperen en la mayor medida posible con dichas instituciones, respetando al mismo tiempo su independencia;
113. Reconocemos el importante papel que pueden desempeñar los órganos regionales competentes, incluidas las asociaciones regionales de instituciones nacionales de derechos humanos, en la lucha contra el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y la
función crucial de supervisión y sensibilización de la opinión pública respecto
de la intolerancia y la discriminación que pueden desempeñar en el plano
regional, y reafirmamos el apoyo a esos órganos donde existen y recomendamos su creación;
114. Reconocemos la importancia fundamental que tienen los parlamentos
en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
formas conexas de intolerancia en la tarea de adoptar legislación apropiada,
supervisar su aplicación y asignar los recursos financieros necesarios;
115. Destacamos la importancia de la participación de los agentes sociales
y otras organizaciones no gubernamentales en el diseño y la aplicación de
programas de formación y desarrollo;
116. Reconocemos el importante papel que desempeña la sociedad civil en
la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia, en particular en la asistencia a los gobiernos para
desarrollar reglamentos y estrategias, así como adoptar medidas y desplegar
actividades contra esas formas de discriminación y observar su aplicación;
117. Reconocemos también que la promoción de un mayor respeto y confianza entre los diferentes grupos de la sociedad debe ser una responsabilidad
compartida pero diferenciada de las instituciones gubernamentales, los dirigentes políticos, las organizaciones de base y los ciudadanos. Subrayamos
que la sociedad civil desempeña un papel importante en la promoción de los
intereses públicos, especialmente en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
118. Acogemos complacidos la función catalítica que desempeñan las organizaciones no gubernamentales promoviendo la enseñanza de los derechos
humanos y sensibilizando al público acerca del racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Esas instituciones
también pueden desempeñar una función importante en la tarea de señalar
esas cuestiones a la atención de los órganos pertinentes de las Naciones Unidas, sobre la base de sus experiencias nacionales, regionales o internacionales.
Teniendo presentes las dificultades a que hacen frente, nos comprometemos
a establecer un clima propicio al funcionamiento eficaz de las organizaciones
no gubernamentales de derechos humanos, en particular las organizaciones
no gubernamentales antirracistas, en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Reconocemos
la precaria situación de las organizaciones no gubernamentales de derechos
humanos, incluidas las que luchan contra el racismo, en muchas partes del
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mundo y expresamos nuestro compromiso de cumplir nuestras obligaciones
internacionales y de eliminar todo obstáculo ilícito que entorpezca su funcionamiento eficaz;
119. Alentamos la plena participación de las organizaciones no gubernamentales en el seguimiento de la Conferencia Mundial;
120. Reconocemos que el intercambio y el diálogo internacional y nacional
y el desarrollo de una red mundial entre los jóvenes son elementos importantes y fundamentales en la formación de la comprensión intercultural y el
respeto y contribuirán a la eliminación del racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
121. Destacamos la utilidad de hacer participar a los jóvenes en el desarrollo
de estrategias y políticas nacionales, regionales e internacionales orientadas
hacia el futuro para luchar contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
122. Afirmamos que nuestro esfuerzo mundial por lograr la eliminación
total del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia, así como las recomendaciones contenidas en el Programa de
Acción, se hacen en un espíritu de solidaridad y cooperación internacional
y se inspiran en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas
y otros instrumentos internacionales pertinentes. Esas recomendaciones se
formulan teniendo debidamente en cuenta el pasado, el presente y el futuro,
y con un enfoque constructivo y orientado al futuro. Reconocemos que la
formulación y aplicación de esas estrategias, políticas, programas y medidas,
que deberían ponerse en práctica con rapidez y eficiencia, son responsabilidad
de todos los Estados, con la plena participación de la sociedad civil a nivel
nacional, regional e internacional.
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
Programa de Acción
Reconociendo la necesidad urgente de convertir los objetivos de la Declaración en un Programa de Acción práctico y aplicable, la Conferencia Mundial
contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia:
I.
Orígenes, causas, formas y manifestaciones
contemporáneas del racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia
1.
Insta a los Estados a que, en el marco de sus iniciativas nacionales y
en cooperación con otros Estados y con organizaciones e instituciones financieras regionales e internacionales, promuevan la utilización de inversiones
públicas y privadas en consulta con las comunidades afectadas a fin de erradicar la pobreza, en particular en las zonas donde viven predominantemente
las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia;
2.
Exhorta a los Estados a que adopten todas las disposiciones necesarias
y apropiadas para poner fin a la esclavitud y a las formas contemporáneas de
prácticas análogas a la esclavitud y a que inicien un diálogo constructivo entre
Estados y apliquen medidas con el fin de remediar los problemas y reparar
los daños que ocasionan;
II.
Las víctimas del racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia
Víctimas en general
3.
Insta a los Estados a que trabajen a nivel nacional y en cooperación
con otros Estados y con las organizaciones y los programas regionales e internacionales pertinentes para fortalecer los mecanismos nacionales de
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ONU
promoción y protección de los derechos humanos de las víctimas del racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia
que estén contagiadas, o presuntamente contagiadas, con enfermedades pandémicas como el VIH/SIDA y a que adopten medidas concretas, en particular de prevención y de facilitación del acceso a medicamentos y
tratamientos y programas de educación, capacitación e información pública,
con el fin de eliminar la violencia, la estigmatización, la discriminación, el
desempleo y otras consecuencias negativas de esas pandemias;
Africanos y afrodescendientes
4.
Insta a los Estados a que faciliten la participación de los afrodescendientes en todos los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales de
la sociedad y en el adelanto y el desarrollo económico de sus países, y a que
promuevan el conocimiento y el respeto de su patrimonio y su cultura;
5.
Pide a los Estados que, apoyados en su caso por la cooperación internacional, consideren favorablemente la posibilidad de concentrar nuevas inversiones en sistemas de atención sanitaria, educación, salud pública,
electricidad, agua potable y control del medio ambiente, así como en otras
medidas de acción afirmativa o positiva en las comunidades integradas principalmente por afrodescendientes;
6.
Pide a las Naciones Unidas, a las instituciones financieras y de desarrollo internacionales y a otros mecanismos internacionales competentes que
elaboren programas de fomento de la capacidad destinados a los africanos y
a los afrodescendientes de las Américas y de todo el mundo;
7.
Pide a la Comisión de Derechos Humanos que considere la posibilidad de establecer un grupo de trabajo u otro mecanismo en las Naciones
Unidas para que estudie los problemas de discriminación racial a que hacen
frente los afrodescendientes que viven en la diáspora africana y haga propuestas para la eliminación de la discriminación racial contra esas personas;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
8.
Exhorta a las instituciones financieras y de desarrollo y a los programas
operacionales y organismos especializados de las Naciones Unidas a que, de
conformidad con sus presupuestos ordinarios y los procedimientos de sus
órganos rectores:
a) Atribuyan especial prioridad y destinen suficientes recursos financieros,
dentro de sus esferas de competencia y en sus presupuestos, a la mejora
de la situación de los africanos y los afrodescendientes, prestando especial
atención a las necesidades de estas poblaciones en los países en desarrollo,
entre otras cosas mediante la preparación de programas de acción específicos;
b) Realicen proyectos especiales, por los conductos apropiados y en colaboración con los africanos y los afrodescendientes, para prestar apoyo a
sus iniciativas comunitarias y facilitar el intercambio de información y
de conocimientos técnicos entre estas poblaciones y los expertos en estas
esferas;
c) Elaboren programas destinados a los afrodescendientes por los que se inviertan recursos adicionales en sistemas de salud, educación, vivienda,
electricidad, agua potable y medidas de control del medio ambiente, y
que promuevan la igualdad de oportunidades en el empleo, así como
otras iniciativas de acción afirmativa o positiva;
9.
Pide a los Estados que refuercen las medidas y políticas públicas a
favor de las mujeres y los jóvenes afrodescendientes, tendiendo presente que
el racismo los afecta más profundamente, poniéndolos en situación de mayor
marginación y desventaja;
10. Insta a los Estados a que garanticen el acceso a la educación y promuevan el acceso a las nuevas tecnologías de modo que los africanos y los
afrodescendientes, en particular las mujeres y los niños, dispongan de suficientes recursos para la educación, el desarrollo tecnológico y el aprendizaje
a distancia en las comunidades locales, y los insta también a que hagan lo
necesario para que en los programas de estudios se incluya la enseñanza
cabal y exacta de la historia y la contribución de los africanos y los afrodescendientes;
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11. Alienta a los Estados a que determinen los factores que impiden el
igual acceso y la presencia equitativa de los afrodescendientes en todos los
niveles del sector público, incluida la administración pública, y en particular
la administración de justicia; a que adopten las medidas apropiadas para eliminar los obstáculos identificados, y a que alienten a su vez al sector privado
a promover la igualdad de acceso y la presencia equitativa de los afrodescendientes en todos los niveles de sus organizaciones;
12. Hace un llamamiento a los Estados para que adopten medidas concretas que garanticen el acceso pleno y efectivo de todas las personas, en particular los afrodescendientes, al sistema judicial;
13. Insta a los Estados a que, con arreglo a la normativa internacional de
los derechos humanos y a sus respectivos ordenamientos jurídicos, resuelvan
los problemas de la propiedad respecto de las tierras habitadas desde épocas
ancestrales por afrodescendientes y promuevan la utilización productiva de
la tierra y el desarrollo integral de esas comunidades, respetando su cultura
y sus modalidades particulares de adopción de decisiones;
14. Insta a los Estados a que reconozcan los problemas particularmente
graves del prejuicio y la intolerancia religiosos con que tropiezan muchos
afrodescendientes y a que apliquen políticas y medidas encaminadas a prevenir y eliminar toda discriminación basada en la religión y las creencias que,
combinada con ciertas otras formas de discriminación, constituye una forma
de discriminación múltiple;
Pueblos indígenas
15. Insta a los Estados a:
a) Que adopten o sigan aplicando, en concierto con ellos, medidas constitucionales, administrativas, legislativas y judiciales y todas las disposiciones necesarias para promover, proteger y garantizar el ejercicio por los
pueblos indígenas de sus derechos, así como para garantizarles el ejercicio
de los derechos humanos y las libertades fundamentales sobre la base de
la igualdad, la no discriminación y la participación plena y libre en todas
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
las esferas de la sociedad, en particular en los asuntos que les afectan o
interesan;
b) Que promuevan el conocimiento y el respeto de las culturas y el patrimonio indígenas; y celebra las medidas ya adoptadas por los Estados a
este respecto;
16. Insta a los Estados a que trabajen con los pueblos indígenas para estimular su acceso a la actividad económica e incrementar sus índices de empleo, cuando proceda, mediante el establecimiento, la adquisición o la
expansión de empresas por los pueblos indígenas y medidas como capacitación, prestación de asistencia técnica y servicios de crédito;
17. Insta a los Estados a que trabajen con los pueblos indígenas para establecer y poner en marcha programas que les brinden acceso a medios de
formación y a servicios que puedan contribuir al desarrollo de sus comunidades;
18. Pide a los Estados que adopten políticas públicas y den impulso a programas a favor de las mujeres y las niñas indígenas y en concierto con ellas
con el fin de promover sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales; poner fin a su situación de desventaja por razones de género y origen étnico; resolver los apremiantes problemas que las afectan en materia de
educación, salud física y mental y vida económica y el problema de la violencia contra la mujer, comprendida la violencia en el hogar; y eliminar la
situación de discriminación exacerbada que padecen las mujeres y las niñas
indígenas al combinarse el racismo y la discriminación sexual;
19. Recomienda que los Estados examinen, de conformidad con los instrumentos y normas internacionales de derechos humanos pertinentes, sus
constituciones, leyes, ordenamientos jurídicos y políticas con el fin de identificar y erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, ya sean implícitos, explícitos o inherentes,
contra los pueblos y las personas indígenas;
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20. Invita a los Estados interesados a cumplir y respetar los tratados y
acuerdos concertados con los pueblos indígenas y a reconocerlos y observarlos
debidamente;
21. Pide a los Estados que consideren cabal y debidamente las recomendaciones formuladas por los pueblos indígenas en sus propios foros sobre la
Conferencia Mundial;
22. Pide a los Estados que:
a) Creen mecanismos institucionales, y cuando ya existan les den su apoyo,
para promover el logro de los objetivos y medidas relativos a los pueblos
indígenas acordados en el presente Plan de Acción;
b) Promuevan, en colaboración con las organizaciones indígenas, las autoridades locales y las organizaciones no gubernamentales, medidas encaminadas a superar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia contra los pueblos indígenas y efectúen
evaluaciones periódicas de los progresos logrados a este respecto;
c) Promuevan la comprensión en la sociedad en general de la importancia
de las medidas especiales para superar las desventajas a que hacen frente
los pueblos indígenas;
d) Consulten a los representantes indígenas en el proceso de adopción de
decisiones relativas a las políticas y medidas que les afecten directamente;
23. Invita a los Estados a que reconozcan los problemas particulares a que
hacen frente los pueblos y personas indígenas que viven en un entorno urbano y los exhorta a aplicar estrategias eficaces para combatir el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia con
que tropiezan, prestando especial atención a las oportunidades para que continúen practicando sus modos de vida tradicionales, culturales, lingüísticos
y espirituales;
Migrantes
24. Pide a todos los Estados que luchen contra las manifestaciones de rechazo generalizado de los migrantes y que se opongan activamente a todas
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
las manifestaciones racistas y actos que engendren conductas xenófobas y
sentimientos negativos hacia los migrantes o su rechazo;
25. Invita a las organizaciones no gubernamentales internacionales y nacionales a que incorporen la vigilancia y la protección de los derechos humanos
de los migrantes en sus programas y actividades y a que sensibilicen a los gobiernos y aumenten la conciencia pública en todos los Estados respecto de la
necesidad de prevenir los actos racistas, las manifestaciones de discriminación
racial, xenofobia y las formas conexas de intolerancia contra los migrantes;
26. Pide a los Estados que promuevan y protejan cabal y efectivamente
los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los migrantes,
de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y sus
obligaciones en virtud de los instrumentos internacionales de derechos humanos, prescindiendo de la situación de inmigración de los migrantes;
27. Alienta a los Estados a promover la educación sobre los derechos humanos de los migrantes y organizar campañas de información para velar por
que el público esté debidamente informado de los migrantes y de los asuntos
de los migrantes, incluida la contribución positiva de éstos a sus sociedades
de acogida y su vulnerabilidad, particularmente la de quienes están en una
situación irregular;
28. Invita a los Estados a que faciliten la reunión de familias en forma rápida y eficaz, la cual favorece la integración de los migrantes, tomando debidamente en cuenta el deseo de muchos miembros de las familias de ser
independientes;
29. Insta a los Estados a que adopten medidas concretas que eliminen el
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia en el lugar de trabajo contra todos los trabajadores, en particular los
migrantes, y aseguren la plena igualdad de todos ante la ley, incluida la legislación laboral, e insta además a los Estados a que eliminen los obstáculos,
según proceda, a: la participación en la formación profesional, la negociación
colectiva, el empleo, los contratos y las actividades sindicales; el acceso a los
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tribunales judiciales y administrativos para plantear quejas; el derecho a buscar empleo en diferentes partes del país de residencia, y el trabajo en condiciones seguras y saludables;
30.
