PDF [Castellano / Spanish | 909KB] - N-VI

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un documental de
PELA DEL ÁLAMO
DIPLODOCUS
PRODUCIÓNS
www.nvi.diplodocus.es | www. facebook.com/nacionalsexta
STORYLINE
N-VI es el retrato de una carretera
abandonada a través de quienes aún habitan
sus márgenes.
SINOPSIS
CORTA
Antes viajábamos por carreteras que atravesaban
lugares habitados. Hoy, aquellas carreteras han sido
sustituidas por autopistas aisladas del paisaje que
atraviesan. Entre el punto de partida y el punto
de llegada han quedado atrás los lugares de paso,
donde aparentemente ya no ocurre nada. La N-VI es
una de esas carreteras.
SINOPSIS
LARGA
Antes viajábamos por carreteras que atravesaban lugares
habitados. Hoy, aquellas carreteras han sido sustituidas por
autopistas aisladas del paisaje que atraviesan.
Durante mucho tiempo, la N-VI fue una de las carreteras más
importantes de España. Unía Madrid con Galicia a lo largo de
600 km. Ahora la autovía A-6 cubre todo el trayecto. Algunos
tramos de la vieja N-VI han desaparecido, otros han quedado
casi abandonados, como islas a la deriva, kilómetros de asfalto
que empiezan y terminan en ninguna parte, y con ellos las
aldeas y pueblos que atravesaban. Lugares de paso donde
aparentemente ya no ocurre nada.
En los márgenes de aquella carretera, permanecen sus
habitantes, cuyas vidas han quedado encalladas en un
presente sin demasiado futuro, desconectadas entre sí, como
compartimentos estancos en los que cada uno dialoga a su
manera con el paso del tiempo.
N
DECLARACIÓN
DEL
DIRECTOR
«Esas grandes carreteras, las autopistas,
son maravillosas para transportar
mercancías pero no para examinar un
territorio […] Cuando tengamos este
tipo de carreteras por todo el país, como
tendremos y debemos tener, se podrá ir
desde Nueva York hasta California sin ver ni
una sola cosa.»
Viajes con Charley: en busca de América
John Steinbeck, 1962
ací en Madrid y cuando tenía 4 años
mi familia se trasladó a Galicia. Desde
entonces, he pasado toda la vida viajando en coche entre estos dos puntos. Hace
30 años el viaje por la N-VI llevaba un día
entero. Hoy, a través de la nueva autopista,
solo se tarda cinco horas. Pero ese cambio
no ocurrió de golpe, fue paulatino. Según
iban construyendo tramos nuevos de autovía, conducíamos menos kilómetros por la
carretera vieja. Y en algún momento, sin darnos cuenta, el viaje ya transcurría entero por
la autovía. Habíamos dejado atrás una forma
de viajar y de relacionarnos con el entorno
sin apenas ser conscientes. Aquel cambio,
aunque nos acercó al destino, nos alejó del
paisaje de aquellos viajes de mi infancia.
Hace un tiempo, me encargaron un trabajo
sobre los viaductos de la nueva autovía A-6.
Al fotografiarlos desde lo alto de una montaña, reparé en que la antigua carretera seguía allí, olvidada y sinuosa, perfectamente
acoplada a la ladera. En cambio, la inmensa
autovía atravesaba el valle en una insolente línea recta, como podría atravesar cualquier otro territorio. Esa imagen fue la que
me hizo tomar conciencia del cambio, y por
primera vez pensé en todo lo que habíamos
dejado atrás. Algo me chirrió en esa forma
que tenemos de vivir, tan automática, como
pasando por encima de todo.
Siempre he pensado que el paisaje no sólo
concierne a quien lo habita, sino también a
quien lo transita. Precisamente, durante el
viaje, al contemplarlo una y otra vez desde la
ventanilla del coche, proyectamos nuestros
pensamientos y ensoñaciones en él y, con
el tiempo, ese paisaje termina siendo parte
de nuestro universo interior. Siempre me he
sentido muy vinculado a todos esos lugares
que atraviesa la carretera, paisajes que me
sabía de memoria aunque apenas me detenía en ellos. De alguna manera, la N-VI es de
los pocos lugares que han compensado el
desarraigo en el que crecí: nací en un lugar
donde nunca habité, mis primeros recuerdos
son de una ciudad a la que nunca volví y
finalmente crecí en otra ciudad que durante
muchos años sentí ajena. La N-VI unía esas
ciudades, y los viajes por ella son de los pocos lugares que recuerdo como inherentes
a mi familia. Un lugar propio, identitario. Por
eso sentí el impulso de volver.
