2015: 50 AÑOS DE LA UCA r Romero, AÑO XXXIII, No. 661 del 1 al 31 de mayo d e 20 1 5 www.uca.edu.sv/publica/cartas Monseño Centro Dichoso Monseñor profeta del pueblo s a l vadoreño 1 Mural de la parroquia de Torola, Morazán, El Salvador. Carta a las Iglesias es una publicación de análisis de las realidades del ámbito religioso, político, económico y social desde un enfoque cristiano. Presentación Presentación Pág. 2 Palabras de Monseñor Jon Sobrino S.J. Jon Sobrino S.J. Pág. 3 Testimonios y reflexiones sobre Monseñor Jon Sobrino S.J. Este número de Carta a las Iglesias está centrado en la beatificación de Monseñor Romero el día 23 de mayo. Pág. 4-6 Una serie de artículos son muy personales. Recuerdan a Monseñor Romero tal como le conocieron amigos y amigas, colaboradores y colaboradoras suyos. El recuerdo más cercano es el de Monseñor Urioste. Presentamos esos testimonios como si monseñor Romero, tal como lo hizo Jesús, nos preguntase “quién dicen ustedes que soy yo”. Y antes que esos recuerdos, reproducimos el afiche de la Fundación Romero, con unas breves frases de Monseñor Romero sobre sí mismo en los primeros días de su ministerio arzobispal. Manuel Acosta Pág. 7 Louis Van de Velde Pág. 8-9 Héctor Dada Pág. 10 Suyapa Pérez Escapini Pág. 11 Noemí Ortiz Dos artículos son críticos. El padre Manuel Acosta crítica las actuaciones de la comisión oficial de preparatoria de la beatificación. Louis Van de Velde, es más crítico con la jerarquía, como ya lo fue con la actuación del arzobispado en el caso de tutela legal y Probúsqueda. Se pregunta si Monseñor Romero se reconocería el día de su beatificación. Desde hace tiempo hemos puesto sobre aviso de que no beatifiquen a un Monseñor Romero aguado. El peligro siempre está ahí, pero ojalá se beatifique al Monseñor Romero vivo, más cortante que espada de dos filos, justo y compasivo. Pág. 12 Pedro Declercq Pág. 13 Norma Guevara Pág. 14 Charo Mármol Pág. 15 María López Vigil Pág. 16 Manuel de Jesús Acosta Pág. 17 Eduardo Galeano, nunca te olvidaremos Edgard Cañas Pág. 21 Horror y mentira Pág. 22-25 El Centro Monseñor Romero Pág. 25-28 Director de publicación: Jon Sobrino S.J. Diseño y diagramación: Ronald Cardoza Corrección de estilo: Mayra Herrera Imprenta: Talleres Gráficos, UCA. Centro Monseñor Romero, campus UCA Bulevar Los Próceres, Apto. postal 01-168, Antiguo Cuscatlán, La Libertad, El Salvador. 2 www.uca.edu.sv/publica/cartas Pág. 18-20 Diseño y diagramación de revista: Ronald Cardoza Monseñor Ricardo Urioste En las últimas páginas ofrecemos imágenes y cuadros de Romero que están en la capilla y en el Centro Monseñor Romero. Y una amplia exposición de fotografías suyas a la entrada del Centro Monseñor Romero. El 23 de mayo será un día de alegría para las grandes mayorías del pueblo salvadoreño. Pero en modo alguno, y menos si recordamos a Monseñor, podemos ignorar el horror en nuestro país y en muchos lugares del mundo. No es masoquismo. Es un mínimo de comprensión de Monseñor. Por eso lo recordamos en páginas finales. Al mirar a nuestro país Monseñor decía: “esto es el imperio del infierno”. Así seguimos, con una docena de homicidios al día, y de caravanas que emigran para poder vivir. Pero no era esa su última palabra. El mismo Monseñor dijo “sobre estas ruinas brillará la gloria del Señor”. Dichoso Romero Palabras de Monseñor en sus primeros meses como arzobispo “A mí me toca ir recogiendo atropellos, cadáveres y todo eso que va dejando la persecución de la Iglesia”. (Aguilares, 19 de junio de 1977). “Queremos ser la voz de los que no tienen voz, para gritar contra tanto atropello contra los derechos humanos”. (28 de agosto de 1977). “Jamás me he creído líder de ningún pueblo, porque no hay más que un líder, Cristo Jesús. Jesús es el centro de la esperanza”. (28 de agosto de 1977). “Les confieso mi emoción al ser recibido por ustedes con ese cariño tan propio de nuestro pueblo”. (Huizúcar, 29 de septiembre de 1977). “Todos necesitamos convertirnos. Yo, que les estoy predicando, soy el primero que necesita conversión”. (23 de octubre de 1977). “He comprendido una vez más que mi vida no me pertenece a mí sino a ustedes”. (Al celebrar sus 60 años, 24 de julio de 1977). “Yo sé que he caído mal a mucha gente, pero sé que he caído muy bien a todos aquellos que buscan sinceramente la conversión de la iglesia que somos todos”. (21 de agosto de 1977). “El pastor tiene que estar donde está el sufrimiento a llevar la palabra de consuelo a los que sufren”. (30 de octubre de 1977). “Esta semana se me horrorizó el corazón cuando vi a la esposa con sus nueve niñitos pequeños que venían a informarme. Según ella encontraron a su esposo con señales de tortura y muerte. Yo creo que el que comete un crimen de esa categoría está obligado a la restitución. Es necesario que tantos hogares que han quedado desamparados como este reciban la ayuda. El criminal que desampara un hogar tiene obligación en conciencia de ayudar a sostener ese hogar”. (Dulce Nombre de 3 María, 20 de noviembre de 1977). Dichoso Romero 23 de mayo Monseñor Romero, dichoso Jon Sobrino S.J. No es lo más importante, pero ese lema ha causado en muchos desconcierto, incluso indignación. Suena a un lema de curiales sin participación alguna del pueblo de Dios. Y no es que de las curias no provengan cosas buenas -recuérdense los tres años de la curia de Monseñor Romero-, pero este lema es, a todas luces, inapropiado. “Mártir” se puede decir, con exaltación, de mucha gente. Pero no puede faltar que ha habido sangre derramada, ni por qué ha sido derramada. Monseñor lo dijo en la homilía de un sacerdote asesinado: “se mata a quien estorba”. 4 ¿Estorba el amor? Depende. Cuando es “ayudar al necesitado”, ciertamente no estorba, y además suele agradecerse. Cuando es “salir en defensa del oprimido” estorba mucho porque no puede defenderse al oprimido sin enfrentarse al opresor. Y por cierto, así habló Puebla de Dios y los pobres. “Por el mero hecho de ser pobres, independientemente de su situación personal y moral, Dios sale en su defensa y los ama”. www.uca.edu.sv/publica/cartas En El Salvador decir 23 de mayo no necesita mayor explicación. Es el día en que beatificarán a Monseñor Romero. El acontecimiento público exige buena preparación de tiempos, lugares y servicios, evidentemente. La Comisión de Medios de Comunicación para la beatificación de Monseñor Romero, a mediados de abril, presentó detalles para la ceremonia. Pero todavía es más necesaria la preparación del espíritu: quién fue y quién es Monseñor. La comisión citada proclamó como lema de la beatificación: “Romero, mártir por amor”. Dicho esto hagamos algunas reflexiones sobre el 23 de mayo, basadas en breves textos del Nuevo Testamento, sobre todo de los Evangelios. 1. Mateo y Lucas. “Dichosos los pobres, los que tienen hambre y sed de justicia, los que trabajan por la paz, los que sufren persecución…” Son fragmentos de las bienaventuranzas de Mateo y Lucas. El término dichosos en griego se dice makaroi. Y en la traducción latina se dice beati. En la tradición de Jesús, beatos son los dichosos. Y es importante saber quiénes, según Jesús, son esos dichosos. Juntando, y Dichoso Romero actualizando, a Mateo y Lucas, dichosos son los pobres, los que pasan hambre y ponen su corazón en Dios. Son los que se comportan bien y tiernamente con los demás. Los que tienen ojos limpios para ver la verdad, y decirla. Los que tienen hambre de justicia. Los que luchan contra la mentira y la injusticia. Los que por ello sufren persecución. Probablemente no se nos ocurre pensar en estos beati al oír hablar de beatificaciones. Pero ojalá ocurra este 23 de mayo. Es lo primero que queremos decir sobre Monseñor Romero. Es dichoso. Y los que le vemos así, por las razones que mencionan Mateo y Lucas, y le aceptamos así, también somos dichosos. Y entonces podemos celebrar el 23 de mayo. Después de cada bienaventuranza Mateo añade la recompensa: el reino de Dios -o realidades afines. Y al final de todo el sermón del monte dice: “Ustedes son sal de la tierra. Ustedes son luz del mundo”. Son lemas magníficos para hablar de Monseñor este 23 de mayo. Otros lemas de estos días también me parecen adecuados: “Monseñor Romero, profeta del pueblo salvadoreño”, se lee en la exposición de fotografías suyas a la entrada del Centro Monseñor Romero. Y otros nacieron inmediatamente después de su asesinato. Don Pedro Casaldáliga le llamó “San Romero de América, pastor y mártir nuestro”. Y muchos del pueblo salvadoreño espontáneamente le llamaron “santo”. Iban a rezarle a su tumba, cuando todavía estaba en la planta principal de catedral. Le dejaban flores y papelitos. Le pedían favores. Y se los agradecían. 2. Los sinópticos. “¿Quién dicen ustedes que soy yo?” A mediados de su vida pública, pasando por una crisis que le hizo salir de Galilea hacia el norte, Jesús pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”. La respuesta es variada y bastante solemne. Pero a Jesús no le convence, quizás le sonaba a palabrería, y pregunta: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro le atina: “Tú eres el Mesías”. Pero cuando Jesús dice que va a ir a la pasión, Pedro se encara con él y le dice: “ni se te ocurra”. Jesús le reprende duramente: “Apártate de mí, satanás”. Estas palabras hoy nos suenan anacrónicas, pero nos avisan de lo que hay que decir y de lo que no hay que decir el 23 de mayo. Es bien sabido lo mucho que sufrió Monseñor Romero por ser fiel a Dios y a los pobres, lo mucho que le difamaron e insultaron, la decisión de eliminarlo y el tiro final en la misa del Hospitalito. ¿Estará esto realmente presente el día de la beatificación? ¿Tendremos la convicción de llamarle beato, dichoso, a este asesinado? En cualquier caso siempre queda la pregunta que ponemos ahora en boca de Monseñor. “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Ya sabemos lo que ha dicho el papa Francisco, el promotor Vincenzo Paglia, el arzobispo José Luis Escobar, y podemos suponer lo que, en los fundamental, dirá el cardenal Amato. Pero, aunque Monseñor Romero ahora no siente curiosidad por estas cosas, tampoco hemos contestado a la pregunta que nos hace sin palabras: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” 3. El evangelio de Juan. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” Lo leímos en el evangelio del domingo 10 de mayo. En Roma han dicho que Monseñor es “mártir por odio a la fe”. Y está muy bien dicho, aunque siempre hay que aclarar que a Monseñor Romero no lo mataron por recitar un credo. La gran paradoja es que a Monseñor, por lo que sabemos, lo mataron miembros de un grupo que se consideraban católicos. Hablo de paradoja, recordando lo que un joven tailandés, que se había convertido al catolicismo, al día siguiente de que asesinasen a los jesuitas de la UCA me dijo totalmente extrañado: “¿Y en su país hay católicos que asesinan a sacerdotes?”