Maíeriár PSICOLOGIA JURIDICA VARELA .·GóCligo: · • 69-19 "Una cultura que diiia insatisfecho a un número tan grande de sus miembros y los empl/ia a la revuelta, no tiene perspectiva de conservarse de manera duradera ni lo merece...n Sigmund Freud "Porvenir de Una Ilusión» ~r: -rt> 1 /\.JT1Z 4- ~¡.,; C-'hc PRÓLOGO: Prefeti organizar este trabajo enfocándolo a partir de los delitos por una razón de organización sistemática , también lo podría haber hecho desde las patologías, pero pensé en el hecho desencadenante del actuar delictivo en sí, a pesar de ser esta una circunstancia fortuita. Además, pienso que no existe una clasificación patológica en sí, sino que esta cambia constantemente en un devenir. · Es más, decir que determinadas patologías tienden a cometer delitos dentro de la organización familiar, considero que sería incurrir en un error muy profundo que nos haría clasificar a los involucrados en criminales o no. Todo tema de estudio psicológico, a mi parecer, es complicado o intrincado, plagado de facetas interesantes, por lo que mi enfoque tiende a plantearse desde dos variantes: la psicológica propiamente dicha y la antropológica, siendo que este teITeno está muy poco explorado, Jo que deja de lado. un riquísimo material. Dicho dafio pues, me obligaría a exponer tma teoría social por todos conocida, pero que no arroja luz sobre la problemática · en cuestión. A la vez, preferí dejar de lado los delitos que se cometen dentro del núcleo faniiliar pero cuyo autor padece un cuadro psicopatológico severo (epilepsia, esquizofrenias paranoides, etc.), pues su comisión dentro del núcleo obedece a una situación circunstancial, donde Ja verdadera importancia se centra en la enfermedad en sí. Además, también he resuelto dejar de lado los delitos del tipo de la estafa o Ja defraudación, los que podríamos clasificar como de "mayor sofisticación", primeramente porque la extensión del trabajo no permitiría un profundo examen, y además, porque opino que sólo se trata de variantes de la conducta que no modifican Ja situación prof1mda del tema. Considero que los estudios psicológicos en el tema deben centrarse f1mdamcntalmcntc en la temática familiar, y en especial en la relación víctima - victimario; las características de personalidad de cada tmo, y los móviles que pueden llevar a desencadenar la acción. Por ello, trato de fundamentar mis expresiones en casos prácticos, en general extraídos de mi quehacer profesionaL dada la escasa bibliografia que existe con referencia al tema, siendo que en su gran parte es extranjera, y lo poco que hay aquí sólo nos llega desde las variantes del Derecho y la Psiquiatría, lo cual no nos es útil para la capacitación del psicólogo en elámbito Forense. .·~·~ ., ·-~;,.-, "-'•o INDICE: Pág. Introducción........................................................................ 3 Hom1c1d1os... .. .. .. .. .. .. ............. .. ... .... ........ .. .. .... . ... .. ..... .. ... .... . 6 Niños castigados y apáleados.............................................. 12 Aborto - Infanticidio.................. ~........................................ 16 Violaciones y estupro.............. ,........................................... 19 Conclusiones....................................................................... 22 Bibliografia................................................. ;....................... 28 2 INTRODUCCIÓN En el presente trabajo me ha propuesto tratar de mostrar, en forma muy sucinta la cantidad de delitos que son promovidos en el seno de la familia y toman como protagonistas a sus miembros. No es nuevo que esto suceda, se repitió sistemáticamente a lo largo de las épocas y despertó el interés de no menos de un investigador, y a la vez los sentimientos de temor, estupor, confusión y venganza de la inmensa mayoría de la sociedad. Comenzando por el abandono, la desatención, los malos tratos, los castigos, las lesiones, los daños fisicos y psíquicos, la corrupción,· la violación y el estupro, el comercio del cuerpo, y llegando hasta el homicidio (sin dejar de mencionar el aborto y el infanticidio), son todas variantes de la forma de manifestarse de una misma patología familiar. No es mi interés brindar una explicación acabada de estas acciones, pero si tratar de mostrar la insuficiencia del derecho y las instituciones legales para su tratamiento y solución, . y mostrl}f que existen otras alternativas o salidas sociales para el abordaje de estas llan1adas patologías, pues las salidas que nos. ofrece la legislación son insuficientes, y en algunos ,,casos, como podremos ver, perjudiciales, pues en el intento de proteger a la víctima terminan por lesionarla y provocarle males mayores. ,., . . . . No me propongo decir que la Psicología Forense es la ciencia que puede solucionar estas situaciones tan conflictivas, pero sí la más indicada para arrojar un poco de luz á uria cuestión tan intrincada como para provocar un miedo social tan profundo. Véase que nada nos conmueve rnás que leer en los diarios la noticia, como hace no mucho, de dos jóvenes que dieron muerte a sus padres y los ocultaron en el baúl de su propio automóvil. La reacción social fue inmediata, se levantaron voces pidiendo la muerte de los parricidas, otras lamentando y compadeciendo a los presuntos autores del hecho, y los más tratando de encontrar una explicación más o menos comprensible a este siniestro modo de actuar; es más, hubo un hecho que llevó a la opinión pública al borde del histerismo y fue el enterarse que uno de los menores mantenía relaciones sexuales con la madre, por incitación de ésta. A partir de aquí la opinión pública cambió, ya no se trataba de asesinos desalmados como titulara un conocido diario de tirada masiva en nuestro medio, sino de pobres jóvenes, a los cuales la única salida que se les presentaba era la que supuestamente habían practicado, y no faltaban las entrevistas a personalidades de nuestro quehacer analítico que teorizaban sobre la situación. ' 3 Tuve oportunidad de en1'.rcvistar a estos menores durante su alojamiento en la Unidad Penitencüiria Nº 2 del Servicio Penitenciario Federal. Allí traté de reconstruir ésta historia, pero que no sería tema de trabajo de esta exposición, pues extendería demasiado el estudio. Lo que pretendo establecer con esto es la importancia de la elaboración ele un profundo estudio psicológico - forense, que no apunta a la justificación de los actos imputados sino a la explicación de los hechos como una mejor manera de comprenderlos, y a la vez dejar establecida la real importancia de una ciencia que en la actualidad no la tiene, y que es la única que tiene la obligación y la posibilidad de ahondar en estas conductas, las que, me atrevería a decir, encierran el núcleo gordeano del actuar delictivo. He resuelto organizar mi trabajo a partir de las situaciones delictivas que se dan dentro del seno familiar, para lograr una orientada coherencia en la exposición, pero si bien estos factores son detenni.nantes en el objetivo del trabajo, pueden ser alternativos en la dinámica general, o aparecer entremezclados, o figurar como circunstancias a las que se ven expuestos cuando la vinculación es particularmente enferma. No resultaría muy dificil responder a los objetivos que plantea el trabajo en una forma concreta y práctica, como lo podría abordar un médico ante temas de Medicina Forense con fórmulas y reglas generales para cada caso. Primero porque, a diferencia de ésta última, la Psicología Forense estudia conductas individuales de cada sujeto en estudio - conductas criminales o de riesgo social - , por lo que habrá tantas conductas como individuos sometidos a estudio, ante un determinado acto delictivo o marginal. Y la segunda, y tal vez más poderosa razón es que el campo de la Psicología Forense, no está lo suficientemente estudiado como para poder determinar siquiera sus límites. Así, por acefalía, gran parte de su territoriolliílfue ocupado por la Psiquiatría Forense, como sí esta ciencia pudiera dar 'todas las respuestas necesarias. Pero a poco de andar nos damos cuenta que no es así, que la ciencia antes mencionada describe estas conductas, pero no las puede explicar con la claridad que debiera, y partiendo desde aquí es la Psicología Forense la que debería brindar estas respuestas; será un camino dificil de recorrer, en el cual se deberá no sólo ganar espacio científico, sino además desalojar a quien lo ocupa actualmente, y eso sólo se conseguirá a partir de una alta y definida especiaiizacíón de. los Psicólogos en el <írea Forense con elementos propios y particulares para el ámbito específico; con técnicas propias y no adoptadas de otros campos del saber psicológico, con recursos propios, y con la suficiente práctica en tareas de campo en la especialidad. 