O`Higgins Huaso de Raúl Dinator

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1
O`HIGGINS HUASO
Raúl Dinator Moreno
2
O’HIGGINS HUASO
RAÚL DINATOR MORENO
Introducción
Hacia fines del siglo XVIII, en Chile, la agricultura constituía la principal industria
del reino, la propiedad territorial se hallaba sólidamente constituida y, aledaños de las
ciudades, se encontraban los predios mejor cultivados y los productos alcanzaban los
precios más remunerativos. Los procedimientos usados en los trabajos campesinos eran
rudimentarios y económicos, y la crianza de ganado constituía una de los principales ramos
de ingreso de las haciendas. 1
A Chile le estaba vedado realizar comercio con otros países, salvo con el Virreinato
del Perú y con Buenos Aires. Como se puede apreciar, la actividad económica del país
dependía del Perú y de España y dentro del país se realizaba en el seno de cada hacienda.
Al transformarse Perú en un gran productor de metales preciosos, produjo una expansión de
su economía que influyó como incentivo en el desarrollo económico de los otros países por
la vía de la exportación.
1
Donoso, Ricardo “El Márquez de Osorno, Don Ambrosio O´Higgins, 1720 – 1801”. 1941 Ed. Universidad
de Chile. Santiago p. 11
3
Chile respondió a ese incentivo con la remisión de mulas para el transporte, alimentos
tales como cereales y frutas secas, vino, aguardiente, telas ordinarias, mantos y frazadas,
lonas, jarcias y madera, pero fueron productos de la ganadería las que constituyeron el
grueso de las remesas : cueros, vellones, sebo y charqui. 2
A esto se
agrega, a fines del siglo XVII, la exportación de trigo al Perú que
constituyó una irrenunciable tarea, por cuanto, en 1687 un terremoto había asolado los
campos cerealeros cercanos a Lima destruyendo instalaciones y sistemas de regadíos, a lo
que se sumó el llamado polvillo negro que terminó por arruinar la producción peruana
durante varios años.
Por lo tanto, en Chile, la tierra comenzó a valorizarse, la gente empezó a demandar
áreas que aún quedaban disponibles, pero, por razones estrategicas no se les podía entregar
más de doscientos cuadras. El mundo rural cobró, de esa manera, importancia contrastando
con la lánguida vida urbana.
Si bien es cierto que existía una interesante explotación de las tierras en el país, ésta
distaba mucho de ser óptima. Los gobiernos carecían de políticas agrarias y no eran muchos
los personajes interesados en el fomento del agro; era este, un mal en casi todos los países
de América española durante la Colonia. Sin embargo, en Chile, hubo tres personajes que
pasaron a la historia, que entre otros grandes méritos, dedicaron tiempo y esfuerzos en
fomentar el desarrollo agropecuario. Dos corresponden al período colonial: Don Manuel de
Salas y Don Ambrosio O’Higgins y uno, al inicio del siglo XIX: Don Bernardo O Higgins
Riquelme.
Don Manuel de Salas realizó un interesante estudio, que contiene valiosos datos
estadísticos y recomendaciones, sobre aspectos agrícolas y ganaderos del país. Estos
constituirán elementos fundamentales para el estudio del potencial económico, en general
para el país y en particular, de la hacienda San José de las Canteras, e indirectamente, de las
haciendas de Montalván y Cuiba que fueron propiedad del Padre de la Patria, y que son
parte importante de nuestro trabajo.
2
Villalobos, Sergio y otros. “Historia de Chile”. 2005. Ed. Universitaria Santiago p. 157
4
Don Ambrosio O’Higgins
¿Cómo se explica que un irlandés haya podido llegar a ocupar puestos tan importantes
dentro de la organización político-administrativa del Imperio español?
En esos años no era raro que un Irlandés fuera designado en puestos importantes por
la realeza española, porque desde los tiempos de Felipe II, comenzó en España a
dispensarse un buen tratamiento a los irlandeses. Se fundó en la Universidad de Salamanca
un colegio de jóvenes irlandeses, y Carlos II, por una cédula de 11 de marzo de 1680,
declaró que gozaban de las mismas prerrogativas que los españoles para obtener los
empleos que fuesen proporcionados a sus méritos.
En 1701, Felipe V dispuso que los ingleses e irlandeses católicos, que residieran en
España desde diez años atrás, o estuvieran casados con españolas, fueran considerados
como nacionales y, poco después, en junio del mismo año, que aunque no concurrieran las
circunstancias de la residencia de diez años, ni el estar casado con españolas, se guardaran
y cumplieran los privilegios y gracias que les estaban concedidos.
Finalmente, por una cédula de 23 de octubre de 1718 se confirmaron los privilegios
concedidos a los irlandeses, a fin de que pudieran tener empleos políticos y militares, y que
los comerciantes de la misma nación fueran tratados y favorecidos con distinción, sin que
se las embargaran sus bienes en la guerra declarada a Gran Bretaña, ni se les expulsaran de
los dominios españoles.3
Incluso a don Ambrosio, la Corona española le otorgó, más tarde, el título de Barón.
Hasta entonces se firmaba Higgins pero a partir del título don Ambrosio y toda la familia
se antepuso la O a su apellido. La cédula fue expedida con fecha 8 de febrero de 1795. Ver
anexo Nº 1/.
Al año siguiente por exclusiva iniciativa de la Corona, le otorga el título de Marqués
de Osorno. Está firmada la Real Cédula en Badajoz el 27 de enero de 1796.4
Sus grandes logros los obtiene mientras desempeña los cargos, con que los distinguió
el Rey; primero, Capitán General del Reino de Chile y en seguida, Virrey del Perú.
El interés por las labores agrícolas de don Ambrosio, se habría originado en Europa.
3
Donoso Ricardo “El marqués de Osorno Don Ambrosio O’Higgins”. 1720 – 1801” 1941 Ed. Publicaciones
Universidad de Chile. Santiago p. 45 – 46.
4
Ibíd. 278 y 341.
5
En ese Continente los O´Higgins poseyeron grandes extensiones de tierras en los
condados irlandeses de Sligo, Westmeath y Mayo pero, las expropiaciones realizadas por
Oliver Cromwell, sus propiedades agrícolas se redujeron, lo que los obligó a emigrar al
condado de Meath donde se convirtieron en pequeños arrendatarios campesinos al servicio
de la familia Rowley-Langford.
Don Ambrosio, una vez asumido el mando como Capitán General de Chile, inició un
periplo por las ciudades del norte preocupado en fomentar la producción minera y agrícola.
En Huasco y La Serena recomendó el cultivo de la caña de azúcar y el algodón.
Poco más al Sur, en el Valle de La Ligua desde el Siglo XVI se cultivaba la caña de
azúcar, no obstante dispuso aumentar esos cultivos.
En Aconcagua, Quillota y Coquimbo recomendó el cultivo de arroz. Trataba de
fomentar las labores agropecuarias a la vida de los distintos partidos para desterrar la
miseria en las localidades rurales.
En este sentido, hubo personajes visionarios con capacidad económica que
adquirieron, en el sur de Chile, terrenos para convertir esos predios en haciendas dedicadas
principalmente a las labores agropecuarias.
Pero ninguna preocupación fue para el gobernador más persistente, que la de
incorporar a la vida económica y social del territorio de su mando, las tierras de la Isla de
La Laja, poniéndola a cubierto de las incursiones de los naturales, e interesando a los
españoles para que se asentaran en ellas. Nada le apenaba más que ver las fértiles tierras
ocupadas por las incursiones de los aborígenes. No mediaba en esto sólo el interés del
gobernante y del político, pues no fue ello ajeno su interés personal, a fin de asegurar el
porvenir de su hacienda de La Cantera, que poseía en la zona.5
Esto lo transformó en cierta medida, en un autentico hacendado aún cuando tomó un
administrador para su explotación, porque el mundo de la política de la época lo llevó a él a
administrar una hacienda aún mas grande que el país y que Las Canteras; debía ahora
administrar un Virreinato, por lo tanto, debió trasladarse al Perú.
Digno producto de la Ilustración; del Siglo de las luces, es considerado, don
Ambrosio O’Higgins, el más ilustre de los gobernantes de Chile durante la Colonia.
5
Ibíd. p. 214.
6
Isla de La Laja y la Hacienda San José de las Canteras
La Laja, formaba parte de la provincia de Rere y era denominada también “Isla de
La Laja” por estar rodeada por el río Laja y el Bio-Bio y limitaba al Oriente por la
Cordillera de Los Andes.
La población total de esa Zona alcanzaba a cinco mil habitantes y tenía por capital a
la villa de Nuestra Señora de Los Ángeles, que contaba con 159 vecinos diseminados en
treinta y dos manzanas de terreno.6
El Abate Molina nos precisa la creación de la provincia de La Laja en estos términos:
“La Junta de Real Hacienda de Chile, con vista de su Fiscal, é informe del Intendente de
Concepción, por Decreto de 9 de Agosto de 1792, ha erigido la nueva provincia de Laxa,
estableciendo su capital en la Villa de Ángeles, plaza de armas fronteriza á los Indios
Llanistas y Pehuenches (sic) 7
En el largo transcurso de la época colonial, fue aquel un ámbito interior, especie de
tierra de nadie que amortiguaba el choque entre los dominadores, los araucanos y los
pehuenches.
En 1769 ocurrió un levantamiento de los indígenas que sacudió la conciencia de las
autoridades. Se encontró necesario estrechar mejor el control de los pasos mediante fuertes
colocados en las rinconadas de la precordillera. Además, se desarrolló una colonización
espontánea y dispersa de muy baja densidad, basada en el pastoreo y los tratos con los
indios montañeses, produciendo una revalorización estratégica y económica de la Isla de la
Laja.8
Se levantaron diversos fuertes entre ellos el fuerte de Ballenar en el curso superior del
río Laja, sector de Antuco, para controlar las únicas bajadas a la Isla de la Laja.
6
Valderrama, Juan A ”Diccionario Histórico y geográfico de la Araucanía” 1928 Ed. Imprenta Lagunas,
Santiago p. 22
7
Molina, Abate Ignacio “Compendio de la Historia Civil del Reyno de Chile” 2000 Ed. Biblioteca del
Bicentenario. Talleres de gráficas Antes. Santiago. Tomo II p. 30
8
Villalobos, Sergio “Los Pehuenches en la Vida Fronteriza” 1989 Ed. Universidad Católica de Chile.
Santiago p. 134
7
Estos sistemas de seguridad y las bondades de los suelos de la Zona llevaron a don
Ambrosio O´Higgins, gran conocedor de la región, a adquirir la hacienda de San José de
las Canteras de 16.689 cuadras con grandes extensiones de tierra con arena y vegas aptas
para la crianza de ganado. En su calidad de Intendente de Concepción, se preocupó de
repartir las tierras y de establecer familias en esa misma zona.
En 1743 puso en práctica que cada año se retirase del ejército un grupo de soldados
con el tiempo cumplido, para que se casasen y se estableciesen en la Isla de la Laja. Se les
entregaban, a cada uno, veinticinco cuadras de tierra.9
La Hacienda, tenía el nombre de Las Canteras por haber sido uno de sus primeros
dueños don José de la Cantera, natural de Burgos, vecino de Concepción por el año 1680,
casado con doña Andrea González y Cea, rica heredera de esas tierras que habían sido de su
madre, doña María de Cea y Ortiz y Ortiz de Atenas, nieta del conquistador don Francisco
de Cea, primer concesionario de ellas.
Al fallecer en 1608 el capitán de la Cantera, su hija doña Ana de la Cantera, legó
estas tierras a don José Antonio de Arechavala y Olavarría, quien a su vez, pasaron a su hija
doña Gertrudis de Arechavala. Esta rica heredera poseedora de las dotes más cuantiosas de
la ciudad de Penco, casó con el vecino de Santiago don Ramón Zañartu.
