Monseñor Dichoso - Universidad Centroamericana José Simeón

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2015: 50 AÑOS DE LA UCA
r Romero, AÑO XXXIII, No. 661 del 1 al 31 de
mayo d
e 20 1
5
www.uca.edu.sv/publica/cartas
Monseño
Centro
Dichoso
Monseñor
profeta del pueblo
s a l vadoreño
1
Mural de la parroquia de Torola,
Morazán, El Salvador.
Carta a las Iglesias es una publicación
de análisis de las realidades del ámbito
religioso, político, económico y social
desde un enfoque cristiano.
Presentación
Presentación
Pág. 2
Palabras de Monseñor
Jon Sobrino S.J.
Jon Sobrino S.J.
Pág. 3
Testimonios y reflexiones sobre Monseñor
Jon Sobrino S.J.
Este número de Carta a las Iglesias está centrado en
la beatificación de Monseñor Romero el día 23 de mayo.
Pág. 4-6
Una serie de artículos son muy personales. Recuerdan
a Monseñor Romero tal como le conocieron amigos y
amigas, colaboradores y colaboradoras suyos. El recuerdo
más cercano es el de Monseñor Urioste. Presentamos
esos testimonios como si monseñor Romero, tal como
lo hizo Jesús, nos preguntase “quién dicen ustedes que
soy yo”. Y antes que esos recuerdos, reproducimos el
afiche de la Fundación Romero, con unas breves frases
de Monseñor Romero sobre sí mismo en los primeros
días de su ministerio arzobispal.
Manuel Acosta
Pág. 7
Louis Van de Velde
Pág. 8-9
Héctor Dada
Pág. 10
Suyapa Pérez Escapini
Pág. 11
Noemí Ortiz
Dos artículos son críticos. El padre Manuel Acosta
crítica las actuaciones de la comisión oficial de
preparatoria de la beatificación. Louis Van de Velde,
es más crítico con la jerarquía, como ya lo fue con la
actuación del arzobispado en el caso de tutela legal
y Probúsqueda. Se pregunta si Monseñor Romero se
reconocería el día de su beatificación. Desde hace tiempo
hemos puesto sobre aviso de que no beatifiquen a un
Monseñor Romero aguado. El peligro siempre está ahí,
pero ojalá se beatifique al Monseñor Romero vivo, más
cortante que espada de dos filos, justo y compasivo.
Pág. 12
Pedro Declercq
Pág. 13
Norma Guevara
Pág. 14
Charo Mármol
Pág. 15
María López Vigil
Pág. 16
Manuel de Jesús Acosta
Pág. 17
Eduardo Galeano, nunca te olvidaremos
Edgard Cañas
Pág. 21
Horror y mentira
Pág. 22-25
El Centro Monseñor Romero
Pág. 25-28
Director de publicación:
Jon Sobrino S.J.
Diseño y diagramación: Ronald Cardoza
Corrección de estilo: Mayra Herrera
Imprenta: Talleres Gráficos, UCA.
Centro Monseñor Romero, campus UCA
Bulevar Los Próceres, Apto. postal 01-168,
Antiguo Cuscatlán, La Libertad,
El Salvador.
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www.uca.edu.sv/publica/cartas
Pág. 18-20
Diseño y diagramación de revista: Ronald Cardoza
Monseñor Ricardo Urioste
En las últimas páginas ofrecemos imágenes y cuadros
de Romero que están en la capilla y en el Centro Monseñor
Romero. Y una amplia exposición de fotografías suyas a
la entrada del Centro Monseñor Romero.
El 23 de mayo será un día de alegría para las grandes
mayorías del pueblo salvadoreño. Pero en modo alguno,
y menos si recordamos a Monseñor, podemos ignorar el
horror en nuestro país y en muchos lugares del mundo.
No es masoquismo. Es un mínimo de comprensión de
Monseñor. Por eso lo recordamos en páginas finales.
Al mirar a nuestro país Monseñor decía: “esto es el
imperio del infierno”. Así seguimos, con una docena de
homicidios al día, y de caravanas que emigran para poder
vivir.
Pero no era esa su última palabra. El mismo Monseñor
dijo “sobre estas ruinas brillará la gloria del Señor”.
Dichoso Romero
Palabras de Monseñor en sus primeros meses como arzobispo
“A mí me toca
ir recogiendo
atropellos,
cadáveres y todo
eso que va dejando
la persecución
de la Iglesia”.
(Aguilares, 19 de
junio de 1977).
“Queremos ser
la voz de los
que no tienen
voz, para gritar
contra tanto
atropello contra
los derechos
humanos”. (28 de
agosto de 1977).
“Jamás me he
creído líder de
ningún pueblo,
porque no hay
más que un líder,
Cristo Jesús. Jesús
es el centro de la
esperanza”. (28 de
agosto de 1977).
“Les confieso mi emoción al ser
recibido por ustedes con ese
cariño tan propio de nuestro
pueblo”. (Huizúcar, 29 de
septiembre de 1977).
“Todos necesitamos convertirnos. Yo,
que les estoy predicando, soy el
primero que necesita conversión”.
(23 de octubre de 1977).
“He comprendido una
vez más que mi vida
no me pertenece a
mí sino a ustedes”.
(Al celebrar sus 60
años, 24 de julio de
1977).
“Yo sé que he
caído mal a
mucha gente,
pero sé que he
caído muy bien
a todos aquellos
que buscan
sinceramente la
conversión de la
iglesia que somos
todos”. (21 de
agosto de 1977).
“El pastor
tiene que estar
donde está el
sufrimiento
a llevar la
palabra de
consuelo a los
que sufren”. (30
de octubre de
1977).
“Esta semana se me horrorizó el corazón cuando vi
a la esposa con sus nueve niñitos pequeños que
venían a informarme. Según ella encontraron a su
esposo con señales de tortura y muerte. Yo creo
que el que comete un crimen de esa categoría
está obligado a la restitución. Es necesario que
tantos hogares que han quedado desamparados como
este reciban la ayuda. El criminal que desampara
un hogar tiene obligación en conciencia de
ayudar a sostener ese hogar”. (Dulce Nombre de
3
María, 20 de noviembre de 1977).
Dichoso Romero
23 de mayo
Monseñor Romero, dichoso
Jon Sobrino S.J.
No es lo más importante, pero ese lema ha causado
en muchos desconcierto, incluso indignación. Suena a
un lema de curiales sin participación alguna del pueblo
de Dios. Y no es que de las curias no provengan cosas
buenas -recuérdense los tres años de la curia de Monseñor
Romero-, pero este lema es, a todas luces, inapropiado.
“Mártir” se puede decir, con exaltación, de mucha gente.
Pero no puede faltar que ha habido sangre derramada, ni
por qué ha sido derramada. Monseñor lo dijo en la homilía
de un sacerdote asesinado: “se mata a quien estorba”.
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¿Estorba el amor? Depende. Cuando es “ayudar al
necesitado”, ciertamente no estorba, y además suele
agradecerse. Cuando es “salir en defensa del oprimido”
estorba mucho porque no puede defenderse al oprimido
sin enfrentarse al opresor. Y por cierto, así habló Puebla
de Dios y los pobres. “Por el mero hecho de ser pobres,
independientemente de su situación personal y moral,
Dios sale en su defensa y los ama”.
www.uca.edu.sv/publica/cartas
En El Salvador decir 23 de mayo no necesita
mayor explicación. Es el día en que beatificarán a
Monseñor Romero. El acontecimiento público exige
buena preparación de tiempos, lugares y servicios,
evidentemente. La Comisión de Medios de Comunicación
para la beatificación de Monseñor Romero, a mediados
de abril, presentó detalles para la ceremonia. Pero todavía
es más necesaria la preparación del espíritu: quién fue y
quién es Monseñor. La comisión citada proclamó como
lema de la beatificación: “Romero, mártir por amor”.
Dicho esto hagamos algunas reflexiones sobre el 23 de
mayo, basadas en breves textos del Nuevo Testamento,
sobre todo de los Evangelios.
1. Mateo y Lucas. “Dichosos los pobres, los que tienen
hambre y sed de justicia, los que trabajan por la paz,
los que sufren persecución…”
Son fragmentos de las bienaventuranzas de Mateo y
Lucas. El término dichosos en griego se dice makaroi.
Y en la traducción latina se dice beati. En la tradición de
Jesús, beatos son los dichosos. Y es importante saber
quiénes, según Jesús, son esos dichosos. Juntando, y
Dichoso Romero
actualizando, a Mateo y Lucas, dichosos son los pobres,
los que pasan hambre y ponen su corazón en Dios. Son
los que se comportan bien y tiernamente con los demás.
Los que tienen ojos limpios para ver la verdad, y decirla.
Los que tienen hambre de justicia. Los que luchan
contra la mentira y la injusticia. Los que por ello sufren
persecución.
Probablemente no se nos ocurre pensar en estos
beati al oír hablar de beatificaciones. Pero ojalá ocurra
este 23 de mayo. Es lo primero que queremos decir
sobre Monseñor Romero. Es dichoso. Y los que le vemos
así, por las razones que mencionan Mateo y Lucas, y le
aceptamos así, también somos dichosos. Y entonces
podemos celebrar el 23 de mayo.
Después de cada bienaventuranza Mateo añade la
recompensa: el reino de Dios -o realidades afines. Y al
final de todo el sermón del monte dice: “Ustedes son
sal de la tierra. Ustedes son luz del mundo”. Son lemas
magníficos para hablar de Monseñor este 23 de mayo.
Otros lemas de estos días también me parecen
adecuados: “Monseñor Romero, profeta del pueblo
salvadoreño”, se lee en la exposición de fotografías
suyas a la entrada del Centro Monseñor Romero. Y otros
nacieron inmediatamente después de su asesinato. Don
Pedro Casaldáliga le llamó “San Romero de América,
pastor y mártir nuestro”. Y muchos del pueblo salvadoreño
espontáneamente le llamaron “santo”. Iban a rezarle a su
tumba, cuando todavía estaba en la planta principal de
catedral. Le dejaban flores y papelitos. Le pedían favores.
Y se los agradecían.
2. Los sinópticos. “¿Quién dicen ustedes que soy
yo?”
A mediados de su vida pública, pasando por una crisis
que le hizo salir de Galilea hacia el norte, Jesús pregunta
a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”.
La respuesta es variada y bastante solemne. Pero a Jesús
no le convence, quizás le sonaba a palabrería, y pregunta:
“Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”.
Pedro le atina: “Tú eres el Mesías”. Pero cuando Jesús
dice que va a ir a la pasión, Pedro se encara con él y
le dice: “ni se te ocurra”. Jesús le reprende duramente:
“Apártate de mí, satanás”. Estas palabras hoy nos suenan
anacrónicas, pero nos avisan de lo que hay que decir y de
lo que no hay que decir el 23 de mayo.
Es bien sabido lo mucho que sufrió Monseñor Romero
por ser fiel a Dios y a los pobres, lo mucho que le difamaron
e insultaron, la decisión de eliminarlo y el tiro final en
la misa del Hospitalito. ¿Estará esto realmente presente
el día de la beatificación? ¿Tendremos la convicción de
llamarle beato, dichoso, a este asesinado?
En cualquier caso siempre queda la pregunta que
ponemos ahora en boca de Monseñor. “Y ustedes, ¿quién
dicen que soy yo?”. Ya sabemos lo que ha dicho el papa
Francisco, el promotor Vincenzo Paglia, el arzobispo
José Luis Escobar, y podemos suponer lo que, en los
fundamental, dirá el cardenal Amato. Pero, aunque
Monseñor Romero ahora no siente curiosidad por estas
cosas, tampoco hemos contestado a la pregunta que nos
hace sin palabras: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
3. El evangelio de Juan. “Nadie tiene amor más grande
que el que da la vida por sus amigos”
Lo leímos en el evangelio del domingo 10 de mayo.
