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Vallejo, Neruda, Guillén:
vasos comunicantes en tres
poetas de la Guerra
Civil Española
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Irene Vegas García
Palabras clave
Vallejo; Neruda; Guillén; Guerra Civil Española; vasos comunicantes; hermenéutica;
poesía latinoamericana; España, aparta de mí este cáliz; España en el corazón;
España. Poema en cuatro angustias y una esperanza; Historia de España en el
siglo XX; España como madre universal; Dialogismo; Lenguaje poético; Lenguaje
guerrero; Cartografía de España.
La Guerra Civil Española fue un acontecimiento que impactó a hombres y mujeres
de todo el mundo para ir a luchar en defensa de la República, último baluarte
de la libertad frente al fascismo imperante en el resto de Europa. Gente de toda
condición, origen, etnia, estatus económico, obreros e intelectuales, médicos
y sacerdotes, prostitutas y doncellas llegaron a la guerra de todas las latitudes
para formar las Brigadas Internacionales. Además, intelectuales de todo el mundo,
llegaron a ofrendar sus plumas y, a veces, sus vidas en los campos de batalla.
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Julio de 1936 está marcado en la historia contemporánea como protagonista de
uno de los episodios más crueles de aquel siglo, no sólo para España sino también
para los hombres y mujeres libres del mundo, quienes se vieron sacudidos con la
sublevación militar falangista que derrocó al Gobierno de la II República Española.
Estos acontecimientos y sus secuelas, que se desencadenaron entre 1936-1939,
seguidos por el violento asesinato del poeta y dramaturgo andaluz, Federico García
Lorca, impactaron profundamente a personas de todo el mundo, movilizándolos
a viajar a España como brigadistas internacionales, para luchar con el ejército
republicano. Asimismo, inspiraron a valiosos intelectuales que fueron a prestar su
apoyo solidario por medio de su presencia y de sus plumas. Entre los múltiples y
destacados escritores que se dieron cita en la España de la Guerra Civil, se destacan
tres poetas contemporáneos: César Vallejo, Pablo Neruda y Nicolás Guillén2.
Coincidentemente, también, los tres jóvenes poetas, el mayor, Vallejo, el menor,
Guillén, tenían fuertes vínculos con el pueblo español, especialmente con los poetas
de la Generación del 27. Vallejo, había vivido en Madrid desde diciembre de 1930
hasta octubre de 1931 y, posteriormente, después de su viaje a Rusia, regresó a
Madrid, adonde se quedó hasta febrero de 1932; estuvo presente, por lo tanto, en
el nacimiento de la República; y había tenido oportunidad de establecer estrechos
lazos de amistad, en particular con Federico, Alberti y Bergamín3. En diciembre
de 1936, estremecido por la tragedia que estalla en España, regresa a Barcelona
y Madrid y, por último, vuelve en julio de 1937, para asistir al Congreso y visitar el
frente de guerra.
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Por su parte, Neruda, en su calidad de cónsul chileno en Madrid, había también
vivido en esa ciudad e intimado con los mismos poetas. El único recién llegado a
España y a Europa era Guillén, quien, sin embargo, se había vinculado con García
Lorca y Alberti, durante sus visitas a la isla en 1930 y 1935, respectivamente; muy
pronto, se involucró directamente con los acontecimientos que experimentaban los
soldados republicanos y su solidaridad no tardó en manifestarse4.
Ya antes, en 1936, se había fundado en España la Alianza de Intelectuales Antifascistas
para la Defensa de la Cultura, cuyo Manifiesto publicó Ramón Gómez de la Serna
y que fuera firmado por prestigiosos profesionales, intelectuales, catedráticos y
escritores.
En el Manifiesto se declaraba “la producción de la barbarie” en toda España; se
tildaba de ser un movimiento hacia el militarismo, el clericalismo y el aristocraticismo
criminal contra el pueblo; se afirmaba su fascismo y se declaraba que los escritores,
artistas, investigadores, científicos, hombres de actividad intelectual expresaban su
identificación plena y activa con el pueblo, que luchaba al lado del Gobierno del
Frente Popular, defendiendo los verdaderos valores de la inteligencia al defender su
libertad y la dignidad humana5.
El II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura
Fue la agrupación de escritores antifascistas la que convocó al II Congreso
Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, en Valencia, del 4 al 12 de
julio de 1937, en el cual se reunirían Vallejo, Guillén y Neruda, junto con González
Tuñón, Huidobro, Pellicer, Mancisidor, Paz, los hermanos Revueltas, Carpentier,
Marinello y otros escritores hispanoamericanos. Entre los sesenta participantes
españoles, presididos por Machado, se encontraban: Alberti, Bergamín, María
Teresa León, Aleixandre, Margarita Nelken, Cernuda. Otros ilustres europeos
presentes fueron: Malraux, Benda, Celine, Aragon, Nizan, Cocteau, Brecht, Renn,
Bloch, Mann, Tzara, Last, Tolstoi, Ehrenburg, Spender y los estadounidenses:
Cowley, Hemingway, Hughes6.
Quien presidió dichas sesiones como jefe de las delegaciones hispanoamericanas,
fue otro insigne cubano, Juan Marinello, quien en una lúcida crónica mostró, más
tarde, el singular ambiente que rodeó a los congresistas y esbozó magistralmente
sus perfiles7.