4 Además, el trabajo del psicólogo no se agota en la mera exposición y explicación del hecho, sino que también continúa para la evolución positiva del individuo. Y aquí se ampliará el campo pasando directamente a las técnicas de tratamiento específicas, por ejemplo en el can1po del Derecho Penal, en la rehabilitación del penado, o en el Civil, el trabajo con las familias y sus hijos, o en la dctcm1inación de las insanias y las curatclas, y la orientación de los miembros que deberán cuidar del enfenno. Incluso en una tarea tan importante como sería establecer y realizar el tratamiento de la víctima (tan primordial en los casos de violaciones, estupro y com1pción), y además en los casos de menores tutelados por el Estado, que a Ja vez son causantes y victimas de las situaciones a exponer. 5 HOMICIDIOS (parricidio - matricidio - filicidio - etc.) Es evidente que cuando nos encontramos ante la situación de un delito en el cual autor y víctima pertenecen al mismo núcleo familiar, esta situación adquiere características especiales. Haciendo un poco de historia nos podríamos remontar al primer delito de este tipo: el Antiguo Testamento nan-a este primer crimen de abruniadora trascendencia en la historia de la hun1anidad, que tiene como protagonistas de la "pareja criminal" a los hijos de Adán y Eva. El relato es escueto, diría aséptico. Golpea con fuerza y hace ineludible trasladar la imaginación: "Adán empero conoció a Eva, la cual concibió y parió a Caín diciendo: "he adquirido un hombre por merced de Dios". Y parió después al hermano de éste, Abel. Abeljue pastor de ovejas y Caín, labrador. Y aconteció al cabo de mucho tiempo que Caín presentó al Seí'íor ofrendas de los .frutos de la tierra. Qfreció asimismo Abe[ de losprimerizos de su ganado, y de lo mejor de ellos; y el Señor miró con agrado a Abel y a sus ofrendas. Pero de Caín y las ofrendas suyas no hizo caso, por lo que Caín se irritó en gran manera y decayó su semblante. Y dijo el Señor: "¿Por qué motivo andas enojado? ¿No es cierto que si obras bien serás recompensado, pero si mal, el castigo del pecado estará siempre presente en tu puerta y a tu vista? Mas de cualquier modo su apetito o la concupiscencia matará a /U andar y tu lo dominarás, si quieres··. D(jo Caín a su hermano Abe!: "salgamos fuera''. Y estando los dos en el campo, Caín acometió a su hermano Abe! y lo mató." (Viejo Testamento, Génesis de Reyes, 411 - 9). · Aparece este caso sucintamente mostrado como una situación de celos y rivalidad entre hennanos, y castigado por Dios con el destierro del matador, situación en la cual se comprueba que ni Dios mismo destruye lo que crea, y con esto adquieren mayor sentido y fuerza los estudios que se puedan realizar para la rehabilitación. Este tema que siempre aparece lejano, ajeno e incomprensible a los ojos del espectador, ha preocupado a la sociedad a lo largo de la historia de la humanidad; es así como la cuestión no escapó a los literatos, por ejemplo Dostoicvski con el parricidio expuesto en "Los hcmmnos Karamazov" (en el cual aparece expuesta la muerte del padre para la obtención de sus bienes y el acceso a la mujer de éste), y Shakespeare con "H!lllllet", con una forma de exponer la enfermedad familiar en la cual ocurre la muerte de sus miembros a manos de ellos mismos. E incluso relatos mitológicos, como por ejemplo la naiTación de la muerte de un .Hércules a manos de su esposa. 6 Así pues, de aquí surge la primera pregunta: siendo que el sistema penal incrimina conductas peligrosas para el bien común de la sociedad, e ünpone penas más severas cuanto mayor es el bien ofendido y mayor alarma social produce, observamos que se da, como un fenómeno constante, en todas las sociedades, cualquiera sea el sistema penal imperante, que la relación entre delito y pena crece en forma proporcional, por lo tanto cuando existe un incremento de la violencia social (sin tener en cuenta la causa), automáticamente la sociedad reacciona con mayor rigidez en el sistema punitivo. Comparemos entonces y veamos que nuestro Código (al igual que la mayoría vigentes en el mundo), aumenta su quantum represivo cuando un delito se repite con tanta frecuencia que eleva el nivel de alarma social (por ejemplo: cuando una sociedad entra en crisis y el indice del delito por robo -como apoderarse de lo ajeno- aumenta, la respuesta social hace que se aumente el número de aiíos con que se incrimina este delito; véase incluso que en la actualidad se observa el fenómeno de que la mayor parte de los delincúentes que cometen delitos contra la propiedad son menores de edad, muy precoces, y ya se levantan voces pidiendo que se opere una disminución en la edad de incriminación de las conductas ilícitas, obedeciendo a esta respuesta punitiva social). Y sin querer ser reiterativo en ejemplos, quisiera citar el fenómeno operado a partir de la violencia de determinados grupos en los estadios de fútbol, por lo cual fue presentado un proyecto en la Honorable · Cámara de Senadores de la Nación, en el cual se aplica un sistema represivo a los delitos que se cometan en ocasión de eventos deportivos. Pero observando el atiiculado de nuestro Código, vemos que la acción delictiva que está penada en forma máxima es el homicidio agravado por el vínculo: Art. 60 inc. 1 " ... al que matai·e a otro, siendo la víctüna ascendiente, descendiente o cónyuge, sabiendo que lo son", y la pena de este homicidio es la prisión perpetua. Y la pregunta sería: ¿a que obedece esta respuesta punitiva máxima?. Pues si el bien tutelado es la vida, ¿por qué se hace tamaiía diferencia?. Y además, la frecuencia con que acontecen este tipo de delitos no es lo mismo que observamos en los expuestos más arriba. Aquí debemos hacer una necesaria referencia a la situación de miedo colectivo ancestral, en la cual se ve la situación general de confusión y pánico que experimente la sociedad ante m1 hecho de estas características. Y nacen los planteos: ¿Por qué un hijo llega a matai· a su madre o a su padre, y viceversa?, ¿por qué las par~jas que al parecer se forman por la voluntad y el amor de ambos miembros, pueden llegar a los límites de que uno le quite la vida al otro?. Podemos elaborar conjeturas, pero primeramente prefiero referirme a un artículo que el Dr. S. Freud escribe en el aiío 1912/13 cuyo 7 ' titulo original fue: "Algtmos aspectos comunes entre la vida mental del hombre primitivo y los neuróticos", y luego conocido como "Tótem y Tabú". Allí el Padre del psicoanálisis pai1e del estudio de las relaciones de parentesco de. las tribus llainadas primitivas localizadas en el continente australiano, y se impone como necesaria una breve exposición en este tema, al cual en honor de la brevedad de este trabajo trataré de referirlo escuetamente, es así que se observa en estas tribus una orgairización familiar matriarcal en la cual las parejas que se unían fundaban su unión a paitir de la figura totémica de la madre, adquiriendo sus hijos esta denominación totémica y constituyendo como tabú el acceso sexual de miembros del mismo tótem. Esto prohibía las relaciones de los hijos varones con la madre y sus hennanas, pero no así del padre con su esposa, o hijos e hijas, por lo cual los hijos varones debían salir necesariamente de la orgaitización totémica buscai1do mttieres para emparejarse, o esperar, o hacer desaparecer al padre (y en este desaparecer se incluye la muerte real del padre y su incorporación real, ingiriéndolo) poseyendo parte del padre para tener acceso a las mujeres de la tribu, lo que hace parecer como necesario el parricidio, y :fundante de la ampliación de la sociedad, siendo este tema rescatado por Dostoievski en la novela citada, o en la novela de "Edipo Rey" cnai1do éste mata a Layo y se empareja con Yocasta". Tal vez el estudio de estas sociedades primitivas, dado su estado evolutivo de pensamiento y sus cai·acterísticas concretas en el actuai-, aportan la claridad necesaria a temas confusos que nuestra sociedad no llega a explicar. Durante el afio 1978, en la Pcia. de Buenos Aires, un joven fue detenido y acusado de haber dado muerte a su padre. No se publicitaron las causas, y sólo primó el sensacionalismo de la prensa que mostraba el caso con titulares catástrofe y con un sentido netamente comercial, pero trascendió que Juego de ultimarlo lo cocinó y guardó en el refrigerador, para ir ingiriéndolo diariamente. El joven fue declarado i.nimputable por las causales del ai1. 