El poblamiento de las aldeas costeras en el Cantábrico central

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El poblamiento de las aldeas costeras en el Cantábrico
central durante la Alta Edad Media.
Una perspectiva arqueológica
JAVIER AÑÍBARRO RODRÍGUEZ'
RESUMEN
El presente trabajo versa en torno a los asentamien­
tos altomedievales existentes en la costa de Cantabria.
Los principales focos que nos proponemos estudiar se
encuentran en los actuales municipios de Castro Ur­
diales, Laredo, Santoña, Santander y San Vicente de la
Barquera. El objetivo general es realizar una aproxima­
ción a los núcleos de población costeros anteriores a las
fundaciones de las villas marineras, deteniéndonos en
las evidencias arqueológicas de cronologías compren­
didas entre el siglo V y comienzos del XIII. El análisis
comienza con un estado de la cuestión de las interven­
ciones y los estudios relativos a las aldeas de Alta Edad
Media en la costa de Cantabria realizados hasta la ac­
tualidad.
Con ello tratamos de mostrar los hallazgos arqueo­
lógicos más significativos de cada centro con el fin de
comprender los elementos claves del poblamiento, ta­
les como su disposición espacial, sus actividades pro­
ductivas, o las redes comerciales.
PALABRAS CLAVE: Arqueología, Aldeas, Poblamien­
to, Alta Edad Media, Cantabria.
1. ESTADO DE LA CUESTIÓN
El investigador que se apoya en la arqueología
para analizar el tipo de poblamiento de la costa de
Cantabria durante la Alta Edad Media se encuen­
tra con una doble problemática: por un lado, la
escasa bibliografía existente respecto a interven­
ciones arqueológicas altomedievales realizadas en
el litoral cántabro; por otro, la información que le
interesa se encuentra diluida entre los estudios
realizados por otros investigadores sobre épocas
anteriores, especialmente la romana.
Tradicionalmente el poblamiento en Cantabria
durante el medievo se ha estudiado a través de la
I
Universidad de Cantabria.
perspectiva de los historiadores, quienes han dado
forma al actual conocimiento histórico basándose
en la documentación escrita. Sin embargo, la ma­
yor parte de los estudios que publicaron se remi­
ten a áreas del interior, debido a la escasez de
fuentes escritas en las zonas costeras (PEÑA BO­
COS 1990: 651 ss; PEÑA BOCOS 1993: 249 ss;
PEÑA BOCOS 1995; DÍEZ HERRERA 1990, DÍEZ
HERRERA 1999, DÍEZ HERRERA 2002). Por ello,
al buscar fuentes de información, el investigador
que trata de profundizar en el conocimiento de la
Alta Edad Media en el litoral de Cantabria necesi­
ta recurrir a la Arqueología.
Fruto de esta necesidad fue el primer estudio
moderno sobre los asentamientos arqueológicos
altomedievales en Cantabria, que apareció a fina­
les de los años 80 de la mano de Ramón Bohigas
Roldán. Por primera vez se indicaba que muchos
de los yacimientos considerados hasta entonces
pertenecientes a la Edad de Hierro correspondían
en realidad a cronologías medievales (BOHIGAS
ROLDÁN 1982). Algunos años después, en la dé­
cada de los 90, se publicaron nuevos estudios que
contribuían al conocimiento de la Alta Edad Me­
dia desde diferentes especialidades, como el de
Carmen Martín Gutiérrez sobre la epigrafía de las
estelas funerarias medievales halladas en Can­
tabria (MARTÍN GUTIÉRREZ 2000; MARTÍN
GUTIÉRREZ 2004: 405 ss). También en esta déca­
da se realizaron numerosas intervenciones ar­
queológicas en esta región, que contribuyeron di­
recta o indirectamente a conocer mejor la realidad
de la Alta Edad Media (BOHIGAS ROLDÁN et
allí 1989: 113 ss; BOHIGAS ROLDÁN et alii 2002:
267 ss;). De igual modo debemos referimos a los
resultados de las excavaciones arqueológicas alto­
medievales localizadas en Castro Urdiales, Came­
sa-Rebolledo o la fortaleza medieval de La Bolera
de los Moros en Peñarrubia, que supusieron un
importante avance en el conocimiento de los po­
192
JAVIER AÑíBARRO RODRíGUEZ
blados altomedievales de Cantabria (EYNDE
CERUTI 2003: 261 ss; GARCÍA GUINEA, EYN­
DE CERUTI 1991: 9 ss; SARABIA ROGINA 2003:
341 ss).