Don Ramón, por la fortuna de su mujer y sus extensas vinculaciones formó uno de los
hogares más distinguidos de Concepción. El Intendente don Ambrosio O’Higgins fue su
amigo y padrino de uno de sus hijos.
Deseoso el futuro Virrey, de invertir, parte de su fortuna, solicitó a doña Gertrudis
que le vendiera estas tierras que no le reportaban ninguna utilidad.
Para efectuar la operación pidió, su dueña, autorización oficial el 6 de junio de 1785,
para trasladar el censo que las gravaba a favor del alma de doña Ana de las Canteras.
Fue pues en este año de 1785 en que la estancia de Las Canteras pasó al patrimonio
de don Ambrosio O’Higgins. 10
9
Ibíd. p. 136
Opazo Maturana, Gustavo. “O’Higgins Estanciero y Conspirador.” Artículo del diario El Mercurio de
Santiago de 18-9-1940. p 3.
10
8
Don Bernardo O’Higgins Agricultor.
El transcurso de la primera etapa de su vida, debió haber sido para Bernardo un casi
inexplicable misterio. A temprana edad fue arrancado del hogar materno, enclavado en el
sur de Chile, cuando la relación madre e hijo es todo un acto permanente de ternura; y, es
obligado a iniciar un periplo, en soledad, desde su patria al Perú, desde Perú a España,
desde España a Inglaterra, donde se sumerge en un mundo casi ajeno a la realidad. Ahora
su vida es otra, ha cambiado el paradigma en el que le cupo desenvolverse. Debe
transformar en letras lo que no puede expresar de otra manera a un padre cuya imagen
virtual flotaba permanentemente en su mente. Por eso, Bernardo empieza un nutrido
proceso epistolar, expresando sentimientos de amor y gratitud al padre que nunca habló con
él, que jamás contestó sus cartas pero que entendía que la única posibilidad de expresarle su
“amor paternal”, por el momento, era procurarle los medios para llevar una vida cómoda de
estudiante en Richmond, en las cercanías de Londres, pero aún, imposibilitado de llevar su
apellido.
Más tarde todo cambia; repentinamente se entera de la muerte de su padre y de su
postrer sentimiento de afecto. El testamento muestra una evidente preferencia hacia él; su
padre le ha legado la Hacienda de San José de las Canteras de 16.689 cuadras, con tres mil
vacunos de distintas edades.
A la muerte de su padre, don Bernardo se encontraba en Cádiz. En aquel puerto se
embarcó en la fragata Aurora el 14 de abril de 1802 y llegó a Valparaíso el 6 de septiembre
después de 146 días de navegación.
El viaje le significó endeudarse para poder financiar el pasaje y sufragar otros gastos
propios de un traslado de esa naturaleza. Aquella deuda debía pagarla lo antes posible de
manera que se vio forzado a dirigirles a los albaceas de su padre, señores José Gorbea y el
R.P. don Agustín Doria, una carta a fin de apurar la entrega de la hacienda por parte de don
Pedro Nolasco del Río.
9
De Estudiante a Hacendado.
Este legado, constituía una gran fortuna para Bernardo, como también un enorme
compromiso y desafío que debía asumir para bien de su familia y de la región. A partir de
entonces, se convierte en agricultor y desde 1802 a 1810 reside en la zona junto a su madre
y a su hermana Rosa Rodríguez.
Poco antes de recibir en forma oficial la hacienda, en 1803 asistió invitado al
Parlamento de Negrete.“Sin ser todavía Jefe, a él mismo, se le compraron 600 novillos y
vacas, por el Intendente de Concepción, de la edad de tres años, a tres pesos cuatro reales
cada uno, pues no valía más en esa época, para socorrer el gran número de caciques
indios. Sólo asistió para ser los trámites y las conversaciones de los caciques, y también
vinieron muchas personas de Talca y demás pueblos de abajo, por la novedad de un
parlamento tan grande, en que se juntarían más de diez mil indios, habían venido testigos
de todas las reducciones de los Cuatro Guitralmapos, y permaneciendo los indios nueve
días en los convenios de tratados; de esta parte del Bio-Bio en frente de Negrete, se
parlamentó”. (sic)11
La posesión oficial se la dio el escribano de Los Ángeles don Miguel del Burgos. El
Acta dice: Tomé de la Mano al expresado don Bernardo O’Higgins Ballenar y lo introduje
en las 16.689 cuadras de tierras, se paseó por ellas e hizo las demostraciones necesarias. 12
Una vez recibido el legado, se entregó por entero a las labores agrícolas, intuyendo que, en
esa actividad, descubría su verdadera vocación, y se repetía para sí:”Para lo que yo me
consideraría más apto, seria para cultivar el suelo, y esta es la carrera que yo preferiría.”13
En esa zona su trato amable y amistoso le permitió una relación cordial con los jefes
indígenas vecino de Las Canteras. Los invitaba a su casa, tratando con ellos amables
conversaciones en mapudungun, el idioma nativo que había aprendido en el Colegio de los
Naturales.14
El joven hacendado, se convierte en un auténtico huaso chileno. Ahora es nuestro
hombre a caballo, que monta, viste y vive según un desarrollo histórico propio y distintivo,
11
Feliú Cruz, Guillermo “Conversaciones Históricas de Claudio Gay” 1965 Ed. Andrés Bello. P 290
Opazo Maturana, Gustavo. “O’Higgins Estanciero y Conspirador” Artículo del diario El Mercurio de
Santiago de 18-9-1940. p 3.
13
Archivo de Don Bernardo O’Higgins Tomo I p 64.
14
Ibáñez V. Jorge “O´Higgins el Libertador” Ed. Talleres San Esteban. Santiago p. 47
12
10
acaecido en la zona del país que va desde los valles transversales de Elqui, Limarí y
Choapa, por el Norte Chico, hasta los de la isla del Laja, llanos de Rere y Mulchén y
lomajes de Cañete y Contulmo en el Sur, es decir, las líneas de alta y baja frontera
indianas.15
O´Higgins, suma al huaso un valor agregado, porque cambia, en cierto sentido, el
paradigma de esa época. Don Bernardo es un huaso amante del campo, muy emprendedor,
culto y gran patriota. Entre otros adelantos, introduce sistemas e implementos agrícolas
modernos que se usaban en Europa.
Vida de Bernardo en el Campo visto por sus contemporáneos.
Cuando estaba en proceso de escribir su monumental “Historia General de Chile”, don
Diego Barros Arana pregunta, a los generales Manuel Riquelme, tío materno de don
Bernardo, y a José María de la Cruz, amigo de la familia:
¿Qué vida llevaba don Bernardo O’Higgins en los Ángeles?
¿Tenía influjo en las provincias del Sur?
Don Manuel Riquelme contesta:
Llevaba una vida laboriosa, en su vida doméstica en la hacienda de las Canteras y en
Los Ángeles, beneficiando a pobres y adoctrinándolos con su moralidad. Su influjo era
conocido respecto de toda la provincia, en aquella época, y respetado por su fina
educación.16
Por su parte José María de la Cruz le manifiesta al historiador:
“La mayor parte del tiempo lo pasaba en su estancia Las Canteras, en cuyo manejo se
manifestaba benéfico con sus inquilinos. Lo sé por relación del Sargento Mayor que era
hijo del administrador o mayordomo”.
En Los Ángeles y Chillán, tal vez era la persona más influyente por su capacidad,
vida sumamente arreglada (sic) y por el goce de su fortuna que para aquel tiempo era más
que regular.
15
Cardemil, Alberto “El Huaso Chileno” 1999 Ed. Andrés Bello. Santiago p. 13
Feliú Cruz, Guillermo “Conversaciones Históricas de Claudio Gay” 1965 Ed. Andrés Bello. Santiago p.
267
16
11
Sus relaciones en Concepción eran pocas, pues iba muy de tarde en tarde.17
Aspectos Comerciales de la Zona.
Talcahuano era el puerto, por antonomasia, de la zona Chillán - Concepción - Isla de
la Laja, para embarcar los productos, agrícola de la región.
Hay constancia que en el año 1792 don Manuel Bejarano y don Carlos Camusco,
Capitán y Maestre, respectivamente de la fragata “La Gaditana,” cargaron en el puerto de
Talcahuano 500 fanegas de trigo con destino al Callao.
En cuanto a los productos manufacturados en esta zona, en 1802 la Junta Superior de
Real Hacienda determinó se liberase el pago de alcabala (impuesto de salida) a las bayetas,
cortes, frazadas y demás tejidos. Para esas localidades era un gran logro, por cuanto, esas
mercaderías podían ser consignadas a otros partidos sin pago de impuesto. Este impuesto se
pagaría en el momento de ser vendidas o enviadas fuera del país. 18
Como dato ilustrativo don José Toribio Medina nos indica que el precio del flete del
Callao a Chile, del navío que traía mercaderías, era de 7 mil pesos. Muchos artículos se
embarcaban desde el partido de Chillán a la Capital del Reino.
De la zona sur, se exportaba a Lima un promedio de 120 mil fanegas de trigo. Puesto
en Valparaíso, su precio era de 6 reales la fanega. A veces, comerciantes especuladores,
vendían a los panaderos a 4 pesos la fanega.19
De Concepción se habían exportado entre 1787 a 1791 la cantidad de 31.173 arrobas
de vino que pagaban de derecho 23 maravedís por cada arroba20.
Para el historiador don Sergio Villalobos ya en el Siglo XVII la hacienda se iba
consolidando como unidad económica de múltiple facetas. En Chile se caracterizó la
hacienda por la importancia dada a las faenas agropecuarias.
17
Ibíd. p. 270 y 283
Medina, José Toribio. “Cosas de la colonia” 1952. Ed. Imp. Universitaria. Santiago. p. 272
19
Ibíd. p. 288 - 289
20
Ibíd. p. 417
18
12
La tenencia de la tierra tuvo ahora valor, y la ganadería y la agricultura, adquieran
significativa importancia.
La hacienda Las Canteras, en este aspecto, tenía una ubicación providencial por estar
cerca de ciudades importantes como Chillán y Concepción y con Talcahuano como puerto
de embarque. Además, era una hacienda que estaba cercana a la frontera araucana donde
existía un interesante tráfico comercial, porque, con el tiempo, se había ido generando una
verdadera red de intereses que llevó a mapuches y españoles a establecer un permanente
intercambio de bienes producidos en ambas partes de la frontera.
Para hacer de Las Canteras una gran productora de recursos necesitaba de una
persona comprometida con la tierra, un buen administrador con ideas nuevas y futuristas.
Esa persona resultó ser don Bernardo O´Higgins quien cambió el vestón por una corta
chaqueta abigarrada de pequeños botones, su abrigo por un poncho de lana tejida en telar,
los zapatos por botas hasta las rodillas con espuelas chilenas de rodaja grande y firme y un
típico sombrero alón. Su propósito progresista lo llevó a introducir en su hacienda grandes
innovaciones. En dos años completó una plantación de 85.000 vides y frutales, y la
acondicionó con fosos y cercas a la usanza europea. Construyó bodegas, adquirió dos
grandes pailas de cobre, seis fondos de fierro colado y vasijería suficiente para más de tres
mil arrobas y, con satisfacción, pudo constatar que en 1810 producía, anualmente, 1.400
arrobas de vino y algo más de 200 litros de aguardiente. Además producía papas y trigo, y
gran cantidad de alfalfa para alimentar el ganado que
se había multiplicado
enormemente.21
En 1808, termina la construcción de una cómoda casa de 15 dormitorios que le costó
entre siete y ocho mil pesos.
21
Valencia Avaria, Luis. “Bernardo O’Higgins.El buen Genio de América. 1980. Ed.Universitaria. Santiago.
p. 43
13
Inventario de la Hacienda.