Los testimonios conmovidos de estos tres poetas hispanoamericanos: un mestizo
peruano, un blanco chileno y un mulato cubano, estaban hermanados con una
misma esperanza: mantener a España como bastión de la libertad, frente al
fascismo depredador. El contacto entre los tres continuó después de este
encuentro; Vallejo y Neruda regresaron a París y allí fundaron, en 1937, el “Grupo
Hispanoamericano de Ayuda a España”. Vallejo y Guillén continuaron unidos a
través de su pluma, colaborando aquél en Mediodía, la revista habanera, dirigida
por Guillén y, éste, más tarde, en Nuestra España.8 Junto con otros intelectuales
hispanoamericanos, escribieron, asimismo, la “Apelación desde Madrid a los
escritores hispanoamericanos”9.
Mientras tanto, los tres poetas gestaban sus testimonios poéticos en los que se
manifiesta por igual una toma de conciencia -según Fell- angustiada y delirante a
la vez de su solidaridad y de su marginalidad o de su insignificancia10 que quedarían
perennizadas en sus poemarios, dedicados a los soldados del ejército republicano,
a los poetas españoles y a los seres humanos universales.
Demostrar, cómo se manifiesta en los tres poemarios el deseo común de mantener
a España viva, triunfante y libre: síntesis de la eternidad de las ideas y de la
poesía, es el propósito de mi estudio. Con tal fin, he dividido el trabajo en dos
partes. En la primera, presentaré los hechos más relevantes del Congreso, así
como datos acerca de la publicación de los tres libros, gracias a la información
obtenida mediante la consulta en diversas revistas de la época, especialmente
en Mediodía11, en cuyas páginas hay testimonios muy importantes -de diversos
intelectuales, cubanos, españoles e hispanoamericanos- en torno a la Guerra
Civil Española y al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la
Cultura. En la segunda, mostraré lo que he llamado los “vasos comunicantes” que
se manifiestan entre los tres poemarios.
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El primero en publicarse fue el libro de Nicolás Guillén, España, poema en cuatro
angustias y una esperanza12 , obra en la que el poeta caribeño alcanza por primera
vez sentido universal -como opina Ángel Augier, estudioso cubano que ha dedicado
su vida al estudio de la obra de Guillén.
Se hicieron dos ediciones casi simultáneas, ambas en 193713 , de la cual da noticia el
poeta español de la generación del 27, Manuel Altolaguirre, quien publicó las obras
de los tres poetas en su imprenta portátil14 . En la segunda aparece al final la fecha
en que fue escrito, mayo del mismo año, durante la estancia de Guillén en México,
antes de su viaje a España. Esto coloca la obra del cubano en una situación singular
y diferente de la del peruano y la del chileno ya que implica que sus poemas fueron
escritos antes de tomar contacto directo con la Guerra Civil, a diferencia de Neruda
y Vallejo, quienes los escribieron desde Europa -el primero, entre Madrid y París y,
el segundo, en París- ambos testigos directos de las circunstancias concretas que
vivía el pueblo español.
El segundo libro es el de Pablo Neruda, España en el corazón15 que contiene poemas
escritos entre 1936 y 1937 . Sólo dos poemas de esta colección se publicaron antes
en la revista El Mono Azul, órgano de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para
la Defensa de la Cultura. En el N° 5 del 24 de septiembre de 1936, salió el “Canto a
las madres de los milicianos muertos”, que apareció sin su firma, pero que después
formaría parte del poemario. En julio de 1937, la misma revista publicó otro poema
de la colección: “Es así”, primera versión del famoso “Explico algunas cosas”.
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El que corrió la peor suerte -pareja a la desgarrada vida de su autor- fue el
extraordinario España, aparta de mí este cáliz17 de César Vallejo. En efecto, la primera
edición, publicada igual que la de Neruda por la Imprenta Soldados de la República
del Ejército del Este, de Manuel Altolaguirre, en enero de 1939, desapareció durante
varias décadas y sólo se tenía noticias de ella gracias al testimonio del poeta Emilio
Prados quien colaboró con Altolaguirre en la edición18 . Debieron pasar cuarenta
años para que se descubriera en la Biblioteca del Monasterio de Montserrat. Hoy
sabemos, además, gracias a la edición facsimilar, que la mayoría de los poemas
de este libro están fechados entre septiembre y noviembre de 1937. Aunque se
desconoce cuándo empezaría a escribirlos Vallejo, es muy posible que varios de los
no fechados, daten de 1936.
Fell dice que tanto para Vallejo como para Neruda y Guillén:
... la guerra de España es un verdadero traumatismo emocional. Los tres son
movidos a reaccionar porque, más allá de sus ideologías respectivas y de sus
credos estéticos, sienten que a través de los combates que se libran, es una
civilización y una cultura -de la cual la civilización y la cultura hispanoamericanas
son sus emanaciones- que están directa e inmediatamente amenazadas. Son
las raíces mismas de su ser y de la colectividad a la que ellos pertenecen que
arriesgan ser destruidas... Los tres poetas hispanoamericanos lloran por la
destrucción de esta España creativa, inventiva, pero también por la de la España
popular...19
Esta observación del crítico francés es una de las razones que explican las múltiples
y, a veces, sorprendes, confluencias que se observan entre los poemarios de los
tres autores.
Los vasos comunicantes
Además, del tema común de sus libros, es notorio desde los títulos que eligieron
para sus obras, la mención del nombre de España. En los tres casos, la posición
sintáctica de España, es evidente: anteposición sintagmática en Neruda, aposición
en Guillén y Vallejo y, apóstrofe en éste último; en los tres, asimismo, España está
personificada y, la concordancia de la intención es incuestionable. Esto dota a las
tres obras de una univocidad que se sustenta en idénticos imperativos de escritura
e ideología que no deja lugar a dudas sobre el compromiso de los poetas, que es
lo que da a sus poemas potencia y una enorme fuerza emocional. Por ello, los tres
textos han logrado trascender la circunstancia concreta que los inspiró y alcanzar
la universalidad.