. No creo que a la fe se le suele odiar. Se odia a quienes tienen fe y ponen en práctica la justicia que brota de la 5 Dichoso Romero fe en el Dios de Jesús. Entonces practicar esa justicia es mostrar un gran amor a los que padecen la injusticia. San Juan dice que es “el amor mayor”. En la UCA, en el 25 aniversario de los mártires lo pusimos en el afiche. Si nos parece oportuno buscar lemas para el 23 de mayo, bueno será recordar un amor, un amor mayor, que lleva a que nos quiten la vida por defender a los pobres. 4. Mateo. “Dichosos los que trabajan por la paz” Monseñor Vincenzo Paglia dice que “Romero es hoy el santo de todo El Salvador”. Jesús Delgado dice que “la beatificación de Monseñor Romero tiene que ser símbolo por la paz”. Son bellas utopías, que no deben ocultar el horror de la realidad. El 23 de mayo ocurre en una época en que siguen los homicidios y con el tiempo van en aumento, no en disminución. Ahora son alrededor de 15 homicidios al día. Paglia ha recordado también las inmensas dificultades del proceso de beatificación. De hecho, de jerarcas aquí y en Roma, y sobre todo los poderosos de El Salvador, se han opuesto a la vida y la obra de Monseñor Romero. Es cierto que se han dado algunos pasos, y algunos que odiaban a Monseñor ya no le odian, incluso se avergüenzan y, a su modo, piden perdón. Todavía hace unos meses, el entonces alcalde de San Salvador, cambió el nombre de la calle San Antonio Abad poniéndole el nombre del mayor Roberto d’Aubuisson. Ahora la procuraduría para la defensa de los derechos humanos ha dicho que hay que volver al nombre original, pues el cambio violó los derechos humanos. Pero todavía falta algo sustancial: que todos pidan perdón. Y que no tengan miedo. Monseñor ya dijo que “si llegan a asesinarme, desde ahora perdono y bendigo a quienes lo hagan”. Paz y concordia serán invocadas el 23 de mayo. Siendo esto importante, más lo es “trabajar por la paz”. Y ese “trabajar” no es nada evidente. Es bien sabido que desde el Antiguo Testamento, desde Medellín y desde Monseñor Romero “la paz es obra de la justicia”. Corrupción, mentira, no pagar impuestos, robo descarado, es trabajar por la violencia. Trabajar por la paz es empezar por lo contrario. Y después avanzar en la reconciliación. 5. Mateo. “Sal de la tierra y luz del mundo” Así termina el sermón del monte que comienza con “dichosos ustedes”. Eso fue Monseñor. “Luz” en un mundo de negra oscuridad, “verdad” en un mundo de mentira y encubrimiento. Es lo primero que dijo un campesino -en palabras que muchas veces he citadocuando le preguntaron quién fue Monseñor: “Dijo la verdad”. Y Monseñor fue “Sal de la tierra”. Cambió la sequedad y la aridez en agua y vida. El campesino lo 6 dijo muy concretamente desde su propia experiencia de pobre: “nos defendió a nosotros de pobres”. Son “lemas” para describir a gente buena, a gente valiente y generosa, a mártires. 6. Carta a los Hebreos. “En consecuencia, rodeados como estamos con tal nube de testigos de la fe sacudámonos de todo lastre que se nos pega. Corramos con constancia en la competición que se nos presenta, fijos los ojos en el pionero y consumador de la fe, Jesús” El 23 de mayo es la fiesta del pueblo salvadoreño y de muchos otros pueblos y personas honradas en todo el mundo. El Señor Jesús no se molestará si usamos las palabras usadas en la carta a los Hebreos refiriéndonos a Monseñor. Estamos rodeados de una nube de testigos, de muchos y muchas mártires. Cuesta seguir adelante, sobre todo cuando sentimos orfandad. Y cuesta caminar con constancia luchando contra los males de este mundo. El 23 de mayo pongamos los ojos fijos en Monseñor. 7. Un hombre de Dios Lo han dicho muchos y lo han dicho muy bien. Yo solo quiero citar un texto que escribió Monseñor en los ejercicios espirituales de 1980 un mes antes de ser asesinado. Al llegar a las meditaciones del reino de Dios y del seguimiento de Cristo hace su oblación a Cristo con las palabras de San Ignacio. Y después escribe lo que le sale del corazón, ante Cristo, ante Dios: “Así concreto mi consagración al corazón de Jesús que fue siempre fuente de inspiración y alegría cristiana en mi vida. Así también pongo bajo su providencia amorosa toda mi vida y acepto con fe en Él mi muerte por más difícil que sea. Ni quiero darle una intención como lo quisiera por la paz de mi país y por el florecimiento de nuestra iglesia, porque el corazón de Cristo sabrá dar el destino que quiera. Me basta para estar feliz y confiado saber con seguridad que en Él está mi vida y mi muerte; que a pesar de mis pecados en Él he puesto mi confianza y no quedaré confundido y otros proseguirán con más sabiduría y santidad los trabajos de la Iglesia y de la Patria”. Dichoso Romero Romero ¿mártir por amor a...? Manuel de Jesús Acosta Bonilla R omero mártir por amor constituye el lema que la comisión mixta de la Arquidiócesis eligió para la beatificación de Mons. Oscar Arnulfo Romero. La beatificación ha llenado de alegría y de esperanza a buena parte de la población salvadoreña, esta le ha dado la razón a los pobres, quienes desde el primer momento lo habían declarado mártir, profeta, pastor y santo, pero también ha puesto en evidencia la equivocación en la que estaban algunos miembros de la curia romana y salvadoreña, así como ha desenmascarado las astucias de aquellos funcionarios de Estado que entorpecieron con sus cartas des-informativas el debido proceso de la causa de canonización. Las reacciones al lema están a la vista, unos lo aprobaron, configurándolo como un show mediático, casi una novela; otros diciendo que Romero no es mártir, pero en la mayoría de humildes este lema provocó indignación y extrañez. Indignación porque la frase por sí sola no se puede decir que es incorrecta, sobre todo porque se trata de Romero, un salvadoreño que amó hasta el extremo como Jesús. Los que somos hijos de esta época sabemos que «mártir por amor» esconde ambigüedad, dado que no expresa los elementos esenciales del mártir y profeta, ni enuncia quiénes lo mataron y porqué lo mataron. el paso de Dios por este pueblo, al igual que Jesús de Nazaret. El lema como tal contiene ambigüedad. No es fiel al decreto de Roma que lo define “mártir por odio a la fe”, ya parece más honesta la curia romana que alguna parte de la jerarquía salvadoreña. Este no expresa el sentir del pueblo salvadoreño. No aclara por amor a quién, mucho menos dice qué entendía Romero por este amor. En quiénes descargaba su amor, a quiénes privilegió y a quiénes conminó para que no los asesinaran, sino que los amaran como Jesús. Por tanto si van a mantener este lema, aclaren mártir por amor a qué, a quién y de cuál amor él habló y practicó para que el Estado mismo le arrebatara su propia vida. La extrañez viene dada, por una parte, porque al revisar los actores del evento, no se ha tomado en cuenta a personas que en otrora, en situaciones de mucha dificultad, le han cantado a Romero o han defendido y mantenido su memoria. Ello a pesar de las prohibiciones de algunos obispos y jerarcas. Por otra parte, tal extrañez es porque esta frase fue dada a conocer por Mons. Jesús Delgado, ¡un estudioso de Romero! utilizando una frase inconclusa y engañosa. Esto mismo no se puede decir de Luis Ayala, ni de Simeón Reyes, uno que ha estado al margen de la iglesia arquidiocesana y otro que no ha sido formado en la iglesia comprometida que Romero propuso. ¿De dónde le viene a la comisión esta manera de hablar? ¿Qué quieren decir con este tipo de lemas que más parecen recetario de devociones estériles? En este mismo aspecto es de notar que tanto en la conformación de la comisión mixta como en el lema se perciben dos ópticas sobre Romero, que poseen poder, entendido este como prestigio y dominio políticoeconómico. La institucional de la jerarquía eclesiástica, que quizá procura quedar bien con todo mundo y hacer de Romero un santito inocuo y la otra la del gobierno de turno que procura hacer de Romero, el mártir o el santo del Estado salvadoreño, como si se tratara de su nacionalización. A estas ópticas se le unen la mayoría de empresas representantes de la oligarquía tanto antiguas como emergentes que se vuelven benefactoras y promotoras de su beatificación. Aquellos medios de comunicación que en otrora fueron enemigos acérrimos de Romero ¿qué es lo que pretenden ahora al mantener portales de promoción? Y aquellos que en otro tiempo encontraron consuelo y esperanza en Romero ¿qué es lo que pretenden al convertirlo en el mártir o el santo del Estado? Es cierto que Romero, era amante del corazón de Jesús, del santo rosario, de la oración ante el Santísimo, como lo pretenden resaltar; sin embargo Romero no es mártir y beato por estas cosas, sino porque hizo suya la causa de los pobres, la de los masacrados, la de los sin tierra, de quienes fue su voz y así encarnó en su vida Propongo que volvamos la mirada a la tradición marginal que está en la base social, en los campesinos, obreros y de aquellos olvidados. No perdamos de vista la tradición que canta: “Monseñor vives hoy en el corazón del pueblo que tanto te amo. Monseñor tu verdad nos hace marchar a la victoria final”. 7 Dichoso Romero ¿Estará Monseñor presente el 23 de mayo? Louis Van de Velde Publicado en Religión Digital, 29 de abril de 2015 Claro, será la gran celebración oficial de la beatificación de Monseñor Romero, pero él mismo, él que dijo que resucitaría en el pueblo salvadoreño, ¿estará presente ahí la vigilia en catedral, en el estadio o en las calles hacia el Salvador del Mundo? A lo mejor extrañe esta pregunta. Trato de encontrar piezas para una respuesta... Recuerdo que Monseñor Romero dijo que no volvería a estar presente en un acto oficial del Estado y que no deseaba a ningún funcionario estatal en las celebraciones de la Iglesia hasta que se aclarara a fondo el asesinato de Rutilio Grande y sus compañeros. Aunque no lo dijo así, se puede añadir... hasta que aclaren a fondo el asesinato de los otros sacerdotes, religiosas, catequistas, y tantos miles de salvadoreños/as. Sin embargo el Estado salvadoreño no ha resuelto esos crímenes de lesa humanidad. El ejército no quiere abrir sus archivos. Hace unos días regresó -expulsado de los E.E.U.U.todavía un ex director de la guardia nacional y ex ministro de defensa... y entró paseando, casi triunfante, recibido por sus súbditos: a sus órdenes mi general!!! La ley de amnistía sigue vigente e impide hasta la investigación de todas las violaciones a los derechos humanos durante los años de represión y guerra. Sin embargo, el 23 de mayo, altos funcionarios del Estado salvadoreño y de otros países, estarán ahí, en un lugar privilegiado y especialmente vigilado y cuidado. El anterior y el actual presidente han “pedido” perdón por ciertos crímenes, pero la verdad no ha podido surgir: los responsables no han sido juzgados, las víctimas siguen con sus heridas,... Ahí estarán también los señores/as embajadores. ¿Estará 8 Monseñor Romero presente en ese acto con tantos