Seguridad quirúrgica

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Seguridad quirúrgica
Andrés Combalia
Coordinador de Calidad y Seguridad. Instituto Clínic de Especialidades Médicas y Quirúrgicas (ICEMEQ).
Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Clínic de Barcelona. Facultad de Medicina.
Universidad de Barcelona. Barcelona.
Puntos clave
• Los procedimientos quirúrgicos pueden ser
también el origen de graves complicaciones.
En la atención sanitaria quirúrgica se debe
prevenir y reducir los riesgos asociados a estos
tratamientos y técnicas.
• Cuando se vaya a realizar una técnica
quirúrgica puede utilizarse una lista de
verificación que incluya: asegurarse de
identificar correctamente al paciente; disponer
del consentimiento informado; disponer de
las necesarias pruebas complementarias;
confirmar los diferentes aspectos sobre la
historia del paciente y su tratamiento, y marcar
la zona a intervenir.
H
ablar de la seguridad del paciente no es nuevo. Se dice que todo empezó con la publicación del Instituto Americano de Medicina “To
err is human: building a safer health system”1, pero
se ha hablado de este tema durante años. Ha sido un
tema recurrente en la historia de la medicina, pero nunca había sido tan debatido como en la última década.
Así por ejemplo, en 1847, Semmelweis ya relacionó la
reducción de la fiebre puerperal y el fallecimiento de
las pacientes con el lavado de manos2. Sus recomendaciones no fueron atendidas y el fallecimiento por fiebre puerperal siguió en el 20% durante su época. No
obstante, la vida de Semmelweis sí cambió de forma
radical. Por sus palabras fue expulsado de su hospital y
de su universidad. En nuestros días, al igual que Semmelweis abogaba hace ya 150 años, en todos los hospitales se enfatiza acerca de la necesidad del lavado de
manos previo a cada contacto con un nuevo paciente.
En 1917, Codman remarcaba la importancia de cuantificar e informar sobre los resultados obtenidos por
los diferentes hospitales y sus cirujanos3 y, al igual que
Semmelweis, fue ignorado y su carrera siguió un curso
similar a la de su colega dejando el Hospital de Massachusetts en el que ejercía. En 1964, en otra publicación
acerca de la seguridad de los pacientes se indicaba que
las lesiones iatrogénicas podrían llegar a ocurrir hasta
en el 20% de los pacientes hospitalizados4. Al principio
de los años setenta, el American College of Surgeons
y la American Surgical Association encontraron que la
mitad de las complicaciones no graves y aproximadamente la tercera parte de las muertes ocurridas durante
una cirugía podían ser prevenidas5. No obstante, en el
80% de los casos, los efectos adversos no se reconocen
ni se comunican6,7.
La seguridad de los pacientes, entendida como la dimensión de la calidad asistencial que busca reducir y
prevenir los riesgos asociados a la atención sanitaria, es
un aspecto clave del ámbito asistencial. Su relevancia
nace del imperativo ético de la no maleficencia “primun non nocere” y del convencimiento de que no es
aceptable que un paciente presente daños derivados
de la atención sanitaria recibida, la cual se espera sea
sanadora y proporcione una mejor calidad de vida8. Recientemente se ha acuñado el término “cultura de seguridad”: el profesional, los pacientes y el resto de los
agentes del sistema han de conocer que, si bien el error
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humano puede aparecer, hay que adoptar las medidas
para que las causas que lo producen sean reducidas de
forma sistemática9,10.
En cualquier sistema sanitario, el volumen de cirugías
es cada día mayor. Los tratamientos quirúrgicos van en
aumento año tras año y, en muchas ocasiones, la cirugía es la única opción para curar una enfermedad; para
paliar sus complicaciones evolutivas, y para reducir la
mortalidad. Pero no se nos escapa que, de forma paradójica, los procedimientos quirúrgicos pueden ser el
origen de complicaciones graves, incluida la muerte11.
Médicos y cirujanos tratan este tipo de complicaciones
cada día. Pero nos referimos aquí a las complicaciones
que no son la consecuencia de la enfermedad o de los
problemas que pueda tener el paciente, sino de errores
que se producen en el tratamiento de su enfermedad.