34 inc. l del Código Penal. Vernos en este caso que la fantasía de incorporación real del padre por medio de su ingesta no parece tan lejana, pues la bibliografia freudiai1a ya se había referido a estos temas, lo cual demuestra que el prirnitivismo. en el pensamiento no necesariamente sucedía en tribus primitivas. Es más, en tribus . africanas, luego de librar batallas entre ellos, los enemigos capturados o muertos eran ingeridos por los guerreros de la otra tribu, pero con la característica de que sólo eran comidos los guerreros que se habían desempefiado valientemente y habían luchado con bravura durante la batalla, 8 con lo cual se sigue comprobando la fantasía de incorporación real del otro para obtener las características consideradas valiosas de la. victima. Recuerdo haber leído en un libro que narraba las peripecias sufiidas por un grupo de n1gbiers uruguayos en las montafias de los Andes, que para subsistir ingirieron los cuerpos de sus compru1eros muertos, es así que, al ser rescatados los sobrevivientes y a su vuelta a Uruguay, la abuela de uno de los jóvenes muertos abrazó a uno de los sobrevivientes y le dijo: "Ahora los quiero a todos como si fueran mis nietos, pues cada uno de ustedes tiene incorporada una parte de mi nieto muerto", con lo cual vemos en este ejemplo como una persona de nuestra sociedad contemporánea esboza un pensamiento primitivo de incorporación de lo concreto. Es más, este mecruúsmo se observa en fonna socializada en ejemplos comunes de la actividad lúdica de los niñ.os, quienes necesitru1 tener algo concreto de sus ídolos para identificarse y sentirse ellos; y este mecanismo socializado se da en los adultos, cu81ldo para adoptar la personalidad de su ídolo ncccsit811 tener una prenda de éstos. Pero no solamente se d811 este tipo de delitos en los grupos fruniliares, sino que existen otros en donde el Derecho es insuficiente para dar una respuesta comprensible a las motivaciones que llevan al núcleo de esta m81lera de actuar, y se las clasifica como situaciones fruniliares esquizofrénicas, título que en realidad no define nada y a 1lli pru·ecer se puede ver bast81lte ejemplificado en esta situación: Durante el afio 1976 en una comarca de Neuquén, habitab811 una reservación varias familias indígenas, que habífill sido trasladadas a ese lugar luego de habitar durante largo tiempo una zona central de la provincia mencionada, ocurriendo este traslado dado que en esa zona se habífill localizado yacimientos petrolíferos. El jefe de esta comunidad mapuche se llamaba R. P., se trataba de una organización tribal muy pobre, que fundaba su economía en el pastoreo de ovejas, prácticamente no conocí811 el dinero y se mru1ej abru1 aún en el trueque. No conocían aún la electricidad, dormífill sobre la tierra en primitivas chozas de piedra o donde los tomara la noche, se calentab811 con fuego y carecían de los más elementales utensillos de confort. Año tras afio celebraban la ceremonia Pcntccostal, la cual consistía en la lectura e interpretación de la Biblia a cargo de R. P. Y el pedido de Gracias al Señ.or era hecho de una manera muy primitiva y concreta: con gritos y súplicas, como si al que más elevase Ja voz le fuera concedido su deseo o pedido. Dur81lte la ceremonia, que duraba aproximadrunente una semana, prácticamente no comían alimentos sólidos -por otra parte no contabfill con grru1des provisiones- , e ingerían w1 alcohol destilado por ellos mismos. Ocurrió que en esta oportunidad, al llegar a la comarca la persona encargada de entregar los víveres (lo hacía cada 15 días), se encontró con el 9 espectáculo de una mujer (la esposa de R. P.) y varios niftos muertos, con sus cabezas destrozadas a golpes; inmediatamente dio parte a las autoridades, y los miembros sobrevivientes de Ja comunidad fueron detenidos. Al ser entrevistados por el magistrado interviniente, en un principio el estado alcoholizado y la confusión consecuente les impedía reconocer los hechos, pero luego R. P. Pudo aceptar y reconocer los actos cometidos, relatándolos de Ja siguiente manera: En U11 momento de la ceremonia, a su decir, alguien .invocó al demonio, por lo que éste para aparecer se encordó en fo1ma de serpiente en su esposa, y pensó que ante esa posesión su deber era desexorcizarla, por lo que comenzó a golpearla con el Libro Santo y palos y piedras junto a los demás miembros de la tribu, ocurriendo que esta posesión comienza a pasar a los nifios más pequeftos y débiles convirtiéndolos tan1bién en serpientes; y los supuestos curadores continuaron golpeando a las criaturas hasta matarlas. Todos los miembros de la comllltidad aceptaron su responsabilidad en los hechos, pero estos eran relatados con nostalgia y pesar, como que no hubiesen querido hacerlo pero aceptándolo como su obligación, por el bien de los poseídos, sabiendo que les provocarían la muerte pero librándolos del mal. Ante esta situación el Juez interviniente en la causa solicitó la colaboración del Departamento de Antropología del CONICET, pues las características de los hechos mostraban puntos que escapaban a la comprensión exclusiva del campo de la ciencia del Derecho. Es real que uno de los problemas que ocurren en el campo de la Legislación en nuestro país, es que se dictan las non11as desde la Capital Federal, sin tener en cuenta lo extenso de nuestro territorio, ni las diversas culturas que lo habitan. Traté de referir la real s.ítuación de este grupo para establecer las diferencias con los grupos que habitan las grandes ciudades. Este caso finalizó con que la comunidad fue disgregada, R. P. Fue internado en una colonia agrícola en la cual permaneció durante dos aftos y luego dejado en libertad. También se puede referir un caso ocurrido en la Pcia. de Misiones durante el mismo afio; ocurrió un homicidio de una joven de 22 afios por la picadura de mm serpiente. Luego de las averiguaciones pertinentes de lo que se creyó un accidente, se develó como verdad el homicidio. Esta mujer que había ido a pasar un día de campo con su esposo, cuftado y suegra, siendo esta última la autora material del hecho, al llevar ella misma la serpiente oculta en mia lata de verduras, mandando a la joven a lavarlas al río y produciéndose allí la mordedUl·a. Sumado a esto, la intentan traer caminando nuevamente al pueblo, con lo cual potencian el veneno para apmar la muerte de la víctinia. Se supo más tarde que la homicida mostraba una relación especial de afecto .con 10 sus hijos, Jo cual impedía el crecimiento de éstos, y tampoco aceptó el casamiento de su hijo, por lo que fue planeando sistemáticamente el asesinato, y sometiendo a sus hijos para que la ayudaran gracias a la ascendencia y sumisión que ejercía sobre ellos. Los tres fueron procesados y condenados. Volviendo al planteo realizado más atTiba, estos casos fueron calificados como organizaciones familiares esquizofrenizantes, pero no se investigó sobre las motivaciones que llevaban a estas personas a cometer estos actos. Es mi opinión que éste debe ser el estudio a emprender para la Psicología Forense, como manera de explicar (y no de justificar) estos hechos, que al no ser comprendidos dejan un sentimiento de pánico social colectivo. 