altos funcionarios públicos? La celebración presidida por cardenales, arzobispos, obispos y en presencia de más de mil sacerdotes, y unos 300,000 laicos/as, será un acto religioso, por supuesto solemne, pero lejos del pueblo. La conferencia episcopal aparecerá unida -ya no dividida como hace 35 años en contra de Monseñor Romero-. Todos los sacerdotes y todas las religiosas y religiosos se unirán en esa fiesta religiosa. El pueblo podrá “ver” la ceremonia (una misa tradicional con la declaración oficial de la beatificación) a distancia, de lejos, a través de pantallas grandes por las calles y en el estadio Mágico González, y por televisión. Será con cantos tradicionales y si cantan algo sobre Monseñor Romero serán de los cantos nuevos y adaptados para que se hable de él como el ejemplo de amor a Dios y al prójimo. Será el gran rito religioso ejecutado por varios príncipes de la iglesia romana, la jerarquía,... “El pastor tiene que estar donde está el sufrimiento”, dijo el 30/10/1977. El mensaje será dirigido a “todos” sin distinción para que “nos amemos” así como Monseñor Romero dio su vida por amor. No van a inquietar a nadie, no van a tocar la conciencia de nadie, no van a provocar crisis en nadie. Y las grandes mayorías presentes en las calles estarán cantando y aplaudiendo. Recuerdo que dijo: “Una iglesia que no provoca crisis, un Evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no levanta roncha como decimos vulgarmente, una palabra Dichoso Romero “ ¿Los ricos presentes se convertirán compartiendo su riqueza para que pueda ser distribuida entre todos y todas?” de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad en que está anunciándose, ¿qué Evangelio es ése?”. “Consideraciones piadosas muy bonitas que no molestan a nadie, y así quisieran muchos que fuera la predicación. Y aquellos predicadores que por no molestarse, por no tener conflictos y dificultades evitan toda cosa espinosa, no iluminan la realidad en que se vive, no tienen el valor de Pedro de decirle a aquella turba donde están todavía las manos manchadas de sangre que mataron a Cristo. ¡Ustedes lo mataron! Aunque le iba a costar también la vida por esa denuncia, la proclama. Es el evangelio valiente, es la buena nueva que vino a quitar los pecados del mundo” (16/4/1978). ¿Estará presente ese Monseñor Romero, ese profeta valiente del Evangelio, el próximo 23 de mayo? “La Iglesia se predica desde los pobres y no nos avergonzamos nunca de decir: la Iglesia de los pobres, porque entre los pobres quiso poner Cristo su cátedra de redención” (24/12/1978). El espectáculo religioso, el gran culto religioso de la beatificación de Monseñor Romero, costará un dineral. A lo mejor nunca se sabrá cuánto haya costado de verdad. En las iglesias romanas se hace colectas para juntar dinero para ese magno evento. El Estado invertirá una enorme cantidad de dólares. Hasta no me extrañaría que algunos empresarios grandes aporten una buena cantidad de dinero por la causa de la beatificación. Las líneas aéreas, los buses regionales y nacionales y los hoteles harán un gran negocio con tantos “peregrinos”(?). Será una ceremonia donde no se ve la vida de los pobres, donde no se oye la voz de los pobres, donde no se visualiza el rostro de los jóvenes asesinados, ni de los migrantes en el desierto, donde no se sentirán las lágrimas de los familiares de los policías y soldados asesinados. No se recogerá el clamor del pueblo y el dolor de tanto crimen. Tampoco se escuchará la voz profética que denuncia la pobreza y la miseria, la exclusión social y económica de las mayorías. Pero él dijo: “Los pobres han marcado el verdadero caminar de la Iglesia. Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen, no es verdadera Iglesia de Jesucristo” (17/2/1980). Uno se pregunta: ¿de qué Romero estarán hablando? La celebración del 23 de mayo es un acto religioso oficial preparado y organizado en coordinación entre la jerarquía de la Iglesia romana y el Estado. Se hablará de la gran alegría, de la fiesta por el salvadoreño más conocido en el mundo entero, por el “primer” salvadoreño declarado beato oficialmente, del “fervor religioso” al estilo de las procesiones de semana santa y la bajada. Será la máxima expresión eucarística presidida con tanta solemnidad religiosa. Centenares de sacerdotes habrán recibidos a los penitentes que desean confesarse y les darán la comunión. También en el estadio. Pero me pregunto: ¿habrá conversión? ¿Los ricos presentes se convertirán compartiendo su riqueza para que pueda ser distribuida entre todos y todas? ¿Los pobres creerán en los pobres para organizarse solidariamente en la conquista de la justicia? ¿Los políticos y gobernantes presentes empezarán a “servir al pueblo” en vez de servirse del pueblo? ¿Los jueces y fiscales presentes se convertirán en administradores de justicia sin corrupción? ¿Los dueños de los medios de comunicación y sus empleados se convertirán para ser centinelas de la verdad en vez de instrumentos ideológicos del sistema neoliberal? ¿Los pobres se convertirán en micrófonos de Dios? ¿Los sacerdotes, los obispos y cardenales presentes se convertirán para vivir su ministerio como Monseñor Romero lo ha hecho? Sospecho que habrá mucha euforia religiosa, pero poca conversión verdadera. De hecho sospecho que será como “las luces camperos” en cercanía de navidad: ¡oooh!... ¡qué bonito! un ratito y luego se apagan y todo está oscuro de nuevo. ¿Estará Monseñor Romero presente ahí? Ojalá que todo eso pase muy pronto, para que la voz de Monseñor pueda volver a sonar con claridad en las comunidades eclesiales de base, en congregaciones cristianas, en las luchas por la justicia, la verdad, la libertad, la solidaridad, la vida, en las organizaciones populares, en algún periódico que desea “sentir con el pueblo” y tratar de hablar como hablaría Monseñor Romero hoy, en alguna protesta frente a la Embajada de los Estados Unidos para exigir que dejen de intervenir en nuestro pueblo, en cooperativas que sí creen que es posible cooperar para vivir mejor... Ahí estará Monseñor Romero presente cuando se glorifique a Dios en la defensa de vida digna de las y los pobres. Recordando las palabras del Resucitado para sus hermanos: que vayan a Galilea y ahí lo encontrarán. Así será con Monseñor Romero, nuestro San Romero de América. No nos quedemos con las tres chozas de la celebración del 23 de mayo, sino “bajemos, hay que trabajar” (19/11/1978). ¡Solamente hablando como él habló, actuando como él actuó, orando como él oró, lo encontraremos! 9 Dichoso Romero Testimonios del Congreso de Teología Monseñor Romero: “Sentir con la Iglesia” Héctor Dada Hirezi Lo conocí de niño a finales de los años 40´s. Después tuvimos una relación muy estrecha cuando fue Obispo Auxiliar de San Salvador a finales de los 60´s, y más tarde Obispo de Santiago de María. En ese tránsito muchas cosas lo marcaron. Monseñor Romero fue un gran ser humano, un hombre de gran solidaridad y respeto a los demás y alguien con quien se podía disentir y discutir apasionadamente sin perder el respeto personal. Era capaz de ponerse al nivel de la gente y escuchar, de una gran espiritualidad cristiana y de un espíritu de oración poco común, recuerdo que hizo esperar durante 45 minutos al cardenal brasileño Lorscheider, porque estaba orando en la capilla para pedir iluminación sobre que tenía que decirle. Pero este hombre fue asesinado, dice la Congregación para la Causa de los Santos, por odio a su fe. El cardenal Ratzinger, cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió un decreto y dijo que su pastoral no contradecía en nada la doctrina de la Iglesia. Eso liberó a Monseñor de los movimientos de la derecha católica. Veían que ya no era posible detener el proceso de que podía ser elevado a santo. Monseñor hizo lo que creía que la fe le exigía aunque estuviera muy equivocado. Una Iglesia en transformación. Monseñor Romero no fue alguien que cayó de un planeta extraño y que apareció en el país bruscamente, fue un hombre que evolucionó y cambió con la Iglesia. Una Iglesia en transformación, hacia un compromiso con la realidad haciendo una lectura de los signos de los tiempos. Compromiso expresado en el Concilio Vaticano II y Medellín, y más tarde en Puebla. Estos compromisos encontraron en la Iglesia salvadoreña una Iglesia en la que podían introducirse fácilmente. Ya antes de los 50´s, la pastoral de Mons. Chávez y González originaba acusaciones de marxismo por su denuncia de la tenencia de la tierra, que no era ni conveniente ni ética. 10 En Santiago de María, Romero comenzó a sufrir la represión directamente. La masacre de Tres Calles (22/06/1975) fue para él una sacudida; pero su denuncia al entonces presidente Molina, fue solo privada. Al encarnarse en una arquidiócesis más comprometida socialmente, comenzó la denuncia pública. La decisión de la misa única por las exequias del p. Rutilio Grande y sus acompañantes fue importante. En esas circunstancias, estaba leyendo los signos de los tiempos. Consecuencia, persecución. El seguimiento de Romero de la línea de Medellín y Puebla tuvo como consecuencia que la Iglesia comenzara a ser perseguida. Hay documentos de esa época, que en algún momento estuvieron en la Guardia Nacional, donde se instruye a soldados y policías a perseguir a quienes tuvieran una Biblia actualizada, distinta a la antigua Biblia de Valera, y a quienes dijeran misa con pelo largo y tocaran guitarra. Eran signo de los sacerdotes y catequistas conciliares. Algún obispo que, en Puebla, negó que hubiera persecución de la Iglesia en El Salvador, debiera haber dicho: “Nosotros no somos Iglesia en la línea de la Iglesia católica”. Porque ser Iglesia en esa línea estaba perseguido por órdenes militares. Por eso no es de extrañar que persiguieran a Monseñor Romero. La Muerte de Mons. Romero, decisión política. El arzobispado de Mons. Romero fue signo de contradicción, pero a quienes creemos en la palabra de Jesús, ¿cómo nos va a extrañar? Predicar la palabra de Jesús como Jesús lo hizo, tiene indiscutiblemente consecuencias políticas como las tuvo para Jesús. Su muerte no por casualidad ha sido atribuida a una persona que fue agente de inteligencia, el Mayor Roberto d’Aubuisson, “el Menor” como le decía Ignacio Ellacuría, Jefe de ANSESAL, agencia de seguridad salvadoreña, que cumplía las líneas que Estados Unidos tenía para El Salvador, aunque fue destituido en 1979, siguió actuando como tal. La muerte de Monseñor no fue casual. Fue la obra de un loco. Fue una decisión política contra una manera de predicar la fe. El problema que tenemos ahora es que vayamos a convertir a Mons. Romero en un “santo de palo”, edulcorado. Su palabra tiene aristas y por eso es mártir. No lo es por quedar bien con todos, sino por no quedar bien con algunos. La peor traición que le podemos hacer es olvidar eso. Dichoso Romero Dando razón de la herencia de Monseñor Romero y de los jesuitas