La mayor parte de aquellos estudios se centra­
ban en describir y analizar los materiales extraídos
de las excavaciones, pero sin dar una explicación
satisfactoria con respecto al origen y evolución de
los enclaves urbanos costeros medievales. Este va­
cío fue cubierto en parte por los historiadores es­
pecialistas en los fenómenos urbanos. El primer
trabajo en el que se trata directamente la situación
de las aldeas costeras altomedievales de Cantabria
apareció en el año 2002 y fue realizado por el histo­
riador Jesús Ángel Solórzano Telechea, quien divi­
de el proceso de urbanización de las villas en cua­
tro etapas: articulación feudal del territorio (siglo
IX), articulación urbana (XII-XIII), surgimiento de
núcleos urbanos en el interior de la región (siglo
XIII), y los casos particulares de Santoña y Escalan­
te (siglo XIV) (SOLÓRZANO TELECHEA 2002:
241 ss). Mientras que la primera etapa evidencia
un poblamiento basado en pequeños núcleos, las
tres siguientes explican el cambio que sufren las
aldeas costeras hacia un nuevo tipo de población:
las villas. Poco antes, Lorena Fernández González
advirtió una evolución similar al estudiar el desa­
rrollo de la ciudad medieval a partir de la creación
y consolidación de la abadía de los Cuerpos Santos
de Santander (FERNÁNDEZ GONZÁLEZ 2001 :
26-36).
A continuación, nos detendremos en los traba­
jos que mayor repercusión han tenido en la Ar­
queología reciente de cada uno de los centros que
aparecen en nuestro estudio.
Las publicaciones arqueológicas sobre Castro
Urdiales son recientes y relativamente numerosas.
El hándicap en nuestro caso consiste en que la in­
formación referente a la Alta Edad Media es limi­
tada, puesto que la mayor parte de los trabajos
están centrados en el período romano. El primer
investigador que analizó los yacimientos arqueo­
lógicos en Castro Urdiales fue J. M. Solana Sainz,
para lo cual se basó en la epigrafía, la arqueología,
la numismática, y el análisis de los textos clásicos
(SOLANA SAINZ 1977). Sus investigaciones fue­
ron el punto final que cerró el debate sobre la ubi­
cación de la antigua Flavióbriga, asociándola defi­
nitivamente con el centro castreño. En las décadas
posteriores otros autores contribuyeron a dibujar
una imagen del asentamiento romano cada vez
más compleja. Así, M. A. Puente publicó un artÍ­
culo sobre los materiales aparecidos en las excava­
ciones realizadas años atrás en la Casa de la Matra
(PUENTE 1988: 120-126). Posteriormente, en los
años noventa, R. Bohigas Roldán también se dedi­
có a estudiar algunos de los materiales hallados en
Castro Urdiales, concretamente los del Cerro de
Santa María y algunos de la calle Ardigales, donde
comenzaba a vislumbrarse un yacimiento de gran
potencial, con la aparición de gran cantidad de
materiales de época romana, así como algunos de
la Alta Edad Media (BOHIGAS ROLDÁN et alii
1990, BOHIGAS ROLDÁN 1991: 427-434) .
A comienzos de los años noventa se realizaron
nuevas excavaciones que quedaron plasmadas en
el trabajo de los profesores J. M. Iglesias Gil y A.
Ruiz Gutiérrez. Entre los materiales que describen
figuran fragmentos de Terra Sigillata Africana
asociada a períodos tardíos del Imperio (siglos IV­
V). En un principio estas cerámicas aparecían en
zonas aisladas, pero posteriormente aparecieron
en otras zonas de Castro Urdiales, lo que ampliaba
el rango cronológico de ocupación en la colonia
romana (IGLESIAS GIL, RUIZ GUTIÉRREZ 1995;
RUIZ GUTIÉRREZ 1998: 147-166; RUIZ GUTIÉ­
RREZ 1999: 479-509).
Los estudios han seguido produciéndose hasta
la actualidad, de la mano de los mismos autores
que hace veinte años ya habían publicado sus tra­
bajos (MOLINERO ARROYA BE et alii 1999: 323­
334; SOLANA SAINZ 2004: 131-186) . Si bien,
cabe destacar, como novedad, la reciente obra
conjunta de Pedro Rasines del Río y José Manuel
Marlote Expósito titulada Intervenciones Arqueo­
lógicas en Castro Urdiales, donde se ofrece un es­
tado de la cuestión de las excavaciones realizadas
en Castro Urdiales desde los años noventa y que
recoge estudios en los que se amplía aún más el
marco cronológico de la ocupación en Castro Ur­
diales, extendiéndola hasta el siglo VI d. C (RASI­
NES RÍO, LAUDES DUARTE 2006: 237-266;
SANTOS RETOLAZA 2006: 267-314).