Ly, lúcidamente, opina que una de las condiciones de tal universalidad radica en:
…la relación dialéctica del significante con lo real... que se funda en una
doble interpretación (la de la escritura y la del hecho histórico) y en una doble
adaptación: la del significante poético y los constreñimientos de lo real histórico
e ideológico; y la de la realidad y las imposiciones del significante y de la
escritura poética. 20
Hay, igualmente, una serie de elementos simbólicos, míticos, religiosos e históricos,
etc. con los cuales se construyen los símbolos, imágenes y metáforas de los tres
poetas; entre ellos destacan:
El símbolo arquetípico de la “Madre España”
Éste -que es el más significativo de todas las figuras- es usado por los tres poetas,
pero no con la connotación estereotípica de “madre Patria”, sino con una nueva
conciencia de la maternidad de esta España, la republicana; la que encarna una
ideología común a nuestros poetas; la España planetaria en la que se libraba la
lucha entre el fascismo y el mundo libre21 , que está siendo martirizada, ante lo cual
sus hijos hispanoamericanos, se horrorizan y conmueven y se movilizan a cantarle.
Ly indica que la maternidad de España es atestiguada por los tres poetas, pero que
es en Vallejo donde adquiere la más grande extensión” 22.
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En efecto, Vallejo la invoca: ...madre España.../.../ nuestra madre... (479), en
“España, aparta de mí este cáliz” y en otros poemas. Neruda, en “Invocación”, la
nombra: Madre natal (268); en “Bombardeo”: ...madre mía... (268) Guillén en “La voz
esperanzada” se declara: hijo de ti y se refiere a las balas como matricidas. España
deviene así, en la madre cósmica, universal. Y de ella surgen no la epopeya, pero sí
el canto atravesado por lo épico como en los cantos homéricos; la madre que clama
-por medio de la voz de estos tres hijos hispanoamericanos- por los grandes duelos
colectivos.
El mito del origen
Esta figura se vincula con la profecía del futuro que, en Vallejo, asume el mito
cristiano, asociado a la resurrección de España, desde el título de su poemario, que
transpone a España en lugar del Padre, en la frase crítica de la agonía. Esto es
subrayado con el uso de las oraciones fundamentales cristianas el Padre Nuestro y
el Ave María, que en “Redoble fúnebre por los escombros de Durango” se convierten
en: Padre polvo que subes de España /Dios te salve, libere y corone, /padre polvo
que asciendes del alma. (475) Todo este poema está estructurado sobre la misma
base de repeticiones anafóricas y frases paralelísticas, en las cuales las imágenes
religiosas son remplazadas por el polvo.
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Entre otros ejemplos destacan: El milagro de la resurrección de Lázaro transmutado
en la del combatiente de “Masa”(473); el rito de la comunión en el poema VIII: ...han
comido aquí tu carne, /sin saberlo..., referida a Ramón Collar (465); la visión de
España como Mater dolorosa en España, aparta de mí este cáliz: está / la madre
España con su vientre a cuestas (479); y la del obrero, sustituyendo a Cristo, en
“Himno a los voluntarios de la República”: ¡Obrero, salvador, redentor nuestro, /
perdónanos, hermano, nuestras deudas! (443)
Usando la matriz del “Padre Nuestro”, Vallejo transmite este mito fundacional, pero,
a diferencia de San Juan de la Cruz -como lo he sustentado en otro trabajo sobre el
poeta peruano- transforma lo divino en humano23.
En Neruda el mito del origen es reducido a las invocaciones a España del primer
poema “Invocación”: Para empezar, para sobre la rosa /pura y partida, para sobre
el origen /de cielo, aire y tierra, la voluntad de un canto.../...Madre natal... (268) No
hay en este libro ninguna referencia al pueblo hispanoamericano, como si el poeta
hubiera abstraído su origen al entregarse a la causa española.
Por su parte, en Guillén se plasma en el distanciamiento y acercamiento del tiempo
de la España de la Conquista y el de la España republicana, así como en del pueblo
americano y español.
Al igual que en el caso de Neruda, no hay en Vallejo ninguna referencia a lo
hispanoamericano, como sí la he documentado en Guillén, creo que por las mismas
razones que no aparece en Neruda.
La temporalidad
En los textos de Vallejo y de Neruda hay un continuo ir y venir entre el presente
y el pasado para apresar verbalmente la reorganización poética de la realidad.
Dice Ly: Algunos de los acontecimientos del presente, al declararlos en el pasado
se convierten así, en hechos fundadores, de causas que se anticipan en una
cronología poética imaginaria24 . Efectivamente, esto se evidencia en el uso de
perífrasis verbales que combinan el copretérito del verbo estar con un gerundio, lo
cual da a las frases un valor durativo a la vez que las ratifica presente.