En Roma han dicho que Monseñor es “mártir por odio
a la fe”. Y está muy bien dicho, aunque siempre hay que
aclarar que a Monseñor Romero no lo mataron por recitar
un credo. La gran paradoja es que a Monseñor, por lo
que sabemos, lo mataron miembros de un grupo que se
consideraban católicos. Hablo de paradoja, recordando
lo que un joven tailandés, que se había convertido al
catolicismo, al día siguiente de que asesinasen a los
jesuitas de la UCA me dijo totalmente extrañado: “¿Y en
su país hay católicos que asesinan a sacerdotes?”.
No creo que a la fe se le suele odiar. Se odia a quienes
tienen fe y ponen en práctica la justicia que brota de la
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Dichoso Romero
fe en el Dios de Jesús. Entonces practicar esa justicia
es mostrar un gran amor a los que padecen la injusticia.
San Juan dice que es “el amor mayor”. En la UCA, en el
25 aniversario de los mártires lo pusimos en el afiche. Si
nos parece oportuno buscar lemas para el 23 de mayo,
bueno será recordar un amor, un amor mayor, que lleva a
que nos quiten la vida por defender a los pobres.
4. Mateo. “Dichosos los que trabajan por la paz”
Monseñor Vincenzo Paglia dice que “Romero es hoy
el santo de todo El Salvador”. Jesús Delgado dice que “la
beatificación de Monseñor Romero tiene que ser símbolo
por la paz”. Son bellas utopías, que no deben ocultar
el horror de la realidad. El 23 de mayo ocurre en una
época en que siguen los homicidios y con el tiempo van
en aumento, no en disminución. Ahora son alrededor de
15 homicidios al día.
Paglia ha recordado también las inmensas dificultades
del proceso de beatificación. De hecho, de jerarcas aquí
y en Roma, y sobre todo los poderosos de El Salvador,
se han opuesto a la vida y la obra de Monseñor Romero.
Es cierto que se han dado algunos pasos, y algunos
que odiaban a Monseñor ya no le odian, incluso se
avergüenzan y, a su modo, piden perdón. Todavía hace
unos meses, el entonces alcalde de San Salvador, cambió
el nombre de la calle San Antonio Abad poniéndole el
nombre del mayor Roberto d’Aubuisson. Ahora la
procuraduría para la defensa de los derechos humanos
ha dicho que hay que volver al nombre original, pues el
cambio violó los derechos humanos. Pero todavía falta
algo sustancial: que todos pidan perdón. Y que no tengan
miedo. Monseñor ya dijo que “si llegan a asesinarme,
desde ahora perdono y bendigo a quienes lo hagan”.
Paz y concordia serán invocadas el 23 de mayo. Siendo
esto importante, más lo es “trabajar por la paz”. Y ese
“trabajar” no es nada evidente. Es bien sabido que desde
el Antiguo Testamento, desde Medellín y desde Monseñor
Romero “la paz es obra de la justicia”. Corrupción,
mentira, no pagar impuestos, robo descarado, es trabajar
por la violencia. Trabajar por la paz es empezar por lo
contrario. Y después avanzar en la reconciliación.
5. Mateo. “Sal de la tierra y luz del mundo”
Así termina el sermón del monte que comienza
con “dichosos ustedes”. Eso fue Monseñor. “Luz” en
un mundo de negra oscuridad, “verdad” en un mundo
de mentira y encubrimiento. Es lo primero que dijo un
campesino -en palabras que muchas veces he citadocuando le preguntaron quién fue Monseñor: “Dijo la
verdad”. Y Monseñor fue “Sal de la tierra”. Cambió la
sequedad y la aridez en agua y vida. El campesino lo
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dijo muy concretamente desde su propia experiencia de
pobre: “nos defendió a nosotros de pobres”.
Son “lemas” para describir a gente buena, a gente
valiente y generosa, a mártires.
6. Carta a los Hebreos. “En consecuencia, rodeados
como estamos con tal nube de testigos de la fe
sacudámonos de todo lastre que se nos pega.
Corramos con constancia en la competición que se
nos presenta, fijos los ojos en el pionero y consumador
de la fe, Jesús”
El 23 de mayo es la fiesta del pueblo salvadoreño y
de muchos otros pueblos y personas honradas en todo
el mundo. El Señor Jesús no se molestará si usamos las
palabras usadas en la carta a los Hebreos refiriéndonos
a Monseñor.
Estamos rodeados de una nube de testigos, de
muchos y muchas mártires. Cuesta seguir adelante, sobre
todo cuando sentimos orfandad. Y cuesta caminar con
constancia luchando contra los males de este mundo. El
23 de mayo pongamos los ojos fijos en Monseñor.
7. Un hombre de Dios
Lo han dicho muchos y lo han dicho muy bien. Yo
solo quiero citar un texto que escribió Monseñor en
los ejercicios espirituales de 1980 un mes antes de ser
asesinado. Al llegar a las meditaciones del reino de Dios
y del seguimiento de Cristo hace su oblación a Cristo con
las palabras de San Ignacio. Y después escribe lo que le
sale del corazón, ante Cristo, ante Dios:
“Así concreto mi consagración al
corazón de Jesús que fue siempre fuente de
inspiración y alegría cristiana en mi vida. Así
también pongo bajo su providencia amorosa
toda mi vida y acepto con fe en Él mi muerte
por más difícil que sea. Ni quiero darle una
intención como lo quisiera por la paz de mi
país y por el florecimiento de nuestra iglesia,
porque el corazón de Cristo sabrá dar el
destino que quiera. Me basta para estar feliz
y confiado saber con seguridad que en Él
está mi vida y mi muerte; que a pesar de
mis pecados en Él he puesto mi confianza y
no quedaré confundido y otros proseguirán
con más sabiduría y santidad los trabajos de
la Iglesia y de la Patria”.
Dichoso Romero
Romero ¿mártir por amor a...?
Manuel de Jesús Acosta Bonilla
R
omero mártir por amor constituye el lema que
la comisión mixta de la Arquidiócesis eligió para la
beatificación de Mons. Oscar Arnulfo Romero.
La beatificación ha llenado de alegría y de esperanza a
buena parte de la población salvadoreña, esta le ha dado
la razón a los pobres, quienes desde el primer momento
lo habían declarado mártir, profeta, pastor y santo, pero
también ha puesto en evidencia la equivocación en la
que estaban algunos miembros de la curia romana y
salvadoreña, así como ha desenmascarado las astucias
de aquellos funcionarios de Estado que entorpecieron
con sus cartas des-informativas el debido proceso de la
causa de canonización.
Las reacciones al lema están a la vista, unos lo
aprobaron, configurándolo como un show mediático, casi
una novela; otros diciendo que Romero no es mártir, pero
en la mayoría de humildes este lema provocó indignación
y extrañez. Indignación porque la frase por sí sola no se
puede decir que es incorrecta, sobre todo porque se trata
de Romero, un salvadoreño que amó hasta el extremo
como Jesús. Los que somos hijos de esta época sabemos
que «mártir por amor» esconde ambigüedad, dado que
no expresa los elementos esenciales del mártir y profeta,
ni enuncia quiénes lo mataron y porqué lo mataron.
el paso de Dios por este pueblo, al igual que Jesús de
Nazaret.
El lema como tal contiene ambigüedad. No es fiel al
decreto de Roma que lo define “mártir por odio a la fe”,
ya parece más honesta la curia romana que alguna parte
de la jerarquía salvadoreña. Este no expresa el sentir del
pueblo salvadoreño. No aclara por amor a quién, mucho
menos dice qué entendía Romero por este amor. En
quiénes descargaba su amor, a quiénes privilegió y a
quiénes conminó para que no los asesinaran, sino que
los amaran como Jesús. Por tanto si van a mantener este
lema, aclaren mártir por amor a qué, a quién y de cuál
amor él habló y practicó para que el Estado mismo le
arrebatara su propia vida.
La extrañez viene dada, por una parte, porque al
revisar los actores del evento, no se ha tomado en cuenta
a personas que en otrora, en situaciones de mucha
dificultad, le han cantado a Romero o han defendido y
mantenido su memoria. Ello a pesar de las prohibiciones
de algunos obispos y jerarcas. Por otra parte, tal extrañez
es porque esta frase fue dada a conocer por Mons. Jesús
Delgado, ¡un estudioso de Romero! utilizando una frase
inconclusa y engañosa. Esto mismo no se puede decir
de Luis Ayala, ni de Simeón Reyes, uno que ha estado
al margen de la iglesia arquidiocesana y otro que no ha
sido formado en la iglesia comprometida que Romero
propuso. ¿De dónde le viene a la comisión esta manera
de hablar? ¿Qué quieren decir con este tipo de lemas que
más parecen recetario de devociones estériles?
En este mismo aspecto es de notar que tanto en la
conformación de la comisión mixta como en el lema
se perciben dos ópticas sobre Romero, que poseen
poder, entendido este como prestigio y dominio políticoeconómico. La institucional de la jerarquía eclesiástica,
que quizá procura quedar bien con todo mundo y hacer
de Romero un santito inocuo y la otra la del gobierno
de turno que procura hacer de Romero, el mártir o el
santo del Estado salvadoreño, como si se tratara de su
nacionalización. A estas ópticas se le unen la mayoría
de empresas representantes de la oligarquía tanto
antiguas como emergentes que se vuelven benefactoras
y promotoras de su beatificación. Aquellos medios de
comunicación que en otrora fueron enemigos acérrimos
de Romero ¿qué es lo que pretenden ahora al mantener
portales de promoción? Y aquellos que en otro tiempo
encontraron consuelo y esperanza en Romero ¿qué es lo
que pretenden al convertirlo en el mártir o el santo del
Estado?
Es cierto que Romero, era amante del corazón de
Jesús, del santo rosario, de la oración ante el Santísimo,
como lo pretenden resaltar; sin embargo Romero no es
mártir y beato por estas cosas, sino porque hizo suya
la causa de los pobres, la de los masacrados, la de los
sin tierra, de quienes fue su voz y así encarnó en su vida
Propongo que volvamos la mirada a la tradición
marginal que está en la base social, en los campesinos,
obreros y de aquellos olvidados. No perdamos de vista la
tradición que canta: “Monseñor vives hoy en el corazón
del pueblo que tanto te amo. Monseñor tu verdad nos
hace marchar a la victoria final”.
7
Dichoso Romero
¿Estará Monseñor presente el 23 de mayo?
Louis Van de Velde
Publicado en Religión Digital,
29 de abril de 2015
Claro, será la gran celebración oficial de la beatificación
de Monseñor Romero, pero él mismo, él que dijo que
resucitaría en el pueblo salvadoreño, ¿estará presente ahí
la vigilia en catedral, en el estadio o en las calles hacia el
Salvador del Mundo? A lo mejor extrañe esta pregunta.
Trato de encontrar piezas para una respuesta...
Recuerdo que Monseñor
Romero dijo que no
volvería a estar presente en
un acto oficial del Estado y
que no deseaba a ningún
funcionario estatal en las
celebraciones de la Iglesia
hasta que se aclarara a
fondo el asesinato de
Rutilio Grande y sus
compañeros. Aunque no lo
dijo así, se puede añadir...
hasta que aclaren a fondo
el asesinato de los otros
sacerdotes,
religiosas,
catequistas,
y
tantos
miles de salvadoreños/as.
Sin embargo el Estado
salvadoreño no ha resuelto
esos crímenes de lesa
humanidad. El ejército no
quiere abrir sus archivos.