Insta a los Estados a que:
a) Elaboren y pongan en práctica políticas y planes de acción, y refuercen
y apliquen medidas preventivas, para promover la armonía y la tolerancia
entre los migrantes y las sociedades que los acogen con el fin de eliminar
las manifestaciones de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas
conexas de intolerancia, incluidos actos de violencia, por parte de personas o grupos en muchas sociedades;
b) Revisen y modifiquen, según proceda, sus leyes, políticas y procedimientos de inmigración a fin de eliminar de ellos todo elemento de discriminación racial y hacerlos compatibles con las obligaciones de los Estados
en virtud de los instrumentos internacionales de derechos humanos;
c) Apliquen medidas concretas que abarquen a la comunidad de acogida y
a los migrantes para fomentar el respeto de la diversidad cultural, promover el trato equitativo de los migrantes y desarrollar programas, según
proceda, que faciliten su integración en la vida social, cultural, política
y económica;
d) Garanticen que los migrantes, independientemente de su situación, que
hayan sido detenidos por las autoridades públicas sean tratados de forma
humana e imparcial y reciban protección jurídica y, en su caso, la asistencia de un intérprete competente de acuerdo con las normas pertinentes del derecho internacional y de derechos humanos, particularmente
durante los interrogatorios;
e) Velen por que la policía y las autoridades de inmigración traten a los migrantes de forma digna y no discriminatoria de acuerdo con las normas
internacionales mediante, entre otros cosas, la organización de cursos de
formación especializada para administradores, policías, funcionarios de
inmigración y otros grupos interesados;
f ) Consideren la cuestión de promover el reconocimiento de las credenciales educacionales, profesionales y técnicas de los migrantes con miras a
aumentar al máximo su contribución a sus nuevos Estados de residencia;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
g) Adopten todas las medidas posibles para promover el pleno disfrute por
todos los migrantes de todos los derechos humanos, en particular los relacionados con los sueldos justos y la remuneración equitativa por trabajo
de igual valor sin distinción de ninguna especie, y el derecho a seguridad
en caso de desempleo, enfermedad, discapacidad, viudedad, vejez u otra
falta de medios de subsistencia en circunstancias ajenas a su voluntad, la
seguridad social, incluido el seguro social, el acceso a la educación, la
atención sanitaria, los servicios sociales y el respeto a su identidad cultural;
h) Consideren la posibilidad de adoptar y aplicar políticas y programas de
inmigración que permitan a los inmigrantes, en particular a las mujeres
y los niños que son víctimas de la violencia conyugal o doméstica, escapar
de unas relaciones opresivas;
31. Insta a los Estados, en vista de que aumenta la proporción de las mujeres migrantes, a que presten una atención especial a las cuestiones de género, en especial a la discriminación sexual, y en particular cuando los
múltiples obstáculos con que tropiezan las mujeres migrantes se combinan;
a que realicen investigaciones exhaustivas, no sólo sobre las violaciones perpetradas contra los derechos humanos de las mujeres migrantes sino también
sobre la contribución que esas mujeres hacen a las economías de sus países
de origen y de sus países de acogida, y a que incluyan los resultados de esas
investigaciones en los informes destinados a los órganos creados en virtud
de tratados;
32. Exhorta a los Estados a que reconozcan las mismas oportunidades y
responsabilidades económicas a los migrantes documentados que son residentes a largo plazo que a los demás miembros de la sociedad;
33. Recomienda que los países de acogida de los migrantes consideren la
posibilidad de prestar servicios sociales adecuados, en particular en materia de
salud, educación y una vivienda adecuada, como cuestión prioritaria, en cooperación con los organismos de las Naciones Unidas, las organizaciones regionales y las instituciones financieras internacionales; pide también que estos
organismos den una respuesta adecuada a las solicitudes de tales servicios;
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ONU
Refugiados
34. Exhorta a los Estados a cumplir sus obligaciones dimanantes de la
normativa internacional de los derechos humanos y del derecho de los refugiados y humanitario que se refieren a los refugiados, los solicitantes de asilo
y las personas desplazadas e insta a la comunidad internacional a que les
brinde protección y asistencia de forma equitativa y teniendo debidamente
en cuenta sus necesidades en diversas partes del mundo, de conformidad con
los principios de la solidaridad internacional, el reparto de la carga y la cooperación internacional, para compartir las responsabilidades;
35. Insta a los Estados a que reconozcan el racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia a que están expuestos los refugiados al intentar integrarse en la vida de las sociedades de sus
países de acogida y alienta a los Estados a que preparen estrategias para
hacer frente a esta discriminación y a que faciliten el pleno disfrute de los
derechos humanos de los refugiados, de acuerdo con sus obligaciones y
compromisos internacionales. Los Estados Partes deberían procurar que
todas las medidas relacionadas con los refugiados estén en perfecta consonancia con la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y
su Protocolo de 1967;
36. Insta a los Estados a que adopten medidas eficaces para proteger a las
mujeres y las niñas internamente desplazadas o refugiadas contra actos de
violencia, para investigar ese tipo de violaciones y enjuiciar a los responsables,
en colaboración con las organizaciones competentes, según corresponda;
Otras víctimas
37. Insta a los Estados a que adopten todas las medidas posibles para garantizar que todas las personas, sin discriminación, estén inscritas en el registro y tengan acceso a la documentación necesaria que refleje su identidad
jurídica y les permita beneficiarse de los procedimientos y recursos legales
disponibles y las oportunidades de desarrollo, así como para reducir la trata
de personas;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
38. Reconoce que las víctimas de la trata están particularmente expuestas
al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Los Estados garantizarán que todas las medidas adoptadas contra
la trata de personas, en particular las que afectan a las víctimas de la trata,
correspondan a los principios internacionalmente reconocidos de la no discriminación, incluida la prohibición de la discriminación racial y la existencia
de un resarcimiento jurídico apropiado;
39. Hace un llamamiento a los Estados para que garanticen a los niños y
los jóvenes romaníes, gitanos, sintis y nómadas, en particular las niñas, igualdad de oportunidades de acceso a la educación y que los programas de estudio a todos los niveles, incluidos programas complementarios para la
educación intercultural, que puedan, entre otras cosas, incluir la oportunidad
de aprender el idioma oficial en la etapa preescolar, la contratación de maestros y ayudantes de clase romaníes, gitanos, sintis y nómadas y oportunidades para estos niños y jóvenes de aprendizaje en la lengua materna,
respondan a sus necesidades;
40. Alienta a los Estados a que adopten políticas y medidas apropiadas y
concretas, desarrollen mecanismos de aplicación, en los casos en que todavía
no existan, e intercambien experiencias, en cooperación con representantes
de los romaníes, los gitanos, los sintis y los nómadas, para erradicar la discriminación contra ellos, permitirles lograr la igualdad y asegurar su pleno disfrute de todos los derechos humanos, según recomendó el Comité para la
Eliminación de la Discriminación Racial en el caso de los romaníes en su
Recomendación general XXVII, con objeto de atender sus necesidades;
41. Recomienda que las organizaciones intergubernamentales aborden
debidamente en sus proyectos de cooperación con diversos Estados y de asistencia a ellos la situación de las comunidades romaníes, gitanas, sintis y nómadas y promuevan su desarrollo económico, social y cultural;
42. Insta a los Estados y alienta a las organizaciones no gubernamentales
a que aumenten la conciencia sobre el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia que experimentan los roma-
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ONU
níes, los gitanos, los sintis y los nómadas y a que promuevan el conocimiento
y el respeto de su cultura e historia;
43. Alienta a los medios de comunicación a que promuevan el acceso
igual y la participación de los romaníes, los gitanos, los sintis y los nómadas
en los medios de información y a que los protejan de informaciones racistas,
estereotipadas y discriminatorias e insta a los Estados a que faciliten los esfuerzos de los medios de comunicación al respecto;
44. Invita a los Gobiernos a formular políticas encaminadas a combatir
el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia basadas en datos estadísticos fiables que reconozcan los motivos
de preocupación existentes determinados en consulta con los propios romaníes, gitanos, sintis y nómadas y que reflejen con la mayor precisión posible
su situación en la sociedad. Toda esa información deberá reunirse de conformidad con las disposiciones relativas con los derechos humanos y las libertades fundamentales, como la reglamentación sobre la protección de datos y
las garantías de respeto de la intimidad, y en consulta con las personas interesadas;
45. Alienta a los Estados a que aborden los problemas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia contra
las personas de ascendencia asiática y los exhorta a que adopten todas las medidas necesarias para eliminar las barreras con que tropiezan esas personas
para participar en la vida económica, social, cultural y política;
46. Insta a los Estados a que garanticen dentro de su jurisdicción que las
personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas puedan ejercer plena y efectivamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales sin discriminación alguna y en condiciones de plena
igualdad ante la ley, y también exhorta a los Estados y a la comunidad internacional a que promuevan y protejan los derechos de esas personas;
47. Exhorta a los Estados a garantizar el derecho de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas, individual-
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
mente o en comunidad con otros miembros de sus grupos, a disfrutar de su
propia cultura, a profesar y a practicar su propia religión y a utilizar su propio
idioma, en privado y en público, libremente y sin injerencia, y a participar
efectivamente en la vida cultural, social, económica y política del país en que
viven, a fin de protegerlos de cualquier forma de racismo, discriminación racial, xenofobia o intolerancia conexa de que sean objeto o puedan serlo;
48. Insta a los Estados a que reconozcan el efecto que la discriminación,
la marginación y la exclusión social han tenido y siguen teniendo para muchos grupos raciales que viven en una situación numéricamente minoritaria
dentro de un Estado; a que se cercioren de que las personas pertenecientes a
esos grupos puedan, como miembros individuales de ellos, ejercer plena y
efectivamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales sin
ninguna distinción y en condiciones de plena igualdad ante la ley, y a que,
si procede, tomen medidas apropiadas con respecto al empleo, la vivienda y
la educación con miras a evitar la discriminación racial;
49. Insta a los Estados a que adopten, según proceda, medidas apropiadas
para prevenir la discriminación racial contra las personas pertenecientes a
minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas con respecto al empleo,
la atención sanitaria, la vivienda, los servicios sociales y la educación y a que,
en este contexto, tengan en cuenta las formas de discriminación múltiple;
50. Insta a los Estados a que incorporen una perspectiva de género en
todos los programas de acción contra el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia y a que consideren la carga
de discriminación que recae particularmente en las mujeres indígenas, africanas y asiáticas, las de ascendencia africana o asiática, las migrantes y las
mujeres de otros grupos desfavorecidos, de manera que se asegure su acceso
a los recursos de producción en condiciones de igualdad con los hombres,
como medio de promover su participación en el desarrollo económico y productivo de sus comunidades;
51. Insta a los Estados a que, en sus esfuerzos por erradicar la discriminación, incluyan a las mujeres, especialmente a las víctimas de racismo, discri-
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ONU
minación, xenofobia y formas conexas de intolerancia, en los procesos de decisión a todo nivel, y a que adopten medidas concretas para incorporar las
consideraciones relativas a la raza y el género en la aplicación de todos los
aspectos del Programa de Acción y en los planes de acción nacionales, en
particular en los programas y servicios de empleo y la asignación de recursos;
52. Reconoce que la pobreza determina la situación económica y social y
crea obstáculos a la participación política efectiva de mujeres y hombres de
maneras diferentes y en distinta medida, e insta a los Estados a que emprendan análisis basados en el género de todos los programas y medidas económicos y sociales, especialmente de las medidas de erradicación de la pobreza,
incluidas las concebidas y aplicadas en beneficio de personas o grupos que
son víctimas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas
de intolerancia;
53. Insta a los Estados y alienta a todos los sectores de la sociedad a que
potencien a las mujeres y las niñas que son víctimas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, a fin de que puedan
ejercitar plenamente sus derechos en todas las esferas de la vida pública y privada, y aseguren la participación plena, efectiva y en pie de igualdad de la
mujer en los procesos de decisión a todo nivel, en particular en la formulación, aplicación y evaluación de las políticas y medidas que les conciernen;
54. Exhorta a los Estados:
a) A que reconozcan que la violencia sexual que se ha utilizado sistemáticamente como arma de guerra, a veces con la aquiescencia o a instigación
del Estado, es una grave violación del derecho internacional humanitario
que, en determinadas circunstancias, constituye un crimen de lesa humanidad y/o un crimen de guerra, y que la incidencia de la discriminación por motivos de raza y de género hace especialmente vulnerables a
las mujeres y las niñas a este tipo de violencias que a menudo está relacionada con el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia;
b) A que pongan fin a la impunidad y enjuicien a los responsables de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, incluidos los delitos de
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
violencia sexual u otro tipo de violencia basada en el género contra las
mujeres y las niñas, y a que velen por que se identifique, investigue, enjuicie y castigue a las autoridades que sean responsables de esos delitos
por el hecho de cometer, ordenar, solicitar, inducir a la comisión, apoyar,
encubrir o a ayudar de cualquier manera a la comisión de esos delitos o
la tentativa de cometerlos;
55. Pide a los Estados que, en colaboración de ser necesario con organizaciones internacionales y teniendo presente ante todo el interés superior del
niño, ofrezcan protección contra los actos de racismo, discriminación racial,
xenofobia y formas conexas de intolerancia a los niños, en particular los que
se encuentran en situación de especial vulnerabilidad, y presten una atención
especial a esos niños al formular las políticas, estrategias y programas pertinentes;
56. Insta a los Estados a que, de conformidad con su legislación nacional
y sus obligaciones dimanantes de los instrumentos internacionales pertinentes, tomen todas las medidas, utilizando al máximo los recursos disponibles,
para garantizar sin discriminación alguna el derecho equitativo de todos los
niños a la inscripción inmediata en el registro al nacer, para permitirles ejercer
sus derechos humanos y libertades fundamentales. Los Estados concederán
a las mujeres iguales derechos que a los hombres en lo que respecta a la nacionalidad;
57. Insta a los Estados y a las organizaciones internacionales y regionales
y alienta a las organizaciones no gubernamentales y al sector privado a que
se ocupen de la situación de las personas con discapacidades que también
están sometidas al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y formas
conexas de intolerancia; insta también a los Estados a que adopten las medidas necesarias para garantizar su pleno disfrute de todos los derechos humanos y para facilitar su plena integración en todos los ámbitos de la vida;
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ONU
III.
Medidas de prevención, educación y protección
destinadas a erradicar el racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia en los
ámbitos nacional, regional e internacional
58. Insta a los Estados a adoptar y aplicar, en los ámbitos nacional e internacional, medidas y políticas eficaces, además de la legislación nacional vigente
de lucha contra la discriminación y los instrumentos y mecanismos internacionales pertinentes, que alienten a todos los ciudadanos e instituciones a oponerse al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia, y a reconocer, respetar y maximizar los beneficios de la diversidad
dentro de todas las naciones y entre ellas al aunar sus esfuerzos para construir
un futuro armonioso y productivo poniendo en práctica y promoviendo valores
y principios como la justicia, la igualdad y la no discriminación, la democracia,
la lealtad y la amistad, la tolerancia y el respeto dentro de las comunidades y
naciones y entre ellas, en particular mediante programas de información pública y educación destinados a mejorar el conocimiento y la comprensión de
los beneficios de la diversidad cultural, incluidos programas en que las autoridades públicas actúen en asociación con organizaciones internacionales y no
gubernamentales y otros sectores de la sociedad civil;
59. Insta a los Estados a que incorporen una perspectiva de género en la
formulación y preparación de medidas de prevención, educación y protección encaminadas a la erradicación del racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia a todos los niveles, a fin de
poder hacer frente con eficacia a las distintas situaciones de las mujeres y los
hombres;
60. Insta a los Estados a que adopten o refuercen, según proceda, programas nacionales destinados a erradicar la pobreza y reducir la exclusión social
en que se tengan en cuenta las necesidades y experiencias de las personas o
grupos víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, e insta también a los Estados a que intensifiquen
sus esfuerzos por fomentar la cooperación bilateral, regional e internacional
al aplicar esos programas;
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61. Insta a los Estados a que traten de garantizar que sus sistemas políticos
y legales reflejen la diversidad multicultural de la sociedad y, de ser necesario,
mejorar las instituciones democráticas a fin de que éstas sean más participativas y evitar la marginación, la exclusión y la discriminación de determinados
sectores de la sociedad;
62. Insta a los Estados a que adopten todas las medidas necesarias para
hacer frente específicamente, mediante políticas y programas, al racismo y a
la violencia de motivación racial contra las mujeres y las niñas, y para incrementar la cooperación, las respuestas normativas y la aplicación efectiva de
la legislación nacional y de sus obligaciones con arreglo a los instrumentos
internacionales pertinentes, y las demás medidas de protección y prevención
destinadas a eliminar todas las formas de discriminación y violencia de motivación racial contra las mujeres y las niñas;
63. Alienta al sector empresarial, en particular a la industria turística y a
los proveedores de servicios de Internet, a que elaboren códigos de conducta
con el fin de impedir la trata de seres humanos y de proteger a las víctimas
de esa trata, especialmente las implicadas en la prostitución, contra la discriminación motivada por el género y la raza y promover sus derechos, su dignidad y su seguridad;
64. Insta a los Estados a que elaboren y apliquen, y en su caso refuercen,
en los planos nacional, regional e internacional, las medidas encaminadas a
prevenir, combatir y eliminar eficazmente todas las formas de trata de mujeres y niños, en particular niñas, mediante estrategias integrales contra la
trata que incluyan medidas legislativas, campañas de prevención e intercambios de información. Exhorta también a los Estados a que habiliten los recursos necesarios para poner en marcha programas integrales de asistencia,
protección, tratamiento, reinserción y rehabilitación social de las víctimas.
Los Estados deberán establecer o reforzar la capacitación en ese ámbito de
los funcionarios de las fuerzas del orden, los funcionarios de inmigración y
los demás funcionarios que se ocupan de las víctimas de tal trata;
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ONU
65. Alienta a los órganos, los organismos y los programas pertinentes del
sistemas de las Naciones Unidas y a los Estados a que promuevan y utilicen
los Principios rectores aplicables a los desplazamientos internos
(E/CN.4/1998/53/Add.2), en particular las disposiciones relativas a la no
discriminación;
A. Medidas en el plano nacional
1.