mártires, Elba y Celina Suyapa Pérez Escapini Coordenadas que dan razón de mí, y de mi fe Provengo de un hogar donde hubo mucha violencia doméstica y de una sociedad que oculta y acepta la violencia en todos los niveles de la existencia; de un pueblo que ha sufrido una guerra civil que alteró la vida de toda la población, especialmente la del campo. Soy parte de una sociedad que aún en esta larga post guerra, no resuelve los problemas de injusticia, miseria, abuso y explotación. Afirmo que estoy marcada por una dinámica social revolucionaria que quería cambiar las estructuras injustas y que encontró aliento en una Iglesia que proclamaba en Cristo la liberación de todas las ataduras humanas y de las idolatrías de turno. También procedo de una Iglesia de tradición católica romana, que en sus esquemas convencionales, sigue marcada por la tendencia a sacralizar comportamientos que claramente contradicen valores evangélicos. Pero además, me considero heredera de una Iglesia martirial y profética que en las últimas décadas ha pagado un alto costo en el sacrificio de la vida de sus mejores hijos e hijas, para revertir el futuro hacia otra dirección. En esa herencia ubico a Monseñor Romero y a los mártires de la UCA. Soy testiga de una Iglesia que fue nutrida por la luz de una praxis y un cultivo de la fe que daba ánimo e inspiración para comprometerse en la transformación del mundo con su Dios liberador, su Evangelio y su misión. Herencia de Monseñor Romero De Monseñor Romero, nos queda: su diaconía, su homilética y su teología, en particular nos referimos el día de hoy a su reflexión sobre la dimensión política de la fe, para un mundo secular, reinocéntrica en su mirada, y eclesial en su forma. Su sentir con la Iglesia, entendido como indiscutible sentir con el pueblo, el cual es convocado a dejar ser masa para ser Pueblo de Dios, esto lo enseñó como un proceso por asumir. Sabía que el pueblo es de Dios y de nadie más, esa conciencia muy suya, hizo que calara profundo en el sentir de la fe (sensus fidei) de nuestro pueblo, provocando una conexión única, histórica y trascendente, sociológica y teológica, pneumática y política. Herencia de los mártires de la UCA Para mí, su aporte fundamental lo dieron desde todos los ámbitos disciplinarios buscando el cambio social, desde sus raíces estructurales, invitando osadamente como el P. Ellacuría a la reversión de la historia, en dirección de todos los oprimidos en ella. Los jesuitas mártires de la UCA, se dejaron tocar por la tragedia que produce la miseria y la injusticia estructural, señalaron la sacralización de situaciones amparadas en prejuicios culturales. A través de su trabajo defendieron a los pobres visibilizando la realidad, investigándola, escrutando sus causas, denunciándola junto al sufrimiento causado a las mayorías desposeídas. En estudios de psicología social, sociología, filosofía o teología, se puede seguir el hilo de su esfuerzo por construir los mecanismos ideológicos de dominación para que los valores del Reino de Dios fueran posibles. En esa ruta, desde la academia, pensada al servicio de la historia y de la realidad nacional, ellos descubrieron el corazón de Monseñor Romero en misión, y colaboraron con él. El martirio ha sido la rúbrica de todo su ser y quehacer. Monseñor Romero y los mártires jesuitas, en el seguimiento de Jesús y en continuidad con la tradición profética no pudieron entender su fe separada de la lucha por la justicia. Ahora nos toca seguir con alegría, con fe, esa fe que no teme problematizarse; con memoria histórica y seriedad, sus anhelos más profundos dejados en sus obras. Que así sea. 11 Dichoso Romero Legado de Monseñor Romero Hna. Noemí Ortiz Para mí y para todo el pueblo consciente de El Salvador ha sido un gran privilegio conocer no solo a Monseñor Romero, sino a tantos mártires, héroes y heroínas que vienen a la memoria. Con esto quiero decir que somos parte de un pueblo y de una iglesia privilegiada, en palabras de otro de nuestros mártires Ignacio Ellacuría “con Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador”, esa ha sido nuestra experiencia con Romero, sentir en su presencia la cercanía de Dios, del Dios de la vida, del Dios que va acompañando a su pueblo. Esta experiencia la voy a compartir en dos de las muchas facetas de nuestro san Romero de América: Pastor y profeta. Legado recibido Monseñor Romero no comenzó su trabajo de cero, ya antes de él, Mons. Luis Chávez y González había comenzado a estudiar y poner en práctica las conclusiones del Concilio Vaticano II y Medellín, con lo que la Iglesia comenzó a ser una Iglesia que trabajaba en la promoción de los campesinos, creando cooperativas y las escuelas radiofónicas. El pueblo ya no era un pueblo dormido, sino que era un pueblo que comenzaba a juntarse y a construir sus propias organizaciones y por eso, precisamente, comenzaba a ser reprimido. Esta Iglesia comprometida y ese pueblo organizado fueron los que despertaron en Mons. Romero su vocación de pastor y profeta. Monseñor Romero, el pastor Conocí a Monseñor Romero cuando era secretaria del padre Fabián Amaya entonces Vicario pastoral de la Arquidiócesis de San Salvador y así pude darme cuenta que el arzobispado no era una casa fría, sino un lugar de encuentro, casa del pueblo; y que un pastor no se hace por decreto, por nombramiento, sino, como Monseñor Romero, escuchando, hablando, visitando incluso los lugares más lejanos y hay que tener presente que estábamos en un momento de mucho conflicto, lo que no lo detenía, animaba, consolaba. Fue en esta cercanía que Monseñor descubrió los mecanismos sociales que hacían de los campesinos y obreros personas marginadas. Mecanismos que nos exhortó a estudiar no como quien estudia sociología o economía, sino como cristianos para no ser “cómplices de esa máquina que está haciendo cada vez más gente pobre, marginada e indigente” (Homilía 16/12/1979). Ese contacto con el pueblo lo llevó a decir “con este pueblo no cuesta ser buen pastor” (Homilía 18-11-1974) y a la coherencia entre palabra y vida, que fue por lo que 12 Hermana Noemí, la primera de la derecha. entró en conflicto con los poderosos, con la oligarquía y los poderes políticos y militares del Estado. Monseñor Romero, profeta que anuncia y denuncia Mons. Romero se sintió llamado a denunciar, “predicación que no denuncia el pecado, no es predicación del evangelio” (Homilía 2/01/1978). Por eso denunció la absolutización de la riqueza, la idolatría del poder, la represión llamando a no matar, el imperialismo de Estados Unidos (escribió una carta al presidente Carter pidiéndole que no interviniera en El Salvador porque el pueblo no necesitaba balas, sino comida), denunció los organismos de justicia “la ley es como una culebra, solo muerde a los que andan descalzos” (Homilía 5/02/1978); la corrupción de los medios de comunicación social y la falsificación de la religión. Denunció la persecución de la Iglesia en Puebla, exponiendo a la luz pública el asesinato del padre Octavio Ortiz y los cuatro jóvenes en El Despertar. También anunció, entre otras cosas muy importantes, que la represión en contra del pueblo que lucha por una liberación integral, no es algo querido por Dios, por eso proclamó con toda energía al ejército “les suplico, les ruego, les ordeno, en nombre de Dios y de este sufrido pueblo, cese la represión” (Homilía 23/03/1980). Palabras que al final firmaron su sentencia de muerte. Nuestro reto En nuestras comunidades decimos que los mártires permanecen vivos en la medida en que nosotros no los hagamos morir, olvidando su testimonio. Por eso, nuestro reto es conocer a Monseñor Romero, su pensamiento, sus homilías y sus acciones; para así, pensar como Mons. Romero, hablar no de él, sino como Mons. Romero y actuar como Mons. Romero en el hoy de nuestro pueblo. Dichoso Romero Evangelizar con la memoria de los mártires Pedro Declercq Y o trabajo con las Comunidades Eclesiales de Base y con la Iglesia Latinoamericana, que es otro modelo de Iglesia. El trabajo es un poco distinto, es más popular, es combinar el trabajo intelectual de los profesores con el de la gente que apenas sabe leer y escribir, y que tiene que entender el legado de los mártires. Voy a dar testimonio no de lo que Monseñor Romero ha hecho en mí, sino de lo que la gente ve actualmente en Monseñor Romero, y cómo sigue brotando la esperanza. Nuestras comunidades Así comienzan nuestras reuniones en las comunidades. “Denme la R, denme la O, denme la M, denme la E, denme la R, denme la O, ¿cómo dice? ¡ROMERO, ROMERO!”. Así damos a conocer a Monseñor Romero en un ambiente popular. Luego reflexionamos un momento y repetimos las palabras de otro mártir, Ignacio Ellacuría: “con Monseñor Romero, Dios pasó por El Salvador”. Y si esto que decimos es verdad, la gente comienza a actuar. Porque si con Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador, y es otro mártir el que lo dice, eso hay que darlo a conocer. del templo. Pero los que no han querido oír, ahora van a ver gracias al papa Francisco que lo está beatificando y los que nunca habían ido a Aguilares, ahora van donde nunca han estado. El sacerdote formado en el seminario y recién ordenado quiere cambiar el nombre al templo de la comunidad Rutilio Grande, que tiene a Monseñor Romero y Rutilio Grande en la fachada, por el nombre de san Antonio. Pero la gente protesta. Rutilio Grande es nuestro patrono, es alguien que ha dado la vida por los demás. ¡Cómo no lo vamos a tener presente! Evangelizar con los mártires y actuar ¿Cómo vamos a dar a conocer a Dios? ¿Cómo vamos a evangelizar? No aprendiendo el catecismo porque eso es memorización, sino dando a conocer la vida de aquellos que entregaron la suya en defensa del pueblo. Evangelizar es dar a conocer a gente que ha dado su vida por la causa de Jesús. ¿Cómo darlo a conocer? ¿Cómo inquietar? En nuestras CEBs la gente comienza a pintar la foto de Romero en murales y postes. Nuestras comunidades se llaman según nuestros mártires. Y al ver sus pinturas la gente que tiene menos de 40 años y no los conoce, comienza a preguntarse quiénes son. Mantener la memoria, tarea nada fácil Lo que la gente hace no es fácil, porque por ejemplo en Tierra Blanca donde fui párroco, cuando renuncié, una de las primeras cosas que hizo el nuevo párroco, el p. Milton García, fue borrar del mural la imagen de Monseñor Romero. La gente consciente salió de la comunidad, la gente que todavía no ha alcanzado la libertad, se quedó obedeciendo. Y no solo ahí, en Nueva Esperanza, donde está la hermana Noemí, el p. Ángel Arnaiz borró la memoria histórica con Monseñor Romero en la fachada Evangelizar es que la gente vea la esperanza en estas figuras, y eso es lo que la gente necesita, la esperanza. Y gracias a intelectuales como Miguel Cavada, que han ayudado a ordenar el pensamiento, la gente ha escrito libros que ayudan a conocer a monseñor Romero. La gente descubre en libros y va