Guadalajara, una ciudad que no ve a los invidentes La ausencia de

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Guadalajara, una ciudad que no ve a los invidentes
La ausencia de reglamentación oficial para habilitar infraestructura que los considere, junto con la
inconsciencia general, les dificulta la vida diaria
En la Zona Metropolitana de Guadalajara hay 14 mil 477 personas con incapacidad visual que
deben lidiar con los peligros que resultan de una sociedad que no los toma en cuenta. Las
instalaciones del SIAPA rompen los bastones; los medidores de la Comisión Federal de Electricidad
son constante motivo de golpes en la cabeza; la remodelación en el suelo del centro tapatío les
dificulta caminar; los automovilistas invaden sus zonas de cruce; los comerciantes les ponen
obstáculos y con frecuencia, los invidentes chocan con botes o canceles abiertos de vecinos
inconscientes. Definitivamente, las clases que toman para moverse con independencia en la
metrópoli no son suficientes para enfrentar estos riesgos o cubrir las deficiencias que hay en la
instalación de identificadores auditivos para cruzar la calle o para tomar un camión.
En diciembre de 2009 se aprobó la Ley para la Atención y Desarrollo Integral de Personas con
Discapacidad, que obliga al Gobierno del Estado, a través de las secretarías de Desarrollo Urbano,
Vialidad y Educación, a adecuar el espacio físico para facilitar la movilidad universal, pero la norma
aún no entra en vigor por falta de reglamento. Actualmente, ese reglamento se encuentra en
consulta.
Uno de los puntos más llamativos de la citada ley es el Artículo 28, que obliga a Vialidad a instalar
señales auditivas en los camiones para que los invidentes puedan identificar las rutas.
“Me parece inviable la emisión y distinción de señales en cada ruta. Las señales auditivas están
reservadas por lo general a los vehículos de emergencia: ambulancias, Policía, etcétera. No
conozco ningún lugar donde cada ruta de autobús tenga señales auditivas”, apuntó el titular de la
dependencia Diego Monraz.
El Tren Eléctrico y el Macrobús sí tienen equipamiento: cuentan con placas en braille y dispositivos
de audio para la apertura y cierre de puertas. Pero avanzar en la calle no es sencillo, por lo que la
Secretaría de Vialidad estudia la posibilidad de prohibir la vuelta derecha continua e instalar
semáforos peatonales en todos los cruceros.
Movilidad, personas con discapacidad visual
Mucho se ha dicho que la movilidad es uno de los grandes problemas de la Zona Metropolitana de
Guadalajara, no sorprende escuchar que hace falta más transporte, más organización. Piden sea
sustentable e incluyente.
Sebastián Anguiano Manzano, “El Roble”, recuerda cuando adolescente andaba en bicicleta por las
principales avenidas de la ciudad, siempre viajaba con un compañero en la parrilla, si él le tocaba
el brazo izquierdo significaba que se cargara más a ese lado, si le tocaba el derecho lo mismo
aplicaba. “El Roble” quedó ciego a los ocho años y entre risas cuenta de aquellas veces en las que
se dio buenos golpes. Las cosas han cambiado, la ciudad ya no es aquella en la que se movía a
oscuras en bicicleta.
Ahora enumera algunos problemas para andar por la ciudad: los coches estacionados arriba de la
banqueta, los canceles abiertos, pues las ondas sonoras no se reflejan en ellos y no les permiten
sentir que ahí están; los puestos que están a media banqueta: “siempre nos toca luchar en contra
de la corriente”.
Con los medidores de luz, que salen unos 25 centímetros de las paredes, se ha golpeado. “Es una
bendición ser chaparrito porque pasan muy bien, aunque también les toca tropezarse con los
medidores del agua. El SIAPA nos debe muchos bastones" dice, pues en ocasiones se quedan
trabados entre los tubos y la pared y se doblan.
Los botes de los “viene viene” y las mismas rampas para discapacitados son “trampas” para ellos,
ya que al bajar por ella terminan topándose con coche.
