ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA CONCIERTO 17 CICLO_I 1, 2 y 3 abril 2005 Auditorio Nacional de Música (Madrid) Sala Sinfónica JOSEP PONS DIRECTOR ARTÍSTICO Y TITULAR LORENZO RAMOS DIRECTOR CNE FÉLIX PALOMERO DIRECTOR TÉCNICO OCNE El pasado 20 de marzo falleció en Madrid el profesor de la Orquesta Nacional de España Mariano Clemente Serrano, contrabajista, que se había incorporado a la agrupación en abril de 1970. Mariano Clemente actuó en los conciertos de los días 18, 19 y 20 de marzo, y sufrió en la tarde del domingo 20 un ataque cardiaco que no pudo superar. Al retomar la actividad, tras la Semana Santa, queremos recordarle y homenajearle por su trabajo a lo largo de treinta y cinco años interrumpidos tan abruptamente, y unirnos en el dolor a su familia, y muy en especial a su hermano José Clemente Serrano, profesor violonchelo de la ONE. Orquesta Nacional de España Philippe Herreweghe, director I Franz Schubert (1797-1828) Sinfonía núm. 7, en Si menor, D.759, “Inacabada” (*) Allegro moderato Andante con moto (*) Antigua numeración: número 8 II Anton Bruckner (1824-1896) Sinfonía núm. 9, en Re menor (versión original) Feierlich. Misterioso Scherzo (Bewegt, lebhaft) Adagio (Langsam, feierlich) Concierto 17- Ciclo I (Viena 1900) 1, 2 y 3 de abril de 2005 Viernes 1 de abril de 2005, a las 19:30 h. (ONE 4582) Sábado 2 de abril de 2005, a las 19:30 h. (ONE 4583) Domingo 3 de abril de 2005, a las 11:30 h. (ONE 4584) Auditorio Nacional de Música (Madrid) Sala Sinfónica Notas al programa Cabos sueltos La historia del arte está llena de obras inconclusas, de cabos sin atar. Desidia, impotencia, olvido, muerte: son muchas las causas que explican el silencio, el vacío, la duda. Toda obra incompleta parece condenada a alimentar la leyenda y las especulaciones inacabables sobre las causas por las que el creador decidió interrumpir bruscamente su labor. En el caso de Franz Schubert, cuyas obras más importantes fueron ignoradas sistemáticamente por los editores y que sólo gozó del privilegio de ver interpretada monográficamente su música en un concierto público en una única ocasión (pocos meses antes de morir), resulta especialmente difícil indagar sobre los auténticos motivos por los que varias de sus obras nos han llegado como un torso sólo en apariencia inacabado. Como oyentes, sin embargo, percibimos piezas como el Quartettsatz D. 703, la Sonata para piano D. 840 o esta Sinfonía núm. 7 que escucharemos hoy como entidades perfectamente autosuficientes. El hecho de que estemos en los tres casos, como volverá a suceder en el caso de la Sinfonía núm. 9 de Bruckner, ante piezas especialmente rupturistas o indagatorias con respecto a sus inmediatas antecesoras dentro de cada uno de sus respectivos géneros puede arrojar, quizás, algo de luz sobre los motivos que animaron al compositor austríaco a dejar sus obras inacabadas. Schubert, en contra de la imagen que suele tenerse de él y que nos ha legado un cierto sector de la historiografía, fue un compositor que hubo de esforzarse enormemente para recorrer el abismo expresivo y formal que se yergue entre sus primeras obras y las nacidas en sus últimos años como creador. Seguir paso a paso la gestación de sus cuartetos de cuerda, por ejemplo, nos revela las dificultades que hubo de ir superando para pasar de unas primeras obras aún impersonales y anodinas a una partitura visionaria y premonitoria como el Cuarteto en Sol mayor, D. 887. Las dificultades parecieron desvanecerse con la cercanía de la muerte ya que, de lo contrario, no resulta fácil entender una explosión de obras maestras como la que hizo de 1828 uno de los años más venturosos de la