aprendiendo, los niños se evangelizan coloreando y van conociendo a las personas y a los jóvenes en talleres. En las frases de Romero se descubre la perfecta evangelización. ¿Qué diría Romero sobre la situación de hoy? Lo mismo que Jesús, pero con palabras más actualizadas. Romero diría: “La gloria de Dios es que el pobre viva”. Entonces luchemos para que el pobre viva, porque esa es la gloria de Dios. La gloria de Dios no la vamos a hallar en otro mundo, no existe, sino en que el pobre viva. Monseñor Romero decía “El pueblo es mi profeta”, y como recuerda Miguel Cavada, decía: “no se aparten del pueblo”. En estas coyunturas, en estos congresos, en estas semanas de reflexión, yo digo que la gente, 13 Dichoso Romero Es contundente la razón de declararlo mártir Norma Guevara los religiosos y religiosas que veo aquí, en el auditorio Ignacio Ellacuría de la UCA, las quisiera ver en las calles, en las manifestaciones públicas, cuando se defiende la ley del agua. Monseñor Romero decía, “cada uno de ustedes debe ser un micrófono de Dios”, debemos estar en la calle porque no nos podemos apartar del pueblo. La Iglesia es el fermento en medio del pueblo. Hoy este pueblo está dormido, anestesiado. Es muy diferente de aquel del que Monseñor Romero decía “con este pueblo no cuesta ser buen pastor”, pero ahora sí cuesta. Este pueblo hay que despertarlo forzosamente. ¿Qué tal si nos ven a los que nos llamamos cristianos en medio del pueblo? Monseñor Romero decía que hay que cambiar todo el sistema de raíz, porque el problema fundamental es la injusticia social. Pero si nosotros, los cristianos no nos manifestamos, ¿en quién puede el pueblo poner la esperanza? No me digan que en los políticos, en los diputados. ¿Qué va a cambiar en el mes de mayo? El elegido representante del pueblo va a cobrar su cheque de cinco mil dólares y el albañil que votó por él, si acaso tiene trabajo, va a cobrar su cheque de doscientos setenta y cinco dólares. Hay una diferencia de cuatro mil setecientos veinticinco dólares, pero todos somos iguales. Hoy nadie cuestiona, nadie pregunta, estamos en otra parte. Como cristianos debemos ser fermento, estar en medio de la realidad, debemos estar allí defendiendo la soberanía alimentaria. Monseñor Romero hace rato que se hubiera pronunciado, pero nuestra Iglesia es muda en su jerarquía. Por eso urge que la iglesia que nace de la base cumplamos el legado de monseñor Romero y de los mártires que defendieron realmente al pueblo. Una Iglesia que no está comprometida con el pobre no es la Iglesia de Jesús, decía Monseñor Romero. Entonces pensemos si el pueblo es verdaderamente nuestro profeta. 14 Es contundente la razón de declararlo Mártir, porque fue asesinado por odio a la fe. Entendamos lo que eso representa para el pueblo salvadoreño. Monseñor vivió su condición de 4to. Arzobispo de San Salvador en un momento crítico, en el que el gobierno expulsaba del país a sacerdotes, reprimía comunidades cristianas organizadas, cometía fraudes electorales, ejecutó la más grande masacre frente a la iglesia El Rosario el 28 de febrero de 1977 y asesinaba sacerdotes. En aquella época intensa y breve fue nombrado Arzobispo el 3 de febrero de 1977, semanas antes de la masacre del gobierno del General Molina contra quienes protestaban por el fraude contra el Coronel Ernesto Claramount. Antes de este último acontecimiento y antes del asesinato del Padre Rutilio Grande, en una de sus primeras entrevistas afirmó: “El gobierno no debe tomar al sacerdote que se pronuncia por la justicia social como un político o elemento subversivo, cuando éste está cumpliendo su misión en la política del bien común”. En otro momento afirma: “El mundo de los pobres son características sociales y políticas bien concretas, nos enseña dónde debe encarnarse la iglesia para evitar la falsa universalización que termina siempre en convivencia con los poderosos”. Las y los salvadoreños debemos sentirnos agradecidos con la vida por ser parte de un pueblo que motivó tanta sabiduría y fortaleza en Monseñor Romero, necesitamos esa raíz para edificar un cambio profundo que emerja desde el interior de nosotros y se proyecte en trabajo, en soluciones a los grandes problemas, en la edificación de una sociedad más justa, más equitativa y más humana. Dichoso Romero Beatificación de Romero: Dos amigos se dan la mano Charo Mármol, España El 24 de marzo se cumplió el 35 aniversario de la muerte de Monseñor Romero. Dos meses después, en El Salvador, la Iglesia Institución reconocerá la muerte de Romero como martirio in odium fidei, y será oficialmente subido a los altares. manchando a la patria, al ejército. Que se reconozca quiénes son los criminales y que se dé justa indemnización a las familias que quedan desamparadas”. Permítanme que subraye el oficialmente, porque el pueblo salvadoreño y muchas de las gentes creyentes de distintas partes del mundo, ya habíamos reconocido su vida como una vida digna de imitar y reconocíamos que su muerte fue causa de esa vida de denuncia a favor del pueblo crucificado, de entrega y amor a los pobres. La muerte de Monseñor Romero era una muerte anunciada y esperada, como lo fueron las muertes de los jesuitas de la UCA. Cuando mataron a Rutilio, Monseñor Romero fue a Aguilares, Jon Sobrino le acompañó, y en palabras de Sobrino, “allí se topó con los pobres”, con la injusticia, con el dolor, la opresión y la muerte. Y este fue el momento del cambio y la conversión de Romero. En ese momento empezó a hacer comunidad, intentando que nadie se quedase fuera: sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, las comunidades de base… toda la iglesia unida, con el Pastor a la cabeza comenzó a defender a los pobres de El Salvador. Ya no eran unos cuantos curas, religiosas, campesinos quienes denunciaban y a quienes acusaban de comunistas, ahora era toda la Iglesia presidida por su Arzobispo quien no dejaba de denunciar las injusticias que el pueblo salvadoreño sufría. Como también lo fue la del primero de todos, Rutilio Grande, jesuita, párroco de Aguilares, en El Salvador, y amigo de Monseñor Romero, cuando Romero aún no se había “topado” con los pobres. Ambos eran amigos, aunque militaban en distintos bandos. A Rutilio le asesinan el 12 de marzo de 1977 por su defensa de los pobres y excluidos. Sus homilías eran una defensa acalorada de los campesinos explotados. En una de ellas decía: “Queremos ser la voz de los que no tienen voz para gritar contra tanto atropello contra los derechos humanos. Que se haga justicia, que no queden impunes tantos crímenes Con la muerte de Rutilio comenzaron tres años de una muerte anunciada que concluirían con el asesinato de Romero el 24 de marzo de 1980. Tres años en los que Romero supo que la muerte rondaba su vida. En el último retiro espiritual que hizo, escribía: “Mi otro temor es acerca de los riesgos de mi vida. Me cuesta aceptar una muerte violenta que en estas circunstancias es muy posible, incluso el Sr. Nuncio de Costa Rica me avisó de peligros inminentes para esta semana. El padre me animó diciéndome que mi disposición debe ser dar mi vida por Dios cualquiera que sea el fin de mi vida. Las circunstancias desconocidas se vivirán con la gracia de Dios. Él asistió a los mártires y si es necesario, lo sentiré muy cerca al entregarle el último suspiro. Pero que más valioso que el momento de morir es entregarle toda la vida y vivir para Él”. El próximo 23 de mayo, cuando suban a los altares oficialmente a Monseñor Romero, el pueblo tendrá un motivo de celebración y de fiesta, que no está nada mal. En algún lugar, no sabemos dónde, Romero y Rutilio, a quien también le han abierto ahora causa de beatificación, se alegraran si el pueblo salvadoreño aprovecha esta ocasión para fortalecer sus comunidades y trabajar conjuntamente, desde la fe, por salir de la violencia y la pobreza que sigue asolando al pueblo salvadoreño. 15 Dichoso Romero “Es la primera vez que quienes matan a un mártir católico son también católicos” Entrevista a María López Vigil publicada por Alandar.org ¿Por qué en este momento? ¿Qué ha cambiado en la Iglesia? Ha cambiado el papa y eso es fundamental en una institución monárquica como es la Iglesia católica. Según ha contado Vincenzo Paglia, el postulador de la causa de Monseñor, el papa Francisco le dijo desde que llegó al cargo que “corriera” con ella, que había estado congelada por más de 15 años en el Vaticano. ¿Por qué? Hay que recordar que Monseñor Romero tuvo grandes adversarios entre sus hermanos obispos salvadoreños (a excepción de Monseñor Rivera, quien sería su sucesor), entre poderosos obispos y cardenales latinoamericanos y de la curia vaticana. No lo querían, lo consideraban un comunista, un loco, hicieron todo lo posible por desacreditarlo. Poco se acepta, pero esa enemistad, sin duda, facilitó su asesinato. ¿Por qué cree que se dilató su causa de beatificación/canonización? Por esa enemistad, naturalmente. No olvidemos que Juan Pablo II estuvo entre esos adversarios. El papa Wojtyla lo humilló y lo menospreció en la audiencia que Monseñor tuvo con él en el Vaticano en mayo de 1979, según me lo contó el propio Monseñor, como he relatado muchas veces, también en el libro que escribí, Piezas para un retrato de Monseñor Romero. También había problemas “teóricos” que detenían el proceso. Esos adversarios, muy poderosos, pensaban que si lo hacían santo eso significaría una santificación de la teología de la liberación, que estaban persiguiendo con saña por todo el continente. ¿Cree que la canonización está cerca? Espero que sí. Al declararlo mártir, el proceso es más ágil porque se eliminaron los “milagros” que el beato debe hacer para que lo nombren así y, después, lo que debe hacer para que lo declaren santo. Está cerca la canonización porque ahí está el papa Francisco. Más que declararlo beato o santo, lo que celebro, lo que me alegra muchísimo, es que lo hayan declarado mártir. Esto tiene, a mi manera de ver, una enorme trascendencia. Es la primera vez que quienes matan a un mártir católico son también católicos. Hasta ahora eran paganos, eran ateos o eran de otras religiones quienes mataban a quienes la 16 Iglesia declaraba Mártires. Ahora estamos ante la novedad, porque el gobierno de El Salvador de aquel tiempo y todas sus estructuras se declaraban católicas y en nombre de su catolicismo perseguían a “comunistas” y los liquidaban. Así que fueron católicos quienes mataron a un arzobispo católico por “odio a la fe”. Nunca habíamos visto algo así. Y esto que vemos da para muchísima reflexión sobre esta etapa de la historia de nuestro continente. Porque si Monseñor Romero es “mártir”, él representa a los miles y miles de católicos (otros obispos, sacerdotes, monjas, catequistas, delegados de la palabra…) que también fueron asesinados por lo mismo, por “odio a la fe”, una fe que vivían y expresaban luchando por la justicia. A estos miles y miles no los beatificarán ni