Concierto 17, Ciclo I - Orquesta y Coro Nacionales de España

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ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA
CONCIERTO 17
CICLO_I
1, 2 y 3 abril 2005
Auditorio Nacional de Música (Madrid) Sala Sinfónica
JOSEP PONS
DIRECTOR ARTÍSTICO Y TITULAR
LORENZO RAMOS
DIRECTOR CNE
FÉLIX PALOMERO
DIRECTOR TÉCNICO OCNE
El pasado 20 de marzo falleció en Madrid el profesor de la
Orquesta Nacional de España Mariano Clemente Serrano,
contrabajista, que se había incorporado a la agrupación en
abril de 1970. Mariano Clemente actuó en los conciertos de
los días 18, 19 y 20 de marzo, y sufrió en la tarde del domingo
20 un ataque cardiaco que no pudo superar. Al retomar la actividad,
tras la Semana Santa, queremos recordarle y homenajearle
por su trabajo a lo largo de treinta y cinco años interrumpidos
tan abruptamente, y unirnos en el dolor a su familia, y muy
en especial a su hermano José Clemente Serrano,
profesor violonchelo de la ONE.
Orquesta Nacional de España
Philippe Herreweghe, director
I
Franz Schubert (1797-1828)
Sinfonía núm. 7, en Si menor, D.759, “Inacabada” (*)
Allegro moderato
Andante con moto
(*) Antigua numeración: número 8
II
Anton Bruckner (1824-1896)
Sinfonía núm. 9, en Re menor (versión original)
Feierlich. Misterioso
Scherzo (Bewegt, lebhaft)
Adagio (Langsam, feierlich)
Concierto 17- Ciclo I (Viena 1900) 1, 2 y 3 de abril de 2005
Viernes 1 de abril de 2005, a las 19:30 h. (ONE 4582)
Sábado 2 de abril de 2005, a las 19:30 h. (ONE 4583)
Domingo 3 de abril de 2005, a las 11:30 h. (ONE 4584)
Auditorio Nacional de Música (Madrid) Sala Sinfónica
Notas al programa
Cabos sueltos
La historia del arte está llena de obras inconclusas, de cabos
sin atar. Desidia, impotencia, olvido, muerte: son muchas las
causas que explican el silencio, el vacío, la duda. Toda obra
incompleta parece condenada a alimentar la leyenda y las
especulaciones inacabables sobre las causas por las que el
creador decidió interrumpir bruscamente su labor. En el caso
de Franz Schubert, cuyas obras más importantes fueron
ignoradas sistemáticamente por los editores y que sólo gozó
del privilegio de ver interpretada monográficamente su música
en un concierto público en una única ocasión (pocos meses
antes de morir), resulta especialmente difícil indagar sobre
los auténticos motivos por los que varias de sus obras nos
han llegado como un torso sólo en apariencia inacabado.
Como oyentes, sin embargo, percibimos piezas como el
Quartettsatz D. 703, la Sonata para piano D. 840 o esta Sinfonía
núm. 7 que escucharemos hoy como entidades perfectamente
autosuficientes. El hecho de que estemos en los tres casos,
como volverá a suceder en el caso de la Sinfonía núm. 9 de
Bruckner, ante piezas especialmente rupturistas o indagatorias
con respecto a sus inmediatas antecesoras dentro de cada
uno de sus respectivos géneros puede arrojar, quizás, algo
de luz sobre los motivos que animaron al compositor austríaco
a dejar sus obras inacabadas.
Schubert, en contra de la imagen que suele tenerse de él y
que nos ha legado un cierto sector de la historiografía, fue
un compositor que hubo de esforzarse enormemente para
recorrer el abismo expresivo y formal que se yergue entre sus
primeras obras y las nacidas en sus últimos años como
creador. Seguir paso a paso la gestación de sus cuartetos de
cuerda, por ejemplo, nos revela las dificultades que hubo de
ir superando para pasar de unas primeras obras aún
impersonales y anodinas a una partitura visionaria y
premonitoria como el Cuarteto en Sol mayor, D. 887. Las
dificultades parecieron desvanecerse con la cercanía de la
muerte ya que, de lo contrario, no resulta fácil entender una
explosión de obras maestras como la que hizo de 1828 uno
de los años más venturosos de la historia musical no sólo de
Viena, sino de toda Europa: en él nacieron el Quinteto de
cuerda en Do mayor, la Fantasía en Fa menor para piano a
cuatro manos, las canciones agrupadas póstumamente por
su editor bajo el título Canto del cisne, las tres últimas sonatas
para piano o la Misa en Mi bemol mayor. Antes de esta
floración sin precendentes y en gran medida incomprensible,
sin embargo, Schubert luchó con denuedo para dominar la
gran forma y para perfilar un lenguaje personal, perfectamente
diferenciado -pero equiparable- del de Ludwig van Beethoven,
su ilustre coetáneo y conciudadano.