historia musical no sólo de Viena, sino de toda Europa: en él nacieron el Quinteto de cuerda en Do mayor, la Fantasía en Fa menor para piano a cuatro manos, las canciones agrupadas póstumamente por su editor bajo el título Canto del cisne, las tres últimas sonatas para piano o la Misa en Mi bemol mayor. Antes de esta floración sin precendentes y en gran medida incomprensible, sin embargo, Schubert luchó con denuedo para dominar la gran forma y para perfilar un lenguaje personal, perfectamente diferenciado -pero equiparable- del de Ludwig van Beethoven, su ilustre coetáneo y conciudadano. El autor de Winterreise fue y, en parte, sigue siendo un compositor mal o muy insuficientemente conocido. La sinfonía que hoy escucharemos, por ejemplo, una obra fundamental para conocer un Schubert muy diferente, aunque complementario, del que admiraron sus contemporáneos (el autor casi en exclusiva de canciones, danzas y música para consumo doméstico), no se estrenó hasta 1865 en la Musikverein de Viena y su primera visita a la imprenta habría de postergarse aún dos años más. La última Sinfonía corrió mejor suerte gracias tanto a la perspicacia de Robert Schumann, que supo admirar de inmediato su “longitud celestial” y sus valores musicales imperecederos, como al entusiasmo de Felix Mendelssohn, responsable de la dirección en su estreno en Leipzig en 1839. Cobrar vida sonora a los once años de la muerte del compositor no parece tampoco, en cualquier caso, una suerte que pudieran desear para sí muchos creadores para sus mejores frutos, y por tal tenía Schubert a su Sinfonía en Do mayor. Su música tiende a ser objeto de una atención en exceso sesgada, que favorece la interpretación de sus obras más amables y mantiene en el olvido a muchas de las partituras tradicionalmente poco frecuentadas, que suelen revelarnos facetas trascendentales del compositor. Esta Sinfonía “Incompleta” nos muestra, por ejemplo, a un Schubert que acaba de contraer la sífilis, la enfermedad que le causaría sufrimientos físicos indecibles y que terminaría por provocar su muerte prematura. Pero lo que hace de esta sinfonía una obra única es su colosal sencillez formal que, unida a la eficacia del material melódico y del original diseño armónico (Si menor – Mi mayor), le presta a todo el conjunto el carácter 5 de confesión íntima, realizada casi al oído. La obra parece surgir de la nada, con esos ocho compases introductorios de unísono entre violonchelos y contrabajos, y en todo momento muestra una querencia ascendente, sofocada por bruscos estallidos en sforzando tras la exposición de los dos temas principales de un diseño de forma sonata tan meridianamente claro que debería ponerse como ejemplo en las escuelas de música. No es casual que el primer tema esté confiado a oboe y clarinete, y el segundo a los violonchelos, todo ello en un ambiente esencialmente nostálgico y camerístico, como tampoco lo es que el Andante con moto se abra con una textura puramente cuartetística y que sea de nuevo el clarinete quien tenga encomendada la exposición del segundo tema en solitario. Esta sinfonía premonitoria es la apoteosis de la fluidez serena, sin trabas, y la orquesta schubertiana, aun en los momentos de una dinámica más rotunda, suena como un gran conjunto de cámara del que pueden emerger en cualquier momento voces solistas. Y también es aquí donde, como sucederá poco después en el Cuarteto en Sol mayor y en la Sinfonía en Do mayor, resulta posible atisbar ya las futuras texturas brucknerianas gracias a una arquitectura de una solidez granítica cimentada a partir de la imperceptible transformación melódica y armónica de células temáticas elementales