canonizarán, pero eso es lo de menos. Monseñor Romero mártir los representa a todos. ¿Qué significó Monseñor Romero para la Iglesia latinoamericana de los 80’s? ¿Qué significa hoy su figura? Significa un referente de extraordinaria fuerza. Él es orgullo de su patria, de Centroamérica, de América Latina. Cuando pienso en él, recuerdo siempre esa cita bíblica: “Eres la gloria y la alegría de tu país, eres el orgullo de nuestro pueblo”. Eso es. Nos da dignidad, nos dignifica. Su rostro, su historia, su memoria es ya un emblema, una bandera, un ícono. ¿Por qué la “politización” de la fe tiene tan mala fama? La palabra “política” y todos sus derivados ha sido desprestigiada por una casta política que no trabaja por el bien común y que se enriquece con la política. Eso ha influido mucho en la mala fama. La fe, entendida como una relación individual e intimista con Dios, basada en no cometer pecados individuales, en puros ritos y oraciones, rechaza la política como algo “mundano”. Pero la política no es otra cosa que la expresión de las relaciones de poder que existen en una sociedad, en las que siempre hay ganadores y perdedores. Luchar porque la brecha entre unos y otros sea cada vez menor, luchar Dichoso Romero por la equidad, luchar contra la extrema pobreza, y también contra la extrema riqueza, es esencial en la tradición profética de la Biblia y en el mensaje de Jesús. Durante siglos la mayoría de las jerarquías de la Iglesia católica olvidaron eso. La “mala fama” se ha fabricado desde el poder. La han fabricado los poderosos, tanto en los gobiernos como en la Iglesia. Monseñor Romero también pensó así durante muchos años, huía de la politización, temía la relación de la política con la fe, sancionaba a los sacerdotes que se metían en política... Dejar de pensar así es expresión de su cambio. Nos quieren poner a un mártir chiquito Manuel de Jesús Acosta Bonilla / publicado en CoLatino En los momentos actuales, ¿es necesaria una figura como Monseñor Romero para defender a quienes están siendo explotados? ¿Cómo se posiciona hoy la Iglesia en Centroamérica? ¿Qué ha cambiado en 35 años? El tiempo de Monseñor Romero ya no existe. Centroamérica ha cambiado mucho. Acabó la violencia de la guerra, pero ahora vivimos otras violencias, incluso más complejas. Somos territorios de emigrantes en masa y de narcotraficantes, problemas que no existían con estas dimensiones en tiempo de Monseñor. Durante años, en Centroamérica hemos dicho: “Queremos obispos como Monseñor Romero”. Realmente, no los hay en Centroamérica. No de su talla, no de su compromiso. ¿Por qué? No debemos olvidar que hemos vivido 35 años bajo dos pontificados, el de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI, que tuvieron una orientación en sentido contrario a la de Monseñor Romero. ¿Qué conflicto actual sería el objeto de homilía de Monseñor Romero hoy en El Salvador, en Centroamérica? Hablaría en sus homilías de los derechos de los migrantes y de la omnipresente influencia del narcotráfico en las instituciones de los Estados y en los cuerpos militares. De denunciar lo del narco también lo habrían matado. Creo que hablaría también de la violencia contra las mujeres y de la paternidad irresponsable, a la que yo llamo “aborto masculino”. M onseñor Romero era un hombre de carácter humilde y que su misión más importante fue amar a los sectores olvidados, sectores que aún siguen siendo discriminados por los sectores oligárquicos del país. “La iglesia en la que creía Monseñor Romero, es un pueblo que tiene como Ley fundamental el amor, que tiene como herencia la libertad de los hijos e hijas de Dios”, comentó el párroco Acosta. Criticó que existen sectores dentro de la iglesia católica, que han aceptado a Moseñor Romero, pero no la obra realizada por el mártir. “Nos quieren poner a un mártir, chiquito, mártir por amor, como si todo aquí ya acabó, no hermanos, la memoria de la comunidad eclesial es lo que queremos reivindicar”. La campaña mediática que se ha generado bajo el lema “Mártir por Amor”, puede defender otros intereses, dado que no se resalta la imagen real de Monseñor en la que se destaca el martirio por amor a los pobres y más necesitados. ¿Cuál es la cita de Óscar Romero que más le gusta? “Mártir por amor, entendemos por amor a los pobres a la mayoría, entendemos por amor a la verdad y la justicia, a la libertad, dignidad de los trabajadores, entendemos por amor a un El Salvador transfigurado”, que para permanecer en Cristo y en Monseñor Romero, no es necesario realizar “Shows”, sino que hay que tomar la palabra de Jesús y transmitirla hacia el prójimo. Una que se ha repetido hasta la saciedad: “Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”. Y me gusta porque se cumplió. Y porque su resurrección ha ido mucho más allá de su pueblo. Hoy lo estamos viendo. “Los débiles son los violentos, los débiles con los ricos que confían en su riqueza, los débiles son aquellos que piensan que la represión y matar más será la solución a los problemas, por eso el amor cristiano es revolucionario, incomoda, señala los problemas”. 17 Dichoso Romero “El papa lo va a beatificar porque ha encontrado en él un hombre de Dios” Monseñor Ricardo Urioste M onseñor Urioste es presidente de la Fundación Romero. Es probablemente el sacerdote que mejor conoció a Monseñor Romero durante sus tres años de arzobispo. Pocas semanas después del asesinato de Rutilio Grande, junto con el padre César Jérez que entonces era provincial de los Jesuitas, le acompañó a Roma para ver al Papa Pablo VI. He aquí una entrevista publicada en la revista Orientación el 3 de mayo, ligeramente editada y abreviada. ¿Cuál fue la relación personal que tuvo usted con Mons. Romero? La primera vez que tuve contacto con él fue cuando, estando yo en Roma de 1948 a 1951, recibí una carta de él. Yo no le conocía y estoy seguro que él tampoco me conocía a mí, y me pedía un artículo sobre la declaración del dogma de la Asunción de la Virgen al cielo, que había sido decretado el año 1950 por el Papa Pío XII. Yo le envíe el artículo, y nunca supe si lo publicó o no, ni le pregunté jamás si le había llegado. Ese fue mi primer contacto con Monseñor. Naturalmente, siendo él parte de la Diócesis de San Miguel durante 20 años por lo menos, y yo de la Arquidiócesis de San Salvador, no nos veíamos prácticamente nunca, hasta que un día el Obispo de San Miguel, Mons. Lorenzo Graciano, me invitó a ir a dar una plática a los sacerdotes de su diócesis, y ahí estaba el padre Romero. Una vez que terminó la plática, el Obispo me invitó a tomar un café a algún lugar, y yo busqué al padre Romero porque ya me llamaba la atención su labor en San Miguel como pastor, como predicador, como confesor, como amigo de los pobres. Entonces fui a platicar con él y en algún momento yo le dije: “Me ha gustado mucho el discurso del Papa a los Obispos latinoamericanos sobre la cuestión social”. Y él me dijo: “el Papa no ha hablado sobre la cuestión social, el Papa ha hablado sobre esto, esto y esto”. “Gracias padre Romero”, le dije y me fui a leer mis revistas. Él tenía toda la razón, yo estaba equivocado. Fue el sacerdote y el obispo que más conoció el magisterio de la iglesia. Estaba prendido de lo que 18 decía Roma siempre, y en algún momento llegó a decir: “el Magisterio de la Iglesia es mi criterio de actuación”. Creo que ahora tampoco hay nadie que conozca tanto al Magisterio de la Iglesia como lo conoció Monseñor Romero en su tiempo. ¿De qué manera considera usted que influyó Mons. Romero en su época? Influyó muchísimo ciertamente, y todavía sigue influyendo. Creo que él simplemente siguió tres características de Jesús en los Evangelios. Primero, su búsqueda de la oración con el Padre Dios. ¿Por qué necesita la oración si es Dios? Porque sabe que su Padre es una persona distinta de Él, con quien tiene que dialogar e intercambiar. La segunda es su predicación del Reino de Dios, que le trajo tan malas consecuencias. Lo acusaron de mil cosas. Lean si no, el capítulo 23 de San Lucas. Y la tercera característica de Jesús es su cercanía con los pobres. Si leemos el evangelio, vamos a encontrar que Jesús anda con ciegos, con cojos, con tullidos, con leprosos, con sordos, con gente en mala posición económica, y que da de comer a los hambrientos. Ese es el Jesús que el Evangelio nos presenta. Y estas son las mismas actitudes que Monseñor Romero tuvo en su vida. Un gran hombre de oración. En sus apuntes espirituales cuando estaba todavía en Roma dice: “Señor, Tú eres todo y yo soy nada, pero con tu todo y mi nada vamos a hacer mucho”. Y las homilías que tuvo aquí en San Salvador, 256 veces habla de la oración. Y dice: “en el corazón de cada persona hay una Dichoso Romero pequeña celda donde Dios para y baja a conversar con el hombre y tenemos audiencia con Dios cada vez que queramos”. Y luego da una definición de oración que a mí me gusta mucho. Dice: “la oración es la cumbre de la perfección humana”. En la oración nos perfeccionamos porque delante de Dios no podemos señalarlo, y tenemos que aceptar nuestros errores, nuestros yerros, nuestras faltas y poder ir saliendo de ellas. Así que es esto lo que Monseñor hace y predica: el Reino de Dios. Así que ahí es también él acusado de político, de marxista, de comunista, de todo lo que quieran. Y yo me digo ¿quién es el que ha estudiado más la figura de Romero? Roma lo ha tenido diez años allá, sus libros, sus homilías, sus escritos, todo; y lo han ido leyendo sílaba por sílaba, página por página, y no han descubierto nada de eso, ni que era marxista, ni que era comunista, ni que era político. Si hubieran encontrado algunos rasgos de eso no lo habrían beatificado. Sin embargo el Papa lo va a beatificar porque ha encontrado en él un hombre de Dios, un hombre de Iglesia y un hombre para el pueblo. Monseñor Romero es el salvadoreño más internacional. ¿Qué tiene la figura de Monseñor que ha llegado a miles o millones de corazones a nivel internacional? Pienso que su primer paso en ese sentido es su amor a la verdad. Jesús nos dijo: “La verdad os hará libres”, y él se sintió siempre muy libre para decir la verdad de lo que estaba viendo, de lo que estaba aconteciendo en el país. Recordemos que era una época en que todavía no había un procurador de los derechos humanos en el país, no existía. Él fue el primer procurador de derechos humanos, que él vio como derechos divinos porque estaba pidiendo respetar la vida de los asesinados, de los torturados, de los perseguidos, y esto es parte del Evangelio. Eso es también odium fidei, atacar eso, esos valores éticos, valores morales del Evangelio. Es también tener odio a la fe, porque la fe no es solamente decir “Creo en Dios Padre, creo en el Hijo, creo en el Espíritu Santo”, la fe involucra también otros valores humanos, éticos, que Monseñor Romero defendió al defender la vida de tantísimas personas que estaban siendo asesinadas en ese momento. Esto es lo que