Pese a la numerosa bibliografía relativa al perío­
do romano, no existen apenas estudios referidos a
los materiales medievales. El investigador tendrá
que conformarse con los artefactos localizados en
los niveles más modernos de las excavaciones ro­
manas y que quedan registrados dentro de los es­
tudios anteriormente comentados. Como excep­
ción, podemos destacar el de Carmen Martín
Gutiérrez que hace referencia a varias estelas alto­
medievales procedentes de Castro Urdiales y sus
alrededores (MARTÍN GUTIÉRREZ 2000: 25-28).
EL POBLAMIENTO DE LAS ALDEAS COSTERAS EN EL CANTÁBRICO CENTRAL DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA
ejemplo de la Bahía
Laredo y Santoña es,
sin
alguna, el más problemático
los que
nos ocupan.
villas cuentan con es­
en el período
tudios históricos
dieval, tan sólo se han
unas interven­
entre
que tuvieron
del monasterio de San­
Sin einbargo,
El panorama referido a la
no ha sido menos decepcionante. De hecho, hasta
prácticamente el siglo XXI las actividades arqueoen
han sido es­
a
casas. A
hay que sumar las actuaciones urba­
nísticas que han destruido yacimientos
la re­
para nuestras
modelación del entorno
Somorrostro
tras el incendio
Santander, arrasó
los restos romanos y medievales que podían arro­
más luz
el
de la villa; la necrópolis
existente en el
de San Francisco
arrasada en los años sesenta con la ampliación del
Ayuntamiento, y tan
pudieron
nas
Más reciente­
cerámicas romanas y
mente se
en las
de
obras del nuevo
en Las Llamas. A ello
del
que sumar el escaso interés que las institucio­
demostrado por salvaguardar el patrimo­
nes
la ciudad. En
años 80 se
nio subterráneo
de Sanexcavaron
de la
pero
ron a la luz poco a poco, en publicaciones
dicas, y tuvieron que transcurrir veinte años
la excavación
que los
un trabajo
el yacimiento (GON­
ECHEGARAY, CASADO SOTO 2000:
ECHEGARAY
2003: 453-511).
Afortunadamente desde principios del
XXI vienen
nuevos
que fo­
mentaron el conocimiento de las intervenciones
en
Así,
"""""HA publicó un trabajo sobre el estu­
que se hallaron en la Cate­
\-aJ,lL.<lUC'"
193
dral (SARABIA ROGINA 2001:
y pocos
años más tarde, en el año 2003 se publicó La Ar­
de la
de Santander, un estudio
Lorena
to
vista
rrollo de la villa
XIC y sitúa el traza­
do de la muralla años antes de
éste
bajo la Plaza Porticada
LEZ 2003:
En
se
realizado otras intervenciones arqueológi­
cas, como las del conjunto termal de San Juan
que
la existencia
con raíces romanas a esca­
muy interesantes
visigoda aparecidos en el yacimiento altomedieval
de la Cueva
las Penas
Piélagos), don­
varios
restos funerarios y cerámicos
DO et alii 2005: 247-277). Por último, cabe men­
la Cueva
entre los que
de cerámica
y
tal como aparece en el trabajo
Roldán
a
existentes en las inmedia­
la bahía de Santander
ROL­
ciones
DÁN 2003: 706).
Los estudios
la Alta
Me­
en
Vicente de la Barquera son escasos, y
en la mayor parte
los casos, los realizaron hisA principios los años ochenta se pu­
blicó el
artículo
a
arqueológicos efectuados en la villa, pero contaba
con gran cantidad de
algu­
nos años
ron en varias
sez de
materiales altomedievales localizados,
apenas aportaron información para conocer el pe­
que nos ocupa (SAN MIGUEL et
1982:
MARTÍN
et alii 1985:
VV.AA.
Beatriz
194
AÑfBARRO RODRíGUEZ
esta villa en el que reflexionó sobre la
ría de San Vicente
sus
la con(ARíZAGA BOLUMBURU
tre
VIII YXl, que
Cerdigo, Allendelagua,
ROLDÁN 1982b:
GON­
MOLINERO
ZALEZ SAINZ et alii 1994:
ARROYABE 1998: 25-27,
'U.¡;UH..