pero cargadas de significado. Cuando la Cuarta Sinfonía de Bruckner se interpretó por primera vez en Viena el 20 de febrero de 1881, el crítico Eduard Kremser se refirió al compositor como el “Schubert de nuestro tiempo”, una comparación que resulta posible partiendo de muchos ángulos, desde el biográfico (sus conexiones con el mundo rural, la honda imbricación de ambos con la ciudad de Viena) hasta el puramente musical (con muchos procedimientos técnicos compartidos, como las exposiciones tripartitas, y el inconfundible sello austríaco de sus creaciones). Más difícil habría resultado establecer un paralelismo a partir del ejemplo de la Novena Sinfonía, cuya larguísima gestación puede remontarse al 4 de septiembre de 1887, cuando está fechada una carta que el compositor escribe al director de orquesta Hermann Levi, uno de sus grandes 6 valedores: “¡Aleluya! Por fin la Octava está terminada y mi padre artístico debe ser el primero en saberlo. ¡Ojalá que sea merecedora de su gracia!”. No imaginaba entonces Bruckner que Levi se negaría a dirigir el estreno de una obra en buena medida inaprensible por sus dimensiones y su concepción. El carácter frágil del músico, su permanente inseguridad, lo arrojaron a una de sus meticulosas revisiones de la partitura, en muchos casos auténticas reescrituras, que lo mantiene ocupado hasta marzo de 1890. La autocriba llega incluso más lejos y se suceden revisiones de obras anteriores: las tres primeras sinfonías o las Misas en Mi menor y Fa menor son objeto de alteraciones significativas con las que Bruckner pretende mejorar, con desigual fortuna, aquello que otros le habían hecho creer que era imperfecto o simplemente perfectible. La Novena, entretanto, cuyos apuntes iniciales datan de septiembre de 1887, se pone a la cola, y los tres primeros movimientos no quedan completados hasta finales de 1894. A Bruckner le quedaban aún casi dos años de vida, pero el último movimiento de la obra no logró pasar de una serie inconexa de esbozos, que apuntan a que el grandioso Finale contendría una fuga y un extenso coral. Aquejado de hidropesía y de problemas cardíacos, el músico vivió los dieciséis últimos meses de su vida en la planta baja del Palacio Belvedere, una gentileza del Emperador Francisco José (dedicatario de su Octava Sinfonía), ya que el músico tenía serias dificultades para subir las escaleras que conducían a su apartamento de la Hessgasse. Bruckner tuvo que ser, asimismo, consciente de que había llegado al umbral del número 9, nunca traspasado por Beethoven ni Schubert, una circunstancia que debió de tener su influencia en un hombre medroso, apocado, que, además, veía cómo su música empezaba a aventurarse por vericuetos tonales cada vez más alejados de la ortodoxia que él mismo predicó durante años en sus clases en el Conservatorio y la Universidad de Viena. La sorprendente dedicatoria de la obra “al amado Dios” (dem lieben Gott) y la consideración del Adagio como su “adiós a la vida” parecen apuntar a que Bruckner no pudo ni, quizá, quiso llegar más allá. La imagen de un Bruckner piadoso, 7 fervorosamente religioso, que anota con esmero en su libreta el número de padrenuestros, salves o avemarías que reza cada día, choca frontalmente con el músico que ve cómo incluso la tonalidad empieza a deshacerse entre sus manos. El sencillo provinciano, el ideológicamente ultraconservador, valiéndose de un talento fuera de lo común, había ido dando forma poco a poco a un gigantesco edifico estético cuya construcción acabaría por alejarlo de algún modo del pilar básico de su existencia, un Dios omnipresente a lo largo de su vida y a cuya gloria está consagrado su arte. No puede