El autor de Winterreise fue y, en parte, sigue siendo un
compositor mal o muy insuficientemente conocido. La sinfonía
que hoy escucharemos, por ejemplo, una obra fundamental
para conocer un Schubert muy diferente, aunque
complementario, del que admiraron sus contemporáneos (el
autor casi en exclusiva de canciones, danzas y música para
consumo doméstico), no se estrenó hasta 1865 en la
Musikverein de Viena y su primera visita a la imprenta habría
de postergarse aún dos años más. La última Sinfonía corrió
mejor suerte gracias tanto a la perspicacia de Robert Schumann,
que supo admirar de inmediato su “longitud celestial” y sus
valores musicales imperecederos, como al entusiasmo de
Felix Mendelssohn, responsable de la dirección en su estreno
en Leipzig en 1839. Cobrar vida sonora a los once años de
la muerte del compositor no parece tampoco, en cualquier
caso, una suerte que pudieran desear para sí muchos creadores
para sus mejores frutos, y por tal tenía Schubert a su Sinfonía
en Do mayor. Su música tiende a ser objeto de una atención
en exceso sesgada, que favorece la interpretación de sus
obras más amables y mantiene en el olvido a muchas de las
partituras tradicionalmente poco frecuentadas, que suelen
revelarnos facetas trascendentales del compositor. Esta Sinfonía
“Incompleta” nos muestra, por ejemplo, a un Schubert que
acaba de contraer la sífilis, la enfermedad que le causaría
sufrimientos físicos indecibles y que terminaría por provocar
su muerte prematura. Pero lo que hace de esta sinfonía una
obra única es su colosal sencillez formal que, unida a la
eficacia del material melódico y del original diseño armónico
(Si menor – Mi mayor), le presta a todo el conjunto el carácter
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de confesión íntima, realizada casi al oído. La obra parece
surgir de la nada, con esos ocho compases introductorios de
unísono entre violonchelos y contrabajos, y en todo momento
muestra una querencia ascendente, sofocada por bruscos
estallidos en sforzando tras la exposición de los dos temas
principales de un diseño de forma sonata tan meridianamente
claro que debería ponerse como ejemplo en las escuelas de
música. No es casual que el primer tema esté confiado a oboe
y clarinete, y el segundo a los violonchelos, todo ello en un
ambiente esencialmente nostálgico y camerístico, como
tampoco lo es que el Andante con moto se abra con una
textura puramente cuartetística y que sea de nuevo el clarinete
quien tenga encomendada la exposición del segundo tema
en solitario. Esta sinfonía premonitoria es la apoteosis de la
fluidez serena, sin trabas, y la orquesta schubertiana, aun en
los momentos de una dinámica más rotunda, suena como un
gran conjunto de cámara del que pueden emerger en cualquier
momento voces solistas. Y también es aquí donde, como
sucederá poco después en el Cuarteto en Sol mayor y en la
Sinfonía en Do mayor, resulta posible atisbar ya las futuras
texturas brucknerianas gracias a una arquitectura de una
solidez granítica cimentada a partir de la imperceptible
transformación melódica y armónica de células temáticas
elementales pero cargadas de significado.
Cuando la Cuarta Sinfonía de Bruckner se interpretó
por primera vez en Viena el 20 de febrero de 1881, el crítico
Eduard Kremser se refirió al compositor como el “Schubert
de nuestro tiempo”, una comparación que resulta posible
partiendo de muchos ángulos, desde el biográfico (sus
conexiones con el mundo rural, la honda imbricación de
ambos con la ciudad de Viena) hasta el puramente musical
(con muchos procedimientos técnicos compartidos, como
las exposiciones tripartitas, y el inconfundible sello austríaco
de sus creaciones). Más difícil habría resultado establecer un
paralelismo a partir del ejemplo de la Novena Sinfonía, cuya
larguísima gestación puede remontarse al 4 de septiembre de
1887, cuando está fechada una carta que el compositor escribe
al director de orquesta Hermann Levi, uno de sus grandes
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valedores: “¡Aleluya! Por fin la Octava está terminada y mi
padre artístico debe ser el primero en saberlo. ¡Ojalá que sea
merecedora de su gracia!”. No imaginaba entonces Bruckner
que Levi se negaría a dirigir el estreno de una obra en buena
medida inaprensible por sus dimensiones y su concepción.
