HISTORIA DE LA RESERVA NATURAL VILLAVICENCIO Valor histórico. La Reserva protege en su vasto territorio riquezas históricas, culturales y arqueológicas invaluables para la humanidad. Patrimonios que permiten educar y aprender en el lugar en que acontecieron hechos trascendentes, vivieron personas y se desarrollaron culturas que dejaron huella. Dentro del territorio de la reserva encontramos ruinas jesuíticas, como hornillos de fundición; lugares claves de la gesta Sanmartiniana como el monumento de Canota, donde se separa el ejército Libertador; hallazgos de Darwin que datan de 1835, como el bosque de araucarias fósiles, y el ícono inconfundible de la marca: El Hotel Termal Villavicencio. Arqueología. Hace cerca de 12.000 años la geografía de este lugar tal vez no era muy distinta a la actual, pero sí estaba sujeta a grandes cambios marcados hacia el final del Pleistoceno e inicios del Holoceno que determinarían modificaciones no solamente en el paisaje, sino en los cursos de los ríos y en la distribución de especies florísticas, así como la desaparición por extinción de la llamada “megafauna”, que por estas geografías estaba conformada por animales como el mastodonte, el megaterio, la macrauquenia, el mylodon y otros. Para la fecha que se producían estos cambios ambientales, se establecía también la presencia humana para estos sectores del Oeste Mendocino y Argentino. Petroglifos. Los petroglifos son grabados realizados con percusión sobre las superficies de las rocas. En Villavicencio, se encuentran en la zona de Canota. Las primeras informaciones sobre la existencia de estos grabados las dio el Perito Francisco Pascacio Moreno en 1891, y luego fueron estudiados por Rusconi (1939 y 1962), Morales Guiñazú (1943) y Schobinger (1985). Este último los define como un conjunto de figuras antropomorfas (formas humanas) y zoomorfas (figuras referidas a animales), asociadas a motivos geométricos de variada complejidad, en general curvilíneos, que pueden ser ubicados culturalmente dentro del periodo temprano-medio de la etapa agroalfarera del nor-oeste de Mendoza, entre los siglos IV y X de la Era Cristiana. Primeros pobladores. La historia de lo que hoy conocemos como Villavicencio se remonta a tiempos remotos y, si bien tiene muchas facetas, siempre ha estado relacionada al agua. Se estima que los primeros habitantes se establecieron en la zona hace unos 12.000 años. Según estudios arqueológicos, hay huellas de pobladores en estos valles montañosos que se presume eran tribus de cazadores- recolectores tempranos de los Andes Centrales Argentinos y se infiere pertenecían al grupo Huarpe. Estas tribus se desplazaban buscando recursos para su subsistencia, como agua, alimentos, refugio y materia prima para sus armas de cacería y defensa. Dentro de la reserva hay zonas con vestigios de elementos que, al parecer, determinaban su permanencia, siempre estratégica, cerca de manantiales o surgentes. En estos asentamientos, donde armaban aleros y acondicionaban cuevas para refugiarse, se han encontrado rocas para fabricar sus flechas (chasquiras) y raspadores, y restos de fauna como guanacos, ñandúes, quirquinchos y liebres que eran su alimento, también despojos como huesos, cueros, plumas. Estos cazadores y recolectores valoraban el fruto del algarrobo, el chañar y el piquillín, las vainas y raíces suculentas. El alimento, el refugio y el agua fueron determinantes para su permanencia u ocupación temporaria. Gran parte del Patrimonio Arqueológico que protege y exhibe la Reserva es testimonio de la llegada de los Incas a la región hacia el año 1470. Hay diversos elementos que prueban el encuentro y evolución en las actividades a partir de la fusión y el predominio incaico sobre la cultura huarpe hasta la posterior llegada de los españoles. En el año 1561 se funda Mendoza, y una nueva cultura, surgente de la fusión de los antiguos y nuevos pobladores, se apodera del lugar. Cinco lustros más tarde, el ejército sanmartiniano atravesaría estas tierras. Campaña libertadora. El 10 de agosto de 1814, San Martín llega a Mendoza, rincón predestinado para la gesta heroica, con nombramiento de ¨Gobernador Intendente de Cuyo¨. En 1817, el Ejército Libertador está listo para liberar al vecino país de Chile del dominio español. El 18 de enero, el Coronel Juan Gregorio Las Heras parte desde el Campamento