En un gesto ingenuo inicié ese “viaje de vuelta” tratando de recuperar un tiempo perdido,
buscando las huellas de mi pasado. Pensaba
que sería una especie de viaje iniciático que
me acercaría a mis raíces, o algo así. Pretendía hacer una película sobre mi vuelta a esta
carretera, impulsado por ese paisaje que me
evocaba la infancia. Y así empecé a hacer
kilómetros, cautivado por esas reminiscencias de vacaciones y de emociones de otro
tiempo, intrigado por el re-descubrimiento
de aquellos lugares que ya casi se habían
desvanecido en mi memoria… Pero al poco
aquellas motivaciones se fueron extinguiendo al constatar que las personas con las que
me iba encontrando eran desconocidos que
no tenían nada que ver con mis recuerdos
ni con mi vivencia pasada y mucho menos
con mis raíces. Sin embargo, su testimonio
y sus rutinas me abrieron un nuevo camino. Todos tenían un denominador común, el
cambio de la carretera por la autovía había
condicionado sus vidas, aunque a cada uno
le había marcado de forma distinta. De algún
modo, esas personas eran la carretera, ellos
y su paisaje eran lo mismo. Se fundían en
la coexistencia. Respiraban juntos. Una carretera jubilada habitada por jubilados. Yo
y mis recuerdos nos fuimos diluyendo del
proyecto para centrarme en filmar a todas
esas personas mayores, algunas ya ancianas,
e intentar recuperar su pasado sin abandonar su presente. Sobre ese equilibrio debía
construir su relación con el paisaje que habitaban y mi propia mirada sobre la carretera.
Así fue como, a través de ellos, empecé a
encontrar un sentido al impulso que me había llevado a hacer este viaje, y volví a la idea
de que tanto los que transitamos el paisaje
como los que lo habitan somos parte de un
todo, un todo que se transforma constantemente. Los lugares quedan marcados por la
acción de las personas que los han habitado,
eso les da un carácter, una identidad, una
memoria por tanto. Pero esa identidad es
frágil, temporal, mutable. El recuerdo nostálgico de la identidad del paisaje suele ser
una construcción artificial en nuestra mente
para aferrarnos al pasado y, casi siempre,
cuando llegamos a un lugar tras mucho
tiempo sin visitarlo, existe una diferencia
obvia entre la imagen que guardamos de él
y su evolución real. Y fue precisamente ese
contraste entre el recuerdo mitificado de la
carretera de mi infancia y la realidad que me
encontré al filmarla lo que hizo que dejara
a un lado mi reencuentro con esos espacios
y que centrase mi mirada en los habitantes
de la carretera.
N-VI es un viaje por una carretera que ahora se borra del mapa. Un viaje al encuentro
de los que han quedado atrás, habitantes de
una tierra en olvido que conviven con la resistencia y la aceptación. Un viaje que indaga
en la estrecha relación entre las personas y
el territorio que habitan, ese es el objeto
de esta película. La carretera funciona como
un hilo conductor, un eje que atraviesa esos
terrains vagues; lugares intermedios que tenían un uso que ya no tienen; paisajes acondicionados por el hombre y abandonados a
su suerte por él mismo.
Cuando se transforma un paisaje desaparece una forma de vida, una forma de
entender el mundo, y ese lugar acaba convirtiéndose en un paisaje nuevo. Esto es
lo que me enseñó mi viaje por la N-VI. En
toda transformación hay una pérdida, pero
también una ganancia: la permanencia de
la propia forma de vivir, de lo genuino, la
esencia que te hace ser como eres y, al mismo tiempo, aceptar vivir con la ausencia
para seguir avanzando.
BREVE
HISTORIA
DE LA
E
l trazado actual de la autovía A-6, es
desde tiempos antiguos, la ruta natural para acceder al noroeste peninsular
desde la meseta castellana. De hecho, el milenario Camino de Santiago y la vieja N-VI (el
principal acceso a Galicia durante décadas)
transcurren paralelos a lo largo de 50km,
desde Ponferrada hasta casi O Cebreiro.
Las huellas de la Historia son constantes:
puentes romanos, construcciones arrasadas
por Napoleón a finales del s.XVIII o puntos
kilométricos de piedra tallados a cincel en
la época del rey Carlos IV. De hecho, hasta
1920 aproximadamente, este paso de caballerías no se convirtió en algo parecido a una
carretera. Con la aparición del automóvil,
comenzaron a empedrarse muchos de los
caminos de tierra que cruzaban las regiones españolas. A finales de los años treinta,
la ruta del noroeste fue asfaltada y pasó a
llamarse Carretera Madrid-A Coruña, siendo
utilizada, sobre todo, por los camiones que
transportaban el pescado del Atlántico.
En los años 60, con el Plan Redia del Ministerio de Obras Públicas, se configuró el sistema radial de carreteras que tenía su eje en el
KM.0 de la Puerta del Sol (Madrid). Así, se
reformó su trazado y pasó a denominarse
N-VI. En ese proceso hubo muchos tramos
de la antigua carretera que fueron amputados, con ellos quedaron desubicadas aldeas
o pueblos que se habían nutrido hasta ese
momento del paso de los camiones de mercancías. Por el contrario, se construyeron
otros tramos en cuyos márgenes surgió una
nueva actividad económica y social.