olvidarse que Bruckner, al tiempo que abrazó la modernidad musical que él veía encarnada en Wagner, representaba los valores más tradicionales de Viena, los más reticentes a cualquier tipo de cambios. Como ciudadano, Bruckner fue un fiel exponente de la Austria férreamente conservadora y así se manifestaba en su manera de hablar (en dialecto), su vestimenta, sus maneras provincianas o sus gustos culinarios. También fue, por ejemplo, uno de los abanderados de la creación de una asociación wagneriana que vetaba expresamente la presencia de judíos entre sus miembros y se opuso de manera sistemática a cualesquiera ideas de modernidad procedentes de la burguesía liberal y secularizada. No es extraño, por tanto, que Alfred Rosenberg lo tildara en 1933 del ideal de “hombre religioso, paciente, nacionalsocialista” o que el Tercer Reich, con Goebbels a la cabeza, lo entronizara como uno de los iconos del arte alemán y concediera una generosa subvención para la publicación de las obras completas de Bruckner “en la forma que él las concibió”. La Novena es la última entrega de una trilogía caracterizada por la expansión formal de cada movimiento, la especial densidad de la escritura orquestal, la interrelación entre los diversos motivos de la obra (elementos todos que parecen hallar arraigo en las dos últimas sinfonías de Schubert) y la aparición por primera vez en su catálogo de un cuarteto de tubas wagnerianas, que contribuyen en las tres obras a oscurecer aún más la ya de por sí granítica sonoridad bruckneriana, teñida de sombras en las dos últimas por la elección del modo menor. Aunque la Novena se ha librado 8 en buena medida de esa jungla de distintas versiones, con intervención o no del compositor, era de esperar que un músico curtido en el movimiento historicista como Philippe Herreweghe optara por dirigir un texto lo más fiel posible al original bruckneriano de 1894. Ello lo aleja, por supuesto, de la deformadora versión de Ferdinand Löwe, la utilizada en el estreno póstumo vienés del 11 de febrero de 1903, y lo acerca a las preparadas, “libres de todas las glosas y añadidos”, por Alfred Orel en 1934 (la elección de Furtwängler, Walter o Schuricht) y Leopold Nowak en 1951 (la habitual en la segunda mitad del siglo XX, de Celibidache a Karajan, de Jochum a Barenboim, de Horenstein a Giulini), idénticas en lo esencial, aunque matizadas en 2001 por Benjamin Gunnar-Cohrs en su edición crítica para la Sociedad Bruckner, que dio a conocer discográficamente un año después Nikolaus Harnoncourt, otro valedor de la pureza histórica y de las esencias vienesas. Luis Gago 9 Biografías Philippe Herreweghe Director Tras estudiar piano en el conservatorio de Gante, su ciudad natal, Philippe Herreweghe se consagra a sus estudios de medicina y psiquiatría. Durante esos años universitarios funda el Collegium Vocale y llama la atención de Nikolaus Harnoncourt y Gustav Leonhardt, quienes le invitan a participar en la grabación de la integral de las Cantatas de Bach. Para poder servir de un modo adecuado a un repertorio que se extiende desde el Renacimiento hasta la música moderna y contemporánea, Philippe Herreweghe ha creado diversos grupos. El Collegium Vocale de Gante celebró en el año 2000 el trigésimo aniversario de una vocación consagrada por entero a Bach y a sus precursores. La Orchestre des Champs Elysées (1991) ha adquirido en un corto periodo de tiempo reconocimiento unánime por su novedosa aproximación al repertorio del siglo XIX. Philippe Herreweghe es habitualmente invitado para dirigir otras orquestas tales como la Concertgebouw, Filarmónica de Rotterdam, Orquesta de Cámara de la Radio de Holanda, Filarmónica