Algunos autores han comunicado que la tasa de complicaciones en cirugía en general sería del 36%, pero
que los efectos adversos ocurridos en los quirófanos
podrían ser la causa de hasta un 18%12. Un estudio publicado por la American Academy of Orthopaedic Surgeons mostró los siguientes “errores frecuentes” en
la especialidad de cirugía ortopédica y traumatología:
errores técnicos, falta de toma de precauciones, carencias en la utilización de exámenes complementarios,
faltas en la actuación frente a estos, medicamentos incorrectos (ya sea en las dosis o en el propio fármaco),
inadecuada monitorización y comunicación incorrecta13.
No deja de ser sorprendente, y alarmante, que algunos
de estos fallos —como el uso inapropiado o la interpretación inadecuada de los exámenes complementarios—
hayan aumentado durante los últimos años. Antes de
que la tecnología informática estuviera disponible, si
por ejemplo un paciente tenía una radiografía anormal
de tórax, el radiólogo hubiera llamado al cirujano y le
hubiera informado sobre el resultado. Lo mismo era válido para el patólogo ante un examen anormal. Hoy en
día, en que los informes de las pruebas están colgados
en el sistema informático, muchos médicos y hospitales
todavía no han implantado un mecanismo para advertir
al médico responsable acerca de una alteración en los
exámenes complementarios. Si el médico responsable
olvida el seguimiento de alguna de las pruebas, el resultado anómalo puede no ser reconocido hasta haber
ocasionado un daño al paciente6. Es por ello que cada
vez más se solicita la implicación del paciente para preguntar específicamente a su médico sobre el resultado
de sus pruebas: deben colaborar en la defensa del posible error. El desarrollo de alertas automáticas en los
hospitales y en los despachos de los profesionales será
esencial para evitar retrasos y errores.
Deberían estudiarse y comunicarse las tasas de errores
en las especialidades quirúrgicas de los distintos centros. Uno de los pocos estudios sobre los efectos adversos indicaba que hasta un 66% de todos ellos estaban
relacionados con intervenciones quirúrgicas14. Sorpren-
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dentemente, el 54% de todos estos efectos adversos
eran prevenibles y el 5,6% resultaron en fallecimiento.
Los autores identificaron 8 procedimientos quirúrgicos
que podían acarrear un elevado riesgo de efectos adversos prevenibles. La incidencia de efectos adversos
en las artroplastias totales de cadera y rodilla fue del
5,1%; en la cirugía del raquis, del 6,4%; en la fijación
interna de las fracturas, del 2,8% y en las artroscopias,
del 2,3%. Tres especialidades acumulaban el 66,9% de
los efectos adversos quirúrgicos: cirujanos generales,
obstetras y ginecólogos, y cirujanos ortopédicos.
Uno de los problemas más importantes en los hospitales son las infecciones nosocomiales. Representan el
50% de las complicaciones mayores de un hospital. En
relación con la seguridad quirúrgica, los cirujanos deben recordar que el 25% de estas infecciones ocurren
sobre la zona intervenida. La infección postoperatoria
puede ser una complicación, pero también puede ser la
consecuencia de un error. Puede ser un error, por ejemplo, si no se administra el antibiótico requerido en el
preoperatorio o en el momento adecuado y a la dosis
apropiada. La tasa de este error es alarmantemente elevada.
Otro de los problemas quirúrgicos es el olvido de
instrumentos o de gasas en el interior del organismo6
(fig. 1). Gawande et al15 reportaron que ocurrían aproximadamente 2.700 casos cada año en Estados Unidos,
con un coste de unos 36.000 dólares del año 2004 por
cada caso. En el año 2004, 75 pacientes fallecieron por
este error. Las indemnizaciones por malapraxis fueron
elevadas. Hay que reconocer que la tasa de error es
muy baja, considerada dentro de un nivel de una muy
elevada excelencia. En concreto, la tasa de error es la
considerada a un nivel “Seis Sigma”, el cuales equivalente a la seguridad de la industria aeronáutica (Nota:
Un proceso nivel Seis Sigma en la industria indica que
el 99,99966% de los productos fabricados estarían libres
de defecto; 3,4 defectos por millón16). No obstante,
cada vez que ocurre uno de estos eventos ocupa una
página en los periódicos. Ningún paciente espera alojar
un instrumento quirúrgico o una gasa en el interior de
su organismo después de una intervención quirúrgica.