.:>,
por estructuras
vesía de Santander
la
información
estos autores es muy interesante para
aspectos del tránsito
y la Edad
insuficiente para realizar un
más profun­
do
el
poblamiento altomedieval exis­
tente en esta área del
se
único resto de
dentro del casco
nos obliga a tomar con cautela esta
da (PUENTE 1987: 1
La
Castro Urdiales
castro dentro
V'--'JLJ'-'~'ú
COSTEROS EN DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA. 2.1. URDIALES ANTES DE SU
Otañes, concretamente restos
tados
siglo VIII, y como se comentó
También
FUNDACIÓN
antiguo
laque
mera ocupación de
se exiende
1 d. C. hasta la segunda centuria
Edad Media, para abandonarse
Los últimos
inhumaciones
fmales del XII
ROLDÁN 1992:
2000: 25-38). Es­
(siglos
tn':lt-t>rEl
ser una
puede
enterramientos IV\.<lU.<'<"JlV
dura del río
donde
un
que constaba
jarra
barro blanco, y
y cobre (SOLANA
ello finaliza la
tro Urdiales a la que sucede, entre
siglos VI y
documental. Los
materiales
VIII, un
HU1",->'!-'J.V tras la ocupación romana son fragmentos de cerámicas que se
en-
en áreas
interior, y
uso del es­
progresivamente surgen evidencias
Cerdigo, y
pacía en diferentes zonas:
a partir del
arqueológicos en el cas­
Urdiales, período en el que se
puede hablar
una «repoblación»
núcleo.
el siglo
estelas fu­
Desde entonces, y
EL POBLAMIENTO DE LAS ALDEAS COSTERAS EN EL CANTÁBRICO CENTRAL DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA
nerarias
por el municipio
la
que co­
existencia
aldeas y centros
mienzan a funcionar como aglutinantes del terri­
dando paso a la primera
del proceso
La documentaUrdiales revela que la cabeza adminis­
cercana
territorio recaía en una
Sámano. Dicha población funcionaría
vertebrador
espacio y las
trativo
y comienza a
orientada al comercio marítimo.
2.2.
una economía
195
la fundación
la aldea
En términos
Puerto es un
del proceso de
en los centros
ción territorial altomedieval
monásticos. Los centros como Puerto
en
a una
de
que, a su
vez, dotaban al
una unidad administrativa
que gestionaba el
Sin embargo aún existen
oscuros
el poblamiento
algunos
Dado que el yacimiento se
romano, y la escasa
no poIX se ínsta­
en un
originó el
ron. No
fue consolidándose y
las
dando
monástica que vivía
'.« monasterio.
'-AH ........
SANTOÑA EN LA ALTA EDAD MEDIA
2.3.
Santoña está situada a me­
dio camino entre
y Castro
una
para guarecer a las
que navegasen por el Mar Cantábrico. De hecho,
otra de
poblaciones más importantes
de Cantabria, se sitúa justo
a San toña, en el
la bahía, que esta manera se con­
margen sur
vierte en un potencial punto
interés para
costeras
Sin
tan
sólo se ha realizado una única intervención ar­
"".'J'U,,"".« en
y existen pocas publica­
materiales
ciones donde se describan
(VEGA DE LA TORRE 1993: 13-25;
DEZ
MORILLO CERDAN 1994: 118­
1
CISNEROS
1998: l37-149).
En
en la que se
(siglos
asociado la necrópolis al
asentamiento monástico
Santoña, que
recibía el
de «Puerto) y que está
tado en el año 836 (ALAMO 1950: 4). Existen otros
hablan
de
abandono en el
aunque estas noticias no
podido ser confirmadas
(LORING
1984:
ABAD BA­
DIEZ HERRERA 1997:
RRASUS
SANTANDER ANTES DE 1187
que lleva su nombre
Se trata
natural a
sos
cercanos
estas características, la Bahía de
ocupada en
romana
el nombre de
tus Victoriae (PLINIO: IV, 110-111), aunque la
ubicación exacta de este
romano no está
en día. Los
posibles que se bara­
son tres: La Penínsu­
de los
la Magdalena,
de la
Somorrostro,
que coincide con el espacio que hoy en día ocupa
la
(GONZÁLEZ
1951:
CASADO
GARAY 1995: 49-50;
SOTO 2003: 453-454), y el entorno
en el extremo occidental
la bahía san­
tanderina (MUÑOZ FERNÁNDEZ et alii
Pese a que en
ellos se
numerosos restos arqueológicos de
tendido a
na, la
rro
Somor rostro como el
de Portus Vic­
toriae.