El carácter frágil del músico, su permanente inseguridad, lo
arrojaron a una de sus meticulosas revisiones de la partitura,
en muchos casos auténticas reescrituras, que lo mantiene
ocupado hasta marzo de 1890. La autocriba llega incluso más
lejos y se suceden revisiones de obras anteriores: las tres
primeras sinfonías o las Misas en Mi menor y Fa menor son
objeto de alteraciones significativas con las que Bruckner
pretende mejorar, con desigual fortuna, aquello que otros le
habían hecho creer que era imperfecto o simplemente
perfectible. La Novena, entretanto, cuyos apuntes iniciales
datan de septiembre de 1887, se pone a la cola, y los tres
primeros movimientos no quedan completados hasta finales
de 1894. A Bruckner le quedaban aún casi dos años de vida,
pero el último movimiento de la obra no logró pasar de una
serie inconexa de esbozos, que apuntan a que el grandioso
Finale contendría una fuga y un extenso coral.
Aquejado de hidropesía y de problemas cardíacos,
el músico vivió los dieciséis últimos meses de su vida en la
planta baja del Palacio Belvedere, una gentileza del Emperador
Francisco José (dedicatario de su Octava Sinfonía), ya que el
músico tenía serias dificultades para subir las escaleras que
conducían a su apartamento de la Hessgasse. Bruckner tuvo
que ser, asimismo, consciente de que había llegado al umbral
del número 9, nunca traspasado por Beethoven ni Schubert,
una circunstancia que debió de tener su influencia en un
hombre medroso, apocado, que, además, veía cómo su música
empezaba a aventurarse por vericuetos tonales cada vez más
alejados de la ortodoxia que él mismo predicó durante años
en sus clases en el Conservatorio y la Universidad de Viena.
La sorprendente dedicatoria de la obra “al amado Dios” (dem
lieben Gott) y la consideración del Adagio como su “adiós a
la vida” parecen apuntar a que Bruckner no pudo ni, quizá,
quiso llegar más allá. La imagen de un Bruckner piadoso,
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fervorosamente religioso, que anota con esmero en su libreta
el número de padrenuestros, salves o avemarías que reza cada
día, choca frontalmente con el músico que ve cómo incluso
la tonalidad empieza a deshacerse entre sus manos. El sencillo
provinciano, el ideológicamente ultraconservador, valiéndose
de un talento fuera de lo común, había ido dando forma poco
a poco a un gigantesco edifico estético cuya construcción
acabaría por alejarlo de algún modo del pilar básico de su
existencia, un Dios omnipresente a lo largo de su vida y a
cuya gloria está consagrado su arte. No puede olvidarse que
Bruckner, al tiempo que abrazó la modernidad musical que
él veía encarnada en Wagner, representaba los valores más
tradicionales de Viena, los más reticentes a cualquier tipo de
cambios. Como ciudadano, Bruckner fue un fiel exponente
de la Austria férreamente conservadora y así se manifestaba
en su manera de hablar (en dialecto), su vestimenta, sus
maneras provincianas o sus gustos culinarios. También fue,
por ejemplo, uno de los abanderados de la creación de una
asociación wagneriana que vetaba expresamente la presencia
de judíos entre sus miembros y se opuso de manera sistemática
a cualesquiera ideas de modernidad procedentes de la
burguesía liberal y secularizada. No es extraño, por tanto, que
Alfred Rosenberg lo tildara en 1933 del ideal de “hombre
religioso, paciente, nacionalsocialista” o que el Tercer Reich,
con Goebbels a la cabeza, lo entronizara como uno de los
iconos del arte alemán y concediera una generosa subvención
para la publicación de las obras completas de Bruckner “en
la forma que él las concibió”.
