El comandante en su laberinto

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LATERCERA Sábado 16 de marzo de 2013
LIBROS&IDEAS
E
L 5 DE MARZO pasado, mientras en Venezuela las banderas
flameaban a media asta y las
calles se inundaban de fervor
bolivariano, en los estudios de
Mega TV, en Miami, el escritor
Jaime Bayly comenzaba su late
así: “Hoy es un día histórico: se ha anunciado
la muerte del dictador de Venezuela, Hugo
Chávez. Que otros lo lloren, que otros derramen lágrimas de cocodrilo. Nosotros, que
queremos que Venezuela recupere su democracia, no vamos a llorar al hombre que tanto
daño le ha hecho a ese país”. El exabrupto del
peruano resume una circunstancia paradojal:
Chávez es un personaje que divide aguas;
mientras unos lo odian por tirano y excluyente, otros lo aman por su gestión redistributiva de la riqueza venezolana.
Entre esos dos bandos se sitúa Hugo Chávez
sin uniforme. Una historia personal, de la periodista Cristina Marcano y el escritor Alberto
Barrera Tyszka. Se trata de la “primera biografía orgánica y documentada” de quien gobernó Venezuela entre febrero de 1999 y la semana pasada. Basado en documentos inéditos (un diario de vida que Chávez redactó
durante su paso por la Academia Militar) y
testimonios de primera mano (familiares,
amantes, colaboradores, amigos, enemigos),
entre otras fuentes, el libro sirve para comenzar a entender cómo el teniente coronel golpista de 1992 se convirtió, en apenas siete
años, en el presidente más joven y más votado
de Venezuela y, un lustro después, en el mandatario más influyente de Latinoamérica.
El libro consigna tres acontecimientos
decisivos en la vida política de Chávez.
El primero ocurre hacia 1971, cuando el muchacho de 17 años nacido en los llanos de Barinas llega a Caracas (“Jamás ha pisado la capital ni ha visto el mar”), con los diarios del
Che Guevara bajo el brazo, para enrolarse en
la Academia Militar. En principio sus sueños
apuntan al béisbol, pero prontamente sus lecturas de Marx, Rousseau, Maquiavelo y Heller, entre otros autores, le harán darse cuenta
El comandante
en su laberinto
POR:Pablo Riquelme Richeda
Chávez es arrastrado a las cámaras de televisión para que llame a sus compañeros en el
resto del país a claudicar. En una alocución
fenomenal (“Compañeros: lamentablemente,
por ahora, los objetivos que nos planteamos
no fueron logrados en la ciudad capital”, “Escuchen al comandante Chávez”), se responsabiliza por el golpe y se convierte en el rostro
de la sedición. Le esperan dos años de cárcel
hasta ser sobreseído por el Presidente Rafael
Caldera e iniciar una meteórica carrera política. Cientos de venezolanos que no lo conocen
lo visitarán en su celda para verlo y tocarlo. Se
transforma en la esperanza de Venezuela.
Como señalan los autores, Chávez no apareció de la nada ni tampoco en un lugar cualquiera, sino en la “Venezuela saudita” de finales del siglo XX, un país con altos índices de
pobreza y desigualdad que “nunca ha sabido
negociar saludablemente con su riqueza petrolera”. Y responde a una larga tradición de
militares en el poder: entre 1830 y 1958, Venezuela fue gobernado por civiles únicamente durante nueve años. En 1958, en plena
Guerra Fría, cuando fue derrocada la dictadura del general Pérez Jiménez, el país inició
el período democrático más largo de su historia: durante cuatro décadas el partido Acción
Democrática -de estirpe socialdemócrata- y
el partido Comité de Organización Política
Electoral Independiente (Copei) -ligado a la
democracia cristiana- se turnaron y repartieron el poder, excluyendo al Partido Comunista y la izquierda revolucionaria. Hacia 1998,
este modelo, caracterizado por altos índices
de corrupción, ya no se sostiene (“todos los
venezolanos, incluso aquellos que no votaron
por Hugo Chávez, deseaban un cambio”).
Chávez, invocando a Bolívar, su dios personal,
irrumpe como el outsider perfecto que promete arrasar con el pasado. Gana con el 56%
de los votos. Su primer decreto, minutos después de jurar, convoca a una asamblea constituyente que reformará el aparato estatal y le
cambiará la cara y el nombre al país: República Bolivariana de Venezuela.
El tercer acontecimiento ocurre el 11 de abril
El libro sirve para entender
cómo el golpista de 1992 se
convirtió en el líder más
influyente de Latinoamérica.
Chávez no aparece de la nada
ni en un lugar cualquiera, sino
en la “Venezuela saudita” de
finales del siglo XX.
del potencial del Ejército como agente de
cambio social. Desde 1978, influenciado por
la revolución del general peruano Velasco Alvarado, se vincula con civiles de izquierda y
militares inconformes con la corrupción del
país y comienza a conspirar contra el duopolio bipartidista de Acción Democrática y el
Copei. Eso cristaliza en 1981 con la fundación
clandestina del Ejército Bolivariano Revolucionario (EBR), anclado en el pensamiento de
tres próceres venezolanos: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora (“el árbol
de las tres raíces”). La revuelta popular de febrero de 1989 contra el gobierno de Carlos
Andrés Pérez y sus políticas neoliberales (conocida como “Caracazo”) le indicarán que las
condiciones para un golpe de Estado están
maduras.
El segundo hecho ocurre el 4 de febrero de
1992, cuando ya es comandante (tiene mando
de tropa) y, secundado por los coroneles
Francisco Arias y William Izarra, sus congéneres del EBR, lidera un golpe contra el cada
vez menos popular gobierno de Pérez. Pero
Chávez, encargado de liderar el asalto al Palacio de Miraflores, falla (se acobarda, según sus
detractores) y la toma del poder fracasa. Antes de que lo maten, decide rendirse, y aquí
emerge el animal político, el estratega capaz
de convertir la derrota en victoria. Detenido,
de 2002, cuando un movimiento cívico-militar liderado por el empresario Pedro Carmona
y una facción de generales de la Fuerza Armada Nacional (que incluye al cardenal de Caracas, Ignacio Velasco) aprovecha el descontento generalizado del país para ejecutar un golpe de Estado y evitar que Chávez tome control
de Petróleos de Venezuela (PDVSA), el motor
de la economía. Los combates se desatan en
las calles (existe un buen documental al respecto: La revolución no será televisada). Aquí,
nuevamente, el comandante convierte una
derrota en victoria, y al cabo de dos días de
detención y de intentos para que firme una
renuncia, es restituido por sus tropas leales.
Tras aquel triunfo pírrico, Chávez tomó
control de PDVSA y purgó y reestructuró las
Fuerzas Armadas. Sobre esos dos pilares, más
el respaldo de las urnas (llegó a casi 10 millones de votos el año pasado), se levantaría el
tinglado de la revolución bolivariana que hoy
busca proyectarse sin él. R
Considerada la biografía más acabada del
extinto mandatario, Hugo Chávez sin
uniforme analiza el origen y la evolución
política del hombre que hizo virar el rumbo
de Venezuela. Aunque estas páginas hacen
respirar al brillante animal político que fue,
también profundizan en sus contradicciones
ideológicas y personales. De fondo emerge
la historia de una república que no ha sabido
lidiar con su inmensa riqueza petrolera.
Pablo Riquelme es historiador. Magister en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Leiden, Holanda.
FICHA
Hugo Chávez sin uniforme
Una historia personal
Cristina Marcano y Alberto Barrera Tyszka
Editorial Debate, 2006, 399 páginas. $ 14.200
en librerías.
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