repercute al exterior también, donde ven cómo este hombre está alzando su voz, la única voz que hablaba en ese tiempo. Nadie más se atrevía a decir esas cosas por miedo a ser asesinado. Y él sin embargo afronta todos esos peligros y sigue adelante en su obra. ¿Qué representa para nuestra Iglesia salvadoreña y latinoamericana esta beatificación? Creo que lo que nos quiere decir es que sigamos los pasos de Jesús y sigamos los pasos de Monseñor Romero, decir la verdad, no tener temor de decir la verdad, amparar a los más pobres, que fue lo que Monseñor Romero hizo. Todos sabemos que aquí en el país tenemos una gran cantidad de pobres que necesitan de nuestra ayuda y de nuestro consuelo. Sabemos que usted tuvo una relación muy cercana con Monseñor Romero, sobre todo cuando fue su Vicario General. ¿Cómo fue la relación entre Vicario y Obispo? Simplemente de una cercanía de trabajo. Estábamos constantemente en comunicación por los diversos sucesos que ocurrían en ese tiempo. Lo acompañé en una de las dos veces que fue a Roma, siendo ya obispo. No se me olvida que llegamos allá a las 8:00 de la mañana. Yo sin dormir en el avión, porque nunca puedo dormir en los aviones. Llegamos a la casa del clero, donde nos hospedábamos. Estaba en mi cuarto y él en el suyo. Yo estaba desempacando y haciendo mi cama para acostarme a dormir, cuando alguien tocó mi puerta. Abrí y era Monseñor Romero, y me dijo: “¿no quiere que vayamos a dar una caminadita?” “Cómo no Monseñor, con gusto”. Salimos y él se dirigió hacia la Basílica de San Pedro, estábamos cerca de ahí. Entró a la Basílica, la atravesó y al llegar al altar de la confesión se arrodilló y yo me arrodillé también con él. Después de cuatro o cinco minutos yo me levanté y lo vi a él en una tan profunda oración que yo me dije: “a este hombre hay que seguirlo, porque él está siguiendo a Dios”. Ahí es donde Monseñor Romero se formó como Monseñor Romero, en la oración. Fue Dios quien le llevó hacia esos caminos. Alguna gente que venía de fuera me preguntaba siempre después de su muerte: “¿es verdad Monseñor Urioste que Monseñor Romero fue manipulado por un grupo de izquierda, por un grupo de sacerdotes o por quién sabe quién?”. Y yo les decía siempre: “sí, fue manipulado. Lo manipuló Dios, quien hizo con él lo que le dio la gana. Él fue el único que lo manipuló”. ¿Personalmente alguna vez le consultó o le comentó algún problema personal como obispo, o algún problema de la diócesis, o del ambiente social tenso que se vivía? Recuerdo una oportunidad que estábamos en Roma. Él había sido citado por el Cardenal Sebastian Baggio, él solo, a su oficina. Y en la noche me enseñó la carta que él había escrito. Yo encontré que el último párrafo era un poco fuerte, un poco duro, y le dije: “Monseñor, me parece que ese párrafo quizá tendría que enmendarlo porque me parece que está muy fuerte”. Y él lo hizo con toda humildad, lo cambió. En ese el momento tuve gran cercanía con él, al preguntarme cosas de esa naturaleza. 19 Dichoso Romero ¿Cuál cree que es el legado más importante que deja Monseñor Romero a nuestra Iglesia? Creo que en medio de la plática ya he referido alguna de esas cosas que yo creo que fueron fundamentales en su vida y repito lo que ya dije antes. Una de ellas es su fuerte oración con Dios consultándole qué debería hacer. En segundo lugar, su valentía al decir la verdad ante los hechos, aunque sabía que iba a tener una respuesta negativa de parte de mucha gente. Algunas veces nosotros clérigos nos callamos y no decimos nada. Y él tuvo la osadía de no callar. Acuérdate cómo Isaías habla de los perros mudos, y dice que algunos de los profetas son perros mudos, que no dicen lo que deberían y no hablan de lo que deberían hablar. Esa es la herencia que Monseñor nos dejó. Ante una realidad actual en nuestro país de violencia, tristeza, desesperanza, de mucho miedo de las familias, jóvenes, madres. ¿Cuáles serían las palabras de Monseñor Romero ante esta situación tan dura para nosotros? Creo que Monseñor Romero invitaría siempre a tener esperanza, a entre todos lograr tener esa esperanza, y tener después en cuenta esa realidad. Y comprendería el dolor de mucha gente, trataría de aliviarlos, pero poniendo siempre ese aspecto de la esperanza en Dios que está siempre con nosotros. Y que como dice nuestra gente: “solo Dios con uno”. Arte en el Centro Monseñor Romero “Muerte y resurrección de Monseñor Romero” pintura de Benjamín Cañas, en su obra muestra las variadas reacciones: dudas, preguntas y ternura. 20 “Cuadro de Monseñor Romero con un disparo en el corazón. Disparo de los militares el 16 de noviembre de 1989”. Galeano Eduardo Galeano, nunca te olvidaremos Edgard Cañas, estudiante de teología de la UCA De izq. a der.: Jon Sobrino, José María Castillo, Eduardo Galeano, Ignacio Ellacuría y Monseñor Romero. Eduardo Galeano ha producido un impacto profundo en mí y en los hermanos y hermanas de América Latina y demás. ¿Por qué? Porque no tuvo miedo de amar a los seres humanos más necesitados de ser amados. Creyó firmemente en que es posible construir una civilización basada en el amor. Él fue una luz -y sigue siendo- en la noche oscura latinoamericana. Y al igual que Jesús de Nazaret, les devuelve el valor y la dignidad a las mujeres. Le preocupó sobremanera, la extinción de la fauna y de la flora. Confrontó la virtud de los poderes económicos consistente en engañar y mentir con cinismo extremo a las mayorías populares. Consagró toda su vida y cada instante de la misma, a la búsqueda de la verdad sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el Universo del cual formamos parte. Fue fiel en lo poco y sobredimensionó las realidades y los seres pequeños. Era amigo de la vida. Siempre amó la creación y por tanto, denunció y protestó enérgicamente contra los proyectos de muerte. Creo que realizó una lectura atenta e intensa de los signos de los tiempos, no solo como un hijo de su tiempo, sino como un hijo de sus días. E intentó dar una respuesta de alta calidad a los desafíos actuales que agobian a la humanidad. Obtuvo un plus-doctorado en HUMANIDAD. Fue un creador, no un repetidor. Sus discursos y sus palabras penetraban hasta lo más hondo de nuestro ser y pensar. Tenía convicciones profundas e innegociables a favor de la vida. Y ante ciertas doctrinas religiosas y dogmatismos científicos se declaraba ateo. Solamente creía en el cariño humano y en la posibilidad de dar lo mejor de uno mismo. Era alegre y optimista e inclusive, nos inyectaba dosis muy altas de esperanza, a pesar de todos los males habidos y por haber. producía insomnio el calentamiento de nuestro planeta y los efectos negativos de la globalización de la indiferencia. Era anti-capitalista. Para Galeano, el ser humano es una promesa y una bendición, a pesar de la traición y la maldición histórica. Era un gran contemplativo del sufrimiento humano pasado, presente y futuro. Su empatía con los pobres era realmente indescriptible. Sentía el mundo en su propia piel trigueña. Se identificaba con los de abajo, con los campesinos y con los desdichados del mundo. Siempre soñaba que el mundo al revés se pondrá al derecho. Consideraba al ser humano como una obra de arte sagrada y maravillosa. Comulgaba totalmente con los valores del reino de la vida. Sus palabras y sus escritos han dado vida en abundancia. Es una referencia obligatoria para algunos teólogos de la liberación, tal es el caso de José María Castillo. Su mensaje está siempre muy fresco y cálido, a su vez. Es un defensor de los derechos humanos fundamentales. Su voz es una sinfonía que afecta a nuestro sistema auditivo. Sus textos son materia de reflexión espiritual. Era un ateo cabal y por tanto, un modelo a seguir para los cristianos del siglo XXI. Él vino a Uruguay y al mundo a servir, no a ser servido. Pensaba que cada persona tiene su propia voz, la cual debe hacerse presente. Su sensibilidad era similar a la de Monseñor Romero y Ellacuría. No se burlaba de los locos, sino que reconocía en ellos algunas partículas de la Verdad. Creía que el ser humano no es una máquina, ni una cosa u objeto. En suma, Galeano ya ha resucitado y nos invita a vivir como resucitadores, siguiendo a Jon Sobrino. Nos invita a hacer una opción preferencial por los nadies, por los ningunos, por los ninguneados, por los jodidos y rejodidos, y nos invita a curar y sanar las venas abiertas de América Latina y del mundo. Nos enseñó a hacer una lectura de la historia desde la perspectiva de los vencidos de la misma. Se dice que le 21 Horror y mentira Que pidan perdón Arpas “Típico del hombre nuevo movido por el espíritu es que su motor no es el odio sino la misericordia y el amor, porque ve en todos a hijos de Dios y no a enemigos por destruir” Ignacio Ellacuría S.J. El 24 de marzo conmemoramos el martirio de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 por un escuadrón de la muerte de la extrema derecha salvadoreña mientras oficiaba misa en la capilla del hospital de enfermos con cáncer terminal La Divina Providencia. En su homilía del día anterior había pedido a las bases del ejército y de los cuerpos de seguridad estatales que, ante una orden de matar que dieran sus superiores, antepusieran la orden de Dios de no matar. 35 años después, el Vaticano decreta que fue asesinado “por odio a la fe”. Por eso San Romero de América camina ya formalmente hacia los altares. Y como a los Santos hay que implorarles y pedirles perdón, quienes lo asesinaron deben pedir perdón por el magnicidio. Que pidan perdón y se conviertan los oligarcas que rechazaron su mensaje de justicia, se enfurecían cuando el Santo les pedía que compartieran su riqueza con los pobres y por eso financiaron a los escuadrones de la muerte que lo asesinaron. Que pidan perdón y se conviertan. Convertirse sería renunciar al egoísmo y a la avaricia, sería permitir una distribución justa de la riqueza y la implementación de un modelo económico incluyente, equitativo y sustentable. Que pidan perdón los dirigentes del partido político cuyo líder-fundador está señalado por la Comisión de 22 la Verdad de las Naciones Unidas como el responsable directo del asesinato del Santo. ARENA debe pedir perdón y convertirse. Convertirse sería tener sentido de país y una actitud democrática, sería aportar a la solución, a los problemas nacionales y no sabotear los programas, planes y proyectos gubernamentales que benefician a sectores vulnerables. Que pidan perdón los medios de comunicación que conspiraron contra el Santo: las televisoras, radios y periódicos que lo calumniaron y fueron instrumentos de difusión de los oligarcas que pidieron su cabeza y de los políticos escuadroneros que se la cortaron. Convertirse sería ser medios éticos y democráticos, pluralistas y con agendas incluyentes. Esto sería no ocultar o manipular información, sería no transmitir contenidos sexistas, discriminatorios, que incitan al consumo de drogas o hacen apología de la