Hace unos días regresó -expulsado de los E.E.U.U.todavía un ex director de la guardia nacional y ex ministro
de defensa... y entró paseando, casi triunfante, recibido
por sus súbditos: a sus órdenes mi general!!! La ley de
amnistía sigue vigente e impide hasta la investigación de
todas las violaciones a los derechos humanos durante
los años de represión y guerra. Sin embargo, el 23 de
mayo, altos funcionarios del Estado salvadoreño y
de otros países, estarán ahí, en un lugar privilegiado y
especialmente vigilado y cuidado. El anterior y el actual
presidente han “pedido” perdón por ciertos crímenes,
pero la verdad no ha podido surgir: los responsables no
han sido juzgados, las víctimas siguen con sus heridas,...
Ahí estarán también los señores/as embajadores. ¿Estará
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Monseñor Romero presente en ese acto con tantos altos
funcionarios públicos?
La celebración presidida por cardenales, arzobispos,
obispos y en presencia de más de mil sacerdotes, y unos
300,000 laicos/as, será un acto religioso, por supuesto
solemne, pero lejos del pueblo. La conferencia episcopal
aparecerá unida -ya no
dividida como hace
35 años en contra de
Monseñor
Romero-.
Todos los sacerdotes
y todas las religiosas
y religiosos se unirán
en esa fiesta religiosa.
El pueblo podrá “ver”
la ceremonia (una
misa tradicional con
la declaración oficial
de la beatificación)
a distancia, de lejos,
a través de pantallas
grandes por las calles
y en el estadio Mágico
González,
y
por
televisión. Será con
cantos tradicionales y
si cantan algo sobre
Monseñor
Romero
serán de los cantos nuevos y adaptados para que se hable
de él como el ejemplo de amor a Dios y al prójimo. Será
el gran rito religioso ejecutado por varios príncipes de la
iglesia romana, la jerarquía,...
“El pastor tiene que estar donde está el
sufrimiento”, dijo el 30/10/1977. El mensaje será dirigido
a “todos” sin distinción para que “nos amemos” así
como Monseñor Romero dio su vida por amor. No van a
inquietar a nadie, no van a tocar la conciencia de nadie,
no van a provocar crisis en nadie. Y las grandes mayorías
presentes en las calles estarán cantando y aplaudiendo.
Recuerdo que dijo: “Una iglesia que no provoca crisis, un
Evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no
levanta roncha como decimos vulgarmente, una palabra
Dichoso Romero
“
¿Los ricos presentes se convertirán compartiendo su riqueza
para que pueda ser distribuida entre todos y todas?”
de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad en
que está anunciándose, ¿qué Evangelio es ése?”.
“Consideraciones piadosas muy bonitas que no
molestan a nadie, y así quisieran muchos que fuera
la predicación. Y aquellos predicadores que por no
molestarse, por no tener conflictos y dificultades evitan
toda cosa espinosa, no iluminan la realidad en que se
vive, no tienen el valor de Pedro de decirle a aquella turba
donde están todavía las manos manchadas de sangre que
mataron a Cristo. ¡Ustedes lo mataron! Aunque le iba a
costar también la vida por esa denuncia, la proclama. Es
el evangelio valiente, es la buena nueva que vino a quitar
los pecados del mundo” (16/4/1978). ¿Estará presente ese
Monseñor Romero, ese profeta valiente del Evangelio, el
próximo 23 de mayo?
“La Iglesia se predica desde los pobres y no nos
avergonzamos nunca de decir: la Iglesia de los pobres,
porque entre los pobres quiso poner Cristo su cátedra de
redención” (24/12/1978). El espectáculo religioso, el gran
culto religioso de la beatificación de Monseñor Romero,
costará un dineral. A lo mejor nunca se sabrá cuánto
haya costado de verdad. En las iglesias romanas se hace
colectas para juntar dinero para ese magno evento. El
Estado invertirá una enorme cantidad de dólares. Hasta
no me extrañaría que algunos empresarios grandes
aporten una buena cantidad de dinero por la causa de
la beatificación. Las líneas aéreas, los buses regionales
y nacionales y los hoteles harán un gran negocio con
tantos “peregrinos”(?).
Será una ceremonia donde no se ve la vida de los
pobres, donde no se oye la voz de los pobres, donde
no se visualiza el rostro de los jóvenes asesinados, ni
de los migrantes en el desierto, donde no se sentirán
las lágrimas de los familiares de los policías y soldados
asesinados. No se recogerá el clamor del pueblo y el dolor
de tanto crimen. Tampoco se escuchará la voz profética
que denuncia la pobreza y la miseria, la exclusión social
y económica de las mayorías. Pero él dijo: “Los pobres
han marcado el verdadero caminar de la Iglesia. Una
Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde
los pobres las injusticias que con ellos se cometen, no
es verdadera Iglesia de Jesucristo” (17/2/1980). Uno se
pregunta: ¿de qué Romero estarán hablando?
La celebración del 23 de mayo es un acto religioso
oficial preparado y organizado en coordinación entre la
jerarquía de la Iglesia romana y el Estado. Se hablará
de la gran alegría, de la fiesta por el salvadoreño más
conocido en el mundo entero, por el “primer” salvadoreño
declarado beato oficialmente, del “fervor religioso” al
estilo de las procesiones de semana santa y la bajada.
Será la máxima expresión eucarística presidida con tanta
solemnidad religiosa. Centenares de sacerdotes habrán
recibidos a los penitentes que desean confesarse y les
darán la comunión. También en el estadio.
Pero me pregunto: ¿habrá conversión? ¿Los ricos
presentes se convertirán compartiendo su riqueza para
que pueda ser distribuida entre todos y todas? ¿Los pobres
creerán en los pobres para organizarse solidariamente en
la conquista de la justicia? ¿Los políticos y gobernantes
presentes empezarán a “servir al pueblo” en vez de
servirse del pueblo? ¿Los jueces y fiscales presentes
se convertirán en administradores de justicia sin
corrupción? ¿Los dueños de los medios de comunicación
y sus empleados se convertirán para ser centinelas de la
verdad en vez de instrumentos ideológicos del sistema
neoliberal? ¿Los pobres se convertirán en micrófonos
de Dios? ¿Los sacerdotes, los obispos y cardenales
presentes se convertirán para vivir su ministerio como
Monseñor Romero lo ha hecho? Sospecho que habrá
mucha euforia religiosa, pero poca conversión verdadera.
De hecho sospecho que será como “las luces camperos”
en cercanía de navidad: ¡oooh!... ¡qué bonito! un ratito y
luego se apagan y todo está oscuro de nuevo. ¿Estará
Monseñor Romero presente ahí?
Ojalá que todo eso pase muy pronto, para que la
voz de Monseñor pueda volver a sonar con claridad en
las comunidades eclesiales de base, en congregaciones
cristianas, en las luchas por la justicia, la verdad, la
libertad, la solidaridad, la vida, en las organizaciones
populares, en algún periódico que desea “sentir con
el pueblo” y tratar de hablar como hablaría Monseñor
Romero hoy, en alguna protesta frente a la Embajada de
los Estados Unidos para exigir que dejen de intervenir
en nuestro pueblo, en cooperativas que sí creen que es
posible cooperar para vivir mejor...
Ahí estará Monseñor Romero presente cuando se
glorifique a Dios en la defensa de vida digna de las y los
pobres. Recordando las palabras del Resucitado para
sus hermanos: que vayan a Galilea y ahí lo encontrarán.
Así será con Monseñor Romero, nuestro San Romero
de América. No nos quedemos con las tres chozas de
la celebración del 23 de mayo, sino “bajemos, hay que
trabajar” (19/11/1978). ¡Solamente hablando como él
habló, actuando como él actuó, orando como él oró,
lo encontraremos!
9
Dichoso Romero
Testimonios del Congreso de Teología
Monseñor Romero:
“Sentir con la Iglesia”
Héctor Dada Hirezi
Lo conocí de niño a finales de los años 40´s.
Después tuvimos una relación muy estrecha cuando fue
Obispo Auxiliar de San Salvador a finales de los 60´s, y
más tarde Obispo de Santiago de María. En ese tránsito
muchas cosas lo marcaron.
Monseñor Romero fue un gran ser humano, un
hombre de gran solidaridad y respeto a los demás y alguien
con quien se podía disentir y discutir apasionadamente
sin perder el respeto personal. Era capaz de ponerse al
nivel de la gente y escuchar, de una gran espiritualidad
cristiana y de un espíritu de oración poco común,
recuerdo que hizo esperar durante 45 minutos al cardenal
brasileño Lorscheider, porque estaba orando en la capilla
para pedir iluminación sobre que tenía que decirle. Pero
este hombre fue asesinado, dice la Congregación para
la Causa de los Santos, por odio a su fe. El cardenal
Ratzinger, cuando era Prefecto de la Congregación para
la Doctrina de la Fe, escribió un decreto y dijo que su
pastoral no contradecía en nada la doctrina de la Iglesia.
Eso liberó a Monseñor de los movimientos de la derecha
católica. Veían que ya no era posible detener el proceso
de que podía ser elevado a santo. Monseñor hizo lo que
creía que la fe le exigía aunque estuviera muy equivocado.
Una Iglesia en transformación. Monseñor Romero no
fue alguien que cayó de un planeta extraño y que apareció
en el país bruscamente, fue un hombre que evolucionó y
cambió con la Iglesia. Una Iglesia en transformación, hacia
un compromiso con la realidad haciendo una lectura de
los signos de los tiempos. Compromiso expresado en el
Concilio Vaticano II y Medellín, y más tarde en Puebla.
Estos compromisos encontraron en la Iglesia salvadoreña
una Iglesia en la que podían introducirse fácilmente. Ya
antes de los 50´s, la pastoral de Mons. Chávez y González
originaba acusaciones de marxismo por su denuncia de
la tenencia de la tierra, que no era ni conveniente ni ética.
10
En Santiago de María, Romero comenzó a sufrir la
represión directamente. La masacre de Tres Calles
(22/06/1975) fue para él una sacudida; pero su
denuncia al entonces presidente Molina, fue solo
privada. Al encarnarse en una arquidiócesis más
comprometida socialmente, comenzó la denuncia
pública. La decisión de la misa única por las
exequias del p. Rutilio Grande y sus acompañantes
fue importante. En esas circunstancias, estaba
leyendo los signos de los tiempos.
Consecuencia, persecución. El seguimiento de
Romero de la línea de Medellín y Puebla tuvo como
consecuencia que la Iglesia comenzara a ser perseguida.
Hay documentos de esa época, que en algún momento
estuvieron en la Guardia Nacional, donde se instruye a
soldados y policías a perseguir a quienes tuvieran una
Biblia actualizada, distinta a la antigua Biblia de Valera, y a
quienes dijeran misa con pelo largo y tocaran guitarra. Eran
signo de los sacerdotes y catequistas conciliares. Algún
obispo que, en Puebla, negó que hubiera persecución de
la Iglesia en El Salvador, debiera haber dicho: “Nosotros
no somos Iglesia en la línea de la Iglesia católica”. Porque
ser Iglesia en esa línea estaba perseguido por órdenes
militares. Por eso no es de extrañar que persiguieran a
Monseñor Romero.
La Muerte de Mons. Romero, decisión política. El
arzobispado de Mons. Romero fue signo de contradicción,
pero a quienes creemos en la palabra de Jesús, ¿cómo
nos va a extrañar? Predicar la palabra de Jesús como
Jesús lo hizo, tiene indiscutiblemente consecuencias
políticas como las tuvo para Jesús. Su muerte no por
casualidad ha sido atribuida a una persona que fue agente
de inteligencia, el Mayor Roberto d’Aubuisson, “el Menor”
como le decía Ignacio Ellacuría, Jefe de ANSESAL,
agencia de seguridad salvadoreña, que cumplía las líneas
que Estados Unidos tenía para El Salvador, aunque fue
destituido en 1979, siguió actuando como tal. La muerte
de Monseñor no fue casual. Fue la obra de un loco. Fue
una decisión política contra una manera de predicar
la fe. El problema que tenemos ahora es que vayamos
a convertir a Mons. Romero en un “santo de palo”,
edulcorado. Su palabra tiene aristas y por eso es mártir.