Gawande et al encontraron 3 factores asociados a este
error: la cirugía de urgencias, los pacientes obesos y los
cambios inesperados en el procedimiento quirúrgico.
La cirugía del lado erróneo es una complicación poco
frecuente en cirugía ortopédica pero con serias consecuencias para el paciente, el cirujano y la institución sanitaria, debiéndose poner todas las medidas necesarias
para evitar que se produzca. El concepto de “cirugía
del lado erróneo” aparece en 1995 cuando un varón
fue amputado de la pierna equivocada en el University Community Hospital de Tampa en Florida y después
hubo que amputarle la pierna correcta17. En la práctica
médica es una complicación poco frecuente, pero que
puede ocasionar serias consecuencias para el paciente,
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Figura 1
Olvido de una gasa en el
interior del organismo (flecha)
Detectada al efectuar una radiografía antes de abandonar el
quirófano.
Figura 2
el cirujano y la institución hospitalaria, puesto que implica además a las compañías aseguradoras. Este error
afecta a todas las especialidades quirúrgicas y puede ser
debido a distintas situaciones: una deficiente planificación preoperatoria; fallo en los controles hospitalarios;
fallo del cirujano o fallo en la comunicación pacientecirujano (fig. 2). Kwan et al18 informan de una incidencia
de un error de lado por cada 112.994 cirugías, pudiéndose presentar una demanda por esta causa en cualquier hospital cada 5 o 10 años. En el año 2001, la Joint
Commission on Accreditation for Health Care Organisations (JCAHO), recomendaba unas estrategias para evitar este error y establecía unos procesos para asegurar
la correcta cirugía mediante varios pasos: a) marcaje del
lado a intervenir (fig. 3); b) uso de una lista de verificaciones; c) obtener una verificación oral del paciente; d)
vigilar el cumplimiento de estos procesos, y e) considerar que el equipo quirúrgico tenga un “tiempo libre”
para verificar que se trata del paciente, el procedimiento
y el lado correcto. Se recomienda que el paciente comente
el acto quirúrgico y el lado a operar con el equipo médico
antes de la cirugía, asignando al propio paciente alguna
responsabilidad en evitar este error. Entre 1995 y 2003,
la JCAHO recogió unos 2.299 eventos centinela, de los
que 278 fueron errores del lado de la cirugía19 y en diciembre de 2003 estableció la eliminación del error de
lado como uno de los 10 National Patient Safety Goals
creando un protocolo universal20,21 para estandarizar los
procedimientos que se deben realizar antes de iniciar la
cirugía con la verificación correcta de una lista de datos,
como consenso entre expertos de diferentes especialidades y respaldado por más de 40 asociaciones médicas. El Hospital Naval Cherry Point, en Carolina del
Norte, sugiere la implementación de una herramienta
Descubra las diferencias: ¿en qué lado tiene la fractura?
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educacional que recoja y simplifique los componentes
necesarios para conseguir los objetivos de la JCAHO
en los dedos de una mano a modo de recordatorio (fig.
4). Los autores sugieren su difusión en todas las áreas
quirúrgicas a modo de recordatorio para profesionales
y usuarios de tal forma que se vea que la seguridad del
paciente es una prioridad del centro22.