Al momento de recibir la Hacienda, don Bernardo deja constancia del siguiente inventario,
referido al ganado, levantado de su puño y letra, y que se trascribe tal cual lo redactó (sic):
“Demostración del ganado vacuno de todas edades que yo, Bernardo O´Higgins, he
recibido arreglado a las diligencias que judicialmente practicaron los peritos nombrados en
la hacienda denominada de Ballenar o las Canteras.”
Primeramente tres mil doscientos ochenta y tres cabezas
de matanza inclusos los treinta bueyes pertenecientes a
dicha Hacienda, como también las quinientas catorce que
tomé con anticipación (según constará de mis recibos) y
las ochenta que se computaron alzadas en lo fragoso de
las montañas…………………………………………..
3.283
Ítem. cuatrocientos cincuenta de dos años, inclusas en
ellas treinta que también se calcularon alzadas.
450
Ítem. quinientos setenta y seis cabezas de año inclusas
igualmente cuarenta que se regularon por alzadas, y más
cincuenta y nueve pertenecientes al diezmo y primicia.
576
Total……………....4.309
Deben deducirse de este total las cabezas siguientes:
Primeramente el legado de tres mil cabezas hecho a mi
favor por mi finado padre el Excmo. Señor Marqués de
Osorno según consta de su testamento. ..............................……… 3.000
Ítem. ochenta cabezas de matanza computaron por los
peritos alzadas las que no doy por recibidas por esta razón,
y por exponer los mismos peritos ser casi imposible la
reducción del uso de ellas, o a lo menos tan costoso que su
producto no compense los gastos. ................................
80
14
Item. treinta que se calcularon por alzadas entre las de la
edad de dos años que tampoco admito por razones
predichas .......................................................................
30
Item. cuarenta cabezas que del mismo modo se
computaron obradas entre las de a año. ..........................
40
Item cincuenta y nueve por el diezmo y primicia de estas
59
Total .............
3,209
De manera que según resulta de esta cuenta, queda de
remanente mil y cien cabezas de ganado en la forma
siguiente:
Doscientas tres de las de matanza
.............
203
Cuatrocientas veinte de las de dos años
.............
420
Cuatrocientas setenta y siete de las de año
.............
477
1.100
Nota l ª Que el ganado de año, mediante a haber nacido después del tiempo que yo pedí la
posesión y se me mandó dar por los señores albaceas, me pertenece por todo derecho, pues
desde aquel tiempo deben considerarse más las tres mil reses con todos sus productos, sin
que la demora del señor apoderado me perjudique, habiendo acaecido por sus ocupaciones
y fines Particulares.
Nota 2.ª Que sólo debe computarse a favor de la testamentaría el remanente de las
doscientas tres reses de matanza, y el de las cuatrocientas veinte de dos años, que
componen seiscientas veinte y tres; pero no las cuatrocientas setenta y siete cabezas de año
por que se contempla producto de las que me pertenecen por el legado mediante a no haber
nacido, ni tenerse por nacidas, en el tiempo en que se me mandó dar la posesión por los
señores albaceas.
Nota 3ª Que el ganado de dos años que en la nota segunda agrego al remanente, debía
precisamente pertenecerme, pues nacieron después de la muerte de mi señor padre, y del
mismo modo son productos de mi herencia, bien claro cita el derecho: que el producto del
ganado pertenece al legatario desde el instante mismo en que fallece el testador, pero a fin
de conservar buena armonía lo sobrecedo, aunque sí en algún tiempo se tratare a rigor no lo
15
haré.
Nota 4ª Que los pitonsitos o ganado al pie no se citan por las razones mencionadas y
hallarse naciendo al tiempo de la entrega, como también el ser costumbre el darse por
muerto cuando se vende ganado con cría al pie. 22
Don Tomás O’Higgins, primo hermano de don Bernardo y uno de los herederos
considerados por don Ambrosio, en su testamento, no estaba de acuerdo que su primo
Bernardo no le hiciera entrega de todo el ganado vacuno que excedía de los 3.000,
existentes en la hacienda. De manera que en el Testamento de don Tomás O’Higgins y de
doña Josefa Aldunate y Larraín (su esposa) que suscriben con fecha 14 de marzo de 1818
declaran, en el penúltimo Item lo siguiente: “A sí mismo declaro que no he recibido del
dueño legatario de la estancia de Las Canteras los siete y tantos mil pesos que este debía
entregar, valor o importe del ganado sobrante que había en dicha estancia cuando se
entregó de ella según consta de las cuentas y no quiso abonar el dicho legatario”.23
Don Bernardo, reaccionó ante dicho e indirecto cobro enviándole a don José de la
Cruz, una carta cuyo texto se acompaña en Anexo Nº 2./
Precios de los productos agropecuarios en ese tiempo.
Existen valiosas piezas históricas que nos orientan sobre los precios de diversos productos
agropecuarios y artesanales producidos en las haciendas, uno de estos documentos es la
Memoria presentada por don Manuel de Salas al Ministro de Hacienda
Diego de
Gardoqui, titulada: “El Estado de la Agricultura, Industria y Comercio del Reino de Chile”,
Este documento nos permite conocer los precios de muchos productos de la época, en esa
zona; se adjunta en Anexo 3/
En otra parte de la representación de don Manuel de Salas al Ministro, nos ilustra sobre la
modalidad que tenían los dueños de naves, para las operaciones de cabotaje, y algunos
precios del transporte de mercaderías:
22
23
Archivo de Don Bernardo O’Higgins. Tomo I pp. 43-45
Copia del original existente en el Archivo Nacional.
16
“Los dueños de buques, rara vez fletaban porque estimaban, de mayor conveniencia,
comprar la mercadería y comercializarla en otros lugares.
Generalmente mantenían los siguientes precios:
Del Callao a:
Valparaíso
Concepción
Coquimbo
reales
reales
reales
Todo fardo de azúcar y ropa
etc. de 8 arrobas
8
12 a 16
24 a 30
Botijas de miel
8
8
12
Piedras de sal de 7 a 8 arrobas
4a6
6a8
8
Al Callao, desde:
Valparaíso
Concepción
Coquimbo
reales
reales
reales
Quintal de sebo en bruto
10
12
14
Todo zurrón, petaca etc. El quintal.
24
28
16
Cobre, el quintal
8
-
12
Jarcia el quintal
12
Trigo la fanega
10
10-12
Algunas equivalencias:
La fanega es 12% menor que en Concepción y 12% mayor que la usan en Lima; su
mitad tiene 15 pulgadas de ancho, 9 de alto, 30 de largo en la parte superior y 26 en la
inferior:
Una fanega llena de trigo pesa 156 libras
Una arroba de peso tiene 25 libras
Una tonelada corresponde a 23 quintales (uso para el transporte)
Una cuadra tiene 150 varas castellanas
Una legua son 36 cuadras 24
24
Manuel de Salas. “Escritos” Tomo I, Ed. Imprenta Cervantes. Santiago 1912, p.169
17
El aguardiente que destilan los cosecheros es producido por lo general de los orujos.
El vino se comercializa a 5 o 6 reales de arroba.
1 res en pié, podía costar hasta $10
1 carnero a 7 o 8 reales
1 oveja a 3,5 reales 25
También demuestra don Manuel de Salas que los gastos de mantención en aquella época
ascendían a “mui poco” (sic) por ejemplo:
Una gallina valía un real
Un pollo, medio real
Un pavo, cuatro reales
Una docena de huevos, medio real
Un cordero, tres reales i medio
Una fanega de fréjoles, de nueve a quince reales
Una de lentejas, de ocho a doce reales
La carga de leña de espino con treinta i dos palos, tres reales
El salario de una criada, ocho reales mensuales; i el de una ama de leche, doce reales con la
obligación de lavar la ropa del niño.
Valores de los Productos en Moneda Pesos
Don Diego Barros Arana nos entrega la siguiente lista, expresados los precios en pesos de
la época, también, basado en la Memoria elaborada por don Manuel de Salas, que servirá
de complemento a la lista anterior y facilitará cualquier calculo que se haga sobre la
existencias de animales y productos agrícolas de la hacienda de Las Canteras:
La carga de leña de espino de 32 palos valía 3 reales (37 centavos); cien horcones de los
mismos de dos y media varas de largo, 6 pesos, y los de ralhuén, 5 pesos; los tijerales de
25
Ibíd. p. 178
18
canelo (drymis chilensis) 1 y medio real (18 centavos); los de roble, 2 y medio reales (31
centavos); cada viga de canelo, 3 reales, y de roble 5 (62 centavos); un pilar de ciprés, 1
peso; el millar de ladrillos de media vara de largo, de una cuarta de ancho y de tres
pulgadas de espesor, 12 pesos y medio; el de tejas, 10 pesos; cien cargas de piedras de
cimiento, 10 reales (l peso 25 centavos); el millar de adobes de cinco sesmas de largo, 6
pesos; la carretada de paja de trigo, 1 peso y medio y dos pesos: la fanega de carbón, 4 a 6
reales (50 a 75 centavos),
Los productos de las cosechas no tenían, por lo general, precios más altos. Una
fanega de aceitunas valía 1 y 3 pesos; la fanega de almendras, 4 pesos: la fanega de anís, 1
peso y medio; la fanega de cebada 3 y 4 reales (36 y 50 centavos); la de frijoles 9 y 15
reales (l peso 12 y 1 peso 88 centavos): la de lentejas, 1 peso y 1 peso y medio; la de maíz
desgranado, l peso y 1 peso y medio; la de garbanzos, 2 pesos; la de cominos, 2 pesos y
medio; la de higos secos, 2 pesos y medio; las de peras, melocotones (huesillos), manzanas,
membrillos secos, 10 a 12 reales (l peso 25 a l peso 50 centavos), la de papas, 4 a 6 reales
(50 a 75 centavos); la de ciruelas secas, 6 a 8 pesos; la de azafrán y la de orégano, 1 peso a
1 peso y medio. El precio del trigo, que variaba bastante de un año a otro según la
abundancia de la cosecha y la demanda que había para su extracción, podía estimarse,
como término medio, en 1 peso y media la fanega. La arroba de aguardiente solía valer 8
pesos.
Las frutas frescas casi no tenían valor alguno, tan grande era su abundancia y no se
vendían más que en las ciudades y, más propiamente, sólo en Santiago y en Valparaíso,
porque en los otros pueblos cada familia tenía fruta sobrada con los árboles de su huerto,
en donde se daban generosamente a los pobres o a los vecinos que las pedían. Aun en
Santiago, el precio de las frutas era ínfimo después de pasados los primeros días en que
aparecía alguna nueva en el mercado. Bastará recordar que el ciento de manzanas se vendía
durante los meses de invierno a medio real (6 centavos). 26
26
Barros, Arana, “Historia general de Chile”, Tomo VII. p.266.
19
Inventario de la Hacienda de San José de Las Canteras, al término la administración
directa de don Bernardo O’Higgins.
Don Bernardo, estando en Montalván hace un inventario de la Hacienda de Las Canteras,
que titula de su puño y letra:
“Inventario de la Hacienda de Las Canteras de Ballenar”.
Teniendo que incorporarse al Ejército Libertador del Perú, y seguir su suerte; ignorando la
que me esté deparada por la divina providencia, he creído de mi deber como cristiano y
amante de mi familia, formalizar una descripción de todos los bienes que poseía yo,
Bernardo O’Higgins, en el año 1810, en la República de Chile: cuyos bienes
desaparecieron a consecuencia de la Guerra de la Independencia. A saber, primeramente
(sic):
Siete mil vacas, en la Hacienda de Las Canteras de Ballenar.
Seiscientos caballos de servicio en dicha Hacienda,
Noventa yeguas.
Ciento ochenta mulas.
Dos ovejerías de mil cabezas cada una, ídem.
Tres cabrerías 800 a 1.000 cabezas cada una, ídem.
Doscientos bueyes para el trabajo de agricultura, ídem.
Doscientos ochenta y siete bueyes en arriendo de dicha Hacienda, a los vecinos de la isla
de la Laja y del partido de Rere, que producían dos fanegas de trigo cada yunta.