No lo es por quedar bien con todos, sino por no quedar
bien con algunos. La peor traición que le podemos hacer
es olvidar eso.
Dichoso Romero
Dando razón de la herencia de Monseñor Romero y
de los jesuitas mártires, Elba y Celina
Suyapa Pérez Escapini
Coordenadas que dan razón de mí, y de mi fe
Provengo de un hogar donde hubo mucha violencia
doméstica y de una sociedad que oculta y acepta la
violencia en todos los niveles de la existencia; de un
pueblo que ha sufrido una guerra civil que alteró la vida
de toda la población, especialmente la del campo. Soy
parte de una sociedad que aún en esta larga post guerra,
no resuelve los problemas de injusticia, miseria, abuso y
explotación. Afirmo que estoy marcada por una dinámica
social revolucionaria que quería cambiar las estructuras
injustas y que encontró aliento en una Iglesia que
proclamaba en Cristo la liberación de todas las ataduras
humanas y de las idolatrías de turno.
También procedo de una Iglesia de tradición católica
romana, que en sus esquemas convencionales, sigue
marcada por la tendencia a sacralizar comportamientos
que claramente contradicen valores evangélicos. Pero
además, me considero heredera de una Iglesia martirial
y profética que en las últimas décadas ha pagado un alto
costo en el sacrificio de la vida de sus mejores hijos e
hijas, para revertir el futuro hacia otra dirección. En esa
herencia ubico a Monseñor Romero y a los mártires de
la UCA. Soy testiga de una Iglesia que fue nutrida por la
luz de una praxis y un cultivo de la fe que daba ánimo e
inspiración para comprometerse en la transformación del
mundo con su Dios liberador, su Evangelio y su misión.
Herencia de Monseñor Romero
De Monseñor Romero, nos queda: su diaconía, su
homilética y su teología, en particular nos referimos el
día de hoy a su reflexión sobre la dimensión política de la
fe, para un mundo secular, reinocéntrica en su mirada, y
eclesial en su forma.
Su sentir con la Iglesia, entendido como indiscutible
sentir con el pueblo, el cual es convocado a dejar ser
masa para ser Pueblo de Dios, esto lo enseñó como un
proceso por asumir. Sabía que el pueblo es de Dios y
de nadie más, esa conciencia muy suya, hizo que calara
profundo en el sentir
de la fe (sensus fidei)
de nuestro pueblo,
provocando
una
conexión única, histórica y trascendente, sociológica y
teológica, pneumática y política.
Herencia de los mártires de la UCA
Para mí, su aporte fundamental lo dieron desde todos
los ámbitos disciplinarios buscando el cambio social,
desde sus raíces estructurales, invitando osadamente
como el P. Ellacuría a la reversión de la historia, en
dirección de todos los oprimidos en ella.
Los jesuitas mártires de la UCA, se dejaron tocar
por la tragedia que produce la miseria y la injusticia
estructural, señalaron la sacralización de situaciones
amparadas en prejuicios culturales. A través de su
trabajo defendieron a los pobres visibilizando la realidad,
investigándola, escrutando sus causas, denunciándola
junto al sufrimiento causado a las mayorías desposeídas.
En estudios de psicología social, sociología, filosofía
o teología, se puede seguir el hilo de su esfuerzo por
construir los mecanismos ideológicos de dominación
para que los valores del Reino de Dios fueran posibles.
En esa ruta, desde la academia, pensada al servicio de
la historia y de la realidad nacional, ellos descubrieron el
corazón de Monseñor Romero en misión, y colaboraron
con él. El martirio ha sido la rúbrica de todo su ser y
quehacer.
Monseñor Romero y los mártires jesuitas, en el
seguimiento de Jesús y en continuidad con la tradición
profética no pudieron entender su fe separada de la lucha
por la justicia.
Ahora nos toca seguir con alegría, con fe, esa fe que no
teme problematizarse; con memoria histórica y seriedad,
sus anhelos más profundos dejados en sus obras.
Que así sea.
11
Dichoso Romero
Legado de Monseñor Romero
Hna. Noemí Ortiz
Para mí y para todo el pueblo consciente de El Salvador
ha sido un gran privilegio conocer no solo a Monseñor
Romero, sino a tantos mártires, héroes y heroínas que
vienen a la memoria. Con esto quiero decir que somos
parte de un pueblo y de una iglesia privilegiada, en
palabras de otro de nuestros mártires Ignacio Ellacuría
“con Monseñor Romero Dios pasó por El Salvador”, esa
ha sido nuestra experiencia con Romero, sentir en su
presencia la cercanía de Dios, del Dios de la vida, del Dios
que va acompañando a su pueblo. Esta experiencia la voy
a compartir en dos de las muchas facetas de nuestro san
Romero de América: Pastor y profeta.
Legado recibido
Monseñor Romero no comenzó su trabajo de cero,
ya antes de él, Mons. Luis Chávez y González había
comenzado a estudiar y poner en práctica las conclusiones
del Concilio Vaticano II y Medellín, con lo que la Iglesia
comenzó a ser una Iglesia que trabajaba en la promoción
de los campesinos, creando cooperativas y las escuelas
radiofónicas. El pueblo ya no era un pueblo dormido, sino
que era un pueblo que comenzaba a juntarse y a construir
sus propias organizaciones y por eso, precisamente,
comenzaba a ser reprimido. Esta Iglesia comprometida
y ese pueblo organizado fueron los que despertaron en
Mons. Romero su vocación de pastor y profeta.
Monseñor Romero, el pastor
Conocí a Monseñor Romero cuando era secretaria
del padre Fabián Amaya entonces Vicario pastoral de la
Arquidiócesis de San Salvador y así pude darme cuenta
que el arzobispado no era una casa fría, sino un lugar
de encuentro, casa del pueblo; y que un pastor no
se hace por decreto, por nombramiento, sino, como
Monseñor Romero, escuchando, hablando, visitando
incluso los lugares más lejanos y hay que tener presente
que estábamos en un momento de mucho conflicto, lo
que no lo detenía, animaba, consolaba.
Fue en esta cercanía que Monseñor descubrió los
mecanismos sociales que hacían de los campesinos y
obreros personas marginadas. Mecanismos que nos
exhortó a estudiar no como quien estudia sociología o
economía, sino como cristianos para no ser “cómplices
de esa máquina que está haciendo cada vez más gente
pobre, marginada e indigente” (Homilía 16/12/1979).
Ese contacto con el pueblo lo llevó a decir “con este
pueblo no cuesta ser buen pastor” (Homilía 18-11-1974)
y a la coherencia entre palabra y vida, que fue por lo que
12
Hermana Noemí, la primera de la derecha.
entró en conflicto con los poderosos, con la oligarquía y
los poderes políticos y militares del Estado.
Monseñor Romero, profeta que anuncia y denuncia
Mons. Romero se sintió llamado a denunciar,
“predicación que no denuncia el pecado, no es
predicación del evangelio” (Homilía 2/01/1978). Por eso
denunció la absolutización de la riqueza, la idolatría del
poder, la represión llamando a no matar, el imperialismo
de Estados Unidos (escribió una carta al presidente Carter
pidiéndole que no interviniera en El Salvador porque el
pueblo no necesitaba balas, sino comida), denunció los
organismos de justicia “la ley es como una culebra, solo
muerde a los que andan descalzos” (Homilía 5/02/1978);
la corrupción de los medios de comunicación social y
la falsificación de la religión. Denunció la persecución
de la Iglesia en Puebla, exponiendo a la luz pública el
asesinato del padre Octavio Ortiz y los cuatro jóvenes en
El Despertar.
También anunció, entre otras cosas muy importantes,
que la represión en contra del pueblo que lucha por una
liberación integral, no es algo querido por Dios, por eso
proclamó con toda energía al ejército “les suplico, les
ruego, les ordeno, en nombre de Dios y de este sufrido
pueblo, cese la represión” (Homilía 23/03/1980). Palabras
que al final firmaron su sentencia de muerte.
Nuestro reto
En nuestras comunidades decimos que los mártires
permanecen vivos en la medida en que nosotros no los
hagamos morir, olvidando su testimonio. Por eso, nuestro
reto es conocer a Monseñor Romero, su pensamiento,
sus homilías y sus acciones; para así, pensar como Mons.
Romero, hablar no de él, sino como Mons. Romero y
actuar como Mons. Romero en el hoy de nuestro pueblo.
Dichoso Romero
Evangelizar con la memoria de los mártires
Pedro Declercq
Y
o trabajo con las Comunidades Eclesiales de
Base y con la Iglesia Latinoamericana, que
es otro modelo de Iglesia. El trabajo es un poco
distinto, es más popular, es combinar el trabajo
intelectual de los profesores con el de la gente que
apenas sabe leer y escribir, y que tiene que entender
el legado de los mártires. Voy a dar testimonio no
de lo que Monseñor Romero ha hecho en mí, sino
de lo que la gente ve actualmente en Monseñor
Romero, y cómo sigue brotando la esperanza.
Nuestras comunidades
Así comienzan nuestras reuniones en las comunidades.
“Denme la R, denme la O, denme la M, denme la E,
denme la R, denme la O, ¿cómo dice? ¡ROMERO,
ROMERO!”. Así damos a conocer a Monseñor Romero en
un ambiente popular. Luego reflexionamos un momento
y repetimos las palabras de otro mártir, Ignacio Ellacuría:
“con Monseñor Romero, Dios pasó por El Salvador”.
Y si esto que decimos es verdad, la gente comienza a
actuar. Porque si con Monseñor Romero Dios pasó por
El Salvador, y es otro mártir el que lo dice, eso hay que
darlo a conocer.
del templo. Pero los que no han querido oír, ahora van a
ver gracias al papa Francisco que lo está beatificando y
los que nunca habían ido a Aguilares, ahora van donde
nunca han estado.
El sacerdote formado en el seminario y recién ordenado
quiere cambiar el nombre al templo de la comunidad
Rutilio Grande, que tiene a Monseñor Romero y Rutilio
Grande en la fachada, por el nombre de san Antonio.
Pero la gente protesta. Rutilio Grande es nuestro patrono,
es alguien que ha dado la vida por los demás. ¡Cómo no
lo vamos a tener presente!
Evangelizar con los mártires y actuar
¿Cómo vamos a dar a conocer a Dios? ¿Cómo vamos
a evangelizar? No aprendiendo el catecismo porque
eso es memorización, sino dando a conocer la vida de
aquellos que entregaron la suya en defensa del pueblo.
Evangelizar es dar a conocer a gente que ha dado su
vida por la causa de Jesús. ¿Cómo darlo a conocer?
¿Cómo inquietar? En nuestras CEBs la gente comienza
a pintar la foto de Romero en murales y postes. Nuestras
comunidades se llaman según nuestros mártires. Y al ver
sus pinturas la gente que tiene menos de 40 años y no los
conoce, comienza a preguntarse quiénes son.
Mantener la memoria, tarea nada fácil
Lo que la gente hace no es fácil, porque por ejemplo
en Tierra Blanca donde fui párroco, cuando renuncié,
una de las primeras cosas que hizo el nuevo párroco, el p.
Milton García, fue borrar del mural la imagen de Monseñor
Romero. La gente consciente salió de la comunidad, la
gente que todavía no ha alcanzado la libertad, se quedó
obedeciendo. Y no solo ahí, en Nueva Esperanza, donde
está la hermana Noemí, el p. Ángel Arnaiz borró la
memoria histórica con Monseñor Romero en la fachada
Evangelizar es que la gente vea la esperanza en estas
figuras, y eso es lo que la gente necesita, la esperanza.