11 NIÑOS CASTIGADOS Y APALEADOS (malos tratos- lesiones- etc.) Otras causas interesantes que se pueden ver son el maltrato de nifios, castigados y/o apaleados por sus padres. En la mayoría de estos casos que necesitan internaciones o atenciones en los hospitales o salas de primeros auxilios se ha podido observar que las golpizas fueron propinadas por sus padres luego de haber tenido discusiones de palabra y de hecho entre ellos. Incluso hace poco tiempo en esta Capital se supo de una madre que arrojó su bebé desde un noveno piso, a raíz de un estado nervioso luego de una pelea ocurrida con su esposo por la decisión de éste de abandonarla. Estas parejas, que en la mayoría de los casos no tienen edades que sobrepasen los 25 afios, se han fom1ado con carencia de ambos lados, serias dificultades económicas, malas relaciones entre ellos y con sus progenitores. En una gran cantidad de casos se pudo observar que los hijos fueron concebidos antes de concretar la unión matrin1onial y a veces ésta era la razón de la mencionada unión. Eran traídos a la consulta por ambos progenitores y en un principio no aceptaban la responsabilidad del maltrato y los castigos, luego trataban de minimizar las situaciones y a veces responsabilizaban a los bebés con excusas como que lloraban constantemente y los obligaban a estar pendientes de él. Incluso se vieron casos en Guardias de bebés deshidratados o atravesados por el alfiler de gancho que sostenía el pafia!, o quemados por calentadores, cuando en ausencia de la madre los dejaban solos con este artefacto prendido en la casa; y luego de entrevistar a la madre, ésta responsabilizaba de su actuar a un "lamentable descuido" o a una ignorancia del dafío. Ya no hablando de casos limite como éstos, podemos citar los casos de menores que se encuentran trabajando en la calle en oficios de venta ambulante o abriendo puertas de taxímetros en las terminales feIToviarias o de autobuses. Estos chicos suelen donnir en vagones de trenes o en las calles. El estado de abandono familiar en que se encuentran se constituye en un factor de castigo, los dt;,ja indefensos ante las contingencias sociales y los transfomm en proclives al accionar delictivo y marginal. Estos casos son claros delitos de inobservancia de los deberes del progenitor, pero la estrnctura social actual hace dificil que se pueda revertir esta situación, pues en lo general los padres alegan la imposibilidad de mantenerlos, o que el producto del trabajo callejero de sus hijos les proporciona más dinero del que generan ellos mismos en sus trabajos. Recuerdo en una oportunidad haber atendido el caso de un menor de 14 años que había ingresado a la institución 12 tutelado por causa de robo. Al ser citada la familia, el padre pidió hablar conmigo y me solicitó que hiciera lo posible por tratar que el menor egresara rápidamente con ellos, pero la justificación que usó fue: "porque lo necesitamos". Al ahondar más en la relación familiar pude observar que este chico trabajaba vendiendo estampitas en la zona cercana al Cementerio de la Chacarita y su entrada mensual equivalía a tres veces la cantidad de dinero que ganaban sus progenitores durante un mes. Y aquí entramos en un tema mucho más profundo que da origen a una subcultura delincuencia! familiar, el núcleo impone al menor la obligación de colaborar con ellos, pero sin preguntarse por la forma en que consigue ese suministro. En una época en que tuve la oportunidad de trabajar en un establecimiento que alojaba menores mujeres con graves problemas de conducta antisocial, comencé a notar que la mayoría de los ingresos que eran caratulados como vagancia, tenían como verdadera causa de ingreso el ejercicio de la prostitución, y esta actividad era conocida y fomentada por las madres que, en algunos casos, llegaban a acompaflarlas a su lugar de "trabajo" y en otros, oficiaban de "madamas", publicitando los "serviciosº de sus hijas entre los varones del barrio que habitaban y prestando su casa para la "actividad comercial". Aquí vemos claramente una deformación en la valoración de las figuras de sus hijas, en las cuales no estaría reconocida la valía de persona, sino simplemente como un "objeto de uso" que le pueda proporcionar buenos dividendos, sin únportarle la forma de conseguirlos. En estos casos se puede observar que la victúna del "delito" está siendo instigada a su comisión a partir de un miembro de la misma familia (léase su madre). En los casos expuestos, se puede llegar a pensar que se dan, por pertenecer los actores a familias marginales, de escaso acceso cultural; pero a poco de ver observamos que no es así. Lo único que cambia en referencia al nivel cultural es la forma, pero el fondo continua siendo el mismo, con lo que comprobamos que el nivel social tiene poca relación con el actuar en sí, y esto pasa por condiciones individuales en Ja dinámica familiar. En mi trabajo como perito judicial, he intervenido en causas civiles para establecer la tenencia de hijos en casos de divorcio (art. 67 y 67 bis del Código Civil), y sistemáticamente observaba que las parejas llegaban a esta situación totalmente desbordadas de rencor entre sí y ambas con la idea de venganza sobre el otro. Era aquí donde adquirían principal importancia los hijos, los cuales eran utilizados como instrumentos de lucha y hostigamiento hacia la otra parte. Sistemáticamente en las situaciones donde la mujer se sentía engañada, negaba la visita de su esposo para ver a sus hijos, hecho que provocaba la reacción de éste, quien denunciaba el hecho ante las autoridades y se daba 13 comienzo a Ja puesta en marcha del aparato judicial. También .. en otras ocasiones se daba la situación inversa, cuando era la mujer la que ab¡mdonaba a su esposo, era éste quien planteaba el juicio de tenencia para que Jos hijos pasaran a vivir con él. Esta situación se reitera constantemente, con lo cual ninguno de los dos progenitores piensan en sus h~ios, sino solamente en Ja manera de da.fiar al otro cónyuge, y la descendencia pasa a ser sólo un elemento para ser utilizado en beneficio propio y como arma hacia el otro. En estos casos siempre he sentido la obligación de puntualizar a ambos cónyuges esta situación, siendo que en sus discursos siempre anteponen el bienestar de los hijos y lo que menos hacen es propender a esto. Hasta en una oportunidad tma part:ia que se había separado hace varios afios, tenían una nifia que había quedado al cuidado de la madre; al formar nueva pareja, el padre decidió solicitar la tenencia de la criatura aduciendo que su ex - esposa la hacia pasar necesidades y mostraba conductas indecorosas para con la niña. Es así que entrevistados ambos se pudo averiguar que la nifia había sido adoptada de manera ilegal, y aún sabiendo que habían cometido un delito y que si la situación se daba a conocimiento, ellos podrían ser procesados y la niña (la mayor perjudicada) sería puesta bajo la tutela del Estado e inten1ada en una institución minoril, ellos preferían esta situación a dejar la criatura en manos del otro. La situación pasó a convertirse en algo parecido al Juicio Salomónico; ni los abogados de las partes, ni el secretario del Juzgado, ni el Juez mismo, e incluso ni en mi ánimo estaba el deseo de que tal alternativa sucediera, pero ninguna de las partes quería ceder. Aquí vemos el claro caso en el cual los padres victin1izaban a su hija, en aras de querer lo mejor para ella. Es más, en casos de menores internados en instituciones, a solicitud de sus padres, fundada en razones económicas, se daba el caso que a medida que pasaba el tiempo sus progenitores espaciaban las visitas hasta el punto de transcurrir varios meses sin verlos, lo que provocaba reacciones de angustia., agresión y a veces mutismo en los chicos. Ante esta situación citábamos, por orden judicial, a el o los padres. Estos manifestaban que querían mantener la internación de sus hijos, fundándolo en razones del bienestar de éstos, que estarían mucho mejor en la Institución; que ellos no querían renunciar a la tenencia o a la patria potestad (con la cual se pochia tratar la adopción del menor), pero que deseaban "lo mejor" para sus hijos y consideraban que ese bienestar estaba en la institución. Por mecanismos legales podríamos obtener que estos padres se hicieran cargo de sus h\jos pero, ¿,hasta que punto estaríamos propendiendo al bienestar del menor?. Creo que utilizar este mecanismo no sería la solución adecuada, y es en este punto donde se hace únprescindible el auxilio de otra ciencia que pueda brindar una mejor 14 alternativa a la situación cont1ictiva, con lo cual la Psicología Forense deja de ser una ciencia auxiliar al servicio del Derecho y del fallo judicial, que únicamente se limita a hacer una explicación aséptica de la situación para la comprensión , y pasa a convertirse en tm elemento terapéutico, .con lo cual el perito no es sólo el técnico que investiga el conflicto, sino que se convierte en una parte activa del mismo, trabajando con las partes para establecer tma vinculación donde no la hay, y mejorar la relación cuando ésta se encuentra truncada o desviada por algún motivo, en especial en los casos expuestos donde se detecta un abandono afectivo, hecho que no está contemplado por la legislación. También aparecen situaciones que, si bien no son consideradas delito (por no estar tipificadas como tal ), constituyen lo que podríamos dar en llanmr "conductas peligrosas" de personas que ponen en riesgo a las otras a su cargo (véase los ejemplos de los padres que no se interesan por sus hijos más allá del sustento material). Estos menores vagabundean por las calles o pem1anecen hasta altas horas en bares y confiterías, siendo estas situaciones ignoradas por sus padres (ignoradas a nivel consciente), por mencionar algunas de las más manifiestas. Estas situaciones deben ser detectadas y abordadas por la Psicología Forense, en lo que se convertiría en una tarea preventiva de cooperación social. Orientando al menor y la familia e investigando el núcleo en forma profunda, hurgando en la problemática que presentan, planteando soluciones para mejorar la vinculación donde aparece desviada o establecerla donde no la hay. 15 ABORTO- INFANTICIDIO Otro delito con el que nos topamos frecuentemente es el del aborto, siendo éste el de la interrupción de la vida humana durante el período de la gestación. Numerosas son las razones que llevan a la mujer a atentar contra la vida del feto. Desde la falta de toma de conciencia de la importancia de la vida humana que lleva en su vientre, por haber sido ésta concebida en una relación circunstancial, en donde el objetivo era el placer y no la concepción de la vida, donde ese hijo no aparece reconocido como fruto del amor de la pareja, sino como una consecuencia no deseada; hasta causales de orden social, venganza, temor o represalias paternas, falta de medios económicos, sentimientos egoístas, etc. Es así que este delito es tan común que en algunos países se discute sobre si se debe incriminar esta conducta, pienso que esta es una manera aséptica que tiene la sociedad de sacarse el problema de encima, un problema que no puede manejar mediante la legislación. Y gracias a esta sitnación el aborto se convierte en un negocio clandestino que proporciona grandes ganancias económicas a grnpos de profesionales desaprensivos, que no reparan en la lesión que infringen a la sociedad. E incluso en ciertas ocasiones aparecen como salvadores de la situación de tensión familiar realmente se me presenta como incongruente esta situación -. Y nuevamente caemos en un agujero del Derecho, en el cual la represión del autor del delito, aparece en muchos casos como el castigo hacia la victima que se intenta proteger. Es aquí donde cabe una aclaración, soy manifiestamente opositor a la legislación que permitiría el aborto, pero planteo una sociedad mas justa recuerdo una frase de Don Segundo Sombra, que decía "no es raro que a uno le falte lo que al otro le sobra" -, resumida una verdad, la solución a esta siümción estará dada a pmiir de la cooperación comunitaria, en la cual la mujer soltera embarazada no viva la vida que lleva dentro como una culpa grandiosa que marcará su culpa por siempre y opino que aquí estará la importante tarea del Psicólogo Forense, no sólo la explicación lúgiénica y desafectivizada del porqué una mujer en un detenninado momento decide atentar contra la vida de su futuro hijo, sino trabajar con ella para la aceptación de su estado, y la toma de conciencia del valor de la vida. · En una oportunidad trabajando en un establecimiento que alojaba menores mujeres, una joven que se encontraba en tratamiento conmigo, durante una sesión me confesó que la ginecóloga le dijo que "estaba de tres meses" y acto seguido me preguntó "¿qué es estar de tres meses?'', su pregunta me llenó de asombrn y la interrogué acerca de cual era su opinión 16 sobre que debía hacer para concebir im hijo, a la cual me contestó "yo me doy un beso, fuerte, fuerte, fuert.e, con mi novioº. Aquí aparece como evidente que la fantasía de vómito o defecación del hijo no es tan lejana ni digna de sociedades primitivas. Cuando se le explicó a esta joven el significado de su estado aprovechó una oportunidad para fugarse del establecimiento, siendo detenida quince días después, estaba en la calle ejerciendo la prostitución, a su llegada al establecimiento habla desaparecido su embarazo, había abortado, y me dijo "yo no quiero tener un hijo, mantengo relaciones por placer, pero ahora estaba trabajando pues el aborto lo hice de fiado, y debo conseguir el dinero para pagarle al médico, es una persona muy buena, me trató muy bien, pero si no le pago, cuando me pase otra vez no me va a solucionar el problema". Ahora bien, en otras ocasiones (y el número asombraría), me encontraba con casos en los cuales una mujer, con varios hijos, formaba nueva pareja, y su compaílcro decidía darle el apellido a los hijos de su concubina, o sea reconocer la descendencia para un observador no participante, esta actitud del hombre era loable y digna de la más ferviente admiración. Lejos de la realidad, esta persona al reconocer a Jos hijos como propios, cobraba tma determinada cantidad de dinero en su trabajo, o por medio del Seguro Social del Estado; ése era su único objetivo pues al cabo de poco tiempo (en general cuando su ocasional compafiera quedaba embarazada), se apartaba de su núcleo para no volver más. Y en otros casos (afortunadamente pocos), conocí menores que me referían que a poco de nacer, su madre los había vendido a alguna familia y que conocían esta situación pues tenían hennanos mayores que se lo habían contado, o en otros casos se los habían referido sus propios padres adoptivos. Marta, una joven de descendencia gitana, me dijo: "mi madrn vivía de eso, cada año paría y vendía su crío, lo que le permitía vivir durante un tiempo y luego repetía la acción". Si se me permite girar un poco el tema, desearía referirme ahora al infanticidio (Art. 81 inc.2 del Código Penal) que dice "... a la mujer (madre) que para ocultar su deshonra, matare a su hijo durante el nacimiento o mientras se encontrare bajo influencia del estado puerperal". Es así pues que aquí debemos establecer varias diferencias: ¿Cuándo es aborto y cuándo infanticidio?, para contestar esta pregunta apelamos a la medicina forense, que nos dice: una vez realizada la autopsia de la victima, se le quitaran los pulmones y se introducirán éstos en agua, si los órganos se hunden quen-á decir que janias contuvieron aire, que el ser nunca respiró, por lo cual se lo considera foto, y esto se calificará como aborto. Si por el contrario los pulmones flotan, querrá decir que tuvieron aire, que fa 17 criatura respiró, y sí respiró ya era persona, por lo cual el delito se convierte en infanticidio u homicidio agravado por el vinculo. Pero aún cabria establecer una segm1da pregunta ¿fue durante el nacimiento o bajo el estado puerperal, o posterionnente? aquí las opiniones aparecen divididas, algunos dicen que el nacimiento se produce cuando comienza el trabajo de parto, otros la salida de la placenta, y otros directamente la salida del niño. Y aún menos