Histórico del Plumerillo, pasando por el Puesto El Jágüel e ingresando a la Estancia de Canota, donde acampará un par de días para luego dirigirse hacia la Villa de Uspallata. Días más tarde, otra de las columnas a cargo de los Generales O’Higgins y Soler, pasaría cerca de allí, teniendo por objetivo La Estancia de Las Higueras, esta columna sería alcanzada en este lugar por el General San Martín para cruzar por el paso Los Patos rumbo a Chile. El Monumento de Canota, que hoy encontramos antes del ingreso a Vaquerías en la Reserva, rinde testimonio del momento histórico en que estas filas se separan para seguir un objetivo común: a través del Cruce de Los Andes reafirmar la independencia y libertad de los pueblos sudamericanos. Araucarias de Darwin. Es vasto el patrimonio paleontológico que contiene la reserva, una de las áreas más destacadas es el Bosque de Araucarias fosilizadas descubierto por Charles Darwin en 1835. Durante millones de años la orogenia andina, es decir, los movimientos que dieron origen y formaron la Cordillera de los Andes, conformó lentamente los paisajes imponentes que se aprecian en la Reserva Natural Villavicencio, un aula o museo a cielo abierto que sin tapujos nos muestra sus afloramientos rocosos que representan las tres eras geológicas con sus respectivas formaciones y yacimientos fosilíferos: Eras Paleozoica, Mesozoica y Cenozoica. Son múltiples y variados los restos fósiles de flora y fauna que se aprecian dispersos en ambientes del área, atestiguando que antes de las formaciones montañosas que hoy apreciamos en la zona, allí hubo plataforma continental. Entre el 29 de marzo y el 5 de abril, Charles Darwin pasó por Mendoza rumbo a Chile, en este breve lapso halló, en las proximidades de las explotaciones mineras de Paramillos: araucarias fósiles, dejándolas descriptas en su “Teoría de la Evolución de las Especies”, y en sus crónicas que recorrieron el mundo entero. En uno de sus relatos, Darwin expresa: «Me encontraba en un lugar en que en otro tiempo un grupo de árboles hermosos habían extendido sus ramas sobre las costas del Atlántico cuando este océano, rechazado hoy a 700 millas de distancia (1226 km), venía a bañar el pie de Los Andes». Si bien la obra de Darwin fue quizás la que tuvo más trascendencia, hubo diversos naturalistas que pasaron, estudiaron y plasmaron sus descubrimientos e investigaciones en Villavicencio. Toda esta área hoy conocida como “Paso de la Cumbre”, desde épocas remotas fue surcada por viajeros naturalistas, muchos de ellos de origen extranjero, quienes describieron nuestro patrimonio natural, tanto la biodiversidad de flora y fauna, como el Patrimonio Geológico que conforman las estructuras de la Cordillera de los Andes. Naturalistas que visitaron el área. Son numerosos los naturalistas, científicos e investigadores que realizaron el cruce por los Paramillos de Uspallata observando, estudiando y analizando las riquezas del lugar desde la perspectiva de su actividad. Entre ellos: • Francis Hall, médico inglés (1727/28), • Thaddaeus Peregrinus Haenke, naturalista húngaro (marzo de 1790), • Luis Neé, naturalista (1794), • John Miers, naturalista escocés, quien cruzó 4 veces la cordillera (entre 1819 y 1824), • Charles Darwin, naturalista inglés (1835), • John Gillies, cirujano • Alcides D’Orbigny, antropólogo, botánico, geólogo, paleontólogo y zoólogo, padre de la micropaleologia; • Martín de Moussy, naturalista, médico, geólogo y geógrafo; • Burmeister, botánico, geólogo y primer Director del Museo de Ciencias Naturales de la Plata; • Ing. Rickard, realizó estudios y descripciones mineras de gran importancia, lo mismo que el Ing. Ave Lallemant y otros tantos más. • Unos años más tarde, otro destacado naturalista Argentino, Francisco Pascasio Moreno, visitaría la zona. Moreno participó como Geólogo de la Sociedad Minera de Paramillos y detectó la existencia de rocas con grabados de arte rupestre: Petroglifos, de gran valor histórico y científico (1884). • Carlos Luigi Spegazzini (1896, 1901, 1908 y 1909), • Lucien Hauman-Merck, naturalista belga, (campañas realizadas en 1908, 1910, 1913 y publicadas en 1918), • Renato Sanzín, radicado en Mendoza (entre 1886 y 1921), • Juan Semper, alpinista • Friedrich Kurtz, botánico (1985/86), • Dr. Adrián Ruiz Leal (1898-1980) dudo que este haya estado 92 años en Villavicencio.