Y gracias a intelectuales como Miguel Cavada, que han
ayudado a ordenar el pensamiento, la gente ha escrito
libros que ayudan a conocer a monseñor Romero. La
gente descubre en libros y va aprendiendo, los niños se
evangelizan coloreando y van conociendo a las personas
y a los jóvenes en talleres.
En las frases de Romero se descubre la perfecta
evangelización. ¿Qué diría Romero sobre la situación
de hoy? Lo mismo que Jesús, pero con palabras más
actualizadas. Romero diría: “La gloria de Dios es que el
pobre viva”. Entonces luchemos para que el pobre viva,
porque esa es la gloria de Dios. La gloria de Dios no la
vamos a hallar en otro mundo, no existe, sino en que el
pobre viva.
Monseñor Romero decía “El pueblo es mi profeta”,
y como recuerda Miguel Cavada, decía: “no se aparten
del pueblo”. En estas coyunturas, en estos congresos,
en estas semanas de reflexión, yo digo que la gente,
13
Dichoso Romero
Es contundente la razón de
declararlo mártir
Norma Guevara
los religiosos y religiosas que veo aquí, en el auditorio
Ignacio Ellacuría de la UCA, las quisiera ver en las calles,
en las manifestaciones públicas, cuando se defiende la
ley del agua.
Monseñor Romero decía, “cada uno de ustedes debe
ser un micrófono de Dios”, debemos estar en la calle
porque no nos podemos apartar del pueblo. La Iglesia es
el fermento en medio del pueblo. Hoy este pueblo está
dormido, anestesiado. Es muy diferente de aquel del que
Monseñor Romero decía “con este pueblo no cuesta ser
buen pastor”, pero ahora sí cuesta. Este pueblo hay que
despertarlo forzosamente. ¿Qué tal si nos ven a los que
nos llamamos cristianos en medio del pueblo? Monseñor
Romero decía que hay que cambiar todo el sistema de raíz,
porque el problema fundamental es la injusticia social.
Pero si nosotros, los cristianos no nos manifestamos, ¿en
quién puede el pueblo poner la esperanza? No me digan
que en los políticos, en los diputados.
¿Qué va a cambiar en el mes de mayo? El elegido
representante del pueblo va a cobrar su cheque de
cinco mil dólares y el albañil que votó por él, si acaso
tiene trabajo, va a cobrar su cheque de doscientos
setenta y cinco dólares. Hay una diferencia de cuatro mil
setecientos veinticinco dólares, pero todos somos iguales.
Hoy nadie cuestiona, nadie pregunta, estamos en otra
parte. Como cristianos debemos ser fermento, estar en
medio de la realidad, debemos estar allí defendiendo la
soberanía alimentaria. Monseñor Romero hace rato que
se hubiera pronunciado, pero nuestra Iglesia es muda en
su jerarquía. Por eso urge que la iglesia que nace de la
base cumplamos el legado de monseñor Romero y de los
mártires que defendieron realmente al pueblo.
Una Iglesia que no está comprometida con el pobre
no es la Iglesia de Jesús, decía Monseñor Romero.
Entonces pensemos si el pueblo es verdaderamente
nuestro profeta.
14
Es contundente la razón de declararlo Mártir, porque
fue asesinado por odio a la fe. Entendamos lo que eso
representa para el pueblo salvadoreño. Monseñor vivió
su condición de 4to. Arzobispo de San Salvador en un
momento crítico, en el que el gobierno expulsaba del
país a sacerdotes, reprimía comunidades cristianas
organizadas, cometía fraudes electorales, ejecutó la más
grande masacre frente a la iglesia El Rosario el 28 de
febrero de 1977 y asesinaba sacerdotes.
En aquella época intensa y breve fue nombrado
Arzobispo el 3 de febrero de 1977, semanas antes de la
masacre del gobierno del General Molina contra quienes
protestaban por el fraude contra el Coronel Ernesto
Claramount. Antes de este último acontecimiento y antes
del asesinato del Padre Rutilio Grande, en una de sus
primeras entrevistas afirmó: “El gobierno no debe tomar
al sacerdote que se pronuncia por la justicia social como
un político o elemento subversivo, cuando éste está
cumpliendo su misión en la política del bien común”.
En otro momento afirma: “El mundo de los pobres
son características sociales y políticas bien concretas, nos
enseña dónde debe encarnarse la iglesia para evitar la
falsa universalización que termina siempre en convivencia
con los poderosos”.
Las y los salvadoreños debemos sentirnos agradecidos
con la vida por ser parte de un pueblo que motivó tanta
sabiduría y fortaleza en Monseñor Romero, necesitamos
esa raíz para edificar un cambio profundo que emerja
desde el interior de nosotros y se proyecte en trabajo, en
soluciones a los grandes problemas, en la edificación de
una sociedad más justa, más equitativa y más humana.
Dichoso Romero
Beatificación de Romero:
Dos amigos se dan la mano
Charo Mármol, España
El 24 de marzo se cumplió el 35 aniversario de la
muerte de Monseñor Romero. Dos meses después,
en El Salvador, la Iglesia Institución reconocerá la
muerte de Romero como martirio in odium fidei,
y será oficialmente subido a los altares.
manchando a la patria, al ejército.
Que se reconozca quiénes son
los criminales y que se dé justa
indemnización a las familias que
quedan desamparadas”.
Permítanme que subraye el oficialmente, porque el
pueblo salvadoreño y muchas de las gentes creyentes de
distintas partes del mundo, ya habíamos reconocido su
vida como una vida digna de imitar y reconocíamos que
su muerte fue causa de esa vida de denuncia a favor del
pueblo crucificado, de entrega y amor a los pobres. La
muerte de Monseñor Romero era una muerte anunciada
y esperada, como lo fueron las muertes de los jesuitas de
la UCA.
Cuando mataron a Rutilio, Monseñor Romero fue a
Aguilares, Jon Sobrino le acompañó, y en palabras de
Sobrino, “allí se topó con los pobres”, con la injusticia, con
el dolor, la opresión y la muerte. Y este fue el momento
del cambio y la conversión de Romero. En ese momento
empezó a hacer comunidad, intentando que nadie se
quedase fuera: sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos,
las comunidades de base… toda la iglesia unida, con el
Pastor a la cabeza comenzó a defender a los pobres de
El Salvador. Ya no eran unos cuantos curas, religiosas,
campesinos quienes denunciaban y a quienes acusaban
de comunistas, ahora era toda la Iglesia presidida por su
Arzobispo quien no dejaba de denunciar las injusticias
que el pueblo salvadoreño sufría.
Como también lo fue la del primero de todos, Rutilio
Grande, jesuita, párroco de Aguilares, en El Salvador, y
amigo de Monseñor Romero, cuando Romero aún no
se había “topado” con los pobres. Ambos eran amigos,
aunque militaban en distintos bandos. A Rutilio le asesinan
el 12 de marzo de 1977 por su defensa de los pobres
y excluidos. Sus homilías eran una defensa acalorada
de los campesinos explotados. En una de ellas decía:
“Queremos ser la voz de los que no tienen voz para gritar
contra tanto atropello contra los derechos humanos. Que
se haga justicia, que no queden impunes tantos crímenes
Con la muerte de Rutilio comenzaron tres años de
una muerte anunciada que concluirían con el asesinato
de Romero el 24 de marzo de 1980. Tres años en los
que Romero supo que la muerte rondaba su vida. En el
último retiro espiritual que hizo, escribía: “Mi otro temor
es acerca de los riesgos de mi vida. Me cuesta aceptar
una muerte violenta que en estas circunstancias es muy
posible, incluso el Sr. Nuncio de Costa Rica me avisó
de peligros inminentes para esta semana. El padre me
animó diciéndome que mi disposición debe ser dar mi
vida por Dios cualquiera que sea el fin de mi vida. Las
circunstancias desconocidas se vivirán con la gracia de
Dios. Él asistió a los mártires y si es necesario, lo sentiré
muy cerca al entregarle el último suspiro. Pero que más
valioso que el momento de morir es entregarle toda la
vida y vivir para Él”.
El próximo 23 de mayo, cuando suban a los altares
oficialmente a Monseñor Romero, el pueblo tendrá un
motivo de celebración y de fiesta, que no está nada mal.
En algún lugar, no sabemos dónde, Romero y Rutilio, a
quien también le han abierto ahora causa de beatificación, se alegraran si el pueblo salvadoreño aprovecha esta
ocasión para fortalecer sus comunidades y trabajar
conjuntamente, desde la fe, por salir de la violencia y la
pobreza que sigue asolando al pueblo salvadoreño.
15
Dichoso Romero
“Es la primera vez que quienes matan a un
mártir católico son también católicos”
Entrevista a María López Vigil publicada por Alandar.org
¿Por qué en este momento? ¿Qué ha cambiado en
la Iglesia?
Ha cambiado el papa y eso es fundamental en una
institución monárquica como es la Iglesia católica.
Según ha contado Vincenzo Paglia, el postulador de la
causa de Monseñor, el papa Francisco le dijo desde que
llegó al cargo que “corriera” con ella, que había estado
congelada por más de 15 años en el Vaticano. ¿Por qué?
Hay que recordar que Monseñor Romero tuvo grandes
adversarios entre sus hermanos obispos salvadoreños (a
excepción de Monseñor Rivera, quien sería su sucesor),
entre poderosos obispos y cardenales latinoamericanos
y de la curia vaticana. No lo querían, lo consideraban
un comunista, un loco, hicieron todo lo posible por
desacreditarlo. Poco se acepta, pero esa enemistad, sin
duda, facilitó su asesinato.
¿Por qué cree que se dilató su causa de
beatificación/canonización?
Por esa enemistad, naturalmente. No olvidemos que
Juan Pablo II estuvo entre esos adversarios. El papa
Wojtyla lo humilló y lo menospreció en la audiencia que
Monseñor tuvo con él en el Vaticano en mayo de 1979,
según me lo contó el propio Monseñor, como he relatado
muchas veces, también en el libro que escribí, Piezas
para un retrato de Monseñor Romero. También había
problemas “teóricos” que detenían el proceso. Esos
adversarios, muy poderosos, pensaban que si lo hacían
santo eso significaría una santificación de la teología de la
liberación, que estaban persiguiendo con saña por todo
el continente.
¿Cree que la canonización está cerca?
Espero que sí. Al declararlo mártir, el proceso es más
ágil porque se eliminaron los “milagros” que el beato
debe hacer para que lo nombren así y, después, lo que
debe hacer para que lo declaren santo. Está cerca la
canonización porque ahí está el papa Francisco. Más que
declararlo beato o santo, lo que celebro, lo que me alegra
muchísimo, es que lo hayan declarado mártir. Esto tiene,
a mi manera de ver, una enorme trascendencia. Es la
primera vez que quienes matan a un mártir católico son
también católicos. Hasta ahora eran paganos, eran ateos
o eran de otras religiones quienes mataban a quienes la
16
Iglesia declaraba
Mártires.
Ahora
estamos ante la
novedad, porque
el gobierno de
El Salvador de aquel tiempo y todas sus estructuras
se declaraban católicas y en nombre de su catolicismo
perseguían a “comunistas” y los liquidaban. Así que
fueron católicos quienes mataron a un arzobispo católico
por “odio a la fe”. Nunca habíamos visto algo así. Y esto
que vemos da para muchísima reflexión sobre esta
etapa de la historia de nuestro continente. Porque si
Monseñor Romero es “mártir”, él representa a los miles
y miles de católicos (otros obispos, sacerdotes, monjas,
catequistas, delegados de la palabra…) que también
fueron asesinados por lo mismo, por “odio a la fe”, una fe
que vivían y expresaban luchando por la justicia. A estos
miles y miles no los beatificarán ni canonizarán, pero eso
es lo de menos. Monseñor Romero mártir los representa
a todos.
