varela - el delito intrafamiliar(1).

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Maíeriár PSICOLOGIA JURIDICA
VARELA
.·GóCligo: ·
•
69-19
"Una cultura que diiia insatisfecho a un número tan grande de sus miembros y los empl/ia a la revuelta,
no tiene perspectiva de conservarse de manera duradera ni lo merece...n
Sigmund Freud "Porvenir de Una Ilusión»
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4-
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PRÓLOGO:
Prefeti organizar este trabajo enfocándolo a partir de los delitos por una
razón de organización sistemática , también lo podría haber hecho desde las
patologías, pero pensé en el hecho desencadenante del actuar delictivo en sí, a
pesar de ser esta una circunstancia fortuita.
Además, pienso que no existe una clasificación patológica en sí, sino
que esta cambia constantemente en un devenir.
· Es más, decir que determinadas patologías tienden a cometer delitos
dentro de la organización familiar, considero que sería incurrir en un error
muy profundo que nos haría clasificar a los involucrados en criminales o no.
Todo tema de estudio psicológico, a mi parecer, es complicado o
intrincado, plagado de facetas interesantes, por lo que mi enfoque tiende a
plantearse desde dos variantes: la psicológica propiamente dicha y la
antropológica, siendo que este teITeno está muy poco explorado, Jo que deja de
lado. un riquísimo material. Dicho dafio pues, me obligaría a exponer tma
teoría social por todos conocida, pero que no arroja luz sobre la problemática
·
en cuestión.
A la vez, preferí dejar de lado los delitos que se cometen dentro del
núcleo faniiliar pero cuyo autor padece un cuadro psicopatológico severo
(epilepsia, esquizofrenias paranoides, etc.), pues su comisión dentro del
núcleo obedece a una situación circunstancial, donde Ja verdadera importancia
se centra en la enfermedad en sí.
Además, también he resuelto dejar de lado los delitos del tipo de la
estafa o Ja defraudación, los que podríamos clasificar como de "mayor
sofisticación", primeramente porque la extensión del trabajo no permitiría un
profundo examen, y además, porque opino que sólo se trata de variantes de la
conducta que no modifican Ja situación prof1mda del tema.
Considero que los estudios psicológicos en el tema deben centrarse
f1mdamcntalmcntc en la temática familiar, y en especial en la relación víctima
- victimario; las características de personalidad de cada tmo, y los móviles que
pueden llevar a desencadenar la acción. Por ello, trato de fundamentar mis
expresiones en casos prácticos, en general extraídos de mi quehacer
profesionaL dada la escasa bibliografia que existe con referencia al tema,
siendo que en su gran parte es extranjera, y lo poco que hay aquí sólo nos
llega desde las variantes del Derecho y la Psiquiatría, lo cual no nos es útil
para la capacitación del psicólogo en elámbito Forense.
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INDICE:
Pág.
Introducción........................................................................
3
Hom1c1d1os... .. .. .. .. .. .. ............. .. ... .... ........ .. .. .... . ... .. ..... .. ... .... .
6
Niños castigados y apáleados..............................................
12
Aborto - Infanticidio.................. ~........................................
16
Violaciones y estupro.............. ,...........................................
19
Conclusiones.......................................................................
22
Bibliografia................................................. ;.......................
28
2
INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo me ha propuesto tratar de mostrar, en forma muy
sucinta la cantidad de delitos que son promovidos en el seno de la familia y
toman como protagonistas a sus miembros. No es nuevo que esto suceda, se
repitió sistemáticamente a lo largo de las épocas y despertó el interés de no
menos de un investigador, y a la vez los sentimientos de temor, estupor,
confusión y venganza de la inmensa mayoría de la sociedad. Comenzando por
el abandono, la desatención, los malos tratos, los castigos, las lesiones, los
daños fisicos y psíquicos, la corrupción,· la violación y el estupro, el comercio
del cuerpo, y llegando hasta el homicidio (sin dejar de mencionar el aborto y
el infanticidio), son todas variantes de la forma de manifestarse de una misma
patología familiar.
No es mi interés brindar una explicación acabada de estas acciones,
pero si tratar de mostrar la insuficiencia del derecho y las instituciones legales
para su tratamiento y solución, . y mostrl}f que existen otras alternativas o
salidas sociales para el abordaje de estas llan1adas patologías, pues las salidas
que nos. ofrece la legislación son insuficientes, y en algunos ,,casos, como
podremos ver, perjudiciales, pues en el intento de proteger a la víctima
terminan por lesionarla y provocarle
males mayores.
,., .
. .
.
No me propongo decir que la Psicología Forense es la ciencia que puede
solucionar estas situaciones tan conflictivas, pero sí la más indicada para
arrojar un poco de luz á uria cuestión tan intrincada como para provocar un
miedo social tan profundo.
Véase que nada nos conmueve rnás que leer en los diarios la noticia, como
hace no mucho, de dos jóvenes que dieron muerte a sus padres y los ocultaron
en el baúl de su propio automóvil. La reacción social fue inmediata, se
levantaron voces pidiendo la muerte de los parricidas, otras lamentando y
compadeciendo a los presuntos autores del hecho, y los más tratando de
encontrar una explicación más o menos comprensible a este siniestro modo de
actuar; es más, hubo un hecho que llevó a la opinión pública al borde del
histerismo y fue el enterarse que uno de los menores mantenía relaciones
sexuales con la madre, por incitación de ésta. A partir de aquí la opinión
pública cambió, ya no se trataba de asesinos desalmados como titulara un
conocido diario de tirada masiva en nuestro medio, sino de pobres jóvenes, a
los cuales la única salida que se les presentaba era la que supuestamente
habían practicado, y no faltaban las entrevistas a personalidades de nuestro
quehacer analítico que teorizaban sobre la situación.
'
3
Tuve oportunidad de en1'.rcvistar a estos menores durante su alojamiento
en la Unidad Penitencüiria Nº 2 del Servicio Penitenciario Federal. Allí traté
de reconstruir ésta historia, pero que no sería tema de trabajo de esta
exposición, pues extendería demasiado el estudio.
Lo que pretendo establecer con esto es la importancia de la elaboración
ele un profundo estudio psicológico - forense, que no apunta a la justificación
de los actos imputados sino a la explicación de los hechos como una mejor
manera de comprenderlos, y a la vez dejar establecida la real importancia de
una ciencia que en la actualidad no la tiene, y que es la única que tiene la
obligación y la posibilidad de ahondar en estas conductas, las que, me
atrevería a decir, encierran el núcleo gordeano del actuar delictivo.
He resuelto organizar mi trabajo a partir de las situaciones delictivas
que se dan dentro del seno familiar, para lograr una orientada coherencia en la
exposición, pero si bien estos factores son detenni.nantes en el objetivo del
trabajo, pueden ser alternativos en la dinámica general, o aparecer
entremezclados, o figurar como circunstancias a las que se ven expuestos
cuando la vinculación es particularmente enferma.
No resultaría muy dificil responder a los objetivos que plantea el trabajo
en una forma concreta y práctica, como lo podría abordar un médico ante
temas de Medicina Forense con fórmulas y reglas generales para cada caso.
Primero porque, a diferencia de ésta última, la Psicología Forense estudia
conductas individuales de cada sujeto en estudio - conductas criminales o de
riesgo social - , por lo que habrá tantas conductas como individuos sometidos
a estudio, ante un determinado acto delictivo o marginal.
Y la segunda, y tal vez más poderosa razón es que el campo de la
Psicología Forense, no está lo suficientemente estudiado como para poder
determinar siquiera sus límites.
