Aprender a Pensar; Experiencias de secundaria; Mercé de la Cruz

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Experiencias de secundaria.
Ponerse en lugar del otro.
Comentario de texto.
Aprender a pensar, a pensar antes de actuar, controlarse, tomar decisiones, buscar
alternativas a problemas, responder de forma asertiva, actuar pensando en las consecuencias,
compartir, hablar desde el corazón, respetar y respetarse, descubrirse, crear empatía… cuanto
más intento analizar este grupo de palabras clave más se me impone una palabra, intento
apartarla pero tiene un efecto bumerang… ¿no estaríamos hablando del ingrediente esencial a
toda relación humana?
La Comunicación (con una C mayúscula), elemento separativo de nuestra condición a la del
animal, es la herramienta que van a utilizar los creadores del Programa de Competencia
Social.
Dirigido a niños conflictivos de Educación Secundaria Obligatoria tiene como objetivo
pedagógico mejorar la relación con el grupo clase. Evidentemente se contemplan otros
beneficios transversales. Las interacciones sociales se aprecian en todos los ámbitos de la vida,
el ser humano es un ser sociable que no entiende su subsistencia sin el contacto y el
intercambio con sus iguales, por lo que estos niños van a asimilar unos conceptos movibles a
todos los contextos y a lo largo de sus vidas.
Cada uno de nosotros se ha inventado una manera de comunicar, en función de las
experiencias, las tolerancias, las censuras, los miedos, ya sean individuales o de nuestro
entorno inmediato.
Nos han enseñado ha hablar, pero no ha comunicar, ha transmitir y compartir nuestros
pensamientos íntimos, almacenados y acumulados durante toda nuestra vida. Permitiendo
enraizarse en lo más profundo de nuestro ser, sentimientos fuertes pero dudosos que
aprovechan momentos inesperados para surgir en actos incomprensibles e incomprendidos.
Así lo entiende Mercè de la Cruz, ve en los niños del programa la necesidad de comunicar del
fondo del corazón, de abrir la puerta del contenedor de intimidad y mirar, pensar, analizar…
y expresar, para entenderse a si mismo. Mercè sabe que si uno se encuentra, también su
mirada se cruzará con el espejo que refleja a los demás.
¿Que entendemos por comunicar?
La comunicación nos permite poner en común, para ello es esencial escuchar, entender, decir y
no decir (comunicación no verbal).
La dificultad de escuchar a los demás reside en renunciar en ese momento a hablar uno mismo,
lo que supone no justificarse, no explicar, no convencer y no responder, simplemente
descentrarse de si mismo con la intención de ponerse a disposición del otro. Algo que hoy en
día, en nuestra sociedad, en nuestro cotidiano, es casi imposible… ponerse en el lugar del otro,
intentar entender el mensaje a partir de su realidad, de su simbología o de su imaginario.
Para Mercè de la Cruz esta claro que estos niños no saben escuchar, que es de suma
importancia iniciarlos hacia este camino, premisa para una correcta comunicación.
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No es lo mismo decir/halar de nosotros o de los demás… no solo es mas asequible habar del
otro, si no que moralmente es mucho mas aceptable.
La realidad tiene tantas dimensiones como interlocutores lo que favorece las distorsiones, para
evitarlas hemos aprendido ha hablar de banalidades, cosas superficiales, que tengan el mínimo
margen de error posible y en todo caso que los errores (o juicios de valor) se hagan en contra
de otras personas, alejando el peligro de uno mismo.
¿Podríamos decir que por miedo a ser juzgados, a no ser entendidos, rechazados, ponemos
como escudo a otras personas? ¿Nos atreveríamos a afirmar que estos chicos y chicas de la
ESO han aprendido inconscientemente este mismo razonamiento?
Muchos aprendizajes son una cadena invisible.
Me encuentro con una conocida del barrio en la calle, me pregunta “¿Qué tal? ¿Y tu madre?
¿Y los niños?” no espera que le comente algo lleno de mi, de mi persona, si no alguna
banalidad o un comentario que a su vez podría ser un motivo de conversación con otra
persona…
Una chica de 15 años entra en su instituto, se encuentra una compañera y le comenta que
Fulanita dice que… tal de Menganita, lo tiene por seguro, se lo ha dicho una amiga de
Menganita…
ya hace tiempo que, a esta adolescente, se le está enseñando una conducta típica de su
sociedad, sin embargo nadie lo hace de forma explicita… que difícil es romper la cadena.
También debemos reconocer que las situaciones oportunas para decir son escasas.
Si realmente queremos instaurar una comunicación profunda, “de corazón”, debemos de tener
claro varios factores: la disponibilidad de los comunicadores, el lugar (de cierta intimidad) y el
momento, el código compartido, el lenguaje gestual, ser capaces de compartir diferencias
(respeto), la responsabilidad de cada interlocutor, los tiempos de silencio.
En el Programa de competencia social se provocan situaciones para hablar y decir de si
mismo, ubicando un lugar, un momento dado, con una persona “guía”o mediador, donde
todos poseen el mismo código verbal (el código cambia según el contexto).