¿Qué significó Monseñor Romero para la Iglesia
latinoamericana de los 80’s? ¿Qué significa hoy su
figura?
Significa un referente de extraordinaria fuerza. Él es
orgullo de su patria, de Centroamérica, de América Latina.
Cuando pienso en él, recuerdo siempre esa cita bíblica:
“Eres la gloria y la alegría de tu país, eres el orgullo de
nuestro pueblo”. Eso es. Nos da dignidad, nos dignifica.
Su rostro, su historia, su memoria es ya un emblema, una
bandera, un ícono.
¿Por qué la “politización” de la fe tiene tan mala
fama?
La palabra “política” y todos sus derivados ha sido
desprestigiada por una casta política que no trabaja por
el bien común y que se enriquece con la política. Eso ha
influido mucho en la mala fama. La fe, entendida como
una relación individual e intimista con Dios, basada
en no cometer pecados individuales, en puros ritos y
oraciones, rechaza la política como algo “mundano”.
Pero la política no es otra cosa que la expresión de las
relaciones de poder que existen en una sociedad, en las
que siempre hay ganadores y perdedores. Luchar porque
la brecha entre unos y otros sea cada vez menor, luchar
Dichoso Romero
por la equidad, luchar contra la extrema pobreza, y
también contra la extrema riqueza, es esencial en
la tradición profética de la Biblia y en el mensaje de
Jesús. Durante siglos la mayoría de las jerarquías
de la Iglesia católica olvidaron eso. La “mala fama”
se ha fabricado desde el poder. La han fabricado
los poderosos, tanto en los gobiernos como en
la Iglesia. Monseñor Romero también pensó así
durante muchos años, huía de la politización,
temía la relación de la política con la fe, sancionaba
a los sacerdotes que se metían en política... Dejar
de pensar así es expresión de su cambio.
Nos quieren poner a un mártir chiquito
Manuel de Jesús Acosta Bonilla / publicado en CoLatino
En los momentos actuales, ¿es necesaria una
figura como Monseñor Romero para defender
a quienes están siendo explotados? ¿Cómo
se posiciona hoy la Iglesia en Centroamérica?
¿Qué ha cambiado en 35 años?
El tiempo de Monseñor Romero ya no
existe. Centroamérica ha cambiado mucho.
Acabó la violencia de la guerra, pero ahora
vivimos otras violencias, incluso más complejas.
Somos territorios de emigrantes en masa y de
narcotraficantes, problemas que no existían con
estas dimensiones en tiempo de Monseñor. Durante
años, en Centroamérica hemos dicho: “Queremos
obispos como Monseñor Romero”. Realmente, no
los hay en Centroamérica. No de su talla, no de
su compromiso. ¿Por qué? No debemos olvidar
que hemos vivido 35 años bajo dos pontificados,
el de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI, que
tuvieron una orientación en sentido contrario a la
de Monseñor Romero.
¿Qué conflicto actual sería el objeto de
homilía de Monseñor Romero hoy en El
Salvador, en Centroamérica?
Hablaría en sus homilías de los derechos de
los migrantes y de la omnipresente influencia del
narcotráfico en las instituciones de los Estados y
en los cuerpos militares. De denunciar lo del narco
también lo habrían matado. Creo que hablaría
también de la violencia contra las mujeres y de la
paternidad irresponsable, a la que yo llamo “aborto
masculino”.
M
onseñor Romero era un hombre de carácter
humilde y que su misión más importante fue amar
a los sectores olvidados, sectores que aún siguen siendo
discriminados por los sectores oligárquicos del país.
“La iglesia en la que creía Monseñor Romero, es un pueblo
que tiene como Ley fundamental el amor, que tiene como
herencia la libertad de los hijos e hijas de Dios”, comentó el
párroco Acosta.
Criticó que existen sectores dentro de la iglesia católica, que
han aceptado a Moseñor Romero, pero no la obra realizada por el
mártir.
“Nos quieren poner a un mártir, chiquito, mártir por amor,
como si todo aquí ya acabó, no hermanos, la memoria de la
comunidad eclesial es lo que queremos reivindicar”.
La campaña mediática que se ha generado bajo el lema
“Mártir por Amor”, puede defender otros intereses, dado que no
se resalta la imagen real de Monseñor en la que se destaca el
martirio por amor a los pobres y más necesitados.
¿Cuál es la cita de Óscar Romero que más
le gusta?
“Mártir por amor, entendemos por amor a los pobres a la
mayoría, entendemos por amor a la verdad y la justicia, a la
libertad, dignidad de los trabajadores, entendemos por amor a
un El Salvador transfigurado”, que para permanecer en Cristo
y en Monseñor Romero, no es necesario realizar “Shows”, sino
que hay que tomar la palabra de Jesús y transmitirla hacia el
prójimo.
Una que se ha repetido hasta la saciedad: “Si
me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”.
Y me gusta porque se cumplió. Y porque su
resurrección ha ido mucho más allá de su pueblo.
Hoy lo estamos viendo.
“Los débiles son los violentos, los débiles con los ricos que
confían en su riqueza, los débiles son aquellos que piensan que
la represión y matar más será la solución a los problemas, por
eso el amor cristiano es revolucionario, incomoda, señala los
problemas”.
17
Dichoso Romero
“El papa lo va a beatificar porque ha encontrado
en él un hombre de Dios”
Monseñor Ricardo Urioste
M
onseñor Urioste es presidente de la Fundación Romero.
Es probablemente el sacerdote que mejor conoció a
Monseñor Romero durante sus tres años de arzobispo. Pocas
semanas después del asesinato de Rutilio Grande, junto con el
padre César Jérez que entonces era provincial de los Jesuitas,
le acompañó a Roma para ver al Papa Pablo VI. He aquí una
entrevista publicada en la revista Orientación el 3 de mayo,
ligeramente editada y abreviada.
¿Cuál fue la relación personal que tuvo usted con
Mons. Romero?
La primera vez que tuve contacto con él fue cuando,
estando yo en Roma de 1948 a 1951, recibí una carta de
él. Yo no le conocía y estoy seguro que él tampoco me
conocía a mí, y me pedía un artículo sobre la declaración
del dogma de la Asunción de la Virgen al cielo, que había
sido decretado el año 1950 por el Papa Pío XII. Yo le envíe
el artículo, y nunca supe si lo publicó o no, ni le pregunté
jamás si le había llegado. Ese fue mi primer contacto con
Monseñor.
Naturalmente, siendo él parte de la Diócesis de
San Miguel durante 20 años por lo menos, y yo de
la Arquidiócesis de San Salvador, no nos veíamos
prácticamente nunca, hasta que un día el Obispo de San
Miguel, Mons. Lorenzo Graciano, me invitó a ir a dar una
plática a los sacerdotes de su diócesis, y ahí estaba el
padre Romero. Una vez que terminó la plática, el Obispo
me invitó a tomar un café a algún lugar, y yo busqué
al padre Romero porque ya me llamaba la atención su
labor en San Miguel como pastor, como predicador,
como confesor, como amigo de los pobres. Entonces
fui a platicar con él y en algún momento yo le dije: “Me
ha gustado mucho el discurso del Papa a los Obispos
latinoamericanos sobre la cuestión social”. Y él me dijo:
“el Papa no ha hablado sobre la cuestión social, el Papa ha
hablado sobre esto, esto y esto”. “Gracias padre Romero”,
le dije y me fui a leer mis revistas. Él tenía toda la razón,
yo estaba equivocado.
Fue el sacerdote y el obispo que más conoció el
magisterio de la iglesia. Estaba prendido de lo que
18
decía Roma siempre, y en algún momento llegó a decir:
“el Magisterio de la Iglesia es mi criterio de actuación”.
Creo que ahora tampoco hay nadie que conozca tanto
al Magisterio de la Iglesia como lo conoció Monseñor
Romero en su tiempo.
¿De qué manera considera usted que influyó Mons.
Romero en su época?
Influyó muchísimo ciertamente, y todavía sigue
influyendo. Creo que él simplemente siguió tres
características de Jesús en los Evangelios. Primero, su
búsqueda de la oración con el Padre Dios. ¿Por qué
necesita la oración si es Dios? Porque sabe que su Padre
es una persona distinta de Él, con quien tiene que dialogar
e intercambiar.
La segunda es su predicación del Reino de Dios, que
le trajo tan malas consecuencias. Lo acusaron de mil
cosas. Lean si no, el capítulo 23 de San Lucas.
Y la tercera característica de Jesús es su cercanía con
los pobres. Si leemos el evangelio, vamos a encontrar
que Jesús anda con ciegos, con cojos, con tullidos,
con leprosos, con sordos, con gente en mala posición
económica, y que da de comer a los hambrientos. Ese
es el Jesús que el Evangelio nos presenta. Y estas son las
mismas actitudes que Monseñor Romero tuvo en su vida.
Un gran hombre de oración.
En sus apuntes espirituales cuando estaba todavía en
Roma dice: “Señor, Tú eres todo y yo soy nada, pero con
tu todo y mi nada vamos a hacer mucho”. Y las homilías
que tuvo aquí en San Salvador, 256 veces habla de la
oración. Y dice: “en el corazón de cada persona hay una
Dichoso Romero
pequeña celda donde Dios para y baja a conversar con
el hombre y tenemos audiencia con Dios cada vez que
queramos”. Y luego da una definición de oración que a
mí me gusta mucho. Dice: “la oración es la cumbre de la
perfección humana”. En la oración nos perfeccionamos
porque delante de Dios no podemos señalarlo, y tenemos
que aceptar nuestros errores, nuestros yerros, nuestras
faltas y poder ir saliendo de ellas. Así que es esto lo que
Monseñor hace y predica: el Reino de Dios.
Así que ahí es también él acusado de político, de
marxista, de comunista, de todo lo que quieran. Y yo
me digo ¿quién es el que ha estudiado más la figura de
Romero? Roma lo ha tenido diez años allá, sus libros, sus
homilías, sus escritos, todo; y lo han ido leyendo sílaba
por sílaba, página por página, y no han descubierto nada
de eso, ni que era marxista, ni que era comunista, ni que
era político. Si hubieran encontrado algunos rasgos de
eso no lo habrían beatificado. Sin embargo el Papa lo va
a beatificar porque ha encontrado en él un hombre de
Dios, un hombre de Iglesia y un hombre para el pueblo.
Monseñor Romero es el salvadoreño más
internacional. ¿Qué tiene la figura de Monseñor que
ha llegado a miles o millones de corazones a nivel
internacional?
Pienso que su primer paso en ese sentido es su amor
a la verdad. Jesús nos dijo: “La verdad os hará libres”,
y él se sintió siempre muy libre para decir la verdad de
lo que estaba viendo, de lo que estaba aconteciendo en
el país. Recordemos que era una época en que todavía
no había un procurador de los derechos humanos en el
país, no existía. Él fue el primer procurador de derechos
humanos, que él vio como derechos divinos porque
estaba pidiendo respetar la vida de los asesinados, de
los torturados, de los perseguidos, y esto es parte del
Evangelio. Eso es también odium fidei, atacar eso, esos
valores éticos, valores morales del Evangelio. Es también
tener odio a la fe, porque la fe no es solamente decir
“Creo en Dios Padre, creo en el Hijo, creo en el Espíritu
Santo”, la fe involucra también otros valores humanos,
éticos, que Monseñor Romero defendió al defender la vida
de tantísimas personas que estaban siendo asesinadas
en ese momento. Esto es lo que repercute al exterior
también, donde ven cómo este hombre está alzando su
voz, la única voz que hablaba en ese tiempo. Nadie más
se atrevía a decir esas cosas por miedo a ser asesinado.