Así, por acefalía, gran parte de su territoriolliílfue ocupado por la
Psiquiatría Forense, como sí esta ciencia pudiera dar 'todas las respuestas
necesarias. Pero a poco de andar nos damos cuenta que no es así, que la
ciencia antes mencionada describe estas conductas, pero no las puede explicar
con la claridad que debiera, y partiendo desde aquí es la Psicología Forense la
que debería brindar estas respuestas; será un camino dificil de recorrer, en el
cual se deberá no sólo ganar espacio científico, sino además desalojar a quien
lo ocupa actualmente, y eso sólo se conseguirá a partir de una alta y definida
especiaiizacíón de. los Psicólogos en el <írea Forense con elementos propios y
particulares para el ámbito específico; con técnicas propias y no adoptadas de
otros campos del saber psicológico, con recursos propios, y con la suficiente
práctica en tareas de campo en la especialidad.
4
Además, el trabajo del psicólogo no se agota en la mera exposición y
explicación del hecho, sino que también continúa para la evolución positiva
del individuo.
Y aquí se ampliará el campo pasando directamente a las técnicas de
tratamiento específicas, por ejemplo en el can1po del Derecho Penal, en la
rehabilitación del penado, o en el Civil, el trabajo con las familias y sus hijos,
o en la dctcm1inación de las insanias y las curatclas, y la orientación de los
miembros que deberán cuidar del enfenno. Incluso en una tarea tan importante
como sería establecer y realizar el tratamiento de la víctima (tan primordial en
los casos de violaciones, estupro y com1pción), y además en los casos de
menores tutelados por el Estado, que a Ja vez son causantes y victimas de las
situaciones a exponer.
5
HOMICIDIOS
(parricidio - matricidio - filicidio - etc.)
Es evidente que cuando nos encontramos ante la situación de un delito
en el cual autor y víctima pertenecen al mismo núcleo familiar, esta situación
adquiere características especiales.
Haciendo un poco de historia nos podríamos remontar al primer delito
de este tipo: el Antiguo Testamento nan-a este primer crimen de abruniadora
trascendencia en la historia de la hun1anidad, que tiene como protagonistas de
la "pareja criminal" a los hijos de Adán y Eva. El relato es escueto, diría
aséptico. Golpea con fuerza y hace ineludible trasladar la imaginación: "Adán
empero conoció a Eva, la cual concibió y parió a Caín diciendo: "he
adquirido un hombre por merced de Dios". Y parió después al hermano de
éste, Abel. Abeljue pastor de ovejas y Caín, labrador. Y aconteció al cabo de
mucho tiempo que Caín presentó al Seí'íor ofrendas de los .frutos de la tierra.
Qfreció asimismo Abe[ de losprimerizos de su ganado, y de lo mejor de ellos;
y el Señor miró con agrado a Abel y a sus ofrendas. Pero de Caín y las
ofrendas suyas no hizo caso, por lo que Caín se irritó en gran manera y
decayó su semblante. Y dijo el Señor: "¿Por qué motivo andas enojado? ¿No
es cierto que si obras bien serás recompensado, pero si mal, el castigo del
pecado estará siempre presente en tu puerta y a tu vista? Mas de cualquier
modo su apetito o la concupiscencia matará a /U andar y tu lo dominarás, si
quieres··. D(jo Caín a su hermano Abe!: "salgamos fuera''. Y estando los dos
en el campo, Caín acometió a su hermano Abe! y lo mató." (Viejo
Testamento, Génesis de Reyes, 411 - 9). ·
Aparece este caso sucintamente mostrado como una situación de celos y
rivalidad entre hennanos, y castigado por Dios con el destierro del matador,
situación en la cual se comprueba que ni Dios mismo destruye lo que crea, y
con esto adquieren mayor sentido y fuerza los estudios que se puedan realizar
para la rehabilitación.
Este tema que siempre aparece lejano, ajeno e incomprensible a los ojos
del espectador, ha preocupado a la sociedad a lo largo de la historia de la
humanidad; es así como la cuestión no escapó a los literatos, por ejemplo
Dostoicvski con el parricidio expuesto en "Los hcmmnos Karamazov" (en el
cual aparece expuesta la muerte del padre para la obtención de sus bienes y el
acceso a la mujer de éste), y Shakespeare con "H!lllllet", con una forma de
exponer la enfermedad familiar en la cual ocurre la muerte de sus miembros a
manos de ellos mismos. E incluso relatos mitológicos, como por ejemplo la
naiTación de la muerte de un .Hércules a manos de su esposa.
6
Así pues, de aquí surge la primera pregunta: siendo que el sistema penal
incrimina conductas peligrosas para el bien común de la sociedad, e ünpone
penas más severas cuanto mayor es el bien ofendido y mayor alarma social
produce, observamos que se da, como un fenómeno constante, en todas las
sociedades, cualquiera sea el sistema penal imperante, que la relación entre
delito y pena crece en forma proporcional, por lo tanto cuando existe un
incremento de la violencia social (sin tener en cuenta la causa),
automáticamente la sociedad reacciona con mayor rigidez en el sistema
punitivo.
Comparemos entonces y veamos que nuestro Código (al igual que la
mayoría vigentes en el mundo), aumenta su quantum represivo cuando un
delito se repite con tanta frecuencia que eleva el nivel de alarma social (por
ejemplo: cuando una sociedad entra en crisis y el indice del delito por robo
-como apoderarse de lo ajeno- aumenta, la respuesta social hace que se
aumente el número de aiíos con que se incrimina este delito; véase incluso que
en la actualidad se observa el fenómeno de que la mayor parte de los
delincúentes que cometen delitos contra la propiedad son menores de edad,
muy precoces, y ya se levantan voces pidiendo que se opere una disminución
en la edad de incriminación de las conductas ilícitas, obedeciendo a esta
respuesta punitiva social). Y sin querer ser reiterativo en ejemplos, quisiera
citar el fenómeno operado a partir de la violencia de determinados grupos en
los estadios de fútbol, por lo cual fue presentado un proyecto en la Honorable ·
Cámara de Senadores de la Nación, en el cual se aplica un sistema represivo a
los delitos que se cometan en ocasión de eventos deportivos.
Pero observando el atiiculado de nuestro Código, vemos que la acción
delictiva que está penada en forma máxima es el homicidio agravado por el
vínculo: Art. 60 inc. 1 " ... al que matai·e a otro, siendo la víctüna ascendiente,
descendiente o cónyuge, sabiendo que lo son", y la pena de este homicidio es
la prisión perpetua. Y la pregunta sería: ¿a que obedece esta respuesta punitiva
máxima?. Pues si el bien tutelado es la vida, ¿por qué se hace tamaiía
diferencia?. Y además, la frecuencia con que acontecen este tipo de delitos no
es lo mismo que observamos en los expuestos más arriba.
Aquí debemos hacer una necesaria referencia a la situación de miedo
colectivo ancestral, en la cual se ve la situación general de confusión y pánico
que experimente la sociedad ante m1 hecho de estas características. Y nacen
los planteos: ¿Por qué un hijo llega a matai· a su madre o a su padre, y
viceversa?, ¿por qué las par~jas que al parecer se forman por la voluntad y el
amor de ambos miembros, pueden llegar a los límites de que uno le quite la
vida al otro?. Podemos elaborar conjeturas, pero primeramente prefiero
referirme a un artículo que el Dr. S. Freud escribe en el aiío 1912/13 cuyo
7
'
titulo original fue: "Algtmos aspectos comunes entre la vida mental del
hombre primitivo y los neuróticos", y luego conocido como "Tótem y Tabú".
Allí el Padre del psicoanálisis pai1e del estudio de las relaciones de parentesco
de. las tribus llainadas primitivas localizadas en el continente australiano, y se
impone como necesaria una breve exposición en este tema, al cual en honor de
la brevedad de este trabajo trataré de referirlo escuetamente, es así que se
observa en estas tribus una orgairización familiar matriarcal en la cual las
parejas que se unían fundaban su unión a paitir de la figura totémica de la
madre, adquiriendo sus hijos esta denominación totémica y constituyendo
como tabú el acceso sexual de miembros del mismo tótem. Esto prohibía las
relaciones de los hijos varones con la madre y sus hennanas, pero no así del
padre con su esposa, o hijos e hijas, por lo cual los hijos varones debían salir
necesariamente de la orgaitización totémica buscai1do mttieres para
emparejarse, o esperar, o hacer desaparecer al padre (y en este desaparecer se
incluye la muerte real del padre y su incorporación real, ingiriéndolo)
poseyendo parte del padre para tener acceso a las mujeres de la tribu, lo que
hace parecer como necesario el parricidio, y :fundante de la ampliación de la
sociedad, siendo este tema rescatado por Dostoievski en la novela citada, o en
la novela de "Edipo Rey" cnai1do éste mata a Layo y se empareja con
Yocasta".