Vallejo, usa el pretérito continuamente; mención particular merece el poema
“Batallas” donde presenta con anterioridad hechos del presente que al mismo
tiempo se proyectan al futuro en la construcción de la solidaridad: ¡Y la pólvora fue,
de pronto, nada, /cruzándose los signos y los sellos, y a la explosión saliole al paso
un paso, /y al vuelo a cuatro patas, otro paso /y al cielo apocalíptico, otro paso / y a
los siete metales, la unidad, /sencilla, justa, colectiva, eterna. El futuro es entrevisto
desde la apertura del libro hasta su clausura y constituye la posibilidad salvadora
gracias al esfuerzo colectivo. En el “Himno a los voluntarios de la República”,
Vallejo profetiza “el tiempo de la esperanza”: ¡Se amarán todos los hombres /
y comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes /y beberán en
nombre/de vuestras gargantas infaustas! / Descansarán andando al pie de esta
carrera, / sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturosos / serán y al son de
vuestro atroz retorno, florecido, innato, / ajustarán mañana sus quehaceres, sus
figuras soñadas/y cantadas! (443)
El futuro es usado por Neruda más para maldecir a los traidores del pueblo que
para profetizar; sin embargo, él también plasma “el tiempo de la esperanza”, pero
en subjuntivo: Hermanos, que desde ahora/vuestra pureza y vuestra fuerza, vuestra
historia solemne/sea conocida del niño y del varón, de la mujer y el viejo.
Por ejemplo, en “Explico algunas cosas” expresa Neruda: Y una mañana todo
estaba ardiendo, / y una mañana las hogueras / salían de la tierra / devorando
seres, / y desde entonces fuego, / pólvora desde entonces, / y desde entonces
sangre. (272) En cuanto al cubano, según Ly: los poemas de Nicolás Guillén se
diferencian de los otros libros porque se inscriben masivamente en el presente25 .
La única excepción la constituye la “Angustia cuarta, Federico”, donde se alternan
pretérito, presente y copretérito. En “La voz esperanzada”, además, Guillén funde
presente, pasado y futuro en un solo tiempo atemporal, que llamaré “el tiempo de
la esperanza”.
El espacio
En los tres poemarios hay descripciones y alusiones al espacio, mayoritariamente
referidas al territorio español. Tanto en Vallejo como en Neruda son múltiples. Ambos
mencionan un sinnúmero de toponímicos, desde el nombre del país: España y su
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capital, Madrid, hasta diferentes ciudades, pueblos y ríos españoles que conforman
una cartografía del territorio en su totalidad.
Vallejo, por su parte, conforma -como lo he mostrado en un ensayo anterioruna topografía espacial con los escenarios de las más cruentas batallas de la
guerra civil, mencionadas en doce poemas: Extremadura, Talavera, Guernica,
Madrid, Bilbao, Santander, Málaga, Miranda de Ebro, Irún, Gijón, Toledo, Aragón,
Teruel y Durango, además de englobar a toda España en los poemas XIV y XV.
Lo más significativo es que estas ciudades corresponden a los cuatro puntos
cardinales: de Extremadura al Levante y del Norte a Andalucía, que inscriben el
territorio español en España, aparta de mí este cáliz26.
Vallejo personifica el toponímico, por medio de una sinécdoque en: ¡Málaga
caminando tras de tus pies, en éxodo, / bajo el mal, bajo la cobardía, bajo la historia
cóncava, indecible, / con la yema en tu mano: tierra orgánica!/ y la clara en la punta
del cabello: todo el caos! (”Batallas”, 451) o los metaforiza: Precisamente, / es
la gracia metálica del agua, / en la tarde nocturna de Aragón, / no obstante las
construidas yerbas, / las legumbres ardientes, las plantas industriales. (“Invierno en
la batalla de Teruel”, 469)
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Esto es evidente en Neruda, por ejemplo, en “Era España” donde enumera hasta
ciento diez pueblos diferentes: Pozo Amargo, Candeleda, / Pedroñeras, Campillo de
Altobuey, / Loranca de Tajuña, Puebla de la Mujer Muerta, / Torre La cárcel, Játiva,
Alcoy. (275-277) Esta enumeración es muy significativa porque -como ha señalado
Ly -se refiere a los pueblos de la Zona Roja y, establece juegos de palabras al
yuxtaponer nombres insignificantes con otros de contenido léxico que se convierten
en significativos, poéticos y fantásticos27.
Además de esta cartografía, los tres poetas, describen también el suelo español,
tanto de manera realista como metafórica. Algunos ejemplos de éstas últimas son
en Neruda: España, cristal de copa, no diadema (“Invocación”, 268); Desde allí se
veía/ el rostro seco de Castilla / como un océano de cuero. (“Explico algunas cosas,
271), o: Era España tirante y seca, diurno / tambor de son opaco, / llanura y nido de
águilas, silencio / de azotada intemperie. (“Era España”, 275)
Guillén es el único de ellos que, además de describir a España y su territorio,
incluye también a África, Latinoamérica, las islas cercanas a Cuba y hasta a los
Estados Unidos (con los estibadores). En él se muestra su condición múltiple de
afronuestroamericano, como he señalado en otro de mis ensayos.
Las imágenes de la guerra
Este tipo de imágenes son notorias en los tres poemarios, especialmente, las balas,
el metal, el plomo, el acero, el bombardeo, los aviones, las ametralladoras, los fusiles,
las explosiones, las llamas, el verbo arder, el humo y otras, que se refieren a las
armas o a sus efectos.