Del estado de las banquetas dice: “están para llorar. Si los que ven se andan tropezando y
cayendo. En el centro, recién terminado el hermosísimo adoquinado y la punta del pie se va
metiendo entre una ranura y otra de cada adoquín, uno parece que va desenterrando jícamas con
la punta del pie”.
La petición
Para abordar el transporte público deben pedir ayuda a la gente en las paradas o preguntar al
chofer qué ruta es, lo que puede ser rápido y funcionar o no.
Todo sería más fácil si el camión trajera una bocina en la parte delantera y dijera cuál ruta es,
asegura Sebastián Anguiano, presidente de la Organización de Invidentes Unidos de Jalisco, quien
ha buscado la aplicación del sistema que conoció hace años en un vehículo que al meter la reversa
decía: atención, atención este vehículo está retrocediendo.
“Ya preguntamos en el departamento de electrónica de la Universidad de Guadalajara, dicen que
no es ningún problema fabricar el aparatito. Con una bocinita de intemperie que siempre esté en
la parte delantera del camión, nos va a dar la certificación de qué ruta es para rápido acudir a la
puerta de ingreso. Tenemos varios años pidiendo eso y sólo dicen: vamos a ver, vamos a ver. Y
como un ciego dijo vamos a ver y nunca vio a lo mejor no nos tocará ver”.
Sin avances claros
En un periodo de cinco años no se ha avanzado en nada el apoyo a la movilidad para los
invidentes, “lo único que hay son rampas en las banquetas y para subir a los camiones” dice “El
Roble” con una voz fuerte y grave.
Reconoce que hay semáforos auditivos, pero no les han servido de mucho. Aunque sí indican que
pueden cruzar no pueden distinguir en qué sentido vienen los automotores, lo que sería funcional
para saber desde cómo cruzar la avenida hasta para saber qué hacer en caso de quedarse a mitad
de camino.
“Yo llego y no me dejo ir porque no sé en qué sentido van los carros. Sería bueno que todos los
semáforos que regulan el tránsito de Norte a Sur tengan el ‘piu piu piu’. Que estén organizados.
Así sí nos servirían”.
El espacio público discrimina a las personas con discapacidad
El espacio público está invadido por puestos de tacos, vendedores sobre el piso y coches arriba de
la banqueta. El Gobierno tiene el deber de regular esto, sin embargo no lo hace al 100%, explica el
arquitecto Sergio González Guzmán.
“El escalón que no me permite subir a la banqueta, discrimina. Todos debemos tener las mismas
oportunidades, el espacio público es para todos pero el mismo espacio público discrimina”.
Las aceras no están preparadas para que una persona invidente pueda caminar
independientemente sobre ellas, además, cuando hay obras no colocan las medidas suficientes
para que los invidentes las perciban, expone González Guzmán.
Las últimas remodelaciones en el centro de la ciudad no son idóneas para que personas con
discapacidad transiten, hay zonas en las que el área peatonal, la banqueta, y la de coches, están al
mismo nivel, lo que no les permite identificar por dónde caminan. “Todo es cuestión de diseño y
pensar en toda la población”.
En algunas rampas el dibujo universal de discapacidad está bajo relieve, lo que genera que el
bastón se atore, además, las rampas deben tener un ‘topecito’ de dos centímetros, esto permite
saber al invidente en qué momento está subiendo la rampa o que ya comienza la calle.
De acuerdo con el arquitecto el principal argumento de las autoridades para no hacer las
adecuaciones es el costo de estas. “Pero no lo es, y además estamos obligados a hacerlo por ley.
Los espacios públicos y privados debe poder utilizarlos la mayoría de la población. No piensan al
100% en los que tenemos alguna discapacidad”.
El espacio público debe ser incluyente y debemos exigirlo, sentenció el también profesor en
urbanística y medio ambiente del CUAAD de la Universidad de Guadalajara. “Hay normas y se
tienen que cumplir”.
La cuestión también es cultural, apunta, deben dejar que el niño conozcan a las personas, que se
acerquen, que no se sienta que hay una discriminación.
“¿Qué falta?, para los invidentes hace falta mucho y no sólo para ellos, pero se podría empezar
por que el Gobierno haga las adecuaciones”.