Y él sin embargo afronta todos esos peligros y sigue
adelante en su obra.
¿Qué representa para nuestra Iglesia salvadoreña
y latinoamericana esta beatificación?
Creo que lo que nos quiere decir es que sigamos los
pasos de Jesús y sigamos los pasos de Monseñor Romero,
decir la verdad, no tener temor de decir la verdad, amparar
a los más pobres, que fue lo que Monseñor Romero hizo.
Todos sabemos que aquí en el país tenemos una gran
cantidad de pobres que necesitan de nuestra ayuda y de
nuestro consuelo.
Sabemos que usted tuvo una relación muy cercana
con Monseñor Romero, sobre todo cuando fue su
Vicario General. ¿Cómo fue la relación entre Vicario
y Obispo?
Simplemente de una cercanía de trabajo. Estábamos
constantemente en comunicación por los diversos
sucesos que ocurrían en ese tiempo. Lo acompañé en
una de las dos veces que fue a Roma, siendo ya obispo.
No se me olvida que llegamos allá a las 8:00 de la
mañana. Yo sin dormir en el avión, porque nunca puedo
dormir en los aviones. Llegamos a la casa del clero,
donde nos hospedábamos. Estaba en mi cuarto y él en
el suyo. Yo estaba desempacando y haciendo mi cama
para acostarme a dormir, cuando alguien tocó mi puerta.
Abrí y era Monseñor Romero, y me dijo: “¿no quiere que
vayamos a dar una caminadita?” “Cómo no Monseñor,
con gusto”.
Salimos y él se dirigió hacia la Basílica de San Pedro,
estábamos cerca de ahí. Entró a la Basílica, la atravesó
y al llegar al altar de la confesión se arrodilló y yo me
arrodillé también con él. Después de cuatro o cinco
minutos yo me levanté y lo vi a él en una tan profunda
oración que yo me dije: “a este hombre hay que seguirlo,
porque él está siguiendo a Dios”.
Ahí es donde Monseñor Romero se formó como
Monseñor Romero, en la oración. Fue Dios quien le llevó
hacia esos caminos. Alguna gente que venía de fuera me
preguntaba siempre después de su muerte: “¿es verdad
Monseñor Urioste que Monseñor Romero fue manipulado
por un grupo de izquierda, por un grupo de sacerdotes o
por quién sabe quién?”. Y yo les decía siempre: “sí, fue
manipulado. Lo manipuló Dios, quien hizo con él lo que
le dio la gana. Él fue el único que lo manipuló”.
¿Personalmente alguna vez le consultó o le
comentó algún problema personal como obispo, o
algún problema de la diócesis, o del ambiente social
tenso que se vivía?
Recuerdo una oportunidad que estábamos en Roma.
Él había sido citado por el Cardenal Sebastian Baggio,
él solo, a su oficina. Y en la noche me enseñó la carta
que él había escrito. Yo encontré que el último párrafo
era un poco fuerte, un poco duro, y le dije: “Monseñor,
me parece que ese párrafo quizá tendría que enmendarlo
porque me parece que está muy fuerte”. Y él lo hizo con
toda humildad, lo cambió. En ese el momento tuve gran
cercanía con él, al preguntarme cosas de esa naturaleza.
19
Dichoso Romero
¿Cuál cree que es el legado más importante que
deja Monseñor Romero a nuestra Iglesia?
Creo que en medio de la plática ya he referido alguna
de esas cosas que yo creo que fueron fundamentales en
su vida y repito lo que ya dije antes. Una de ellas es su
fuerte oración con Dios consultándole qué debería hacer.
En segundo lugar, su valentía al decir la verdad ante los
hechos, aunque sabía que iba a tener una respuesta
negativa de parte de mucha gente. Algunas veces
nosotros clérigos nos callamos y no decimos nada. Y él
tuvo la osadía de no callar. Acuérdate cómo Isaías habla
de los perros mudos, y dice que algunos de los profetas
son perros mudos, que no dicen lo que deberían y no
hablan de lo que deberían hablar. Esa es la herencia que
Monseñor nos dejó.
Ante una realidad actual en nuestro país de
violencia, tristeza, desesperanza, de mucho miedo
de las familias, jóvenes, madres. ¿Cuáles serían las
palabras de Monseñor Romero ante esta situación tan
dura para nosotros?
Creo que Monseñor Romero invitaría siempre a tener
esperanza, a entre todos lograr tener esa esperanza, y
tener después en cuenta esa realidad. Y comprendería
el dolor de mucha gente, trataría de aliviarlos, pero
poniendo siempre ese aspecto de la esperanza en Dios
que está siempre con nosotros. Y que como dice nuestra
gente: “solo Dios con uno”.
Arte en el Centro Monseñor Romero
“Muerte y resurrección de Monseñor Romero”
pintura de Benjamín Cañas,
en su obra muestra las variadas reacciones:
dudas, preguntas y ternura.
20
“Cuadro de Monseñor Romero con un disparo en el corazón.
Disparo de los militares el 16 de noviembre de 1989”.
Galeano
Eduardo Galeano, nunca te olvidaremos
Edgard Cañas, estudiante de teología de la UCA
De izq. a der.: Jon Sobrino, José María Castillo, Eduardo Galeano, Ignacio Ellacuría y Monseñor Romero.
Eduardo Galeano ha producido un impacto profundo
en mí y en los hermanos y hermanas de América Latina
y demás. ¿Por qué? Porque no tuvo miedo de amar a los
seres humanos más necesitados de ser amados. Creyó
firmemente en que es posible construir una civilización
basada en el amor.
Él fue una luz -y sigue siendo- en la noche oscura
latinoamericana. Y al igual que Jesús de Nazaret,
les devuelve el valor y la dignidad a las mujeres. Le
preocupó sobremanera, la extinción de la fauna y de la
flora. Confrontó la virtud de los poderes económicos
consistente en engañar y mentir con cinismo extremo
a las mayorías populares. Consagró toda su vida y cada
instante de la misma, a la búsqueda de la verdad sobre
nosotros mismos, sobre los demás y sobre el Universo
del cual formamos parte.
Fue fiel en lo poco y sobredimensionó las realidades y
los seres pequeños. Era amigo de la vida. Siempre amó la
creación y por tanto, denunció y protestó enérgicamente
contra los proyectos de muerte.
Creo que realizó una lectura atenta e intensa de
los signos de los tiempos, no solo como un hijo de su
tiempo, sino como un hijo de sus días. E intentó dar
una respuesta de alta calidad a los desafíos actuales que
agobian a la humanidad. Obtuvo un plus-doctorado en
HUMANIDAD.
Fue un creador, no un repetidor. Sus discursos y sus
palabras penetraban hasta lo más hondo de nuestro ser
y pensar. Tenía convicciones profundas e innegociables
a favor de la vida. Y ante ciertas doctrinas religiosas y
dogmatismos científicos se declaraba ateo. Solamente
creía en el cariño humano y en la posibilidad de dar lo
mejor de uno mismo. Era alegre y optimista e inclusive,
nos inyectaba dosis muy altas de esperanza, a pesar de
todos los males habidos y por haber.
producía insomnio el calentamiento de nuestro planeta y
los efectos negativos de la globalización de la indiferencia.
Era anti-capitalista. Para Galeano, el ser humano es
una promesa y una bendición, a pesar de la traición y
la maldición histórica. Era un gran contemplativo del
sufrimiento humano pasado, presente y futuro. Su empatía
con los pobres era realmente indescriptible. Sentía el
mundo en su propia piel trigueña. Se identificaba con los
de abajo, con los campesinos y con los desdichados del
mundo. Siempre soñaba que el mundo al revés se pondrá
al derecho. Consideraba al ser humano como una obra
de arte sagrada y maravillosa.
Comulgaba totalmente con los valores del reino de
la vida. Sus palabras y sus escritos han dado vida en
abundancia. Es una referencia obligatoria para algunos
teólogos de la liberación, tal es el caso de José María
Castillo. Su mensaje está siempre muy fresco y cálido,
a su vez. Es un defensor de los derechos humanos
fundamentales. Su voz es una sinfonía que afecta a
nuestro sistema auditivo.
Sus textos son materia de reflexión espiritual. Era
un ateo cabal y por tanto, un modelo a seguir para los
cristianos del siglo XXI. Él vino a Uruguay y al mundo a
servir, no a ser servido. Pensaba que cada persona tiene
su propia voz, la cual debe hacerse presente.
Su sensibilidad era similar a la de Monseñor Romero y
Ellacuría. No se burlaba de los locos, sino que reconocía
en ellos algunas partículas de la Verdad. Creía que el ser
humano no es una máquina, ni una cosa u objeto. En
suma, Galeano ya ha resucitado y nos invita a vivir como
resucitadores, siguiendo a Jon Sobrino.
Nos invita a hacer una opción preferencial por los
nadies, por los ningunos, por los ninguneados, por los
jodidos y rejodidos, y nos invita a curar y sanar las venas
abiertas de América Latina y del mundo.
Nos enseñó a hacer una lectura de la historia desde la
perspectiva de los vencidos de la misma. Se dice que le
21
Horror y mentira
Que pidan perdón
Arpas
“Típico del hombre nuevo
movido por el espíritu
es que su motor
no es el odio
sino la misericordia
y el amor, porque ve en
todos a hijos de Dios
y no a enemigos
por destruir”
Ignacio Ellacuría S.J.
El 24 de marzo conmemoramos el martirio de
Monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980
por un escuadrón de la muerte de la extrema derecha
salvadoreña mientras oficiaba misa en la capilla del
hospital de enfermos con cáncer terminal La Divina
Providencia.
En su homilía del día anterior había pedido a las bases
del ejército y de los cuerpos de seguridad estatales que,
ante una orden de matar que dieran sus superiores,
antepusieran la orden de Dios de no matar.
35 años después, el Vaticano decreta que fue
asesinado “por odio a la fe”. Por eso San Romero de
América camina ya formalmente hacia los altares.
Y como a los Santos hay que implorarles y pedirles
perdón, quienes lo asesinaron deben pedir perdón por el
magnicidio.
Que pidan perdón y se conviertan los oligarcas
que rechazaron su mensaje de justicia, se enfurecían
cuando el Santo les pedía que compartieran su riqueza
con los pobres y por eso financiaron a los escuadrones
de la muerte que lo asesinaron. Que pidan perdón y se
conviertan.
Convertirse sería renunciar al egoísmo y a la avaricia,
sería permitir una distribución justa de la riqueza y la
implementación de un modelo económico incluyente,
equitativo y sustentable.
Que pidan perdón los dirigentes del partido político
cuyo líder-fundador está señalado por la Comisión de
22
la Verdad de las Naciones Unidas como el responsable
directo del asesinato del Santo. ARENA debe pedir
perdón y convertirse.
Convertirse sería tener sentido de país y una actitud
democrática, sería aportar a la solución, a los problemas
nacionales y no sabotear los programas, planes y
proyectos gubernamentales que benefician a sectores
vulnerables.
Que pidan perdón los medios de comunicación que
conspiraron contra el Santo: las televisoras, radios y
periódicos que lo calumniaron y fueron instrumentos de
difusión de los oligarcas que pidieron su cabeza y de los
políticos escuadroneros que se la cortaron.
Convertirse sería ser medios éticos y democráticos,
pluralistas y con agendas incluyentes. Esto sería no ocultar
o manipular información, sería no transmitir contenidos
sexistas, discriminatorios, que incitan al consumo de
drogas o hacen apología de la violencia.
Que pidan perdón los miembros del clero que
lo traicionaron. Los obispos y sacerdotes que se
incomodaron con el mensaje del Santo y confabularon a
favor de sus asesinos, que pidan perdón y se conviertan.