La Novena es la última entrega de una trilogía
caracterizada por la expansión formal de cada movimiento,
la especial densidad de la escritura orquestal, la interrelación
entre los diversos motivos de la obra (elementos todos que
parecen hallar arraigo en las dos últimas sinfonías de Schubert)
y la aparición por primera vez en su catálogo de un cuarteto
de tubas wagnerianas, que contribuyen en las tres obras a
oscurecer aún más la ya de por sí granítica sonoridad
bruckneriana, teñida de sombras en las dos últimas por la
elección del modo menor. Aunque la Novena se ha librado
8
en buena medida de esa jungla de distintas versiones, con
intervención o no del compositor, era de esperar que un
músico curtido en el movimiento historicista como Philippe
Herreweghe optara por dirigir un texto lo más fiel posible al
original bruckneriano de 1894. Ello lo aleja, por supuesto, de
la deformadora versión de Ferdinand Löwe, la utilizada en el
estreno póstumo vienés del 11 de febrero de 1903, y lo acerca
a las preparadas, “libres de todas las glosas y añadidos”, por
Alfred Orel en 1934 (la elección de Furtwängler, Walter o
Schuricht) y Leopold Nowak en 1951 (la habitual en la segunda
mitad del siglo XX, de Celibidache a Karajan, de Jochum a
Barenboim, de Horenstein a Giulini), idénticas en lo esencial,
aunque matizadas en 2001 por Benjamin Gunnar-Cohrs en
su edición crítica para la Sociedad Bruckner, que dio a conocer
discográficamente un año después Nikolaus Harnoncourt,
otro valedor de la pureza histórica y de las esencias vienesas.
Luis Gago
9
Biografías
Philippe Herreweghe
Director
Tras estudiar piano en el conservatorio de Gante, su ciudad natal,
Philippe Herreweghe se consagra a sus estudios de medicina y
psiquiatría. Durante esos años universitarios funda el Collegium Vocale
y llama la atención de Nikolaus Harnoncourt y Gustav Leonhardt,
quienes le invitan a participar en la grabación de la integral de las
Cantatas de Bach.
Para poder servir de un modo adecuado a un repertorio que se extiende
desde el Renacimiento hasta la música moderna y contemporánea,
Philippe Herreweghe ha creado diversos grupos. El Collegium Vocale
de Gante celebró en el año 2000 el trigésimo aniversario de una
vocación consagrada por entero a Bach y a sus precursores. La
Orchestre des Champs Elysées (1991) ha adquirido en un corto periodo
de tiempo reconocimiento unánime por su novedosa aproximación al
repertorio del siglo XIX.
Philippe Herreweghe es habitualmente invitado para dirigir otras orquestas
tales como la Concertgebouw, Filarmónica de Rotterdam, Orquesta de
Cámara de la Radio de Holanda, Filarmónica de Viena, Berlín, Amberes,
Flandes y Gewandhaus de Leipzig.
Herreweghe ha realizado más de sesenta grabaciones para Harmonia
Mundi entre las que destacan: Misa en Do menor de Mozart, Elías de
Mendelssohn, San Pablo y Sueño de una Noche de Verano, Misa
Solemnis y la Novena Sinfonía de Beethoven, Requiem Alemán de
Brahms, L’Enfance du Christ de Berlioz, disco que recibió el Deutsche
Schallplattenpreis en 1998. Otras grabaciones orquestales incluyen
un ciclo de Schumann con Escenas de Fausto, Sinfonías 2ª y 4ª,
Concierto para chelo con Christophe Coin y Concierto para piano con
Andreas Stainer así como una nueva grabación de el Requiem de
Fauré y la Sinfonía en Re de Franck.
Embajador Cultural de Flandes desde 1982, Philippe Herreweghe fue
nombrado en 1993 Oficial de las Artes y las Letras por la Universidad
de Lovaina, institución que le reconoce y distingue desde 1997 también
como Doctor Honoris Causa.