Tal vez el estudio de estas sociedades primitivas, dado su estado
evolutivo de pensamiento y sus cai·acterísticas concretas en el actuai-, aportan
la claridad necesaria a temas confusos que nuestra sociedad no llega a
explicar.
Durante el afio 1978, en la Pcia. de Buenos Aires, un joven fue detenido
y acusado de haber dado muerte a su padre. No se publicitaron las causas, y
sólo primó el sensacionalismo de la prensa que mostraba el caso con titulares
catástrofe y con un sentido netamente comercial, pero trascendió que Juego de
ultimarlo lo cocinó y guardó en el refrigerador, para ir ingiriéndolo
diariamente. El joven fue declarado i.nimputable por las causales del ai1. 34
inc. l del Código Penal.
Vernos en este caso que la fantasía de incorporación real del padre por
medio de su ingesta no parece tan lejana, pues la bibliografia freudiai1a ya se
había referido a estos temas, lo cual demuestra que el prirnitivismo. en el
pensamiento no necesariamente sucedía en tribus primitivas. Es más, en tribus
. africanas, luego de librar batallas entre ellos, los enemigos capturados o
muertos eran ingeridos por los guerreros de la otra tribu, pero con la
característica de que sólo eran comidos los guerreros que se habían
desempefiado valientemente y habían luchado con bravura durante la batalla,
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con lo cual se sigue comprobando la fantasía de incorporación real del otro
para obtener las características consideradas valiosas de la. victima.
Recuerdo haber leído en un libro que narraba las peripecias sufiidas por
un grupo de n1gbiers uruguayos en las montafias de los Andes, que para
subsistir ingirieron los cuerpos de sus compru1eros muertos, es así que, al ser
rescatados los sobrevivientes y a su vuelta a Uruguay, la abuela de uno de los
jóvenes muertos abrazó a uno de los sobrevivientes y le dijo: "Ahora los
quiero a todos como si fueran mis nietos, pues cada uno de ustedes tiene
incorporada una parte de mi nieto muerto", con lo cual vemos en este ejemplo
como una persona de nuestra sociedad contemporánea esboza un pensamiento
primitivo de incorporación de lo concreto. Es más, este mecruúsmo se observa
en fonna socializada en ejemplos comunes de la actividad lúdica de los niñ.os,
quienes necesitru1 tener algo concreto de sus ídolos para identificarse y
sentirse ellos; y este mecanismo socializado se da en los adultos, cu81ldo para
adoptar la personalidad de su ídolo ncccsit811 tener una prenda de éstos.
Pero no solamente se d811 este tipo de delitos en los grupos fruniliares,
sino que existen otros en donde el Derecho es insuficiente para dar una
respuesta comprensible a las motivaciones que llevan al núcleo de esta m81lera
de actuar, y se las clasifica como situaciones fruniliares esquizofrénicas, título
que en realidad no define nada y a 1lli pru·ecer se puede ver bast81lte
ejemplificado en esta situación: Durante el afio 1976 en una comarca de
Neuquén, habitab811 una reservación varias familias indígenas, que habífill sido
trasladadas a ese lugar luego de habitar durante largo tiempo una zona central
de la provincia mencionada, ocurriendo este traslado dado que en esa zona se
habífill localizado yacimientos petrolíferos. El jefe de esta comunidad
mapuche se llamaba R. P., se trataba de una organización tribal muy pobre,
que fundaba su economía en el pastoreo de ovejas, prácticamente no conocí811
el dinero y se mru1ej abru1 aún en el trueque. No conocían aún la electricidad,
dormífill sobre la tierra en primitivas chozas de piedra o donde los tomara la
noche, se calentab811 con fuego y carecían de los más elementales utensillos de
confort. Año tras afio celebraban la ceremonia Pcntccostal, la cual consistía en
la lectura e interpretación de la Biblia a cargo de R. P. Y el pedido de Gracias
al Señ.or era hecho de una manera muy primitiva y concreta: con gritos y
súplicas, como si al que más elevase Ja voz le fuera concedido su deseo o
pedido.
Dur81lte la ceremonia, que duraba aproximadrunente una semana,
prácticamente no comían alimentos sólidos -por otra parte no contabfill con
grru1des provisiones- , e ingerían w1 alcohol destilado por ellos mismos.
Ocurrió que en esta oportunidad, al llegar a la comarca la persona
encargada de entregar los víveres (lo hacía cada 15 días), se encontró con el
9
espectáculo de una mujer (la esposa de R. P.) y varios niftos muertos, con sus
cabezas destrozadas a golpes; inmediatamente dio parte a las autoridades, y
los miembros sobrevivientes de Ja comunidad fueron detenidos. Al ser
entrevistados por el magistrado interviniente, en un principio el estado
alcoholizado y la confusión consecuente les impedía reconocer los hechos,
pero luego R. P. Pudo aceptar y reconocer los actos cometidos, relatándolos de
Ja siguiente manera: En U11 momento de la ceremonia, a su decir, alguien
.invocó al demonio, por lo que éste para aparecer se encordó en fo1ma de
serpiente en su esposa, y pensó que ante esa posesión su deber era
desexorcizarla, por lo que comenzó a golpearla con el Libro Santo y palos y
piedras junto a los demás miembros de la tribu, ocurriendo que esta posesión
comienza a pasar a los nifios más pequeftos y débiles convirtiéndolos tan1bién
en serpientes; y los supuestos curadores continuaron golpeando a las criaturas
hasta matarlas. Todos los miembros de la comllltidad aceptaron su
responsabilidad en los hechos, pero estos eran relatados con nostalgia y pesar,
como que no hubiesen querido hacerlo pero aceptándolo como su obligación,
por el bien de los poseídos, sabiendo que les provocarían la muerte pero
librándolos del mal.
Ante esta situación el Juez interviniente en la causa solicitó la
colaboración del Departamento de Antropología del CONICET, pues las
características de los hechos mostraban puntos que escapaban a la
comprensión exclusiva del campo de la ciencia del Derecho.
Es real que uno de los problemas que ocurren en el campo de la
Legislación en nuestro país, es que se dictan las non11as desde la Capital
Federal, sin tener en cuenta lo extenso de nuestro territorio, ni las diversas
culturas que lo habitan. Traté de referir la real s.ítuación de este grupo para
establecer las diferencias con los grupos que habitan las grandes ciudades.
Este caso finalizó con que la comunidad fue disgregada, R. P. Fue internado
en una colonia agrícola en la cual permaneció durante dos aftos y luego dejado
en libertad.
También se puede referir un caso ocurrido en la Pcia. de Misiones
durante el mismo afio; ocurrió un homicidio de una joven de 22 afios por la
picadura de mm serpiente. Luego de las averiguaciones pertinentes de lo que
se creyó un accidente, se develó como verdad el homicidio. Esta mujer que
había ido a pasar un día de campo con su esposo, cuftado y suegra, siendo esta
última la autora material del hecho, al llevar ella misma la serpiente oculta en
mia lata de verduras, mandando a la joven a lavarlas al río y produciéndose
allí la mordedUl·a. Sumado a esto, la intentan traer caminando nuevamente al
pueblo, con lo cual potencian el veneno para apmar la muerte de la víctinia. Se
supo más tarde que la homicida mostraba una relación especial de afecto .con
10
sus hijos, Jo cual impedía el crecimiento de éstos, y tampoco aceptó el
casamiento de su hijo, por lo que fue planeando sistemáticamente el asesinato,
y sometiendo a sus hijos para que la ayudaran gracias a la ascendencia y
sumisión que ejercía sobre ellos. Los tres fueron procesados y condenados.