de Viena, Berlín, Amberes, Flandes y Gewandhaus de Leipzig. Herreweghe ha realizado más de sesenta grabaciones para Harmonia Mundi entre las que destacan: Misa en Do menor de Mozart, Elías de Mendelssohn, San Pablo y Sueño de una Noche de Verano, Misa Solemnis y la Novena Sinfonía de Beethoven, Requiem Alemán de Brahms, L’Enfance du Christ de Berlioz, disco que recibió el Deutsche Schallplattenpreis en 1998. Otras grabaciones orquestales incluyen un ciclo de Schumann con Escenas de Fausto, Sinfonías 2ª y 4ª, Concierto para chelo con Christophe Coin y Concierto para piano con Andreas Stainer así como una nueva grabación de el Requiem de Fauré y la Sinfonía en Re de Franck. Embajador Cultural de Flandes desde 1982, Philippe Herreweghe fue nombrado en 1993 Oficial de las Artes y las Letras por la Universidad de Lovaina, institución que le reconoce y distingue desde 1997 también como Doctor Honoris Causa. 11 Plantilla ONE Josep Pons Director Artístico y Titular Rafael Frühbeck de Burgos Director Emérito VIOLINES PRIMEROS Sergéi Teslia (concertino)* Francisco Romo Campuzano (concertino) Jesús Á. León Marcos (solista) José Enguídanos López (solista) Salvador Puig Fayos (ayuda de solista) Juan Manuel Ambroa Martín Miguel Ángel Alonso Martínez Antonio Cárdenas Plaza Eduardo Carpintero Gallego Vicente Cueva Navarro Jacek Cygan Majewska Alejandro Domínguez Morales Yoon Im Chang Gilles Michaud Morin Juan Antonio Mira Quirós Rosa Luz Moreno Aparicio Elena Nieva Gómez Rosa María Núñez Florencio Alfonso Ordieres Rojo Germán Ruiz Miranda Roberto Salerno Ríos VIOLINES SEGUNDOS Javier Gallego Jiménez (solista) Kremena Gantcheva Kaykamdjozova (solista) Francisco Martín Díaz (ayuda de solista) Rubén Antón Manchado Iván David Cañete Molina Isabel Fernández Zurbano Laura García del Castillo Amador Marqués Gil Rafael Ochandiano Echenausia Kinka Petrova Jadhipetrova Nuria Bonet Majo* Zenón Díaz Lauzurica* Natalia Mokareva Pugachova* Mario Jesús Pérez Blanco* Mª del Mar Rodríguez Cartagena* Cristian Roig Puig* VIOLAS Roberto Cuesta López (solista) Emilio Navidad Arce (solista) Dionisio Rodríguez Suárez (ayuda de solista) Mª Antonia Alonso González Carlos Antón Morcillo Virginia Aparicio Palacios Jorge Dorrego Robledo Dolores Egea Martínez Mª Paz Herrero Limón Julia Jiménez Peláez Juan José Pamies Herranz Cristina Pozas Tarapiella Pablo Rivière Gómez Gregory Salazar Haun Carlos Barriga* VIOLONCHELOS Salvador Escrig Peris (solista) Miguel Jiménez Peláez (solista) Ángel Luis Quintana Pérez (ayuda de solista) Belén Aguirre Fernández Vicente Ceballos Gómez José Clemente Serrano Mariana Cores Gomendio Vicente Espinosa Carrero Enrique Ferrández Rivera Adam Hunter José Mª Mañero Medina Álvaro Quintanilla Kyburz Antonio Santana Ojeda Nerea Martín Aguirre* CONTRABAJOS Jaime Antonio Robles Pérez (solista) Ramón Mascarós Villar (solista) Miguel Ángel Glez. Corredera (ayuda de solista) Pascual Cabanes Herrero Mariano Clemente Serrano Máximo Fariña Hernández Emilio Maravella Sesé Pablo Múzquiz Pérez-Seoane Eladio Piñero Sánchez José Julio Rodríguez Jorge ARPAS Ángeles Domínguez García (solista) Nuria Llopis Areny FLAUTAS Antonio Arias-Gago del Molino (solista) Juana Guillem Piqueras (solista) Miguel Ángel Angulo Cruz José Oliver Bisbal (flauta-flautín) José Sotorres Juan OBOES Rafael Tamarit Torremocha (solista) Vicente Sanchís Faus (solista) Víctor Manuel Ánchel Estebas (oboecorno inglés) Ramón Puchades Marcilla CLARINETES Enrique Pérez Piquer (solista) Javier Balaguer Domenech (solista) Juan Francisco Lara Rodríguez (requinto) José A. Tomás Pérez Carlos Jesús Casado Tarín* FAGOTES Enrique Abargues Morán (solista) Miguel Alcocer Cosín (solista) José Masiá Gómez (contrafagot) Vicente J. Palomares Gómez Miguel José Simó Peris TROMPAS Salvador Navarro Martínez (solista) José Enrique Rosell Esterelles (solista) Carlos Malonda Atienzar (ayuda de solista) Javier Bonet Manrique Antonio Colmenero Garrido Rodolfo Epelde Cruz Salvador Ruiz Coll TROMPETAS José Mª Ortí Soriano (solista)* Vicente Martínez Andrés (solista) Juan Carlos Alandete Castillo (ayuda de solista) Antonio Ávila Carbonell Vicente Torres Castellano PERCUSIÓN Eduardo Sánchez Arroyo (solista) Félix Castro Vázquez (solista) Juanjo Guillem Piqueras (ayuda de solista) Pedro Moreno Carballo José Andrés Saez Ruiz* ARCHIVO Rafael Rufino Valor AVISADORES Francisco Osuna Moyano (Jefe de escenario) José Méndez Berrocal Rogelio Moya Serrano Juan Rodríguez López Músicos invitados para el presente programa: Elena Borderias López de Sebastián (violín) Melania Roig Puig (violín) Ana Sibila García (violín) Eduardo Werner Rahn (violín) Robert Silla Aguado (oboe) Fernando Fernández Company (trompa) David Rosell Esterelles (trompa) Manuel Blanco Gómez-Limón (trompeta) TROMBONES Enrique Ferrando Sastre (solista) Rubén Prades Cano (solista) Rogelio Igualada Aragón Francisco Guillén Gil (trombón bajo)* Edmundo José Vidal Vidal* TUBA Miguel Navarro Carbonell *Contratados por la ONE Próximos conciertos Temporada OCNE CONCIERTO 18 CICLO I VIENA 1900 8, 9 y 10 DE ABRIL DE 2005 ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA Heinrich Schiff, director y solista A. Webern F. J. Haydn J. Brahms Passacaglia, opus 1 Concierto para violonchelo y orquesta en Do mayor, Hob VIIb: 1 Sinfonía núm. 4, en Mi menor, opus 98 Localidades a la venta CONCIERTO 19 CICLO II 15, 16 Y 17 DE ABRIL DE 2005 ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA THE GABRIELI CONSORT Paul McCreesh, director Dominique Labelle (Athalia) Mhairi Lawson (Josabeth) Michael Chance (Joad) Paul Agnew (Mathan) Peter Harvey, bajo (Abner) G.F. Haendel Athalia Localidades a la venta CONCIERTO 20 CICLO II VIENA 1900 6, 7 Y 8 DE MAYO DE 2005 ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA Josep Pons, director Jane Irwin, mezzosoprano Francisco Vas, tenor Willard White, barítono A. Berg F. Schreker A. von Zemlinsky Tres piezas para orquesta, opus 6 Cinco canciones para voz grave y orquesta Eine florencinische Tragödie, opus 16 (ópera, versión de concierto) (Nota: Este programa se repite los días 13, 14 y 15 de mayo en L’Auditori de Barcelona, en el Ciclo de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña) Localidades a la venta a partir del 12 de abril de 2005 Próximos conciertos Ciclo de Órgano Viena 1900 19 DE ABRIL DE 2005 Gunnar Idenstam Obras de Reger, Mahler, Idenstam y Bruckner 17 DE MAYO DE 2005 Eberhard Lauer Obras de Bach, Brahms, Schönberg y Reger 25 DE MAYO DE 2005 Miguel González Obras de Reger, Capllonch, Torres y Esplá Información: Los conciertos se celebraran en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música (C/Príncipe de Vergara, 146. Madrid. Tlf.: 91 337 01 39). http://ocne.mcu.es Precio único: 6 euros cada concierto. Venta de localidades: En taquillas del Auditorio Nacional de Música, Teatro de la Zarzuela, Teatro María Guerrero y Teatro Pavón, y Servicaixa (902 33 22 11 y www.servicaixa.com). TEMPORADA 2004 2005 VIENA 1900 ACCIÓN DRAMÁTICA Dentro de las actividades paralelas en torno a Viena 1900, eje central de la temporada sinfónica 2004/2005 de la Orquesta y Coro Nacionales de España, presentamos ahora esta Acción Dramática, sobre textos de dos de los máximos exponentes literarios de la Viena finisecular: Arthur Schnitzler y Stephan Zweig. Dos personalidades polifacéticas y analíticas, cuya