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Plantilla ONE
Josep Pons Director Artístico y Titular
Rafael Frühbeck de Burgos Director Emérito
VIOLINES PRIMEROS
Sergéi Teslia (concertino)*
Francisco Romo Campuzano
(concertino)
Jesús Á. León Marcos (solista)
José Enguídanos López (solista)
Salvador Puig Fayos (ayuda de solista)
Juan Manuel Ambroa Martín
Miguel Ángel Alonso Martínez
Antonio Cárdenas Plaza
Eduardo Carpintero Gallego
Vicente Cueva Navarro
Jacek Cygan Majewska
Alejandro Domínguez Morales
Yoon Im Chang
Gilles Michaud Morin
Juan Antonio Mira Quirós
Rosa Luz Moreno Aparicio
Elena Nieva Gómez
Rosa María Núñez Florencio
Alfonso Ordieres Rojo
Germán Ruiz Miranda
Roberto Salerno Ríos
VIOLINES SEGUNDOS
Javier Gallego Jiménez (solista)
Kremena Gantcheva Kaykamdjozova
(solista)
Francisco Martín Díaz (ayuda de
solista)
Rubén Antón Manchado
Iván David Cañete Molina
Isabel Fernández Zurbano
Laura García del Castillo
Amador Marqués Gil
Rafael Ochandiano Echenausia
Kinka Petrova Jadhipetrova
Nuria Bonet Majo*
Zenón Díaz Lauzurica*
Natalia Mokareva Pugachova*
Mario Jesús Pérez Blanco*
Mª del Mar Rodríguez Cartagena*
Cristian Roig Puig*
VIOLAS
Roberto Cuesta López (solista)
Emilio Navidad Arce (solista)
Dionisio Rodríguez Suárez (ayuda de
solista)
Mª Antonia Alonso González
Carlos Antón Morcillo
Virginia Aparicio Palacios
Jorge Dorrego Robledo
Dolores Egea Martínez
Mª Paz Herrero Limón
Julia Jiménez Peláez
Juan José Pamies Herranz
Cristina Pozas Tarapiella
Pablo Rivière Gómez
Gregory Salazar Haun
Carlos Barriga*
VIOLONCHELOS
Salvador Escrig Peris (solista)
Miguel Jiménez Peláez (solista)
Ángel Luis Quintana Pérez (ayuda de
solista)
Belén Aguirre Fernández
Vicente Ceballos Gómez
José Clemente Serrano
Mariana Cores Gomendio
Vicente Espinosa Carrero
Enrique Ferrández Rivera
Adam Hunter
José Mª Mañero Medina
Álvaro Quintanilla Kyburz
Antonio Santana Ojeda
Nerea Martín Aguirre*
CONTRABAJOS
Jaime Antonio Robles Pérez (solista)
Ramón Mascarós Villar (solista)
Miguel Ángel Glez. Corredera (ayuda
de solista)
Pascual Cabanes Herrero
Mariano Clemente Serrano
Máximo Fariña Hernández
Emilio Maravella Sesé
Pablo Múzquiz Pérez-Seoane
Eladio Piñero Sánchez
José Julio Rodríguez Jorge
ARPAS
Ángeles Domínguez García (solista)
Nuria Llopis Areny
FLAUTAS
Antonio Arias-Gago del Molino
(solista)
Juana Guillem Piqueras (solista)
Miguel Ángel Angulo Cruz
José Oliver Bisbal (flauta-flautín)
José Sotorres Juan
OBOES
Rafael Tamarit Torremocha (solista)
Vicente Sanchís Faus (solista)
Víctor Manuel Ánchel Estebas (oboecorno inglés)
Ramón Puchades Marcilla
CLARINETES
Enrique Pérez Piquer (solista)
Javier Balaguer Domenech (solista)
Juan Francisco Lara Rodríguez
(requinto)
José A. Tomás Pérez
Carlos Jesús Casado Tarín*
FAGOTES
Enrique Abargues Morán (solista)
Miguel Alcocer Cosín (solista)
José Masiá Gómez (contrafagot)
Vicente J. Palomares Gómez
Miguel José Simó Peris
TROMPAS
Salvador Navarro Martínez (solista)
José Enrique Rosell Esterelles (solista)
Carlos Malonda Atienzar (ayuda de
solista)
Javier Bonet Manrique
Antonio Colmenero Garrido
Rodolfo Epelde Cruz
Salvador Ruiz Coll
TROMPETAS
José Mª Ortí Soriano (solista)*
Vicente Martínez Andrés (solista)
Juan Carlos Alandete Castillo (ayuda
de solista)
Antonio Ávila Carbonell
Vicente Torres Castellano
PERCUSIÓN
Eduardo Sánchez Arroyo (solista)
Félix Castro Vázquez (solista)
Juanjo Guillem Piqueras (ayuda de
solista)
Pedro Moreno Carballo
José Andrés Saez Ruiz*
ARCHIVO