llllidad de criterio hay en la determinación del estado puerperal, hay quienes lo postulan en 24 hs., y otros en 45 días. Si bien es cierto que el psicólogo forense debe participar de la detenninación del estado puerperal, que no es un estado netamente fisico, sino que tiene su implicancia en el estado psíquico de la mujer, los temas expuestos no estarian ligados directamente a la materia especifica; pero si el factor subjetivo del articulado, esto seria: "para ocultar su deshonra". Aquí vemos que el papel de la Psicología Forense darla una importancia capital y definitoria (y vemos cuán importante es esto, pues el infanticidio esta penado con seis meses a tres afios de condena, y el homicidio calificado se reprime con cadena perpetua), pues el homicidio se realizó para ocultar la deshonra de la madre: ¿ que se entiende por deshonra?, ¿la mujer ultrajada?, ¿violada? o ¿sin1plemente abandonada por su pareja, razón esta últin1a que no sería suficiente para excusar su delito?. El psicólogo forense deberá hacer un exhaustivo examen de la situación psicosocial, sociodinámica e incluso comunitaria de la mujer, establecer su estado psiquico, las presiones del ambiente fanüliar, e incluso las exigencias comunitarias a que está expuesta esta madre, para que se llegue a cometer tamafia acción. ]8 VIOLACIONES Y ESTUPRO He dejado exprofeso, como último, para ver los casos de violaciones y estupro. Intento brindar a esta tema, como considero que lo tiene, un tratamiento especial, pues, como he podido comprobar en mi trabajo con menores mujeres que ejercían la prostitución, en un gran porcentaje de casos habían sido inducidas en las prácticas sexuales por sus progenitores, o por los compañeros de sus madres. Es más, en una oportunidad he tenido caso que por sus especiales características merece su relato. Una menor de trece anos ingresa al establecimiento tutelado por estupro. Fue detenida en una obra en construcción mientras mantenía relaciones sexuales con un hombre de 46 años de edad, por lo que se labraron actuaciones policiales por estupro. La joven mostraba una edad aparente mayor a la que en realidad poseía; en un primer momento refnió que fue llevada al lugar de los hechos por la fuerza y bajo amenazas, lo que se contradecía con la versión del victimario, quien manifestaba que la menor lo había incitado e incluso llevado hasta el terreno de la constrncción para mantener relaciones. La joven provenía de la unión de hecho de sus progenitores y poseía un hermano menor. Durante su permanencia en la institución, la joven fue visitada por su madre y hennano, no así por su padre y seg(m refería la señora, éste no lo podía hacer debido a problemas de salud. Lo que despertó mi curiosidad era que mientras la madre tenía treinta años, el compañero y padre de la menor tenía sesenta y tres mios de edad, y los problemas de salud que mostraba eran los lógicos esperables para su edad cronológica. Luego de varias sesiones de tratmniento psicoterapéutico con la joven, ella llegó a confosanne que su atracción por los hombre estaba sólo inclinada hacia personas mucho mayores que ella. A la vez que pensé que se estaba produciendo en ella un mecanismo de casos de transferencia provocado y esperable por la situación de tratmniento en sí, relacioné con esto la diferencia de edad de sus padres que tanto llan1ó mi atención tiempo atrás. Esto disipó mis dudas respecto de la primera versión de los hechos que la condujeron a la internación, siendo corroborado por ella, provocm1do a la persona para tener relaciones con ella. Cum1do señalé la similitud entre su elección de pareja y la diferencia de edad entre sus progenitores, surgió el dato más interesante de este relato: la menor refirió que su madre era hija de su padre, eran oriundos de la provincia de Misiones y sucedió que, mientras vivían juntos la pareja de su abuela y su abuelo - padre, éste había violado a su madre, y de esta relación se había producido su nacimiento; al poco tiempo su progenitor e hija un 19 decidieron formar pareja, por lo que se trasladaron a Buenos Aires, y afios después nacía de esta unión su hermana menor. Aquí me voy a permitir volver a citar al artículo Freudiano antes referido, las antiguas tribus del continente australiano tomaban como tabú, y con prohibiciones que llegaban hasta la muerte, al acceso sexual de los hijos varones con la madre, pero nada decían de la relación íntima entre hijos con el padre. Es así que aparece gráfko este otro caso. En ejercicio de mi tarea entrevisté en la cárcel a un hombre de 31 afios de edad, de nacionalidad japonesa, que se hallaba procesado por estupro y la víctima era su hija de 11 años. Ante este hecho la persona no refería que era oriundo de una localidad aislada, que habitaba una isla en su país; y conservaba intactas las costumbres de sus ancestros: entre sus pares era costumbre, y la ley así lo ordenaba, que los padres debían iniciar a sus hijos en las prácticas sexuales, es más, ningún hombre podía tener acceso amia mujer si ésta antes no se había iniciado en la sexualidad con su progenitor, so pena de cometer un grave delito y ser reprimido con la muerte de ambos transgresores, por lo cual, si bien era consciente del acto cometido, no tenía deseos de reparar un dafio que no consideraba como tal, e incluso no comprendía a que se debía su situación ele encierro. Esta persona era visitada por su familia sistemátican1ente tocios los días de visita y entrevistado el núcleo, con su htj a incluida, ratificaron los hechos expuestos por el jefe de familia y demostraron el mismo estupor por la intcniación. O este caso referido por el Dr. Elías Neuman, de un joven correntíno a quien entrevistó hace algunos afios en la cárcel - penitenciaría de Corrientes. Trabajaba en pleno campo, en un tabacal, un amigo le ofreció su hija de 14 afios de edad. Le preguntó entonces a la jovencita si quería irse con él, lo que fue aceptado. Nueve meses después nacía de esa unión un nifio que fue reconocido y anotado en el Registro Civil. Por denm1cia del Jefe del Registro el hombre fue detenido y le fue iniciado el correspondiente juicio por estupro, con prosecución de la acción por el agente fiscal. El Juez de la causa le explicaba que había hablado varias veces con este muchacho a fin de persuadirlo de que debía casarse, y que si lo deseaba, podría oficiar la boda en el propio establecimiento penal o fuera de él, y que ello irnp licaba la irnnediata liberación. En vano. El procesado no queda hacer uso de la excusa absolutoria y la exigencia le parecía un atropello a su libertad de elección. "Nos queremos sin libreta" le dijo. La joven concubina lo visitaba con la nifia en brazos y le llevaba comida 20 a la cárcel. También hubo un diálogo con ella. Como toda explicación dijo: "prefiere estar preso y no casarse", y preguntó: "¿siempre es necesario casarse?", pareciera en estos casos, que más que reprimirse el estupro se reprime el amor. · Estos casos tienen una clara explicación en los procesos de transculturación, fenómeno que definimos a partir del traslado de un individuo de una región a otra, con el con-cspondicntc cambio de costumbres, valores y la adaptación a otros que le son ajenos e incomprensibles, con lo cual el sujeto se ve obligado a negarlos, no aceptarlos ni reconocerlos como propios, lo. que provocaría una crisis en su cultura. Dejaré momentáneamente el tema aquí para continuarlo más adelante, pero con el relato de estos casos que pem1iten demostrar las fallas de la tipificación, lo que impone un profundo análisis de la situación, pues de no modificarla quedaremos atrapados, castigando a quien no lo · merece, perjudicando a la víctima, y lo que es más grave, perdiendo el sentido ejemplificador de la pena. 21 CONCLUSIONES Como ya he planteado a lo largo del trabajo es muy dificil mostrar estudios en la especialidad. Los que se realizan en la actualidad no están estandarizados y dependen en gran medida de la capacidad del profesional actuante, de la ape1tura de criterio que demuestre el magistrado interviniente. Es más salvo el Art. 4º de la Ley 14. 