Convertirse sería pasarse al lado de los pobres, como
el Santo lo hizo. Sería asumir el mensaje de la justicia
social que es, en esencia, el Reino de Dios.
Horror y mentira
Viajar para morir en avión o en pateras
Benjamín Forcano
Miles de inmigrantes arriesgan sus vidas para llegar a Europa
cruzando el Mediterráneo.
Los primeros eran mayormente de Europa, los
segundos de África. Los primeros podían viajar en
avión, cómodamente, con sobrados recursos, sin pensar
entonces en una muerte por accidente; viajaban por
tareas de trabajo político, económico, administrativo,
familiar. Los segundos viajaban en pateras, huyendo
desesperadamente del hambre, para trabajar y mejor
vivir, afrontando caminatas fatigosas e inciertas y el
riesgo permanente de represión o de muerte.
sometido: “Solo en la medida en que el Primer Mundo deje
de ser Primer Mundo, podrá ayudar al Tercer Mundo. Para
mí, esto es dogma de fe. Si el primer Mundo no se suicida
como Primer Mundo, no puede existir “humanamente”
el Tercer Mundo. Mientras haya un Primer Mundo, habrá
privilegio, exclusión, dominación, explotación, lujo y
marginación. Si los del Primer Mundo no resuelven ser
un mundo humano, nosotros no podemos serlo” (Pedro
Casaldáliga).
Pero unos y otros eran humanos, tenían la misma
piel, idéntica sangre, el mismo corazón y los mismos
anhelos. A los primeros la historia, las políticas y las
multinacionales les hicieron probar esfuerzo, trabajo,
riqueza, prosperidad, libertad, cultura, bienes sobrantes,
casi ilimitados. A los segundos, la historia les hace probar
una nueva esclavitud, con incremento del hambre y de
la pobreza. De los 36 países más empobrecidos, 32 son
africanos, el 46% de los africanos dispone menos de un
dólar diario al día para vivir, 46 millones de niños están sin
escolarizar; el 80% no tiene acceso a la energía eléctrica.
Hay profetas, cuya voz debiera resonar en las
conciencias de todos los que se dicen cristianos: “En
nombre de un Dios supuestamente blanco y colonizador,
que naciones cristianas han adorado como si fuese el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, millones de
hombres y mujeres de color vienen siendo sometidos,
durante siglos, a la esclavitud, a la desesperación y a la
muerte. En Brasil, en América, en Africa, en el Mundo”
(Obispo Pedro Casaldáliga).
Los primeros, con sus Gobiernos poderosos, mueven
potencias financieras para seguir explotando y mantener
la dependencia política, económica y cultural de África.
Son 53 paises, con 900 millones de habitantes, y con
recursos y riquezas impresionantes como la bauxita, el
cromo, el cobalto, los diamantes, el oro, el manganeso,
el petróleo, el uranio… pero que son objeto de expolio
por los Gobiernos de Europa, el Grupo–8, el Fondo
Monetario Intenacional y el Banco Mundial. Los primeros
son y pertenecen al Primer Mundo, los segundos al Tercer
Mundo. Pero uno y otro relacionados, uno como quien
explota y domina, y el otro como quien es esclavo y está
Pues bien, los primeros –los del avión estrellado
en los Alpes- son del Primer Mundo. Los segundos –
los reprimidos, ahogados y muertos en las pateras del
Mediterráneo- son del Tercer Mundo. Y esta marca hace
que para unos haya funerales solemnes en catedrales,
con invitación y asistencia de representantes de los
Gobiernos. Y para los segundos ningún funeral, o
funerales de arrabal.
Una vez más, suenan paradójicas estas palabras del
Nazareno: “Pero los últimos serán los primeros”.
23
Horror y mentira
Más inmigrantes en el fondo del mar
Religión Digital
Patera de inmigrantes llega a la isla de Lampedusa (Italia), (Etorre Ferrari / EFE).
Ante la imposibilidad de llegar a tiempo, el Centro
Nacional de Socorro de la Guardia Costera italiana pidió
al barco portugués King Jacob, que navegaba cerca de la
zona, que se desviara hasta el lugar del suceso. Cuando el
barco portugués se acercaba a la embarcación en la que
viajaban los inmigrantes, éstos “se colocaron todos en el
mismo lado de la nave y provocaron su hundimiento”. La
embarcación portuguesa inició entonces las labores de
rescate, mientras se desplazaban al lugar unidades de la
Guardia Costera italiana, la Guardia de Finanza y la Marina
Militar y de la Armada de Malta, pues el suceso se produjo
en aguas cercanas a la isla.
Se trata de la enésima tragedia que sucede en los
últimos días en el Mediterráneo, después de que el martes
la organización Save the Children alertara de que otros
400 inmigrantes están desaparecidos tras naufragar su
embarcación, según los testimonios de los rescatados. “Si
se confirman estas cifras, en los últimos días habrían muerto
más de 1,000 inmigrantes en el Mediterráneo”, ha afirmado
Sami, que ha vuelto a pedir a la Unión Europea que “ponga
solución a este problema”.
Fronteras que aterran
Desde enero de 2015, se estima que 2,000 personas
han muerto en el mar Mediterráneo mientras intentaban
llegar a Europa. Decenas más sufren lesiones importantes
en el intento de cruzar la frontera entre la ciudad marroquí
de Nador y el enclave español de Melilla. Muchas de las
víctimas son menores de edad no acompañados. Fue esta
desesperada situación lo que movió a los delegados sociales
de la Compañía de Jesús en Europa para realizar su reunión
anual en Nador. A la luz de lo que presenciaron, emitieron
un comunicado pronunciándose.
24
Africanos felices pues arribarán al Primer Mundo, España.
Horror y mentira
14 de mayo, 1980.Un recuerdo doloroso
Gabriel Sanhueza en su Blog “Tintapensante”, 2010
“
Hay crímenes que por su magnitud
y crueldad sin límites son difíciles de
entender. Hasta el grado que tememos no
ser creídos al relatarlos. Es la sensación que he
tenido, cuando a algunos amigos les hablé de la
Masacre del Sumpul”.
Este año, de nuevo, los sobrevivientes recordarán el
hecho, con un sacrificio enorme. El lugar de la masacre
en las orillas del río Sumpul sigue siendo de difícil acceso.
Es una caminata que agota las fuerzas. La hice, hace
30 años, pocos días después de la masacre. Fui guiado
por un niño de doce o trece años, gran parte de noche,
dando sinuosos rodeos para evitar a los militares, que
impidiendo el acceso a la zona querían ocultar el horrendo
crimen.
Cada año, mientras caminan, los sobrevivientes
cuentan lo que vivieron. Miran las quebradas, donde
ese 14 de mayo se escondieron. Los lugares por donde
corrían mientras los soldados les pisaban los talones. Los
recuerdos de ese horror siguen presentes en sus cabezas
y en sus corazones.
Con mis pensamientos hoy les acompaño. A todos
esos viejos y viejas que lograron salvarse de la muerte.
A esos hombres, que hace treinta años eran niños, y no
entendían lo que ocurría. Muchas noches, por muchos
años, desperté sobresaltado recordando a los muertos
del Sumpul. Estas líneas son un homenaje a ellos, a
muertos y sobrevivientes. Un homenaje a quienes hoy
caminan por esos parajes de muerte. Sin querer olvidar y
esperando siempre que se les haga justicia”.
Semblanza Reseña de la vida de Gabriel
Gabriel era de Talcahuano, Chile, y se graduó
de periodismo y sociología en la Universidad de
Concepción. Fue activo dirigente del Frente de
Trabajadores Revolucionarios (FTR), cuando
trabajó en el Diario El Sur de Concepción. Su
lucha por los derechos de los trabajadores le
costó perder su puesto de trabajo.
Exiliado en Alemania fue activo en la solidaridad
con la lucha de liberación de los pueblos de
Centroamérica, en especial El Salvador. Con
sus reportajes y denuncias contribuyó a que la
masacre de Las Aradas fuera conocida a nivel
internacional. Sus fotos, tomadas tres semanas
después de la masacre (junio 1980) en la orillas
del Sumpul, son las únicas evidencias gráficas de
la masacre, entregadas en 1992 a la Comisión de
la Verdad.
En los últimos años, siguió en contacto con
la Asamblea de Sobrevivientes y Víctimas del
Sumpul. Pero ya no pudo volver a El Salvador y
acompañar a una de las conmemoraciones en
Las Aradas. Enfermo de cáncer, murió el 30 de
Septiembre de 2013, a los 66 años.
¡Gracias, compañero Gabo!
Por siempre parte de nuestra memoria.
Asambleas de Sobrevivientes y Víctimas del
Sumpul.
25
Dichoso Romero
Monseñor en el Centro Monseñor Romero
Cristo
de limpias
Cuadro de
la Capilla
UCA, Autor
Miguel
Ángel
Orellana.
Donada
por Regina
Basagoitia
y grupo de
amigas.
Cuadro de la antigua recepción
del Centro Monseñor Romero.
Quemado el día del asesinato
de los mártires jesuitas, el 16 de
noviembre de 1989
“Busto de Monseñor Romero en la
entrada de la Capilla de la UCA”,
Fundición Artística (1993) por
Leonidas Astorga. Don Abel,
mensajero de la UCA acompaña al
padre Jon Sobrino.
Silla de
Monseñor
“Réplica de la estatua de Monseñor en
la fachada de la Catedral
de Westminter, Londres.
Donada por Cafod”
“Monseñor Romero con los padres
de la iglesia latinoamericana”
Mitra
Solideo
26
Escapulario ensangrentado
Báculo y sotana
Dichoso Romero
Exposición fotográfica en el Centro Monseñor Romero
Productor: Ronald Cardoza
E
l Centro Monseñor Romero no
acostumbra a producir exposiciones
fotográficas en esta temporada del
año, pero ahora estamos de fiesta, el motivo
es evidente nuestro profeta de justicia será
reconocido beato por la Iglesia Institución. A
continuación el perfil de la muestra:
Mons. Romero profeta del pueblo
salvadoreño
A Dios se llega por la encarnación
Un Dios que está allá en los cielos y que
ha dejado la tierra a los hombres, no es
exacto” (Mons. Romero, marzo de 1980).
Al igual que Jesús, Mons. Romero
escucha a Dios y a las víctimas de la
explotación, la opresión y la represión.
Hoy, Mons. Romero nos invita a salir
de nuestras comodidades y a hacernos
servidores de las víctimas.
27
Dichoso Romero
Equipo de producción de la muestra fotográfica de Izq. a Der.: Wilson Ventura, unidad de Mantenimiento UCA; Pedro Beltrán, jardinero del CMR;
Ronald Cardoza, encargado de comunicaciones y publicaciones CMR; Hugo Parada, unidad de Mantenimiento UCA y Steven Cruz, guía del CMR
y estudiante de licenciatura en Ciencias de la Computación en la UCA.
Las fotografías históricas en blanco y negro de Monseñor las presentamos mezcladas con fotografías a colores del pueblo salvadoreño.
La muestra fotográfica está en el vestíbulo (recepción) del Centro Monseñor Romero, campus UCA.
Horarios:
De lunes a viernes de 8:00 a.m. a 12:00 m.d. y de 2:00 p.m. a 6:00 p.m.
sábados de 8:00 a.m. a 11:30 a.m.
Suscripción de Carta a las Iglesias
El Salvador:
Personal
Correo
$ 4.00
$ 8.00
Centroamérica y Panamá $ 20.00
Norte y Suramérica
$ 25.00
Europa y otras regiones $35.00
Precio por ejemplar
$ 0.35
Si desea más información, puede ingresar a nuestra página web: www.ucaeditores.com.sv o escríbanos a la dirección
electrónica: [email protected] Tel. 22106600, Exts 240,241,242, Telfax: 503- 22106650
28
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