Trescientas vacas lecheras repartidas con el destino de quesería y fábrica de mantequilla.
Doscientos cuarenta y nueve toros dados a inquilinos para amansarlos para bueyes y
conducir maderas y leña de dicha Hacienda.
Ciento noventa y dos vacas paridas dada a inquilinos para amansarlas y hacerlas útiles para
las queserías.
Setecientos novillos de engorda.
Mil trescientas reses fiadas a los agricultores de la Laja, Rere, Puchacay y Chillán, cuyo
mayor número de individuos han fenecido en la guerra de la Revolución.
20
Ciento setenta potros dados a amansar.
Cuatrocientos cuarenta líos de charqui.
Trescientas veinte botijas de grasa.
Ochenta costales de sebo.
Novecientos cueros de vaca y novillos de la matanza.
Mil setecientas fanegas de trigo.
Trescientas fanegas de frijoles.
Doscientas treinta fanegas de cebada.
Ciento sesenta fanegas de harina.
Cien fanegas de sal pehuenche.
Quinientos ponchos pehuenches.
Mil cuatrocientas arrobas de vino.
Doscientas diez y siete arrobas de aguardiente.
Ochenta y cinco mil plantas de viña, frutales con sus correspondientes fosos y cercos.
Bodegas, vasijería y herramientas que fueron quemadas por el enemigo, en venganza de la
toma de Los Ángeles.
Una casa nueva, acabada de fabricar dos años antes de la Revolución (de ochenta y
ocho varas de largo), a toda costa, que también quemaron los enemigos por la misma causa
de la bodega, a cuyo solo efecto mandaron de la otra banda del Bío-Bío, 100 hombres de su
mejor tropa, y ambos edificios habían costado más de siete mil pesos.
Tres mil y pico de arrobas de vasijería de vino y aguardiente. Dos pailas de cobre
de valor de ochocientos pesos. Seis fondos de fierro colado de valor de cien pesos cada
uno. Doscientos azadones de fierro para las cavas de la viña. Sesenta hachas, un servicio
completo de molino y las correspondientes maderas y demás para el edificio, incluso
piedras, etc.
Los cercos del principal potrero de engorda de cuatro leguas de circunferencia a
razón de diez pesos cuadra, que también quemaron los enemigos. El potrero de San José,
que también fue destruido por el enemigo. El potrero de Maral, el potrero de la Estancia, el
potrero de Salamanca, el potrero del Quíllay, el potrero de la Totora, el potrero de
Huencha, el potrero de Arriagada, el potrero de Elgueta, el potrero de Escobar.
21
Un cerco de dos leguas y media, a razón de ocho pesos cuadra, y que dividía la
Hacienda de las Canteras en montañas y los llanos, otro cerco de madera que dividía la
Hacienda La Cordillera de las montañas bajasen (sic) la extensión de más de una legua, a
ocho pesos cuadra, otro cerco al Poniente de más de dos leguas, quemado del mismo modo
por el enemigo.
Los potrerillos para caballos inmediatos a la casa, y que comprendían más de treinta
cuadras, también quemados. El potrero de Hiescas, que comprendía cuatro cuadras, para
.mulas, también quemado. El potrero de Lauro, que comprendía veintisiete cuadras. El
potrero de Pincheira, veintidós cuadras.
El apuro de las actuales circunstancias y otras atenciones no me permiten recordar
la cantidad de marcos de plata labrada, valor de créditos activos, alhajas, etc., que también
se perdieron. Con respecto a ese dinero efectivo hice en una sola partida la erogación
voluntaria de veinticinco mil pesos, que no me han sido devueltas. No me recuerdo de otras
partidas menores que también tuve la satisfacción de hacer, como tampoco hubiese
recordado las que aparecen puntualmente en el Inventario anterior, pero felizmente entre
algunos papeles míos, diferentes razones que me suministraron los datos precisos para
formalizarlo con la exactitud y veracidad que demanda mi carácter y posición.
Mi familia con el conocimiento que tenía de aquellas especies y otras noticias que
pudiesen adquirir, las agregarán a este Inventario que dejo firmado de mi puño y letra y
sellado con mi sello de uso al margen, y que servirá a mis herederos para solicitar al
Gobierno de mi País su justa indemnización.
(Fdo.) Bernardo O'Higgins (rúbrica)
Trujillo, junio de 18 24
27
Como se puede observar, bajo la administración de don Bernardo O’Higgins la hacienda
prosperó enormemente, por lo que el valor de la propiedad experimentó una gran plusvalía
y la producción agropecuaria se multiplicó llegando a lograr ganancias significativas.
Solo en reses había logrado tener un capital superior a los $ 70.000, que para la época era
una cantidad importante de dinero; es decir, había más que duplicado al valor de los bienes
27
Molina Riquelme, Neftalí.” Noticia sobre la Hacienda San José de Las Canteras de Ballenar, Herencia
Paterna del Libertador” 1985. Revista Libertador O’Higgins. Nº 2 Año II. Ed. Instituto O’Higiniano de Chile.
22
recibido según el legado de su padre.
Los años cruciales. Desmoronamiento del Sistema Español
Las noticias de la abdicación de la realeza española y su traslado a Bayona, y la
ocupación del trono por parte de José Bonaparte, hermano de Napoleón, trajeron a su
memoria las ideas emancipadoras inculcadas por Miranda en Inglaterra.
El amor por su patria pudo más que el amor al dinero. Sintió el llamado de calacuerda y
junto al un batallón Nº 2 de La Laja formado por personal de su hacienda, ostentando el
grado de Teniente Coronel se puso al servicio de la Patria.
El poeta Roberto Meza Fuente lo recuerda de esta manera:
El hijo, don Bernardo, deja al alba el arado
y alza al cielo la espada luminosa e inmensa
con su cariño de patria, la gleba ha iluminado.
Y así ha nacido Chile. Y la historia comienza…..”28
El acaudalado hacendado, el huaso sureño, sabía que la decisión que tomaba era un gran
paso que, para muchos, era aventurarse hacia un futuro incierto; pero, por su amor a la
patria no podía claudicar a esa idea.
Con fecha 5 de enero de 1811 desde Las Canteras le escribe a Juan Mackenna, donde
le fundamenta su decisión: “tengo mucho que perder y nada de ganar” […] sin embargo, mi
querido amigo, he pasado ya el Rubicón, es ahora demasiado tarde para retroceder, aún si
lo deseara, aunque jamás he vacilado. Me he alistado bajo las banderas de mi patria
después de la más madura reflexión, y puedo asegurar a usted que jamás me arrepentiré,
cualesquiera que sean las consecuencias29
28
Valencia Avaria, Luis. 1980. Ed. Universitaria. Santiago p. 47
DE la CRUZ, Ernesto. “Epistolario de don Bernardo O’Higgins”. 1916. Ed. Universitaria. Santiago, pp. 2425
29
23
A partir de entonces, todo sucedió en forma vertiginosa. Participó, activamente, en los
acontecimientos que vinieron tras la instalación de la Primera Junta de Gobierno en 1810,
que llevaron al país a independizarse del imperio español, y convirtió a don Bernardo en la
figura más relevante de la emancipación del país, es decir, en El Libertador, el Padre de la
Patria.
En 1817 asume la primera magistratura bajo el título de Director Supremo y con
fecha 28 de enero de 1823 abdica el cargo y emprende viaje al Perú, país al cual había
ayudado, directamente, a lograr su Independencia.
Al dejar tras de sí a Chile, una hermosa huella, mezcla de afecto y de respeto, quedó en la
mente de sus servidores y de sus amigos de las más variadas condiciones sociales, por lo
que al enterarse de su destierro un indio mapuche, le envía una carta que refleja el sentir de
la comunidad de La Laja:
Carta a Bernardo O’Higgins
(Extracto)
El hombre nunca podrá ser desconocido a los beneficios de su similitud y menos Venancio,
que de origen ha amado una línea sanguínea que es la que siempre ha tratado de mirar a los
indígenas como su propia especie; bien penetrado está el Estado Araucano, tanto por las
operaciones del finado su padre, don Ambrosio O'Higgins, cuanto por su caro hijo, en el
que han conocido a aquellos habitantes unos sentimientos nada equívocos, solamente
movidos a hacer felices a sus semejantes [...]. Mientras la sangre exista de tu impar
Venancio y demás seres araucanos, será poco el derramarla por un genio digno de ser
elevado, no por las expresiones vulgares, sino más allá de las ideas que pueda ser capaz el
hombre elevarlo [….] Sólo te diré que por ningún evento decaigas de ánimo y cuando no
tengas otro asilo, cuenta con tus araucanos (sic)[…]
Venancio Koñwepang. 30
30
Pavez Ojeda, Jorge. “Cartas Mapuches. Siglo XIX.” 2008 Ed. Fondo de publicaciones Americanistas. U de
Ch. Santiago. p 170.
24
Montalván y Cuiba. El Regreso del Libertador a las faenas agrícolas.
Con fecha 25 de Julio de 1823, a bordo de la fragata inglesa S.M. FLY arriba al Callao. El
Perú reconociendo la ayuda esencial que para ese país representó O´Higgins lo recibió con
generosidad, en la hora del exilio. 31
Don Bernardo tomó como vivienda, al comienzo, la misma casa que había ocupado San
Martín en la calle Jesús María (Jirón Moquehua).
Perú lo acogió como a uno de sus hijos. El gobierno del Perú, bajo San Martín, por decreto
de 30 de Marzo de 1822 Anexo 4/, donó a O’Higgins las haciendas de Montalván y Cuiba,
ubicadas a 148 kilómetros de Lima, siguiendo la costumbre consagrada en América para
recompensar los grandes servicios prestados durante la revolución independentista.
O´Higgins, durante su gobierno había obsequiado la Chacra Beltrán, en Ñuñoa a don José
de San Martín y la gran estancia de Quintero a Lord Cocharne .32
Estas haciendas habían sido secuestradas al marqués de San Juan de Nepomuceno, don
Manuel Arredondo, Mariscal de Campo al servicio de la Corona de España, y ex Regente
de la Real Audiencia limeña. 33
El Ministro Monteagudo, previo a la firma del decreto, con fecha 21 de febrero de 1822
dispuso levantar un inventario de las haciendas. Ambas estaban en estado ruinoso por
cuanto tanto las tropas realistas como las patriotas habían vivaqueado en todo esos
terrenos.
Don Bernardo, al verlas en ese estado quedó, poco menos que desolado, y le manifiesta por
carta a San Martín el 8 de agosto de 1823: Montalván y Cuiba
han sido completamente
arrasadas por el enemigo. Si consigo arrendarlas [...] me pondré en marcha por Panamá a
Inglaterra.34
Sin embargo, más tarde diría: Allí, por un año entero me dediqué al cultivo de una
posesión, que aunque más arruinada que alguna otra, no cesaré en toda mi vida de
31
Villalobos Sergio.” Chile y Perú La historia que nos une y nos separa 1535 – 1883”. 2004 Ed. Universitaria,
Santiago p. 19
32
Ibáñez Vergara Jorge. “O´Higgins Libertador” 2001 Ed. Gráfica San Esteban. Santiago p. 290
33
Matte Varas, J. Joaquín.”Montalván y Cuiba”1978. Revista Chilena de Historia y Geografía. p. 118
34
De la Cruz, Ernesto. “Epistolario de D. Bernardo O’Higgins” 1919. Ed. Imprenta Universitaria. Santiago
p.13.
25
bendecir al alma generosa que en ella me libró de la indigencia. 35
La Hacienda de Montalván
La hacienda de Montalván tenia una extensión de 1.127 hectáreas. Una tasación realizada
por los peritos Manuel Escobar y José Romualdo Urbina a
Montalván y Cuiba, en
conjunto, le asignaron un valor de $ 648.828 y 7 reales. Estos valores eran relativamente
bajos por el mal estado en que se encontraban los predios. Otra tasación efectuada el año
1846, dos años después de la muerte del prócer, mostraba el eficiente manejo por parte de
don Bernardo. De manera que cuando el Gobierno peruano se hizo cargo de la
indemnización, a los antiguos dueños, las haciendas se tasaron en $ 900.000; aun cuado su
valor superaba esa cifra.