Rafael Rufino Valor
AVISADORES
Francisco Osuna Moyano (Jefe de
escenario)
José Méndez Berrocal
Rogelio Moya Serrano
Juan Rodríguez López
Músicos invitados para el
presente programa:
Elena Borderias López de Sebastián
(violín)
Melania Roig Puig (violín)
Ana Sibila García (violín)
Eduardo Werner Rahn (violín)
Robert Silla Aguado (oboe)
Fernando Fernández Company (trompa)
David Rosell Esterelles (trompa)
Manuel Blanco Gómez-Limón (trompeta)
TROMBONES
Enrique Ferrando Sastre (solista)
Rubén Prades Cano (solista)
Rogelio Igualada Aragón
Francisco Guillén Gil (trombón bajo)*
Edmundo José Vidal Vidal*
TUBA
Miguel Navarro Carbonell
*Contratados por la ONE
Próximos conciertos
Temporada OCNE
CONCIERTO 18 CICLO I VIENA 1900
8, 9 y 10 DE ABRIL DE 2005
ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA
Heinrich Schiff, director y solista
A. Webern
F. J. Haydn
J. Brahms
Passacaglia, opus 1
Concierto para violonchelo y orquesta en
Do mayor, Hob VIIb: 1
Sinfonía núm. 4, en Mi menor, opus 98
Localidades a la venta
CONCIERTO 19 CICLO II
15, 16 Y 17 DE ABRIL DE 2005
ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA
THE GABRIELI CONSORT
Paul McCreesh, director
Dominique Labelle (Athalia)
Mhairi Lawson (Josabeth)
Michael Chance (Joad)
Paul Agnew (Mathan)
Peter Harvey, bajo (Abner)
G.F. Haendel
Athalia
Localidades a la venta
CONCIERTO 20 CICLO II VIENA 1900
6, 7 Y 8 DE MAYO DE 2005
ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA
Josep Pons, director
Jane Irwin, mezzosoprano
Francisco Vas, tenor
Willard White, barítono
A. Berg
F. Schreker
A. von Zemlinsky
Tres piezas para orquesta, opus 6
Cinco canciones para voz grave y orquesta
Eine florencinische Tragödie, opus 16 (ópera,
versión de concierto)
(Nota: Este programa se repite los días 13, 14 y 15 de mayo en L’Auditori de Barcelona,
en el Ciclo de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña)
Localidades a la venta a partir del 12 de abril de 2005
Próximos conciertos
Ciclo de Órgano
Viena 1900
19 DE ABRIL DE 2005
Gunnar Idenstam
Obras de Reger, Mahler, Idenstam y Bruckner
17 DE MAYO DE 2005
Eberhard Lauer
Obras de Bach, Brahms, Schönberg y Reger
25 DE MAYO DE 2005
Miguel González
Obras de Reger, Capllonch, Torres y Esplá
Información: Los conciertos se celebraran en la Sala Sinfónica del
Auditorio Nacional de Música (C/Príncipe de Vergara, 146. Madrid. Tlf.:
91 337 01 39). http://ocne.mcu.es
Precio único: 6 euros cada concierto.
Venta de localidades: En taquillas del Auditorio Nacional de Música,
Teatro de la Zarzuela, Teatro María Guerrero y Teatro Pavón, y Servicaixa
(902 33 22 11 y www.servicaixa.com).
TEMPORADA
2004
2005
VIENA 1900
ACCIÓN DRAMÁTICA
Dentro de las actividades paralelas en torno a
Viena 1900, eje central de la temporada sinfónica 2004/2005 de la Orquesta y Coro
Nacionales de España, presentamos ahora
esta Acción Dramática, sobre textos de dos de
los máximos exponentes literarios de la Viena
finisecular: Arthur Schnitzler y Stephan Zweig.
Dos personalidades polifacéticas y analíticas,
cuya obra, de gran profundización psicológica,
se convertirá en símbolo de una corriente literaria crítica y comprometida con los problemas
sociales de su entorno.
Dos actrices y dos actores interpretarán fragmentos de Apuesta al amanecer y Veinticuatro horas en la vida de una mujer, así
como una selección de la extraordinaria correspondencia entre ambos.
Auditorio Nacional de Música.
Sala de Cámara
C/ Príncipe de Vergara, 146
Lunes, 18 de abril, 19,30 h.