Vallejo, en “Batallas” dice: ¡Y la pólvora fue, de pronto, nada, /cruzándose los signos
y los sellos/ y a la explosión saliole al paso un paso/ y al cielo apocalíptico, otro
paso / y a los siete metales, la unidad, / sencilla, justa, colectiva, eterna. (451) o en
“Redoble fúnebre a los escombros de Durango”: Padre polvo, compuesto de hierro,
/ Dios te salve y te dé forma de hombre, / padre polvo que marchas ardiendo. (475)
Neruda, por ejemplo, en “Bombardeo”:... Cae /ceniza, cae/hierro / y piedra y
muerte y llanto y llamas... (268). En “Paisaje después de una batalla”: Y ante el
huracanado hierro, en el pecho del monstruo / habéis lanzado, no sólo un trozo
de explosivo, / sino vuestro profundo corazón humeante, / látigo destructivo y azul
como la pólvora. (287)
La sangre derramada: He separado las imágenes de sangre --ya analizadas
en mi ensayo sobre Nicolás Guillén, España. Poema en cuatro angustias y una
esperanza28 de las demás imágenes somáticas, porque, por su uso reiterado en los
tres poemarios, llegan a convertirse en símbolos.
En España, aparta de mí este cáliz -como ya indiqué- las imágenes de sangre
aparecen diecisiete veces en cuatro poemas. El más notorio es “Batallas” donde en
progresión ascendente la sangre parece invadir toda España: ¡Oh vida! ¡oh tierra!
¡oh España!/ ¡Onzas de sangre, líquidos de sangre, /sangre a caballo, a pie, mural,
sin diámetro, / sangre de cuatro en cuatro, sangre de agua y sangre muerta de la
sangre viva! (447)
En España en el corazón están diseminadas en todo el libro; por ejemplo, en
“Madrid 1936”: Corrías / por las calles /dejando estelas de tu santa sangre/.../ con
un rostro cambiado para siempre / por la luz de la sangre... (270) o, en “Explico
algunas cosas”: ...y por las calles la sangre de los niños / corría simplemente,
como sangre de niños. /.../ Venid a ver la sangre por las calles, / venid a ver/ la
sangre por las calles, / venid a ver la sangre/ por las calles. (272-273)
Las imágenes somáticas
Una infinidad de estas imágenes son comunes en los tres libros; entre ellas se
destacan las del cuerpo entero29 , de varios tipos de huesos30 , de la cabeza31,
del tronco y las extremidades32 , de órganos interiores33 , de humores corporales:
sudor, sangre –vista aparte por su importancia-, pus, mocos, lágrimas. Además:
venas, piel y músculo.
Las que más aparecen en Vallejo son cadáver, huesos, pecho, manos, bocas y
ojos. En Neruda, los ojos, las bocas, los corazones y los huesos. En Guillén son las
manos y el pecho. Estas imágenes -como ya noté con relación a Guillén y a Vallejo-
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configuran, también en Neruda, el cuerpo social de España, aunque cada imagen
por separado y en el contexto de los tres libros, aluden metafóricamente a diferentes
elementos que es imposible analizar aquí, porque ameritan un trabajo completo, en
sí mismas.
La polifonía
En el apartado sobre España. Poema en cuatro angustias y una esperanza, me
he referido a las voces alternas que se perciben a través de ese libro. Esto ocurre
idénticamente en los poemarios de Neruda y Vallejo. La multiplicidad de voces que
se escuchan en el dialogismo entre yo, tú, nosotros, ellos y vosotros; asimismo, en
las innumerables voces de todos los héroes anónimos -mencionados anteriormentey de los que tienen nombre, entre los cuales, en Vallejo, aparecen otros grandes
españoles, escritores del pasado, como Calderón, Cervantes, Santa Teresa de Ávila
-a la que llama simplemente Teresa, para destacarla como mujer y no como santa-;
el gran pintor Goya y el eminente científico Ramón y Cajal; en Neruda, el mismo
poeta, además de Alberti, González Tuñón -todos mencionados únicamente por
sus nombres de pila- y los generales franquistas -que son mencionados por sus
apellidos- como estableciendo distancia entre los amigos y los enemigos; en Guillén
destaca Federico García Lorca.
Así, estas voces del pasado, confundidas con las del presente, se convierten en los
portavoces del futuro.
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La angustia y la esperanza
La expresión de dos sentimientos antitéticos: la angustia y la esperanza -ya notada
en Guillén, desde el título de su libro y, en la dialéctica que plantea entre los cuatro
primeros poemas y el último- expresa, según Melon: la interpretación de un presente
problemático como anunciador de un futuro triunfal.
Esta misma dialéctica y la metamorfosis de la angustia en la esperanza son
innegables en los libros de Vallejo y Neruda. Parte de ella reside en lo planteado en
el apartado referente a la temporalidad, donde me referí al “tiempo de la esperanza”
creado por los tres poetas. La angustia de Vallejo es evidente en todo el poemario,
desde su arranque en el “Himno a los voluntarios de la República”, en el cual la
visión de la agonía mundial del voluntario de España, desencaja al hablante: ...no
sé verdaderamente / qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo, /lloro,
atisbo, destrozo, apagan, digo / a mi pecho que acabe, al bien que venga, /y quiero
desgraciarme... (439)
Su desarticulación se manifiesta hasta en la sintaxis de esta estrofa. Vallejo se
conduele de principio a fin, por el sacrificio del miliciano, del proletario que muere de
universo, del campesino caído, de los constructores agrícolas, civiles y guerreros, de
los mendigos, de los voluntarios de las Brigadas Internacionales; por la muerte de los
niños, de los animales, de los juguetes, por el analfabeto, por los camaradas caídos,
por los muertos de Guernica, Extremadura, Madrid, Bilbao, Santander, Málaga; por
Pedro Rojas, aquel que nació muy niñín, por el sufrimiento armado, por la muerte
que pasa por Irún, por los camaradas de Gijón, por los cadáveres, por los muertos
con nombre y apellido como Ernesto Zúñiga, Ramón Collar, Lina Odena, en suma,
por España.