Montalván, ahora estaba en proceso de producción: Los jirones o potreros se dividían en
dos siembras principales; las cañas de azúcar y la alfalfa.
Había alrededor de 25 jirones de cañaverales y 8 de alfalfa. La parte de las oficinas
comprendían el trapiche, la casa de pailas, de purga, el cuarto del sol, la ormería y dos
almacenes. Todas estas dependencias, para el proceso de la fabricación de la azúcar , y la
agurdientería con dos alambiques ingleses, muy maltratados.
La enfermería tenía dos salas, una con 16 covachas y otra con 8 , más baños y cocina. 36
También poseía una huerta donde se cultivaban especies para el consumo interno.
Un año antes que se hiciera cargo de las haciendas O’Higgins tenían una gran existencia
de ganado:
2.130 cabezas de vacunos.
1.250 burros y pollinos.
500
yeguas.
40
caballos.
150 mulas de carga.
Después de los desastres producidos por la guerra, don Bernardo dedicó más tiempo a la
35
36
Archivo de D. Bernardo O’Higgins. T 9 p. 6.
Matte Varas. “Montalván y Cuiba”.1978. Revista Chilena de Historia y Geografía. p. 124.
26
fabricación de azúcar y licor, por lo que el inventario de 1846 arrojó las siguientes
cantidades:
12 yuntas de bueyes.
3 vacas co crías.
65 burros para cargar cañas.
2 potros.
1 potranca.
3 yeguas madres.
3 caballos
1 yegua de monta.
La Hacienda de Cuiba.
Cuiba estaba situada a pocos kilómetros de Montalván y su extensión era de 753 hectáreas.
El Libertador, arrendó gran parte de la hacienda y también la trabajó con medieros. El
predio, contaba con 14 potreros donde había 1.800 plantas de viña de seis años de edad y
3.451 de cuatro años, todas plantadas en el período de don Bernardo.37
La vida del prócer cambió radicalmente, y empezó a vivir y a mantener a su familia con el
producto de esas tierras peruanas, ya que de Chile no se le enviaba su pensión, por los
servicios prestados en el país.
Esto lo llevo a expresar, en un comunicado de prensa: “por la Independencia de América
sacrifiqué en Chile, mi patria, mis mejores años, mi salud y mis bienes; pero, debo a la
generosidad del Perú una vida tranquila, y no mendigar mi subsistencia y la de mi familia.
Llevó desde Chile $ 12.000, cantidad que le permitió desenvolverse conforme a su
jerarquía.
Sus bienes inmuebles dejados en Chile estaba constituidos por la chacra el conventillo,
conocida después como el llano Subercaseaux, una casa pequeña en la Alameda, junto a la
Iglesia de San Francisco, además de la hacienda Las Canteras, que había sido victima de
37
Ibíd. p. 119-127.
27
ocupaciones y saqueos por lo que al momento de dejar Chile don Bernardo, estaba en
completo estado de abandono .38
Los doce mil pesos se le terminaron antes de lo esperado, y para pagar los gravámenes de
la hacienda tomó un crédito de $ 40.000 a un interés mensual del 2% y, con otros créditos,
reparó la casa habitación, habilitó los trapiches, realizó las plantaciones de cañas, hizo un
huerto frutal y pobló la hacienda de ganado. Sacó del abandono al predio y lo hizo
productivo. Además, tal como lo hiciera en Las Canteras introdujo el arado de fierro.
“Estimamos que Bernardo O´Higgins no solo ha sido uno de los primeros Agricultores,
sino el pionero que introdujo en el Perú los trapiches o molinos en la industria cañavera,”
comentaba el peruano Abel Cavera Nasayo, en el Diario El Comercio de Lima el 30 de
diciembre de 1986.39
Durante las primeras horas del día recorría las faenas agrícolas y las actividades de la
destilería, los trapiches y la fabricación de los azúcares. Después de almuerzo y de la siesta
diaria comenzaba su trabajo de escritorio. Al atardecer solía tocar acordeón, pianoforte o
armónica y, en las noches, escudriñaba las estrellas con su telescopio. 40
En el verano de 1827, O’Higgins se decide explotar una empresa más compleja. Conciente
que el azúcar que producía no era de buena calidad, resolvió fabricar ron e introducirlo al
mercado del Callao. Firmó contrato con el técnico Tomás Harrison para montar la
destilería.
Con un préstamo de $ 2.000 que obtuvo O´Higgins de su amigo el sabio Unanue, echó a
andar la destilería en los primeros días de agosto de 1827.
El ron resultó de excelente calidad. Su graduación fue superior al de Lambaye que era el
mejor del mercado. A partir de entonces, empezó a vivir con cierta holgura, lo que lo llevó
a invitar a su primo Tomás O’Higgins que había enviudado y no tenía familia, para que lo
acompañara en su casa.41
Cuando el gobierno abrió al cabotaje el puerto de Cerro Azul, uno de los primeros en usar
la franquicia fue el Chileno Pedro Nolasco Carvallo armador de la goleta “Industria”. Esto
38
Ibáñez Vergara Jorge. “O´Higgins Libertador” 2001 Ed. Gráfica San Esteban. Santiago p. 280
Ibíd. P 290
40
Ibíd. pp. 291- 292
41
Valencia Avaria, Luis Don Bernardo Ohiggins el buen genio de América”Ed.Universitaria p. 441 -443
39
28
le convino a don Bernardo ya que el transporte por tierra era mucho más caro. Carvallo le
compró mil panes de azúcar a buen precio. Además, recibió la grata noticia que el ron que
fabricaba competía ventajosamente con uno importado de Inglaterra.
Convertido O’Higgins en un experto huaso hacendado, escribe al General, Prieto a modo
de consejo : hay quienes usan semillas de trigo regeneradas; las maquinas de trillar limpian
de piedrecillas el grano ; la avena puede cultivarse en Chiloé ; el vino de Concepción ; con
tratamientos modernos, encontraría mercado en Inglaterra ; los tratados con el Perú,
impulsarían la agricultura de ambos países; la incorporación de pehuenches, huilliches,
puelches, y patagones a la familia chilena convertiría al bárbaro de las pampas en un pastor
civilizado y al salvaje desnudo de la Tierra del Fuego en un pescador “industrioso,
proveído y acomodado”.42
Los va y vienes de la agricultura también tocaron a don Bernardo. A mediados de 1831 la
molienda, en lugar de entregar 4.000 panes de azúcar en el semestre sólo había logrado
producir 3.400. Por falta de liquidez no podía, por lo tanto, embarcar en Callao 1.000
galones de ron. Por otra parte, doña Ignacia Novoa de Arredondo reclamó al Congreso
peruano la restitución de las haciendas de Montalván y Cuiba, que le habían sido
requisadas durante la revolución. Fueron a pleito y O´Higgins lo gano en el Congreso por
49 votos contra 4.
En 1833, amplió las plantaciones de caña, ya Cuiba empezaba a producir vino; dos cajones
le trajeron y pidió dos barriles de ron para enviar de regalo a Prieto. Instaló nuevos molinos
y la maquina centrifugadora con tamices metálicos que filtrarían el jarabe de la melaza,
reteniendo el azúcar pura, que convertiría a Montalván en un ingenio azucarero
propiamente tal. Y con gran ánimo, dio nuevo impulso al trabajo con maquinarias en la
cosecha de trigo en Cuiba y a nuevas plantaciones de caña,43
y montó un almacén en
Lima para la venta al menudeo. Este local quedó a cargo de su hijo Demetrio O’Higgins
Puga.
Los últimos días de 1838 sufrió don Bernardo escasez de dinero por lo que se vio forzado a
vender 30 bueyes y 26 vacas y algunos toros. No se deshizo de los más bravos, porque los
tenía destinados para la jornada taurina de la plaza de Acho en Lima.
42
Ibíd. p. 445
43
Ibíd. p. 462
29
Hasta el momento, cuando la situación económica lo afligía no le producía mayor efecto
psicológico, sin embargo, cuando, el 21 de abril de 1839 fallece doña Isabel Riquelme, su
queridísima madre, para don Bernardo fue un golpe tremendo, que lo tuvo al borde de una
profunda depresión.
En Mayo, la cosecha alcanzó los 4.000 panes de azúcar por lo que pudo pagar el impuesto
extraordinario de 500 arrobas de azúcar y otra vez se normalizó su situación económica. A
todo esto, Bulnes debía embarcarse de vuelta a Chile; pero, a dos días de subir al barco
acordó con don Bernardo la adquisición de la hacienda de Las Canteras que había sido
víctima de varios juicios que se habían originados por diversas causas : uno de ellos con el
albacea de Tomás O´Higgins, el prelado José Alejo Eyzaguirre. El otro con Pablo
Cayetano Masenlli sobre “lesión enormísima del remate de Las Canteras”. Además tenía
amenaza de un tercer juicio con el Cabildo de Concepción, el que no se concretó durante su
vida.
El primero correspondía al pago que don Bernardo debió hacer por los animales que de
acuerdo al testamento, correspondían a Tomás O´Higgins y cuyo monto era de $ 8.200.
Aún cuando don Bernardo y Tomás reanudaron cordiales relaciones, el albacea, José Alejo
lo demandó en 1827 por $ 20.000, con indebidos” (sic).
El otro juicio provenía del remate que se había hecho de Las Canteras “por motivos no
conocidos” y en el que Pablo Cayetano Masenlli se la adjudicó por más o menos $ 14.596,
transándose la hectárea a menos de 7 reales, siendo el precio comercial, cercano a los 12
reales.44
Bulnes se hizo cargo de dar solución a los dos juicios, que finalizaron después de la muerte
de O´Higgins.
Don Bernardo no se sentía integrante de la aristocracia terrateniente ni tampoco un
hacendado de levita. Era, ni más ni meno, que un “pensador de vanguardia” en relación a lo
que le convenía al país en cuanto a la explotación racionanal de los campos agrícolas; como
así mismo, un campesino, un huaso que administró directamente sus lares preocupado del
cultivo, cosecha y comercialización de sus productos.
44
Ibíd. pp. 469 - 470
30
El 14 de noviembre de 1835 escribía desde Montalván al Señor Carlos Durán,
comunicándole que el arriero Ramón Pedraza le lleva 20 barriles de ron, producido en su
hacienda, 14 blanco y 6 de color. Los primeros son de 25 y algunos de 26 grados; y los
segundos son de 23 y 24 grados.
A la vez le pide que le envíe, con el mismo arriero, una docena de rejas de arado y dos
docenas de lampas (azadas). Una y otras se venden en la calle de Santo Domingo, las
primeras a 14 pesos y las segundas a 6 pesos 4 reales la docena .45 O’Higgins, muy
compenetrado en sus actividades comerciales, iba hasta el último detalle.
Su hermana Rosita y su hijo Demetrio le colaboraban en la comercialización de los
productos; a Rosita, con fecha 7 de octubre de 1833 le decía por escrito desde Montalván:
“Es urgente remesar a Lima las azúcares que hay disponible aquí. Ahora conduce José
Acosta cien panes de azúcar con ciento noventa y cuatro arrobas y dos libras. Esta azúcar
no es para venderla ahora y debe ponerse en mi cuarto, separando la que había, si es que no
se haya vendido. El miércoles doce del corriente saldrá Luis Mendoza con veinticinco
cargas; y así sucesivamente iré remesando antes que se aparezcan por aquí los invasores. 46
Se queja de no haber recibido correspondencia suya desde Lima y le manifiesta que por eso
lo deja a obscura acerca de la venta de azúcares”.