394 y sus modificaciones; en la mayoría se trata de la necesidad de un estudio socio - ambiental de la situación del menor tutelado, que debe ser realizado por el Asistente Social y el Psicólogo intervinientes; en ningún caso es necesario el estudio psicológico forense del autor del acto delictivo, sólo el Juez puede solicitar estos estudios a voluntad, para la evaluación de las características de cada caso o privativo y potestad del encargado de impartir justicia. Como ya he dicho, he dejado adrede de lado aquellos delitos en que el autor padece un cuadro psiquiátrico - psicológico - neurológico grave. Estos serían los casos contemplados en las causales del A.lt. 34º inc. 1° del Código Penal. A modo de ejemplo relataré un caso: En una oportm1ídad atendí a un joven de 19 rn"íos que había dado muerte a su concubina a puñaladas. Entrevistado el mismo, luego de Ja aproximación individual, se practicó con él una batería de tests proyectivos y psicométricos cuya evaluación arrojó datos significativos que me llevaron a consultar al Juez de la causa un hecho que, en principio, no parecía tener la importancia que adquirió después, y era ¿de cuántas puñaladas había matado a su mujer?. Con extrañeza se me contestó que le propinó 37 pufialadas. Fue este dato el que me confirmó el material recogido durante la entrevista psicodiagnóstica y la evaluación de la batería · testeada: se trataba de mia persona epiléptica y la cantidad de pufialadas que le procuró a su víctinia fueron producto del estado nervioso que le provoca la convulsión, no se pudo controlar y siguió descargando el pufial. A la vez fueron in1portantes los estudios realizados entre la víctima - victimario; tratándose ésta de una relación afectiva lábil, propia de la enfem1edad que padecía este joven, con características de smnisión y adoración hacia la figura de la mujer que se tmnaba en una conjunción sado - masoquista, y al sentirse engañado y destruída su imagen idealizada, optó por drn· muerte a la víctima. El cuadro epiléptico se confirmó ai serle aplicado al enfermo, un estudio electroencefalográfico, el cúal contenía un trazado de ondas en pm1fa compatible con un cuadro epiléptico de Gran Mal. El enfermo fue declarado inímputable por las causales del Art. 34º inc. 1ºdel Código Penal. Otros casos a los que trataré de referirme es a detenninados delitos que se producen en prnticulares estados del individuo, que serían los gue se 22 denominan como "emoción violenta". El ejemplo típico sería aquel en el cual el autor descubre de su esposa que éstalo engafiaría con otro hombre, lo que produciría un estado de confusión, irritación y heteroagresión, que hace que esta persona; que en otro momento sería incapaz de cometer tamafia acción, ataque a su esposa y la mate. Lo interesante en estos casos es que la legislación, para contemplar este hecho desde el articulado de "emoción violenta", necesita de un requisito fundamental: la "inmediatez"; y aquí es donde efectúo mi primer planteo; si se trata de una personalidad de base maníaca o psicopática, cuyas reacciones son rápidas, inmediatas, condenarían violentamente, en algo similar a una respuesta de acción, matando a su víctima, con lo cual el requisito de la inmediatez estaría cumplido. Pero, ¿qué pasaría en el caso del victimario con una personalidad esquizoide?, que como sabemos se caracterizan por tener el pensamiento lento, rumiante, diferir las respuestas, por lo tanto este sujeto no reaccionaría en el momento, sino que tardaría en dar su respuesta (aunque ésta sea la de acción) para pensar el acto transcurriendo cierto tiempo, con lo cual no se cmnple la condición de inmediatez, y este sujeto estaría fuera del artict¡lado del Código citado. Tengamos en cuenta que estamos hablando de un Código viejo y perimido, sancionado en el afio 1931 (y basado en el Código Espafiol de 1885, el cual fue modificado en Espafia en el afio 1890, pues su contenido no se adaptaba a la época). Lo que quiero hacer notar aquí es que los estudios sobre la personalidad avanzaron en estos últimos 55 años, pero no así ciertos contenidos de nuestro Código, y la encargada de demostrarlo en ejemplo citado, no es otra que la Psicología Forense, pero para eso necesita de la colaboración de técnicas idóneas que muestren a profesionales de otras disciplinas -legos en la materia-, la veracidad de nuestras afmnaciones, si no seguiremos girando en un medio pequeño, entendiéndonos entre nosotros sí, pero sin poder demostrar . nuestras afmnaciones a un medio social que se muestra perpl<:_io cuando ocurren determinados delitos en los cuales sus protagonistas (autor y víctima) pertenecen al mismo grupo familiar. Ya es una realidad que en los casos que dan origen a este· estudio es fundamental el trabajo psicológico - forense. Asimismo debemos lamentar la falta de bibliografía específica en el tema; si bien existen ensayos a los que he tenido acceso, la mayoría de ellos fueron hechos por autores extranjeros y se refieren a casos ocurridos en otros países, con la correspondiente diferencia en la legislación, y lo que es más iniportante, la organización. social y las costumbres son diferentes, lo que hace que no sirvan para la adecuada capacitación del Psicólogo Forense. 23 Es por esto que se hace más importante el establecer estudios sistemáticos en la especialidad; notamos la importancia de un adecuado estudio, por ejemplo para determinar la inimputabilidad de un sujeto por las causales del Art. 34 º i.nc. l º del Código Penal. El hecho de que el estado de alienación, en la actualidad lo dete1mine el Juez con la colaboración de !a Psiquiattia Forense, hace que existan casos en donde la evidencia es insuficiente para dar una adecuada respuesta; y es el caso de las psicopatías, siendo que el Art. 34 º inc. 1º exige que .el autor del delito, en el momento del hecho, no comprenda la crin1inalidad del acto o no pueda dirigir sus acciones. Pero aqui se plantea la problemática, el psicópata ¿comprende la criminalidad del hecho? ¿o solamente entiende?. Así como se contemplan las alteraciones en la esfera intelectual y en la volitiva, ¿no podemos pensar que las alteraciones en la psicopatía se producen en la esfera afectiva, y que producto de un razonamiento defonnado arribe a un juicio desviado?. Solamente planteo este hecho como pregunta pues darla origen a otro estudio y extendería demasiado el trabajo, pero deseo hacerlo pues existen casos que se producen dentro del núcleo frnniliar, que encierrrn1 en éste a la víctima y al autor del delito, clasificando al último como un psicópata. Es aquí donde cobra in1portancia el profundo estudio psicológico forense: la adecuada determinación del nivel intelectual con técnicas especificas; el estado emocional y las motivaciones que lo llevan a la comisión del hecho; la profunda entrevista diagnóstica, la entrevista familiar, y· en especial, en los casos en que es posible, la cntrcvísta de la víctima que aportará 1U1 material importantísimo a la investigación y seguran1ente permitirá la averiguación de las causales. Todo esto expuesto sucintamente es lo que llevará a los magistrados a la toma de conciencia de la Psicología Forense como ciencia idónea prn·a la colaboración de la detenninación de Justicia. Si se me permite quisiera hacer notar que, a pesar de que el trabqjo incluye solamente los delitos que se cometen dentro del núcleo familiar por componentes del mismo, que se tomrn1 a la vez .como victinms y autores, la palabra "delito" no encasilla solamente en un ámbito (siendo que por definición solamente es delincuente aquel que comete un delito, entendiendo por tal aquella conducta que aparece incriminada en el Código Penal), pero existen conductas que si bien no están incriminadas, tan1bién ponen en peligro la estabilidad familiar y social, lo que hemos dado en llamar conductas peligrosas, ya expuestas a lo largo del estudio. Y aquí encontramos tal vez una de las más dificiles tareas de la Psicología Forense: la prevención, entendiendo por tal el estudio de las conductas frnniliares llamadas peligrosas, tratando de 24 trabajar para llevarlas a su mínima expresión, y con ello reducir