Volviendo al planteo realizado más atTiba, estos casos fueron
calificados como organizaciones familiares esquizofrenizantes, pero no se
investigó sobre las motivaciones que llevaban a estas personas a cometer estos
actos. Es mi opinión que éste debe ser el estudio a emprender para la
Psicología Forense, como manera de explicar (y no de justificar) estos hechos,
que al no ser comprendidos dejan un sentimiento de pánico social colectivo.
11
NIÑOS CASTIGADOS Y APALEADOS
(malos tratos- lesiones- etc.)
Otras causas interesantes que se pueden ver son el maltrato de nifios,
castigados y/o apaleados por sus padres. En la mayoría de estos casos que
necesitan internaciones o atenciones en los hospitales o salas de primeros
auxilios se ha podido observar que las golpizas fueron propinadas por sus
padres luego de haber tenido discusiones de palabra y de hecho entre ellos.
Incluso hace poco tiempo en esta Capital se supo de una madre que arrojó su
bebé desde un noveno piso, a raíz de un estado nervioso luego de una pelea
ocurrida con su esposo por la decisión de éste de abandonarla.
Estas parejas, que en la mayoría de los casos no tienen edades que
sobrepasen los 25 afios, se han fom1ado con carencia de ambos lados, serias
dificultades económicas, malas relaciones entre ellos y con sus progenitores.
En una gran cantidad de casos se pudo observar que los hijos fueron
concebidos antes de concretar la unión matrin1onial y a veces ésta era la razón
de la mencionada unión. Eran traídos a la consulta por ambos progenitores y
en un principio no aceptaban la responsabilidad del maltrato y los castigos,
luego trataban de minimizar las situaciones y a veces responsabilizaban a los
bebés con excusas como que lloraban constantemente y los obligaban a estar
pendientes de él. Incluso se vieron casos en Guardias de bebés deshidratados o
atravesados por el alfiler de gancho que sostenía el pafia!, o quemados por
calentadores, cuando en ausencia de la madre los dejaban solos con este
artefacto prendido en la casa; y luego de entrevistar a la madre, ésta
responsabilizaba de su actuar a un "lamentable descuido" o a una ignorancia
del dafío.
Ya no hablando de casos limite como éstos, podemos citar los casos de
menores que se encuentran trabajando en la calle en oficios de venta
ambulante o abriendo puertas de taxímetros en las terminales feIToviarias o de
autobuses. Estos chicos suelen donnir en vagones de trenes o en las calles.
El estado de abandono familiar en que se encuentran se constituye en un
factor de castigo, los dt;,ja indefensos ante las contingencias sociales y los
transfomm en proclives al accionar delictivo y marginal. Estos casos son
claros delitos de inobservancia de los deberes del progenitor, pero la
estrnctura social actual hace dificil que se pueda revertir esta situación, pues
en lo general los padres alegan la imposibilidad de mantenerlos, o que el
producto del trabajo callejero de sus hijos les proporciona más dinero del que
generan ellos mismos en sus trabajos. Recuerdo en una oportunidad haber
atendido el caso de un menor de 14 años que había ingresado a la institución
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tutelado por causa de robo. Al ser citada la familia, el padre pidió hablar
conmigo y me solicitó que hiciera lo posible por tratar que el menor egresara
rápidamente con ellos, pero la justificación que usó fue: "porque lo
necesitamos". Al ahondar más en la relación familiar pude observar que este
chico trabajaba vendiendo estampitas en la zona cercana al Cementerio de la
Chacarita y su entrada mensual equivalía a tres veces la cantidad de dinero
que ganaban sus progenitores durante un mes. Y aquí entramos en un tema
mucho más profundo que da origen a una subcultura delincuencia! familiar, el
núcleo impone al menor la obligación de colaborar con ellos, pero sin
preguntarse por la forma en que consigue ese suministro. En una época en que
tuve la oportunidad de trabajar en un establecimiento que alojaba menores
mujeres con graves problemas de conducta antisocial, comencé a notar que la
mayoría de los ingresos que eran caratulados como vagancia, tenían como
verdadera causa de ingreso el ejercicio de la prostitución, y esta actividad era
conocida y fomentada por las madres que, en algunos casos, llegaban a
acompaflarlas a su lugar de "trabajo" y en otros, oficiaban de "madamas",
publicitando los "serviciosº de sus hijas entre los varones del barrio que
habitaban y prestando su casa para la "actividad comercial". Aquí vemos
claramente una deformación en la valoración de las figuras de sus hijas, en las
cuales no estaría reconocida la valía de persona, sino simplemente como un
"objeto de uso" que le pueda proporcionar buenos dividendos, sin únportarle
la forma de conseguirlos. En estos casos se puede observar que la victúna del
"delito" está siendo instigada a su comisión a partir de un miembro de la
misma familia (léase su madre).
En los casos expuestos, se puede llegar a pensar que se dan, por
pertenecer los actores a familias marginales, de escaso acceso cultural; pero a
poco de ver observamos que no es así. Lo único que cambia en referencia al
nivel cultural es la forma, pero el fondo continua siendo el mismo, con lo que
comprobamos que el nivel social tiene poca relación con el actuar en sí, y esto
pasa por condiciones individuales en Ja dinámica familiar.
En mi trabajo como perito judicial, he intervenido en causas civiles para
establecer la tenencia de hijos en casos de divorcio (art. 67 y 67 bis del Código
Civil), y sistemáticamente observaba que las parejas llegaban a esta situación
totalmente desbordadas de rencor entre sí y ambas con la idea de venganza
sobre el otro. Era aquí donde adquirían principal importancia los hijos, los
cuales eran utilizados como instrumentos de lucha y hostigamiento hacia la
otra parte.
Sistemáticamente en las situaciones donde la mujer se sentía engañada,
negaba la visita de su esposo para ver a sus hijos, hecho que provocaba la
reacción de éste, quien denunciaba el hecho ante las autoridades y se daba
13
comienzo a Ja puesta en marcha del aparato judicial. También .. en otras
ocasiones se daba la situación inversa, cuando era la mujer la que ab¡mdonaba
a su esposo, era éste quien planteaba el juicio de tenencia para que Jos hijos
pasaran a vivir con él. Esta situación se reitera constantemente, con lo cual
ninguno de los dos progenitores piensan en sus h~ios, sino solamente en Ja
manera de da.fiar al otro cónyuge, y la descendencia pasa a ser sólo un
elemento para ser utilizado en beneficio propio y como arma hacia el otro.
En estos casos siempre he sentido la obligación de puntualizar a ambos
cónyuges esta situación, siendo que en sus discursos siempre anteponen el
bienestar de los hijos y lo que menos hacen es propender a esto.
Hasta en una oportunidad tma part:ia que se había separado hace varios
afios, tenían una nifia que había quedado al cuidado de la madre; al formar
nueva pareja, el padre decidió solicitar la tenencia de la criatura aduciendo que
su ex - esposa la hacia pasar necesidades y mostraba conductas indecorosas
para con la niña. Es así que entrevistados ambos se pudo averiguar que la nifia
había sido adoptada de manera ilegal, y aún sabiendo que habían cometido un
delito y que si la situación se daba a conocimiento, ellos podrían ser
procesados y la niña (la mayor perjudicada) sería puesta bajo la tutela del
Estado e inten1ada en una institución minoril, ellos preferían esta situación a
dejar la criatura en manos del otro. La situación pasó a convertirse en algo
parecido al Juicio Salomónico; ni los abogados de las partes, ni el secretario
del Juzgado, ni el Juez mismo, e incluso ni en mi ánimo estaba el deseo de que
tal alternativa sucediera, pero ninguna de las partes quería ceder.
Aquí vemos el claro caso en el cual los padres victin1izaban a su hija, en
aras de querer lo mejor para ella.