En una carta escrita en inglés, traducida por Vicuña Mackenna, que está sin el destinatario,
manifiesta : “El administrador, Demetrio y todos mis dependientes han salido con los
animales y yo me he quedado solo, soportando todo el peso de la hacienda y en especial el
trabajo de enviar a Lima el azúcar que está lista para el mercado. En este momento voy a
montar a caballo para vigilar la salida de las recuas. Mis recuas irán una vez por semana, a
lo menos, mientras quede azúcar que mandar”.47
El 17 de octubre de 1837 escribe a Rosita, que recibió su apreciada carta del 8 de octubre y
le dice que “ciento cuarenta pesos se pagan todas las semanas en peones y gañanes. […].
El arriero Pedro Cárdenas (con el cual envió la carta) conduce en su recua de barricas ocho
cargas con cincuenta y cuatro panes de azúcar de peso bruto de 99 arrobas y cinco libra, las
45
De la Cruz, Ernesto. “Epistolario de don Bernardo O’Higgins” Tomo II p. 194 - 195
Ibíd. p. 219
47
Ibíd. p. 221
46
31
que harás también poner en mi cuarto […] que siendo buena y seca podremos lograr
buenos precios.48
A don Bernardo le preocupaba, sobremanera, el buen mantenimiento de las maquinarias
para la fabricación de ron y de azúcar, como también, los implementos de labranza.
A su amigo Mr. Tomás Gill le encarga que le compre pipas para almacenar el producto de
su alambique, porque de otro modo no tendría más remedio que comprar planchas o tablas
por hacer cajones para sustituir las pipas. 49
A fines de 1837, cuando se estaba en pleno período de cosecha, envía una carta, cuyo
borrador está en la Biblioteca Nacional, donde no aparece el destinatario, en que
manifiesta: “Estoy ahora en lo más duro de la cosecha, que me promete dar bastante trigo,
y haciendo, las necesarias plantaciones de caña de azúcar, sin las cuales el molino resulta
inútil. 50
Cosechado ya el trigo, era necesario preocuparse del precio, de manera que el 25 de enero
de 1838 le escribe a don José Toribio Pequeño, su administrador, y le solicita: “Sírvase
usted avisarme el precio corriente de los trigos, pues aunque Hoyos me la pagó, en 40
fanegas que le vendo, a 5 pesos cuatro reales, por haber recibido la carta de usted después
del trato, sin embargo me quedan mayor cantidad que se están aún venteando. Después de
Hoyos, se ha presentado otro comprador; un tal Castilla, que corre con la panadería de
Reboredo ofreciendo a 8 pesos la fanega, es decir que Hoyos se ganó con mi trigo, de una
mano a otra, cien pesos”.51
También poseía don Bernardo una gran habilidad para los negocios. Con fecha 18 de abril
de 1838 escribía a Toribio Pequeño: El azúcar de la Huaca ha sido siempre la más inferior
de este valle por la humedad de sus terrenos […] Sin embargo, considero que la venta que
usted hizo a trece reales es muy buena y mejor precio que el de catorce reales, si hubiese
estado demasiado seca, pues “el aumento de peso con la humedad equivale a alguna cosa
más.”52
48
Ibíd. p. 221 – 222.
Ibíd. p. 223
50
Ibíd. p. 225
51
Ibíd. p. 227
52
Ibíd. p. 233
49
32
Su empresa estaba bien montada y cuidaba de mantenerla en funcionamiento normal. Para
muchos era una novedad visitar sus instalaciones de lo cual don Bernardo se ufanaba
diciendo: “La marcha majestuosa de la rueda, por una parte, y los cilindros devorando diez
cañas de azúcar a la vez, causaron mayor admiración en los espectadores venidos de las
ciudades y haciendas de este valle […] 53
También don Bernardo, se hacia un deber velar por la salud de los que trabajaban en la
hacienda, y pedía al médico una lista de medicamentos, y los obtenía por trueque de azúcar
o pagándolo al contado.54
El 7 de diciembre de 1838, por carta, le dacia a Toribio Pequeño: La guerra obstruye los
caminos y limita la movilidad y por eso no hay venta como en tiempo de tranquilidad. El
precio de la azúcar ha caído “Cuando hay escasez de dinero se da ración de Chancaca a los
empleados.” 55
El preocuparse de las actividades de siembras y procesamiento de la caña de azúcar jamás
lo eximieron de sus preocupación por el ganado; como buen huaso, no solo era entendido
sino que también muy preocupado: “ Se debe encargar a Esteban que la marcha de los
bueyes y vacas que conduce, sea muy arreglada, porque los calores, si es violenta la
caminata, pueden dañar mucho al ganado; sea pues despacio, en las horas frescas y
cuidando de que los alojamientos tengan potreros de buena alfalfa, que es lo principal”.56
Con sus amigos era benevolente y les hacía, precio especial por los productos que les
vendía: “Que pague aquí o en esa al precio de 12 reales la arroba de azúcar por ser amigo y
mis deseos de servirlo”57
Habiendo tenido que hacer cama durante cincuenta y tres días afectado, según el mismo lo
dice, “de una afección espasmódica al pecho y corazón, fui atacado de una complicación de
enfermedades intermitentes y suspensión de orina y, para prueba de mi paciencia y
sufrimientos, reumas, que con la mayor rebeldía se apoderaron de la cintura, espalda,
brazos y aun del sentido” (sic) […]
53
Ibíd. p. 234
54
p. 236
p. 246
p. 256
p. 300
Ibíd.
Ibíd.
56
Ibíd.
57
Ibíd.
55
33
“Todos los gastos, como pago a médicos y remedios, los debía costear con las entradas de
la hacienda ya que nada recibía por concepto de pensión desde Chile” Escribía al Coronel
Agustín López con fecha 23 de agosto de 1841, a catorce meses de su fallecimiento.58
No obstante su larga enfermedad, de la cual aún no se recuperaba del todo, escribía a su
amigo y compadre José Toribio Pequeño, como huaso de corazón amante de la tierra:
“Celebro que los potreros de Cuiba y las viñas, se hayan limpiado y podado las últimas.
Del parrón grande, cuya poda es en la menguante del presente mes, podrá sacarse alguna
planta, de la que no sea quebrantada para el replante de las dos viñas que, sin duda, se
habrá perdido alguna; el parrón la huerta también da para sacar alguna plata […] Teniendo
ya tres rejas barbunera (sic), a pocos días de las primeras aguas, se podrá plantar y será un
avance ventajoso a la presente plantada (sic) 59
El conocimiento
que don Bernardo O’Higgins había adquirido en el rubro de la
agricultura, nos hace colegir que, no fue raro que, tanto Las Canteras como Montalvan y
Cuiba las hiciera prosperar, mantener en producción y comercializar sus productos con
gran éxito.
Sin embargo, aun sin estrecheces económicas, no perdía las esperanzas de venir a Chile.
Por sus venas corría la sangre del huaso que dedicó casi el 50 % de su existencia a las
labores campesinas en sus tres predios: Las Canteras, Montalvan y Cuiba, pero a la vez, en
su pecho abrigaba el entrañable amor a la Patria, a la que había dado la Independencia, a la
cual, había alcanzado a formular la República. Por tal razón, a ocho meses antes de fallecer
escribía a Pequeño: “El vapor de fines de enero próximo, será el que haya de embarcarme
para Valparaíso.” Tampoco dejaba de dar disposiciones sobre lo que debía hacer con la
azúcar nueva: “Tan luego como tenga usted azúcar de la nueva, en estado de venta,
mándeme alguna, ahora que tiene buen valor, y entretener con su importe los gastos
ordinarios.(sic) 60
Su enfermedad, lo tuvo semi postrado, al extremo de no permitirle montar a caballo lo que
era un asunto muy serio para un agricultor como don Bernardo, sin embargo, los sabios
consejos y precisiones comerciales, los seguía haciendo desde su hogar : Decía con fecha 1
58
Ibíd. p. 301 - 302
Ibíd. p. 304
60
Ibíd. pp. 309 - 310
59
34
de Junio de 1842 a su amigo José T. Pequeño : “Poco a poco nos vamos sacudiendo de
débitos, con la venta de las últimas azúcares que se hallaban detenidas, y para completar
pagos sucesivos de libramiento de la hacienda, y para el vestuario de los criados, se
necesita no parar con remesas, aunque sea preciso quebrar sus precios.” 61
Su espíritu americanista, le afloraba hasta el final de su vida. A pocos meses de su
fallecimiento le escribía al ministro Plenipotenciario de Perú en Chile, don Lucas Pellicer
[…] “La sabia y benévola Providencia ha enriquecido su fértil suelo con tan abundantes
frutos y producciones, como para que en eterna hermandad, los sobrantes de una, sirvan a
las necesidades de la otra y, cambien mutuamente, el producto de sus labores, con tanta
ventaja de la agricultura, que es el alma de la prosperidad y de la riqueza nacional, que ha
engrandecido a los pueblos más poderosos de la tierra. […]62
.
Alberto Cardemil en su interesante obra “El Huaso Chileno,” exalta al Huasco de la
siguiente manera: “En la ruralidad de la llanura puede adivinarse una contradicción
entre la inestabilidad de jinete y la obligada estabilidad del estanciero. Para el huaso,
en cambio, nunca existió tal escisión espiritual. El hacendado fue el patrón montado
que arrastró a los habitantes del mundo rural, especialmente a los inquilinos, a
constituir con él un tipo humano característico de Chile en contraposición con la
figura del aventurero […]. El patrón y el inquilino transformados en huasos han
representado en Chile el “peso de la noche”.
Los ejemplos de Zapata en México, Nazario Benavides y Ángel Vicente Peñaloza en
Argentina, y del General Páez en Venezuela, cuyos sustratos espirituales surgieron de
la gran llanura y la meseta imprecisa, están lejos de un Diego Portales o Federico
Errázuriz, huasos cuyo fermento anímico emanaba de las haciendas El Rayado y El
Huique, en Petorca y Colchagua, respectivamente, por no hablar de O´Higgins y su
61
62
Ibíd. pp. 315
Ibíd. pp. 316
35
hacienda de Las Canteras, verdadero crisol sicológico y simbólico de su nacimiento,
su lucha y su muerte63
Su mente siempre vívida y analítica no cesaba de imprimir su sello personal en relación a la
que convenía para la economía del país. En carta fechada 24 de octubre de 1830 escribía, al
general Joaquín Prieto: […] De pescadores y pastores pasamos naturalmente a agricultores,
cuyas operaciones sobrepujan en importancia a todas las otras clases y especialmente en
Chile cuyo fértil suelo tan ampliamente remunera el trabajo del arado. 64
No se le escapa a nuestro ilustre huaso de aconsejar el cultivo y comercio del trigo de la
avena, la producción de vino y el envío de este producto a Inglaterra.
El campo lo llevaba en la sangre, aunque no lo dudó cuando tuvo que decidir entre
permanecer en Las Canteras o emprender la cruzada por la Independencia de Chile.
Por carta le manifestó a Juan Mackenna el 5 de enero de 1811: “Si me hubiera tocado en
suerte nacer en Gran Bretaña o en Irlanda, habría vivido y muerto en el campo”.65
Precisamente fue así la vida de nuestro prócer. Como agricultor fue un huaso amante de su
tierra, buen administrador, con ideas siempre vanguardistas para el mejor resultado de sus
cosechas. Se constituyó en el libertador de Chile, Padre de la Patria y dio inicio a la
organización de la República. Retornó al campo. Se instaló en las haciendas de Montalvan
y Cuiba donde estuvo siempre dedicado a las labores agrícolas, añorando el regreso a su
patria pero sin escondidas ambiciones de poder.
Don Bernardo O-Higgins y la Sociedad Nacional de Agricultura.
La Sociedad de Agricultura (actual Sociedad Nacional de Agricultura) le otorgó el diploma
de socio fundador de la institución.