Medidas legislativas, judiciales, normativas, administrativas y de
otro tipo para la prevención y protección contra el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia
66. Insta a los Estados a establecer y ejecutar sin demora políticas y planes
de acción nacionales para combatir el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia, en particular las manifestaciones basadas en el género;
67. Insta a los Estados a que conciban, promuevan y apliquen medidas
legislativas y administrativas eficaces, así como otras medidas preventivas, o
refuercen las existentes, para remediar la grave situación en que se encuentran
ciertos grupos de trabajadores, como los migrantes, que son víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Debe prestarse especial atención a la protección de los trabajadores
domésticos extranjeros y a las víctimas de trata contra la discriminación y la
violencia, así como a la lucha contra los prejuicios de que son objeto;
68. Insta a los Estados a que adopten y apliquen leyes y medidas administrativas a nivel nacional o refuercen las existentes, con miras a combatir
expresa y específicamente el racismo y prohibir la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia, directas o indirectas, en todas
las esferas de la vida pública, de conformidad con sus obligaciones dimanantes de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial, velando por que sus reservas no sean contrarias al
objeto y propósito de la Convención;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
69. Insta a los Estados a que aprueben y apliquen, según proceda, leyes
para reprimir la trata de personas, en especial mujeres y niños, y el tráfico de
migrantes, teniendo en cuenta las prácticas que ponen en peligro vidas humanas o provocan diversas formas de servidumbre y explotación, como la
servidumbre por deudas, la esclavitud y la explotación sexual o laboral; también alienta a los Estados a que creen, si todavía no los hay, mecanismos para
combatir tales prácticas y a que asignen recursos suficientes para garantizar
la aplicación de la ley y la protección de los derechos de las víctimas, y a que
refuercen la cooperación bilateral, regional e internacional, en particular con
las organizaciones no gubernamentales que prestan asistencia a las víctimas,
para combatir la trata de personas y el tráfico de migrantes;
70. Insta a los Estados a que adopten las medidas constitucionales, legislativas y administrativas necesarias para fomentar la igualdad entre las personas y los grupos víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia
o las formas conexas de intolerancia, y a que reexaminen las medidas vigentes
para enmendar o derogar las leyes nacionales y las disposiciones administrativas que puedan dar lugar a esas formas de discriminación;
71. Insta a los Estados, incluidos los organismos encargados de hacer
cumplir la ley, a que elaboren y apliquen cabalmente políticas y programas
eficaces para prevenir y detectar los casos de faltas graves de los funcionarios
de policía y otros miembros de las fuerzas del orden motivadas por el racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y
a que enjuicien a los autores de esas faltas;
72. Insta a los Estados a que elaboren, apliquen y hagan cumplir medidas
eficaces para eliminar el fenómeno conocido comúnmente como “establecimiento de perfiles raciales” y que comprende la práctica de los agentes de
policía y otros funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de basarse,
en uno u otro grado, en la raza, el color, la ascendencia o el origen nacional
o étnico como motivo para someter a las personas a actividades de investigación o para determinar si una persona realiza actividades delictivas;
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ONU
73. Insta a los Estados a que adopten medidas a fin de impedir que la investigación genética o sus aplicaciones se utilicen para promover el racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia,
de proteger la confidencialidad de la información contenida en el código genético de las personas y de evitar que esa información se utilice con fines discriminatorios o racistas;
74. Insta a los Estados, las organizaciones no gubernamentales y el sector
privado a que:
a) Establezcan y apliquen políticas que promuevan una policía variada, de
gran calidad y exenta de toda discriminación por motivos de raza, y a
que se esfuercen por contratar a personas de todos los grupos, incluidas
las minorías, para la administración pública, en particular en la policía
y otros organismos del sistema de justicia penal, como las fiscalías;
b) Traten de reducir la violencia, en particular la violencia por el racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia:
i) elaborando material docente para enseñar a los jóvenes la importancia de la tolerancia y el respeto;
ii) combatiendo los prejuicios antes de que éstos den lugar a actividades
delictivas violentas;
iii) estableciendo grupos de trabajo compuestos, entre otras personas,
por dirigentes comunitarios locales y agentes de orden público nacionales y locales, para mejorar la coordinación, la participación comunitaria, la capacitación, la educación y la reunión de datos, a fin
de prevenir las actividades delictivas violentas;
iv) garantizando que las leyes de derechos civiles que prohíben las actividades delictivas violentas se apliquen con rigor;
v) mejorando la reunión de datos sobre la violencia motivada por el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia;
vi) prestando asistencia apropiada a las víctimas e impartiendo educación pública para impedir futuros incidentes de violencia motivada
por el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
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Ratificación y aplicación efectiva de los instrumentos jurídicos
internacionales y regionales pertinentes relativos a los derechos humanos
y a la no discriminación
75. Insta a los Estados que aún no lo hayan hecho a que consideren la
posibilidad de ratificar los instrumentos internacionales de derechos humanos de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia, o a que se adhieran a esos instrumentos, y
en particular, a que se adhieran con carácter urgente a la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial,
con miras a su ratificación universal para el año 2005; los insta también a
que consideren la posibilidad de hacer la declaración prevista en el artículo
14, a que cumplan su obligación de presentar informes y a que publiquen y
apliquen las observaciones finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial. También insta a los Estados a que retiren las reservas
contrarias a los propósitos y objetivos de la Convención y a que consideren
la posibilidad de retirar otras reservas;
76. Insta a los Estados a tener debidamente en cuenta las observaciones y
recomendaciones del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial. A tal fin, los Estados deberían considerar la posibilidad de establecer
mecanismos nacionales adecuados de supervisión y evaluación para asegurar
que se adopten todas las medidas apropiadas para el seguimiento de esas observaciones y recomendaciones;
77. Insta a los Estados que aún no lo hayan hecho a que consideren la
posibilidad de hacerse partes en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, así como de acceder a los Protocolos Facultativos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos;
78. Insta a los Estados que aún no lo hayan hecho a que consideren la
posibilidad de firmar y ratificar los siguientes instrumentos, o de adherirse a
ellos:
397
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ONU
a) Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio,
de 1948;
b) Convenio (Nº 97) sobre los trabajadores migrantes (revisado), 1949, de
la OIT;
c) Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de
la prostitución ajena, de 1949;
d) Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, de 1951, y su Protocolo
de 1967;
e) Convenio (Nº 111) sobre la discriminación (empleo y ocupación), de
1958, de la OIT;
f ) Convención relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la esfera
de la enseñanza, aprobada el 14 de diciembre de 1960 por la Conferencia
General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura;
g) Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer, de 1979, con miras a lograr su ratificación universal en
el plazo de cinco años, y su Protocolo Facultativo de 1999;
h) Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989, y sus dos Protocolos
Facultativos de 2000, y Convenio (Nº 138) sobre la edad mínima, 1973,
y Convenio (Nº 182) sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999,
de la OIT;
i) Convenio (Nº 143) sobre los trabajadores migrantes (disposiciones suplementarias), 1975, de la OIT;
j) Convenio (Nº 169) sobre pueblos indígenas y tribales, 1989, de la OIT,
y Convenio sobre la Diversidad Biológica, de 1992;
k) Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos
los trabajadores migratorios y de sus familias, de 1990;
l) Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, de 1998;
m) Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada
Transnacional y Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de
personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención y el Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar
y aire, que complementa la Convención de 2000;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
Insta además a los Estados partes en estos instrumentos a que los apliquen
plenamente;
79. Exhorta a los Estados a que protejan y promuevan el ejercicio de los
derechos enunciados en la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones, proclamada por la Asamblea General en su resolución 36/55, de 25 de
noviembre de 1981, para evitar la discriminación religiosa que, combinada
con otros tipos de discriminación, constituye una forma de discriminación
múltiple;
80. Insta a los Estados a que traten de que se respete plenamente y se
cumpla la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, de 1963, especialmente en lo relacionado con el derecho de los extranjeros, cualquiera
que sea su condición jurídica y su situación en materia de inmigración, a ponerse en contacto con el funcionario consular de su propio Estado en caso
de detención o encarcelamiento;
81. Insta a todos los Estados a que prohíban el trato discriminatorio basado en la raza, el color, la ascendencia o el origen nacional o étnico de los
extranjeros y los trabajadores migrantes, entre otras cosas, y en su caso, en lo
que se refiere a la concesión de visados y permisos de trabajo, la vivienda, la
atención de la salud y el acceso a la justicia;
82. Subraya la importancia de luchar contra la impunidad, incluso en los
casos de delitos de motivación racista o xenófoba, también en el ámbito internacional, y señala que la impunidad por las violaciones de los derechos
humanos y del derecho internacional humanitario es un grave obstáculo para
un sistema de justicia justo y equitativo y, en última instancia, para la reconciliación y la estabilidad; apoya también plenamente la labor de los tribunales
penales internacionales existentes y la ratificación del Estatuto de Roma de
la Corte Penal Internacional, e insta a todos los Estados a que cooperen con
estos tribunales penales internacionales;
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83. Insta a los Estados a que hagan todo lo posible para aplicar plenamente las disposiciones pertinentes de la Declaración relativa a los principios
y derechos fundamentales en el trabajo, 1998, de la Organización Internacional del Trabajo, a fin de combatir el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
Enjuiciamiento de loa autores de actos racistas
84. Insta a los Estados a que adopten medidas eficaces para combatir los
delitos motivados por el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia, a que adopten medidas para que esas motivaciones se consideren circunstancia agravante al imponer la pena, a que impidan
que esos delitos queden impunes y a que garanticen el imperio de la ley;
85. Insta a los Estados a que efectúen investigaciones para examinar las
posibles vinculaciones entre el enjuiciamiento penal, la violencia policial y
las sanciones penales, por un lado, y el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia, por el otro, a fin de disponer
de pruebas que permitan adoptar las medidas necesarias para eliminar esas
vinculaciones y prácticas discriminatorias;
86. Exhorta a los Estados a que promuevan medidas para desalentar la
aparición y contrarrestar las ideologías nacionalistas neofascistas y violentas
que promueven el odio racial y la discriminación racial, así como los sentimientos racistas y xenófobos, incluidas medidas para combatir la influencia
negativa de esas ideologías, especialmente entre los jóvenes, a través de la
educación académica y no académica, los medios de comunicación y los deportes;
87. Insta a los Estados Partes a promulgar la legislación necesaria para
cumplir las obligaciones que hayan contraído de enjuiciar y castigar a las personas que hayan cometido u ordenado que se cometan violaciones graves de
los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949 y del Primer Protocolo
Adicional, así como otras violaciones graves de las leyes y usos de la guerra,
en particular en relación con el principio de no discriminación;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
88. Exhorta a los Estados a que tipifiquen como delito la trata de personas, en particular de mujeres y niños, en todas sus formas y a que condenen
y sancionen a los tratantes e intermediarios, garantizando a la vez protección
y asistencia a las víctimas de la trata, en el pleno respeto de sus derechos humanos;
89. Insta a los Estados a que lleven a cabo sin demora y a fondo investigaciones exhaustivas e imparciales sobre todos los actos de racismo y discriminación racial, y que persigan de oficio los delitos de carácter racista o
xenófobo, cuando proceda, o promuevan o faciliten los procedimientos pertinentes instruidos respecto de los delitos de carácter racista o xenófobo, a
que garanticen que se dé alta prioridad, de forma coherente y enérgica, a las
investigaciones penales y civiles y al enjuiciamiento por los delitos de carácter
racista o xenófobo y a que garanticen el derecho a la igualdad de trato ante
los tribunales y todos los demás órganos de administración de justicia. A
este respecto, la Conferencia Mundial subraya la importancia de sensibilizar
a los diversos agentes del sistema de justicia penal y de capacitarlos para que
la ley se aplique de manera equitativa e imparcial. En este contexto, recomienda que se establezcan servicios de vigilancia para luchar contra la discriminación;
Establecimiento y consolidación de instituciones nacionales especializadas
e independientes y de procedimientos de medicación
90. Insta a los Estados a que, cuando proceda, establezcan, fortalezcan,
examinen y promuevan la eficacia de instituciones nacionales independientes
de derechos humanos, en particular sobre cuestiones de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, de conformidad
con los Principios relativos al estatuto de las instituciones nacionales de promoción y protección de los derechos humanos anexos a la resolución 48/134
de la Asamblea General, de 20 de diciembre de 1993, y los doten de adecuados recursos financieros, competencia y capacidad de encuesta, investigación, educación y actividades de sensibilización del público para combatir
esos fenómenos;
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ONU
91. Insta asimismo a los Estados a:
a) Promover la cooperación entre esas instituciones y otras instituciones
nacionales;
b) Adoptar medidas para asegurar que las personas y grupos que sean víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia puedan participar plenamente en esas instituciones;
c) Apoyar esas instituciones y órganos análogos, entre otras cosas, mediante
la publicación y divulgación de la legislación y la jurisprudencia nacionales vigentes y la cooperación con instituciones de otros países a fin de
poder obtener conocimientos sobre las manifestaciones, el funcionamiento y los mecanismos de esas prácticas y sobre las estrategias destinadas a prevenirlas, luchar contra ellas y erradicarlas;
2.
Políticas y prácticas
Reunión y desglose de datos, investigación y estudios
92. Insta a los Estados a que recojan, recopilen, analicen, difundan y publiquen datos estadísticos fidedignos a nivel nacional y local y a que tomen
todas las demás medidas conexas necesarias para evaluar periódicamente la
situación de los individuos y los grupos que son víctimas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia:
a) Esos datos estadísticos deberían estar desglosados de conformidad con
la legislación nacional; toda esta información se recogerá, según proceda,
con el consentimiento explícito de las víctimas, teniendo en cuenta la
forma en que se definan a sí mismos y de conformidad con las normas
relativas a los derechos humanos y las libertades fundamentales, como
las disposiciones sobre protección de datos y las garantías de la intimidad;
esta información no deberá utilizarse indebidamente;
b) Los datos estadísticos y la información deberían reunirse con el objetivo
de vigilar la situación de los grupos marginados, y el desarrollo y la evaluación de la legislación, las políticas, las prácticas y otras medidas encaminadas a prevenir y combatir el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia, así como con el fin de
determinar si algunas medidas tienen un impacto involuntario desigual
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
sobre las víctimas; con ese fin, recomienda la elaboración de estrategias
voluntarias, consensuales y participatorias en el proceso de reunión, elaboración y utilización de la información;
c) La información debería tener en cuenta los indicadores económicos y
sociales tales como, cuando resulte apropiado, la salud y la situación de
salud, la mortalidad infantil y materna, la esperanza de vida, la tasa de
alfabetización, la educación, el empleo, la vivienda, la propiedad de la
tierra, los servicios de salud mental y física, el agua, el saneamiento, la
energía y los servicios de comunicaciones, la pobreza y el ingreso disponible medio, a fin de elaborar políticas de desarrollo social y económico
con miras a reducir las disparidades existentes en las condiciones sociales
y económicas;
93. Invita a los Estados, las organizaciones intergubernamentales, las organizaciones no gubernamentales, las instituciones académicas y el sector
privado a que mejoren los conceptos y métodos de recogida y análisis de
datos; a que promuevan la investigación, intercambien experiencias, se comuniquen las prácticas que hayan tenido éxito y conciban actividades de
promoción en esta esfera; y a que elaboren indicadores de los progresos y
de la participación de los individuos y los grupos de la sociedad que son objeto de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia;
94. Reconoce que las políticas y los programas encaminados a combatir
el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia deben basarse en investigaciones cuantitativas y cualitativas en que
se incorpore una perspectiva de género; en esas políticas y programas se deben
tener en cuenta las prioridades identificadas por las personas y los grupos
que sean víctimas u objeto de racismo, discriminación racial, xenofobia y
formas conexas de intolerancia;
95. Insta a los Estados a que lleven a cabo una fiscalización periódica de
los actos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de
intolerancia en los sectores público y privado, incluidos los cometidos por
las fuerzas del orden público;
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ONU
96. Invita a los Estados a que promuevan y lleven a cabo estudios y
adopten un objetivo integral y un criterio a largo plazo respecto de todas
las etapas y aspectos de la migración, que aborden de forma eficaz tanto
sus causas como manifestaciones; estos estudios y criterios deben prestar
especial atención a las causas profundas de las corrientes migratorias, tales
como la falta de pleno disfrute de los derechos humanos y las libertades
fundamentales y los efectos de la globalización económica sobre las tendencias migratorias;
97. Recomienda que se hagan nuevos estudios sobre la manera en que el
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia pueden reflejarse en las leyes, las políticas, las instituciones y las prácticas y de qué forma pueden haber contribuido a la victimización y la
exclusión de los migrantes, en particular las mujeres y los niños;
98. Recomienda que los Estados incluyan, según proceda, en sus informes
periódicos a los órganos de las Naciones Unidas creados en virtud de tratados
de derechos humanos, en una forma apropiada, información estadística relativa a las personas, los miembros de los grupos y las comunidades dentro
de su jurisdicción, en particular datos estadísticos sobre la participación en
la vida política y sobre su situación económica, social y cultural; toda esta
información se reunirá de acuerdo con las disposiciones sobre derechos humanos y libertades fundamentales, tales como las normas de protección de
la información y las garantías de la intimidad;
Políticas orientadas a la adopción de medidas y planes de acción,
incluidas las medidas positivas para garantizar la no discriminación, en
particular sobre el acceso a los servicios sociales, el empleo, la vivienda, la
educación, la atención de la salud, etc.
99. Reconoce que la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia es una responsabilidad primordial de los Estados. Por consiguiente, alienta a los Estados a elaborar o
desarrollar planes de acción nacional para promover la diversidad, la igualdad,
la equidad, la justicia social, la igualdad de oportunidades y la participación
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
de todos. Con ayuda de, entre otras cosas, medidas y estrategias afirmativas
o positivas, esos planes deberían tener por finalidad crear las condiciones necesarias para que todos participaran efectivamente en el proceso de adopción
de decisiones y ejercieran los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales en todas las esferas de la vida sobre la base de la no discriminación. La Conferencia Mundial alienta a los Estados a que, al elaborar y
desarrollar dichos planes, establezcan, o refuercen, un diálogo con las organizaciones no gubernamentales a fin de hacerlas participar más estrechamente
en la formulación, aplicación y evaluación de las políticas y programas;
100. Insta a los Estados a que establezcan, sobre la base de información estadística, programas nacionales, con inclusión de medidas afirmativas o positivas, para promover el acceso de personas y grupos que sean o puedan ser
víctimas de la discriminación racial a los servicios sociales básicos, incluidas
la enseñanza primaria, la atención primaria de salud y la vivienda adecuada;
101. Insta a los Estados a que establezcan programas para promover el acceso, sin discriminación alguna, de las personas que son víctimas del racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia a
la atención de salud, y promover que se hagan enérgicos esfuerzos para eliminar las diferencias, entre otras cosas, en las tasas de mortalidad infantil y
materna, la inmunización infantil, el VIH/SIDA, las enfermedades cardíacas,
el cáncer y las enfermedades contagiosas;
102. Insta a los Estados a que promuevan la integración en cuanto a residencia de todos los miembros de la sociedad en la etapa de planificación de
los planes de ordenación urbana y otros asentamientos humanos, y cuando
se renueven las zonas abandonadas de las viviendas públicas, para contrarrestar la exclusión social y la marginación;
Empleo
103. Insta a los Estados a que promuevan y apoyen, cuando proceda, la
organización y el funcionamiento de empresas propiedad de personas que
sean víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
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conexas de intolerancia promoviendo el acceso en pie de igualdad al crédito
y a los programas de capacitación;
104. Insta a los Estados y alienta a las organizaciones no gubernamentales
y al sector privado a:
a) Apoyar la creación de lugares de trabajo en que no haya discriminación
mediante una estrategia múltiple que incluya el cumplimiento de los derechos civiles, la enseñanza pública y la comunicación en el lugar de trabajo, y a promover y proteger los derechos de los trabajadores que son
objeto de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de
intolerancia;
b) Promover la creación, el crecimiento y la ampliación de empresas dedicadas a mejorar las condiciones económicas y educacionales en zonas
con pocos servicios y desfavorecidas, aumentando el acceso al capital mediante, entre otras cosas, bancos de desarrollo comunitario, reconociendo
que las nuevas empresas pueden tener una repercusión positiva y dinámica en las comunidades necesitadas, y trabajar con el sector privado
para crear puestos de trabajo, ayudar a mantener los puestos existentes y
estimular el crecimiento industrial y comercial en las zonas económicamente deprimidas;
c) Mejorar las posibilidades de los grupos fijados como objetivo que tropiezan, entre otras cosas, con los mayores obstáculos para encontrar, conservar o recuperar un trabajo, en particular un empleo cualificado; deberá
prestarse especial atención a las personas que son objeto de discriminación múltiple;
105. Insta a los Estados a que, al formular y aplicar leyes y políticas destinadas a aumentar la protección de los derechos de los trabajadores, presten
especial atención a la grave situación de falta de protección, y, en algunos
casos, de explotación, como en el caso de las personas objeto de trata y los
migrantes entrados clandestinamente, que los hace más vulnerables a los
malos tratos, como el confinamiento en el caso de los empleados domésticos,
y también a ser empleados en trabajos peligrosos y mal remunerados;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
106. Insta a los Estados a que eviten los efectos negativos de las prácticas
discriminatorias, el racismo y la xenofobia en el empleo y la ocupación mediante la promoción de la aplicación y la observancia de los instrumentos y
las normas internacionales sobre los derechos de los trabajadores;
107. Exhorta a los Estados y alienta a los representantes de los sindicatos
y el sector empresarial a promover prácticas no discriminatorias en el lugar
de trabajo y a proteger los derechos de los trabajadores, en particular, los de
las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia;
108. Exhorta a los Estados a que proporcionen un acceso efectivo a los procedimientos administrativos y jurídicos, así como a otros recursos, a las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia en el lugar de trabajo;
Salud, medio ambiente
109. Insta a los Estados a que, individualmente y mediante la cooperación
internacional, mejoren las medidas encaminadas a satisfacer el derecho de
cada persona a disfrutar el máximo nivel alcanzable de salud física y mental,
con miras a eliminar las diferencias en el estado de salud, que se reflejan en
los índices de salud normalizados, que puedan ser resultado del racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
110. Insta a los Estados y alienta a las organizaciones no gubernamentales
y el sector privado a:
a) Establecer mecanismos eficaces para la vigilancia y eliminación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia en el sistema de atención de la salud, tales como la aprobación
y aplicación de leyes eficaces contra la discriminación;
b) Adoptar medidas para asegurar a todas las personas el acceso en pie de
igualdad a servicios de salud completos, asequibles y de calidad, incluida
la atención primaria de la salud de las personas con acceso deficiente a
servicios médicos; facilitar la capacitación de una fuerza de trabajo en el
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sector de la salud que tenga diversidad y esté motivada para trabajar en
comunidades con pocos servicios; y procurar aumentar la diversidad en
la profesión de atención de la salud contratando a mujeres y hombres de
todos los grupos, sobre la base del mérito y del potencial, que representen
la diversidad de sus sociedades, para las profesiones de atención de la
salud, y manteniéndolos en esas profesiones;
c) Trabajar con profesionales de la salud, personal de atención de la salud de
la comunidad, organizaciones no gubernamentales, investigadores científicos y la industria privada como medio de mejorar el estado de la salud de
las comunidades marginalizadas, en particular de las víctimas del racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
d) Trabajar con profesionales de la salud, investigadores científicos y organizaciones regionales de salud para estudiar las diferentes consecuencias
de los tratamientos médicos y las estrategias de salud en las distintas comunidades;
e) Adoptar y aplicar políticas y programas para mejorar la prevención del
VIH/SIDA en comunidades de alto riesgo y hacer lo posible para ampliar
la disponibilidad de atención, tratamiento y otros servicios de apoyo en
relación con el VIH/SIDA;
111. Invita a los Estados a estudiar medidas no discriminatorias para garantizar un entorno seguro y saludable para los individuos y los miembros
de grupos víctimas u objeto de racismo, discriminación racial, xenofobia y
formas conexas de intolerancia, y en particular a:
a) Mejorar el acceso a la información pública sobre cuestiones de salud y
medio ambiente;
b) Velar por que se tengan en cuenta los intereses pertinentes en el proceso
público de adopción de decisiones sobre el medio ambiente;
c) Compartir las tecnologías y las prácticas que hayan dado mejores resultados para promover la salud de las personas y el medio ambiente en
todas las zonas;
d) Adoptar las medidas correctivas apropiadas para limpiar, reutilizar y rehabilitar en lo posible los lugares contaminados y, cuando corresponda,
trasladar a los interesados a otras zonas con carácter voluntario y después
de consultarlos;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
Participación, en pie de igualdad, en la adopción de decisiones políticas,
económicas, sociales y culturales
112. Insta a los Estados y alienta al sector privado y a las instituciones financieras y de desarrollo internacionales, como el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo, a promover la participación de las personas o
grupos que son víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia en la adopción de decisiones económicas,
culturales y sociales en todas las fases, en particular en la elaboración y aplicación de estrategias de alivio de la pobreza, proyectos de desarrollo y programas de asistencia en la esfera del comercio y acceso a los mercados;
113. Insta a los Estados a que promuevan, cuando proceda, el acceso efectivo en pie de igualdad de todos los miembros de la comunidad, en especial
los que son víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia, al proceso de adopción de decisiones de la
sociedad a todos los niveles y, en particular, en el plano local, e insta también
a los Estados y alienta al sector privado a que faciliten la participación efectiva
de esas personas en la vida económica;
114. Insta a todas las instituciones financieras y de desarrollo multilaterales,
en particular al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional, a la Organización Mundial del Comercio y a los bancos regionales de desarrollo, a
que promuevan, con cargo a su presupuesto ordinario y con arreglo a los
procedimientos de sus órganos rectores, la participación de todos los miembros de la comunidad internacional en los procesos de adopción de decisiones
en todas las fases y a todos los niveles con objeto de facilitar la realización de
proyectos de desarrollo y, en su caso, de programas de comercio y de acceso
a los mercados;
Papel de los políticos y los partidos políticos
115. Destaca el papel clave que pueden desempeñar los políticos y los partidos políticos en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, y las formas conexas de intolerancia, y alienta a los partidos políticos
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a que tomen medidas concretas para promover la igualdad, la solidaridad y
la no discriminación en la sociedad, entre otras cosas mediante el establecimiento de códigos voluntarios de conducta que incluyan medidas disciplinarias internas por las violaciones de esos códigos, de manera que sus
miembros se abstengan de hacer declaraciones o de realizar acciones públicas
que alienten o inciten al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia;
116. Invita a la Unión Interparlamentaria a que aliente la realización de
debates y la adopción de decisiones por los parlamentos sobre diversas medidas, incluidas leyes y políticas, para luchar contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
3.