Es más, en casos de menores internados en instituciones, a solicitud de
sus padres, fundada en razones económicas, se daba el caso que a medida que
pasaba el tiempo sus progenitores espaciaban las visitas hasta el punto de
transcurrir varios meses sin verlos, lo que provocaba reacciones de angustia.,
agresión y a veces mutismo en los chicos. Ante esta situación citábamos, por
orden judicial, a el o los padres. Estos manifestaban que querían mantener la
internación de sus hijos, fundándolo en razones del bienestar de éstos, que
estarían mucho mejor en la Institución; que ellos no querían renunciar a la
tenencia o a la patria potestad (con la cual se pochia tratar la adopción del
menor), pero que deseaban "lo mejor" para sus hijos y consideraban que ese
bienestar estaba en la institución. Por mecanismos legales podríamos obtener
que estos padres se hicieran cargo de sus h\jos pero, ¿,hasta que punto
estaríamos propendiendo al bienestar del menor?. Creo que utilizar este
mecanismo no sería la solución adecuada, y es en este punto donde se hace
únprescindible el auxilio de otra ciencia que pueda brindar una mejor
14
alternativa a la situación cont1ictiva, con lo cual la Psicología Forense deja de
ser una ciencia auxiliar al servicio del Derecho y del fallo judicial, que
únicamente se limita a hacer una explicación aséptica de la situación para la
comprensión , y pasa a convertirse en tm elemento terapéutico, .con lo cual el
perito no es sólo el técnico que investiga el conflicto, sino que se convierte en
una parte activa del mismo, trabajando con las partes para establecer tma
vinculación donde no la hay, y mejorar la relación cuando ésta se encuentra
truncada o desviada por algún motivo, en especial en los casos expuestos
donde se detecta un abandono afectivo, hecho que no está contemplado por la
legislación.
También aparecen situaciones que, si bien no son consideradas delito
(por no estar tipificadas como tal ), constituyen lo que podríamos dar en
llanmr "conductas peligrosas" de personas que ponen en riesgo a las otras a su
cargo (véase los ejemplos de los padres que no se interesan por sus hijos más
allá del sustento material). Estos menores vagabundean por las calles o
pem1anecen hasta altas horas en bares y confiterías, siendo estas situaciones
ignoradas por sus padres (ignoradas a nivel consciente), por mencionar
algunas de las más manifiestas.
Estas situaciones deben ser detectadas y abordadas por la Psicología
Forense, en lo que se convertiría en una tarea preventiva de cooperación
social. Orientando al menor y la familia e investigando el núcleo en forma
profunda, hurgando en la problemática que presentan, planteando soluciones
para mejorar la vinculación donde aparece desviada o establecerla donde no la
hay.
15
ABORTO- INFANTICIDIO
Otro delito con el que nos topamos frecuentemente es el del aborto,
siendo éste el de la interrupción de la vida humana durante el período de la
gestación.
Numerosas son las razones que llevan a la mujer a atentar contra la vida
del feto. Desde la falta de toma de conciencia de la importancia de la vida
humana que lleva en su vientre, por haber sido ésta concebida en una relación
circunstancial, en donde el objetivo era el placer y no la concepción de la vida,
donde ese hijo no aparece reconocido como fruto del amor de la pareja, sino
como una consecuencia no deseada; hasta causales de orden social, venganza,
temor o represalias paternas, falta de medios económicos, sentimientos
egoístas, etc. Es así que este delito es tan común que en algunos países se
discute sobre si se debe incriminar esta conducta, pienso que esta es una
manera aséptica que tiene la sociedad de sacarse el problema de encima, un
problema que no puede manejar mediante la legislación. Y gracias a esta
sitnación el aborto se convierte en un negocio clandestino que proporciona
grandes ganancias económicas a grnpos de profesionales desaprensivos, que
no reparan en la lesión que infringen a la sociedad. E incluso en ciertas
ocasiones aparecen como salvadores de la situación de tensión familiar realmente se me presenta como incongruente esta situación -. Y nuevamente
caemos en un agujero del Derecho, en el cual la represión del autor del delito,
aparece en muchos casos como el castigo hacia la victima que se intenta
proteger. Es aquí donde cabe una aclaración, soy manifiestamente opositor a
la legislación que permitiría el aborto, pero planteo una sociedad mas justa recuerdo una frase de Don Segundo Sombra, que decía "no es raro que a uno
le falte lo que al otro le sobra" -, resumida una verdad, la solución a esta
siümción estará dada a pmiir de la cooperación comunitaria, en la cual la
mujer soltera embarazada no viva la vida que lleva dentro como una culpa
grandiosa que marcará su culpa por siempre y opino que aquí estará la
importante tarea del Psicólogo Forense, no sólo la explicación lúgiénica y
desafectivizada del porqué una mujer en un detenninado momento decide
atentar contra la vida de su futuro hijo, sino trabajar con ella para la
aceptación de su estado, y la toma de conciencia del valor de la vida.
· En una oportunidad trabajando en un establecimiento que alojaba
menores mujeres, una joven que se encontraba en tratamiento conmigo,
durante una sesión me confesó que la ginecóloga le dijo que "estaba de tres
meses" y acto seguido me preguntó "¿qué es estar de tres meses?'', su
pregunta me llenó de asombrn y la interrogué acerca de cual era su opinión
16
sobre que debía hacer para concebir im hijo, a la cual me contestó "yo me doy
un beso, fuerte, fuerte, fuert.e, con mi novioº. Aquí aparece como evidente que
la fantasía de vómito o defecación del hijo no es tan lejana ni digna de
sociedades primitivas.
Cuando se le explicó a esta joven el significado de su estado aprovechó
una oportunidad para fugarse del establecimiento, siendo detenida quince días
después, estaba en la calle ejerciendo la prostitución, a su llegada al
establecimiento habla desaparecido su embarazo, había abortado, y me dijo
"yo no quiero tener un hijo, mantengo relaciones por placer, pero ahora estaba
trabajando pues el aborto lo hice de fiado, y debo conseguir el dinero para
pagarle al médico, es una persona muy buena, me trató muy bien, pero si no le
pago, cuando me pase otra vez no me va a solucionar el problema".
Ahora bien, en otras ocasiones (y el número asombraría), me encontraba
con casos en los cuales una mujer, con varios hijos, formaba nueva pareja, y
su compaílcro decidía darle el apellido a los hijos de su concubina, o sea
reconocer la descendencia para un observador no participante, esta actitud del
hombre era loable y digna de la más ferviente admiración. Lejos de la
realidad, esta persona al reconocer a Jos hijos como propios, cobraba tma
determinada cantidad de dinero en su trabajo, o por medio del Seguro Social
del Estado; ése era su único objetivo pues al cabo de poco tiempo (en general
cuando su ocasional compafiera quedaba embarazada), se apartaba de su
núcleo para no volver más.
Y en otros casos (afortunadamente pocos), conocí menores que me
referían que a poco de nacer, su madre los había vendido a alguna familia y
que conocían esta situación pues tenían hennanos mayores que se lo habían
contado, o en otros casos se los habían referido sus propios padres adoptivos.
Marta, una joven de descendencia gitana, me dijo: "mi madrn vivía de eso,
cada año paría y vendía su crío, lo que le permitía vivir durante un tiempo y
luego repetía la acción".
Si se me permite girar un poco el tema, desearía referirme ahora al
infanticidio (Art. 81 inc.2 del Código Penal) que dice "... a la mujer (madre)
que para ocultar su deshonra, matare a su hijo durante el nacimiento o
mientras se encontrare bajo influencia del estado puerperal".