En el año 1187 el rey
VIII otorgó a
a
el fuero que marca el tránsito
este enclave
Sin
el pe­
LV,",UU"'UL
196
AÑ[13ARRO RODRíGUEZ
dado
entre la
romana de
Portus Victoriae y la fundación medieval de San-
numerosos restos
en el
Somorrostro
LEZ ECHEGARA Y, CASADO SOTO 2003:
SARABIA
2001:
VEGA DE LA
TORRE ),
(MARTÍN
2000: 122 ss, MARTÍN
la
Porticada, el
GIRON et alií 2001:
La Magdalena
HIGAS ROLDÁN 2003: 723), Monte
ROLDÁN et alii 2002: 267-278), Peña Castillo
ROLDÁN 2003:
y Cueto (PU­
GÓMEZ,
2000: 541­
responsables
excavaciones que
llevaron a cabo apenas han podido ofrecer más in­
formación que la mera publicación
gas, sin dar una explicación ;,><n'''LdlL
"':>¡-'<'-,",HU del territorio. Fuera del mu­
Santander hay
ron restos
y cerámicos de
comprendidas entre la
y finales
momento en el que se levantó una
del
la
de las termas
romanas (MUÑOZ
et alii 2000).
segundo yacimiento alto medieval
lo
conforma el
de El Collado, una estructura
militar
para defender
comunica­
ción que unían la Bahía
con el inte­
rior
el siglo VIII
ROLDÁN
2003: 729-743).
existe un yacimiento ar­
de
queológico de
visigoda en el
Piélagos, cercano a Santander
inhumaciones (HIERRO
Una vez analizados
que muestran
publicados
estas excavaciones,
servamos que la
parte de los
re­
cuperados se
pe­
ríodo
en
espacios
municipio santanderino. Las pocas estructuras
arqueológicas de las que
constancia se
en espacios muy concretos, principalmente
de la
un templo alto medieval en el
en Maliaño y
subsuelo de la
de Santa María en Cueto.
(PUMAREJO
LÓPEZ
2000).
A la
se eviden­
cia un primer poblamiento alto medieval de tipo
que tiene como principal exponente el
castillo
Collado en
y que
entre los
VIII y principios
X.
un elemento
se A continuación en la que aparecen existencia sólo han pervivido
en necrópolis
entre principios
m~s Ma~&
eran enterra­
en función
pertenencia a una u otra aldea, aunque
parece que la ubicada en el Cerro
Somo­
rrostro era la
mayor importancia, como así lo
la
cantidad
cerámica y restos ar­
lVI<.lL";'> que se recuperaron en la Catedral
Santander. La
al
qué fue esta zona
la que más se desarrolló la encontramos a media­
dos del
el centro existente en So­
morrostro se vio beneficiado
al desarrollo
del
a población de áreas cercanas y comenzó a
por
vez el
de
nasterio. Entre el siglo XI y
tander
su red urbana, cuya culminación
con la concesión
por parte de
VIII en el año 1187.
2.4. SAN VICENTE
DE LA BARQUERA EN LA ALTA
EDAD MEDIA
Cantabria.
trata de un
en el interior
hía natural que poco a poco ha sido
por
los limos
quedan depositados en
rías de La
Rabia y
Vicente,
el
de que en la
U<'-lluau sólo pueden atracar en su interior em­
barcaciones de poco
No obstante, en la An­
tigüedad, pudo ser un lugar de tránsito
el Mar Cantábrico con zonas del in­
de
HVJ:V!<.,la romana que
en las aguas de
EL POBLAMIENTO DE LAS ALDEAS COSTERAS EN EL CANTÁBRICO CENTRAL DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA
la ría de San Vicente (GONZÁLEZ ECHEGARAY
2003: 23; VV. AA. 1992: 36).