Educación y sensibilización
117. Insta a los Estados a que, cuando proceda en colaboración con otros
órganos pertinentes, asignen recursos financieros a la educación contra el racismo y a campañas de información que promuevan los valores de la aceptación, la tolerancia, la diversidad y el respeto por las culturas de todos los
pueblos indígenas que viven dentro de sus fronteras nacionales. En particular,
los Estados deberían promover la comprensión cabal de la historia y la cultura
de los pueblos indígenas;
118. Insta a las Naciones Unidas, a otras organizaciones internacionales y
regionales competentes y a los Estados a que contrarresten la minimización
de la contribución de África a la historia y la civilización mundiales, desarrollando y aplicando a tal efecto un programa específico y amplio de investigación, educación y comunicación social a fin de difundir ampliamente
una visión equilibrada y objetiva de la fundamental y valiosa contribución
deÁfrica a la humanidad;
119. Invita a los Estados y a las organizaciones internacionales y no gubernamentales pertinentes a que aprovechen las actividades del Proyecto “La
Ruta del Esclavo” de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, así como su tema “Romper el Silencio”, prepa-
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
rando textos y testimonios creando programas y/o centros multimedia sobre
la esclavitud que reúnan, organicen, expongan y publiquen los datos existentes que guarden relación con la historia de la esclavitud y con la trata de
esclavos transatlántica,mediterránea y del Océano Índico, prestando especial
atención a los pensamientos y actos de las víctimas de la esclavitud y la trata
de esclavos, en su búsqueda de la libertad y la justicia;
120. Encomia los esfuerzos que la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura realiza en el marco del Proyecto
de “La Ruta del Esclavo”, y pide que los resultados se pongan lo antes posible
a disposición de la comunidad internacional;
Acceso a la educación sin discriminación
121. Insta a los Estados a que se comprometan a garantizar el acceso a la
enseñanza, en particular el acceso de todos los niños, tanto hembras como
varones, a la enseñanza primaria gratuita y el acceso de los adultos al aprendizaje y la enseñanza permanentes, sobre la base del respeto de los derechos
humanos, la diversidad y la tolerancia, sin discriminación de ningún tipo;
122. Insta a los Estados a que garanticen a todos la igualdad de acceso a la
enseñanza en la legislación y en la práctica, y a que se abstengan de adoptar
medidas jurídicas o de otro tipo que contribuyan a imponer cualquier forma
de segregación racial en el acceso a las instituciones docentes;
123. Insta a los Estados a que:
a) Adopten y apliquen leyes que prohíban la discriminación por motivos
de raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico a todos los niveles
de la enseñanza, tanto académica como no académica;
b) Adopten todas las medidas apropiadas para eliminar los obstáculos que
limitan el acceso de los niños a la educación;
c) Garanticen que todos los niños tengan acceso, sin discriminación alguna,
a una enseñanza de buena calidad;
d) Elaboren y apliquen métodos estandarizados para evaluar y controlar el
rendimiento académico de los niños y jóvenes marginados;
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e) Asignen recursos para eliminar, cuando exista, toda desigualdad en el
rendimiento académico de los niños y los jóvenes;
f ) Apoyen las medidas para garantizar un entorno seguro en las escuelas, en
que no haya violencia ni hostigamiento motivados por el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia; y
g) Consideren la posibilidad de poner en marcha programas de asistencia
financiera para que todos los estudiantes, independientemente de su raza,
color, ascendencia u origen étnico o nacional, puedan asistir a las instituciones de enseñanza superior;
124. Insta a los Estados a que, cuando proceda, adopten medidas adecuadas para garantizar que las personas pertenecientes a minorías nacionales o
étnicas, religiosas y lingüísticas tengan acceso a la educación sin discriminación de ningún tipo y que, cuando sea posible, tengan oportunidad de aprender su propia lengua a fin de protegerlas de toda forma de racismo,
discriminación racial, xenofobia e intolerancia conexa de la que puedan ser
objeto;
Educación sobre los derechos humanos
125. Pide a los Estados que incluyan la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia entre las
actividades del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación sobre los
Derechos Humanos (1995-2004) y tengan en cuenta las recomendaciones
del informe de evaluación de mitad de período del Decenio;
126. Alienta a todos los Estados a que, en cooperación con las Naciones
Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y otras organizaciones internacionales competentes, inicien
y desarrollen programas culturales y educativos de lucha contra el racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia,
con objeto de garantizar el respeto de la dignidad humana y el valor de todos
los seres humanos, así como de aumentar la comprensión mutua entre todas
las culturas y civilizaciones. Insta además a los Estados a que apoyen y lleven
a cabo campañas de información pública y programas concretos de forma-
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
ción en la esfera de los derechos humanos, formulados, cuando proceda, en
las lenguas locales, para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y promover el respeto de los valores de la diversidad, el pluralismo, la tolerancia, el respeto mutuo, la
sensibilidad cultural, la integración y la cohesión. Esos programas y campañas
deberán dirigirse a todos los sectores de la sociedad, en particular los niños
y los jóvenes;
127. Insta a los Estados a que intensifiquen sus esfuerzos en la esfera de la
enseñanza, incluida la enseñanza de los derechos humanos, a fin de promover
el conocimiento y la comprensión de las causas, las consecuencias y los males
del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia, e insta también a los Estados, en consulta con las autoridades
educativas y el sector privado, cuando proceda, y alienta a las autoridades
educativas y al sector privado a que, cuando proceda, elaboren material didáctico, en particular libros de texto y diccionarios, dirigidos a luchar contra
esos fenómenos, y, en ese contexto, exhorta a los Estados a que den importancia, si procede, a la revisión y modificación de los libros de texto y los
programas de estudio a fin de eliminar todo elemento que pueda promover
el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia o pueda reforzar estereotipos negativos, y a que incluyan material
que invalide esos estereotipos;
128. Insta a los Estados, si procede en cooperación con las organizaciones
competentes, incluidas las organizaciones juveniles, a que apoyen y apliquen
programas oficiales de enseñanza académica y no académica destinados a
promover el respeto de la diversidad cultural;
Educación sobre derechos humanos para niños y jóvenes
129. Insta a los Estados a que introduzcan y, en su caso, refuercen los elementos de lucha contra la discriminación y el racismo en los programas de
derechos humanos de los planes de estudio escolares, preparen o mejoren los
materiales didácticos pertinentes, tales como manuales de historia y otros libros de texto, y se aseguren de que todos los maestros estén bien formados
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y debidamente motivados para inculcar actitudes y pautas de comportamiento, basados en los principios de la no discriminación, el respeto mutuo
y la tolerancia;
130. Exhorta también a los Estados a que emprendan y faciliten actividades
para educar a los jóvenes en materia de derechos humanos, valores democráticos y civismo, y a que les inculquen la solidaridad, el respeto y el aprecio
de la diversidad, en particular el respeto a los grupos diferentes. Debe hacerse
un esfuerzo especial por enseñar a los jóvenes a respetar los valores democráticos y los derechos humanos, y sensibilizarlos al respecto, a fin de luchar
contra las ideologías basadas en la falaz teoría de la superioridad racial;
131. Insta a los Estados a que alienten a todas las escuelas a que consideren
la posibilidad de desarrollar actividades educacionales incluso de carácter no
académico para aumentar la concienciación sobre el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, entre otras
cosas, mediante la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación
de la Discriminación Racial (21 de marzo);
132. Recomienda a los Estados que, en los programas de estudios y en las
instituciones de enseñanza superior, introduzcan o fortalezcan la enseñanza
de los derechos humanos, con el fin de eliminar los prejuicios que propician
la discriminación racial y de promover la comprensión, la tolerancia y la
amistad entre los distintos grupos raciales o étnicos, y que apoyen los programas de enseñanza académica y no académica concebidos para promover
la diversidad cultural y fomentar la autoestima de las víctimas;
Educación sobre derechos humanos para los funcionarios públicos
y los profesionales
133. Insta a los Estados a que organicen y refuercen las actividades de capacitación sobre los derechos humanos con enfoque antirracista y antisexista,
para los funcionarios públicos, incluido el personal de la administración de
justicia, especialmente el de los servicios de seguridad, penitenciarios y de
policía, así como entre las autoridades de salud, enseñanza y migración;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
134. Insta a los Estados a que presten especial atención a los efectos negativos del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia en la administración de justicia y la imparcialidad de los juicios y a que realicen campañas a nivel nacional, entre otras medidas, a fin de
dar a conocer a los órganos estatales y a los funcionarios públicos las obligaciones que les corresponden en virtud de la Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y otros instrumentos pertinentes;
135. Pide a los Estados que organicen y faciliten, cuando proceda en colaboración con organizaciones intergubernamentales, instituciones nacionales,
organizaciones no gubernamentales y el sector privado, actividades de capacitación, en particular cursos o seminarios, sobre las normas internacionales
que prohíben la discriminación racial y su aplicación en el derecho interno,
y sobre sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos
para fiscales, miembros de la judicatura y otros funcionarios públicos;
136. Exhorta a los Estados a que velen por que en la enseñanza y la capacitación, especialmente en la capacitación de maestros, se promueva el respeto de los derechos humanos, y la lucha contra el racismo, la discriminación
racial y otras formas conexas de intolerancia, y que las instituciones de enseñanza apliquen la igualdad de oportunidades y programas acordados por las
autoridades pertinentes sobre la igualdad entre los sexos y la diversidad cultural, religiosa y de otra índole, y velen por su aplicación, con la participación
de los maestros, los padres y los alumnos. Insta además a todos los educadores, incluidos los profesores de los distintos niveles de educación, las comunidades religiosas y la prensa escrita y electrónica, a que desempeñen una
labor eficaz en el ámbito de la educación de los derechos humanos y también
como medio de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia
y las formas conexas de intolerancia;
137. Alienta a los Estados a considerar la posibilidad de adoptar medidas
para aumentar la contratación, la retención y el ascenso de mujeres y hombres
perteneciente a los grupos que estén actualmente insuficientemente representados en el sector de la enseñanza como consecuencia del racismo, la
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ONU
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y a
garantizarles un acceso efectivo en pie de igualdad a ese sector. Se debe hacer
todo lo posible por contratar a mujeres y hombres que tengan capacidad para
interrelacionarse de modo eficaz con todos los grupos;
138. Insta a los Estados a que refuercen las actividades de capacitación y
sensibilización en materia de derechos humanos destinadas a los funcionarios
de inmigración, la policía de fronteras, el personal de los centros de detención
y las cárceles, las autoridades locales y otros funcionarios de orden público,
así como los maestros, prestando especial atención a los derechos humanos
de los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo, con el fin de prevenir actos de discriminación racial y xenofobia y evitar situaciones en que
los prejuicios puedan hacer que se adopten decisiones basadas en el racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia;
139. Insta a los Estados a que impartan o intensifiquen la capacitación a
las fuerzas del orden, los funcionarios de inmigración y otros funcionarios
competentes sobre la prevención de la trata de personas. La capacitación debería centrarse en los métodos de prevención de la trata, el enjuiciamiento
de los responsables y la protección de los derechos de las víctimas, en particular protegiéndolas de los tratantes. En la capacitación también debería tenerse en cuenta la necesidad de prestar atención a los derechos humanos y
las cuestiones relacionadas con los derechos del niño y de la mujer, y se debería fomentar la cooperación con las organizaciones no gubernamentales,
otras organizaciones pertinentes y otros sectores de la sociedad civil;
4.