Es así pues que aquí debemos establecer varias diferencias:
¿Cuándo es aborto y cuándo infanticidio?, para contestar esta pregunta
apelamos a la medicina forense, que nos dice: una vez realizada la autopsia de
la victima, se le quitaran los pulmones y se introducirán éstos en agua, si los
órganos se hunden quen-á decir que janias contuvieron aire, que el ser nunca
respiró, por lo cual se lo considera foto, y esto se calificará como aborto. Si
por el contrario los pulmones flotan, querrá decir que tuvieron aire, que fa
17
criatura respiró, y sí respiró ya era persona, por lo cual el delito se convierte
en infanticidio u homicidio agravado por el vinculo. Pero aún cabria
establecer una segm1da pregunta ¿fue durante el nacimiento o bajo el estado
puerperal, o posterionnente? aquí las opiniones aparecen divididas, algunos
dicen que el nacimiento se produce cuando comienza el trabajo de parto, otros
la salida de la placenta, y otros directamente la salida del niño. Y aún menos
llllidad de criterio hay en la determinación del estado puerperal, hay quienes
lo postulan en 24 hs., y otros en 45 días. Si bien es cierto que el psicólogo
forense debe participar de la detenninación del estado puerperal, que no es un
estado netamente fisico, sino que tiene su implicancia en el estado psíquico de
la mujer, los temas expuestos no estarian ligados directamente a la materia
especifica; pero si el factor subjetivo del articulado, esto seria: "para ocultar
su deshonra". Aquí vemos que el papel de la Psicología Forense darla una
importancia capital y definitoria (y vemos cuán importante es esto, pues el
infanticidio esta penado con seis meses a tres afios de condena, y el homicidio
calificado se reprime con cadena perpetua), pues el homicidio se realizó para
ocultar la deshonra de la madre: ¿ que se entiende por deshonra?, ¿la mujer
ultrajada?, ¿violada? o ¿sin1plemente abandonada por su pareja, razón esta
últin1a que no sería suficiente para excusar su delito?. El psicólogo forense
deberá hacer un exhaustivo examen de la situación psicosocial, sociodinámica
e incluso comunitaria de la mujer, establecer su estado psiquico, las presiones
del ambiente fanüliar, e incluso las exigencias comunitarias a que está
expuesta esta madre, para que se llegue a cometer tamafia acción.
]8
VIOLACIONES Y ESTUPRO
He dejado exprofeso, como último, para ver los casos de violaciones y
estupro. Intento brindar a esta tema, como considero que lo tiene, un
tratamiento especial, pues, como he podido comprobar en mi trabajo con
menores mujeres que ejercían la prostitución, en un gran porcentaje de casos
habían sido inducidas en las prácticas sexuales por sus progenitores, o por los
compañeros de sus madres. Es más, en una oportunidad he tenido
caso que
por sus especiales características merece su relato.
Una menor de trece anos ingresa al establecimiento tutelado por
estupro. Fue detenida en una obra en construcción mientras mantenía
relaciones sexuales con un hombre de 46 años de edad, por lo que se labraron
actuaciones policiales por estupro. La joven mostraba una edad aparente
mayor a la que en realidad poseía; en un primer momento refnió que fue
llevada al lugar de los hechos por la fuerza y bajo amenazas, lo que se
contradecía con la versión del victimario, quien manifestaba que la menor lo
había incitado e incluso llevado hasta el terreno de la constrncción para
mantener relaciones. La joven provenía de la unión de hecho de sus
progenitores y poseía un hermano menor. Durante su permanencia en la
institución, la joven fue visitada por su madre y hennano, no así por su padre
y seg(m refería la señora, éste no lo podía hacer debido a problemas de salud.
Lo que despertó mi curiosidad era que mientras la madre tenía treinta años, el
compañero y padre de la menor tenía sesenta y tres mios de edad, y los
problemas de salud que mostraba eran los lógicos esperables para su edad
cronológica.
Luego de varias sesiones de tratmniento psicoterapéutico con la joven,
ella llegó a confosanne que su atracción por los hombre estaba sólo inclinada
hacia personas mucho mayores que ella. A la vez que pensé que se estaba
produciendo en ella un mecanismo de casos de transferencia provocado y
esperable por la situación de tratmniento en sí, relacioné con esto la diferencia
de edad de sus padres que tanto llan1ó mi atención tiempo atrás. Esto disipó
mis dudas respecto de la primera versión de los hechos que la condujeron a la
internación, siendo corroborado por ella, provocm1do a la persona para tener
relaciones con ella. Cum1do señalé la similitud entre su elección de pareja y la
diferencia de edad entre sus progenitores, surgió el dato más interesante de
este relato: la menor refirió que su madre era hija de su padre, eran oriundos
de la provincia de Misiones y sucedió que, mientras vivían juntos la pareja de
su abuela y su abuelo - padre, éste había violado a su madre, y de esta relación
se había producido su nacimiento; al poco tiempo su progenitor e hija
un
19
decidieron formar pareja, por lo que se trasladaron a Buenos Aires, y afios
después nacía de esta unión su hermana menor.
Aquí me voy a permitir volver a citar al artículo Freudiano antes
referido, las antiguas tribus del continente australiano tomaban como tabú, y
con prohibiciones que llegaban hasta la muerte, al acceso sexual de los hijos
varones con la madre, pero nada decían de la relación íntima entre hijos con el
padre. Es así que aparece gráfko este otro caso. En ejercicio de mi tarea
entrevisté en la cárcel a un hombre de 31 afios de edad, de nacionalidad
japonesa, que se hallaba procesado por estupro y la víctima era su hija de 11
años. Ante este hecho la persona no refería que era oriundo de una localidad
aislada, que habitaba una isla en su país; y conservaba intactas las costumbres
de sus ancestros: entre sus pares era costumbre, y la ley así lo ordenaba, que
los padres debían iniciar a sus hijos en las prácticas sexuales, es más, ningún
hombre podía tener acceso amia mujer si ésta antes no se había iniciado en la
sexualidad con su progenitor, so pena de cometer un grave delito y ser
reprimido con la muerte de ambos transgresores, por lo cual, si bien era
consciente del acto cometido, no tenía deseos de reparar un dafio que no
consideraba como tal, e incluso no comprendía a que se debía su situación ele
encierro.
Esta persona era visitada por su familia sistemátican1ente tocios los días
de visita y entrevistado el núcleo, con su htj a incluida, ratificaron los hechos
expuestos por el jefe de familia y demostraron el mismo estupor por la
intcniación.
O este caso referido por el Dr. Elías Neuman, de un joven correntíno a
quien entrevistó hace algunos afios en la cárcel - penitenciaría de Corrientes.
Trabajaba en pleno campo, en un tabacal, un amigo le ofreció su hija de 14
afios de edad. Le preguntó entonces a la jovencita si quería irse con él, lo que
fue aceptado. Nueve meses después nacía de esa unión un nifio que fue
reconocido y anotado en el Registro Civil.
Por denm1cia del Jefe del Registro el hombre fue detenido y le fue
iniciado el correspondiente juicio por estupro, con prosecución de la acción
por el agente fiscal.
El Juez de la causa le explicaba que había hablado varias veces con este
muchacho a fin de persuadirlo de que debía casarse, y que si lo deseaba,
podría oficiar la boda en el propio establecimiento penal o fuera de él, y que
ello irnp licaba la irnnediata liberación.
En vano. El procesado no queda hacer uso de la excusa absolutoria y la
exigencia le parecía un atropello a su libertad de elección. "Nos queremos sin
libreta" le dijo.
La joven concubina lo visitaba con la nifia en brazos y le llevaba comida
20
a la cárcel. También hubo un diálogo con ella. Como toda explicación dijo:
"prefiere estar preso y no casarse", y preguntó: "¿siempre es necesario
casarse?", pareciera en estos casos, que más que reprimirse el estupro se
reprime el amor.
·
Estos casos tienen una clara explicación en los procesos de
transculturación, fenómeno que definimos a partir del traslado de un individuo
de una región a otra, con el con-cspondicntc cambio de costumbres, valores y
la adaptación a otros que le son ajenos e incomprensibles, con lo cual el sujeto
se ve obligado a negarlos, no aceptarlos ni reconocerlos como propios, lo. que
provocaría una crisis en su cultura.
Dejaré momentáneamente el tema aquí para continuarlo más adelante,
pero con el relato de estos casos que pem1iten demostrar las fallas de la
tipificación, lo que impone un profundo análisis de la situación, pues de no
modificarla quedaremos atrapados, castigando a quien no lo · merece,
perjudicando a la víctima, y lo que es más grave, perdiendo el sentido
ejemplificador de la pena.