Impulsan consulta entre ciudadanos
La Ley para la Atención y Desarrollo Integral de Personas con Discapacidad fue aprobada en
diciembre de 2009 y contempla la creación de un Consejo Estatal que vigile su cumplimiento y un
reglamento en los municipios y dependencias, el plazo para crearlo y adecuarlo es 180 días a partir
de la publicación de ley.
El reglamento ya está hecho pero antes de entrar en vigor, será evaluado por instituciones y
organizaciones sociales dedicadas a la atención de discapacidades.
“Creemos que se puede enriquecer mucho más si tenemos la opinión de quienes se dedican a este
trabajo, instituciones y organizaciones sociales que tienen 20 años o más operando”, manifestó el
secretario de
Desarrollo Humano, Martín Hernández Balderas. Una vez terminada la consulta, estarían en
posibilidades de publicarlo.
El estatuto norma todo lo que no está contemplado en la ley para su aplicación; la precisa: “Todas
las personas con discapacidad están tomadas en cuenta sin hacer una particularidad y se estará
buscando haya los apoyos que marca la ley en todas las diferentes dependencias”, explica el
funcionario.
De acuerdo con la ley corresponde a la Secretaría de Desarrollo Urbano establecer acciones para
realizar adecuaciones en el espacio público para facilitar el uso, acceso y movilidad de las personas
con discapacidad; la Secretaría de Educación debe eliminar barreras físicas y de comunicación en
las escuelas públicas promoviendo el uso de la Lengua Mexicana de Señas y la escritura en Braille.
Entre las tareas de Vialidad está diseñar e imple mentar campañas para promover el respeto a los
derechos y preferencias de paso a las personas con discapacidad, además los municipios y sus
dependencias deben desarrollar un programa permanente de eliminación y modificación de
barreras físicas.
No sólo compete al sector gubernamental
Luego de la publicación del reglamento por el Ejecutivo y la conformación del consejo sigue la
aplicación de ley y la participación de la sociedad.
“El tema no es meramente función del reglamento, de normas, de cumplir con lo mandado; el
principal valor está en que logremos trabajar en una cultura que fomente la atención a las
personas con discapacidad, que no es una cultura ni paternalista, ni sentimentalista; debe ser
racional, donde caigamos en la cuenta de las dificultades que tienen las personas con
discapacidad”, dijo el titular de Desarrollo Humano, Martín Hernández Balderas.
Para generar el cambio cultural son necesarios los mensajes permanentes, no a modo de
campaña, explicó Martín Hernández, sino que estén bien visualizados los espacios de
estacionamiento y rampas y que se respeten. Incluso podría ser con mayores sanciones para
quienes obstruyen las rampas para discapacitados.
INVIDENTES EN JALISCO
El último censo de población reporta 30 mil 873 personas con discapacidad visual en Jalisco. En el
Área Metropolitana de Guadalajara registra 14 mil 476.
Municipio
Personas con discapacidad visual
Guadalajara
7,224
Zapopan
3,422
Tonalá
1,253
Tlaquepaque
1,781
Tlajomulco
549
El Salto
247
Clases de movilidad para andar en la ciudad
Una persona con discapacidad visual debe prepararse para salir a las complicadas calles de la
ciudad. En la Escuela para niñas ciegas preparan a los niños desde que son bebés hasta que
aprenden a manejar el bastón blanco para salir a conocer la ciudad.
Jugando con arena
La piel de la pequeña Karla estaba llena de arena y sus pequeñas manos intentaron sujetarla pero
no lo logró. Recostada sobre una manta, las plantas de sus pies y piernas fueron talladas
delicadamente con las piedrecillas, no lloró, pero intentó levantarse; quería tomar la arena con sus
manos. Sentada, encontró el recipiente que la contenía y comenzó a juguetear con ella.
Karla tiene 10 meses de edad y sus padres la llevan todos los días a la Escuela para niñas ciegas,
donde recibe estimulación temprana ya que tiene incapacidad visual.
“Estimulamos a niños con ceguera a base de texturas: arena, piedras y semillas, para sensibilizar
principalmente el tacto”, dice Fabiola, maestra de esta escuela.