Información, comunicaciones y medios de difusión,
incluidas las nuevas tecnologías
140. Acoge favorablemente la positiva contribución que aportan las nuevas
tecnologías de la información y las comunicaciones, inclusive Internet, a la
lucha contra el racismo gracias a una comunicación rápida y de gran alcance;
141. Señala las posibilidades de aumentar la utilización de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, inclusive Internet, para crear
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redes educativas y de sensibilización contra el racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, en las escuelas y fuera de
ellas, y el potencial de Internet para promover el respeto universal de los derechos humanos, así como el respeto del valor de la diversidad cultural;
142. Subraya la importancia de reconocer el valor de la diversidad cultural
y de adoptar medidas concretas para que las comunidades marginadas tengan
acceso a los medios de comunicación tradicionales y alternativos, en particular mediante la presentación de programas que reflejen sus culturas e idiomas;
143. Expresa preocupación por el aumento del racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, incluidas sus formas
y manifestaciones contemporáneas, como la utilización de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, inclusive Internet, para difundir ideas de superioridad racial;
144. Insta a los Estados y alienta al sector privado a que promuevan la elaboración por los medios de difusión, incluidos la prensa y los medios electrónicos, entre ellos Internet y los medios de comunicación, inclusive las
publicaciones impresas y los medios electrónicos, Internet y la publicidad,
teniendo en cuenta su independencia y a través de sus asociaciones y organizaciones pertinentes a nivel nacional, regional e internacional, de un código
de conducta de carácter voluntario y medidas de autorregulación y de políticas y prácticas encaminados a:
a) Luchar contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
b) Promover una representación justa, equilibrada y equitativa de la diversidad de sus sociedades, así como garantizar que esa diversidad se refleje
en su personal;
c) Luchar contra la proliferación de ideas de superioridad racial y la justificación del odio racial y de toda forma de discriminación;
d) Promover el respecto, la tolerancia y la comprensión entre todas las personas, pueblos, naciones y civilizaciones, por ejemplo apoyando las campañas de sensibilización de la opinión pública;
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ONU
e) Evitar toda clase de estereotipos, y en particular la promoción de falsas
imágenes de los migrantes, incluidos los trabajadores migrantes y refugiados, a fin de prevenir la difusión de sentimientos xenófobos entre el
público y de fomentar una representación objetiva y equilibrada de las
personas, los acontecimientos y la historia;
145 Insta a los Estados a que, de conformidad con el derecho internacional
relativo a los derechos humanos pertinente, apliquen sanciones legales contra
la incitación al odio racial mediante las nuevas tecnologías de la información
y las comunicaciones, inclusive Internet, y les insta asimismo a que apliquen
todos los instrumentos de derechos humanos pertinentes en los que sean
Partes, en particular la Convención Internacional para la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación Racial, a fin de luchar contra el racismo
en Internet;
146. Insta a los Estados a que alienten a los medios de comunicación a que
eviten los estereotipos basados en el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
147. Pide a los Estados que, teniendo plenamente en cuenta las normas
internacionales y regionales existentes en relación con la libertad de expresión, y al tiempo que adoptan todas las medidas necesarias para garantizar el
derecho a la libertad de opinión y expresión, consideren la posibilidad de:
a) Alentar a los proveedores de servicios de Internet a que establezcan y difundan códigos de conducta específicos de carácter voluntario y medidas
de autorregulación contra la difusión de mensajes racistas y mensajes que
promuevan la discriminación racial, la xenofobia o toda forma de intolerancia y discriminación; a esos efectos, se alienta a los proveedores de
servicios de Internet a que establezcan órganos mediadores en los planos
nacional e internacional, en los que participen las instituciones pertinentes de la sociedad civil;
b) Adoptar y, en la medida de lo posible, aplicar leyes apropiadas para enjuiciar a los responsables de la incitación al odio o la violencia racial por
medio de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones,
inclusive Internet;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
c) Hacer frente al problema de la difusión de material racista por medio de
las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, inclusive
Internet, entre otras cosas impartiendo capacitación al personal de las
fuerzas de orden público;
d) Denunciar y desalentar activamente la transmisión de mensajes racistas y
xenófobos a través de todos los medios de comunicación, incluidas las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, como Internet;
e) Estudiar la posibilidad de una respuesta internacional pronta y coordinada al fenómeno, en rápida evolución, de la difusión de mensajes de
odio y material racista mediante las tecnologías de la información y las
comunicaciones, en particular Internet, y, en este contexto, fortalecer la
cooperación internacional;
f) Alentar el acceso de todos a Internet y el uso por todos de ese medio
como foro internacional e imparcial, teniendo presente que hay disparidades en la utilización de Internet y en el acceso a ésta;
g) Examinar formas de mejorar la contribución positiva que aportan las
nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, como Internet, reproduciendo buenas prácticas para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
h) Alentar la representación de la diversidad de sociedades entre el personal
de las organizaciones de medios de difusión y las nuevas tecnologías de
la información y las comunicaciones, como Internet, mediante la promoción de una presencia adecuada de los distintos sectores de las sociedades a todos los niveles de su estructura organizacional;
B. Medidas en el plano internacional
148. Insta a todos los que actúan en el plano internacional a que establezcan un orden internacional basado en la inclusión, la justicia, la igualdad y
la equidad, la dignidad humana, la comprensión mutua y la promoción y el
respeto de la diversidad cultural y los derechos humanos universales, y rechacen todas las doctrinas de la exclusión basada en el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
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ONU
149. Considera que todos los conflictos y controversias deberían ser resueltos por medios pacíficos y el diálogo político. La Conferencia hace un llamamiento a todas las partes implicadas en esos conflictos a que hagan
muestra de moderación y respeten los derechos humanos y el derecho internacional humanitario;
150. Exhorta a los Estados a que, en la lucha contra todas las formas de racismo, reconozcan la necesidad de oponerse al antisemitismo, el antiarabismo
y la islamofobia en todo el mundo e insta a todos los Estados a que adopten
medidas eficaces para prevenir la aparición de movimientos basados en el racismo y en ideas discriminatorias contra esas comunidades;
151. En cuanto a la situación en el Oriente Medio, pide el fin de la violencia y la pronta reanudación de las negociaciones, el respeto del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, el respeto del principio
a la libre determinación y el fin de todos los sufrimientos, permitiendo así a
Israel y a los palestinos reanudar el proceso de paz y crecer y prosperar en un
clima de seguridad y libertad;
152. Alienta a los Estados y a las organizaciones regionales e internacionales, entre ellas las instituciones financieras, así como a la sociedad civil a que
traten los aspectos de la globalización que puedan propiciar el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia en el
seno de los mecanismos existentes o, en caso necesario, establezcan o elaboren
mecanismos para tratar esos problemas;
153. Recomienda que el Departamento de Operaciones de Mantenimiento
de la Paz, de la Secretaría, y otros organismos, órganos y programas pertinentes de las Naciones Unidas fortalezcan su coordinación con objeto de
percibir mejor las pautas de violaciones graves de los derechos humanos y
del derecho humanitario para poder evaluar el riesgo de que siga empeorando
la situación hasta llegar al genocidio, a crímenes de guerra o a crímenes de
lesa humanidad;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
154. Alienta a la Organización Mundial de la Salud y a otras organizaciones internacionales pertinentes a que promuevan y realicen las actividades
que permitan reconocer el impacto del racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia como importantes determinantes sociales del estado de salud física y mental, incluida la pandemia del
VIH/SIDA, y el acceso a la atención de salud, y a que preparen proyectos
específicos, en particular de investigación, para que las víctimas tengan acceso
a sistemas de salud equitativos;
155. Alienta a la Organización Internacional del Trabajo a que efectúe actividades y programas para combatir el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia en el mundo del trabajo, y a
que respalde las medidas de los Estados, las organizaciones de empleadores
y los sindicatos en esta esfera;
156. Exhorta a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura a que preste apoyo a los Estados en la preparación de
materiales e instrumentos didácticos con el fin de fomentar la enseñanza, la
formación y las actividades educacionales relacionadas con los derechos humanos y la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia;
IV.
Establecimiento de remedios, recursos, vías de reparación y
otras medidas eficaces en los ámbitos nacional, regional e
internacional
157. Reconoce los esfuerzos de los países en desarrollo, y en particular el
compromiso y la determinación de los dirigentes africanos para abordar seriamente los desafíos de la pobreza, el subdesarrollo, la marginalización, la
exclusión social, las disparidades económicas, la inestabilidad y la inseguridad, mediante iniciativas tales como la Nueva Iniciativa africana y otros mecanismos innovadores como el Fondo Mundial de Solidaridad para la
Erradicación de la Pobreza, e insta a los países desarrollados, las Naciones
Unidas y sus organismos especializados, así como a las instituciones
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financieras internacionales, a que proporcionen, por conducto de sus programas operacionales, los recursos financieros nuevos y adicionales que convenga en apoyo de esas iniciativas;
158. Reconoce que estas injusticias históricas han contribuido innegablemente a la pobreza, el subdesarrollo, la marginalización, la exclusión social,
las desigualdades económicas, la inestabilidad y la inseguridad que afectan a
muchas personas en diferentes partes del mundo, sobre todo en los países en
desarrollo. La Conferencia reconoce la necesidad de elaborar programas para
el desarrollo social y económico de esas sociedades y la diáspora, en el marco
de una nueva asociación basada en un espíritu de solidaridad y respeto
mutuo, en las siguientes esferas:
- Alivio de la deuda;
- Erradicación de la pobreza;
- Creación o fortalecimiento de instituciones democráticas;
- Fomento de las inversiones extranjeras directas;
- Acceso a los mercados;
- Intensificación de los esfuerzos para alcanzar las metas convenidas internacionalmente para las transferencias de asistencia oficial para el desarrollo a los países en desarrollo;
- Nuevas tecnologías de información y comunicación para cerrar la brecha
digital;
- Agricultura y seguridad alimentaria;
- Transferencia de tecnología;
- Gobernanza transparente y responsable;
- Inversión en las infraestructuras de salud para hacer frente al VIH/SIDA,
la tuberculosis y el paludismo, en particular a través del Fondo Mundial
contra el SIDA y para la Salud;
- Desarrollo de las infraestructuras;
- Desarrollo de los recursos humanos, incluido el fomento de la capacidad;
- Educación, capacitación y desarrollo cultural;
- Asistencia jurídica mutua para la repatriación de fondos obtenidos y
transferidos (acumulados) ilegalmente, de conformidad con los instrumentos nacionales e internacionales;
- Tráfico ilícito de armas pequeñas y armas ligeras;
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-
-
Restitución de objetos de arte, artefactos históricos y documentos a sus
países de origen, de conformidad con los acuerdos bilaterales o instrumentos internacionales;
Trata de personas, en particular de mujeres y niños;
Facilitación del ansiado regreso y reasentamiento de los descendientes
de los esclavos africanos;
159. Insta a las instituciones financieras y de desarrollo internacionales y a
los programas operacionales y organismos especializados de las Naciones Unidas a que den mayor prioridad y asignen recursos financieros adecuados a
los programas destinados a hacer frente a los problemas del desarrollo de los
Estados y sociedades afectados, en particular los del continente africano y la
diáspora;
Asistencia legal
160. Insta a los Estados a que adopten todas las medidas indispensables
para atender, con urgencia, la necesidad apremiante de justicia en favor de
las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia y garantizarles que tengan pleno acceso a la información, el apoyo, la protección efectiva y los remedios administrativos y judiciales nacionales, incluido el derecho de solicitar una reparación o
satisfacción justa y adecuada por los daños sufridos, así como la asistencia
legal, cuando sea necesario;
161. Insta a los Estados a que faciliten el acceso de las víctimas de la discriminación racial, incluidas las víctimas de torturas y malos tratos, a todos
los procedimientos judiciales apropiados y les proporcionen gratuitamente
asistencia jurídica en una forma que se adapte a sus necesidades específicas y
su vulnerabilidad, en particular mediante la representación legal;
162. Insta a los Estados a que garanticen la protección de los denunciantes
y los testigos de actos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas
conexas de intolerancia contra la victimización y a que, cuando proceda, consideren la adopción de medidas tales como proporcionar asistencia legal,
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incluida asistencia letrada, a los denunciantes que buscan amparo legal y, si
fuera factible, dar a las organizaciones no gubernamentales la posibilidad de
proporcionar apoyo a los denunciantes de actos de racismo, previo consentimiento de éstos, en los procedimientos legales incoados;
Leyes y programas nacionales
163. A los efectos de luchar eficazmente contra el racismo y la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, la Conferencia
recomienda a todos los Estados que en sus marcos legislativos nacionales se
prohíba expresa y específicamente la discriminación racial y se proporcionen
remedios o vías de reparación eficaces, judiciales y de otro tipo, entre otras
cosas mediante la designación de órganos nacionales independientes y especializados;
164. Insta a los Estados a que, en relación con los recursos procesales previstos en su legislación interna, tengan en cuenta las siguientes consideraciones:
a) El acceso a estos recursos debe ser lo más amplio posible, sobre una base
de igualdad y no discriminatoria;
b) Los recursos procesales existentes deben darse a conocer en el contexto de
las acciones pertinentes, y debe ayudarse a las víctimas de discriminación
racial a que utilicen estos recursos de acuerdo con cada caso particular;
c) Debe procederse a la investigación de las denuncias de discriminación racial y al examen judicial de esas denuncias con la mayor rapidez posible;
d) Las personas que sean víctimas de discriminación racial deberían recibir
asistencia letrada y ayuda, en forma gratuita cuando proceda, para la tramitación de las denuncias y, en caso necesario, deberá facilitárseles la
ayuda de intérpretes competentes para la tramitación de dichas denuncias o en cualquier acción civil o penal derivada de ellas o conexa con
ellas;
e) La creación de órganos nacionales competentes para investigar eficazmente las denuncias de discriminación racial y brindar protección a los
denunciantes contra todo acto de intimidación u hostigamiento es una
medida conveniente y debe adoptarse; deben tomarse medidas para
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f)
g)
h)
i)
promulgar leyes que prohíban las prácticas discriminatorias por motivos
de raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico, y que prevean la
aplicación de castigos adecuados a los infractores y la existencia de recursos, incluida la indemnización adecuada de las víctimas;
Debe facilitarse el acceso de las víctimas de discriminación a los recursos
legales y, a este respecto, debe considerarse seriamente la innovación de
conferir a instituciones nacionales u otras instituciones, así como a las
organizaciones no gubernamentales pertinentes, la capacidad de prestar
asistencia a esas víctimas, y deben elaborarse programas para que los grupos más vulnerables tengan acceso al sistema legal;
Deben estudiarse y, cuando sea posible, establecerse métodos y procedimientos nuevos e innovadores de solución de conflictos, mediación y
conciliación entre las partes involucradas en conflictos o controversias
basados en el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia;
La elaboración de políticas y programas de justicia reparadora en beneficio de las víctimas de las formas de discriminación correspondientes es
una medida conveniente que debe considerarse seriamente;
Los Estados que han hecho la declaración con arreglo al artículo 14 de
la Convención Internacional para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial deben hacer mayores esfuerzos para informar a
la opinión pública de la existencia del mecanismo de denuncia previsto
en el artículo 14;
Remedios, reparaciones e indemnizaciones
165. Insta a los Estados a que refuercen la protección contra el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia, y las formas conexas de intolerancia garantizando a todas las personas el acceso a remedios eficaces y adecuados y
el derecho a dirigirse a los tribunales nacionales competentes y otras instituciones nacionales para pedir una reparación o satisfacción justa y adecuada
por los perjuicios que les ocasionen esas formas de discriminación. Asimismo
subraya la importancia de que los denunciantes víctimas de actos de racismo
y discriminación racial tengan acceso a la protección de la ley y de los tribunales, y señala la necesidad de dar a conocer ampliamente los recursos
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judiciales y otros remedios legales existentes y de que éstos sean fácilmente
accesibles, rápidos y no excesivamente complicados;
166. Insta a los Estados a que adopten las medidas necesarias, conforme a
lo previsto en la legislación nacional, para garantizar el derecho de las víctimas
a obtener una reparación o satisfacción justa y adecuada a fin de combatir
los actos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de
intolerancia, y a que adopten medidas efectivas para impedir la repetición
de esos actos;
V.