Hoy, esa Institución lo recuerda, en su texto “Historia de la Sociedad Nacional de
Agricultura”, escrito en 1988, por la académica María Angélica Apey Rivera, con el
Prólogo y Epílogo, del historiador Gonzalo Vial Correa.
63
Cardemil, Alberto “El huaso Chileno” 2000 Ed. Andrés Bello Santiago pp. 160 - 161
De la Cruz, Ernesto. “Epistolario de don Bernardo O´Higgins” 1919 Ed. Imprenta Universitaria. Santiago
Tomo II p. 132
65
Ibíd. Tomo I p. 30
64
36
Trascribimos parte del texto del artículo titulado “Los Renuevos” mediante el cual se le
rinde un emotivo homenaje al Libertador por su interés en el fomento de la agricultura del
país:
“Las despobladas tierras australes, fértiles y hermosamente engalanadas de bosques,
lagos, fiordos o ventisqueros, al sur del fronterizo Bío-Bío, entre la Araucanía y el
Estrecho, constituyen desde la Independencia un tema de interés y reflexión para muchos
criollos destacados, fuertemente influidos por el visionario Bernardo O'Higgins, quien
presiente muy bien la futura bonanza de ese territorio.
En suelo peruano, viviendo "con más estrechez que holgura" de los frutos de su Hacienda
Montalván, observa nostálgico el lento camino hacia la institucionalidad de su añorada
patria, con el deseo fijo de regresar pronto y contribuir al bien público, según expresa en
carta enviada al Secretario General de la Sociedad de Agricultura y Colonización, con
motivo de haber sido elegido Socio Protector de ella.
En su cabeza germinan variados proyectos dirigidos a promover el desarrollo agrario de
Chile: planes de colonización, de mejoramiento de la vinicultura, de nuevos cultivos como
la avena, y sobre todo modernizar los métodos de cosecha y comercialización del trigo. En
la nutrida correspondencia cursada con estadistas y agricultores chilenos, v. gr.,
permanentemente está aconsejando modificar nuestros perniciosos hábitos de cultivo. Es
así como en carta enviada al Presidente José Joaquín Prieto, critica la costumbre de
trillar con caballos, pisando el grano con cascajos y arenillas, pues deteriora las mieses y
entrega al mercado un trigo quebrado y sucio. En su remedio sugiere "formar pavimentos
o suelos de barro, que después de secos y libres de piedrecillas, o solados con adobe,
pueda sobre ellos el trigo ser desgranado por medio de mayales, mientras que vengan de
otros países de afuera máquinas de trillar"
En diversas oportunidades, el prócer demostrará su apoyo a la labor iniciada por la
Sociedad, de la cual esperaba grandes beneficios para el país; interés que compartía con
su amigo John Thomas, inglés avecindado en Lima y estrechamente vinculado al comercio
peruano, quien posteriormente trasmitirá sus sentimientos: "El General O'Higgins
37
consideró el establecimiento de la Sociedad de Agricultura de Chile, como un
acontecimiento eminente calculado para ejercer el más benéfico influjo sobre la
prosperidad futura de su patria". A Thomas le confiará también la dificultad capital que
mostraba la producción del trigo, cuya comercialización era tan esencial para nuestra
economía; preocupación, por lo demás, que en su momento el mismo O'Higgins se
encargaría de participarle a la Corporación, remitiéndole en 1839 una copia de la carta
enviada a Prieto.
Más don Bernardo, por encima de todo, tiene su mente fija en el poblamiento del territorio
austral, y en sus soledades sueña con familias rubicundas y austeras llegadas de las islas
británicas para habitar esos vergeles, compartiéndolos amistosamente con sus aborígenes
una vez cristianizados éstos: "El General O'Higgins, como patriota y filántropo, muy bien
conoció que el territorio situado al Sur del río Bío Bío, que ha estado tanto tiempo de un
estado de casi total abandono, -testimonia Thomas- era en realidad aquella parte de Chile
de cuyo cultivo depende principalmente el futuro... Con este convencimiento fue incansable
en reunir las mejores noticias respecto del sistema de agricultura adoptado en Escocia; y
en formar planes para la colonización del Sud de Chile, por medio de emigrados
irlandeses y escoceses, pensando, y con razón, que estos agricultores, sobre todo los de las
otras naciones, eran los más aparentes para vencer las dificultades, que parecían
insuperables a individuos acostumbrados a climas secos, uniformes y calientes."
Y luego de recorrer mentalmente una y otra vez los parajes sureños, que mucho conoce
por las constantes informaciones de capitanes ingleses, termina por elegir a Chiloé como
centro ideal de las operaciones colonizadoras, convencido de las bondades de la isla, y
entendida ésta como enclave bidireccional: de una parte, para un avance progresivo hacia
las entrañas de la temible Araucanía; y de la otra, al representar un punto de reunión y de
apoyo en el proceso poblacional del territorio magallánico.
En carta enviada a la Sociedad el 24 de agosto de 1842, a dos meses de su muerte, expresa
O’Higgins sus intenciones de remitirle el voluminoso intercambio epistolar que sobre
colonización ha cruzado con importantes personajes de Inglaterra e Irlanda, una vez
traducido el texto: "Pero la más importante parte de mi correspondencia es la que, por
38
cerca de veinte años, he mantenido sobre asuntos de colonización, principalmente con tres
señores Baronetes residentes en la Gran Bretaña e Irlanda...". A pesar de la grave
dolencia cardíaca que el 5 de febrero siguiente, por segunda vez, le impide embarcarse a
Chile en su ansiado retorno, O’Higgins tiene suficiente ánimo y generosidad para
prometer de nuevo esa traducción, "que puede ser de gran utilidad a la Sociedad".
Finalmente manifiesta "sus más vivos deseos para que por medio de la bondad de Dios
pueda asistir personalmente a la Junta General de la Sociedad, que haya de celebrarse en
fines de diciembre próximo".
Sin embargo, el destino le tenía preparado el viaje definitivo a una patria menos ingrata.
La enfermedad del prócer arreció, y empleó sus últimas fuerzas para recordarle al
Presidente Bulnes y al Ministro Irarrázaval la importancia de colonizar el extremo
austral. Se asegura que antes de expirar, en la mañana del 23 de octubre de 1843, su
palabra postrera fue “¡Magallanes!".
Además, había enviado un corto Memorial al mismo Bulnes. En él, enumeraba sus
servicios militares y detallaba los bienes entregados al Ejército al iniciarse el "Sitio de
Chillán": toda la masa ganadera de su hacienda "La Cantera" y $ 25.000 en efectivo.
Confiando serle reconocido ello por el Estado, expresaba su voluntad de entregar el
equivalente a la Sociedad de Agricultura, con el objeto de que invirtiese la mitad de la
suma en un colegio agrícola, que ocuparía el mismo lugar donde estuviera su campamento
en Concepción; agregaba: "que tan luego se construya la iglesia de dicho colegio sean
conducidos allí mis restos mortales y depositados para siempre". Y, en cuanto al saldo,
disponía que la Sociedad lo distribuyese por mitades, para instalar un observatorio
astronómico en el cerro Santa Lucía, en honor del Ejército, y para construir un faro en la
punta de Valparaíso, como recuerdo de las Glorias Navales”.66
El gobierno del General José Joaquín Prieto por Decreto Supremo de 18 de mayo de 1838
le otorga existencia legal y sus beneplácitos a la “Sociedad Chilena de Agricultura y
66
Apey, María Angélica “Historia de la Sociedad Nacional de Agricultura” 1988 Ed. Ograma Impresores.
Santiago p. 73 - 74
39
Colonización”67 , por qué no decirlo, en gran parte, por el entusiasmado apoyo decidido de
don Bernardo O’Higgins.
Odas y Cantos para el Libertador y Huaso Chileno.
La vida de don Bernardo O’Higgins, El Libertador y Huaso chileno, ha sido, permanente
fuente de inspiración para historiadores, narradores y poetas:
El inspirado y Nobel Pablo Neruda, en el segundo verso del Capitulo XX del Canto
General, titulado “Bernardo O´Higgins Riquelme (1810)” le reconoce su filiación
campesina:
Eres Chile, entre patriarca y huaso,
eres un poncho de provincia, un niño
que no sabe su nombre todavía,
un niño férreo y tímido en la escuela,
un jovencito triste de provincia68.
Un viajero del Norte (Brackenridge) nos dice que creyó ver en O´Higgins como Cincinato,
labrador y filósofo, patriota y ciudadano, vestido con el poncho de Chile, traje de tantos
héroes, olvidado de los galones y de la banda de la dictadura, que cambió por el arado, por
el retiro doméstico por la soledad de estos campos extranjeros que él fecundó con su sudor
y su industria, no menos que con sus buenas obras. 69
El poeta Edesio Alvarado refiriéndose al nacimiento de don Bernardo, en su poema “El
Recado” escribe:
“Yo voy a cantar: Nació del viento, del viento verde que llegó de Irlanda”.
67
María Angélica Apey “Historia de la Sociedad Nacional de Agricultura” 1988 Ed. Ograma Impresores.
Santiago p. 10 – 12.
68
Neruda Pablo. “Canto General”. 1950. Ed. Océano. México. Cap. IV “Los Libertadores”. Nº XX p 136.
69
Vicuña Mackenna, Benjamín. “Vida del Capitán General Don Bernardo O´Higgins”. 1976 Ed. Del Pacífico.
Santiago p. 43 - 44
40
En los años postreros O´Higgins tenía más de sesenta años de edad, pero su rostro y su
estampa conservaban todavía un aire que sólo cedió en la última época, cuando el dolor de
la muerte de su madre doblegó su ánimo. El cuerpo enflaqueció, las espaldas se
encorvaron, se tornaron blancos los cabellos ya escasos y el semblante fue espejo del mal
que lo minaba.
Pero ese hombre que en su amor a la tierra natal se llamaba a sí mismo “araucano”, ni aún
en los tiempos finales dejó de pensar en el regreso .70
Muere en Lima el 23 de octubre de 1842 a la edad de 64 años el huaso Chileno don
Bernardo O´Higgins Riquelme, El Libertador y Padre de la Patria.
En 1845 el Congreso decidió que Montalván y Cuiba, habían sido “adjudicadas como un
premio nacional al Gran Mariscal y debían quedar en su descendencia. A la vez ordenó que
con dinero del Estado se indemnizaran a los antiguos dueños; cosa que, realmente se
materializó.
Hoy desde lo más alto, se siente el galope de nuestro huaso Bernardo, recorriendo, los
campos Chilenos y Peruanos, en un caballo alado y acicateado por las espuelas de plata
chilena que orgulloso calzó durante gran parte de su vida.
........................*........................
...............*...............
*
70
Orrego Vicuña, Eugenio “Iconografía de O´Higgins “ 1937 Ed. Universidad de Chile Santiago p. 75
41
Anexo Nº 1/
Habiéndome hecho contar en debida forma el Teniente General de mis Reales
Ejércitos don Ambrosio O’Higgins lo antiguo e ilustre de su familia, como descendiente
que es legítimo de Juan Duff O’Higgins Barón de Ballenary, en el Condado de Slitgo, en el
Reino de Irlanda, de la distinguida casa O’Neil en el mismo Reino, enlazada con la de
O’Connor, de la real de Ballintober, en esta atención, y a la de sus dilatados méritos e
importantes servicios que ha hecho en la carrera de las armas, y continúa haciendo en los
empleos de Gobernación y Capitán General del Reino de Chile, y Presidente de su Real
Audiencia, he venido en concederle la merced del propio título de Barón de Ballenary en
estos mis Reinos, para sí , sus hijos , herederos y sucesores legítimos.
Tendráse entendido en la Cámara de Castilla y se le expedirán los despachos
correspondientes.
En Aranjuez a 8 de febrero de 1795.
Al Obispo Gobernador del Consejo de Castilla.71
71
Donoso, Ricardo. “El Marqués de Osorno Don Ambrosio O’Higgins” 19441. Ed. U. de Chile. Santiago. p
341-342.