21
CONCLUSIONES
Como ya he planteado a lo largo del trabajo es muy dificil mostrar
estudios en la especialidad. Los que se realizan en la actualidad no están
estandarizados y dependen en gran medida de la capacidad del profesional
actuante, de la ape1tura de criterio que demuestre el magistrado interviniente.
Es más salvo el Art. 4º de la Ley 14. 394 y sus modificaciones; en la mayoría
se trata de la necesidad de un estudio socio - ambiental de la situación del
menor tutelado, que debe ser realizado por el Asistente Social y el Psicólogo
intervinientes; en ningún caso es necesario el estudio psicológico forense del
autor del acto delictivo, sólo el Juez puede solicitar estos estudios a voluntad,
para la evaluación de las características de cada caso o privativo y potestad del
encargado de impartir justicia.
Como ya he dicho, he dejado adrede de lado aquellos delitos en que el
autor padece un cuadro psiquiátrico - psicológico - neurológico grave. Estos
serían los casos contemplados en las causales del A.lt. 34º inc. 1° del Código
Penal. A modo de ejemplo relataré un caso: En una oportm1ídad atendí a un
joven de 19 rn"íos que había dado muerte a su concubina a puñaladas.
Entrevistado el mismo, luego de Ja aproximación individual, se practicó con él
una batería de tests proyectivos y psicométricos cuya evaluación arrojó datos
significativos que me llevaron a consultar al Juez de la causa un hecho que, en
principio, no parecía tener la importancia que adquirió después, y era ¿de
cuántas puñaladas había matado a su mujer?. Con extrañeza se me contestó
que le propinó 37 pufialadas. Fue este dato el que me confirmó el material
recogido durante la entrevista psicodiagnóstica y la evaluación de la batería
· testeada: se trataba de mia persona epiléptica y la cantidad de pufialadas que le
procuró a su víctinia fueron producto del estado nervioso que le provoca la
convulsión, no se pudo controlar y siguió descargando el pufial. A la vez
fueron in1portantes los estudios realizados entre la víctima - victimario;
tratándose ésta de una relación afectiva lábil, propia de la enfem1edad que
padecía este joven, con características de smnisión y adoración hacia la figura
de la mujer que se tmnaba en una conjunción sado - masoquista, y al sentirse
engañado y destruída su imagen idealizada, optó por drn· muerte a la víctima.
El cuadro epiléptico se confirmó ai serle aplicado al enfermo, un estudio
electroencefalográfico, el cúal contenía un trazado de ondas en pm1fa
compatible con un cuadro epiléptico de Gran Mal. El enfermo fue declarado
inímputable por las causales del Art. 34º inc. 1ºdel Código Penal.
Otros casos a los que trataré de referirme es a detenninados delitos que
se producen en prnticulares estados del individuo, que serían los gue se
22
denominan como "emoción violenta". El ejemplo típico sería aquel en el cual
el autor descubre de su esposa que éstalo engafiaría con otro hombre, lo que
produciría un estado de confusión, irritación y heteroagresión, que hace que
esta persona; que en otro momento sería incapaz de cometer tamafia acción,
ataque a su esposa y la mate.
Lo interesante en estos casos es que la legislación, para contemplar este
hecho desde el articulado de "emoción violenta", necesita de un requisito
fundamental: la "inmediatez"; y aquí es donde efectúo mi primer planteo; si se
trata de una personalidad de base maníaca o psicopática, cuyas reacciones son
rápidas, inmediatas, condenarían violentamente, en algo similar a una
respuesta de acción, matando a su víctima, con lo cual el requisito de la
inmediatez estaría cumplido. Pero, ¿qué pasaría en el caso del victimario con
una personalidad esquizoide?, que como sabemos se caracterizan por tener el
pensamiento lento, rumiante, diferir las respuestas, por lo tanto este sujeto no
reaccionaría en el momento, sino que tardaría en dar su respuesta (aunque ésta
sea la de acción) para pensar el acto transcurriendo cierto tiempo, con lo cual
no se cmnple la condición de inmediatez, y este sujeto estaría fuera del
artict¡lado del Código citado. Tengamos en cuenta que estamos hablando de
un Código viejo y perimido, sancionado en el afio 1931 (y basado en el
Código Espafiol de 1885, el cual fue modificado en Espafia en el afio 1890,
pues su contenido no se adaptaba a la época). Lo que quiero hacer notar aquí
es que los estudios sobre la personalidad avanzaron en estos últimos 55 años,
pero no así ciertos contenidos de nuestro Código, y la encargada de
demostrarlo en ejemplo citado, no es otra que la Psicología Forense, pero para
eso necesita de la colaboración de técnicas idóneas que muestren a
profesionales de otras disciplinas -legos en la materia-, la veracidad de
nuestras afmnaciones, si no seguiremos girando en un medio pequeño,
entendiéndonos entre nosotros sí, pero sin poder demostrar . nuestras
afmnaciones a un medio social que se muestra perpl<:_io cuando ocurren
determinados delitos en los cuales sus protagonistas (autor y víctima)
pertenecen al mismo grupo familiar.
Ya es una realidad que en los casos que dan origen a este· estudio es
fundamental el trabajo psicológico - forense. Asimismo debemos lamentar la
falta de bibliografía específica en el tema; si bien existen ensayos a los que he
tenido acceso, la mayoría de ellos fueron hechos por autores extranjeros y se
refieren a casos ocurridos en otros países, con la correspondiente diferencia en
la legislación, y lo que es más iniportante, la organización. social y las
costumbres son diferentes, lo que hace que no sirvan para la adecuada
capacitación del Psicólogo Forense.
23
Es por esto que se hace más importante el establecer estudios
sistemáticos en la especialidad; notamos la importancia de un adecuado
estudio, por ejemplo para determinar la inimputabilidad de un sujeto por las
causales del Art. 34 º i.nc. l º del Código Penal.
El hecho de que el estado de alienación, en la actualidad lo dete1mine el
Juez con la colaboración de !a Psiquiattia Forense, hace que existan casos en
donde la evidencia es insuficiente para dar una adecuada respuesta; y es el
caso de las psicopatías, siendo que el Art. 34 º inc. 1º exige que .el autor del
delito, en el momento del hecho, no comprenda la crin1inalidad del acto o no
pueda dirigir sus acciones. Pero aqui se plantea la problemática, el psicópata
¿comprende la criminalidad del hecho? ¿o solamente entiende?. Así como se
contemplan las alteraciones en la esfera intelectual y en la volitiva, ¿no
podemos pensar que las alteraciones en la psicopatía se producen en la esfera
afectiva, y que producto de un razonamiento defonnado arribe a un juicio
desviado?. Solamente planteo este hecho como pregunta pues darla origen a
otro estudio y extendería demasiado el trabajo, pero deseo hacerlo pues
existen casos que se producen dentro del núcleo frnniliar, que encierrrn1 en éste
a la víctima y al autor del delito, clasificando al último como un psicópata.
Es aquí donde cobra in1portancia el profundo estudio psicológico
forense: la adecuada determinación del nivel intelectual con técnicas
especificas; el estado emocional y las motivaciones que lo llevan a la comisión
del hecho; la profunda entrevista diagnóstica, la entrevista familiar, y· en
especial, en los casos en que es posible, la cntrcvísta de la víctima que
aportará 1U1 material importantísimo a la investigación y seguran1ente
permitirá la averiguación de las causales.
Todo esto expuesto sucintamente es lo que llevará a los magistrados a la
toma de conciencia de la Psicología Forense como ciencia idónea prn·a la
colaboración de la detenninación de Justicia.