Neruda, por un lado, se manifiesta con el añadido de la cólera, como lo expresa
en sus maldiciones a los traidores, a los fascistas, a los clérigos, a los ricos, a los
generales: En “Maldición”: Malditos sean, / malditos, malditos los que con hacha
y serpiente / llegaron a tu arena terrenal, malditos... (269) o, en “España pobre por
culpa de los ricos”: Malditos los que un día / no miraron, malditos ciegos malditos,
/ los que no adelantaron a la solemne patria / el pan sino las lágrimas, malditos /
uniformes manchados y sotanas... (269)
A lo largo del libro las imprecaciones de Neruda son rotundas: chacales, traidores,
hienas; en el plato de sangre de Almería con que se alimentarán obispos,
banqueros, coroneles; en los juramentos con que conmina a los Generales
Sanjurjo, Mola y Franco y los condena a los infiernos. Todas ellas no son más que
otra manera de manifestación de la angustia del poeta. Ésta se declara también
en forma de sufrimiento, cuando se conduele por los republicanos: las madres,
los niños muertos, los pobres, los milicianos, los brigadistas, los obreros, mineros,
ferroviarios, las tierras ofendidas hasta que su angustia se derrama sobre sí mismo
en “Paisaje después de una batalla”: Guárdenlo mis rodillas enterrado / más que
este fugitivo territorio, / agárrenlo mis párpados hasta nombrar y herir, / guarde mi
sangre este sabor de sombra / para que no haya olvido. (286)
Nicolás Guillén, exorciza la angustia expresada desde el título de su libro;
desconstruye la dialéctica planteada entre los cuatro primeros poemas y el
último, entre las contradicciones antitéticas: españoles/ hispanoamericanos,
conquistadores/ republicanos, opresores/ oprimidos, ayer/ hoy, allá/ aquí, alteridad/
mismidad, canto agónico/ canto alegre, sufrimiento/ júbilo, muerte/ vida, angustia/
esperanza, al introducir un tercer presupuesto: la ideología, que reconcilia la
tensión entre los opuestos, transformándola e iluminándola en su poesía: pasado,
presente y hasta futuro pasan; los seres humanos pereceremos, pero el mundo de
las ideas y de la poesía vivirá para siempre. He aquí el himno a la esperanza del
poeta cubano.
También se plasma en Neruda -como ya observé en Guillén-la transmutación de
angustia en esperanza que se realiza al final del libro en la “Oda solar al ejército del
pueblo”. Efectivamente, en este poema como en “La voz esperanzada” de Guillén,
Neruda entona un canto heroico que recuerda la musicalidad del cancionero de
la Guerra Civil. Aquí el poeta remplaza “libertad” por “salud” en una celebración
triunfal de los combatientes republicanos en la que participan desde las madres
hasta los alimentos: Salud, salud, / salud te dicen las madres del mundo, /las
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escuelas te dicen salud, los viejos carpinteros, / Ejército del Pueblo, te dicen salud,
con las espigas, / la leche, las patatas, el limón, el laurel...
Al igual que en el poema de Guillén, la imagen que se vislumbra es la de la bandera
ondeante que ilumina al pueblo: ...tu definida estrella/ clava sus roncos rayos en la
muerte / y establece los nuevos ojos de la esperanza. (290-91)
Sin embargo, en medio de todo este sufrimiento, la angustia emerge, también,
enarbolada de esperanza al conjurar las amenazas que penden sobre la “madre
España” con su potente llamado a la colectividad del porvenir, dirigida a “todos los
niños del mundo”. De esta manera, las tres voces, entonadas al unísono -en un
canto coral en el que se integra una polifonía de voces del pasado, el presente y el
futuro, de allá y de aquí- por estos grandes poetas hispanoamericanos, que son, ni
más ni menos, que los poetas nacionales del Perú, de Chile y de Cuba, expresan tres
angustias y una misma, unívoca, total esperanza por la redención de España y la de
los hombres y mujeres libres del mundo.
NOTAS
1
Conferencia magistral presentada en La Habana, Cuba, con ocasión del Centenario de Nicolás Guillén.
Esta conferencia analiza el poemario España. Poema en cuatro angustias y una esperanza del poeta
cubano. Este texto ha sido corregido para la presente edición.
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2
Guillén viajó a España como parte de la delegación cubana, presidida por Juan Marinello e integrada,
también, por Alejo Carpentier y Félix Pita Rodríguez, a fin de asistir al II Congreso Internacional de
Escritores para la Defensa de la Cultura, que se celebró durante la primera quincena de julio de 1937
en Barcelona, Valencia y Madrid. Al salir de París hacia España, los cubanos, invitados por Pablo Neruda,
delegado chileno al Congreso, viajaron con él en el mismo tren; César Vallejo, único representante
peruano, también partió de París. En Valencia se reunieron los tres poetas con otros grandes intelectuales
de diversos países del mundo.
3
Fue Bergamín quien le prologó en Madrid en 1930, la segunda edición de Trilce, que en esta ocasión
“no cayó en el mayor vacío”, como sucedió con la edición de Lima de 1922.
4
Una nota relevante es que de los tres poetas, Vallejo era el único miembro del Partido Comunista
Español, al que se había afiliado en 1931. Guillén ingresaría al Partido Comunista Cubano, poco después
de haber regresado de España; mientras que Neruda, fue el que tardó más años en afiliarse al Partido
Comunista Chileno, lo cual realizó en 1946.