42
Anexo Nº 2/
Señor don José de la Cruz.
Muy señor mío de todo mi respeto:
En virtud de lo que hablamos el otro día, en que me obligué a remitir a Ud. una cuenta del
ganado sobrante, como también mi parecer sobre el mencionado ganado sobrante de mi
hacienda, y perteneciente a la testamentaría de mi finado señor padre, al presente lo hago, y
sobre la determinación del dicho sobrante es el pagado conforme se cita en esta cuenta al
precio de la tasación que se hizo y al plazo de tres o cuatro años según el acuerdo del señor
Gorbea, pues así me lo previene sin dejarme arbitrio alguno, etc.
En vista de esto puede Vm. informar a don Tomás O'Higgins y. prevenirle que el
importe que resultase del remanente de esta cuenta estará pronto al plazo cumplido, o antes
si lo necesitase. Celebraré lo pase Vm. sin novedad en el ínterin quedo rogando a Dios lo
guarde ms. as. su más atento servidor y amo. Q. S. M. B.
BERNARDO O’HIGGINS DE BALLENAR
Osorno 12 de marzo. 72
72
Archivo de don Bernardo O’Higgins, Tomo I, pp. 45-46
43
Anexo Nº 3/
La Representación sobre el estado de la agricultura, industria i comercio del reino de
Chile hecha al ministro de hacienda don Diego de Gardoqui por el Sindico del
Consulado don Manuel de Salas, nos manifiesta don Miguel Luis Amunátegui en su
obra “Don Manuel de Salas, es una larga memoria, i en la cual reunió los datos mas
curiosos sobre el atraso en que se hallaban dichos ramos i sobre los medios de
mejorarlos.
Las principales industrias ejercidas en el campo eran la siembra de trigo i la crianza de
ganado.
Salas calculaba que el precio corriente del trigo era por lo general mas o menos el de diez
reales la fanega de ciento cincuenta i seis libras.
Por lo que toca al ganado, se había visto ejemplo de venderse una res en pie hasta
diez pesos, i se calculaba que en cecina, sebo, grasa i cuero podía producir el mismo
precio.
Se había logrado vender carneros a peso cada uno i ovejas a tres i medio reales.
Sin embargo, Salas cuidaba de advertir que ya nos e conseguían precio tan altos.
La carga de leña de espino con treinta i dos palas i peso de quince a diez i seis
arrobas, valía tres reales.
Precio de la madera.
La fanega de carbón, de cuatro a seis reales.
El ciento de horcones de espino de dos i media varas, seis pesos.
El ciento de horcones de talhuén, cinco pesos.
El ciento de varas de talhuén, de diez i ocho a veinte i dos reales.
Cada tijeral de canelo, real i medio.
44
Cada tijeral de roble, dos i medio reales.
Cada viga de canelo, tres reales.
Cada viga de roble, cinco reales.
Cada pilar de ciprés, ocho reales.
Cada tabla de ciprés, dos i medio reales.
Cada tabla de patagua, dos reales.
Licores y fruta.
Cada arroba de vino, cuya fabricación costaba cinco reales, se vendía de cocho a doce
reales.
La arroba de aguardiente, de cinco a seis pesos.
La fanega de aceitunas, de tres a cinco pesos.
La de almendras en cáscaras, a un real mas o menos.
La de higos, de veinte a veinte i cuatro reales.
La de peras, melocotones, manzanas i membrillos secos, de diez a doce reales.
La de ciruelas, de seis a ocho reales.
La de anís, de diez a diez i seis reales.
La de cebada, de tres a cuatro reales.
La Fanega
La de fréjoles, de nueve a quince.
La de lentejas, de ocho a doce.
La de maíz en grano, de ocho a doce.
La de garbanzos, a diez i seis reales.
La de comino, a veinte.
La de papas, de cuatro a seis reales.
La de azafrán i orégano, de ocho a doce reales.
Salas se limitaba, en la memoria que estoi extractando, a decir que la explotación de las
minas era lamentable, sacándose de ellas en oro, plata i cobre solo un millón trescientos
mil pesos.
Los únicos artesanos que había en Chile eran herreros, plateros, carpinteros, albañiles,
45
pintores, sastres, hojalateros i zapateros, todos ellos mui malos.
La pesca se hacía en reducidísima escala, siendo las mas productivas la del congrio en
Coquimbo, cuyo producto se calculaba en cuatro mil pesos anuales, i la de la pescada en
Valparaíso, cuyo producto se calculaba en veinte mil pesos.
Esta segunda pesca solo tenía de fecha unos treinta años.
El primero que había entablado este negocio había sido don Luís Lizón.
Se preparaban en algunas curtidurías algunas malas suelas i algunos malos cordobanes.
En Quillota, se elaboraban por año unos tres mil quintales de jarcia, i un poco de hilo de
acarreto.
No alcanzaban a hilarse i tejerse en todo el país mas de ciento cincuenta mil varas de
bayeta ordinaria.
Se hacían pellones.
En Coquimbo i Aconcagua, se labraban utensilios de cobre.
Se trabajaban en algunos lugares tinajas de barro.
Por cuenta del rei, se fabricaba la pólvora necesaria para las minas i los fuegos artificiales,
la cual se vendía a seis reales la libra.
Tal era el estado de la industria.
Salas resumía en los siguientes cuadros todo el comercio de Chile:
COMERCIO DE ESPORTACIÓN
Artículos llevados a Lima i a otros puertos del Perú.
Mercaderías
Cantidades
Precios corrientes
Trigo ....................... 220,000
fanegas a 10 reales ........
275,000
Sebo ........................
21,000
quintales a 5 pesos.........
105,000
Cobre en barra ........
13,000
id. a 81 pesos................
110,500
Id. labrado ...............
16,900
libras a 3 reales..............
6,000
Jarcia en blanco.......
3,000
quintales a 8 pesos.........
24,000
Almendras ..............
12,000
libras a 21/2 reales .........
3,750
Vino ........................
6,500
botijas a 5 pesos arroba ...
32,500
Cueros de vicuña .....
1,500
a 10 reales .....................
1,875
46
Congrio seco ...........
200
quintales a 20 pesos .......
4,000
Cordobanes .............
14.500
a 10 reales .....................
15,625
Charqui o cecina .....
1,000
quintales a 3 pesos.........
3,000
Grasa de vaca ..........
1,200
id. a 2 pesos...................
2,400
Harina .....................
600
fanegas a 10 reales ........
750
Otros efectos de poca monta, como anís, orégano,
nueces, hilo, bramante, frutas secas i en dulce, cocos,
legumbres, estribos de madera, petacas o arcas de cuero,
canchalagua, culén, velas de sebo, lenguas de vaca,
azafrán, cueros curtidos i sin curtir, cebada, quesos,
pescadilla, manteca, ponchos i alguna madera ........................
25,000
Total .............................
$609,400
Artículos llevados a Buenos Aires i a las provincias al Este de la cordillera:
Mercaderías
Cantidades
Cordones
Precios corrientes
12,000 a 7 reales
$10,500
Cobre labrado
10,000 libras a 21 reales
3,125
Almendras, pellones, algunas menestras, quesos, canchalagua i culén
Plata sellada
250,000
Total
$264,625
1,000
Al presidio de Juan Fernández, se enviaban por cuenta del rei mercaderías que importaban
dos mil novecientos noventa i ocho pesos seis reales, i por cuenta de particulares, otras que
importaban dos mil quinientos noventa i siete pesos.
Al presidio de Valdivia se enviaban por cuenta del rei mercaderías que importaban once
mil ciento diez i siete pesos; i por cuenta de particulares, otras
que importaban once mil seiscientos treinta i siete pesos cuatro reales.
47
Artículos traídos del Perú a Chile:
Mercaderías
Cantidades
Precios corrientes
Azúcar (cuando
Menos)
76,000 arrobas a 4 pesos
$304,000
Bayeta ordinaria
200,000 varas a 3 reales
75,000
Tocuyos
300,000 id. a 2 7/8reales
107,812
Añil
5,000
libras a 20 reales
12,500
Paño de Quito
5,500
varas a 20 reales
13,750
Arroz
1,500
arrobas
a
reales
3,750
Piedras de sal
22,000 a 2 pesos
20
44,000
Salitre (de cuenta
De la real hacienda
400
pesos
9,200
quintales
a
23
Otros efectos pequeños, como sombreros de paja, pabilo, manteles, colchas de algodón,
pita, chocolate, cuerdas, albayalde, solimán, miel, munición, peltre labrado, cacao, telas de
clin, pastillas de olor, botonaduras i chancacas
50.000
Tabaco en hoja i polvo (por cuenta de la real hacienda)
300,000
Total
$920,012
48
Artículos traídos a Chile de las provincias trasandinas:
Mercaderías
Cantidades
Precios corrientes
Yerba del Paraguay
100,000 arrobas
a 3 pesos cada arroba=
$300,000
Mantas
20,000
a 9 reales= % 22.500.
Artículos traídos de la isla de Juan Fernández:
Mercaderías
Cantidades
Precios corrientes
Langostas secas
50
pesos
$700
Berrugate
16
quintales
a
14
id. a 18 pesos
288
Resinas i huevos para remedio
10
Total................................................................................................$998
Salas calculaba, aproximadamente, en un millón cincuenta mil pesos el valor de las
mercaderías traídas de España, advirtiendo que no podía fijarse de una manera exacta “por
variar según los buques que venían, la guerra i otros accidentes que concurrían a impedir su
regularidad”. El autor de aquella interesantísima memoria, proponía diversos arbitrios para
remediar el abatimiento de Chile. 73
73
De Salas, Manuel. “Escritos”1910. Ed. Imp. Cervantes. Santiago. p 152-169.
49
Anexo Nº 4/
Decreto mediante el cual, el Gobierno del Perú, le dona Las Haciendas de Montalván
y Cuiba a don Bernardo O’Higgins.
El Decreto se expidió en 1822, en los siguientes términos:
Los eminentes servicios que ha hecho a las causa de América el Supremo Director de
Chile, D. Bernardo O’Higgins, y la principal parte que ha tenido en la libertad del Perú,
dirigiendo a este grande objeto, los esfuerzos de su administración, hasta verlo cumplido,
exigen que el Gobierno, contemplando, lo que el Perú se debe a sí mismo y lo que debe a
los que le han cooperado en su Emancipación, dé un testimonio público y durable de los
sentimientos de justicia que lo animan, por lo tanto: He acordado y decreto: Primero, las
haciendas de Montalván y Cuiba, en el valle de Cañete, pertenecientes al Estado, quedan
aplicadas en toda propiedad con enseres que tienen , al capitán general don Bernardo
O’Higgins, Director Supremo de Chile, para que él y sus herederos, puedan disponer de
ellas como dueños legítimos, conforme a las leyes. Segundo: El Ministro de Hacienda
mandará a extender en la forma que corresponde el título de dominio a favor del general
O’Higgins, archivándose el original en el Ministerio de su cargo y remitiéndose el
testimonio al propietario.
Tómese razón en las oficinas de Hacienda y publíquese en la Gaceta Oficial.
Dado en el Palacio del Supremo Gobierno, en Lima a treinta de marzo de mil ochocientos
veintidós.
Torres Tagle. Por orden de S.E. Bernardo Monteagudo. 74
74
Matte Varas, J.Joaquín. “Montalván y Cuiba.” Revista Chilena de Historia y Geografía. Nº 146 de 1978.
50
BIBLIOGRAFÍA
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1941
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Feliú Cruz, Guillermo
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“Carta a Bernardo O’Higgins”
Ed. Francisco de Agüero 1972
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2001
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Apey, María Angélica
1988
“Historia de la Sociedad Nacional
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De la Cruz, Ernesto
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“Epistolario de don Bernardo
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Ed. Imp. Universitaria
Neruda, Pablo
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“Canto General”
Ed. Océano, México
...............................*................................
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