El salón está rodeado por materiales de hule espuma y en el piso hay una colchoneta, sobre la que
se hace la estimulación sensorial. A simple vista en el aula destacan unos rodillos, algunos más
grandes que la pequeña Karla. El material es utilizado para estimular reacciones y fortalecer los
brazos y las piernas de pequeños.
Sobre el rodillo de espuma colocaron a Karla boca abajo, “lo hacemos rondándolo adelante y
atrás, estimulando el reflejo de manos y pie”, explicaba Fabiola. El objetivo es que la bebé ponga
las manos sobre la colchoneta para que cuando camine, si cae, tenga el reflejo para meter las
manos.
“Sí se da el caso que los niños que no son estimulados tienen el error de caer con todo el cuerpo y
no poner las manos, esto puede propiciar un accidente más grave”.
En área de estimulación temprana actualmente hay dos niñas y dos niños que van de los cuatro a
los 10 meses, todos ciegos. El salón no es muy diferente a un área de juegos; pelotas, monitos,
carritos son parte del lugar.
Cuando comienzan a caminar también se eleva la dificultad porque le van colocando obstáculos a
su paso y deben aprender a sentirlos y pasarlos correctamente.
Aprendiendo con el reloj
Es básico que aprendan hacia dónde es su derecha, su izquierda, arriba y abajo, como cualquier
niño. “Imaginamos que la mesa es un reloj, hacia adelante son las 12, hacia tu derecha son las tres,
las seis junto tu panza y las nueve a tu izquierda”, señala María Esparza Moya, maestra de kínder y
encargada del primer nivel del taller de movilidad.
En el área de preescolar trabajan con base en un tema, como cualquier otro kínder, la diferencia
está en cómo lo hacen. Todos los dibujos que colorean son remarcados en relieve “para que los
niños puedan ver con sus manos”.
“Cuando están pintando con crayola y se les perdió yo les digo: la crayola la tienes a las 12 o a las
tres, o búscala más a las seis; igual, si se les cayó, cuando se bajan a buscarla también es con la
técnica del reloj”, dice María Moya, expresando una particular alegría al hablar de los niños.
Un día de clase
El tema son las frutas. La maestra da una explicación de qué son y cómo son. La manzana en físico
no podía faltar y los niños deben palparla, no sólo la que es roja, grande y jugosa, sino también la
que ya está arrugada y su solidez está disminuida.
El día comienza con una plática de qué son las frutas, si las han comido o no. Los niños no tienen
mucho lenguaje, es importante que lo desarrollen.
Las preguntas van desde cuáles les gustan y cuáles no y cuáles son las que su mamá les da.
“Si tocamos la manzana real y luego palpamos el dibujo, nada qué ver, porque en el dibujo está
sólo un cuarto de la fruta. Lo que hacemos luego es partirla y les decimos que esa parte es la que
está en el dibujo, la tocan y también dibujo (que está a relieve) y notan su similitud".
Como en todo kínder las canciones, adivinanzas, juegos y juguetes no deben faltar. En la Escuela
para niñas ciegas asisten nueve niños que aprenden las letras, los principios para escribir en Braille
y movilidad.
La clave, caminar en línea recta
Una vez que conocieron su cuerpo en base a lateralidades, los niños pasan al siguiente nivel donde
comienzan a trabajar cómo caminar y la discriminación de sonidos.
“Deben hacer bien la marcha, es decir, caminar correctamente y coordinado, porque hay niños
que caminan ‘chueco’ y trabajamos en ello”, explica la maestra Ana Isabel Navarrete.
Para que los niños aprendan a caminar correctamente hay varios ejercicios, por ejemplo, con
sonidos, con tambores marcan el ritmo para caminar y sobre el piso o a la altura de la mano
colocan una cuerda para que caminen en línea recta; hacerlo curveado o zigzag es peligroso para
ellos, pues podrían caer o bajar al área de vehículos.