San Vicente se benefició de la concesión del
fuero fundacional en el año 1210. Hasta entonces
la villa era en realidad una pequeña aldea de escasa
relevancia administrativa, de hecho, ni siquiera
contaba con una iglesia propia (MARTÍNEZ DÍEZ
1976: 599). La información de aquella aldea ante­
rior al fuero, tanto arqueológica como documen­
tal, es ínfima. No se han realizado intervenciones
arqueológicas de peso, aunque se han detectado
algunos hallazgos fruto de prospecciones arqueo­
lógicas. Pese a que algunas leyendas locales atribu­
yen la construcción del castillo que se yergue en lo
alto de San Vicente de la Barquera a las repobla­
ciones de Alfonso 1 (siglo VIII), no se ha constata­
do la existencia de ninguna estructura arqueológi­
ca anterior a la Iglesia de Santa María de los
Ángeles, que data del siglo XIII (ASSAS 1867: 77).
Las únicas evidencias arqueológicas altomedieva­
les que existen dentro del municipio de San Vi­
cente son restos de cerámicas lisas aparecidas en
cuevas como El Barcenal y El Hortigal, y restos fu­
nerarios que algunos investigadores han asociado
a tumbas de lajas, si bien la localización exacta de
la supuesta necrópolis no está clara (SAN MI­
GUEL et alii 1982: 343-345) . No obstante, existen
algunos indicios que nos inducen a pensar que,
efectivamente, existió un cementerio de este tipo,
ya que dentro de la Iglesia de Santa María de los
Ángeles se custodian dos estelas funerarias que,
por su tipología, pueden asociarse a inhumaciones
de entre los siglos IX al XII, (MARTÍN GUTIÉ­
RREZ 2000: 120, 257) lo que corrobora la hipóte­
sis de la existencia de una aldea en las inmediacio­
nes de San Vicente. Consideramos que aquellas
poblaciones basaban su economía en actividades
ganaderas, a raíz de los restos de cerámicas apare­
cidas en cuevas, que tradicionalmente se han aso­
ciado a refugios para el ganado y los pastores.
N
Época Romana: Enc1aves anteriores al siglo V
20 Km .
Siglos VI-VIII: Estructuras defensivas en el interior
N
20 Km.
N
Siglos VUI-Xfl: Desarrollo de las aldeas
20 Km.
Siglos Xll-XIIf: Concesión de los fueros
•
N
~
~
SAN VICENTE
DE LA
BARQUERA (1210)
20 Km .
197
198
AJ\!ÍBARRO RODRíGUEZ
3. CONCLUSIONES
En nuestro trabajo hemos seleccionado varias
aldeas altomedievales situadas en la costa de Can­
su poblamiento a
'~r.'-"~ y
textos
datos LC"..
por la Arqueología, la nota predominante es la es­
casa
la
blecer unas
poblamientos. No obstante, hemos observado
ciertas similitudes entre estos
marítimos
a lo
del tiempo, lo que nos lleva, con
las
a hablar de
ge-
villa, mientras
en el resto de las villas debemos
esperar a que
intervenciones
algo
los cen­
luz al
En esta
tros defensivos como Otañes y Maliaño perdieron
a las aldeas de
Urdiales
como una revi-
U<JLU,"",V"
orientan de nuevo el poder local hacia
zonas
que
un
acceso marítimo.
Por último,
una
situada entre
siglos XII y
estas aldeas se desarrollaron
en el
fueros
por el monarca y se
maron definitivamente en villas. En este período
se construyen los grandes edificios religiosos
plos y
que
de la costa de
BIBLIOGRAFÍA
J., El monasterio
María del Puerto (Santoña)
ABAD
A medida que
nos se abandonaban, cobraron importancia nú­
como los localizados en
momento que ~V'H,",'U'cerámica
a
ganaderas en zonas situadas en el interior de la re­
El Barcenal y el Hortigal
gión, como las cuevas
(San Vicente de la
Este fenómeno ha
, ....... 'u'-"v en otras
a partir del
V y se ha explicado como una reorientación eco­
nómica ante el
que
entonces se
NÁNDEZ MIER 2006: 282).
La segunda
del
la situamos
entre los
VIII y XII, momento
por la aparición de tumbas
lajas y
me­
dievales en diferentes puntos de la costa: en Cas­
tro U rdiales
Castro
Monte,
ña y San Vicente
la Barquera. Esta proliferación
de necrópolis indica la existencia
dentro de un mismo territorio
proceso
gestación.
interés averi­
guar si los centros
población eran anteriores a
aquellas
yal
de
al que estu­
vieran
o si por el
aparecen como consecuencia del poblamiento.
Sólo en San Vicente de la
que el
se
1985
ALAMO, J.
Santa
Colección
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«La época de
Historia
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una
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