5
Ramón Gómez de la Serna, “Manifiesto de la Alianza de Escritores Antifascistas para la Defensa de la
Cultura” La Voz, jueves 30 de julio de 1936.
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El I Congreso se había celebrado en París en 1936 y, en éste, los Rolland, Barbusse, Malraux, Gide,
Huxley, Aragon y Valle Inclán, emitieron un pronunciamiento unánime: “Defensa de la cultura contra el
fascismo”, en el cual se decía: “...el territorio español es el escenario de una cruenta batalla que tiene
en riesgo a la paz internacional y destruye directamente la cultura histórica actual.” En ese primer
Congreso se nombró a Marinello, quien estaba preso, en el Presidium de Honor. Mediodía 23, La
Habana (6 de julio, 1937) 13.
7
El II Congreso tenía dos propósitos fundamentales: el primero: ... reunir a los hombres de letras para
la ayuda mutua y una acción mundial más efectiva para la defensa de la cultura”. En su Declaración
de principios el Comité organizador consideraba al fascismo “régimen de barbarie”. El segundo
propósito era organizar en un frente internacional la lucha contra los fascistas españoles y sus aliados
internacionales. Los delegados consideraron que una lucha efectiva en defensa de la cultura, en esos
momentos, era de por sí una acción anti-fascista. Mediodía 24, La Habana (13 de julio, 1937) 13.
8
Vallejo, con emocionadas palabras, expresó: En la sala sesionan escritores venidos de los cuatro
puntos cardinales de la tierra, a saludar en nombre del pensamiento mundial, al gran pueblo español
que lucha por las libertades del mundo... Defender la cultura es, por eso, defender de preferencia al
hombre, al hombre culto, al amante de la libertad, al militante de la democracia. Defender la cultura
es, por eso, defender la personalidad del ser humano en lo que ello contiene de aspiración hacia
el progreso... El destino de estos instrumentos de conocimiento debe... servir a la vida misma del
hombre, ya que lo que más importa es la fuente del conocimiento o sea el ser humano, antes que el
instrumento del conocimiento o que el propio conocimiento; el creador, antes que lo creado... Tal es
el nuevo humanismo.
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Pablo Neruda, a su vez, manifestó: Nosotros los intelectuales, con absoluta conciencia, hemos
determinado para nosotros mismos este destino: el de ser testigos ardientes de nuestra época, y
este testimonio y esta vigilancia las realizamos como deber implacable dentro y fuera de nuestras
fronteras... En este sentido, es necesario recordar que España nos ha dado más ayuda de la que le
damos. La gran estirpe de su indomable pueblo ha enseñado al nuestro que los derechos del hombre
son irrevocables. Y cuando hemos traído y esparcido los dolores de España, cuando pedíamos en
todos los tonos y en todos los sitios, ayuda para su grandiosa circunstancia enlutada, esa sola palabra
España, ese sólo pétalo España, esa palabra pura, nos ayudaba en la lucha de independencia que
acabamos de sostener...
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Guillén, se distinguió allí por hacer oír en su voz, la de los negros del mundo hispánico y dijo,
refiriéndose al significado de la guerra de España: … A la guerra por la reconquista y unidad del
territorio; a la guerra, después, por la expansión imperialista; a la guerra, por último, nacida de esas
mil formas de ajuste y reajuste volcánico, telúrico, de un pueblo inquieto y desbordante, ha sucedido
la guerra por la afirmación de los valores permanentes del hombre, por la defensa de la cultura y del
amor. España es la experiencia más rica de nuestro tiempo, y asomarse a esa experiencia, participar
en ella de algún modo, es tocar de cerca la carne de la Revolución en marcha.
11
Juan Marinello, “España 1937. Apuntes sobre un Congreso emocionado” Mediodía 36 La Habana.
(4 de octubre 4, 1937) 10
12
Boletín semanal del Comité Iberoamericano para la Defensa de la República Española, publicado
en París, entre febrero de 1937 y marzo de 1939.
13
Esta fue firmada por Marinello, Neruda, Vallejo, Guillén, Huidobro, Pellicer, Carpentier, González
Tuñón, Romero, Sáenz, Pita Rodríguez, Rojas Paz, Córdova Iturburu, Paz y Fernández Sánchez.
Mediodía 37, La Habana (11 de octubre de 1937) 9
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14
Claude Fell, “Madre España: La España reencontrada y delirante”. Les poetes latino-americains et la
guerre d’Espagne. (Paris: CRICALL, Service des publications, Université de La Sorbonne Nouvelle, Paris
III, 1986) 19. La traducción suplida.
15
Nicolás Guillén, España: Poema en cuatro angustias y una esperanza. En Obra poética 1920-1972,
Tomo I. Ilustraciones del autor (La Habana: Arte y Literatura, 1974) 207-219. En adelante, todas las citas
de este libro irán seguidas por los números de página correspondientes a esta edición.
16
Pablo Neruda, España en el corazón. En Obras, Tomo I (Buenos Aires: Losada, 1999) 268-291. En
adelante todas las citas de este libro irán seguidas por los números de página correspondientes a esta
edición.
17
César Vallejo, España, aparta de mí este cáliz, Obra poética completa., Edición con facsímiles,1ª ed.
numerada. Colección Piedra negra sobre una piedra blanca (Lima: Francisco Moncloa, 1968) 437-481.