Estrategias para lograr una igualdad plena y efectiva que
abarquen la cooperación internacional y el fortalecimiento
de las Naciones Unidas y otros mecanismos
internacionales en la lucha contra el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia, y su seguimiento
167. Exhorta a los Estados a que apliquen con diligencia todos los compromisos asumidos por ellos en las declaraciones y planes de acción de las
conferencias regionales en las que hayan participado, y a que formulen políticas y planes de acción nacionales para luchar contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia de
conformidad con los objetivos establecidos en dichas declaraciones y planes
y según se prevé en otros instrumentos y decisiones pertinentes, y les pide
también que, en caso de contar ya con dichas políticas y planes de acción
nacionales para luchar contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, incluyan en ellos los acuerdos emanados de las conferencias regionales;
168. Insta a los Estados que todavía no lo hayan hecho a que consideren
la posibilidad de adherirse a los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de
1949 y sus dos Protocolos adicionales de 1977, así como a otros tratados de
derecho humanitario internacional, y a que promulguen, con la máxima
prioridad, la legislación apropiada, adoptando a tal efecto las medidas nece-
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sarias para cumplir plenamente las obligaciones que les incumben en virtud
del derecho humanitario internacional, en particular en lo que se refiere a
las normas que prohíben la discriminación;
169. Insta a los Estados a que elaboren programas de cooperación para promover la igualdad de oportunidades a favor de las víctimas del racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y les
alienta a que propongan la creación de programas multilaterales de cooperación con el mismo objetivo;
170. Invita a los Estados a que incluyan en los programas de trabajo de los
organismos de integración regional y de los foros de diálogo regional transfronterizo el tema de la lucha contra el racimos, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
171. Insta a los Estados a que reconozcan los obstáculos con que tropiezan
las personas de razas, colores, ascendencias, orígenes nacionales o étnicos, religiones o idiomas socialmente diferentes que tratan de vivir juntos y establecer
sociedades multirraciales y multiculturales armoniosas; insta también a los
Estados a que reconozcan que deben estudiarse y analizarse los ejemplos positivos de las sociedades multirraciales y multiculturales que han tenido relativo éxito, como algunas de las sociedades de la región del Caribe, y que
también deben estudiarse y fomentarse sistemáticamente las técnicas, mecanismos, políticas y programas para solucionar los conflictos basados en factores
relacionados con la raza, el color, la ascendencia, el idioma, la religión o el
origen nacional o étnico y establecer sociedades multirraciales y multiculturales armoniosas, y pide en consecuencia a las Naciones Unidas y a sus organismos especializados competentes que consideren la posibilidad de establecer
un centro internacional de estudios multirraciales y multiculturales y de elaboración de políticas en esta esfera que se encargaría de llevar a cabo esta labor
de importancia crítica en provecho de la comunidad internacional;
172. Insta a los Estados a que protejan la identidad nacional o étnica, cultural, religiosa y lingüística de las minorías en sus respectivos territorios y a
que adopten las medidas legislativas y de otra índole apropiadas para fomen-
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tar condiciones que permitan promover dicha identidad, a fin de protegerlas
de cualquier tipo de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. En este contexto, deben tenerse plenamente en cuenta
las formas de discriminación múltiples;
173. Insta además a los Estados a que garanticen la igual protección y promoción de la identidad de las comunidades históricamente desfavorecidas
en las circunstancias particulares en que proceda;
174. Insta a los Estados a que tomen medidas o refuercen las existentes, en
particular mediante la cooperación bilateral o multilateral, para atacar causas
fundamentales, como la pobreza, el subdesarrollo y la falta de igualdad de
oportunidades, algunas de las cuales pueden estar vinculadas a prácticas discriminatorias, que hacen que haya personas, especialmente mujeres y niños,
que están expuestas a la trata, lo que puede ser motivo de racismo, discriminación racial, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia;
175. Alienta a los Estados a que, en cooperación con las organizaciones no
gubernamentales, realicen campañas destinadas a explicar las oportunidades,
las limitaciones y los derechos en caso de migración, para ayudar a todas las
personas, en particular las mujeres, a tomar decisiones con conocimiento de
causa e impedir que lleguen a ser víctimas del tráfico de migrantes;
176. Insta a los Estados a que aprueben y apliquen políticas de desarrollo social basadas en datos estadísticos fiables y centradas en el logro, antes del año
2015, de los compromisos de atender las necesidades básicas de todos, establecidos en el párrafo 36 del Programa de Acción de la Cumbre Mundial sobre
Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en 1995, con el fin de superar de
forma significativa los desfases existentes en las condiciones de vida a que hacen
frente las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia, en particular en lo que respecta a las tasas de analfabetismo, la enseñanza primaria universal, la mortalidad infantil, la mortalidad de
los niños menores de 5 años, la salud, la atención de salud reproductiva para
todos y el acceso al agua potable. En la aprobación y aplicación de esas políticas
también se tendrá en cuenta la promoción de la igualdad entre los géneros;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
Marco jurídico internacional
177. Insta a los Estados a que sigan cooperando con el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial y otros órganos de vigilancia creados
en virtud de tratados de derechos humanos, a fin de promover, en particular
mediante un diálogo constructivo y transparente, la aplicación efectiva de
los instrumentos correspondientes y la debida consideración de las recomendaciones aprobadas por esos órganos respecto de las denuncias de racismo,
discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia;
178. Solicita recursos adecuados para el Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial a fin de que pueda desempeñar cabalmente su mandato
y subraya la importancia de proporcionar recursos suficientes a todos los órganos
de las Naciones Unidas creados en virtud de tratados de derechos humanos;
Instrumentos internacionales generales
179. Apoya los esfuerzos de la comunidad internacional, en particular las
medidas tomadas con los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por promover el respeto y preservar
la diversidad cultural dentro de las comunidades y las naciones y entre ellas,
con miras a crear un mundo multicultural armonioso, en particular mediante
la elaboración de un posible instrumento internacional sobre la materia de
forma compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos;
180. Invita a la Asamblea General de las Naciones Unidas a que considere
la posibilidad de elaborar una convención internacional integral y amplia
para proteger y promover los derechos y la dignidad de las personas discapacitadas, que comprenda especialmente disposiciones para abordar las prácticas y tratos discriminatorios que las afectan;
Cooperación regional a internacional
181. Invita a la Unión Interparlamentaria a que contribuya a las actividades
del Año Internacional de la Movilización contra el Racismo, la Discrimina-
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ONU
ción Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia animando a
los parlamentos nacionales a debatir los progresos hechos en la realización
de los objetivos de la Conferencia;
182. Alienta a los Estados a que participen en diálogos regionales sobre los
problemas de la migración y les invita a que consideren la posibilidad de negociar acuerdos bilaterales y regionales sobre los trabajadores migrantes y a
que elaboren y pongan en práctica programas con los Estados de otras regiones con el fin de proteger los derechos de los migrantes;
183. Insta a los Estados a que, en consulta con la sociedad civil, apoyen
los amplios diálogos regionales que estén en marcha sobre las causas y consecuencias de la migración, o si no existen a que los establezcan, para debatir
no sólo los temas de la aplicación de la ley y el control en las fronteras sino
también las cuestiones de la promoción y protección de los derechos humanos de los migrantes y la relación entre migración y desarrollo;
184. Alienta a las organizaciones internacionales que se ocupan específicamente de las cuestiones relativas a la migración a que, con el apoyo de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, intercambien información y coordinen sus actividades en asuntos
relacionados con el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia contra los migrantes, incluidos los trabajadores migrantes;
185. Expresa su profunda preocupación por la gravedad de los sufrimientos
humanitarios de las poblaciones civiles afectadas y por la carga que tienen que
soportar muchos países de acogida, particularmente países en desarrollo y países
en transición, y pide a las instituciones internacionales competentes que aseguren que se mantenga a un nivel suficiente la asistencia financiera y humanitaria urgente a los países de acogida para que éstos puedan ayudar a las víctimas
y hacer frente, de manera equitativa, a las dificultades de las poblaciones expulsadas de sus hogares, y pide que se adopten salvaguardias suficientes para
permitir a los refugiados ejercer libremente su derecho a regresar voluntariamente a sus países de origen, en condiciones de seguridad y dignidad;
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
186. Alienta a los Estados a que adopten acuerdos bilaterales, subregionales,
regionales e internacionales para combatir el problema de la trata de mujeres
y niños, en particular de niñas, así como el tráfico clandestino de migrantes;
187. Pide a los Estados que promuevan, cuando proceda, intercambios en
los planos regional e internacional entre instituciones nacionales independientes y ,según los casos, otros órganos independientes pertinentes con miras
a fomentar la cooperación en la lucha contra el racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
188. Insta a los Estados a que apoyen las actividades de los órganos o centros regionales que combaten el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia cuando existan en su región, y
recomienda la creación de tales órganos o centros allí donde no existan. Esos
órganos o centros pueden llevar a cabo, entre otras, las actividades siguientes:
evaluar y seguir la situación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia
y las formas conexas de intolerancia y de los grupos que sean víctimas de
estas prácticas o vulnerables a ellas; identificar las tendencias, cuestiones y
problemas; reunir, difundir e intercambiar información relativa, entre otras
cosas, a los resultados de las conferencias regionales y de la Conferencia Mundial y crear redes con ese fin; dar a conocer ejemplos de buenas prácticas; organizar campañas de sensibilización; elaborar propuestas, soluciones y
medidas preventivas, cuando sea posible y procedente, mediante un esfuerzo
conjunto en coordinación con las Naciones Unidas, las organizaciones regionales y los Estados, así como con las instituciones nacionales de derechos
humanos;
189. Insta a las organizaciones internacionales a que, en el ámbito de sus
mandatos, contribuyan a combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
190. Alienta a las instituciones financieras y de desarrollo y a los programas
operacionales y organismos especializados de las Naciones Unidas a que, de
conformidad con sus presupuestos ordinarios y los procedimientos de sus
órganos rectores:
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ONU
a) Concedan particular prioridad y asignen fondos suficientes, dentro de
sus esferas de competencia y de sus presupuestos, al mejoramiento de la
situación de las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia a fin de combatir las manifestaciones de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de
intolerancia y las incluyan en la elaboración y ejecución de proyectos
que les conciernan;
b) Integren los principios y normas de derechos humanos en sus políticas
y programas;
c) Consideren la inclusión, en los informes que presentan periódicamente
a sus consejos de administración, de información sobre su contribución
al fomento de la participación de las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia en sus
programas y actividades, así como información sobre los esfuerzos realizados para facilitar dicha participación y asegurar que esas políticas y
prácticas contribuyan a la erradicación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
d) Examinar de qué manera sus políticas y prácticas afectan a las víctimas
del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia y se cercioren de que esas políticas y prácticas contribuyan
a la erradicación de esos fenómenos;
191. La Conferencia Mundial:
a) Exhorta a los Estados a que, en consulta con las instituciones nacionales
de derechos humanos, otras instituciones creadas por ley para combatir
el racismo y la sociedad civil, elaboren y proporcionen al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos planes de acción y otro material pertinente sobre las medidas emprendidas para aplicar
las disposiciones de la presente Declaración y el Programa de Acción;
b) Pide al Alto Comisionado para los Derechos Humanos que, como seguimiento de la Conferencia Mundial, coopere con cinco eminentes expertos
independientes, uno de cada región, nombrados por el Secretario General
entre los candidatos propuestos por el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, tras consultar a los grupos regionales, para que supervisen la aplicación de las disposiciones de la Declaración y el Programa de
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
Acción. El Alto Comisionado presentará a la Comisión de Derechos Humanos y a la Asamblea General un informe anual sobre la marcha de la
aplicación de estas disposiciones, teniendo en cuenta la información y las
opiniones proporcionadas por los Estados, los órganos competentes creados en virtud de tratados de derechos humanos, los procedimientos especiales y otros mecanismos de la Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, organizaciones internacionales, regionales y no gubernamentales y las instituciones nacionales de derechos humanos;
c) Celebra la intención de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos de establecer, como parte de la Oficina del
Alto Comisionado para los Derechos Humanos, una dependencia de
lucha contra la discriminación para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y para promover la igualdad y la no discriminación, e invita a la Alta Comisionada
a que considere la posibilidad de incluir en el mandato de esa dependencia, entre otras cosas, la recogida de información sobre la discriminación racial y su desarrollo, la prestación de apoyo y asesoramiento
jurídico y administrativo a las víctimas de discriminación racial y la reunión de material de antecedentes proporcionado por los Estados, las organizaciones internacionales, regionales y no gubernamentales y las
instituciones nacionales de derechos humanos conforme el mecanismo
de seguimiento de la Conferencia Mundial;
d) Recomienda que la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, en cooperación con los Estados, las organizaciones internacionales,
regionales y no gubernamentales y las instituciones nacionales de derechos
humanos, cree una base de datos que contenga información sobre los medios prácticos de hacer frente al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, en particular los instrumentos
internacionales y regionales y la legislación nacional, incluida la legislación
contra la discriminación, así como los medios legales existentes para combatir la discriminación racial; los recursos que brindan los mecanismos internacionales a las víctimas de discriminación racial, así como los recursos
existentes en el ámbito nacional; los programas de educación y prevención
aplicados en los distintos países y regiones; las mejores prácticas para luchar
contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
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ONU
de intolerancia; las posibilidades de cooperación técnica; y los estudios académicos y documentos especializados, y que vele por que las autoridades y
el público en general tengan el máximo acceso posible a esa base de datos,
a través del sitio de la Oficina en la Web y por otros medios apropiados;
192. Invita a las Naciones Unidas y a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura a seguir organizando reuniones
de alto nivel y otras reuniones sobre el Diálogo entre Civilizaciones y a movilizar fondos y promover asociaciones con ese fin;
Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
193. Alienta a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos a que continúe y amplíe el nombramiento y la designación de embajadores de buena voluntad en todos los países del mundo con el fin, entre
otras cosas, de promover el respeto de los derechos humanos y una cultura de
tolerancia y de aumentar la sensibilización acerca de la lacra del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
194. Insta a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
a que continúe sus esfuerzos encaminados a dar a conocer mejor la labor del
Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial y de otros órganos
de las Naciones Unidas creados en virtud de tratados de derechos humanos;
195. Invita a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
a que celebre consultas periódicas con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y las organizaciones no gubernamentales que desempeñan actividades en la esfera de la promoción y
protección de los derechos humanos y a que aliente las actividades de investigación encaminadas a reunir, mantener y actualizar la información y los
materiales técnicos, científicos y educacionales producidos por todas las culturas del mundo con objeto de combatir el racismo;
196. Pide a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
que preste especial atención a las violaciones de los derechos humanos de las
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, en particular de los migrantes, incluidos los trabajadores migrantes, que promueva la cooperación internacional en la lucha
contra la xenofobia y que, a tal fin, elabore programas que se puedan aplicar
en los países sobre la base de acuerdos de cooperación apropiados;
197. Invita a los Estados a que presten ayuda a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos a fin de elaborar y financiar, a petición
de los Estados, proyectos específicos de cooperación técnica destinados a
combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
198. La Conferencia Mundial:
a) Invita a la Comisión de Derechos Humanos a que incluya en los mandatos de los Relatores Especiales y de los grupos de trabajo de la Comisión de Derechos Humanos, en particular el Relator Especial sobre las
Formas Contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y
formas conexas de intolerancia, recomendaciones para que, en el ejercicio
de sus mandatos, examinen las disposiciones de la Declaración y el Programa de Acción, en especial presentando informes a la Asamblea General y a la Comisión de Derechos Humanos y a que consideren
asimismo la utilización de cualquier otro medio apropiado para seguir
los resultados de la Conferencia Mundial;
b) Hace un llamamiento a los Estados para que cooperen con los procedimientos especiales pertinentes de la Comisión de Derechos Humanos y
otros mecanismos de las Naciones Unidas en cuestiones relacionadas con
el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de
intolerancia, en particular con los relatores especiales, los expertos independientes y los representantes especiales;
199. Recomienda que la Comisión de Derechos Humanos que prepare
normas internacionales complementarias que fortalezcan y actualicen los instrumentos internacionales contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, en todos sus aspectos;
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ONU
Decenios
200. Insta a los Estados y a la comunidad internacional a que apoyen las
actividades del Tercer Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial;
201. Recomienda que la Asamblea General considere la posibilidad de proclamar un año o decenio de las Naciones Unidas contra el tráfico de personas,
especialmente de mujeres, jóvenes y niños, a fin de proteger su dignidad y
sus derechos humanos;
202. Insta a los Estados a que, en estrecha cooperación con la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, promuevan la aplicación de la Declaración y Plan de Acción sobre una Cultura de la
Paz y los objetivos del Decenio Internacional de una Cultura de Paz y No
Violencia para los Niños del Mundo, que comenzó el año 2001, e invita a la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura a que contribuya a esas actividades;
Pueblos indígenas
203. Recomienda que el Secretario General de las Naciones Unidas efectúe
una evaluación de los resultados del Decenio Internacional de las Poblaciones
Indígenas del Mundo (1995-2004) y formule recomendaciones respecto de
la forma de celebrar el final de este decenio, incluidas medidas de seguimiento apropiadas;
204. Pide a los Estados que garanticen financiación suficiente para establecer un marco operacional y crear unas bases firmes para el desarrollo futuro del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas en el sistema de las
Naciones Unidas;
205. Insta a los Estados a que cooperen con la labor del Relator Especial
sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales
de los indígenas y pide al Secretario General y al Alto Comisionado de las
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
Naciones Unidas para los Derechos Humanos que tomen las disposiciones
del caso para que el Relator Especial sea dotado de los recursos humanos,
técnicos y financieros necesarios para que el desempeño de sus funciones;
206. Exhorta a los Estados a que concluyan las negociaciones y aprueben
cuanto antes el texto del proyecto de declaración de la Naciones Unidas sobre
los derechos de los pueblos indígenas, objeto de debates en el grupo de trabajo de la Comisión de Derechos Humanos establecido para elaborar un
proyecto de declaración, de conformidad con la resolución 1995/32 de la
Comisión de 3 de marzo de 1995;
207. Insta a los Estados a que, teniendo presente la relación que hay entre
el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y la pobreza, la marginación y la exclusión social de los pueblos y
las personas tanto en el plano nacional como en el internacional, refuercen
sus políticas y medidas destinadas a reducir la desigualdad de ingresos y de
riqueza y adopten medidas apropiadas, individualmente o mediante la cooperación internacional, para promover y proteger los derechos económicos,
sociales y culturales sin discriminación alguna;
208. Insta a los Estados y a las instituciones financieras y de desarrollo a
que mitiguen los efectos negativos de la globalización examinando, entre
otras cosas, de qué forma sus políticas y prácticas afectan a las poblaciones
nacionales en general y a los pueblos indígenas en particular; asegurándose
de que sus políticas y prácticas contribuyan a erradicar el racismo mediante
la participación de las poblaciones nacionales y, en particular, de los pueblos
indígenas en los proyectos de desarrollo; democratizando las instituciones
financieras internacionales, y consultando a los pueblos indígenas sobre
cualquier asunto que pueda afectar a su integridad física, espiritual o
cultural;
209. Invita a las instituciones financieras y de desarrollo y a los programas
operacionales y los organismos especializados de las Naciones Unidas a que,
de conformidad con su presupuesto ordinario y con los procedimientos vigentes de sus órganos rectores:
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ONU
a) Den especial prioridad y asignen recursos suficientes, en sus ámbitos de
competencia, al mejoramiento de la situación de los pueblos indígenas,
prestando especial atención a las necesidades de esas poblaciones en los
países en desarrollo, en particular mediante la preparación de programas
de acción específicos con miras a lograr los objetivos del Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo;
b) Realicen proyectos especiales, por los conductos apropiados y en colaboración con los pueblos indígenas, para apoyar sus iniciativas a nivel
comunitario y facilitar el intercambio de información y de conocimientos técnicos entre los pueblos indígenas y los expertos en la materia;
Sociedad civil
210. Exhorta a los Estados a que estrechen la cooperación, establezcan asociaciones y consulten regularmente a las organizaciones no gubernamentales y
todos los demás sectores de la sociedad civil a fin de aprovechar su experiencia
y sus conocimientos y contribuir así a la elaboración de leyes, políticas y otras
iniciativas gubernamentales, de asociarlas más estrechamente a la formulación
y aplicación de políticas y programas encaminados a combatir el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
211. Insta a los líderes de las comunidades religiosas a que sigan combatiendo el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia mediante, entre otras cosas, la promoción y el patrocinio de
diálogos y asociaciones para conseguir la reconciliación, la concordia y la armonía en el seno de las sociedades y entre las sociedades, invita a las comunidades religiosas a participar en la tarea de fomentar la revitalización
económica y social, y alienta a los líderes religiosos a que promuevan una
mayor cooperación y un mayor contacto entre los diversos grupos raciales;
212. Insta a los Estados a que establezcan formas eficaces de colaboración
con todos los actores pertinentes de la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales que se esfuerzan en promover la igualdad de género y el adelanto de la mujer, especialmente de las mujeres víctimas de
discriminación múltiple, a que refuercen las formas de colaboración existen-
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CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
tes y a que les proporcionen, según proceda, el apoyo necesario, con el fin
de promover la aplicación de un enfoque integrado y global a la eliminación
de todas las formas de discriminación contra las mujeres y las jóvenes;
Organizaciones no gubernamentales
213. Insta a los Estados a que creen un medio abierto y propicio para que
las organizaciones no gubernamentales puedan funcionar libre y abiertamente en el seno de sus sociedades, y contribuyan así de manera efectiva a
eliminar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia en todo el mundo y a promover una mayor participación de
las organizaciones de base;
214. Exhorta a los Estados a que exploren los medios de potenciar el papel
de las organizaciones no gubernamentales en la sociedad mediante, entre
otras cosas, el estrechamiento de los lazos de cooperación entre los ciudadanos, el fomento de una mayor confianza por encima de las divisiones de raza
y de clase y la promoción de una mayor participación y cooperación voluntaria de los ciudadanos;
Sector privado
215. Insta a los Estados a que adopten medidas, incluidas cuando proceda
medidas legislativas, para asegurar que las empresas transnacionales y otras
empresas extranjeras que operen dentro de sus territorios nacionales respeten
principios y prácticas que excluyan el racismo y la discriminación, y alienta
además al sector empresarial, incluidas las empresas transnacionales y las empresas extranjeras, a colaborar con los sindicatos y otros sectores pertinentes
de la sociedad civil en la elaboración de códigos de conducta voluntarios para
todas las empresas destinados a prevenir, combatir y erradicar el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;
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ONU
Jóvenes
216. Insta a los Estados a que fomenten la participación plena y activa y una
colaboración más estrecha de los jóvenes en la elaboración, planificación y realización de actividades para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, y exhorta a los Estados a que, en
asociación con organizaciones no gubernamentales y otros sectores de la sociedad, faciliten el diálogo nacional e internacional de la juventud sobre el racismo,
la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia a través
del Foro Mundial de la Juventud del sistema de las Naciones Unidas y mediante
la utilización de nuevas tecnologías, los intercambios y otros conductos;
217. Insta a los Estados a fomentar y facilitar el establecimiento de mecanismos juveniles, establecidos por organizaciones de jóvenes y por los propios
hombres y mujeres jóvenes, con el espíritu de la lucha contra el racismo, la
discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, mediante actividades como las siguientes: difusión e intercambio de información
y creación de redes con tal fin; organización de campañas de sensibilización
y participación en programas multiculturales de educación; elaboración de
propuestas y soluciones cuando resulte posible y apropiado; cooperación y
consultas regulares con las organizaciones no gubernamentales y otros agentes
de la sociedad civil para la elaboración de iniciativas y programas destinados
a promover los intercambios y el diálogo interculturales;
218. Insta a los Estados a que, en cooperación con las organizaciones intergubernamentales, el Comité Olímpico Internacional y las federaciones
deportivas internacionales y regionales, intensifiquen la lucha contra el racismo en los deportes, en particular educando a los jóvenes del mundo en la
práctica de los deportes sin discriminación de ningún tipo y en el espíritu
olímpico, lo que requiere la comprensión humana, la tolerancia, el juego
limpio y la solidaridad;
219. Reconoce que para que el presente Programa de Acción tenga éxito
se necesitarán voluntad política y fondos suficientes en los ámbitos nacional,
regional e internacional, así como la cooperación internacional.