Otro de los ejercicios principales es la discriminación auditiva. “Van a buscar las llaves por medio
de su sonido, yo me ubico en el jardín y tienen que encontrarlas. Metemos varios sonidos y ellos
sólo tienen que ir siguiendo uno ¿esto paraqué les sirve? En el momento que ellos vayan afuera y
tengan que cruzar avenidas, con todo el ruido que hay deben discriminar algunos para saber en
qué sentido vienen los autos, si es de izquierda a derecha, o de frente; y sepan en qué momento
cruzar”, detalló la maestra del segundo nivel de movilidad.
El siguiente nivel, el uso del bastón
En los grupos de movilidad los niños están divididos por capacidades, dominando lateralidades en
todos sus sentidos, están listos para aprender a usar el bastón blanco.
La maestra Nora Irma García se encarga de enseñar las técnicas para el uso de bastón blanco y así
puedan caminar de forma individual, bajar escaleras, puertas giratorias, andar.
El bastón blanco es un instrumento que les permite desplazarse en forma autónoma. Sus
peculiares características de diseño y técnica de manejo facilitan el rastreo y detección oportuna
de obstáculos que se encuentran a ras del suelo.
La maestra enseña desde cómo tomar el bastón, pegado al cuerpo si no se va caminar, hasta el
modo de moverlo al caminar por la calle, extendido a modo de radar para localizar obstáculos,
problemas en la zona peatonal y bajar de la banqueta.
Listos para salir
Cada martes se ponen de acuerdo para ir a visitar un lugar de la Zona Metropolitana de
Guadalajara, los mayores se pueden ir solos pero los que apenas comienzan no deben ir sin
supervisión.
“El cuarto grupo, es de once niños y salimos a la calle, ellos ya saben tomar el camión, pagarlo y
hacia dónde deben caminar”, explica la maestra Luz Elena del cuarto nivel de movilidad.
Los maestros los acompañan, pero no los sobre protegen, los cuidan, expone la maestra, los
estimulan para que tengan confianza al andar por la ciudad, que se atrevan a acercarse a las
personas a pedir ayuda, que los orienten para saber qué camión tomar; al subir al camión se les
recomienda sentarse al frente, cerca del chofer, para preguntarle a él o a la gente de a lado dónde
se baja, aunque muchos ya se guían por el reloj por el tiempo que hacen a su destino.
Cuando son las primeras ocasiones que sale un niño, no se le deja solo. “Debo de estar con ellos
para darles seguridad, mientras que están inseguros se ponen nerviosos, hay que hacer la labor de
hacerlos conscientes que no les pasa nada, si se pierden que sepan qué deben hacer”.
“Nos enfrentamos mucho con el niño que no se siente con confianza para preguntar. Nos hemos
pasado mucho rato ahí parados, hasta que dice: ‘señora por dónde’, con una voz muy bajita que
no es escuchado, hay que darles seguridad. Y muchas veces, aunque hablen fuerte la ayuda no se
las prestan, los ignoran, ¿será que las persona traen prisa? pues no sabremos… puedo decir que
nos hemos encontrados con más gente positiva”, narró la maestra.
Entre los principales obstáculos que se encuentran son el mal estado de las banquetas y los
canceles abiertos, pero Nora Irma admite que el reto mayor es darles seguridad y confianza para
acercarse a las personas a pedir ayuda.
Un trabajo duro
Para la directora de la Escuela, Clara Días, los obstáculos en la calle son muchos, “hay unos cables
que salen de la banqueta en diagonal hacia los postes, si el bastón viene de otro lado ellos no lo
sienten y ¡se han dado unos golpes…!, las puertas de las cocheras abiertas también generan
peligro, hay muchos para ellos en la ciudad”. Principalmente hace falta cultura, explica, pues hay
gente que no respeta las banquetas y suben sus coches.
Lo más complejo que tienen al dirigir la escuela son los niños con discapacidad múltiple, para lo
que ya se busca alianzas.
La Escuela para niñas ciegas se fundó en 1971. Actualmente es mixta y atiende a 46 niños. El
financiamiento es a través de donativos de personas físicas y morales y por concurso al presentar
proyectos a instancias públicas y privadas. Todos los servicios que prestan son gratuitos.