las posibilidades de que lleguen a convertirse en delictivas. En esta exposición trato de mostrar el papel más importante que debe cumplir la Psicologia Forense, como ciencia anexa al Derecho, la cual ayudará y pennitirá que el Juez entienda las motivaciones de las conductas humanas; no tiendo a justificar al agresor, y con esto atenuar su pena, sino a algo de mayor importancia, brindar una explicación a lo que, a los ojos del lego aparece como incomprensible, a ir más allá de la simple descripción de los hechos, ahondar en las conductas humanas, y entender qué motiva a los sujetos a reaccionar de la manera que lo hacen. Incluso saber realmente Si coITesponde la incriminación de determinadas conductas, o si al estar determinando la ilegalidad de las mismas, no estamos atentando contra derechos elementales del ser humano que hacen a sus costumbres y modo de vida. Y es aquí donde muestra su importancia nuestra ciencia, pues no deberá trabajar de acuerdo a moldes establecidos, ni encasillarse en un trabajo de investigación, sino también colaborar en la elaboración de la legislación, respetando la libertad de elección y los Derechos Humanos de las personas. Es una realidad que no se pueden determinar cie1ias conductas humanas como delictivas si atentan contra la naturaleza de las personas. Es así que nos encontramos en detenninadas épocas de nuestra historia con prohibiciones que, si las pensamos desde un campo antropológico, nos suenan ridiculas: por ejemplo, y recorriendo un camino cronológicamente inverso, la prohibición de reunirse en grupos con fines políticos, lo que atenta contra el principio gregario de las personas; sería como prohibir a las personas el ingerir alimentos, y siguiendo este camino, tuvimos noticias de que en determinados lugares del mundo se prohibe la procreación de la familia más allá de tin número determinado, si bien sabemos que esto se hace por razones lógicas de necesidad (falta de alimentos, falta de lugar fisico donde habitar, etc.) no es la forma de solucionar estas situaciones, pues estarían obligando a la sociedad a delinquir. Es así como determinadas conductas penadas quedan luego en desuso (por ejemplo el concubinato o el adulterio, por citar algunos casos que tienen que ver directamente con el núcleo familiar). A la vez si se incriminan conductas por considerarlas lesivas a los miembros de la sociedad, se deberían elaborar adecuados mecanismos para evitarlas, o en el caso de estar instaurado el conflicto, para revertirlo, y en el último de los casos para atenuarlo, si a esto no se le puede dar adecuado tratamiento. Pero esto no es así y nos encontramos con una realidad apabullante y cruda, en la cual la sociedad se ha convertido en represiva de conductas humanas y no en preventiva de las mismas. 25 Por ejemplo: en un caso de violación, detenemos al transgresor, lo juzgamos y condenamos a cumplir determinada cantidad de años privado de su libertad como si esta fuera la solución del problema, como si encerrando al violador se terminará con las violaciones (aquí el refrán de "muerto el perro se acabó la rabia"); sabemos cuan alejados de la realidad estamos pero no hacemos nada por tratar a esa persona y provocar su terapéutica (cura), es más, en algunos delitos como los expuestos en este trabajo, hasta nosotros mismos que somos los encargados de brindar esa terapéutica, nos cuestionamos si trabajamos para la salud o para la "enfennedad". Lamentablemente, para quienes hace años que trabajamos en este campo se nos hace dificultoso imponer la utilidad de nuestra ciencia sin caer en reduccionismos, y sin ser vistos como justificadores de las aciones "malas" de los hombres. Es mi opinión que los estudios de Psicología Forense son in1portantes y defmitorios para la comprensión de los hechos; lamentablemente la mayoría de estos estudios quedan solamente en el anecdotario, independientes de la sanción que le pueda caber al agresor, de acuerdo a un viejo y caduco código de incriminación de conductas. Pero es mi planteo que esto no suceda así, pues la Psicología Forense no es solamente esto, sino que a partir de los estudios que se puedan realizar ayudarían a Ja comprensión del caso, para brindar una mayor y mejor ayuda al transgresor y su victima, que en el especial terna que se trata aquJ, no sé hasta que punto no se transforma en víctima de su acción. Es más, a partir de estos estudios se podrán proponer políticas adecuadas y tratamientos especializados ante estas detenninadas situaciones, colaborando incluso en el dictado de una legislación adecuada, aportando un conocimiento especificamente científico para la explicación de estas realidades. Así pues, continuamente en mi quehacer diario me encuentro con situaciones de menores de edad abandonados por sus padres, la legislación vigente me dice que el abandono de los hijos infringe una ley que es la falta de cumplinliento de los deberes familiares y está reprin1ida con la prisión de los progenitores que así lo hicieren, pero ante esta situación, si el verdadero objetivo social es que los padres quieran a sus hijos y establezcan m1a relación vincular de afectividad positiva con ellos, ¿qué logra la sociedad al reprimir esta conducta?. Am1que los padres sean castigados con privación de su libertad no cumplimos el objetivo deseado, y es esta una situación donde la respuesta del derecho y la legislación es insuficiente para la modificación y se necesita apelar a otras ciencias que puedan provocar una respuesta adecuada. 26 i:, Es aquí donde pienso que la Psicología Forense es la encargada de provocar esta respuesta, y no solamente con la explicación aséptica del hecho, sino con la participación activa y comprometida de la situación, con respuestas alternativas ante una misma situación, con estudios profundos de estas situaciones mediante mecanismos científicos adecuados. Además de las varias situaciones expuestas en este trabajo, existen otras que preferí tomar en las conclusiones, por la importancia que tienen y a la vez la poca cantidad de denuncias que se presentan: son las violaciones de hijos y el castigo de las mujeres por sus maridos (lo que llamaríamos violencia doméstica); esto se puede explicar desde la vergüenza social de la víctima ante este hecho, y la podríamos resumir de esta manera: a) temor ele hijos, hermanos y esposa al castigo del padre o del marido, o temor del marido o del padre por el delito; b) el problema social, y sobre todo el económico que puede implicar, ante la intervención de la Justicia, la detención del padre, hermano o marido; e) complacencia con la situación; d) complacencia especifica de la madre de la victima o esposa (víctima), por el temor consciente o inconsciente de desintegrar la familia; e) complacencia de la madre cuando el marido le hace frecuente demanda sexual a ella, pese a mantener relaciones con la hija (en el primer caso); f) complacencia de la esposa hacia quien fue dirigida la agresión, siendo que luego de esta llega la gratificación sexual, con un mecanismo que podríamos clasificar de sado masoquista. Mediante este breve escrito traté de exponer todas las situaciones (o su gran mayoría) que se pueden dar dentro del núcleo familiar, cuando el hecho es protagonizado por miembros del núcleo, y un esbozo de lo que deben ser los estudios de Psicología Forense en este sentido. Es que el tema no se agota aquí y todavía quedan muchas cuestiones por resolver, pero intenté explicar, dentro de ia brevedad impuesta, a través de la exposición de los casos, las ""usales que llevan a la comisión de estos hechos, y a la vez los problemas con que nos encontramos. en nuestro quehacer diario, ante situaciones de tal magnitud y complejidad que escapan al saber de una ciencia en particular y por tanto, a su solución. 27 BIBLIOGRAFÍA • Bonnet, D. -Manual de Medicina Legal- Ed. Aguilar - 1973 • Freud, S. - Obras Completas (Tótem y Tabú - Tomo 2) - Ed. La Nueva 1977 • Caplan,"6. -Principios de Psiquiatría Preventiva -::i;l,4., Paidós - 1980 • Lévi Strauss. - Las Estructuras Elementales de Parentesco - Ed. 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