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CIENCIA
Fecha: 07/02/2014
Sección: CIENCIA
EL MUNDO. VIERNES 7 DE FEBRERO DE 2014
Páginas: 48
QUÍMICA
Una investigación liderada por españoles descubre un método que permite crear medicamentos sin
generar residuos químicos y utilizando la luz como fuente de energía y el agua como intermediario
Químico e inventor de farmacéuticas verdes
MIGUEL G. CORRAL / Madrid
Es probable que a muchos lectores
se les atragantasen en el instituto las
reacciones químicas de oxidación y
reducción. Pero seguro que no se le
complicaron tanto a sus propios pulmones. El intercambio de electrones
entre dos reactivos (uno se oxida y el
otro se reduce) es el prodigio que
ocurre en nuestro cuerpo más de
20.000 veces al día cada vez que respiramos. Y también es la clave de la
fotosíntesis que mantiene con vida a
todo el reino vegetal. Pero este proceso químico se utiliza en multitud
de industrias para producir todo tipo
de sustancias. Normalmente tiene
un coste en forma de residuo, ya que
es necesario usar un compuesto químico capaz de ceder electrones y
que queda como desecho después de
la reacción. Pero, ¿qué ocurriría si se
pudiese utilizar agua como donador
de electrones y no hubiese residuos?
Eso mismo es precisamente lo que
acaba de descubrir un equipo de
dan como un residuo químico del
que hay que deshacerse.
«Con la producción actual con cosustratos, por cada kilo de producto
se genera un kilo de un subproducto
que no sirve para nada y que hay que
gestionar, lo que implica un coste»,
explica a EL MUNDO Avelino Corma, autor principal del trabajo llevado a cabo junto con investigadores
de la Universidad de Tecnología de
Delft (Holanda). Además, estos cosustratos hay que comprarlos y re-
sultan caros, lo que encarece el producto farmacéutico final. «Utilizando
agua como cosustrato, el único residuo que se obtiene es oxígeno. Es bonito, ¿no?», dice Corma. «Se consume agua, pero el agua es barata».
Aún es pronto para hablar de
una aplicación inmediata, pero el
equipo del Instituto de Tecnología
Química de Valencia ya está trabajando en posibles moléculas sobre
las que aplicar el nuevo método.
«Hay que ser realista. Este es un
descubrimiento que abre la posibilidad de producir fármacos generando oxígeno como único residuo. Pero desde el descubrimiento hasta el
diseño de un reactor o de una planta para producir de esta forma pueden pasar cinco o seis años», reconoce Avelino Corma.
Parece inevitable preguntarse
por qué no se le había ocurrido a
nadie antes. Corma cree que responde a la excesiva especialización
de los científicos. «Quien trabaja
con enzimas, no está muy al corriente de fotoquímica. Y a un fotoquímico le costará trabajar con procesos enzimáticos. Así que es difícil
que se les ocurra algo así», opina.
De momento, el método está patentado, pero habrá que esperar a
que la industria haga números y
vea si la técnica de Corma es una
nueva revolución para la producción de fármacos. En apenas una
semana, ya ha recibido varios correos interesándose por el trabajo.
El método actual
genera un kilo de
residuos por cada
kilo de producto
Usando agua, el
único residuo es
oxígeno. «Es bonito,
¿no?», dice el autor
científicos liderado por el prestigioso investigador español Avelino Corma, del Instituto de Tecnología Química, dependiente de la Universidad
Politécnica de Valencia y del CSIC.
El trabajo, publicado en la revista
Nature Communications, propone
un método que permite producir un
gran número de principios activos
usados en la industria farmacológica
utilizando agua como compuesto donador de electrones y luz –visible o
ultravioleta– como la fuente de energía necesaria para encender la mecha de la reacción química.
En los procesos que implican el
uso de enzimas para producir fármacos siempre es necesaria la
presencia de otro compuesto, llamado cofactor, que ayuda a la enzima a actuar aportándole los
electrones que necesita para activarse. Pero, una vez que ha cedido
estas partículas cargadas negativamente, el cofactor queda desactivado y es preciso volver a activarlo con otro compuesto capaz
de devolverle sus electrones. En la
industria farmacéutica actual, para esto se usan unas moléculas llamadas cosustratos, pero una vez
que han realizado su trabajo que-
BENITO PAJARES
AVELINO CORMA Investigador del Instituto de Tecnología Química
«Dono todo lo que gano con las patentes»
M. G. C.
A Avelino Corma no le entiende
nadie fuera de España. Es el investigador nacional con más patentes
licenciadas a empresas –las que
dan dinero–. Más de 25 de sus procesos se están utilizando en la actualidad en instalaciones industriales de compañías petroleras o farmacéuticas, entre otras. Y cuatro
de ellos han pasado a ser tecnologías de grandes procesos y están
produciendo alrededor de 40 toneladas de producto final cada hora.
Con estas cifras, cualquier investigador en EEUU o Europa tendría
su jubilación más que solucionada.
Pero Avelino Corma no. Él sólo
cuenta con su nómina del Instituto
de Tecnología Química (ITQ). Y no
son pocas las veces que colegas del
extranjero se quedan boquiabiertos al saber que dona hasta el último euro que gana fuera de la investigación pública. «Cada año firmo una donación al centro de
investigación por valor de todo lo
que he obtenido con mis patentes»,
asegura Corma sin darse importancia. «La cantidad puede varíar,
pero suele ser de unos 80.000 o
90.000 euros anuales», dice.
El ITQ ha generado en los últimos
10 años más de 150 patentes. Y alrededor de 80 de ellas han sido desarrolladas directamente a través de
contratos de investigación con empresas privadas. En total, los avances
realizados por el equipo de Avelino
Corma reportan unos ingresos de
unos 400.000 euros anuales. Y de todo eso, el profesor de investigación
que está detrás no huele ni un euro.
Por esa razón fue distinguido en
2010 con la Medalla de Oro de la
Década en Investigación Química
–galardón que le entregó su colega
químico de formación Alfredo Pérez Rubalcaba–. Y fue expuesto por
la entonces ministra de Ciencia,
Cristina Garmendia, como ejemplo
a seguir por su capacidad para tejer lazos entre la ciencia básica y la
aplicación empresarial. Pero tanto
la remuneración de ese galardón,
como las de las decenas de premios que ha recibido por todo el
mundo, también las ha donado.
«Esto nos permite dar becas y
contratar equipos por nosotros mismos, con dinero de contratos con
empresas, sin esperar los fondos de
proyectos del Ministerio», dice Corma. «En este momento tenemos contratadas a 50 personas entre licenciados y doctores gracias a este dinero».
El ITQ nació en 1990 de la mano
de Avelino Corma en un local del
garaje de la Universidad Politécnica de Valencia. Hoy, es el único
centro de excelencia Severo Ochoa
de Química de toda España.
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