Los errores del sistema son responsables de la gran
mayoría de los errores médicos. De acuerdo con Reason23 el factor humano juega un papel importante. El
cerebro humano, dicen, puede retener solamente 5
informaciones en su memoria a corto plazo. Un estándar subóptimo o la observación de errores no son únicamente problema de algunos pocos, sino que están
omnipresentes en el sistema de salud. Los buenos médicos y cirujanos cometen errores. Krizek12 identificaba
5 problemas que en su opinión podían frenar la mejora
de la calidad en la atención quirúrgica de los pacientes: a) la ausencia de datos verídicos sobre la incidencia
de efectos adversos; b) la carencia de guías de prácti-
Figura 3
ca clínica o protocolos con análisis de resultados; c) la
falta de una cultura de asumir la responsabilidad; d) la
necesidad de compensar a los pacientes perjudicados,
y e) la dificultad en confesar los errores. En este contexto, en el año 2002, la 55.ª Asamblea Mundial de la
Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
exhortó a la creación de programas encaminados a garantizar la seguridad de los pacientes en los sistemas de
salud. Como parte de esta iniciativa, en enero de 2007
se creó el programa “La Cirugía Segura Salva Vidas”
(Safe Surgery Saves Lives) con la intención de mejorar
la seguridad de los procedimientos quirúrgicos24. Los
especialistas implicados identificaron 4 áreas en las que
debían centrarse los esfuerzos: la prevención de la infección quirúrgica, la seguridad en el acto anestésico
y en el período perioperatorio, y conseguir un sistema
estandarizado de evaluación de la actividad quirúrgica
que permita la comparación y el seguimiento de la implementación de posibles medidas de mejora. Una de
las recomendaciones del grupo de expertos fue la ela-
Marcar el lado a intervenir Es recomendable firmar con las siglas del cirujano y señalar con claridad la zona a intervenir. La marca debe ser visible tras la preparación y
entallado del paciente.
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boración de una “lista de verificación para la seguridad
quirúrgica”. La lista —que hoy por hoy todavía no es de
obligado cumplimiento— pretende ser una guía práctica, de fácil implementación, con la finalidad de mejorar
la seguridad de los pacientes quirúrgicos y poder reducir al máximo la posibilidad de errores. Con esta lista se
pretende imponer una rutina que compruebe una serie
de apartados (19 apartados en su versión inicial) en 3
momentos críticos de todo procedimiento quirúrgico:
a) antes de la inducción anestésica; b) antes de la incisión quirúrgica, y c) antes de que el paciente abandone
el quirófano (fig. 5). Se trata de una lista de comprobación —derivada de la experiencia en el mundo de
la aviación, donde estas listas de comprobación son
norma— y que pretende verificar con todo el equipo
quirúrgico que todos los aspectos cruciales se han cumplido. La propia OMS sugiere la realización de modificaciones en su lista con la finalidad de adaptarlas a cada
país y a cada medio. La mayoría de los pasos indicados
pueden parecer obvios11, pero por obvios es incluso
más fácil su olvido y no concederles la importancia que
merecen. Como ejemplo, diremos que las autoridades
aéreas (administración) obligan a los pilotos (cirujanos)
a cumplimentar una lista de verificación antes del despegue (preoperatorio); durante el despegue (incisión),
Figura 4
y después del aterrizaje (postoperatorio inmediato) e
intentan no dejar nada a expensas de la memoria o experiencia del equipo (comandante y azafatas [cirujano,
anestesista y personal de enfermería]). Alguna de estas
listas de verificación ya se ha introducido en determinados países, en particular en el ámbito de la anestesia25.
En cirugía se han iniciado también propuestas desde el
Colegio Americano de Cirujanos26.
En 2009, un trabajo multicéntrico publicado en la revista New England Journal of Medicine demuestra que
un listado simple de comprobación como el propuesto por la OMS reduce de forma significativa la tasa de
complicaciones y de fallecimientos asociados a la cirugía, independientemente del nivel del centro estudiado27. La tasa de mortalidad antes de 30 días previos a
la aplicación de la lista de comprobación fue del 1,5% y
tras su aplicación se redujo al 0,8%. Las complicaciones
durante el ingreso hospitalario se vieron reducidas del
11 al 7% (p < 0,001) tras la introducción del listado de
“chequeo”. La conclusión de este y de otros trabajos
recientemente publicados es que la aplicación de una
checklist se asocia a una reducción de las tasas de mortalidad y complicaciones entre los pacientes mayores
de 16 años intervenidos de una cirugía no cardíaca sea
cual sea el tipo de hospital.