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Convención Internacional sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial
Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la
Asamblea General en su resolución 2106 A (XX),
de 21 de diciembre de 1965
Entrada en vigor: 4 de enero de 1969, de conformidad con el artículo 19
Los Estados partes en la presente Convención,
Considerando que la Carta de las Naciones Unidas está basada en los principios de la dignidad y la igualdad inherentes a todos los seres humanos y
que todos los Estados Miembros se han comprometido a tomar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la Organización, para realizar
uno de los propósitos de las Naciones Unidas, que es el de promover y estimular el respeto universal y efectivo de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos, sin distinción por motivos de raza, sexo,
idioma o religión.
Considerando que la Declaración Universal de Derechos Humanos proclama
que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y
que toda persona tiene todos los derechos y libertades enunciados en la
misma, sin distinción alguna, en particular por motivos de raza, color u origen nacional,
Considerando que todos los hombres son iguales ante la ley y tienen derecho
a igual protección de la ley contra toda discriminación y contra toda incitación a la discriminación,
Considerando que las Naciones Unidas han condenado el colonialismo y
todas las prácticas de segregación y discriminación que lo acompañan,
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N ACIONES U NIDAS
cualquiera que sea su forma y dondequiera que existan, y que la Declaración
sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, de
14 de diciembre de 1960 [resolución 1514 (XV) de la Asamblea General],
ha afirmado y solemnemente proclamado la necesidad de ponerles fin rápida
e incondicionalmente,
Considerando que la Declaración de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, de 20 de noviembre de
1963 [resolución 1904 (XVIII) de la Asamblea General] afirma solemnemente la necesidad de eliminar rápidamente en todas las partes del mundo
la discriminación racial en todas sus formas y manifestaciones y de asegurar
la comprensión y el respeto de la dignidad de la persona humana,
Convencidos de que toda doctrina de superioridad basada en la diferenciación racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente
injusta y peligrosa, y de que nada en la teoría o en la práctica permite justificar, en ninguna parte, la discriminación racial,
Reafirmando que la discriminación entre seres humanos por motivos de raza,
color u origen étnico constituye un obstáculo a las relaciones amistosas y pacíficas entre las naciones y puede perturbar la paz y la seguridad entre los
pueblos, así como la convivencia de las personas aun dentro de un mismo
Estado,
Convencidos de que la existencia de barreras raciales es incompatible con
los ideales de toda la sociedad humana,
Alarmados por las manifestaciones de discriminación racial que todavía existen en algunas partes del mundo y por las políticas gubernamentales basadas
en la superioridad o el odio racial, tales como las de apartheid, segregación
o separación,
Resueltos a adoptar todas las medidas necesarias para eliminar rápidamente
la discriminación racial en todas sus formas y manifestaciones y a prevenir y
combatir las doctrinas y prácticas racistas con el fin de promover el entendi-
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CONVENCIÓN INTERNACIONAL
SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
miento entre las razas y edificar una comunidad internacional libre de todas
las formas de segregación y discriminación raciales,
Teniendo presentes el Convenio relativo a la discriminación en materia de
empleo y ocupación aprobado por la Organización Internacional del Trabajo
en 1958 y la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la
esfera de la enseñanza, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 1960,
Deseando poner en práctica los principios consagrados en la Declaración de
las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y con tal objeto asegurar que se adopten lo antes posible medidas
prácticas,
Han acordado lo siguiente:
Parte I
Artículo 1
1.
En la presente Convención la expresión “discriminación racial” denotará toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos
de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por
resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales
en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera
de la vida pública.
2.
Esta Convención no se aplicará a las distinciones, exclusiones, restricciones o preferencias que haga un Estado parte en la presente Convención
entre ciudadanos y no ciudadanos.
3.
Ninguna de las cláusulas de la presente Convención podrá interpretarse en un sentido que afecte en modo alguno las disposiciones legales de
443
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N ACIONES U NIDAS
los Estados partes sobre nacionalidad, ciudadanía o naturalización, siempre
que tales disposiciones no establezcan discriminación contra ninguna nacionalidad en particular.
4.
Las medidas especiales adoptadas con el fin exclusivo de asegurar el
adecuado progreso de ciertos grupos raciales o étnicos o de ciertas personas
que requieran la protección que pueda ser necesaria con objeto de garantizarles, en condiciones de igualdad, el disfrute o ejercicio de los derechos humanos y de las libertades fundamentales no se considerarán como medidas
de discriminación racial, siempre que no conduzcan, como consecuencia, al
mantenimiento de derechos distintos para los diferentes grupos raciales y
que no se mantengan en vigor después de alcanzados los objetivos para los
cuales se tomaron.
Artículo 2
1.
Los Estados partes condenan la discriminación racial y se comprometen a seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política
encaminada a eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a promover el entendimiento entre todas las razas, y con tal objeto:
a) Cada Estado parte se compromete a no incurrir en ningún acto o práctica de discriminación racial contra personas, grupos de personas o instituciones y a velar por que todas las autoridades públicas e instituciones
públicas, nacionales y locales, actúen en conformidad con esta obligación;
b) Cada Estado parte se compromete a no fomentar, defender o apoyar la
discriminación racial practicada por cualesquiera personas u organizaciones;
c) Cada Estado parte tomará medidas efectivas para revisar las políticas gubernamentales nacionales y locales, y para enmendar, derogar o anular
las leyes y las disposiciones reglamentarias que tengan como consecuencia
crear la discriminación racial o perpetuarla donde ya exista;
d) Cada Estado parte prohibirá y hará cesar por todos los medios apropiados, incluso, si lo exigieran las circunstancias, medidas legislativas, la discriminación racial practicada por personas, grupos u organizaciones;
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CONVENCIÓN INTERNACIONAL
SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
e) Cada Estado parte se compromete a estimular, cuando fuere el caso, organizaciones y movimientos multirraciales integracionistas y otros medios encaminados a eliminar las barreras entre las razas, y a desalentar
todo lo que tienda a fortalecer la división racial.
2.
Los Estados partes tomarán, cuando las circunstancias lo aconsejen,
medidas especiales y concretas, en las esferas social, económica, cultural y en
otras esferas, para asegurar el adecuado desenvolvimiento y protección de
ciertos grupos raciales o de personas pertenecientes a estos grupos, con el fin
de garantizar en condiciones de igualdad el pleno disfrute por dichas personas
de los derechos humanos y de las libertades fundamentales. Esas medidas en
ningún caso podrán tener como consecuencia el mantenimiento de derechos
desiguales o separados para los diversos grupos raciales después de alcanzados
los objetivos para los cuales se tomaron.
Artículo 3
Los Estados partes condenan especialmente la segregación racial y el apartheid y se comprometen a prevenir, prohibir y eliminar en los territorios bajo
su jurisdicción todas las prácticas de esta naturaleza.
Artículo 4
Los Estados partes condenan toda la propaganda y todas las organizaciones
que se inspiren en ideas o teorías basadas en la superioridad de una raza o de
un grupo de personas de un determinado color u origen étnico, o que pretendan justificar o promover el odio racial y la discriminación racial, cualquiera que sea su forma, y se comprometen a tomar medidas inmediatas y
positivas destinadas a eliminar toda incitación a tal discriminación o actos
de tal discriminación, y, con ese fin, teniendo debidamente en cuenta los
principios incorporados en la Declaración Universal de Derechos Humanos,
así como los derechos expresamente enunciados en el artículo 5 de la presente
Convención, tomarán, entre otras, las siguientes medidas:
a) Declararán como acto punible conforme a la ley toda difusión de ideas
basadas en la superioridad o en el odio racial, toda incitación a la discri-
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N ACIONES U NIDAS
minación racial, así como todo acto de violencia o toda incitación a cometer tales actos contra cualquier raza o grupo de personas de otro color
u origen étnico, y toda asistencia a las actividades racistas, incluida su financiación;
b) Declararán ilegales y prohibirán las organizaciones, así como las actividades organizadas de propaganda y toda otra actividad de propaganda,
que promuevan la discriminación racial e inciten a ella, y reconocerán
que la participación en tales organizaciones o en tales actividades constituye un delito penado por la ley;
c) No permitirán que las autoridades ni las instituciones públicas nacionales
o locales promuevan la discriminación racial o inciten a ella.
Artículo 5
En conformidad con las obligaciones fundamentales estipuladas en el artículo
2 de la presente Convención, los Estados partes se comprometen a prohibir
y eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a garantizar el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza, color
y origen nacional o étnico, particularmente en el goce de los derechos siguientes:
a) El derecho a la igualdad de tratamiento en los tribunales y todos los
demás órganos que administran justicia;
b) El derecho a la seguridad personal y a la protección del Estado contra
todo acto de violencia o atentado contra la integridad personal cometido
por funcionarios públicos o por cualquier individuo, grupo o institución;
c) Los derechos políticos, en particular el de tomar parte en elecciones, elegir y ser elegido, por medio del sufragio universal e igual, el de participar
en el gobierno y en la dirección de los asuntos públicos en cualquier
nivel, y el de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas;
d) Otros derechos civiles, en particular:
i) El derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado;
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CONVENCIÓN INTERNACIONAL
SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
ii) El derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar
a su país;
iii) El derecho a una nacionalidad;
iv) El derecho al matrimonio y a la elección del cónyuge;
v) El derecho a ser propietario, individualmente y en asociación con
otros;
vi) El derecho a heredar;
vii) El derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión;
viii)El derecho a la libertad de opinión y de expresión;
ix) El derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas;
e) Los derechos económicos, sociales y culturales, en particular:
i) El derecho al trabajo, a la libre elección de trabajo, a condiciones
equitativas y satisfactorias de trabajo, a la protección contra el desempleo, a igual salario por trabajo igual y a una remuneración equitativa y satisfactoria;
ii) El derecho a fundar sindicatos y a sindicarse;
iii) El derecho a la vivienda;
iv) El derecho a la salud pública, la asistencia médica, la seguridad social
y los servicios sociales;
v) El derecho a la educación y la formación profesional;
vi) El derecho a participar, en condiciones de igualdad, en las actividades
culturales;
f ) El derecho de acceso a todos los lugares y servicios destinados al uso público, tales como los medios de transporte, hoteles, restaurantes, cafés,
espectáculos y parques.
Artículo 6
Los Estados partes asegurarán a todas las personas que se hallen bajo su jurisdicción, protección y recursos efectivos, ante los tribunales nacionales competentes y otras instituciones del Estado, contra todo acto de discriminación
racial que, contraviniendo la presente Convención, viole sus derechos humanos y libertades fundamentales, así como el derecho a pedir a esos tribunales satisfacción o reparación justa y adecuada por todo daño de que puedan
ser víctimas como consecuencia de tal discriminación.
447
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N ACIONES U NIDAS
Artículo 7
Los Estados partes se comprometen a tomar medidas inmediatas y eficaces,
especialmente en las esferas de la enseñanza, la educación, la cultura y la información, para combatir los prejuicios que conduzcan a la discriminación
racial y para promover la comprensión, la tolerancia y la amistad entre las
naciones y los diversos grupos raciales o étnicos, así como para propagar los
propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, de la Declaración de las Naciones Unidas
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y de la presente Convención.
Parte II
Artículo 8
1.
Se constituirá un Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial (denominado en adelante el Comité) compuesto de dieciocho expertos
de gran prestigio moral y reconocida imparcialidad, elegidos por los Estados
partes entre sus nacionales, los cuales ejercerán sus funciones a título personal;
en la constitución del Comité se tendrá en cuenta una distribución geográfica
equitativa y la representación de las diferentes formas de civilización, así
como de los principales sistemas jurídicos.
2.
Los miembros del Comité serán elegidos en votación secreta de una
lista de personas designadas por los Estados partes. Cada uno de los Estados
partes podrá designar una persona entre sus propios nacionales.
3.
La elección inicial se celebrará seis meses después de la fecha de entrada en vigor de la presente Convención. Al menos tres meses antes de la
fecha de cada elección, el Secretario General de las Naciones Unidas dirigirá
una carta a los Estados partes invitándoles a que presenten sus candidaturas
en un plazo de dos meses. El Secretario General preparará una lista por
orden alfabético de todas las personas designadas de este modo, indicando
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CONVENCIÓN INTERNACIONAL
SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
los Estados partes que las han designado, y la comunicará a los Estados
partes.
4.
Los miembros del Comité serán elegidos en una reunión de los Estados partes que será convocada por el Secretario General y se celebrará en la
Sede de las Naciones Unidas. En esta reunión, para la cual formarán quórum
dos tercios de los Estados partes, se considerarán elegidos para el Comité los
candidatos que obtengan el mayor número de votos y la mayoría absoluta
de los votos de los representantes de los Estados partes presentes y votantes.
5.
a) Los miembros del Comité serán elegidos por cuatro años. No obstante,
el mandato de nueve de los miembros elegidos en la primera elección
expirará al cabo de dos años; inmediatamente después de la primera elección el Presidente del Comité designará por sorteo los nombres de esos
nueve miembros.
b) Para cubrir las vacantes imprevistas, el Estado parte cuyo experto haya
cesado en sus funciones como miembro del Comité, designará entre sus
nacionales a otro experto, a reserva de la aprobación del Comité.
6.
Los Estados partes sufragarán los gastos de los miembros del Comité
mientras éstos desempeñen sus funciones.
Artículo 9
1.
Los Estados partes se comprometen a presentar al Secretario General
de las Naciones Unidas, para su examen por el Comité, un informe sobre las
medidas legislativas, judiciales, administrativas o de otra índole que hayan
adoptado y que sirvan para hacer efectivas las disposiciones de la presente
Convención: a) dentro del plazo de un año a partir de la entrada en vigor de
la Convención para el Estado de que se trate; y b) en lo sucesivo, cada dos
años y cuando el Comité lo solicite. El Comité puede solicitar más información a los Estados partes.
449
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N ACIONES U NIDAS
2.
El Comité informará cada año, por conducto del Secretario General,
a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre sus actividades y podrá
hacer sugerencias y recomendaciones de carácter general basadas en el examen de los informes y de los datos transmitidos por los Estados partes. Estas
sugerencias y recomendaciones de carácter general se comunicarán a la Asamblea General, junto con las observaciones de los Estados partes, si las hubiere.
Artículo 10
1.
El Comité aprobará su propio reglamento.
2.
El Comité elegirá su Mesa por un período de dos años.
3.
El Secretario General de las Naciones Unidas facilitará al Comité los
servicios de secretaría.
4.
Las reuniones del Comité se celebrarán normalmente en la Sede de
las Naciones Unidas.
Artículo 11
1.
Si un Estado parte considera que otro Estado parte no cumple las disposiciones de la presente Convención, podrá señalar el asunto a la atención
del Comité. El Comité transmitirá la comunicación correspondiente al Estado
parte interesado. Dentro de los tres meses, el Estado que recibe la comunicación
presentará al Comité explicaciones o declaraciones por escrito para aclarar la
cuestión y exponer qué medida correctiva hubiere, en su caso, adoptado.
2.
Si el asunto no se resuelve a satisfacción de ambas partes, mediante
negociaciones bilaterales o algún otro procedimiento adecuado, en un plazo
de seis meses a partir del momento en que el Estado destinatario reciba la
comunicación inicial, cualquiera de los dos Estados tendrá derecho a someter
nuevamente el asunto al Comité mediante la notificación al Comité y al otro
Estado.
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CONVENCIÓN INTERNACIONAL
SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
3.
El Comité conocerá de un asunto que se le someta, de acuerdo con el
párrafo 2 del presente artículo, cuando se haya cerciorado de que se han interpuesto y agotado todos los recursos de jurisdicción interna, de conformidad con los principios del derecho internacional generalmente admitidos.
No se aplicará esta regla cuando la substanciación de los mencionados recursos se prolongue injustificadamente.
4.
En todo asunto que se le someta, el Comité podrá pedir a los Estados
partes interesados que faciliten cualquier otra información pertinente.
5.
Cuando el Comité entienda en cualquier asunto derivado del presente
artículo, los Estados partes interesados podrán enviar un representante, que
participará sin derecho a voto en los trabajos del Comité mientras se examine
el asunto.
Artículo 12
1.
a) Una vez que el Comité haya obtenido y estudiado toda la información
que estime necesaria, el Presidente nombrará una Comisión Especial de
Conciliación (denominada en adelante la Comisión), integrada por cinco
personas que podrán o no ser miembros del Comité. Los miembros de
la Comisión serán designados con el consentimiento pleno y unánime
de las partes en la controversia y sus buenos oficios se pondrán a disposición de los Estados interesados a fin de llegar a una solución amistosa
del asunto, basada en el respeto a la presente Convención.
b) Si, transcurridos tres meses, los Estados partes en la controversia no llegan a un acuerdo sobre la totalidad o parte de los miembros de la Comisión, los miembros sobre los que no haya habido acuerdo entre los
Estados partes en la controversia serán elegidos por el Comité, de entre
sus propios miembros, por voto secreto y por mayoría de dos tercios.
2.
Los miembros de la Comisión ejercerán sus funciones a título personal. No deberán ser nacionales de los Estados partes en la controversia, ni
tampoco de un Estado que no sea parte en la presente Convención.
451
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N ACIONES U NIDAS
3.
La Comisión elegirá su propio Presidente y aprobará su propio reglamento.
4.
Las reuniones de la Comisión se celebrarán normalmente en la Sede
de las Naciones Unidas o en cualquier otro lugar conveniente que la Comisión decida.
5.
La secretaría prevista en el párrafo 3 del artículo 10 prestará también
servicios a la Comisión cuando una controversia entre Estados partes motive
su establecimiento.
6.
Los Estados partes en la controversia compartirán por igual todos los
gastos de los miembros de la Comisión, de acuerdo con una estimación que
hará el Secretario General de las Naciones Unidas.
7.
El Secretario General podrá pagar, en caso necesario, los gastos de los
miembros de la Comisión, antes de que los Estados partes en la controversia
sufraguen los costos de acuerdo con el párrafo 6 del presente artículo.