El dato:
Las técnicas de movilidad y orientación con el bastón blanco se desarrollaron finalizada la Segunda
Guerra Mundial. Fue en Pennsylvania, Estados Unidos, durante la realización de un programa de
rehabilitación para militares ciegos, donde el sargento Richard Hoover advirtió que se desplazaban
con ayuda de bastones que les servían como apoyo pero no les permitían anticipar los obstáculos
a su paso. Por lo que creó un bastón liviano, con un tamaño directamente proporcional a la
estatura media de la persona. Determinó que fuera blanco con la parte inferior de color rojo,
convirtiéndose desde entonces en símbolo universal de la independencia y libertad para el
desplazamiento de las personas con discapacidad visual.
La primera vez de Lupita
“La primera vez que salí a la calle sola fue a mi casa, que está por la calle de Hermosa Provincia.
Recuerdo cuando me dieron mis primeras clases fuimos al centro, yo tenía muchísimo miedo
porque pensaba que me iban a atropellar los coches, como no veo se te desarrollan más los otros
sentidos y cuando iba caminando pensaba que los coches se me venían encima y no, tu vas arriba
de la banqueta pero con el mismo ruido tú dices: híjole me van a atropellar.
La maestra me decía: No, no te atropellan porque yo voy contigo. Luego yo me animé a irme a mi
casa sola.
Iba con muchos nervios. Llegué a mi casa y le di la sorpresa a mi mamá que ya había llegado sola.
Me hice la fuerte, pero por dentro sentía los nervios y que los pies me temblaban, de ahí me fui
soltando poco a poco y ahora ya ando por todas partes”.
María Guadalupe Lozano Jáuregui tiene 40 años y llegó a la Escuela para niñas ciegas a la edad de
cinco, “aquí me han dado las herramientas para independizarme en lo que cabe, es donde he
aprendido a moverme, a cocinar, planchar, lavar, etc.”
El centro de la ciudad lo describe con muchísimo ruido, gente y baches. Entre las peticiones que
haría al Gobierno está que arreglen las calles para poder caminar y “me gustaría que en cada
esquina estuviese resaltada la calle y número de donde estás parada, porque hay veces que no
encuentras a ninguna persona y a veces cuesta mucho trabajo llegar a tu destino”.
Recientemente estuvo trabajando en Diálogo en la oscuridad, de lo que dice: “la experiencia fue
muy padrísima, lo que más me llamó la atención fue los comentarios de los niños, había gente
grande que no sabía cómo expresarse y un niño te explicaba como si fuera un adulto”.
“Lo que más se me quedó grabado era cuando los niños lloraban porque pensaban que era real,
eso a mí me frustraba mucho yo quería llorar con ellos, porque me partía mucho el alma verlos
llorar, había niños que no querían entrar porque les daba mucho miedo y pánico”.
Los retos
Adriana de 10 años es alumna de la Escuela para niñas ciegas y todos los martes sale con su grupo
a conocer la ciudad.
– ¿Qué es lo más complicado y lo que más te asusta al andar en la ciudad?
–Lo que más me asusta es cruzar las avenidas y lo más complicado es tomar el camión.
– ¿Qué haces en tus clases de movilidad?
–Los martes salimos a las calles, nos subimos a los camiones, nos llevan a muchas partes.
– ¿El lugar qué más te ha gustado?
–El lugar que me gusta es la Plaza Ciudadela. Hay juegos y también un lugar muy amplio. Todos me
gustan mucho.
– ¿Has ido al Centro?
–Sí. Me gustó mucho porque fuimos a una tienda en uno de los retos, que ya no me acuerdo cómo
se llama pero anduvimos haciendo retos.
– ¿Qué haces en la escuela?
–Aprendemos español, matemáticas, nos enseñan ciencias naturales, geografía, hacemos
educación física. Aquí dormimos, es como nuestra segunda casa.
– ¿Qué es lo que más te gusta?
–Lo que más me gusta es la convivencia que tenemos entre compañeras y la materia que más me
gusta es español.
– ¿Qué quieres ser de grande?
–Me gusta la psicología, psicóloga.
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