violencia. Que pidan perdón los miembros del clero que lo traicionaron. Los obispos y sacerdotes que se incomodaron con el mensaje del Santo y confabularon a favor de sus asesinos, que pidan perdón y se conviertan. Convertirse sería pasarse al lado de los pobres, como el Santo lo hizo. Sería asumir el mensaje de la justicia social que es, en esencia, el Reino de Dios. Horror y mentira Viajar para morir en avión o en pateras Benjamín Forcano Miles de inmigrantes arriesgan sus vidas para llegar a Europa cruzando el Mediterráneo. Los primeros eran mayormente de Europa, los segundos de África. Los primeros podían viajar en avión, cómodamente, con sobrados recursos, sin pensar entonces en una muerte por accidente; viajaban por tareas de trabajo político, económico, administrativo, familiar. Los segundos viajaban en pateras, huyendo desesperadamente del hambre, para trabajar y mejor vivir, afrontando caminatas fatigosas e inciertas y el riesgo permanente de represión o de muerte. sometido: “Solo en la medida en que el Primer Mundo deje de ser Primer Mundo, podrá ayudar al Tercer Mundo. Para mí, esto es dogma de fe. Si el primer Mundo no se suicida como Primer Mundo, no puede existir “humanamente” el Tercer Mundo. Mientras haya un Primer Mundo, habrá privilegio, exclusión, dominación, explotación, lujo y marginación. Si los del Primer Mundo no resuelven ser un mundo humano, nosotros no podemos serlo” (Pedro Casaldáliga). Pero unos y otros eran humanos, tenían la misma piel, idéntica sangre, el mismo corazón y los mismos anhelos. A los primeros la historia, las políticas y las multinacionales les hicieron probar esfuerzo, trabajo, riqueza, prosperidad, libertad, cultura, bienes sobrantes, casi ilimitados. A los segundos, la historia les hace probar una nueva esclavitud, con incremento del hambre y de la pobreza. De los 36 países más empobrecidos, 32 son africanos, el 46% de los africanos dispone menos de un dólar diario al día para vivir, 46 millones de niños están sin escolarizar; el 80% no tiene acceso a la energía eléctrica. Hay profetas, cuya voz debiera resonar en las conciencias de todos los que se dicen cristianos: “En nombre de un Dios supuestamente blanco y colonizador, que naciones cristianas han adorado como si fuese el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, millones de hombres y mujeres de color vienen siendo sometidos, durante siglos, a la esclavitud, a la desesperación y a la muerte. En Brasil, en América, en Africa, en el Mundo” (Obispo Pedro Casaldáliga). Los primeros, con sus Gobiernos poderosos, mueven potencias financieras para seguir explotando y mantener la dependencia política, económica y cultural de África. Son 53 paises, con 900 millones de habitantes, y con recursos y riquezas impresionantes como la bauxita, el cromo, el cobalto, los diamantes, el oro, el manganeso, el petróleo, el uranio… pero que son objeto de expolio por los Gobiernos de Europa, el Grupo–8, el Fondo Monetario Intenacional y el Banco Mundial. Los primeros son y pertenecen al Primer Mundo, los segundos al Tercer Mundo. Pero uno y otro relacionados, uno como quien explota y domina, y el otro como quien es esclavo y está Pues bien, los primeros –los del avión estrellado en los Alpes- son del Primer Mundo. Los segundos – los reprimidos, ahogados y muertos en las pateras del Mediterráneo- son del Tercer Mundo. Y esta marca hace que para unos haya funerales solemnes en catedrales, con invitación y asistencia de representantes de los Gobiernos. Y para los segundos ningún funeral, o funerales de arrabal. Una vez más, suenan paradójicas estas palabras del Nazareno: “Pero los últimos serán los primeros”. 23 Horror y mentira Más inmigrantes en el fondo del mar Religión Digital Patera de inmigrantes llega a la isla de Lampedusa (Italia), (Etorre Ferrari / EFE). Ante la imposibilidad de llegar a tiempo, el Centro Nacional de Socorro de la Guardia Costera italiana pidió al barco portugués King Jacob, que navegaba cerca de la zona, que se desviara hasta el lugar del suceso. Cuando el barco portugués se acercaba a la embarcación en la que viajaban los inmigrantes, éstos “se colocaron todos en el mismo lado de la nave y provocaron su hundimiento”. La embarcación portuguesa inició entonces las labores de rescate, mientras se desplazaban al lugar unidades de la Guardia Costera italiana, la Guardia de Finanza y la Marina Militar y de la Armada de Malta, pues el suceso se produjo en aguas cercanas a la isla. Se trata de la enésima tragedia que sucede en los últimos días en el Mediterráneo, después de que el martes la organización Save the Children alertara de que otros 400 inmigrantes están desaparecidos tras naufragar su embarcación, según los testimonios de los rescatados. “Si se confirman estas cifras, en los últimos días habrían muerto más de 1,000 inmigrantes en el Mediterráneo”, ha afirmado Sami, que ha vuelto a pedir a la Unión Europea que “ponga solución a este problema”. Fronteras que aterran Desde enero de 2015, se estima que 2,000 personas han muerto en el mar Mediterráneo mientras intentaban llegar a Europa. Decenas más sufren lesiones importantes en el intento de cruzar la frontera entre la ciudad marroquí de Nador y el enclave español de Melilla. Muchas de las víctimas son menores de edad no acompañados. Fue esta desesperada situación lo que movió a los delegados sociales de la Compañía de Jesús en Europa para realizar su reunión anual en Nador. A la luz de lo que presenciaron, emitieron un comunicado pronunciándose. 24 Africanos felices pues arribarán al Primer Mundo, España. Horror y mentira 14 de mayo, 1980.Un recuerdo doloroso Gabriel Sanhueza en su Blog “Tintapensante”, 2010 “ Hay crímenes que por su magnitud y crueldad sin límites son difíciles de entender. Hasta el grado que tememos no ser creídos al relatarlos. Es la sensación que he tenido, cuando a algunos amigos les hablé de la Masacre del Sumpul”. Este año, de nuevo, los sobrevivientes recordarán el hecho, con un sacrificio enorme. El lugar de la masacre en las orillas del río Sumpul sigue siendo de difícil acceso. Es una caminata que agota las fuerzas. La hice, hace 30 años, pocos días después de la masacre. Fui guiado por un niño de doce o trece años, gran parte de noche, dando sinuosos rodeos para evitar a los militares, que impidiendo el acceso a la zona querían ocultar el horrendo crimen. Cada año, mientras caminan, los sobrevivientes cuentan lo que vivieron. Miran las quebradas, donde ese 14 de mayo se escondieron. Los lugares por donde corrían mientras los soldados les pisaban los talones. Los recuerdos de ese horror siguen presentes en sus cabezas y en sus corazones. Con mis pensamientos hoy les acompaño. A todos esos viejos y viejas que lograron salvarse de la muerte. A esos hombres, que hace treinta años eran niños, y no entendían lo que ocurría. Muchas noches, por muchos años, desperté sobresaltado recordando a los muertos del Sumpul. Estas líneas son un homenaje a ellos, a muertos y sobrevivientes. Un homenaje a quienes hoy caminan por esos parajes de muerte. Sin querer olvidar y esperando siempre que se les haga justicia”. Semblanza Reseña de la vida de Gabriel Gabriel era de Talcahuano, Chile, y se graduó de periodismo y sociología en la Universidad de Concepción. Fue activo dirigente del Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR), cuando trabajó en el Diario El Sur de Concepción. Su lucha por los derechos de los trabajadores le costó perder su puesto de trabajo. Exiliado en Alemania fue activo en la solidaridad con la lucha de liberación de los pueblos de Centroamérica, en especial El Salvador. Con sus reportajes y denuncias contribuyó a que la masacre de Las Aradas fuera conocida a nivel internacional. Sus fotos, tomadas tres semanas después de la masacre (junio 1980) en la orillas del Sumpul, son las únicas evidencias gráficas de la masacre, entregadas en 1992 a la Comisión de la Verdad. En los últimos años, siguió en contacto con la Asamblea de Sobrevivientes y Víctimas del Sumpul. Pero ya no pudo volver a El Salvador y acompañar a una de las conmemoraciones en Las Aradas. Enfermo de cáncer, murió el 30 de Septiembre de 2013, a los 66 años. ¡Gracias, compañero Gabo! Por siempre parte de nuestra memoria. Asambleas de Sobrevivientes y Víctimas del Sumpul. 25 Dichoso Romero Monseñor en el Centro Monseñor Romero Cristo de limpias Cuadro de la Capilla UCA, Autor Miguel Ángel Orellana. Donada por Regina Basagoitia y grupo de amigas. Cuadro de la antigua recepción del Centro Monseñor Romero. Quemado el día del asesinato de los mártires jesuitas, el 16 de noviembre de 1989 “Busto de Monseñor Romero en la entrada de la Capilla de la UCA”, Fundición Artística (1993) por Leonidas Astorga. Don Abel, mensajero de la UCA acompaña al padre Jon Sobrino. Silla de Monseñor “Réplica de la estatua de Monseñor en la fachada de la Catedral de Westminter, Londres. Donada por Cafod” “Monseñor Romero con los padres de la iglesia latinoamericana” Mitra Solideo 26 Escapulario ensangrentado Báculo y sotana Dichoso Romero Exposición fotográfica en el Centro Monseñor Romero Productor: Ronald Cardoza E l Centro Monseñor Romero no acostumbra a producir exposiciones fotográficas en esta temporada del año, pero ahora estamos de fiesta, el motivo es evidente nuestro profeta de justicia será reconocido beato por la Iglesia Institución. A continuación el perfil de la muestra: Mons. Romero profeta del pueblo salvadoreño A Dios se llega por la encarnación Un Dios que está allá en los cielos y que ha dejado la tierra a los hombres, no es exacto” (Mons. Romero, marzo de 1980). Al igual que Jesús, Mons. Romero escucha a Dios y a las víctimas de la explotación, la opresión y la represión. Hoy, Mons. Romero nos invita a salir de nuestras comodidades y a hacernos servidores de las víctimas. 27 Dichoso Romero Equipo de producción de la muestra fotográfica de Izq. a Der.: Wilson Ventura, unidad de Mantenimiento UCA; Pedro Beltrán, jardinero del CMR; Ronald Cardoza, encargado de comunicaciones y publicaciones CMR; Hugo Parada, unidad de Mantenimiento UCA y Steven Cruz, guía del CMR y estudiante de licenciatura en Ciencias de la Computación en la UCA. Las fotografías históricas en blanco y negro de Monseñor las presentamos mezcladas con fotografías a colores del pueblo salvadoreño. La muestra fotográfica está en el vestíbulo (recepción) del Centro Monseñor Romero, campus UCA. Horarios: De lunes a viernes de 8:00 a.m. a 12:00 m.d. y de 2:00 p.m. a 6:00 p.m. sábados de 8:00 a.m. a 11:30 a.m. Suscripción de Carta a las Iglesias El Salvador: Personal Correo $ 4.00 $ 8.00 Centroamérica y Panamá $ 20.00 Norte y Suramérica $ 25.00 Europa y otras regiones $35.00 Precio por ejemplar $ 0.35 Si desea más información, puede ingresar a nuestra página web: www.ucaeditores.com.sv o escríbanos a la dirección electrónica: [email protected] Tel. 22106600, Exts 240,241,242, Telfax: 503- 22106650 28