Si se me permite quisiera hacer notar que, a pesar de que el trabqjo
incluye solamente los delitos que se cometen dentro del núcleo familiar por
componentes del mismo, que se tomrn1 a la vez .como victinms y autores, la
palabra "delito" no encasilla solamente en un ámbito (siendo que por
definición solamente es delincuente aquel que comete un delito, entendiendo
por tal aquella conducta que aparece incriminada en el Código Penal), pero
existen conductas que si bien no están incriminadas, tan1bién ponen en peligro
la estabilidad familiar y social, lo que hemos dado en llamar conductas
peligrosas, ya expuestas a lo largo del estudio. Y aquí encontramos tal vez una
de las más dificiles tareas de la Psicología Forense: la prevención, entendiendo
por tal el estudio de las conductas frnniliares llamadas peligrosas, tratando de
24
trabajar para llevarlas a su mínima expresión, y con ello reducir las
posibilidades de que lleguen a convertirse en delictivas.
En esta exposición trato de mostrar el papel más importante que debe
cumplir la Psicologia Forense, como ciencia anexa al Derecho, la cual ayudará
y pennitirá que el Juez entienda las motivaciones de las conductas humanas;
no tiendo a justificar al agresor, y con esto atenuar su pena, sino a algo de
mayor importancia, brindar una explicación a lo que, a los ojos del lego
aparece como incomprensible, a ir más allá de la simple descripción de los
hechos, ahondar en las conductas humanas, y entender qué motiva a los
sujetos a reaccionar de la manera que lo hacen. Incluso saber realmente Si
coITesponde la incriminación de determinadas conductas, o si al estar
determinando la ilegalidad de las mismas, no estamos atentando contra
derechos elementales del ser humano que hacen a sus costumbres y modo de
vida.
Y es aquí donde muestra su importancia nuestra ciencia, pues no deberá
trabajar de acuerdo a moldes establecidos, ni encasillarse en un trabajo de
investigación, sino también colaborar en la elaboración de la legislación,
respetando la libertad de elección y los Derechos Humanos de las personas.
Es una realidad que no se pueden determinar cie1ias conductas humanas
como delictivas si atentan contra la naturaleza de las personas. Es así que nos
encontramos en detenninadas épocas de nuestra historia con prohibiciones
que, si las pensamos desde un campo antropológico, nos suenan ridiculas: por
ejemplo, y recorriendo un camino cronológicamente inverso, la prohibición de
reunirse en grupos con fines políticos, lo que atenta contra el principio
gregario de las personas; sería como prohibir a las personas el ingerir
alimentos, y siguiendo este camino, tuvimos noticias de que en determinados
lugares del mundo se prohibe la procreación de la familia más allá de tin
número determinado, si bien sabemos que esto se hace por razones lógicas de
necesidad (falta de alimentos, falta de lugar fisico donde habitar, etc.) no es la
forma de solucionar estas situaciones, pues estarían obligando a la sociedad a
delinquir. Es así como determinadas conductas penadas quedan luego en
desuso (por ejemplo el concubinato o el adulterio, por citar algunos casos que
tienen que ver directamente con el núcleo familiar).
A la vez si se incriminan conductas por considerarlas lesivas a los
miembros de la sociedad, se deberían elaborar adecuados mecanismos para
evitarlas, o en el caso de estar instaurado el conflicto, para revertirlo, y en el
último de los casos para atenuarlo, si a esto no se le puede dar adecuado
tratamiento. Pero esto no es así y nos encontramos con una realidad
apabullante y cruda, en la cual la sociedad se ha convertido en represiva de
conductas humanas y no en preventiva de las mismas.
25
Por ejemplo: en un caso de violación, detenemos al transgresor, lo
juzgamos y condenamos a cumplir determinada cantidad de años privado de
su libertad como si esta fuera la solución del problema, como si encerrando al
violador se terminará con las violaciones (aquí el refrán de "muerto el perro se
acabó la rabia"); sabemos cuan alejados de la realidad estamos pero no
hacemos nada por tratar a esa persona y provocar su terapéutica (cura), es
más, en algunos delitos como los expuestos en este trabajo, hasta nosotros
mismos que somos los encargados de brindar esa terapéutica, nos
cuestionamos si trabajamos para la salud o para la "enfennedad".
Lamentablemente, para quienes hace años que trabajamos en este
campo se nos hace dificultoso imponer la utilidad de nuestra ciencia sin caer
en reduccionismos, y sin ser vistos como justificadores de las aciones "malas"
de los hombres.
Es mi opinión que los estudios de Psicología Forense son in1portantes y
defmitorios para la comprensión de los hechos; lamentablemente la mayoría
de estos estudios quedan solamente en el anecdotario, independientes de la
sanción que le pueda caber al agresor, de acuerdo a un viejo y caduco código
de incriminación de conductas. Pero es mi planteo que esto no suceda así,
pues la Psicología Forense no es solamente esto, sino que a partir de los
estudios que se puedan realizar ayudarían a Ja comprensión del caso, para
brindar una mayor y mejor ayuda al transgresor y su victima, que en el
especial terna que se trata aquJ, no sé hasta que punto no se transforma en
víctima de su acción.
Es más, a partir de estos estudios se podrán proponer políticas
adecuadas y tratamientos especializados ante estas detenninadas situaciones,
colaborando incluso en el dictado de una legislación adecuada, aportando un
conocimiento especificamente científico para la explicación de estas
realidades.
Así pues, continuamente en mi quehacer diario me encuentro con
situaciones de menores de edad abandonados por sus padres, la legislación
vigente me dice que el abandono de los hijos infringe una ley que es la falta de
cumplinliento de los deberes familiares y está reprin1ida con la prisión de los
progenitores que así lo hicieren, pero ante esta situación, si el verdadero
objetivo social es que los padres quieran a sus hijos y establezcan m1a relación
vincular de afectividad positiva con ellos, ¿qué logra la sociedad al reprimir
esta conducta?.
Am1que los padres sean castigados con privación de su libertad no
cumplimos el objetivo deseado, y es esta una situación donde la respuesta del
derecho y la legislación es insuficiente para la modificación y se necesita
apelar a otras ciencias que puedan provocar una respuesta adecuada.
26
i:,
Es aquí donde pienso que la Psicología Forense es la encargada de
provocar esta respuesta, y no solamente con la explicación aséptica del hecho,
sino con la participación activa y comprometida de la situación, con respuestas
alternativas ante una misma situación, con estudios profundos de estas
situaciones mediante mecanismos científicos adecuados.
Además de las varias situaciones expuestas en este trabajo, existen otras
que preferí tomar en las conclusiones, por la importancia que tienen y a la vez
la poca cantidad de denuncias que se presentan: son las violaciones de hijos y
el castigo de las mujeres por sus maridos (lo que llamaríamos violencia
doméstica); esto se puede explicar desde la vergüenza social de la víctima ante
este hecho, y la podríamos resumir de esta manera: a) temor ele hijos,
hermanos y esposa al castigo del padre o del marido, o temor del marido o del
padre por el delito; b) el problema social, y sobre todo el económico que
puede implicar, ante la intervención de la Justicia, la detención del padre,
hermano o marido; e) complacencia con la situación; d) complacencia
especifica de la madre de la victima o esposa (víctima), por el temor
consciente o inconsciente de desintegrar la familia; e) complacencia de la
madre cuando el marido le hace frecuente demanda sexual a ella, pese a
mantener relaciones con la hija (en el primer caso); f) complacencia de la
esposa hacia quien fue dirigida la agresión, siendo que luego de esta llega la
gratificación sexual, con un mecanismo que podríamos clasificar de sado masoquista.
Mediante este breve escrito traté de exponer todas las situaciones (o su
gran mayoría) que se pueden dar dentro del núcleo familiar, cuando el hecho
es protagonizado por miembros del núcleo, y un esbozo de lo que deben ser
los estudios de Psicología Forense en este sentido. Es que el tema no se agota
aquí y todavía quedan muchas cuestiones por resolver, pero intenté explicar,
dentro de ia brevedad impuesta, a través de la exposición de los casos, las
""usales que llevan a la comisión de estos hechos, y a la vez los problemas
con que nos encontramos. en nuestro quehacer diario, ante situaciones de tal
magnitud y complejidad que escapan al saber de una ciencia en particular y
por tanto, a su solución.
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BIBLIOGRAFÍA
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