Los años sesenta, setenta y ochenta fueron
sin duda los años dorados de estas carreteras. Fue entonces cuando la clase media
se consolidó en España, las familias compraban autos y viajaban. Las carreteras ya
no eran cosa de los camioneros y de unos
pocos privilegiados. Aquel flujo demandaba servicios, y comenzaron así a abrirse restaurantes, hostales, clubes… Lugares
de encuentro, de abastecimiento y de intercambio; lugares de paso donde los viajantes se relacionaban y hacían de la ruta
un lugar cálido, con identidad. Pero con el
tiempo, en los años 90, la N-VI, como tantas otras carreteras, quedaría relegada por
una nueva autovía, la A-6. El flujo humano
y económico ya no atravesaría pueblos y
villas, sino que transcurriría por ese nueva
vía, que, cercada por una valla, aislada, atraviesa el territorio.
Esos sucesivos procesos de reconfiguración
y los consiguientes abandonos son los que
definen la morfología actual de la vieja N-VI,
atestada de vestigios que, irremediablemente, evocan un tiempo pasado.
FICHA
TÉCNICA
Título original
Productora
N-VI
DIPLODOCUS PRODUCIÓNS
Título inglés
Producción asociada
N-VI: VANISHING ROADSIDES
LA PANIFICADORA
Género
Fondos
DOCUMENTAL, ROAD MOVIE
AXENCIA AUDIOVISUAL GALEGA,
JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN,
XUNTA DE GALICIA, PLAY-DOC,
CONSORCIO AUDIOVISUAL DE
GALICIA
Formato grabación:
DVCPRO HD 720PN / COLOR / 16:9
Duración:
86’ (56’ VERSIÓN TV)
Formato de proyección
HDCAM, BETACAM DIGITAL, BLU-RAY
Subtítulos disponibles
INGLÉS, GALLEGO, CASTELLANO
Idioma
CASTELLANO, GALLEGO
Localizaciones
CASTILLA Y LEÓN, GALICIA, MADRID
Broadcaster
TVG
EQUIPO
Dirigido, escrito y producido por
Mezcla de sonido
PELA DEL ÁLAMO
DAVID MACHADO
Producción de campo y ayte. de dirección
Sonido directo
UXÍA GARCÍA DE BUCIÑOS
DANIEL FERNÁNDEZ
Fotografía y postproducción
Arreglos musicales
FRANCISCO ARNOSO “PIXI”
XABIER G. MERA
Coordinadora de producción
Consultoría
MARTA DÍAZ RODRÍGUEZ
Auxiliar de producción
MARTA ANDREU
IVÁN NESPEREIRA
ALICIA ARIAS RAPOSO
Web
Montaje
ARIADNA FATJÓ-VILAS MESTRE,
PILAR MONSELL
PELA DEL ÁLAMO
RAMÓN ILLOBRE
Diseño gráfico
ABRAHAM CASTRO
BIOGRAFÍA
DEL DIRECTOR
LA
PRODUCTORA
Gallego, 32 años. Licenciado en Comunicación Audiovisual (2002) y Máster en Documental de Creación por la Universidad
Pompeu-Fabra (2006).
DIPLODOCUS PRODUCIÓNS, con sede en
Santiago de Compostela, nació en 2005 y su
labor se centra en dos actividades diferenciadas: los servicios audiovisuales y la producción de cine documental. La productora ha
dado servicio a clientes como la BBC, History
Channel o Cuatro; ha realizado producciones
para el Centro Dramático Galego o Xacobeo;
y ha participado en rodajes para clientes
como Daimler-Chrysler, Mercedes-Benz o
Renault. Pero el objetivo real de Diplodocus
es consolidar una producción estable de documentales. Hasta ahora, destacan:
Inició su carrera profesional en el año 2001
y desde entonces ha trabajado en publicidad, ficción y televisión. En 2005 crea Diplodocus Producións y empieza a combinar
esa actividad profesional con sus proyectos
propios, siempre en el ámbito del cine documental. Desde el año 2009 participa en el
laboratorio “El retrato filmado”, coordinado
por Marta Andreu y organizado por el festival Play-Doc. Entre otras piezas, ha producido y dirigido A Cuarta Pista (44’, 2006) y
N-VI (86’, 2012).
Su trabajo le ha llevado a DocsBarcelona
Pitching Forum, Alcances, Play-Doc, Mediterranean Film Festival, DokuFest o al Festival de Málaga.
CONTACTO
PELA DEL ÁLAMO
DIPLODOCUS PRODUCIÓNS
[email protected] | +34 695 521 231
nvi.diplodocus.es | diplodocus.es
• A Cuarta Pista (2006), producido con
ayudas del ICAA, la Xunta de Galicia y el
Consorcio Audiovisual de Galicia, fue finalista del DOC’AMATEUR 06 (organizado por
CANAL +) y fue seleccionado para el catálogo DOCS GALICIA 06. Entre otros festivales
ha estado en Mediterranean Film Festival de
Bosnia; en la 39ª Muestra Cinematográfica
del Atlántico de Cádiz - Alcances 2007 y en
el Festival Internacional de Documentais de
Tui, Play-Doc’06.
• N-VI (2012) fue producido con la participación de la Axencia Audiovisual Galega, la
Junta de Castilla y León, la Xunta de Galicia
y el festival Play-Doc. Además, TVG ha sido
la primera televisión en adquirir los derechos
de emisión.
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