Compartiendo, aprenden a pensar, a tomar conciencia de una realidad individual pero puesta
en común. El grupo, las reglas, la ética, la moral, las actividades, las aspiraciones, los miedos
etc. son temas que en este programa pueden ir desde dentro hacia fuera, que se pueden
analizar desde un punto vivido personalmente para entender su aplicación en lo común.
Así mismo, el grupo de jóvenes inmigrantes del IES de Miguel Tarradell comparten las
diferencias que los separan (de los otros inmigrantes y de los nativos) y que a su vez los unen.
Entender, aceptar y respetar serian las claves de este “espacio de dialogo reflexión”. Los
autores de este articulo hablan de trabajar “la alfabetización emocional”, que a mi sentido es
una bonita expresión para evocar la comunicación “desde el corazón” de Mercé de la Cruz.
¿Seria entonces una realidad, la comunicación emocional mejora las relaciones
interpersonales?
La comunicación nos permite establecer relaciones con otras personas y una comunicación
emocional nos permite construir relaciones auténticas. Nos invita a implicarnos como
personas, en un intercambio sincero y profundo, nos abre las puertas para ser conscientes,
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invitándonos a un comportamiento activo (a la diferencia del comportamiento pasivo con el
que nos dejamos llevar), con toma de decisiones.
Ser actor y decidir para su propia vida es la mejor ofrenda a nuestra autoestima. Quererse y
respetarse a si mismo puede ser el principio para aceptar y respetar al otro.
Según el autor Jacques Salomé “toda iniciativa de relación se articula alrededor de unos
conceptos que, aunque de apariencia simple, pueden ser muy complejos: dar, recibir, pedir y
negar”.
Saber combinar estos conceptos y equilibrarlos es el punto de inflexión de las relaciones
interpersonales. Interfieren en todos los ámbitos sociales, desde la familia hasta cualquier
lugar de intercambio humano. Los niños, los adolescentes o pre-adolescentes no escapan a esta
regla universal y su condición (aprendices de la vida) les hace más vulnerables. Tienen que
adquirir la capacidad de combinar todos estos conceptos con binomios llamados: deseos,
necesidades, prohibiciones, miedos… etc.
Los autores de estos artículos parten de una necesidad grupal, que nace del comportamiento
individual de cada alumno.
Cada uno de estos chicos y chicas han tenido comportamientos conflictivos y/o no integrados,
que han afectado al grupo clase, incluyendo el equipo docente.
Las carencias de estos jóvenes se trabajarón a partir de una comunicación sincera, poniendo de
manifiesto la necesidad de encontrar un equilibrio propio y dentro del grupo.
¿Entonces lo que se pretende es posibilitar las habilidades y competencias sociales?
Es interesante ver como Mercè utiliza una inversión de roles para crear comunicación y
reflexión. Propone al grupo ayudarla a ella a mejorar su capacidad de relacionarse con los
demás, con la intención que los chicos y chicas reconozcan que tipos de problemas se podría
tener en las relaciones interpersonales.
Esta inversión pone de manifiesto situaciones vividas por los jóvenes sin tener que expresarlas
como tal y reflexionar con distancia (de los pensamientos distorsionados) sobre ellas.
El resultado es sorprendente, los alumnos responden utilizando habilidades y competencias
sociales. En ese mismo momento les llega el feed-back de sus propias actitudes y conductas,
toman conciencia de la realidad individual y como se interpreta a un nivel grupal.
“A veces no hay interlocutor mas difícil de convencer que … nosotros mismos” G. Shmider.
A los grupos sujeto de estos programas se les a dado la oportunidad de aprender a través de
una reflexión individual y compartida, la clave está en que los chicos tienen la convicción que
todo esto viene de ellos mismos, nadie les ha impuesto una idea, no han tenido ni el típico
sermón, ni la lección de moral. Se han convencidos ellos mismos.
Por que las experiencias intimas son la fuente del pensamiento ( lógico o ilógico, bueno o
malo, feliz o triste…) las habilidades personales y sociales se aprenden viviéndolas,
poniéndolas en practica.
Vemos como se consigue incluso experimentar la empatía en chicos conflictivos y hacia sus
posibles rivales. La experimentan y dan una respuesta asertiva y humana.
Sabemos perfectamente que rol puede desempeñar el mediador, guiando los chicos y chicas
hacia el objetivo principal, mejorar las competencias sociales y eliminar los conflictos,
respetando las diferencias y aceptando el grupo, las reglas y exigencias de este como tal.
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Aunque debemos aceptar que las relaciones, tanto consigo mismo como con los demás, siempre
tengan una parte de secreto o misterio, y, saber respetarlo también es una habilidad.
Una leyenda dice que el niño, en el vientre de su madre, recibió toda la sabiduría y los secretos
del mundo. El día que experimentó su primer lloro, viniendo al mundo, el Ángel de la vida se
acercó a el y le puso delicadamente el dedo sobre los labios, prohibiéndole revelar el secreto que
poseía, aconsejándole guardarlo en su intimidad mas profunda… nos queda como prueba la
cicatriz que tenemos todos entre los labios y la nariz…
¿Y si desafiáramos un poquito la prohibición?... para aprender a vivir y convivir, para romper
la cadena, la herencia de los razonamientos destructivos… solo para ser más Humanos
(humano con H es el humano positivamente constructivo).
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