obra, de gran profundización psicológica, se convertirá en símbolo de una corriente literaria crítica y comprometida con los problemas sociales de su entorno. Dos actrices y dos actores interpretarán fragmentos de Apuesta al amanecer y Veinticuatro horas en la vida de una mujer, así como una selección de la extraordinaria correspondencia entre ambos. Auditorio Nacional de Música. Sala de Cámara C/ Príncipe de Vergara, 146 Lunes, 18 de abril, 19,30 h. APUESTA Y FRACASO Acción dramática sobre textos de Stephan Zweig y Arthur Schnitzler Dramatización y Dirección: Juanjo Granda Actores: Lola Cardona Emilio Gutiérrez Caba Alberto de Miguel Ana Caleya Piano: Gerardo López Laguna Dirección técnica: Pedro Muñoz ORQUESTAYCORO NACIONALES DE ESPAÑA CONFERENCIAS La Orquesta y Coro Nacionales de España y la Residencia de Estudiantes organizan una serie de conferencias en torno a diferentes aspectos de aquella época que Karl Krauss había definido como "Gedankenexperiment", es decir, una experiencia intelectual. La Viena del tránsito del siglo XIX al XX es un paradigma de movimientos y contrastes, una ciudad multicultural, dinámica y en plena expansión donde los más diversos géneros literarios y artísticos brotan dentro de corrientes absolutamente opuestas, desde las profundizaciones psicológicas a las evocaciones del pasado, desde al expresionismo más voraz al simbolismo esteticista. Residencia de Estudiantes C/ Pinar, 23 Miércoles, 6 de abril de 2005, a las 19:30 h. Francisco Jarauta, Catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia: Variaciones vienesas Jueves, 21 de abril de 2005, a las 19:30 h. Francesco Dal Co, Catedrático de Historia de la Arquitectura del Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia: Otto Wagner Martes, 10 de mayo de 2005, a las 19:30 h. Miguel Sáenz, Doctor en Derecho y Licenciado en Filología Alemana: Arthur Schnitzler, un dandy atormentado Noticias OCNE Próxima temporada OCNE 2005/2006 En las próximas semanas, se distribuirá en el Auditorio el avance de temporada 2005/2006 de la Orquesta y Coro Nacionales de España. La venta de abonos se iniciará el 20 de abril, conforme a un calendario que se especifica en el avance. Se informa de que, a efectos de protección de datos de carácter personal, y de acuerdo con la Ley Orgánica 15/1999; para llevar a cabo el control, información y venta de abonos de las actuaciones de la Orquesta y Coro Nacionales de España, los datos existentes hasta el momento se incorporarán a un nuevo fichero denominado “Abonados de la Orquesta y Coro Nacionales de España”, bajo responsabilidad de la Dirección General del INAEM. Con motivo de tal actualización, una vez iniciada la temporada, se procederá a recabar la autorización expresa de los abonados, tanto para el tratamiento de sus datos como para su cesión a terceros, indicándoles los derechos que les asisten. La renovación de abonos requerirá la presentación de las localidades de los días 3, 4, 10 y 11 de junio, dependiendo de ciclos y días. Equipo Técnico ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA N.I.P.O.: 556-05-003-1 - Dep. Legal: M. 14.087-2005 - A. G. Luis Pérez, S.A. - Algorta, 33 - 28019 Madrid DIRECCIÓN: Félix Palomero (Director Técnico); Belén Pascual (Directora Adjunta); Juana González (Secretaria Dirección Técnica); Pura Cabeza (Secretaria Dirección Adjunta); Arantzazu Elu (Servicio de Apoyo); Reyes Gomariz (Relaciones Públicas). ADMINISTRACIÓN: Elena Martín Fuentes (Gerente); Amalia Jiménez (Cajera Pagadora); Hans Tino (Contratación); Rosa Aguilar, Rocío Espada, Pilar Martínez (Administración); María Horcajo (Caja). 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