En adelante, todas las citas de este libro irán seguidas por los números de página correspondientes a
esta edición.
18
El libro fue publicado primero por la Editorial Ercilla en noviembre de 1937 y, después, por el taller
tipográfico del Monasterio de Montserrat en Barcelona que, durante la Guerra Civil se llamó “Imprenta
Soldados de la República del Ejército del Este”, la cual dirigía Manuel Altolaguirre, en la Colección
“Ediciones Literarias del Comisariado” en noviembre de 1938.
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19
Fell, Les poetes
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Prados, incluso describió la edición como más bella que la de Neruda, pero nunca se encontró ningún
ejemplar de ella, por lo cual se consideró como primera edición la publicada junto con todo el grupo de
poemas inéditos que Vallejo dejara al morir. Su viuda Georgette y el Embajador del Perú en París, Raúl
Porras Barrenechea, al descubrir la colección de poemas desconocidos de Vallejo, los reunieron en un
solo libro y los publicaron en una edición póstuma en Paris: Éditions des Presses Modernes, 1939. Allí
aparecían los que hoy día se conocen como Poemas en prosa, los que recibieron el nombre de Poemas
humanos y los quince cantos de España, aparta de mí este cáliz, todos bajo el título Poemas humanos
que, como es sabido, no se lo puso Vallejo. Más tarde, Séneca de México, en la Colección “Lucero”,
sacó una edición exclusiva de España, aparta de mí este cáliz, en 1940. Sin embargo, muchos años
después, en junio de 1973, Juan Gil Albert publicó, en la revista Papeles de Son Armadans un artículo
sobre la imagen de España en la poesía de César Vallejo. En una nota al pie, indicaba que “no se salvó
ningún ejemplar de la primera edición española”. Al mes, recibió una carta firmada con las iniciales
P.S.A., en la que un excombatiente de las Milicias Anti-fascistas declaraba tener consigo un ejemplar de
los editados por Altolaguirre y que, incluso él era uno de los soldados que elaboraron el papel a mano
e imprimieron el libro. Poco después, el mismo Gil Albert recibió otra carta de un monje del Monasterio
de Montserrat diciéndole que la Biblioteca del Monasterio poseía otra copia de la edición príncipe de
Vallejo, así como una de la primera edición de Neruda. En la portada de la primera edición vallejiana
se lee “Soldados de la República fabricaron el papel, compusieron el texto y movieron las máquinas.
Ediciones Literarias del Comisariado. Ejército del Este”. El libro va precedido por el prólogo de Juan
Larrea: “Profecía de América” e ilustrado con uno de los famosos dibujos que hiciera Picasso del poeta.
Cfr. “La primera edición de España, aparta de mí este cáliz” Revista de Crítica Literaria Latinoamericana,
Notas y comentarios, 5:10 (Lima, 2º. Semestre de 1979) 111-113.
21
Nadine Ly, “Compromiso y escritura: Algunas notas sobre el discurso poético de Nicolás Guillén
(España), Pablo Neruda (España en el corazón) y César Vallejo (España, aparta de mí este cáliz)”. En:
Les poetes, 88. La traducción suplida.
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23
24
Ly, 101
Ly, 103
Cfr. España en el corazón, 268, 270, 272, 273, 274, 275, 277, 278, 279, 280, 283, 286, 288, 289,
291. He contado un total de 39 veces en que se repite la palabra “sangre”. España, aparta de mí este
cáliz, 445, 447, 451, 457, 469. Nótese que no estoy incluyendo los casos en que la sangre es aludida
metafóricamente por medio de otras palabras que la connotan.
25
Hay aquí, también, una asociación con la clausura de los famosos sonetos de Góngora y Sor
Juana Inés de la Cruz: “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada” y: “es cadáver, es humo,
es sombra, es nada”, respectivamente, puesto que en este poema, Vallejo disemina las mismas
palabras. En los tres casos la idea de la muerte es la prevaleciente.
26
Irene Vegas, “Clausura poética y estructura en Poemas humanos”. Actas del Coloquio Internacional
“Vallejo, su tiempo y su obra”. (Lima: Universidad de Lima, 1982).
27
Hugh Thomas dice al respecto: “Muchos voluntarios consideraban la batalla que se estaba librando
en España como primer paso en la lucha contra el enemigo en sus propios países.... Así la guerra
española servía para reforzar la lucha antifascista de los italianos. Un comunista checo como Arthur
London entendía el servicio en las Brigadas Internacionales como un episodio más de la lucha
general contra el nazismo en Europa central,”. La guerra civil española, Vol. I (Barcelona: GrijalboMondadori, 1995) 491. Lo mismo puede decirse de estos poetas hispanoamericanos quienes -si bien
no pertenecieron a las Brigadas Internacionales- sí escribieron sobre éstas y se solidarizaron, al igual
que sus integrantes, con la causa del pueblo español.
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Ly, 89
29
Cuerpo(s), cadáver.
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Hueso(s), huesitos, huesecillos, calavera, frontal, pómulo, costillas, esternón, espinazo.
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Rostro, cutis, sien(es), sesos, frente, ojo(s)/ órbitas/ párpados(s), boca(s), garganta(s), dientes,
cabello/ pelo/ canas/ trenza.
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Hombros, brazo(s), antebrazo, codos, puño(s), mano(s), dedo/ meñique, uña(s), pecho(s), senos,
espalda, cintura, ombligo, barriga, vientre, culo, testículos, corazón(es), rodillas, tobillo, pies.
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Apéndice, entrañas, hígado, intestino.
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