APUESTA Y FRACASO
Acción dramática sobre textos
de Stephan Zweig y Arthur Schnitzler
Dramatización y Dirección: Juanjo Granda
Actores: Lola Cardona
Emilio Gutiérrez Caba
Alberto de Miguel
Ana Caleya
Piano: Gerardo López Laguna
Dirección técnica: Pedro Muñoz
ORQUESTAYCORO
NACIONALES DE ESPAÑA
CONFERENCIAS
La Orquesta y Coro Nacionales de España y la
Residencia de Estudiantes organizan una serie
de conferencias en torno a diferentes aspectos
de aquella época que Karl Krauss había definido como "Gedankenexperiment", es decir, una
experiencia intelectual. La Viena del tránsito del
siglo XIX al XX es un paradigma de movimientos y contrastes, una ciudad multicultural, dinámica y en plena expansión donde los más
diversos géneros literarios y artísticos brotan
dentro de corrientes absolutamente opuestas,
desde las profundizaciones psicológicas a las
evocaciones del pasado, desde al expresionismo más voraz al simbolismo esteticista.
Residencia de Estudiantes
C/ Pinar, 23
Miércoles, 6 de abril de 2005, a las 19:30 h.
Francisco Jarauta, Catedrático de Filosofía de
la Universidad de Murcia: Variaciones vienesas
Jueves, 21 de abril de 2005, a las 19:30 h.
Francesco Dal Co, Catedrático de Historia de
la Arquitectura del Instituto Universitario de
Arquitectura de Venecia: Otto Wagner
Martes, 10 de mayo de 2005, a las 19:30 h.
Miguel Sáenz, Doctor en Derecho y
Licenciado en Filología Alemana: Arthur
Schnitzler, un dandy atormentado
Noticias OCNE
Próxima temporada OCNE 2005/2006
En las próximas semanas, se distribuirá en el Auditorio
el avance de temporada 2005/2006 de la Orquesta y
Coro Nacionales de España. La venta de abonos se
iniciará el 20 de abril, conforme a un calendario que se
especifica en el avance.
Se informa de que, a efectos de protección de datos de
carácter personal, y de acuerdo con la Ley Orgánica
15/1999; para llevar a cabo el control, información y
venta de abonos de las actuaciones de la Orquesta y
Coro Nacionales de España, los datos existentes hasta
el momento se incorporarán a un nuevo fichero
denominado “Abonados de la Orquesta y Coro
Nacionales de España”, bajo responsabilidad de la
Dirección General del INAEM.
Con motivo de tal actualización, una vez iniciada la
temporada, se procederá a recabar la autorización
expresa de los abonados, tanto para el tratamiento de
sus datos como para su cesión a terceros, indicándoles
los derechos que les asisten.
La renovación de abonos requerirá la presentación de
las localidades de los días 3, 4, 10 y 11 de junio,
dependiendo de ciclos y días.
Equipo Técnico
ORQUESTA Y CORO
NACIONALES DE ESPAÑA
N.I.P.O.: 556-05-003-1 - Dep. Legal: M. 14.087-2005 - A. G. Luis Pérez, S.A. - Algorta, 33 - 28019 Madrid
DIRECCIÓN: Félix Palomero (Director Técnico); Belén Pascual
(Directora Adjunta); Juana González (Secretaria Dirección Técnica);
Pura Cabeza (Secretaria Dirección Adjunta); Arantzazu Elu (Servicio
de Apoyo); Reyes Gomariz (Relaciones Públicas). ADMINISTRACIÓN:
Elena Martín Fuentes (Gerente); Amalia Jiménez (Cajera Pagadora);
Hans Tino (Contratación); Rosa Aguilar, Rocío Espada, Pilar
Martínez (Administración); María Horcajo (Caja). SECRETARÍAS
TÉCNICAS: Máximo Fariña (ONE); Agustín Martín (CNE); María
Morón, María Jesús Carbajosa (Secretaría ONE); María Ángeles
Guerrero (Secretaría CNE). COMUNICACIÓN: Fernanda Andura
(Coordinadora de Área); Blanca Reche (Prensa); Rosario Laín
(Ediciones). DOCUMENTACIÓN: Eduardo Villar (Documentación);
Begoña Álvarez (Archivo ONE); Mercedes Colmenar (Biblioteca).
Auditorio Nacional de Música
C/Príncipe de Vergara, 146 28002 - Madrid Tlf.: 91 337 01 39 - 91 337 01 40
e-mail: [email protected] web: http://ocne.mcu.es
Venta de entradas: web: www.servicaixa.com Tlf: 902 33 22 11
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