Asegurar el procedimiento correcto, en el paciente correcto y en el lugar correcto
Una mano que ayuda a garantizar procedimientos correctos
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e Ou
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es
Co
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en
ación del
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“Tim
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Marca del sitio
Una mano que ayuda a garantizar procedimientos correctos
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Paso 1: consentimiento informado
El consentimiento debe incluir:
- Nombre completo del paciente
- Zona del procedimiento
- Nombre del procedimiento
- Motivo del procedimiento
Échese una mano
...para aumentar la seguridad de los pacientes
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Identifi
c
Marca del sitio
Paso 2: marcaje de la zona a intervenir
El marcaje debe ser realizado por el cirujano o por otro miembro
destacado del equipo quirúrgico
No marcar zonas que no deben ser intervenidas
te
Co
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en
tim
ien
to
Échese una mano
Paso 3: identificación del paciente
El equipo deberá preguntar al paciente que diga (no que confirme):
- Su nombre completo
- Número de la Seguridad Social o fecha de nacimiento
- Zona a intervenir
- Verificar las respuestas del paciente sobre el marcaje que se ha
efectuado, pulsera de identificación, formulario de consentimiento
informado
Paso 4: Un momento de reflexión “time out”
Antes de comenzar la intervención tomar un “tiempo libre” para
confirmar:
- Verificación de la presencia del paciente correcto
- Marcaje en el lugar correcto
- Procedimiento a efectuar
- Disponibilidad del instrumental quirúrgico
...para aumentar la seguridad de los pacientes
Paso 5: exploraciones mediante imagen
Si se necesitan exploraciones complementarias, verificar si son correctas
y están correctamente identificadas con el nombre del paciente
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BIBLIOGRAFÍA
Cualquier paciente que llega a la cirugía y confía en
ella para curar o aliviar su padecimiento espera que el
equipo quirúrgico aplique todo su saber y conocimiento
para evitar cualquier error que pueda tener graves consecuencias para su salud. Es nuestra obligación prestarle la mejor atención en calidad y seguridad efectuando
todas cuantas comprobaciones sean necesarias antes,
durante y al finalizar el acto quirúrgico. Este proceder
se verá gratificado no sólo por la satisfacción del paciente, sino también por la del propio cirujano y de la
sociedad. De forma paralela, pero no de menor importancia en la actualidad, los servicios de salud agradecerán el recorte de gastos que comporta la reducción de
complicaciones9,11,28.
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Figura 5
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Lista de verificación para la seguridad quirúrgica
Campaña de la OMS La Cirugía segura salva vidas (SSSL)
Hospital Clínic de Barcelona
Etiqueta identificativa
Antes (Sign in)
(Registro de entrada de quirófano)
Fecha (dd/mm/aa)
Hora:
Al inicio (Time out)
(Registro previo al inicio de la cirugía)
Después (Sign out)
(Registro de salida de quirófano)
Identificación miembros del equipo
quirúrgico
sí / no
Nombre de la intervención
realizada anotado
Confirmación paciente
sí / no
Confirmación procedimiento
sí / no
Recuento de material
realizado
sí / no / no aplicable
sí / no
Procedimiento previsto
Lateralidad
D / I / no procede
Confirmación
lateralidad
Consentimiento anestésico
sí / no
Consentimiento quirúrgico
sí / no
Ejecutado chequeo material
sí / no
Alergias
sí / no
Advertencia cirujano sobre cirugía,
duración, hemorragia, maniobras
específicas
sí / no
VAD
Equipamiento disponible
sí / no
sí / no
Advertencias anestesiólogo:
Factores de riesgo específicos
sí / no
Riesgo aspiración
Aspirador disponible
sí / no
sí / no
Advertencias enfermería:
Disponibilidad material
necesario
sí / no
Esterilidad OK
sí / no
Riesgo hemorrágico
Confirma reserva sangre
sí / no
sí / no
Dificultad canulación venosa
sí / no
Pulsioximetría
%
Profilaxis ATB
administrada en la inducción
anestésica: sí / no / no procede
RX, TAC disponibles:
Firma:
Firma:
sí / no / no procede
Muestras patológicas
etiquetadas
sí / no / no procede
Problemas con el equipamiento
sí / no
Transfusión realizada
sí / no
Bolsas en nevera
sí / no
Planificación recuperación
-
CMA
LRPA
Intermedias
LCI
- Otros
sí / no / no procede
Firma:
Nota: Cualquier otra incidencia relevante debe ser anotada al dorso de esta hoja. Gracias por su colaboración.
ATB: antibióticos; D: derecha; I: izquierda; TC: tomografía computarizada.
Modificada y adaptada del modelo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), utilizada en el Hospital Clínic de Barcelona.
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