8.
La información obtenida y estudiada por el Comité se facilitará a la
Comisión, y ésta podrá pedir a los Estados interesados que faciliten cualquier
otra información pertinente.
Artículo 13
1.
Cuando la Comisión haya examinado detenidamente el asunto, preparará y presentará al Presidente del Comité un informe en el que figuren
sus conclusiones sobre todas las cuestiones de hecho pertinentes al asunto
planteado entre las partes y las recomendaciones que la Comisión considere
apropiadas para la solución amistosa de la controversia.
2.
El Presidente del Comité transmitirá el informe de la Comisión a cada
uno de los Estados partes en la controversia. Dentro de tres meses, dichos
Estados notificarán al Presidente del Comité si aceptan o no las recomendaciones contenidas en el informe de la Comisión.
452
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CONVENCIÓN INTERNACIONAL
SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
3
Transcurrido el plazo previsto en el párrafo 2 del presente artículo, el
Presidente del Comité comunicará el informe de la Comisión y las declaraciones de los Estados partes interesados a los demás Estados partes en la presente Convención.
Artículo 14
1.
Todo Estado parte podrá declarar en cualquier momento que reconoce la competencia del Comité para recibir y examinar comunicaciones de
personas o grupos de personas comprendidas dentro de su jurisdicción, que
alegaren ser víctimas de violaciones, por parte de ese Estado, de cualquiera
de los derechos estipulados en la presente Convención. El Comité no recibirá
ninguna comunicación referente a un Estado parte que no hubiere hecho tal
declaración.
2.
Todo Estado parte que hiciere una declaración conforme al párrafo 1
del presente artículo podrá establecer o designar un órgano, dentro de su ordenamiento jurídico nacional, que será competente para recibir y examinar
peticiones de personas o grupos de personas comprendidas dentro de su jurisdicción, que alegaren ser víctimas de violaciones de cualquiera de los derechos estipulados en la presente Convención y hubieren agotado los demás
recursos locales disponibles.
3.
La declaración que se hiciere en virtud del párrafo 1 del presente artículo y el nombre de cualquier órgano establecido o designado con arreglo
al párrafo 2 del presente artículo serán depositados, por el Estado parte interesado, en poder del Secretario General de las Naciones Unidas, quien remitirá copias de los mismos a los demás Estados partes. Toda declaración
podrá retirarse en cualquier momento mediante notificación dirigida al Secretario General, pero dicha notificación no surtirá efectos con respecto a las
comunicaciones que el Comité tenga pendientes.
4.
El órgano establecido o designado de conformidad con el párrafo 2
del presente artículo llevará un registro de las peticiones y depositará anualmente, por los conductos pertinentes, copias certificadas del registro en poder
453
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N ACIONES U NIDAS
del Secretario General, en el entendimiento de que el contenido de las mismas no se dará a conocer públicamente.
5.
En caso de que no obtuviere reparación satisfactoria del órgano establecido o designado con arreglo al párrafo 2 del presente artículo, el peticionario tendrá derecho a comunicar el asunto al Comité dentro de los seis meses.
6.
a) El Comité señalará confidencialmente toda comunicación que se le remita
a la atención del Estado parte contra quien se alegare una violación de
cualquier disposición de la presente Convención, pero la identidad de las
personas o grupos de personas interesadas no se revelará sin su consentimiento expreso. El Comité no aceptará comunicaciones anónimas.
b) Dentro de los tres meses, el Estado que reciba la comunicación presentará
al Comité explicaciones o declaraciones por escrito para aclarar la cuestión y exponer qué medida correctiva, si la hubiere, ha adoptado.
7.
a) El Comité examinará las comunicaciones teniendo en cuenta todos los
datos puestos a su disposición por el Estado parte interesado y por el peticionario. El Comité no examinará ninguna comunicación de un peticionario sin antes cerciorarse de que dicho peticionario ha agotado todos
los recursos internos disponibles. Sin embargo, no se aplicará esta regla
cuando la substanciación de los mencionados recursos se prolongue injustificadamente.
b) El Comité presentará al Estado parte interesado y al peticionario sus sugerencias y recomendaciones, si las hubiere.
8.
El Comité incluirá en su informe anual un resumen de tales comunicaciones y, cuando proceda, un resumen de las explicaciones y declaraciones
de los Estados partes interesados, así como de sus propias sugerencias y recomendaciones.
9.
El Comité será competente para desempeñar las funciones previstas
en este artículo sólo cuando diez Estados partes en la presente Convención,
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SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
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DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
por lo menos, estuvieren obligados por declaraciones presentadas de conformidad con el párrafo 1 de este artículo.
Artículo 15
1.
En tanto no se alcancen los objetivos de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales que figura en la
resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, de 14 de diciembre de 1960,
las disposiciones de la presente Convención no limitarán de manera alguna
el derecho de petición concedido a esos pueblos por otros instrumentos internacionales o por las Naciones Unidas y sus organismos especializados.
2.
a) El Comité constituido en virtud del párrafo 1 del artículo 8 de la presente
Convención recibirá copia de las peticiones de los órganos de las Naciones Unidas que entienden de asuntos directamente relacionados con los
principios y objetivos de la presente Convención, y comunicará a dichos
órganos, sobre dichas peticiones, sus opiniones y recomendaciones, al
considerar las peticiones presentadas por los habitantes de los territorios
bajo administración fiduciaria o no autónomos, y de cualesquiera otros
territorios a los cuales se aplique la resolución 1514 (XV) de la Asamblea
General, relativas a asuntos tratados en la presente Convención y sometidos a examen de los mencionados órganos.
b) El Comité recibirá de los órganos competentes de las Naciones Unidas
copia de los informes sobre las medidas legislativas, judiciales, administrativas o de otra índole que, en relación directa con los principios y objetivos de esta Convención, hayan aplicado las Potencias administradoras
en los territorios mencionados en el anterior inciso a, y comunicará sus
opiniones y recomendaciones a esos órganos.
3.
El Comité incluirá en su informe a la Asamblea General un resumen
de las peticiones e informes que haya recibido de los órganos de las Naciones
Unidas y las opiniones y recomendaciones que les haya comunicado acerca
de tales peticiones e informes.
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N ACIONES U NIDAS
4.
El Comité pedirá al Secretario General de las Naciones Unidas toda
la información disponible que guarde relación con los objetivos de la presente
Convención y que se refiera a los territorios mencionados en el inciso adel
párrafo 2 del presente artículo.
Artículo 16
Las disposiciones de la presente Convención relativas al arreglo de controversias o denuncias regirán sin perjuicio de otros procedimientos para solucionar las controversias o denuncias en materia de discriminación
establecidos en los instrumentos constitucionales de las Naciones Unidas y
sus organismos especializados o en convenciones aprobadas por ellos, y no
impedirán que los Estados partes recurran a otros procedimientos para resolver una controversia, de conformidad con convenios internacionales generales o especiales que estén en vigor entre ellos.
Parte III
Artículo 17
1.
La presente Convención estará abierta a la firma de todos los Estados
Miembros de las Naciones Unidas o miembros de algún organismo especializado, así como de todo Estado parte en el Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia y de cualquier otro Estado invitado por la Asamblea General de
las Naciones Unidas a ser parte en la presente Convención.
2.
La presente Convención está sujeta a ratificación. Los instrumentos
de ratificación se depositarán en poder del Secretario General de las Naciones
Unidas.
Artículo 18
1.
La presente Convención quedará abierta a la adhesión de cualquiera
de los Estados mencionados en el párrafo 1 del artículo 17 supra.
456
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CONVENCIÓN INTERNACIONAL
SOBRE LA
ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
2.
Los instrumentos de adhesión se depositarán en poder del Secretario
General de las Naciones Unidas.
Artículo 19
1.
La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la
fecha en que haya sido depositado el vigésimo séptimo instrumento de ratificación o de adhesión en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
2.
Para cada Estado que ratifique la presente Convención o se adhiera a
ella después de haber sido depositado el vigésimo séptimo instrumento de
ratificación o de adhesión, la Convención entrará en vigor el trigésimo día a
partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento de ratificación o de adhesión.
Artículo 20
1.
El Secretario General de las Naciones Unidas recibirá y comunicará a
todos los Estados que sean o lleguen a ser partes en la presente Convención
los textos de las reservas formuladas por los Estados en el momento de la ratificación o de la adhesión. Todo Estado que tenga objeciones a una reserva
notificará al Secretario General que no la acepta, y esta notificación deberá
hacerse dentro de los noventa días siguientes a la fecha de la comunicación
del Secretario General.
2.
No se aceptará ninguna reserva incompatible con el objeto y el propósito de la presente Convención, ni se permitirá ninguna reserva que pueda
inhibir el funcionamiento de cualquiera de los órganos establecidos en virtud
de la presente Convención. Se considerará que una reserva es incompatible
o inhibitoria si, por lo menos, las dos terceras partes de los Estados partes en
la Convención formulan objeciones a la misma.
3.
Toda reserva podrá ser retirada en cualquier momento, enviándose
para ello una notificación al Secretario General. Esta notificación surtirá
efecto en la fecha de su recepción.
457
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N ACIONES U NIDAS
Artículo 21
Todo Estado parte podrá denunciar la presente Convención mediante notificación dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas. La denuncia
surtirá efecto un año después de la fecha en que el Secretario General haya
recibido la notificación.
Artículo 22
Toda controversia entre dos o más Estados partes con respecto a la interpretación o a la aplicación de la presente Convención, que no se resuelva mediante negociaciones o mediante los procedimientos que se establecen
expresamente en ella, será sometida a la decisión de la Corte Internacional
de Justicia a instancia de cualquiera de las partes en la controversia, a menos
que éstas convengan en otro modo de solucionarla.
Artículo 23
1.
Todo Estado parte podrá formular en cualquier tiempo una demanda
de revisión de la presente Convención por medio de notificación escrita dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas.
2.
La Asamblea General de las Naciones Unidas decidirá sobre las medidas que deban tomarse, si hubiere lugar, respecto a tal demanda.
Artículo 24
El Secretario General de las Naciones Unidas comunicará a todos los Estados
mencionados en el párrafo 1 del artículo 17 supra:
a) Las firmas, ratificaciones y adhesiones conformes con lo dispuesto en los
artículos 17 y 18;
b) La fecha en que entre en vigor la presente Convención, conforme a lo
dispuesto en el artículo 19;
c) Las comunicaciones y declaraciones recibidas en virtud de los artículos
14, 20 y 23;
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SOBRE LA
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DE TODAS LAS
FORMAS
DE
DISCRIMINACIÓN RACIAL
d) Las denuncias recibidas en virtud del artículo 21.
Artículo 25
1.
La presente Convención, cuyos textos en chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente auténticos, será depositada en los archivos de las
Naciones Unidas.
2.
El Secretario General de las Naciones Unidas enviará copias certificadas de la presente Convención a todos los Estados pertenecientes a cualquiera
de las categorías mencionadas en el párrafo 1 del artículo 17 supra.
459
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64/169.
Año Internacional de los Afrodescendientes
Resolución aprobada por la Asamblea General
[sobre la base del informe de la Tercera Comisión (A/64/439/Add.2 (Part II))]
La Asamblea General,
Reafirmando la Declaración Universal de Derechos Humanos1, donde se proclama que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona tiene todos los derechos y libertades enunciados
en ella, sin distinción alguna,
Recordando el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos2, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales3, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial3, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer4, la Convención sobre los Derechos del
Niño5, la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de
todos los trabajadores migratorios y de sus familiares6, la Convención sobre
los derechos de las personas con discapacidad7 y otros instrumentos internacionales pertinentes de derechos humanos,
1
2
3
4
5
6
7
Resolución 217 A (III).
Véase la resolución 2200 A (XXI), anexo.
Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 660, núm. 9464.
Ibíd., vol. 1249, núm. 20378.
Ibíd., vol. 1577, núm. 27531.
Ibíd., vol. 2220, núm. 39481.
Resolución 61/106, anexo I.
461
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N ACIONES U NIDAS
Recordando también las disposiciones pertinentes contenidas en los documentos finales de todas las grandes conferencias y cumbres de las Naciones
Unidas, en particular la Declaración y el Programa de Acción de Viena8 y la
Declaración y el Programa de Acción de Durban9,
Recordando además sus resoluciones 62/122, de 17 de diciembre de 2007,
63/5, de 20 de octubre de 2008, y 64/15, de 16 de noviembre de 2009, relativas al monumento permanente y recuerdo de las víctimas de la esclavitud
y de la trata transatlántica de esclavos,
1.
Proclama el año que comienza el 1° de enero de 2011 Año Internacional de los Afrodescendientes, con miras a fortalecer las medidas nacionales y
la cooperación regional e internacional en beneficio de los afrodescendientes
en relación con el goce pleno de sus derechos económicos, culturales, sociales,
civiles y políticos, su participación e integración en todos los aspectos políticos,
económicos, sociales y culturales de la sociedad, y la promoción de un mayor
conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y su cultura;
2.
Alienta a los Estados Miembros, a los organismos especializados del
sistema de las Naciones Unidas, en el marco de sus mandatos respectivos y
con los recursos existentes, y a la sociedad civil a que preparen y determinen
iniciativas que puedan contribuir al éxito del Año;
3.
Solicita al Secretario General que en su sexagésimo quinto período de
sesiones le presente un informe que incluya un proyecto de programa de actividades para el Año Internacional, teniendo en cuenta las opiniones y recomendaciones de los Estados Miembros, la Alta Comisionada de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Comité para la Eliminación
de la Discriminación Racial, el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes del Consejo de Derechos Humanos y otros organismos, fondos
y programas pertinentes de las Naciones Unidas, según corresponda.
65ª sesión plenaria, 18 de diciembre de 2009
8
9
A/CONF.157/24 (Part I), cap. III.
Véase A/CONF.189/12 y Corr.1, cap. I.
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Nota biográfica de autoras y autores
John Antón Sánchez
Antropólogo. Doctor en ciencias sociales, Flacso Ecuador. Docente de la Escuela de
Constitucionalismo y Derecho del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador,
Iaen. Catedrático de los cursos ciudadanía y racismo y teorías de la diáspora africana
en Flacso Ecuador. Consultor de la Unesco. Militante del Movimiento Social Afrodescendiente. Autor de varios libros, ensayos, artículos e informes de investigación relacionados con diáspora africana, raza, etnicidad y pobreza e interculturalidad.
Olivia Cortez Bonilla
Abogada, Universidad de Guayaquil. Magister en Derecho de Familia, mención Medición y Arbitraje, Universidad Autónoma de los Andes. Especialista en Derechos Humanos, Universidad Andina Simón Bolívar. Aspirante a la Maestría de Género y
Desarrollo, FLACSO (2010-2012). Actual directora del Centro de Métodos Alternativos para la Solución de Conflictos. Docente de la Facultad de Jurisprudencia de la
Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Profesora de posgrados en otras universidades del país. Consultora en temas de mujeres afrodescendientes. Militante en las organizaciones de mujeres afrodescendientes del país.
Gina Chávez Vallejo
Máster en derecho con mención en derecho constitucional, Universidad Andina Simón
Bolívar, Sede Ecuador. Doctora en jurisprudencia, Universidad Central del Ecuador.
Doctoranda en derecho constitucional, Universidad de Valencia. Exdecana de la Escuela
de Constitucionalismo y Derecho del IAEN. Investigadora en temas constitucionales,
derechos humanos y derechos colectivos.
Gersán Joseph Garzón
Panameño. Doctor en ciencias económicas y empresariales, Universidad de la Coruña,
España. Magíster en política económica, Universidad Nacional Heredia, Costa Rica.
Especialista en comercio exterior, Universidad Santiago de Compostela. Primer secre-
463
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N OTA
BIOGRÁFICA DE AUTORAS Y AUTORES
tario ejecutivo del Consejo Nacional de la Etnia Negra. Profesor de la Universidad de
Panamá. Autor de La afropanameñidad en su laberinto: análisis de normativas, programas,
proyectos y políticas (PNUD, 2010).
Agustín Lao-Montes
Doctor en sociología, Universidad del Estado de Nueva York. Catedrático asociado,
Universidad de Massachusetts donde también es investigador del Centro de Estudios
de Latinoamérica y el Caribe, así como profesor del doctorado en estudios afroamericanos. Es intelectual-activista afrodescendiente de origen puertorriqueno que está activo
en varios frentes político epistémicos. Autor de diversas publicaciones en sociología histórica, cuestión urbana, movimientos sociales, estudios étnico-raciales, globalización y
movimientos sociales. Ha sido profesor en varias universidades del mundo y ponente
público en diversos países.
Pastor Elías Murillo Martínez
Abogado colombiano. Miembro del Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial, CERD, de la ONU, y consultor en asuntos de grupos étnicos. Exdirector de
Asuntos para las Comunidades Afrocolombianas, del Ministerio del Interior. Asesor
en derechos humanos. Director interino de la Cancillería. Fue jefe de la Delegación
Alterno a las Conferencias de Santiago y de Durban. Autor de la iniciativa que derivó
en el artículo 113 de la Ley 50 de 1990, que garantizó la pensión de jubilación a más
de 750 extrabajadores de metales preciosos del Chocó; coautor del proyecto que derivó
en la Ley 70 de 1993; coautor de la Decisión Andina n.º 391, relativa al acceso a los
recursos genéticos; autor e impulsor del Proyecto de Resolución relativo a la “Década
de los Afrodescendientes”, que derivó en la resolución 64/169, por la cual Naciones
Unidas proclamó al 2011 “Año Internacional de los Afrodescendientes”.
Viviana Jeanneth Pila Avendaño
Doctora en jurisprudencia, abogada y licenciada en ciencias públicas y sociales, Universidad Central del Ecuador. Especialista superior en derecho procesal y máster (c),
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Servidora pública de la Subsecretaría
de Desarrollo Normativo del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos.
Catherine Walsh
Profesora principal y directora del doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos
de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, donde también coordina el
Fondo Documental Afro Andino. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran:
Interculturalidad, Estado, sociedad: luchas (de)coloniales de nuestra época (2009), Construyendo interculturalidad crítica (con J. Viaña y L. Tapia, 2010), “‘Raza’, mestizaje y
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N OTA
BIOGRÁFICA DE AUTORAS Y AUTORES
poder: horizontes coloniales pasados y presentes” (en Crítica y emancipación, 2010),
“Derechos, territorio ancestral y el pueblo afroesmeraldeño” (con J. García en ¿Estado
constitucional de derechos?, 2010).
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Este libro se terminó de
imprimir en agosto de 2011
en la imprenta V&M Gráficas.
Quito, Ecuador
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